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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS “ANÁLISIS DE LA FLUORESCENCIA DE LA CLOROFILA a EN LA BÚSQUEDA DE METABOLITOS SECUNDARIOS CON POSIBLE ACTIVIDAD INHIBITORIA EN LA FOTOSÍNTESIS EN Guazuma ulmifolia” T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: BIOLOGO P R E S E N T A : ALONSO ZAVALETA FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA DIRECTOR DE TESIS: DR. BLAS LOTINA HENNSEN 2011 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 1. Datos del alumno. 1. Datos del alumno. Apellido paterno Zavaleta Apellido materno Fernández de Córdova Nombre(s) Alonso Teléfono 53 56 33 00 Universidad Universidad Nacional Autónoma de México Facultad o escuela Facultad de Ciencias Carrera Biología Número de cuenta 404055413 2. Datos del tutor 2. Datos del tutor Apellido paterno Lotina Apellido materno Hennnsen Nombre(s) Blas 3. Datos del sinodal 1 3. Datos del sinodal 1 Apellido paterno González Apellido materno Halphen Nombre(s) Diego 4. Datos del sinodal 2 4. Datos del sinodal 2 Apellido paterno Gavilanes Apellido materno Ruíz Nombre(s) Marina 5. Datos del sinodal 3 5. Datos del sinodal 3 Apellido paterno Iriarte Apellido materno Vivar Balderrama Nombre(s) María Silvia 6. Datos del sinodal 4 6. Datos del sinodal 4 Apellido paterno Cruz Apellido materno Ortega Nombre(s) Rocío 7. Datos del trabajo escrito. 7. Datos del trabajo escrito Título Análisis de la fluorescencia de la clorofila a en la búsqueda de metabolitos secundarios con posible actividad inhibitoria en la fotosíntesis en Guazuma ulmifolia. Número de páginas 130 p Año 2011 Reconocimientos: El presente trabajo se desarrollo en: Laboratorio 115, del Departamento de Bioquímica conjunto “E”, Facultad de Química de la UNAM, Ciudad Universitaria, D.F., México. Laboratorio de Bioenergética, Universidad de Ginebra, Ginebra, Suiza. Alonso Zavaleta Fernández de Córdova recibió becas otorgadas por CONACYT (Proyecto 101521) y SEP Titulación (Folio: 20100083093, programa “Fortalecimiento al Programa de Becas 2010”). El presente trabajo fue financiado por el proyecto PAPPIT-DGAPA-UNAM (IN211309) Al Dr. Reto J. Strasser la asesoría brindada, supervisión, apoyo técnico y logístico durante la estancia realizada en el Laboratorio de Bioenergética de la Universidad de Ginebra, para el estudio de la fluorescencia de la clorofila a y la prueba de JIP. A la M. en C. Beatriz King Díaz, por el apoyo técnico brindado a lo largo de la realización del presente trabajo. A la Dra. Marina Gavilanes Ruíz por su asesoría para darle forma final al presente trabajo. Se agradece a la Dra. María Isabel Aguilar Laurents y al Dr. José Fausto Cruz por su apoyo técnico en los estudios fitoquímicos realizados para el presente trabajo. Agradecimientos: Primero que nada a mis Padres, quienes me apoyaron con su amor, tiempo y dedicación, además fueron los principales benefactores de todos mis proyectos. A continuación enlisto en orden cronológico a partir de los más recientes a las personas que contribuyeron para la culminación de mi Licenciatura. Menciono primero a las damas y después a los caballeros. A la Dra. Marina por su apoyo total, guía y tiempo que ha dedicado para mi formación y superación profesional. Incluyendo el apoyo económico brindado en múltiples ocasiones. Al Dr. Reto quien me “adoptó” como aprendiz, guiándome en el mundo de la fotosíntesis y ha confiado incondicionalmente en mí. A mi amigo Jorge quien ha sido confidente, compañero de batallas y con quien he compartido las derrotas y victorias en toda la carrera. A Flor, al Dr. Aceves y Lic. Guillen quienes me ayudaron para terminar en tiempo mis objetivos. A los Dres. Lupita Ortiz y el Dr. Javier Plascencia quienes me ofrecieron su ayuda incondicional sin ser su alumno. A mi amigo Ernesto Navarro quien me apoyo en mi estancia en el Lab. 115. Al igual que a Erick quien me ayudo muchas veces en mi travesía. Al Dr. Blas por abrirme las puertas de su laboratorio, brindarme la oportunidad de conocer el fascinante mundo científico internacional y guiarme durante la realización del presente trabajo. A la Profra. Bety King por invitarme a participar en el Lab. 115 asesorándome en todo momento. Así como introducirme al mundo de la fotosíntesis y la fluorescencia, pues sin esto, no habrían sido posibles los logros alcanzados con el presente trabajo. A los incontables compañeros que atravesaron las puertas de nuestro Lab. en estos últimos tres años. Al Dr. Rodrigo Garnica quien me permitió que recuperara el control de mi propia mente. A mis amigos Oliver, Mariana y Deborah que siempre estuvieron apoyándome desde que nos conocimos. A la Dra. Gloria Soberón quien fue mi primera tutora al recibirme en su laboratorio y me enseño las primeras bases de la investigación biológica. Finalmente a Michelle y Pedro. Michelle fue quien me introdujo al mundo de la Ciencia. Y a Pedro quien me “forzó” a abrazar la Ciencia como profesión y que sin ellos no estaría donde me encuentro actualmente. i CONTENIDO CONTENIDO i Índice de Figuras ii Índice de Tablas iii RESUMEN vi Capítulo 1. INTRODUCCIÓN 1 Capítulo 2. ANTECEDENTES 3 2.1 Agentes herbicidas. Definición, importancia y problemática actual. 3 2.2. Metabolismo secundario de las plantas como fuente para el descubrimiento de nuevos compuestos herbicidas. 5 2.2.1. Metabolismo secundario y su estudio fitoquímico. 5 2.2.2. Alelopatía. 7 2.3. Fotosíntesis como blanco de acción de agentes herbicidas. 10 2.3.1. El proceso fotosintético. 10 2.3.2. La emisión de la fluorescencia de la clorofila a como metodología para el estudio de la fotosíntesis. 13 2.3.3. Prueba de JIP. 18 2.3.4. Análisis de la prueba de JIP 25 2.4. Guazuma ulmifolia. 26 2.4.1. Biología de la planta G.ulmifolia 26 2.4.2. Usos de la G.ulmifolia 28 2.4.3. Fitoquimica de la G.ulmifolia 29 2.4.4. Consideraciones finales a la fitoquímica de la G.ulmifolia. 32 Capítulo 3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Y OBJETIVOS 33 3.1. Planteamiento del problema. 33 3.2. Hipótesis 33 3.2 Objetivo general 33 3.3 Objetivos particulares 34 Capítulo 4. DESARROLLO EXPERIMENTAL 35 4.1. Material vegetal 35 4.2. Fase 1: Ensayos tamizado. 35 4.2.1. Fraccionamiento primario de la planta G.ulmifolia 35 4.2.2. Prueba de síntesis de ATP in vitro en cloroplastos aislados de espinaca (Spinacea olereaceae L.). 35 4.2.2.1. Aislamiento de los cloroplastos de espinaca 35 4.2.2.2. Cuantificación de la clorofila 36 4.2.2.3. Medición de la síntesis de ATP 36 4.2.3. Ensayo de la prueba de JIP para extractos orgánicos activos. 37 4.2.3.1. Preparación con material vegetal para las pruebas in vivo. 37 4.2.3.2. Ensayos in vivo de la prueba de JIP en T. alexandrinum y E. crussgalli. 38 4.2.3.3. Ensayos in vivo de la prueba de JIP en Phaseolus vulgaris. 38 4.2.3.4. Ensayos in vivo de la prueba de JIP en Lemna valdiviana. 39 4.2.3.5.Procesamiento matemático y estadístico de los datos de la prueba de JIP. 39 4.2.3.6 Determinación de la biomasa seca. 39 4.3. Fase 2: Fraccionamiento biodirigido del extracto clorofórmico de hojas de la planta G.ulmifolia. 40 4.3.1. Fraccionamiento cromatográfico. 40 ii 4.3.2. Detección de la fracción activa del extracto clorofórmico de hojas de G.ulmifolia. 41 4.4. Fase 3: Determinación del mecanismo de acción de la fracción activa. 42 4.4.1. Preparación del material vegetal plantas de chile (Capsicum annum) 42 4.4.2. Ensayos in vivo de la prueba de JIP en plantas de chile: prueba de los Alelotubos 43 4.4.3. Ensayos de la prueba de JIP en discos de hojas de plantas de chile. 44 4.4.4. Análisis matemático y estadístico de los datos de la prueba JIP. 45 4.5 Fase 4: Purificación de la fracción activa y corroboración del mecanismo de acción. 45 4.5.1. Purificación de la fracción activa. 46 4.5.2. Pruebas para la identificación de los componentes de la fracción activa 46 4.5.3. Análisis espectroscópicos. 46 Capítulo 5. RESULTADOS Y DISCUSIÓN 47 5.1 Esquema metodológico para la caracterización de aleloquímicos inhibitorios en la fotosíntesis. 47 5.1.2 Selección de la G.ulmifolia 47 5.2. Ensayo de síntesis de ATP 49 5.3. Ensayos in vivo con prueba de JIP y análisis estadístico de los mismos. 49 5.4. Determinación del mecanismo de acción de los extractos orgánicos. 58 5.5 Consideraciones al procesamiento estadístico de los datos: exploración, limpieza y validación. 62 5.5 .1. El caso de los índices de desempeño fotosintético. 68 5.6 Ensayo de síntesis de ATP para el fraccionamiento biodirigido 69 5.7 Prueba de los alelotubos y análisis estadístico de los mismos. 71 5.8 Prueba de JIP en discos de hoja y análisis estadístico de los mismos. 80 5.9 Mecanismo de acción de la fracción activa Fb 82 5.10 Corroboración de mecanismos entre extracto y Fb. 89 5.11 Rendimiento e Identidad de la fracción activa Fb. 90 5.12 Propuesta para la caracterización de aleloquímicos inhibitorios en la fotosíntesis. 91 Capítulo 6. CONCLUSIONES 98 APENDICES 100 Apéndice 1: Información etnobotánica de G.ulmifolia 101 Apéndice 2: Medios 104 Apéndice 3: Parámetros de la prueba de JIP 105 Apéndice 4: Apéndice 4: Espectro del infrarojo de la Fb. 108 Referencias 109 Índice de Figuras Figura 1 Funciones ecológicas del metabolismo secundario 6 Figura 2 Inducción de compuestos aleloquímicos por estrés ambiental y formas de difusión 9 Figura 3 (a) Estructura del cloroplasto de plantas vasculares. (b) Micrografía de un cloroplasto 11 Figura 4 Diagrama Z de la fotosíntesis. 