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Las-huellas-de-nuestro-pasado--el-significado-de-las-artesanas-plamado-en-la-identidad

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UNIVERSIDAD NACIONAL 
AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES 
ACATLÁN 
 
 
LAS HUELLAS DE NUESTRO PASADO: EL SIGNIFICADO 
DE LAS ARTESANÍAS PLASMADO EN LA IDENTIDAD 
 
T E S I S 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADA EN COMUNICACIÓN 
 
P R E S E N T A: 
 
SANDRA YAZMÍN SÁNCHEZ OLVERA 
 
ASESOR: 
 
FERNANDO MARTÍNEZ VÁZQUEZ 
 
 
ENERO 2013 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
Agradecimientos 
 
“Pulvis et umbra sumus” 
Nosotros no somos más que 
polvo y una sombra pasajera 
 
Horacio 
 
 
Cuando dar gracias no es suficiente, me resulta necesario. Cómo ofrecer una 
palabra a aquellos que me dieron la vida, a aquellos que me llenaron de sueños, a 
aquellos que me dieron la fuerza. Cómo agradecer mi propia esencia que no es 
más que el reflejo de cada rostro conocido, de cada palabra cruzada y de cada 
emoción otorgada. Un agradecimiento nunca será basto, pero es el 
reconocimiento que expresa lo infinito de un sentimiento. 
 
 
A mis padres: 
 
A quienes debo en totalidad mi existencia; gracias por el amor incondicional, por 
llevarme de la mano en este recorrido, por enseñarme tanto. Por los recursos 
económicos brindados, por ser mi mejor compañía en cada instante, por 
brindarme toda la confianza. Ellos, los que con palabras han sabido orientarme y 
con son acciones han sabido guiarme, las personas más importantes de mi vida. 
 
A mi mamá que con todo el amor y apoyo me ha regalado su vida entera. Gracias 
por la dedicación, por el esfuerzo y por el empeño dado, porque gracias a tu 
impulso, confianza y sobre todo cariño inigualable, he alcanzado cada meta 
propuesta. Tú eres la persona que en cada gesto amoroso me llena de seguridad 
y ganas de seguir adelante. 
 
A mi papá quien me ha enseñado a luchar por todo lo que quiero y que a pesar de 
las dificultades no existen barreras lo suficientemente grandes para derrumbarnos. 
Sus palabras llenas de coherencia, me han demostrado que nuestras acciones se 
acompañan de nuestros valores. A ambos, mi gratitud eterna. 
 
 
 
 
 
 
A mi hermana: 
 
Nunca entendí bien a bien, como es que alguien ligeramente mayor a mí, podía 
darme tanto y sinceramente sigo sin saberlo. Ella ha sido uno de mis más grandes 
ejemplos. Yo, sigo sus huellas. Ella es mi compañera, la que me entrega las 
palabras más confortables acompañadas de sonrisas. Aligera mis problemas y me 
regala soluciones. Ella cree en mí, me brinda todo su apoyo, me regresa las ganas 
de continuar y enfrentar los obstáculos. A Cinthya gracias para siempre. 
 
A mis amigos: 
 
Caro, Aydeé, Itzel, Miguel, Lola, Quique, Lily, Toño y Vero porque hay vínculos que 
nunca pueden romperse, porque existe la posibilidad de que la persona con la 
que puedes contar toda la vida, la persona que te conoce mejor de lo que tú te 
conoces, sea la persona que ha estado a tu lado siempre. Cada uno de ellos ha 
sido esa persona incondicional, con quien he disfrutado cada risa, palabra y 
detalle compartido. A Víc, gracias por las palabras, por la compañía, por la alegría, 
por el impulso, por los momentos y sobre todo por la enorme confianza. 
 
A mi asesor Fernando Martínez: 
 
Gracias infinitas por apoyar este trabajo, por el tiempo y dedicación empleada. 
Gracias por el enorme aprendizaje otorgado a lo largo de la carrera, por ser mi 
profesor y brindarme mucho más de la cuenta: palabras, consejos, anécdotas, 
conocimiento, respaldo, confianza, porque en cada instante me demostró que se 
puede dar lo mejor de sí mismo y de la mejor manera. 
 
Gracias por las exigencias, porque en los momentos de dificultad estuvo ahí para 
recordarme que esos son los retos que nos hacen más fuertes, por la entrega, 
pero sobre todo por creer en mí, por regalarme las palabras necesarias que 
elevaron mi confianza. A Fernando Martínez, el profesor que más me ha dado, mi 
cariño para siempre y mi gratitud sin final. 
 
A mi gloriosa UNAM: 
 
A la Institución educativa que tanto me ha obsequiado, a aquella que me llena de orgullo. 
Gracias por forjar gran parte de lo que soy; porque los mejores momentos los viví en mi 
etapa de universitaria, por los mejores amigos, por los buenos profesores, por la 
excelencia académica, por tu carácter, por ser el alma mater mi eterna admiración. 
 
 
Índice 
 
Introducción……………………………………………….…………………....………..1 
Capítulo 1. Cultura, identidad y comunicación……………….………..……..…..11 
 
1.1 Cultura y comunicación………….……….……………………………………..11 
 
1.2 Las concepciones de la cultura…………………….………………………….13 
1.2.1 La concepción clásica………………………….……………………………..14 
1.2.2 La concepción descriptiva…………………….……………………………...15 
1.2.3 La concepción simbólica…………………….……………………………….16 
1.2.4 La concepción estructural……………………………………….…………...17 
1.2.4.1Las formas simbólicas…………………….………………………………...18 
1.2.4.1.1 Los procesos de valoración de las formas simbólicas………………..21 
 
1.3 Cultura e identidad……………………………….…………………………......26 
1.3.1 Identidad…….………………………………………………………………….28 
1.3.1.1 Identidad individual….………………………………………………………29 
1.3.1.2 Identidades colectivas….…………………..………………………………32 
1.3.1.3 La identidad como elemento de aprendizaje……………………...……..33 
1.3.1.4 Identidad y posmodernidad….………………...…………………………..35 
 
1.4 Comunicación, cultura e identidad….…………………………………………36 
 
Capitulo 2. Las artesanías, origen y desarrollo. Trayectoria 
en el mercado de La Ciudadela…………………………..……….…………………39 
 
2.1 Artesanías mexicanas…………….…………………………………………....39 
2.1.1 ¿Qué es la artesanía? Elaborando un concepto……………….…………40 
 
2.2 Las artesanías mexicanas y su persistencia 
en el tiempo: Origen y desarrollo…….……………...…………………………….40 
2.2. Las artesanías y el nacionalismo: 
La época posrevolucionaria………………………………………..………………43 
2.2.3 México en los años 60: La consolidación de la 
producción artesanal………………………………………………….….…………48 
2.2.4 La situación actual: la artesanía y el capitalismo…………………….…...53 
 
2.3 Trayectoria del mercado de artesanías 
de La Ciudadela: Origen y desarrollo………….………………………………….58 
2.3.2 El presente quebrantado, un futuro incierto.………………………………63 
 
 
 
 
 
Capitulo 3 Los discursos del artesano…..………………….…………………..…64 
 
3.1 El método cualitativo……………………….…………………………………..65 
3.1.1 La entrevista profunda…………………………………….…………………68 
3.1.3 Hacia una construcción de la realidad…………………………….……….71 
 
 
3.2 Caracterización de la comunidad 
“Mercado de artesanías de La Ciudadela”……………………………………….73 
 
3.2.1 Si, soy artesano…………….………………………………………..……….80 
3.2.1.1Hacia una conceptualización de la artesanía………….………..……….81 
3.2.1.2 La apropiación de la artesanía como una satisfacción….……………..82 
3.2.1.3 El aprendizaje como un elemento de preservación……….…………...84 
3.2.1.4 La evolución de la artesanía…………………………….…...…………...89 
3.2.1.5 El futuro que alcanza…………………………….………………………...93 
3.2.1.6 La artesanía no sólo es un bien económico………………….…………95 
3.2.1.7 Etnicidad…………………….……………………………….……………...95 
 
3.2.2 Yo soy comerciante…………………………………….…………………….97 
3.2.2.1 El significado de la artesanía……………………………………….….....97 
3.2.2.2 Apropiación, satisfacción y aprendizaje………………………………….98 
3.2.2.3 La artesanía y sus cambios ………………….…….……….………….100 
3.2.2.4 Hacia un futuro incierto…………………………….…………………….101 
3.2.2.5 Estatus socioeconómico…………....……………………………………1023.2.3 Soy empleado…………………………………………………...………..…102 
3.2.3.1 ¿Qué es una artesanía?.....................................................................102 
3.2.3.2 Temporalidad .....................………………………..……………………103 
3.2.3.3 Las transformaciones 
de la artesanía…………….……………………………………….………………104 
3.2.3.4 El futuro del Mercado de La Ciudadela..............................................105 
3.2.3.5 Artesanía, campo y espacio………………………………………….….105 
 
Capitulo 4. Los significados de la artesanía plasmados en la identidad .....106 
 
4.1 Las artesanías como formas simbólicas…………………………….……...108 
4.1.1 La dimensión contextual: las artesanías 
dentro del tiempo y el espacio........................................................................110 
4.1.2 La dimensión referencial: las artesanías 
que crean un vínculo……………………………………………….……………..118 
4.1.3 La dimensión estructural: las artesanías 
como un eslabón en la sociedad………………………………………….……..120 
4.1.4 La dimensión convencional: el lenguaje artesanal……………….……..122 
4.1.5 La dimensión intencional: artesanías que comunican….……………….124 
 
4.2 El mercado de artesanías de La Ciudadela, un frente cultural…….…….126 
 
 
4.3 ¿La identidad plasmada en las artesanías?.............................................132 
 
4.3.1 La identidad del artesano: 
La familia como un agente formal 
en la creación de la artesanía.......................………………………….………..132 
4.3.2 Territorio y etnicidad………………………………….………...…………..134 
 
4.3.2 El mercado de artesanías de 
La Ciudadela ¿Una identidad colectiva?........................................................138 
 
4.3.3 El mercado de artesanías de La Ciudadela 
en los tiempos modernos…….…………….……………………………………..140 
 
Conclusión...………….…………………….…………………………………….144 
 
Bibliografía………………………………….……………………………….…….149 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
*Los anexos se encuentran dentro del CD.
~ 1 ~ 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
"Identidad, querámoslo o no, la tenemos, como el 
cuerpo tiene su sombra. El problema está en la 
capacidad para reconocer lo propio y aceptarlo y no 
pretender ser otro distinto del que se es. Nuestra 
humanidad, como nuestra cultura, son la expresión de 
un ente que lejos de ser excluyente, asimila, suma, 
mestiza. Somos todo aquello que se planteaba como 
opción a nuestros libertadores y civilizadores. 
Nuestra identidad no es algo por realizar, sino 
simplemente algo cuya existencia debemos reconocer y 
aceptar frente a todos los prejuicios. 
¿Hispanoamérica? ¿Iberoamérica? ¿Latinoamérica? 
Simplemente, como diría José Martí, Nuestra América. 
Y en ésta lo que debe afirmarse es el tipo de 
humanidad que la caracteriza, capacitada para 
asimilar las diversas expresiones que de lo humano 
aquí se han dado dolorosa cita. 
 
