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U N I V E R S I D A D N A C I O N A L 
A U T Ó N O M A D E M É X I C O 
 
F A C U L T A D D E C I E N C I A S 
P O L Í T I C A S Y S O C I A L E S 
 _____________________________________ 
 
 
 
 
__________________________________ 
 
 t e s I s 
 q u e p a r a o b t e n e r e l g r a d o d e 
 licenciado en relaciones internacionales 
 p r e s e n t a : 
 Ernesto josué padilla villamour 
 
 D I r e c t o r d e t e s I s : 
 D r . j o s é l u I s o r o z c o a l c á n t a r 
 
 INVESTIGACIÓN REALIZADA GRACIAS A LA DIRECCIÓN 
 GENERAL DE PERSONAL ACADÉMICO A TRAVÉS DEL 
 PROGRAMA DE APOYO A PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN 
 E INNOVACIÓN TECNOLÓGICA (PAPIIT IN306414) EL ESTABLISHMENT 
 ESTADOUNIDENSE Y SU POLÍTICA EXTERIOR EN EL 
 SIGLO XXI 
 
 
 Ciudad universitaria, septimebre 2017. 
 
 MONTERREY 
A t r a v é s d e s u s é l I t e s : 
hacia la configuración regional 
D e l p o d e r 
_______ 
 
	
  
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
	
   1	
  
A 
Carmen Vázquez García, 
mujer de plata en el cabello y oro en el corazón 
(descanse en paz pero irradie en la memoria) 
 † 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
   2	
  
AGRADECIMIENTOS 
 
Santa Margarita Villamour Méndez, madre de amor y bondad. David Leoncio 
Padilla Vázquez, padre ejemplar. A ellos agradezco existencialmente mi vida 
entera y con gratitud reconozco su inalcanzable dedicación. No existen 
palabras que reflejen su entrega. A mis hermanos: Ana y Samuel, por ser una 
fuerza de unidad inseparable y por su gran apoyo. A Damián, esperanza e 
ingenio para seguir adelante. El reconocimiento y cariño a Alfredo Mauricio 
Villamour Cuecuecha, hombre de roble por su fuerza y carácter. Gracias a la 
familia Padilla Vázquez y Villamour Méndez. Al médico generoso Alfredo 
Villamour Méndez. 
 El formal agradecimiento a la Universidad Nacional Autónoma de 
México, a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, al Centro de Relaciones 
Internacionales y a todo el personal de esta institución. A la Dirección General 
de Personal Académico a través de su Programa de Apoyo a Proyectos de 
Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) IN306414 “El 
establishment estadounidense y su política exterior en el siglo XXI”. 
 El respetuoso y sincero agradecimiento a mi mentor universitario, 
profesor y amigo, el Dr. José Luis Orozco Alcántar por permitirme conocer su 
vida y obra; esta última, estudiarla, releerla y difundirla. Agradezco su 
enseñanza invaluable plagada de rigurosa sencillez y conocimiento profundo, 
complejo y genuino. Por la confianza que me ha conferido, agradezco el 
haberme integrado a la vida académica y abrirme las puertas de su casa-
biblioteca. Por poner en alto a su natal Chihuahua y acercarme al norte que es 
“el ombligo del mundo”. Correspondo el afecto a su persona y el honor de 
colaborar en la producción de sus libros. Gracias por dirigir esta tesis. 
 A mis profesores que con afecto reconozco su labor y, particularmente, 
a mis sínodos que con gusto aceptaron dictaminar la presente tesis e integran 
el jurado. Gracias por su valioso tiempo de enseñanzas. Así mismo, refiero el 
agradecimiento a la Universidad Autónoma de Nuevo León y al Dr. Mario 
Cerutti. 
	
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 A Camerata Bohemia, agradezco cada instante que ha forjado a esta 
familia musical. Plenos de felicidad seguiremos caminando de la mano del arte 
para construir un cambio. Carlos Bruce, amigo y hermano, persona de oídos 
que abrazan y racionalidad que aconseja. Los mismos agradecimientos a la 
familia Bruce Seminario. Dinora Macías, por traer a esta vida una voz 
privilegiada, incallable de espíritu y de melodiosos bríos. A José María Sotelo 
por su franqueza e inquebrantable libertad. A quienes son y han sido parte de 
este proyecto de vida. A Danny Macías y Arturo Espinosa. 
 A mis compañeros colaboradores de proyectos de investigación: Jesús 
Gallegos Olvera, de quien agradezco sus motivaciones emprendidas desde 
una incondicional amistad. A Daniela Sandoval a quien aprecio por todo lo que 
vale. A Fredy Escárcega, Michelle Meléndez, Jennifer Velázquez por construir 
un núcleo de trabajo solidario. A Casandra Castorena por confiar en mi trabajo. 
 Doy gracias a mis amigos con los que he compaginado pesares y 
glorias. Agradezco a Fer Flores, Rod Flores y toda la gran familia, con especial 
afecto al señor Rodolfo (†). A David Camacho y a sus padres, César Gómez, 
Armando Muñóz, Francisco Hidalgo, Fredman Mendoza y su amable familia 
regiomontana. Al Ingeniero Fabián Garza, empresario regiomontano y amigo 
quien sin saber más de mí, decidió emplearme en Monterrey para trabajar en 
turismo y conocer su ciudad. A Don Alejandro Govea le agradezco su 
hospitalidad en mi paso universitario por la Sultana del Norte. 
 A quien al voltear de nuevo hacia el frente me encontré a su lado, con 
amor a Paulina Santamaría Ichikawa, a ella por iluminar con sus diseños, pero 
sobre todo con su corazón, hasta los días más adustos. A Vicky Ichikawa y Fer 
López, Marifer y Mina. Gracias a ustedes. 
 
 A Oaxaca, Monterrey, Tlaxcala y la Ciudad de México. 
 
 
 
	
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ÍNDICE 
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 
 
CAPÍTULO I 
DEL ORIGEN. 
DE (RE)FUNDADORES A FUNDIDORES: LA REVISIÓN HISTÓRICA 
INSTRUMENTAL REGIOMONTANA. 
 
1.1 PREÁMBULO INDUCTIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 
1.2 INTRODUCCIÓN HISTÓRICA DE MONTERREY . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 
1.3 EL ADVENIMIENTO CRIPTO-JUDÍO. MIGRACIÓN Y LOS AUXILIARES DEL 
DISCURSO REGIONALISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13 
1.4 EL TERRITORIO DE LA ÉLITE: LA ESPACIALIDAD CONTRA EL DETERMINISMO 
GEOGRÁFICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 
1.5 LA BATALLA DE MONTERREY: LA GUERRA Y LOS TRAZOS DE LA FRONTERA 
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 
1.6 EL ANÁLISIS INTERNACIONAL DE LA BURGUESÍA REGIOMONTANA EN LA 
HISTORIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 
1.6.1 LOS ASPECTOS FAMILIARES EN EL DESARROLLO CAPITALISTA . 30 
 
1.7 LA INDUSTRIA Y LOS ASUNTOS INTERNACIONALES: LOS FUNDIDORES Y LA 
PRIMERA GENERACIÓN DE LA ÉLITE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 
 
CAPÍTULO II 
LA CONFIGURACIÓN REGIONAL DEL PODER: APROXIMACIONES AL ELITISMO O 
DE LA MORFOLOGÍA REGIOMONTANA EMPRESARIAL EN EL SIGLO XX 
 2.1 INTRODUCCIÓN PARA UNA TEORÍA INTERNACIONAL SOBRE MONTERREY . 40 
2.2 HACIA UNA COMPRENSIÓN SOBRE LA ÉLITE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 
2.3 LOS ESTUDIOS CLÁSICOS SOBRE LA ÉLITE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46 
2.4 LA REVISIÓNPRAGMÁTICA Y CRÍTICA DE LA ÉLITE: JOSÉ LUIS OROZCO Y SU 
APORTACIÓN PLURIVERSAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 
2.5 LA CIRCULACIÓN DE LA ÉLITE EN MONTERREY. EUGENIO GARZA SADA: 
CENIT Y DESLUSTRE DE LA ÉLITE DEL SIGLO XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 
 
 
	
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CAPÍTULO III 
LA ACTUAL ÉLITE DE MONTERREY 
 3.1 LA GLOBALIZACIÓN Y EL DECLIVE DE LA FUERZA INDUSTRIAL . . . . . . . . . . 61 
3.2 LOS QUE COMANDAN HOY. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 
 3.2.1 ALBERTO SANTOS DE HOYOS. EL COMPETITIVO LUCRO ALTRUISTA . . . 66 
 3.2.2 ALBERTO GARZA SANTOS: EL HOMBRE DE LA INDUSTRIA TECNO-
AMBIENTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 
 3.2.3 ROLANDO ZUBIRAN ROBERT: EL REGIOMONTANO INTERNACIONAL, 
ANFITRIÓN DE LA INVERSIÓN DE LOS MOTORES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 
 3.2.4 SALOMÓN MARCUSCHAMER: EL HACEDOR CORPORATIVO . . . . . . . . . . 70 
 3.2.5 TOMÁS GONZÁLEZ SADA: EL CHAIRMAN REGIONAL . . . . . . . . . . . . . . . . 71 
 3.2.6 JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ CARBAJAL. LA OMNIPRESENCIA FEMSA . 71 
 3.2.7 LORENZO ZAMBRANO. EL LEGADO CEMENTERO . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 
 3.2.8 RICARDO MARTÍN BRINGAS. FINANCIERO DE LA SALUD . . . . . . . . . . . . . 73 
 3.2.9 ANTONIO JOSÉ DIECK ASSAD. EL NEGOCIO EDUCATIVO CONSERVADOR 
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 
 3.2.10 TOMÁS MILMO SANTOS. LINAJE, HERENCIA Y TECNOLOGÍA . . . . . . . . . 75 
 3.2.11 BLANCA TREVIÑO. LA PROPUESTA FRENTE A LA HETERONORMATIVA 
INDUSTRIAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 
 3.2.12 ALBERTO BOESCH. LA DILIGENCIA DE LA FILANTROPÍA . . . . . . . . . . . . 78 
 3.2.13 MANUEL RIVERO ZAMBRANO. EL MERCADÓLOGO ACREEDOR Y 
PRESTAMISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79 
3.2.14 FEDERICO TOUSSAINT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 
3.2.15 JUAN GARZA HERRERA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 
 
