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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS ACOSO ESCOLAR EN UNA SECUNDARIA EN LA CIUDAD DE MÉXICO. EXPERIENCIAS DE LOS DOCENTES TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADA EN PEDAGOGÍA PRESENTA: EDITH LÓPEZ ÁLVAREZ ASESORA: MARTHA CORENSTEIN ZASLAV CIUDAD UNIVERSITARIA, CDMX 2018 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Agradecimientos A Gloria, mi mamá, quien siempre ha buscado dar lo mejor de sí para mí. Gracias mamá, por dar el ejemplo de constancia, perseverancia, compromiso y trabajo en cada parte de tu vida. A Juan Carlos, mi papá, quien me enseñó la importancia de cultivar una vida intelectual. Has sido un gran maestro de vida y enseñanza. A Pamela, mi hermana, quien ha sido mi cómplice y confidente en todo momento. Gracias por realimentarme críticamente en el desarrollo de esta tesis. A la Universidad Nacional Autónoma de México, por tantas experiencias. Nunca olvidaré los bellos atardeceres que pasé en la Biblioteca Central mientras leía y escribía. A la Facultad de Filosofía y Letras, por los múltiples recursos que me ofreció: libros, investigaciones, conferencias, seminarios, cursos y talleres. A mis profesores, quienes desde su vocación, me proporcionaron sus conocimientos, experiencias, recursos, materiales, contenidos y estrategias que me permitieron consolidar mi amor por la Pedagogía. Un gran agradecimiento a los docentes del Colegio por su tiempo y disposición. Ustedes le dieron vida a este trabajo. Al director, subdirector y al Departamento de Disciplina y de Psicopedagogía del Colegio. Gracias por su apertura y disponibilidad. 3 A mi directora de tesis y sinodal, la maestra Martha Corenstein, por ser mi guía y mentora a lo largo de este último año. Sus aportaciones y realimentaciones fueron magnánimas para conformar este trabajo. Su perfeccionismo, dedicación y experiencia son de admirar. A mi sinodal, la doctora Yazmín Cuevas, quien me enseñó a problematizar para construir un proyecto que se convertiría más tarde en esta tesis. Gracias por demostrar un gran compromiso con los estudiantes en relación con su proceso de titulación. A mis sinodales: La doctora Flor Marina Pérez El doctor Odín González La doctora Mónica Lozano Gracias porque enriquecieron y aportaron considerablemente en el perfeccionamiento de esta investigación. Gracias por su tiempo y dedicación. Gracias a todos ustedes, queridos lectores, por leer, hojear, citar o curiosear este trabajo. 4 Índice Introducción ………………………………………………………………..………….…..7 Capítulo 1 Acoso escolar o bullying en el mundo y en México……………...…….........10 1.1 Planteamiento del problema……………………………………………………….…..10 1.1.1 Objetivos y preguntas de investigación …………………………………….......17 1.2 Revisión de la literatura acerca del acoso escolar ……………………………………18 1.2.1 Literatura internacional ………………………………………………………..18 1.2.2 Literatura nacional……………………………..……………………………….23 1.2.3 Literatura sobre docentes ante el acoso escolar ….…………………………….37 1.2.4 ¿Qué hay de nuevo en la literatura acerca del fenómeno? ……………………..42 1.3 Metodología de la investigación ………………………………………………………45 1.3.1 Espacio y tiempo ………………………………………………………..…….48 1.3.2 Técnicas de recolección de información …………………………………..….49 Capítulo 2 Aproximación conceptual al fenómeno del acoso escolar entre jóvenes de secundaria ……………………………………………………..…....…52 2.1 Secundaria, jóvenes y socialización …………………………………….……….…....52 2.1.1 Breve historia de la secundaria en México………….……………..…….….….53 2.1.2 Jóvenes de secundaria; socialización en la escuela …….…………………...…56 2.2 Las distintas caras de la socialización: conflicto, violencia escolar y acoso escolar …………………………………………………….…………….…....60 2.2.1 Conflicto y violencia escolar………………………………………………........60 5 2.2.2 Acoso escolar o bullying………………………………………………….........63 Capítulo 3 Contexto y sujetos de la investigación ………………………………..…….74 3.1 Conociendo el Colegio ………………………………………………………………...74 3.1.1 Historia del Colegio ……………………………………………………..…...75 3.1.2 Filosofía, valores y organización ………………………………………….....76 3.2 La comprensión del fenómeno desde los sujetos …………………………………..…80 3.2.1 La experiencia …………………………………………………………..…...80 3.2.2 Concepciones y estrategias docentes: construyendo la experiencia docente ……………………………………………………………………...……..82 3.2.3 Docentes de secundaria como sujetos de la experiencia ……… …..………..83 3.2.4 Los docentes de secundaria del Colegio Inglés ……………….…..…………85 Capítulo 4 Desde las experiencias docentes ………………………………………….....93 4.1 Incidencia y prevalencia del acoso escolar en el Colegio Inglés…………………………………………………………………………………….....93 4.2 El bullying o acoso escolar es………………………………………………………...103 4.2.1 Los sujetos y determinantes del bullying…………………………………..107 4.3 Identificando el acoso escolar ………………………...……………………………..115 4.3.1 Conoces a tus niños y, más que nada, ves la manera en cómo se tratan ellos…………………………………………….116 4.3.2 Mis alumnos me platicaron. ………………………………………………..118 4.3.3 Los Departamentos de Disciplina y Psicopedagogía ………………………120 6 4.4 Estrategias docentes frente al bullying ………………………………………………123 4.4.1 Establecimiento de límites, disciplina y cumplimiento de normas.........................................................................................123 4.4.2 Lo primero que trato de hacer es dialogar ………………………………….128 4.4.3 Buscando la integración grupal …………………………………………….131 4.4.4 Tomando acciones desde la normatividad; aplicando el Marco para la Convivencia Escolar……………………………………………………...133 4.4.5 En la forma en que yo los trate, si lo hago con respeto es lo que yo quiero transmitirles …………….……………………………………136 4.5 El papel docente frente al bullying …………………………………………………..138 4.5.1 La responsabilidad compartida ……………………………………………..139 4.5.2 Hacia una reflexión de la propia práctica docente …………………………140 4.5.3 Yo necesito entender a mis alumnos ……………………………………….143 Consideraciones finales …………………………………………………………………146 Referencias ………………………………………………………………………………153 Anexos …………………………………………………………………………………...167 Anexo 1. Marco para la Convivencia Escolar: faltas y medidas en relación con la violencia, discriminación y acoso escolar ………………………………...167 Anexo 2. Cuestionario diagnóstico de acoso escolar o bullying …………………170 Anexo 3. Guión de entrevista …………………………………………………….175 7 Introducción Tal vez la violencia siempre exista como posibilidad de expresión humana, pero se puede reinventar una alternativa de futuro donde ésta no se presente en su forma más despiadada y destructiva, y deje de ser un lugar común entre las preocupaciones de los pueblos. Julieta Imberti La violencia, particularmente la violencia entre pares dentro de la escuela siempre ha existido y quizá exista muchos años más. No obstante, investigar cualitativamente sobre ésta: su origen, determinantes, su conformación en un espacio y tiempo definido, con actores que construyen su realidad social a partir de sus vivenciasy experiencias, permite comprenderla y así, poder construir propuestas e intervenciones que se adecuen y que sean cercanas a quienes viven y presencian el acoso escolar. El acoso escolar o bullying es un fenómeno que se presenta en el espacio escolar. En él, se identifican tres actores: la víctima, el agresor y los observadores, no obstante, es un problema en el que toda la comunidad escolar, directa o indirectamente se involucra, por ejemplo: directores, directoras, supervisoras, supervisores, prefectas, prefectos, psicólogas, psicólogos, trabajadores o trabajadoras sociales, pedagogos, pedagogas, docentes, alumnas, alumnos y padres y madres de familia. A su vez, cada uno de estos sujetos cumple con determinadas funciones; asumiendo una postura activa o pasiva. El presente estudio se centrará en analizar las experiencias de las y los docentes1 de nivel básico, específicamente de secundaria, en relación con el bullying o acoso escolar, ya que, como se mencionará más adelante, es el nivel educativo en el que prevalecen más los casos de este fenómeno. Asimismo, porque los profesores son quienes conocen e interactúan con mayor frecuencia con los alumnos y, si bien, se centran en promover el desarrollo de proceso de enseñanza-aprendizaje, en su práctica, se entretejen muchos más aspectos de carácter formativo, normativo, social, emocional, familiar, etc. Igualmente, esta investigación se enfocó en estudiar el fenómeno particularmente en una escuela en la 1 Se redactó con los artículos “los” y “las” por el documento CNDH (2017), el cual, busca incluir y nombrar los conceptos y sustantivos en género femenino y no generalizarlos en masculino. No obstante, para términos de estilo, éstos se aludirán únicamente en género masculino. 