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Actividad-antiamibiana-de-la-asociacion-del-zinc-metronidazol

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
 DE MÉXICO 
 
 FACULTAD DE CIENCIAS 
 
 
ACTIVIDAD ANTIAMIBIANA DE LA ASOCIACIÓN 
DEL ZINC-METRONIDAZOL 
 
 
 
 
 
 
 
T E S I S 
 
 QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
 BIÓLOGO 
 P R E S E N T A : 
 MARIO NEQUIZ AVENDAÑO 
 
 
 
 
 
 
 
 
DIRECTOR DE TESIS: 
DRA. GLORIA BERTHA VEGA ROBLEDO 
 
2010 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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A la Facultad de Ciencias porque me abrió las puertas al conocimiento de la Biología.A la Facultad de Ciencias porque me abrió las puertas al conocimiento de la Biología.A la Facultad de Ciencias porque me abrió las puertas al conocimiento de la Biología.A la Facultad de Ciencias porque me abrió las puertas al conocimiento de la Biología. 
 
A la Doctora Gloria Vega Robledo por su paciencia y excelente asesoría en la realización de este traA la Doctora Gloria Vega Robledo por su paciencia y excelente asesoría en la realización de este traA la Doctora Gloria Vega Robledo por su paciencia y excelente asesoría en la realización de este traA la Doctora Gloria Vega Robledo por su paciencia y excelente asesoría en la realización de este trabajo.bajo.bajo.bajo. 
 
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Al Laboratorio de Infectología del Departamento de Medicina Experimental, Facultad de Medicina, Al Laboratorio de Infectología del Departamento de Medicina Experimental, Facultad de Medicina, Al Laboratorio de Infectología del Departamento de Medicina Experimental, Facultad de Medicina, Al Laboratorio de Infectología del Departamento de Medicina Experimental, Facultad de Medicina, 
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mis logros. mis logros. mis logros. mis logros. 
 
A mi Tía María Luisa Nequiz Alfaro por ser mi segunda Madre.A mi Tía María Luisa Nequiz Alfaro por ser mi segunda Madre.A mi Tía María Luisa Nequiz Alfaro por ser mi segunda Madre.A mi Tía María Luisa Nequiz Alfaro por ser mi segunda Madre. 
 
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fuente de mi fortaleza y por darme tres grandes motivos para seguir adelante. Te amo.fuente de mi fortaleza y por darme tres grandes motivos para seguir adelante. Te amo.fuente de mi fortaleza y por darme tres grandes motivos para seguir adelante. Te amo.fuente de mi fortaleza y por darme tres grandes motivos para seguir adelante. Te amo. 
 
A mis hijas Araceli y Yazmin por su alegría y su buen humor que siempre me motivaron.A mis hijas Araceli y Yazmin por su alegría y su buen humor que siempre me motivaron.A mis hijas Araceli y Yazmin por su alegría y su buen humor que siempre me motivaron.A mis hijas Araceli y Yazmin por su alegría y su buen humor que siempre me motivaron. 
 
A mi hijo Mayito por su gran fuerza de voluntad de salir adelante.A mi hijo Mayito por su gran fuerza de voluntad de salir adelante.A mi hijo Mayito por su gran fuerza de voluntad de salir adelante.A mi hijo Mayito por su gran fuerza de voluntad de salir adelante. 
 
A misA misA misA mis hermanos Paty, Rafael, Faustino y Lilia por la fortuna de contar con ellos.hermanos Paty, Rafael, Faustino y Lilia por la fortuna de contar con ellos.hermanos Paty, Rafael, Faustino y Lilia por la fortuna de contar con ellos.hermanos Paty, Rafael, Faustino y Lilia por la fortuna de contar con ellos. 
 
A mis compañeros Adriana, Lolita, Mari, Catalina, Mariana, Carlos, Víctor, Sergio, Espiridión, Omar, A mis compañeros Adriana, Lolita, Mari, Catalina, Mariana, Carlos, Víctor, Sergio, Espiridión, Omar, A mis compañeros Adriana, Lolita, Mari, Catalina, Mariana, Carlos, Víctor, Sergio, Espiridión, Omar, A mis compañeros Adriana, Lolita, Mari, Catalina, Mariana, Carlos, Víctor, Sergio, Espiridión, Omar, 
Eusebio, Ricardo y Daniel.Eusebio, Ricardo y Daniel.Eusebio, Ricardo y Daniel.Eusebio, Ricardo y Daniel. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hoja de Datos del Jurado 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1. Datos del alumno 
Nequiz 
Avendaño 
Mario 
56232664 
UNAM 
Facultad de Ciencias 
Biología 
8919394-3 
2. Datos del tutor 
Vega 
Robledo 
Gloria Bertha 
3. Datos del sinodal 1 
Dra. 
Rosaura 
Mayén 
Estrada 
4. Datos del sinodal 2 
Dra. 
María Guadalupe Trinidad 
Rico 
Rosillo 
5. Datos del sinodal 3 
Dra. 
Gloria Bertha 
Vega 
Robledo 
6. Datos del sinodal 4 
Dr. 
Alfonso 
Olivos 
García 
7. Datos del sinodal 5 
Biol. 
Itzel 
Sigala 
Regalado 
 INDICEPágina 
1. Introducción……………………………….………………….........1 
1.1 Historia……………………………………………………........1 
1.2 Serología………………………………………………………..1 
1.3 Clasificación taxonómica………………………………………2 
1.4 Ciclo de vida…………………………………………………....2 
1.5 Trofozoíto………………………………………………………4 
1.6 Quiste…………………………………………………………...6 
1.7 Metabolismo…………………………………………………....8 
1.8 Epidemiología………………………………………………….10 
1.9 Amibiasis……………………………………………………….12 
1.10 Amibiasis intestinal…………………………………………...12 
1.11 Amibiasis extraintestinal……………………………………...13 
1.12 Factores de virulencia………………………………………....14 
2. Inmunología de la Amibiasis………………………………....……...15 
 2.1 Inmunidad innata………………………………………………...15 
 2.2 inmunidad humoral………………………………………………21 
 2.3 Inmunidad celular………………………………………………..22 
 2.4 Tratamiento………………………………………………………25 
3. Hipótesis………………………………………………………….….33 
4. Objetivos………………………………………………………….…33 
 4.1 General…………………………………………………………...33 
 4.2 Particulares……………………………………………………….33 
5. Materiales y Métodos…………………………………………..…….34 
 5.1 Preparación del medio de cultivo TYI-S-33……………………..34 
 5.2 Parásitos…………………………………………………………..34 
 5.3 Curvas de viabilidad y proliferación……………………………..34 
 5.4 Microcultivos……………………………………………………..35 
 5.5 Análisis estadístico………………………………………………..35 
6. Resultados…………………………………………………………….36 
 6.1 Viabilidad…………………………………………………………36 
 6.2 Proliferación………………………………………………………40 
 6.3 Morfología……………………………………………………….. 44 
7. Discusión…………………………………………………………….. 47 
8. Conclusiones……………………………………………………….….53 
9. Referencias………………………………………..…………………...54 
 
 
 
 1
1. Introducción 
 
 
1.1 Historia 
 
 
 La amibiasis es una enfermedad producida por el protozoario denominado Entamoeba 
histolytica. Este parásito fue descubierto por el ruso Fedor Aleksandrevitch Lösch en 1875, 
en la materia fecal de un enfermo en San Petersburgo, Rusia. Se trataba de un caso típico de 
disentería amibiana con moco, sangre y amibas móviles con eritrocitos en su interior 
(Stanley 2003). 
 Louis Diamond en 1961 desarrolló el cultivo axénico para E. histolytica y 
posteriormente, en 1968, lo modificó (Diamond, 1968). En 1978, Diamond publicó un 
nuevo medio de cultivo axénico (Diamond y col., 1978) y pronto se idearon métodos de 
cultivo en masa para distintas cepas de E. histolytica y de otras amibas similares, para la 
realización de investigaciones fisiológicas, patogénicas e inmunológicas. 
 
1.2 Serología 
 Los estudios serológicos para el diagnóstico de la amibiasis invasora, pusieron de 
manifiesto que los anticuerpos aparecen solamente cuando ésta ha traspasado la pared 
intestinal y circula por el huésped. Los resultados son negativos cuando el parásito se 
encuentra en la luz intestinal (Martínez-Palomo, 1988). 
 
 
 
 
 
 
 2
1.3 Clasificación Taxonómica 
 
 Imperio Eucarya 
 Reino Protista 
 Super grupo Amoebozoa 
 Primer rango Entamoebida 
 Orden Endamoebida 
 Familia Endamoebidae 
 Género Entamoeba 
 Especie Entamoeba histolytica 
 (Adl y col., 2005) 
 
 
1.4 Ciclo de Vida 
 El ciclo de vida de E. histolytica consiste en tres estados que son: trofozoíto, quiste y 
metaquiste (Figura 1) (Martínez-Palomo, 1988). La infección se inicia con la ingestión de 
quistes presentes en el agua o alimentos contaminados con materia fecal, los cuales a su 
paso por el estómago son capaces de resistir la acción de los jugos gástricos, gracias a la 
pared de quitina. Sin embargo, es posible que el ácido gástrico debilite la pared del quiste 
confiriéndole mayor actividad (Martínez-Palomo y Espinosa-Cantellano, 1998). 
Posteriormente pasa al intestino delgado, donde ocurre la exquistación, que es la pérdida de 
la cubierta de quitina por efecto de las enzimas contenidas en el jugo intestinal. Asimismo, 
los cuatro núcleos del quiste se dividen y dan lugar a ocho núcleos, por lo que se le 
denomina metaquiste, al continuar las divisiones emergen ocho trofozoítos metaquísticos. 
Éstos, migran hacia el intestino grueso para colonizarlo, reproduciéndose en forma activa 
 3
por fisión binaria; se adhieren a la mucosa intestinal por medio de la lectina o se alojan en 
las criptas glandulares, donde se alimentan de bacterias y restos celulares. Los trofozoítos 
pueden emigrar por vía porta e instalarse en diferentes órganos como hígado, pulmón, 
cerebro y piel. Finalmente, estos trofozoítos pueden enquistarse, completando el ciclo de 
vida (Ravdin, 1995). 
 
