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Dividendos-demograficos-y-su-vnculo-con-el-desencuentro-entre-formacion-profesional-y-ocupacion-laboral-de-los-jovenes-en-Mexico

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE ECONOMÍA 
 
 
Dividendos demográficos y su vínculo con el 
desencuentro entre formación profesional y ocupación 
laboral de los jóvenes en México 
 
TESIS 
Que para obtener el grado de 
Licenciado en Economía 
 
 
PRESENTA 
Luis Ángel Rodríguez Ayala 
 
DIRECTOR DE TESIS 
Dr. Javier Tun Chim 
 
 
 
 
 
 
Ciudad Universitaria, Ciudad de México. Noviembre 2018 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mi familia. 
Esperanza Ayala Herrera 
Manuel Rodríguez Vargas 
Victor Manuel Rodríguez Ayala 
Maday Danlui Amaya Guzmán 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Agradecimientos. 
 
Infinita gratitud a la Universidad Nacional Autónoma de México, mi alma máter, y a la 
Facultad de Economía por su generosidad, nobleza y compromiso con el pueblo de México. 
A quien dirigió esta investigación, Dr. Javier Tun Chim; un gran profesor fuera de la 
Facultad, pero sobre todo una gran persona. Por su profesionalismo, entrega y disposición 
para hacerla de guía durante todo el tiempo que requirió este trabajo; por su consejo oportuno 
y el gran sentido de responsabilidad social que le caracteriza; por sus intensas y entusiastas 
enseñanzas; por defender y respetar el derecho de las juventudes; por todas las atenciones y 
la paciencia: muchas gracias. Agradecer sobremanera al Dr. Tun y, en la misma sintonía, a 
la Mtra. Mónica Valdez González por abrirme las puertas de su excelente equipo de trabajo, 
por su compromiso con las juventudes, por compartir su conocimiento, por sus enseñanzas 
más en acción que en dicción y por permitirme realizar esta investigación durante su 
Dirección en la DIEJ-IMJUVE. 
A las lectoras y lectores de este trabajo, sinodales: Mtra. Claudia Solís Velázquez, Dra. Seyka 
Verónica Sandoval Cabrera, Dr. Jorge Alfonso Calderón Salazar y Lic. Juan Carlos Guzmán 
Correa. Muchas gracias por el tiempo prestado, las observaciones, las atenciones y los 
consejos que han sido de gran utilidad para la conclusión de la investigación y para perfilar 
las acciones ulteriores a esta. 
A mis amigos y compañeros de equipo en IMJUVE: Raúl Adrián Flores Robles, Mónica 
Gabriela Martínez Yáñez y Carmina Daniela de Luna González. Por su disposición a discutir 
los temas de esta investigación; sin duda beneficiaron y nutrieron el contenido. 
A mi familia, que no solo fueron parte fundamental durante el proceso de mi formación 
profesional y para la culminación de este trabajo, sino son los ejes de mi vida. Madre, padre, 
el agradecimiento no basta, pero sepan que toda virtud y bondad forjada en mi es mérito 
suyo; sus enseñanzas sobrepasan cualquiera, y es que de ustedes he aprendido a ser humano. 
Empero, les agradezco también por estar siempre pendientes de este trabajo, por sus alientos 
y por escucharme cada vez que fue necesario: su paciencia no conoce límites cuando de 
ayudar se trata. 
 
 
Muchas gracias a Victor Manuel, mi hermano, amigo y siempre aliado; por tu calidez, por 
confortarme y alentarme en todo momento, por ser depósito constante de tu confianza, por 
cuidarme desde que tengo uso de razón, por tu objetividad en el consejo y por tu bondad. 
A Maday Danlui Amaya Guzmán, compañera de vida, amiga, talismán, revisora permanente 
de este trabajo. Gracias por estar siempre pendiente y atenta a los avances de la investigación, 
gracias por tu compañía, sobre todo en los momentos difíciles; gracias por acompañar los 
desvelos, por el auxilio constante y decidido; por escuchar y discutir largo tiempo sobre la 
investigación: tu consejo siempre aporta. Pero, sobre todo gracias por custodiar mi camino, 
por tu paciencia, por tu inagotable confianza en mí; por ser brújula y soporte; por compartir 
tu vida y tu ser. 
A ustedes familia, protectores y motores: Gracias. Por ustedes todo, sin ustedes nada. 
 
 
 
 
Índice Pág. 
Introducción 1 
Sobre la investigación 2 
Metodología de investigación 3 
Capítulo I. Marco teórico-conceptual-operativo 9 
1.1 Consideraciones iniciales: la demografía y la economía como 
ciencias complementarias 
9 
1.2 Aspectos generales sobre los grandes fenómenos demográficos 16 
1.2.1 Transición demográfica. La constante transformación de las 
poblaciones. 
16 
1.2.2 Bono demográfico. Poblaciones transitoriamente jóvenes, 
una ventana de oportunidades 
20 
1.2.3 Dividendo demográfico: el beneficio económico de las 
poblaciones jóvenes 
24 
1.3 Juventud: aspectos e implicaciones generales 29 
1.3.1 Jóvenes: actores de la juventud 29 
1.3.2 Condición juvenil. Los jóvenes frente a las realidades 
sociales 
34 
1.3.3 Juventudes: diversidad de jóvenes, diversidad de espacios 41 
1.4 El concepto del mercado de trabajo, características principales y 
su caracterización contemporánea en México 
45 
Capítulo II. Panorama nacional: grandes fenómenos demográficos, 
juventud y mercado de trabajo 
53 
2.1 La transformación de la población mexicana: transición 
demográfica en México 
53 
2.2 Bono demográfico: situación actual en México y su abordaje 
desde la agenda pública 
59 
2.3 Consideraciones para la visualización del dividendo demográfico. 
Aproximación a los indicadores de aprovechamiento de las ventajas 
demográficas 
66 
 
 
2.4 Los jóvenes en México: características y especificidades 
demográficas generales 
73 
2.5 Panorama general del mercado de trabajo para los jóvenes en 
México 
81 
Capítulo III. Juventud y ¿aprovechamiento del bono demográfico? 90 
3.1 Los jóvenes: un grupo de población condicionado ante el mundo 
adulto. Comparación intergeneracional 
90 
3.1.1 Nivel de escolaridad. Los jóvenes ganando terreno 91 
3.1.2 Población económicamente activa 93 
3.1.3 Desocupación, una constante juvenil 94 
3.1.4 Posición en la ocupación: jóvenes subordinados 96 
3.1.5 Nivel de ingresos por ocupación, la juventud diezmada 98 
3.1.6 Informalidad, la norma del mercado de trabajo mexicano 102 
3.1.7 Tasa de condiciones críticas de la ocupación 104 
3.2 Los jóvenes: un grupo de población heterogéneo. Comparación 
intrageneracional 
107 
3.2.1 Población económicamente activa según edad 108 
3.2.2 Nivel de ingresos según sexo 110 
3.2.3 Informalidad según situación conyugal 111 
3.2.4 Posición en la ocupación según tamaño de localidad 113 
3.2.5 Tasa de condiciones críticas de la ocupación según 
escolaridad 
115 
Capítulo IV. (Des)Vínculo entre el dividendo demográfico y la relación 
entre formación profesional y ocupación laboral en jóvenes de 20 a 35 
años 
118 
4.1 (Des)Encuentro entre formación profesional y ocupación laboral 118 
4.1.1 Qué estudiaron los jóvenes ocupados en México. 
Preferencias de formación 
118 
4.1.2 En qué trabajan los jóvenes profesionales en México. 
Distribución de ocupaciones 
123 
 
 
4.1.3 Desencuentro entre formación educativa y ocupación 
laboral de los jóvenes en México 
129 
4.2 Valor del trabajo de la población joven profesional ocupada 139 
4.2.1 Población con ocupación adecuada y población con 
subocupación; participación en el mercado de trabajo e ingresos 
139 
4.2.2 Valor del trabajo semanal según población con ocupación 
adecuada y población con subocupación 
145 
4.2.3 Valor del trabajopotencial 147 
Capítulo V. Conclusiones 151 
5.1 Consideraciones finales 162 
Anexo 169 
Referencias 175 
 
1 
 
Introducción 
Amén a las implicaciones de la dinámica demográfica, las sociedades experimentaron una 
revolución en la composición de sus poblaciones a la cual se denominó transición 
demográfica, que alude, en general, a la baja en las tasas de fecundidad y mortalidad, así 
como a el aumento en la esperanza de vida de las personas. Como resultado de la transición, 
se llegó a un momento único en que la estructura por edades de las poblaciones favorece el 
aprovechamiento económico del factor trabajo, esto es: la mayor cantidad de población se 
concentró preponderantemente en las personas en edades jóvenes y edad para trabajar, lo que 
significa contar con una baja relación de dependencia y, así, la posibilidad de incrementar la 
producción; a esta situación se le conoce, desde la demográfica económica, como bono 
demográfico. El aprovechamiento del bono implica la expansión de los niveles educativos de 
la población joven para un mejor desempeño en el mercado de trabajo por medio de la 
ocupación apropiada y digna; de tal forma que, cuando se otorga a los jóvenes mayor y mejor 
educación, y esta aporta en el mercado de trabajo, mediante la ocupación, con incrementos 
en la producción, se conforma el llamado dividendo demográfico, concepto que nace también 
de los análisis de la demografía económica. En suma y en retrospectiva, el dividendo 
demográfico representa el aprovechamiento del bono demográfico y el bono es un momento 
específico de la transición demográfica. 
Huelga mencionar que la demografía económica deviene de los estudios que relacionan la 
ciencia económica y la demografía para la explicación de fenómenos sociales específicos; de 
tal manera que ambas ciencias confluyen para dar respuesta a las implicaciones económicas 
que tienen las situaciones demográficas. 
La población joven es, entonces, un factor fundamental en la formación del bono 
demográfico y para la conformación del dividendo demográfico, razón por la cual esta 
población se convierte en la protagonista de esta investigación y sobre sus implicaciones en 
el bono y el dividendo ha de girar la discusión. Sin embargo, habrá que definir y comprender 
la cuestión juvenil, pues, es un tema que atraviesa la investigación. 
 