8 Ciudad de México porque, a partir de la realidad social de los sujetos que conforman un espacio y tiempo determinado, es que se puede comprender un fenómeno social y educativo como lo es el acoso escolar. La estructura de esta investigación se divide en cuatro capítulos. En el primero de éstos se presentarán el planteamiento del problema, los objetivos y las preguntas de la investigación. También, se revisará la literatura nacional e internacional acerca del acoso escolar. De la misma manera, se expondrá la literatura relacionada con la participación de los docentes en el acoso escolar o bullying: cuáles son las estrategias que utilizan comúnmente frente al fenómeno, cómo conciben y caracterizan al acoso escolar y qué programas de prevención y atención se han desarrollado. Se darán a conocer cuáles son las investigaciones más recientes en relación con el fenómeno. Y, se mencionará la metodología empleada: el paradigma y las técnicas de recolección de información. El segundo capítulo abarcará el marco referencial de la investigación. Para esto, se describirá la historia y evolución del nivel educativo secundaria; quiénes son los alumnos que forman parte de este nivel y, dónde y cómo se sitúan los jóvenes en relación con la socialización y las interacciones humanas durante la secundaria. Además, se mencionará qué es el acoso escolar: cómo se define y diferencia de otros conceptos símiles; cuáles son sus características, quiénes son los sujetos que participan tanto directa como indirectamente y, cuáles son los tipos de violencia que son ejercidos entre los alumnos. En el tercer capítulo se presentará el contexto particular del Colegio Inglés2, lugar donde se desarrolló la investigación de campo. En este apartado se describirán las características de la escuela: la historia, el enfoque pedagógico, la filosofía y organización, así como las instalaciones. Además, se referirá con mayor profundidad quiénes son los sujetos a estudiar; desde dónde se analizarán las concepciones y estrategias docentes en relación con el bullying. Para esto se construirá el concepto de experiencia docente. Y, se expondrá con mayor detalle quiénes son los docentes de secundaria del Colegio Inglés; el contexto en el que están inmersos: instalaciones, servicios y número de alumnos con los que trabajan, entre otros. 2 Para fines de esta investigación se empleará un pseudónimo del Colegio, tanto para describirlo como para citarlo, y así, mantener la confidencial de la institución y de los sujetos que la conforman. 9 En el cuarto capítulo se mencionarán los resultados cuantitativos del trabajo de campo. Se expondrá cómo se gesta el acoso escolar en secundaria dentro del Colegio Inglés; cuántos profesores lo han identificado, qué acciones violentas son más frecuentes entre alumnos, dónde ocurre con mayor frecuencia y qué estrategias emplean los profesores ante el fenómeno. Además, se presentará el análisis cualitativo: las experiencias de los docentes de secundaria de este Colegio. Asimismo, se entretejerán las concepciones docentes en relación con el bullying o acoso escolar: qué es, cómo se caracteriza, cómo diferencian un conflicto, problema y una situación de bullying; cómo lo identifican: con apoyo de otros, a partir de su propia experiencia y conocimientos sobre el tema, gracias a los alumnos, etc. De igual manera, se aludirán las estrategias que emplean en su práctica cuando presencian el fenómeno: canalizan a otras autoridades acerca de la situación, sancionan por medio de llamadas de atención, reflexionan con los jóvenes que estuvieron involucrados, desarrollan nuevas estrategias dentro del aula o establecen normas y acuerdos para mejorar la convivencia escolar. Finalmente, se mencionarán las consideraciones finales: los alcances y limitaciones del estudio; algunas recomendaciones y propuestas que podrían dar solución a lo que aún tiene que trabajarse en relación con el acoso escolar o bullying. Y, se buscará responder con mayor detenimiento a las preguntas y objetivos de la investigación. 10 Capítulo 1 Acoso escolar en México y en el mundo En este capítulo se mencionará el problema actual del acoso escolar o bullying en el mundo y en México. Entre los estudios que se referirán, se encontrarán aquellos que han analizado el concepto de bullying, quiénes son los sujetos involucrados y cómo se caracterizan. De igual manera, se referirán: los programas de intervención que se han realizado, los tipos de violencia que forman parte del acoso escolar y cuáles tienen mayor prevalencia, cómo se gesta el fenómeno entre hombres y mujeres, los determinantes por los que comúnmente los jóvenes se involucran en el bullying, las campañas e intervenciones propuestas por diversas instituciones en México, los reglamentos y leyes que se han desarrollado los últimos años y, finalmente se rescatará la literatura en relación con el papel de los docentes y el acoso escolar. 1.1 Planteamiento del problema Hoy en día, el acoso escolar o bullying (referido así por el concepto de bully, que en español es definido como matón, intimidador o acosador), es uno de los problemas educativos y sociales más importantes a nivel mundial. El estudio de este fenómeno se ha ido desarrollando en relación con diversos determinantes como son: educativos, psicológicos, sociales, políticos, históricos y tecnológicos. Uno de estos es la tecnología (Guzmán, Díaz y Rodríguez, 2009; Velázquez, 2010). Por una parte, por los medios de comunicación como la televisión e internet que: “reflejan la forma general del modelo cultural en el que se desenvuelve nuestra sociedad y los valores que imperan en la misma” (Cabero, 2001, p. 127). Es decir, si estos medios exponen noticias de homicidios, secuestros, asaltos, fenómenos como el narcotráfico o la delincuencia, se asume que los valores o más bien, los antivalores serían la deshonestidad, violencia, intolerancia, etc. Y, que, su contenido pudieraestar naturalizándose como parte de la vida cotidiana de la sociedad, entre ellos, la de niñas, niños y jóvenes. También, el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y, por tanto de las redes sociales, generó un tipo 11 de violencia cibernética entre niños y jóvenes: el cyberbullying. En éste, se ejercen una serie de acciones violentas como: amenazas por medio de fotografías o videos de algunos jóvenes, plagio de la identidad de una persona para extraer su información privada para extorsionarlo, envío de mensajes obscenos, ya sea por correo, whatsapp, redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram y/o exhibición de imágenes con contenido sexual o violento, llamadas acosadoras, etc. Otro de los determinantes que está inmerso son las problemáticas que convergen entre la violencia y sociedad: actos terroristas, homicidios, feminicidios, vandalismo, delincuencia y narcotráfico (González, 2009; Tello, 2013), los cuales provocan, en gran medida, que estos fenómenos y actos violentos influyan en el contexto familiar y escolar. Por lo que no sería extraño que la violencia forme parte de la cotidianeidad (González, 2009). La violencia familiar se ha encontrado como uno de los determinantes más significativos para que los jóvenes ejerzan actos que transgreden la integridad de otros y se conviertan en agresores o víctimas. Por ejemplo, si en la relación de pareja o parental existe violencia, es probable que se reproduzca en otros ambientes (Olweus, 1997; Valadez González, Orozco y Montes, 2011). Asimismo, la supervisión por parte de los padres forma parte del involucramiento en el fenómeno; si éstos vigilan a sus hijos, es más factible que no se encuentren inmersos en situaciones de acoso escolar: “los hijos de padres que nunca saben dónde están fuera del horario escolar tienen 22.8% probabilidad de ser violentados en la escuela (…), en comparación con los padres que siempre o casi siempre saben dónde están después de ir a la escuela (17.1 %)” (INEE, 2007). Finalmente, se encuentra el determinante educativo que será el que se construirá y deconstruirá a lo largo del presente estudio. La escuela actualmente tiene una función educativa, económica, política, social, cultural y social, la cual, busca formar ciudadanos, hombres y mujeres preparados para la vida futura, niños, niñas y jóvenes que se apropien de conocimientos, habilidades, actitudes, hábitos y valores en relación con el mundo, la historia, la geografía, las matemáticas, la ciencia, la tecnología, la literatura, entre otros (Mejía y Urrutia de la Torre, 2013; Pérez, 2009). Particularmente, dentro de su función social, se ubica la convivencia escolar. En ésta, los sujetos socializan, forman vínculos y 12 relaciones de todo tipo: amistad, de compañeros, de pareja, así como relaciones sociales entre alumnos-profesores, profesores-profesores, profesores-alumnos-padres de familia, y en general, con otras autoridades educativas. Conforme se desarrolla esta socialización, se enlazan diferentes historias de vida, creencias, valores, estructuras familiares, paradigmas y personalidades, lo que genera diferencias, disputas, conflictos y, en ocasiones, gesta la violencia y el acoso escolar. Uno de los estudios más relevantes en materia de bullying o acoso escolar es el que realizó la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en 2011. En éste, publicó que México se conformaba como el país con mayores índices de acoso escolar, lo cual, implicaría que la mayoría de los alumnos mexicanos han estado involucrados en este, ya sea como víctimas, agresores u observadores. Posteriormente, en 2015, el estudio TALIS o Teaching and Learning International Survey, también realizado por la OCDE, encontró que México ya no se ubicaba como el país con mayores índices de acoso escolar, no obstante, se encontraba por arriba de la media internacional. Y, en 2017, el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) en coordinación con la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA, por sus siglas en inglés) dieron a conocer los resultados del Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana (ICCS, en inglés y CIVICA en español) (INEE, 2016a) en el que se expuso que, en México, las acciones violentas relacionadas con el acoso escolar como lo son: la violencia verbal, psicológica, física y cibernética se encontraban por arriba del promedio cívica ( designado así, a partir de los países que participaron en el estudio). En la siguiente gráfica, se pueden observar los resultados: 13 Gráfica 1. Tipo de violencia ejercida entre