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Acoso-escolar-en-una-secundaria-en-la-Ciudad-de-Mexico--experiencias-de-los-docentes

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
ACOSO ESCOLAR EN UNA SECUNDARIA EN LA CIUDAD DE MÉXICO. 
EXPERIENCIAS DE LOS DOCENTES 
 
 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE 
LICENCIADA EN PEDAGOGÍA 
PRESENTA: 
EDITH LÓPEZ ÁLVAREZ 
 
ASESORA: 
MARTHA CORENSTEIN ZASLAV 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA, CDMX 
2018 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
	 2	
 Agradecimientos 
 
A Gloria, mi mamá, 
 quien siempre ha buscado dar lo mejor de sí para mí. Gracias mamá, por dar el ejemplo 
de constancia, perseverancia, compromiso y trabajo en cada parte de tu vida. 
A Juan Carlos, mi papá, 
quien me enseñó la importancia de cultivar una vida intelectual. Has sido un gran maestro 
de vida y enseñanza. 
A Pamela, mi hermana, 
 quien ha sido mi cómplice y confidente en todo momento. Gracias por realimentarme 
críticamente en el desarrollo de esta tesis. 
A la Universidad Nacional Autónoma de México, 
 por tantas experiencias. Nunca olvidaré los bellos atardeceres que pasé en la Biblioteca 
Central mientras leía y escribía. 
 A la Facultad de Filosofía y Letras, 
 por los múltiples recursos que me ofreció: libros, investigaciones, conferencias, 
seminarios, cursos y talleres. 
A mis profesores, 
 quienes desde su vocación, me proporcionaron sus conocimientos, experiencias, recursos, 
materiales, contenidos y estrategias que me permitieron consolidar mi amor por la 
Pedagogía. 
Un gran agradecimiento a los docentes del Colegio 
por su tiempo y disposición. Ustedes le dieron vida a este trabajo. 
Al director, subdirector y al Departamento de Disciplina y de Psicopedagogía del 
Colegio. Gracias por su apertura y disponibilidad. 
	 3	
A mi directora de tesis y sinodal, la maestra Martha Corenstein, 
 por ser mi guía y mentora a lo largo de este último año. Sus aportaciones y 
realimentaciones fueron magnánimas para conformar este trabajo. Su perfeccionismo, 
dedicación y experiencia son de admirar. 
 
A mi sinodal, la doctora Yazmín Cuevas, 
 quien me enseñó a problematizar para construir un proyecto que se convertiría más tarde 
en esta tesis. Gracias por demostrar un gran compromiso con los estudiantes en relación 
con su proceso de titulación. 
	
A mis sinodales: 
La doctora Flor Marina Pérez 
El doctor Odín González 
La doctora Mónica Lozano 
 
Gracias porque enriquecieron y aportaron considerablemente en el perfeccionamiento de 
esta investigación. Gracias por su tiempo y dedicación. 
 
 
 
Gracias a todos ustedes, queridos lectores, por leer, hojear, citar o curiosear este trabajo. 
 
 
 
	 4	
Índice 
 
Introducción ………………………………………………………………..………….…..7 
 
Capítulo 1 Acoso escolar o bullying en el mundo y en México……………...…….........10 
1.1 Planteamiento del problema……………………………………………………….…..10 
1.1.1 Objetivos y preguntas de investigación …………………………………….......17 
1.2 Revisión de la literatura acerca del acoso escolar ……………………………………18 
1.2.1 Literatura internacional ………………………………………………………..18 
1.2.2 Literatura nacional……………………………..……………………………….23 
1.2.3 Literatura sobre docentes ante el acoso escolar ….…………………………….37 
1.2.4 ¿Qué hay de nuevo en la literatura acerca del fenómeno? ……………………..42 
1.3 Metodología de la investigación ………………………………………………………45 
1.3.1 Espacio y tiempo ………………………………………………………..…….48 
1.3.2 Técnicas de recolección de información …………………………………..….49 
 
Capítulo 2 Aproximación conceptual al fenómeno del acoso escolar 
entre jóvenes de secundaria ……………………………………………………..…....…52 
 
2.1 Secundaria, jóvenes y socialización …………………………………….……….…....52 
2.1.1 Breve historia de la secundaria en México………….……………..…….….….53 
2.1.2 Jóvenes de secundaria; socialización en la escuela …….…………………...…56 
2.2 Las distintas caras de la socialización: conflicto, violencia escolar 
 y acoso escolar …………………………………………………….…………….…....60 
2.2.1 Conflicto y violencia escolar………………………………………………........60 
	 5	
2.2.2 Acoso escolar o bullying………………………………………………….........63 
 
Capítulo 3 Contexto y sujetos de la investigación ………………………………..…….74 
3.1 Conociendo el Colegio ………………………………………………………………...74 
3.1.1 Historia del Colegio ……………………………………………………..…...75 
3.1.2 Filosofía, valores y organización ………………………………………….....76 
3.2 La comprensión del fenómeno desde los sujetos …………………………………..…80 
3.2.1 La experiencia …………………………………………………………..…...80 
3.2.2 Concepciones y estrategias docentes: construyendo la experiencia 
 docente ……………………………………………………………………...……..82 
3.2.3 Docentes de secundaria como sujetos de la experiencia ……… …..………..83 
3.2.4 Los docentes de secundaria del Colegio Inglés ……………….…..…………85 
 
Capítulo 4 Desde las experiencias docentes ………………………………………….....93 
4.1 Incidencia y prevalencia del acoso escolar en el Colegio 
Inglés…………………………………………………………………………………….....93 
4.2 El bullying o acoso escolar es………………………………………………………...103 
4.2.1 Los sujetos y determinantes del bullying…………………………………..107 
4.3 Identificando el acoso escolar ………………………...……………………………..115 
 4.3.1 Conoces a tus niños y, más que nada, 
ves la manera en cómo se tratan ellos…………………………………………….116 
4.3.2 Mis alumnos me platicaron. ………………………………………………..118 
4.3.3 Los Departamentos de Disciplina y Psicopedagogía ………………………120 
	 6	
4.4 Estrategias docentes frente al bullying ………………………………………………123 
 
4.4.1 Establecimiento de límites, disciplina y 
cumplimiento de normas.........................................................................................123 
4.4.2 Lo primero que trato de hacer es dialogar ………………………………….128 
4.4.3 Buscando la integración grupal …………………………………………….131 
 4.4.4 Tomando acciones desde la normatividad; aplicando el Marco 
 para la Convivencia Escolar……………………………………………………...133 
4.4.5 En la forma en que yo los trate, si lo hago con respeto 
es lo que yo quiero transmitirles …………….……………………………………136 
4.5 El papel docente frente al bullying …………………………………………………..138 
4.5.1 La responsabilidad compartida ……………………………………………..139 
4.5.2 Hacia una reflexión de la propia práctica docente …………………………140 
4.5.3 Yo necesito entender a mis alumnos ……………………………………….143 
 
Consideraciones finales …………………………………………………………………146 
Referencias ………………………………………………………………………………153 
Anexos …………………………………………………………………………………...167 
Anexo 1. Marco para la Convivencia Escolar: faltas y medidas en relación 
con la violencia, discriminación y acoso escolar ………………………………...167 
Anexo 2. Cuestionario diagnóstico de acoso escolar o bullying …………………170 
 Anexo 3. Guión de entrevista …………………………………………………….175 
	 7	
Introducción 
 
Tal vez la violencia siempre exista como posibilidad de expresión humana, pero se 
puede reinventar una alternativa de futuro donde ésta no se presente en su forma más 
despiadada y destructiva, y deje de ser un lugar común entre las preocupaciones de los 
pueblos. 
Julieta Imberti 
La violencia, particularmente la violencia entre pares dentro de la escuela siempre ha 
existido y quizá exista muchos años más. No obstante, investigar cualitativamente sobre 
ésta: su origen, determinantes, su conformación en un espacio y tiempo definido, con 
actores que construyen su realidad social a partir de sus vivenciasy experiencias, permite 
comprenderla y así, poder construir propuestas e intervenciones que se adecuen y que sean 
cercanas a quienes viven y presencian el acoso escolar. 
 El acoso escolar o bullying es un fenómeno que se presenta en el espacio escolar. 
En él, se identifican tres actores: la víctima, el agresor y los observadores, no obstante, es 
un problema en el que toda la comunidad escolar, directa o indirectamente se involucra, por 
ejemplo: directores, directoras, supervisoras, supervisores, prefectas, prefectos, psicólogas, 
psicólogos, trabajadores o trabajadoras sociales, pedagogos, pedagogas, docentes, alumnas, 
alumnos y padres y madres de familia. A su vez, cada uno de estos sujetos cumple con 
determinadas funciones; asumiendo una postura activa o pasiva. 
 El presente estudio se centrará en analizar las experiencias de las y los docentes1 de 
nivel básico, específicamente de secundaria, en relación con el bullying o acoso escolar, ya 
que, como se mencionará más adelante, es el nivel educativo en el que prevalecen más los 
casos de este fenómeno. Asimismo, porque los profesores son quienes conocen e 
interactúan con mayor frecuencia con los alumnos y, si bien, se centran en promover el 
desarrollo de proceso de enseñanza-aprendizaje, en su práctica, se entretejen muchos más 
aspectos de carácter formativo, normativo, social, emocional, familiar, etc. Igualmente, esta 
investigación se enfocó en estudiar el fenómeno particularmente en una escuela en la 
																																																													