 
2 
 
Sobre la investigación 
Así, el problema de la investigación es dilucidar si los fenómenos demográficos que 
representan la posibilidad de hacerse con beneficios económicos se están aprovechando, si 
se está aprovechando a la población joven como protagonista del fenómeno y como insumo 
principal para la materialización de tales beneficios en México. 
En consecuencia, se plantean cuestiones para detonar la discusión en la investigación: 
- ¿Cómo se relaciona la ciencia económica y la demografía? 
 
- ¿Qué son y cómo se observan la transición, el bono y el dividendo demográfico, cómo 
suceden y cómo se abordan en México? 
 
- ¿Qué es y qué implica la cuestión juvenil, y cuáles son sus características 
demográficas en México? 
 
- ¿Qué es el mercado de trabajo y cuál es el panorama de este para los jóvenes en 
México? 
 
- ¿Cuál es la situación de las condiciones para el aprovechamiento del bono 
demográfico de acuerdo al panorama de los jóvenes en el mercado laboral en México? 
 
- ¿De qué manera influye la relación entre la formación profesional y la ocupación de 
los jóvenes para considerar la conformación del dividendo demográfico? 
Una vez trazadas las preguntas, los objetivos se vuelven claros. En general, el objetivo de la 
investigación es conocer, a partir del análisis de las características escolares y laborales de 
los jóvenes, la existencia, o no, del dividendo demográfico en México. No obstante, se 
establecen objetivos específicos para la comprensión integral del trabajo: 
- Reconocer la relevancia de la economía, la demografía y su relación para explicar 
fenómenos sociales específicos. 
 
3 
 
- Develar los fenómenos poblacionales que han conducido a las sociedades a 
momentos históricos en que la situación demográfica puede representar beneficios 
económicos y ubicar la situación de México en estos. 
 
- Definir y comprender las implicaciones de la cuestión juvenil, así como presentar sus 
características demográficas generales en México. 
 
- Explicar las características del mercado laboral y conocer el panorama al cual se 
enfrentan las personas jóvenes en el mercado laboral mexicano. 
 
- Dilucidar si las condiciones de los jóvenes en el mercado de trabajo son las óptimas 
para considerar el aprovechamiento del bono demográfico. 
 
- Proponer la existencia de un vínculo entre la relación formación profesional-
ocupación laboral para la conformación del dividendo demográfico mediante la 
generación de ingresos. 
Como hipótesis para la investigación se plantea que el desaprovechamiento de la favorable 
coyuntura producto de la transición demográfica, que representa el bono demográfico, 
resultado de las adversas condiciones laborales de los jóvenes, está significando un 
obstáculo en la conformación del dividendo demográfico; en donde el desencuentro entre la 
formación profesional y la ocupación laboral de los jóvenes implica un desvinculo con las 
condiciones necesarias para su conformación. 
 
Metodología de investigación 
La población objetivo en el trabajo son las personas jóvenes1, sin embargo, se han de 
seleccionar distintos rangos de tal población en favor de las necesidades de la investigación. 
Así pues, en el segundo capítulo se presenta información demográfica general para la 
 
1 Según el Artículo 2° de la Ley del Instituto Mexicano de la Juventud, la población cuya edad quede 
comprendida entre los 12 y 29 años será objeto de los programas, servicios y acciones que el Instituto lleve a 
cabo (Senado de la República, 2007) es decir, en tal tramo etario se considera a las personas como jóvenes. 
4 
 
totalidad de la población joven (de 12 a 29 años) e información relacionada al mercado 
laboral para los y las jóvenes en edad de trabajar (de 15 a 29 años); para efectos del tercer 
capítulo se analizarán con más detalle las características en el mercado de trabajo de la 
población joven en edad de trabajar (de 15 a 29 años) con relación a la población no joven 
en edad de trabajar (30 a 64 años), así como también se han de analizar las características al 
interior de la población joven, es decir, se analizarán características específicas para el mismo 
grupo de edades (15 a 29 años) segmentado en grupos etarios quinquenales (de 15 a 19 años, 
20 a 24 años y 25 a 29 años); finalmente, para el cuarto capítulo, por razones de 
representatividad de la población en cuanto a la obtención de los grados de educación 
superior (licenciatura, maestría y doctorado), la población que será objeto de análisis es la 
población joven ocupada y con nivel de escolaridad superior de 20 a 35 años. 
El trabajo se vale de distintas fuentes de información que resultan oportunas en distintos 
momentos de la investigación para la presentación de información estadística. Así, para 
observar los datos relacionados a la evolución de la población en el país, contenidos en el 
segundo capítulo, el trabajo se ha servido de la información del Banco Mundial; para explorar 
la situación del bono demográfico, información contenida en la conciliación demográfica y 
las proyecciones de población, a través del Consejo Nacional de Población (CONAPO); y, 
para las consideraciones de visualización del dividendo demográfico, información del 
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y su Catálogo Nacional de Indicadores 
(CNI), incluido en el Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica (SNIEG). 
Siguiendo con las fuentes de información consultadas para el segundo capítulo, se hace uso 
y manejode los resultados de la Encuesta Intercensal (EIC) 2015, cuyo levantamiento está a 
cargo del INEGI, para la presentación de las características demográficas de los jóvenes. 
Como último apartado de este capítulo se expone información acerca de los jóvenes y el 
mercado laboral, para lo cual se acude de nueva cuenta al INEGI, esta vez sirviéndose de la 
Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). A partir de este momento en el trabajo, 
la ENOE será la fuente de información para los análisis que representan el cuerpo operativo 
de la investigación, cuyo objetivo es, en los capítulos 3 y 4, examinar las relaciones de los 
jóvenes que suceden en el mercado laboral mexicano y que tienen relación con el 
5 
 
aprovechamiento del bono demográfico y las consideraciones para la conformación del 
dividendo demográfico. 
La ENOE es una encuesta que permite captar y conocer las características del mercado 
laboral mexicano; la información que se reúne a través de sus cuestionarios da respuesta a 
los cambios que experimenta el panorama laboral en México. 
La encuesta obtiene información estadística sobre las características de ocupación y empleo 
de la población con representatividad nacional y a nivel entidad federativa, así como 
información sociodemográfica y económica, con el fin de posibilitar el análisis de la 
estructura laboral y ocupacional de la misma; del mismo modo, desde el plano de la 
información, la Encuesta facilita dar respuesta a temas emergentes en materia de ocupación, 
desocupación y empleo (INEGI, 2011). 
Específicamente se trabaja con los microdatos al cuarto trimestre de 2017 de la ENOE y el 
tratamiento de la información se realizará a través del programa estadístico informático 
SPSS, mediante el cual se ejecutarán los análisis estadísticos descriptivos pertinentes para la 
investigación. 
Para el caso particular del capítulo cuatro, la población se clasificará de acuerdo con su 
formación y tipo de ocupación. En cuanto a las clasificaciones de formación, se tomará como 
referencia la Clasificación Mexicana de Programas de Estudio (CMPE) por Campos de 
Formación Académica 2011, clasificación estándar de los programas de estudio en formación 
profesional y técnica con criterios homogéneos y normativos de carácter nacional e 
internacional (INEGI, 2012) que el Comité Técnico Especializado de Información Educativa 
del SNIEG elaboró. Para clasificar las ocupaciones, se tomará como referencia el Sistema 
Nacional de Clasificación de Ocupación (SINCO) 2011, un sistema de clasificación de 
ocupaciones estandarizado, que permite un manejo uniforme de la información ocupacional 
(INEGI, 2011) y que construyó el Comité Técnico Especializado de Estadísticas del Trabajo 
y Previsión Social del SNIEG. 
Con el fin de aproximarnos a la visualización del encuentro o desencuentro que existe entre 
la formación profesional y el tipo de ocupación efectiva en el mercado laboral de la población 
joven, se relacionaron las variables de la CMPE y del SINCO en distintos niveles de 
6 
 
desagregación para observar lo que se ha denominado escenarios de inserción de jóvenes 
profesionales en el mercado de trabajo (Figura 1). 
Figura 1. Esquema de escenarios de inserción de jóvenes profesionales en el mercado 
de trabajo 
 
Nota: esquema ilustrativo para el cruce de información SINCO, división de ocupación y CMPE, campos específicos. 
Fuente: Elaboración propia con base en INEGI, Clasificación Mexicana de Programas de Estudio por Campos de Formación 
Académica y Sistema Nacional de Clasificación de Ocupaciones (2011). 
 
