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Deporte y Peronismo - Javier Solís Flores

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Deporte y Peronismo: EL ARMA SUBLIME 
 
Maria Cristina Pons 
 
Entre 1946 y 1955, el deporte fue altamente fomentado por el Estado y pasó a 
ocupar un lugar central en la retórica de la construcción de la "Nueva Argentina" peronista. 
Desde principios de siglo hasta 1940, la actividad deportiva en Argentina era mayormente 
una actividad privada y que implicaba el esfuerzo de clubes y asociaciones deportivas, 
relativamente autónomas, mientras que el estado se veía totalmente ausente o apático hacia 
la promoción de tales actividades (Rein 56). El apoyo estatal que durante el primer 
peronismo se le dio al deporte permitió que la Argentina viviera lo que muchos consideran 
una época de fiesta deportiva. Uno de los más prestigiosos periodistas de la época definió 
este impulso dado al deporte en esos años de la siguiente manera: “(antes de Perón) los 
gobiernos se habían mantenido indiferentes ante el crecimiento de esta fuerza viva (el 
deporte) que estaba clamando una mayor atención . . . Se vivía el deporte como en la belle 
époque, como en los tiempos del vals . . . Así lo encontró el peronismo. . . (y) De lo que 
había sido el romanticismo pasamos a la lujuria del deporte. Quedó establecido el pacto: 
Perón le daba todo al deporte, y el deporte le daba todo a Perón” (citado en Zenón 
González 15). 1 
Por un lado, esta intervención estatal en el ámbito deportivo fue considerada por 
muchos como algo innovador dado que, por primera vez en la historia, el Estado designa 
organismos para promocionar, organizar y controlar las actividades deportivas (Zenón 
González, 1996). 2 De hecho, según Archetti, a partir de 1955 la relación entre deporte y 
nación se da cada vez más fuera del estado (2005, 28). Por otro lado, más allá del auténtico 
amor de Perón por el deporte y su indiscutible protagonismo como promotor de las grandes 
gestas y exhibiciones deportivas, es igualmente indiscutible que en tal promoción del 
deporte existía una agenda política definida. Ello sirvió, como es sabido, para que los 
oponentes al régimen peronista vieran en la promoción y difusión del deporte durante esos 
años como una prueba adicional de su carácter Nazi-Fascista (Rein 54). El deporte como 
política de estado del peronismo es uno de los aspectos que más se ha destacado en los 
estudios de la relación entre el peronismo y el deporte. Lo que me interesa analizar aquí es 
la presencia del deporte en la retórica de la construcción de la “Nueva Argentina”, 
particularmente en la que se da a partir de la articulación cuerpo/moralidad, lo bello y lo 
sublime. 
Sin duda, el discurso público del peronismo de aquellos años sobre el deporte tiene 
un cariz eminentemente moral, entendiendo el concepto de moralidad según es discutido 
por Archetti: como los valores y los códigos culturales que crean, informan y dan sentido a 
las relaciones sociales (Melhuus, en Archetti 1999, 117). Perón asume como 
responsabilidad del gobierno la promoción del deporte y lo hace re-significando el rol 
social y político de la participación deportiva: “Para mí el deporte tiene un significado 
mucho mayor que el que se había asignado hasta estos días en nuestro país. Yo creo que el 
deporte es una actividad creadora que completa y reafirma el alma de los pueblos. Sin el 
deporte, los pueblos no llegan jamás a tener un alma perfeccionada como ambicionamos 
nosotros para el pueblo argentino” (Perón 1951, Obras Completas vol.14, 117). 
El poder elusivo de las narrativas morales y los discursos públicos, dice Archetti, 
comúnmente se lo asocia a tres propiedades generales: se aclama objetividad, se aclama 
 2
universalidad, y se preocupan por la practicidad, la acción y el moldear la conducta (1999, 
120). De hecho, en el discurso oficial peronista la práctica deportiva aparece como la 
escuela que moldeará al buen ciudadano, porque el deporte “enseña a forjar el carácter”, a 
“templar el alma y formar esa naturaleza de vencedor que debe tener el ciudadano 
argentino, . . . sin otra gratificación que la gloria misma de vencer el esfuerzo honrado de 
todos los días” (Perón 1951, Obras Completas vol. 14, 118). En este sentido los 
Campeonatos Evita (CE) eran la mejor escuela. Los CE, según Plotkin, fueron de los 
eventos más visibles de los organizados por la Fundación Eva Perón y “uno de los intentos 
más exitosos que realizó el régimen para organizar de manera informal el tiempo libre y los 
espacios de interacción social de la juventud” (276). Nuevamente usando una retórica del 
“antes” y del “después”, se articulaba el mensaje que se enviaba respecto de los CE y los 
Campeonatos Juveniles J. D. Perón. “Antes [dice Perón] los jóvenes y los niños iban a los 
potreros, al billar y a hacer picardías, hoy a un campo deportivo” (Obras Completas vol. 15, 
70). Se pasa así de la posibilidad del vicio a la virtud. La moralidad que se anhela para la 
Nueva Argentina se basa obviamente en el viejo adagio “mens sana in corpore sano”, 
“mente sana en cuerpo sano”. “Si hay un deber ineludible para el gobernante”, dice Peron 
en su discurso de la fiesta nacional del deporte, “es ayudar a la juventud que quiere 
conquistar un alma sana y un cuerpo sano” (Obras Completas vol. 11, 671). 
 
