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Agronomia- DADET MARIA CELESTE - TFA

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INGENIERA AGRÓNOMA 
 
 
 
 
 
“Evaluación del comportamiento del cultivo de frutilla sin suelo bajo dos sistemas de 
conducción” 
 
 
Autor: María Celeste Dadet 
Consejero: Ing. Agr. (M.Sc.) José Luis Castañares 
Co-Consejero: Dr. Ezequiel E. Larraburu 
 
Comisión evaluadora: Ing. Agr. Lunazzi Elio Gabriel 
 Ing. Agr. M Sc. Puerta Analía 
 M Sc. Zaballa Stella Maris 
 
 
 
Luján, Buenos Aires, Argentina 
2 
 
Índice 
Resumen.……………………………………………………………………………………………………………………..3 
1. Introducción…………………………………………………………………………………………………………….5 
 1.1 Taxonomía y origen…………………………………………………………………………………………………………5 
 1.2 Descripción de la especie…………………………………………………………………………………………………5 
 1.3 Calidad del fruto………………………………………………………………………………………………………………7 
 1.4 Producción Mundial…………………………………………………………………………………………………………9 
 1.5 Producción en Argentina……………………………………………………………………………..…………….......9 
 1.6 Cultivo de Frutilla en el sistema tradicional……………………………………………………………………10 
 1.7 Cultivo de Frutilla en sustrato………………………………………………………………………………………..11 
 1.7.1 Sistema en conducción horizontal…….……………………………………..……………………….……13 
 1.8 Sistema en conducción vertical……………………………………………………………………..…………………14 
2.1 Hipótesis……..……………………………………………………………………………………………………….16 
2.2 Objetivos generales……………………………………………………………………………………...........16 
 2.2.1 Objetivos específico...……………………………………………………………..………………………16 
3 Materiales y métodos……………………………………………………………………………………………..17 
 3.1 Diseño experimental y análisis de datos……………………………………………………………..20 
 3.2 Determinaciones realizadas………………………………………………………………………………..22 
4 Resultado y discusión………………………………………………………………………………….…………..23 
 4.1 Potencial hídrico del xilema………………………………………………………………………………..23 
 4.2 Rendimiento………………………………………………………………………………………………………25 
 4.3 Número de hojas y flores……………………………………………………………………………………27 
3 
 
 4.4 Calidad de fruto………………………………………………………………………………………………….29 
5 Conclusión………………………………………………………………………………………………………………32 
6 Consideraciones finales……………………………………………………………………………….………….33 
7 Bibliografía……………………………………………………………………………………………………….……..34 
8 Anexo………………………………………………………………………………………………………………………38 
4 
 
Resumen 
En Argentina la frutilla (Fragaria x ananassa Duch) es una de los principales cultivos en 
la producción de frutas finas. Se caracteriza por la capacidad de las plantas de generar 
un fruto de buena calidad a los pocos meses de ser implantadas. El objetivo del 
trabajo es comparar el desempeño del cultivo en un sistema de conducción vertical 
respecto de un sistema de conducción horizontal. El ensayo se realizó entre los meses 
de junio y noviembre de 2018 en el invernáculo de la asignatura Riego y Drenaje 
(UNLu). Para el sistema de conducción vertical se utilizaron mangas de polietileno de 
14 cm de diámetro y 1,2 m de longitud, con un marco de plantación en tresbolillo con 
25 cm entre plantas y 25 cm entre líneas. El sistema de conducción horizontal consistió 
en macetas de 5 L separadas a la misma distancia que el sistema anterior. El sustrato 
consistió en una mezcla de 50 % perlita, 40 % de compost y 10 % de turba. Los 
parámetros evaluados fueron número de hojas y flores por planta, rendimiento total 
por planta (g pl-1), rendimiento de cada sistema por unidad de superficie (Kg m-2), 
potencial hídrico del xilema de los sistemas de conducción, sólidos totales (°Brix) y 
diámetro de fruto (cm). El sistema de conducción vertical permitió incrementar la 
producción por unidad de superficie (3797,15 g m-2) en comparación con el cultivo en 
macetas (874,70 g m-2) sin comprometer la calidad de fruto. 
Palabras clave: Fragaria x ananassa Duch; cultivo vertical; sustrato; cultivo sin suelo 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
 
1. Introducción 
1.1 Taxonomía y origen 
La frutilla (Fragaria x ananassa Duch) consumida actualmente pertenece a la familia de 
las Rosáceas. Proviene del cruzamiento entre Fragaria chiloensis L. y Fragaria 
virginiana Duch (Tonelli, 2010). Se considera el centro de origen a Chile, donde se cita 
a Fragaria chiloensis. 
 1.2 Descripción de la especie 
La frutilla es una planta perenne de bajo porte, considerada como herbácea, aunque el 
tallo y las raíces de más de un año lignifiquen parcialmente. La planta consiste en un 
tallo corto, cilíndrico y engrosado comprimido llamado “corona”, tallos epigeos 
conocidos como estolones, hojas trifoliadas de bordes aserrados insertas mediante un 
pecíolo a la corona y flores hermafroditas dispuestas en racimos en corimbo. El 
sistema radical es fibroso y de desarrollo superficial, pudiendo alcanzar en sentido 
lateral hasta 30cm y una profundidad de 30 a 50 cm. Está formado por raíces 
principales engrosadas de color oscuro y por un sistema de raicillas (secundarias) más 
finas de color claro, agrupadas en ramificaciones laterales que poseen un período de 
vida muy corto. Las raíces principales son las de anclaje de la planta y del 
almacenamiento de reservas. Las raicillas son responsables de la absorción de agua y 
nutrientes. Bajo condiciones favorables, nuevas raíces emergen de la corona en la base 
de cada nueva hoja (Fagherazzi et al., 2016). 
Desde la corona emergen tallos epigeos de entrenudos muy cortos, rastreros 
denominados “estolones”, que se desarrollan a partir de yemas axilares. Normalmente 
el estolón tiene dos entrenudos muy largos y un meristema apical con capacidad de 
emitir raíces y hojas dando así origen a una nueva planta, que a su vez dará origen a 
estolones secundarios y terciarios (Scaglia, 1995). 
Las hojas son normalmente compuestas, trifoliadas de color verde oscuro y brillante, 
de bordes aserrados, haz pubescente y presentan una alta densidad estomática con 
pecíolos generalmente largos y pubescentes (Kirschbaum, 2007). 
6 
 
