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D E L T E S T I M O N I O O R A L A L R E G I S T R O E S C R I T O .
P O S I B I L I D A D E S Y A L C A N C E S .
U n i v e r s i d a d N a c i o n a l A u t ó n o m a d e M é x i c o
f a c u l t a d d e f i l o s o f í a y l e t r a s
c o l e g i o d e h i s t o r i a 
i n f o r m e a c a d é m i c o p o r a c t i v i d a d p r o f e s i o n a l
Q u e p a ra o b t e n e r e l t í t u l o d e :
l i c e n c i a d o e n h i s t o r i a
P re s e n t a :
j o s é a n t o n i o g a l i n d o d o m í n g u e z
A s e s o r :
d r . r o g e r m a r i o b a r b o s a c r u z
C i u d a d d e M é x i c o , 2 0 1 5
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
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a g r a d e c i m i e n t o s
A Paulina, mi esposa. Sin su ayuda y confianza hubiera sido muy difícil concluir este proceso.
A mi familia, por el apoyo que me brindó a lo largo de 
la carrera universitaria. A mi madre, mi hermana, mi 
abuela y a Beto. 
Agradezco de manera muy especial a mi asesor Mario 
Barbosa, por estos años que he podido colaborar con él 
y por enseñarme lo que es hacer historia.
Por supuesto, también a mis sinodales por la lectura y 
los comentarios que enriquecieron este trabajo. Parti-
cularmente, a Isabel Avella por darme la oportunidad 
de realizar mi servicio social. 
Por último, a la Universidad Nacional Autónoma de 
México, a la Facultad de Filosofía y Letras, y a mis maes-
tros por la formación académica que me obsequiaron. 
í n d i c e
i n t r o d u c c i ó n 13
1 . d e s c r i p c i ó n d e l t r a b a j o 19
2 . s o b r e l a h i s t o r i a o r a l 27
2.1 ¿Qué es la historia oral? 29
2.2 ¿Cuáles son los tipos de historia oral? 42
2.3 ¿Cuáles son las características de los tipos de testimonio oral? 46
3 . ¿ q u i é n e s a l b e r t o r o j a s p u y o ? 51
3.1 El contexto histórico 51
3.2 La vida de Alberto Rojas Puyo 58
3.3 Sobre el testimonio de Alberto Rojas Puyo 62
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4 . c a r a c t e r í s t i c a s p r o b l e m á t i c a s 
d e l t e s t i m o n i o o r a l d e 
a l b e r t o r o j a s p u y o 71
4.1 ¿Cuáles son las características problemáticas 
del testimonio oral autobiográfico? 71
A) Orientación de la entrevista a partir del horizonte cultural
 del entrevistado 72
B) Limitaciones del testimonio oral para reconstruir 
el contexto histórico 72
C) Rigidez del discurso del entrevistado: rigidez anecdótica, 
rigidez de la arquitectura narrativa y leitmotiv 74
D) Sesgos y autocensura en el relato autobiográfico: 
omisiones sobre la vida pública y/o privada 84
E) Suposiciones del entrevistado (eventos, situaciones y 
sucesos dados por sentado) e imprecisiones en la datación 
de los eventos vividos 87
5 . s o l u c i o n e s p o s i b l e s a l a s 
p r o b l e m á t i c a s d e l t e s t i m o n i o o r a l 91
5.1¿Cómo enfrentar las características problemáticas 
identificadas en el testimonio oral? 91
A) Orientación de la entrevista a partir del horizonte 
cultural del entrevistado 92
B) Limitaciones del testimonio oral para reconstruir 
el contexto histórico 96
C) Rigidez del discurso del entrevistado: rigidez anecdótica, 
rigidez de la arquitectura narrativa y leitmotiv 99
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D) Sesgos y autocensura en el relato autobiográfico: 
omisiones sobre la vida pública y/o privada 101
E) Suposiciones del entrevistado (eventos, situaciones y 
sucesos dados por sentado) e imprecisiones en la datación 
de los eventos vividos 106
5.2. ¿Cómo emplear el testimonio oral para el desarrollo 
de un relato autobiográfico? 108
5.3 Cuáles son los alcances de las fuentes orales en el 
desarrollo de una investigación histórica? 111
 
b a l a n c e p e r s o n a l s o b r e e l t r a b a j o 115
La historia oral como puerta de entrada 
al conocimiento histórico 115
Algo más sobre la historia oral 120
b i b l i o g r a f í a 125
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13
i n t r o d u c c i ó n 
El presente trabajo busca entablar una discusión sobre algunas cuestio-nes metodológicas que se presentan en la utilización de los testimonios 
orales como fuentes para la historia a partir de la confrontación entre la 
experiencia laboral y la bibliografía especializada. Asimismo, es una reflexión 
sobre la historia política colombiana en la segunda mitad del siglo xx que 
nace del interés surgido del relato de vida de Alberto Rojas Puyo, político 
colombiano de izquierda que participó en los procesos de paz entre el Estado 
y las guerrillas de su país en la década de 1980.
La elección del tema se desprende de la experiencia profesional que he 
tenido de octubre de 2012 a la fecha. A lo largo de estos dos años y medio 
me he desempeñado como asistente de investigador del Dr. Mario Barbosa 
Cruz. He colaborado en tres proyectos: la urbanización en el poniente de la 
ciudad de México, la colonia Belén de las Flores; los empleados públicos en 
el Distrito Federal a principios del siglo xx; y la organización de un relato 
autobiográfico a partir de entrevistas realizadas a Alberto Rojas Puyo. Con 
14
la finalidad de obtener el título de Licenciado en Historia por la Facultad deFilosofía y Letras he decidido presentar un informe académico de actividad 
profesional sobre la tercera experiencia. En este proyecto comencé a participar 
en enero de 2014 y el mismo se desarrollo a lo largo del año. 
En los tres proyectos he podido poner en práctica los rudimentos del 
oficio de historiador que aprendí en los cursos de la licenciatura. Entre las 
actividades realizadas puedo mencionar la recopilación de documentos en 
archivos, bibliotecas y hemerotecas de la ciudad de México, la sistemati-
zación de información en cuadros de Excel, la elaboración de un índice de 
documentos digitales que se pueden consultar por medio de hipervínculos, 
la transcripción de entrevistas orales y la edición de textos, entre otras. 
La elección de uno de los temas en particular permite plantear cuestiones 
específicas que se derivan del mismo y valorar críticamente tanto la labor 
desempeñada como los nuevos conocimientos adquiridos, ejercicio necesa-
rio para la presentación del informe. A diferencia de un proyecto de tesis, 
en el que el alumno plantea un tema propio que le permite demostrar las 
capacidades intelectuales que desarrolló durante la carrera –los aspectos 
técnicos del oficio (la búsqueda, construcción, sistematización y utilización 
de sus fuentes), la reflexión crítica y el análisis de las temáticas históricas 
que aborda–, el informe académico por actividad profesional se basa en las 
tareas realizadas en un ámbito de trabajo profesional. De los tres proyectos 
elegí el relato autobiográfico de Alberto Rojas Puyo. 
La oportunidad de acercarme al contenido histórico específico de la vida 
de Rojas Puyo y las características problemáticas que pude observar en su 
testimonio oral, me permitieron tratar de redondear la experiencia laboral 
con una reflexión que va en un sentido crítico en cuanto a los aspectos meto-
dológicos de la entrevista para la conformación de un relato testimonial 
autobiográfico, y en un sentido personal en lo que toca al contenido histórico 
y el acercamiento al mismo. Así, la descripción escueta de las actividades 
15
desempeñadas queda superada y me adentro en la discusión con autores 
que se han ocupado de los asuntos metodológicos de la historia oral y de 
los alcances que la misma tiene para interesar al lector en temas históricos. 
En el primer apartado presento una descripción del trabajo realizado 
como asistente de investigador en el proyecto de recuperación de un testimo-
nio oral autobiográfico. Menciono las labores de transcripción, edición del 
texto y elaboración de un índice de personajes, así como las dificultades que 
tuve que enfrentar para poder llevarlas a cabo. En la segunda parte hago una 
breve revisión historiográfica sobre la historia oral con la finalidad de apuntar 
cuáles son las particularidades de la misma a partir de las opiniones y los 
escritos de algunos especialistas destacados en el ramo. También aprovecho 
para hacer una caracterización sintética de los diversos tipos de historia oral 
que se pueden desarrollar con la finalidad de ubicar el testimonio oral en el 
que participé y poder señalar sus especificidades. 
En el tercer título me ocupo del personaje del que se recuperó el testi-
monio oral autobiográfico: Alberto Rojas Puyo. Ahí ofrezco una contextuali-
zación del sujeto con base en la historia de su país para poder comprender las 
condiciones de posibilidad que le permitieron ser quien es. Posteriormente 
hago un resumen de la vida de Rojas Puyo para que el lector tenga a la mano 
el relato y pueda seguir el análisis que se presenta en las secciones posteriores. 
Además, apunto unas líneas que reflexionan en torno a los hilos narrativos 
que dirigen el testimonio.
En el capítulo cuarto enlisto y desarrollo las características problemáticas 
del testimonio oral de Alberto Rojas Puyo que encontré al llevar a cabo las 
tareas que se me asignaron. Señalo también algunas de las críticas que se 
imputan a la historia oral. En la quinta sección recupero las soluciones a estas 
problemáticas que diversos investigadores han trazado a partir de sus expe-
riencias profesionales y que redondean las conclusiones a las que llegué tras 
resolver estas dificultades. Por otro lado, indago las formas de emplear los 
16
testimonios orales para conformar relatos autobiográficos y los alcances que 
las fuentes orales pueden tener para desarrollar una investigación histórica. 
