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JJuulliioo AAmmaaddoorr BBeecchh 
Asesor 
 
 
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AGRADECIMIENTOS 
 
El final de esta etapa ha sido el conjunto de enseñanzas de quienes han 
formado parte de mi vida: 
Mis queridos padres, Yolanda e Ysidro, quienes me han guiado con 
amor y han labrado un camino de entereza, que es mi ejemplo a seguir. 
Mi tía Remedios, a quien llevo en el corazón por haberme tendido 
siempre su mano amorosa: en mis primeros pasos, en mis primeras letras, 
en cada momento que creyó en mí. 
Mi hermano Christian y mi tío José, quienes me han mostrado su mundo 
diferente, en el que tengo cabida en su amor. 
Pierre, quien ha entrado a mi vida para construir un mundo juntos. 
Mis amigos, cuya lista es larga, tanto como nuestro cariño incondicional. 
Julio Amador, quien compartió su saber con infinita paciencia. 
Eduardo Aguado, Ricardo Balcázar, Felipe López y Andrés Garay, 
quienes estuvieron dispuestos a emitir su juicio. 
A todos ellos mil gracias por formar parte de mi mundo, pero sobre todo 
por dejarme ser parte del suyo, en el que he encontrado el amor que 
alimenta mi alma y da razón a mi existir. 
 
-Claudia Ferrer- 
 
ÍNDICE 
 
 
IINNTTRROODDUUCCCCIIÓÓNN…………………………………………………..… 
 
11.. AANNAALLIIZZAARR AANNTTEESS DDEE RREEAALLIIZZAARR 
 
1.1 Nace un nuevo medio: la televisión …………………………. 
1.1.1 Breve historia de la televisión abierta en México ……. 
1.1.2 Del dicho al hecho: 
 ¿Ley Federal de Radio y Televisión? ………………….. 
1.2 La televisión como servicio público ……………………………. 
1.3 Un género olvidado: La televisión educativa …………………. 
1.4 Un público olvidado: La televisión infantil en México ………... 
 
22.. LLOOSS EELLEEMMEENNTTOOSS DDEE LLAA CCAARRPPEETTAA PPAARRAA UUNNAA 
PPRROOPPUUEESSTTAA DDEE PPRROOYYEECCTTOO TTEELLEEVVIISSIIVVOO 
 
2.1. Nombre del Proyecto ……………………………………………. 
2.2 Sinopsis …………………………………………………………… 
2.3 Propuesta de arte ………………………………………………… 
 2.3.1 Personajes 
 2.3.2 Escenarios 
2.4 Cliente ……………………………………………………………... 
2.5 Público meta ……………………...………………………………. 
2.6 Horario …………………………………………………………….. 
2.7 Objetivo ……………………………………………………………. 
2.8 Necesidades de Producción ……………………………………. 
2.8.1 Recursos Humanos 
2.8.2 Recursos Técnicos 
2.9 Presupuesto ………………………………………………………. 
3.0 Guión (Story Board) ……………………………………………… 
 
CCOONNCCLLUUSSIIOONNEESS …………………...……………………………… 
 
BBIIBBLLIIOOGGRRAAFFÍÍAA ……………………...……………………………… 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
 
 
6 
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17 
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57 
 
 
58 
60 
 
65 
 
69 
 
 
 
 
 
3 
INTRODUCCIÓN 
 
Cuando inicié este proyecto tenía claramente definido lo que en materia de 
producción televisiva refería, no obstante, cuando me planteé seriamente el por 
qué había despertado especial interés en mí el realizar una propuesta para la 
televisión educativa infantil comenzaron no las respuestas, sino un sin fin de 
dudas más. 
Primero porque debía definir qué era la televisión educativa, segundo 
porque debía explicar qué era la televisión infantil y, tercero porque en el 
camino por descubrir esas respuestas me di cuenta que ambas pertenecían a 
lo que se denomina como televisión de servicio público. 
Fue entonces cuando surgió la verdadera encrucijada, ya que la realidad 
de lo que al día de hoy se nos presenta como oferta televisiva en México 
pareciera sugerir que la televisión utilizada para el servicio público es sólo una 
opción y no una obligación; por lo que una revisión a La Ley Federal de Radio y 
Televisión se hizo necesaria. Y más aún, una retrospectiva histórica hacia el 
surgimiento del medio y las distintas propuestas para legislarlo. 
El resultado de ese primer proceso de búsqueda y aprendizaje fue lo que 
finalmente conformó el capítulo uno del presente texto, y en el que a través de 
una breve mirada histórica a los inicios del medio y su evolución logra 
entenderse el por qué de una legislación como la que a la fecha regula en 
nuestro país, y el por qué la flagrante violación de la que es objeto. 
Pese a que la Ley Federal de Radio y Televisión es en su esencia más 
fundamental de carácter público, entendiendo como tal a aquélla que difunde 
información de interés general, veraz, plural y de calidad, apoyada en la 
adecuada utilización de las herramientas narrativas y técnicas que el medio 
 
4 
tiene a su servicio; en la actualidad lo que existe es un medio subordinado a los 
interés de los grandes monopolios que poseen no sólo la concesión del 
espacio televisivo, sino el beneplácito de las autoridades que han descuidado 
lo que deberían velar, y que por el contrario han permitido que el espectro 
esté abarrotado en su mayoría por contenidos de baja calidad. 
Como consecuencia de la desobediencia de una ley ambigua y de la 
preponderancia de las leyes del mercado, el panorama de la televisión pública 
está lejos de cumplir sus múltiples objetivos, entre ellos su compromiso con la 
educación y con las minorías, como el público infantil; la revisión de ambos 
aspectos también se ubica en la primera parte del proyecto. 
El desglose de esas partes se presentó entonces como una necesidad para 
realmente poder plantear una propuesta concienzuda para la televisión pública; 
acción que a la fecha ha sido olvidada por muchos de quienes producen los 
contenidos que se nos ofrecen a través de la televisión, y que resulta 
necesario, pues no es posible construir una televisión pública, si no 
entendemos el verdadero concepto de ella. 
Fue así que ese análisis representó la base del proceso constructivo del 
capítulo dos, en el que se desglosan los elementos de la carpeta para un 
proyecto televisivo, que fue conceptualizado como una propuesta para la 
televisión educativa infantil, y que por serlo, en el panorama real de la televisión 
abierta en nuestro país, sólo puede tener cabida en el canal ONCE TV 
MÉXICO, concretamente en la barra infantil ONCE NIÑOS. 
La importancia de realizar una propuesta en un canal donde la 
programación sí representa una oferta para las minorías, sí da espacios a 
programas de calidad y sí apuesta por nuevos formatos, radica en la necesidad 
 
5 
de ofrecer producciones nacionales, que atiendan a las particularidades de 
nuestra realidad; ya que si bien ONCE NIÑOS es un ejemplo de asertividad, 
también lo es que la mayor parte de los programas que cubren el horario son 
producciones importadas. 
Por lo que, en pro de los proyectos nacionales, he optado por crear una 
serie de spots que llevan por nombre: No la riegues, y que tienen por objetivo 
fomentar elcuidado del ambiente en los niños. 
 No obstante, como corresponde a los proyecto seriados, únicamente se 
realiza el desglose de uno de los anuncios, en éste caso del denominado No la 
riegues al regarla, que trata la problemática del desperdicio del agua; y cuyo 
objetivo, necesidades de producción y narración audiovisual quedan definidas 
en la segunda y última parte de ésta tesina. 
Es así, que en las próximas páginas se ofrece no sólo una guía de los 
elementos que deben contener las propuestas de producción televisiva; sino, y 
más importante aún, el análisis necesario que debemos realizar los 
profesionales del medio, si queremos considerarnos como tales, para generar 
verdaderos aportes a la televisión pública en México, cuya realidad es urgente 
cambiar. 
 
 
6 
1. ANALIZAR ANTES DE REALIZAR 
1.1 NACE UN NUEVO MEDIO: LA TELEVISIÓN 
En la década de los veinte, en medio del proceso de reconstrucción 
después de la Primera Guerra Mundial, de la desmedida expansión económica 
de los Estados Unidos y su posterior “gran depresión”, del nacimiento de la 
URSS y el arribo del fascismo italiano, dos hombres, en dos lugares distintos 
del mundo, concebían el mismo invento: la televisión. 
Por un lado el escocés John Baird, y por el otro, el ruso-norteamericano 
Vladimir Zworykin, y aunque ambos tenían el mismo objetivo, lo lograron con 
diferentes técnicas; por lo que surgieron dos tipos de televisiones: la mecánica 
y la eléctrica. 
El modelo inventado por John Bair, que corresponde justamente al 
mecánico1, fue el primero en funcionar en 1925, y el primero en muchas cosas: 
en dar origen a una televisora (Baird Tv Development) en 1928; en conseguir la 
señal trasatlántica entre Londres y Nueva York y; en realizar emisiones de 
prueba en Londres y Berlín en 1929, gracias al apoyo de la British Broadcasting 
Corporation (BBC) de Londres. 
Desde su aparición muchos fueron los intentos de mejorar la calidad de la 
imagen del aparato mecánico, con una definición de 28 líneas y una frecuencia 
de 14 cuadros por segundo, y aunque hubo avances notorios al respecto, 
ninguno de ellos pudo competir con la superioridad técnica de la televisión 
eléctrica2 (que contaba con 84 líneas por imagen y 28 imágenes por segundo), 
 
1 El funcionamiento de la televisión mecánica se basaba en el disco de Nipkow mediante el cual una 
imagen era explorada mecánicamente por un haz luminoso que repercute en una celda fotoeléctrica 
produciendo una corriente eléctrica variable. 
2
 La televisión eléctrica funciona gracias a la implementación del iconoscopio que permite transmitir 
imágenes en señales eléctricas. 
 