alumnos en México respecto al promedio CIVICA 2016 Por lo que es indispensable conocer qué está ocurriendo con este problema, ya que, a lo largo de los últimos años sí han disminuido los niveles de acoso escolar en México, pero se mantiene por arriba de la media internacional. En especial, necesita ser estudiado desde el campo educativo porque es un fenómeno que ocurre en la escuela y, por tanto, es un espacio donde se puede prevenir y atender, por ejemplo, por medio de la promoción y desarrollo de campañas, cursos, talleres y programas para toda la comunidad escolar. O, también puede ser un espacio donde se normalice, perpetúe o justifique. Además, es una aportación relevante para la Pedagogía porque es un problema educativo que está vigente y, como se verá lo largo de esta tesis, tiene repercusiones a corto y a largo plazo para toda la comunidad escolar. Asimismo, es importante estudiarlo desde una metodología cualitativa y en una escuela en particular porque al conocer y analizar un fenómeno a profundidad en una escuela, se puede comprender su realidad social y, por tanto, promover y realizar intervenciones y propuestas educativas que se acerquen a su propio contexto. Fuente: INEE (2016) Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana. 14 Para profundizar con respecto al acoso escolar es imprescindible documentar las investigaciones que se han desarrollado los últimos años; cuál ha sido su objeto de estudio, desde qué perspectiva y metodología se han conformado, qué discusiones se han encontrado, etc. Por ejemplo, ciertos estudios (Olweus, 2006; Ortega, 2005; Prieto, Carrillo y Jiménez, 2005; Ramírez et al., 2015; Serrano, 2006) se han centrado en tomar como objeto de estudio a niños y jóvenes que se involucran en él; cuál es el perfil que tiene la o las víctimas, el o los agresores y los observadores; cómo se gesta el fenómeno en diferentes edades y etapas de desarrollo o, qué implicaciones y consecuencias físicas y biológicas trae consigo haber estado inmerso en alguna situación de este tipo. También se han hecho comparaciones a nivel nacional (INEE, 2007; SEP, 2015) e internacional (OCDE, 2015; UNICEF, 2011) respecto al índice de prevalencia o frecuencia del fenómeno. Asimismo, se ha investigado acerca de los factores que están relacionados con éste: nivel socioeconómico, dinámica familiar, personalidad de las víctimas y acosadores, el contexto en el que están inmersos, ya sea la inseguridad, delincuencia, etc. (Farrington, 1993; Velázquez, 2009; Santoyo y Frías, 2014). Otras investigaciones se han enfocado en analizar las creencias, percepciones y/o concepciones de los actores que participan directamente (Chagas, 2005; Furlán, 2013; Gómez, 2005, 2013; Guzmán, 2015; Velázquez, 2005). Dentro de algunos de estos estudios, se alude a lo que ejecutan las autoridades educativas, los padres y madres de familia y los docentes en relación con el bullying, no obstante, pocas investigaciones (Chagas, 2005; Fernández, García y Benítez, 2006; O’Moore, 2008; Yoon y Kerber, 2003) parten de analizar y comprender qué experiencias tienen los docentes respecto al acoso escolar, cómo lo identifican, cómo actúan ante éste,qué hacen, con base en qué conocimientos y experiencias actúan y, si lo previenen, de qué manera lo hacen. Una de las investigaciones en México que se aproximan a analizar el acoso escolar desde los docentes es la que desarrolló el INEE (2007). En ésta se encontró que los docentes de nivel básico, primaria y secundaria, no percibían que existiera violencia entre pares en sus escuelas. Esto resulta contradictorio frente a lo que descubrió la OCDE (2011, 2015, 2016), por lo que habría que entender qué está pasando entre alumnos-docentes- acoso escolar. De esto que sea tan relevante comprender cómo estos sujetos están 15 concibiendo al fenómeno y por qué los resultados de las estadísticas no son coherentes entre sí. Si el docente no reconoce o asume que existe acoso escolar o bullying entre sus alumnos, el fenómeno puede perpetuarse y desarrollar consecuencias a corto y a largo plazo para toda la comunidad escolar (Farrington, 1993; Serrano, 2006). Si bien, su función principal está relacionada con el proceso enseñanza-aprendizaje, no se puede dejar de lado que tanto ellos como los alumnos, son sujetos sociales que interaccionan, conviven, se relacionan y se involucran entre sí. Por lo que, dejar a la suerte de los alumnos la resolución de este problema sería inadecuado, sobre todo porque el fenómeno se desarrolla en la escuela y porque su resolución no siempre conlleva a resultados positivos. Otro estudio que también refiere lo anterior es el que realizó Yoon y Kerber (2003): Se le ha dado menor atención a las responsabilidades de los docentes en relación con las conductas del bullying (…), ellos juegan un papel importante en la promoción de un clima positivo en la escuela. La responsabilidad de los profesores debería ser examinada cuidadosamente y su papel también tendría que estar considerado en la prevención e intervención de las conductas del bullying (p. 27)3. Estos autores mencionan que es poco común que se estudie la función de los docentes en relación con la prevención e intervención del bullying. Por ejemplo: las medidas, acciones y estrategias que no afecten la integridad de cualquiera de los sujetos que están involucrados (víctima-agresor-observador) en este fenómeno o en aquellas estrategias que creen ambientes favorecedores en el aula: “donde la base de las relaciones y el entendimiento sean el respeto, la solidaridad, justicia y el apego a los derechos humanos” (SEP, 2017a, p. 91) y que, por otro lado, no recaigan en la indiferencia, desplazamiento de responsabilidad o evitación de la situación (Tello, 2013). En las investigaciones anteriores se manifiesta que el docente como sujeto social tiene un papel sumamente significativo respecto al acoso escolar. Por un lado, puede observar el fenómeno, pero no interferir en él, es decir, ser indiferente ante éste, ya sea, porque desconoce el problema, no sabe cómo manejar y/o detectar los tipos de violencia que están inmersos (Valadez et al., 2011), o naturaliza el acoso escolar como parte de la socialización de los estudiantes (Chagas, 2005; Tello, 2013). Asimismo, puede incitar el 3 Traducción propia. 16 acoso escolar por medio de burlas y risas, u observar lo que ocurre y actuar utilizando la violencia, por ejemplo, a través de sanciones o castigos físicos (Gómez, 2005) o, por medio de amenazas, humillaciones o exclusión. Y, por otro lado, puede ser un sujeto social que reflexione, conozca el fenómeno, interactúe, anticipe o prevenga las acciones violentas que pudieran ocurrir, asimismo, se capacita e interviene en función de lo que le corresponde para apoyar a los alumnos en la solución del problema (Yoon y Kerber, 2003). También, lo destacable de estos estudios es que se halló que los profesores han normalizado la violencia como parte de la convivencia entre alumnos, lo cual, podría implicar que existe poca empatía, sensibilización o falta de conocimiento de los docentes en relación con el bullying. Asimismo, en estos trabajos se descubrió que la solución de este problema se deja parcial o totalmente a los alumnos, ya que los padres delegan la responsabilidad a la escuela y, a su vez, la escuela asume como responsable a los medios de comunicación, a la sociedad o a la familia. Es por lo anterior que es necesario abordar el acoso escolar desde una mirada pedagógica para comprender por qué si ya existen diversos programas, propuestas, intervenciones, leyes, reglamentos, el fenómeno sigue persistiendo en nuestro país. Además, es imprescindible tomar como objeto de estudio a los docentes, ya que son quienes conocen, trabajan y desarrollan su práctica en un contexto particular, con ciertos alcances y limitaciones, en el aula con los jóvenes. Y, además porque existen pocos estudios que respalden las estrategias o acciones que realizan para atender el bullying o acoso escolar. Finalmente, es menester realizar una investigación particularmente en un Colegio de nivel secundaria porque actualmente es el nivel con mayor incidencia en bullying en México (INEE, 2007). De igual manera, porque estudiar un fenómeno desde los sujetos y desde un contexto particular abre las puertas a la investigación para comprender cómo se gestan y entrelazan las experiencias, vivencias, los conocimientos y las interacciones subjetivas de quienes le dan vida a las escuelas. Como lo refieren Sacristán y Pérez (1993): los fenómenos sociales y educativos existen, sobre todo, en la mente de las personas y en la cultura de los grupo que interaccionan en la sociedad o en el aula, y no se pueden comprender a menos que entendamos los valores e ideas de quienes participan en ellos (p. 121). 17 A partir de esto es que se pueden construir propuestas e intervenciones que se adecuen a la realidad social de los sujetos en cada institución en lugar de generar propuestas y recomendaciones globales que generalicen y objetiven una verdad universal y absoluta en las diversas problemáticas sociales y educativas dentro de la escuela. Para poder comprender y resolver el planteamiento antes mencionado se desarrollaron los siguientes objetivos y preguntas de investigación: 1.1.1 Objetivos y preguntas de la investigación Objetivo general • Analizar las experiencias docentes de secundaria en relación con el acoso escolar en el Colegio Inglés en la Ciudad de México. Objetivos específicos • Conocer las concepciones docentes respecto al acoso escolar. • Conocer cómo caracterizan los docentes a los alumnos que se involucran en el acoso escolar. • Comprender cómo identifican los docentes el fenómeno entre sus alumnos. • Identificar, desde la experiencia subjetiva docente, qué determina el acoso escolar entre los alumnos de secundaria. • Identificar las estrategias docentes frente al acoso escolar. • Analizar el papel docente respecto a la prevención y atención del acoso escolar. • Analizar la función de las autoridades educativas del Colegio en relación con la prevención y atención del fenómeno. Preguntas de investigación • ¿Cuáles son las concepciones de los docentes de secundaria del Colegio Inglés respecto al acoso escolar? • ¿Cómo identifican los docentes una situación de acoso escolar? • ¿Cuáles son las experiencias docentes respecto al acoso escolar en el Colegio Inglés? 