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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ECONOMÍA LA CONDUCTA ADICTIVA EN EL MARCO DEL ANÁLISIS ECONÓMICO T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIADO EN ECONOMIA P R E S E N T A : MIGUEL ANGEL LUGO SÁNCHEZ DIRECTOR DE TESIS : MAESTRO JOSÉ ALBERTO REYES DE LA ROSA México D.F., diciembre de 2015. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A todas los compañeros que conocí durante mis años de estudiante, quienes se convirtieron primero en mis amigos y luego en mis hermanos; a los profesores que me compartieron sus conocimientos y fueron fuente de inspiración; y a mi familia por su apoyo y paciencia, y por mostrarme que la vida es más sencilla si te esfuerzas un poco. La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico “(…) there is always soma, delicious soma, half a gramme for a half-holiday, a gramme for a week- end, two grammes for a trip to the gorgeous East, three for a dark eternity on the moon; returning whence they find themselves on the other side of the crevice, safe on the solid ground of daily labour and distraction, scampering from feely to feely, from girl to pneumatic girl, from Electromagnetic Golf course to.” Aldous Leonard Huxley 7 Índice Introducción ..................................................................................................................................... 9 1. La Conducta Adictiva y la Teoría Económica .................................................................. 11 1.1. Los primeros modelos económicos de adicción: Formación de hábitos ............... 12 1.1.1. Habituación Miope ................................................................................................ 13 1.1.2. Habituación Racional ............................................................................................ 14 1.2. Teoría y Modelo de la Adicción Racional .................................................................. 16 1.3. Nuevos desarrollos I: Racionalidad Parcial .............................................................. 21 1.3.1. Preferencias competitivas ..................................................................................... 21 1.3.2. Abstinencia y costos de ajuste .............................................................................. 22 1.4. Nuevos Desarrollos II: El papel de las creencias y la incertidumbre ................... 23 1.4.1. Incertidumbre sobre el potencial adictivo ......................................................... 23 1.4.2. Incertidumbre sobre los riesgos sanitarios ........................................................ 25 1.5. Oferta y adicción ............................................................................................................ 27 1.5.1. Mercado competitivo ............................................................................................. 27 1.5.2. Monopolio ................................................................................................................ 29 1.5.3. Oligopolio ................................................................................................................ 29 2. La conducta adictiva a nivel mundial: el caso de las drogas .......................................... 31 2.1. Las adicciones en México ............................................................................................. 36 2.1.1. La Encuesta Nacional de Adicciones 2011 ......................................................... 37 2.1.1.1. Drogas ilegales ................................................................................................ 39 2.1.1.2. Alcohol ............................................................................................................. 42 2.1.1.3. Tabaco .............................................................................................................. 44 2.1.2. Algunas consideraciones sobre los resultados de la ENA 2011 ...................... 46 3. Aplicación de la teoría .......................................................................................................... 49 3.1. Modelos de decisión de Consumo ................................................................................ 49 3.1.1. Modelo de Chaterji ................................................................................................ 49 3.1.2. Modelo de Saffer .................................................................................................... 52 3.1.3. Modelo de Taylor ................................................................................................... 53 3.2. Metodología Logit .......................................................................................................... 54 3.2.1. Estimación por Máxima Verosimilitud .............................................................. 58 8 3.2.2. Problemas con los modelos de variables binarias ............................................ 59 3.2.3. Bondad de Ajuste ................................................................................................... 60 3.2.3.1. McFadden ........................................................................................................ 60 3.2.3.2. Cox y Snell ....................................................................................................... 61 3.2.3.3. McKelvey y Zavoina ...................................................................................... 61 3.2.3.4. “Count” ............................................................................................................ 61 3.2.3.5. Efron ................................................................................................................ 62 3.2.3.6. Nagelkerke / Cragg y Uhler.......................................................................... 62 3.2.4. Efectos Marginales ................................................................................................ 62 3.3. Estimación de un modelo de decisión de consumo de marihuana para la población mexicana 2011 .......................................................................................................... 63 3.3.1. Variables y datos .................................................................................................... 64 3.3.1.1. Variables de consumo .................................................................................... 64 3.3.1.2. Variables de riesgo ......................................................................................... 64 3.3.1.3. Variables socioeconómicas ........................................................................... 65 3.4. Resultados del modelo sobre la decisión de consumo de marihuana ............ 68 4. Conclusiones ........................................................................................................................... 74 5. Fuentes y Referencias ............................................................................................................77 6. Anexos ...................................................................................................................................... 82 9 Introducción El Consumo en economía es estudiado como el fin último de toda producción y la forma de satisfacción de necesidades. Sin embargo existe una forma de consumo que es diferente a las demás, sucede cuando un individuo queda enganchado al bien consumido, de forma tal que la próxima vez que lo use, necesitará una cantidad mayor para obtener el mismo nivel de utilidad que consiguió la vez anterior; a esto se le conoce como adicción. La importancia del estudio de la conducta adictiva en economía radica en dos puntos: el primero, es por el impacto que pueda tener sobre la formación del capital humano, y el segundo, por el hecho de que se trata de un comportamiento que en apariencia va en contra de los postulados de maximización de la utilidad, constancia en las preferencias y de la racionalidad de los agentes, supuestos centrales de la Microeconomía. En México los estudios referentes al tema son escasos, además que las aplicaciones de la Microeconomía en situaciones que no son directamente relacionadas con la empresa no son comunes y más si se roza en el dominio de otras Ciencias Sociales. En ese sentido, este trabajo tiene como objetivo revisar las propuestas de análisis del consumo de bienes adictivos existentes que utilizan herramientas de la teoría económica y, en la medida de lo posible, estimar los factores que inciden en la decisión de consumo de drogas como caso particular de la conducta adictiva. Puntualmente: Analizar el comportamiento de las conductas adictivas en el marco de la microeconomía y desde el enfoque de la Teoría del Consumidor. Presentar el contexto de la demanda de drogas tanto a nivel mundial como local. Investigar los determinantes de la demanda de drogas en el país y estimar un modelo econométrico. El estudio económico del comportamiento adictivo ha sido desarrollado sobre todo por autores poco ortodoxos de la Ciencia Económica como Gary Stanley Becker1, cuyos trabajos utilizan el enfoque microeconómico para modelar aspectos de la vida diaria. Mediante las hipótesis de comportamiento racional y de comportamiento miope, indaga el uso de mercancías que causan adicción y las consecuencias en las funciones de utilidad. Dado que este tipo de mercancías son “especiales” puesto que no parecen obedecer el efecto de los precios sobre la demanda, también estudia la estructura de mercado de los productos legales y lo contrasta con evidencia empírica que aportan los métodos econométricos. 