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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ECONOMÍA “Análisis de los determinantes de la política cambiaria mexicana: un modelo monetario de precios flexibles (1996-2015)” T E S I S Para obtener el grado de: Licenciatura en Economía Presenta: Ramírez Véjar Brenda Laura Tutor de tesis: Dra. Magnolia Miriam Sosa Castro Ciudad Universitaria, Cd. Mx., abril 2018. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. De antemano gracias familia, amigos y todos aquellos que me han dado soporte para llegar al día de hoy. En primera instancia, agradezco a mi familia por cubrir mis necesidades materiales y, específicamente, a mi mamá por darme amor a manos llenas y por hacerme entender la importancia de encontrar la mejor versión de uno mismo; a mi papá, por enseñarme la pertinencia de llevar nuestra capacidad al máximo y por demostrarme que la edad no determina nuestra capacidad de aprendizaje. Grego, muchas gracias por recordarme que no venimos sólo a acumular éxitos sino a buscar con quién compartirlos, por recordarme que el tiempo es tan sagrado que no podemos darnos el lujo de descuidar nuestras amistades, intereses y hobbies, entender que debe haber espacio para uno también; no me canso de repetirlo: eres el claro ejemplo de que existen varios caminos para llegar a dónde uno quiere. Recuerda que te quiero sin medida. En más de una ocasión he dicho lo afortunada que soy al contar con gente que me procura y me alienta; por lo que quiero aprovechar para agradecer a la familia Nava Marín, por aceptarme, quererme y cuidarme tanto, especialmente a Yolis por brindarme además de amor, habilidades para la vida, una cuestión tan básica que me ha ayudado a abrirme puertas, por recurrir a mi llamado y consolar mi llanto. A Pame por alentar mi ambición, por obligarme a entender que nuestra Universidad es tan finita como queramos aprovecharla y ser una fuente de inspiración académica y personal. A Ame, por ofrecerme su casa, su amistad y permanecer unidas pese a la distancia. A ambas les deseos que sigan alcanzando sus anhelos hasta materializar la vida que desean. En mí, siempre tendrán una amiga con quién contar. Gracias, por tanto. A Iván por ser mi principal fuente de inspiración personal, por apoyar mi formación académica pese al desacuerdo, por ayudarme a entender que nuestras áreas de especialización no son excluyentes sino complementarias y que los economistas somos científicos sociales antes que profesionistas; por tener fe ciega en mi capacidad, por levantarme de la frustración y la decepción y, entre un sinnúmero de cosas más, por amarme incondicionalmente. ¡Gracias, amor! Recuerda que tu amor sigue siendo correspondido. A la Dra. Miriam Sosa, por ser el principal pilar de este proyecto al alentarme en múltiples ocasiones a continuar con el proceso; nuestra casa de estudios es afortunada por tener gente como ella que no ha perdido la fe en los alumnos. Gracias por compartirme parte de su conocimiento, por instruirme y creer en mí. Por último, agradezco a mi casa de estudios la oportunidad de mi formación que sin duda es privilegiada al contar con múltiples fuentes de cultura, deporte, tecnología, ciencia, investigación y desarrollo desde el bachillerato. Lo que más rescato de mi paso por la Universidad es la oportunidad de dimensionar mi ignorancia, de cuestionar y reformular mis ideales e intereses a través de espacios de discusión, principalmente en aulas, conferencias y movimientos de protesta estudiantil; de espacios ciencia y tecnología, al entrar en contacto con emprendimientos desarrollados en el Instituto de Biotecnología; de investigación, la cual es omnipotente en la Universidad; de cultura, no sólo gracias a los conciertos ofertados por la OFUNAM y las exposiciones temporales y permanentes en sus museos, sino gracias a la diversidad de su alumnado y la posibilidad de vivir la movilidad internacional, entre otros factores que contribuyen a mi desarrollo académico, laboral y principalmente personal. En pocas palabras: se hoy cierro el ciclo de ser estudiante, pero no doy fin al ciclo de ser universitaria. Contenido Introducción ............................................................................................ 1 1. La globalización e integración económica: impacto en la economía mexicana ................................................................................................ 6 1.1 Globalización económica: antecedentes, definición y principales características ........................................................................................ 7 1.2 La Integración Económica como la principal consecuencia de la globalización ........................................................................................ 15 1.2.1 Liberalización económica y financiera en América Latina ............ 17 1.3 El TLCAN y su impacto en las pautas financieras locales............... 30 1.4 Efectos en la política económica tras la liberación financiera ......... 38 Conclusión ........................................................................................... 44 2. Política monetaria y cambiaria en México: un acercamiento coyuntural y teórico ............................................................................................... 46 2.1 Antecedente histórico ..................................................................... 46 2.2 Política monetaria ........................................................................... 48 2.2.1 Importancia de la política monetaria ............................................ 49 2.2.2 Instrumentación de la política monetaria en México. ................... 54 2.3 Política cambiaria ........................................................................... 61 2.3.1 Instrumentación de la política cambiaria en México ..................... 70 2.4. Política Monetaria y Cambiaria en México: Un enfoque liberal ..... 73 Conclusión ........................................................................................... 75 3. Teorías de la determinación del tipo de cambio ................................ 77 3.1 Teoría Marxista .............................................................................. 77 3.2 Teoría Keynesiana ......................................................................... 81 3.3 Mundell-Fleming ............................................................................. 87 3.4 Teoría Neoclásica .......................................................................... 95 3.6 Teoría Monetarista ......................................................................... 97 Conclusión ......................................................................................... 103 4. Evidencia empírica: aplicación econométrica ................................. 106 4.1 Estudios relacionados .................................................................. 106 4.2 Definición teórica: Modelo monetario de precios flexibles ............. 112 4.3 Definición conceptual de variables ............................................... 116 4.4 Definición del modeloempírico OLS ............................................. 126 Conclusión ......................................................................................... 129 Conclusión General ............................................................................ 135 1 Introducción El objetivo de la presente investigación es analizar la determinación y evolución de la política cambiaria mexicana, en un contexto internacional de creciente integración comercial y económica. El análisis se desarrolla de manera teórica, estadística, descriptiva y empírica, a través del Modelo Monetario de Precios Flexibles durante el periodo enero 1996- diciembre 2015. El tipo de cambio se define como el precio relativo de una moneda respecto a una divisa. Entendiendo al tipo de cambio como un precio de la moneda local, su importancia en una economía radica en la capacidad de convertir los precios nacionales a precios extranjeros. Las fluctuaciones cambiarias permiten controlar el nivel de precios ante choques del exterior, así como, facilitar las transacciones con el resto del mundo al crear un sistema de unidades de medida homogéneas (Krugman, Obstfeld, & Melitz, 2012). México, es un país que se rige bajo un tipo de cambio flexible1 y que reconoce la acción del Banco Central, a través de operaciones de mercado abierto, para manipular la oferta de divisas del mercado, por lo cual, la política cambiaria no es considerada un 1 Para mayor información sobre los regímenes sobre los tipos de cambio y las políticas monetarias empleadas en cada país: “Annual Report on Exchange Arrangements and Exchange Restrictions 2013”. International Monetary Fund, October 2013” https://www.imf.org/external/pubs/nft/2013/areaers/ar2013.pdf https://www.imf.org/external/pubs/nft/2013/areaers/ar2013.pdf 2 instrumento de política económica, ya que se encuentra supeditada a la política monetaria (León, 2012) y en adición, no se alinea con los objetivos de crecimiento y desarrollo nacional, es decir, es una política de carácter reactivo con un alto costo para la economía mexicana al utilizar las reservas internacionales para evitar depreciaciones abruptas en la moneda local en lugar de destinar dichos recursos a actividades productivas o de impacto social (Calvo & Reinhart, 2002) en (Mantey de Anguiano, 2009). Por otra parte, una de las principales características de la producción mexicana es la dependencia a los insumos importados, especialmente de su mayor socio comercial Estados Unidos (Zabludovsky, 2005), por lo cual, la política cambiaria resulta crucial para preservar la estabilidad de los costos y, desde un segundo piso, de la competitividad de la economía mexicana. Conociendo que el tipo de cambio pudiera estar determinado por la política monetaria (Martínez, Sánchez, & Werner, 2001) la importancia de la presente investigación radica en el análisis de los principales determinantes del tipo de cambio en la economía mexicana a través de un modelo monetario de precios flexibles. La elección se fundamenta en la capacidad de capturar el efecto de las variables clave (tasa de interés, producto y base monetaria) de manera diferencial con el principal socio comercial de la economía mexicana Estados Unidos de América. 