18 • ¿Cómo actúan los docentes del Colegio Inglés frente al acoso escolar? • ¿Utilizan estrategias para intervenir ante el acoso escolar? • ¿Cuál es el papel del docente frente al acoso escolar? 1.2 Revisión de la literatura acerca del acoso escolar En este apartado se mencionarán las investigaciones que han analizado desde diferentes perspectivas al acoso escolar o bullying con el fin de documentar cómo se ha desarrollado el fenómeno: cómo se ha abordado, qué lo define, qué resultados se han encontrado, qué propuestas de intervención,leyes, reglamentos, campañas y programas se han creado, para situarlo frente a los resultados de la presente tesis. 1.2.1 Literatura internacional Dan Olweus fue el pionero en estudiar el fenómeno del acoso escolar o bullying. Para esto, realizó una investigación en Noruega durante la década de los 80 desde una perspectiva psicopedagógica. Dentro de sus aportaciones principales fueron: a) puntualizó qué era el acoso escolar, aludiendo que se presenta cuando un alumno es agredido o se convierte en víctima estando expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos” (Olweus, 2006, p. 25). Es decir, es una acción que se presenta entre dos o más personas que pueden fungir como víctima, agresor o espectador, y tiene una intencionalidad de agredir al otro, se da por un tiempo prolongado y ocurre entre pares, en este caso, alumnos. Y b) clasificó al acoso escolar como directo e indirecto; directo refiere a la violencia verbal: burlas, apodos, insultos, amenazas; violencia física como: robo, acorralamiento, esconder o dañar cosas de la víctima, uso de armas y violencia sexual; el acoso escolar indirecto refiere a la violencia psicológica como: divulgación de chismes, secretos, calumnias, exclusión, discriminación, hostigamiento, mensajes en los baños (Olweus, 2006). Cabe destacar que conforme se ha incrementado la literatura acerca del tema, se ha añadido el cyberbullying o ciberacoso como parte del acoso 19 escolar indirecto (del cual se hablará en el capítulo siguiente). Además, Olweus creó un programa de intervención del bullying con jóvenes en Noruega que se centró en modificar las conductas agresivas de los alumnos. Las propuestas del programa abarcaron: Un clima escolar 1) acogedor, positivo, en el que los adultos estén involucrados, por un lado y, por otro lado, 2) que existan límites ante conductas inaceptables. 3), en casos de que se transgredan los límites y reglas, no se considerarán sanciones ni hostiles ni físicas. Respecto a las dos principales, también se necesita un grado relevante en el monitoreo y supervisión de las actividades de los estudiantes dentro y fuera de la escuela. Finalmente, 4) los adultos, tanto en la escuela como en casa, deben actuar como autoridades (Olweus, 1997, p. 504). 4 En Irlanda, Mona O’Moore también conformó una serie de trabajos representativos en materia de acoso escolar. Uno de éstos fue el programa “Proyecto Donegal”, el cual tuvo como propósito capacitar a los docentes y éstos, a su vez, tenían que hacerlo a los padres de familia. Los temas a tocar refirieron a “qué es el acoso escolar, perfil de las víctimas y agresores, efectos del acoso, políticas centradas en la totalidad de la escuela, estrategias de prevención del acoso en aulas y qué hacer cuando ocurre el acoso” (p. 277). Una vez que se aplicó el programa, se realizó una evaluación a partir de una encuesta de satisfacción por parte de los docentes. Posteriormente, se desarrolló nuevamente la intervención y, finalmente se realizaron cuestionarios a los alumnos respecto al acoso escolar y cómo los profesores participaban para detenerlo. Sin embargo, en los resultados se menciona que los alumnos no cambiaron respecto a denunciar o hacerle saber a los profesores qué ocurría o si estaban presentando alguna situación de bullying (O’ Moore, 2006). Otro estudio es el que desarrolló Rosario Ortega Ruiz en España (2005), quien, junto con Rosario del Rey y José Casas (2013) han analizado el concepto de convivencia escolar. Esto es importante porque permite dar cuenta de que el bullying no es un fenómeno aislado a la socialización y a las relaciones que se gestan entre alumnos. Además, que la violencia escolar y sus diversas manifestaciones alteran o modifican la convivencia entre los diversos sujetos que pertenecen a la escuela; no sólo impactan en las víctimas, agresores y observadores, sino a los demás compañeros, compañeras, docentes, padres y madres de familia y otras autoridades. Estos autores consideran que: “bajo las iniciativas de mejora de 4 Traducción propia. 20 la convivencia escolar es que se han afrontado temas diversos como el rendimiento escolar, la evitación del abandono escolar y la prevención de la criminalidad juvenil” (Ortega-Ruiz, et al., 2013, p. 92). Asimismo, consideran que para atender el bullying es imprescindible contar con redes de apoyo como: la familia y los profesores, pero también es indispensable emplear las habilidades sociales propias de los alumnos (Ortega, 2012), es decir, el manejo del acoso escolar no tiene que recaer más o menos en ciertos sujetos; se necesita del apoyo de otros, pero también es imprescindible que los sujetos que se involucran directamente aprendan por sí mismo a solucionar conflictos y problemas. Farrington (1993), en Inglaterra, conformó una gama amplia de publicaciones relacionadas con el bullying desde una perspectiva criminalista y psicológica. Un dato importante que refirió es que las conductas que desarrollan tanto los agresores como las víctimas cuando se involucran en el fenómeno suelen perpetuarse durante toda su vida si no se toman medidas al respecto. Además, no se puede olvidar que todos los actores que están presentes, ya sea directa o indirectamente, también pueden presentar problemas a largo plazo: “los riesgos a futuro están presentes en todos los del conocido triángulo del bullying: agresor-victima-testigo” (Furlán, 2013, p. 48). De esto que sea indispensable conocer y tomar en cuenta las consecuencias, ya sea, de tipo social, personal, genético; en la escuela, trabajo, las relaciones sociales, percepción de sí mismo, autoestima, manera de solucionar conflictos, canales de comunicación, entre otros. Este mismo autor buscó desarrollar programas relacionados con la prevención y atención del acoso escolar. Para esto, hizo diversas propuestas; una para cada sujeto involucrado en el fenómeno; una para víctimas, otra para agresores y una conforme al contexto. Un punto central que tocó es que, cuando se crean programas, es imprescindible analizar cómo se evaluarán, ya sea a partir de su impacto, eficiencia, calidad, etc. Asimismo, menciona que: “el primer paso para cualquier estudio de prevención relacionado con el bullying debería ser establecer el origen y la dimensión del fenómeno” (Farrington, 1993, p. 423)5. Esto es significativo en tanto que recalca la importancia de realizar un diagnóstico de qué está ocurriendo en la escuela para entender el problema y poder incidir en él. También, refiere que: “es deseable investigar métodos comúnmente utilizados en las 5 Traducción propia. 21 escuelas para atender el bullying antes de realizar alguna intervención de campo” (p. 423)6. Asimismo, Farrington alude la importancia de la disposición de los profesores para prevenirlo: “los docentes deberían estar alerta acerca de las señales del bullying y deberían tomar acciones firmes basadas en reglas claras respaldadas con sanciones adecuadas” (p. 525)7. Otras propuestas que hace este autor son: • Hacer partícipes a los docentes: darles los resultados de los cuestionarios diagnósticos, preguntarles qué podrían hacer para prevenir y atender el fenómeno. • Hacer partícipes a los padres y madres de familia reflexionando y proponiendo acciones para prevenir y atender el acoso escolar. Tener más supervisión fuera del aula. Por otra parte, diversos organismos internacionales han conformado una serie de investigaciones acerca del acoso escolar. Una de ellas es la que realizó la Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia). En ésta se relata qué está ocurriendo respecto a la violencia en América Latina y el Caribe, por ejemplo, en relación con elacoso escolar se encontró que: “suele permanecer oculto e imperceptible” (Unicef, 2011, p. 44). Otro punto destacable de este estudio fue que en América Latina “los apodos y agresiones verbales suelen usarse de manera generalizada como forma de juego” (p. 44). Esto quiere decir que la violencia y las acciones que están inmersas en América Latina, en ocasiones, se perciben como parte de la convivencia y de la cotidianeidad en las relaciones sociales. Por otra parte, cuando se les preguntó a los alumnos involucrados en el bullying acerca de las acciones violentas con mayor incidencia, las víctimas respondieron que fueron los insultos (9.8%) y los sobrenombres vergonzosos (5.7%) y los agresores contestaron que: no habían violentado de manera física, verbal o psicológica a sus compañeros (60.6%), que actuaron porque se sintieron provocados (9.2%), o que si lo hacían, era considerado un juego o broma (8.1%) (Unicef, 2011). 