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Sor Juana Inés de la Cruz Para aquellos que sufren del deseoa de escribir, el cuerpo es una prisión con pocos espacios. En aquella época, a las mujeres les eran permitido: el espacio para la vida religiosa, el matrimonio, la costura, el bordado, la cocina y el cuidado de los niños que guardan envueltos en los barrotes de sus faldas. No se les permite ningún otro. En medio de este afán de entrar en espacios prohibidos, alimentado por muchos, conquistado por unos pocos, surgió Juana Inés de Asbaje, más conocida como Sór (Hermana) Juana Inés de La Cruz, monja y escritora del barroco hispanoamericano del siglo XVII. Juana Inés nació en 1651, en el pueblo mexicano San Miguel Nepantla, de una familia pobre. Su madre, Isabel Ramírez de Santillana, tenía fama negativa de tener hijos sin casarse, pero ella era de ascendencia española, llamada "criolla" en ese momento, una clase social considerada por encima de los pueblos indígenas y mestizos mexicanos, pero aún por debajo de de españoles por nacimiento. El padre de Juana Inés era Pedro Manuel de Asbaje y Vargas Machuca, un militar español de una provincia vasca, a quien nunca llegó a conocer, además de saber poco sobre la veracidad de estos datos. El origen relativamente simple de Juana Inés y su paternidad incierta generaron prejuicios en los espacios por los que circulaba y, desde temprana edad, enfrentó las barreras sociales que se le imponían. Desde pequeña Juana Inés fue curiosa y ávida de conocimientos, aprendió náhuatl (lengua azteca) con sus vecinos y a los 3 años aprendió a leer y escribir en español con la ayuda de la maestra de sus hermanos, a quien la niña observaba en secreto. De adolescente, quedó profundamente fascinada por los libros de la biblioteca de su abuelo, donde se autodidactó en diferentes áreas del conocimiento. Luego de ese hecho, trató de persuadir a su madre para que la dejara ir a la Universidad vestida de hombre, ya que solo los hombres podían asistir al lugar, pero su madre no estuvo de acuerdo. Autorizándola únicamente a mudarse a la vivienda familiar en la capital mexicana. Durante este período, Juana Inés solicitó ser chaperona en la corte virreinal. En el libro Soror Juana Inés de la Cruz (1998) Octavio Paz comenta que tenía mucha curiosidad por saber qué pasa en el mundo y dentro de ella. También explica que su obra marca la transición del clásico al barroco. Dice, también que en los tiempos de la colonia, la corte y el locutorio del claustro eran los únicos espacios en que una mujer podía codearse intelectualmente con los hombres. Y sor Juana, que evadió el matrimonio para poder dedicarse a las letras, supo aprovechar esos espacios muy bien. La obra de Sor Juana abarca una diversidad de géneros literarios, entre los cuales destacan el teatro, el auto sacramental y la lírica. Dentro del contexto su obra lírica, sor Juana escribió sonetos, redondillas, décimas, romances y muchas otras formas literarias. Pero no por ser una religiosa, sor Juana se dedicó solamente a los temas cristianos. Por el contrario, buena parte de su obra también habla sobre el amor, los valores, la mujer, el mundo clásico y la virtud, entre otros. Que consuela un celoso epilogando la serie de los amores Amor empieza por desasosiego, solicitud, ardores y desvelos; crece con riesgos, lances y recelos; susténtase de llantos y de ruego. Doctrínanle tibiezas y despego conserva el ser entre engañosos velos, hasta que con agravios o con celos apaga con sus lágrimas su fuego. Su principio, su medio y fin es éste: ¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío de Celia, que otro tiempo bien te quiso? ¿Qué razón hay de que dolor te cueste? Pues no te engañó amor, Alcino mío, sino que llegó el término preciso.
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