7 
inventada a finales en 1927 por Vladimir Zworykin, quien la dio a conocer 
formalmente en 1931, avalado por la Radio Corporation of America (RCA). 
La popularidad de ésta invención, que terminó por imponerse, no se hizo 
esperar y comenzaron las señales de prueba en las principales ciudades del 
mundo: Londres, Berlín, París y Nueva York. 
Para 1937 las transmisiones, de pocas horas de programación semanales, 
ya eran regulares y ampliamente aceptadas entre el público, quien podía 
disfrutar de ellas gracias a la producción en serie de los aparatos receptores. 
La televisión había cobrado auge en los países tecnológicamente más 
desarrollados (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania), quienes 
apostaban grandes inversiones en materia de investigación para perfeccionar 
el nuevo medio de comunicación; sin embargo, el progreso se vería mermado 
por el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939, que conllevó a la 
suspensión de las transmisiones en los países europeos implicados. 
Terminado el conflicto bélico, en 1945, la televisión volvió prácticamente a 
comenzar y se desarrolló nuevamente en los limites de las naciones 
industrializadas, que seguían siendo las que podían apostar en la producción 
de aparatos emisores y transmisores, así como en las innovaciones técnicas 
que finalmente permitieron al nuevo medio salir de su estancamiento y 
aumentar su alcance de transmisión, así como su accesibilidad al público. 
La evolución no se detuvo y “después de los años cincuenta, la 
multiplicación de los órganos de los medios audiovisuales, la diversificación de 
sus producciones, la prolongación de sus programas cotidianos y la rápida 
extensión de la audiencia en todas las regiones de la Tierra han provocado, sin 
 
8 
ruptura aparente, una verdadera mutación cualitativa y cuantitativa de los 
medios.”3 
Una mutación que alteró la forma de transmitir la cultura y de regir la 
misma, pues frente a la creación de los medios electrónicos y su rápida 
expansión el Estado debió cuestionarse, y ocuparse, sobre las formas de 
financiamiento y los contenidos que debían transmitirse a través de ellos. 
Si bien en un inicio todo el impulso que se dio fue con recursos de los 
distintos gobiernos, pronto entraron en acción las concesiones a particulares, 
así lo medios “desarrollaron su dimensión económica al someter a las leyes de 
mercado no sólo sus equipos, sino también sus programas, haciendo estallar 
las barreras entre lo público y lo privado, entre lo político, lo económico y lo 
cultural.”4 
De ello surgieron muchas discusiones respecto a quienes debían financiar 
los medios, y aunque el tema sigue siendo debatible, en la actualidad la 
mayoría de los países han optado por el financiamiento mixto, en el que existen 
tanto canales subsidiados por el gobierno, como aquéllos concesionados a 
distintos grupos empresariales, que han encontrado en la publicidad una 
ganancia redituable. 
No obstante, sigue habiendo una marcada diferencia entre la regulación de 
esos espacios, pues mientras que en algunas zonas se impulsa un esquema 
público y educativo, en otros se da prioridad a los intereses comerciales; y 
aunque la mayoría de los gobiernos ha tendido a estipular, en sus respectivos 
reglamentos, una televisión al servicio de la cultura y la educación, en pocas 
ocasiones se ha logrado con éxito, primero por la interrogante que se abre 
 
3 Pierre Albert, Historia de la radio y la televisión, Fondo de Cultura Económica, México, 2002, p. 97. 
4 Ibid., p. 159. 
 
9 
sobre ¿qué debemos entender por televisión pública y educativa?; y segundo 
porque el destino de éste medio esta irremediablemente condicionado por su 
nacimiento y desarrollo en cada país. 
Así mientras en países como Londres vemos un ejemplo a seguir, en 
México muchas son las brechas que aún debemos salvar para hablar de un 
medio al servicio de la sociedad. 
La televisión que actualmente tenemos no es fortuita, podemos 
comprenderla si nos remontamos un poco en su historia. 
 
1.1.1 BREVE HISTORIA DE LA TELEVISIÓN ABIERTA EN MÉXICO 
Para la década de los treinta, mientras que en Europa se gestaban las 
condiciones políticas y sociales que concluirían en guerra, en México 
comenzaban las primeras pruebas con el más novedoso medio de 
comunicación: la televisión; a cargo de Guillermo González Camarena, 
entonces estudiante del Instituto Politécnico Nacional. 
Durante años Camarena continúo con sus experimentos en un sistema de 
televisión de circuito cerrado, que para 1939 rendiría grandes frutos, al dar a 
conocer la televisión a color. 
En ese mismo año se declaró la Segunda Guerra Mundial, por lo que hubo 
un estancamiento generalizado en telecomunicaciones en los países 
implicados en el conflicto bélico; México, ajeno a él, continuó impulsando los 
logros del ingeniero González Camarena, quien el 19 de agosto de 1940 
consiguió la patente de su invento, tanto en nuestro país como en Estados 
Unidos. 
 
10 
Pese a que la televisión a color ya era una realidad, en un inicio sólo se 
empleó con fines científicos, así las primeras imágenes que se transmitieron enMéxico fueron en blanco y negro, lo que ocurrió gracias a la intervención, 
nuevamente, del ingeniero González Camarena, quien la realizó desde su 
domicilio en 1946. El éxito fue tal que dio origen a la inauguración de la 
primera estación experimental de televisión en América Latina: la XEIGC. 
Dado uno de los grandes pasos en materia televisiva, y ante el inminente e 
imparable desarrollo de este medio, el entonces presidente Miguel Alemán se 
mostró interesado sobre la línea de financiamiento que debería seguir la 
televisión mexicana; así que comisionó al principal promotor de ella, Guillermo 
González Camarena, y al escritor Salvador Novo para que investigaran y 
evaluaran cuál de los dos modelos mundiales existentes (el estadunidense, 
que permitía la concesión a capitales privados; o el británico, que subsidiaba al 
medio a través de financiamiento estatal) convendría implementar. 
Las consideraciones finales que la comisión presentó se enfocaban en su 
mayoría a cuestiones técnicas, por lo que la decisión del gobierno alemanista 
de adoptar el modelo norteamericano se sustentaría en la lógica de los 
mercados. “Las concesiones para explotar comercialmente la televisión fueron 
congruentes con las políticas económicas seguidas en el país y con las 
tendencias de desarrollo mundial.”5 
Hecha la elección el otorgamiento de las señales no se hizo esperar. En 
1949 el canal 4 XHTV fue asignado a Rómulo O‟Farrill, en cuya programación 
inicial incluyó el IV Informe de Gobierno del Presidente Miguel Alemán, con lo 
que sentaría el precedente del estrecho vínculo entre las televisoras 
 
5 Carola García Calderón, “El Estado y la televisión, volver a empezar”, en Toussaint Alcázar Florence 
(coord.), ¿Televisión Pública en México?, México, CONACULTA, 1993, p. 141. 
 
11 
comerciales y el Gobierno, del que se volvería vocera, promotora e incluso 
detractora, según los intereses. 
Las concesiones continuaron en la década de los cincuenta, una etapa 
difícil en México, pues los desmedidos gastos de la administración de Miguel 
Alemán representaron una brecha difícil de salvar para el sucesor Adolfo Ruiz 
Cortines, quien en su mandato tuvo que enfrentar la inestabilidad política y 
social, que devino en manifestaciones y huelgas de los sectores ferrocarrileros, 
magisteriales, estudiantiles, petroleros y burócratas; motivadas por los estragos 
que dejo la crisis económica de 1953 y la devaluación monetaria de 1954. 
La economía y la presión ejercida por la sociedad fue medianamente 
contenida por el presidente en turno, quien con su política de austeridad, que 
incluía el control del presupuesto, así como de precios y salarios, sentó las 
bases para el “desarrollo estabilizador”, mediante el cual México pudo 
garantizar el equilibrio de las finanzas y cierto crecimiento económico 
impulsado por la inversión extranjera y por el desarrollo de las grandes 
empresas, a algunos de cuyos dueños otorgaron concesiones para la 
televisión; tal fue el caso de Emilio Azcárraga Vidaurreta a quien en 1951 le 
asignaron el canal 2 XEW. 
En medio de la repartición Guillermo González Camarena no podía 
quedarse sin un espacio en el espectro televisivo, por lo que en 1952 le fue 
otorgada la señal de canal 5 XHGC, que en 1955 se fusionaría con los canales 
4 XHTV y 2 XEW para dar origen a la empresa Telesistema Mexicano. 
Así recibió al país Adolfo López Mateos, el presidente sucesor, quien 
aceptaba bien “el desarrollo estabilizador” heredado, pero no tan bien las 
exigencias de la creciente clase media que demandó nuevos espacio de 
 
