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INDICE APUNTES Lección 1: Descripción, Clasificación y Aplicaciones Lección 2: Estudio Propulsivo y Empuje Lección 3: Análisis de Utilización Lección 4: Termodinámica de los Procesos de Combustión Lección 5: Actuaciones de Motores Cohete Térmicos Lección 6: Actuaciones y Diseño de Toberas Lección 7: Estudio Teórico y Experimental de Efectos Reales Lección 8: Motores Cohete de Propulsante Sólido (MCPS) Lección 9: Propulsantes Sólidos Lección 10: Actuaciones de MCPS Lección 11: Aspectos de diseño de MCPS PRESENTACIONES DE CLASE Lección 6b: Desprendimiento en toberas sobreexpansionadas Lección 10e: Combustión Lateral Lección 11a: Cinemática de superficies de combustión Lección 13a: Motores cohete de propulsante líquido Lección 14a: Propulsantes líquidos Lección 14b: Sistemas de Inyección. Cámaras de combustión Lección 14c: Transmisión de calor y refrigeración Lección 15a_bis: Turbomáquinas Lección 15c: MCPL: Ciclos en motores turboalimentados Lección 16a: Sistema de alimentación por presurización Lección 19a: Motores Cohete Eléctricos Lección 19b: Conceptos de Física del Plasma Lección 20a: Motores Electromagnéticos Lección 21a: Motores Electrotérmicos Lección 22a: Motores Electroestáticos Estas notas están pensadas para guiar a los alumnos de Grado en Ingeniería Aeronáutica en el estudio de la asignatura de Motores Cohete en la Universidad Politécnica de Madrid, con la intención de que a resultas de ese estudio, sean capaces de interpretar la información técnica pertinente, comprendan cómo y porqué funcionan estos sistemas, lleven a cabo análisis rigurosos del conjunto o sus partes, emitan juicios técnicos acertados y conozcan los rudimentos de diseño más importantes. La confección de este material no hubiera sido posible sin la ayuda de Emilio Isidoro Carmona que se ha encargado de la edición y ha soportado estoicamente mi ineficiente método de trabajo. En cuanto a la utilidad que puedan tener estos apuntes se debe, sin duda, al Profesor D. José Juan Salvá Monfort, con el que colaboré durante varios años en el curso de Motores Cohete que él impartía en la anterior titulación de Ingeniero Aeronáutico y en el que hacía desplegaba gran calidad académica y rigurosidad científica. Desde aquí apelo a su benevolencia, pues reconocerá en éstas notas muchas de las expresiones que él utilizaba en sus clases y no pocas similitudes en los planteamientos y desarrollos de las diferentes situaciones que, para explicar la asignatura de Motores Cohete a sus alumnos, empleaba con envidiable destreza didáctica. Lección 1: Descripción, Clasificación y Aplicaciones Introducción Los motores a reacción son los sistemas mayoritariamente encargados de proporcionar la fuerza propulsiva que necesitan los vehículos aéreos y espaciales. A la fuerza propulsiva se le denomina empuje y es el resultado de la reacción, que se ejerce sobre el vehículo al expulsar un fluido, al que llamaremos propulsante1, a gran velocidad por la parte posterior. La primera clasificación que puede establecerse para los motores a reacción es aquella que distingue entre sistemas autónomos y sistemas no-autónomos en virtud de si la totalidad del propulsante inicialmente forma parte del vehículo o no. Así, en los vehículos propulsados por motores cohete solo existe una superficie de salida de propulsante, mientras que en los aerorreactores el propulsante está mayoritariamente compuesto por aire ambiente, que entra en el motor, actúa como oxidante y es expulsado al exterior a gran velocidad. Los primeros son sistemas autónomos, mientras que los segundos, los aerorreactores, no. A simple vista, es evidente la ventaja que presentan los sistema autónomos que pueden actuar en cualquier ambiente al no necesitar sustancia alguna, ajena a las disponibles en el interior del vehículo, para funcionar. Por contra, también es inmediato señalar que los sistemas no-autónomos gozan de la ventaja de obtener “gratis” parte del propulsante empleado, al encontrárselo en su camino. Para establecer con claridad en qué circunstancias pueden ser adecuados cada uno de ellos debemos fijar nuestra atención en la figura 1.1. Figura 1.1: Impulso en función del número de Mach de vuelo para diferentes sistemas de propulsión autónomos y no-autónomos. 1 El diccionario de la Real Academia de la Lengua no recoge el término “propulsante” para denominar al fluido que utiliza el motor a reacción, en su lugar acuña el término “propergol”, pero con un significado que hace referencia a procesos de combustión y la mezcla de hidrocarburos (carburante) con aire, es decir, con sentido diferente y uso poco extendido. Una de las características más importantes de los motores a reacción es el impulso, 𝐼 = 𝐸 �̇�⁄ , definido como el empuje dividido por el gasto de propulsante. En principio, se puede asociar una mayor eficiencia a aquellos sistemas que produzcan más empuje a igualdad de propulsante utilizado, es decir, los de mayor impulso. En la figura 1.1 se representan los valores característicos que presenta el impulso para diferentes sistemas, en función del número de Mach de vuelo. Todos los sistemas que aparecen son aerorreactores (turbofán, estatorreactor, etc.) excepto los “rocket”, nombre en inglés de los motores cohete y téngase en cuenta, además, que la definición de impulso no es la habitual para los aerorreactores, pues la empleada aquí solo tiene en cuenta el gasto de combustible transportado por el vehículo, es decir, en la figura se representa el inverso del consumo específico de todos los sistemas representados. El consumo específico es la medida más objetiva de la capacidad de los diferentes sistemas propulsivos pues, en temas de transporte, refleja la capacidad de ir más lejos o de forma más barata. Rápidamente se observa la enorme ventaja que ofrecen los sistemas no-autónomos frente a los motores cohete, sobre todo, a bajas velocidades de vuelo, hecho que ha relegado a los motores cohete a misiones muy concretas en vuelo en la atmosfera que no pueden abordar los sistemas autónomos y, naturalmente, su uso en el espacio es indiscutible. Como los sistemas autónomos transportan en su interior todas las sustancias necesarias para su funcionamiento y como existen gran variedad de situaciones, es conveniente atender a un diagrama de bloques que establezca las posibles relaciones entre los distintos elementos del motor y/o del vehículo. Consideremos la figura 1.2 en la que de forma esquemática, se mencionan los elementos funcionales principales de un vehículo propulsando por un motor cohete. Primeramente, hay que destacar que el vehículo tendrá encomendada una misión que, usualmente, estipulará el colocar una carga útil en algún punto del espacio a velocidad preestablecida. Figura 1.2: Diagrama genérico de elementos funcionales de un vehículo propulsado por un motor cohete. El principal protagonista de los procesos que tienen lugar, es el propulsante que puede sufrir diversas transformaciones antes de ingresar en un sistema de aceleración en el que se incrementa su velocidad hasta 𝑉𝑠, es decir, se desprende de una potencia cinética igual a 1 2�̇�𝑉𝑠 2, lo que necesariamente ocurre mediante un aporte de energía que puede obtenerse mediante un captador o liberarse de la almacenada en el vehículo. El convertidor, en la figura 1.2, representa las posibles transformaciones que sufre el propulsante y las que también se puedan articular en cuanto a las formas de energía, almacenada, utilizada o degradada (radiador) en uno u otro sistema. Niveles de desarrollo Antes de enumerar y establecer una clasificación de los motores cohete conviene establecer una medida del nivel tecnológico de desarrollo en el que se pueda encontrar cada uno de ellos, ya que, existe una gran variedad desistemas, cuyo funcionamiento se basa en fenómenos físicos de naturaleza diferente. Excepto los sistemas en vuelo actualmente, todos presentan diferentes estados de desarrollo científico o tecnológico y es conveniente establecer una escala que caracterice este hecho y permita valorar la relevancia del sistema en el ámbito científico o industrial. En este sentido se pueden emplear los niveles establecidos por la NASA (también dispone la ESA de una escala muy parecida) denominados Technology Readiness Levels (TRL) y que fueron establecidos a finales de los años 1970’s en el marco de un proyecto de exploración de Júpiter. Se trata de una escala de nueve peldaños con la que describir el nivel de desarrollo tecnológico de un determinado sistema, desde el simple enunciado del concepto físico (TRL 1) hasta el sistema en pleno uso industrial (TRL 9). Figura 1.3: Esquema de los TRL de la agencia americana (NASA) con indicación del ámbito científico, tecnológico e industrial en el que se enmarca cada uno de ellos. El propósito principal de utilizar la valoración TRL es ayudar a la gestión en la toma de decisiones sobre el desarrollo, transferencia y uso de tecnología. Es una herramienta útil que se necesita para administrar el progreso de la actividad de investigación y desarrollo dentro de las distintas organizaciones. Los enunciados ESA, más concisos que los americanos, pero equivalentes en esencia, son: TRL 1: Principios básicos observados y explicados. TRL 2: Formulación del concepto y/o aplicación tecnológica. TRL 3: Concepto probado analítica o experimentalmente. TRL 4: Prueba de laboratorio de componentes y sistemas. TRL 5: Pruebas en entorno relevante de componentes y sistemas. TRL 6: Demostración de prototipo en un entorno relevante (tierra o en el espacio). TRL 7: Demostración de prototipo en un entorno espacial. TRL 8: Obtención de la “Cualificación de vuelo” mediante prueba y demostración (tierra o en el espacio). TRL 9: Obtención de la “Prueba de vuelo” a