 
CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82 
 
ANEXOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 
 
BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 
	
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 “ L a h i s t o r i a e s u n c e m e n t e r i o d e a r i s t o c r a c i a s ” 
 V i l f r e d o P a r e t o
1	
  
	
  
INTRODUCCIÓN 
 
Lo básico no es nacer allá, sino compenetrarse con la 
problemática regional. 
Algunos residentes fronterizos pretenden reprochar a quienes 
residimos en la capital del país y desde años atrás laboramos 
en la UNAM, nuestra dedicación al conocimiento de las Franjas 
Fronterizas. Alegan, sin razón alguna, que sólo pretendemos 
aprovechar nuestras investigaciones en aquellas tierras para 
incrementar el puntaje curricular, sin tener ninguna autoridad 
para hablar de esas zonas, que ocupan enormes superficies, 
presentan grandes contrastes internos y, además, pertenecen 
a dos países distintos. 
 Ángel Bassols Batalla 
 
En consideración a los diagnósticos de rigor multilateral y multidimensional, 
ofrezco la presente investigación como una sensata herramienta de análisis 
sobre una condición histórica nacional revisitada por intereses e inquietudes 
legítimas sobre la construcción regional del poder derivado del ensamblaje de 
las fuerzas industriales en Monterrey en escenarios caracterizados por el auge 
económico, la crisis del sistema capitalista y la aparición de fenómenos como la 
globalización que nos han permitido construir en nuestros días, nuevos y cada 
vez más complejos paradigmas. La premisa básica de entendimiento presente 
en este estudio, nos conduce a afirmar que la mayor cercanía que tenemos 
respecto al mundo y, específicamente, frente a la nación estadounidense, 
reside en la propensa pérdida de nuestra soberanía intelectual. Ahí es donde 
se ubica el compromiso de la investigación. 
En el estudio que cada línea evoca, observamos que la historiografía 
mexicana ha revelado diversos y propensos puntos de partida, así como 
momentos oficiales –u oficializados— en donde los historiadores han optado 
por no dejar pasajes aislados y motivaciones inconclusas; sumariamente, han 
abierto la oportunidad de que estudiemos sus trabajos y nos acerquemos –
dependiendo las tesis y para quienes hayan servido—, a la oficialidad de la 
historia o, como resulta en este caso, al planteamiento de alternativas que 
documenten de manera responsable nuevas ideas que respondan a nuevas 
preguntas. 
	
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Así se constituyó esta investigación, inicialmente reconociendo que 
existen más preguntas que respuestas en el desarrollo de interpelaciones en 
las ciencias sociales; y al mismo tiempo, se ha constituido a partir de un 
compromiso por deconstruir –validando formas críticas de pensamiento— las 
inamovibles versiones historiográficas que no toman en cuenta los grados de 
dominación de los grupos de poder que forjaron no sólo la producción 
capitalista en el espacio sino la producción misma del espacio. 
El objetivo general del estudio versa en desarrollar e integrar un tema de 
carácter regional ausente en las Relaciones Internacionales. Guiado por una 
base crítica de análisis, la propuesta es estudiar a la ciudad de Monterrey 
dentro de la dinámica capitalista y la germinación de sus élites regidoras. 
Además de comprender los asideros que han guiado la vida política, 
económica y social en Monterrey, particularmente, el objetivo sustancial de la 
investigación es reinterpretar la configuración del poder de las élites de 
Monterrey y la transformación de la ciudad a través de la apropiación 
estratégica de un espacio capitalista industrial comandado, como veremos, por 
una clase histórica de grupos dominantes. 
La hipótesis formal en el estudio surge en un momento particular desde 
el año 2012, durante una estancia académica de intercambio en la Universidad 
Autónoma de Nuevo León, ubicada en la ciudad de Monterrey, espacio 
descentralizador de panoramas endogámicos del conocimiento, un sitio para 
mirar de cerca los blasones arquetípicos del capitalismo industrial mexicano. 
Aquí, la inquietud fue concreta y perturbadora: la sociedad neoleonesa no 
conoce su historia, ni menos aún, quienes buscábamos, en aquel entonces, 
teorizar desde la Ciudad de México asuntos sobre el capitalismo mexicano y el 
desarrollo de las fuerzas globales. 
De entrada sugiere un problema de apreciación regional, pues el 
desenvolvimiento de la vida económica, política y cultural en Monterrey más 
correspondió a un modelo de asimilación geográfica respecto a América del 
Norte que a las dinámicas surgidas al centro y sur de México. Cierto es que el 
	
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ámbito regional, “no circunscribe sólo aspectos geográficos”.1 Sin embargo, los 
contextos en los que el desarrollo del capitalismo en América Latina se 
desplegaron, se dieron sobre una base paralela cuyo eje rector fue la 
pauperización de los medios de producción. 
La intención en este trabajo no podría ser aquella en donde los 
esfuerzos se encontraran dirigidos en concatenar hilos que, aparentemente, 
conectan realidades, por momentos, similares; tampoco se intenta ofrecer una 
totalización de las verdades pues habrá que reconocer quede ellas sólo 
tenemos fragmentadas aproximaciones. Por el contrario, la propuesta de esta 
lectura es establecer mediante un recorrido histórico-contemporáneo la 
dotación de elementos que definieron y definirán los cursos del capitalismo 
industrial en Monterrey. 
La élite o elite (sin acento gráfico en la primera sílaba) se presenta como 
categoría analítica indispensable. Traerla al estudio actual de los grupos de 
poder requiere echar mano de los trabajos –nominalmente— clásicos desde la 
inauguración del enfoque italiano de Vilfredo Pareto y Gaetano Mosca, así 
como la revitalización emprendida por científicos de lo político como José Luis 
Orozco y Héctor Zamitiz, para sustraer el estudio cíclico y residual. Se trata de 
releer y aplicar, separar y conservar en la investigación las posiciones de 
mando en el engranaje virtualmente reconocido por la casta empresarial, pero 
poco explorado por las fórmulas teóricas de las relaciones internacionales. 
Presentar un estudio sobre Monterrey a 420 años de su fundación, nos 
lleva a diseccionar la vida de una ciudad de intermitentes reflectores, ensayada 
en distintas obras por aquellas plumas oriundas y externas, especializadas y, 
por caso, enlistadas por la curiosidad. Esta labor literaria, que es la de la 
historia regional, ha posibilitado el estudio de los momentos significativos que 
respondieron a las exigencias económicas de la “órbita mundial”. 
Sin llamarle “resuelta” pero sí “profundizada”, la investigación que se 
defiende durante las páginas subsecuentes consigue, con integridad de rigor, 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
1 Cerutti, Mario, Burguesía, Capitales e Industria en el norte de México. Monterrey y su ámbito 
regional (1850-1910), Alianza Editorial / Facultad de Filosofía y Letras UANL, México, 1992, 
pp.383. 
	
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detallar que la conformación de la burguesía regiomontana y posteriormente la 
articulación de su cúspide social no se dio por ninguna razón bajo las 
condiciones de lo que podríamos llamar una reproducción espontánea sobre 
terrenos infértiles. Su aparición e incipiente desarrollo se encontró dotada de 
elementos geográficos determinantes, fenómenos migratorios, políticos e 
incluso culturales que materializaron un importante brazo de la actividad 
económica mexicana. Su dinamismo engarzó al capitalismo como el cauce 
hacia el progreso. 
La entrega da cuenta de una posición arbitrada por las teóricas 
contribuciones actualizadas de las Relaciones Internacionales, a su vez, 
conciliatoriamente crítica, llama a los imperativos formales –adjetivos— que 
revelan episodios ilustrados en obras que, a la versión de sus autor(es)(as), 
fueron confiscadas, y por lo tanto, aparentemente ausentes en el campo de la 
discusión. 
La organización metodológica de este texto contempla tres capítulos con 
ulterior número de subíndices dentro de cada uno de ellos, los cuales, 
consideramos, anuncian las intersecciones de orden geopolítico, 
geoestratégico y geoeconómico, necesarias para la comprensión de la 
arquitectura genealógica del poder empresarial y posteriormente del “‘nuevo’ 
orden industrial”. Las referencias descriptivas-monográficas sobre el espacio 
analizado, es decir, Monterrey; así como la auscultación histórica de los 
factores originarios de la composición social regiomontana, se encuentran 
trazados en el Capítulo I, intitulado: “De (Re)Fundadores a Fundidores: La 
revisión instrumental histórica regiomontana”, el cual, además, recupera las 
bases primigenias de la subetapa de acumulación previa y, cronológicamente, 
reúne los eventos trascendentales durante el siglo XIX. No sin la luz del 
pragmatismo, el realismo político, la sociología de la empresa y el 
postrevisionismo histórico como instituciones teóricas, la conjunción 
argumentativa se presenta en cada apartado. 
El Capítulo II, “La configuración regional del poder: Aproximaciones al 
elitismo o de la morfología regiomontana empresarial en el siglo XX” sirve un 
equipaje de elementos que detallan la actividad fundamental del grupo 
	
