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Anatomia da Fosa Pterigopalatina e Nariz

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FIGURA 7-100. Ganglio pterigopalatino. A) Nervios que intervienen en la conducción de fibras nerviosas hacia y desde el ganglio. B y C) El nervio del conducto
pterigoideo conduce fibras parasimpáticas presinápticas desde el nervio facial (a través de su ramo, el nervio petroso mayor) hasta el ganglio, donde establecerán sinapsis
con fibras postsinápticas. El nervio del conducto pterigoideo también conduce fibras simpáticas postsinápticas hasta el ganglio desde el plexo carotídeo interno (a través del
nervio petroso profundo). Fibras sensitivas alcanzan el ganglio a través de ramos pterigopalatinos del nervio maxilar, NC V2). Fibras parasimpáticas postsinápticas
secretomotoras y fibras simpáticas postsinápticas vasoconstrictoras se distribuyen hacia las glándulas lagrimales, nasales, palatinas y faríngeas. Del mismo modo, se
distribuyen fibras sensitivas hacia la mucosa de la cavidad nasal, el paladar y la parte más superior de la faringe.
FOSA PTERIGOPALATINA
Vía transantral a la fosa pterigopalatina
 El abordaje quirúrgico a la fosa pterigopalatina, situada profundamente, se logra a través del seno maxilar. Después
de elevar el labio superior, se atraviesan la encía maxilar y la pared anterior del seno y se penetra en éste. A continuación
se perfora la pared posterior lo necesario para abrir la pared anterior de la fosa pterigopalatina. En los casos de epistaxis
(hemorragia nasal) crónica, puede ligarse la tercera porción de la arteria maxilar en la fosa para controlar las hemorragias.
Puntos fundamentales
FOSA PTERIGOPALATINA
La fosa pterigopalatina es un importante centro de distribución de los ramos del nervio maxilar y la porción
pterigopalatina (3.a) de la arteria maxilar. Está localizada entre la fosa infratemporal, la cavidad nasal, la órbita, la fosa
craneal media, la bóveda faríngea, el seno maxilar y la cavidad bucal (paladar), y se comunica con todos ellos. La fosa
pterigopalatina contiene el nervio maxilar (NC V2), el ganglio pterigopalatino parasimpático, la 3.a porción de la arteria
maxilar y las venas satélites, así como una matriz adiposa circundante.
NARIZ
La nariz es la parte del tracto respiratorio superior al paladar duro y contiene el órgano periférico del olfato. Incluye la nariz
propiamente dicha y la cavidad nasal, que está dividida en cavidades derecha a izquierda por el tabique nasal (fig. 7-101 A).
Las funciones de la nariz son la olfacción, la respiración, la filtración del polvo, la humidificación del aire inspirado, y la
recepción y la eliminación de las secreciones procedentes de los senos paranasales y los conductos nasolagrimales.
Nariz propiamente dicha
La nariz propiamente dicha es la porción visible que sobresale de la cara; su esqueleto es en gran parte cartilaginoso (fig. 7-
101 B). La nariz varía considerablemente de tamaño y forma, debido sobre todo a diferencias en los cartílagos. El dorso de la
nariz se extiende desde la raíz de la nariz hasta el vértice (punta). La superficie inferior de la nariz está atravesada por dos
aberturas piriformes, las narinas (orificios nasales, orificios nasales anteriores), que están limitadas lateralmente por las alas
de la nariz. La parte ósea superior de la nariz, incluida su raíz, está cubierta por piel delgada.
La piel sobre la parte cartilaginosa de la nariz es más gruesa y contiene numerosas glándulas sebáceas. La piel llega hasta el
vestíbulo nasal (fig. 7-103 A), donde posee un número variable de pelos rígidos (vibrisas) que, al estar habitualmente
húmedos, filtran las partículas de polvo existentes en el aire que entra en la cavidad nasal. La unión de la piel y la mucosa está
más allá de la zona provista de estos pelos.
ESQUELETO DE LA NARIZ
El esqueleto de soporte de la nariz se compone de hueso y cartílago hialino. La porción ósea de la nariz (figs. 7-101 B y 7-
102) consiste en los huesos nasales, los procesos frontales de los maxilares, la porción nasal del hueso frontal y su espina
nasal, y las porciones óseas del tabique nasal. La porción cartilaginosa de la nariz está compuesta por cinco cartílagos
principales: dos laterales, dos alares y un cartílago del tabique nasal. Los cartílagos alares, en forma de U, son libres y
móviles; dilatan o contraen las narinas cuando se contraen los músculos que actúan sobre la nariz.
