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Alonso De Herrera Hernando - La Disputa Contra Aristoteles Y Sus Seguidores (2010) - Fabricio Velarde

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Hernando Alonso de Herrera 
 
La disputa contra Aristóteles 
y sus seguidores 
 
 
 
Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO 
de Pensamiento Político Hispano 
 
La disputa contra Aristóteles 
y sus seguidores.
 
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Transcripción: Asma Bouhrass 
A partir de la versión bilingüe Disputatio Adversus Aristotelem 
Aristotelicosque Sequaces. Salamanca: [Juan de Porras], 1517. 
 
 
 
 
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de Pensamiento Político Hispano 
 
La disputa contra Aristóteles 
y sus seguidores.
 
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Las hablas no son cantidades. 
Justadores. 
 
Mantenedores: Ventureros Vencedores: 
Aristóteles. Hernando de Herrera. 
Maestre Pedro. 
El Versorio. Diego de Herrera. 
El Conventual. Alonso Ruyz de Isla. 
Boecio y Jacobo Fabro. Graviel de Herrera. 
Georgio Valla. Don Pedro Mártir. 
Alberto Magno. Hernan Nuñez. 
Joanes Majoris. Don Pedro del Campo. 
 Don Gorge Varacaldo. 
 
Somete todo lo que dijere a la fe romana 
En nombre de nuestro Salvador Jesu Cristo, sea. 
 
 
Comienza a loor de Dios una breve disputa de ocho levadas contra 
Aristóteles y sus secuaces, que las hablas nuestras no sean cantidades como 
lo enseña el mismo filósofo en sus predicamentos. Compuesta por Hernand 
Alonso de Herrera, hijo de Lope Alonso de Herrera, dedicada al ilustrísimo y 
muy religioso señor don Francisco Ximenez, Arzobispo de Toledo, Cardenal 
de Santa Balbina, Inquisidor Mayor vencedor en batalla, y gobernador de 
estos reinos por el rey don Carlo primero de este nombre. 
 
Prólogo. 
Debemos a vuestra gran señoría ilustrísimo señor virrey la paz y unión que 
después de Dios, usando de autoridad real ponéis en estos reinos, aquende y 
allende de los puertos de Castilla y Aragón. Es le también obligada la santa fe 
romana porque con vuestra industria y trabajo el nombre de Cristo, en 
muchas nobles ciudades de la costa de allen la mar en África, que antes era 
blasfemado, ahora es loado. Débele aún la misma España y todos los reyes 
de ella cuantos de hoy en adelante fueren, porque vuestra señoría les 
acrecentó su patrimonio y corona real, cuando a vuestra costa muy 
poderosamente con el favor [Im. 6]celestial hicistes gente, armastes flota, y 
con vuestra hueste pasastes en allende embarcando en Cartagena, 
desembarcastes en Orán, que está frontera en el mismo trecho, y aunque era 
muy fuerte, así por su sitio como por sus edificios, no a hurto como 
almogávar, mas guerreándola la tomó a escala vista porque Dios la tenía 
guardada para que le hiciésedes de ella sacrificio con vuestra espada. 
Espantóse todo el mundo de tan gran milagro, que más presto que aun yo lo 
cuento se hizo con increible estrago de moros y de la gente cristiana. Apenas 
 
 
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faltaron una o dos, aun extendiéndose por la mano de Dios la luz de aquel 
día como lo afirman los que se acertaron y aun los que no se acertaron a la 
pelea, como se cuenta del caudillo Josue porque más cumplida victoria se 
hubiese de aquellos descreídos. Es le eso mismo en cargo a Vuestra Señoría 
su iglesia de Toledo que tiene mayor jurisdicción desde que recobrastes a 
Baza. Y quién hay que no le sea encargo por su munificencia, justicia, 
providencia y cristianísimo celo. Aun por Dios, los mismos moros 
enternegados en su secta, así los del reino de Granada como los mudéjares, 
que son sin número, ahora a boca llena confiesan que Vuestra Señoría les 
ganó sus almas en reconciliarlas a Cristo cuando por vuestro consejo y 
industria se les comunicó la gracia del bautismo que tantos siglos habían 
rehuído. Son le también en deuda las mujeres por muchas razones. La 
primera porque a las monjas de todas las órdenes les mostrastes a vivir más 
recatadamente quitándoles la hospedería de religiosísimos ancianos 
sacerdotes, que aunque no se deshonestaba, daban a las malas lenguas 
materia de murmurar. La segunda por haberles edificado en Alcalá, en 
Toledo y en otros cabos asaz monasterios con suficiente dote en cada uno 
tres repartimientos; hermosa invención para hacer mercedes a toda suerte de 
hembras que dentro de una llave vivan vírgenes profesas, y en otro 
apartamento estén viudas, que ya libres de las fatigas del matrimonio se 
quieren retraer al puerto seguro de la oración y templanza. El tercero seno 
enseñe la doctrina cristiana a las doncellas que aún no están determinadas 
cual camino de la letra de Pitágoras seguirán, de casarse o ser freilas. Qué 
haré que no propuse sino de cojer una suma de las mercedes de Vuestra 
Señoría, que ni pasen la ley de los premios y que den a los coronistas materia 
de [Im. 8] que puedan henchir muchos volúmenes; véome metido en muy 
espesa arboleda, tantas cosas hay que no sé de cuál eche mano, do quiera 
que vuelvo mi consideración, todo lo veo lleno de sus dádivas. Chicos y 
grandes a una boca confiesan que nacistes en buen sino para hacer largas 
mercedes a muertos y vivos. La orden de vuestros franciscos ve que por esas 
sagradas manos ha sido en colegios y monesterios acrecentada. La clerecía 
del arzobispado de Toledo so vuestra saludable gobernación habiéndose por 
el descuido o disimulación de los perlados antepasados desmandado algo en 
el vivir. Ahora con el presente ejemplo de vuestra limpieza, vase ya 
recogiendo en buen son a la vida regular. Mas la providencia de Vuestra 
Señoría no solamente las lenguas de las gentes, mas aún la misma tierra de 
España, aunque muda la nuestra, cuando vos como buen pastor habiendo 
con pasión de la gente del campo que cada día por no saber granjear la tierra 
hacían mil erradas, distes cargo a mi hermano Graviel que de muchos 
autores latinos compusiese en castellano una agricultura, placer habrá 
Vuestra Señoría de oír qué fruto se ha sacado de ella. Buena parte de la gente 
noble que pasaba tiempo en leer hablillas de Amadís, Leonís y otras 
consejas, ahora desque han topado con mejor materia de buena gana pasan 
el día y pasan la noche en leerla y releerla y dalla a la memoria, ni se meten 
ya en juegos ni en otras vanas ocupaciones. Contemplan la naturaleza de las 
cosas. Ahora ya encomienzan a vivir y conocer lo que les da la vida. Gentil 
 
 
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invención fue de perlado vigilante para sacarles de entre manos el libro 
pintado de cuarenta y ocho hojas que llaman naipes, sacastesles los dados y 
su linaje ya no reniegan tanto ni descreen. Holgazanes, enamorados y otros 
males que con la ociosidad se crían, ya se han vuelto en negocio de pro. Que 
no solamente los legos, mas aún religiosos se allegan a tan santa y inocente 
ocupación. Aun las dueñas al espejo de este libro alinnan cada una su 
hacienda. Los labradores venida a sus manos como del cielo lectura tan 
deseada y conveniente a sus menesteres, dejan ya las fiestas de hacer sus 
juntas concejiles en las tabernas, aprendiendo en los disantos lo que obren en 
días de labor. Otros oyendo tan [Im. 10] sabrosa lectura o aprenden a leer o 
engolosinados de tal manjar procuran de saber latín por vivir en la fuente lo 
que gustaron en el arroyo. 
Los predicadores luego se emboscan en este libro que trata propiedades de 
cosas porque las comparaciones que se traen del arte militar, verdad es que 
animan. Mas las de la agricultura son claras y misteriosas; y generalmente 
quien ha entendido los secretos del libro, con maravilloso aliento querrie 
luego tener el aparejo de tierra para poner por obra el aviso o avisos que 
notaron; porque los hombres son de esta condición, que lo que se huelgan 
haber visto en leyenda luego buscan ocasión para probar de hecho la verdad 
del precepto; cual libro leemos tal vida hacemos, y de las letras se nos forman 
costumbres. Luego tienen razón los campos de alegrarse y reir que de aquí 
adelante por la industria de Vuestra Señoría estarán más labrados, lindos y 
fructuosos. Así, vos sacratísimoseñor, habéis dado orden en vuestra vida que 
a muertos y vivos, presentes y venideros se extienden vuestras mercedes que 
sin cansarles procuráis. Obligados le son todos los estudios y todo saber por 
haberles edificado aquel estudio general en vuestra villa de Alcalá, lleno de 
variedades de ciencias y atestado de muy sabios lectores. No contento 
Vuestra Señoría de saber mucho para sí, anda procurando lo posible porque 
todos salgan letrados. Habéis puesto en estima a las letras que hasta el dia de 
hoy por estas regiones occidentales andaban a vara, y allende de nos 
mantener espiritualmente con ciencias repartís para entre los hambrientos 
como siempre lo hubistes de costumbre, abrís vuestra mano abastada 
haciendo la misión cotidiana a más de doscientas almas de estudiantes. 
Comenzastes a remedar aquella notable muchedumbre de los colegios de 
París, y ha tomado tal empresa ese vuestro corazón real que después de un 
suntuoso colegio deputado a teólogos casi mayorazgo, otro habéis poblado y 
dotado, uno para frailes franciscos, a lógicos y filósofos y a otras profesiones 
a cada uno el suyo. 
 