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empresarial, equilibrios, acuerdos y disensos que diseñaron prácticamente el 
siglo XX. Existe una rendición de hechos acerca de las experiencias que dieron 
vida al llamado “segundo auge industrial”. Desde el mismo entorno regional 
hasta la obligada lectura internacional de los sucesos. Por tradición 
organizativa, aquí se encuentran las piezas que describen el poder real del 
factor empresarial en la historia de Monterrey. 
Por cuenta distributiva de las ideas, el Capítulo III, siendo este el último, 
ubica a Monterrey bajo un estudio experimental de las relaciones 
internacionales de la élite actual, aquella élite que viene a comandar a través 
de distintos mecanismos. Se suma por tanto como una propuesta para teorizar 
los vínculos de las llamadas “microrregiones” a las “macrorregiones”. 
Acorde a estas notas, es para esta investigación, una ventura haber 
encontrado en la Ciudad de México, entre búsquedas exhaustivas, y otras por 
coincidencia, insumos bibliográficos sobre Monterrey, documentados desde 
esa latitud norte, o simplemente, textos en los cuales descubrí importantes 
elementos derivados de sus omisiones que propiamente de sus aclaraciones. 
En esa ventana que fui abriendo entre los vaivenes interpretativos y algunas 
visitas a la Ciudad de Monterrey, presento aquí, un estudio que dejo en la 
cornisa que da al viento de la unidad dentro de la diversidad, una entrega que 
adecúa la cincelada idea del epistemólogo alemán Ernst Bloch: 
La investigación comienza con la duda, no con la fe. 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
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C A P Í T U L O I 
DEL ORIGEN. 
DE (RE)FUNDADORES A FUNDIDORES: LA REVISIÓN HISTÓRICA 
INSTRUMENTAL REGIOMONTANA. 
El comercio penetra los lugares secretos del mundo, alcanza 
tierras invisibles, se adentra en parajes inhóspitos, y lleva 
adelante las transacciones de la humanidad en lenguas ignotas 
y con pueblos bárbaros. La práctica comercial reconcilia 
naciones, apacigua guerras, fortalece la paz y conmuta el bien 
privado de los individuos por el beneficio común. 
Hugo de San Víctor, 1125. 
Siempre que las razas superiores se establecen en territorios 
donde pueden ser empleadas provechosamente las razas 
inferiores para los trabajos manuales y la agricultura, para la 
minería y el trabajo doméstico, las últimas no tienden a morir, 
sino a construir una clase servil. 
John Atkinson Hobson, 1902. 
 
1.1 PREÁMUBLO INDUCTIVO 
Cuando en diciembre de 2013 la revista Foreign Policy sacó su edición 
especial doble2 sobre los 100 principales pensadores mundiales en 2013, 
David Rothkopf, CEO y editor general de la firma estadounidense, no dudó en 
ofrecer y publicar veinte páginas en su “sponsored report” a un grupo que 
reconoce bien: la actual élite de Monterrey; mientras que las notas de esa 
misma edición promovían el Foro de Negocios e Inversión Monterrey 
Investment Outreach 2014 organizado por Peninsula Press, y, desde luego, por 
aquél grupo. Estas costosas y bien logradas cuartillas de información 
monográfica, despliegues ejecutivos sobre los negocios en la región, 
diagnósticos de confección editorial incitante que clarificaban el clima político 
rumbo a la prosperidad en las inversiones, así como las claves de la 
educación, innovación y conocimiento, conformaron un recurso mercadológico 
interesante para considerar que los enclaves de un viejo grupo empresarial 
mexicano seguían vivos, y mejor aún, reinventados en una era de la economía 
global.2 “100 Leading Global Thinker of 2013”, Foreign Policy, special double issue, diciembre 2013, 
No. 203, Washington D.C., 144 pp. 
	
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El enfoque, desde luego, atractivo y cosmpolita, no integró sino en una 
pequeña columna una variable de mayor alcance en la vida de Monterrey, esto 
es, concretamente, su historia, irrestrictamente su historia empresarial. El 
objetivo, comprendemos, no era el de ilustrar –a partir de este principio 
histórico integral— el esquema del dinamismo internacional en el que 
Monterrey se encuentra. Pese a esta condición, la senda más franca que se 
suscribe para explicar los impulsos del “emprendedurismo” (sic) regiomontano 
en el siglo XXI, es su propia naturaleza histórica, y en esta revisión, se 
reconoce que “hay, ciertamente, múltiples interpretaciones de la historia, 
ninguna de ellas definitiva; pero sólo un pasado”3, ese pasado que constituye el 
núcleo de discusión donde el presente nace y donde el subsecuente análisis 
cobra relación en sus ideas. 
En los actuales sentires que auspician los prolegómenos de las 
“ciudades globales”, se lee que “tiene Monterrey la mejor calidad de vida en 
México” como refirió desde 2015 y refrendó en 2017, la firma consultora 
neoyorkina, Mercer4, en el reporte de la decimonovena edición de su estudio 
sobre “Calidad de Vida Internacional”.5 ¿Qué tomó en cuenta el estudio?, 
clarificando las cosas, ¿qué ha representado Monterrey en el mundo? Aquí, 
vale aludir los estándares a través de los cuales se han formulado los criterios 
de subsistencia, es decir, la base intercambiable que el capitalismo, en esta 
fase, ha estructurado para concebir un modelo de vida y además “rankearlo”, 
es decir, ubicarlo en una competitiva lista de valores ascendentes o 
descendentes. Los rubros son concretos pero conflictivos a la hora de 
atenderlos en orden de prioridades. Primero que nada, se toma en cuenta el 
entorno político y social que concentra el apego al Estado de Derecho; 
después, el entorno económico que estructuralmente concibe las regulaciones 
del tipo de cambio; así como el llamado entorno sociocultural que indica la 
disponibilidad de los medios de comunicación y censura –como también las 
restricciones a las libertades individuales—; las condiciones médicas y de 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
3 Ferguson, Niall, Civilización. Occidente y el Resto, Random Hosue Mondadori, México, 2013, 
p.24. 
4 Mercer es una firma estadounidense multimillonaria que ofrece servicios de consultoría en 
recursos humanos y encuestas globales sobre calidad de vida, pensiones, inversiones, 
contratación externa, así como fusiones y adquisiciones de las empresas más reconocidas en 
el mundo. Se creó en 1945 en la ciudad de Nueva York. 
5 Mercer 2017 Quality of Living City Rankings.	
  
	
   8	
  
salud, son otro rubro prioritariamente menor, de acuerdo con la categorización 
de la consultora; las escuelas y la educación –igualmente ubicadas en 
“rankings”—; el aprovisionamiento de servicios públicos y transportes. Otro 
aspecto que cobra incipiente determinismo es el entretenimiento, que 
intrínsecamente vincula los afectos del proyecto cultural global. Y finalmente, la 
disposición de bienes de consumo, vivienda y el medio ambiente. 
Resulta enteramente inquietante examinar las actuales tendencias 
valorativas que subjetivizan y le conceden a Monterrey un lugar privilegiado 
que materializa aparentes oportunidades progresivas, algo que estimula la 
construcción de regímenes de verdad –en términos foucaultianos, pero 
introducidos desde la filosofía de Heráclito—, que desahogan los estudios 
sobre la razón, pues es menester anticipar que “la opinión no es base: ésta es 
una de las advertencias de la filosofía” como distinguió el filósofo español 
emérito, Eduardo Nicol, quien además consideró que “la verdad es palabra de 
razón, palabra que interroga por el ser y que da razón del ser. Antes de la 
verdad, hay la palabra sincera de la veracidad, la cual expresa actitudes o 
intenciones subjetivas”.6 
En esta discusión, la vigencia argumentativa se encuentra en la 
subjetividad de los reductos actuales con los que Monterrey es visto, 
cuantificado y calificado, como el mismo hecho de omitir que esta ciudad es la 
más contaminada de México al tener un déficit de un millón de árboles, ¿costos 
de la industrialización? No sólo han sido las fábricas o el alarmante crecimiento 
del parque vehicular, sino también las pedreras y el transporte urbano, de 
acuerdo con los datos de la Organización Mundial de Salud.7 
¿Por qué Monterrey? ¿Para qué estudiar las realidades de Monterrey? 
Las respuestas no son sencillas pero sin la historia, no hay puntos de partida. 
 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
6 Nicol, Eduardo, “El régimen de la verdad y la razón pragmática” en Diánoia, Revista del 
Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM y el Fondo de Cultura Económica, vol. 16, 
no. 16, México, 1970, p. 133. 
7 Anguiano, Daniel, “Es Monterrey, la más contaminada del país”, [en línea], México, El 
Financiero, 13 de mayo de 2016, Dirección URL: http://www.elfinanciero.com.mx/monterrey/es-
monterrey-la-mas-contaminada-del-pais.html, [consulta: 15 de agosto de 2016].	
  
