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Área Crecimiento y Desarrollo 1 Disciplina: Salud Mental – Ps. Galuzzi, Leonardo P. CICLO: PROMOCIÓN DE LA SALUD ÁREA: CRECIMIENTO Y DESARROLLO DISCIPLINA: SALUD MENTAL MÓDULO: ADOLESCENCIA UABP: 6 Adolescencia y Salud Mental Ps. Leonardo P. Galuzzi Hablar de la adolescencia supone hablar de un período de la vida en donde se producen relevantes modificaciones y transformaciones en ámbitos que inciden en la relación tripartita de lo biológico, lo psicológico y lo social. Se la considera como un tránsito o rito de pasaje de la niñez al mundo adulto que no solo compromete la cronología temporal, también se debe al atravesamiento de tiempos lógicos más allá de cierta edad determinada. Este momento se destaca por tratarse de una época de crisis, momento coyuntural de tal intensidad que genera inestabilidad y modificaciones en quienes la atraviesan. Adolescencia y/o pubertad. Si bien el término adolescencia es el que se utiliza de manera general y el que se encuentra mayormente popularizado por su connotación social, desde salud mental se suele utilizar el concepto de pubertad ya que el mismo nos permite dar un alcance más preciso a este momento de la vida. Proveniente del latín “pubertas”, “puberātis”, en donde «púber» significa «joven», término al que se le ha aplicado el sufijo “tad”, que confiere cualidad abstracta. Así, pubertad significa cualidad de joven, adquiere su justeza por la vital crisis que sucede dado el encuentro de los sujetos con lo real de la sexualidad. La idea que apareja el término pubertad admite la crisis que sucede en esta época de la vida acorde al estallido de la sexualidad como de la irrupción de cuerpo en su registro real. Por tal motivo es que el concepto de pubertad se ubica en el conjunto de los fundamentos de psicoanálisis. El termino adolescencia nos refiere mayormente a una categoría social proveniente del verbo “adolesco” que significa “crecer, desarrollarse, ir en aumento”. El pensarlo como categoría social habilita a clasificarla acorde a ciertas convenciones establecidas permite dar clasificaciones sobre la misma. Por ejemplo, según la OMS la adolescencia inicial es la primera fase, comenzando normalmente a los 10, 11 años y Área Crecimiento y Desarrollo 2 Disciplina: Salud Mental – Ps. Galuzzi, Leonardo P. llegando hasta los 14,15 años. La adolescencia media y tardía se extiende hasta los 19 años. A esta época le sigue la juventud plena, desde los 20 hasta los 24 años de edad. El Inicio de la Pubertad. Como se expresó antes el hablar de pubertad requiere pensarse en términos de tiempos lógicos. Pensado en línea al planteo del psicoanálisis, la metamorfosis de la pubertad inicia con posterioridad al periodo de latencia, lapso que iniciaría a partir de los 6 años en donde la pulsión se pone al servicio de la investigación, vías el proceso de sublimación, se trata de un tiempo de exploración en que la energía sexual, si bien esta todavía presente, se dirige a otras áreas como ser las actividades intelectuales y la intención social. Comprendido entre la declinación de la sexualidad infantil de carácter autoerótico, representa un momento de la sexualidad ligado a zonas erógenas propias produciendo como efecto una disminución de las actividades sexuales. Correspondiente a la declinación del complejo de Edipo se produce una intensificación de la represión generando una amnesia del transcurrir sexual de los primeros años Pasado el período de la latencia, posterior al atravesamiento de fase edípica, es que se presenta una represión total o parcial de sexualidad infantil. Desviando la libido, energía sexual de las pulsiones sexuales, a otras metas mediante la sublimación. En algún momento pensada por Freud como un mecanismo de defensa, la sublimación, se presenta como uno de los posibles destinos de la pulsión. Se trata de un proceso psíquico en donde diversas facetas de la actividad humana que en apariencia no tienen vínculo con la sexualidad se convierten en depósito de la energía libidinal. El proceso consiste en un desvío hacia un nuevo fin. Sublimar consistiría en permutar la meta pulsional hacia una actividad desexualizada. Como resultado se presentan las actividades creativas e intelectuales como ser artísticas, científicas, políticas, tecnológicas, deportivas, etc. Transitado esto, con una sexualidad dormida, Freud plantea que “Con el advenimiento de la pubertad se introducen cambios que llevan a la vida sexual infantil a su conformación normal definitiva. La pulsión sexual era hasta entonces predominantemente autoerótica; ahora halla al objeto sexual… ahora es dada una nueva meta sexual, para alcanzarla, las pulsiones sexuales cooperan, al