3 El periodo de estudio es de enero de 1996 a diciembre del 2015, debido a los importantes cambios sufridos a partir de 1994 en la dinámica comercial, económica y financiera a través de la firma del TLCAN y el proceso de liberalización económica y financiera con la adopción de manera oficial de un régimen cambiario flexible y la incorporación de metas inflacionarias en la economía, ambos temas serán retomados en extenso a lo largo del trabajo (Carstens & Werner, 1999). Tomando en consideración lo previamente expuesto, la hipótesis a probar en el presente trabajo es la siguiente: La determinación del tipo de cambio MX$/USD, en un periodo caracterizado por la integración comercial, la adopción de los programas de ajuste estructural2 y el proceso de liberalización económica y financiera en la economía mexicana, puede ser analizada a través de un modelo monetario de precios flexibles, ya que incorpora variables monetarias y de carácter macroeconómico que explican en buena medida los cambios en el precio relativo de la moneda mexicana en términos del dólar americano. El documento se encuentra estructurado en cuatro apartados. El apartado siguiente describe la dinámica económica global tras la 2 Conjunto de cambios en las políticas implementadas en los países en desarrollo, recomendadas por organismos internacionales como el FMI y BM, también conocidos como puntos del Consenso de Washington. 4 expansión internacional de los procesos de globalización e integración económica, especialmente la esfera financiera; lo anterior, con el objetivo de contextualizar el objeto de estudio de la presente investigación, enfatizando las consecuencias inmediatas en la economía local. Una vez expuesta la coyuntura internacional, como el principal antecedente a la actual política económica en México, el segundo apartado reúne las principales características de la política monetaria y cambiaria local, es decir, los objetivos internos y externos que persigue, y los principales canales de transmisión, adicionalmente el apartado tiene por objetivo dar a conocer la relevancia y pertinencia del ejercicio monetario y cambiario sano y alineado con las necesidades específicas de la economía mexicana; el apartado concluye con una breve crítica a la política actual. Derivado de que la presente investigación considera al tipo de cambio como un precio relativo, el tercer apartado funge como marco teórico al concentrar las principales teorías de determinación de precios; el apartado sintetiza las premisas para la determinación de precios que contemplan las teorías: marxista, keynesiana, modelo Mundell-Fleming, neoclásica y monetarista. Lo anterior permite concluir que el modelo monetario de precios flexibles, reúne las características de la economía mexicana en cuanto a la determinación del nivel cambiario se refiere. 5 El objetivo del último apartado es exponer formalmente el modelo monetario de precios flexibles para así determinar si en efecto las variables monetarias por excelencia, tanto de México como de Estado Unidos, determinan el nivel cambiario del peso mexicano respecto al dólar estadounidense y, en función de lo anterior, aprobar o rechazar la hipótesis propuesta. Finalmente, son expuestas las conclusiones de la investigación, implicaciones de política económica y futuras líneas de investigación de acuerdo a los resultados encontrados 6 1. La globalización e integración económica: impacto en la economía mexicana La pertinencia de ejercer una política cambiaria sana es un hecho irrefutable ante un panorama de constante interacción con el mundo; en ese sentido, es relevante y oportuno conocer las bases históricas, políticas y económicas que han nutrido el desarrollo del contexto económico y financiero global, esto permite comprender la dinámica de la política económica de aquellos Estados que han implementado un patrón de desarrollo de libre mercado. Por lo anterior, en la presente sección se exponen los criterios que explican la evolución y fortaleza de la dinámica globalizadora. El presente capítulo comienza describiendo el proceso de globalización y sus alcances en el mundo cerrando el apartado con el caso de América Latina; en la segunda sección, se resume el proceso de integración económica como consecuencia de la maduración de la globalización, finalizando con el caso latinoamericano. Por último, se destacan algunasde las ideas más trascendentes en materia de integración económica y su impacto en México tras la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), poniendo especial énfasis en la esfera financiera por contextualizar en mayor medida el objeto de estudio de la presente investigación: el tipo de cambio. 7 1.1 Globalización económica: antecedentes, definición y principales características El principio fundamental sobre el que descansa el libre comercio es perseguir el incremento de los ingresos en función de la especialización de cada entidad económica, es decir, al permitir que cada Estado se incorpore en las cadenas de valor donde resulta relativamente más productivo, éste alcanzará un incremento en sus ingresos al mismo tiempo que crece el valor agregado en la producción de bienes y servicios (Luna Martínez & González Nolasco, 2005), el tema por excelencia que nutre este patrón de desarrollo es la globalización. La globalización es un proceso de impacto multifacético ya que ha sentado las bases del desarrollo económico en un sinnúmero de economías que, a través de la internacionalización de sus procesos económicos, políticos y culturales, buscan establecer relaciones fructíferas con el mundo, dinámica que tuvo como uno de tantos resultados el desplazamiento de actores tradicionales como el Estado (Sáez, 1998). Así, la globalización se comprende como aquél proceso de integración en materia económica, social, cultural, laboral y ambiental que supone la desaparición de las fronteras geográficas y materiales entre naciones, por lo cual es poco acertado relacionar la globalización como un fenómeno exclusivo de la agenda 8 económica cuando, en realidad, supone elevar la interdependencia entre personas, países y mercados, más allá de las fronteras nacionales (Díaz, 2015). Algunos de los resultados más destacados del proceso han sido la creciente competencia en múltiples mercados, especialmente, por empresas trasnacionales, mayor frecuencia del monopolio, el desplazamiento de las acciones del Estado, acentuados procesos de privatización como mecanismos para erradicar diversos servicios públicos; así mismo, destaca el desarrollo tecnológico que detona olas de innovación industrial y financiera que contribuyen a internacionalizar procesos (Estay, Girón, & Martínez, 1999). 9 Gráfica 1. Inversión Extranjera Directa y Exportaciones de bienes y servicios del mundo (% del PIB) Fuente: Elaboración propia con cifras del Banco Mundial Dentro de otros alcances de la globalización se encuentran, en primer término, el creciente volumen de transacciones comerciales que, como se aprecia en la gráfica 1, ha incrementado en 10% en casi dos décadas (1990-2008), representando alrededor de una tercera parte del producto mundial para los últimos años (2011- 2014) y, en segundo término, el impulso que ha tomado la inversión extranjera directa (IED) como fuente de financiamiento complementaria. Los antecedentes de la internacionalización de las transacciones comerciales y financieras derivan del término de los acuerdos de 0 1 2 3 4 5 6 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 1 9 9 0 1 9 9 1 1 9 9 2 1 9 9 3 1 9 9 4 1 9 9 5 1 9 9 6 1 9 9 7 1 9 9 8 1 9 9 9 2 0 0 0 2 0 0 1 2 0 0 2 2 0 0 3 2 0 0 4 2 0 0 5 2 0 0 6 2 0 0 7 2 0 0 8 2 0 0 9 2 0 1 0 2 0 1 1 2 0 1 2 2 0 1 3 2 0 1 4 2 0 1 5 IE D EX PO R TA C IO N ES EXPORTACIONES IED 10 Bretton Woods los cuales permitirían combatir las adversidades de la guerra, principalmente, establecer una moneda internacional única que inyectara liquidez a los mercados, que evitara la extinción de los flujos comerciales y sostuviera condiciones propicias para el control del movimiento del capital sin impactar en el mercado interno (Arenas, 2005). Así, al superar la etapa de post-guerra a partir del Plan Marshall, y a generar un exceso de liquidez del dólar americano debido a su convertibilidad automática al oro, pronto Estados Unidos se encontró comprometido con sus pasivos y con un profundo déficit en la balanza de pagos, por tanto, las presiones cambiarias y la disminución relativa del oro, originada por una distribución inequitativa de la liquidez internacional se veían venir. Este acontecimiento marcó la pauta del régimen cambiario flexible, ya que, desde entonces, el valor