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2 Temas Selectos en Orientación Psicológica Vol. X Psicología forense y justicia social: estrategias de intervención 3 4 Temas Selectos en Orientación Psicológica Vol. X Psicología forense y justicia social: estrategias de intervención 5 Nos interesa su opinión, comuníquese con nosotros: Editorial El Manual Moderno S .A. de C.V. Av. Sonora 206, Col. Hipodromo, Deleg. Cuauhtémoc. 06100 Ciudad de México, México (52-55) 52-65-11-00 info@manualmoderno.com quejas@manualmoderno.com Temas selectos en orientación psicológica, Vol. X. Psicología forense y justicia social: estrategias de intervención D.R. © 2016 por Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V. ISBN: 978-607-448-582-0 (Vol. X versión electrónica) ISBN: 970-729-158-3 (Obra completa) Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. núm. 39 En coedición con: Universidad Iberoamericana, A.C. Prolongación Paseo de la Reforma, No 880 Col. Lomas de Santa Fe Deleg. Álvaro Obregón 01219 Ciudad de México ISBN: 978-607-417-401-4 (versión electrónica) Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida sin permiso previo por escrito de la Editorial. Para mayor información sobre Catálogo de producto Novedades Distribuciones y más www.manualmoderno.com Temas selectos en orientación psicológica, vol. X : psicología forense y justicia social : estrategias de intervención. –- Ciudad de México : Editorial El Manual Moderno : Universidad Iberoamericana, 2016. 1 recurso en línea; ISBN: 970-729-158-3 (Obra completa) ISBN: 978-607-448-582-0 (v. X, versión electrónica, Editorial El Manual Moderno) ISBN: 978-607-417-401-4 (versión electrónica, Universidad Iberoamericana) 1. Ps icología forense . 2. Abuso infantil – Aspectos psicológicos. 3. Conducta operante. 4. Salud mental - Aspectos psicológicos . I . Universidad Iberoamericana (Ciudad de México). II. título: psicología forense y justicia social : estrategias de intervención 364.36019-scdd21 Biblioteca Nacional de México UNIVERSITY OF SCRANTON Lori A. Bruch Department Chair and Associate Professor 6 mailto:info@manualmoderno.com mailto:quejas@manuamoderno.com http://www.manualmoderno.com/ Counseling and Human Services UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA Alejandra Domínguez Espinosa Directora del Departamento de Psicología Rosalinda Martínez Jaimes Directora de Publicaciones EDITORIAL EL MANUAL MODERNO Dr. José Luis Morales Saavedra Director editorial y de producción: Lic. Santiago Viveros Fuentes Editor responsable Lic. Tania Flor García San Juan Editora asociada Nejron Photo/Shutterstock.com Imagen de portada 7 Contenido Editorial Los organizadores Autocuidado y prevención del burnout para los profesionales de la salud mental que trabajan en ámbitos forenses y de justicia social Viviana Demichelis Machorro Ejercicio profesional del psicólogo forense y pautas para el orientador Roberto Tejero Acevedo Protocolo de actuación en caso de probable riesgo, maltrato o delito sexual en contra de niñas, niños y adolescentes, para su aplicación en las escuelas de educación básica del estado de Yucatán. Rossana de Guadalupe Achach Cervera Dificultades de los profesionales de la salud mental para trabajar desde un marco de Justicia Social Elsa Sánchez-Corral Fernández VIH-SIDA, Derechos Humanos y Justicia Social. Estrategias de Intervención Psicológica Patricia García-Fernández Barreras y oportunidades para el fortalecimiento de la vida independiente en jóvenes con discapacidad intelectual Dra. Elisa Saad Dayán Derechos humanos como eje rector de la justicia social Mariana Díaz Figueroa Psicoterapia forense: aportaciones e innovaciones al sistema de justicia Reyna Faride Peña Castillo, Anayancy Silveira Tus, Dora Ayora Talavera,Rosario Pérez Sánchez, Luz Elena González Arias y Silvia Álvarez Cuevas. 8 9 Editorial Los tiempos actuales plantean a los profesionistas de las distintas disciplinas, incluidas las relacionadas con la salud mental y el bienestar emocional, retos particulares que son producto de la modernidad y el contexto en que nos encontramos inmersos. En ese sentido, la temática elegida para la organización del 7º Congreso Internacional de la Asociación Mexicana de Orientación Psicológica y Psicoterapia, A. C. (AMOPP) representó un esfuerzo por dar respuesta a la imperiosa necesidad de ampliar la visión y alcance de la profesión del orientador psicológico en el ámbito de la justicia social y la psicología forense, ámbitos que sin duda merecen un espacio para el análisis y discusión. La Universidad Marista de Mérida fue sede de este Congreso, que se realizó los días 24, 25 y 26 de septiembre de 2015, evento avalado académicamente por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, la AMOPP y el National Board for Certified Counselors, por sus siglas NBCC. Siguiendo la tradición iniciada desde hace varios años, consideramos pertinente, dada la calidad de los ponentes y de los contenidos temáticos, realizar la edición una publicación bajo el título “Psicología forense y justicia social: estrategias de intervención”, y que presentamos como el X volumen de Temas Selectos en Orientación Psicológica (TSOP). Esta revista se mantiene como una serie de publicaciones anuales, bilingües, organizada en números monotemáticos continuos, que se integran por artículos inéditos de autores destacados en el área de la psicología y de la orientación psicológica. El objetivo de esta publicación es promover la salud mental en contextos no tradicionales de prevención e intervención. Ubicando con exactitud a la orientación psicológica en el mundo de los profesionales, proporcionándoles un marco teórico de referencia que les permita adoptar una identidad y un concepto funcional de salud psicológica. Los artículos que se presentan ayudarán a la promoción de una práctica profesional eficiente frente a los problemas que aquejan a nuestra sociedad actual; profesionales y estudiantes de medicina, psicología, psiquiatría, trabajo social y educación, entre otros; encontrarán en Temas Selectos en Orientación Psicológica, las herramientas adecuadas para el ejercicio profesional de sus funciones. Ser competentes y sensibles en el tema de Justica Social implica no sólo la posibilidad de estar atentos a los prejuicios, la discriminación, la opresión, marginación, maltrato y violencia que se genera ante la falta de aceptación y tolerancia a las diferencias por raza, origen étnico, clase social, grupo cultural, religión, lengua, discapacidad física o mental, nivel económico, género, nivel educativo u orientación sexual. Implica asimismo contar con los elementos teóricos y las estrategias de acción concretas que permitan a los orientadores psicológicos apoyar a sus clientes/pacientes para cambiar las condiciones ambientales que perpetúan varias formas de injusticia y opresión y que tienen efectos adversos en la salud mental y el bienestar del individuo, en un marco de responsabilidad ética. En el presente número de TSOP consideramos que una de las actividades por mejorar 10 en la orientación psicológica, es también la intervención en el ámbito forense. En México, no existe aún el reconocimiento oficial de la psicoterapia forense como disciplina. Las contribuciones que la orientación psicológica forense aportan al sistema de justicia, como una nueva forma de intervención psicológica que abarca no solamente a personas que han infringido la ley o realizado alguna conducta antisocial, incluyen la rehabilitación de terceros en áreas que han sido afectadas en grado importante, así como el apoyo y fortalecimiento de víctimas y testigos en tránsito ante el sistema de justicia. Este volumen está dirigido a psicoterapeutas, orientadores psicológicos, psicólogos y estudiantes de Psicología y disciplinas afines con el objetivo de proporcionar conocimientos y herramientas prácticas para identificar las intervenciones terapéuticasque se puedan realizar en el campo de la Psicología Forense y de la Justicia Social, manteniendo una perspectiva integral y de Derechos Humanos y abordando con mayor eficacia los retos presentados en estos ámbitos. En el presente número se podrán revisar los siguientes artículos: Autocuidado y prevención del burnout para los profesionales de la salud mental que trabajan en ámbitos forenses y de justicia social, en el cual la Dra. Viviana De Michelis Machorro analiza el fenómeno del burnout en los profesionales de la salud mental que trabajan en dichos ámbitos, realizando algunas sugerencias de qué medidas y a través de qué estrategias se puede promover el autocuidado individual, relacional y organizacional. El ejercicio profesional del psicólogo forense y pautas para el orientador. El Dr. Roberto Tejero Acevedo, psicólogo forense del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, plantea los diferentes campos de actuación del psicólogo forense y los requisitos legales, éticos y técnicos para el ejercicio de su labor. Se analizan también algunas de las afinidades entre el psicoterapeuta y el forense en el foro jurídico y la importancia de no confundir ambos roles, para concluir enfatizando la importancia de la formación y la actualización profesional. Protocolo de Actuación en caso de Probable Riesgo, Maltrato o Delito Sexual en contra de Niñas, Niños y Adolescentes, para su Aplicación en las Escuelas de Educación Básica del Estado de Yucatán. La Mtra. Rossana de Guadalupe Achach Cervera presenta este protocolo que es aplicado por la Dirección de Educación Inicial y Preescolar del Estado de Yucatán, abordando la responsabilidad social de los y las docentes en la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, siendo este instrumento un recurso que permite salvaguardar dichos derechos. Dificultades de los profesionales de la salud mental para trabajar desde un marco de Justicia Social, con Elsa Sánchez-Corral Fernández. Este trabajo explora las percepciones, actitudes y conductas que psicoterapeutas y orientadores psicológicos mexicanos muestran ante