par que las zonas erógenas se subordinan al primado de la zona genital”. (Freud, 1995, p 189) Área Crecimiento y Desarrollo 3 Disciplina: Salud Mental – Ps. Galuzzi, Leonardo P. Etapa Genital Con el inicio de la adolescencia hay una reactivación de la sexualidad infantil, produciendo una intensa excitación sexual. Hasta la pubertad no aparece una diferencia definida entre los caracteres de género en tanto que la actividad autoerótica de las zonas erógenas en la infancia tiene una primacía fundamentalmente fálica. Dentro de lo que adviene de manera abrupta en este periodo, para Freud, es que “lo esencial de los procesos de la pubertad, lo más llamativo que ellos presentan: el crecimiento manifiesto de los genitales externos, que durante el período de latencia de la niñez habían mostrado una relativa inhibición. Al mismo tiempo, el desarrollo de los genitales internos ha avanzado hasta el punto de poder ofrecer productos genésicos, o bien recibirlos, para la gestación de un nuevo ser. Este aparato debe ser puesto en marcha mediante estímulos; en relación con ello, la observación nos enseña que los estímulos pueden alcanzarlo por tres caminos: desde el mundo exterior, por excitación de las zonas erógenas que ya sabemos; desde el interior del organismo, siguiendo vías que aún hay que investigar y desde la vida anímica, que a su vez constituye un repositorio de impresiones externas y un receptor de excitaciones internas.” (Freud, p 190) En consonancia con lo planteado vemos que los atributos fálicos quedarán ligados a la belleza y a los misterios de lo erógeno, de forma tal que al púber se impone el convertirse en objeto de deseo de un otro. En la pubertad se establece una segunda fase en la elección objetal, segunda como efecto de esa primera elección pensada en la lógica autoerótica de la infancia y la que se expresa en términos de ternura generada en el núcleo familiar acentuada en el periodo de latencia, “A lo largo de todo el periodo de latencia, el niño, aprende amar a otras personas que remedian su desvalimiento y satisfacen sus necesidades. Lo hace siguiendo todo el modelo de sus vínculos de lactante con la nodriza y prosiguiéndolos. El trato del niño con la persona que lo cuida es para él una fuente continua de excitación y de satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas, y tanto más por el hecho de que esa persona -por regla general la madre- dirige sobre el niño sentimientos que brotan de su vida sexual, lo acarician, lo besa, lo mece, y claramente lo toma como sustituto de un objeto sexual de pleno derecho”. (Freud, p 203) La sexualidad infantil y el vínculo con sus cuidadores es fundante para la sexualidad adulta que hace su irrupción en la pubertad “de los vínculos infantiles con los padres para la posterior elección del objeto sexual, es fácilcomprender que cualquier perturbación de ellos haga madurar las más serias consecuencias para la vida sexual Área Crecimiento y Desarrollo 4 Disciplina: Salud Mental – Ps. Galuzzi, Leonardo P. adulta… La inclinación infantil hacia los padres en sin duda la más importante, pero no la única, de las sendas que, renovadas en la pubertad, marcan después el camino a la elección de objeto”. (Freud, p 208). La elección de objeto en la pubertad implica renunciar a los objetos infantiles y comenzar de nuevo como corriente sexual, eso sucede con una elección de objeto por fuera del núcleo familiar. Excitación sexual. Tensión. En términos de placer y el displacer, Freud explica que “El estado de excitación sexual presenta, pues, el carácter de una tensión…” y es necesario “…sostener que un sentimiento de tensión tiene que conllevar el carácter del displacer… lo decisivo es que un sentimiento de esa clase entraña el esfuerzo a alterar la situación psíquica: opera pulsionalmente, lo cual es por completo extraño a la naturaleza del placer sentido”. (Freud, p 190) La sexualidad se acompaña del placer apuntando a la satisfacción y esto _sin dejar de lado la excitación generada en las zonas erógenas que indican el placer previo_ la subrogancia de la genitalidad en la pubertad admite, entre otras cosas, que la no descarga de los productos genésicos genera aumento de tensión produciendo displacer. El placer previo a la descarga aporta “Una sensación de placer que pronto se refuerza con el que proviene de las alteraciones preparatorias [de los genitales], por un lado y, por el otro, un aumento de la tensión sexual que pronto se convierte en el más nítido displacer si no se le permite procurarse un placer ulterior”. (Freud, p191) Algunas consecuencias del pasaje de la pubertad y del encuentro con el otro. Una de las características de este momento es la de separarse de los padres o