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! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 2! Titulo: ICASI. Protocolo de Intervención en Crisis por Revelación del Abuso Sexual Infantil. Autor: Miguel Angel Pichardo Reyes. Año: 2014 Lugar: Zapopan, Jal. México Edición: Fundación Prevención del Abuso Sexual (FUNDACIÓN PAS). El contenido del presente protocolo puede ser reproducido total o parcialmente, siempre y cuando se cite la fuente y se envíe copia de lo publicado a FUNDACIÓN PAS. San Luis Gonzaga 5238 Col. Jardines Guadalupe. Zapopan, Jal. México. Sobre el autor: Miguel Angel Pichardo Reyes Psicólogo social. Psicotraumatólogo. Psicoterapeuta corporal. Director de Curar el Trauma. Especialista en atención a víctimas de la violencia familiar, sexual, de género, política y delincuencia organizada. Dirige AlterSoma. Escuela Libre de Psicoterapia Corporal. Se especializa en el tratamiento psicocorporal de la memoria traumática, así como en intervenciones psicosociales con víctimas de la violencia en contextos de conflicto social. curareltrauma@gmail.com www.curareltrauma.com www.altersoma.com ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 3! A quienes la herida del abuso sexual les ha permitido soñar con otro mundo. ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 4! Índice Introducción 7 I. APROXIMACIÓN TEÓRICA 8 Orientaciones clínicas para el tratamiento de los traumas por abuso sexual infantil Sobrevivientes del abuso sexual Abuso sexual y trauma Los efectos traumáticos en los sobrevivientes de abuso sexual El impacto del abuso sexual La cura del abuso sexual y sus efectos psicopatológicos El tratamiento psicoterapéutico para sobrevivientes del abuso sexual infantil La duración de un tratamiento psicoterapéutico del abuso sexual Las terapias alternativas para tratar el abuso sexual La psicoterapia corporal con un sobreviviente del abuso sexual 9 9 9 9 10 10 11 12 12 13 Aproximación psicotraumatológica al abuso sexual infantil Definición del abuso sexual Maltrato infantil y abuso sexual Interacción sexual Asimetría y abuso de poder Vulnerabilidad pretraumática del niño/a Proceso traumatogénico del abuso sexual Sistemas familiares organizados por traumas Parentalidad abusiva Frecuencia del abuso sexual Taxonomía de los traumas sexuales Variaciones del impacto clínico Alteraciones en la estructura clínica Descompensaciones mórbidas sintomáticas 14 14 15 16 18 19 20 22 22 23 24 25 26 27 La prevención del abuso sexual infantil en la familia Los cuatro pasos para prevenir el abuso sexual infantil Paso uno. Información Información básica sobre el abuso sexual ¿Qué es el abuso sexual infantil? Desmitificar el abuso sexual infantil Sobre los agresores sexuales Sobre las víctimas Informar sobre las consecuencias del abuso sexual infantil Paso dos. Observación La vulnerabilidad familiar al abuso sexual Estilos educativos vulnerables Los estilos de apego y vulnerabilidad La dinámica familiar y la vulnerabilidad Familias de alto riesgo Indicadores del abuso sexual infantil Paso tres. Evaluación El semáforo del abuso sexual Paso cuatro. Actuación 27 27 28 28 28 30 32 34 35 37 37 37 39 40 41 41 42 42 44 ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 5! Semáforo verde: fortalecer Semáforo amarillo: cambios Semáforo rojo: enfrentar Primeros auxilios psicológicos ante el abuso sexual 44 44 45 46 II. PROTOCO DE INTERVENCIÓN 49 Objeto del Modelo Las crisis victimales por violencia Las crisis por revelación del abuso sexual infantil 50 50 52 Objetivo del Modelo 54 Metodología del Modelo 54 Fase 1. Evaluación psicológica Paso 1. Información general Paso 2. Intervención en crisis Paso 3. Evaluación del trauma por abuso sexual Paso 4. Evaluación clínica integrativa Fase 2. Exploración del abuso sexual infantil Paso 1. Vulnerabilidad pretraumática Paso 2. Dinámica y estructura familiar Paso 3. Proceso y dinámica del abuso Paso 4. Taxonomía del trauma Paso 5. Evaluación de la crisis de revelación Fase 3. Alianza y encuadre terapéutico Paso 1. Delimitar el focus Paso 2. Clarificar expectativas Paso 3. Encuadre Paso 4. Alianza y acuerdos Fase 4. Desmitificación del abuso sexual infantil Paso 1. Información básica sobre el abuso sexual infantil Paso 2. Reconocer la situación de abuso y manejo de mitos. Paso 3. Redefinir responsables y víctima. Paso 4. Formas de vinculación afectiva con el agresor. Paso 5. Validar sentimientos propios. Fase 5. Reorganización cognitiva Paso 1. Mapeo de la dinámica traumatogénica Paso 2. Estilo cognitivo y de personalidad Paso 3. Negociación cognitiva Paso 4. Ejercicios de autoafirmación Fase 6. Conductas resolutivas Paso 1. Reconocer y anticiparse Paso 2. Tiempo fuera y autorregulación Paso 3. Procesamiento emocional 56 56 58 61 62 66 66 66 67 69 72 74 74 74 75 75 76 76 77 79 79 80 81 81 85 90 92 95 95 96 97 ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 6! Paso 4. Resolución de conflictos Fase 7. Evaluación y cierre del proceso Paso 1. Evaluación FODA Paso 2. Evaluación clínica Paso 3. Cierre 99 101 101 102 103 Bibliografía 104 Anexo: Descripciones de los nueve tipos de personalidad 106 ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 7! Introducción La Fundación PAS celebra la creación y publicación de este Modelo de intervención para el tratamiento de las crisis por revelación del abuso sexual infantil. Consideramos que la producción de este tipo de Modelos representan un avance en la profesionalización y especialización de los y las profesionales de la salud mental, especialmente en este campo de conflicto donde existen pocas referencias sistematizadas. El Modelo surge de la imperiosa necesidad de contar con servicios de psicoterapia breve que sean accesibles al grueso de la población, en este caso, de personas adultas que han sobrevivido a situaciones de abuso sexual en la infancia. La así llamada psicoterapia breve o de emergencia, ya sea vía telefónica o por otros medios audiovisuales que nos facilitan los avances en telecomunicaciones, permite llegar a poblaciones que en otras circunstancias supondrían traslados e inversiones que demeritarían en la economía, sino es que para muchos resultaría prácticamente imposible. La psicoterapia breve y de emergencia, así como la psicoterapia por medios virtuales se encuentra en la vanguardia de los avances que nuestro mundo moderno exige. Esto ha permitido romper las barreras del tiempo y el espacio, beneficiando así a un amplio sector de la población que aún contando con recursos económicos limitados, cuentan con la capacidad tecnológica para acceder a este tipo de servicios. Parte fundamental de la misión de la Fundación PAS consiste en la innovación, investigación y desarrollo de proyectos de prevención, sean estos primarios, secundarios o terciarios. En este sentido, el presente Modelo viene a cumplir de forma satisfactoria con esta misión, representando un aporte fundamental al movimiento de promoción y defensa de los derechos de los niños y las niñas. Producto de un esfuerzo donde se articulan varios sectores, como lo es el empresarial, las organizaciones civiles, consultoras especializadas, activistas, intelectuales y profesionales, el presente Manual da cuenta de esta posible y necesaria articulación. El Modelo ha sido desarrollado por Miguel Angel Pichardo Reyes, director de Curar el Trauma, consultora especializada en psicotrauma y conflictología, quién cuenta con una amplia experiencia en la prevención psicosocial y el tratamiento clínico desde la psicoterapia corporal con víctimas y sobrevivientes del abusosexual infantil. El Modelo se encuentra dirigido a profesionales, organizaciones, instituciones y empresas que brindan el servicio de psicoterapia breve y de emergencias especializada en abuso sexual, y consideramos que este Modelo marcará un hito para la aplicación y socialización de esta metodología, redundando en el bienestar de miles de personas sobrevivientes. Sinceramente esperamos que la lectura de este documento favorezca la disminución del sufrimiento y potencie la capacidad de disfrute de la vida y la sexualidad. ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 8! I. APROXIMACIÓN TEÓRICA ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 9! Orientaciones clínicas para el tratamiento de los traumas por abuso sexual infantil Sobrevivientes del abuso sexual Son hombres y mujeres (adolescentes, jóvenes y adultos) que vivieron uno o varios eventos de abuso sexual en su infancia, y que en la actualidad presentan malestar, síntomas o trastornos psicológicos y somáticos. Se les considera “sobrevivientes emocionales” porque lograron reponerse, en la medida de sus posibilidades, a esa situación traumática, y sin embargo en la actualidad resienten los efectos psicológicos a largo plazo (leves, crónicos o agudos). Abuso sexual y trauma No todos los sobrevivientes desarrollan trauma psicológico ni tampoco es preciso que desarrollen alguna psicopatología psiquiátrica. Sabemos que el 70% de los sobrevivientes son afectados psicológicamente, y de éste, alrededor del 17 al 40% sufren alguna psicopatología clínica y de la personalidad importante. Sólo el 30% de los sobrevivientes han podido asimilar la experiencia sin problemas aparentes. Los efectos varían de acuerdo a la frecuencia e intensidad del abuso, así como al tipo de trauma. Los efectos traumáticos en los sobrevivientes de abuso sexual Podemos estimar que entre el 17 y el 40% de los sobrevivientes de abuso sexual padece Trauma por Abuso Sexual Infantil crónico o crónico-vincular (incestuoso), esto es, una constelación de trastornos psicológicos que van de moderados a graves y crónicos. Dentro de los trastornos y malestares psicológicos nos encontramos con: Trastornos por adicción (alcohol, cocaína, inhalantes, sedantes, hipnóticos y ansiolíticos), Trastornos psicóticos (depresión psicótica, esquizofrenia paranoide, trastorno delirante y trastorno psicótico breve), Trastornos del estado de ánimo (trastornos afectivos, depresivos y bipolares), Trastornos de ansiedad (trastornos de angustia, agorafobia, fobia social, trastorno obsesivo- compulsivo, trastorno de estrés postraumático y trastorno de ansiedad generalizada), Trastornos psicosomáticos (trastorno de somatización, trastorno de conversión, hipocondría y trastorno dismórfico corporal), Trastornos disociativos (amnesia disociativa, despersonalización y trastorno de identidad disociativo), Trastornos sexuales (ausencia de deseo sexual, aversión al sexo, trastorno de excitación sexual, de erección, de orgasmo, eyaculación precoz, dispaurenia, vaginismo y parafilias, incluyendo la pedofilia, el sadismo y el masoquismo), Trastornos alimenticios (anorexia y bulimia nerviosa), Trastornos del control de impulsos (trastorno explosivo intermitente, ludopatía y tricotilomanía) y Trastornos de la personalidad (trastornos paranoide, antisocial, esquizoide, narcisista, dependiente, límite y evitativo de la personalidad). En nuestra práctica clínica hemos constatado que los más frecuentes son los trastornos depresivos, de ansiedad, por disociación y de personalidad. La gravedad de muchos de estos trastornos ameritan un tratamiento médico psiquiátrico, otros más son susceptibles de tratamiento psicoterapéutico de apoyo, de contención y profundo. ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 10! El impacto del abuso sexual La mejor manera de saber el impacto psicológico del abuso sexual y de conocer algún trastorno psicopatológico es a través de un psicodiagnóstico especializado en trauma por abuso sexual. Dicho diagnóstico es realizado por un psicólogo clínico y/o médico psiquiatra con experiencia y capacitación clínica en este campo. El psicodiagnóstico se realiza fundamentalmente a través de una entrevista estructurada, la exploración de signos y síntomas, la historia clínica, así como la aplicación de evaluaciones, escalas y pruebas. Durante este proceso se realiza una exploración exhaustiva del estado mental, la cognición, las emociones, los comportamientos, los vínculos, los síntomas y signos somáticos, antecedentes médicos y psiquiátricos, traumas previos o posteriores, duelos, historia sexual, historia secuencial, se aplican escalas de depresión y ansiedad, de severidad del trauma, de cogniciones postraumáticas, de autoestima, de respuestas de afrontamiento, entre los más importantes. Dependiendo de la persona, el proceso de psicodiagnóstico puede durar de una a tres sesiones, al final del cual se le da a conocer al paciente los resultados y conclusiones, explicando y aclarando dudas, proporcionando un pronóstico y un programa de tratamiento adecuado. La cura del abuso sexual y sus efectos psicopatológicos En general todos los trastornos psicopatológicos producidos por el trauma del abuso sexual son tratables, sin embargo el éxito de dicho tratamiento varía de acuerdo a la gravedad o cronicidad de los síntomas, a los aspectos constitutivos (fisiológicos), estructurales (temperamento, carácter y personalidad) y contextuales (apoyo social, estrés y autoestima), lo cual puede determinarse por el pronóstico que proporcione el clínico durante el psicodiagnóstico. El pronóstico nos permite ser realistas en cuanto al éxito y eficacia del tratamiento, por lo cual podemos decir que ante un pronóstico favorable es susceptible hablar de curar el abuso sexual, obteniendo disminución, control o remisión de los trastornos asociados. El éxito de una psicoterapia no siempre reside en curar el trauma, a veces solo es posible disminuir o mantener bajo control los síntomas. Cuando existe un pronóstico reservado, el programa de tratamiento que diseñe el clínico normalmente va acompañado de interconsultas con otros clínicos y especialistas (psiquiatras, nutriólogos, neurólogos, endocrinólogos, etc.), así como otras terapias auxiliares y alternativas (homeopatía, masoterapia, yoga, etc.). En situaciones de crisis, intentos de suicidio, autolesiones y episodios psicóticos breves, u otra circunstancia que ponga en peligro la integridad propia o de terceros, lo indicado es realizar un internamiento de estancia breve en un hospital con atención psiquiátrica y continuar con el tratamiento psicoterapéutico. Un pronóstico reservado responde a la conjugación de una serie de factores, tales como; la gravedad o cronicidad de un trastorno clínico, el resquebrajamiento de la estructura clínica del sujeto, la presencia de uno o más trastornos de la personalidad, bajo soporte social y presencia de estresores psicosociales en el grupo primario de apoyo. Frente a cuadros clínicos como este no es posible esperar una cura, a veces siquiera disminuir los síntomas, más bien se apela a la búsqueda de cierto control sobre la enfermedad y a acompañar y ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 11! contener al paciente y su familia. Los tratamientos suelen durar varios años. El tratamiento psicoterapéutico para sobrevivientes del abuso sexual infantil Después de haber obtenido el diagnóstico y el pronóstico, el clínico dispondrá de un tratamiento adecuado para el paciente, precisando tiempos, duración, honorarios, expectativas de la respuesta del paciente al tratamiento. Cabe señalar que no cualquier clínico o psicoterapeuta se encuentra capacitado para diseñar y operar un tratamiento del abuso sexual, pues tal actividad supone una experiencia previa y una capacitación especializada, la cual se adquiere a través decursos, talleres, seminarios, congresos, especialidades y diplomados. Por este motivo es importante preguntar al clínico si cuenta con experiencia y formación previa especializada en el tratamiento del abuso sexual, de no ser así se le puede solicitar la referencia de algún profesional o institución especializada en abuso sexual. Para un tratamiento del abuso sexual es recomendable trabajar bajo un programa estructurado que pueda delimitar el foco, el método, la técnica, los objetivos, los resultados esperados, las etapas, el número y nombre de la sesión, así como instrumentos de evaluación clínica del curso de los trastornos. Contando con un programa es factible que el clínico pueda optar por la perspectiva psicoterapéutica de su formación, no habiendo inconveniente en ello, siempre y cuando se tenga claridad en cuanto al proceso, foco y método. En la actualidad existen muchos programas de tratamiento con sobrevivientes del abuso sexual que son integrativos, esto es, que las técnicas y métodos empleados provienen de distintas orientaciones psicoterapéuticas, sean estas cognitivo-conductuales, psicodinámicas, sistémicas, humanistas, psicocorporales y transpersonales. La modalidad del tratamiento puede ser individual o grupal, y esto lo determinará el clínico de acuerdo al diagnóstico y pronóstico, habiendo ocasiones que se llevan a cabo las dos modalidades. Ya sea individual o grupal el objetivo de un programa de tratamiento especializado en abuso sexual sería proporcionar alivio inmediato a los síntomas más graves, hacer frente al trauma, restaurar en la persona el sentido básico de seguridad en el mundo y en las personas, y facilitar su reintegración social en el contexto comunitario. Algunos principios básicos que son importantes mencionar, consisten en mejorar el malestar emocional, ayudar al proceso de curación natural, no emplear tratamientos ineficaces que empeoren la situación, y adaptar la terapia a las necesidades específicas de cada paciente. Estos programas de tratamiento deben incluir por lo menos cuatro ejes: 1) Atención de síntomas graves, 2) Abordar el núcleo del trauma, 3) Problemas en la regulación de emociones, y 4) Pérdida de la confianza personal e interpersonal. Estos ejes enmarcan una serie de temas que pueden ser tratados en el siguiente orden: Reconocer la situación de abuso y manejo de mitos. Redefinir responsables y víctima. Características de la agresión. Formas de vinculación afectiva con el agresor. Validar sentimientos propios. Educar sobre efectos psicológicos comunes. Dinámica familiar. Sexualidad. Educar para evitar revictimización. Autoimagen, autoestima, comunicación, asertividad. Proyecto de vida. Proceso legal. Relaciones interpersonales. Mecanismos de defensa. Percepción del contexto psicosocial ante la denuncia. ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 12! La duración de un tratamiento psicoterapéutico del abuso sexual Existen varios tipos de tratamiento psicoterapéutico dependiendo del momento en el cual se encuentre la persona, por eso distinguimos: 1) tratamientos de intervención en crisis, 2) tratamientos de contención post-crisis de estabilización emocional, 3) tratamiento básico de psicoterapia breve, 4) tratamiento profundo y de acompañamiento a largo plazo. Los tratamientos de crisis pueden durar de una sesión a seis sesiones (un mes y medio), los tratamientos post-crisis varían entre tres y seis meses, un tratamiento de psicoterapia breve pueden variar de tres meses a un año, y finalmente, un tratamiento profundo y de acompañamiento puede durar entre un año y un tiempo indeterminado. Las terapias alternativas para tratar el abuso sexual Los casos supuestamente milagrosos de curaciones súbitas de algún trastorno psicológico o psiquiátrico por parte de algún procedimiento natural, espiritual, esotérico o “alternativo” se sustentan únicamente en testimonios y son atribuidos a seres o sustancias metafísicas, lo cual carece de comprobación, réplica y generalización, y en términos generales esas supuestas “sanaciones” son debido a la sugestión, la euforia, el fanatismo, y en muchas ocasiones, al fraude. De hecho algunos de estos procedimientos metafísicos, espirituales y esotéricos son contraproducentes, pudiendo inducir o generar episodios psicóticos breves que agravan el cuadro clínico, incluso pueden poner en peligro a la persona o a terceros. Sin embargo existe una serie de terapias alternativas que pueden favorecer el mejoramiento de los síntomas de forma eficaz y considerable, a estos procedimientos alternativos se les conoce como terapias auxiliares o terapias de apoyo, en el entendido de que la dirección del proceso debe de estar bajo la responsabilidad de un clínico y que estas terapias cumplen la función de auxiliar y apoyar el programa de tratamiento. Dependiendo del diagnóstico y pronóstico es posible determinar el tipo de terapia auxiliar más conveniente. Por ejemplo, la risaterapia, el yoga de la risa y la danzaterapa o terapia de movimiento, son excelentes métodos auxiliares en el tratamiento de la depresión. La meditación, la oración simple, el discernimiento y el Tai Chi pueden ser indicados para los trastornos de ansiedad. Los masajes, las aguas termales, el Reiki y otras técnicas de relajación psicofísica son indicados para el tratamiento de la ansiedad y la depresión. Así, existe una gran variedad de métodos, técnicas y escuelas de terapias alternativas, sin embargo podemos contraindicar aquellos procedimientos que sugieran la existencia, contacto, auxilio y posesión de seres espirituales o metafísicos, sean estos benignos o malignos, pues puede agravar o disparar un posible cuadro psicótico. En el caso del abuso sexual se contraindica cualquier procedimiento invasivo corporalmente, por ejemplo, ciertos tipos de masaje, o algunas técnicas muy expresivas o catárticas, sin hablar de algunas “experiencias” basadas en el maltrato, la privación y la humillación para curar adicciones. La realización de cualquier terapia alternativa debe ser consultada con el clínico, quién podrá orientar la mejor elección y las medidas preventivas más adecuadas. ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 13! La psicoterapia corporal con una sobreviviente del abuso sexual Tenemos que aclarar que no cualquier tipo de psicoterapia corporal se encuentra indicada para tratar con sobrevivientes de abuso sexual, pues hay muchas que no realizan diagnóstico, pronóstico y programa de tratamiento. Al igual que en otras corrientes o escuelas de psicoterapia, es indispensable contar con experiencia previa y una formación especializada. El tipo de psicoterapia corporal que llevamos a cabo en “Curar el Trauma” para tratar con sobrevivientes del abuso sexual, la denominamos Psicoterapia Corporal Postraumática. La especificidad de la Psicoterapia Corporal Postraumática consiste en que el abordaje del núcleo traumático del abuso sexual se realiza a través de procedimientos y técnicas que incorporan la vivencia corporal a la labor de interpretación. En este sentido la Psicoterapia Corporal Postraumática difiere de los métodos verbales y narrativos, pues se propone como una psicoterapia activa que atiende el lenguaje corporal preverbal del Sistema Nervioso y de la Memoria Corporal. La razón por la cual entra en escena el cuerpo es debido a la reacción que tiene el organismo subjetivo frente a la amenaza que supone el abuso sexual. Dicha respuesta se caracteriza por una respuesta de parálisis o congelamiento denominada Síndrome de Medusa, en alusión a este personaje de la mitología griega que petrificaba a la persona que lo mirara directamente. En la aparición de este Síndrome se encuentran comprometidos diferentes órganos y funciones del organismo, teniendo un lugar fundamental el sistema neurovegetativo, neuromuscular y neurovisceral. El reto de la Psicoterapia Corporal Postraumática consiste en restablecer la capacidad de descarga del monto deenergía contenida por la reacción traumática de parálisis en el Sistema Nervioso Vegetativo. Dicho restablecimiento no es posible realizarlo directamente, sino a través de medios bioquímicos y biopsicodinámicos, y este último es el que compete a la Psicoterapia Corporal Postraumática, por supuesto, sin excluir los medios bioquímicos. En términos técnicos, los procedimientos para atender este núcleo traumático en el organismo se lleva a cabo a través del análisis y desbloqueo de la respiración, el movimiento y la sensopercepción, el masaje profundo a nivel del tejido conjuntivo sobre los siete segmentos corporales, la autorregulación visceral a través del desarrollo de la propiocepción e interocepción, la desensibilización de la excitación nerviosa a través de técnicas de relajación progresiva, la descarga motora de la excitación nerviosa a través de ejercicios de bioenergética, la negociación de la memoria neuromuscular traumática a través de la experiencia somática, la elaboración de la memoria traumática a través del análisis de las defensas del carácter y la desintegración de las defensas caracteromusculares, la interpretación del inconsciente y de la puesta en escena del fantasma a través de la ensoñación corporal, entre otras técnicas. En la Psicoterapia Corporal Postraumática diferenciamos entre el foco de tratamiento y el objetivo de la psicoterapia. El foco del tratamiento se reduce al núcleo traumático producido por la experiencia amenazante del abuso sexual. Sin embargo, el objetivo último de esta psicoterapia consiste en restablecer la capacidad del organismo subjetivo de experimentar placer. Este objetivo supone la emancipación somática del organismo, especialmente la emancipación del Sistema Nervioso Central de todos aquellos patrones de ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 14! alteración somática y de los sistemas biopsicosociales de alienación, enajenación, degradación, opresión y expropiación de la comunidad de organismos subjetivos. En este sentido podemos decir que la Psicoterapia Corporal Postraumática es una psicoterapia hedonista, materialista, crítica y emancipadora. Aproximación psicotraumatológica al abuso sexual infantil Definición del abuso sexual En la actualidad existen varias definiciones del abuso sexual infantil, muchas de ellas con una gran carga jurídica, lo cual no ha dejado de traer consigo ciertas problemáticas al tratar de inscribir estas definiciones en el campo de la clínica. Intentaremos aproximarnos a una definición del abuso sexual infantil desde el campo de la clínica, en este caso, de una clínica psicotraumatológica, la cual nos permitirá circunscribir este concepto en el campo de los estudios del trauma psicológico. La definición que proponemos ha sido producto de una reflexión que anuda por lo menos tres campos; la docencia, la clínica privada y la prevención psicosocial. Son estas tres fuentes de donde hemos abrevado para plasmar esta compleja enredadera de una conceptualización clínica del trauma por abuso sexual infantil. La definición que presentamos a continuación pretende ser una contribución al movimiento de fundaciones, instituciones, organizaciones civiles, redes y clínicos que trabajamos en diferentes frentes para la prevención y tratamiento del abuso sexual infantil. No es una definición cerrada, sino abierta al diálogo, la discusión, el análisis, y sobre todo, a las nuevas propuestas. Nuestra definición se encuentra conformada por 12 elementos que iremos profundizando. La definición es la siguiente: (1) El Abuso Sexual Infantil (ASI) es un tipo del maltrato infantil que supone (2) una interacción de naturaleza sexual entre dos o más personas basada en (3) el abuso de poder y la asimetría de edad y desarrollo, existiendo por lo general (4) una situación de vulnerabilidad pretraumática en el menor, caracterizada por la pobreza vincular y la disfuncionalidad o colapso de la estructura familiar. Esto posibilita el proceso del abuso sexual, el cual se lleva a cabo a través de (5) un proceso paulatino donde al inicio el agresor utiliza la confianza, el chantaje, la ambigüedad y la seducción. En un alto porcentaje el ASI se lleva a cabo (6) dentro del ámbito familiar, (7) realizado por un conocido, familiar o figura parental, lo cual puede suceder en (8) una ocasión o de forma repetitiva y sostenida a lo largo del tiempo, y puede ir (9) desde los tocamientos, la exhibición, hasta la penetración y violación. (10) La vulnerabilidad pretraumática, la estructura y sistema familiar, el tiempo de exposición, la intensidad, la etapa de desarrollo, el vínculo con el agresor, así como el tipo o modalidad del abuso, son variables de las cuales depende el tipo de impacto clínico, ya sea en el orden de su (11) estructura psíquica, ya sea en la configuración de (12) cuadros clínicos mórbidos. ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 15! Veamos cada uno de estos elementos y su importancia en la comprensión clínica del trauma por abuso sexual. Maltrato infantil y abuso sexual Un primer aspecto sobre el abuso sexual es que éste tiene que inscribirse en el amplio espectro del maltrato infantil, sino se quiere correr el riesgo de fetichizar el abuso, de descontextualizarlo y deshistorizarlo, o reducirlo únicamente a su componente sexual, sin tomar en cuenta la complejidad de su constitución. El maltrato infantil es una práctica normalizada a nivel social, solo recientemente puesta en duda en consonancia con los avances en el reconocimiento de los derechos humanos, y en las consecuencias clínicas y psicosociales de dichas prácticas. Junto con el abandono, el maltrato psicoemocional, el castigo físico, entre otros, el abuso sexual es una modalidad de maltrato infantil, de hecho es probable que el niño o niña abusada sexualmente cuente con antecedentes de maltrato, o que el abuso se realice en un contexto de maltrato infantil. La inscripción del abuso sexual dentro del espectro del maltrato infantil nos remite necesariamente al campo familiar, en particular a la configuración del sistema y la estructura familiar, a los vínculos paterno y materno filiales, a los riesgos psicosociales y al perfil caracterológico de los padres. Lo anterior debido a que el maltrato infantil es una expresión de graves alteraciones a alguno de estos campos o en todos, configurándose así un espacio de impunidad posibilitador del maltrato infantil y del abuso sexual. De esta forma tenemos dos inscripciones: el abuso sexual como una forma de maltrato infantil, y el abuso sexual en el contexto del maltrato infantil. Estas dos particulares inscripciones nos permiten complejizar el abuso sexual crónico-vincular dentro de la familia, normalmente de tipo incestuoso, pues este tipo de abuso forma parte de una cadena de abusos familiares, no solo sexuales, sino psicológicos y fisiológicos. Esto da pie a considerar las formaciones familiares organizadas por traumas y los traumas transmitidos transgeneracionalmente. El abuso sexual deja de ser un evento aislado, un acto solipsista de un sujeto trastornado donde el niño o la niña solo son espectadores afectados de esas perversiones. Esto nos plantea serios problemas en la comprensión de la dinámica tramatogénica del abuso sexual, pues la trasgresión vincular antecede por mucho al acto mismo del abuso. Por eso, podemos decir, que el abuso no inicia propiamente durante la interacción sexual, ni siquiera aún durante la etapa de acercamiento o confianza, sino que inicia desde la configuración de los fantasmas inconscientes referidos a traumas sexuales no resueltos en los sistemas familiares transgeneracionales. En mi experiencia clínica he podido constatar este tipo de antecedentes a través de ciertas operaciones clínicas, una de ellas, la de una historiografía psicogenealógica, la cual nos permite rastrear los traumas y subtraumas transgeneracionales que producen ciertos síntomas, ya sea toxicomanía, alteraciónde los vínculos amorosos, duelos inconclusos, rituales compulsivos, secretos, exclusiones, etc. Aún más, es posible entrever la presencia casi sutil del fantasma incestuoso y sus múltiples paradojas, las cuales revelaran una ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 16! especie de radiografía clínica de las estructuras psíquicas familiares, muchas veces neuróticos, otras psicóticos, a veces perversos o simplemente limítrofes. La cuestión del sistema y la estructura familiar y sus correspondientes fantasmas inconscientes, también nos remite al campo psicosocial de las políticas subjetivas y de las políticas familiares. La familia en tanto unidad sociológica es proclive a los cambios históricos, no solo de aquellos marcados por los acontecimientos imprevisibles, sino por los modos de producción simbólica. En este caso, la familia es el lugar por excelencia de producción subjetiva, a su vez, un mediador operativo de los discursos ideológicos hegemónicos. La cuestión resulta de fundamental importancia en la comprensión del abuso sexual infantil, pues esto supone cuestionar las políticas familiares que producen estos perfiles sistémicos de familias maltratadoras y abusadoras, pues pareciera que esta familia no son una desviación, sino la normalidad de las familias. Resulta preocupante, pues esto supone admitir que el abuso sexual viene preformado en el propio código de barras de la familia. De aquí que la lucha en la prevención del abuso sexual vaya más allá de este epifenómeno y nos remita a sus aspectos estructurales, históricos y psicosociales, en particular, al modo de producción subjetiva de la familia. Desde este punto de vista es posible concebir a la familia como un aparto ideológico, y también como un espacio posibilitador de subjetividades alternativas, así como productor de nuevas prácticas sociales y discursivas. Sin embargo esto aún es muy incipiente, sobre todo en lo que respecta al análisis y reflexión crítica que puede suponer el abuso sexual, que como podemos ver, al profundizar en esto nos lleva cada vez más a una crítica social e ideológica. Las puntualizaciones agudas del feminismo con respecto a las estructuras patriarcales, al falogocentrismo, al perfil machista y misógino de la cultura, son aspectos que recobran su cabal importancia al momento de circunscribir el abuso sexual dentro del maltrato infantil y las estructuras sociales productoras de cierto tipo hegemónico de organización familiar. De alguna forma la perspectiva de género ha posibilitado dicha crítica, pero ha sido el movimiento feminista el que ha nos ha ofrecido las herramientas de análisis desconstructivo de un sistema social y cultural productor de dispositivos de control y sometimiento de lo femenino, de lo infantil, de lo animal. Dominación, control, disección, violación. Procedimientos propios del paradigma falogocentrico, de su epistemología colonizadora y conquistadora. La sexualidad infantil es pues objeto de esa episteme perversa, expropiada por una pulsión dominante que necesita ser justificada en sus motivaciones, disponiendo de un aparato simbólico que permite su comisión de forma impune y perpetua. Interacción sexual Sabemos que la interacción sexual entre un niño o niña y un adulto, adopta varias formas, muchas de ellas no suponen un abuso sexual, muy al contrario, son interacciones necesarias para el óptimo desarrollo psicosexual del menor. Nos referimos a los modos de maternaje y ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 17! paternaje, funciones donde se inviste libidinalmente los objetos deseados. En este caso, el niño o la niña pasa por un revestimiento libidinal, una fuerza energética que supone la inversión de una carga energética en un objeto. Dicha descarga energética es operada a través del contacto corporal, de palabras dirigidas al objeto, pero también de las fantasías donde se coloca ese objeto idealizado. Ser objeto de investiduras libidinales supone para el niño o la niña, una experiencia de subjetivación, pues ese objeto externo deviene sujeto al momento de ser incorporado al campo fantasmatico y libidinal de los padres. Este ingreso es completamente sexual, en el sentido propiamente libidinal. Ahora bien, esta incorporación libidinal que constituye al sujeto en la trama mamá-hijo(a)-papá, será la precondición de la cualidad del vínculo libidinal. Es aquí, en este proceso o modo de producción libidinal del sujeto, donde la carga libidinal desplegada por los madres puede adquirir una orientación perversa. Dicha orientación no necesariamente se objetivara en un tocamiento o violación, pero si de un atrapamiento de una mirada lasciva, o en la confusión de los roles sexuales, o en el ofrecimiento de la hija como mercancía de cambio. La cualidad de estas envolturas libidinales de las cuales son objeto los niños y las niñas, pueden devenir, debido a diferentes circunstancias, en una situación objetiva de abuso sexual. El estatuto psíquico de los padres será de fundamental importancia, pues los fantasmas inconscientes, especialmente los incestuosos, u otros tipos de relaciones objetales parciales preedípicas, supondrá una posible caracteropatía o la descompensación mórbida de la economía libidinal del padre. De esta forma podemos observar como la interacción sexual objetiva en un abuso, se encuentra determinada por los antecedentes en los vínculos libidinales paterno-filiales de tipo perverso e incestuoso. Esta misma circunstancia puede suceder en situaciones de abuso sexual donde no sea precisamente el padre el abusador, sino otra figura parental, por ejemplo tío, abuelo, primo, o padrastro. En estos casos puede suceder que exista una trama libidinal dentro de la familia de tipo incestuoso sin abuso sexual objetivo, pero que esta figura parental se aproveche de dicha trama incestuosa, lo cual coloca al niño o niña en una situación de extrema vulnerabilidad. Esto es lo que sucede con niños o niñas que han vivido abuso sexual por parte de un familiar y encontramos antecedentes de tramas libidinales incestuosas dentro de la familia, por ejemplo, el que la niña ocupe el lugar simbólico de la madre, o la lógica de la mirada seductora del padre, o el fantasma incestuoso fraterno, entre otros. El contenido sexual de la interacción durante el abuso sexual resulta altamente traumática debido al lugar simbólico e imaginario de la sexualidad, pues esta cumple una función controladora de la sexualidad genital y el deseo. La trasgresión de este orden sexual, imaginario y simbólico, supone cierta “mancha” en el historial subjetivo de la persona. Esto sucede especialmente con las niñas, quienes son colocadas en el lugar de “desvirginadas” por parte de la madre, o en el caso de los niños, donde el abuso sexual despierta los fantasmas homosexuales en la familia. De esta forma, la naturaleza sexual del abuso supone un estigma subjetivo, espacialmente al cambiar el estatus de quién lo padece, pues es un estigma para sí mismo. La eficacia de dicho estigma al ser ubicado en una especie de degradación del ideal de sí mismo, trae ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 18! consigo serias dificultades en la configuración de la identidad y en la representación imaginaria del propio cuerpo, sin mencionar la activación de la ansiedad sexual. Asimetría y abuso de poder La asimetría de edad y el abuso de poder es otro de los elementos que caracterizan el abuso sexual. Diríamos que sin la ausencia de asimetría y abuso de poder no habría abuso sexual. La asimetría de edad es sobre todo la asimetría en la madurez del desarrollo psicosexual, y en el caso del abuso sexual supone que el agresor cuenta con mayor madurez psicosexual. Esta asimetría psicosexual es una forma de poder, pues pone en una situación de desventaja al menor ya que este no cuenta con la capacidad para comprender y simbolizar, o para discernir y tomar una decisión con respecto al ejercicio de su propia sexualidad. Eladulto o adolescente con una conducta sexual inapropiada cuenta con mayores recursos