del dólar obedece a la ley de oferta y demanda del mercado (Sarda, 1974). La década de los setenta fue clave para la gestación del nuevo patrón de la dinámica económica; la libre flotación implicó una nueva distribución del riesgo cambiario, estimulando el mercado de divisas y de derivados aunado a la creciente integración financiera. La progresiva liberación de los mercados financieros desarrolló 11 nuevas oportunidades para el capital, dando como efecto inmediato el contagio financiero3. En ese sentido, entre las múltiples características de la década de los setenta destacan dos, la primera es un bajo dinamismo en materia de comercio exterior derivado de altas barreras arancelarias y no arancelarias, la segunda, un proceso explosivo de internacionalización financiera derivado de la alta volatilidad, como consecuencia del fin del patrón oro. Respecto a la segunda característica, se encuentra que, para inicios de la década el monto de depósitos en dólares en la banca mundial ascendió a cien mil millones de dólares y, para mediados de la década, la cifra se quintuplicó (Palazuelos, 2014). Los resultados que arrojó la expansión de los mercados financieros fueron una explosión del crédito, recurrentes inversiones en divisas hechas por Bancas Centrales, empresas y personas, la popularidad de transacciones en petrodólares y eurodólares, y, una vigorosa emisión de deuda por parte de trasnacionales que buscaban financiamiento más económico. Naturalmente, las condiciones de deuda e inversión se fueron flexibilizando dando pie a que los 3 De acuerdo con (Palazuelos, 2014) algunos factores de los años setenta que contribuyeron a esta situación son; 1) La crisis del sistema monetario internacional, 2) la colocación de dólares en las economías occidentales y 3) la volatilidad en los mercados de materias primas. 12 préstamos bancarios y las obligaciones exteriores ganaran terreno dentro de las economías más necesitadas de liquidez, es decir, las economías no desarrolladas, dando origen a un nuevo mercado de capitales (Palazuelos, 2014). La nueva banca universal se caracteriza por una alta interrelación financiera, una amplia desregulación y liberalización, operaciones 24 horas al día, arbitraje y cotizaciones constantes, mayor uso de productos financieros como derivados4 y una alta sensibilidad ante la toma decisiones, por lo cual, se crean periodos de euforia o pánico que tienden a vaciar mercados y saturar otros. La reestructuración de las direcciones que toman los flujos de inversión tuvieron como consecuencia la desregulación del régimen cambiario, dando pie a que las tasas de interés nacionales convergieran con las internacionales logrando una disminución de la volatilidad mundial (Leriche Guzmán & Martínez, 1997). Desde entonces, el mercado de capitales concentra un sinnúmero de transacciones que conducen a la interdependencia económica, misma que permite la convergencia de la política financiera partiendo de las tasas de interés. Así, mientras mayor sea la integración mayor será la coordinación de la política económica; sin embargo, este proceso resulta heterogéneo para los países en vías 4 Activo financiero cuyo valor se basa en el precio de otro activo. 13 de desarrollo, quienes tomaron relevancia en el escenario económicodurante el proceso. Las principales diferencias radican en el rendimiento, éste suele ser más alto en mercados emergentes, dado que buscan compensar el riesgo en su economía a través de ofrecer un rendimiento mayor, lo cual deriva en una divergencia de las direcciones que toman los flujos de inversión al tomar ventaja de la mayor flexibilidad y velocidad en la nueva banca universal (Leriche Guzmán & Martínez, 1997). Cabe aclarar que la heterogeneidad dentro del proceso de globalización financiera es recurrente en los países en vías de desarrollo, en ellos se observa que desde la década de los setenta hasta los noventa lograron profundizar su participación en la banca universal a través del incremento de la recepción de los flujos de inversión de cartera y mayor presencia de las empresas multinacionales e inversión extranjera directa (Leriche Guzmán & Martínez, 1997). 14 Cuadro 1. Flujo neto de capitales hacia los países en vías de desarrollo (promedios anuales/ millones de dólares) 1973-1976 1977-1982 1983-1989 1990-1993 14,800 30,500 8,800 91,500 Fuente: (Leriche Guzmán & Martínez, 1997) Así, para la década de los ochenta el sistema financiero se encontró comprometido con las tres economías más endeudadas del mundo, México, Brasil y Argentina, generando la llamada crisis de la deuda externa. En el cuadro 1 se observa que a mediados de la década de los setenta la cantidad de flujos depositados en países en vías de desarrollo se aproximaba a los 15,000 mdd en promedio anual, dicha cifra incrementó seis veces su valor tras la internacionalización de los mercados para inicios de los noventa. El rol de economías latinas se retomará en el siguiente subapartado. En conclusión, la globalización es el resultado de la cooperación internacional que busca formalizar y estructurar las relaciones internacionales para alcanzar el máximo desarrollo económico a través de la explotación de las ventajas competitivas, en este 15 sentido, la integración económica también tuvo sus logros en la esfera comercial, dando pie a la creación de bloques económicos regionales que repercutieron en la coyuntura económica. 1.2 La Integración Económica como la principal consecuencia de la globalización La globalización financiera no fue el único alcance de la liberalización económica, en realidad ésta abarcó diversas esferas, un ejemplo es en la formación de bloques regionales en la década de los noventa; lo anterior, como la respuesta a la búsqueda de la optimización las ventajas competitivas tales como el bajo costo de transporte, de mano de obra, la libre circulación de bienes o la libre circulación de capitales entre países desarrollados y en vías de desarrollo (Dabat, Rivera, & Toledo, Noviembre, 2001). Un antecedente trascendental a los bloques regionales es la Ronda de Tokio llevada a cabo en 1973; ésta representó uno de los mayores logros en materia de cooperación internacional comercial, ya que bajo consenso estableció la reducción de las barreras no arancelarias, para regular las acciones del Estado en materia de comercio internacional, al mismo tiempo que estableció un marco institucional que planteara soluciones a las posibles dificultades desencadenadas por las relaciones comerciales internacionales y, 16 por último, facilitó la reducción arancelaria a 35% en manufacturas para los países pertenecientes a la OCDE. La Unión Europea es el ejemplo obligado al hablar de integración económica, ya que es resultado de la integración más profunda que ha visto el mundo en las últimas décadas. Sus inicios se remontan a 1958, con el mercado común europeo, el cual sufrió una serie de transformaciones hasta conseguir la unión monetaria, misma que ha permitido una mayor cohesión social, política y económica, dando paso al desarrollo de las economías más deprimidas de la zona. La unión monetaria no es la única forma de integración que se ha visto en las últimas tres décadas. Existe, de igual forma, el área de librecambio, la unión aduanera, mercado común e integración económica completa, aunque el área de librecambio es la forma de integración más común hoy en día (Honero, 2000). Aunque Europa representa el mayor de los éxitos en materia de integración económica, el mundo ha sido testigo de otros ejemplos que responden a esta búsqueda por la cooperación y competitividad en criterios como la educación, la cultura, la salud, etc. Algunos ejemplos son la Organización para la Unidad Africana, antecedente a la Unión Africana, modelo inspirado en la Unión Europea, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, la Comunidad Africana Oriental, la Unión Aduanera de 17 África Austral y la Comunidad Económica y Monetaria de África Central, como ejemplos que complementan la evidencia de la integración en dicho continente (Villareal, 2010) Dentro del continente asiático destacan: el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo Pérsico, el Consejo de Cooperación del Golfo, la Asociación de Naciones del Sureste Asiático y la Asociación Sudasiática para la Cooperación Regional. Otros ejemplos más actuales, firmes y consolidados o en proceso de construcción, son: la Organización de Cooperación de Shanghái, la Unión de Naciones Suramericanas, la Asociación de Naciones del Sureste Asiático, el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe y el Acuerdo de Asociación Transpacífico (Villareal, 2010). 1.2.1 Liberalización económica y financiera en América Latina La liberación económica tuvo alcances trascendentales en los países en vías de desarrollo, como Argentina, Brasil y Chile, quienes buscaron la apertura de sus sistemas financieros a consecuencia de los desajustes macroeconómicos que dejó la crisis de la deuda5; el nulo acceso a fondos de inversión llevó a las 5 La crisis del Tercer Mundo encabezada por México y Brasil, se caracteriza por una crítica restricción de fuentes de financiamiento necesarias para no interrumpir el desarrollo económico. 