13 Figura 5 Espectros de absorción de algunos pigmentos y emisión de la fluorescencia de la clorofila a 16 iii Figura 6 Curva de inducción de la fluorescencia de la clorofila a de Kautsky 20 Figura 7 Curva OJIP de inducción de la fluorescencia de la clorofila a vista en escala no logarítmica 20 Figura 8 Curva OJIP de inducción de la fluorescencia de la clorofila a. 21 Figura 9 Relación entre procesos fotosintéticos con la curva OJIP de inducción de la fluorescencia de la clorofila a. 23 Figura 10 Relación entre la curva OJIP y el esquema Z. 24 Figura 11 Cascada energética de la fotosíntesis y las ecuaciones derivadas para el cálculo de los rendimientos entre los flujos energéticos. 25 Figura 12 Fotografía de G.ulmifolia 27 Figura 13 Distribución geográfica de G.ulmifolia en la Republica Mexicana. En rojo se marcan los estados en donde se ha reportado la existencia de la G.ulmifolia. 28 Figura 14 Cromatogramas obtenidos para la Fb tras el fraccionamiento primario. 42 Figura 15 Sistema experimental 43 Figura 16 A. Diagrama de medición de la hoja de chile tratado. B Iluminación verde empleada para determinar fluorescencia. 44 Figura 17 Sistema experimental para prueba en discos de hoja. 45 Figura 18 Diagrama de la ruta critica. 48 Figura 19 Curva de inhibición en la síntesis de ATP. 49 Figura 20 Valores promedio ± D.E de los puntos O, L, K, J, I y P de los ensayos en T. alexandrinum a lo largo de las 72 h de tratamiento. 50 Figura 21 Valores promedio ± D.E de los puntos O, L, K, J, I y P de los ensayos en E. crussgalli a lo largo de las 72 h de tratamiento. 51 Figura 22 Valores promedio ± D.E de los puntos O, L, K, J, I y P de los ensayos en P. vulgaris a lo largo de las 72 h de tratamiento. 52 Figura 23 Valores promedio ± D.E de los puntos O, L, K, J, I y P de los ensayos en L. valdiviana a lo largo de las 72 h de tratamiento. 53 Figura 24 Curva OJIP promedio para T.alexandrinum para las 72 h de tratamiento 55 Figura 25 Curva OJIP promedio para E.crussgalli para las 72 h de tratamiento. 55 Figura 26 Curva OJIP promedio para P.vulgaris para las 72 h de tratamiento. 56 Figura 27 Curva OJIP promedio para L.valviviana para las 72 h de tratamiento. 56 Figura 28 Gráficas de radar que muestran los valores de los parámetros fotosintéticos basados en las curvas promedio para a.)T. alexandrinum b.) E. crussgalli. c) P. vulgaris y d) L. valviviana. 59 Figura 29 Curvas experimentales y promedio de un tratamiento x 65 65 A Q −⎡ ⎤⎣ ⎦ iv Figura 30 Gráfica de cajas mostrando la dispersión de los datos de los pasos O, L, K, J, I y P 66 Figura 31 Gráfica de barras en donde se compara el promedio del set completo y filtrado para cada unos de los pasos de la Curva OJIP ± D.E. 67 Figura 32 Curva de inhibición en la síntesis de ATP en función a la concentración en ppm para la fracción Fb. 71 Figura 33 Valores promedio ± D.E de los puntos O, L, K, J, I y P de los ensayos en C. annum a lo largo de las 72 h de tratamiento. 72 Figura 34 Gráfico de Q-Q para los pasos O, L, K, J, I y P de una población control de C. annum . 76 Figura 35 Curvas promedio para cada tiempo de las plantas tratadas con Fb. 79 Figura 36 Gráfica de radar para los valores promedio de control y tratamiento de 50 ppm de Fb de los pasos O, L, K, J, I y P normalizados al tiempo 0 h para los discos de hoja. 80 Figura 37 Tabla de MANOVA con post hoc de Bonferrioni para el control en donde se compara el tiempo de 0 h con respecto a los demás. 82 Figura 38 Gráfica de radar para los valores promedio de control y tratamiento de 50 ppm de Fb lavada de los pasos O, L, K, J, I y P normalizados al tiempo 0 para los discos de hoja 82 Figura 39 Cinética promedio de los cambios en fluorescencia de la clorofila a expresada fluorescencia variable relativa del tratamiento de Fb a las 48 horas. 85 Figura 40 Cinética promedio de los cambios en fluorescencia de la clorofila a expresada fluorescencia variable relativa del tratamiento de Fb a las 48 horas. Calculo obtenido con una ganancia de 15. 86 Figura 41 Mecanismo de acción. 88 Índice de Tablas Tabla 1 Compuestos reportados producidos por G.ulmifolia. 30 Tabla 2 Fracciones de la columna cromatográfica abierta del extracto clorofórmico de hojas. 41 Tabla 3 Valores del I50 de los extractos orgánicos en la síntesis de ATP 49 Tabla 4 Comparativa de algunos parámetros de la fluorescencia y de la prueba JIP calculados a partir de la media lineal de cada parámetro y la curva promedio 65 Tabla 5 Comparativa de algunos parámetros de la fluorescencia y de la prueba JIP calculados a partir de la media lineal de cada parámetro y la curva promedio 68 Tabla 6 Fracciones obtenidas con rendimientos suficientes. 70 Tabla 7 Tabla de MANOVA con post hoc de Bonferrioni para el control en donde se compara el tiempo de 0 horas con respecto a los demás 77 Tabla 8 Tabla de MANOVA con post hoc de Bonferrioni para el control en donde se compara el tiempo de 0 horas con respecto a los demás. 78 v Tabla 9 Tabla de MANOVA conpost hoc de Bonferrioni para el control en donde se compara el tiempo de 0 horas con respecto a los demás. El valor a p < 0.05. 81 vi RESUMEN La producción suficiente de alimento es una de las preocupaciones constantes en el modelo productivo de la agricultura. Para optimizar la producción se han desarrollado métodos y herramientas, siendo un ejemplo de éstos el uso de herbicidas. Los herbicidas son químicos que tienen como finalidad el combatir a las malezas alterando los procesos fisiológicos. Sin embargo, estos químicos por lo general son dañinos para otros organismos y afectan el equilibrio ecológico del medio, además de que después de un uso intensivo, las malezas sometidas a éstos pueden generar resistencia. Por tanto, es necesaria la búsqueda de nuevas moléculas herbicidas químicas, menos contaminantes y con mecanismos de acción novedosos. Uno de los posibles sitios de acción es la fotosíntesis, la cual es el proceso fisiológico de las plantas más importante ya que les provee de energía. Por tanto, moléculas que tengan como blanco de acción de este proceso, son deseables para el desarrollo de futuros herbicidas. El principal problema en el estudio los mecanismos de acción de compuestos en la fotosíntesis radica en que generalmente es necesario analizar sus componentes in vitro. Una alternativa son los métodos que emplean la emisión de fluorescencia de la clorofila a, los cuales son métodos altamente precisos y no invasivos. Dentro de éstos se encuentra la prueba de JIP, la cual es un método poderoso que permite calcular el flujo energético de los principales procesos que ocurren en los fotosistemas I y II. La prueba de JIP en la caracterización del efecto inhibitorio de moléculas ha sido ampliamente empleados, sin embargo el uso de ésta como principal prueba en el fraccionamiento biodirigido en la búsqueda de nuevos compuestos inhibitorios han sido escasos. De hecho dicha metodología ha sido empelada esencialmente como un método accesorio o simplemente confirmación. El presente trabajo propone una metodología para el empleo de la prueba de JIP como principal prueba en el fraccionamiento biodirigido de compuestos vegetales, empleando el ejemplo de la planta Guazuma ulmifolia. Se describen pruebas experimentales, implicaciones teóricas, así como la toma de decisiones basada en criterios estadísticos que son apliados en el uso del fraccionamiento biodirido. El trabajo se enfoca en la caracterización del efecto inhibitorio de extractos y fracciones activas de Guazuma ulmifolia utilizando la prueba de JIP, para que en el futuro pueda ser empleada en la búsqueda de metabolitos secundarios con posible actividad herbicida. 1 I. INTRODUCCIÓN Una de las actividades más antiguas de la humanidad ha sido la agricultura, de hecho, fue ésta la responsable de la sedentarización de las primeras comunidades humanas que dieron origen a las primeras civilizaciones. Tras varios milenios de poner en práctica esta actividad, el ser humano ha desarrollado un conjunto de técnicas que garantizan la producción de alimentos (Welch & Graham 1999). Durante la Segunda Guerra Mundial apareció un compuesto conocido como el acido 2,4-diclorofenoxiacético, el cual garantizaba un aumento en la productividad y la disminución de trabajo h hombre, pues eliminaba de forma eficiente a las malezas en los campos de cultivos. Este descubrimiento dio pie al desarrollo de un conjunto de compuestos llamados herbicidas (Sung & Quatsel 1979). Los compuestos garantizaban la eliminación de maleza para así disminuir la competencia de éstas con respecto a las plantas cultivadas. Sin embargo su uso intensivo durante el siglo XX acarreó una serie de problemas ambientales como: contaminación de cuerpos de agua, extinción de especies, infertilidad de suelos, entre otras, los cúales generaron a su vez problemas sociales de la salud pública debido a la la toxicidad y bioacumulación de los compuestos herbicidas en los cultivos de consumo, llegando la situación a un punto crítico a mediados de los años noventa (Readman et al. 1993). Desde entonces, el mercado ha estado en una constante búsqueda de nuevos y más seguros herbicidas. A principios de los años noventa un conjunto de investigadores propusieron que una forma de obtener nuevos herbicidas y más seguros era a través del desarrollo de la investigación de los aleloquímicos (Macías 1995), los cuales son compuestos naturales producidos por las plantas. Sin embargo su caracterización, extracción y búsqueda es complicada debido a que cada compuesto tiene mecanismos de acción y sitios blanco diferentes en la fisiología de los organismos. Por lo anterior es necesario tener un “arsenal” de técnicas y metodologías que permitan identificar de forma precisa y rápida