Del cruce de las variables de la CMPE, a nivel campo amplio, y del SINCO, división de 
ocupación, se construyeron clusters para visualizar detalladamente los encuentros más 
significativos entre la formación y la ocupación de las y los jóvenes ocupados con nivel de 
escolaridad superior. En una especie de zoom, se cruzaron desagregaciones más específicas 
tanto de la CMPE como del SINCO. 
La figura 2 muestra la manera en que se determinó el universo muestral para efectos del 
Capítulo IV. Con un cruce medio, entre campos específicos de la CMPE y la división de 
ocupación del SINCO, se definió una división de la población, considerando, por un lado, al 
segmento de la población ocupada con nivel profesional que desempeña labores en el 
mercado de trabajo que corresponden a su formación, al cual se ha denominado población 
con ocupación adecuada (POA) (para enfatizar que hay un encuentro entre lo que estudian 
y en lo que se ocupan) y, por otro, el grupo de la población con nivel profesional que se ocupa 
en actividades ajenas o lejanas a los campos de su formación, a la que se designa como 
7 
 
población con subocupación (PSO) (para señalar que no hay un encuentro entre lo que 
estudiaron y en lo que se ocupan). 
Figura 2. Diagrama de determinación de universo 
 
Fuente: Elaboración propia 
Posterior, (Cuadro 1) se determinó el tiempo en horas (∑H) que dedican ambos grupos al 
trabajo por semana, así como su ingreso promedio por hora de trabajo (W); de tal forma 
(fórmula a y b), se definió el valor monetario del trabajo semanal que representa la percepción 
de ingresos a la semana para ambos grupos, respectivamente (YPOA y YPSO). 
La suma del valor monetario semanal de la POA y la PSO (fórmula c) representa el ingreso 
real generado por la población joven ocupada con nivel superior (YPOES); Bajo el supuesto 
de que las horas trabajadas y el ingreso recibido por la POA representa un empleo óptimo, se 
calculó el valor del trabajo semanal para la PSO de acuerdo al ingreso percibido y la media 
de horas trabajadas por la POA; es decir, se propone una estimación del ingreso potencial de 
la población con subocupación (YPSO2), que significaría, entonces, el aprovechamiento de los 
jóvenes subocupados en el mercado laboral si su condición de percepción de ingresos y 
tiempo dedicado al trabajo fuera similar a la de la POA (fórmula d). 
ahora, de la diferencia entre YPSO2 y YPSO (fórmula e) resulta la variación del ingreso (ΔY) 
que figura como el ingreso perdido o el ingreso que se pudiera generar si toda la población 
8 
 
tuviera oportunidad a un empleo óptimo; por último, si sumamos esta variación del ingreso 
al ingreso real (fórmula f), obtenemos el ingreso potencial agregado (YPA). 
Cuadro 1. Formulario. 
 
Fuente: Elaboración propia 
9 
 
Capítulo I. Marco teórico-conceptual-operativo 
“Alinear la economía con las prioridades demográficas es, quizá, el reto mayor de las 
actuales generaciones de mexicanos para construir un futuro colectivo incluyente” 
(Murayama, 2013) 
1.1 Consideraciones iniciales: la demografía y la economía como ciencias 
complementarias 
Las más de las ciencias tienen la bondad de poder interrelacionar los análisis de sus objetos 
de estudio para enriquecer sus resultados y hacer estos más explicativos. La demografía y la 
economía pueden ubicarse como ciencias multidisciplinares e interdisciplinares, es decir, por 
lo primero, que comparten diversas perspectivas sobre objetos de investigación comunes, y 
también, por lo segundo, se establecen relaciones entre diferentes campos de estudio en los 
que comparten metodologías (Menkes, 2008). 
Resulta importante tener presentes los quehaceres de estas ciencias que son la piedra angular 
para el trabajo; de tal forma, es pertinente pasar revista de sus conceptos y comprender la 
manera en que sus estudios se relacionan. 
A pesar de que no existe un consenso entre los estudiosos del tema –tal como sucede con los 
más de los conceptos cuando se les define desde distintos puntos de vista, contextos 
históricos, espaciales y temporales, entre otros, así como atendiendo a la subjetividad de la 
diversidad de autores– para precisar el concepto2 de demografía, procurando la lógica 
etimológica de la palabra se deduce que este se refiere al estudio (grafía) de la población 
(demos). Sin embargo, no podemosconsiderar únicamente el origen y la forma en que se 
construye la palabra. 
Por supuesto, existen definiciones básicas de demografía en los diccionarios que, sin 
embargo, son insuficientes y quedan cortas para las discusiones científicas sobre el tema. 
Para ejemplificar, la definición que propone el Diccionario de la Lengua Española (2014), de 
 
2 Entendamos por concepto la representación reducida de una variedad de hechos (McClelland, s.f. en Rojas, 
1979); la reunión de caracteres esenciales de un grupo de representaciones que son válidos universalmente 
(Fingermann, 1964) o, como sugiere Kosik (1967), entender que el concepto de la cosa es la comprensión de 
la misma, de tal forma que comprenderla signifique conocer su estructura. Se dilucida el término para 
diferenciarlo de las categorías, de las cuales se hará mención después. 
10 
 
la Real Academia Española, para demografía, expone que esta es el “estudio estadístico de 
una colectividad humana, referido a un determinado momento o a su evolución”. También, 
el Diccionario Demográfico Multilingüe (1997) dicta una definición que declara que “la 
demografía es la ciencia que tiene por objeto el estudio de las poblaciones humanas tratando, 
desde un punto de vista principalmente cuantitativo, su dimensión, estructura, su evolución 
y sus características generales”. No obstante, los instruidos en el tema aportan a la definición 
de la demografía sus distintos puntos de vista y ahondan en la significación del concepto. 
Vieira (1973) pasa revista a múltiples definiciones con que los autores expresan el concepto 
de demografía. Si bien las definiciones giran en torno a una temática específica, que es, en 
suma, el análisis de la población y de sus fenómenos, se encuentra que existen diferencias 
entre las concepciones y la manera de tratar al objeto de estudio; por un lado, un grupo de 
autores que sugieren que los estudios demográficos deben ser meramente estadísticos o 
cuantitativos (Wrong, 1961; Boldrini, 1956; Lasorsa, 1948; Huber, 1938; Landry, 1949 y 
Cox (1957), y por otro, un grupo de autores que proponen que la demografía debe encargarse 
también del análisis cualitativo de las poblaciones (Guillard, 1955; Hauser y Duncan, s.f; 
Mortara, s.f.; Livi, 1941 y Chevalier, 1951). 
De tal forma que no puede entenderse a la demografía como un estudio meramente 
estadístico, como lo insinúan las definiciones de diccionario y algunos autores, sino que las 
cualidades de las poblaciones son también asunto del análisis demográfico; es de hecho el 
aspecto cualitativo de las poblaciones el que hace de esta ciencia una multi e interdisciplinar, 
posibilitando a otras disciplinas, como, en efecto, la economía y otras tales como las 
matemáticas, estadística, biología, medicina, sociología, historia, geografía o antropología, 
tomar parte del análisis demográfico (León, 2015). 
De acuerdo con la CEPAL (2014) la demografía se especializa en el estudio de cinco aspectos 
de la población humana, a saber, el tamaño, que no es más que el número de personas que 
viven en un lugar y en un momento determinado; la distribución, que se refiere a la forma en 
que la población se dispersa en diferentes lugares del espacio geográfico en un momento 
determinado; la composición, que alude al número de personas por sexo y edad entre otras 
categorías a las que suele denominarse como características adscritas; la dinámica, que en el 
sentido más estricto, son los nacimientos, las muertes y la migración; y los determinantes y 
11 
 
consecuencias socioeconómicas del cambio poblacional, que son características adquiridas 
que aparecen como causas y consecuencias de la modificación de las características básicas 
de la dinámica demográfica y el cambio poblacional. 
Achille Guillard denominó al conjunto de conocimientos relativos a la población humana 
como demografía, y es en su obra de 1855: Elementos de estadística humana o demografía 
comparada, donde aparece por primera vez la palabra demografía (Ordorica, 2014; Vieira, 
1973; Vallin, 1994); a partir de aquel entonces esta se ha venido constituyendo como ciencia. 
Empero, según Ordorica (2014) la demografía en aquel entonces tenía más de dos siglos 
sirviendo a las sociedades. Las Observaciones sobre boletines de mortalidad de Graunt en 
1662, provocó que diversos especialistas consideraran al autor como el padre de la 
demografía, sin embargo, otros consideran a Malthus, quien a partir de su ensayo al fin del 
siglo XIX posicionó el tema de la población en un lugar destacado en los trabajos sobre 
economía y a quien John Maynard Keynes denominó como uno de los economistas clásicos 
(CELADE, 1995). 
En suma, y para efectos de esta investigación, definiremos demografía como el estudio 
cuantitativo y cualitativo de los aspectos de la población y sus fenómenos. 
Que los muy breves apuntes anteriores sirvan como referencia para entender las cuestiones 
de las cuales se ocupa la demografía, para ubicar la importancia de la misma como ciencia 
social y la relevancia que tiene específicamente para esta investigación. 
Líneas arriba se discutió que al definir los conceptos de las ciencias –al menos las ciencias 
sociales –ocurre que estos se diversifican en tanto son determinados por distintos autores y 
por la subjetividad que inviste a cada cual. El concepto de economía no escapa de tal hecho. 
Si bien la palabra economía significaba para los griegos, en su origen, el acto de administrar 
prudente y sistemáticamente el patrimonio, ya Aristóteles, en los mismos tiempos, daba un 
significado más específico a la economía, pues se interesaba en la obtención de ingresos para 
el Estado, de tal forma que se expresaba de ella como economía política (Ferguson, 1948). 
El pensamiento económico atraviesa la historia de las sociedades, concibiéndose en el 
llamado mundo antiguo desde la filosofía y la preocupación por conocer el origen de la 
riqueza; antes de Smith, considerado el padre de la economía, los mercantilistas, colocando 
12 
 
