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Apropiacion-e-individualidad-en-terror-and-Erebus-de-Gwendolyn-Macewen--la-asimilacion-de-la-historia-de-Franklin-al-imaginario-canadiense-y-a-la-obra-de-Macewen

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1 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
APROPIACIÓN E INDIVIDUALIDAD EN TERROR AND EREBUS DE 
GWENDOLYN MACEWEN: LA ASIMILACIÓN DE LA HISTORIA DE FRANKLIN 
AL IMAGINARIO CANADIENSE Y A LA OBRA DE MACEWEN 
 
TESINA 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE 
LICENCIADO EN LENGUA Y LITERATURAS MODERNAS (LETRAS INGLESAS) 
PRESENTA: 
CARLOS WARDEN RIVERA 
 
ASESORA: 
MTRA. CLAUDIA ELISA LUCOTTI ALEXANDER 
 
MÉXICO D.F. 2012 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
 
Apropiación e individualidad en Terror and Erebus de Gwendolyn MacEwen: La 
asimilación de la historia de Franklin al imaginario canadiense y a la obra de MacEwen 
 
CARLOS WARDEN RIVERA 
 
ASESORA: 
MTRA. CLAUDIA ELISA LUCOTTI ALEXANDER 
3 
 
 
Índice 
Índice ……………………………………………………………………………. 
 
Índice de imágenes………………………………………………………………. 
 
Agradecimientos………………………………………………………………… 
 
Introducción. Hacer propio lo ajeno: la asimilación de la historia del Terror y el 
Erebus en la literatura canadiense y en la obra de Gwendolyn 
MacEwen………………………………………………………………………. 
 
Capítulo 1. La muerte por hielo: la expedición fallida de Franklin y su 
asimilación al imaginario de Canadá………………………………….........
 
 
Capítulo 2. Terror and Erebus: La asimilación de la tragedia de Franklin en la 
obra de Gwendolyn MacEwen……………………………. ……………………. 
 
Conclusión. Perspectivas sobre Terror and Erebus y la historia de Franklin y su 
valiente tripulación………………………………………………………. 
 
 
Anexo 1: Traducción. Terror y Erebus………………………………….……... 
 
Bibliografía………………………………………………………………………. 
 
3 
 
4 
 
5 
 
 
 
6 
 
 
13
 
 
35 
 
 
 
57 
 
 
61 
 
74 
 
4 
 
 
Índice de imágenes. 
 
1. “H.M. Ships Terror and Erebus” de John Edward Davis, 1842…………..p. 25 
2. “Erebus and Terror in the Pack Ice” de Thomas Milner, 1880…………..p.26 
3. “HMS Erebus in the Ice” de Fancois Etienne Musin, Siglo XIX…………p.27 
4. “H.M.S Erebus H.M.S Terror” de J. Franklin Wright, Siglo XX…………p.27 
5. “Starvation Cove” de Julius von Payer, 1897……………………………..p.28 
6. “Sir John Franklin dying by his boat during the North-West Passage expedition of 
HMS 'Erebus' and 'Terror'” de W. Thomas Smith, 1895………………p.28 
 
5 
 
 
Agradecimientos 
Deseo expresar mi más profundo agradecimiento a mi compañera de vida Dagny Valadez, 
cuya motivación y crítica siempre objetiva fueron primordiales para la conclusión de este 
trabajo. Agradezco a la Maestra Claudia Lucotti por su paciencia y dirección y a la Dra. Nair 
Anaya por sus comentarios y su apoyo. Del mismo modo agradezco infinitamente la revisión 
exhaustiva de la Dra. Noemí Novel, del Dr. Adrián Muñoz y de la Mtra. Ariadna Molinari. 
Mil gracias por su paciencia. 
También deseo reconocer a aquellos que participaron en el proceso y la conclusión de esta 
tesina, ya sea con su apoyo solidario, con sus pacientes lecturas y críticas o con la ocasional 
palmada de aliento. A Elisa Corona, Jesús Warden y Marielena Acosta, muchas gracias por 
sus comentarios y acertadas lecturas. A Lizette Warden y Aurelia Rivera, mi cariño y gratitud 
por el aliento. A Ludmilla Valadez, a Dolores y Dagni Valderrábano, mi sincero 
agradecimiento por los consejos y el apoyo de siempre. 
Gracias a todos. 
6 
 
 Introducción 
Hacer propio lo ajeno: la asimilación de la historia del Terror y el Erebus en la literatura 
canadiense y en la obra de Gwendolyn MacEwen 
 
Las historias que constituyen el imaginario de un pueblo representan mucho de lo que da 
personalidad propia a un territorio. Cualquiera de los mitos, historias y leyendas de la 
antigüedad contendrán acentos que referirán a aspectos sociales y geográficos individuales de 
la cultura que los gestó. Las narrativas comunes al pueblo definen a la sociedad creadora 
como única y distinta; le proporcionan al mismo tiempo identidad e individualidad. 
La construcción de la identidad se presenta como una de las preocupaciones centrales 
del estudio de la cultura en nuestros días, especialmente cuando dicho constructo incluye la 
participación de medios diversos, entre los cuales la literatura tiene un lugar predominante. La 
literatura rescata e incluso crea episodios que retratan y forjan el imaginario popular nacional. 
Basta pensar en las diversas representaciones de Tito Livio y la apropiación de la figura de 
Eneas como padre de Roma o de Bruto como precursor de Inglaterra para entender la 
importancia de la creación literaria en la formación de la identidad. 
Entre estas concepciones que coadyuvan a la construcción de identidad se pueden 
situar las historias o narraciones de creación, liberación, fundación y conquista.
1
 Aunque 
dichos temas son comunes para la mayoría de los pueblos, existen condiciones que hacen 
variar las necesidades de pertenencia y, por tanto, las narrativas subsecuentes. Tal es el caso 
de los países colonizados y en particular de aquellos cuya población autóctona era tan 
limitada o inexistente que los colonizadores prácticamente hicieron un nuevo orden sin 
sincretismo de ningún tipo. El caso de Canadá es un claro ejemplo de este movimiento. 
Las historias que construyen el imaginario canadiense tienen como temas comunes la 
confrontación con el entorno y la supervivencia. Margaret Atwood en la década de 1970 
registraba las diversas características que compartían las narrativas desde la exploración y 
 
1
Lawrence Coupe, Myth, p.3. 
7 
 
colonización del territorio canadiense.
2
 Estas historias de mera conservación son las que 
construyen, de acuerdo a Atwood, la idiosincrasia de Canadá. 
El planteamiento anterior suscita dos cuestiones: la primera es ¿cómo se asimilaron 
ciertas historias a la sociedad canadiense, si no se gestaron en ésta? El caso que atañe al 
presente estudio presenta un acontecimiento ocurrido a británicos en territorio canadiense y 
que, como se verá a lo largo de este trabajo, se ha asimilado como propio. La tragedia del 
Terror y el Erebus
3
, naves de exploración polar comandadas por el capitán John Franklin en 
su búsqueda por el ya legendario Pasaje Noroeste, dejó profunda huella en el imaginario de 
Canadá y se adoptó como propia. 
La segunda pregunta es ¿cómo se asimila una anécdota nacional en el trabajo de un 
autor cuyos intereses se alejan del nacionalismo? Gwendolyn MacEwen, poeta nacida en 
Toronto en 1941 e interesada en culturas antiguas y lejanas, toma la historia de Franklin y la 
transforma en una apología del fracaso, en un retrato de varias interrogantes culturales 
canadienses y que al mismo tiempo se inserta profundamente en el corpus de su obra. 
 La intención de este estudio es observar el proceso de asimilación de la tragedia del 
Terror y el Erebus en el imaginario canadiense por medio del arte y analizar la apropiación 
del hecho en la obra de MacEwen. El análisis de la obra radiofónica en verso Terror and 
Erebus servirá de guía para situar la pertenencia de la historia en el corpus de la autora, así 
como en la tradición literaria expuesta por Atwood en Survival. Es importante señalar que 
el trabajo de Gwendolyn MacEwen ha sido poco explorado en México, a pesar de ser 
reconocida como unapoeta mayor en Canadá. Este trabajo, además del objetivo antes 
mencionado, pretende mostrar parte de la obra de MacEwen comparada con una tradición de 
la que siempre fue crítica. 
 El análisis y la reflexión del proceso de apropiación de la tragedia de Franklin estarán 
 