través de operaciones de la misión con éxito. Como fácilmente se observa hasta el nivel 4 o 5 el concepto se circunscribe al ámbito científico en el que, paulatinamente, se sustancian realizaciones de carácter práctico. A partir de ahí, los niveles se vuelven más industriales, mediante la necesidad de ensayar con un prototipo, para llegar a los niveles 8 y 9, en los que el sistema se utiliza con plena funcionalidad en el espacio. En la tabla 1.1 se incluyen algunos de los sistemas que se van a describir en la lección y que será objeto de estudio a lo largo del curso, así como otros, más exóticos, y que, como se observa en la tabla, se encuentra en niveles de desarrollo intermedio, muy básico o especulativo. TRL Sistema 1 Alcubierre Warp Drive 2 Nuclear propulsion (Project Daedalus), Gas core reactor rocket, Fission sail, Fission-fragment rocket, Nuclear photonic rocket, Fusion rocket, Antimatter catalyzed nuclear, Antimatter rocket, Bussard ramjet, Gravitoelectromagnetic toroidal launchers 3 Nuclear pulse propulsion (Orion Project), Reaction Engines SABRE and Magnetic sails 4 Solar thermal rocket, Radioisotope rocket y Nuclear electric rocket 5 Pulsed inductive thruster(PIT), VASIMR y Magnetic field oscillating amplified thruster 6 Velas solares, motores electromagnéticos (MPD), termonucleares, LAR, sistemas Tether y elevadores espaciales 7 Pulsed plasma thruster (PPT) y dual mode propulsion rocket 8 Motores cohete termoeléctricos y coloidales (FEEP) 9 Motores cohete químicos, de aceleración electroestática de iones y de efecto Hall Tabla 1.1: Algunos sistemas de propulsión catalogados por el nivel TRL (fuente Wikipedia). El establecimiento de una escala de éstas características tiene diversas ventajas: • Proporciona una medida objetiva del estado de la tecnología. • Permite gestionar el riesgo eficazmente. • Es útil para tomar decisiones en materia de financiación. • Se utiliza para tomar decisiones en encrucijadas tecnológicas. Aunque también tiene desventajas, casi todas concernientes a que el nivel de simplificación es excesivo ante la diversidad de los hechos científicos, el desarrollo tecnológico y el tipo de aplicaciones posibles. Por otra parte, no se incluyen factores negativos, trabas de desarrollo o posibles obsolescencias. En lo que sigue se tratará de incluir el TRL de cada sistema que se comente para que quede constancia del nivel de desarrollo del sistema del que se está hablando. Clasificación y descripción de los motores cohete A causa de que existe una amplia gama de principios de funcionamiento, configuraciones y soluciones tecnológicas, las clasificaciones posibles son varias. La clasificación clásica los agrupa en atención a la fuente de energía primaria utilizada, en químicos, nucleares y eléctricos, para luego desglosar cada categoría según criterios de distinta naturaleza. Esta clasificación tiene en cuenta principalmente la fuente de energía utilizada pero engloba bajo el mismo epígrafe diferentes sistemas de aceleración que, según el caso, pueden presentar un sustancial consumo de energía. Como la principal tarea del motor es producir un flujo a alta velocidad es conveniente recordar la ecuación de cantidad de movimiento de un fluido que describe como se acelera, teniendo en cuenta las fuerzas que actúan, incluso las debidas a campos eléctricos y magnéticos (𝐸�⃗ y 𝐵�⃗ ): 𝜌 DV��⃗ 𝐷𝑡 = −∇𝑝 + 𝜌𝑞𝐸�⃗ + 𝚥 × 𝐵�⃗ + ∇ ∙ 𝜏′ (1.1) donde, omitiendo comentarios sobre las fuerzas de viscosidad, ∇ ∙ 𝜏′, se establece que la velocidad del fluido, V��⃗ , puede aumentarse mediante fuerzas de presión, ∇𝑝, fuerzas electroestáticas que actúan sobre las cargas eléctricas, con densidad 𝜌𝑞, o mediante fuerzas magnéticas, que actúan, una vez se han establecidos convenientes corrientes eléctricas, 𝚥, a través del fluido. A la vista de las consideraciones anteriores, es posible establecer la siguiente clasificación: en virtud de la fuente de energía directamente suministrada al fluido, en térmicos y eléctricos, de tal manera que los primeros emplean la energía de la fuente en producir un aumento de temperatura del propulsante, mientras que, los segundos, sacan partido de fenómenos y fuerzas electromagnéticos para acondicionar y acelerar el fluido de trabajo. TÉRMICOS Termoquímicos Propulsante sólido, Propulsante líquido Propulsante híbrido Termonucleares Reactor de fusión o fisión Termoeléctricos Resistencia eléctrica Arco eléctrico ELÉCTRICOS Electroestáticos Acelerador de iones Motor de Efecto Hall FEED y coloidal Electromagnéticos Propulsores PPT Aceleradores MPD VASIMR Tabla 1.2: Clasificación simple de los motores cohete En la tabla 1.2 se presenta la clasificación que establece tres niveles, uno básico que diferencia entre térmicos y eléctricos. En el segundo nivel se distingue en los térmicos cómo se calienta el fluido, distinguiéndose entre si se utiliza la energía liberada en reacciones de combustión, la liberada en reacciones nucleares o calentamiento Joule debido a la resistividad eléctrica de las sustancias y en los eléctricos, el segundo nivel, identifica el tipo de fuerza con la que se acelera el fluido, debida a campos electroestáticos o magnéticos. El tercer nivel recopila sistemas concretos o grupos de sistemas muy homogéneos tecnológicamente, como se verá más adelante. Motores Cohete Térmicos El funcionamiento de los motores cohete térmicos consiste en la aceleración de un fluido (propulsante) desde una cámara a alta presión y temperatura a lo largo de una tobera convergente-divergente (véase figura 1.4). Como consecuencia, el propulsante eyectado a alta velocidad genera por reacción una fuerza de empuje sobre el resto de la estructura. El funcionamiento del sistema queda determinado por la presión alcanzada, pc, en la cámara, de la que es responsable fundamentalmente el sistema de alimentación, y por la temperatura dela cámara, Tc , que es consecuencia del sistema de calentamiento empleado. Figura 1.4: Esquema de un motor cohete de tipo térmico en el que el propulsante es acelerado mediante fuerzas de presión en una tobera convergente-divergente. El denominador común de todos estos sistemas es el uso de una tobera convergente- divergente como elemento fundamental en la aceleración del propulsante. La manera en la que las sustancias se suministran en la cámara y la forma en la que se eleva su temperatura caracteriza los diferentes sistemas. Si el aumento de temperatura tiene lugar en virtud de un proceso de combustión el motor se denomina termoquímico o simplemente motor cohete químico, si se trata de un reactor nuclear en el que la refrigeración del núcleo produce el aumento de temperatura de la sustancia refrigerante, motor cohete nuclear, y si se trata de una resistencia eléctrica o un arco eléctrico estaríamos hablando de un motor cohete termoeléctrico. Motores cohete termoquímicos Los motores cohete termoquímicos obtiene la energía de una reacción química de combustión que tiene lugar, usualmente, entre una sustancia oxidante y una reductora. En esta categoría también se incluyen aquellos en los que una reacción química, empleando normalmente un catalizador produce la descomposición de una única sustancia que se denominan monopropulsantes. Por similitud en la arquitectura del sistema de alimentación, los propulsores de gas frio, en los que no existe reacción química alguna, quedarían implícitamente englobados dentro de esta clasificación. Los motores termoquímicos se desglosan según la naturaleza de los propulsantes en sólidos, líquidos e híbridos, debido a las diferencias tecnológicas que implican su diseño y desarrollo. Motor cohete de propulsante sólido (TRL 9) El motor cohete de propulsante solido es el sistema de propulsión más sencillo que se puede imaginar (figura 1.6). Consiste en una vasija de presión rellena de una mezcla de componentes energéticos en estado sólido que reaccionan químicamente de manera que los gases generados presurizan el interior de la cámara, y son expelidos por una tobera en la que aumenta la velocidad. Figura 1.6: Esquema de las partes más representativas de un motor cohete de propulsante sólido. El funcionamiento del motor comienza mediante un sistema de ignición (típicamente pirotécnico) que inicia una secuencia de reacciones químicas sobre la superficie del sólido reactivo que desemboca en el encendido del motor y la estabilización de un proceso de combustión en fase gaseosa sobre la superficie del propulsante que lo consume paulatinamente por capas. La magnitud de la superficie involucrada determina el caudal de productos generado y, por lo tanto, el nivel de presión en la cámara de combustión que desaloja el gasto de propulsante por la tobera. El número de soluciones tecnológicas diferentes es abundante, siendo amplio el rango de esbelteces, la arquitectura y materiales de las toberas y las diferentes geometrías de propulsantes utilizadas. Así mismo, también es amplio el catálogo de sustancias adecuadas para ser empleadas como propulsantes, con propiedades diversas, que conducen a aplicaciones también muy amplias, desde misiones de lanzamiento con altos empujes, a todo tipo de misiones más modestas en el ámbito espacial o de la defensa. Motor cohete de propulsante líquido (TRL 9) El motor cohete de propulsante líquido consiste en la utilización de sustancias en estado líquido, que sufren después de ser suministradas en una cámara una reacción exotérmica de combustión que libera gran cantidad de energía en una cámara de combustión. Las posibilidades de suministro de los propulsantes son muy amplias, así como, los líquidos a emplear. Figura 1.7: Representación esquemática de los dos sistemas de alimentación principales de los motores cohete de propulsante líquido mediante un sistema de turboalimentación o mediante