la intervención clínica desde un marco de justicia social, reportándose un estudio en donde los participantes explicaron cómo trabajarían tres casos clínicos sobre: migración indígena, abuso 11 sexual infantil y bullying escolar y en el cual se detectaron varias dificultades, resistencias y temores por parte de los profesionales de la salud mental para intervenir bajo este marco de trabajo. VIH-SIDA, Derechos Humanos y Justicia Social. Estrategias de Intervención Psicológica. La Dra. Patricia García Fernández realiza una revisión de la situación actual del VIH/SIDA y del papel del orientador psicológico ante estos temas. Se propone un abordaje psicológico basado en el modelo de justicia social en donde el psicólogo adopte un rol proactivo de abogacía mientras ejecute intervenciones clínicas que vayan desde la prevención para evitar nuevas infecciones, pasando por la consejería de los recién diagnosticados y la orientación psicológica para personas con VIH o SIDA que buscan mejorar su vida de calidad, hasta intervenciones tanatológicas dirigidas a la etapa final del SIDA. Barreras y oportunidades para el fortalecimiento de la vida independiente en jóvenes con discapacidad intelectual, con Elisa Saad Dayán. La Dra Saad aborda en este artículo una perspectiva histórica sobre la atención a las personas con discapacidad, enfatizando el surgimiento del paradigma de vida independiente y la conceptualización de derechos para finalizar con la propuesta de empoderamiento personal y grupal a jóvenes con discapacidad intelectual. En este último aspecto se describe un proceso evolutivo hacia la autogestión y una serie de recursos necesarios para ellos. Se parte de que las mismas personas con discapacidad intelectual pueden ser promotoras de cambios sociales cuando asumen una postura sociopolítica y se comprometen con su rol en la comunidad. Los derechos humanos como eje rector de la justicia social. En este trabajo, la Maestra en Derechos Humanos Mariana Díaz Figueroa desarrolla el concepto tanto de derechos humanos como de justicia social, analizando cómo ambos aspectos se encuentran íntimamente relacionados. Siendo la discriminación uno de los mayores obstáculos para lograr la justicia social, se propone pasar de una igualdad formal a una igualdad real, entendiendo que el compromiso con la protección de los derechos humanos es de cada ciudadano en lo individual. Finalmente, la Mtra. Reyna Faride Peña Castillo en colaboración con Anayancy Silveira Tus, Dora Ayora Talavera , Rosario Pérez Sánchez, Luz Elena González Arias y Silvia Álvarez Cuevas, analizan en el artículo La Psicoterapia Forense: aportaciones e innovaciones al Sistema de Justicia, las contribuciones que la psicoterapia forense ofrecen al sistema de justicia, como una nueva forma de intervención psicológica que abarca no solamente a personas que han infringido la ley o realizado alguna conducta antisocial, sino también la rehabilitación de terceros en áreas que han sido afectadas en grado importante; así como el apoyo y fortalecimiento de víctimas y testigos en tránsito ante el sistema de justicia, partiendo de un enfoque de justicia terapéutica, entendida como estudio del rol de la ley como agente terapéutico, que centra su atención en el aspecto psicológico, emocional y humano de la ley y el proceso legal. 12 Esperamos que los artículos seleccionados para esta edición nos permitan avanzar en el intrincado camino de ser más capaces y estar mejor entrenados para atender clientes muy diversos y ser más eficientes en nuestra labor profesional. Atentamente. EDITORES INVITADOS Dr. Antonio Tena Suck y Mtra. Verónica Boeta Madera. 13 14 Los organizadores La AMOPP, según se informa en su página de internet oficial, es un grupo de psicoterapeutas y orientadores psicológicos de diversos enfoques y especialidades dedicados a promover el ejercicio responsable y ético de nuestra profesión. Sus objetivos son: Vincular a los profesionales de la orientación psicológica y psicoterapia a nivel nacional. Favorecer la identidad profesional y el sentido de pertenencia. Promover la más alta calidad de los servicios de orientación psicológica en México, buscando incluso la legislación de los mismos. Promover que el trabajo de los orientadores cubra con los estándares éticos requeridos. Promover la certificación de los orientadores psicológicos en México. Promover la actualización permanente de los psicoterapeutas y orientadores mexicanos. Proporcionar información a la sociedad en general en cuanto a la orientación psicológica y psicoterapia. 15 16 Autocuidado y prevención del burnout para los profesionales de la salud mental que trabajan en ámbitos forenses y de justicia social Viviana Demichelis Machorro1 Citación: Demichelis, V. (2016). Autocuidado y prevención del burnout para los profesionales de la salud mental que trabajan en ámbitos forenses y de justicia social. TSOP: Psicología forense y justicia social: estrategias de intervención, x, 1-9. Resumen El síndrome de burnout o desgaste profesional afecta a los profesionales de la salud mental que son expuestos a un estrés prolongado en su trabajo. Esto es más intenso en las áreas del ámbito forense y de justicia social. Las causas del burnout son multifactoriales, así como las estrategias para prevenirlo y abordarlo. Se sugiere utilizar en primer lugar herramientas de autoevaluación y detección, tales como la autoobservación y los inventarios especializados. También se recomiendan técnicas de autocuidado en lo individual, relacional y organizacional. Palabras clave:burnout, prevención, autocuidado, psicología forense, justicia social. Abstract Burnout syndrome affects mental health professionals who are exposed to prolonged stress at their jobs. This is more intense in forensic and social justice fields. Burnout causes are multifactorial, as well as the strategies necessary to prevent and address it. Itis suggested to first use self-assessing and detection tools, such as self-observation and specialized inventories. Self-care techniques are also recommended at the individual, relational and organizational level. Key words: burnout, prevention, self-care, 17 forensic psychology, social justice. El burnout o síndrome de desgaste profesional, puede ser bastante incapacitante para los profesionales de la salud mental dado que conlleva serias implicaciones en el trabajo con las personas usuarias de sus servicios, así como en la percepción que el propio profesional tiene de sí mismo. Más aún, en ámbitos forenses y de promoción de la justicia social, ya que el trabajo en estas áreas implica ser testigo directo o indirecto de profundas experiencias injustas y dolorosas. Es por eso que el profesional debe contar con espacios y estrategias personales de autocuidado que le permitan continuar su desempeño con la energía y emotividad necesaria para el cuidado del Otro. El propósito de este artículo es hacer una revisión del burnout en cuanto a sus causas y consecuencias, en particular en profesionales de la salud mental que trabajan en ámbitos forenses y de justicia social, así como brindar estrategias para prevenirlo, mismas que van desde evaluar el propio nivel de desgaste, hasta las medidas que se pueden tomar; asimismo se abona en la importante tarea del propio profesional acerca del cuidado de sí mismo. Maslach y Jackson (1981a), conceptualizan el burnout como el cansancio emocional que lleva a una pérdida de motivación y que suele progresar hacia sentimientos de inadecuación y fracaso. Explican que es un síndrome tridimensional caracterizado por tres aspectos: agotamiento emocional, despersonalización y pobre realización personal. El agotamiento emocional implica tanto cansancio físico como psíquico, además de ir acompañado de la sensación de no poder dar más de sí mismo a los demás. Por su parte, la despersonalización comprende sentimientos, actitudes y respuestas negativas y frías hacia otras personas, en especial hacia los usuarios. Con ésta, hay un aumento de la irritabilidad y pérdida de la motivación; se muestra una distancia hacia las personas con quienes se trabaja y también hacia los compañeros de trabajo e incluso llega a expresar cinismo e ironía, lo que a su vez provoca más alejamiento de los colegas, una menor red de apoyo en el ámbito del trabajo y la percepción de los clientes de la falta de apoyo y cercanía. La pobre realización personal, involucra darse cuenta de que las demandas del trabajo exceden la propia capacidad para responder a éstas de forma competente, se acompaña de percepciones negativas hacía sí mismo y su trabajo, así como desilusión y sentimientos de fracaso. El burnout se genera en entornos de estrés laboral continuo. Investigaciones recientes, documentan que es un problema creciente que se presenta en personas con diversas ocupaciones y en diferentes ámbitos. Algunos ejemplos son personal de asistencia sanitaria, fisioterapeutas, deportistas, maestros y estudiantes (Isaías-Silva, s/f; Tutte & Garcés de los Fayos, 2010). Se habla de una alta incidencia que alcanza 39% en EUA (Lambie, 2006); en México, esta situación ya se presenta de manera progresiva de 18 acuerdo a lo que encontraron Villavicencio, Jurado y Valencia (2014), porque las condiciones de trabajo son menos favorecedoras. Estos autores indican que la mayoría de los mexicanos trabajan 500 horas más al año que los de otros países y sin embargo, sólo cuentan con 6 días de vacaciones al año; situación que los deja más propensos al desgaste ocupacional. Aunado a lo anterior, se ha visto que en particular resultan afectados los profesionales cuya labor exige implicación emocional e involucramiento intenso con las personas que atiende (Chávez, 2012; Maslach & Jackson, 1981b.; Serrano, Garcés de Los Fayos & Hidalgo, 2008). En ese sentido, los psicólogos u orientadores psicológicos profesionales, que trabajan en pro de la justicia social, por definición buscan la equidad en oportunidades y servicios para individuos y grupos, así como su participación y empoderamiento. Ellos llevan una ardua labor y en México queda aún mucho por hacer en distintos temas, tales como el acceso a los servicios, educación e inclusión, por mencionar algunos. Asimismo, los psicólogos forenses tratan con víctimas, victimarios y testigos, por lo que ellos mismos son testigos vicarios de situaciones difíciles que en muchos casos conllevan dolor y, o violencia; de tal forma que el involucramiento emocional y el compromiso que se requieren son bastante intensos, lo que implica un mayor riesgo. Lambie (2006) explica que a través de la habilidad empática, los orientadores logran comprender las experiencias de sus clientes; sin embargo, esta misma capacidad empática es la que hace que se experimente el dolor emocional del trauma de múltiples clientes, lo que deja a los orientadores más vulnerables. El desgaste profesional afecta las habilidades de funcionamiento de un profesional y tiene como consecuencias la ineficacia terapéutica (Lambie, 2006) e incluso violaciones a los principios éticos que pueden poner a los clientes en riesgo (Everall & Paulson, 2004). 