6 Traducción propia. 7 Traducción propia. 22 Asimismo, un dato relevante fue que la discriminación es uno de los factores que están relacionados con la violencia entre pares. En el caso de México, se encontró que: “la discapacidad, enfermedad, homosexualidad, raza y etnia” (Unicef, 2011, p. 48) son determinantes para ser excluido, rechazado, apodado, humillado y/o golpeado por los compañeros. De esto podemos rescatar que en América Latina la violencia verbal es la más común entre pares. Además, se ha encontrado como una constante que los agresores perciban y/o piensen que las acciones violentas que ejecutan son realizadas en broma o, en la mayoría de los casos, no aceptan que lo han hecho (INEE, 2007). Esto podría estar relacionado con la falta de empatía que tienen los agresores hacia las víctimas y/o porque han naturalizado la violencia como una forma de socializar. También, dentro de esta investigación se aludió a un estudio desarrollado en Brasil en el que se percibe que: “los docentes y maestros reconocen la existencia de las prácticas violentas, no están preparados para eliminar, o al menos reducir, los incidentes de agresión referidos al bullying (…). Para abordar este tipo de violencia se utilizan formas tradicionales, como la disuasión y el castigo, la suspensión o la citación a los padres” (Unicef, 2011, p. 47). Por otro lado, se expone que la responsabilidad del fenómeno es constantemente delegada entre las diversas autoridades escolares o familiares. La OCDE se ha dado a la tarea de conocer qué pasa con el bienestar de los alumnos en educación básica. Desde el informe Creating effective teaching and learning environments, First results from TALIS en el que se relacionó el aprendizaje con el entorno y la convivencia escolar, se encontró que para los docentes de secundaria en México, las causas que impedían una enseñanza adecuada eran: robo (56.6%), intimidación o violencia verbal entre alumnos (61%), violencia verbal de los maestros (47.2%) y violencia física entre alumnos (57.1%) (OCDE, 2009, p. 46). A partir de esto, en los medios de comunicación y en diversos organismos comenzaron a surgir artículos, publicaciones y noticias que aludían a que este país tenía el mayor índice de bullying. Por ejemplo, el periódico Capital México publicó que este país, se encontraba en primer lugar en acoso escolar: “18.8 millones de alumnos de primaria y secundaria, tanto públicas como privadas” (IEDF, 2015, p. 1) lo habían padecido. Por otro lado, la Comisión Nacional para los Derechos Humanos (CNDH) mencionó que: “un estudio exploratorio del Distrito Federal 23 obtuvo la percepción de estudiantes: 92% de nivel primaria y secundaria reportó que ha tenido acoso escolar” (CNDH, 2011, p. 6). Con esto, el término bullying comenzó a hacerse moda, tanto así que en las mismas escuelas los alumnos comenzaron a utilizarlo indistintamente y en algunos casos en su propio beneficio. Esto ha provocado que el concepto pierda credibilidad y que cualquier acción que incluso refiera a la disciplina, ya sea una sanción o límite por parte del docente o de padres de familia, se convierta en bullying. 1.2.2 Literatura nacional La literatura relacionada con el acoso escolar en México es diversa. Desde 2005 comenzaron a desarrollarse estudios como los de Chagas (2005), Gómez (2005, 2013), Velázquez (2009) y Prieto et al. (2005). No obstante, fue hasta 2009, en el Congreso Nacional de Investigación Educativa organizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) en la ciudad de Veracruz que fue abierta el área dedicada a presentar investigaciones sobre los temas de disciplina, convivencia y violencia en las escuelas (Furlán, 2012, p. 8), incrementando considerablemente el número de estudios que buscaban analizar esta problemática (Furlán, 2011, 2012, 2013; Gómez, 2013; Mejía-Hernández, Tello, 2013; Velázquez, 2005, 2009). Por ejemplo, Prieto, Carrillo y Jiménez (2005) desarrollaron una investigación relacionada con el acoso escolar en educación media superior en Guadalajara en la que se construyó un diagnóstico de necesidades de un colegio y, posteriormente, se implementó un taller en el que se buscaba cambiar las conductas que refirieran a la convivencia y a la no violencia. En este estudio se encontró que la violencia psicológica es normalizada por la mayoría de los jóvenes. Además, se menciona que lo primero que asocian éstos con la violencia es la delincuencia y la inseguridad. De manera que, para los niños y jóvenes en esta institución, el bullying puede ser considerado como un juego, parte de una broma, para vengarse de otro, por defenderse o porque forma parte de la convivencia diaria. 24 Las soluciones que propusieron estos jóvenes para manejar el acoso escolar fueron: “tolerancia, respeto, buscar ayuda, aumentar la autoestima de las víctimas y que los observadores abandonen su postura pasiva y medien el conflicto” (Prieto et al., 2005, p. 1040). Por lo que, la formación en valores es un tema sumamente significativo a abordar y atender. Asimismo, de acuerdo con sus propuestas, los mismos jóvenes consideraron que tenían que resolver el problema por sí mismos y que la única vía era a través de la violencia. Esto porque ninguno mencionó actuar desde el diálogo o la negociación, y tampoco manifestaron haberle contado a las autoridades educativas o a la familia. Entre las habilidades sociales que buscaron promoverse para resolver problemas (Prieto et al., 2005) fueron: disculparse, negociar o ponerse de acuerdo eligiendo una alternativa justa para ambos, responder al fracaso o, evitar ser violento cuando se pierde o no se logra lo esperado y enfrentarse a las presiones. En resumen, el desarrollo de habilidades sociales en cualquier nivel educativo es considerablemente importante. Para esto, es menester sensibilizar y concientizar a los sujetos que están dentro del espacio escolar acerca de que la violencia escolar y sus diversos tipos no es lo mismo que convivir y, que la violencia no es la manera de resolver los problemas entre estudiantes. Juana Mejía-Hernández (2009, 2011, 2013), abordó la temática desde una perspectiva psico-cultural. Una de sus principales contribuciones es el estudio de la violencia entre chicas adolescentes manifestando que, a partir de las relaciones sociales, los jóvenes construyen su identidad y, dentro de esta misma socialización, se gestan conflictos y violencia; la sociabilidad también se manifiesta a través de bromas, burlas, apodos (Mejía-Hernández, 2015). Por ejemplo, refiriendo al bullying, es común que los agresores busquen subyugar a otros para sentirse superiores; ser más fuerte físicamente, más popular, más deportista. “También se violenta para ganar prestigio, mostrar predomino o superioridad”. El agresor busca sentirse más, porque así, es reconocido y aplaudido por los espectadores(compañeros), además, porque genera reconocimiento ante un grupo social, en este caso la escuela. Un dato destacable es que se descubrió que entre las jóvenes es más común la violencia verbal, en la que: “usan frecuentemente agresiones indirectas como difundir rumores o chismes, comentarios sarcásticos, rencorosos, acusaciones maliciosas o dar a 25 conocer secretos que les han sido confiados” (Mejía-Hernández, 2011, p. 562). Esto implica que, para cada género, existen maneras de relacionarse donde se entrelazan creencias, identidades, valores y motivos por los que existen conflictos y violencia y que converge con la discriminación. Esto también lo presentó la Unicef (2011): en México, los principales motivos para la discriminación son: “54% una persona enferma de VIH, 51.1% con personas con alguna discapacidad y 47.5% no quiere indígenas en su salón” (p. 47). Por lo que, en nuestro país, el género, la condición física y/o socioeconómica, la orientación sexual o el grupo étnico al que se pertenece, determina la aceptación en un grupo o sociedad. Otro estudio significativo es el que hizo Nelia Tello (2013) retomando al acoso escolar desde una perspectiva social. En él, analiza aquellos determinantes que no están precisamente dentro de la escuela, pero que forman parte de la vida de los alumnos que asisten a las secundarias y que podrían influir en la socialización. Por ejemplo, recalca el papel de la sociedad y de la violencia que ocurre en ella; la delincuencia, la violencia en la familia, las pandillas, los medios de comunicación, vivir en locaciones donde hay mucha violencia, y no hay castigos o represalias cuando se cometen estos actos, etc. De igual manera, hace una crítica a cómo se ha construido una connotación negativa hacia el concepto de violencia, conflicto y desacuerdo. De esto, refiere que estos términos no tienen por qué verse desde esta perspectiva, sino que la violencia está ahí porque forma parte de la cultura social en la que se vive. Esto quiere decir que siempre existen desacuerdos, malos entendidos, relaciones sociales poco sanas entre alumnos, conflictos, etc. No obstante, no implica que no se tengan que atender o que buscar acciones que permitan transformar esta cultura hacia una centrada en la convivencia pacífica y la no violencia. Por ejemplo, esta autora alude que: una cultura de control como estrategia directiva es violencia institucional: se impone desde los gritos, amenazas, castigos, represalias, reportes, expulsiones y exclusiones. En cambio, una cultura democrática considera los problemas como parte normal de la cotidianidad, piensa su reconocimiento como una fortaleza y promueve la participación de todos los involucrados para resolverlos (Tello, 2013, p. 84). 