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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES MITO, LITERATURA Y SOCIEDAD. ANÁLISIS DE LA NOVELA JOSÉ Y SUS HERMANOS DE THOMAS MANN. T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIADA EN SOCIOLOGÍA P R E S E N T A: DIANA CORTÉS TORRES ASESORA: DRA. BLANCA SOLARES ALTAMIRANO MÉXICO, D.F. ABRIL 2011 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 “La cultura no es otra cosa que la devota y ordenadora, por no decir benéfica, incorporación de lo monstruoso y de lo sombrío en el culto de lo divino.” Thomas Mann, Doktor Faustus. “Sin contrarios no hay progreso. La atracción y el rechazo, la razón y la energía, el amor y el odio, son necesarios para la existencia humana.” William Blake, El matrimonio del cielo y el infierno. Este trabajo sólo fue posible gracias al apoyo de mis padres, Octavio y María Adela, a la infinita paciencia y guía de la Dra. Blanca Solares y a la amorosa ayuda y compañía de Alfonso Reyes. Con profundo afecto para todos. 3 ÍNDICE INTRODUCCIÓN………………………………………………………………...……7 CAPÍTULO 1. MITO Y LITERATURA…………………………………………..11 1.- La narración mítica y la obra literaria………………………………………………11 2.- La obra literaria desde la perspectiva de Gilbert Durand……………………….…..16 3.- Breve acercamiento a la propuesta de estudio de la narración literaria de Gilbert Durand: la mitocrítica…………………………………………………………….….…19 CAPÍTULO 2. THOMAS MANN Y SU TIEMPO……………………………….…25 1.- Algunos apuntes biográficos, aproximaciones a su contexto social y universo literario……………………………………………………………………………….…25 2.- Hitler y el fascismo alemán. La instrumentalización de las formas mítico-culturales en el Tercer Reich………………………………………………………………………43 3.- Obra literaria, concepción de mito y necesidad “remitologizadora” en Thomas Mann. La hermenéutica manniana Mythos plus Psychologie y la idea de “esfera rodante”……………………………………………………………79 CAPÍTULO 3. EL PENSAMIENTO RELIGIOSO DEL PUEBLO HEBREO Y SU VÍNCULO CON MESOPOTAMIA Y EGIPTO EN JOSÉ Y SUS HERMANOS……………………………………………………….91 1.- Fe y Alianza entre hombre y Dios……………………………………………..……91 2.- Tiempo……………………………………………………………………………...94 3.- Historia………………………………………………………………………..…….96 4.- La relación del pueblo de Israel con la tradición religiosa de Mesopotamia y Egipto, en José y sus hermanos de Thomas Mann……………………………………………..97 4 CAPÍTULO 4. LA BIBLIA, EL RELATO DE JOSÉ Y LA ARQUEOLOGÍA BÍBLICA……………………………………………………………………………101 1.- Los orígenes de la historia de José y su posible ubicación en la historia concreta del pueblo egipcio………………………………………………………………………..101 2.- La Biblia y el Antiguo Testamento………………………………………………..107 3.- El relato de los orígenes, la arqueología bíblica, el pueblo de Israel y los patriarcas………………………………………………………………...………110 4.- Las historias de la primera parte del Génesis……………………………………...114 5.- La historia de Abraham e Isaac……………………………………………………115 6.- La historia de Jacob y Esaú………………………………………………………..116 7.- Las historias de Jacob……………………………………………………………...118 8.- La historia de José y sus hermanos…………………………………………..……121 CAPÍTULO 5. LA VERSIÓN NOVELÍSTICA DE LA HISTORIA DE JOSÉ POR THOMAS MANN……………………………………………………………...131 1.- Los antecedentes, las motivaciones………………………………………………..131 2.- Del relato bíblico a la novela………………………………………………………134 3.- La inspiración……………………………………………………………………...135 4.- La estructura de la obra……………………………………………………………138 CAPÍTULO 6. MITEMAS Y SÍMBOLOS EN LA TETRALOGÍA JOSÉ Y SUS HERMANOS DE THOMAS MANN………………………………………..………141 1.- José y los suyos como depositarios de una traditio (historia sagrada)……….……141 2.- Los personajes de José y sus hermanos siguiendo las huellas arquetípicas de sus ancestros………………………………………………………………………………145 3.- El tiempo en José y sus hermanos…………………………………………………153 4.- El sufrimiento en José y sus hermanos……………………………………………155 5 5.- El pueblo de Israel como “elegido”, la configuración de Dios, la Alianza y la Promesa en José y sus hermanos……………………………………………………...160 6.- El monoteísmo en José y sus hermanos…………………………………………...164 7.- Lo sagrado en “José y sus hermanos”…………………………………………….169 8.- La personalidad de José……………………………………………………………174 9.- José ante su padre Jacob y su madre Raquel………………………………………176 10.- José y sus hermanos, la rivalidad fraternal……………………………………….178 11.- La relevancia de los sueños y su interpretación………………………….………184 12.- José “el soñador” e intérprete de sueños…………………………………………186 13.- Los sueños de José……………………………………………………………….187 14.- Los sueños de los servidores reales y del faraón…………………………………189 15.- El encuentro de José con Egipto…………………………………………………193 16.- José en la casa de Putifar…………………………………………………………195 17.- José en la casa del faraón………………………………………………………...201 18.- José ante el símbolo de la luna y el pozo………………………………………...207 19.- José ante los símbolos del trigo, el cordero y el sacrificio………………………212 20.- José ante el símbolo del andrógino………………………………………………215 21.- La relación de la obra José y sus hermanos con el símbolo del número doce, tres y siete……………………………………………………………………………………216 22.- La relación de la obra José y sus hermanos con el símbolo del zodíaco……………………………...………………………………………….….222 23.- José como “Príncipe de las mediaciones” (Fernando Bayón), como “Héroe fratriarcal” (Andrés Ortiz-Osés). Aproximaciones a la consolidación de su figura como mediador y reconciliador de los contrarios, su relación con la coincidentia oppositorum (M. Eliade y C.G.Jung)………………………………………………………………..226 CONCLUSIONES……………………………………………………………….…..239 6 ANEXO APROXIMACIONES TEÓRICO-CONCEPTUALES…………………………...251 1.- Religión………………………………...………………………………………….251 2.- Símbolo……………………………………………………………………………253 3.- Sentido………………………………………………………..……………………255 4.- Arquetipo………………………………………………..…………………………256 5.- Mito……………………………………………..…………………………………258 6.- Lo sagrado y lo profano……………………………………………..…………….260 7.- La hermenéutica de la cultura…………………………………………………..…263 BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………….265 7 INTRODUCCIÓN “Es bien sabido que la literatura, oral o escrita, es hija de la mitología y heredera de sus funciones: narrar las aventuras, contar cuanto de significativo ha ocurrido en el mundo.” Mircea Eliade 1 El título de la investigación es: “Mito, literatura y sociedad. Análisis de la novela José y sus hermanos de Thomas Mann”. Lo que nos proponemos en este trabajo es leer y hacer una revisión y análisis de la novela titulada José y sus hermanos (1934-1944), basada en la historia bíblica de José y escrita por el novelista y crítico alemán Thomas Mann (1857-1955),una de las figuras más importantes de la literatura de la primera mitad del siglo XX. En el marco de la crisis de la sociedad moderna y los límites del racionalismo ilustrado (estudios antropológicos y sociológicos positivistas que han descuidado el vínculo entre mythos y logos), nos acercaremos a esta tetralogía presentándola no únicamente como manifestación estética y poética, sino también como revelación cultural de un periodo, a partir de la cual se pueden elaborar interpretaciones más profundas sobre el hombre y su contexto socio histórico. Esta perspectiva logo-mítica, permite ampliar los horizontes de la Sociología, pues le ofrece nuevas vertientes para la generación de una ciencia social más completa y abierta a los aportes de los estudios interdisciplinarios. 2 1 Mircea Eliade, La prueba del laberinto, Conversaciones con Claude-Henri Rocquet, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1980, p.159. 2 Por ejemplo, el sociólogo Zigmunt Bauman ha resaltado la importancia del análisis literario para la Sociología, así en entrevista otorgada a la investigadora brasileña María Lucía García Pallares-Burke, Folha de Sau Paulo, 19 de octubre de 2003, comenta: “Debo señalar que mis profesores en Polonia nunca se preocuparon por las diferencias entre “filosofía social” y “Sociología” propiamente dicha. Pero sobre todo, ellos consideraban a los novelistas y poetas como sus camaradas de armas y no como competidores o mucho menos como antagonistas… Yo aprendí a considerar a la Sociología como una forma de aquellas numerosas narrativas, de muchos estilos y géneros, que dan cuenta, después de haberla primero procesado y reinterpretado, de la experiencia humana. La tarea conjunta de tales narrativas era ofrecer un insight más profundo del modo como esa experiencia fue pensada y, de ese modo, ayudar a los seres humanos para controlar sus destinos individuales y colectivos. En esa tarea, la narrativa sociológica no era superior a otra narrativa… Yo, por ejemplo, me celebro de haber ganado a través de Tolstoi, Balzac, Dickens, Dostoievsky, Kafka o Thomas Mann muchos más insights sobre la sustancia de las experiencias humanas que de centenares de relatos de investigación sociológica. Sobre todo aprendí a no preguntar de dónde viene una idea, sino solamente como ella ayuda a iluminar las respuestas humanas sobre su condición, asunto tanto de la sociología como de las “bellas letras”…”. 