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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO POSGRADO EN GEOGRAFÍA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS GEOGRAFÍA POLÍTICA Y TERRITORIALIDAD EN EL ÁREA NATURAL PROTEGIDA DE WIRIKUTA. TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: MAESTRO EN GEOGRAFÍA (SOCIEDAD Y TERRITORIO) PRESENTA: JOSÉ EDUARDO MORALES GALICIA TUTOR PRINCIPAL DE TESIS: DR. JOSÉ MARÍA CASADO IZQUIERDO INSTITUTO DE GEOGRAFÍA-UNAM MÉXICO, D.F., MAYO DE 2015 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. AGRADECIMIENTOS Durante el desarrollo de la presente tesis, el apoyo y la orientación de maestros y amigos fue fundamental como fuente de inspiración y cariño. Quiero agradecer en especial a mi asesor, el Dr. José María Casado Izquierdo por todo el tiempo dedicado en mi trabajo, por su confianza, profesionalismo y apoyo a lo largo de toda la aventura que representó para mí el desarrollo de la ahora culminada tesis. Sin duda, una vida de gratitud por la influencia del estimado Dr. Casado en mi formación profesional. A mis sinodales, la Dra. María Verónica Ibarra García, el Dr. Enrique Propin Frejomil, el Dr. Valente Vázquez Solís y al Dr. Jorge Jiménez Ortega por las valiosas aportaciones y señalamientos que enriquecieron y fortalecieron el rumbo de la presente investigación. A los habitantes del territorio del sureste del Altiplano mexicano, en especial a la gente de Real de Catorce y a los representantes de AJAGI por su confianza y fraternal trato que me brindaron durante el trabajo de campo. Muchas gracias a mi familia y amigos. Agradezco a todas aquellas personas que estuvieron conmigo de manera incondicional y de alguna u otra forma están siempre presentes alentando y apoyando los sueños de este geógrafo y ser humano que los apreciará toda la vida. ÍNDICE INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 1 CAPÍTULO 1. PERSPECTIVAS TEÓRICAS SOBRE GEOGRAFÍA POLÍTICA, TERRITORIALIDAD Y REPRESENTACIONES DISCURSIVAS DEL ESPACIO GEOGRÁFICO ........................................................................ 4 1.1. La Geografía Política y el espacio geográfico ................................................. 5 1.2. Los actores políticos del espacio geográfico ................................................ 12 1.3. La territorialidad en las representaciones del espacio geográfico .................. 18 1.4. La producción del espacio en la territorialidad política ................................... 24 1.5. Estrategia metodológica para el estudio de la territorialidad política en la producción del espacio ......................................................................... 33 CAPÍTULO 2. LA CONSTRUCCIÓN DE LA TERRITORIALIDAD EN WIRIKUTA Y ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN ........................................... 39 2.1. Localización del conflicto político por el territorio de Wirikuta ....................... 39 2.2. Antecedentes de investigación ..................................................................... 49 2.3. Breve historia de la territorialidad al sureste de la Altiplanicie mexicana ...... 54 2.4. Sistema urbano y condiciones sociales ........................................................ 69 2.5. Actividades económicas locales-regionales .................................................. 76 CAPÍTULO 3. ESTRUCTURA POLÍTICO-ADMINISTRATIVA Y AGENTES SOCIALES EN EL CONFLICTO POLÍTICO POR WIRIKUTA Y SU RIQUEZA MINERA ....................................................................... 82 3.1. Organización político administrativa del territorio .......................................... 83 3.1.1. Agentes políticos locales y gubernamentales ................................... 83 3.1.2. Marco político administrativo del área natural protegida de Wirikuta ...................................................................................... 90 3.1.3. Ley Minera Mexicana ....................................................................... 99 3.2. La minería extractiva en México y los agentes impulsores del desarrollo minero en Wirikuta .................................................................... 102 3.3. Territorialidad y organización política del pueblo wixárika .......................... 112 CAPÍTULO 4. TERRITORIALIDAD POLÍTICA EN EL ÁREA NATURAL PROTEGIDA DE WIRIKUTA ..................................................................................... 123 4.1. Discurso y estrategia de la territorialidad minera extractiva ........................ 125 4.1.1. Espacio de representación: el desarrollo económico local-regional en los proyectos mineros ......................................... 125 4.1.2. Representación del espacio: factores territoriales para la extracción minera ........................................................................... 128 4.2. Discurso y estrategia de territorialidad en el movimiento social wixárika ..... 146 4.2.1. Espacio de representación: los lugares sagrados huicholes en Wirikuta ante la nueva afrenta de la megaminería extractiva ........ 147 4.2.2. Representación del espacio: la protección del territorio sagrado de Wirikuta .................................................................................. 151 4.3. Discurso y estrategia de territorialidad política en los actores sociales locales ........................................................................................................ 158 4.3.1. Espacio de representación: los proyectos de vida en el ejido y el municipio ................................................................................ 159 4.3.2. Representación del espacio: alternativas de desarrollo rural ............................................................................................... 161 4.4. Configuración territorial y producción del espacio en Wirikuta .................... 164 4.4.1. El espacio de la megaminería extractiva: consecuencias de las prácticas mineras ................................................................ 164 4.4.2. Espacio alternativo del desarrollo rural agrícola, forestal y turístico ....................................................................................... 173 4.4.3. Problemas ambientales y sociales ................................................ 177 CONCLUSIONES .............................................................................................................. 183 BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................. 189 ÍNDICE DE FIGURAS 1.1. El discurso y la territorialidad política en la trialéctica de la produccióndel espacio de Henry Lefebvre ..................................................................................................... 32 2.1. Localización del área natural protegida de Wirikuta ................................................... 40 2.2. Proceso de territorialidad política en el ANP de Wirikuta ............................................ 45 2.3. Territorialidad española en México de 1519 -1620 ..................................................... 56 2.4. Minas de Real de Catorce .......................................................................................... 60 2.5. Ciclos de producción minera en Real de Catorce de 1770-1910 ................................. 65 2.6. Territorio político administrativo de Wirikuta ............................................................... 69 2.7. Distribución de la población por localidad, 2010 ......................................................... 71 2.8. Sistema de asentamientos humanos en el municipio Catorce .................................... 73 3.1. Administración pública del municipio de Catorce, 2012-2015 ...................................... 85 3.2. Rutas de peregrinación wixárika ................................................................................. 91 3.3. Territorialidad cultural huichola ................................................................................ 114 4.1. Perfil del proyecto La Luz……………………………………………………………………...………...………….132 4.2. Proyectos mineros adyacentes a Universo………………………………………………...…………….. 134 4.3 Acuíferos del Sitio Sagrado Natural de Wirikuta……………………………………….………………..136 4.4. Disponibilidad de agua para el sector minero metalúrgico en el ANP de Wirikuta .... 137 4.5. Polígono propuesto por el Consejo Regional Wixárika para el ANP de Wirikuta ...... 153 4.6. Proyecto La Luz y el agua subterránea en Wirikuta…………………………………….156 4.7. Riesgo por desechos mineros en Wirikuta ............................................................... 168 4.8. Zonas de exploración minera de Revolution Resources en Wirikuta ........................ 169 4.9. Principales zonas de impacto minero en Wirikuta .................................................... 170 4.10. Proyecto de rehabilitación urbano-rural en Real Bonanza ........................................ 173 4.11. Centro Ejidal las Margaritas ..................................................................................... 175 ÍNDICE DE CUADROS 2.1. Ocupación de la población por sector económico en el ANP de Wirikuta, 2010 .......... 77 3.1. Ejidos en el área natural protegida de Wirikuta .......................................................... 84 3.2. Estructura político administrativa del ANP de Wirikuta ................................................ 96 3.3. Participación de México en la producción minera mundial, 2012 .............................. 105 4.1. Territorialidad política de los agentes mineros ......................................................... 