18 economías en vías de desarrollo a buscar nuevas formas de financiamiento, por medio de la liberación del comercio exterior y la inversión de portafolio. Así, el nuevo patrón de desarrollo para las economías en crisis fue la instauración de un sistema de incentivos para la atracción de flujos externos hacia sus mercados bursátiles. En la década de los setenta se sientan las bases de las relaciones financieras entre América Latina y el mundo, permitiendo que ésta se incorporara a la globalización financiera. Aunque éste es un proceso selectivo que maduró más en países desarrollados, para el caso del Cono Sur se encuentran Brasil, México, Argentina, Venezuela y Chile, como los países más involucrados y, por ende, más perjudicados a finales de los años ochenta, debido a que destacaron por ser los principales receptores de capital desencadenando la llamada crisis de la deuda en los ochenta (Ffrench-Davis & Tironi, 1981) Con relación a la integración económica, el principal antecedente se remonta a 1950 con la formación de un mercado común en búsqueda de la integración regional. Éste modelo es conocido como Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI), dicha estrategia se cristaliza con la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio en 1959; sin embargo, de la década de los sesenta a los ochenta, se observó un patrón de desarrollo hacia adentro 19 caracterizado por una alta protección a la industria nacional (Rangel & Garmendia, 2012). El debate académico acerca de las causas de la crisis de la deuda, ocurrida en la década de los ochenta, gira en torno al modelo de industrialización llevadoa cabo por el Estado en este grupo de países. Las principales críticas a este modelo fueron la intervención estatal, la falta de disciplina macroeconómica, una importante protección arancelaria y la incapacidad de las economías latinas por superar la dependencia internacional, algunas de estas anunciadas por parte de la ortodoxia y otras por parte de la izquierda. En la segunda mitad de los setenta las economías latinoamericanas se vieron presionadas por lograr un ritmo de crecimiento sostenido sin verse descapitalizadas por el sector externo, un déficit fiscal o una tasa de ahorro pobre. Lo anterior, revela los incentivos para recurrir al financiamiento externo, puesto que, la década de los cincuenta y sesenta representaron un aislamiento de la liquidez internacional para esta región, siendo el control cambiario y las políticas proteccionistas las únicas herramientas de ajuste. Así, las nuevas fuentes de financiamiento sucedieron a través de la liberación del comercio exterior y la inversión de portafolio, lo cual, define al nuevo patrón de desarrollo 20 latinoamericano como un sistema de incentivos para la recepción de capital privado externo. La entrada de recursos externos llegó a subsanar la condición macroeconómica de estas economías. La nueva dirección de los flujos internacionales apuntados hacia América Latina implicó la reconstrucción de un mercado internacional de capitales estimulado por la entrada de petrodólares a la región, complementado con la competencia oligopólica de los bancos por colocar recursos. La consecuencia fue una saturación de los mercados para la segunda mitad de la década de 1970. Así, el exceso de liquidez en el mercado de eurodólares, las tasas de interés reales bajas y el incremento de los precios de productos básicos- principalmente el petróleo- crearon un sistema de incentivos para recurrir en grandes magnitudes al financiamiento externa haciendo que América Latina absorbiera más de la mitad de la deuda privada del mundo entre 1973 y 1981; evidentemente, con semejante canalización de recursos, el riesgo crediticio y cambiario estaba implícito, de forma tal que, cuestionar la capacidad del control cambiario para evitar desequilibrios bruscos por fuga de capitales fue un síntoma de que América Latina era partícipe de la globalización financiera. 21 Conforme la década de los ochenta fue aconteciendo, las moratorias por el pago del servicio de la deuda, la deuda comercial y bilateral fueron más recurrentes, pese a la presión de los países acreedores; así, ante la incapacidad de pago se creó un sistema de renegociación con el objetivo de liquidar a los acreedores y salvaguardar al sistema financiero internacional. Este proceso puede describirse en tres etapas: 1) ajustes macroeconómicos masivos, 2) el Plan Baker y 3) el Plan Brady; cabe mencionar que estos últimos planes son descritos más adelante. En la reestructuración de la deuda participaron cuatro elementos clave: 1) los países deudores, 2) los bancos acreedores, 3) los gobiernos de bancos acreedores y 4) las instituciones financieras internacionales; todos ellos sumando esfuerzos para resolver la crisis de posible extinción del sistema financiero internacional, mismo que fue expuesto debido al endeudamiento excesivo no meditado, a la alta volatilidad en el precio de materias primas, al bajo crecimiento en países industrializados y a las altas tasas de interés impuestas por la Reserva Federal de Estado Unidos como combate a la inflación (Tello, 2003). El segundo grupo, los bancos acreedores, se vio inmerso desde los años setenta, donde estimulados por el alza del precio del petróleo accedieron a inundar los mercados latinoamericanos con este 22 recurso como aval; sin embargo, para los ochenta el cese de amortizaciones sostenidas se tradujo en significativas pérdidas y altas posibilidades de declararse en quiebra. Para su fortuna, los comités de renegociación intervinieron diplomática y financieramente para sostener el pago de los intereses correspondientes. El tercer grupo, los gobiernos acreedores, fue representado por una economía en particular: Estados Unidos. Las razones: ser la economía hegemónica y concentrar gran parte de la deuda en su banca privada. El objetivo era evitar pérdidas de corto plazo inyectando capital a la banca privada y así impedir una crisis financiera crónica que traspasara las fronteras nacionales. El Plan Baker sugirió reestructurar la deuda de 15 países – de los cuales 10 pertenecían a América Latina – si y sólo sí, los acreditados se apegaban a una serie de ajustes económicos como garante de producir el capital suficiente para hacer frente a sus pasivos. Por su parte, el Plan Brady se sumó a los esfuerzos del Plan Baker, incorporando quitas al proceso de reestructura; así el nuevo esquema de pagos fue avalado por el apoyo de la banca privada manifestando resultados hasta siete años después de haber comenzado la crisis. 23 El último y cuarto grupo, las instituciones internacionales, representadas por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y, en mayor medida, por el Fondo Monetario Internacional, quien fungió como coordinador al ser un acreedor de segundo piso, al desarrollar el paquete de reformas económicas que contribuyeran al saneamiento macroeconómico necesario para hacer frente al pago de la deuda. Dicho ajuste económico se caracterizó principalmente por la liberación comercial, por un proceso de privatización como ejercicio de reducción del Estado y la generación de un sistema de incentivos para la inversión extranjera. A raíz de esta reforma económica, América Latina sería partícipe del fenómeno de globalización. América Latina se vio orillada a reestructurar su estrategia económica alineándose a los objetivos del nuevo patrón de desarrollo, es decir, depuró sectores tradicionales de su economía para sustituirlos por mercados libres con la idea de incrementar su competitividad. La implementación del liberalismo latinoamericano tiene lugar gracias al Consenso de Washington en 1989 donde, a través de tintes ortodoxos de política económica, se persiguieron dos objetivos: en primer lugar, la apertura económica y, en segundo plano, la disciplina macroeconómica (Rangel & Garmendia, 2012). 24 De forma concreta, el Consenso de Washington se conformó por diez objetivos puntuales enfocados en la promoción de las exportaciones, la estabilidad cambiaria, la generación de ahorro doméstico y la reducción de la participación del Estado. El decálogo se compone por los siguientes puntos: 1) disciplina fiscal, 2) ponderación del gasto púbico, 3) reforma fiscal, 4) liberalización financiera, 5) tipo de cambio competitivo, 6) liberalización del comercio, 7) liberalización a la inversión extranjera directa, 8) privatizaciones, 9) desregulación y 10) transparencia en los derechos de propiedad (Rangel & Garmendia, 2012). Dicha agenda fue construida con el objetivo de sacar a América Latina del estado de depresión económica, por medio de la ampliación de la base tributaria, tasas de interés determinadas por el mercado, fomento a las exportaciones, reducción arancelaria, impulso a la productividad y competencia y la reducción del Estado como medida compensatoria del déficit público; todo lo anterior, complementado con las medidas expuestas en el decálogo, pero no obligando a los Estados a ejercerlo de manera absoluta. Las economías latinoamericanas presentaban diversas necesidades, por lo que este listado representó un paquete de sugerencias para superar la recesión y garantizar el pago de la deuda, por lo cual, sí se alineó a los intereses comerciales y financieros de la región (Rangel & Garmendia, 2012). 