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Estrategias de las mujeres del noreste de México para la sostenibilidad de la vida frente a la escasez del agua

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Resumen
Objetivo: conocer el punto de vista de las mujeres 
de Buñuelos, Coahuila, sobre la situación actual del 
agua en su localidad, los significados que otorgan al 
recurso y las estrategias que llevan a cabo para soste-
ner la vida familiar y comunitaria frente a la escasez 
de éste. Metodología: siguiendo una metodología de 
tipo cualitativo, se realizaron entrevistas etnográfi-
cas y se conformaron grupos focales. Resultados: las 
formas de vida capitalistas limitan o restringen el ac-
ceso al agua a las mujeres, a la par que incrementan 
el trabajo que realizan para la reproducción social. 
Limitaciones: no se analizó ninguna otra dimensión 
estructural en torno a la calidad de vida en Buñuelos 
ni los aportes de otros actores clave de la localidad. 
Valor: la información descrita sirve como base para 
el diseño de políticas públicas orientadas a un desa-
rrollo sostenible e incluyente. Conclusiones: los datos 
expuestos son importantes e imprescindibles debido 
a que provienen de las mujeres y desde el lugar que 
ocupan en la estructura social.
Palabras clave: sostenibilidad de la vida; estrategias; 
escasez de agua; género; noreste de México.
Abstract
Objective: to know Buñuelos, Coahuila, women’s point 
of view regarding the current water situation in their 
locality, the meanings they give to this resource, and 
the strategies they carry out to sustain family and com-
munity life facing towards water scarcity. Methodolo-
gy: following a qualitative methodology, ethnographic 
interviews and focus groups were conducted. Results: 
capitalist ways of life exclude women from the access 
to water and exacerbate their social reproduction-re-
lated work. Limitations: other structural dimensions 
around the quality of life in Buñuelos were not ana-
lyzed, neither the contributions of other female and 
male key actors in the locality. Value: the described 
information serves as the basis for public policies de-
sign aimed at sustainable and inclusive development. 
Conclusions: exposed data are important and essen-
tial due to they come from women and from the place 
they have in the social structure. However, the need for 
other studies that record the contributions of other fe-
male and male key actors in the locality is recognized, 
as well as a structural analysis of other dimensions of 
the quality of life in Buñuelos.
Keywords: sustainability of life; strategies; water scarci-
ty; gender; Northeast Mexico.
Estrategias de las mujeres del noreste de México para la sostenibilidad 
de la vida frente a la escasez del agua
Northeastern Mexican Women’s Life Sustainability Strategies 
Facing Water Scarcity
Itzia María Cazares-Palacios* https://orcid.org/0000-0002-0498-3820
Karla Patricia Valdés-García** https://orcid.org/0000-0002-1681-1954
Alejandra de Arce*** http://orcid.org/0000-0001-5795-1403
* Autora para correspondencia. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Instituto de Ciencias de la Salud. 
Circuito ex-Hacienda La Concepción s. n., Carretera Pachuca Actopan, C. P. 42160. San Agustín Tlaxiaca, Hidalgo, México. 
Correo electrónico: itzia_cazares@uaeh.edu.mx 
** Universidad Autónoma de Coahuila. Facultad de Psicología. Blvd. V. Carranza s. n., Col. República Oriente, C. P. 25280. 
Saltillo, Coahuila, México. Correo electrónico: karlavaldes@uadec.edu.mx
*** Universidad Nacional de Quilmes. Centro de Estudios de la Argentina Rural. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. 
Roque Sáenz Peña Núm. 352, Bernal, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: aledearce@gmail.com
Recibido: 5 de noviembre de 2020
Reevaluado: 18 de marzo de 2021
Aceptado: 23 de abril de 2021
Liberado: 1 de junio de 2021
Esta obra está protegida bajo una Licencia 
Creative Commons Atribución-No Comercial 
4.0 Internacional.
https://regionysociedad.colson.edu.mx:8086/index.php/rys/index
Cómo citar: Cazares-Palacios, I. M., Valdés-García, K. P., y Arce, A. de. (2021). Estrategias de las mujeres del noreste de México 
para la sostenibilidad de la vida frente a la escasez del agua. región y sociedad, 33, e1415. doi: 10.22198/rys2021/33/1415
ISSN e-2448-4849 
región y sociedad / año 33 / 2021 / e1415
https://doi.org/10.22198/rys2021/33/1415
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Estrategias de las mujeres del noreste de México para la sostenibilidad de la vida frente a la escasez del agua 2
Introducción
El agua limpia y suficiente es un recurso esencial para la sostenibilidad de la 
vida y un derecho humano básico al cual todas las personas deberían tener 
acceso. No obstante, debido a factores estructurales, sociales, económicos, 
políticos y demográficos, desde las primeras civilizaciones hasta la actualidad 
(Gleick y Heberger, 2014), diversos contextos muestran lo contrario.
La escasez del agua es un problema grave a escala mundial que afecta las ac-
ciones para erradicar la pobreza y las desigualdades sociales, así como el logro 
del desarrollo sostenible. Entre los factores que provocan esta situación, están 
las causas meteorológicas, la contaminación, el deterioro de los ecosistemas, 
el aumento poblacional, la privatización y la mercantilización de los bienes 
naturales y la falsa representación de que el recurso es abundante (Esparza, 
2014). Han recrudecido la problemática la construcción de grandes obras hi-
dráulicas cuyo fin es extender la agricultura de riego y la producción de electri-
cidad (Aboites, Birrichaga y Garay, 2010), la sobreexplotación de los acuíferos 
usados para la producción económica y el desarrollo social de la población 
(Aguirre, Tobón de Garza y Mendoza, 2018a y 2018b; Moreno, Marañón y López, 
2010; Villarreal, 2013), así como la reducción de la responsabilidad del Estado 
de garantizar los derechos humanos (Ortega y Portillo, 2015).
Según el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los 
Recursos Hídricos de 2018 (Organización de las Naciones Unidas para la Educa-
ción, la Ciencia y la Cultura [UNESCO], 2018), durante la década de 2010, 27% 
de la población mundial vivía en áreas con mucha escasez de agua. En México, 
de acuerdo con ese documento, con información de la Secretaría de Medio 
Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y de la Comisión Nacional del Agua 
(CONAGUA), en 2017, las regiones del centro, del norte y del noreste presenta-
ban escasez de agua. Es relevante señalar que, según las fuentes citadas, estas 
zonas1 concentran el mayor porcentaje de la población de México y generan la 
mayor aportación económica al producto interno bruto (PIB).