12 
expresión y participación; y a la clase baja que incluía en su mayoría a 
asalariados urbanos, campesinos e indígenas, que fuera de ello no eran 
incluidos en nada más, por lo que sus condiciones de pobreza eran extremas. 
A tan sólo unos meses de haber tomado protesta como Presidente de la 
República, tomó también las primeras medidas represoras, en febrero de 1959, 
contra los manifestantes que continuaban exigiendo el cumplimiento de sus 
derechos, y a quienes respondieron violándolos al ser enviados a la cárcel de 
Lecumberri, o bien asesinándolos. 
Paradójicamente ese mismo año se otorga la permisión de canal 11 XEIPN 
al Instituto Politécnico Nacional, con el objetivo de impulsar la televisión 
pública. Sin embargo, la fórmula de televisión pública ha tenido muchos 
tropiezos en su camino debido a su tardía incorporación al panorama cultural 
de México, lo que trajo como resultado que “ésta emerja y madure con una 
personalidad social poco definida, con menor experiencia audiovisual, reducido 
apoyo económico, bajo nivel de credibilidad en el auditorio, proyecto cultural 
confuso, mayores presiones burocráticas, menor cobertura geográfica, grandes 
contradicciones en sus líneas de dirección, etcétera.”6 
Al gobierno de López Mateos la realidad lo rebasaba por mucho, y también 
lo hizo la televisión, que para entonces ya se había extendido en muchas zonas 
del país gracias al subsidio tanto del capital privado como gubernamental, y a 
los pasos agigantados con que avanzaba tecnológicamente. Pese a ello, 
seguía regida por la insuficiente “Ley de Radiocomunicación, enviada por el 
Ejecutivo el 21 de diciembre de 1925, y por los 13 artículos del Capítulo VI de 
 
6 Javier Esteinou Madrid, “Televisión de Estado ¿Para qué?”, en Toussaint Alcázar Florence (coord.), op. 
cit., p. 19. 
 
13 
la Ley de Vías Generales de Comunicación, reformada, en su parte relativa, por 
Decreto del 30 de diciembre de 1950. 
Así fue que, basado en el Proyecto de Ley Federal de Radiodifusión 
presentado el 12 de julio de 1954 por el diputado Juan José Osorio Palacios, y 
debido a que dicha iniciativa debía actualizarse, entre otras cosas, por la 
necesidad de legislar también sobre la televisión, se presentó el Proyecto de 
Ley Federal de Radio y Televisión”7; que finalmente quedó conformada por 108 
artículos. 
El nuevo código se puso en marcha en 1960 y siguió aún cuando la 
televisión no detuvo su desarrollo, apareció el videotape, la televisión por cable 
y nuevos canales en el sistema televisivo, entre los que destaca: 13 XHDF, que 
en sus orígenes no se enlisto en las filas de las concesiones sino que 
permaneció bajo el resguardo del Estado, quien hizo uso de la señal para 
transmitir la inauguración de los Juegos Olímpicos de México 1968. 
Para entonces el gobierno, bajo la figura del presidente Gustavo Díaz 
Ordaz, se encontraba debilitado a causa del movimiento estudiantil de 1968 y 
la violenta represión con la que respondió a las demandas de amplios sectores 
de la población. 
Bajo ese panorama había un descontento generalizado de la opinión 
pública; aun así, Díaz Ordaz decidió confrontar a otro sector importante: la 
industria de la radio y la televisión, con el decreto del 31 de diciembre de 1968, 
en el que la Ley que establece, reforma y adiciona las disposiciones relativas a 
diversos impuestos federales daba a conocer, en su artículo noveno, un 
 
7 Senado de la República, LIX Legislatura, “La Televisión en México”, Boletín Informativo, año V, núm. 
35, México, enero-febrero 2005, Dirección URL: 
http://www.senado.gob.mx/content/sp/memoria/content/estatico/content/boletines/boletin_35.pdf, 
[consulta: octubre de 2009]. 
http://www.senado.gob.mx/content/sp/memoria/content/estatico/content/boletines/boletin_35.pdf
 
14 
gravamen del 25% sobre los pagos de las empresas que gozaran de 
concesiones federales para el uso de bienes de la nación. 
Después de cierta presión ejercida por el sector empresarial, el 1º de julio 
se dio a conocer, a través del Diario Oficial, que la Secretaría de Hacienda y 
Crédito Público quedaba autorizada para admitir el pago del impuestocon el 
doce y medio por ciento del tiempo diario de transmisión de cada estación, 
bajo previa solicitud del concesionario. 
Además de esa negociación, los industriales de la radio y la televisión 
llegaron a otro favorable acuerdo, en el que “se autoriza a la Secretaría de 
Comunicaciones y Transportes a expedir nuevos títulos de concesión a los 
actuales concesionarios en materia de radio y televisión.”8 Con lo que las 
concesiones entonces vigentes pudieron prorrogarse 10 años más. 
No obstante, el 17 de diciembre de 1969 el presidente Gustavo Díaz Ordaz 
decreta reformas en el primer párrafo del artículo 17 y el artículo 19 de la Ley 
Federal de Radio y Televisión. En el primero indica que únicamente aceptarán 
solicitudes de concesiones cuando la Secretaría de Comunicaciones y 
Transportes de a conocer que las hay; mientras que en el artículo 19 señalaba 
que la misma Secretaría analizaría cada solicitud y la daría a conocer 
públicamente, con el fin de asegurarse que nadie resultará afectado por las 
instalaciones, de no haber reclamo alguno, se avalaría el otorgamiento. 
Finalmente, Díaz Ordaz concluyó su sexenio con la creación de la Red 
Federal de Estaciones Oficiales de Televisión, como respuesta al acelerado 
crecimiento de las señales televisivas. 
 
8 Diario Oficial, 1º de julio, 1969, en Fátima Fernández Christlieb, Los medio de difusión masiva en 
México, México, Juan Pablos Editor, 1982, p. 169. 
 
15 
Al sucesor presidencial, Luis Echeverría Álvarez, la tarea le resultaría difícil 
después de los acontecimientos sociales del periodo presidencial anterior, por 
lo que buscó estructurar un verdadero proyecto que aprovechara el potencial 
televisivo para favorecer la imagen del Estado. 
Una de las medidas para alcanzar su objetivo, fue la creación en 1972 de 
la Televisión Cultural de México, quien tendría a su cargo la difusión de los 
programas producidos por el gobierno, algunos de la televisión comercial y 
otros más de los canales 11 y 13, ello en los tiempos que la ley confería. 
En ese mismo año, tanto el presidente Echevería como las autoridades 
involucradas en el manejo de la radio y la televisión iniciarán una lucha crítica 
en contra del funcionamiento de los medios electrónicos, e incluso anunciarían 
la creación de una nueva ley en la que se incluirían cambios sustanciales al 
régimen de concesiones. 
Como respuesta a la postura gubernamental, las dos empresas que 
contaban con las concesiones, Telesistema Mexicano y Televisión 
Independiente de México, se fusionaron para crear la sociedad anónima: 
Televisa. 
Mientras tanto, la pretendida ley no prosperó y el 4 de abril de 1973 se da a 
conocer un reglamento que no alteraba las bases de la Ley de 1960. Pese a 
ello, Echeverría insistiría sobre los contenidos negativos de la televisión y la 
importancia de los instrumentos legales de vigilancia gubernamental durante 
todo su mandato. 
Para 1976 un nuevo periodo presidencial iniciaría, ésta vez la política de 
José López Portillo llegaba a instaurarse, con todo y el correspondiente 
cambio de gabinete y la reestructuración del uso de la televisión pública, por lo 
 
16 
que la continuidad de los proyectos se venía abajo y nuevos organismos eran 
creados. 
En 1977 como parte de la reforma administrativa se instituyo la Dirección 
General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC), entre cuyas funciones 
estaba la administración de las estaciones y la producción de los programas 
estatales. 
Una prioridad de este organismo fue el canal 13, a quien el Estado había 
apostado para convertirse en su principal señal, y que para entonces no 
lograba posicionarse en el gusto del público debido a los constantes vaivenes 
de su línea programática y la precariedad de su producción. 
El RTC no duraría mucho en todas sus funciones, a la llegada de Miguel de 
la Madrid a la presidencia del país, al recién conformado Instituto Mexicano de 
Televisión (Imevisión), le asignan la administración y los recursos normativos, 
mientras que RTC se preservaría como la entidad normativa. 
Para 1985 Imevisión comenzó a operar con los canales 7 y 13, y aunque 
tuvo una recuperación importante en el sector administrativo y avances frente 
a las audiencias, para el gobierno de Carlos Salinas de Gortari la rentabilidad 
de la televisión del Estado fue cuestionada, y debido a la política de 
descentralización y venta de paraestatales, para 1993 convoca a una licitación 
por la concesión de los canales 7 y 13, que son otorgados a Ricardo Salinas 
Pliego, quien con ambas señales dio origen al grupo Televisión Azteca. 
Así, el duopolio televisivo mexicano estaba conformado (Televisa y 
Televisión Azteca); el Estado únicamente se “responsabilizaba” de conservar 
el canal 22, y de subsidiar al Canal 11, con lo que las posibilidades de un uso 
justo del medio televisivo se veían gravemente reducidas, y se imposibilitaba el 
 
17 
cabal cumplimiento de la Ley Federal de Radio y Televisión ante un panorama 
determinado por las leyes del mercado. 
 
