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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Programa de Maestría y Doctorado en Música Facultad de Música Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología Instituto de Investigaciones Antropológicas Pedal-Flügel Convergencias en las formas de escritura y las técnicas de ejecución entre el piano y el órgano TESIS QUE, PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRO EN MÚSICA (Interpretación musical) PRESENTA Víctor Manuel Morales Lara TUTOR Dr. Gustavo Delgado Parra Facultad de Música-UNAM Ciudad de México. Noviembre, 2018 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Programa de Maestría y Doctorado en Música Facultad de Música Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología Instituto de Investigaciones Antropológicas Pedal-Flügel Convergencias en las formas de escritura y las técnicas de ejecución entre el piano y el órgano TESIS QUE, PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRO EN MÚSICA (Interpretación musical) PRESENTA Víctor Manuel Morales Lara TUTOR Dr. Gustavo Delgado Parra Facultad de Música-UNAM Ciudad de México. Noviembre, 2018 Pedal-Flügel Convergencias en las formas de escritura y las técnicas de ejecución entre el piano y el órgano Víctor Manuel Morales Agradecimientos A mi querida amiga y sponsor Mme. Cécile Hessels, compañera de andanzas para la pesquisa y traducción de documentos históricos en polvorosos archivos de bibliotecas en Alemania, Francia y Holanda, ha sido fundamental. A las maestras Ma. Teresa Frenk y Esther Escobar, por su invaluable ayuda y gran disposición para leer y releer este trabajo; haciéndome en cada vez, sugerencias y observaciones hasta alcanzar la versión definitiva. Su vocación y profesionalismo, son una referencia de aprendizaje y una lección que me acompañarán por siempre. A Santiago Salas y Kurt Ritter por su generosidad y resuelto escrutinio para la traducción de los textos en alemán. Al maestro Rafael Cárdenas, por su sincera determinación de brindarme su apoyo incondicional. Ha sido un aliado para sortear y hacer más llevaderas las Insospechadas dificultades en miras a la culminación de este proyecto. Al Dr. Gustavo Delgado y al Posgrado en Música, UNAM por creer en mi proyecto. A todas las maravillosas personas que durante esta aventura han contribuido para hacer realidad un sueño. Índice Introducción .................................................................................................... 1 Capítulo I ........................................................................................................ 3 El órgano como simiente de los instrumentos de tecla Capítulo II ....................................................................................................... 1 Los instrumentistas de teclado en el siglo XIX (Una reflexión sobre el fenómeno de especialización) Corolario ................................................................................................ 24 Capítulo III ........................................................................................................ El Pedalflügel Organología ............................................................................................ 25 Usos y alcances ...................................................................................... 30 Repertorio ............................................................................................... 32 Capítulo IV ................................................................................................... 38 Convergencias en las formas de escritura y las técnicas de ejecución entre el piano y el órgano Touché .................................................................................................... 39 Digitación ............................................................................................... 43 Dinámica y agógica ................................................................................ 45 Formas de escritura ................................................................................. 47 Conclusiones ................................................................................................. 54 Bibliografía ................................................................................................... 57 Índice de imágenes…………………………………………………………...59 Víctor Manuel Morales, currículum vitae ......................................................... 61 P á g i n a | 1 Introducción Axiomático es el hecho del órgano como simiente de todos los modelos instrumentales de tecla que se desarrollarían a lo largo de la historia, desde sus orígenes en Alejandría hacia el siglo III a.C., hasta el presente. El piano con teclado de pedales (pedalflügel) desarrollado en el siglo XIX y para el cual compositores como Charles-Valentin Alkan, Franz Liszt, Charles Gounod y Robert Schumann, escribieron música, revela hasta qué punto se buscaba vincular este naciente instrumento con el órgano, el cual ha tenido un desarrollo ininterrumpido a lo largo de su historia. Es bien sabido que estos autores y otros notables como: Felix Mendelssohn, Cesar Frank, Camille Saint-Saëns, e inclusive Johannes Brahms, eran pianistas y organistas como se atestigua, por ejemplo, en la correspondencia de este último con Clara Schumann. Una práctica usual en la época y derivada de una larga tradición entre los instrumentistas de teclado desde tiempos remotos. Si bien en la actualidad el piano es una herramienta pedagógica para el incipiente organista, también es cierto que se utiliza más como una materia meramente complementaria y no como una formativa, pese a que como se mencionó al inicio de esta introducción y como se verá a los largo de la investigación y en el caso específico de la literatura para órgano del siglo XIX en adelante, los recursos técnicos para la ejecución del órgano evolucionaron directamente con el desarrollo de la técnica pianística, instrumento referencial del siglo XIX, por lo que resultaría impensable abordar el repertorio fundamental del período, sin una sólida formación pianística. P á g i n a | 2 Es un hecho que al pretender constatar las convergencias entre dos instrumentos de familias completamente diferentes y los cuales se interrelacionan por su aproximación en las formas de ejecución, es decir, a partir del teclado, nos lleva instintivamente a cuestionar todas las posibles divergencias; no obstante, aceptar desde un principio estas diferencias organológicas como un caleidoscopio de posibilidades para el intérprete de instrumentos de tecla remedia la necedad de encontrar en lo diferente o diverso la mella. Una investigación como la que aquí presento me ha llevado a incursionar en diferentes campos del conocimiento; es por ello que se pueden atisbar aristas en ramajes de la educación, la historia, la musicología, etc., que bien se pueden tomar como reflexión crítica y germen para ensanchar su cauce y darle así continuidad en dichas materias. No obstante,siendo la especialización que me compete una en interpretación con enfoque en investigación documental (¡!), he de centrarme en demostrar los resultados obtenidos directamente relacionados con la práctica del repertorio para el pedalflügel y el órgano que evidencian las convergencias en las formas de escritura y las técnicas de ejecución entre ambos instrumentos desde el enfoque de la interpretación históricamente informada y del análisis técnico-interpretativo. Vislumbrándolas de esta manera desde la perspectiva del organista para abordar estos repertorios de la manera más apropiada idiomáticamente; así como dar testimonio de las bondades y alcances implícitos en una doble formación como pianista-organista, fundamentados en el perfil histórico de la época y una relación de documentos referenciales producto de una exhaustiva auscultación bibliográfica que refrendan la tesis que postulo. P á g i n a | 3 Capítulo I El órgano como simiente de los instrumentos de tecla Desde su origen en Alejandría hacia el siglo III a. C., y atribuido por Petronius (c.27- c.66 A.C.) al inventor y matemático Ctesibius (c. 285–222 A.C.), considerado como el padre de la neumática y quien ideó entre muchas otras cosas, diversos artefactos que funcionaban con agua y aire; el órgano tubular se convirtió indiscutiblemente en la simiente de todos los modelos instrumentales de tecla que se desarrollarían a lo largo de la historia. De este primitivo instrumento conocido como hydraulis u órgano hidráulico, se conservan apenas vestigios como el que se muestra en la figura: Fig. 1 Au Moyen Âge, on a connaissait le clavier, puisqu'on connaissait l'orgue. Charles-Marie Widor P á g i n a | 4 Petronius lo describió de esta manera: Escuchar el ensamble de sonidos formando tan agradables modulaciones; ver la multitud de estas tuberías como un ejército en batalla…1 Las representaciones que se conservan del hydraulis han servido para llegar a una idea bastante cercana de lo que pudo haber sido este instrumento. Sin embargo, al no saber con certeza los materiales usados en su construcción, no es posible inferir cómo sonaba realmente. Por otra parte tampoco parece haber una forma clara de saber cómo se afinaba. Así que mientras unos suponen que era diatónico, otros que era cromático, también pareciera que se trataba de un instrumento de tesitura aguda, cuyo sonido fuerte y penetrante resultaba muy adecuado para los espectáculos al aire libre en que era utilizado: en el circo, en los combates de los gladiadores, en las orgías del palacio de los Césares, las persecuciones, las masacres del coliseo…2 Alrededor de 600 años después de su creación, Julianus “el Apóstata” (331 ó 332- 363) describía el funcionamiento del hydraulis: Un artista hábil, con dedos veloces, dirige las válvulas adaptadas a las tuberías que se agitan dulcemente bajo la acción de las teclas, exhalando una suave cantilena.3 Fue hasta la invención del fuelle que parece remontarse al siglo IV que toma su lugar definitivo el sistema que hasta la fecha es utilizado aunque todavía hacia el siglo XIV el órgano hidráulico tenía vigencia e incluso se seguía construyendo. En el acontecer del vasto desarrollo del órgano como modelo instrumental hasta su monumentalidad, fueron convergiendo de una u otra manera otros instrumentos, inicialmente desde su primigenio medio de ejecución y al margen de su diversidad: el 1 Widor, Charles-Marie. Initiation Musicale. Librairie Hachette. París, 1923. Pág. 50. 