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1 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
DE MÉXICO 
 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
 
 
 
DEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE “CONTUSIÓN”, COMO 
UNA METÁFORA APLICABLE A LA CRISIS DE 
IDENTIDAD EN LAS METRÓPOLIS CONTEMPORÁNEAS. 
 
 
 
 
 
 
T E S I S 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
LICENCIADO EN FILOSOFÍA 
PRESENTA: 
ALEJANDRO RAMÍREZ ECHENIQUE 
 
 
 
 
 
 
DIRECTOR DE TESIS 
DR. MARIO MAGALLÓN ANAYA 
 
 
 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA, MÉXICO D.F. 2012 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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A mi abuelo Ramón, por su gran corazón. 
 
A los teteshkanos y los que buscan otros mundos. 
 
 
 
3 
Las caminatas, cuando llegan a donde van, dejan ver nuevos horizontes y caminos. Los pasos caminados son 
la verdadera riqueza que acompañará los tránsitos del porvenir. En el fin de este tramo universitario 
agradezco todos los momentos, los errores y los encuentros que han traido mi vida hasta este lugar, gracias 
a todos ustedes, acompañantes de este viaje que viene de allá tan lejos y allá tan lejos va. 
 
Gracias a mi madre por enseñarme a amar sin espectativas y la fortaleza de espíritu. 
Y a mi padre por enseñarme a l iberar la mente y abrir el corazón. A mi hermana María Fernanda por 
aguantarme y poco a poco, enterderme, a mis abuelos . 
 
Gracias a mis maestros por abrirme la cabeza y por regalarme con su ejemplo y sabiduría tesoros de 
inestimable valor. Antonio Barquet, Estela Aviña, Rogelio Cárdenas, Francisco Bustos, Luis Bustos, Everardo 
Quiróz, Doña Bertha de Tetitlán, Javier, Germán, Enrique Hultz, Bolivar Echeverría, Mario Magallón Anaya, 
Ricardo Peñitas, Ghono Tañoman, Oterdesi Yotope, Valentín Hernández, Edgar Morales, Erica Lindig, 
Gerardo de la Fuente, Pedro Joel Reyes López, Bolívar Echeverría, Nora Matamoros, Lulull í, Martín, Don 
Enrique. 
 
Gracias a mis amigos, hermanos y maestros en el camino, piedras lanzadas de mi generación, vamos juntos 
acompañando el camino de nuestra liberación. Fernando Valdés Ocaña, mi espejo complementario y 
profundo amigo, Luis Fernando Sotomayor, hermano de sueños y utopías, Luis Felipe Pérez Torner, 
compañero catapulta, David Ruíz Relloso, mi primer hermano de consciencia, Lucía Benavides Mondragón, 
fénix hermosa, promesa de otros mundos. A mis compañeros de la facultad, por tan magníficas charlas, su 
amor a la sabiduría y tantas profundas reflexiones que mucho me han formado, Martín Guerra, Antonio, 
Luis Rico, Rodrígo Díaz, Emilia Morales, Federica Luna, Cesar Huerta, Damián, Roberto, Fernando Ortega, 
Dante Enriquez, Juan Carlos, Jorge, Julio Franco. A Telar de Raíces, por enseñarme y compartir el camino de 
la organización que busca la trasnformación de este mundo en realidades justas y florecientes, Pavel, David, 
Mariana, Fernanda, Vladimir, Froylan, Silvyana, Rubí, Bruno, Aniza, Mercedes. A los Gajouuus, hermanos de 
las profundidades de la tierra y las lejanías del universo, Marina Ruiz Rodríguez, Diego Rodríguez Guzmán, 
Genaro Ruíz, Valeria Tirado, Lorena. A los amigos que he encontrado en la vida y tanta riqueza han dejado 
en mi mente, cuerpo y corazón, Mario Rodríguez Álvarez, Marco Domenzáin Galimberti, Tatiana Romero 
Reina, Javier Ávila, Mayo, Carlos Pacheco, Juana Ríos Carmona, Mara Hernández, Eduardo Aguirre, Danae 
Peña Vilchis, Johana Medellín Herrero, Heriberto Paredes Coronel, Sari, Jessica, Xilo, Mariana, Claudia 
Quintanilla, Fernando Pulido, Azuri, Jorge Adames y a todos los que por la mala memoria y la emoción he 
olividado incluir. 
4 
 