Leopoldo Zea 
 
La presente investigación parte de un campo de conocimiento, para llegar a él, es 
preciso recurrir a ciertas bases que puedan explicar bien a bien su construcción 
teórica. Dichas, refieren a la investigación en Comunicación hecha en 
Latinoamérica a lo largo de las últimas décadas, puesto que su elaboración me 
proporcionará las herramientas para comprender nuestra realidad, una realidad 
distinta a la europea, incluso a la misma americana. 
 
~ 2 ~ 
 
En este sentido, me es preciso incursionar dentro del nuevo enfoque 
comunicacional arraigado en la cultura. 
 
En la década de los años 80, se desató una apertura en los estudios culturales 
hechos en América Latina, que respondían a “constatar la existencia de un cuerpo 
de reflexión serio, enraizado en los problemas de la región latinoamericana, 
específico en su conjunto, a pesar de la diversidad, y que por todo ello debería 
haber tenido un reconocimiento más amplio” (Repoll, 2010, p. 62). 
 
Es en este momento, en el que se percató sobre la importancia de comprender al 
estudio cultural como un timón para entender la realidad que vivimos, de tal modo 
fue obligatorio observar aquellos procesos de comunicación que se encontraban 
inmersos, citando a Martín Barbero (1999), uno de los investigadores más 
importantes dentro del terreno. 
 
La separación fue necesaria, poco a poco se fueron dejando de lado aquellos 
estudios culturales “a la anglosajona”, que se limitaban al espacio académico. 
Alcira Argumedo (Argumedo citado en Repoll, 2010)., lleva a cabo una 
diferenciación entre paradigmas y matrices de pensamiento; en la que explica 
cómo los primeros son restringidos al campo científico, mientras que los otros, 
aluden a formas más sistemáticas y analíticas de fundamentación teórica y 
metodológica de factores externos. Por lo tanto, en las matrices de pensamiento, 
se encuentra cabida a otro tipo de conocimiento, uno fuera de de las esferas 
“consagradas de la ciencia”, visto más bien, como un acervo de experiencias, 
luchas y consensos de la vida cotidiana, conocimiento que es deber de las 
ciencias sociales “procurar sistematizar”. 
 
Continuando con lo anterior, las Ciencias Sociales constituyen un campo de 
conocimiento integrado por diversas disciplinas que establecen distintos tipos de 
relaciones para explicar, interpretar y comprender los hechos, fenómenos y 
procesos sociales. ¿Y cómo la hacen? Desde lo más cotidiano. Pues cada una de 
~ 3 ~ 
 
estas disciplinas estudia al sujeto social en su vida diaria y delimita la realidad 
desde diferentes aspectos: históricos, sociológicos y antropológicos, sólo por 
mencionar algunos; esto es, al estudiar al sujeto a través de sus acciones 
(tomando en cuenta la comunicación como acción) será posible entender su 
realidad. 
 
Al respecto, es prudente hablar de un punto de encuentro disciplinario que 
desembocará en un análisis cultural como pretexto para la comprensión de 
prácticas que configuran nuestro entorno. 
 
Martín Barbero y Silva (1997) sostienen que “colocada en el centro de la reflexión 
filosófica, estética y sociológica sobre la crisis de la razón y la sociedad moderna, 
la problemática de la comunicación desborda hoy los linderos del campo 
académico que la contenían. El desplazamiento, se traduce en un nuevo modo de 
relación con y desde las disciplinas sociales, no exento de recelos y 
malentendidos, pero definido, más que por recurrencias temáticas o prestamos 
metodológicos, por apropiaciones: desde la comunicación se trabajan procesos y 
dimensiones que incorporan preguntas y saberes históricos, antropológicos, 
semióticos, estéticos, al mismo tiempo que la sociología, la antropología y la 
ciencia política, se empiezan a hacer cargo, ya no de forma marginal, de los 
medios y de los modos de cómo operan las industrias culturales.” (Marín Barbero y 
Silva, citados por Repoll, 2010, p. 168). 
 
Así, puedo apreciar de una manera lógica, e incluso obligada la 
interdisciplinariedad entre las ciencias sociales principalmente, en donde los 
fenómenos culturales son las coyunturas del sistema. 
 
La Comunicación tiene muy claro que los procesos comunicativos son su objeto 
de estudio, pero también es consciente que la naturaleza de los mismos exige una 
apertura hacia otros saberes, por lo tanto, es de vital importancia, mantener un 
~ 4 ~ 
 
constante diálogo con la visión de sociólogos, antropólogos, semiólogos, 
politólogos, y psicólogos, sin perder su propio enfoque, por supuesto. 
 
Actualmente, la investigación en Comunicación en América Latina optó por 
responder sus cuestionamientos a partir de la cultura, en este nuevo pensamiento 
hispano se “han producido aportes fundamentales para comprender la 
comunicación desde la cultura” (Fuentes Navarro, citado en Repoll, 2010, p. 161). 
 
Siguiendo bajo la misma línea, es mi deber esclarecer lo anterior como una nueva 
mirada de construcción del conocimiento. “La comunicación es un acontecimiento 
extraordinario donde la condición humana se verifica, se construye, se configura 
(…) Los seres humanos son comunicación, en ella se hacen (…) cada segundo 
millonesde personas en todo el mundo crean a la humanidad en un acto 
comunicativo. (Jesús Galindo, 1994, p. 25) 
 
El estudio de la comunicación en América Latina, corresponde a un enfoque 
multidisciplinario, cuyo interés ha apostado a una postura sociocultural, 
centrándose en las estructuras de la vida social. 
 
La unión entre comunicación y cultura es ineludible debido a que la primera se 
asume como una base establecedora de relaciones humanas, a través de la cual 
se encuentra cimentada la sociedad, mientras que la otra, es el patrón de 
significados otorgados a las expresiones que los mismos individuos llevan a cabo; 
es decir, comunicación asumida como interacción y cultura como producto y 
significado de esa interacción. 
 
Explícito lo hace Martín Barbero al observar la cultura como la estructuración de 
un macrosistema de elementos interactuantes dinámicamente y organizados 
funcionalmente de acuerdo a fines. Entonces, el mundo social del sujeto visto 
como una red de relaciones, mismas que son cimentadas desde los principios 
~ 5 ~ 
 
comunicativos, es decir, acciones llevadas a cabo con la finalidad de establecer 
comunes acuerdos, una vida en sociedad (Martín Barbero en Repoll 2010). 
 
De tal manera, me resulta sencillo, hacer una separación entre la concepción de 
comunicación, y los instrumentos de la comunicación en la que por años se ha 
encasillado a la misma, donde es apreciada como aquel ejercicio conversacional. 
 
Para entender más claramente lo anterior, considero pertinente trabajar con una 
conceptualización específica de Comunicación, que enriquezca y facilite la 
comprensión de mi investigación, por lo tanto, trabajaré con la construcción 
ideológica hecha por la investigadora Martha Rizo, donde la define como “El 
proceso básico para la construcción de la vida en sociedad, como mecanismo 
activador del diálogo y la convivencia entre sujetos sociales. Desde esta 
perspectiva, hablar de comunicación supone acercarse al mundo de las relaciones 
humanas, de los vínculos establecidos y por establecer. La comunicación es la 
base de toda interacción social, y como tal, es el principio básico de la sociedad. Y 
es que la sociedad y la cultura deben su existencia a la comunicación. Es en la 
interacción comunicativa entre las personas donde se manifiesta la cultura como 
principio organizador de la experiencia humana” (Marta Rizo, 1993, p. 3). 
 
En el mismo sentido Guillermo Orozco, afirma que “Actualmente, la comunicación, 
debe ser entendida como proceso y producto de diversas prácticas sociales cuyos 
componentes básicos son la socialidad, la ritualidad y la tecnicidad" (Guillermo 
Orozco, 1998, p. 1). 
 
Lo anterior me permite justificar el enfoque de partida de mi trabajo, ya que será 
bajo una mirada estructural, en donde el estudio de cada elemento, me permitirá 
analizar y sobre todo entender y articular sus formas simbólicas. Así, comprender 
por qué es de interés de la Comunicación examinar a las artesanías, puedo 
responder, simple y sencillamente porque son expresiones hechas por individuos. 
Son prácticas comunicativas porque poseen un significado, dentro de ellas 
~ 6 ~ 
 
plasman su visión del mundo, su modo de configurar su realidad. Además de que 
la artesanía es uno de los elementos dentro de la vida de cada artesano y 
comerciante que les permite interactuar y relacionarse con sus semejantes, un 
estilo de vida propio a través de cual se establecen como seres sociales. 
 