Al final, presento un balance personal sobre el trabajo que reflexiona 
sobre las posibilidades que ofrece la historia oral para acercar e interesar a 
cualquier lector a una historia en particular y al conocimiento histórico, en 
general. Asimismo, dedico unos párrafos a la puntualización de lo que la 
historia oral ofrece al investigador si se le toma desde el equilibrio académico 
que requiere y no desde el prejuicio.
Para concluir esta introducción, es conveniente señalar que mi primer 
acercamiento a la historia oral lo realicé a partir del trabajo directo en el 
proyecto del testimonio autobiográfico de Alberto Rojas Puyo. Durante mis 
estudios de licenciatura únicamente hice un par de lecturas en las clases de 
historiografía general, pero no tuve la oportunidad de desarrollar un trabajo 
escolar o de asistir a una clase que tuviera este enfoque. Por lo mismo, mi 
conocimiento de la materia era muy elemental: conocía la definición básica 
y los principios de la metodología. 
Conforme realicé las tareas que se me asignaron, encontré las diversas 
problemáticas que reviso en el presente informe. Por medio de la extrapo-
lación de las herramientas que la formación académica como historiador 
me brindó y la asesoría de Mario Barbosa, pude dar solución práctica a las 
dificultades que aparecieron en el camino. Cuando opté por la modalidad 
de informe académico por actividad profesional para titularme y seleccioné 
este proyecto en específico, tuve que hacer una revisión historiográfica de 
la historia oral para poder llevar a cabo el informe. 
Gracias a este ejercicio me familiaricé con los múltiples trabajos que se 
han hecho en esta rama y pude ver las diversas formas de enfrentar las pro-
blemáticas que afronté. Así, profundicé en las reflexiones que se derivaron 
de mi experiencia práctica y se complejizó el análisis que ya había hecho. La 
tipificación de la historia oral que presento en la segunda sección se funda 
17
en los trabajos de varios historiadores orales, pero también es un aporte 
personal que tiene su origen en las tareas desempeñadas. También, las solu-
ciones planteadas a las problemáticas que encontré en la práctica se insertan 
en una reflexión colectiva que los historiadores del ramo han enriquecido 
por varios años. En este sentido, incluso los conceptos que propongo en el 
cuarto apartado para analizar el discurso de Alberto Rojas Puyo, tienen eco 
en los postulados de algunos especialistas.
19
1 . d e s c r i p c i ó n d e l t r a b a j o 
La construcción del relato autobiográfico de Alberto Rojas Puyo se realizó a 
partir de una serie de entrevistas que le hicieron Medófilo Medina y Mario 
Barbosa en los años de 1996, 1997 y 2013. Estas entrevistas fueron producto 
de un proyecto financiado por Colciencias, entidad pública que coordina la 
política colombiana de ciencia, tecnología e innovación, en el que ambos 
participaron en la década de 1990. El proyecto original, “Sistema político, 
participación y memoria. El proceso de paz en la década de 1980”, consistió 
en la realización de entrevistas cortas a los personajes que participaron en 
dicho proceso de paz. Los protagonistas debían hablar de su vida política, de 
su participación en los diálogos de paz y hacer una evaluación del proceso. 
Las personas que formaron parte de la Comisión de Paz que el Presi-
dente Belisario Betancur promovió durante su gobierno (1982-1986), fueron 
seleccionadas porque representaban alguna tendencia política de las partesen conflicto. Alberto Rojas Puyo pertenecía a la izquierda progresista de 
su país, pero no simpatizaba con la política de la combinación de todas las 
20
formas de lucha que el Partido Comunista de Colombia (ppc) impulsaba. 
Por ello, por su cercanía al ppc y al Secretariado de las Fuerzas Armadas 
Revolucionarias de Colombia (farc), entre otras cosas, fue elegido para 
estar en los diálogos de paz y, por consiguiente, para ser entrevistado en el 
proyecto dirigido por Medófilo y Mario. 
Cuando tocó el turno de la entrevista de Rojas Puyo, como parte del 
proyecto original, el relato de vida fue tan rico en temáticas y trató asuntos 
políticos con una óptica tan particular que se decidió proseguir con la docu-
mentación de su relato de vida y, posteriormente, se planteó como un nuevo 
objetivo la elaboración de un relato autobiográfico basado en su testimonio 
oral. La peculiaridad del carácter de este personaje se abordará más adelante 
en el presente trabajo. Por ahora, basta con señalar que la reconstrucción de 
su relato de vida se separó del primer proyecto para convertirse en uno nuevo.
Los encuentros de 1996 y 1997 se registraron en formato de audio en 
casetes de cinta magnética. Posteriormente, los testimonios fueron transcri-
tos por distintos asistentes. En total contamos con 21 entrevistas, 20 de este 
primer periodo y una posterior que se detallará adelante, en las que el político 
colombiano tuvo la oportunidad de narrar su vida o lo que él consideró que 
podría interesar al proyecto. Afortunadamente las horas de charla grabadas 
permitieron que el personaje relatara desde su infancia hasta los años más 
cercanos al momento del encuentro con Medófilo y Mario y que contara en 
varias ocasiones los mismos sucesos. La repetición posibilitó el cotejo del 
testimonio que el mismo Rojas Puyo construyó. 
Desafortunadamente se perdieron tanto el registro sonoro como el texto 
de la primera entrevista. Esto hizo necesario que en las entrevistas siguientes 
se retomaran hechos que el personaje ya había contado, lo que provocó que 
se repitieran fragmentos de la vida de Rojas Puyo y que el relato estuviera 
entrecortado y sin una cronología lineal. Una vez que el personaje retomó 
el hilo de su narración, las entrevistas guardaron un orden cronológico y 
21
una linealidad narrativa que permitió reconstruir el relato autobiográfico 
con mayor facilidad. 
A continuación, referiré puntualmente las actividades que tuve que 
desempeñar en este proyecto. Básicamente son ocho las tareas que me fue-
ron asignadas: la transcripción de la última entrevista; la corrección de la 
ortografía y la redacción revisadas por Mario Barbosa; la eliminación de las 
redundancias que aparecían en las entrevistas para conformar un solo relato; 
la precisión de los datos históricos que se pudieran corroborar con otras 
fuentes; la verificación de los nombres de los personajes que aparecían ya 
fuera sólo por nombre, apellido o seudónimo; el ordenamiento cronológico 
del relato; la conformación de un texto que integrara todas las entrevistas 
y que se pudiera leer como un relato autobiográfico; y la elaboración de un 
índice de personajes que intervienen en el relato. 
La primer labor, como ya señalé, fue la transcripción de la última entrevista, 
la que se realizó en 2013. En dicha entrevista se procuró resolver los vacíos 
narrativos, las fallas de continuidad y los aspectos de la vida del personaje que 
no se habían mencionado o que habían sido contados de forma escueta en las 
entrevistas de 1996 y 1997. En este caso la entrevista estuvo dirigida por Mario 
con preguntas específicas encaminadas a recuperar la información faltante. 
La entrevista se registró con una grabadora digital que genera un documento 
guardado en mp3. A partir del audio realicé la transcripción para contar con 
un documento escrito editable.
Mientras yo concluía la transcripción, Mario revisó las transcripciones 
de las entrevistas de 1996 y 1997 para señalar los fragmentos de la narración 
que se repetían en distintas entrevistas, las redundancias en los párrafos, 
frases y expresiones, los errores ortográficos, sintácticos y gramaticales, y 
para precisar tanto los datos históricos y como los nombres de los actores de 
los sucesos que el personaje mencionó elusivamente o no logró puntualizar 
de forma atinada. 
22
De lo anterior se derivaron mis siguientes quehaceres. Tuve que introducir 
las correcciones pertinentes de ortografía y redacción que se encontraron. 
Posteriormente eliminé las redundancias que aparecían en las diversas entre-
vistas para tener los diversos fragmentos a la mano y poder acomodarlos. Estas 
dos tareas fueron bastante sencillas gracias a la previa revisión de los textos. 
La precisión de los datos históricos fue un poco más complicada. 
Algunos de los aspectos que tenían que ver con la historia Colombiana fue-
ron fáciles de resolver con la asesoría de Mario. Sin embargo, hubo algunos 
asuntos que me correspondió investigar. Puedo mencionar brevemente un 
ejemplo de esta labor. Alberto Rojas Puyo participó en el “Mayo francés” 
durante su estancia en Francia y como militante de la célula del Partido 
Comunista Francés (pcf) que operaba en el barrio en el que vivía. Él cuenta 
que en una de las marchas que se llevaron a cabo se empezó a escuchar que 
Charles de Gaulle no se encontraba en el país e invitaban a los manifestantes 
a dirigirse a los Campos Elíseos. Finalmente, la manifestación no desvió su 
trayectoria original con lo que se evitó el enfrentamiento con el ejército que 
resguardaba la plaza. Al rememorar este incidente, Rojas Puyo no logró 
puntualizar algunos datos. Sin embargo, al realizar una rápida investigación 
al respecto encontré la información que completaba y enriquecía el relato 
del personaje. Desde la fecha en la que ocurrió el evento hasta el por qué de 
la ausencia del presidente francés.