Índice 
 
 
 Introducciòn 7 
 
Preámbulo 12 
 
Capìtulo I. La homogeneización de la forma de vida humana y la mercantilización 
de los contenidos culturales. 
 
 La reproducción de la vida. 24 
 La mundialización del modelo europeo de vida. 33 
Subsubción formal y subsunción real al sistema 
de producción capitalista. 40 
La victoria del capitalismo. 45 
La homogeneización de la forma de vida y la mercantilización de 
los contenidos culturales. 60
 
Capítulo II. Crisis de identidad y crisis de sentido en las metrópolis 
contemporáneas. 
 
 Modernidad y crisis. 68 
 Crisis y capitalismo. 77 
 El problema de la identidad en las metrópolis contemporáneas. 86 
 
Capítulo III. La contusión. 
 
 El concepto metafórico de contusión. 105 
Contusión como herida física y espiritual. 106 
 Contusión como vía de apertura y de reconocimiento en lo “otro”. 108 
 Contusión y consumo 110 
 
 
5 
 
 La metáfora de la contusión aplicada a la situación de las 
 metrópolis contemporáneas. 111 
Contusionar y ser contusionado 118 
Nihilismo y contusión 121 
 
Conclusiones 126 
 
Bibliografía 132 
Imágenes 135 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Definición del concepto de “contusión”, como una 
metáfora aplicable a la crisis de identidad en las 
metrópolis1 contemporáneas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1
 El presente trabajo se abocará a estudiar la naturaleza de la crisis de identidad contemporánea en 
el espacio físico de las ciudades. Se hace la aclaración de que dadas las circunstancias actuales del desarrollo 
de la infraestructura de las telecomunicaciones, con tecnologías como el Internet y la televisión, a la par de 
fenómenos sociales como la migración hacia los centros de actividad de los capitales y la sorprendente 
capacidad de la publicidad comercial de llegar a los lugares má s recónditos del planeta, se pueden encontrar 
en la gran mayoría de asentamientos humanos no urbanos, signos y huellas de la crisis de identidad que es 
el objeto de estudio de este trabajo. Sin embargo, esta tesis suscribirá su estudio a las realidades ur banas, 
por creer que ellas son el espacio natural de nacimiento y desarrollo, de la crisis señalada y por que el 
considerar las realidades no urbanas dentro del campo de estudio de este trabajo, diversificaría y 
amplificaría en gran medida los esfuerzos implicados, a un punto que no sería prudente llevarlos. A pesar de 
ello, creo que esta investigación servirá de apoyo para futuros esfuerzos que pretendan profundizar por 
esos caminos. 
7 
 
 
 