	
   9	
  
 1.2 INTRODUCCIÓN HISTÓRICA DE MONTERREY. 
Monterrey como ciudad capital de la entidad federativa de Nuevo León,8 
México, no sólo es interesante por su geografía, sino por el desarrollo 
geoestratégico de un capitalismo industrial clásico –con rasgos regionales que 
fueron proyectados por el entero interés en la exportación de la industria 
metalúrgica hacia los Estados Unidos— sirviéndose instrumentalmente de la 
espacialidad, y no sólo de la empresa y el mercado. Se fundó en el Valle de la 
Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey en 1596 “junto a las 
imponentes moles de la Sierra Madre Oriental, ahí donde se levantan las 
serranías de las Mitras y la Silla, entre los cerros del Obispado, Loma Larga, el 
Mirador”9, señalaba Ángel Bassols Batalla, creador de la Escuela Mexicana de 
Geografía, egresado de la Universidad Lomonósov de Moscú, quien describió 
en sus páginas de historia económica que en el lugar, “había yacimientos 
varios de minerales preciosos y (…) calizas útiles para la construcción”10, 
recursos indispensables para el desarrollo de un esquema de supervivencia 
social –inicialmente— y –posteriormente— de un proyecto industrial cementero 
multinacional como Cementos Mexicanos S.A. de C.V., que en la actualidad 
opera en más de cincuenta países y cuenta con doce subsidiarias alrededor del 
mundo, incluyendo Israel, lugar en donde la compañía ReadyMix Industries 
(propiedad de Cemex) produce un material desde las canteras palestinas de 
Cisjordania que no está destinado para la población local, sino para la 
demanda israelí.11 La piedra fue en Monterrey, como en otras partes, el imán 
de la colonización. 
Monterrey no existió en la época prehispánica12 sino hasta 1577, año en 
el que ocurrió lo que podríamos llamar la primera fundación de la ciudad, 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
8 Es una de las 32 entidades federativas de México. Se encuentra subdividida por 51 
municipios que integran una superficie terrestre total de 64,156 km2 y una población de 5, 119 
504 habitantes que representan el 4.3 % del total del país, de acuerdo con la encuesta 
intercensal de 2015 del Instituto Nacional deGeografía y Estadística, INEGI. 
9 Bassols Batalla, Ángel, “Problemas del Desarrollo”, Monterrey y su Región. Páginas de 
Historia Económica, Vol. 9, No. 34, mayo-julio, 1978, pp. 33-54. 
10 ídem. 
11 Lecumberri, Beatriz, “Cemex, ‘cómplice’ de la ocupación israelí”, [en línea], Proceso, 10 de 
julio de 2015, Dirección URL: http://www.proceso.com.mx/410218/410218-cemex-complice-de-
la-ocupacion-israeli, [consultado el 4 de agosto de 2016]. 
12 Para revisar las etapas distintas prehistóricas sobre el territorio, es conveniente consultar 
Burckhardt, Carl, Étude Synthetique sur le mésozoique mexican: Mémoires de la Societé 
Paléontologique, v. 49-50, Editorial Bàle, 1930, Suiza, 289 pp.	
  	
  
	
   10	
  
episodio que ha generado discusiones en los albores de una historia general 
de la región. Este primer registro fue comandado por el militar luso-hispano 
Alberto del Canto y, en 1582, se dio la segunda expedición por parte del 
comerciante judío de origen portugués, Luis Carvajal y de la Cueva. Ambos 
provenientes de una elevada poltrona estamental europea. 
No obstante, fue el 20 de septiembre de 1596 –diecinueve años después 
del primer registro que ajusta históricamente los primeros saberes sobre la 
región neoreinera—, cuando el noble militar, Diego de Montemayor, 
proveniente de Málaga (provincia de Andalucía en España) y allegado a los 
linajes de las casas cordobesas, lleva a cabo la (re)fundación de la ciudad, 
evento que reunió el simbolismo judaico con la promesa determinista del 
progreso; u, oficial y simplemente dicho en las apostillas de la historia: la 
Fundación única y definitiva de Monterrey. 
Nadie en su momento como Israel Cavazos Garza, cronista de la Ciudad 
y ganador, entre tantos reconocimientos, del Premio “Manuel González 
Ramírez”, 2014, por el “Rescate de Fuentes y Documentos Históricos” otorgado 
por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 
quien en sus apuntes para una historia de Monterrey detalló en La Enciclopedia 
de Monterrey que: 
“Muy pocas son las ciudades mexicanas que fueron creadas con un acta de 
fundación. Monterrey es una de éstas. Su fundador, Diego de Montemayor, 
hizo que el escribano Diego Díaz de Berlanga redactara un documento en el 
cual constara el suceso. Su texto ha llegado hasta nuestros días y, más allá 
de su contenido histórico, constituye una pieza –la primera en nuestro 
medio— de notable valor jurídico y literario.”13 
A través de la luz de los registros históricos que resguarda el Archivo 
General del Estado de Nuevo León, se entiende, y por momentos, se deduce 
que Montemayor colonizó la ciudad junto al menos doce familias de relación 
judía dedicadas primordialmente a la ganadería, “guiado [por] una honrada 
ambición”, sin embargo, lo hizo con el nombramiento de “justicia mayor y 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
13 Cavazos Garza, Israel, Apuntes para una historia de Monterrey en “La Enciclopedia de 
Monterrey”, Tomo I, El Diario de Monterrey/Editorial Grijalbo, 1996, Monterrey, México, 479 pp. 
	
   11	
  
teniente de gobernador”, o incluso, el de “tesorero”, y no el de gobernador 
como lo establecía la Ley de Poblazones Nuevas, siendo esta, un instrumento 
base en donde se regían los criterios para levantar actas fundacionales de 
ciudades en la Nueva España. Aquí mismo se sabe que pasaron tres años 
para que el virrey le otorgara la capitanía general. En la detenida revisión 
fundacional de Monterrey, la empresa desarrollada por el (re)fundador, se ha 
estudiado, por ejemplo, desde la pluma del mexiquense erradicado en Nuevo 
León, Abraham Nuncio en su breve pero reflexivo libro “Visión de Monterrey“, 
que no es sino una manera cordial y a la vez irreverente –explica— de un 
intercambio imaginario con la “Visión de Anáhuac”14 de Alfonso Reyes. En su 
texto, comenta que “en pocos documentos históricos de los conquistadores 
españoles se halla más claramente expuesta esa lógica que en aquellos de 
carácter pragmático. En el acta de fundación de Monterrey, Diego de 
Montemayor es, si bien estereotipado, bastante explícito con la ayuda del 
escribano su tocayo, Diego Díaz de Berlanga: 
“En el nombre de Dios Todopoderoso y de la gloriosa y bienaventurada Santa 
María siempre Virgen y Madre de Dios y señora nuestra. Sepan cuantos este 
público instrumento, carta de fundación [vieren], cómo yo, Diego de 
Montemayor, tesorero de la real hacienda de este Nuevo Reino de León, 
teniente de gobernador y capitán general para la reedificación de él por el rey 
nuestro señor, atento a las causas y razones expresadas sobre la venida a 
este valle de Extremadura y reino, para su población y pacificación de los 
naturales de él, con intento que el santo evangelio se propague, y los reynos 
(sic) y señoríos de su majestad y su real patrimonio sea acrecentado…”15 
La “pacificación” de la población indígena, como se expresaba desde el 
lenguaje español diplomático-civilizatorio, no significaba otra cosa más que el 
sometimiento por las armas o por la conversión religiosa. Requisito histórico 
con el cual, la dominación estructural funciona, a través de la acumulación por 
desposesión y despojo, despojo de identidades y acumulación de 
contradicciones sistémicas, en este caso. Con esto, la Autoridad evangélica, 
eclesiástica, colonial, dejaba como incuestionable el orden expresamente 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
14 Reyes Ochoa, Alfonso, Visión de Anáhuac, (1955), Fondo Editorial de Nuevo León, 2009, 
Monterrey, México, 51 pp.	
  
15 Nuncio, Abraham, Visión de Monterrey, Universidad Autónoma de Nuevo León/Fondo de 
Cultura Económica, Monterrey, 1997, pp. 31-32. 
	
   12	
  
impuesto en la carta fundacional al norte bárbaro enclaustrado, con el propósito 
de poblar el territorio para difundir el evangelio y, de esta manera, incrementar 
el patrimonio, materializando así la Teoría de las dos espadas16 de Tomás de 
Aquino. La incursión de Monterrey hacia el proceso de un orden civilizado, 
desde la construcción de sus colonizadores, lo llevó al establecimiento de 
instituciones públicas, pero sobretodo, al camino de la actividad económica 
basada fundamentalmente en una cosa: el comercio. Así que el silogismo fue 
básico, mientras más productiva sea una sociedad, mejor relación tendrá con 
Dios. 
 Como registro de los pasos que la ciudad encaminaba, “al cabo de 100 
años de fundada, Monterrey asistía a su primer momento de prosperidad. Pero 
era una prosperidad disfrutada sólo por aquellos pocos miembros de la 
sociedad no india que podían adquirir paños de Castilla y sedas de China.”17 Al 
margen de ese contexto, la razón fundacional quedaba sentada sobre una 
condición de marginalidad y derrota sobre la población natural. El proyecto 
continuó dirigido por y para unos pocos, un proyecto elitista de dimensiones 
metaregionales. Se habla por lo tanto de un camino forjado por fundadores que 
cumplieron un propósito y germinaron una propuesta basada en intereses 
reales sobre un sitio plagado de interesantes variables. 
De esta raíz, se afirma que la fundación de Monterrey, es el episodio 
conexo que abre la puerta al estudio sobre el poder regiomontano. Por esta 
parte, presentar a la Historia como un referente y sinónimo de lo pasado 
implica –como lo escribía Kahler— “[…] un concepto popular equivocado del 
término […].”18 En tanto que “la historia en su sentido propio no está en modo 
alguno restringida al pasado o siquiera caracterizada por él.”19 Invariablemente, 
la historia sigue su curso y Monterrey construyó la suya caracterizandosu 
incipiente poder regional a través de la participación migratoria en la ciudad. 
 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
16 Se conoce a esta teoría por la relación entre el poder de la Iglesia y el poder del Estado. Se 
ha empleado en el mundo romano y cristiano 
17 Nuncio, Abraham, Op. Cit., p. 56. 
18 Kahler, Eric, ¿Qué es la historia?, Fondo de Cultura Económica, Santiago, 1993, p. 23. 
19 Kahler, Eric, Op. cit, p. 23. 
	