FIGURA 7-101. Nariz. A) Anatomía de superficie de la nariz, que está fijada a la frente por su raíz. El borde redondeado entre el vértice y la raíz se denomina dorso de
la nariz. B) Se han traccionado hacia abajo los cartílagos de la nariz para exponer los cartílagos accesorios. Los cartílagos nasales laterales se han fijado mediante suturas
a los huesos nasales, y se continúan con el cartílago del tabique nasal.
TABIQUE NASAL
El tabique nasal divide la nariz en dos cavidades nasales. El tabique posee una parte ósea y un parte cartilatinosa, blanda y
móvil. Los principales componentes del tabique nasal son la lámina perpendicular del etmoides, el vómer y el cartílago del
tabique. La delgada lámina perpendicular del hueso etmoides, que constituye la parte superior del tabique nasal, desciende
desde la lámina cribosa y se continúa, superiormente a esta lámina, con la crista galli. El vómer, un hueso delgado y plano,
forma la porción posteroinferior del tabique nasal, con una cierta contribución de las crestas nasales de los huesos maxilar y
palatino. El cartílago del tabique posee una articulación tipo esquindilesis (ranuradiente) con los bordes del tabique óseo.
FIGURA 7-102. Paredes lateral y medial (septal) del lado derecho de la cavidad nasal. Se han separado las paredes, mostrándose como páginas adyacentes de un
libro. La vista medial muestra la pared lateral derecha de la cavidad nasal, y la vista lateral muestra el tabique nasal. Éste cuenta con una parte dura (ósea), localizada
profundamente (posteriormente), donde está protegida, y una parte blanda y móvil, localizada superficialmente (anteriormente), sobre todo en la parte externa y vulnerable
de la nariz.
Cavidades nasales
El término cavidad nasal se refiere a la totalidad o a sus mitades derecha o izquierda, según el contexto. Las cavidades
nasales tienen su entrada anteriormente a través de las narinas, y posteriormente se abren en la nasofaringe por las coanas (v.
fig. 7-9). La mucosa tapiza las cavidades nasales, excepto el vestíbulo nasal, que está recubierto de piel (fig. 7-103 A).
La mucosa nasal está firmemente unida al periostio y al pericondrio de los huesos y cartílagos de soporte de la nariz. La
mucosa se continúa con el revestimiento de todas las cámaras con que se comunican las cavidades nasales: la nasofaringe
posteriormente, los senos paranasales superiormente y lateralmente, y el saco lagrimal y la conjuntiva superiormente. Los dos
tercios inferiores de la mucosa nasal forman el área respiratoria, y el tercio superior la olfatoria (fig. 7-106 B). El aire que
pasa por el área respiratoria se calienta y humedece antes de pasar a través del resto de la vía respiratoria superior hacia los
pulmones. El área olfatoria contiene el órgano periférico del olfato; la acción de olfatear transporta el aire hacia esa zona.
LÍMITES DE LAS CAVIDADES NASALES
Las cavidades nasales tienen techo, suelo y paredes medial y lateral.
• El techo de las cavidades nasales es curvo y estrecho excepto en su extremo posterior, donde está formado por el cuerpo
hueco del esfenoides. Está dividido en tres partes (frontonasal, etmoidal y esfenoidal), según los huesos que las constituyen
(fig. 7-102).
• El suelo de las cavidades nasales es más ancho que el techo y está formado por los procesos palatinos del maxilar y las
láminas horizontales del hueso palatino.• La pared medial de las cavidades nasales está formada por el tabique nasal.
• La pared lateral de las cavidades nasales es irregular debido a la presencia de tres láminas óseas, las conchas o cornetes
nasales, que se proyectan inferiormente, de un modo algo parecido a las lamas de una persina (figs. 7-102 A, 7-103 y 7-
108).