8 Partiendo de esta consideración, señalaremos que tradicionalmente los análisis acerca de la creación literaria se basan en la observancia de causas objetivas (factores socio- históricos), causas subjetivas (factores psicológicos) y técnicas de composición (léxico, sintaxis y gramática). Nosotros sin desatendernos de la importancia de dichos análisis, trataremos de relacionarlos con otra perspectiva enfocada en la identificación de los aspectos mítico-simbólicos que subyacen a la obra. Así, el análisis de José y sus hermanos nos llevará a encontrarnos con la rehabilitación de un mito, por medio de la escritura de un gran literato como Thomas Mann, que en medio del terrible contexto del nazismo se dio a la tarea de llevar a cabo una “remitologización” o “reforzamiento del mito” (Gilbert Durand), tendiendo puentes entre el relato histórico y el relato mítico. Aquí radica nuestro principal objetivo: ubicar la evocación de estructuras míticas e imágenes simbólicas en el gran potencial poético de José y sus hermanos, rastreando el vínculo entre historia sagrada y creación literaria, evidenciando “la utilización del mito como estructura profunda, como asiento comprehensivo, de toda narración dramática o novelesca.” 3 Para lograr este cometido nos valdremos de la propuesta de análisis literario de Gilbert Durand, denominada mitocrítica. En este sentido, la investigación se abordará desde la perspectiva teórica de la hermenéutica de la cultura o hermenéutica simbólica como propuesta de acercamiento más integral al hombre y sus sociedades, a través de la comprensión de sus construcciones simbólico-culturales, y que se compone de un amplio cuerpo conceptual que esbozaremos a manera de aproximación en un anexo basado en los estudios de diversos investigadores como Mircea Eliade, Joseph Campbell, Gilbert Durand, C.G. Jung, Raimon Panikkar, Patxi Lanceros, entre otros autores que reflexionan en torno a nociones como religión, mito, símbolo, lo sagrado, lo profano, sentido, arquetipos, etc., fungiendo finalmente, como ejes de nuestra aproximación mitocrítica a la historia de los patriarcas bíblicos. También nos acercaremos con la ayuda de algunos biógrafos, a la vida de Thomas Mann, a su contexto histórico-social y a su universo literario. Haremos una semblanza 3 Gilbert Durand, Mitos y Sociedades. Introducción a la mitodología, Argentina, Editorial Biblos, 2003, p.26. 9 de la instrumentalización de las formas mítico-culturales en el Tercer Reich y de la postura de Mann frente a ello, evidenciando la necesidad “remitologizadora” del novelista alemán y su esfuerzo por arrancar el mito de las manos del fascismo, para rehabilitarlo éticamente a favor de la vida y de lo humano. Para iniciar propiamente con el análisis de la obra José y sus hermanos, consideramos indispensable hacer un breve acercamiento al pensamiento religioso del pueblo hebreo, así como al vínculo que Mann destaca entre Israel y las tradiciones de Mesopotamia y Egipto. Expondremos algunos antecedentes generales de la sacralidad bíblica, aludiendo a los relatos que anteceden a las historias patriarcales y por supuesto nos centraremos en la narración de la cual José es personaje central. Asimismo, referiremos el vínculo entre mito y realidad a partir de la llamada arqueología bíblica y la exploración de los orígenes del relato de José y su ubicación en la historia concreta del pueblo egipcio. Posteriormente referiremos los antecedentes y las motivaciones involucradas en la elaboración de la versión novelística de la historia de José por Thomas Mann, conoceremos la inspiración que llevó a José del relato bíblico a la novela que el autor finalmente estructuró en cuatro tomos: I Las historias de Jacob, II El joven José, III José en Egipto, y IV José el proveedor. Con base en la propuesta duraniana de análisis literario: mitocrítica, trataremos de identificar los mitemas (unidades temáticas cargadas de referencias simbólicas) presentes en la tetralogía, así consideraremos a José y los suyos como depositarios de una traditio (historia sagrada), como hombres y mujeres que intuyen la necesidad de seguir las huellas arquetípicas de sus ancestros, configurando una peculiar forma de interpretar el tiempo y el sufrimiento. Anotaremos las implicaciones del pueblo de Israel como “elegido”, como configurador de Dios en relación con la Alianza, la Promesa y los inicios del monoteísmo. Veremos que el tema del apego a lo sagrado es fundamental para José y los suyos, cuyas personalidades exploraremos a la luz de determinados arquetipos, por ejemplo, el de la rivalidad fraternal. Pondremos énfasis en el análisis de José como “el soñador” e intérprete de sueños, así como en su vínculo con el simbolismo de la luna, el pozo, el trigo, el cordero, el 10 sacrificio y el andrógino. Asimismo relacionaremos la obra José y sus hermanos con el símbolo del número doce, tres, siete y el zodíaco. Teniendo en cuenta que en José y sus hermanos de Mann encontraremos un campo por demás fértil para alcanzar nuestro objetivo, ya que tal y como afirma Fernando Bayón “... es en esta tetralogía donde la hermenéutica manniana encuentra acaso su veta más profunda.” 4 , nuestra aproximación mitocrítica permitirá que terminemos el análisis comprendiendo que a través del ejercicio “remitologizador”de Mann, la figura de José se consolida como “Príncipe de las mediaciones” (Fernando Bayón) o “Héroe fratriarcal”, 5 mediador y reconciliador de los contrarios, en relación con la noción de coincidentia oppositorum (Mircea Eliade y Carl Gustav Jung). Si bien con su versión novelística de José, Mann rinde homenaje al pueblo judío, también proyecta a través de ese personaje una posición de resistencia que no renuncia a la esperanza de construir un mundo más humano, partiendo de un compromiso con la capacidad de disentir y de crear arte ético profundamente sensible a la problemática del mundo moderno. Ante la ausencia de horizontes, Mann crea la figura de un José que tendrá un importante significado político-cultural, en el sentido de que su naturaleza fratriarcal se relaciona con la posibilidad de conciliación de los contrarios que componen nuestra trama existencial, lo que se abre a la reflexión sobre los problemas de convivencia social, de integración y de aceptación o exclusión de la otredad. En el contexto de sociedades tan diversas y plurales como las nuestras, en las que sin embargo, predominan la violencia y las relaciones de dominación de todo tipo, los ejercicios que se preocupan por señalar vías que posibiliten relaciones sociales incluyentes y respetuosas de las diferencias son de gran valía. En este sentido, podemos decir que José y sus hermanos de Thomas Mann se constituye como un documento central para la Cultura Occidental. 4 Fernando Bayón, “Thomas Mann y los símbolos de la última modernidad” en Blanca Solares y María del Carmen Valverde (editoras) Sym-Bolon. Ensayos sobre cultura, religión y arte, México, UNAM, 2005, p.136. 5 Con esto, hacemos referencia a la visión “fratriarcal” o mediadora, como una de las tres grandes concepciones mitológicas en la historia de la humanidad, desarrolladas por el pensador Andrés Ortiz- Osés. 11 CAPÍTULO 1. MITO Y LITERATURA 1.- La narración mítica y la obra literaria Para las sociedades pre modernas, la narración mítica se inserta completamente en el mundo simbólico de lo sagrado, como relato proveedor de sentido. Relato que se conserva celosamente en las sociedades tradicionales religiosas, trasmitiéndose de generación en generación y constituyéndose como central para el sostén individual y colectivo de sus miembros. Ahora bien, aunque en la modernidad la narración literaria es una creación artística que ya no se encuentra inmersa en el contexto de una sociedad religiosa, aún llega a compartir algunas características con la narración mítica. Como señala Mircea Eliade, las narraciones literarias modernas pueden esconder en sí mismas, evocaciones de esos tiempos en los que lo sagrado era lo real por excelencia. 6 Así señala que algunas obras literarias manifiestan veladamente reminiscencias míticas, aunque obviamente no con la misma significación religiosa característica del hombre premoderno. A lo largo de esta investigación iremos observando que en el caso de José y sus hermanos de Thomas Mann, es posible hablar de una obra literaria que tiende puentes entre sí y algunas características propias de la narración mítica, es decir, esta novela, pese a ya no estar inserta en una sociedad premoderna, evoca estructuras míticas e imágenes simbólicas. Tomando en consideración lo anterior, debemos preguntarnos si desde los modernos estudios literarios es posible dar cuenta de está relación y además abrir una veta para comprender la influencia o el papel que esta literatura, emparentada con el mito, podría ejercer en nuestras sociedades. Siguiendo la aportación de Juan José Lanz, en el Diccionario de hermenéutica, dirigido por Osés y Lanceros, diremos que la literatura alude a la expresión originada en la letra 6 Op. cit, M. Eliade, p.159. 12 y en la escritura, relacionándose también con el uso de la gramática, la posesión de acervo cultural, erudición y saber amplios. Hacia la mitad del siglo XVIII, aparece la noción de “literatura” tal y como la conocimos en el siglo XX y hasta nuestros días, es decir, la literatura como concepto que acentúa el aspecto estético, en detrimento del vínculo con la idea de “conocimiento verdadero”. Así, la literatura se vincula más con la noción imprecisa de poesía (poïesis), resaltando la faceta creativa e imaginaria y separándola de la ciencia, que se reservó para aquellos saberes que privilegian el carácter epistemológico, dejando atrás el aspecto estético. Esto desde luego en el marco del auge del racionalismo y el enciclopedismo. Luego, a partir del romanticismo, la imaginación y la ficción, fueron los elementos que definieron a la obra literaria, sin embargo, dichos elementos no anularon su carácter de representación de la realidad. “Evidentemente desde esta perspectiva, la literariedad se traslada del texto al contexto, para adquirir más que una dimensión lingüística una dimensión hermenéutica.” 