Así como la pobreza, la escasez de agua afecta de forma diferente a las 
mujeres y a los hombres debido a la división sexual y social del trabajo: las 
primeras son quienes realizan el trabajo doméstico y de cuidados, resultado de 
un orden social patriarcal.
A lo largo de la historia, las mujeres han sido “solucionadoras de problemas y 
preservadoras de la vida en lo cotidiano” (Segato, 2018, p. 16). Durante toda su 
vida se ocupan de garantizar la reproducción familiar en el espacio doméstico, 
“lugar que articula más y desde donde se puede acceder [o sea, tener acceso] 
a otros espacios productivos y relacionales” (Guzmán, 2005, p. 171) donde se 
crea plusvalía y riqueza económica a través de la economía del cuidado (Alber-
ti, Zavala, Salcido y Real, 2014).
En relación con el agua, las campesinas garantizan este recurso para el sos-
tenimiento de la vida familiar y comunitaria, pero debido a que lo obtienen por 
1 Comprenden todos los estados del país, a excepción de Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Tabas-
co, Quintana Roo, Campeche y Yucatán.
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lo general a través de medios precarios, invierten una cantidad considerable de 
tiempo y trabajo físico. Sin embargo, su participación en la formulación de po-
líticas que determinan el acceso y el saneamiento del agua es mínima,o bien, 
cuando llegan a hacerlo, se las ubica en posiciones subalternas con escaso po-
der de acción y de decisión (García y Vázquez, 2017; Gutiérrez-Villalpando, Na-
zar-Beutelspacher, Zapata-Martelo, Contreras-Utrera y Salvatierra-Izaba, 2013; 
Ruiz, 2012; Sánchez y Fernández, 2018; Soares, 2007; Vázquez-Luna, Mortera, 
Rodríguez-Orozco, Martínez y Velázquez, 2013). 
Desde hace casi tres décadas, en varias conferencias de las Naciones Uni-
das,2 se reconocieron las funciones que desempeñan las mujeres en el abas-
tecimiento, la gestión y la protección del agua, y se indicó a los gobiernos y 
organismos socios3 que llevaran a cabo una serie de medidas para garantizar 
que las mujeres pobres tuvieran acceso al agua limpia, apta para el consumo, y 
que se las incluyera en las iniciativas de desarrollo. 
Al respecto, Cleaver (1998) apunta varios aspectos: que las políticas deri-
vadas de esos encuentros respondían a una situación macroeconómica mundial 
que favoreció la reasignación del papel del Estado debido a sus fallas para sa-
tisfacer las necesidades de los pobres en términos técnicos y ambientales soste-
nibles; que tales estrategias tienen un sesgo sectorial de valoración de los usos 
domésticos y productivos del agua; que esas políticas incorporan una versión 
que vincula la mayor participación de las mujeres pobres en la gestión del agua 
con la eficiencia y la productividad económica; que ninguna apunta a un cambio 
en las estructuras de género (Valdivieso, 2010); que pasan por alto los contex-
tos estructurales e institucionales específicos que determinan el acceso y el 
control de los recursos (Gutiérrez-Villalpando et al., 2013; López y Rojas, 2017; 
Vázquez, Cárcamo y Buendía, 2007; Vázquez-Luna et al., 2013; Vázquez-Gar-
cía, Pérez-Olvera y Muñoz-Rodríguez, 2014; Vázquez-García y Sosa-Capistrán, 
2017); y que omiten la diversidad de necesidades y preocupaciones de las mu-
jeres con respecto a los medios para la subsistencia familiar. 
Girón (2010) señala que las mujeres han sido la alternativa para las políticas 
económicas de estabilización neoliberales que han precarizado su inserción en 
el mercado laboral. También está el trabajo no remunerado que realizan para 
la sostenibilidad de la vida en reemplazo de un Estado que recorta los servicios 
públicos y sociales. 
En el mismo tenor, a las mujeres se las convierte a menudo en destinata-
rias de las políticas públicas de desarrollo rural y urbano que las sitúan como 
responsables de su situación económica y social de partida y llegada; es decir, 
el Estado no discute las condiciones estructurales ni la pobreza, pero piensa a 
las mujeres como centro del hogar y agentes de desarrollo, cualidades que ve 
como parte de su “esencia femenina”. 
En la actualidad se enfrenta una crisis multidimensional mundial que, de 
acuerdo con Bartra (2013 y 2020), cuestiona la relación que tenemos con la 
2 Conferencia Internacional de Dublín sobre Agua y Medio Ambiente en 1992; IV Conferencia Mundial 
sobre la Mujer de 1995 en Beijing; y en el periodo 2005-2015, la Declaración Internacional para la 
Acción El agua, Fuente de Vida.
3 Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Banco Mundial.
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naturaleza y que se expresa en la degradación medioambiental, en el estrés 
hídrico y en la pérdida de la biodiversidad. Ha empeorado la calidad de vida 
de sectores de la población vulnerados socialmente por razones estructurales. 
Se ha modificado la distribución entre Estado, empresas, familias y personas 
de las responsabilidades familiares sobre el bienestar de la población (Picchio, 
2009). Se han recrudecido las desigualdades en las posiciones desde donde se 
reproduce la vida (Carosio, 2010). Todo lo anterior demuestra la incapacidad 
del modelo económico capitalista para dar respuesta a las necesidades y a las 
condiciones vitales de las personas (Carrasco, 2016). 
La sostenibilidad de la vida, cuyo interés central es el cuidado de ésta y la 
reproducción humana como proceso social, es un enfoque que cobra relevancia 
en este trabajo. 
Desde una perspectiva económica feminista que advierte los sesgos andro-
céntricos y capitalistas que caracterizan a la economía clásica y neoclásica, y 
cuya propuesta política es la sostenibilidad de las condiciones y los procesos de 
reproducción de la vida humana y no humana, Carrasco (2011, 2014 y 2016) y 
Picchio (2009) especifican que la cuestión de la subsistencia en sus dimensiones 
materiales, sociales y afectivas es básica para la definición de cualquier sistema 
social.
Carrasco (2016) señala tres ámbitos de los que depende la vida de las perso-
nas y que constituyen la base del sistema económico y social: la naturaleza, el 
espacio de lo doméstico y los cuidados, y el ámbito de la producción y la trans-
formación en las esferas privada y pública. Sin embargo, la autora indica que 
las sociedades patriarcales capitalistas han privilegiado el beneficio económico 
sobre las condiciones de sostenibilidad de la vida, y han ocultado las relaciones 
de explotación y depredación que establece la producción capitalista con el 
ámbito del cuidado y la naturaleza, respectivamente. La autora advierte que la 
naturaleza y las personas no son un objetivo social prioritario, sino que están al 
servicio de la producción. 