CARACTERÍSTICAS DE LAS CAVIDADES NASALESLas conchas o cornetes nasales (superior, medio e inferior) se curvan inferomedialmente y cuelgan a modo de lamas o
cortinas cortas desde la pared lateral. Las conchas o cornetes de muchos mamíferos (especialmente los corredores y los que
viven en ambientes extremos) se hallan muy enroscadas a modo de rollos que ofrecen una superficie muy amplia para el
intercam bio de calor. En la especie humana, con cornetes nasales simples a modo de láminas, y en los animales con cornetes
complejos, existe un receso o meato nasal (pasajes en la cavidad nasal) bajo cada una de las formaciones óseas. Así pues, la
cavidad nasal está dividida en cinco pasajes: un receso esfenoetmoidal situado posterosuperiormente, tres meatos nasales
(superior, medio e inferior) situados lateralmente, y un meato nasal común localizado medialmente, en el cual se abren los
cuatro pasajes laterales. La concha o cornete inferior es el más largo y ancho de la concha, y está formado por un hueso
independiente homónimo (concha inferior) recubierto de una mucosa que contiene grandes espacios vasculares que pueden
agrandarse para controlar el calibre de la cavidad nasal. Las conchas o cornetes medio y superior son procesos mediales del
hueso etmoides. En los procesos infecciosos o irritativos, la mucosa que recubre los cornetes puede quedar tumefacta
rápidamente, con bloqueo del paso nasal en ese lado.
FIGURA 7-103. Pared lateral de la cavidad nasal de la mitad derecha de la cabeza. A) Los cornetes nasales inferior y medio, que se curvan medialmente e
inferiormente desde la pared lateral, dividen la pared en tres partes casi iguales y cubren los meatos nasales inferior y medio, respectivamente. El cornete nasal superior es
pequeño y anterior al seno esfenoidal, y el cornete nasal medio presenta un borde inferior angulado y termina inferior al seno esfenoidal. El cornete nasal inferior muestra
un borde inferior ligeramente curvado, y termina inferior al cornete nasal medio, alrededor de 1 cm anteriormente al orificio de la tuba auditiva (aproximadamente, la
anchura de la lámina medial de la pterigoides). B) Esta disección de la pared lateral de la cavidad nasal muestra las comunicaciones a través de la pared lateral de la
cavidad nasal. Se han extirpado partes de los cornetes nasales superior, medio e inferior. El seno esfenoidal ocupa el cuerpo del esfenoides; su orificio, superior a la mitad
de su pared anterior, se abre en el receso esfenoetmoidal. Los orificios de las celdillas etmoidales anteriores, medias y posteriores se abren en el meato nasal superior, el
meato nasal medio y el hiato semilunar, respectivamente.
El receso esfenoetmoidal, situado posterosuperiormente al cornete superior, recibe la abertura del seno esfenoidal, una
cavidad llena de aire en el cuerpo del esfenoides. El meato nasal superior es un estrecho pasaje entre los cornetes nasales
superior y medio, en el cual se abren las celdillas etmoidales posteriores a través de uno o más orificios (v. fig. 7-103 A). El
meato nasal medio es más largo y profundo que el superior. La parte anterosuperior de este pasaje conduce a una abertura en
forma de embudo, el infundíbulo etmoidal, a través del cual se comunica con el seno frontal (fig. 7-104). El pasaje que
conduce inferiormente desde cada seno frontal al infundíbulo es el conducto frontonasal (v. fig. 7-103 B). El hiato semilunar
es un surco semicircular en el cual desemboca el seno frontal. La bulla etmoidal, una elevación redondeada localizada
superiormente al hiato semilunar, es visible cuando se extirpa el cornete nasal medio. La bulla está formada por las celdillas
etmoidales medias que constituyen los senos etmoidales.
FIGURA 7-104. Sección frontal de la mitad derecha de la cabeza. A) El dibujo orientativo muestra el plano de sección. Obsérvese la relación de la órbita, la cavidad
nasal y los senos paranasales. El contenido de la órbita, incluidos los cuatro músculos rectos y la fascia que los une, forma un círculo (un cono, cuando se contempla en tres
dimensiones) alrededor de la parte posterior (fondo) del globo ocular. B) Radiografía de cráneo que muestra la cavidad nasal y los senos paranasales. Las letras señalan
las estructuras indicadas en la parte A.
El meato nasal inferior es un pasaje horizontal, inferolateral al cornete nasal inferior. El conducto nasolagrimal, que
drena las lágrimas desde el saco lagrimal, se abre en la parte anterior de este meato (v. fig. 7-46 A). El meato nasal común es
la parte medial de la cavidad nasal entre los cornetes y el tabique nasal, en el cual se abren los recesos laterales y los meatos.