19 ■ ESTRÉS Y BURNOUT El estrés en el trabajo se presenta en casos en donde las exigencias en el ámbito laboral sobrepasan las capacidades de la persona para hacerles frente y mantenerlas bajo control. Algunos de los ejemplos causantes de acuerdo con el artículo Qué es el estrés laboral (2015), son: la excesiva carga de trabajo, el elevado nivel de responsabilidad o las relaciones sociales insatisfactorias en el puesto de trabajo. Si este tipo de condiciones se combinan y persisten por un tiempo prolongado, puede derivarse en burnout. Se entiende entonces que el estrés prolongado, antecede, o es el origen, de este síndrome (Estrés laboral, 2015). Diversos autores (Buela-Casal, Fernández-Ríos & Carrasco, 1997; Chávez, 2012; Corey & Corey, 2003) resaltan que la causa del burnout no es una sola, sino que resulta de una combinación de factores individuales, interpersonales y de las organizaciones e instituciones en las que se trabaja. En este sentido, algunas de las situaciones causantes de dicho síndrome a nivel individual son: cansancio físico, agotamiento emocional, responsabilidad asumida por el bienestar de las personas, baja autoestima, déficit en las estrategias de afrontamiento , inseguridad en las propias capacidades, idealismo, ser un profesional novato y, por lo tanto, contar con poca experiencia o tener otros problemas personales, aunque en apariencia no tengan relación con el trabajo que se realiza. De la misma manera, a nivel relacional, sentirse solo, contar con una pobre red de apoyo, en la cual no se presenten relaciones interpersonales significativas, se considera también como un elemento que predispone al síndrome. Asimismo, no tener vínculos cercanos con colegas dentro y fuera del ámbito de desempeño laboral, también puede ser un factor de riesgo, ya que no se tiene esta fuente de apoyo. Por otra parte, a nivel organizacional, tener mucha demanda de trabajo con poco reconocimiento de pares, superiores y usuarios, predisponen a sentirse abrumado. De la misma manera, si no se cuenta con un buen salario, la supervisión adecuada en calidad y cantidad o, si se percibe alto nivel de juicio y crítica externos, la persona siente poco apoyo en la institución y es más susceptible a presentar el síndrome (Chávez, 2012; Corey & Corey, 2003). Aunado a lo anterior, Villavicencio et al. (2014) sostienen que en la Ciudad de México, la cultura organizacional promueve condiciones que afectan la salud de sus empleados, tales como largas jornadas laborales, horarios inflexibles, tiempos largos de traslado, pocas vacaciones y mucha presión por mejorar el desempeño. Dichas condiciones deben cambiar para favorecer el vigor y dedicación en el empleado, conocido como work engagement (involucramiento-compromiso en el trabajo) (Schaufeli, Salanova, González-Romá,& Bakker citado en Villavicencio et al. (2014). De esta manera también se podría mejorar la productividad y el ambiente en la institución. De acuerdo con Chávez (2012), el burnout se acentúa si: 20 No se tiene una preparación adecuada para enfrentar las expectativas del trabajo. Se tienen dificultades para pedir apoyo a compañeros o para trabajar en equipo. No se comparten las ideas, metas o valores del grupo de trabajo o institución. Se experimentan sentimientos de miedo o de culpa si no se ha cumplido algo que se debería haber hecho. No se comparten las preocupaciones del trabajo con la pareja o familia. No se descansa lo suficiente. Se tienen problemas familiares, económicos u otros. Cabe señalar que el burnout no se presenta de manera inesperada o inmediata, sino que se acumula de manera paulatina. Las personas que se dedican a las profesiones de ayuda, suelen tener importantes valores e ideales, desarrollan una identidad profesional en la que va implícito servir a los otros, así como tratar de generar cambios individuales y sociales (Demichelis, 2014). De hecho, son los sujetos más idealistas, empáticos, sensibles, sobre comprometidos y sobre entusiastas, quienes están más propensos al burnout (Buela- Casal et al., 1997; Skovholt, Grier & Hanson, 2001). Esto es muy cierto en aquellos dedicados a la justicia social, quienes por definición, buscan abogar por los desfavorecidos. Serrano et al. (2008) explican que la mayoría de los profesionales, presenta un alto grado de motivación por su trabajo; sin embargo, al producirse frustraciones o sobrecarga laboral, estas personas tienden a aumentar sus esfuerzos para mantener el reto de su trabajo y, muchas veces, llegan a adjudicarse la responsabilidad si las cosas no salen como lo esperaban. Lo anterior, resulta en algunos casos contraproducente y, a largo plazo, favorece el desarrollo de fatiga física y emocional, como una de las primeras manifestaciones del síndrome de burnout. Resulta triste, como lo describe García (2010), que esto lleva de manera lenta, paulatina y progresiva a la pérdida de ideales, energía, sentido y salud experimentada por estos profesionales. En particular, aquellos que se dedican a la justicia social y al ámbito forense tienen la doble tarea de asumir cómo enfrentan el dolor propio y el ajeno; como explican algunos autores (Chavez, 2012; Maslach & Jackson, 1981a.) en estos casos es necesario prevenir llegar a la despersonalización o a la insensibilización como defensa. En la relación profesional, el cuidado es de una sola vía y se centra en el Otro. Eso es lo que distingue una relación personal de una relación con un profesional de ayuda. Como lo explica Skovholt (2012), es como si la vida del Otro (el usuario) se iluminara mientras que la del profesional no lo hiciera y éste procura entender lo que le pasa al primero desde su perspectiva; lo cual requiere de toda la atención del segundo. Tener un balance entre el autocuidado y el cuidado de los otros, es un reto constante en los profesionales de salud mental (Skovholt et al., 2001). Éste debe cuidarse a sí mismo y proveerse de la atención que requiere, para no descuidar la herramienta más importante e indispensable de su trabajo, el sí mismo. Una de las primeras cosas que se pueden hacer, es la revisión continua del propio estado, una autoobservación constante para evaluar que se está en equilibrio y en estado de bienestar general. En la relación profesional, el cuidado es de una sola vía y se centra en el Otro. Eso es 21 lo que distingue una relación personal de una relación con un profesional de ayuda. Como lo explica Skovholt (2012), es como si la vida del Otro (el usuario) se iluminara mientras que la del profesional no lo hiciera y éste procura entender lo que le pasa al primero desde su perspectiva; lo cual requiere de toda la atención del segundo. Tener un balance entre el autocuidado y el cuidado de los otros, es un reto constante en los profesionales de salud mental (Skovholt et al., 2001). Éste debe cuidarse a sí mismo y proveerse de la atención que requiere, para no descuidar la herramienta más importante e indispensable de su trabajo, el sí mismo. Una de las primeras cosas que se pueden hacer, es la revisión continua del propio estado, una autoobservación constante para evaluar que se está en equilibrio y en estado de bienestar general. 22 ■ ESTRATEGIAS DE DETECCIÓN De acuerdo con Everall & Paulson (2004), una de las principales estrategias para prevenir el burnout y el estrés traumático secundario (que se experimenta al ser testigo de las experiencias traumáticas de usuarios), es la autodetección. Por lo regular los psicólogos, sobre todo quienes se preparan en áreas clínicas, cuentan con una buena capacitación al respecto, es decir, para estar atentos a lo que sucede con ellos mismos (en relación con sus propias emociones, pensamientos, reacciones, sensaciones) durante la interacción con las personas con quienes trabajan. Lo anterior permite el entendimiento de la contratransferencia, a partir de lo psicodinámico o el uso del self (del sí mismo), desde lo humanista. Esta herramienta se pone al servicio del Otro cuando el individuo conoce lo que sucede con él mismo en esta interacción con una o varias personas y quizá lo sientan los demás en los diferentes contextos en los cuales éstos se desenvuelven. Esto por supuesto, en el supuesto de que no sea algo personal que esté vinculado a la historia del cliente; en cuyo caso, se debería supervisar para no perder objetividad. De acuerdo a la línea de pensamiento anterior, para detectar indicadores que sugieran burnout o síntomas relacionados al mismo y a partir de las ideas de estudios previos (Chávez, 2012; Mullenbach & Skovholt, 2011; Skovholt & Trotter-Mathison, 2011), el profesional puede autoobservarse para checar qué tan estresado se siente. A nivel laboral, por ejemplo, puede preguntarse si siente que puede tener un buen nivel desempeño, sin desgastarse demasiado y conservar ciertos límites, tales como la hora de la salida del trabajo, horario de comidas y las horas de sueño. Asimismo, debe vigilarse