Vuestra muy magnifica persona es traslado verdadero de todas las noblezas 
de Carlo Magno que dicen haber sido el primero y de los siguientes príncipes 
que fundaron con sus limosnas colegios en París. Tanto vuestra mano llena 
ha emprendido en breve tiempo de hacer, cuanto aquellos grandes señores 
en tan luengo espacio de siglos apenas han podido llevar adelante, añadida 
 
 
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muy prestamente una estantigua1 de casas donde los estudiantes se 
aposenten aparte de los vecinos. De manera que Alcalá, que por las 
corrientes los an- [Im. 12]- tiguos llamaron Compludo, pequeña villa hasta 
nuestros tiempos, ahora tratándola como a hija ha subido de tal forma que ya 
anda a la par con nobles y antiguas ciudades, así le crece el vientre en pueblo 
y grandeza. Claro está de ver que a los arzobispos de Toledo que sucederán, 
les ha venido muy bien en quedarles tan florido señorío con puebla de gente 
docta. Cuanto más que entre otras ordenanzas del colegio queda un capítulo, 
que de las rentas que sobraren multipliquen otras y otras familias de 
colegios, luego que buenamente pudieren, así que presto se cumplirá el 
número de los lechones de la puerca blanca de Ascanio. Todas estas 
grandezas que muy lueñe suben sobre los altos pensamientos de asaz reyes, 
apenas se pueden llamar primeras levadas de las excelentes obras que esa 
vuestra fértil hondura de altos consejos cada dia más y más pare y rodea, 
porque viendo vuestra Señoría que la manera del aprender en nuestros 
tiempos algo va avieso y que todos los libros de las artes liberales o por mal 
trasladados o por otras semejantes culpas huelen a Berbería, desviándose 
notablemente en muchos pasos de la fuente de su nacimiento y que a las 
veces no llevan sano entendimiento por ser el texto sospechoso de falsedad. 
A este tan gran mal luego le halló remedio Vuestra Señoría con su divina 
destreza de ingenio. Convocastes varones muy primos en lo griego y aun 
nacidos en Grecia y desque venidos en Alcalá les mandastes que ambas 
escuelas griega y latina las junten imprimiéndolas en cada plana hagan de 
dos libros uno, no solamente respondiéndose una columna a otra y renglón a 
renglón, mas aún para más presta inteligencia sobre cada palabra griega 
puesta fielmente su glosa romana. Increíble es el gasto que sobre este caso 
muy de buena gana hacéis en tal que redunde en provecho nuestro. Dáis a 
los muertos que vivan y a los verdaderos que sepan besan y besaran para 
siempre las manos de Vuestra Señoría por tan gran beneficio, Aristóteles y 
Platón con toda la librería griega donde resplandece el saber porque los 
librastes de tan gran cuita; que habiendo reinado grandes tiempos por toda la 
Grecia, ahora desque los turcos hollaron a Constantinopla con todo su 
imperio, por poco se quedaran a buenas noches estos y otros doctores, que 
no vinieran a España si por Vuestra Señoría no fueran ahora trasplantados, 
como barbados pueden ya gozarse de placer y cantar aquello de Horacio: 
Durarán mis obras más que el metal, y son muy mas altas que agujas de 
reyes, que ni a diluvios ni a cierzo2 mortal teman jamás, aunque quieran las 
leyes de la olvidanza que el tiempo acarrea, ni he miedo al turco por grande 
que sea. [Im. 14] 
 Y si queremos decir la verdad, otro mayor cuidado reina en vuestro corazón 
del libro celestial que ya comúnmente suelen llamar Biblia porque es el 
totum continens de los altos secretos que Dios por su merced ha tenido por 
bien de nos revelar. El amor de la santa teología os posee del todo, y el celo 
 
1 Procesión de fantasmas, o fantasma que se ofrece a la vista por la noche, causando pavor y espanto 
2 Viento septentrional más o menos inclinado a levante o a poniente, según la situación geográfica de la 
región en que sopla. 
 
 
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de la casa de Dios os carcome. Como la iglesia católica en los tiempos 
pasados estuviese divisa por diversas transacciones del testamento nuevo y 
viejo, así de los setenta intérpretes como de Aquila, Simaco, Teodotion, San 
Jerónimo y otros como con bandos, unos aprobaban uno otros otro; tanto 
que aquel mal monje Sergio, discípulo de Nestorio heresiarcha que 
reconoció la ponzoña de Mahoma, nos levantó así viva el que teníamos 
falsada la santa escritura, y hubo otros que queriendo cumplir con todos 
usaban de biblias seis y aun siete veces dobladas; vos ingeniosísimo Señor, 
movido por el espíritu de Dios dejando los arroyos de las opiniones, os fuiste 
como San Jerónimo a la fuente de la verdad, cosa por muchos deseada que 
algunos grandes varones han prometido y pocos la han atentado, y aun estos 
en balde o por ser la obra muy difícil o por las grandes expensas que 
requiere, Vuestra Señoría sin prometerlo lo puso por obra. Y en tres 
principales lenguas, latina y griega y hebrea, que en el título de la santa cruz 
fueron autorizadas, posistes el sacro canon de la ley divinal do parece clara 
semejanza de la santa trinidad y unidad, la materia y sustancia de los 
secretos celestiales; una es que en cada plana con tres columnas de tres 
distintos lenguajes como personas se muestra, donde nos con religiosa 
reverencia nos humillamos a tal lectura que parece imagen dibujada de Dios 
poderoso que en ella se enseña, y benignamente se cree que esta será la 
postrera mano que se puede dar a esta obra, en todo y por todo perfecta por 
ser hecha a semejanza de Dios. O dichosos los siglos presentes y venideros 
que de hoy más beberán aguas puras y vivas de santa teología en sus 
primeros manantiales. O tres y aun quatro veces bienaventurado tan 
esclarecido primado de las Españas, a quien Dios dio tanta gracia que tres 
lenguas nobles en quien está puesto el tesoro de los divinales sacramentos 
las juntásedes en uno. Asaz manifiesta muestra del milagro que muchos 
creen que anda Dios rodeando de hacer por vuestras manos, que vos [Im. 16] 
cristianísimo perlado con el poder de Dios lo hagáis todo uno una ley, una 
grey, un pastor. Traen a la memoria que no en balde os fue dado sin pedirlo 
el cardenalazgo rodeando Dios que fuese en el día de la exaltación de la cruz, 
y en la villa de Mahamud, dando a entender que habíades de ensalzar la 
bandera de Dios contra la gente no santa que sigue a Mahoma, como dende 
a poco se comenzó a hacer cuando Dios os dio en las manos a Orán como 
desuso es apuntado. Así tienen los más buena esperanza que el que lenguas 
extrañas concilia con la latina, también reunirá, como se va haciendo, gentes 
bárbaras a la iglesia romana. Y de lo que que yo más esto edificado y donde 
más cierto se muestra que es Dios con vos, que con todosestos dones de 
gracias, no os habéis hecho orgulloso ni elevado en vuestro pensamiento 
porque la caridad del espíritu santo no ensoberbece. Daré siquiera sola una 
prueba de cuán lejos estáis de altivez, que al recibimiento que se le hizo 
cuando vino de Orán a los muros de Alcalá, se habían caído o los derribaron 
a la puerta de Guadalajara y por ninguna fuerza ni maña pudieron acabar con 
vuestra señoría. Ningún estruendo de atabales3 ni chapido de trompetas le 
 
3 Tambor pequeño o tamboril que suele tocarse en fiestas públicas. 
 
 
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embelesó a que descuidase a entrar como los otros por lo ancho, que estaba 
aportillado, porque parecía resabio de triunfo de gentiles, mas por la puerta 
quesistes entrar aunque estrecha, dando a Dios el honor y a su bandera 
sagrada; esta me parece a mí gran victoria vencer a la victoria que de suyo es 
engreída. Estaba cabe mí a la sazón cuando mirábamos el recibimiento una 
gran muela de gente y un mozuelo, no sé con qué espíritu, alzó la voz y dijo: 
por la puerta entra el cardenal y no por los derrondaderos. Unos clérigos que 
estaban ende, <<así es hijo>>, dijeron, <<por lo estrecho de la virtud y afanes 
y no por lo ancho del vicio y holgazanería>>. Todo esto tan lejos va de 
decirlo yo con ánimo de lisonjear haciendo que lo grande parezca mayor, que 
ante me temo que me tengan por escaso y corto los que sin pasión juzgan las 
cosas, y quién osaría mentir en cosas tan notorias mayormente habiendo 
tantos que nunca faltan, que de semejantes cosas murmuran; como ellos no 
son para nada, pésales cuando loan al virtuoso y aunque algunos se 
enrruinan conmigo por esta razón, mas a mí no me pena en tal que yo diga 
bien de lo bueno, consuélome con que la séptima bienaventuranza es ser 
perseguido por la verdad, y que es maldito por boca del profeta el que [Im. 
18] dice mal de lo bueno y bien de lo malo. Por ende a tal y tan grande 
patrono de letras y otro mecenas de nuestros tiempos todas las oficinas de las 
artes liberales debíen dedicar sus obras, mayormente yo que fui el primero 
que por cartas de vuestra Señoría, fui convidado a echar los cimientos de 
letras oratorias en vuestra universidad. Pues besando sus esclarecidas manos 
le hago reverencia con esta obra que ayudado del arte de Aristóteles contra el 
mismo Aristóteles labré. 
 
 
PRIMER AUTO. 
ARISTÓTELES Y HERNANDO ES EL LUGAR DE DEFINICIÓN, Y EL 
RAZONAMIENTO EN CAMESTRES. 
 
Leyendo yo, por causa de mi profesión los elementos de Aristóteles 
que el mismo inventor de ellos llamó en griego Categorías y nos en latín los 
solemos llamar Predicamentos, algunas cosas se me ofrecieron no muy 
sabiamente pensadas ni dignas de filósofo tan recatado, o paridas con sazón, 
sino como en alguna viaraza4 abortan sin días, así ante de tiempo sin 
madurarse parece que salieron a luz. Y maravillóme lo uno del público 
descuido, que ni griegos ni latinos ni moros en los siglos pasados han mirado 
en este yerro que de yuso se dirá, y lo otro que aquellos dos diligentes fiscales 
de letras, el uno le dieron honrado renombre de alumbrado, al otro llamaron 
mordaz en sus tiempos, quiero decir Francisco de Mayrones, doctor 
alumbrado, y Lorenzo Valla, que cada uno de ellos hizo libro por sí, en que 
los yerros de Aristóteles dignos de reprehensión o los alimó o los herró en la 
frente o los traspasó con un gurguz y les dio una estocada por los degollar. Y 
a este trampal de que hoy tratamos o no le vieron o se pasaron de él o le 
 
