Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO POSGRADO EN CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES COMUNICACIÓN Y CULTURA Arquitectura y cultura digital en el Instituto Mexicano de la Radio. Los relatos interactivos de Facebook. Tesis que para obtener el grado de Maestra en Comunicación Presenta: Gladys Mendoza Paredes Tutor Mtro. Gabriel Sosa Plata Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales México, D.F., Junio de 2015 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. ”Una nunca puede conocerse, solamente narrarse… la única solución es seguir la propia inspiración ” S im on e d e Be au vo i r Preludio Errante* Teclear el punto final de esta tesis bajo los muros de la Máxima casa de estudios de México, significa insertar un capítulo invaluable en ese código que llamamos trayecto; dos años de aprendizaje, desafíos superados, de felicidad inmensa. Como becaria, investigar a la radio fue un lujo académico, un compromiso de profesión en momentos críticos para el país, pero también una travesía que me llevó a escuchar tango en Buenos Aires, a recorrer las dunas en el Sahara y las cabinas de la BBC en Londres… A la Dra. Laura López Rivera y a mi tutor, el Mtro. Gabriel Sosa Plata, gratitud infinita por sus votos de confianza y apoyo absoluto, por guiar esta tesis en la presencia y en la distancia. A las Dras. Alma Rosa Alva de la Selva y Florence Toussaint por concederme el privilegio de su cátedra. A las Dras. Graciela Martínez Matías y Patricia Ortega Ramírez por las valiosas críticas y aportes a mi trabajo de investigación, por ser más que asesoras. A todos ellos por mostrarme que la grandeza de esta Universidad, radica en la excelencia académica y calidad humana de sus docentes. A la Dra. Lidia Camacho, a Lulú Ayluardo, por esas primeras oportunidades en Radio Educación y en la Fonoteca Nacional. A toda la gente de . Esa radio que acompaña mis Radio caminos, que inspira mis relatos y los de quienes en el aire colectivo, respiramos su compañía, sus sonidos, su magia. A mi familia y amigos, a todos mis profesores, compañeros de generación, ex compañeros de trabajo y ex alumnos. Gracias por ser diéresis y síntesis en este capítulo de mi vida. Índ i ce Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 CAP Í TULO 1 Sociedad de la información y cultura digital: tránsitos, confluencias y disensos en el ecosistema de comunicación convergente 1.1 Sociedad de la información: obertura y procesos . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 1.2 El ecosistema comunicacional contemporáneo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 1.3 Arquitectura y cultura digital: intersticios y secuelas comunicacionales . . . . . 47 1.4 La elipsis digital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 CAP Í TULO I I El ecosistema radiofónico convergente 2. 1 Ecografía radiofónica contemporánea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 2.2 Radiodifusión convergente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 2.3 Arquitectura radiofónica 2. 0 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 2.4 Geografía y fronteras de la arquitectura radiofónica convergente . . . . . . . . . 79 2.5 Extensiones arquitectónicas y modelos de negocio . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 2.6 Ecología digital de recepción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91 2.7 Distensiones gubernamentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 CAP Í TULO I I I El Instituto Mexicano de la Radio Radio convergente de gobierno 3.1 Modelos de radio pública . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 3.2 Radio de gobierno en México: entre el servicio y el interés del Estado . . . . . . 107 3.3 El Instituto Mexicano de la Radio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 Cap í tulo IV Arquitectura y cultura digital en el Instituto Mexicano de la Radio: los relatos interactivos de Facebook 4.1 Demarcaciones y razones prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138 4.2 Estrategia metodológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142 4. 3 Resultados: los relatos interactivos del IMER en Facebook . . . . . . . . . . . . . 155 4.4 Conclusiones: arquitectura y cultura digital en el Instituto Mexicano de la Radio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 250 Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267 Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 280 1 I NTRODUCC IÓN ”Cada producto social y cada actitud –la más íntima y la más pública- son encarnaciones alusivas de ella [la verdad]. Una anécdota refleja toda una época, lo mismo que una Constitución política” J ea n P au l Sa r t r e A nueve décadas de inscribirse en la historia del México moderno, el sonido radiofónico mantiene ese sentido de pertenencia y es en consecuencia materia prima de la cultura contemporánea. Como medio electrónico masivo, se insertó en el ecosistema digital de las telecomunicaciones globales y sortea además, las contingencias de la coyuntura política ante la reforma constitucional de 2013. Esta intersección cultural-económica-política-tecnológica, suscita fenómenos en los terrenos de la web 2.0 que afectan a la radio en todas sus dimensiones. El presente trabajo pretende indagar qué ocurre cuando la intervención del social media –específicamente Facebook, por ser laplataforma con mayor penetración en México- impacta a las audiencias en sus formas de acercarse a las emisoras, desde los muros del Instituto Mexicano de la Radio, un caso paradigmático de las instituciones públicas de comunicación, por sus circunstancias históricas, geográficas y tecnológicas. El fenómeno se aborda desde la Sociedad de la Información y el Conocimiento acotado hacia la cultura digital, bajo la óptica de la economía política de la comunicación. Se expone por lo tanto una problemática local en su contexto global, con una mirada crítica que centra a la radio en el ámbito de lo virtual y lo interactivo, pero circunscrito a las esferas que condicionan su naturaleza, sus estructuras, sus razones y sus contradicciones. La reflexión final se ancla en los relatos que surgen de Facebook, y bajo las capas de la cultura cotidiana exponen las nuevas formas de intervenir el discurso radiofónico en la plataforma digital; narraciones que sitúan la voz del radioescucha en el centro de un retrato interactivo, condicionado por el carácter público del Instituto, pero recreado en la 2 diversidad de sus audiencias, quienes le aportan brillo, textura, color, contraste y saturación. A partir del supuesto que “la arquitectura interactiva hipertextual de Facebook, permite la interacción social entre las audiencias del IMER y en consecuencia, se genera una dinámica de participación que puede ser entendida como ejercicio de cultura digital” se establecieron tres categorías principales de análisis: hipertexto, interactividad e interacción social. Como objetivo general se planteó “identificar la interactividad de las audiencias en las cuentas de Facebook del IMER en su contexto hipertextual, para reconocer los rasgos de cultura digital”. A partir de éste, se formularon cuatro objetivos específicos que fueron cubiertos en los capítulos que integran el trabajo. En el primer capítulo se define y sitúa a la cultura digital en el marco de la Sociedad de la Información y el Conocimiento, la convergencia tecnológica y el ecosistema digital de las telecomunicaciones. Con aportaciones de autores como Manuel Castells, Armand Mattelart, Ramón Zallo, Alma Rosa Alva de la Selva, Florance Toussaint, Manuel Becerra y María Elena Meneses, se recuperan el devenir histórico y la trama teórica del nuevo orden mundial, que desde los centros de poder disemina los flujos de información a través de internet y altera la dinámica de la vida corriente, en particular los sistemas y las formas de comunicación de los individuos. En este apartado teórico se precisan además los conceptos de comunicación convergente, ciberespacio, las tres categorías principales de análisis, social media, y se expone al binomio arquitectura/cultura digital, fragmentando el problema de la interactividad planteado por Pierre Lévy y puesto a discusión con aportes de Henry Jenkins, Javier Díaz Noci, Carlos Scolari y Jesús Galindo, entre otros. Se esboza una trayectoria entre participación y cultura digital que da sentido al cruce de conceptos y problemas abordados en torno al fenómeno central, sin dejar de lado la brecha digital, definida por Alma Rosa Alva de la Selva como la nueva desigualdad social, y que constituye un factor crucial en el germen, actualidad y futuro de la radio y el social media. 