En el caso de las personas, de acuerdo con Picchio (2009), eso no significa 
que se adapten de forma mecánica o autómata a los procesos de producción, 
sino que, motivadas por sus necesidades, deseos, aspiraciones, percepciones de 
vulnerabilidad, vínculos y relaciones, reaccionan de manera independiente, es 
decir, con agencia.
De ahí que, frente a las múltiples crisis de supervivencia (Carosio, 2010) 
que enfrenta la humanidad como resultado del modelo económico capitalista, 
patriarcal y neoliberal, es necesario que los análisis no sólo se concentren en la 
producción de los medios para la sostenibilidad de la vida, sino también en las 
fuerzas subjetivas y en las condiciones de vida que movilizan y subyacen a los 
procesos de vida de las personas. Según Picchio (2009), se trata de “una ética 
consustancial con los comportamientos individuales, como algo no eliminable; 
como sentido de la producción y distribución de los medios de vida” (p. 35).
Como se mencionó, a lo largo de la historia las mujeres han realizado los tra-
bajos de los que depende de manera directa la vida de las personas, por lo que, 
en términos epistémicos, el enfoque de la sostenibilidad de la vida encuentra 
5
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lugar en la propuesta de los conocimientos situados (Haraway, 1995), planteada 
a partir de la teoría feminista del punto de vista (Harding, 2010).
Dicha teoría afirma que la posición subalterna de las personas en la estruc-
tura social promueve la producción de conocimiento alterno al enfoque andro-
céntrico y capitalista (Harding, 2010). De esta forma, se reconoce el lugar pri-
vilegiado de las mujeres en la construcción de conocimientos situados, con lo 
cual es posible revertir los sesgos androcéntricos de los paradigmas científicos 
dominantes y producir conocimiento parcial pero objetivo con y para las mu-
jeres, con el fin de “prometer versiones más transformadoras, más adecuadas, 
sustentadas y objetivas del mundo” (Haraway, 1995, p. 328). 
La creación de conocimiento con y para las mujeres tiene una implicación 
política poderosa, porque permite visibilizar sus necesidades, intereses, mo-
tivaciones, los significados que imprimen a sus acciones y sus márgenes para 
actuar, de tal forma que se puedan tomar medidas que contribuyan a la cons-
trucción de realidades más equitativas y justas.
Con base en lo expuesto, los objetivos de esta investigaciónson conocer las 
percepciones de las mujeres de Buñuelos sobre la situación actual del agua en 
su localidad, los significados que le otorgan y las estrategias individuales y co-
lectivas para enfrentar el problema de la escasez de un recurso necesario para 
sostener la vida familiar y comunitaria.
Metodología
Se siguió una metodología cualitativa, basada en un enfoque crítico e inter-
pretativo (Flick, 2004), con un alcance exploratorio que permitió describir los 
significados, las percepciones, los recursos, las estrategias y la capacidad de 
acción de las mujeres de la localidad de Buñuelos para enfrentar las dificulta-
des cotidianas y sostener la vida familiar y comunitaria. También se investiga-
ron los obstáculos de género que enfrentan para participar de forma pública en 
la toma de decisiones sobre la mejora de las condiciones de abastecimiento y 
saneamiento de agua en la localidad.
Para lograrlo, se realizaron observaciones participantes (Martínez, 2007), 
registradas en diarios de campo, entrevistas semiestructuradas de tipo etno-
gráfico (Flick, 2004) y se crearon grupos focales (Martínez, 2004). En conjunto, 
las técnicas descritas constituyen una triangulación de datos cuyo propósito es 
encontrar consistencias en los resultados y fortalecer la validez interna de la 
investigación (Okuda y Gómez-Restrepo, 2005).
Las entrevistas semiestructuradas y los comentarios de los grupos focales se 
transcribieron, codificaron y categorizaron (Kvale, 2007) en los siguientes focos 
temáticos: a) percepciones de las mujeres sobre la situación actual del agua; 
b) significados que otorgan a ésta; c) estrategias individuales y colectivas para 
enfrentar su escasez; y d) prejuicios de género que limitan la participación y la 
toma de decisiones de las mujeres en la esfera pública. Después la información 
se trató mediante un análisis cualitativo (Cáceres, 2008).
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Dado el propósito de este estudio, la meta es una generalización teórico-ana-
lítica, por lo que el muestreo es no probabilístico selectivo o intencionado (Pa-
tton, 1990). La estrategia para identificar a las participantes fue mediante la 
organización de reuniones con la comunidad y con cada una de ellas de manera 
directa. Una vez identificadas las posibles participantes, se les planteó el pro-
pósito del estudio, y a quienes aceptaron se les solicitó su consentimiento oral 
para audiograbar las entrevistas individuales y las conversaciones de los grupos 
focales. 
Se realizaron 15 entrevistas individuales en los domicilios de las participan-
tes y se conjuntaron dos grupos focales, cada uno integrado por diez partici-
pantes, mismos que se llevaron a cabo en la Escuela Primaria Comunitaria de 
la localidad.
El trabajo de campo se realizó entre septiembre y diciembre de 2019.4 Par-
ticiparon 35 mujeres originarias de Buñuelos, con edades de entre 20 y 56 años 
—con una media de edad de 38 años—. A excepción de una participante, todas 
tienen entre 1 y 5 hijos cuyas edades oscilan entre 6 y 32 años. La mayoría de 
las mujeres están casadas y sólo 2 se encontraban viviendo en unión libre. Los 
hogares donde habitan las participantes son nucleares y ampliados.
En relación con la organización familiar, todas se dedican al trabajo domés-
tico y a las labores de cuidado. No obstante, algunas reportaron emplearse de 
forma temporal en la pavimentación de carreteras o bien haciendo comida para 
trabajadores de la construcción. La mayoría de sus parejas e hijos varones ma-
yores de edad trabajan en el Parque Industrial Derramadero y los otros, como 
albañiles y en labores de cortadillo.5
Contexto de trabajo
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, de 3 146 771 habitantes 
de Coahuila, 92% vive en contextos urbanos y 8% en territorio rural (Instituto 
Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2020).6
Coahuila se encuentra en zonas áridas y semiáridas. Sus suelos están relacio-
nados con los matorrales desérticos micrófilo y rosetófilo, y en menor medida 
con la vegetación de desiertos arenosos. Presenta un clima muy seco (46%), 
seco y semiseco (49%) y templado subhúmedo (5%). Tiene un promedio de 350 
4 Durante febrero y mayo de 2019, profesoras y estudiantes de diversas facultades del área de Cien-
cias Sociales de una Universidad Pública de México, acudimos a Buñuelos en el marco de unas 
jornadas rurales, con el objetivo de realizar encuestas y entrevistas sobre el bienestar y calidad de 
vida de la población. Durante el trabajo de campo se realizaron reuniones con personas de la comu-
nidad a fin de conocer las necesidades que enfrentaban respecto a los servicios básicos, así como 
en relación con problemáticas psicosociales. En su mayoría quienes asistieron fueron mujeres jefas 
de familia que destacaron el tema de escasez de agua. Esto dio lugar al objetivo de la presente 
investigación.
