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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS APROPIACIÓN E INDIVIDUALIDAD EN TERROR AND EREBUS DE GWENDOLYN MACEWEN: LA ASIMILACIÓN DE LA HISTORIA DE FRANKLIN AL IMAGINARIO CANADIENSE Y A LA OBRA DE MACEWEN TESINA QUE PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADO EN LENGUA Y LITERATURAS MODERNAS (LETRAS INGLESAS) PRESENTA: CARLOS WARDEN RIVERA ASESORA: MTRA. CLAUDIA ELISA LUCOTTI ALEXANDER MÉXICO D.F. 2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Apropiación e individualidad en Terror and Erebus de Gwendolyn MacEwen: La asimilación de la historia de Franklin al imaginario canadiense y a la obra de MacEwen CARLOS WARDEN RIVERA ASESORA: MTRA. CLAUDIA ELISA LUCOTTI ALEXANDER 3 Índice Índice ……………………………………………………………………………. Índice de imágenes………………………………………………………………. Agradecimientos………………………………………………………………… Introducción. Hacer propio lo ajeno: la asimilación de la historia del Terror y el Erebus en la literatura canadiense y en la obra de Gwendolyn MacEwen………………………………………………………………………. Capítulo 1. La muerte por hielo: la expedición fallida de Franklin y su asimilación al imaginario de Canadá…………………………………......... Capítulo 2. Terror and Erebus: La asimilación de la tragedia de Franklin en la obra de Gwendolyn MacEwen……………………………. ……………………. Conclusión. Perspectivas sobre Terror and Erebus y la historia de Franklin y su valiente tripulación………………………………………………………. Anexo 1: Traducción. Terror y Erebus………………………………….……... Bibliografía………………………………………………………………………. 3 4 5 6 13 35 57 61 74 4 Índice de imágenes. 1. “H.M. Ships Terror and Erebus” de John Edward Davis, 1842…………..p. 25 2. “Erebus and Terror in the Pack Ice” de Thomas Milner, 1880…………..p.26 3. “HMS Erebus in the Ice” de Fancois Etienne Musin, Siglo XIX…………p.27 4. “H.M.S Erebus H.M.S Terror” de J. Franklin Wright, Siglo XX…………p.27 5. “Starvation Cove” de Julius von Payer, 1897……………………………..p.28 6. “Sir John Franklin dying by his boat during the North-West Passage expedition of HMS 'Erebus' and 'Terror'” de W. Thomas Smith, 1895………………p.28 5 Agradecimientos Deseo expresar mi más profundo agradecimiento a mi compañera de vida Dagny Valadez, cuya motivación y crítica siempre objetiva fueron primordiales para la conclusión de este trabajo. Agradezco a la Maestra Claudia Lucotti por su paciencia y dirección y a la Dra. Nair Anaya por sus comentarios y su apoyo. Del mismo modo agradezco infinitamente la revisión exhaustiva de la Dra. Noemí Novel, del Dr. Adrián Muñoz y de la Mtra. Ariadna Molinari. Mil gracias por su paciencia. También deseo reconocer a aquellos que participaron en el proceso y la conclusión de esta tesina, ya sea con su apoyo solidario, con sus pacientes lecturas y críticas o con la ocasional palmada de aliento. A Elisa Corona, Jesús Warden y Marielena Acosta, muchas gracias por sus comentarios y acertadas lecturas. A Lizette Warden y Aurelia Rivera, mi cariño y gratitud por el aliento. A Ludmilla Valadez, a Dolores y Dagni Valderrábano, mi sincero agradecimiento por los consejos y el apoyo de siempre. Gracias a todos. 6 Introducción Hacer propio lo ajeno: la asimilación de la historia del Terror y el Erebus en la literatura canadiense y en la obra de Gwendolyn MacEwen Las historias que constituyen el imaginario de un pueblo representan mucho de lo que da personalidad propia a un territorio. Cualquiera de los mitos, historias y leyendas de la antigüedad contendrán acentos que referirán a aspectos sociales y geográficos individuales de la cultura que los gestó. Las narrativas comunes al pueblo definen a la sociedad creadora como única y distinta; le proporcionan al mismo tiempo identidad e individualidad. La construcción de la identidad se presenta como una de las preocupaciones centrales del estudio de la cultura en nuestros días, especialmente cuando dicho constructo incluye la participación de medios diversos, entre los cuales la literatura tiene un lugar predominante. La literatura rescata e incluso crea episodios que retratan y forjan el imaginario popular nacional. Basta pensar en las diversas representaciones de Tito Livio y la apropiación de la figura de Eneas como padre de Roma o de Bruto como precursor de Inglaterra para entender la importancia de la creación literaria en la formación de la identidad. Entre estas concepciones que coadyuvan a la construcción de identidad se pueden situar las historias o narraciones de creación, liberación, fundación y conquista. 1 Aunque dichos temas son comunes para la mayoría de los pueblos, existen condiciones que hacen variar las necesidades de pertenencia y, por tanto, las narrativas subsecuentes. Tal es el caso de los países colonizados y en particular de aquellos cuya población autóctona era tan limitada o inexistente que los colonizadores prácticamente hicieron un nuevo orden sin sincretismo de ningún tipo. El caso de Canadá es un claro ejemplo de este movimiento. Las historias que construyen el imaginario canadiense tienen como temas comunes la confrontación con el entorno y la supervivencia. Margaret Atwood en la década de 1970 registraba las diversas características que compartían las narrativas desde la exploración y 1 Lawrence Coupe, Myth, p.3. 7 colonización del territorio canadiense. 2 Estas historias de mera conservación son las que construyen, de acuerdo a Atwood, la idiosincrasia de Canadá. El planteamiento anterior suscita dos cuestiones: la primera es ¿cómo se asimilaron ciertas historias a la sociedad canadiense, si no se gestaron en ésta? El caso que atañe al presente estudio presenta un acontecimiento ocurrido a británicos en territorio canadiense y que, como se verá a lo largo de este trabajo, se ha asimilado como propio. La tragedia del Terror y el Erebus 3 , naves de exploración polar comandadas por el capitán John Franklin en su búsqueda por el ya legendario Pasaje Noroeste, dejó profunda huella en el imaginario de Canadá y se adoptó como propia. La segunda pregunta es ¿cómo se asimila una anécdota nacional en el trabajo de un autor cuyos intereses se alejan del nacionalismo? Gwendolyn MacEwen, poeta nacida en Toronto en 1941 e interesada en culturas antiguas y lejanas, toma la historia de Franklin y la transforma en una apología del fracaso, en un retrato de varias interrogantes culturales canadienses y que al mismo tiempo se inserta profundamente en el corpus de su obra. La intención de este estudio es observar el proceso de asimilación de la tragedia del Terror y el Erebus en el imaginario canadiense por medio del arte y analizar la apropiación del hecho en la obra de MacEwen. El análisis de la obra radiofónica en verso Terror and Erebus servirá de guía para situar la pertenencia de la historia en el corpus de la autora, así como en la tradición literaria expuesta por Atwood en Survival. Es importante señalar que el trabajo de Gwendolyn MacEwen ha sido poco explorado en México, a pesar de ser reconocida como unapoeta mayor en Canadá. Este trabajo, además del objetivo antes mencionado, pretende mostrar parte de la obra de MacEwen comparada con una tradición de la que siempre fue crítica. El análisis y la reflexión del proceso de apropiación de la tragedia de Franklin estarán 2 Margaret Atwood, Survival, pássim. 3 Tanto en este estudio como en la traducción que se presenta en el Anexo 1 del presente trabajo he decidido conservar el nombre original del Erebus en lugar de recurrir a su traducción, ya que se considera nombre propio. 8 apoyados por las teorías de Margaret Atwood en dos fuentes: Survival y Strange Things. La primera proporciona un amplio panorama y una sistematización en cuanto a las características y preocupaciones comunes de la narrativa canadiense, mientras que la segunda reflexiona sobre la importancia del paisaje y el territorio en la formación de la identidad y la creación literaria. El trabajo de investigación y reflexión de Ian MacLaren, investigador de la universidad de Alberta, también aportará ideas sobre la importancia del Pasaje Noroeste para la constitución del imaginario artístico de Canadá. La figura de Northrop Frye es indispensable en este estudio para explicar dos tendencias esenciales en la imaginación canadiense: lo que él llama “garrison mentality” y la concepción básica de la naturaleza para la literatura de la región. Los datos históricos en la primera parte de este trabajo fueron tomados de dos fuentes principales, A Brief History of Canada de Roger Riendeau y Frozen in Time: The Fate of the Franklin Expedition de Owen Beattie y John Geiger. Los textos fueron elegidos por ser recientes y por presentar aspectos nuevos de las investigaciones sobre la tragedia de Franklin y su tripulación. En cuanto al análisis de la obra de radio escrita por Gwendolyn MacEwen, la crítica se apoyará principalmente en Atwood, en las obras antes citadas y en un ensayo específicamente sobre la poeta, “MacEwen’s Muse”. Las características de Terror and Erebus y de algunos aspectos generales de la obra de MacEwen pueden observarse en estos trabajos. Del mismo modo, para apoyar la reflexión sobre la concepción de imágenes de naturaleza, del lenguaje y de la narrativa, se incluyen tres obras de teóricas canadienses: Northern Experience and the Myths of Canadian Culture; Imagining Culture: New World Narrative and the Writing of Canada; y New World Myth: Postmodernism and Postcolonialism in Canadian Fiction de René Hulan, Margaret Turner y Marie Vautier, respectivamente. La visión de Hulan permite situar a Terror and Erebus en una tradición canadiense marcada por el territorio y con necesidades de creación de narraciones a partir de la relación con el clima y el paisaje. Turner 9 señala la preponderancia del uso del lenguaje para crear o redefinir conceptos cuyo sentido cambia con la experiencia canadiense. Vautier, por su parte, define la estructura de las narrativas regionales desde la búsqueda, no del origen, sino del principio. A lo largo del análisis se incluyen definiciones diversas que se apoyan en otros teóricos conocidos en el campo de la narratología, la retórica y los estudios culturales como Luz Aurora Pimentel, Helena Beristáin y Linda Hutcheon, respectivamente. El presente estudio se divide en dos momentos. El primer estrato del análisis, que constituye el capítulo 1 de este trabajo, trata la apropiación de la historia del Terror y el Erebus dentro del imaginario de Canadá desde diversas perspectivas artísticas. El capítulo inicia con una breve reseña crítica del hecho histórico. La reflexión sobre el proceso de asimilación cubre aspectos de recepción en el Reino Unido y en países con influencia británica, hasta asentarse en Canadá. La recepción del tema se analiza en tres ámbitos del arte principalmente: en la poesía, en la música popular y, de manera muy escueta, en la pintura. El segundo momento se centra en el análisis de la obra radiofónica Terror and Erebus de Gwendolyn MacEwen. El objetivo central es situar la obra como representativa de la tradición literaria canadiense y simultáneamente ubicarla dentro del corpus de la obra de la autora. La intención de este ejercicio es probar que la obra de radio comparte características de dos ámbitos que pueden parecer disímbolos: el trabajo de MacEwen se distingue por alejarse de intereses nacionalistas, mientras que el episodio tiende a resaltar cuestiones de idiosincrasia nacional. El capítulo 2 comienza con la definición de características de la poesía de MacEwen en general para posteriormente analizar partes importantes de la obra de radio y compararlas tanto con conceptos básicos de la tradición canadiense tomados de los teóricos antes mencionados, como con poemas seleccionados de MacEwen, donde se denotan características similares a las encontradas en la obra de radio. 10 A pesar de que el acontecimiento pudiera considerarse mítico, el tema del mito es de suyo polémico y ubicuo, por lo que el término se reducirá al enfoque que muestra Marie Vautier en su estudio New World Myth. Postmodernism and Postcolonialism in Canadian Fiction, 4 en el que considera como mito la preocupación narrativa por encontrar el inicio, en toda su gama de sentidos, por medio de historias. La ambigüedad que Vautier otorga al concepto de mito permite su utilización desde diversas perspectivas dentro de la obra narrativa o poética. Para la escritora, la necesidad de origen no es esencial en el imaginario canadiense; el origen fue dado en otra tierra, pero existe finalmente. El “principio” es la esencia primordial de la narrativa en Canadá: de ahí la necesidad de buscar los “beginnings” que propone Edward Said: “Origins are claims to truth, whereas beginnings ‘are necessary fictions reflecting above all the desire to begin, a decision to break with the past and initiate a future’”. 5 De modo similar, una de las vertientes de la mitopoiesis, la creación colectiva de mitos con base en historias conocidas 6 que explora el filósofo Lawrence Coupe, es la que ocurre en la literatura. Para Coupe, la literatura tiene la capacidad de retomar mitos ancestrales y adaptarlos a nuevas realidades o incluso seguir el camino de la creación del mito para elaborar una narrativa nueva. Tal es el caso de The Tempest de William Shakespeare, que Coupe menciona como ejemplo de una narración mitopoiética que retoma los símbolos del mito de iniciación: We have included this last example, Shakespeare's play The Tempest (1611), to demonstrate that the mythic and the literary are not so far apart as is often supposed. Indeed, […] we will discover that “mythology”, the body of inherited myths in any culture, is an important element of literature, and that literature is a means of extending 4 “Traditional myth criticism portrays myths as true stories, as sacred narratives about the actions of the gods, as explicatory models or explanations of the origins of the universe. New World Myth, however, opposes this origin/ divine paradigm with one focused on beginning(s), on the historical. The narrators of the New World Myth flaunt the precariousness of their beginnings while alluding to histories, to narratives, and to the act of writing.” Vautier, New World Myth..., p. 6. 5 Said en Vautier, New World Myth, p.7. 6 Se toma en este caso la definición que sugiere Strambovsky en Myth and the Limits of Reason: “Mythopoeia conveys thought in intrinsically dramatic...cyphers. It communicates ideas as ‘conceptual feelings’... Mythopoeic conceptualization...serves as a class of modern rationality that preserves the constitutive independence of critical thinking and aesthetic, ethical and religious experience.” p. 83. 11 mythology. That is, literaryworks may be regarded as “mythopoeic”, tending to create or recreate certain narratives which human beings take to be crucial to their understanding of their world. Thus cultural and literary criticism may involve “mythography”, or the interpretation of myth, given that the mythic is an important dimension of cultural and literary experience. 7 La capacidad de la literatura que explica Coupe se ve reflejada en la construcción de la historia del Terror y el Erebus como parte del acervo nacional. La historia se construyó a partir del recuento real del acontecimiento y se complementó con los acentos poéticos de la literatura y el arte popular. En el presente trabajo, es importante señalar que en los casos donde se emplean los términos de “mito”, “mítico” o “mitopoiético”, es siempre con referencia a las dos anteriores concepciones de los mismos. La justificación del aspecto mitopoiético de la obra de Gwendolyn MacEwen ha sido tratada en diversos trabajos 8 pero no es el punto principal de éste ni se tomará dicho aspecto como toral para el análisis. Finalmente se buscará llegar a conclusiones sobre la identidad y la individualidad de la obra literaria, y se propondrá una definición de dicha dualidad. Cabe señalar que el objetivo del presente trabajo no es tratar de manera exhaustiva ni la tradición literaria canadiense, ni la obra de la poeta en cuestión, sino sugerir una dualidad existente como básica en el ideario canadiense y que se repite en la literatura; lo que se propone es sólo un ejemplo del dilema. La parte final de este trabajo y como anexo al mismo, corresponde a la traducción del poema, dado que el análisis de la obra culmina con un ejercicio profesional del área que cursé durante la carrera. Esta última parte se incluye como ilustración del trabajo de reflexión hecho previamente y no tiene más intención que la de enriquecer esta tesina. Es curioso cómo, a pesar de intentar trazar una línea que separe la literatura del quehacer cotidiano, a menudo se encuentran frente a frente como reflejo uno del otro. La 7 Lawrence Coupe, Myth, p.4. 8 Entre los ensayos y estudios sobre MacEwen que tocan la vena mítica y mística de la autora puede mencionarse a Frank Davey en “Gwendolyn MacEwen: The Secret of Alchemy”, a Ellen D. Warwick en “To Seek a Single Symetry” y a Jan Bartley en su libro Invocations: The Poetry and Prose of Gwendolyn MacEwen. 12 definición de la identidad canadiense, la pregunta preminente, planteada por Frye, ¿dónde es aquí?, que aparece una y otra vez en la ficción y en la poesía, encuentra un paralelo en esta dualidad de la ubicación, en lo excéntrico de una obra en un entorno y en la pertenencia de la misma obra a otro, que es a su vez circunscrito por el primero, como el juego de las cajas chinas o de los espejos sin fin. 13 14 Capítulo 1 La muerte por hielo: la expedición fallida de Franklin y su asimilación al imaginario de Canadá El primer paso en este análisis es explorar las posibilidades de la inserción de la historia de Franklin en la imaginación canadiense. Dadas las características geográficas y culturales de Canadá, nacida de tres culturas – la originaria, la francesa y la inglesa -, yuxtapuestas a veces, a veces en oposición, y colocada en un entorno geográfico que también presenta particularidades, ya que más de la mitad del territorio se distingue por ser casi inhabitable, es de esperarse que las historias contadas posteriormente a la colonización tengan por protagonistas a los pioneros europeos. Los primeros colonizadores franceses se establecieron en el nuevo territorio a principios del siglo XVII; un siglo de guerras por la posesión de las nuevas tierras entre franceses e ingleses retrasó en los colonos la posibilidad de asimilarse al entorno y el bagaje cultural y religioso de éstos hizo que los mitos de creación y fertilidad fueran por lo general innecesarios. Sin embargo, para estructurarse como nación, Canadá acude a historias de supervivencia y muerte, situaciones comunes del entorno. 