que cuente con supervisión y asesoría accesible y suficiente, sobre todo si es un profesional joven. También puede verificarse si tiene relaciones que le resulten agradables y enriquecedoras con jefe(s), supervisor(es) y colegas de trabajo, ya que el apoyo percibido gracias a la supervisión y comunicación con colegas, está asociado de manera negativa al burnout (Everall & Paulson, (2004; Hamama, 2012). A nivel personal, es importante para el psicólogo, identificar si tiene tiempo y energía para sus relaciones familiares, de pareja y, o de amistades, además de cerciorarse que el trabajo no interfiera con estas relaciones significativas. También puede preguntarse lo siguiente: ¿En su mayor parte, me gusta mi trabajo? ¿Me siento capaz y con recursos en mi quehacer? ¿Mantengo mi curiosidad, interés y ganas de aprender? ¿Me siento valorado, reconocido y bien remunerado? Para hacer una detección más precisa, existen los siguientes cuestionarios: a) Inventario de Burnout de Maslach (MBI, por sus siglas en inglés) (Maslach & Jackson, 1981a.) que es un cuestionario autoadministrado que consta de 22 preguntas en forma de afirmaciones relacionadas con actitudes y sentimientos hacia los usuarios y del trabajo. Es una escala de autorreporte tipo Likert de fácil calificación e interpretación que mide tres áreas: 1. Agotamiento emocional, que valora la vivencia de estar exhausto a nivel emocional por las demandas del trabajo; 2. Despersonalización, que evalúa el reconocimiento de actitudes de frialdad y 23 distanciamiento; 3. Realización personal, que valora los sentimientos de autoeficacia y realización personal en el trabajo. b) Inventario de resiliencia y autocuidado del profesional de Skovholt (Skovholt Practitioner Professional Resiliency and Self-Care Inventory como se citó en Skovholt, 2012; Skovholt & Trotter-Mathison, 2011), es también un inventario de autorreporte tipo Likert en el queel profesional puede estar en grados de desacuerdo o acuerdo con 38 afirmaciones relacionadas con cuatro áreas: 1. Vitalidad profesional, en la que se evalúa si la persona encuentra significado en su trabajo, reconoce la capacidad para vincularse con los usuarios y percibe un buen ambiente en el trabajo; 2. Vitalidad personal, área en la que se valora si la persona tiene fuentes que le brindan energía positiva, como experiencias en su tiempo libre, relaciones, sentido del humor y prácticas de autocuidado; 3. Estrés profesional, evalúa entre otras cosas, si la persona es capaz de dar a nivel profesional pero a la vez poner límites, si logra autoevaluarse para medir los logros de su trabajo y si continúa con ganas de aprender; 4. Estrés personal, valora si la persona tiene relaciones familiares satisfactorias, si se siente conectado con otros y con la posibilidad de pedir y recibir ayuda en caso necesario. 24 ■ ESTRATEGIAS DE AUTOCUIDADO Se necesita de una atención intensa, de interés y de mucha energía para estar con el otro que se encuentra en desesperación, angustia, tristeza o dolor. Si se toma como metáfora lo que sucede en las emergencias aéreas, el adulto requiere ponerse primero la mascarilla de oxígeno, en caso de querer asistir a un menor, enfermo o persona con discapacidad. Como Skovholt (2012) sostiene, la herramienta de trabajo del orientador psicológico es su propio self, por lo que uno debe cuidar bien de éste, para tenerlo disponible para el Otro. Skovholt y Trotter-Mathison (2011) explican que el cuidar de otros a nivel profesional lleva un ciclo con 4 fases: a) establecer un vínculo empático, b) involucramiento activo, c) separación y d) re-creación. Como se observa en la figura 1, esto implica la posibilidad de crear un vínculo con alguien para establecer la relación de ayuda, procurar entender el mundo del Otro desde su mirada; permanecer conectado e involucrado mientras se interviene, para después lograr una separación necesaria y así lograr re-crearse, descansar, olvidarse del trabajo y,de esta manera, regresar más adelante a establecer de nuevo los vínculos. Figura 1. Ciclo de cuidado profesional según Skovholt y Trotter-Mathison. El burnout es, por tanto, el resultado de la disminución en la habilidad para vincularse con los siguientes clientes debido al agotamiento emocional acumulado del cuidado a otros. Es una realidad destructiva pues acaba con el involucramiento activo del ciclo del cuidado (Skovholt et al., 2001). 25 El reconocimiento de los propios logros en el trabajo con personas, es fundamental puesto que es lo que alimenta la motivación en el trabajo y el significado que se encuentra en él. Detenerse a contestar de vez en cuando estas preguntas, puede favorecer el goce en el trabajo. ¿Qué experiencias de trabajo tengo en las que me doy cuenta que hice un impacto en la vida de alguien? ¿Qué es lo más significativo de este trabajo? Skovholt (2012) propone 10 tareas esenciales de resiliencia para orientadores psicológicos, que se discuten a continuación en el contexto de los profesionales dedicados a la justicia social y al campo forense. 1. Aceptar la necesidad de autocuidado de manera asertiva, sin necesidad de sentirse egoísta. Implica un estilo paradójico de dar, una “generosidad con límites”. Entender que para poder ayudar a otros en el camino a la equidad y la justicia, es indispensable dedicarle con seriedad tiempo y recursos al restablecimiento de la energía y la recreación; esto no debe ser considerado un lujo sino una condición ética indispensable. 2. Desarrollar abundantes fuentes de energía positiva, esto se refiere a las relaciones interpersonales, experiencias lúdicas, espirituales, del cuidado de una mascota, entre otras. En este sentido, las fuentes de energía positiva varían de una persona a otra; o importante es detectar cuáles son las propias para llevarlas a cabo de manera regular. 3. Disfrutar el trabajo y su significado como una fuente positiva de energía. En este caso, los profesionales pueden recordar su motivación al ingresar a este campo de trabajo, entendiendo que las cosas llevan su tiempo, pero su labor en definitiva se encamina hacia un cambio social y hace la diferencia en la vida de las personas con quienes trabaja. 4. Encontrar el balance de empatía al entrar en el mundo del Otro, sin perder el “como si”, lo que implica no llevarse los problemas a casa. Dejar el hogar y las relaciones significativas en el plano de lo personal, para impedir que lo profesional tome esos espacios o se empalme con ellos; un ejemplo de esto es no dar a los usuarios, los teléfonos o datos de contactos privados (casa, celular). 5. Reconocer los pequeños logros. No siempre es fácil medir los avances. Hay aspectos que se pueden controlar, tales como conocimientos, presencia y cuidado con el Otro; sin embargo, hay otros aspectos difíciles de controlar, tales como el cambio positivo del usuario o la apreciación del mismo. Tampoco se puede controlar el apoyo o la apreciación de los compañeros, colegas o del supervisor. 6. Crear un buen ambiente de trabajo, “como un invernadero donde todo crece” (2012 pp.141). Esto se refiere a promover la confianza y respeto entre colegas, facilitar una atmósfera agradable y de apoyo, un sentido de comunidad, un espacio en donde las personas puedan desarrollarse y desenvolverse, donde el profesional pueda hacer elecciones y tener sensación de control, una carga de trabajo razonable, así como también el reconocimiento adecuado hacia su labor y se realce el significado que se encuentra en el trabajo. 26 7. Mantener relaciones fuera de trabajo, que en su mayoría sean de dos vías. De lo contrario, la persona sigue al cuidado de los demás, aún en su vida privada y social. Hay que evaluar y reflexionar acerca de las amistades; hay que tomar en cuenta que una amistad es equitativa, es bilateral; es decir, implica decir “yo te cuido y tú me cuidas”, o como dice el dicho popular: “hoy por ti, mañana por mí”, si no es bilateral y equitativa, es probable que “no sea amistad, si no trabajo”. Es importante reflexionar también, en quién es posible recargarse o apoyarse en caso de necesitar ayuda o cuidado, además de diversión, distracción o enriquecimiento. 8. Considerar la salud física como fuente de energía. Esto incluye hábitos y conductas saludables, tales como: dormir y comer bien, hacer ejercicio, practicar meditación y relajación. 9. Enfocarse en el desarrollo profesional continuo y de largo plazo. Mantener curiosidad, nuevas experiencias de aprendizaje y deseo de crecimiento. En este sentido, asistir a congresos, talleres y cursos, resulta enriquecedor por dos razones principales. La primera, debido a la actualización en temas y estrategias aplicables al quehacer de la psicología forense y,o justicia social. La segunda, el disfrutar de un espacio fuera del trabajo para convivir con colegas y recibir apoyo o compartir experiencias con los mismos. 