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Geografa-poltica-y-territorialidad-en-el-area-natural-protegida-de-Wirikuta

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
POSGRADO EN GEOGRAFÍA 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
GEOGRAFÍA POLÍTICA Y TERRITORIALIDAD EN EL ÁREA 
NATURAL PROTEGIDA DE WIRIKUTA. 
 
TESIS 
 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
MAESTRO EN GEOGRAFÍA 
(SOCIEDAD Y TERRITORIO) 
 
 
PRESENTA: 
JOSÉ EDUARDO MORALES GALICIA 
 
 
TUTOR PRINCIPAL DE TESIS: DR. JOSÉ MARÍA CASADO IZQUIERDO 
INSTITUTO DE GEOGRAFÍA-UNAM 
 
 
 
 
MÉXICO, D.F., MAYO DE 2015 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
Durante el desarrollo de la presente tesis, el apoyo y la orientación de maestros y amigos fue 
fundamental como fuente de inspiración y cariño. 
Quiero agradecer en especial a mi asesor, el Dr. José María Casado Izquierdo por todo 
el tiempo dedicado en mi trabajo, por su confianza, profesionalismo y apoyo a lo largo de 
toda la aventura que representó para mí el desarrollo de la ahora culminada tesis. Sin duda, 
una vida de gratitud por la influencia del estimado Dr. Casado en mi formación profesional. 
A mis sinodales, la Dra. María Verónica Ibarra García, el Dr. Enrique Propin Frejomil, el 
Dr. Valente Vázquez Solís y al Dr. Jorge Jiménez Ortega por las valiosas aportaciones y 
señalamientos que enriquecieron y fortalecieron el rumbo de la presente investigación. 
A los habitantes del territorio del sureste del Altiplano mexicano, en especial a la gente 
de Real de Catorce y a los representantes de AJAGI por su confianza y fraternal trato que 
me brindaron durante el trabajo de campo. 
Muchas gracias a mi familia y amigos. Agradezco a todas aquellas personas que 
estuvieron conmigo de manera incondicional y de alguna u otra forma están siempre 
presentes alentando y apoyando los sueños de este geógrafo y ser humano que los 
apreciará toda la vida. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ÍNDICE 
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 1 
CAPÍTULO 1. PERSPECTIVAS TEÓRICAS SOBRE GEOGRAFÍA POLÍTICA, 
TERRITORIALIDAD Y REPRESENTACIONES DISCURSIVAS DEL 
ESPACIO GEOGRÁFICO ........................................................................ 4 
1.1. La Geografía Política y el espacio geográfico ................................................. 5 
1.2. Los actores políticos del espacio geográfico ................................................ 12 
1.3. La territorialidad en las representaciones del espacio geográfico .................. 18 
1.4. La producción del espacio en la territorialidad política ................................... 24 
1.5. Estrategia metodológica para el estudio de la territorialidad política 
 en la producción del espacio ......................................................................... 33 
 
CAPÍTULO 2. LA CONSTRUCCIÓN DE LA TERRITORIALIDAD EN WIRIKUTA 
 Y ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN ........................................... 39 
2.1. Localización del conflicto político por el territorio de Wirikuta ....................... 39 
2.2. Antecedentes de investigación ..................................................................... 49 
2.3. Breve historia de la territorialidad al sureste de la Altiplanicie mexicana ...... 54 
2.4. Sistema urbano y condiciones sociales ........................................................ 69 
2.5. Actividades económicas locales-regionales .................................................. 76 
 
CAPÍTULO 3. ESTRUCTURA POLÍTICO-ADMINISTRATIVA Y AGENTES 
 SOCIALES EN EL CONFLICTO POLÍTICO POR WIRIKUTA 
 Y SU RIQUEZA MINERA ....................................................................... 82 
3.1. Organización político administrativa del territorio .......................................... 83 
3.1.1. Agentes políticos locales y gubernamentales ................................... 83 
 3.1.2. Marco político administrativo del área natural protegida 
 de Wirikuta ...................................................................................... 90 
3.1.3. Ley Minera Mexicana ....................................................................... 99 
3.2. La minería extractiva en México y los agentes impulsores del 
 desarrollo minero en Wirikuta .................................................................... 102 
3.3. Territorialidad y organización política del pueblo wixárika .......................... 112 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO 4. TERRITORIALIDAD POLÍTICA EN EL ÁREA NATURAL PROTEGIDA 
 DE WIRIKUTA ..................................................................................... 123 
4.1. Discurso y estrategia de la territorialidad minera extractiva ........................ 125 
 4.1.1. Espacio de representación: el desarrollo económico 
 local-regional en los proyectos mineros ......................................... 125 
 4.1.2. Representación del espacio: factores territoriales para la 
 extracción minera ........................................................................... 128 
4.2. Discurso y estrategia de territorialidad en el movimiento social wixárika ..... 146 
4.2.1. Espacio de representación: los lugares sagrados huicholes en 
 Wirikuta ante la nueva afrenta de la megaminería extractiva ........ 147 
 4.2.2. Representación del espacio: la protección del territorio sagrado 
 de Wirikuta .................................................................................. 151 
4.3. Discurso y estrategia de territorialidad política en los actores sociales 
 locales ........................................................................................................ 158 
 4.3.1. Espacio de representación: los proyectos de vida en el ejido 
 y el municipio ................................................................................ 159 
 4.3.2. Representación del espacio: alternativas de desarrollo 
 rural ............................................................................................... 161 
4.4. Configuración territorial y producción del espacio en Wirikuta .................... 164 
 4.4.1. El espacio de la megaminería extractiva: consecuencias 
 de las prácticas mineras ................................................................ 164 
 4.4.2. Espacio alternativo del desarrollo rural agrícola, forestal 
 y turístico ....................................................................................... 173 
 4.4.3. Problemas ambientales y sociales ................................................ 177 
 
 
CONCLUSIONES .............................................................................................................. 183 
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................. 189 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ÍNDICE DE FIGURAS 
1.1. El discurso y la territorialidad política en la trialéctica de la produccióndel espacio 
 de Henry Lefebvre ..................................................................................................... 32 
2.1. Localización del área natural protegida de Wirikuta ................................................... 40 
2.2. Proceso de territorialidad política en el ANP de Wirikuta ............................................ 45 
2.3. Territorialidad española en México de 1519 -1620 ..................................................... 56 
2.4. Minas de Real de Catorce .......................................................................................... 60 
2.5. Ciclos de producción minera en Real de Catorce de 1770-1910 ................................. 65 
2.6. Territorio político administrativo de Wirikuta ............................................................... 69 
2.7. Distribución de la población por localidad, 2010 ......................................................... 71 
2.8. Sistema de asentamientos humanos en el municipio Catorce .................................... 73 
3.1. Administración pública del municipio de Catorce, 2012-2015 ...................................... 85 
3.2. Rutas de peregrinación wixárika ................................................................................. 91 
3.3. Territorialidad cultural huichola ................................................................................ 114 
4.1. Perfil del proyecto La Luz……………………………………………………………………...………...………….132 
4.2. Proyectos mineros adyacentes a Universo………………………………………………...…………….. 134 
4.3 Acuíferos del Sitio Sagrado Natural de Wirikuta……………………………………….………………..136 
4.4. Disponibilidad de agua para el sector minero metalúrgico en el ANP de Wirikuta .... 137 
4.5. Polígono propuesto por el Consejo Regional Wixárika para el ANP de Wirikuta ...... 153 
4.6. Proyecto La Luz y el agua subterránea en Wirikuta…………………………………….156 
4.7. Riesgo por desechos mineros en Wirikuta ............................................................... 168 
4.8. Zonas de exploración minera de Revolution Resources en Wirikuta ........................ 169 
4.9. Principales zonas de impacto minero en Wirikuta .................................................... 170 
4.10. Proyecto de rehabilitación urbano-rural en Real Bonanza ........................................ 173 
4.11. Centro Ejidal las Margaritas ..................................................................................... 175 
 
 
 
 
 
 
 
 
ÍNDICE DE CUADROS 
2.1. Ocupación de la población por sector económico en el ANP de Wirikuta, 2010 .......... 77 
3.1. Ejidos en el área natural protegida de Wirikuta .......................................................... 84 
3.2. Estructura político administrativa del ANP de Wirikuta ................................................ 96 
3.3. Participación de México en la producción minera mundial, 2012 .............................. 105 
4.1. Territorialidad política de los agentes mineros ......................................................... 146 
4.2. Territorialidad política del movimiento social wixárika………………………..……………………...157 
4.3. Territorialidad política de los actores sociales locales………………………………...………….… 163 
4.4. Configuración territorial y producción del espacio en el ANP de Wirikuta………….……..178 
 
 
 
