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La educación temprana de 3 a 7 años - Mercedes Bravo - Pedro Renteria

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Mercedes Bravo
Luis Pons
LA EDUCACIÓN
TEMPRANA
de 3 a 7 años
 
Pautas y ejercicios de estimulación
para desarrollar las capacidades de los niños
 
NOVENA EDICIÓN REVISADA
2
Colección: Hacer Familia
 
Director de la colección: Ricardo Regidor
Coordinador de la colección: Fernando Corominas
 
© Mercedes Bravo - Luis Pons, 2014
© Ediciones Palabra, S.A., 2014
   Paseo de la Castellana, 210 - 28046 MADRID (España)
   Telf.: (34) 91 350 77 20 - (34) 91 350 77 39
   www.palabra.es
   epalsa@palabra.es
 
Diseño de la cubierta: Raúl Ostos
Imagen de portada: © Istockphoto
Edición en ePub: José Manuel Carrión
ISBN: 978-84-9840-277-3
 
 
 
Todos los derechos reservados.
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento
informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea
electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos,
sin el permiso previo y por escrito del editor.
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http://www.palabra.es
mailto:epalsa@palabra.es
A Cristina y a nuestros hijos
Luis, Belén, Javier, Pablo, Carlos y Álvaro
con todo mi cariño y agradecimiento.
A Attendis colegios.
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INTRODUCCIÓN
Este libro va dirigido, en primer lugar, a los padres, puesto que la primera escuela
empieza en el hogar, pero también servirá a los profesores que, con su experiencia,
pueden aportar muchas ideas, y, asimismo, a todas esas personas, familiares o no, que
con tanto cariño atienden a los pequeños. 
Vamos a tratar de la estimulación temprana, que pretende desarrollar todo el
potencial intelectual que los hijos heredan de los padres. 
El niño, con todas las salvedades, podemos imaginarlo como un satélite que va a ser
lanzado al espacio para que alcance su órbita. El satélite contiene en su interior la
información necesaria –la herencia genética– para seguir la trayectoria. Sin embargo, hay
que contar con unos agentes externos: el combustible, el rozamiento del aire, la
temperatura, la gravedad, etc. –estímulos externos– que unidos a la herencia harán que el
satélite alcance la órbita, su desarrollo total.
Es importante que, durante el período comprendido entre los 0 y 7 años, el niño
disponga de un ambiente cargado de estímulos ofrecidos en el momento y del modo
adecuado, para que así afloren todas sus posibilidades y la riqueza natural que guarda en
su interior. Con ello se conseguirá que los aprendizajes propios de este período se
realicen no solo con menor esfuerzo, sino de manera atractiva.
Al hablar de estimulación, debemos tener en cuenta que:
• No hay desarrollo sin estímulo.
• El desarrollo responde a un mayor estímulo.
• El estímulo repetido favorece el desarrollo.
En las páginas del libro se tienen en cuenta todos los aspectos que contribuyen a que
nuestros niños se realicen al máximo. Queremos niños felices, pero también que sean
sanos e inteligentes. Por ello no solo nos referimos a potenciar su inteligencia, sino
también su salud, su voluntad, su fe. No es fácil de superar el reto que se nos presenta:
establecer las bases educativas, los cimientos en los que se elevará el edificio de su edad
escolar, de su adolescencia y, al fin, de su madurez de adulto. 
Felices, inteligentes, sanos, capaces
A lo largo de los capítulos hablaremos de la inteligencia de nuestros niños en cuanto
a su conocimiento, valoración, dominio y capacidad de utilizar sus recursos personales.
También nos referiremos al concepto de sí mismo, de su seguridad, de sus normas de
convivencia, hábitos de salud, higiene, alimentación, ejercicios físicos y
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psicomotricidad. Por último, nos referiremos a la relación del niño con su entorno a
través de su expresión máxima: el lenguaje oral, escrito y gestual.
Todos estos conocimientos y relaciones irán acompañados de FÓRMULAS DE
ESTIMULACIÓN adecuadas a su edad y explicadas de modo sencillo para que puedan
entenderse y aplicarse fácilmente en casa o en el colegio, siempre contando con vuestro
cariño y paciencia: 
• Circuitos de psicomotricidad.
• Bits de inteligencia.
• Audiciones musicales.
• Paseos de aprendizaje.
• Uso de nuevas tecnologías.
• Etcétera.
Sin embargo, no nos podemos limitar al cuidado de su inteligencia. Deseamos
también estimular la capacidad de respuesta de todas las facultades de los niños.
Deseando lo mejor para ellos, queremos que sean ordenados, obedientes, justos, fuertes,
generosos, sinceros, etc.
Para seguir este plan, el libro ha sido dividido en diez capítulos. Aconsejamos una
lectura rápida de todos ellos para conseguir una visión global que ayudará después a
comprender mejor los apartados referidos a etapas determinadas. En los capítulos o
apartados que se refieren a edades muy concretas, aconsejamos también no limitarse a la
lectura del período en el que se encuentra el niño. No siempre la edad corresponde al
calendario de maduración del niño; sin que signifique un juicio laudable o vergonzoso, a
un niño de tres años se le pueden aplicar cosas correspondientes a los cuatro o, a la
inversa, a un niño de siete le pueden ir bien cuestiones que se refieren especialmente a
los seis. 
Después de una segunda lectura más pausada, descubriréis ideas, ejemplos y
sugerencias que requieren planes de acción. Deberéis ser vosotros quienes le pongan
título al plan de acción que precisa vuestro pequeño.
En un punto estaremos de acuerdo: Queremos lo mejor para nuestros niños. Y, para
conseguir este objetivo común, es preciso estimular y desarrollar sus capacidades
intelectuales, físicas y volitivas.
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PRIMERA PARTE:
ESTIMULACIÓN TEMPRANA
«Nosotros comenzamos a instruirnos
al comenzar a vivir; nuestra educación
comienza con nosotros mismos».
J. J. Rousseau, Emile, I
La educación temprana se fundamenta en la relación existente entre el desarrollo de
la actividad del sistema nervioso central, y por tanto del cerebro, y el aprendizaje.
Aunque la herencia genética es sin duda una buena posición de salida para la maduración
y el aprendizaje, es más importante rodear al niño de un ambiente rico en estímulos
adecuados para cada edad y cada momento.
 
ESTIMULACIÓN TEMPRANA
¿Qué es la estimulación temprana?
¿Qué son los períodos sensitivos?
¿Qué relación tiene el sistema nervioso con el aprendizaje?
¿Cómo puedo cuidar su crecimiento físico?
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CAPÍTULO 1 | ¿Qué es la estimulación
temprana?
 
 
 
La inteligencia depende de dos factores: la herencia y la riqueza estimuladora del
ambiente en el que el niño o la niña se desenvuelven, que incide en la madurez orgánica.
Simplificando esta idea, podríamos decir que: Inteligencia = herencia x estímulos.
Si no se da la maduración orgánica suficiente –fundamentalmente neuronal–, no se es
capaz de asimilar ningún tipo de aprendizaje: lo posibilita la maduración. A su vez, el
aprendizaje acelera y enriquece los procesos madurativos, de modo que sitúa a la
persona en disposición de adquirir otros nuevos.
La educación o estimulación temprana tiene su principal fundamento en esta relación
entre maduración del sistema nervioso central y el aprendizaje adquirido. Aprovechar los
primeros momentos que ofrece la maduración para posibilitar la adquisición de unos
aprendizajes tiene un efecto acelerador, tanto para dicha maduración como para abrir
nuevos campos de aprendizaje.
La herencia es lo dado, la rampa de salida. El resto depende de la riqueza
estimuladora del entorno. Podemos considerar la inteligencia como el producto
resultante de multiplicar la herencia genética por los estímulos recibidos.
Indudablemente importa tener una buena herencia genética, pero, si el ambiente en
que ese niño se desarrolla es pobre o nulo en estímulos, el resultado será muy bajo.
 
Por ejemplo:
De modo esquemático: un niño de padres con un alto cociente de inteligencia, que se ocupan
poco de él, a pesar de tener una buena herencia genética, puede resultar mucho más
mediocre que otro, fruto de unos padres con más bajo cociente, pero que por cariño y
dedicación le han ofrecido más estímulos y, por lo tanto, han aumentado su campo de
aprendizaje.
 
Así, alguien con un mínimode talento heredado para los idiomas o para nadar, si
hubiera tenido una buena estimulación –aprendizaje– durante el período sensitivo en que
la madurez orgánica hace posible la adquisición de un aprendizaje, mostraría una
capacidad o aptitud superior a otro que tuviera más aptitudes, pero que no hubieran sido
estimuladas.
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El aprendizaje que se lleva a cabo durante el período sensitivo adecuado se adquiere
de forma natural, deja huella en la configuración y desarrollo cerebrales y hace posible
obtener altos rendimientos con menor esfuerzo.
Los estímulos y el desarrollo
de la inteligencia en los períodos sensitivos
¿Qué son los períodos sensitivos? En el crecimiento y maduración de la persona hay
una serie de momentos –llamados períodos sensitivos u óptimos– en los que el estadio
madurativo cerebral y personal facilita la rápida adquisición de unos determinados
aprendizajes. Si, en estos cortos períodos de tiempo, el niño no recibe la estimulación
necesaria, quizá ciertas capacidades requieran mayor coste (tiempo, recursos, repetición)
para su desarrollo y el nivel de competencia alcanzado será menor al que se hubiese
logrado en su tiempo óptimo.
En los niños, cuando se está realizando el desarrollo neuronal y se establece la
configuración cerebral (todo el sistema de relaciones neuronales), los períodos sensitivos
son espacios de tiempo en los que predomina un determinado tipo de acciones.
Estos períodos son involuntarios; el organismo tiende intuitivamente a realizar una
determinada acción de forma natural. De esta forma, en un ambiente con la estimulación
adecuada:
 