El siguiente asunto que tuve que rectificar fueron los nombres de los 
personajes que aparecen en el relato. Algunos son mencionados con nom-
bre, apellidos, seudónimos y logros profesionales, sin embargo, muchos 
apenas son señalados por uno de estos aspectos. Para la identificación de 
muchos de ellos conté una vez más con la invaluable asesoría de Mario, 
pero también hubo algunos que tuve que encontrar a partir de las pistas que 
ofrecía el relato de Rojas Puyo. Por ejemplo, al hablar de su participación 
en la Conferencia Tricontinental de la Habana mencionó a algunos de los 
23
actores principales por parte de Colombia. Entre ellos señaló al Comandante 
Baltazar, aunque no especificó más que su seudónimo y que le parecía que a 
fechas recientes del momento de la entrevista ya no militaba en la guerrilla. 
Este personaje fue difícil de identificar porque hay muy poca información 
disponible. No obstante, la búsqueda que realicé arrojó luces sobre él: fue 
uno de los mandos militares de las farc y su verdadero nombre era Raúl 
Valbuena. Así, en varios casos, el contexto histórico y los otros personajes 
que aparecían en los distintos sucesos me permitieron identificar a los que 
apenas eran mencionados.
A continuación, me correspondió ordenar cronológicamente los fragmen-
tos de las entrevistas. Para realizar esta labor tuve a la mano tres marcos de 
referencia. El primero era el plano internacional. Cuando los eventos narrados 
se enmarcaban en algún proceso histórico de esta índole, me bastaba con 
acomodar los sucesos de acuerdo con las fechas que les correspondían. Por 
ejemplo, la participación en el “Mayo francés”, la toma de postura frente a 
la agresión soviética al gobierno de Checoslovaquia presidido por Alexan-
der Dubcek, entre otros. El segundo marco que me permitió colocar las 
piezas en su lugar fue la historia colombiana. El ejemplo más obvio son los 
diálogos de paz que se realizaron durante el gobierno de Belisario Betancur, 
pero también puedo mencionar la huelgaen la que colaboró para protestar 
contra la dictadura militar del General Gustavo Rojas Pinilla. Por último, 
la tercera forma que empleé fue la secuencia lógica de la vida del personaje. 
Con base en la sucesión de acontecimientos que ofrecen los planos nacio-
nales e internacionales cruzados con las experiencias de Rojas Puyo y las 
fechas que señalaba, logré el acomodo que requería la narrativa lineal que 
buscábamos. Una vez concluido el ordenamiento, proseguí a integrar el 
texto en una sola pieza. 
Finalmente, tuve que elaborar un índice de personajes. Esta tarea fue una 
suerte de continuación de la verificación de los nombres de los personajes 
24
que aparecían a lo largo del relato y me permitió corregir algunos errores. 
De todo el trabajo realizado, esta parte fue en la que tardé más tiempo. Lo 
primero que hice fue recuperar todos los nombres que aparecen en relato, en 
total son más de 150. Después indagué en publicaciones periódicas, páginas 
de internet de gobierno y de organizaciones no gubernamentales, enciclope-
dias digitales e incluso en sitios personales, para poder redactar una breve 
nota biográfica de cada personaje. La idea de este índice es que el lector del 
testimonio pueda conocer a todos los participantes que aparecen en el texto. 
La elaboración del relato autobiográfico aun no ha concluido, el objetivo 
que se persigue con el relato es la publicación del mismo en un libro con un 
estudio introductorio de Mario Barbosa. A pesar de que no se ha terminado 
el trabajo, me parece suficiente lo realizado hasta el momento para llevar 
a cabo un informe académico, con su correspondiente reflexión, que me 
permita optar por el título de licenciado en Historia. Actualmente, el relato 
está en revisión para lograr una versión definitiva. 
Al recorrer los episodios que conforman su vida, Rojas Puyo señala fechas 
de algunos eventos que resultan ser erróneas, imprecisas e incluso contradic-
torias dentro de la misma construcción narrativa que hila. Asimismo, en el 
discurso que nos ofrece en las 21 entrevistas que se le realizaron, podemos 
observar una estructura narrativa que se repite en algunos sucesos que narra 
en varias ocasiones. Hay asuntos que, por distintas razones, cuenta más de 
una vez. Los relatos que se repiten están narrados de la misma manera, salvo 
menudas diferencias en la elección de algunas palabras o en la evocación 
de ciertos recuerdos que amplían el testimonio sobre un asunto u otro. Por 
otro lado, al tratarse de un relato autobiográfico de un personaje sumamente 
politizado que vivió, o estuvo cerca de, acontecimientos históricos tanto de 
su país como internacionales, la conformación de sus recuerdos de vida están 
cargados con una perspectiva muy particular sobre los contextos históricos 
que enmarcaron su experiencia. Él nos ofrece una explicación de lo histórico 
25
desde su posición en el mundo, es decir, su testimonio tiene un matiz personal 
que no nos permite, por su naturaleza individual, reconstruir a partir de él 
el contexto histórico en el cual se enmarca su narración. 
Otro asunto que resulta problemático en la reconstrucción del relato 
autobiográfico a partir de las entrevistas son las asunciones del entrevistado. 
Hay eventos, situaciones y sucesos que Rojas Puyo rememora escuetamente 
porque supone que el receptor del relato debe conocer los nombres de los 
personajes, las características de los episodios narrados o el contexto que 
enmarca cada evento. Esto supone una dificultad, pues hace falta que se 
amplíen las descripciones y explicaciones de los acontecimientos sin caer 
en un exceso de intromisión. Aunado a esto, se pueden avizorar elementos 
de autocensura en el testimonio de Rojas Puyo: ya sea en cuanto a su vida 
privada o pública. En este caso particular, resulta significativo que deje fuera 
de su relato casi por completo la esfera privada de su vida, el grueso de su 
narración se aboca a tratar su vida pública. Esta situación puede ser analizada 
y permite reflexionar en torno a cómo este personaje político valora los sucesos 
de su vida, nos dice mucho sobre lo que importa rememorar y lo que no, lo 
que es digno de detallar y lo que no requiere más que unas cuantas frases 
para apuntar. También sugiere una toma de postura con respecto a lo que se 
debe recuperar de los sucesos que vivió y aquello que no merece mención. 
Todos estos aspectos que surgieron y tuvieron que ser sorteados para 
avanzar en la elaboración del relato autobiográfico de Rojas Puyo son pro-
blemáticas que, evidentemente, no son privativas del relato particular que 
se reconstruyó a partir de las entrevistas. Diversos autores que han recurrido 
a la utilización de la historia oral con diferentes fines han reconocido y han 
fomentado una discusión sobre los alcances de esta rama de la historia y sus 
posibles derroteros. Para poder redondear la reflexión sobre estos asuntos 
metodológicos será imprescindible recurrir a la literatura especializada que 
se ha acercado a estos temas. Por medio de este diálogo con la bibliografía 
26
existente buscaré las soluciones pertinentes a estas cuestiones. Una conclu-
sión afortunada será la articulación de un aparato metodológico que permita 
emplear un testimonio de vida, recuperado a partir de entrevistas, para 
elaborar un texto autobiográfico que arroje nuevas luces sobre el horizonte 
del conocimiento histórico. 
Por otro lado, el contenido temático del testimonio autobiográfico me 
permitió adentrarme en materias históricas que no había tenido la oportunidad 
de conocer y, por lo tanto, de interesarme en ellas. La riqueza vivencial y el 
cúmulo de experiencias de Alberto Rojas Puyo me llevó a familiarizarme 
con una realidad histórica que ignoraba, la historia política de Colombia en 
la segunda mitad del siglo xx. Esta situación posibilita una línea reflexiva 
que se aleja de las cuestiones metodológicas y se encamina hacia el contenido 
histórico del relato y a los alcances que la historia oral tiene para acercar al 
lector a la historia, por más ajenos que pudieran parecer los temas que trata. 
27
2 . s o b r e l a h i s t o r i a o r a l 
Los historiadores de distintas latitudes mostraron desde el siglo pasado una 
necesidad creciente de alejarse de la historia política tradicional, erigida 
sobre los vestigios documentales legados por instituciones oficiales –el para-
digma rankeano–, para acercarse a otro tipo de enfoques metodológicos que 
permitieran una mejor comprensión de los procesos históricos por los que 
atravesó la humanidad en dicha centuria y poder encontrar nuevos horizontes 
en las regiones borrascosas del pasado. Fue así como la historia se vinculó 
con disciplinas como la economía, la geografía, la psicología y la sociología. 
Corrientes historiográficas como las primeras generaciones de la Escuela de 
los Annales, el materialismo histórico, el historicismo, la historia cuantitativa, 
por mencionar algunas, intentaron profundizar el conocimiento del pasado ya 
fuera mediante la utilización de nuevos métodos o a través de la construcción 
de nuevas fuentes. Sin embargo, estas ramas de la historia se fundaron, como 
la historia tradicional, en la premisa de que la objetividad asequible por el 
historiador radicaba en la condición escrita y perdurable del documento.
