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0 U N I V E R S I D A D N A C I O N A L A U T Ó N O M A D E M É X I C O F A C U L T A D D E C I E N C I A S P O L Í T I C A S Y S O C I A L E S _____________________________________ __________________________________ t e s I s q u e p a r a o b t e n e r e l g r a d o d e licenciado en relaciones internacionales p r e s e n t a : Ernesto josué padilla villamour D I r e c t o r d e t e s I s : D r . j o s é l u I s o r o z c o a l c á n t a r INVESTIGACIÓN REALIZADA GRACIAS A LA DIRECCIÓN GENERAL DE PERSONAL ACADÉMICO A TRAVÉS DEL PROGRAMA DE APOYO A PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN E INNOVACIÓN TECNOLÓGICA (PAPIIT IN306414) EL ESTABLISHMENT ESTADOUNIDENSE Y SU POLÍTICA EXTERIOR EN EL SIGLO XXI Ciudad universitaria, septimebre 2017. MONTERREY A t r a v é s d e s u s é l I t e s : hacia la configuración regional D e l p o d e r _______ UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 1 A Carmen Vázquez García, mujer de plata en el cabello y oro en el corazón (descanse en paz pero irradie en la memoria) † 2 AGRADECIMIENTOS Santa Margarita Villamour Méndez, madre de amor y bondad. David Leoncio Padilla Vázquez, padre ejemplar. A ellos agradezco existencialmente mi vida entera y con gratitud reconozco su inalcanzable dedicación. No existen palabras que reflejen su entrega. A mis hermanos: Ana y Samuel, por ser una fuerza de unidad inseparable y por su gran apoyo. A Damián, esperanza e ingenio para seguir adelante. El reconocimiento y cariño a Alfredo Mauricio Villamour Cuecuecha, hombre de roble por su fuerza y carácter. Gracias a la familia Padilla Vázquez y Villamour Méndez. Al médico generoso Alfredo Villamour Méndez. El formal agradecimiento a la Universidad Nacional Autónoma de México, a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, al Centro de Relaciones Internacionales y a todo el personal de esta institución. A la Dirección General de Personal Académico a través de su Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) IN306414 “El establishment estadounidense y su política exterior en el siglo XXI”. El respetuoso y sincero agradecimiento a mi mentor universitario, profesor y amigo, el Dr. José Luis Orozco Alcántar por permitirme conocer su vida y obra; esta última, estudiarla, releerla y difundirla. Agradezco su enseñanza invaluable plagada de rigurosa sencillez y conocimiento profundo, complejo y genuino. Por la confianza que me ha conferido, agradezco el haberme integrado a la vida académica y abrirme las puertas de su casa- biblioteca. Por poner en alto a su natal Chihuahua y acercarme al norte que es “el ombligo del mundo”. Correspondo el afecto a su persona y el honor de colaborar en la producción de sus libros. Gracias por dirigir esta tesis. A mis profesores que con afecto reconozco su labor y, particularmente, a mis sínodos que con gusto aceptaron dictaminar la presente tesis e integran el jurado. Gracias por su valioso tiempo de enseñanzas. Así mismo, refiero el agradecimiento a la Universidad Autónoma de Nuevo León y al Dr. Mario Cerutti. 3 A Camerata Bohemia, agradezco cada instante que ha forjado a esta familia musical. Plenos de felicidad seguiremos caminando de la mano del arte para construir un cambio. Carlos Bruce, amigo y hermano, persona de oídos que abrazan y racionalidad que aconseja. Los mismos agradecimientos a la familia Bruce Seminario. Dinora Macías, por traer a esta vida una voz privilegiada, incallable de espíritu y de melodiosos bríos. A José María Sotelo por su franqueza e inquebrantable libertad. A quienes son y han sido parte de este proyecto de vida. A Danny Macías y Arturo Espinosa. A mis compañeros colaboradores de proyectos de investigación: Jesús Gallegos Olvera, de quien agradezco sus motivaciones emprendidas desde una incondicional amistad. A Daniela Sandoval a quien aprecio por todo lo que vale. A Fredy Escárcega, Michelle Meléndez, Jennifer Velázquez por construir un núcleo de trabajo solidario. A Casandra Castorena por confiar en mi trabajo. Doy gracias a mis amigos con los que he compaginado pesares y glorias. Agradezco a Fer Flores, Rod Flores y toda la gran familia, con especial afecto al señor Rodolfo (†). A David Camacho y a sus padres, César Gómez, Armando Muñóz, Francisco Hidalgo, Fredman Mendoza y su amable familia regiomontana. Al Ingeniero Fabián Garza, empresario regiomontano y amigo quien sin saber más de mí, decidió emplearme en Monterrey para trabajar en turismo y conocer su ciudad. A Don Alejandro Govea le agradezco su hospitalidad en mi paso universitario por la Sultana del Norte. A quien al voltear de nuevo hacia el frente me encontré a su lado, con amor a Paulina Santamaría Ichikawa, a ella por iluminar con sus diseños, pero sobre todo con su corazón, hasta los días más adustos. A Vicky Ichikawa y Fer López, Marifer y Mina. Gracias a ustedes. A Oaxaca, Monterrey, Tlaxcala y la Ciudad de México. 4 ÍNDICE INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 CAPÍTULO I DEL ORIGEN. DE (RE)FUNDADORES A FUNDIDORES: LA REVISIÓN HISTÓRICA INSTRUMENTAL REGIOMONTANA. 1.1 PREÁMBULO INDUCTIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 1.2 INTRODUCCIÓN HISTÓRICA DE MONTERREY . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 1.3 EL ADVENIMIENTO CRIPTO-JUDÍO. MIGRACIÓN Y LOS AUXILIARES DEL DISCURSO REGIONALISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13 1.4 EL TERRITORIO DE LA ÉLITE: LA ESPACIALIDAD CONTRA EL DETERMINISMO GEOGRÁFICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 1.5 LA BATALLA DE MONTERREY: LA GUERRA Y LOS TRAZOS DE LA FRONTERA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 1.6 EL ANÁLISIS INTERNACIONAL DE LA BURGUESÍA REGIOMONTANA EN LA HISTORIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 1.6.1 LOS ASPECTOS FAMILIARES EN EL DESARROLLO CAPITALISTA . 30 1.7 LA INDUSTRIA Y LOS ASUNTOS INTERNACIONALES: LOS FUNDIDORES Y LA PRIMERA GENERACIÓN DE LA ÉLITE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 CAPÍTULO II LA CONFIGURACIÓN REGIONAL DEL PODER: APROXIMACIONES AL ELITISMO O DE LA MORFOLOGÍA REGIOMONTANA EMPRESARIAL EN EL SIGLO XX 2.1 INTRODUCCIÓN PARA UNA TEORÍA INTERNACIONAL SOBRE MONTERREY . 40 2.2 HACIA UNA COMPRENSIÓN SOBRE LA ÉLITE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 2.3 LOS ESTUDIOS CLÁSICOS SOBRE LA ÉLITE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46 2.4 LA REVISIÓNPRAGMÁTICA Y CRÍTICA DE LA ÉLITE: JOSÉ LUIS OROZCO Y SU APORTACIÓN PLURIVERSAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 2.5 LA CIRCULACIÓN DE LA ÉLITE EN MONTERREY. EUGENIO GARZA SADA: CENIT Y DESLUSTRE DE LA ÉLITE DEL SIGLO XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 5 CAPÍTULO III LA ACTUAL ÉLITE DE MONTERREY 3.1 LA GLOBALIZACIÓN Y EL DECLIVE DE LA FUERZA INDUSTRIAL . . . . . . . . . . 61 3.2 LOS QUE COMANDAN HOY. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 3.2.1 ALBERTO SANTOS DE HOYOS. EL COMPETITIVO LUCRO ALTRUISTA . . . 66 3.2.2 ALBERTO GARZA SANTOS: EL HOMBRE DE LA INDUSTRIA TECNO- AMBIENTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 3.2.3 ROLANDO ZUBIRAN ROBERT: EL REGIOMONTANO INTERNACIONAL, ANFITRIÓN DE LA INVERSIÓN DE LOS MOTORES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 3.2.4 SALOMÓN MARCUSCHAMER: EL HACEDOR CORPORATIVO . . . . . . . . . . 70 3.2.5 TOMÁS GONZÁLEZ SADA: EL CHAIRMAN REGIONAL . . . . . . . . . . . . . . . . 71 3.2.6 JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ CARBAJAL. LA OMNIPRESENCIA FEMSA . 71 3.2.7 LORENZO ZAMBRANO. EL LEGADO CEMENTERO . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 3.2.8 RICARDO MARTÍN BRINGAS. FINANCIERO DE LA SALUD . . . . . . . . . . . . . 73 3.2.9 ANTONIO JOSÉ DIECK ASSAD. EL NEGOCIO EDUCATIVO CONSERVADOR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 3.2.10 TOMÁS MILMO SANTOS. LINAJE, HERENCIA Y TECNOLOGÍA . . . . . . . . . 75 3.2.11 BLANCA TREVIÑO. LA PROPUESTA FRENTE A LA HETERONORMATIVA INDUSTRIAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 3.2.12 ALBERTO BOESCH. LA DILIGENCIA DE LA FILANTROPÍA . . . . . . . . . . . . 