2 Ibídem. Pág. 51. 3 Ibídem. Pág. 53. P á g i n a | 5 teclado. Es así como se desarrollan la espineta, clavecín, clavicordio, cembalo cromático, clavecin-laúd, fortepiano y el piano actual, entre muchos otros, que por otro lado tuvieron una vida breve, como fueron los casos del: claviórgano, piano-arpa, piano-órgano, y piano con pedalera o pedalflügel, motivo de esta investigación. En las figuras 2 a 7, se aprecian algunos ejemplos de modelos instrumentales de tecla que se conservan en el acervo de Le Musée de la Musique, en París. Fig. 2 Órgano positivo de Bartolomeo Ravani Lucques, 1651 (vista frontal). Museé de la Musique. (Archivo personal). Fig. 3 Órgano positivo de Bartolomeo Ravani Lucques, 1651 (vista lateral). Museé de la Musique. (Archivo personal). P á g i n a | 6 Fig. 4 Régale anónimo alemán, siglo XVI (vista frontal). Museé de la Musique. (Archivo personal). Fig. 5 Régale anónimo alemán, siglo XVI (vista superior). Museé de la Musique. (Archivo personal). P á g i n a | 7 Fig. 6 Piano-órgano Erard. París, 1791. Museé de la Musique. (Archivo personal). Fig. 7 Piano-órgano Erard. París, 1791 (detalle). Museé de la Musique. (Archivo personal). De hecho, instrumentos como el clavicordio pedal (fig. 8), o el piano con teclado pedal (pedalflügel) desarrollado en el siglo XIX y para el cual autores como Charles Valentin Alkan, Franz Liszt, Robert Schumann, Charles Gounod, Camille Saint-Saëns, León Boëllmann, entre otros, escribieron música específicamente, atestiguan hasta qué P á g i n a | 8 punto se vinculaban en las formas de escritura y las técnicas de ejecución estos instrumentos comparativamente jóvenes, con un importante antecesor, el órgano. Fig. 8 Clavicordio con pedalera Clavicordio pedal Eastman, construido por Joel Speerstra del Göteborg Organ Art Center in Suecia, sobre el modelo de Johann David Gerstenberg (1766), de la colección de la Universidad de Leipzig. La primera cita de un clavicordio con pedales apareció alrededor del año 1460 en el Tractatus de musica de Paulus Paulirinus (fig. 9). Los organistas usarían estos instrumentos para el estudio, la interpretación cuando no tenían a un fuellero disponible, o en invierno, para evitar tener que practicar en un órgano de iglesia en condiciones climáticas extremas. Fig. 9 Paulus Paulirinus [Pavel Zidek] de Praga (c. 1413 en Praga; † después de 1471). Grabado por Johann Balzer (1772). P á g i n a | 9 Tal expectación ha causado este modelo instrumental que al tener conocimiento de que Johann Sebastian Bach poseía de un clavicordio con pedalera, algunos musicólogos del siglo XX se han dado a la tarea de demostrar por ejemplo, que las Sonatas en Trío BWV 525-530, así como la Passacaglia en do menor habían sido compuestas para este instrumento, pero no habiendo una fuente fiable que sustente esta hipótesis la controversia persiste, ya que las piezas se prestan admirablemente a este instrumento ya casi desaparecido por completo. Wolfgang Amadeus Mozart poseyó un fortepiano con pedales independientes (fig. 11), construido para él en 1785 por Anton Walter. En una carta fechada el 12 de marzo de ese año, su padre hace referencia al respecto del Concierto en re menor K 466, compuesto el mismo año, principalmente en algunos acordes en la mano izquierda que doblan las notas graves una octava abajo, pensadas para el teclado de pedal en donde el realce resulta evidente. Él mandó hacer un gran fortepiano pedal, que está debajo del otro y es tres veces más largo y sorprendentemente pesado, todos los viernes se trae al Mehlgrube, y también se le lleva al Conde Zichy y príncipe Kaunitz.4 Esta cita de una carta de Leopold Mozart a su hija Nannerl del 12 de marzo de 1785 muestra qué tan entusiastamente Wolfgang Amadeus recibía el novedoso instrumento, tanto que hacía que lo transportasen especialmente para sus conciertos (un ejemplo más austero de estos modelos en la fig. 10). En la entrada del diario de Clara Schumann del año de 1845 se pone de manifiesto con cuánto entusiasmo su esposo se volcó hacia el trabajo con este nuevo instrumento: El 24 de abril rentamos una pedalera para el piano, lo cual nos produjo gran satisfacción. El objetivo era principalmentepracticar para la ejecución al órgano. Robert encontró pronto, 4 Schmeding, Martin. Der Pedalflügel–instrumentale Revolution oder Sackgasse der musikalischen Evolution? Ars Organi 58. Alemania, septiembre, 2010. P á g i n a | 10 un mayor interés por este instrumento y compuso algunos bosquejos y estudios para el piano pedal, los cuales con seguridad gozarán de buena acogida como algo completamente nuevo. 5 Fig. 10 Fig. 11 Edward L. Kottick and George Lucktenberg. Fortepiano Walter con pedalera de 22 notas. Early Keyboard Instruments in European Museums. Zuckermann Harpsichords International. Indiana, 1997. La intercambiabilidad del repertorio entre los instrumentos de tecla es un hecho ya bien conocido y a todas luces documentado; y está directamente relacionado con el desarrollo de nuevos modelos instrumentales que iban surgiendo conforme lo dictaban las necesidades de cada época y pese a sus diferencias organológicas. Estos pocos ejemplos bastan para que sin necesidad de rebuscamientos, no quede lugar a dudas sobre cuán vinculadas estaban por ende las técnicas de ejecución entre ellos, siendo de esta manera tanto el pedalflügel, el clavicordio pedal o el clavecin pedal, testimonios fehacientes de estas prácticas entre los instrumentistas de tecla. 5 Ídem. P á g i n a | 11 Capítulo II Los instrumentistas de teclado en el siglo XIX (Una reflexión sobre el fenómeno de especialización) Desde los albores de la cultura griega, la educación musical fue altamente estimada pues entre otras cuestiones, se establecía como una interrelación entre lo terrenal y lo espiritual y en los diversos textos que se conservan se hacen constantes alusiones a la importancia de la música en la vida y el contexto del hombre. Fue Pitágoras (585-500 a.C.) quien planteó la relación entre los números y los intervalos musicales, creando una indisoluble vinculación entre la música y el cosmos, lo racional y lo ético, en su denominada Armonía de las esferas. Era la instrucción en el mousiké (que incluía la música, la poesía y la danza), en el periodo clásico, un tema exclusivo de las altas esferas sociales. Decía Santo Tomás: La música ocupa el primer lugar entre las siete artes liberales. La música celebra en la iglesia los combates y los triunfos de Dios; los santos la adoptan en sus devociones y los pecadores imploran con ella perdón; con ella se reconfortan los tristes y aumentan su arrojo los valientes. La música es la más noble de las ciencias.6 Efectivamente, la educación musical en el acontecer histórico estuvo acogida y celosamente instruida en las capillas catedralicias y, aunque que durante el siglo XIII, con 6 Subirá, J. Historia de la música española e hispanoamericana. Barcelona, 1953. Salvat Editores. Pág. 155. Cuando era joven había estudiado órgano, ya que este desarrolla un gran sentido de los graves pensando en los pedales y expresándote con los pies. Te vuelves muy consciente del registro grave: es una buena experiencia para todo pianista. Deberían probarlo todos. Glenn Gould P á g i n a | 12 la germinación de las primeras universidades se tengan noticias sobre la instrucción musical y completo deslinde de sus estudiantes de las catedrales, era precisamente la Iglesia la única vía de acceso a la enseñanza musical, auténtica institución docente en la que se instruía en este arte y en humanidades. La divulgación de la música como parte ingénita del culto se extendería por toda su infraestructura: monasterios, abadías, capillas, colegios, santuarios… Este desarrollo de la formación musical llegó a su cúspide con la figura del maestro de capilla. El Kapellmeister tenía entre sus deberes, además de tocar el órgano (y conservarlo en buen estado) y componer para la liturgia, impartir lecciones de canto llano, canto de órgano, contrapunto y composición a los infantes; asimismo, cuidar de su alimentación, vestido, educación (enseñaba a leer y escribir) y buenos modales. Si bien la figura del maestro de capilla es consecuencia de una larga tradición desde el Renacimiento, en donde en principio un músico que se denominase organista tocaba todos los instrumentos de tecla existentes, es cierto que esta tradición de músico poli- instrumentista perduró con