presurización previa de las sustancias en los tanques de almacenamiento. Las actuaciones más interesante que puede presentar el sistema es mediante el empleo de propulsantes criogénicos (usualmente, oxigeno e hidrogeno líquidos) lo que obliga a su presu- rización mediante un sistema de turbo-alimentación. La otra opción es que los propulsantes sean previamente presurizados en los depósitos en los que se almacenan y que paulatinamente mediante diversas estrategias se vayan suministrando en la cámara de combustión. Los rangos de utilización de este tipo de sistemas son muy amplios, abarcando todo el espectro desde misiones terrestres de todo tipo a misiones espaciales de propulsión principal y, también, en sistemas de posicionamiento y corrección. Motor cohete de propulsante hibrido (TRL 9) El motor cohete de propulsante híbrido consiste en la utilización de propulsantes sólidos y líquidos simultáneamente (usualmente reductor sólido con oxidante líquido) compartiendo las ventajas e inconvenientes de cada uno de los sistemas. Figura 1.8: Esquema de un motor cohete hibrido en el que un sistema de presurización por gas inerte alimenta el oxidante en una cámara de combustión conformada por el reductor en estado sólido. No existen demasiados motores cohete híbridos operativos debido sin duda a que la combinación de ventajas e inconvenientes no resulta favorable; sin embargo, en octubre de 2004, el SpaceShipOne consiguió alcanzar el espacio (una altura de 100 km) y ganar el premio Ansari X-Prize, dotado con 10 millones de dólares, al proclamarse el primer vehículo espacial tripulado de capital privado. Se utilizó un motor de cohete que consume una mezcla de combustible sólido y óxido nitroso. El sistema combina la ventaja de poder variar el nivel de empuje (incluso paradas y arranques) con la simplicidad y compacidad que da el uso de un propulsante sólido y que no es necesario sistema de presurización al tener el óxido nitroso una presión de vapor a temperatura ambiente de 70 bares. A cambio las actuaciones propulsivas de este reductor y oxidante son relativamente modestas. A modo de resumen se presenta en la Tabla 1.3 una comparativa de las principales ventajas y desventajas de los motores cohete termoquímicos PROPULSANTE SÓLIDO Simple Alta fiabilidad Fácil operación Fácil almacenaje. Fácilmente escalable Densidad de energía alta. Tiempo de combustión limitado Control en diseño Imposibilidad de ensayo PROPULSANTE LÍQUIDO Complejo Buena fiabilidad Difícil operación Almacenaje comprometido Difícilmente escalable Densidad de energía muy alta. Tiempo de combustión alto Capacidad de control Pruebas funcionales pre-vuelo. Tabla 1.3: Comparativa de las características más sobresalientes de los motores cohete de propulsante sólido y líquido. Motor Cohete Termonucleares (TRL 6) Los motores cohete termonucleares funcionan utilizando el núcleo del reactor nuclear como fuente de energía térmica para calentar el propulsante (usualmente hidrogeno) que posteriormente se expansiona en una tobera convergente-divergente obteniendo altas velocidades de salida que proporcionan altos impulsos específicos. Figura 1.9: Esquema de un motor cohete nuclear en el que se observa que el propulsante actúa como sustancia refrigerante del propio reactor. Se trata de un ciclo abierto en el que parte del propulsante sangrado de la cámara de calentamiento alimenta una turbina para mover una bomba que presuriza el propio propulsante. Los motores cohete termonucleares han sido objeto de intensos programas de investigación, llegándose a ensayar diversos prototipos. El proyecto NERVA comenzó en 1955 cuando la Comisión de la Energía Atómica americana y los Laboratorios de Los Álamos querían desarrollar un misil militar propulsado por energía nuclear. La creación de la NASA en 1958 propicio que el desarrollo se trasladara a Aerojet y Westinghouse. Durante finales de los 60´s y principios de los 70´s se trabajó en varios proyectos(KIWI-A, KIWI-B, Phoebus, etc.) pero la administración americana recortó presupuestos en esta área y, desde entonces, se ha relegado el uso de la energía nuclear como fuente de potencia para alimentar aceleradores de iones en misiones espaciales. Motores cohete termoeléctricos En este caso, la energía eléctrica se emplea en calentar el propulsante que se suministra en una cámara de calentamiento. Las soluciones tecnológicas son diversas aunque, conceptualmente, los sistemas son sencillos. Motor cohete Resistojet (TRL 8) Los resistojet son sistemas conceptualmente sencillos en los que por medio de una resistencia eléctrica se calienta el fluido de trabajo que luego es expandido en una tobera convencional (figura 1.10) Figura 1.10: Diferentes configuraciones esquemáticas de las posibilidades a la hora de situar una resistencia en la cámara de calentamiento. Motores cohete de arco eléctrico (TRL 7-8) El fluido de trabajo se calienta mediante un arco eléctrico que se establece entre un ánodo y un cátodo sometidos a una alta diferencia de potencial y posteriormente es acelerado en una tobera convencional. Figura 1.11: Esquema de funcionamiento de un motor de arco o eléctrico en que se muestran el cátodo, el ánodo conformado con un canal de estabilización que desemboca en el divergente de una tobera convencional. A la izquierda el ensayo de uno de estos motores. Una de las principales desventajas de estos sistemas es el desgaste que sufre el cátodo que tiene repercusiones sobre las actuaciones del sistema limitando la vida. Por otra parte las características del arco eléctrico, en concreto, su delgado espesor, producen un campo fluido muy inhomogéneo en la sección de salida lo que va en detrimento del impulso efectivo conseguido. Motores Cohete Eléctricos Motores Cohete Electrostáticos Los motores cohete electroestáticos funcionan acelerando el propulsante ionizado mediante la intervención de campos electroestáticos. Resulta imprescindible contar, además, con un sistema de producción de iones y un sistema de neutralización del chorro de salida que impida la atracción de estos por el vehículo así como la adquisición de carga eléctrica neta. Figura 1.12: Esquema de las partes principales de un motor electrostático. En la actualidad los diferentes conceptos de motor se diferencian en el sistema de producción de iones. Algunos primeros desarrollos emplearon ionización por contacto pero, en la actualidad, la ionización por radio frecuencia o por bombardeo son los sistemas en desarrollo. Existen una gran variedad de proyectos recientes, realizados o en curso, que implican el desarrollo de aceleradores de iones: • Proyecto de la sonda DeepSpace (NSTAR) de la NASA en 1998. • Evolutionary Xenon Thruster (NEXT), Proyecto NASA de 2003. • Nuclear Electric Xenon Ion System (NEXIS) • High Power Electric Propulsion (HiPEP) • Radio-Frequency Ion Thruster (RIT), de EADS. • Dual-Stage 4-Grid (DS4G) proyecto de ESA-ANU de 2006. Estos proyectos abordan el desarrollo de aceleradores de iones mejorando la vida, aumentando la potencia o ensayando configuraciones avanzadas. FEEP: Field Emission Electric Propulsion (TRL 8) El funcionamiento (figura 1.13) se basa en la atomización electrostática de aceites dieléctricos de muy baja presión de vapor, cesio y glicerina. La diferencia de potencial entre la aguja y la rejilla de aceleración es de varios kilovoltios, produciéndose la ionización cuando el campo eléctrico local alcanza un valor umbral típico. Motores muy eficientes (rendimientos altos de hasta 95%) con alto impulso especifico (entre 4000 s a 6000s) y muy bajo empuje (inferior al milinewton por cada centímetro de profundidad del motor). Figura 1.13: Esquema simplificado del funcionamiento de un propulsor FEED Motores de efecto Hall (TRL 8-9) El motor del efecto de Hall, también conocido simplemente como propulsores de plasma, se utiliza el efecto Hall para atrapar electrones en un canal anular, que son utilizados para ionizar el propulsante, el plasma así generado es acelerado por el campo magnético radial aunque el efecto es equivalente a la aceleración que sufren los iones bajo la acción del campo eléctrico. Finalmente los electrones generados por el cátodo exterior también son utilizados para neutralizar los iones en el penacho de salida. Figura 1.14: Esquema de funcionamiento de un motor de efecto Hall en la que se observan los elementos principales. A la derecha el motor STP-1 en banco de ensayos (Stationary Plasma Thruster). Estos motores se estudiaron independientemente en los E.E.U.U. y la Unión Soviética en los años 50 y los años 60, aunque su desarrollo tecnológico como motor tuvo lugar primeramente en la URSS (unos 200 motores han volado en los satélites soviéticos/rusos en los últimos treinta años). Utilizados, principalmente para tareas de mantenimiento de orbita y orientación de satélites, en la actualidad se trabaja en su escalado para desarrollar sistemas de propulsión principal. Motores Cohete Electromagnéticos El funcionamiento básico de un motor cohete de fundamento electromagnético es la aceleración de un plasma mediante las fuerzas de Lorentz que aparecen cuando se aplica un campo magnético sobre una corriente eléctrica. Figura 1.15: Esquema básico del funcionamiento de un acelerador electromagnético Como se ve en la figura 1.15, el funcionamiento básico consistiría en establecer una corriente eléctrica entre un cátodo y un ánodo (en la figura el campo eléctrico y vector de corriente verticales) que atraviese un flujo de plasma y mediante la aplicación de un campo magnético externo transversal al movimiento (en la figura mediante un imán permanente) y al campo eléctrico obtener la consiguiente fuerza aceleradora. A continuación de describen algunos de los sistemas electromagnéticos de propulsión más