78 3.2.13 MANUEL RIVERO ZAMBRANO. EL MERCADÓLOGO ACREEDOR Y PRESTAMISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79 3.2.14 FEDERICO TOUSSAINT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 3.2.15 JUAN GARZA HERRERA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82 ANEXOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 6 “ L a h i s t o r i a e s u n c e m e n t e r i o d e a r i s t o c r a c i a s ” V i l f r e d o P a r e t o 1 INTRODUCCIÓN Lo básico no es nacer allá, sino compenetrarse con la problemática regional. Algunos residentes fronterizos pretenden reprochar a quienes residimos en la capital del país y desde años atrás laboramos en la UNAM, nuestra dedicación al conocimiento de las Franjas Fronterizas. Alegan, sin razón alguna, que sólo pretendemos aprovechar nuestras investigaciones en aquellas tierras para incrementar el puntaje curricular, sin tener ninguna autoridad para hablar de esas zonas, que ocupan enormes superficies, presentan grandes contrastes internos y, además, pertenecen a dos países distintos. Ángel Bassols Batalla En consideración a los diagnósticos de rigor multilateral y multidimensional, ofrezco la presente investigación como una sensata herramienta de análisis sobre una condición histórica nacional revisitada por intereses e inquietudes legítimas sobre la construcción regional del poder derivado del ensamblaje de las fuerzas industriales en Monterrey en escenarios caracterizados por el auge económico, la crisis del sistema capitalista y la aparición de fenómenos como la globalización que nos han permitido construir en nuestros días, nuevos y cada vez más complejos paradigmas. La premisa básica de entendimiento presente en este estudio, nos conduce a afirmar que la mayor cercanía que tenemos respecto al mundo y, específicamente, frente a la nación estadounidense, reside en la propensa pérdida de nuestra soberanía intelectual. Ahí es donde se ubica el compromiso de la investigación. En el estudio que cada línea evoca, observamos que la historiografía mexicana ha revelado diversos y propensos puntos de partida, así como momentos oficiales –u oficializados— en donde los historiadores han optado por no dejar pasajes aislados y motivaciones inconclusas; sumariamente, han abierto la oportunidad de que estudiemos sus trabajos y nos acerquemos – dependiendo las tesis y para quienes hayan servido—, a la oficialidad de la historia o, como resulta en este caso, al planteamiento de alternativas que documenten de manera responsable nuevas ideas que respondan a nuevas preguntas. 2 Así se constituyó esta investigación, inicialmente reconociendo que existen más preguntas que respuestas en el desarrollo de interpelaciones en las ciencias sociales; y al mismo tiempo, se ha constituido a partir de un compromiso por deconstruir –validando formas críticas de pensamiento— las inamovibles versiones historiográficas que no toman en cuenta los grados de dominación de los grupos de poder que forjaron no sólo la producción capitalista en el espacio sino la producción misma del espacio. El objetivo general del estudio versa en desarrollar e integrar un tema de carácter regional ausente en las Relaciones Internacionales. Guiado por una base crítica de análisis, la propuesta es estudiar a la ciudad de Monterrey dentro de la dinámica capitalista y la germinación de sus élites regidoras. Además de comprender los asideros que han guiado la vida política, económica y social en Monterrey, particularmente, el objetivo sustancial de la investigación es reinterpretar la configuración del poder de las élites de Monterrey y la transformación de la ciudad a través de la apropiación estratégica de un espacio capitalista industrial comandado, como veremos, por una clase histórica de grupos dominantes. La hipótesis formal en el estudio surge en un momento particular desde el año 2012, durante una estancia académica de intercambio en la Universidad Autónoma de Nuevo León, ubicada en la ciudad de Monterrey, espacio descentralizador de panoramas endogámicos del conocimiento, un sitio para mirar de cerca los blasones arquetípicos del capitalismo industrial mexicano. Aquí, la inquietud fue concreta y perturbadora: la sociedad neoleonesa no conoce su historia, ni menos aún, quienes buscábamos, en aquel entonces, teorizar desde la Ciudad de México asuntos sobre el capitalismo mexicano y el desarrollo de las fuerzas globales. De entrada sugiere un problema de apreciación regional, pues el desenvolvimiento de la vida económica, política y cultural en Monterrey más correspondió a un modelo de asimilación geográfica respecto a América del Norte que a las dinámicas surgidas al centro y sur de México. Cierto es que el 3 ámbito regional, “no circunscribe sólo aspectos geográficos”.1 Sin embargo, los contextos en los que el desarrollo del capitalismo en América Latina se desplegaron, se dieron sobre una base paralela cuyo eje rector fue la pauperización de los medios de producción. La intención en este trabajo no podría ser aquella en donde los esfuerzos se encontraran dirigidos en concatenar hilos que, aparentemente, conectan realidades, por momentos, similares; tampoco se intenta ofrecer una totalización de las verdades pues habrá que reconocer quede ellas sólo tenemos fragmentadas aproximaciones. Por el contrario, la propuesta de esta lectura es establecer mediante un recorrido histórico-contemporáneo la dotación de elementos que definieron y definirán los cursos del capitalismo industrial en Monterrey. La élite o elite (sin acento gráfico en la primera sílaba) se presenta como categoría analítica indispensable. Traerla al estudio actual de los grupos de poder requiere echar mano de los trabajos –nominalmente— clásicos desde la inauguración del enfoque italiano de Vilfredo Pareto y Gaetano Mosca, así como la revitalización emprendida por científicos de lo político como José Luis Orozco y Héctor Zamitiz, para sustraer el estudio cíclico y residual. Se trata de releer y aplicar, separar y conservar en la investigación las posiciones de mando en el engranaje virtualmente reconocido por la casta empresarial, pero poco explorado por las fórmulas teóricas de las relaciones internacionales. Presentar un estudio sobre Monterrey a 420 años de su fundación, nos lleva a diseccionar la vida de una ciudad de intermitentes reflectores, ensayada en distintas obras por aquellas plumas oriundas y externas, especializadas y, por caso, enlistadas por la curiosidad. Esta labor literaria, que es la de la historia regional, ha posibilitado el estudio de los momentos significativos que respondieron a las exigencias económicas de la “órbita mundial”. Sin llamarle “resuelta” pero sí “profundizada”, la investigación que se defiende durante las páginas subsecuentes consigue, con integridad de rigor, 1 Cerutti, Mario, Burguesía, Capitales e Industria en el norte de México. Monterrey y su ámbito regional (1850-1910), Alianza Editorial / Facultad de Filosofía y Letras UANL, México, 1992, pp.383. 4 detallar que la conformación de la burguesía regiomontana y posteriormente la articulación de su cúspide social no se dio por ninguna razón bajo las condiciones de lo que podríamos llamar una reproducción espontánea sobre terrenos infértiles. Su aparición e incipiente desarrollo se encontró dotada de elementos geográficos determinantes, fenómenos migratorios, políticos e incluso culturales que materializaron un importante brazo de la actividad económica mexicana. Su dinamismo engarzó al capitalismo como el cauce hacia el progreso. La entrega da cuenta de una posición arbitrada por las teóricas contribuciones actualizadas de las Relaciones Internacionales, a su vez, conciliatoriamente crítica, llama a los imperativos formales –adjetivos— que revelan episodios ilustrados en obras que, a la versión de sus autor(es)(as), fueron confiscadas, y por lo tanto, aparentemente ausentes en el campo de la discusión. La organización metodológica de este texto contempla tres capítulos con ulterior número de subíndices dentro de cada uno de ellos, los cuales, consideramos, anuncian las intersecciones de orden geopolítico, geoestratégico y geoeconómico, necesarias para la comprensión de la arquitectura genealógica del poder empresarial y posteriormente del “‘nuevo’ orden industrial”. Las referencias descriptivas-monográficas sobre el espacio analizado, es decir, Monterrey; así como la auscultación histórica de los factores originarios de la composición social regiomontana, se encuentran trazados en el Capítulo I, intitulado: “De (Re)Fundadores a Fundidores: La revisión instrumental histórica regiomontana”, el cual, además, recupera las bases primigenias de la subetapa de acumulación previa y, cronológicamente, reúne los eventos trascendentales durante el siglo XIX. No sin la luz del pragmatismo, el realismo político, la sociología de la empresa y el postrevisionismo histórico como instituciones teóricas, la conjunción argumentativa se presenta en cada apartado. El Capítulo II, “La configuración regional del poder: Aproximaciones al elitismo o de la morfología regiomontana empresarial en el siglo XX” sirve un equipaje de elementos que detallan la actividad fundamental del grupo 5 empresarial, equilibrios, acuerdos y disensos que diseñaron prácticamente el siglo XX. Existe una rendición de hechos acerca de las experiencias que dieron vida al llamado “segundo auge industrial”. Desde el mismo entorno regional hasta la obligada lectura internacional de los sucesos. Por tradición organizativa, aquí se encuentran las piezas que describen el poder real del factor empresarial en la historia de Monterrey. Por cuenta distributiva de las ideas, el