146 4.2. Territorialidad política del movimiento social wixárika………………………..……………………...157 4.3. Territorialidad política de los actores sociales locales………………………………...………….… 163 4.4. Configuración territorial y producción del espacio en el ANP de Wirikuta………….……..178 1 INTRODUCCIÓN A principios del siglo XXI, las grandes políticas neoliberales impulsadas desde hace más de treinta años en México, han hecho posible el resurgimiento de múltiples luchas territoriales que acentúan los procesos de identidad multinacional por parte de los distintos actores sociales que compone la sociedad mexicana, tanto en espacios rurales como urbanos. Los espacios rurales mexicanos son sin duda los lugares donde las consecuencias de estas políticas neoliberales han tenido una mayor repercusión al recaer sobre una población más vulnerable integrada por campesinos e indígenas, población a la que se ha relegado a un contexto de miseria, inseguridad y olvido. A décadas de que México abriera su economía nacional a los grandes capitales mundiales (muchas veces vinculados a las grandes empresas nacionales), no es fortuito que los actores rurales adopten una posición de resistencia ante los grandes proyectos de desarrollo, pues en su territorio viven en carne propia las tragedias de la macro política nacional. Uno de los frentes de estas resistencias sociales locales ha sido en contra de mega proyectos mineros debido a las sensibles consecuencias medioambientales y sociales que se producen en los espacios en donde se inserta la megaminería en territorio mexicano. En el actual contexto mexicano, la gran industria minera de tipo extractiva ejerce una fuerte presión por el territorio nacional y sus recursos naturales, en especial el agua. Las concesiones mineras en México se expanden prácticamente en todos los estados de la federación con el fin de extraer principalmente oro y plata. Los factores que hacen posible este proceso extractivo en México son el incremento de los precios internacionales de dichos minerales, las nuevas tecnologías extractivas empleadas por las grandes empresas mineras, junto a su capacidad de inversión, los bajos costos de producción y las facilidades legales que el gobierno mexicano ha establecido a favor de los inversionistas en el sector. Una de las tendencias de la gran minería en México es reincorporar al proceso extractivo territorios donde ya se había desarrollado una importante actividad minera y en donde los estudios de exploración indican la posibilidad de reanudar el proceso minero. Éste es el caso del sureste del Altiplano mexicano mejor conocido como Wirikuta1 territorio donde casi tres siglos antes se desarrolló la minería extractiva que trajo como consecuencia diversos impactos sociales y ambientales hoy en día perceptibles en el paisaje de este espacio geográfico. 1En la presente tesis se nombrará a la zona de estudio como “Wirikuta”, aunque en documentos oficiales se ha escrito el territorio como “Huiricuta”. Del mismo modo ocurrirá con la forma de distinguir al pueblo indígena “wixárika” o bien “huichol” sin que esto represente una connotación distinta o denigratoria. 2 En los últimos años, en Wirikuta se ha desarrollado un conflicto político discursivo, de representación y configuración del espacio por parte de diversos actores sociales: la población local y su organización política; los grandes agentes empresariales mineros; y el movimiento indígena huichol, este último con un interés en proteger su derecho a las prácticas sagradas en esta porción del país, cuyo logro más importante ha sido el decreto de Wirikuta como área natural protegida a nivel estatal. En este contexto, se hace el siguiente planteamiento hipotético: actualmente existe en Wirikuta una yuxtaposición de territorialidades que se expresan en distintas formas de producir un espacio acorde a los fines conferidos por cada grupo social, unos abogando por la inserción de proyectos minero- metalúrgicos de tipo extractivo, otros defendiendo la protección de la ecología y los lugares sagrados que permitan la reproducción social de los huicholes y de los habitantes locales. Desde esta perspectiva, el objeto de investigación de la presente tesis comprende los ejercicios políticos de territorialidad que han desarrollado los distintos agentes sociales partícipes en la producción del espacio geográfico conocido como Wirikuta. Se trata de territorialidades entendidas desde el conflicto discursivo de dominación y resistencia a partir de argumentos técnicos, científicos y legales, hasta argumentos surgidos de la historia, la identidad y las experiencias políticas locales. El objetivo general es explicar los conflictos deterritorialidad desarrollado en los últimos años por el área natural protegida de Wirikuta, mientras que los objetivos particulares son: Definir los preceptos teórico-metodológicos relacionados con la Geografía Política y el estudio de la territorialidad. Reseñar los principales antecedentes de investigación en Geografía y en los documentos oficiales gubernamentales sobre la zona de estudio. Describir la historia de la territorialidad en la producción espacial de Wirikuta. Señalar la actual construcción del territorio de Wirikuta a partir de los distintos actores involucrados en el conflicto de territorialidad política. Conocer la territorialidad político-administrativa de la zona de estudio dentro de la estructura del Estado mexicano. Explicar los ejercicios políticos discursivos empleados por los distintos actores sociales que desarrollan una territorialidad por la zona de estudio. Determinar la configuración territorial resultante por parte de los distintos agentes políticos que producen el espacio geográfico conocido como Wirikuta. Para fines de la actual investigación se abordan en el primer capítulo las perspectivas teórico metodológicas relacionadas a la Geografía del poder y los actores sociales como agentes políticos, para así entender los ejercicios de territorialidad en la configuración de 3 los espacios. En un segundo capítulo, se analiza el conflicto político desarrollado en Wirikuta, los antecedentes investigativos en Geografía sobre la zona de estudio, y se realiza una breve revisión histórica de la configuración territorial de Wirikuta, así como de sus actuales condiciones territoriales, sociales y económicas. A manera de explicar la estructura discursiva de los distintos actores sociales productores de este espacio geográfico, en el tercer capítulo se expone, por un lado, la composición de las redes políticas de los agentes sociales inmersos en el conflicto, mientras que de forma paralela se expone la organización política administrativa de Wirikuta. También se evidencia la representación de la zona de estudio como un territorio estratégico para la actividad minera y se esboza la territorialidad del pueblo huichol en la zona de estudio. Finalmente, en el cuarto capítulo se explica los ejercicios de territorialidad discursiva desarrollados en los últimos años por Wirikuta, y su expresión en la configuración del territorio y del paisaje en esta porción del país. El presente trabajo contribuirá al análisis de la Geografía Política del poder por el control, acceso y usufructo de los territorios articulados desde las superestructuras económicas de dominación; y desde argumentos compuestos más por los imaginarios geográficos locales producto de procesos identitarios y de resistencia. Como análisis geográfico se adhiere teórica y metodológicamente a una construcción social del espacio, como una forma de entender y resolver los problemas sociales y económicos a los que están expuestas las sociedades campesinas, indígenas y rurales de Wirikuta y del resto del país. Permitirá también el análisis de las formas de concebir y afrontar las vicisitudes que a principios del siglo XXI imperan en la vida cotidiana y en el imaginario de los actores rurales e indígenas de la zona de estudio. De este modo, se reconocerán las motivaciones y la racionalidad que influyen en las acciones que hacen posible una determinada producción del espacio y que definen el comportamiento espacial de los grupos humanos y de su entorno. Las representaciones geográficas se convierten así en un tema donde el discurso geográfico puede contribuir a la revelación y solución de los problemas que aquejan a los grupos sociales más vulnerables del país, generalmente ubicados en las zonas rurales de México. En este sentido, el presente trabajo podrá ser consultado por investigadores, por actores sociales, instituciones gubernamentales y no gubernamentales encargadas de tomar las decisiones político territoriales de la zona de estudio, cuyo ejercicio profesional o ciudadano pudiera orientar la elaboración de políticas públicas de índole ambiental productivo (minería) y social, que fortalezcan el uso racional del territorio y los recursos naturales en los espacios geográficos del país. 4 CAPÍTULO 1. PERSPECTIVAS TEÓRICAS SOBRE GEOGRAFÍA POLÍTICA, TERRITORIALIDAD Y REPRESENTACIONES DISCURSIVAS DEL ESPACIO GEOGRÁFICO La definición de una metodología y un método que identifiquen los principios de razonamiento que se desarrollarán en una investigación de índole cualitativa, resulta un trabajo paralelo a la construcción de una herramienta teórica y un discurso que definan una metodología en los estudios sobre política del espacio. El análisis del poder, en la conformación de los espacios geográficos, ha sido objeto de la Geografía Política y tradicionalmente ha