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Evaluacion-de-la-fragilidad-de-la-vegetacion-en-el-nivel-regional-y-a-la-escala-1250000--el-caso-de-la-region-Sur-Sureste-de-Mexico

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POSGRADO EN GEOGRAFÍA 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
Evaluación de la fragilidad de la vegetación en el nivel 
regional y a la escala 1:250,000: el caso de la región 
sur-sureste de México 
 
 
 
 
T E S I S 
 
 
 
 
QUE PARA OBTENER EL GRADO ACADÉMICO DE 
MAESTRO EN GEOGRAFÍA 
 
(PLANEACIÓN Y MANEJO DE RECURSOS NATURALES) 
 
 
 
P R E S E N T A 
 
GERARDO JESÚS NEGRETE FERNÁNDEZ 
 
 
 
 
 
DIRECTOR: DR. GERARDO BOCCO VERDINELLI 
 
 
 
MÉXICO, D.F. SEPTIEMBRE, 2010
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1 
 
 
 
Esta tesis la dedico a mis tres estrellas del firmamento, quienes 
representan la luz de mi vida 
 
Mi madre, Ángela 
Mi compañera de la vida, Celia 
Y mi hija adorada, Claudia 
 
 
 
 
 
 
2 
AGRADECIMIENTOS 
 
Son muchas las personas a las que les agradezco por empujarme a llegar 
a la meta, y aunque no me es posible mencionarlas aquí, me refiero a 
todos ustedes compañeros y amigos de mi vida. De manera especial hago 
mención y agradezco a mis hermanos Marcela, Ángela Beatriz, Pedro y 
Alfonso, y con ellos a mis sobrinos que siempre me alegran la vida con 
sus infinitos detalles. 
De manera muy especial, al Dr. Gerardo Bocco, que creyó en mí y no me 
soltó hasta el último momento, le agradezco la dirección de esta tesis y 
todo el apoyo brindado. 
Con mi más grande afecto, agradezco el apoyo y las siempre atinadas 
recomendaciones del Dr. Alejandro Velázquez, quien además de ser un 
buen amigo ha sido el mejor ejemplo para no claudicar en cualquier 
empresa de la vida. 
A mis amigo y compañeros de trabajo, Mtro. Leobardo Terpán y José Luís 
Pérez, les agradezco su apoyo y enseñanza en el manejo cartográfico y 
de los SIG. 
A mi sínodo; Dr. José Ramón Hernández, Dr. Fernando Rosete y Dr. 
Ángel Priego, por sus tan atinadas revisiones y consejos para mejora la 
tesis. Ángel, te agradezco las ricas discusiones que hemos tenido, sin 
ellas no habría podido llegar a tan buen entendimiento de muchos de los 
temas que son relevantes en la planeación territorial y la ecología del 
paisaje. 
Finalmente, agradezco a mis compañeras de la vida, Celia y Claudia, por 
quienes hago todo lo que hago. 
 
 
 
 
 
 
3 
RESÚMEN 
 
Este trabajo se enmarca en la necesidad de contar con métodos robustos 
para evaluar la fragilidad de la vegetación en la escala regional. 
Los objetivos se centran en la formulación de un método para evaluar la 
fragilidad de la vegetación en la región sur-sureste de México y a la escala 
1:250 000. Para ello se obtuvieron las variables más importantes que 
intervienen en la evaluación la resistencia y la resiliencia a la escala 
1:250,000; posteriormente se construyó el índice de fragilidad de la 
vegetación y se representó cartográficamente. 
Metodológicamente se aplicaron los principios de la ecología del paisaje, 
como marco integrador para construir el índice. La información se analizó 
y sistematizó a partir de cartografía temática, la cual conformó un sistema 
de información geográfica diseñado en Arc info y Arc view. 
En la evaluación de la resistencia se consideró la amplitud y la 
dominancia de la vegetación al nivel de formación vegetal en las unidades 
físicas de análisis de altitud, clima y pendiente; por otra parte, para 
evaluar la resiliencia se consideró la pérdida potencial de la vegetación a 
partir de su fragmentación, sustitución y colindancia de cobertura 
antrópica y los efectos sinérgicos en la pérdida de capacidad de 
recuperación de la vegetación por la disposición de las condiciones 
climáticas y la pendiente. El índice de fragilidad, como resultado de la 
aplicación del método, fue obtenido como se esperaba y con ello se 
corroboró que la aplicación de los conceptos de ecología del paisaje 
resultaron útiles para dicho fin. 
 
 
 
 
 
 
4 
SUMMARY 
 
This work is part of the need for robust methods to assess the fragility of 
the vegetation at the regional level. 
The objectives focus on developing a method to assess the fragility of the 
vegetation in the south-southeast of Mexico and the scale of 1:250 000. 
To do this we obtained the most important variables involved in assessing 
the strength and resilience to the 1:250,000 scale, after which built the 
index of fragility of vegetation and cartographic representations. 
Methodically applied the principles of landscape ecology, as an integrating 
framework to build the index. The information was analyzed and 
systematized from thematic mapping, which formed a geographical 
information system designed in Arc Info and Arc view. 
The evaluation of the resistance is considered the scale and dominance of 
vegetation at the level of vegetation in natural units of analysis in altitude, 
climate and slope on the other hand, to assess the resilience was 
considered the potential loss of vegetation from fragmentation, substitution 
and anthropogenic cover boundary, and the synergies in the loss of 
resilience of vegetation by the provision of weather conditions and the 
slope. The index of fragility, as a result of applying the method, was 
obtained as expected and thereby confirmed that the application of 
landscape ecology concepts were useful for this purpose. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
Índice 
 
MARCO DE REFERENCIA ..................................................................................................................9 
OBJETIVOS ......................................................................................................................................13 
METAS.............................................................................................................................................13 
HIPÓTESIS DE TRABAJO.................................................................................................................14 
ANTECEDENTES ..............................................................................................................................15 
Estado y monitoreo de la vegetación............................................................................................15 
Hacia un análisis integral de la vegetación ...............................................................................18 
ENFOQUE METODOLÓGICO ...........................................................................................................27 
EL ÁREA DE ESTUDIO.....................................................................................................................39 
I. La región Sur-sureste de México ......................................................................................39 
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DE LA REGIÓN....................................................................................42 
I.1 Características altitudinales de la región .............................................................................42 
I.2 Características climáticas .....................................................................................................42 
I.3 Características de las Pendientes .........................................................................................43 
ASPECTOS GENERALES EN LA DISTRIBUCIÓN DE LA VEGETACIÓN DE LA REGIÓN SUR-SURESTE43 
I Distribución de la vegetación y del uso del suelo ............................................................43 
II Distribución y sustitución de formaciones vegetales ........................................................45 
RESULTADOS...................................................................................................................................47 
I Resistencia de las formaciones vegetales............................................................................47 
Pérdida potencial de la resiliencia de las formaciones vegetales ..............................................48 
II Tolerancia y Dominancia de las formaciones vegetales ....................................................49 
II.1 Tolerancia y dominancia de los bosques con base en la amplitud de su distribución 
altitudinal ...................................................................................................................................49 
II.2 Tolerancia y dominancia de los bosques con base en la amplitud de su distribución 
climática .....................................................................................................................................51 
 
 
 
 
 
 
6 
II.3 Tolerancia y dominancia de los bosques con base en la amplitud de su distribución por 
rangos de pendiente....................................................................................................................53 
III Tolerancia y Dominancia de las Selvas ..............................................................................54 
III.1 Tolerancia y dominancia de las selvas con base en la amplitud de su distribución 
altitudinal ...................................................................................................................................54 
III.2 Tolerancia y dominancia de las selvas con base en la amplitud de su distribución en 
rangos de pendiente....................................................................................................................55 
III.3 Tolerancia y dominancia de las selvas de acuerdo con su distribución climática .............55 
IV V. Tolerancia y Dominancia de los Matorrales .................................................................56 
IV.1 Tolerancia y dominancia de los matorrales con base en la amplitud de su distribución en 
rangos altitudinales ....................................................................................................................56 
IV.2 Tolerancia y dominancia con base en la amplitud de la distribución en Rangos de 
pendiente.....................................................................................................................................57 
IV.3 Tolerancia y dominancia de los matorrales con base en la amplitud de la distribución por 
rangos climáticos........................................................................................................................58 
V VI. Tolerancia y Dominancia de los Pastizales naturales .................................................59 
V.1 Tolerancia y dominancia con base en la amplitud de la distribución en rangos altitudinales
....................................................................................................................................................59 
V.2 Tolerancia y dominancia de los pastizales naturales con base en la amplitud de 
distribución por rangos de pendiente .........................................................................................60 
V.3 Tolerancia y dominancia de los pastizales naturales con base en la amplitud de la 
distribución por rangos climáticos .............................................................................................60 
VI Tolerancia y Dominancia de la vegetación hidrófila.........................................................61 
VI.1 Tolerancia y dominancia de la vegetación hidrófila con base en la amplitud de la 
distribución en rangos altitudinales ...........................................................................................61 
VI.2 Tolerancia y dominancia de la vegetación hidrófila con base en la amplitud y la 
distribución por rangos de pendiente .........................................................................................61 
VI.3 Tolerancia y dominancia de la vegetación hidrófila con base en la amplitud de la 
distribución en rangos climáticos...............................................................................................62 
VII Tolerancia y Dominancia de otros tipos de vegetación ................................................63 
VII.1 Tolerancia y dominancia de otros tipos de vegetación con base en la amplitud de la 
distribución en rangos altitudinales ...........................................................................................63 
VII.2 Tolerancia y dominancia de otros tipos de vegetación con base en la amplitud de la 
distribución en rangos de pendiente...........................................................................................64 
VII.3 Tolerancia y dominancia de otros tipos de vegetación con base en la amplitud de la 
distribución en rangos climáticos...............................................................................................64 
 