Entre los 10 y 15 meses, un niño empezará a andar. Su maduración y el deseo de imitar lo
impulsarán a andar.
Un niño entre uno y cuatro años es capaz de aprender la lengua materna o más idiomas sin
esfuerzos y con la mayor naturalidad, porque está viviendo su período sensitivo del habla.
Los niños que empiecen a mostrar interés por escribir a la edad normal –en torno a los cuatro
años– adquieren una habilidad en la escritura que no se encontrará en los que comiencen a los
seis o siete años.
¿Qué importancia tienen los estímulos?
Vamos a relatar dos hechos reales que responden muy bien a la pregunta.
1. En el siglo XVIII, Federico de Prusia quiso experimentar si –como creía– el
lenguaje era algo innato y, por consiguiente, no requería de ningún aprendizaje. Para ello
reunió en un orfanato huérfanos recién nacidos de todo el país. Dio instrucciones a las
enfermeras que los cuidaban para que los limpiaran y alimentaran, pero sin pronunciar
palabra.
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Los períodos sensitivos
facilitan la rápida
adquisición de unos
determinados
aprendizajes.
Los niños no solo no aprendieron a hablar, sino que, a pesar de estar perfectamente
alimentados, fueron muriendo en el plazo de un año.
2. Una investigación llevada a cabo por el Doctor Wayne Dennis en tres orfanatos de
Teherán ilumina este punto dramáticamente. En el primer orfanato, la mayoría de los
niños eran admitidos antes de la edad de un mes. Permanecían casi continuamente en
cunas individuales. Yacían de espaldas en blandos colchones, y no los levantaban ni les
daban la vuelta hasta que aprendían por sí solos. Los mudaban cuando era
imprescindible y los bañaban cada dos días. Les daban el biberón mediante un soporte;
aunque a veces ingerían alimentos semisólidos que les administraba un asistente. No
tenían juguetes ni entretenimientos; el mundo en el que vivían carecía de estímulos
sensoriales e intelectuales.
Cuando estos niños tenían aproximadamente tres años, los trasladaban a un segundo
orfanato, cuyo ambiente era del mismo tipo. El Doctor Dennis comprobó que menos de
la mitad de los niños, de edades comprendidas entre uno y dos años, podía incorporarse
y ninguno sabía andar. Es de señalar que los niños que viven en condiciones normales
saben sentarse solos alrededor de los seis meses y andan entre los diez y los quince
meses.
Del primer hospicio, menos de la mitad de los chiquillos de dos años podían
sostenerse en pie, ni siquiera agarrándose a algo, y menos del 10% sabían andar solos.
En el segundo orfanato únicamente el 15% de los que tenían tres años habían aprendido
a andar.
En un estudio posterior el Doctor Dennis tomó, en un asilo de Beirut, a un grupo de
niños comprendidos entre las edades de siete meses y un año: ninguno de ellos sabía
incorporarse y los sometió a un programa de estimulación sensorial.
Durante una hora al día se les sacaba de sus camas y los llevaban a una sala contigua.
Allí los sujetaban en unas sillas bajas y les ofrecían una variedad de objetos para que los
mirasen y los manipularan: flores, bolsas de papel, esponjas de colores, tapaderas de
cajas de metal, moldes brillantes para flanes, platos de plástico multicolores, botellitas de
plástico y ceniceros metálicos. Ningún adulto actuaba sobre los pequeños, lo cual habría
sido más estimulante todavía para ellos.
Aun con esta estimulación mínima de una hora diaria, todos
los niños aprendieron rápidamente a levantarse por sí mismos.
Tras una considerable vacilación por parte de alguno de los
chiquillos, todos se divertían jugando con los objetos. Durante
el curso del experimento, como resultado de la estimulación
sensorial de jugar con estos objetos, sin la estimulación de
jugar con adultos, estos niños alcanzaron un desarrollo
cuádruplo de lo que era su promedio.
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Cuanto más y mejor
madure y se organice
un cerebro, mayor será su
capacidad para aprender.
¿A qué edad deben empezar
los estímulos?
Cuanto antes. Si es posible, antes del nacimiento: Antes de nacer el niño, su cerebro
está funcionando, configurándose, madurando. Se podría decir que un niño pequeño –
hasta los tres años– es un cerebro con patas.
Cuando trabajamos con un niño, más que trabajar con sus manos, sus pies, sus ojos,
etc., lo hacemos con su cerebro, enviándole numerosa y variada información.
In utero, el cerebro registra lo que percibe en el medio fluido en el que se encuentra:
va archivando impresiones auditivas, gustativas, luminosas y kinestésicas. Las
emociones de la madre afectan al niño. Las palabras tiernas y la música suave lo
tranquilizan. El habla enojada o la música estridente lo inquietan. Los rítmicos latidos
del corazón de la madre lo sosiegan, pero, si el temor acelera sus palpitaciones, el
corazón del feto latirá dos veces más deprisa. Una madre tranquila suele tener un hijo
tranquilo. La alegría de esa madre puede hacer que el niño que lleve dentro salte de
alegría. La identificación y registro de estas y otras muchas sensaciones tienen ocupado
el cerebro de la criatura.
El funcionamiento del cerebro determina su estructura, y la estructura conseguida
abre nuevos cauces de funcionamiento. Cuanto más lo hagamos funcionar, más y mejor
se estructurará. El cerebro de un niño crece tanto como lo permitan las oportunidades
que le demos.
Nuestros niños serán tan inteligentes como oportunidades tengan de serlo.
Cuando hablamos de la estimulación del sistema
nervioso central, nos referimos a la estimulación de cada
uno de los cinco sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto,
y de estos sobre todo la vista, el oído y el tacto, que son las
vías o canales fundamentales por los que la información
sensorial llega al cerebro, donde es procesada.
Los niños pequeños no son responsables de su aprendizaje. Los niños solamente
crecen tal y como pueden en el ambiente que les rodea. Los chicos para los cuales el
ambiente está preparado para un desarrollo deseable son muy afortunados, tanto si sus
padres y los adultos que les rodean son conscientes de ello como si no lo son. Pero,
desgraciadamente, hay niños privados de estímulos deseables y, peor aún, expuestos a
otros indeseables (violencia, miedo…), que se desarrollan en mala dirección.
La estimulación temprana en casa
Por ejemplo:
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¿Qué puede hacer una madre en su casa? En la lactancia natural, la madre alterna
sucesivamente ambos lados cuando alimenta a su bebé. Si la lactancia es con biberón, la
madre diestra tiende a coger a su hijo con lamano derecha, colocando al bebé en su lado
izquierdo tapando totalmente el oído y el ojo derechos del niño, estimulando
fundamentalmente el lado izquierdo. El 85% de las mujeres son diestras y el 85% de los
bebés se alimentarán estimulando más el lado izquierdo, enfocados a ser zurdos, cuando la
predisposición genética de muchos de ellos es la contraria.
 
Por otra parte, sabemos que los niños deben reptar y gatear, pero no se lo permitimos
cuando llega el momento. Los parques que se utilizan en los hogares para controlar a los
niños y evitar que hagan un estropicio o se hagan daño, probablemente crean más
problemas en el desarrollo general y visual que ventajas ofrecen. Dentro de los parques
los niños no tienen oportunidad de desarrollar su visión mediante la motricidad. El niño
que para coger el lápiz desvía su mirada no tendría ese problema si hubiera gateado, pues
al hacerlo debe mirar alternativamente a sus manos al avanzar, coordinándolas con sus
ojos.
Para aquellos padres que quieran hacerlo, esto puede resultar una experiencia alegre y
emocionante no solo para ellos, sino también para el niño.
 
¿Es conveniente el uso del andador o «taca-taca»?
El uso del «taca-taca» no es aconsejable por varias razones: por la propia seguridad
del niño; porque se le impide que se arrastre y gatee todo cuanto quiera –movimientos
fundamentales para el buen desarrollo de los canales ojo-cerebro y oído-cerebro– que
van a llevar al niño a que lea y escriba correctamente. Además, se le obliga a ponerse de
pie antes de que sus huesos y músculos puedan hacerlo adecuadamente, con lo que
puede plantearse otro tipo de dificultades.
Hay personas que se preguntan: «Si el gateo es tan importante para aprender a leer,
¿cómo es posible que haya niños que sin haber gateado no presenten problemas a este
aprendizaje?».
Se ha comprobado que estos niños representan aproximadamente un 5% del total y la
causa más probable de que no presenten dificultades es que han tenido muchas
posibilidades de manipular objetos, con lo que el objetivo coordinación mano-ojo se ha
conseguido.
¿Qué ejercicios, actividades, etc., se pueden hacer en casa, sin necesitar mucho
material o instalaciones especiales?
Ejercicios físicos para reforzar la lateralidad cuyo fin es poner al niño en óptimas
condiciones madurativas para la lectura y escritura y, como consecuencia, disminuir sus
problemas de aprendizaje:
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Arrastre: ejercicio muy difícil, pues debe arrastrarse con todo su cuerpo con los
brazos estirados como los niños pequeños, no como los soldados que lo hacen con
los brazos doblados.
Gateo.
Caminar en patrón cruzado: avanzan a la vez una pierna y el brazo contrario, como
en los desfiles de los soldados.
Croquetas: Pueden hacerse verticalmente apoyados en una pared y girando sobre sí
mismo, o rodando por un talud. En ambos casos, los brazos deben estar estirados
hacia arriba y con las manos juntas.
Volteretas.
Saltar en patrón cruzado.
Braquiación: Ejercicio difícil que consiste en que se cuelgue de los barrotes de una
escalera horizontal, elevada a una altura conveniente, y que avance de barrote en
barrote, sosteniéndose solo con las manos.
¿Qué otros estímulos se pueden ofrecer a un niño para conseguir un desarrollo
adecuado?
 
ESTIMULACIÓN  ACTIVIDADES
VISUAL
Coger y colocar objetos, juguetes, etc., según conceptos espaciales
(arriba, abajo, delante, detrás, encima, debajo, cerca, lejos, etc.), jugar
al veo-veo, observar letreros de anuncios de las calles, cuentos
ilustrados, hacer puzles, buscar determinadas imágenes en un
conjunto de varias distintas, recordar objetos vistos previamente, etc.
AUDITIVA
LENGUAJE
ORAL
Mantener conversaciones, darle órdenes, contar cuentos y cantar
canciones, escuchar música variada.
TÁCTIL
MANUALIDAD
Jugar con los conceptos –duro, blando, áspero, liso, etc.–. Utilizar
tijeras, puzles, juegos de encaje, pintar, plastilina, moldes de arena,
excavar en la tierra, utilizar pizarra, pinzas de la ropa, etc. Recortar,
pegar.
MOTRICIDAD Subir y bajar escaleras, dar volteretas, saltar, jugar con pelotas,aros…, montar en bicicleta, etc.
 