25 La liberación financieray la consecuente apertura de los mercados de capitales fueron establecidos con el objetivo de nutrir el nuevo patrón de desarrollo, el libre mercado, por lo que siempre fueron impulsados por paquetes de política económica complementarios que convergían hacia una liberación cada vez más profunda; esta fue la forma en que diversos países latinos sobresalieron durante la década de 1970 (Held, 1994). Algunas de las reformas complementarias del proceso de liberación financiera fueron la diversificación de los servicios ofertados, confluyendo hacia la evolución de los mercados financieros; así como, el establecimiento de un sistema financiero más flexible y desregulado que robusteciera su eficiencia al permitir que las tasas de interés y el tipo de cambio fueran determinadas por las fuerzas del mercado y, por último, la eliminación de las restricciones para la captación y la concesión de fondos prestables (Held, 1994). Ambos objetivos, la apertura comercial y la disciplina macroeconómica, tuvieron un meta objetivo: sanear los estragos de la crisis de la deuda en el Cono Sur para evitar el colapso del sistema financiero y monetario mundial. Por ello, la década de los noventa resulta trascendental para las economías latinoamericanas, representa la apertura oficial del comercio, un 26 drástico programa fiscal y un acentuado proceso de privatización que, sumado a la reducción de las tasas de interés de los Estados Unidos, arrojó una ola de inversiones de cartera hacia los mercados de valores más sólidos de la región. En esta década se da la instauración del neoliberalismo (Rangel & Garmendia, 2012). Aunque la teoría ofrece diversas ventajas tras la liberación del mercado de capitales, en el caso de las economías en vías de desarrollo se observa un proceso poco dinámico que requiere de reformas profundas que faciliten el proceso de maduración del sistema financiero para así obtener ventajas ante tal liberación; como se mencionó anteriormente, el contagio financiero ha sido la principal externalidad negativa de este proceso a razón de la carencia de supervisión internacional y una extrema flexibilidad de los mercados. Sin duda, la posibilidad del contagio financiero lleva a las economías a ejercer política económica enfocada a disminuir el impacto de las turbulencias de la economía mundial, por medio de la manipulación de variables macroeconómicas clave como lo son la tasa de interés y el tipo de cambio. Cabe destacar que la movilidad de capital no responde a una nueva dinámica prestablecida, en realidad, responde a un proceso natural de optimización a través de la búsqueda de rendimiento, la cual ha madurado a lo largo de las décadas. Estas inversiones, 27 principalmente de empresas multinacionales, se enfocan en la apertura mercantil para incorporarse en cadenas productivas, procesos de subcontratación y a la aplicación de nuevas tecnologías. La inversión extranjera ha sido uno de los elementos más importantes para el patrón de desarrollo ascendiendo a 3’456,000 millones de dólares para 1997, concentrándose sólo el 20% en países en vías de desarrollo (de Anguiano & Levy, 2002). No sólo la inversión extranjera se popularizó, otros instrumentos altamente volátiles ganaron terreno en los flujos de fondos, por ejemplo los fondos de coberturas, las compañías de seguros y los fondos de pensiones; todos con gran disposición a trasladarse entre en los mercados para conseguir el rendimiento buscado, estas transacciones cambiarias representan la compra venta de futuros, principalmente, y han tenido un dinamismo destacado desde los noventa, incrementando su volumen en 26% de 1995 a 1998 de acuerdo con el Banco Internacional de Pagos (de Anguiano & Levy, 2002). Ante la evolución de los flujos de fondos y la consecuente volatilidad cambiaria, los países menos capitalizados se han refugiado en las reservas internacionales como una herramienta de cobertura ante severas descapitalizaciones, por tanto, no es extraño ver que hay un incremento de las reservas guardadas 28 desde 1998 en adelante; si bien el acaparar reservas es una protección para los mercados cambiarios emergentes, también es cierto que el costo de ésta política es alto, al incrementar la deuda externa privada (de Anguiano & Levy, 2002). Por otro lado, durante la crisis de la deuda en México destacó la colaboración entre el gobierno y la comunidad financiera internacional; el objetivo fue recuperar la estabilidad económica nacional perdida en la década de los ochenta debido a las reformas bancarias. Así, para el año de 1988 y 1989 la Secretaría de Hacienda y Crédito Público logró reestructurar la deuda, inauguró un periodo de colaboración bilateral entre Estados Unidos y México, la génesis de estas relaciones surge con el Plan Brady, misma que más adelante tomaría forma de un Tratado de Libre Comercio (Zabadúa, 1994). Lo anterior expone que el proceso de globalización financiera no es resultado de la cooperación planeada entre las economías, en sí, responde a la dinámica natural de los capitales y su búsqueda por un rendimiento cada vez más alto; sin embargo, el caso de la crisis de la deuda evidencia que órganos públicos, privados e internacionales se interrelacionan a razón del proceso natural que desarrollan los flujos de capital a lo largo de la nueva banca universal y éste mismo acontecimiento es el parte aguas de buscar 29 integrar a México a los mercados de capitales para recuperar los niveles de inversión extranjera y alcanzar tasas de crecimiento superiores, a partir de esta época la política económica se enfoca en la atracción de flujos de capital como una estrategia de financiamiento de corto plazo (Zabadúa, 1994). Cabe destacar que los efectos económicos y sociales de las reformas estructurales en América Latina son un tema de debate entre diversos académicos, anteriormente se han citado diversos trabajos que explican las causas de este fenómeno, pero tales premisas no son el consenso académico. El tema del bajo crecimiento histórico desde la década de los noventa, del 2.7% promedio; además, la creciente inequidad en la distribución de los ingresos entre países de altos y bajos ingresos es un tema pendiente que no ha alcanzado un consenso (Ffrench-Davis R. ). La volatilidad financiera también representa un área de oportunidad para la región ya que la integración incrementa la exposición de las economías a choques externos por lo que constantemente presiona la capacidad del ejecutivo para hacer frente a los mismos; de igual forma, se observa que las PyMES carecen de instrumentos de recuperación ante dicha coyuntura, por lo que superar las crisis venideras representa un factor de supervivencia importante lo que 30 resulta en adversidades en materia de competitividad y desarrollo del mercado interno (Ffrench-Davis R. ). 1.3 El TLCAN y su impacto en las pautas financieras locales Como se analiza en el apartado anterior, la desregulación económica responde a una convergencia mundial por liberar los mercados, a crear un sistema de incentivos para la recepción de flujos de capital internacional, así como, crear un sistema financiero lo suficientemente maduro como para hacer frente al pago de la deuda concebida principalmente con Estados Unidos. Todo ello representó para México un cambio estructural que definiría dentro de su política económica un patrón de desarrollo basado en el mercado eficiente. El dictamen se volvió oficial con la firma del Plan Brady, el Consenso de Washington y culminó con el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN). El Plan Brady marcó el inicio de la cooperación entre la economía mexicana y el sistema financiero internacional, el objetivo fue, al igual que con el resto de paíseslatinoamericanos endeudados, renegociar la deuda para evitar la quiebra de la banca privada y sanear la economía nacional a principios de la década de los noventa, inaugurando una nueva ola de colaboración bilateral entre México y Estados Unidos. En 1982, la economía mexicana informó al Departamento del Tesoro y a la Reserva Federal de Estados 31 Unidos la carencia la liquidez necesaria para cubrir el pago del servicio de la deuda (Zabadúa, 1994). El modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) también fue uno de los factores indiscutibles del proceso, aunque éste tiene algunas particularidades en el caso mexicano. El modelo se agota en la década de los setenta en América Latina y coincide con la reestructuración económica; la diferencia de México con América Latina radica en que este proceso es simultáneo a la represión financiera y al descubrimiento de abundantes reservas petroleras. En este sentido, el sexenio de Miguel de la Madrid prestó atención a dos objetivos: la estabilidad macroeconómica y el cambio estructural para adoptar el nuevo patrón de desarrollo referenciado en el Consenso de Washington (Martínez L. R.). El panorama económico presentó adversidades, como estancamiento económico, pérdida del poder adquisitivo, altos procesos inflacionarios y una creciente deuda pública, 94.8% respecto del PIB. Por lo anterior, sentó las bases para la instauración de la liberalización económica; tal ejercicio se desarrolló bajo tres ejes: el mercado financiero, el mercado de bienes y servicios, y el mercado laboral. La liberalización del mercado financiero tuvo lugar en la reforma de 1985, en donde las principales consecuencias fueron la reducción del encaje legal, 32 eliminación de topes a la tasa de interés, mayor terreno a la inversión extranjera en casas de bolsa, grupos financieros y bancos y se eliminan los créditos obligatorios, aunque la consecuencia más trascendental es el anclaje cambiario para contener la inflación, reduciéndose hasta 3% en 1993 (Martínez L. R.). Continuando con la liberalización financiera, la apertura de las cuentas de capitales representó otro elemento que nutrió el patrón de desarrollo “hacia afuera”, a través de la emisión de deuda; sin embargo, el capital permanecía