Vascularización e inervación de la nariz
La irrigación arterial de las paredes medial y lateral de la cavidad nasal (fig. 7-105) procede de cinco fuentes:
1. Arteria etmoidal anterior (desde la arteria oftálmica).
2. Arteria etmoidal posterior (desde la arteria oftálmica).
3. Arteria esfenopalatina (desde la arteria maxilar).
4. Arteria palatina mayor (desde la arteria maxilar).
5. Rama septal de la arteria labial superior (desde la arteria facial).
Las tres primeras arterias se dividen en ramas laterales y mediales (septales). La arteria palatina mayor llega al tabique por
el conducto incisivo, a través de la parte anterior del paladar duro. En la parte anterior del tabique nasal existe un plexo (área
de Kiessel bach) donde se anastomosan las cinco arterias que irrigan el tabique. La nariz también recibe sangre de las arterias
enumeradas primera y quinta, así como ramas nasales de la arteria infraorbitaria y ramas nasales laterales de la arteria facial.
Un abundante plexo venoso submucoso, profundo a la mucosa nasal, proporciona el drenaje venoso de la nariz de las
venas esfenopalatina, facial y oftálmica. Este plexo venoso es una parte importante del sistema termorregulador del organismo,
que intercambia calor y calienta el aire antes de que penetre en los pulmones. La sangre venosa de la nariz drena
principalmente en la vena facial, a través de las venas angular y nasal lateral (v. fig. 7-25). Hay que recordar que esta zona
pertenece al «triángulo peligroso» de la cara, debido a las comunicaciones existentes con el seno cavernoso (v. cuadro azul
«Tromboflebitis de la vena facial», p. 875).
En cuanto a la inervación, la mucosa nasal puede dividirse en las porciones posteroinferior y anterosuperior mediante una
línea oblicua que pasa aproximadamente a través de la espina nasal anterior y el receso esfenoetmoidal (fig. 7-106). La
inervación de la porción posteroinferior de la mucosa nasal corre a cargo principalmente del nervio maxilar, mediante el
nervio nasopalatino para el tabique nasal, y los ramos nasales posteriores superiores laterales y nasales inferiores laterales
del nervio palatino mayor para la pared lateral. La inervación de la porción anterosuperior proviene del nervio oftálmico
(NC V1), mediante los nervios etmoidales anterior y posterior, ramos del nervio nasociliar. La mayor parte de la nariz
(dorso y vértice) también recibe inervación del NC V1 (por vía del nervio infratroclear y el ramo nasal externo del nervio
etmoidal anterior), pero las alas de la nariz la reciben de los ramos nasales del nervio infraorbitario (NC V2). Los nervios
olfatorios, encargados de la olfacción, se originan en las células del epitelio olfatorio, situadas en la parte superior de las
paredes lateral y septal de la cavidad nasal. Las prolongaciones centrales de estas células (que forman el nervio olfatorio)
atraviesan la lámina cribosa y finalizan en el bulbo olfatorio, expansión rostral del tracto olfatorio (v. fig. 7-102 A).
FIGURA 7-105. Arterias de la cavidad nasal. Vista a modo de libro abierto de las paredes lateral y medial del lado derecho de la cavidad nasal. La «página» izquierda
muestra la pared lateral de la cavidad nasal. La arteria esfenopalatina (una rama de la arteria maxilar) y la arteria etmoidal anterior (una rama de la arteria oftálmica) son
las dos arterias más importantes de la cavidad nasal. La «página» derecha muestra el tabique nasal, que está irrigadopor una anastomosis de cuatro o cinco arterias que se
encuentra en la porción anteroinferior del tabique nasal (área de Kiesselbach, en naranja), una zona que participa habitualmente en los episodios de epistaxis crónica.
FIGURA 7-106. Inervación de la cavidad nasal. Vista a modo de libro abierto de las paredes lateral y medial (septal) del lado derecho de la cavidad nasal. Una línea
de trazos extrapolada aproximadamente desde el receso esfenoetmoidal hasta el vértice de la nariz delimita los territorios de los nervios oftálmico (NC V1) y maxilar (NC
V2), que proporcionan la inervación sensitiva general tanto de la pared lateral como del tabique nasal. El nervio olfatorio (NC I) se distribuye hacia la mucosa olfatoria
superior al nivel del cornete nasal superior, tanto en la pared lateral como en el tabique nasal.