10. Tener diversión y goce en la propia vida. Jugar, divertirse, usar y aprovechar el tiempo libre, en realidad usar los fines de semana para descansar y renovarse, tomar unas merecidas vacaciones, entrar en contacto con la naturaleza, son algunos ejemplos de ello. Asimismo, algunos aspectos que se citan (Mullenbach & Skovholt, 2011) como emergentes de bienestar y resiliencia de profesionales experimentados en el área de salud mental y que se entienden como relevantes para poder mantener la sensación de vitalidad son: Entender las limitaciones del rol y establecer límites, demarcar hasta dónde llega la propia responsabilidad, ya que algunas veces se puede asumirla en mayor medida y tratar de trabajar más que el usuario mismo. En este sentido, es importante recordar que para empoderar, hay que devolverle el poder, que conlleva la responsabilidad al otro, evitar la sobreprotección y el paternalismo, ya que al hacer algo por los demás que podrían hacer por sí mismos, se manda el mensaje de “tú no eres capaz de hacerlo”. Encontrar significado en el acompañamientopaciente a través del dolor y algunas veces con la fortuna de ver a la persona salir de éste. Esto es en especial cierto en el ámbito de justicia social y psicología forense, ya que se trabaja con experiencias frecuentes de victimización, abuso del poder y pérdidas, entre otros. Los múltiples roles como factor de protección. Esto se refiere a que los psicólogos u orientadores, puedan tener diferentes roles profesionales en donde desempeñen diversas funciones, como sería el variar los contextos, combinar la 27 práctica en institución con la privada o la docencia e investigación junto con la asistencia en una institución. Trabajar con poblaciones distintas también puede ayudar ya que no cualquier profesional puede escuchar toda su jornada laboral semanal historias de abuso sexual o violencia intrafamiliar, por ejemplo. Por otra parte, así como el origen o las causas del burnout no son únicos o lineales, las estrategias para prevenirlo, tampoco deben serlo. En lo individual se sugieren intervenciones para mejorar habilidades de afrontamiento y manejo de estrés (Chávez, 2012), habilidades de planeación de vida, autoevaluación objetiva, mejorar condiciones de dieta, sueño y ejercicio, así como técnicas de relajación (Buela-Casal et al., 1997). En lo relacional, se recomienda aumentar redes de apoyo (Chávez, 2012); y en lo organizacional se sugiere tener sistemas de reconocimiento y recompensa, mejorar la socialización dentro de la institución y reducir la sobrecarga y el conflicto de funciones (Buela-Casal et al., 1997). Se considera mejorar el ambiente y el clima laboral, así como tener supervisión accesible y suficiente, ya que como sostiene Hamama (2012), esto provee de apoyo sustancial en el marco de la institución. 28 ■ PREVENCIÓN DEL BURNOUT El autocuidado es una estrategia de prevención en sí. Desde el punto de vista de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2002), se considera prevención primaria universal, ya que se trata de una población de profesionales de la salud que se encuentran sanos, sin síntomas de burnout, con el fin de buscar reducir la incidencia de este problema. Sin embargo, a veces se puede detectar este síndrome, que ya hay algunos síntomas presentes, por lo que se pueden tomar otras medidas. Éstas van encaminadas a una prevención primaria selectiva o indicada (profesionales en riesgo considerable de caer en síndrome de burnout o con algunos síntomas presentes). Incluso, se puede hablar de prevención secundaria, cuando se trata de profesionales con un diagnóstico temprano del síndrome o de prevención terciaria, si se habla de psicólogos con el síndrome del desgaste ya presente de forma evidente. En este último caso, se requiere de una intervención asistencial, terapéutica o remedial, con el objetivo de aminorar las consecuencias del síndrome, proteger a los usuarios del profesional en cuestión, ya que en ese momento no se encuentra en condiciones de brindar sus servicios y más adelante, generar también estrategias para prevenir posibles recaídas, mediante la detección de detonadores en sus experiencias pasadas y las alternativas necesarias para no llegar a estos niveles de desgaste. Para prevenirlo, la manera en la que el profesional de la salud piensa acerca de su propio trabajo, la importancia que éste le da en su propia vida y en la de otros, la forma en que evalúa los logros y el desempeño, así como las exigencias que tiene para sí mismo, son relevantes y tienen implicaciones en sus sentimientos y acciones personales. En esta línea, las estrategias cognitivas, para cuestionar y si es necesario, debatir y cambiar nuestra forma de pensar, pueden ser de gran ayuda. Corey y Corey (2003) basados en el trabajo de Albert Ellis, sugieren identificar algunas creencias irracionales que pueden darse en el trabajo; éstas son las siguientes: Catastrofización. Darle el peor sentido a un evento. P. ej., “porque me fui de vacaciones, mi cliente cayó en sobredosis. Si me hubiera quedado, esto no hubiera sucedido”. Culparse. Total autocondena, en vez de ser crítico de comportamientos específicos. P. ej., “como mi cliente recayó, soy pésimo terapeuta y merezco sufrir”. Sobregeneralización. Evaluación absolutista y por lo general negativa. Por ej., si el profesional falló con un cliente, “fallo en todo” o, “cuando decido tomar vacaciones, algo malo pasa y yo no estoy para las personas que me necesitan”. Pensamiento dicotómico. Pensar en absolutos, todo o nada en vez de las posibilidades dentro de un continuo. Por ejemplo, “soy un éxito como terapeuta” o “soy un fracaso”. Demandas absolutas. En forma de “tengo” o “deberías”. Por ejemplo, “tengo 29 que actuar competente en todas las situaciones”, “debo tener la aprobación de todos siempre”, “No tolero cometer un error”, “debo ser brillante y desempeñarme bien siempre, si no, es horrible”, “los intereses de los demás están siempre antes que los míos”, “siempre debo estar disponible”. Después de identificar los pensamientos irracionales es importante debatirlos para cambiarlos por pensamientos más racionales y constructivos. Algunos ejemplos son: “Los clientes en ocasiones tienen crisis o recaídas, lo cual es independiente de si descanso o no. De hecho, si descanso, estaré en mejores condiciones de apoyarlo en su recaída o asistirlo en su crisis”. “Si algo no sale bien con un caso o cliente, no significa que sea mal psicólogo-terapeuta-orientador”. “Incluso si cometo un error, no siempre hago todo mal. Soy humano y puedo equivocarme aunque prefiero no equivocarme y me esforzaré en lo posible para actuar de forma profesional y ética.” Por su parte, desde una perspectiva humanista, Lambie (2006), propone utilizar dinámicas dentro de la supervisión grupal, que fomenten en los orientadores la congruencia, la autoaceptación, la capacidad de elección y encontrar significado en la labor, como herramientas que contrarresten los factores de riesgo para el burnout. Una dinámica que describe, incluye los siguientes pasos: a) escribir un epitafio o esquela, b) a partir de dicho epitafio escribir y compartir declaraciones de significado, c) identificar las mayores fuentes de estrés, d) identificar congruencias e incongruencias entre el significado de vida y las fuentes de estrés. Lo anterior tiene la finalidad de acercarse a una mayor congruencia, tener expectativas más realistas y encontrar sentido a las experiencias. Asimismo, es importante no olvidar que, además de profesionales, también son seres integrales, cuyas diferentes áreas se deben cuidar por igual para continuar con un desempeño profesional sano y exitoso. En este sentido, Skovholt y Trotter-Mathison (2011) plantean un modelo de cuatro dimensiones de salud ilustrado en la figura 2, mismas que hay que atender, estás son: a) la salud física (los buenos hábitos de sueño y alimentación, ejercicio, hacerse chequeos); b) la salud emocional y social (relaciones significativas, la propia terapia) c) la salud intelectual (actualización constante, asistir a cursos, talleres, congresos, entrenamientos, leer libros y artículos) y d) la salud espiritual (más amplia que lo religioso en sí). En este sentido, se propone la continua exploración de las cuatro dimensiones, en donde se realice una evaluación de cuáles de ellas se encuentran en buen estado y en cuáles se requiere trabajar. 30 Fig 2. Dimensiones de la salud. 31 ■ CONCLUSIONES Se parte de la idea de que el profesional encontrará fuentes de estrés en su trabajo y es probable que éstas aumenten si se desempeña en el ámbito forense y de justicia social, que en otras áreas. Entonces, de acuerdo con la idea del manejo a través de las cogniciones que llevan a sentimientos y comportamientos más eficientes y funcionales, se recomienda hacer un reenmarcado positivo del estrés, entendido como un reto. Un ejemplo de esto, se puede apreciar en el video de Ted Talk, “Cómo hacer al estrés tu amigo” o how to make stress your friend” (MacGonigal, 2013), en el que se ofrece una explicación de cómo entender al estréscomo “todo mi cuerpo se prepara para este reto”. Se puede decir que el rol del profesional de salud mental en las áreas de psicología forense y de justicia social, implica el contacto con realidades dolorosas y estresantes. Dado que el estrés continuo es precursor del síndrome de burnout, llevar a cabo tácticas de autocuidado y prevención, resulta preponderante; es necesario, entonces, empezar por la detección y autoobservación para evaluar cómo se encuentra el profesional y, más adelante, realizar estrategias individuales, de interacción y organizacionales. Dentro de las primeras, se debe contemplar al profesional en forma integral; en este sentido, las habilidades cognitivas, pueden ser un buen apoyo que se refleje en mejores consecuencias emocionales y comportamentales, asimismo tomar en cuenta los aspectos físicos, emocionales, intelectuales y espirituales, para continuar el trabajo de calidad con los usuarios de los servicios. De esta manera, se puede cumplir el sueño que en un origen motivó a estos profesionales a dedicarse a tener esta vocación y poder buscar generar un cambio desde su lugar de trabajo. 32 ■ REFERENCIAS Buela-Casal G., Fernández Ríos L. y Carrasco, T. (1997). Psicología preventiva; avances recientes en técnicas de programas de prevención. Madrid: Pirámide. Chávez, A. (2012). Intervención para prevenir el síndrome de burnout en facilitadores que trabajan con chavos banda. Tesis para obtener grado de maestría en Desarrollo Humano: Universidad Iberoamericana. Corey, M.S. y Corey, G. (2003). Becoming a Helper. 