1 Quien por cierto, recibió el Premio Nobel en Ciencias Económicas en 1992 “por haber extendido el dominio del Análisis Microeconómico a una amplia gama del comportamiento e interacción humanos, incluyendo conductas no mercantiles” según Prize Lectures in Economic Sciences 1991-1995 (cita http://www.nobelprize.org/nobel_organizations/nobelfoundation/publications/lectures/WSC/econ-91- 95.html). 10 La hipótesis de este trabajo es entonces que las adicciones como fenómeno social pueden ser estudiadas con herramientas del análisis económico. Para ello, hemos dividido el trabajo en 4 capítulos; en el primero, se abordarán las diferentes propuestas teóricas del análisis económico para abordar el tema de la conducta adictiva desde inicios del siglo XX; el segundo capítulo analizará brevemente las tendencias mundiales en el uso de las drogas, incluidas las dinámicas de consumo en México; una vez presentados los modelos teóricos y las estadísticas mundiales, en el tercer apartado se procederá a estimar un modelo de adicción para la sociedad mexicana y finalmente, en el cuarto capítulo se presentarán las conclusiones del trabajo. 11 1. La Conducta Adictiva y la Teoría Económica El consumo en economía es estudiado como el fin último de toda producción y la forma de satisfacción de necesidades, sin embargo existe una forma de consumo que es diferente a las demás, sucede cuando un individuo queda enganchado al bien que consume, es decir, la próxima vez que lo use necesitará una cantidad mayor para obtener el mismo nivel de utilidad que en su consumo anterior; a esto se le conoce como adicción. La importancia del estudio de la conducta adictiva en economía radica en dos puntos: el primero ya se mencionó arriba: aparentemente va en contra de los postulados de maximización de la utilidad, constancia en las preferencias y de la racionalidad de los agentes, y el segundo es por el impacto que pueda tener sobre la formación del capital humano. Esta conducta se estudia con modelos dinámicos en los cuales, el consumo hecho en el pasado tiene impacto en los consumos presente y futuro, así como en el proceso de formación de preferencias, lo que contrasta fuertemente con modelos intertemporales tradicionales como el del ciclo vital o el modelo de consumo de Fisher, en los que la utilidad de cada periodo depende sólo del consumo en ese periodo y que toman a las preferencias como exógenas. Por otra parte, algunas de las mercancías adictivas generan externalidades negativas, tanto a nivel personal como a nivel social, y por lo tanto son objeto de la aplicación de políticas públicas, es decir, de intervención estatal (Stigler y Becker, 1977:76). Para entrar en materia de este trabajo, primero es necesario distinguir dos caras de la misma moneda: hábito y adicción. Definiremos hábito desde el punto de vista económico como la conducta que muestra una relación positiva entre los consumos pasado y presente, es decir, es la conducta que manifiesta complementariedad en el consumo; se llamará adicción a los hábitos fuertes (Becker, 1992:328-329). Una adicción será perjudicial si el consumo actual tiene efectos nocivos posteriores, como la reducción de la salud o problemas familiares y por tanto una reducción de la utilidad del individuo (o utilidad negativa); entones, una persona es potencialmente adicta cuando un aumento en el consumo presente produce un incremento en su consumo futuro (Illanes, 2007:9)2. Como ya se señaló, debido a que el consumo se considera complementario en estos modelos, entenderemos la habituación o adicción como el efecto que se da cuando el aumento en el consumo de una determinada mercancía en un momento determinado del tiempo, conduce a un incremento en su consumo posterior3. Por extensión, una mercancía adictiva es aquella cuyo consumo presente no sólo proporciona satisfacción inmediata, sino también afecta la utilidad marginal del consumo futuro. 2 Sin embargo, quizá una definición más precisa de adicción sea la de Herrnstein y Prelec (1992:338): Para que un comportamiento sea llamado adicción, más que una inclinación o apetito personal, debe ser no deseada. El individuo tiene que desear detenerse y no ser capaz de hacerlo, o por lo menos, como sospechará el lector, el adicto carece de la habilidad de detenerse aunque lo quiera. 3 En este trabajo se utilizarán como sinónimos bien y mercancía para designar a cualquier producto cuyo consumo reporte algún tipo de utilidad. La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 12 Hay que señalar que para que exista este comportamiento, es necesario que la función de utilidad dependa del consumo de una mercancía no adictiva, de una mercancía adictiva y del stock de esta última. El stock juega un papel importante puesto que su variación tiene una relación inversa respecto a la utilidad total en la conducta adictiva negativa y una relación directa si la adicción es benéfica. Aunque independientemente de si se trata de un bien adictivo benéfico o perjudicial, un incremento del stock debería aumentar la utilidad marginal de su consumo y de esta forma un aumento en el consumo pasado del bien elevará su consumo presente. Portilloy Antoñanzas (2002:41) distinguen los siguientes componentes en los modelos de consumo adictivo 4: Estructuras de preferencias del consumidor, es decir, la influencia que ejercen los consumos pasado y presente en las elecciones posteriores; El grado de racionalidad en la elección; Costos de ajuste que generan comportamientos inconsistentes como problemas de autocontrol (efecto abstinencia); Información e incertidumbre que denotan los riesgos del consumo de una mercancía adictiva perjudicial. Atendiendo principalmente al segundo punto, podemos englobar en tres grandes grupos los modelos económicos de consumo adictivo: miopes, racionales y parcialmente racionales. A continuación se hará un breve recuento de algunos modelos de consumo adictivo. 1.1. Los primeros modelos económicos de adicción: Formación de hábitos El antecedente inmediato en el estudio de este comportamiento data de Alfred Marshall, quien en 1920 en sus Principios de Economía declaraba que si un producto se adapta a la ley de los rendimientos decrecientes, y si el aumento del consumo derivado de una caída en el precio es gradual y viceversa, entonces los hábitos generados por el uso de un producto mientras su precio es bajo, no se abandonan rápidamente cuando su precio aumenta (cfr. Grossman 1995:159). Sin embargo, fue hasta la década de los cincuentas que comienzan a difundirse trabajos que tratan de responder las interrogantes que sobrevienen de la teoría del consumo planteada por Keynes5, modelos como el de Fisher, la hipótesis del ciclo vital y de la renta permanente, que a su vez son tomados como base para elaborar estudios en los que se cuestiona la racionalidad de los agentes relacionándola con la maximización de la utilidad de un plan de consumo (Strotz, 4 Un análisis más detallado sobre los diferentes modelos de consumo adictivo se puede hallar en Portillo y Antoñanzas (2001), y Portillo (2007); esta sección seguirá la clasificación propuesta por estos autores. 5 Por ejemplo, según la teoría Keynesiana, al incrementarse el ingreso, la propensión media a consumir debía reducirse, pues se esperaría que los consumidores ahorrasen una mayor fracción de su renta; empero, Kuznets (1946) encontró que eso no se cumplía para EEUUA en el largo plazo. Miguel Angel Lugo Sánchez 13 1956) y comienzan a hablar propiamente de hábitos (Gorman, 1967) y desarrollan modelos que incorporan esta característica (Houthanker y Taylor, 1966). Los primeros desarrollos sobre hábitos, son per se una crítica a la teoría del consumo vital pues consideran que las preferencias son intertemporalmente dependientes, lo que va contra el supuesto de la estructura de preferencias exógenas del consumidor6, este tipo de preferencias es aceptable únicamente en el corto plazo, es por ello que estos modelos adoptan una estructura de preferencias endógenas o adaptativas en la elección, lo que hace posible que éstas se vayan actualizando constantemente. Este tipo de estudios tratan de responder cómo se da el proceso por el cual un individuo se habitúa al consumo de determinado bien, ya sea que posea una estructura de preferencias miope o racional, y el modo de medir empíricamente los efectos de dicha habituación. 1.1.1. Habituación Miope Se establece que un consumidor es miope si al determinar la cantidad maximizadora de la utilidad de una mercancía en el momento actual, no toma en consideración las consecuencias sobre la utilidad futura, esto es, hay ausencia total de previsión de los efectos derivados del consumo. En estos modelos, el consumo pasado del bien afecta el consumo actual mediante una existencia acumulada de hábitos, lo cual a partir de estos desarrollos será una característica predominante en la mayoría de los modelos más populares. En la Teoría Económica, la génesis de la adicción en estos modelos y en todos los posteriores, sólo requiere que el hábito generado por el consumo eleve la utilidad marginal del bien adictivo con respecto a los demás bienes. En el modelo de Pollak (1970), los bienes pueden ser “formadores de hábito” de tal modo que las preferencias actuales de un individuo dependen de sus patrones de consumo en el pasado. En este caso, una variación en el ingreso o en los precios ocasionará un cambio en el consumo, el cual inducirá a un cambio en las preferencias y por extensión en el consumo mismo. Este modelo de habituación parte de una función de utilidad tipo Bergson7: 𝑈(𝑋) = ∑𝛼𝑘 𝑛 𝑘=1 log(𝑥𝑘 − 𝛽𝑘), 𝛼𝑖 > 0, 𝛽𝑖 > 0, (𝑥𝑖 − 𝛽𝑖) > 0,∑𝛼𝑘 𝑘 = 1 (1.1) 6 Las preferencias exógenas son parte del análisis clásico de la Teoría del Consumidor; se determinan fuera del modelo, es decir, se toman como datos (Boyer, 1983:27); sobre esto, Milton Friedman (1962:13) reconoce la división del trabajo entre la economía y la psicología, en la que los economistas renuncian al análisis de los deseos y dejan a los psicólogos la tarea de analizar su proceso de formación y cambio. Aunque en Economía no hay una clara distinción entre gustos (tastes) y preferencias (preferences), algunos autores han tratado de formalizar y separa su análisis. Véase por ejemplo Innocenti, 1996. 