 
 
 
 
 
7 
VIII Pérdida potencial de la resiliencia de las formaciones vegetales por efecto de la 
relación entre distribución de la pendiente y la precipitación. ..................................................65 
IX Resultados de la pérdida potencial de resiliencia por el efecto de la precipitación y la 
pendiente sobre el suelo y las formaciones vegetales ..................................................................75 
IX.1 Bosque.................................................................................................................................75 
IX. 2 Selva...................................................................................................................................76 
IX. 3 Matorral.............................................................................................................................76 
IX. 4 Pastizal Natural .................................................................................................................77 
IX. 5 Vegetación hidrófila...........................................................................................................78 
IX. 6 Otros tipos de vegetación...................................................................................................79 
X Reducción en la capacidad de resiliencia de las formaciones vegetales, por efecto de la 
fragmentación. ...............................................................................................................................80 
X.1 Resultados del análisis de Fragmentación para cada formación vegetal...........................82 
X.1.1 Vegetación hidrófila ..........................................................................................................82 
X.1.2 Selva ..................................................................................................................................85 
X.1.3 Bosque...............................................................................................................................87 
X.1.4 Pastizal natural .................................................................................................................89 
X.1.5 Matorral ............................................................................................................................90 
X.1.6 Otros tipos de vegetación..................................................................................................91 
X.2 Disminución de la resiliencia de las formaciones vegetales por efecto de la presencia y 
trazo de carreteras.........................................................................................................................92 
XI Resultados delanálisis de cambio en la capacidad de resiliencia por efecto de presión 
antrópica. .......................................................................................................................................94 
XI. 2 Colindancias de las Selvas...............................................................................................100 
XI. 3 Colindancias de los Matorrales.......................................................................................101 
XI. 4 Colindancias de los Pastizales naturales.........................................................................102 
XI. 5 Colindancias de la Vegetación hidrófila..........................................................................104 
XI. 7 Colindancias de Otros tipos de vegetación......................................................................106 
XII. INTEGRACIÓN DE RESULTADOS ............................................................................................109 
XII.1 Integración de la resistencia ...........................................................................................110 
XII.1.1 Tolerancia.....................................................................................................................111 
XII.1.2 Dominancia ..................................................................................................................116 
XII.1.3 Integración de la tolerancia y la dominancia...............................................................118 
 
 
 
 
 
 
8 
XIII. Integración de la resiliencia ..............................................................................................119 
XIII.1 Fragmentación ...............................................................................................................119 
XIV. ÍNDICE DE FRAGILIDAD .......................................................................................................121 
XV. DISCUSIÓN DE RESULTADOS..................................................................................................124 
XVI. CONCLUSIONES....................................................................................................................141 
XVII. BIBLIOGRAFÍA....................................................................................................................146 
XVIII. ANEXO 1. GRÁFICAS.........................................................................................................156 
XVIX. ANEXO 2 MAPAS ...............................................................................................................182 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
9 
 
MARCO DE REFERENCIA 
 
Este trabajo se enmarca en la problemática generada en torno a la 
evaluación de la disponibilidad y el uso de los recursos naturales, así 
como en el compromiso local y global de aplicar un desarrollo sustentable. 
Pese a que estas problemáticas son muy diversas, es posible centrarlas 
en tres aspectos fundamentales: el conocimiento sobre el uso de los 
recursos naturales; el nivel de presión de la población y de sus 
actividades; y la respuesta de los recursos naturales y ecosistemas a 
dichas presión. 
Históricamente “la acción humana ha producido efectos y alteraciones en 
los sistemas naturales, algunos positivos, otros negativos; unos 
reversibles; otros irreversibles; algunos temporales, otros de carácter 
permanente; unos inmediatos, otros de larga gestación y maduración; 
visibles a veces, no fácilmente perceptibles en la mayoría de los casos, y 
a menudo despreciables, pero muchas veces catastróficos” (Bifani, 1997). 
Se requiere de gran cantidad de estudios y de su constante actualización 
para lograr un adecuado monitoreo de los cambios en los ecosistemas. 
Sin embargo, es evidente que la demanda social por recursos naturales 
permanece en constante aumento y el disfrute humano de un medio 
natural se satisface cada día con más dificultad, debido entre otras cosas, 
al deterioro por efecto de la presión ejercida en los ecosistemas y 
recursos naturales1; es decir, por efecto del crecimiento poblacional, la 
concentración demográfica, las formas de producción, los altos niveles de 
 
1 Luís Antonio Cancer. 1999. En su libro “La degradación y la protección del paisaje” le dedica el 
primer capítulo a explicar el concepto de degradación; entre las definiciones incluidas se encuentra 
la de Cifuentes et. Al. (1993, pag 177-178), degradación es el proceso que implica una caída en la 
calidad o utilidad (en sentido amplio) del medio ambiente, del territorio o de un recursos 
determinado. 
 
 
 
 
 
 
10 
consumo, además de que constantemente se sobrepasan los umbrales 
de reversibilidad del deterioro en los recursos naturales. 
Desde una perspectiva antropocéntrica, los recursos naturales son el 
conjunto de elementos de que dispone la sociedad para asegurar su 
subsistencia y bienestar (Cancer, 1999). Mathis Wackernagel y Alejandro 
Callejas (2001)2, entre otros, señalan que el consumo de la naturaleza en 
su forma actual está por encima de lo que el planeta puede ofrecer; en 
este sentido, las tendencias indican que en el año 2050 el espacio 
disponible por persona se reducirá a 1.2 hectáreas3. Esta cifra por sí sola 
no indica mucho con relación al espacio requerido por persona, porque 
resulta muy variable el espacio requerido de acuerdo con la forma de vida 
de cada grupo social y cada país; por ejemplo, un canadiense requiere de 
7.7 hectáreas, mientras que un hindú solo requiere 0.8 hectáreas; un 
mexicano en promedio requiere de 2.6 hectáreas. 
La posibilidad de que los grupos sociales modifiquen sus patrones de 
consumo está en función del conocimiento y la actitud hacia patrones que 
reduzcan la presión sobre los ecosistemas. Desafortunadamente, el uso 
responsable de los recursos naturales es poco frecuente. La mayor parte 
de la sociedad todavía mantiene la idea de que los recursos naturales son 
en su mayoría inagotables, por ser renovables o por considerar sólo el 
consumo actual. 
Los recursos naturales se utilizan directamente en su medio natural o se 
transforman para satisfacer necesidades humanas de todo tipo, 
particularmente para obtener beneficio económico (Bifani, 1997). Sin 
embargo, sólo se le ha otorgado valor en el sentido de la posibilidad de 
apropiación o por cuestiones de oferta y demanda, descuidando el valor 
 
2 Para mayor información ver: Reyes, B. 2001. Mathis Wakernagel y William Rees. Nuestra huella 
ecológica: Reduciendo el impacto humano sobre la tierra. 
3 Red mexicana de ecoturismo. Planeta.com. “Ecología-Agua, Medio Ambiente y Desarrollo en 
México” pag. 13. 
 
 
 
 
 
 
11 
ecológico, que además de dimensionar el costo del deterioro, incorpora 
valores de uso, como por ejemplo, la necesidad de respirar. 
Los elementos del medio natural que no son identificados como útiles, 
porque no se extraen, tienen un papel que puede ser clave para el 
funcionamiento de los ecosistemas, y esto no se considera como un uso. 
Asimismo, el uso directo, como el aire que respiramos, y los cuerpos de 
agua para navegación o recreación, son temas que requieren más 
estudios, valoración y valorización. 
En el deterioro de recursos naturales se destaca la influencia del papel de 
los elementos en el ecosistema, por la sinergia generada. Los cambios en 
la estructura del ecosistema, la presión socio-económica y la 
infraestructura, pueden constituir factores de carácter positivo o negativo, 
importantes para entender el estado actual y futuro de los recursos 
naturales, de su potencialidad y capacidad de mantenimiento o 
recuperación. 
Los seres humanos, sobre todo en ecosistemas fuertemente 
transformados, juegan un papel determinante en su funcionamiento, ya 
que pueden ser substitutos de muchas de las interrelaciones, o 
catalizadores para modificarlas; en cualquiercaso, primero es necesario 
conocer de qué manera se está ejerciendo la presión. 
Los ecosistemas han sido ampliamente estudiados en su funcionamiento, 
pero poco se ha aprendido con relación a la capacidad de éstos para 
soportar presiones y para recuperarse. Es por ello necesario evaluar los 
efectos y estado de la presión antrópica, la capacidad para soportar esta 
presión y la capacidad de los ecosistemas para recuperarse después de 
que se han sobrepasado los umbrales de autorregulación, es decir de 
resistencia y resiliencia. En este sentido, la problemática no resulta ser 
sólo diversa sino también compleja. 
 