sus avatares y considerable merma hacia bien entrado el siglo XX. No obstante, con la fundación en el siglo XIX de los primeros conservatorios en Europa como instituciones públicas de enseñanza musical, se desvinculan los objetivos asistencialistas iniciales y se pondera la educación dirigida a la especialización instrumental principalmente. La palabra conservatorio, de origen italiano, aparece en sus primeras acepciones como sinónima de hospicio, asilo y establecimiento benéfico donde se educa a los huérfanos en el canto para el realce del culto litúrgico. Hurgando concienzudamente en los archivos históricos, académicos y administrativos de los conservatorios europeos del siglo XIX, se advierte cómo la educación musical estaba ya escrupulosamente estructurada en clases instrumentales P á g i n a | 13 (misma que hemos heredado en la modernidad): piano, órgano, armónium, arpa, instrumentos de cuerda, instrumentos de aliento, canto; así como director de orquesta ejecutante, composición dirigida a la interpretación; complementadas con rigurosos estudios de solfeo, armonía, contrapunto y fuga, ensambles e historia. Las asignaturas se dividían en lecciones separadas, ya fueran grupales o individuales, para hombres y para mujeres, así como para instrumentistas y cantantes. En la convocatoria que lanza el Conservatoire d’Alger en la Reveu Musicale Algerie (entonces colonia francesa en África del Norte), fechada el 15 septiembre 1910 para la apertura de cursos, se aprecia claramente la estructura de la Académie de Musique et Déclamation a principios del siglo XX (fig. 12): Fig. 12 P á g i n a | 14 En las actas orgánicas del Conservatoire de Musique et Déclamation (actualmente el Conservatorio de París) del reglamento general de 1822 se lee lo siguiente: Art. 8. Los estudiantes que toman el compromiso de servir con regularidad cerca del cuerpo legislativo y los días de fiesta nacional, recibirán para este propósito, un uniforme y los instrumentos necesarios, mismos que les podrán pertenecer después de un año de ejercicio. Art. 9. Los estudiantes dedicados a la ejecución no podrán, bajo este pretexto, interrumpir el curso de sus estudios.7 Ciertamente, figuraban dentro de la plantilla de alumnos los dedicados a la ejecución (de grado concertista) y los destinados a integrarse a las bandas, orquestas, con una menor exigencia académica. En el mismo documento destacan algunos artículos del reglamento de 1800, en donde es posible percatarse de la concatenación de materias como solfeo, piano, armonía y composición, así como la especialización en un solo instrumento: Título IV.- Orden de estudios. Art. 2. Los estudiantes no pueden combinar el estudio de dos instrumentos a la vez. Art. 3. Los alumnos que estudian instrumentos, y que han hecho el solfeo, pueden ser admitidos en el estudio de la armonía. Art. 6. Para ser admitido en los estudios de armonía, se debe tocar el piano. 7 Le Conservatoire National de Musique et de Déclamation. Documents Historiques et Administratifs, recueillis ou reconstitués par Constant Pierre. Paris, 1900. Pág. 227. P á g in a | 15 Art. 8. Para ser aceptado en el estudio de la composición se debe conocer la armonía, y tener un certificado de una de las escuelas centrales que verifique que el candidato conoce las reglas gramaticales de la lengua francesa. Art. 9. El estudio de la armonía y la composición no se puede combinar. Art. 13. Los estudiantes reciben ocho lecciones en un plazo de diez días, para cada materia a las que son admitidos; cinco están dadas por sus profesores; los otros tres por un tutor elegido entre los alumnos más avanzados de la clase...8 Charles Valentin Alkan (1813-1888), prodigio nacido en el seno de una prominente familia musical judío-parisina, ingresó a los 6 años al Conservatorio de París. Le tocó llevar un plan de estudios muy semejante a la que se muestra arriba, ya que fue en 1808 cuando se hicieron ligeros cambios al programa. Los primeros premios en solfeo (1820), piano (1824), armonía (1827) y órgano (1834) refrendan la seriación a la que alude el reglamento. Haciendo un breve recuento en la historia de la literatura musical, detectamos que más allá del servilismo, el fenómeno musical no se concretaba en escribir partituras para tal o cual instrumento o agrupación, sino que los instrumentos estaban a disposición del artista como vehículos para expresar la vastedad de su pensamiento y emociones sintetizados en su propio discurso… el instrumento como un medio. En este sentido, los compositores incursionaban en la práctica poli instrumental máxime por la experiencia y al margen de las necesidades propias de la profesión. Wolfgang Amadeus Mozart tuvo su primer encuentro con el órgano a los seis años de edad, en Ybbs. Al año siguiente, aprendió a tocar los pedales en Wasserburg (Baviera) de pie sobre el pedal, ya que como relata su padre Leopold, sentado en el banco, sus piernas no alcanzaban a llegar a los pedales del órgano de 8 Ídem. Pág. 232. P á g i n a | 16 la Iglesia del Espíritu Santo en Heidelberg.9 También tocó en el órgano de la Capilla Real de Versalles, y en el instrumento de George III en Londres: Tocó tan espléndidamente en el órgano del Rey que toda la corte se volcó en exaltar su interpretación del órgano sobre los otros […]10, escribió en una carta a Salzburgo, su padre. Ya de adulto, Mozart tocó en varios órganos en Augsburgo, St Ulrich y Mannheim (1777), dos órganos Silbermann en Estrasburgo (1778), en el Monasterio de Strahov en Praga (1787) y en la iglesia de Santo Tomás en Leipzig (1789), por citar algunos datos. Igualmente, Mozart conocía bien la naturaleza de los diferentes instrumentos de teclado, la manera de tocarlos y ajustaba la técnica de interpretación a cada instrumento particular. En Alemania, Mozart hizo amistad con el prestigiado constructor y organero Johann Andreas Stein (1728-1792); le dijo entonces que estaba muy interesado en probar sus órganos. Él mismo lo narra en una carta fechada el 17 de octubre de 1777: Cuando le dije a Herr Stein que me gustaría mucho tocar su órgano, ya que ese instrumento era mi pasión, se sorprendió mucho y dijo: “¿Qué? Un hombre como usted, tan fino ejecutante del ‘Klavier’, ¿quiere tocar en un instrumento que no tiene ‘douceur’, sin expresión, sin piano, ni fuerte, sino que es siempre igual?” Eso no importa, -le contesté-, en mis ojos y oídos el órgano es el rey de los instrumentos […]11 Ya que en la Francia ochocentista tenía lugar más frecuentemente y en forma paralela la educación como pianista y organista, fue concebida, por ejemplo, para Cesar Franck la carrera de pianista concertista, y de esta doble formación surgieron varias obras para el piano-pédalier. Pero como no todos los padres de niños prodigio poseen la clarividencia de Leopold Mozart, Nicolas Joseph Frank, padre de Cesar Franck, al no 9 Katalin, Komlós. Mozart and the Organ: Piping Time. The Musical Times. Vol. 143, No. 1880 (Otoño, 2002). Pág. 59. 10 Ídem. 11 Ídem. P á g i n a | 17 conseguir hacerlo ingresar en el célebre Conservatorio de París (las políticas de Cherubini no permitían ingresar extranjeros al Conservatorio por muy notables que fueran los aspirantes), le inscribió en la escuela de Pierre-Joseph-Guillaume Zimmermann (1785- 1853) para que estudiara piano, y en la de Antonin Reicha (1770-1836) para el contrapunto (ambos notables maestros del Conservatorio). Era cosa común que los prestigiados maestros de los conservatorios tuvieran sus propias academias o impartieran lecciones privadas. Cesar había dado excelentes pruebas en Lieja, no solo como estudiante, sino también como compositor y concertista. Era la época en que se experimentó un fulgurante auge de las fábricas de pianos y en la que el instrumento se convirtió en mueble indispensable de todas las casas de la clase media burguesa. Predominó así el piano sobre todos los demás instrumentos, y relegando casi al olvido el arpa y la guitarra, presentes hasta entonces en los salones aristocráticos parisinos y europeos. En 1837, después de haber obtenido la nacionalidad francesa, Cesar Franck pudo entrar finalmente al Conservatorio, aunque no permaneció largo tiempo en él. Un año después de su ingreso obtuvo de manera extraordinaria el primer premio en piano. De esta manera se narra en La France musicale: «[…] tras habérsele otorgado por unanimidad el primer premio a M. Franck, el jurado entró nuevamente en deliberación y M. Cherubini dijo: ‘dado que el señor Franck está fuera del alcance del resto y nadie puede competir con él, se le otorgará además un gran premio de honor adicional al ordinario’, lo que motivó al jurado a otorgarle el grand prix d’honneur, pues además de su brillante ejecución fue la forma en que descifró y transportó la pieza obligatoria que el jurado impone a los concursantes a primera vista. El joven P á g i n a | 18 artista ha duplicado las dificultades de la competencia, con razón merece ser distinguido».12 Habiendo obtenido el segundo premio en la clase de contrapunto en 1840, y el segundo en la de órgano (1842), impartida por François Benoist, su padre le organizó una serie de giras como pianista virtuoso (profesión bastante redituable en la época). En febrero de 1848, ya sustraído de la tutela de su padre, Franck contrajo nupcias. Gracias a algunos parientes de su esposa obtuvo un puesto de pianista acompañante del Instituto Musical de Orléans, donde hasta 1863 celebró anualmente un concierto. Posteriormente, un sacerdote amigo suyo, el abate Dancel, al convertirse en párroco de la iglesia de Saint-Jean-Saint-François de Marais, consiguió en 1853 que Frank fuera nombrado organista. Esto le brindó la oportunidad de tocar un órgano construido por Aristide Cavaillé-Coll, uno de los renovadores de la técnica de construcción de órganos en el siglo XIX. «Mi órgano es una orquesta»13 decía Frank, sintetizando con esta frase el resultado al que había llegado Cavaillé-Coll. En efecto, gracias (entre otras particularidades) al aumento de los tubos y de los sistemas de alimentación de aire, sus órganos poseían frente a los instrumentos antiguos, una potencia excepcional, que les permitía desafiar a una orquesta. Hacia 1858, Cesar Franck pudo obtener un trabajo más rentable como organista de la iglesia de Sta. Clotilde. Fue en ese recinto que, en 1866, Liszt asistiría a dos de sus conciertos. En ocasión del segundo, celebrado en su honor el 13 de abril, y después de que Frank hubiera interpretado el Präludium und Fuge über den Namen BACH, Arthur Coquard, alumno de Frank, narra el acontecimiento: «Vimos a Liszt, el gran pianista, que estaba con las 12 La France musicale, 1re année, núm. 32, 5. 