sido abordado, o bien desde la constitución del poder de las instituciones oficiales de los Estados Nación, o bien desde los grandes bloques económicos regionales (junto con la localización de dichos procesos políticos en la conformación del territorio); o también desde la demanda política ante los procesos de desigualdad social y económica producto del proceso de acumulación capitalista2. El estudio del poder en todas las estructuras sociales, en la política del territorio, en la territorialidad, en la construcción de políticas de escala, en las representaciones espaciales y en los movimientos sociales, son temas que en Geografía Política revelan un giro metodológico al centrar su atención en investigaciones sobre los procesos políticos locales de participación ciudadana y gestión del territorio, ello a través del análisis de la participación social en la producción del espacio geográfico. La Geografía Política ha contribuido así a la discusión sobre nuevos temas como las relaciones de poder, el análisis de la diversidad, la ciudadanía, la democracia y el derecho al territorio, con enfoques sobre todo del lugar y de lo local, que en conjunto han permitido una reflexión y una serie de propuestas teórico metodológicas que fortalecen las investigaciones de la teoría social en Geografía. Bajo esta premisa, el primer capítulo de la presente investigación representa la construcción y definición de una metodología, un marco teórico y un discurso geográfico desde la teoría social, los cuales garantizarán tanto la coherencia conceptual en la producción de conocimiento, como un esquema teórico congruente que permita relacionar temas como los estudios de poder en Geografía Política, la diversidad de actores políticos, los ejercicios de territorialidad y las prácticas sociales bajo las distintas formas de representar el espacio geográfico. De este modo, en una primera parte se abordarán los preceptos ontológicos de la Geografía Política que serán desarrollados a lo largo del texto, 2 Reinversión del plusvalor en el proceso productivo y aumento de la escala de producción. Se caracteriza por la centralización de los capitales y la concentración del plusvalor. La acumulación es una reproducción ampliada del capital (Kohan, 2006). 5 seguido de la explicación sobre los mecanismos y ejercicios de poder; esto permitirá dilucidar la política de dominación, pero también de resistencia en las territorialidades que se producen en el espacio geográfico. En una tercera parte, se acota el concepto de territorio dentro de los ejercicios de poder a través de sus dimensiones ideológicas y materiales en la construcción de las representaciones del espacio, ya sean de dominación o resistencia y, finalmente, se sitúa la metodología y método de investigación cualitativa construidos para el presente texto, los cuales tienen una coherencia teórica con el análisis de los espacios de representación y los instrumentos deterritorialidad desde la perspectiva de la Geografía Política posestructuralista. 1.1. La Geografía Política y el espacio geográfico El estudio del poder a través del espacio geográfico es uno de los temas de mayor arraigo y peso ontológico en la disciplina. La Geografía Política tradicional se había encargado de estudiar la relación entre los factores físicos y humanos respecto a las entidades políticas, junto a las consecuencias espaciales de los procesos políticos, donde la categoría de Estado se convirtió tanto en la escala como el objeto de estudio de la política en Geografía. La inclinación por la estructura territorial del Estado en Geografía se remonta desde finales del siglo XIX con el denominado padre de la Geografía Política, Friedrich Ratzel, autor con una enorme influencia de los trabajos de Ritter, Humboldt, Peschel y Haeckel. Bajo argumentos cargados de idealismo hegeliano3 junto con un fuerte darwinismo social4 en la construcción del concepto político Lebensraum,5 de expansión territorial, Ratzel entiende a la Geografía Política desde el trinomio Estado-posicionamiento-dinámica (Nogué, 2006). Este concepto de Estado es producto de la sociedad en conjunto, no sólo de sus instituciones legales, sino también, como menciona Haesbaert, (2011), desde una noción de espíritu universal6 que repercute en la interpretación idealista de la naturaleza, presentes en 3 El idealismo afirma que el fundamento último de la verdad es “la Idea”, “Dios” o “El Espíritu”, lo que implica una visión contemplativa del universo. En el idealismo hegeliano, lo absoluto se concibe como idea manifiesta en la naturaleza y en el espíritu individual, cuyo fin supremo debe ser el Estado, un Estado constitucional de ciudadanos libres, que consagren tanto el poder organizador benévolo (supuestamente) del gobierno racional y los ideales revolucionarios de la libertad y la igualdad (Cisneros, 2006, Kohan, 2006). 4 Paradigma sobre el evolucionismo darwiniano a raíz de la publicación del Origen de las Especies en 1859, que permeó en las ciencias sociales y con gran repercusión en la construcción epistemológica de la disciplina geográfica hasta mitades del siglo XX. 5Espacio vital como una relación entre espacio y población que garantizará su fortalecimiento. 6 Según Hegel, es quien gobierna el mundo. Es la suma de cada una de las manifestaciones humanas cuyo problema clave es la relación entre lo finito y lo infinito. Lo infinito es entendido como totalidad, como naturaleza, de tal modo que la comprensión absoluta de la naturaleza representa la verdad misma. Lo finito como tal es sólo http://es.wikipedia.org/wiki/Gobierno 6 la interpretación de Estado de Ratzel, que suele ser leída como organicista y determinista. El suelo es para Ratzel el componente fundamental del Estado, cuya constitución como nación depende de la extensión territorial pero, sobre todo, de las relaciones entre espacio y sociedad, idea recuperada para el fortalecimiento de las doctrinas nacionalistas. Si bien la obra de Ratzel tuvo una enorme influencia en la instrumentación de la Geopolítica de los llamados países centrales (sobre todo para Alemania con Rudolf Kjellén y Karl Haushofer; y para Estados Unidos con Alfred Mahan y Halford John Mackinder), es importante resaltar que la Geografía Política mantiene su objeto de investigación visto desde la escala del Estado, junto con sus expresiones territoriales de constitución y delimitación durante la primera mitad del siglo; pero además, desde Ratzel también se mantiene la compresión de la subjetividad social y de la expresión ideal del espacio, particularmente para el entendimiento de los ejercicios de poder por el territorio como tarea de la Geografía Política. Estas expresiones de subjetividad y de idealismo, menciona Ortega (2000:242), serían retomadas por la Geografía a partir de la mitad del siglo XX cuando algunos geógrafos construyen un nuevo rumbo epistemológico hacia el posmodernismo y posestructuralismo, resultado de un vuelco en las Ciencias Sociales ante un contexto de posguerra mundial desolador donde las utopías parecían muy lejanas de consolidarse; y una degradación ética producto del fascismo, paralelo a la proliferación de ideas hegemónicas derivadas de la Modernidad7. Este vuelco teórico-metodológico obligaría a la Geografía a repensar su objeto de estudio y su metodología para la compresión de los procesos, hechos o fenómenos geográficos. El posmodernismo y posestructuralismo son parte de las reacciones dentro de las Ciencias Sociales y las Humanidades sobre todo ante un estructuralismo fundamentado en la razón que surge desde la Ilustración, y ante un positivismo donde impera el progreso, pero que no da pauta al entendimiento de otras realidades que habían sido relegadas por las estructuras funcionalistas imperantes. algo ideal, una abstracción humana, un momento concreto separado del Todo que en su relación con lo infinito define a la verdad (Cisneros, 2006). 7 Es una categoría de análisis que hace referencia a un proceso histórico e ideológico de la Ilustración donde la idea de razón humana residía en que podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, para así construir un mundo mejor. Propone que cada ciudadano tenga sus metas según su propia voluntad, que se alcanza de una manera lógica y racional; sistemáticamente se da un sentido a la vida. Como época histórica alude al periodo caracterizado por la urbanización e industrialización acelerada, grandes medios de comunicación, procesos de secularización religiosa, desacralización de valores trascendentes, desencantamiento del mundo y predominio despiadado del valor de cambio. Según Marx, tiene un carácter contradictorio: por un lado genera “progreso” y posibilidades de emancipación individual y colectiva, y por el otro barbarie, vandalismo, conquista, sojuzgamiento, opresión, genocidio y explotación (Kohan, 2006). 