26 También Vega (2016) realizó un estudio cuantitativo a adolescentes de secundaria en Guadalajara en el que buscaba conocer las conductas que disuaden o que incitan el acoso escolar. Los factores con los que asoció estos comportamientos fueron: personales, desempeño escolar, acciones pro-sociales, normas escolares, sanciones, límite ante la autoridad, aliados, ganancias de ser agresor y comportamientos de alto riesgo. Además, hace una distinción entre castigos y medidas disciplinarias; las medidas disciplinarias no tienen de por medio conductas que violenten a los niños, respetan la integridad infantil y procuran ser incluyentes: “el castigo es arbitrario, discrecional y, a veces provoca dolor y daño” (Vega, 2016, p. 1169). De igual manera, este autor delimita la relevancia de tomar en cuenta la disciplina y los castigos cuando se presentan actos de acoso escolar; que es indispensable como objeto de estudio a investigar, ya que forma parte de las estrategias y maneras de actuar de los docentes cuando presencian el fenómeno. Otros datos relevantes encontrados fueron que: “incitar los actos del agresor está relacionado con: poca claridad y poco cumplimiento de la normatividad, rasgos psicóticos; falta de empatía, sostener un comportamiento antisocial, hostil y egocéntrico” (Vega, 2016, p. 1182), asimismo, los agresores no tienen miedo a la autoridad ni a los castigos y, mientras tengan incitadores y observadores que provoquen su conducta, más la realizarán. Por otra parte, el acoso escolar, bullying o violencia entre pares ha sido analizado por algunos organismos nacionales. Entre éstos se encuentran: el Instituto Nacional para la Evaluación y la Educación (INEE), la Secretaría de Educación Pública (SEP), la Secretaría de Educación de la Ciudad de México (SEDU), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y los diversos Gobiernos de la República Mexicana sobre todo Jalisco, Sonora, Estado de México, Colima y Mérida. En el caso del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), en 2007, efectuó un estudio a gran escala cuya finalidad era analizar el panorama nacional en relación con la disciplina, violencia y consumo de sustancias en México. La población a estudiar fueron alumnos y profesores de educación básica: primaria y secundaria de las diferentes modalidades, tipos de sostenimiento, turnos, y tipos de servicio que constituyen al Sistema Educativo Nacional. Me centraré en los hallazgos del nivel básico secundaria. Por ejemplo, de acuerdo con el tipo de sostenimiento, se encontró que los alumnos de 27 secundarias privadas tienen el mayor índice de participación en actos de violencia. De esto, se concluyó que: “la violencia está vinculada con una amplia variedad de condiciones socioculturales” (INEE, 2007, p. 43). Otro aspecto importante fue que existieron amplias contradicciones entre lo que reportaban los agresores y lo que reportaban las víctimas. Por ejemplo, “43.6% de los alumnos reportó haber sido víctima de alguna acción de acoso escolar, mientras que sólo 1.3% declaró haberlo hecho” (p. 59). Otros aspectos relevantes que fueron examinados en este estudio fueron: la disciplina y la violencia en la escuela. Dentro de esto, se halló que es en las escuelas privadas secundarias donde más se han sancionado a los alumnos por faltas a profesores. Asimismo, los alumnos de estas instituciones fueron los que consideraron que la disciplina era muy estricta (24.8%) en comparación con las escuelas generales (19%), técnicas (20%) y telesecundarias (20.3%) (INEE, 2007). Finalmente, con base en la percepción de los docentes, se les preguntó la frecuencia con la que ocurrían diversas incidencias en relación con la violencia dentro de la escuela. A continuación se especifica: 28 En esta tabla se puede observar que, de acuerdo con la percepción de los docentes, la frecuencia con la que ocurre la intimidación a otros estudiantes es poca o nula (51, 2%) u ocurre una o dos veces al año (32,5%), no obstante, es muy baja en comparación con lo que mencionaron las víctimas acerca de esto. A su vez, los profesores consideraron que las peleas con golpes es la acción que ocurre con más frecuencia (42, 6%). Y que implica que, quizá es el tipo de violencia más fácil de observar, aunque, es imprescindible analizar por qué se presentó la contradicción entre lo que dicen los alumnos y lo que dicen los profesores. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) junto con la SEP, efectuaron un pacto para atender el acoso y abuso sexual en educación básica. Sus publicaciones están relacionadas con una perspectiva política y, sobre todo, jurídica y legal. Las acciones a realizar a partir de este acuerdo fueron que, tanto padres de familia como docentes pudieran denunciar, ya fuera por correo electrónico o por teléfono, cualquier acción referida a esto. Además, se atendería cualquier indicio que afectara a algún alumno. Asimismo, se proporcionaría capacitación tanto presencial como en línea a los docentes: “la SEP impartirá 15 cursos a maestros para que sepan qué hacer y cómo atacar cualquierindicio de abuso sexual en contra de los alumnos; para erradicar este tipo de conductas que Fuente: INEE, 2007, Disciplina, violencia y consumo de sustancias nocivas a la salud en las escuelas primarias y secundarias en México, p. 94. Tabla 1. Tipo de incidencia presentado en el ciclo escolar dentro de secundaria de acuerdo a la percepción de los docentes 29 dañan la niñez” (Quadratín México, 2016) y se recalcó que se buscaría atender la violencia escolar. Una de las publicaciones más significativas que realizó la CNDH fue la que presentó en la “Revista dfensor” en 2011. En ésta se mencionaron las distintas perspectivas y aspectos del acoso escolar, por ejemplo, la transformación del rol del profesor y la concepción de disciplina. Esto, porque la implementación de los derechos de los niños y niñas y, en general, las leyes que los protegen, en ocasiones, se han utilizado como justificantes para sancionar conductas inadecuadas en la escuela. Ante esto, los docentes se encuentran en una encrucijada en la que prefieren evitar sancionar o inclusive poner límites por miedo a ser castigados por la ley o por ser denunciados por los padres de familia. Además, este organismo realizó una serie de recomendaciones hacia los centros educativos para atender el acoso escolar (CNDH, 2011). Entre éstas se hallaron: a) aplicar códigos de conducta para todos los sujetos que forman parte de un centro escolar y no sólo atender el problema desde los alumnos, b) promover que tanto los directores como docentes utilicen estrategias de manejo del bullying sin utilizar la violencia, ya sea en las sanciones o amonestaciones, c) que los planes y programas de estudio incluyan contenidos, métodos y prácticas que permitan manejar el fenómeno como parte de la convivencia escolar y no como un tema ajeno. Uno de los programas más significativos en relación con esto fue la creación de la “Campaña Nacional para abatir la violencia escolar. Di no a la violencia escolar. Guía para maestros y autoridades escolares” (CNDH, 2013). Ésta, a grandes rasgos, le ofrece a las autoridades escolares y, sobre todo a los docentes de escuelas públicas y privadas, información y estrategias que permitan ayudarles a marcar límites y normas sin ejercer sanciones que tengan de por medio actos de violencia (CNDH, 2013). Por ejemplo, se propuso realizar conferencias que informen a la comunidad escolar acerca del marco jurídico que los respalda ante cualquier acto de violencia ejercido en la escuela. De igual manera, se buscó que conocieran qué es la violencia escolar y cuáles son sus tipos, así como las consecuencias que conlleva ser partícipe de este fenómeno. Para los docentes, padres de familia y otras autoridades escolares se buscaron implementar talleres en los que reflexionen acerca de su conocimiento y vivencias en relación con la violencia escolar. 30 Finalmente, proponen un Consejo para una Escuela Libre de Violencia cuya finalidad sería establecer funciones a algunos miembros de la comunidad escolar para contribuir en el desarrollo de espacios, talleres, cursos, conferencias, entre otros, en la misma escuela acerca de cómo prevenir y atender el fenómeno. Además, se promovería que dentro de la normatividad y reglamento de la escuela, existieran lineamientos que fueran pertinentes para combatir la violencia escolar. Esta campaña buscó que toda la comunidad escolar reflexionara y fuera consciente de cómo la violencia puede afectar a corto y a largo plazo. Y que la tarea de prevenir y crear un espacio libre de violencia es de todos: directores, supervisores, docentes, alumnos y padres de familia. Por su parte, la SEP desarrolló el “Programa Escuela Segura” en 2007. Su objetivo primordial fue: “fortalecer en las escuelas públicas de educación básica la gestión de ambientes de convivencia favorable para la mejora de los aprendizajes del estudiantado” (SEP, s/f, p. 6). El programa se implementó a nivel nacional y en todos sus niveles y modalidades. Las escuelas que entraron en este programa tenían que haber encontrado antecedentes y hechos en relación con la violencia entre pares, consumo de sustancias nocivas y el abandono escolar. Algunos de los puntos centrales a proceder eran que, las autoridades educativas, profesores y padres de familia participaran en la búsqueda de