Las flores son hermafroditas (Fig. 1). En el centro del receptáculo se encuentran un 
gineceo dialicarpelar con un número variable de carpelos uniovulados rodeados 
numerosos estambres dispuestos en verticilos (Tonelli, 2010). 
 
Figura 1. Vista general de planta de frutilla con flor. 
La polinización es predominantemente cruzada y realizada por insectos (entomófila), y 
en menor medida por la gravedad y por el viento (anemófila) (De Oliveira et al., 1983). 
La fecundación de los óvulos es indispensable para inducir el desarrollo del 
receptáculo, que es la parte comestible y sostiene a los frutos parciales que son los 
aquenios. El fruto presenta cáliz persistente (Fig. 2) (Kirschbaum, 2017). 
 
7 
 
 
Figura 2. Fruto agregado de frutilla 
La temperatura letal para la planta está entre -10 y -12 °C. La óptima para su 
crecimiento se encuentra entre 20 y 25 °C. En cuanto a la corona, su crecimiento y 
desarrollo ocurre cuando la temperatura es superior a 10 °C, se daña a -5 °C y muere a 
-12 °C. Las flores son dañadas parcialmente por temperaturas de -2 a -3 °C, siendo las 
condiciones óptimas para la polinización de 20 °C y 60% de humedad relativa. Para las 
hojas la temperatura se encuentra entre los 20 y 26 °C. Las temperaturas inferiores a 5 
°C provocan aborto del embrión y reducción de la viabilidad del polen, por lo que son 
causales de la deformación de los frutos. A medida que la temperatura aumenta por 
encima de 24 °C se reduce la formación de flores y a temperaturas mayores a 30 °C las 
plantas no logran formar botones florales (Kirschbaum, 2017). 
 1.3 Calidad del fruto 
Fisiológicamente, la frutilla va cambiando de color a medida que madura, del verde al 
rojo. Un cambio observable en el desarrollo de la fruta es el agrandamiento del 
receptáculo y la consecuente separación, entre sí, de los aquenios. Así mismo se tiene 
que la relación de sólidos solubles a insolubles se acentúa y los azúcares aumentan 
notablementerespecto a los ácidos presentes en el fruto (Mitchell, 1996). 
La calidad del fruto está determinada fundamentalmente por el tamaño y atributos 
sensoriales como el color, la textura, el olor y el equilibrio entre el contenido de 
8 
 
azúcares y acidez. El índice de madurez comercial se basa en el color del fruto por ser 
uno de los parámetros que más información proporciona sobre la evolución de la 
maduración de este (Almenar, 2005). Esta madurez se asocia a una cierta cantidad de 
sólidos solubles totales (SST), consistente en un 75% de azúcares, determinantes del 
sabor. A medida que la madurez del fruto avanza, tanto el color como el contenido de 
SST va evolucionando, pero, sin embargo, están expuestos a factores ambientales 
(principalmente temperatura, radiación solar, lluvia, sombreado y niveles de nitrógeno 
del suelo), que pueden alterar el proceso madurativo del fruto, afectando la calidad 
del producto final (Solórzano et al., 2015). 
El protocolo de calidad de SENASA (Resolución N° 85/98) establece que las frutillas 
para ser comercializadas deberán tener un estado de madurez determinado por el 
color y el contenido de azúcares. El color debe ser el rojo característico de la variedad y 
cubrir como mínimo el 75% de la superficie del fruto, sin presencia de punta verde, 
determinado visualmente (Fig. 3). Por otro lado, el contenido de SST, expresado en 
grados Brix (°Bx), debe ser ≥7 °Bx. Para frutilla no existe información suficiente sobre la 
correlación entre color y contenido de azúcares. Autores como Agüero et al. (2015), 
Yommi et al. (2002), Ngo et al. (2007) y Wszelaki y Mitcham (2000), investigaron estas 
variables separadamente y no su interdependencia. 
 
 
Figura 3. Estado de madurez de la frutilla (Reyes, 2009) 
 
 
 
9 
 
 1.4 Producción mundial 
La frutilla se ha convertido en un potencial producto de creciente mercado, ocupando 
un lugar de alto valor en el mismo, donde se los vende a precios cada vez más 
convenientes, principalmente en periodos fuera de temporada. Dentro de estos frutos, 
la frutilla es la más importante de las frutas finas a nivel global, con unos 6,75 millones 
de toneladas, superando incluso al arándano. Los principales productores mundiales 
son Estados Unidos, China, España, Polonia, México, Japón, Italia, Egipto y Marruecos, 
entre otros. En el hemisferio sur, Brasil es el mayor productor, con 3.910 hectáreas 
cultivadas. Chile, Australia, Perú y Argentina son los otros países productores y 
exportadores del hemisferio sur, con una mínima participación en el mercado global 
de las frutillas. Con un volumen comercializado superior a las 600.000 Tn, a nivel 
mundial, de las cuales el 50% es solo como fruta fresca, el principal importador 
comprende a los países de la Unión Europea. La tendencia en los países productores es 
cada vez mayor, debido a la alta demanda del fruto fresco y sus productos derivados 
(Caminiti, 2015). 
Actualmente, a nivel mundial, la frutilla tiene una producción de 8,34 millones de 
toneladas, con un área cosechada de 372.361 ha y alcanzando una producción total de 
834.000 Tn (Faostat, 2020). 
 1.5 Producción en Argentina 
Argentina actualmente cuenta con unas 1.400 ha de frutilla, con una producción de 
50.000 Tn anuales y la particularidad de disponer de esta fruta durante todo el año, 
debido a la diversidad de climas que el país posee (Kirschbaum et al., 2019). 
Los polos frutilleros importantes se localizan en la zona de Coronda (provincia de Santa 
Fe), Lules (provincia de Tucumán), área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y Mar 
del Plata (provincia de Buenos Aires) respectivamente. En menor medida, se destacan 
en los valles templados de Jujuy y Salta, especialmente en Perico (provincia de Jujuy), 
el Litoral (con preponderancia de la provincia de Corrientes), la Patagonia 
(principalmente Neuquén), Cuyo (Mendoza) y producciones aisladas en el resto del 
país. El cultivo de frutilla en la provincia de Buenos Aires se desarrolla 
10 
 