Todo ello colaboraba, por supuesto, a la reputación de los Perón como benefactores 
del pueblo (Rein 64). 3 Lo cual, además, se reforzaba por la puesta en escena de los rituales 
y símbolos del imaginario peronista que completaban el despliegue de tamaña empresa y 
espectáculo deportivo (200,000 niños llegaron a participar en 1953). 4 Perón y Eva asistían 
a los partidos más importantes y Eva daba el puntapié inicial. Los niños debían usar 
distintivos con la silueta del rostro de Eva y cantar el himno oficial de la competencia en la 
cual se agradecía a Eva por el club (Plotkin 279). Al equipo ganador se le otorgaba un 
campo deportivo y dinero para mejorar las instalaciones de los clubes locales. También se 
les daba botines de fútbol y camisetas, bicicletas y otros premios. Era “Peronchinlandia, el 
mundo de los peronchiquitos” (título de una sección que aparece en Mundo peronista 4, 
1951). 
Más allá de los CE, hubo toda una política orientada a asegurar los éxitos deportivos 
(ver Plotkin, Rain, Archetti). Además de la construcción y mejoramiento de instalaciones y 
complejos deportivos, los deportistas profesionales eran patrocinados por el gobierno, que 
les otorgaba grandes sumas de dinero a efectos de facilitar su participación en competencias 
deportivas nacionales e internacionales (Plotkin 277). Y también se les compensaba 
generosamente por sus éxitos (desde coches hasta casas, incluyendo el De Soto 1951 que 
había pertenecido a Evita le fue obsequiado por Perón a Pascual Pérez por su victoria en 
Japón). 
Sin duda, Perón capitalizaba los éxitos deportivos para su fines políticos. Las 
victorias deportivas siempre provocaban una seria campaña propagandística con retórica 
triunfante y adulatoria del régimen, mientras que los medios oficiales generalmente 
preferían mantener un silencio discreto ante los fracasos (Rien 71). Más allá de la 
adulación, el deporte era el lugar desde donde se construía la Nueva Argentina peronista y 
el lugar donde esa Argentina se reflejaba hacia el mundo. "La Argentina se dirige con paso 
firme hacia la plenitud de su destino. . . Es lógico que esa favorable situación haya tenido 
un brillante reflejo en el triunfo deportivo de que hoy nos congratulamos" (Perón Obras 
 3
Completas vol. 10, 1948). El deporte pasa a ser así un espejo en donde verse y ser visto al 
mismo tiempo (como sugiere Archetti 1999). 
No es de extrañar, entonces, que durante el peronismo los deportistas pasan de ser 
simplemente “cracks” deportivos a ser ídolos populares o héroes nacionales: “Hemos de 
dar toda la ayuda y no ha de faltar el estímulo, porque en vez de poner adornos en nuestras 
plazas, levantemos estatuas de nuestros atletas, que será el mejor adorno” (Perón, Obra 
Completas vol. 14, 119). Figuras internacionalestales como Juan Manuel Fangio se hacían 
acreedores de la “Medalla Peronista” y se le permitía dirigirse al pueblo desde el balcón de 
la Casa Rosada (Plotkin 278). Atletas famosos eran presentados a los niños como modelos a 
ser emulados. Mundo infantil tenía una sección titulada “Lo que me gusta…”, y esto nunca 
eran autores, músicos, artistas, sino por lo general eran atletas (Rein 62). 
 Este pasaje de ser simplemente “cracks” deportivos a ser modelos y héroes 
nacionales se teje a partir de una narrativa que vincula moralidad y estructura corporal, lo 
bello y lo sublime. “Siempre he pensado en un pueblo de deportistas, porque cuando se 
tiene un pueblo de hombres deportistas, se tiene un pueblo de hombres nobles y . . . de 
profundo sentido moral de la vida" (Perón 1951, Obras Completas Vol. 14, 495) . Por lo 
tanto, es digno rendirles homenaje a los deportistas argentinos “que están construyendo la 
Nueva Argentina que anhelamos de hombres sanos, de hombres robustos y de hombres 
fuertes, porque solamente hacen grandes a las naciones los pueblos sanos y vigorosos” 
(Perón 1949, Obras Completas vol. 11, 671). 
La práctica del deporte se eleva, así, a la categoría de “noble” actividad que 
moldeará la raza sana y fuerte que anhela Argentina. El esfuerzo físico y el cuidado 
corporal aparecen, de esa manera, no sólo como símbolos de modernidad sino como algo 