   13	
  
1.3. EL ADVENIMIENTO CRIPTOJUDÍO. MIGRACIÓN Y LOS AUXILIARES DEL 
DISCURSO REGIONALISTA. 
La conquista revestida por los fundadores de Monterrey viene acompañada de 
una historia que por momentos queda ausente, nos referimos a los orígenes 
criptojudíos de la ciudad y su actual raíz consanguínea en los asuntos de 
carácter empresarial. Es común comprender que la llegada de los europeos a 
México se dio entre tantos motivos –antropológicamente injustificables— por la 
“intolerancia institucional inquisitiva”. Esta situación generó un fenómeno 
mimético sobre la base de las relaciones sociales entre familias convertidas al 
cristianismo y aquellas que guardaban criterios simbólicos que los mantenían 
conectados con su actividad judaizante. 
 Tras una constante inquietud devenida de las omisiones historiográficas, 
es posible confirmar que no existe todavía una coordinación que documente el 
desarrollo formal sobre los mecanismos o medios con los cuales la comunidad 
judía que llegó al Nuevo Reino de León pudo sortear su permanencia 
–entiéndase sobrevivencia— ante los tribunales de la Inquisición, esto es, 
cómo los judíos conformaron una base criptográfica que trajo como resultado 
las operaciones, no en su integridad, pero sí en parte de su composición 
organizativa, de un proyecto como el que se estudia en esta entrega, es decir, 
el legado cultural que hoy día distingue a Monterrey. Un ejemplo de esto, se 
puede observar en la costumbre del ahorro económico, el credo a los negocios, 
las toponimias –onomástica geográfica—, o la simple tradición por consumir 
determinados alimentos traídos desde el viejo continente. 
 A pesar de la insuficiencia o desclasificación de documentos sobre la 
migración clandestina judía sefaradí a territorio mexicano, (que convoca en sí 
una propuesta por atender el tema) existe un interesante estudio desarrollado 
en 2012 por el Centro Médico Sheba de Tel Hashomer, en Israel, para el 
European Journal of Human Genetics, que trata sobre el análisis genético de 
ciento quince familias de origen mexicano en donde se descubre la aparición 
del gen BRCA1.20 De acuerdo con la revelación instrumental de la ciencia y sus 
aportaciones a estos procesos explicativos, la migración internacional en el 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
20 Gen asociado a personas judías de Europa Central y del Este, así como de Irak y algunas 
ciudades de la India. 
	
   14	
  
amplio contexto histórico del siglo XVI y XVII, ha arrojado en nuestros días, una 
razonable y, por el momento, importante relación: la presencia sefaradí en 
Monterrey, está vinculada a familias de apellido Garza, Treviño, Carvajal, 
Escobedo, entre otras.21 En realidad, muchas han sido las exégesis realizadas 
en el campo internacional sobre el tema antroponímico, es decir, de los 
apellidos; no obstante, aquí, la relación distintiva tiene que ver con una 
contextura entre el poder histórico de los judíos en los negocios 
internacionales.22 
 El planteamiento científico, nos acerca a un modelo de conocimiento de 
parcelas, es decir, al acercamiento de nuevas investigaciones registradas por 
núcleos de información y saber, que con la ayuda de la tecnología, descifran 
cosas que desde su condición verosímil, sirven a otros centros estratégicos de 
inteligencia y bases de datos. Estos resultados son muestra del valor que 
detenta el pasado y que en tiempos cercanos interesa a familias enteras por un 
hecho: conocer su pasado genético. Y en el credo científico, las verdades de la 
ciencia tienen un elevado precio. 
El adventismo de esta estructura social en Monterrey, por lo tanto, aún 
se soslaya en las discusiones sobre la historia regiomontana, sin tener hasta el 
momento el rigor argumentativo que pruebe el por qué esta circunspección 
deba ser desechada. Se considera, que la parquedad del tema depende de 
alguna forma a la secrecía de los círculos del elitismo –no sólo empresarial, 
sino del pináculo estructural del poder— que ha ofrecido al bloque histórico23 el 
ensanchamiento explicativo de lo general, de los espacios comunes de los 
arquetipos industriales. 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
21 Friedman, Eitan, “Haplotype analysis of the 185deLAG BRCA1 mutation in ethnically diverse 
populations”, [en línea], European Journal of Human Genetics, 4 de julio de 2012, Dirección 
URL: http://www.nature.com/ejhg/journal/v21/n2/full/ejhg2012124a.html, [consulta: 10 de agosto 
de 2016]. 
22 Sobre este tema, es cardinal revisar la obra constituída en cuatro volúmenes que en 1920 el 
empresario estadounidense, Henry Ford, publicó y fraguó con él un intolerante sentimiento 
expansivo antisemita. Ford, Henry, The International Jew. The World´s Foremost Problem, The 
Dearborn Independent Publishing Co., Michigan, 1920. 
23 El bloque histórico que introduce el sociólogo italiano Antonio Gramsci, concibe que el 
Estado además de ser un aparato de dominación de una clase sobre otra, tembién es el 
espectro que refleja la síntesis hegemonía-dominación, y que aplicado es en este caso, 
caracteriza el ejercicio del poder de la élite empresarial. Para este tema, véase: Gramsci, 
Antonio, El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Ediciones Nueva Visión, 
Buenos Aires, 1971, 272 pp. 
	
   15	
  
1.4 EL TERRITORIO DE LA ÉLITE: LA ESPACIALIDAD CONTRA EL DETERMINISMO 
GEOGRÁFICO 
La basa de la historia de Monterrey ha conseguido delinear las variables 
generales para su comprensión, la cual ha sido empleada metanarrativamente 
por sus partícipes. Pero esta cimentación, ha dejado a un lado una de las 
grandes aportaciones que los estudios internacionales han traído, y que son 
resultado del multidisciplinario lid desarrollado entre la geografía y la política. 
Esta aportación nos lleva a escrutar lo que a finales del siglo XIX y comienzos 
del siglo XX, el pensamiento geográfico moderno introdujó en Alemania: una 
escuela de pensamiento conocida como el determinismo geográfico. Friedrich 
Ratzel, su fundador, desde su conocida obra “Geografía Política”24 estableció, 
desde 1897, las bases de entendimiento para la generación del llamado 
“espacio vital” que no era sino una justificación de carácter teórico a las 
tendencias imperialistas para ocupar espacios gradualmente más extensos 
como lucha continua para la supervivencia de determinado núcleo político-
social. Así, esta perspectiva que históricamente se ha ampliado, confirma 
sustancialmente que “los procesos humanos, sociales y politicos que tienen 
vida en el espacio geográfico corresponden a esquemas de determinación 
causal en los cuales las condiciones de orden natural, desempeñan un factor 
que, sin duda, es decisivo.”25 
Con esta herramienta teórico-conceptual empleada en los estudios 
geopolíticos, se incorporan cuadros de análisis sobre el desarrollo de la historia 
expansiva de Monterrey. Desde su condición primigenia, hasta, al menos, la 
segunda mitaddel siglo XIX, y profundamente en el siglo XX, las perspectivas 
geográficas pueden ajustarse al discurso práctico que redunda sobre las 
privilegiadas comunicaciones hacia todos los rumbos y a través de todos los 
medios. El campo de amplitud física que Monterrey trajo consigo, aceptó –casi 
como requisito— las variables de un determinismo no sólo geográfico en su 
sentido general, sino específicamente en las fortalezas, oportunidades, 
debilidades y amenazas que significaba fincar un proyecto capitalista periférico 
para con la remanente y vertiginosa relación México-Estados Unidos. Se ha 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
24 Ratzel, Friedrich, Géographie politique. Les concepts fondamentaux (1897), Fayard Editeur, 
París, 1987, 220 pp. 
25 Ibid. 
	
   16	
  
dicho que aceptó su espectro de vida pues las condiciones desde distintos 
factores, como por ejemplo, el climatológico, fueron, han sido, y siguen siendo 
adversas pero al final, conciliables. 
 