7 Este tipo de preferencias se utiliza en la teoría del Bienestar; son aditivas y dan funciones de demanda que representan proporcionalidad en gastos. La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 14 Donde 𝑥𝑘 es el nivel total de consumo del bien 𝑘, 𝛽 pueden ser interpretada como una colección “necesaria” de bienes, más psicológica que fisiológicamente necesarios. Por cantidad “necesaria” de un bien, el autor señala que parece plausible que sea una cantidad que dependa del consumo pasado del mismo bien (Pollak, 1970:749). Generalizando este supuesto tenemos que la cantidad necesaria de cada bien es una función lineal del consumo del bien en los periodos anteriores: 𝛽𝑖𝑡 = 𝛽𝑖 ∗+ 𝛾𝑖𝑥𝑖𝑡−1, 0 ≦ 𝛾𝑖 < 1 (1.2) donde 𝛾𝑖 es un “coeficiente de habituación”, 𝛽𝑖 ∗ puede ser interpretado como un componente “fisiológicamente necesario” de 𝛽𝑖𝑡 y 𝛾𝑖𝑥𝑖𝑡−1 como el “componente psicológicamente necesario”. Esta es la forma matemática del supuesto de formación de hábito: implican que el consumo en los periodos previos influye las preferencias actuales y la demanda, pero el consumo en los periodos más alejados no lo hace. En general, la esencia de la hipótesis de habituación es: i) El consumo pasado influencia las preferencias actuales y de esta manera a la demanda corriente. ii) Mayores niveles de consumo pasado de un bien implican, cæteris paribus, un nivel mayor de consumo presente de un bien. iii) Los individuos no toman en cuenta el efecto que tiene su consumo actual sobre sus preferencias futuras y consumo futuro. Es en este modelo donde se introduce la noción de tolerancia8, pues el consumidor deriva la utilidad sólo de la diferencia entre los consumos realizado y necesario. Otros desarrollos de este tipo han estado a cargo de Houthakker y Taylor (1966), Gorman (1967), Von Weizsäcker (1971) y Spinnewyn (1981) entre otros (Portillo y Antoñanzas 2001:8). 1.1.2. Habituación Racional Este enfoque nace de la incorporación de las propiedades analíticas de los modelos de crecimiento y el supuesto de previsión perfecta a los modelos de hábito miope (Portillo y Antoñanzas, 2001:91). El modelo elemental fue formulado por Ryder y Heal (1973) mediante la maximización de una función de consumo intertemporal: 𝑚𝑎𝑥 𝐽 ≡ ∫ 𝑒−𝛿𝑡𝑢[𝑐(𝑡), 𝑧(𝑡)] ∞ 0 𝑑𝑡 (1.3) donde el factor de descuento exponencial 𝛿 ≥ 0; 𝑐(𝑡) es el consumo corriente y 𝑧(𝑡) es la media ponderada del consumo de periodos pasados, es decir el consumo óptimo depende del 8 Más adelante se formalizará este concepto. Miguel AngelLugo Sánchez 15 consumo anterior y futuro. Las principales objeciones a este modelo se refieren a la dificultad en su manejo. Por otra parte, Iannaccone (1986) desarrolla un modelo general de formación de hábito racional y determina las condiciones que conducen a la adicción y a la saciedad partiendo de la Nueva Teoría de la Elección del Consumidor9, en la cual las familias pasan de ser un maximizador pasivo de la utilidad a un maximizador activo, que además produce bienes e invierte; y del trabajo de Stigler y Becker (1977); asimismo, en palabras del autor, su análisis amplía el marco de Bekcer y Stigler y aclara su discusión sobre adicciones “benéficas” y “dañinas” (Iannaccone 1986:95). Para Iannaccone un bien casero (household commodity)10 es formador de hábito si provee no sólo de satisfacción inmediata sino que también afecta a la utilidad marginal derivada de su consumo posterior. Un bien será adictivo si su consumo aumenta conforme lo hacen los hábitos derivados del consumo acumulado previo; será saciante (saciative) si sucede lo contrario. Este trabajo muestra que la adicción es consecuencia de complementariedad intertemporal adyacente, mientras que la saciedad es ocasionada por complementariedad intertemporal distante11. La complementariedad adyacente existe si un aumento del consumo del bien en la fecha 𝑡 incrementa la utilidad marginal de dicho bien en una fecha cercana en relación con una fecha distante porque aumentan los inventarios. Bajo complementariedad distante, la situación es la contraria (Iannaccone 1986:98). El modelo considera la función de utilidad instantánea que deriva utilidad en un momento determinado, 𝑈(𝑌, 𝑆) donde 𝑌 = (𝑌1, … , 𝑌𝑛) es un vector de consumo actual y 𝑆 = (𝑆1, … , 𝑆𝑛) es un vector de hábitos. Las adiciones son entonces función de Y y S, además existe una matriz de depreciación 𝐷 del vector de hábitos: �̇� = 𝐹(𝑌, 𝑆) − 𝐷𝑆 (1.4) El punto es elegir una senda de consumo continua que maximice la utilidad durante toda la vida. Si un hábito particular 𝑆𝑖 es benéfico, el precio sombra correspondiente 𝜇𝑖 será positivo, y será negativo en caso de que sea dañino. 9 Formulada por Becker (1965) y Lancaster (1966), propone que los individuos consumen productos que ellos mismos elaboran con insumos que consiguen en el mercado. Para una introducción a este punto de vista puede consultarse Michael y Becker (1973). 10 Bien casero o producto doméstico hace referencia a las mercancías que producen los hogares. Bajo este enfoque, todo hogar tiene la tarea de producir las mercancías que le interesan: comida, hijos, un ambiente determinado; esto puede analizarse como una decisión económica. 11 El concepto de complementariedad distante y adyacente fue introducidos por Reader y Heal en 1973 pero la relación de estos conceptos con el de adicción fue primero reconocido por Boyer (1983) e Iannaccone (1986) (Becker 1988:681). La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 16 Sin embargo, es poco claro que un consumidor racional pueda quedar enganchado por bien que sólo generan hábitos dañinos. Stigler y Becker, afirmaron que este tipo de bienes serían adictivos sólo si su demanda es suficientemente inelástica y que aquellos que generan hábitos benéficos serían adictivos sólo si su demanda fuera suficientemente elástica (Stigler y Becker 1977:81). Iannaccone demuestra estas afirmaciones solucionando el problema de maximización y suponiendo que los hábitos son commodity-specific, es decir, si para cad𝑆𝑖a existe un único commodity llamémosle 𝑌𝑖, tal que 𝐹𝑖 y 𝑈𝑌 𝑈𝑆𝑖⁄ depende sólo de (𝑌𝑖, 𝑆𝑖), entonces: ∂2U ∂Yi ∂Si { ≦ 0 es suficiente para la saciedad > 0 es necesario para la adicción } cuando Si es benéfico ∂2U ∂Yi ∂Si { < 0 es necesario para la saciedad ≧ 0 es suficiente para la adicción } cuando Si es dañino 1.2. Teoría y Modelo de la Adicción Racional Este enfoque es la piedra angular de los actuales desarrollos de la teoría económica de la adicción, pues incorpora el paradigma de previsión perfecta de los agentes. El desarrollo conceptual de la adicción racional presenta dos momentos: en el primero se formula un modelo base y en el otro se desarrolla toda una teoría12. El antecedente de este enfoque es, como en el modelo de Iannaccone, la Nueva Teoría de la Elección del Consumidor. Aquí se asume una estructura de preferencias estables13 y constantes además que los agentes prevén perfectamente los efectos del consumo del bien adictivo. El primer desarrollo -el Modelo de Adicción Racional (Stigler y Becker, 1977)-, siguiendo un argumento sobre la ley de la utilidad marginal decreciente contenido en los Principios de Economía de Marshall, considera una canasta de dos bienes, uno adictivo 𝑀 que mide la apreciación musical y el resto de los bienes que se engloba en 𝑍: 14 12 Teoría proviene del griego theoreo que significa “observar”, pero, también hace referencia a “considerar”. Esta segunda acepción consiste en una especulación mental que intenta reconstruir la realidad. Tiene un enfoque práctico, ya que logra sus objetivos por medio de un procedimiento. Un modelo, en tanto, puede considerarse como una especie de descripción o representación de la realidad que, por lo general, está en función de unos supuestos teóricos o de una teoría. La relación entre ellos se da porque la aprehensión de la realidad no se realiza de manera directa e inmediata por la teoría, no se puede pasar directamente de la percepción y el comportamiento práctico espontáneo a la construcción teórica y la práctica experimental. Es aquí donde entra el modelo, para intermediar entre lo abstracto y lo concreto. Es decir, por medio del modelo la teoría se refiere a la realidad; la teoría describe el modelo (Carvajal, 2002:2-9). 13 A propósito, este supuesto implicaría que la tasa de descuento es cero, es decir que no haya preferencia temporal (Stigler et al. 1977:78). 