fundamentalmente en dos regiones agroecológicamente muy distintas: el Área 
Metropolitana (AMBA) y el sudeste bonaerense (o costa atlántica), con unas 400 y 150 
ha respectivamente (Kirschbaum et al., 2019). 
En el AMBA, donde las cosechas se concentran en primavera (fruta de estación), 
pueden distinguirse dos zonas productoras importantes: norte y sur. En AMBA Norte 
se destacan Pilar, Exaltación de la Cruz y Zárate, con unas 240 ha de frutilla; mientras 
que en AMBA Sur, que incluye al cordón hortícola de La Plata, Florencio Varela y 
Berazategui, la superficie con frutilla alcanza los 160 ha, con aproximadamente el 90% 
en el partido de Florencio Varela (Kirschbaum et al., 2019). Aunque la zona no posee 
los mejores suelos ni los mejores recursos hídricos para este cultivo, las ventajas de su 
localización y la tecnología de producción incorporada han impulsado notoriamente la 
expansión del cultivo de frutilla (Kirschbaum et al., 2017). 
 1.6 Cultivo de frutilla en el sistema tradicional 
La frutilla comercial se propaga en forma agámica, y generalmente producidas por 
viveros especializados. Se utilizan plantines que estuvieron conservados en cámara 
durante dos meses para que tengan buen vigor vegetativo y buena emisión de 
estolones. Cada planta puede dar entre 50 y 1000 plantines, siendo los valores 
normales entre 100-200 plantines (Gariglio et al., 1998). 
La plantación de frutilla se puede realizar durante todo el año con plantines 
refrigerados (frigo) o plantines recién cosechados (frescos), siendo el otoño la época 
más elegida. Los plantines refrigerados (20 días a 0 °C) garantizan una mayor 
producción (Sepúlveda et al., 2015). 
La mejor calidad de la planta se logra en suelos profundos, franco-arenoso, con un 
óptimo nivel de materia orgánica, drenaje y retención de humedad adecuados y pH 
entre 5 y 7. La aplicación de enmiendas es recomendable en casos donde el pH está 
fuera del rango mencionado. La provisión adecuada de nutrientes favorece los 
rendimientos y la calidad del fruto (Sangiacomo y Garbi, 2017). 
La producción tradicional se realiza con plantaciones en llano o en camellones a campo 
o de manera protegida (invernáculos, microtúneles) (Sepúlveda et al., 2015). Sin 
11 
 
embargo, cada vez es más difícil llevar a cabo la producción tradicional, debido al 
incremento en la aparición de plagas y enfermedades, que ha demandado la aplicación 
de productos fitosanitarios que en muchos casos impactan sobre el medio ambiente y 
la salud de las personas. Algunas dificultades adicionales en este sistema de manejo 
incluyen el hecho de que productos ampliamente utilizados tales como el Bromuro de 
Metilo han sido prohibido para la Argentina a partir del 2015, y sólo se autorizan para 
“usos críticos” en zonas y cultivos restringidos. A ello se suma los efectos negativos de 
un mal manejo como el aumento de sales en los suelos, etc. (Puerta et al., 2020). 
Argentina adhiere al Protocolo de Montreal y al Convenio de Viena, donde se 
compromete a reducir el uso de las sustancias que agotan la capa de ozono, como el 
Bromuro de Metilo. El INTA impulsa alternativas como la solarización, el vapor de agua 
y la biofumigación para sustituir el bromuro de metilo en los cultivos de frutilla, flores 
de corte y hortalizas (Puerta et al., 2020). 
 1.7 Cultivo de frutilla en sustrato 
Se denomina cultivo sin suelo a cualquier sistema que no emplea el suelo para su 
desarrollo, pudiéndose cultivar en una solución nutritiva, o sobre cualquier sustrato 
con la adición de solución nutritiva (Baixauli Soria y Aguilar Olivert, 2002). Si bien 
muchas veces se confunde la terminología ´cultivo sin suelo´ con ´hidroponia´, la 
diferencia radica en que en esta última el sustrato, sólido o líquido, es inerte (Fig. 4) 
(Baudoin et al., 1990). 
 