9 Estas historias permitieron al colonizador o pionero asumirse como parte del nuevo territorio por el simple hecho de haber resistido, ya sea de manera individual o como grupo. La victoria de conquista que en los nacientes Estados Unidos de América se reflejaba en el proceso de asignación de territorios y dominio de los pobladores originales, en Canadá se cristalizaba en el simple hecho de sobrevivir. Basta recordar uno de los primeros diarios con calidad literaria, Roughing It in The Bush: or, Forest Life in Canada de Susanna Moodie para ilustrar la importancia de las historias de supervivencia. En su crónica, Moodie da cuenta de los retos de adaptación que se imponen para subsistir en Canadá. Para muestra, los versos de apertura del capítulo XX, “Dissapointed Hopes” presentan una analogía no sólo del estado mental del settler, sino de la 9 Roger Riendeau, A Brief History of Canada, pp. 68-74. 15 relación pionero-naturaleza. Stern Disappointment, in thy iron grasp The soul lies stricken. So the timid deer, Who feels the foul fangs of the felon wolf Clench'd in his throat, grown desperate for life, Turns on his foes, and battles with the fate That hems him in—and only yields in death. 10 La asimilación al territorio exigía una serie de historias sobre la llegada y “conquista” de la nueva nación. Para este tipo de relato, la figura más representativa para Canadá no es el guerrero ni el mago, sino el explorador. En Survival, Margaret Atwood señala la importancia de la figura del explorador en la literatura canadiense; de hecho, son dos figuras, el explorador y el colonizador, las que marcan los orígenes de Canadá: “There is a distinct archaeological motif in Canadian literature – unearthing the buried and forgotten past (…) in this country, when you’ve gone through a thin topsoil of immediate ancestors, what you hit will not be Richard the Third or the American or French Revolutions; it will probably be either a Settler or an Explorer”. 11 Un buen ejemplo de este aspecto es el caso de Franklin y su valiente tripulación. El capitán John Franklin pretendía, a mediados del siglo XIX, descubrir un pasaje intercontinental en el Polo Norte. El pasaje sería de gran beneficio económico para el imperio de Victoria al acortar los tiempos de viaje significativamente entre Asia y Europa. Para la expedición, los capitanes Franklin y Crozier tendrían lo más avanzado en tecnología, tanto en instrumentos de navegación y medición, en pertrechos, como en las mismas naves que tripularían: el Terror y el Erebus, de ominosos nombres. Los barcos contaban con sistemas de propulsión innovadores para el tiempo, así como un refuerzo en los cascos para eventualidades en el hielo. La expedición se anunciaba segura y con todos los augurios de 10 Susanna Moodie, Roughing in the Bush, p.114 11 Margaret Atwood, Survival, pp. 112-113. 16 éxito. 12 Después de partir de la bahía de Baffin, ni los barcos ni la tripulación volvieron a ser vistos jamás. Con pertrechos para tres años y contra todos los pronósticos, los oficiales y marineros murieron en el hielo después de haber encallado. El pasaje intercontinental fue encontrado posteriormente y hubo varias expediciones que durante años buscaron los restos de aquellos pioneros que probaron que la naturaleza, por lo general, no toma en cuenta las previsiones de los que intentan dominarla. La historia, un tanto paralela a la del otro desastre naval emblemático, el del Titanic, fue adoptada por el pueblo canadiense como leyenda y como narrativa nacional. La pregunta obligada, si se define lahistoria del Terror y el Erebus como representativa de Canadá sería: ¿qué aspecto de la cultura canadiense define? Una posible respuesta sería que el análisis de la historia colocaría a los muertos, consumidos por el espacio físico, en la posición de víctimas. Al mismo tiempo, hay varias vertientes que esto arroja: la lucha de los primeros habitantes contra la naturaleza, la destrucción física del hombre en el acto de exploración, la conciencia de la propia muerte en contraposición con una esperanza irracional, la redención del fracaso. Existen varios aspectos alrededor de la historia del Terror y el Erebus que saltan a la vista. La historia no narra un acontecimiento ocurrido a canadienses, que llevaban para ese momento ya buenos 200 años habitando el territorio, sino a recién llegados, británicos en su mayoría, que corrieron con la misma suerte que muchos de los primeros colonizadores. Este hecho también apunta hacia una de las constantes en el sentir del pueblo de Canadá: son eternos migrantes amando una tierra extraña y al mismo tiempo luchando contra ella. El protagonismo que se plantea en esta narrativa no es el heroísmo del mito griego en donde Perseo corta la cabeza de la Gorgona o donde Teseo mata al Minotauro y obtiene el 12 Owen Beattie y John Geiger, Frozen in Time, p. 42. 17 reino de su padre. El protagonismo que se narra en la historia de Franklin tiene que ver con la derrota y la muerte. Este aspecto también se relaciona, como lo menciona Atwood, con el papel del hombre en posición de supervivencia y con el triunfo de la naturaleza en la mayoría de los casos. El hecho de que los barcos hayan estado encallados durante tres años antes del triste desenlace de sus tripulantes, también ilustra en gran parte la “mentalidad de guarnición” o “garrison mentality” que espeta Frye, quien toma como ejemplo el mismo episodio para definir su término: A garrison is a closely knit and beleaguered society, and its moral and social values are unquestionable. (...) In such a society the Terror is not for the common enemy, even when the enemy is or seems victorious, as in the extermination of the Jesuit missionaries or the crew of Franklin. The real Terror comes when the individual feels himself becoming an individual, pulling away from the group, losing the sense of driving power that the group gives him... 13 Los marinos resisten los embates de la naturaleza y sucumben a ellos como grupo. Los únicos individuos que resaltan en el hecho son los que encabezan dicho grupo: Franklin y Crozier. Para Margaret Atwood, en su libro Strange Things, la importancia del incidente es dada por su cercanía con la experiencia canadiense con la naturaleza. Diversos poetas, y en especial el poco reconocido Robert W. Service, ven la nueva tierra como el émulo helado de la trampa exuberante que, en la antípoda, Quiroga presenta en sus cuentos: la naturaleza núbil, selvática, atractiva, casi irresistible y que, al mismo tiempo, conduce a una perdición ineludible. 14 La relación entre el explorador y el paisaje toma algunos aspectos del cliché isabelino de la nueva tierra como amante, entregada de lleno al explorador; para ejemplo, la Elegía XIX de Donne, “To his mistress going to bed”, ilustra con un elaborado conceit la relación entre la mujer y el territorio: Licence my roving hands and let them go Before, behind, between, above, below, O, my America, my newfound land, 13 Northrop Frye, The Bush Garden, p. 164. 14 Jorge Lafforgue, introducción a Los desterrados y otros textos, Editorial Castalia. Passim. 18 Best when with man hands manned. 15 En el fragmento del conocido poema, la comparación de la mujer con la nueva tierra deja ver la preeminencia del hombre sobre el territorio a descubrir, la (tierra) virgen que es tomada por el varón experimentado en las artes amatorias (o exploratorias). La experiencia de los exploradores y colonizadores europeos en Canadá es opuesta al cliché. El territorio, aunque femenino, no recibe con los brazos abiertos al explorador, y en lugar de las sinuosas playas de América Central y Sudamérica, los recién llegados encuentran a una hembra salvaje con garras, colmillos y un aliento gélido que eriza la piel. Service describe en buena parte de su poesía esa experiencia como la preponderante en las leyendas de la nación canadiense. En “The Spell of the Yukon”, por ejemplo, la atormentada voz poética narra su desencanto en el encuentro con una realidad inhóspita. The Spell of the Yukon (Fragments) I wanted the gold, and I sought it; I scrabbled and mucked like a slave. Was it famine or scurvy-I fought it; I hurled my youth into a grave. I wanted the gold, and I got it- Came out with a fortune last fall- Yet somehow life’s not what I thought it, And somehow the gold isn’t all. 16 En el poema, Service hace alusión a varios de los azotes que asolaban las expediciones al Polo. La falta de provisiones, el escorbuto y la debilidad, causada en muchos casos por el aislamiento, a menudo ocasionaban pérdidas humanas cuantiosas. Beattie y Geiger en su investigación Frozen in Time tocan el tema de manera somera y para enunciar los aspectos que ocasionaron el fracaso de la expedición de Franklin: Alongside the Franklin disaster, though, were numerous more routine exploration failures that, whilst lacking the sheer melancholic grandeur of the Franklin disaster, were just as frightful and inexorable. For one word appears time and again in their expedition narratives, a word that represents none of the usual suspects: neither ice traps, nor perpetual darkness, marauding polar bears nor the minus 50°F (-46°c) cold – but simply, “debility.” 17 15 John Donne, The Complete Poems of John Donne, “Elegy XIX. To his mistress going to bed”, p.78 16 Robert Service, The Best of Robert Service, p.1. 17 Beattie y Geiger, op.cit., p.19. 