4 Flujo de vientre. 
 
 
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disimularon; por ventura será esta la causa que aquellos de muy ricos 
contentáronse de coger largas mieses y vendimia cumplida, y a tal pobre 
como yo dejáronme alguna rebusca o que anduviese a espigar. Y por no tener 
con longura de prólogos a las humanísimas orejas de Vuestra Señoría, 
vengamos a lo que hace al caso. Léese en Aristóteles en el predicamento de 
la cantidad, un paso muy notorio por estas palabras: las cantidades unas son 
continuas, otras apartadas. Item unas tienen sitio común entre sí en sus 
partes, y otras no tienen puesto tal sitio. Cantidades apartadas decimos como 
son los números y las hablas. Continuas [Im. 20] cantidades son: liña, 
sobrehaz, cuerpo y aun allende de estas, tiempo y lugar; que los números no 
han término común donde se junten sus partes como cinco si son partes de 
diez; no tiene término común cinco y cinco do se junten, mas siempre están 
apartados unos de otros, allende de eso lo mismo es en tres y siete que en 
ningún término común se juntan, que en ninguna manera podéis hallar en el 
número común término de sus partes, mas siempre están desviadas y 
apartadas; asi que número cantidad es apartada; las hablas eso mismo 
apartadas están. Y que las oraciones sean cantidad cierto es, porque se 
miden con sílaba breve y luenga, la oración digo pronunciada con la voz que 
sus partes a ningún término común se cose una con otra, ca no se puede dar 
término común a donde cada sílaba y pauseta se junte, mas cada una está 
apartada en sí una de otra. Esto es lo que dice Aristóteles. Con todo mejor 
será y más a fuer de lógicos si no andamos a hablas largas como procesado, 
sino a demanda y respuesta corticas, que conviene más a disputas de lógicos. 
De manera que a voz viva pasemos una levada, el mismo filósofo y yo 
entrando en lucha a arcas partidas, yo por ventura le venzo en el tomo del 
cuerpo, mas él sin duda me lleva casi infinita ventaja en demasiados grados 
de fuerzas. Espero esperanza buena en Dios que con mi verdad saldré 
victorioso. 
ARISTO. Qué tenéis Hernando que hacer con mi obra que volvéis y revolvéis 
estos mis predicamentos. 
HER. Atónito y casi enhechizado esto de ver cuan avenido río de aguas 
espejadas lleváis con muy pocos entropiezos, en qualquier materia que 
habláis todo lo decís a punto con una vena singular de decir, ni por eso os 
dejaré de loar aunque en vuestros escritos labrados a vuestra yunque algunas 
veces salta el escoria o porque de flaqueza humana, aun en la limpia agua de 
vuestro saber, hay algun asiento de cieno. 
AR. Qué son esos entropiezos, que escoria, que cieno? 
HERN. Ay, que he empacho de lo decir! 
ARI. Y por qué? 
HERN. Porque me parece caso de ingratitud si habiendo oído vuestras 
maestrías, desenvaine la espada de vuestros avisos contra vos que me lo 
distes. 
AR. Eso de buena crianza es, mas tomad [Im. 22] ejemplo en mí que tengáis 
en más reverencia a la verdad que a los más amados y más reverendos 
maestros vuestros; tened gran amistad con Aristóteles y Platón, y más fe con 
la verdad. Más me ofenden falsos testimonios que me levantan unos vanos 
 
 
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que se honran conmigo y de ellos, en lugar de aclarar mis textos, los 
enfrascan y anublan con sus glosas. De ellos retuercen mis dichos a falsos 
sentidos y aún de ellos y hay que a gran daño suyo y de sus discípulos 
enormemente se desvían de mi lógica, imprime devaneos peores que a los 
entresueños que vienen en las luengas enfermedades, mas vos caminad a 
buscar la verdad por camino real y no por retorcidos senderos, no os curéis 
de ellos que ciegos son, y guías de ciegos que barajar tales naipes es jugar a 
la gana pierde; y decid ya qué os desagrada en mis dichos. 
HER. Y habré perdón? 
AR. No solamente os perdono mas aun os lo gradezco, y será una gostadura 
de vuestro ingenio y de lo que aprovecha mi arte como se ha de tresnar5. 
HER. Aquello nunca me pareció bien y perdonadme porque asi lo digo, que 
la cantidad apartada tenga so si dos mozas: las cuantías y hablas; en los 
números vaya que sean como decís medidas apartadas, mas quelas hablas 
sean cantidades otra y otra vez echo en este caso vuestro gran saber. 
AR. ¿Y cómo? No di claras y bastantes razones porque las oraciones 
hubiesen de ser tenidas por cantidades y aun por medidas apartadas. 
HER. De claras, claras son vuestras razones y bien fáciles de entender como 
vos lo habéis de costumbre, mas no son bastantes. 
AR. Si las mías no os parecen bien, mostradme vos otras mejores que en 
oyéndolas yo, diga que son buenas. 
HER. Buen comienzo será para nuestra habla si me respondierdes qué cosa 
es cantidad. 
AR. Eso a la mano está. Sabido está que cantidad es medida de substancia y 
si quier la cantidad mida a lo substancial como una aranzada de tierra o mida 
a otras cosas, que no sean sustanciosas como luenga jornada, breve lección, 
una hiebre, dos tercianas, tres cuartanas de eso no curo, en tal que la 
cantidad sea medida. 
HER. Buena respuesta es, cosa vulgar es y que los niños la saben que la 
cantidad en solo medir se conoce, no halláis enojo si os diere otro tiento. 
ARI. Hace que no habré. 
HERNA. Si la cantidad es medida, la que no fuere medida no será cantidad. 
ARYS. Eso juradlo vos, ¿quién quita que la que no fuere medida no se llame 
cantidad? [Im. 24] Toda medida es cantidad y toda cantidad es medida. 
HE. Luego el paño, pues es medido, cantidad es. 
ARIS. ¿Cómo es eso? 
HER. Yo os lo diré. ¿A un paño no lo medimos con la vara, decimos este 
paño de que hice un sayo dos o tres varas tiene? 
ARIS. Si, ¿por qué lo decís? 
HER. Luego el paño medida es, pues que le mide la vara. 
ARIS. Qué gracia! No sabéis diferenciar entre medir y ser medido, que lo 
uno es hacer y lo otro padecer, lo que a otra cosa mide es cantidad y medida, 
y lo que es medido en cuanto es medido ni es cantidad ni medida. 
HER. ¿Cómo decis tal Aristótil? Decidme, esta capa ella misma no la miden 
 
5 Arrastrar. 
 
 
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y mide ella, a ella mide una vara. Y ella también se puede llamar medida de 
otra cosa cuando extendiendo la capa con ella mido otra cosa. 
ARISTO. Asi es, mas no por la via que a ella miden sera cantidad, ca por 
diverso respecto una cosa puede ser juntamente medida y medida. 
HERNAN. ¿Eso os parece? 
ARISTO. No hay cosa más cierta. 
HERNAN. Luego nuestro departir no es cantidad. 
ARISTO. ¿Cómo así? 
HERNAN. Vos me concedistes de suso que lo que no es medida no es 
cantidad. ARISTO. Ni miento ni me arrepiento. 
HERN. Venistes también en que las hablas por la parte que las miden no 
son cantidades. 
ARISTO. Si bien me acuerdo nunca tal dije. 
HERNAN. Sí hicistes, por cierto, en el paño. 
ARISTO, En el paño es verdad, y no me desdigo. 
HE. Pues el mismo derecho es y la misma razón en las oraciones, porque 
nuestra habla y cada pauseta, unas breves otras luengas porque el tiempo las 
mide, ellas no son cantidades mas el tiempo es su medida, y si la tal sílaba y 
oración porque otro las mide, no se pueden decir ellas medidas. Queda que 
no son cantidades, y por el consiguiente no seran cantidades apartadas. 
 
Entonce Aristótiles como lastimado con pasavolante de vergüenza arrufó, 
calló un ratillo fatigándose entre si con gesto de pensativo, buscó echando 
seso a montón que evasión ternía, y desque no se le deparó nada, mirome y 
dijo: 
ARIST. Agradezco os lo Herrera que tan lindamente habéis mostrado lo 
cierto 
[Al márgen: Concluye dando un salto][Im. 26] Y yo confieso sin debate que 
estos mis predicamentos con razón le pueden parecer a quien quiera que mis 
oyentes con calor juvenil a sin tiendas los sacaron a luz, y que en algunos 
pasos han menester revista y con vuestra merced. 
HER. Asi desapareció el filósofo y yo metíme en otros cuidados. 
 
 
ACTO SEGUNDO. 
DIEGO DE HERRERA Y MAESTRE PEDRO, ES EL LUGAR DE DIFERENTES 
Y EL APARATO EN CELAREN. 
 
Dende algún tiempo, como estos mis escritos anduviesen por manos 
de algunos no faltaron los que nunca faltaran, murmuradores, mayormente 
algunos que leen las Summulas del maestre Pedro. El linaje humano no tiene 
freno en el envidiar, y como dice el refrán: envidia del vivo de los muertos 
olvido. Pesábales de corazón que yo hubiese ganado honra de Aristóteles y 
no miran que en otro tiempo floreció un Juan Gramático, que asaz veces se 
toma con Aristótil segun se lee en el comentador Avenrviz y en Juan Pico 
Mirándula. Mas estotros tenían por gran aleve boquear nada contra maestre 
 
 
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La disputa contra Aristóteles 
y sus seguidores.
 