Capítulo III, siendo este el último, ubica a Monterrey bajo un estudio experimental de las relaciones internacionales de la élite actual, aquella élite que viene a comandar a través de distintos mecanismos. Se suma por tanto como una propuesta para teorizar los vínculos de las llamadas “microrregiones” a las “macrorregiones”. Acorde a estas notas, es para esta investigación, una ventura haber encontrado en la Ciudad de México, entre búsquedas exhaustivas, y otras por coincidencia, insumos bibliográficos sobre Monterrey, documentados desde esa latitud norte, o simplemente, textos en los cuales descubrí importantes elementos derivados de sus omisiones que propiamente de sus aclaraciones. En esa ventana que fui abriendo entre los vaivenes interpretativos y algunas visitas a la Ciudad de Monterrey, presento aquí, un estudio que dejo en la cornisa que da al viento de la unidad dentro de la diversidad, una entrega que adecúa la cincelada idea del epistemólogo alemán Ernst Bloch: La investigación comienza con la duda, no con la fe. 6 C A P Í T U L O I DEL ORIGEN. DE (RE)FUNDADORES A FUNDIDORES: LA REVISIÓN HISTÓRICA INSTRUMENTAL REGIOMONTANA. El comercio penetra los lugares secretos del mundo, alcanza tierras invisibles, se adentra en parajes inhóspitos, y lleva adelante las transacciones de la humanidad en lenguas ignotas y con pueblos bárbaros. La práctica comercial reconcilia naciones, apacigua guerras, fortalece la paz y conmuta el bien privado de los individuos por el beneficio común. Hugo de San Víctor, 1125. Siempre que las razas superiores se establecen en territorios donde pueden ser empleadas provechosamente las razas inferiores para los trabajos manuales y la agricultura, para la minería y el trabajo doméstico, las últimas no tienden a morir, sino a construir una clase servil. John Atkinson Hobson, 1902. 1.1 PREÁMUBLO INDUCTIVO Cuando en diciembre de 2013 la revista Foreign Policy sacó su edición especial doble2 sobre los 100 principales pensadores mundiales en 2013, David Rothkopf, CEO y editor general de la firma estadounidense, no dudó en ofrecer y publicar veinte páginas en su “sponsored report” a un grupo que reconoce bien: la actual élite de Monterrey; mientras que las notas de esa misma edición promovían el Foro de Negocios e Inversión Monterrey Investment Outreach 2014 organizado por Peninsula Press, y, desde luego, por aquél grupo. Estas costosas y bien logradas cuartillas de información monográfica, despliegues ejecutivos sobre los negocios en la región, diagnósticos de confección editorial incitante que clarificaban el clima político rumbo a la prosperidad en las inversiones, así como las claves de la educación, innovación y conocimiento, conformaron un recurso mercadológico interesante para considerar que los enclaves de un viejo grupo empresarial mexicano seguían vivos, y mejor aún, reinventados en una era de la economía global.2 “100 Leading Global Thinker of 2013”, Foreign Policy, special double issue, diciembre 2013, No. 203, Washington D.C., 144 pp. 7 El enfoque, desde luego, atractivo y cosmpolita, no integró sino en una pequeña columna una variable de mayor alcance en la vida de Monterrey, esto es, concretamente, su historia, irrestrictamente su historia empresarial. El objetivo, comprendemos, no era el de ilustrar –a partir de este principio histórico integral— el esquema del dinamismo internacional en el que Monterrey se encuentra. Pese a esta condición, la senda más franca que se suscribe para explicar los impulsos del “emprendedurismo” (sic) regiomontano en el siglo XXI, es su propia naturaleza histórica, y en esta revisión, se reconoce que “hay, ciertamente, múltiples interpretaciones de la historia, ninguna de ellas definitiva; pero sólo un pasado”3, ese pasado que constituye el núcleo de discusión donde el presente nace y donde el subsecuente análisis cobra relación en sus ideas. En los actuales sentires que auspician los prolegómenos de las “ciudades globales”, se lee que “tiene Monterrey la mejor calidad de vida en México” como refirió desde 2015 y refrendó en 2017, la firma consultora neoyorkina, Mercer4, en el reporte de la decimonovena edición de su estudio sobre “Calidad de Vida Internacional”.5 ¿Qué tomó en cuenta el estudio?, clarificando las cosas, ¿qué ha representado Monterrey en el mundo? Aquí, vale aludir los estándares a través de los cuales se han formulado los criterios de subsistencia, es decir, la base intercambiable que el capitalismo, en esta fase, ha estructurado para concebir un modelo de vida y además “rankearlo”, es decir, ubicarlo en una competitiva lista de valores ascendentes o descendentes. Los rubros son concretos pero conflictivos a la hora de atenderlos en orden de prioridades. Primero que nada, se toma en cuenta el entorno político y social que concentra el apego al Estado de Derecho; después, el entorno económico que estructuralmente concibe las regulaciones del tipo de cambio; así como el llamado entorno sociocultural que indica la disponibilidad de los medios de comunicación y censura –como también las restricciones a las libertades individuales—; las condiciones médicas y de 3 Ferguson, Niall, Civilización. Occidente y el Resto, Random Hosue Mondadori, México, 2013, p.24. 4 Mercer es una firma estadounidense multimillonaria que ofrece servicios de consultoría en recursos humanos y encuestas globales sobre calidad de vida, pensiones, inversiones, contratación externa, así como fusiones y adquisiciones de las empresas más reconocidas en el mundo. Se creó en 1945 en la ciudad de Nueva York. 5 Mercer 2017 Quality of Living City Rankings. 8 salud, son otro rubro prioritariamente menor, de acuerdo con la categorización de la consultora; las escuelas y la educación –igualmente ubicadas en “rankings”—; el aprovisionamiento de servicios públicos y transportes. Otro aspecto que cobra incipiente determinismo es el entretenimiento, que intrínsecamente vincula los afectos del proyecto cultural global. Y finalmente, la disposición de bienes de consumo, vivienda y el medio ambiente. Resulta enteramente inquietante examinar las actuales tendencias valorativas que subjetivizan y le conceden a Monterrey un lugar privilegiado que materializa aparentes oportunidades progresivas, algo que estimula la construcción de regímenes de verdad –en términos foucaultianos, pero introducidos desde la filosofía de Heráclito—, que desahogan los estudios sobre la razón, pues es menester anticipar que “la opinión no es base: ésta es una de las advertencias de la filosofía” como distinguió el filósofo español emérito, Eduardo Nicol, quien además consideró que “la verdad es palabra de razón, palabra que interroga por el ser y que da razón del ser. Antes de la verdad, hay la palabra sincera de la veracidad, la cual expresa actitudes o intenciones subjetivas”.6 En esta discusión, la vigencia argumentativa se encuentra en la subjetividad de los reductos actuales con los que Monterrey es visto, cuantificado y calificado, como el mismo hecho de omitir que esta ciudad es la más contaminada de México al tener un déficit de un millón de árboles, ¿costos de la industrialización? No sólo han sido las fábricas o el alarmante crecimiento del parque vehicular, sino también las pedreras y el transporte urbano, de acuerdo con los datos de la Organización Mundial de Salud.7 ¿Por qué Monterrey? ¿Para qué estudiar las realidades de Monterrey? Las respuestas no son sencillas pero sin la historia, no hay puntos de partida. 6 Nicol, Eduardo, “El régimen de la verdad y la razón pragmática” en Diánoia, Revista del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM y el Fondo de Cultura Económica, vol. 16, no. 16, México, 1970, p. 133. 7 Anguiano, Daniel, “Es Monterrey, la más contaminada del país”, [en línea], México, El Financiero, 13 de mayo de 2016, Dirección URL: http://www.elfinanciero.com.mx/monterrey/es- monterrey-la-mas-contaminada-del-pais.html, [consulta: 15 de agosto de 2016]. 