 
 
 
 
 
12 
El conocimiento y la valoración de las potencialidades de los ecosistemas, 
particularmente relacionadas con la resistencia y la resiliencia debe partir 
del análisis de dos vertientes: a) la importancia y relaciones de los 
elementos en el ecosistema y la composición estructural y funcional de 
estos ecosistemas b) el potencial y las limitaciones de uso, mantenimiento 
o recuperación establecidas por efecto de los cambios y la presión socio-
productiva sobre los recursos naturales y los ecosistemas. Ambas 
vertientes del análisis tienen sus principios teóricos, dentro de las ciencias 
biológicas en la ecología y, dentro de la geografía en la teoría del paisaje; 
su punto de integración está en la llamada ecología del paisaje4, enfoque 
que servirá de base teórico-conceptual para este trabajo. 
 
 
 
 
4 “El enfoque de la ecológica del paisaje, en sus inicios, fue impulsada por C. Troll. En esta 
corriente se toma postura respecto al hombre centrándose preferentemente en las relaciones 
organismo-ambiente. La Ecología del Paisaje consiste en el análisis funcional del contenido 
paisajístico (landschafsinhalt), en la resolución de las múltiples y recíprocas relaciones existentes 
en un fragmento de la superficie terrestre” (Bolós, Maria. 1992. “Manual de Ciencia del Paisaje, 
pag. 15). 
 
 
 
 
 
 
13 
OBJETIVOS 
General 
• Formular un método para evaluar la fragilidad de la 
vegetación en el nivel regional. 
Particulares 
• Determinar las variables más importantes para evaluar la 
resistencia y la resiliencia de la vegetación a la escala 
1:250,000 
• Construir un indicador de fragilidad de la vegetación que 
pueda ser representado cartográficamente. 
• Emplear el enfoque de ecología del paisaje, como marco 
integrador de las relaciones entre las variables para construir 
el indicador. 
 
METAS 
• Contar con un método general para evaluar la fragilidad de 
la vegetación a la escala 1:250,000 
• Obtener un mapa de fragilidad de la vegetación para la 
región sur-sureste de México 
• Contribuir al análisis de la resistencia y resiliencia de la 
vegetación. 
• Evaluar la funcionalidad del un enfoque integrador como lo 
es la ecología del paisaje, que muestre ser útil para definir la 
fragilidad de la vegetación. 
 
 
 
 
 
 
14 
• Apoyar la gestión del territorio, en el contexto regional, y a la 
escala 1:250,000, y particularmente en la región sur-sureste 
de nuestro país. 
 
HIPÓTESIS DE TRABAJO 
 A la escala 1:250,000 es posible evaluar la fragilidad de la vegetación. 
Para ello, la ecología del paisaje resulta clave como enfoque integrador y 
marco ordenador en la construcción de una propuesta metodológica para 
evaluar las variables que se seleccionan tanto en la construcción de la 
resiliencia y resistencia de la vegetación como en la construcción de un 
indicador para evaluar su fragilidad, todo ello a la escala indicada. 
 
 
 
 
 
 
15 
 
ANTECEDENTES 
Estado y monitoreo de la vegetación 
El patrimonio forestal 
El patrimonio forestal en el mundo es cada día más escaso y muestra una 
acelerada pérdida de bosques y selvas, que han seguido una línea de 
tendencia positiva desde los albores de la humanidad. Hace menos de 
diez años se estimó que sólo un tercio de la superficie terrestre 
continental, aproximadamente 3.5 mil millones de ha, se encontraban bajo 
cubierta forestal (Noble y Dirzo, 1997), aunque otras estimaciones 
sugieren que era casi la mitad de la superficie total original (Gardner-
Outlaw y Engelman, 1999). Este proceso se ha agudizado durante los 
últimos dos siglos, al cuadruplicarse la población y desaparecer más 
superficie forestal que durante toda la historia del hombre en la Tierra. El 
crecimiento poblacional aumenta la presión sobre los bosques; prueba de 
ello es la proporción bosque/población humana, la cual ha venido 
disminuyendo de 1.2 ha per cápita en 1960 a 0.6 ha per cápita en 1995; 
con lo cual la expectativa para 2025 es de 0.4 ha per cápita (Gardner-
Outlaw y Engelman, 1999). 
Para los bosques tropicales en el mundo, en el periodo 1964-1973, los 
ritmos de deforestación se calcularon en 21 ha/ minuto, lo que significó 
una pérdida anual de aproximadamente 11 millones de ha (INEGI, 2001 
inédito) . Para el periodo 1981-1990 se estimó que la conversión de la 
cobertura forestal en el mundo fue, en promedio, 15.5 millones de 
hectáreas al año, con una tasa anual de pérdida de 0.8 por ciento. 
En Latinoamérica se estimó a finales del siglo XX que sus bosques y 
selvas estarían reducidos a 366 millones de ha, es decir el 52.8 por ciento 
de los 693 millones con que originalmente contaba esta región, lo cual fue 
 
 
 
 
 
 
16 
considerado como la mayor transformación que ha ocurrido en Centro y 
Sudamérica, centrándose principalmente en Brasil, México y Costa Rica, 
quienes contribuyen con un 32 por ciento del total estimado (FAO, 1995). 
En México la situación es aún más severa. La media mundial describe 
que México debería tener alrededor de 0.7 ha per cápita, no obstante, los 
datos indican que en la década de los noventa México albergaba tan solo 
un 0.5 ha de cubierta forestal per cápita y que la predicción para el 2025 
indica que habrá sólo un 0.3 ha per cápita; es decir por debajo de la 
media mundial (Masera 1996; Velázquez et al., 2001). 
La vegetación de nuestro país es considerada como una de las más ricas 
y variadas del mundo; sin embargo, el constante incremento en la presión 
de la población y las actividades económicas que se vinculan con la 
actividad primaria, particularmente la forestal, así como el poco 
conocimiento aplicado para un uso sustentable del recurso, ha dado por 
resultado una importante y preocupante disminución de sus poblaciones. 
Por ejemplo, se estima que las selvas mexicanas cubrían alrededor de un 
20 por ciento de la superficie nacional (Masera, 1987), reduciéndose para 
el año 2000 al 14.6 por ciento (Masera, 2001) En 1994, las cifras del 
Inventario Forestal Nacional (1992-94) señalan que, en ese periodo, en el 
país quedaban un total de 196,724 km2 de selvas. En la región de los 
Tuxtlas, en el estado de Veracruz, por citar un caso particular, las selvas 
que cubrían unas 250,000 hectáreas han sido reducidas a sólo 40,000 
(Estrada, 1990, citado en Challenger, 1998); asimismo, en la región 
Lacandona, las selvas húmedas tenían una extensión original de 
aproximadamente 1,300,000 ha; para 1982 se redujeron a 584,178 ha. 
Con respecto a los bosques, la situación es también alarmante, pues 
diversos autores señalan una reducción que va de un 5 a un 25 por ciento 
de la superficie en un período de 30 años (Palacio et al. 2000, Bocco et al. 
2001). 
 
 
 
 
 
 
17 
El estudio sobre la vegetación forestal 
Detener los procesos que se relacionan con la pérdida de la cubierta 
forestal permite evitar el desequilibrio de todo el ambiente, ya que al 
reducirse la cubierta forestal, también se reduce el bagaje genético 
inherente a los ecosistemas autóctonos, la recarga de agua y el potencial 
de uso de todos los bienes y servicios ambientales que satisfacen las 
necesidades de los seres humanos, por mencionar algunas de las más 
importantes funciones asociadas a la vegetación.Los estudios que se han realizado en décadas pasadas han estado más 
enfocados a los aspectos taxonómicos de la vegetación; entre ellos son 
relevantes los realizados por Ochoterena (1937), y posteriormente los de 
J.S. Beard (1944), A. Starker y Leopold (1950), Andre Aubreville (1950), 
Miranda y Hernández X. (1963), J. Rzedowski (1978) todos enfocados a la 
conformación de las bases para la agrupación y jerarquización de las 
formas vegetales. 
En décadas recientes, los sistemas de información geográfica (SIG) han 
permitido generar otros estudios que establecen opciones tanto para la 
clasificación como para el análisis del comportamiento y tendencias de la 
vegetación. Son ejemplo de ello los trabajos que se vincula a los SIG con 
técnicas multivariadas de clasificación para analizar la relación entre la 
vegetación y el medio ambiente (Zavala, J.A.; Valverde, A.; Díaz-Solís, F; 
Vite y E. Portilla, 1995). 
La integración de diferentes tecnologías en los sistemas de información 
geográfica (SIG) es una valiosa herramienta para analizar la distribución 
espacial de la vegetación y ayuda a definir acciones para su conservación 
(Buzai, G, 2004; Moreira, A 1996; Sombroek, W 1994). 
Los SIG también permiten realizar análisis espaciales y temporales, útiles 
para reconstruir las relaciones que determinan el estado pasado, actual y 
 