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Pedro, comun maestro de principiantes en Lógica casi en todas partes. No 
les pudo sufrir sus lenguas Diego de Herrera hermano y oyente mío, cuyas 
loas al presente no digo porque no me repruebe por testigo de casa que finjo 
algo de mío, aficionado a la carne y a la sangre, pues él movido con celo de la 
verdad como si lo hubiera con el mismo maestre Pedro, comenzó asi: HERR. 
Decidme señor maestro, ¿por qué en aquellas vuestras Summulas que 
sacastes de Boecio y Aristóteles no desechastes lo malo y escogistes lo 
bueno? 
PE. ¿Cuál malo? 
HER. Asaz errores hay en él, así vuestros como ajenos. 
PE, Ea, dadme uno siquiera de tantos que decís que habéis hallado en mi 
obra. 
HER. Para otros pasos hoy les verná su San Martín, al presente digamos de 
uno en que tenéis que nuestros departires son cantidades sueltas. 
PEDR. Ey, ¿y no sóis vos del mismo parecer? 
HERR. ¿Por qué? 
PEDRO. La razón a la mano está; porque una silaba esta definida de otra no 
se puede dar algún común término que engrude una sílaba con otra, como 
parece en esta palabra, Hernando, que aquellas tres silabas están vecinas y 
no apegadas. 
HER. [Im. 28] Ha, ha, ha; y esa llamáis razón bastante que os convenció a 
poner la oración entre cantidades sueltas, ¿dó se venden por vuestra fe tan 
chapadas razones, tan redondos argumentos?, ¿qué turquesa forja tales 
bodoques? 
PED. Hacéis burla, y si de la mía escarnís dad vos otra que adoremos. 
HER. Ya veo cuánta obra pasáis vos y Aristótil, a quien vais arrimado en 
cosa demasiada y harto pueril falacia de hilván, que a varones tan sabios 
como vosotros no está bien en probar que las pausetas de una palabra están 
por sí, cada una como que voy yo y todos los hombres no estamos unos de 
otros desapegados; mas ni por eso nos miden con cantidad apartada sino 
continuada, cuanto más que ni vos conmigo ni yo con vos estamos cosidos, 
mas no somos cantidad apartada ni aun cantidad. 
PED. Vos que tan feroz venís a nos sacar el ojo, echad acá ya alguna razón 
perentoria. 
HER. que andemos a vuestros muedos parecedes por dicha que de 
hombruno y asnuno se podríe fraguar una otra especie. 
PE. ¿Qué es eso? 
HE. Pues habéis de prestar paciencia en oír y responder si queréis que 
nuestra disputa presto llege a conclusión. 
PED. Ea, respóndoos que de hombre y de asno yo nunca vi ni leí ningun 
injerto. Mas bien me acuerdo haber leído que de hombruno y caballuno han 
salido y vivido los centauros, cual fue aquel afamado Chirón centauro, en 
cosa tan notoria no es menester gastar palabras. 
HER. ¿Cómo y filosofo tan grande como vos dais fe a hablillas? No sabéis 
que so el sayal de esas consejas hay ál que entender que aquellos centauros 
fueron pueblos de Thesalia, que primeros sin ningún escalón ni estriberas en 
 
 
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caballo subieron y a la guisa pelearon por donde hubieron lugar las poéticas 
ficiones. 
PED. Dejo aparte hablillas y poesías por cuando se trata del curso de natura 
mayormente entre lógicos que andan a caza de la verdad, ni engendros ni 
consejas se deben de admitir, mas una cosa me hace resurtir que veo de 
yegua y asno cada año se engendra mulo romo. 
HER. Bien hecistes en confesarlo, habéisme librado de grandes longerías de 
disputa porque hay algunos matreros, queadrede con sus ronces, de un 
desvío en otro desquician la cuestión de sus primeros términos. 
[Al margen: celada][Im. 30] cuál era esta materia de ahora en que pudiérades 
si fuérades porfiado darme un rato que heñir6, en novelas, en diformes partos 
de hembras, en las mezclas de peces del mar. Mas vos muy bien atajastes 
todo esto, y en su lugar pusistes cotidianos ejemplos del mulo que nace de 
padres desemejantes y del mastín que de loba y perro se engendra. 
Pudiérades también del melocotón que de enjerirse durazno en membrillo 
brota, y hacer eso mismo mención de otras frutas por hijadas que cada dia 
salen de diversos pimpollos. No miráis cómo aun yo os ayudo contra mí, tal 
concierto ha de haber entre nos que como de eslavón y pedernal así salte de 
nuestra disputa centella de la verdad. Yo, que con mis preguntas os provoco, 
tengo veces de eslavón, vos de pedernal, por ende en concordia busquemos 
ambos lo cierto de este negocio. No nos curemos de la honrilla de los sofistas 
que yo de vos o vos de mi saquemos honra en que uno de nos lleve la ventaja. 
Todas estas suertes de cosas que habéis dicho, mulo, mestizo, melocotón y 
otros así como sirenas del mar y tritones no hacen al caso, porque yo 
preguntaba no si una yegua se casaba con un asno o una loba con un perro, 
aquel durazno con aquel membrillo en uno o en otro decís verdad. Mas lo 
que yo os pregunto es si el todo a todo se ayunta. 
PE. Ya veo por qué andáis a lo que creo preguntáis si dos contrarias suertes o 
diferencias se pueden mezclar. 
HER. Eso es. Acertado habéis. Eso es lo que vosotros soléis enseñar y así se 
lee en vuestro libro y del Porphyrio, que dos diferencias contrarias no se 
compadecen. 
PE. Pues que ansí es, eso os llevad luego por respuesta, que aun no es dicho 
mío sino de los antiguos, que dos suertes contrarias todas con todas nunca se 
envuelven. ¿Soy más menester? 
HE. Sí, en buena fe y aun mucho querría saber de vos si medidas continuas y 
sueltas son una especie o diversas. 
PE. No solamente diversas, mas aun lo que es peor: frente a frente se 
topetan; ¿y para qué preguntáis preguntas tan claras? 
HE. Yo os lo diré: pues yo soy continuado y apartado; seguido en [Al 
margen: Mayor. Menor] [Im. 32] mí, apartado de vos, parecíame a mí so 
vuestra enmienda que por la misma razón una misma cosa es cantidad 
seguida y suelta. 
PEDRO. Nunca os váis tras mal parecer apartándoos de la vera doctrina por 
 
6 Sobar con los puños la masa, especialmente la del pan. Hay mucho que heñir: para expresar que para 
concluir algo todavía se necesita trabajar mucho en ello. 
 
 
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tantos y tan luengos siglos autorizada, quien quita que vos mismo por 
diversos respectos os puedan decir que sois seguido y no seguido, mas no 
por eso se sigue que son una misma cosa continuado y no continuado; 
ejemplo, vos sois padre y hijo, alguno parió a vos y vos paristes a otro, mas 
ser padre y ser hijo no son una misma cosa sino bien diferentes; quedad en 
paz. 
HER. Atended un poco señor maestro, ya no me queda sino un solo 
escrúpulo. 
PEDRO. ¿Qué escrúpulo es este a tal tiempo? 
HER. Luengo y breve, ¿De qué cantidad os parece que son de la continua u 
de la apartada? 
PED. ¡O por Dios! Esos nombres de la cantidad continua son, si algo se 
llama luengo, o por alguna ducha que de suyo es luenga o por el tiempo o 
por otras semejantes causas. 
HE. De todos estos presupuestos queda que nuestras hablas no son 
cantidades desmenuzadas. 
PE. Dix, y cómo puede ser, mirad que no os engañéis. 
HER. Pues quiero hacer como en el juego del ajedrez o alquer, que cuando 
la una parte se maravilla cómo le han vencido, vuélvense a retratar todos los 
trechos que han pasado, así ahora que estáis espantado cómo os he 
concluido, repítase por orden lo pasado, porque si de algo os arrepentís os 
alcéis de ello y lo que habéis confesado, vaya por no dicho. Ca esta nuestra 
disputa no es contienda sino búsqueda de la verdad. 
PED. Hágase así. 
HERR. Lo primero que confesastes es que dos suertes contrarias no se 
compadecían en uno. 
PE. Así pasa. 
HE. Dejistes también que continuo y quebrado son enemigos capitales, y 
aun si os acordáis, entonces me desengañastes que pensaba yo que estas dos 
suertes se podían hermanar. 
PE. Y no me desdigo. 
HER. Al cabo me concedistes que ser luengo y breve no eran del bando de 
cantidades apartadas sino de las continuas. 
PEDRO. Pues qué aunque lo concediese. 
HER. Pues si la sílaba luenga o corta es por el tiempo el cual se cuenta entre 
las medidas continuas, queda que no por las apartadas [Im. 34] porque dos 
especiales que están so un general nunca se envolvieron en uno, como vos y 
todo el mundo lo dice, confesemos ya a boca llena que la cantidad apartada 
no se halla sino en solos los números y no en las hablas. 
PE. Es verdad y dome por vencido, y maravíllome de donde tan manifiesto 
error se me entró, sino que los filósofos somos como grullas, y parecemos a 
cabras cuando saltan de un seto, por do una comienza por allí guían todas; 
descuidéme con un tan excelente doctor; quién había de creer que un 
hombre de tan claros ojos como Aristotel no había de mirar tal resvaladero, y 
después de él tantos siglos de nuestros antecesores que no echaron de ver tal 
cosa. 
 
 
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HE. Luego según eso no lo habéis a mal que aceran de vuestros libros y 
ahechándolos los limpie de los granzones de pajas. 
PE. A mal riedro vaya Satanás, antes no hay cosa que a vos y a todos los 
venideros mas pida de merced que lo que nos habíamos de hacer si 
miráramos en ello, lo hagáis vosotros; no crea ningún que a Dios parte en sus 
estudios si a las veces no discanta lo que escriben los autores y a las veces 
lleva la contra. 
[Al margen: Escalón; alegoría; sentencia por alegoría] 
 
 
TERCERO AUTO. 
ALONSO RUYZ DE YSLA Y JOAN VERSORIO. 
ES EL LUGAR DE LO GENERAL Y EL RAZONAR EN CAMESTRES. 
 
Con estas postreras palabras de maestre Pedro se inflamó Alonso Ruiz Ysla 
una de las ramas nobles del tronco y solar antiguo del Cid Ruy Dias y aun 
noble en costumbres, clérigo muy limpio, un jerónimo en la honestidad, en el 
recogimiento cartujo, de sutil ingenio, bien razonado en latín y en castellano, 
en la traslación que hizo de San Ambrosio se parece muy bien cuan 
esmerado castellano tiene de muy escogida crianza, celoso de él por común 
mayormente del eclesiástico y de las letras, y como es muy dado a leer, topo 
con los libros de Juan Versorio, que sobre el maestre Pedro compuso primero 
que ningún otro en la escuela de Paris, y maravillose de tan pesado sueño de 
hombre como quien duerme de espaldas o tiene modorrilla y dijo: 
YS. Piensanse acá en España que la honrrada escuela de Paris siempre tiene 
ojos zohorís y que nunca enflaquecen, mas a lo que yo veo también los 
grandes estudios como los pequeños están atestados de doctores negligentes 
por no decir indoctos, como en una misma agua los nobles lenguados se 
crían y viles renacuajos, así algunos hay [Im. 36] generosos autores y algunos 
raeces como dice Horatio doctos y idoctos nos ponemos a escribir, unos 
poesía otros en Lógica. No será mal desenvolver las neblinas de este doctor 
porque no haya alguien que yéndose tras la autoridad de este glosador tope 
en algún risco de error y peligre, hágase así que Versorio y yo entremos en la 
tela y palenque de disputa y nos demos sendos encuentros; quiero refrescar 
el ejemplo de mis antepasados aunque tanta ventaja me llevan en virtud, 
cuántos siglos, por no decir años, hay entremedias El Cyd Ruy Diaz, 
peleando con gran denuedo contra gentes extrañas, dejó libre a nuestra 
España, quiero yo si Dios me diere gracia, a este doctor extranjero mostrarle 
en qué peca y libraré a mi nación de tan fea servidumbre que tienen en creer 
de ligero a ingenios bajos, a cuyos libros sinver por qué, luego se aficionan. 
Verdad es que este Juan Versorio hombre fue de buena vida y a todo maestro 
que yerre o acierte se le debe agradecimiento porque los unos nos enseñan, 
los otros nos despiertan mas con todo oficio es de varón eclesiástico 
enderezar las sendas de la verdad y lo torcido y atolladero hacerlo llano y 
macizo. Ea Versorio, dad cuenta de vuestras glosas. 
VER. ¿De cuáles? 
 