físicos, intelectuales y psicosexuales, desplegando estrategias psíquicas de poder, control y sometimiento. Una de ellas consiste en ganarse la confianza de la familia, presentar una imagen impecable, así como una reputación intachable, lo cual permite un acceso directo y libre, pero también garantiza cierta impunidad al aducir la mayor credibilidad del adulto con respecto al niño o niña. Posteriormente viene la amenaza y con ello el silencio, la parálisis y la disociación por parte del niño o niña. De esta forma la asimetría psicosexual es sobre todo un mecanismo psíquico de poder y control que garantizaría hasta cierto punto la impunidad, basada en la amenaza, el silencio, la parálisis y la disociación. El adulto o adolescente en esta asimetría psicosexual del abuso sexual irrumpe sobre el desarrollo psicosexual, pervirtiendo la economía libidinal del menor, alterando su relativa estabilidad psíquica, sino es que trastornando su mundo interior, aspecto que supondrá la instalación de un trauma sexual que afectará la organización clínica del sujeto. Esta desorganización clínica pasa necesariamente por la perversión de los vínculos paterno- filiales, o aquellos vínculos atrapados en la red de la ley incestuosa. El vínculo atravesado por la ley es trasgredido, alterando definitivamente la representación psíquica de las relaciones objetales parentales. La perversión de estas relaciones contiene un factor predictivo con respecto a la pobreza vincular del menor en la edad adulta, dificultando el establecimiento de vínculos profundos, estables y adecuados. Pero más allá de la predictibilidad a largo plazo, nos encontramos con una alteración inmediata en los vínculos presentes. Podemos decir que este es el eslabón de la repetición y transmisión transgeneracional del trauma sexual. Por otro lado, el abuso de poder en el abuso sexual se caracteriza fundamentalmente por la cualidad del vínculo que establece el adulto con el menor, así como de la posición del menor con respecto al vínculo. Hablamos fundamentalmente de un vínculo ambivalente y despreciativo por parte del adulto, pues éstos tipos de vínculos se caracterizan por una lógica de acercamiento y alejamiento, instaurando una doble valoración vincular: “te deseo pero te odio”. La ambivalencia supondrá en el niño o la niña una situación conflictiva, situación que normalmente se perpetuara a lo largo del desarrollo y madurez psicosexual. Esto se produce especialmente cuando se establece una relación de seducción, pues en ella ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 19! se lleva a cabo el abuso sexual de una forma sutil, fundamentalmente a través del chantaje emocional desprovista de sadismo. En el caso del vínculo despreciativo nos encontramos ya no con una seducción, sino propiamente con una expresión caracteropática, sádico-agresiva, donde el niño o niña es colocado como objeto de uso, reducido a medio o utensilio. La investidura agresiva que realiza el adulto con respecto al niño o niña reducido a su expresión parcial de su genitalidad, es sobre todo una investidura destructiva; un goce sádico. En el centro del abuso de poder se encuentra la perversión de la pulsión, ya sea mediada por la seducción ambivalente, ya sea por la agresión despreciativa. En uno y otro caso estos vínculos subjetivarán al niño o a la niña, especialmente si esto se realiza en etapas muy tempranas del desarrollo psicosexual. Vulnerabilidad pretraumática del niño/a En el caso de los abusos sexuales infantiles al interior de la familia, hablamos de vulnerabilidad, no como un dato dado, o como una característica propia del niño o la niña. Más bien hablamos de un proceso de vulnerabilidad, esto es, el niño o niña es vulnerabilizado por la familia. Dicho proceso, por supuesto, es inconsciente, sin embargo toma aspectos perversos en el caso de agresores sexuales que buscan esta vulnerabilización, en el entendido de que esto supone un espacio propicio para el abuso sexual, pero también lo protege del castigo, configurándose así un espacio de impunidad. Claro que no en todos los casos se lleva a cabo esta vulnerabilización perversa, pues en otras circunstancias se presenta esta vulnerabilización por factores a veces ajenos a la propia familia, como lo pueden ser las condiciones de pobreza material, o las condiciones de hacinamiento, o la ausencia de uno de los padres, etc. Estas situaciones, aunque supongan una situación contextual de facilitación del abuso, en ninguna manera son responsabilidad directa de los miembros de la familia, pues es tentador confundir maltrato con pobreza. Las políticas sociales orientadas a reducir la brecha entre ricos y pobres, así como a asistir a familias en extrema pobreza, son acciones que redundarán en el mejoramiento de los vínculos familiares, reduciendo también la vulnerabilidad de los niños y las niñas. Pero aún así, podemos encontrarnos un gran sector de familias que no se encuentran en pobreza material, y aún así se presenta el abuso sexual. Aquí nos encontramos con una situación que llamamos pobreza vincular, la cual se caracteriza por el aumento de riesgos psicosociales en la familia, junto con estilos vinculares despreciativos, ambivalentes y preocupados, todo lo cual vulnera a la familia y facilita el abuso sexual. Estas dinámicas de vulnerabilidad y de extrema vulnerabilidad son criterios que hay que observar, identificar y prevenir en el campo del abuso sexual y el maltrato infantil. Sabemos que dichos procesos son potencialmente productores de víctimas y victimarios, lógica que muchas veces puede resultar difícil para la familia identificar, y aún más, salir de ella. Esta lógica no solo funciona en el sistema familiar, sino que ésta se ha introyectado en ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 20! el campo psíquico del sujeto, funcionando en un rol pasivo-victimal, o en un rol activo- abusador. En esta lógica es común observar a sobrevivientes adultos de abusos sexuales infantiles, que aún en su edad adulta, en su relación de pareja y en su dinámica familiar, despliegan inconscientemente la lógica de este fantasma, alternándola de forma contradictoria y paradójica. La vulnerabilidad pretraumática es ya una forma de herida y de subtrauma, que como hemos dicho, predispone y facilita el abuso sexual, pero también otros tipos de traumas, ampliándose la espiral traumática a lo largo del tiempo. De aquí que la vulnerabilidad pretraumática no solo sea un tiempo “antes de”, sino un estado continuo a lo largo del tiempo. Conforme a la vulnerabilidad se le añadan traumas, más se ahonda la vulnerabilidad, fijando conflictos psíquicos que desembocan en descompensaciones mórbidas del carácter y en la afectación de cuadros clínicos. Proceso traumatogénico del abuso sexual Los niños y las niñas que han vivido un abuso sexual suelen relatar acontecimientos aislados, sin embargo, conforme un tratamiento psicoterapéutico va avanzando, los pacientes tienden a narrar una secuencia de sucesos concatenados, pudiendo escucharse una lógica. A esta secuencia de sucesos lo llamamos el proceso traumatogénico del abuso sexual, y se caracteriza por las cinco etapas y catorce fases siguientes: Etapas Fases Descripción I. Vulnerabilidad 1. Subtraumas vinculares acumulativos Antecedentes de rechazo, abandono, sobreprotección, represión, etc. 2. Vulnerabilidad pretraumática Déficit constitucional y/o familiar que deja en situación de indefensión. 3. Pobreza vincular Ausencia de uno de los padres, y comportamiento inadecuado y antisocial. 4. Sistema organizado por traumas Antecedentes transgeneracionales de abuso sexual y presencia de otras formas de abuso. II. Preparación 5. Confianza El agresor se gana la confianza de los miembros de la familia, proyectando una imagen ideal de sí mismo. 6. Seducción El agresor seduce a través depalabras, regalos, preferencias, cumplidos. III. ASI 7. Interacción Inicia como una interacción sexual ambigua, y puede ir desde el exhibicionismo, el tocamiento hasta la penetración. El niño o niña presenta desorientación, confusión y ambivalencia. 8. Repetición Se vuelve a repetir el abuso, puede ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 21! incrementarse la intensidad de forma progresiva, e inicia la amenaza, el chantaje, el secreto y el silenciamiento. 9. Sostenimiento El abuso se establece como un ritual, se anticipa, se elevan defensas infantiles de protección y sobrevivencia. Varía la extensión temporal, de semanas a años. IV. Latencia 10. Cese El abuso cesa por descubrimiento, porque el niño o la niña lo revela, por muerte del agresor o por otras circunstancias fortuitas. 11. Silencio y olvido La coacción psicológica prevalece después del cese a través de la culpa, los intentos de olvido o por amnesia total o parcial. V. Revelación 12. Revelación El niño o niña, adolescente o adulto, sobreviviente del abuso sexual, revela el abuso a la familia o a otra persona. Aquí es importante la respuesta y actitud de la familia. 13. Crisis La revelación supone una crisis personal y familiar que puede o no, llevar a pedir ayuda. 