populares. VASIMR: Variable Specific Impulse Magnetoplasma Rocket (TRL 5) El motor VASIMR fue ideado por el costarricense y ex-astronauta de la NASA Franking Chang Díaz en 1979. Se trata de un motor de gran potencia (hasta 10 MW) que tiene la interesante capacidad de modular el impulso específico (entre 3000 s. y 30000s) en combinación con la potencia desplegada. El funcionamiento, véase la figura 1.16, se basa en la ionización del hidrogeno mediante radiofrecuencia (antena Helicón) su recalentamiento mediante el uso de microondas a temperaturas extremas (ion cyclotron) y, finalmente, el plasma es acelerado en una tobera magnética cuyo funcionamiento es análogo al de una tobera convencional pero sin paredes físicas. Figura 1.16: Esquema da las partes principales del motor VASIMR que presenta la particularidad de utilizar para acelerar el plasme una tobera magnética. La tobera magnética conduce el plasma mediante una configuración de líneas de campo magnético a través de una sección convergente-divergente que produce su aceleración emulando el comportamiento de las toberas clásicas fluidodinámicas. Pulse Plasma Thruster (TRL 7-8) En la Figura 1.17 se representa los componentes principales de un motor PPT en la que se aprecia su simplicidad. El propulsante empleado es teflón que se vaporiza por la irrupción de una chispa de encendido periódica que se proporciona mediante una bujía. El campo magnético transversal al eje del motor y a la dirección del arco eléctrico generado por los electrodos acelera el plasma hacia la salida del motor. Figura 1.17: A la izquierda esquema de la disposición típica de un acelerador de plasma pulsante (PPT) de teflón. En la derecha aparece uno de los motores PPT para el satélite de observación terrestre EO-1. En la misma figura se representa una imagen de uno de los propulsores de teflón empleados en el satélite EOS que tiene un impulso específico es de 1150 segundos y aunque la relación empuje/peso es deficiente (0,1 mN/kg) la precisión alcanzada en los pulsos (del orden del micronewtonpara cada uno) es muy alta, permitiendo maniobras muy precisas. Es precisamente esta característica junto con su simplicidad las mayores ventajas del sistema que bajo ciertas circunstancias compensan el bajo rendimiento que presentan. Motor Cohete Electromagnético, MPD (TRL 6) El esquema de funcionamiento de un motor MPD (Magneto Plasma Dynamics) (véase figura 1.18) es similar al motor de arco eléctrico pero con tensiones de funcionamiento mayores que producen corrientes tan intensas que, incluso, el campo magnético autoinducido juega un papel importante en el proceso de aceleración del plasma impulsado por un campo magnético exterior. Figura 1.18: Motor MPD en la que se muestran sus partes principales y un esquema de los campos magnéticos y corrientes que intervienen. A la derecha uno de estos motores en funcionamiento. Lección 2: Estudio Propulsivo y Empuje Introducción Los motores cohete producen una fuerza propulsiva como resultado de la interacción mecánica que se establece entre el propulsante y el vehículo. Para definir el empuje, plantear con claridad la ecuación del movimiento del vehículo y proceder a un balance energético adecuado, se van a plantear las ecuaciones de conservación con cierto rigor. Por tanto, en esta lección, se aplican los principios de conservación de masa, cantidad de movimiento y energía en forma integral, para identificar los diferentes flujos que se presentan y establecer definiciones rigurosas de empuje y rendimientos. Estudio propulsivo Considérese el movimiento de un vehículo, representado en la figura 2.1, propulsado por un motor cohete que sigue una trayectoria arbitraria con velocidad 𝑉�⃗ , respecto a un sistema de referencia inercial, mientras que el propulsante es expulsado con una velocidad 𝑉�⃗𝑠, relativa al vehiculo. En estas condiciones la velocidad absoluta del propulsante es 𝑉�⃗ + 𝑉�⃗𝑠. Figura 2.1: Representación esquemática de un vehículo propulsado por un motor cohete. Se define el volumen de control, Ω, mediante la superficie exterior del móvil (en la figura, 𝐴𝑒𝑥𝑡) que es impermeable y una superficie arbitrariamente elegida (en la figura, 𝐴𝑠), permeable, que cierra el volumen y por la que está fluyendo el propulsante. Ecuación de continuidad La ecuación de continuidad en forma integral aplicada al volumen de control es: 𝑑 𝑑𝑡 � 𝜌𝑑Ω Ω + � 𝜌(�⃗�𝑟 ⋅ 𝑛�⃗ )𝑑A = �̇�𝑒𝑥𝑡 A (2.1) donde �⃗�𝑟 es la velocidad del fluido relativa a la superficie de control 𝑑𝐴 y �̇�𝑒𝑥𝑡 un término fuente que puede ser empleado con diversos fines y que, en este momento, no va a ser tenido en cuenta ��̇�𝑒𝑥𝑡 = 0�. Definiendo el gasto másico del sistema de propulsión como �̇� = −𝑑𝑀 𝑑𝑡⁄ , queda: �̇� = � 𝜌𝑠�𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝜎 𝐴𝑠 (2.2) donde 𝑀 = ∫ 𝜌𝑑ΩΩ es la masa instantánea del vehículo y 𝑚 ̇ el gasto másico desalojado por el sistema de propulsión. La ecuación pone de manifiesto que la masa del vehículo disminuye al ritmo marcado por el gasto másico del sistema de propulsión. Ecuación de cantidad de movimiento La ecuación de cantidad de movimiento en forma integral aplicada al volumen de control de la figura 2.1 es 𝑑 𝑑𝑡 � 𝜌�⃗�𝑑Ω Ω + � 𝜌�⃗�(�⃗�𝑟 ⋅ 𝑛�⃗ )𝑑𝐴 = � (−(𝑝 − 𝑝𝑎)𝐼 + 𝜏′) ⋅ 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 + �⃗�𝑒𝑥𝑡 𝐴A (2.3) donde la fuerza de presión ha sido referida a la presión ambiente, 𝑝𝑎, habida cuenta de que la resultante de las fuerzas debidas a una presión uniforme sobre un volumen cerrado es nula (∮𝑝𝑎𝑛�⃗ 𝑑A = 0). El término de fuerzas exteriores, �⃗�𝑒𝑥𝑡, hace referencia a todas aquellas solicitaciones sobre el volumen de control distintas a las fuerzas de presión y fricción sobre las superficies que lo delimitan. El primer término de la ecuación 2.3 se puede escribir de la siguiente manera 𝑑 𝑑𝑡 � 𝜌�⃗�𝑑Ω Ω = 𝑑 𝑑𝑡 � 𝜌𝑉�⃗ 𝑑Ω + 𝑑 𝑑𝑡Ω𝑓𝑖𝑗𝑎 � 𝜌�𝑉�⃗𝑟 + 𝑉�⃗ �𝑑Ω Ω𝑝 (2.4) teniendo en cuenta que el vehículo está compuesto por una masa de propulsante y una masa fija �𝑀 = 𝑀𝑓 + 𝑀𝑝� y que la velocidad es aquella que se observa en ejes tierra (denominando 𝑉�⃗𝑟 a la velocidad relativa del propulsante en el interior del vehículo). Como quiera que la velocidad de vuelo, no depende de la posición en el interior del volumen, desarrollando la derivada temporal del producto adecuadamente, resulta 𝑑 𝑑𝑡 � 𝜌�⃗�𝑑Ω Ω = 𝑉�⃗ 𝑑 𝑑𝑡 � 𝜌𝑑Ω Ω𝑝 + �𝑀𝑓 + 𝑀𝑝� 𝑑𝑉�⃗ 𝑑𝑡 + 𝑑 𝑑𝑡 � 𝜌𝑉�⃗𝑟𝑑Ω Ω𝑝 (2.5) Asumiendo que el motor funciona en régimen permanente, el último término será nulo en la práctica totalidad del volumen de propulsante, excepto en la superficie libre que registra el consumo de propulsante en el interior de los depósitos. No obstante, se asume que 𝑑 𝑑𝑡 �𝜌𝑉�⃗𝑟𝑑Ω ≪ �𝜌𝑉�⃗ �𝑉�⃗ ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝜎 ∼ �̇�𝑉𝑠 (2.6) Cierto, ya que el primer término es del orden de 𝑉�𝑟𝑑𝑀 𝑑𝑡 = �̇�𝑉𝑟⁄ y, por continuidad, 𝑉𝑟 ≪ 𝑉𝑠 en virtud de las bajas velocidades dentro del vehículo. El lector puede apreciar que en situaciones no estacionarias, por ejemplo en el arranque del vehículo, este término es de fundamental importancia, cobrando un peso similar al de los demás implicados en la ecuación, en concreto, el que tiene en cuenta la aceleración del propio vehículo. El segundo término de la ecuación 2.3 se desglosa de forma similar adoptando para la velocidad en la sección de salida la definición ya utilizada �𝑉�⃗𝑠 = 𝑉�⃗𝑟�: � 𝜌�⃗�(�⃗�𝑟 ⋅ 𝑛�⃗ )𝑑A = � 𝜌�𝑉�⃗𝑠 + 𝑉�⃗ � ⋅ �𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴 = � 𝜌𝑉�⃗𝑠�𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴 + 𝐴𝑠𝐴A 𝑉�⃗ � 𝜌�𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴 𝐴𝑠 (2.7) Obsérvese que la aplicación de la ecuación de continuidad provoca la cancelación del primer término del segundo miembro de 2.5 junto con el último término del segundo miembro de la ecuación 2.7, ambos multiplicados por 𝑉�⃗ , lo que permite escribir la ecuación de cantidad de movimiento de esta forma: 𝑀 𝑑𝑉�⃗ 𝑑𝑡 + � 𝜌𝑉�⃗𝑠 𝐴𝑠 �𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴 = � (−(𝑝 − 𝑝𝑎)𝐼 + 𝜏′) ⋅ 𝐴𝑒𝑥𝑡+𝐴𝑠 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 + �⃗�𝑒𝑥𝑡 (2.8) Introduciendo las fuerzas debidas al campo gravitatorio, 𝑀�⃗�, y definiendo la fuerza aerodinámica sobre el vehículo como la producida por las fuerzas de presión, referida a la presión ambiente, y fricción sobre la superficie externa �⃗�𝑎𝑒𝑟 = � (−(𝑝 − 𝑝𝑎)𝐼 + 𝜏′) ⋅ 𝐴𝑒𝑥𝑡 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 (2.9) se obtiene la expresión: 𝑀 𝑑𝑉�⃗ 𝑑𝑡 = −� 𝜌𝑉�⃗𝑠 𝐴𝑠 �𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴 + � (−(𝑝 − 𝑃𝑎)𝐼 + 𝜏′) ⋅ 𝐴𝑠 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 + �⃗�𝑎𝑒𝑟 +𝑀�⃗� + �⃗�𝑒𝑥𝑡 (2.10) en la que se han despreciado los términos de fuerzas de viscosidad frente al termino convectivo, � 𝜏′ ⋅ 𝐴𝑠 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 ≪ � 𝜌𝑉�⃗𝑠�𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴 𝐴𝑠 (2.11) suponiendo que el movimiento en la salida del motor tiene lugar a altos números de Reynolds basado en el diámetro de salida, los efectos de la viscosidad quedarán confinados a las capas de cortadura cerca de las paredes de la tobera, de pequeño espesor y, por lo tanto, con despreciable repercusión en la ecuación del movimiento del vehículo. A la vista de la ecuación 2.10, parece conveniente definir el empuje de la siguiente manera: 𝐸�⃗ = �� 𝜌𝑠𝑉�⃗𝑠�𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴 𝐴𝑠 + � (𝑝𝑠 − 𝑝𝑎) 𝐴𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ 𝑑𝐴� (2.12) en términos de las variables fluidas evaluadas en la sección de salida del motor. Inmediatamente, se obtiene la siguiente expresión para la ecuación 2.10: 𝑀 𝑑𝑉�⃗ 𝑑𝑡 = 𝐸�⃗ + �⃗�𝑎𝑒𝑟 +𝑀�⃗� + �⃗�𝑒𝑥𝑡 (2.13) que constituye la ecuación del movimiento del vehículo, que se puede enunciar diciendo que la masa instantánea multiplicada por la