5 Fibra cuyo uso puede ser artesanal para la elaboración de canastas o industrial y que junto con el 
sorgo escobero es utilizado para la elaboración de escobas y cepillos.
6 Cabe señalar que los estados limítrofes del norte del país concentran un porcentaje inferior a 25% de 
la población rural, en contraste con aquellos que están en la franja sur y centro, que aglutinan el mayor 
porcentaje de este sector (Consejo Nacional de Población [CONAPO], 2012). 
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milímetros (mm) de precipitaciones pluviales al año y en algunas regiones se 
tienen temperaturas en verano por arriba de los 40º Celsius y en invierno por 
debajo de cero. Coahuila contaba en 2016 con una capacidad de agua renovable 
de 3 185 hectómetros cúbicos por año (hm3/año) y de 1 063 hm3 por habitante 
al año (hm3/hab/año). Si se compara con los estados ubicados al sur del país, 
como Chiapas, donde predominan selvas húmedas en las cuales se presentan 
113 903 hm3/año y 21 419 hm3/hab/año (Gobierno del Estado de Coahuila de 
Zaragoza, 2018; SEMARNAT y CONAGUA, 2017), puede verse la diferencia.
En términos hidrológicos, Coahuila es parte de cuatro zonas: Río Bravo-Con-
chos, Mapimí, Nazas-Aguanaval y El Salado. Posee una red grande de arroyos, 
en mayor medida intermitentes y en algunos casos perennes, que conducen el 
agua a través de las cuencas a lo largo del estado y que favorecen la recarga de 
los acuíferos. Es destacable indicar que, de acuerdo con González (2017), en la 
actualidad, los acuíferos del estado enfrentan una problemática grave por su 
sobreexplotación agrícola y de generación de electricidad pública e industrial. 
Los más afectados son el Principal-Región Lagunera, Monclova y Saltillo-Ramos 
Arizpe.
Coahuila se divide en cinco regiones geográficas: fronteriza-norte, carboní-
fera, centro-desierto, Laguna y sureste. En esta última se sitúa el presente tra-
bajo y comprende los municipios de Arteaga, General Cepeda, Saltillo, Ramos 
Arizpe y Parras. 
Fuente: elaboración propia.
Figura 1. Localización geográfica de Buñuelos, Coahuila
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En términos económicos, la región sureste del estado está dinamizada por 
la industria manufacturera automotriz. Las actividades económicas secundarias 
tributan 53.6% al PIB del estado. Le siguen las terciarias con 43.9% y las prima-
rias con 2.4%. Dos municipios de esta región, Saltillo y Ramos Arizpe, aportan 
juntos 50.7% del valor de la producción bruta total (INEGI, 2016).
Buñuelos, lugar donde se realizó el estudio, es una localidad rural que perte-
nece al municipio de Saltillo. Se encuentra al sureste de la capital de Coahuila 
y colinda al norte con el ejido Agua Nueva,al sur con el ejido Gómez Farías, al 
este con el ejido Las Colonias y al oeste con el ejido Tinajuelas.
En 2010, Buñuelos contaba con 194 habitantes, 108 hombres y 86 muje-
res, distribuidos en 50 viviendas, y mostraba un grado de marginación alto. De 
quienes tienen entre 15 años o más, 21.50% presentaba analfabetismo, 44.70% 
tenía primaria incompleta y 9.52% de la población de entre 6 a 14 años no asis-
tía a la escuela. No disponía de drenaje 76% de las viviendas, 16% no contaba 
con inodoro, 2% no tenía energía eléctrica ni agua entubada y 36.08% no tenía 
derechohabiencia a los servicios de salud (Secretaría de Desarrollo Social [SE-
DESOL], 2013). 
De acuerdo con el trabajo de campo realizado, se observó que la red de 
abastecimiento de agua es deficiente, razón por la que las familias acuden a los 
ejidos cercanos para conseguirla.
Son pocas las familias que tienen huertos de traspatio, cosecha de nopal o 
crianza de cerdo y gallinas destinada al autoconsumo. La mayor parte de la po-
blación activa en términos económicos se emplea en el sector formal industrial 
como operarios en el Parque Industrial Derramadero, que se encuentra más o 
menos a 37 kilómetros de distancia de Buñuelos. En menor medida, como se 
mencionó, algunos hombres de la localidad trabajan como albañiles y en labo-
res de cortadillo.
Fuente: fotografía de Itzia María Cazares Palacios, 2019.
Figura 2. Secado de la hoja de cortadillo en la localidad de Buñuelos
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En términos hidrológicos, en el momento de realizar el trabajo de campo 
sólo fue visible un estanque cuya agua se utiliza para algunas actividades do-
mésticas y para el ganado. Sobre el abastecimiento de agua, la comunidad de 
Buñuelos, a través de su Comité de Agua, la trae de los pozos ubicados en los 
ejidos de San Felipe, Carneros y Notillas. Según información proporcionada por 
las participantes de este estudio, el pozo que suministraba el agua está conta-
minado con residuos de rocas fracturadas y sales, razón por la que acuden a los 
ejidos mencionados.
Figura 3. Estanque visible de Buñuelos, Coahuila
Fuente: fotografía de Itzia María Cazares Palacios, 2019.
Buñuelos forma parte de los municipios aledaños a la zona industrial Alianza 
Derramadero, la cual alberga cinco parques industriales en el giro manufactu-
rero automotriz. En la actualidad, esta zona se integra al proyecto Ciudad Mo-
delo Derramadero, que planea la creación de viviendas y servicios básicos para 
la población trabajadora de esas empresas. Es importante señalar que, según el 
“Informe Derramadero” de la Fundación de Villa de Patos, Asociación Civil, A. 
C., y el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (2018), la población 
rural asentada en esa zona, así como la trabajadora que se concentrará ahí, en-
frentará problemas graves para la captación, la distribución y el suministro de 
agua, debido a que las cinco zonas de captación y recarga de los acuíferos que 
abastecen a la zona metropolitana de Saltillo,7 registran niveles de abatimien-
to significativos. Esta situación se agravará en años próximos, considerando el 
aumento poblacional.