2
 Margaret Atwood, Survival, pássim. 
3
 Tanto en este estudio como en la traducción que se presenta en el Anexo 1 del presente trabajo he decidido 
conservar el nombre original del Erebus en lugar de recurrir a su traducción, ya que se considera nombre propio. 
8 
 
apoyados por las teorías de Margaret Atwood en dos fuentes: Survival y Strange Things. La 
primera proporciona un amplio panorama y una sistematización en cuanto a las características 
y preocupaciones comunes de la narrativa canadiense, mientras que la segunda reflexiona 
sobre la importancia del paisaje y el territorio en la formación de la identidad y la creación 
literaria. El trabajo de investigación y reflexión de Ian MacLaren, investigador de la 
universidad de Alberta, también aportará ideas sobre la importancia del Pasaje Noroeste para 
la constitución del imaginario artístico de Canadá. La figura de Northrop Frye es 
indispensable en este estudio para explicar dos tendencias esenciales en la imaginación 
canadiense: lo que él llama “garrison mentality” y la concepción básica de la naturaleza para 
la literatura de la región. Los datos históricos en la primera parte de este trabajo fueron 
tomados de dos fuentes principales, A Brief History of Canada de Roger Riendeau y Frozen in 
Time: The Fate of the Franklin Expedition de Owen Beattie y John Geiger. Los textos fueron 
elegidos por ser recientes y por presentar aspectos nuevos de las investigaciones sobre la 
tragedia de Franklin y su tripulación. 
 En cuanto al análisis de la obra de radio escrita por Gwendolyn MacEwen, la crítica se 
apoyará principalmente en Atwood, en las obras antes citadas y en un ensayo específicamente 
sobre la poeta, “MacEwen’s Muse”. Las características de Terror and Erebus y de algunos 
aspectos generales de la obra de MacEwen pueden observarse en estos trabajos. Del mismo 
modo, para apoyar la reflexión sobre la concepción de imágenes de naturaleza, del lenguaje y 
de la narrativa, se incluyen tres obras de teóricas canadienses: Northern Experience and the 
Myths of Canadian Culture; Imagining Culture: New World Narrative and the Writing of 
Canada; y New World Myth: Postmodernism and Postcolonialism in Canadian Fiction de 
René Hulan, Margaret Turner y Marie Vautier, respectivamente. La visión de Hulan permite 
situar a Terror and Erebus en una tradición canadiense marcada por el territorio y con 
necesidades de creación de narraciones a partir de la relación con el clima y el paisaje. Turner 
9 
 
señala la preponderancia del uso del lenguaje para crear o redefinir conceptos cuyo sentido 
cambia con la experiencia canadiense. Vautier, por su parte, define la estructura de las 
narrativas regionales desde la búsqueda, no del origen, sino del principio. A lo largo del 
análisis se incluyen definiciones diversas que se apoyan en otros teóricos conocidos en el 
campo de la narratología, la retórica y los estudios culturales como Luz Aurora Pimentel, 
Helena Beristáin y Linda Hutcheon, respectivamente. 
 El presente estudio se divide en dos momentos. El primer estrato del análisis, que 
constituye el capítulo 1 de este trabajo, trata la apropiación de la historia del Terror y el 
Erebus dentro del imaginario de Canadá desde diversas perspectivas artísticas. El capítulo 
inicia con una breve reseña crítica del hecho histórico. La reflexión sobre el proceso de 
asimilación cubre aspectos de recepción en el Reino Unido y en países con influencia 
británica, hasta asentarse en Canadá. La recepción del tema se analiza en tres ámbitos del arte 
principalmente: en la poesía, en la música popular y, de manera muy escueta, en la pintura. 
 El segundo momento se centra en el análisis de la obra radiofónica Terror and Erebus 
de Gwendolyn MacEwen. El objetivo central es situar la obra como representativa de la 
tradición literaria canadiense y simultáneamente ubicarla dentro del corpus de la obra de la 
autora. La intención de este ejercicio es probar que la obra de radio comparte características 
de dos ámbitos que pueden parecer disímbolos: el trabajo de MacEwen se distingue por 
alejarse de intereses nacionalistas, mientras que el episodio tiende a resaltar cuestiones de 
idiosincrasia nacional. El capítulo 2 comienza con la definición de características de la poesía 
de MacEwen en general para posteriormente analizar partes importantes de la obra de radio y 
compararlas tanto con conceptos básicos de la tradición canadiense tomados de los teóricos 
antes mencionados, como con poemas seleccionados de MacEwen, donde se denotan 
características similares a las encontradas en la obra de radio. 
 
10 
 
A pesar de que el acontecimiento pudiera considerarse mítico, el tema del mito es de 
suyo polémico y ubicuo, por lo que el término se reducirá al enfoque que muestra Marie 
Vautier en su estudio New World Myth. Postmodernism and Postcolonialism in Canadian 
Fiction,
4
 en el que considera como mito la preocupación narrativa por encontrar el inicio, en 
toda su gama de sentidos, por medio de historias. La ambigüedad que Vautier otorga al 
concepto de mito permite su utilización desde diversas perspectivas dentro de la obra 
narrativa o poética. Para la escritora, la necesidad de origen no es esencial en el imaginario 
canadiense; el origen fue dado en otra tierra, pero existe finalmente. El “principio” es la 
esencia primordial de la narrativa en Canadá: de ahí la necesidad de buscar los “beginnings” 
que propone Edward Said: “Origins are claims to truth, whereas beginnings ‘are necessary 
fictions reflecting above all the desire to begin, a decision to break with the past and initiate a 
future’”.
5
 
De modo similar, una de las vertientes de la mitopoiesis, la creación colectiva de mitos 
con base en historias conocidas
6
 que explora el filósofo Lawrence Coupe, es la que ocurre en 
la literatura. Para Coupe, la literatura tiene la capacidad de retomar mitos ancestrales y 
adaptarlos a nuevas realidades o incluso seguir el camino de la creación del mito para elaborar 
una narrativa nueva. Tal es el caso de The Tempest de William Shakespeare, que Coupe 
menciona como ejemplo de una narración mitopoiética que retoma los símbolos del mito de 
iniciación: 
We have included this last example, Shakespeare's play The Tempest (1611), to 
demonstrate that the mythic and the literary are not so far apart as is often supposed. 
Indeed, […] we will discover that “mythology”, the body of inherited myths in any 
culture, is an important element of literature, and that literature is a means of extending 
 
4
 “Traditional myth criticism portrays myths as true stories, as sacred narratives about the actions of the gods, as 
explicatory models or explanations of the origins of the universe. New World Myth, however, opposes this 
origin/ divine paradigm with one focused on beginning(s), on the historical. The narrators of the New World 
Myth flaunt the precariousness of their beginnings while alluding to histories, to narratives, and to the act of 
writing.” Vautier, New World Myth..., p. 6. 
5
 Said en Vautier, New World Myth, p.7. 
6
 Se toma en este caso la definición que sugiere Strambovsky en Myth and the Limits of Reason: “Mythopoeia 
conveys thought in intrinsically dramatic...cyphers. It communicates ideas as ‘conceptual feelings’... Mythopoeic 
conceptualization...serves as a class of modern rationality that preserves the constitutive independence of critical 
thinking and aesthetic, ethical and religious experience.” p. 83. 
11 
 
mythology. That is, literaryworks may be regarded as “mythopoeic”, tending to create or 
recreate certain narratives which human beings take to be crucial to their understanding 
of their world. Thus cultural and literary criticism may involve “mythography”, or the 
interpretation of myth, given that the mythic is an important dimension of cultural and 
literary experience.
7
 
La capacidad de la literatura que explica Coupe se ve reflejada en la construcción de la 
historia del Terror y el Erebus como parte del acervo nacional. La historia se construyó a 
partir del recuento real del acontecimiento y se complementó con los acentos poéticos de la 
literatura y el arte popular. 
 En el presente trabajo, es importante señalar que en los casos donde se emplean los 
términos de “mito”, “mítico” o “mitopoiético”, es siempre con referencia a las dos anteriores 
concepciones de los mismos. La justificación del aspecto mitopoiético de la obra de 
Gwendolyn MacEwen ha sido tratada en diversos trabajos
8
 pero no es el punto principal de 
éste ni se tomará dicho aspecto como toral para el análisis. 
Finalmente se buscará llegar a conclusiones sobre la identidad y la individualidad de la 
obra literaria, y se propondrá una definición de dicha dualidad. Cabe señalar que el objetivo 
del presente trabajo no es tratar de manera exhaustiva ni la tradición literaria canadiense, ni la 
obra de la poeta en cuestión, sino sugerir una dualidad existente como básica en el ideario 
canadiense y que se repite en la literatura; lo que se propone es sólo un ejemplo del dilema. 
La parte final de este trabajo y como anexo al mismo, corresponde a la traducción del 
poema, dado que el análisis de la obra culmina con un ejercicio profesional del área que cursé 
durante la carrera. Esta última parte se incluye como ilustración del trabajo de reflexión hecho 
previamente y no tiene más intención que la de enriquecer esta tesina. 
Es curioso cómo, a pesar de intentar trazar una línea que separe la literatura del 
quehacer cotidiano, a menudo se encuentran frente a frente como reflejo uno del otro. La 
 
7
 Lawrence Coupe, Myth, p.4. 
8
 Entre los ensayos y estudios sobre MacEwen que tocan la vena mítica y mística de la autora puede mencionarse 
a Frank Davey en “Gwendolyn MacEwen: The Secret of Alchemy”, a Ellen D. Warwick en “To Seek a Single 
Symetry” y a Jan Bartley en su libro Invocations: The Poetry and Prose of Gwendolyn MacEwen. 
12 
 
definición de la identidad canadiense, la pregunta preminente, planteada por Frye, ¿dónde es 
aquí?, que aparece una y otra vez en la ficción y en la poesía, encuentra un paralelo en esta 
dualidad de la ubicación, en lo excéntrico de una obra en un entorno y en la pertenencia de la 
misma obra a otro, que es a su vez circunscrito por el primero, como el juego de las cajas 
chinas o de los espejos sin fin. 
 