Senos paranasales
Los senos paranasales, llenos de aire, son extensiones de la porción respiratoria de la cavidad nasal en los huesos frontal,
etmoides, esfenoides y maxilar. Su denominación corresponde a la de los huesos donde se alojan. Los senos continúan
invadiendo el hueso circundante, y es frecuente hallar extensiones importantes de ellos en el cráneo de los individuos de edad
avanzada.
SENOS FRONTALES
Los senos frontales derecho e izquierdo se hallan entre las tablas externa e interna del hueso frontal, posteriormente a los
arcos superciliares y a la raíz de la nariz (figs. 7-103, 7-104 y 7-107). Los senos frontales suelen detectarse en los niños hacia
los 7 años de edad. Cada seno frontal drena a través de un conducto frontonasal en el infundíbulo etmoidal, que se abre en el
hiato semilunar del meato nasal medio. Los senos frontales están inervados por ramos de los nervios supraorbitarios (NC
V1).
Los dos senos frontales raras veces tienen el mismo tamaño, y el tabique que los divide no suele estar situado totalmente en
el plano medio. El tamaño de los senos frontales varía desde unos 5 mm hasta grandes espacios que se extienden lateralmente
hacia las alas mayores del esfenoides. A menudo un seno frontal está dividido en dos partes: una parte vertical en la porción
escamosa del hueso frontal, y una parte horizontal en su porción orbitaria. Una o ambas partes pueden ser grandes o pequeñas.
Cuando la parte supraorbitaria es grande, su techo forma el suelo de la fosa craneal anterior, y su suelo constituye el techo de
la órbita.
CELDILLAS ETMOIDALES
Las celdillas (senos) etmoidales son pequeñas invaginaciones de la mucosa de los meatos nasales medio y superior en el
hueso etmoides, entre la cavidad nasal y la órbita (figs. 7-104, 7-107 y 7-108). Las celdillas etmoidales no suelen verse en las
radiografías simples antes de los 2 años de edad, pero pueden reconocerse en las exploraciones por TC. Las celdillas
etmoidales anteriores drenan directa o indirectamente en el meato nasal medio, a través del infundíbulo etmoidal. Las
celdillas etmoidales medias se abren directamente en el meato medio y a veces se denominan «celdillas bullares» debido a
que forman la bulla etmoidal, una protuberancia situada en el borde superior del hiato semilunar (v. fig. 7-103 B). Las
celdillas etmoidales posteriores se abren directamente en el meato superior. Las celdillas etmoidales están inervadas por los
ramos etmoidales anterior y posterior de los nervios nasociliares (NC V1) (figs. 7-19 y 7-106).
SENOS ESFENOIDALES
Los senos esfenoidales están localizados en el cuerpo del esfenoides y pueden extenderse a sus alas (figs. 7-103 y 7-107). Se
hallan divididos desigualmente y separados por un tabique óseo. Debido a esta extensa neumatización (formación de celdillas
aéreas), el cuerpo del esfenoides es frágil. Sólo hay unas delgadas láminas óseas de separación entre los senos y varias
estructuras importantes, como los nervios ópticos, el quiasma óptico, la hipófisis, las arterias carótidas internas y los senos
cavernosos. Los senos esfenoidales derivan de una celdilla etmoidal posterior que comienza a invadir el esfenoides hacia los
2 años de edad. En algunas personas, esta invasión corre a cargo de varias celdillas etmoidales posteriores, lo que da lugar a
la formación de múltiples senos esfenoidales que se abren por separado en el receso esfenoetmoidal (v. fig. 7-103 A). Las
arterias etmoidales posteriores, y los nervios homónimos que las acompañan, irrigan e inervan, respectivamente, los senos
esfenoidales (v. fig. 7-105).