7 Una dimensión hermenéutica que se entiende como un ejercicio interpretativo acerca de las interpretaciones que el hombre hace de sí y de su mundo. En este sentido, la literatura se puede entender como manifestación cultural de un período, del espíritu y de la memoria colectiva de una época, a través de la cual es posible hacer interpretaciones sobre el hombre y su contexto socio histórico y simbólico. Es importante destacar que el estudio de las obras literarias es considerado de gran valor, porque se piensa que la literatura como ejercicio intelectual, estético y lingüístico comunicativo, también posee poder explicativo al respecto de la realidad, por lo que no podríamos negar su dimensión eminentemente social. El análisis literario tiene diversas vertientes: la literatura se puede abordar como labor creativa y artística que se analiza a partir de principios y criterios teóricos desarrollados 7 Juan José Lanz, “Literatura”, en Diccionario interdisciplinar de hermenéutica, Andrés Ortiz-Osés y P. Lanceros (Dirs.), España, Universidad Deusto, 1997, p.474. 13 en torno al fenómeno literario (estudios literarios). Así como también, a partir de la historia de la literatura (cronologías y tendencias globales del estudio de las obras). Asimismo, la obra literaria se estudia desde la crítica (estudio aislado de las obras literarias), la cual toma en cuenta la observancia de causas objetivas (factores socio- históricos), causas subjetivas (factores psicológicos) y técnicas de composición y escritura (léxico, sintaxis y gramática), involucradas todas, en la realización de una obra literaria. Desde esta perspectiva, el estudio literario tendría que considerar el estilo, la biografía psico-social del autor de la obra y su pertenencia a un contexto social e histórico muy particular. Nosotros al momento de analizar José y sus hermanos, tomaremos en cuenta todo lo posible las líneas de análisis mencionadas, puesto que son de gran utilidad e importancia para la comprensión del texto, sin embargo, también pondremos atención en identificar y comprender la relación de la novela con el relato bíblico en el cual se inspira. Las formas tradicionales de análisis literario no nos permiten interpretar los elementos mítico-simbólicos que la obra presenta, por lo que recurriremos también a otra línea de análisis que más adelante desarrollaremos (mitocrítica de Gilbert Durand), a partir de la cual podremos hacer una lectura y análisis de la novela que esté pendiente de identificar las reminiscencias mítico-simbólicas, que a su vez aluden a la revelación de un sentido latente, cuya consideración, podría enriquecer la comprensión al respecto de cómo esta tetralogía de Mann, se inserta en un contexto socio históricoespecífico, tratando de dar cuenta de la realidad social de una época. Por otro lado, de acuerdo con Patxi Lanceros, la postura moderna en torno a la labor literaria y que existe ya desde la Grecia clásica, sostiene el siguiente tópico: <<los poetas mienten mucho>>. Por medio de esta afirmación, el autor citado nos dice que se suele dar por sentado que existe una completa incompatibilidad entre quehacer y lenguaje literario y racionalidad del discurso científico. En pocas palabras, se mantiene que “la verdad” es exclusiva de la ciencia. “Pues si se sospechaba desde antiguo que la poesía (la literatura) está relacionada con la vida, se sabía, sin embargo, que está imposibilitada para el acceso a la verdad.” 8 8 Patxi Lanceros, “Metamorfosis Literaria”, en Diccionario interdisciplinar de hermenéutica, Andrés Ortiz-Osés y P. Lanceros (Dirs.), España, Universidad Deusto, 1997, p.526. 14 Hemos dicho que en determinados trabajos literarios, es posible hallar estructuras míticas que son reveladoras de sentido, entendido éste como aquello que refiere a lo que orienta, fundamenta y sostiene el devenir del hombre en el mundo. En consideración de esto y siguiendo a Lanceros, podemos decir que la literatura, efectivamente está relacionada con la vida, pero no que el artista es únicamente un creador de ficciones e incluso un “mentiroso” que desconoce la realidad social y que podría ser identificado como “corruptor”, pues según Lanceros, hay para quienes “la literatura es nociva: no sólo confunde, también corrompe.” 9 Más allá de esto, la literatura es una manifestación del imaginario de las sociedades modernas, siendo en última instancia reveladora de constelaciones de sentido, que pueden resultar de gran valor para comprender las dinámicas sociales de los pueblos. Si partimos de esto, no podríamos considerar el trabajo literario como inferior a las construcciones lógico-racionales. De hecho, para Lanceros, justamente porque la literatura no se apega a estrictas líneas metodológicas, puede gozar de mayor universalidad que la categorización científica. Esta universalidad de la literatura, proviene de que en última instancia remite a lo arquetípico (C.G. Jung), a aquella herencia espiritual humana innata y universal compuesta de prototipos simbólicos, a la cual uno puede acceder, entre otras cosas, por medio de la lectura profunda de los textos y la cual llega a las páginas de un libro por la vía de lo que Lanceros llama “desplazamientos hermenéuticos” o “metamorfosis literarias”, es decir, a través del paso de los hechos y situaciones circunstanciales y contingentes (por ejemplo las preocupaciones del escritor y la realidad objetiva de su contexto) a lo arquetípico. “La metamorfosis literaria se produce en la colisión de lo objetivo y lo subjetivo; y el producto del choque es metáfora o hipérbole, construcción, en cualquier caso, que lleva al límite – a las últimas consecuencias – la idea o el dato, aportando sentido a la <<verdad>> percibida.” 10 En esta “metamorfosis literaria”, el escritor no se vincula con su realidad objetiva únicamente a partir de la pura conciencia, por el contrario, para poder escribir su relato, debe echar mano de la imaginación, lo que no implica el simple alejamiento de lo 9 Ídem, p. 525. 10 Ídem, p. 527. 15 consciente, sino su co-implicación (Osés) con lo inconsciente, a partir de lo cual se producirá una relación cualitativamente diferente tanto con lo objetivo como con lo subjetivo. Mientras que la labor científica depende de la objetividad e inmediatez del entorno, el trabajo literario va más allá, siendo que la metamorfosis literaria es más profunda precisamente por su potencial hermenéutico. Lo que de ninguna manera implica que no pueda haber diálogo entre creación científica, racional y literaria, imaginaria. Atendiendo a esta implícita interdependencia entre logos y mythos, y dejando claro que no entenderemos la creación literaria como simple objeto de diversión, distracción o únicamente como manifestación estética, nos inclinamos por abordarla como expresión específica de la condición humana, como invención más allá de los procesos lógicos y que además y centralmente, hace un rescate frente a los embates de la racionalidad moderna, del gran valor del acto imaginativo. El acto de narrar alude al potencial para expresar la profunda necesidad humana de entender lo que ocurre en su alrededor y lo que implica el devenir de su propia existencia en el mundo. Con base en lo anterior, la literatura se revela como muestra de la gran potencialidad creadora humana, como actividad cultural (siendo evidente que no abordamos la cultura como simple reproducción material, sino como proyección del homo simbolicus- religiosus), que puede incluso trastocar la conciencia del hombre, poniendo de manifiesto que el lector no recibe las historias completamente transparentes, es decir, lleva a cabo ejercicios de interpretación y reinterpretación, siendo capaz de encontrase y reencontrarse en dichas historias. Así pues, se pone en evidencia que en las obras literarias puede haber episodios que inmediatamente nos remiten a cuestiones de carácter mítico-simbólico, lo que permite señalar que en la modernidad, la literatura puede considerarse como una especie de extensión de historias mitológicas, que antaño fueron centrales para las sociedades premodernas. Nuestro análisis de José y sus hermanos, tratará de constatar cómo la realización de una obra literaria, no necesariamente supone la destrucción de la creatividad mítica, aunque 16 desde luego ésta no se presenta de forma evidente, ni con la misma significación simbólica que en otros tiempos, pero se sigue comportando como una fuente importante de elementos que finalmente alumbran otros caminos que también podrían conducir a la comprensión de la realidad social. En fin, veremos cómo un análisis literario, desde un punto de vista amplio y no reduccionista, permite develar la enorme fecundidad de la obra literaria, en nuestro caso en la tetralogía de Thomas Mann, permitiéndonos observar que aún en la modernidad, la imaginación literaria es también imaginación mítica, a partir de lo cual es pertinente hablar de un fenómeno de “reforzamiento del mito”, lo que en palabras de Gilbert Durand, se denomina “remitologización”. 2.