Es importante ofrecer numerosas ocasiones para que el niño desarrolle al máximo sus
sentidos, especialmente la vista, el oído y el tacto, que facilitan y enriquecen el
desarrollo y configuración del cerebro.
 
13
Recuerda que:  
 
– La inteligencia depende de dos factores: la herencia y la riqueza estimuladora del
ambiente en el que el niño o la niña se desenvuelven.
– Cuando trabajamos con un niño, más que trabajar con sus manos, sus pies, sus ojos,
etc., lo hacemos con su cerebro, enviándole numerosa y variada información.
– Es importante ofrecer numerosas ocasiones para que el niño desarrolle al máximo
sus sentidos, especialmente la vista, el oído y el tacto, que facilitan y enriquecen el
desarrollo y configuración del cerebro.
14
CAPÍTULO 2 | Algunos datos sobre el cerebro  
 
 
Formación y estructuración cerebral 
El cerebro es el encargado de dirigir todo el organismo y de elaborar el pensamiento.
La unidad básica y elemental del cerebro es la neurona. El cerebro tiene alrededor de un
billón de células, de las cuales unos cinco mil millones son neuronas. Las neuronas son
células que forman el Sistema Nervioso. Estas neuronas pueden estar activadas o
inhibidas. Decimos que están activadas cuando se cargan positivamente y generan un
impulso eléctrico; este impulso se transmite a otra neurona con la que contacta a través
de unas sustancias que hacen que a la vez se active esta segunda neurona. Este contacto
entre dos neuronas se denomina sinapsis. Y es donde se liberan una serie de sustancias
químicas denominadas neurotransmisores (serotonina, noradrenalina, acetilcolina, etc.).
Entre las neuronas se van formando conexiones, y esto hace que se desarrolle lo que
podríamos llamar estructuración cerebral. El cerebro del niño pequeño se estructurará
más, cuantas más oportunidades de estimulación sensitiva le ofrezcamos. Muchas
neuronas se unen y se especializan en una determinada función. 
 
Por ejemplo:
El bebé al nacer tiene unos circuitos establecidos, por ejemplo, el reflejo de succión y el
reflejo de búsqueda; el primero le permite mamar o succionar de un biberón al acercárselo a
la boca; también si tocamos al lado de las comisuras labiales el bebé buscará hacia la
izquierda o la derecha, dependiendo del lado estimulado, pero conforme va creciendo estos
reflejos irán desapareciendo y aparecerán otros circuitos.
 
Pues bien, durante los primeros años, es cuando más circuitos neuronales se crean,
todo depende de la estimulación recibida: a mayor número de circuitos, mejor desarrollo
cerebral.
Partes del sistema nervioso.
Estímulos y respuestas
De un modo resumido podemos dividir el sistema nervioso en las siguientes partes:
 
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CEREBRO
Tiene dos subdivisiones: un hemisferio derecho y uno izquierdo y que se
conectan fundamentalmente a través de lo que se denomina cuerpo
calloso.
MÉDULA
ESPINAL
Unida al cerebro y extendida a lo largo de la columna vertebral; actúa de
una forma autónoma y regula la respiración, la circulación de la sangre y
la digestión.
CEREBELO Es el encargado de coordinar los movimientos en el cuerpo humano.
SISTEMA
LÍMBICO
Localizado entre el cerebelo y la médula interviene en la conducta
emotiva y en la memoria a largo plazo.
HIPOTÁLAMO Participa en el sistema autónomo y la función endocrina mediante lashormonas que produce.
TÁLAMO Intercambia información con la corteza y el hipotálamo.
CORTEZA
CEREBRAL Capa superficial que cubre los hemisferios cerebrales.
 
Una de las principales funciones del cerebro, ante la presencia de un estímulo,
consiste en analizar la información recibida, elaborar y dar una respuesta adecuada.
Pero para esto es preciso que reciba estimulación. Ya lo hemos comentado en el
capítulo anterior con los ejemplos de Federico II de Prusia y el del Dr. Wayne Dennis. 
 
Por ejemplo:
El mismo ejemplo podría aplicarse a los niños lobos. Estos niños, indica la experiencia que,
cuandofueron mayores, nunca pudieron adquirir una serie de funciones propias de los
humanos. Sabían andar a cuatro patas más rápidamente que cualquier ser humano y tenían
más desarrollado el olfato. Habían mantenido el desarrollo de algunos circuitos durante los
primeros años de la vida, pero habían perdido la facultad de desarrollar otros circuitos en
unos determinados períodos sensitivos de su existencia. 
 
De aquí se deduce que existen unos períodos en los que se debe aplicar la
estimulación conveniente; por ejemplo, estimularemos a andar a un niño entre los 10-15
meses (período sensitivo), período que tiene máxima capacidad receptora para
desarrollar el circuito de la deambulación (andar). Por tanto, habrá que aplicar un
estímulo adecuado dentro del calendario de maduración cerebral del niño.
¿En qué momentos se pueden aplicar
estos estímulos?
Tan pronto como los órganos sensoriales aparecen y sean accesibles.
16
En el útero de la madre, la piel se forma alrededor de los 60 días, el vestíbulo del
oído, alrededor de los 90 días de gestación. El niño en el útero es capaz de sentir a través
de los receptores de presión y oír si le facilitamos los estímulos adecuados; hay muchas
investigaciones que avalan estos hechos; incluso que el niño huele en el útero. Alrededor
de las siete semanas de gestación tiene una talla de 3 cm, se aprecian las extremidades,
los ojos y se puede distinguir su cerebro.
Al nacer, el peso del cerebro del bebé es de unos 350 g alcanzando su peso máximo
de 1.400 g aproximadamente sobre los 25-30 años; no obstante, el cerebro del niño a los
3 años ha alcanzado 1.100 g, casi el del adulto; el resto (300-400 g) lo hará hasta los 20
años siguientes, a diferencia de los animales. Por ejemplo, el cerebro del chimpancé pesa
al nacer de 350 g y llega a pesar 450 g cuando es adulto.
Si un niño recibe en el útero y en los primeros años de su vida la estimulación
adecuada, hará que en su corteza cerebral se creen unos circuitos neuronales que serán
las bases, previamente establecidas durante estos primeros años, para aprender en un
futuro. No es que a partir de entonces no pueda aprender nuevas cosas, sino que el
aprendizaje le será más difícil si no ha recibido la estimulación adecuada en su período
sensitivo.
Por otro lado, varias neuronas o circuitos neuronales pueden asociarse y formar unas
áreas específicas que son las áreas sensoriales y las áreas de interpretación del cerebro;
estas áreas están unidas unas con otras, de tal forma que pueden activarse o inhibirse en
un determinado momento.
 
EJEMPLO
Supón que estás leyendo este libro que tienes en tus manos. Estás poniendo toda la atención
visual sobre la palabra escrita y sobre lo que los autores, en este caso nosotros, te queremos
comunicar, es decir, has puesto en marcha el área sensitiva primaria que te permite leer las
palabras y también el área de interpretación que te permite comprender el lenguaje escrito. Pero
a la vez tu cerebro está recibiendo información de la presión de tus vestidos, del asiento donde
estás sentado, sobre la temperatura, frío o calor, etc., a través de los receptores sensitivos.
 
DEDUCCIONES
– Están activados varios circuitos cerebrales.
– Uno de los circuitos, el que tú decides, es el que dirige, el que está más activado.
– En un momento dado, puedes activar otro circuito que estaba en un segundo plano o no
estaba activado.
 
CONCLUSIONES
– El cerebro es muy amplio y complejo.
– No conocemos toda la capacidad del cerebro.
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Educar es una ciencia
y un arte que siempre
requiere de cariño.
– Cuantos más estímulos ofrezcamos a un niño, mayor capacidad de respuesta tendrá en un
futuro. 
– Hay que estimular la inteligencia, sin olvidar que hay que educar la voluntad.
 
El niño no es una miniatura de hombre, es una persona con una dualidad íntima y
totalmente inseparable, alma y cuerpo, por lo tanto no podemos dejarnos llevar del
biologismo cientificista que plantea todas las bases y operaciones de la persona en un
mero soporte corporal.
Hemisferio dominante y no dominante
Como sabes, el cerebro tiene dos hemisferios, uno que es el
dominante y otro, no dominante. El hemisferio dominante es el
que dirige, en los diestros está en el izquierdo y en los zurdos,
en el derecho. El hemisferio dominante juega un papel importante en las funciones de la
corteza cerebral; pongamos un ejercicio: si se lesiona el área auditiva del hemisferio
dominante en una persona, esta persona puede oír bien, incluso reconocer palabras, pero
es incapaz de reconocer el mensaje que llevan estas, es incapaz de darle una
interpretación. 
Cerca del 95% de las personas tienen como hemisferio dominante el hemisferio
izquierdo. El 5% restante desarrollan de una manera simultánea ambos hemisferios y
raramente se desarrolla el derecho.
Sin embargo, si se extirpa el área de interpretación dominante durante la niñez, el
lado opuesto del cerebro es capaz de desarrollar todas las capacidades dominantes.
Se ha dicho que el hemisferio derecho es analógico, que tiene visión de conjunto, y
que el izquierdo es un hemisferio lógico, crítico, contable y matemático, dependiendo de
que uno u otro sea el dominante.
Durante los primeros años de la vida, hasta los seis aproximadamente, un niño no
tiene definido el hemisferio dominante. Es a partir de los seis años cuando el niño debe
estar bien lateralizado, por tanto, antes de la lateralización debe recibir estimulación por
ambos lados del cuerpo, y alrededor de los cinco años se le debe facilitar al niño la
estimulación adecuada, sin obligarle, para que se lateralice definitivamente. 
¿Por qué debe recibir estimulación por ambos lados durante los primeros años?
Porque no somos un solo hemisferio dominante, sino que está unido un hemisferio con el
otro por millones de fibras nerviosas y ambos deben estar conectados correctamente, al
igual que dos cables de la luz, que si no se conectan adecuadamente harán que el
estímulo recibido se pierda en el medio y no se producirá una respuesta adecuada.
Finalmente el que esté bien lateralizado a los cinco, seis o siete años hará que un niño
esté preparado para desarrollar todas las capacidades que nos distinguen de los seres
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inferiores, es decir, la capacidad de hablar, leer, escribir y andar. Lo veremos en el
siguiente capítulo.
 