4th ed. EUA: Brooks-Cole. Demichelis, V. (2014). La identidad profesional del orientador psicológico en México. Tesis para obtener el grado de doctorado en investigación psicológica: Universidad Iberoamericana. Everall, R. D. y Paulson, B. L. (2004). Burnout and Secondary Traumatic Stress: Impact on Ethical Behaviour. Canadian Journal of Counselling, 38(1), 25-35. Isaías-Silva, M. S. (s/f). Estrés laboral en el personal de asistencia sanitaria [diapositivas de PowerPoint]. Recuperado de >http://www.saptel.org.mx/Articulos/SindromedeFatigaLaboral.pdf Hamama, L. (2012). Burnout in Social Workers Treating Children as Related to Demographic Characteristics, Work Environment, and Social Support. Social Work Research, 36(2), 113-125. Lambie, G. W. (2006). Burnout Prevention: A Humanistic Perspective and Structured Group Supervision Activity. Journal of Humanistic Counseling, Education and Development, 45(1), 32. MacGonigal, K. (2013). How to make stress your friend. TED Talk. Recuperado de http://www.ted.com/talks/kelly_mcgonigal_how_to_make_stress_your_friend?language=es Maslach, C. y Jackson, S.E. (1981a). Maslach Burnout Inventory. Palo Alto, California: Consulting Psychological Press. Maslach, C. y Jackson, S.E. (1981b). The measurement of experienced burnout. Journal of Occupational Behavior, 2, 99-113. Mullenbach, M. y Skovholt, T.M. (2011). Burnout prevention and self-care strategies of expert practitioners. En The Resilient Practitioner (pp.219-243). 2nd ed. Nueva York: Routledge. Organización Mundial de la Salud (2002). Prevention and Promotion in Mental Health. Recuperado de http://www.who.int/mental_health/media/en/545.pdf ¿Qué es el estrés laboral? (2015). Estreslaboral.INFO Toda la información sobre el estrés laboral. Recuperado de http://www.estreslaboral.info/index.html Serrano, M.F. y Garcés de Los Fayos, E.J.; Hidalgo M.D. (2008). Burnout en fisioterapeutas españoles. Psicothema, 361-368. Skovholt, T.M. (2012). The counselor’s resilient self. Turkish Psychological Counseling and Guidance Journal, 4(38), 137-146. Skovholt, T. M., Grier, T. L. y Hanson, M. R. (2001). Career Counseling for Longevity: Self-Care and Burnout Prevention Strategies for Counselor Resilience. Journal of Career Development, 27(3), 167-76. Skovholt, T. M. y Trotter-Mathison, M. (2011). The resilient practitioner. 2nd ed. Nueva York: Routledge. Tutte, V. y Garcés de los Fayos, E.J. (2010). Burnout en Iberoamérica: Líneas de investigación. Cuadernos de Psicología del Deporte, enero-junio, 47-55. Villavicencio, E., Jurado, S. y Valencia, A. (2014). Work engagement and occupational burnout: its relation to organizational socialization and psychological resilience. Journal of Behavior, Health y Social Issues, 6, 45- 55. 33 http://www.ted.com/talks/kelly_mcgonigal_how_to_make_stress_your_friend?language=es http://www.who.int/mental_health/media/en/545.pdf http://www.estreslaboral.info/index.html NOTAS 1 Psicoterapeuta, Universidad Iberoamericana, A.C., Ciudad de México. Correo electrónico: viviana.demichelis@correo.uia.mx 34 35 Ejercicio profesional del psicólogo forense y pautas para el orientador Roberto Tejero Acevedo1 Citación: Tejero, R. (2016). Ejercicio profesional del psicólogo forense y pautas para el orientador. TSOP: Psicología forense y justicia social: estrategias de intervención, x, 10-24. Resumen El desarrollo teórico y profesional de la psicología forense ha permitido que sea identificada con nitidez como un área específica dentro de la psicología jurídica. El avance de la disciplina también ha favorecido el desarrollo de guías de actuación y abundante bibliografía. En este documento se analizan los diferentes campos de actuación del psicólogo forense y los requisitos legales, éticos y técnicos para el ejercicio de su labor, también algunas de las afinidades entre el psicoterapeuta (testigo cualificado) y el forense (perito) en el foro jurídico y la importancia de no confundir ambos roles. Se enfatiza la importancia de la formación y la actualización profesional. Palabras clave: psicología forense; psicología jurídica; informe forense; roles terapeuta y forense; ética. Abstract The theoretical and professional development of forensic psychology has allowed it to be clearly identified as a specific area within the legal psychology. The advancement of the discipline has also enabled the development of guidelines, and extensive literature. The different fields of activity of the forensic psychologist and the legal, ethical and technical requirements for the exercise of their work are analyzed. It also discusses some of the similarities between the psychotherapist (expert witness) and forensic psychologist in the legal forum and the importance of not confusing the two roles. The importance of training and professional development is emphasized. 36 Key words: forensic psychology; psychology law; forensic report; therapeutic and forensic roles; ethics. Tanto el psicoterapeuta como el psicólogo forense comparten la profesión de psicólogo, y ambos coinciden en la necesidad de manejar aspectos propios de la psicología clínica, y de practicar una eficaz evaluación psicológica sobre su cliente o sobre su peritado, en forma respectiva. Sin embargo, también existen importantes diferencias entre ellos, tales como por ejemplo: el psicólogo forense a menudo actúa de forma transversal, se centra en la evaluación y las implicaciones psicológico-legales de sus resultados, exento del secreto profesional; mientras que el terapeuta interviene de forma dinámica con su cliente, para evaluar y reevaluar en función de los cambios, en un contexto de confidencialidad y alianza terapéutica. El objetivo del forense es informar en el foro jurídico y auxiliar al jurista en su resolución jurídica, mientras que el del terapeuta es promover un estado óptimo de salud mental y autonomía en su cliente (Echeburúa et al., 2011; Muñoz et al., 2014). La participación del psicólogo en el foro jurídico no es patrimonio exclusivo del psicólogo forense (APA, 2011), dado que el terapeuta puede actuar también como un testigo cualificado en auxilio del juzgador, lo que introducirá algunas características especiales, que se mencionarán en este texto. En este punto han existido posiciones radicales, como las expresadas por Greemberg y Shuman (1997) en un conocido artículo que tuvo gran repercusión, donde afirmaban de manera tajante que los rolesdel psicoterapeuta y del psicólogo forense eran incompatibles y se encontraban en un “conflicto irreconciliable”. Estas posturas han sido contestadas, con énfasis en que si el terapeuta actúa con objetividad y preserva los requisitos éticos y técnicos de la profesión puede ser un eficaz colaborador de la justicia, y su descalificación como participante en el foro, desautoriza a la propia psicología como ciencia (Heltzel, 2007). Los propios Greemberg y Shuman (2007) matizaron su postura en el sentido de restringir la compatibilidad de los roles (terapeuta vs. forense) a situaciones en las que la dualidad de rol era ejercida por el mismo profesional y en igual procedimiento jurídico. A partir de las premisas anteriores, existe peligro de confundir ambos roles (terapeuta y forense), con consecuencias que pueden ser nefastas (en el plano técnico y ético) para los destinatarios y para el profesional. Aunque en ocasiones no resulta posible separar por completo la actuación pericial de la terapéutica (p. ej., cuando el psicoterapeuta comparece como testigo o se ordenan tratamientos desde el proceso judicial), si existe consenso en que deberá evitarse mezclar ambos tipos de actuaciones, o si esto no es posible, al menos informar de los riesgos y limitaciones que implica (APA, 2011). Esta breve exposición pretende, sin intención de ser exhaustiva, reflexionar sobre el concepto de psicología forense y su ejercicio profesional, como una forma de contribución a la cooperación de ambas funciones profesionales (terapeuta y forense). 37 38 ■ CONCEPTO DE PSICÓLOGO FORENSE Con frecuencia, las personas legas en la materia consideran que el psicólogo forense desarrolla su actividad en el mundo del crimen o en la perfilación criminal de los asesinos en serie y su captura, como ocurre en series televisivas y películas (p. ej. CSI, Mentes criminales, Hannibal); y este fenómeno se produce incluso en muchos de los estudiantes que comienzan su formación en el campo forense (Huss & Flyinn, 2014). Sin embargo, la actividad del psicólogo en los tribunales de justicia está muy lejos de ese tipo de actuaciones. La psicología forense constituye una supra-especialización, dentro de un campo especializado de la psicología, que es la psicología jurídica. En la actualidad, esta distinción es aceptada de forma bastante pacífica (Muñoz et al., 2011; Packer, 2008), según se ha desarrollado la disciplina, pero en periodos anteriores ambos conceptos se empleaban de manera indistinta y aún persiste cierta confusión (Huss & Flyinn, 2014; Packer, 2008). El psicólogo forense, lo es en la medida en que vierte su conocimiento científico en el foro jurídico, o sea en el contexto judicial (Esbec & Gómez-Jarabo, 2000; Brigham & Grisso, 2003). En el contexto norteamericano, Grisso (Brigham & Grisso, 2003) proponía distinguir los conceptos de psicología jurídica (perspectiva amplia) y forense (perspectiva restringida) en función del momento histórico de la disciplina. En el primer caso (jurídica), se trataría de aspectos relacionados con la aplicación de conceptos psicológicos al sistema legal [el autor sitúa los orígenes al menos desde la Antigüedad, con Hipócrates]; en el segundo (forense), se trataría de la intervención de los psicólogos clínicos, al aportar sus conocimientos técnicos sobre casos concretos con requerimientos legales específicos (lo que no se produciría de forma regular hasta mediados del siglo XX en el contexto anglosajón). Hoy en día, la APA (2011), define con claridad la psicología forense como: “cualquier práctica forense realizada por cualquier psicólogo dentro de cualquier sub-disciplina de la psicología (clínica, del desarrollo, social, cognitiva)”, mientras que el concepto amplio de psicología jurídica (Psychology Law) lo identifica con “la aplicación de la psicología al sistema legal”, encuadrada en la división 41 de la APA (APA, 2015). Aunque la mayor parte de los manuales sobre psicología forense en el contexto anglosajón se han centrado en el aspecto amplio de la disciplina (psicología jurídica) (Huss & Flyinn, 2014), sí se han elaborado algunos textos ya