la posible existencia y sitio de interacción de estas moléculas. Siendo que la fotosíntesis es el proceso energético y metabólico más importante de las plantas, pues provee energía y acumulación de biomasa (Archer y Barber 2004), herbicidas que tengan como sitio de acción este proceso son deseables. La localización y caracterización de aleloquímicos inhibitorios es por tanto un campo fértil de investigación. Existe un inconveniente en la búsqueda de los aleloquímicos con posible actividad herbicida en la fotosíntesis, ya que su identificación y caracterización es compleja. Ésto se debe a que la mayor parte de las metodologías para el estudio de la fotosíntesis requiere un equipo especializado, generalmente muy costoso y que en su mayoría sólo permiten acceder a la maquinaria fotosintética a nivel molecular, lo cual solamente se lograba unicamente a partir de técnicas in vitro para la fase luminosa de la fotosíntesis. Sin embargo, este problema tuvo 2 una nueva alternativa cuando Strasser et al. en 1995, desarrollaron un nuevo método que permite el análisis de la eficiencia fotosintética que podría ser usada in vivo e in vitro, denominada prueba de JIP (nombre tomado a partir de la curva de inducción de fluorescencia de la clorofila a OJIP). Este análisis fue posteriormente empleado por Lotina-Hennsen et al. (2007) para el estudio de aleloquímicos con actividad herbicida sobre la fotosíntesis. La prueba de JIP utiliza la señal fluorescente que emite la molécula de clorofila a al ser irradiada por un haz de luz actínica. Dicha señal describe una curva polifásica que puede ser analizada para conocer el estado de los eventos fotosintéticos tanto del fotosistema I como del II (PSI y PSII) (Strasser et al. 1995, 2000, 2004, Schansker et al. 2005, Tsimilli-Michael and Strasser 2008). Sin embargo, el análisis de la información es extenso y complejo, lo que dificulta el tratamiento estadístico de los datos producto de la misma heterogeneidad de la muestra de cloroplastos en un tejido fotosintético, se puede ocultar el efecto de los herbicidas. Por tanto es importante tener un método estandarizado que permita caracterizar de una manera precisa y verídica el efecto de los posibles aleloquímicos con actividad en la fotosíntesis. El presente estudio está dirigido hacia la búsqueda de aleloquímicos con actividad herbicida en la fotosíntesis que puedan ser estudiados mediante la metodología de la prueba de JIP. Por tanto, el fin del presente trabajo es mostrar cómo la información de esta prueba debe ser procesada y empleada para la identificación de futuros compuestos. Para ello, primero se realizó un fraccionamiento biodirigido en la búsqueda de nuevos quimicos con actividad herbicida en Guazuma ulmifolia, como ejemplo del uso de esta metodología en la búsqueda de nuevos químicos responsables de la actividad herbicida. Es destacable en este punto, que si bien este estudio está intrínsecamente relacionados con los estudios fotoquímicos, pues en el presente trabajo se empleó tanto un extracto orgánico y una fracción activa de este fraccionamiento,el propósito no es la caracterización de un compuesto en específico, sino en ilustrar cómo es que la prueba de JIP debe de ser utilizada para la identificación de tales compuestos. 3 II. ANTECEDENTES 2.1 Agentes herbicidas. Definición, importancia y problemática actual. El continúo aumento tanto en el tamaño de la población como en la demanda de alimento son dos problemas que van íntimamente ligados. Por ello, el aumentar o mantener los niveles de producción agrícola es uno de los objetivos centrales en la agricultura moderna. En los últimos años, la humanidad ha adicionado un segundo objetivo a la producción agrícola, que es vivir en un medio más sano (Acuña Chinchilla 2000). Al parecer, el concepto de alta productividad y bajo impacto ambiental ha demostrado ser prácticamente incompatibles. Por tanto es menester (primario) encontrar nuevos y más seguros herbicidas y pesticidas, para así aumentar la productividad agropecuaria, sin que ésto comprometa su rendimiento neto (Levin 2006). Para dicho objetivo se ha promovido la capacitación, la investigación, la certificación y la inspección para inducir un uso racional de plaguicidas. (Acuña Chinchilla 2000). Los herbicidas utilizados en cualquier producción agrícola son parte inherente de ese sistema de producción, al cual Hart (1985) conceptualiza como “[…] una unidad funcional conformada por el suelo, el cultivo, las enfermedades, las plagas y las malezas […]” considerando los aspectos socioeconómicos como complemento (Acuña Chinchilla 2000). Por tanto es importante definir dos conceptos centrales para el presente trabajo: herbicidas y malezas. Un herbicida se define como una sustancia química, normalmente orgánica, que interfiere en mayor o menor grado en el normal desarrollo de las plantas (García y Fernández – Quintanilla 1991, Acuña Chinchilla 2000). Mientras que una maleza se define como una especie de planta en un lugar inadecuado o indeseable; o que compite con los cultivos. (García y Fernández – Quintanilla 1991, Acuña Chinchilla 2000). Al tener claros estos conceptos, es posible entender que los herbicidas forman parte de los factores que intervienen en un agro-ecosistema, y por lo tanto, se requiere no sólo tomar en cuenta los factores productivos, sino que también los ambientales (Acuña Chinchilla 2000). Las pérdidas anuales causadas por las malezas en la agricultura de los países en desarrollo han sido estimadas en el orden de 125 millones de toneladas de alimentos, cantidad suficiente para alimentar 250 millones de personas (Parker y Fryer 1975). Esto es debido a que las malezas compiten con las plantas cultivables por los nutrientes del suelo, agua y luz (Labrada y Parker 1996). Estas plantas indeseables también sirven de hospederas a insectos y patógenos dañinos a las plantas cultivables (Labrada y Parker 1996), y sus exudados radicales y lixiviados foliares resultan ser tóxicos a las plantas cultivables (ver Apartado 2.2.2. Alelopatía) (Labrada y Parker 1996). Las malezas también obstruyen el proceso de cosecha y aumentan los costos de operaciones. Además, al momento de la cosecha, las semillas de las 4 malezas contaminan la producción obtenida (Labrada y Parker 1996). De esta forma, la presencia de las malezas en áreas cultivables reduce la eficiencia de la fertilización y la irrigación, facilita el aumento en la densidad de otras plagas y al final, los rendimientos agrícolas y su calidad decrecen severamente (Labrada y Parker 1996). Por tanto se puede apreciar que el uso de los herbicidas no es algo de lo que la agricultura pueda prescindir simplemente. Los granjeros, como todo hombre de negocios, tomaran decisiones en el contexto de su empresa y el uso de herbicidas probablemente sea una constante en su diseño productivo. Si bien existen varios métodos de control de malezas (Labrada y Parker 1996) el control químico ha demostrado ser la clave del éxito en la agricultura de los países desarrollados en las últimas décadas. Sin embargo, los herbicidas presentan dos problemáticas fundamentales: el desarrollo de resistencia por parte de las malezas y la toxicidad de los mismos. Antes de que un nuevo herbicida pueda venderse en cualquier país (en teoría), tienen que suministrarse datos adecuados que demuestren que es seguro para que sea manipulado por el operador, y que los consumidores de los cultivos tratados no están bajo riesgo (Caseley 1996). La toxicidad también debe ser contemplada en relación al ambiente, ya que el uso de estos agroquímicos pueden difundirse a los cuerpos de agua o pueden estar presente en la parte cosechada del cultivo y ser consumidos directamente o a través de productos animales y a su vez afectar a otros organismos (como insectos, peces, aves y mamíferos) (Caseley 1996, Acuña Chinchilla 2000) También pueden ser biotransformados en nuevos compuestos que pueden resultar tóxicos en algunos de los niveles de un ecosistema (García y Fernández – Quintanilla 1991, Acuña Chinchilla 2000). Por otro lado, el uso intensivo de herbicidas tiende generalmente a provocar la presencia de especies tolerantes o resistentes (Labrada y Parker 1996) conllevando a problemas graves que se tornan en desbalances ecológicos a nivel trófico difíciles de solucionar. (Acuña Chinchilla 2000). Si se genera resistencia, será necesaria una aplicación herbicida post- emergente suplementaria (Labrada R. y Parker C. 1996), lo que genera un círculo vicioso pues aumenta: costos, la concentración del compuesto en el ambiente y los riesgos anteriormente mencionados (Caseley1996, Labrada y Parker 1996, Acuña Chinchilla 2000). Adicional a lo anterior, otra de las características deseables es la selectividad, la cual se define como aquel agente herbicida activo sobre ciertas especies (susceptibles) y no sobre otras (tolerantes) a las dosis recomendadas. Cuando se emplean dosis muy elevadas, los herbicidas selectivos pueden comportarse como no selectivos o totales (García y Fernández – Quintanilla 1991, Acuña Chinchilla 2000). Por todo lo anterior es necesaria la constante búsqueda de nuevas moléculas herbicidas pues existe una carrera “armamentista” entre la agricultura y las malezas, y que además de buscar sitios y mecanismos de acción novedosos ofrezcan una baja toxicidad tanto para el 5 humano como para el medio ambiente gracias a la imperiosa necesidad de sanear las actividades humanas para mantener el equilibrio de la naturaleza. 2.2. Metabolismo secundario de las plantas como fuente para el descubrimiento de nuevos compuestos herbicidas. 