alternativas, así como proponiendo estrategias y “rutas de mejora” (p. 8) para mejorar la convivencia escolar. Respecto a los alumnos, se promovería el desarrollo de competencias ciudadanas como: la promoción del autocuidado, manejo de las emociones, autorregulación, ejercicio responsable de la libertad y el reconocimiento de los derechos propios y de los demás (SEP, Acuerdo 663, 2013). A su vez, el apoyo económico que se les brindaría a las escuelas por parte de la SEP sería con la finalidad de tomar capacitaciones, contratar asesores externos de personal especializado, contar con material didáctico en relación con el tema, asistir a conferencias y talleres e incrementar y mantener equipo e infraestructura que fuera pertinente para el programa. Los resultados que se obtuvieron de este programa se centraron en medir o cuantificar el presupuesto otorgado y la cobertura de 2008 a 2012 (CONEVAL, 2013). El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval, 2016) evaluó el diseño del programa. En esta evaluación encontraron que existen 31 incongruencias en la población objetivo y la población real, así como en el presupuesto propuesto y el otorgado, entre otros. Lo destacable de esto es que es imprescindible hacer estas evaluaciones, sin embargo, la transformación o el desarrollo de habilidades de alumnos, docentes, tutores y padres de familia no es estudiado. Tampoco se ha evaluado si ha disminuido la violencia y el acoso escolar desde la perspectiva de los alumnos y los docentes y, si han sido útiles los materiales proporcionados o cómo ha funcionado para ellos el programa. Nuevamente, la SEP desarrolló la “Encuesta Nacional sobre Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas de Educación Media Superior” (2008, 2009, 2013) en escuelas públicas y privadas del país. La última que llevó a cabo (tercera) arrojó que: “72% de los hombres y 65% de las mujeres reportaron haber experimentado algún tipo de agresión o violencia de parte de sus compañeros de la escuela en los últimos 12 meses” (SEP, 2014, p. 3), lo cual, es una cifra sumamente elevada porque implica que más de la mitad de los jóvenes han reportado que han sufrido violencia en la escuela. Además, se les preguntó sobre una serie de acciones violentas y la frecuencia con la que las habían recibido. Esto se muestra en la siguiente tabla: Tabla 2. Presencia de situaciones de violencia Fuente: Tercera Encuesta Nacional sobre Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas de Educación Media Superior. Informe temático, 2014, p. 4 32 De acuerdo con la tabla, los tipos de violencia más comunes entre los hombres fueron: la violencia verbal (me han insultado: 46.9%) y en las mujeres: violencia psicológica (hablan mal de mí: 30.3%). Cabe mencionar que, los resultados anteriores no refieren a acoso escolar o bullying, porque no se especificó la frecuencia con la que se ejecutaban las acciones violentas. De esto, sólo se aludió a que: “12.9% de los hombres y 26% de las mujeres experimentaron episodios de violencia recurrente” (SEP, 2014, p. 6). Aunque la incidencia de acoso escolar en educación media superior en 2014 no era tan alta, sí existe un número considerable de jóvenes que lo vivían. Además, tendría que ser analizado por qué en las mujeres existe mayor prevalencia de violencia psicológica y verbal, en comparación con los hombres en los que se presentó con mayor frecuencia la violencia física. En este mismo estudio se les preguntó a los estudiantes acerca de la participación de los profesoresante las acciones violentas y los problemas que se generan en la escuela: “sólo 28% consideran que sus profesores trabajan activamente para prevenir problemas entre compañeros (…), 30.2% intervienen activamente para detener los problemas y 31.5% actúan como mediadores en los conflictos” (p. 6). La proporción de docentes que intervienen o actúan como mediadores de los problemas entre estudiantes es casi la misma, sumando el 61.7% que sería más de la mitad de estos profesores, no obstante, es indispensable discutir cómo lo hacen, si utilizan estrategias para hacerlo y con base en qué justifican sus intervenciones. Y, 45.2% dijo poder contar siempre con algún profesor o profesora ante lo anterior, lo cual, implica que sí existe confianza entre estos. Finalmente, se descubrió que los estudiantes que habían participado, ya fuera, en pláticas, talleres o conferencias acerca de prevención del bullying, éstas se enfocaron en temas relacionados con: la paz y no violencia (64.5%), 50.9% la no discriminación y 50% con la igualdad, es decir, sí ha existido un porcentaje considerable (por arriba de la media) que ha recibido información acerca de estas temáticas, lo cual es sumamente significativo. 33 Otro punto a destacar es lo que se ha propuesto en materia política. Una de las principales aportaciones en esto fue el artículo 7° fracción VI de la Ley General de Educación: la educación que imparta el Estado, sus organismos descentralizados y los particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial de estudios (…) promoverá el valor de la justicia, de la observancia de la ley y de la igualdad de los individuos ante ésta, propiciar la cultura de la legalidad, de la inclusión y la no discriminación, de la paz y la no violencia en cualquier tipo de sus manifestaciones” (Ley General de Educación, 2017, p. 2). Esto implica que, por ley, todos los niños, niñas y jóvenes que asisten a la escuela, tienen derecho a estar en un ambiente favorable, positivo, en el que puedan disfrutar la convivencia y su paso por cada nivel educativo. Otro punto destacable que refieren es que, en ocasiones, las sanciones del bullying son minimizadas porque no son visibles u observables, por ejemplo, es más fácil detectar cuando una persona es violentada físicamente que psicológicamente, sin embargo, en ambos casos, existen consecuencias tanto a corto como a largo plazo. Uno de los gobiernos más destacados en materia de prevención y atención de estos fenómenos fue el de Felipe Calderón (2006-2012) con el que se creó el “Programa Escuela y Mochila Segura (PES)” para mejorar la convivencia y disminuir la violencia escolar. Otra iniciativa creada fue la “Ley para la promoción de la convivencia libre de violencia en el entorno escolar” (Asamblea Legislativa del D.F., 2014) por Marcelo Ebrard (2006-2012), para ese tiempo el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, con la finalidad de prevenir la violencia escolar en educación básica y media superior. Algunos de los puntos que se tocaron fueron: a) poder adecuar los planes y programas de estudio hacia una interdisciplinaridad en la que se integren los conocimientos y, en general, los contenidos con habilidades sociales y emocionales, b) diseñar políticas en las que tanto el gobierno como sociedades civiles y asociaciones contribuyan en la prevención y atención de la violencia escolar y c) fomentar la responsabilidad social para garantizar un ambiente libre de violencia. Además, propusieron que la persona que recibe la violencia, tiene el derecho de ser respetada, a contar con protección por parte de las autoridades del Distrito Federal, recibir 34 información y asesoría jurídica y gratuita. Por otro lado, se buscaron desarrollar herramientas de prevención y atención de la violencia escolar, por ejemplo, la creación de centros a los que pudiera acudir la sociedad para informarse del tema o para recibir asesorías y orientación ante algún caso de acoso escolar. Asimismo, se propuso impartir capacitación a las autoridades escolares y realizar estudios e investigaciones que permitieran conocer la incidencia del fenómeno; creando congresos talleres, cursos y, conformando estrategias pedagógicas y materiales didácticos para los centros escolares con el fin de que, en toda la sociedad, se construya una sensibilización ante el maltrato y la violencia escolar. Cuando se conformó esta ley, también se desarrolló el “Marco para la Convivencia Escolar en las Escuelas de Educación Básica del Distrito Federal” (SEP, 2011c), el cual, se dividió por nivel educativo. En el caso de secundaria, se establecieron compromisos, faltas y sanciones para cada uno de los sujetos que conforman la comunidad escolar en caso de atentar contra la integridad y la normatividad de la escuela. Para los alumnos, se estipuló que: 1) seguieran la Carta de Derechos y Deberes, la cual, a grandes rasgos busca que los niños y jóvenes tengan el derecho a una educación gratuita, laica y obligatoria, 2) tuvieran derecho a desarrollarse en un ambiente escolar libre de violencia, de discriminación e intolerancia por cualquier condición, ya sea, género, raza, credo, edad, lengua, discapacidad, etc. (SEP, 2011c) y 3) tuvieran derecho al acceso al Marco para la Convivencia Escolar y, a que su información personal y de identidad no se difame o se le haga un uso indebido. En el caso de las obligaciones como alumnos, se estipuló que: 1) contribuyeran a su propio aprendizaje esforzándose en todo, 2) cumplieran con sus tareas; llevar el material que la escuela les proporciona, llegar a tiempo a clase y 3) contribuyeran “a que impere un ambiente de aprendizaje sano, libre de discriminación, acoso, bullying, malos tratos, violencia, adicciones y sectarismo (…) y 4) “respetaran a todas las personas que integran la comunidad escolar en sus derechos y pertenencias” (SEP, 2011c, p. 10). Lo cual considero que es importante para poder fomentar un espacio de convivencia pacífica de manera bidireccional y no unidireccional entre los miembros de cualquier escuela. 