- La obra literaria desde la perspectiva de Gilbert Durand Un análisis integral del hombre, su cultura y sociedad, sin lugar a dudas debe implicar el acercamiento al arte, por ejemplo, a la literatura, pues como señala Gilbert Durand, el arte en gran medida determina el rostro de una época, de una sociedad 11 . Es por esto que el autor propone un análisis de la obra literaria que ponga en evidencia toda su fecundidad, tomando en cuenta no sólo la investigación acerca de lo objetivo (factores socio-históricos) y lo subjetivo (factores psicológicos), sino desplazándose al reconocimiento de que la obra literaria, puede también, ser continuadora de un modelo mítico, por lo mismo, para Durand resulta fundamental ir tras “...una <<socialidad>>, que no es otra cosa que los grandes mitos culturales: los mitos revelados por el <<canto de la historia>> como llamaba Malraux al arte y más en particular a este arte de la proclamación, que es la literatura. La obra de arte es la que crea la cultura y es la cultura – el mundo del mito, de la visión, de la sensibilidad, del gusto – la que en última instancia impone su inspiración a la sociedad.” 12 En este sentido, la literatura es entendida como potencial de creación de la psique colectiva de una época, comportándose como reveladora de los sentimientos de una 11 Cfr.Gilbert Durand, “La creación literaria. Los fundamentos de la creación” en El retorno de Hermes. Hermenéutica y ciencias humanas, Alain Verjat (Ed.), España, Anthropos, 1989, p.22. 12 Ídem, p.46. 17 sociedad. Pero no sólo eso, Durand también ve que la obra es como tal, creadora de sí misma, portadora de cualidades demiúrgicas: “Ciertamente – se ha dicho con frecuencia – toda literatura profana se deriva de un relato religioso, a veces de un relato realmente fundador. Georges Dumézil (Mythe et épopée) ha demostrado minuciosamente esta derivación. Toda obra es demiúrgica: crea, mediante palabras y frases, <<un cielo nuevo y una tierra nueva>>. 13 Desde esta perspectiva, la propuesta de Durand intenta evitar la reducción de la obra literaria, que puede terminar siendo abordada únicamente como comunicadora de realidades o como estructura poseedora de elementos de composición técnica (léxico, sintaxis, rimas, gramática, fonética, etc.), o simplemente como manifestación de la imaginación de alguna persona. Más allá de todo reduccionismo, Durand resalta que la obra literaria logra ser trascendente justo en la medida en que es poseedora de la cualidad de ubicar lugares, personajes y cosas en un universo ejemplar. Además, las acciones que relata se pueden transformar en épicas, los personajes que en ella intervienen llegan a ser figuras emblemáticas que tienden a inmortalizarse. Más aún, la escritura literaria goza también de la capacidad de reencontrar, traer y llevar el tiempo a su antojo. En este sentido, Durand también señala que el acto de escribir, nos puede llevar a una especie de “tiempo primordial”, al Illud tempus, tal y como ocurre con la tetralogía José y sus hermanos de Thomas Mann, a través de la cual, el autor nos conmina a asomarnos al <<pozo insondable del pasado>>, remontándonos a antiguos tiempos que de pronto se hacen sentir cercanos pese a la obvia imposibilidad: “Hondo es el pozo del pasado. ¿No sería mejor decir que es insondable? Esta frase se impone quizá con más fuerza cuando está en juego el pasado del hombre, esa esencia misteriosa que contiene nuestro propio existir…” 14 Otra de las virtudes del relato literario, es la posibilidad de crear y recrear espacios, es más, podemos decir que gracias a descripciones de ciertos paisajes que hemos leído en 13 Ídem, p.22. 14 Thomas Mann, José y sus hermanos, tomo I, Las historias de Jacob, México, Editorial Aldus, 1993, p.9. 18 algunas obras, nuestra percepción sobre ellos cobra formas particulares. Así pues, la escritura literaria puede determinar la imagen que tenemos de espacios y cosas, pues se da a la tarea de diseñar geografías y crear mundos, lo que Durand llama <<decorado mítico>>. Pero la fecundidad de la obra literaria no se agota ahí, de hecho, el relato se torna imperecedero, inmortal, pues en él se plasman <<realidades extratemporales>>, lo que se relaciona con la idea de “extratemporalidad mítica”, es decir, la literatura al igual que el mito, puede preservar lo escrito, protegiéndolo del desgaste producido por el devenir cronológico del tiempo, salvándolo incluso de la finitud, de la duración concreta, en pocas palabras, de la muerte. Para Durand, esta característica fundamental es el nudo del acto creador. Siguiendo con las cualidades de la literatura, Durand afirma que va más allá de las subjetividades del psiquismo, por ejemplo, el héroe de una novela y el escritor de la misma quedan liberados de su propia psicología y finitud, gracias a que a cada nueva lectura, el autor (aunque ya haya muerto), el héroe o personaje central y el mensaje que nos quieren hacer llegar, son traídos al presente. Así, Thomas Mann “Por más fascinado que esté con Freud y por la necesidad de casar el mito literario con la psicología, no confiere menos al mito <<fórmula sagrada en la que se modela la vida>>” 15 La obra literaria es portadora y restauradora de sentido. Además, la repetición de la lectura la dota de otro de los rasgos del mito: la “redundancia mítica”, que no es otra cosa que la repetición de secuencias míticas con la intención de fijar su intensión y contenido. Lo que se relaciona con otro rasgo del mito: el de ofrecer al lector lecciones y modelos ejemplares. En resumen, Durand propone relacionar la obra literaria con los mitos, haciendo una especie de exégesis que amplíe una primera lectura (respetando la integridad y originalidad de la obra) que nos acerque a la revelación del sentido que la caracteriza. “Comentar <<magistralmente>> un poema, una novela, una obra de teatro, es ante todo 15 Op. cit, G. Durand, p.32. 19 invocar los poderes de transfiguración que han guiado la pluma del escritor en la creación de un mundo que desmiente la banalización del mundo.” 16 3.- Breve acercamiento a la propuesta de estudio de la narración literaria de Gilbert Durand: la mitocrítica “Mircea Eliade había sido el primero en formular netamente la hipótesis según la cual nuestros relatos culturales, y particularmente la novela moderna, son reinversiones mitológicas más o menos confesadas...” 17 Gilbert Durand partiendo de la anterior hipótesis, incorpora al análisis literario la noción de arquetipo de Carl Gustav Jung, la cual remite a imágenes primordiales que nos hablan de comportamientos y disposiciones humanas de carácter universal. Desde esta perspectiva, Durand considera que en las creaciones literarias, hay en cierta medida una recuperación de “gestos míticos”, es decir, una recreación de relatos de acontecimientos existenciales y dramáticos contenidos en los grandes mitos de la humanidad. En este sentido, tiene lugar la revaloración del mito y la afirmación de que diferentes temas que se abordan en determinadas obras literarias, suelen tener correspondencia con figuras míticas. Temas que para Durand, son evocaciones de deseos y sentimientos humanos, así como de imágenes inmemoriales que ya han sido expresadas en otro tiempo a través de relatos míticos. En relación con lo anterior, el autor propone algunos elementos metodológicos que sirven de base para acercarnos al estudio de esta importante cuestión, que podría contribuir al conocimiento integral de la cultura de las sociedades del mundo. De hecho, reconoce que esta metodología hace caso de la influencia y continuidad de las formaciones culturales arcaicas en el presente, ya que busca ser una exploración de la historia del hombre y de la historia de su vida cultural en sociedad. Durand nos acerca a esta problemática, a través de la noción de mitocrítica. Esta propuesta metodológica es bastante compleja, por lo mismo no pretendemos hacer una presentación exhaustiva, simplemente haremos un acercamiento que nos parece 16 Ídem, p.43. 17 Gilbert Durand, De la mitocrítica al mitoanálisis. Figuras míticas y aspectos de la obra, España, Anthropos, 1993, p.11. 20 imprescindible, porque como hemos dicho, haremos un análisis de José y sus hermanos, que sin hacer a un lado la consideración de las principales perspectivas de estudio de las críticas literarias tradicionales, se centrará sobre todo en la identificación de las reminiscencias de lo mítico y lo simbólico en dicha narración. Las sociedades han plasmado en las mitologías su cosmovisión. Asimismo, el reconocimiento social de los mitos ha sido capital para que el cuerpo social se mantenga cohesionado, orientado, identificado y transido de sentido. Para Durand, la historia de nuestras sociedades (determinante para la orientación de sus creaciones culturales), también puede ser interpretada como una trama mitológica en la que se enfrentan personajes que tienen sus arquetipos en héroesy dioses. “...es el mito el que, de alguna manera, distribuye los papeles de la historia, y permite decidir lo que configura el momento histórico, el alma de una época, de un siglo, de una época de la vida.” 18 A partir de esto, se asoma la posibilidad de que los hechos históricos de nuestras sociedades puedan ser analizados desde otras perspectivas, es decir, a partir de que se logre develar su relación con los relatos míticos, cuestión a la que se puede contribuir a través del análisis mitocrítico de la obra literaria, pues como bien señala Durand, al momento que el símbolo se compenetra profundamente con el nivel cultural, histórico y sociológico ocurre que “…el mito se expande en simple parábola, en cuento o en fábula y finalmente en todo relato literario...” 