28
El documento escrito ha contado con la predilección de los historiadores 
por tres cualidades que lo dotan, o al menos así se consideró hasta el siglo 
xx, de una suerte de infalibilidad. Como señala Gwyn Prins, las tres carac-
terísticas que los historiadores tradicionales atesoran del documento escrito 
son: la precisión formal, el texto fijado por escrito se muestra como algo que 
permanece sin transformaciones; la precisión cronológica, se puede datar la 
procedencia del documento por medios físicos, comparativos o textuales; la 
demostración mediante la multiplicación, es decir, la posibilidadde comparar 
varios textos para dilucidar la verdad.1 
Aunque el texto oficial perdió su exclusividad como fuente para la histo-
ria, la legitimidad de las nuevas fuentes que se sumaron como herramientas 
con las que el historiador desempeña su oficio aún se basaba en la cualidad 
perdurable de las mismas. Las nuevas fuentes eran documentos escritos o 
fijados en algún soporte imperecedero sin discriminar su origen, y la supuesta 
inmutabilidad de su contenido era la garantía de su confiabilidad.2 
Sin embargo, en las últimas cuatro décadas del siglo xx lo fáctico, obje-
tivo y cuantificable, como señala Graciela de Garay, dejó de ser el centro de 
las preocupaciones de los historiadores ante la evidencia de que las certezas 
unívocas no lograban dar cuenta de lo complejo y cambiante del mundo 
humano.3 La convicción de que la realidad histórica, el pasado, era susceptible 
de ser aprehendida por medio de la reconstrucción de las huellas dejadas por 
el humano en documentos fijados, de la índole que fueran, se desquebrajó 
ante los cuestionamientos que desde la filosofía y la ciencia se le hicieron 
1 Gwyn Prins, “Historia oral”, en Peter Burke (ed.), Formas de hacer historia, Madrid, 
Alianza, p. 151-152.
2 Ibíd., p. 146.
3 Graciela de Garay, “Prólogo”, en Graciela de Garay (coord.), Cuéntame tu vida. Historia 
oral: Historias de vida, México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora/
Perfiles, 2013, p. 5.
29
a la epistemología moderna. El descubrimiento de que incluso el discurso 
científico –que pretendía ser absoluto, comprensivo y extensivo– resultaba ser 
un sistema de conocimiento basado en un conjunto de reglas especificadas a 
priori, es decir, un tipo específico de lenguaje humano, demostró la cualidad 
subjetiva del conocimiento humano y la completa responsabilidad del sujeto 
al momento de construir su objeto de conocimiento.4
Así, la historia se aproximó a nuevas temáticas con nuevos métodos en los 
que el individuo y su subjetividad, insertados en el medio social, permitirían 
visualizar aquello que la historia tradicional no había podido aprehender. La 
historia oral se reveló como un enfoque que puede volver asequible lo que la 
historia tradicional había dejado de lado por tanto tiempo por considerarlo 
como el principal vicio de esta forma de historia, la subjetividad humana. 
2 . 1 ¿ q u é e s l a h i s t o r i a o r a l ?
Los estudiosos de la historia oral contemporánea plantean que la condición 
de posibilidad que define técnicamente a esta rama es que exista una herra-
mienta tecnológica capaz de producir un registro sonoro perdurable, ya sea 
que se trate de las grabadoras de cinta magnética que se emplearon durante 
casi todo el siglo xx o las grabadoras actuales que producen documentos 
digitales. El método que se emplea, para hablar en términos simples, es 
la entrevista. El investigador realiza preguntas al sujeto cuyas vivencias, 
recuerdos y olvidos, son el objeto de estudio, y éste cuenta todo lo que la 
memoria le permite. La entrevista queda fijada en un documento sonoro y 
posteriormente se puede transcribir lo registrado con la finalidad de utilizar 
4 Mariano A. Di Pasquale, “De la historia de las ideas a la nueva historia intelectual: Retros-
pectivas y perspectivas. Un mapeo de la cuestión”, Universum, vol. 1, no. 26, 2011, p. 84-91.
30
como se quiera la información recopilada. Ahora bien, con el propósito de 
construir una definición de carácter teórico que tienda a abarcar el cúmulo 
de investigaciones que desde esta rama de la historia se ha desarrollado es 
conveniente hacer un recuento historiográfico que nos permita derivar las 
conclusiones pertinentes.
Es necesario mencionar que la historia no es la única disciplina que ha 
privilegiado la utilización de las fuentes orales para la construcción de su 
objeto de estudio. La antropología social y la sociología también sacaron las 
grabadoras para realizar trabajos de campo que buscaban recuperar muestras 
susceptibles de ser analizadas posteriormente. Por un lado, la antropología, 
en trabajos como el de Oscar Lewis y su obra Los hijos de Sánchez, utilizó 
las biografías cruzadas para contrapesar la subjetividad inherente al género 
biográfico, como una forma de establecer controles sobre las historias de 
los entrevistados: se buscaba examinar la coherencia de los testimonios.5 
A pesar de que en un principio los antropólogos se preocuparon por hacer 
un registro sonoro de todo lo que fuera posible para que se preservara en 
el tiempo, nuevos enfoques teóricos y metodológicos permitieron que se 
acercaran al estudio de las sociedades humanas contemporáneas. Por su 
parte, la sociología privilegió el empleo de encuestas y entrevistas para 
conformar muestras significativas de los diversos tópicos relacionados con 
los comportamientos de la sociedad.6
La mayoría de los investigadores coinciden en que el origen de la historia 
oral moderna se encuentra en los Estados Unidos entre 1934 y 1935. En 
aquellos años fueron entrevistados afroamericanos que habían sobrevivido 
5 Oscar Lewis, Los hijos de Sánchez, autobiografía de una familia mexicana, México, Fondo 
de Cultura Económica, 1969, 521 p.
6 María Alexia Sanz Hernández, “Fuentes orales y documentales en la investigación social”, 
Revista de relaciones laborales, no. 3, 1995, p. 217-.230.
31
a la época esclavista en Kentucky, Indiana y regiones cercanas. Este trabajo 
se realizó dentro del marco del llamado New Deal, con el objetivo de crear 
empleos. Hacia 1948, Allan Nevins, investigador de la Universidad de 
Columbia en Nueva York, inició un proyecto de recolección de testimonios 
orales entre distintos sectores de la sociedad norteamericana. Logró recopilar 
un número de testimonios que lo llevó a fundar el primer centro de historia 
oral y su correspondiente archivo.7 Esta experiencia permitió establecer una 
serie de normas y métodos para la recopilación de los testimonios orales. El 
interés por esta rama de la historia fue tal que para el año de 1967 se fundó 
la Asociación de Historia Oral.
La corriente norteamericana se abocó principalmente a recoger y estudiar 
los testimonios de personajes públicos vinculados con hechos de naturaleza 
política y social, con la finalidad de averiguar sus orígenes y en qué contextos 
se habían formado. Esta tendencia fue definida por el historiador James 
Wilkie como elitelore y le asignó la tarea de conocer y descifrar el papel 
de los líderes o de las élites poderosas como actores en la construcción del 
entramado social reciente. La historia oral en este sentido debía averiguar 
qué percepción tenían los líderes de sí mismos, cómo organizaban sus ideas 
acerca del pasado y qué justificación daban a su actuar como actores políticos. 
Definida así, esta rama de la historia trata las representaciones o mentalidades 
de las élites; busca explicar y conocer a la sociedades a partir de sus líderes.8 
A pesar del predominio inicial de la historia de élites, no se trata del 
único enfoque que se ha desarrollado en el seno de la historia oral. Tanto en 
los Estados Unidos, particularmente en Chicago, como en algunos países de 
7 Eugenia Meyer y Alicia Olivera de Bonfil, “La historia oral. Origen, metodología, desarrollo 
y perspectivas”, Historia Mexicana, vol. 21, núm. 2, octubre-diciembre, 1971, p. 373.
8 Graciela de Garay, “La historia oral de las elites”, en Graciela de Garay (coord.), La historia 
con micrófono, México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2006, p. 107-108.
32
Europa, el acercamiento a la historia oral se derivó del interés por conocer 
las voces de aquellos que históricamente han carecido de ella. En Chicago 
encontramos los trabajos pioneros de Studs Terkel y otros colegas, preocu-
pados por la recuperación de los testimonios de la gente común.9
En Europa, la historia oral se empezó a desarrollar en Gran Bretaña, 
Escandinavia e Italia. La finalidad perseguidaen estos casos era el estudio 
lingüístico tanto del folklore como de la vida obrera, prueba de la necesidad de 
construir y conservar el testimonio de aquellos que, ya sea por analfabetismo 
o por falta de medios, interés, costumbre, etc., no suelen dejar testimonios 
escritos. En Inglaterra se cultivó una rama de la historia que se nutrió de 
las preocupaciones de la historia social de aquel país. Historiadores como 
Paul Thompson, Lawrence Stone y Raphael Samuel, se enfocaron en la 
recopilación de testimonios de grupos de trabajadores. Por esta inclinación 
particular, la historia oral inglesa procuró salir de los ámbitos meramente 
académicos para ser ejercida por sindicatos y asociaciones laborales.10
En Francia se comenzó a utilizar la historia oral hasta 1975, el tardío 
desarrollo galo de esta forma de historia se explica por el desdén que los his-
toriadores tuvieron por la oralidad como fuente para la historia. Fue necesaria 
la llegada de la llamada “historia nueva” inglesa para que se desarrollara la 
historia oral francesa. Ante la revelación de una necesidad de reescribir la 
historia desde la perspectiva popular, de los que no han podido acceder al 
registro escrito para dejar huella de su paso por el mundo, los franceses comen-
zaron a hacer uso de los testimonios orales como fuentes para la historia. 11 
9 Gwyn Prins, “Historia oral”, en Peter Burke (ed.), Formas de hacer historia, Madrid, 
Alianza, p. 145.