1	Se redactó con los artículos “los” y “las” por el documento CNDH (2017), el cual, busca incluir y nombrar los conceptos y 
sustantivos en género femenino y no generalizarlos en masculino. No obstante, para términos de estilo, éstos se aludirán únicamente en 
género masculino. 	
	 8	
Ciudad de México porque, a partir de la realidad social de los sujetos que conforman un 
espacio y tiempo determinado, es que se puede comprender un fenómeno social y educativo 
como lo es el acoso escolar. 
La estructura de esta investigación se divide en cuatro capítulos. En el primero de 
éstos se presentarán el planteamiento del problema, los objetivos y las preguntas de la 
investigación. También, se revisará la literatura nacional e internacional acerca del acoso 
escolar. De la misma manera, se expondrá la literatura relacionada con la participación de 
los docentes en el acoso escolar o bullying: cuáles son las estrategias que utilizan 
comúnmente frente al fenómeno, cómo conciben y caracterizan al acoso escolar y qué 
programas de prevención y atención se han desarrollado. Se darán a conocer cuáles son las 
investigaciones más recientes en relación con el fenómeno. Y, se mencionará la 
metodología empleada: el paradigma y las técnicas de recolección de información. 
El segundo capítulo abarcará el marco referencial de la investigación. Para esto, se 
describirá la historia y evolución del nivel educativo secundaria; quiénes son los alumnos 
que forman parte de este nivel y, dónde y cómo se sitúan los jóvenes en relación con la 
socialización y las interacciones humanas durante la secundaria. Además, se mencionará 
qué es el acoso escolar: cómo se define y diferencia de otros conceptos símiles; cuáles son 
sus características, quiénes son los sujetos que participan tanto directa como indirectamente 
y, cuáles son los tipos de violencia que son ejercidos entre los alumnos. 
En el tercer capítulo se presentará el contexto particular del Colegio Inglés2, lugar 
donde se desarrolló la investigación de campo. En este apartado se describirán las 
características de la escuela: la historia, el enfoque pedagógico, la filosofía y organización, 
así como las instalaciones. Además, se referirá con mayor profundidad quiénes son los 
sujetos a estudiar; desde dónde se analizarán las concepciones y estrategias docentes en 
relación con el bullying. Para esto se construirá el concepto de experiencia docente. Y, se 
expondrá con mayor detalle quiénes son los docentes de secundaria del Colegio Inglés; el 
contexto en el que están inmersos: instalaciones, servicios y número de alumnos con los 
que trabajan, entre otros. 
																																																													
2	Para fines de esta investigación se empleará un pseudónimo del Colegio, tanto para describirlo 
como para citarlo, y así, mantener la confidencial de la institución y de los sujetos que la conforman. 
	 9	
En el cuarto capítulo se mencionarán los resultados cuantitativos del trabajo de 
campo. Se expondrá cómo se gesta el acoso escolar en secundaria dentro del Colegio 
Inglés; cuántos profesores lo han identificado, qué acciones violentas son más frecuentes 
entre alumnos, dónde ocurre con mayor frecuencia y qué estrategias emplean los profesores 
ante el fenómeno. Además, se presentará el análisis cualitativo: las experiencias de los 
docentes de secundaria de este Colegio. Asimismo, se entretejerán las concepciones 
docentes en relación con el bullying o acoso escolar: qué es, cómo se caracteriza, cómo 
diferencian un conflicto, problema y una situación de bullying; cómo lo identifican: con 
apoyo de otros, a partir de su propia experiencia y conocimientos sobre el tema, gracias a 
los alumnos, etc. De igual manera, se aludirán las estrategias que emplean en su práctica 
cuando presencian el fenómeno: canalizan a otras autoridades acerca de la situación, 
sancionan por medio de llamadas de atención, reflexionan con los jóvenes que estuvieron 
involucrados, desarrollan nuevas estrategias dentro del aula o establecen normas y acuerdos 
para mejorar la convivencia escolar. 
Finalmente, se mencionarán las consideraciones finales: los alcances y limitaciones 
del estudio; algunas recomendaciones y propuestas que podrían dar solución a lo que aún 
tiene que trabajarse en relación con el acoso escolar o bullying. Y, se buscará responder con 
mayor detenimiento a las preguntas y objetivos de la investigación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	 10	
Capítulo 1 Acoso escolar en México y en el mundo 
 
En este capítulo se mencionará el problema actual del acoso escolar o bullying en el mundo 
y en México. Entre los estudios que se referirán, se encontrarán aquellos que han analizado 
el concepto de bullying, quiénes son los sujetos involucrados y cómo se caracterizan. De 
igual manera, se referirán: los programas de intervención que se han realizado, los tipos de 
violencia que forman parte del acoso escolar y cuáles tienen mayor prevalencia, cómo se 
gesta el fenómeno entre hombres y mujeres, los determinantes por los que comúnmente los 
jóvenes se involucran en el bullying, las campañas e intervenciones propuestas por diversas 
instituciones en México, los reglamentos y leyes que se han desarrollado los últimos años 
y, finalmente se rescatará la literatura en relación con el papel de los docentes y el acoso 
escolar. 
 
1.1 Planteamiento del problema 
 
Hoy en día, el acoso escolar o bullying (referido así por el concepto de bully, que en 
español es definido como matón, intimidador o acosador), es uno de los problemas 
educativos y sociales más importantes a nivel mundial. El estudio de este fenómeno se ha 
ido desarrollando en relación con diversos determinantes como son: educativos, 
psicológicos, sociales, políticos, históricos y tecnológicos. Uno de estos es la tecnología 
(Guzmán, Díaz y Rodríguez, 2009; Velázquez, 2010). Por una parte, por los medios de 
comunicación como la televisión e internet que: “reflejan la forma general del modelo 
cultural en el que se desenvuelve nuestra sociedad y los valores que imperan en la misma” 
(Cabero, 2001, p. 127). Es decir, si estos medios exponen noticias de homicidios, 
secuestros, asaltos, fenómenos como el narcotráfico o la delincuencia, se asume que los 
valores o más bien, los antivalores serían la deshonestidad, violencia, intolerancia, etc. Y, 
que, su contenido pudieraestar naturalizándose como parte de la vida cotidiana de la 
sociedad, entre ellos, la de niñas, niños y jóvenes. También, el desarrollo de las tecnologías 
de la información y la comunicación (TIC) y, por tanto de las redes sociales, generó un tipo 
	 11	
de violencia cibernética entre niños y jóvenes: el cyberbullying. En éste, se ejercen una serie 
de acciones violentas como: amenazas por medio de fotografías o videos de algunos 
jóvenes, plagio de la identidad de una persona para extraer su información privada para 
extorsionarlo, envío de mensajes obscenos, ya sea por correo, whatsapp, redes sociales 
como Facebook, Twitter o Instagram y/o exhibición de imágenes con contenido sexual o 
violento, llamadas acosadoras, etc. 
Otro de los determinantes que está inmerso son las problemáticas que convergen 
entre la violencia y sociedad: actos terroristas, homicidios, feminicidios, vandalismo, 
delincuencia y narcotráfico (González, 2009; Tello, 2013), los cuales provocan, en gran 
medida, que estos fenómenos y actos violentos influyan en el contexto familiar y escolar. 
Por lo que no sería extraño que la violencia forme parte de la cotidianeidad (González, 
2009). 
La violencia familiar se ha encontrado como uno de los determinantes más 
significativos para que los jóvenes ejerzan actos que transgreden la integridad de otros y se 
conviertan en agresores o víctimas. Por ejemplo, si en la relación de pareja o parental existe 
violencia, es probable que se reproduzca en otros ambientes (Olweus, 1997; Valadez 
González, Orozco y Montes, 2011). Asimismo, la supervisión por parte de los padres forma 
parte del involucramiento en el fenómeno; si éstos vigilan a sus hijos, es más factible que 
no se encuentren inmersos en situaciones de acoso escolar: “los hijos de padres que nunca 
saben dónde están fuera del horario escolar tienen 22.8% probabilidad de ser violentados en 
la escuela (…), en comparación con los padres que siempre o casi siempre saben dónde 
están después de ir a la escuela (17.1 %)” (INEE, 2007). 
Finalmente, se encuentra el determinante educativo que será el que se construirá y 
deconstruirá a lo largo del presente estudio. La escuela actualmente tiene una función 
educativa, económica, política, social, cultural y social, la cual, busca formar ciudadanos, 
hombres y mujeres preparados para la vida futura, niños, niñas y jóvenes que se apropien 
de conocimientos, habilidades, actitudes, hábitos y valores en relación con el mundo, la 
historia, la geografía, las matemáticas, la ciencia, la tecnología, la literatura, entre otros 
(Mejía y Urrutia de la Torre, 2013; Pérez, 2009). Particularmente, dentro de su función 
social, se ubica la convivencia escolar. En ésta, los sujetos socializan, forman vínculos y 
	 12	
relaciones de todo tipo: amistad, de compañeros, de pareja, así como relaciones sociales 
entre alumnos-profesores, profesores-profesores, profesores-alumnos-padres de familia, y 
en general, con otras autoridades educativas. Conforme se desarrolla esta socialización, se 
enlazan diferentes historias de vida, creencias, valores, estructuras familiares, paradigmas y 
personalidades, lo que genera diferencias, disputas, conflictos y, en ocasiones, gesta la 
violencia y el acoso escolar. 
Uno de los estudios más relevantes en materia de bullying o acoso escolar es el que 
realizó la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en 2011. En 
éste, publicó que México se conformaba como el país con mayores índices de acoso 
escolar, lo cual, implicaría que la mayoría de los alumnos mexicanos han estado 
involucrados en este, ya sea como víctimas, agresores u observadores. Posteriormente, en 
2015, el estudio TALIS o Teaching and Learning International Survey, también realizado 
por la OCDE, encontró que México ya no se ubicaba como el país con mayores índices de 
acoso escolar, no obstante, se encontraba por arriba de la media internacional. Y, en 2017, 
el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) en coordinación con la 
Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA, por sus siglas en 
inglés) dieron a conocer los resultados del Estudio Internacional de Educación Cívica y 
Ciudadana (ICCS, en inglés y CIVICA en español) (INEE, 2016a) en el que se expuso que, 
en México, las acciones violentas relacionadas con el acoso escolar como lo son: la 
violencia verbal, psicológica, física y cibernética se encontraban por arriba del promedio 
cívica ( designado así, a partir de los países que participaron en el estudio). En la siguiente 
gráfica, se pueden observar los resultados: 
 