19 Regresando a “The Spell of the Yukon”, la voz poética, un gambusino desencantado por su experiencia en el hielo a pesar de haber encontrado lo que buscaba, destaca el sacrificio de la vida en el Ártico como insondable, incluso el oro que encontró no igualaba las penas y esfuerzos invertidos: The winter! the brightness that blinds you, The white land locked tight as a drum, The cold fear that follows and finds you, The silence that bludgeons you dumb. The snows that are older than history, The woods where the weird shadows slant; The stillness, the moonlight, the mystery, I’ve bade ‘em good-bye-but I can’t. La evidente desesperación de la voz poética es sólo una muestra de lo que Service traducía de las leyendas e historias que poblaban la imaginación canadiense hasta principios del siglo XX. La tierra marca rumbos inesperados e incontrolables para quien la habita, quien invariablemente en estos poemas, la sufre. Northrop Frye, por su parte, define una tendencia en la literatura canadiense en cuanto a su relación con la naturaleza, con el paisaje en toda su amplitud. Para Frye, el poeta canadiense aprehende su entorno como reflejo de una realidad moral cruda y descarnada: “And, above all, it [Canada] is a country in which nature makes a direct impression on the artist’s mind, an impression of its primeval lawlessness and moral nihilism, its indifference to the supreme value placed on life within human society, its faceless, mindless unconsciousness, which fosters life without benevolence and destroys it without malice”. 18 Para la cultura popular, la adopción de la desafortunada aventura de Franklin penetró finalmente en el imaginario y se impuso como ejemplo del explorador atrapado en la nueva tierra,desconocida, fascinante y mortal. La sonoridad del hecho trascendió el ámbito británico y se instaló de manera sólida en la imaginación canadiense. El destino del capitán inglés trasladó su origen, paradójicamente, al lugar de su muerte: al no ser encontrado, radica 18 Northrop Frye, op.cit., p. 148. 20 como fantasma, eternamente en el Ártico canadiense. Margaret Atwood lo explica en Strange Things: “As we know from other stories of mysterious vanishings at sea, those vanished have an odd quality of continued existence. Because Franklin was never really ‘found’, he continues to live on as a haunting presence; certainly in Canadian literature”. 19 Las primeras apariciones de la catástrofe del Terror y el Erebus fueron en el ámbito popular, en baladas. Es interesante notar que las primeras instancias del hecho dentro del arte popular surgieron, no en Gran Bretaña, sino en Estados Unidos, para después asimilarse en Canadá y retomarse en diversos niveles. La penetración en el imaginario, de hecho, se debe a dichas representaciones populares, tanto en el ámbito de la música como en el de la literatura y, finalmente, el de la pintura. En 1850, en el campo de la literatura, el caso se registra en la balada “A Ballad of Sir John Franklin” publicada en la Sartain’s Magazine, escrita por el diplomático y poeta estadounidense George Boker, quien ofrece una sentida narración en verso, salpicando la fallida expedición con matices heroicos. La balada muestra a un John Franklin decidido y confiado al principio del poema, partiendo a un destino pronosticado como fatal. O, WHITHER sail you, Sir John Franklin? Cried a whaler in Baffin’s Bay. To know if between the land and the pole I may find a broad sea-way. I charge you back, Sir John Franklin, As you would live and thrive; For between the land and the frozen pole No man may sail alive. But lightly laughed the stout Sir John, And spoke unto his men: Half England is wrong, if he be right; Bear off to westward then. 20 La reciente fiebre de exploración y conquista se refleja en la actitud del Franklin galante que desafía los malos augurios. El poema continúa en tono triunfal describiendo la expedición del 19 Margaret Atwood, Strange Things, p. 16. 20 George Henry Boker, “A Ballad of Sir John Franklin”, en Stedman, An American Anthology, pp.264-267. 21 mismo modo desafiante. La inmediata aparición del “little Esquimau” hace contraste con la figura que hasta el momento se ha tratado como imponente. El tratamiento despectivo dado al poblador ártico será fuente de una ironía dramática: el inuit aconseja a Franklin dejar los barcos y hacer la travesía a pie. O, whither sail you, brave Englishman? Cried the little Esquimau, Between your land and the polar star My goodly vessels go. Come down, if you would journey there, The little Indian said; And change your cloth for fur clothing, Your vessel for a sled. But lightly laughed the stout Sir John, And the crew laughed with him too:— A sailor to change from ship to sled, I ween, were something new. La ironía dramática del pasaje radica en la posterior catástrofe que, de haber seguido el consejo, se habría evitado. El poema continúa en tono triunfal, con un retrato del paisaje cediendo ante el marino, que nuevamente hace mofa de augurios y avisos: All through the long, long polar day, The vessels westward sped; And wherever the sail of Sir John was blown, The ice gave way and fled:— Gave way with many a hollow groan, And with many a surly roar, But it murmured and threatened on every side, And closed where he sailed before. Ho! see ye not, my merry men, The broad and open sea? Bethink ye what the whaler said, Think of the little Indian’s sled! The crew laughed out in glee. Los versos narran la manera en que la trampa se cierra tras los barcos de Franklin. A partir de la mitad de la balada las condiciones cambian y el tiempo corre haciendo estragos. La descripción de las condiciones extremas se externa en voz de los marinos: Sir John, Sir John, ’t is bitter cold, The scud drives on the breeze, The ice comes looming from the north, The very sunbeams freeze. 22 Bright summer goes, dark winter comes,— We cannot rule the year; But long are summer’s sun goes down, On yonder sea we ’ll steer. The dripping icebergs dipped and rose, And floundered down the gale; The ships were stayed, the yards were manned, And furled the useless sail. Al tiempo que el paisaje cobra importancia, las naves se presentan débiles e inútiles. El estribillo cambia, así como la figura de Franklin, ahora silencioso: The summer’s gone, the winter’s come,— We sail not on yonder sea: Why sail we not, Sir John Franklin?— A silent man was he. La repetición del estribillo ilustra la monotonía que se percibe en el dilema de Franklin y sus marinos. El capitán se ve confrontado con su burla de los augurios del ballenero y los consejos del “pequeño” indígena y se concreta la ironía: The summer goes, the winter comes,— We cannot rule the year: I ween we cannot rule the ways, Sir John, wherein we’d steer. The cruel ice came floating on, And closed beneath the lee, Till the thickening waters dashed no more: ’T was ice around, behind, before— My God! there is no sea! What think you of the whaler now? What of the Esquimau? A sled were better than a ship, To cruise through ice and snow. La balada hace referencia a las pasiones humanas que el simbólico encierro en el paisaje helado provoca. El sol que se oculta y que augura la larga oscuridad polar se describe de manera dramática, haciendo referencia a la aurora boreal que asaetea a las naves: Down sank the baleful crimson sun, The northern light came out, And glared upon the ice-bound ships, And shook its spears about. 23 The snow came down, storm breeding storm, And on the decks was laid, Till the weary sailor, sick at heart, Sank down beside his spade. Sir John, the night is black and long, The hissing wind is bleak, The hard, green ice as strong as death:— I prithee, Captain, speak! Los reclamos a Franklin se reciben con silencio y las voces de los marinos se refugian en una ciega esperanza. La burla ahora proviene de las paredes heladas que observan a los hombres desesperados: The night is neither bright nor short, The singing breeze is cold,— The ice is not so strong as hope, The heart of man is bold! What hope can scale this icy wall, High over the main flag-staff? Above the ridges the wolf and bear Look down, with a patient, settled stare, Look down on us and laugh. The summer went, the winter came,— We could not rule the year; But summer will melt the ice again, And open a path to the sunny main, Whereon our ships shall steer. La esperanza de que el hielo se derrita y permita el movimiento de los barcos se desvanece en una sola estrofa, en la que se sintetiza el paso de un año. Los marinos reciben la caridad de los inuits y reclaman ácidamente a Franklin por su ominoso destino: The winter went, the summer went, The winter came around; But the hard, green ice was strong as death, And the voice of hope sank to a breath, Yet caught at every sound. Hark! heard you not the noise of guns?— And there, and there, again? ’T is some uneasy iceberg’s roar, As he turns in the frozen main. Hurra! Hurra! the Esquimaux Across the ice-fields steal: God give them grace for their charity!