7 La crítica al racionalismo y modernismo puede entenderse desde el surgimiento de nuevos paradigmas en las ciencias y humanidades con orígenes desde el siglo XVIII, con la filosofía de Kant y su crítica al racionalismo científico y al método que usa para el conocimiento de la realidad, de las cosas y del mundo en general.8 Estos orígenes también se pueden remontar hasta finales del siglo XIX, con la llamada Primera Posmodernidad9, como una respuesta humanista con autores como Husserl, Heidegger y Merleau-Ponty, quienes desde la fenomenología realizan una crítica al materialismo histórico, al positivismo y en general a los preceptos de la modernidad como eje de compresión del mundo y por supuesto, de la ciencias y humanidades (Cisneros, 2006; Ortega, 2000). Sin embargo, en Geografía, es a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando el resurgimiento de la posmodernidad y la crítica teórica posestructuralista alimenta las reflexiones y los trabajos sobre Geografía Cultural y Geografía Política. Es importante distinguir aquí el concepto Posmodernismo y Posestructuralismo. El posmodernismo afirma que el sujeto racional ha muerto, pues para el siglo XX la ciencia asevera que existen personas ajenas al conocimiento consciente de su contexto; que la misma esencia de la razón surgida en la época de la Ilustración se ha perdido, que la Historia, la Metafísica y el sentido de totalidad también han muerto. Se puede entonces afirmar que una nueva forma de cultura e ideología, el posmodernismo, orienta el comportamiento de los individuos y las formas de explicar, entender y expresar el conocimiento en las Ciencias Sociales y Humanidades. La posmodernidad es entonces una nueva etapa histórica definidapor el posmodernismo. La posmodernidad adquiere conciencia en los años 70s y 80s cuando existe una producción de obras significativas y la producción intelectual más abierta de sus postulados. Smith (2002:134) menciona que un posmodernismo extremo se aleja del entendimiento teórico derivado de los conceptos de la modernidad: “Lo que en Geografía ha tomado la forma particular de abanderar lo local contra lo global, el lugar contra el espacio, lo indígena contra lo universal”. Por su parte, el posestructuralismo, con autores como J. Baudrillard, J. F. Lyotard y posteriormente Michel Foucault (con importantes aportes al estudio del poder, el saber y el análisis del discurso), desarrolla una crítica teórica a los postulados de la Ilustración para 8Según Kant, la experiencia, los valores y el significado mismo de la vida serían completamente subjetivos si antes no habían sido subsumidos por la razón pura, y que usar la razón sin aplicarla a la experiencia, nos llevaría inevitablemente a ilusiones teóricas (Cisneros, 2006). 9Periodo comprendido a mitad del siglo XIX donde emanaron las obras de los fenomenólogos Husserl, Heidegger y Merleau Ponty principalmente, cuya noción de espacio se basa en que es fundamentalmente un espacio humanizado, con una representación culturalmente determinada donde la objetividad del mundo y su profunda humanidad son una gama de representaciones (Ibídem). http://es.wikipedia.org/wiki/Valor_(axiolog%C3%ADa) 8 entender la realidad, donde se coloca a la razón identificada como verdad, pero que de acuerdo con estos críticos fungió como instrumento de destrucción, degradación y servidumbre de la especie humana. Asimismo, se denuncia el discurso científico y se rechazan las teorías estructurales y las concepciones de carácter universal. “…el posestructuralismo afirmará lo fortuito, lo aleatorio, la diferencia y trata de superar la tendencia de contemplar la realidad como la unión de dos opuestos. Está preocupado en reafirmar la importancia de la Historia y en desarrollar al mismo tiempo un nuevo entendimiento teórico del tema. El sujeto es considerado como un producto, un punto focal de fuerzas, más que un agente creativo” (Herner, 2009:3). Surgida dentro de los círculos ideológicos de las llamadas izquierdas, “se transforma de forma progresiva, en una crítica ideológica y política a las filosofías, ideologías y prácticas de los movimientos de izquierda. Se convierte en una crítica a la izquierda, a sus discursos y a sus fundamentos teóricos, en particular al marxismo10, identificado con la modernidad. La crítica deriva hacia la modernidad como cultura racionalista y científica. Por extensión, hacia el racionalismo y la ciencia” (Ortega, 2000:247). Para los teóricos sociales, menciona Smith (2002:129), representa un alivio y una alternativa para salir de un “monolítico” modernismo homogenizante. “Lo que previamente era todo, ahora explosiona en fragmentos. La homogeneidad implosiona como diferencia universal. Cada generalización puede deshacerse en diferentes experiencias, cada experiencia es, en sí misma, una generalización a deshacerse de nuevo, deconstruyéndose y reconceptualizándose a través del idioma de los espejos y los “motifs” de los signos y los simulacros”. En Geografía, el acercamiento hacia el posestructuralismo y posmodernismo, fue una manifestación de algunos geógrafos ante ciertos huecos epistemológicos que no eran cubiertos por las ciencias racionalistas y materialistas, pues desarrolladas bajo una tradición positivista dominante en la disciplina, desdeñaban una diversidad de cualidades en el espacio geográfico. Es así como a finales de los años sesenta, se generó una respuesta crítica ante estas posturas teóricas de la disciplina. El principal argumento de esta crítica, fue afirmar que la realidad no podía entenderse bajo un rigor científico que muestre al espacio geográfico como objetivo y centrado en exponer las causas que originan una 10 Es una teoría crítica de la sociedad capitalista que promueve en todo el mundo una práctica política de emancipación, rebeldía, resistencia, liberación y revolución. Presupone una concepción del mundo y de la vida, de la historia y del sujeto, expresada desde el punto de vista de los oprimidos y los explotados. Es científica, filosófica, ideológica, ética y política al mismo tiempo. Alude a los escritos, al pensamiento y a las tradiciones políticas no sólo de Marx sino también de sus seguidores y partidarios posteriores (Kohan, 2006). 9 realidad actual, las cuales llevaban a conjeturas tendientes a la predicción de los procesos sociales en el espacio. Dentro de esta postura, surgen geógrafos como Edward Relph o Anne Buttiner, interesados en el conocimiento de una perspectiva humanistas de la disciplina e influenciados por el existencialismo y la fenomenología, geógrafos que concibieron el espacio como un mosaico infinito de mundos subjetivos donde cada individuo comprende e imagina su espacio de una manera única e irrepetible, pero sobre todo, bajo una racionalidad que muchas veces está lejos de los preceptos del rigor científico imperante a principios de la primera mitad del siglo pasado (Albet y Nogué 2004; Lobato, 1998). Otra inclinación dentro de la Geografía denominada cultural fue abordada por los trabajos de Passarge y Schlüter en la escuela alemana, Vidal de La Blache, Brunhes y Max Sorre en la francesa y Sauer en la norteamericana, quienes acuñaron categorías de análisis espacial como región, lugar y paisaje (Lobato, 1998). A pesar del cambio ontológico en las investigaciones de la disciplina (que insertan las nociones simbólicas y de subjetividad colectiva ante los objetos geográficos), Haesbaert localiza el tipo de relación entre idealismo y materialismo (discusión que se abordará más adelante) de la llamada Geografía humana y cultural: “La Geografía, como sería de esperar, al contrario de la Antropología, tiende a poner más énfasis en la dimensión material del territorio. Incluso la llamada Geografía cultural –de surgimiento relativamente reciente pero que algunos ya llegaron a erigir como un nuevo paradigma, asociado también a las corrientes humanista e idealista de la Geografía- prefiere utilizar otros conceptos, como lugar y paisaje, para analizar fenómenos vinculados a la dimensión cultural del espacio” (Haesbaert, 2011:61). Es una Geografía cultural enfocada a conocer cómo se representan las cosas concretas, los objetos geográficos, sus símbolos, sus representaciones, que soslaya al mismo tiempo la ideología, el poder, las relaciones sociales en su más amplio sentido, la relación entre sujeto-objeto, temas que además de expresarse con la carga de un espacio socialmente producido, lo convierten en político y se aleja de la neutralidad en las ciencias. Esta necesidad política la plasman Peter Jackson y Denis Crosgrove ya en los años ochenta cuando exponen que la Geografía cultural debía recoger el concepto politizado de cultura, que debía centrar la atención en aspectos de la vida social tratados hasta entonces con poca profundidad, como los estudios de género, sexualidad e identidad, además de redefinir los conceptos de paisaje y lugar para que dejaran de ser entendidos como contenedores materiales sobre los que se desarrolla la acción social (Albet y Nogué 2004). 