que hay que cultivar y desarrollar (Archetti 2005, 2). Pero no como una obligación sino 
como un deseo. El campo de la moralidad está relacionado al deseo, las emociones y la 
imaginación (Archetti 1999, 188). Preguntarse racionalmente qué es lo que está bien y lo 
que está mal, dice, no es suficiente. También necesitamos enfocarnos en lo que es deseable 
o válido para los actores. Es decir, la moralidad no es lo que uno está obligado a hacer, 
tiene que combinar la emoción y la razón, porque la moral necesita fervor y un sentido de 
compromiso a partir de los cuales los fines morales devienen objetos del deseo (Archetti 
117). 
En la retórica del discurso oficial de la época, como vimos, la actividad deportiva 
tiene que ser presentada, entonces, como una acción patriótica. “Ese deporte argentino . . . 
ofrecido a la Patria y en holocausto a nuestras glorias y a nuestras tradiciones pasadas . . 
.es lo más puro que el espíritu del hombre puede ofrendar a la Patria” (Perón 1949, Obras 
Completas vol. 11, 360). Si el deporte es una acción patriótica, los deportistas adquieren el 
carácter de guerreros y héroes nacionales ya que se esfuerzan en el “perfeccionamiento de 
su físico, pensando en el espíritu que nuestro pueblo necesita para subsistir gloriosamenteΩ, 
y “traer un trofeo por la Patria” (Perón Obras Completas vol.12, 335). Luego será por 
“Perón y por la Patria”. 
A la ecuación deportista/héroe-nacional/buen-ciudadano, se le agrega un cuarto 
factor: el del buen trabajador. Es de mencionar, que frecuentemente se usaba, 
particularmente en el Mundo deportivo, la metáfora de la nación como un equipo deportivo 
y el triunfo era de todos. Se apelaba entonces a los valores de solidaridad y cooperación, 
organización, disciplina, obediencia al líder, y también alta productividad. 
 4
La comparación entre el desempeño del deportista y del trabajador es explícita en el 
acto de entrega de premios a obreros que batieron el récord de trabajo y producción. 26 de 
abril de 1951: “Señores: Soy un viejo deportista; tengo un gran concepto de lo que es una 
performance deportiva, pero como Presidente de la Nación Argentina yo creo que de todas 
las performances que hemos realizado hasta nuestros días, . . .de todas las pruebas, . . . no 
hay ninguna para la República que tenga una trascendencia mayor, en el orden material y 
en el orden espiritual, que la realizada por estos dos bravos muchachos” que lograron 
“marcar un récord: el del trabajo…” (Obras Completas vol. 14, 222). 
Es claro, entonces, que la ecuación deportista/ciudadano/trabajador que va a marcar 
la moral de la “Nueva Argentina” se articula en torno a la idea de que a un cuerpo bien 
estructurado y sano, le corresponde una mente sana. Pero es el cuerpo masculino al que se 
le presta atención y cuyo desarrollo va a definir la verdadera masculinidad que asocia la 
virilidad con la fuerza y la potencia física y la alta moral. Recordemos, además, que la idea 
que a una mente bien estructurada le corresponde un cuerpo bien estructurado, o un cuerpo 
bello, representaría la aspiración al orden y al progreso a través de la clara armonía de las 
formas modeladas en los cánones estéticos de la escultura clásica. El Fascismo exaltó el 
culto de la belleza clásica masculina (Gori 18). Tampoco podemos dejar de recordar el 
documental de Leni Rienfestahlt, Olimpia, que comienza precisamente exaltando las ruinas 
y la belleza de los cuerpos según las esculturas griegas, las cuales de a poco van cobrando 
movimiento. 
En el caso de la Argentina del primer peronismo, los éxitos deportivos no sólo 
fueron presentados como la victoria de la nación sino de las virtudes masculinas: se 
destacan los cuerpos viriles, fuertes y vigorosos; el coraje, la persistencia, la voluntad de 
superación, el espíritu de sacrificio y el poder (Rein 59, Archetti 28). Es más, también 
sirvió para alimentar el culto a la personalidad de Perón. A semejanza de Mussolini, el 
cuerpo viril y las cualidades de un gran deportista se materializan en el cuerpo de Perón, 
quien además “se ha forjado en esa escuela de sacrificio y disciplina” que es el deporte. 