3 En el segundo capítulo se describe el esquema convergente de la radio contemporánea (segundo objetivo específico). Con aportes de Mariano Cebrián, Gabriel Sosa Plata, Fernando Mejía Barquera, Ángeles Cabrera, Miguel Ángel Ortiz Sobrino y Nereida López, entre otros, se expone la evolución del medio en internet: la infraestructura de producción, transmisión y recepción; las nuevas expresiones, narrativas y formas de participación, así como los nuevos modelos de negocio. En este capítulo se plantean las distenciones gubernamentales que encierra el quehacer radiofónico actual, particularmente en medio de la coyuntura política que supone la última reforma constitucional de las telecomunicaciones, donde la radio pública quedó excluida en la estructura del proyecto y en la voz del discurso oficial. El tercer capítulo sitúa al Instituto Mexicano de la Radio en su contexto histórico, (tercer objetivo específico) único en su tipo, que transmite desde tres plataformas simultáneas: señal analógica, digital terrestre y vía internet. Se evalúan los logros y tareas pendientes del IMER, en su aspiración de alcanzar ciertos rasgos de una radio pública, más allá de su labor institucional como medio de gobierno. En el mismo apartado se ubica geográficamente a las emisoras que integran al IMER, así como sus perfiles de audiencia. Además se exponen las características de su barra programática general, su esquema autorregulativo y figura de mediación. En el último capítulo y para alcanzar el cuarto objetivo “identificar, registrar y analizar el hipertexto, la interactividad, e interacción de las audiencias del IMER que convergen en Facebook”, se explica la estrategia metodológica: las demarcaciones, razones prácticas y la instrumentación de la técnica aplicada. Desde la visión de la etnografía virtual, propuesta por Christine Hine, y los parámetros del análisis de contenido se analizó el corpus informativo, recuperado: Comments, Likes y Shares registrados en los muros de las emisoras. Los resultados se presentan con estadísticas generales (a nivel del Instituto) y particulares (de cada emisora) para describir el esquema y la dinámica de cada muro durante el periodo muestra (marzo de 2014). Desde dos matrices de análisis: arquitectura y cultura, se llevó a cabo el monitoreo de las cuentas para integrar los datos en cada una de las categorías 4 principales. En una segunda fase se monitorearon los muros de diversos programas para identificar eventos que aportaran recursos al análisis final. En la dimensión arquitectura se analiza al hipertexto: contenido, formato y disposición para interactuar con los usuarios, por parte de los administradores de las cuentas. En la dimensión cultura se observan a la interactividad (uso de las herramientas Like y Share) e interacción social (Comments), donde se identificaron las preguntas, diálogos y debates establecidos entre usuarios radioescuchas y administradores. Posteriormente se articuló una línea reflexiva que hace parte del título del trabajo y da cuenta de los hallazgos encontrados: los relatos interactivos de Facebook, en los que se contrapone el supuesto planteado al inicio del proyecto y los hechos observados en pantalla. El seguimiento realizado en los muros mostró que la visión inicial sobre la arquitectura digital de Facebook no es per se condición única para impulsar la dinámica interactiva entre la audiencia, y que las plataformas virtuales no hacen sino extender la naturaleza propia del medio. El oficio radiofónico en la red a nivel de cultura cotidiana ahora con denominador digital, sigue siendo una suma de voluntades personales desde ambos lados de la bocina y las pantallas digitales. Los aparatos políticos, económicos e institucionales definen los esquemas técnicos de operación; la tecnología aporta el escenario, pero la médula radiofónica mantiene su condición humana en cada lugar del proceso. Desde Facebook, la cultura digital que involucra al IMER – con todas sus disparidades (entre emisoras), restricciones de acceso y apropiación- es una aspiración que apenas comienza a construirse. Al momento es una suma de factores: el carácter instrumentalista de la plataforma (el muro de Facebook y los vínculos que genera en la red), el esfuerzo de los administradores y sus destrezas para propiciar la movilización de usuarios, y las habilidades que requiere un radioescucha para integrarse a la dinámica interactiva. El producto que resulta de esta ecuación es la magia radiofónica de entretejer relatos. 5 El fenómeno estudiadose reconoce al final de la investigación como un proceso de comunicación en auge, pero de minorías; determinado por factores de orden estructural transversos a la ecología digital del IMER –las seis dimensiones de la brecha digital-. Desde Facebook, estos relatos exponen las nuevas formas de hacer y participar en una radio pública convergente que conserva el oficio, la magia y la vocación social que la vieron nacer. Es cierto que enfrenta desafíos abismales, pero ofrece enormes promesas de expandir el espacio público contemporáneo en la cultura, en la ciudadanía, en la memoria colectiva, y de seguir siendo sonido de fondo que acompaña la historia personal de cada radioescucha que enciende su voz… polvo en el viento, siempre, en todas partes. 6 1.1 Obertura en proceso "En el fondo, quisiéramos evitar la complejidad, nos gustaría tener ideas simples, leyes simples, fórmulas simples, para comprender y explicar lo que ocurre alrededor nuestro y en nosotros. Pero como estas fórmulas simples y esas leyes simples son cada vez más insuficientes, estamos confrontados al desafío de la complejidad." Edgar Morín, Epistemología de la complejidad El preludio del nuevo milenio llegó acompañado por un proceso de consolidación disonante, que durante las últimas décadas del siglo XX se construía bajo una idea que transformaba al mundo entero: la Sociedad de la Información y el Conocimiento (SIC). Discursos oficiales, teóricos entusiastas y la parafernalia mediática celebraban una nueva era, marcada por la globalización y el no mesurado arribo de la convergencia digital tecnológico-comunicacional. Según Castells (2003), este nuevo orden transformaría, inminentemente la dinámica del planeta y con ella, a los territorios, a las economías, a los Estados, a las sociedades, a los lenguajes, a los individuos. Las prácticas económicas, laborales, sociales, educacionales, etc. fueron invadidas de forma vertiginosa por dispositivos digitales superpuestos en múltiples soportes y plataformas, con sus respectivos programas informáticos de actualización continua. “A diferencia de las etapas de desarrollo tecnológico anteriores, las TIC poseen un hardware (o la máquina en sí) y una parte blanda o lógica llamada software”. (Crovi, Toussaint y Tovar, 2006:18). Tránsitos, confluencias y disensos en el ecosistema de comunicación convergente Soc iedad de la in formación y cultura di g i t al : CAPÍTULO 1 7 La convergencia digital, germinada en los años previos, abría paso a nuevas generaciones “arroba”, “.txt” (Rheingold, 2002) o “ciento cuarenta”1 ; que configuraron las nociones de tecnocultura (Yehya, 2008), modernidad líquida (Bauman, 2003), cibercultura (Rheingold, 2002; Lévy, 2007) o cultura digital (Montagu, 2006; Ardévol, 2013; Sierra, 2013). Conjuntamente los medios de comunicación, instituciones públicas y privadas, centros laborales, y la misma cotidianidad, intensificaron el despliegue y socialización impresa, oral y virtual de conceptos –nuevos, reciclados o resignificados-, como nativos e inmigrantes digitales (Prensky, 2010), comercio electrónico y prosumidores (Mattelart, 2002; García Canclini, 2012), emisores emergentes (Crovi, Toussaint y Tovar, 2006), educación a distancia y vía las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) (Crovi y Tremblay, 2004) interactividad, hipertexto y conectividad (de Kerckhove, 1999), zapping (García Canclini, 2007; Lévy, 2007), social media, etc. Paulatinamente la SIC revelaría una metamorfosis en diversas capas de la vida individual, regional, nacional y global. Los ciudadanos del mundo comenzaron a presenciar en calidad de usuarios o protagonistas virtuales, las promesas del futuro que parecía ya ser rebasado en tiempo real. El proyecto de la SIC “… constituye un complejo proceso que conllevó a las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales de largo alcance…” (Alva de la Selva, 2011:179). Desde la dinámica que rige la era contemporánea, “el cambio acelerado y transversal de los dispositivos tecnoinformacionales de producción y reproducción de las sociedades modernas, perfila un nuevo ecosistema cultural cuya configuración y lógica organizativa es manifiestamente inestable y azaroso” (Bolaño, Mastrini y Sierra, 2005: 17). Se trata por lo tanto de un fenómeno que desde la cultura –comprendida como sistema de vida-, Zallo también asume en calidad de ecosistema, y que integra desde su punto de vista, un “conjunto de las aportaciones y actuaciones humanas en la economía, vida social, organización política, pensamiento y religión” (Zallo, 2011:23). Este nuevo ecosistema tecnosocial que contiene y regula las relaciones humanas del siglo XXI en sus infinitas 1 En alusión al límite de caracteres que permite emitir Twitter en cada mensaje. 