 
1 
 
INTRODUCCIÓN 
 
A principios del siglo XXI, las grandes políticas neoliberales impulsadas desde hace más de 
treinta años en México, han hecho posible el resurgimiento de múltiples luchas territoriales 
que acentúan los procesos de identidad multinacional por parte de los distintos actores 
sociales que compone la sociedad mexicana, tanto en espacios rurales como urbanos. Los 
espacios rurales mexicanos son sin duda los lugares donde las consecuencias de estas 
políticas neoliberales han tenido una mayor repercusión al recaer sobre una población más 
vulnerable integrada por campesinos e indígenas, población a la que se ha relegado a un 
contexto de miseria, inseguridad y olvido. 
A décadas de que México abriera su economía nacional a los grandes capitales 
mundiales (muchas veces vinculados a las grandes empresas nacionales), no es fortuito que 
los actores rurales adopten una posición de resistencia ante los grandes proyectos de 
desarrollo, pues en su territorio viven en carne propia las tragedias de la macro política 
nacional. Uno de los frentes de estas resistencias sociales locales ha sido en contra de 
mega proyectos mineros debido a las sensibles consecuencias medioambientales y sociales 
que se producen en los espacios en donde se inserta la megaminería en territorio mexicano. 
En el actual contexto mexicano, la gran industria minera de tipo extractiva ejerce una 
fuerte presión por el territorio nacional y sus recursos naturales, en especial el agua. Las 
concesiones mineras en México se expanden prácticamente en todos los estados de la 
federación con el fin de extraer principalmente oro y plata. Los factores que hacen posible 
este proceso extractivo en México son el incremento de los precios internacionales de 
dichos minerales, las nuevas tecnologías extractivas empleadas por las grandes empresas 
mineras, junto a su capacidad de inversión, los bajos costos de producción y las facilidades 
legales que el gobierno mexicano ha establecido a favor de los inversionistas en el sector. 
Una de las tendencias de la gran minería en México es reincorporar al proceso extractivo 
territorios donde ya se había desarrollado una importante actividad minera y en donde los 
estudios de exploración indican la posibilidad de reanudar el proceso minero. Éste es el 
caso del sureste del Altiplano mexicano mejor conocido como Wirikuta1 territorio donde casi 
tres siglos antes se desarrolló la minería extractiva que trajo como consecuencia diversos 
impactos sociales y ambientales hoy en día perceptibles en el paisaje de este espacio 
geográfico. 
 
1En la presente tesis se nombrará a la zona de estudio como “Wirikuta”, aunque en documentos oficiales se ha 
escrito el territorio como “Huiricuta”. Del mismo modo ocurrirá con la forma de distinguir al pueblo indígena 
“wixárika” o bien “huichol” sin que esto represente una connotación distinta o denigratoria. 
 
 
2 
 
En los últimos años, en Wirikuta se ha desarrollado un conflicto político discursivo, de 
representación y configuración del espacio por parte de diversos actores sociales: la 
población local y su organización política; los grandes agentes empresariales mineros; y el 
movimiento indígena huichol, este último con un interés en proteger su derecho a las 
prácticas sagradas en esta porción del país, cuyo logro más importante ha sido el decreto de 
Wirikuta como área natural protegida a nivel estatal. En este contexto, se hace el siguiente 
planteamiento hipotético: actualmente existe en Wirikuta una yuxtaposición de 
territorialidades que se expresan en distintas formas de producir un espacio acorde a los 
fines conferidos por cada grupo social, unos abogando por la inserción de proyectos minero-
metalúrgicos de tipo extractivo, otros defendiendo la protección de la ecología y los lugares 
sagrados que permitan la reproducción social de los huicholes y de los habitantes locales. 
Desde esta perspectiva, el objeto de investigación de la presente tesis comprende los 
ejercicios políticos de territorialidad que han desarrollado los distintos agentes sociales 
partícipes en la producción del espacio geográfico conocido como Wirikuta. Se trata de 
territorialidades entendidas desde el conflicto discursivo de dominación y resistencia a partir 
de argumentos técnicos, científicos y legales, hasta argumentos surgidos de la historia, la 
identidad y las experiencias políticas locales. El objetivo general es explicar los conflictos deterritorialidad desarrollado en los últimos años por el área natural protegida de Wirikuta, 
mientras que los objetivos particulares son: 
 Definir los preceptos teórico-metodológicos relacionados con la Geografía Política y 
el estudio de la territorialidad. 
 Reseñar los principales antecedentes de investigación en Geografía y en los 
documentos oficiales gubernamentales sobre la zona de estudio. 
 Describir la historia de la territorialidad en la producción espacial de Wirikuta. 
 Señalar la actual construcción del territorio de Wirikuta a partir de los distintos 
actores involucrados en el conflicto de territorialidad política. 
 Conocer la territorialidad político-administrativa de la zona de estudio dentro de la 
estructura del Estado mexicano. 
 Explicar los ejercicios políticos discursivos empleados por los distintos actores 
sociales que desarrollan una territorialidad por la zona de estudio. 
 Determinar la configuración territorial resultante por parte de los distintos agentes 
políticos que producen el espacio geográfico conocido como Wirikuta. 
Para fines de la actual investigación se abordan en el primer capítulo las perspectivas 
teórico metodológicas relacionadas a la Geografía del poder y los actores sociales como 
agentes políticos, para así entender los ejercicios de territorialidad en la configuración de 
 
 
3 
 
los espacios. En un segundo capítulo, se analiza el conflicto político desarrollado en 
Wirikuta, los antecedentes investigativos en Geografía sobre la zona de estudio, y se realiza 
una breve revisión histórica de la configuración territorial de Wirikuta, así como de sus 
actuales condiciones territoriales, sociales y económicas. A manera de explicar la estructura 
discursiva de los distintos actores sociales productores de este espacio geográfico, en el 
tercer capítulo se expone, por un lado, la composición de las redes políticas de los agentes 
sociales inmersos en el conflicto, mientras que de forma paralela se expone la organización 
política administrativa de Wirikuta. También se evidencia la representación de la zona de 
estudio como un territorio estratégico para la actividad minera y se esboza la territorialidad 
del pueblo huichol en la zona de estudio. Finalmente, en el cuarto capítulo se explica los 
ejercicios de territorialidad discursiva desarrollados en los últimos años por Wirikuta, y su 
expresión en la configuración del territorio y del paisaje en esta porción del país. 
El presente trabajo contribuirá al análisis de la Geografía Política del poder por el 
control, acceso y usufructo de los territorios articulados desde las superestructuras 
económicas de dominación; y desde argumentos compuestos más por los imaginarios 
geográficos locales producto de procesos identitarios y de resistencia. Como análisis 
geográfico se adhiere teórica y metodológicamente a una construcción social del espacio, 
como una forma de entender y resolver los problemas sociales y económicos a los que 
están expuestas las sociedades campesinas, indígenas y rurales de Wirikuta y del resto del 
país. Permitirá también el análisis de las formas de concebir y afrontar las vicisitudes que a 
principios del siglo XXI imperan en la vida cotidiana y en el imaginario de los actores rurales 
e indígenas de la zona de estudio. De este modo, se reconocerán las motivaciones y la 
racionalidad que influyen en las acciones que hacen posible una determinada producción del 
espacio y que definen el comportamiento espacial de los grupos humanos y de su entorno. 
Las representaciones geográficas se convierten así en un tema donde el discurso geográfico 
puede contribuir a la revelación y solución de los problemas que aquejan a los grupos 
sociales más vulnerables del país, generalmente ubicados en las zonas rurales de México. 
En este sentido, el presente trabajo podrá ser consultado por investigadores, por 
actores sociales, instituciones gubernamentales y no gubernamentales encargadas de tomar 
las decisiones político territoriales de la zona de estudio, cuyo ejercicio profesional o 
ciudadano pudiera orientar la elaboración de políticas públicas de índole ambiental 
productivo (minería) y social, que fortalezcan el uso racional del territorio y los recursos 
naturales en los espacios geográficos del país. 
 