 
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 YS. ¿Reconocéis estas palabras?: Lo tercero es de saber que las hablas en 
tres maneras se consideran: la una por la voz pronunciada y ansi es segunda 
suerte de la cualidad; otra maña por la voz compuesta para dar algo a 
entender, y así es fábrica de nuestra razón, cuanto a su forma que es 
ordenada a significar; de esta guisa no esta en predicamento; la tercer 
manera por la medida de los sonidos letras y sílabas que están en la voz 
pronunciada, y según esto una pausita se dice ser breve o luenga midiéndose 
por la pronunciación de sus sílabas, y la tal pausa por el son de las letras y en 
esta manera se toma aquí la forma de la oración por aquella medida de los 
sonidos de la voz pronunciada, y de aquí parece que no tomamos ahora la 
oración en cuanto es voz compuesta, mas generalmente como está en 
cualquier voz, pronunciada como la habla se dice pronunciación de la voz; a 
lo cuarto es de saber que tal medida de voz pronunciada es cantidad 
desuñida. Pruebo primero que sea cantidad ca todo accidente que mide la 
sustancia o lo que está a él sometido es [Im. 38] cantidad, y la tal habla 
tantea a lo que está so ella o su material, que es voz pronunciada, luego es 
cantidad, pues que sea desuñida de aquí se muestra, porque sus partes no se 
juntan a algún término común que sea fin de la una parte de la dicha habla y 
principio de la otra, o al revés, de manera que en nuestras hablas una pausita 
no es principio. 
VER. Esas palabras reconózcolas yo y acuérdome que las dije sobre el 
maestre Pedro donde se trata de las medidas; y vos, ¿qué tenéis que profazar7 
aquí? 
YS. Aquello me desplace que dijistes al cabo, que las palabras en la tercer 
vuelta que les distes os parecen ser cantidades. 
VER. ¿Qué? ¿Y no os parecen ser medidas? 
YSLA. ¿Y de quién por ventura, de sí mismas? Que las hablas tanteen hablas, 
¿qué mayor deslate se puede decir? 
VER. No es la oración medida de la oración sino de otras muchas cosas. 
YSLA. ¿Y de cuáles ya? 
VER. Del cenar, leer, caminar, dormir y de otras mil. 
YSLA. Si no os declaráis, de verdad no os entiendo. 
VER. Yo os lo diré algo larguillo pues que así queréis; la salutación del ángel 
que comúnmente llamamos ave maría, la oración de nuestro señor que se 
dice pater noster; los artículos de los apóstoles que tienen por nombre el 
credo y otras semejantes, llamarlas verdades oraciones o no. 
YS. Oraciones las diría, mas ¿a quién miden? 
VER. ¿Y cómo? No decimos cada día: Esperadme un poco que no tardare 
dos avemarías en cenar; en un credo iré al río. 
YS. Quita allá, ¿y cómo, de esa manera sentís? 
VER. ¿Por qué no? Como que la tal oración no mide esas obras y otras. 
YS. Así es, ¿quién dice que no? Mas no por sí, sino por razón del tiempo, no 
creo yo que sois de tan enajenados sentidos que no veáis claramente que 
estas ave marías y pater nostres en algún tiempo se rezan hora, media hora, 
 
7 Abominar, censurar o hablar mal de alguien o algo. 
 
 
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cuarto de hora, una hora escasa, así que si el tiempo mide al ave maría y el 
ave maría a la cena, no hay quien cuente que en el tiempo esta la fuerza del 
medir y que la ave maría en tiempo se reza. Empero al tiempo por ventura no 
le miden otras medidas, y nos andamos buscando tales cantidades o medidas 
que ellas midan a otras y no otras a ellas, ¿estáis conmigo o no? 
VER. Yo de este parecer soy, que aquello que a otra cosa mide se deba 
contar entre las medidas sin escarbar más en ello. 
YS. Pongamos por caso que sea como decís por ventura estáis en lo cierto, 
[Im. 40] veamos a dónde pararán vuestra opinión si con una vara medimos 
en paño, luego la vara será medida, ¿es esto lo que decís? 
VER. Sí. 
YS. Y el dedo, y la palma y palmo, bonete, casquete, calzado, vestir, grevas, 
guantes, leño, árbol, archa, pelote y todas las cosas corporales del mundo. 
VER. ¿Quién quita que todas esas se digan medidas si con ellas pudiéremos 
medir otras cosas? Si no estáis aparejado a negar cosa tan clara como si 
tuviésedes la piedra que se cría en papos de gallos con que se hacen los 
hombres arriscados y amigos de contienda. 
YS. Ni la traigo ni lo creo; mas con confianza de la verdad que traigo que no 
lleva respuesta, osaré afirmar que dos inconvinientes muy enormes se siguen 
de vuestro decir. 
VER. ¿Cuáles? 
YS. El primero, que habría infinitas medidas si así a bulto admitís que 
cualquier cosa de cualquier manera que mida a otra se cuente entre las 
medidas, y si las cantidades son infinitas, luego no se saben; porque el 
conocimiento de nuestra flaqueza no puede comprehender lo que es sin fin. 
El segundo es que o Aristóteles o los otros filósofos que en esto entienden y 
vos con ellos nos engañáis diciendo que hay pocas cantidades, cuando 
mucho cinco o seis y por ende escribís que largor y anchor, lugar, tiempo, 
cuerpo y cuantía son cantidades y medidas por sí. Las otras no son medidas 
por sí, mas a estas cinco se han de reducir como el jeme8 que es cuanto se 
pueden extender y despernancar los dos primeros dedos, el pulgar y su 
vecino. Con el tal jeme, quando algo se mide por la longura extendida, se 
mide; esta tal longura a la tiña se ha de reducir. Este ejemplo así puesto en el 
jeme también se debe entender en otras cualesquier medidas. De todo lo 
dicho resulta muy claro aunque con una oración se midan cualesquier otras 
cosas como el cenar o dormir, no por eso será la oración cantidad, mas el 
tiempo será cantidad y medida quier de la oración, quier de lo que se midiere 
con la tal oración. 
VER. Así es. Claro veo lo que dices, no hay cosa más cierta. Yo os do la 
yerba. 
YSLA. Cansado me habéis con aquella vuestra razón retorcida por 
enderezarla al huso de la verdad. 
VER. Pues por eso traed con vos de hoy mas como dice el Plinio, para no 
cansar en ningún trabajo algunos nervios de los alones y piernas del grullo. 
 
8 Distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del otro todo lo 
posible. 
 
 
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YS. Vanidad es; propio lugar era disputar aquí si el cuerpo, lugar [Im. 42] y 
tiempo era razón de contarlas entre las cantidades o no, que por Aristótil 
piensa que sí, otros piensan que no, aunque mejor será hacer aquí punto, 
placerá a Dios que se ofrecerá para esta materia otro tiempo más convenible. 
 
 
CUARTO ENTREMÉS. 
GRAVIEL DE HERRERA Y EL CONVENTUAL. 
EL LUGAR DE FRONTERO EL RAZONAMIENTO EN CELARENT. 
 
Graviel de Herrera después de haber peregrinado por estudiar así en las 
partidas de Italia como de Francia parió un especial libro de agricultura de 
que días avíe que andaba preñado sacado de diversas leyendas de latinos 
autores y moriscos, desque le hubo desparcido por mano de todos en aldeas, 
villas y lugares a gran sabor de las gentes, recogióse a los estudios liberales y 
dijo: 
GRA. Pues que ya a Dios gracias vine a mi patria y he dado cuenta a mi 
nación en que he despendido mis velas, porque según aquella dorada 
sentencia de Platón no solamente nace hombre para sise, mas aun ha de 
redundar en pro de los suyos; y ya por las pisadas del Virgilio he mostrado 
como se quite el orín al arado sulcando la tierra, tiempo es ya que limpie el 
sarro de mi lenguaen disputas escolásticas, y de ónde puedo mejor 
comenzar que de aquella cuestión, que veo que mis hermanos han tratado, y 
caso que para dar contra aquella errónea opinión que por espacio de dos mil 
años y más, ha poseído el crédito de muchos mortales, no han menester mis 
banderas ni es tanto necesario pelear cuanto hacer el regozijo de su victoria 
ni aun tampoco es mucha loa a moro muerto gran lanzada. Con todo no lo 
habrán a deservicio si sigo el alcance para concluir esta guerra; veo que hay 
algunos glosadores que piensan que son tenudos de hacer homenaje a sus 
maestros y no filosofan como libres sino como esclavos, defendiendo 
cualquier que sea la sentencia del libro que declaran. Yo no tengo que es 
bueno el que a sabiendas engaña o adrede se engaña y a ojos vistas se mete 
en el peligro para anegar, y a esta causa me maravillo mucho porque este 
santo varón que me cupo en suerte para luchar con él pudo acabar consigo 
que sobre el maestre Pedro tal escribiese. 
CONVENTUAL. El cuarto notable es que a las hablas muchas vueltas les 
dan, una de segundas intenciones y aun esta se parte en tres, una es de 
gramáticos que hace para ver [Im. 44] concierto o desconcierto de las partes; 
la segunda es de lógicos, y vale para apartar la mentira de la verdad; la 
tercera es de retóricos y en estas mañas no se ponen las hablas en 
predicamentos porque se cuenta entre las segundas intenciones considerase 
en otra manera, en cuanto es de primera postura; y esta se parte en dos, la 
una manera es por la voz o las mientes elevadas en Dios y así es quedado 
hacer, en la otra manera se toma en cuanto es medida de pronunciar de esas 
voces, que unas suceden a otras; y de esta guisa es cantidad apartada que 
está asentada en el aire mediante la pronunciación de la voz y compónese de 
 