en el mercado nacional gracias al diferencial de interés, lo cual, permitió el crecimiento económico en México entre 1988 y 1994. En cuanto al mercado de bienes y servicios, este fue un proceso de mayor magnitud, dado que el Estado se había robustecido, así, la privatización y la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte redujeron significativamente la participación del Estado desincorporando más de 1000 empresas públicas además de establecer un régimen más flexible ante la comercialización, adquisición, operación y explotación de la inversión privada (Martínez L. R.). El antecedente al Tratado de Libre Comercio con América del Norte se remonta a 1986, con el ingreso de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). Desde entonces, la práctica de reducción arancelaria se había convertido en una de 33 las herramientas más concurridas en materia de política comercial. Las ventajas que esto representó para México fueron la no discriminación o trato de la nación más favorecida, estabilidad de concesiones, protección arancelaria premeditada, reciprocidad, trato a subsidios y dumping, salvaguardas y medidas de protección, solución de diferencias y disposiciones varias; todo ello, permitiría que México elevara su coeficiente de exportación al mismo tiempo que nutría el nuevo patrón de desarrollo hacia afuera para sanear la crítica posición macroeconómica característica de la década de los ochenta (Alfaro, 1986). El ingreso de México al GATT representó un mecanismo para mitigar el riesgo por la dependencia de las relaciones con Estados Unidos; al respecto, la relación bilateral se desarrolla con tres antecedentes principales, el primero ocurre en la década de los ochenta donde México financió parcialmente la deuda externa con la banca estadounidense; posteriormente, se instauró el programa de ajuste estructural ocurrido en la mitad de la misma década; por último, tras sentar las bases de estabilidad macroeconómica, ocurre la liberalización del comercio y la inversión extranjera directa (Bielma, 2006). El tercer antecedente, de liberalización del comercio y de la inversión extranjera directa, representa el cambio estructural más 34 relevante que sufre la economía mexicana, ya que, es la inserción de México en el proceso de división internacional de trabajo, que se institucionaliza con la firma del TLCAN en 1994, donde, las nuevas pautas económicas son la libre circulación de mercancías, servicios, derechos de propiedad intelectual y un régimen de libertad total de circulación de capitales, mismo que creará fuentes financiamiento mientras retará a la política cambiaria y monetaria a neutralizar los choques externos de demanda y oferta de bonos. El Tratado del Libre Comercio con América del Norte no puede clasificarse bajo la definición estricta de Balassa op. cit., debido a que este tratado no se ejecuta con economías con el mismo nivel de desarrollo. El TLCAN es un acuerdo internacional que libera los flujos comerciales y financieros de las economías partícipes, México, Estados Unidos y Canadá, cada una con distintos niveles de desarrollo. Para el mundo resultó novedoso al resultar en uno de los primeros esfuerzos por establecer relaciones entre países del norte y sur (Bielma, 2006). Cabe aclarar que la firma del TLCAN no fue el detonante de la cooperación bilateral entre México y Estados Unidos, en realidad, las relaciones comerciales y financieras entre ambas economías responden a una dinámica natural de los mercados. En el periodo previo a la entrada en vigor del TLCAN, 1985 a 1993, las 35 exportaciones totales mexicanas hacia América del Norte representaban el 72% y aún antes de la entrada al GATT, de 1980 a 1984, más de la mitad de las exportaciones totales se dirigían hacia ésta misma región, donde, más de tres cuartas partes de las exportaciones correspondían específicamente a Estados Unidos para ambos periodos. Esto explica la pertinencia de crear un marco legal que facilitara el flujo económico entre México y Estados Unidos (Bielma, 2006). Estados Unidos ha sido el principal socio comercial de México desde la década de los treinta y, desde entonces, las exportaciones e importaciones hacia dicho país han representado más de tres cuartas partes del comercio exterior. Y en lo que refiere a la deuda pública y privada, también existe una notoria preferencia por la banca estadounidense. Por lo tanto, el hecho de que México firmara un acuerdo comercial preferencial con Estados Unidos antes que con cualquier otra economía responde a una dinámica histórica económica (Anyul, Moreno-Brid, & Nápoles, 2011). México tuvo otros intentos de acuerdos preferenciales, por ejemplo Plan Puebla Panamá (PPP), sin embargo, el acuerdo comercial con América del Norte representa el mayor avance en materia de integración ya que sustituyó el modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) por un modelo que facilitó el 36 intercambio y permitió el desarrollo y crecimiento del sector exportador mexicano, prueba de ello es el saldo de la balanza comercial como se muestra en la siguiente gráfica (Anyul, Moreno- Brid, & Nápoles, 2011). Gráfica 2. Saldo de la Balanza de Pagos Mexicana con Estados Unidos y Canadá. (Millones de dólares americanos) Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de México. El Tratado de Libre Comercio con América del Norte, sin duda, marcó el parte aguas en la estructuraeconómica en México; si bien, es cierto que ha generado múltiples ventajas para contribuir al desarrollo, también es cierto que existen diversas áreas de oportunidad, por ejemplo, dentro del sector agropecuario la -2,000.0 0.0 2,000.0 4,000.0 6,000.0 8,000.0 10,000.0 12,000.0 14,000.0 1 9 9 3 1 9 9 4 1 9 9 5 1 9 9 6 1 9 9 7 1 9 9 8 1 9 9 9 2 0 0 0 2 0 0 1 2 0 0 2 2 0 0 3 2 0 0 4 2 0 0 5 2 0 0 6 2 0 0 7 2 0 0 8 2 0 0 9 2 0 1 0 2 0 1 1 2 0 1 2 2 0 1 3 2 0 1 4 2 0 1 5 2 0 1 6 Estados Unidos Canadá 37 producción de hortalizas y frutas destinadas a exportación mostró un gran dinamismo, sin embargo, sectores como la ganadería, la producción de granos y oleaginosas resultaron poco favorecidos del proceso (Gutiérrez, 2005). El sector manufacturero ha sido uno de más beneficiados del proceso de integración comercial, el crecimiento de las exportaciones respalda esta premisa; sin embargo, siendo uno de los sectores más dinámicos la derrama económica no es suficiente para contribuir al crecimiento económico, dado que los empleos generados son de baja remuneración y aportan bajo valor agregado; así al año 2000 la maquila mexicana importó $61,709 millones de dólares mientras que consumió $1,900 millones de dólares en materia prima y componentes en el mercado nacional (Gutiérrez, 2005). Analizar a profundidad las ventajas y desventajas que representa el TLCAN para México implica desarrollar y retomar nuevas y ya existentes líneas de investigación. El objetivo del presente apartado es únicamente contextualizar el proceso de integración entre México y Estados Unidos, para así, definir la relevancia de analizar el tipo de cambio del peso mexicano contra el dólar estadounidense. 38 1.4 Efectos en la política económica tras la liberación financiera El año de 1989 representa el inicio de la liberalización financiera, con ella, la desregulación del crédito y las tasas de interés se vuelven una realidad que se complementa con una amplia apertura de la cuenta de capital dentro de la balanza de pagos, así como un mayor acceso a la inversión extranjera en los mercados financieros domésticos y a las sociedades anónimas no financieras. Otro complemento importante a la reforma de liberalización es el proceso de privatización de la banca y la definición de un marco legislativo más flexible con el ejercicio de la multibanca, las aseguradoras, los mercados de valores y otros conglomerados financieros (Martínez L. R.). Dentro de los factores que más nutrieron el proceso de liberalización financiera se observó la reducción del riesgo país, un alza en las tasas de interés compensatorias del riesgo cambiario con miras a una estabilización de precios y, por último, la caída de las tasas de interés en Estados Unidos y otros países industrializados. Tras lo anterior, México se colocó como unos de los destinos favoritos para la inversión extranjera desde finales de los ochenta, ya que, entre 1982 y 1992 el peso de la inversión extranjera en la balanza de pagos pasó de 1.5% a 7.1% respecto del PIB, de este monto el correspondiente a la inversión de cartera 39 fue de 15.5% para 1989 y creció hasta 52% para 1992 (Razú, 1994). Las autoridades del sistema financiero mexicano sumaron esfuerzos para que la captación de inversiones internacionales directas e indirectas incrementaran potencialmente, una forma de estimular el dinamismo en este mercado fue la diversificación de las alternativas accionarias, por ejemplo, a raíz de la liberalización se permitía la colocación de acciones de sociedades anónimas mexicanas en el mercado estadounidense, además, adquisición por inversionistas extranjeros en el mercado de valores nacional, así como acceso de inversión extranjera a la tesorería nacional en el corto plazo, por medio de los instrumentos denominados Certificados de la Tesorería (CETES) y otros títulos públicos; igualmente, otros agentes económicos como empresas y bancos, también han tenido acceso al flujo de inversión extranjera por medio de bonos, valores comerciales y certificados de depósito (Held, 1994). El dinamismo del mercado financiero mexicano logró