9 1.2 INTRODUCCIÓN HISTÓRICA DE MONTERREY. Monterrey como ciudad capital de la entidad federativa de Nuevo León,8 México, no sólo es interesante por su geografía, sino por el desarrollo geoestratégico de un capitalismo industrial clásico –con rasgos regionales que fueron proyectados por el entero interés en la exportación de la industria metalúrgica hacia los Estados Unidos— sirviéndose instrumentalmente de la espacialidad, y no sólo de la empresa y el mercado. Se fundó en el Valle de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey en 1596 “junto a las imponentes moles de la Sierra Madre Oriental, ahí donde se levantan las serranías de las Mitras y la Silla, entre los cerros del Obispado, Loma Larga, el Mirador”9, señalaba Ángel Bassols Batalla, creador de la Escuela Mexicana de Geografía, egresado de la Universidad Lomonósov de Moscú, quien describió en sus páginas de historia económica que en el lugar, “había yacimientos varios de minerales preciosos y (…) calizas útiles para la construcción”10, recursos indispensables para el desarrollo de un esquema de supervivencia social –inicialmente— y –posteriormente— de un proyecto industrial cementero multinacional como Cementos Mexicanos S.A. de C.V., que en la actualidad opera en más de cincuenta países y cuenta con doce subsidiarias alrededor del mundo, incluyendo Israel, lugar en donde la compañía ReadyMix Industries (propiedad de Cemex) produce un material desde las canteras palestinas de Cisjordania que no está destinado para la población local, sino para la demanda israelí.11 La piedra fue en Monterrey, como en otras partes, el imán de la colonización. Monterrey no existió en la época prehispánica12 sino hasta 1577, año en el que ocurrió lo que podríamos llamar la primera fundación de la ciudad, 8 Es una de las 32 entidades federativas de México. Se encuentra subdividida por 51 municipios que integran una superficie terrestre total de 64,156 km2 y una población de 5, 119 504 habitantes que representan el 4.3 % del total del país, de acuerdo con la encuesta intercensal de 2015 del Instituto Nacional deGeografía y Estadística, INEGI. 9 Bassols Batalla, Ángel, “Problemas del Desarrollo”, Monterrey y su Región. Páginas de Historia Económica, Vol. 9, No. 34, mayo-julio, 1978, pp. 33-54. 10 ídem. 11 Lecumberri, Beatriz, “Cemex, ‘cómplice’ de la ocupación israelí”, [en línea], Proceso, 10 de julio de 2015, Dirección URL: http://www.proceso.com.mx/410218/410218-cemex-complice-de- la-ocupacion-israeli, [consultado el 4 de agosto de 2016]. 12 Para revisar las etapas distintas prehistóricas sobre el territorio, es conveniente consultar Burckhardt, Carl, Étude Synthetique sur le mésozoique mexican: Mémoires de la Societé Paléontologique, v. 49-50, Editorial Bàle, 1930, Suiza, 289 pp. 10 episodio que ha generado discusiones en los albores de una historia general de la región. Este primer registro fue comandado por el militar luso-hispano Alberto del Canto y, en 1582, se dio la segunda expedición por parte del comerciante judío de origen portugués, Luis Carvajal y de la Cueva. Ambos provenientes de una elevada poltrona estamental europea. No obstante, fue el 20 de septiembre de 1596 –diecinueve años después del primer registro que ajusta históricamente los primeros saberes sobre la región neoreinera—, cuando el noble militar, Diego de Montemayor, proveniente de Málaga (provincia de Andalucía en España) y allegado a los linajes de las casas cordobesas, lleva a cabo la (re)fundación de la ciudad, evento que reunió el simbolismo judaico con la promesa determinista del progreso; u, oficial y simplemente dicho en las apostillas de la historia: la Fundación única y definitiva de Monterrey. Nadie en su momento como Israel Cavazos Garza, cronista de la Ciudad y ganador, entre tantos reconocimientos, del Premio “Manuel González Ramírez”, 2014, por el “Rescate de Fuentes y Documentos Históricos” otorgado por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, quien en sus apuntes para una historia de Monterrey detalló en La Enciclopedia de Monterrey que: “Muy pocas son las ciudades mexicanas que fueron creadas con un acta de fundación. Monterrey es una de éstas. Su fundador, Diego de Montemayor, hizo que el escribano Diego Díaz de Berlanga redactara un documento en el cual constara el suceso. Su texto ha llegado hasta nuestros días y, más allá de su contenido histórico, constituye una pieza –la primera en nuestro medio— de notable valor jurídico y literario.”13 A través de la luz de los registros históricos que resguarda el Archivo General del Estado de Nuevo León, se entiende, y por momentos, se deduce que Montemayor colonizó la ciudad junto al menos doce familias de relación judía dedicadas primordialmente a la ganadería, “guiado [por] una honrada ambición”, sin embargo, lo hizo con el nombramiento de “justicia mayor y 13 Cavazos Garza, Israel, Apuntes para una historia de Monterrey en “La Enciclopedia de Monterrey”, Tomo I, El Diario de Monterrey/Editorial Grijalbo, 1996, Monterrey, México, 479 pp. 11 teniente de gobernador”, o incluso, el de “tesorero”, y no el de gobernador como lo establecía la Ley de Poblazones Nuevas, siendo esta, un instrumento base en donde se regían los criterios para levantar actas fundacionales de ciudades en la Nueva España. Aquí mismo se sabe que pasaron tres años para que el virrey le otorgara la capitanía general. En la detenida revisión fundacional de Monterrey, la empresa desarrollada por el (re)fundador, se ha estudiado, por ejemplo, desde la pluma del mexiquense erradicado en Nuevo León, Abraham Nuncio en su breve pero reflexivo libro “Visión de Monterrey“, que no es sino una manera cordial y a la vez irreverente –explica— de un intercambio imaginario con la “Visión de Anáhuac”14 de Alfonso Reyes. En su texto, comenta que “en pocos documentos históricos de los conquistadores españoles se halla más claramente expuesta esa lógica que en aquellos de carácter pragmático. En el acta de fundación de Monterrey, Diego de Montemayor es, si bien estereotipado, bastante explícito con la ayuda del escribano su tocayo, Diego Díaz de Berlanga: “En el nombre de Dios Todopoderoso y de la gloriosa y bienaventurada Santa María siempre Virgen y Madre de Dios y señora nuestra. Sepan cuantos este público instrumento, carta de fundación [vieren], cómo yo, Diego de Montemayor, tesorero de la real hacienda de este Nuevo Reino de León, teniente de gobernador y capitán general para la reedificación de él por el rey nuestro señor, atento a las causas y razones expresadas sobre la venida a este valle de Extremadura y reino, para su población y pacificación de los naturales de él, con intento que el santo evangelio se propague, y los reynos (sic) y señoríos de su majestad y su real patrimonio sea acrecentado…”15 La “pacificación” de la población indígena, como se expresaba desde el lenguaje español diplomático-civilizatorio, no significaba otra cosa más que el sometimiento por las armas o por la conversión religiosa. Requisito histórico con el cual, la dominación estructural funciona, a través de la acumulación por desposesión y despojo, despojo de identidades y acumulación de contradicciones sistémicas, en este caso. Con esto, la Autoridad evangélica, eclesiástica, colonial, dejaba como incuestionable el orden expresamente 14 Reyes Ochoa, Alfonso, Visión de Anáhuac, (1955), Fondo Editorial de Nuevo León, 2009, Monterrey, México, 51 pp. 15 Nuncio, Abraham, Visión de Monterrey, Universidad Autónoma de Nuevo León/Fondo de Cultura Económica, Monterrey, 1997, pp. 31-32. 12 impuesto en la carta fundacional al norte bárbaro enclaustrado, con el propósito de poblar el territorio para difundir el evangelio y, de esta manera, incrementar el patrimonio, materializando así la Teoría de las dos espadas16 de Tomás de Aquino. La incursión de Monterrey hacia el proceso de un orden civilizado, desde la construcción de sus colonizadores, lo llevó al establecimiento de instituciones públicas, pero sobretodo, al camino de la actividad económica basada fundamentalmente en una cosa: el comercio. Así que el silogismo fue básico, mientras más productiva sea una sociedad, mejor relación tendrá con Dios. Como registro de los pasos que la ciudad encaminaba, “al cabo de 100 años de fundada, Monterrey asistía a su primer momento de prosperidad. Pero era una prosperidad disfrutada sólo por aquellos pocos miembros de la sociedad no india que podían adquirir paños de Castilla y sedas de China.”17 Al margen de ese contexto, la razón fundacional quedaba sentada sobre una condición de marginalidad y derrota sobre la población natural. El proyecto continuó dirigido por y para unos pocos, un proyecto elitista de dimensiones metaregionales. Se habla por lo tanto de un camino forjado por fundadores que cumplieron un propósito y germinaron una propuesta basada en intereses reales sobre un sitio plagado de interesantes variables. De esta raíz, se afirma que la fundación de Monterrey, es el episodio conexo que abre la puerta al estudio sobre el poder regiomontano. Por esta parte, presentar a la Historia como un referente y sinónimo de lo pasado implica –como lo escribía Kahler— “[…] un concepto popular equivocado del término […].”18 En tanto que “la historia en su sentido propio no está en modo alguno restringida al pasado o siquiera caracterizada por él.”19 Invariablemente, la historia sigue su curso y Monterrey construyó la suya caracterizandosu incipiente poder regional a través de la participación migratoria en la ciudad. 16 Se conoce a esta teoría por la relación entre el poder de la Iglesia y el poder del Estado. Se ha empleado en el mundo romano y cristiano 17 Nuncio, Abraham, Op. Cit., p. 56. 18 Kahler, Eric, ¿Qué es la historia?, Fondo de Cultura Económica, Santiago, 1993, p. 23. 19 Kahler, Eric, Op. cit, p. 23. 