Ahora bien, concretado esto, entraré de lleno a mi objeto de estudio: las 
artesanías como constructoras de identidad, por supuesto sin descartar el proceso 
invertido, la identidad como motivo para la creación de artesanías. En tanto, la 
relación específica con mi investigación es, las artesanías son expresiones hechas 
por individuos, a través de las cuales significan gran parte de su entorno, y estos 
significados pueden tener o no relación con su sentido de pertenencia. 
 
Así que, mi pregunta general de investigación es: ¿Cuáles son los significados 
que los productores del mercado de La Ciudadela construyen en relación con la 
identidad, durante el año 2012? 
 
Mi estudio se enfocará únicamente a las artesanías mexicanas, comercializadas 
en el Distrito Federal. Debo hacer explícito que el lugar específico será el mercado 
de la Ciudadela, pues desde hace 44 años es un difusor de las artesanías 
mexicanas a nivel mundial, muestra una manera de ser propia al mundo (Jorge 
Monroy, 2011), la importancia del sitio, responde a que abre un escenario lleno de 
posibilidades, que ha puesto atención especial en proporcionarnos una muestra 
de la diversidad cultural que México posee, un espacio que ha evolucionado en 
gran medida por las exigencias del comprador, buscando siempre atraer su 
atención, y sobre todo, me permitió conocer el trabajo de un artesano, ya que 
dentro de él, aún hay personas dedicadas a esta ancestral labor, incluso descubrir 
que gran parte de los mismos comerciantes poseen vastos conocimientos sobre 
artesanía. 
 
“El popular mercado de La Ciudadela lo conforman 355 locales, entre comercios y 
talleres, e inclusive algunas viviendas que albergan a miembros de diferentes 
~ 7 ~ 
 
comunidades étnicas, como tríquis y huicholes, que expenden su mercancía en el 
lugar” (Jorge Monroy, 2011). 
 
Entonces mi objetivo es: Analizar los significados que le otorgan a las artesanías, 
los productores del mercado de la Ciudadela, para conocer el sentido de identidad 
que ejercen. 
 
De tal modo, las artesanías, dentro del mercado de La Ciudadela, son un medio 
para comprender la manera en que se produce y reproduce lo social. Se puede 
pensar la cultura como un instrumento para comprender, reproducir y transformar 
el sistema social, para elaborar y construir una diferencia de clases: alta cultura, 
cultura de masas y cultura popular, que se detallarán posteriormente. Puntualizar 
en la clasificación es importante para hacer notar que mi objeto de estudio forma 
parte de la cultura popular. 
 
“La cultura popular es el resultado de una apropiación desigual del capital cultural, 
una elaboración propia de sus condiciones de vida y una interacción conflictiva 
con los sectores hegemónicos” (Néstor García Canclíni, 1982, p. 91). 
 
Retomando la relación entre cultura e identidad, “La cultura es creada por 
hombres y transmitida por ellos; es decir, se trata de algo aprendido, reproducido y 
modificado... El vínculo es, la importancia de la cultura como mediador de 
identidades, explica González Gabriela, a través de su obra “Identidades 
Indígenas”. (Gabriela González, 2008, p 16.) 
 
Ahora bien, mi justificación parte de que el análisis de las artesanías, apreciadas 
como expresiones comunicativas son casi nulos; hay trabajos donde son 
abordadas desde su historia, su geografía, o sus técnicas de elaboración, es por 
eso que disciplinas como la Antropología, la Historia, e incluso la Pedagogía han 
puesto su interés en ellas. Sin embargo, es importante apreciar que 
~ 8 ~ 
 
examinándolas desde la cultura, y por ende, desde la Comunicación, se pueden 
obtener las herramientas necesarias para comprender nuestro propio entorno. 
 
Considero que este tema tan abordado antropológicamente, histórica y 
socialmente, es objeto de análisis para la Comunicación, en primera instancia por 
ser elementos que significan, objetos usados como una forma de expresión que 
refleja el entorno cultural de un individuo, que nos puede hablar de la cosmogonía, 
creencias, su apreciación general de sí mismos y de su entorno, y bien, ¿Qué es 
lo importante? Lo importante radica en la manera de comprendernos, pues para 
entender nuestra misma posición dentro de la sociedad, es preciso conocer su 
lógica, la de una sociedad incrustada en una nación llena de diversidad, de 
expresiones, expresiones como reflejo de la historia de nuestra nación. 
 
Del vacío de conocimientoen la Comunicación sea el primer pretexto para realizar 
una investigación sobre artesanías, me resulta indispensable verlas como formas 
simbólicas, producidas como expresiones por un sujeto y para un sujeto, donde al 
final comunican, aunque esta no sea su primera intención y por si fuera poco, 
verlas como construcciones, capaces de crear o reafirmar una identidad nacional. 
Insertas en la vida cotidiana de las personas, a un nivel cultural, con base en lo 
social. 
 
Por otra parte, el tema de las artesanías, personalmente es una vertiente que ha 
sido de mi interés. Considero de suma importancia, apreciar qué hay detrás de 
estos bellos objetos, símbolo de tradición y arraigo, ejes de la riqueza cultural 
mexicana, ocupando un lugar notable en las actividades productivas de nuestra 
gente, ya que en ellas vemos reflejados nuestros orígenes y costumbres. Ellas han 
significado el desarrollo y perfeccionamiento de técnicas, de formas y símbolos 
que conservan los rasgos estéticos característicos de cada región, plasmados en 
distintas formas, colores, texturas y por supuesto, usos. 
 
~ 9 ~ 
 
Estos objetos vitales, muestra de arraigo nacional adquieren un valor incalculable, 
porque en ellos se plasma el sentir humano, además representan un notable 
contacto con la naturaleza, la importancia de esto es que toda la sabiduría 
adquirida en la materialización de un ingenio transmitido de generación en 
generación. Nos remiten a una satisfacción que se convierte en orgullo, de lo bello 
y multicultural de nuestro país, porque si de algo nos enaltecemos los mexicanos, 
es de pertenecer a un pueblo rico en tradiciones, tradiciones que nos remiten a lo 
fantástico de nuestras creencias. 
 
Entonces, en el capítulo I, titulado “Cultura, identidad y comunicación, presentaré 
las bases teóricas para fundamentar el estudio de las artesanías como formas 
simbólicas, desde un análisis de la cultura, visto desde su concepción estructural, 
esto, a partir de Thompson (1993). De la misma manera, abordaré el concepto de 
identidad hecho por Gilberto Giménez (2007). Al final, llevaré a cabo una 
articulación entre Comunicación, cultura e identidad, con la finalidad de establecer 
cómo es que los estudios comunicacionales se encuentran inmersos dentro de la 
cultura, y a su vez, el papel que juega la identidad dentro de las prácticas. 
 
Consecutivamente, a través del capítulo II “Las artesanías, origen y desarrollo. 
Trayectoria en el mercado de la Ciudadela”, presentaré un breve recuento 
histórico de la labor artesanal en México. Del mismo modo, mostraré algunos 
datos importantes del mercado de La Ciudadela. 1 .Posteriormente, en el capítulo 
III “Los discursos del artesano”, detallaré la técnica metodológica empleada, y 
llevaré a cabo una primera interpretación de los resultados. 
 
Por último, el capítulo IV, “Los significados de la artesanía plasmados en la 
identidad”, haré los cruces formales de información, entre los resultados de la 
entrevista profunda y los tópicos empleados, quienes me servirán para explicar 
 
1 La recopilación de información en este capítulo fue compleja, debido a la escasez de la misma, mi 
búsqueda respondió a bibliotecas, hemerotecas y el acervo general de la nación; No obstante, el recuento 
histórico del mercado de La Ciudadela fue imposible, debido a que al ser una organización independiente al 
gobierno, no existen registros de ésta, por lo tanto, la breve reconstrucción se llevó a cabo gracias a las 
entrevistas, que desafortunadamente fueron de poco contenido. 
~ 10 ~ 
 
cómo se relacionan los conceptos teóricos y contextuales con la información 
obtenida a partir de la técnica utilizada, esto, evidentemente para llegar a las 
conclusiones y responder a mi pregunta general de investigación. 
 
La artesanía como muestra de la cultura popular, el arte popular puede ser visto 
como la conjunción de la creatividad individual y el orden colectivo, esto es, el 
artesano interpreta un tema tradicional, lo transforma, pero al hacerlo, él mismo se 
convierte en una comunidad histórica. “Toda obra de arte es una obra de su 
tiempo, un testimonio de las creencias, de los mitos, de las prácticas sociales, de 
los afectos y de la creatividad, elementos que deberían ser considerados a la hora 
de escribir la historia. El arte para la historia, no debe de interesarse sólo por su 
contenido, como sucede con otros documentos tradicionales, sino por la 
multiplicidad de significados que confluyen en las formas estéticas”. (Margarita de 
Orellana, 2002, p. 12). 
 
El artesano, un individuo que se aferra a sus raíces, que nos llena de tradición, 
que nos ayuda a descifrar nuestra realidad, una realidad compartida, la realidad de 
un México multicultural. “En cada gesto de una mano creadora hay un desafío al 
tiempo: lo mismo se vuelve otro, pero perdura. Y sólo la búsqueda individual del 
perfeccionamiento, sumada a la capacidad de cada creador de hacer piezas 
significativas para sus contemporáneos, hacen que a través del tiempo, una 
actividad sobreviva” (Margarita de Orellana, 2002, p. 5). 
 