 
 
 
 
Figura 1. Ciclo de vida de E. histolytica (www.monografias .com). 
 
Enfermedad extraintestinal 
Quiste maduro 
Desenquistamiento 
Ingestión 
Trofozoíto 
Quiste 
Trofozoíto 
Heces 
Estadio infectivo 
Estadio de diagnóstico 
Colonización no invasiva 
Enfermedad intestinal 
Enfermedad extraintestinal 
 4
1.5 Trofozoíto 
 
 El trofozoíto es la forma móvil de E. histolytica; mide de 10-40 µm de diámetro, es 
altamente dinámico y pleomórfico, su movimiento se genera mediante proyecciones 
citoplasmáticas llamadas pseudópodos, inicialmente generados por el ectoplasma. En el 
trofozoíto puede diferenciarse, además, una parte denominada uroide, donde se concentran 
vesículas que descargan su contenido al exterior (León y col., 1997). El citoplasma posee 
un ectoplasma hialino y un endoplasma granular con numerosas vacuolas que miden de 0.5 
a 9.0 µm de diámetro y que incluyen tanto a las fagocíticas, macropínocíticas y 
micropinocíticas así como a los lisosomas, cuerpos residuales y gránulos electro-densos 
(León y col., 1997). Este organismo carece de organelos tales como mitocondrias, aparato 
de Golgi y retículo endoplásmico. Sin embargo, estudios recientes han descrito la presencia 
de vesículas que pueden ser inmunolocalizadas usando anticuerpos contra proteínas del 
aparato de Golgi de mamífero tales como la proteína de membrana (εCOP) y el factor de 
ADP-ribosilación (ARF) de la familia de las GTPasas, que pueden corresponder al retículo 
endoplásmico y a un sistema como el aparato de Golgi (Bredeston y col., 2005). 
 Recientemente, se ha demostrado en E. histolytica un organelo cilíndrico corto, 
derivado de un mitocondrión, que en la amiba recibe el nombre de criptón y es por la 
presencia de genes que codifican para la proteína de 60 kDa, Hsp 60, proteína mitocondrial 
con actividad de chaperona, similar a la de otras eucariotas (Mai y col., 1999; Avila y 
Tovar, 2004). El núcleo tiene de 4-7 µm de diámetro, cromatina periférica fina y un 
cariosoma o endosoma localizado en su parte central, el tamaño del genoma nuclear de E. 
histolytica es aproximadamente de 0.033 pg de DNA, es decir, son 3.2 x 107 pb (Loftus y 
col., 2005). La membrana plasmática mide 10 nm y con una superficie uniforme 
 5
principalmente de glicoproteínas, cuya unión a lectinas (Con A), sugiere la presencia de un 
alto contenido de residuos de azúcares como manosa y glucosa. En la superficie se puede 
observar el fenómeno de capping, originado por una rápida redistribución de ciertos 
componentes, se ha sugerido que éste es un mecanismo utilizado por la amiba para remover 
los antígenos de la superficie o bien desprender porciones en los que se encuentran 
anticuerpos unidos a estos antígenos y así eludir al sistema inmune. En este estadio, el 
parásito presenta una gran cantidad de enzimas con las cuales se ha establecido un patrón 
de tipo isoenzimático, que ha servido para clasificarlo en cepas patógenas y no patógenas 
(Tannich, 1998). 
 
 La amiba se alimenta por la fagocitosis de nutrientes, tales como bacterias y células del 
hospedero y habita en el lumen del tracto gastrointestinal humano (Martínez-Palomo y 
Espinosa-Cantellano, 1998). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 6
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 2. Trofozoítos de E. histolytica campo claro (40x). 
 
 
1.6 QuisteLos quistes son formas esféricas u ovaladas de 8 a 20 µm de diámetro, presentan un 
solo núcleo, son inmóviles y constituyen la forma infectiva de E. histolytica. El quiste se 
forma cuando las condiciones ambientales en el intestino grueso se vuelven adversas para 
el trofozoíto. Inicialmente se inmoviliza, pierde su material citoplásmico, se condensa en 
30 µµµµm 
 
una masa de forma redonda que constituye el prequiste e
membrana doble que lo recubre totalmente y mide entre 125 y 150 nm d
formada por elementos fibrilares de quitina de 2 a 3 nm de diámetro los que dispuestos en 
capas concéntricas, integran
Palomo, 1988), así queda formado el prequiste
con glucógeno, cuerpos alargados muy refringentes de extremos redondeados denominados 
cuerpos cromatoidales y cuatro núcleos, que son el resultado de dos divisiones mitóticas 
consecutivas del núcleo del quiste inmaduro. Durante este
consume el glucógeno (Martí
 Los quistes no se pueden desarrollar dentro de los tejidos. Así los quistes constituyen la 
forma infectiva y de resistencia de 
huésped por semanas o meses en cualquier ambiente (Martínez
 
 
 Figura 3. Quistes de 
una masa de forma redonda que constituye el prequiste el cual inicia la síntesis de una 
membrana doble que lo recubre totalmente y mide entre 125 y 150 nm d
formada por elementos fibrilares de quitina de 2 a 3 nm de diámetro los que dispuestos en 
capas concéntricas, integran una red compacta que le proteja del hospedero (Martínez
queda formado el prequiste. Cuando el quiste madura, c
cuerpos alargados muy refringentes de extremos redondeados denominados 
cuerpos cromatoidales y cuatro núcleos, que son el resultado de dos divisiones mitóticas 
consecutivas del núcleo del quiste inmaduro. Durante este proceso de maduración se 
(Martínez-Palomo y Espinosa-Cantellano, 1998).
Los quistes no se pueden desarrollar dentro de los tejidos. Así los quistes constituyen la 
forma infectiva y de resistencia de E. histolytica, ya que pueden sobrevivir fuera del 
huésped por semanas o meses en cualquier ambiente (Martínez-Palomo 1988).
Figura 3. Quistes de E. histolytica (tomado de Martínez-Palomo, 1988)
7
inicia la síntesis de una 
membrana doble que lo recubre totalmente y mide entre 125 y 150 nm de grosor, está 
formada por elementos fibrilares de quitina de 2 a 3 nm de diámetro los que dispuestos en 
del hospedero (Martínez-
dura, contiene vacuolas 
cuerpos alargados muy refringentes de extremos redondeados denominados 
cuerpos cromatoidales y cuatro núcleos, que son el resultado de dos divisiones mitóticas 
proceso de maduración se 
. 
Los quistes no se pueden desarrollar dentro de los tejidos. Así los quistes constituyen la 
sobrevivir fuera del 
Palomo 1988). 
 
1988). 
 8
 
1.7 Metabolismo 
 
 E. histolityca es amitocondriado y también carece de un hidrogenosoma, además no 
presenta el ciclo del ácido tricarboxílico y la fosforilación oxidativa propios de eucariontes 
aerobios. Su metabolismo es anaerobio fermentativo y genera energía principalmente por 
fosforilación del sustrato, esta fuente es la glucosa y en menor proporción la galactosa; la 
glucosa entra por medio de un sistema específico de transporte que la ingresa en una 
proporción 100 veces mayor a la incorporada por endocitosis (Martínez-Palomo y 
Espinosa-Cantellano, 1998). En la glicólisis, la glucosa es degradada a piruvato por la vía 
clásica de Embden-Meyerhof, un aspecto importante en E. histolityca es la utilización de 
pirofosfato inorgánico (PPi), un compuesto de alta energía utilizado en diferentes 
reacciones de la glicólisis. Se ha identificado la enzima fosfofructoquinasa dependiente de 
pirofosfato (PFK-PPi), esta enzima fosforila la fructosa 6 fosfato a fructosa 1, 6 bifosfato, 
así como la enzima piruvato fosfato dicinasa dependiente de pirofosfato (PPD-PPi), aquí la 
fosfoenolpiruvato (PEP) se hidroliza y forma piruvato. Además se ha identificado la 
estructura primaria de la enolasa, la cual cataliza la conversión (deshidrata) de 2-
fosfoglicerato a fosfoenolpiruvato (Anderson y Loftus, 2005; Loftus y col., 2005). 
 En la amiba el piruvato es convertido en Acetil-CoA por la piruvato ferrodoxina óxido-
reductasa (PFOR) por descarboxilación oxidativa, esta enzima utiliza una proteína que 
contiene Fe-S y ferrodoxina como aceptores de electrones (Espinosa y col., 2004). En los 
trofozoítos amibianos los productos finales de la degradación del piruvato dependen del 
grado de anaerobiosis: en condiciones aeróbicas (5% de oxígeno) se forman acetato, etanol 
y CO2, mientras en un ambiente anaerobio sólo se produce etanol y CO2, la formación del 
etanol se lleva a cabo por la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH) a partir de acetaldehído. 
 9
Las enzimas involucradas en estos procesos son la piruvato sintasa y la aldehído 
deshidrogenasa (ALDH), así como el dinucleótido de nicotinamida y adenina (NAD) y 
dinucleótido de fosfato de nicotinamida y adenina (NADP+) vinculados con la ADH. En los 
trofozoítos amibianos, se ha sugerido que durante la aerobiosis los electrones son 
transferidos por sustratos reducidos en una vía de transportadores, que incluyen flavinas, 
ferrodoxinas, proteínas Fe-S y ubiquinonas donde el oxígeno molecular es reducido a H2O 
(Martínez-Palomo y Espinosa-Cantellano, 1998; Espinosa y col., 2004). 
 El metabolismo de los aminoácidos parece ser el generador de ATP, ya que la glucosa 
en condiciones anaerobias es ineficaz para generarlo. Se han encontrado enzimas que 
degradan a los aminoácidos aspartato, asparagina, triptofano, treonina y metionina, en 
piruvato o 2-oxobutanoato que al degradarse pueden generar ATP, mismo que puede 
obtenerse también a través de la enzima PFOR y Acetil-CoA sintasa. El metabolismo de los 
ácidos nucleicos es poco conocido, sin embargo aunque los trofozoítos carecen de síntesis 
de purinas, pueden ser capaces de sintetizar pirimidinas a través de una vía inusual ya que 
en estudios recientes se han identificado dos enzimas catabólicas: dihidropirimidina 
deshidrogenasa y dihidropirimidasa de timina y uracilo (Anderson y Loftus, 2005). 
 La amiba carece de glutatión o de enzimas dependientes de glutatión, ésta molécula es 
importante en eucariontes para protección contra la toxicidad del oxígeno. Se ha 
identificado un gen que codifica una proteína homóloga en procariontes, la disulfido óxido-
reductasa que une dinucleótido de flavina y de adenina (FAD) como un cofactor y puede 
reducir alkil hidroperóxidos y peróxido de hidrogeno (H2O2) a través de NADH o NADPH 
como protección contra el daño de agentes oxidantes. Recientemente se ha identificado una 
proteína llamada Eh29 que tiene la función de catalasa que descompone el H2O2 en agua 
(Martínez-Palomo y Espinosa-Cantellano, 1998; Nixon y col., 2002). 
 10
1.8 Epidemiología 
 