 
 
4 
 
CAPÍTULO 1. PERSPECTIVAS TEÓRICAS SOBRE GEOGRAFÍA POLÍTICA, 
TERRITORIALIDAD Y REPRESENTACIONES DISCURSIVAS DEL 
ESPACIO GEOGRÁFICO 
 
La definición de una metodología y un método que identifiquen los principios de 
razonamiento que se desarrollarán en una investigación de índole cualitativa, resulta un 
trabajo paralelo a la construcción de una herramienta teórica y un discurso que definan una 
metodología en los estudios sobre política del espacio. 
El análisis del poder, en la conformación de los espacios geográficos, ha sido objeto 
de la Geografía Política y tradicionalmente ha sido abordado, o bien desde la constitución 
del poder de las instituciones oficiales de los Estados Nación, o bien desde los grandes 
bloques económicos regionales (junto con la localización de dichos procesos políticos en la 
conformación del territorio); o también desde la demanda política ante los procesos de 
desigualdad social y económica producto del proceso de acumulación capitalista2. El estudio 
del poder en todas las estructuras sociales, en la política del territorio, en la territorialidad, en 
la construcción de políticas de escala, en las representaciones espaciales y en los 
movimientos sociales, son temas que en Geografía Política revelan un giro metodológico al 
centrar su atención en investigaciones sobre los procesos políticos locales de participación 
ciudadana y gestión del territorio, ello a través del análisis de la participación social en la 
producción del espacio geográfico. La Geografía Política ha contribuido así a la discusión 
sobre nuevos temas como las relaciones de poder, el análisis de la diversidad, la 
ciudadanía, la democracia y el derecho al territorio, con enfoques sobre todo del lugar y de 
lo local, que en conjunto han permitido una reflexión y una serie de propuestas teórico 
metodológicas que fortalecen las investigaciones de la teoría social en Geografía. 
Bajo esta premisa, el primer capítulo de la presente investigación representa la 
construcción y definición de una metodología, un marco teórico y un discurso geográfico 
desde la teoría social, los cuales garantizarán tanto la coherencia conceptual en la 
producción de conocimiento, como un esquema teórico congruente que permita relacionar 
temas como los estudios de poder en Geografía Política, la diversidad de actores políticos, 
los ejercicios de territorialidad y las prácticas sociales bajo las distintas formas de 
representar el espacio geográfico. De este modo, en una primera parte se abordarán los 
preceptos ontológicos de la Geografía Política que serán desarrollados a lo largo del texto, 
 
2 Reinversión del plusvalor en el proceso productivo y aumento de la escala de producción. Se caracteriza por la 
centralización de los capitales y la concentración del plusvalor. La acumulación es una reproducción ampliada del 
capital (Kohan, 2006). 
 
 
5 
 
seguido de la explicación sobre los mecanismos y ejercicios de poder; esto permitirá 
dilucidar la política de dominación, pero también de resistencia en las territorialidades que se 
producen en el espacio geográfico. 
En una tercera parte, se acota el concepto de territorio dentro de los ejercicios de 
poder a través de sus dimensiones ideológicas y materiales en la construcción de las 
representaciones del espacio, ya sean de dominación o resistencia y, finalmente, se sitúa la 
metodología y método de investigación cualitativa construidos para el presente texto, los 
cuales tienen una coherencia teórica con el análisis de los espacios de representación y los 
instrumentos deterritorialidad desde la perspectiva de la Geografía Política 
posestructuralista. 
 
1.1. La Geografía Política y el espacio geográfico 
El estudio del poder a través del espacio geográfico es uno de los temas de mayor arraigo y 
peso ontológico en la disciplina. La Geografía Política tradicional se había encargado de 
estudiar la relación entre los factores físicos y humanos respecto a las entidades políticas, 
junto a las consecuencias espaciales de los procesos políticos, donde la categoría de 
Estado se convirtió tanto en la escala como el objeto de estudio de la política en Geografía. 
La inclinación por la estructura territorial del Estado en Geografía se remonta desde 
finales del siglo XIX con el denominado padre de la Geografía Política, Friedrich Ratzel, 
autor con una enorme influencia de los trabajos de Ritter, Humboldt, Peschel y Haeckel. 
Bajo argumentos cargados de idealismo hegeliano3 junto con un fuerte darwinismo social4 
en la construcción del concepto político Lebensraum,5 de expansión territorial, Ratzel 
entiende a la Geografía Política desde el trinomio Estado-posicionamiento-dinámica (Nogué, 
2006). Este concepto de Estado es producto de la sociedad en conjunto, no sólo de sus 
instituciones legales, sino también, como menciona Haesbaert, (2011), desde una noción de 
espíritu universal6 que repercute en la interpretación idealista de la naturaleza, presentes en 
 
3 El idealismo afirma que el fundamento último de la verdad es “la Idea”, “Dios” o “El Espíritu”, lo que implica una 
visión contemplativa del universo. En el idealismo hegeliano, lo absoluto se concibe como idea manifiesta en la 
naturaleza y en el espíritu individual, cuyo fin supremo debe ser el Estado, un Estado constitucional de 
ciudadanos libres, que consagren tanto el poder organizador benévolo (supuestamente) del gobierno racional y 
los ideales revolucionarios de la libertad y la igualdad (Cisneros, 2006, Kohan, 2006). 
4 Paradigma sobre el evolucionismo darwiniano a raíz de la publicación del Origen de las Especies en 1859, que 
permeó en las ciencias sociales y con gran repercusión en la construcción epistemológica de la disciplina 
geográfica hasta mitades del siglo XX. 
5Espacio vital como una relación entre espacio y población que garantizará su fortalecimiento. 
6 Según Hegel, es quien gobierna el mundo. Es la suma de cada una de las manifestaciones humanas cuyo 
problema clave es la relación entre lo finito y lo infinito. Lo infinito es entendido como totalidad, como naturaleza, 
de tal modo que la comprensión absoluta de la naturaleza representa la verdad misma. Lo finito como tal es sólo 
http://es.wikipedia.org/wiki/Gobierno
 
 
6 
 
la interpretación de Estado de Ratzel, que suele ser leída como organicista y determinista. El 
suelo es para Ratzel el componente fundamental del Estado, cuya constitución como nación 
depende de la extensión territorial pero, sobre todo, de las relaciones entre espacio y 
sociedad, idea recuperada para el fortalecimiento de las doctrinas nacionalistas. 
Si bien la obra de Ratzel tuvo una enorme influencia en la instrumentación de la 
Geopolítica de los llamados países centrales (sobre todo para Alemania con Rudolf Kjellén y 
Karl Haushofer; y para Estados Unidos con Alfred Mahan y Halford John Mackinder), es 
importante resaltar que la Geografía Política mantiene su objeto de investigación visto desde 
la escala del Estado, junto con sus expresiones territoriales de constitución y delimitación 
durante la primera mitad del siglo; pero además, desde Ratzel también se mantiene la 
compresión de la subjetividad social y de la expresión ideal del espacio, particularmente 
para el entendimiento de los ejercicios de poder por el territorio como tarea de la Geografía 
Política. 
Estas expresiones de subjetividad y de idealismo, menciona Ortega (2000:242), serían 
retomadas por la Geografía a partir de la mitad del siglo XX cuando algunos geógrafos 
construyen un nuevo rumbo epistemológico hacia el posmodernismo y posestructuralismo, 
resultado de un vuelco en las Ciencias Sociales ante un contexto de posguerra mundial 
desolador donde las utopías parecían muy lejanas de consolidarse; y una degradación ética 
producto del fascismo, paralelo a la proliferación de ideas hegemónicas derivadas de la 
Modernidad7. Este vuelco teórico-metodológico obligaría a la Geografía a repensar su objeto 
de estudio y su metodología para la compresión de los procesos, hechos o fenómenos 
geográficos. El posmodernismo y posestructuralismo son parte de las reacciones dentro de 
las Ciencias Sociales y las Humanidades sobre todo ante un estructuralismo fundamentado 
en la razón que surge desde la Ilustración, y ante un positivismo donde impera el progreso, 
pero que no da pauta al entendimiento de otras realidades que habían sido relegadas por 
las estructuras funcionalistas imperantes. 
 
algo ideal, una abstracción humana, un momento concreto separado del Todo que en su relación con lo infinito 
define a la verdad (Cisneros, 2006). 
7 Es una categoría de análisis que hace referencia a un proceso histórico e ideológico de la Ilustración donde la 
idea de razón humana residía en que podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, para así construir 
un mundo mejor. Propone que cada ciudadano tenga sus metas según su propia voluntad, que se alcanza de 
una manera lógica y racional; sistemáticamente se da un sentido a la vida. Como época histórica alude al periodo 
caracterizado por la urbanización e industrialización acelerada, grandes medios de comunicación, procesos de 
secularización religiosa, desacralización de valores trascendentes, desencantamiento del mundo y predominio 
despiadado del valor de cambio. Según Marx, tiene un carácter contradictorio: por un lado genera “progreso” y 
posibilidades de emancipación individual y colectiva, y por el otro barbarie, vandalismo, conquista, 
sojuzgamiento, opresión, genocidio y explotación (Kohan, 2006). 
 