2 El determinismo tecnológico es una creencia muy difundida que considera que la tecnología es capaz, prácticamente por sí misma, de incidir de manera directa y positiva en el desarrollo social y económico de un 8 dimensiones, implica por naturaleza propia un orden ecológico y apuntala el afianzamiento de las estructuras neoliberales en virtud de dar continuidad y expandir el proyecto capitalista. Martín Becerra considera que la SIC es “una obra en construcción cuyos trazos gruesos, compuestos gracias al salto tecnológico convergente de las industrias de las telecomunicaciones, audiovisual e informática, establecen la diseminación de la lógica comercial de funcionamiento de esas industrias” (Becerra, 2002:96). Vista por la óptica de la economía política de la comunicación, “emite al agotamiento de un modelo de crecimiento y una recuperación en la estructura económica de las diferentes naciones (y con ello en las relaciones sociales), bajo el impulso de un llamativo conjunto de TIC como herramienta” (Alva de la Selva, 2011:179-180). Se puede afirmar que la cultura de la sociedad digital se halla inmersa –con sus indiscutibles límites de alcance, acceso y apropiación- en un espectáculo multimedia, donde un “mundo de abundancia es proyectado mientras la escasez se recrea incansablemente” (Van Audenhove et al., en Becerra, 2002). Cabe entonces destacar que las transformaciones de la cultura en sentido estricto y en las comunicaciones, no se pueden comprender sin analizar el cambio cualitativo que está conociendo el sistema económico geopolítico mundial porque son una pieza, subsistema de un engranaje más amplio (Zallo, 2011). Al momento es necesario establecer que el ecosistema tecnosocial en el que se inaugura el nuevo siglo no irrumpió de manera fortuita y que la SIC se origina tras un proceso histórico ocurrido desde aproximadamente la segunda mitad del siglo XX. Devenir histórico “Debajo del mito de la tecnología salvífica, trasluce la materialidad de un esquema operativo de remodelación del orden cultural, económico, político y militar del planeta” Armand Mattelart En continuidad con las aportaciones de Manuel Castells, Alma Rosa Alva de la Selva (2011: 182), considera que es en el incipiente escenario de la globalización donde “se gestó la revolución de la tecnología de la información, también llamada por Miége revolución 9 informacional. La germinación de infraestructura info-comunicacional (microprocesadores, satélites, fibra óptica, digitalización, desarrollo de la informática, etc.) aparece desde mediados del siglo XIX pero su detonación explícita arrecia durante las últimas décadas del siglo XX, cuando las innovaciones trazan “una línea ascendente, dando lugar a importantes desarrollostecnológicos y a las primeras interpretaciones de lo que sería el fenómeno” (Crovi, Toussaint y Tovar, 2006:17). El escenario global se configuró bajo la integración de una economía abierta, desregulada, y desmesuradamente concentrada en gigantescos poderíos corporativos que actualmente detentan la economía y la (des) estabilidad del planeta. Instituciones como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, “se encargaron de aportar el contenido simbólico y la explicación de los cambios que se estaban operando” (Crovi, Toussaint y Tovar, 2006: 20). Según estas autoras, sus argumentaciones personifican el deber ser de los Estados, quienes a la par de ceder el control de instituciones, empresas y responsabilidades, emitieron políticas públicas enfocadas a la consolidación del modelo neoliberal. En palabras de Castells, la desregulación de mercados y las nuevas tecnologías de la información en estrecha relación, proporcionan una nueva forma de producción y comercialización de elevado volumen, flexible y personalizada, en la cual la integración de mercados y su proyección a escala global comenzaron a ser facilitados de modo importante por las TIC (Alva de la Selva, 2011). En este sentido también se continúa con la dinámica de mercado en expansión, que la Revolución Industrial habría comenzado un siglo atrás. Mattelart (2002:13) apunta que “la entrada de las lógicas industriales en las grandes empresas periodísticas a finales del siglo diecinueve ha prefigurado modelos de organización oligopolística” que se ha extendido a todo el campo de las industrias de la comunicación en todo el continente. Luego del derrumbe del bloque socialista en 1989, la hegemonía mundial se encumbró en el discurso norteamericano y simplificó la construcción del proyecto globalizador como fase extensiva de capitalismo occidental, ahora soportado por el sistema de telecomunicaciones: satélites y dispositivos digitales sobre los que se fincarían los ideales de la SIC. Desde el punto de vista de Alva de la Selva (2011), las TIC se revelaron como un 10 instrumento de gran peso que contribuiría al encumbramiento de la economía imperialista, debido al agotamiento del patrón de acumulación fordista. La Organización para la cooperación y el Desarrollo (OCD) y la Unión Europea (UE) generalizaron el concepto SIC en la última década del siglo pasado como un despliegue tecnológico que pone al alcance de la humanidad una inimaginable cantidad de datos. (Meneses, 2011). Se fincó una visión optimista de las innovaciones tecnológicas, bajo la promesa de transitar a una sociedad cualitativamente diferente, donde el acceso a la información elevaría la calidad de vida de las personas. “La Organización de las Naciones Unidas (ONU), confía en que propiciará una nueva ecología cultural que efectivamente contribuya a hacer del mundo una organización más habitable”. (Islas, et al., 2006). La trama teórica Aunque la trayectoria e idea de la SIC es sinuosa, llena de ambigüedades, rupturas y continuidades (Mattelart, 2002), resulta insoslayable mencionar las contribuciones que desde inicios del siglo XX vaticinaron en diversos campos de conocimiento, el arribo de la inteligencia artificial, la cibernética y otros elementos que nutrirían la teoría de la SIC, cimentadas en aristas técnico-informacionales. Aspectos medulares de la SIC, fueron anticipados por agudos visionarios del cambio tecnológico, como Daniel Bell, Alvin Toffler, Norbert Weiner, Marshall McLuhan, Harold Innis, Neil Postman, Paul Virilio y Walter Ong, entre otros, (Trejo y Sosa, 2010; Islas, et al., 2006). A partir de sus planteamientos, más adelante se establece que el conocimiento y la información serían el principio axial alrededor del cual se organizaría el orden social. Aunque Ralf Dahrendorf acuña el término <sociedad capitalista>, Daniel Bell describe el advenimiento de la sociedad postindustrial en 1973, y desarrolla propiamente la idea de Sociedad de la Información a finales de esa misma década (Mattelart, 2002). De acuerdo con la investigadora Claudia Benassini, el sociólogo norteamericano tiene el mérito de haber introducido la noción de Sociedad de la Información, hacia mediados de la década de los 60 en el siglo XX: “según Bell, en razón misma del progreso técnico, las actividades de tratamiento de la información son inducidas a reemplazar las actividades industriales de 11 manipulación de la materia que el siglo pasado había tomado el lugar de las actividades agrícolas”. (Islas, et al., 2006) Para Bell, la sociedad postindustrial era un término especulativo, “una dimensión importante de la sociedad, cuyos cambios plantean problemas de dirección para el sistema político que arbitra la sociedad” (Bell, 1976: 13). Este autor consideraba que la misma evolución social y sus particularidades culturales manifestadas en el estilo de vida, provocarían confrontaciones entre los distintos grupos y clases sociales, así como conflictos de poder ante los privilegios de algunos y las exclusiones de los otros. De acuerdo con diversos investigadores que han articulado análisis sobre la construcción teórica de la SIC vinculada al ámbito de la comunicación en México (Alva de la Selva, 2011; Crovi, Toussaint y Tovar, 2006; Trejo y Sosa, 2010; Islas, et al., 2006, etc.), el concepto se ha edificado bajo tres esquemas fundamentales: el de los deterministas tecnológicos2, el de los críticos moderados y el de los teóricos que condenan la SIC sin reflexionar sobre sus aspectos benéficos. En primera instancia, se reconoce a Manuel Castells como uno de los autores que más ha aportado a la construcción teórica de la SIC, así como a su interpretación desde los campos de la sociología y la comunicación. Islas et al. (2006) afirman que a diferencia de Daniel Bell o de Alvin Toffler, cuyas tesis efectivamente anticiparon los acontecimientos que perfilarían el tránsito hacia la SI, Castells confeccionó su interpretación de la <Sociedad Red> “cuya estructura social está construida en torno a redes de información a partir de la tecnología de información microelectrónica estructurada en internet” (Castells, 2005:228) Desde esta perspectiva, la SIC se refiere al informacionalismo, es decir, un proceso definido por una estructura social, asociada con un nuevo modo de desarrollo manifestado según la diversidad de culturas e instituciones de todo el planeta (Crovi, Toussaint y Tovar 2006). El sociólogo español considera que “la tecnología no determina la sociedad, pero tampoco la sociedad dicta el cambio tecnológico […] se trata más bien de un complejo modelo de 2 El determinismo tecnológico es una creencia muy difundida que considera que la tecnología es capaz, prácticamente por sí misma, de incidir de manera directa y positiva en el desarrollo social y económico de un contexto particular (Pérez, 2006). 