 
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partes muy menuditas si se compara a las partes divididas de la voz. Mas si la 
comparáis a la voz seguida entonce es cantidad continua, y aunque esté 
compuesta de partes sin briznar, no por eso son ni se deben llamar cuantía 
porque las tales partecicas que están en lo postrero de su delgadez que no se 
pueden más desmenuzar no permanece más una ida y otra venida y 
apartadas una de otra. 
GA. ¿Dónde comenzaré? ¿A quién llamaré? ¿Cuál diré primero? que quien 
esto se avíe ninguno de parar a escribir, tal se avie de fantasear; mirad señor 
padre cuán diferentes pensamientos tenemos vos y yo, cuanto a quien 
vuestra reverencia ahora ha rezado puede para que a vos y a vuestros 
estudiantes agradara que pensaran que hiláis delgado, mas así me valga Dios 
que si tales imágenes se me subiesen al cerebro o con tres antyciras de 
vedegambre9 me purgase la cabeza cada primavera por medicina o me 
consintiese sangrar de mitad de la frente como si yo con la frenesí dijese 
dislates, que en el camafeo aunque tuviese el sino de Aquerio engastado en 
anillo ninguna confianza tendría, y maravíllanse las gentes de dónde ha 
venido que las artes liberales, que por su muy crecido provecho en los 
tiempos pasados fueron muy preciadas, ahora ¡oh, qué lástima! les ha venido 
tal fatiga que su estima se va guindando10; ¡Tan pervertido anda este siglo en 
las letras de humanidad! 
CO. Paso señor, que aun vos eclesiástico sois y yo profeso en orden sagrada. 
GA. Si yo en algo me desentono, llevadme vos padre el compás como 
maestro de capilla, y bien veo a dónde tiráis. Que querríedes impedir esta 
nuestra disputa malmetiéndome con frailes de religiones floridas, y que los 
santos conventos como quien hace un batallón diese contra mí. ¿Tan ociosos 
pensáis que están varones letradísimos [Im. 46] y perfectos que se les antoje 
defender lo que vos quesistes dibujar en papel? Antes creo qe, de indinados 
con vuestras glosas que no responden al gran saber de sus esclarecidas 
profesiones, han pensado de echarle en penitencia una disciplina de un 
canticumgrado o un miserere mei de cinco ramales para penitencia, 
santidad, paciencia. Para predicar a las gentes los misterios de la fe católica y 
ganarle nuestras almas los crió el señor, que él hoy en este noble estudio de 
Salamanca, río caudal de donde como de uno de los cuatro del paraíso no 
solamente España, mas aún la India se riega, tiene espantados a todos el 
padre fray Juan Hurtado, tal en vida, que poco tiene que decir su culpa y en 
doctrina abrasada de la caridad; del supuesto como buen hijo a su madre 
Salamanca, la mantiene con el pan del evangelio, su carnal cuaresma, y su 
cuaresma Semana Santa y por concluir en todo y por todo no sale un cantero 
de uña de lo que deseó su padre Santo Domingo; para estas y otras 
semejantes cosas fundó Dios las órdenes, no para abajarse a tal cuestioncilla 
 
9 Planta de la familia de las Liliáceas, con tallo erguido, de seis a ocho decímetros de altura, hojas 
alternas, blanquecinas por el envés, grandes y elípticas las inferiores y lanceoladas las superiores, flores 
blancas en espiga, y fruto capsular con multitud de semillas comprimidas y aladas. El polvo del rizoma se 
emplea en medicina como estornutatorio. 
10 Guindar. Colgar a alguien en la horca. 
Descolgarse de alguna parte por medio de una cuerda, una soga u otro artificio. 
 
 
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como esta nuestra que no hace mucho al caso para salud de nuestras ánimas 
creería así o así. 
CON. Si lo que arriba recé tanto ha desagradado a vuestro delicado 
estómago, mostrad primero por algunas razones fundadas qué es y por qué 
causa no hace vuestro paladar y después empinad, clamuñad, acriminad con 
las mayores calumnias que podáis, que ni sois vos el primero ni seréis el 
postrero a quien esta moderna lógica desagrada, que aun en Paris aquel gran 
peripatético Jacobo Fabro cada día casi nos da una tunda y nos atiesta de 
bárbaros hasta no más, por ende ea, si tenéis algo dezidlo ya. 
GABR. Que me place. Cuanto a lo primero una cosa os ée decir, que en 
aquella vuestra distinción pasada casi igualan los yerros a las palabras, pero 
ahora no me vaga meter la mano sino solamente en aquello que andáis 
titubando que las hablas ya os parecen cantidades seguidas, ya apartadas. En 
todo lo ál, ay, si habrá algún día en que entendamos y se ponga en la yunque 
de la verdad y se maceen11 con el martillo de la razón. Mas recélome de una 
de dos, o que todas vuelen en esquemas de escoria o que se vayan en humo a 
guisa de aquellos cuatro que llaman espíritus, los alquimistas piedrasufre, 
azogue, oro pimente, sal armoniaco. [Im. 48] 
CON. Pues luego guardese para algún tiempo convenible, al presente 
discútase eso. 
GAB, lo primero que os pregunto es si dos fronteros pueden posar en uno. 
CON. Demándoos yo a vos que primero me declaréis a quién llamáis 
fronteros, porque no entiendo bien ese vocablo, si no llamáis acaso frontero 
lo que está en lugar muy arredrado y puesto a ojo, como la Luna cuando está 
llena todo el cielo pone en medio de si y del Sol. La una asoma al levante, el 
Sol se zampuza en las ondas del poniente. ¿Llamáis frontera a esta tal gran 
lejanía de lugar, cuando una cosa de otra está en muy desviados trechos 
apartada o fronteros cual Alcalá la Real o Alcaudete en los años pasados 
estuvieron por fronteros de la morisma de Granada? 
GAB. Ponéisme en necesidad que lo diga algo largo: dos cosas que 
quisierdes considerar o tienen algún concierto entre si o están diferentes, 
¿entendéislo? 
CON. Sí, a mi parecer. 
GAB. Donde hay concierto o es sustancial como vos y yo que somos 
hombres y llámense unos mismos. 
CON. Pasad adelante. 
GA. O se parecen en las calidades, como ambos nos que hicimos profesión 
de castidad, y somos por eso semejantes. 
CON. Bien me parece. 
G. O son de un tamaño como los dos cairos, nuevo y viejo, que diz que 
teníanun grandor y por ende se digan iguales, de manera que ser unos 
mismos sea en substancia parejos por cantidad, semejantes en calidad. 
CON. Con presta, hermosa chapada división galanamente ensartastes toda la 
ralea de los que tienen conveniencia, pasad al otro miembro de los diferentes. 
 
11 macear. Golpear con el mazo o la maza. 
 
 
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G. Los que entre si están desacordados o son diversos o adversarios. 
CON. Dad un ejemplo de lo uno y de lo al. 
G. Los diversos que otros llaman disparatos no tienen entre si pelea como 
cerrajas, bohemios, hanequín, tafurca, brivega, marlota, argolla, gavilla de 
sarmientos, pica, cangilón, balandrán, lanza de armas, Fuenterrabía, 
halabarda, chillón, cerefoy, codera, desafíos, arriate, chirivia, albérchigas, 
zahor, Esclavonia, Belamarin, catalanes, Túnez, Trintin, Azamor, leño, 
aragoneses, confites de anís, almete, Orense, pasteles, bergantín, Logroño, 
suela, zamarrativo, Villamanta, Consuegra, Almería, Briviesca, menudos de 
puerco. Estas y otras, que sino por no enojaros pudiera decir, se llamen 
diversos o disparates. [Im. 50] 
CON. Bien. 
GRA. Los adversarios que se llamen discordes, que rifan entre si como padre 
e hijo y llámense respectos y blanco y negro díganse contrarios; luz y tiniebla 
llámense desposeídos. Sentado y no sentado puédense bien decir 
contradicientes. 
CON. Aunque podía en algo contrastar a eso que sacastes del Boecio sobre 
los lugares del Tullio, mas pues veo que todos comúnmente así letrados 
como no letrados se han concertado en hablar así y en las reglas de hablar 
nos hemos de conformar con el pueblo como lo dice Platón en Alcibiades, y 
su discípulo Aristótil, que hablemos como los mas y sintamos como los 
menos. Yo confieso ser buena esa forma de hablar que traéis y de aquí 
adelante usaré que no me desvíe de ella [un] tantico. 
GRA. Ahora volved a lo que de suso os comencé a preguntar, si dos fronteros 
pueden estar en uno. 
CON. ¿Cómo preguntáis eso? 
GRA. Si por caso blanco y negro, sano y enfermo, doblo y mitad y otros de 
esta suerte pueden juntamente poner los pies en la hospedería de un mismo 
lugar y estar aposentados en uno y concordes. 
CON. ¿Queréis que diga lo que me parece o que me pare a conjecturar que 
es lo que querríades que os respondiese y hable al sabor de vuestro paladar? 
GA. ¡Nunca Dios quiera que concedáis otra cosa sino lo que tenéis en el 
corazón! Con todo, una cosa querría acabar con vosotros vos que ni deis de 
cabeza ni desbaratéis ni deis con la carga en suelo, pues es vuestra y mía, 
que tanto os va a vos como a mí en hallar la verdad, así que donde la vierdes 
relucir eso confesad, lo que en vuestro pecho tuvierdes por bueno. 
CON. Pues en mi conciencia, que me parece que dos deseos que llamáis 
fronteros, bien pueden albergar juntamente en una posada misma, que 
blanco y prieto no siempre se dan de morocadas como enemigos. Mas dellas 
veces dejadas aparte las contenencias se abrazan en bazo, pardillo y otros 
colores medios. 
GR. O, o! No vais más adelante; ya veo por qué andáis, bien veo lo que tenéis 
en el buche cuando sobre dos fronteros os importuno si por ventura se 
pueden ambos posar en una silla no les quiebro las alas, ni les enflaquezco 
las fuerzas, porque cuando lo frío y lo caliente se hallan en lo tibio ni es muy 
recio calor ni muy bravo frío, mas entre ambos remisos. 
 