1.1.2 DEL DICHO AL HECHO: ¿LEY FEDERAL DE RADIO Y TELEVISIÓN? 
Cuando en 1960 fue promulgada la Ley Federal de Radio Y Televisión, en 
la que se estipuló en su artículo 5º que “La radio y la televisión, tienen la 
función social de contribuir al fortalecimiento de la integración nacional y el 
mejoramiento de las formas de convivencia humana (…) al Procurarar: I.- 
Afirmar el respeto a los principios de la moral social, la dignidad humana y los 
vínculos familiares; II.- Evitar influencias nocivas o perturbadoras al 
desarrollo armónico de la niñez y la juventud; III.- Contribuir a elevar el nivel 
cultural del pueblo y a conservar las características nacionales, las costumbres 
del país y sus tradiciones (…); IV.- Fortalecer las convicciones 
democráticas, la unidad nacional y la amistad y cooperación internacionales”9; 
el futuro de los contenidos transmitidos por los medios parecía alentador. 
Sin embargo, a casi cinco décadas de su promulgación presenta muchas 
estipulaciones que en términos reales son letra muerta, sobre todo en lo que 
respecta al fomento de la cultura, cuyos contenidos tienen poca presencia en el 
medio y poca competencia en televisión abierta al estar acaparados, en gran 
medida, por las dos empresas mencionadas, quienes han dictado la línea de la 
televisión mexicana, “(…) la mayoría tiene en la pantalla casera una fuente de 
entretenimiento e información. Sin embargo, estos medios son manejados por 
una minoría que proyecta a través de ellos su estrecha visión de la realidad”10, 
o que se apega únicamente a sus intereses comerciales; dejando un saldo de 
 
9 Raúl Cremoux, La legislación mexicana de radio y televisión, México, UAM Unidad Xochimilco, 1982, 
pp.19-20. 
10 Florance Toussaint Alcázar, "Prólogo”, en Toussaint Alcánzar Florence, op. cit., p. 9. 
 
18 
contenidos basura, programas comerciales, programas informativos 
sumamente tendenciosos a favorecer al grupo en el poder político; que son los 
que en su mayoría invaden los hogares a través de la televisión. 
Además del incumplimiento respecto a los contenidos que deben difundirse 
a través la televisión, llama la atención que el tiempo oficial de transmisión en 
los distintos canales, tanto comerciales como subsidiados, que la Ley otorga al 
Estado no sean cabalmente aprovechados, pues según el artículo 59 de la 
citada legislación: “Las estaciones de radio y televisión deberán efectuar 
transmisiones gratuitas diarias, con duración hasta de 30 minutos continuos o 
discontinuos, dedicados a difundir temas educativos, culturales y de orientación 
social. El Ejecutivo Federal señalará la dependencia que deba proporcionar el 
material para el uso de dicho tiempo y las emisiones serán coordinadaspor el 
Consejo Nacional de Radio y Televisión.”11 
Aunado a ello en 1968 el gobierno en turno estaba no sólo interesado en el 
tiempo ya ganado, sino que promovió la Ley que Establece, Reforma y 
Adiciona las Disposiciones a Diversos Impuestos12, aplicados sobre el pago de 
los servicios de las empresas que tengan concesiones sobre bienes del 
dominio directo de la nación; tal era el caso de la Radio y la Televisión, a 
quienes se les imponían un impuesto del 25 por ciento del monto total de los 
pagos en efectivo, monto que los concesionarios apelaron y mediante un 
acuerdo presidencial, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 1º de 
Julio de 1969, redujeron hasta un 12.5 por ciento cubierto con tiempo de 
programación. 
 
11 Raúl Cremoux, op. cit., p. 57. 
12 Congreso de la Unión, “Ley que Establece, Reforma y Adiciona las Disposiciones a Diversos 
Impuestos”, Diario Oficial de la Federación, México, 13 de diciembre, 1968, Dirección URL: 
http://www.ordenjuridico.gob.mx/Federal/Combo/L-220.pdf, [consulta: octubre de 2009]. 
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/114.pdf
http://www.ordenjuridico.gob.mx/Federal/Combo/L-220.pdf
 
19 
Con lo que el Estado logró obtener mayor tiempo oficial en los medios, ya 
que al sumar los treinta minutos conferido por el artículo 59 de la Ley Federal 
de Radio y Televisión, más el tiempo fiscal del 12.5 por ciento, resulta que en 
las emisoras tanto de radio como de televisión, el Estado puede disponer 
diariamente de dos horas, dos horas treinta y cinco minutos, y tres horas 
treinta minutos, para las frecuencias de transmisiones diarias de doce, 
dieciocho y veinticuatro horas respectivamente. 
Sin embargo, esas disposiciones tampoco son aplicadas, no sólo porque 
los distintos gobiernos se han desentendido de la producción de programas de 
carácter público que puedan ser difundidos en tiempos oficiales; sino porque en 
el caso concreto del tiempo fiscal, éste se estipuló con bastantes limitaciones, 
entre ellas que no es acumulable ni diferible; se supone cubierto, por el sólo 
hecho de haberlo puesto a disposición del Estado, aunque éste no lo haya 
utilizado; de igual forma se prohíben emisiones “que constituyan competencia a 
las actividades inherentes a la radiodifusión comercial(…) Los tiempos oficiales 
serán distribuidos proporcional y equitativamente dentro del horario total de 
transmisiones”13, por lo que el Estado debe notificar con anticipación el uso de 
los tiempos. 
Como resultado lo que tenemos en la legislación es la garantía de valioso 
tiempo oficial dentro de los medios de mayor alcance, pero en la práctica lo que 
ocurre es que éstos tiempos son programados en los horarios más 
desfavorables, en los que los pocos programas que el Estado se ocupa en 
producir son vistos por reducidas audiencias. Como consecuencia los 
mensajes emitidos por el Estado tienen poco impacto en el público televidente. 
 
13 Diario Oficial, 1o de julio, 1969, en García Calderón Carola, “El Estado y la televisión, volver a 
empezar”, en Florance Toussaint Alcázar (coord.), op. cit., p. 142. 
 
 
20 
Lo anterior es el resultado, en primera instancia, de la complicidad 
gubernamental que se ha visto beneficiada en convertir a la televisión abierta 
en México en una televisión del Estado, haciendo del medio el vehículo de sus 
discursos oficiales, a cambio del otorgamiento de concesiones y del uso 
libertino de los medios; con lo que deja al descubierto la carencia de políticas 
sociales incluyentes, sometidas por los requerimientos del mercado y el control 
e influencia del grupo político en el gobierno. 
Actualmente lo que predomina en la televisión mexicana es una cultura del 
espectáculo, “(…) Esta postura está generando la pérdida de los valores 
nacionales y la rectoría del Estado en materia, pero los problemas siguen 
ahí.14” Y ahí seguirán mientras que las autoridades correspondientes no 
asuman su responsabilidad de garantizar una televisión no del Estado, sino 
de Estado, entendiendo a ésta como aquélla que da espacios a los distintos 
grupos sociales, considerando sus particularidades y sus necesidades. 
Sin embargo, para que ello fuera posible, el primer paso sería dar una 
prueba de verdadero compromiso con el cambio: la modificación concienzuda 
de la Ley Federal de Radio y Televisión, cuyas contradicciones amparan el 
proceder de los monopolios televisivos, pues mientras en el artículo 63 se lee: 
“Quedan prohibidas todas las transmisiones que causen la corrupción del 
lenguaje y las contrarias a las buenas costumbres, ya sea mediante 
expresiones maliciosas, palabras o imágenes procaces, frases y escenas de 
doble sentido, apología de la violencia o del crimen; se prohíbe, también, todo 
aquello que sea denigrante u ofensivo para el culto cívico de los héroes y para 
las creencias religiosas, o discriminatorio de las razas; queda asimismo 
 
14 Florance Toussaint Alcázar, “Prólogo”, en Toussaint Alcánzar Florence, op. cit., p. 12. 
 
21 
prohibido el empleo de recursos de baja comicidad y sonidos ofensivos”15. En 
el 58º señala: “El derecho de información, de expresión y de recepción, 
mediante la radio y la televisión, es libre y consecuentemente no será objeto de 
ninguna inquisición judicial o administrativa ni de limitación alguna ni censura 
previa, y se ejercerá en los términos de la Constitución y de las leyes.“16 
Por lo que bajo el resguardo del “libre derecho de información” los 
emisores transmiten a su conveniencia los contenidos que dictaminan sus 
interés particulares, nulificando los igualmente válidos derechos de los 
receptores a estar bien informados y a gozar de un servicio público, pues los 
contenidos salvables de lo que al día de hoy se produce para la televisión 
quedan restringidos en su mayoría a la televisión de paga, por lo que en esa 
medida se pueden considerar como excluyentes y elitistas; no porque las 
tarifas sean excesivas, ni porque los concesionarios de dicho servicio no 
tengan el legítimo derecho de cobrar, sino porque la mayoría de los públicos 
televidentes no pueden o no quieren acceder a él, posición válida si se 
considera no sólo la economía de la mayoría de las familias en México17, sino 
más importante aún, que se tiene el derecho de gozar de una televisión abierta 
de calidad. 
 