Introducción 
 
El presente trabajo es un esfuerzo que se desdobla en dos objetivos principales, por un 
lado es un intento por abordar los orígenes, la historia, las caracteristicas y las razones 
principales de la crisis de identidad que ocurre en las metrópolis contemporáneas, y por 
otro lado, consiste en la elaboración una metáfora filosófica basada en el concepto de 
contusión, la cual aplicaremos a la dinámica de la reproducción del sujeto social en las 
mencionadas metropolis. 
 Para ello hemos dividido este trabajo en tres capítulos, en los cualesse irán 
exponiendo las distintas partes de su desarrollo. 
 El primer capítulo titulado “La homogeneización de la forma de vida humana y la 
mercantilización de los contenidos culturales” comienza exponiendo el proceso de 
reproducción del sujeto social desde una perspectiva marxiana, apoyada por la 
agumentación de Bolívar Echeverría, con el fin de hacer ver que por medio de la forma y 
el objetivo del proceso de producción se objetiva la visión del mundo de los sujetos 
sociales y se crean a su vez los elementos materiales para que estos puedan, por medio 
del proceso de consumo, actualizar fácticamente esa visión del mundo y reproducirla 
tranformándola en los ciclos de producción y consumo subsecuentes. Sobre esta base 
argumentativa, en la segunda parte del capítulo hacemos un breve recorrido a lo largo de 
la historia del desarrollo de la modernidad, en especial para hacer notar que esta historia 
es también la historia de la imposición a la mayoria de pueblos del mundo de una forma 
de reproducción social orientada por los valores modernos gestados en europa. En el 
siguiente apartado se exponen los conceptos marxianos de Subsusnción formal y 
subsunción real al sistema de producción del capital, con estos conceptos se explica como 
la vocación expansionista de la forma capitalista de trabajo transforma los objetivos y los 
procesos de producción de los lugares donde se instaura y con ello, basándonos en lo 
dicho en la primera parte del capítulo, transforma los objetivos y valores que están en la 
base de los procesos de reproducción de los sujetos sociales, en este apartado se muestra 
8 
como el capitalismo refuncionaliza las diversas economías de los pueblos humanos y las 
orienta hacia la reproducción de sus fines. El siguiente apartado expone, con la ayuda de 
la argumentación de Bolívar Echeverría, como el desarrollo y expansión de la forma 
capitalista de entender la vocación moderna fue poco a poco “derrotando” a las otras 
formas y proyectos modernos que se gestaron desde el inicio y subsecuente avance de la 
época moderna, concluyendo el siglo XX con una clara victoria de la modernidad 
capitalista sobre todas las demás. La última parte del capítulo señala un proceso de 
homogeneización en las metrópolis contemporáneas por ser estas espacios creados 
arquitectónica, cultural, política y económicamente, según los valores propios de la 
modernidad capitalista, en esta parte nos auxiliamos de la argumentación de Horkheimer 
y Adorno en su texto Dialéctica de la ilustración, en especial el capítulo sobre la industria 
cultural. 
 El segundo capítulo se titula “Crisis de identidad y crisis de sentido en las 
metrópolis contemporáneas”, comienza con una revisión del concepto de crisis, para 
luego señalar como ha sido aplicado por algunos pensadores modernos para entender el 
concepto de sustancia y el sentido de la historia bajo una perspectiva crítica, es decir, una 
concepción donde todo ente está sujeto a un inherente proceso dialéctico-crítico que lo 
lleva hacia su transformación. Esto implica que en el caso de la historia de los pueblos, 
está ocurriría como una sucesión de etápas críticas que los conducirían a nuevas 
configuraciones políticas-económicas-espirituales tendientes a estados cada ves más 
adecuados a la manifestación plena de las posiblilidades de realizacion de los sujetos 
sociales. 
 La argumentación continúa con la exposición de como esta concepción de la 
historia como un proceso dialéctico-crítico condujo a la generación de diversos proyectos 
de modernidad, proyectos que buscaban dirigir ese sentido crítico hacia algún destino 
histórico ideal, proyectos de apropiación consciente del devenir histórico para dirigirlo por 
medio de ideas-trabajo humanas hacia una realidad utópica por construir. Para ilustrar 
estas concepciónes dialécticas modernas se hace una breve exposición de las ideas de 
Hegel sobre la dialéctica histórica de la experiencia de la conciencia, para observar con 
9 
ello a la historia como un proceso dirigido hacia objetivos de realización plena del ser por 
medio de un proceso dialéctico de reconocimiento que tiene como fin un estado de 
omnisciencia de la conciencia. Después, continuamos a una sección llamada “Crisis y 
capitalismo”, en ella se analiza, desde la perspectiva de Marshall Berman, el pronóstico 
Marxiano que presagia el fin del capitalismo por el desarrollo de sus contradicciones 
internas. Desde esta óptica observaremos como la forma de reproducción capitalista ha 
logrado interiorizar la dinámica crítica propia de la modernidad y la ha refunciona lizado 
orientandola como una herramienta adecuada para la reproducción de sus propios fines. 