 
7 
 
La crítica al racionalismo y modernismo puede entenderse desde el surgimiento de 
nuevos paradigmas en las ciencias y humanidades con orígenes desde el siglo XVIII, con la 
filosofía de Kant y su crítica al racionalismo científico y al método que usa para el 
conocimiento de la realidad, de las cosas y del mundo en general.8 Estos orígenes también 
se pueden remontar hasta finales del siglo XIX, con la llamada Primera Posmodernidad9, 
como una respuesta humanista con autores como Husserl, Heidegger y Merleau-Ponty, 
quienes desde la fenomenología realizan una crítica al materialismo histórico, al positivismo 
y en general a los preceptos de la modernidad como eje de compresión del mundo y por 
supuesto, de la ciencias y humanidades (Cisneros, 2006; Ortega, 2000). Sin embargo, en 
Geografía, es a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando el resurgimiento de la 
posmodernidad y la crítica teórica posestructuralista alimenta las reflexiones y los trabajos 
sobre Geografía Cultural y Geografía Política. 
Es importante distinguir aquí el concepto Posmodernismo y Posestructuralismo. El 
posmodernismo afirma que el sujeto racional ha muerto, pues para el siglo XX la ciencia 
asevera que existen personas ajenas al conocimiento consciente de su contexto; que la 
misma esencia de la razón surgida en la época de la Ilustración se ha perdido, que la 
Historia, la Metafísica y el sentido de totalidad también han muerto. Se puede entonces 
afirmar que una nueva forma de cultura e ideología, el posmodernismo, orienta el 
comportamiento de los individuos y las formas de explicar, entender y expresar el 
conocimiento en las Ciencias Sociales y Humanidades. La posmodernidad es entonces una 
nueva etapa histórica definidapor el posmodernismo. La posmodernidad adquiere 
conciencia en los años 70s y 80s cuando existe una producción de obras significativas y la 
producción intelectual más abierta de sus postulados. Smith (2002:134) menciona que un 
posmodernismo extremo se aleja del entendimiento teórico derivado de los conceptos de la 
modernidad: “Lo que en Geografía ha tomado la forma particular de abanderar lo local 
contra lo global, el lugar contra el espacio, lo indígena contra lo universal”. 
Por su parte, el posestructuralismo, con autores como J. Baudrillard, J. F. Lyotard y 
posteriormente Michel Foucault (con importantes aportes al estudio del poder, el saber y el 
análisis del discurso), desarrolla una crítica teórica a los postulados de la Ilustración para 
 
8Según Kant, la experiencia, los valores y el significado mismo de la vida serían completamente subjetivos si 
antes no habían sido subsumidos por la razón pura, y que usar la razón sin aplicarla a la experiencia, nos llevaría 
inevitablemente a ilusiones teóricas (Cisneros, 2006). 
9Periodo comprendido a mitad del siglo XIX donde emanaron las obras de los fenomenólogos Husserl, Heidegger 
y Merleau Ponty principalmente, cuya noción de espacio se basa en que es fundamentalmente un espacio 
humanizado, con una representación culturalmente determinada donde la objetividad del mundo y su profunda 
humanidad son una gama de representaciones (Ibídem). 
http://es.wikipedia.org/wiki/Valor_(axiolog%C3%ADa)
 
 
8 
 
entender la realidad, donde se coloca a la razón identificada como verdad, pero que de 
acuerdo con estos críticos fungió como instrumento de destrucción, degradación y 
servidumbre de la especie humana. Asimismo, se denuncia el discurso científico y se 
rechazan las teorías estructurales y las concepciones de carácter universal. “…el 
posestructuralismo afirmará lo fortuito, lo aleatorio, la diferencia y trata de superar la 
tendencia de contemplar la realidad como la unión de dos opuestos. Está preocupado en 
reafirmar la importancia de la Historia y en desarrollar al mismo tiempo un nuevo 
entendimiento teórico del tema. El sujeto es considerado como un producto, un punto focal 
de fuerzas, más que un agente creativo” (Herner, 2009:3). Surgida dentro de los círculos 
ideológicos de las llamadas izquierdas, “se transforma de forma progresiva, en una crítica 
ideológica y política a las filosofías, ideologías y prácticas de los movimientos de izquierda. 
Se convierte en una crítica a la izquierda, a sus discursos y a sus fundamentos teóricos, en 
particular al marxismo10, identificado con la modernidad. La crítica deriva hacia la 
modernidad como cultura racionalista y científica. Por extensión, hacia el racionalismo y la 
ciencia” (Ortega, 2000:247). Para los teóricos sociales, menciona Smith (2002:129), 
representa un alivio y una alternativa para salir de un “monolítico” modernismo 
homogenizante. “Lo que previamente era todo, ahora explosiona en fragmentos. La 
homogeneidad implosiona como diferencia universal. Cada generalización puede 
deshacerse en diferentes experiencias, cada experiencia es, en sí misma, una 
generalización a deshacerse de nuevo, deconstruyéndose y reconceptualizándose a través 
del idioma de los espejos y los “motifs” de los signos y los simulacros”. 
En Geografía, el acercamiento hacia el posestructuralismo y posmodernismo, fue una 
manifestación de algunos geógrafos ante ciertos huecos epistemológicos que no eran 
cubiertos por las ciencias racionalistas y materialistas, pues desarrolladas bajo una tradición 
positivista dominante en la disciplina, desdeñaban una diversidad de cualidades en el 
espacio geográfico. Es así como a finales de los años sesenta, se generó una respuesta 
crítica ante estas posturas teóricas de la disciplina. El principal argumento de esta crítica, 
fue afirmar que la realidad no podía entenderse bajo un rigor científico que muestre al 
espacio geográfico como objetivo y centrado en exponer las causas que originan una 
 
10 Es una teoría crítica de la sociedad capitalista que promueve en todo el mundo una práctica política de 
emancipación, rebeldía, resistencia, liberación y revolución. Presupone una concepción del mundo y de la vida, 
de la historia y del sujeto, expresada desde el punto de vista de los oprimidos y los explotados. Es científica, 
filosófica, ideológica, ética y política al mismo tiempo. Alude a los escritos, al pensamiento y a las tradiciones 
políticas no sólo de Marx sino también de sus seguidores y partidarios posteriores (Kohan, 2006). 
 
 
9 
 
realidad actual, las cuales llevaban a conjeturas tendientes a la predicción de los procesos 
sociales en el espacio. 
Dentro de esta postura, surgen geógrafos como Edward Relph o Anne Buttiner, 
interesados en el conocimiento de una perspectiva humanistas de la disciplina e 
influenciados por el existencialismo y la fenomenología, geógrafos que concibieron el 
espacio como un mosaico infinito de mundos subjetivos donde cada individuo comprende e 
imagina su espacio de una manera única e irrepetible, pero sobre todo, bajo una 
racionalidad que muchas veces está lejos de los preceptos del rigor científico imperante a 
principios de la primera mitad del siglo pasado (Albet y Nogué 2004; Lobato, 1998). Otra 
inclinación dentro de la Geografía denominada cultural fue abordada por los trabajos de 
Passarge y Schlüter en la escuela alemana, Vidal de La Blache, Brunhes y Max Sorre en la 
francesa y Sauer en la norteamericana, quienes acuñaron categorías de análisis espacial 
como región, lugar y paisaje (Lobato, 1998). A pesar del cambio ontológico en las 
investigaciones de la disciplina (que insertan las nociones simbólicas y de subjetividad 
colectiva ante los objetos geográficos), Haesbaert localiza el tipo de relación entre idealismo 
y materialismo (discusión que se abordará más adelante) de la llamada Geografía humana y 
cultural: “La Geografía, como sería de esperar, al contrario de la Antropología, tiende a 
poner más énfasis en la dimensión material del territorio. Incluso la llamada Geografía 
cultural –de surgimiento relativamente reciente pero que algunos ya llegaron a erigir como 
un nuevo paradigma, asociado también a las corrientes humanista e idealista de la 
Geografía- prefiere utilizar otros conceptos, como lugar y paisaje, para analizar fenómenos 
vinculados a la dimensión cultural del espacio” (Haesbaert, 2011:61). Es una Geografía 
cultural enfocada a conocer cómo se representan las cosas concretas, los objetos 
geográficos, sus símbolos, sus representaciones, que soslaya al mismo tiempo la ideología, 
el poder, las relaciones sociales en su más amplio sentido, la relación entre sujeto-objeto, 
temas que además de expresarse con la carga de un espacio socialmente producido, lo 
convierten en político y se aleja de la neutralidad en las ciencias. 
Esta necesidad política la plasman Peter Jackson y Denis Crosgrove ya en los años 
ochenta cuando exponen que la Geografía cultural debía recoger el concepto politizado de 
cultura, que debía centrar la atención en aspectos de la vida social tratados hasta entonces 
con poca profundidad, como los estudios de género, sexualidad e identidad, además de 
redefinir los conceptos de paisaje y lugar para que dejaran de ser entendidos como 
contenedores materiales sobre los que se desarrolla la acción social (Albet y Nogué 2004). 
 