 
13 
 
 
14 
 
Capítulo 1 
La muerte por hielo: la expedición fallida de Franklin y su asimilación al imaginario de 
Canadá 
 
El primer paso en este análisis es explorar las posibilidades de la inserción de la historia de 
Franklin en la imaginación canadiense. Dadas las características geográficas y culturales de 
Canadá, nacida de tres culturas – la originaria, la francesa y la inglesa -, yuxtapuestas a veces, 
a veces en oposición, y colocada en un entorno geográfico que también presenta 
particularidades, ya que más de la mitad del territorio se distingue por ser casi inhabitable, es 
de esperarse que las historias contadas posteriormente a la colonización tengan por 
protagonistas a los pioneros europeos. 
 Los primeros colonizadores franceses se establecieron en el nuevo territorio a 
principios del siglo XVII; un siglo de guerras por la posesión de las nuevas tierras entre 
franceses e ingleses retrasó en los colonos la posibilidad de asimilarse al entorno y el bagaje 
cultural y religioso de éstos hizo que los mitos de creación y fertilidad fueran por lo general 
innecesarios. Sin embargo, para estructurarse como nación, Canadá acude a historias de 
supervivencia y muerte, situaciones comunes del entorno.
9
 Estas historias permitieron al 
colonizador o pionero asumirse como parte del nuevo territorio por el simple hecho de haber 
resistido, ya sea de manera individual o como grupo. La victoria de conquista que en los 
nacientes Estados Unidos de América se reflejaba en el proceso de asignación de territorios y 
dominio de los pobladores originales, en Canadá se cristalizaba en el simple hecho de 
sobrevivir. Basta recordar uno de los primeros diarios con calidad literaria, Roughing It in 
The Bush: or, Forest Life in Canada de Susanna Moodie para ilustrar la importancia de las 
historias de supervivencia. En su crónica, Moodie da cuenta de los retos de adaptación que se 
imponen para subsistir en Canadá. Para muestra, los versos de apertura del capítulo XX, 
“Dissapointed Hopes” presentan una analogía no sólo del estado mental del settler, sino de la 
 
9
 Roger Riendeau, A Brief History of Canada, pp. 68-74. 
15 
 
relación pionero-naturaleza. 
Stern Disappointment, in thy iron grasp 
The soul lies stricken. So the timid deer, 
Who feels the foul fangs of the felon wolf 
Clench'd in his throat, grown desperate for life, 
Turns on his foes, and battles with the fate 
That hems him in—and only yields in death.
10
 
 
La asimilación al territorio exigía una serie de historias sobre la llegada y “conquista” 
de la nueva nación. Para este tipo de relato, la figura más representativa para Canadá no es el 
guerrero ni el mago, sino el explorador. En Survival, Margaret Atwood señala la importancia 
de la figura del explorador en la literatura canadiense; de hecho, son dos figuras, el explorador 
y el colonizador, las que marcan los orígenes de Canadá: “There is a distinct archaeological 
motif in Canadian literature – unearthing the buried and forgotten past (…) in this country, 
when you’ve gone through a thin topsoil of immediate ancestors, what you hit will not be 
Richard the Third or the American or French Revolutions; it will probably be either a Settler 
or an Explorer”.
11
 Un buen ejemplo de este aspecto es el caso de Franklin y su valiente 
tripulación. 
El capitán John Franklin pretendía, a mediados del siglo XIX, descubrir un pasaje 
intercontinental en el Polo Norte. El pasaje sería de gran beneficio económico para el imperio 
de Victoria al acortar los tiempos de viaje significativamente entre Asia y Europa. Para la 
expedición, los capitanes Franklin y Crozier tendrían lo más avanzado en tecnología, tanto en 
instrumentos de navegación y medición, en pertrechos, como en las mismas naves que 
tripularían: el Terror y el Erebus, de ominosos nombres. Los barcos contaban con sistemas de 
propulsión innovadores para el tiempo, así como un refuerzo en los cascos para 
eventualidades en el hielo. La expedición se anunciaba segura y con todos los augurios de 
 
10
 Susanna Moodie, Roughing in the Bush, p.114 
11
 Margaret Atwood, Survival, pp. 112-113. 
 
16 
 
éxito.
12
 
Después de partir de la bahía de Baffin, ni los barcos ni la tripulación volvieron a ser 
vistos jamás. Con pertrechos para tres años y contra todos los pronósticos, los oficiales y 
marineros murieron en el hielo después de haber encallado. El pasaje intercontinental fue 
encontrado posteriormente y hubo varias expediciones que durante años buscaron los restos 
de aquellos pioneros que probaron que la naturaleza, por lo general, no toma en cuenta las 
previsiones de los que intentan dominarla. 
La historia, un tanto paralela a la del otro desastre naval emblemático, el del Titanic, 
fue adoptada por el pueblo canadiense como leyenda y como narrativa nacional. La pregunta 
obligada, si se define lahistoria del Terror y el Erebus como representativa de Canadá sería: 
¿qué aspecto de la cultura canadiense define? Una posible respuesta sería que el análisis de 
la historia colocaría a los muertos, consumidos por el espacio físico, en la posición de 
víctimas. Al mismo tiempo, hay varias vertientes que esto arroja: la lucha de los primeros 
habitantes contra la naturaleza, la destrucción física del hombre en el acto de exploración, la 
conciencia de la propia muerte en contraposición con una esperanza irracional, la redención 
del fracaso. 
Existen varios aspectos alrededor de la historia del Terror y el Erebus que saltan a la 
vista. La historia no narra un acontecimiento ocurrido a canadienses, que llevaban para ese 
momento ya buenos 200 años habitando el territorio, sino a recién llegados, británicos en su 
mayoría, que corrieron con la misma suerte que muchos de los primeros colonizadores. Este 
hecho también apunta hacia una de las constantes en el sentir del pueblo de Canadá: son 
eternos migrantes amando una tierra extraña y al mismo tiempo luchando contra ella. 
El protagonismo que se plantea en esta narrativa no es el heroísmo del mito griego en 
donde Perseo corta la cabeza de la Gorgona o donde Teseo mata al Minotauro y obtiene el 
 
12
 Owen Beattie y John Geiger, Frozen in Time, p. 42. 
17 
 
reino de su padre. El protagonismo que se narra en la historia de Franklin tiene que ver con la 
derrota y la muerte. Este aspecto también se relaciona, como lo menciona Atwood, con el 
papel del hombre en posición de supervivencia y con el triunfo de la naturaleza en la mayoría 
de los casos. El hecho de que los barcos hayan estado encallados durante tres años antes del 
triste desenlace de sus tripulantes, también ilustra en gran parte la “mentalidad de guarnición” 
o “garrison mentality” que espeta Frye, quien toma como ejemplo el mismo episodio para 
definir su término: 
A garrison is a closely knit and beleaguered society, and its moral and social values are 
unquestionable. (...) In such a society the Terror is not for the common enemy, even 
when the enemy is or seems victorious, as in the extermination of the Jesuit missionaries 
or the crew of Franklin. The real Terror comes when the individual feels himself 
becoming an individual, pulling away from the group, losing the sense of driving power 
that the group gives him...
13
 
 
Los marinos resisten los embates de la naturaleza y sucumben a ellos como grupo. Los únicos 
individuos que resaltan en el hecho son los que encabezan dicho grupo: Franklin y Crozier. 
 Para Margaret Atwood, en su libro Strange Things, la importancia del incidente es 
dada por su cercanía con la experiencia canadiense con la naturaleza. Diversos poetas, y en 
especial el poco reconocido Robert W. Service, ven la nueva tierra como el émulo helado de 
la trampa exuberante que, en la antípoda, Quiroga presenta en sus cuentos: la naturaleza núbil, 
selvática, atractiva, casi irresistible y que, al mismo tiempo, conduce a una perdición 
ineludible.
14
 
 La relación entre el explorador y el paisaje toma algunos aspectos del cliché isabelino 
de la nueva tierra como amante, entregada de lleno al explorador; para ejemplo, la Elegía XIX 
de Donne, “To his mistress going to bed”, ilustra con un elaborado conceit la relación entre la 
mujer y el territorio: 
Licence my roving hands and let them go 
Before, behind, between, above, below, 
O, my America, my newfound land, 
 
13
 Northrop Frye, The Bush Garden, p. 164. 
14
 Jorge Lafforgue, introducción a Los desterrados y otros textos, Editorial Castalia. Passim. 
18 
 
Best when with man hands manned.
15
 
 
En el fragmento del conocido poema, la comparación de la mujer con la nueva tierra deja ver 
la preeminencia del hombre sobre el territorio a descubrir, la (tierra) virgen que es tomada por 
el varón experimentado en las artes amatorias (o exploratorias). La experiencia de los 
exploradores y colonizadores europeos en Canadá es opuesta al cliché. El territorio, aunque 
femenino, no recibe con los brazos abiertos al explorador, y en lugar de las sinuosas playas de 
América Central y Sudamérica, los recién llegados encuentran a una hembra salvaje con 
garras, colmillos y un aliento gélido que eriza la piel. 
 Service describe en buena parte de su poesía esa experiencia como la preponderante en 
las leyendas de la nación canadiense. En “The Spell of the Yukon”, por ejemplo, la 
atormentada voz poética narra su desencanto en el encuentro con una realidad inhóspita. 
The Spell of the Yukon (Fragments) 
 
I wanted the gold, and I sought it; 
I scrabbled and mucked like a slave. 
Was it famine or scurvy-I fought it; 
I hurled my youth into a grave. 
I wanted the gold, and I got it- 
Came out with a fortune last fall- 
Yet somehow life’s not what I thought it, 
And somehow the gold isn’t all.
16
 
 
En el poema, Service hace alusión a varios de los azotes que asolaban las expediciones al 
Polo. La falta de provisiones, el escorbuto y la debilidad, causada en muchos casos por el 
aislamiento, a menudo ocasionaban pérdidas humanas cuantiosas. Beattie y Geiger en su 
investigación Frozen in Time tocan el tema de manera somera y para enunciar los aspectos 
que ocasionaron el fracaso de la expedición de Franklin: 
Alongside the Franklin disaster, though, were numerous more routine exploration failures 
that, whilst lacking the sheer melancholic grandeur of the Franklin disaster, were just as 
frightful and inexorable. For one word appears time and again in their expedition 
narratives, a word that represents none of the usual suspects: neither ice traps, nor 
perpetual darkness, marauding polar bears nor the minus 50°F (-46°c) cold – but simply, 
“debility.”
17
 
 
 
15
 John Donne, The Complete Poems of John Donne, “Elegy XIX. To his mistress going to bed”, p.78 
16
 Robert Service, The Best of Robert Service, p.1. 
17
 Beattie y Geiger, op.cit., p.19. 
19 
 
Regresando a “The Spell of the Yukon”, la voz poética, un gambusino desencantado por su 
experiencia en el hielo a pesar de haber encontrado lo que buscaba, destaca el sacrificio de la 
vida en el Ártico como insondable, incluso el oro que encontró no igualaba las penas y 
esfuerzos invertidos: 
The winter! the brightness that blinds you, 
The white land locked tight as a drum, 
The cold fear that follows and finds you, 
The silence that bludgeons you dumb. 
The snows that are older than history, 
The woods where the weird shadows slant; 
The stillness, the moonlight, the mystery, 
I’ve bade ‘em good-bye-but I can’t. 
 