 
 
 
 
 
 
~ 11 ~ 
 
Capítulo 1. Cultura, identidad y 
comunicación 
 
“Lo que hace único al homo sapiens 
es su capacidad simbólica… 
 El hombre no vive en 
un universo puramente físico 
 sino en un universo simbólico” 
Ernest Cassirer 
 
1.1 Cultura y comunicación 
 
Resulta paradójico hablar de un tema que al parecer involucra todo y, a su vez, el 
todo, se vuelve complejo cuando se busca desentrañar el núcleo. Esto es lo que 
sucede con la cultura, tal pareciera que es esa sustancia que respiramos segundo 
a segundo. Sin embargo, “el respirarla” o el ser partícipe de sus manifestaciones, 
se vuelve insuficiente, si antes no somos capaces de comprender y sobre todo 
asumir que la cultura es ese tejido, que nos entrelaza con la sociedad, con el 
tiempo, con la vida misma. 
 
Bien es sabida la riqueza multiétnica que posee nuestro país. A lo largo de la 
historia, México ha contado con numerosos testigos que incluso, hasta nuestros 
días, pueden recordar quiénes somos, de dónde venimos y muy probablemente 
hacía qué dirección vamos. Desafortunadamente los mismos procesos de cambio, 
aunados a distintos factores mundiales, de entre los que despunta la globalización 
como principal motivo, están creando un profundo desinterés con respecto al 
sentido de pertenencia, ese que nos hace sentir un arraigo y sobre todo conocer 
nuestras raíces, eso que se llama identidad. 
 
~ 12 ~ 
 
Existe un nexo bastante explícito entre la cultura y la identidad, incluso podríamos 
decir que una es capaz de alimentar a la otra, y a su vez esta última dar sentido a 
la primera, siendo explícita, me refiero a que la cultura es la identidad de un 
pueblo y, desde bajo este argumento, la identidad se hace partícipe en el concepto 
cultura, al percibirla como ese conjunto que une a una sociedad, que le da una 
razón, le otorga una concepción y la diferencia ante “los demás”. 
 
Cuando se pretende comprender a la cultura, no es sencillo definirla, mientras se 
adorna con palabras complejas; se requiere percibirla en el día a día, tocarla con 
nuestras manos, sentir la textura del barro en cada artesanía, verla reflejada en 
cada uno de sus colores, escucharla en cada nota musical, olerla en cada 
mercado mexicano e incluso saborearla en cada platillo “típico”. Requerimos 
empaparnos de y con ella, observarla y entender que detrás de ellas existen 
manos produciéndolas, cabezas vislumbrándolas, imaginándolas, y con ellas 
creando un mundo paralelo. 
 
De cultura nos impregnamos diariamente, la importancia de ésta radica 
sencillamente en que el hombre por naturaleza es una pieza cultural y para acertar 
en el quiénes somos, antes debemos analizar qué somos y por qué somos. Esto, 
dejando de lado los aspectos biológicos,para adentrándonos en el ámbito social. 
De este modo, resulta necesario mirarla con otros ojos, tocarla con otras manos, 
escucharla más detenidamente, saborearla con más delicadeza y olerla 
distintivamente. Si aprendemos a disfrutarla en cada una de sus manifestaciones, 
seguramente la encontraremos en cada sitio que recorramos y, sólo de este modo, 
podremos distinguir las huellas del pasado que ella misma ha ido plasmado en su 
andar. 
 
La presente investigación, ofrece revalorizar lo cotidiano, caminar, observar, e 
impregnarnos de un mundo lleno de significaciones, pues quizá en ello, 
encontremos las fundamentaciones necesarias de la realidad en la que vivimos. A 
lo largo de estos cuatro capítulos, se responderá a la pregunta de investigación, 
~ 13 ~ 
 
por medio de categorías teóricas y metodológicas; pues sólo así podré cumplir los 
objetivos planteados. Este capítulo delinea aquellos conceptos que serán el eje, 
para comprender a las artesanías como formas simbólicas, desde un ámbito de la 
cultura y conocer si los sujetos productores, se apropian del concepto de 
identidad. 
 
Mi objetivo es: Analizar los significados que le otorgan a las artesanías, los 
productores del mercado de la Ciudadela, para conocer el sentido de 
identidad que ejercen. Considero pertinente utilizar las categorías teóricas 
propuestas por J.B. Thompson (1993): formas simbólicas, vistas desde sus 
dimensiones, intencional, convencional, estructural, referencial y contextual; los 
procesos de valoración; campo de interacción, instituciones sociales; el capital 
económico, simbólico y cultural. Mientras que de Gilberto Giménez serán identidad 
individual y colectiva. Sin embargo, comenzaré detallando las concepciones de la 
cultura, ya que será ésta la que me proporcionará los fundamentos necesarios 
para abordar mi tema. 
 
1.2 Las concepciones de la cultura 
 
Para entrar de lleno, resulta necesario saber qué es la cultura. Bien, el concepto 
ha sido estudiado a través de los años por las Ciencias Sociales, en ellos se ha 
ido transformando y es indispensable conocer los giros que ha dado, sólo así 
comprenderé cómo es que está configurada y así entenderla a profundidad. Sólo 
adentrándome en sus orígenes y su paso por la historia, me será más sencillo 
encontrar su relación dentro del ámbito comunicativo y percibir su función social, 
que aunque podría ser evidente, no está de más llevar a cabo su análisis. 
 
Derivado de la palabra latina culturam, el concepto hace referencia principalmente 
al cultivo y era usado principalmente para hacer alusión a los proceso de 
desarrollo intelectual o espiritual. Aquí es donde comienza mi exploración 
evolutiva, proveniente de los apuntes históricos, obtenidos a partir de los 
~ 14 ~ 
 
fundamentos teóricos de John B. Thompson (1993), quién con su estudio logró 
establecer una clasificación del término, a partir de cuatro concepciones básicas: 
la clásica, la descriptiva, la simbólica y la estructural. Cada una de ellas, fue 
constituida bajo distintos contextos que involucran el tiempo, la ideología y los 
usos que se le dieron al concepto. Lo que me llevará a esclarecer una definición 
más concreta y así, distinguir cómo es que embona con nuestra presente realidad 
social y sobre todo con la Comunicación. A continuación se presentan las 
características de cada concepción. 
 
1.2.1 La concepción clásica 
 
Los primeros usos del concepto cultura, fueron hechos a principio del periodo 
moderno y hacían referencia al cultivo o cuidado de algo, en este caso, cosechas 
y crianza de animales. Fue hasta los inicios del siglo XIX, donde se comenzó a dar 
un sentido enfocado a la capacidad intelectual y/o espiritual, pues para este 
momento ya se podía relacionar abiertamente la sincronía que tenía la civilización 
y la cultura con el fin del desarrollo humano, del progreso. De manera distinta, en 
Alemania, se hizo una división, ya que se emplearon Zivilisation y Kultur; la 
primera de ellas con connotaciones negativas, pues se asociaba con la cortesía y 
el refinamiento; mientras que la última se manejó de una manera más positiva, 
alusiva a los productos intelectuales, artísticos y espirituales, de los cuales se 
expresaba la creatividad y la individualidad. Sin embargo, ambos estuvieron 
vinculados con la estratificación social, que evidentemente favorecían a la clase 
alta, que contaba con los medios de acceso a dichos productos, que a su vez, 
eran símbolo de prestigio. 
 
Thompson (1993) define la concepción clásica como: “ el proceso de desarrollar y 
ennoblecer las facultades humanas, proceso que se facilita por la asimilación de 
obras eruditas y artísticas relacionadas con el carácter progresista de la era 
moderna” , es así como se privilegian algunas obras y clases, por encima de 
otras. (Thompson, 1993, p. 189). 
~ 15 ~ 
 
1.2.2 La concepción descriptiva 
 
La culminación del siglo XIX, trajo consigo la incorporación del concepto cultura a 
la naciente disciplina de la Antropología, dando paso a la descripción etnográfica, 
que con este giro deja de lado las ideas de desarrollo y progreso que había dejado 
la Ilustración, para comenzar a preocuparse por descifrar las costumbres, 
prácticas y creencias pertenecientes a los distintos pueblos. 
 
Al respecto Thompson (1993) afirma que bajo dicha conceptualización: “la cultura 
de un grupo o sociedad es el conjunto de creencias, costumbres, ideas y valores, 
así como los artefactos, objetos e instrumentos materiales que adquieren los 
individuos como miembros de ese grupo o esa sociedad” (Thomspon 1993, p. 194) 
que al ser comparada con estudios como los hechos por E. B. Tylor, (en 
Thompson, 1993) encuentra bastantes afinidades; ambos coinciden en que este 
conjunto (creencias, costumbres, ideas, etcétera.) son una totalidad compleja, 
característica de una sociedad y será distinguida de otras ya que existen en 
tiempos y lugares diferentes. 
 
Así mismo, Malinowski (en Thompson, 1993) muestra una teoría científica de la 
cultura, donde habla de una división entre la estructura corporal de los individuos, 
correspondiente a la antropología física, mientras que la antropología cultural se 
encarga de explorar la herencia social. En función a esto, él expone que al realizar 
dicha separación, cada uno de los elementos tienen que estar relacionados unos 
con otros, con las necesidades del organismo humano y por supuesto, con el 
medio ambiente ya que, los fenómenos culturales deben satisfacer las 
necesidades humanas, con el fin de preceder a cualquier intento de etapas de 
desarrollo social y esquemas de evolución. 
 
 
 
 
~ 16 ~ 
 
1.2.3 La concepción simbólica 
 
Después de mantener un pensamiento descriptivo, preocupado por el entorno de 
interacción de los sujetos, surgen nuevos aspectos que investigar, uno de ellos es 
el estudio de los símbolos. Se comienza a dar un interés por los procesos de 
significación de aquellas prácticas y costumbres; de expresiones que los 
individuos producen, reciben y no sólo eso, sino que también dan significado, es 
así como nace la concepción simbólica de la cultura. 
 
Ante tal situación, en la década de 1940, White (en Thompson, 1993) construyó 
las primeras bases del uso de símbolos, como rasgo propio del ser humano. 
Cultura es el nombre que otorga a un tipo o clase de fenómenos que dependen de 
la habilidad mental que solamente el hombre, posee para ser descifrados. Fue 
hasta estudios más recientes dónde ha sido colocada en debates antropológicos, 
de la mano de Clifford Geertz (en Thompson, 1993), pues su interés se centra en 
cuestiones de significado, simbolismo e interpretación. 
 