aceleración es igual a la suma de fuerzas que actúan sobre el vehículo. Empuje Con la intención de interpretar adecuadamente la expresión del empuje obtenida, se puede plantear la ecuación de cantidad de movimiento al volumen de control de la figura 2.2 que abarca todo el volumen interior del motor y está delimitado por la superficie interior de este y se cierra con el área de salida. Figura 2.2: Volumen de control delimitado por las paredes interioresdel motor y la sección de salida, con lo que todo el volumen de propulsante queda encerrado dentro La ecuación de cantidad de movimiento en ejes relativos y haciendo la hipótesis de movimiento estacionario (equivalente a despreciar los términos inerciales de la relación 2.6) � 𝜌�⃗�(�⃗�𝑟 ⋅ 𝑛�⃗ )𝑑A = � (−(𝑝 − 𝑝𝑎)𝐼 + 𝜏′) ⋅ 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 𝐴𝑠+𝐴𝑖𝑛𝑡𝐴𝑠+𝐴𝑖𝑛𝑡 (2.14) Como el volumen de control se apoya interiormente en paredes del motor en las que la velocidad relativa es nula, la integral de superficie del primer miembro sólo es distinta de cero en la superficie de salida. � 𝜌�⃗�(�⃗�𝑟 ⋅ 𝑛�⃗ )𝑑A = � �𝑉�⃗𝑠 + 𝑉�⃗ ��𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴 + 𝐴𝑠𝐴 (2.15) Reordenando, � 𝜌𝑠𝑉�⃗𝑠 𝐴𝑠 �𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴 + � (𝑝𝑠 − 𝑝𝑎)𝑛�⃗ 𝑑𝐴 = � (−(𝑝 − 𝑝𝑎)𝐼 + 𝜏′) ⋅ 𝐴𝑖𝑛𝑡 𝐴𝑠 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 (2.16) En la que se ha despreciado la contribución de la viscosidad en el supuesto de que se verifica la relación 2.11. La expresión 2.17 permite establecer la definición de empuje como resultante de las fuerzas de presión referidas a la presión ambiente y fricción sobre las caras internas del motor, es decir 𝐸�⃗ = −� (−(𝑝 − 𝑝𝑎)𝐼 + 𝜏′) ⋅ 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 𝐴𝑖𝑛𝑡 (2.17) considerando el objeto a ser propulsado como el constituido por la masa seca, justamente la fuerza que el propulsante ejerce sobre él. Por lo tanto, el empuje se puede evaluar mediante la expresión ya obtenida 𝐸�⃗ = �� 𝜌𝑠𝑉�⃗𝑠�𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴 + � (𝑝 − 𝑝𝑎) 𝐴𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 𝐴𝑠 � (2.18) que es una expresión vectorial y permite evaluar el empuje en casos de carácter general, en los que las complejidades geométricas del motor sean elevadas. No obstante, considerando propiedades uniformes en la sección de salida y que ésta es plana y perpendicular a los vectores velocidad, el empuje queda 𝐸 = �̇�𝑉𝑠 + 𝐴𝑠(𝑝𝑠 − 𝑝𝑎) (2.19) que es la expresión escalar que se utilizará habitualmente y para la que, en caso de tener en cuenta efectos no-unidimensionales, se deberán utilizar valores medios (definidos a continuación) o correcciones adecuadas dependiendo del fenómeno a considerar. Expresión vectorial del empuje La expresión 2.19 permite evaluar la magnitud y dirección de la fuerza propulsiva sea cual sea la geometría de la sección de salida (que se puede fijar de forma arbitraria) y la distribución espacial de magnitudes fluidas. Inmediatamente surge la necesidad de definir variables medias de forma precisa. El gasto másico �̇� = � 𝜌𝑠�𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴, 𝐴𝑠 (2.20) es la referencia para definir la velocidad media de salida 〈𝑉𝑠〉������⃗ = 1 �̇� � 𝜌𝑠𝑉�⃗𝑠�𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑A, 𝐴𝑠 (2.21) porque de esta manera se evalúa adecuadamente el flujo de cantidad de movimiento, mientras que el área efectiva de salida es 〈𝐴𝑠〉𝑛�⃗ 𝑠 = � 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 𝐴𝑠 (2.22) que se emplea en la definición de la fuerza de presión media, en la sección de salida 〈𝑝𝑠〉�������⃗ = 1 〈𝐴𝑠〉 = � 𝑝𝑠𝑛�⃗ 𝑑𝐴 𝐴𝑠 (2.23) Finalmente el empuje queda: 𝐸�⃗ = �̇�〈𝑉𝑠〉������⃗ + 〈𝐴𝑠〉 �〈𝑝𝑠〉�������⃗ − 𝑛�⃗ 𝑠𝑝𝑎� (2.24) Normalmente, la geometría del motor tendrá simetría de revolución, de tal forma que la resultante de evaluar las anteriores integrales tendrá componente únicamente sobre el eje y, en estas circunstancias, se puede escribir directamente: 𝐸 = �̇�〈𝑉𝑠〉 + 〈𝐴𝑠〉[〈𝑝𝑠〉 − 𝑝𝑎] (2.25) donde 〈𝐴𝑠〉 es la proyección del área de salida sobre un plano perpendicular al eje de simetría, es decir, 〈𝐴𝑠〉𝑡 = ∫ 𝑛�⃗ 𝑑𝐴𝑠𝐴𝑠 , siendo 𝑡 el vector director en la dirección del eje del motor (en realidad 𝑛�⃗ 𝑠 = 𝑡 en este caso) y entonces las resultantes quedan 〈𝑉𝑠〉𝑡 = 〈𝑉𝑠〉������⃗ y 〈𝑝𝑠〉 = 𝑡 〈𝑝𝑠〉�������⃗ : 〈𝑝𝑠〉𝑡 = 1 𝐴𝑠 � 𝑝𝑠𝑛�⃗ 𝑑𝐴 𝐴𝑠 , 〈𝑉𝑠〉𝑡 = 1 �̇� � 𝑝𝑉�⃗𝑠�𝑉�⃗𝑠 ⋅ 𝑛�⃗ �𝑑𝐴, 𝐴𝑠 (2.26) A menudo, únicamente se tienen en cuenta los efectos de desalineación con el eje del motor de los vectores velocidad, mediante un coeficiente, 𝜆 = 〈𝑉𝑠〉 𝑉𝑠,1𝐷⁄ , que define la velocidad media a partir del resultado de un cálculo unidimensional, 𝑉𝑠,1𝐷. En estas circunstancias, la expresión del empuje del motor es 𝐸 = �̇�𝜆𝑉𝑠,1𝐷 + 𝐴𝑠�𝑝𝑠,1𝐷 − 𝑝𝑎� (2.27) donde, normalmente para la presión se mantiene el valor calculado, 〈𝑝𝑠〉 = 𝑝𝑠,1𝐷, mediante el modelo unidimensional. Balance energético Para plantear la ecuación de la energía es conveniente, en referencia a los motores termoquímicos, utilizar una superficie interior que delimite el volumen de control donde tienen lugar los intercambios energéticos y a la que los propulsantes acceden a baja velocidad (su energía cinética en ejes absolutos es ~12�̇�𝑉 2 2T) y a la temperatura de almacenamiento. Si se emplea la superficie del apartado anterior, la salida neta de masa con la correspondiente entalpía invalida la hipótesis de proceso estacionario necesaria para establecer un planteamiento permanente y los resultados que se obtendrían harían referencia al contenido global de energía intercambiado durante el completo consumo de propulsantes. La ecuación de la energía así planteada, es � 𝜌�ℎ + 1 2 𝑣2� 𝐴=𝐴𝑠+A𝑖𝑛𝑡+𝐴𝑒 (�⃗�𝑟 ⋅ 𝑛�⃗ )𝑑𝐴 = −� �⃗� ⋅ 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 + �̇�𝑒𝑥𝑡 𝐴 (2.28) donde, ℎ es la entalpía, �⃗� = 𝑘∇𝑇2T el calor transmitio, �̇�𝑒𝑥𝑡 2T se emplea en este caso para incluir el trabajo de las fuerzas exteriores sobre el volumen de control, 𝐴𝑒 es la superficie de entrada de propulsantes y en el resto de superficies interiores, 𝐴𝑖𝑛𝑡, el gasto másico es nulo. El primer miembro expresa el flujo de entalpía de remanso: � 𝜌 �ℎ + 1 2 𝑣2� 𝐴𝑒 (�⃗�𝑟 ⋅ 𝑛�⃗ )𝑑𝐴 = −��̇�𝑖𝑒 �ℎ𝑖𝑒(𝑇𝑖𝑒) + 1 2 𝑉2� 𝑖 (2.29 ) que simbólicamente se puede expresar mediante un calor de combustión o liberado por una fuente de energía, �̇�𝑓𝑢𝑒𝑛𝑡𝑒 2T, que calienta las sustancias con una determinada eficacia, 𝜂𝑞, es decir: � 𝜌�ℎ + 1 2 𝑣2� 𝐴𝑒 (�⃗�𝑟 ⋅ 𝑛�⃗ )𝑑𝐴 = −�𝜂𝑞�̇�𝑓𝑢𝑒𝑛𝑡𝑒 − �̇�ℎ𝑒(𝑇𝑒)� − 1 2 �̇�𝑉2, (2.30 ) en la que la conservación de la masa obliga a ∑ �̇�𝑖 = �̇�𝑖 . Igualmente, el flujo de entalpia por la sección de salida es: � 𝜌�ℎ + 1 2 𝑣2� 𝐴𝑠 (�⃗�𝑟 ⋅ 𝑛�⃗ )𝑑𝐴 = �̇� �ℎ𝑠(𝑇𝑠) + 1 2 (𝑉 − 𝑉𝑠)2� (2.31) donde se ha supuesto que los vectores velocidad tienen sentidos opuestos. El calor que se “pierde” por las paredes es: −� �⃗� ⋅ 𝑛�⃗ 𝑑𝐴 = �̇�𝑙𝑜𝑠𝑠 𝐴𝑖𝑛𝑡 (2.32) y se desprecian los flujos de calor por las superficies permeables, mientras que el trabajo de las fuerzas exteriores es: �̇�𝑒𝑥𝑡 = 𝐹𝑒𝑥𝑡𝑉 = −�𝐸 − 𝐴𝑠(𝑝𝑠 − 𝑝𝑎)�𝑉 (2.33) donde, es necesario agregar al empuje, conjunto de fuerzas de presión y fricción sobre las caras internas, las correspondientes a la sección de salida (despreciando las de fricción frente al flujo de cantidad de movimiento como ya ha sido hecho). Finalmente, el balance energético queda: 𝜂𝑞𝑄𝑓𝑢𝑒𝑛𝑡𝑒 + 1 2 �̇�𝑉2 = �̇��ℎ𝑠(𝑇𝑠) − ℎ𝑒(𝑇𝑒)� + 1 2 �̇�(𝑉 − 𝑉𝑠)2 + 𝐸𝑉 − 𝐴𝑠(𝑝𝑠 − 𝑝𝑎)𝑉 + �̇�𝑙𝑜𝑠𝑠 (2.34) Como la expresión así obtenida es difícil de interpretar, recurrimos a la siguiente identidad: 1 2 �̇�𝑉𝑠2 + 1 2 �̇�𝑉2 = 1 2 �̇�(𝑉 − 𝑉𝑠)2 + �̇�𝑉𝑠𝑉 = 1 2 �̇�(𝑉 − 𝑉𝑠)2 + 𝐸𝑉 − 𝐴𝑠(𝑝𝑠 − 𝑝𝑎)𝑉 (2.35) que expresa una equivalencia entre las definiciones de energía mecánica generada expresada en ejes ligados al móvil o en ejes tierra. Finalmente, 𝜂𝑞𝑄𝑓𝑢𝑒𝑛𝑡𝑒 = �̇��ℎ𝑠(𝑇𝑠) − ℎ𝑒(𝑇𝑒)� + 1 2 �̇�𝑉𝑠2 + �̇�𝑙𝑜𝑠𝑠 (2.36) que es la expresión del balance energético del motor cohete. Se puede enunciar diciendo que la energía liberada por la fuente se emplea en aumentar la entalpía sensible del propulsante que abandona el móvil (�̇�Δℎ) en producir potencia mecánica neta �1 2 �̇�𝑉𝑠2� y en pérdidas a través de las paredes ��̇�𝑙𝑜𝑠𝑠�. En estas circunstancias, se define el rendimiento motor del sistema, como el cociente entre la potencia mecánica neta producida y la empleada de la fuente 𝜂𝑀= 1 2 �̇�𝑉𝑠 2 𝑄𝑓𝑢𝑒𝑛𝑡𝑒 (2.37) El rendimientomotor es una variable de calidad del sistema directamente relacionada con el impulso específico pues, asumiendo tobera adaptada, 𝐼𝑠𝑝 ∼ �2𝜂𝑀�𝑄𝑓𝑢𝑒𝑛𝑡𝑒 �̇�⁄ �, con lo que un mejor aprovechamiento de la energía por unidad de masa de propulsante desemboca en un aumento del impulso específico. El rendimiento propulsivo se define como la potencia mecánica total empleada en la propulsión del móvil entre la potencia mecánica puesta en juego (la potencia neta debe añadirse a la potencia cinética inicial del propio propulsante): 𝜂𝑃 = 𝐸𝑉 1 2 �̇�𝑉𝑠 2 + 12 �̇�𝑉 2 (2.38) Sería posible redefinir el rendimiento motor compatible con la anterior definición de rendimiento propulsivo teniendo en cuenta el término de potencia cinética inicial del propulsante de la siguiente forma: 𝜂𝑀= 1 2 �̇�𝑉𝑠 2 + 12 �̇�𝑉 2 𝑄𝑓𝑢𝑒𝑛𝑡𝑒 + 1 2 �̇�𝑉 2 (2.39) que expresa el cociente entre la potencia mecánica total y la puesta en juego por el vehículo. Finalmente, el rendimiento propulsivo asumiendo 𝐸 ∼ �̇�𝑉𝑠, se simplifica en: 𝜂𝑃 = 2𝑉 𝑉𝑠⁄ 1 + (𝑉 𝑉𝑠⁄ )2 (2.40) Esta expresión puede representarse gráficamente en función del cociente de velocidades 𝑉 𝑉𝑠⁄ , tal y como se hace en la figura 2.3, en la que se observa que el rendimiento propulsivo es nulo cuando la velocidad de vuelo es nula, consecuencia lógica de la inmovilidad del vehículo en la que toda la energía cinética del propulsante se desaprovecha (se disipa): también es nulo cuando la velocidad de salida del propulsante es despreciable frente a la de vuelo