2.2.1. Metabolismo secundario y su estudio fitoquímico. Una forma que se tiene para encontrar nuevos herbicidas es la investigación Fitoquímica, que tiene como finalidad describir nuevos compuestos que pueden tener actividad biológica útil. (Pieters y Vlietinck, 2005). Esto se logra analizando los diferentes compuestos que naturalmente son producidos por las plantas. Estas moléculas, generalmente denominados productos naturales o metabolitos secundarios (Hartmann, 2007), juegan un papel importante en la fisiología y relaciones ecológicas de los organismos que los producen. (Rosenthal 1982, 1991; Hartman 2007). Durante las ultimas dos décadas la razón por la cual a estos compuestos se les denomina “secundarios” ha sido objeto de controversias, ya que en un principio se les designó así ya que se son productos del metabolismo que no pertenecen a las rutas metabólicas para la formación de nuevas células (rutas del metabolismo primario) (Hartmann 2007). Originalmente, la existencia de estos compuestos se explicaba como simples desechos o productos de destoxificación (Peach 1950; Reznik 1960; Hartman 2007), hasta que en la década de los ochentas se les consideró como productos del mecanismo de desviación metabólica, o como una simple expresión de la diversidad bioquímica de lasplantas, o como vestigios de las rutas metabólicas ancestrales y como el “patio de evolución bioquímica” (Hartman 2007). Sin embargo, con el avance y desarrollo de la Ecología Química se le dio a los metabolitos secundarios una función ecológica y su origen fue finalmente atribuido a las presiones de selección a las cuales las plantas están sometidas (Hartman 2007). Si bien se le conoce como metabolito secundario a cualquier producto de las rutas metabólicas que no son vitales para la supervivencia del organismo que las posee, con el avance científico se han llegado a esclarecer las posibles funciones que denominamos como “no vitales” y que juegan un papel importante en la adecuación de la especie que las posea. Reznik en 1960 propuso un esquema que englobara los procesos funcionales del metabolismo secundario en las plantas, dicho esquema fue posteriormente actualizado por Hartman en 1996 y en el presente texto se presentan dos modificaciones más a este esquema, con el fin de actualizar las ideas sobre la posición de la Alelopatía en el aspecto funcional de las plantas. La primera con el fin de destacar a la producción de compuestos herbicidas como método de competencia y la segunda otorgándole una función de 6 estimulación y comunicación, lo cual se explicara a mayor detalle en el apartado 2.2.2. (Figura 1.) Figura 1. Funciones ecológicas del metabolismo secundario propuestas por Reznik (1960), ampliado por Hartman (1996) y por modificado para presente trabajo. En el círculo central se encierra la ruta energética que suministra energía y biomasa, seguido de los grupos de rutas del metabolismo primario que se encargan de procesar a las biomoleculas. Los derivados de cada uno de estos grupos se muestran en el círculo exterior. En amarillo se marcan los grupos de las principales las funciones ecológicas. En rosa se mencionan algunos ejemplos de funciones en las que los metabolitos secundarios están implicados. Las características inherentes de los metabolitos secundarios al poseer una alta plasticidad genética y diversidad, garantizan adaptaciones flexibles para las plantas (ya que al no ser vitales pueden ser modificadas de forma continua), las cuales son necesarias en un medio cambiante (Hartman 2007). Se cree que a nivel evolutivo estas rutas surgieron como modificaciones de las rutas primarias, pues genes que codificaban a enzimas del metabolismo primario se duplicaron y posteriormente adquirieron modificaciones a sus funciones originales (posiblemente favorecida por la diversidad funcional de la familia de genes) o funciones radicalmente nuevas (Hartman 2007). Así el metabolismo secundario surge por la necesidad intrínseca de los organismos para responder a las exigencias del medio ambiente. Como se puede apreciar en la Figura 1, uno de los tantos componentes de las funciones de metabolismo secundario en plantas es la Alelopatía. En el siguiente apartado se desarrollará más a detalle este concepto, pero es importante resaltar en este punto que, al gozar de toda una diversidad metabólica de compuestos con actividad biológica, las plantas, por tanto, deben tener al menos un ejemplo de compuestos que les permitan competir directamente 7 entre ellas. Y que a nivel evolutivo, el poseer dichas características ofrecerá evidentemente una ventaja sobre aquellas que carezcan de éstas. Por tanto, tras el surgimiento de una ruta metabólica de algún compuesto fitotóxico, éste sería fijado por la selección natural. 2.2.2. Alelopatía. Generalmente la Alelopatía es entendida como el efecto dañino de una planta sobre otra planta mediante la liberación de químicos en el ambiente. Sin embargo, han existido modificaciones a este concepto a lo largo del tiempo y existe en la actualidad una confusión en el uso de este término (Willis 2007). Para fines prácticos de este trabajo, este concepto es suficientemente valido, sin embargo una breve explicación se dará en este apartado. El término Alelopatía surge de la palabra alemana Allelopathie y fue acuñado por el Prof. Hans Molisch, un fisiólogo vegetal austriaco en 1937 (Willis 2007). Las raíces griegas de este concepto son: allelon, que significa “mutuo” o “entre ambos”, y pathos, que significa “sufrimiento” o “sensación” (Willis 2007). Dicho concepto tenía originalmente la connotación del efecto que ejerce una planta sobre otra (Willis 2007), aunque sería incorrecto pensar que Molisch fuese el fundador de la Alelopatía moderna, como explica Willis en su libro History of Allelopathy. Molisch, sin embrago, concibió, tanto el efecto estimulatorio, como el efecto inhibitorio, ya que sabia que casi cualquier sustancia que es un inhibidor de algún proceso de la fisiología de un organismo expuesto a ésta, a una concentración en particular será muy probablemente un estimulante a una concentración sumamente mayor y viceversa (Willis 2007). Este efecto dual de las sustancias es comúnmente denominado hormesis, y fue descrito por Paracelusus en el siglo XVI (Duke et al 2006, Willis 2007). Por tanto el efecto solamente negativo, comúnmente encontrado en los textos no especializados en el tema sólo definen una cara del fenómeno de la Alelopatía. En 1968, un subcomité del International Biological Program, hizo el primer intento de homogeneizar el concepto entre la comunidad científica y llegó al acuerdo de introducir el concepto de aleloquímicos, el cual era más global e incluía también los aspectos estimulatorios producidos exclusivamente por las plantas que afectaran a otras plantas y animales (Willis 2007). Whittaker y Fenney (1971) publicaron en Science un trabajo en donde definían a los aleloquímicos como el dominio de todas las interacciones entre organismos (Willis 2007). Posteriormente, Rice (1984) redefinió a la Alelopatía como “cualquier efecto directo e indirecto, nocivo o benéfico por una planta (incluyendo microorganismos) sobre algún otro a través de la producción de compuestos químicos que escapan hacia el ambiente” (Willis 2007). Willis (ver Willis 2007) explica ampliamente la controversia entre los estudiosos del tema, aunque probablemente lo más acertado por el 8 momento sea aceptar la definición de Alelopatía de la Asociación Internacional de Alelopatía que la define como “Cualquier proceso que involucra la producción de metabolitos secundarios producidos por plantas, bacterias, algas y hongos que influencie el crecimiento y desarrollo de un sistema de agricultura o biológico” (esta definición surgió en el 1er Congreso de Alelopatía, para mayor información consultar Reigosa et al. 2006). Debido a que este trabajo esta orientado a la búsqueda de moléculas con potencial herbicida producidas por una planta en particular, principalmente nos enfocaremos en la parte de la Alelopatía en donde la interacción es planta-planta y de tipo dañina. La competencia y la Alelopatía son mecanismos de interacción planta-planta que han sido demostrados, tanto en campo, como a nivel experimental (Myster 1992) y generalmente uno de ambos procesos puede verse eclipsado por el otro, ya que las plantas están sometidas a la competencia (al igual que todos los organismos), pues ésta es una constante en la existencia misma. Y la existencia de aleloquímicos en una planta seguramente garantizaría ventajas en la competencia por luz, nutrientes y agua. Por lo cual es difícil muchas veces identificar la ocurrencia de la Alelopatía. Willis definió en 1985 seis criterios básicos para identificar un aleloquímico, los cuales son difíciles de reunir en la mayoría de los estudios (Blum 1999), y son: 1. Debe de existir un patrón de inhibición de una especie a otra. 2. El agresor putativo debe producir una toxina. 3. Debe existir un modo de liberación de la toxina. 4. Debe exisitir transporte o acumulación de la toxina en el medio. 5. La planta afectada debe de tenermedios para absorber la toxina. 