a la acumulación de metales y la exportación como el motivo que determina la riqueza; los 
fisiócratas, poniendo a la tierra y las rentas derivadas de ella como la única fuente de 
producción; los clásicos, Marx, Neoclásicos, Keynes, y un largo etcétera entre, y después, de 
ellos aportando nuevos enfoques de la economía (Robinson y Eatwell, 1982). 
Oficial y contemporáneamente, tal que ciencia, la economía es definida por el Diccionario 
de la Lengua Española (2014), de la Real Academia Española, como aquella que “estudia los 
métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el 
empleo de bienes escasos”, existen muchas otras definiciones en la literatura especializada 
que amplían el concepto o lo determinan de forma distinta. 
Una definición práctica de la economía señala que esta es una ciencia social que trata de los 
medios por los cuales la escasez de recursos se utiliza para satisfacer fines competitivos 
(Ferguson y Gould, 1978). Por citar algunas otras, encontramos las definiciones que Méndez 
(1986) cataloga como subjetiva y objetiva. Como definición subjetiva menciona la de Lionel 
Robbins, muy allegada a la antes mencionada, misma que reza que “la economía es la ciencia 
que se encarga del estudio de la satisfacción de las necesidades humanas mediante bienes 
que siendo escasos tienen usos alternativos entre los cuales hay que optar”; y como definición 
objetiva refiere la que ofrece Friedrich Engels quien dice que “la economía política es la 
ciencia que estudia las leyes que rigen la producción, la distribución, la circulación y el 
consumo de los bienes materiales que satisfacen las necesidades humanas”. 
Entre muchas otras definiciones, las más de ellas versan sobre lo planteado por Engels, 
sumando a su definición y enfatizando sobre la escasez o limitación de los recursos. De tal 
formase adopta la definición de economía como aquella ciencia que estudia las diversas 
formas de producción, distribución, circulación, consumo y optimización de los bienes 
escasos. 
Se puede juzgar a la economía como la más aburrida de las ciencias o como la más fascinante, 
sin embargo, su objeto es el mayor de los dramas humanos: sociedades esforzándose por 
satisfacer necesidades que siempre aumentan y se diversifican. La humanidad ha convivido 
desde su origen en algún modo de unión social, de tal forma que la economía se ocupa de 
ella como una parte de la sociedad y, así como otras ciencias sociales, su problema central es 
el de la conducta de los seres humanos en sociedad. Por tal motivo, la economía se encuentra 
13 
 
ligada con otras ciencias, tales como la historia, la ciencia política, el derecho, la 
antropología, la sociología, la demografía, entre más (Ferguson, 1948). 
Los asuntos sobre la población que han de ser analizados en este trabajo son de carácter multi 
e interdisciplinar, sin embargo, la demografía y la economía son la base para el análisis de 
los fenómenos sociales específicos que se abordarán. 
La economía y la demografía son ciencias afines en diversos aspectos; ya porque comparten 
temáticas de interés o, mejor aún, ya porque se interrelacionan los análisis de aquellos temas. 
Ante todo, comparten el espacio de influencia que tienen sobre las observaciones de la 
sociedad; es decir, la sociedad es en sí el leitmotiv para la ciencia económica y demográfica. 
Ahora, pues, el quehacer de la ciencia económica se vale de distintos conceptos y categorías3 
para explicar la realidad social histórica; conceptos tales como el trabajo y categorías tales 
como desempleo o mercado. 
Pues bien, surge entonces un notable vínculo entre la ciencia económica y la demográfica en 
el sentido en que los fenómenos que atañen a una tienen efectos sobre la otra. Como se ha 
mencionado, ambas ciencias tienen un objeto común que es el desarrollo de las sociedades; 
por un lado, el análisis de la dimensión, estructura, evolución y las características generales 
de la población y por otro lado el análisis del comportamiento de esa población en tanto la 
distribución, circulación y consumo de los bienes y servicios para la satisfacción de sus 
necesidades. 
De tal manera que, dado un sistema de producción, la dimensión y estructura de la población, 
por ejemplo, influirán en la organización del trabajo, el mercado laboral y los niveles de 
desempleo —por hacer mención de los conceptos y categorías que anterior se presentaron. 
La cuestión social es una cuestión económica, es decir, un fenómeno social es per se un 
asunto económico; un fenómeno económico tiene implicaciones y efectos demográficos, así 
como los fenómenos demográficos tienen repercusiones económicas. Pazos (1991) apunta 
que la finalidad de la ciencia económica es ofrecer al individuo conocimientos que le 
permitan lograr el mejor aprovechamiento de los recursos; cuando se utilizan los recursos 
 
3 Las categorías económicas, y las categorías en general, son conceptos de carácter menos general debido a 
que estas suceden en determinados momentos del desarrollo de las sociedades y desaparecen cuando nuevas 
formas sociales aparecen (Méndez, 1986) 
14 
 
escasos de la manera más eficiente se estará actuando económicamente. La población —y su 
dinámica— es, pues, un recurso que influye en el comportamiento económico, tanto colectivo 
como individual. 
Así, comenzamos a establecer las articulaciones que existen entre estas dos ciencias que 
guiarán el análisis del presente trabajo. Thomas Robert Malthus, personaje clásico en 
economía, que llevó las cuestiones sobre población y economía al mismo terreno de su 
investigación en el Ensayo que escribió en 1798 sobre los principios de la población, 
establece, entre otras cosas, dos leyes: que la población crece en progresión geométrica y que 
los productos de la tierra lo hacen en progresión aritmética por las limitaciones de la tierra y 
por la ley de rendimientos decrecientes4 en el sector agrícola. De tal forma que surgen 
problemas que han de ser evaluados desde la demografía y la economía; de una parte, el 
análisis del crecimiento de la población y de otra los efectos que dicho crecimiento 
poblacional genera para satisfacer la demanda de alimentos, es decir, racionar los recursos 
limitados de la tierra para el mantenimiento, satisfacción y bienestar de la población que 
constantemente se encuentra en aumento. 
Amén de referir al vínculo entre economía y demografía, Malthus establece en su Ensayo un 
mecanismo interno donde la fecundidad, la mortalidad y la migración resultan dependientes 
de las variables económicas que intervienen en el sistema y, a su vez, la dinámica 
demográfica influye sobre el sistema económico. De tal modo que la dinámica demográfica 
es endógena: su comportamiento es un resultado determinado por el comportamiento de otras 
variables del sistema (CELADE, 1995); Las relaciones entre población y economía, o entre 
demografía y desarrollo nunca son exógenas. Cada fenómeno demográfico suele estar 
acompañado por una variedad de modelos de desarrollo o formaciones económico-sociales 
(Cordera, 2013). 
En estudios contemporáneos, como el de Murayama (2013), se enfatiza la relación entre los 
procesos económicos y demográficos, proponiendo que estos se determinan mutuamente en 
 
4 Cuando aumentan todos los insumos en una proporción dada y el producto aumenta en una proporción 
menor tenemos rendimientos decrecientes (Salvatore, 1977). La ley de los rendimientos decrecientes es una 
aseveración empírica de la realidad, no es una proposición lógica susceptible de prueba o refutación 
matemática, es sólo una afirmación de relaciones físicas observadas en el mundo económico real (Ferguson y 
Gould, 1978) 
15 
 
tanto el desarrollo social; así como la estructura económica influye en la dinámica 
demográfica, también esta encuentra determinantes en las capacidades productivas y de 
distribución de bienes de la sociedad. Por tanto, los procesos que ocurren en la población no 
pueden ser completamente entendidos sin atender las cuestiones de la dinámica y estructura 
económica, ni el entendimiento del acontecer económico debe prescindir de las explicaciones 
demográficas. Para Alba (2009) la dimensión demográfica no puede ser tratada en forma 
aislada de las otras dimensiones de la realidad social; las estrategias económicas, las 
condiciones de los mercados laborales (empleo, desempleo, subempleo), la calificación de 
los recursos humanos, entre muchas otras. 
También, Nava (2015) destaca la importancia de la relación entre economía y demografía, 
sosteniendo que la dinámica de los procesos demográficos se determina por factores 
económicos y a su vez dichos procesos tienen efectos importantes en el desarrollo de la 
economía. Resulta claro que la economía y la demografía son fundamentales para explicar y 
comprender los mecanismos a través de los cuales el cambio de la estructura de la población 
influye en el contexto económico. Para ejemplificar de manera muy breve y burda, pensemos 
que el PIB per cápita es un indicador económico con una implicación netamente demográfica 
en tanto el tamaño de la población influye directamente en la determinación de aquel y para 
tener injerencia sobre los niveles del producto por persona puede abordarse el tema tanto 
desde el numerador como desde el denominador, es decir, para que el producto per cápita 
sea mayor puede o elevarse el producto o disminuir la población. 
Concluyamos, pues, que la economía en ningún momento es ajena al cambio demográfico y 
que la dinámica de la población no puede explicarse sin tener en cuenta las implicaciones 
económicas. 
Ya en 1798, Malthus establecía relaciones entre la fecundidad,la mortalidad y la migración 
y las variables económicas, así pues, Allen y Schmidt (2008 en Nava, 2015) manifiestan que 
la demografía económica centra sus estudios sobre los factores determinantes y las 
consecuencias del cambio demográfico incluyendo variables como la fecundidad, mortalidad 
y migración, entre otras tantas. Estas variables demográficas, que ejercen fuerte influencia 
sobre la estructura económica, son algunas de las variables clave de la llamada transición 
demográfica. 
16 
 