15 Raúl Cremoux, op. cit., p. 59. 
16 Ibid., p. 54. 
17 Carlos Fernández, “México SA”, periódico La Jornada, año 23, núm. 8102, México, martes 13 de 
marzo, 2007: “La más reciente estadística oficial (INEGI, febrero de 2007) revela que al cierre del año 
pasado 42 millones 846 mil 141 mexicanos estaban empleados, de ellos casi 5.6 millones obtenían hasta 
un salario mínimo (50 pesos y menos por día) y poco más de 8.7 millones entre uno y dos (de 50 a 100 
pesos). Además 50 de cada 100 mexicanos en edad y condiciones de laborar sobrevivían entre el 
desempleo abierto, la subocupación y la informalidad. 
Para el registro de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) 13.05 por ciento 
de los trabajadores obtiene hasta un salario mínimo; 20.35 por ciento más de uno y hasta dos; 21.75 por 
ciento de dos a tres; 18.04 por ciento de tres a cinco; 11.95 más de cinco; 8.96 no recibe ingresos, y 5.9 
no especificó el monto obtenido. En resumidas cuentas, 73.19 por ciento de la población ocupada gana 
(en el mejor de los casos) menos de 250 pesos diarios, independientemente de que casi 63 por ciento de 
ellos no tiene acceso a las instituciones de salud y la mayoría carece de contrato”, Dirección URL : 
http://www.jornada.unam.mx/2007/03/13/index.php?section=opinion&article=026o1eco, [consulta: 
octubre de 2009]. 
http://www.jornada.unam.mx/2007/03/13/index.php?section=opinion&article=026o1eco22 
La televisión abierta en la actualidad sigue atrayendo a la mayoría de las 
audiencias, según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de 
las Tecnologías de la Información en los hogares (INEGI, 2006) del 100 por 
ciento de la población 93 por ciento tenía acceso a la televisión abierta, 
mientras que sólo el 20.8 por ciento contaba con servicio de televisión de 
paga.18 
Pese a la enorme diferencia de alcance ambas deberían confluir en un 
compromiso con las audiencias; compromiso que intenta sostener, de forma un 
tanto fallida, la televisión de subsidio público, que por estar financiada 
directamente con el erario es reconocida, erróneamente, como la única que 
tendría la obligación de transmitir contenidos educativos y culturales adecuados 
a los distintos públicos. 
Vista desde cualquier perspectiva la televisión nacional no representa una 
buena oferta para el público, pese a que “(…) bajo cualquiera de las dos 
formas de funcionamiento tradicional de los medios, el mercantil o el de 
subsidio público, finalmente su funcionamiento lo pagan los receptores. El 
publicitario porque el monto invertido en este rubro lo cargan las empresas 
como costo de producción al precio último de los productos que pagan los 
consumidores. El subsidio gubernamental porque proviene del erario, de los 
impuestos que aportan los ciudadanos.”19 
El importante papel de los receptores, que son quienes han dotado de valor 
a los medios de comunicación al consumir lo que en ellos se emite, es poco 
valorado no sólo por las empresas lucrativas y las instancias gubernamentales 
 
18 INEGI, Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los 
hogares, México, 2006, Dirección URL: 
www.inegi.gob.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Contenidos/estadisticas/2007/internet07.pdf, 
[consulta: octubre de 2009]. 
19 Florance Toussaint Alcázar, “Prólogo”, en Florance Toussaint Alcánzar, op. cit., p. 11. 
http://www.inegi.gob.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Contenidos/estadisticas/2007/internet07.pdf
 
23 
que poseen las concesiones de ellos; sino la ley misma cuya mayor 
contradicción no está en la ambigüedad de los criterios con los que rige los 
contenidos, sino en no considerar a la sociedad civil al excluirlos de la 
participación en la elecciones de las concesiones, y más aún de negarles la 
posibilidad del otorgamiento de ellas. 
Como resultado a casi medio siglo de la promulgación de la Ley Federal de 
Radio y Televisión, de otros varios reglamentos y acuerdos en la materia, 
lapso en el que mucho se pudo haber aprendido y en el que se pudieron gestar 
buenas experiencias en la televisión pública nacional, lo que en realidad se 
tiene, como desde sus orígenes, es un sistema otorgado al ramo comercial y 
gubernamental, que gozan de libre albedrío para manejar el medio en abierta 
oposición a lo que, aún en su ambigüedad, dictamina dicha ley, que en esencia 
es: una televisión de servicio público. 
 
 
 
1.2 LA TELEVISIÓN COMO SERVICIO PÚBLICO 
Desde sus orígenes la televisión en México estuvo estrechamente 
vinculada al Estado, quien fue el primero en impulsar su desarrollo, y que más 
adelante, una vez acrecentada su aceptación entre el público y acorde con las 
lógicas del mercado, la entregó a los concesionarios, salvaguardando uno que 
otro canal bajo su proteccionismo, que más que potenciarlos los subordinó a 
los presupuestos asignados de acuerdo a los intereses políticos en turno y a 
las estructuras burocráticas. 
 
24 
Las televisiones permisionadas se colocaron pronto en franca desventaja 
frente a las concesionadas pues se caracterizaron por “ser lentas en las 
transformaciones, monolíticas en su propuesta de programación, y 
despreocupadas casi por completo de cualquier posibilidad de competencia.”20 
Una marcada división entre lo comercial, que se le adjudicó a las 
televisoras concesionadas, y lo público, a lo que se creía obligado 
exclusivamente al Estado, fracturó y limitó la correcta utilización de la 
televisión en México, sobre todo en lo que a los canales de televisión abierta se 
refiere, que devino en un detrimento y polarización homogénea de la 
programación. 
Desde entonces el concepto de público ha sufrido grandes tergiversaciones 
en la práctica, y lo que ahora vemos en las pantallas es lo opuesto, una 
televisión que NO es de servicio público, al presentar las siguientes 
características: 
- Da prioridad a los interés de los grupos políticos del Gobierno, quienes 
influyen sobre la información que transmiten los distintos canales; incluso 
orientando las opiniones que emiten los “profesionales” del medio. “Esos 
Gobiernos han identificado lo público con el servicio a su privado interés 
político. Las televisiones públicas han sido utilizadas por esos mismos 
Gobiernos como instrumentos al servicio de intereses espurios y esto ha 
implicado también un intento por congelar la reflexión que desde décadas 
 
20 Germán Rey Beltrán, “El escenario móvil de la televisión pública. Algunos elementos de contexto”, en 
Omar Rincón (compilador), Televisión pública: del consumidor al ciudadano, 1ª ed., Buenos Aires, La 
Crujía, 2005, p. 76. 
 
25 
atrás se inició en relación al servicio público y a las inmensas posibilidades 
de la programación televisiva.”21 
- El medio está monopolizado por un grupo empresarial quienes lo manejan 
atendiendo únicamente a intereses comerciales. 
- “No se atiende al objetivo de servicio público cuando se da prioridad 
absoluta al interés por conseguir audiencia en detrimento de otras 
obligaciones de programación”22 
- Los programas realizados por los Estados son proyectados en los peores 
horarios y sin considerar a las audiencias. 
- Los programas de interés educativo compiten en las distintas televisoras el 
mismo día de emisión y horarios. 
- “No se tiene en cuenta el ámbito de cobertura de la cadena y se programa 
con criterios excluyentes de rentabilidad comercial. 
- Se encubren como si fueran de servicio público contenidos y formatos 
propios de la programación convencional.”23 Además que se emplean 
arbitrariamente los conceptos de educativo y cultural, conceptos propios de 
la televisión pública, para incluir a producciones sin destinatarios definidos. 
- Se asignan pocos recursos a la programación identificada como de servicio 
público. 
 
Éste desarrollo es entendible a través de las políticas gubernamentales que 
se han implementado en México, y de las leyes del mercado, pero no lo es 
ante las leyes que protegen los vienes de la Nación, entre los que se 
 
21 Agustín García Matilla, Una televisión para la educación, la utopía posible,1ª ed., España, Gedisa, 
2003, p. 125. 
22 Ibid., p. 120. 
23 Ibid., p. 123. 
 
26 
encuentran los medios de comunicación. Las ambigüedades de la Ley Feral de 
Radio y Televisión no son lo suficientemente grandes como para no dejar ver 
que en ella hay un intento, más o menos acertado, por definir que estos 
medios en nuestro país son de carácter público, y que al ser el Estado, 
integrado por sus actores sociales, el dueño de ellos, es a quien deben 
servirle.24 
Es cierto que las concesiones hechas a particulares son para explotar 
comercialmente al medio, pero por comercial se considera aquéllos que 
pueden incluir en el tiempo de programación anuncios publicitarios con lo que 
obtienen ganancias económicas y financiamiento; mientras que las televisoras 
subsidiadas no pueden conseguir otros recursos que los asignados del erario 
público. 
La legislación es clara al no hacer ninguna diferencia respecto a los 
lineamientos de programación25, encaminados al servicio de la sociedad, por lo 
que el amplio espectro de los canales que conformana la televisión en México, 
es por derecho y obligación de carácter público. 
Entendiendo por televisión pública aquélla que difunda y fomente el 
debate de información de calidad, plural y veraz, incluida aquélla socialmente 
relevante (aún cuando corresponda a opiniones disidentes u opositoras), 
acorde con las expectativas y necesidades de las audiencias al emitir datos 
que ayuden al televidente en su actuar cotidiano y creen mensajes respetuosos 
a la inteligencia de las audiencias. 
 