FIGURA 7-107. Senos paranasales I. A) Los senos paranasales del lado derecho se han abierto, siguiendo un abordaje nasal, y se han identificado por colores. Una
celdilla etmoidal anterior (rosa) está invadiendo el díploe del hueso frontal para convertirse en un seno frontal. Una rama (flecha de puntos) invade la lámina orbitaria del
hueso frontal. En esta imagen, el seno esfenoidal es amplio, extendiéndose: 1) posteriormente, inferior con respecto a la hipófisis; 2) lateralmente, inferior con respecto al
nervio óptico (NC II), en el proceso clinoides anterior, y 3) inferior al proceso pterigoides, pero dejando el conducto pterigoideo y ascendiendo como un reborde sobre el
suelo del seno. El seno maxilar es piramidal. B) Radiografía de cráneo que muestra densidades de aire (áreas oscuras) asociadas a los senos paranasales, la cavidad
nasal, la cavidad bucal y la faringe. Las letras se definen en la parte A.
FIGURA 7-108. Senos paranasales II. El dibujo orientativo muestra el plano de la sección que se ofrece en ambas partes. A) El etmoides ocupa una posición central,
con su componente horizontal formando la parte central de la fosa craneal anterior, superiormente, y la cavidad nasal inferiormente. En las celdillas etmoidales se fijan los
cornetes nasales superior y medio, y forman parte de la pared medial de la órbita; la lámina perpendicular del etmoides forma parte del tabique nasal. El seno maxilar
constituye la parte inferior de la pared lateral de la nariz y comparte una pared común con la órbita. El cornete nasal medio protege el hiato semilunar, en el cual se abre el
orificio maxilar (flecha). B) La TC muestra cavidades llenas de aire de la sección anatómica de la parte A. (Cortesía del Dr. D. Armstrong, Associate Professor of
Medical Imaging, University of Toronto, Toronto, Ontario, Canada.)
SENOS MAXILARES
Los senos maxilares son los senos paranasales de mayor tamaño. Ocupan el cuerpo de los maxilares y comunican con el
meato nasal medio (figs. 7-104, 7-107 y 7-108).
• El vértice del seno maxilar se extiende hacia el hueso cigomático, y con frecuencia se introduce en él.
• La base del seno maxilar forma la porción inferior de la pared lateral de la cavidad nasal.
• El techo del seno maxilar está formado por el suelo de la órbita.
• El suelo del seno maxilar está formado por la porción alveolar del maxilar. Las raíces de los dientes maxilares,
particularmente las de los dos primeros molares, a menudo producen elevaciones cónicas en el suelo del seno.
Cada seno maxilar drena por medio de una o más aberturas, el orificio del seno maxilar (que puede ser múltiple), en el
meato nasal medio de la cavidad nasal, a través del hiato semilunar.
La irrigación arterial del seno maxilar procede principalmente de ramas alveolares superiores de la arteria maxilar (v.
fig. 7-73; tabla 7-12), aunque el suelo del seno recibe irrigación de ramas de las arterias palatinas descendente y mayor (v.
fig. 7-98 B). La inervación del seno maxilar proviene de los nervios alveolares superiores anterior, medio y posterior,
ramos del nervio maxilar (v. fig. 7-79 A).
NARIZ
Fracturas nasales
 Debido a la prominencia de la nariz, las fracturas de los huesos nasales son frecuentes en accidentes de automóvil y
en la práctica deportiva (a menos que se utilicen protectores faciales). Las fracturas suelen originar deformaciones de la
nariz, especialmente cuando se recibe una fuerza lateral con el codo de otra persona, por ejemplo. Suele producirse una
epistaxis (hemorragia nasal). En las fracturas graves, la rotura de huesos y cartílagos origina un desplazamiento de la nariz.
Cuando la lesiónes producto de un golpe directo, puede ocurrir también una fractura de la lámina cribosa del etmoides.
Desviación del tabique nasal
 El tabique nasal suele estar desviado hacia uno u otro lado (fig. C7-40). Aunque esta desviación puede ser
consecuencia de un parto traumático, es más frecuente que se produzca en la adolescencia y la edad adulta por un
traumatismo (p. ej., en una pelea a puñetazos). A veces la desviación es tan intense que el tabique nasal se halla en contacto
con la pared lateral de la cavidad nasal, lo que a menudo dificulta la respiración o exacerba el ronquido. La desviación
puede corregirse quirúrgicamente.
FIGURA C7-40. Desviación del tabique nasal.
Rinitis
 La mucosa nasal aparece tumefacta e inflamada (rinitis) durante las infecciones respiratorias altas y las reacciones
alérgicas (p. ej., fiebre del heno). El edema de la mucosa se produce rápidamente debido a su vascularización. Las
infecciones de la cavidad nasal pueden propagarse a:
• La fosa craneal anterior a través de la lámina cribosa.