14. Reconstrucción La o el sobreviviente inicia un proceso de reconstrucción de su identidad, y de recuperación a través de diferentes medios terapéuticos. Comprender el proceso traumatógeno nos permite contar con una visión compleja sobre el abuso sexual infantil, pues en cada etapa y fase podemos observar las variaciones desde el antes, durante y después. De hecho este proceso traumatogénico es susceptible de trabajarse en una psicoterapia de apoyo, ya sea de orientación psicoanalítica o no, y sirve para que la persona pueda reconstruir y resignificar su historia de abuso. El proceso traumatogénico permite analizar minuciosamente la forma en como se construye e instala el trauma a partir de las interacciones, la dinámica y la temporalidad. En la siguiente imagen podemos observar las etapas y las fases de forma dinámica e integrada: ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 22! Sistemas familiares organizados por traumas La gran mayoría de los estudios e investigaciones sobre abuso sexual infantil coinciden en que éste tiene como escenario, en un alto porcentaje, el ámbito familiar. Sabemos de los otros escenarios: escuela, guarderías, iglesias, casas de amistades, desconocidos, etc. Sin embargo nuestra definición se ciñe al campo de lo familiar, pues este tendrá consecuencias más graves por la cercanía y perversión de los vínculos filiales. Como vimos en el apartado anterior, existe un proceso traumatogénico caracterizado por una secuencia de etapas y fases, sin embargo, es posible rastrear una herencia transgeneracional del abuso sexual, herencia que organizará los sistemas familiares en torno al silencio, el secreto, el olvido y la repetición traumática no elaborada. Este tipo de sistemas forman parte de la vulnerabilidad pretraumática, pues en estas familias es factible identificar diversas formas de abuso: adicciones, maltrato físico, violencia psicológica, invasiones a la privacidad, actitudes despreciativas e indiferentes, etc. De esta forma, el abuso prevalece como una forma de organización interna en la cual se inscribe el abuso sexual como otra expresión del sistema. Tenemos dos aspectos de los sistemas familiares abusivos, el primero corresponde a su transmisión transgeneracional, y el segundo a la lógica abusiva del sistema familiar presente. Uno como antecedente y el otro como realidad presente. Un trabajo preventivo podría identificar estos dos aspectos de los sistemas abusivos, propiciando una labor de protección a los niños y niñas, así como a la metabolización sistémica de la herencia transgeneracional, así como cambios en la dinámica y estructura actual de la familia. Cuando existen antecedentes de abusos sexuales en la familia, sean estos incestuosos o no, supone un factor de riesgo, pues es posible que este evento no haya sido elaborado y se continúo transmitiendo a través de códigos familiares locales, como rituales, secretos, enfermedades, u otras “curiosidades” familiares. En estos casos el riego es relativo, sin embargo el nivel de riesgo se eleva cuando ya identificamos dinámicas abusivas en la familia actual, pues este tipo de sistemas supone la perversión de los vínculos filiales, ya sean los verticales madre-hijos-padre, ya sean los horizontales entre hermanos, y esto sin excluir otros vínculos familiares secundarios o amistades. Los abusos sexuales incestuosos dejan una impronta sexual que se convertirá en una especie de centro organizador de los vínculos, ya sea desexualizando los vínculos o hipersexualizándolos, o la paradoja que supone una desexualización que mantiene una sexualización omnipresente por el hecho mismo de eludirla. Esto puede dar lugar a familias obsesivas, rígidas y desexualizadas, o a familiar desorganizadas, hipersexualizadas y permisivas. Tanto en una como en otra, presenciamos dos polos de organización defensiva sistémica frente a la angustia del abuso sexual incestuoso. Parentalidad abusiva Los sistemas organizados por traumas se encuentran conformados por los miembros de la familia, quienes han sido subjetivados por este sistema en tanto productor de subjetividad, ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 23! dejando la impronta del incesto, haciendo de la familia un espacio potencialmente peligroso para los niños y las niñas. En todo caso, serán los elementos masculinos de la familia en quienes se cristalice una caracteropatía perversa del abuso sexual. En el caso de los miembros femeninos la caracteropatía pasara por otras vías psíquicas, lo cual no excluye otras formas de abuso, sadismo o negligencia. Las formas de abuso sexual infantil incestuoso que recobran mayor importancia por las implicaciones en la estructuración psíquica del niño o la niña, se encuentran en las figuras del hermano, el padrastro o el padre. Estas figuras serán sumamente conflictivas para el o la sobreviviente, aún y cuando la distancia del suceso suponga varias décadas. El lugar del padre, el padrastro y el hermano, supone un orden que los coloca dentro de campo familiar como quienes proveen seguridad económica, protección física y cuidados. Cuando el fantasma incestuoso irrumpe, las representaciones anteriores quedan fracturadas, a veces en un suspenso disociativo que supondrá un conflicto irresoluble para quienes han sobrevivido. La lucha entre el amor y el odio, la confianza y la traición, el placer y la culpa, la excitación y la represión, se convertirán en paradojas que necesitaran ser desmontadas y desactivadas en un proceso psicoterapéutico profundo. El perfil de un abusador sexual incestuoso nos lleva al campo psicopatológico de las caracteropatías perversas, ya sean seductoras o sádicas, sin duda este tipo caracterológico es sumamente maligno en sus relaciones vinculares, pues el abuso, el egoísmo, el control y el dominio, el maltrato y la agresión, la mentira, el engaño, son rasgos que ponen en peligro a las personas que dependen de ellos. A la mayoría de los abusadores sexuales incestuosos los podremos ubicar dentro de las organizaciones límites, adquiriendo por lo menos un polo de gravedad que variara entre los extrovertidos más psicopáticos y antisociales, y los introvertidos más esquizoides y paranoides, pero sin lugar a dudas nos encontraremos con una perversión del carácter. La transgresión de la ley prohibitiva del incesto lleva a estos elementos de la familia a la trasgresión de los límites materiales de la subjetividad, esto es, a la corporalidad sexuada, convertida libidinalmente en objeto de satisfacción del fantasma perverso llevado a la realidad. Dicha transgresión supone el acceso al goce prohibitivo, acceso que supondrá la anulación del otro en tanto sujeto o persona.El niño o la niña son objetos de satisfacción, sometidos a la ley privada de la perversión, amenazados por un discurso sádico que lleva al maltrato y la tortura psicológica. Lógica perversa devastadora para la vulnerable subjetividad del niño o la niña: hija(o), hijastra(o), hermana(o). Frecuencia del abuso sexual A parte del tipo de abuso y de la relación de la víctima con el agresor, la frecuencia e intensidad de la exposición será otro de los factores predictivos del impacto clínico del abuso sexual infantil incestuoso. Una frecuencia que suponga años y que abarque varias etapas del desarrollo psicosexual temprano, será un predictor del tipo de trauma que se configura y del alcance de los trastornos clínicos durante la adolescencia y la edad adulta. Como veremos en el siguiente apartado, este tipo de abusos sexual los hemos clasificado como Traumas por Abuso Sexual (TAS) Crónico-Vincular. ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 24! A menor edad y a mayor frecuencia del abuso sexual, independientemente del tipo de abuso, sea este directo o indirecto, con o sin penetración, un abuso sexual incestuoso perturbará la formación clínica de la subjetividad, generando alteración en la constitución subjetiva y presentando formaciones sintomáticas agudas y crónicas. Cuando el abuso sexual infantil incestuoso se presenta a una edad temprana y abarca una amplia temporalidad, es frecuente encontrar trastornos del desarrollo, o también denominados como traumas del desarrollo, fijándose alteraciones libidinales que generaran descompensaciones mórbidas, expresadas en trastornos clínicos o caracterológicos. En los abusos sexuales infantiles no incestuosos la variación en la frecuencia e intensidad del abuso cobrará importancia para el tipo de impacto clínico, normalmente más reducido que en el caso de los abusos sexuales incestuosos. De esta forma, el factor fundamental en la predicción del tipo de impacto psicológico a largo plazo del abuso sexual, recaerá no tanto en el tipo de abuso, sino en el tipo de vínculo entre el agresor y la víctima, pues entre más cercana sea ésta más grave el daño psíquico, y más peligro de que la frecuencia e intensidad del abuso sean altas. Abusos sexuales únicos en etapa de latencia por parte de un desconocido, tendrán un pronóstico más favorable a los abusos sexuales incestuosos, siempre y cuando no exista una alta vulnerabilidad pretraumática. La frecuencia, como podemos ver, tendrá un valor relativo, supeditado a las dos variables anteriores: el vínculo con el agresor y el tipo de abuso. Taxonomía de los traumas sexuales Hemos desarrollado una taxonomía de los traumas por abuso sexual (TAS), identificando por lo menos cinco clasificaciones, esto ayudara a diferenciar los abusos sexuales, lo cual permitirá contar con criterios clínicos para mejorar el diagnóstico, pronóstico y tratamiento. Taxonomía Descripción 1. Trauma por Abuso Sexual Simple Abuso sexual único o de baja frecuencia, sin penetración, no incestuoso y a una edad mayor a los 7 años. 2. Trauma por Abuso Sexual Agudo Abuso sexual único o de baja frecuencia, caracterizada por penetración (violación), no incestuoso y a una edad mayor a los 7 años. 3. Trauma por Abuso Sexual Crónico Abuso sexual de alta frecuencia abarcando más de una etapa de desarrollo, de inicio temprano o tardío, por parte de un conocido no incestuoso, con o sin penetración. 4. Trauma por Abuso Sexual Vincular Abuso sexual incestuoso, de alta frecuencia (crónico-vincular), o de evento único, con o sin penetración. 