19 Así pues, la literatura puede ser comprendida como una prolongación del relato mítico en el cual los personajes, objetos y temáticas, están cargados de valores simbólicos que se constituyen como componentes que pueden ser divididos en unidades semánticas menores, mismas que Durand denomina mitemas (mínimas unidades míticamente significativas). Estas unidades tienen su correlato en la psique individual y en la sociedad y se diseminan por medio de secuencias, lo que permite la coherencia sincrónica del discurso mítico. Lo sincrónico refiere a lo estructural, así que los mitemas pueden ser interpretados como una especie de unidades temáticas contenidas en un mito, que en conjunto coadyuvan a la conservación de la forma estructural de la narración. Por ejemplo, en el Genésis del Antiguo Testamento, la historia de los patriarcas (prolongada en la obra literaria de Mann José y sus hermanos), está 18 Ídem, p.32. 19 Ídem, p.30. 21 compuesta de diferentes episodios o unidades semánticas y temáticas, como por ejemplo, los momentos de revelación divina, de concertación de alianza entre hombre y Dios, de castigo y salvación por parte de la divinidad, de muestra de fe, de obstáculos en la persecución de objetivos, de conquista del plan supremo, etc., todos episodios simbólicos que son precisamente, mitemas a partir de los cuales el relato bíblico adquiere una estructura concreta y específica (sincrónica). Además, el relato mítico también posee una diacronía que refiere la posibilidad de cambio de lo estructural a través del tiempo. Así los mitemas del relato mítico pueden cambiar según las distintas épocas o momentos históricos, pero no por ello dejan de contribuir a la conservación de lo esencial de la estructura de la narración. Estos aspectos de la lógica del aparato mítico-simbólico, son fundamentales para el estudio mitocrítico de la literatura y de otras creaciones culturales del hombre. Durand comenta que la mitocrítica, parte de la gran importancia de la crítica literaria para complementar el análisis sociocultural e histórico. “Entonces, héroes y dioses se alzan como paradigmas que nos permiten entender el objeto humano que se está estudiando.” 20 El concepto de mitocrítica, sigue el modelo de psicocrítica (1949) de Charles Mauron, quien lo utilizaba para significar el uso de un método de crítica literaria o artística, que centra el proceso comprensivo en el relato mítico inherente a la obra en cuestión. La mitocrítica reúne los métodos de las diversas críticas literarias, entre ellas la desarrollada por el positivismo, que se enfoca en los elementos del entorno y el contexto socio-histórico, el de la crítica psicológica o psicoanalítica que se centra en los elementos biográficos de los autores y el de la consecución de la estructura de la obra y la dinámica más o menos formal de la escritura. Ahora bien, tradicionalmente se ha dicho que estos son los únicos ámbitos o elementos dominantes, que constituyen el proceder de la crítica literaria, cuestión que implica una reducción de la obra y su análisis en relación con el mensaje que busca transmitir la “conciencia simbólica” característica del mito. 20 Ídem, p.340. 22 Por lo mismo, la mitocrítica suma a los métodos de crítica literaria mencionados, la identificación e interpretación de secuencias o mitemas que al prolongarse del relato mítico al literario, revelan un sentido particular, pues al ser unidades pequeñas del discurso mítico, poseen una naturaleza estructural o sincrónica, se podría decir arquetípica. Los mitemas “...se articulan según ciertos grandes mitos que presentan una cierta constancia en una época y en una cultura determinada, o al menos en el curso de una generación cultural.” 21 Cabe decir que Durand nos dice que el mitema puede ser instrumentalizado de acuerdo a ideologías o costumbres dominantes de una época. Así, la forma en que se describen los mitemas de un mito, prolongados por ejemplo en el ejercicio literario, puede conducir a que el relato esté destinado a salvaguardar determinados intereses. En este sentido, veremos más adelante cómo el Tercer Reich alemán, para afirmarse como tal, instrumentalizó los mitemas de varias tradiciones míticas, transformándolos en “sintemas” (mitos manipulados y dogmatizados). El mitema se puede presentar, dice Durand, de forma patente o latente. La primera refiere a la repetición explícita de sus contenidos, mientras que, la segunda refiere a la repetición de un esquema implícito, disimulado o camuflado. En la forma patente, “La transformación (en caso límite, la inversión total, e incluso la pérdida de sentido mítico) se realiza entonces por edulcoración de la intención moral o dramática...” 22 Es decir, al interior de las obras literarias, de forma evidente o explícita, se repite, se transforma en distintos grados e incluso se pierde el sentido o intención del mito, entonces el mitema aparece estereotipado, lo que lleva a un rebajamiento, banalización y tergiversación del mito. En la forma latente es más complejo rastrear estas modificaciones, ya que tienen lugar de forma velada o subliminal. Pero más allá de esto, Durand nos dice que en ambos casos lo que se presenta es el desgaste y la deformación del mito. El ethos del mito desaparece por el afán descriptivo. Lo que puede quedar evidenciado gracias al análisis 21 Ídem, p.342. 22 Ídem, p.346. 23 mitocrítico. “La mitocrítica evidencia, en un autor, en la obra de una época y de un entorno determinados, los mitos directores y sus transformaciones significativas.” 23 Por otro lado, Durand considera que incluso la situación biográfica de un autor y su preocupación por su contexto socio-histórico cultural, pueden contribuir a transformar la mitología dominante o a acentuarla. De acuerdo con lo presentado hasta ahora, el acercamiento a la obra literaria recomendado por Durand, tiene lugar, primero, identificando los temas redundantes o motivos regulares que aparecen en el relato y que constituyen la sincronicidad mítica de la obra y después analizando las situaciones, personajes y decorados que la componen, para finalmente hacer evidentes las diferentes lecciones que ofrece el mito sobre el que se estructura la obra. Se trata pues, de “un método que permita el análisis del relato fundamental (mito) y, desde este último, de la historia y la sociedad a través de su expresión dinámica y poliforma.” 24 Por medio de esta aproximación mitocrítica a la obra literaria, también es posible confrontar al mito que fundamenta a la narración, con la situación actual del lector y su contexto, con la lectura del lector presente y la del autor pasado. También se puede evidenciar la reinversión mítica constante que tiene lugar durante el devenir histórico de las culturas, pues incluso el estilo y las modas en los géneros literarios, responden a las recurrencias, resurgencias,intensificaciones y disminuciones de los mitos. En este sentido, Lanceros señala que <<no existen fronteras entre la “crítica” literaria y el análisis sociocultural e histórico>>. 25 Considerando todos estos elementos, Durand señala que este tipo de análisis tiene la gran virtud de permitir el estudio de las transformaciones o desapariciones de un mito, lo que podría conducir a un método de comprensión integral del hombre y su cultura, que reunido con un trabajo interdisciplinario, llegaría incluso a lograr identificar los grandes mitos directores de las relaciones sociales en momentos históricos 23 Ídem, p.347. 24 Patxi Lanceros, “Mitocrítica y Mitoanálisis”, en Diccionario Interdisciplinar de hermenéutica, Andrés Ortiz-Osés y P. Lanceros (dirigen), España, Universidad de Deusto, 1997, p.556. 25 Ídem, p.558. 24 determinados 26 , pues como ya hemos señalado, para este autor las instancias míticas se hallan latentes y vagas dentro de la sociedad y la conciencia colectiva. Nuestra lectura y análisis de José y sus hermanos intentarán seguir la propuesta de mitocrítica duraniana. Nos parece que José y sus hermanos es una saga que perfectamente se adecua a las proposiciones investigativas de Durand y esperamos poder llevar su análisis un poco más allá de lo que la crítica literaria tradicional propone. Sin embargo, queremos dejar constancia de que toda obra está sujeta a un proceso de interpretación y toda interpretación tiene derecho al “error”, es decir, el mismo Durand nos advierte que la interpretación de un texto implica un riesgo, ya que estamos tratando con algo que es “metáfora viva” y el problema de la elección del mitema o mitemas a trabajar, se vincula con esa libertad interpretativa. Nosotros, por ejemplo, hemos decidido analizar en esta investigación, algunos mitemas, como por ejemplo, el de “la rivalidad fraternal”, la conquista de la calidad de “Héroe fratriarcal” (Andrés Ortiz-Osés), el seguimiento de “la llamada de Dios”, la “co-implicación” (Osés) de lo humano y lo divino, etc., temas que elegimos con base en la constante repetición con que se presentan en el texto literario de Mann. Dicho lo anterior, no queda sino agregar que tendré cuidado de no reducir la gran fecundidad de la tetralogía José y sus hermanos de Thomas Mann, al respecto de la cual Durand señala: “Poco a poco, al hilo de su obra los personajes se elevan desde su individualidad y desde el individualismo psicologizante – doble herencia del realismo descriptivo y de la tradición novelística europea – hasta la altura de una mitología social.” 