— Ye pray for the silly seal. Sir John, where are the English fields, And where are the English trees, And where are the little English flowers 24 That open in the breeze?La voz de Franklin es escuchada para dar aliento a los marinos, proporcionando un aspecto de comparación con el paisaje polar. La descripción de las añoradas praderas inglesas contrasta con la realidad que narra el poema: Be still, be still, my brave sailors! You shall see the fields again, And smell the scent of the opening flowers, The grass, and the waving grain. Oh! when shall I see my orphan child? My Mary waits for me. Oh! when shall I see my old mother, And pray at her trembling knee? Be still, be still, my brave sailors! Think not such thoughts again. But a tear froze slowly on his cheek: He thought of Lady Jane. El reclamo del marino, del mismo modo que la añoranza del hogar, coloca a Franklin en la posición de su tripulación. El poema, sin embargo, retoma el tono heroico en las últimas estrofas, en las que el coro de la afligida tripulación loa al capitán que los llevó a la muerte: ’T was cruel, Sir John, to send us here, So far from help or home, To starve and freeze on this lonely sea: I ween the lords of the Admiralty Would rather send than come. Oh! whether we starve to death alone, Or sail to our own country, We have done what man has never done— The truth is founded, the secret won— We passed the Northern Sea. La balada, la primera registrada que hablara sobre el tema, exhibía más los detalles mórbidos de la historia que la interpretación o elevación del hecho a un nivel de narración legendaria. El tema trascendió el ámbito periodístico y literario. En el caso de la música popular, Atwood, en su conferencia sobre Franklin, presenta como primer ejemplo la balada del dominio público “Lord Franklin”. Tal vez por el hecho de que el capitán Francis Crozier era oriundo de Irlanda del Norte, la balada se rescata en la tradición de la balada irlandesa. En la canción, es innegable la estatura que Franklin había tomado para los ingleses y que tomaría 25 posteriormente para los canadienses. El tono de la balada, melancólico y reminiscente, ofrece una visión muy distinta al poema previo. Aquí, la voz poética observa la catástrofe desde un punto de vista empático, como otro marino que recuerda el episodio: We were homeward bound one night on the deep Swinging in my hammock I fell asleep I dreamed a dream and I thought it true Concerning Franklin and his gallant crew 21 Otra diferencia marcada entre los dos tratamientos del hecho histórico es el manejo del misterio de la desaparición de los barcos. En la balada de Boker, el destino de las naves no tiene relevancia, mientras que en “Lord Franklin”, es un aspecto central. Este hecho marca un fenómeno sobrenatural que encaja con la leyenda: Through cruel hardships they vainly strove Their ships on mountains of ice were drove Only the Eskimo with his skin canoe Was the only one that ever came through In Baffin's Bay where the whale fish blow The fate of Franklin no man may know The fate of Franklin no tongue can tell El punto de vista influye en el tratamiento del episodio. Aunque la canción confluye con la balada de Boker en el uso de los marinos como coro para las acciones, en la primera se da un recuento cercano de los sufrimientos de la tripulación, sin convertir a Franklin en chivo expiatorio: Lord Franklin alone with his sailors do dwell And now my burden it gives me pain For my long-lost Franklin I would cross the main Ten thousand pounds I would freely give To know on earth, that my Franklin do live. (To know Lord Franklin and where he is.) Con base en los anteriores ejemplos, es posible colocar la historia del Terror y el Erebus dentro de la categorización propuesta por Margaret Atwood en su obra Survival, de manera que pueda explicarse su asimilación al imaginario canadiense. La confrontación del explorador con la naturaleza es explicada en el texto como endémica en el caso de los 21 Dominio público, en Atwood, Strange Things, p.35. 26 escritores canadienses y, hasta cierto punto, relacionada con la pregunta que se establece en la introducción de este estudio: “Exploration” is a recurring motif in Canadian literature for reasons that I believe are not unconnected with the “Where is here” dilemma; that is, if a writer feels himself living in a place whose shape is unclear to him, a “world but scarcely uttered,” to quote A.M. Klein’s “Portrait of the Poet as Landscape,” one of his impulses will be to explore it, another will be to name it. 22 El destino ominoso de dicho encuentro con el paisaje es a menudo la muerte de acuerdo a la visión de Atwood, lo que otorga dramatismo y cubre con un halo de melancolía a los personajes. En su análisis, la escritora marca, con un tono harto irónico, una tendencia hacia la “victimización” dentro de estos escenarios, dada una intención de inmortalidad personal: “Man wills his role as victim because this completes for him a Universe-as-hostile pattern, and at this point the pattern becomes self-perpetuating”. 23 El papel de víctima implica en sí mismo una posición de poder y, a pesar de haber fallado en la dominación, se perpetúa la memoria, obteniendo así una victoria pírrica sobre el paisaje. La situación de los barcos de Franklin y Crozier no sólo consigue una palmada de condolencia por parte de las nuevas generaciones, sino que queda grabada como emblema para aquellos que sobrevivieron y se perpetuaron en esas tierras. Es representativo de Canadá que estas historias de sufrimiento sin más recompensa que la sobrevivencia, y de aquellas en que el protagonista encuentra la muerte, empapen la historia nacional. Es posible que esta tendencia permita elaborar una historia legendaria con aplicación funcional para diversos comportamientos, por ejemplo, la necesidad de explicar el entorno y la perenne cuestión sobre la ubicación física y temporal del espacio geográfico. 24 22 Margaret Atwood, Survival, p. 114. 23 Ibid. p. 62. 24 Noah Richler, This is my country..., p.269. 27 La historia de Franklin y su tragedia se revelan como el epítome de la experiencia de exploración fallida en Canadá, de ahí su importancia para el imaginario. El número de muertes en la expedición supera cualquier otra historia parecida, incluyendo la del capitán Scott en la Antártida e incluso la del Titanic, dada la crudeza de la experiencia del Terror y el Erebus. Las representaciones de la tragedia en diversos ámbitos dan cuenta de factores comunes: las baladas se acogen a la piedad por los sobrevivientes, las viudas y los huérfanos, así como al destino de los marinos moribundos. La poesía de los siglos XX y XXI se inclinará por el aspecto irónico y simbólico del episodio. Uno de los máximos poetas canadienses del siglo XX, E.J. Pratt, conocido por sus temas esencialmente sobre la lucha con el paisaje y la muerte, escribe un esbozo sobre Franklin que no concluye, mientras que Al Purdy señala las ironías en el sacrificio del Terror y el Erebus. I.S MacLaren, académico de la Universidad de Alberta, despliega un recuento histórico de la poesía escrita sobre el Pasaje Noroeste en su ensayo “Tracing One Discontinuous Line through the Poetry of the Northwest Passage”, 25 en el que además toca de manera crítica el trabajo de poetas como Al Purdy y Gwendolyn MacEwen sobre Franklin. En la completa investigación de MacLaren es posible situar que el tema del Pasaje Noroeste en sí mismo es ubicuo en Canadá desde su primera exploración a mediados del siglo XVII. No obstante, es evidente que la proliferación del tema en el arte surge a partir de la expedición fallida de Franklin. Se registran tres obras escritas sobre el Pasaje desde 1633: Strange and Dangerovs (sic) Voyage de Thomas James (1633), dela cual se dice sirvió de inspiración para “The Ballad of the Ancient Mariner” de Coleridge; “Farewell Address, spoken at the close of the Theatre Royal, New Georgia, March 16th 1820” de Cyrus Wakeham, tripulante de una de las naves de Parry en su expedición de 1819-1820, en la que se instauraron actividades 25 http://canadianpoetry.org/volumes/vol39/MacLaren.html 28 culturales para sobrellevar el largo invierno ártico; y “Recollections” de George Back, sobre la expedición por tierra realizada por Franklin en 1819. A partir de la desaparición de Franklin en 1847, tanto la cultura popular como las artes toman el Pasaje Noroeste como entidad mítica y regresan a él por medio de baladas, poemas, obras de teatro, novelas, pinturas. Invariablemente puede encontrarse a Franklin en obras que tienen como tema central al Pasaje. En cuanto al arte gráfico, los grabados y las pinturas realzan la magnitud de las naves y la confrontación con la naturaleza indómita. Las tempestades y los paisajes cavernosos rodean los dos barcos, que se retratan de dimensiones titánicas y que, sin embargo, se ven sometidos a fuerzas más poderosas que ellos. La imagen del Terror y el Erebus atrapados tres años en el hielo se relaciona con Prometeo atado a la roca y devorado por aves de rapiña por toda la eternidad; el castigo de descubrir es la destrucción inmanente al transgresor. Los grabados y pinturas del hecho reflejan su impacto tanto en el imperio como fuera de éste y explican su posterior asimilación como leyenda. De manera paralela a la evolución de la tradición literaria acerca del hecho, la pintura también surge a partir de las observaciones de los propios exploradores británicos. Para Ian MacLaren los conceptos que los primeros artistas mantenían al observar las tierras polares eran dos principalmente: lo sublime y lo pintoresco. “In the case of the nineteenth-century British explorer in the Arctic, the known schemata for representing nature in prose and pictures were the Sublime and the Picturesque. They would permit him, figuratively speaking, to draw aesthetic maps of the Arctic that other Britons could read sensibly”. 