La evidente desesperación de la voz poética es sólo una muestra de lo que Service traducía de 
las leyendas e historias que poblaban la imaginación canadiense hasta principios del siglo XX. 
La tierra marca rumbos inesperados e incontrolables para quien la habita, quien 
invariablemente en estos poemas, la sufre. 
 Northrop Frye, por su parte, define una tendencia en la literatura canadiense en cuanto 
a su relación con la naturaleza, con el paisaje en toda su amplitud. Para Frye, el poeta 
canadiense aprehende su entorno como reflejo de una realidad moral cruda y descarnada: 
“And, above all, it [Canada] is a country in which nature makes a direct impression on the 
artist’s mind, an impression of its primeval lawlessness and moral nihilism, its indifference to 
the supreme value placed on life within human society, its faceless, mindless 
unconsciousness, which fosters life without benevolence and destroys it without malice”.
18
 
 Para la cultura popular, la adopción de la desafortunada aventura de Franklin penetró 
finalmente en el imaginario y se impuso como ejemplo del explorador atrapado en la nueva 
tierra,desconocida, fascinante y mortal. La sonoridad del hecho trascendió el ámbito 
británico y se instaló de manera sólida en la imaginación canadiense. El destino del capitán 
inglés trasladó su origen, paradójicamente, al lugar de su muerte: al no ser encontrado, radica 
 
18
 Northrop Frye, op.cit., p. 148. 
20 
 
como fantasma, eternamente en el Ártico canadiense. Margaret Atwood lo explica en Strange 
Things: “As we know from other stories of mysterious vanishings at sea, those vanished have 
an odd quality of continued existence. Because Franklin was never really ‘found’, he 
continues to live on as a haunting presence; certainly in Canadian literature”.
19
 
 Las primeras apariciones de la catástrofe del Terror y el Erebus fueron en el ámbito 
popular, en baladas. Es interesante notar que las primeras instancias del hecho dentro del arte 
popular surgieron, no en Gran Bretaña, sino en Estados Unidos, para después asimilarse en 
Canadá y retomarse en diversos niveles. La penetración en el imaginario, de hecho, se debe a 
dichas representaciones populares, tanto en el ámbito de la música como en el de la literatura 
y, finalmente, el de la pintura. 
 En 1850, en el campo de la literatura, el caso se registra en la balada “A Ballad of Sir 
John Franklin” publicada en la Sartain’s Magazine, escrita por el diplomático y poeta 
estadounidense George Boker, quien ofrece una sentida narración en verso, salpicando la 
fallida expedición con matices heroicos. La balada muestra a un John Franklin decidido y 
confiado al principio del poema, partiendo a un destino pronosticado como fatal. 
O, WHITHER sail you, Sir John Franklin? 
Cried a whaler in Baffin’s Bay. 
To know if between the land and the pole 
I may find a broad sea-way. 
 
I charge you back, Sir John Franklin, 
As you would live and thrive; 
For between the land and the frozen pole 
No man may sail alive. 
 
But lightly laughed the stout Sir John, 
And spoke unto his men: 
Half England is wrong, if he be right; 
Bear off to westward then.
20
 
 
La reciente fiebre de exploración y conquista se refleja en la actitud del Franklin galante que 
desafía los malos augurios. El poema continúa en tono triunfal describiendo la expedición del 
 
19
 Margaret Atwood, Strange Things, p. 16. 
20
 George Henry Boker, “A Ballad of Sir John Franklin”, en Stedman, An American Anthology, pp.264-267. 
21 
 
mismo modo desafiante. La inmediata aparición del “little Esquimau” hace contraste con la 
figura que hasta el momento se ha tratado como imponente. El tratamiento despectivo dado al 
poblador ártico será fuente de una ironía dramática: el inuit aconseja a Franklin dejar los 
barcos y hacer la travesía a pie. 
O, whither sail you, brave Englishman? 
Cried the little Esquimau, 
Between your land and the polar star 
My goodly vessels go. 
 
Come down, if you would journey there, 
The little Indian said; 
And change your cloth for fur clothing, 
Your vessel for a sled. 
 
But lightly laughed the stout Sir John, 
And the crew laughed with him too:— 
A sailor to change from ship to sled, 
I ween, were something new. 
 
La ironía dramática del pasaje radica en la posterior catástrofe que, de haber seguido el 
consejo, se habría evitado. El poema continúa en tono triunfal, con un retrato del paisaje 
cediendo ante el marino, que nuevamente hace mofa de augurios y avisos: 
All through the long, long polar day, 
The vessels westward sped; 
And wherever the sail of Sir John was blown, 
The ice gave way and fled:— 
 
Gave way with many a hollow groan, 
And with many a surly roar, 
But it murmured and threatened on every side, 
And closed where he sailed before. 
 
Ho! see ye not, my merry men, 
The broad and open sea? 
Bethink ye what the whaler said, 
Think of the little Indian’s sled! 
The crew laughed out in glee. 
 
Los versos narran la manera en que la trampa se cierra tras los barcos de Franklin. A partir de 
la mitad de la balada las condiciones cambian y el tiempo corre haciendo estragos. La 
descripción de las condiciones extremas se externa en voz de los marinos: 
Sir John, Sir John, ’t is bitter cold, 
The scud drives on the breeze, 
The ice comes looming from the north, 
The very sunbeams freeze. 
22 
 
 
Bright summer goes, dark winter comes,— 
We cannot rule the year; 
But long are summer’s sun goes down, 
On yonder sea we ’ll steer. 
 
The dripping icebergs dipped and rose, 
And floundered down the gale; 
The ships were stayed, the yards were manned, 
And furled the useless sail. 
 
Al tiempo que el paisaje cobra importancia, las naves se presentan débiles e inútiles. El 
estribillo cambia, así como la figura de Franklin, ahora silencioso: 
The summer’s gone, the winter’s come,— 
We sail not on yonder sea: 
Why sail we not, Sir John Franklin?— 
A silent man was he. 
 
La repetición del estribillo ilustra la monotonía que se percibe en el dilema de Franklin y sus 
marinos. El capitán se ve confrontado con su burla de los augurios del ballenero y los 
consejos del “pequeño” indígena y se concreta la ironía: 
The summer goes, the winter comes,— 
We cannot rule the year: 
I ween we cannot rule the ways, 
Sir John, wherein we’d steer. 
 
The cruel ice came floating on, 
And closed beneath the lee, 
Till the thickening waters dashed no more: 
’T was ice around, behind, before— 
My God! there is no sea! 
 
What think you of the whaler now? 
What of the Esquimau? 
A sled were better than a ship, 
To cruise through ice and snow. 
 
La balada hace referencia a las pasiones humanas que el simbólico encierro en el paisaje 
helado provoca. El sol que se oculta y que augura la larga oscuridad polar se describe de 
manera dramática, haciendo referencia a la aurora boreal que asaetea a las naves: 
Down sank the baleful crimson sun, 
The northern light came out, 
And glared upon the ice-bound ships, 
And shook its spears about. 
 
23 
 
The snow came down, storm breeding storm, 
And on the decks was laid, 
Till the weary sailor, sick at heart, 
Sank down beside his spade. 
 
Sir John, the night is black and long, 
The hissing wind is bleak, 
The hard, green ice as strong as death:— 
I prithee, Captain, speak! 
 
Los reclamos a Franklin se reciben con silencio y las voces de los marinos se refugian en una 
ciega esperanza. La burla ahora proviene de las paredes heladas que observan a los hombres 
desesperados: 
The night is neither bright nor short, 
The singing breeze is cold,— 
The ice is not so strong as hope, 
The heart of man is bold! 
 
What hope can scale this icy wall, 
High over the main flag-staff? 
Above the ridges the wolf and bear 
Look down, with a patient, settled stare, 
Look down on us and laugh. 
 
The summer went, the winter came,— 
We could not rule the year; 
But summer will melt the ice again, 
And open a path to the sunny main, 
Whereon our ships shall steer. 
 
La esperanza de que el hielo se derrita y permita el movimiento de los barcos se desvanece en 
una sola estrofa, en la que se sintetiza el paso de un año. Los marinos reciben la caridad de 
los inuits y reclaman ácidamente a Franklin por su ominoso destino: 
The winter went, the summer went, 
The winter came around; 
But the hard, green ice was strong as death, 
And the voice of hope sank to a breath, 
Yet caught at every sound. 
 
Hark! heard you not the noise of guns?— 
And there, and there, again? 
’T is some uneasy iceberg’s roar, 
As he turns in the frozen main. 
 
Hurra! Hurra! the Esquimaux 
Across the ice-fields steal: 
God give them grace for their charity!— 
Ye pray for the silly seal. 
Sir John, where are the English fields, 
And where are the English trees, 
And where are the little English flowers 
24 
 
That open in the breeze?La voz de Franklin es escuchada para dar aliento a los marinos, proporcionando un aspecto de 
comparación con el paisaje polar. La descripción de las añoradas praderas inglesas contrasta 
con la realidad que narra el poema: 
Be still, be still, my brave sailors! 
You shall see the fields again, 
And smell the scent of the opening flowers, 
The grass, and the waving grain. 
 