Perón, entonces, no sólo es el Primer Trabajador y el Primer Ciudadano, también es 
nominado “El Primer Deportista”. 5 
Retomando, entonces, en la reivindicación del deporte en la narrativa del primer 
peronismo lo que se da es un proceso de sublimación del cuerpo. Por un lado, a partir de 
una peronización del deporte y nacionalización del cuerpo, el cuerpo viril, fuerte y atlético 
del deportista/trabajador se vincula a una ética ciudadana masculina y patriótica que lucha 
por las grandeza de la Patria. Por otro lado, lo bello y lo sublime de ese cuerpo viril 
masculino se define desde una estética clásica. Y lo clásico siempre fue un símbolo de 
cultura. En este sentido lo bello y lo sublime ponen en juego la dicotomía 
cultura/naturaleza, de la cual se desprende (como sabemos) toda una cadena de las 
oposiciones binarias que caracterizan el pensamiento occidental: mente y cuerpo, razón y 
emoción, activo y pasivo, público y privado, y por supuesto, el dualismo genérico, en el 
cual lo masculino mente-racional, espiritual, “cultural” se confronta con femenino corporal-
sensual, irracional, “natural” (Falasca-Zamponi 11-12). 6 
Es decir, definido desde una estética clásica, lo bello y sublime de ese cuerpo 
masculino radica en que es escultural, se lo convierte en es-cultura (representa la cultura o 
lo cultural en oposición a lo femenino, “natural” y a otro tipo de belleza, quizá menos 
sublime). Es sintomático en este sentido las referencias de Perón respecto de las mujeres 
deportistas. Si bien alienta su incorporación al deporte, considera que “La mujer en el 
 5
deporte no solamente es útil, sino que también es agradable. Le buscan y le arriman al 
deporte la parte más bella que el deporte tiene. . . No hay nada más lindo que ver a las 
mujeres actuando en un campo de atletismo, . . . o en una piscina” (Perón, 1951, Obras 
Completas vol. 14 126). 
Esta cita nos da una pauta que, como sugiere Archetti, considerar esa masculinidad 
idealizada (en el deporte y otras expresiones culturales) no es simplemente el estudio de los 
hombres o de las relaciones entre los sexos, sino es una manera de representar un sistema 
en la producción de diferencias morales (Archetti 1999 222). Y una de esas diferencias 
morales es la que tiene que ver con las actitudes, valores e ideas que van conformando un 
modelo de ciudadano de la “Nueva Argentina”. Mientras que el deportista aparece como 
modelo y espejo de una idealizada masculinidad de la identidadciudadana, la construcción 
de un ideal de la comunidad nacional se basaba en la imagen de la mujer asociada a la 
maternidad y la familia” (Zink, en Di Lisia et al. 13). En ello radicaba su patriotismo: “Si el 
presente de la Patria está en nuestras manos, en las mujeres está el porvenir de la Nación; 
de cómo cultiven el alma de los niños” (Mundo Peronista, Enero 1 1952, Año I, No. 12). 
Esto no quiere decir, como observamos, que no se haya alimentado la idea de la 
participación de la mujer en las actividades deportivas. Y de hecho hubo grandes atletas 
mujeres. Pero aún así, el discurso era ambiguo. Por un lado, la participación de la mujer en 
el deporte era alentado porque era signo de modernidad, y también algo útil (como dice 
Perón) para que desarrollen un cuerpo sano y fuerte que las prepara para una maternidad 
exitosa. Por otro lado, se aduce que el deporte masculinizaba a la mujer y le daba una 
independencia que no siempre era bienvenida. De todas maneras, se destacan para la mujer 
cualidades similares a las que se aprecian en un buen deportista: honradez, entrega, espíritu 
de sacrificio, ser buenas trabajadoras, y madres física y moralmente fuertes. Pero no eran 
cualidades que se asociaban a la práctica deportiva de la mujeres. Para ellas no estaba 
destinado el panteón de los clásicos griegos ni tendrán estatuas en las plazas. Su aporte a la 
grandeza de la Patria no pasaba por el deporte, tampoco por el presente. En el mundo de lo 
bello y lo sublime, a ellas les estaba destinado nada más ni nada menos que ser las bellas 
“reinas del trabajo”, las virtuosas “reinas del hogar” y la reserva moral del porvenir. 
 