10 Ma. del Carmen Collado Herrera, “¿Qué es la historia oral?”, en Graciela de Garay (coord.), 
La historia con micrófono, op. cit., p. 17-18.
11 Idem.
33
En América Latina la historia oral comenzó a desarrollarse en algunos 
países de la región, en la década de 1950 y los primeros años de la década de 
1960. Los primeros trabajos de historia oral emplearon la entrevista para 
reconstruir una historia de élites, sin embargo, pronto se acercaría a cuestio-
nes populares de la historia “desde abajo”.12 Algunos autores señalan que la 
inestabilidad política del siglo xx latinoamericano y las problemáticas que 
ello implicó para las instituciones académicas son la explicación de diversas 
dificultades que provocaron la tardía consolidación de espacios que permi-
tieran la reflexión y la producción de la historia oral y sus semejantes. No fue 
sino hasta 1980 cuando la historia oral latinoamericana logró un crecimiento 
significativo vinculado a los ámbitos universitarios. Los principales tópicos 
que comenzaron a trabajarse estaban relacionados con la cultura obrera, 
las mentalidades, los movimientos migratorios, las culturas indígenas, los 
problemas de identidad y las temáticas de la mujer.13 La precariedad de la 
documentación y el analfabetismo de sectores amplios de la población hicie-
ron necesario el vuelco sobre los testimonios orales para llenar los vacíos de 
información sobre estas temáticas. 
En México, la historia oral dio sus primeros pasos de la mano de Thomas 
Stanford, quien organizó un departamento de grabaciones en el Museo de 
Antropología e Historia, y de Raúl Helmer, encargado de realizar una reco-
pilación de música folklórica para el Instituto Nacional de Bellas Artes.14 Sin 
embargo, no fue sino hasta 1959 cuando Wigberto Jiménez Moreno creó un 
archivo sonoro en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah) 
12 Mauricio Archila Neira, “Voces subalternas e historia oral”, Anuario colombiano de historia 
social y de la cultura, no. 32, 2005, p. 298.
13 Dora Schwarzstein, “La historia oral en América Latina”, Historia y fuente oral, no. 14 Por 
una historia sin adjetivos, 1995, p. 39-50.
14 Gwyn Prins, op. cit., p. 382.
34
y comenzó así la vida institucional de la historia oral. El propósito original 
fue la recopilación de testimonios de personajes vivos que participaron en 
la Revolución Mexicana. 
Hacia 1968 el gran número de archivos requirió una reorganización para 
poder garantizar su mejor utilización, por ello se creó el Archivo Sonoro del 
inah. Cuatro años después, en el mismo instituto se creó el Programa de 
Historia Oral. Bajo la coordinación de Alicia Olvera, que duró hasta 1983, 
se rescataron testimonios de sobrevivientes de la Revolución Mexicana 
y de la Guerra Cristera. En 1977 el programa se convirtió en el Archivo 
de la Palabra y, posteriormente, en 1980 en el Departamento de Estudios 
Contemporáneos.15
En 1984, el Instituto Mora recibió la estafeta de la historia oral y desde 
entonces ha continuado con dicha labor. Ahí se ha desarrollado un área 
especializada en la que actualmente participan Fernando Aguayo Hernández, 
Graciela de Garay Arellano, Rodrigo Laguarda Ruíz, Lourdes Roca, Ma. 
Patricia Pensado Leglise y Ma. Concepción Martínez Omaña. Las princi-
pales líneas de investigación se relacionan con la arquitectura de la ciudad 
de México, la participación política de militantes de izquierda en México, 
la cultura del agua en el oriente y sur de la ciudad de México, la memoria de 
diplomáticos mexicanos retirados, y la historia de la medicina en México.16
Asimismo, es preciso apuntar que en México se ha impulsado la reco-
lección de testimonios orales debido al interés de los fenómenos históricos 
que vincularon al país con la historia internacional y con procesos traumá-
ticos que transformaron la conceptualización de la memoria y el olvido. El 
15 Benjamín García y Ximena Sepúlveda, ”La historia oral en América Latina”, Secuencia. 
Revista americana de ciencias sociales, núm. 01, enero-abril, 1985, p. 163.
16 Graciela de Garay, “La historia oral”, en Gilberto Bosques, Historia oral de la diplomacia 
mexicana, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1988.
35
exilio español en México dejó una huella no únicamente por la herencia 
de los grandes pensadores que llegaron de la península ibérica, el cúmulo 
de experiencias que pugnaban por encontrar alivio entre la evocación y la 
desmemoria permitieron el desarrollo de investigaciones tendientes a la 
sanación comprensiva del pasado y legaron un archivo oral que recopiló el 
inah sobre los refugiados españoles en México.17
El Archivo de Historia Oral Refugiados Españoles en México está formado 
por 117 entrevistas que se pueden encontrar en la biblioteca de la Dirección de 
Estudios Históricos del inah y en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, 
España. Este proyecto se realizó en dos partes: la primera de 1979 a 1981 
dirigido por Eugenia Meyer, como parte del programa de Historia Oral del 
Archivo de la Palabra del inah; la segunda se retomó gracias a la iniciativa de 
Dolores Pla y se desarrollo de 1986 a 1990. En la segunda parte se integraron 
nuevos investigadores al equipo de trabajo original. Se siguieron los criterios 
que se habían seleccionado desde un inicio: había un cuestionario guía que 
orientaba las charlas (se preguntaba desde el lugar de origen, quiénes eran los 
padres, cómo fue la educación, la vida durante la Segunda República Espa-
ñola y la Guerra Civil, cómo vivieron el exilio, cómo fue el viaje en barco, la 
llegada y su vida en México); se elaboraba un resumen de la entrevista; y se 
realizaba un documento titulado Comentario de historiador a historiador, ahí 
el investigador contaba su experiencia como entrevistador.18
Al tratarse el presente trabajo de una reflexión que surge a partir de un 
proyecto de historia oral colombiano resulta pertinente dedicar algunas líneas 
al desarrollo de la historia oral de dicho país. Desde mediados del siglo xx 
17 José María Gago González, “Las fuentes orales y el exilio”, Migraciones y exilios, no. 8, 
2007, p. 131-132.
18 Belén Santos, Magdalena Ordóñez y Enriqueta Tuñón, “Tres fuentes para el estudio del 
exilio español en México”, Migraciones y exilios, no. 8, 2007, p. 95-104.
36
Colombia atravesó por una serie de transformaciones sociopolíticas suma-
mente violentas. El enfrentamiento entre liberales y conservadores alcanzó su 
punto más álgido tras el asesinato de Jorge EliecerGaitán y desencadenó un 
proceso de radicalización de las luchas sociales que derivaría en la formación 
de las guerrillas. Como lo señala Silvia Rivera Cusicanqui, 
la emergencia de nuevos fenómenos políticos y movilizaciones populares […] 
de la década del 60 y principios de la del 70 no dejó de producir importantes 
modificaciones en la práctica investigativa. La instrumentalización implícita de la 
metodología positivista, con su pretendida ‘neutralidad valorativa’, fue criticada 
en la práctica y refutada en la teoría. Por otra parte, el contacto intensificado de 
los investigadores con sujetos sociales activos y movilizados comenzó a generar 
nuevos estilos de trabajo, poco ortodoxos pero más adecuados a las exigencias 
prácticas del momento.19 
De las problemáticas sociopolíticas que la nación colombiana experimentó 
en su conflictivo siglo xx surgieron investigaciones de diversa índole pero 
siempre marcadas por la preocupación de lo social. Sobre la vida cotidiana 
de los obreros encontramos el trabajo de Mauricio Archila Neira, Cultura 
e identidad obrera, Colombia, 1910-1940,20 realizado a partir de entrevistas 
a trabajadores de zonas obreras. Sobre el conflicto político de la mitad de la 
centuria podemos mencionar el libro de Arturo Alape, El Bogotazo. Memo-
rias del olvido.21 Este trabajo rescata los sucesos que siguieron a la muerte 
19 Silvia Rivera Cusicancqui, “El potencial epistemológico y teórico de la historia oral: de la 
lógica instrumental a la descolonización de la historia”, en Alejandro Rosillo Martínez (coord.), 
Teoría crítica dos direitos humanos no século xxi, Porto Alegre, Edipucrs, 2008, p. 164.
20 Mauricio Archila Neira, Cultura e identidad obrera, Colombia 1910-1945, Bogotá, cinep, 
1991, 475. 