 
Figura 4. Clasificación del cultivo sin suelo (modificado de Baudoin etal. ,1990) 
12 
 
 
Los sistemas de cultivos sin suelo se pueden clasificar en tres grandes grupos: 1) 
cultivos en sustratos; 2) cultivos en agua (hidroponia); y 3) cultivos en aire (aeroponia). 
Los cultivos realizados en sustrato, según el manejo al que se ven sometidos, pueden 
funcionar por inundación periódica del sustrato, ya sea por sub-irrigación, con recogida 
del retorno de la misma balsa donde se guarda la solución nutritiva o distribuyendo la 
solución nutritiva mediante sistemas de goteo. Los sustratos que se caracterizan por su 
capacidad de retener agua y los nutrientes requieren un aporte de agua y soluciones 
nutritivas casi continuo (Caldevilla, 2000). 
En Argentina, el cultivo sin suelo tiene relevancia a partir del uso de sustratos en el 
viverismo , principalmente en la producción de plantas ornamentales de interior y en 
las plantineras hortícolas y forestales, con una demanda cada vez más creciente por el 
uso de materiales que reemplacen la tierra en el enmacetado de plantas de viveros 
ornamentales (Valenzuela, 2013). 
Los cultivos en sustrato permiten un control de riego, ahorro del agua (del 30% al 
50%), menor adquisición de insumos y fertilizantes y la reutilización de la solución 
drenada. El uso de los lixiviados no debería ser exces ivo por el aumento de la 
conductividad eléctrica derivada de la acumulación iónica. La conductividad alta, 
dependiendo el cultivo, puede afectar la absorción de nutrientes (Alvarado et al., 
2016). 
Si bien los cultivos en sustrato representan una alternativa sustentable, es necesario 
considerar el equipamiento y tecnología necesaria para su manejo; así como, los 
contenedores o unidades de cultivo básicas a utilizar y el sustrato que permita un 
adecuado desarrollo radical. El sustrato para seleccionar debe garantizar un buen 
drenaje, para desechar el exceso de agua de riego, permitir un intercambio gaseoso 
adecuado, renovar el oxígeno y evitar la hipoxia radical (Alvarado et al., 2016). 
Una forma de determinar el estado hídrico del cultivo es el potencial agua para 
controlar que los sustratos garanticen expresar la productividad de los cultivos debido 
a que el estrés hídrico constante limita el crecimiento vegetativo e inhibe funciones 
13 
 
propias de las plantas, generando disminución del tamaño celular, poco desarrollo de 
la hoja, reducción del área foliar, transpiración foliar y conductancia estomática 
(Alvarado et al., 2016). 
Las características de interés para elaborar un buen sustrato se basan en las 
propiedades físicas y químicas. Las propiedades físicas tienen mayor consideración 
debido a que si la estructura física de un sustrato es inadecuada, difícilmente podrá ser 
mejorada una vez que se ha establecido el cultivo. En cambio, las propiedades 
químicas pueden ser modificadas luego del establecimiento del cultivo. En general, los 
parámetros a tener cuenta son: porosidad total, definiéndose como el volumen total 
del sustrato de cultivo que no está ocupado por partículas orgánicas o minerales, el 
valor óptimo es cuando alcanza niveles superiores al 85 %; agua fácilmente disponible 
(AFD), se refiere a la cantidad de agua (% en vol.) que se libera al aplicar una tensión al 
sustrato de entre 10 y 50 cm de columna de agua, sus valores oscilan entre un 20-30 
%; agua difícilmente disponible (ADD), se trata del agua (% en vol.) que queda retenida 
en el sustrato después de aplicar una tensión de 100 cm de columna de agua y la 
capacidad de aireación (CA) hace referencia a la proporción del volumen del sustrato 
que contiene aire después que dicho sustrato ha sido llevado a saturación y dejado 
drenar, el valor óptimo es de un 10-30 % (Cabrera, R. 2000). 
Las combinaciones más utilizadas consisten en una mezcla de componentes orgánicos 
e inorgánicos. Algunos de los materiales inorgánicos comunes incluyen arena, 
vermiculita, perlita, arcilla calcinada, etc. Por otro lado, los componentes orgánicos 
más usados son: turba, corteza de pino, aserrín, virutas, composta de materia 
orgánica, etc (Cabrera, R. 2000). 
 1.7.1 Sistema en conducción horizontal 
Existen diversos contenedores que se pueden utilizar para el establecimiento del 
cultivo. Se han encontrado autores como Nieto (2013) que ha realizado ensayos de 
frutilla en distintitos sistemas, los cuales eran acolchado plástico en suelo, NFT, Sistema 
Aeropónico y en macetas. Este último, consistió en el llenado de macetas con turba de 
polietileno blanco/negro, conectado a goteros y subdivisiones con piquetas para que 
cada planta recibiera 2 L h-1, conectadas a un tanque con solución nutritiva con 
14 
 
capacidad de 700 L de solución nutritiva. El sistema en sustrato en maceta fue el 
tratamiento con mayor eficiencia en el uso de agua y por ende, el sistema que menor 
cantidad de agua utilizó, maximizando el consumo de fertilizantes (Nieto, 2013). 
Por otro lado, Puerta et al., 2020 desarrollaron el cultivo de frutilla en sustrato en 
sacos de cultivo, compuestos por una mezcla de turba, compost de corteza y perlita. 
Éstos fueron colocados en diferentes estructuras de sostén, elevadas y cercanas al 
suelo, construidas con distintos materiales, dependiendo de la localización. Se 
evaluaron diferentes densidades de plantación (6, 7, 8, y 10 plantas saco-1), 
registrándose rendimiento y calidad. Los resultados obtenidos fueron una exitosa 
implantación y cosecha del cultivo. Según la zona de ensayo (Parcela experimental 
Tucumán, Coronda, Mar del Plata -La Polola y Camet- y Luján), se obtuvieron 
diferencias en los rendimientos y calidad de fruta, siendo aceptables comercialmente. 
En general se observó que el periodo de cosecha se extendió en todas las regiones, 
situación favorable al mantener la oferta a lo largo del año. Además, se evitó el uso de 
fumigantes de suelos y se mejoró la ergonomía para los trabajadores (Puerta et al., 
2020). 
 1.8 Sistema en conducción vertical 
El sistema de conducción vertical es el más complejo por el cuidado que se le debe dar 
al manejo de la densidad para evitar el sombreado. Estos sistemas pueden ser a bas e 
de PVC o contenedores de sustratos (Resh, 2012). 
La eficiencia en el uso del agua se ve incrementada por la disposición de las plantas, lo 
que conlleva una reducción en el uso de fertilizantes y contaminación (Resh, 2012) . Por 
otro lado, el cultivo por encima del nivel del suelo facilita las labores, reduce los riesgos 
de ataques de plagas y enfermedades, con la consecuente reducción de aplicación de 
pesticidas (Miranda et al., 2014). 
Por otra parte, el sistema de conducción vertical permite aumentar la densidad por 
unidad de superficie en invernáculo, mayor uniformidad en el tamaño de los frutos, 
mejora la eficiencia al disminuir la infiltración, incrementar la cantidad de plantas, 
garantizar un marco de plantación de manera que favorezca el desarrollo de las 
15 
 