13 1.3. EL ADVENIMIENTO CRIPTOJUDÍO. MIGRACIÓN Y LOS AUXILIARES DEL DISCURSO REGIONALISTA. La conquista revestida por los fundadores de Monterrey viene acompañada de una historia que por momentos queda ausente, nos referimos a los orígenes criptojudíos de la ciudad y su actual raíz consanguínea en los asuntos de carácter empresarial. Es común comprender que la llegada de los europeos a México se dio entre tantos motivos –antropológicamente injustificables— por la “intolerancia institucional inquisitiva”. Esta situación generó un fenómeno mimético sobre la base de las relaciones sociales entre familias convertidas al cristianismo y aquellas que guardaban criterios simbólicos que los mantenían conectados con su actividad judaizante. Tras una constante inquietud devenida de las omisiones historiográficas, es posible confirmar que no existe todavía una coordinación que documente el desarrollo formal sobre los mecanismos o medios con los cuales la comunidad judía que llegó al Nuevo Reino de León pudo sortear su permanencia –entiéndase sobrevivencia— ante los tribunales de la Inquisición, esto es, cómo los judíos conformaron una base criptográfica que trajo como resultado las operaciones, no en su integridad, pero sí en parte de su composición organizativa, de un proyecto como el que se estudia en esta entrega, es decir, el legado cultural que hoy día distingue a Monterrey. Un ejemplo de esto, se puede observar en la costumbre del ahorro económico, el credo a los negocios, las toponimias –onomástica geográfica—, o la simple tradición por consumir determinados alimentos traídos desde el viejo continente. A pesar de la insuficiencia o desclasificación de documentos sobre la migración clandestina judía sefaradí a territorio mexicano, (que convoca en sí una propuesta por atender el tema) existe un interesante estudio desarrollado en 2012 por el Centro Médico Sheba de Tel Hashomer, en Israel, para el European Journal of Human Genetics, que trata sobre el análisis genético de ciento quince familias de origen mexicano en donde se descubre la aparición del gen BRCA1.20 De acuerdo con la revelación instrumental de la ciencia y sus aportaciones a estos procesos explicativos, la migración internacional en el 20 Gen asociado a personas judías de Europa Central y del Este, así como de Irak y algunas ciudades de la India. 14 amplio contexto histórico del siglo XVI y XVII, ha arrojado en nuestros días, una razonable y, por el momento, importante relación: la presencia sefaradí en Monterrey, está vinculada a familias de apellido Garza, Treviño, Carvajal, Escobedo, entre otras.21 En realidad, muchas han sido las exégesis realizadas en el campo internacional sobre el tema antroponímico, es decir, de los apellidos; no obstante, aquí, la relación distintiva tiene que ver con una contextura entre el poder histórico de los judíos en los negocios internacionales.22 El planteamiento científico, nos acerca a un modelo de conocimiento de parcelas, es decir, al acercamiento de nuevas investigaciones registradas por núcleos de información y saber, que con la ayuda de la tecnología, descifran cosas que desde su condición verosímil, sirven a otros centros estratégicos de inteligencia y bases de datos. Estos resultados son muestra del valor que detenta el pasado y que en tiempos cercanos interesa a familias enteras por un hecho: conocer su pasado genético. Y en el credo científico, las verdades de la ciencia tienen un elevado precio. El adventismo de esta estructura social en Monterrey, por lo tanto, aún se soslaya en las discusiones sobre la historia regiomontana, sin tener hasta el momento el rigor argumentativo que pruebe el por qué esta circunspección deba ser desechada. Se considera, que la parquedad del tema depende de alguna forma a la secrecía de los círculos del elitismo –no sólo empresarial, sino del pináculo estructural del poder— que ha ofrecido al bloque histórico23 el ensanchamiento explicativo de lo general, de los espacios comunes de los arquetipos industriales. 21 Friedman, Eitan, “Haplotype analysis of the 185deLAG BRCA1 mutation in ethnically diverse populations”, [en línea], European Journal of Human Genetics, 4 de julio de 2012, Dirección URL: http://www.nature.com/ejhg/journal/v21/n2/full/ejhg2012124a.html, [consulta: 10 de agosto de 2016]. 22 Sobre este tema, es cardinal revisar la obra constituída en cuatro volúmenes que en 1920 el empresario estadounidense, Henry Ford, publicó y fraguó con él un intolerante sentimiento expansivo antisemita. Ford, Henry, The International Jew. The World´s Foremost Problem, The Dearborn Independent Publishing Co., Michigan, 1920. 23 El bloque histórico que introduce el sociólogo italiano Antonio Gramsci, concibe que el Estado además de ser un aparato de dominación de una clase sobre otra, tembién es el espectro que refleja la síntesis hegemonía-dominación, y que aplicado es en este caso, caracteriza el ejercicio del poder de la élite empresarial. Para este tema, véase: Gramsci, Antonio, El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1971, 272 pp. 15 1.4 EL TERRITORIO DE LA ÉLITE: LA ESPACIALIDAD CONTRA EL DETERMINISMO GEOGRÁFICO La basa de la historia de Monterrey ha conseguido delinear las variables generales para su comprensión, la cual ha sido empleada metanarrativamente por sus partícipes. Pero esta cimentación, ha dejado a un lado una de las grandes aportaciones que los estudios internacionales han traído, y que son resultado del multidisciplinario lid desarrollado entre la geografía y la política. Esta aportación nos lleva a escrutar lo que a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el pensamiento geográfico moderno introdujó en Alemania: una escuela de pensamiento conocida como el determinismo geográfico. Friedrich Ratzel, su fundador, desde su conocida obra “Geografía Política”24 estableció, desde 1897, las bases de entendimiento para la generación del llamado “espacio vital” que no era sino una justificación de carácter teórico a las tendencias imperialistas para ocupar espacios gradualmente más extensos como lucha continua para la supervivencia de determinado núcleo político- social. Así, esta perspectiva que históricamente se ha ampliado, confirma sustancialmente que “los procesos humanos, sociales y politicos que tienen vida en el espacio geográfico corresponden a esquemas de determinación causal en los cuales las condiciones de orden natural, desempeñan un factor que, sin duda, es decisivo.”25 Con esta herramienta teórico-conceptual empleada en los estudios geopolíticos, se incorporan cuadros de análisis sobre el desarrollo de la historia expansiva de Monterrey. Desde su condición primigenia, hasta, al menos, la segunda mitaddel siglo XIX, y profundamente en el siglo XX, las perspectivas geográficas pueden ajustarse al discurso práctico que redunda sobre las privilegiadas comunicaciones hacia todos los rumbos y a través de todos los medios. El campo de amplitud física que Monterrey trajo consigo, aceptó –casi como requisito— las variables de un determinismo no sólo geográfico en su sentido general, sino específicamente en las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas que significaba fincar un proyecto capitalista periférico para con la remanente y vertiginosa relación México-Estados Unidos. Se ha 24 Ratzel, Friedrich, Géographie politique. Les concepts fondamentaux (1897), Fayard Editeur, París, 1987, 220 pp. 25 Ibid. 16 dicho que aceptó su espectro de vida pues las condiciones desde distintos factores, como por ejemplo, el climatológico, fueron, han sido, y siguen siendo adversas pero al final, conciliables. Monterrey se ubica entre los 25º30’10” y 25º48’05” grados latitude Norte y entre 01º22’62” grados longitud Oeste del Meridiano de México; según los parámetros climatológicos promedio de la ciudad, la temperatura máxima anual oscila entre los 48 grados centígrados y los 16.4 como temperatura mínima promedio; su altura está a 538 metros sobre el nivel del mar26 y se encuentra a sólo 229 kilometros de Texas, entidad estadounidense de importancia comercial. Esta ubicación fronteriza se dio como resultado de la Guerra con Estados Unidos y será revisada en líneas posteriores. Cuenta con un territorio que asciende los 451,30 km2 que le han permitido confluir con la llamada Zona Metropolitana de Monterrey, integrada por once municipios más de la entidad norestense y que en conjunto suman una superficie total de cerca de 6360 km2. Estos municipios son: Guadalupe, Apodaca, San Nicolás de los Garza, General Escobedo, Juárez, Santa Catarina, García, Cadereyta, Salinas Victoria, Santiago y San Pedro Garza García.27 La experencia regiomontana es clara en cuanto a la asimilación del determinismo geográfico. De acuerdo con las variables descriptivas del entorno, previamente referidas, el lugar que ocupa Monterrey en el mundo, no es siquiera el más dotado de recursos naturales estratégicos, su clima, por caso, como se explica, es relevante, pues al ser extremoso, ha dificultado (pero no imposibilitado) las maniobras del proyecto industrial, aquel que a simple vista gráfica ofrece panorámicas de rascacielos industriales como emblemas civilizatorios y de alta competencia en el concierto comercial interncional. Reconocer, transformar y potenciar para dominar su contexto completo, ha sido el concurso histórico de la expansión. Ello, no garantiza el estricto apego a las reglas formales del respeto a su propio entorno –jurídico, político, social, 26 Montemayor Hernández, Andrés, Historia de Monterrey, Asociación de Editores y Libreros de Monterrey, A.C., Monterrey, México, 463 pp. 27 San Pedro Garza García cuenta con el mayor Producto Interno Bruto (PIB) per cápita en Latinoamerica, según muestra el estudio de la firma estadounidense de servicios financieros Standar & Poor’s, el cual afirma que para el año 2015, la localidad alcanzó los 25 mil 636 dólares. Esa es la equidistante distribución de riqueza en el país, pues en él convergen, por un lado, el municipio más rico de América Latina, y por el otro, los que presentan mayor pobreza, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (CONEVAL). 