 
10 
 
En Geografía, por tanto, las discusiones sobre espacio, idealismo, subjetividad y 
representación, surgidas de las críticas a la modernidad y al cientificismo, permearían hasta 
la segunda mitad del siglo XX con el surgimiento de corrientes posmodernas y 
posestructuralistas, esta última con importantes aportes teórico-metodológicos para el 
estudio de la Geografía Política. 
 La edad del espacio11 era anunciada por Foucault (1967,citado en Piazzini y 
Montoya, 2008), al mismo tiempo que Lefebvre (1974) expone las precursoras 
investigaciones sobre la producción social del espacio, con una enorme influencia para la 
construcción de un esquema teórico que nutriera la transformación que experimentaba la 
Geografía. Smith (2002:131) resume y nombra a este giro ontológico como “giro geográfico”, 
pues explica que el “…avance de las comunicaciones, la escala del poder, la 
responsabilidad personal ante los eventos globales y el desarrollo económico desigual, 
apuntan una nueva sensibilidad geográfica”. 
Se sugiere el redescubrimiento del espacio en la teoría social crítica, un concepto de 
espacio que se volvería común en discursos tanto en Ciencias Sociales como en las 
Humanidades, que devendría la confusión al definir el concepto espacio como ya conocido, 
y se asume una interpretación a veces casi incuestionable sobre el término (Massey, 1993; 
Smith, 2002). 
Doreen Massey (1993:2) sostiene al respecto que “De entre muchas y conflictivas 
definiciones de espacio, que son corrientes en la literatura sobre el tema, hay algunas -y 
muy poderosas- carentes de política y de posibilidad política: ellas despolitizan eficazmente 
el dominio de lo espacial. Sin justificación, todos los autores relegan el espacio de esta 
manera. La gran mayoría, describen términos como 'centro', 'periferia', 'margen', etcétera, y 
examinan 'las políticas de localización', por ejemplo, pensando lo espacial de una manera 
muy activa y habilitada políticamente. Pero para otros, el espacio es la esfera de la ausencia 
de política”. Por lo tanto, existen posiciones encontradas en la discusión y construcción 
epistemológica de un concepto de espacio acorde a las necesidades teóricas y 
metodológicas de la Geografía. 
La discusión sobre el giro geográfico apunta así a dilucidar una metodología para 
analizar los mecanismos del poder de los distintos actores sociales del territorio, ello a 
través del lenguaje espacial, pero también, “…hacia la búsqueda de maneras de expresar 
temas sobre diferencia y diversidad, fragmentación y disociación […] el espacio […] se está 
 
11 Este periodo se refiere al vuelco ontológico y discursivo que tuvieron las Ciencias Sociales y las Humanidades 
en sumergirse al estudio y al vocabulario del espacio de la espacialidadad cuyo punto de inicio se considera con 
la publicación de Foucaul en 1967 de su obra Of other spaces. 
 
 
11 
 
redescubriendo como producido, mutable, como una intrínsecamente compleja expresión de 
las relaciones sociales […] la producción del espacio, es cada vez medio/recurso a través 
del cual la diferencia social se construye y se reconstruye” (Smith, 2002:134). 
El paradigma posestructuralista entonces, ha permeado hasta las primeras dos 
décadas del siglo XXI en las reflexiones y estudios en Geografía, cuya totalidad del espacio 
geográfico se fragmenta para dar pie a la diversidad de espacios y lugares donde la 
homogeneidad, imperante hasta entonces, se deconstruye en varios fragmentos, creando 
así una diferencia universal. En los últimos años por tanto, se desarrolla, una crítica al 
estructuralismo como paradigma imperante para la comprensión del mundo. Se va 
generando un discurso donde existe una negación de lo universal y de las explicaciones 
generalistas en Geografía, para darle entonces más sentido a las filosofías del sujeto y a las 
subjetividades colectivas construidas a través del tiempo, donde el espacio geográfico no 
esta predispuesto a las condiciones macro estructurales que inciden en el territorio y las 
sociedades, sino que se entiende a raíz de las interpretaciones locales que el sujeto y las 
colectividades desarrollan en su espacio para definirlo, producirlo y gestionarlo 
políticamente. 
En este sentido y para fines de la presente investigación, es que la Geografía Política 
se adhiere y será entendida desde el estudio de las interrelaciones de poder en los grupos 
sociales e instituciones políticas gubernamentales, así como a las diferentes formas de 
actividad política que la gente asume y produce en su territorio. Se comprenderá al espacio 
geográfico como un espacio político compuesto por distintos actores sociales en todas las 
escalas y bajo distintas formas de racionalidad. Es un espacio que evidencia el poder del 
imaginario social, de las ideologías y del conocimiento geográfico que es desarrollado a 
partir de un territorio determinado por parte de diversos actores sociales que actúan en 
varias escalas geográficas. De esta manera, el espacio geográfico al estar constituido por 
una diversidad de actores, cada parte desarrolla actitudes, estrategias y espacializaciones 
de acuerdo a los intereses del grupo social, empresa o institución, tema que será abordado 
en el siguiente apartado. 
 
 
 
 
 
 
 
 
12 
 
1.2. Los actores políticos del espacio geográfico 
La diferencia como algo universal es una de las propiedades ontológicas del espacio que 
define y esclarece la variedad de posturas políticas, de significación e identidad en los 
actores sociales. El posestructuralismo en Geografía política analiza las estructuras 
institucionales, sociales y políticas en términos de las relaciones sociales que se ejercen en 
todas las escalas para producir, territorializar, representar, dominar o bien para resistir al 
dominio de una determinada forma de construir el espacio. El esclarecimiento del poder en 
el espacio geográfico, permitirá localizar el ejercicio político de un actor social, institución o 
redes institucionales en la producción del espacio. 
Una visión sobre la política del espacio que explica las características ontológicas de 
la espacialidad del poder, es la propuesta por Massey (1993). La autora plantea tres rasgos 
del espacio que muestran sus propiedades de poder en los actores sociales. La primera 
alude a la noción de espacio que se aleja de la connotación de estasis, de subordinación. Es 
un espacio temporal donde los actores sociales generan un espacio dinámico, constructor 
de sus territorios y de su tiempo. La segunda noción se refiere al espacio como una 
compleja red de relaciones sociales en todas las escalas cuyo rasgo de particularidad es 
dado por su propiedad de simultaneidad, esto es, la construcción de redes de relaciones de 
poder en todas las escalas y desde cualquier parte del mundo. Por lo tanto, la simultaneidad 
es al mismo tiempo una negación del espacio en estasis, pues no es una superficie plana a 
manera de espacio absoluto, sino que las redes relaciones sociales son dinámicas mientras 
que sus constantes intersecciones, le adjudican una acepción transformadora y de 
comportamiento político. Pero además, lo espacial, al ser un constructo social, está 
compuesto por poder y simbolismo, una compleja rama de relaciones de dominación, 
subordinación, de solidaridad y cooperación. La tercera propiedad de lo espacial es que 
posea tanto elementos de orden como de caos, un orden que funciona y puede en principio, 
explicarse como causalidad. Asimismo, el orden también se define por la existencia de 
sistemas espaciales o conjunto de fenómenos sociales cuya configuración relativa es parte 
del arreglo espacial en sí, como por ejemplo ocurre en un sistema productivo de alguna 
industria o redes de carreteras, ya que en ambos casos fueron socialmente planeadas. 
“Aunque la localización de cada uno de varios fenómenos pueda originarse directamente, la 
posición espacial de uno respecto al otro no puede provocarse directamente. Tales 
localizaciones relativas se originan del funcionamiento independiente de determinaciones 
separadas. En ese sentido son consecuencias imprevistas. Por lo tanto, el caos de lo 
espacial resulta de las yuxtaposiciones del azar, de las separaciones accidentales, de la 
 
 
13 
 
frecuentemente paradójica naturaleza de los arreglos espacialesque son el resultado del 
funcionamiento de todas estas causalidades (Ibídem:18); no es un sistema cerrado cuyos 
elementos se muevan de forma positiva, sino más bien es un sistema abierto a la política. 
La política, es uno de los instrumentos que ha desarrollado la civilización para ejercer 
el poder sobre los grupos sociales y determinar la lógica de configuración territorial. El 
concepto de política es entendido generalmente desde su institucionalización como partidos 
políticos oficiales, o bien desde la ciencia política surgida desde la academia. Adolfo 
Sánchez Vázquez (2010:45) propone un concepto de política más amplio y centrado en los 
grupos sociales o institucionales que hacen política y uso del poder: “Se trata de una 
práctica colectiva en la que un conjunto de individuos se agrupa libre y deliberadamente 
para alcanzar ciertos fines que considera valiosos, fines que varían históricamente e incluso 
dentro de una misma sociedad. […] la persecución de estos fines por el sujeto político 
correspondiente pasa necesariamente por la relación con el poder, al que aspira a 
mantener, reforzar o transformar. […] Los medios son necesarios para acceder al poder 
como para alcanzar fuera y dentro de él, los fines que se pretenden”. La política está 
compuesta entonces por los mecanismos partidarios, científicos, y por los emanados desde 
la sociedad civil, cuya acción surge de instituciones de diversa escala en busca de un fin 
colectivo o individual. 
Una tesis interesante para explicar las escalas del poder y de las instituciones que lo 
ejercen, fue la desarrollada por Foucault (1973, 1979, 2008), quien expone que el poder no 
queda restringido a las instituciones gubernamentales, sino que en la sociedad se dan 
múltiples relaciones de autoridad a distintos niveles, que hacen posible la existencia de los 
sistemas sociales hegemónicos. Foucault es reiterante en su tesis que la política no es algo 
que se posea sino que se ejerce. De esta manera, el autor evidencia las manifestaciones de 
poder en todas las escalas sociales al quitar las instituciones oficiales y a partidos políticos 
como centro único de poder, y por lo tanto de acción. Foucault identifica tres niveles en 
donde se imbrica el ejercicio de poder: el microfísico, que es donde operan los mecanismos 
disciplinarios y se producen tanto los sujetos como las tecnologías del yo, que buscan una 
producción autónoma de la subjetividad; el nivel mesofísico, en donde se desarrolla la 
gobernabilidad del Estado y su control sobre la población; y un nivel macrofísico, en donde 
se localizan los dispositivos supra estatales que hacen posible la libre competencia entre los 
Estados hegemónicos acumuladores de recursos naturales y humanos en el mundo 
(Foucault, 1973, 1979 y 2008). 
 