 
 
 
 
 
18 
futuro de las formas de vida vegetal; un ejemplo de su uso es la 
evaluación del cambio de cobertura vegetal a partir de series de datos 
(Velázquez, Mas, J,F. y Palacio, 2002) Esto permite analizar los patrones 
de cambio en la cobertura de la vegetación y del uso del suelo, lo cual da 
cuenta de los procesos que llevaron a las pérdidas actuales y de las 
tendencias futuras en la deforestación. 
Miranda, F. y E. Hernandez-X. (1963), Toledo (1982), Gomez-Pompa 
(2003), Valverde, Hurtado, y Portilla, (1996), entre otros, han contribuido 
con importantes evaluaciones para determinar el estado de la vegetación 
en México y las causas que llevaron a ello. 
Hacia un análisis integral de la vegetación 
En las últimas décadas se ha avanzado mucho en conocimiento y 
capacidad para predecir y controlar la dinámica de los recursos bióticos; 
sin embargo, no se ha utilizado este poder para controlar y revertir las 
tendencias de pérdida de la vegetación, más bien ha contribuido a que el 
mundo sea más impredecible e incontrolable. Esta paradoja se dio porque 
las tecnologías surgidas de las ciencias nos han dotado a los seres 
humanos de las herramientas no sólo para predecir sino también para 
alterar el curso de los acontecimientos de su ambiente. 
La creencia de que el crecimiento en la capacidad para alterar el medio 
ambiente lleva consigo el aumento en la capacidad de controlarlo ha 
hecho que el cambio aumente a una velocidad que no tiene paralelo en lo 
correspondiente a la capacidad de recuperación, y lleva cada vez más al 
umbral del deterioro a partir del cual se pierde el control. 
La ecología, como un enfoque para abordar este problema, resulta neutra, 
puede ser útil para acciones conservacionistas, siempre y cuando se 
vincule el conocimiento científico con la problemática proponiendo formas 
de aplicación; sin embargo, es común que la ecología se instrumente con 
 
 
 
 
 
 
19 
la idea de que el deterioro y la pérdida de los recursos naturales y los 
ecosistemas puede resolverse si se comprenden las relaciones biológicas. 
Este tipo de ideas limita a la ecología en el campo de la conservación 
cuando no se desarrollan con una visión sistémica que integre también las 
relaciones con el medio físico y socioeconómico. 
Por su parte la geografía, como una ciencia para la interpretación o 
escritura de la tierra5 propone una particular forma de entender el 
territorio, lo cual no siempre incluye la interpretación de los procesos y 
relaciones entre sus componentes. 
Si se centra el problema en el entendimiento y la valoración del 
funcionamiento del medio natural, su potencialidad y limitaciones para el 
uso humano, siempre serán necesarios los dos enfoques. 
 
Ecología del paisaje 
Cuando hablamos de analizar las estructuras y funciones de la 
vegetación, o cuando tratamos de entender las causas del deterioro de 
ésta, estamos hablando de la vegetación en el ecosistema, ya sea un 
ecosistema en su estado más natural o cuando éste presenta 
modificaciones por efecto de la acción antrópica. 
El concepto de ecosistema, en ecología no es nuevo; sin embargo, fue 
más aplicado a los sistemas naturales, es decir, a los procesos y 
componentes naturales de un paisaje. En la actualidad los seres humanos 
son uno de los factores más importantes en el análisis. Así, la ecología del 
paisaje, resulta ser un enfoque integral, “en el sentido de ser más que la 
suma de sus componentes” (Troll, 1950); es por ello que un diagnóstico 
 
5 Quintero, Silvia. 2003. Ciencia y narrativa sobre el territorio. La descripción geográfica de 
Argentina en el primer Censo Nacional de Población (1869-1872); en: Unidad y Diversidad del 
pensamiento geográfico en el mundo. Retos y Perspectivas. Pag 57 Editorial UNAM Instituto de 
Geografía, México 
 
 
 
 
 
 
20 
ecológico integrado y una planificación prospectiva del uso de la tierra, 
que garantice la conservación y el uso sostenido de los recursos 
naturales, sólo puede lograrse mediante este enfoque. 
La ecología del paisaje se ha definido como el estudio de las variaciones 
espaciales en el territorio en sus diferentes escalas. Esta incluye las 
causas biofísicas y sociales y la consecuencia de la heterogeneidad del 
territorio (Bulletin of the International Association for Landscape Ecology, 
1998). 
Es una escuela de pensamiento que se ha venido desarrollando a partir 
de los años 40. Uno de los iniciadores y desarrolladores del concepto fue 
Troll, quien reconoció la necesidad de contar con una visión integral de 
los ecosistemas. Troll (1950) estableció que un paisaje es una entidad 
holística (integrada), en el sentido de ser más que la suma de las partes, 
debiéndose estudiar como tal, a partir de la integración de los enfoques 
de la geografía y la biología. Incluye, como componentes de las temáticas 
o indicadores principales al clima, el relieve, la litología, el suelo, la 
vegetación, la población humana y sus actividades. 
Partiendo de este enfoque, la ecología del paisaje se fue enriqueciendo 
con su aplicación en diferentes países, en Australia con Christian y 
Stewart (1968), Canadá a través del Lands Directorate, Alemania con 
Buchwald (1968) y, Holanda en el ITC con Zonneveld (1960). 
En la actualidad, la ecología del paisaje puede ser definida como la 
práctica de la planeación para el uso sustentable de los recursos físicos, 
biológicos y sociales. Esta planeación busca la protección de recursos 
únicos, escasos o raros, prevención de riesgos, protección de recursos 
limitados para el control de su uso, y la apropiada localización de las 
actividades productivas (Ahern, 1999) La ecología del paisaje es un 
paradigma como herramienta de planeación ecológica, pero su aplicación 
da la oportunidad de ver y proyectar el mundo real, ya que presenta la 
 
 
 
 
 
 
21 
posibilidad de analizar el medio natural y evaluar las perturbaciones o 
cambios que se han generado por efecto de las actividades humanas, de 
tal manera que se ordene el uso para mantener o recuperar la calidad y la 
biodiversidad, y mitigar algunos de los impactos humanos. 
De esta manera, la ecología del paisaje, en su dimensión espacial, cuenta 
con un claro referente en la escala territorial, la cual permite conformar 
una visión de las relaciones estructurales que han determinado los 
cambios en el espacio y el tiempo. El resultado parte de una hipótesis de 
cómo el uso del territorio ha influido, influye o influirá en los procesos 
territoriales. Así,la evaluación del paisaje y por tanto de los ecosistemas, 
permite estructurar recomendaciones para modificar el paisaje y al mismo 
tiempo conservar los ecosistemas (Golley and Bellot, 1991). Si las 
recomendaciones son instrumentadas, el plan, como una hipótesis de 
ordenamiento ecológico fortalecerá la toma de decisiones. 
En este sentido, la ecología del paisaje, con sus valores estéticos, 
urbanísticos, funcionales, faunísticos, florísticos, etc. será la suma de 
todos aquellos enfoques que se centran en el análisis del medio biótico. El 
análisis del estado físico y ecológico del territorio, desde una perspectiva 
de ecología del paisaje puede relacionarse a partir de intercambios de 
energía; tal estado, como un vector de funciones, expresa la conducta 
actual y futura de los componentes en función de los estímulos de masa y 
energía presentes; y si además se presentan mediante un vector los flujos 
netos de entrada artificial -nuevos estímulos-, el cambio en el estado 
ecológico será el resultado de la relación entre masa y energía presentes 
y, los nuevos estímulos que afectan esta relación. 
Funcionamiento de los ecosistemas 
Los ecosistemas son capaces, lo mismo que sus poblaciones y 
organismos componentes, de autorregularse y autoconservarse. Esto se 
realiza a través de la homeostasis (homeo= igual; stasia= estado) término 
 
 
 
 
 