6. El patrón de inhibición observado de inhibición no debe ser producto de competencia física u otro factor biótico. Adicional a todo lo anterior se encuentran reportes sobre la aparición de Alelopatía, pues se ha observado que ésta se da generalmente ante un estímulo o una situación en particular. Un ejemplo de ésto sería el caso del Oryza sativa (arroz) el cual se ha visto, que produce metabolitos secundarios en ciertas condiciones de estrés (Kim y Shin 2004). Esto dificulta aun más el reconocer la presencia de algunos metabolitos secundarios. Por tanto, es extremadamente difícil demostrar la influencia de la Alelopatía en la naturaleza dada la complejidad de la interferencia de las plantas, la cual incluye efectos positivos, negativos y neutros entre las mismas (Christensen, 1993). Los compuestos alelopáticos producidos por las plantas son liberados de éstas al ambiente por medio de la exudación de las raíces, lixiviación, volatilización o descomposición de los residuos de las plantas en el suelo (Kim y Shin 2004) (ver Figura 2) 9 Figura 2: Procesos de inducción (por diferentes estímulos), producción, transporte, exposición y respuesta alelopática de compuestos producidos por plantas. (Tomada de Kim y Shin 2004) De tal forma que la interacción planta-planta que originalmente se concibe como una competencia, en realidad es un proceso producto de la combinación de la competencia por los recursos (natural) y la producción de compuestos alelopáticos que suprime los competidores (Duke et al. 2001). Las implicaciones económicas de la Alelopatía y la investigación sobre ésta pueden ser resumidas en tres puntos: • El conocimiento de nuevos aleloquímicos y su mecanismo de acción es clave para la exploración del uso de los mismos como herbicidas. Ésto usualmente ofrece herramientas para combatir la evolución de resistencias a biocidas de malezas actualmente utilizados y alternativas para aquellos para los cuales la resistencia ya existe (Harper 2005, Macias et al. 2008). • La posibilidad de incorporar características alelopáticas en cultivares mejorados podrían reducir la necesidad de aplicar herbicidas a los cultivares (Khush, 1996). • Las malezas con efecto alelopático tienen un mayor grado de dispersión, daño y por ende el impacto económico aumenta, además de que disminuye la posibilidad de su erradicación (Mercado y Manuel 1978; Browmik y Doll 1982; Browmik y Doll 1983; Rodriguez-Tineo 2000) Una última consideración que se debe incluir en este apartado es que muchos de los aleloquímicos conocidos no tienen potencial para convertirse en herbicidas comerciales per se, por tanto, la Alelopatía no es la panacea para los herbicidas, sin embargo su papel más importante está en la búsqueda de nuevos químicos y modos de acción, Estímulos que inducen producción de aleloquímicos. 10 proveyendo de bases estructurales para modificaciones futuras en el desarrollo de herbicidas comerciales viables (Harper 2005) 2.3. Fotosíntesis como blanco de acción de agentes herbicidas. En los apartados anteriores se desarrolló la importancia de los herbicidas y su relación con procesos fisiológicos como la fotosíntesis, por tanto es conveniente revisar de forma rápida el proceso fotosintético como tal, pues es justo parte del objeto de estudio el presente trabajo. 2.3.1. El proceso fotosintético. La fotosíntesis es probablemente el proceso metabólico más importante del planeta. Es la ruta metabólica clave para adquirir energía en la biosfera. Los organismos fotosintéticos, plantas, algas y algunas bacterias, son capaces de colectar energía solar y convertirla en energía de síntesis para compuestos orgánicos complejos (Archer & Barber 2004). El proceso de fotosíntesis es importante ya que mantiene a casi todas las formas de vida a nivel trófico y es un mecanismo que sostiene la productividad primaria de todos los ecosistemas. (Kozlovsky 1968) Existen varios tipos de fotosíntesis, cada uno difiere en el uso de moléculas, tipos de estructuras y productos (Nelson & Cox, 2000). En esencia la fotosíntesis es un proceso de fotoconversión para almacenar energía química. En un escenario simplificado, este proceso metabólico consiste en la absorción de la energía luminosa por pigmentos y la generación de excitones, atrapados como especies reactivas. Estos excitones proveen la fuerza electromotriz para el transporte de electrones durante las reacciones fotosintéticas. La fuente de estos electrones debe ser una molécula donadora, que sufre una reacción de oxidación química (Hillier & Wydrzynski 2008). Debido a que este trabajo se centra en la fotosíntesis vegetal (o sea de plantas) nos enfocaremos únicamente en explicar el proceso fotosintético conocido como fotosíntesis oxigénica. Este proceso que se lleva a cabo en un organelo conocido como cloroplasto o en las membranas celulares de las cianobacterias. En el caso de las plantas y de las algas eucariontes el cloroplasto se compone de varias membranas, por lo general dos (Carmona- Jiménez et al. 2004): una externa y una interna (a veces varias), separadas por un espacio intermembranal. Para fines prácticos del presente trabajo, en plantas vasculares existen únicamente dos membranas y la fotosíntesis oxigénica se lleva acabo en el cloroplasto. Macroestructuralmente, el cloroplasto, está compuesto por el plegamiento de las membranas internas que dan origen a unas estructuras en forma de disco llamados tilacoides, en donde se llevan a cabo la reacciones de transferencia de electrones que corresponden al proceso de la fase luminosa. A su vez, los tilacoides se encuentran apilados en estructuras conocidas 11 como grana. El espacio que se encuentra entre el grana y la membrana externa del cloroplasto es denominado estroma, en el cual se llevan a cabo la reacciones de condensación orgánica de la fase oscura de la fotosíntesis (Nelson & Cox, 2000). (Ver Figura 3) Figura 3: (a) Esquema del cloroplasto de plantas vasculares. (b) Micrografía de un cloroplasto. (Modificado a partir de Nelson & Cox 2000). Como se mencionó anteriormente, en las reacciones de la fotosíntesis se requiere de una molécula donadora de electrones, que para el caso de la fotosíntesis oxigénica es la molécula del agua (H2O), la cual químicamente es separada por una reacción de oxidación catalizada por los componentes del Fotosistema II. El producto químico de esta reacción es el de dioxígeno (también conocido como oxígeno molecular O2) el cual aparece libre en la atmósfera (Wydrzynski 2008). Esta maquinaria es definida como un dominio en el Fotosistema II denominada complejo productor de oxígeno, conocido como OEC (por sus siglas en inglés de Oxygen Evolving Complex) (Williamson 2008). Al proceso de producción de O2 se le denomina Evolución de Oxígeno, por dicha razón es llamada Fotosíntesis Oxigénica (ver Eq .1). + 2 22H O+hv 4H O 4e −→ + + Eq. 1 Eq.1: Ecuación general de la fotolisis del agua. Una vez que la molécula de agua dona los electrones, ésta se rompe en protones provenientes del hidrógeno, oxígeno y electrones. Los electrones son transportados a lo largo de una cadena de aceptores temporales, mientras que los protones, productos del rompimiento del agua, contribuyen a producir un gradiente protón motriz que se utilizará para la síntesis de ATP. Los electrones a su vez fluyen a lo largo de dos cascadas de transporte de electrones independientes pero acopladas, hasta que esta energía es condensada a manera de poder reductor en la forma de NADPH. La gran mayoría de los organismos con fotosíntesis oxigénica poseen dos clases de fotosistemas (Nelson & Cox, 2000). Debido a que el presente trabajo es un estudio que se focaliza en plantas hablaremos de los complejos moleculares que componen a fotosistemas 12 de plantas, sin embargoalgas y algunas cianobacterias presentan modificaciones a los componentes que a continuación se describen. Los fotosistemas son las unidades funcionales a nivel molecular de la fotosíntesis, y existen dos tipos de ellos: Fotosistema I (abreviado PSI por sus siglas en inglés Photosystem I) y Fotosistema II (PSII por sus siglas en ingles Photosystem II). Ambos están compuestos funcionalmente por un complejo antena, un centro de reacción propio, y moléculas donadoras y aceptoras. Las membranas de los tilacoides tienen diferentes tipos de fotosistemas. Los dos sistemas tienen funciones distintas y complementarias (Nelson & Cox, 2000). El PSII es de tipo Feofitin-Quinona (como el fotosistema de bacterias púrpuras) y contiene más o menos la misma cantidad de clorofila a y b. Su centro de reacción es denominado P680 debido a que es activado a 680 nm. La excitación de los centros reactivos P680 provee de electrones a través del complejo citocromo b6f con movimientos concomitantes de protones a través de la membrana tilacoidal (Nelson & Cox 2000). Mientras que PSI es de tipo ferredoxina (que es estructural y funcionalmente relacionado con los centros reactivos de las bacterias verde sulfurosas) y posee concentraciones variables de clorofila a y b. En el caso del PSI el centro de reacción es denominado p700, debido a que es activado a una longitud de onda de 700 nm. En el PSI el centro de reacción pasa su energía a una proteína Fe-S ferredoxina, la cual a su vez pasa electrones a NADP+, produciendo NADPH (Nelson & Cox 2000). Los dos centros reactivos funcionales en plantas actúan en tándem para catalizar la luz y producir así el movimiento electrones desde la molécula de agua hasta NADP+ y los electrones son llevados entre los dos fotosistemas por una proteína soluble conocida como plastocianina (Nelson & Cox 2000). Se cree, con base en las características biofísicas de cada uno de los sistemas, que PSI y PSII están especialmente separados entre ellos para así prevenir el flujo de excitones entre los dos fotosistemas. De hecho, el PSII se encuentra localizado única y exclusivamente en la región es altamente condensada de la membrana tilacoide, mientras que PSI y la ATPsintasa se encuentran localizadas principalmente en las zonas no apiladas del tilacoide. Por su parte, el complejo citocromo b6f se encuentra distribuido ampliamente en toda la membrana tilacoidal (Nelson & Cox 2000). Generalmente la forma diagramatica para representar la transferencia de electrones y cada uno de los sectores temporales de éstos es llamado esquema Z (Figura 4), el cual ilustra de manera general como es que se llevan a cabo las reacciones y la relación energética entre cada uno de los sectores. 