Que el esclarecimiento de los motivos por los cuales son relevantes tanto la demografía y la 
economía, así como la relación que guardan estas dos ciencias, para la presente investigación, 
sean el punto de partida que introduzca al objeto de este trabajo. Tener en cuenta que 
cualquier problemática social es un asunto económico; que los fenómenos demográficos 
tienen implicaciones económicas y que, a su vez, los acontecimientos económicos tienen 
influencia en los sucesos demográficos. La presente investigación tiene un importante 
contenido en temas demográficos específicos de los que el siguiente apartado tiene misión 
de dilucidar. 
 
1.2 Aspectos generales sobre los grandes fenómenos demográficos 
Los fenómenos de la población son asunto que atañen a las más de las esferas de estudio de 
la sociedad, la dinámica poblacional influye per se en los contextos sociales. La población 
es la razón de ser de la sociedad y todas las relaciones que de ella emanan. 
La evolución de la población es la historia de la humanidad, y en este punto de la historia 
somos contemporáneos de uno de los sucesos más asombrosos en el desarrollo de las 
poblaciones y las sociedades. Somos parte de una transición sin precedentes en el ámbito 
demográfico; resulta trascendental estudiar y comprender los fenómenos que han derivado 
de esta revolución en las poblaciones. 
 
1.2.1 Transición demográfica. La constante transformación de las poblaciones 
La transición demográfica es el santo grial de la demografía, de manera que puede suponerse 
sin problema alguno como el corpus teórico más importante de esta ciencia; transición 
demográfica es a demógrafo, como Durkheim, Weber y Marx a sociólogo (Arango, 1980). 
También llamada revolución demográfica o revolución vital (Lopes, 1973), la transición 
demográfica constituye un parteaguas en la historia de la humanidad y alude a una serie de 
transformaciones en el comportamiento de las poblaciones por medio de las cuales las 
sociedades transitan de pautas de elevada fecundidad y mortalidad, consideradas 
tradicionales, a otras caracterizadas por bajos niveles de fecundidad y mortalidad, 
17 
 
denominadas modernas (Miró, 2003). De tal forma que la fecundidad y la mortalidad son los 
ejes articuladores del desarrollo conceptual de la transición demográfica (Morelos, 2000). 
Antes de la modernización económica se consideraba que el crecimiento demográfico era 
símbolo de poder y de dominio, por lo que el pronatalismo era la norma. De tal manera que 
en los últimos doscientos años el patrón de crecimiento de la población en los países 
occidentales era acelerado (Habakkuk, 1972 en Hernández, 2004), así pues, es a principios 
del Siglo XVIII que comienza la apresurada explosión demográfica en estos países que hoy 
forman parte del grupo de los más desarrollados; el exponencial incremento de la población 
se debió al mantenimiento de altas tasas de fecundidad y la importante disminución de la 
mortalidad como efecto de los aumentos de la producción agrícola, las mejoras en el 
transporte, el descenso de epidemias, que desde hacía mucho tiempo diezmaban a la 
población mundial, así como mejoras en la nutrición y la higiene que derivaron en una 
importante disminución de la tasa de mortalidad (Menkes, 2008; Ordorica, 2009). 
Así pues, la transición demográfica inicia empatando con la revolución industrial, en lo que 
puede denominarse una relación de causa y efecto, en donde los avances e innovaciones en 
la industria son la causa (León, 2015; Lopes, 1973). 
De tal forma que en la teoría de la transición demográfica ya existe un vínculo entre los 
efectos demográficos y económicos que de esta surgen. La lectura de las trayectorias que 
siguieron las poblaciones en tanto el desarrollo de la industria y el desarrollo económico 
sugieren que las implicaciones de los avances en la industria están relacionadas con la 
dinámica de la población. 
En suma, al proceso dinámico de crecimiento de la población que refleja el cambio de un 
régimen de altas tasas de natalidad y mortalidad a tasas bajas y controladas es lo que los 
demógrafos denominan transición demográfica (Bloom, 2016; Partida, 2005). 
Importante señalar los efectos de las tendencias de la natalidad y mortalidad sobre la 
estructura por edades en la población; este último elemento es de suma relevancia en cuanto 
a los fenómenos de la población que se desprenden de dicha transición y para efectos de esta 
investigación, pues, son las transformaciones que ocurren en la estructura de la población, 
derivadas del proceso de transición, lo que ha provocado un ensanchamiento de la población 
18 
 
joven que es uno de los objetos de estudio que competen al presente análisis y que se revisará 
posterior. 
Según el grado de avance logrado en la disminución de la mortalidad y la fecundidad, 
Chackiel y Martínez (1993 en Miró, 2003) reconocen cuatro etapas de la transición 
demográfica, a saber: incipiente, moderada, plena y avanzada. En las etapas incipiente y 
moderada la mortalidad ha disminuido lentamente, pero no la fecundidad. En la etapa plena 
tanto la mortalidad como la fecundidad están en franca declinación, y en la etapa avanzada 
tanto la fecundidad como la mortalidad descienden significativa y sostenidamente, tendiendo 
a equilibrar los valores de esas variables. 
Por su parte, Hernández (2004) describe y organiza los grandes momentos de la transición 
demográfica en fases. En la primera de ellas ubica aquel lapso que se caracterizó por presentar 
tasas de natalidad y mortalidad elevadas, con lento crecimiento de la población, regulado por 
la limitación de recursos, las hambrunas y las guerras, entre más. Una segunda fase donde se 
precipita el crecimiento de la población a ritmos nunca previstos en etapas previas de la 
humanidad debido a la mejora gradual de las condiciones sanitarias y médicas que redujeron 
significativamente las tasas de mortalidad y porque se mantuvieron las altas tasas de 
fecundidad; esta segunda fase distinguida por el aumento sin precedentes en la población se 
prolongó por casi una centuria. Y una tercera fase que comienza con la reducción de la 
fecundidad por efecto de la implementación de programas de planificación familiar y que se 
denomina transición de la fecundidad. 
Es notable que estos ordenamientos, si bien generales, difieren en la determinación de las 
fases o etapas, sin embargo, ambas asimilan las mismas trayectorias en los cambios de las 
variables que caracterizan a la transición demográfica. Ahora bien, es preciso, en cuanto al 
análisis de la transición demográfica, reconocer que las poblaciones evolucionan a niveles 
elevados y medianamente estables de fecundidad y niveles bajos de mortalidad, si no en 
equilibrio, ligeramente fluctuantes; que el descenso de las variables se inicia en momentos 
diferentes, siendo el nivel de mortalidad el que generalmente disminuye en un principio; que 
el nivel de fecundidad también tiende a disminuir, empero a ritmos más lentos que los niveles 
de mortalidad; que los factores económicos, sociales y biodemográficos influyen en la 
determinación del tiempo en que estas variables toman en llegar a niveles bajos y que este 
19 
 
difiere entre las distintas poblaciones, y; que el balance entre los niveles de fecundidad y 
mortalidad determinan el ritmo de crecimiento de las poblaciones (Miró, 2003). 
A diferencia de los países desarrollados,el proceso de transición demográfica en América 
Latina comienza a mitad del Siglo XX (Gomes, 2009). Saad, Miller, Martínez y Holz (2012), 
sugieren que los cambios en la población que dan inicio a la transición ocurren próximos a 
la segunda mitad de la década de los 60; de tal forma que, a partir de aquellos momentos 
hasta las recientes décadas, la tendencia demográfica latinoamericana ha estado marcada por 
pronunciadas disminuciones en mortalidad, fecundidad y el aumento en la esperanza de vida 
(Chackiel, 1999). 
Es claro que la región se encuentra actualmente en un período de profundas transformaciones 
demográficas muy propias del tránsito por la también denominada revolución demográfica. 
Tal como se ha determinado, se trata de un proceso relativamente largo en que la población 
parte de un estado inicial con altas tasas de mortalidad y fecundidad, que posterior son 
significativamente más bajas, así como los efectos que estas disminuciones generan en el 
acontecer social y la población misma. No obstante, la asincronía entre el inicio de la 
reducción de la mortalidad y el de la fecundidad generó un período relativamente corto de 
rápido crecimiento poblacional a mediados del siglo XX, que ha sido responsable, entre otras 
cosas, de cambios sustanciales en la estructura por edades de la población regional, en 
particular su envejecimiento, que han sido mucho más rápidos en los países de la región que 
en los países industrializados. 
En general y pese a las diferencias que persisten al interior de la región, se puede decir, de 
una manera general, que América Latina ha experimentado un proceso considerablemente 
más rápido de transición demográfica en comparación con la experiencia de los países 
actualmente industrializados (CEPAL/CELADE/BID, 1996, en Saad, et al., 2012). 
Es necesario tener en cuenta que, si bien los procesos demográficos suceden bajo tendencias 
similares, no necesariamente ocurren de igual manera entre las distintas poblaciones; ni al 
mismo tiempo, ni en la misma magnitud ni con los mismos efectos. La precisión de autores 
como Chackiel y Martínez (1993 en Miró, 2003) por organizar en etapas la transición 
demográfica, o como Hernández (2004) que la ordena en fases, entre otros autores y 
20 
 