 
 
 
 
 
	 13	
Gráfica 1. Tipo de violencia ejercida entre alumnos en México respecto al promedio 
CIVICA 2016 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Por lo que es indispensable conocer qué está ocurriendo con este problema, ya que, 
a lo largo de los últimos años sí han disminuido los niveles de acoso escolar en México, 
pero se mantiene por arriba de la media internacional. En especial, necesita ser estudiado 
desde el campo educativo porque es un fenómeno que ocurre en la escuela y, por tanto, es 
un espacio donde se puede prevenir y atender, por ejemplo, por medio de la promoción y 
desarrollo de campañas, cursos, talleres y programas para toda la comunidad escolar. O, 
también puede ser un espacio donde se normalice, perpetúe o justifique. 
Además, es una aportación relevante para la Pedagogía porque es un problema 
educativo que está vigente y, como se verá lo largo de esta tesis, tiene repercusiones a corto 
y a largo plazo para toda la comunidad escolar. Asimismo, es importante estudiarlo desde 
una metodología cualitativa y en una escuela en particular porque al conocer y analizar un 
fenómeno a profundidad en una escuela, se puede comprender su realidad social y, por 
tanto, promover y realizar intervenciones y propuestas educativas que se acerquen a su 
propio contexto. 
Fuente: INEE (2016) Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana. 
	 14	
Para profundizar con respecto al acoso escolar es imprescindible documentar las 
investigaciones que se han desarrollado los últimos años; cuál ha sido su objeto de estudio, 
desde qué perspectiva y metodología se han conformado, qué discusiones se han 
encontrado, etc. Por ejemplo, ciertos estudios (Olweus, 2006; Ortega, 2005; Prieto, Carrillo 
y Jiménez, 2005; Ramírez et al., 2015; Serrano, 2006) se han centrado en tomar como 
objeto de estudio a niños y jóvenes que se involucran en él; cuál es el perfil que tiene la o 
las víctimas, el o los agresores y los observadores; cómo se gesta el fenómeno en diferentes 
edades y etapas de desarrollo o, qué implicaciones y consecuencias físicas y biológicas trae 
consigo haber estado inmerso en alguna situación de este tipo. También se han hecho 
comparaciones a nivel nacional (INEE, 2007; SEP, 2015) e internacional (OCDE, 2015; 
UNICEF, 2011) respecto al índice de prevalencia o frecuencia del fenómeno. Asimismo, se 
ha investigado acerca de los factores que están relacionados con éste: nivel 
socioeconómico, dinámica familiar, personalidad de las víctimas y acosadores, el contexto 
en el que están inmersos, ya sea la inseguridad, delincuencia, etc. (Farrington, 1993; 
Velázquez, 2009; Santoyo y Frías, 2014). 
Otras investigaciones se han enfocado en analizar las creencias, percepciones y/o 
concepciones de los actores que participan directamente (Chagas, 2005; Furlán, 2013; 
Gómez, 2005, 2013; Guzmán, 2015; Velázquez, 2005). Dentro de algunos de estos 
estudios, se alude a lo que ejecutan las autoridades educativas, los padres y madres de 
familia y los docentes en relación con el bullying, no obstante, pocas investigaciones 
(Chagas, 2005; Fernández, García y Benítez, 2006; O’Moore, 2008; Yoon y Kerber, 2003) 
parten de analizar y comprender qué experiencias tienen los docentes respecto al acoso 
escolar, cómo lo identifican, cómo actúan ante éste,qué hacen, con base en qué 
conocimientos y experiencias actúan y, si lo previenen, de qué manera lo hacen. 
Una de las investigaciones en México que se aproximan a analizar el acoso escolar 
desde los docentes es la que desarrolló el INEE (2007). En ésta se encontró que los 
docentes de nivel básico, primaria y secundaria, no percibían que existiera violencia entre 
pares en sus escuelas. Esto resulta contradictorio frente a lo que descubrió la OCDE (2011, 
2015, 2016), por lo que habría que entender qué está pasando entre alumnos-docentes-
acoso escolar. De esto que sea tan relevante comprender cómo estos sujetos están 
	 15	
concibiendo al fenómeno y por qué los resultados de las estadísticas no son coherentes 
entre sí. Si el docente no reconoce o asume que existe acoso escolar o bullying entre sus 
alumnos, el fenómeno puede perpetuarse y desarrollar consecuencias a corto y a largo plazo 
para toda la comunidad escolar (Farrington, 1993; Serrano, 2006). Si bien, su función 
principal está relacionada con el proceso enseñanza-aprendizaje, no se puede dejar de lado 
que tanto ellos como los alumnos, son sujetos sociales que interaccionan, conviven, se 
relacionan y se involucran entre sí. Por lo que, dejar a la suerte de los alumnos la resolución 
de este problema sería inadecuado, sobre todo porque el fenómeno se desarrolla en la 
escuela y porque su resolución no siempre conlleva a resultados positivos. 
Otro estudio que también refiere lo anterior es el que realizó Yoon y Kerber (2003): 
Se le ha dado menor atención a las responsabilidades de los docentes en relación 
con las conductas del bullying (…), ellos juegan un papel importante en la 
promoción de un clima positivo en la escuela. La responsabilidad de los profesores 
debería ser examinada cuidadosamente y su papel también tendría que estar 
considerado en la prevención e intervención de las conductas del bullying (p. 27)3. 
 
 Estos autores mencionan que es poco común que se estudie la función de los 
docentes en relación con la prevención e intervención del bullying. Por ejemplo: las 
medidas, acciones y estrategias que no afecten la integridad de cualquiera de los sujetos que 
están involucrados (víctima-agresor-observador) en este fenómeno o en aquellas estrategias 
que creen ambientes favorecedores en el aula: “donde la base de las relaciones y el 
entendimiento sean el respeto, la solidaridad, justicia y el apego a los derechos humanos” 
(SEP, 2017a, p. 91) y que, por otro lado, no recaigan en la indiferencia, desplazamiento de 
responsabilidad o evitación de la situación (Tello, 2013). 
En las investigaciones anteriores se manifiesta que el docente como sujeto social 
tiene un papel sumamente significativo respecto al acoso escolar. Por un lado, puede 
observar el fenómeno, pero no interferir en él, es decir, ser indiferente ante éste, ya sea, 
porque desconoce el problema, no sabe cómo manejar y/o detectar los tipos de violencia 
que están inmersos (Valadez et al., 2011), o naturaliza el acoso escolar como parte de la 
socialización de los estudiantes (Chagas, 2005; Tello, 2013). Asimismo, puede incitar el 
																																																													
3	Traducción propia.		
	 16	
acoso escolar por medio de burlas y risas, u observar lo que ocurre y actuar utilizando la 
violencia, por ejemplo, a través de sanciones o castigos físicos (Gómez, 2005) o, por medio 
de amenazas, humillaciones o exclusión. Y, por otro lado, puede ser un sujeto social que 
reflexione, conozca el fenómeno, interactúe, anticipe o prevenga las acciones violentas que 
pudieran ocurrir, asimismo, se capacita e interviene en función de lo que le corresponde 
para apoyar a los alumnos en la solución del problema (Yoon y Kerber, 2003). 
También, lo destacable de estos estudios es que se halló que los profesores han 
normalizado la violencia como parte de la convivencia entre alumnos, lo cual, podría 
implicar que existe poca empatía, sensibilización o falta de conocimiento de los docentes en 
relación con el bullying. Asimismo, en estos trabajos se descubrió que la solución de este 
problema se deja parcial o totalmente a los alumnos, ya que los padres delegan la 
responsabilidad a la escuela y, a su vez, la escuela asume como responsable a los medios de 
comunicación, a la sociedad o a la familia. 
Es por lo anterior que es necesario abordar el acoso escolar desde una mirada 
pedagógica para comprender por qué si ya existen diversos programas, propuestas, 
intervenciones, leyes, reglamentos, el fenómeno sigue persistiendo en nuestro país. 
Además, es imprescindible tomar como objeto de estudio a los docentes, ya que son 
quienes conocen, trabajan y desarrollan su práctica en un contexto particular, con ciertos 
alcances y limitaciones, en el aula con los jóvenes. Y, además porque existen pocos 
estudios que respalden las estrategias o acciones que realizan para atender el bullying o 
acoso escolar. 
Finalmente, es menester realizar una investigación particularmente en un Colegio de 
nivel secundaria porque actualmente es el nivel con mayor incidencia en bullying en 
México (INEE, 2007). De igual manera, porque estudiar un fenómeno desde los sujetos y 
desde un contexto particular abre las puertas a la investigación para comprender cómo se 
gestan y entrelazan las experiencias, vivencias, los conocimientos y las interacciones 
subjetivas de quienes le dan vida a las escuelas. Como lo refieren Sacristán y Pérez (1993): 
los fenómenos sociales y educativos existen, sobre todo, en la mente de las personas 
y en la cultura de los grupo que interaccionan en la sociedad o en el aula, y no se 
pueden comprender a menos que entendamos los valores e ideas de quienes 
participan en ellos (p. 121). 
	 17	
A partir de esto es que se pueden construir propuestas e intervenciones que se 
adecuen a la realidad social de los sujetos en cada institución en lugar de generar 
propuestas y recomendaciones globales que generalicen y objetiven una verdad universal y 
absoluta en las diversas problemáticas sociales y educativas dentro de la escuela. Para 
poder comprender y resolver el planteamiento antes mencionado se desarrollaron los 
siguientes objetivos y preguntas de investigación: 
 