21 Arturo Alape, El Bogotazo, memorias del olvido, Bogotá, Planeta, 1995, 653 p. 
37
de Jorge Eliecer Gaitán a través de testimonios de personas que vivieron los 
acontecimientos. Así mismo, hay estudios que indagan los fenómenos de 
la guerrilla (Walter J. Broderick), las migraciones hacia los centros urbanos 
(Germán Feijoo Martínez), la participación colombiana en la Guerra de 
Corea (Carlos León Gaviria, entre otros). Por otro lado, la misma dinámica 
socio-política del país ha generado el interés de instituciones y organizaciones 
no gubernamentales que han desarrollado proyectos relacionados con los 
derechos humanos, la lucha contra la impunidad. Podemos mencionar los 
trabajos del Proyecto Colombia Nunca Más, de la Corporación para la defensa 
y promoción de los Derechos Humanos, del Grupo Interdisciplinario de 
Investigación Social, del Colectivo de Historia Oral, por mencionar algunos.22 
En cuanto a la reformulación epistemológica de las ciencias sociales, 
y en nuestro caso de la disciplina histórica, debemos recordar el simposio 
mundial “Crítica y Política en Ciencias Sociales”, en Cartagena, Colombia, 
de 1977. Ahí se llevó a cabo un intento por sintetizar y evaluar las nuevas 
prácticas de investigación que se vinculaban con las demandas pragmáti-
co-políticas de una radical transformación de la sociedad, como lo apunta 
Rivera. Por otro lado, a principios de la misma década surgió la Asociación 
Nacional de Usuarios Campesinos (anuc) como una expresión del proceso 
de reforma agraria que se puso en marcha en el país sudamericano.23 Partici-
paron investigadores que abordaban los temas de la movilización campesina 
a partir de la interacción con los participantes de las tomas de tierras que 
habían ocurrido. La intención de estos proyectos era que se generaran nue-
22 Lorena López Guzmán, “Historia oral: la importancia de recuperar la palabra hablada como 
una nueva propuesta de escribir historia en Colombia”, [artículo electrónico], Universidad 
del Valle / Grupo cununo, 12 de febrero de 2008. [Consultado el 3 de septiembre de 2014] 
http://cununo.univalle.edu.co/articulos/articulo%20lorena.pdf
23 Ibíd., p. 166.
38
vas formas productivas que superaran las fragmentaciones del movimiento 
campesino. Este tipo de trabajos se conocen como Investigación Acción 
Participante y están vinculados a los procesos socio-políticos mencionados 
y se comprometen con los mismos.24
Como podemos ver, distintos autores han trabajado la historia oral y 
han logrado establecer, por medio de la praxis, tanto sus alcances metodo-
lógicos como sus fines disciplinarios. Asimismo, algunos investigadores han 
enunciado definiciones que nos ofrecen una sobria y escueta caracterización 
de la materia. María del Carmen Collado Herrera, con base en lo que señala 
William Baum, apunta que la historia oral se trata de una “metodología 
utilizada para preservar el conocimiento de los eventos históricos tal como 
fueron percibidos por los participantes.” Para ser más precisa, señala que es 
“una metodología creadora o productora de fuentes para el estudio de cómo 
los individuos (actores, sujetos, protagonistas, observadores) perciben y/o 
son afectados por los diferentes procesos históricos de su tiempo.”25 
De cierta forma Graciela de Garay concuerda con esta perspectiva, aunque 
limita a la historia oral como una mera herramienta auxiliar de la información 
documental. Para ella esta rama de la historia sirve para aportar elementos 
que delimitan el sentido de los tiempos breves, las coyunturas, dentro de 
las secuencias de larga duración, las estructuras: retomando el lenguaje 
categórico de Fernand Braudel. El aporte de este tipo de historia radicaría 
en el enriquecimiento del contenido de la investigación documental escrita 
por medio de las evocaciones de lo humano que hacen los participantes y 
observadores de la historia que se quiere reconstruir. Nutre de humanidad 
24 Mauricio Archila, op. cit., p. 301.
25 Ma. del Carmen Collado, “¿Qué es la historia oral?”, op. cit., p. 13. Apud William Baum, 
Transcribing and editing oral history, Nashville, American Association for State and Local 
History, 1977, p. 5. 
39
lo que los enfoques metodológicos tradicionales deshumanizan al disecar 
su objeto de estudio.26
Ronald Fraser ha señalado que la historia oral es un método para crear 
nuevas fuentes históricas “donde faltan o son insuficientes las fuentes 
escritas.”27 La fuente oral sería solamente un recurso más del historiador 
para comprender mejor aquello que lo escrito no le permite observar. Este 
autor parte de la premisa de que ni la fuente oral ni la fuente escrita son 
expresiones transparentes de la realidad, no son una suerte de ventana al 
pasado. La realidad que el historiador indaga se produce o mejor dicho, se 
construye a través de los significados que las fuentes, sean orales u escritas, 
sugieren al investigador. En un sentido similar aunque más inclinado hacia 
un enfoque emotivo, Philippe Joutard menciona que “el gran mérito de la 
historia oral es sacar a la luz realidades que encontraríamos tal vez esparcidas 
en la inmensidad de lo escrito, pero imposibles de distinguir si uno no está 
sensibilizado para ello […] Al final el historiador descubre la complejidad de 
lo real y la fuerza de lo imaginario y reencuentra, la efectividad que el mero 
contacto con los papeles habría podido hacerle perder”28
Por otro lado, como nos recuerda Jean-Louis Ormières sobre la opinión 
de F. Raphaél de la Escuela de los Annales, “la historia oral permite hacer 
revivir un pasado y la experiencia vivida por sus actores: el objetivo que le 
asignamos a la historia oral es que nos permita recuperar ‘la lógica en acción de 
un estilo de vida’ a partir del análisis de unos testimonios.”29 Esta perspectiva 
26 Graciela de Garay, “La historia oral”, en Gilberto Bosques, Historia oral de la diplomacia 
mexicana, op. cit., p.5. 
27 Ronald Fraser, “Historia oral, historia social”, Historia Social, no. 17, p. 131. Otoño, 1993. 
28 Elena Hernández Sandoica. Tendencias historiográficas actuales. Escribir historia hoy, Madrid, 
Ediciones Akal, 2004, p. 370-371. 
29 Jean-Louis Ormières,“Las fuentes orales: ¿instrumento de comprensión del pasado o de 
lo vivido?”, en Historia, antropología y fuentes orales, no. 30 Memoria Rerum, 2003, p. 131; 
40
se acerca más a los ámbitos vivenciales y empáticos de los testimonios orales 
para procurar reconstruir por medio de los gustos, disgustos y afecciones, las 
formas de vida; indaga cómo los actores de las sociedades humanas reaccionan 
y se relacionan con la historia que les ocurre, o les ocurrió. O como lo enuncia 
Eugenia Meyer, la historia oral descubre en la memoria diversos hechos y 
procesos que permiten una comunicación social sobre la historia, recupera 
experiencias, ilusiones y desilusiones y formas de construir y reconstruir las 
vidas humanas.30
Del recuento historiográfico que hemos realizado líneas arriba es posible 
recuperar algunas caracterizaciones puntuales de la historia oral para llegar a 
una definición concreta y más comprensiva. Podemos sintetizar las corrientes 
norteamericana, europea y mexicana en dos vertientes principales: por un 
lado, la historia contada por los personajes que fueron protagonistas del 
drama socio-político es una de las principales vetas de investigación de la 
historia oral; por el otro, la historia de los sin voz, de los grupos marginales, 
ha sido el otro gran aporte de la historia oral a través de la recuperación de los 
testimonios de los que usualmente no dejan huella escrita de su participación 
y/u observación del acontecer histórico.
Entonces, la historia oral es un método que rescata la percepción que los 
sujetos protagonistas u observadores de la historia tienen de los procesos his-
tóricos que les ha tocado vivir. Este método construye fuentes que iluminan lo 
que los documentos escritos, según la perspectiva tradicional y caduca, dejan 
en la oscuridad, la subjetividad dentro de los procesos históricos. Es preciso 
apud. F. Raphaél, “Le travail de la mémoire et les limites de l’histoire orales”, Annales, esc, 
1980, p. 127-145.
30 José María Gago González, op. cit., p. 128. Apud Eugenia Meyer y Pablo Yankelevich 
(coords.) México, refugio a la democracia. Historia del exilio latinoamericano. México, Consejo 
para la Ciencia y la Tecnología (conacyt), 1997.
41
señalar que actualmente también se reconoce la subjetividad que subyace 
en cualquier fuente, sea escrita u oral. Sin importar que se trate de una tabla 
estadística de un organismo oficial, el contexto institucional en el que se des-
envuelve quien desarrolla la tabla, sus capacidades intelectuales al plantear 
las variables que intervendrán en los cálculos, los objetivos que se persiguen 
con la elaboración del documento, y muchos otros factores, forman parte de 
la subjetividad que queda plasmada en el documento escrito. 
Podemos agregar que esta forma de hacer historia no sirve únicamente 
para conocer cómo los actores vivieron en primera persona cualquier aconte-
cimiento histórico, permite también develar las ideas y/o mentalidades que 
impulsan las acciones humanas, las concepciones del mundo que orientan las 
decisiones, los anhelos, las ambiciones, las formas de resolver los problemas 
que enfrenta un individuo cualquiera, entre otras cosas. La historia oral, con 
base en el testimonio de los que vivieron la historia, puede decirnos mucho 
con respecto a la subjetividad que deja rastros en la objetividad que la historia 
tradicional recolectaba como pistas para reconstruir el pasado, puede servir 
para sugerir respuestas a inquietudes del pasado e incluso del presente. 
Así, la historia oral, como algunas otras ramas de la historia desarrollada 
hacia finales del siglo xx y principios del xxi, se ha preocupado por generar o 
volver accesible un conocimiento profundo de los procesos sociohistóricos 
y culturales que resultan significativos para los tiempos presentes a partir 
de un replanteamiento crítico de la labor del historiador, soslaya el peso del 
documento escrito para poner al sujeto-actor como foco gravitacional de la 
investigación. El fundamento de este tipo de historia es la experiencia vivida 
y se recupera de la narración de los participantes de la historia. 