 La amiba E. histolytica es cosmopolita, no obstante, se presenta con mayor frecuencia 
en las regiones tropicales y subtropicales. La prevalencia de este parásito es elevada en el 
mundo, excepto China. Este parásito infecta en todo el mundo alrededor de 50 millones de 
personas al año, de las cuales 38 millones desarrollan colitis amibiana o absceso hepático, 
lo que provoca entre 40,000 y 100,000 muertes al año, por lo que se le considera como la 
tercera causa de muerte entre las enfermedades parasitarias en el mundo, solamente 
superada por la malaria y la esquistosomiasis (Walsh, 1986). La amibiasis es un problema 
social y de salud importante en ciertas áreas de África, Asia y América Latina, generado 
por inadecuadas condiciones sanitarias, mal nutrición y la presencia de cepas altamente 
virulentas de E. histolytica, que se pueden combinar para sostener una alta incidencia de 
amibiasis intestinal y abscesos hepáticos amibianos (Martínez-Palomo, 1987). La 
propagación de esta enfermedad, también está relacionada con la migración de personas de 
una zona endémica aotra con menos incidencia y puede favorecerse por tratamientos 
terapéuticos inadecuados. Igualmente, puede haber alta incidencia en ciertos grupos de 
inmigrantes, y pueden ocurrir brotes epidémicos en instituciones escolares y psiquiátricas 
(Martínez-Palomo y Martínez-Baez, 1983). 
 En estudios seroepidemiológicos realizados en 1974, en 776 niños de la Ciudad de 
México, se reportó una seropositividad de 3.9 %. En sueros de 20 x 103 adultos, de 46 
regiones del país, el promedio de seropositividad fue de 5.9 % (Gutiérrez, 1986). En una 
revisión seroepidemiológica de los 32 estados de la República Méxicana, con 68 x 103 
muestras de individuos con representación poblacional, en términos de edad, estatus 
socioeconómico y origen urbano o rural, en los anticuerpos anti-E. histolytica detectados 
 11
por hemaglutinación indirecta, la seroprevalencia fue 8.46% de la población total; en la 
región del Pacífico Sur fue de 9.80% y en la Noroeste de 6.26%. Se presentó una mayor 
prevalencia en zonas rurales (9.86%) que urbanas (7.93%) y la incidencia fue mayor 
durante la primera década de vida principalmente entre los 5 y 9 años de edad, y en mujeres 
(9.34%) que en hombres (7.09%). Fue evidente la relación entre la alta prevalencia y los 
niveles de educación y socioeconómicos, así como las inadecuadas condiciones de la 
vivienda (Caballero y col., 1994). En México se estima que la amibiasis afecta a 27% de la 
población y ocupa el quinto lugar como causa de muerte (Gutiérrez, 1986). 
 La susceptibilidad del humano es muy importante, así, hay personas asintomáticas o 
con síntomas, y otras más que pueden curarse espontáneamente. Los portadores 
asintomáticos, pudieron haber estado infectados con la amiba que presenta morfología 
similar a la E. histolytica, la llamada E. dispar, pero que se considera no patogénica. 
Diversas investigaciones indican una diferencia tanto genética como antigénica entre estas 
dos especies (Ravdin, 1995). 
 Hay pocos estudios epidemiológicos relacionados con la incidencia de amibiasis 
invasiva. En México la invasión intestinal se ha registrado en un rango de 2.2% a 6.2%, en 
pacientes con diarrea o disentería aguda (Muñoz y col., 1986). La frecuencia de absceso 
hepático amibiano (AHA) se puede obtener clínicamente y por el laboratorio o a través de 
estudios post-mortem y se ha evidenciado en 2% en adultos con amibiasis en áreas 
endémicas (Sepúlveda, 1982 a b). Al tabular la distribución geográfica mundial de pacientes 
con AHA, se concluye que la mayor prevalencia se ubica en el Este y Sureste de África, 
Sureste de Asia, México y la región Oeste de Sudamérica (Elsdon, 1968). 
 
 
 12
1.9 Amibiasis 
 
 La Organización Mundial de la Salud, define a la amibiasis como la condición de portar 
el parásito E. histolytica con o sin manifestaciones clínicas (WHO Bulletin, 1969). La 
amibiasis puede ser clasificada como asintomática y sintomática, con o sin evidencia de 
invasión tisular (Ortíz-Ortiz, 1994). La amibiasis puede ser catalogada además como 
intestinal y extraintestinal. 
 
1.10 Amibiasis Intestinal 
 
 La amibiasis intestinal se presenta en cuatro formas clínicas de invasión, generalmente 
agudas: (a) disentería o diarrea sanguinolenta, (b) colitis amibiana fulminante, (c) 
apendicitis amibiana y (d) ameboma del colon. 
 Los síndromes diarreicos o disentéricos son los más frecuentes en los casos de 
amibiasis intestinal invasiva y se presentan en casi el 90% de ellos. Las manifestaciones 
clínicas van a depender de la localización de la lesión en el intestino grueso, que es 
principalmente en el rectosigmoides, y se caracterizan por evacuaciones sanguinolentas, 
cólicos y tenesmo rectal, que pueden desaparecer rápidamente con tratamiento (Martínez-
Palomo, 1993; Brooks y col., 1999). 
 La colitis amibiana fulminante, en contraste con el síndrome disentérico, es 
extremadamente severa y evoluciona rápidamente con lesiones ulcerosas necróticas en 
amplias áreas del colon, hay evacuaciones abundantes y materia fecal con sangre o sólo 
sangre. Las manifestaciones clínicas son: malestar abdominal, anorexia, náusea, fiebre alta 
y deshidratación que puede llevar a shock. Una complicación común es la peritonitis, por la 
perforación de la pared intestinal (Martínez-Palomo, 1993; Brooks y col., 1999). 
 13
 La apendicitis amibiana se manifiesta por dolor agudo, rigidez en el cuadrante inferior 
del abdomen, fiebre, taquicardia y náusea; en algunos casos hay úlceras en la región cecal. 
Si hay diarrea, puede haber sangre (Martínez-Palomo, 1993; Brooks y col., 1999). 
 El ameboma se presenta como una formación nodular, de consistencia relativamente 
firme con cubierta externa fibrosa, bajo una mucosa edematizada. En la zona granular 
intermedia hay eosinófilos, linfocitos y algunos fibroblastos, con uno o varios abscesos 
internos que contienen tejido necrótico y trofozoítos. Puede observarse sólo o formar 
múltiples masas en el segmento vertical del intestino grueso, así como en la región cecal, en 
el rectosigmoideo en el colon ascendente y en el ángulo hepático y esplénico del colon. Se 
manifiesta por disentería, dolor abdominal y una masa palpable en el área abdominal 
(Martínez-Palomo, 1993; Brooks y col., 1999). 
 
1.11 Amibiasis Extraintestinal 
 En la amibiasis extraintestinal se pueden infectar, entre otros órganos, el hígado, el 
pulmón, el cerebro y la piel. 
 El absceso hepático amibiano (AHA) resulta de la migración de trofozoítos de E. 
histolytica del colon al hígado por el sistema porta los cuales se alojan en las ramas más 
pequeñas de la porta o en las venas intralobulillares, se producen trombos compuestos por 
filamentos de fibrina y leucocitos, las amibas producen necrosis lítica de la pared vascular, 
penetran en los sinusoides periportales y se dirigen al interior de los lobulillos. En esta 
etapa hay reacción inflamatoria y se produce la necrosis lítica del tejido hepático con 
infiltración leucocitaria, al aumentar las lesiones se origina el denominado AHA. 
Inicialmente son pequeños, de unos milímetros de diámetro, de color blanco y consistencia 
 14
sólida, crecen con rapidez y forman un líquido de color rojo oscuro, compuesto por células 
hepáticas autolisadas, glóbulos rojos, grasa y otros elementos tisulares. El AHA puede ser 
único o múltiple, agudo o crónico (Brooks y col., 1999; Salles y col., 2003). 
 El AHA se ha reportado en pacientes de todas las edades, predomina en adultos de entre 
20 y 60 años, hay una marcada preferencia por el lóbulo derecho del hígado y es más 
frecuente en varones que en mujeres (Martínez-Palomo, 1993). 
 