Monterrey se ubica entre los 25º30’10” y 25º48’05” grados latitude Norte 
y entre 01º22’62” grados longitud Oeste del Meridiano de México; según los 
parámetros climatológicos promedio de la ciudad, la temperatura máxima anual 
oscila entre los 48 grados centígrados y los 16.4 como temperatura mínima 
promedio; su altura está a 538 metros sobre el nivel del mar26 y se encuentra a 
sólo 229 kilometros de Texas, entidad estadounidense de importancia 
comercial. Esta ubicación fronteriza se dio como resultado de la Guerra con 
Estados Unidos y será revisada en líneas posteriores. Cuenta con un territorio 
que asciende los 451,30 km2 que le han permitido confluir con la llamada Zona 
Metropolitana de Monterrey, integrada por once municipios más de la entidad 
norestense y que en conjunto suman una superficie total de cerca de 6360 km2. 
Estos municipios son: Guadalupe, Apodaca, San Nicolás de los Garza, General 
Escobedo, Juárez, Santa Catarina, García, Cadereyta, Salinas Victoria, 
Santiago y San Pedro Garza García.27 
La experencia regiomontana es clara en cuanto a la asimilación del 
determinismo geográfico. De acuerdo con las variables descriptivas del 
entorno, previamente referidas, el lugar que ocupa Monterrey en el mundo, no 
es siquiera el más dotado de recursos naturales estratégicos, su clima, por 
caso, como se explica, es relevante, pues al ser extremoso, ha dificultado (pero 
no imposibilitado) las maniobras del proyecto industrial, aquel que a simple 
vista gráfica ofrece panorámicas de rascacielos industriales como emblemas 
civilizatorios y de alta competencia en el concierto comercial interncional. 
Reconocer, transformar y potenciar para dominar su contexto completo, ha sido 
el concurso histórico de la expansión. Ello, no garantiza el estricto apego a las 
reglas formales del respeto a su propio entorno –jurídico, político, social, 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
26 Montemayor Hernández, Andrés, Historia de Monterrey, Asociación de Editores y Libreros de 
Monterrey, A.C., Monterrey, México, 463 pp. 
27 San Pedro Garza García cuenta con el mayor Producto Interno Bruto (PIB) per cápita en 
Latinoamerica, según muestra el estudio de la firma estadounidense de servicios financieros 
Standar & Poor’s, el cual afirma que para el año 2015, la localidad alcanzó los 25 mil 636 
dólares. Esa es la equidistante distribución de riqueza en el país, pues en él convergen, por un 
lado, el municipio más rico de América Latina, y por el otro, los que presentan mayor pobreza, 
de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (CONEVAL). 
	
   17	
  
económico y medioambiental—, la legalidad y legitimidad, sin embargo, el 
pragmatismo que las élites constructoras del proyecto del progreso 
regiomontano, ha sido la comunión estratégica enlazada a lo largo de su 
recorrido en la historia. 
Pero existe una condición de análisis que sobrepasa la mera distinción 
territorial y se expande en esta tesis para tratar sobre una región socio-cultural 
capitalista que concentra entre sus variables: el poder de los negocios y los 
negocios del poder concentrados en un centro determinado geográficamente. 
Esa condición de análisis que se propone es la espacialidad.28 Desde luego, en 
la espacialidad existen luchas proyectadas por distintos mecanismos de 
cohersión y que tienen como objetivo la permanencia del ejercicio del poder en 
territorios y derivaciones multi-sectoriales. Además, ofrece una complejidad 
histórica pues es campo de constantes revisiones multidisciplinarias. 
 
Una de las aportaciones que el marxista humanista, francés, Henri 
Lefebvre, dejó a los estudios estratégicos, fue la conocida praxis espacial, la 
cual propone desde hace cuarenta años una concepción de los procesos 
sociales relacionados a un conjunto de prácticas identificadas a través de su 
espacialización, contrariamente al enfoque tradicional que localiza, es decir, 
define desde la base georeferencial, las actividades sociales en un entorno 
limitado o prácticamente establecido29. Si bien intricada esta composición 
teórica, en cierto punto ofrece un grado de claridad a la hora de explicarlo en 
un fenómeno histórico o contemporáneo particular. Esta claridad radica en que 
los procesos sociales desbordan la construcción de fronteras físicas y 
epistemológicas, por momentos impuestas o preconcebidas, que delimitan un 
conjunto de acciones, las desbordan porque el espacio es –en sí— un 
contenedor matriz, una especie de lienzo a gran escala en donde las 
estrategias se plasman al tiempo que se materializan. Ese lienzo fue para 
Monterrey: el capitalismo. 
“La tarea de regionalizar, de individualizar territorios, le ha proporcionado 
a la geografía una sólida herramienta de clasificación, otorgándole el carácter 
científico”, instrumenta a los estudios regionales el geógrafo británico Tim 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
28 Ver en lo general, Herrera Santana, David, Hegemonía, poder y crisis. Bifurcación, 
espacialidad estratégica y grandes transformaciones globales en el siglo XXI, Ediciones 
Monosílabo/Facultad de Filosofía y Letras UNAM, México, 2017, 280 pp. 
29 Cfr., Lefebvre, Henri, Nicholson-Smith, Donald, (trad.), The Production of Space, Whiley-
Blackwell, 1992, 464 pp. 
	
   18	
  
Unwin, en su obra “El lugar de la geografía”.30 La apreciación ha sido tomada 
en cuenta desde su contexto cientificista y ha permitido debatir su naturaleza. 
Complementariamente, existe la idea que “la región se ha de considerar desde 
arriba, desde las macroformas, y desde abajo, de acuerdo con los individuos 
que viven en sociedad. Son las nuevas bases epistemológicas en las que se 
apoya una geografía regional renovada.”31 
 
Consecuentemente, los impulsos que deconstruyen, por sobre aquellos 
que oficializan o dogmatizan, se presentan oportunos y por demás vigentes en 
la revaloración de las formas conceptuales sobre el poder y su relación con el 
espacio y el territorio. Al emprender la suma analítica, estos impulsos cobran 
semejante sentido cuando la incorporación de paradigmas alternativos 
permean las rebasadas discusiones tradicionales sobre qué es el territorio. 
Claude Raffestin, geográfo suizo de la Universidad de Ginebra, establece un 
punto de partida metodológico que delimita, abre y reajusta, la visión sobre el 
espacio territorial, la territorialidad y el proceso constructivo que va del espacio 
al territorio. Por caso, en la tercera parte de suminucioso y poco difundido 
texto “Por una geografía del poder”32 precisa que “espacio y territorio no son 
términos equivalentes” pues “el espacio es anterior al territorio, (...) es la 
producción para todas las relaciones de los recursos y se inscribe en un campo 
de poder.”33 Enfocarnos en su anticipada apreciación es fundamental. Aunque 
su desarrollo explicativo poco se insmiscuye en lo que categoricamente 
conoceremos como élite, sí demuestra la capacidad decisiva de los grupos 
dominantes que han establecido el orden de la geografía política y económica 
en el mundo. 
Concisamente, en Monterrey esta construcción del dominio del espacio 
no ha sido ajena. Por ello, acertado es descifrar desde un abordaje gráfico y 
simplificado que el poder no se espacializa si no es a través de una estructura 
dominante conocedora de la importancia del territorio, y más aún, de lo que es 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
30 Unwin, Tim, The Place of Geography, Longman Group, U.K., 1992, 345 pp. 
31Delgadillo Macías, Javier; Torres Torres, Felipe, Estudios regionales en México. 
Aproximaciones a las obras y sus autores, UNAM / Instituto de Investigaciones Económicas, 
México, 2011, p. 17. 
32 Raffestin, Claude, Por una geografía del poder, Traducción y notas de Yanga Villagómez 
Velázquez, El Colegio de Michoacán, México, 2011, 190 pp. 
33 Ibid., p.102.	
  
	
   19	
  
capaz de emprender desde lo económico y financiero, es decir, desde sus 
raíces primarias basadas en la agricultura y el aprovechamiento de los recursos 
naturales de la región hasta la consolidación del proyecto industrializador en la 
ciudad. 
 
En todo caso, la relación entre espacio y poder, ha desembocado 
episodios de la historia mundial y correspondientemente nacional, dominados 
por un instinto: la expansion de los intereses a través de fuerzas circundantes 
entre lo comercial-estratégico y lo regional-binacional. En las postrimerías de 
estos escenarios, Estados Unidos ha sido –hasta la actualidad— un actor de 
diametral injerencia en la construcción de los procesos politicos, sociales, 
culturales, militares y concernientes a un aspecto específico, el trazo de la 
frontera como actualmente la conocemos. 
 
 
1.5. LA BATALLA DE MONTERREY: LA GUERRA Y LOS TRAZOS DE LA FRONTERA 
Existe un episodio en la vida de Monterrey que conectó a la ciudad con el 
mundo, materializando así la disputa de territorios y expansiones a través del 
poder militar –procedido por parte del proyecto imperliasta nortemericano— 
que posteriormente se desarrollaría a través del poder marítimo en los últimos 
años del siglo XIX. Esta situación fue la Guerra contra Estados Unidos e 
ingresó por el umbral doctrinario del realismo político estadounidense enfocado 
hacia un expansionismo continuo. En esta referencia cronológica, es 
indefectible que las relaciones de poder ejercidas por Estados Unidos frente a 
México se pueden remontar a movimientos de expresiones expansionistas 
como All Mexico Movement, que fue un movimiento que tomó impulso después 
de la Declaración de Independencia de Texas en 1936, generando una idea 
romántica de jóvenes y algunos políticos por tomar todo el territorio de México. 
Desde luego, el gobierno nacional tuvo diversos encuentros de distintas índoles 
con los Estados Unidos que asomaban desde entonces las disputas 
comerciales, raciales, laborales y de intereses generalmente pragmáticos. Por 
ende, Monterrey, regionalmente, los tuvo de frente en 1846, año que lo llevó al 
comienzo de una defensiva de guerra y a un nuevo desplazamiento geográfico 
y estratégico. 
	