26 La idea principal de los primeros en retratar el destino del Terror y el Erebus coincidía con la preocupación básica canadiense: situarse en espacio y tiempo. Lo anterior explica que las primeras expresiones pictóricas del acontecimiento hayan 26 Ian MacLaren, “The Aesthetic Map of the North, 1845-1859”, p. 89. 29 sido hechas por artistas menores, oficiales de la tripulación en buena parte y en menor proporción anónimos, para ser utilizadas en gacetas. En general, los grabados y óleos sobre los barcos y la expedición de Franklin pueden situarse en dos vertientes que coinciden de alguna manera con las propuestas por MacLaren: el movimiento y la estática. Los primeros grabados y óleos dedicados al Terror y el Erebus se sitúan directamente en la tradición romántica europea, con clara influencia de grandes maestros cuyas inclinaciones temáticas incluían escenas marítimas. 27 Los primeros grabados del Terror y el Erebus se deben a expediciones previas de éstos, comandados en primera instancia por el capitán John Ross en una expedición a la Antártida. El grabado que se muestra abajo se atribuye al Capitán John Edward Davis, y retrata a las naves en dicha expedición en 1842. En general, el grabado expone a ambos barcos, en primer y segundo plano en un mar habitado por icebergs, navegando precariamente entre estos. Capitán John Edward Davis. H.M. Ships Erebus and Terror, January 20th 1842, in Latitude 66°.37' South, Longitude 159°.48' West. http://www.christies.com/lotfinder/lot/captain-john-edward-davis-rn-hm-ships-4784323 details.aspx?pos=8&intObjectID=4784323&sid=&page=10 La intención del grabado parece ser retratar el peligro y las severas condiciones que enfrentan los barcos. Un ejemplo posterior con características similares es el que ofrece otro artista 27 Turner y Aivazovski, por ejemplo, dedican buena parte de su obra – si no toda, como el caso del segundo – al retrato de escenas navales. http://www.christies.com/lotfinder/lot/captain-john-edward-davis-rn-hm-ships-4784323%20details.aspx?pos=8&intObjectID=4784323&sid=&page=10 http://www.christies.com/lotfinder/lot/captain-john-edward-davis-rn-hm-ships-4784323%20details.aspx?pos=8&intObjectID=4784323&sid=&page=10 30 menor, el Reverendo Thomas Milner, con el grabado “Erebus and Terror in the Pack Ice.” de 1880. El grabado propiamente retrata los barcos en la expedición fallida de Franklin. Las características son muy similares a las del grabado de Davis: el dinamismo se consigue por la posición asimétrica de los elementos, mientras que el escenario, un mar enfurecido con los amenazadores icebergs alrededor, otorga dramatismo a la obra. Rev. Thomas Milner, 'Erebus' and 'Terror' in the Pack Ice (grabado), de The Gallery of Geography, c.1880. http://www.bridgemanart.com/asset/188565/English-School-19th-century/'Erebus'-and-'Terror'-in-the-Pack-Ice-from-'The- G?search_context={"url":"\/search\/category\/Po Para MacLaren, la tendencia hacia “lo sublime” se ejemplifica con este contraste entre creación humana y paisaje: The Sublime referred to the geography of vastness – vast open space whose dimensions defy definition or even imagination. Open stretches of ocean or prairie, perilous mountain peaks or abysses, thunderstorms or tornadoes - nature in its extreme habits threatening human welfare and inspiring fear and wonder - were regarded as the sublime qualities of the external world. 28 Se puede apreciar que en ambas obras el tema principal es un movimiento que implica riesgo y la confrontación con una naturaleza indómita e imponente. Como contraste, es posible observar otras dos obras que aluden a la falta de movimiento, o a la serenidad del mismo. La primera es del pintor belga François Etienne Musin, quien retrata al Erebus atascado en el hielo en 1846. MacLaren resalta esta característica como contrastante del concepto de “lo pintoresco” en el imaginario europeo. 28 Ibid, p. 90 http://www.bridgemanart.com/asset/188565/English-School-19th-century/'Erebus'-and-'Terror'-in-the-Pack-Ice-from-'The-G?search_context=%7b%22url%22:%22//search//category//Po http://www.bridgemanart.com/asset/188565/English-School-19th-century/'Erebus'-and-'Terror'-in-the-Pack-Ice-from-'The-G?search_context=%7b%22url%22:%22//search//category//Po 31 “For all the picturesque description of arctic scenes that former voyagers had reaped, the British public still saw the region as the frozen continent and, at least imaginatively and aesthetically, if not scientifically, located it, as Milton had (MacLaren, 1984b), somewhere on the far side of hell”. 29 François Etienne Musin, HMS 'Erebus' in the Ice, 1846, c.1850, National Maritime Museum, Greenwich, UK. http://www.bbc.co.uk/arts/yourpaintings/paintings/hms-erebus-in-the-ice-1846-175175. El óleo presenta a la tripulación en movimiento, llevando a cabo tareas en el hielo. Esta tendencia al movimiento puede ser común a las obras previamente analizadas, dada la época de la obra. La segunda obra pertenece a un artista canadiense del siglo XX, J. Franklin Wright. J. Franklin Wright, HMS Erebus &Terror in search of the Northwest Passage. http://es.scribd.com/doc/64520782/Tall-Ship- 29 Ibid, p. 92. http://es.scribd.com/doc/64520782/Tall-Ship-Paintings-by-J-Franklin-Wright-free 32 Paintings-by-J-Franklin-Wright-freeEl óleo, al contrario que los anteriores, destaca por un tratamiento realista del tema, retratando los barcos en un paisaje en el que resaltan éstos y donde predomina la serenidad de las aguas reforzada por la luz de la que la pintura está dotada. Las pinturas que tratan la suerte de los marinos son aún más dramáticas y se centran en los momentos mórbidos, de confrontación con el medio ambiente. En primera instancia, el óleo del artista austro-húngaro Julius von Payer titulado “Starvation's Cove” presenta a parte de la tripulación de Crozier moribunda y a merced de los depredadores en el hielo. Julius von Payer, Starvation Cove, 1897. http://www.geographical.co.uk/Magazine/Fury_to_Terror_Mar08.html La composición de la pintura ofrece un ambiente desolador, descompuesto y sórdido en donde el destino de los pocos sobrevivientes es incierto. El aspecto mórbido del óleo se repite en un trabajo previo de W. Thomas Smith, en el que se retrata la muerte de Franklin en el hielo. La composición, similar a la anterior, privilegia el uso de luz sobre la solidez de los cuerpos tendidos en la nieve. Nuevamente, el aspecto de destrucción y desolación es el que priva en el cuadro. http://es.scribd.com/doc/64520782/Tall-Ship-Paintings-by-J-Franklin-Wright-free http://www.geographical.co.uk/Magazine/Fury_to_Terror_Mar08.html 33 W. Thomas Smith, Sir John Franklin dying by his boat during the North-West Passage expedition of HMS Erebus and Terror, 1895. http://prints.rmg.co.uk/image/330195/w-thomas-smith-sir-john-franklin-dying-by-his-boat-during-the-north-west- passage-expedition-of-hms-erebus-and-terror. La profusión de obras con temáticas relacionadas con el episodio de Franklin permite ver el impacto que éste tuvo en la visión europea y adelanta la posibilidad de que el mismo movimiento haya ocurrido en Canadá, con las variaciones percibidas en las obras anteriores. Es notable el paralelo que guardan la pintura, la poesía y la música que toman como tema central la exploración y en especial la tragedia del Terror y el Erebus. Las visiones de los exploradores y escritores contemporáneos del suceso, que constituyen los primeros acercamientos al Polo, contrastan desde muchos ángulos con las apreciaciones de los artistas que les seguirían ya en el siglo XX. El tema, sin embargo, la motivación que MacLaren apunta en su artículo, esta propensión a hacer mapas siempre con tintes poéticos, es la que también señala Noah Richler, citando a Robert Bringhurst: “Maps, I suggested to Bringhurst, were the first stories. ‘No, he said, correcting me, stories are the first maps’”. 