1.12 Factores de Virulencia 
 
 Los mecanismos citopatogénicos de la virulencia de E. histolytica, han sido bien 
estudiados in vivo e in vitro y dependen de la capacidad de reconocimiento de sus 
receptores. El primer paso de este proceso es la penetración a la mucosa intestinal por 
acción de la hialuronidasa, que facilita el paso a la célula blanco. Investigaciones recientes 
señalan que la matriz extracelular juega un papel importante en la amiba, ya que al 
degradarla, los trofozoítos activan vías de señalización, útiles para el subsecuente ataque a 
la célula blanco (Meza, 2000; Moncada y col., 2005). 
 La adherencia de los trofozoítos a las células, desempeña un papel clave en la 
patogenicidad de E. histolytica así como en la citólisis mediada por contacto y la 
fagocitosis, por lo que se le considera como un primer paso, obligatorio para el proceso de 
colonización e infección (McCoy y Mann, 2005). La adherencia está mediada por una 
molécula de superficie, la lectina N-acetil-D-galactosamina (GalNac) que es una 
glicoproteína heterodímera de 260 kDa, compuesta por dos subunidades una pesada de 170 
kDa y otra ligera de 35 kDa (Petri Jr. y col., 2002). Se ha demostrado que la lectina está 
involucradaademás de la adhesión a la célula blanco en la citotoxicidad, resistencia a 
 15
complemento, inducción del enquistamiento y generación de la pared del quiste. Hay otra 
lectina de 220 kDa y una adhesina de 112 kDa (Frederick y Petri, 2005). 
 Después del contacto con la amiba y antes de ser destruida, en la célula blanco aumenta 
irreversiblemente el calcio, en el parásito este aumento es discreto. El calcio se requiere 
para el movimiento de microfilamentos y la formación de canales celulares (Lynch y col., 
1982). 
 La citólisis de la célula blanco se logra con la participación activa de otros elementos 
tales como la fosfolipasa A, enzima que al hidrolizar diacil-fosfolípidos, genera 
lisomonoacilfosfolípidos y es tóxica para las membranas celulares (Long y col., 1985). 
 Otra enzima amibiana es la colagenasa que digiere colágena tipos I y III (Tsutsumi y 
col., 1992). 
 Las proteasas de cisteína son las más abundantes, se encuentran en la superficie de la 
amiba y son enzimas proteolíticas que tienen como sustrato a colágena tipos I, IV y V, 
laminina, fibronectina (Avila y Calderón, 1993) y hemoglobina (Serrano y col., 1998). 
 El amebaporo que se inserta en la membrana del hospedero, es un péptido de 77 
aminoácidos con una masa molecular de 8.244 kDa, y 6 residuos de cisteína que le dan una 
estructura rígida. En el extremo C-terminal los residuos de lisina e histidina son críticos 
para la actividad formadora de poros. Hay tres isoformas de amebaporos, designados como 
amebaporo A, B y C, el A representa el 80% (Leippe, 2000; Leippe y col., 2005). 
 
2. Inmunología de la Amibiasis 
2.1 Inmunidad Innata 
 En la amibiasis la primera línea de defensa es la pared intestinal, la interacción del 
 16
trofozoíto con las células del epitelio intestinal activan la respuesta inmune innata donde se 
inicia una inflamación que causa un daño al tejido invadido. En un modelo de colitis 
amibiana en ratones SCID-HU-INT, los trofozoítos utilizan los factores de transcripción del 
factor nuclear (NF)-κB, para regular genes involucrados en la respuesta inflamatoria, este 
factor controla la expresión de los genes de las citocinas proinflamatorias: IL-1(α y β), IL-
6, IL-8 y TNF-α y antiinflamatorias. Cuando se bloquea con un antisentido la subunidad 
p65 del factor nuclear disminuyen los niveles de IL-Iβ e IL-8, así como el infiltrado de 
células inflamatorias y la permeabilidad intestinal, esto señala la importancia de estas 
citocinas en la respuesta inflamatoria a la infección amibiana (Stanley, 2001). 
 En cocultivos de trofozoítos en contacto directo con células epiteliales humanas, 
también se liberan IL-8, GMCSF, IL-1α e IL-6. La IL-8 también puede ser secretada sin 
contacto directo con la amiba, esto quiere decir que su liberación puede estimularse, por 
proteínas solubles amibianas o productos secretados por el parásito. Cuando la amiba daña 
a la célula, esta libera IL-1α, posteriormente migra a zonas distales de la lesión e induce la 
producción de IL-8; la respuesta inflamatoria ocasiona daño a la mucosa lo que facilita la 
invasión amibiana (Chaudhry y Petri, 2005). En intestino, la inflamación puede medirse 
indirectamente por los niveles de mieloperoxidasa (enzima participante en el proceso de 
fagocitosis) (Stanley, 2001). 
 Otro mecanismo involucrado en la inflamación es la producción de los metabolitos de 
ácido araquidónico principalmente leucotrienos (LT) C4 (LTC4) y B4 (LTB4) en mayor 
concentración y prostaglandinas (PG) E2 (PGE2). En el daño de células epiteliales del 
intestino hay formación de ciclooxigenasa (COX) principalmente COX-2, enzima 
participante en la vía de producción de prostaglandinas, la producción de COX-2 también 
 17
es inducida por la amiba en macrófagos polimorfonucleares durante la formación del 
absceso hepático amibiano (AHA) y puede ser regulada por algunas citocinas liberadas por 
estos macrófagos activados como IFN-γ y TNF-α (Sánchez y Talamás, 2002; Sánchez y 
col., 2004). En modelos animales, por ejemplo en los ratones SCID-HU-INT infectados con 
trofozoítos amibianos, se incrementan la COX-2 y la PGE2 no solo en zonas de lesión, por 
lo que se ha propuesto que la IL-1 de las células dañadas estimula la producción de COX-2 
en otros sitios. En estos ratones, el infiltrado de neutrófilos está mediado en parte por la 
PGE2, producida por COX-2, por lo que se considera un mediador inflamatorio 
quimioatrayente además de tener un efecto en la secreción de citocinas provenientes de 
linfocitos TH1 y TH2 (Sánchez y Talamás, 2002; Sánchez y col., 2004). La PGE2 está 
involucrada en la supresión de la producción de IL-1 y del TNF-α así como en la 
regulación de la expresión de óxido nítrico sintetasa inducible (iNOS) de una manera dosis 
dependiente (Chaudhry y Petri, 2005). 
 Los neutrófilos participan en la resistencia del hospedero contra diferentes infecciones; 
al ser activados, secretan una gran gama de moléculas que incluye especies reactivas de 
oxígeno y enzimas proteolíticas con las que dan muerte a los microorganismos invasores y 
causan un daño local al tejido. Estas células son importantes en la inflamación y son 
atraídas al sitio de la lesión, por citocinas y quimiocinas producidas por el estímulo 
amibiano (IL-8 e IL-1β). En estudios in vitro, los neutrófilos pueden contribuir al daño de 
hepatocitos y células epiteliales, ya que al agregarlos a los cocultivos de líneas celulares 
con trofozoítos aumenta el daño de estas células posiblemente por la lisis y liberación de 
mediadores inflamatorios de los neutrófilos inducida por los trofozoítos. En la patogenia de 
la colitis amibiana se ha propuesto que los neutrófilos localizados en los bordes de las 
 18
úlceras amibianas incrementan la destrucción epitelial y la permeabilidad (Sim y col., 2004; 
Asgharpour y col., 2005). En modelos animales de infección hepática o intestinal, los 
neutrófilos pueden eliminar a los trofozoítos si son estimulados con IFN-γ y TNF-α. 
 Los macrófagos activados por IFN-γ, TNF-α y CSF-1, muestran una potente actividad 
amebicida dependiente de contacto; esta actividad puede estar mediada por mecanismos 
oxidativos (especies reactivas de oxígeno) y no oxidativos (proteasas citolíticas), aunque se 
ha demostrado que la principal molécula involucrada en la citotóxicidad es el óxido nítrico 
(NO). El TNF-α producido por macrófagos activados aumenta la citotóxicidad dependiente 
de NO contra E. histolytica, elevándose los niveles de expresión del gen óxido nítrico 
sintetasa inducible (iNOS) (Cantellano y Martínez, 2000). La lectina amibiana induce la 
expresión del gen del TNF-α, los niveles altos de esta citocina promueven la actividad 
amebicida y los bajos, estimulan granulocitos y crecimiento de fibroblastos, inhiben la 
migración de neutrófilos y promueven su adherencia con el consecuente daño al tejido, 
también se le atribuyen la acumulación de macrófagos y leucocitos así como la 
diferenciación epiteloide y la formación de granulomas, efectos que pueden contribuir al 
desarrollo del absceso hepático amibiano (AHA). En modelos animales, durante las 
primeras horas (6h) de la formación del absceso hepático amibiano experimental se apoya 
la propuesta anterior, ya que en el foco inflamatorio hay producción de TNF-α y se 
incrementa el número de células mononucleares con el progreso de la infección 
(Maldonado y col., 2005). 
 La capacidad citotóxica de los macrófagos se reduce en la amibiasis hepática aguda y 
las amibas por medio de sus productos modulan en esta célula la formación de NO, H2O2 y 
HO por lo que inhiben el estallido respiratorio. Aún no está definido el mecanismo por el 
 19
cual los macrófagos distales al sitio de infección se pueden activar ya que se ha sugerido 
que la inactivación de estas células es principalmente local, por exposición directa a los 
trofozoítos amibianos y/opor sus productos (Cambell y Chadee, 1997). Los componentes 
solubles amibianos, junto con la activación de macrófagos y el estallido respiratorio 
(cuando aún no ha sido inhibido) pueden contribuir a la respuesta inflamatoria aguda inicial 
asociada al daño tisular. 
 Los receptores Toll o TLR tienen un papel esencial en la inmunidad innata 
principalmente en el reconocimiento de patrones moleculares asociados a patógenos 
(PAMPs) y en el desencadenamiento de la inmunidad innata y adaptativa. Estos receptores 
activan las vías de transducción y señalización para inducir la expresión de una variedad de 
genes que promueven la respuesta inflamatoria (citocinas, sustancias inflamatorias y 
quimiocinas), así como el reclutamiento y la activación de macrófagos, células dendríticas 
y T reguladoras CD4+ CD25+ (Campos y Jarillo, 2005; Maldonado y col., 2005). Las 
lectinas, lipofosfoglicano (LPG) y lipofosfopeptidoglicano (LPPG) de la amiba pueden ser 
reconocidas e inducir una respuesta inmune innata a través de los TLRs. El TLR2 puede 
contribuir a la invasión y daño hepático o eliminar el parásito principalmente por la 
activación de macrófagos y la producción de NO. La LPPG de la amiba puede regular la 
expresión de TLR2 e inducir la liberación de IL-10. Los TLR2 y 4 pueden interactuar para 
reconocer combinaciones de PAMPs de ciertos patógenos. Al interaccionar LPPG de 
amibas con TLR2 y TLR4 de macrófagos de ratón se activa (NF)-κB y hay liberación de 
TNF-α e IL-6 (Maldonado y col., 2005). En ratones con macrófagos TLR2-/- (ausente) o 
TLR4d/d (deficiente) disminuyó la producción de IL-6 y TNF-α, lo que señala a la LPPG de 
la amiba como un patrón molecular con funciones inmuno-estimulatorias para la activación 
 20
de (NF)-κB y la síntesis de TNF-α, IL-6, IL-8, IL-12 e IL-10, todos ellos componentes 
críticos de una respuesta inmune innata. Además se ha demostrado que la LPPG es agonista 
con TLR2 y TLR4 sugiriendo que dentro de los procesos de interacción hospedero-amiba, 
la LPPG participa en la activación de la respuesta inmune innata induciendo la síntesis y 
secreción de mediadores solubles, los cuales regulan la respuesta inmune adaptativa 
(Campos y Jarillo, 2005; Maldonado y col., 2005). 
 E. histolytica secreta además, un factor inhibidor de la locomoción de monocitos 
denominado FILM, que tiene un peso molecular de 1000 kDa y la capacidad de inhibir el 
estallido respiratorio de los neutrófilos humanos (Rico y Kretschmer, 1997). 
 El complemento es un componente importante de la inmunidad innata. Las amibas son 
capaces de activar el complemento a través de las vías de la lectina y alterna, aún así las 
amibas patógenas son capaces de resistir el daño del complejo de ataque a la membrana 
(CAM) y solo las cepas no patógenas (E. dispar) son susceptibles a la lisis mediada por el 
complemento (Campos y Jarillo, 2005). 
 Se ha mencionado que la patogenicidad de E. histolytica está relacionada con la 
capacidad de evadir la inmunidad innata, y entre los componentes de superficie, 
involucrados en la destrucción del tejido se proponen además de la lectina a la proteína rica 
en serina, pero principalmente a dos moléculas de superficie la LPG y LPPG que son 
potentes inmunógenos (Maldonado y col., 2005). La LPPG esta constituida por 75 a 85% 
de carbohidratos, 8% de proteínas, 2 a 5% de lípidos y 1% de fosfatos, es altamente 
inmunogénica, ya que se han detectado anticuerpos (Ab) contra esta molécula en pacientes 
diagnosticados con AHA y en calostro de madres infectadas con amibas; además, tiene 
influencia en la síntesis del TNF-α, IL-12 e IL-8 de monocitos humanos. La caracterización 
 21
inmunoquímica del polisacárido de la LPPG revela diferencias entre cepas virulentas y no 
virulentas de E. histolytica, la LPPG es similar a la LPG de Leishmania que es un PAMP 
con capacidad inmuno-estimulatoria (Campos y Jarillo, 2005; Maldonado y col., 2005). 
 