 
14 
 
El ejercicio de poder de todas las autoridades o instituciones de poder, representa un 
conjunto de dispositivos o red de relaciones que se pueden establecer entre elementos 
heterogéneos, como los discursos, instituciones, arquitectura, reglamentos, leyes, medidas 
administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. 
Dichos dispositivos tienen una función estratégica al servir como respuesta a un 
determinado tipo de urgencia. Desplegados los dispositivos, se trasladan como tecnología 
política12; como conjunto de procedimientos para controlar, medir, vigilar, castigar, así como 
para la producción de una docilidad que permita reproducir los esquemas de dominio al que 
está sujeta una determinada sociedad. 
Uno de los aportes más valiosos en la teoría de Foucault sobre el poder es la tesis 
sobre el control del conocimiento y la construcción de los discursos verdaderos que 
determinan el pensamiento dominante de las sociedades y sus instituciones. El poder y el 
saber se encuentran vinculados, pues cualquier forma de poder presupone un discurso que 
legitima y reproduce las relaciones de dominio. El poder además de necesitar de ciertas 
formas de saber, crea objetos de saber, acumula información y la utiliza. El poder se ejerce 
mediante la producción de discursos que se auto reproducen en verdades incuestionables, 
puesto que determinado saber se erige socialmente como verdad y se proyecta en las 
consciencias y en las acciones de las personas. El discurso legitima así al poder, y el poder 
institucionaliza el saber, creándose entonces una política general de verdad que se encarga 
de detectar los falsos discursos y de definir las técnicas o procedimientos adecuados para la 
obtención de la verdad que interesa al poder. En nuestro contexto histórico, el discurso del 
sistema capitalista que sirve como mecanismo de exclusión y censura, es justamente el 
saber científico (Ceballos, 1986; García, 2002; Foucaul, 1973, 1979 y 2008). 
Respecto a la relación entre poder y saber en el discurso, Foucault, en una entrevista 
de la revista geográfica Herodote afirmó en 1976 que “Existe una administración del saber, 
una política del saber, relaciones de poder que pasan a través del saber y que 
inmediatamente si se les quiere describir reenvían a estas formas de dominación a las que 
se refieren nociones tales como campo, posición, región, territorio. Y el término político 
estratégico indica como lo militar y lo administrativo se inscriben efectivamente ya sea sobre 
un suelo, ya sea en forma de discurso” (Foucault, 1979:125). 
Desde esta perspectiva de política, se pueden apreciar dos nociones ontológicas del 
conglomerado social que construyen los espacios geográficos. Primero, es la definición de 
 
12 La idea sobre el término de tecnología política surge de las aportaciones de Michel Foucault es su libro Vigilar 
y Castigar: nacimiento de la prisión, de 1975. Asimismo, el geógrafo Stuart Elden, antes citado también, hace 
referencia a este mecanismo de poder. 
 
 
15 
 
los sujetos o colectividades civiles como actores participantes en la toma de decisiones para 
acciones de alcance geográfico, con detonantes políticos en lo local. Pero sobre todo, y en 
segundo lugar, el papel del espacio como representación discursiva del poder, como 
dominación o resistencia. El discurso es así, una representación del espacio geográfico 
expresada en el conjunto de los discursos utilizados para la administración, control y uso de 
los territorios. En la construcción de los discursos, se reproduce una lógica unidireccional de 
construcción del espacio geográfico tendiente a la homogenización y al servicio del poder 
dominante; pero también puede desarrollarse desde los movimientos sociales de resistencia 
local, de resistencia civil que intentan ser partícipes directos en la construcción de sus 
territorios. 
El espacio geográfico, como se ha expuesto hasta ahora en el presente texto, es un 
espacio político saturado de una compleja red de relaciones sociales de poder y de 
representaciones definidas por cada nación o grupo social. Ciertamente, el mosaico de 
representaciones del espacio definido por los distintos grupos sociales dentro de su 
enraizamiento de relaciones sociales y de poder por el territorio, significa un conflicto político 
mediado por lo que Lefebvre (1974) definiría como procesos de apropiación-dominación. La 
constante impugnación por las representaciones espaciales, son vertidas como luchas 
políticas, ya sea desde la estructura dominante, o bien desde cada uno de los contrapesos 
políticos que los distintos grupos sociales ejecutan como reconocimiento de su identidad, de 
su participación política como miembros del Estado, y de su derecho al territorio. “La 
hegemonía se ejerce sobre la sociedad entera, cultura y saber incluidos, muy a menudo por 
personas interpuestas: los políticos, personalidades y partidos, pero también muchos 
intelectuales, expertos. Es ejercida, por consiguiente, sobre las instituciones y sobre las 
representaciones. Actualmente,la clase dominante mantiene su hegemonía por todos los 
medios, comprendido el saber. El lazo entre saber y poder se vuelve manifiesto, lo que en 
nada impide el conocimiento crítico y subversivo y define al contrario la diferencia conflictual 
entre el saber al servicio del poder y el conocimiento que no reconoce el poder” (Lefebvre, 
1974:10). En este sentido, el conocimiento geográfico juega un papel importante como 
instrumento de control respecto a la interpretación de espacio tendiente a una totalización 
hegemónica inclinada a los fines de clases sociales dominantes. Pero este mismo 
instrumento es ejercido también por las luchas sociales y se han convertido en los “mapas 
cognitivos” de acción social para orientar los logros y alcances de las luchas políticas (Smith, 
2002). 
 
 
16 
 
La Geografía, como menciona Porto (2001), deja de ser un sustantivo para mostrarse 
como es realmente, un verbo, una representación de los actores sociales que enfatizan la 
importancia de la acción, la organización, la participación y la política en el espacio. Una 
propuesta sobre la política del espacio que resalta los movimientos de resistencia es la 
desarrollada por el geógrafo Oslender (2002), quien afirma que el espacio es un elemento 
político saturado de una red compleja de relaciones de poder/saber que se expresan en 
paisajes materiales y discursos de dominación y resistencia, donde el espacio y la 
resistencia interactúan e impactan el uno sobre el otro. Para el autor, es la perspectiva del 
lugar y las representaciones del espacio emanadas desde lo local donde el estudio de los 
movimientos sociales sitúa las prácticas de resistencia en un lugar específico, pero inserto 
en el amplio marco de la reestructuración global del capitalismo. 
Por tanto, las estructuras, como constructos sociales, pueden ser reproducidas o 
resistidas por las acciones de los actores sociales. Para el autor, el espacio siempre ha 
poseído los rasgos de estrategia y política, condición inherente a cualquier sociedad, lo que 
genera conflictos en su uso, elemento de constante interacción entre luchas de dominación 
y resistencia. Oslender también identifica las principales tendencias en las teorías sobre los 
movimientos sociales y las clasifica en dos posturas más comunes13: la Teoría de la 
Movilización de Recursos (TMR), que analiza los recursos, objetivos, oportunidades, 
organización y estrategias de los movimientos sociales, centrando la atención en su 
dinámica a través del tiempo. También se interesa por la interacción entre partidos políticos 
y movimientos sociales, donde el Estado es caracterizado como instrumento de represión. 
Menciona que las principales críticas a estas posturas derivan de su concepción de las 
personas como seres racionales definidos por sus objetivos ya sean individuales o como 
grupo. Por su parte, la Perspectiva de la Identidad Colectiva (PIC) intenta ir más allá al 
poner la atención en las múltiples formas en que los actores sociales forman y articulan sus 
identidades, así como la definición de sus solidaridades. Dichos actores sociales no son 
definidos por sus objetivos inmediatos, sino más bien por las relaciones sociales y de poder 
dentro de los sistemas sociales a los que pertenecen; sus identidades fungen así como 
dimensiones culturales expresadas hacia la protesta social. Uno de los rasgos principales de 
esta postura es el tono o sentimiento de los actores en cuanto a su potencial de impulsar 
eventos contestatarios mediante el lenguaje y las propias voces de los actores en el proceso 
de articulación de los movimientos sociales. 
 
13 Para un análisis comparativo más amplio sobre los planteamientos de la TMR y PIC véase Cohen (1985), 
Foweraker (1995) y Zirakzadeh (1997). 
 