1.1.1 Objetivos y preguntas de la investigación 
Objetivo general 
• Analizar las experiencias docentes de secundaria en relación con el acoso escolar en 
el Colegio Inglés en la Ciudad de México. 
Objetivos específicos 
• Conocer las concepciones docentes respecto al acoso escolar. 
• Conocer cómo caracterizan los docentes a los alumnos que se involucran en el 
acoso escolar. 
• Comprender cómo identifican los docentes el fenómeno entre sus alumnos. 
• Identificar, desde la experiencia subjetiva docente, qué determina el acoso escolar 
entre los alumnos de secundaria. 
• Identificar las estrategias docentes frente al acoso escolar. 
• Analizar el papel docente respecto a la prevención y atención del acoso escolar. 
• Analizar la función de las autoridades educativas del Colegio en relación con la 
prevención y atención del fenómeno. 
Preguntas de investigación 
• ¿Cuáles son las concepciones de los docentes de secundaria del Colegio Inglés 
respecto al acoso escolar? 
• ¿Cómo identifican los docentes una situación de acoso escolar? 
• ¿Cuáles son las experiencias docentes respecto al acoso escolar en el Colegio 
Inglés? 
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• ¿Cómo actúan los docentes del Colegio Inglés frente al acoso escolar? 
• ¿Utilizan estrategias para intervenir ante el acoso escolar? 
• ¿Cuál es el papel del docente frente al acoso escolar? 
 
1.2 Revisión de la literatura acerca del acoso escolar 
 
En este apartado se mencionarán las investigaciones que han analizado desde diferentes 
perspectivas al acoso escolar o bullying con el fin de documentar cómo se ha desarrollado 
el fenómeno: cómo se ha abordado, qué lo define, qué resultados se han encontrado, qué 
propuestas de intervención,leyes, reglamentos, campañas y programas se han creado, para 
situarlo frente a los resultados de la presente tesis. 
 
1.2.1 Literatura internacional 
 
Dan Olweus fue el pionero en estudiar el fenómeno del acoso escolar o bullying. Para esto, 
realizó una investigación en Noruega durante la década de los 80 desde una perspectiva 
psicopedagógica. Dentro de sus aportaciones principales fueron: a) puntualizó qué era el 
acoso escolar, aludiendo que se presenta cuando un alumno es agredido o se convierte en 
víctima estando expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que 
lleva a cabo otro alumno o varios de ellos” (Olweus, 2006, p. 25). Es decir, es una acción 
que se presenta entre dos o más personas que pueden fungir como víctima, agresor o 
espectador, y tiene una intencionalidad de agredir al otro, se da por un tiempo prolongado y 
ocurre entre pares, en este caso, alumnos. Y b) clasificó al acoso escolar como directo e 
indirecto; directo refiere a la violencia verbal: burlas, apodos, insultos, amenazas; violencia 
física como: robo, acorralamiento, esconder o dañar cosas de la víctima, uso de armas y 
violencia sexual; el acoso escolar indirecto refiere a la violencia psicológica como: 
divulgación de chismes, secretos, calumnias, exclusión, discriminación, hostigamiento, 
mensajes en los baños (Olweus, 2006). Cabe destacar que conforme se ha incrementado la 
literatura acerca del tema, se ha añadido el cyberbullying o ciberacoso como parte del acoso 
	 19	
escolar indirecto (del cual se hablará en el capítulo siguiente). Además, Olweus creó un 
programa de intervención del bullying con jóvenes en Noruega que se centró en modificar 
las conductas agresivas de los alumnos. Las propuestas del programa abarcaron: 
Un clima escolar 1) acogedor, positivo, en el que los adultos estén involucrados, por 
un lado y, por otro lado, 2) que existan límites ante conductas inaceptables. 3), en 
casos de que se transgredan los límites y reglas, no se considerarán sanciones ni 
hostiles ni físicas. Respecto a las dos principales, también se necesita un grado 
relevante en el monitoreo y supervisión de las actividades de los estudiantes dentro 
y fuera de la escuela. Finalmente, 4) los adultos, tanto en la escuela como en casa, 
deben actuar como autoridades (Olweus, 1997, p. 504). 4 
 
 En Irlanda, Mona O’Moore también conformó una serie de trabajos representativos 
en materia de acoso escolar. Uno de éstos fue el programa “Proyecto Donegal”, el cual tuvo 
como propósito capacitar a los docentes y éstos, a su vez, tenían que hacerlo a los padres de 
familia. Los temas a tocar refirieron a “qué es el acoso escolar, perfil de las víctimas y 
agresores, efectos del acoso, políticas centradas en la totalidad de la escuela, estrategias de 
prevención del acoso en aulas y qué hacer cuando ocurre el acoso” (p. 277). Una vez que se 
aplicó el programa, se realizó una evaluación a partir de una encuesta de satisfacción por 
parte de los docentes. Posteriormente, se desarrolló nuevamente la intervención y, 
finalmente se realizaron cuestionarios a los alumnos respecto al acoso escolar y cómo los 
profesores participaban para detenerlo. Sin embargo, en los resultados se menciona que los 
alumnos no cambiaron respecto a denunciar o hacerle saber a los profesores qué ocurría o si 
estaban presentando alguna situación de bullying (O’ Moore, 2006). 
 
Otro estudio es el que desarrolló Rosario Ortega Ruiz en España (2005), quien, 
junto con Rosario del Rey y José Casas (2013) han analizado el concepto de convivencia 
escolar. Esto es importante porque permite dar cuenta de que el bullying no es un fenómeno 
aislado a la socialización y a las relaciones que se gestan entre alumnos. Además, que la 
violencia escolar y sus diversas manifestaciones alteran o modifican la convivencia entre 
los diversos sujetos que pertenecen a la escuela; no sólo impactan en las víctimas, agresores 
y observadores, sino a los demás compañeros, compañeras, docentes, padres y madres de 
familia y otras autoridades. Estos autores consideran que: “bajo las iniciativas de mejora de 
																																																													
4	Traducción propia.	
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la convivencia escolar es que se han afrontado temas diversos como el rendimiento escolar, 
la evitación del abandono escolar y la prevención de la criminalidad juvenil” (Ortega-Ruiz, 
et al., 2013, p. 92). Asimismo, consideran que para atender el bullying es imprescindible 
contar con redes de apoyo como: la familia y los profesores, pero también es indispensable 
emplear las habilidades sociales propias de los alumnos (Ortega, 2012), es decir, el manejo 
del acoso escolar no tiene que recaer más o menos en ciertos sujetos; se necesita del apoyo 
de otros, pero también es imprescindible que los sujetos que se involucran directamente 
aprendan por sí mismo a solucionar conflictos y problemas. 
Farrington (1993), en Inglaterra, conformó una gama amplia de publicaciones 
relacionadas con el bullying desde una perspectiva criminalista y psicológica. Un dato 
importante que refirió es que las conductas que desarrollan tanto los agresores como las 
víctimas cuando se involucran en el fenómeno suelen perpetuarse durante toda su vida si no 
se toman medidas al respecto. Además, no se puede olvidar que todos los actores que están 
presentes, ya sea directa o indirectamente, también pueden presentar problemas a largo 
plazo: “los riesgos a futuro están presentes en todos los del conocido triángulo del bullying: 
agresor-victima-testigo” (Furlán, 2013, p. 48). De esto que sea indispensable conocer y 
tomar en cuenta las consecuencias, ya sea, de tipo social, personal, genético; en la escuela, 
trabajo, las relaciones sociales, percepción de sí mismo, autoestima, manera de solucionar 
conflictos, canales de comunicación, entre otros. 
Este mismo autor buscó desarrollar programas relacionados con la prevención y 
atención del acoso escolar. Para esto, hizo diversas propuestas; una para cada sujeto 
involucrado en el fenómeno; una para víctimas, otra para agresores y una conforme al 
contexto. Un punto central que tocó es que, cuando se crean programas, es imprescindible 
analizar cómo se evaluarán, ya sea a partir de su impacto, eficiencia, calidad, etc. 
Asimismo, menciona que: “el primer paso para cualquier estudio de prevención relacionado 
con el bullying debería ser establecer el origen y la dimensión del fenómeno” (Farrington, 
1993, p. 423)5. Esto es significativo en tanto que recalca la importancia de realizar un 
diagnóstico de qué está ocurriendo en la escuela para entender el problema y poder incidir 
en él. También, refiere que: “es deseable investigar métodos comúnmente utilizados en las 
																																																													
5	Traducción propia.	
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escuelas para atender el bullying antes de realizar alguna intervención de campo” (p. 423)6. 
Asimismo, Farrington alude la importancia de la disposición de los profesores para 
prevenirlo: “los docentes deberían estar alerta acerca de las señales del bullying y deberían 
tomar acciones firmes basadas en reglas claras respaldadas con sanciones adecuadas” (p. 
525)7. 
Otras propuestas que hace este autor son: 
• Hacer partícipes a los docentes: darles los resultados de los cuestionarios 
diagnósticos, preguntarles qué podrían hacer para prevenir y atender el fenómeno. 
• Hacer partícipes a los padres y madres de familia reflexionando y proponiendo 
acciones para prevenir y atender el acoso escolar. 
Tener más supervisión fuera del aula. 
 