2.2 Inmunidad Humoral 
 
 La respuesta inmune humoral en los pacientes, se identifica por la presencia de 
anticuerpos específicos circulantes, generalmente, una semana después de los primeros 
síntomas, aunque también se pueden producir en la amibiasis asintomática. Indicadores 
sensibles de una respuesta humoral local son los coproanticuerpos, como se ha comprobado 
en diferentes estudios realizados en individuos con amibiasis intestinal (Martínez-Palomo, 
1993). Se ha observado presencia de coproanticuerpos de la clase IgG, IgA e IgM, por 
hemaglutinación indirecta (HI) en 80% de pacientes con disentería amibiana y únicamente 
en 2% de los controles y en 4% de los pacientes con infección intestinal no amibiana 
(Martínez-Palomo, 1993). Las cifras de coproanticuerpos de los pacientes con disentería 
amibiana, disminuyeron después de 3 semanas hasta un 55%, lo que coincidió con el 
incremento en los Ab séricos, cuyos títulos no se correlacionan con la severidad de la 
enfermedad; esto sugiere que la inmunidad adquirida contra la amibiasis tiene una mayor 
correlación con la respuesta inmune de la mucosa (Miller y Petri Jr., 2002). 
 Los anticuerpos circulantes para E. histolytica se pueden detectar una semana después 
de los primeros síntomas, la clase IgM es la que se presenta en el contacto inicial con el 
parásito (Martínez-Palomo y Espinosa-Castellano, 1998) posteriormente en humanos 
predomina la IgG y principalmente la subclase IgG2. 
 La actividad de la IgA secretoria antiamibiana es uno de los mecanismos del hospedero 
 22
para impedir la adherencia de los trofozoítos al epitelio intestinal. Sin embargo se ha 
demostrado que estos últimos degradan rápidamente la IgA secretoria humana por medio de 
las proteasas de cisteína como se ha visto en leche humana, calostro, saliva y bilis. Los 
pacientes con AHA tienen una vigorosa respuesta de anticuerpos séricos contra la amiba, 
pero esta aparición de anticuerpos no tiene efecto sobre el curso de la enfermedad ya que 
esta forma clínica tiene un alto índice de mortalidad si no hay un tratamiento adecuado. 
Estudios recientes mostraron que anticuerpos anti-amiba provenientes de pacientes con 
AHA, evitaron el desarrollo de esta patología, al ser administrados parenteralmente en 
ratones sin linfocitos B y T involucrados con E. histolytica (Cambell y Chadee, 1997). 
 El suero inmune de animales puede inhibir la eritrofagocitosis de E. histolytica y su 
efecto citotóxico en cultivo celular; a dosis elevadas, este suero lisa los trofozoítos de E. 
histolytica. En condiciones normales, la amiba elude los anticuerpos por medio de la 
distribución de sus antígenos de superficie con la formación de capping y el uroide 
(Martínez-Palomo y Espinosa-Castellano, 1998). 
 El sistema inmune humoral da poca protección contra la amibiasis, pues se ha 
observado un alto índice de reinfección, en personas con títulos elevados de anticuerpos 
(Martínez-Palomo y Espinosa-Castellano, 1998). 
 
2.3 Inmunidad Celular 
 
 La inmunidad mediada por células, como respuesta del hospedero a la infección 
amibiana, se ha demostrado en humanos y en modelos animales. Estudios realizados en 
animales de experimentación, indican que los mecanismos de inmunidad celular pueden 
limitar o prevenir la formación del absceso hepático amibiano; así, se ha visto que la 
 23
inmunización con proteínas totales del parásito, induce protección contra la inoculación 
intrahepática de trofozoítos virulentos de E. histolytica. Al inocular trofozoítos por vía 
intracecal en ratones C3H como un modelo de colitis amibiana, se genera una respuesta 
dañina de linfocitos T CD4+. Asimismo en estos ratones las células de los nódulos 
linfáticos mesentéricos y del ciego, incrementaron los niveles de IL-4 e IL-13. Un 
anticuerpo monoclonal anti-CD4+ se usó para reducir los linfocitos T CD 4+ y así evaluar 
su papel en la infección amibiana. El porcentaje inicial de la infección enratones con T 
CD4+ disminuidos fue menor en relación con el control, presumiblemente porque la 
respuesta inmune innata se encontraba intacta. Sin embargo en estos ratones disminuye el 
número de amibas y antígenos fecales y en los cortes histológicos hay mejoría comparado 
con el ratón infectado como control, por consiguiente en este caso la respuesta adquirida de 
células T CD4+ se ve deteriorada y probablemente el daño directo del intestino es por la 
producción de las citocinas IL-4 e IL-13 (Cambell y Chadee, 1997; Chaudhry y Petri Jr., 
2005). 
 Durante la amibiasis invasiva, el estudio de la respuesta inmune celular muestra una 
disminución de los linfocitos T CD4+ y un aumento de los linfocitos T CD8+, la 
disminución in vitro de la proliferación de los linfocitos T contra antígenos amibianos 
indica una supresión de la respuesta inmune. La respuesta de Th1 esta mediada por IL-2, 
TNF-α e IFN-γ, y la respuesta de Th2 es mediada por la producción de IL-4, IL-5, IL-6, 
IL-9 e IL-10. Se ha sugerido que diferentes epitopes de la amiba pueden estimular una 
respuesta Th2 (supresiva) o una Th1 (protectora) (Bansal y col., 2005). 
 Durante la formación del absceso hepático amibiano (AHA), en las células 
presentadoras de antígenos (APC) se reduce esta capacidad de presentar antígenos 
 24
amibianos a células T CD4+. Esto puede ocurrir por la reducción en la expresión de las 
moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad II (MHC II) (Cambell y Chadee, 
1997). Se ha observado que macrófagos vírgenes de roedores, al ser tratados con proteínas 
solubles amibianas (SAP) o productos secretados por los trofozoítos inducen una 
disminución en la expresión de moléculas de superficie de estas células inducidas por IFN-
γ, citocina que promueve la expresión de la molécula MHC II. Asimismo el IFN-γ puede 
ser inhibido por IFN-α y β, LPS y PGE2, en el caso particular la PGE2 inhibe tanto la 
expresión del MHC II como la transcripción del gen, lo que limita la capacidad 
cooperadora de los macrófagos (Cambell y Chadee, 1997; Sánchez y Talamás, 2002). 
 Las células T son importantes productoras de citocinas activadoras de macrófagos y 
pueden ser directamente citotóxicas para las amibas por un mecanismo aún desconocido. 
En pacientes y animales de experimentación con AHA las células T presentan una 
disminución en la proliferación al ser estimuladas con mitógenos (fitohemaglutinina y 
concanovalina A) (Cambell y Chadee, 1997). La proteína amibiana de superficie de 220 
kDa estimula en ratón la producción de IL-4 e IL-10 y suprime la mitogénesis de células T 
(Talamás, 1995). 
 En la amibiasis invasiva hay un efecto supresor en suero que inhibe la producción de 
IL-2 y por consiguiente la respuesta Th1, lo que puede atribuirse parcialmente a la 
producción de PGE2 (Zambrano y col., 2002). Las citocinas TGF-β, IL-4 e IL-10, ejercen 
un efecto inhibitorio sobre los macrófagos y la respuesta Th1 durante la amibiasis (Cambell 
y Chadee, 1997). 
 