clásicos que abordan aspectos forenses en sentido estricto (p. ej., Hess & Weiner, 1999; Golsdtein et al., 2003; Grisso, 1986, 2003; Melton et al., 1987, 1997; Melton et al., 2007; Rogers, 2008; Weiner y&Otto, 2014; Wrightsman, 2001). La APA elaboró una guía específica para el área forense en 1991, actualizada en su última versión de 2011 (APA, 2011), además de otras guías para ámbitos específicos del interés forense como la custodia de menores en procesos legales (p. ej., APA, 2010). En España, la evolución conceptual ha sido similar. Desde la aparición del “Manual de 39 Psicología Jurídica” de Emilio Mira (1932), que la definía como “La psicología aplicada al mejor ejercicio del derecho”, los psicólogos han cobrado una participación más activa en el foro jurídico y en el contexto judicial como peritos y, forman parte activa del Sistema de Justicia desde el decenio 1980-89 como empleados públicos. En un inicio estos profesionales ingresaron en forma paulatina en los juzgados de familia (en 1983) y después en las clínicas médico-forenses (en 1987), con un incremento constante de su presencia en distintos órganos judiciales (Muñoz et al., 2011; Vázquez, 2005). En paralelo, en el ámbito privado, el número de profesionales también ha ido en aumento y consolidación. En 1998, el Colegio Oficial de Psicólogos español (COP, 1998/2015) describía la psicología forense como aquella rama de la psicología jurídica aplicada a los tribunales, y la incluía por tanto en el perfil profesional (más general) de psicólogo jurídico, descrito como aquel que está relacionado con el abordaje de los fenómenos psicológicos que inciden en el comportamiento legal de las personas. Dentro de ese perfil profesional de psicólogo jurídico el COP incluye, además del forense, otros seis campos: la psicología penitenciaria, de la delincuencia, judicial (testimonio, jurado), policial y de las Fuerzas Armadas, victimología y mediación (COP, 1998/2015). De forma paralela también al ámbito anglosajón, se han elaborado manuales que han primado el abordaje de la psicología jurídica (p. ej., Clemente, 1995, 2010; Muñoz et al., 1980; Garrido et al., 2006; Jiménez 2003a, b y c; Sierra et al., 2006; Sobral et al., 1994; Soria et al., 2001, 2005, 2006; Urra & Vázquez, 1993; Urra, 2003; Vázquez, 2005). Sin embargo, tratan de forma menos intensa el ámbito forense en específico, con alguna excepción muy notable como la de Esbec y Gómez-Jarabo (2000). El COP español (COP, 2007/2015) también desarrolló una guía muy básica sobre pautas de actuación en psicología forense, centrada sobre todo en las directrices éticas del ejercicio profesional; asimismo destacan de forma más reciente y exhaustiva los esfuerzos de los colegios autonómicos de Cataluña (COP-C, 2014) y Madrid (COP-M, 2009). El amplio contexto latinoamericano, con su diversidad y riqueza cultural que aparece unido en diversos puntos (muchos de ellos compartidos también con la historia y realidad de España), ha desarrollado una evolución conceptual similar a la descrita en los contextos anteriores, y aparece también reflejada en algunos meritorios manuales (p. ej.,. Díaz, 2011; García-López, 2010 y 2014; Hernández, 2011; Sarmiento et al., 2005). 40 ■ ROL DEL PSICÓLOGO ANTE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA Aunque el papel principal del psicólogo en el sistema judicial tiene que ver con la actividad forense (elaboración de informes periciales), ésta no es su única función posible. Así, no es infrecuente que el psicólogo clínico o psicoterapeuta sea llamado a declarar sobre aspectos relacionados con el justiciable (cuando es su cliente o paciente) y entonces actuar como testigo cualificado (Soria, 2005). Confundir ambos roles (testigo y perito) puede terminar por perjudicar a los usuarios y limitar con gravedad la eficacia y la ejecución técnica del psicólogo. Por ello, parece esencial delimitar la función a ejercer por el profesionalpsicólogo en el foro jurídico, ya sea como testigo, perito o asesor (COP-C, 2014; Soria, 2001, 2005): Perito: se refiere al ejercicio de un profesional (en este caso, de un psicólogo) al emitir un dictamen, derivado de los conocimientos propios de su ciencia, con una petición específica, tras el análisis detallado de determinados hechos y con objeto de auxiliar al juez (como elemento de prueba) en la toma de decisiones sobre el caso concreto enjuiciado. Se trata de una actividad neta forense; del psicólogo sólo se exige su criterio técnico y objetivo, ya que no tiene ninguna relación previa con el caso. Testigo: se refiere a la persona que está en condiciones de relatar aquello de lo que ha tenido conocimiento relevante, según el criterio del mismo tribunal, a través de su contacto previo con el caso y, o con las personas implicadas. En el caso del psicólogo, por disponer de formación y conocimiento especializado, estará en condiciones de aportar datos técnicos al tribunal y por eso su rol pasa a ser el de testigo cualificado [o testigo-perito, según la legislación española (Art. 370, LECivil 1/00)]. Resulta habitual que esta situación ocurra al momento en que el psicólogo o psicoterapeuta acude al tribunal a informar sobre aspectos relacionados con su paciente. Asesor: se refiere al profesional (en este caso, el psicólogo) que asesora a alguna de las partes o al juzgador en la consecución de sus objetivos (asesorar en cuanto a los modos de interrogar, selección del jurado, análisis de determinadas pruebas del proceso, sugerencia de otras nuevas). En este caso, en especial si es requerido por las partes del proceso, el psicólogo deberá actuar con precaución y sin faltar a los principios éticos de la disciplina. 41 ■ CAMPOS DE ACTUACIÓN PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO FORENSE Para entrar ya de forma específica a la función del perito psicólogo, sus objetivos vendrán determinados por el escenario legal en el que sea requerido (es decir, por la materia o jurisdicción en la que se encuadre el caso enjuiciado). Por eso resulta esencial que el perito conozca la estructura del sistema legal donde deberá aportar sus conocimientos, sin invadir las funciones del jurista (APA, 2011; EFPA, 2004; Esbec & Gómez-Jarabo, 2000; Huss & Flynn, 2014). El desarrollo de la disciplina forense ha permitido que se encuentren bien delimitados los objetos de informe y tópicos de actuación más frecuentes para el psicólogo forense. Algunos ejemplos en el contexto español, muy similares al contexto norteamericano (p. ej., Goldstein et al., 2012; Huss & Flynn, 2014) o latinoamericano (p. ej., García-López, 2014), serían los recogidos en el cuadro 1. Algunos de los tópicos de actuación más habituales para el psicólogo forense en el contexto español en materia penal y civil (p. ej., Comunidad de Madrid, 2007; COP-C, 2014; Esbec & Gómez-Jarabo, 2000; Muñoz et al., 2011): Cuadro 1. Tipos de objeto de informe por tipo de juridicción Jurisdicción penal Órgano judicial Tipos de objeto de informe Juzgados de lo penal o de Instrucción Valoración pericial psicológica del denunciado: imputabilidad, medidas de seguridad, riesgo delictivo, capacidad procesal Valoración pericial psicológica de la víctima: valoración del daño psicológico; lesión-secuela psicológica; credibilidad del testimonio en abuso sexual infantil; autopsia psicológica Juzgados de violencia sobre la mujer (materia penal) Evaluación del denunciado (aspectos relacionados con la imputabilidad o peligrosidad del presunto agresor) Evaluación de la (s) presunta(s) víctima(s) (bien sean mujeres o menores a su cargo). Aspectos relacionados con el daño psicológico Juzgados de vigilancia penitenciaria Evaluación sobre la clasificación del penado, progresiones o regresiones de grado penitenciario y, o libertad condicional Evaluación sobre permisos de salida del penado Seguimiento sobre las medidas de seguridad Fiscalía y Juzgados de menores Evaluación psicológica del menor infractor (desde los 14 hasta los 18 años de edad) y orientación respecto a la medida socioeducativa más adecuada Conciliación y reparación Seguimiento de las medidas posteriores a la sentencia Supervisión de permisos y cambios de medida Jurisdicción civil Juzgados de Familia (o de 42 Primera Instancia) Guardia y custodia de los hijos en divorcios y rupturas familiares Desarrollo del régimen de visitas (con progenitores, abuelos u otros familiares) Procesos de privación de la patria potestad Procesos de adopción Procesos de emancipación de menores Procesos de nulidad civil del matrimonio Procesos de impugnación de tutelas Juzgados de Violencia sobre la Mujer (materia civil) Guarda y custodia de menores, régimen de visitas, privación de patria potestad, nulidad civil del matrimonio Juzgados de incapacidades (o de Primera Instancia) Procesos de incapacitación civil Declaración de prodigalidad Idoneidad de tutor-curador En España, sólo existen peritos psicólogos (p. ej., forenses) adscritos a la Administración de Justicia (como empleados públicos) en los juzgados recogidos en el cuadro 1; por tanto, en particular en las materias penal y civil, con la excepción de los psicólogos pertenecientes a las clínicas médico-forenses o Institutos de Medicina Legal, que reciben casos de todas las jurisdicciones, excepto militar y canónica. Si bien es cierto que las áreas penal y civil son las que mayor atención han recibido en los textos y manuales relacionados con la psicología jurídica y forense, también la labor del perito resulta muy relevante en otras jurisdicciones como la social (o laboral) (p. ej., González- Trijueque et al., 2014, 2011; Tejero et al., 2013), la canónica (p. ej., Esbec & González- Trijueque, 2014; García-Faílde, 2003), la militar o la contencioso-administrativa (Esbec & Gómez-Jarabo, 2000). Algunos ejemplos de actuaciones en estas jurisdicciones se recogen en el cuadro 2. Cuadro 2. Algunos de los tópicos de actuación más habituales para el psicólogo forense en el contexto laboral y canónico Jurisdicción social (laboral) Órgano judicial Tipos