7 Se trata de los acuíferos de Agua Nueva, Carneros, Loma Alta, San Lorenzo Terneras y Zapalinamé.
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Villarreal (2013) respalda lo descrito. Indica que el valle de Saltillo, al no 
contar con presas, lagos, ríos o arroyos para soportar el crecimiento pobla-
cional asociado con el desarrollo del complejo industrial Derramadero, la so-
breexplotación actual de los acuíferos, así como por la baja eficiencia en sus 
sistemas de distribución, enfrentará consecuencias perniciosas para el consumo 
doméstico y la producción, tal como indican Aguirre, Tobón de Garza y Mendoza 
(2018a y 2018b).
Análisis de resultados
Percepción de la situación actual del agua en Buñuelos
El tema inicial explorado tanto en las entrevistas individuales como en los gru-
pos focales fue la situación del agua en la localidad. Salvo una participante, las 
demás son originarias de Buñuelos y han radicado ahí toda su vida. Con base en 
sus experiencias cotidianas, las mujeres realizan un análisis de la situación del 
agua a través del tiempo.
Pues mira, cuando nosotras estábamos muchachas, en la casa acarreá-
bamos agua —para lavar, para trapear, para el quehacer— del estanque 
que está aquí abajo; y para tomar, de otro que le decimos El Talú [talud] 
[…]. Y de ahí, acarreaba uno agua para tomar, pero, pues nada más la 
colábamos y ya era la que tomábamos aquí […]. Sí ha mejorado porque 
ahora, pues, ya la tenemos en tubería. Le digo, el problema aquí es 
que se tardan mucho para echar el agua, de hecho, pos ya venden agua 
purificada. Ya la que no quiere tomar de la llave, porque de repente 
está sucia la pila o se le meten animalitos o así, ya la compra uno en la 
tienda. (Mujer de 42 años)
Los abuelos tomaban de los estanques y del Talud […]. Era más lim-
pia, sobre todo El Talud. De ahí tomaban, pero, pues antes tenía 
malla, o sea, estaba más limpio, y ahora ya no […]. Antes sí nos 
dábamos abasto, pero ahorita ya son muchas familias […]. Creo que 
actualmente existen como unas setenta familias y antes eran unas 
poquitas, como treinta […]. (Mujer de 53 años)
Como se puede apreciar, en la actualidad el agua de Buñuelos es menos lim-
pia y segura para el consumo, lo cual genera un costo económico para quienes 
tienen la posibilidad de comprar agua de garrafón purificada. Para quienes no 
tienen esa opción, es un riesgo para su salud consumir el agua no purificada. El 
incremento de la población entre 2010 y 2019 ha provocado una menor dispo-
nibilidad de ésta para el consumo de las familias. Así mismo, las participantes 
identifican efectos negativos para el sostenimiento de la vida no humana pro-
vocados por la industria.
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Como que antes llovía más, entonces, en ese tiempo ellos, los que te-
nían, sí tenían mucha agua para recolección y acarrear […]. Mi esposo 
dice que Derramadero está afectando el consumo del agua, porque es la 
misma agua […]. Mi esposo todo el tiempo que trabajó en Derramadero 
y también en la cosecha de la papa, ha notado esos efectos [...]. Noso-
tros vivimos en la manzana en Agua Nueva. Se acabó todo. Se secaron 
árboles. (Mujer de 44 años)
Cabe destacar que, de acuerdo con Villarreal (2013), en la década de 1960, 
Buñuelos presentaba un índice de eficacia de gestión del agua de 0.85, mientras 
que en 2012 era de 0.5, depreciación que, según el autor, es un efecto de la 
acción antropogénica sobre el agua del subsuelo, con consecuencias adversas 
sobre la salud de sus habitantes, cuya producción agrícola y calidad de vida se 
modificaron.
La evaluación actual que las mujeres realizan de la disponibilidad del agua 
está marcada por sus propios tiempos de vida familiar. La escasez se vincula con 
rememoraciones del pasado, pero también con las variaciones en las tempora-
das de lluvia, como resultado del cambio climático, que derivan en reducciones 
de precipitaciones pluviales.
Por un lado, en el caso de las abuelas y los abuelos, se vio afectada la liber-
tad de disponer de agua de fuentes naturales debido al cambio climático, que 
produce escasez de lluvia. También mencionan la contaminación del agua y la 
posibilidad, para algunos, de tener acceso al agua embotellada. Esto último 
muestra cómo la imposibilidad de disponer del agua de manera natural pre-
cariza la reproducción social de los miembros de la localidad en la medida en 
que se mercantiliza el acceso. En consecuencia, recrudece las desigualdades 
económicas en Buñuelos e incrementa la carga detrabajo en las mujeres en la 
medida en que la disponibilidad del agua ha disminuido.
El aumento poblacional y su impacto, así como el establecimiento de la in-
dustria y el elevado consumo, son condiciones que afectan el acceso al agua. 
También se encontró que las mujeres jóvenes y las mayores están conscientes 
del esfuerzo que conlleva tenerla para el consumo familiar, tarea que recae en 
ellas.
Significado del agua
El significado que dan las mujeres al agua es fundamental para comprender sus 
acciones y sus funciones sociales, que se traducen en trabajo doméstico y en 
los cuidados para lograr el sostenimiento de la vida familiar. Comentaron que 
el significado es:
Vida, porque sin agua no somos nada; o sea, no tomamos agua y nos des-
hidratamos, nos enfermamos y ¿con qué cocinamos? Tampoco comemos. 
Para bañarnos, como quiera, podemos buscar o juntamos, ir ahí al talú 
(talud). Pero la necesidad es para tomar y para cocinar […]. Es vida para 
las familias. (Mujer de 42 años)
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Pues todo. Sin agua no hacemos nada […]. El agua es muy necesaria para 
todo, hasta yo creo más que el dinero, porque sí, porque el agua es para 
todo y para todos […]. Si una no tiene agua, ¿con qué cocina, lava? ¿Con 
qué se baña? ¿Cómo se lava los dientes? ¿Con qué hacen una comida? 