Recuerda que:  
– El cerebro del niño pequeño se estructurará más, cuantas más oportunidades de
estimulación sensitiva le ofrezcamos.
– Existen unos períodos en los que se debe aplicar la estimulación conveniente.
– Los estímulos deben aplicarse tan pronto como aparezcan los órganos sensoriales.
19
CAPÍTULO 3 | Desarrollo
y estimulación temprana
 
 
 
Desarrollo físico y estimulación
La experiencia confirma que un elevado número de fracasos escolares están
relacionados con trastornos o déficits motores, neuromotores o perceptivo-motores. Las
investigaciones llevadas a cabo demuestran que la causa está en la falta de madurez del
sistema nervioso. En la medida en que un niño recibe los estímulos necesarios, su
sistema nervioso se desarrolla y se organiza adecuadamente.
En el cerebro existen 5 vías de entrada, que son los 5 sentidos: vista, oído, gusto,
olfato y tacto. Estimulando adecuadamente cada uno de ellos, es decir, dándoles
oportunidades de desarrollo, el niño llegará a hablar, leer, escribir, moverse y captar
sensaciones olfativas y gustativas.
 
VÍAS DE ENTRADA  VÍAS DE SALIDA
Oído Hablar
Vista Leer
Tacto Escribir, dibujar, pintar, etc.Moverse: andar, correr…
Olfato Captar sensaciones olfativas.
Gusto Degustar alimentos sólidos y líquidos. 
 
Conviene, por tanto, estimular en los niños cada uno de los 5 sentidos mediante
ejercicios del tipo de los propuestos en el capítulo 1 y de otros que vayan surgiendo a lo
largo del libro. La falta de oportunidad de desarrollo para cualquiera de ellos influye en
el desarrollo de los demás.
 
Por ejemplo:
Así, por ejemplo, interesa exponer al niño a una gran variedad de sonidos, de modo que vaya
siendo capaz de distinguirlos desde los primerosmeses de vida. Si el niño es incapaz de oír
correctamente desde que es un bebé, tendrá dificultades para hablar bien.
 
20
Las cinco vías de «entrada» y las cinco de «salida» no se desarrollan aisladamente,
sino en conjunto. Las vías de «salida» ayudan a reforzar las de «entrada» y tienden a
coordinarse para que el cerebro pueda desarrollar su potencial completo. La visión sin
audición y sin movilidad es incompleta, la movilidad sin audición y sin visión es
incompleta, la audición sin movilidad y sin visión también es incompleta. El uso de la
vista, percibir, oír, moverse, usar las manos, los brazos y vocalizar, todo contribuye al
desarrollo del sistema nervioso.
En los seis primeros años de vida el niño IMITA constantemente aquello que le
rodea; de ahí la necesidad de que los entornos familiar, escolar y social sean ricos en
estímulos y que los educadores –los padres, los primeros– se planteen la conveniencia de
mostrar lo más claramente posible lo que desean que el niño aprenda. Estos tienen un
interés, una concentración y una atención soberbios.
Un recién nacido es como un «libro en blanco», y, hasta que cumple seis o siete años,
está en total disposición para recoger toda la información que se le dé. El niño es como
una «esponja» que absorbe mucho más de lo que imaginamos.
Nadie sabe hasta dónde puede llegar el potencial intelectual de un niño. Por eso,
podemos frenar su desarrollo si no estimulamos sus sentidos, no le ofrecemos hechos
claros, concretos, precisos y nada ambiguos y no contestamos a todas sus preguntas con
la verdad.
• El potencial intelectual de un niño es enorme.
• Debemos intentar llegar al máximo de ese potencial: no frenar su desarrollo.
• El pensamiento y la actividad del niño en estas edades son globales. Cuando
estimulamos un sentido, estamos estimulando los demás.
• Hay que estimular el cerebro de cada niño en cada una de sus vías de «entrada»;
teniendo en cuenta que están íntimamente unidas a las de «salida»: nunca actúan
separadas.
Etapas básicas del desarrollo cerebral
del niño de 3 a 7 años
¿Qué hacer, por tanto, para conseguir el máximo desarrollo y madurez? Según el
Doctor Carl Delacato, de EE.UU., con el nacimiento comienza el proceso de desarrollar
y aprender a usar el sistema nervioso, el cual pasa por cuatro etapas básicas:
 
PRIMERA ETAPA
Del arrastre y del uso alternado de los lados
opuestos del cuerpo.
Tiene lugar durante los seis primeros meses
de vida.
 
21
SEGUNDA ETAPA
El gateo sobre manos y rodillas y el uso
simultáneo de ambos lados del cuerpo, en la
que el cerebro aprende a controlar brazos y
piernas, ojos, oídos y manos al mismo
tiempo. Sin la necesaria oportunidad para
gatear y sin el estímulo necesario para sus
oídos y sus ojos, el desarrollo cerebral
quedaría incompleto.
Ocurre generalmente entre los ocho-nueve
meses.
 
TERCERA ETAPA
Aparece la capacidad de andar. Esta etapa se
caracteriza por el comienzo de actividades
propias del género humano: las de hablar y
caminar erguido.
Comprende la edad entre diez y quince
meses.
 
CUARTA ETAPA
Una mitad de la capa exterior del cerebro se
convierte en dominante y el niño desarrolla
un predominio lateral completo. Una de las
dos mitades del cerebro se vuelve dominante
y asume la función del hemisferio del
lenguaje.
Comienza entre los dieciocho meses y los
dos años y concluye a la edad de seis o siete
años.
Habilidades básicas para el éxito escolar
y profesional
Como decíamos antes, hay algunas capacidades que caracterizan a los seres
inteligentes -las personas- y que no poseen los animales:
Andar, correr y saltar en posición vertical, utilizando los brazos y las piernas en
armonía.
Utilizar un lenguaje abstracto, simbólico, convencional e inventado: inglés,
español, francés, etc.
Utilizar los dedos de las manos de manera que puedan representar gráficamente ese
lenguaje abstracto, simbólico.
En un niño de seis años, deben encontrarse estas tres capacidades, que serían como
los PILARES de la inteligencia, entendida como la capacidad de observar las cosas:
La facultad de leer.
22
Para que un niño menor
de siete años se desarrolle
correctamente no hay que
motivarle con premios
y castigos.
La facultad de oír.
La comprensión del lenguaje.
El movimiento.
El éxito escolar radica en que el niño hable, lea y escriba y se mueva
coordinadamente, y ya hemos dicho antes cómo puede potenciarse a través del
desarrollo sensorial y motor, teniendo en cuenta los períodos sensitivos.
Labor de los padres
¿Cuál debe ser la actitud, el comportamiento de los
padres y cómo puede organizarse la casa para que un niño
menor de siete años se desarrolle correctamente y su
inteligencia no sea frenada? He aquí unas sugerencias para
crear un ambiente familiar estimulante:
1. Enriquecer el entorno con juguetes y experiencias adecuados.
2. Dedicar tiempo a preparar situaciones de juego para cuando él vuelva a casa.
3. No resolver todos los problemas que se le planteen. Dedicarle unos momentos para
explicarle y sugerirle lo que puede hacer.
4. Hablar de todo lo que se va haciendo.
5. Actuar de manera que el niño se sienta libre de consultar y pedir ayuda.
6. Participar del entusiasmo del niño en cada nuevo logro.
7. Mostrar contento o alegría al tener cerca al niño.
8. Dejar siempre los límites muy claros. Actuar con cariño pero con firmeza.
9. No motivarle con premios y castigos materiales.
10. Prevenir y, tan pronto como se detecten las dificultades, acudir y pedir consejo a
los profesionales que saben aplicar los medios adecuados.
Situación familiar: «Los niños necesitan
espacio y movimiento»
Ante un niño de cuatro años que no para quieto, que lo toca todo y que vuelve locos a
sus padres, conviene tener en cuenta que se trata de una preocupación normal en las
madres con hijos de estas edades.
Un psicólogo realizó en cierta ocasión un experimento. Rodó una película de una
hora de duración de un preescolar en acción, dentro y fuera del patio del recreo. Después
se proyectó esta película en presencia de un miembro del equipo de rugby de una
universidad. Este tenía instrucciones de realizar los mismos movimientos que acababa de
23
ver que hacía el niño. Antes de terminar la película el jugador de rugby estaba
extenuado.
 
¿QUÉ PUEDE HACERSE?
Se debe proporcionar a los hijos el espacio y los medios suficientes para que jueguen y se
muevan, tanto en casa como al aire libre. Eso les permitirá desprenderse de su ilimitada energía
y realizar todos los ejercicios que necesitan para alcanzar el control y la destreza de su sistema
muscular. Los niños tienen que saltar, correr y gritar. Esto, con frecuencia, se opone a los
deseos de paz, sosiego y orden de los padres y hermanos mayores, por lo que puede resultar
difícil cooperar plenamente a que satisfagan sus necesidades biológicas. Sin embargo, si no se
le brinda una salida constructiva a su inmensa energía, ellos encontrarán sin duda una salida
destructiva.
 
¿Y SI EL PROBLEMA PERSISTE?
El niño tiene que pasar por ese estadio de su desarrollo, por lo que hay que darle una gran y
amplia oportunidad de actividad a los músculos. Si un niño se ha visto forzado a ser demasiado
tranquilo y «bueno» durante sus años preescolares, más adelante estará en desventaja con sus
compañeros de escuela. Carecerá de los cimientos básicos de la coordinación muscular, que le
son imprescindibles para obtener una razonable pericia en los juegos y deportes y, por tanto, en
las relaciones sociales en la escuela.
 
¿QUÉ RELACIÓN TIENE CON EL APRENDIZAJE?
Es la base y, además, en un grado mucho mayor de lo que creen la mayoría de los padres. Las
habilidades motrices constituyen la piedra angular de posteriores logros intelectuales, como la
lectura y la escritura.
 