   20	
  
Trascendental resulta, por mucho, contextualizar, en el marco de un 
método de análisis de política exterior abordado desde una metodología 
internacionalista sistematizada por el Dr. José Germán Cabra Ybarra, desde su 
pensamiento estratégico y ordenado, a la Batalla dentro del aconceter 
internacional de la época; es decir, desde el análisis del ambiente internacional. 
En él, la situación se caracterizaba de forma tal que “el aislamiento 
internacional era absoluto. España estaba empeñada en establecer una 
monarquía” –y por su parte, Francia— “suspendía relaciones con México por 
un incidente baladí”.34 Prácticamente, cada país se encontraba inmerso en sus 
propias tramas. Aunque aquí, como veremos enseguida, Monterrey contó con 
un andamio importante en la Batallla, un puntal militar europeo que defendió la 
causa a favor del territorio mexicano. 
Para las inspecciones del historiador e investigador español Carlos 
Bosch García, becado por la Fundación Rockefeller y Premio Universidad 
Nacional en Ciencias Sociales por la UNAM, los problemas –regionales del 
noreste mexicano— para con los Estados Unidos y específicamente con Texas 
se remontan al curso de los primeros años registrados en el siglo XIX, cuando 
la entidad de Austin en el año de 1810 se acercó a territorios regiomontanos; 
para 1835, las autoridades no reconocieron de facto la integración y en esos 
años, se proclamaron independientes de México.35 Atentos a este dato, no 
podemos afirmar y tampoco sería riguroso conceder que este haya sido el 
fundamento directo que delinie el inicio de las relaciones bilaterales; aunque 
bien, sí conforma un precedente inmediato del comienzo de las relaciones 
regionales entre ambos parajes. La centralidad que desarrolló Bosch García 
desde el interior de Estados Unidos, fue ampliada hacia el año de 1969 para 
dar cuenta de una perspectiva, que asomaba intermitentes posiciones con 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
34 Vázquez, Josefina Zoraida (coordinadora), México al tiempo de su guerra con Estados 
Unidos (1846-1848), El Colegio de México / Secretaría de Relaciones Exteriores / Fondo de 
Cultura Económica, México, 1997, p. 35. Sobre el incidente ocurrido entre México y Francia, 
aunque la autora no lo establece, se refiere a una crítica que Mariano Otero –Tercer Cabildo de 
la Capital Mexicana— estableció en el periódico El Siglo XIX, hacia el Ministro Plenipotenciario 
de Francia, el Barón Allèye de Ciprey. Ello, por la actitud prepotente del francés en un incidente 
de un baño de caballos. Para conocer más de este episodio, consultar: Acervo Histórico 
Diplomático. Expediente: 26-12-69, Foja 4. Secretaría de Relaciones Exteriores. 
35 Ver, Bosch García, Carlos, Historia de las relaciones entre México y Estados Unidos, 1819-
1848, UNAM, México, 1961, pp. 56-57. 
	
   21	
  
relación a la soberanía mexicana sobre la base de la política exterior 
estadounidense.36 
Ante el panorama de crecimiento y expansión general de Monterrey en 
el contexto de la antesala de la invasión norteamericana, 
“La importancia comercial de la ciudad se empezó a sentir cuando por 
órdenes del gobierno central se organizó la Junta de Fomento del Comercio 
en Monterrey; siendo sus fundadores [provenientes de la base del sector 
comercial vinculada a una fracción empresarial elitista] Don Francisco de la 
Padilla, Don Pablo Carreño, Don Eugenio Serrano, Don Gregorio Zambrano, 
Don Ramón Quiroz, Don Tomás Iglesias y Don Rafael de la Garza; poco 
después, en combinación con esta institución, se fundó el Tribunal Mercantil; 
una y otra para controlar y estimular todo movimiento comercial en esta 
población.”37 
Esta importancia comercial que se institucionalizó resultaba imperativa 
como garantía presupuestaría ante incidentes que comprometieran la 
espacialidad del proyecto, pero jamás de la dimensión de una guerra. Ningún 
régimen como el estadounidense ha dado cuenta de otro medio de expansión 
si no es a partirde la guerra. En esta situación, la Batalla con Monterrey no fue 
la excepción. Para el día 21 de septiembre de 1846, las tropas 
norteamericanas, compuestas por alrededor de seis mil quinientos activos 
divididos en dos frentes bajo el mando del General William J. Worth y por el 
General Zachary Taylor, sitiaron la ciudad de Monterrey en sus distintos 
Fuertes como el de la Ciudadela, el de la Federación y el de las Tenerías, 
desplegando estrategias de tipo militar ofensivo en el terreno nacional. Fue, sin 
embargo, el Teniente Coronel John Garland quien, a través de su experiencia 
en las guerras, tuvo un peso decisivo en la batalla. 
El conflicto se desarrolló durante tres largos días y fue dirigido por el 
lado mexicano por el General mexicano de origen cubano, Pedro Ampudia 
Grimarest, y la participación del Coronel José López Uraga, promotor del Plan 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
36 Esto puede comparecerse en: Bosch García, Carlos, La base de la política exterior 
estadounidense, FFyL UNAM, México, 1969, 165 pp. El texto original fue escrito en la 
Universidad de Texas.	
  
37 Montemayor Hernández, Andrés, op cit., p. 123. 
	
   22	
  
de Tolimán38 y posteriormente un beneficiado del régimen juarista; así también, 
la guarnición nacional, contó con la unidad militar de San Patricio, comandada 
por el irlandés John Patrick Riley. Como se pudo advertir antes del desarrollo 
de los orígenes de la clase privilegiada, Monterrey es conocido por muchos, 
incluso dentro del estudio de las relaciones internacionales, a partir de este 
momento que encumbró la defensa del país frente a los ataques limítrofes. 
Por esta parte, la cartografía resulta vital para la comprensión gráfica de 
estos eventos. Además, con ella, la historia funciona como un tablero de juegos 
estratégicos en la dinámica de poder y que, en este caso, se trata de una 
partida entre poderes regionales. Sin embargo, para las Relaciones 
Internacionales, el empleo de mapas debe sumarse como el recurso explicativo 
indefectible. De esta manera, en el mapa subsecuente elaborado por el centro 
estratégico Latin American Studies revela las posiciones de mando en la guerra 
de 1846, trazando por un lado, la ubicación y desplazamiento de ambos 
bandos, pero disponiendo sobre todo, de la coordinación del orquestamiento 
militar norteamericano. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
38 El Plan de Tolimán recibe su nombre al ser proclamado en Tolimán, Querétaro. Pedía el 
restablecimiento de la Constitución de 1824.	
  
	
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Fuente: Croquis de las fortificaciones y suburbios de Monterrey durante el ataque que dieron 
los estadounidenses los días 21, 22 y 23 de septiembre de 1846. (Croquis elaborado en el siglo 
XIX). CC BY-SA 3.0. Recuperado de http://www.latinamericanstudies.org/mex-
war/monterrey.jpg, Dominio Público de la University of Texas Library. 
 
La Batalla empujó a México hacia una inmanencia en la relación ya 
transcurrida con los Estados Unidos. El acercamiento bélico no fue sino la 
clave histórica que aportó supuestos beneficios al desarrollo regiomontano, 
“pues al perder México” –redacta José Fuentes Mares— “poco más de su 
antiguo territorio, la frontera entre los dos países quedó a doscientos kilómetros 
de Monterrey, en tanto que Saltillo tenía que pasar por Monterrey para llegar a 
la misma frontera.”39 Continuaba detallando que “más nada, (…) sirvió tanto a 
Monterrey como la Guerra americana de Secesión, pues el bloqueo de los 
puertos sudistas por la marina del Norte obligó a los confederados a ejercer su 
comercio internacional a través de la única importante ciudad (…) que les 
quedaba cerca.”40 
 La guerra, evidentemente, afectó a la ciudad. Pero la ocupación de su 
suelo por las fuerzas estadounidenses le generó un clima propicio a la 
circulación con los agentes financieros y comerciales de ese país; asimismo lo 
acercó de frente a la perniciosa cultura de guerra41 y tecnología que el sistema 
económico escalaba. No hay que olvidar, que la presencia de las tropas 
externas se prolongó alrededor de dos años, hasta el 18 de junio de 1848, 
mutilando gran parte del territorio mexicano y cercando una nueva frontera. 
Uno de estos ejemplos es la bandera estadounidense ondeando en el Cerro 
del Obispado durante este tiempo. Esta serie de eventos, significó abrirle los 
ojos a los inversionistas –sobre todo europeos— quienes podían ver las 
potencialidades de la ciudad. En 1848, de acuerdo a la descripción que detalla 
Abraham Nuncio: 
Patricio Milmo, el empresario –irlandés— más próspero de la época, llega a 
Monterrey como corresponsal de Heaven y Weydemeyer. Más tarde se 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
39 Fuentes Mares, José, Monterrey una ciudad creadora y sus capitanes, Editorial JUS, México, 
1976, pp. 48-49. 
40 Íbid.. 
41 La cultura de guerra ha sido empleada para aludir a la construcción, supuestamente, cultural 
de los agentes bélicos de un Estado, sin embargo, esto no es sino un oxímoron, entendido 
como una figura retórica que complementa palabras de naturaleza contradictoria u opuesta.	
  