13 Figura 4: Diagrama Z de la Fotosíntesis. (Modificado a partir de Nelson & Cox 2000) Se estima que por cada 2 fotones absorbidos (por cada uno de los fotosistemas), un electrón es transferido de la molécula de agua al NADP+. Para formar la molécula O2 anteriormente mencionada se requiere la transferencia de otros dos electrones de otras dos moléculas de agua y de otros dos NADP+, para obtener un total de ocho fotones absorbidos para llevar a cabo cuatro veces la reacción en torno a los fotosistemas (ver Eq 2.). + 2 22H O+NADP +8 fotones O NADPH +2H +→ + Eq. 2 Eq.2: Ecuación de la fotólisis del agua y la formación de NADPH. 2.3.2. La emisión de la fluorescencia de la clorofila a como metodología para el estudio de la fotosíntesis. Existen muchos enfoques metodológicos para el estudio de la fotosíntesis. Algunas de éstas se enfocan exclusivamente a la fase luminosa orientada a conocer las causas de la variación en la eficiencia de captura de fotones y su conversión a NADPH y ATP. Mientras que otras se enfocan a la fase obscura, orientada a conocer la velocidad de captura de CO2, la actividad de la Rubisco y/o su conversión a carbohidratos. En cuanto a las técnicas para el 14 estudio de la fase luminosa, la gran mayoría requiere que se disgregue el material fotosintético en sus componentes básicos moleculares, por tanto, la mayoría de los estudios son de tipo in vitro. Sin embargo existe un grupo de metodologías que nos permite estudiar con detalle la fotosíntesis sin destruir un tejido fotosintético y se basan en la cuantificación de la emisión de fluorescencia de la clorofila a. En los últimos años, estas metodologías han permitido llevar a cabo una gran variedad de estudios in vivo del aparato fotosintético en diversos sistemas biológicos. El procedimiento es un método indirecto, pero altamente preciso, económico, rápido y no invasivo. Dichas características ofrecen, cuantificar procesos en sistemas fotosintéticos integros en su entorno fisiologico intacto (Papageorgiou & Govindjee 2005). La fluorescencia de la clorofila a es un fenómeno cuántico propio del aparato fotosintético (Govindjee 2004). Existen diversas formas de estudiar y entender lo que la señal fluorescente refleja de un sistema biológico (para mayor información consultar Papageorgiou & Govindjee 2004), y muchos grupos de investigación han desarrollado metodologías que permiten acceder a esta información que de otra manera sería imposible tener. Por tanto, en este apartado se desarrollará el concepto de fluorescencia de la clorofila a, así como sus implicaciones biológicas para posteriormente centrarse en una de las escuelas de determinación y analisis de la fluorescencia que es la de la prueba de JIP. Para poder entender cuál es el principio de este conjunto de metodologías debemos de revisar el concepto de fluorescencia. La fluorescencia es una propiedad que podemos englobar dentro de la luminiscencia (Valeur 2002). Se define como la propiedad de una sustancia para emitir luz cuando es expuesta a radiaciones de tipo ultravioleta, rayos catódicos, rayos X y luz visible (Lakowicz, 2006). En este proceso, una molécula absorbe un fotón de alta energía, el cual es emitido en forma de un fotón de baja energía. La diferencia de energía entre la absorción y la emisión se disipa a manera de calor por vibraciones moleculares (Valeur 2002). A nivel cuántico, las moléculas excitadas emiten luz cuando los electrones de las capas más dístales se encuentran en estados excitados que son termodinámicamente inestables, pues poseen mayor energía de la que les corresponde cuánticamente. Para poder regresar a un estado con energía basal, los electrones deben deshacerse del exceso de energía liberando ésta a manera de un fotón (Valeur 2002). En otras palabras, la emisión de este fotón genera luz. A diferencia de otros procesos luminiscentes, como la fosforescencia, el fenómeno fluoreciente dura millonésimas de segundo, y en términos prácticos depende de que el estímulo causante esté presente al tiempo en que se emite y se observa la señal luminosa (Valeur 2002). Dependiendo el tipo de molécula fluorescente serán los requisitos lumínicos para absorber, excitar y emitir fluorescencia (Valeur 2002). 15 El fenómeno tiene una eficiencia neta para que se lleve a cabo el proceso fluorescente, a este proceso se le denomina rendimiento cuántico o quantum yield (Valeur 2002). Y se define como la proporción de fotones emitidos sobre el número de fotones absorbidos (ver ecuación 3). El máximo rendimiento cuántico de fluorescencia esperado es uno ó 100% en donde cada fotón absorbido resulta en un fotón emitido. De acuerdo a la regla de Kasha, la emisión de un fotón ocurre en una tasa de producción apreciable únicamente desde el estado excitado más bajo de una multiplicidad dada (o sea los diferentes estados de energía degenerados de la función de onda que difieren únicamente en su momento angular de espín). Además de que de acuerdo a la regla de Kasha-Vavilov, el rendimiento cuántico de la luminiscencia es independiente generalmente de la longitud de onda de excitación (McNaught& Wilkinson 1997). # # emitidos absorbidos hv hv φ = Eq.3: Ecuación general del rendimiento quántico para un fenómeno fluorescente. Si bien este último párrafo puede parecer un mero tecnicismo de la Mecánica Cuántica y poco aplicable al estudio de sistemas biológicos, en realidad es la base de toda la teoría de la fluorescencia, y explica el principio básico de cómo es que se lee y se deben entender la emisión de la fluorescencia de la clorofila a. La clorofila a es un pigmento verde que se encuentra en plantas, algas y cianobacterias y es un elemento conspicuo y central de la fotosíntesis oxigénica (Govindjee 2004). Como se explicó anteriormente, la fotosíntesis es un conjunto de procesos parciales acoplados, iniciados por la absorción de la luz para la conversión de la energía de los fotones en energía almacenada: ATP, voltaje transmembranal y un gradiente de protones. La clorofila, es el cromóforo principal del sistema de proteínas y pigmentos, y se encarga de colectar fotones, en una distribución regulada de energía de excitación cuya principal conversión es en un potencial redox y en un gradiente de protones (Govindjee 2004). Aunque este proceso tiene una alta eficiencia cuántica, una pequeña fracción de fotones absorbida vuelve a ser remitida a manera de fluorescencia color rojo. Esta fracción varía en el estado metabólico, y provee las bases para la medición de la fotosíntesis a través de la fluorescencia (Govindjee 2004). hv = fotones. Ф = Rendimiento quántico (quantum yield) 16 Figura 5: Espectros de absorción de algunos pigmentos y emisión de la Fluorescencia de la Clorofila a (Creado a partir de Nelson & Cox 2000 y Govindjee 2004.) La razón por la cual la fluorescencia de la clorofila a y la suma de la fluorescencia de todos los tipos de clorofila son usadas, es debido a que la clorofila a tiene un papel central en la fotosíntesis oxigénica. De hecho, el centro de reacción está construido por un par de moléculas clorofila a modificadas (Papageorgiou 2004). Como ya se mencionó, todo fenómeno fluorescente viene acompañado también de una liberación de energía a manera de calor y en el caso de la fluorescencia la clorofila a no es diferente. Algunos autores sugieren que esta propiedad de la clorofila fue seleccionada evolutivamente ya que ofrece ventajas para evitar el fotodaño producido por del exceso de energía en el aparato fotosintético (Govindjee 2004, Bussotti et al. 2007). La absorción de luz, es llevada acabo por las moléculas de clorofila empotradas en los complejos clorofila-proteína del PSII, las cuales contienen muchas moléculas de clorofila que pasan a los estados excitados de la clorofila conocidos como estado singulete (Chl*), y que decaen al estado basal por varios caminos (Govindjee 2004). El rendimiento cuántico de este proceso “i” del ensamble de las moléculas de clorofila está relacionado con una constante de rendimiento y con varios estados de desexcitación: fluorescencia (F), fotoquímica (P) y algunos otros como el calor (O). Los cuales pueden ser representados por la siguiente ecuación: 17 i i F P O k k k k φ = + + Eq.4: Ecuación del rendimiento cuántico para cualquier proceso del ensamble de las moléculas de clorofila. Como se observa, esta constante corresponde a una reacción de primer orden, y representa el número de transiciones por segundo o el número de eventos por segundo. Cada uno de estos rendimientos cuánticos puede ser a su vez calculado para cada uno los procesos fotosintéticos, es decir, es posible calcular el rendimiento cuántico de fotoquímica (Eq. 5), el rendimiento quántico de fluorescencia la clorofila a (Eq. 6) o el rendimiento cuántico de la fluorescencia máxima de la clorofila (Eq. 7). En el caso del rendimiento quántico de fluorescencia la clorofila a, es decir, cuando la fotoquímica esté en un mínimo (cerca de cero) puede ser estudiado cuando se alcanza la saturación de excitación por luz. F P F P O k k k k φ = + + 0 F F F P O k k k k φ = + + M f F F O k k k φ = + Cuando 0pk → Eq.5 Eq.6 