 
22 
que significa la tendencia de los sistemas biológicos de resistir al cambio y 
permanecer en estado de equilibrio (Odum, 1986). 
La energía que requieren los ecosistemas para autorregularse está 
basada en la productividad primaria o básica de un sistema ecológico, de 
una comunidad o de parte de ésta. Se define a partir de la velocidad a la 
que es almacenada la energía por la actividad fotosintética o 
quimiosintética de los organismos productores (principalmente las plantas 
verdes) en forma de sustancias orgánicas susceptibles de ser utilizadas 
como material alimenticio. Es importante distinguir cuatro pasos sucesivos 
en el proceso de producción: (1) la producción primaria bruta, que es la 
velocidad total de la fotosíntesis, incluida la materia orgánica utilizada en 
la respiración durante el periodo de medición (esto se designa también 
como fotosíntesis total o asimilación total; (2) la producción primaria neta, 
que es la velocidad de almacenamiento de materia orgánica en los tejidos 
vegetales en exceso con respecto a la utilización respiratoria; (3) la 
producción neta de la comunidad, que es la proporción de 
almacenamiento de materia orgánica no utilizada por los heterótrofos 
(esto es, la producción primaria neta menos el consumo de los 
heterótrofos) durante el periodo considerado, que suele ser la estación de 
desarrollo o un año; (4) productividad secundaria, que es la proporción de 
almacenamiento de energía a los niveles de los consumidores. 
La energía en el ecosistema es utilizada para el desarrollo del mismo, y a 
este desarrollo se le conoce como sucesión ecológica, la cual puede 
definirse en términos de tres parámetros: (1) es un proceso ordenado de 
desarrollo de la comunidad, que comprende cambios en la estructura de 
las especies y en los procesos de ellas; (2) resulta de la modificación del 
medio físico por la comunidad, es decir, la sucesión está controlada por 
las comunidades, pese a que el medio físico condicione el tipo y la 
velocidad del cambio y ponga a menudo límites a la posibilidad del 
 
 
 
 
 
 
23 
desarrollo; (3) culmina en un ecosistema estabilizado en el que se 
mantienen, por unidad de corriente de energía disponible, un grado 
máximo de biomasa (o de alto contenido de información) y de función 
simbiótica entre organismos. 
Los cambios que tienen lugar en las principales características de 
estructura y función del ecosistema en desarrollo se relacionan con los 
atributos de los sistemas ecológicos. Los cambio se establecen a partir de 
variaciones genéticas inducidas por el ambiente y no siempre son 
favorables, pero cuando lo son se denominan adaptaciones. 
Las características o adaptaciones se realizan en tiempos relativamente 
largos, y permanecen así indefinidamente, a pesar de que las condiciones 
del hábitat cambien. Cuando la vegetación se mantiene bajo presión 
constante la estructura y las funciones esenciales se mantiene dentro de 
límites de eficiencia, pero cuando las condiciones son cambiantes y en 
momentos la presión sobrepasa estos límites se propicia una atrofia y las 
funciones requieren adaptarse a las nuevas condiciones, si esto no ocurre 
perecen. 
Las etapas del desarrollo en la vegetación son de suma importancia 
cuando se está presionando a ésta, ya que el ritmo de cambio y el tiempo 
requerido para llegar a una situación estable variarán no sólo con las 
situaciones de los cambios físicos, sino también según los diversos 
atributos del ecosistema en el mismo medio físico. En las primeras etapas 
de la sucesión ecológica, o en la naturaleza joven, por así decirlo, la 
intensidad de producción primaria o fotosíntesis (P) total (bruta) excede de 
la intensidad de la respiración (R) de la comunidad, de modo que la razón 
P/R es, en forma característica, superior a la unidad. Se utiliza a menudo 
el término de sucesión heterotrófica para indicar una sucesión de 
desarrollo en la que R es mayor que P al principio, en contraste con la 
sucesión autotrófica, en la que la proporción es invertida en las etapas 
 
 
 
 
 
 
24 
tempranas. Sin embargo, la teoría es que P/R se aproxima a la unidad a 
medida que se opera la sucesión. En otros términos, la energía fijada 
tiende a ser equilibrada por el costo de la energía de la conservación 
(esto es, la respiración de la comunidad total) en el ecosistema maduro o 
de clímax. 
Mientras P permanece superior a R, se acumularán en el sistema materia 
orgánica y biomasa (B), y se supone una etapa temprana de la sucesión. 
Esto puede ser homologado con la presión hacia las comunidades 
vegetales, ya que cuando la relación P/R es cercana a 1 se está dentro de 
rangos estables o clímax, pero cuando la relación P/R está muy por 
encima de 1 la producción primaria es elevada, lo cual indica una mayor 
dinámica o inestabilidad. Cuando el ecosistema está bajo presión 
ambiental, como por ejemplo en un ecosistema deforestado, cuando la 
parte afectada de este ecosistema se está regenerando hay mayor 
producción primaria y por lo tanto mayor biomasa, el resultado indica que 
la sucesión va a tender al clímax cuando la producción primaria fluctúa en 
concordancia con la respiración. 
En resumen, las adaptaciones a ciertas condiciones ambientales llevan a 
un equilibrio en el ecosistema; pero cuando cambian algunas de las 
condiciones o sobrepasan el límite de las adaptaciones, el ecosistema es 
inestable y genera mecanismos de conservación, que a lo largo del 
tiempo pueden convertirse en las adaptaciones a estas nuevas 
condiciones. 
Bajo estos supuestos, la calidad del ecosistema será un vector de n 
caracteres, simples o compuestos, que se consideran componentes del 
estado ambiental del territorio y que se expresan tanto en la situación 
actual como la futura, en evolución natural. Las entradas de estímulos al 
ecosistema determinan las formas de presión sobre el estado de equilibrio 
o resistencia del ecosistema a los diferentes complejos físicos del territorio 
 
 
 
 
 
 
25 
(clima, relieve, etc.). En conjunto, la resistencia y la entrada de estímulos 
expresan la relación entre todos los factores que inciden directa e 
indirectamente y que propician los cambios cualitativos y cuantitativos, por 
efecto del funcionamiento y uso del paisaje. 
Considerando la presión sobre los ecosistemas, se puede distinguir tres 
niveles de modificación de éste: 
• Sin afectación. El ecosistema tiene capacidad para procesar 
toda la presión y los cambios, y no se traducen en una 
pérdida de funciones y alteraciónde la estructura. 
• Afectación con reversibilidad. Ocurre una disminución de las 
funciones y alteración de la estructura, con posibilidad de 
revertir el proceso. 
• Afectación irreversible. Se produce una pérdida irreversible 
de la estructura y funciones. 
Del mismo modo existe la posibilidad de distinguir tres niveles de presión 
• Compatible. No producen impactos sobre los componentes 
del ecosistema, pues no se rebasa el nivel de reversibilidad. 
• Limitada. El impacto propicia un cambio en la estructura y 
disminuye la funcionalidad del ecosistema, pero si no 
aumenta la presión éste puede mantenerse o revertir el 
proceso. 
• Incompatible. El impacto propicia un cambio en la estructura 
y las funciones, transformando completamente el 
ecosistema. 
En el estudio de los ecosistemas o de sus componentes, primero hay que 
entender las funciones dentro de éstos, y posteriormente avanzar hacia 
los efectos de la presión humana. 
 
 
 
 
 
 
26 
 
 
 
 
 
 
 
 
27 
ENFOQUE METODOLÓGICO 
Relación sociedad-naturaleza. 
La forma en que las sociedades se han relacionado con el medio físico 
biótico, en la mayoría de los casos no ha considerado los patrones de 
equilibrio requeridos para el mantenimiento o recuperación de los 
recursos naturales y ecosistemas, así es evidente y en muchos casos, 
alarmante la escasez y el deterioro; además, la demanda de recursos 
naturales no presenta una tendencia a la reducción, más bien se 
incrementa de manera exponencial, por causas tales como el crecimiento 
poblacional, la ocupación del espacio y los patrones de consumo. 
La forma de utilización de la naturaleza, en la extracción de los productos 
que los seres humanos requieren para satisfacer las necesidades de 
subsistencia o para satisfacer los deseos creados a través de esquemas 
de desarrollo, está estrechamente ligada a la disponibilidad actual y 
futura, así como al grado de presión que se ejerce sobre los ecosistemas. 
En este sentido, las estrategias de manejo están supeditadas a las reglas 
impuestas por la relación entre los factores físicos y bióticos en el territorio 
y los factores socioeconómicos y culturales. 
Estos factores se expresan territorialmente tanto de manera directa como 
indirecta, en una unidad territorial definida como paisaje6, y pueden ser 
analizados, evaluados y modelados, de manera individual y en conjunto, a 
partir del enfoque de la ecología del paisaje7. 
Con anterioridad se ha hecho mención a las corrientes y trabajos que le 
han dado cuerpo al concepto de ecología del paisaje. Para efecto de este 
 
6 El paisaje puede ser definido como una totalidad en la cual los aspectos físicos, ecológicos y 
geográficos, que integran todo lo natural y humano, causan patrones y procesos (Naveh, Zev 
,1987) 
2 Issak S. Zonneveld, 1995. “Land Ecology”. SPB Academic Publishing, Amsterdam. Holanda 
 
 
 
 
 
 
28 
trabajo se considera como la definición más clara y sintética de lo que 
abarcar el enfoque de la ecología del paisaje, la escrita por Zonneveld 
(1995), que es la siguiente: “...es importante estudiar la estructura 
(morfología, corología, tipología y cronología) y la función (ecología sensu 
stricto) de la casa llamada tierra”. Esto significa estudiar al paisaje como 
hábitat del hombre y de otros organismos, así como también de una 
ecología real en una escala de paisaje8. 
Fragilidad 
La fragilidad se relaciona con el nivel en el que un paisaje ecológico9 
puede mantenerse dentro de un rango de equilibrio dinámico o retornar a 
este equilibrio después de haber sido perturbado. La mayoría de los 
autores coinciden en decir que la fragilidad está en función de las 
características de un ecosistema y de los factores de presión que alteran 
a éste; es decir, del nivel o capacidad para resistir esa presión; a todo 
esto se le puede integrar como “sensibilidad al disturbio” (Fandiño,1996). 
La fragilidad también se relaciona con la facultad de una comunidad o 
ecosistema que le permite regresar a un punto de equilibrio distinto al 
inicial, después de haber sufrido alteración en sus condiciones de 
existencia (I.D. White; D.N. Mottershead and S.J. Harrison, 1990). De esta 
forma, la fragilidad es la actitud de un sistema cuando es modificado por 
una perturbación, el nivel de cambio en la composición de especies así 
como la abundancia, son indicador de fragilidad. Siendo un atributo 
temporal (Farina, 2000); un ecosistema que es estable sólo dentro de un 
estrecho rango de condiciones medioambientales, o sólo por un muy 
limitado rango de especies características, se dice que es dinámicamente 
frágil. 
 