10 En Geografía, por tanto, las discusiones sobre espacio, idealismo, subjetividad y representación, surgidas de las críticas a la modernidad y al cientificismo, permearían hasta la segunda mitad del siglo XX con el surgimiento de corrientes posmodernas y posestructuralistas, esta última con importantes aportes teórico-metodológicos para el estudio de la Geografía Política. La edad del espacio11 era anunciada por Foucault (1967,citado en Piazzini y Montoya, 2008), al mismo tiempo que Lefebvre (1974) expone las precursoras investigaciones sobre la producción social del espacio, con una enorme influencia para la construcción de un esquema teórico que nutriera la transformación que experimentaba la Geografía. Smith (2002:131) resume y nombra a este giro ontológico como “giro geográfico”, pues explica que el “…avance de las comunicaciones, la escala del poder, la responsabilidad personal ante los eventos globales y el desarrollo económico desigual, apuntan una nueva sensibilidad geográfica”. Se sugiere el redescubrimiento del espacio en la teoría social crítica, un concepto de espacio que se volvería común en discursos tanto en Ciencias Sociales como en las Humanidades, que devendría la confusión al definir el concepto espacio como ya conocido, y se asume una interpretación a veces casi incuestionable sobre el término (Massey, 1993; Smith, 2002). Doreen Massey (1993:2) sostiene al respecto que “De entre muchas y conflictivas definiciones de espacio, que son corrientes en la literatura sobre el tema, hay algunas -y muy poderosas- carentes de política y de posibilidad política: ellas despolitizan eficazmente el dominio de lo espacial. Sin justificación, todos los autores relegan el espacio de esta manera. La gran mayoría, describen términos como 'centro', 'periferia', 'margen', etcétera, y examinan 'las políticas de localización', por ejemplo, pensando lo espacial de una manera muy activa y habilitada políticamente. Pero para otros, el espacio es la esfera de la ausencia de política”. Por lo tanto, existen posiciones encontradas en la discusión y construcción epistemológica de un concepto de espacio acorde a las necesidades teóricas y metodológicas de la Geografía. La discusión sobre el giro geográfico apunta así a dilucidar una metodología para analizar los mecanismos del poder de los distintos actores sociales del territorio, ello a través del lenguaje espacial, pero también, “…hacia la búsqueda de maneras de expresar temas sobre diferencia y diversidad, fragmentación y disociación […] el espacio […] se está 11 Este periodo se refiere al vuelco ontológico y discursivo que tuvieron las Ciencias Sociales y las Humanidades en sumergirse al estudio y al vocabulario del espacio de la espacialidadad cuyo punto de inicio se considera con la publicación de Foucaul en 1967 de su obra Of other spaces. 11 redescubriendo como producido, mutable, como una intrínsecamente compleja expresión de las relaciones sociales […] la producción del espacio, es cada vez medio/recurso a través del cual la diferencia social se construye y se reconstruye” (Smith, 2002:134). El paradigma posestructuralista entonces, ha permeado hasta las primeras dos décadas del siglo XXI en las reflexiones y estudios en Geografía, cuya totalidad del espacio geográfico se fragmenta para dar pie a la diversidad de espacios y lugares donde la homogeneidad, imperante hasta entonces, se deconstruye en varios fragmentos, creando así una diferencia universal. En los últimos años por tanto, se desarrolla, una crítica al estructuralismo como paradigma imperante para la comprensión del mundo. Se va generando un discurso donde existe una negación de lo universal y de las explicaciones generalistas en Geografía, para darle entonces más sentido a las filosofías del sujeto y a las subjetividades colectivas construidas a través del tiempo, donde el espacio geográfico no esta predispuesto a las condiciones macro estructurales que inciden en el territorio y las sociedades, sino que se entiende a raíz de las interpretaciones locales que el sujeto y las colectividades desarrollan en su espacio para definirlo, producirlo y gestionarlo políticamente. En este sentido y para fines de la presente investigación, es que la Geografía Política se adhiere y será entendida desde el estudio de las interrelaciones de poder en los grupos sociales e instituciones políticas gubernamentales, así como a las diferentes formas de actividad política que la gente asume y produce en su territorio. Se comprenderá al espacio geográfico como un espacio político compuesto por distintos actores sociales en todas las escalas y bajo distintas formas de racionalidad. Es un espacio que evidencia el poder del imaginario social, de las ideologías y del conocimiento geográfico que es desarrollado a partir de un territorio determinado por parte de diversos actores sociales que actúan en varias escalas geográficas. De esta manera, el espacio geográfico al estar constituido por una diversidad de actores, cada parte desarrolla actitudes, estrategias y espacializaciones de acuerdo a los intereses del grupo social, empresa o institución, tema que será abordado en el siguiente apartado. 12 1.2. Los actores políticos del espacio geográfico La diferencia como algo universal es una de las propiedades ontológicas del espacio que define y esclarece la variedad de posturas políticas, de significación e identidad en los actores sociales. El posestructuralismo en Geografía política analiza las estructuras institucionales, sociales y políticas en términos de las relaciones sociales que se ejercen en todas las escalas para producir, territorializar, representar, dominar o bien para resistir al dominio de una determinada forma de construir el espacio. El esclarecimiento del poder en el espacio geográfico, permitirá localizar el ejercicio político de un actor social, institución o redes institucionales en la producción del espacio. Una visión sobre la política del espacio que explica las características ontológicas de la espacialidad del poder, es la propuesta por Massey (1993). La autora plantea tres rasgos del espacio que muestran sus propiedades de poder en los actores sociales. La primera alude a la noción de espacio que se aleja de la connotación de estasis, de subordinación. Es un espacio temporal donde los actores sociales generan un espacio dinámico, constructor de sus territorios y de su tiempo. La segunda noción se refiere al espacio como una compleja red de relaciones sociales en todas las escalas cuyo rasgo de particularidad es dado por su propiedad de simultaneidad, esto es, la construcción de redes de relaciones de poder en todas las escalas y desde cualquier parte del mundo. Por lo tanto, la simultaneidad es al mismo tiempo una negación del espacio en estasis, pues no es una superficie plana a manera de espacio absoluto, sino que las redes relaciones sociales son dinámicas mientras que sus constantes intersecciones, le adjudican una acepción transformadora y de comportamiento político. Pero además, lo espacial, al ser un constructo social, está compuesto por poder y simbolismo, una compleja rama de relaciones de dominación, subordinación, de solidaridad y cooperación. La tercera propiedad de lo espacial es que posea tanto elementos de orden como de caos, un orden que funciona y puede en principio, explicarse como causalidad. Asimismo, el orden también se define por la existencia de sistemas espaciales o conjunto de fenómenos sociales cuya configuración relativa es parte del arreglo espacial en sí, como por ejemplo ocurre en un sistema productivo de alguna industria o redes de carreteras, ya que en ambos casos fueron socialmente planeadas. “Aunque la localización de cada uno de varios fenómenos pueda originarse directamente, la posición espacial de uno respecto al otro no puede provocarse directamente. Tales localizaciones relativas se originan del funcionamiento independiente de determinaciones separadas. En ese sentido son consecuencias imprevistas. Por lo tanto, el caos de lo espacial resulta de las yuxtaposiciones del azar, de las separaciones accidentales, de la 13 frecuentemente paradójica naturaleza de los arreglos espacialesque son el resultado del funcionamiento de todas estas causalidades (Ibídem:18); no es un sistema cerrado cuyos elementos se muevan de forma positiva, sino más bien es un sistema abierto a la política. La política, es uno de los instrumentos que ha desarrollado la civilización para ejercer el poder sobre los grupos sociales y determinar la lógica de configuración territorial. El concepto de política es entendido generalmente desde su institucionalización como partidos políticos oficiales, o bien desde la ciencia política surgida desde la academia. Adolfo Sánchez Vázquez (2010:45) propone un concepto de política más amplio y centrado en los grupos sociales o institucionales que hacen política y uso del poder: “Se trata de una práctica colectiva en la que un conjunto de individuos se agrupa libre y deliberadamente para alcanzar ciertos fines que considera valiosos, fines que varían históricamente e incluso dentro de una misma sociedad. […] la persecución de estos fines por el sujeto político correspondiente pasa necesariamente por la relación con el poder, al que aspira a mantener, reforzar o transformar. […] Los medios son necesarios para acceder al poder como para alcanzar fuera y dentro de él, los fines que se pretenden”. La política está compuesta entonces por los mecanismos partidarios, científicos, y por los emanados desde la sociedad civil, cuya acción surge de instituciones de diversa escala en busca de un fin colectivo o individual. Una tesis interesante para explicar las escalas del poder y de las instituciones que lo ejercen, fue la desarrollada por Foucault (1973, 1979, 2008), quien expone que el poder no queda restringido a las instituciones gubernamentales, sino que en la sociedad se dan múltiples relaciones de autoridad a distintos niveles, que hacen posible la existencia de los sistemas sociales hegemónicos. Foucault es reiterante en su tesis que la política no es algo que se posea sino que se ejerce. De esta manera, el autor evidencia las manifestaciones de poder en todas las escalas sociales al quitar las instituciones oficiales y a partidos políticos como centro único de poder, y por lo tanto de acción. Foucault identifica tres niveles en donde se imbrica el ejercicio de poder: el microfísico, que es donde operan los mecanismos disciplinarios y se producen tanto los sujetos como las tecnologías del yo, que buscan una producción autónoma de la subjetividad; el nivel mesofísico, en donde se desarrolla la gobernabilidad del Estado y su control sobre la población; y un nivel macrofísico, en donde se localizan los dispositivos supra estatales que hacen posible la libre competencia entre los Estados hegemónicos acumuladores de recursos naturales y humanos en el mundo (Foucault, 1973, 1979 y 2008). 