Lo más notable es que nos permite conocer en mayor medida a los individuos y su 
interacción en el mundo social; al descifrar sus reacciones, comportamiento, 
acciones y expresiones, cargadas de un previo significado, resulta aún más 
fascinantecontar con la posibilidad de recibirlas, percibirlas y otorgarles un 
sentido. Thompson (1993), la define como “el patrón de significados incorporados 
a las formas simbólicas- entre las que se incluyen acciones, enunciados y objetos 
significativos de diversos tipos- en virtud de los cuales, los individuos se 
comunican entre sí, comparten sus experiencias, concepciones y creencias” 
(Thompson, 1993, p. 197). El análisis de fenómenos culturales, tiene como 
objetivo principal, interpretar las formas en que los individuos situados en el 
mundo sociohistórico, producen y reciben expresiones significativas o lo que 
nombra, “forma simbólicas”. 
 
 
~ 17 ~ 
 
1.2.4 La concepción estructural 
 
La trascendencia de la concepción estructural es demasiada, ya que es la que 
regirá mi trabajo, pues es ella la que comprende al análisis cultural como el 
estudio de las formas simbólicas, Thompson (1993) la define como “las acciones, 
los objetos y las expresiones significativos de diversos tipos – en relación con los 
contextos y procesos históricamente específicos y estructurados socialmente en 
los cuales, y por medio de los cuales, se producen, transmiten y reciben las 
formas simbólicas” (Thompson, 1993, p. 203). 
 
En este sentido, es preciso observar a los fenómenos culturales como “formas 
simbólicas” que se encuentran insertas en contextos y procesos sociales 
estructurados y por medio de ellos, resulta posible estudiar y analizar los procesos 
de valoración que los sujetos producen dentro de las mismas. 
 
Consecuentemente, se entiende a las formas simbólicas como todas aquellas 
expresiones hechas por un individuo, ya sean objetos, acciones y/o expresiones. 
Es inevitable encontrar un nexo entre ellas y el ámbito comunicativo, pues los 
fenómenos comunicativos, se componen a partir de formas simbólicas, es decir, el 
objeto de estudio de la Comunicación, son las expresiones significantes hechas 
por sujetos. Así puedo percibir la música, la poesía, la pintura, los gestos, la 
palabra, la fotografía, el cine, los rituales, un programa televisivo, la radio, una 
conversación, como formas simbólicas, que a su vez, se convierten en fenómenos 
comunicativos. 
 
Para poder estudiar un fenómeno cultural, debo descifrar aquellos signos y 
símbolos, creados en un lugar y en un momento específico. Lo mismo sucede con 
las formas simbólicas que están insertas en contextos históricos, sociales o 
culturales, sólo por mencionar algunos. Si queremos analizarlas, debemos seguir 
el mismo método de estudio de los fenómenos comunicativos, pues el fin de 
ambos, es conocer cómo es que los individuos son capaces de crear expresiones 
~ 18 ~ 
 
que comunican, para posteriormente examinar cómo es que se puede otorgar un 
sentido, que bien puede ser distinto o el mismo con el que fueron hechos, ya que 
cada individuo forma parte de un contexto específico. 
 
1.2.4.1 Las formas simbólicas 
 
Ahora bien, forma parte del análisis estructural de la cultura de Thompson (1993), 
caracterizar a las formas simbólicas en cinco categorías: intencional, 
convencional, estructural, referencial y contextual. Parto de la idea que las formas 
simbólicas son elementos comunicativos, puesto que son hechas de un sujeto y 
para un sujeto y la acción de dar significado, por sí misma, ya tiene la intención de 
comunicar. Una forma simbólica en automático se transforma en un fenómeno 
comunicativo. 
 
En este caso, para ser más explícita. Un compositor, escribe una canción donde 
plasma ideas, experiencias, sentimientos; al final, su obra fue hecha con la 
intención de transmitir y/o comunicar. El receptor, puede recibirla con el mismo 
significado o distinto, del que fue hecha. 
 
Thompson (1993) expone el aspecto intencional de la siguiente manera: “las 
formas simbólicas son expresiones de un sujeto y para un sujeto, es decir, son 
producidas, construidas o empleadas por un sujeto que, al producirlas o 
emplearlas, persigue ciertos objetivos o propósitos y busca expresar por sí mismo 
lo que <<quiere decir>>, o se propone, con y mediante las formas así producidas. 
El sujeto productor también busca expresarse para un sujeto o sujetos quienes, al 
recibir e interpretar la forma simbólica, la perciben como la expresión de un sujeto, 
como un mensaje que se debe comprender”. (Thompson, 1993, p. 206). 
 
Retomando lo anterior, los fenómenos comunicativos son construidos por un 
individuo capaz de actuar de manera intencional, así mismo, eso no significa que 
tenía la intención de producir, “el significado de una forma simbólica, o de los 
~ 19 ~ 
 
elementos que la constituyen, no es necesariamente idéntico a lo que el sujeto 
productor se propuso o <<quiso decir>> al producir la forma simbólica” 
(Thompson, 1993, p. 207). 
 
Indeterminados e innumerables son los factores que intervienen durante la 
recepción de las formas simbólicas, tienen que ver principalmente con el proceso 
de decodificación. Ante tal situación, es preciso tomar en cuenta el modo e incluso 
en algunos casos el medio, por el cual son construidas e interpretadas. Muy 
pertinente resulta conocer el proceso de codificación y decodificación, ya que 
durante él, surge la segunda dimensión, la convencional, ya que habla de las 
reglas, códigos, o convenciones que se encargan de crear un vínculo entre 
señales particulares con estados particulares. 
 
En el aspecto convencional se relaciona con expresiones lingüísticas, reglas 
gramaticales, cuestiones idiomáticas, códigos, etcétera. Utilizadas de modo 
implícito. Thompson (1993) define esta dimensión como “La producción, la 
construcción o el empleo de las formas simbólicas, así como su interpretación por 
parte de los sujetos que las reciben, son procesos que implican típicamente la 
aplicación de reglas, códigos o convenciones de diversos tipos” (Thompson, 1993, 
p. 208). 
 
Durante el proceso de significación, se emplean reglas y convenciones aplicadas 
al lenguaje primero de ellos, esto, para obtener un adecuado proceso 
comunicativo. Por ejemplo, la conversación entre dos personas de distintas 
nacionalidades, estos sujetos manejan un idioma diferente, por lo tanto, este factor 
dificultará la charla, o bien, la imposibilitará. 
 
La siguiente dimensión, habla del aspecto estructural. Thompson (1993) expone 
“las formas simbólicas son construcciones que presentan una estructura 
articulada, en el sentido que típicamente se componen de elementos que guardan 
entre sí determinadas relaciones” (Thompson, 1993, p. 210). 
~ 20 ~ 
 
El sistema simbólico al que pertenecen, es precisamente el que les da un 
significado a cada una de las formas simbólicas construidas. Las formas 
simbólicas son representaciones de este mundo estructurado y nos dicen algo de 
él, así las podemos ver como referentes del mismo. El significado transmitido por 
las formas simbólicas parte de los rasgos estructurales y los elementos 
sistémicos. 
 
Ligado a lo anterior, está el aspecto referencial. “Las formas simbólicas son 
construcciones que típicamente representan algo, se refieren a algo, dicen algo 
acerca de algo” (Thompson, 1993, p. 213). De una forma más concreta: “cuando 
una forma o un elemento simbólico de una forma simbólica puede, en determinado 
contexto, representar u ocupar el lugar de algún objeto, individuo o situación” 
(Thompson, 1993, p. 213). 
 
Claro ejemplo de dicha característica se da en las fotografías, ya que capturan 
momentos y lugares precisos, al apreciarlas hacen referencia a distintos 
momentos exactos de la vida de los individuos retratados, e incluso de la memoria 
e historia de todo un pueblo. En este caso, las fotografías del movimiento 
estudiantil en al año de 1968, el levantamiento armado del EZLN o la toma 
presidencial de Vicente Fox, sólo por mencionar algunos ejemplos, representarán 
un momento histórico específico de México. 
 
Finalmente en el listadode dimensiones, Thompson (1993) presenta el aspecto 
contextual, al que define como “las formas simbólicas se insertan siempre en 
contextos y procesos sociohistóricos específicos en los cuales, y por medio de los 
cuales, se producen y reciben” (Thompson, 1993, p. 216). Esta resulta ser la más 
importante para el análisis cultural pues, evidentemente, cada una de las 
anteriores, dieron paso a ella. Simplemente, nos brinda la posibilidad de ir más allá 
de las expresiones, nos permite conocer el contexto bajo el cual fueron hechas; la 
manera en que se construyen, difunden y reciben en el mundo social, así como el 
sentido y valor que tienen para el receptor. 
~ 21 ~ 
 
El contexto es un elemento trascendental en el juego de la significación de las 
formas simbólicas, sin su interpretación sería totalmente distinto de la realidad o 
peor aún, quizá en muchos de los casos no se lograría una interpretación. De 
nada nos sirve la intencionalidad, ni las convenciones con las que se desarrollan, 
así como su relación con la estructura, si no tenemos conocimiento del contexto 
en el cual fueron creadas, ya que a partir de éste, se puede conocer la realidad del 
mundo social, al que pertenece y pertenecemos. De la mano, él ámbito 
comunicativo no puede aislar los fenómenos culturales del lugar y tiempo 
específicos, pues la cultura se analiza desde cada uno de sus elementos. 
 