8 . Zonneveld, Issak S. 1995. Op. Cit.. Pag. 24 
9 El paisaje ecológico, de acuerdo con Forman y Godron (1986) se entiende como una superficie 
de terreno heterogénea que compuesta por un conjunto de ecosistemas en interrelación forman 
una unidad. 
 
 
 
 
 
 
29 
La estabilidad o equilibrio dinámico en un ecosistema, está en función de 
los disturbios y la respuesta a ellos por parte del ecosistema. Las 
relaciones estructurales y funcionales de un ecosistema ayudan a 
determinan el nivel de resistencia y resiliencia, que en conjunto, permite a 
los componentes mantenerse relativamente estables y al mismo tiempo 
evolucionar con el fin de autorregularse. Lo anterior implica entender 
cómo un ecosistema, a través de su resistencia y resiliencia, puede ser 
estable y en qué momento se torna inestable. Las actividades productivas 
y el crecimiento poblacional han provocado un desequilibrio y deterioro de 
los recursos naturales y ecosistemas; pero todavía es poco lo que se sabe 
respecto al nivel de respuesta que éstos tienen, y mucho menos del nivel 
máximo en el que pueden ser presionados para garantizar su 
autorregulación. 
De acuerdo con Michael Begon (1988), la resistencia describe la habilidad 
de la comunidad para oponerse al desplazamiento del lugar inicial; 
mientras que la resiliencia describe la capacidad y rapidez con la cual una 
comunidad retorna a su estado anterior, después de que ha sido 
perturbado y desplazado de su estado inicial. Farina (2000), describe la 
resiliencia como la propiedad de un sistema medioambiental para 
recuperarse después de un disturbio. Es por ello importante analizar 
ambos factores. 
Las variaciones morfológicas y fisiológicas en la naturaleza, inducidas por 
la constante exposición a los factores físico-bióticos estructurales, durante 
los ciclos de vida de los organismos y evolución del paisaje, dan por 
resultado un ajuste en dos sentidos; benéficos, cuando hacen más 
resistentes a los componentes y al paisaje y, perjudiciales, cuando 
generan la eliminación de los componentes o cambios radicales en la 
composición y la estructura del paisaje. En este sentido la resistencia de 
un paisaje es el resultado de los cambios constantes y adaptaciones ante 
 
 
 
 
 
 
30 
los factores que más presionan. Por ejemplo, la exposición a la sequía 
induce la resistencia a la sequía, el frío aumenta la resistencia al frío, y 
una sombra desigual estimula la flexión hacia la luz brillante10. Lo anterior 
es correcto hasta cierto punto, ya que un aumento en la intensidad de 
exposición a algún factor puede propiciar la muerte o desestructuración. 
Por ejemplo un aumento drástico en la cantidad de agua precipitada sobre 
un río, provoca el desborde y la modificación a la estructura del río y 
eventualmente hasta la muerte de muchos organismos en tierra y agua; 
cuando se sobrepasa la resistencia entonces entra en juego la resiliencia 
y cuando se sobrepasan ambos se propicia la destrucción y muerte. 
Cuando la perturbación ha generado la muerte de alguno o algunos de los 
individuos clave en el ecosistema, se propicia la desestructuración y 
cambian las relaciones; es decir, un elemento o un pequeño grupode 
elementos son clave, cuando las estructuras dependen de las relaciones 
con ellos y cuando éstos son eliminados por haber sobrepasado su 
resistencia y resiliencia, el ecosistema se desestabiliza. En este caso, es 
posible que sucedan dos cosas; la primera, que en un tiempo 
determinado el ecosistema se recupere de manera muy semejante a 
como estaba en un principio; la segunda, que la pérdida de alguno o 
algunos de sus componentes, propicie la evolución hacia un ecosistema 
completamente diferente, con nuevos o distintos componentes, nuevas 
estructuras y relaciones. 
La fragilidad, entendida como la sensibilidad al disturbio está relacionada 
con el movimiento de los ecosistemas desde un punto de equilibrio hacia 
umbrales de resistencia y resiliencia; es así como todos los ecosistemas, 
en principio son frágiles, debido a la interdependencia de los 
 
10 El teorema de Chatélier, puede expresarse para los fenómenos biológicos como sigue; Toda 
intensificación de un factor ambiental tiende a incrementar la resistencia de un organismo a una 
 
 
 
 
 
 
31 
componentes bióticos y abióticos. La teoría de sistemas11 establece que 
entre más complejo es un sistema es mayor su resiliencia y mayor su 
capacidad de autorregulación. Sin embargo, aún un ecosistema complejo 
puede ser destruido si es afectado en su estructura y relaciones. Esto 
significa que, “solamente el reconocimiento de los componentes 
específicos, su función y el tipo de impacto sobre el ecosistema, 
determina si éste último es o no frágil” (Fandiño, 1996). 
Las condiciones de resistencia y resiliencia de un ecosistema no 
necesariamente son interdependientes y la respuesta puede ser, en 
ambos casos, distinta en cada comunidad; una comunidad puede ser 
catalogada como frágil si al sufrir un disturbio sus condiciones de 
existencia se ven alteradas, pudiendo por este hecho ser impulsada a 
alcanzar un estado de equilibrio diferente al original (I.D. White; D.N. 
Mottershead and S.J. Harrison, 1990). 
De esta manera, cabe reiterar que la fragilidad es la actitud de un sistema 
cuando es presionado o modificado por un evento denominado disturbio 
(Nilson y Grelsson; en Farina, (2000). 
Fragilidad de las formaciones vegetales 
Para efectos de este trabajo, se considera como unidades de paisaje “a 
las unidades territoriales integradas y diferenciadas entre sí, 
primeramente por efecto la disposición de las formaciones vegetales, y 
posteriormente por el clima y el relieve”, dichas unidades contienen 
además a la población y sus actividades productivas, éstas referidas 
como áreas antrópicas. Las formaciones vegetales se utilizan como la 
base de las unidades de paisaje y base pera el análisis de las relaciones 
 
intensificación mayor de dicho factor. Ver Daubenmire, 1982. “Ecología Vegetal: Tratado de 
autoecología de plantas”. 
11 Von Bertalanffy. 1995. Teoría General de Sistemas. Ed. FCE. México 
 
 
 
 
 
 
32 
funcionales. De esta manera, una vez diferenciado el territorio, se 
incorpora el relieve y posteriormente el clima, como determinante para la 
distribución de la vegetación, juntos los tres componentes y adicionadas 
las zonas antrópicas, se determinan las unidades de paisaje. 
Entendida de esta manera la unidad de paisaje, de ella se analizará, para 
conocer su fragilidad, sólo a las formaciones vegetales, considerando que 
éstas son la base de las estructuras y las relaciones funcionales en los 
ecosistemas naturales. Como complemento, se determina la influencia de 
la antropización, con el cual se sugiere que las unidades de paisaje 
fuertemente antropizadas han sobrepasado los niveles de resistencia y 
resiliencia natural, y tienen que ser analizados, para determinar su 
sostenibilidad, a partir de otros parámetros de resiliencia12. 
Método para evaluar la fragilidad 
El sistema de agrupación de la vegetación que se ha considerado es el 
propuesto en el inventario nacional forestal 2000, Velázquez et al (2002). 
Con base en éste sistema, se analizan las denominadas formaciones 
vegetales en un proceso a escala de análisis regional y con resultados a 
escala geográfica 1:250,000. 
La fragilidad de las formaciones vegetales se establece a partir de las 
condiciones de resistencia y resiliencia, que a continuación se describen. 
1. La resistencia de la vegetación es función directa de la amplitud en la 
cual se es tolerante a las variaciones físicas del medio; es decir, de los 
distintos rangos climáticos, altitudinales y de disposición en el relieve 
en donde vive. La mayor resistencia, se asigna a las comunidades 
vegetales que son más tolerantes. 
 