14 El ejercicio de poder de todas las autoridades o instituciones de poder, representa un conjunto de dispositivos o red de relaciones que se pueden establecer entre elementos heterogéneos, como los discursos, instituciones, arquitectura, reglamentos, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. Dichos dispositivos tienen una función estratégica al servir como respuesta a un determinado tipo de urgencia. Desplegados los dispositivos, se trasladan como tecnología política12; como conjunto de procedimientos para controlar, medir, vigilar, castigar, así como para la producción de una docilidad que permita reproducir los esquemas de dominio al que está sujeta una determinada sociedad. Uno de los aportes más valiosos en la teoría de Foucault sobre el poder es la tesis sobre el control del conocimiento y la construcción de los discursos verdaderos que determinan el pensamiento dominante de las sociedades y sus instituciones. El poder y el saber se encuentran vinculados, pues cualquier forma de poder presupone un discurso que legitima y reproduce las relaciones de dominio. El poder además de necesitar de ciertas formas de saber, crea objetos de saber, acumula información y la utiliza. El poder se ejerce mediante la producción de discursos que se auto reproducen en verdades incuestionables, puesto que determinado saber se erige socialmente como verdad y se proyecta en las consciencias y en las acciones de las personas. El discurso legitima así al poder, y el poder institucionaliza el saber, creándose entonces una política general de verdad que se encarga de detectar los falsos discursos y de definir las técnicas o procedimientos adecuados para la obtención de la verdad que interesa al poder. En nuestro contexto histórico, el discurso del sistema capitalista que sirve como mecanismo de exclusión y censura, es justamente el saber científico (Ceballos, 1986; García, 2002; Foucaul, 1973, 1979 y 2008). Respecto a la relación entre poder y saber en el discurso, Foucault, en una entrevista de la revista geográfica Herodote afirmó en 1976 que “Existe una administración del saber, una política del saber, relaciones de poder que pasan a través del saber y que inmediatamente si se les quiere describir reenvían a estas formas de dominación a las que se refieren nociones tales como campo, posición, región, territorio. Y el término político estratégico indica como lo militar y lo administrativo se inscriben efectivamente ya sea sobre un suelo, ya sea en forma de discurso” (Foucault, 1979:125). Desde esta perspectiva de política, se pueden apreciar dos nociones ontológicas del conglomerado social que construyen los espacios geográficos. Primero, es la definición de 12 La idea sobre el término de tecnología política surge de las aportaciones de Michel Foucault es su libro Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisión, de 1975. Asimismo, el geógrafo Stuart Elden, antes citado también, hace referencia a este mecanismo de poder. 15 los sujetos o colectividades civiles como actores participantes en la toma de decisiones para acciones de alcance geográfico, con detonantes políticos en lo local. Pero sobre todo, y en segundo lugar, el papel del espacio como representación discursiva del poder, como dominación o resistencia. El discurso es así, una representación del espacio geográfico expresada en el conjunto de los discursos utilizados para la administración, control y uso de los territorios. En la construcción de los discursos, se reproduce una lógica unidireccional de construcción del espacio geográfico tendiente a la homogenización y al servicio del poder dominante; pero también puede desarrollarse desde los movimientos sociales de resistencia local, de resistencia civil que intentan ser partícipes directos en la construcción de sus territorios. El espacio geográfico, como se ha expuesto hasta ahora en el presente texto, es un espacio político saturado de una compleja red de relaciones sociales de poder y de representaciones definidas por cada nación o grupo social. Ciertamente, el mosaico de representaciones del espacio definido por los distintos grupos sociales dentro de su enraizamiento de relaciones sociales y de poder por el territorio, significa un conflicto político mediado por lo que Lefebvre (1974) definiría como procesos de apropiación-dominación. La constante impugnación por las representaciones espaciales, son vertidas como luchas políticas, ya sea desde la estructura dominante, o bien desde cada uno de los contrapesos políticos que los distintos grupos sociales ejecutan como reconocimiento de su identidad, de su participación política como miembros del Estado, y de su derecho al territorio. “La hegemonía se ejerce sobre la sociedad entera, cultura y saber incluidos, muy a menudo por personas interpuestas: los políticos, personalidades y partidos, pero también muchos intelectuales, expertos. Es ejercida, por consiguiente, sobre las instituciones y sobre las representaciones. Actualmente,la clase dominante mantiene su hegemonía por todos los medios, comprendido el saber. El lazo entre saber y poder se vuelve manifiesto, lo que en nada impide el conocimiento crítico y subversivo y define al contrario la diferencia conflictual entre el saber al servicio del poder y el conocimiento que no reconoce el poder” (Lefebvre, 1974:10). En este sentido, el conocimiento geográfico juega un papel importante como instrumento de control respecto a la interpretación de espacio tendiente a una totalización hegemónica inclinada a los fines de clases sociales dominantes. Pero este mismo instrumento es ejercido también por las luchas sociales y se han convertido en los “mapas cognitivos” de acción social para orientar los logros y alcances de las luchas políticas (Smith, 2002). 16 La Geografía, como menciona Porto (2001), deja de ser un sustantivo para mostrarse como es realmente, un verbo, una representación de los actores sociales que enfatizan la importancia de la acción, la organización, la participación y la política en el espacio. Una propuesta sobre la política del espacio que resalta los movimientos de resistencia es la desarrollada por el geógrafo Oslender (2002), quien afirma que el espacio es un elemento político saturado de una red compleja de relaciones de poder/saber que se expresan en paisajes materiales y discursos de dominación y resistencia, donde el espacio y la resistencia interactúan e impactan el uno sobre el otro. Para el autor, es la perspectiva del lugar y las representaciones del espacio emanadas desde lo local donde el estudio de los movimientos sociales sitúa las prácticas de resistencia en un lugar específico, pero inserto en el amplio marco de la reestructuración global del capitalismo. Por tanto, las estructuras, como constructos sociales, pueden ser reproducidas o resistidas por las acciones de los actores sociales. Para el autor, el espacio siempre ha poseído los rasgos de estrategia y política, condición inherente a cualquier sociedad, lo que genera conflictos en su uso, elemento de constante interacción entre luchas de dominación y resistencia. Oslender también identifica las principales tendencias en las teorías sobre los movimientos sociales y las clasifica en dos posturas más comunes13: la Teoría de la Movilización de Recursos (TMR), que analiza los recursos, objetivos, oportunidades, organización y estrategias de los movimientos sociales, centrando la atención en su dinámica a través del tiempo. También se interesa por la interacción entre partidos políticos y movimientos sociales, donde el Estado es caracterizado como instrumento de represión. Menciona que las principales críticas a estas posturas derivan de su concepción de las personas como seres racionales definidos por sus objetivos ya sean individuales o como grupo. Por su parte, la Perspectiva de la Identidad Colectiva (PIC) intenta ir más allá al poner la atención en las múltiples formas en que los actores sociales forman y articulan sus identidades, así como la definición de sus solidaridades. Dichos actores sociales no son definidos por sus objetivos inmediatos, sino más bien por las relaciones sociales y de poder dentro de los sistemas sociales a los que pertenecen; sus identidades fungen así como dimensiones culturales expresadas hacia la protesta social. Uno de los rasgos principales de esta postura es el tono o sentimiento de los actores en cuanto a su potencial de impulsar eventos contestatarios mediante el lenguaje y las propias voces de los actores en el proceso de articulación de los movimientos sociales. 13 Para un análisis comparativo más amplio sobre los planteamientos de la TMR y PIC véase Cohen (1985), Foweraker (1995) y Zirakzadeh (1997). 