27 26 Gilbert Durand desarrolla también la propuesta metodológica denominada mitoanálisis, la cual, es continuación de la mitocrítica e implica que a partir del monumental análisis multidisciplinar de las varias construcciones sociales que tiene lugar en un periodo histórico determinado: literatura, pintura, música, teatro, ideologías, instituciones, etc., se identifiquen las repeticiones de un mismo mito y se midan cronológicamente sus fluctuaciones a través de la historia, ubicando el comienzo de su desviación, la intercalación en él de otros mitemas, hasta su final sustitución por otro mito. Lo que en general se erige como el diagnóstico de un contexto socio-histórico en referencia con algún o algunos mitos y como la posibilidad de aprehender ese “destino” mítico-cultural de la humanidad. Para Durand el mitoanálisis culmina en lo que él mismo denomina <<prolegómenos a una sociología de las profundidades>>. 27 Gilbert Durand, “La creación literaria. Los fundamentos de la creación” en El retorno de Hermes. Hermenéutica y ciencias humanas, Alain Verjat (Ed.), España, Anthropos, 1989, p.33. 25 CAPÍTULO 2. THOMAS MANN Y SU TIEMPO 1. Algunos apuntes biográficos, aproximaciones a su contexto social y universo literario “Nací más bien para testimoniar en la serenidad y no en el martirio, para aportar al mundo un mensaje de paz y no para alimentar la lucha y el odio.” Thomas Mann 28 Presentaremos algunos elementos biográficos acerca del gran novelista alemán Thomas Mann, con la finalidad de intentar tender puentes entre su vida, su contexto socio- histórico y su gran tetralogía José y sus hermanos. De esta forma notaremos por qué no es casual que haya elegido la historia de José para a partir de ella escribir la novela cuyo análisis ocupa a la presente investigación. En el transcurso de este ejercicio asomaremos de manera muy general parte de su universo literario, mencionando algunas de sus otras novelas, tratando de identificar las preocupaciones constantes o tendencias temáticas que caracterizan su monumental obra. Para llevar a cabo esta labor nos apoyaremos en la lectura de esclarecedores trabajos, de autores como: Marcel Reich-Ranicki, Eugenio Trías, Juan García Ponce y Hermann Kurzke. 29 En adelante nos adentraremos en algunos de los rasgos más interesantes de la vida de Mann que han sido explorados y comentados por estos biógrafos, mismos que han leído la correspondencia y los diarios del autor y que además han sido estudiosos de su obra literaria. Marcel Reich-Ranicki es un polaco judío al que han llamado “el papa de la literatura alemana”, asimismo en ese país es uno de los críticos literarios más influyentes. Eugenio Trías por su parte, es un gran filósofo y escritor español, muy interesado por el universo de los pensadores en lengua alemana y gran lector de la obra 28 Thomas Mann cit. por André Gide. 29 Eugenio Trías, Conocer Thomas Mann y su obra, Barcelona, Dopesa, 1978. Juan García Ponce, Tres voces, Ensayos sobre Thomas Mann, Heimito von Doderer y Robert Musil, México, editorial Aldus, 2000. Marcel Reich-Ranicki, Thomas Mann y los suyos, España, Tusquets, 1989. Hermann Kurzke, Thomas Mann. La vida como obra de arte. Una biografía, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2003. 26 de Mann. Por su parte, Juan García Ponce de origen mexicano fue novelista, cuentista, ensayista, traductor y crítico de arte, de igual forma fue un gran apasionado de las novelas de Thomas Mann. Finalmente Hermann Kurzke es profesor de historia de literatura alemana contemporánea en la Universidad de Mainz y eminente especialista en la vida y obra de Thomas Mann. Una vez hecha esta breve presentación, derivado de la lectura de los tres autores mencionados, haremos algunos apuntes acerca de la vida y obra de Mann. Thomas Mann nace el 6 de junio de 1857, su padre fue Thomas Johann Heinrich Mann comerciante y senador, su madre Julia da Silva-Bruhns nacida en Brasil hija de un colono alemán y una criolla brasileña. Fue el segundo hijo, mientras que el primero fue Heinrich Mann. Seguían dos hijas Julia, Carla y finalmente el menor llamado Víctor. Su carrera literaria comienza hacia 1901 cuando se publica Los Buddenbrooks. Decadencia de una familia, esta será la primera gran novela que lo lanza a la fama traduciéndose a diferentes idiomas. Trata de la recreación de un universo familiar burgués (muy probablemente inspirado en el del propio Mann), centrándose en comprender el desmoronamiento de su entorno familiar. Más tarde escribirá los cuentos que conforman Tonio Kröger (1903), después La muerte en Venecia (1912), que inspiró una película de Visconti. “Con su forma, el contenido de La muerte en Venecia descansa en el poder de la ambigüedad para unir las aparentes contradicciones, convirtiéndolas en el sentido mismo de la obra.” 30 Es decir, siguiendo a García Ponce la comprensión de la ambigüedad humana y su relación con la contradicción, comienza a perfilarse como una de las inquietudes centrales reflejadas en la creación literaria de Mann. En1905 se casa con Katia Pringsheim con quien procreará seis hijos, tres de los cuales: Erika, Klaus y Elisabeth serán sus favoritos, los “elegidos”, frente al resto de los hermanos. 30 Op. cit, Juan García Ponce, p.39. 27 Hacia 1915 ya iniciada la Primera Guerra Mundial, Thomas Mann inicia la escritura de Consideraciones de un apolítico. Para 1924 ya ha terminado de escribir La montaña mágica, en la cual el personaje principal encontrará el sentido de la muerte profundamente relacionado con el de la vida. Como vemos, Mann está interesado en la búsqueda constante del equilibrio, ya que según dijimos, concibe al hombre como ser de contradicciones. Entre sus obras posteriores se encuentran los cuentos Desorden y dolor precoz (1925), que tratan sobre el amor paterno, así como Mario y el mago (1930), enfocada en una reflexión sobre la dictadura fascista y la cobardía intelectual. En 1929 recibe el Premio Nobel de Literatura por la novela Los Buddenbrooks. Hacia 1933 la crisis política y económica de Alemania y el ambiente de terror lo orillan a exiliarse en Suiza. Para 1938 definitivamente se establece en Estados Unidos y se convierte en profesor en la Universidad de Princeton. En 1943 finalmente termina la tetralogía José y sus hermanos (misma que había comenzado desde 1925) y comienza Doktor Faustus, que será una crítica a la civilización y a la cultura que el mismo Mann representa. Es la historia de un compositor cuya vida es paralela al proceso cultural e histórico que ha orillado a Alemania a la guerra, al nazismo, y a lo antihumano. Aquí el arte y la cultura reconocen su propia culpa, al promover un falso vitalismo, una falta de sentido, que lleva a la decadencia y a la destrucción. Escribirá también El elegido (1951) y Confesiones del estafador Felix Krull (1954), en ésta última novela se presenta a un personaje que más allá de robar a todos, roba a su propia vida. De nuevo la decadencia, haciéndose evidente que en toda su obra se asoma la recurrente preocupación por los procesos de degradación humana. En otro de sus trabajos Carlota en Weimar, explora la síntesis entre arte y vida a través de la figura de Goethe, cuya existencia implica una reunión armoniosa, ya que este personaje es el ideal humanista de Mann, el verdadero hombre modelo para los alemanes. En relación con esta síntesis, Mann resolvió el conflicto que le generaba su condición de burgués con una enorme lucidez, pues sabía que si dicha condición estaba carente de 28 virtuosismo artístico, devenía en vulgaridad, en falta de ética, que llevaba a tomar posiciones y a realizar acciones negativas respecto a la vida. Este pensamiento fue determinante para su obra, que al tratar de decadencias familiares y de ruinas humanas, dio lugar a la exploración de la condición humana y social, al mismo tiempo que propició el perfeccionamiento de su creación a nivel estético. “La obra de Thomas Mann cobija una inteligencia tan portentosa, una autoconsciencia tan profunda, una cuota tan alta de lucidez y clarividencia, que el lector termina sintiéndose abrumado, cuando no asfixiado.” 31 Hasta aquí la mención de algunas de sus obras más conocidas, aunque escribió muchos otros ensayos y críticas literarias que lo configuraron como gran novelista y crítico, consolidándolo como una de las figuras más importantes de la literatura alemana de la primera mitad del siglo XX. Como señalamos, este gran literato por causa del dominio nazi fue exiliado, regresó en 1955 a Alemania, luego residió en Suiza y murió ese mismo año, el 12 de agosto. Ahora bien iremos remontándonos en el tiempo, identificando elementos que alumbren el camino que llevó a Mann rumbo a su consolidación artística. Después de la muerte de su padre, él y su familia se trasladaron a Munich, así es como Thomas Mann empezó a frecuentar los círculos culturales y artísticos más relevantes de su época, no olvidemos que nació en el seno de una familia burguesa. Su pensamiento estuvo enormemente influenciado por el trabajo de Arthur Schopenhauer, Richard Wagner, Friedrich Nietzsche, Balzac, Dostoievski y Johann Wolfgang von Goethe. De acuerdo con sus biógrafos, Mann sentía que encontraba en ellos sus propias raíces, portadoras de los valores culturales y estéticos del burgués alemán. Recordemos que la cuestión de ser burgués fue un conflicto eterno para nuestro autor, quien amaba y detestaba a la vez esa condición. 