plantas, evitar problemas de compactación y posterior muerte de las plantas, evitar el 
contacto entre el suelo y el fruto, permitiendo reducir la presencia enfermedades 
fúngicas. Esto es relevante en período de cosecha, debido a que puede obtenerse un 
fruto libre de contaminación, teniendo mayor duración en el almacenamiento. 
La relativamente poca información sobre estos sistemas de conducción en frutilla, en 
Argentina, ha motivado la realización del presente trabajo de investigación. El interés 
en la temática se fundamenta en que muchos suelos hortícolas de la zona están 
deteriorados, la necesidad de reducir la aplicación de agroquímicos y la importancia 
económica que representa para la zona el cultivo de frutilla. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
16 
 
 
2.1 Hipótesis 
El sistema de conducción vertical (mangas) en frutilla cultivada en sustrato permite 
incrementar el rendimiento y calidad respecto de la conducción horizontal (macetas) 
2.2 Objetivo general 
Evaluarla respuesta al sistema de conducción del cultivo de frutilla 
2.2.1 Objetivos específicos 
 Estudiar la respuesta en el crecimiento y desarrollo de la planta frutilla, cultivada 
en dos sistemas de conducción 
 Analizar el efecto del sistema de conducción en parámetros fisiológicos de la 
planta de frutilla 
 Comparar el rendimiento y calidad del cultivo con relación al sistema de 
conducción 
 
 
 
17 
 
3. Materiales y métodos 
El ensayo fue llevado a cabo con plantines frescos de frutilla variedad Aroma, provistas 
por el vivero “Don Antonio” (originarios de Plottier, Neuquén), Pilar, Buenos Aires. La 
fecha de plantación fue el 18 de abril del año 2018, Este ensayo tuvo lugar en el 
invernáculo de la asignatura Riego y Drenaje de la UNLu (34°34′41″S; 59°05′14″O). El 
mismo presenta un diseño con estructura metálica, techo parabólico y superficie total 
de 800 m2. 
Para el sistema de conducción vertical se emplearon mangas de polietileno de 300 µ 
de espesor, 14 cm de diámetro y 1,2 m de longitud, colgadas de las vigas del 
invernadero, quedando su base a 70 cm del suelo, y rellenas con sustrato (Fig. 5). El 
sustrato consistió en una mezcla de 50% perlita, 40% de compost y 10% de turba. En la 
parte superior de cada manga se colocó una manguera de polietileno de ¾” a fin de 
poder realizar el riego. En la parte inferior se realizaron unos orificios, a los efectos de 
permitir el drenaje del exceso de solución nutritiva. En cada saco se plantaron 5 
plantas de frutilla en tresbolillo, con un marco de plantación de 25 x 25 cm. 
 
18 
 
 
Figura 5. Mangas de cultivo vertical de frutilla 
 
Para el sistema de conducción horizontal, la plantación se realizó colocando una planta 
por maceta de polietileno de 5 L de volumen y con el mismo sustrato del sistema de 
conducción vertical (Fig. 6). Las macetas fueron dispuestas de manera tal de asegurar 
la misma distancia entre plantas que en el sistema de conducción vertical. 
 
 
19 
 
 
Figura 6. Planta de frutilla en maceta 
 
El riego se realizó diariamente con fertilizante Hakaphos Rojo® (Anexo 1) disuelto en 
agua de pozo, a razón de 1g L-1, según las indicaciones del fabricante para este cultivo y 
0,1 g L-1 de Ca(NO3)2. Una vez por semana se regó únicamente con agua, a fin de 
eliminar posibles excesos de fertilizante acumulado en el sustrato. Diariamente se 
midió el pH y conductividad eléctrica (CE) del drenaje con el objetivo de monitorear el 
alejamiento o no de los valores óptimos de pH y conductividad eléctrica (CE) (pH = 6 y 
CE < 1,6 dS m-1) (Son et al., 2015). La corrección del pH se realizó con ácido fosfórico 
(H3PO4) 85% agregado en el tanque de fertilización y el descenso de la CE realizando 
riegos con agua únicamente. 
El pH del agua de riego se controló con un peachímetro digital portátil marca Milwakee 
y la conductividad eléctrica se determinó utilizando un conductímetro digital portátil 
marca Milwakee. 
Tanto al inicio como a mitad del ensayo se realizó un análisis del sustrato utilizado 50% 
perlita, 40% de compost y 10% de turba rubia. Se analizaron sus características 
físicoquímicas, provenientes de una mezcla homogeneizada de 500 gramos de sustrato 
de cada bloque (Tabla 1). 
Para la lección de los sustratos los criterios a considerar fue que para el caso de la 
perlita tiene baja densidad aparente, granulometrías muy diversas, baja CIC, pH 
alcalino e inerte; la turba rubia presenta pH ácido, alta CIC, elevada capacidad de 
20 
 