30 La relación bilateral que enuncia Richler puede observarse también en el proceso de asimilación de la historia de Franklin a Canadá. El Pasaje Noroeste se hace leyenda por medio de las primeras narraciones de su búsqueda y culmina con el advenimiento de Franklin como célebre fantasma. El Pasaje existía, igual de imponente, con James y con Parry, sin 30 Noah Richler, op.cit., p. 50. http://prints.rmg.co.uk/image/330195/w-thomas-smith-sir-john-franklin-dying-by-his-boat-during-the-north-west-passage-expedition-of-hms-erebus-and-terror http://prints.rmg.co.uk/image/330195/w-thomas-smith-sir-john-franklin-dying-by-his-boat-during-the-north-west-passage-expedition-of-hms-erebus-and-terror 34 embargo no es hasta que ocurre la catástrofe que adquiere un nivel mítico. Las experiencias anteriores a Franklin coincidían más con las narrativas imperiales de éxito, mientras que la tragedia del Terror y el Erebus se sitúa firmemente dentro de las historias locales de mera supervivencia o de muerte. Al trazar la línea que representa la producción literaria sobre Franklin, es inevitable acudir a la obra de radio en verso escrita por Gwendolyn MacEwen en los años 60. La obra de MacEwen, escrita como parte de una larga serie de programas llamada Anthology de la CBC, contiene dos aspectos que la sitúan en una posición similar a la de la propia historia de Franklin: es escrita por una autora canadiense cuyos intereses radicaban en países y tiempos lejanos y al mismo tiempo es una de las representaciones más claras de la tragedia como eminentemente canadiense. El acercamiento de MacEwen a la tragedia de Franklin es notable no sólo por la frescura que impone a la visión de un episodio ya enraizado, sino por el manejo de dos niveles de narración, de dos espacios de conciencia que se analizarán en el capítulo subsecuente. En cuanto a la tragedia del Terror y el Erebus en el imaginario canadiense, es posible concluir que la perfecta asimilación del episodio se debe no sólo a su similitud con la experiencia de los primeros colonizadores, sino que el simbolismo del hecho se inserta profundamente en varios ámbitos de la experiencia canadiense. El primero de estos estratos es el de la relación con una naturaleza difícil o imposible de domesticar; Franklin representa al hombre que decide adentrarse en el espacio inclemente del Polo, tal como los primeros exploradores lo hicieron en su momento. El segundo plano en el que se puede encontrar coincidencia es en el de la trampa que juega la geografía, en la eterna desorientación de quien vive en el “último lugar habitable”, como lo expresa Richler en su mapa literario canadiense This is my country, what is yours? El último aspecto que se representa con Franklin se deja ver en una de las líneas del que se ha considerado el “nuevo himno canadiense”, escrito por 35 Stan Rogers en la década de los 80: Ah for just one time I would take the North-west Passage To find the hand of Franklin reaching for the Beaufort Sea Tracing one warm line through a land so wide and savage And make a North-west Passage to the sea. 31 Trazar una cálida línea para crear el Pasaje Noroeste es lo que parece que cada canadiense hace en su entorno, un entorno que más que geográfico se concibe como ficcional o, en términos más exactos, como poético. 31 Stan Rogers, “The Northwest Passage” in MacLaren, “Tracing one discontinuous…”, p.24. 36 Capítulo 2 Terror and Erebus: La asimilación de la tragedia de Franklin en la obra de Gwendolyn MacEwen En el capítulo anterior de este trabajo se vio el proceso de asimilación de la tragedia del Terror y el Erebus a la tradición cultural de Canadá. En el presente capítulo se propone analizar un fenómeno que mantiene una similitud con el proceso anterior, aunque en una esfera particular: la asimilación del acontecimiento en la obra de Gwendolyn MacEwen, poeta canadiense con una declarada vena mística, alejada en mucho de los intereses nacionalistas del Canadá de los años 60. Gwendolyn MacEwen hace su carrera literaria como poeta en Canadá en la década de 1960, cuando los temas principales tanto de la literatura como de la política, como menciona William H. New en A History of Canadian Literature, eran la región, el género y la etnicidad. 32 Dentro de la explosión de autores que hablaban de cuestiones relacionadas con la situación geográfica, el poscolonialismo y la autodefinición – Atwood, Purdy, Lee, Cohen – MacEwen entra en la escena literaria canadiense con un halo de misterio. Sus intereses se alejaban de las preocupaciones aparentemente comunes de su generación. Las críticas a sus obras y presentaciones ilustran en mucho la recepción de la poeta ante la crítica. George Bowering percibe a la Gwendolyn MacEwen de 1962 aún ligada a Milton Acorn y sin embargo destaca sus características particulares: The wife of poet Milton Acorn, Miss MacEwen has nevertheless escaped the instinctual proselytizing of the middle Toronto group, and already writes better poetry than does her husband.Ezra Pound said poetry begins to atrophy when it gets too far from music. Miss MacEwen's strikes as competent ‘scored’ music. Unfortunately it is often difficult to make out what she is singing about. 33 32 “Ethnicity, region, gender: these three issues stood behind many a resistance movement. All fastened on language as a means of redefining the parameters of power and the character of available history. They marked the literature of the quarter of century between 1960 and 1985.” William H. New, A history of Canadian Literature. 2003, p.204. 33 Canadian Literature No. 13, p. 67. 37 Bowering ensalza a MacEwen por sus imágenes “jóvenes, femeninas y surrealistas” 34 . Es evidente en la cita, sin embargo, que las temáticas que MacEwen decidió manejar trascendían la escena literaria canadiense del momento. La poética de MacEwen se ha definido como sensual, mística, feminista y mitopoiética, 35 pero jamás como nacionalista. La pregunta que esto provoca al confrontarse con su obra para radio en verso Terror and Erebus es: ¿por qué tomar un tema tan enraizado en la tradición canadiense? La intención de este capítulo es situar dentro de Terror and Erebus los puntos comunes del poema con la tradición y las características que evidencian los intereses de la poeta y que colocan la obra de radio en el corpus de su obra. En 1971, Gwendolyn MacEwen definió uno de sus intereses literarios en una frase que ha sido citada en diversos trabajos acerca de su obra: In my poetry I am concerned with finding the relationships between what we call the “real” world and that other world which consists of dream, fantasy and myth. I’ve never felt that these “two worlds” are as separate as one might think, and in fact my poetry as well as my life seems to occupy a place—you might call it a kind of no-man’s land— between the two. 36 Los paisajes que la poeta utiliza como marco para la mayor parte de su obra son lejanos y arcaicos: el Egipto de los faraones, la Grecia clásica, los desiertos del Medio Oriente, Europa en la Segunda Guerra Mundial; MacEwen no pisa el terreno canadiense más que para explorar el lado místico, inmaterial. Las ocasiones en las que toma lugares en Canadá como escenario de su poesía, siempre son en el mundo doméstico, el interior del hogar, como en “Breakfast for Barbarians”, donde convoca a legendarias comilonas de letras y conceptos. En Terror and Erebus, sin embargo, MacEwen toma la esencia de la literatura canadiense como la describe Atwood en Survival y la desarrolla de una forma peculiar, de tal modo que logra hacerla propia y alejarla del cliché. La obra para radio en verso 37 se vale de 34 Idem. 35 Rosemary Sullivan, Shadow Maker: The Life of Gwendolyn MacEwen. p. 237. 36 Jan Bartley, Gwendolyn MacEwen and her works, pp. 1-2. 37 Aunque Terror and Erebus es de hecho una obra radiofónica en verso, puede ser considerada poema dadas dos características principales: fue escrita en verso y actualmente aparece publicada en diversas antologías, por lo 38 esta tradición que se centra en la lucha contra el paisaje para llevar a los personajes a un estrato de misticismo y mito en donde la autora se encuentra en terreno propio. Los recursos que MacEwen utiliza para la obra son efectivos para situar la leyenda en el imaginario de Canadá, no sólo por medio de la representación del paisaje, sino por el tratamiento de diversos temas que empapan la idiosincrasia del canadiense: la lucha contra la naturaleza, la preocupación sobre la situación geográfica, la preeminencia de la memoria. Es en este sentido que se inicia el análisis de la obra, con el fin de situar la mano de MacEwen en la reinvención del acontecimiento histórico. Terror and Erebus abre con una entrada de bitácora. La voz de Knut Rasmussen, explorador de la zona polar que recorrió el pasaje Noroeste en trineo y estudió y convivió con muchas de las tribus inuits que habitan el territorio, se presta para hablar de la catástrofe. El empleo de la voz de un explorador experimentado conlleva una cierta ironía, sobre todo cuando los personajes centrales son exploradores que murieron en la búsqueda infructuosa del mismo territorio que encuentra con éxito la voz poética. Rasmussen toma el papel de coro a lo largo de la obra: responde a las diversas quejas de los personajes, ironiza y da información precisa para el desarrollo de la historia. A pesar de que el tono irónico no es perceptible desde la primera estrofa del poema, éste va construyendo un ritmo continuo a lo largo de la lectura con diversas ironías en los monólogos de los personajes. Desde el inicio, MacEwen crea un vínculo entre la geografía y el destino final del hombre: la muerte. Rasmussen parece trazar un paralelo entre el destino geográfico al que llega y el destino final del hombre, al que Franklin y su tripulación llegaron cien años antes de la narración: King William Island… latitude unmentionable. But I’m not the first here. They preceded me, they marked the way general junto con poemas de la autora. Para el presente estudio, utilizaré invariablemente ambas nomenclaturas - obra de radio o poema - para recordar el origen de Terror and Erebus. No obstante, este análisis no incluye las incidencias auditivas o de recepción por parte del auditorio. 39 with bones White as the ice is, whiter maybe, The white of death, of purity… 38 El sitio desde donde Rasmussen narra la historia se revela como el espacio en el que confluyen dos mundos, dos zonas de la percepción: el Ártico y la muerte, la realidad del mundo tangible y la geografía de un mundo imaginario, creado, inexistente; el mundo de la propia obra literaria, en la que los muertos vagan, hablan, reviven sus calvarios personales y las imágenes abismales de la derrota y la fragilidad humanas ante la hostilidad de la tierra. 