17 económico y medioambiental—, la legalidad y legitimidad, sin embargo, el pragmatismo que las élites constructoras del proyecto del progreso regiomontano, ha sido la comunión estratégica enlazada a lo largo de su recorrido en la historia. Pero existe una condición de análisis que sobrepasa la mera distinción territorial y se expande en esta tesis para tratar sobre una región socio-cultural capitalista que concentra entre sus variables: el poder de los negocios y los negocios del poder concentrados en un centro determinado geográficamente. Esa condición de análisis que se propone es la espacialidad.28 Desde luego, en la espacialidad existen luchas proyectadas por distintos mecanismos de cohersión y que tienen como objetivo la permanencia del ejercicio del poder en territorios y derivaciones multi-sectoriales. Además, ofrece una complejidad histórica pues es campo de constantes revisiones multidisciplinarias. Una de las aportaciones que el marxista humanista, francés, Henri Lefebvre, dejó a los estudios estratégicos, fue la conocida praxis espacial, la cual propone desde hace cuarenta años una concepción de los procesos sociales relacionados a un conjunto de prácticas identificadas a través de su espacialización, contrariamente al enfoque tradicional que localiza, es decir, define desde la base georeferencial, las actividades sociales en un entorno limitado o prácticamente establecido29. Si bien intricada esta composición teórica, en cierto punto ofrece un grado de claridad a la hora de explicarlo en un fenómeno histórico o contemporáneo particular. Esta claridad radica en que los procesos sociales desbordan la construcción de fronteras físicas y epistemológicas, por momentos impuestas o preconcebidas, que delimitan un conjunto de acciones, las desbordan porque el espacio es –en sí— un contenedor matriz, una especie de lienzo a gran escala en donde las estrategias se plasman al tiempo que se materializan. Ese lienzo fue para Monterrey: el capitalismo. “La tarea de regionalizar, de individualizar territorios, le ha proporcionado a la geografía una sólida herramienta de clasificación, otorgándole el carácter científico”, instrumenta a los estudios regionales el geógrafo británico Tim 28 Ver en lo general, Herrera Santana, David, Hegemonía, poder y crisis. Bifurcación, espacialidad estratégica y grandes transformaciones globales en el siglo XXI, Ediciones Monosílabo/Facultad de Filosofía y Letras UNAM, México, 2017, 280 pp. 29 Cfr., Lefebvre, Henri, Nicholson-Smith, Donald, (trad.), The Production of Space, Whiley- Blackwell, 1992, 464 pp. 18 Unwin, en su obra “El lugar de la geografía”.30 La apreciación ha sido tomada en cuenta desde su contexto cientificista y ha permitido debatir su naturaleza. Complementariamente, existe la idea que “la región se ha de considerar desde arriba, desde las macroformas, y desde abajo, de acuerdo con los individuos que viven en sociedad. Son las nuevas bases epistemológicas en las que se apoya una geografía regional renovada.”31 Consecuentemente, los impulsos que deconstruyen, por sobre aquellos que oficializan o dogmatizan, se presentan oportunos y por demás vigentes en la revaloración de las formas conceptuales sobre el poder y su relación con el espacio y el territorio. Al emprender la suma analítica, estos impulsos cobran semejante sentido cuando la incorporación de paradigmas alternativos permean las rebasadas discusiones tradicionales sobre qué es el territorio. Claude Raffestin, geográfo suizo de la Universidad de Ginebra, establece un punto de partida metodológico que delimita, abre y reajusta, la visión sobre el espacio territorial, la territorialidad y el proceso constructivo que va del espacio al territorio. Por caso, en la tercera parte de suminucioso y poco difundido texto “Por una geografía del poder”32 precisa que “espacio y territorio no son términos equivalentes” pues “el espacio es anterior al territorio, (...) es la producción para todas las relaciones de los recursos y se inscribe en un campo de poder.”33 Enfocarnos en su anticipada apreciación es fundamental. Aunque su desarrollo explicativo poco se insmiscuye en lo que categoricamente conoceremos como élite, sí demuestra la capacidad decisiva de los grupos dominantes que han establecido el orden de la geografía política y económica en el mundo. Concisamente, en Monterrey esta construcción del dominio del espacio no ha sido ajena. Por ello, acertado es descifrar desde un abordaje gráfico y simplificado que el poder no se espacializa si no es a través de una estructura dominante conocedora de la importancia del territorio, y más aún, de lo que es 30 Unwin, Tim, The Place of Geography, Longman Group, U.K., 1992, 345 pp. 31Delgadillo Macías, Javier; Torres Torres, Felipe, Estudios regionales en México. Aproximaciones a las obras y sus autores, UNAM / Instituto de Investigaciones Económicas, México, 2011, p. 17. 32 Raffestin, Claude, Por una geografía del poder, Traducción y notas de Yanga Villagómez Velázquez, El Colegio de Michoacán, México, 2011, 190 pp. 33 Ibid., p.102. 19 capaz de emprender desde lo económico y financiero, es decir, desde sus raíces primarias basadas en la agricultura y el aprovechamiento de los recursos naturales de la región hasta la consolidación del proyecto industrializador en la ciudad. En todo caso, la relación entre espacio y poder, ha desembocado episodios de la historia mundial y correspondientemente nacional, dominados por un instinto: la expansion de los intereses a través de fuerzas circundantes entre lo comercial-estratégico y lo regional-binacional. En las postrimerías de estos escenarios, Estados Unidos ha sido –hasta la actualidad— un actor de diametral injerencia en la construcción de los procesos politicos, sociales, culturales, militares y concernientes a un aspecto específico, el trazo de la frontera como actualmente la conocemos. 1.5. LA BATALLA DE MONTERREY: LA GUERRA Y LOS TRAZOS DE LA FRONTERA Existe un episodio en la vida de Monterrey que conectó a la ciudad con el mundo, materializando así la disputa de territorios y expansiones a través del poder militar –procedido por parte del proyecto imperliasta nortemericano— que posteriormente se desarrollaría a través del poder marítimo en los últimos años del siglo XIX. Esta situación fue la Guerra contra Estados Unidos e ingresó por el umbral doctrinario del realismo político estadounidense enfocado hacia un expansionismo continuo. En esta referencia cronológica, es indefectible que las relaciones de poder ejercidas por Estados Unidos frente a México se pueden remontar a movimientos de expresiones expansionistas como All Mexico Movement, que fue un movimiento que tomó impulso después de la Declaración de Independencia de Texas en 1936, generando una idea romántica de jóvenes y algunos políticos por tomar todo el territorio de México. Desde luego, el gobierno nacional tuvo diversos encuentros de distintas índoles con los Estados Unidos que asomaban desde entonces las disputas comerciales, raciales, laborales y de intereses generalmente pragmáticos. Por ende, Monterrey, regionalmente, los tuvo de frente en 1846, año que lo llevó al comienzo de una defensiva de guerra y a un nuevo desplazamiento geográfico y estratégico. 