12 interacción” (Alva de la Selva, 2011: 189). A pesar de que Castells busca tomar distancia del determinismo tecnológico, Crovi, Toussaint y Tovar (2006) consideran que le otorga demasiada relevancia a la participación tecnológica en la construcción de su análisis social. Según estas investigadoras, el debate teórico sobre la SIC inicia oficialmente en Francia en 1975, con el llamado Informe Nora-Minc, solicitado por el gobierno de ese país para que se analizara el impacto de la informática en la sociedad. Por su parte, Castells distingue a Silicon Valley en California como la primera sede del nuevo proceso social, al situarlo entre un segmento particular de la sociedad, interaccionando con la economía y geopolítica del mundo. Se materializaban así hacia 1970 un nuevomodo de producir, comunicar, gestionar y vivir. A partir de entonces, las investigaciones y debates sobre la SIC se han insertado y expandido hacia prácticamente todos los campos disciplinarios del conocimiento y desde perspectivas que la defienden, la exaltan, la condenan o la critican. Debido a diversos factores, Becerra (2002:29) considera que “entre la evocación al bienestar social y la activa interlocución con las fuerzas del mercado, la Sociedad de la Información y el Conocimiento aparece como una denominación que suscita una gran diversidad de significados”. Y es que el devenir histórico afectado por las tecnologías que acompañan la consecuente transformación social es un fenómeno heterogéneo e incomparable entre cada región donde se asienta, independientemente que se trate de un fenómeno global. En el ámbito de las Ciencias Sociales, Martín Becerra asegura que no se ha conseguido articular una definición homogénea debido a tres problemas básicos: uno de orden estructural (dado que se halla en una fase temprana de su desarrollo), un segundo que tiene que ver con la ambigüedad (que permite postular múltiples objetivos con un mismo significante) y una última dificultad vinculada a la diversidad de miradas y tradiciones con que las ciencias sociales se aproximan a este fenómeno. En este sentido Mastrini (2006:11- 12) considera que al ser la SIC un fenómeno de reciente constitución e inusitada intensidad, “supone el desafío de reconocer que un problema históricamente mantenido en los márgenes de las preocupaciones de la sociedad, la cultura y la comunicación, adquiere una dimensión central en el ordenamiento social”. 13 Desde la óptica de la Economía política de la Comunicación, el paradigma de la SIC no ha estado exento de disenso, (Meneses, 2011). Sin embargo, se pueden identificar los fundamentos, objetivos y factores que integran al concepto y que se involucran en todas las dimensiones de ese sistema de vida al que Zallo (2011) ha llamado ecosistema. La académica Alma Rosa Alva de la Selva (2011), identifica a la transformación de las fuerzas productivas, -los factores estructurales-, como principio central de la SIC y que a partir de la aparición de las TIC ha registrado una amplia movilidad en los procesos económicos y productivos de toda índole. Por su parte, Becerra (2002) y Mastrini (2006) distinguen en la SIC los factores de liberalización, desregulación y competitividad; y “bajo ese ideario se inscriben en los procesos productivos, de los fenómenos comunicacionales e informacionales contemporáneos” (Becerra, 2002:96). A ese orden de ideas se circunscribe la “constelación de tecnologías alámbricas e inalámbricas, de configuraciones y presencias distintas encabezadas por internet […] con una presencia tan contundente como irreversible” (Alva de la Selva, 2011: 181). Para María Elena Meneses (2011:2) “en el ámbito de la comunicación a la SI la caracteriza la omnipresencia de gigantescos conglomerados de medios que como dice John B. Thompson, son fuente inconmensurable de poder económico y simbólico…”. Miége reconoce en el proyecto SIC una <revolución informacional> definida por el vertiginoso avance de las TIC, así como el reemplazo de los bienes industriales por los servicios de información. Se trata de un cambio de paradigma: ahora la generación de la riqueza y por lo tanto las relaciones de producción, se encuentran estrechamente vinculadas al acceso a la información. El autor afirma que el proceso vinculado a esta revolución, se presenta como una construcción social en proceso “que está lejos de ser algo definitivo, bajo los efectos del conjunto de las lógicas sociales y las estrategias de los grandes grupos y de los Estados dominantes” (Crovi, Toussaint y Tovar, 2006: 26). Posteriormente, se sumó a la fórmula SI el factor conocimiento, y los discursos teóricos y políticos definieron como Sociedad de la Información y el Conocimiento a ese hemiciclo superior utópico, pero aspiracional de la nueva organización social, en la que desde la perspectiva de Castells, la sociedad puede ser caracterizada como una organización en la que la aplicación del conocimiento y de la información se vierten en aparatos de 14 conocimiento y de procesamiento de la información y la comunicación, en un “círculo acumulativo entre la innovación y sus usos”. (Alva de la Selva, 2011) Después de la revisión teórica e histórica del fenómeno, en este trabajo se entiende a la SIC de acuerdo al concepto propuesto por Delia Crovi: “aquella cuyo capital básico es la inteligencia colectiva y la información distribuida por todos lados, continuamente valorizada y puesta en sinergia en tiempo real” (Alva de la Selva, 2010: 206; Virtualis, 2010). Crítica al proyecto SIC Fundamentado “en la particular reedición de los ideales modernos, tales como la convicción del progreso indefinido, la fe en el desarrollo, la esperanza en el porvenir, la confianza en la integración y la creencia en la providencia del mercado” (Becerra, 2002: 23-24), el proyecto SIC es un discurso integrador insostenible en comarcas como la región latinoamericana del continente, donde se contabilizan aproximadamente 174 millones de pobres, de los cuales 73 millones viven condiciones de pobreza extrema o indigencia (CEPAL, 2011). Según Alva de la Selva (2011) los gérmenes de la Sociedad de la Información y el Conocimiento en América Latina, se relacionan con la instauración del neoliberalismo. Hacia los años ochenta los países latinoamericanos habían dejado atrás la etapa del Estado benefactor y aplicaban programas de estabilización recomendados desde el FMI. Su integración a la economía global era inminente, irreversible y homogénea. Los gobiernos comenzaron un proceso de saneamiento económico compatible con la reestructuración de la economía mundial fundamentado en la democratización, la desregulación y la concentración empresarial. “… las políticas nacionales exacerbaron las desigualdades de todo tipo –de clase, etnia, género, entre otras-, existentes en América Latina, con una fragmentación de la sociedad […] en un escenario en el cual, la coexistencia de la gran burguesía latinoamericana (y las clases y grupos a ella asociadas) con las masas marginales 15 que viven por debajo de la línea de la pobreza, han configurado una sociedad polarizada y cada vez más desigual” (p. 220) Dicha desregulación fracasó y el saldo se reflejó en el incremento de la pobreza y el desempleo. El factor político, así como las relaciones de los países latinos con Estados Unidos y la comunidad europea de manera complementaria, también han estado marcadas rumbo al afianzamiento bipolar del mundo. Los medios de comunicación, en tanto industrias culturales pronto entraron en la dinámica de concentración desregulada, y desde el punto de vista de Mastrini y Becerra (2006), construyeron una ecología de la comunicación empresarial desde una región que incluía todos los sectores: prensa, editoriales, radio, televisión, discos, espectáculos, etc. Se registró una creciente integración en la industria de las telecomunicaciones, los medios y la cultura: horizontal, vertical y multimedia, así como una constitución de polos regionales y nacionales. Los gobiernos ya sea por desregulación o políticas favorables, propiciaron la integración de grandes consorcios empresariales en posibilidad de rivalizar con los más grandes en el mercado global3. El fenómeno de concentración económica y política de los medios de comunicación ha cobrado proporciones descomunales. Hasta 2006 la TV abierta mostraba una concentración del 85%, seguido por la TV por cable con 84% y la prensa con 62%. La radio resultó ser el medio menos concentrado, con 31% (Mastrini y Becerra, 2006). El poder desmesurado de las empresas puede “afectar una de las condiciones básicas de la democracia en la región:la deseable diversidad de fuentes para conocer los asuntos públicos” (Uceda, 2006: 9). En México, el duopolio Televisa-TV Azteca –a quienes les ha sido renovada la concesión hasta el año 2021- concentran el 94% de las frecuencias de televisión en todo el país (Gómez y Sosa, 2011). El grupo Televisa es propietario de Sky, Cablevisión, Cablemás y TVI; hace un par de años ganó junto con Telefónica y Megacable, la licitación de un par de 3 En medio de este escenario internacional y “para profundizar la fuerza del discurso privatizador” (Crovi, Toussaint y Tovar, 2006:21), el gobierno mexicano decide vender un paquete de medios públicos y propiciar el impulso de la empresa TV Azteca, que hoy en día constituye junto con Televisa, uno de los oligopolios políticos y comerciales más poderosos del continente. 