1.2.4.1.1 Los procesos de valoración de las formas simbólicas 
 
Las formas simbólicas se encuentran insertas en contextos sociales 
estructurados, al ser recibidas e interpretadas por un sujeto, que de igual manera 
se sitúan en contextos sociohistóricos precisos y están en posesión de diversos 
tipos de recursos. Tal es el caso de procesos de valoración, en escenarios 
espacio- temporales específicos, estos son parte de las acciones e interacciones 
dadas, mejor conocidos como campos de interacción “espacio de posiciones y 
diacrónicamente como un conjunto de trayectorias” (Thompson, 1993, p. 220). 
 
Asumo que el mercado de artesanías de la Ciudadela es un campo de interacción, 
en el cual cada individuo que fabrica, comercializa o habita ahí, sigue distintas 
trayectorias que se encaminan a sus objetivos personales. Sin embargo, son 
determinadas por factores como los recursos y capital. El primero de ellos hace 
referencia al capital económico, donde evidentemente habla de bienes de riqueza; 
así mismo, se encuentra el capital cultural, que incluye los conocimientos 
relacionados con los créditos educativos y por último tenemos el capital simbólico, 
que tiene que ver con la jerarquía de una persona, es decir, el prestigio y 
reconocimiento que ésta posee. 
 
~ 22 ~ 
 
Ahora bien, en la búsqueda de alcanzar sus fines particulares dentro de los 
campos de interacción, los sujetos se tienen que apegar a cumplir ciertas reglas y 
convenciones, pues es necesario que para que una sociedad funcione se sigan y 
respeten ciertas normas, evidentemente para que exista un crecimiento y un sano 
desarrollo. Tales reglas, pueden ser preceptos explícitos y bien formulados, como 
es el caso de los artículos escritos en la Constitución Política de los Estados 
Unidos Mexicanos, quien dirige y dicta la organización del país. O pueden ser 
esquemas flexibles, que orientan a los individuos en el curso de sus vidas diarias, 
como lo podrían ser los valores: el respeto, la tolerancia, la solidaridad, etcétera. 
Son esquemas que se realizan y se reproducen con el paso del tiempo y entre 
cada actor. 
 
Dentro de los campos de interacción, se encuentran instituciones sociales, 
entendidas como “conjuntos específicos y relativamente estables de reglas y 
recursos, junto con las relaciones sociales que son establecidas por ellas y en 
ellas” (Thompson, 1993, p. 222). No obstante, es pertinente tomar en cuenta que 
así como las instituciones sociales se sitúan en campos de interacción, también 
los crean. Continuando con los mismos términos, surge el concepto de estructura 
social, que describe las asimetrías y diferencias que caracterizan las instituciones 
sociales y los campos de interacción, lo que involucra una presentación de 
categorías y distinciones, con la finalidad de organizar y esclarecer la evidencia de 
las asimetrías y diferencias sistemáticas. 
 
El análisis me brinda las bases para considerar un elemento de suma importancia 
dentro del mundo social y este es el ejercicio de poder, definiéndolo como la 
capacidad de actuar para alcanzar intereses. Cuando las relaciones de poder 
establecidas son sistemáticamente asimétricas, se puede decir que existe 
dominación en la situación, dando paso a los grupos dominantes y por supuesto a 
los subordinados. En una estrecha relación Thompson (1993) propone “un análisis 
satisfactorio de la dominación y la subordinación en las sociedades modernas 
tendría que, sin minimizar la importancia de las clases, prestar atención a otras 
~ 23 ~ 
 
divisiones igualmente fundamentales, tales como las que se dan entre los 
géneros, los grupos étnicos y los Estados-nación” (Thompson, 1993, p. 228). 
 
Por otro lado, tanto la producción como la recepción de las formas simbólicas son 
constitutivas de la acción y la producción de las mismas, puesto que se necesita 
el uso de recursos disponibles y seguir distintas normas, por parte de sujetos 
situados en campos de interacción o instituciones sociales. El proceso de 
recepción, de igual manera depende de los contextos sociales en los cuales está 
inserto el intérprete y las características sociales permearán la manera en que las 
reciben, las comprenden y las valoran, puesto que les dan un sentido más bien 
activo, para que puedan producir significados. 
 
Según los establecimientos de Thompson (1993): “Al recibir e interpretar las 
formas simbólicas, los individuos participan en un proceso permanente de 
constitución y reconstitución del significado, y este proceso es típicamente parte 
de lo que puede llamarse la reproducción simbólica de los contextos sociales… Es 
decir, el significado de las formas simbólicas, tal como es recibido y comprendido 
por los receptores, pueden servir de diversas maneras para mantener las 
relaciones sociales estructuradas características de los contextos en los cuales se 
producen, reciben, o ambas cosas, las formas simbólicas” (Thompson, 1993, p. 
228). 
 
Rescatando el concepto anterior de reproducción simbólica, Thompson (1993) lo 
define como aquellos procesos de valoración. Existen dos principales tipos de 
valoración importantes, el primero de ellos es la valoración simbólica y es el 
proceso a través del cual los sujetos producen y reciben las formas simbólicas, 
para asignarles un valor simbólico; esto es, la estima o el aprecio de los individuos 
que las crean. El otro tipo de valoración, es la económica que aunque resulta 
obvio, es el juicio por el cual, podrían ser intercambiados dentro de un mercado, 
de aquí es que surgen las formas simbólicas vistas como mercancías, los cuales 
~ 24 ~ 
 
tienen un precio y se obtienen bienes materiales, ya conocidas como bienes 
simbólicos. 
 
Otro tipo de valoración, es la valoración cruzada, aquella que se encargará de 
vincular el uno con el otro, pues un valor será capaz de determinar al otro. Si un 
objeto tiene demasiado valor afectivo para mí, es muy posible que esto aumente 
su valor económico y viceversa. 
 
Por otra parte, existen conflictos de evaluación simbólica, estos son los que 
ocurren cuando los actores que las producen y reciben, pueden asignar diferentes 
grados de valor simbólico. De tal manera que un objeto apreciado por uno, puede 
ser rechazado por otros, esto como asimetrías encontradas en un contexto social 
estructurado. Aunque también es cierto que unas valoraciones tienen mayor peso 
que otras, en función del individuo y claro, de su posición jerárquica, provocando 
que la obra adquiera un valor simbólico, quela lleve a ganar un nivel de 
legitimidad o todo lo contrario. 
 
En el mismo sentido, también se encuentran los conflictos de evaluación 
económica, que surgen cuando un sujeto tiene una mayor cantidad de bienes 
económicos, dándoles la posibilidad y sobre todo, la disposición de pagar más que 
otros a fin de adquirir bienes simbólicos, provocando la mercantilización de las 
formas simbólicas y su entrada a instituciones de comunicación masiva 
provocando serios conflictos mediáticos. 
 
Existen estrategias de evaluación simbólica, que se encuentran totalmente ligadas 
con las posiciones en un campo de interacción, tienen que ver con marcar una 
distinción en la estratificación social, el ejercicio de poder y la jerarquización. 
Thompson clasifica tres grupos. 
 
El primero, son los individuos que pertenecen a posiciones dominantes y ostentan 
de manera positiva recursos. Utilizan tres distintas estrategias de evaluación 
~ 25 ~ 
 
simbólica, la primera de ellas es la diferenciación, donde buscan precisamente 
lograr una distinción entre ellos y los grupos subordinados. La segunda es la burla, 
mediante la cual denigran y consideran como erradas a las formas simbólicas 
producidas por aquellos que ocupan posiciones inferiores a ellos. La tercera, es 
más sutil y es la condescendencia, pues lleva a cabo un elogio que humilla a los 
productores y les hace notable que se encuentran en una posición de 
subordinación, lo que les permite reafirmar su dominio en la sociedad. 
 
Como segundo grupo, están los sujetos que se encuentran en una posición 
intermedia y son aquellos que ofrecen acceso a diversos tipos de capital pero no a 
otro, o que bien, acceden pero en cantidades más limitadas, en comparación a los 
grupos dominantes y muchas veces se caracteriza por contar con grades 
cantidades de capital económico (conocidos vulgarmente como nuevos ricos), 
pero baja de capital cultural. 
 
La primera estrategia de evaluación simbólica, habla de la moderación, que define 
a los sujetos que valoran de una manera positiva los bienes que están a su 
alcance, ya que en muchas ocasiones les permiten emplear su capital cultural sin 
perder sus limitados recursos económicos. El segundo caso, es la presunción, 
donde fingen ser algo que no son, con la finalidad de integrarse a posiciones 
superiores a la que pertenecen. Mientras que en el devalúo, sucede todo lo 
contrario, ya que se encargan de desprestigiar las formas simbólicas producidas 
por ellos en un intento de colocarse por encima de tales posiciones. 
 
El último grupo es el de las posiciones subordinadas, que son aquellas que tienen 
acceso a las cantidades más reducidas del capital de diversos tipos, ya que 
cuentan con menos recursos y esto vuelve sus oportunidades más limitadas. La 
primera estrategia que pueden emplear es la viabilidad, pues suelen estar más 
preocupados por satisfacer sus necesidades de supervivencia, que le otorgan más 
valor a los objetos prácticos y funcionales para su vida cotidiana. Posteriormente, 
se encuentra la resignación respetuosa, que respeta a las formas producidas por 
~ 26 ~ 
 
grupos de posiciones superiores, para ser consideradas del mismo modo, 
superiores, además de que connota la inferioridad que sienten para consigo 
mismos. Finalmente, tenemos el rechazo que ridiculiza las formas simbólicas que 
son producidas por individuos de posiciones superiores. 
 
El estudio de fenómenos culturales me permitirá analizar el carácter simbólico de 
la vida social. 
 