20 Trascendental resulta, por mucho, contextualizar, en el marco de un método de análisis de política exterior abordado desde una metodología internacionalista sistematizada por el Dr. José Germán Cabra Ybarra, desde su pensamiento estratégico y ordenado, a la Batalla dentro del aconceter internacional de la época; es decir, desde el análisis del ambiente internacional. En él, la situación se caracterizaba de forma tal que “el aislamiento internacional era absoluto. España estaba empeñada en establecer una monarquía” –y por su parte, Francia— “suspendía relaciones con México por un incidente baladí”.34 Prácticamente, cada país se encontraba inmerso en sus propias tramas. Aunque aquí, como veremos enseguida, Monterrey contó con un andamio importante en la Batallla, un puntal militar europeo que defendió la causa a favor del territorio mexicano. Para las inspecciones del historiador e investigador español Carlos Bosch García, becado por la Fundación Rockefeller y Premio Universidad Nacional en Ciencias Sociales por la UNAM, los problemas –regionales del noreste mexicano— para con los Estados Unidos y específicamente con Texas se remontan al curso de los primeros años registrados en el siglo XIX, cuando la entidad de Austin en el año de 1810 se acercó a territorios regiomontanos; para 1835, las autoridades no reconocieron de facto la integración y en esos años, se proclamaron independientes de México.35 Atentos a este dato, no podemos afirmar y tampoco sería riguroso conceder que este haya sido el fundamento directo que delinie el inicio de las relaciones bilaterales; aunque bien, sí conforma un precedente inmediato del comienzo de las relaciones regionales entre ambos parajes. La centralidad que desarrolló Bosch García desde el interior de Estados Unidos, fue ampliada hacia el año de 1969 para dar cuenta de una perspectiva, que asomaba intermitentes posiciones con 34 Vázquez, Josefina Zoraida (coordinadora), México al tiempo de su guerra con Estados Unidos (1846-1848), El Colegio de México / Secretaría de Relaciones Exteriores / Fondo de Cultura Económica, México, 1997, p. 35. Sobre el incidente ocurrido entre México y Francia, aunque la autora no lo establece, se refiere a una crítica que Mariano Otero –Tercer Cabildo de la Capital Mexicana— estableció en el periódico El Siglo XIX, hacia el Ministro Plenipotenciario de Francia, el Barón Allèye de Ciprey. Ello, por la actitud prepotente del francés en un incidente de un baño de caballos. Para conocer más de este episodio, consultar: Acervo Histórico Diplomático. Expediente: 26-12-69, Foja 4. Secretaría de Relaciones Exteriores. 35 Ver, Bosch García, Carlos, Historia de las relaciones entre México y Estados Unidos, 1819- 1848, UNAM, México, 1961, pp. 56-57. 21 relación a la soberanía mexicana sobre la base de la política exterior estadounidense.36 Ante el panorama de crecimiento y expansión general de Monterrey en el contexto de la antesala de la invasión norteamericana, “La importancia comercial de la ciudad se empezó a sentir cuando por órdenes del gobierno central se organizó la Junta de Fomento del Comercio en Monterrey; siendo sus fundadores [provenientes de la base del sector comercial vinculada a una fracción empresarial elitista] Don Francisco de la Padilla, Don Pablo Carreño, Don Eugenio Serrano, Don Gregorio Zambrano, Don Ramón Quiroz, Don Tomás Iglesias y Don Rafael de la Garza; poco después, en combinación con esta institución, se fundó el Tribunal Mercantil; una y otra para controlar y estimular todo movimiento comercial en esta población.”37 Esta importancia comercial que se institucionalizó resultaba imperativa como garantía presupuestaría ante incidentes que comprometieran la espacialidad del proyecto, pero jamás de la dimensión de una guerra. Ningún régimen como el estadounidense ha dado cuenta de otro medio de expansión si no es a partirde la guerra. En esta situación, la Batalla con Monterrey no fue la excepción. Para el día 21 de septiembre de 1846, las tropas norteamericanas, compuestas por alrededor de seis mil quinientos activos divididos en dos frentes bajo el mando del General William J. Worth y por el General Zachary Taylor, sitiaron la ciudad de Monterrey en sus distintos Fuertes como el de la Ciudadela, el de la Federación y el de las Tenerías, desplegando estrategias de tipo militar ofensivo en el terreno nacional. Fue, sin embargo, el Teniente Coronel John Garland quien, a través de su experiencia en las guerras, tuvo un peso decisivo en la batalla. El conflicto se desarrolló durante tres largos días y fue dirigido por el lado mexicano por el General mexicano de origen cubano, Pedro Ampudia Grimarest, y la participación del Coronel José López Uraga, promotor del Plan 36 Esto puede comparecerse en: Bosch García, Carlos, La base de la política exterior estadounidense, FFyL UNAM, México, 1969, 165 pp. El texto original fue escrito en la Universidad de Texas. 37 Montemayor Hernández, Andrés, op cit., p. 123. 22 de Tolimán38 y posteriormente un beneficiado del régimen juarista; así también, la guarnición nacional, contó con la unidad militar de San Patricio, comandada por el irlandés John Patrick Riley. Como se pudo advertir antes del desarrollo de los orígenes de la clase privilegiada, Monterrey es conocido por muchos, incluso dentro del estudio de las relaciones internacionales, a partir de este momento que encumbró la defensa del país frente a los ataques limítrofes. Por esta parte, la cartografía resulta vital para la comprensión gráfica de estos eventos. Además, con ella, la historia funciona como un tablero de juegos estratégicos en la dinámica de poder y que, en este caso, se trata de una partida entre poderes regionales. Sin embargo, para las Relaciones Internacionales, el empleo de mapas debe sumarse como el recurso explicativo indefectible. De esta manera, en el mapa subsecuente elaborado por el centro estratégico Latin American Studies revela las posiciones de mando en la guerra de 1846, trazando por un lado, la ubicación y desplazamiento de ambos bandos, pero disponiendo sobre todo, de la coordinación del orquestamiento militar norteamericano. 38 El Plan de Tolimán recibe su nombre al ser proclamado en Tolimán, Querétaro. Pedía el restablecimiento de la Constitución de 1824. 23 Fuente: Croquis de las fortificaciones y suburbios de Monterrey durante el ataque que dieron los estadounidenses los días 21, 22 y 23 de septiembre de 1846. (Croquis elaborado en el siglo XIX). CC BY-SA 3.0. Recuperado de http://www.latinamericanstudies.org/mex- war/monterrey.jpg, Dominio Público de la University of Texas Library. La Batalla empujó a México hacia una inmanencia en la relación ya transcurrida con los Estados Unidos. El acercamiento bélico no fue sino la clave histórica que aportó supuestos beneficios al desarrollo regiomontano, “pues al perder México” –redacta José Fuentes Mares— “poco más de su antiguo territorio, la frontera entre los dos países quedó a doscientos kilómetros de Monterrey, en tanto que Saltillo tenía que pasar por Monterrey para llegar a la misma frontera.”39 Continuaba detallando que “más nada, (…) sirvió tanto a Monterrey como la Guerra americana de Secesión, pues el bloqueo de los puertos sudistas por la marina del Norte obligó a los confederados a ejercer su comercio internacional a través de la única importante ciudad (…) que les quedaba cerca.”40 La guerra, evidentemente, afectó a la ciudad. Pero la ocupación de su suelo por las fuerzas estadounidenses le generó un clima propicio a la circulación con los agentes financieros y comerciales de ese país; asimismo lo acercó de frente a la perniciosa cultura de guerra41 y tecnología que el sistema económico escalaba. No hay que olvidar, que la presencia de las tropas externas se prolongó alrededor de dos años, hasta el 18 de junio de 1848, mutilando gran parte del territorio mexicano y cercando una nueva frontera. Uno de estos ejemplos es la bandera estadounidense ondeando en el Cerro del Obispado durante este tiempo. Esta serie de eventos, significó abrirle los ojos a los inversionistas –sobre todo europeos— quienes podían ver las potencialidades de la ciudad. En 1848, de acuerdo a la descripción que detalla Abraham Nuncio: Patricio Milmo, el empresario –irlandés— más próspero de la época, llega a Monterrey como corresponsal de Heaven y Weydemeyer. Más tarde se 39 Fuentes Mares, José, Monterrey una ciudad creadora y sus capitanes, Editorial JUS, México, 1976, pp. 48-49. 40 Íbid.. 41 La cultura de guerra ha sido empleada para aludir a la construcción, supuestamente, cultural de los agentes bélicos de un Estado, sin embargo, esto no es sino un oxímoron, entendido como una figura retórica que complementa palabras de naturaleza contradictoria u opuesta. 