5. Trauma por Abuso Sexual Extremo Abuso sexual crónico, incestuoso o no, caracterizado por un alto nivel de sadismo que involucra violación, prostitución, ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 25! maltrato, explotación sexual, entre otros. A continuación presentamos un cuadro comparativo de las cinco clasificaciones taxonómicas: TAS Simple TAS Agudo TAS Crónico TAS Vincular TAS Extremo Etapa de desarrollo Parcial Parcial Varias etapas de desarrollo Parcial a varias etapas de desarrollo Varias etapas de desarrollo Exposición Única a pocas Única a pocas Frecuente De pocas a frecuente Frecuente Intensidad Baja Alta Baja a mediana Baja a mediana Alta Tipo de abuso Indirecto a tocamientos Violación Tocamientos y violación Tocamientos a violación Violación, sadismo Relación con el agresor Desconocido a conocido Desconocido conocido a familiar Familiar a figura paterna Familiar o figura paterna Desconocido familiar a figura paterna Esta clasificación aún se encuentra en revisión y seguramente en un futuro será más precisa y contará con alto nivel de predicción para el campo clínico. Estos elementos predictivos nos proporcionaran criterios para identificar las variaciones en el impacto clínico. Variaciones del impacto clínico La taxonomía de los traumas por abusos sexuales infantiles nos ayudara a diferenciar las variaciones del impacto clínico a corto y largo plazo, aspecto de suma relevancia en el entendido de que no todo abuso sexual tiene las mismas consecuencias, pues estas variaran de acuerdos a distintas variables. Veamos: Taxonomía TAS Impacto clínico Criterios TAS Simple Bajo Realidad intacta, sin difusión de identidad, sin disociación, sin alteraciones estructurales y sin descompensaciones mórbidas. TAS Agudo Alto a corto plazo Realidad intacta con posible psicosis transitoria, con disociación, sin alteraciones estructurales y con descompensaciones mórbidas. TAS Crónico Alto a mediano y Posible alteración de la realidad, con disociación ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 26! largo plazo parcial, posibles alteraciones estructurales temprana, y con descompensaciones mórbidas. TAS Vincular Alto a corto y largo plazo Posible alteración de la realidad, con disociación parcial, posibles alteraciones estructurales tempranas o tardías, y con descompensaciones mórbidas. TAS Extremo Alto a corto y largo plazo Alteración de la realidad, disociación total, alteraciones estructurales tempranas y tardías, con descompensaciones mórbidas agudas y crónicas. Alteraciones en la estructura clínica De forma más concreta, los traumas por abuso sexual pueden traer alteraciones en la formación de las estructuras clínicas. Las estructuras clínicas a saber: estructuras neuróticas, organizaciones límite y estructuras psicóticas. El abuso sexual infantil tiene la posibilidad de que en un niño o niña no llegue a estructurarse neuróticamente, quedándose en una organización límite o una estructura psicótica, dando lugar a las correspondientes organizaciones caracteriales. Veamos como cada uno de los TAS altera la estructuración clínica del sujeto: TAS Alteración estructural TAS Simple Neurosis TAS Agudo Neurosis TAS Crónico Límite TAS Vincular Límite o psicótico TAS Extremo Psicótico Las alteraciones más dañinas son aquellas ocasionadas por traumas por abuso sexual infantil crónico-vincular temprano, así como el extremo. Mientras que los traumas por abuso sexual simple y agudo, no son tan dañinos, siempre y cuando no se hayan realizado en una edad temprana (menos de 5-6 años de edad), el vinculo con el agresor sea lejano y no se presentara de forma frecuente o crónica. En los casos de abuso sexual infantil crónico-vincular incestuoso de origen temprano, el niño o la niña pasan por una serie de alteraciones en su estructura psíquica que lo mantendrán en una organización límite o definitivamente estructuren una psicosis. Tanto una posibilidad como la otra, traerá graves consecuencias durante la infancia, adolescencia y edad adulta. En estos casos el trauma sexual estructura o desestructura, pero en todo caso subjetiviza, esto es, inaugura un espacio de organización subjetiva, fijando las posiciones del sujeto frente a la castración, laangustia, el objeto, el narcisismo, la organización yóica, el sí mismo, el ello, el superyó y la realidad. Esta fijación permanente y estable es la que constituye un abuso sexual infantil crónico-vincular incestuoso de origen temprano. ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 27! Descompensaciones mórbidas sintomáticas Más allá de las estructuras clínicas y las organizaciones caracterológicas, las descompensaciones mórbidas productoras de síntomas y trastornos, será otro foco de atención, pues también encontraremos variaciones de acuerdo al tipo de trauma sexual. En la evaluación del impacto clínico del abuso sexual es importante explorar los siguientes ejes clínicos que pueden estar presentes en una sobreviviente de abuso sexual: • Alucinaciones • Disociación • Obsesividad • Ansiedad • Ánimo • Caracteropatías La exploración de estos seis ejes pueden dar cuenta de una variedad de trastornos clínicos significativos, dentro de los más frecuentes se encuentran los episodios psicóticos breves, trastornos disociativos, diversos trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, así como otros trastornos que acompañan a estos, tales como trastornos de la alimentación, toxicomanía, sexuales y somatomorfos. Finalmente están las caracteropatías o trastornos de la personalidad. La variedad del impacto del abuso sexual, tanto en la infancia, la adolescencia como en la edad adulta, da cuenta de un amplio espectro que responde a la misma complejidad del abuso. Quizás sea frecuente buscar patrones en cuanto al impacto, lo cierto es que las variables antes analizadas que intervienen en el abuso, son de suma importancia en la configuración de los trastornos clínicos. En este sentido ha sido conveniente utilizar modelos más amplios que integren el impacto clínico en áreas o campos de la vida. En este caso, la sexualidad, la traición, el estigma, son campos que se vuelven problemáticos sin necesidad de llegar a un trastorno clínico. La prevención del abuso sexual infantil Los cuatro pasos para prevenir el abuso sexual infantil Proponemos cuatro pasos para prevenir e l abuso sexual en la familia. Estos cuatro pasos son: 1. Información 2. Observación 3. Evaluación 4. Acción ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 28! La información permitirá obtener datos, análisis y comentarios objetivos que nos proporcionan las investigaciones actuales sobre el abuso sexual, así que aquí es importante saber dos cosas: primero, desmitificar el abuso sexual, y segundo, saber qué sí es un abuso sexual. La observación permitirá identificar el abuso sexual a través de indicadores observables, tanto en la familia como en los hijos e hijas. La evaluación nos va a permitir utilizar el semáforo del abuso sexual y poder determinar si la familia se encuentra en verde, amarillo o rojo. Para cualquiera de estos tres colores de evaluación nos llevará necesariamente al siguiente paso: la acción. La acción consiste en saber que hacer de acuerdo al nivel de vulnerabilidad, riesgo y peligro que se corre con respecto al abuso sexual, y esto permitirá realizar una serie de pasos eficaces de acuerdo a la situación. Paso uno. Información Información básica sobre el abuso sexual Si no se sabe que es el abuso sexual es muy probable que se actúe con ignorancia y miedo, y esto no ayuda para prevenir ni apoyar a los niños, niñas y jóvenes. Así que será de suma importancia hacernos y contestarnos varias preguntas con respecto al abuso sexual: dónde, cuándo, porqué, cómo, etc. Así que tenemos una serie de preguntas básicas que todo padre y madre de familia deben saber: 1. ¿Qué es el abuso sexual infantil? 2. ¿Cuáles son los falsos mitos del abuso sexual infantil? 3. ¿Quiénes son los agresores sexuales? 4. ¿Quiénes son las víctimas? 5. ¿Cuáles son las consecuencias del abuso sexual infantil? ¿Qué es el abuso sexual infantil? Definición de abuso sexual infantil: (1) El abuso sexual infantil es un tipo del maltrato infantil que supone (2) una interacción de naturaleza sexual entre dos o más personas basada en (3) el abuso de poder y la asimetría de edad y desarrollo, existiendo por lo general (4) una situación de vulnerabilidad pretraumática en el menor, caracterizada por la pobreza vincular y la disfuncionalidad o colapso de la estructura familiar. Esto posibilita el proceso del abuso sexual, el cual se lleva a cabo a través de (5) un proceso paulatino donde al inicio el agresor utiliza la confianza, el chantaje, la ambigüedad y la seducción. En un alto porcentaje el abuso sexual infantil se lleva a cabo (6) dentro del ámbito familiar, (7) realizado por un conocido, familiar o figura ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 29! parental, lo cual puede suceder en (8) una ocasión o de forma repetitiva y sostenida a lo largo del tiempo, y puede ir (9) desde los tocamientos, la exhibición, hasta la penetración y violación. Esta definición nos puede ayudar a distinguir lo que es un abuso sexual de lo que no es un abuso sexual, por ejemplo, las formas de autoexploración sexual de nuestros hijos e hijas pequeñas, los juegos sexuales que se dan entre niños y niños, niñas y niñas, o niños y niñas de entre los cuatro y los siete años de edad. Esto nos da pie para tener mucha cautela con respecto a los juegos sexuales, los cuales no solo son sanos y normales, sino necesarios para el óptimo desarrollo psicosexual. Bajo la cobertura de la ignoracia muchos padres y madres de familia tienden a reprimir y satanizar los juegos sexuales, y esto ya no nos habla solo de una ignorancia con respecto al abuso sexual, sino de una carencia formativa sobre el tema de la sexualidad. Cabe decir que la interacción sexual de tipo exploratorio que se da a través de los juegos entre dos niños o niñas de entre cuatro y siente años de edad, no son en ningún momento un tipo de abuso sexual. Únicamente podemos hablar de abuso sexual en estos casos cuando la interacción sexual deja de ser exploratoria e