1.3 Cultura e identidad: 
 
Cuando se habla de cultura, es muy común que se cree un nexo entre ella y el 
concepto de identidad, esto se debe a que la formación de la identidad se da a 
partir de las distintas culturas y subculturas, a las que se pertenece. En su libro 
“Estudios sobre la cultura y las identidades sociales”, Gilberto Giménez (2007), 
rescata el aporte de Stephen Frosh en relación al tema: “Para desarrollar sus 
identidades, la gente echa mano de recursos culturalmente disponibles en sus 
redes sociales inmediatas y en la sociedad como un todo. Por consiguiente, las 
contradicciones y disposiciones del entorno sociocultural tienen que ejercer un 
profundo impacto sobre el proceso de construcción de la identidad” (Frosh citado 
en Giménez, 2007, p. 54). 
 
Continuando bajo esta misma línea, debo conocer que existen varias maneras de 
clasificar a la cultura, la más conocida de ellas es la que se lleva a cabo en el 
ámbito anglosajón, la diferenciación que Giménez (2007) hace, divide a la cultura 
en: alta cultura (bellas artes), culturas folklóricas (originaria de las sociedades 
preindustriales), cultura de masas (producida y difundida por los mass media), 
culturas populares (es la cultura de las clases subalternas, con frecuencia la raíz 
en la que se inspira el nacionalismo cultural y la expresión de los grupos étnicos 
minoritarios) y las subculturas (la de segmentos sociales específicos, dentro de un 
conjunto social más amplio). 
 
~ 27 ~ 
 
Stephen Krook, Jan Pakulski y Malcolm Waters, exponen que la cultura se 
encuentra en un momento de transición de la modernidad a la posmodernidad. 
(Krook, Pakulski y Waters en Giménez, 2007). Según ellos, la cultura moderna 
posee tres características que la distinguen de la posmoderna y son: la 
diferenciación, la racionalización y la mercantilización. 
 
La diferenciación: Habla de clasificar a las diferentes esferas de la sociedad, la 
económica, la política, la social y la cultural, pues cada una de ellas desarrolla sus 
propias instituciones y ocupaciones. 
 
La racionalización: Entendida tanto en el sentido de racionamiento, como en el de 
una reducción de esfuerzos, dónde evidentemente la tecnología juega un papel de 
suma importancia, al provocar en mayor medida la reproducción de las 
manifestaciones culturales, como lo puede ser la música, por ejemplo. 
 
La mercantilización: Es la conversión de los productos culturales en mercancías, 
que pueden comprarse y venderse como cualquier otro tipo de mercancías. 
 
En la misma dirección, dichos autores exponen que la transición de modernidad a 
posmodernidad, en gran parte se debe a que estos procesos se han ido 
prolongando e intensificando, así que las características de esta última son: 
hipermercantilización, hiperracionalización e hiperdiferenciación. 
 
La hipermercantilización, dice que en la sociedad posmoderna, prácticamente 
todas las áreas de la vida social han sido mercantilizadas: “la vida familiar, la 
pertenencia de clase y los vínculos comunitarios que eran todavía las fuentes más 
significativas de la identidad, no estaban comercializadas” (Krook, Pakulski y 
Waters en Giménez, 2007, p. 57). 
 
Ejemplificando la situación, podría utilizar el impacto de la publicidad en la vida 
cotidiana, ya que dentro del núcleo familiar, acompañada del consumismo ha ido 
~ 28 ~ 
 
modificando los estilos de vida, donde antes las prácticas y rituales eran los que 
creaban y permeaban nuestra crianza, como los valores, la educación, creencias y 
acciones. 
 
La hiperracionalidad implica la intervención excesiva de las tecnologías “para 
extender y a la vez privatizar el consumo cultural” (Krook, Pakulski y Waters en 
Giménez, 2007, p. 58), el uso de la televisión, radio, internet, los medios de 
comunicación masiva que han llegado a saturar cada uno de los aspectos de la 
vida, pues por ende la reproducción llega a reemplazar la realidad. Además de 
que el proceso les permite a los individuos elegir sus estilos de vida. 
 
La hiperdiferenciación atañe “el desarrollo de una fantástica variedad de formas 
culturales, sin que ninguna de ellas predomine o presuma ser de mayor jerarquía” 
(Krook, Pakulski y Waters en Giménez, 2007, p. 59). 
 
1.3.1 Identidad 
 
Ahora bien, comprendida la diversificación cultural. Comenzaré describiendo que 
la identidad, tiene que ver con la idea que tenemos acercade quiénes somos y 
quiénes son los otros, es decir, con la representación que tenemos de nosotros 
mismos en relación con los demás” (Giménez, 2007, p. 60). Lo que me lleva a 
analizar y comprender al individuo como “uno” en comparación con “los otros”, 
para encontrar similitudes y diferencias con respecto a los demás, para entender a 
qué grupo pertenecemos, para encontrar un sentido de pertenencia. Esto es una 
primera aproximación de lo que es la identidad. 
 
Partiendo de la idea de que el hombre es un actor social, es cómo puedo estudiar 
la identidad individual, al respecto Giménez expone: “la identidad se predica en 
sentido propio del sujeto individual dotado de conciencia y psicología propia” 
Giménez, 2007, p. 60). No obstante y sin perder esta primicia, el autor hace una 
separación entre identidades colectivas e individuales. 
~ 29 ~ 
 
1.3.1.1 Identidad individual 
 
Para continuar con lo previsto anteriormente, es pertinente comenzar por definir 
formalmente el concepto de identidad, que puede concretarse como: un proceso 
subjetivo (y frecuentemente autorreflexivo) por el que los sujetos definen su 
diferencia de otros sujetos y su entorno social, mediante la autoasignación de un 
repertorio de atributos culturales frecuentemente valorizados y relativamente 
estables en el tiempo” (Giménez, 2007, p. 61). 
 
Retomando la conceptualización previa, es obvio que la existencia de un individuo 
precisa del reconocimiento del otro individuo, con el que interactúa socialmente. 
La identidad es cualitativa; pues se forma y mantiene dentro de procesos de 
interacción y comunicación. En este sentido, es como encuentro una 
diferenciación de atributos. 
 
El primero de ellos, es alusivo a la pertenencia social, que trata la identificación del 
sujeto con diferentes categorías, grupos y colectivos sociales; los que se encargan 
de encontrar las similitudes del actor con los demás. 
 
El segundo, describe a los atributos particulizantes que determinan la unidad 
idiosincrática del individuo, en la que se notan las distinciones que destacan al 
sujeto de entre los otros. 
 
A la primera distinción, le corresponde definir el conjunto de pertenencias sociales, 
que son aquellos roles que el individuo juega cuando pertenece a una sociedad. 
Comenzando por el núcleo, la familia, (la fundada por los progenitores) dentro de 
ella es hijo; posteriormente la creada por él, donde es padre o madre, etcétera. En 
la esfera profesional, en la que puede desarrollar un sin fin de papeles: médicos, 
abogados, comunicólogos, mecánicos, obreros, etcétera, esta corresponde 
directamente a los intereses y objetivos. Por otra parte, como ciudadano, 
pertenece a un determinado estrato social. 
~ 30 ~ 
 
Un individuo puede pertenecer a un número ilimitado de círculos sociales, que 
pueden variar desde el género, la edad, la clase social, los gustos y preferencias, 
su profesión… el punto es destacar que lejos de diluir la identidad individual, la 
fortalece y enriquece, la hace más precisa. 
 
La pertenencia social implica compartir modelos culturales (de tipo simbólico- 
expresivo) de los grupos ya mencionados. “Esta observación adicional nos permite 
precisar en qué sentido la cultura interviene como fuente de identidad… en forma 
de mundos concretos y relativamente delimitados de creencias y prácticas. 
(Giménez, 2007, p. 63). 
 
Los atributos “particulizantes” son variados y cambian con respecto a los distintos 
contextos que se van manejando, por lo tanto, Giménez (2007) advierte que los 
presentados a continuación (atributos) no deben de considerarse estables, ni 
definitivos, es una lista más bien abierta. 
 
Los primeros son los “caracterológicos” los cuales implican características de 
disposiciones y hábitos, con relación a la imagen del cuerpo, esto es, lo que se 
conoce comúnmente como adjetivos calificativos, por ejemplo: inteligente, sincero, 
amable, perseverante, ya sean respectivos. 
 
Después se encuentran aquellos que se encargan de los “estilos de vida”, que se 
relaciona las preferencias personales con el consumo, pues el conocer qué es lo 
que prefiere un sujeto en relación con un amplia oferta de opciones, dirá mucho 
del mismo. Por ejemplo, una persona vegetariana, reflejará en su estilo de vida 
(consumo, relaciones, interacciones, ideología, etcétera) que su decisión fue 
pertenecer a este círculo social. “Los estilos de vida constituyen sistemas de 
signos que nos dicen algo acerca de la identidad de las personas” Giménez, 2007, 
p. 64). 
 
~ 31 ~ 
 
Consecutivamente, está “la red personal de relaciones íntimas” la cual implica 
principalmente las relaciones afectivas, que funcionan como un alter-ego, esto es, 
como extensión de uno mismo, puesto que la ausencia o presencia de estas 
personas, modifican invariablemente la trayectoria; el sentido de nuestras vidas. 
 
Posteriormente, se encuentra “el apego afectivo a cierto conjunto de objetos 
materiales”, las cuales evidentemente discute las posesiones que van desde 
nuestro cuerpo hasta posesiones materiales de todo tipo. 
 
Finalmente, está “la biografía personal incanjeable”, la cual es la historia de vida, 
lo que algunos autores como Pizzorno (citado en Giménez, 2007) llaman identidad 
intima, la cual incluye nuestras relaciones de todo tipo: familiares, de amistad, 
amorosas, de trabajo, etcétera, de donde surge la autorrevelación. Es el recuento 
de la trayectoria histórica en todos los aspectos de la vida, es por eso que es la 
más compleja y la menos superficial. Giménez (2007) propone el siguiente 
modelo, para explicar al sujeto, inmerso dentro de una red, que entretejen 
aspectos que construyen su identidad, la identidad individual. 
 