Bibliografía 
Archetti, Eduardo P. Masculinities : football, polo and the tango in Argentina. Berg 
Publishers, 1999. 
- - -. “El deporte en Argentina (1914-1983)”. Trabajo y Sociedad. N.7, vol. VI, Junio-
Septiembre 2005. 
Di Liscia, María Herminia, et al. Mujeres, Maternidad y Peronismo. Santa Rosa, La 
Pampa: Fondo Editorial Pampeano, 2000. 
Falasca-Zamponi, Simonetta. Fascist Spectacle.The Aesthetics of Power in Mussolini's 
Italy. Berkeley: U of California P, 1997. 
Gori, Gigliola. Italian Fascism and the Female Body. Sport, Submissive Women and Strong 
Mothers. London: Routledge, 2004. 
Massarino, Marcelo. “'Por Perón y por la Patria'. Un análisis del discurso peronista y 
deporte (1946-1955)”. http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - 
Año 8 - N° 46 - Marzo de 2002. 
Perón, Juan D. Obras Completas. Buenos Aires: Proyecto Hernandarias, 1984. 
Plotkin Mañana es San Perón, Buenos Aires, Ariel/Historia Argentina, 1998. 
 6
Rein, Raanan. "’El primer deportista’: the political use and abuse of sport in peronist 
argentina”. International Journal of the History of Sport [Great Britain] 1998 15 (2): 
54-76. 
Zenón González, S. "Perón y el deporte".Todo es Historia 345 (abril 1996): 9-20. 
 