31 Op. cit, Eugenio Trías, p. 86. 29 Sus novelas lograron alcanzar un estilo muy riguroso, en ellas las descripciones de las situaciones, lugares y personajes son bastantes minuciosas y revestidas de poesía. En este sentido podemos decir que Mann en una época que deploraba el arte, se preocupó por las motivaciones de todo escritor y por la condición del arte y del artista creativo. Por otro lado es prácticamente consenso entre los conocedores de su obra y vida, que este autor puso un énfasis especial en el análisis profundo y sutil de las condiciones del hombre y su vida en el mundo moderno. Atendiendo a lo anterior y a su propia situación biográfica, la mayoría de los personajes centrales de su obra son burgueses que entran en diferentes conflictos existenciales y sociales. Según sus biógrafos, Thomas Mann se consideraba a sí mismo como personificación de la nación alemana y de su época, así de alguna forma pensaba que su prestigio personal iba de la mano con el de la propia Alemania. Incluso se puede decir que su sufrimiento personal se vinculaba con el de su patria, con la cual vivió una relación de amor-odio, pasional y trágica. Llegó a defenderla de ataques políticos e ideológicos, pese a que con esto traicionara su espíritu apolítico. Después durante los años de la guerra y el exilio, renegó contra ella y la maldijo sin éxito. Su ciudad alemana de nacimiento y vida fue Lübeck, en la cual al parecer hallaba una vida cargada de espiritualidad, lo que posibilitó en él la afirmación europeísta y germanista. Es importante señalar que Mann es considerado como un literato oficial de la cultura germánica. Por otro lado mucho se ha dicho sobre su supuesta arrogancia, se dice que se alababa a sí mismo, vanagloriándose de sus viejos trabajos, así como de los que se hallaban en proceso, también ha sido criticado por sus supuestas tendencias al egocentrismo. Sin embargo, un análisis profundo de su vida no permite concluir como última palabra que se trate de un ser presuntuoso. Ya veremos como los mismos biógrafos hablan de lo burdo que es quedarse con un análisis tan superficial, sobre todo a la luz del estudio intenso de su obra literaria y de su condición de artista. Así, más allá de lo dicho en torno a la vanidad, podemos decir que Mann se consideraba como un personaje importante, pero en relación con su deber como auscultador del hombre moderno, esta consideración de sí mismo le resultaba indispensable para el desarrollo de su creación. “Y entonces se entiende lo problemático que resulta juzgar a un genio recurriendo a los conceptos de engreimiento o vanidad, pues éstos, lejos de 30 contribuir a la clarificación del objeto que se analiza, revelan la estrechez mental de quienes los emplean.” 32 Además también se suele hacer referencia a su comportamiento frío e inaccesible, a su personalidad misteriosa y hermética. Al respecto, Trías dice que Mann poseía una expresión muy particular que al ser contemplada dirigía a reflexionar en torno a la interioridad del autor. Los estudiosos de su vida y obra también suponen que quizá la personalidad de Mann era el reflejo de preocupaciones interiores demasiado fuertes, las cuales le obligaban a adoptar una actitud meditativa que se proyectaba en ese tipo de imagenpersonal tan rígida. Lo que sin embargo para cualquiera que haya leído algo de su literatura, es indudablemente contrastante con la profunda sensibilidad que imprimía a cada una de sus novelas. Mann mismo dice del primer volumen de la tetralogía José y sus hermanos: “<< Después de comer he terminado la corrección del primer volumen; la muerte de Raquel me ha hecho llorar otra vez. Lo mismo que me ocurrió cuando escribí el capítulo vuelve a ocurrirme cada vez que lo leo>>.” 33 Como vemos pese a las apariencias y de acuerdo con esta cita que hace Ranicki de uno de los diarios de Mann, podemos afirmar que este escritor era un ser tremendamente sensible y que de hecho, es probable que se inspirara en su familia, amigos y personas que lo rodeaban para modelar a los personajes que recreaba en su obra. Así por ejemplo, en José y sus hermanos, el personaje de Raquel está inspirado en Katia Mann, su esposa, a la que muchos consideran como la única mujer a la que él amó y de la que se expresaba con gran dulzura. Ella siempre lo acompañó, siendo su ayudante y consejera, estando siempre presente entre su vida y su obra. “Thomas Mann aludió a ello cuando le dedicó unas palabras de agradecimiento <<por la heroica paciencia a la que ella se obligaba, conteniendo su natural impaciencia, por amor y por fidelidad>>. Con la figura de Raquel en José y sus hermanos, le levantó un monumento. De ella dice que <<el secreto de aquella hermosura emanaba de la firmeza y de la voluntad, trocadas en prudencia y entereza femeninas>>.” 34 Mann, incluso llegó a decir que si algún día le hacían un homenaje a él, entonces ese también debía ser para Katia. 32 Op. cit, Marcel Reich-Ranicki, p.51. 33 Ídem, p. 36. 34 Ibídem. 31 Otro elemento que caracteriza su obra, es que sus narrativas son magníficamente descriptivas de sucesos y vivencias humanas, muchas de las cuales no fueron precisamente experimentadas por Mann y que aún así pudo plasmar con enorme sensibilidad y talento. Sus biógrafos comentan en este sentido, que fue un artista que supo ser muy perspicaz y atento de la naturaleza humana, supo también usar bien sus energías, ser disciplinado y entregado a su trabajo, al trabajo de toda su vida. Además consideran a Mann como un ser bastante ágil en el terreno de la autorepresentación, es decir, como alguien que bien podía ser un actor que representaba diversos papeles frente a la vida y que podía generar que la forma en que la gente lo percibiera, fuera en gran medida la que él quisiera. Mientras tanto, preservaba intensamente su propio ser interior, con la intención de poder después vaciarlo completamente en la creación artística. “Para Thomas Mann, representar lo humano era infinitamente más importante que participar de lo humano.” 35 La obra de Thomas Mann está transida de un fuerte sentido ético y de un estilo impecable. Esto, entre otros elementos como los mencionados anteriormente, se relaciona con su condición de alemán disciplinado, con estrictos horarios de trabajo diario infatigable, condición heredada de su padre, quien prontamente se dio cuenta de que su hijo no tenía como destino dedicarse a los negocios comerciales, sino a otros quehaceres como los artísticos, por lo que tuvo que liquidar la empresa familiar. Mann recibió de su madre, la profunda disposición a la vida. Trías cita algunas partes de Relato de mi vida de Thomas Mann, donde habla acerca de su madre: “...en su juventud, una belleza muy admirada y tenía una gran sensibilidad para la música. Si me pregunto de dónde proceden hereditariamente mis aptitudes, tengo que recordar el famoso verso de Goethe y decir que de mi padre me viene “la seriedad en la conducta” y de mi madre, en cambio, “la naturaleza jovial”, es decir, la inclinación hacia el arte y lo sensible, y el “gusto de fantasear”, en el más amplio sentido de la palabra.” 36 Así, Mann se sabía como un ser con una existencia sensible y espiritual. Sin embargo, la mediación entre espíritu y vida, la encontró en la creación artística, que constituye la síntesis entre ambos principios. 35 Ídem, p. 19. 36 Op. cit, E. Trías, p. 35. 32 “... el arte es precisamente la posibilidad de tocar eso otro, esa presencia que es ausencia y a cuya transparencia le da materia la forma. Entonces, exactamente por esto, para el artista el camino siempre es el mismo: volver a empezar, tocar lo intangible, dar forma a lo imposible y dentro de esa forma, al mismo tiempo, encontrar, para que ella sea posible, la necesidad de la vida.” 37 Según la investigación de Trías, el autor pasaba veranos en un pueblo marinero a orillas del Báltico, donde se dejaba caer en un estado de postración al que el mismo Mann llamó <<pereza soñadora>>. Al parecer este estado perdido en las inmensidades de la contemplación del mar representó para él el conocimiento de la felicidad. En el próximo capítulo de esta investigación veremos que quizá por esto cuando su personaje José, en el primer tomo de su tetralogía José y sus hermanos, se pierde en las inmensidades de la contemplación del espacio celeste, sobre todo bajo la luna y las estrellas, tiene lugar un alejamiento de la vida disciplinada y una rendición momentánea a la seducción, que bien puede ser esa seducción que el mismo Mann experimentó bajo la forma de <<pereza soñadora>>. Pero Mann sabía que era fundamental no perderse completamente en los territorios de la seducción y la fantasía interior. Si ya había vivido la felicidad, ahora le restaba recrear todo eso mediante una ardua disciplina para “...pagar la deuda contraída, con el mundo y con la sociedad por haber sido el favorito y el elegido de la madre, el bienquisto de la divinidad, verdadero José y Gregorius.” 