absorción de agua y buena porosidad. Por último, el compost nos aporta micro y 
macronutrientes, excelente fertilizante natural, y aumenta la capacidad de retención 
de agua (Valenzuela, 2013). 
Los protocolos empleados para la medición de los parámetros fueron: Walkey y Black 
(1934) para materia orgánica y carbono (Carreira, D. 2005); estufa a peso constante 
para materia seca; método de Kjeldahl para nitrógeno (Márquez Carranza, M. 2018); 
fósforo Bray y Kurtz (González, et al. 2007) y nitratos (Ramos, et al. 2017) 
Tabla 1. Resultados del análisis químico del sustrato al inicio. 
Parámetro Inicio 
pH 6,46 
Conductividad (dS cm-1) 3,025 
Materia seca (%) 40,24 
Humedad (%) 59,76 
Materia orgánica (%) 27,5 
Nitratos (%) 0,0185 
Nitrógeno (%) 0,522 
Fósforo (%) 0,011 
Carbono (%) 15,9 
 
3.1 Diseño experimental y análisis de datos 
Se utilizó un diseño en bloques totalmente aleatorizado con una unidad experimental 
de 5 plantas (Fig. 7). El análisis de los resultados de cada tratamiento se realizó 
mediante ANOVA con el software estadístico InfoStat (Di Rienzo et al., 2016) p ≤ 0,05. 
 
 
 
 
 
 
21 
 
 Unidad experimental 
 
 
Figura 7. Esquema del diseño de la unidad experimental del ensayo. Las estrellas 
indican la posición de las plantas. Izquierda sistema de conducción vertical, Derecha 
sistema de conducción horizontal. 
Se decidió utilizar este diseño estadístico ya que al trabajar en invernáculo tradicional, 
las condiciones de ventilación, temperatura y luz varían según la cercanía a los 
laterales (Fig. 8). 
 
Figura 8. Diseño experimental completo del ensayo 
22 
 
 
3.2 Determinaciones realizadas 
Cada dos meses se determinó el número de hojas y flores por planta. Las mediciones 
se realizaron por observación directa considerando las hojas totalmente expandidas y 
las flores abiertas. Los recuentos fueron agrupados por unidad experimental y por 
sistemas de conducción. 
A fin de evaluar diferencias en el estado hídrico de las plantas según la posición en la 
manga, se determinó el potencial hídrico del xilema en las plantas en tres niveles de la 
manga (alto, medio y bajo) y en las macetas, con una cámara de presión tipo 
Schölander (Bio Control HP 0-6 MPa). Scholander et al. (1965) desarrollaron una 
técnica que mide el potencial hídrico en unidades de presión. El método consiste en 
aplicar presión sobre una hoja cortada hasta que aparezca el agua en el extremo 
seccionado del tallo o el pecíolo. Se interpreta que la presión positiva aplicada a la hoja 
corresponde a la presión que equilibra la presión negativa o tensión con la cual el agua 
estaba retenida en el interior del tallo antes del corte. La cámara de presión mide el 
potencial matricial del apoplasto o pared celular. Una ventaja de la técnica es que 
además mide la relación presión-volumen del tejido vegetal. Se ha demostrado que, si 
se aplica presión adicional a una hoja o rama por encima de la presión de equilibrio 
inicial, se obtiene líquido xilemático que se puede recoger para determinar su 
volumen, dando márgenes sobre sus potenciales osmóticos, ajustes osmóticos y 
propiedades elásticas (Azcón-Bieto y Talón, 2013). 
Los parámetros de rendimiento a evaluar fueron: rendimiento total por planta (g pl-1 ), 
rendimiento de cada sistema por unidad de superficie (Kg m-2), sólidos totales (°Brix) y 
diámetro de fruto (cm). A medida que se realizó la cosecha de forma escalonada, los 
frutos fueron colocados en bolsas de papel para su conservación, y llevados al 
Laboratorio de Fisiología Vegetal de la Universidad Nacional de Luján, para obtener su 
peso (gr) mediante balanza Granataria Ohaus. Los sólidos totales fueron determinados 
a partir de porciones (2 mm de espesor) de la zona próxima al cáliz de los frutos 
cosechados utilizando refractómetro digital (HANNA HI 96801). El diámetro de fruto se 
determinó utilizando un calibre mecánico de rango 0-150 mm y precisión 0,02 mm. 
23 
 
4. Resultados y discusión 
La variedad utilizada se caracteriza por ser día neutro, por lo que la inducción se da con 
temperaturas entre 8 y 25 °C, independientemente de la longitud del día. La cosecha 
en este tipo de variedad ocurre durante el período primavero-estival y gran parte del 
otoño. Son las variedades predominantes en la zona centro-sur del país como las 
regiones de Mar del Platay Mendoza, entre otras (Kirschbaum et al., 2019). 
4.1 Potencial hídrico del xilema 
La evaluación del potencial hídrico del xilema en ambos sistemas de conducción, 
permitió monitorear el grado de hidratación de la planta, previniendo el déficit hídrico 
de las plantas (Fig. 9). 
 
Figura 9. Medición potencial hídrico del xilema 
Los resultados promedio obtenidos para el sistema en conducción vertical fueron -1,20 
MPa para el nivel superior, -1,25 Mpa para el nivel del medio y -0,90 MPa para el nivel 
inferior. En el sistema de conducción horizontal se observó una reducción significativa 
del potencial agua (-0,76 MPa) (Fig 10). 
 