(Mujer de 44 años)
El agua es como la vida […]. Si no tienes agua, no tienes nada […]. Nos ha 
pasado el caso, cuando no tenemos de la llave, que es tiempo de sequía, 
que no hay en los tanques ni nada. Los señores también batallan mucho 
para acarrear agua para sus animales, porque tienen que buscar donde 
haya agua para darles a los animales, porque si andan en el monte, pues 
también se mueren porque ellos, aunque busquen agua y si están secos 
los estanques, pues se mueren en el monte los animalitos. Sí, pues el 
agua es todo. (Mujer de 42 años)
El agua es un recurso imprescindible para la sostenibilidad de la vida huma-
na y no humana en la cotidianidad de las participantes. Su consumo permite 
que sus cuerpos funcionen de forma saludable y realicen diversas actividades 
domésticas y de cuidado, como cocinar, bañar, lavar. También permite la repro-
ducción de la vida de los animales que forman parte de su subsistencia. El agua 
es más valiosa en sus vidas que el dinero, porque reconocen que es un recurso 
natural, base de su sistema y funcionamiento social. En este sentido, conside-
rando que este recurso es fundamental para el bienestar de todos, su desabasto 
dinamiza acciones colectivas para enfrentarlo y resolverlo.
Estrategias individuales y colectivas para enfrentar la escasez de agua
¿Qué hacen las mujeres para sostener la vida familiar y comunitaria frente a 
la escasez de agua? ¿En qué condiciones y cuáles son las implicaciones de estas 
actividades de trabajo para sí mismas y en relación con el otro? Son preguntas 
clave para evidenciar lo que subyace a los procesos de reproducción social y de 
mantenimiento de la vida.
Las participantes coinciden en el tipo de estrategias organizativas y de ad-
ministración del agua para llevar a cabo el trabajo doméstico y de cuidados.
Uno [tinaco] lo lleno para el baño, que es el que está arriba del baño y 
lleno el otro que esta acá atrás, que es el que uso para lavar y así. Y el 
otro que uso para el agua de la cocina, es para tomar, para los trastes. 
(Mujer de 42 años)
De la llovediza agarro para el baño, para bañarnos, para trapear, para 
lavar trastes, lavar […]. Cuando vamos al talú (talud) o a Carneros, va-
mos juntos mi esposo y mis hijos […] y pos de a tinita. Una tinita para 
lavar los trastes, una tinita para hacer tortillas, porque nosotros aquí 
todos los días hacemos tortillas, mañana, medio día y noche. Se hace 
tortilla cuando hay maíz de molino y si no, pues de Maseca, pero pos 
todo el día usamos el agua. (Mujer de 49 años)
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En diciembre, que no había, llovía y yo llenaba un tonel aquí y lo tapa-
ba. Le ponía un hule y de ahí para tomar. (Mujer de 44 años)
Algunas mujeres recolectan el agua de lluvia para el consumo físico; otras 
la utilizan para las tareas domésticas. La diferencia en el uso se relaciona con 
las posibilidades materiales y económicas de cada familia. Como se mencio-
nó, el pozo de Buñuelos está contaminado, razón por la que algunas familias 
que tienen los medios propios para trasladarse, acuden a otros lugares, una o 
dos veces a la semana, para obtener el agua de los pozos que están ahí. Hay 
algunas familias que tienen ingresos suficientes para comprar agua purificada 
de garrafones para el autoconsumo. Cabe señalar que, según lo reportado por 
las participantes, los organismos estatales y municipales no han implementado 
mecanismos educativos para asegurar la salubridad en el manejo del agua.
En relación con la organización familiar para la obtención del agua, son las 
mujeres quienes se ocupan de poner los tinacos para recolectar el agua de la 
lluvia, mientras que los esposos o parejas e hijos participan cuando es necesa-
rio trasladarse a los pozos, más o menos a cuarenta minutos de distancia, o al 
abrevadero (talud). 
Con respecto a las estrategias colectivas, las mujeres están al pendiente y 
avisan a las otras y al Comité del Agua que van a abastecer el estanque. Ellas 
llenan los tinacos y sus parejas e hijos, por lo general los varones, se encargan 
de trasladarlos a sus casas. Estas actividades las realizan de una a dos veces a 
la semana.
Nos organizamos entre varias, así como nos juntamos en las juntas de la 
escuela, así nos juntamos. Nos avisamos una con otra: “Oye, va a haber 
junta” y ya corren la voz o si es posible, que dicen “No, pues, hazme 
el favor tú de avisarle” [cuando van a echar el agua]. Pues ya andamos 
casa por casa y ya nos juntamos todas a tal hora, y ya vamos a llenar 
los tinacos y nos acompañan nuestros esposos, si están, o con apoyo de 
nuestros hijos. (Mujer de 49 años)
Cuando llega a estar contaminada el agua, vamos y lavamos la pila, la 
pila de donde viene el agua. Nos organizamos todos, o sea, todo el ran-
cho, todas las mujeres, los hombres. Nos organizamos. (Mujer, 49 años)
Por otra parte, las mujeres toman la iniciativa de organizarse para limpiar el 
estanque que distribuye el agua y arreglar las averías en las tuberías cuando no 
es posible que el comisariado lo haga.
Cuando se desbarata el pozo, a veces que anda ocupado el comisariado, 
dice una: “Júntense dos o tres mujeres y van a hablar para preguntar del 
fierro”, y así. (Mujer de 53 años)
Es importante precisar que, cuando hay alguna avería en la bomba o pozo, si 
es el caso, las mujeres se reúnen y van a buscar al comisariado a su casa para 
que la componga. Sin embargo, cuando no lo encuentran o reciben una negati-
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va, con el conocimiento y las estrategias de que disponen, intentan arreglarla, 
aunque no siempre lo logran.
Participación de las mujeres en la toma de decisiones públicas 
para el abastecimiento y el saneamiento de agua
A pesar de las distintas acciones que llevan a cabo las mujeres para enfrentar 
la escasez del agua y sostener la vida familiar y comunitaria, se observa una 
estructura patriarcal y prejuicios de género en relación con las capacidades de 
las mujeres. Esta situación dificulta que ellas formen parte del Comité del Agua 
para mejorar los servicios de abastecimiento y saneamiento de agua.