• La nasofaringe y los tejidos blandos retrofaríngeos.
• El oído medio a través de la tuba auditiva (faringotimpánica), que pone en comunicación la cavidad timpánica y la
nasofaringe.
• Los senos paranasales.
• El aparato lagrimal y la conjuntiva.
Epistaxis
 La epistaxis (hemorragia nasal) es relativamente frecuente por la abundante irrigación sanguínea de la mucosa nasal.
En la mayoría de los casos, la causa es traumática y la hemorragia procede del área situada en el tercio anterior de la nariz
(área de Kiesselbach, v. fig. 7-105 B). La epistaxis se asocia también a infecciones e hipertensión. La salida de sangre de la
nariz a borbotones es consecuencia de la rotura de una arteria. La epistaxis moderada también puede ocurrir por el acto de
urgarse la nariz, que desgarra las venas del vestíbulo nasal.
Sinusitis
 Como los senos paranasales se continúan con las cavidades nasales a través de aberturas que comunican con ellos, la
infección puede propagarse a partir de las cavidades nasales y producir inflamación y edema de la mucosa de los senos
(sinusitis), con dolor local. A veces se inflaman varios senos (pansinusitis) y el edema de la mucosa puede bloquear una o
más aberturas de los senos a las cavidades nasales.
Infección de las celdillas etmoidales
 Si se bloquea el drenaje nasal, las infecciones de las celdillas etmoidales pueden atravesar la frágil pared medial de
la órbita. Las infecciones graves de este origen pueden ocasionar ceguera, debido a que algunas celdillas etmoidales
posteriores se hallan próximas al conducto óptico, que da paso al nervio óptico y la arteria oftálmica. La propagación de la
infección a partir de estas celdillas puede afectar también a la vaina dural del nervio óptico, causando neuritis óptica.
Infección de los senos maxilares
 Los senos maxilares son los que se infectan con más frecuencia, debido probablemente a que sus orificios de drenaje
(aberturas) son pequeños y se localizan en una posición alta en las paredes superomediales del seno (v. fig. 7-108). Cuando
la mucosa del seno se congestiona, a menudo los orificios maxilares se obstruyen. Debido a la localización alta de los
orificios, cuando la cabeza está erguida es imposible que drenen los senos hasta que están llenos. Como los orificios de
ambos senos están situados en sus paredes mediales (es decir, orientados el uno hacia el otro), cuando el individuo se halla
en decúbito lateral sólo drena el seno situado en posición alta (p. ej., el seno derecho en decúbito lateral izquierdo). Si un
resfriado o un proceso alérgico interesa los dos senos, el paciente puede dar vueltas en la cama al tratar de que drenen
ambos. El seno maxilar puede drenarse pasando una cánula desde las narinas a través del orificio maxilar hasta el interior
del seno.
Relación de los dientes con el seno maxilar
 La estrecha proximidad entre los tres molares maxilares y el suelo del seno maxilar puede originar problemas
graves. Al extraer un molar maxilar puede romperse una de sus raíces. Si no se utiliza un método adecuado para extraerla,
puede impulsarse superiormente hacia el interior del seno maxilar y crearse una comunicación entre éste y la cavidad bucal,
con posibilidad de que ocurra una infección. Debido a que los nervios alveolares superiores (ramos del nervio maxilar)
inervan los dientes maxilares y la mucosa de los senos maxilares, la inflamación de esta última se acompaña con frecuencia
de una sensación dolorosa en el diente molar.
Transiluminación de los senos
 La transiluminación de los senos maxilares se realiza en un cuarto oscuro. Se coloca una luz intensa dentro de la
boca del paciente sobre un lado del paladar duro, o se aplica firmemente contra la mejilla (fig. C7-41 A). El haz luminoso
atraviesa el seno maxilar y crea un brillo apagado de forma semilunar por debajo de la órbita. Si el seno contiene un exceso
de líquido, una masa o una mucosa engrosada, disminuye el brillo. Para transiluminar los senos frontales se dirige la luz
superiormente bajo la parte medial de la ceja, lo que suele originar un brillo por encima de la órbita (fig. C7-41 B). Debido
a las grandes diferencias que existen en el desarrollo de los senos, hay variaciones de una persona a otra en cuanto al patrón
y la extensión de la zona iluminada (Swartz, 2009).