24 El Artículo 4º de la Ley Federal de Radio y Televisión dictamina: “La radio y la televisión constituyen 
una actividad de interés público, por lo tanto el Estado deberá protegerla y vigilarla para el debido 
cumplimiento de su función social.” 
25 De hecho insiste sobre ello al señalar en el artículo 17-A “Para determinar la ubicación de las 
estaciones de radiodifusión y las demás características de las frecuencias que serán licitadas, la 
Secretaría considerará: I. Los fines de la radio y televisión previstos por el artículo 5 de la presente ley 
(…)” 
 
27 
Ello a través del desarrollo de modelos de televisión útil que busquen la 
innovación y experimentación, al explotar los distintos géneros televisivos, el 
tratamiento de los contenidos y los avances tecnológicos, que garantizaría a su 
vez que al crecer el número de ofertas diferentes, por la natural competencia, 
sólo las mejores permanecerán en las barras programáticas. 
“La calidad de la información es un derecho de los ciudadanos y las 
ciudadanas y un deber de los medios: el pluralismo no es una graciosa 
concesión de los medios, sino una obligación social que además aumenta su 
confianza y afianza su credibilidad; la rectificación es fundamental en la 
conversación social entre medios y ciudadanos, entre administración privada 
de un bien público como la información y las responsabilidades públicas que 
derivan de ésta concesión de la sociedad.”26 
Desde siempre la información ha sido la materia prima de los medios, pero 
el tratamiento que de ella se haga y la medida en que satisfaga las 
necesidades e intereses de las distintas audiencias, acordes a su contexto 
social y cultural, incluidas las minorías, es lo que determinará su carácter 
público. “(…) No es posible asegurar que una televisión pública se defina a 
priori por los asuntos que trata, sino por la manera en que éstos llegan a ser 
producto televisivos y se convierten en vehículos de expresión colectiva o en 
servicio del cual se benefician amplios núcleos de la población.”27 
Lo anterior adquiere particular importancia en la televisión abierta, ya que 
en México es la que mayor alcance tiene, y la que debe tener un mayor 
compromiso de garantizar contenidos gratuitos de calidad. 
 
26 Germán Rey Beltrán, “El escenario móvil de la televisión pública. Algunos elementos de contexto”, en 
Rincón Omar (compilador), op. cit., p. 83. 
27 Florance Toussaint Alcázar, “Prólogo”, en Florance Toussaint Alcánzar, op. cit., p. 13. 
 
28 
Ahora bien, las características citadas que definen el concepto de televisión 
pública y la calidad con que deben ser presentadas son demandadas a 
cualquier programa, incluso a aquéllos que cumplen con el único y válido 
cometido de entretener. Desafortunadamente la televisión comercial ha 
encaminado sus esfuerzos de producción únicamente a éste objetivo, y la 
televisión de Estado, a abarcar el resto de las misiones de la televisión pública; 
por lo que las ofertas de cada canal son casi opuestas; y existiendo una 
mayoría de canales comerciales, el interés de las audiencias que más 
posibilidad tiene de ser satisfecho es el entretenimiento. 
Lo cual puede justificarse pues la ley no exige un equilibrio programático; 
aunque bien es cierto que el Estado podría implementar nuevos reglamentos o 
bien utilizar adecuadamente los tiempos oficiales para ofertar mayores 
propuestas a los distintos públicos; además la Secretaria de Gobernación 
debería regular adecuadamente los contenidos ya existentes, pues aunque 
podemos defender como un lícito derecho el esparcimiento, lo que es 
altamente criticable es la forma en que son presentados los programas 
dedicados a éste fin, en los que predomina una deformación del lenguaje, 
conductas rebeldes u ofensivas, manejos de estereotipos sociales, raciales y 
morales nada acordes con la realidad actual, críticas pobres, conductores con 
poca preparación académica, personajes poco profesionales en géneros como 
las telenovelas, las revistas, los programas de espectáculos, de concursos y los 
reality shows, que abarcan un importante tiempo de la barra programática de 
los dos canales de mayor audiencia en la televisión abierta: Canal 2, de 
Televisa; y Azteca 13, de TvAzteca. 
 
29 
Por ahora la línea de los programas de la televisión comercial está dada, 
desde luego hay sus onerosas excepciones que, aunque exclusivamente 
dedicadas al entretenimiento, significan una buena oferta. Sin embargo, aún 
son necesarias una vigilancia real de las autoridades correspondientes y la 
modificación y aplicación de la legislación, con el fin de ofrecer una verdadera 
televisión pública, aún los canales concesionados; pues si bien es cierto que 
son industrias poderosas y competitivas que gozan de una producción 
suficiente para llenar sus tiempos de programación, además de poder estar a la 
vanguardia tecnológica, también lo es que este crecimiento ha sido posible 
“restando pluralismo, concentrando propiedad y sosteniendo beneficios 
concedidos por el Estado, a veces con derivaciones muy preocupantes sobre la 
propia democracia.”28 
No obstante, en el intento de una televisión que sirva a la sociedad no sólo 
ha errado la televisión comercial, también la televisión permisionada, que 
acorde con la legislación actual y la cierta vigilancia que el gobierno ejerce 
sobre ella, mucho más aguda que sobre la comercial, podría significar una 
posibilidad de potenciarla hacia un verdadero servicio público. 
Ya se ha hablado de la poca respuesta que los contenidos identificados 
como públicos han tenido en las audiencias, esa es la primera situación que 
urge resarcir pues no son sólo los temas los que hacen a la televisión pública, 
sino el impacto que ellos tengan sobre las audiencias; y si los programas son 
incapaces de atraer al público significan un fracaso en la medida en que la 
información no trasciende al seno de los receptores, no es reinterpretada, ni 
compartida y no genera discusión. 
 
28 Germán Rey Beltrán, op. cit., en Omar Rincón (compilador), op. cit., p. 74. 
 
30 
Además, al ser la televisión un medio de alcance masivo, lo que busca 
justamente es llegar al mayor número de receptores posibles. Son varias las 
razones que explican que éste objetivo no se haya alcanzado, el primero de 
ellos es la homogenización de temas y de géneros, que por lo general tienden 
a inclinarse hacia las bellas artes o lo que puede considerarse como alta 
cultura o bien hacia lo académico. 
Por si fuera poco el lenguaje audiovisual ya no es acorde con los tiempos 
actuales pues la capacidad del público de leer las imágenes ha cambiado, 
mientras que las formas de presentar la información siguen siendo las ya 
probadas y superadas. Pareciera que se teme a la innovación, que hay un 
casamiento académico con ciertos géneros, aún cuando el potencial de la 
televisión demanda justo lo contrario, pues es una herramienta rica que puede 
ofrecer versatilidad en manos de profesionistas audaces. 
Desde luego las limitantes técnicas han significado otro obstáculo a superar 
y es que mucho del equipo con el que se trabaja en los canales permisionados 
es obsoleto desde hace décadas y no ha podido ser renovado porque losrecursos con los que son abastecidos los canales son insuficientes para llevarlo 
a cabo. 
 La falta de presupuesto no sólo se refleja en la imposibilidad de adquirir 
nueva tecnología, también en la de aumentar la plantilla de profesionales al 
servicio de los canales de Estado, de generar contenidos e incursionar en 
géneros que requieren mayores inversiones, de lograra la permanencia y 
continuidad de los programas, de ampliar su espectro de alcance, etcétera. 
Esas y muchas más razones ponen en evidencia el detrimento que la 
dependencia hacia el Estado ha creado en la televisión pública, haciendo 
 
31 
urgente la necesidad de dotar de autonomía a éste medio, para que no sólo el 
Estado sino también órganos plurales participen en los procesos implicados en 
su administración. Dentro de las reestructuraciones habría que considerar 
permitir el ingreso de otro tipo de financiamientos, pues la estabilidad a largo 
plazo de la televisión pública sólo puede lograrse con un desempeño 
económico favorable. 
La admisión de cierto tipo de publicidad podría significar un ingreso 
deseable que asegure esa estabilidad, sin que esto implique el detrimento de 
los compromisos de programación que tiene la televisión pública, primero, al 
vigilar que no cualquier producto tiene cabida en éstos espacios, tampoco 
cualquier tipo de publicidad, pues ésta deberá considerarse de calidad; 
segundo, al crear programas atractivos para los patrocinios, pero sin descuidar 
aquéllos que atienden las necesidades de públicos minoritarios. 
Es decir, al hacer sustentables a unos cuantos podrán impulsarse aquellos 
que no resulten interesantes para las marcas, pero sí para audiencias 
particulares. “La tarea de la administración será hacer compatible el 
financiamiento del „todo‟ con la realización de aquellas „partes‟ deficitarias que 
contribuyen al mejor cumplimiento de su misión.”29 
El impulso al medio debe ser integral, sólo así podrá llegar a ser 
verdaderamente una televisión pública, dotada de autonomía y calidad en sus 
procesos administrativos, sus dispositivos de asignación, sus sistemas de 
valuación y su programación, en la que deben confluir lo local, regional, 
nacional e internacional, transmitido a través de producciones acordes con las 
tendencias estéticas e industriales de la televisión, sin renunciar a la 
 
29 Diego Portales Cifuentes, “Televisión pública en América Latina: crisis y oportunidades”, en Omar 
Rincón (compilador), op. cit., p. 111. 
 
32 
experimentación; y que sobre todo se incline a la oferta de información útil a la 
ciudanía al representar su diversidad, la multiplicidad de temas que les 
incumben y diferentes opiniones que fomenten el debate y la identificación 
entre el público. 
Por tanto “la televisión pública trabaja primero en lo televisivo (lo expresivo 
como estrategia), segundo en lo narrativo (lo experimental como experiencia 
estética), tercero en lo público (lo ciudadano como proyecto), y cuarto, en la 
reflexión sobre las temáticas (lo que significa para las audiencias en términos 
de identidad).”30 
Hace falta mucho por construir la televisión pública mexicana, 
legislaciones por modificar, estructuras por cambiar, metas por replantear, pero 
el propósito educativo de la televisión debe seguir vigente. 
 