Desde sus primeros pasos como historia oral moderna, el interés de sus 
defensores fue la recuperación de esa parte olvidada por la historia tradicional. 
Ya fuera que se indagaran las motivaciones de decisiones políticas de persona-
jes influyentes o se tratara de los sujetos ignorados en el fondo de las escenas 
42
históricas principales, lo que la historia oral brinda es una aproximación a la 
volición individual, a la mentalidad que impulsa las acciones, a los recuerdos 
y los olvidos. La historia oral “revela la complejidad de lo real, introduce lo 
irracional donde el documento escrito racionaliza o establece lógicas deri-
vadas de una cultura dominante. […] La oralidad nos revela la alteridad.”31
2 . 2 ¿ c u á l e s s o n l o s t i p o s d e h i s t o r i a o r a l ?
Una vez definida la historia oral podemos dar paso a una categorización al 
interior de la misma para diferenciar los tipos de investigaciones que se pueden 
desarrollar. La finalidad de este ejercicio es discernir los tipos de historia oral 
que podemos encontrar al agruparlos por medio de los rasgos que comparten. 
Esta categorización no pretende ser definitiva, exhaustiva ni abarcar todas las 
variables del universo de la historia oral. Es un intento de reunir en categorías 
los distintos tipos de investigación con base en las características básicas para 
tratar de averiguar cuáles son los tipos de testimonios que compone a cada 
tipo de historia oral. Identificamos, principalmente, tres tipos de historia 
oral que encerrarían la basta gama de investigaciones que hay actualmente: 
los relatos de vida, las historias de vida y las historias de tradición oral. Esta 
tipificación se deriva de las ideas expuestas por Jorge E. Aceves Lozano.32 
En el relato de vida el historiador entrevista a un personaje en parti-
cular. La vida de una sola persona resulta suficientemente atractiva para 
representar un objeto de estudio en sí mismo. En este caso, el historiador 
busca recuperar del entrevistado la mayor cantidad de información con 
31 Ma. del Carmen Collado, “¿Qué es la historia oral?”, op. cit., p. 21.
32 Jorge E. Aceves Lozano, “Un enfoque metodológico de las historias de vida”, en Graciela 
de Garay (coord.), Cuéntame tu vida…, op. cit., p. 9-15.
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respecto a su vida. El proceso de este tipo de investigación se puede dividir 
en cuatro: las sesiones de entrevistas, el trabajo de transcripción, el proceso 
de selección de la información y el desarrollo final del proyecto. Las sesiones 
de las entrevistas pueden ser tantas como se necesiten o las que se acuerden 
con el entrevistado. En ellas, el objetivo es obtener la mayor cantidad de 
información biográfica del personaje. 
Con base en la finalidad de la investigación, el historiador puede llegar 
con una guía, un listado de preguntas, que oriente las entrevistas para poder 
recopilar la información que interesa. Sin embargo, al tratarse de la recupera-
ción biográfica del individuo también es plausible dejar hablar al personaje, 
ya sea que cuente cronológicamente su vida o que rememore lo que para él es 
digno de relatar. El trabajo de transcripción es un paso meramente técnico 
cuyo propósito es facilitar la utilización del material. Posteriormente se 
selecciona la información que se va a utilizar y, dependiendo de la objetivo 
de la investigación, se lleva a cabo el desarrollo final. 
La parte final de este tipo de trabajo depende de cuál sea el objetivo que 
se persigue, podemos mencionar los siguientes: la elaboración de un relato 
autobiográfico, la construcción de una biografía que integre los recuerdos del 
personaje o la recuperación de la participación del sujeto en algún proceso 
o suceso histórico. La diferencia entre el primer caso y el segundo radica 
en que para el primero no se añadiríainformación que el entrevistado no 
relate; mientras que en el segundo, lo recabado sería sólo un recurso más y 
la preparación de la biografía se apoyaría en otras fuentes. En cuanto a la 
tercer forma, es preciso señalar que la intención sería la recopilación de los 
recuerdos sobre un episodio histórico en concreto. Aunque también podría 
tratarse de varios eventos, según el proyecto y sus particularidades. 
Las historias de vida son trabajos que se derivan de la recopilación de un 
número amplio de testimonios de distintos personajes recogidos por medio 
de entrevistas. La recuperación de las narraciones se lleva a cabo, como en 
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el relato de vida, a partir de una serie de preguntas guía que el investigador 
plantea a los entrevistados. La guía del diálogo con los personajes depende 
de la finalidad del trabajo, por lo que puede variar de un tema a otro. 
Los proyectos de este tipo pueden tratarse de una revisión de un momento 
histórico específico en el que participaron o del cual fueron testigos los sujetos. 
Para ello, la guía se orientaría a obtener de los sujetos la información relacio-
nada con el hecho, lo que no se responde en fuentes escritas, por insuficientes 
o por inexistentes. La guía puede definirse a partir de lo que se sabe de los 
sujetos, se hacen preguntas específicas dependiendo del grupo de personajes 
que se trate o preguntas generales para todos los involucrados. Asimismo, 
dejar un espacio para que los entrevistados agreguen lo que para ellos es 
digno de recalcar es recomendable pues ahí ya encontramos un juicio que 
sugiere mucho acerca de la conceptualización axiológica de los personajes 
entrevistados. Para esta forma, la temporalidad puede ser reducida a unos 
cuantos días, semanas, meses, años, según lo requiera el suceso en cuestión. 
En cuanto a la espacialidad, es decir, el aspecto geográfico del suceso histó-
rico, puede ser un espacio muy reducido como un Congreso, una asociación, 
una empresa, una fábrica, un barrio, un municipio político, un pueblo, una 
ciudad, etc., todo con base en la temática que se trate. 
Otra modalidad de un trabajo de historia de vida es de corte cuanti-
tativo. A diferencia del anterior que busca alcanzar una reconstrucción 
cualitativa de un momento histórico por medio de la perspectiva de los que 
estuvieron ahí, este tipo de investigación se concentra en la recuperación de 
una muestra significativa de testimonios que permitan derivar una serie de 
conclusiones a partir de modelos de análisis sociológicos y/o económicos. 
La guía que el investigador emplea para hacer la recopilación de testimonios 
suele ser más rígida y se aplica más como una encuesta que como un diálogo 
entre entrevistado e investigador. Por lo mismo, es común que este tipo de 
investigaciones requieran de un grupo amplio de personas que recopilen los 
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testimonios. Por la amplitud y las particularidades de las muestras, estos 
trabajos pueden ocuparse tanto de temporalidades más dilatadas como de 
espacios más extensos. 
El último tipo de trabajo es la historia de tradición oral. Para este tipo 
de investigación la recopilación de testimonios no se preocupa por las expe-
riencias de vida particulares de los sujetos entrevistados, lo que interesa es 
la dilucidación de las creencias o mentalidades del grupo, o los grupos, de 
sujetos que se estudia. El método de recopilación de información es semejante 
al de las historias de vida: se interroga a un grupo de personas con miras 
a recopilar toda la información relativa a un tema en particular, sólo que 
esta vez la guía de preguntas se orienta a revelar las creencias de los sujetos 
de estudio. No se les pregunta sobre sucesos que vivieron o testimoniaron 
sino sobre los mitos, las leyendas, los rituales colectivos o cualquier cosa 
relacionada con sus dogmas. 
Cada uno de estos tipos de historia oral se forma, como ya se sugirió, con 
base en distintos tipos de testimonio: testimonio autobiográfico, testimo-
nio sobre asuntos específicos y testimonios sobre tradiciones orales. Éstos 
comparten la forma en que son recuperados. En los tres casos el investigador 
entrevista al sujeto, o sujetos, de estudio apoyado en un guión que dirige 
en cierto grado el diálogo. La entrevista queda registrada en una grabación 
sonora que posteriormente se transcribe para su mejor utilización y al final 
el investigador analiza la información recopilada para usarla dependiendo 
de sus objetivos. A pesar de esta semejanza técnica, es preciso señalar que 
cada tipo de testimonio tiene sus particularidades. 
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2 . 3 ¿ c u á l e s s o n l a s c a r a c t e r í s t i c a s d e 
l o s t i p o s d e t e s t i m o n i o o r a l ?
A continuación haremos caracterización que trata de definir tres tipos de 
testimonio oral de manera escueta pero inclusiva, por obvias razones no 
se trata de una descripción exhaustiva que señale y limite los alcances ni 
formales ni extensivos de las entrevistas y los testimonios. Dentro de cada 
tipo es posible y deseable que se superen los límites que enunciaremos con 
la finalidad de obtener testimonios mucho más ricos en información y expe-
riencias. En todo caso, esta tipificación pretende servir como guía rápida 
para identificación de los diferentes testimonios. Cada tipo de testimonio 
oral se deriva de las formas de historia oral que hemos descrito y son el 
testimonio oral autobiográfico, el testimonio oral sobre asuntos específicos 
y el testimonio de tradición oral.