 
12ver http://resilliance.org para conocer otros estudios relacionados con la temática de resiliencia. 
 
 
 
 
 
 
33 
a) Amplitud de resistencia de la vegetación por tolerancia a los 
cambios altitudinales. Con base en una cobertura de curvas de nivel 
a cada 100 metros, es posible generar otra cobertura de pisos 
altitudinales. La distribución y área total de los polígonos de cada 
formación vegetal en los distintos pisos y áreas de cubrimiento 
altitudinales servirá para definir los rangos de amplitud de la 
tolerancia y el comportamiento de ésta. 
b) Amplitud de la resistencia por tolerancia a los cambios climáticos. 
Los parámetros de precipitación y temperatura se establecen como 
los más importantes para definir la variable climática, de esta 
manera, la presencia de una determinada formación vegetal en la 
mayoría de los climas, es indicador de una gran amplitud, que a su 
vez explica una alta tolerancia. Al igual que en el caso anterior, la 
relación entre el área de cada clima y el área de cada formación 
vegetal permite establecer el comportamiento de la distribución de 
las formaciones vegetales. 
c) Amplitud de la resistencia por tolerancia a los cambios de pendiente. 
A partir de la cobertura de curvas de nivel cada 100 metros, también 
es posible obtener una nueva cobertura, pero ahora de rangos de 
pendiente. Con esta cobertura se establece la amplitud del conjunto 
de polígonos de cada formación vegetal, de forma similar a como se 
indicó en los dos casos anteriores. 
2. La resistencia de la vegetación también es función de la dominancia; 
es decir, de la cobertura relativa que presenta cada formación vegetal 
en cada rango de variación de los parámetros físicos estudiados. La 
mayor dominancia será para la formación que más se acerque al 
100% de cobertura en cada rango y para cada parámetro analizado. 
 
 
 
 
 
 
34 
En este caso se aplica el mismo método propuesto para analizar la 
amplitud de tolerancia. 
3. La resiliencia es la capacidad potencial que las comunidades 
vegetales tienen para recuperarse después de que han sido 
afectadas o presionadas. En este sentido, para la vegetación se 
reconoce una capacidad de respuesta intrínseca, que se relaciona 
directamente con la formación vegetal de referencia. Por ejemplo, las 
formaciones desérticas y áridas se consideran como las menos 
resilientes, debido a que las poblaciones se han tenido que adaptar 
más a las condiciones extremas y variantes del clima que a la 
competencia por el espacio; le siguen los matorrales y los bosques, 
siendo las formaciones de selvas las más resilientes. 
Sin embargo, en este trabajo no se busca sustentar la capacidad 
intrínseca de las formaciones vegetales, sino analizar las alteraciones 
relacionadas con la actividad antrópica, lo cual propicia la disminución 
de la resiliencia y algunos cambios en los factores físicos, como el 
clima y el relieve. Se ha considerando que una formación vegetal que 
es poco alterada o presionada por factores antrópicos puede 
mantenerse y recuperarse, siendo relativamente poco importanteel 
tiempo de recuperación, pero en donde constantemente hay presión 
y se rebasan los límites de la resistencia de las formaciones 
vegetales, y la formación vegetal depende casi en su totalidad de la 
capacidad de resiliencia. En este sentido, es muy importante analizar 
la resiliencia de las formaciones vegetales con base en los factores 
que propician su disminución, y para este trabajo se han definido a 
los siguientes factores como potenciales de su reducción. 
a) Disminución de la resiliencia por fragmentación. Para el análisis de la 
fragmentación se requiere conocer los cambios en la estructura de 
 
 
 
 
 
 
35 
las comunidades vegetales en un periodo de tiempo. Por esta razón, 
se incluyen en el análisis dos coberturas de vegetación; la primera 
para establecer el estado de las comunidades vegetales en un 
primer momento, que servirá de inicio o punto de comparación; y la 
segunda, para establecer el estado actual de la vegetación y las 
tendencias. El nivel de fragmentación se determina en primera 
instancia comparando el promedio de fragmentos entre cada 
formación vegetal, y posteriormente comparando la diferencia del 
promedio de fragmentos de cada formación vegetal en los dos 
periodos de tiempo. El procedimiento técnico puede llevarse a cabo 
con ayuda de un programa de cómputo, como por ejemplo el 
“fragstat”. 
b) Disminución de la resiliencia por colindancia con áreas antrópicas. 
Áreas antrópicas son las zonas urbanas, áreas agrícolas, y 
pastizales cultivados e inducidos. La colindancia se refiere a la 
cantidad de área proporcional del polígono de la comunidad vegetal 
que está en contacto con las áreas antrópicas. Entre mayor 
perímetro colindante se obtenga, la formación es potencialmente 
menos resiliente, ya que la presión por efecto de borde es mayor. 
Como segundo punto, se analizarán a los polígonos de cada 
formación por su perímetro, área y forma, para establecer las 
categorías; cuando se dé el caso en que dos o más polígonos 
presenten el mismo perímetro colindante, el efecto de disminución de 
la resiliencia será el mismo -esto siempre y cuando también cumplan 
con dos aspectos más, tener la misma área perimetral y la misma 
forma de polígono-, en caso contrario, el polígono con menor área y 
una forma más alargada se verá más afectado en su resiliencia 
(Apan, Raine and Peterson, 2000). 
 
 
 
 
 
 
36 
c) Disminución de la resiliencia por efecto de la pendiente y la 
variabilidad de la precipitación. En este caso, cuando la presencia de 
las comunidades vegetales ha aumentado, en áreas de mayor 
pendiente y mayor variabilidad estacional de la precipitación, la 
resiliencia disminuye. El análisis consiste en evaluar el cambio en la 
disposición de las unidades que conforman una comunidad vegetal, 
con relación a la pendiente del terreno y con relación a la variabilidad 
de la precipitación. Por ejemplo, una unidad (polígono) o formación 
vegetal que en promedio ha aumentado su presencia en pendientes 
más pronunciadas y donde la precipitación anual es más variable, es 
menos resiliente, debido al efecto secundario, que en principio 
propicia la alteración y la pérdida del suelo, reduciendo de esta 
manera la capacidad de arraigo de las plantas y la disminución de 
nutrientes en el suelo. 
d) Disminución de la resiliencia por efecto del trazo de ejes carreteros. 
Las comunidades vegetales se pueden ver afectadas de manera 
directa cuando la carretera parte el polígono y divide a la comunidad 
en dos o más porciones, cambiando la estructura y limitando las 
relaciones funcionales. La influencia de las carreteras en los 
polígonos de cada comunidad vegetal será medida a partir del área 
original del polígono, el número de fragmentos que se obtiene por el 
trazo de las carreteras y el tamaño de los fragmentos resultantes. 
Por ejemplo, si la diferencia entre el número original de fragmentos y 
el resultante del trazo carretero es muy alto, y el área de los 
fragmentos se reduce, entonces la perturbación es muy alta. 
e) Finalmente, para obtener la afectación potencial en la reducción de 
la resiliencia, se hará un análisis ponderado de los diferentes 
factores analizados en el conjunto de polígonos de cada formación 
vegetal. 
 
 
 
 
 
 
37 
Niveles de Fragilidad de las formaciones vegetales 
La fragilidad se determina a partir de la siguiente base conceptual. La 
resistencia se establece como la capacidad de una comunidad vegetal 
para no sobrepasar el umbral o rango de tolerancia dentro del cual puede 
soportarse la presión y mantenerse en equilibrio dinámico (ver fig.1). Por 
su parte, la resiliencia es determinada en función del potencial deterioro 
de la capacidad de recuperación, después de ser presionado y haber 
sobrepasado el umbral de resistencia, pero sin que se sobrepase el 
umbral de resiliencia (ver fig. 2) 
 Factores de presión 
 
 
 Formación (A) Formación (B) 
 Amplitud de tolerancia Amplitud de tolerancia 
Fig. 1 Amplitud de tolerancia en donde es posible mantener el equilibrio 
dinámico 
 
 Disturbio 
 
 comunidad Comunidad 
 En equilibrio alterada 
 Rango perdido Condiciones 
 diferentes 
 Amplitud de resistencia 
 Capacidad y tiempo de recuperación 
 Pérdida potencial de 
 Resiliencia 
Fig. 2 Recuperación (Resiliencia) 
 
Con base en lo anterior se obtienen dos resultados; por una parte, la 
suma de las tolerancias y la dominancia, respecto al número de 
 
 
 
 
 
 
38 
parámetros incluidos, que determina la resistencia de las 
formaciones vegetales; por otra parte, la suma de los cambios en 
los parámetros analizados y que potencialmente alteran la 
capacidad de recuperación de las formaciones vegetales y de su 
medio, la cual determina la resiliencia. 
Una vez obtenidos los rangos de resistencia y resiliencia, se 
relacionan de la siguiente manera: 
Para la fragilidad inicial: 
Resistencia ( + ) Resiliencia ( = ) fragilidad 
 
Para determinar el cambio en la fragilidad: 
Cambios en la Pérdida potencial 
 tolerancia y - de la capacidad = Fragilidad 
 dominancia de recuperación 
 
 Resistencia Resiliencia 
 
Cabe aclarar que el método desarrollado para cada etapa del análisis se 
describe como parte de los resultados, lo anterior debido a que se fue 
desarrollando y ajustando a la par del análisis de los datos y al momento 
de revisar los resultados obtenidos. 
 