¿SOLO QUEDA AGUANTAR?
En cierta manera sí, pero hay que tener en cuenta que, a causa de las características de la
personalidad a esta edad, los niños de cuatro años necesitan firmeza. Los padres débiles o
vacilantes se ven dominados por sus hijos. El niño de esta edad progresa en la variedad.
Necesitaun cambio de andadura. Una madre avispada tendrá en la mente alguna nueva
actividad para interesar a su hijo y sacarlo de una situación particularmente molesta. El juego y
el comportamiento de un niño pueden degenerar fácilmente en la bobería y en la simpleza si no
se controlan. Los padres tienen que anticipar cuándo va a suceder esto y prepararle para una
nueva e interesante actividad.
Recuerda que:  
 
– En la medida en que un niño recibe los estímulos necesarios, su sistema nervioso se
24
desarrolla y se organiza adecuadamente.
– Un recién nacido es como un «libro en blanco», y, hasta que cumple seis o siete
años, está en total disposición para recoger toda la información que se le dé. El niño
es como una «esponja» que absorbe mucho más de lo que imaginamos.
– El éxito escolar radica en que el niño hable, lea y escriba y se mueva
coordinadamente, y ya hemos dicho antes cómo puede potenciarse a través del
desarrollo sensorial y motor, teniendo en cuenta los períodos sensitivos.
25
CAPÍTULO 4 | Crecimiento, desarrollo
y nutrición del preescolar
 
 
 
Una situación familiar:
«¿Se nota la diferencia?»
Cristina tiene un hijo en preescolar y es casi una experta en estimulación temprana.
Desde el embarazo, ya había realizado ejercicios con él, estimulando el sentido del tacto
y también le había facilitado el desarrollo psicomotor (arrastre, gateo, etc.). Tras una
conferencia sobre este tema, su amiga le pregunta:
– ¿Tú realmente le has notado a tu hijo una diferencia con los demás niños?
– Sí; no creas que es pasión de madre, le noto como más despierto, con mucho interés
por conocer y con una gran riqueza de vocabulario. Además, tienes que ver qué
bien lleva el ritmo cuando le pongo música; bien es verdad que lleva oyendo
audiciones musicales desde que estaba embarazada, pues se las ponía 5 o 10
minutos al día.
– Mi hijo ha escuchado algo de música, pero, la verdad, no he sido tan constante
como tú, pues no conocía su importancia. De la conferencia me ha llamado la
atención la importancia que se ha dado a que el niño haya pasado por todas las
etapas del desarrollo psicomotor, arrastre, gateo, caminar, etc. Nuestro hijo estuvo
mucho tiempo en el parque (corralito) y gateó poco.
– A mi hijo lo dejé gatear por toda la casa, pues precisamente en la fase de gateo
tienen un gran interés por conocer todo lo que les rodea, así le ayudaba a reconocer
las cosas por el tacto y por su nombre, que yo le decía cuando las alcanzaba, y,
además, le favorecía su desarrollo psicomotor.
– Me gustaría hacer en casa todos los ejercicios que ha dicho el conferenciante, pero
lo veo muy difícil porque mi casa es pequeña.
– Es cuestión de saber utilizar la imaginación. Mira… en casa, lo primero que hago
con mi hijo es ponerlo en chándal. Previamente se desviste él solo y así aprende la
manualidad final al desabrocharse los botones y el hábito del orden, luego se
descalza y le pongo a hacer el ejercicio de arrastre sobre un trozo de césped
artificial que pongo en el pasillo; así le facilito el movimiento correcto pues, si no,
se deslizaría y no se arrastraría. A continuación, le pongo en la moqueta con el
objeto de que gatee estimulando el tacto a través de las manos y pies, también tengo
26
una calle de sintasol, y todos estos «retales» son de distinto color y textura. Le
pongo unas mantas o una colchoneta para las volteretas y croquetas.
– Parece muy sencillo como tú lo explicas, pero ¿cómo le digo yo a mi hijo que haga
estos ejercicios?
– Ya te lo ha dicho el conferenciante: el niño precisa modelos. En mi casa tanto mi
marido como yo nos echamos al suelo para hacer los ejercicios y para que él vea
que es un juego muy divertido. Ya verás qué bien se lo pasa cuando vea a papá y
mamá gateando. Pero, además, ha dicho que hay que tener cariño y paciencia. Yo te
diría que fueseis constantes; para eso hay que dedicarle un ratito de tiempo, aunque
estés muy ocupada durante el día con los otros niños, es cuestión de ordenarte bien
el día, ya verás como sale.
– Y ¿la braquiación cómo la haces?
– Con una escalera, poniéndola en horizontal, o con una cuerda de nudos. Además,
cuando sale del colegio nos vamos a un parque en el que hay toboganes, laberintos
para braquiación y equilibrio, neumáticos de distintos colores, y el niño sube, baja,
corre, se estira, se cuelga de las manos, juega con la arena y se lo pasa en grande.
En casa tenemos pelotas de distintos tamaños, colores y texturas, lazos y distintos
juegos adecuados para su edad. A veces, nos gastamos mucho dinero en los
juguetes y los niños disfrutan más con materiales con los que pueden crear o
componer ellos distintos juguetes; es cuestión de usar la imaginación, lo que sucede
es que actualmente muchos niños pasan gran parte de su día delante de la
televisión, y con esto no les ayudamos a desarrollar toda la imaginación y
creatividad que pueden tener.
– Ahora veo que no es tan difícil estimular al niño. Te llamaré por teléfono si tengo
alguna duda y avísame si dan otra conferencia en el colegio, ¡es muy interesante!
Se lo voy a contar todo a mi marido, y la próxima vez asistiremos los dos, pues esto
no tiene desperdicio.
Crecimiento y nutrición del preescolar
El crecimiento en el niño consiste en un aumento de la masa corporal, que le da
forma a su cuerpo y a la vez consigue la maduración funcional (desarrollo). El
crecimiento del niño tiene tres períodos:
Período de crecimiento rápido. 0 a 2 años.
Período de crecimiento estable. Preescolar y escolar.
Período de aceleración. Es el estirón de la pubertad.
27
Por tanto, tu hijo se encuentra dentro del período de crecimiento estable, que tiene un
ritmo lento; anualmente crece entre 5-7 cm y coge un peso alrededor de 2, 5 a 3, 5 kg por
año. Se encuentra en una etapa en la que va a consolidar sus habilidades físicas y sus
relaciones sociales que han empezado a los dos años. Tiene un mayor perfeccionamiento
(mielinización) de su Sistema Nervioso que determina una mayor coordinación
neuromuscular y un aumento de la capacidad intelectual debido al desarrollo de la
corteza cerebral.
Es la edad de los catarros frecuentes debido al contacto con sus compañeros y
también a que está desarrollando su inmunidad.
Alrededor de los tres años puede aparecer, unos meses antes o después, una
tartamudez que la mayoría de las veces es transitoria y funcional. También es la época de
las pesadillas o terrores nocturnos.
En estas edades es importante la educación de los hábitos alimentarios, ya que el niño
escoge, manifiesta preferencia entre los distintos alimentos, en el sentido de desarrollar
su gusto comprobando distintos sabores, olores y textura; la apariencia o presentación de
los alimentos contribuye a la aceptación de algunos de ellos; por eso hay que educar en
una alimentación completa y correcta, no caprichosa; si no se corrige en estas edades,
difícilmente se hará cuando sea mayor.
Los padres y los educadores le servimos de modelo para comer correctamente. Es
frecuente encontrar, cuando un niño no come una alimentación variada, que algún
miembro de la familia, padre o madre, manifieste su rechazo a un determinado alimento.
También los comedores escolares, por influencia e imitación de sus compañeros, le
ayudan a tomar alimentos variados, siempre, lógicamente, acompañado con la
instrucción necesaria de los educadores, dietistas, médicos y profesionales que
intervienen en la confección de una dieta adecuada para estas edades.
Debe mantenerse un cierto ritual en la alimentación, acostumbrando al niño a comer
con la familia o con sus compañeros en su guardería o colegio.
La nutrición en estas edades depende, en primer lugar, de la edad, pero también del
ritmo de crecimiento del niño, de la actividad física que realice y del grado de absorción
y, por tanto, utilización de los alimentos que consume.
En general conviene que haya una buena proporción entre los principios inmediatos
de los alimentos:
50% Hidratos de carbono.
35% Grasas.
15% Proteínas.
La OMS y otras organizaciones dan como guía de requerimientosenergéticos
importantes a seguir y según la edad, las siguientes:
28
La familia juega un
papel muy importante
en la adquisición de
hábitos alimentarios.
Niños de 1 a 3 años: 1.300 kcal/día (102 kcal/kg peso).
Niños de 4 a 6 años: 1.800 kcal/día (90 kcal/kg peso).
Niños de 6 a 10 años: 2.000 kcal/día (70 kcal/ kg peso).
Pero también es importante su distribución a lo largo del día, que podríamos titular de
la siguiente forma:
Un desayuno fuerte, inculcándole unos buenos hábitos para el desayuno.
Podríamos introducir un «algo» a media mañana y ponemos entre comillas la
palabra algo, porque a veces es el causante de la falta de apetito del almuerzo, por
lo que debe ser preferiblemente frutas.
Una comida adecuada y proporcionada, pero no demasiado copiosa para poder
continuar con sus actividades escolares.
Una merienda feliz y agradable. No prolongada hasta la cena.
Una cena sencilla que complete las necesidades energéticas del día.
Todo esto, sin picoteos intermedios Y cuidando las grasas ocultas –prevención del
colesterol–. Hay que considerar el consumo de los snack. El consumo de chucherías o
tentempiés resulta inevitable y el problema más importante no consiste en impedir su
consumo, sino que este sea limitado, que sean productos de buena calidad y equilibrados
en cuanto a sus nutrientes. Muchos de ellos contienen elevadas cantidades de azúcares,
colesterol y grasas saturadas; es el grupo de alimentos llamados alimentos basura.
Una alimentación correcta debe aportar la energía indispensable y los nutrientes
necesarios para que actúen en el organismo del niño y crezca correctamente.
Los alimentos serán variados: cereales, verduras, legumbres,
frutas, carnes magras, pescado blanco o azul no graso, uno a tres
huevos a la semana, hígado, leche, queso, yogur, etc., que
aporten hidratos de carbono, grasas, proteínas, calcio, hierro,
cinc, etc., además del flúor dependiendo de que las aguas estén o
no fluoradas. La buena nutrición tiene relación con la
prevención de enfermedades a largo plazo, cuando es adulto, como, por ejemplo, la
isquemia coronaria, el cáncer, la hipertensión, la osteoporosis, la obesidad, etc., pero
también, a corto plazo, en cuanto un déficit nutricional puede interferir en la maduración
de algunos mecanismos que intervienen en su crecimiento y limitan su capacidad de
desarrollo y aprendizaje.
Si los padres son consumidores de dietas altas en grasas saturadas o colesterol, los
hijos tendrán tendencia a seguir estas mismas conductas.
29
Bebidas
Y con respecto a las bebidas hay que tener en cuenta que la mayor parte de nuestro
organismo está compuesto de agua, por lo que precisamos de esta para vivir. Las bebidas
refrescantes son consumidas en general durante las comidas o cuando se toman snack, y
en lugar de la leche. Estas bebidas refrescantes pueden tener una correlación negativa
con la ingesta de calcio, magnesio, vitaminas y otros nutrientes que contiene la leche.
Los zumos de frutas son aceptables y muy nutritivos como parte de la composición
de la dieta de un niño siempre que no sea utilizada en exceso. Hay una tendencia actual a
aumentar su consumo a expensas de una disminución de la leche. En general los
menores de 5 años son los mayores consumidores, por tanto, que os vean a vosotros que
tomáis agua, leche, zumos y no se cambia la bebida refrescante o el zumo por la leche o
el agua, aunque se tomen de vez en cuando.
Y finalmente, en cuanto a las comidas, no hay que obligarle a comer, pero tampoco
usar una política de recompensas. No hay que usar los premios o castigos para que
coman bien. Es frecuente oír a algunos padres, cuando ven que su hijo no come:
30
Educar hoy en los hábitos
alimentarios es prevenir
carencias del mañana.
—¡No te levantarás de la silla hasta que te termines el plato!
—Si te lo comes todo, te compraré…
O también frases como esta, cuando los niños comen lo suficiente, pero la madre
quiere que coma más:
—Mi hijo come la mayoría de días bien, pero hay días que no come apenas.
O bien, cuando el niño es caprichoso, refieren:
—No come bien, come un poquito de cada cosa, otras veces sí come, es
desesperante.
Es preferible no discutir, habrá que guardar el alimento y
ofrecérselo en la siguiente comida. No os preocupéis tanto,
si vuestro pediatra os ha dicho que está bien, porque, aparte
de que el niño no tiene un pelo de tonto, tiene muy bien
desarrollado el apetito y, en consecuencia, el hambre.
Es importante educar en los hábitos alimentarios.
El niño aprende por imitación.
La nutrición debe ser variada y completa.
El acto de comer es una necesidad, no un premio o un castigo.
La forma de presentar las comidas fomenta el apetito.
Comer en un ambiente agradable y familiar estimula los hábitos alimentarios, las
buenas costumbres y las relaciones con los demás.
Fórmulas y sugerencias para estimular
precozmente
Existen muchas fórmulas para estimular al niño tempranamente; nosotros, a lo largo
del libro, te daremos unas cuantas. No obstante hay que proporcionarle al niño unas
áreas donde pueda expansionar sus energías y desarrollar sus aptitudes, con unos
entornos seguros y limitados de acuerdo con su comportamiento, donde pueda tener la
oportunidad de emplear sus habilidades y potenciar su responsabilidad como niño;
favoreciendo su seguridad en sí mismo y estimulando su autoestima ante un objetivo
conseguido o ante el esfuerzo que desarrolla para conseguirlo.
Como fórmulas de estimulación, te hablaremos de los circuitos de psicomotricidad,
ya que la experiencia confirma que un elevado número de fracasos escolares están
relacionados con trastornos o déficits psicomotores o perceptivo-motores.
Trataremos de las audiciones musicales; el desarrollo de la capacidad intelectual está
muy unido al desarrollo sensorial; cuanto más estimulemos los distintos sentidos, más
desarrollaremos la inteligencia y los aprendizajes.
31
Para educar mejor,
los padres deben estudiar
la ciencia de educar.
Los paseos de aprendizaje en casa, en el jardín o en la calle ofrecen múltiples
posibilidades de aprendizaje y, además, estimulan los sentidos, la memoria y los hábitos
de conducta.
Hablaremos de los bits de inteligencia, el conocimiento se basa en la información
asimilada de hechos, palabras, números, imágenes, etc. Son unidades de información
presentadas de forma adecuada a los niños.
Hablaremos de estimular la voluntad, la educación de los
hábitos en la etapa infantil, entendiendo hábito como
cualidad estable, en virtud de la cual el hombre realiza
determinado tipo de actos con facilidad, perfección y
complacencia; es la educación de las virtudes y los valores,
aunque en los niños pequeños no cabría hablar de virtudes pero sí de hábitos buenos que
se podrán convertir en virtudes con el uso de razón.
Y finalmente tres sugerencias para educar al niño en estas edades:
Cariño.
Paciencia.
Cierto grado de conocimientos.
El cariño es fácil de conseguir, la paciencia se ejercita diariamente y los
conocimientos se adquieren con el estudio y la experiencia.
Un circuito de psicomotricidad
Te comentábamos que la experiencia confirma que un elevado número de fracasos
escolares están relacionados con déficits psicomotores, y las investigaciones llevadas a
cabo indican que la causa está en la falta de desarrollo o madurez del sistema nervioso.
El proceso de desarrollar y aprender a usar el sistema nervioso pasa por cuatro etapas
básicas que comienzan desde el nacimiento, como ya te comentamos en el capítulo
anterior:
• Etapa de arrastre.
• Etapa de gateo.
• Etapa de caminar erguido y del habla.
• Etapa de hemisferio dominante.
Si alguna de estas etapas, por falta de oportunidad, se acorta, el resultado afecta a la
organización neuronal y desarrollo del sistema nervioso y los primeros aprendizajes
tendrían lugar más lentamente y con menos perfección. Por eso consideramos que se
deben realizar los siguientes ejercicios en los niños de 3 a 7 años y por dos motivos
fundamentalmente:
32
1. Porque puede que no se le diese la oportunidad en su fase dedesarrollo, por
ejemplo, gateo.
2. Y porque es preciso reforzar el desarrollo psicomotor; y estos los haremos dentro
de un circuito de psicomotricidad.
Describiremos, a continuación, la manera correcta de llevarlos a cabo:
 