1838, pág. 6. 13 García Pérez, Jesús. Franck. Ed. Planeta. Barcelona, 1988, pág. 10. P á g in a | 19 huesudas manos sobre las rodillas, mientras que de sus ojos cerrados caían dos lagrimas que le resbalaban por las mejillas. Al final de las variaciones se encontró con Cesar Frank quien posó su cabeza sobre el regazo del ‘abbé’ Liszt, quien le abrazó exclamando que era igual que su maestro: ¡Johann Sebastian Bach!»14 No fue sino hasta 1878 con la muerte de su maestro François Benoist, que Franck obtuviera el puesto de profesor de órgano en el Conservatorio de París, no obstante le fuera negado en repetidas ocasiones la cátedra de composición. En este suceder, en 1890 y por las mismas circunstancias –la muerte de Franck-, Charles-Marie Widor toma la dirección de la clase de órgano del Conservatorio. Obtiene el puesto el 17 de noviembre y dicta su primera clase el 11 de diciembre; no es de sorprenderse que entre sus repentinas y rigurosas exigencias estuvieran una considerable técnica y un conocimiento de la obra para órgano de Bach como prerrequisitos, inicialmente para una improvisación eficaz, pues siendo hijo de un notable pianista, organista y compositor, tuvo desde la cuna una escuela consumada. Al respecto de Charles Widor, su padre, en una nota de la ‘Gazette musicale’ aclara: «[…] este otoño de 1844, un joven de Lyon, pero de origen húngaro, vino a París a hacer su primera aparición: él es Charles Widor, compositor, pianista y organista […]»15 De hecho, su reputación pronto llegó a los oídos de Aristide Cavaillé-Coll, quien en 1857 escribe al tesorero de la Sainte- Madeleine de Tarare, al respecto de la construcción del nuevo órgano: «Conocemos a M. Widor… quien es extremadamente talentoso como músico y posee un gran conocimiento de 14 Ibid. Pág. 12. 15 Vidler, Alec R. The Church in a Age of Revolution. London, 1961. Pág. 151. P á g i n a | 20 la teoría y práctica de la organería, su juicio es el de un experto y suficiente garantía para el Consejo.»16 En este panorama, el pequeño Charles-Marie bajo la tutela de su padre, ya se había convertido en su asistente en Saint François de Sales a los 11 años. Marcel Dupré narra un episodio que le contara el futuro virtuoso organista en sus memorias: «Vivíamos en el lado contrario a la iglesia… fue una ocasión muy especial cuando M. Cavaillé-Coll pasara por Lyon y fuera invitado de mis padres. Yo tenía 14 años cuando sentados en la mesa, él dijo: ‘Cuando Charles-Marie haya terminado sus estudios, debe ir a Bruselas y continuarlos con el gran organista Lemmens, a quien yo le presentaré. Ya le he enviado al joven Guilmant, quien posee un talento tal, que es capaz de leer a primera vista una obra de Bach con pies y manos al mismo tiempo’. Tal era el arte del organista en 1858.»17 Sin embargo, por ser de nacionalidad francesa no fue candidato electivo en Bruselas, así que fue aceptado por Lemmens en lecciones privadas en 1863. En una carta del 8 de marzo de 1865, Cavaillé- Coll le reporta al maestro: «Estuve una semana en Lyon con su alumno Widor, quien trabaja prodigiosamente en el órgano y el piano […]»18 Jacques-Nicolas Lemmens (1823- 1881) por su parte, como discípulo de Christian Friedrich Johann Girschner y François- Joseph Fétis, había obtenido el primer premio en piano en 1842, segundo en composición en 1844, y un año después los primeros premios en órgano y composición en el Conservatorio de Bruselas. Para Charles-Marie Widor fue determinante la filosofía del arte de Lemmens, quien resultó ser la apoteosis de control absoluto, tanto técnico como interpretativo: «‘El ideal de los jóvenes es la velocidad. Cuando el ideal de una ejecución se aproxima a ello, qué 16 Douglass, Fenner. Cavaillé-Coll and the musicians. Raleigh, NC, 1980. Pág. 106. 17 Dupré, Marcel. Souvenirs sur Ch.-M. Widor. Bulletin de l’Académie des Beaux Arts, 1959. Pág. 28. 18 Raugel, Félix. Les Organistes. Henri Laurens, Éditeur. París, 1923. Pág. 98. P á g i n a | 21 decepción. Es mecánico, carece de valor, de voluntad.’ –Yo me decía- ¿Qué quiso decir con “voluntad”?, no me atrevía a preguntar. Pero veamos. Es el arte del orador, la autoridad se manifiesta a través de la serenidad, el orden y la proporción del discurso. En el músico esto se traduce en el ritmo: una pianola, no mantiene el interés del escucha más que el tic-tac de un reloj; no le prestamos atención. Sin embargo la maestría de un Liszt o un Rubinstein, “quienes no tocaban tan rápido”, han estremecido al mundo.»19 En 1858, con motivo de L’ Exposition Universelle de Paris, el Palais du Trocadéro le encargó a la compañía de Cavaillé-Coll un órgano para la gran sala que podía albergar 5000 asistentes (el primer órgano francés construido en una sala de conciertos), así que se construyó un grand-orgue de 4 manuales, 66 registros y dos enormes torres de 32 pies para el pedal. Franz Liszt naturalmente, quería conocer el ahora legendario órgano y Cavaillé- Coll le pidió a Charles-Marie Widor que lo asistiera. De esta manera lo narra el propio Widor: « ¡Puede alguien imaginar la emoción que me invadió con esta diligencia! La sola idea de estar en presencia del ‘gran músico’ colmaba mi mente, pero él me recibió con tal sencillez y amabilidad que me sentí en confianza inmediatamente. Liszt se sentó al órgano y comenzó a disfrutar de sus fulgurantes colores y sonidos. Luego me pidió que tocase para él al tiempo que se dirigía a donde el público para escuchar. Al terminar, los tres fuimos al Foyot. Durante el almuerzo, Liszt me dijo: “Usted ha sido muy amable en brindarme su mañana y tan agradable ha sido que tocara para mí. ¿Cómo puedo agradecerle?” – Maestro, si tan sólo pudiera escucharle tocar el piano durante cinco minutos…- “Cinco minutos no es mucho”, -Respondió Liszt con una sonrisa.- “Estaré toda la semana con Madame Érard en el Château de la Muette. Cada mañana trabajo por cerca de tres horas. 19 Íbidem. Pág. 96. P á g i n a | 22 Venga usted y podrá escucharme todo lo que desee […] Estuve seis mañanas seguidas con él. El más maravilloso de los recuerdos en la vida de un artista.»20 De Franz Liszt se sabe poco sobre su formación organística; no hay dato de alguna composición anterior a 1841. Fue en 1836, durante una estancia en Génova, que hizo una visita a la Catedral de St. Nicholaus en Friburgo. George Sand, quien era parte de la comitiva, describe aquel momento: Liszt comenzó a tocar en pianissimo, y sus modulaciones se desvanecieron en la profundidad como una sombra; luego entonó el Dies irae de Mozart, repentinamente un fortissimo, que diera lugar a la imaginación del novelista a las visiones del Apocalipsis.21 Para entonces, se supone que fue el constructor del órgano, Jean Pierre Joseph Aloys Moser, quien cambiase los registros y quizá Liszt ocupó los pedales como refuerzo de las notas graves. En 1840 el conocido como ‘el mejor pianista de Europa’, hizo un donativo de 100 ducados para que la iglesia de Doborján adquiriera un pequeño órgano de un manual, sin pedalera y 5 registros, actualmente resguardado en el Doborján Liszt Museum. Hacia 1845, cuando Schumann escribió su serie de piezas para pedalflügel, Liszt adquirió un piano-órgano de la firma Alexandre et fils para Die Altenburg, su casa en Weimar: un gigantesco instrumento con 3 teclados, 8 registros, pedalera y un completo set de flautas. Alexander Wilhelm Gottschalg (1827-1908), eminente pianista y organista, quien tuvo una cercana relación con Liszt en Weimar, relata en su diario cómo disfrutaban de inspeccionar órganos; fue en Dehnstedt donde tuvo lugar el siguiente episodio fechado el lunes 30 de julio de 1860: 20 Dupré, Marcel. Souvenir sur… Op. Cit. Pág. 7. 