 
 
 
 
 
39 
EL ÁREA DE ESTUDIO 
 
I. La región Sur-sureste de México 
En la región, que abarca los estados de Veracruz, Puebla, Oaxaca, 
Guerrero, Tabasco, Campeche, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo, se 
presenta una importante riqueza de recursos naturales, contiene una gran 
variedad de suelos y una gran biodiversidad, además cuenta con agua en 
abundancia y los ríos más importantes delpaís. 
La fisiografía de la región está constituida por cordilleras y sierras en 
áreas altamente pobladas, que incluyen el Eje Neovolcánico, en parte de 
Veracruz y buena parte de Puebla, la Sierra Madre del Sur en la mayor 
parte de Oaxaca y Guerrero, y las Sierras de Chiapas y Guatemala, así 
como la Cordillera Centroamericana en la totalidad de Chiapas y una 
pequeña parte de Oaxaca. Por otra parte, en la Península de Yucatán, 
Tabasco y una buena parte de Veracruz existen terrenos planos (llanuras 
costeras del Golfo Norte y Sur). 
Sus suelos son variados, aunque predominan los de tipo regosol, vertisol, 
rendzina y gleysol (FAO-UNESCO, 1988). 
Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Guerrero son los cuatro estados con mayor 
riqueza de especies animales y vegetales. Muchos autores han reportado 
que en los estados del sur y sureste del país se encuentra representado 
casi el 70 % de la biodiversidad total del país (Oaxaca, Chiapas, Veracruz 
y Guerrero ocupan los primeros cuatro lugares de biodiversidad en el 
país, y Puebla el sexto), casi la mitad de la fauna protegida por la 
legislación mexicana y los tratados internacionales, y el 60 % de la flora 
endémica y protegida por las instancias mencionadas. Más de la mitad de 
la superficie de la región está cubierta por selvas medianas y altas 
(Negrete y Bocco, 2003). 
 
 
 
 
 
 
40 
Las entidades del país cuya cobertura de bosques es superior al 50 % de 
sus respectivos territorios se encuentran en esta región (Quintana Roo, 
Campeche, Guerrero y Oaxaca) De las entidades restantes de la región, 
sólo Chiapas y Yucatán están por encima de la media nacional. 
Una de las características más importantes de esta región es la 
abundancia de agua superficial, concentrándose la máxima precipitación 
pluvial, también se concentran los mayores acuíferos del país y los menos 
explotados. Esta región incluye precisamente a las nueve entidades 
federativas que reciben los mayores volúmenes de precipitación promedio 
anual, mismos que están muy por encima de la media nacional (772 mm); 
se destacan Tabasco, con una precipitación promedio anual de 2 430 
mm, Chiapas con 1 963 mm, y Oaxaca con 1 502 mm (op.cit). 
Los índices de pobreza muestra claramente la existencia de dos México. 
el dinámico y en vías hacia su pleno desarrollo y el de la región Sur-
Sureste, que sigue sumergido en el estancamiento y el atraso. 
La región sur-sureste alberga al 28.2 % de la población nacional y al 72.0 
% de la población indígena, pero genera sólo el 17.5 % del PIB nacional. 
Los índices de pobreza tales como la mortalidad infantil, el analfabetismo, 
el porcentaje de población en localidades aisladas, la población en 
localidades con alta y muy alta marginación, muestran un fuerte contraste 
con respecto a los valores registrados en cada caso en las entidades más 
desarrolladas del país. Estas diferencias subrayan el fuerte rezago del 
desarrollo socioeconómico del sur-sureste mexicano con respecto al resto 
del país (idem). 
La población indígena de México está fuertemente concentrada en la 
región sur-sureste del país. Tres cuartas partes de todos los pobladores 
mayores de 5 años, que hablan una lengua indígena (sólo ella o ella y 
español) habitan en dicha región. Así, mientras que en 1995 sólo el 6.8 % 
de la población total del país de 5 o más años era indígena (en 1950 era 
 
 
 
 
 
 
41 
de 11.2 %), en ese mismo año en la región Sur-Sureste llegó a 18.1 % 
(en 1950 era 27 %). Para el año 2000 se reporta en México la existencia 
de 25 regiones indígenas, con un total de 655 municipios, donde viven 
poco más de seis millones de indígenas. A esta población es necesario 
sumarle la población de los municipios con presencia indígena, que 
aportarían otros 5 millones (CONABIO, 2009), en total casi once millones 
de indígenas. 
De los hablantes de lengua indígena mayores de 5 años, en 1995 unos 
808 mil (el 14.81% del total) sólo hablaban una lengua indígena; el resto 
hablaba además español. 
La concentración en la región Sur-Sureste de los que sólo hablan una 
lengua indígena es mayor que para el total, llegando a representar el 87% 
del total nacional. 
Los estados de la región Sur-Sureste con una mayor proporción de 
población indígena son Yucatán (39% de la total en 1995) y Oaxaca 
(36%). Los estados de la región que tienen menor proporción de dicha 
población son Tabasco (3% en 1995) y Veracruz (10 %). Los estados en 
los que existe una mayor proporción de población que sólo habla lengua 
indígena son Chiapas (8%) y Oaxaca (5 %) y aquellos en que la misma es 
de menor importancia son Tabasco (0.02 % de la total) y Campeche 
(0.8%) (Negrete y Bocco, 2003). 
Al interior de la región (e incluso de las entidades) existe una gran 
diversidad de etnias, con lenguas, culturas y costumbres diferentes, por lo 
que la cuestión indígena no admite una solución homogénea aplicable a 
todos los grupos (salvo en lo que se refiere al ataque a la pobreza y la 
marginación). 
 
 
 
 
 
 
42 
 
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DE LA REGIÓN 
I.1 Características altitudinales de la región 
Casi la mitad de la región (46%) se encuentra ubicada entre los 0 y los 
200 m.s.n.m., siguiendo una distribución más homogénea entre los 200 y 
los 1600 metros, en estos pisos altitudinal el área cubierta por cada uno 
se encuentra alrededor del 5%, con una cobertura del 37% respecto al 
área total entre los 200 y los 1600 metros. Posteriormente el porcentaje 
en cada piso altitudinal disminuye hasta el 1% a los 3000 metros, de ahí 
en adelante la cobertura es menor al 1% (ver gráfica 1). 
En la península de Yucatán, costa de Veracruz e Istmo de Tehuantepec 
se ubica la mayor proporción de territorio por debajo de los 200 metros, 
esto Incluye completamente a los estados de Quintana Roo, Yucatán, 
Tabasco y cerca del 80% de Campeche. En la porción más continental de 
la región se presenta una fuerte diferenciación altitudinal en poca 
extensión territorial, a partir de los 200 y hasta los 2600 metros, y 
superando en algunos casos los 3000 metros, sobre todo en los estados 
limítrofes al occidente de la región. Con estas características se 
distinguieron dos áreas; la primera y más importante por su extensión, en 
la zona occidental, básicamente en los estados de Veracruz, Puebla, 
Guerrero y Oaxaca; la segunda, cubriendo casi la totalidad del estado de 
Chiapas (ver mapa 1). 
I.2 Características climáticas 
Aunque la región contiene todos los tipos de climas, es evidente el 
predominio del clima cálido, el cual cubre más del 70% de la región (ver 
gráfica 2). Este clima se encuentra distribuido en la península de Yucatán, 
las zonas costeras del Golfo de México y vertiente del Pacífico. 
 
 
 
 
 
 
43 
Las zonas templadas, que cubren alrededor del 20% de territorio, se 
ubican en la porción centro-occidente y en la sierra norte de Chiapas. El 
clima seco se ubican en la porción más continental y está cubierto por 
barreras que impiden la llegada de humedad, sobre todo entre los estado 
de Puebla y Oaxaca, y entre Puebla y Veracruz, en tanto que el clima frío 
sólo se ubica en la porción oeste de la región, en el eje Neovolcánico 
transversal (ver mapa 2) 
I.3 Características de las Pendientes 
Con base en la forma del relieve, en la península de Yucatán se ha 
configurado una extensa zona plana con pendientes menores a 1°, ésta 
se prolonga de manera discontinua hacia las zonas costeras del Golfo de 
México y costa del Pacífico. En los estados de Chiapas, Oaxaca, 
Guerrero, y hacia el interior del continente, en los estados que se 
extienden hasta la costa del pacífico, y en los netamente continentales, la 
pendientes se va incrementando con grandes extensiones territoriales 
entre 5° y 10°, y en menor proporción en superficies con pendientes entre 
10° y 30°. 
El área total de pendientes menores a 1° cubre más del 40% del territorio. 
En conjunto, las

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