ARRASTRE HOMOLATERAL
Estirando brazos y poniendo las palmas de las manos en el suelo con los dedos hacia adelante.
El modelo es el de la lagartija, no el del soldado.
 
GATEO
Cabeza algo levantada, palmas de los dedos juntos y hacia adelante, levantando solo mano y
rodilla alternas. Arrastrar suavemente los empeines, es decir, no levantar el pie. La distancia
entre las rodillas debe ser de un palmo de la mano del niño.
 
CAMINAR
El dedo índice de la mano derecha señala, con cierto énfasis, la punta del pie izquierdo. El
índice de la mano izquierda señala la punta del pie derecho. Se puede hacer siguiendo una línea
o encima de un tablón o pasarela.
 
REFUERZO DEL PATRÓN CRUZADO
Al levantar la rodilla izquierda es golpeada por la mano derecha, al levantar la rodilla derecha
es golpeada con la mano izquierda.
 
CARRERA
El patrón es cruzado, levantando claramente las rodillas, marcando el movimiento, hacerlo con
ritmo, sin precipitarse, dominando el cuerpo y evitando la tensión.
 
VOLTERETAS
Apoyar bien la mano sobre toda la palma, resbalar suavemente al caer. Quedarse de pie al salir
de la última voltereta.
 
CROQUETAS
Brazos y piernas estirados formando un todo que rueda de lado, procurando no desviarse.
Puede hacerse, si falta espacio adecuado, tomando como apoyo una pared.
 
BRAQUIACIÓN
En una escalera horizontal, procurando pasar, uno a uno, por todos los barrotes y volver al
punto de partida. A falta de escalera puede hacerse colgándose de una cuerda, usando una
espaldera o barra horizontal.
33
 
Los ejercicios que te hemos comentado los realizará tu hijo gradualmente. No se trata
de hacer todos los ejercicios cada día: hasta que haya asimilado unos, no interesa
empezar con otros. Los ejercicios hay que proponérselos al niño como un juego, no
imponérselo y con actitudes positivas, diciéndole ¡MUY BIEN! cuando efectúe el
ejercicio o cuando ponga esfuerzo para realizarlo, alentándole y ofreciéndole un buen
modelo para que lo imite. El tiempo de realización, unos 15-20 minutos.
Comienza por el arrastre y el gateo. La braquiación es costosa de conseguir,
comienza colgando al niño de las manos e intenta que se mantenga así unos instantes.
Las pantallas de la casa: televisión,
ordenador, smartphone, tablet…
Si preguntásemos cuánta gente se conecta a una pantalla, nada más llegar a casa,
veríamos que el porcentaje es muy elevado.
Unas personas la usan como entretenimiento, otras, como trabajo, otras, como
compañía, o simplemente, el conectarla es un acto reflejo y mecánico, un algo más fuerte
e incapaz de gobernar uno mismo. Así aprenden a usar las pantallas los pequeños de la
casa.
Cómo educar en el uso de la televisión
Los jóvenes, a los dieciocho años de edad, pueden haber empleado más tiempo
viendo la televisión que asistiendo a clase. De acuerdo con una reciente estadística, los
niños entre dos y cinco años ven alrededor de 25 horas a la semana, los de seis a once
años ven unas 22 horas y los adolescentes, unas 23 horas semanales.
La televisión tiene sus ventajas y sus inconvenientes, aspectos positivos y negativos;
es un medio que tenemos y hay que hacer buen uso de ella.
 
VENTAJAS
Proporciona a los niños una ampliación de sus conocimientos generales.
La información permite ejercitar más libremente la capacidad electiva.
Puede suscitar la curiosidad y el deseo de una información complementaria.
A los niños les puede ofrecer espectáculos, cine, dibujos, circo, etc., que habitualmente no
pueden ver.
Es otra actividad recreativa de la familia.
 