Veremos como este asunto mueve a observar que el carácter superador que dirige la 
energía de la reproducción de la vida moderna hacia una realidad ideal, ha sido 
neutralizado y que la crisis que atraviesan las circunvoluciones productivo-consuntivas de 
los sujetos sociales capitalistas, no reproduce fines de realización humana sino fines de 
realización del capital. 
 La última parte del capítulo trata la cuestión de la crisis de identidad en las 
metrópolis contemporáneas. Comienza con una revisión del concepto de identidad desde 
la perspectiva de Luis Villoro, esto para proponer que un sujeto moderno (individual o 
colectivo) concibe la realización de su identidad como una relación entre lo que el 
entiende que es en el presente y lo que quiere ser en el futuro, todo ello en conjunción 
con el diálogo que a todo momento sostiene con el entorno que lo rodea. Con este marco, 
transitaremos la cuestión de como la reproducción de la identidad de los sujetos sociales 
que habitan las ciudades contemporáneas está mediada por el mundo materializado por 
la industria y el mercado capitalista, lo cual, según nuestra argumentación, transmite la 
indefinición semántica y multivalente del mercado, al proceso de construcción de la 
identidad de los sujetos. Esta situación tiene varias consecuencias que mencionamos en el 
capítulo, estas constituyen la base y conformación de la crisis de identidad que se intenta 
observar con este trabajo. 
 El tercer capítulo que se titula “La Contusión”, constituye el cierre del sentido de 
ésta tesis, la cual tiene por cometido la aplicación este concepto metafórico a la situación 
de la crisis de identidad en las ciudades actuales. Comienza con una revisión de la 
10 
etimología y significado del concepto tradicional de contusión, para que por medio de su 
análisis y problematización logremos construir una aplicación metafórica de él a los 
procesos de transferencia entre unidades. Por este camino pasaremos por las s ecciónes 
“contusión como herida” y “contusión como vía de apertura y reconocimiento en lo otro”, 
que a grandes rasgos, exponen como la contusión, puede ser metáfora del contacto entre 
unidades que genera una transferncia, la cual desata procesos reconfiguradores que 
culminan en la transformación de los seres involucrados en el contacto. 
 Una vez que la metáfora esté cargada con este sentido, la aplicaremos a lo dicho 
acerca de la crisis de identidad en las metropolis contemporáneas. En esta sección 
analogamos la dinámica de la metáfora de la contusión a la dinámica de la reproducción 
de la vida de los sujetos sociales, señalando cómo los momentos del consumo y la 
producción de mundo humano pueden ser entendidos como momentos de contusión, 
donde los sujetos son transformados en todo momento por aquello que consumen y 
transforman a los demás con aquello que producen. Así, veremos que la identidad de un 
sujeto que se reproduce en una metrópoli está inmersa en un ambiente polisemántico 
donde constantemente le ocurren contusiones que la trastocan de muchas maneras. Esta 
situación, cuyo fundamento se encuentra en la forma que ha adquirido la economía 
contemporanea, promueve una manera de construcción de la identidadbasada en la 
búsqueda y creación de atmósferas y realidades privadas, construidas como un reflejo del 
mercado, como una selección entre las posibilidades combinatorias que ofrece el 
mercado contemporaneo para hacerse y realizarse. 
 Proponemos que esta condición de apertura identitaria, causada por la gran 
cantidad y flujo de formas de ser que son manifestadas en los espacios adaptados al 
capitalismo, genera en los sujetos que ahí se reproducen una especie de relativismo 
identitario que tiende a alejarlos de las certezas ontológicas. Esto genera sujetos más 
suceptibles a superar las distintas formas de dogmatismo cultural que pretenden afirmar 
una sola verdad como la forma de ser del mundo y a ser capaces de reconocerse y hacerse 
por medio de otras manifestaciones de lo humano. Sobre esta base, planteamos un ideal 
etico-epistemológico basado en la expresión de la diferencia y el reconocimiento en el 
11 
otro. El último apartado, “Nihilismo y contusión”, relaciona lo dicho con algunos presagios 
y planteamientos hechos por Friedrich Nietzche acerca de los siglos siguientes a su 
muerte. Los cuales verían la llegada del nihilismo, un estado de identidad histórica donde 
decaería la capacidad de la creencia en alguna cosa en sí , tiempos donde una “desilusión 
sobre una supuesta finalidad del devenir”2 orillaría a los sujetos a ser incapaces de 
encontrar un sentido ontológico consistente de la existencia. Lo cual abre el camino para 
una concepción epistemológico-poética de la realidad. Basada en todas las posibilidades y 
la transvaloración de todos los valores. 
 Después de esto y como conclusiones haremos varias reflexiones que pretenden 
atar algunos cabos sueltos que pudieran haber quedado durante el desarrollo de la 
argumentación y otros pensamientos que se proyectan a partir de lo dicho a lo largo del 
tarabajo, principalmente con respecto a la apilicación práctica del concepto metafórico de 
contusión. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2
 Nietzsche Friedrich, La voluntad de poderío, Edaf, Madrid, 1981, p. 36 
12 
 