Por otra parte, diversos organismos internacionales han conformado una serie de 
investigaciones acerca del acoso escolar. Una de ellas es la que realizó la Unicef (Fondo de 
las Naciones Unidas para la Infancia). En ésta se relata qué está ocurriendo respecto a la 
violencia en América Latina y el Caribe, por ejemplo, en relación con elacoso escolar se 
encontró que: “suele permanecer oculto e imperceptible” (Unicef, 2011, p. 44). 
Otro punto destacable de este estudio fue que en América Latina “los apodos y 
agresiones verbales suelen usarse de manera generalizada como forma de juego” (p. 44). 
Esto quiere decir que la violencia y las acciones que están inmersas en América Latina, en 
ocasiones, se perciben como parte de la convivencia y de la cotidianeidad en las relaciones 
sociales. Por otra parte, cuando se les preguntó a los alumnos involucrados en el bullying 
acerca de las acciones violentas con mayor incidencia, las víctimas respondieron que fueron 
los insultos (9.8%) y los sobrenombres vergonzosos (5.7%) y los agresores contestaron 
que: no habían violentado de manera física, verbal o psicológica a sus compañeros (60.6%), 
que actuaron porque se sintieron provocados (9.2%), o que si lo hacían, era considerado un 
juego o broma (8.1%) (Unicef, 2011). 
																																																													
6	Traducción propia.	
7	Traducción propia.	
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Asimismo, un dato relevante fue que la discriminación es uno de los factores que 
están relacionados con la violencia entre pares. En el caso de México, se encontró que: “la 
discapacidad, enfermedad, homosexualidad, raza y etnia” (Unicef, 2011, p. 48) son 
determinantes para ser excluido, rechazado, apodado, humillado y/o golpeado por los 
compañeros. De esto podemos rescatar que en América Latina la violencia verbal es la más 
común entre pares. Además, se ha encontrado como una constante que los agresores 
perciban y/o piensen que las acciones violentas que ejecutan son realizadas en broma o, en 
la mayoría de los casos, no aceptan que lo han hecho (INEE, 2007). Esto podría estar 
relacionado con la falta de empatía que tienen los agresores hacia las víctimas y/o porque 
han naturalizado la violencia como una forma de socializar. 
También, dentro de esta investigación se aludió a un estudio desarrollado en Brasil 
en el que se percibe que: “los docentes y maestros reconocen la existencia de las prácticas 
violentas, no están preparados para eliminar, o al menos reducir, los incidentes de agresión 
referidos al bullying (…). Para abordar este tipo de violencia se utilizan formas 
tradicionales, como la disuasión y el castigo, la suspensión o la citación a los padres” 
(Unicef, 2011, p. 47). Por otro lado, se expone que la responsabilidad del fenómeno es 
constantemente delegada entre las diversas autoridades escolares o familiares. 
La OCDE se ha dado a la tarea de conocer qué pasa con el bienestar de los alumnos 
en educación básica. Desde el informe Creating effective teaching and learning 
environments, First results from TALIS en el que se relacionó el aprendizaje con el entorno 
y la convivencia escolar, se encontró que para los docentes de secundaria en México, las 
causas que impedían una enseñanza adecuada eran: robo (56.6%), intimidación o violencia 
verbal entre alumnos (61%), violencia verbal de los maestros (47.2%) y violencia física 
entre alumnos (57.1%) (OCDE, 2009, p. 46). A partir de esto, en los medios de 
comunicación y en diversos organismos comenzaron a surgir artículos, publicaciones y 
noticias que aludían a que este país tenía el mayor índice de bullying. Por ejemplo, el 
periódico Capital México publicó que este país, se encontraba en primer lugar en acoso 
escolar: “18.8 millones de alumnos de primaria y secundaria, tanto públicas como privadas” 
(IEDF, 2015, p. 1) lo habían padecido. Por otro lado, la Comisión Nacional para los 
Derechos Humanos (CNDH) mencionó que: “un estudio exploratorio del Distrito Federal 
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obtuvo la percepción de estudiantes: 92% de nivel primaria y secundaria reportó que ha 
tenido acoso escolar” (CNDH, 2011, p. 6). Con esto, el término bullying comenzó a hacerse 
moda, tanto así que en las mismas escuelas los alumnos comenzaron a utilizarlo 
indistintamente y en algunos casos en su propio beneficio. Esto ha provocado que el 
concepto pierda credibilidad y que cualquier acción que incluso refiera a la disciplina, ya 
sea una sanción o límite por parte del docente o de padres de familia, se convierta en 
bullying. 
 
1.2.2 Literatura nacional 
 
La literatura relacionada con el acoso escolar en México es diversa. Desde 2005 
comenzaron a desarrollarse estudios como los de Chagas (2005), Gómez (2005, 2013), 
Velázquez (2009) y Prieto et al. (2005). No obstante, fue hasta 2009, en el Congreso 
Nacional de Investigación Educativa organizado por el Consejo Mexicano de Investigación 
Educativa (COMIE) en la ciudad de Veracruz que fue abierta el área dedicada a presentar 
investigaciones sobre los temas de disciplina, convivencia y violencia en las escuelas 
(Furlán, 2012, p. 8), incrementando considerablemente el número de estudios que buscaban 
analizar esta problemática (Furlán, 2011, 2012, 2013; Gómez, 2013; Mejía-Hernández, 
Tello, 2013; Velázquez, 2005, 2009). 
Por ejemplo, Prieto, Carrillo y Jiménez (2005) desarrollaron una investigación 
relacionada con el acoso escolar en educación media superior en Guadalajara en la que se 
construyó un diagnóstico de necesidades de un colegio y, posteriormente, se implementó un 
taller en el que se buscaba cambiar las conductas que refirieran a la convivencia y a la no 
violencia. En este estudio se encontró que la violencia psicológica es normalizada por la 
mayoría de los jóvenes. Además, se menciona que lo primero que asocian éstos con la 
violencia es la delincuencia y la inseguridad. De manera que, para los niños y jóvenes en 
esta institución, el bullying puede ser considerado como un juego, parte de una broma, para 
vengarse de otro, por defenderse o porque forma parte de la convivencia diaria. 
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Las soluciones que propusieron estos jóvenes para manejar el acoso escolar fueron: 
“tolerancia, respeto, buscar ayuda, aumentar la autoestima de las víctimas y que los 
observadores abandonen su postura pasiva y medien el conflicto” (Prieto et al., 2005, p. 
1040). Por lo que, la formación en valores es un tema sumamente significativo a abordar y 
atender. Asimismo, de acuerdo con sus propuestas, los mismos jóvenes consideraron que 
tenían que resolver el problema por sí mismos y que la única vía era a través de la 
violencia. Esto porque ninguno mencionó actuar desde el diálogo o la negociación, y 
tampoco manifestaron haberle contado a las autoridades educativas o a la familia. Entre las 
habilidades sociales que buscaron promoverse para resolver problemas (Prieto et al., 2005) 
fueron: disculparse, negociar o ponerse de acuerdo eligiendo una alternativa justa para 
ambos, responder al fracaso o, evitar ser violento cuando se pierde o no se logra lo esperado 
y enfrentarse a las presiones. En resumen, el desarrollo de habilidades sociales en cualquier 
nivel educativo es considerablemente importante. Para esto, es menester sensibilizar y 
concientizar a los sujetos que están dentro del espacio escolar acerca de que la violencia 
escolar y sus diversos tipos no es lo mismo que convivir y, que la violencia no es la manera 
de resolver los problemas entre estudiantes. 
Juana Mejía-Hernández (2009, 2011, 2013), abordó la temática desde una 
perspectiva psico-cultural. Una de sus principales contribuciones es el estudio de la 
violencia entre chicas adolescentes manifestando que, a partir de las relaciones sociales, los 
jóvenes construyen su identidad y, dentro de esta misma socialización, se gestan conflictos 
y violencia; la sociabilidad también se manifiesta a través de bromas, burlas, apodos 
(Mejía-Hernández, 2015). Por ejemplo, refiriendo al bullying, es común que los agresores 
busquen subyugar a otros para sentirse superiores; ser más fuerte físicamente, más popular, 
más deportista. “También se violenta para ganar prestigio, mostrar predomino o 
superioridad”. El agresor busca sentirse más, porque así, es reconocido y aplaudido por los 
espectadores(compañeros), además, porque genera reconocimiento ante un grupo social, en 
este caso la escuela. 
Un dato destacable es que se descubrió que entre las jóvenes es más común la 
violencia verbal, en la que: “usan frecuentemente agresiones indirectas como difundir 
rumores o chismes, comentarios sarcásticos, rencorosos, acusaciones maliciosas o dar a 
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conocer secretos que les han sido confiados” (Mejía-Hernández, 2011, p. 562). Esto implica 
que, para cada género, existen maneras de relacionarse donde se entrelazan creencias, 
identidades, valores y motivos por los que existen conflictos y violencia y que converge 
con la discriminación. Esto también lo presentó la Unicef (2011): en México, los 
principales motivos para la discriminación son: “54% una persona enferma de VIH, 51.1% 
con personas con alguna discapacidad y 47.5% no quiere indígenas en su salón” (p. 47). Por 
lo que, en nuestro país, el género, la condición física y/o socioeconómica, la orientación 
sexual o el grupo étnico al que se pertenece, determina la aceptación en un grupo o 
sociedad. 
Otro estudio significativo es el que hizo Nelia Tello (2013) retomando al acoso 
escolar desde una perspectiva social. En él, analiza aquellos determinantes que no están 
precisamente dentro de la escuela, pero que forman parte de la vida de los alumnos que 
asisten a las secundarias y que podrían influir en la socialización. Por ejemplo, recalca el 
papel de la sociedad y de la violencia que ocurre en ella; la delincuencia, la violencia en la 
familia, las pandillas, los medios de comunicación, vivir en locaciones donde hay mucha 
violencia, y no hay castigos o represalias cuando se cometen estos actos, etc. 
De igual manera, hace una crítica a cómo se ha construido una connotación negativa 
hacia el concepto de violencia, conflicto y desacuerdo. De esto, refiere que estos términos 
no tienen por qué verse desde esta perspectiva, sino que la violencia está ahí porque forma 
parte de la cultura social en la que se vive. Esto quiere decir que siempre existen 
desacuerdos, malos entendidos, relaciones sociales poco sanas entre alumnos, conflictos, 
etc. No obstante, no implica que no se tengan que atender o que buscar acciones que 
permitan transformar esta cultura hacia una centrada en la convivencia pacífica y la no 
violencia. Por ejemplo, esta autora alude que: 
una cultura de control como estrategia directiva es violencia institucional: se impone 
desde los gritos, amenazas, castigos, represalias, reportes, expulsiones y 
exclusiones. En cambio, una cultura democrática considera los problemas como 
parte normal de la cotidianidad, piensa su reconocimiento como una fortaleza y 
promueve la participación de todos los involucrados para resolverlos (Tello, 2013, 
p. 84). 
 