en la que la energía desplegada por el sistema de propulsión resulta no tener impacto sobre el movimiento del vehículo. Figura 2.3: Rendimiento propulsivo en función de la relación de velocidades entre la velocidad de vuelo y la de salida del sistema de propulsión relativa al vehículo. La situación óptima desde el punto de vista propulsivo es aquella en la que ambas velocidades se igualan, que corresponde a la situación en la que el vehículo depositael propulsante a velocidad nula en ejes tierra, alcanzándose una situación de propulsión “perfecta” en la que toda la energía mecánica producida es empleada eficientemente. Como dato curioso sigamos el perfil de vuelo de los motores cohete de propulsante liquido de la ya en desuso lanzadera norteamericana (Space Shuttle Main Engine) cuya velocidad de salida es, aproximadamente, 5000 m/s. Los motores permanecen encendidos colaborando en la propulsión del vehículo desde segundos antes del lanzamiento (con rendimiento propulsivo nulo) hasta ser los responsables principales del empuje en la alta atmósfera, donde la velocidad de inyección en una órbita terrestre baja ronda los 7 km/s. es decir, el rendimiento propulsivo crece hasta valor unidad en una fase intermedia, (𝑉 < 𝑉𝑠), para luego disminuir en los últimos instantes, (𝑉 > 𝑉𝑠). No obstante, debe tenerse en cuenta que el rendimiento propulsivo en sistemas autónomos no tiene la repercusión tan alta que se constata en los no autónomos, en los que el consumo específico es inversamente proporcional al producto del rendimiento motor y el propulsivo. En motores cohete la situación es radicalmente distinta, el consumo específico es una variable prácticamente independiente de la condición de vuelo con valor proporcional, exclusivamente, al inverso del impulso específico y, por lo tanto, desacoplada del valor del rendimiento propulsivo. Por último, cabe decir que la velocidad de vuelo de un vehículo dotado de un sistema autónomo de propulsión es irrelevante respecto al sistema de propulsión; el empuje es independiente de la velocidad de vuelo y el consumo de propulsante también, no hay ninguna razón para que la velocidad influya. En la figura 2.4 se representan esquemáticamente el empuje de un motor cohete en función de la altura y velocidad de vuelo y se compara con el comportamiento típico de un aerorreactor (sistema no-autónomo). Figura 2.4: Comparación cualitativa de las actuaciones frente a velocidad y altura de vuelo de los motores a reacción autónomos y no autónomos. Las actuaciones de los aerorreactores se ven fuertemente influidas por la altura y la velocidad de vuelo, habida cuenta que éstas influyen de forma notable en el aire que se incorpora al motor, de tal forma que el empuje disminuye notoriamente con la altura y, salvo un comportamiento no sistemático a baja velocidad, antes o después, deja de proporcionar empuje a altas velocidades de vuelo. Sin embargo, como todos los términos que definen el empuje de un motor cohete, excepto la presión ambiente, provienen del interior del motor, son independientes de la situación de vuelo (altura y velocidad), con lo que el empuje de un motor cohete crece, monótonamente, con la altura de vuelo y es insensible a la velocidad del vehículo. Se trata de dos sistemas conceptualmente muy semejantes que presentan un comportamiento diametralmente opuesto. Lección 3: Análisis de utilización Introducción Los motores cohete son sistemas versátiles que se pueden utilizar en muchos cometidos de diferente propósito. El uso de un sistema u otro en una misión específica, vendrá determinado mediante algún juicio técnico, que muestre las ventajas que el sistema aporta frente a otros. Como existe gran cantidad de misiones que se pueden llevar a cabo de forma eficiente con motores cohete, y hay una gran cantidad de motores que presentan características diferentes, a menudo contradictorias, se dificulta la selección del tipo más adecuado de propulsión, aun atendiendo a aspectos relativamente simples, como pueden ser utilizar la mínima cantidad de propulsante, que el sistema sea ligero o que sea barato. En esta lección se presentan algunas herramientas básicas, que permiten tomar decisiones acertadas, desde diferentes puntos de vista, sobre qué sistemas elegir y qué diseños conducen a soluciones óptimas. Para ello, se deduce la Ecuación del Cohete como representativa de las relaciones que se establecen entre las necesidades propulsivas de una determinada misión y las posibilidades de los sistemas de propulsión. También se obtiene una versión simple de la ecuación de Breguet con los mismos fines. A continuación, se repasa el catálogo de misiones típicas y los parámetros fundamentales que las definen y finalmente, se aplica la ecuación del cohete en el uso diferentes sistemas propulsivos, lo que permiten realizar un análisis de utilización que pone de manifiesto algunos aspectos relevantes a tener en cuenta en un diseño eficiente. Impulso específico El impulso específico es el cociente entre el empuje del motor y el gasto másico de propulsante, es decir, 𝐼𝑠𝑝 = 𝐸 �̇�⁄ (3.1) Es una variable intensiva (no depende del tamaño del sistema) directamente relacionada con las actuaciones del motor, pues a mayor impulso especifico, mayor empuje empleando la misma cantidad de propulsante, con lo que se completan misiones más ambiciosas. La unidad de medida es la correspondiente a velocidad, [m/s] en el Sistema Internacional, y su valor se corresponde, muy aproximadamente, con la velocidad con que el propulsante es expelido respecto del motor, 𝐼𝑠𝑝~𝑉𝑠. No obstante, en la literatura especializada es habitual encontrarse el impulso (no es posible si se quiere hablar con corrección emplear la palabra “específico”) definido como el empuje dividido por el peso de propulsante empleado por unidad de tiempo: 𝐼 = 𝐸 (�̇�𝑔0)⁄ (3.2) donde 𝑔0 ≅ 9.80665 𝑚 𝑠2⁄ es el valor de la intensidad del campo gravitatorio a nivel del mar. Como se observa fácilmente, 𝐼 = 𝐼𝑠𝑝 𝑔0⁄ y la unidad de medida en el Sistema Internacional es el segundo [s]. En algunas aplicaciones (sistemas con el volumen limitado) tiene interés el empuje obtenido por unidad de volumen de propulsante desalojado, es decir, impulso volumétrico, cuya definición es: 𝐼0 = 𝐸 (�̇� 𝜌𝑃⁄)⁄ (3.3) donde 𝜌𝑃, es la densidad del propulsante. Su relación con el impulso específico es 𝐼0 = 𝜌𝑃𝐼𝑠𝑝 y la unidad de medida es [kg/m2s]. Es evidente que los propulsantes de alta densidad presentaran una capacidad de empaquetamiento mayor, al presentar impulsos volumétricos mayores. Tipo Impulso (s) Impulso volumétrico (g-s/dm3) MCPL (LOX/H2) 260-410 (390) 100-430(100) Híbridos (LOX-HTPB) 280-380(330) 300-520 (350) MCPS (AP/Binder/Al) 190-270(270) 290-470 (470) Tabla 3.1: Valores representativos del impulso y el impulso volumétrico de los sistemas de propulsión termoquímicos. En la tabla 3.1 se recogen algunos valores característicos del impulso volumétrico y se compara con el impulso, comprobándose como la mayor densidad de los propulsantes sólidos da clara ventaja cuando es ésta la figura de mérito. Como ya se ha dicho, el impulso específico es proporcional a la velocidad de salida del propulsante, pues de la definición de empuje se obtiene 𝐼𝑠𝑝 = 𝑉𝑠 + (𝑝𝑠 − 𝑝𝑎)𝐴𝑠 �̇�⁄ (3.4) recordando la definición de número de Mach y evaluando el gasto másico a la salida del motor como �̇� = 𝜌𝑠𝑉𝑠𝐴𝑠, fácilmente se llega a 𝐼𝑠𝑝 = 𝑉𝑠 {1 + (1 − 𝑝𝑎 𝑝𝑠⁄ ) (𝛾𝑀𝑠2)⁄ } (3.5) Como quiera que en vuelo atmosférico, la presión de salida es próxima a la ambiental o el número de Mach a la salida de las toberas convencionales es alto, tanto más en misiones espaciales (en el vacío, 𝑝𝑎 es nula), resulta que el impulso especifico del motor, se parece mucho a la velocidad de salida 𝐼𝑠𝑝~𝑉𝑠, y es una medida adecuada a la hora de estimarlo. Ecuación del Cohete Consideremos la situación de la figura 3.1 en la que un vehículo asciende en presencia de un campo gravitatorio formando un ángulo 𝛾 con la vertical Figura 3.1: Diagrama de fuerzas actuando sobre un vehículo en vuelo atmosférico propulsado por un motor cohete. La ecuación del movimiento, proyectada en la dirección de la velocidad, es 𝑀 𝑑𝑉 𝑑𝑡 = 𝐸 − 𝐷 −𝑀𝑔𝑐𝑜𝑠(𝛾) (3.6) donde, 𝑀 es la masa instantánea del vehículo, 𝑉 la velocidad a la que se desplaza, 𝐸 el empuje, 𝐷 es la fuerza de resistencia aerodinámica. Introduciendo la definición de impulso específico 𝐸 = 𝐼𝑠𝑝�̇�, se escribe: 𝑀 𝑑𝑉 𝑑𝑡 = −𝐼𝑠𝑝 𝑑𝑀 𝑑𝑡 − 𝐷 −𝑀𝑔𝑐𝑜𝑠(𝛾) (3.7) multiplicando por 𝑑𝑡 𝑀 ⁄ y reordenando 𝑑𝑉 + 𝐷 𝑀 𝑑𝑡 + 𝑔𝑐𝑜𝑠(𝛾)𝑑𝑡 = −𝐼𝑠𝑝 𝑑𝑀 𝑀 (3.8) La expresión 3.8 se puede integrar a lo largo del tiempo de funcionamiento del sistema de propulsión (𝑑𝑀 ≠ 0) desde el instante inicial, 𝑡𝑖 = 0, a uno final, 𝑡𝑓 = 𝑡𝑏, obteniéndose: Δ𝑉𝑣 + Δ𝑉𝑎 + Δ𝑉𝑔 = −� 𝐼𝑠𝑝 𝑑𝑀 𝑀𝑡𝑏 = 〈𝐼𝑠𝑝〉𝑙𝑛 � 𝑀𝑖 𝑀𝑓 � (3.9) siendo 𝑀𝑖 y 𝑀𝑓 las masas inicial y final del vehículo y habiendose definido Δ𝑉𝑣 = � 𝑑𝑉 𝑡𝑏 = 𝑉𝑓 − 𝑉𝑖, Δ𝑉𝑎 = � 𝐷 𝑀 𝑑𝑡 𝑡𝑏 y Δ𝑉𝑔 = � 𝑔𝑐𝑜𝑠(𝛾)𝑑𝑡 𝑡𝑏 (3.10) Condensando los diferentes términos en un incremento de velocidad efectivo, Δ𝑉 = Δ𝑉𝑣 + Δ𝑉𝑎 + Δ𝑉𝑔, se obtiene: Δ𝑉 = 𝐼𝑠𝑝𝑙𝑛 � 𝑀𝑖 𝑀𝑓 � (3.11) La anterior relación se denomina tradicionalmente Ecuación el Cohete y expresa cómo dependen las actuaciones del vehículo (lado izquierdo de la ecuación) de las características del sistema de propulsión, que son el impulso específico y la fracción de propulsante empleado (lado derecho de la ecuación). Obsérvese que la expresión en el interior del logaritmo pone de manifiesto aspectos de diseño del motor que repercuten en la masa de éste. La inspección de la ecuación sugiere que a mayor impulso específico, más grande es el incremento de velocidad que sufre el vehículo. No obstante, debe tenerse en cuenta la repercusión que decisiones de diseño tendentes a aumentar el impulso específico pueden producir en el interior del término logarítmico