16 hilos de fibra oscura de la Comisión Federal de Electricidad, que es la segunda más grande del país -después de la de Teléfonos de México. En estos datos no se encuentran las frecuencias de AM-FM, el grupo editorial y el resto de inversiones de la familia Azcárraga. El poder que adquirió este consorcio, ahora multimedia, a través de las concesiones monopólicas del espectro radioeléctrico fue desplazando al propio Estado mexicano, “al grado de estar ahora política y culturalmente sometido, arrinconado, coartado, devalorado y humillado frente al gigantesco poder de representación, persuasión y movilización que ha conquistado el sector mediático empresarial en el nuevo espacio público” (Esteinou, en Alva de la Selva 2011: 94). En el entorno global, el proceso de concentración empresarial que iniciara de manera explícita en la última década del siglo, bajo los mismos fundamentos neoliberales, recayeron en los tratados de libre comercio y políticas públicas, “en parte alentado por la promesa de explotación de las nuevas redes digitales pero, sobre todo, por un incremento de la competitividad en los mercados nacionales e internacionales” (Rojo, 2004). “… la «sociedad global de la información» como noción performativa al uso de los gobiernos y de las instituciones internacionales es un índice, más allá ́ de su profunda ambigüedad, de este salto cuantitativo y cualitativo. De la «industria de la información» se ha pasado, después de la caída del muro de Berlín y con la irrupción de Internet, a un proyecto de sociedad a secas, supuestamente determinada por el nuevo recurso informacional”. (Mastrini y Becerra, 2006: 15) Se ha visto cómo las estrategias internacionales comenzaron a mostrar en la década anterior, una paradoja a la que John Gray (2012) distingue a modo de <servicio del ser humano a la economía de mercado> en tanto que la premisa debería ser invertida. Según el experto en economía política, entre los graves problemas que enfrenta el mundo y que han desembocado en la gran crisis internacional, se encuentra la implosión de la deuda de la financiación, basada en el capitalismo que se desarrolló durante los últimos 20 años. Las dimensiones territoriales, políticas, sociales y culturales de esta escena global se encuentran demarcadas por una lógica de libre economía, diseñada, organizada, 17 administrada y regulada por consorcios empresariales, firmas bursátiles, monopolios y oligopolios trasnacionales. Al definir las fuerzas productivas, también alteran las estructuras estatales tanto para los países que las controlan, como para aquellos a los que les son impuestas. Ramón Zallo (2011) considera que esta revolución económica dirigida por estrategias del capitalismo tardío, lejos de orientarse hacia la estabilización y el “Estado” de bienestar, carece de muletas legitimantes sociales y opera con limitantes financieros, laborales y proteccionistas. Los resultados se traducen en la imposibilidad de ciertos sectores para absorber las innovaciones, resistencias al modelo, recesiones y quiebras financieras de empresas y países. Es un momento histórico en el que las decisiones de unos cuantos empresarios condicionan el sistema de vida de las personas en todos los ámbitos de su actividad. La idea de la SIC ha irrumpido de manera completamente dispar en el mundo y América Latina, “en medio de un discurso democrático, que en realidad no se está construyendo en vistas al alcance de las mayorías” (Alva de la Selva, 2011). Actualmente, la Sociedad de la Información en el mundo se relaciona directamente con el grado de acceso a la fibra óptica, la telefonía fija y móvil, a dispositivos digitales, conectividad móvil, etc. (Fundación Telefónica, 2014), pero en el registro de estos parámetros no se considera a la cultura (recientemente denominada digital) vinculada a los procesos tecnológicos. La SIC como proyecto global, se encuentra plagada de contrastes geopolíticos, económicos, sociales etc., es un fenómeno de intersecciones infinitas, donde la tecnología y su inmediación con los sistemas de comunicación ocupan un lugar preponderante. Las que conciernen a este trabajo, se vinculan con los procesos digitales que trastocan a la radiodifusión, particularmente a la radio pública en el caso del Instituto Mexicano de la Radio (IMER) en su cruce con las nuevas formas de interacción entre usuarios: el social media4. 4 Anglicismo que en español empata con otros conceptos como redes sociales o medios sociales. En el marco de la cultura digital, el social media se refiere a las plataformas interactivas de socialización como Facebook, Twitter, YouTube, etc. y en el apartado correspondiente de este trabajo, se expone por qué se optó por el uso de este término. 18 Se pretende identificar y reflexionar sobre las prácticas emergentes en los circuitos interactivos del social media. Para tal propósito se abordarán los fenómenos de la comunicación convergente, la migración digital de los medios de comunicación y la interactividad generada desde Facebook. La intención es articular un análisis deductivo, donde la SIC enmarca los procesos de comunicación en lo tecnológico y la economía global, pero al mismo tiempo, se insertan en la cotidianidad, en la cultura de los escuchas que ahora acceden a la oferta radiofónica vía internet, a través de computadoras, tabletas y teléfonos inteligentes. Los usuarios se movilizan entre aplicaciones interactivas, y desde las plataformas de social media interactúan con locutores y con otros escuchas, dinamizando y redimensionando el circuito radiofónico en su conjunto. En este sentido, es fundamental observar también el ángulo político que enmarca al fenómeno, ya que el IMER como institución pública de carácter federal depende de las decisiones, regulación y financiamiento del Estado Mexicano. El sexenio presidencial actual (2012-2018) se vislumbra decisivo, ya que la Reforma a las telecomunicaciones promulgada en 2013 confronta los intereses del gobierno frente al nuevo ecosistema digital de medios5. Se configura entonces una ruta que parte de la SIC y la cultura digital para describir al ecosistema y la ecología de la radio en convergencia; en seguida se detalla la situación actual del IMER y finalmente se elabora un análisis de la interacción que surge entre usuarios de las cuentas oficiales del Instituto en Facebook. Resulta inevitable considerar a priori que la dimensión <IMER/medios sociales> en un país como México -con un bajo porcentaje de escaso acceso tanto a la radio pública como a internet- es corta en alcance, pero extensa en un nivel deanálisis a nivel de cultura digital, donde intervienen factores como la brecha digital, los procesos de digitalización terrestre, la coyuntura política, y por supuesto la movilidad de los radioescuchas, quienes ahora 5 La Reforma de 2013 y la reglamentación secundaria define incisos como el uso social de los medios públicos, neutralidad de la red y derechos de las audiencias, etc., temas cruciales para la operación actual y futura del Instituto como medio convergente y en consecuencia para la evolución del social media como Facebook. 19 asumen roles de usuarios, interlocutores, ciudadanos, consumidores, facebookeros, twitteros, etc. Los hallazgos del seguimiento a la actividad en estas plataformas de socialización virtual, pretenden ser contrastados con las premisas teóricas de la SIC, la cultura digital y establecer relaciones entre las formas de operación del IMER como ciberradio pública para identificar los niveles y cualidades interactivas de su arquitectura digital, así como las formas de interactuar de los usuarios en Facebook, quienes han incorporado el social media a sus actividades cotidianas, a sus hábitos de sintonía y participación con el medio. 