24 establecerá en ella definitivamente para fincar un emporio comercial de largas puntas: Nueva York, Texas, Londres y París, Veracruz y los estados del norte de México. Milmo ejemplifica la “inmigración de élite”, como la llama Doménico Síndico, que recibe Monterrey desde mediados del siglo XIX.42 Lo anterior constituye una lectura obligada porque en el margen promedio de los acontecimientos, la versión nacional se inclina más por el lado simbólico que representó la defensa del territorio, y redunda en el recuento de pérdidas, en las experiencias vividas en cado bando, y en ello, el análisis geoeconómico se muestra lejano. Es por esto que Monterrey es parte del umbral capitalista, pues en su seno, las estrategias expansionistas a partir de la guerra y su economía trazada –como se ha visto— por Estados Unidos, materializaban ya un proyecto de semejante envergadura. La soberanía republicana que Juárez promulgaría fervientemente, tiene como base, episodios en donde la nación mexicana se vio vulnerada. Monterrey fue uno de esos episodios. Caso contrario, para el gobierno estadounidense, el término soberanía, de manera pragmática, refleja menor énfasis que la seguridad nacional.43 Desde la perspectiva expansionista y pluralista de valores capitalistas intercambiables, la guerra, en designio, se convierte en cultura, es una manera de propagar los valores de convicción por integrar espacios y difundir la llamada “democracia”. Monterrey, en su historia, ofrece explicaciones lógicas que llevan a entender su incursión en el sistema capitalista y los momentos de cruenta movilización circunscriben eso que podemos llamar: el despegue de la ciudad industrial mexicana. 42 Nuncio, Abraham, op. cit. supra. 43 José Luis Orozco, Investigador Nacional Emérito, ha documentado a lo largo de más de cuarenta años, las bases del pensamiento político y filosófico norteamericano, en ese recorrido encuentra que la seguridad nacional expresa desde sus connotaciones privatistas, uninterés que expresa mejor la soberanía del capitalista colectivo y su Complejo Industrial Militar, el cual complementa el carácter centrífugo de la política y el carácter centrípeto de una base nacional productiva y cultural fincada en la religión, el deporte o la guerra. Para el desarrollo de esta problemática, ver: Orozco, José Luis, “La condición pragmática de la inteligencia política” en Revista de la Universidad Autónoma Metropolitana, noviembre, 1999. 25 1.6 EL ANÁLISIS INTERNACIONAL DE LA BURGUESÍA REGIOMONTANA EN LA HISTORIA. Desde hace siglo y medio, el desprecio que la burguesía siente por sí misma ha sido una fuente de conflictos. Es necesario repensar juntos la palabra y la posición social. Sentir culpa por el éxito de una sociedad comercial es defender un delito sin víctima. La grand bourgeoisie, la clase educada, la petite bourgeoisie: en sentido estricto, todos burgueses. Deirdre N. McCloskey, 2006. La segunda mitad del siglo XIX ha sido para muchos autores el momento en donde comenzó la vida industrial regiomontana, el parangón de las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales entre el noreste de México y Estados Unidos. Cierto es que Monterrey, Nuevo León, como ciudad capital industrial ha dado más elementos de estudio para las ciencias sociales y económicas a partir de su conformación preindustrial hasta llegar a los signos de una consolidación como centro industrial nacional y como un enclave periférico en el capitalismo global, que los orígenes mismos que conformaron a una clase privilegiada fundamentalmente basada en la actividad empresarial. En su momento, Seymour Martin Lipset, al hablar sobre el excepcionalismo estadounidense44, coadyuva en el análisis considerar que mientras en América Latina el mestizaje fue un requisito, en Estados Unidos esto nunca ocurrió. El excepcionalismo puede ser para una sociedad una navaja de dos filos pues al sustentar la idea respecto a la conformación de una clase alta —para este caso, regional—, la segregación deviene como consecuencia. Si los orígenes de la clase privilegiada neoleonesa, los podemos encontrar en los elementos fundacionales, el espectro jerárquico es determinante en las relaciones sociales que ya se dejaban ver y que se detonarían con la ruptura del sistema colonial para con el capitalismo galopante. Los anclajes coloniales que seguían abarcando la forma de vida en Monterrey hasta 1850, reflejaban que el aparato colonial en años posteriores a la independencia se habían concentrado de tal manera que la vida económica 44 Véase Lipset, Seymour Martin, El excepcionalismo norteamericano una espada de dos filos, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2000, 447 pp. 26 se regía a unos cuantos empresarios de origen español y un caso particularmente interesante, de origen irlandés. Se articulaba una centuria que evocaba renglones de la historia en donde nuevos actores aparecían, allende el protagonismo europeo en la palestra internacional. Era un momento de reconfiguraciones, escenarios regionales que en años anteriores simple y llanamente no se pensaban. Para tal efecto, cuestiones como la acumulación originaria de capital –tanto en México como en América Latina— y las opciones que ese fenómeno representó para el nacimiento de una burguesía productora; así como la paulatina y tardada configuración de una clase social dominante, sus relaciones con el aparato productivo –e incipientemente— con el capitalismo de los países más avanzados; la formulación de un mercado interno cuyas características eran sobresalientemente nacionales; la asociación dialéctica entre crisis del poder regional y Estado nacional, fueron denominadores comunes en los años 1800-1900. Con este paso, Monterrey fraguó el techo de una clase burguesa distintiva por su nivel de compenetración en las actividades productivas que adecuarían un sistema particular. Así, exploramos la dimensión de la burguesía en Monterrey, una figura de importante recorrido en la historia de la región noreste de nuestro país. De forma que el concepto de burguesía estudiada desde la ciencia política y extendida en la filosofía y sociología política, contribuye a la discusión del presente trabajo. Más adelante, observaremos la distinción del estudio clásico e imprescindible retrotraído por el economista alemán, Werner Sombart, quien para muchas diagnosis, es sin duda, el referente histórico inmediato en la observación del tema. Empero, indefectiblemente la aportación del materialismo dialéctico, interesa por su radio de amplitud metodológica, aunque se reconoce que las formulaciones teóricas deben concretarse a las circunstancias y contextos específicos. Con ello, el concepto de burguesía, acuñado en Francia, desprende un verdadero y complejo análisis, para la investigación se toma en cuenta lo siguiente: • En Monterrey, existió un bastión de esta clase, propiamente entendida como una burguesía preindustrial de la subetapa de acumulación previa. 27 En ella, como se pudo observar, las piezas articuladoras del capitalismo aúno no llegaban a presentarse. Actividades como la concentración de grandes porciones de tierra y los préstamos, eran puntos que caracterizaban a esta clase. • La ordenanza divina dejaba claro desde la fundación de esta ciudad que la idea de las jerarquías es un principio organizativo y que en función de ello, las virtudes hablan por las personas. • Si bien, existe este principio de jerarquía, dentro de la burguesía aunque aparezcan múltiples categorizaciones –incluso metodológicas—, en Monterrey se consolidó con el paso del tiempo, una clase alta, aquella capaz de dirigir grupos predestinados a la industria, negocios, comercio, e incluso el mismo contrabando. Por lo tanto, la idea de una pequeña, mediana o gran burguesía, reflejaba básicamente al sector más alto de las capas sociales. • Posteriormente, la burguesía –ya— capitalista al interior de Monterrey, comenzó a distinguirse por su capacidad de involucrar áreas que conciernan la vida pública. Durante el desarrollo de estos procesos nacionales y su significado en el mundo, esta centuria desprende una línea básica de comprensión, y esa es la ruptura con el sistema colonial anquilosado y los atisbos de un capitalismo que se perfilaba hegemónico. Todavía, por esta disposición cronológica, no es preciso hablar de la conformación de una burguesía regiomontana industrial propia del siglo XX, sin tomar en consideración la que existió anteriormente, es decir, la burguesía preindustrial del subperíodo de acumulación previa45 distinguida en 1860. Durante las cuatro décadas que se inscriben entre el cambio de frontera –como consecuencia de la guerra con el país del norte—, para 1890 Monterrey transitó por tiempos de auge industrial como se verá más adelante. Empero, en 45 Más conocida como acumulación originaria, es un concepto marxista referido en el capítulo XXIV y XXV del volúmen primero de El Capital. Dicho concepto, nos dice que exite un carácter histórico basado en la expropiación de los productores directos quienes al privatizar los medios tradicionales de producción, adecúan las bases de un trabajo asalariado, el cual significó una afectación a las masas rurales. 28 la década de los sesentas, bajo una sensible acumulación primaria de capitales, la inercia del sistema, llevaría después de esto al traslado masivo hacia
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