Eq.7 Usando estas ecuaciones, es posible igualar la diferencia entre el rendimiento cuántico de la fluorescencia máxima de la clorofila, MFφ ,y de la fluorescencia mínima, 0Fφ , normalizada al rendimiento cuántico de la clorofila máxima con respecto a los valores de la fluorescencia variable. La fuorescencia variable se define como la diferencia entre la fluorescencia máxima y mínima. Todo esto con el fin de determinar el rendimiento cuántico de la fotoquímica del PSII, como se demuestra a continuación: 0 0 ( ) ( )M M F F M V F M M F F F F F φ φ φ − − = = Eq.8 Si sustituimos las Eq.6 y Eq.7. en la Eq.8 tenemos que f F F O F P O F F P O k k k k k k k k k k k ⎡ ⎤ ⎡ ⎤ −⎢ ⎥ ⎢ ⎥+ + +⎣ ⎦ ⎣ ⎦ ⎡ ⎤ ⎢ ⎥+ +⎣ ⎦ Eq. 9 Y al dividir los numeradores entre los denominadores se obtiene: Eq. 4 18 1 F O P P F P O P F O k k k k k k k k k φ ⎧ ⎫+ − = =⎨ ⎬+ + + +⎩ ⎭ Eq. 10 Así, el cociente de fluorescencia variable sobre fluorescencia máxima es considerado como el rendimiento cuántico de la fotoquímica del PSII, siendo que la mayor parte de la fluorescencia de la clorofila a a temperatura ambiente corresponde únicamente a este fotosistema (Govindjee 2004). Este último hecho es justamente la base teórica y matemática de todas las escuelas de fluorescencia de la clorofila a. Resumiendo, la base teórica de la fluorescencia de la clorofila a, descansa en los principios básicos de la Mecánica Cuántica. Que en otras palabras consiste en medir toda la energía que la maquinaria fotosintética no procesada para conocer cuanta energía está siendo usada. Podríamos verlos como “dime que basura tiras y te diré como vives” La emisión de la fluorescencia de clorofila a corresponde a una pequeña fracción de energía disipada del aparato fotosintético y es ampliamente aceptado que provee información para acceder al entendimiento y estructura de las funciones del mismo (Papageorgiou & Govindjee 2004, Govindjee 2004, Strasser et al. 2004). 2.3.3. Prueba de JIP. Como se menciona en el apartado anterior existen varias escuelas que estudian la emisión de fluorescencia la clorofila a para entender una muestra fotosintética (consultar Papageorgiou & Govindjee 2004 para obtener información detallada de cada una de éstas). Una de estas escuelas corresponde a la de la prueba de JIP desarrollada por Strasser a lo largo de mas de 15 años. La prueba de JIP consiste en el análisis de los transientes de la fluorescencia de la clorofila a traduciendo la información que se encuentra en estos a parámetros biofísicos que determinan el comportamiento del PSII y PSI de manera cuantitativa (Strasser et al. 1995, 2000, 2004, Schansker et al. 2005, Tsimilli-Michael & Strasser 2008). Se denomina JIP debido a la curva de inducción polifásica de la fluorescencia de la clorofila a denominada OJIP, cada letra representa uno de los pasos (puntos) de la curva (los cuales se explican a detalle posteriormente). De esta manera la prueba de JIP provee información acerca del comportamiento, estructura, conformación y funciones del aparato fotosintético en cualquier estado fisiológico (Strasser et al. 2004). 19 La prueba parte de tres supuestos básicos (Strasser et al. 2004): 1) Los estados de los centros reactivos (RCs) del PSII están definidos únicamente por el estado redox del aceptor primario del PSII: Plastoquinona A (QA), con base en la teoría de Duysens and Sweers (1963). 2) Cuando QA en un RC es reducido, el RC se cierra y la fluorescencia de la clorofila es alta, mientras que cuando QA se encuentra en estado oxidado, el RC se abre y la señal fluorescente de la antenaes atenuada (QuenchIng en el slang de las señales fluorescentes). 3) A temperatura ambiente la presencia de la clorofila a en plantas algas y cianobacteria, se encuentra en la región de los 680 a 740 nm y es emitida principalmente por el PSII. De esta manera, la señal fluorescente puede fungir como una sonda para conocer el estado de excitación de la muestra. Sin embargo existen varias formas de inducir la señal fluorescente y por ende cada método posee una cinética diferente. Ésto es dependiente del tipo de fluorómetro que se utilice ocupe ya que cada uno posee métodos de captura e inducción propios. A grandes rasgos existen dos tipos de fluorómetros usados para estos estudios, los que captan las señales fluorecentes inducidas de manera continua, y otros en la que la cual es inducida por excitación modulada. Ha existido controversia entre las ventajas y desventajas de ambas técnicas. Sin embargo, debido a que ambas miden la señal de fluorescencia emitida por el aparato fotosintético, la información obtenida de ambos métodos no puede ser contradictoria (Strasser et al 2004). La prueba de JIP sin embargo, requiere que la excitación sea continua y que la resolución temporal sea alta (Strasser et al. 1995). A lo largo de más de 40 años, Strasser y colaboradores han desarrollado un conjunto teórico que asocia la biofísica del aparato fotosintético y la señal fluorescente que ha derivado en las formulaciones analíticas basadas en la Teoría Energética de Flujo en las Biomembranas (Strasser 1978, 1981) y en el concepto básico de que el rendimiento cuántico de la fluorescencia del PSII es determinado por el estado -abierto o cerrado- de los RC´s. El uso de las ecuaciones de flujo derivan en ecuaciones algebraicas que expresan el total de flujo de energía (influjo y eflujo) de un sistema de pigmentos (Strasser et al. 2004). Si bien el propósito del presente apartado no es desarrollar en detalle el método de la prueba de JIP, es recomendable acudir a la publicación de Strasser et al. (2004) que viene citada en las referencia del presente trabajo para profundizar mas en el tema. A continuación se hablara de de algunos de los principios básicos de esta metodología y posteriormente en el capítulo de Resultados y Discusiones desarrollaré más a detalle algunos de los conceptos que son relevantes para el presente trabajo. La inducción continua de la fluorescencia describe una curva polifásica (que fue descrita en 1931 por Kautsky y Hirsch), en donde reportaron por primera vez el comportamiento de 20 transientes de la emisión de fluorescencia de la clorofila a, reconociendo tres puntos o pasos: O (punto inicial de la fluorescencia), P (punto máximo de la señal) y S (estado en el que las señal decae) (ver Figura 6). Delimitaron la ocurrencia de los tres pasos en dos fases: la fase O-P con una duración menor a 1 segundo y la subsecuente fase P-S que describe el decremento de la señal, el cual ocurría en una escala de tiempo mayor (segundos a minutos) con varios estados intermedios. Comúnmente se acepta que la primer fase, O-P, refleja cómo se cierran los RC’s, sin presentar ningún cambio conformacional. Po su parte, el transiente P- S refleja cambios conformacionales como son cambios en la excitación los pigmentos antena y en la poza de los RC’s cerrados (Strasser et al. 2004). Figura 6: Curva de inducción de la Fluorescencia de la Clorofila a de Kautsky Modificado a partir de (Strasser et al. 2004.) Sesenta años después se pudo detectar que existían más fases dentro de la fase O-P. Con el aumento en la resolución temporal de los instrumentos de captura se logro ver que existía otros dos puntos en el aumento polifásico encontrado entre los puntos O y P, uno a los 2 ms y otro a los 30 ms los cuales fueron denominados como J e I respectivamente. Las letras J e I fueron asignadas de forma arbitraria, aunque en secuencia invertida o de manera opuesta su secuencia en el abecedario (como regla nemotécnica). Fue entonces cuando la curva que fue denominada O-J-I-P (Strasser & Govindjee 1992) Figura 7: Curva OJIP de inducción de la Fluorescencia de la Clorofila a vista en escala no logarítmica (Creado a partir de de Strasser et al. 2004.) 21 Con los avances sobre las nuevas fases, en 1995 Strasser et al. desarrollaron un análisis cuantitativo del la cinética de los puntos O-J-I-P inducido por luz actínica roja con pico a los 650 nm que corresponde a la prueba de JIP moderna. Basándose en la información de cada punto almacenada en los transientes O-J-I-P es posible determinar la información estructural y funcional para medir el comportamiento del aparato fotosintético, a los cuales se les agregaron nuevos pasos que estan presentes en ciertos estados fisiológicos denominados K, L, H y G (estos dos últimos solamente en corales y foraminíferos) (Strasser et al. 1995). La asignación de las letras K, L, H y G para estas bandas se debe a la regla nemotécnica anteriormente explicada basada a la posición en invertida en las letras del abecedario. De tal manera que las bandas K y L ocurren antes de paso J, y las bandas G y H ocurren después del paso I. Es decir, el orden de los pasos es inverso a la secuencia del abecedario. Figura 8: Curva OJIP de inducción de la fluorescencia de la clorofila a. El tiempo se muestra en escala logarítmica. Los colores representan las diferentes fases y se relacionan con el esquema de la derecha que representa la cascada de flujo que resume los principales procesos fotosintéticos. ABS significa absorción de fotones, TR trapping o atrapamiento de la energía a manera de excitones, ET transporte de electrones y RE reducción de aceptores finales. Se demostró que cada una de las fases de la curva está correlacionada con procesos de flujo energético a lo largo de la fotosíntesis (Ver Figura 8). La primera fase, denominada O-J contiene información relacionada con el proceso denominado absorción (captura de fotones) y trapping (atrapamiento de los electrones en forma de excitones), seguido de la fase J-I que describe el