INCONVENIENTES
34
La televisión es una manera pasiva de diversión.
Disminuye el tiempo para la imaginación y creatividad (manualidades, música, arte, etc.).
Se opone al ejercicio físico y, si este tiempo se acompaña de «bocadillos y frutos secos»,
surgen problemas de peso.
Quita tiempo para el deporte.
Reduce las relaciones familiares y sociales.
Muchas horas de televisión influyen sobre el rendimiento escolar, interfiriendo el estudio, las
horas de descanso y el vocabulario, que es menos rico que el familiar.
La televisión se opone al juego y a la lectura. La lectura requiere más concentración y
perfecciona el vocabulario.
El niño pequeño es incapaz de distinguir la fantasía de la realidad.
Toma los personajes como modelos y toma como propia la conducta agresiva de estos.
No todos los programas infantiles son adecuados para su edad.
 
SOLUCIONES
Estimula las actividades recreativas: juegos, deportes, etc.
Apaga la televisión de vez en cuando y ofrécele otras alternativas. Por ejemplo, jugar con él,
pasear, juguetes, etc.
Empieza a leerle cuentos desde muy pequeño (un año); estimularás su imaginación y su afán
por aprender. Si se los repites, estimularás su memoria.
Charla frecuentemente con él; mejorará su habilidad para la conversación.
Limita el tiempo para ver la televisión.
Anima a tu hijo a ver programas educativos o que eduquen en los valores humanos.
Infórmate de los programas previamente.
No la dejes encendida como un sonido de fondo, es más estimulante oír música.
 
SUGERENCIAS
Considera la televisión como una actividad más de la familia.
Ve con los niños tantos programas como sea posible.
Coloca juguetes cerca de la televisión.
Establece tiempos definidos para verla.
Limita los horarios precisos para encenderla.
Cambia la televisión por ver vídeos y repítelos.
Y, sobre todo, da buen ejemplo.
 
35
Una recomendación:
no más de dos horas
de pantallas al día,
fomenta el deporte,
la música y las artes.
Podríamos revisar, punto por punto, las ventajas y los
inconvenientes, incluso añadir algunos más; preguntarnos
cuántas horas de televisión se ve en casa, tanto nosotros como los
pequeños, si todos los programas son adecuados, si la
consideramos como una actividad más de la familia, etc.
Y recuerda que, en educación temprana, la televisión es un
medio más para estimular a tu hijo, no la caja tonta que
tranquiliza a los pequeños de la casa cuando no queremos que nos molesten.
 
Recuerda que:  
– Los padres y los educadores le servimos de modelo para comer correctamente.
– El cariño es fácil de conseguir, la paciencia se ejercita diariamente y los
conocimientos se adquieren con el estudio y la experiencia.
– En educación temprana, la televisión es un medio más para estimular a tu hijo.
36
UNA PROPUESTA
DE PLAN DE ACCIÓN
SITUACIÓN:
Unos padres con un hijo de 6 años acabaron leyendo, con ocasión de la escuela de
familias a la que asistieron, un libro que hablaba de la importancia del desarrollo físico
en los niños y su relación directa con el desarrollo de la inteligencia. Desde entonces
decidieron no perder más tiempo y llevar a cabo un plan de acción.
OBJETIVO:
Desarrollo físico.
MEDIOS:
Una de las ideas que tuvieron nació de los recuerdos de la infancia, pues su madre
recordaba cómo de pequeña su padre le enseñó a ella y a sus hermanos a jugar al tenis de
mesa utilizando la mesa del comedor y así decidieron hacerlo ellos también. La mesa era
suficientemente grande como para que sirviera. Este juego les valía para estimular la
coordinación de manos y ojos de su hijo.
Para estimular el equilibrio pensaron que sería buena idea enseñarle a patinar, además
no hacía falta comprar los patines pues se los pidieron prestados a unos primos.
Así, decidieron que los sábados después de cenar jugarían un rato al tenis de mesa y
los domingos por la mañana saldrían a pasear mientras el pequeño patinaba.
MOTIVACIÓN:
Al pequeño no fue necesario motivarle; tener unos patines y jugar con su padre al
tenis de mesa era suficiente para que estuviese deseando empezar.
DESARROLLO Y RESULTADOS:
El sábado por la mañana fueron padre e hijo a comprar las raquetas y la red. El
pequeño iba emocionado y no paraba de hablar. Ese mismo día lo instalaron y jugaron:
se lo pasaron en grande.
El domingo por lamañana fueron a patinar; resultó algo más complicado porque se
caía cada dos por tres y tenía que ir agarrado a algo… ¡o a alguien! Al fin de semana
siguiente, se les unió un vecino con otros patines: iban felices. El tercer fin de semana no
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pudieron jugar al tenis porque los padres tenían una cena con amigos, pero por la
mañana sí fueron a patinar con vecino incluido.
Después de dos meses los padres siguen con el plan y están muy contentos con el
resultado. Los patines potencian el equilibrio y el tenis de mesa ayuda a coordinar la
vista con la distancia, con los movimientos de muñeca, con una gran sensibilidad en el
golpe... Es un ejercicio muy estimulante.
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PARA RECORDAR:
La capacidad intelectual de un niño no depende solo de la herencia de sus padres,
sino también de los estímulos que le ofrezcamos.
Un buen desarrollo psicomotor del niño favorecerá las capacidades de: hablar, leer,
escribir y andar erguido.
Hay que educar en una alimentación completa y correcta, no caprichosa; si no se
corrige en estas edades, difícilmente se hará cuando sea mayor.
Comparte con los niños el tiempo dedicado a las pantallas.
PARA PROFUNDIZAR:
Ana Sánchez, Experiencias de una madre, Col. Hacer Familia, nº 44, Palabra.
El libro se propone y consigue enseñarnos a educar a nuestros hijos para que el día de
mañana sean nuestros amigos, personas libres, responsables y, además, muy felices.
Francisco Kovacs, Hijos mejores, Ed. Martínez Roca.
El libro explica que la educación debe conseguir tanto que se establezcan en la mente
del niño el mayor número posible de conexiones cerebrales, como aportar afecto y un
modelo de conducta. Este libro descubre a los padres un método no solo para educar
correctamente a sus hijos, sino también para que desarrollen todo su potencial y se
desenvuelvan con éxito en la sociedad.
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SEGUNDA PARTE:
ESTIMULAR LOS VALORES,
LOS SENTIDOS Y LA INTELIGENCIA
«El verdadero objeto de la educación,
como el de cualquier otra disciplina moral,
es engendrar la felicidad».
W. M. Godwing, of Awakening the mind.
Es importante conocer los períodos sensitivos de los niños no solo para su desarrollo
psicomotor, sino para su educación como personas. La adquisición de determinados
hábitos y valores es más fácil en las etapas tempranas del crecimiento. Por ejemplo, el
período más adecuado del orden se vive entre el año y los tres años de edad.
 
ESTIMULAR LOS VALORES, LOS SENTIDOS...
¿Por qué es tan importante el orden? ¿Cómo conseguir que sean obedientes?
¿Qué es la autoestima y qué papel jugamos los educadores en ella?
¿Cómo podemos estimular los sentidos y la inteligencia?
¿Quiénes son los modelos de un niño en su proceso de aprendizaje?
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CAPÍTULO 5 | Orden, obediencia y autoestima
El orden es una virtud
que está en la base
de todas las demás
virtudes humanas
y les sirve de apoyo.
 
 
 
Estimulando el orden,
virtud que está en la base
La educación de los hijos podría resumirse en facilitar y ayudar a adquirir las
disposiciones estables (hábitos) que le permitan obrar bien. Hábito significa cualidad
estable, difícil de remover, mediante el cual el hombre –en este caso los hijos– realiza
determinado tipo de actos con facilidad, perfección y complacencia. La educación debe
promover los hábitos que tienen sentido positivo en la realización de cada persona, ya
que la perfeccionan. Así al educar buscamos el fomento de las virtudes –hábitos buenos–
y los valores.
La expresión «orden» es muy amplia pero todos sus aspectos
guardan de una u otra forma relación ya que el hecho de ser
capaces de ser ordenados en nuestras cosas, tiempos y presencia
física nos facilita ser ordenados también en nuestra cabeza y
afectos. El orden material nos dispone al orden de la
inteligencia y afectividad. Proporciona confianza, seguridad, y
evita contratiempos.
¿Qué se puede hacer para desarrollar este hábito en los niños?
La educación del orden comienza con la propia vida del niño, necesaria para su
correcto desarrollo físico, psíquico y espiritual:
• En los horarios de comida.
• En las horas de sueño.
• En el aseo personal: arreglo, necesidades fisiológicas…
• En sus salidas de paseo, en sus tiempos de juego…
Los niños van desarrollando su propio sentido del orden lógico y tienden a ordenar
las cosas por tamaños, colores, etc. Así se ve que guardan juntos los coches, las
muñecas, o que han distribuido los libros en grandes y pequeños.
El período más adecuado del orden se vive entre el año y los tres años de edad, sin
embargo, como indicamos en las audiciones musicales, se debe seguir trabajando, sobre
todo teniendo en cuenta la importancia de este hábito. En estas edades no es difícil lograr
que los hijos guarden sus juguetes o su ropa en el mismo lugar. Para ello, hay que jugar
con ellos repetidas veces a colocar las cosas en el mismo lugar y en el mismo orden.
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Es una verdad, comprobada
por la experiencia, que
el orden exterior hace la
vida más agradable.
¿Cómo lograr que los niños dejen las cosas en su sitio sin recordárselo
continuamente?
Además de lo indicado antes, es fundamental que esté claro cuál es el sitio de cada
cosa. Después habrá que ser muy pacientes y muy perseverantes en la presentación de
padres modelos encantados del orden, pero no fanáticos de él. Es interesante que los
hijos dispongan de un cajón o caja, estantes o jugueteras a su alcance donde puedan
guardar sus cosas. Así se les acostumbra a que cada cosa tiene un sitio, siempre el
mismo.
Hay que mostrarles modelos repetidos, pues, con la
misma facilidad que imitan el orden, imitan el desorden.
Como no se trata de que los hijos imiten el concepto de
orden de sus padres, sino que aprendan a ordenar sus
cosas, habrá que exigirles que sus cosas estén ordenadas,
pero de acuerdo con sus propios criterios. Para ello
conviene invitarles a participar en actividades de orden: colocar los libros de la
biblioteca, guardar ropa, zapatos, etc., limpiar y guardar los utensilios de la cocina,
observar cuando se hace la maleta, etc. También se les pueden pedir razones de su
propio sistema de ordenar las cosas para que vayan captando el interés que tiene el
encontrar el sitio apropiado para cada cosa, de modo que no se estropee y se encuentre
con facilidad cuando sea necesario.
Del mismo modo, es importante enseñarles a utilizar los objetos ordenadamente:
telefonear, pegar unas fotos en un álbum, etc. En cada caso existen unas reglas o pasos
para que utilicen el objeto en cuestión adecuadamente. Sin olvidar que la exigencia es
necesaria para educar bien.
El orden:
Alivia la memoria, permitiendo encontrar sin esfuerzo las cosas en su sitio.
Facilita la calma, suprimiendo esas causas de enervamiento y fatiga que constituye el
desorden.
Hace ganar tiempo, pues permite obrar con seguridad para encontrar aquello que se
necesita.
Facilita el respeto al bien común y el sentido social, porque nada perjudica tanto la
buena armonía y mutua ayuda como el no volver a su lugar los objetos útiles
pertenecientes a la comunidad familiar.
El orden asegura también la exactitud, y la exactitud es a la vez una de las formas
más preciosas del orden y la cortesía.
Estimulando sin agobios: la obediencia
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No se trata de que los
niños obedezcan sin más.
Tienen que obedecer bien.
¿Cuántos padres desearían tener una varita mágica para que sus hijos obedecieran a la
primera? Suponemos que todos. ¿Cuántas veces hemos perdido la paciencia ante las
reiteradas faltas de obediencia de nuestros hijos? Muchas. ¿Cuántas veces hemos
pensado cómo conseguir el hábito de la obediencia en nuestros hijos?…
El niño pequeño obedece porque reconoce intuitivamente la autoridad de sus padres.
Los padres le dan seguridad y cariño y todo ello le lleva a cumplir sus deseos aunque, a
la vez, se sienta inclinado a desobedecer para probar su propia fuerza y sus posibilidades
de actuar con independencia. Hacia los tres años, la edad del no –proceso evolutivo tan
molesto para los padres– supone la naciente voluntad infantil. Es la edad del: «¡No
quiero!», «¡No meda la gana!».
El no por costumbre. Ya en estas edades se hacen
necesarias las primeras argumentaciones de los motivos
que, poco a poco, irán fundamentando su libertad. A partir
de los cuatro años es importante combinar la exigencia con
el razonamiento de lo que se exige, de tal modo que el niño
obedezca porque ve que es razonable. También puede obedecer por agradar y por cariño
hacia sus padres.
La desobediencia provoca, en estas edades, irritación en los padres, que corren el
peligro de contentarse con una obediencia más o menos ciega.
Por ejemplo:
«¡Haces esto porque te lo digo yo y basta!». En principio esta actitud da una sensación de
paz y orden, pero hay que darse cuenta de que el mero cumplir lo que se le manda no
desarrolla la virtud de la obediencia, sino del autoritarismo.
 