 
Gráfico tomado de Giménez, Estudio sobre la cultura y las identidades sociales 
 
 
~ 32 ~ 
 
1.3.1.2 Identidades colectivas 
 
A pesar de haber grandes discrepancias con respecto a si es que las identidades 
colectivas existen, si es que se les puede llamar así, o si es coherente hablar de 
una identidad colectiva. Gilberto Giménez (2007) la define como: “la capacidad de 
un actor colectivo para reconocer los efectos de sus acciones y para atribuir estos 
efectos a sí mismo” (Gilberto Giménez, 2007, p. 70). No obstante, para 
comprender dicha aseveración, antes tendría que conoces qué es un actor 
colectivo. 
 
Un actor colectivo es aquel sujeto que lleva a cabo una acción colectiva (conjunto 
de prácticas sociales que involucran cierto número de individuos, que exhiben 
características morfológicas con respecto al tiempo y espacio, implican un campo 
de relaciones sociales y la capacidad de conferir en lo que hace). Estos poseen 
una identidad; ya que de lo contrario no tendrían una razón para accionar y son el 
resultado de esos procesos que los vuelven colectivos. 
 
Las identidades colectivas: “Presupone la capacidad autorreflexiva de los actores 
sociales, ya que la acción colectiva no constituye una simple reacción a las 
presiones sociales y a las del entorno, sino que produce orientaciones simbólicas 
y significados que los actores puedan reconocer” (Giménez, 2007, p. 70). Un actor 
colectivo debe de sentirse identificado con los ideales del grupo ya que debe de 
contar con capacidades cognitivas que se involucran más con sus objetivos; pues 
si bien es cierto que el entorno social y temporal, puede influir, las que 
determinarán el arraigo serán sus orientaciones. 
 
Así mismo: “Implica que los actores sociales tienen la noción de causalidad y 
pertenencia, es decir, tienen la capacidad de atribuir los efectos de sus acciones a 
sí mismos” Giménez, 2007, p. 70). Al asumir la responsabilidad de sus actos, 
implica que el individuo es consciente de su visión y el papel que juega dentro del 
~ 33 ~ 
 
mundo social, que pertenece a éste; sí, pero que al final, todas y cada una de sus 
razones se dirigen a su ideología y objetivos.También: “Comporta la capacidad de percibir la duración, lo que a su vez habilita a 
los actores a establecer la relación entre pasado y futuro, y a vincular a sus 
efectos” (Giménez, 2007, p. 70). Muy relacionado con el punto anterior, el cual 
nos indica que el sujeto sabe de la existencia de la temporalidad, la misma que lo 
lleva a entrelazarse con ella y ponerse en medio, para asumir la responsabilidad 
de la causa y efecto de sus actos, con relación al tiempo. 
 
Por último, paradójicamente, lejos de encontrar al actor como parte de un grupo, 
un actor que pierde relevancia para fundirse dentro de él. Esto es, cómo es que 
se diferencia de un grupo; cómo sus acciones son autónomas del círculo. Más 
bien se aprecia como una autoidentificación que sirve de base para la identidad, 
su capacidad para distinguirse de los demás, debe ser reconocido precisamente 
por “los demás”. En este sentido, es fácil comprenderla función del individuo, 
dentro de la sociedad. 
 
1.3.1.3 La identidad como elemento de aprendizaje 
 
Otra característica fundamental de la identidad, sea personal o colectiva, 
entendida desde los planteamientos de Giménez (2007), es su capacidad de 
perdurar en el tiempo y en el espacio. Es decir que la identidad implica la 
percepción de ser idéntico a través del tiempo, del espacio y de la diversidad de 
las situaciones. Si anteriormente la identidad, aparecía como distinguibilidad y 
diferencia, ahora se nos presenta como igualdad o coincidencia consigo mismo. 
Sin embargo, partamos de cómo se forman y se desarrollan las identidades 
sociales. 
 
Las identidades individuales se adquieren y se forman mediante el aprendizaje, 
esto es gracias a la socialización primaria: ó sea la inculcación familiar y en 
~ 34 ~ 
 
segunda razón, la socialización secundaria, que se refiere a la educación escolar y 
a influencia de los amigos, sólo por mencionar algunas. Así como las agencias 
formales: padres, profesores, autoridades o bien, agencias difusas: los medios de 
comunicación masiva, las costumbres, celebraciones, etcétera, que en conjunto 
proponen modelos de identidad. 
 
Una de las contribuciones más aceptadas, ha sido la de Kath Woodward (citado 
por Giménez, 2007, p.72), quien a través del marco de socialización difusa, explica 
la formación de las identidades individuales, mediante un mecanismo al que llama 
“socialización difusa”, el cual opera a través de símbolos e imágenes del entorno, 
mismos que hacen sentir identificación con ellos y posteriormente con el grupo 
que designan. Aunque cómo es posible que reconozcas unos símbolos y otros no, 
al respecto, para explicarlo la autora utiliza diferentes teorías de las ciencias 
sociales: 
 
1. La primera de ellas, es el interaccionismo simbólico de George Herbert Mead, 
donde expone “una parte crucial del desarrollo humano consiste en imaginar cómo 
podrían vernos los demás para ajustarnos a ellos”. (Kath Woodward citado por 
Giménez, 2007, p. 72). Por lo tanto, la percepción personal de la propia identidad 
se relaciona con la percepción externa de la misma, esto es, las variaciones que 
se hacen con respecto a la circunstancia y al receptor. Por ejemplo, la manera de 
presentarse ante un nuevo grupo social, siempre va a variar, de acuerdo a lo que 
se espere. 
 
2. La segunda, es la teoría dramatúrgica de Ervin Goffman, “la identidad se forma 
y desarrolla representando en forma convincente determinados roles en 
conformidad con las expectativas sociales, exactamente como lo hace un actor de 
teatro” (Ervin Goffman citado por Giménez, 2007, p. 72). 
 
3. La tercera, se apoya en la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud para afirmar 
que “la identidad se adquiere desde la más temprana edad, mediante el control de 
~ 35 ~ 
 
sentimientos y deseos inconsistentes relacionados con la búsqueda del placer y la 
sexualidad, y mediante la identificación con el padre o la madre, según el sexo” 
(Giménez, 2007, p. 73), así es como hace notar la importancia que tiene la etapa 
de la niñez en la identidad, crea la concepción de quienes somos. 
 
1.3.1.4 Identidad y posmodernidad 
 
¿Cómo cambian las identidades y hasta qué punto está en nuestras manos 
configurarlas? La época posmodernista con relación a la cultura, desemboca en 
identidades fragmentadas, la cual tiene múltiples causas. 
 
La primera de ellas se debe al surgimiento de los nuevos movimientos sociales, 
que se relacionan con una nueva búsqueda de intereses e identidades, tal es el 
caso del feminismo o la homosexualidad. Esto se debe a que los individuos han 
dejado de sentirse parte de una identidad unificada, sienten una división ligada a 
su estrato social, sus preferencias, objetivos, etnias, religión... 
 
La segunda de ellas, son las políticas de identidad que se han convertido en tema 
político. El reconocimiento, precisamente, de las diferencias relatadas 
anteriormente. Ahora se puede decir que ya se encuentran legitimadas, con el fin 
de apoyar la diversidad y escuchar todas las voces, para contrarrestar la 
discriminación de grupos oprimidos. 
 
El tercero, se vincula directamente con el poder disciplinario y la vigilancia, pues el 
comportamiento de los actores es observado, vigilado y castigado. Con los 
métodos de castigo, viene el aislamiento, que a su vez produce una falta de 
interacción social, por lo tanto conformar identidades coherentes. 
 
Y la cuarta, la más fuerte y notable de ellas, la globalización. La cual genera un 
efecto de súper mercado cultural, debido al poder y avance de los medios de 
comunicación masiva. Esto pone al alcance de la mano de todos, conocimientos 
~ 36 ~ 
 
de todas las culturas habidas y por haber, provocando que el individuo no creé 
una identidad, con respecto al sitio donde vive, sino que puede elegir de toda el 
amplia gama que se le ofrecen. Por otro lado, tener al alcance todos esos 
productos, dirige a una sociedad al vacío del consumo irracional. 
 
La sociedad posmoderna ha traído consigo un sinfín de cambios, mismos que día 
a día se van notando con mayor precisión e impacto. Uno de ellos, es la evidente 
crisis de identidad que actualmente posee gran parte de la sociedad. Sin embargo, 
como dice Jiménez (2007), la identidad sigue estando a prueba de tiempo y del 
espacio, no es fácil erradicar la identidad nacional en gran parte de la población 
mexicana, individuos que continúan produciendo innumerables simbolismos de la 
diversidad cultural que el país posee. 
 
1.4 Comunicación, cultura e identidad. 
 
Como punto de amalgamación, es indispensable comprender la relación que 
existe entre la cultura, la identidad y la comunicación dentro de mi investigación, 
la cual finalmente es la columna vertebral de este trabajo. Comenzaré por 
establecer qué papel juega la Comunicación en la sociedad. 
 
La Comunicación establece comunes acuerdos, a través de ella se cimenta la 
sociedad; sólo a partir de ella se puede fundamentar la vida social, pues a través 
de ella se constituyen las relaciones de convivencia humana. 
 
La “cultura es el conjunto de hechos simbólicos presentes en una sociedad, una 
organización social del sentido, como pautas de significados, históricamente 
transmitidos y encarnados en formas simbólicas, en virtud de los cuales los 
individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y 
creencias” (Giménez, 2007, p. 34) . Por lo tanto, la cultura es el resultado de las 
acciones e interacciones que se crean a partir de la Comunicación. 
 
~ 37 ~ 
 
La comunicación es un acto, refiere a toda aquella práctica social que el individuo 
ejerce, la cultura es el significado de esas prácticas. A través de estas, el 
individuo plasma su manera de ver el mundo, expresa sus sentimientos, 
conocimientos y sus creencias, por lo tanto, desde esta condición, se comprende 
que estos simbolismos, denotarán la identidad de cada sujeto; puesto

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