un efecto indeseado si penalizan las masas del sistema haciendo que el término logarítmico sea menos favorable. La ecuación del cohete fue empleada en esta forma por primera vez por Konstantin Tsiolkovsky (1857-1935) que es reconocido como el padre de la astronáutica; era un maestro de escuela y científico autodidacta, instaló un pequeño laboratorio en su casa y publicó varios trabajos pioneros, demostrando la necesidad de los motores cohete para los viajes espaciales y afirmando, entre otros estudios, que el sistema más conveniente serían los cohetes de varios escalones, alimentados mediante propulsantes líquidos. Formula de Breguet En caso de vuelo estacionario, horizontal, rectilíneo y uniforme (véase la figura 3.2), Figura 3.2: Esquema de fuerzas en vuelo rectilíneo y uniforme. el equilibrio de fuerzas vertical (entre sustentación y peso), 𝐿 = 𝑀𝑔, y horizontal (entre empuje y resistencia), 𝐸 = 𝐷, se puede combinar de la siguiente forma 1 𝐿 𝐷⁄ = 𝐸 Mg (3.12) que resalta la influencia de la eficiencia aerodinámica (𝐿/𝐷) sobre el consumo específico de la aeronave (en el caso de un sistema de propulsión autónomo igual al inverso del impulso específico) de la siguiente manera 1 𝐿 𝐷⁄ = �̇�𝐼𝑠𝑝 𝑀𝑔 (3.13) en vista de que 𝐸 = �̇�𝐼𝑠𝑝 y finalmente, como �̇� = − 𝑑𝑀 𝑑𝑡⁄ , reordenando se obtiene: 𝑔 𝑑𝑡 (𝐿 𝐷⁄ ) = −𝐼𝑠𝑝 𝑑𝑀 𝑀 (3.14) que es la Fórmula de Breguet en una de sus versiones más simples. A la vista de que tanto la fórmula de Breguet como la Ecuación de Cohete conducen a expresiones similares que implican al impulso específico del sistema y la variación de masa de éste con el incremento de velocidad que sufre el móvil, ∆𝑉, el alcance 𝑅 o la autonomía 𝑇, es decir, de forma generalizada resulta, 𝑔𝑑𝑇 (𝐿 𝐷⁄ ) = 𝑔𝑑𝑅 𝑉(𝐿 𝐷⁄ ) = 𝑑𝑉 = −𝐼𝑠𝑝 𝑑𝑀 𝑀 (3.15) El vuelo más rápido, más lejos o durante más tiempo, queda determinado por la misma expresión y valdrá la pena analizarla con profundidad en cada aplicación. Impulso total El impulso total es la integral del empuje a lo largo del tiempo de funcionamiento del motor 𝐼𝑇 = � 𝐸𝑑𝑡 𝑡𝑏 (3.17) En caso de que la masa del vehículo permaneciera constante, el impulso total es, en ausencia de otras fuerzas, la variación de cantidad de movimiento del vehículo. También se interpreta (sobre todo en motores cohete de propulsante solido) como el área encerrada debajo de la curva de empuje, lo que tiene interesantes implicaciones en el análisis de los resultados de ensayos con estos motores. El impulso total define las capacidades propulsivas del sistema con independencia de la estructura del vehículo y de la misión en la que esté involucrado. Además, está relacionado directamente con el impulso específico del sistema, ya que, teniendo en cuenta que 𝐸𝑑𝑡 = 𝐼𝑠𝑝𝑑𝑀 𝐼𝑇 = 〈𝐼𝑠𝑝〉𝑀𝑝 (3.18) donde 〈𝐼𝑠𝑝〉 es el valor medio del impulso específico durante la misión. El impulso total define las características propulsivas del sistema, pues depende del impulso específico y de la cantidad de propulsante empleado. Habitualmente, las misiones se definen en función del incremento de velocidad. No obstante, algunas misiones quedan caracterizadas por un determinado nivel de empuje y tiempo de funcionamiento, es decir, el impulso total que debe proporcionar el sistema de propulsión. La relación entre ambas magnitudes (impulso total e incremento de velocidad) se puede establecer fácilmente eliminando el impulso específico entre ambas, obteniéndose 𝑀𝑖Δ𝑉 𝐼𝑇 = 𝑀𝑖 𝑀𝑝 𝑙𝑛 1 1 −𝑀𝑝 𝑀𝑖⁄ (3.19) La expresión 3.19 se representa a continuación en la figura 3.3 donde se observa que en el caso de que la masa de propulsante empleada sea pequeña en comparación con la masa inicial del vehículo ambas definiciones coinciden (𝐼𝑇 ≈ 𝑀𝑖Δ𝑉) pero cuando la fracción de propulsante empleada es significativa la variación de cantidad de movimiento del vehículo referida a la masa inicial es mayor debido a que paulatinamente se va acelerando un móvil más ligero. Figura 3.3: Relación entre el impulso total y el incremento de velocidad alcanzado en función de la fracción ocupadapor el propulsante En definitiva, impulso total e incremento de velocidad son posibles requisitos determinados por la misión, el primero afecta solo al sistema de propulsión y el segundo depende de cómo se distribuyan el resto de masas del sistema. Vehículos multietapa Los vehículos multietapa están compuestos por varias etapas de propulsión que actúan secuencialmente. La utilización de etapas múltiples fue anticipada por Tsiolkovsky y supone un método de aumentar el incremento de velocidad conseguido aligerando de masa inerte al vehículo, pues a cada puesta en marcha de una nueva etapa propulsiva se prescinde de los motores y depósitos de la anterior, disminuyendo la masa seca (inerte) a lo largo del vuelo propulsado. La desventaja es el encarecimiento en la fabricación de varias unidades propulsivas, la complejidad que entraña la integración y operación del conjunto y la penalización en peso que supone duplicar estructuras que permanecen inactivas en espera de ser utilizadas. En la práctica, el número de escalones óptimo se encuentra entre dos y seis, dependiendo de la misión. Consideremos el caso de 𝑛 escalones de propulsión en los que cada uno incrementa la velocidad del vehículo en Δ𝑉𝑖 con lo que el incremento total será: Δ𝑉 = �Δ𝑉𝑗 𝑛 𝑗=1 (3.20) es decir: Δ𝑉 = �𝐼𝑠𝑝,𝑗 𝑙𝑛 𝑛 𝑗=1 𝑀𝑖,𝑗 𝑀𝑓,𝑗 (3.21) en la que si todos los motores tienen igual impulso, 𝐼𝑠𝑝,𝑗 = 𝐼𝑠𝑝, y las relaciones de masas son iguales, 𝑀𝑖,𝑗 𝑀𝑓,𝑗⁄ = 1 𝑀𝑅⁄ , resulta: Δ𝑉 = 𝑛 𝐼𝑠𝑝 𝑙𝑛 1 𝑀𝑅 (3.22) con la evidente ventaja de utilizar escalonamiento, 𝑛 > 1. Desde un punto de vista más preciso, es posible elaborar un análisis (véase Hill y Peterson, 1992), en el que se mantiene constante la relación estructural 𝜀𝑗 = 𝑀𝑠,𝑗 �𝑀𝑝,𝑗 + 𝑀𝑠,𝑗�⁄ donde 𝑀𝑠,𝑗 es la masa estructural y 𝑀𝑝,𝑗 la masa del propulsante del escalón 𝑗 y la optimización de la velocidad de salida lleva al empleo de relaciones de masa 𝑀𝑅𝑗 iguales, si todos los escalones tienen igual impulso específico, con lo que resulta en: Δ𝑉ó𝑝𝑡𝑖𝑚𝑜 = 𝐼𝑠𝑝 𝑛 𝑙𝑛 � �𝑀𝑖 𝑀𝑐𝑝⁄ � 1 𝑛⁄ 𝜀 ��𝑀𝑖 𝑀𝑐𝑝⁄ � 1 𝑛⁄ − 1� + 1 � (3.23) donde, 𝑀𝑐𝑝 es la masa de carga de pago e implícitamente se ha supuesto que la masa inicial es 𝑀𝑖 = 𝑀𝑐𝑝 + 𝑀𝑠 + 𝑀𝑝. En la práctica, este resultado utilidad reducida pues lo normal es que el impulso específico de los escalones no sea igual o incluso, como en el caso de la lanzadera americana, los escalones sean diferentes, incluso en las relaciones estructurales. Sin embargo, los resultados son representativos. Catálogo de Misiones Las misiones en las que la utilización de motores cohete es adecuada o, simplemente, imprescindible se pueden clasificar de la siguiente manera: • Vehículos lanzadores: en este caso que incluye los misiles estratégicos, las potencias desplegadas pueden ser muy grandes (del orden del gigavatio) es prioritario que el empuje debe superar al peso y los incrementos de velocidad típicos superan los 5 km/s siendo habitual el uso de varios escalones. Se utilizan exclusivamente motores cohete químicos. • Misiles tácticos y misiones terrestres: la propulsión de misiles tácticos es llevada a cabo muy a menudo mediante motores cohete que destacan por su esbeltez y simplicidad de diseño. En este apartado se incluyen las misiones tipo JATO (o RATO) aunque ahora en desuso, si no es para la ayuda en vehículos UAV’s. Este tipo de misiones se encargan habitualmente a motores cohete de propulsante sólido. • Satélites y plataformas espaciales: los vehículos espaciales tienen una amplia cartera de necesidades propulsivas que necesitan niveles de empuje y/o incremento de velocidad modestos. Cabe destacar la compensación de resistencia, las correcciones de posición y orbita y el control de orientación, entre otras. Tradicionalmente han sido llevadas a cabo por sistemas químicos monopropulsantes pero últimamente se utilizan motores cohete eléctricos en número creciente. • Transferencia orbital: habitualmente alcanzar una determinada posición orbital operativa se lleva a cabo mediante sucesivos procesos de transferencia entre orbitas, es decir, períodos propulsados de cambio de parámetros orbitales con un principio y final definidos. En estas situaciones, se distingue entre maniobras de “bajo empuje” en las que la trayectoria está continuamente propulsada o los tiempos de viaje son relativamente largos y maniobras “impulsivas” en las que los tiempos de funcionamiento del motor son cortos, los empujes altos y el viaje suele transcurrir como una sucesión de cruceros no propulsados separados por impulsos puntuales. • Sondas y naves interplanetarias: Similar al caso anterior pero, en este caso, las órbitas de partida y llegada corresponden a cuerpos o planetas diferentes. Naturalmente, son menos habituales, con cierta complejidad, extendidas en el tiempo y de carácter científico. No obstante, los requisitos de propulsión pueden ser importantes (por ejemplo, la sonda Voyager ∆𝑉~0.15 𝑘𝑚/𝑠 frente a la sonda Galileo con ∆𝑉~1.7 𝑘𝑚/𝑠) • Nave interestelar: El viaje a las estrellas como puede verse en el cuadro adjunto (tabla 3.2) constituye un muy ambicioso proyecto que implica incrementos de velocidad en el rango relativista (del orden de la velocidad de la luz), inalcanzables por la tecnología actual, ni en un futuro relativamente próximo. En el siguiente cuadro, Tabla 3.2, se muestran algunos valores significativos de los incrementos de velocidad necesarios en diferentes misiones de lanzamiento y transferencia orbital que son las más exigentes desde el punto de vista propulsivo. Tabla 3.2: Valores típicos de los incrementos de velocidad necesarios en diferentes misiones de lanzamiento y transferencia orbital e interplanetaria. Y en la tabla 3.3, a modo de ejemplo, se consignan valores significativos de los necesarios en diferentes misiones propulsivas