 
17 
 
Sin embargo, tanto la TMR como la PIC prestan muy poca atención a la interacción 
entre espacio y movimientos sociales, y sobre todo a los lugares específicos donde se 
desarrollan los movimientos sociales, pues comúnmente sus investigaciones se centran en 
las dimensiones temporales y en su perspectiva de localizar en el tiempo los periodos más 
importantes de cambio social; mientras que los lugares son presentados de manera 
introductoria, para enseguida concentrar el análisis sobre las estructuras del movimiento 
social, sus objetivos y las formas en que repercute en transformaciones históricas más 
grandes, además de carecer de un enfoque espacial. Pero para entender un movimiento 
desde la perspectiva de identidad colectiva debe analizarse y comprenderse los lugares 
concretos en donde se desarrolla la acción social de resistencia, así como detectar donde 
dichas identidades están construidas y articuladas. “En el caso de movimientos sociales que 
se movilizan alrededor de la defensa de sus territorialidades […] es el espacio material y 
físico que está al centro de sus actividades. Sin embargo, su lucha por la tierra es al mismo 
tiempo una lucha por el espacio y sus interpretaciones y representaciones” (Ibíd:4). 
Los territorios, entonces están en constante tensión con los procesos de dominación 
de las macroestructuras económicas del sistema de acumulación capitalista y la lógica de 
las estructuras sociales hegemónicas. El paradigma tecno-económico como razonamiento 
supremo hacia el desarrollo y la posmodernidad en sí misma, se convierten así en el 
sistema de coordenadas de las prácticas sociales productoras de los espacios geográficos. 
De acuerdo con Porto (2001), el concepto de desarrollo representa la imposición de 
significaciones como discurso generalizado y competente a la sociedad moderna bajo los 
supuestos de cientificidad como criterio de verdad. Dicho concepto abarca el análisis de la 
vieja relación estudiada en Geografía sobre la relación entre sociedad y naturaleza, pues el 
desarrollo fue concebido como salir de la naturaleza, dominarla, instrumentarla, 
categorizándola como recurso, como un medio para conseguir un fin. El desarrollo es así, un 
fin para salir y dominar a la naturaleza y a los hombres. Los hombres, vistos como naturales, 
sobre todo los grupos étnicos indígenas, fueron dominados para establecer el desarrollo de 
los pueblos y, por lo tanto, se legitima la dominación de los seres humanos semiotizados 
como naturales. “La idea de desarrollo presenta una estrecha relación con la geografía 
política […] desarrollo presupone crecimiento, incluso porque desarrollar significa des-
arrollar, lo que implica abrir, romper, entender lo que está arrollado” (Ibid:11). El desarrollo 
implica una fuerza impulsora que logrará que los pueblos salgan de un salvajismo retrógrado 
para ser bienvenidos a la civilización, proceso que es posible con determinada forma de 
apropiación de la naturaleza y del espacio-tiempo. 
 
 
18 
 
En la presente tesis entonces, se considera al espacio como dinámico, construido 
socialmente en varias escalas, simultáneo, y donde los grupos sociales e instituciones se 
organizan para realizar prácticas colectivas que busquen los fines conferidos para la 
construcción y/o el dominio de un territorio determinado. El poder en los grupos sociales e 
instituciones, es el ejercicio político que se desarrolla en varias escalas, no sólo para 
obtener el control físico de los territorios, sino también para obtener el control del 
conocimiento del espacio geográfico, y por tanto, para reproducir los discursos verdaderos 
que legitimen una configuración espacial establecida por los grupos sociales, instituciones o 
empresas. De tal modo que, los actores políticos del espacio geográfico, son partícipes en el 
proceso de dominación-resistencia, dentro de una red compleja de relaciones de poder y 
saber que sirven para construir redes políticas constituidas por una diversidad de actores 
sociales que toman decisiones y acciones con alcance geográfico en múltiples escalas. El 
conocimientogeográfico, el saber, las representaciones espaciales vistas como 
abstracciones del espacio, son un medio político de dominación o de lucha por la tierra, pero 
también son un medio para reproducir una imagen del espacio geográfico, una 
conceptualización de un territorio que es expresada en los discursos de los actores políticos. 
Pero la política del espacio y el ejercicio de poder por medio de las representaciones 
espaciales, deben ser entendidas también sobre una territorialidad no sólo vista desde su 
materialidad histórica, sino centrando la atención en las relaciones de poder ejercidas por 
todas las instituciones políticas que intervengan en la configuración del territorio; esto es, 
como los poderes se expresan por medio del control del territorio, de sus sociedades y el 
uso de sus recursos naturales, y por tanto, de la producción de los espacios geográficos. 
 
1.3. La territorialidad en las representaciones del espacio geográfico 
Las prácticas espaciales, las relaciones sociales, las relaciones de poder, las autoridades de 
las distintas instituciones sociales y la representación del espacio, son procesos donde los 
actores políticos ejercen un poder sobre las personas, los imaginarios, los discursos y los 
territorios. Para la Geografía Política, el territorio es la categoría de análisis que permite 
distinguir y analizar las acciones y estrategias de poder de las distintas instituciones 
sociales, poder ejercido sobre territorios concretos, compuestos por representaciones que 
responden a fines delimitados por los actores políticos del espacio. 
Los conceptos de territorio y territorialidad, por tanto, se yuxtaponen para dilucidar el 
ejercicio del poder en el espacio, circunscrito a una objetividad valorada, representada y 
transformada por los actores sociales. El ejercicio de territorialidad responde así, al mosaico 
 
 
19 
 
de conceptualizaciones que existen sobre el término territorio. No es de extrañar entonces 
que el concepto de territorio cree confusión, primero desde su noción más académica y 
administrativa, y en segundo lugar, al uso de su concepto desde el interior de los grupos 
sociales que apropian el espacio de manera cotidiana y desde una escala más local. 
Autores como Elden (2010) y Haesbaert (2011) coinciden en afirmar que ambos 
conceptos deben ser esclarecidos, pues desde distintas disciplinas como la Economía, la 
Sociología, Antropología, Política y, por supuesto la Geografía, se han desarrollado 
nociones que epistemológicamente pueden complementarse, pero también puede ocurrir 
que sean nociones que se alejen o sean contradictorias. Por lo tanto, es necesario 
manifestar las transformaciones del término territorio, para ubicarlo como parte de los 
ejercicios de poder para su control en la producción del espacio geográfico. Por esta razón, 
resulta importante esclarecer primero la noción de territorio que se adoptará durante todo el 
texto, para después explicar los procesos de territorialidad de los distintos actores sociales 
productores del espacio geográfico. Es bajo esta premisa que el siguiente apartado tiene 
como objetivos localizar las principales conceptualizaciones de territorio; definir un concepto 
de territorio que integre las nociones ideológica, política y de representación; así como 
dilucidar el papel de las representaciones espaciales de los actores sociales en la 
territorialidad y configuración del espacio. 
El concepto de territorialidad entonces, está subordinado a la noción de territorio que 
se adopte. Pero hablar sobre lo que significa el territorio, es referirse a un concepto que 
siempre ha estado presente en el discurso geográfico y en muchas otras disciplinas. El 
territorio es un concepto sumamente rico y complejo de entender cuando se considera el 
mundo de significados, discursos y finalidades en el uso del término. 
El geógrafo humano, Rogerio Haesbaert (2011), al detectar la amplitud del concepto, 
localiza la noción política e ideológica del territorio para entender la territorialidad, y ubica las 
principales disciplinas que abordan al territorio, para posteriormente acotar dos perspectivas 
teóricas a la vez dicotómicas y más amplias. Las principales disciplinas que abordan la 
noción de territorio, menciona el autor, son: la Política, con estudios relacionados al poder 
en el espacio desde el punto de vista de la delimitación, control y ejercicio administrativo del 
poder; la Economía, que concibe al territorio principalmente como factor de localización en 
los procesos de acumulación capitalista; la Antropología, que tiende a abordar la dimensión 
simbólica sobre todo de las sociedades llamadas “tradicionales”; la Sociología, que centra su 
reflexión en la intervención del territorio en las relaciones sociales; y la Psicología, con una 
expresión de territorio desde la comprensión de la identidad personal y su subjetividad. 
 