Oh! when shall I see my orphan child? 
My Mary waits for me. 
Oh! when shall I see my old mother, 
And pray at her trembling knee? 
 
Be still, be still, my brave sailors! 
Think not such thoughts again. 
But a tear froze slowly on his cheek: 
He thought of Lady Jane. 
 
El reclamo del marino, del mismo modo que la añoranza del hogar, coloca a Franklin en la 
posición de su tripulación. El poema, sin embargo, retoma el tono heroico en las últimas 
estrofas, en las que el coro de la afligida tripulación loa al capitán que los llevó a la muerte: 
’T was cruel, Sir John, to send us here, 
So far from help or home, 
To starve and freeze on this lonely sea: 
I ween the lords of the Admiralty 
Would rather send than come. 
 
Oh! whether we starve to death alone, 
Or sail to our own country, 
We have done what man has never done— 
The truth is founded, the secret won— 
We passed the Northern Sea. 
 
La balada, la primera registrada que hablara sobre el tema, exhibía más los detalles mórbidos 
de la historia que la interpretación o elevación del hecho a un nivel de narración legendaria. 
 El tema trascendió el ámbito periodístico y literario. En el caso de la música popular, 
Atwood, en su conferencia sobre Franklin, presenta como primer ejemplo la balada del 
dominio público “Lord Franklin”. Tal vez por el hecho de que el capitán Francis Crozier era 
oriundo de Irlanda del Norte, la balada se rescata en la tradición de la balada irlandesa. En la 
canción, es innegable la estatura que Franklin había tomado para los ingleses y que tomaría 
25 
 
posteriormente para los canadienses. 
 El tono de la balada, melancólico y reminiscente, ofrece una visión muy distinta al 
poema previo. Aquí, la voz poética observa la catástrofe desde un punto de vista empático, 
como otro marino que recuerda el episodio: 
We were homeward bound one night on the deep 
Swinging in my hammock I fell asleep 
I dreamed a dream and I thought it true 
Concerning Franklin and his gallant crew
21
 
 
Otra diferencia marcada entre los dos tratamientos del hecho histórico es el manejo del 
misterio de la desaparición de los barcos. En la balada de Boker, el destino de las naves no 
tiene relevancia, mientras que en “Lord Franklin”, es un aspecto central. Este hecho marca un 
fenómeno sobrenatural que encaja con la leyenda: 
Through cruel hardships they vainly strove 
Their ships on mountains of ice were drove 
Only the Eskimo with his skin canoe 
Was the only one that ever came through 
In Baffin's Bay where the whale fish blow 
The fate of Franklin no man may know 
The fate of Franklin no tongue can tell 
 
El punto de vista influye en el tratamiento del episodio. Aunque la canción confluye con la 
balada de Boker en el uso de los marinos como coro para las acciones, en la primera se da un 
recuento cercano de los sufrimientos de la tripulación, sin convertir a Franklin en chivo 
expiatorio: 
Lord Franklin alone with his sailors do dwell 
And now my burden it gives me pain 
For my long-lost Franklin I would cross the main 
Ten thousand pounds I would freely give 
To know on earth, that my Franklin do live. 
(To know Lord Franklin and where he is.) 
 
Con base en los anteriores ejemplos, es posible colocar la historia del Terror y el Erebus 
dentro de la categorización propuesta por Margaret Atwood en su obra Survival, de manera 
que pueda explicarse su asimilación al imaginario canadiense. La confrontación del 
explorador con la naturaleza es explicada en el texto como endémica en el caso de los 
 
21
 Dominio público, en Atwood, Strange Things, p.35. 
26 
 
escritores canadienses y, hasta cierto punto, relacionada con la pregunta que se establece en la 
introducción de este estudio: 
“Exploration” is a recurring motif in Canadian literature for reasons that I believe are not 
unconnected with the “Where is here” dilemma; that is, if a writer feels himself living in a 
place whose shape is unclear to him, a “world but scarcely uttered,” to quote A.M. Klein’s 
“Portrait of the Poet as Landscape,” one of his impulses will be to explore it, another will 
be to name it.
22
 
 
El destino ominoso de dicho encuentro con el paisaje es a menudo la muerte de acuerdo a la 
visión de Atwood, lo que otorga dramatismo y cubre con un halo de melancolía a los 
personajes. En su análisis, la escritora marca, con un tono harto irónico, una tendencia hacia 
la “victimización” dentro de estos escenarios, dada una intención de inmortalidad personal: 
“Man wills his role as victim because this completes for him a Universe-as-hostile pattern, 
and at this point the pattern becomes self-perpetuating”.
23
 El papel de víctima implica en sí 
mismo una posición de poder y, a pesar de haber fallado en la dominación, se perpetúa la 
memoria, obteniendo así una victoria pírrica sobre el paisaje. 
 La situación de los barcos de Franklin y Crozier no sólo consigue una palmada de 
condolencia por parte de las nuevas generaciones, sino que queda grabada como emblema 
para aquellos que sobrevivieron y se perpetuaron en esas tierras. Es representativo de Canadá 
que estas historias de sufrimiento sin más recompensa que la sobrevivencia, y de aquellas en 
que el protagonista encuentra la muerte, empapen la historia nacional. Es posible que esta 
tendencia permita elaborar una historia legendaria con aplicación funcional para diversos 
comportamientos, por ejemplo, la necesidad de explicar el entorno y la perenne cuestión sobre 
la ubicación física y temporal del espacio geográfico.
24
 
 
22
 Margaret Atwood, Survival, p. 114. 
23
Ibid. p. 62. 
 
 
24
 Noah Richler, This is my country..., p.269. 
27 
 
 La historia de Franklin y su tragedia se revelan como el epítome de la experiencia de 
exploración fallida en Canadá, de ahí su importancia para el imaginario. El número de 
muertes en la expedición supera cualquier otra historia parecida, incluyendo la del capitán 
Scott en la Antártida e incluso la del Titanic, dada la crudeza de la experiencia del Terror y el 
Erebus. 
 Las representaciones de la tragedia en diversos ámbitos dan cuenta de factores 
comunes: las baladas se acogen a la piedad por los sobrevivientes, las viudas y los huérfanos, 
así como al destino de los marinos moribundos. La poesía de los siglos XX y XXI se inclinará 
por el aspecto irónico y simbólico del episodio. Uno de los máximos poetas canadienses del 
siglo XX, E.J. Pratt, conocido por sus temas esencialmente sobre la lucha con el paisaje y la 
muerte, escribe un esbozo sobre Franklin que no concluye, mientras que Al Purdy señala las 
ironías en el sacrificio del Terror y el Erebus. 
 I.S MacLaren, académico de la Universidad de Alberta, despliega un recuento 
histórico de la poesía escrita sobre el Pasaje Noroeste en su ensayo “Tracing One 
Discontinuous Line through the Poetry of the Northwest Passage”,
25
 en el que además toca de 
manera crítica el trabajo de poetas como Al Purdy y Gwendolyn MacEwen sobre Franklin. 
En la completa investigación de MacLaren es posible situar que el tema del Pasaje Noroeste 
en sí mismo es ubicuo en Canadá desde su primera exploración a mediados del siglo XVII. 
No obstante, es evidente que la proliferación del tema en el arte surge a partir de la expedición 
fallida de Franklin. Se registran tres obras escritas sobre el Pasaje desde 1633: Strange and 
Dangerovs (sic) Voyage de Thomas James (1633), dela cual se dice sirvió de inspiración para 
“The Ballad of the Ancient Mariner” de Coleridge; “Farewell Address, spoken at the close of 
the Theatre Royal, New Georgia, March 16th 1820” de Cyrus Wakeham, tripulante de una de 
las naves de Parry en su expedición de 1819-1820, en la que se instauraron actividades 
 
25
 http://canadianpoetry.org/volumes/vol39/MacLaren.html 
28 
 
culturales para sobrellevar el largo invierno ártico; y “Recollections” de George Back, sobre 
la expedición por tierra realizada por Franklin en 1819. A partir de la desaparición de 
Franklin en 1847, tanto la cultura popular como las artes toman el Pasaje Noroeste como 
entidad mítica y regresan a él por medio de baladas, poemas, obras de teatro, novelas, 
pinturas. Invariablemente puede encontrarse a Franklin en obras que tienen como tema 
central al Pasaje. 
En cuanto al arte gráfico, los grabados y las pinturas realzan la magnitud de las naves 
y la confrontación con la naturaleza indómita. Las tempestades y los paisajes cavernosos 
rodean los dos barcos, que se retratan de dimensiones titánicas y que, sin embargo, se ven 
sometidos a fuerzas más poderosas que ellos. La imagen del Terror y el Erebus atrapados 
tres años en el hielo se relaciona con Prometeo atado a la roca y devorado por aves de rapiña 
por toda la eternidad; el castigo de descubrir es la destrucción inmanente al transgresor. 
 Los grabados y pinturas del hecho reflejan su impacto tanto en el imperio como fuera 
de éste y explican su posterior asimilación como leyenda. De manera paralela a la evolución 
de la tradición literaria acerca del hecho, la pintura también surge a partir de las observaciones 
de los propios exploradores británicos. Para Ian MacLaren los conceptos que los primeros 
artistas mantenían al observar las tierras polares eran dos principalmente: lo sublime y lo 
pintoresco. “In the case of the nineteenth-century British explorer in the Arctic, the known 
schemata for representing nature in prose and pictures were the Sublime and the Picturesque. 
They would permit him, figuratively speaking, to draw aesthetic maps of the Arctic that other 
Britons could read sensibly”.
26
 La idea principal de los primeros en retratar el destino del 
Terror y el Erebus coincidía con la preocupación básica canadiense: situarse en espacio y 
tiempo. 
 Lo anterior explica que las primeras expresiones pictóricas del acontecimiento hayan 
 