35 Respecto a las faltas y medidas disciplinarias, el Marco recalca que todo acto de violencia, con base en su gravedad y que se genere en la escuela, tiene que ser resuelto por medio del diálogo: “el docente tiene que recurrir al razonamiento y a la persuasión (…), además, que informe a los alumnos de sus derechos y deberes para lograr que la intervención docente se constituya como una experiencia reguladora positiva” (SEP, 2011c, p. 12). En caso de que se realice una falta, el docente tiene que registrarlo en un documento o bitácora y comunicarlo a las demás autoridades escolares. Por su parte, las medidas disciplinares se toman en función del contexto de los alumnos, sus antecedentes y circunstancias personales. De igual manera, las medidas serán de carácter formativo, es decir, no irán en contra de su integridad, es decir, no generarían violencia, por ejemplo: exclusión, golpes, humillación, exhibición, etc. Las faltas se dividen con base en su gravedad y, por su parte, las medidas a tomar están jerarquizadas de menor a mayor grado. Dentro de éstas se encuentran las que se relacionan con el acoso escolar o bullying (ver anexo). Otra iniciativa que se desarrolló a partir de la Ley para la Promoción de la Convivencia Libre de Violencia en el Entorno Escolar fue la creación del “Observatorio sobre convivencia en el entorno escolar del Distrito Federal” (ahora del Estado de México) por parte de la Secretaría de Educación de la Ciudad de México (SEDU). Éste es un sitio web donde se recopilan diversas fuentes acerca de la violencia y convivencia escolar como artículos y libros, asimismo, se puede acceder a otros observatorios y a eventos como conferencias, simposios y ferias, entre otros. El objetivo del Observatorio es: “construir un espacio permanente de diálogo,investigación, atención y formación sobre convivencia escolar basada en la cultura de paz y buen trato entre los diferentes actores de la comunidad educativa y la sociedad en general” (SEDU, 2011, p. 18). El observatorio ha sido una gran aportación respecto a la difusión de materiales y contenidos gratuitos y disponibles en la red para todas las personas; docentes, directores, alumnos y padres de familia; lo cual, contribuye para que la sociedad conozca más del tema y pueda ser más crítica respecto al problema. Además de esta iniciativa, se desarrolló el programa “Escuelas sin violencia” (SEDU, s/f), el cual, busca promover la cultura de no violencia y buen trato, con la 36 finalidad de incidir en la disminución de la deserción escolar de nivel básico: preescolar, primaria y secundaria (LGE, 2017) en la Ciudad de México. La propuesta fue realizar talleres, pláticas informativas, conferencias, asesoría legal y psicológica, así como capacitación docente y a instituciones u organizaciones de la sociedad civil. El programa se creó para las escuelas de nivel básico, públicas y privadas, de las 16 delegaciones de la Ciudad de México. No se encuentran los resultados obtenidos del programa, lo único que se menciona es que se ha atendido a “189,000 miembros de la comunidad educativa, integrantes de las 400 escuelas objetivo atendidas anualmente” (SEDU, s/f). Asimismo, una contribución del gobierno de Marcelo Ebrard fue la creación del centro de atención al bullying, el cual, con el nombre de “Fundación en Movimiento” se ha consolidado como una sociedad civil que busca apoyar a docentes, padres y madres de familia y a cualquiera que esté interesado en conocer acerca del fenómeno. Esta Fundación realiza intervenciones en las escuelas que lo soliciten. En su página web se pueden consultar y descargar algunos materiales y contenidos. De igual manera, ofrecen: talleres, un curso online masivo abierto y un blog para comentar dudas y opiniones. Por su parte, la Cámara de Diputados en 2012 llevó a cabo el estudio “Bullying o acoso escolar; estudio teórico conceptual de derecho comparado, e iniciativas presentadas en el tema” para analizar el acoso escolar. A partir de esta investigación, propuso algunas leyes a la par con el: “Proyecto de Ley para Prevenir, Atender y Erradicar la Intimidación Escolar” (Cámara de Diputados, 2012) en el cual se planteó que: • Se proporcionará capacitación a las autoridades educativas. • Incluirán en los programas académicos contenidos que permitan erradicar la intimidación escolar. • Promover valores de respeto y tolerancia. • Facilitar en los centros de salud el acceso a los programas psicológicos o psiquiátricos que se requieran. • Dentro del reglamento escolar tendrán que añadirse normas respecto a la prevención y atención de la intimidación escolar. 37 Por otro lado, plantearon que se crearía un “Comité de Prevención de la Intimidación Escolar”, el cual, “debería estar conformado por el director, dos profesores por nivel académico e igual número de padres de familia” (Cámara de Diputados, 2011, p. 78). También, se manifestó que se sancionaría a los docentes que incitaran, promovieran, toleraran, ignoraran, no cumplieran con el programa y no asistieran a la víctima del acoso escolar. Esto, se penalizaría con la pérdida de la licencia con efectos de patente, baja definitiva del puesto académico o la inhabilitación hasta por cinco años. Por último, en el documento se presentaron algunas modificaciones a la Ley General de Educación (LGE) en las que se propuso de manera general: a) promover una cultura de la paz, b) buscar mecanismos de prevención, detección y atención de violencia escolar, c) dar conocimiento al personal competente en caso de que los profesores presenciaran o conocieran alguna situación de este tipo, d) promover que niños, niñas y jóvenes estén informados acerca de qué es la violencia, cuáles son sus consecuencias y cómo se puede prevenir; sugirieron que podrían recibir reconocimientos cuando participaran en la promoción de valores solidarios y de convivencia sana entre sus pares y e) “cada escuela deberá contar con lineamientos generales de convivencia escolar, así como servicios de orientación a las víctimas de acoso escolar” (Cámara de Diputados, 2011, p. 86). 1.2.3 Literatura sobre docentes ante el acoso escolar Como se refirió al comienzo del capítulo, existen pocas investigaciones que tomen como objeto de estudio a los docentes respecto al acoso escolar. A continuación se mencionarán algunas de éstas. Principalmente, se centraron en analizar las concepciones docentes respecto al acoso escolar y, en definir e identificar las medidas, reacciones, estrategias y acciones tomaban. Algunos de ellos las clasificaron de acuerdo con la intención y otros las analizaron de manera general. Por ejemplo, Chagas (2005) desarrolló un estudio en el que buscó conocer qué pasaba con los profesores y la violencia entre pares en la escuela. En esta investigación encontró que éstos niegan que existen situaciones de acoso escolar en su escuela. Por un 38 lado, porque al verse como un tema poco positivo, no aceptan que existe o idealizan a la escuela y, por otro, consideran que las causa del problema son los medios de comunicación, la falta de valores, la familia, etc. Además, Chagas expone que existe una falta de conocimiento respecto al tema: “los profesores tienen más claro sobre qué es la indisciplina que sobre qué es la violencia” (Chagas, 2005, p. 1076). Es relevante referir que, en algunas investigaciones realizadas (Chagas 2005; Mejía- Hernández, 2011), directa o indirectamente se alude al papel de algunas autoridades que podrían participar activamente para atender el problema, por ejemplo: las orientadoras educativas, pedagogas, trabajadoras sociales, psicólogas y docentes. No obstante, pocos estudios han analizado su participación en este tipo de fenómenos o cuando son referidos, se alude a que su intervención es nula o muy poca. Por ejemplo, en la investigación de Mejía-Hernández (2011), los jóvenes, al relatar sus vivencias, aludieron a que estas autoridades educativas no estaban cuando pasó. En otro caso, la investigadora le pregunta a la orientadora acerca de lo que ocurrió en una pelea entre dos alumnas… “(…) se le hizo un chichonzote que para qué te cuento, la agarró de los cabellos y le dio contra la pared …las demás apenas pudieron detenerla de que le diera otra vez” (Mejía-Hernández, 2011, p. 562). De esto se podría analizar que la resolución del problema se deja a cargo de los mismos jóvenes y que no hay quien los apoye a solucionarlo. O que en muchos casos, no existen medidas y/o normas que regulen la convivencia pacífica y, que tampoco las autoridades hacen algo o prefieren que los alumnos resuelvan sus problemas por sí mismos. Es por esto que, es imprescindible ver la prevención y atención de este fenómeno desde lo que pueden hacer todos los miembros de la comunidad escolar. Por su parte, Blaya (2006) realizó un análisis del papel de los docentes ante el acoso escolar. Por ejemplo, señaló que éstos sí tienen una participación cuando son conscientes de que hay agresiones, maltrato y violencia entre pares. Igualmente, refiere que dentro de su papel es necesario hablar con los involucrados: víctima, agresor y espectador para conocer el origen del problema y, con base en eso, acudir ya sea con las psicopedagogas, orientadoras, psicólogas o con las trabajadoras sociales que pertenezcan a la escuela para atenderlo. Asimismo, refiere que es imprescindible enseñar contenidos relacionados con la convivencia y solución de conflictos. 39 Yoon y Kerber (2003) desarrollaron una investigación acerca de las actitudes y estrategias de intervención de los docentes de primaria respecto al acoso escolar. Para esto, se realizó un cuestionario en el que
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