estudios5, obedece al hecho de que cada población se desarrolla en el espacio geográfico que 
ocupa de maneras diversas, los procesos que tiene cada población obedecen a una serie de 
contextos que se interrelacionan y producen efectos en la dinámica demográfica, razón por 
la que distintos países se encuentran en diferente etapa o fase de la transición. Así, pues, 
pueden existir numerosas explicaciones sobre la transición demográfica, desde las globales 
a las regionales, nacionales e incluso estatales, es decir, las transformaciones de la población 
obedecen, en parte, a la delimitación espacial en que son analizadas. Los análisis 
demográficos pueden ir de lo macro a lo micro dependiendo del espacio geográfico en que 
se pretenda comprender el comportamiento de la población. 
Es importante señalar la heterogeneidad de los fenómenos de la población para comprender 
las problemáticas enfáticas en cada espacio. De tal forma que no podemos pretender que los 
problemas de la población en el mundo o en América Latina respondan idénticamente a las 
problemáticas demográficas especificas en México, de la misma forma en que las cuestiones 
de la población nacional no obedecen a los fenómenos demográficos en un estado u otro del 
país. 
En la trayectoria de evolución de la transición demográfica se han suscitado fenómenos 
específicos que surgen de la misma transición, pero que, no obstante, figuran como objetos 
de estudio particulares, en donde, además, la economía interviene para el análisis de los 
mencionados fenómenos; uno de ellos es el llamado bono demográfico. 
 
1.2.2 Bono demográfico. Poblaciones transitoriamente jóvenes, una ventana de 
oportunidades 
El tema se desarrolla en una trayectoria en la que los eventos demográficos son determinados 
por otros que le preceden y en los que se incluye, es decir, partiendo de la transición 
demográfica, así como de las transformaciones que la población experimenta en tanto la 
transición sigue su curso, se presentan momentos que representan oportunidades que pueden 
ser aprovechadas, o no, según las medidas y acciones que un país tome para obtener 
beneficios colectivos; una ventana de oportunidades que, si bien presenta ahora las 
 
5 Véase, por ejemplo, la investigación de Bajraj y Chackiel (1995) 
21 
 
condiciones que deben aprovecharse, comienza a configurarse a partir de las 
transformaciones demográficas que provocaron que las tasas de fecundidad disminuyeran 
considerablemente, de tal manera que el escenario fue el óptimo para que la estructura etaria 
de la población se conformara mayoritariamente por personas jóvenes y en edades 
potencialmente activas laboralmente; esta disposición de la población que se ha considerado 
una ventana de oportunidades es justamente lo que representa el bono demográfico. 
Pues bien, la trayectoria hasta el momento, reduciendo todas sus implicaciones, es: transición 
demográfica – bono demográfico; en donde el bono demográfico se refiere al aumento más 
que proporcional en el número de personas en edad de trabajar en relación al que registra 
el de personas en edades no activas económicamente (Hernández, 2004). 
Sin embargo la existencia de un bono demográfico no representa, como un hecho, que tendrá 
implicaciones positivas en el desarrollo tanto económico como social per se, es decir, es 
evidente que en el desarrollo de la transición demográfica las poblaciones alcanzan 
determinada estructura que tiene la bondad de ensanchar las edades potencialmente activas, 
empero, la situación no implica un aprovechamiento automático de las favorables 
condiciones de la población; las oportunidades suceden en un momento específico y deben 
ser abordadas desde distintos ángulos para obtener beneficios. La transición demográfica 
sigue su curso junto con la inercia de las transformaciones de la población, de manera que es 
definitivo que esta ventana de oportunidades se agotará y el bono demográfico se diluirá con 
las mutaciones de la población. 
Las implicaciones que trae consigo el cambio de una estructura por edades constituye retos 
inéditos, entre otras cuestiones en las políticas públicas orientadas a atender diversas facetas 
de la vida humana (Zúñiga, 2004); el bono demográfico, entonces, no representa solamente 
una ventana de oportunidades sino también una ventana de retos; el cambio demográfico 
vinculado a la disminución del número de niños, niñas y adolescentes en edad escolar y al 
incremento de la población joven y adulta representa el desafío de brindar una mejor 
educación y un mayor acceso al empleo decente y de calidad, de manera que las bondades de 
un bono atendido para su aprovechamiento contribuya a lograr un mayor desarrollo social y 
económico, y a apuntalar el capital humano de las personas que, además, será necesario para 
enfrentar las problemáticas derivadas del inminente envejecimiento de la población. 
22 
 
Está claro que los incrementos de la población son apreciados debido a la cantidad de 
personas que alcanzan la edad potencial para trabajar, lo que no es claro es la manera en que 
el mercado laboral se adecúa para atender a esa gran cantidad de personas que demandarán 
nuevos puestos de trabajo, ni las condiciones educativas en las que los jóvenes arriban al 
mercado de trabajo; se insiste, que el bono demográfico simbolice una oportunidad no 
significa que se tendrá provecho de esta si no se actúa desde el ámbito de la administración 
pública. 
El bono demográfico debe ser entendido como una oportunidad coyuntural que se agota con 
el paso del tiempo y el avance de la transición demográfica. Este se habráconsumado cuando 
aumente de manera pronunciada el número de personas mayores respecto al de jóvenes y 
adultos en edad de trabajar, lo que significará que el número de consumidores se elevara con 
respecto al de productores, que de no compensarse la disminución de ingresos laborales por 
consumidor con ingresos no provenientes del trabajo (como el aumento del ahorro), podría 
producirse un descenso del bienestar económico, y el período de bono demográfico pasaría 
a expresar una etapa de desventaja demográfica (Saad, et al., 2012). 
Así pues, de acuerdo a la lectura que se ha realizado en cuanto a las implicaciones del bono 
demográfico, se encuentra que su aprovechamiento tiene como referencia tres aspectos 
fundamentales: los jóvenes, que son el segmento de población más cuantioso en relación al 
resto de la población, la educación, como el medio de acumulación de conocimientos y 
habilidades, y el empleo como el espacio en donde se materialicen tales conocimientos y 
habilidades. Para concretarse el bono es necesario, entre otras condiciones, acrecentar en 
tanto sea necesario la inversión en capital humano, garantizar la disponibilidad de empleos 
en condiciones adecuadamente remuneradas y potenciar la productividad del trabajo; sin 
embargo, si no se aseguran las condiciones sociales, económicas e institucionales apropiadas 
para aprovechar este bono demográfico, la oportunidad terminará por desperdiciarse, 
corriendo el riesgo, además, de transformarla en una verdadera pesadilla social (Tuirán, 2000; 
Chackiel, 1999; Hernández, 2004; García, 1999). 
Tanto el sistema educativo como la estructura del mercado son los protagonistas para hacer 
frente a los retos que devienen de las oportunidades que ofrece el periodo coyuntural del 
bono demográfico; por lo primero, el reto se encuentra en ampliar la cobertura y calidad de 
23 
 
la educación para atender a una ensanchada población de jóvenes; por lo segundo, las grandes 
porciones de población joven que se incorporará al mercado de trabajo demandarán puestos 
que ocupar. Es decir, una adecuada educación es el precedente obligado para potenciar las 
posibilidades de crecimiento económico mediante una eficiente estructura de mercado 
buscando mejoras en el desarrollo. La población es un factor eficiente de la producción en 
tanto mejor es su capital humano para responder a las necesidades del desarrollo. Esta es la 
única manera en que el bono demográfico puede resultar en beneficios reales para la 
sociedad: educando, entrenando y capacitando a la población, aumentando su capital humano 
para que, en un esfuerzo colectivo, se haga frente a los efectos de la pobreza. 
La cuestión del bono demográfico es una cuestión de juventud. Es importante tener claro que 
el grupo poblacional que crece más rápidamente durante las fases iniciales del período de 
bono es el de los jóvenes que están entrando a la fuerza de trabajo. De tal forma que estos 
tienen reservado un papel protagónico en este escenario, tanto porque una fracción 
importante del bono demográfico está determinada por las tendencias de la población joven, 
como por el hecho que una vía crucial para su aprovechamiento pasa por inversiones en 
capital humano centradas en este grupo etario. 
Aprovechar el bono demográfico a través de inversiones en educación y de la creación de 
empleos modernos no solo implicará mayores oportunidades para los jóvenes de hoy, sino 
que también representará una oportunidad única de prepararse para el futuro. Sociedades más 
incluyentes, con mayor participación de los jóvenes en sistemas de educación de calidad y 
en el empleo productivo, serán más exitosas frente a los desafíos del envejecimiento de la 
población, sin olvidar que ello también supone para los jóvenes el ejercicio de sus derechos 
en igualdad de condiciones (Saad, et al., 2012). 
De tal forma que, para promover mejores oportunidades en las que el capital humano, que es 
una de las piedras angulares en la materialización del bono demográfico, pueda desarrollarse 
óptimamente, es necesario construir, en principio, los canales adecuados para satisfacer la 
demanda en el sector educativo para toda la población, especialmente para la población que 
vive en pobreza y que, generalmente, no puede financiar los costos privados que implican las 
inversiones en educación, pues aun cuando la educación sea gratuita existen los costos de 
oportunidad de asistir a la escuela (Tomasevsky, 2006 en Khoudour, 2009). 
24 
 