26
 Ian MacLaren, “The Aesthetic Map of the North, 1845-1859”, p. 89. 
29 
 
sido hechas por artistas menores, oficiales de la tripulación en buena parte y en menor 
proporción anónimos, para ser utilizadas en gacetas. En general, los grabados y óleos sobre 
los barcos y la expedición de Franklin pueden situarse en dos vertientes que coinciden de 
alguna manera con las propuestas por MacLaren: el movimiento y la estática. Los primeros 
grabados y óleos dedicados al Terror y el Erebus se sitúan directamente en la tradición 
romántica europea, con clara influencia de grandes maestros cuyas inclinaciones temáticas 
incluían escenas marítimas.
27
 
 Los primeros grabados del Terror y el Erebus se deben a expediciones previas de 
éstos, comandados en primera instancia por el capitán John Ross en una expedición a la 
Antártida. El grabado que se muestra abajo se atribuye al Capitán John Edward Davis, y 
retrata a las naves en dicha expedición en 1842. En general, el grabado expone a ambos 
barcos, en primer y segundo plano en un mar habitado por icebergs, navegando precariamente 
entre estos. 
 
Capitán John Edward Davis. H.M. Ships Erebus and Terror, January 20th 1842, in Latitude 66°.37' South, Longitude 159°.48' 
West. http://www.christies.com/lotfinder/lot/captain-john-edward-davis-rn-hm-ships-4784323 
details.aspx?pos=8&intObjectID=4784323&sid=&page=10 
 
La intención del grabado parece ser retratar el peligro y las severas condiciones que enfrentan 
los barcos. Un ejemplo posterior con características similares es el que ofrece otro artista 
 
27
 Turner y Aivazovski, por ejemplo, dedican buena parte de su obra – si no toda, como el caso del segundo – al 
retrato de escenas navales. 
http://www.christies.com/lotfinder/lot/captain-john-edward-davis-rn-hm-ships-4784323%20details.aspx?pos=8&intObjectID=4784323&sid=&page=10
http://www.christies.com/lotfinder/lot/captain-john-edward-davis-rn-hm-ships-4784323%20details.aspx?pos=8&intObjectID=4784323&sid=&page=10
30 
 
menor, el Reverendo Thomas Milner, con el grabado “Erebus and Terror in the Pack Ice.” de 
1880. El grabado propiamente retrata los barcos en la expedición fallida de Franklin. Las 
características son muy similares a las del grabado de Davis: el dinamismo se consigue por la 
posición asimétrica de los elementos, mientras que el escenario, un mar enfurecido con los 
amenazadores icebergs alrededor, otorga dramatismo a la obra. 
 
 
 
 
 
 
 
Rev. Thomas Milner, 
'Erebus' and 'Terror' in the Pack Ice (grabado), de The Gallery of Geography, c.1880. 
http://www.bridgemanart.com/asset/188565/English-School-19th-century/'Erebus'-and-'Terror'-in-the-Pack-Ice-from-'The-
G?search_context={"url":"\/search\/category\/Po 
 
Para MacLaren, la tendencia hacia “lo sublime” se ejemplifica con este contraste entre 
creación humana y paisaje: 
The Sublime referred to the geography of vastness – vast open space whose dimensions 
defy definition or even imagination. Open stretches of ocean or prairie, perilous mountain 
peaks or abysses, thunderstorms or tornadoes - nature in its extreme habits threatening 
human welfare and inspiring fear and wonder - were regarded as the sublime qualities of 
the external world. 
28
 
 
Se puede apreciar que en ambas obras el tema principal es un movimiento que implica riesgo 
y la confrontación con una naturaleza indómita e imponente. 
 Como contraste, es posible observar otras dos obras que aluden a la falta de 
movimiento, o a la serenidad del mismo. La primera es del pintor belga François Etienne 
Musin, quien retrata al Erebus atascado en el hielo en 1846. MacLaren resalta esta 
característica como contrastante del concepto de “lo pintoresco” en el imaginario europeo. 
 
28
 Ibid, p. 90 
http://www.bridgemanart.com/asset/188565/English-School-19th-century/'Erebus'-and-'Terror'-in-the-Pack-Ice-from-'The-G?search_context=%7b%22url%22:%22//search//category//Po
http://www.bridgemanart.com/asset/188565/English-School-19th-century/'Erebus'-and-'Terror'-in-the-Pack-Ice-from-'The-G?search_context=%7b%22url%22:%22//search//category//Po
31 
 
“For all the picturesque description of arctic scenes that former voyagers had reaped, the 
British public still saw the region as the frozen continent and, at least imaginatively and 
aesthetically, if not scientifically, located it, as Milton had (MacLaren, 1984b), somewhere on 
the far side of hell”.
29
 
 
 
 
 
 
 
 
François Etienne Musin, HMS 'Erebus' in the Ice, 1846, c.1850, National Maritime Museum, Greenwich, UK. 
http://www.bbc.co.uk/arts/yourpaintings/paintings/hms-erebus-in-the-ice-1846-175175. 
El óleo presenta a la tripulación en movimiento, llevando a cabo tareas en el hielo. Esta 
tendencia al movimiento puede ser común a las obras previamente analizadas, dada la época 
de la obra. La segunda obra pertenece a un artista canadiense del siglo XX, J. Franklin 
Wright. 
 
 
 
 
 
 
 
 
J. Franklin Wright, HMS Erebus &Terror in search of the Northwest Passage. http://es.scribd.com/doc/64520782/Tall-Ship-
 
29
 Ibid, p. 92. 
http://es.scribd.com/doc/64520782/Tall-Ship-Paintings-by-J-Franklin-Wright-free
32 
 
Paintings-by-J-Franklin-Wright-freeEl óleo, al contrario que los anteriores, destaca por un tratamiento realista del tema, retratando 
los barcos en un paisaje en el que resaltan éstos y donde predomina la serenidad de las aguas 
reforzada por la luz de la que la pintura está dotada. 
 Las pinturas que tratan la suerte de los marinos son aún más dramáticas y se centran en 
los momentos mórbidos, de confrontación con el medio ambiente. En primera instancia, el 
óleo del artista austro-húngaro Julius von Payer titulado “Starvation's Cove” presenta a parte 
de la tripulación de Crozier moribunda y a merced de los depredadores en el hielo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Julius von Payer, Starvation Cove, 1897. http://www.geographical.co.uk/Magazine/Fury_to_Terror_Mar08.html 
 
La composición de la pintura ofrece un ambiente desolador, descompuesto y sórdido en donde 
el destino de los pocos sobrevivientes es incierto. El aspecto mórbido del óleo se repite en un 
trabajo previo de W. Thomas Smith, en el que se retrata la muerte de Franklin en el hielo. La 
composición, similar a la anterior, privilegia el uso de luz sobre la solidez de los cuerpos 
tendidos en la nieve. Nuevamente, el aspecto de destrucción y desolación es el que priva en el 
cuadro. 
 
 
 
http://es.scribd.com/doc/64520782/Tall-Ship-Paintings-by-J-Franklin-Wright-free
http://www.geographical.co.uk/Magazine/Fury_to_Terror_Mar08.html
33 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
W. Thomas Smith, Sir John Franklin dying by his boat during the North-West Passage expedition of HMS Erebus and Terror, 
1895. http://prints.rmg.co.uk/image/330195/w-thomas-smith-sir-john-franklin-dying-by-his-boat-during-the-north-west-
passage-expedition-of-hms-erebus-and-terror. 
 
La profusión de obras con temáticas relacionadas con el episodio de Franklin permite ver el 
impacto que éste tuvo en la visión europea y adelanta la posibilidad de que el mismo 
movimiento haya ocurrido en Canadá, con las variaciones percibidas en las obras anteriores. 
 Es notable el paralelo que guardan la pintura, la poesía y la música que toman como 
tema central la exploración y en especial la tragedia del Terror y el Erebus. Las visiones de 
los exploradores y escritores contemporáneos del suceso, que constituyen los primeros 
acercamientos al Polo, contrastan desde muchos ángulos con las apreciaciones de los artistas 
que les seguirían ya en el siglo XX. El tema, sin embargo, la motivación que MacLaren 
apunta en su artículo, esta propensión a hacer mapas siempre con tintes poéticos, es la que 
también señala Noah Richler, citando a Robert Bringhurst: “Maps, I suggested to Bringhurst, 
were the first stories. ‘No, he said, correcting me, stories are the first maps’”.
30
 
 La relación bilateral que enuncia Richler puede observarse también en el proceso de 
asimilación de la historia de Franklin a Canadá. El Pasaje Noroeste se hace leyenda por 
medio de las primeras narraciones de su búsqueda y culmina con el advenimiento de Franklin 
como célebre fantasma. El Pasaje existía, igual de imponente, con James y con Parry, sin 
 