21 Gárdonyi, Zoltán. The Organ Music of Liszt. The NewHungarian Quarterly, Budapest / Invierno, 1985. Vol. XXVI. Núm. 100. P á g i n a | 23 «La excursión pastoral de órganos se llevaría a cabo en el pueblo vecino Denstedt, (2 horas desde Tierfurt), donde tenían un buen órgano. Liszt dio al hombre del fuelle 1 talero por su trabajo (como solía hacerlo). Para hacerme escuchar cómo una fuga de Bach debe sonar, pasó sus brazos por encima de mis hombros y se encargó de los manuales mientras que yo hacía el trabajo del pedal, porque él no tenía gran fluidez en ellos. Por lo general tomaba unos ‘tempi’ tan rápidos que a menudo era un esfuerzo para mí poder seguirle. Muy correctamente me dijo al respecto: "La mayor claridad es siempre también la mayor belleza". Liszt tuvo siempre gran preferencia por el órgano. A pesar de que él no es un organista virtuoso, se expresa con elocuencia en el recitado, el toque y el color del sonido. Con respecto a la ejecución del pedal, decía que era para él más fácil cuando las notas para el pie derecho eran tocadas hacia arriba y las del pie izquierdo hacia abajo. Mi colega B. Schulze, organista de la Iglesia de la ciudad y yo hemos practicado este sencillo sistema varias veces con buen resultado […]»22 No obstante, las obras que Liszt escribió para el órgano a partir de 1850, inauguraron el estilo virtuosístico y rompieron los paradigmas de la música para órgano de sus días, forjando así y de acuerdo a sus contemporáneos: “la nueva escuela germana de organistas virtuosos.”23 Y quizá debió alcanzar un nivel de ejecución tal, como de sus composiciones se colige, pues pese a ser poco conocido el hecho de que en septiembre de 1856 fue invitado por el conde István Károlyi para tocar el órgano en la inauguración del 22 Gottschalg, Alexander Wilhelm. Franz Liszt in Weimar und seine letzten Lebensjahre. Berlin : Verlag von Arthur Glaue, 1910. Edición póstuma de Carl Alfred René. Págs. 27 y 28. 23 Rechsteiner, Yves. Franz Liszt et l'orgue, quelques remarques sur l'utilisation de l'orgue à son époque. Artículo, 2010. P á g i n a | 24 instrumento en la iglesia Fót, “evento registrado en la placa conmemorativa en el propio órgano como todo un acontecimiento.” 24 Corolario Es un hecho fehaciente que la fundación de los conservatorios marcó el inicio de la especialización instrumental, consolidándose así institucionalmente. Sin embargo, también resulta evidente que, dentro de esa misma especialización, se ponderaba de manera irrevocable una seria formación pianística para el aspirante a organista. Y más allá del marco institucional que confería el conservatorio, los mismos instrumentistas, en su afán de superarse buscaban por todos los medios y por cuenta propia vincularse con el órgano una vez consumados en su quehacer en el piano. Estos pocos ejemplos dan testimonio de esta práctica común entre los instrumentistas de tecla de la época, misma que se perdiera ya entrado el siglo XX por un inmanente fenómeno de especialización que, paulatinamente y a través de los siglos se ha sucedido, llegando a sus últimas consecuencias con la superespecialización en ramajes cada vez más y más puntuales al presente; trayendo consigo grandes beneficios en ciertos campos del conocimiento y menoscabo en otros. 24 Margittay, Sándor. Prefacio a su publicación Liszt's Organ Works (págs. V-VI). P á g i n a | 25 Capítulo III El Pedalflügel Organología Ya que desafortunadamente no se conocen prototipos tempranos del piano pedal, su origen permanece en la oscuridad. Wolfgang Amadeus Mozart utilizaba un fortepiano pedal que se mandó hacer con el constructor vienés Anton Walter (1785) para improvisar durante sus conciertos principalmente, y de los cuales se conservan algunos anuncios: «Jueves 10 de marzo de 1785, el señor Hr. Kapellmeister Mozart tendrá el honor de ofrecer en el National-Hof-Theater (teatro de la corte) una gran academia de música para su beneficio, en la cual no sólo tocará un concierto para piano de reciente composición, sino que también utilizará un gran fortepiano pedal para improvisar. El resto de las piezas serán anunciadas el mismo día en el gran cartel.»25 Además de la superposición de dos instrumentos independientes, también habían modelos en donde se introducían dentro del mismo cuerpo del piano cuerdas adicionales, 25 Neue Mozart Ausgabe, Klavierkonzerte Band 6, Vorwort. Abiertamente digo, pondero la idea y creo que el Pedal-Flügel traerá con el tiempo un nuevo impulso a la música de teclado. Se pueden hacer efectos completamente maravillosos con él. Robert Schumann P á g i n a | 26 las cuales se hacían sonar por medio de la mecánica de la pedalera, por ejemplo, el prototipo de Johann Schmid que se conserva en el Salzburger Musikinstrumenten-Museum. Un tercer tipo del piano pedal, era aquel instrumento en el cual el teclado pedal únicamente se une con la mecánica superior por medio de una mecánica de tangente, y con esto se hacen sonar las mismas cuerdas del piano, eventualmente, a través de una ampliación del sistema en octavas. La mecánica tangencial era una forma temprana de la acción mecánica en la transición desde el clavicordio y el clavecin hasta el fortepiano, en la cual, sin necesidad de un martillo se lanza contra la cuerda una barra de madera llamada tangente. Al pulsar la tecla (A), en su extremo posterior se levanta el piloto (B), el cual empuja la barra controladora (C) hasta lanzar la tangente (D) contra la cuerda (E). Al mismo tiempo, el apagador (F) se sitúa de modo que la cuerda pueda vibrar libremente (fig. 13). Fig. 13 Diseño de Franz Jacob Spath (1714-1786) & Christoph Friedrich Schmahl (1739-1814). Claviersammlung.de Alfred Dolge menciona en su libro Pianos and their makers, que fuera Louis Schöne quien fabricara un pedalflügel para Robert Schumann cuando éste se hallaba en P á g i n a | 27 Dresde. Dolge lo describe de la siguiente manera: «Schumann prefirió un piano pedal vertical, su teclado pedal tenía 29 notas, conectado con una acción colocada en la parte trasera del piano donde una tabla armónica con 29 cuerdas estaba construida en el interior de la caja.»26 Un ejemplo de este modelo en la figura 14: Fig. 14 Pedalera conectada al mecanismo del teclado del piano por una cuerda o cadena. Challen y Son. Londres, 1910. 26 Dolge, Alfred. Pianos and their makers. Covina, Cal. 1911. P á g i n a | 28 Prácticamente el piano pedal se extinguió con el siglo que lo vio nacer, y no fue sino hasta los primeros años del siglo XXI en que se dio un renacimiento del interés por el instrumento. El constructor de pianos italiano Luigi Borgato desarrolló un piano pedal moderno al que denominó Doppio Borgato (fig. 15). Este instrumento unifica un gran piano de concierto con un piano separado de dimensiones similares con 37 teclas de pedal en lugar de las 30 ó 32 que tiene un piano con pedalera estándar y, en contraste con la mayoría de los instrumentos heredados históricamente, está conformado por una sola estructura de grandes dimensiones con sonido moderno de piano de concierto. Es así, que después de cerca de cien años de cesantía surgieron las primeras composiciones contemporáneas para el Doppio Borgato, mismas de las que se hará mención más adelante. De esta seducción por rescatar el instrumento, en 2004 fue restaurado por el coleccionista y constructor de pianos belga Peter van Heirseele un Pleyel que data de la última década del siglo XIX. Mientras que por su parte algunos museos y festivales han restaurado instrumentos como el Musikverein, Schumann- Haus Zwickau y el Museo del Piano Haus Eller en Bergheim,sólo por citar algunos ejemplos. A estos esfuerzos debemos sumar los modelos con pianos superpuestos de casas como Fazioli y Steinway & Sons. Afortunadamente estas iniciativas han ido prosperando hasta llegar al terreno de la discografía. En 2011 el organista francés Olivier Latry graba para el sello Naïve un disco con obras originales de Boëly, Liszt, Schumann, Brahms y Alkan en el Piano Pédalier Érard (París, 1853), mismo que perteneciera al gran pianista y compositor Charles-Valentin Alkan y que actualmente está bajo el resguardo del Musée de la Musique, en París. En 2012 Roberto Prosseda, quien es actualmente un intérprete especializado del piano pedal, graba para el sello inglés Hyperion la obra integral para Piano à Pédalier de Charles Gounod varia de ella aún inédita, en dos Steinway D grand pianos con el Pinchi P á g i n a | 29 pedal piano system, desarrollado por el constructor de órganos italiano Claudio Pinchi, en donde el piano independiente para el teclado pedal consta de 37 pedales que accionan las 61 notas más graves del registro del teclado manual dando de esta manera un rango de cinco octavas, además, cuenta con registros independientes que le permiten acoplar hasta tres octavas para el realce y mayor enriquecimiento de la paleta sonora del registro grave del teclado pedal. ¿Es el pedalflügel un surgimiento fugaz producto de una actual moda retro, o el inicio de una permanencia definitiva? Fig. 15 Doppio Borgato. Foto cortesía del maestro Luigi Borgato para esta investigación. P á g i n a | 30 Usos y alcances Como se ha visto, numerosos compositores auguraron a través de los diversos desarrollos del piano -ya fuera mediante la combinación con otros instrumentos o la adición de una pedalera- una revolución de la composición pianística. Junto con Robert Schumann se puede nombrar sobre todo a Franz Liszt, quien por ejemplo, tocaba también en una combinación entre piano y armonio. Schumann subraya en diversos artículos su deseo de un desarrollo orquestal en el piano, de tal manera que escribe en la revista Neue Musik- zeitung: «[…] Si sucediera además (como yo lo creo) que a él [piano], como al órgano, se le añadiera una pedalera, surgirían al compositor nuevas perspectivas, y liberándose más y más del apoyo orquestal, sabrá moverse con mayor riqueza, mayor posibilidad polifónica e independencia.»27 En su libro Reglas musicales para la vida y el hogar, Schumann asesora sobre el uso del piano