incurre en una serie de actos inadecuados influenciados previamente por un acto de abuso sexual directo o indirecto por parte de un adulto o un adolescente. En estos casos los niños que reproducen este tipo de conductas no incurren en responsabilidad, sino los adultos o adolescentes que expusieron o semetieron a estos niños. Abuso Sexual Infantil Juego Sexual Infantil • Asimetría de edad, por ejemplo, un niño de 12 con un niño de 7 años • Repetición de conductas sexualmente inadecuadas (penetración o introducción de objetos en los genitales) • Se dá a través del juego seductorio ambiguo • Simetría de edad entre los cuatro y los siente años de edad • Interacción sexual exploratoria y gratificante (tacamiento y caricias en los genitales) • Se dá a través del juego sexual Si la persona tiene una reacción de alarma, preocupación, culpa, miedo o vergüenza con respecto a los juegos sexuales o las autoexploraciones genitales de su niño o niña, le recomendaremos acudir con un especialista sexólogo, sexoterapeuta o educador sexual para aclarar o disipar estos fantasmas tan comunes de nuestra mala educación sexual. Resumen de los nueve factores: 1. El abuso sexual es un tipo de maltrato infantil 2. Es una interacción de contenido sexual 3. Existe diferencia de edad y asimetría de poder 4. Normalmente el menor se encuentra en una situación vulnerable 5. El agresor utiliza la confianza y el chantaje 6. Se dá dentro de la familia 7. El agresor es un conocido o familiar ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 30! 8. El abuso puede ser único o repetitivo 9. Puede ser directo o indirecto, desde tocamientos hasta penetración Estos nueve factores de nuestra definición de abuso sexual nos permitira discernir una serie de falsos mitos que podemos escuchar en diferentes espacios cuando se habla del abuso sexual infantil desde la ignoriacia. Pero antes de esto será necesario poner algunos ejemplos concretos de loque sí es un abuso sexual infantil y las formas que se emplean. Existen dos formas de abuso sexual infantil, los directos y los indirectos. Los abusos sexuales directos se caracterizan por la interacción física del agresor con el niño o la niña. Los abusos sexuales indirectos se caracterizan por no mediar interacción fisica pero sí exposición a imágenes o escenas sexualmente inapropiadas para la edad y el desarrollo psicosexual del niño o niña. Abuso Sexual Directo Abuso Sexual Indirecto • Cualquier tipo de iniciación sexual, que frecuentemente viven los adolescentes. • Maltrato infantil, cualquier clase de manoseo, exhibicionismo, explotación comercial, prostitución, pornografía infantil, tráfico de niños para actividades sexuales, desfiguración de partes sexuales, incesto, estupro, abuso sexual y violencia sexual. • Los padres exhiben sus encuentros erótico-sexuales a menor. • Alguien le muestra cualquier tipo de pornografía. • Los adultos utilizan sus propios genitales con fines didácticos. • Hostigamiento verbal. Desmitificar el abuso sexual infantil Los mitos sexuales han dañado mucho nuestra salud mental. No es raro observar personas que por este tipo de mitos sexuales experimenten una sexualidad desintegrada y limitada, llena de prejuicios, angustia, vergüenza, culpa y miedos, o también, desbocada y desenfrenada, transgresora, perversa y antisocial. Así podemos identificar el péndulo del ejercicios de una sexualidad desintegrada; en un polo el abstencionismo culpógeno, y en el otro polo, la promuiscuidad antisocial. Uno y otro son las dos carás de la misma moneda, alimentados por los prejuicios, los primersos sometiéndose a ellos, y los segundos reaccionando a ellos. Desmitificar la sexualidad y en particular el abuso sexual infantil nos permitira tener una visión objetiva, informada y científica sobre este problema, sin llegar, como ya hemos advertido, al amarillismo y la alarma, pero tampoco a la minimización y la indiferencia. Veamos algunos de los falsos mitos más frecuentes sobre el abuso sexual infantil que todo padre y madre de familia debe conocer y saber dar una opinión adecuada cuando se presenten: • La persona que abusa sexualmente de un(a) menor es generalmente un extraño. ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 31! • Siempre que una niña(o) es víctima de abuso sexual presenta señales de trauma físico (moretones, sangre, etc.). • Muchas(os) niñas y niños inventan historias en las que relatan haber sido abusados sexualmente. • Si las(os) niñas y niños dijeran desde el principio lo que esta ocurriendo, se evitarían muchos males mayores. • Muchas(os) niñas(os) después de haber señalado una situación de abuso sexual cambian su historia y niegan el hecho. Esto demuestra que mentían. • La mejor manera de corroborar un caso de abuso sexual de un(a) menor es mediante un buen examen médico. • Las niñas especialmente prepúberes, púberes y adolescentes, son seductoras y provocan el abuso sexual. • Solo las niñas son vulnerables al abuso sexual. • Los niños víctimas de abuso sexual serán homosexuales. Desmitificación del abuso sexual: Mito Realidad La persona que abusa sexualmente de un(a) menor es generalmente un extraño. Falso. Las estadísticas demuestras que más del 80% de los agresores son conocidos y familiares cercanos. Siempre que una niña(o) es víctima de abuso sexual presenta señales de trauma físico (moretones, sangre, etc.). Falso. Primero, hay que tomar encuenta el abuso sexual indirecto, el cual no deja evidencia. Segundo, en caso de abuso sexual directo, este puede consistir únicamente en tocamientos y caricia que no dejan lesiones o evidencia física. Muchas(os) niñas y niños inventan historias en las que relatan haber sido abusados sexualmente. Falso. Un niño de entre tres a siete años no “inventa historias”, al menos que se encuentre manipulado o influenciado por un adulto. Son muy pocos los casos donde se ha comprobado una falsa acusación. Si las(os) niñas y niños dijeran desde el principio lo que esta ocurriendo, se evitarían muchos males mayores. Falso. Primero, porque el abusador amenaza de muerte al menor. Segundo, el miedo lo paraliza y lo confina el secreto y el silencio. Tercero, el niño o niña expresa indirectamente este malestar. Cuarto, no se puede responsabilizar al menor de un cuidado que debe proporcionar el adulto. Muchas(os) niñas(os) después de haber señalado una situación de abuso sexual cambian su historia y niegan el hecho. Esto demuestra que mentían. Falso. Primero, cambiar la historia es normal, de hecho es un indicador de la veracidad de la historia, pues el abuso altera la percepción, la atención y la memoria. Segundo, cuando niega el hecho es porque existe una situación emocional ambivalente y a veces el menor o la menor trata de proteger al familiar que hizo el abuso. La mejor manera de corroborar un caso de abuso sexual de un(a) menor es mediante un buen Falso. Primero, si se trato de un abuso sexual directo con penetración, sí es necesario el examen médico, si no, se contraindica. Segundo, la forma de corroborar ! ICASI!Por!Miguel!Angel!Pichardo!Reyes! 32! examen médico. el abuso sexual directo, sin penetración, o indirecto, basta con el relato y testimonio del menor. Las niñas especialmente prepúberes, púberes y adolescentes, son seductoras y provocan el abuso sexual. Falso. Primero, la conducta llamativa es interpretada por el agresor como “seductora”, en todo caso hablamos de que es la interpretación del agresor. Segundo, en caso de que así fuera, la responsabilidad de cuidar a la menor esta en el adulto. Tercero, es falso que los hombres tengamos necesidades sexuales irrefrenables e impulsivas que nos lleven a una satisfacción inmediata y violenta del deseo sexual. Solo las niñas son vulnerables al abuso sexual. Falso. Las estadísticas demuestran la paridad del abuso sexual infantil tanto en niños como en niñas. Los niños víctimas de abuso sexual serán homosexuales. Falso. Primero, no todos los homosexuales han vivido abuso sexual, y no todos los que han vivido abuso sexual son homosexuales. Segundo, la homosexualidad no es una consecuencia del abuso sexual, sino que esta es producto de otros factores genéticos, familiares y sociales no necesariaente patológicos. Tercero, en caso de homosexuales que han vivido abuso sexual, refieren otra serie de circunstancias que explican su orientación sexual e identidad de género. Habiendo desmitificado el abuso sexual, resulta de fundamental importancia ayudar a otros padres y madres de familia a no mantener estos prejuicios, pues ellos dañan seriamente a los niños y niñas que han sido abusados sexualmente, y también predisponen a los adultos a no creele a los niños y niñas, y a estos últimos los cierra para poder confiar y hablar de estos temas con los adultos. Sobre los agresores sexuales Las fantasías y percepciones que nos han transmitido ciertas leyendas, o periódicos amarillistas, las películas y los medios de comunicación, es una imagen distorcionada del supuesto agresor sexual: una persona desliñada, de bajos recursos, indigente o drogadicto, que vive bajo los puentes y que trae consigo una bolsa (¿el robachicos?). Eso que proyectamos alla afuera a través de leyendas sobre desequilibrados mentales, no es más que un intendo de encubrir una realidad que nos hiere profundamente a la sociedad. Los agresores sexuales, en más de un 95% son fundamentalmente hombres. Esto es, los agresores sexuales estan adentro de nuestra familia, posiblemente dentro de nuestro hogar, y quizás sea el abuelo, el tío, el padrastro, el primo, el hermano o hasta el propio padre. Esto es difícil y en primera instancia alarmante, pues supone una trasgiversación de los roles parentales, mientras que se espera la protección y cuidado de estas figuras, nos encontramos con que son los que generan los traumas
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