significativos avances entre 1989 y 1992. Por ejemplo, una creciente tendencia a disminuir la deuda pública, un acelerado crecimiento de la deuda privada de la banca comercial, una expansión del mercado privado no bancario y una saturación de inversión extranjera, 40 principalmente, de cartera. Así mismo, gracias al atractivo diferencial entre la tasa de interés doméstica y la tasa de interés extranjera, la banca captó 980 millones de dólares para 1989 y 5,253 millones de dólares para 1991, robusteciendo la deuda externa, pero capitalizando a la economía (Razú, 1994). La reforma financiera de 1989 que dio lugar a los sucesos anteriormente expuestos, fue sólo el inicio de la inserción de México en el mercado financiero global. En dicha materia, el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) ofertó un nuevo paquete de servicios financieros que servirían para fortalecer este proceso, además de profundizar la integración económica, especialmente con Estados Unidos. La presencia de las economías de América del Norte en México arrojó una serie de consecuencias que permitieron mejorar las condiciones de competencia en el sistema financiero, elevar la eficacia y reducir los márgenes. Estas implicaciones pueden dividirse en dos rubros, el primero es la facilidad de los residentes de los tres países de adquirir servicios financieros en los mercados del resto de los partícipes y, en segundo lugar, según lo estipulado en el marco legal del país donde residen, para las subsidiarias financieras extranjeras. Es decir, gracias a los acuerdos preferenciales entre América del Norte se eliminan las restricciones 41 a los flujos de capital extranjero, evitando la represión de los mercados de las regulaciones nacionales sobre instituciones financieras extranjeras procedentes de los países implicados (Boncheva, 2000). Lo convenido en el TLCAN en materia de liberalización financiera consistió en que la banca comercial, las casas de bolsa, las aseguradoras y financieras, es decir la multibanca, de las economías involucradas tuvieran libre acceso a los flujos en un periodo máximo de seis años, comenzando en el año de entrada en vigor, 1994. El proceso ocurrió respetando lo establecido ya que, a medida que avanzaban los años las restricciones al mercado se flexibilizaban, un ejemplo es el incremento de la participación extranjera en la banca comercial (Boncheva, 2000). Los intereses detrás de la liberalización financiera se debieron a la gran atracción del mercado mexicano, dado que las operaciones denominadas en pesos, en lugar de dólares, representaban una ventaja competitiva para Estados Unidos y Canadá ya que la comercialización del peso fuera del país no era aprobada legalmente. Así, tras la liberalización, se despertó el interés, sobre todo de empresas financieras estadounidenses, por crear fusiones y adquisiciones en el mercado doméstico, fomentando la entrada 42 de swaps y opciones al mercado financiero nacional (Boncheva, 2000). Otros argumentos a favor de la banca estadounidense en México obedecen a la estructura poco competitiva e ineficiente de la banca comercial mexicana, la cual estaba altamente concentrada, ya que 3 instituciones bancarias concentraban el 60% del mercado. La respuesta esperada era el incremento de la demanda por servicios bancarios y sobre todo expandirla hacia otras regiones del país que se encontraban rezagadas de la esfera financiera, por ello, dentro de lo convenido en el TLCAN, México permitió a las empresas financieras no bancarias establecer diferentes filialesen el país para ofrecer servicios de crédito al consumo, crédito comercial y préstamos hipotecarios como ejercicio de combate a la represión financiera y falta de competitividad (Boncheva, 2000). El TLCAN representa una nueva etapa en el sistema financiero mexicano detonado por la entrada de instituciones financieras extranjeras, donde el grueso son intermediarios no bancarios, que disfrutan de las nuevas flexibilidades del marco legal. Sin embargo, cabe mencionar que los objetivos del TLCAN no persiguieron irrumpir en el ejercicio de la banca central, ni aquellas en dependencias públicas que pudieran intervenir en la esfera financiera. Del mismo modo, no se incorpora el sistema de 43 seguridad social, pensiones o tareas de la banca de desarrollo (Boncheva, 2000). La liberalización financiera tuvo impactos monetarios, cambiarios y comerciales, ya que la entrada de capitales al país fomentó una política monetaria de esterilización en el mercado de divisas, para evitar un proceso inflacionario y una apreciación cambiaria abrupta, el consecuente incremento de la reserva internacional permitió financiar el déficit de la balanza de pagos en un 79%; la consecuencia más destacable es la apreciación cambiaria del 17.6% ocurrida en 1992 (Razú, 1994). Los factores que fortalecieron la relación entre México y Estados Unidos y que responden incógnitas sobre la política económica mexicana actual son diversos aunque destaca, en primer término, la tendencia mundial por adoptar un patrón de desarrollo “hacia afuera” lo que influyó en la elección del modelo de política económica mexicana y, en segundo término, la crisis de la deuda que evidenció la necesidad por establecer la libertad financiera de los mercados y permitió que la economía nacional fuera auxiliada en el proceso de su cambio estructural. 44 Conclusión El presente capítulo tiene como objetivo principal analizar el contexto histórico de las relaciones políticas, económicas y, sobre todo, comerciales entre México y Estados Unidos. Tras desarrollar el antecedente, se expone la importancia que representa esta relación para México, así como, su impacto en las principales variables económicas como el tipo de cambio. Las relaciones entre México y Estados Unidos se han gestado en un periodo anterior a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en ese sentido, no es pertinente afirmar que este fenómeno marcó la pauta para el ajuste estructural que sufrió la política económica mexicana. Si bien es cierto que la firma del Tratado es consecuencia de una tendencia mundial y de la necesidad de implementar un nuevo patrón de desarrollo, cabe aclarar que el Tratado explica, parcialmente, el rumbo de la política económica mexicana. En conclusión, la internacionalización del capital impulsó el proceso de globalización, y es a razón de este proceso que las economías encuentran la respuesta al desarrollo económico en la integración económica. La integración económica, como tendencia mundial, fomentó la firma de diversos Tratados Comerciales que impulsaron 45 las exportaciones y la inversión extranjera directa, profundizando la previa integración entre las economías. Así, fue como México y Estados Unidos, a partir de las olas internacionales de inversión extrajera directa e indirecta, y acrecentado el volumen de transacciones comerciales entre ambas economías, afianzaron su relación, formalizándola a través de un Tratado de Libre Comercio que vigilara los intereses de cada involucrado. Si bien, en la actualidad el Tratado no ha alcanzado totalmente las expectativas que descansaban sobre él, es irrefutable su relevancia y por lo tanto su estudio para México. En el siguiente capítulo, se expone el resultado de la inserción de México a la globalización y su impacto en materia monetaria y cambiaria, así mismo, sus canales de impacto y los objetivos que persigue, con el fin de establecer su relevancia para la sanidad macroeconómica. 46 2. Política monetaria y cambiaria en México: un acercamiento coyuntural y teórico El objetivo del presente capítulo es dar a conocer la relevancia de un sano ejercicio monetario y cambiario, así como, exponer los objetos que persiguen ambas políticas, si bien se mencionan algunos alcances y logros, cabe aclarar que la evaluación del ejercicio del Banxico no es objeto de estudio de la presente investigación, el capítulo busca únicamente contextualizar la determinación del nivel cambiario. Para lograr dicho objetivo se exponen las medidas de mitigación del Estado mexicano para aminorar los desequilibrios monetario, cambiario y externo, a través de dos principales secciones. En primer lugar, se hace un breve recorrido teórico sobre el ejercicio de la política monetaria, su relevancia y funcionamiento. Una vez sentadas las bases teóricas se expone la coyuntura nacional en la misma materia. Posteriormente, se presentan los retos a alcanzar del nuevo régimen cambiario, para después, describir las facultades cambiarias del Estado mexicano y los resultados que ha encontrado tal administración. 