SUGERENCIAS PARA EDUCAR EN LA OBEDIENCIA
1. La obediencia está facilitada por una actuación ordenada de los padres. Entorpeceríamos la
adquisición de esta virtud si nos comportásemos de un modo cambiante e imprevisible, según
el estado de ánimo de cada momento, y exigiésemos unas cosas unos días sí y otros días no.
2. Obediencia y autoridad están íntimamente relacionadas; para que la obediencia pueda
ejercitarse, la autoridad ha de ejercerse.
3. Más vale un objetivo concreto sobre la obediencia que no muchos.
4. Es importante darles una información clara en un momento oportuno, con una exigencia
serena, perseverante, amorosa y alegre, en un ambiente de orden y cariño.
5. La autoridad radica en el padre y en la madre, por tanto, los objetivos sobre la obediencia
deben ser previamente consensuados y concretados por ambos. No actuar individualmente.
6. Hay que agradecerles y estimular la obediencia a los niños, reconociendo lo que está bien
hecho. Tenemos el derecho de ser obedecidos, pero, si saben que nos hemos dado cuenta de sus
esfuerzos, tendrán más interés por obedecer (reforzamientos positivos).
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Refuerzos positivos: la autoestima
La autoestima es el concepto que tenemos de nosotros mismos y de nuestras
capacidades. Es la cantidad de pensamientos, experiencias y sentimientos que hemos
vivido desde nuestros primeros años.
La autoestima está configurada por factores internos y factores externos:
– Factores internos, que radican o están creados por el individuo (ideas, conductas,
creencias).
– Factores externos, del entorno, las experiencias transmitidas por los padres, los
educadores, la cultura.
Para que los niños tengan, en un futuro, una elevada autoestima, es preciso:
1. Que se vean amados incondicionalmente por quienes les rodean.
2. Que se crean inteligentes, sanos, capaces y felices.
Un niño con autoestima irradia sentimientos y actitudes positivos hacia sí mismo y
hacia los demás. Suelen mostrarse alegres y optimistas. Los pequeños tienen que sentirse
amados por quienes les rodean y principalmente por sus padres, que tienen que
demostrarles un amor incondicional en todas las situaciones; tienen que sentirse
acogidos y queridos, amados y respetados.
Los hijos no crecen en un vacío, crecen en un contexto familiar y social. En las
relaciones posteriores, un hijo puede tener la experiencia de ser aceptado y respetado o
rechazado y postergado. Un niño puede experimentar el equilibrio adecuado entre
protección y libertad. O bien la sobreprotección que le infantiliza o bien la subprotección
que exige al niño recursos que puede no tener aún.
 
CONDICIONES QUE FAVORECEN
LA AUTOESTIMA EN LOS NIÑOS:
1. Cuando los padres tienden a tener un alto nivel de autoestima. Son modelo de eficacia
personal y respeto hacia uno mismo y el niño ve ejemplos vivos de los que aprender.
2. Cuando el niño aprecia una total aceptación de su propia persona.
3. Cuando el niño experimenta respeto hacia su dignidad como ser humano. Los padres no
utilizan la violencia o la humillación para controlar al niño. Los padres negocian las reglas
familiares dentro de los límites escrupulosamente fijados, impera la autoridad, no el
autoritarismo.
4. No se le da una libertad ilimitada. Los límites suponen normas en que el niño será capaz de
cumplirlos.
Abrazos
Para todo lo anterior es necesaria la estimulación del sentido del tacto, que resulta
esencial para el desarrollo sano de un niño. Si falta, un niño puede morir aun cuando vea
44
Mucho antes de que
el niño pueda comprender
el lenguaje, comprende
el tacto.
Necesidades y cuidados,
para más tarde aprender
a confiar en sí mismo.
satisfechas sus demás necesidades, como se ha visto en capítulos anteriores con el
experimento de Federico II de Prusia.
A través del tacto enviamos estimulación sensorial que
ayuda al niño a desarrollar su cerebro. Mediante el tacto
expresamos amor y protección. No podemos ser maniquís
de un escaparate, hay que romper esa luna fría que le separa
y abrazar al niño.
Cariño
Un niño tratado con cariño tiende a interiorizar este sentimiento y a experimentarse a
sí mismo como alguien digno de cariño. El amor se manifiesta por la expresión verbal,
por los cuidados y por el gozo que mostramos en el mero hecho de la existencia del niño.
Que se le ama de forma incondicional.
Seguridad
Desde su estado de dependencia, el niño tiene necesidad de seguridad física y
emocional, que consiste en la satisfacción de sus necesidades fisiológicas y los cuidados
básicos en todos sus aspectos, empezando a formar una mente que más tarde aprenderá a
confiar en sí mismo.
Respeto
Un niño que recibe respeto de sus padres aprende a
respetarse a sí mismo y a los demás. Un niño que es tratado
con aceptación tiende a interiorizar la respuesta y a aprender
a aceptarse a sí mismo. Un padre puede ser ordenado y su hijo, desordenado. Un padre
puede ser extrovertido y su hijo, diferente. Un padre puede tener una afición artística y
su hijo, no. Un padre puede ser muy social y su hijo, distinto: Hay que aceptar al hijo tal
y como es. Si se aceptan las diferencias, puede crecer la autoestima.
Visibilidad
Si yo me pongo a jugar y tú te pones en la misma situación, si expreso alegría y tú
comprendes mi estado o si expreso tristeza y tú manifiestas empatía, me siento
observado y comprendido por ti, me siento visible. En cambio, si digo o hago algo y tú
reaccionas de forma que carece de sentido a mi conducta, si me pongo de broma y
reaccionas como si yo estuviera hostil, si expreso alegría y respondes que no sea tonto, o
tristeza y me acusas de fingir, no me siento visto y comprendido. Me siento invisible.
Si un niño llega a su casa sonriendo y su madre le besa y le abraza, el niño está
visible, pero, si su madre le grita: «¡Por qué tienes que hacer tanto ruido!», «¡Eres un
45
Cuando manifestamos
cariño, aceptación y respeto
hacemos al niño visible.
egoísta y un desordenado!», ¿cómo se sentirá el niño?
Cuando nos sentimos visibles, sentimos que la otra
persona y yo estamos en la misma realidad. Cuando no
nos sentimos visibles, es como si estuviéramos en
realidades diferentes.
Elogios
Hay padres que, preocupados por apoyar la autoestima de sus hijos, piensan que la
mejor manera de hacerlo es con elogios y a veces un elogio puede ser tan perjudicial
como una crítica inadecuada.
Hay que hacer una distinción entre elogio valorativo y elogio apreciativo:
– El elogio valorativo: es aquel que no sirve a los intereses del niño.
– El elogio apreciativo: es productivo, en tanto que apoya su autoestima y refuerza,
en calidad, la conducta deseada.
Un ejemplo de elogio valorativo es decirle al niño: «¡Eres un niño bueno!», «¡Vas
muy bien!», «¡Sigue haciendo bien las cosas!». Es un elogio evaluativo, pero de poca
utilidad. ¿Por qué? Porque crea ansiedad y fomenta la dependencia. No propicia la
confianza en sí mismo.
Si decimos lo que nos gusta y apreciamos las acciones y logros del niño,
permanecemos a un nivel descriptivo, dejamos que sea el niño quien evalúe. Un ejemplo
de elogio apreciativo sería el de una madre que evita los elogios personales a su hijo, que
le ha ayudado a ordenar el armario, del tipo: «Has hecho un buen trabajo», «Qué bien lo
has ordenado» (elogios valorativos).

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