 
 
 
 
 
1 Entre algunos de los memorables éxitos de entonces se pueden mencionar: el triunfo del 
seleccionado argentino en Mundial de Básquetbol de 1950, al derrotar al equipo de Estados Unidos; 
la participación en Juegos Olímpicos de Londres en 1948, con una delegación de 274 atletas, y que 
obtiene dos medallas de oro, tres de plata y once de bronce (Rein 68). No menos impresionante fue 
el desempeño de la delegación argentina en los Juegos Panamericanos de 1951; Argentina logró 153 
medallas (66 de oro, 50 de plata y 37 de bronce) (Rein 70). En automovilismo, se recuerda el 
desempeño sobresaliente en turismo carretera de los hermanos Gálvez, los éxitos de Froilan 
González en Formula I, y por supuesto a Juan Manuel Fangio en Europa, dos veces campeón 
mundial (1951 y 1954). También se destacan los triunfos en boxeo con figuras Gatica y Pascual 
Pérez. etc. No menos espectacular fue la promoción del deporte a nivel comunitario 
fundamentalmente a través de la promoción de los Campeonatos Evita, y la construcción de 
complejos deportivos. 
 
2 En el caso de deporte de alto rendimiento, en 1947 la Confederación Argentina de Deportes 
(CAD) se unificó con el Comité Olímpico Argentino (COA). Perón puso explícito énfasis en la 
necesidad de que el deporte fuera controlado por deportistas “Yo creo que hasta ahora se ha 
cometido un grave error, entregando la dirección deportiva del país a los hombres que casi nunca 
practicaron ningún deporte y que, por sabios y capaces que hayan sido y por buena voluntad que 
hayan puesto, no han podido triunfar llevando al pueblo argentino hacia esa bandera que es la 
formación del alma deportiva, porque si no hicieron ningún deporte en su vida, es seguro que no 
tuvieron un alma deportiva” (OC 14, 118). Más adelante va a afirmar: “En la Republica Argentina, 
(En el acto inaugural de la Casa del Deporte, 18 de julio de 1950), se hará en deporte lo que diga la 
Confederación Argentina de Deportes; y nada más” (OC 12, 335) 
 
3 “Madres, niñas, abuelas, habían concurrido en consuno con la idea de testimoniar gratitud. Ese 
agradecimiento entero e íntimo que surge en las almas cuando alguien se ocupa de nuestros 
pequeños” (Mundo Deportivo 43, 1950, p.7) 
 
4 De acuerdo a Alberto Luchetti, el director del Comité Olímpico Argentino, la inversión financiera 
en los Campeonatos Evita se fue incrementando de manera estable, de 478,000 pesos en 1948 se 
triplicó en 1950 y quintuplicó en el 1951, llegando a 4 millones en 1952, y en 1953 más de 8 
millones (360,000U$A) fueron invertidos en este proyecto. Plotkin, por su parte, señala que cada 
año el Congreso asignaba una cantidad de dinero para los CE, “la cual comenzó siendo de $950,000 
en 1949 y llegó a $3.000.000 en 1952” (275). Además, a los niños que participantes del interior eran 
traídos a la Capital de manera gratuita por medio del sistema oficial de ferrocarriles. Todos los niños 
que querían participar debían someterse a un examen médico que se llevaba cabo por el personal y 
equipos provistos por el Ministerio de Salud Pública, y aquellos cuyas condiciones físicas les 
impedían participar se los trataba libre de cargo (Plotkin 275). 
 
 7
 
5 La portada de Mundo Deportivo de 15 de octubre de 1953 está dedicada a Perón en tanto Primer 
Deportista, con la leyenda: “En el Día de la Lealtad, el deporte argentino rinde su emocionado 
homenaje al presidente de la Nación, general Juan Perón, a quien todos los sectores admiran y 
aplauden como el primer deportista del país. Merced a su obra nuestro deporte vive un gran 
momento” (No. 235, 1) . En otro número de Mundo Deportivo que se titula "General Juan Perón, 
íntegro deportista, aparece la siguiente leyenda: "La mejor lección es la del ejemplo. Hacer, es el 
verbo más rotundo y de mayor fecundidad. La vida misma es una realización constante, en la cual la 
tenacidad no sabe del desfallecimiento. En la moderna concepción humana el deporte es un 
elemento ya incorporado a la convivencia social. Podemos afirmar que somos un gran pueblo de 
deportistas. La Nueva Argentina para su ventura, se afirma en un conductor de excepción, cuyo 
amor al deporte es innegable. El general Juan Perón se ha forjado en esta escuela de sacrificio y 
disciplina. Su juventud toda es un encadenamiento de actividad. Practicó el deporte y lo enseñó. Es 
de sus horas mozas un manual de normas éticas que aun hoy podría ser libro de cabecera para las 
generaciones que marchan hacia la realización del ideal. � Vida y ejemplo, el de nuestro Primer 
Ciudadano. Activa, sana, leal. Por ello, Mundo Deportivo le tributa este homenaje a quien, por 
merecimientos, es el PRIMER DEPORTISTA de la República. Indiscutiblemente." (citada en 
Massarino 6). Para una discusión del Duce como hombre deportivo ver Gori. En este trabajo la 
autora considera que “The exaltation of the viril body as a metaphor for the fascist creed was 
common to all fascits movements,but it materialization in the body of the Duce was a peculiar 
Italian phenomenon ( Gori 22). Considero que durante el peronismo se dio un fenómeno similar en 
al exaltación de las cualidades deportivas de Perón. 
 
6 Ver Falasca-Zamponi, quien analiza este mismo fenómeno su libro sobre el espectáculo fascista en 
al época de Mussolini. Ver también Cornelia Klinger, "The Concepts of the Sublime and the 
Beautiful in Kant and Lyotard," Constellations , vol. 2, no. 2 (October 1995), pp. 207-223.

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