a lo largo de la vida operativa de satélites y naves espaciales y que, como puede verse, significan requisitos muchos más modestos a imponer al sistema propulsivo. Tabla 3.3: Valores típicos de los incrementos de velocidad necesarios en diferentes misiones en satélites y naves espaciales Contando con la intervención de la ecuación del cohete y valores característicos del impulso específico es posible evaluar las capacidades propulsivas en términos del incremento de velocidad que son capaces de alcanzar los diferentes tipos de motores cohete. Se incorpora valores relevantes a este aspecto en la tabla 3.4 junto con otra información en cuanto a la selección previa de un tipo de sistema de propulsión, como son la capacidad de escalado y la relación empuje-peso del motor. Tabla 3.4: Datos característicos de los diferentes sistemas de propulsión en relación a la posibilidad de llevar a cabo una misión, definido por el incremento de velocidad calculado en base al impulso específico típico del sistema. A la vista del cuadro, se deduce inmediatamente que los sistemas termoquímicos son los únicos capaces de actuar en presencia de campos gravitatorios y que los sistemas eléctricos presentan valores de incremento de velocidad muy interesantes, debido a los altos impulsos, pero que sólo pueden ser utilizados en misiones en las que los niveles de empuje requeridos puedan ser bajos o muy bajos. Análisis de utilización La ecuación del cohete proporciona la relación necesaria para evaluar la capacidad propulsiva de un determinado sistema siempre y cuando se puedan cuantificar y relacionar con el motor la masa final e inicial del vehículo. Además, la generalización obtenida en la ecuación de Breguet permite inferir que los análisis basados en estas expresiones son suficientemente representativos de les posibilidades de los diferentes sistemas en un amplio rango de situaciones. Inventario de masas A la vista de la definición de cada misión se podrá establecer un inventario de las masasde cada uno de los elementos del vehículo. Con carácter general este inventario se puede esbozar de la siguiente manera: 𝑀𝑖 = 𝑀𝑐𝑝 + 𝑀𝑚 + 𝑀𝑝𝑝 + 𝑀𝑑 + 𝑀𝑝 (3.24) donde 𝑀𝑖 es la masa inicial al comienzo de la misión, 𝑀𝑐𝑝 la masa de la carga de pago, 𝑀𝑚 la masa del motor, 𝑀𝑝𝑝 la masa la planta de potencia, 𝑀𝑑 la masa de los depósitos y 𝑀𝑝 la masa se propulsante. Dividiendo la ecuación 3.24 por la masa inicial, 1 = r + (1 + 𝑘)𝑀𝑝 𝑀𝑖⁄ (3.25) en la que se utiliza la fracción de carga de pago 𝑟 = 𝑀𝑐𝑝 𝑀𝑖⁄ , el factor estructural de los depósitos 𝑘 = 𝑀𝑑 𝑀𝑝⁄ y, por sencillez, se han despreciado la masa de la planta de potencia y del motor 𝑀𝑚,𝑝𝑝 𝑀𝑖 ≪ 1⁄ . Finalmente, obtenemos el incremento de velocidad mediante la ecuación del cohete en función de los parámetros definidos ∆𝑉 𝐼𝑠𝑝 = ln 1 + 𝑘 𝑟 + 𝑘 (3.26) o, bien, podemos despejar la fracción de carga de pago r = (1 + 𝑘)𝑒−∆𝑉/𝐼𝑠𝑝 − 𝑘 (3.27) como variable más representativa de la misión. Obsérvese que es de primordial importancia pues, dada una masa de carga de pago que deba ser impulsada con un incremento de velocidad, la masa inicial del sistema es 𝑀𝑖 = 𝑀𝑐𝑝 𝑟⁄ , lo que significa que todo aumento de la fracción de carga de pago, implica una disminución directa de la masa inicial, con el consiguiente ahorro económico u operacional. Minimizar el peso de lanzamiento reduce costes, complejidad y problemas de logística. Es sencillo representar gráficamente la fracción de carga de pago en función de ∆𝑉 𝐼𝑠𝑝 ⁄ para un valor arbitrario de k (figura 3.4). La fracción de carga de pago depende de la variable ∆𝑉 𝐼𝑠𝑝 ⁄ , es decir, los incrementos de velocidad alcanzables escalan proporcionalmente con el impulso específico que se utilice. Figura 3.4: Representación esquemática de la fracción de carga de pago en función de ∆𝑉/𝐼𝑠𝑝R y el factor estructural k. Como se ve en la figura la función es monótona decreciente, presenta una asíntota horizontal al valor negativo 𝑟 = −𝑘 y cruza el eje cuando ∆𝑉 𝐼𝑠𝑝⁄ �𝑟=0 = ln[(1 + 𝑘) 𝑘⁄ ] (3.28) La consecuencia evidente es que un aumento del incremento de velocidad deseado reduce la fracción de carga de pago que se puede transportar. Como no tiene sentido fracciones de carga de pago negativas, para un determinado impulso específico y factor estructural de los depósitos de propulsante, hay un incremento de velocidad máximo que se puede alcanzar, que limita las expectativas más ambiciosas de cada sistema de propulsión. Por otro lado, derivando y manipulando la expresión para referir las variaciones con su propio valor, es posible obtener la siguiente relación 𝛿𝑟 𝑟 = Δ𝑉 𝐼𝑠𝑝 � 𝑟 + 𝑘 𝑟 � 𝛿𝐼𝑠𝑝 𝐼𝑠𝑝 (3.29) que expresa la proporcionalidad entre la fracción de la carga de pago y el impulso específico, para un valor dado de ∆𝑉, de tal manera que multiplicar por dos el impulso específico da lugar a sistemas con la mitad de peso (por ejemplo, es inviable la utilización de un sistema de gas frio, 𝐼 < 100 𝑠, en una misión interplanetaria frente a un sistema bipropulsante presurizado, 𝐼 ~230 𝑠, al quedar multiplicados por, al menos, un factor de 3 todos los costes de lanzamiento). Naturalmente, estas consideraciones son adecuadas cuando el factor es de orden unidad, es decir, ∆𝑉~𝐼𝑠𝑝, y, por ejemplo, 𝑘 ≪ 𝑟 como puede ser habitual. Si el sistema utiliza muy poco propulsante en una misión poco exigente (bajo incremento de velocidad) el impacto de emplear un sistema de mucho impulso es irrelevante a efectos de masa y, como económicamente es muy caro, no merece la pena (por eso se emplean sistemas muy sencillos en misiones poco exigidas). En el caso de ∆𝑉~𝐼𝑠𝑝 la fracción de carga de pago es de orden unidad (o más pequeña) y el impulso específico tiene una gran influencia provocando cambios en la masa (precio, coste de lanzamiento, volumen embarcado, etc.) del orden de él mismo. Motor cohete de propulsante líquido Las ecuaciones obtenidas previamente se ajustan bastante bien al análisis de un vehículo propulsado por motores cohete de propulsante líquido. El factor estructural, 𝑘, que relaciona la masa del depósito con la de propulsante, depende del nivel de presurización a la que se someta a los depósitos (que a su vez, tiene que ver con obviar problemas de cavitación en las bombas o, en el caso de sistemas presurizados tiene implicaciones algo más complejas parecidas a las de los motores de propulsante solido que se analizan a continuación) y la densidad de los propulsantes (típicamente, 𝑘 ~ 0.2 para los ligeros como el hidrógeno líquido o 𝑘 ~ 0.01 para propulsantes pesados). Como se ha mostrado en el apartado anterior, a la vista de la ecuación se deduce que, en general, el incremento de velocidad se maximiza cuando se toma el impulso específico máximo. No obstante, le elección de propulsantes que den alto impulso especifico conduce, por ejemplo, a la utilización de LH2/LO2 que implica la utilización de voluminosos depósitos de hidrógeno cuyo peso y volumen pueden aconsejar empobrecer la mezcla para aumentar el incremento de velocidad mejorando el término del logaritmo y la aerodinámica (recuérdese que el termino ΔV engloba las pérdidas por resistencia). Claro, en este caso, el factor estructural global depende de la relación de mezcla, O/F, entre oxidante y reductor: 𝑘 = 𝑘0𝑂 𝐹 + 𝑘𝐹⁄ 𝑂 𝐹 + 1⁄ (3.30) Donde, los subíndices O y F corresponden a oxidante y reductor, respectivamente, lo que conlleva que el valor del factor estructural dependa de la relación de mezcla, O/F, en cámara de combustión al igual que el impulso especifico. La relación de mezcla que maximice el incremento de velocidad diferirá de la que maximice el impulso especifico si las relaciones estructurales de ambos depósitos son muy diferentes. Motor cohete de propulsante sólido Los motores cohete de propulsante sólido presentan una disposición muy peculiar, en la que el motor y el depósito de propulsante son indistinguibles e, incluso, el propio propulsante forma parte de la integridad estructural de la cámara de combustión. En estas condiciones se engloban las masas de estos elementos en una sola (identificándose con la masa de la carcasa, 𝑀𝑐): 𝑀𝑚 + 𝑀𝑑 = 𝑀𝑐 = 𝑎𝑀𝑝 (3.31) ahora al factor estructural se ha denominado ‘𝑎 = 𝑀𝑐 𝑀𝑝⁄ ’, y expresa la necesidad de diseñar cámaras más robustas si la presión de ésta es mayor. La ecuación de cohete queda con la forma habitual: ∆𝑉 = 𝐼𝑠𝑝ln 1 + 𝑎 𝑟 + 𝑎 (3.32) Como todo el conjunto (cámara y tobera) debe estar dimensionado para soportar la presión de funcionamiento del motor, el factor 𝑎, expresa la influencia de las reglas de diseño empleadas (determinación de la presión de diseño, factores de seguridad, resistencia específica del material, forma de la cámara y densidad de propulsante). Al aumentar la presión de cámara aumenta el impulso específico (adaptando la tobera a la presión ambiente a la altura de vuelo) y cuando 𝑎 aumenta el logaritmo disminuye, presentándose la posibilidad de seleccionar una presión de cámara óptima que maximice ∆𝑉. Motor cohete eléctrico Los motores cohete eléctricos presentan un serie de elementos, captadores de energía, baterías, sistemas de ionización, solenoides, entrehierros, imanes, cátodos, ánodos o rejillas de aceleración, cuya masa es, en primera aproximación, proporcional a la potencia eléctrica empleada y ésta, a su vez, proporcional a la potencia cinética del chorro, es decir, se puede establecer una relación de proporcionalidad entre ambas, de la forma: 1 2 𝑀𝑝𝐼𝑠𝑝2 = �𝑀𝑝𝑝 + 𝑀𝑚�𝑍 (3.33) expresión que define la energía específica, 𝑍 (sus unidades son J/kg), que es “la energía que es capaz de desplegar el sistema durante el tiempo de propulsión” produciendo un chorro de velocidad 𝑉𝑠 ~𝐼𝑠𝑝. Más adelante, se darán argumentos suficientes que permitan cuantificar 𝑍 en función de características
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