 
 
1.3 UN GÉNERO OLVIDADO: LA TELEVISIÓN EDUCATIVA 
Hablar de televisión genera muchas dificultades, y no porque a medio siglo 
de su llegada siga siendo un misterio para las audiencias, por el contrario bien 
la han recibido y dejado permanecer en sus hogares para llevarles día a día 
una lluvia de información; sino porque cuando se analiza el uso que de éste 
medio se hace y los objetivos establecidos según las normas que la regulan, la 
realidad se enfrenta no sólo con grandes contradicciones, sino además con 
grandes retos, como plantear la dirección que debe seguirse al ser un servicio 
 
30 Omar Rincón, “Hacia una televisión pública experimental y gozosa”, en Omar Rincón (coordinador), 
op. cit., p. 276. 
 
33 
público, y los requerimientos que por ende debe cubrir, entre los que destaca, 
quizás por ser uno de los más desatendidos, su compromiso con la educación. 
Los términos televisión y educación aunque desde un principio 
pretendieron ser vinculados, en la práctica nacional poco éxito han alcanzado, 
no sólo porque en general se ha apostado insuficientemente a ella, sino porque 
cuando lo han hecho los resultados no siempre han logrado colocarse en el 
gusto del público, lo que explica que al día de hoy se tenga poca oferta de ese 
tipo de producciones en la televisión abierta. 
Al igual que la mayoría de los contenidos que pueden considerarse de 
servicio público, la televisión educativa carece de presupuesto, impulso en la 
televisión comercial, propuestas novedosas, etcétera. Sin embargo, además de 
esos obstáculos debe afrontar el concepto que de ella se tiene, pues 
tradicionalmente la educación ha sido ligada a las aulas y la enseñanza formal, 
y la idea de que la televisión pueda servir para educar despierta la 
desconfianza de muchos. 
A lo largo de su historia los detractores del medio la han considerado no 
sólo una caja tonta sino que incluso hay quienes han recomendado apagarla; 
postura radical que ignora las potencialidades de un medio que combina 
lenguajes audiovisuales y que al día de hoy goza de la mayor penetración entre 
el público, por los que el error no es ver la televisión, sino no ver aquello que 
merece la pena ser visto, y los contenidos educativos lo merecen. “No es cierto 
en ningún caso que exista, como un hecho de la naturaleza, una imposibilidad 
material por parte del medio televisivo de formar o educar. Lo que sucede 
realmente es que para que exista una función educativa y cultural de la 
 
34 
televisión es necesario que tras ella haya una voluntad específica de hacerlo y 
que se den algunas condiciones socioculturales, políticas y legales precisas.”31 
Pese a la reticencia de algunos, la aplicación de la televisión en la 
educación tiene ya larga historia en nuestro país, primero en la producción de 
programas que servían de soporte a la educación formal, al ser utilizados como 
una herramienta más en el aula de clases o fuera de ella, pero en el mismo 
formato de instrucción; y más adelante con la implementación de las tele 
escuelas, que permitieron ampliar el servicio educativo a comunidades que 
carecían de él. 
Ésta es la vertiente en la que más se ha entendido a la televisión educativa, 
es decir, como un soporte escolar que debe aplicarse dentro del contexto 
académico. Y aunque efectivamente ello le compete, no es lo único, pues 
además de la educación formal que se recibe en las escuelas y que tiene por 
objetivo desarrollar las capacidades intelectuales y morales del individuo; 
también existe la educación informal que se recibe a través de otras 
instituciones. 
De acuerdo con el Manifiesto a favor de la televisión educativa de la 
Asociación de las Televisoras Educativas y Culturales Iberoamericanas (ATEI) 
firmada en el año 2000 y reconocido por la Organización de las Naciones 
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y al que México 
se encuentra adscrito, las funciones de la televisión educativa-cultural son las 
siguientes: 
 
 
31 José Manuel Pérez Tornero, Alternativas a la televisión actual, Barcelona, Gedisa, 2007, p. 35. 
 
35 
1. “Contribuir a la formación de una ciudadanía democrática basada en los 
derechos del hombre. 
2. Favorecer el encuentro y el descubrimiento mutuo de personas y culturas, 
promoviendo la relación pacífica entre pueblos, naciones y Estados, 
contribuyendo a la educación por la paz y la cohesión social, y procurando 
disminuirlas hostilidades y las desigualdades. 
3. Desarrollar una pedagogía que estimule a participar en la vida cívica y 
política. 
4. Promover la riqueza y la diversidad de las culturas y de las creencias en 
sus diferentes expresiones, modos de vida, costumbres, lenguajes, 
patrimonio cultural, etc. 
5. Favorecer una educación para todos mejorando la difusión del 
conocimiento, contribuyendo al progreso del individuo y de la colectividad y 
creando el contexto adecuado para los valores educativos. 
6. Promover la formación, facilitando la integración de las personas en el 
mundo del trabajo y de la vida social, así como asegurando la actualización 
de los conocimientos. 
7. Difundir y estimular la ciencia, haciendo accesibles a todos el conocimiento 
y los avances científicos, y promoviendo, ante el progreso tecnológico, una 
toma de conciencia atenta, constructiva y crítica. 
8. Promover el arte y su conocimiento estimulando la creatividad y la 
imaginación y colaborando con las personas, las colectividades, las 
organizaciones y las instituciones del mundo artístico y cultural.”32 
 
 
32 Ibid., p. 38. 
 
36 
Siendo así, la televisión educativa no debe entenderse únicamente como la 
televisión escolar, sino que debe ampliarse ese concepto y considerar que “la 
educación implica favorecer el desarrollo integral de la persona partiendo de 
sus propias necesidades, apoyando su crecimiento físico y psíquico, 
permitiendo el ejercicio de todo un potencial de habilidades valiosas, sirviendo 
a una sociabilización que haga al individuo consciente de su papel en el mundo 
y de la necesidad de relacionarse con los demás desde la solidaridad, el 
respeto y la tolerancia.”33 
La televisión de carácter educativo no solamente debe difundir conocimientos 
escolares, artísticos y científicos; sino que además debe transmitir aquéllos que 
formen al individuo en los diversos roles que juega dentro de su colectividad, y 
los valores propios que le permitan desenvolverse e integrarse adecuadamente 
como un actor social; con lo que se potencia verdaderamente el desarrollo 
integral al que se refiere el proceso educativo global. Esto es: que la televisión 
educativa debe fomentar y promover la formación de niños, jóvenes y adultos, 
sin distinción de raza o género, para su integración social y laboral; atendiendo 
a sus necesidades personales y sus derechos. Ello mediante la difusión de 
conocimientos y valores educativos y culturales. 
Entendida así la educación, la televisión bien puede servir a sus objetivos; sin 
embargo no lo hace por si sola, sino que refuerza lo aprendido a través de 
otras instituciones, pues sólo en el seno de ellas es donde el individuo tiene 
oportunidad de reinterpretar y compartir la información que ha obtenido a través 
de la pantalla.”El proceso comunicativo es una reapropiación de los 
 
33 Agustín García Mantilla, op. cit., p. 65. 
 
37 
significados que se transmiten audiovisualmente y que se insertan, a su vez, en 
el amplio contexto de la cultura y la sociedad.”34 
Queda claro que la televisión puede educar, pero para ello también es 
necesario educar a los televidentes, “(…) dotada de un mayor valor educativo 
la comunicación engendra un „medio educativo‟ y pasa a ser ella misma un 
tema de educación (…).35” 
Por lo que lograr la adecuada utilización del medio implica, por un lado, 
implementar las medidas jurídicas y sociales necesarias que propicien la 
producción y difusión de contenidos de carácter educativo; y, por el otro, 
fomentar el empleo inteligente de la televisión entre las audiencias, “(…) formar 
espectadores conscientes, críticos y activos, capaces de programar su propio 
consumo y de realizar un uso eficiente de la televisión.”36 
Aunque los contenidos televisivos sean definidos por las minorías que poseen 
las concesiones sobre los medios, o por las autoridades en turno; la oferta 
actual bien podría modificarse con la presencia activa de una audiencia crítica, 
que sea capaz de consumir aquéllas producciones de calidad que 
verdaderamente satisfagan sus exigencias y necesidades. 
El objetivo de educar a través de la televisión no se limita únicamente a ofertar 
contenidos; sino que engloba un proyecto más ambicioso en el que el resto de 
las instituciones sociales (escuela, familia, etc.) formen a los televidentes en un 
consumo exigente y participativo, en el que sean capaces de reapropiarse de 
los contenidos para su vida. 
El camino por andar respecto a la televisión educativa aún es largo en todos los 
ámbitos, pero probablemente enseñar a las personas a encender y permanecer 
 
34 Carmen Marta Lazo, La televisión en la mirada de los niños, Madrid, Fragua, 2005, p. 25. 
35 Agustín García Mantilla, op. cit., p. 109. 
36 José Manuel Pérez Tornero, El desafío…, p. 27. 
 
38 
frente al aparato televisivo sólo cuando los programas lo ameriten, resulta uno 
de los mayores desafíos, por lo que invertir esfuerzos en formar a las 
audiencias en el uso responsable de la televisión merece la pena, sólo así 
podrá empezarse a crear una verdadera red de televisión educativa para todos 
los públicos. 
 
1.4 UN PÚBLICO OLVIDADO: LA TELEVISIÓN EDUCATIVA INFANTIL EN 
MÉXICO 
La posibilidad de fomentar la educación a través del medio televisivo es 
una realidad, como también lo es que pocas propuestas programáticas de ese 
tipo encontramos en la televisión abierta. Y aunque todos lo públicos se ven 
afectados, uno de los que más lo hace es el infantil, que paralelamente es uno 
de los principales consumidores de los contenidos emitidos por televisión, su 
recurrente compañera en los ratos de esparcimiento. 
Especial atención merecen los pequeños televidentes, no sólo por el 
tiempo que dedican a la pantalla, sino porque que se encuentran en pleno 
proceso formativo en todos los ámbitos de su vida, y la adecuada utilización de 
los medios no es la excepción. 
Acorde con su desarrollo cognitivo el niño va adquiriendo las capacidades 
necesarias para pasar de ser un mero espectador a un perceptor participante, 
definido éste último como aquél que interviene activamente en el proceso 
comunicativo al intercambiar y resignificar los mensajes en las distintas 
dimensiones de su vida; para lo cual debe ser bien guiado, no sin antes tener 
en consideración las posibilidades reales que tienen los infantes acorde con su 
edad. 
 