39 El escenario es participante omnipresente a lo largo de la obra. Es por esto que el principal recurso poético que utiliza MacEwen en su poema es la prosopopeya. Por medio de ésta, el frío, el tiempo y la tierra inhóspita toman personalidad, tornándose en los antagonistas y verdugos de los frágiles seres humanos. El hielo se convierte en una masa proteica, que cambia a medida que avanza la obra. La preponderancia del paisaje ya se ha visto en la obra de Service mencionada en el capítulo 1. La diferencia entre MacEwen y los anteriores poetas es que los exploradores presentan, en un segundo nivel de lectura, una búsqueda diferente a la narrada en la historia. El giro en el relato radica en la transformación que MacEwen logra del cliché canadiense de la muerte en el hielo. La búsqueda que la poeta plantea es introspectiva y el espacio donde habitan estos atormentados fantasmas es la propia imaginación. En el poema, el mismo Rassmussen toca el plano de la imaginación para sugerir que el Pasaje Noroeste, inexistente tal vez, fue creado por la voluntad y obstinación de Franklin: Land masses moved in relation to you – As though you created the Passage 38 MacEwen, Terror and Erebus, p. 39. Utilizo para este texto el poema contenido en el libro The Selected Gwendolyn MacEwen, referido en la bibliografía. En adelante citaré el número de página entre paréntesis y los números de líneas después del número de página. 39 “A diferencia de una narración de acontecimientos, determinada en gran medida por las relaciones lógicas y cronológicas que se establecen en la selección misma de los incidentes anarrar, y que en principio delimitan, al preorganizarlo, el proceso narrativo, la descripción del espacio diegético se enfrenta a contracorriente con el problema de significar lo simultáneo, y lo sensorial, particularmente lo visual, con medios esencialmente temporales.” Luz Aurora Pimentel, El relato en perspectiva, p. 25. 40 By willing it to be. (40; 34-37) El principio del poema constituye una loa al explorador muerto y da a éste la estatura de demiurgo. Franklin aparece como paralelo de la propia geografía del Polo. El reflejo del cosmos y microcosmos es claro en versos como: The earth insists There is but one geography, but then There is another still – The complex, crushed geography of men. (40; 29-32) MacEwen propone con estos versos tratar al hombre como territorio y evocar la geografía como personalidad, es decir, invertir la naturaleza de los elementos protagónicos. Este doble tratamiento de los dos principales constituyentes del poema, exploradores y paisaje, marcará una constante a lo largo de la obra y podría relacionarse con el fin último de la poeta: poner en evidencia la articulación entre historia y mito. La voz poética de Franklin se presenta como la de un hombre atormentado por la culpa y por la obsesión del fracaso debido a errores de apreciación. De hecho, su primer parlamento reflexiona sobre la inmovilidad y las trampas de la percepción. Del mismo modo en que Rasmussen había insertado los espacios suprareales de la imaginación y la memoria, Franklin acude a la locura como dimensión alternativa. El uso de la analogía del espacio helado con los cuartos acojinados de los manicomios permite al personaje externar un estado de la mente, común en ambos espacios: la ansiedad. I brought them here, a hundred and twenty-nine men, Led them into this bottleneck, This white asylum. I chose the wrong channel and The ice folded in around us, Gnashing its jaws, folded in around us … (41; 65-71) La imagen evidencia la pequeñez humana y la futilidad de los esfuerzos en la pelea contra la naturaleza. Esta comparación del hombre con el cosmos es utilizada en otras obras de la poeta de modo similar. MacEwen señala constantemente el contraste entre lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño, tomando la figura del hombre en ambos extremos. En otro 41 de sus poemas, “Nicolayev and Popovich…”, ilustra: all orbits complement the logic we derive from eggshell symmetry of satellites or sweet concentric circles of crumbs and insects on a cosmic tablecloth; 40 La caminata espacial de los astronautas rusos que dan título al poema sirve de pretexto a MacEwen para hacer la comparación entre el cosmos y el microcosmos. El hombre en Terror and Erebus es puesto indistintamente en ambas estaturas, en la cósmica, como demiurgo capaz de crear estrechos, y en la microscópica, como hormigas que caminan sobre un peine vuelto de revés. It’s the white teeth Of a giant saw, and men crawl through it Like ants through an upright comb. (47; 186-189) En Terror and Erebus, el fracaso de la expedición es representativo de la lucha entre las dos fuerzas que retrata MacEwen: la voluntad humana y la preeminencia del paisaje. En el poema, la precaria existencia de los náufragos ilustra el término “supervivencia”. La lucha por mantenerse vivo y cuerdo es parte integral del discurso de los personajes, que intentan definir el espacio esencialmente proteico con conceptos tangibles, con imágenes conocidas. La extensión de hielo se convierte en prisión, en el estrecho abrazo de una tierra que asfixia: the ice clamps and will not open. For a year it has not opened Though we bash against it Like lunatics at padded walls. (41; 72-75) Atwood menciona en Survival otro tipo de confrontación con la naturaleza, que es posible encontrar patente en la cita anterior de Terror and Erebus: la locura por alienación. “Water and snow, then, are the usual implements, though there’s another, more indirect way of doing it a 40 MacEwen, Magic Animals, p.20. 42 character: Death by Bushing, in which a character isolated in Nature goes crazy.” 41 Ni Franklin ni Crozier se alienan mentalmente – aunque sí físicamente – a lo largo de la obra. De hecho, mantienen una dolorosa conciencia incluso en los momentos climáticos. Sin embargo, MacEwen utiliza continuamente la imagen del manicomio para expresar la total falta de adecuación o de comprensión del medio en el que se encuentran: Nothing but to sit out the darkness, The second sterile year, and wait for spring And pray the straits would crack Open, and the dash begin again; Pray you could drive the ships Through the yielding, melting floes, (42; 87-93) La esterilidad de la tierra helada se identifica con la espera inútil y con la desesperanza. La oscuridad se presenta de manera siniestra: es la condición que se tiene que afrontar y se relaciona con la misma falta de comprensión del entorno. El último parlamento de Franklin regresa a las premisas de las primeras líneas del poema: el hombre cree y, por creer, crea. La obsesión por la existencia de un orden natural se evidencia; la necesidad de la comprensión de situaciones extremas como la muerte inminente o el aislamiento reclama ser incluida en un esquema conocido. El miedo al otro lleva a su negación: 42 I may have to send men on foot To where the passage is, To prove it, to prove it is there, That Simpson joins Victoria, That there is a meaning, a pattern imposed on this chaos, A conjunction of waters, a kind of meaning Even here, even in this place…(43; 118-126) Franklin cierra su discurso con un voto de fe en la lógica natural, en el orden dentro del caos. El discurso es también vehículo para retomar la premisa de MacEwen. La conjunción de las 41 Atwood, Survival, p. 55. 42 El otro se identifica con el dominado, es decir, la posición del otro será siempre inferior a la del sujeto. “The Symbolic Other is a “transcendent or absolute pole of address, summoned each time that the subject speaks to another subject” (Boons-Grafé 1992: 298). Ashcroft, Griffiths y Tiffin, Post-Colonial Studies:The Key Concepts, p. 170. 43 dos aguas, el orden y el caos, representan a su vez las dos dimensiones que son objetivo de su trabajo poético: la historia y el mito. Franklin personifica la estática dentro del poema; Crozier representa el movimiento. La primera parte del poema, que se enfoca en los pensamientos de Franklin, en sus culpas y en su doble papel de víctima/victimario, se distingue por la inmovilidad. Los barcos estáticos, en la miseria de la enfermedad, se enclavan en el paisaje también sin cambio, sin estaciones, sin movimiento. En contraste, Crozier viene a iniciar una cinética que, al final, llevará a una conclusión casi inmediata: la muerte. A pesar de parecer una flagrante contradicción, la relación movimiento-muerte se revela como un elemento de patetismo, además de ser una constante en la obra de la poeta. La muerte móvil y cruda aparece de manera recurrente en la poesía de MacEwen. En “Prune”, el patetismo de la escena radica, de hecho, en el movimiento: Prune was a huge totally worthless and basically hideous old grey cat who died (everything dies and I’ll get God for that) I might even get God for the manner of this death because Prune who was grey and hopeless had to drag half of his paralyzed body across the floor dripping blood and slime all over the place dripping death into his shit-box and kneeling over and lying there his head resting neatly on his last stool 43 La escena es dolorosa, no por la descripción
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