1.2 El ecosistema comunicacional contemporáneo Convergencia tecnológica digital Es un hecho que la globalización y la digitalización redefinen la cultura y las comunicaciones. Debido a la evolución del sistema capitalista industrial se observa una “transformación en sus modelos y prioridades, así como en la escala nacional e internacional de sus operaciones y paralelamente una parte importante de sus procesos sociales” (Zallo, 2011:49). Aunque las TIC no se disponen al alcance de todos –ya como acceso, ya como apropiación-, se encuentran inmersas en la infraestructura global; intervienen en los procesos de socialización y generan transformaciones en la cultura corriente del día a día. “En cada civilización, en efecto, cada área histórico-geográfica construye su modo de apropiación e integración de las técnicas, que da origen a configuraciones comunicacionales múltiples, con sus respectivos niveles, ya sean económico, social, técnico o mental, y sus distintas escalas, local, regional, nacional o trasnacional” (Mattelart, 2002:80) Las mutaciones tecnológicas multimedia, y las liberalizaciones políticas ocurridas en la última década del siglo XX trazaron un nuevo horizonte económico, cultural y por lo tanto comunicativo. En el seno de aquella aparente fractura finisecular surgieron nuevos y diversos universos de relaciones. Para Mariano Cebrián (2001) no se trata de una ruptura 20 histórica como tal, más bien una acelerada evolución que acumula momentos, técnicas y procesos comunicacionales. Esta suma transformadora en las TIC dieron lugar a la convergencia, que desde una visión general puede definirse como la “unión en red de la informática, telecomunicaciones y las industrias audiovisuales, […] de esta convergencia tecnológica se desprenderían sinergias económicas entre empresas del sector” (Crovi, Toussaint y Tovar, 2006:17). Por su parte, Jenkins (2006) considera que durante la década de 1980, los patrones de propiedad mediática transversa “…hacían más deseable para las empresas la distribución de contenidos a través de diversos canales, más que en una sola plataforma mediática. La digitalización estableció condiciones para la convergencia; los conglomerados corporativos la convirtieron en un imperativo” (p.22). La digitalización marcó así, una pauta para que las empresas de comunicación reorientaran sus esquemas de participación en los mercados de la industria de las telecomunicaciones. Digitalizar, es un proceso que convierte las señales eléctricas de un dominio analógico6 a uno binario. Dado que los procesos analógicos involucraban cierto margen de error en el registro, transmisión y difusión de la información, surgió el interés por reducir o erradicar distorsiones, ruidos e incluso pérdidas de información. La digitalización superó las imperfecciones del sistema analógico, bajo el cual habían operado los medios de comunicación hasta las décadas tardías del siglo XX. Pierre Lévy (2007) explica que digitalizar la información significa fundamentalmente traducirla a dígitos7. Por ejemplo, si se hace responder un número a cada letra del 6 El sistema analógico traducía los fenómenos físicos –por ejemplo las vibraciones del aire que transmiten el sonido- en impulsos eléctricos, generando señales que podían ser amplificadas, moduladas, archivadas, identificadas y reconvertidas al formato original. La voz de un cantante, se podía registrar en una cinta magnética y reproducirse por medio de un dispositivo que retraducía los impulsos eléctricos en vibraciones de aire. (Scolari, 2008). 7 El audio digital es la codificación digital de una señal eléctrica que representa una onda sonora. Consiste en una secuencia de valores enteros y se obtienen de cuatro pasos fundamentales: filtrado de las altas frecuencias (antialiasing), muestreo (sampling), cuantificación y codificación. 21 abecedario, el texto se transforma en una serie de cifras. Así, todos los números pueden ser expresados bajo lenguaje binario –cero y uno-. “De esta manera una simple señal analógica –la voz del cantante- se registra como una masa de valores numéricos expresados por medio del sistema binario, los cuales se pueden reconvertir en señal analógica en cualquier momento y sin ningún tipo de distorsión. Los sistemas digitales también permiten que las señales sean amplificadas, moduladas, archivadas, identificadas, reconvertidas, y reproducidas manteniéndose idénticas al original, sin perder la información. [...] Una vez que los textos se digitalizan, se convierten en puros datos numéricos infinitamente modificables y reproductibles” (Scolari, 2008: 80). La digitalización permite además optimizar las rutas de consulta, gestión, reproducción, circulación, almacenamiento, difusión y conservación de información en soportes materiales, mediante sistemas de información basados en protocolos y tecnología informática. La evolución digital sometió a la tecnología en todos sus soportes y formatos -de texto gráfico, sonoro, audiovisual-; permitió la sinergia de medios, códigos, canales, contenidos y lenguajes de comunicación. Se perfiló una era de la convergencia digital: un ecosistema de telecomunicaciones con su propia arquitectura mediática-informacional y en consecuencia una ecología de comunicación cada vez más compleja, inestable y comprometida con las esferas económicas y políticas de niveles local y global. Jenkins (2006), identifica a Ithiel de Sola Pool como profeta de la convergencia. Según este visionario, el proceso difuminaría las líneas entre los medios masivos que se desarrollaron a principios del siglo XX, al transmitir por un solo medio físico los servicios que en el pasadoFuente: acusticaysonido.com 22 provenían de dispositivos separados. Por otro lado, aquellos servicios que eran provistos desde un solo medio, en adelante se ofrecerían por varios canales físicos a la vez. En su etapa emergente, la convergencia tecnológica provocó una paulatina reconfiguración de las actividades económicas y profesionales en las industrias culturales. Actualmente “…atraviesan a toda actividad productiva, ya que tienen la alta capacidad de penetración en todos los dominios y esferas de la vida contemporánea” (Meneses, 2011: 1). La revolución informacional se materializa a nivel técnico y social a través de la convergencia digital. Según Alva de la Selva (2011:190), “esas evoluciones permitirán, permiten ya, adentrarse en niveles tanto comunicativos unidireccionales como multidireccionales, con recursos multimedia de diversos tipos. Y todo ello en un mismo soporte, en un mismo medio, hoy en día representado por internet”. Para Miége, la convergencia se concreta en dos niveles: el primero vinculado a la industrialización creciente de la información, la cultura, los intercambios sociales y profesionales -desde las empresas y los grandes grupos mediáticos-. El segundo ligado a las TIC, en tanto acompañantes de las transformaciones en la organización social y la cultura, en el que intervienen, múltiples y diversos actores (Crovi, Toussaint y Tovar, 2006). Ambos niveles reorganizan en conjunto, el proceso productivo de la comunicación convergente. Comunicación convergente Jenkins (2006) entiende al fenómeno de la convergencia como una suma de cambios tecnológicos, industriales, culturales y sociales. De tal suerte que este concepto reúne “… al flujo de contenido a través de múltiples plataformas mediáticas, la cooperación entre industrias mediáticas y el comportamiento migratorio de las audiencias mediáticas...” (p. 14) Desde el campo de la comunicación, Carlos Scolari atribuye a la convergencia, espectros de oscilación tecnológica, empresarial, profesional y propiamente comunicacionales. El dispositivo digital actúa en convergencia como campo de acción, protocolo de acceso y movilidad. Se inserta en las plataformas y en la interfaz; para el usuario, la herramienta, el 23 medio, el artefacto, el lenguaje, y todos los elementos en conjunto, operan dentro de un mismo universo digital: interconectado, hipertextual, interactivo, simultáneo y asincrónico. Los procesos tecnológicos de producción y distribución de información se afectan en lo colectivo y lo individual; las empresas diversifican sus ámbitos de participación y amplían sus horizontes multimedia. Estas nuevas dinámicas propician sinergias entre corporativos del mismo o distintos ramos, expandiendo en consecuencia los sectores de la economía a nivel macro. Nuevas figuras profesionales reemplazan antiguos oficios, y los profesionales del medio requieren incorporar a sus perfiles competencias de orden informático multitarea y multiplataforma. En el ámbito periodístico por ejemplo, lo que Crovi, Toussaint y Tovar (2006) identificaban como emisores emergentes, en los últimos años “ha dado como resultado la necesidad de crear nuevos perfiles profesionales en las redacciones como el denominado community manager, que alimenta, modera y monitorea las redes sociales como Facebook y Twitter” (Meneses, 2011: 69). La académica María Elena Meneses encontró que la actividad comunicativa convergente requiere colaboradores que conozcan, operen plataformas digitales, y produzcan contenidos en paquete. Actualmente un reportero que labora para un consorcio multimedia, debe entregar su orden de trabajo asignada, en versión de texto, audio, imagen, video y para el sitio web. El trabajo se multiplica, pero no así el salario. En opinión de Meneses, esta nueva dinámica –que se acerca más al modelo fordista- conduce al incremento de la producción, a la explotación laboral y al decremento de contenidos. A partir de un plano más extenso de profesiones, García Canclini (2012) observa ciertos comportamientos laborales que son posibles y comienzan a ser recurrentes en las plataformas digitales; una sola persona puede operar su empresa desde una computadora. Sin embargo, también facilita la capacidad de agrupamientos y creación de redes, lo cual permite incluso generar nuevas industrias culturales personales y colectivas. Ahora los emprendedores culturales o trend senders prefieren o no encuentran más opción que emplearse como free lance, en trabajo por proyectos; combinan recursos públicos y privados, formales e informales; tienden hacia la autocreación y el autoempleo. 