 
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CON. Ya lo veo; y sin duda luego [Im. 52] me pasaría a vuestro parecer mas 
lo que me estorba de os consentir es lo que arriba pusistes de la sanidad. Eso 
me hace que no confiese a boca llena eso que queréis que dos cosas que no 
se miran de buen ojo no se pueden compadecer en uno; porque veo que no 
hay cosa mas creída entre médicos que la sanidad y enfermedad poderse 
acertar en un mismo miembro y en tal caso aquel cuerpo se llama neutro. 
GRA. No os saquen de quicios esos decires de médicos, que si los examináis 
a lo que parece al sentido dicen la verdad, mas si al nivel y punto de la razón 
luego desdicen; harto les basta a ellos si en el hablar siguen la vía popular 
que cuando alguno va arribando de alguna enfermedad o torna a dar recaída 
le llaman medio sano, medio dañado. Mas vos antes os arrimad a lo que los 
filósofos dicen que la sanidad consiste en peso y balanza de humores 
cuando están en su temple, del cual si malavesito se desvían luego caen en 
mala disposición; el verso del Horacio hace bien a nuestro caso: 
“si aquende o allende desvara la cosa del medio que tiene, error le 
comprende” Por ende, no obstantes los libros de la medicina a quien se les 
permite esa forma de hablar, confesad conmigo libremente lo que tantas 
veces os pido: que dos fronteros no pueden estar en uno. 
CON. De buena gana lo confesaría si no fuese por aquel tercer ejemplo que 
no sé a qué fin pusistes arriba, el me pone escrúpulo cuando decíades del 
doblo y sin mitad y otros semejantes, veo que esta cuantía de diez en 
respecto de cinco es al doblo, mas si a veinte, es a mitad, asi que doblo y 
mitad que son fronteros en una misma cuantía de diez juntamente se hallan. 
GA. ¡Cómo! ¡No nos meta en rebuelta por Dios! Ese embarazo vano y pueril, 
y bien sé que mas le dijistes para tentarme de paciencia por ver si hiciera 
algún fiero que no porque os parece ansí, que el doblo y la mitad, padre e 
hijo y otros que se tienen respecto bien pueden concurrir en uno, empero por 
otra y por otra razón; lo que yo al presente os pido y molesto es que dos 
fronteros estando en sus fuerzas y por una misma consideración nunca por 
nunca estén juntos. 
CON. Con esas limitaciones pase. 
GRABIEL. Pareceos que hay diferencia entre grande y grandor. 
CON. Y grande cuestión vulgar es si el [Al márgen: Mayor][Im. 54] grandor 
es ál que lo grande, y yo del parecer de aquellos sería que tienen que hay 
distinción entre el grandor y la cosa grande; porque a una misma masa de 
harina, dellas veces la encojo en el puño y la hago bollo o buñuelo, dellas 
vezes la extiendo en la palma como orejas de abad, así que quedándose una 
misma sustancia hay variedad en el grandor. 
GRA. A otro entendimiento echáis mi pregunta que el que yo quería, porque 
esta habla al «es lo grande al grandor», dicha ansí so velamen dudoso tres 
entendimientos tiene. 
CON. Como el cerbero, perro infernal que con un riesgo de boca da juntos 
tres ladridos. 
GAB. Allá va, la primera diversidad es de hecho, la segunda por razón, la 
tercera en el respecto. Ca este dicho al es lo grande al el grandor que quiere 
decir: la medida y lo que es medido se distinguen, si le damos este 
 
 
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entendimiento que se distinguen realmente en el ser; pare esta cuestión que 
ahora tocastes en que unos dicen que hay diferencia otros que no, mas vos 
por la mejor parte os determinastes a mi ver, y no es este el sentido de que yo 
quiero con vos discutir. El segundo entendimiento de esta proposición 
«diferencia hay entre grande y grandor» es que se distingan o no, distingan 
en la difinición, y aún en este entendimiento no hace hoy a nuestro caso. En 
la tercera manera significa diversos respectos que por diversas 
consideraciones se diga un mismo medio y medida. Pongamos ejemplo en 
mi pie que él es grande y grandor, grande porque le miden a él dieciséis 
dedos, grandor porque él mide al paso, el paso corto tiene dos pies y medio, 
el paso largo que es tranco le miden cinco pies. 
CON. A esa postrera significación me parece que tenéis ojo cuando 
preguntáis si es otra cosa grande y otra cosa grandor. 
GAB. Bien lo habéis entendido. 
CON. Entendiéndolo de esa manera, os respondo asi: ser medido y ser 
medida aunque se hallen en uno mas no por uno mismo respecto. 
GAB. Pues luego queda de aquí quelo que es grande en cuanto es grande no 
es grandor. 
CONVEN. Así es. 
GABRIEL. Qué os parece de esto que diré, ¿Hay diferencia entre luengo y 
longura? 
CON. Sí, y grande. No son una misma cosa, empero son compadres, como la 
sabiduría es sabiduría del sabio y el ciente por la ciencia [Al márgen: Menor] 
[Im. 56] es ciente, asi la longura de lo luengo es longura y las cosas luengas 
por la longura son luengas, y lo luengo es grande, luego la longura es 
grandor. 
GRA. Ya no os quiero ser enojoso que de los méritos del proceso se concluye 
que ni nuestras hablas ni las pausetas o sílabas dellas son cantidades, porque 
las tales sílabas como vosotros decís, o son breves o luengas, pues lo que 
luengo o breve es medido es, y lo medido no es medida, la que no es medida 
no es cantidad apartada ni seguida tampoco, así que todo lo que arriba al 
principio dejistes, perdonadme por ello mejor estuviera por decir o por 
escribir; mejor consejo es el del Oracio que ninguna cosas de estas saliese a 
luz hasta nueve años, como doncella que está en casa tras puerta, porque 
resfriado ya el ardor de vuestra invención como ajeno y no como padre, lo 
reveyésedes; y no cualquier cosa que el ángel de Satanás so especie de ángel 
de luz, nos representa o se nos viene a la boca, asi luego cochite hervite 
escribir lo que una vez está escrito sin más pensar en ello, darnos prisa a 
echarlo de casa. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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QUINTO ACTO. 
DON PEDRO MARTYR Y BOECIO Y JACOBO FABRO, EL LUGAR ES DE 
PRIMEROS A POSTREROS, EL RAZONAMIENTO EN CELAREN. 
 
Don Pedro Martir nacido en Italia en el nono repartimiento donde está Milán 
en la Lombardía, su patria es Anglería que algunos llaman Heloredia y si 
estos dicen verdad no es tiro fuera de blanco pensar que es la que el Plinio 
llama Eporedia, que el pueblo romano mandó edificar creyéndose de los 
libros de Sybilla; él es varón que ha visto mucho, muy diestro en los estudios 
de humanidad que se dicen artes liberales y principalmente en poesía, en que 
por su muy subido ingenio tiene conocida desenvoltura. Viviendo en Roma, 
a ruego del conde de Tendilla don Iñigo Lopez de Mendoza, embajador de 
nuestros reyes don Hernando y doña Ysabel, se vino a España, creo que le 
convidaron las nuevas de la guerra de Granada que entonce se hacía y la 
grandeza de las cosas de España, a que dejase su naturaleza por probar 
nuestras cosas. Ha dado buena cuenta de sí en hechos de importancia, ca 
por su gran habilidad y despacho en el hablar y generosa de corazón, aunque 
era de nación extraña a la nuestra, nuestros reyes le escogieron para que al 
soldán12 de Egipto fuese por embajador sobre unos negocios grandes, 
desque de allá volvió con mucha honra despachado todo a pedir de boca, 
encomendaron que escribiese la crónica de las minas de oro que están so 
nuestros pies y de sus comarcas que primero fueron halladas por [Im. 58] 
Cristóbal Colón, genovés por mando de nuestros reyes, y después por otros. 
No hay otro más señalado protonotario en nuestros tiempos, si es este oficio 
para escribir las historias cristianas y el aumento de la iglesia. Algunos 
protonotarios hay que aún su nombre no saben firmar en latín, y procuran de 
traer roquete como obispo y otras exenciones romanas. Desque uso estas 
nuestras disputas dijo: 
MAR. Aun estas pláticas de Lógica en mi mocedad me dieron que hacer. Par 
de mi tierra, no lejos de aquel gran río Pado de quien dice el Virgilio, 
Eridano, rey de los rios, y en Italia le dicen el Po y en genovesco el Bondico, 
hay un estudio general bien solemne que dicen ahora Pavia y en los tiempos 
pasados Ticino, donde están hoy día las sepulturas de San Augustín y San 
Sever, que se cree que fue Boecio, sabidisímo en tres sectas nobles de 
filosofía estoicas, académicas y peripatéticas, gran defendedor de su tierra, 
que se vio en hartos afanes por Dios en santidad de vida, aprobado en 
opinión de milagros santificado. Yo aunque cuando mozalbillo cuando 
estudiaba en Pavia en las obras de Boecio asaz veces leí esto que se sigue: 
BOE. Por eso dice Aristótil que nuestras hablas son cantidades porque se 
componen de nombres y verbos, y estos estan hechos de sílabas, toda sílaba 
o es luenga o breve, pues luengo o breve sin duda cantidades son, luego lo 
que de cantidades está hecho claro es que es cantidad; pues ya que la oración 
es cantidad de suyo se está que es cantidad apartada, porque cuando digo 
 
12 soldán. Sultán. más comúnmente para referirse a los soberanos musulmanes de Persia y Egipto. 
 