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También Vega (2016) realizó un estudio cuantitativo a adolescentes de secundaria 
en Guadalajara en el que buscaba conocer las conductas que disuaden o que incitan el acoso 
escolar. Los factores con los que asoció estos comportamientos fueron: personales, 
desempeño escolar, acciones pro-sociales, normas escolares, sanciones, límite ante la 
autoridad, aliados, ganancias de ser agresor y comportamientos de alto riesgo. Además, 
hace una distinción entre castigos y medidas disciplinarias; las medidas disciplinarias no 
tienen de por medio conductas que violenten a los niños, respetan la integridad infantil y 
procuran ser incluyentes: “el castigo es arbitrario, discrecional y, a veces provoca dolor y 
daño” (Vega, 2016, p. 1169). De igual manera, este autor delimita la relevancia de tomar en 
cuenta la disciplina y los castigos cuando se presentan actos de acoso escolar; que es 
indispensable como objeto de estudio a investigar, ya que forma parte de las estrategias y 
maneras de actuar de los docentes cuando presencian el fenómeno. Otros datos relevantes 
encontrados fueron que: “incitar los actos del agresor está relacionado con: poca claridad y 
poco cumplimiento de la normatividad, rasgos psicóticos; falta de empatía, sostener un 
comportamiento antisocial, hostil y egocéntrico” (Vega, 2016, p. 1182), asimismo, los 
agresores no tienen miedo a la autoridad ni a los castigos y, mientras tengan incitadores y 
observadores que provoquen su conducta, más la realizarán. 
Por otra parte, el acoso escolar, bullying o violencia entre pares ha sido analizado 
por algunos organismos nacionales. Entre éstos se encuentran: el Instituto Nacional para la 
Evaluación y la Educación (INEE), la Secretaría de Educación Pública (SEP), la Secretaría 
de Educación de la Ciudad de México (SEDU), la Comisión Nacional de los Derechos 
Humanos (CNDH) y los diversos Gobiernos de la República Mexicana sobre todo Jalisco, 
Sonora, Estado de México, Colima y Mérida. 
En el caso del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), en 2007, 
efectuó un estudio a gran escala cuya finalidad era analizar el panorama nacional en 
relación con la disciplina, violencia y consumo de sustancias en México. La población a 
estudiar fueron alumnos y profesores de educación básica: primaria y secundaria de las 
diferentes modalidades, tipos de sostenimiento, turnos, y tipos de servicio que constituyen 
al Sistema Educativo Nacional. Me centraré en los hallazgos del nivel básico secundaria. 
Por ejemplo, de acuerdo con el tipo de sostenimiento, se encontró que los alumnos de 
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secundarias privadas tienen el mayor índice de participación en actos de violencia. De esto, 
se concluyó que: “la violencia está vinculada con una amplia variedad de condiciones 
socioculturales” (INEE, 2007, p. 43). Otro aspecto importante fue que existieron amplias 
contradicciones entre lo que reportaban los agresores y lo que reportaban las víctimas. Por 
ejemplo, “43.6% de los alumnos reportó haber sido víctima de alguna acción de acoso 
escolar, mientras que sólo 1.3% declaró haberlo hecho” (p. 59). 
Otros aspectos relevantes que fueron examinados en este estudio fueron: la 
disciplina y la violencia en la escuela. Dentro de esto, se halló que es en las escuelas 
privadas secundarias donde más se han sancionado a los alumnos por faltas a profesores. 
Asimismo, los alumnos de estas instituciones fueron los que consideraron que la disciplina 
era muy estricta (24.8%) en comparación con las escuelas generales (19%), técnicas (20%) 
y telesecundarias (20.3%) (INEE, 2007). Finalmente, con base en la percepción de los 
docentes, se les preguntó la frecuencia con la que ocurrían diversas incidencias en relación 
con la violencia dentro de la escuela. A continuación se especifica: 
 
 
	 28	
 
En esta tabla se puede observar que, de acuerdo con la percepción de los docentes, 
la frecuencia con la que ocurre la intimidación a otros estudiantes es poca o nula (51, 2%) u 
ocurre una o dos veces al año (32,5%), no obstante, es muy baja en comparación con lo que 
mencionaron las víctimas acerca de esto. A su vez, los profesores consideraron que las 
peleas con golpes es la acción que ocurre con más frecuencia (42, 6%). Y que implica que, 
quizá es el tipo de violencia más fácil de observar, aunque, es imprescindible analizar por 
qué se presentó la contradicción entre lo que dicen los alumnos y lo que dicen los 
profesores. 
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) junto con la SEP, 
efectuaron un pacto para atender el acoso y abuso sexual en educación básica. Sus 
publicaciones están relacionadas con una perspectiva política y, sobre todo, jurídica y legal. 
Las acciones a realizar a partir de este acuerdo fueron que, tanto padres de familia como 
docentes pudieran denunciar, ya fuera por correo electrónico o por teléfono, cualquier 
acción referida a esto. Además, se atendería cualquier indicio que afectara a algún alumno. 
Asimismo, se proporcionaría capacitación tanto presencial como en línea a los docentes: “la 
SEP impartirá 15 cursos a maestros para que sepan qué hacer y cómo atacar cualquierindicio de abuso sexual en contra de los alumnos; para erradicar este tipo de conductas que 
Fuente: INEE, 2007, Disciplina, violencia y consumo de sustancias nocivas a la salud en las 
escuelas primarias y secundarias en México, p. 94.	
Tabla 1. Tipo de incidencia presentado en el ciclo escolar dentro de 
secundaria de acuerdo a la percepción de los docentes 
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dañan la niñez” (Quadratín México, 2016) y se recalcó que se buscaría atender la violencia 
escolar. 
Una de las publicaciones más significativas que realizó la CNDH fue la que 
presentó en la “Revista dfensor” en 2011. En ésta se mencionaron las distintas perspectivas 
y aspectos del acoso escolar, por ejemplo, la transformación del rol del profesor y la 
concepción de disciplina. Esto, porque la implementación de los derechos de los niños y 
niñas y, en general, las leyes que los protegen, en ocasiones, se han utilizado como 
justificantes para sancionar conductas inadecuadas en la escuela. Ante esto, los docentes se 
encuentran en una encrucijada en la que prefieren evitar sancionar o inclusive poner límites 
por miedo a ser castigados por la ley o por ser denunciados por los padres de familia. 
Además, este organismo realizó una serie de recomendaciones hacia los centros 
educativos para atender el acoso escolar (CNDH, 2011). Entre éstas se hallaron: a) aplicar 
códigos de conducta para todos los sujetos que forman parte de un centro escolar y no sólo 
atender el problema desde los alumnos, b) promover que tanto los directores como docentes 
utilicen estrategias de manejo del bullying sin utilizar la violencia, ya sea en las sanciones o 
amonestaciones, c) que los planes y programas de estudio incluyan contenidos, métodos y 
prácticas que permitan manejar el fenómeno como parte de la convivencia escolar y no 
como un tema ajeno. 
Uno de los programas más significativos en relación con esto fue la creación de la 
“Campaña Nacional para abatir la violencia escolar. Di no a la violencia escolar. Guía para 
maestros y autoridades escolares” (CNDH, 2013). Ésta, a grandes rasgos, le ofrece a las 
autoridades escolares y, sobre todo a los docentes de escuelas públicas y privadas, 
información y estrategias que permitan ayudarles a marcar límites y normas sin ejercer 
sanciones que tengan de por medio actos de violencia (CNDH, 2013). Por ejemplo, se 
propuso realizar conferencias que informen a la comunidad escolar acerca del marco 
jurídico que los respalda ante cualquier acto de violencia ejercido en la escuela. De igual 
manera, se buscó que conocieran qué es la violencia escolar y cuáles son sus tipos, así 
como las consecuencias que conlleva ser partícipe de este fenómeno. Para los docentes, 
padres de familia y otras autoridades escolares se buscaron implementar talleres en los que 
reflexionen acerca de su conocimiento y vivencias en relación con la violencia escolar. 
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Finalmente, proponen un Consejo para una Escuela Libre de Violencia cuya 
finalidad sería establecer funciones a algunos miembros de la comunidad escolar para 
contribuir en el desarrollo de espacios, talleres, cursos, conferencias, entre otros, en la 
misma escuela acerca de cómo prevenir y atender el fenómeno. Además, se promovería que 
dentro de la normatividad y reglamento de la escuela, existieran lineamientos que fueran 
pertinentes para combatir la violencia escolar. Esta campaña buscó que toda la comunidad 
escolar reflexionara y fuera consciente de cómo la violencia puede afectar a corto y a largo 
plazo. Y que la tarea de prevenir y crear un espacio libre de violencia es de todos: 
directores, supervisores, docentes, alumnos y padres de familia. 
Por su parte, la SEP desarrolló el “Programa Escuela Segura” en 2007. Su objetivo 
primordial fue: “fortalecer en las escuelas públicas de educación básica la gestión de 
ambientes de convivencia favorable para la mejora de los aprendizajes del estudiantado” 
(SEP, s/f, p. 6). El programa se implementó a nivel nacional y en todos sus niveles y 
modalidades. Las escuelas que entraron en este programa tenían que haber encontrado 
antecedentes y hechos en relación con la violencia entre pares, consumo de sustancias 
nocivas y el abandono escolar. Algunos de los puntos centrales a proceder eran que, las 
autoridades educativas, profesores y padres de familia participaran en la búsqueda de 
alternativas, así como proponiendo estrategias y “rutas de mejora” (p. 8) para mejorar la 
convivencia escolar. Respecto a los alumnos, se promovería el desarrollo de competencias 
ciudadanas como: la promoción del autocuidado, manejo de las emociones, 
autorregulación, ejercicio responsable de la libertad y el reconocimiento de los derechos 
propios y de los demás (SEP, Acuerdo 663, 2013). A su vez, el apoyo económico que se les 
brindaría a las escuelas por parte de la SEP sería con la finalidad de tomar capacitaciones, 
contratar asesores externos de personal especializado, contar con material didáctico en 
relación con el tema, asistir a conferencias y talleres e incrementar y mantener equipo e 
infraestructura que fuera pertinente para el programa. Los resultados que se obtuvieron de 
este programa se centraron en medir o cuantificar el presupuesto otorgado y la cobertura de 
2008 a 2012 (CONEVAL, 2013). 
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval, 
2016) evaluó el diseño del programa. En esta evaluación encontraron que existen 
	 31	
incongruencias en la población objetivo y la población real, así como en el presupuesto 
propuesto y el otorgado, entre otros. Lo destacable de esto es que es imprescindible hacer 
estas evaluaciones, sin embargo, la transformación o el desarrollo de habilidades de 
alumnos, docentes, tutores y padres de familia no es estudiado. Tampoco se ha evaluado si 
ha disminuido la violencia y el acoso escolar desde la perspectiva de los alumnos y los 
docentes y, si han sido útiles los materiales proporcionados o cómo ha funcionado para 
ellos el programa. 
Nuevamente, la SEP desarrolló la “Encuesta Nacional sobre Exclusión, Intolerancia y 
Violencia en Escuelas de Educación Media Superior” (2008, 2009, 2013) en escuelas 
públicas y privadas del país. La última que llevó a cabo (tercera) arrojó que: “72% de los 
hombres y 65% de las mujeres reportaron haber experimentado algún tipo de agresión o 
violencia de parte de sus compañeros de la escuela en los últimos 12 meses” (SEP, 2014, p. 
3), lo cual, es una cifra sumamente elevada porque implica que más de la mitad de los 
jóvenes han reportado que han sufrido violencia en la escuela. Además, se les preguntó 
sobre una serie de acciones violentas y la frecuencia con la que las habían recibido. Esto se 
muestra en la siguiente tabla: 
Tabla 2. Presencia de situaciones de violencia 
Fuente: Tercera Encuesta Nacional sobre Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas de 
Educación Media Superior. Informe temático, 2014, p. 4 
	 32	
De acuerdo con la tabla, los tipos de violencia más comunes entre los hombres 
fueron: la violencia verbal (me han insultado: 46.9%) y en las mujeres: violencia 
psicológica (hablan mal de mí: 30.3%). Cabe mencionar que, los resultados anteriores no 
refieren a acoso escolar o bullying, porque no se especificó la frecuencia con la que se 
ejecutaban las acciones violentas. De esto, sólo se aludió a que: “12.9% de los hombres y 
26% de las mujeres experimentaron episodios de violencia recurrente” (SEP, 2014, p. 6). 
Aunque la incidencia de acoso escolar en educación media superior en 2014 no era tan alta, 
sí existe un número considerable de jóvenes que lo vivían. Además, tendría que ser 
analizado por qué en las mujeres existe mayor prevalencia de violencia psicológica y 
verbal, en comparación con los hombres en los que se presentó con mayor frecuencia la 
violencia física. 
En este mismo estudio se les preguntó a los estudiantes acerca de la participación de 
los profesoresante las acciones violentas y los problemas que se generan en la escuela: 
“sólo 28% consideran que sus profesores trabajan activamente para prevenir problemas 
entre compañeros (…), 30.2% intervienen activamente para detener los problemas y 31.5% 
actúan como mediadores en los conflictos” (p. 6). La proporción de docentes que 
intervienen o actúan como mediadores de los problemas entre estudiantes es casi la misma, 
sumando el 61.7% que sería más de la mitad de estos profesores, no obstante, es 
indispensable discutir cómo lo hacen, si utilizan estrategias para hacerlo y con base en qué 
justifican sus intervenciones. Y, 45.2% dijo poder contar siempre con algún profesor o 
profesora ante lo anterior, lo cual, implica que sí existe confianza entre estos. Finalmente, 
se descubrió que los estudiantes que habían participado, ya fuera, en pláticas, talleres o 
conferencias acerca de prevención del bullying, éstas se enfocaron en temas relacionados 
con: la paz y no violencia (64.5%), 50.9% la no discriminación y 50% con la igualdad, es 
decir, sí ha existido un porcentaje considerable (por arriba de la media) que ha recibido 
información acerca de estas temáticas, lo cual es sumamente significativo. 
 