pedal como instrumento de práctica y su utilización desde el estilo organístico: «Si pasas por una iglesia y dentro escuchas tocar un órgano, entra y atiende. Si te va tan bien que te permitan sentarte al banco del órgano, entonces prueba con tus pequeños dedos y asómbrate de la magnificencia de la música. No dejes pasar ninguna oportunidad de practicar el órgano, no hay ningún instrumento que tan efectivamente corrija errores e impurezas de estilo y toque como éste.»28 Pero no fue sino hasta 1845 que se aproximó a la composición para el piano pedal desde una perspectiva completamente diferente con respecto al resto de su producción pianística y quizá derivada de su pasión por el Clave Bien Temperado de Bach, al cual solía 27 Ídem. 28 Íbid. Pág. 143. P á g i n a | 31 llamar el pan de cada día de su mocedad»29. Surgieron entonces los Studien für den Pedalflügel, op 56 Sechs Stücke in kanonischer Form (publicadas en septiembre de 1845), Vier Skizzen für den Pedalflügel, op 58 (agosto de 1846) y las Sechs Fugen über den Namen BACH op. 60 (noviembre de 1846). Qué tan serio se tomó su trabajo en estas composiciones se demuestra en una carta a su editor en Leipzig, Whistling: «Seis grandiosas fugas sobre el nombre de Bach para órgano, pero también ejecutables al piano, en parte muy brillante; es ésta una obra en la cual he trabajo todo el año que acaba de pasar, de tal manera que sea digna del gran nombre que llevan, un trabajo del que yo considero, posiblemente sobrevivirá sobre mis otros trabajos por largo tiempo.»30 Empero, fue Charles Valentin Alkan quien llevó al cenit las dificultades técnicas del repertorio para el instrumento (de hecho Franz Liszt le dijo alguna vez al pianista danés Frits Hartvigson que Alkan poseía la técnica más perfecta que había visto)31 y fue en Francia en donde tuvo su pleno desarrollo, así como su mayor éxito y esplendor. Lo demuestran las numerosas menciones de nuevos modelos en las listas de exposiciones industriales de la época, en las que los constructores de instrumentos presentaban sus más recientes creaciones. Además, el instrumento fue usado también como solista con acompañamiento orquestal, los casos del Concerto pour piano à pédalier de Charles Gounod y del Segundo Concierto de Camille Saint-Saëns, el cual fuera escrito inicialmente para el piano pedal. 29 Schumann, Robert. Musikalische Haus- und Lebensregeln. Neue Zeitschrift für Musik, Bd.XXXII, núm.36 (mayo 3, 1850), suplemento. 30 Draheim, J. Op. Cit. Pág. 143. 31 Smith, Roland. Alkan: The man, the music. Michigan. Kahn & Averill, 2000. Vol. II, Pág. 110. P á g i n a | 32 Fig. 16 El piano à pédalier de Chales Valentin Alkan construido en 1853 por Sébastien Érard (Archivo personal). Repertorio Resulta evidente ya a este punto que el piano pedal no era una fugaz aparición al margen de una moda, y no se debería clasificar como exclusivamente un instrumento de práctica para organistas, pues numerosos compositores se dejaron inspirar por el instrumento, trazando así una nueva directriz en la composición para teclado. Como se ha visto, Robert Schumann fue de los pioneros en ver a este instrumento más que como un auxiliar en el estudio y la práctica del repertorio organístico como un nuevo modelo instrumental con una enorme gama de posibilidades y recursos propios. Que conjugaba la vasta riqueza expresiva del toque y sonoridades del piano con el teclado de pedales característico del órgano que le brinda un sustento magnífico y riqueza contrapuntística. Los estudios Op. 56 son una clara evidencia del hecho (los cuales han sido P á g i n a | 33 objeto de transcripción para trío de piano, violín y chelo por Alexis Hollaender y Theodor Kirchner y para duo de pianos por Claude Debussy y Georges Bizet). Clara Schumann, quien publicara y revisara toda la obra para tecla de Robert para la editorial Breitkopf & Härtel, siendo fiel al manuscrito de su esposo conservó los títulos originales para estos números de opus, como se aprecia en el facsímil (figs. 17 y 18) de las Seis fugas sobre el nombre de B-A-C-H- Op. 60, para órgano o pianoforte con pedal: Fig. 17 Autógrafo de los Sechs Fugen über den Namen BACH op. 60, de Robert Schumann. Fig. 18 Autógrafo de la primera fuga del op. 60, de Robert Schumann. P á g i n a | 34 Subrayado es el hecho de que Robert Schumann recomendó a Felix Mendelssohn- Bartholdy la adquisición de un piano pedal para la educación en el recién fundado Conservatorio de Leipzig, dado que su práctica convenía a los estudiantes de órgano, así como para la incorporación de las más recientes composiciones que iban surgiendo para el instrumento al repertorio de la clase. De especial mención son las obras de Charles-Valentin Alkan derivado de su muy precisa escritura para el piano pedal. Como ejemplo los 12 Études pour les pieds seulement, que ocupan prácticamente todo el registro que el modelo de Sébastien Érard (fig. 16) le permitía al compositor, y el cual no es posible encontrar en el órgano (salvo rarísimas excepciones), por lo que su ejecución es prácticamente exclusiva para el piano pedal. En el órgano, podría solamente siendo objeto de ‘adaptación’o, en el mejor de los casos, sortear los saltos de octava haciendo uso de los registros de 8 y 16 pies, siempre que el color de los mismos lo permita. Dignos de citarse también, son los 11 Grands Préludes et une transcription du "Messiah" de Händel Op. 66, dedicados a Cesar Franck, para Piano à Clavier de Pédales o piano a tres manos, según el frontispicio de la edición Costallat: Fig. 19 P á g i n a | 35 El siguiente listado de composiciones para el piano pedal, aumentado mínimamente a partir de los de Martin Schmeding y Luigi Borgato, muestra que fue creada una importante producción de trabajos para este instrumento principalmente en Alemania entre 1845 y 1860 y en Francia entre 1860 y 1900. Que el instrumento finalmente no se haya podido mantener y eventualmente haya desaparecido durante prácticamente todo el siglo XX tiene varias razones que bien son válidas de estudiarse más a fondo, siendo desde esta perspectiva, punta de lanza para una continuidad de la investigación: W. A. Mozart (1756–1791) Concierto en re menor KV 466 (1785, version para fortepiano con pedalera todavía incierta) A. P. F. Boëly (1785–1858) Douze Pièces op. 18 (1856) R. Schumann (1810–1854) Sechs Studien op. 56 (1845) Vier Skizzen op. 58 (1845) Sechs Fugen über den Namen BACH op. 60 (1845/46) Kanon D-Dur, aus „Albumblätter“ op. 124, no. 2 (ca. 1845) Franz Liszt (1811–1886) Fantasie und Fuge über „Ad nos, ad salutarem undam“ (1850) Johannes Brahms (1833–1897) Präludium und Fuge g-Moll WoO10 (ca. 1856/57, version para piano pedal incierta) Charles-Valentin Alkan (1813–1888) Benedictus op. 54 (1859) Kanon G-Dur (Fragmento, 1863) Treize Prières op. 64 (1865) Douze Études pour les Pieds (1866) Impromptu sur le Choral de Luther „Un fort rempart est notre Dieu“ op. 69 (1866) Onze Grands Préludes et une transcription du Messie de Händel op. 66 (1857–67) Charles Gounod (1818–1893) Marche Solennelle (1878) Fantasie sur l’hymne national russe (con orquesta, 1886) Suite Concertante (con orquesta, 1888) Concerto pour piano-pédalier et orchestre (1889) Danse Roumaine (con orquesta, 1896) Larguetto (violin, viola, violonchelo y piano pedal) P á g i n a | 36 Théodore Salomé (1834–1896) Dix Pièces (ca. 1890) Camille Saint-Saëns (1835–1921) Concerto (version original del Segundo Concierto para piano y orquesta, 1868) Alexandre Guilmant (1837–1911) Paraphrase de Handel (1904) Théodore Dubois (1837–1924) Douze Pièces Eugène Gigout (1844–1925) Dix Pièces Samuel Rousseau (1855–1904) Fantaisie op. 73 (1894) Hans Fährmann (1860–1940) Sechs Pedal-Etüden op. 14 Lyrische Stücke op. 19 Léon Boëllmann (1862–1897) Douze Pièces op. 16 (1891) Este marco teórico no deja duda alguna de que el repertorio para el pedalflügel se erige como un testimonio de vinculación fundamental entre el órgano y el piano. Ya que al resultar muy complicado disponer de un órgano en casa para la sociedad de la época (y lo sigue siendo en la actualidad), no era descabellado contar con un piano pedal (o un armonio) y poder tocar el repertorio que usualmente era exclusivo del órgano. Esto se atestigua en la edición de Alexander Wilhelm Gottschalg, publicada en Weimar en 1875 por J. Schuberth & Co. y revisada por Franz Liszt, intitulada: A. W. Gottschalg´s Repertorium für Orgel, Harmonium oder Pedalflügel. Una colección de piezas desde la época de Palestrina hasta los contemporáneos del revisor Franz Liszt (fig. 20). P á g i n a | 37 Fig. 20 Frontispicio a la edición: A. W. Gottschalg´s Repertorium für Orgel, Harmonium oder Pedalflügel Una gran parte del repertorio escrito para el piano pedal en el siglo XIX ha sobrevivido en el órgano. Sin embargo, con el resurgimiento del instrumento, han visto la luz nuevas obras de autores como: Franco Oppo, Fabrizio Marchionni, Jean Guillou , Ennio Morricone, Andrea Morricone, Michael Nyman, Cristian Carrara, Giuseppe Lupis, Nimrod Borenstein, Michael Glenn Wiliams, Charlemagne Palestine, entre algunos otros compositores contemporáneos. P á g i n a | 38 Capítulo IV Convergencias en las formas de escritura y las técnicas de ejecución entre el piano y el órgano Tal y como se mencionó en la introducción, es desde la postura de la historia y de la praxis a través del análisis técnico-interpretativo, que en referencia a esta investigación se sustentan las convergencias que