 
 
 25
2.4 Tratamiento 
 
 Los amebicidas han contribuido grandemente en la disminución de la morbilidad y 
mortalidad de la enfermedad. De acuerdo a su sitio de acción los medicamentos 
antiamibianos pueden clasificarse en tres grupos: luminal, tisular y mixto. Dentro de los de 
acción luminal están la diiodohidroxiquinoleina, el furoato de diloxanida y la 
paramomicina; los de acción en tejidos incluyen a la emetina y la dihidroemetina, que 
actúan tanto en la pared intestinal como en el hígado y otros tejidos, y a la cloroquina que 
sólo actúa en el hígado. Uno de los grupos principales de medicamentos que actúan en el 
lumen y en los tejidos, es el de los nitroimidazoles, que incluyen al metronidazol, tinidazol 
y ornidazole (Martínez-Palomo, 1993). 
 El metronidazol es el agente farmacológico más ampliamente usado en la amibiasis. El 
nombre químico del metronidazol es 1-(2-hidroxietil)-2-metil-5-nitroimidazol, es un 
compuesto heterocíclico con un grupo nitro en su estructura molecular, que le da la 
importancia médica. Tiene acción antimicrobiana en una gran variedad de patógenos 
procariontes y eucariontes anaerobios como: Trichomonas vaginalis, Giardia lamblia y E. 
histolytica (Bartlett, 1981). 
 El metronidazol se absorbe rápidamente en el organismo, se difunde con gran facilidad 
lo que incluye al sistema nervioso central, alcanza el nivel máximo de concentración una 
hora después de ingerirlo y su vida media es de ocho horas. El metronidazol puede 
permanecer en los órganos reproductores de la mujer, la próstata y las vesículas seminales 
del hombre (Dobias y col., 1994). Después de la hidroxilación y oxidación, los metabolitos 
de este medicamento se eliminan principalmente por vía renal y de 6 a 15% por las heces 
(Anderson, 1981). Los metabolitos también se pueden detectar en otros fluidos corporales 
 
como líquido seminal, secreciones vaginales, bilis, sudor, saliva y leche humana (Dobias y 
col., 1994). 
 El mecanismo de acción del metronidazol (Figura 4), comprende cuatro etapas 
consecutivas: a) entrada a la célula blanco, b
producto o los productos reducidos y d) liberación de los productos finales inactivos 
(Müller, 1983). 
 
Figura 4: Etapas del mecanismo de acción del metronidazol (
 
 
 La entrada de este medicamento es por un proceso activo de difusión y en el interior de 
la célula blanco el grupo nitro de esta molécula se reduce por la acción de una proteína 
líquido seminal, secreciones vaginales, bilis, sudor, saliva y leche humana (Dobias y 
El mecanismo de acción del metronidazol (Figura 4), comprende cuatro etapas 
consecutivas: a) entrada a la célula blanco, b) activación reductiva, c) efecto tóxico de
producto o los productos reducidos y d) liberación de los productos finales inactivos 
Figura 4: Etapas del mecanismo de acción del metronidazol (Modificado de Müller, 1983). 
La entrada de este medicamento es por un proceso activo de difusión y en el interior de 
la célula blanco el grupo nitro de esta molécula se reduce por la acción de una proteína 
26
líquido seminal, secreciones vaginales, bilis, sudor, saliva y leche humana (Dobias y 
El mecanismo de acción del metronidazol (Figura 4), comprende cuatro etapas 
reductiva, c) efecto tóxico del 
producto o los productos reducidos y d) liberación de los productos finales inactivos 
 
Müller, 1983). 
La entrada de este medicamento es por un proceso activo de difusión y en el interior de 
la célula blanco el grupo nitro de esta molécula se reduce por la acción de una proteína 
 
metabólica, la ferredoxina de bajo potencial redox, sie
electrón (Samuelson, 1999).
 
 
Figura 5: Metronidazol normal
ácido (II) (Modificado de Anderson, 19
 
 
 El metronidazol puede dar origen a varios metabolitos (Figura 5), siendo los principales 
productos de origen oxidativo
(2-hidroxietil)-2-hidroximetil
su grupo hidroxietil [1-(2
mantienen su grupo nitro intacto y su actividad biológica es baja
 Cuando se reduce el grupo nitro (Figura 6) se forma
intermediarios heterocíclicos, en los que el radical nitroso se puede reducir a hidroxilamina 
(R-NHOH) o a una amina (R
la ferredoxina de bajo potencial redox, siendo el grupo nitro el aceptor del 
electrón (Samuelson, 1999). 
 
Figura 5: Metronidazol normal (M). Metabolitos de origen oxidativo del metronidazol: alcohol 
Anderson, 1981). 
El metronidazol puede dar origen a varios metabolitos (Figura 5), siendo los principales 
gen oxidativo el alcohol obtenido por hidroxilación de su grupo metil [1
hidroximetil-5-nitroimidazol] y el ácido obtenido por la hidroxilación de 
(2-carbiximetil)-2-metil-5-nitroimidazol], estos dos compuestos 
mantienen su grupo nitro intacto y su actividad biológica es baja (Anderson, 1981)
Cuando se reduce el grupo nitro(Figura 6) se forma un radical nitroso y se forman otros 
intermediarios heterocíclicos, en los que el radical nitroso se puede reducir a hidroxilamina 
NHOH) o a una amina (R-NH2); estos dos últimos compuestos interaccionan con el 
27
ndo el grupo nitro el aceptor del 
 
. Metabolitos de origen oxidativo del metronidazol: alcohol (I) y 
El metronidazol puede dar origen a varios metabolitos (Figura 5), siendo los principales 
el alcohol obtenido por hidroxilación de su grupo metil [1-
do por la hidroxilación de 
, estos dos compuestos 
(Anderson, 1981). 
un radical nitroso y se forman otros 
intermediarios heterocíclicos, en los que el radical nitroso se puede reducir a hidroxilamina 
); estos dos últimos compuestos interaccionan con el 
 
DNA y las proteínas, entre otros, por lo 
inactivos, constituidos por fragmentos de la molécula de metronidazol, son la acetamida (c) 
y el ácido 2-hidroxietil oxamico (d) (Müller, 1983; Dobi
2000). 
 
 
 I II 
Figura 6: (I) Reducción del grupo nitro del metronidazol: a) pasos de la reducción del grupo nitro b) 
reoxidación del radical nitroso libre por 
metronidazol: c) acetamida d) ácido 2
 
 
 Algunas cepas de E. histolytica,
porque inhiben enzimas que reducen el metronidazol co
por su capacidad para incrementar a la superóxido dismutasa y la peroxiredoxina, 
participan también las EhPgp (glicoproteínas P de membrana), que actúan como una bomba 
DNA y las proteínas, entre otros, por lo que son mutagénicos. Los productos finales 
inactivos, constituidos por fragmentos de la molécula de metronidazol, son la acetamida (c) 
hidroxietil oxamico (d) (Müller, 1983; Dobias y col., 1994;
 
I II 
Figura 6: (I) Reducción del grupo nitro del metronidazol: a) pasos de la reducción del grupo nitro b) 
reoxidación del radical nitroso libre por oxígeno. (II) Productos finales de la molécula del 
metronidazol: c) acetamida d) ácido 2-hidroxietil oxamico (tomado de Müller, 1983). 
E. histolytica, han presentado resistencia al metronidazol, ya sea 
porque inhiben enzimas que reducen el metronidazol como ferredoxina y flavin reductasa o 
por su capacidad para incrementar a la superóxido dismutasa y la peroxiredoxina, 
participan también las EhPgp (glicoproteínas P de membrana), que actúan como una bomba 
28
que son mutagénicos. Los productos finales 
inactivos, constituidos por fragmentos de la molécula de metronidazol, son la acetamida (c) 
1994; Idkaidek y Najib, 
 