14 Como se dijo arriba, en este modelo las personas no son adictas a una mercancía que pueden comprar en un mercado, sino a una mercancía que ellas mismas producen. Por ejemplo, no hay adicción a la música sino a la apreciación musical; tampoco hay adicción a la heroína sino adicción a la euforia que desencadena la droga. Miguel Angel Lugo Sánchez 17 𝑈(𝑀, 𝑍) (1.5) Donde: 𝑍 = (𝑥,𝑡𝑧) (1.6) 𝑀 = (𝑡𝑚, 𝑆𝑚) (1.7) 𝑆𝑚 = ℎ(𝑀, 𝐸) (1.8) La cantidad producida y consumida de 𝑀 depende del tiempo destinado a su consumo 𝑡𝑚, de la educación 𝐸 y de otro tipo de capital humano que conduzca a la apreciación de la música englobados en 𝑆𝑚 que a su vez está producido parcialmente a través de la formación o por la práctica (learning by doing), mediante la acumulación de los efectos de una anterior apreciación musical que los autores denominan capital de consumo (en trabajos posteriores este concepto se renombrará stock de hábito). Más adelante se explicará por qué en este modelo la apreciación musical es benéfica. El proceso de adicción se origina en la interacción entre el capital de consumo y el costo marginal de producir una unidad adicional de apreciación musical. Dicho costo en el periodo 𝑗 es: 𝜋𝑚𝑗 = 𝑤 𝑀𝑃𝑡𝑚𝑗 − 𝐴𝑗 (1.9) El salario 𝑤 se supone igual todas las edades, 𝑃 es el precio del bien y 𝐴 mide el efecto de la adicción como un ahorro en futuros factores productivos. Cuando 𝐴 es cero, la ecuación se reduce al costo marginal; cuando es mayor que cero la adicción es benéfica y 𝐴 se va reduciendo conforme aumenta 𝑗, o sea, cuando el individuo se acerca a los últimos años de su vida. El costo marginal disminuye con la edad al ir aumentando el capital de consumo 𝑆 dentro de la función 𝑀; esto hace que el consumo se eleve con la exposición al bien al disminuir los precios sombra por la mayor experienciay pericia, a pesar que los gustos no cambien (Stigler et al., 1977:79). Entonces, una adicción a la música disminuye el precio de la apreciación musical en edades tempranas, aumentando el tiempo dedicado a ella aunque el tiempo dedicado al consumo del bien adictivo puede no elevarse conforme pasa el tiempo (aumenta la edad). En edades avanzadas el capital de consumo puede descender y aumentar el precio de la apreciación debido a que el incentivo para invertir en capital futuro sería menor a medida que disminuyesen los años de vida restantes. La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 18 Stigler señala que el tiempo u otros factores de producción gastados en la apreciación musical son más susceptibles de ser adictivos (elevarse con la exposición) cuanto más elástica sea la curva de demanda de apreciación musical porque va aumentando el capital de consumo. En el caso de un bien adictivo nocivo, el consumo a cualquier edad reduce el stock de capital de consumo, haciendo que aumenten los precios sombra (o el costo marginal). Los factores productivos no descienden con la exposición, aumentan puesto que el capital de consumo disminuye si la curva de demanda es inelástica. Lo anterior se entenderá mejor con un ejemplo: considere el bien euforia producido mediante el factor heroína15. Un incremento en el consumo de la euforia actual eleva el costo de producirla en el futuro al reducir el stock futuro de capital eufórico. Si la curva de demanda es lo suficientemente inelástica, el uso de heroína crecería con la exposición al mismo tiempo que menguaría la euforia, por lo cual, la adicción a la heroína es el resultado y no la causa de la demanda inelástica (Stigler et al., 1977:80). Como se expuso, el efecto de las adicciones en este modelo se distinguen por el tipo de elasticidad: una demanda elástica indicaría una adicción benéfica y una baja elasticidad una adicción nociva; entonces una elevación exógena en el precio de los bienes adictivos tendría una repercusión pequeña en el consumo de bienes nocivos, y grande en el caso de bienes adictivamente benéficos16. Ahora bien, en el segundo momento del desarrollo de este enfoque encontramos la Teoría de la Adicción Racional por Becker y Murphy (1988) siguiendo la línea del modelo racional pero refinando la parte operativa e introduciendo conceptos como separabilidad de las preferencias17, la complementariedad adyacente y los estados estacionarios inestables18. Aquí también los consumidores racionales maximizan su utilidad desde una estructura de preferencias estables mientras tratan de anticipar las posibles consecuencias futuras de sus elecciones. Este modelo plantea que la utilidad en cualquier momento depende del consumo de dos bienes, 𝑐 y 𝑦; la utilidad corriente depende en cierta medida del consumo pasado de 𝑐 pero no de 𝑦 (lo que indicaría que el bien adictivo es 𝑐); y que la utilidad se ve afectada a través de un proceso de aprendizaje (learning by doing) conforme se suma al stock de capital de consumo 𝑆. 15 Fue el laboratorio Bayer el primero en utilizar la diacetilmorfina con fines terapéuticos en hospitales a finales del siglo XIX, para combatir enfermedades respiratorias. Se le comercializó bajo el nombre heroína, término probablemente derivado del alemán heroisch, que podría traducirse como poderoso, Davenport- Hines (2003:185). 16 Lo que se trata de hacer en una “Guerra contra las drogas” es precisamente eso, aumentar el precio de un bien adictivo, lo cual explicaría por qué este tipo de estrategias fracasan en su objetivo de eliminar las adicciones. Véase el apartado de oferta de bienes adictivos más adelante. 17 La utilidad de un bien 𝑎 es independiente de la utilidad de un bien 𝑏, a pesar de que ambos formen parte de un mismo problema de optimización, a esto se le conoce como separabilidad de preferencias. 18 Un estado estacionario es inestable si para cualquier valor inicial distinto al estado estacionario, la variable no converge a él. Miguel Angel Lugo Sánchez 19 La definición básica de adicción en este análisis supone que una persona es potencialmente adicta a 𝑐 si un incremento en su consumo corriente incrementa su consumo futuro, es decir, si y sólo si en el comportamiento del adicto hay complementariedad adyacente. La función a optimizar es la siguiente: 𝑈(0) = ∫𝑒−𝜎𝑡𝑢[𝑦(𝑡), 𝑐(𝑡), 𝑆(𝑡)] 𝑇 0 𝑑𝑡 (1.10) La utilidad es separable en (𝑦, 𝑐) y 𝑆, pero no en 𝑦 y 𝑐 solas porque su utilidad marginal depende de los valores pasados de 𝑐19. Un individuo racional maximiza su utilidad sujeto a una restricción presupuestaria. No es el propósito de este trabajo desarrollar todas las ecuaciones del modelo, por lo que sólo se expondrán las ideas principales20. Una persona racional reconoce que el consumo de un bien dañino tiene efectos adversos en la utilidad e ingresos futuros, mientras el consumo de un bien beneficioso tiene efectos positivos. Si el consumo futuro se mantiene fijo, el consumo de un bien 𝑐 dañino será más grande cuando la tasa de depreciación y de preferencia por el presente sean mayores.21 El consumo pasado del bien adictivo afecta la utilidad corriente mediante los efectos de refuerzo (𝑢𝑐𝑠 > 0) y de tolerancia (𝑢𝑠 < 0). Refuerzo significa que un mayor consumo corriente de un bien incrementa su consumo futuro; este concepto está muy relacionado al concepto de complementariedad adyacente. Tolerancia se refiere a que ciertos niveles dados de consumo son menos satisfactorios cuando el consumo pasado ha sido mayor. Las adicciones racionales dañinas implican tolerancia porque el consumo pasado de bienes dañinos merma la utilidad presente (Becker G., Grossman M. y Murphy K., 1991; Grossman, 1995). Bajo esta perspectiva de perfecta previsión del futuro, la relación entre adicción y complementariedad adyacente implica que un incremento anticipado en los precios futuros de los bienes adictivos, disminuye el consumo corriente. Este efecto de anticipar el cambio sobre el precio futuro es la manera más importante para distinguir la adicción racional o formación de hábitos racional del comportamiento miope (Becker, 1988:689). En el consumo de bienes adictivos, el precio futuro es adicionado al precio corriente cuando se trata de bienes perjudiciales, mientras que un beneficio futuro es sustraído del beneficio 19 Cuando las funciones de utilidad son separables en el tiempo, un aumento en la preferencia por el presente (𝜎) comparada con la tasa de interés, aumenta el consumo corriente y reduce el consumo futuro. Esto puede no aplicar para los bienes adictivos porque el costo total de un bien adictivo depende del grado de la preferencia por el tiempo (Becker et al. 1988:684). Una explicación para la relación negativa entre adicción y educación, sería que las personas más educadas tienden a tener tasas de preferencia por el presente menores. 