30
 Noah Richler, op.cit., p. 50. 
http://prints.rmg.co.uk/image/330195/w-thomas-smith-sir-john-franklin-dying-by-his-boat-during-the-north-west-passage-expedition-of-hms-erebus-and-terror
http://prints.rmg.co.uk/image/330195/w-thomas-smith-sir-john-franklin-dying-by-his-boat-during-the-north-west-passage-expedition-of-hms-erebus-and-terror
34 
 
embargo no es hasta que ocurre la catástrofe que adquiere un nivel mítico. Las experiencias 
anteriores a Franklin coincidían más con las narrativas imperiales de éxito, mientras que la 
tragedia del Terror y el Erebus se sitúa firmemente dentro de las historias locales de mera 
supervivencia o de muerte. 
 Al trazar la línea que representa la producción literaria sobre Franklin, es inevitable 
acudir a la obra de radio en verso escrita por Gwendolyn MacEwen en los años 60. La obra 
de MacEwen, escrita como parte de una larga serie de programas llamada Anthology de la 
CBC, contiene dos aspectos que la sitúan en una posición similar a la de la propia historia de 
Franklin: es escrita por una autora canadiense cuyos intereses radicaban en países y tiempos 
lejanos y al mismo tiempo es una de las representaciones más claras de la tragedia como 
eminentemente canadiense. El acercamiento de MacEwen a la tragedia de Franklin es 
notable no sólo por la frescura que impone a la visión de un episodio ya enraizado, sino por el 
manejo de dos niveles de narración, de dos espacios de conciencia que se analizarán en el 
capítulo subsecuente. 
 En cuanto a la tragedia del Terror y el Erebus en el imaginario canadiense, es posible 
concluir que la perfecta asimilación del episodio se debe no sólo a su similitud con la 
experiencia de los primeros colonizadores, sino que el simbolismo del hecho se inserta 
profundamente en varios ámbitos de la experiencia canadiense. El primero de estos estratos es 
el de la relación con una naturaleza difícil o imposible de domesticar; Franklin representa al 
hombre que decide adentrarse en el espacio inclemente del Polo, tal como los primeros 
exploradores lo hicieron en su momento. El segundo plano en el que se puede encontrar 
coincidencia es en el de la trampa que juega la geografía, en la eterna desorientación de quien 
vive en el “último lugar habitable”, como lo expresa Richler en su mapa literario canadiense 
This is my country, what is yours? El último aspecto que se representa con Franklin se deja 
ver en una de las líneas del que se ha considerado el “nuevo himno canadiense”, escrito por 
35 
 
Stan Rogers en la década de los 80: 
Ah for just one time I would take the North-west Passage 
To find the hand of Franklin reaching for the Beaufort Sea 
Tracing one warm line through a land so wide and savage 
And make a North-west Passage to the sea.
31
 
 
 
Trazar una cálida línea para crear el Pasaje Noroeste es lo que parece que cada canadiense 
hace en su entorno, un entorno que más que geográfico se concibe como ficcional o, en 
términos más exactos, como poético. 
 
31
 Stan Rogers, “The Northwest Passage” in MacLaren, “Tracing one discontinuous…”, p.24. 
36 
 
 
Capítulo 2 
 
Terror and Erebus: La asimilación de la tragedia de Franklin en la obra de Gwendolyn 
MacEwen 
 
En el capítulo anterior de este trabajo se vio el proceso de asimilación de la tragedia del 
Terror y el Erebus a la tradición cultural de Canadá. En el presente capítulo se propone 
analizar un fenómeno que mantiene una similitud con el proceso anterior, aunque en una 
esfera particular: la asimilación del acontecimiento en la obra de Gwendolyn MacEwen, 
poeta canadiense con una declarada vena mística, alejada en mucho de los intereses 
nacionalistas del Canadá de los años 60. 
 Gwendolyn MacEwen hace su carrera literaria como poeta en Canadá en la década de 
1960, cuando los temas principales tanto de la literatura como de la política, como menciona 
William H. New en A History of Canadian Literature, eran la región, el género y la 
etnicidad.
32
 Dentro de la explosión de autores que hablaban de cuestiones relacionadas con la 
situación geográfica, el poscolonialismo y la autodefinición – Atwood, Purdy, Lee, Cohen – 
MacEwen entra en la escena literaria canadiense con un halo de misterio. Sus intereses se 
alejaban de las preocupaciones aparentemente comunes de su generación. Las críticas a sus 
obras y presentaciones ilustran en mucho la recepción de la poeta ante la crítica. George 
Bowering percibe a la Gwendolyn MacEwen de 1962 aún ligada a Milton Acorn y sin 
embargo destaca sus características particulares: 
The wife of poet Milton Acorn, Miss MacEwen has nevertheless escaped the instinctual 
proselytizing of the middle Toronto group, and already writes better poetry than does her 
husband.Ezra Pound said poetry begins to atrophy when it gets too far from music. Miss 
MacEwen's strikes as competent ‘scored’ music. Unfortunately it is often difficult to make 
out what she is singing about.
33
 
 
 
32
 “Ethnicity, region, gender: these three issues stood behind many a resistance movement. All fastened on 
language as a means of redefining the parameters of power and the character of available history. They marked 
the literature of the quarter of century between 1960 and 1985.” William H. New, A history of Canadian 
Literature. 2003, p.204. 
33
 Canadian Literature No. 13, p. 67. 
37 
 
Bowering ensalza a MacEwen por sus imágenes “jóvenes, femeninas y surrealistas”
34
. Es 
evidente en la cita, sin embargo, que las temáticas que MacEwen decidió manejar trascendían 
la escena literaria canadiense del momento. 
 La poética de MacEwen se ha definido como sensual, mística, feminista y 
mitopoiética,
35
 pero jamás como nacionalista. La pregunta que esto provoca al confrontarse 
con su obra para radio en verso Terror and Erebus es: ¿por qué tomar un tema tan enraizado 
en la tradición canadiense? La intención de este capítulo es situar dentro de Terror and 
Erebus los puntos comunes del poema con la tradición y las características que evidencian los 
intereses de la poeta y que colocan la obra de radio en el corpus de su obra. 
 En 1971, Gwendolyn MacEwen definió uno de sus intereses literarios en una frase que 
ha sido citada en diversos trabajos acerca de su obra: 
In my poetry I am concerned with finding the relationships between what we call the 
“real” world and that other world which consists of dream, fantasy and myth. I’ve never 
felt that these “two worlds” are as separate as one might think, and in fact my poetry as 
well as my life seems to occupy a place—you might call it a kind of no-man’s land—
between the two.
36 
 
Los paisajes que la poeta utiliza como marco para la mayor parte de su obra son lejanos y 
arcaicos: el Egipto de los faraones, la Grecia clásica, los desiertos del Medio Oriente, Europa 
en la Segunda Guerra Mundial; MacEwen no pisa el terreno canadiense más que para 
explorar el lado místico, inmaterial. Las ocasiones en las que toma lugares en Canadá como 
escenario de su poesía, siempre son en el mundo doméstico, el interior del hogar, como en 
“Breakfast for Barbarians”, donde convoca a legendarias comilonas de letras y conceptos. 
 En Terror and Erebus, sin embargo, MacEwen toma la esencia de la literatura 
canadiense como la describe Atwood en Survival y la desarrolla de una forma peculiar, de tal 
modo que logra hacerla propia y alejarla del cliché. La obra para radio en verso
37
 se vale de 
 
34
 Idem. 
35
 Rosemary Sullivan, Shadow Maker: The Life of Gwendolyn MacEwen. p. 237. 
36
Jan Bartley, Gwendolyn MacEwen and her works, pp. 1-2. 
37
 Aunque Terror and Erebus es de hecho una obra radiofónica en verso, puede ser considerada poema dadas dos 
características principales: fue escrita en verso y actualmente aparece publicada en diversas antologías, por lo 
38 
 
esta tradición que se centra en la lucha contra el paisaje para llevar a los personajes a un 
estrato de misticismo y mito en donde la autora se encuentra en terreno propio. Los recursos 
que MacEwen utiliza para la obra son efectivos para situar la leyenda en el imaginario de 
Canadá, no sólo por medio de la representación del paisaje, sino por el tratamiento de diversos 
temas que empapan la idiosincrasia del canadiense: la lucha contra la naturaleza, la 
preocupación sobre la situación geográfica, la preeminencia de la memoria. Es en este sentido 
que se inicia el análisis de la obra, con el fin de situar la mano de MacEwen en la reinvención 
del acontecimiento histórico. 
 Terror and Erebus abre con una entrada de bitácora. La voz de Knut Rasmussen, 
explorador de la zona polar que recorrió el pasaje Noroeste en trineo y estudió y convivió con 
muchas de las tribus inuits que habitan el territorio, se presta para hablar de la catástrofe. El 
empleo de la voz de un explorador experimentado conlleva una cierta ironía, sobre todo 
cuando los personajes centrales son exploradores que murieron en la búsqueda infructuosa del 
mismo territorio que encuentra con éxito la voz poética. Rasmussen toma el papel de coro a 
lo largo de la obra: responde a las diversas quejas de los personajes, ironiza y da información 
precisa para el desarrollo de la historia. A pesar de que el tono irónico no es perceptible desde 
la primera estrofa del poema, éste va construyendo un ritmo continuo a lo largo de la lectura 
con diversas ironías en los monólogos de los personajes. 
 Desde el inicio, MacEwen crea un vínculo entre la geografía y el destino final del 
hombre: la muerte. Rasmussen parece trazar un paralelo entre el destino geográfico al que 
llega y el destino final del hombre, al que Franklin y su tripulación llegaron cien años antes de 
la narración: 
King William Island… latitude unmentionable. 
But I’m not the first here. 
They preceded me, they marked the way 
 
general junto con poemas de la autora. Para el presente estudio, utilizaré invariablemente ambas nomenclaturas - 
obra de radio o poema - para recordar el origen de Terror and Erebus. No obstante, este análisis no incluye las 
incidencias auditivas o de recepción por parte del auditorio. 
39 
 
with bones 
White as the ice is, whiter maybe, 
The white of death, 
of purity…
38 
 