I II 
Figura 6: (I) Reducción del grupo nitro del metronidazol: a) pasos de la reducción del grupo nitro b) 
inales de la molécula del 
Müller, 1983). 
han presentado resistencia al metronidazol, ya sea 
mo ferredoxina y flavin reductasa o 
por su capacidad para incrementar a la superóxido dismutasa y la peroxiredoxina, 
participan también las EhPgp (glicoproteínas P de membrana), que actúan como una bomba 
 29
molecular dependiente de ATP, para disminuir la concentración intracelular del fármaco 
(Wassmann y Bruchhaus, 2000; Orozco y col., 2002). 
 Investigaciones sobre el efecto del metronidazol en microorganismos susceptibles, 
indican que sus metabolitos son mutagénicos, por lo que cabe la posibilidad de que en 
humanos tenga estos efectos. En animales de experimentación, como ratas y ratones, se ha 
observado embriotoxicidad, teratogenicidad y carcinogenicidad. Estos efectos como ya se 
mencionó se atribuyen a los metabolitos que son capaces de unirse al DNA, a las proteínas 
y de inhibir macromoléculas. No está del todo claro el papel de los metabolitos en la célula 
blanco, debido a que en presencia de altas dosis ésta se desintegra, lo que sugiere que estos 
metabolitos pueden actuar sobre varios componentes de la célula y no solo en las proteínas 
que están cerca del DNA (Roe, 1983; Gómez y col., 2004). 
 Los efectos colaterales ó tóxicos del metronidazol, conllevan frecuentemente a la 
interrupción del tratamiento, por lo que continúa la búsqueda de nuevos medicamentos para 
el tratamiento de la amibiasis. Al respecto se han realizado estudios para analizar el efecto 
del zinc sobre la actividad de E. histolytica (Vega y Carrero, 1997; Vega y col., 1999). 
 El zinc es importante para más de 300 enzimas que lo requieren para sus funciones 
metabólicas, incluyendo a las responsables de la replicación del DNA y la síntesis de RNA 
y proteínas, así como de la transcripción de genes (Vallee y Falchuk, 1993). 
 El zinc es uno de los micronutrientes de mayor importancia en el organismo y su 
ingestión o absorción insuficientes, se asocian con retraso del crecimiento, anorexia, 
dermatitis, diarrea, alopecia, alteración en la capacidad reproductiva y del sistema inmune 
(Reinhold y col., 1999). Este metal es muy importante para el sistema inmune, porque su 
deficiencia causa un desbalance entre las funciones de Th1 y Th2, ya que la producción de 
IFN-γ e IL-2 (productos de Th1) disminuye, mientras la producción de IL-4, IL-6 e IL-10 
 30
(productos de Th2) no se encuentra afectada (Prasad y Kucuk, 2002). La capacidad 
inmunomoduladora y farmacológica del zinc se ha usado para restaurar la función inmune 
dañada y algunos estudios muestran que puede estimular in vitro la secreción de citocinas 
de células mononucleares de sangre periférica (Wellinghausen y col., 1996). 
 El contenido de zinc en alimentos es muy variable, abundante en carnes rojas, en 
algunos mariscos y el germen de los cereales. El zinc se absorbe en el intestino delgado 
principalmente en yeyuno e íleon, absorción que se incrementa cuando hay deficiencia 
orgánica. Se absorbe por difusión pasiva y por transportadores, e interfieren con este 
proceso el calcio, el ácido fítico y otros compuestos. El transporte en la circulación es 
principalmente por albúmina y transferrina (Vallee y Falchuk, 1993; Hambidge y Krebs, 
2001). La penetración en la célula es por medio de transportadores de los cuales en 
mamíferos se conocen cuatro ZnT-1, ZnT-2 ambos involucrados en el flujo del zinc en el 
intestino, el riñón y los testículos, ZnT-3 en las neuronas y el ZnT-4 en las glándulas 
mamarias y el cerebro (McMahon y Counsins, 1998). 
 El calcio tiene un importante papel en la patogénesis de muchos protozoos parásitos. En 
E. histolytica, el calcio está involucrado en la patofisiología y está presente en la actividad 
citolítica, pues esta actividad se puede inhibir bloqueando los canales de calcio, además se 
han observado cambios en el perfil de calcio en el ciclo celular y en el desarrollo de los 
estadios de la amiba (quiste y trofozoíto) (Sahoo y col., 2004). Se han reportado cuatro 
proteínas unidoras de calcio: la ATPasa transportadora del ion calcio, calmodulina (CaM), 
la EhCaBP1 y la EhCaBP2 (proteína unidora de calcio de E. histolytica), éstas dos últimas 
se localizan en gránulos intracelulares y pueden participar en la fagocitosis, control de la 
vía endocítica y descarga granular. La calmodulina que ya ha sido caracterizada 
bioquímicamente, está implicada en las siguientes funciones: activación de canales, 
 31
liberación de gránulos electro-densos, proliferación celular y actividad patogénica de la 
amiba (Sahoo y col., 2004; Chakrabarty y col., 2004). 
 El calcio (Ca2+) es fundamental para la polimerización de la actina y miosina de los 
microfilamentos del citoesqueleto y de la tubulina en los microtúbulos (Carbajal y col., 
1996). En E. histolytica se han caracterizado tres moléculas del citoesqueleto: 
1.- Actina: a) Filamentosa (F), forma los filamentos y es la más abundante en el centro de la 
célula y el uroide; b) Globular (G), que está concentrada en el pseudópodo. Estas moléculas 
son importantes en la fagocitosis ya que son responsables del movimiento celulary de las 
vacuolas. 
2.- Miosina II. Es una proteína fibrosa de 250 kDa que posee sitios de fosforilación de PKC 
de caseín kinasa II, se sitúa junto a los filamentos de actina y se ha localizado por medio de 
un anticuerpo (anti-miosina) con microscopía confocal de fluorescencia alrededor del 
uroide. 
3.- Tubulina. Localizada en el sitio donde el ADN genómico contiene un ORF (del inglés 
Open Reading Frame) ó marco de lectura, que codifica para una proteína de 455 
aminoácidos homóloga a tubulina (Guillén, 1993; Tavares y col., 2005). 
 La actividad citolítica de la amiba depende de la dinámica e integridad del 
citoesqueleto, por lo que el zinc al alterar esta estructura, afecta la replicación y adherencia 
de la amiba y con ello su virulencia. El zinc ejerce un efecto directo en los microfilamentos 
y en la polimerización de la tubulina, además se ha sugerido que inhibe competitivamente 
algunos efectos del calcio, un elemento esencial para la actividad del ameboporo y 
fosfolipasas. Asimismo, este elemento participa en la dinámica del citoesqueleto, proteínas, 
citotoxicidad y en la lisis de la célula blanco, por lo que al antagonizar con el zinc, el calcio 
en la amiba inhibe funciones celulares como el movimiento, fagocitosis, endocitosis, etc. 
 32
Por tal efecto en el citoesqueleto, se altera la patogenicidad del parásito (Vega y Carrero, 
1997; Vega y col., 1999). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 33
3. Hipótesis 
 
 Si con el efecto obtenido por el zinc sobre la patogenicidad del parásito, se potencializa 
la actividad antiamibiana de otros fármacos, entonces, la dosis terapéutica, el tiempo de 
administración, los efectos tóxicos y el costo disminuirían, lo que permitiría al paciente 
completar el esquema terapéutico con facilidad. 
 
 
 
4. Objetivos 
 
 
4.1 General 
 
• Analizar el efecto de la asociación del zinc con el metronidazol en la viabilidad y 
proliferación de los trofozoítos de E. histolytica. 
 
4.2 Particulares 
 
• Mantener cultivos axénicos de trofozoítos de E. histolytica de la cepa HM1: IMSS. 
• Obtener una curva de proliferación y viabilidad de los trofozoítos de E. histolytica 
en un lapso de 96 horas. 
• Realizar múltiples ensayos con diferentes dosis del metal, el fármaco y la asociación 
de ambos. 
• Analizar la acción del zinc y el metronizadol en trofozoítos amibianos a las 24 horas 
de aplicados. 
 
 
 34
5. Materiales y Métodos 
 
5.1 Preparación del medio de cultivo TYI-S-33 
 
 En 82 ml de agua bidestilada se disolvieron: 3.0 gr de Biosate Peptona (BBL 65% 
caseína digerida con enzimas pancreáticas y 35% extracto de levadura), 1.0 gr de dextrosa 
anhidra (D-glucosa anhidra); 0.2 gr de NaCl (cloruro de sodio), 0.06 gr de KH2PO4 (fosfato 
de potasio monobásico), 0.1 gr de K2HPO4 (fosfato de potasio dibásico), 0.1 gr de L-
cisteína; 0.02 gr de ácido ascórbico (vitamina C) y 0.0023 gr de citrato de amonio férrico. 
Después de ajustar el pH a 6.8 con NaOH 1N, la solución se filtra en embudo Buchner con 
doble papel filtro (Whatman # 1) y se esteriliza a 121 °C con 15 libras de presión por 15 
minutos. Finalmente el medio se suplementa con suero de bovino adulto (SBA) al 10% y 
una mezcla multivitaminica al 3% (Diamond y col., 1978). 
 
 
5.2 Parásitos 
 
 Los trofozoítos de E. histolytica de la cepa patógena HM1: IMSS, obtenidos de 
abscesos hepáticos amibianos de hámster (AHAH), se cultivaron en medio axénico TYI-S-
33 a 37°C durante 72 horas. Se cosecharon colocándolos en hielo durante 15 minutos y 
después de concentrarlos por centrifugación a 1500 rpm por 5 minutos se ajustaron a la 
concentración requerida para iniciar los microcultivos. 
 
 
5.3 Curvas de viabilidad y proliferación 
 
 Los cultivos con 5x104 trofozoítos y 5 ml de medio TYI-S-33 se colocaron siempre en 
condiciones de esterilidad y por duplicado en tubos de vidrio con tapa de rosca. A las 24, 
 35
48, 72 y 96 horas de iniciado el cultivo se determinó, al microscopio óptico, la viabilidad 
por la técnica de exclusión del azul tripano y el número de trofozoítos por mililitro en 
cámara de Neubauer. 
 
 
5.4 Microcultivos 
 
 Se utilizaron cajas de poliestireno de 24 pozos (Costar, Cambridge, MA), en los que se 
colocó medio de cultivo TYI-S-33 sólo (como control) o suplementado con dosis de zinc en 
el rango de 1.0 a 10 mM (1mM=250 µg de ZnSO4/ml) y metronidazol de 0.1 a 1.0 µg 
(1mM=171.16 µg de metronidazol/ml) o la combinación de zinc con metronidazol 
resuspendidos, en un volumen de 50 µl de agua desionizada. A cada pozo se le adicionaron 
2.5 x 103 amibas, en fase logarítmica de crecimiento (72 h) y el volumen final de cada pozo 
se ajustó a 1.0 ml con medio de cultivo TYI-S-33; todo el procedimiento se realizó en 
condiciones de esterilidad. Las microplacas se colocaron en jarras Gas Pack, con cojinetes 
generadores de anaerobiosis (Anaerocult Merck, Germany) en su interior y papel aluminio 
en el exterior para evitar el paso de la luz. Se incubaron a 37°C por 24 horas. 
 Al término del lapso señalado, se realizó la observación directa de los pozos de la placa 
con microscopio invertido, para comparar las características morfológicas de los trofozoítos 
amibianos controles y experimentales. Posteriormente se enfrió la placa en hielo (4°C) 
durante 15 minutos para inhibir la adherencia, se tomó una alícuota y en la cámara de 
Neubauer finalmente se determinó su viabilidad y proliferación. 
 
 
5.5 Análisis estadístico 
 
 Los resultados se analizaron por la prueba no paramétrica de Mann-Whitney. 
 36
6. Resultados 
 
 
6.1 Viabilidad 
 
 Durante las 72 horas de incubación, en el medio de cultivo TYI-S-33, la viabilidad de 
los trofozoítos de E. histolytica (n=5) se mantuvo en cifras superiores a 95% (Figura 7). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Figura 7. Curva de viabilidad de E. histolytica. 
 
 
 La viabilidad en los trofozoítos amibianos incubados durante 24 h, con dosis de 
metronidazol de 0.1 (84%), 0.2 y 0.4 µg (75%), fue significativamente menor (p<0.02) a la 
de los controles (93%). Esta diferencia (p<0.02) se mantuvo con 0.6 y 0.8 µg de 
metronidazol, dosis con la que se obtuvo una viabilidad de 23 y 2 % respectivamente 
(Figura 8). 
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
0 24 48 72
V
ia
bi
lid
ad
 (
%
)
Horas
 37
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 8. Efecto del metronidazol a las 24 h sobre la viabilidad de los trofozoítos amibianos. 
 
 
 
 Con 0.6 µg de metronidazol hubo pérdida de la integridad celular y se observaron 
algunos trofozoítos en proceso de fragmentación; la lisis se incrementó con 0.8 y 1.0 µg 
(Figura 9). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
0 0.1 0.2 0.4 0.6 0.8 1
V
ia
bi
lid
ad
 (
%
)
Metronidazol ( µµµµg/ml)
 
 
Figura 9. Efecto del metronidazol (1 
restos celulares (RC) (10x). 
 