20 Puede revisarse la exposición que hace Freed (2012) de este modelo, en la que lo desarrolla paso a paso. 21 Si la vida es finita, el inverso del número de años de vida restantes es una aproximación de la tasa de preferencia temporal. La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 20 corriente en bienes no dañinos. Es por esto que un incremento en la tasa de preferencia por el presente y en la tasa de depreciación sobre el capital de consumo incrementa la demanda de bienes dañino; esto es, los adictos a las drogas tienden a estar orientados al presente. Consumidores plenamente miopes, con una tasa de descuento que tiende a infinito (𝜎 → ∞), tienen el potencial de convertirse en adictos si un incremento en el consumo pasado eleva la utilidad marginal del consumo actual, aunque la preferencia por el presente no es una condición necesaria para que exista adicción. El trabajo señala que el estado estacionariodel consumo de un bien adictivo es inestable cuando el grado de adicción es fuerte, o sea, cuando la complementariedad entre el consumo pasado y presente es fuerte. El consumo aumenta con el tiempo cuando está por encima niveles de un estado estacionario inestable, y cae con el tiempo, tal vez hasta la abstención, cuando está por debajo de estados estacionarios inestables. La introducción del concepto de estados estacionarios inestables hace posible explicar las adicciones racionales patológicas, en las que el consumo de un bien continúa incrementándose a través del tiempo a pesar de anticipar perfectamente el futuro. Otro punto interesante del trabajo de Becker, es la incorporación de factores sociales a la función de consumo: el comienzo y el fin de las adicciones perjudiciales y las benéficas, a menudo obedecen a la ansiedad, tensión, inseguridad o presión producidas por la adolescencia22, divorcios, desempleo y otros eventos. Esto quiere decir que el consumo de muchos bienes adictivos perjudiciales es estimulado por eventos estresantes. Para tratar estas variables, el modelo incorpora al stock de hábito una variable 𝑍(𝑡): 𝑆 = 𝑐(𝑡) + 𝑍(𝑡) − 𝛿𝑆(𝑡) (1.11) Con esto, aún si 𝑐 no ha sido consumido en el pasado, 𝑆 variaría entre los individuos por las diferentes experiencias personales englobadas en 𝑍(𝑡). También ayudaría a explicar el que una adicción se deja como resultado de la pérdida de utilidad en el corto plazo, a causa de eventos temporales como aumentos de precios, eventos positivos para la persona y la reducción fuerte del consumo por un periodo corto de tiempo. Dejando un poco de lado esto, una persona racional dejará de golpe (cold turkey) el consumo para terminar una adicción fuerte a pesar que en el corto plazo el “dolor” sea considerable, este comportamiento es racional porque se cambia una pérdida grande en el corto plazo por una ganancia aún mayor en el largo plazo. 22 El mismo Becker señala en otro estudio (1992) que si el aumento en el consumo de un bien por miembros de un grupo de compañeros disminuye la utilidad de otros miembros, esto podría estimular un mayor consumo de todos los otros miembros a través del incremento de la utilidad marginal de esos miembros. En este caso, los bienes son sensibles a la presión de los compañeros, como las drogas, sería consumido excesivamente desde el punto de vista de los miembros del grupo. Miguel Angel Lugo Sánchez 21 Finalmente la Teoría de la Adicción Racional, señala que los cambios permanentes en precios de bienes adictivos pueden tener un efecto modesto de corto plazo sobre el consumo, lo que podría coincidir con la percepción general de que los adictos no responden a los cambios en precios. Sin embargo, el modelo muestra que la demanda de largo plazo para bienes adictivos tiende a ser más elástica que la demanda de bienes no adictivos. 1.3. Nuevos desarrollos I: Racionalidad Parcial Algunas de las críticas más corrosivas hacia la Teoría de la Adicción Racional provienen de Orphanides y Zervos (1995) quienes señalan (retomando a Winstone (1980)) que los adictos en el modelo de Stigler y Becker (1977) son “adictos felices”, pues escogen su adicción después de cuidadosas consideraciones entre alternativas y nunca debido a sus acciones; los individuos en estos modelos llegan a ser adictos adrede pues nunca son enganchados, como consecuencia, no hay margen para frenar la incidencia de las adicciones con programas educativos que proveen información que hace que se reconsidere el peligro potencial del consumo de drogas. Para Orphanides y Zervos las objeciones a los tempranos modelos racionales pueden ser atribuidas al supuesto implícito de previsión perfecta, ya que la característica esencial de la que adolecen estos modelos es el reconocimiento de la inexperiencia individual; inicialmente es incierto el daño potencial asociado al consumo de un bien adictivo. Dichas críticas ocasionan que surjan modelos alternativos con el fin de subsanar algunos huecos teóricos de la adicción racional que hacen que situaciones empíricamente contrastable no encuentren cabida en la teoría como las adicciones simultáneas, la incertidumbre del potencial adictivo de las mercancías o los costos de ajuste en el proceso de dejar una adicción. Para abordar estos modelos, dadas sus características centrales, los dividiremos en el grupo de preferencias competitivas y el grupo de creencias e incertidumbre. 1.3.1. Preferencias competitivas Se trata de un modelo de maximización intertemporal en el cual el agente elabora un plan de consumo que va evaluando periódicamente con el fin de reafirmar o modificar sus elecciones previas. Las preferencias competitivas23 o no constantes surgen como inconsistencias en la elección intertemporal del consumidor. Este conflicto se maneja en dos vías: La coexistencia de diferentes preferencias en un mismo individuo que generan rivalidad (algunas son miopes y otras racionales), unas dominan a otras dependiendo del momento. 23 En el original multiple selves. Se prefirió esta traducción debido a que el punto central no es la existencia de un “Yo Dividido”, sino la existencia de diversas preferencias dentro de un mismo “Yo”. Puede consultarse un texto sobre la discusión de los gustos que va de la Escolástica a las teorías económicas de la adicción en Goedder (1996). La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 22 Existen metapreferencias24 o preferencias que tiene el individuo sobre sus propias preferencias (o la consciencia que tiene de ellas) que surgen por influencia de la sociedad. Bajo este análisis se adopta un enfoque de formación-destrucción de capital humano. Según Winston (1980) la adicción se desarrolla entre dos tipos de preferencias o estados en el horizonte temporal. En el corto plazo el consumidor es miope, en el largo plazo es previsor, por lo que hay dos funciones de utiilidad: 𝑈∗ = 𝑈∗(𝑀, 𝑍) (1.12) 𝑈 = 𝑈(𝑀, 𝑍) (1.13) donde 𝑀 es de naturaleza adictiva y 𝑍 no lo es, 𝑈∗ representa la utilidad a largo plazo y 𝑈 para el corto plazo. El consumidor deriva de 𝑀 más utilidad en el corto plazo que en el largo plazo, es decir: 𝛿𝑈 𝛿𝑀 < 𝛿𝑈∗ 𝛿𝑀 La dificultad de este modelo está en la contrastación empírica y por tanto la generalización teórica (Portillo y Antoñanzas, 2002:53). 1.3.2. Abstinencia y costos de ajuste En este planteamiento los individuos quedan atrapados en un determinado momento por el bien adictivo que, a pesar de que le proporciona utilidad negativa, no deja de consumirlo porque hay costos de ajuste, a esto se le identifica con el llamado síndrome de abstinencia25. Suranovic, Goldfarb y Leonard (1999) distinguen dos tipos de adicciones: débiles y fuertes. En el primer caso, el consumo se va reduciendo progresivamente y poco a poco porque las consecuencias futuras negativas, en la salud por ejemplo, se hallan cada vez más próxima según pasa el tiempo. En una adicción fuerte lo que ocurre es una cesación total del consumo porque los costos de seguir consumiendo son mayores que los costos de dejar bruscamente la adicción. Aquí la utilidad a maximizar se plantea así: max𝑊𝐴 = 𝑈𝐴 (𝑠) + Γ(𝑦) (1.14) s. a. 𝐼𝐴 = 𝑝𝑠𝑠 + 𝑝𝑦𝑦 (1.15) 24 También llamadas preferencias de segundo orden. Uno de los teóricos de las metapreferencias es Albert Otto Hirschmann, véase por ejemplo, Interés privado y Acción Pública (1985). 25 En la adicción, el costo de ajuste se presenta como una reacción física negativa que se produce cuando se da fin al consumo de una mercancía adictiva (Grossman 1995:157). Miguel Angel Lugo Sánchez 23 donde Γ(𝑦) es la función de utilidad de 𝑦, separable de la que corresponde al consumo del bien adictivo 𝑈𝐴 (𝑠):𝑈𝐴 (𝑠) = 𝐵𝐴(𝑠) − 𝐿𝐴(𝑠) − 𝐶𝐴(𝑠) (1.16) 𝐵𝐴 son los beneficios corrientes, 𝐿𝐴 la pérdida futura estimada y 𝐶𝐴 los costos de ajuste (Suranovic, et al. 1999:8). En un principio, cuando el stock de hábitos es prácticamente nulo, los costos de ajuste son pequeños, por lo que las pérdidas futuras aún son distantes y el efecto que tienen sobre la utilidad presente es menor; los costos de ajuste surgen a medida que se desarrolla la adicción y el sujeto trata de reducir su consumo. Una vez desarrollada la adicción, la utilidad total que el individuo obtiene del bien adictivo es diferente que en un nivel de consumo normal, generando asimetrías que impiden que los consumidores reaccionen ante reducidos incrementos en el precio, o por las pérdidas futuras por los riesgos para la salud, disminuyendo la cantidad consumida del bien adictivo. 1.4. Nuevos Desarrollos II: El papel de las creencias y la incertidumbre También son una respuesta crítica a los modelos de adicción con previsión perfecta del futuro que no pueden explicar la razón por la cual un adicto queda enganchado; esta incapacidad se debe a la ausencia de incertidumbre en las elecciones de consumo de bienes adictivos (Portillo y Antoñanzas, 2001:54). 