FIGURA C7-41.
Puntos fundamentales
NARIZ
La nariz es el sistema de ventilación que atraviesa la cabeza y permite la creación de un flujo de aire entre el ambiente
externo y el sistema respiratorio inferior (pulmones). Cuando el aire penetra a través de la nariz, se analiza su
composición química (aumento de la olfacción y el gusto) y se calienta, humidifica y filtra a su paso hacia los pulmones.
Cuando sale, libera calor y humedad. La nariz también proporciona una vía de drenaje para el moco y el líquido
lagrimal.
Esqueleto de la nariz. En su abertura anterior a través de las narinas, la cavidad nasal queda subdividida por un
tabique nasal medio. La nariz propiamente dicha y el tabique anterior se benefician de la flexibilidad que les
proporciona un esqueleto cartilaginoso, que reduce la posibilidad de fracturas nasales. A excepción del tabique y el
suelo, las paredes de la cavidad nasal están muy neumatizadas por los senos paranasales, y en sus paredes laterales se
encuentran las conchas o cornetes.
Cavidades nasales. Tanto los senos como las conchas o cornetes aumentan la superficie secretora para el intercambio
de humedad y calor. Esencialmente, todas las superficies están recubiertas de una mucosa secretora gruesa y
vascularizada, cuya porción anterosuperior (incluida la mayor parte de la mucosa de los senos paranasales) recibe la
arteria y el nervio oftálmicos (NC V1), y la porción posteroinferior (incluida la mucosa del seno maxilar) recibe la
arteria y el nervio maxilares (NC V2). La mucosa del techo y las áreas adyacentes de las paredes y el tabique recibe
también inervación sensitiva especial procedente del nervio olfatorio (NC I). Posteriormente, la cavidad nasal se
continúa con la nasofaringe a través de las coanas; el paladar blando sirve como válvula o puerta de entrada para
controlar el acceso de la vía aérea nasal. El hueso y la mucosa de las paredes laterales de esta vía presentan
perforaciones que corresponden a las aberturas de los conductos nasolagrimales, los senos paranasales y la tuba auditiva.
 Sólo el hueso es perforado por el foramen pterigopalatino, a través del cual pasan las estructuras vasculonerviosas
hacia el interior de la mucosa nasal.
Senos paranasales. Los senos paranasales reciben la denominación correspondiente al hueso que los aloja. El seno
maxilar es el de mayor tamaño. La mayoría se abren en el meato nasal medio, a excepción de los senos esfenoidales,
que drenan en el receso esfenoetmoidal.
OÍDO
El oído, órgano de audición y equilibrio, se divide en oído externo, medio e interno (fig. 7-109). El oído externo y el oído
medio están relacionados principalmente con la transferencia del sonido al oído interno,que contiene el órgano del equilibrio
además del órgano de la audición. La membrana timpánica separa el oído externo del oído medio. La tuba auditiva conecta
el oído medio con la nasofaringe.
Oído externo
El oído externo está compuesto por la oreja, que recoge el sonido, y el conducto auditivo externo, que lo conduce hacia la
membrana timpánica.
OREJA
La oreja se compone de una lámina de cartílago elástico de forma irregular, cubierto por una piel delgada (fig. 7-110). La
oreja presenta varias depresiones y elevaciones. La concha de la oreja es la depresión más profunda. El borde elevado de la
oreja es el hélix. Las otras depresiones y elevaciones se exponen en la figura 7-110. El lobulillo (lóbulo), no cartilaginoso,
está formado por tejido fibroso, grasa y vasos sanguíneos. Se perfora fácilmente para tomar pequeñas muestras de sangre o
insertar pendientes. El trago (del griego tragos, cabra; en alusión a los pelos que tienden a crecer en esta formación,
parecidos a la barba de una cabra) es una proyección en forma de lengüeta que recubre el orificio del conducto auditivo
externo. La irrigación arterial de la oreja deriva principalmente de las arterias auricular posterior y temporal superficial
(fig. 7-111 A).
Los principales nervios de la piel de la oreja son los nervios auricular mayor y auriculotemporal. El nervio auricular
mayor inerva la cara craneal (medial; habitualmente denominada «dorso de la oreja») y la parte posterior (hélix, antihélix y

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