17 Sin embargo, tanto la TMR como la PIC prestan muy poca atención a la interacción entre espacio y movimientos sociales, y sobre todo a los lugares específicos donde se desarrollan los movimientos sociales, pues comúnmente sus investigaciones se centran en las dimensiones temporales y en su perspectiva de localizar en el tiempo los periodos más importantes de cambio social; mientras que los lugares son presentados de manera introductoria, para enseguida concentrar el análisis sobre las estructuras del movimiento social, sus objetivos y las formas en que repercute en transformaciones históricas más grandes, además de carecer de un enfoque espacial. Pero para entender un movimiento desde la perspectiva de identidad colectiva debe analizarse y comprenderse los lugares concretos en donde se desarrolla la acción social de resistencia, así como detectar donde dichas identidades están construidas y articuladas. “En el caso de movimientos sociales que se movilizan alrededor de la defensa de sus territorialidades […] es el espacio material y físico que está al centro de sus actividades. Sin embargo, su lucha por la tierra es al mismo tiempo una lucha por el espacio y sus interpretaciones y representaciones” (Ibíd:4). Los territorios, entonces están en constante tensión con los procesos de dominación de las macroestructuras económicas del sistema de acumulación capitalista y la lógica de las estructuras sociales hegemónicas. El paradigma tecno-económico como razonamiento supremo hacia el desarrollo y la posmodernidad en sí misma, se convierten así en el sistema de coordenadas de las prácticas sociales productoras de los espacios geográficos. De acuerdo con Porto (2001), el concepto de desarrollo representa la imposición de significaciones como discurso generalizado y competente a la sociedad moderna bajo los supuestos de cientificidad como criterio de verdad. Dicho concepto abarca el análisis de la vieja relación estudiada en Geografía sobre la relación entre sociedad y naturaleza, pues el desarrollo fue concebido como salir de la naturaleza, dominarla, instrumentarla, categorizándola como recurso, como un medio para conseguir un fin. El desarrollo es así, un fin para salir y dominar a la naturaleza y a los hombres. Los hombres, vistos como naturales, sobre todo los grupos étnicos indígenas, fueron dominados para establecer el desarrollo de los pueblos y, por lo tanto, se legitima la dominación de los seres humanos semiotizados como naturales. “La idea de desarrollo presenta una estrecha relación con la geografía política […] desarrollo presupone crecimiento, incluso porque desarrollar significa des- arrollar, lo que implica abrir, romper, entender lo que está arrollado” (Ibid:11). El desarrollo implica una fuerza impulsora que logrará que los pueblos salgan de un salvajismo retrógrado para ser bienvenidos a la civilización, proceso que es posible con determinada forma de apropiación de la naturaleza y del espacio-tiempo. 18 En la presente tesis entonces, se considera al espacio como dinámico, construido socialmente en varias escalas, simultáneo, y donde los grupos sociales e instituciones se organizan para realizar prácticas colectivas que busquen los fines conferidos para la construcción y/o el dominio de un territorio determinado. El poder en los grupos sociales e instituciones, es el ejercicio político que se desarrolla en varias escalas, no sólo para obtener el control físico de los territorios, sino también para obtener el control del conocimiento del espacio geográfico, y por tanto, para reproducir los discursos verdaderos que legitimen una configuración espacial establecida por los grupos sociales, instituciones o empresas. De tal modo que, los actores políticos del espacio geográfico, son partícipes en el proceso de dominación-resistencia, dentro de una red compleja de relaciones de poder y saber que sirven para construir redes políticas constituidas por una diversidad de actores sociales que toman decisiones y acciones con alcance geográfico en múltiples escalas. El conocimientogeográfico, el saber, las representaciones espaciales vistas como abstracciones del espacio, son un medio político de dominación o de lucha por la tierra, pero también son un medio para reproducir una imagen del espacio geográfico, una conceptualización de un territorio que es expresada en los discursos de los actores políticos. Pero la política del espacio y el ejercicio de poder por medio de las representaciones espaciales, deben ser entendidas también sobre una territorialidad no sólo vista desde su materialidad histórica, sino centrando la atención en las relaciones de poder ejercidas por todas las instituciones políticas que intervengan en la configuración del territorio; esto es, como los poderes se expresan por medio del control del territorio, de sus sociedades y el uso de sus recursos naturales, y por tanto, de la producción de los espacios geográficos. 1.3. La territorialidad en las representaciones del espacio geográfico Las prácticas espaciales, las relaciones sociales, las relaciones de poder, las autoridades de las distintas instituciones sociales y la representación del espacio, son procesos donde los actores políticos ejercen un poder sobre las personas, los imaginarios, los discursos y los territorios. Para la Geografía Política, el territorio es la categoría de análisis que permite distinguir y analizar las acciones y estrategias de poder de las distintas instituciones sociales, poder ejercido sobre territorios concretos, compuestos por representaciones que responden a fines delimitados por los actores políticos del espacio. Los conceptos de territorio y territorialidad, por tanto, se yuxtaponen para dilucidar el ejercicio del poder en el espacio, circunscrito a una objetividad valorada, representada y transformada por los actores sociales. El ejercicio de territorialidad responde así, al mosaico 19 de conceptualizaciones que existen sobre el término territorio. No es de extrañar entonces que el concepto de territorio cree confusión, primero desde su noción más académica y administrativa, y en segundo lugar, al uso de su concepto desde el interior de los grupos sociales que apropian el espacio de manera cotidiana y desde una escala más local. Autores como Elden (2010) y Haesbaert (2011) coinciden en afirmar que ambos conceptos deben ser esclarecidos, pues desde distintas disciplinas como la Economía, la Sociología, Antropología, Política y, por supuesto la Geografía, se han desarrollado nociones que epistemológicamente pueden complementarse, pero también puede ocurrir que sean nociones que se alejen o sean contradictorias. Por lo tanto, es necesario manifestar las transformaciones del término territorio, para ubicarlo como parte de los ejercicios de poder para su control en la producción del espacio geográfico. Por esta razón, resulta importante esclarecer primero la noción de territorio que se adoptará durante todo el texto, para después explicar los procesos de territorialidad de los distintos actores sociales productores del espacio geográfico. Es bajo esta premisa que el siguiente apartado tiene como objetivos localizar las principales conceptualizaciones de territorio; definir un concepto de territorio que integre las nociones ideológica, política y de representación; así como dilucidar el papel de las representaciones espaciales de los actores sociales en la territorialidad y configuración del espacio. El concepto de territorialidad entonces, está subordinado a la noción de territorio que se adopte. Pero hablar sobre lo que significa el territorio, es referirse a un concepto que siempre ha estado presente en el discurso geográfico y en muchas otras disciplinas. El territorio es un concepto sumamente rico y complejo de entender cuando se considera el mundo de significados, discursos y finalidades en el uso del término. El geógrafo humano, Rogerio Haesbaert (2011), al detectar la amplitud del concepto, localiza la noción política e ideológica del territorio para entender la territorialidad, y ubica las principales disciplinas que abordan al territorio, para posteriormente acotar dos perspectivas teóricas a la vez dicotómicas y más amplias. Las principales disciplinas que abordan la noción de territorio, menciona el autor, son: la Política, con estudios relacionados al poder en el espacio desde el punto de vista de la delimitación, control y ejercicio administrativo del poder; la Economía, que concibe al territorio principalmente como factor de localización en los procesos de acumulación capitalista; la Antropología, que tiende a abordar la dimensión simbólica sobre todo de las sociedades llamadas “tradicionales”; la Sociología, que centra su reflexión en la intervención del territorio en las relaciones sociales; y la Psicología, con una expresión de territorio desde la comprensión de la identidad personal y su subjetividad. 