El círculo virtuoso es claro y se reitera hasta el cansancio: invertir en los jóvenes, que 
representan la materia prima para el aprovechamiento del bono, invertir en su educación y 
capacitación para integrarse al mundo del trabajo y fortalecer los canales necesarios que 
brinden la oportunidad de engrosar la inclusión al trabajo formal para que durante esta etapa 
coyuntural se consiga la máxima productividad posible, de tal forma que el crecimiento 
económico y desarrollo alcanzados, amén de estas acciones, permitan volver al ciclo y 
aprovechar los beneficios o dotar a la población y la economía del país de las herramientas 
necesarias para hacer frente a los futuros retos demográficos. Tal como Saad, et al. (2012) 
expresa: se requieren fuertes inversiones en capital humano para que las generaciones 
cuantitativamente mayores sean también cualitativamente más productivas. 
Tal como el asunto del bono demográfico se encuentra inmerso en los estudios de la 
transición demográfica, de los análisis del bono demográfico surge simultáneamente un tema 
relacionado tanto como con la transición como con el bono; un tema que representa un paso 
más en las observaciones sobre las implicaciones económicas que devienen de los fenómenos 
demográficos, este es el dividendo demográfico. 
 
1.2.3 Dividendo demográfico: el beneficio económico de las poblaciones jóvenes 
La nueva demografía económica es resultado de la teorización de los análisis que 
interrelacionan a los fenómenos demográficos con los económicos y de esta surgen los 
términos bono demográfico y dividendos demográficos. 
En los estudios sobre las implicaciones sociales de la demografía, se halló que las 
oportunidades que ofrece la peculiar y transitoria estructura etaria, producto de la transición 
demográfica, se relaciona, en principio y, ante todo, con los aspectos productivos y de 
consumo, pero el alcance de esas oportunidades se extendió pronto a aspectos de ahorro 
financiero; como resultado, del concepto de bono demográfico y su aprovechamiento, se 
desprenden los conceptos de dividendos demográficos: asociando el primer dividendo a la 
generación productiva de riqueza y el segundo dividendo a la formación de activos 
financieros (Alba, 2009). 
25 
 
Sin embargo, a pesar de que el tema esté conformado por dos momentos, es decir, que el 
tema de los dividendos demográficos (así, en plural) signifique el estudio de dos etapas 
específicas, para efectos de la investigación se concentrará la atención en el primer dividendo 
y se hará referencia de él simplemente como el dividendo demográfico. Empero, sin restar 
mérito a la importancia que representa el estudio de ambos dividendos pues, pese a que se 
enfatiza y se analiza el primer dividendo en este trabajo, el logro de conformación del primer 
dividendo es condición para conseguir el segundo. De tal forma que, si bien el título del 
trabajo reza dividendos demográficos y sólo se examina la conformación, o no, del primero, 
las observaciones sobre este sugieren también, implícitamente, la conformación, o no, del 
segundo. 
Recapitulando, la transición demográfica ha implicado transformaciones de las poblaciones 
en su tamaño, distribución, composición y dinámica, así como también en los determinantes 
y consecuencias socioeconómicas que trae consigo el cambio poblacional; de tal forma que 
el avance y la evolución de la transición llegó a un momento en el que la población ha tendidoa concentrarse en las edades potenciales para trabajar, hecho que constituye una ventana de 
oportunidades y a la cual se ha denominado como bono demográfico. Ahora, la existencia 
del bono demográfico no determina que se aprovechen las oportunidades por el simple hecho 
de que la población en edades potencialmente laborales sea la predominante; el bono, 
entonces, representa al mismo tiempo oportunidades y retos que han de ser enfrentados y 
atendidos desde distintas aristas para asegurar el aprovechamiento de esas ventajas que ofrece 
la estructura de la población. Al final, el aprovechamiento del bono es precisamente lo que 
constituye al llamado dividendo demográfico; la formación del dividendo demográfico es, 
pues, el aprovechamiento del bono. 
Mason (2003 en Mejía, Fernández y García, 2010) define al dividendo demográfico como un 
periodo único, bondad de la transición demográfica, en que el descenso de la fecundidad y 
de la mortalidad infantil ocasionan un aumento de la proporción de personas en edad 
potencialmente productiva en un quantum muy superior al de los grupos dependientes; el 
cambio en la estructura por edades en favor de mayor participación de la población activa, 
es entonces, el fenómeno que da lugar al concepto de dividendo demográfico y a las 
expectativas de aprovecharlo (Nava y Ham, 2006). Razón por la cual, cuando el crecimiento 
26 
 
de los ingresos laborales (población económicamente activa) compensa el aumento del 
consumo (población dependiente), ambos afectados por los cambios de la composición 
poblacional por edades, se obtiene este primer dividendo, es por ello que la estructura de la 
población resulta determinante en su definición (Mejía et al., 2010). 
Desde el punto de vista teórico, con base en la literatura de crecimiento y cambio 
demográfico, Bloom y Canning (1998 en Roa y Cendejas, 2007) establecen tres mecanismos 
a través de los cuales la transición demográfica y el cambio de la estructura de edades pueden 
afectar al crecimiento económico, produciendo lo que se denomina dividendo demográfico. 
 
El primero se refiere al aumento de la población potencialmente activa que resulta de la 
segunda fase de la transición demográfica en la cual se genera un fuerte aumento de población 
joven y, en general, en edad de trabajar con respecto a la total, lo que implica un potencial 
incremento de la capacidad productiva. Además, por desarrollarse en un momento en que los 
servicios de salud se han vuelto más eficientes y la esperanza de vida se ha elevado, las 
nuevas generaciones gozan de mayor salud por lo que su productividad también es 
potencialmente mayor y apuntala la posibilidad de ascendentes y mejores aportaciones a la 
producción. 
El segundo mecanismo trata sobre el aumento del ahorro; se explica el incremento del ahorro 
a partir de las teorías del ciclo vital6 del ahorro y la inversión, según la cual las decisiones de 
los agentes sobre estas variables dependen de la edad. En general, afirman que los niños y 
los adultos mayores7 tienden a consumir más de lo que producen, representando un coste 
económico para la sociedad, mientras la población en edad de trabajar ofrece trabajo como 
 