	
   24	
  
establecerá en ella definitivamente para fincar un emporio comercial de largas 
puntas: Nueva York, Texas, Londres y París, Veracruz y los estados del norte 
de México. Milmo ejemplifica la “inmigración de élite”, como la llama 
Doménico Síndico, que recibe Monterrey desde mediados del siglo XIX.42 
Lo anterior constituye una lectura obligada porque en el margen 
promedio de los acontecimientos, la versión nacional se inclina más por el lado 
simbólico que representó la defensa del territorio, y redunda en el recuento de 
pérdidas, en las experiencias vividas en cado bando, y en ello, el análisis 
geoeconómico se muestra lejano. Es por esto que Monterrey es parte del 
umbral capitalista, pues en su seno, las estrategias expansionistas a partir de 
la guerra y su economía trazada –como se ha visto— por Estados Unidos, 
materializaban ya un proyecto de semejante envergadura. 
La soberanía republicana que Juárez promulgaría fervientemente, tiene 
como base, episodios en donde la nación mexicana se vio vulnerada. 
Monterrey fue uno de esos episodios. Caso contrario, para el gobierno 
estadounidense, el término soberanía, de manera pragmática, refleja menor 
énfasis que la seguridad nacional.43 Desde la perspectiva expansionista y 
pluralista de valores capitalistas intercambiables, la guerra, en designio, se 
convierte en cultura, es una manera de propagar los valores de convicción por 
integrar espacios y difundir la llamada “democracia”. Monterrey, en su historia, 
ofrece explicaciones lógicas que llevan a entender su incursión en el sistema 
capitalista y los momentos de cruenta movilización circunscriben eso que 
podemos llamar: el despegue de la ciudad industrial mexicana. 
 
 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
42 Nuncio, Abraham, op. cit. supra.	
  
43 José Luis Orozco, Investigador Nacional Emérito, ha documentado a lo largo de más de 
cuarenta años, las bases del pensamiento político y filosófico norteamericano, en ese recorrido 
encuentra que la seguridad nacional expresa desde sus connotaciones privatistas, uninterés 
que expresa mejor la soberanía del capitalista colectivo y su Complejo Industrial Militar, el cual 
complementa el carácter centrífugo de la política y el carácter centrípeto de una base nacional 
productiva y cultural fincada en la religión, el deporte o la guerra. Para el desarrollo de esta 
problemática, ver: Orozco, José Luis, “La condición pragmática de la inteligencia política” en 
Revista de la Universidad Autónoma Metropolitana, noviembre, 1999. 
	
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1.6 EL ANÁLISIS INTERNACIONAL DE LA BURGUESÍA REGIOMONTANA EN LA 
HISTORIA. 
Desde hace siglo y medio, el desprecio que la burguesía siente 
por sí misma ha sido una fuente de conflictos. Es necesario 
repensar juntos la palabra y la posición social. Sentir culpa por 
el éxito de una sociedad comercial es defender un delito sin 
víctima. La grand bourgeoisie, la clase educada, la petite 
bourgeoisie: en sentido estricto, todos burgueses. 
Deirdre N. McCloskey, 2006. 
 
La segunda mitad del siglo XIX ha sido para muchos autores el momento en 
donde comenzó la vida industrial regiomontana, el parangón de las relaciones 
económicas, políticas, sociales y culturales entre el noreste de México y 
Estados Unidos. Cierto es que Monterrey, Nuevo León, como ciudad capital 
industrial ha dado más elementos de estudio para las ciencias sociales y 
económicas a partir de su conformación preindustrial hasta llegar a los signos 
de una consolidación como centro industrial nacional y como un enclave 
periférico en el capitalismo global, que los orígenes mismos que conformaron a 
una clase privilegiada fundamentalmente basada en la actividad empresarial. 
En su momento, Seymour Martin Lipset, al hablar sobre el 
excepcionalismo estadounidense44, coadyuva en el análisis considerar que 
mientras en América Latina el mestizaje fue un requisito, en Estados Unidos 
esto nunca ocurrió. El excepcionalismo puede ser para una sociedad una 
navaja de dos filos pues al sustentar la idea respecto a la conformación de 
una clase alta —para este caso, regional—, la segregación deviene como 
consecuencia. Si los orígenes de la clase privilegiada neoleonesa, los podemos 
encontrar en los elementos fundacionales, el espectro jerárquico es 
determinante en las relaciones sociales que ya se dejaban ver y que se 
detonarían con la ruptura del sistema colonial para con el capitalismo 
galopante. 
Los anclajes coloniales que seguían abarcando la forma de vida en 
Monterrey hasta 1850, reflejaban que el aparato colonial en años posteriores a 
la independencia se habían concentrado de tal manera que la vida económica 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
44 Véase Lipset, Seymour Martin, El excepcionalismo norteamericano una espada de dos filos, 
Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2000, 447 pp. 
	
   26	
  
se regía a unos cuantos empresarios de origen español y un caso 
particularmente interesante, de origen irlandés. Se articulaba una centuria que 
evocaba renglones de la historia en donde nuevos actores aparecían, allende 
el protagonismo europeo en la palestra internacional. Era un momento de 
reconfiguraciones, escenarios regionales que en años anteriores simple y 
llanamente no se pensaban. 
Para tal efecto, cuestiones como la acumulación originaria de capital 
–tanto en México como en América Latina— y las opciones que ese fenómeno 
representó para el nacimiento de una burguesía productora; así como la 
paulatina y tardada configuración de una clase social dominante, sus 
relaciones con el aparato productivo –e incipientemente— con el capitalismo de 
los países más avanzados; la formulación de un mercado interno cuyas 
características eran sobresalientemente nacionales; la asociación dialéctica 
entre crisis del poder regional y Estado nacional, fueron denominadores 
comunes en los años 1800-1900. Con este paso, Monterrey fraguó el techo de 
una clase burguesa distintiva por su nivel de compenetración en las actividades 
productivas que adecuarían un sistema particular. 
Así, exploramos la dimensión de la burguesía en Monterrey, una figura 
de importante recorrido en la historia de la región noreste de nuestro país. De 
forma que el concepto de burguesía estudiada desde la ciencia política y 
extendida en la filosofía y sociología política, contribuye a la discusión del 
presente trabajo. Más adelante, observaremos la distinción del estudio clásico 
e imprescindible retrotraído por el economista alemán, Werner Sombart, quien 
para muchas diagnosis, es sin duda, el referente histórico inmediato en la 
observación del tema. Empero, indefectiblemente la aportación del 
materialismo dialéctico, interesa por su radio de amplitud metodológica, 
aunque se reconoce que las formulaciones teóricas deben concretarse a las 
circunstancias y contextos específicos. Con ello, el concepto de burguesía, 
acuñado en Francia, desprende un verdadero y complejo análisis, para la 
investigación se toma en cuenta lo siguiente: 
• En Monterrey, existió un bastión de esta clase, propiamente entendida 
como una burguesía preindustrial de la subetapa de acumulación previa. 
	
   27	
  
En ella, como se pudo observar, las piezas articuladoras del capitalismo 
aúno no llegaban a presentarse. Actividades como la concentración de 
grandes porciones de tierra y los préstamos, eran puntos que 
caracterizaban a esta clase. 
• La ordenanza divina dejaba claro desde la fundación de esta ciudad que 
la idea de las jerarquías es un principio organizativo y que en función de 
ello, las virtudes hablan por las personas. 
• Si bien, existe este principio de jerarquía, dentro de la burguesía aunque 
aparezcan múltiples categorizaciones –incluso metodológicas—, en 
Monterrey se consolidó con el paso del tiempo, una clase alta, aquella 
capaz de dirigir grupos predestinados a la industria, negocios, comercio, 
e incluso el mismo contrabando. Por lo tanto, la idea de una pequeña, 
mediana o gran burguesía, reflejaba básicamente al sector más alto de 
las capas sociales. 
• Posteriormente, la burguesía –ya— capitalista al interior de Monterrey, 
comenzó a distinguirse por su capacidad de involucrar áreas que 
conciernan la vida pública. 
Durante el desarrollo de estos procesos nacionales y su significado en el 
mundo, esta centuria desprende una línea básica de comprensión, y esa es la 
ruptura con el sistema colonial anquilosado y los atisbos de un capitalismo que 
se perfilaba hegemónico. Todavía, por esta disposición cronológica, no es 
preciso hablar de la conformación de una burguesía regiomontana industrial 
propia del siglo XX, sin tomar en consideración la que existió anteriormente, es 
decir, la burguesía preindustrial del subperíodo de acumulación previa45 
distinguida en 1860. 
Durante las cuatro décadas que se inscriben entre el cambio de frontera 
–como consecuencia de la guerra con el país del norte—, para 1890 Monterrey 
transitó por tiempos de auge industrial como se verá más adelante. Empero, en 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
45 Más conocida como acumulación originaria, es un concepto marxista referido en el capítulo 
XXIV y XXV del volúmen primero de El Capital. Dicho concepto, nos dice que exite un carácter 
histórico basado en la expropiación de los productores directos quienes al privatizar los medios 
tradicionales de producción, adecúan las bases de un trabajo asalariado, el cual significó una 
afectación a las masas rurales. 
	
   28	
  
la década de los sesentas, bajo una sensible acumulación primaria de 
capitales, la inercia del sistema, llevaría después de esto al traslado masivo 
hacia

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