El sitio desde donde Rasmussen narra la historia se revela como el espacio en el que 
confluyen dos mundos, dos zonas de la percepción: el Ártico y la muerte, la realidad del 
mundo tangible y la geografía de un mundo imaginario, creado, inexistente; el mundo de la 
propia obra literaria, en la que los muertos vagan, hablan, reviven sus calvarios personales y 
las imágenes abismales de la derrota y la fragilidad humanas ante la hostilidad de la tierra.
39 
 
 
El escenario es participante omnipresente a lo largo de la obra. Es por esto que el 
principal recurso poético que utiliza MacEwen en su poema es la prosopopeya. Por medio de 
ésta, el frío, el tiempo y la tierra inhóspita toman personalidad, tornándose en los antagonistas 
y verdugos de los frágiles seres humanos. El hielo se convierte en una masa proteica, que 
cambia a medida que avanza la obra. 
 La preponderancia del paisaje ya se ha visto en la obra de Service mencionada en el 
capítulo 1. La diferencia entre MacEwen y los anteriores poetas es que los exploradores 
presentan, en un segundo nivel de lectura, una búsqueda diferente a la narrada en la historia. 
El giro en el relato radica en la transformación que MacEwen logra del cliché canadiense de la 
muerte en el hielo. La búsqueda que la poeta plantea es introspectiva y el espacio donde 
habitan estos atormentados fantasmas es la propia imaginación. 
 En el poema, el mismo Rassmussen toca el plano de la imaginación para sugerir que el 
Pasaje Noroeste, inexistente tal vez, fue creado por la voluntad y obstinación de Franklin: 
Land masses moved in relation to 
 you – 
As though you created the Passage 
 
38
 MacEwen, Terror and Erebus, p. 39. Utilizo para este texto el poema contenido en el libro The Selected 
Gwendolyn MacEwen, referido en la bibliografía. En adelante citaré el número de página entre paréntesis y 
los números de líneas después del número de página. 
39
 “A diferencia de una narración de acontecimientos, determinada en gran medida por las relaciones lógicas y 
cronológicas que se establecen en la selección misma de los incidentes anarrar, y que en principio delimitan, 
al preorganizarlo, el proceso narrativo, la descripción del espacio diegético se enfrenta a contracorriente con 
el problema de significar lo simultáneo, y lo sensorial, particularmente lo visual, con medios esencialmente 
temporales.” Luz Aurora Pimentel, El relato en perspectiva, p. 25. 
40 
 
By willing it to be. (40; 34-37) 
 
El principio del poema constituye una loa al explorador muerto y da a éste la estatura de 
demiurgo. Franklin aparece como paralelo de la propia geografía del Polo. El reflejo del 
cosmos y microcosmos es claro en versos como: 
The earth insists 
There is but one geography, but then 
There is another still – 
The complex, crushed geography of men. (40; 29-32) 
MacEwen propone con estos versos tratar al hombre como territorio y evocar la geografía 
como personalidad, es decir, invertir la naturaleza de los elementos protagónicos. Este doble 
tratamiento de los dos principales constituyentes del poema, exploradores y paisaje, marcará 
una constante a lo largo de la obra y podría relacionarse con el fin último de la poeta: poner en 
evidencia la articulación entre historia y mito. 
 La voz poética de Franklin se presenta como la de un hombre atormentado por la culpa 
y por la obsesión del fracaso debido a errores de apreciación. De hecho, su primer parlamento 
reflexiona sobre la inmovilidad y las trampas de la percepción. Del mismo modo en que 
Rasmussen había insertado los espacios suprareales de la imaginación y la memoria, Franklin 
acude a la locura como dimensión alternativa. El uso de la analogía del espacio helado con 
los cuartos acojinados de los manicomios permite al personaje externar un estado de la mente, 
común en ambos espacios: la ansiedad. 
I brought them here, a hundred and twenty-nine men, 
Led them into this bottleneck, 
This white asylum. 
I chose the wrong channel and 
The ice folded in around us, 
Gnashing its jaws, folded in 
 around us … (41; 65-71) 
 
La imagen evidencia la pequeñez humana y la futilidad de los esfuerzos en la pelea contra la 
naturaleza. Esta comparación del hombre con el cosmos es utilizada en otras obras de la 
poeta de modo similar. MacEwen señala constantemente el contraste entre lo infinitamente 
grande y lo infinitamente pequeño, tomando la figura del hombre en ambos extremos. En otro 
41 
 
de sus poemas, “Nicolayev and Popovich…”, ilustra: 
all orbits complement 
the logic we derive 
from eggshell symmetry 
of satellites or sweet 
concentric circles 
of crumbs and insects 
on a cosmic tablecloth;
40
 
 
La caminata espacial de los astronautas rusos que dan título al poema sirve de pretexto a 
MacEwen para hacer la comparación entre el cosmos y el microcosmos. El hombre en Terror 
and Erebus es puesto indistintamente en ambas estaturas, en la cósmica, como demiurgo 
capaz de crear estrechos, y en la microscópica, como hormigas que caminan sobre un peine 
vuelto de revés. 
 It’s the white teeth 
Of a giant saw, 
 and men crawl through it 
 
Like ants through an upright comb. (47; 186-189) 
 
En Terror and Erebus, el fracaso de la expedición es representativo de la lucha entre las dos 
fuerzas que retrata MacEwen: la voluntad humana y la preeminencia del paisaje. 
En el poema, la precaria existencia de los náufragos ilustra el término “supervivencia”. 
La lucha por mantenerse vivo y cuerdo es parte integral del discurso de los personajes, que 
intentan definir el espacio esencialmente proteico con conceptos tangibles, con imágenes 
conocidas. La extensión de hielo se convierte en prisión, en el estrecho abrazo de una tierra 
que asfixia: 
the ice clamps and will not open. 
For a year it has not opened 
Though we bash against it 
Like lunatics at padded walls. (41; 72-75) 
 
Atwood menciona en Survival otro tipo de confrontación con la naturaleza, que es posible 
encontrar patente en la cita anterior de Terror and Erebus: la locura por alienación. “Water and 
snow, then, are the usual implements, though there’s another, more indirect way of doing it a 
 
40
 MacEwen, Magic Animals, p.20. 
42 
 
character: Death by Bushing, in which a character isolated in Nature goes crazy.”
41
 Ni 
Franklin ni Crozier se alienan mentalmente – aunque sí físicamente – a lo largo de la obra. De 
hecho, mantienen una dolorosa conciencia incluso en los momentos climáticos. Sin embargo, 
MacEwen utiliza continuamente la imagen del manicomio para expresar la total falta de 
adecuación o de comprensión del medio en el que se encuentran: 
Nothing but to sit out the darkness, 
The second sterile year, 
 and wait for spring 
And pray the straits would crack 
Open, and the dash begin again; 
Pray you could drive the ships 
Through the yielding, melting floes, (42; 87-93) 
 
La esterilidad de la tierra helada se identifica con la espera inútil y con la desesperanza. La 
oscuridad se presenta de manera siniestra: es la condición que se tiene que afrontar y se 
relaciona con la misma falta de comprensión del entorno. 
 El último parlamento de Franklin regresa a las premisas de las primeras líneas del 
poema: el hombre cree y, por creer, crea. La obsesión por la existencia de un orden natural se 
evidencia; la necesidad de la comprensión de situaciones extremas como la muerte inminente 
o el aislamiento reclama ser incluida en un esquema conocido. El miedo al otro lleva a su 
negación:
42 
 
I may have to send men on foot 
To where the passage is, 
To prove it, to prove it is there, 
That Simpson joins Victoria, 
That there is a meaning, a pattern 
 imposed on this chaos, 
A conjunction of waters, 
 a kind of meaning 
Even here, even in this place…(43; 118-126) 
Franklin cierra su discurso con un voto de fe en la lógica natural, en el orden dentro del caos. 
El discurso es también vehículo para retomar la premisa de MacEwen. La conjunción de las 
 
41
 Atwood, Survival, p. 55. 
42
 El otro se identifica con el dominado, es decir, la posición del otro será siempre inferior a la del sujeto. “The 
Symbolic Other is a “transcendent or absolute pole of address, summoned each time that the subject speaks to 
another subject” (Boons-Grafé 1992: 298). Ashcroft, Griffiths y Tiffin, Post-Colonial Studies:The Key 
Concepts, p. 170. 
43 
 
dos aguas, el orden y el caos, representan a su vez las dos dimensiones que son objetivo de su 
trabajo poético: la historia y el mito. 
 Franklin personifica la estática dentro del poema; Crozier representa el movimiento. 
La primera parte del poema, que se enfoca en los pensamientos de Franklin, en sus culpas y en 
su doble papel de víctima/victimario, se distingue por la inmovilidad. Los barcos estáticos, en 
la miseria de la enfermedad, se enclavan en el paisaje también sin cambio, sin estaciones, sin 
movimiento. En contraste, Crozier viene a iniciar una cinética que, al final, llevará a una 
conclusión casi inmediata: la muerte. 
 A pesar de parecer una flagrante contradicción, la relación movimiento-muerte se 
revela como un elemento de patetismo, además de ser una constante en la obra de la poeta. La 
muerte móvil y cruda aparece de manera recurrente en la poesía de MacEwen. En “Prune”, el 
patetismo de la escena radica, de hecho, en el movimiento: 
 Prune 
was a huge totally worthless and basically hideous old grey 
cat who died 
 
(everything dies and I’ll get God for that) 
 
I might even get God for the manner of this death 
 
because Prune who was grey and hopeless had to 
drag half of his paralyzed body across the floor 
dripping blood and slime all over 
the place 
 
dripping death into his shit-box and kneeling over 
and lying there 
 
his head resting neatly on his last stool
43 
 
La escena es dolorosa, no por la descripción

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