6 Dornbusch y Fischer (1978) exponen que la hipótesis de la teoría del ciclo de vida considera a los individuos 
como planificadores del consumo y el ahorro a lo largo de los periodos, con la intención de asignar su consumo 
de una manera satisfactoria, a lo largo de su vida. Esta hipótesis considera al ahorro como principal resultado 
del deseo de los individuos de proporcionarse consumo en la vejez. La teoría señala un número de factores 
inesperados que afectan a la tasa de ahorro de la economía; por ejemplo, la estructura de edad de la 
población, que es un determinante importante del comportamiento del consumo y el ahorro. Hay ciertas 
implicaciones en la teoría: primero que, durante los años de ganancias, los consumidores ahorran; la población 
joven, ante un incremento de la riqueza, gasta una fracción más pequeña de su ingreso pensando en su futuro; 
por el contrario, los ancianos, ante un incremento de la riqueza, tienden a distribuir sus ingresos en relación 
a un periodo menor de vida. En suma, durante los años de trabajo, el individuo ahorra para financiar su 
consumo durante el retiro. 
7 En la investigación se considera como adulto mayor a aquel que se encuentra fuera del periodo que 
comprenden las edades económicamente activas; es decir, de 65 y más años. 
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factor productivo y ahorra para su jubilación, financiando los procesos productivos y de 
inversión de la economía. 
El tercer mecanismo por el cual se puede conseguir el dividendo demográfico se refiere a la 
acumulación de capital humano. El aumento de la esperanza de vida hace más rentable la 
inversión en educación, además, el descenso de la tasa de fecundidad provoca que los padres 
y el Estado puedan dedicar más recursos por estudiante, dotándoles de mayores niveles de 
educación y cuidados. Todo ello puede dar lugar a un aumento de la acumulación de capital 
humano y del crecimiento, marcando la eficiencia del dividendo demográfico. 
Estamos ante un escenario que implica centrar la atención sobre la población joven y, en 
general, de la población en edad potencial de integrarse al mercado de trabajo. La capacidad 
productiva de esta población genera una ventana de oportunidad que podría reflejarse en 
incrementos de la productividad nacional, más otros fenómenos a los que puede atribuírseles 
la menor proporción de personas dependientes, por ejemplo, el hecho de que las mujeres 
tienen más oportunidades para insertarse en el mercado laboral, pues el descenso de la 
fecundidad ha implicado que el tiempo de trabajo dedicado al cuidado de los hijos sea menor. 
Sin embargo, la evidencia empírica ha demostrado que no todos los países que han 
experimentado la primera transición demográfica y el cambio en su estructura de edades han 
obtenido un dividendo demográfico, es decir, no se han aprovechado las bondades del bono 
demográfico. Se insiste, el bono demográfico no es un fenómeno ni determinista, ni 
automático y el dividendo demográfico no se obtendrá por el mero hecho de que la estructura 
de la población sea ventajosa si no se ponen en marcha acciones desde la esfera pública que 
apuesten por apuntalar las variables demográficas en donde se requiere. 
Así, pues, los análisis de la nueva demografía económica han indagado sobre el acelerado 
despegue económico de algunos países de Asia en la segunda mitad del siglo XX, que está 
asociado al buen uso que se hizo de las condiciones demográficas relacionadas con la 
presencia de una elevada proporción de sus poblaciones en edades laborales, al convertir esa 
circunstancia demográfica en factor productivo; de las experiencias exitosas en cuanto al 
aprovechamiento del bono en los países asiáticos, se ha destacado la inversión en educación 
y los resultantes niveles elevados de calificación de la población en edad de trabajar como 
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uno de los aspectos necesarios para alcanzar el dividendo demográfico (Bloom y Williamson, 
1998; Bloom y Canning, 2003 en Alba et al., 2006). 
La experiencia de los países de Asia oriental que consiguieron aprovechar plenamente la 
oportunidad demográfica y la materializaron en elevadas tasas de crecimiento, sostenidas 
durante varias décadas, dejan en claro la necesidad de formular políticas que permitan 
potenciar el período de transición favorable, mediante la formación de capital humano, la 
creación de empleo, el aumento de la productividad y la generación de ahorro (Mason, 2007b 
en Mejía et al., 2010). 
Si la materialización del bono no comenzó en el pasado, como debió suceder, debe suceder 
en el presente; la materialización del primer dividendo depende en medida importante de la 
asociación de una mayor calificación educativa y capacitación laboral delas generaciones 
más jóvenes respecto de las más envejecidas (Alba, 2009). Para la generación del dividendo, 
es fundamental la existencia de un marco político e institucional que estimule, en concreto, 
la educación y el trabajo. Los programas de información y educación son claves para 
incentivar la acumulación de capital humano; la capacitación para el empleo y el 
fortalecimiento y adecuación del mercado laboral es necesario para robustecer la 
productividad (Roa y Cendejas, 2007). 
Es claro que los temas demográficos relevantes del futuro próximo son los dividendos 
demográficos y el envejecimiento. Para que se construya el primer dividendo es necesario, 
entre otras condiciones, que durante los años en los que predomina una baja razón de 
dependencia demográfica se asienten bases de ahorro e inversión económica que permitan la 
viabilidad económica y el bienestar de toda la población. Si esta infraestructura es sostenible 
a futuro, se convierte en el segundo dividendo (Lee et al., 2001; Mason, 2005, en Nava y 
Ham, 2006). Los versados en el tema enfatizan que, para aprovechar el bono, de tal forma 
que se consiga el dividendo, se han de fortalecer la inversión en capital humano y garantizar 
la incorporación al trabajo productivo de las futuras generaciones de jóvenes y adultos 
(Herrero, 2000). 
 
 
 
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1.3 Juventud: aspectos e implicaciones generales 
Todos quieren ser jóvenes: los que lo son y no lo parecen, y aun los que no lo son 
- Margulis, M. (2001) 
En la trayectoria de los grandes fenómenos demográficos, la dinámica de la población, a 
través de la transición demográfica, ha posicionado a las poblaciones en un momento donde 
su composición etaria se concentra preponderantemente en las personas jóvenes; un hecho 
social, demográfico, con implicaciones económicas, que es objeto de estudio particular y al 
cual se ha denominado bono demográfico. 
La razón de la existencia de un bono demográfico alude específicamente a que las 
poblaciones están conformadas mayoritariamente por personas jóvenes. A tal situación se le 
considera como una ventana de oportunidades que, de ser aprovechada, puede derivar en la 
conformación de un dividendo demográfico. Así pues, aprovechar el bono se traduce como 
el aprovechamiento del potencial de los jóvenes, son ellos el leitmotiv de un momento único 
en la historia, son ellos los protagonistas de lo que puede suponer un beneficio para las 
poblaciones y los países. 
Si bien los análisis del bono demográfico y el dividendo demográfico resultan de una 
interpretación, por mucho, más cercana a la estadística, resulta conveniente, y, más que 
conveniente, necesario y respetuoso, comprender que la juventud significa mucho más que 
un grupo de población compartiendo edades y que representa mucho más que un recurso 
susceptible de ser aprovechado. 
Así pues, se ha de caracterizar a los y las jóvenes como sujetos sociales, como miembros de 
la sociedad con condiciones específicas. Se procura, pues, evitar reducir a datos a las personas 
jóvenes; la intención del análisis de la juventud y sus implicaciones es dotar a los datos, que 
inevitable pero necesariamente han de ser analizados, de un sentido cualitativo y social. 
 
1.3.1 Jóvenes: actores de la juventud 
Según Pérez Islas (2008 en Pico y Vanegas, 2014) no existe consenso sobre cuándo se 
construye y legitima el concepto juventud, sin embargo, comenta que sí hay apuestas teóricas 
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que dan luz acerca de momentos, acontecimientos y vertientes en dónde visualizar y justificar 
la etapa de la vida en la que los seres humanos no pueden ubicarse ni como niños ni como 
adultos y su manera de vivir y visionar el mundo. 
Para la definición del bono demográfico se observa a la población joven en términos de edad, 
es decir, para determinarse, se dice que la población joven supera en proporción al resto de 
la población: mirar a la juventud en términos de edad es la noción más general y usual, por 
tanto, remite a la biología, al estado y las capacidades del cuerpo (Margulis, 2001). En este 
primer acercamiento a la definición de juventud, esta se determina, además de como un 
parámetro de edades, como una etapa de vida distinguible de otras que se viven en el ciclo 
de vida humano, como la infancia, la adultez, la vejez, donde se completa el desarrollo físico 
del individuo y ocurren una serie de transformaciones psicológicas y sociales, cuando éste 
abandona la infancia para procesar su entrada en el mundo adulto; desde esta perspectiva se 
ha instalado en nuestros imaginarios la versión de que el mundo joven está en un tránsito, 
preparándose para ser adulto (Dávila, 2004; Duarte, 2001). 
Siguiendo la pista de Dávila (2014) se establece que la franja etaria usualmente utilizada para 
designar la adolescencia se encuentra entre los 12 y 18 años; y entre los 15 y los 29 para la 
juventud. Incluso, sugiere el autor, para el caso de designar el período juvenil, en 
determinados contextos y por usos instrumentales asociados, éste se amplía hacia abajo y 
hacia arriba, pudiendo extenderse entre un rango máximo desde los 12 a los 35 años. 
Evidentemente, por sí sola, la categorización por edad no es suficiente para el análisis de lo 
juvenil: necesaria, sí, para enfatizar algunas delimitaciones iniciales y básicas, mas no con la 
finalidad de homogeneizar las categorías etarias para el conjunto de los sujetos que 
comparten una edad determinada. La edad, entonces, no define totalmente, sin embargo, 
permite precisar un grupo dentro de las sociedades, a cuyo miembro se denomina joven 
(Duarte, 2001). 
Si la juventud constituye un momento determinado, no se reduce a un pasaje; el proceso es 
influenciado por el medio social concreto en el que el joven se desarrolla y por la cualidad 
de los cambios que este proporciona (Dayrell, 2003). Cuando Pierre Bourdieu (1990 en 
Erazo, 2009) analiza la palabra juventud señala, con relación a los usos, tres distintos 
sentidos: primero, el sentido sociológico que establece un límite etario porque produce 
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sujetos sociales con relación a prácticas culturales específicas; segundo, el sentido cultural 
que produce relaciones sociales, como las que organiza el vínculo joven-viejo, que ponen en 
funcionamiento un modo de organización en torno a la educación y al trabajo; tercero, el 
sentido biológico del término. 
Así, pues, la noción de juventud es socialmente variable y la definición del tiempo de 
duración, de los contenidos y significados sociales de los procesos de la juventud se 
modifican particularmente en cada sociedad, diferenciándose una de la otra a través del 
tiempo y a través de sus divisiones internas (Dávila, 2004). De tal forma que, por poco que 
se ahonde en el tema, la significación de juventud se presenta sumamente compleja, 
susceptible a las ambigüedades y simplificaciones. Juventud convoca a una serie de 
significaciones elaboradas históricamente, que reflejan en el proceso social de construcción 
de su sentido la complicada trama de situaciones sociales, actores y escenarios que dan cuenta 
de un sujeto difícil de aprehender (Margulis, 2001). 
Definitivamente, no es sencillo construir una definición de la categoría juventud debido, 
justamente, a que los criterios que la constituyen son histórico-culturales (Dayrell, 2003), la 
juventud se define en un momento y se redefine en otro de acuerdo con los contextos 
respectivos; en suma, la categoría juventud constituye una construcción que busca definir y 
precisar un aspecto de la experiencia humana, así pues, juventud responde a una creación que 
deviene de procesos históricos específicos en los que las ideas en disputa están relacionadas 
principalmente con la definición a partir de la edad, pero también con entender la juventud 
como una construcción sociocultural (Cárdenas, 2011). 
En los intentos por hacerse con una definición, desde la antropología de la juventud se apunta 
en una

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