 
 En los trofozoítos tratados con dosis de 280 a 560 
con 756 µg de 68% y con 1008 
la obtenida con el control (93
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Figura 10. Efecto del zinc a las 24 h sobre la 
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
V
ia
bi
lid
ad
 (
%
)
RRCC 
40 µm 
. Efecto del metronidazol (1 µg) en trofozoítos amibianos, se observan redondeados y
s tratados con dosis de 280 a 560 µg de zinc la viabilidad fue de 76
g de 68% y con 1008 µg de 56%, cifras significativamente inferiores (p<0.02) a
la obtenida con el control (93%). Con 2800 µg, la viabilidad fue de 4% (Figura 10
 
. Efecto del zinc a las 24 h sobre la viabilidad de los trofozoítos amibianos.
0 280 420 504 560 756 1008
Zinc ( µµµµg/ml)
 
38
 
se observan redondeados y 
de zinc la viabilidad fue de 76%, 
%, cifras significativamente inferiores (p<0.02) a 
%(Figura 10). 
viabilidad de los trofozoítos amibianos. 
1008 2800
 
 
 La morfología de los trofozoítos amibianos, no se modificó en los cultivos 
suplementados con dosis de zinc en un rango de 280 a 1008 
mostraron vacuolización, aglutinación y en algu
 
 
 
Figura 11. Efecto del zinc (2800 
algunos con fragmentación (F)
 
 
 Para estudiar la asociación del metal y del fármaco
concentraciones que individualmente permitieron a los 
superior a 40%. 
 En las amibas tratadas con 280 
metronidazol la viabilidad fue de 70 y 75
de metronidazol a los cultivos con 280 y 420 
significativamente (p<0.01) comparado con el control (93
29% respectivamente (Figura 12
 
40 µm 
La morfología de los trofozoítos amibianos, no se modificó en los cultivos 
suplementados con dosis de zinc en un rango de 280 a 1008 µg. Con la dosis de 2800 
vacuolización, aglutinación y en algunos casos fragmentación (Figura 11
. Efecto del zinc (2800 µg) en trofozoítos amibianos observándose 
algunos con fragmentación (F) (10x). 
Para estudiar la asociación del metal y del fármaco se utilizaron aquellas 
concentraciones que individualmente permitieron a los trofozoítos amibian
En las amibas tratadas con 280 µg de zinc, asociado a dosis de 0.1 
ol la viabilidad fue de 70 y 75% respectivamente (p<0.01). Al adicionar 0.4 
de metronidazol a los cultivos con 280 y 420 µg de zinc, la viabilidad disminuyó 
1) comparado con el control (93%), obteniéndose c
29% respectivamente (Figura 12). 
A 
F 
39
La morfología de los trofozoítos amibianos, no se modificó en los cultivos 
g. Con la dosis de 2800 µg 
casos fragmentación (Figura 11). 
 
observándose aglutinación (A) y 
se utilizaron aquellas 
s amibianos una viabilidad 
g de zinc, asociado a dosis de 0.1 y 0.2 µg de 
0.01). Al adicionar 0.4 µg 
g de zinc, la viabilidad disminuyó 
obteniéndose cifras de 49 y 
 40
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12. Efecto de la asociación del zinc con el metronidazol a las 24 h sobre la viabilidad de los 
trofozoítos amibianos. 
 
 
 
 
6.2 Proliferación 
 
 
 
 En la curva de proliferación de los trofozoítos realizado en tubos de cultivo (n=5) a 
partir de 1x104 amibas, se obtuvieron cifras de 41, 70 y 196 x104 parásitos a las 24, 48 y 72 
horas respectivamente (Figura 13). 
 
 
 
 
 
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
0 0.1 0.2 0.4
V
ia
bi
lid
ad
 (
%
)
Metronidazol ( g/ml)
Control
Zinc [280 g/ml]
Zinc [420 g/ml]
µ 
µ 
µ 
 41
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Figura 13. Curva de proliferación de E. histolytica en medio de cultivo TYI-S-33. 
 
 
 
 
 Los trofozoítos amibianos obtenidos a las 24 horas de microcultivos tratados con 0.1 y 
0.2 µg de metronidazol fue de 45 y 48 x103 respectivamente, cifra significativamente 
inferior (p<0.02) a la obtenida en el control (114 x103). Con 0.4 y 0.6 µg disminuyó a 27 y 
23 x103 respectivamente (p<0.01) y con dosis de 0.8 y 1 µg se obtuvieron 15 x103 parásitos 
(p<0.001) (Figura 14). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
0
50
100
150
200
250
0 24 48 72
T
ro
fo
zo
íto
s 
(
1x
10
4 /
m
l)
Horas
 42
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 14. Efecto del metronidazol a las 24 h en la proliferación de los trofozoítos amibianos. 
 
 
 
 
 Con dosis de zinc de 280, 420 y 504 µg se obtuvieron 64, 63 y 53 x103 trofozoítos 
respectivamente, todas estas cifras fueron menores (p<0.01) a las obtenidas en el control 
(114 x103); con 560, 756 y 1008 µg del metal se cuantificaron 43, 45 y 35 x103 parásitos 
(p<0.01). La dosis de 2800 µg disminuyó la proliferación a 7 x103 (Figura 15). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
0
20
40
60
80
100
120
140
0 0.1 0.2 0.4 0.6 0.8 1
T
ro
fo
zo
íto
s 
(1
x1
0
3 /
m
l)
Metronidazol ( µµµµg/ml)
 43
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Figura 15. Efecto del zinc a las 24 h en la proliferación de los trofozoítos amibianos. 
 
 
 
 
 Las dosis utilizadas (zinc: 280, 420 y 504 µg, metronidazol: 0.1, 0.2 y 0.4 µg) para el 
estudio de la asociación de los dos fármacos, fueron aquellas que permitieron a los 
trofozoítos amibianos tener una proliferación superior a 40%. 
 
 La proliferación se inhibió (p<0.01) al asociar 504 µg de zinc con cada una de las tres 
dosis de metronidazol señaladas previamente (Figura 16). 
 
 
0
20
40
60
80
100
120
140
0 280 420 504 560 756 1008 2800
T
ro
fo
zo
íto
s 
(1
X
10
3 /
m
l)
Zinc ( µµµµg/ml)
 
 
 
Figura 16. Efecto de la asociación del zinc con el metronidazol a las 24 h en la proliferación de los 
trofozoítos amibianos. 
 
 
 
 
6.3 Morfología 
 
 En los trofozoítos normal
endoplasma con sus vacuolas
 
 
 
 Figura 17. Cultivo de trofozoí
 
 
0
20
40
60
80
100
120
140
T
ro
fo
zo
ito
s 
(1
x1
0
3 /
m
l)
30 µm 
Efecto de la asociación del zinc con el metronidazol a las 24 h en la proliferación de los 
trofozoítos amibianos. 
normales se distingue claramente el ectoplasma 
las (Figura 17). 
 
. Cultivo de trofozoítos amibianos a las 24 horas en medio TYI-S-33 (1
0 0.1 0.2 0.4
Metronidazol (µg/ml)
Control
Zinc [280 µg/ml]
Zinc [420 µg/ml]
Zinc [504 µg/ml]
44
 
Efecto de la asociación del zinc con el metronidazol a las 24 h en la proliferación de los 
el ectoplasma hialino y el 
 
33 (10x). 
Zinc [280 µg/ml]
Zinc [420 µg/ml]
Zinc [504 µg/ml]
 
 Los trofozoítos amibianos tratados con 280 
normal (Figura 18A) y al utilizar con 504 
morfológicas (Flechas) (Figura 18
 
Figura 18. Trofozoítos amibianos incubados durante 24 horas con zinc: A) 280 
normal y B) 504 µg algunos parásitos con alteraciones morfológicas 
 
 Con 0.2 µg de metronidazol la mayoría de los trofozoítos perdió su forma ameboide y 
algunos de ellos adquirieron 
de metronidazol, se observaron redondeados (R) y 
 
Figura 19. Trofozoítos amibianos incubados 24 horas con metronidazol: A) 0.2 
presentan vacuolas grandes (VG) 
amebiode, redondeándose (R) (10x).
 
 Al utilizar 280 µg de zinc (Zn) y 0.2 
trofozoítos perdieron su forma ameboide
A 
A 
VVGG 
Los trofozoítos amibianos tratados con 280 µg de zinc conservaro
A) y al utilizar con 504 µg solo algunos parásitos mostraron alt
(Figura 18B). 
 
s amibianos incubados durante 24 horas con zinc: A) 280 
algunos parásitos con alteraciones morfológicas (→) (10x).
g de metronidazol la mayoría de los trofozoítos perdió su forma ameboide y 
algunos de ellos adquirieron grandes vacuolas (VG), (Figura 19A). Los t
de metronidazol, se observaron redondeados (R) y con numerosas vacuolas (Figura 19
 
s amibianos incubados 24 horas con metronidazol: A) 0.2 
presentan vacuolas grandes (VG) y B) 0.4 µg, además de vacuolas grandes (VG) pierden su forma 
redondeándose (R) (10x). 
g de zinc (Zn) y 0.2 µg de Metronidazol (M) (Figura 20
forma ameboide (Flechas). Con 504 µg de Zn y 0.2 
B 
B 
VVGG
 RR
 
40 µm 
40 µm 
VVGG 
45
g de zinc conservaron su morfología 
g solo algunos parásitos mostraron alteraciones 
 
s amibianos incubados durante 24 horas con zinc: A) 280 µg con morfología 
) (10x). 
g de metronidazol la mayoría de los trofozoítos perdió su forma ameboide y 
A). Los tratados con 0.4 µg 
con numerosas vacuolas (Figura 19B). 
 
s amibianos incubados 24 horas con metronidazol: A) 0.2 µg los trofozoítos 
g, además de vacuolas grandes (VG) pierden su forma 
g de Metronidazol (M) (Figura 20A) los 
g de Zn y 0.2 µg de M hubo 
40 µm 
40 µm 
 
lisis, se observó una gran cantidad de 
redondeados (R), hialinos, sin refringencia y con vacuolas gr
20B). 
 Con 280 µg de Zn y 0.4 
redondeados (R), sin refringencia y
suplementados con 504 µ
conservaron su integridad presentaron características similares a las ya descr
figura 20B (Figura 20D). 
 
 
 
Figura 20. Cultivos de trofozoíto
horas: A) 280 µg Zn + 0.2 µg M, 
M, la

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