 
 
	 33	
Otro punto a destacar es lo que se ha propuesto en materia política. Una de las 
principales aportaciones en esto fue el artículo 7° fracción VI de la Ley General de 
Educación: 
la educación que imparta el Estado, sus organismos descentralizados y los 
particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial de estudios 
(…) promoverá el valor de la justicia, de la observancia de la ley y de la igualdad de 
los individuos ante ésta, propiciar la cultura de la legalidad, de la inclusión y la no 
discriminación, de la paz y la no violencia en cualquier tipo de sus manifestaciones” 
(Ley General de Educación, 2017, p. 2). 
 
Esto implica que, por ley, todos los niños, niñas y jóvenes que asisten a la escuela, 
tienen derecho a estar en un ambiente favorable, positivo, en el que puedan disfrutar la 
convivencia y su paso por cada nivel educativo. Otro punto destacable que refieren es que, 
en ocasiones, las sanciones del bullying son minimizadas porque no son visibles u 
observables, por ejemplo, es más fácil detectar cuando una persona es violentada 
físicamente que psicológicamente, sin embargo, en ambos casos, existen consecuencias 
tanto a corto como a largo plazo. 
Uno de los gobiernos más destacados en materia de prevención y atención de estos 
fenómenos fue el de Felipe Calderón (2006-2012) con el que se creó el “Programa Escuela 
y Mochila Segura (PES)” para mejorar la convivencia y disminuir la violencia escolar. Otra 
iniciativa creada fue la “Ley para la promoción de la convivencia libre de violencia en el 
entorno escolar” (Asamblea Legislativa del D.F., 2014) por Marcelo Ebrard (2006-2012), 
para ese tiempo el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, con la finalidad de prevenir la 
violencia escolar en educación básica y media superior. Algunos de los puntos que se 
tocaron fueron: a) poder adecuar los planes y programas de estudio hacia una 
interdisciplinaridad en la que se integren los conocimientos y, en general, los contenidos 
con habilidades sociales y emocionales, b) diseñar políticas en las que tanto el gobierno 
como sociedades civiles y asociaciones contribuyan en la prevención y atención de la 
violencia escolar y c) fomentar la responsabilidad social para garantizar un ambiente libre 
de violencia. 
Además, propusieron que la persona que recibe la violencia, tiene el derecho de ser 
respetada, a contar con protección por parte de las autoridades del Distrito Federal, recibir 
	 34	
información y asesoría jurídica y gratuita. Por otro lado, se buscaron desarrollar 
herramientas de prevención y atención de la violencia escolar, por ejemplo, la creación de 
centros a los que pudiera acudir la sociedad para informarse del tema o para recibir 
asesorías y orientación ante algún caso de acoso escolar. Asimismo, se propuso impartir 
capacitación a las autoridades escolares y realizar estudios e investigaciones que 
permitieran conocer la incidencia del fenómeno; creando congresos talleres, cursos y, 
conformando estrategias pedagógicas y materiales didácticos para los centros escolares con 
el fin de que, en toda la sociedad, se construya una sensibilización ante el maltrato y la 
violencia escolar. 
Cuando se conformó esta ley, también se desarrolló el “Marco para la Convivencia 
Escolar en las Escuelas de Educación Básica del Distrito Federal” (SEP, 2011c), el cual, se 
dividió por nivel educativo. En el caso de secundaria, se establecieron compromisos, faltas 
y sanciones para cada uno de los sujetos que conforman la comunidad escolar en caso de 
atentar contra la integridad y la normatividad de la escuela. Para los alumnos, se estipuló 
que: 1) seguieran la Carta de Derechos y Deberes, la cual, a grandes rasgos busca que los 
niños y jóvenes tengan el derecho a una educación gratuita, laica y obligatoria, 2) tuvieran 
derecho a desarrollarse en un ambiente escolar libre de violencia, de discriminación e 
intolerancia por cualquier condición, ya sea, género, raza, credo, edad, lengua, 
discapacidad, etc. (SEP, 2011c) y 3) tuvieran derecho al acceso al Marco para la 
Convivencia Escolar y, a que su información personal y de identidad no se difame o se le 
haga un uso indebido. 
En el caso de las obligaciones como alumnos, se estipuló que: 1) contribuyeran a su 
propio aprendizaje esforzándose en todo, 2) cumplieran con sus tareas; llevar el material 
que la escuela les proporciona, llegar a tiempo a clase y 3) contribuyeran “a que impere un 
ambiente de aprendizaje sano, libre de discriminación, acoso, bullying, malos tratos, 
violencia, adicciones y sectarismo (…) y 4) “respetaran a todas las personas que integran la 
comunidad escolar en sus derechos y pertenencias” (SEP, 2011c, p. 10). Lo cual considero 
que es importante para poder fomentar un espacio de convivencia pacífica de manera 
bidireccional y no unidireccional entre los miembros de cualquier escuela. 
	 35	
Respecto a las faltas y medidas disciplinarias, el Marco recalca que todo acto de 
violencia, con base en su gravedad y que se genere en la escuela, tiene que ser resuelto por 
medio del diálogo: “el docente tiene que recurrir al razonamiento y a la persuasión (…), 
además, que informe a los alumnos de sus derechos y deberes para lograr que la 
intervención docente se constituya como una experiencia reguladora positiva” (SEP, 2011c, 
p. 12). En caso de que se realice una falta, el docente tiene que registrarlo en un documento 
o bitácora y comunicarlo a las demás autoridades escolares. Por su parte, las medidas 
disciplinares se toman en función del contexto de los alumnos, sus antecedentes y 
circunstancias personales. De igual manera, las medidas serán de carácter formativo, es 
decir, no irán en contra de su integridad, es decir, no generarían violencia, por ejemplo: 
exclusión, golpes, humillación, exhibición, etc. Las faltas se dividen con base en su 
gravedad y, por su parte, las medidas a tomar están jerarquizadas de menor a mayor grado. 
Dentro de éstas se encuentran las que se relacionan con el acoso escolar o bullying (ver 
anexo). 
Otra iniciativa que se desarrolló a partir de la Ley para la Promoción de la 
Convivencia Libre de Violencia en el Entorno Escolar fue la creación del “Observatorio 
sobre convivencia en el entorno escolar del Distrito Federal” (ahora del Estado de México) 
por parte de la Secretaría de Educación de la Ciudad de México (SEDU). Éste es un sitio 
web donde se recopilan diversas fuentes acerca de la violencia y convivencia escolar como 
artículos y libros, asimismo, se puede acceder a otros observatorios y a eventos como 
conferencias, simposios y ferias, entre otros. El objetivo del Observatorio es: “construir un 
espacio permanente de diálogo,investigación, atención y formación sobre convivencia 
escolar basada en la cultura de paz y buen trato entre los diferentes actores de la comunidad 
educativa y la sociedad en general” (SEDU, 2011, p. 18). El observatorio ha sido una gran 
aportación respecto a la difusión de materiales y contenidos gratuitos y disponibles en la 
red para todas las personas; docentes, directores, alumnos y padres de familia; lo cual, 
contribuye para que la sociedad conozca más del tema y pueda ser más crítica respecto al 
problema. 
Además de esta iniciativa, se desarrolló el programa “Escuelas sin violencia” 
(SEDU, s/f), el cual, busca promover la cultura de no violencia y buen trato, con la 