personas que se encargaban de su cuidado, esto lleva al púber a la necesidad de armar su historia. La salida del complejo de Edipo y la ruptura en parte de la sexualidad autoerótica hace que los púberes se encuentren con el Otro fuera de su núcleo familiar. Otro buscado para la descarga de los productos genésicos y de esta manera evitar algo del displacer de la acumulación de tensión. Esto será posible mediante ciertos movimientos respecto a las madres, los padres o las personas que ejerzan un rol de cuidado, erotizando libidinalmente las niñas y los niños que alojen subjetivamente. Las irrupciones de lo sexual y el enigma que esto apareja requiere que los sujetos en esta época armen una historia nueva, construyan un guion que los habilite el encuentro con el Otro más allá de la endogamia familiar. Área Crecimiento y Desarrollo 5 Disciplina: Salud Mental – Ps. Galuzzi, Leonardo P. Este encuentro con el otro cuerpo, requiere de un corte con la familia, corte que, aunque nunca es total, irrumpe en todo este despertar ubicando a los padres en otro lugar. Algunos autores, como ser psicoanalista argentina Arminda Aberastury, pionera en el tratamiento con niños y adolescentes en nuestro país explican que “entrar en el mundo de los adultos -deseado y temido- significa para el adolescente la pérdida definitiva de su condición de niño… constituye la etapa decisiva de un proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento” (Aberastury, 2006, p 15) es decir, que los cambios psíquicos que se acompañan con los cambios corporales llevan al púber a una nueva relación con sus padres y con el mundo. La adolescencia es una etapa de duelo esperable en varios términos, a saber, a la pérdida del cuerpo infantil, al desasimiento de la autoridad parental y demás y se espera que en este periodo se produzca un pasaje de la endogamia a la exogamia para que el joven pueda ir generando nuevos vínculos fuera del ámbito familiar. Los cambios llevan a la adquisición de cierta ideología que abra las puertas del mundo y que se aleja de las insignias de los ideales superyoicos de los padres. En la pubertad al aparecer necesarias diferencias con los padres, hay intensiones de no reconocerse en ello buscando modelos que surgen fuera de ese núcleo que domina en la infancia, es una etapa de duelo, haciendo referencia el duelo a la pérdida del cuerpo infantil, al desasimiento de la autoridad parental y demás. Esperando que en este período se produzca un pasaje de la endogamia a la exogamia, que el joven pueda ir generando nuevos vínculos fuera del ámbito familiar. En esta época de la vida es común el agrupamiento entre pares, unidos por rasgos, modas, lenguajes en común. En consonancia con este desarrollo, destacamos que en la pubertad se registran novedades en lo que respecta a las identificaciones “conocidas al psicoanálisis como la manifestación más temprana de un enlace afectivo a otra persona” (Freud, 1997, p 99) Es ahora cuando se puede pensar la identidad sexual determinada. No se nace con una identidad sexual determinada, y la diferencia anatómica tampoco lo define, sino que la misma deviene por identificación, castración mediante. No es el órgano lo primero, sino el lenguaje que es determinante para el futuro sujeto, para que pueda ubicarse en una determinada posición sexuada. Sin dudas que el atravesamiento de esta etapa de la vida no acontece sin la angustia que implica este tránsito generando y produciendo crisis en los sujetos. Es difícil franquear la adolescencia sin la experiencia de la angustia, al ser una etapa de duelo, se deben producir pérdidas; de los objetos primarios, cuerpo infantil, caída de los padres de la infancia. Área Crecimiento y Desarrollo 6 Disciplina: Salud Mental – Ps. Galuzzi, Leonardo P. Es necesario que el Otro pueda hacer lugar a su propia falta para posibilitar de este modo que advenga un sujeto deseante. En definitiva, momento de crisis, de angustias, de separaciones y de nuevas identificaciones. De irrupción de la sexualidad genital como tal, de las modificaciones del cuerpo en tanto real y de asunción de una posición sexuada. Momento de corte y de inicio de nuevas historias. Estos datos con algunos mas hacen que el transitar la pubertad no sea sin dejar huellas y marcas. El tránsito de la niñez al mundo adulto no es sin consecuencias en la historia de los seres hablantes. BIBLIOGRAFIA ABERASTURY, Arminda y KNOBEL, Mauricio: (2006) La adolescencia normal. Un enfoque psicoanalítico. Paidos FREUD; Sigmund: (1995) Tres ensayos de teoría sexual (1905) Amorrortu ediciones. FREUD; Sigmund: (1997) Psicología de las masas y análisis del yo (1921). Amorrortu ediciones.
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