2.1 Antecedente histórico En la sección anterior se exponen las causas internas y externas que derivaron en el actual modelo de política económica. El actual 47 régimen cambiario de libre flotación y el régimen monetario con objetivos de inflación encuentran su antecedente en la década de los noventa, en ambos se encontró resolución a los desequilibrios cambiario, externo y fiscal de la economía mexicana, necesarios para alcanzar niveles limitados de inflación y un tipo de cambio que contribuyeran a la competitividad de México en el exterior y al mismo tiempo subsanar los choques internacionales financieros; lo anterior, derivado del proceso de liberalización que sufrió el país en la década. Así el Estado mexicano, a cargo del Presidente Carlos Salinas de Gortari, había impuesto un modelo económico enfocado en incrementar la participación el sector externo y la estabilidad macroeconómica a través de la privatización, la desregulación y el control de la inflación; para 1995 los resultados eran una política económica que buscaba converger con los parámetros internacionales, sobre todo el nivel de la tasa de interés. Cabe mencionar que en la década las tasas internacionales no eran altas, por lo que la inversión extranjera, particularmente la de cartera, ingresó al mercado nacional otorgando liquidez (Leriche Guzmán & Martínez Pérez, 1997). La acumulación de ahorro externo permitió sostener el nivel cambiario nominal e impulsó a la política monetaria para alcanzar un nivel inflacionario aproximado de 7% entre 1990 y 1994; sin embargo, el tipo de cambio real se vio sobrevaluado impactando 48 severamente en la competitividad de precios en el exterior y, por tanto, en la balanza comercial. El déficit en cuenta corriente se financió a través de la recaudación de ahorro externo, del cual, gran parte fue inversión de cartera, por lo que, México era vulnerable ante la coyuntura internacional (Leriche Guzmán & Martínez Pérez, 1997). Así, tras que el mercado internacional de divisas elevara el nivel de las tasas de interés, la inversión de cartera que otorgaba liquidez al Estado mexicano y que permitía mitigar los desequilibrios presentados migró en busca de un mayor rendimiento. Las consecuencias de esta pérdida de capital fueron un brusco ajuste del nivel cambiario y la necesidad de financiar el servicio de la deuda con el exterior. En cuanto al desequilibrio cambiario, se instrumentó un régimen de flotación con bandas, para así, otorgar margen de maniobra al Banco Central y evitar procesos inflacionarios (Leriche Guzmán & Martínez Pérez, 1997). El análisis precedente, revela la importanciay el impacto de la política monetaria y cambiaria en la actividad económica nacional. Es por ello que en las siguientes secciones se define y analiza a detalle tan importante tópico. 2.2 Política monetaria La política monetaria de metas de inflación implementa en el Banco Central el compromiso de cumplir con un objetivo de tasa de 49 inflación previamente determinado, para ello, se apoya en un conjunto de instrumentos directos e indirectos. De igual modo, la política monetaria con metas de inflación está acompañada de un ancla nominal establecida por la inflación esperada, de la autonomía al banco central y del uso de las tasas de interés como el instrumento fundamental de dicha política (Galindo & Ros, 2006). Es importante mencionar que para el caso de economías emergentes, las presiones sobre la inflación por choques fiscales o externos son pobremente frenados por este régimen monetario, especialmente, en el caso de la regulación del nivel de tipo de cambio, dado que el cambio en el flujo de capital suele ser más brusco en mercados financieros poco desarrollados y en instituciones monetarias y financieras de poca credibilidad (Galindo & Ros, 2006). 2.2.1 Importancia de la política monetaria Dentro de la teoría macroeconómica, el estudio de la política monetaria es uno de los pilares fundamentales para comprender el funcionamiento de los agregados macroeconómicos. La política monetaria se ejerce sobre el mercado de dinero, la dicotomía de éste se conforma por la oferta monetaria y la demanda de fondos, por lo que, las autoridades monetarias buscarán que el comportamiento de éstos converja hacia el equilibrio. Las acciones más concurridas por parte de las autoridades monetarias, dentro de este espacio, para intervenir en el volumen de la oferta 50 monetaria, son operaciones de mercado abierto, operaciones de redescuento y operaciones de cambio (Sachs & Larraín B., 1994). Las operaciones de mercado abierto se definen como la compra o venta de bonos en el mercado de dinero. La compra de bonos u otros activos financieros permitirá incrementar la liquidez en la oferta monetaria; análogamente, la venta de bonos reducirá el volumen de la base monetaria. Estas operaciones permiten al banco central predecir las externalidades dentro del mercado de dinero y crear una estrategia en materia monetaria para equilibrar el mercado y evitar desequilibrios en otras variables macroeconómicas. El buen funcionamiento de esta operación responde a la confianza de la población en las autoridades monetarias para controlar el nivel de precios. Esto no obliga a los empresarios a modificar el esquema de precios o salarios como mecanismo de prevención ante la inflación y futuras pérdidas (Sachs & Larraín B., 1994). Por otra parte, la ventanilla de descuento u operaciones de redescuento se define como el préstamo de la banca central al sector privado, principalmente a la banca comercial, a través de una tasa de interés determinada, conocida como tasa de descuento; la tasa de descuento no es el único mecanismo para inyectar liquidez por ventanilla, ya que, flexibilizar los requisitos para otorgar créditos también estimulará la demanda de fondos. Estas operaciones tienen dos objetivos, en primer lugar, ajustar las 51 reservas de efectivo que hagan sustento a los depósitos de los inversionistas en la banca privada y, en segundo término, obtener fondos para otorgar liquidez a futuros prestamistas, siempre que las condiciones del mercado lo permitan. Los préstamos de ventanilla otorgarán liquidez a la base monetaria, aunque, del mismo modo, se incrementan los pasivos del Banco Central (Sachs & Larraín B., 1994). Por último, las operaciones de cambio, mismas que se definen como la compra o venta de activos financieros denominados en divisas, también constituyen un método para controlar la base monetaria, dado que la conversión de divisas a moneda nacional y viceversa retira o incorpora liquidez doméstica; cabe resaltar que la base monetaria del exterior no es afectada por esta operación. Por lo tanto, la base monetaria incrementará siempre que el banco central demande divisas, y la base monetaria declinará cuando el banco central venda divisas (Sachs & Larraín B., 1994). La política monetaria se ejecuta y gestiona por medio del Banco Central cuyo objetivo es buscar la estabilidad del nivel general de precios para evitar procesos inflacionarios que pongan en riesgo el poder adquisitivo de la moneda nacional. Lo cierto es que, el Banco Central no tiene control absoluto sobre el nivel de precios, éste se determina por las fuerzas de la oferta y la demanda, por tanto, el Banco Central utiliza instrumentos como la tasa de interés o el volumen de la oferta monetaria para tener efectos sobre la 52 economía, así, las decisiones de política económica se basan en indicadores como el crecimiento del dinero o el nivel del tipo de cambio (Hoggarth, 1996). La incorporación del objetivo de inflación en la política monetaria obedece a la necesidad de crear mecanismos de prevención para impulsar el crecimiento económico y del empleo, el deterioro del ingreso real, la pérdida del poder adquisitivo y la poca planeación de individuos y empresas, y así, permitir que las tasas de interés reales y nominales disminuyan, moderará el traspaso de las perturbaciones del tipo de cambio a la inflación y sus expectativas, estimulará el sistema financiero tornándolo más flexible y eficaz, al mismo tiempo que, aumenta la disponibilidad de crédito a hogares y proyectos de inversión, y por último, incrementará los niveles de los agregados macro. Si todo lo anterior sucede, la asignación de recursos en la economía será eficiente logrando elevar el nivel de bienestar (Banxico, 2008). Las modificaciones que realiza el banco central en las tasas de interés afectarán directamente a la economía, sobre todo en el corto plazo; en mercados financieros poco sólidos se observa que la banca comercial es la única opción de crédito o recepción del ahorro, por lo que los movimientos de los préstamos bancarios y la tasa de interés de depósitos serán los principales mecanismos de transmisión de la política monetaria, es decir, tales productos 53 financieros serán los medios por los cuales, la banca central, podrá inyectar o retirar liquidez de la economía (Hoggarth, 1996). De manera general, existen dos mecanismos de establecer objetivos de política económica u objetivos de inflación, ello funciona como una guía para ejercer y planificar el programa de política monetaria dentro de una economía. El primero es basar la política económica en un objetivo intermedio, o de segundo plano, como el crecimiento del tipo de cambio o de un determinado agregado monetario, lo anterior se sustenta en la relación implícita que existe entre tales variables y la futura inflación. El segundo mecanismo, consiste en basar la política monetaria directamente en un objetivo final y explícito para controlar la inflación; de forma genérica se utiliza la inflación futura para tener presente el desfase de tiempo entre las modificaciones de política monetaria y el impacto en el nivel de inflación (Hoggarth, 1996). Por ejemplo, Banco de México define tres instrumentos de largo plazo y otros tantos de corto plazo para administrar la liquidez de la economía mexicana. Los instrumentos de largo plazo son la compra venta de títulos de deuda, los depósitos de regulación monetaria y la ventanilla de liquidez de largo plazo. Entre los instrumentos de corto plazo se encuentran: operaciones de mercado abierto, facilidad de crédito y depósito y ventanilla de liquidez de corto plazo (Banxico, 2009). 54 Las operaciones de compra-venta de títulos es uno de los instrumentos de regulación monetaria que permiten
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