1.4.1. Incertidumbre sobre el potencial adictivo En una extensión a la teoría de la adicción racional Athanasios Orphanides y David Zervos desarrollan en 1995 un nuevo modelo que incorpora el factor incertidumbre, adicionando algunos supuestos como: El consumo de un bien adictivo no es igualmente dañino para todos los individuos. Cada individuo posee una estructura de creencias subjetivas acerca del potencial de volverse adicto, esto se incorporan en el modelo a través de una variable de información. La estructura de preferencias es estable aunque se actualiza con información ganada a través del consumo. Las creencias subjetivas juegan un papel muy importante en el modelo pues son parte de la información que determina la incidencia de adicción, aunque la predisposición hacia las adicciones no puede ser detectada sin la experiencia obtenida del consumo. Es decir, la información inicial que posee el sujeto determina el que decida o no experimentar por primera La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 24 vez con una mercancía adictiva, aunque sólo descubrirá su adicción durante su experimentación26. Por tanto, en este modelo la adicción es voluntaria pero no es intencional, es un resultado inesperado de la evaluación incorrecta de la probabilidad de volverse adicto y del poder adictivo de los bienes. Así, los adictos se arrepienten de sus decisiones pasadas, son conscientes de los probables daños que implica el consumo de una droga antes de usarla. Como en los modelos anteriores, volverse adicto requiere de la acumulación de un stock de consumo pasado más allá de un nivel crítico. Aquellos quienes experimentan y aprenden de su tendencia adictiva antes de alcanzar dicho nivel, revierten su patrón de consumo y evitan la adicción. Este modelo distingue dos tipos de población: no-adictos y adictos potenciales. El stock de consumo pasado no tiene efectos sobre el bienestar de los primeros, ellos reciben sólo la recompensa inmediata del consumo del bien adictivo; para los segundos, el stock produce daños colaterales que son asociados con la adicción. La utilidad de cada individuo se separa en dos partes: 𝑈𝑡 = 𝑢(𝑐𝑡 , 𝑎𝑡) + 𝜃𝜂𝑡𝑣(𝑎𝑡 , 𝑠𝑡) (1,17) En la función, 𝑢(𝑐𝑡, 𝑎𝑡) representan las recompensas inmediatas del consumo corriente de dos bienes (uno de los cuales es adictivo)27; y 𝑣(𝑎𝑡 , 𝑠𝑡) representa los efectos colaterales perjudiciales del consumo pasado. La variable 𝜃 es una dummy que adopta el valor de 1 cuando se trata de un consumidor potencialmente adicto y de 0 cuando es un consumidor no-adicto. El término 𝜂𝑡 es una variable aleatoria, su inclusión introduce la ocurrencia probabilística de efectos dañinos colaterales que depende del nivel de consumo pasado. El problema que enfrenta cualquier individuo con stock inicial 𝑠0 y un factor de descuento 𝛽 es: 𝑚𝑎𝑥 𝐸0 {∑𝛽 𝑡[𝑢(𝑐𝑡 , 𝑎𝑡) + 𝜃𝜂𝑡𝑣(𝑎𝑡 , 𝑠𝑡)] ∞ 𝑡=0 } (1.18) sujeto a 𝑐𝑡 + 𝑝𝑎𝑡 ≤ 𝑦, 𝑐𝑡 , 𝑎𝑡 ≥ 0 (1.19) Se supone que un individuo va actualizando sus creencias subjetivas conforme observa su nivel de utilidad después del consumo. Se espera que cuando 𝑠 = 0 no haya consecuencias perjudiciales inmediatas y que la frecuencia con la cual un daño es realizado sea mayor con un stock creciente. 26 Un individuo que escoge óptimamente no experimentar con el bien adictivo nunca está en riesgo de adicción. Por tanto, la decisión inicial de comenzar el consumo es crucial en la determinación del potencial riesgo de adicción 27 En este caso el bien adictivo está denotado por 𝑎𝑡, mientras que el bien no adictivo es 𝑐𝑡. Miguel Angel Lugo Sánchez 25 Mientras que el individuo no observe efectos dañinos derivados de su consumo, actualizará su creencia anterior para seguir consumiendo. Según continúa este comportamiento, el individuo halla óptimo seguir consumiendo y acumula un stock; si el stock acumulado es mayor a un nivel crítico en el momento en el que un adicto potencial reconoce su verdadero potencial de ser adicto (𝜃), puede haber sido ya arrastrado hacia una adicción. Las creencias también juegan un papel importante: si un individuo cree fuertemente que no es adicto, es más propenso a experimentar; mientras que si es menos confiado, es más probable que se abstenga, es decir, los abstinentes tienden a sobreestimar los daños mucho más que los adictos (Orphanides y Zervos, 1995:747). En cuanto a los individuos más jóvenes y con menos experiencia infieren el riesgo de adicción de la prevalencia del consumo entre los individuos mayores, las percepciones con respecto a este hecho tienden a influir en las creencias iniciales y por tanto, en el riesgo de adicción. Es por eso que un gran número de individuos podrían volverse adictos a una mercancía con bajo potencial adictivo, mientras que un pequeño número de personas se vuelven adictas a una mercancía con alto potencial adictivo. Por ejemplo, una fracción grande de la población tiende a ser más adicta al alcohol que a la heroína porque la mayoría de adictos potenciales se abstienen de experimentar con heroína, así nunca está en riesgo de adicción28. Ahora bien, a diferencia de la discusión en Becker y Murphy (adicción racional) sobre los cambios en el precio, aquí un pequeño cambio en el precio tiene un pequeño efecto sobre el consumo de los individuos que ya son adictos, pero tiene un mayor impacto sobre el riesgo de adicción que enfrentan los jóvenes no adictos y los adictos potenciales (Orphanides y Zervos, 1995:749-750). 1.4.2. Incertidumbre sobre los riesgos sanitarios Un estudio sobre esta línea lo hace Viscusi (1990), quien supone que la decisión de consumir o no un bien adictivo se basa en las percepciones que el consumidor tenga acerca de los riesgos que conlleva su consumo y de las actualizaciones de esa percepción mediante la experimentación según un proceso bayesiano de aprendizaje29. El punto central de la investigación de Viscusi es inquirir la relación existe entre las percepciones de riesgo que poseen los fumadores o los potenciales fumadores y el hábito tabáquico; la cuestión fundamental es conocer si las decisiones de fumar son hechas de forma racional. Desde el punto de vista económico, el fumar cigarrillos puede ser visto como una actividad de consumo potencialmente riesgosa, pues a mediano y largo plazos tiene costos sobre la salud del 28 Esto sin embargo puede tener causas exógenas al modelo, por ejemplo, las sanciones para el comercio y para el consumo de drogas fuertes parece tener cierto atractivo para algunos individuos, situaciónque no se presenta en las drogas legales. 29 Un proceso de aprendizaje Bayesiano, grosso modo, es un método que permite encontrar la hipótesis más probable dados un conjunto conocimientos a priori. La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 26 individuo. La evaluación de este riesgo asociado al hábito tabáquico, indica que estas percepciones son quizá sesgadas al alza, lo cual es consistente con la evidencia psicológica en riesgos altamente publicitados, aunque también la fuente del sesgo de percepción puede ser una consecuencia del carácter social de la transferencia de información y de la presión social contra el tabaquismo. Estas percepciones han sido el blanco de políticas que pretenden incrementarlas para desincentivar el consumo de cigarrillos. Las advertencias en empaques y la publicidad en contra de drogas legales se hacen con el fin de que los individuos que no creen que una adicción genera una externalidad negativa sean disuadidos. Estos esfuerzos informativos indican un riesgo, pero no su magnitud, lo que ocasiona que la información que tratan de proporcionar no sea totalmente fiel. El trabajo de Viscusi plantea que los adictos tienen una evaluación del riesgo más baja y que los demás individuos sobreestiman los riesgos. Un gran número de estudios han demostrado una tendencia a sobrestimar los eventos de baja probabilidad y desestimar los eventos de alta probabilidad (Viscusi, 1990:1260). El modelo planteado considera dos estados: vida y muerte. Cuando el individuo está vivo cosecha una utilidad 𝑈(𝑠) si fuma, y 𝑈(𝑑) si no fuma. La muerte ofrece una pago 𝑉 y la probabilidad de muerte, 𝑟, es 1 si fuma y 0 en otro caso, variable que vendría a desempeñar el papel del factor riesgo. Un individuo fumará si la utilidad obtenida del consumo del bien adictivo durante su periodo de vida, a pesar de los riesgos que implican el consumo, es mayor que la abstinencia: [𝑈(𝑠) − 𝑈(𝑑)] + 𝑟[𝑉 − 𝑈(𝑑)] > 0 (1.20) El primer término en la ecuación anterior representa la utilidad neta obtenida de fumar cigarrillos que refleja tanto los gustos como los precios, y el segundo término representa la utilidad perdida por la muerte. Parametrizando con un modelo lineal (en este caso se supone una función logística de probabilidad), haciendo a βi=1,2 los vectores coeficientes, Y1 un vector de gustos y precios variables, Y2 un vector de variables que afectan la pérdida de utilidad, y 𝑢2 un término aleatorio de error. La decisión de fumar es atractiva si 𝑃(𝑓𝑢𝑚𝑎𝑟) = [𝑃𝑟(𝛽1𝑌1 + 𝛽2𝑠𝑌2) > −𝑢2] 𝑃(𝑓𝑢𝑚𝑎𝑟) = [1 + 𝑒𝑥𝑝(−𝛽1𝑌1 − 𝛽2𝑠𝑌2)] −1 (1.21) Los resultados obtenidos por el modelo, muestran que a mayores riesgos percibidos, menor es la probabilidad de fumar (Viscusi, 1990:1261). Ahora bien, en una situación con fallas de mercado, como en este modelo en el que la información no es perfecta, frecuentemente se utiliza algún mecanismo para remediar la falla, por ejemplo, mediante impuestos. A diferencia Miguel Angel Lugo Sánchez 27 de las políticas de información, los impuestos desalentarán la demanda de todos los consumidores, no simplemente de aquellos que desestiman el riesgo. 1.5. Oferta y adicción En el apartado anterior tratamos uno de los dos elementos que conforman el mercado de bienes adictivo: la demanda; sin embargo, para poder completar el análisis desde la teoría económica es oportuno mostrar el otro componente: la oferta. Poco se ha hecho para formalizar el análisis desde el lado de la oferta, aunque pueden encontrarse muchos estudios históricos y sociológicos al respecto; además, la teoría económica le ha prestado mayor atención a mercados de estructura no competitiva30. A continuación se expondrán algunos de esos modelos. 