	 36	
finalidad de incidir en la disminución de la deserción escolar de nivel básico: preescolar, 
primaria y secundaria (LGE, 2017) en la Ciudad de México. La propuesta fue realizar 
talleres, pláticas informativas, conferencias, asesoría legal y psicológica, así como 
capacitación docente y a instituciones u organizaciones de la sociedad civil. El programa se 
creó para las escuelas de nivel básico, públicas y privadas, de las 16 delegaciones de la 
Ciudad de México. No se encuentran los resultados obtenidos del programa, lo único que se 
menciona es que se ha atendido a “189,000 miembros de la comunidad educativa, 
integrantes de las 400 escuelas objetivo atendidas anualmente” (SEDU, s/f). 
Asimismo, una contribución del gobierno de Marcelo Ebrard fue la creación del 
centro de atención al bullying, el cual, con el nombre de “Fundación en Movimiento” se ha 
consolidado como una sociedad civil que busca apoyar a docentes, padres y madres de 
familia y a cualquiera que esté interesado en conocer acerca del fenómeno. Esta Fundación 
realiza intervenciones en las escuelas que lo soliciten. En su página web se pueden 
consultar y descargar algunos materiales y contenidos. De igual manera, ofrecen: talleres, 
un curso online masivo abierto y un blog para comentar dudas y opiniones. 
Por su parte, la Cámara de Diputados en 2012 llevó a cabo el estudio “Bullying o 
acoso escolar; estudio teórico conceptual de derecho comparado, e iniciativas presentadas 
en el tema” para analizar el acoso escolar. A partir de esta investigación, propuso algunas 
leyes a la par con el: “Proyecto de Ley para Prevenir, Atender y Erradicar la Intimidación 
Escolar” (Cámara de Diputados, 2012) en el cual se planteó que: 
• Se proporcionará capacitación a las autoridades educativas. 
• Incluirán en los programas académicos contenidos que permitan erradicar la 
intimidación escolar. 
• Promover valores de respeto y tolerancia. 
• Facilitar en los centros de salud el acceso a los programas psicológicos o 
psiquiátricos que se requieran. 
• Dentro del reglamento escolar tendrán que añadirse normas respecto a la 
prevención y atención de la intimidación escolar. 
	 37	
Por otro lado, plantearon que se crearía un “Comité de Prevención de la 
Intimidación Escolar”, el cual, “debería estar conformado por el director, dos profesores 
por nivel académico e igual número de padres de familia” (Cámara de Diputados, 2011, p. 
78). También, se manifestó que se sancionaría a los docentes que incitaran, promovieran, 
toleraran, ignoraran, no cumplieran con el programa y no asistieran a la víctima del acoso 
escolar. Esto, se penalizaría con la pérdida de la licencia con efectos de patente, baja 
definitiva del puesto académico o la inhabilitación hasta por cinco años. Por último, en el 
documento se presentaron algunas modificaciones a la Ley General de Educación (LGE) en 
las que se propuso de manera general: a) promover una cultura de la paz, b) buscar 
mecanismos de prevención, detección y atención de violencia escolar, c) dar conocimiento 
al personal competente en caso de que los profesores presenciaran o conocieran alguna 
situación de este tipo, d) promover que niños, niñas y jóvenes estén informados acerca de 
qué es la violencia, cuáles son sus consecuencias y cómo se puede prevenir; sugirieron que 
podrían recibir reconocimientos cuando participaran en la promoción de valores solidarios 
y de convivencia sana entre sus pares y e) “cada escuela deberá contar con lineamientos 
generales de convivencia escolar, así como servicios de orientación a las víctimas de acoso 
escolar” (Cámara de Diputados, 2011, p. 86). 
 
1.2.3 Literatura sobre docentes ante el acoso escolar 
 
Como se refirió al comienzo del capítulo, existen pocas investigaciones que tomen como 
objeto de estudio a los docentes respecto al acoso escolar. A continuación se mencionarán 
algunas de éstas. Principalmente, se centraron en analizar las concepciones docentes 
respecto al acoso escolar y, en definir e identificar las medidas, reacciones, estrategias y 
acciones tomaban. Algunos de ellos las clasificaron de acuerdo con la intención y otros las 
analizaron de manera general. 
Por ejemplo, Chagas (2005) desarrolló un estudio en el que buscó conocer qué 
pasaba con los profesores y la violencia entre pares en la escuela. En esta investigación 
encontró que éstos niegan que existen situaciones de acoso escolar en su escuela. Por un 
	 38	
lado, porque al verse como un tema poco positivo, no aceptan que existe o idealizan a la 
escuela y, por otro, consideran que las causa del problema son los medios de comunicación, 
la falta de valores, la familia, etc. Además, Chagas expone que existe una falta de 
conocimiento respecto al tema: “los profesores tienen más claro sobre qué es la indisciplina 
que sobre qué es la violencia” (Chagas, 2005, p. 1076). 
Es relevante referir que, en algunas investigaciones realizadas (Chagas 2005; Mejía-
Hernández, 2011), directa o indirectamente se alude al papel de algunas autoridades que 
podrían participar activamente para atender el problema, por ejemplo: las orientadoras 
educativas, pedagogas, trabajadoras sociales, psicólogas y docentes. No obstante, pocos 
estudios han analizado su participación en este tipo de fenómenos o cuando son referidos, 
se alude a que su intervención es nula o muy poca. Por ejemplo, en la investigación de 
Mejía-Hernández (2011), los jóvenes, al relatar sus vivencias, aludieron a que estas 
autoridades educativas no estaban cuando pasó. En otro caso, la investigadora le pregunta a 
la orientadora acerca de lo que ocurrió en una pelea entre dos alumnas… “(…) se le hizo un 
chichonzote que para qué te cuento, la agarró de los cabellos y le dio contra la pared …las 
demás apenas pudieron detenerla de que le diera otra vez” (Mejía-Hernández, 2011, p. 
562). De esto se podría analizar que la resolución del problema se deja a cargo de los 
mismos jóvenes y que no hay quien los apoye a solucionarlo. O que en muchos casos, no 
existen medidas y/o normas que regulen la convivencia pacífica y, que tampoco las 
autoridades hacen algo o prefieren que los alumnos resuelvan sus problemas por sí mismos. 
Es por esto que, es imprescindible ver la prevención y atención de este fenómeno desde lo 
que pueden hacer todos los miembros de la comunidad escolar. 
Por su parte, Blaya (2006) realizó un análisis del papel de los docentes ante el acoso 
escolar. Por ejemplo, señaló que éstos sí tienen una participación cuando son conscientes de 
que hay agresiones, maltrato y violencia entre pares. Igualmente, refiere que dentro de su 
papel es necesario hablar con los involucrados: víctima, agresor y espectador para conocer 
el origen del problema y, con base en eso, acudir ya sea con las psicopedagogas, 
orientadoras, psicólogas o con las trabajadoras sociales que pertenezcan a la escuela para 
atenderlo. Asimismo, refiere que es imprescindible enseñar contenidos relacionados con la 
convivencia y solución de conflictos. 
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Yoon y Kerber (2003) desarrollaron una investigación acerca de las actitudes y 
estrategias de intervención de los docentes de primaria respecto al acoso escolar. Para esto, 
se realizó un cuestionario en el que

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