El testimonio autobiográfico, como su nombre lo señala, es el que se 
compone a partir de los recuerdos de la vida de un personaje. El inves-
tigador busca recopilar la mayor cantidad de información referente a la 
vida del entrevistado. Para ello lo más adecuado es la realización de varias 
entrevistas, o que las mismas tengan una duración extendida. Por lo general 
el entrevistado comienza a hablar desde la infancia, señala los aconteci-
mientos importantes que marcaron su vida desde entonces o que forjaron 
su carácter en uno u otro sentido. Posteriormente habla de su crecimiento, 
su educación –no necesariamente escolar– y su vida adulta. El entrevistado 
puede tener un discurso premeditado sobre su vida, es decir, podemos estar 
frente a un relato que el personaje ha desarrollado basado en el recuento de 
sus experiencias vitales que ha hecho en distintos momentos. Es común en 
toda vida humana visitar nuestro pasado para contarnos la historia que nos 
define en un sentido u otro, al hacerlo construimos un discurso que, según 
la personalidad de cada quien, tiende a solidificarse. Aunque también es 
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posible que ocurra una resignificación del pasado personal a partir de un 
acontecimiento que cambie el horizonte interpretativo del sujeto. 
En la construcción del testimonio autobiográfico el investigador debe 
cumplir con dos objetivos básicos: por un lado, establecer un vínculo de 
confianza con el entrevistado que le permita a este explayarse en todos los 
aspectos de su vida, sobre todo aquellos que quizá pretenda dejar fuera de su 
narración; por el otro, estar preparado con una investigación previa sobre el 
personaje que le permita conocer, suponer o adivinar los posibles silencios 
que el sujeto quiera dejar. La habilidad del entrevistador se mide a partir de la 
capacidad que tiene para obtener la información callada. Así, el investigador 
está preparado para recuperar el testimonio autobiográfico que le permitirá 
elaborar el relato de vida del personaje que le interesa. Sin embargo, es nece-
sario advertir un problema que es preciso tener en mente en todo momento: 
el investigador como co-constructor del relato debe cuidarse de no forzar el 
discurso del entrevistado por medio de las preguntas que guían la entrevista 
o al tratar de reconstruir una narrativa prejuiciada y preconstruida. 
En este tipo de testimonio resulta conveniente la recuperación de la 
narración de los acontecimientos,sobre todo los más polémicos, en varias 
ocasiones durante las entrevistas para así poder cotejar las versiones que dé el 
entrevistado. Asimismo, es recomendable, en caso de que exista información 
al respecto, realizar un cruzamiento de la entrevista con fuentes alternas que 
permitan discernir la puntualidad o veracidad de la narración. Una vez reali-
zadas estas tareas el investigador procede a la construcción del relato, corrige 
la redacción, estructura el texto según se trate de un desarrollo cronológico o 
temático, afina los sucesos tras cotejar las versiones con las que cuente y con 
la información que tenga a la mano, elimina los fragmentos redundantes y 
da uniformidad al escrito procurando no alterar el tono narrativo del sujeto. 
El siguiente tipo de testimonio oral es el que trata sobre asuntos espe-
cíficos y que constituye la fuente principal de las historias de vida. En este 
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caso debemos recordar que hay dos modalidades, una de corte cualitativo 
y una de corte cuantitativo. Para ambos se requiere la recopilación de tes-
timonios de varias personas. Mientras más testimonios haya, habrá una 
mayor amplitud, profundidad y posibilidad de confrontar los sucesos y las 
temáticas desarrolladas en el trabajo. La extensión de las entrevistas y la 
cantidad de las mismas obtenidas por cada sujeto no necesariamente serán 
extensas ni abundantes. No hace falta tener un gran número de entrevistas 
de la misma persona, la idea es que los fenómenos históricos resurjan de la 
narración comparada de los observadores. Según la extensión del proyecto, 
la recopilación la realiza un solo investigador, varios entrevistadores que 
entreguen los resultados a un investigador o un grupo de investigadores 
que traten el asunto. La finalidad del estudio puede ser la elaboración de un 
estudio particular o la recuperación de los testimonios para la formación de 
archivos sonoros que posibiliten futuras investigaciones.
Los testimonios sobre asuntos específicos de corte cualitativo indagan los 
rincones de la memoria de los sujetos que vivieron los sucesos o fenómenos 
históricos para brindar una perspectiva subjetiva y emotiva. Lo que interesa 
resaltar son las características de los acontecimientos, no para saber cómo 
sucedieron en realidad sino cómo fueron percibidos y qué consecuencias 
tuvieron para un grupo de personas, una comunidad, una región, un país, 
etc. La ocurrencia de la historia no resulta significativa por la mera facticidad 
de suceder, lo que se quiere dilucidar son los rastros que deja en la vida de 
los sujetos, las directrices que imprime en las costumbres y actitudes de la 
comunidad. Por ello, las preguntas que se hacen van encaminadas a resolver 
la cuestión de cómo se vivió determinado evento, cuáles fueron sus caracte-
rísticas, que consecuencias trajo, qué es los que queda de ello y qué cambió. 
Todo esto tanto a un nivel tanto personal como social pero desde la óptica de 
la experiencia propia. El interrogatorio tiende a plantear cuestiones abiertas 
que permitan un desarrollo amplio del testimonio.
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Por el contrario, el testimonio sobre asuntos específicos de corte cuanti-
tativo trata de encontrar los patrones que se pueden ver a través de las narra-
ciones de los sujetos, no se interesa por lo que cada uno puede aportar como 
una particularidad sino por los cruzamientos, las intersecciones, lo que se 
convierte en lo común, lo característico de un conjunto social, las costumbres, 
los comportamientos sociales y todo lo relativo a la colectividad. La guía de 
preguntas que se aplican en este tipo de investigación suele ser más rígida 
que en los casos anteriores. Por lo general, se trata de hacer preguntas rígidas 
que ofrezcan información concreta sobre el tema particular que se aborde. 
El principal cuidado que se debe tener en el momento de desarrollar el 
cuestionario guía de las entrevistas es que las preguntas no lleven implícitas 
o no sugieran las respuestas. La orientación y la forma como se plantean las 
preguntas puede sugestionar al entrevistado para responder en cierto sentido, 
esto resulta un problema fundamental que puede afectar la legitimidad del 
trabajo. Las preguntas deben lograr un balance entre la delimitación y la 
apertura para el diálogo. Por otro lado, a diferencia de los testimonios de 
tipo cualitativo, aquí el entrevistador no participa de una manera tan activa 
por tratarse de la recuperación de una muestra significativa en términos de 
número de testimonios para recopilar información similar, no se privilegia 
la perspectiva personal del sujeto sino la que refleja la colectividad. Para este 
tipo de trabajos es común la participación de un buen número de entrevis-
tadores y, en ocasiones, de investigadores. Desde luego, no se descarta el 
trabajo interdisciplinario para analizar la información recuperada. 
Por último tenemos el testimonio sobre tradiciones orales. Este tipo de 
testimonio se asemeja al que recupera asuntos específicos, con la diferen-
cia de que no indaga los que tradicionalmente se llama hechos históricos, 
sino que se interesa por los ámbitos relacionados con las creencias y/o 
mentalidades de las sociedades humanas. De igual manera, el cuestionario 
guía suele contener preguntas que permiten a los sujetos profundizar en 
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los asuntos particulares que interesan al investigador. Según el tema del 
proyecto se plantean las cuestiones que se quieren conocer, ya se trate de 
algún ritual colectivo, algún dogma en particular o cualquier fenómeno 
semejante. Para este tipo de investigación resulta conveniente realizar una 
investigación previa sobre el asunto, esto permitirá que en el momento del 
análisis se confronten la tradición viva con lo que hay escrito al respecto. 
Los cruzamientos, las influencias y las transformaciones que los escritos 
inducen en los oral y viceversa es un fenómeno que por sí mismo merece la 
atención de los investigadores. Así, el producto final de la investigación, así 
como las entrevistas, serán fuentes que servirán en futuras investigaciones 
que se interesen sobre las transformaciones de las tradiciones de que se trate. 
Para los tres tipos de testimonio cabe señalar que la participación activa 
de la subjetividad del investigador en la construcción de los relatos como 
fuente debe procurar ser conscientemente indicada para evitar, en la medida 
de lo posible, la atribución a los entrevistados de cualquier elemento ajeno.
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3 . ¿ q u i é n e s a l b e r t o r o j a s p u y o ?
 3 . 1 e l c o n t e x t o h i s t ó r i c o
Antes de hacer una breve síntesis del contenido mismo del relato es perti-
nente contextualizar a Alberto Rojas Puyo dentro del marco histórico en el 
que se desenvuelve y que posibilita su experiencia de vida, la historia del 
siglo xx de Colombia. Asimismo, es necesaria una breve caracterización del 
personaje que se aleje de lo que él mismo refiere en su testimonio para tener 
una óptica analítica distinta a la que nos ofrece el personaje. 
Colombia es un país con un sistema político bipartidista. Los dos partidos 
que se han disputado el poder tradicionalmente son el Partido Conservador 
y el Partido Liberal, aunque esto no ha impedido la aparición de otras orga-
nizaciones o partidos políticos. La competencia entre ambos partidos dejó, 
desde la lenta y conflictiva construcción del Estado colombiano en el siglo 
xix, una serie de encarnizadas guerras civiles que polarizaron a la sociedad. 
Podemos decir que el Estado colombiano, en términos de su estructura 
jurídica y pragmática, se definió a partir de la Constitución de 1886 con una 
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descentralización administrativa y una centralización política, en el periodo 
conocido como la Regeneración. De esta fecha a 1930 se considera como la 
etapa de hegemonía conservadora, aunque este espacio de tiempo no se vio 
exento de agitaciones políticas como la Guerra de los Mil Días entre 1898 y 
1902,

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