20 Las distintas nociones teóricas sobre territorio se pueden generalizar menciona el autor en: 1) la política o jurídico política, que define como la más difundida y donde el territorio es visto como un espacio delimitado y controlado a través del cual se ejerce un determinado poder; se trata de una noción relacionada esencialmente con el poder central del Estado y una relación espacio poder institucionalizada; 2) la cultural o simbólico-cultural, que prioriza la dimensión simbólica o más subjetiva, donde el territorio es visto como producto de la apropiación y valorización simbólica de un grupo en relación con su espacio vivido; 3) la económica enfatiza la dimensión espacial de las relaciones económicas, donde el territorio es conceptualizado como fuente de recursos, incorporado en la lucha de clases sociales, y en la relación capital-trabajo como producto de la división “territorial” del trabajo; y 4) finalmente, la naturalista, enfocada a entender las relaciones entre sociedad y naturaleza, especialmente en lo que se refiere al comportamiento “natural” de los hombres en relación con su ambiente físico. Asimismo, distingue dos formas dicotómicas de abordar el concepto de territorio: la primera la categoriza como un binomio materialismo-idealismo que, por un lado, es parcial al contemplar sólo un carácter del territorio (natural, económico, político, cultural) o bien, es integradora, referida a los problemas aglutinados dentro de relaciones de espacialización. La segunda noción es el binomio espacio-tiempo en dos sentidos, según su carácter absoluto o relacional: desde el incorporar o no la dinámica temporal, sea en la distinción entre entidad físico-material (como “cosa” u objeto) y social-histórica (como relación), o bien, puede también ser entendida desde su historicidad y geograficidad, al considerar generalidades y particularidades de los periodos históricos, del espacio geográfico o de los grupos sociales. Para categorizar el concepto de territorio y territorialidad dentro del estudio del poder y la dominación, Elden (2010) precisa el concepto de territorialidad de acuerdo con la noción de territorio desde una lectura integradora, como territorio político-estratégico, político- económico y político legal. Para ello, propone la distinción y uso de tres perspectivas sobre el territorio: tierra, terreno y territorio. Para este autor, la tierra es una relación de propiedad, un recurso finito que se distribuye y asigna, y que adquiere así la condición de propiedad, que la define con una importancia política-económica. Es un recurso sobre el cual se genera una competencia entre los grupos sociales y es un concepto poderosamente influido por la categoría de propiedad, en el que las piezas del territorio son vistas como "mercancías" que pueden ser compradas, vendidas o intercambiadas en el mercado. La posesión de la tierra es el factor determinante del poder, donde los conflictos por la tierra son un indicador clave para 21 entenderlos conflictos políticos. La tierra no es algo que pueda ser creado, es un recurso escaso, por lo que su distribución y redistribución es de gran importancia y de preocupación política y económica. El terreno es una relación de poder donde su control permite la creación y el mantenimiento de un orden, una preocupación universal por la seguridad, la gestión y la administración del territorio. El terreno muestra la construcción de una noción de frontera, homogeneidad y cohesión territorial, que en la práctica se hace uso de técnicas para el dominio, delimitación, control estratégico y cuantificación del territorio como usufructo. Su condición político-estratégica, por tanto, se inserta desde la administración, tanto en materia del suelo como de las formas discursivas constructoras de una noción de dominio. Por su parte, el territorio debe abordarse desde su perspectiva de tecnología política, concepto vinculado también con la cartografía y la cuantificación del territorio, pero sobre todo con la construcción de conceptos legales para su administración dentro de las tareas que significa la instrumentación de la gobernabilidad14, pero una gobernabilidad no sólo restringida a los aparatos y estrategias de Estado, sino también considerando la participación de la población en el ejercicio de administración de los territorios. Esta noción de territorio, destaca las características político-legales del término como instrumento de poder. El concepto territorio estaría subordinado, por tanto, a la categoría de análisis espacio desde su expresión política, con fuertes vínculos económicos, estratégicos, legales y técnicos. En este sentido, menciona Elden (2010) es que la territorialidad debe ser entendida como un constructo social forjado a través de la interacción y de la lucha, territorialidad que se desarrolla en las interrelaciones sociales y redes políticas. Como práctica de poder, el territorio, dice Foucault (1979:124), “es sin duda una categoría geográfica, pero es en primer lugar una noción jurídico-política: lo que es controlado por un cierto tipo de poder”, enfocando así el papel de las conceptualizaciones y representaciones sobre los mecanismos de administración, en especial los ejercidos por el Estado Nación y sus instituciones. La territorialidad es, por tanto, un concepto que debe entenderse desde la expresión política de territorio pero con una perspectiva integradora, donde el territorio tiene la cualidad 14 En la tesis de Foucault (1973, 1979, 2008), la gobernabilidad es la gestión y el control de las personas y los individuos, en un espacio extenso y delimitado. Esta gobernabilidad es ejercida por un conjunto de instituciones por medio de procedimientos, análisis, reflexiones, cálculos y tácticas que hacen posible el ejercicio de poder. Su saber fundamental es la economía política, los instrumentos técnicos, los dispositivos de seguridad. 22 de conectividad, de construcción de redes, de simultaneidades, con referencia a las relaciones sociales que se construyen y reproducen; “…en la imbricación de múltiples relaciones de poder, del poder material de las relaciones económico-políticas al poder simbólico de las relaciones del orden más estrictamente cultural (Haesbaert, 2011:68). Para Claude Raffestin y Robert Sack (citados en Schneider y Peyré, 2006; Elden, 2010; Haesbaert, 2011; Téllez, 2011), la territorialidad es una construcción humana basada en los mecanismos de poder que los grupos sociales ejercen sobre el territorio. Raffestin, retomando las ideas de Foucault sobre la naturaleza del poder, resalta que el poder no es una cosa u objeto que se posea, sino que más bien es una relación que no tiene un único centro unitario de donde emane dicho poder, en alusión a las propiedades políticas del Estado (Haesbaert, 2001). En Raffestin, el territorio se entiende como la espacialidad del poder basada en relaciones sociales, relaciones determinadas en diferentes grados por la presencia de energía (acciones y estructuras concretas) y de información (acciones y estructuras simbólicas). En este sentido, se puede pensar en varios procesos relacionados, territorialización- desterritorialización-reterritorialización (T-D-R), fundamentados en el grado de accesibilidad a la información, símbolos y significados que pueden favorecer nuevos territorios a través de la territorialización, destruirlos con procesos de desterritorialización o bien reconstruirlos por medio de la reterritorialización (Haesbaert, 2001; Schneider y Peyré, 2006). Robert Sack conceptualiza la territorialidad con un enfoque más próximo al plano material, donde la territorialidad es necesaria para la construcción del territorio. Para Sack, la territorialidad es el intento de un individuo o grupo de personas de afectar, influir o controlar a gente, sus relaciones y los recursos existentes en un territorio específico. El acceso a los recursos y sus interrelaciones se controlan ya sea por medio de los derechos legales sobre la tierra, la aplicación de la fuerza (bruta o mental), por la imposición de normas culturales, o bien por la prohibición directa de diferente tipo de manifestaciones que vayan en contra de este tipo de control ejercido. Pero la territorialidad no sólo implica el mecanismo de poder, sino que además representa una forma de hacer perdurar los contextos geográficos donde las personas y los sujetos conciben el mundo y le otorgan significado (Haesbaert, 2011; Téllez 2011). La significación y representación son expresiones de territorialidad en los grupos humanos como ejercicio de poder simbólico, reproductor de ideas y significados insertos en las relaciones sociales y, por tanto, en la espacialización del territorio. 23 La imagen es para Raffestin un constructo de la realidad, un instrumento de poder sobre el cual los sujetos y las colectividades actúan al grado de interpretar la imagen como un objeto en sí mismo, construyéndose así un hábito de actuar más sobre las imágenes que sobre los propios objetos. La dimensión simbólica de los grupos sociales se convierte así en una especie de mapa para la acción humana, en un instrumento de dominación-resistencia en la construcción de las identidades, tal y como menciona Haesbaert (2011:79): “La exclusión social que tiende a disolver los lazos territoriales termina produciendo, en diferentes momentos, el efecto contrario: las dificultades cotidianas por la supervivencia material llevan a numerosos grupos a aglutinarse en torno a ideologías e incluso a espacios más cerrados, con el fin de mantener su identidad cultural, último refugio en la lucha por preservar un mínimo de dignidad”. Puede afirmarse entonces que el poder no se limita a la expresión material en el espacio geográfico sino que además, las representaciones espaciales orientan las acciones de territorialidad como expresión de identidad y de poder por el control de su territorio. En este sentido, la política del espacio está constituida por las múltiples dimensiones del poder, desde su expresión de mayor rigidez política hasta la dimensión simbólica, las cuales están estrechamente relacionadas al poder económico desde la esfera jurídico- política, como lo afirman Foucault (1979) y Elden (2011). En resumen, en la presente tesis se entenderá a la territorialidad y al territorio como conceptos interrelacionados, cuya noción política está definida por el concepto, la idea o la construcción social local que se desarrolle sobre un territorio específico. En este sentido, la connotación de territorialidad, es definida y ejercida por los grupos sociales locales, por las instituciones gubernamentales y por los organismos supranacionales que puedan intervenir en la administración política de los territorios. Por tal razón, la territorialidad está subordinada a
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