 
Preámbulo 
 
Entre las incontables particularidades humanas que existen en nuestros tiempos, una de 
las más destacables y significativas es la tendencia que impera en las ciudades 
contemporáneas del mundo a promover una forma de vida cada vez más semejante. 
Aunque en cada ciudad podamos ver rasgos característicos de la cultura tradicional propia 
del entorno cultural al que pertenece, estos se encuentran inmersos en una atmósfera 
que le parecería familiar a cualquier ser humano proveniente de otra ciudad. Las vías 
rápidas, los pasos a desnivel, el transporte público, los nuevos supermercados y centros 
comerciales cuyo interior es significativamente parecido e n todo el mundo, sin mencionar 
que las marcas comerciales que allí se venden y promocionan son relativamente las 
mismas en Johannesburgo, Melbourne o la Ciudad de México, en Paris o en Tokio, los 
cines con muchas salas y las mismas películas, el tráfico de los automóviles y la dinámica 
acelerada de vida, la forma de vestir y el interior de las casas, grandes colonias de 
multifamiliares modulares para la clase trabajadora, la nueva costumbre de comprar los 
artículos para la reproducción de la vida en las empresas trasnacionales de 
supermercados, el cinturón de pobreza alrededor del espacio metropolitano y la 
inmigración desde comunidades rurales, pantallas de televisión como puntos focales en 
todos lados, tequila, whisky, vodka o ron en las licorerías, la directiva de las instituciones 
educativas perfilada a la productividad económica de sus egresados, humanos 
desamparados, marginados y un largo etcétera de similitudes que podemos encontrar, sin 
hacer un gran esfuerzo, entre la forma de vida en una ciudad contemporánea, y cualquier 
otra. Es pertinente decir que los grados de acceso a las tecnologías y de avance en la 
transformación material en el sentido señalado, varía en el caso de cada ciudad, pero lo 
significativo es que todas se encuentran en un constante proceso progresivo de 
modernización que poco a poco va haciendo más evidentes las similitudes entre una 
ciudad y otra. 
13 
 Este proceso se puede entender como el efecto añejo de una campaña 
universalista, moderna y europea, que comenzó en el Renacimiento en pequeños 
poblados burgueses, pero que para nuestros días se ha impuesto casi en todos los 
espacios habitados por el hombre alrededor de la tierra y cuyo estandarte fue una forma 
nueva de concebir la relación del hombre con el mundo. 
 El florecimiento del comercio en los burgos medievales, el Renacimiento italiano 
durante el siglo XV y el descubrimiento para los europeos de éstas fértiles tierras que 
llamaron América, vaticinaban la llegada de una nueva era. Cuando Nicolás Copérnico 
murió en 1543 y su teoría heliocéntrica salió a la luz, el modelo cosmológico aristotélico-
ptolemáico de las esferas celestes y el lugar natural de los seres comenzó a 
resquebrajarse, y con él, el ya tambaleante orden feudal que fundamentaba. Este 
movimiento dio paso a una revolución social que se venía gestando y duraría siglos en 
consumarse. Su protagonista fue la burguesía que desde finales de la Edad Media se había 
comenzado a dislocar tanto del orden económico-político y de pensamiento imperante, 
generando nuevas formas de entender la relación del hombre con sus semejantes y con la 
Naturaleza. Luis Villoro, que hace un análisis del origen y naturaleza de la modernidad en 
su libro Pensamiento moderno, comenta sobre este asunto: 
 