1.5.1. Mercado competitivo Si se considera al mercado de las drogas ilegales como competitivo y, al tratarse de bienes que afectan la utilidad social, existirá intervención estatal que intentará de compensar la pérdida de utilidad que pudiera presentarse mediante el gravamen de las mercancías adictivas y con la persecución y condena de los oferentes y de los propios consumidores. Becker, Grossman y Murphy (2006), señalan que en el caso que se decida actuar en contra de la oferta, el gasto público que se ejerce para lograr atrapar a los traficantes (que podría considerarse como un impuesto no monetario), dependerá de la diferencia entre el valor de la utilidad social y el valor de la utilidad privada de los consumidores de drogas, así como de la elasticidad de su demanda, pues mientras más inelástica sea, menos efectos tendrán las políticas emprendidas por el gobierno sobre los consumidores, a menos que el valor de la utilidad social sea negativo. Entonces, el precio de mercado de las drogas está influenciado por la sanción hacia los traficantes y por los gravámenes al consumo. Este modelo supone que los precios están en función de costos unitarios constantes, que a su vez dependen de los recursos que los gobiernos dedican para atrapar a contrabandistas y oferentes 𝑐(𝐸)31, y de impuestos no monetarios para los usuarios 𝑇, a través de sanciones. Así, el precio total de las drogas para los consumidores está dado por la igualdad: 𝑃𝑒 = 𝑐(𝐸) + 𝑇 (1.22) 30 La inmensa mayoría de los estudios sobre adicciones en el estudio económico, están elaborados para los mercados del alcohol y el cigarro, bienes que poseen mercados con estructuras no competitivas, ya que estas son las dos únicas drogas que se encuentran dentro del mercado formal y sus precios son conocidos o sencillos de obtener. 31 A este tipo de erogaciones de dinero público podría denominárseles como Gastos de Represión, según la traducción del texto publicada por la Universidad Autónoma del Estado de México en el 2006 “El mercado de bienes ilegales: el caso de las drogas”, aunque la palabra original, enforcement, no tiene la connotación negativa. La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 28 En ausencia de persecución al consumo de drogas, el equilibrio estará en 𝑃𝑒 = 𝑐(0), si la persecución está enfocado en la oferta sin considerar la demanda (𝑇 = 0), entonces 𝑃𝑒 = 𝑐(𝐸), lo que sería un “equilibrio de guerra (contra las drogas)”. Si un incremento porcentual en el costo de las drogas viene dado por ∆𝑐, y el cambio en la cantidad demandada es ∆𝑄 = 𝜀∆𝑐, donde 𝜀 < 0, entonces, dada la estructura de mercado competitivo, el cambio en los recursos destinados al contrabando de drogas, incluyendo producción y distribución, inducidos por una guerra contra las drogas, será igual al cambio en gasto en consumo: ∆𝑅 = (1 + 𝜀)∆𝑐 (1.23) Así, los recursos totales destinados a la oferta de drogas se incrementarán con una guerra contra las drogas cuando la demanda sea inelástica (𝜀 > −1), y caerán cuando la demanda de drogas sea elástica (𝜀 < −1). Esto sucede porque, cuando la demanda de drogas es elástica, un incremento en 𝐸 reducirán los recursos usados por los traficantes para traer drogas al mercado, pues el consumo caería inevitablemente al elevarse el precio. En contraste y paradójicamente, cuando la demanda de drogas es inelástica, los recursos totales usados por los traficantes se incrementarán conforme la intensidad de la guerra aumente y el consumo caiga. Con una demanda inelástica, los gastos de represión (𝐸) son empatados por los traficantes conforme se reduce el consumo de drogas (Becker, et.al. 2006:42). De esta forma los productores de drogas y contrabandistas hacen mayores ganancias cuando el castigo aumenta, pues un incremento en el precio de mercado excederá al incremento en sus costos de evasión unitarios, sin embargo esto no significa que mayores castigos no tengan los efectos deseados. Un mayor precio de mercado inducido por el incremento en las condenas reduce el uso de drogas, aunque la magnitud de este efecto sobre el consumo dependede la elasticidad de la demanda, pues cuando la demanda es más inelástica, el efecto es menor. La conclusión a la que llega el estudio es que con una disposición marginal a pagar positiva, demanda inelástica y castigo a los traficantes, la decisión social óptima sería no alterar la producción, pero esto no implica que el gobierno sea ineficiente o que la aplicación de estas sanciones sea costosa. Inclusive, esto es válido cuando los gobiernos atrapan infractores fácilmente y sin costo para ellos. Aún si la demanda es elástica, podría no ser socialmente óptimo reducir la producción si el consumo del bien tiene un valor marginal social positivo, o sea, para justificar la intervención del Estado es necesario que la utilidad social del consumo sea muy baja o elasticidad de la demanda muy alta. Aún entonces, la intervención estatal absorberá muchos recursos (Becker et al., 2006:47). Los costos marginales de combatir la oferta, son mayores cuando es más pequeña la elasticidad de la demanda (𝜀𝑑), y el consumo cae más rápidamente a medida que los gastos por combate se incrementan cuando la demanda es más elástica. Debido a que los desembolsos para aprehender y castigar a los oferentes dependen del nivel de producción, una caída lenta de la producción y una demanda más elástica, provoca el crecimiento más rápido de los gastos de combate. Miguel Angel Lugo Sánchez 29 1.5.2. Monopolio Si en el mercado existe un monopolista, entonces el precio se establece en el punto en que los ingresos marginales son inferiores al costo marginal, pero se espera que los precios futuros tiendan a exceder los futuros costos marginales debido al poder monopolístico, una vez enganchados los consumidores, el precio puede subir sin perder mercado. Así, un monopolista puede bajar el precio para tener a más consumidores “enganchados” a la mercancía adictiva. (Grossman, 1995:168) Los beneficios futuros son mayores cuando el consumo actual es mayor y el precio actual menor, porque un consumo actual más grande elevará el consumo futuro una vez que se genere adicción; por decirlo así, un monopolista puede disminuir el precio para tener a más consumidores “atrapados” en el bien adictivo. El ingreso marginal óptimo es menor en relación al costo marginal cuando el bien es más adictivo, la demanda futura es más fuerte y el precio futuro menos el costo es mayor. Con un efecto positivo lo suficientemente grande sobre la demanda futura de un menor precio actual, un monopolista puede escoger un precio actual que esté por debajo del costo corriente, o un precio en la región inelástica de la demanda (Becker, et al 2006). Un incremento en los precios actuales elevarían los beneficios de las compañías en el corto plazo si fijaran el precio por debajo del punto de maximización (en orden de elevar la demanda futura a través de los efectos adictivos de un mayor consumo corriente). 1.5.3. Oligopolio El trabajo de Tatsuo (2012), extiende el modelo clásico de duopolio espacial de Hotelling (1929) con el supuesto de formación de hábito. Esto es posible debido a que el individuo se habitúa a las características del producto que vende alguna de las dos firmas, lo que ocasiona que tienda a preferir productos con características similares, lo que influye en la producción de la otra firma. Para que la formación de hábito tenga cabida en el modelo es necesario que se extienda por lo menos a dos periodos, ya que es una característica fundamentalmente dinámica32. En el primer periodo los consumidores no tienen un lugar favorito para comprar el bien, incluso podrían carecer de preferencias iniciales en su consumo, sin embargo, si existe formación de hábito, las preferencias se tornarán a favor del producto consumido la primera vez, ese es el supuesto básico del modelo33. En el segundo periodo los individuos prefieren el producto de la firma que consumieron en el primer periodo, aunque también preferirán productos con características similares aún si proceden de otra firma. 32 El autor no indaga el proceso de formación de hábito, lo supone dado y asume que los individuos son miopes. 33 Además se supone que las preferencias son fijas y el consumo pasado no afecta la utilidad futura (Tatsuo, 2012:383). La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 30 Entonces, existen dos firmas que venden productos que son idénticos para los consumidores; las dos firmas eligen su ubicación y después compiten en precios para atraer clientes. Suponemos que en el primer periodo los individuos no tienen una firma favorita pero tienen formación de hábito, entonces la función de utilidad para el primer periodo estaría dada por: 𝑈1 = 𝑣 − 𝑝1 (1.24) Mientras que la utilidad en el segundo periodo es: 𝑈2 = 𝑆 − 𝜃(𝑙1 − 𝑙2) 2 − 𝑝2 (1.25) Donde 𝑣 es el superávit del consumo en el primer periodo, 𝑆 es el superávit del consumo en el segundo periodo, 𝑙2 es la ubicación del producto que las personas consumen en el segundo periodo, 𝑙1 es la ubicación del producto que se consume en el primer periodo y 𝜃 es un parámetro que representa la desutilidad que los individuos enfrentan cuando consumen lejos de su localidad favorita (costo de transporte), es diferente para cada individuo y que se distribuye normalmente en el intervalo [𝑎, 𝑏]. La consecuencia natural del supuesto de formación de hábito en este modelo, implica que la localidad del primer periodo se vuelve la favorita del individuo en el segundo periodo y su utilidad disminuirá conforme difiera el producto consumido en el segundo periodo respecto del primero. Dos firmas pueden elegir entrar o no al mercado ya sea en el primero o segundo periodo. Si entran, deben pagar una suma de costos fijos (𝑓) cada periodo. No hay restricciones a la capacidad, los costos marginales son cero y no pueden cambiar de ubicación del primero al segundo periodo. Si las firmas entran secuencialmente, primero atraen las preferencias de los individuos a través de su producto y la segunda firma competirá por algunos de estos individuos. La segunda firma decidirá