 
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«Cicerón» que es una parte de la oración, cada partecica de este nombre ci, y 
ce, y ron, no tiene algún término común donde se junte; ma y quién pueda 
hallar donde se junten esta sílaba ci con esta sílaba ce, ni por el consiguiente 
esta pausita ce a esta pausa ron, de aquí parece que las oraciones son 
cantidades apartadas, y si algún quisiese decir que estas tres sílabas tienen 
algun término común que las cose y es la significación que tiene esta palabra 
Cicerón, porque si aquella silabilla, ce, que está en medio se pase al principio 
y ron, que estaba al cabo se ponga en medio y ci, que estaba al principio se 
mude al cabo, el nombre primero que era Cicerón, trastocando las sílabas de 
sus lugares, no [Im. 60]significara nada. A este tal argumento asi se responde 
que cualquier cosa o palabra se diga por todo el proceso de un razonamiento, 
ahora signifiquen ahora no. Las tales sílabas no tienen alguna cosa común 
donde se junten, y si alguien dijere o presupusiere que la tal palabra algo 
significa y que este nombre cicer algo da a entender, verdad es que le 
pudistes añadir significado, mas no hay quien apegue una sílaba a otra. 
Queda concluido de aquí a la llana de Calvarrasa que aunque la tal palabra 
en que queráis poner ejemplo signifique algo o no, sus partes de la tal dición 
apartadas y desunidas están, ni hay algun término que comunmente las 
ayunte entre sí. Mas porque allá en griego esta palabra logos quiere decir 
muchas cosas, la una los pensamientos y cuentas que hombre hace dentro de 
sí, logos también se dice la habla, porque no pensase alguien que cuando 
Aristótiles dice que logos, tomándolo por la habla era cantidad apartada, 
tomaba a logos por la razón que cada uno ordena en su pensamiento, añadí, 
digo aquella oración que prueba la voz, porque en latín diferentes vocablos 
tiene la habla y la razón, en griego esta palabra logos significa razón y 
pensamiento, y porque no tomasen al trasladador en mentira, añadí estas 
palabras, de aquella oración hablo que se hace con la voz. Acá en latín no hay 
otra habla sino la que se pronuncia con la voz, en griego como dije logos 
significa también los pensamientos; yo, porque no hubiese alguna falta le di 
un ensanche conforme a la lengua latina, y ya he dado la cuenta por qué lo 
hice asi. 
MAR. Todo esto que ahora, so la persona de Boecio, sobre los 
Predicamentos de Aritótiles se ha rezado, no puedo con ningunas palabras 
tan honestamente mostrar como querría cuánto me ha descontentado, mas 
he empacho tomarme tal pecador como yo con varón tan santo y en todas las 
ciencias, provechoso, aunque este cristianísimo padre según su entrañable 
celo para con todo el mundo, más quisiera no errar que mucho escribir. Con 
todo no tanto me mueve uno o dos pasos entre sus obras a discordar de él 
cuanto su celestial vida digna de ser canonizada a reverenciarle y quererle, 
encomiéndome en su santa alma que está allá puesta con los [Im. 62] 
serafines, y le suplico que de aquellas divinales dulzuras de que sobre todo 
poder de lengua goza en contemplar la santísima trinidad, procure que 
siquiera un tantico sea por su intercesión mi alma visitada. Por ende, alzo 
mano de tomarme con San Sever yme pongo so su tutela; venga en su lugar 
uno de los lúcidos doctores de nuestros tiempos y verdadero filósofo en vida 
y doctrina. A este tal os digo yo que con razón debe y puede tener en 
 
 
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reliquias la venerable escuela de París. Este es Jacobo Fabro Stapules, 
garrido teólogo, filósofo acendrado, sutil geómetra, vivísimo aritmético, 
músico muy fundado, famoso astrólogo, no digo que lo aprendió sino que 
sabía y copiosamente lo escribió y enseñó, ha leído tanto en griego y en latín 
que yo me espanto dónde le cabe; en limpieza de vida esmerado, luz de las 
Francias, risco y mazo de los que bastardan las ciencias y por concluir en una 
palabra es antigualla, no mé de Dios salud si salgo del pie a la mano en sus 
loas, que ante peco de corto. Sus palabras formales son estas sobre los 
Predicamentos de Aristótil. 
FA. La oración, la habla y el acento de ella, y por eso añadió Aristóteles: digo 
que la oración se ha de pronunciar con la voz; otra causa da Boecio porque lo 
añadió porque esta palabra -logos en griego- de que Aristótil usa en este paso 
tiene muchos entendimientos, unas veces quiere decir los pensamientos, 
otras veces la habla pronunciada por la voz; a nuestros pensamientos 
ninguno los dijo cantidades mas a la habla o por mejor decir al acentuar de 
las sílabas en la oración que ya se aluenga ya se acorta llamaron cantidad y 
aun apartada, porque aquellas pausitas que unas se pronuncian corticas y 
otras longuezuelas están desmanadas entre sí y no tienen unas con otras 
algún común lindero como venda que las ate, y esto no lleva dificultad en el 
entender, y aquel acentuar de la oración al presente así lo podemos deslindar 
que es encojer y extender las sílabas en la oración y así mismo la cantidad de 
la oración. 
MARTIR. Una cosa me creed vigilantísimo señor Fabro, que, y perdonadme 
por ello, se puede creer de vos que en esto que habéis tomado de Aristótil y 
su trasladador Boecio algo os habéis echado a dormir como dicen del gran 
Homero [Im. 64] 
FAB. ¿Tan mal os han sabido? 
MAR. Cuanto más alabo, reverencio y precio a vos y al Boecio por muy 
cernidos en todo, tanto menos me parecen aquellos dichos de arriba, 
vuestros o suyos, responder a vuestra fragua. En otros maestros baladís que a 
cada tres palabras muy cuitadamente entropiezan, ni una raza ni dos, si no 
son muy perjudiciales, no son mucho de culpar, como en guingao, frisa, 
bernia y sacos de picote y gavanes de pardillo y burdalengo, no se echa de 
ver una mancha. Mas en el lindo paño de Londres, Ruan, Velarte, Brujas, 
Contray, Remes, grana, escarlata, carmesí o camelote, por muy pequeña 
burbujita que sea, afea un rico manto o loba. En esa misma manera el lustre 
de vuestras glosas con un sutil borrón hiere nuestros ojos y suelta nuestras 
lenguas. 
FAB. Ea, señor Pedro Martir si lo que hoy ha rezado vuestro Fabro no os 
parece fabricado pulidamente, martirizadlo vos abarrándolo a la piedra 
aguda y viva de vuestra lógica. 
MAR. Haré lo que pudiere si prestáis paciencia de responder. Una cosa os 
pregunto si creéis que entre dos contrarios hay tan formada enemistad que a 
la clara y de so capa en dicho y en hecho se maltrata uno a otro, o por caso 
placeramente rompen entre sí, empero de callada se ayudan. 
FAB. No veo ahora yo bien qué es lo que queréis preguntar en pregunta tan 
 
 
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arrebozada. 
MAR. ¿No? Pues yo traeré ejemplos que todo el mundo me entienda; habéis 
leído en el Plinio que el quejigo y la oliva no solamente tienen vocablos 
diversos mas aun en las obras se tratan tan mal y están tan desavenidos que 
la una en el hoyo de la otra se muere y el quejigo cabe el nogal, la berza y la 
vid enemigos capitales. Y esta hortaliza de que rehúye la vid puesta en frente 
del ciclamen y del orégano se seca. 
FAB. Ya he oído de los que se persiguen, veamos de los que bien se quieren. 
MARTIR. A la mano está: el rábano y la cebolla albarrana se hacen buena 
vecindad y la verbena aprovecha a las sembradas como el avellano desmedra 
a las parras y por eso nos avisa el poeta que en el viñedo no haya tal árbol; el 
ámbar alza la paja del suelo, la piedra imán que según Filio Italico nace en 
Guinea así [Im. 66] atrae al hierro aunque pesado, que muchos eslavones 
aunque sueltos los hace estar colgados unos de otros, como encadenados. 
FAB. Ya veo todo eso, mas qué hace al caso. 
MAR. De todas estas comparaciones os demando si dos especiales herederos 
de algún general se hacen entre sí la barba y el copete, como la bervena a las 
mieses y por traer compación más familiar a estudiantes, lo razonal y lo bruto 
hijos solos de animal si se ayudan achiticalla uno a otro. 
FAB. Buena cuestión es, y yo rasamente respondería lo que todos los 
filósofos claman: que dos especies hijas de un padre en ningún siglo ternán 
tal amor que una repta de su ser con la otra como Etheocles y Polinices, 
Cleopatra y Arsinoe, Guelpho y Gibellin, Cayn y Abel, el rey Luis y Charles 
franceses, don Pedro y don Enrique reyes de Castilla, y si hay otros ejemplos 
de malos hermanos que se andaban por sacar del mundo unos a otros, ¿quién 
es el que no sabe aquellos bocados que están en nuestros autores o en el 
cuarto de los Tópicos del Boecio o en la diferencia del conciliador que 
ninguna suerte de cosas ayuda al ser de su contraria? Demasiado es en cosa 
tan clara traer peso de autoridades mayormente que la Lógica: más hincapié 
hace en razones que en textos. 
MAR. Pues veis la verdad tan patente y que autores y razones la dicen, 
confesadla ya sin temor alguno. 
FABRO. Dos causas son y luego las dije que me detienen que no conceda a 
rienda suelta, que dos especies contrarias una a otra no se engendra, la una 
es que el plomo como veis harto tiznado es, mas de él sale el albayalde que 
no dará ventaja a la nieve. 
MAR. ¿Por qué lo decís? 
FABRO. No deja de hacer al caso, que el albor del albayalde y la oscuridad 
del plomo dos hermanas son hijas de un padre y ellas bien discordes entre sí, 
ca el color que es su linaje se parte en blanco y tinto. 
MAR. Cosa maravillosa es esa que decís si es así, que lo prieto en natura 
engendre de si blanco en esencia. 
FAB. ¡Cómo! ¿Y no os parece buena prueba la de la gallina y cabra? Por 
prietas que sean, paren la una huevo como de alabastro y la otra leche de 
color de azucenas. MAR. Y a esa razón había [Im.68] yo de aprobar si que la 
gallina y la cabra so capa de azavache tienen carne de aljofar. 
 
 
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FAB. Y si el huevo que yo truje en ejemplo salió huero suplamos con otra 
cosa. Vos que habéis andado en España deseoso de saber, ¿cómo no habéis 
barruntado lo que en algunas fraguas se hace? 
MARTIR. Ahora lo oyo, estas son las primeras guindas de que me hago 
nuevo ogaño. 
FABRO. Pues yo os lo dije de pe a pa como se lee en los Hornos del 
Bulchasi. 
MARTIR. Placer habré de oírlo. 
FABRO. Para hacer albayalde como se usa en España tomad una buena 
vasija de barro, más ancha de boca que de suelo y póngase en casa oscura 
llena de estiércol de ganado, no entre viento y sea estrecha la casa, y las dos 
partes de la vasija estén enterradas en el estiércol y pongan en el hondón de 
la vasija un poco de vinagre bueno, añejo, con su hez; y sobre el vinagre 
echad de uva buena y bien madura cuanto llegue hasta la mitad de la vasija o 
algo menos, y no haya ende ninguna uva negra porque no dañe al albayalde. 
Haya también un paño grueso de lana o peludo agujerado de agujeros 
redondos sea del tamaño de la boca de la vasija y los agujeros del paño sean 
treinta o cuarenta o más o menos, según el grandor de la boca de la vasija, y 
de cada un agujero del paño cuelgue un hilo grueso y recio y al cabo de los 
hilos aten

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