Es el comisariado, el delegado y el juez y el secretario […]. Ellos, o sea 
los hombres, hacen las juntas entre ellos, y entre ellos mismos deciden 
el Comité […].En las juntas, van más mujeres que hombres […]. Las 
mujeres somos las que batallamos con el agua. Ellos, como quiera, ellos 
comen, ellos duermen, ellos se van a trabajar y uno es la que batalla del 
agua […]. Sí estaría bien que una mujer estuviera al frente del Comité 
del Agua […]. Si yo fuera encargada, yo voy y la prendo [la bomba de 
agua], echo el agua a la gente y ya me regreso a mi casa. Sigo con mis 
actividades, echo el agua, voy y le apago a la bomba. Le echo al agua, 
que agarre el agua la gente, me regreso y sigo con mis cosas [...] porque 
las que manejamos el agua somos las que debemos de movernos. (Mujer, 
49 años)
Aquí las señoras comentan que las juntas las deben de llevar las muje-
res, y los señores dicen “No. No”. Y sí es cierto, porque nos ha pasado 
que las señoras discutimos mucho, ni arreglamos, y a veces, puro chis-
me […]. Aquí el control siempre lo han llevado unos señores. (Mujer, 47 
años) 
Los hombres llevan más el control, y bueno, es como cuando hacemos 
un aporte y entramos en puros conflictos, no nos ponemos de acuerdo. Y 
luego aquí se dirige por ejidatarios, ellos ya tienen el dominio [acuerdos 
establecidos] […] hasta que llegan los domingos, y así ya se llevan el 
control, y las mujeres, pues no. Las mujeres somos más problemáticas, 
más chismosas. (Mujer, 46 años)
Se observa el reconocimiento que hacen las mujeres a la importancia de su 
participación en el Comité del Agua, porque ellas realizan las funciones do-
mésticas y comunitarias para la reproducción social. Estas acciones, además, 
posibilitan el ejercicio de un poder en ellas, entendido como un potencial para, 
es decir, un poder que suma en lo colectivo. No obstante, es notable el carácter 
patriarcal de este comité, que limita la representación y participación de las 
mujeres en él.
También pueden leerse en los comentarios las dificultades en la comunica-
ción, negociación y solución de conflictos entre las mujeres, así como el chis-
me, que entorpecen su organización colectiva y construyen su autopercepción 
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como incapaces para dirigir este espacio de poder. Las implicaciones de estas 
formas de violencia simbólica, en las cuales las mujeres se apropian y reprodu-
cen entre ellas un discurso patriarcal que desacredita sus capacidades y su voz, 
es un mecanismo que sostiene y calca una estructura patriarcal que las excluye 
de participar en asuntos públicos.
Discusión y conclusiones
En su alcance exploratorio, este trabajo constituye una aproximación a la rea-
lidad de vida de las mujeres de Buñuelos, en el noreste mexicano. En especial, 
reveló y permitió el registro de los significados que las mujeres dan al agua para 
el sostenimiento de la vida familiar y de sus experiencias y percepciones en 
torno a la situación actual de este recurso en su localidad. Así mismo evidencia 
la capacidad de agencia que tienen, es decir, su iniciativa, sus acciones y las 
estrategias que llevan a cabo en la vida diaria para enfrentar la escasez del 
recurso, entre otras tareas de cuidado que realizan. 
La teoría del punto de vista feminista de Harding (2010) y la propuesta de 
los conocimientos situados de Haraway (1995) fueron el punto de partida para 
advertir que, de cara a la crisis civilizatoria que enfrenta la humanidad, no se 
pueden entender las sociedades y la historia desde el punto de vista de un su-
jeto universal y atemporal. Gracias a ambas propuestas se puede distinguir el 
límite del proyecto societario de la modernidad, así como la necesidad de un 
nuevo sentido civilizatorio y la refundación del modelo económico prevalecien-
te (Federici, 2010, 2018 y 2020).
Con base en lo anterior, en este apartado se discuten los resultados de este 
estudio a la luz de las principales críticas feministas al capitalismo patriarcal, 
liberal y neoliberal desde el enfoque de la sostenibilidad de la vida humana y 
no humana.
Desde la década de 1980, como resultado de las políticas neoliberales favo-
rables al capital en América Latina, se advirtió un proceso violento de repro-
ducción del capital que va de la mano de un embate de nuevos cercamientos 
(Federici, 2010 y 2020), que precarizan y minan toda posibilidad de reproduc-
ción de la vida humana y natural, tal como se observó en el contexto donde se 
llevó a cabo esta investigación.
Como se expuso, la localidad de Buñuelos enfrenta una situación problemá-
tica de escasez de agua como resultado del aumento poblacional, de la sobre-
explotación de los acuíferos de la zona en aras del desarrollo industrial y eco-
nómico, en particular del Parque Industrial Derramadero, que inició en 2005, y 
del deterioro de sus ecosistemas. Su población enfrenta además la insuficiencia 
de condiciones materiales y sociales para una reproducción social digna.
Frente a esta marginación, en específico en lo que respecta a la escasez del 
agua, se observó que las mujeres y los hombres de la localidad resisten y cons-
truyen estrategias y redes para la supervivencia familiar y comunitaria, actuan-
do de forma organizada y con un sentido de solidaridad. En este aspecto, es 
erróneo pensar que las funciones de cuidado que realizan las mujeres en lo do-
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méstico están desvinculadas de la vida pública. Como se mencionó, el espacio 
doméstico es el sitio desde el cual se tiene acceso a otros lugares productivos y 
relacionales (Guzmán, 2005). Esa esfera es también el espacio donde mediante 
el cuidado se cultiva la filiación social, expresada y materializada, familiar y 
comunitaria, en el sentido de solidaridad. 
No obstante lo descrito, las desigualdades también resultaron expuestas; por 
ejemplo, el caso de las familias que tienen solvencia económica para comprar 
el agua o las que pueden movilizarse a otra localidad para conseguir agua pota-
ble en comparación con las que no tienen la posibilidad. Esto y las percepciones 
que tienen las mujeres sobre la situación actual del agua y las valoraciones 
socioculturales que realizan sobre sí mismas, cobran sentido en el marco del 
capitalismo neoliberal.
El neoliberalismo, entendido como el discurso hegemónico de un modelo 
civilizatorio en el que prevalecen valores básicos ―progreso, conocimiento, 
tecnología e industria― de la sociedad liberal moderna en torno al ser humano 
(Lander, 2000), ha tendido a maximizar la utilidad de los recursos y a preca-
rizar las condiciones que posibilitan la reproducción social, esto es, el abuso 
del capitalismo sobre la naturaleza, la anexión de la naturaleza al capital, 
que la expropia y utiliza de manera gratuita como fuente de insumos para la 
producción ―pero también como muladar para absorber los residuos de ésta―, 
y la concibe como una esfera de valor mercantil producida por y para los seres 
humanos (Fraser, 2014). 
Se trata de procesos de acumulación permanente que la industria moderna 
necesita para la producción de riqueza capitalista. En ellos se separa la produc-
ción del mercado de la reproducción de la vida humana y natural, y es donde 
las mujeres, junto con la naturaleza, proveen las condiciones de posibilidad y 
existencia del capitalismo (Carrasco, 2016; Federici, 2010; Fraser, 2014), como 
se muestra a continuación.