transporte de electrones (Strasser et al 2004) y finalmente la fase I-P que nos describe los eventos que ocurren en la reducción de los aceptores finales correlacionados con el funcionamiento del PSI (Schansker et al. 2005, Tsimilli-Michael and Strasser 2008) (ver Figura 8) .En relación a esto último, en otras metodologías de medición de fluorescencia, la 22 señal de PSI es solamente diferenciable a bajas temperaturas, o en los métodos de excitación modulada a temperatura ambiente, la señal describe solamente al PSII(Strasser et al. 2004). Generalmente el punto O se sitúa a los 50 µs aunque varía dependiendo el tipo de fluorómetro; L se localiza a los 150 µs; K a los 300 µs; J a los 2 ms; I a los 30 ms; P es variable y depende de la muestra analizada. Alcanzar el estado estacionario S puede tardar varios minutos. El fundamento de la prueba de JIP se basa en las ecuaciones algebraicas que surgen a partir de la Eq 10 y de la modelación de Paillotin de (1976), donde un rendimiento quántico en cualquier tiempo puede ser calculado con base en: 1 t t t P M M F F F F φ ⎡ ⎤∆ = = − ⎢ ⎥ ⎣ ⎦ Eq 11: Ecuación del rendimiento cuántico para cualquier punto en el tiempo usando la señal fluorescente (Paillotin 1976) A través de los años, las investigaciones de Strasser et al. permitieron determinar la relación entre fluorescencia y los procesos fotosintéticos que derivaron en las expresiones usadas en esta prueba. Pero todas ellas se centran en la forma de la curva. Nótese en la Figura 8 que entre cada uno de los pasos existe un aumento exponencial que tiende a atenuarse conforme se aproxima al siguiente paso. Esta atenuación, se manifiesta como un decremento de la pendiente de la curva de fluorescencia. A cada uno de estos procesos se le denomina “quenching” o apagamiento, yestá en función al estado de QA. Cada vez que la poza de RC se cierra, y por ende QA se reduce, la pendiente aumenta, y cada vez que se oxida la pendiente se reduce y se forma un paso de la curva O-J-I-P. En la Figura 9 se esquematiza en la curva hasta donde llega la energía en cada paso. Por ejemplo en el caso de J la energía llega hasta plastocianina (PC), por tanto, al haber flujo “libre” de la energía, la señal fluorescente se atenúa, ya que no hay necesidad de dispersar energía de esta manera, ya que esta siendo eficientemente transportada. Sin embargo, en este punto, el flujo queda bloqueado una vez más, ya que todavía no se han dado los cambios conformacionales que permiten transportar la energía a PSI, lo que hace que se acumule la energía una vez más. Esta acumulación tiene un efecto en cadena que llega hasta QA que no puede reducirse más, ya que todo QB está reducido, por lo que no puede donar sus electrones al complejo b6f que tampoco puede donarlos a PC, todo esto conlleva a que RC se cierre y aumente la señal fluorescente dando origen a la fase J-I. El valor P indica cuándo el sistema se ha saturado por completo y ha llegado a un segundo “cuello de botella” (asumiendo que QA es el primero) y 23 que está relacionado con la fase obscura de la fotosíntesis. Aunque no desarrolló esto a detalle en el apartado 2.3.1, la fase obscura no es totalmente independiente de la Luz y el principal protagonista de esta operación es la RUBISCO, que es la enzima que condensa la energía química en materia orgánica. Y aunque el nombre “Fase Obscura” implique que no es dependiente de la luz, la RUBISCO necesita de esta para sufrir cambios conformacionales que le permitan ser activa. Por lo general, para poder tener una forma “estándar” de la Curva de JIP, es necesario adaptar las muestras a la obscuridad. De esta forma nos aseguramos que la RUBUISCO esté inactiva y por ende la energía química acumulada no sea usada para la fijación de carbono. De esta manera se satura la maquinaria fotosintética de energía acumulada y aumenta así la emisión de fluorescencia. Conforme se continúa la iluminación, la RUBISCO se activa y se abre paso al flujo de energía que conlleva a un segundo apagamiento de la fluorescencia que corresponde en parte a la fase P-S. En la siguiente Figura se ilustra el estado de QA con respecto a la curva OJIP (Strasser et al. 2004). Figura 9: Relación entre los procesos fotosintéticos con la curva OJIP de inducción de la Fluorescencia de la clorofila a. Donde se muestra A Q−⎡ ⎤⎣ ⎦ se indica cuando la posa de QA se ha reducido en su totalidad. Note que cuando esto ocurre se definen claramente los pasos O-J-I-P. Las secuencias de [QA ,QB, PQ, Cytb6f, PC], [QB, PQ, Cytb6f, PC] y [Fd, NADPH y CO2] desde que inicia el flujo de la energía y hasta donde llega en cada paso. Por ejemplo, en el caso del paso I la energía va desde QB, hasta plastociana, mientras que en el paso P llega de Fd hasta CO2., estos últimos son eventos del PSI. 24 Con el fin de asociar la curva OJIP con el esquema Z se muestra la Figura 10 en donde se ilustra el transporte de electrones con respecto a cada uno de los pasos. Figura 10: Relación entre la curva OJIP y el esquema Z. Las fases de la curva OJIP son representadas a manera de flechas de los colores respectivos en el esquema Z indicando el inicio y fin de cada una de ellas. De esta forma usando la Eq.11, cualquiera de las ecuaciones de flujo puede ser derivada para conocer los rendimientos entre cada paso. Por ejemplo: Sea t cualquier tiempo. Usemos J entonces 2t J ms= = por lo tanto: 1 t J J P P M F F φ φ ⎡ ⎤ = − =⎢ ⎥ ⎣ ⎦ Eq.12 Siendo que JP φ se define como el rendimiento quántico hasta el paso J, entonces tenemos que: J J P O E E φ = Que de acuerdo a la Teoría Energética de Flujo en las Biomembranas puede ser visto como: 0 0 JP E ET ABS φ φ= = Eq.14 Esta ecuación, nivel conceptual nos indica cuánto del 100% de la energía total de fotones absorbidos por un ensamble de pigmentos (ABS) es transportada a lo largo de la cadena de transporte de electrones (ET) al inicio del proceso (denotado por el número 0). Así sucesivamente se pueden calcular los rendimientos de cada uno de los flujos entre cada paso fotosintético usando la información almacenado en la curva de OJIP (ver Figura 11). EJ = Energía en el paso J E0 = Energía total inicial administrada al sistema Eq.13 Eq.12 25 Figura 11: Cascada energética de la fotosíntesis y las ecuaciones derivadas para el cálculo de los rendimientos entre los flujos energéticos. 2.3.4. Análisis de la Prueba de JIP Como ya se mencionó la prueba de JIP es un modelo estandarizado, el cual fue desarrollado ampliamente por Strasser et al. (1995, 2004), y ampliado en 2008 con las ecuaciones de Reducción de Aceptores Finales (Tsimilli-Michael and Strasser 2008). En dichos trabajos se desarrollan ampliamente las rutinas basicas para la interpretación de los datos. Sin embargo, el análisis estadístico de los datos de la prueba de JIP ha sido realizado de diversas maneras por diferentes grupos de investigación. En la gran mayoría de los casos no se ha explicado la razón por la cual usa algún procesamiento estadístico y en la actualidad solamente existe un artículo abocado a las propiedades estadísticas de las señales fluorescentes (Lazar & Naus 1998). En la mayoría de los trabajos con la prueba de JIP reportados hasta la fecha se utiliza principalmente la estadística descriptiva para demostrar las diferencias entre tratamientos, es decir técnicas descriptivas para el análisis de datos. Por ejemplo en Van Hermans et al. (2004) se utilizan las desviaciones estándar (D.E.) de las señales para demostrar las diferencias, mientras que Heerden et al. (2004) utiliza los valores promedio de los parámetros derivados. Por su parte Jiang et al (2008) usan la dispersión neta de las curvas, de una manera similar a lo se que muestra en la Figura 30 en este trabajo. En otros trabajos se emplean técnicas predictivas para el análisis de datos como son los ANOVA’s (Gonçalves et al. 2007, Ripley et al 2004, Sun et al 2004, Thach et al. 2007, Chitu et al. 2009, Jian et al. 2008), aunque en la mayoría de los trabajos el uso de la estadística es omitida. 26 Por tanto cabe preguntarse ¿Cuáles son los mejores métodos estadísticos para procesar los datos arrojados por esta prueba? Además de ¿Cuáles son las variables que deben contemplarse en dicho análisis? Lo que conlleva al siguiente cuestionamiento: Si la prueba de JIP es un método estándar de interpretación de las señales fluorescentes ¿Por qué cada grupo emplea diferentes métodos? Tal vez la respuesta de esto radique en que a pesar de que la prueba de JIP es un estándar avalado por varios trabajos (no sólo de Strasser et al.), cada fenómeno a estudiar (por ejemplo estrés oxidativo, hídrico, herbicidas, etc.) emplea un método de muestreo y un esquema de extracción de conocimiento a partir de datos (ó KDD por sus siglas en ingles Knownledge Database Discovery) diferentes (Valderrrey et al. 2010). Si bien es válido afirmar que existan ciertas variantes del esquema de un mismo fenómeno medido por un mismo instrumento (en este caso Prueba de JIP) debe existir un “tronco común” entre todos los estudios para que estos puedan ser comparados (Valderrey 2010). Respecto a lo anterior, Lazar & Naus (1998) concluyen que ninguno de los parámetros de la prueba de JIP responde a una distribución normal y que ellos proponen lo que llaman “una mejor representación para el análisis de los datos”. De ser cierta dicha aseveración, basados en la teoría básica de la Estadística, los métodos paramétricos no pueden ser aplicados en este caso, lo que conlleva a que ninguna de las pruebas ANOVA y de D.E. son análisis válidos para evaluar
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