a continuación desgloso en cuatro ejes temáticos, mismos que son el resultado de la metodología aplicada, y que demuestran además, una absoluta Solo se necesita estudiar un cierto posicionamiento de la mano en relación con las teclas para obtener con facilidad los sonidos más bellos, saber cómo tocar notas largas y cortas y lograr una destreza ilimitada. Una técnica bien lograda, para mí, significa poder lograr una variedad y control de una amplia gama de bellos sonidos. Frederic Chopin Tocar el piano consiste en sentido común, corazón y recursos técnicos. Los tres deben desarrollarse por igual. Sin sentido común, usted es un fiasco, sin técnica, un aficionado, sin corazón, una máquina. La profesión tiene sus riesgos. … El objetivo es hacer que el piano cante, cante y cante. Vladimir Horowitz No puedes tocar bien el piano a menos que estés cantando en tu interior. Arthur Rubinstein P á g i n a | 39 interconexión en las técnicas de ejecución entre el piano y el órgano, ya sea por similitud o adecuación: 1) Touché 2) Digitación 3) Dinámica y agógica 4) Formas de escritura Touché Si bien dentro de los instrumentos de tecla es el órgano el más complejo de tocar, entre otras cuestiones, por la enorme exigencia que la coordinación fina de manos y pies involucra, es el piano el que más demanda al intérprete en la cuestión del toque dada la extensa gama de texturas, sonoridades, acentuaciones, gradaciones de volumen…, que con el sólo hecho de poner el dedo en contacto con la tecla se pueden producir. Es para este cometido que se han volcado desde sus inicios los incansables esfuerzos de los desarrolladores y constructores de pianos. Por otro lado, hay que tomar en cuenta las enormes exigencias que a través del desarrollo de la técnica pianística han surgido directamente del repertorio para él producido: técnica de octavas, acordes, saltos, arpegios, escalas (cromáticas, terceras, sextas, etc.), notas repetidas, extensiones, etc. Irremediablemente producto de sus propias limitaciones tímbricas: el piano inexorablemente sonará a piano. Aunque pueda resultar controversial, es una realidad que el desarrollo del órgano a través de los siglos no ha apostado a explotar todos los recursos expresivos del instrumento a partir del contacto con la tecla misma, es decir, no por presionar más fuerte o más suave la tecla obtendremos como consecuencia un sonido más fuerte o más sutil respectivamente, lo cual no implica que en la dinámica se sinteticen todos los recursos expresivos. El interés por construir instrumentos cada vez más grandes, llevó a los P á g i n a | 40 organeros a desarrollar mecanismos de interfaz mediante los cuales el ejecutante no requiriera una fuerza extraordinaria para pulsar las teclas, pues efectivamente, en términos de instrumentos mecánicos, a mayor tamaño, mayor peso y por ende mayor fuerza requerida. Es entonces que inventaron mecanismos neumáticos y/o eléctricos, que realizaban la función que a los dedos del ejecutante corresponderían en un instrumento completamente mecánico. De esta manera se fue extendiendo a partir del siglo XIX, desde Francia hasta Inglaterra y después hacia América esta floreciente tecnología que, con el paso de las décadas, llevó a la ejecución al punto de accionar interruptores por medio del teclado. Efectivamente, no importa cómo se ataque a las teclas, nohay manera de tener control alguno del sonido por medio de este sistema que hasta la fecha impera, y al menos en prácticamente toda Francia donde fue pináculo esta revolución, predominan los instrumentos con acción eléctrica en los teclados por no mencionar acoplamientos, registros, etc. Una de las excepciones es el órgano Cavaillé-Coll de Saint-Antoine des Quinze Vingts en París, que conserva la tracción mecánica del teclado Récit expressif, así como modelos en Lyon, Rouen, Toulouse, por citar un par de ejemplos. Pretender hablar de los sistemas de tracción de la variedad de modelos y firmas de constructores de órganos al menos a partir de la incorporación de motores desde el siglo XIX en adelante, requeriría un trabajo enciclopédico. No obstante, es posible sintetizar la idea en el entendido de que con el desarrollo de estas tecnologías se apostó a facilitarles la ejecución a los intérpretes en instrumentos cada vez más grandes y monumentales, pero en detrimento de las sutilezas del toque en comparación con instrumentos puramente mecánicos. A la fecha persisten defensores y detractores de los diversos modelos, y será P á g i n a | 41 quizá un tema sin punto final aunque resulta indiscutible que el sistema mecánico es el más fino en lo que respecta a la gama de sutilezas que al toque se pueden realizar. Ahora bien, dado que el piano per se es un instrumento tan modesto en comparación con el órgano, es que inversamente y en proporción radica la exigencia para el pianista. La magnificencia del órgano le permite a su intérprete que al pulsar una tecla emanen de ella una cantidad de sonidos propios de una orquesta (como hacía mención Cesar Franck), y para que el osado pianista aspire a semejantes sonoridades ha tenido que desarrollar una técnica digital prodigiosa. De la misma manera lo es el alcanzar, en la medida de lo posible, una relativa igualdad e independencia de cada uno de los dedos con la única finalidad de lograr un discurso lo más orgánico posible. No es posible naturalmente, soslayar las diferencias organológicas de cada instrumento, pues son puntos de encuentro para las convergencias que aquí reivindico: partiendo del fundamento del órgano como un instrumento aerófono, y del piano como uno de cuerda percutida, entonces resulta inadecuado atacar verticalmente el teclado del órgano - ya sea de dedo o de antebrazo-, sino más bien al ras de la tecla, tomando en cuenta que al pulsarlo se accionan válvulas, ya que el golpe resultado de un ataque vertical no hará que el instrumento -a diferencia del piano- suene más fuerte, sino por el contrario, devendrá en detrimento de la calidad del sonido. Partiendo de lo anterior, del ideal de un órgano de tracción mecánica en el cual el organista es capaz de controlar desde la tecla la apertura de la válvula hasta su cierre y por ende la intención del sonido, el abanico de sutilezas que del toque dispone son sumatorias a las del piano: alargamiento o acortamiento de los sonidos para el caso de una puntual articulación y acentuación; la pronunciación de cada sonido para lograr la coherencia del discurso así como el fraseo a la manera de un instrumento de viento... En definitiva, el tipo P á g i n a | 42 de toque al ras de la tecla, que ciertamente es utilizado en el piano (entre una enorme gama de ataques diferentes, propios de un instrumentos a percusión) es el más apropiado para aproximarse al órgano. Es por ello que en la formación del organista ochocentista era tan enfático en el estudio del piano, pues aunado a las cualidades polifónicas propias del órgano, se le iban sumando las nuevas directrices técnicas y composicionales correspondientes al siglo, llegando a la cumbre con el recién inaugurado repertorio de piezas románticas de carácter virtuosístico. Por otro lado, en lo que respecta al piano pedal, como consecuencia de la mecánica horizontal del pedalier, éste requiere un ataque dinámico correspondiente a la sensibilidad del manual, que definitivamente y a razón de los expertos no estaba perfeccionado a detalle, por lo que la gradación dinámica del teclado pedal estuvo siempre comprometida. En el caso de los organistas franceses, que tenían a su disposición un pedal para controlar la caja de expresión, estarían seguramente más identificados con el uso del pedal de prolongación del piano (o piano pedal) con un pie y la ejecución de la línea del bajo con el otro, desarrollándose de esta manera, la llamada “técnica francesa” con talón y punta. No obstante, en los modelos actuales estas lagunas se han superado y prácticamente el teclado pedal posee la misma gama de sutilezas al toque que el manual, por lo que los “especialistas” contemporáneos del piano pedal aseguran que una técnica organística para la pedalera, resulta insuficiente a la hora de tocar la propia del piano pedal, pues partiendo de una idea anteriormente expuesta, la gama de sutilezas tímbricas y dinámicas que en éste deben emplearse, no son desarrolladas en el estudio del órgano ya que no es su naturaleza primigenia y por ende, habrá que perfeccionar una técnica de ejecución del pedal más pianística, que sea conveniente para controlar el peso y la transferencia del mismo ya sea en una o en ambas piernas en pro de un apropiado toque legato, control de la riqueza sonora P á g i n a | 43 y como ya se mencionó, de una encausada gradación dinámica. Además, el uso del pedal de prolongación demanda al intérprete a buscar siempre el balance en un constante cambio de posición derivado del movimiento de los pies en la pedalera, lo cual no sucede cuando se toca un “piano normal”32. Es éste el punto al que hago referencia al principio del capítulo al mencionar el concepto de la adecuación de la técnica para una ejecución más idiomática o apegada a la naturaleza del instrumento que se aborde, pues no hay que perder de vista que el piano pedal contemporáneo es un instrumento completamente novedoso y aún poco explorado. Por todo lo anterior no es difícil deducir que resultará fascinante experimentar para los organistas e intérpretes del repertorio del piano pedal, las indicaciones