39 
En los primero estadios de su infancia el pequeño televidente no es sino un 
espectador, pues sólo efectúa un proceso de visualización sin implicarse en los 
contenidos. 
Más adelante es capaz de recibir los mensajes, pero no puede realizar 
juicios complejos sobre ellos, sólo elige o no ver determinados contenidos. 
A una edad más avanzada, y con cierto aprendizaje en el uso del medio, el 
niño es capaz de analizar la forma y el contenido de los programas, por lo que 
puede elegir aquéllos que considera valiosos. De igual forma, es perfectamente 
capaz de distinguir entre la realidad, la realidad televisiva y la ficción. 
El proceso evolutivo del niño como televidente, puede simplificarse así: 
 “mira el medio televisivo (espectador) 
 tras seleccionar lo que decide mirar y poder describir lo que está mirando 
(receptor)… 
 interpreta la forma y el contenido de los mensajes, al poseer las habilidades 
necesarias (perceptor crítico)… 
 y responde estableciendo comparaciones con lo que ya conoce, lo aplica a 
nuevas situaciones y, por tanto, actúa (perceptor participante).”37 
 
El niño podrá desarrollarse con los años como un televidente educado, y 
aunque es en el seno familiar de donde recibirá la mayoría de su orientación, 
dado su perfil como público, el cuidado sobre los contenidos que consume a 
través de la pantalla tambiénson regulados por la propia Ley Federal de 
Radio y Televisión, la cual estipula en su artículo 59º: “La Programación 
 
37 Carmen Marta Lazo, op. cit., p. 46. 
 
40 
General dirigida a la población infantil que transmitan las estaciones de Radio y 
Televisión deberá: 
I.- Propiciar el desarrollo armónico de la niñez. 
II.- Estimular la creatividad, la integración familiar y la solidaridad humana. 
III.- Procurar la comprensión de los valores nacionales y el conocimiento de 
la comunidad internacional. 
IV.- Promover el interés científico, artístico y social de los niños. 
V.- Proporcionar diversión y coadyuvar el proceso formativo en la infancia 
(…)”38 
 
Lo decretado en la Ley tiene una clara tendencia hacia la televisión de 
servicio público, y más aún, hace especial énfasis en las obligaciones 
educativas y formativas; estipulaciones que no resultan fortuitas, sino 
adecuadas, si se considera que los contenidos dirigidos a los niños que se 
emiten a través del medio les enseñan muchos de los conocimientos y valores 
de su realidad social. “Este vehículo de creación de la realidad construida, y por 
tanto mediada, constituye junto con otras entidades de primer orden, como la 
familia y la escuela, un pilar básico en el desarrollo intelectual, conductual y 
emocional de nuestra población infantil. “39 
Pese a ello, al día de hoy son pocos los canales de televisión abierta que 
cuentan con las características citadas. Los dos grandes emporios de televisión 
comercial (Televisa y Tv Azteca40) ofrecen cierto número de emisiones dirigidos 
a los infantes, el primero se abandera con la programación de canal 5 que de 
 
38 Raúl Cremoux, op. cit., p. 57. 
39 Carmen Marta Lazo, op. cit., p. 16. 
40 Programación disponible en la dirección URL: http://www.televisa.com/ y http://www.tvazteca.com/, 
[consulta: noviembre de 2009]. 
http://www.tvazteca.com/,
 
41 
lunes a viernes ofrece caricaturas y series infantiles, todas ellas importadas; 
además de las esporádicas producciones de Televisa niños. Y el segundo con 
Niños Siete y Disney Club que se transmiten únicamente los sábados en el 
horario matutino. 
Cierto es que algunos de los contenidos ofrecidos representan una buena 
oferta de entretenimiento, sobre todo los programas importados, pues las 
producciones nacionales son conceptualizados en la lógica de la cultura del 
espectáculo y el show; como también es cierto que el objetivo de los 
concesionarios del medio al incluir esas barras de programación infantil es 
atraer a las audiencias sólo para generar ganancias económicas a través de 
los patrocinios. 
Y aunque dicho objetivo es lícito; lamentablemente los intereses 
comerciales suelen contraponerse a los otros compromisos del servicio público, 
entre los que la educación y la calidad suelen ser de los más afectados; sobre 
todo en aquéllos contenidos dirigidos a las minorías, y el público infantil 
representa a una de ellas, que pocas opciones tiene en la televisión abierta 
mexicana. 
Por fortuna, las dos grandes televisoras no son las únicas que pueden 
ofertar programas para los niños, existen otras opciones: los canales 
permisionados, de de los que cabe destacar la labor realizada por el canal 
XEIPN ONCE TVMEXICO, que cuenta con una barra programática infantil 
Once Niños, transmitida de lunes a viernes de 12 a 17 horas, la cual es un 
espacio de participación en el que se promueven la atención de las 
necesidades del grupo, como la libertad de expresión, su derecho a estar 
informados y a contar con una oferta gratuita, plural y de calidad. 
 
42 
Para ello parten de una guía editorial claramente definida, y en la que se 
perfila una televisión pública dirigida a los niños: 
“1. De los contenidos de la programación para niños: 
Los mensajes que reciben los niños modelan su manera de pensar, de 
sentir y de actuar. Los contenidos pasan a formar parte de sus pensamientos y 
acciones, y se manifiestan con frecuencia en sus juegos, que son su principal 
forma de expresión. 
Por tanto, es fundamental ser cuidadosos en el fondo y la forma de los 
mensajes dirigidos a los niños. Por ello es necesario: 
1. Presentar contenidos que fomenten su sano desarrollo físico y mental. 
2. Evitar mostrar acciones o técnicas que los conduzcan a una imitación 
peligrosa. 
3. Reflejar en los contenidos valores positivos que fortalezcan la 
autoestima, alienten la cooperación y muestren conductas de 
responsabilidad hacia ellos mismos y los demás. 
La postura de Once Niños es seleccionar los contenidos más adecuados 
para los niños de acuerdo con sus necesidades y desarrollo (…)” 41 
La guía editorial especifica además lo concerniente al tratamiento de 
temas como: la violencia, el sexo, el humor, el lenguaje, la publicidad, los 
concursos y competencias, las condiciones laborales de los niños que 
participan en los programas, y todas aquéllas consideraciones que permiten 
hacer de Once Niños una verdadera oferta de televisión infantil. 
Ésta herramienta aunada a la creatividad y buenas decisiones de los 
directivos del canal ha permitido que Once Niños se consolide como la mejor 
 
41 Once Niños, Guía Editorial de Once Niños, México, 2007, Dirección URL: 
http://www.oncemexico.tv/oncemexico/ninos/e_guia.htm, [consulta: noviembre de 2009]. 
http://www.oncemexico.tv/oncemexico/ninos/e_guia.htm
 
43 
alternativa para los más infantiles televidentes quienes son respetados en su 
inteligencia y sensibilidad, por lo que participan activamente en las 
producciones como audiencia y posibles protagonistas. 
Otorgarle esa responsabilidad a la televisión no es un asunto casual, 
primero porque es un servicio público; y segundo, porque es un hecho 
irrefutable que es uno de los medios de comunicación masiva que mayor 
alcance tiene, y sigue posicionado como uno de los favoritos de las audiencias, 
así “para mantener nuestro grado de civilización y desarrollo y para ampliarlo, 
necesitamos que el medio de comunicación hegemónico en la actualidad 
participe de los valores propios de la civilización, cultive la inteligencia y apoye 
el enriquecimiento cultural”42. 
En México ese tipo de utilización del medio no ha tenido gran apoyo, pese 
a ello las buenas propuestas han subsistido, aún con bajos presupuestos, 
debido a la fuerte demanda de públicos ávidos de una programación plural e 
incluyente, con contenidos inteligentes y útiles, producidos con verdadero 
profesionalismo. 
Once Niños cuenta con esas características y si los infantes le han 
permitido posicionarse y ser reconocido a nivel internacional es porque la 
cultura y la educación son un producto que los pequeños están deseosos de 
consumir, pues saber, conocer y estar informado sí puede significar un placer, 
del que se podrá disfrutar en su justa medida cuando el Estado esté dispuesto 
a generar un espacio mediático democratizado con la inclusión de todos los 
públicos, para los que se creen programas de calidad. 
 
42 José Manuel Pérez Tornero, El desafío…, p. 21. 
 
44 
El canal ONCE TVMEXICO sin duda merece mención especial por ser una 
propuesta verdaderamente diferente en comparación con la línea seguida por 
la mayoría de los canales abiertos, como también la merece su barra 
programática infantil que ha significado uno de sus más grandes aciertos; más 
no por ello puede dejarse de observar también que muchos de los contenidos 
que son transmitidos a través de ésta señal son importados, traídos de países 
que suelen explotar mejor las posibilidades de la televisión educativa. Y aunque 
las producciones propias del canal han cobrado mayor auge y éxito en los 
últimos años, la necesidad de la presencia de

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