 
20 
 
Las distintas nociones teóricas sobre territorio se pueden generalizar menciona el 
autor en: 1) la política o jurídico política, que define como la más difundida y donde el 
territorio es visto como un espacio delimitado y controlado a través del cual se ejerce un 
determinado poder; se trata de una noción relacionada esencialmente con el poder central 
del Estado y una relación espacio poder institucionalizada; 2) la cultural o simbólico-cultural, 
que prioriza la dimensión simbólica o más subjetiva, donde el territorio es visto como 
producto de la apropiación y valorización simbólica de un grupo en relación con su espacio 
vivido; 3) la económica enfatiza la dimensión espacial de las relaciones económicas, donde 
el territorio es conceptualizado como fuente de recursos, incorporado en la lucha de clases 
sociales, y en la relación capital-trabajo como producto de la división “territorial” del trabajo; 
y 4) finalmente, la naturalista, enfocada a entender las relaciones entre sociedad y 
naturaleza, especialmente en lo que se refiere al comportamiento “natural” de los hombres 
en relación con su ambiente físico. 
Asimismo, distingue dos formas dicotómicas de abordar el concepto de territorio: la 
primera la categoriza como un binomio materialismo-idealismo que, por un lado, es parcial al 
contemplar sólo un carácter del territorio (natural, económico, político, cultural) o bien, es 
integradora, referida a los problemas aglutinados dentro de relaciones de espacialización. La 
segunda noción es el binomio espacio-tiempo en dos sentidos, según su carácter absoluto o 
relacional: desde el incorporar o no la dinámica temporal, sea en la distinción entre entidad 
físico-material (como “cosa” u objeto) y social-histórica (como relación), o bien, puede 
también ser entendida desde su historicidad y geograficidad, al considerar generalidades y 
particularidades de los periodos históricos, del espacio geográfico o de los grupos sociales. 
Para categorizar el concepto de territorio y territorialidad dentro del estudio del poder y 
la dominación, Elden (2010) precisa el concepto de territorialidad de acuerdo con la noción 
de territorio desde una lectura integradora, como territorio político-estratégico, político-
económico y político legal. Para ello, propone la distinción y uso de tres perspectivas sobre 
el territorio: tierra, terreno y territorio. 
Para este autor, la tierra es una relación de propiedad, un recurso finito que se 
distribuye y asigna, y que adquiere así la condición de propiedad, que la define con una 
importancia política-económica. Es un recurso sobre el cual se genera una competencia 
entre los grupos sociales y es un concepto poderosamente influido por la categoría de 
propiedad, en el que las piezas del territorio son vistas como "mercancías" que pueden ser 
compradas, vendidas o intercambiadas en el mercado. La posesión de la tierra es el factor 
determinante del poder, donde los conflictos por la tierra son un indicador clave para 
 
 
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entenderlos conflictos políticos. La tierra no es algo que pueda ser creado, es un recurso 
escaso, por lo que su distribución y redistribución es de gran importancia y de preocupación 
política y económica. 
El terreno es una relación de poder donde su control permite la creación y el 
mantenimiento de un orden, una preocupación universal por la seguridad, la gestión y la 
administración del territorio. El terreno muestra la construcción de una noción de frontera, 
homogeneidad y cohesión territorial, que en la práctica se hace uso de técnicas para el 
dominio, delimitación, control estratégico y cuantificación del territorio como usufructo. Su 
condición político-estratégica, por tanto, se inserta desde la administración, tanto en materia 
del suelo como de las formas discursivas constructoras de una noción de dominio. 
Por su parte, el territorio debe abordarse desde su perspectiva de tecnología política, 
concepto vinculado también con la cartografía y la cuantificación del territorio, pero sobre 
todo con la construcción de conceptos legales para su administración dentro de las tareas 
que significa la instrumentación de la gobernabilidad14, pero una gobernabilidad no sólo 
restringida a los aparatos y estrategias de Estado, sino también considerando la 
participación de la población en el ejercicio de administración de los territorios. Esta noción 
de territorio, destaca las características político-legales del término como instrumento de 
poder. 
El concepto territorio estaría subordinado, por tanto, a la categoría de análisis espacio 
desde su expresión política, con fuertes vínculos económicos, estratégicos, legales y 
técnicos. En este sentido, menciona Elden (2010) es que la territorialidad debe ser 
entendida como un constructo social forjado a través de la interacción y de la lucha, 
territorialidad que se desarrolla en las interrelaciones sociales y redes políticas. 
Como práctica de poder, el territorio, dice Foucault (1979:124), “es sin duda una 
categoría geográfica, pero es en primer lugar una noción jurídico-política: lo que es 
controlado por un cierto tipo de poder”, enfocando así el papel de las conceptualizaciones y 
representaciones sobre los mecanismos de administración, en especial los ejercidos por el 
Estado Nación y sus instituciones. 
La territorialidad es, por tanto, un concepto que debe entenderse desde la expresión 
política de territorio pero con una perspectiva integradora, donde el territorio tiene la cualidad 
 
14 En la tesis de Foucault (1973, 1979, 2008), la gobernabilidad es la gestión y el control de las personas y los 
individuos, en un espacio extenso y delimitado. Esta gobernabilidad es ejercida por un conjunto de instituciones 
por medio de procedimientos, análisis, reflexiones, cálculos y tácticas que hacen posible el ejercicio de poder. Su 
saber fundamental es la economía política, los instrumentos técnicos, los dispositivos de seguridad. 
 
 
 
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de conectividad, de construcción de redes, de simultaneidades, con referencia a las 
relaciones sociales que se construyen y reproducen; “…en la imbricación de múltiples 
relaciones de poder, del poder material de las relaciones económico-políticas al poder 
simbólico de las relaciones del orden más estrictamente cultural (Haesbaert, 2011:68). Para 
Claude Raffestin y Robert Sack (citados en Schneider y Peyré, 2006; Elden, 2010; 
Haesbaert, 2011; Téllez, 2011), la territorialidad es una construcción humana basada en los 
mecanismos de poder que los grupos sociales ejercen sobre el territorio. 
Raffestin, retomando las ideas de Foucault sobre la naturaleza del poder, resalta que 
el poder no es una cosa u objeto que se posea, sino que más bien es una relación que no 
tiene un único centro unitario de donde emane dicho poder, en alusión a las propiedades 
políticas del Estado (Haesbaert, 2001). En Raffestin, el territorio se entiende como la 
espacialidad del poder basada en relaciones sociales, relaciones determinadas en diferentes 
grados por la presencia de energía (acciones y estructuras concretas) y de información 
(acciones y estructuras simbólicas). 
En este sentido, se puede pensar en varios procesos relacionados, territorialización-
desterritorialización-reterritorialización (T-D-R), fundamentados en el grado de accesibilidad 
a la información, símbolos y significados que pueden favorecer nuevos territorios a través de 
la territorialización, destruirlos con procesos de desterritorialización o bien reconstruirlos por 
medio de la reterritorialización (Haesbaert, 2001; Schneider y Peyré, 2006). 
Robert Sack conceptualiza la territorialidad con un enfoque más próximo al plano 
material, donde la territorialidad es necesaria para la construcción del territorio. Para Sack, 
la territorialidad es el intento de un individuo o grupo de personas de afectar, influir o 
controlar a gente, sus relaciones y los recursos existentes en un territorio específico. El 
acceso a los recursos y sus interrelaciones se controlan ya sea por medio de los derechos 
legales sobre la tierra, la aplicación de la fuerza (bruta o mental), por la imposición de 
normas culturales, o bien por la prohibición directa de diferente tipo de manifestaciones que 
vayan en contra de este tipo de control ejercido. 
Pero la territorialidad no sólo implica el mecanismo de poder, sino que además 
representa una forma de hacer perdurar los contextos geográficos donde las personas y los 
sujetos conciben el mundo y le otorgan significado (Haesbaert, 2011; Téllez 2011). La 
significación y representación son expresiones de territorialidad en los grupos humanos 
como ejercicio de poder simbólico, reproductor de ideas y significados insertos en las 
relaciones sociales y, por tanto, en la espacialización del territorio. 
 
 
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La imagen es para Raffestin un constructo de la realidad, un instrumento de poder 
sobre el cual los sujetos y las colectividades actúan al grado de interpretar la imagen como 
un objeto en sí mismo, construyéndose así un hábito de actuar más sobre las imágenes que 
sobre los propios objetos. La dimensión simbólica de los grupos sociales se convierte así en 
una especie de mapa para la acción humana, en un instrumento de dominación-resistencia 
en la construcción de las identidades, tal y como menciona Haesbaert (2011:79): “La 
exclusión social que tiende a disolver los lazos territoriales termina produciendo, en 
diferentes momentos, el efecto contrario: las dificultades cotidianas por la supervivencia 
material llevan a numerosos grupos a aglutinarse en torno a ideologías e incluso a espacios 
más cerrados, con el fin de mantener su identidad cultural, último refugio en la lucha por 
preservar un mínimo de dignidad”. Puede afirmarse entonces que el poder no se limita a la 
expresión material en el espacio geográfico sino que además, las representaciones 
espaciales orientan las acciones de territorialidad como expresión de identidad y de poder 
por el control de su territorio. 
En este sentido, la política del espacio está constituida por las múltiples dimensiones 
del poder, desde su expresión de mayor rigidez política hasta la dimensión simbólica, las 
cuales están estrechamente relacionadas al poder económico desde la esfera jurídico-
política, como lo afirman Foucault (1979) y Elden (2011). 
En resumen, en la presente tesis se entenderá a la territorialidad y al territorio como 
conceptos interrelacionados, cuya noción política está definida por el concepto, la idea o la 
construcción social local que se desarrolle sobre un territorio específico. En este sentido, la 
connotación de territorialidad, es definida y ejercida por los grupos sociales locales, por las 
instituciones gubernamentales y por los organismos supranacionales que puedan intervenir 
en la administración política de los territorios. Por tal razón, la territorialidad está 
subordinada a

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