de los compositores en cuanto a dinámica, acentuación y articulación del repertorio específico para el instrumento, que confirman, una vez más, su vigencia al interpretarse únicamente de manera plena y natural en él33. Digitación Una de las premisas en el uso del pedal de prolongación del piano como auxiliar para ligar es, exclusivamente, cuando con los dedos mismos esto no sea posible; sin embargo, el uso de este pedal no se reduce a dicha cuestión ya que el pianista pueda lograr efectos tímbricos con su apropiado uso y/o con la combinación de los otros también. Asimismo y según convenga al discurso musical, resulta imperioso el uso de concienzudas digitaciones en ciertos casos, y donde no quede otra alternativa, el empleo incluso de sustituciones de dedos con el único objetivo de lograr un toque legato, siempre 32 Prosseda, Roberto. A note on the pedal piano. Bookle text. www.hyperion-records.co.uk 33 Schmeding, Martin. Der Pedalflügel – instrumentale Revolution oder Sackgasse der musikalischen Evolution? Pág. 145 P á g i n a | 44 sin perder de vista el motivo primordial de estos artilugios: la conducción de la frase; pues el ideal de todo intérprete es impregnarle voz a su instrumento… imitar el canto. Sin embargo y no por ello motivo de renunciación, es menester propio de artistas hacer cantar al piano. Ahora bien, en el caso del órgano, conseguir un toque legato es una tarea verdaderamente heroica, pues al no disponer el instrumento de un mecanismo de prolongación de los sonidos ajeno a la acción de los dedos sobre el teclado mismo, no queda más que hacer uso de todos los recursos posibles para este cometido: seansustituciones, la distribución del material musical entre ambas manos, deslizamientos de un mismo dedo de las teclas negras las a blancas, desarrollar al máximo la doble articulación del pulgar, así como el uso de digitaciones que puedan resultar incluso, extremadamente incómodas; y cuando de polifonía se trata las dificultades pueden tornarse exponenciales. Ya lo mencionaba Lemmens en su prefacio a la École d’Orgue: «Si el órgano es el rey de los instrumentos, es entonces también, es el más complejo de todos y el más difícil de tocar. Al movimiento de las manos, el intérprete debe sumar el de los pies.»34 El pianista y pedagógo francés Alfred Cortot, sintetiza muy puntualmente estas máximas de los organistas ochocentistas en su libro Principes Elémentaires de la Technique Pianistique, en donde desglosa escrupulosamente las múltiples dificultades de la ejecución pianística y en donde, efectivamente, el desarrollo del legato tiene una importancia capital. Un estudio concienzudo de los medios para lograr un toque legato, más allá de los abundantes métodos con centenares de antimusicales ejercicios mecánicos, que le permiten al instrumentista disponer de todo un panorama de herramientas que serán el mejor auxiliar para solventar las dificultades del repertorio, brindando así un cúmulo de 34 Lemmens, Jacques. École d’Orgue. B. Schott’s Sohne, 1862. Pág. 1. P á g i n a | 45 posibilidades y enriquecimiento pleno, mutuo e intercambiable entre el pianista y el organista, no obstante que en un principio este tópico parecía ser más que una convergencia, lo opuesto. Es en este punto preponderante la cuestión del fraseo, que debe ser en el órgano pronunciado a la manera de los instrumentos de aliento, es decir, una notoria inflexión en finales de frase, de sección, etc., una auténtica sensación de respirar, pues no hay que perder de vista que al pulsar una tecla en el órgano invariablemente seguirá sonando y, una ejecución carente de estas inflexiones sería completamente antinatural. Dinámica y agógica El pretender desglosar los resultados de esta investigación en cuatro ejes temáticos tiene fines estrictamente radiográficos, pues siendo la ejecución musical un asunto tan complejo dados los elementos y variables de los cuales se constituye, no es posible entonces aislarlos, ya que de su conjunto resulta un sistema sinérgico. Es por ello que el apartado primero de este capítulo se eslabona directamente con el presente subíndice, puesto que derivado del touché deviene la cuestión dinámica y por ende la conducción agógica del discurso musical. Uno de los objetivos cardinales durante más de doscientos cincuenta años de desarrollo y evolución del piano, ha sido primordialmente, alcanzar la más fina respuesta al toque, y con éste, abarcar el mayor rango dinámico posible mediante una mecánica con la cual se obtenga el máximo control del sonido. Este continuo perfeccionamiento ha derivado en que el volumen o la cantidad de sonido producido, sea correspondiente a la fuerza aplicada a la tecla, y en similitud de circunstancias, en lo referente a los recursos expresivos y de color vinculados hasta con el más sutil contacto con la misma. P á g i n a | 46 Luego entonces, pulsando una sola tecla del piano podemos obtener desde la más suave de las sonoridades hasta la más fuerte; desde la más dulce hasta la más recia… Esta cualidad inherente al piano es la que se suele usar primariamente para la conducción de una frase y dirigirla, por ejemplo, a su punto climático con un crescendo y a su final con un decrescendo. Ésta no es una virtud propia del órgano, otros son sus recursos expresivos; y es aquí en donde las técnicas de ejecución han de adecuarse para alcanzar el mismo propósito. Al margen de contar con una caja de expresión (o más) y su concerniente pedal controlador de la gradación del volumen, en cuyo caso las coincidencias con la ejecución pianística serían más próximas, es mediante la agógica que para conducir una frase y llevarla a su cenit y luego a su conclusión, se ensanchan o se estrechan los materiales que la conforman en correspondencia con las necesidades expresivas y según convenga al carácter de la misma, en el contexto de la obra. Es por ello que, tomando en cuenta estos elementos y con un conocimiento pleno de los recursos que le son propios a cada instrumento en particular, resulta viable tocar estos repertorios de manera indistinta tanto en el piano como en el órgano e inclusive y como era usual en el siglo XIX (y anteriores), en el instrumento de tecla del que se dispusiera (el armonio por ejemplo). El fenómeno musical más allá de los instrumentos mismos. Es esta última idea la que nos enlaza directamente con las convergencias en las formas de escritura. P á g i n a | 47 Formas de escritura Una parte sustancial del repertorio compuesto para el piano pedal no estaba sujeto a transcripción alguna de tocarse en el órgano, y de manera similar en el caso contrario. Los documentos y publicaciones expuestas en capítulos anteriores legitiman este argumento. No obstante, es de capital importancia tener en consideración una vez más las características que le son propias a cada instrumento para obtener de su ejecución el mejor de los resultados. Partamos entonces de tres situaciones para argüir las convergencias en las formas de escritura: 1) En el caso de disponer de un órgano mecánico sin pedal de expresión: Hemos de valernos de la agógica para no llevar el discurso musical a la monotonía a la que hacía referencia Andreas Stein en su encuentro con Mozart (citado en el capítulo 2). Por su parte, en el piano hemos de valernos de la dinámica para los mismos fines principalmente, pues de abusarse de la agógica se puede caer fácilmente en la afectación del discurso. 2) En el caso de disponer de un órgano con caja de expresión: Las convergencias de las técnicas de ejecución relacionadas con las formas de escritura serán más próximas, pues es precisamente por medio del pedal de expresión del órgano que en el repertorio del siglo XIX se buscaba emular esta cualidad propia del canto y de la mayor parte de los instrumentos de declamar un discurso musical con una amplia graduación del volumen sin necesidad alguna de cambiar el timbre. P á g i n a | 48 Para ampliar el presente escenario es importante señalar que resulta de capital importancia tener en cuenta las sutiles diferencias de touché que de una misma indicación debe interpretarse ya sea desde la postura del pianista y/o del organista, principalmente cuando en el imaginario de que el segundo no disponga siempre del instrumento para practicar su repertorio. Por ejemplo, es fascinante experimentar cómo cambia la perspectiva sonora dependiendo de la locación, el instrumento, su disposición en el escenario, el punto de audiencia, etc., es por ello fundamental para fines prácticos que al estudiar el repertorio del órgano en el piano se tengan contempladas todas las variables resultado de los fenómenos sonoros que de la propia organología del instrumento se desprende: Una indicación de toque sciolto o quasi staccato en el órgano, ha de ser en relación con el piano, non legato, y así habrá que estudiarse para que efectivamente en el órgano sea perceptible el ‘aire entre las notas’ como se alude en el argot musical. Un toque non legato en el órgano, deberá estudiarse quasi portamento en el piano, pues de lo contrario sonaría staccato en el órgano como resultado de ejecutarse de manera idéntica en el piano, baste que lo pruebe usted mismo. En conclusión, el resultado esperado al estudiarse el repertorio del órgano en el piano sería infructuoso de no tomarse en consideración estas variables en relación directa con las propiedades acústicas singulares de cada instrumento
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