 
 
24 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 10. Potenciales hídricos del xilema (MPa) evaluados en el sistema de 
conducción vertical y horizontal. 
Contrariamente a lo que se podría suponer, la posición de la planta dentro del sistema 
de conducción vertical no influyó en su condición hídrica. Por otra parte, el sistema de 
conducción horizontal generó plantas con un mayor grado de hidratación, lo que se 
evidenció con el mayor potencial hídrico, respecto del otro sistema. 
Dentro de los componentes de potencial hídrico, las plantas cultivadas en sistema de 
conducción vertical deben enfrentar un mayor potencial gravitatorio (Ψg = ρa g h) 
(Salisbury y Ross, 1994) que corresponde aproximadamente a un 10% del total, 
mientras que las sometidas en el sistema de conducción horizontal dicho potencial es 
prácticamente nulo. 
En la mitad del ensayo se determinaron las características químicas del sustrato en los 
dos sistemas de conducción evaluados. Los parámetros con más variación fueron 
humedad con un aumento de 33,6 y 15,9 % para maceta y manga respectivamente; 
materia orgánica con aumento de 60,20 % para maceta; carbono con aumento de 
168,6 y 55,7% para maceta y manga respectivamente; y materia seca con un aumento 
de 49,90% para maceta y una disminución de 23,75% para manga (Tabla 2). Como 
puede observarse, la materia seca es mayor para el sistema en conducción vertical, lo 
25 
 
que implica que el material tuvo menos retención de agua, relacionándose con menor 
porcentaje de materia orgánica y por consecuencia menor porcentaje de humedad. 
Tabla 2. Resultados del análisis químico del sustrato a mitad del ensayo. 
Parámetros Inicial Mitad del ensayo 
 1- Maceta 2- Manga 
pH 6,46 5,25 5,37 
Conductividad (dS cm-1) 3,025 3,67 2,29 
Materia seca (%) 40,24 20,13 30,68 
Humedad (%) 59,76 79,87 69,32 
Materia orgánica (%) 27,5 44,08 25,56 
Nitratos (%) 0,0185 0,0177 0,0177 
Nitrógeno (%) 0,522 0,8118 0,8497 
Fósforo (%) 0,011 0,014 0,014 
Carbono (%) 15,9 42,72 24,77 
 
4.2 Rendimiento 
La cosecha se inició el 26 de junio (a los 68 días desde el trasplante) y fueron 
recolectándose todos los frutos que obtenidos desde ese momento. La máxima 
producción se alcanzó entre los meses de octubre y noviembre. Al comparar los 
rendimientos totales por planta no se observaron diferencias significativas entre sistemas 
(Tabla 3). 
Tabla 3. Rendimiento para plantas cultivadas en sistema vertical u horizontal de cultivo. 
Sistema de cultivo 
Rendimiento por 
planta 
Rendimiento por 
unidad de superficie 
(Kg m-2) (g pl-1) 
Vertical 68,35 5,47 
Horizontal 78,72 1,26 
*indican diferencias significativas (p > 0,05) 
No obstante, cuando se comparan los rendimientos de cada sistema por unidad de 
superficie (Kg m-2) resulta claro que la conducción vertical permitió incrementar la 
productividad 240%. 
Lo anterior resulta particularmente importante, sobre todo en cultivos realizados en 
invernadero, dado que permitiría optimizar la superficie y justificar la inversión que 
26 
 
representa esta estructura de protección de cultivos. De este modo, con el sistema 
vertical, sería posible obtener un alto rendimiento y en una época diferente de la 
producción tradicional de frutilla a campo (septiembre a diciembre) (Kirschbaum et al., 
2019), con el consecuente mayor precio de venta. Esta es una de las principales 
razones por las que se realiza el cultivo protegido de hortalizas (Fernando y Rangel, 
2021; Tortosa, 2018). 
Las ventajas del cultivo sin suelo han sido reportadas: se consigue mayor productividad 
y rentabilidad, mayor eficiencia en el aprovechamiento de la superficie y de los 
recursos naturales, reducción en el uso de agroquímicos, incremento en el bienestar 
de los trabajadores (que mejora la ergonomía de las operaciones, especialmente las de 
cosecha) y expansión de las fronteras productivas, posibilitando la producción en 
zonas no aptas para el cultivo, ya sea por problemas sanitarios o por el alto valor 
inmobiliario de la superficie (Jica et al., 2003) 
Los resultados del trabajo confirman, entonces, que el cultivo sin suelo y vertical de 
frutilla permitiría combinar las ventajas del cultivo protegido con el cultivo sin suelo, 
tal como fuera estudiado por diferentes investigadores (Di Lorenzo et al., 2013) 
Sordo (2012) indica que los rendimientos promedios son de 40 tn ha -1 en zonas 
productoras, aunque hay productores altamente tecnificados que, con buen manejo, 
logran rindes de 70 tn ha-1. La cosecha se inicia con las variedades más precoces a fines 
de mayo y culmina a fines de noviembre. La densidad depende de las variedades, y 
varía entre 45000 a 50000 plantas ha-1. Los plantines son comprados a viveros 
ubicados en el sur del país, alrededor del paralelo 42. Sin embargo, los rendimientos 
que se obtienen a campo rondan los 1490 Kg pl-1. Por otro lado, la variedad Aromas se 
caracteriza por alta producción de frutos y por su mayor producción primaveral 
(Adlercreutz, 2012). 
 