de objeto de informe Juzgados de lo Social Capacidad laboral del trabajador (diferencia entre el accidente de trabajo y la enfermedad profesional; delimitación de patologías propias del contexto laboral; delimitación del grado de incapacidad permanente del trabajador) Despido de los trabajadores (aspectos relacionados con el acoso o las drogodependencias en el trabajo). Prevención de riesgos laborales (riesgos psicosociales del trabajador) Jurisdicción canónica Tribunales eclesiásticos, metropolitanos y rotales Procedimientos de nulidad matrimonial por incapacidad psíquica (insuficiente uso de razón del contrayente; grave defecto en la discreción de juicio; incapacidad para asumir las obligaciones del matrimonio por causa psíquica) 43 La jurisdicción canónica suele ser desconocida e incluso ignorada en muchos textos que abordan de forma generalista el área de la psicología forense, aunque la labor del perito (psicólogo y, o psiquiatra), por ley es preceptivo en las causas relacionadas con incapacidad psicológica para contraer matrimonio (Canon 1680 del Código Canónico). Las jurisdicciones restantes (militar y contencioso-administrativa) comparten similitudes con las jurisdicciones penal (el ejército dispone de su propio código penal militar) y social (los trabajadores funcionarios inician sus procesos laborales en el área contencioso- administrativa) (Esbec & Gómez-Jarabo, 2000). Además de la participación del psicólogo en el foro jurídico como empleado público, el perito psicólogo en el ámbito privado tiene un amplio campo de acción en todas las jurisdicciones comentadas. Su participación puede solicitarse por vía de la contratación directa de los abogados del cliente, en cuyo caso el informe pericial de parte tendría que ser después aceptado por el juez, si así lo estimase (Fernández de Retana, 2010), o nombrado de oficio por el propio juez a partir de la lista de peritos que los colegios profesionales elaboran cada año,según mandato de la Ley de Enjuiciamiento Civil (Art. 341, LECivil 1/00). 44 ■ REQUISITOS LEGALES PARA EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PERICIAL En el caso español, hasta el momento no existe ningún requisito legal para ejercer como perito psicólogo, más allá “del título oficial que corresponda en la materia objeto del dictamen” (según establece el Art. 340.2 de la LECivil 1/00). Esta circunstancia habilita a cualquier graduado o licenciado en psicología para emitir dictámenes psicológicos, ya que en España no existe título oficial de psicólogo forense (Muñoz et al., 2011). A pesar de esta parquedad actual en la exigencia de requisitos legales en el contexto español, parece claro que el psicólogo desprovisto de conocimiento y formación adecuada, con dificultad podrá desempeñar de forma eficaz su función de auxiliar del juzgador en el sistema legal. En ese sentido, algunos Colegios profesionales en España han dispuesto sistemas de acreditación de condiciones de formación y experiencia en el campo forense (COP-M, 2015; COP-C, 2015). Existe una proposición no de ley en el Congreso que pretende la acreditación de todos los psicólogos que interaccionan con la Administración de Justicia y establecer unos requisitos mínimos, pero aún no ha obtenido respuesta desde que fue emitida en octubre de 2013 (BOCG, 2013). En todo caso, el psicólogo que ejerce como forense sí estará sometido a las mismas normas que cualquier perito, al menos en una doble vertiente: a) Deberá ser objetivo e imparcial (Art. 335.2, LECivil), y deberá inhibirse de actuar en aquellas situaciones en las que esa objetividad esté amenazada. Estas situaciones están recogidas también en la LECivil (Art. 343), y son conocidas como motivos de tacha del perito: ser cónyuge o pariente del peritado (hasta el cuarto grado); tener predisposición directa o indirecta en el asunto; dependencia o contraposición de intereses con las partes; amistad o enemistad íntima con éstas. b) Podrá ser sancionado por el mal ejercicio de su función como perito. En este punto el vigente Código Penal de 1995, incluye penas para los peritos en los ilícitos denominados de falso testimonio o de obstrucción a la Administración de Justicia (Arts. 458-467). Las penas pueden ir desde multas y suspensión para el cargo público hasta tres años (para aquellos que no falten a la verdad en forma sustancial, pero sí la alteren con reticencias o inexactitudes, Art. 460); hasta penas de prisión de 3 años para aquellos que faltaren de forma maliciosa a la verdad, Art. 459). De igual forma, al perito puede exigírsele la compensación de los daños causados por la vía de la reclamación civil por mala praxis de su trabajo (Art. 1.902 del Código Civil). 45 ■ REQUISITOS ÉTICOS PARA EL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN PERICIAL Sin perjuicio del cumplimiento de las obligaciones legales del perito psicólogo para ejercer su trabajo de forma objetiva y responsable (no negligente ni imprudente), también existirán una serie de requisitos éticos en su actuación, como para cualquier psicólogo. En el caso español, existe un Código Deontológico (CD) que rige en todo el estado, y las comisiones deontológicas de los colegios autonómicos son las encargadas de velar por su cumplimiento (COP, 2004; COP-M, 2011; Del Río, 2005, 2007; Molina, 2011; Urra, 2007). El Código Deontológico del psicólogo, redactado en 1987, está vigente en España desde 1993 con una leve modificación en 2010 (COP, 2010), y no existe un código específico para el psicólogo forense. Sí existen recomendaciones en las guías de buenas prácticas para el psicólogo forense elaboradas por los colegios autonómicos (COP-C, 2014 y COP-M, 2009) y también existe un documento elaborado por la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA, 2004). En el contexto norteamericano, la guía forense elaborada por la APA (2011) también incluye recomendaciones éticas. De estos documentos, se extraen puntos comunes, como los siguientes: Responsabilidad y competencia. Como cualquier psicólogo, el perito psicólogo, deberá actuar con rigurosidad, y basar sus actuaciones en datos y técnicas científicas consolidadas, mediante la correcta aplicación de los instrumentos que seleccione y la prudencia en la expresión de sus resultados (Art. 6 y 12 del CD español). De igual forma, el psicólogo (también el perito) está obligado a mantener la competencia profesional y el reciclaje sobre su formación y práctica, lo que exige un esfuerzo continuado de actualización (Art. 17 del CD español) y reconocer las limitaciones técnicas de su ciencia y práctica (Art. 17 y 48 del CD español). Objetividad e imparcialidad. Además de las obligaciones legales ya comentadas para el psicólogo forense de ser objetivo e imparcial, como cualquier psicólogo, el perito tiene la obligación ética de serlo (Arts. 6 y 15 del CD español). Un punto de interés para el psicoterapeuta se relaciona con las persistentes recomendaciones de las guías institucionales y corporativas sobre la inconveniencia de mezclar el rol de psicoterapeuta con el de perito por la posibilidad de introducir multiplicidad de rol (AFCC, 2007; APA, 2010, 2011; COP-M, 2009). En este punto, aunque el CD español no introduce ninguna orientación específica, sí advierte que el psicólogo no deberá provocar situaciones confusas o ambiguas en sus actuaciones (Art. 29, CD español). 46 Otra situación que podría introducir parcialidad en la actuación pericial es la emisión de informes de personas que no se han evaluado (p. ej. a partir de las referencias de una de las partes interesadas en el conflicto). Esta situación se puede producir con cierta frecuencia en las evaluaciones de familia (p. ej., guarda y custodia de menores), cuando el informe se elabora a petición de una de las partes y, en ocasiones, con ocultación deliberada a la otra. En este punto, el CD español exige prudencia y reconocimiento de las limitaciones de la metodología (Art. 6, 15 y 48), además de la mencionada obligación de no prestarse a situaciones confusas (Art. 29). Aunque el CD no hace mención expresa a esta casuística en la jurisdicción civil de familia, las guías de buenas prácticas en esa materia hacen incluso referencia expresa a la necesidad de interrumpir la evaluación si uno de los progenitores se opone (COP-M, 2009), o modificar en todo caso el alcance de la evaluación, cuando por interés del menor conviene realizar la evaluación (COP-C, 2014). Confidencialidad y consentimiento. El CD español establece con claridad que la información vertida por un cliente al psicólogo está sometida al derecho-deber de confidencialidad y secreto profesional, salvo que el cliente de manera expresa exima al psicólogo (Art. 40 del CD español) y recoge que el profesional sólo deberá recabar la información necesaria para las funciones para las que ha sido requerido (Art. 39). Lo mismo ocurre con los informes psicológicos, salvo que hayan sido solicitados por un juez o por un tutor de un menor o incapaz; y aún en ese caso sólo podrán difundirse en el marco donde fueron solicitados (Art. 42 y 43 del CD español). Para el psicoterapeuta, el secreto profesional es uno de los pilares esenciales de la relación con su cliente y su observancia no es sólo un requisito ético sino que también lo es legal, y puede tener consecuencias graves para quien lo incumpla (Del Río, 2005, 2007; Echeburúa, 2002). En España, el derecho a la intimidad es un derecho constitucional protegido (Art. 18.1). Aunque la Constitución Española (Art. 20.1) remite la regulación del secreto profesional a una ley específica que aún no ha sido desarrollada, sí existen leyes administrativas en materia de sanidad, como la Ley 41/2002, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, que en su Art. 7.1 recoge el derecho de cualquier ciudadano a la confidencialidad de los datos relativos a su salud, y a que nadie pueda acceder a ellos sin previa autorización legal. La Ley 12/2001, del 21 de diciembre, de Ordenación
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