qué tan similar será su producto respecto al de la original, puede eliminar cualquier ventaja de la incumbente si duplica las mismas características, o puede relajar la competencia vendiendo un producto con características diferentes pero esto elevará los costos de traslado de los individuos que no quieran consumir su producto; si lo encuentran similar al primero, atraerá consumidores (Tatsuo, 2012:387). La variable 𝑆 tiene un efecto sobre la disponibilidad a pagar del consumidor y en la diferenciación del producto. Para un valor pequeño de 𝑆, la diferencia entre el producto de la firma entrante y el producto original se incrementaría. Cuando 𝑆 crece, el individuo está deseando pagar mayores precios. Ya que la firma entrante tiene un incentivo para diferenciar hasta que la incumbente cargue el precio más alto posible, un mayor valor de 𝑆 resulta en una mayor diferenciación. Miguel Angel Lugo Sánchez 31 2. La conducta adictiva a nivel mundial: el caso de las drogas Existen varias instituciones y organismos internacionales que realizan estudios sobre el fenómeno de la droga como los de la Comisión Global de Políticas de Drogas (Global Comission on Drugs), los de Action and Research Center (RSA) o los de la Iniciativa Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, pero quizá el más representativo sea el Informe Mundial sobre las Drogas (World Drug Report, en adelante WDR) que la ONU elabora con apoyo de sus países miembros, mediante su oficina Contra las Drogas y el Delito (UNODC). Este reporte señala que en 2012, una de las repercusiones más importantes del consumo de drogas ilícitas son las consecuencias adversas que tienen para la salud de los miembros de la sociedad, aunque el consumo de drogas también supone una pesada carga financiera, pues en términos monetarios, serequerirían unos 200.000 a 250.000 millones de dólares (entre un 0,3% y un 0,4% del PIB mundial) para sufragar todos los costos de tratamiento relacionados con las drogas en todo el mundo. El último informe disponible (WDR 2015) estima que para 2013 existía una prevalencia anual en el consumo de entre 5.2% y 7.0% de la población mundial, esto es, entre 246 y 330 millones de personas en un rango de edades entre los 15 y los 64 años (es decir, una de cada 20 personas, lo cual es un aumento de 3 millones de personas respecto a 2012, aunque tomando en consideración el incremento de la población mundial el consumo se ha mantenido estable)34. Para el mismo periodo, entre 0.6% y 0.8% de los usuarios presentaron un patrón de consumo problemático35. De los usuarios totales, el 10% es considerado un consumidor problemático, es decir, que sufre trastornos ocasionados por el consumo de drogas (unos 27 millones de personas), de los cuales sólo 1 de cada 6 tiene acceso a tratamiento, con un número anual de muertes relacionadas de 187,100 en 2013. Las drogas con mayor prevalencia anual es el cannabis (2.7 − 4.9%), y los estimulantes del tipo anfetamínico (0.3 − 1.2%), excluyendo el éxtasis (0.2 – 0.6%), cuadro 2.1. Sin embargo, la salud no es lo único que se ve afectada por el consumo de drogas, pues tiene impacto sobre la productividad de una sociedad (en el reporte de 2014 señala pérdidas asociadas equivalentes al 0.3% y del 0.4% del PIB de cada país). También existen costos derivados de la delincuencia relacionada con las drogas (fraude, robo, robo con violencia) que en Inglaterra y Gales por ejemplo, representaban el 1,6% del PIB36. 34 Los rangos de edad de la población son diferentes a los que se utilizan en la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) que describiremos más adelante. 35 El informe aclara que no existe una definición estándar para el consumo problemático, este puede incluir a personas que se involucran en el consumo de alto riesgo como el de drogas inyectadas, el consumo diario y que muestran trastornos asociados y/o dependencia basados en criterios clínicos. 36 Las drogas no ha tenido siempre una mala reputación, antiguamente se utilizaban en ceremonias para honrar a deidades, e incluso muchas de las drogas que ahora se consideran ilegales en algún momento no lo La Conducta Adictiva en el Marco del Análisis Económico 32 La producción mundial de opio se colocó en 7 mil toneladas en 2011, por encima de 2010 cuando los cultivos de amapola se vieron afectados por una plaga; en cuanto a la cocaína, la superficie sembrada del arbusto de coca ha disminuido desde el 2000 un 33%. Aunque parece que la producción de drogas naturales va a la baja, este hecho se compensa con el incremento de drogas sintéticas. A pesar del gran número de usuarios, el mismo informe señala que al parecer se ha estabilizado el consumo mundial aunque continúa al alza en los países en desarrollo (WDR 2012:iii), es posible que esto se deba a desplazamientos y cambios en los flujos comerciales. Dichos cambios demuestran la flexibilidad y adaptabilidad del mercado, y son motivo de preocupación por las futuras repercusiones que esas modificaciones podrían tener, como en el incremento en el número de adictos, el impacto en la economía local y mayor violencia asociada al fenómeno37. A continuación se tratará brevemente del panorama mundial por tipo de droga. Opioides y opiáceos La prevalencia anual del consumo de opioides se ha mantenido estable en los principales mercados, mostrando una prevalencia anual de entre 0.6% y 0.8%, mientras que la de opiáceos está entre el 0.3% y el 0.4%. Esto es notable debido a las variaciones que ha sufrido la producción mundial de opio en los años recientes, por ejemplo, mientras que en 2010 se registró un descenso en la producción por la enfermedad de la amapola en Afganistán, el principal productor mundial de opio, ocasionando que los consumidores reemplazaran la heroína con sustancias como la desomorfina, el opio acetilado y otros opioides sintéticos; en 2014, el cultivo mundial de adormidera alcanzó su nivel más alto desde finales de la década de 1930. La producción mundial de opio alcanzó 7,554 toneladas en 2014, el segundo nivel más alto en tres décadas, a la vez que el volumen de incautación mundial de opio, heroína y morfina ilícita disminuyó 6.4% entre 2012 y 2013. A pesar de esto, en la mayoría de las regiones, el aumento de la producción estimada de opio y heroína aún no se ha reflejado en una mayor oferta de estas drogas. No está muy claro cuál es el destino de las cantidades adicionales de heroína, pero en algunos países hay indicios de una mayor disponibilidad de esta droga y de un aumento de los indicadores relacionados con la heroína, como la mortalidad y las emergencias médicas. En cuanto a los precios al mayoreo y al menudeo tampoco han registrado cambios importantes en Europa y América desde 2009, aunque no reflejan la situación de países productores como Afganistán y Myanmar pues ahí los precios subieron en 2010 y 2011, probablemente debido a que la demanda está en aumento o a la especulación en el mercado local. fueron. Fue la reacción conservadora contra los inmigrantes por parte de algunos grupos de Estados Unidos la que dio comienzo a la era de la prohibición a principios de 1900 (cfr. Escohotado (2009:97). 37 El uso de internet, paricularmente la llamada Deep Web para comerciar drogas ilustra la rápida evolución de la situación y tiene importantes consecuencias tanto para las autoridades encargadas de la aplicación de la ley como para el tráfico de drogas. Miguel Angel Lugo Sánchez 33 La heroína afgana posee dos rutas de abastecimiento para Europa: la primera es la ruta de los Balcanes, aunque su importancia ha disminuido; y, la segunda conocida como “ruta meridional”, que va de la zona sur de Afganistán y pasa por el Oriente Medio y África, y que se ha ido extendiendo. Cocaína En general, ha disminuido la disponibilidad mundial de esta droga. En 2013 la superficie de cultivo de arbusto de coca disminuyó 10% anual, ubicándose en su nivel más bajo desde mediados de 1980, debido principalmente a la disminución en 18% del cultivo de Perú (de 60,400 hectáreas en 2012 a 49,800 en 2013) y de 9% en Bolivia (de 25,300 hectáreas a 23,000); por otro lado en Colombia no se registraron cambios aunque permanece en niveles históricamente bajos38. Durante ese mismo año se incautaron 687 toneladas (671 toneladas en 2012, principalmente en Sudamérica, y Europa central y occidental). A nivel regional, sin embargo, mientras que en Colombia durante 2006-2010 se registró un descenso en su fabricación, en Bolivia y Perú ocurrió lo contrario. Esto ha impactado en los países consumidores pues, mientras que el mercado estadounidense sigue proveyéndose con cocaína Colombiana, la demanda europea se enfocó al suministro de Bolivia y Perú. Para 2013 no solo siguió disminuyendo el cultivo de arbusto de coca (con lo que alcanzó su nivel más bajo desde 1990, cuando empezó a disponerse de estimaciones), sino que la prevalencia anual del consumo de cocaína (el 0,4% de la población adulta) también siguió reduciéndose en Europa occidental y central y en América del Norte. Las medidas para reducir la oferta pueden haber contribuido al descenso del cultivo del arbusto en los países productores, lo que ha dado lugar a una menor disponibilidad de cocaína y a la contracción de algunos de sus principales mercados. Cannabis Existen entre 128 y 232 millones de consumidores de cannabis en todo el mundo (Cuadro 2.1). Este mercado se puede dividir en dos partes, el mercado de hierba y el mercado de resina (hachís); ambos productos muestran tendencias que varían
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