24 Se trata de jóvenes con un alto nivel educativo y capacitación tecnológica, que se involucran en programas y servicios digitales. Estos nuevos estilos y procedimientos de trabajo están reconfigurando el escenario ocupacional contemporáneo, en medio de la coyuntura internacional por la crisis económica, el desempleo y la falta de oportunidades en las instituciones y empresas convencionales. En este contexto irrumpieron fenómenos como el de los youtubers -usuarios quienes producen y difunden periódicamente videos en YouTube-, o vloggers8. Los youtubers promocionan sus videos a través de otras redes sociales como Facebook, Twitter, Google+, Instagram, Vine, etc. Los suscriptores de estos canales y fans de los youtubers se encargan de reproducir, comentar, y circular los videos en la red, generando altas ganancias para los youtubers, pero también para las partners o networks9 que administran estos canales a nivel comercial. Literalmente YouTube se ha vuelto una nueva profesión con dinámicas propias de producción, difusión, comercialización y consumo de contendidos. En el ambiente radiofónico, la migración a los circuitos de sonoridad digital implicaron una reorientación paulatina y parcial de los quehaceres. A los oficios de musicalizador o efectista se sumaron perfiles con embalaje informático, y aquél diseño de sonido artesanal con el que nació el medio, expandió sus procesos de producción desde las pantallas y artefactos digitales. La gente de radio transformó su visión y trabajo en las emisoras. Productores, guionistas, locutores, fonotecarios, reporteros y colaboradores en general han tenido que adquirir habilidades que exige el nuevo modelo radiofónico (de transmisión multicanal: señal analógica, digital terrestre y vía internet; con medios sociales interactivos, con recepción vía aparatos convencionales, teléfonos inteligentes, computadoras, etc.) de los electrónicos el más antiguo, pero que en la coyuntura digital se ha visto forzado a una profunda reinvención de su naturaleza. 8 Los vloggers (de video bloggers) que invaden las pantallas de dispositivos móviles, tabletas y computadoras se han convertido en toda una celebridad del mundo online, y la mayoría de sus seguidores son adolescentes y jóvenes 100 % generación Facebook (Reporte índigo, 2013). 9 A través de programas para partners o socios, los creadores de videos pueden obtener ingresos en YouTube a través de una amplia gama de medios, como la publicidad, suscripciones de pago y el merchandising – que pretende incrementar la rentabilidad del producto/servicio en renta-. Al unirse al Programa, los creadores acceden a recursos, prestaciones y programas de YouTube para optimizar sus canales, aumentar su audiencia y ganancias. 25 La que inauguró el siglo XX, ya no fue más una radio al estilo caja de música que hablaba y que era escuchada. Se vaticinaba el arribo de un medio con alcances inusitados: una radio que se habla, se escribe, se lee, se graba en video, se programa en texto y se proyecta enimagen. Las páginas web de las emisoras comenzaron a nutrirse con expresiones audiovisuales. En América Latina la radio comercial fue pionera de la transición digital10, pero hacia 1996 el Instituto Mexicano de la Radio (IMER) instaló en sus oficinas equipos con Internet, en 2007 comenzó a transmitir en línea y en 2012 a operar con el sistema IBOC (In Band on Chanel) de Radio Digital Terrestre (IMER, 2013). El Instituto se convirtió así en el medio de gobierno privilegiado que se integró a la radiodifusión sonora convergente, expandiendo sus señales, sus frecuencias, sus alcances geográficos, lenguajes y expresividades, poniendo en jaque la competitividad de sus profesiones y por supuesto la manera de acceder al medio y participar como público desde el otro lado de la bocina y los dispositivos interactivos. En prensa escrita, en televisión, en radio, etc. la convergencia tecnológica ha sido un proceso constante, ineludible, siempre emparentado con la dinámica social y permeado en todo momento por un flujo económico cada vez más financiero, global, concentrado y disgregado vía dispositivos inteligentes multipantalla, multiaplicación y de cobertura universal. Tecnologías que en mayor o menor dosis alcanzan a casi todos: en su calidad de ciudadanos, usuarios, receptores, empleados, consumidores, televidentes, radioescuchas, lectores, clientes, etc. Habitantes que ofertan y demandan enormes cantidades de información gráfica, audiovisual, hipertextual e interactiva desde las pantallas e inmediaciones de ese nuevo hábitat digital: internet. 10 Las primeras transmisiones en vivo a través de internet se realizaron el 7 de noviembre de 1994 desde la WXYC, frecuencia 89.3 de Capen Hill California, que transmitió el fragmento de un programa usando una nueva tecnología desarrollada por la universidad de Cornell llamada Cu-SeeMee y meses más tarde la experiencia de radio web de la WRECK 91.1 FM en Atlanta (Medina y Vargas, 2011). Por su parte, la primera estación de México e incluso en América Latina que decidió ́ ocupar un carril de la supercarretera de la información fue la HDL-FM Radioactivo 98.5, del entonces denominado Grupo Imagen Comunicación en Radio, de la Ciudad de México en mayo de 1995. Posteriormente, en agosto de ese mismo año, lo hizo Grupo Radio Centro (GRC) para ofrecer datos sobre su organización, historia, subsidiarias, perfiles de estaciones, tarifas. En 1996 apareció ́ la primera página de una estación permisionaria: Radio UNAM” (Sosa Plata, 2004). 26 Internet La red -internet-, es un sitio de comunicación interconectado mundialmente por computadoras; un recurso tecnológico que abarca no sólo la infraestructura que posibilita la comunicación, sino el “oceánico universo de informaciones que contiene, así como el universo de seres humanos que lo navegan y lo alimentan” (Lévy, 2007:1). La versión universal de Internet que comenzó a difundirse a nivel global en los últimos años del siglo XX se fincó sobre el concepto de hipertexto, al que Nyce y Kahan definen como una nueva forma de organizar la información y realizar las tareas del trabajo diario. A su vez, el prototipo de una red abierta mundial o World Wide Web, que hasta la actualidad integra el protocolo informático en los exploradores, “estaría listo con la creación de las herramientas URL, HTML y HTTP” (Vallverdu, 2011:67). En internet se imbrica la evolución del pensamiento y la actividad del hombre contemporáneo. Podría tratarse de un vasto complejo arquitectónico; un espacio virtual que en paralelo al mundo físico, construye y habita la civilización del el siglo XXI. Su arribo provocó un cambio de paradigmas; las nociones modernas de tiempo, espacio, presencia, movilidad y velocidad adquirieron nuevos significados. Y cual si fuera rival de sí misma, la esencia de internet en sus formatos y contenidos sufren mutaciones moderadas y radicales; intenta rebasar sus cualidades y alcances de manera permanente. Así, pronto apareció la siguiente fase que daría continuidad y llevaría al proyecto Internet hasta sus últimas consecuencias. La web 2.0, cuyo apellido ha adoptado toda la tecnología presente no es una tecnología. Nereida López (2011:25) asevera que esta denominación se refiere a una nueva generación de sitios web (blogs, wikis y redes sociales) basados en la creación de páginas con contenidos producidos y compartidos por los propios usuarios. “Las características de esta nueva fase son las inducidas por tecnologías basadas en arquitecturas de participación, en las que el usuario deviene proveedor de los contenidos del sitio que visita, añadiendo valor a las nuevas aplicaciones web, mientras hace uso de ellas. Si antes los grandes portales de internet eran enormes 27 fuentes de información que generaban sus equipos profesionales de desarrollo de contenidos, las empresas que en la web 2.0, lo que harán es servirse de la información y contenidos aportados por sus propios usuarios. Ahora todo se fundamentará en una permanente llamada de participación e intercambio” (Martín Prada, 2011: 29). El sustantivo digital afectó en consecuencia al ecosistema comunicacional en su conjunto: el hábitat en su versión añeja -previa a la digitalización-, la arquitectura física y virtual – software y hardware-, al receptor –quien adquiere múltiples identidades desprendidas de su condición de consumidor, usuario y ciudadano- y a la nueva ecología digital, que ineludiblemente entreteje las viejas prácticas y las emergentes; los códigos establecidos y los nuevos lenguajes; la cultura generada desde los medios tradicionales que evoluciona a la par de los cibermedios, etc. La nueva espiral mediática se perfila como una nueva filosofía colaborativa que revoluciona el modo de ver y usar Internet, con tres características fundamentales: concepto de comunidad, a través de la creación de redes de usuarios que interactúan, dialogan y aportan información; tecnología flexible y mayor ancho de banda para el intercambio de información; y estándares web de aplicación libre (Campos et al. 2010). La composición arquitectónica de internet se cimienta en los conceptos de conectividad, hipertexto, interactividad, interacción, multimedialidad, simulación, emulación, etc. que alteraron los fenómenos comunicacionales a nivel personal, interpersonal, colectivo, grupal, masivo, mediático, multicultural, etc. Si bien, un acercamiento a internet involucra un número de factores infinito, para alcanzar los objetivos de este trabajo es necesario abordar fundamentalmente tres variables de investigación: hipertexto, interactividad e interacción. El hipertexto El hipertexto recupera el significado de la palabra texto en su sentido más amplio, y puede ser conceptualizado por oposición a su carácter lineal como un texto estructurado en red. El Diccionario Actualizado de Comunicación y Nuevas Tecnologías lo define como: 28 “Un lenguaje de programación que permite establecer vínculos entre diferentes bloques de información y moverse rápidamente; fue integrado en la Web para crear referencias cruzadas entre las páginas y facilitar el salto de una a otra. Un texto marcado puede remitir a otro texto como a una imagen, un video o un sonido, estableciéndose así un vínculo <hipermedia> (entre diferentes medios)”. (Comunicarte, 2011) El hipertexto “está constituido por nudos –elementos de información, párrafos, páginas, imágenes, secuencias musicales, etc.- y enlaces de esos nudos, referencias, notas, punteros, <<botones>> que indican mediante flechas el paso de un nudo a otro”. (Lévy, 2007: 42). Dado que las cadenas asociativas hipertextuales implican una narraciónde rutas aventuradas por los usuarios (Martín Prada, 2012), el ciberespacio habilita un recorrido de lecturas posibles, donde cada texto aparece como una lectura particular de un hipertexto. Según Lévy (2007): “Todo ocurre como si el autor de un hipertexto constituyese una matriz de textos potenciales, siendo el papel de los navegantes el realizar algunos de estos textos haciendo jugar, cada uno a su manera, la combinatoria entre los nudos. El hipertexto opera la virtualización del texto” (p. 43). Internet más allá de comprenderse como una estructura de equipos, programas y documentos interconectados, se perfila como “una red de usuarios interactuando entre sí, mediatizados por documentos compartidos y dispositivos de comunicación”. (Scolari, 2008). Según este planteamiento, el vector hipertexto de la red involucra inseparablemente la condición interactiva, fundamental para la dinámica operativa World Wide Web, y en el marco de esta investigación para identificar cómo los radioescuchas pueden o podrían detonar otro modus operandi del oficio radiofónico convencional, rebasando las rutinas de escucha pasiva y articulando desde el hipertexto, nuevas experiencias radiofónicas. A partir de este recurso, Manuel Castells (2012) sugiere que la premisa masiva de la comunicación de medios electrónicos previos a internet, evoluciona hacia la 29 autocomunicación de masas11. Ambas coexisten y se articulan en el nuevo ecosistema, pero mientras la primera lleva mensajes de uno a muchos con interactividad inexistente o limitada, la autocomunicación tiene la potencialidad de ir de muchos a muchos con interactividad, tiempos y espacios variables, controlados. Es “auto” porque es posible discriminar la información, emitir mensajes propios, y el emisor es al mismo tiempo receptor. Se puede referir constantemente a un hipertexto multimedia, de mensajes disponibles y de los cuales se seleccionan y se obtienen aquellos elementos que permiten construir un texto propio. El hipertexto se presenta como una suerte destino de materia digital con la que se estructura la arquitectura informacional; y es por lo tanto condición primaria para la evolución del paradigma comunicacional desde un espacio virtual interactivo y convergente. 12Arquitectura de información : la conversión significativa del hipertexto interactivo “En el software, la forma hace al contenido” Jesús Galindo Cáceres 11 Se plantea como un nuevo modelo de comunicación que permite a los ciudadanos, empresas, organizaciones, movimientos sociales y políticos generar su propia autonomía mediática con respecto a otras instituciones y grandes empresas (Campos, et al. 2010) 12 Cronología de la Arquitectura de Información Fuente: López et al., en Cabrera 2013: 41 La mayor parte de la literatura científica señala a Richard Saul Wurman como inventor del término en 1975. Sin embargo, la empresa IBM ya se refería a la arquitectura en el ámbito computacional desde 1959, (López et al. en Cabrera, 2013: 30). 30 La información define por efecto a la sociedad contemporánea y con el advenimiento de internet ha sufrido significativos y evidentes cambios; su naturaleza y concepto adquirieron nuevas dimensiones. En este proceso de digitalización, diversos autores se acercaron al término Arquitectura de información para describir “la necesidad imperiosa de transformar los datos en información significativa para la gente que los utiliza o los consulta” (López et al. en Cabrera, 2013:29). De acuerdo con diversos investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela (López et al. en Cabrera, 2013: 42) por arquitectura de información se puede entender: A la combinación de organización, etiquetado y esquemas de navegación dentro de un sistema de información. Al diseño estructural de un espacio de información, que facilite la realización de tareas y acceso intuitivo al contenido. Al arte y la ciencia de estructurar y catalogar sitios web e intranets para ayudar a la gente a encontrar y gestionar la información. A una disciplina emergente y comunidad de práctica enfocada en traer los principios del diseño y la arquitectura al paisaje digital. Para efectos de este trabajo, la noción de arquitectura de información se comprende como el diseño y estructura de la materia digital en internet –constituida a su vez como hipertexto multimedia/interactivo-, es decir, la forma en la que se encuentra organizado y desplegado el contenido de páginas web y plataformas interactivas. Estos autores identifican fundamentalmente, tres modelos en la estructura de la arquitectura de información [Figura 1.1]: MODELOS DE ARQUITECTURA DE INFORMACIÓN Figura 1.1 Fuente: López et al., en Cabrera, 2013: 61-62 31 Centrados o jerárquicos. Estructuras que cuentan con un nodo central a partir del cual se desenvuelve el esquema. Los más típicos son los sistemas jerárquicos Modelos acéntricos o en red. Aquellos esquemas que carecen de un punto central del que dependen los demás. Modelos con posibilidad de crecimiento muy flexible y con una libertad de navegación para el lector. Modelos narrativos. Plantean la distribución de sus elementos de forma lineal. Se trata de sistemas de cierta rigidez en el momento de navegación. Una vez identificadas las pautas que definen el diseño de la red, es fundamental reconocer que “la arquitectura como fenómeno de configuración estética y social afecta a la vida social en la cual se plasma de forma material” (Galindo Cáceres en Sierra, 2013: 290). El comportamiento de los usuarios está en parte orientado por lo que permite y hace posible la arquitectura de las plataformas. Por ello resulta pertinente observar los fenómenos bajo el esquema hipertexto/interactividad/interacción, para identificar las posibles rutinas y rituales que ahí ocurren; reconocer parámetros y establecer relaciones entre las tres categorías. Interactividad e interacción: ecología del ecosistema digital convergente “El proceso de civilización de la historia humana, ha dependido de los marcos ecológicos… la nueva ecología emergente con su peculiar metabolismo civilizatorio es el mundo digital… ejemplo claro de una nueva cultura contemporánea” Jesús Galindo Cáceres El flujo en tránsito generado desde el hipertexto en internet implica múltiples operaciones a nivel manual en los sistemas informáticos: lenguajes de programación, protocolos, códigos de intervención y programas específicos para maniobrar la materia dura y suave de internet. La dinámica comunicacional mantiene un carácter interactivo como premisa de acceso, movilidad, permanencia, acción y salida de la red. En teoría, la interactividad autodefine a los recursos digitales y conlleva la posibilidad transformativa del usuario respecto a la entidad con la que coincide y probablemente incide. Se encuentra involucrada en todo el terreno digital: desde las prácticas más laxas 32 como dar clic para aceptar o rechazar funciones en cualquier página web, hasta actividades o proyectos complejos, por ejemplo la socialización en comunidades científicas virtuales y actividades laborales con equipos de trabajo disgregados geográficamente. El término interactividad –que en primera instancia remite al diálogo entre ordenador y usuario (RAE, 2014)- es en realidad un constructo multidimensional (Jensen, 1998; Massey y Lévy, 1999) que ha adquirido diferentes significados para diferentes personas en tiempos y contextos diferentes (McMillan, 2010), y en el marco evolutivo de internet se ha vinculado con las dinámicas producidas entre dispositivos, software y usuario. “La
Compartir