 
 
 
27 
 
4.3 Número de Hojas y Flores 
Al evaluar el número de hojas se observó que no hubo diferencias estadísticas 
significativas entre sistemas (Tabla 4). Analizando la tendencia global se pudo observar 
que durante los meses de mayo, julio y septiembre hubo una baja producción de hojas 
y en el mes de noviembre incrementó el número de hojas debido a una mayor 
producción de estolones (Fig. 11). 
Tabla 4: 
 Número de hojas 
 Mayo Julio Septiembre Noviembre 
 GL F 
Sistema 1 0,37 0,25 0,49 2,37 
Bloque 3 0,95 1,12 0,71 1,46 
 
 
 Figura 11. Comparación entre sistemas de conducción en lo que comprende número 
de hojas. 
28 
 
 
No se registraron diferencias significativas en el porcentaje de floración y la cantidad 
de numeros de flores por planta (Tabla 5 y 6). 
Tabla 5: Porcentaje (%) de floración en ambos sistemas 
% Floración 
 Mayo Julio Septiembre Noviembre 
 GL F 
Sistema 1 0,59 0,06 0,65 1,84 
Bloque 3 1,19 3,38 0,63 0,53 
 
Tabla 6: Número de flores por planta en ambos sistemas 
 Número de flores por planta 
 Mayo Julio Septiembre Noviembre 
 GL F 
Sistema 1 0,07 0,17 0,17 3,89 
Bloque 3 0,38 0,41 0,49 0,48 
 
 
 
Figura 12. Comparación entre sistemas de conducción en lo que comprende 
porcentaje de floración y número de hojas por planta. 
29 
 
 
 
4.4 Calidad del fruto 
La cosecha de frutilla se realiza escalonadamente, cuando el fruto adquiere su 
madurez comercial, es decir cuando presenta un área coloreada adecuada, que podrá 
ser menor cuanto más largo sea el tiempo de transporte y más alta la temperatura 
ambiente que ha de soportar (Muñoz y Naranjo, 2012). 
Cuando la recolección se realiza en forma prematura, los frutos son astringentes sin 
aroma y muy ácidos, pero si están totalmente maduros no soportan el transporte. Por 
ello debe seleccionarse correctamente el momento de la cosecha (Muñoz y Naranjo, 
2012). 
Para la determinación de SST, se cosechó durante las primeras horas de la mañana 
(Fig. 13), tomando el recaudo de no presionar, lastimar ni golpear la fruta. Luego las 
frutillas se llevaron al laboratorio refrigeradas y se extrajo su jugo para medir el valor 
de SST (Fig.14). Los resultados obtenidos indican un mayor valor en frutos 
provenientes de maceta,respectos de los cosechados en mangas. 
 
 
 
30 
 
 
Figura 13. Fruto maduro listo para la cosecha para el sistema horizontal (A) y vertical 
(B) 
 
Figura 14. Medición de sólidos totales con un refractómetro digital 
 
Los frutos colectados en el ensayo tuvieron valores de grados brix de entre 8,0 y 8,5 lo 
que indica un punto adecuado de maduración (Muñoz y Naranjo, 2012). No se 
registraron diferencias significativas en los niveles de SST, medidos como °Brix, entre 
ambos sistemas de conducción (Tabla 4). Esto puede deberse a que el desarrollo de las 
31 
 
plantas fue similar (Fig. 11 y 12) y que la fertilización fue la misma para ambos casos, 
sin verse afectada por el sistema de conducción. 
Asimismo, del análisis del diámetro de fruto en los sistemas de conducción, se 
concluye que no hay diferencias significativas estadísticas (Tabla 7). 
Tabla 7. Evaluación de calidad de frutos en dos sistemas de cultivo. 
Sistema N° Brix I 
Diámetro del fruto (cm) 
I 
Vertical 352 7,9±2,7 24,0±5,4 
Horizontal 387 8,5±2,3 24,5±5,5 
 Media ± Desvío estándar. I No se observaron diferencias significativas entre sistemas 
(p<0,05) 
 
Existen numerosos factores que pueden influir en los valores °Brix de manera 
consistente e importante. Estos factores incluyen la variedad, la madurez o etapa de 
crecimiento, el agua y el manejo de la fertilización. La alta conductividad eléctrica, 
debido a niveles elevados de fertilizantes o salinidad en el agua de riego, aumentan los 
niveles de grados Brix. Asimismo, la fertilización mineral también puede influir en los 
compuestos volátiles y en el sabor de los frutos (Erandy Rizo, 2015). 
 
Además de la conductividad eléctrica, existe evidencia de que la nutrición nitrogenada 
puede afectar los niveles de grados Brix de manera indirecta y compleja. La 
disponibilidad del nitrógeno puede afectar la eficiencia de la fotosíntesis productora de 
azúcares, alterando por ende los niveles de sólidos solubles. No obstante, el exceso de 
N también puede ralentizar la maduración y reducir el contenido de azúcares y ácidos. 
(Erandy Rizo, 2015). 
 
 
 
 
 
 
32 
 
5. Conclusiones 
Los resultados obtenidos indican que el sistema de cultivo vertical permite lograr un 
mayor rendimiento por unidad de superficie (3797,15 g m-2) en comparación con el 
cultivo en macetas (874,70 g m-2), manteniendo una calidad de fruto similar. 
En cuanto al estado hídrico, las plantas cultivadas en el sistema vertical se encuentran 
sometidas a mayores tensiones, evidenciado con los valores de potencial hídrico (-1,20 
MPa nivel superior, -1,25 MPa nivel del medio y de -0,90 MPa nivel inferior), lo que se 
relaciona con la posición característica del sistema y el efecto de la gravedad en 
comparación con el sistema en conducción horizontal (-0,76 MPa). Si embargo, si bien 
el sistema de conducción horizontal permite mayor hidratación de las plantas de 
frutilla, esto no compromete el rendimiento. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
33 
 
6. Consideraciones finales 
El manejo de cultivos de frutilla en la UNLu en sustrato, utilizando diferentes sistemas 
de conducción, permitirá al grupo de investigación mejorar el diseño de futuros 
ensayos y establecer pautas para el cultivo que permitan evaluar la productividad por 
periodos más prolongados. 
El sistema de conducción vertical permitió analizar el potencial en esta técnica del 
cultivo, dando una alternativa a los productores en la forma de producir. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
34 
 
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38 
 
8. ANEXO 1: Hoja técnica del fertilizante Hakaphos Rojo® 
 
 
 
 
39

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