En torno a la situación actual del agua en Buñuelos, las participantes refi-
rieron además de la escasez, la contaminación y las condiciones perniciosas en 
sus vidas. El hecho de que el trabajo reproductivo no esté monetizado, le ha 
otorgado una apariencia de naturalidad, y todo lo natural, lo gratuito, lo que 
forma parte de los comunes, lo expropia y lo explota el capitalismo.
Por ejemplo, en relación con los significados y las valoraciones sociocultu-
rales que las participantes atribuyen a este recurso natural,cuando dicen “El 
agua es muy necesaria para todo, hasta yo creo más que el dinero” y “El agua 
es como la vida […]. Si no tienes agua, no tienes nada” se advierte el riesgo de 
su nulificación, debido a la valoración económica que lo convierte en mercancía 
con un valor y precio (Ávila, 2006). Algunas implicaciones relacionales y socia-
les de eso son la tendiente individualización de las familias para la provisión del 
agua ―con el riesgo consecuente de la desarticulación de las relaciones comu-
nales y del sentido de la cultura―, pero también el aumento de la dependencia 
de las mujeres del salario de los hombres para tener acceso al recurso (López y 
Cielo, 2018), y con ello, el riesgo latente de violencia en sus vidas debido a que 
se establece una jerarquía en esa relación en función del salario y el no salario, 
lo cual concede a los hombres el poder de disciplinarlas (Federici, 2018).
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En lo referente a las estrategias de abastecimiento familiar y comunitario 
del agua, se puede apreciar que aunque las mujeres y los hombres participan 
en la recolección a través de distintos medios, las primeras son las encargadas 
de su gestión y saneamiento y de solucionar el problema de las averías cuando 
el Comité del Agua no lo hace. Al respecto, la precariedad de las condiciones 
materiales recrudece las desigualdades en las posiciones desde donde se repro-
duce la vida (Carosio, 2010), es decir, incrementa el trabajo que realizan las 
mujeres para la reproducción social, lo cual, a su vez, refuerza su condición 
de subordinación domesticada y su explotación (Federici, 2018; Fraser, 2014; 
López y Cielo, 2018). Así, la relación entre capitalismo y patriarcado se mani-
fiesta en la vida cotidiana de las mujeres de Buñuelos.
Es indiscutible la demostración de las capacidades que tienen las mujeres 
para la gestión y el saneamiento del agua. Pero su incidencia en el órgano de 
representación y participación comunitaria del recurso es limitada, debido a la 
vigencia de la estructura patriarcal del Comité, cuyos integrantes siempre han 
sido hombres. Lo anterior se fundamenta en que los derechos de uso del agua 
están asociados de forma directa con la tenencia de la tierra, cuya posesión 
siempre ha sido de los hombres (Deere y León, 2002; Gutiérrez-Villalpando et 
al., 2013; Martínez, 2015). 
Aun cuando las mujeres reconocen la importancia que tiene el hecho de que 
ellas mismas representen al Comité del Agua a causa de las funciones sociales 
que desempeñan y debido a las formas de organización y de distribución del 
tiempo que tienen para cumplir con sus responsabilidades familiares y comuni-
tarias en la gestión del recurso vital, ellas se apropian del discurso patriarcal, 
que tiende a justificar su exclusión cuando refieren que hay deficiencias en sus 
propias capacidades organizativas colectivas para participar y tomar decisiones 
públicas en ese espacio de poder, como se aprecia en la sentencia “Las mujeres 
somos más problemáticas, más chismosas”. Este mecanismo de contraempo-
deramiento (Vázquez, 2008) mina sus esfuerzos de autonomía, las degrada de 
modo simbólico y las lleva a adaptar sus conductas de acuerdo con los estereo-
tipos tradicionales de género.
Aunado a esto, desde las propias percepciones y prácticas de las mujeres, 
las limitaciones para tener representatividad, participar y tomar decisiones en 
el Comité del Agua están asociadas con la ausencia de espacios de autoorgani-
zación y gestión, que impiden la organización formal de redes, así como el de-
sarrollo de habilidades comunicativas y de solución de problemas que faciliten 
la potenciación y el (auto)reconocimiento. Esto se relaciona con una estructura 
patriarcal que, de la mano del capitalismo, marcan tiempos distintos para las 
mujeres y los hombres en lo que respecta a sus funciones sociales en las esferas 
pública y privada.
De acuerdo con Carrasco, Borderías y Torns (2011), el propósito central del 
trabajo doméstico y de los cuidados en las sociedades liberales-capitalistas 
consiste en facilitar que los hombres adultos de la familia tengan disponibilidad 
laboral y libertad de tiempo y acción para participar en la vida pública sin que 
los cuidados ni el trabajo doméstico sean limitaciones para realizar sus acti-
vidades. Se trata de permitirles ser el homo economicus, señalan las autoras.
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Priorizar la sostenibilidad de la vida en la esfera pública daría continuidad 
a un conjunto de acciones en dirección a la perdurabilidad y prosperidad de 
nuestro entorno biológico y humano, y el reconocimiento de su imbricación. 
Al mismo tiempo, subvertiría las desigualdades de género que atraviesan el 
capitalismo, el cual presupone que las tareas naturales y gratuitas de cuidado 
son parte de una inmutable estructuración social de los géneros, sin tomar en 
cuenta que, en especial en los territorios con recursos escasos, esas tareas de-
positan una doble carga de responsabilidad en las mujeres que las precariza: en 
este caso de gestión y abasto de agua.
Se considera que la información aquí reunida es valiosa y necesaria, debido a 
que proviene de las mujeres y desde el lugar que ocupan en la estructura social 
de Buñuelos. El trabajo que asumen las entrevistadas en la gestión del agua, si 
se entiende el acceso al recurso como un derecho, expone las resistencias y las 
dificultades de gobernanza local, la discriminación por género y las desigual-
dades de clase que están detrás de la inseguridad en cuanto al abasto hídrico, 
situación que se ha reiterado en otros estudios (Gutiérrez-Villalpando et al., 
2013; López y Cielo, 2018; Vázquez-García, Pérez-Olvera y Muñoz-Rodríguez, 
2014). 
A partir de este estudio, se entrevén líneas de investigación futuras en las 
cuales se registren los aportes de otros actores clave de la localidad y el análisis 
estructural de otras dimensiones de la calidad de vida en Buñuelos que integre 
también distintas miradas y aproximaciones teóricas y metodológicas, para am-
pliar la perspectiva de los resultados aquí presentados.
Agradecimientos
Las autoras agradecen el apoyo financiero del Consejo Nacional de Ciencia y 
Tecnología de Coahuila, otorgado en el marco de la Convocatoria FONCYT 2019 
C13. 
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