38 Es de subrayar que Mann no quisiera extraviarse en la “pereza soñadora”, pues eso implicaría renunciar a la concreción de su producción literaria, que sentía como la necesaria afirmación de su propia vida a través del ejercicio artístico que tenía que llevar a la representación y construcción de un mundo regido por principios éticos. La ética era para él una disciplina vital, condicionante de toda creación artística y estética. Amaba el lenguaje como materia para la escritura y se preocupaba por las razones que tenía para escribir, “...qué narrar, cómo hacer arte, literatura, cuando el mundo, el material narrativo natural, ha perdido su realidad y no es más que una pura apariencia sin sentido...”. 39 37 Op. cit, J. García Ponce, p.40. 38 Op. cit, E. Trías, p. 34. 39 Op. cit, J. García Ponce, p.32. 33 Por otro lado, respecto a la relación de Thomas Mann con su familia, diremos que es significativa la que tuvo con su hermano mayor llamado Heinrich Mann, hacia quien el autor de José y sus hermanos, sentía emociones diversas e incluso encontradas, resultándole doloroso experimentar hacia él de pronto afecto, afinidad y luego repulsión. Es bien sabido que la relación entre ambos llegó en ciertos momentos a ser bastante tensa, estando atravesada por diferencias de carácter ideológico, político e incluso psicológico. Además, hubo momentos de franca competencia, pues los dos hermanos estaban dedicados a la escritura. De acuerdo con los biógrafos sólo pocas obras de Heinrich Mann lograron ser importantes, mientras que la mayoría de las de Thomas Mann fueron exitosas. Al parecer Thomas Mann sentía que su hermano escribía mucho y muy rápido, sin gran cuidado por el estilo y el contenido, por lo que lo consideraba como un escritor poco serio, vulgar e indisciplinado. Además le molestaba la manera tan burda y sencilla con la que describía en sus novelas encuentros amorosos. Dicen los estudiososde la vida de Thomas Mann que su hermano era un apasionado del sexo femenino, mientras que él era incapaz de evidenciar tan a la ligera sus tendencias hacia el homoerotismo, cuestión que interpretaba como una condición de vida cuya expresión requería de grandes elaboraciones y reflexiones. Según la investigación de sus biógrafos, este autor sentía fascinación por el encanto de la juventud masculina. Sin embargo, no era partidario de satisfacer tal pasión, que en gran medida se convirtió en parte del fundamento de su ejercicio artístico. La no satisfacción de los deseos a la que Mann se apegaba, se relaciona profundamente con su posición respecto de la castidad: para él, el artista debía permanecer casto, es decir, debía ser espectador de la vida, antes que tornarse en esclavo de algún interés en particular, manteniéndose libre y no dejándose chantajear por ninguna vanidad. Apegándose a esta posición, Mann se convertía en un asceta que por amor a la humanidad, desde una contemplación desinteresada, renunciaba a la experiencia de los placeres de la vida, para en su lugar transformarlos en un maravilloso esteticismo literario. Entonces desde esta perspectiva, a diferencia suya, Heinrich Mann era el hermano que sacrificaba el arte, arrojándose a la concupiscencia, siendo abiertamente sexual y plenamente erótico. 34 Siguiendo el trabajo de los biógrafos, descubrimos que había más puntos de divergencia entre los hermanos. Por un lado el asunto de la primogenitura, es decir, el hecho innegable de que en algún momento el hijo mayor Heinrich, hubiera ocupado el lugar del padre fallecido, situación fuera del alcance de Thomas, justamente por ser el segundo en el orden de descendencia. En relación con esto ya veremos cómo en el desarrollo de José y sus hermanos, el motivo de la primogenitura y el de la rivalidad fraternal se revelan como de gran importancia para el autor. Por otro lado, al parecer Heinrich fue un hombre mucho más político que Thomas Mann, lo que de acuerdo con los estudiosos de su vida, provocaba en él sentimientos ambivalentes: por una parte consideraba a su hermano como un traidor de la esencia del hombre alemán, (más adelante aclararemos a qué es a lo que se refiere cuando habla de esencia del hombre alemán), pero por el otro, admiraba su situación de estabilidad, en cuanto a lo que superficialmente se asomaba como claridad ideológica y política. Mientras que él según los biógrafos, procuraba no involucrarse en los asuntos públicos. Sin embargo, debemos aclarar que esta actitud no convierte a este escritor en un ser despreocupado por el mundo y sus avatares. De hecho, autores como el escritor francés André Gide, sostienen que Thomas Mann al vivir en la época de dominio nazi que quiso someter absolutamente a todos los individuos, sostuvo contra ese régimen una intensa lucha, emitiendo grandes críticas del mismo, y no permitiendo jamás que su propia individualidad se inclinara ante los señores del fascismo. Entonces, la protesta estaba presente, y finalmente con las refutaciones que hacía de los presupuestos nazis, hacía política. Además para Gide, Thomas Mann, fue un gran humanista, muy consciente de su papel en el mundo y que se negó a todo sometimiento. Al respecto cita algunas palabras pronunciadas por Mann en Budapest en 1936, durante una reunión del Comité Internacional para la Cooperación Intelectual: “(El humanismo) no tiene nada que ver directamente con una erudición escolar. Es más bien una disposición de espíritu, una mentalidad humana que se preocupa por la justicia, por la libertad, por el conocimiento y por la tolerancia, una mentalidad que ama la duda –no por sí misma- sino por amor a la verdad, a la pura, libre verdad independiente de los intereses y de las pasiones.” 40 40 André Gide, “Algunos escritos reciente de Thomas Mann”, en La pasión moral (ensayos escogidos), México, UNAM, 2007, p. 121. 35 Como vemos, pese a que Thomas Mann se consideraba como un ser apolítico, no permanecía indiferente a los hechos que ponían en peligro a la civilización y al hombre mismo. Tan es así que vivió preocupado por definir la obligación y el tipo de compromiso que “políticamente” debía adoptar contra el gobierno de Hitler. Siguiendo el planteamiento de Gide, es notorio que el tipo de compromiso que adquirió, consistió en una fórmula diferente a la de los procederes tradicionales de la militancia política, pero de todas formas encaminado igualmente al repudio de la barbarie humana. Así pues, Mann que nunca sintió a la política como algo suyo, que difícilmente confiaría en ella y que incluso la llegó a concebir como un mal necesario, por medio de la cultura y el humanismo, fue un férreo enemigo del régimen hitleriano. En este entendido, Thomas Mann intentó llevar la explicación acerca del surgimiento del nazismo a un plano mucho más profundo, a sus raíces en el desarrollo social. Consideraba que lo que afirmaban algunos exiliados y otras personalidades al respecto, era parte de un análisis muy superficial y poco esclarecedor, así decía que “...el nacionalsocialismo no había resultado de una imposición exterior, sino que y esta afirmación indignó a una parte considerable de la prensa en el exilio - <<sus raíces estaban profundamente hundidas desde hacía siglos en la historia alemana>>.” 41 Esto es muy significativo ya que se hace evidente que Mann, intenta develar los elementos más profundos de una crisis social tan fuerte como la provocada por el nazismo. Crisis cuya explosión percibió anticipadamente, a pesar de no tener participación abierta en asuntos políticos: “Muy pronto, ya en verano de 1921, toma nota del movimiento nazi, entonces en formación, y lo despacha tachándolo de <<disparate con esvástica>>. Ya en 1925, cuando Hitler aún estaba en la prisión de Landsberg, la barbarie cultural del <<fascismo alemán>> le merece unas fuertes críticas mucho más detalladas, decididas y claramente perceptibles.” 42 Según sus biógrafos el combate antifascista que inició Mann, de alguna forma le proporcionó estabilidad ante una situación tan desoladora, ya que logró definir exactamente contra qué y contra quién estaba. En el camino de esta lucha, se sintió afirmado, comprendió quién era y cuál era el camino correcto que debía seguir. 41 Op. cit, M. Reich-Ranicki, p. 80. 42 Op. cit, Hermann Kurzke, p.308. 36 De acuerdo con Kurzke, Thomas Mann, como esteta, buscó comprender a los culpables nazis, explicar la mezcolanza de deseo, violencia, resentimiento neurótico, ingenuidad y criminalidad, que caracterizaba a aquellos que dominaban a Alemania. En este tenor, se dice que Mann a un nivel personal odiaba a Hitler, pero desde su posición de artista, lo consideraba una “catástrofe interesante”, en la medida en que daba cuenta de los procesos más profundos en la historia alemana, que permitieron que un régimen como el nazi se desarrollara e instaurara con tanto éxito en un país como Alemania. En estrecho vínculo con lo dicho debe entenderse que en algún momento Mann reconociera al Führer como “pariente suyo”, como “hermano Hitler terriblemente envilecido” 43 . Es decir, Mann se preocupó por rastrear en la vida histórica e íntima de los alemanes y por supuesto de sí mismo, todo aquello que ofreciera indicios que explicaran el por qué de la aceptación de algo tan terrible como el Tercer Reich. Desde luego que esta posición causó opiniones divididas, sin embargo, ante los ojos del mundo, durante el periodo de exilio y en medio de la guerra, Mann destacó como un personaje con fama mundial representante de otra Alemania, siendo la contrafigura de Adolf Hitler, a quien con repugnancia y dolor, como ya vimos, tuvo que reconocer como uno
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