Al mismo tiempo que se relativiza la geografía humana, empieza a resquebrajarse la arquitectura 
estamentaria de la sociedad. Se consolida la burguesía que en siglos anteriores se había ido 
formando en los burgos del Medioevo. Los nuevos descubrimientos propician un gran auge del 
comercio (…) Los comerciantes empiezan a congregarse en ligas. Aparece, por primera vez, la gran 
banca. Banqueros y comerciantes constituyen un nuevo poder que ya no está ligado al nacimiento 
ni al puesto ocupado en la jerarquía social sino a su propia capacidad de empresa.
3 
 
Surge entonces, entre los europeos de aquella época e impulsada por la 
transformación de la cosmovisión, una nueva forma de pensarse como ser humano, una 
forma que ya no se entendía a sí misma atada a un sitio definido o a un lugar natural 
como lo estaban las cosas del mundo dentro de la cosmología aristotélica, sino que estos 
 
3
 Villoro, Luis., Pensamiento moderno, México, FCE, 1998, pp. 20 
14 
primeros hombres modernos del Renacimiento entendieron su existencia dotada de una 
libertad que no había podido ser concebida hasta entonces. Gracias a la fractura de su 
universo, se reconocieron sin determinación alguna que les dijera cómo habían de 
reproducir sus existencias, para ellos: 
 
el hombre tiene una naturaleza indefinida, es decir, no hay leyes que rijan su condición; 
“indefinida” no por inacabada, sino porque no tiene un lugar ni un sitio en el orden de las demás 
cosas, sino que tendrá el lugar y el sitio que él se proponga obtener. El lugar del hombre es la 
posibil idad de darse un lugar
4
. 
 
 Con esta nueva concepción de la posición del ser humano en el universo, surgió 
todo un nuevo horizonte frente a las visionarias miradas de los renacentistas, ellos se 
propondrían comenzar la titánica tarea de la construcción de una nueva relación consigo 
mismos y con la Naturaleza. Esta vez, los fundamentos no provendrían de los textos 
sagrados, ni de las opiniones autorizadas de los clásicos o de los grandes maestros 
medievales, sino que en este nuevo movimiento se apelaría a la capacidad del ser humano 
de hacer uso de su propia inteligencia para dar razón, con argumentos y justificaciones 
corroborables, de nuevas formasde entender, interactuar y ser en el mundo. De esta 
forma, cada individuo estaría llamado ser único, a proponer, desde su existencia 
particular, una nueva forma de ver y vivir la vida, el individuo se convertirá desde 
entonces en el centro otorgador de sentido al mundo que lo rodea. 
 Ante tal conciencia, la figura humana cobró una nueva importancia dentro del 
concierto universal, fue encumbrada como la destinada a no tener un ser particular, e 
identificándose con todo lo otro, cada individuo podría decidir darse a sí mismo la 
dignidad que cada cual quisiere encarnar5. “En suma, empieza a prevalecer una idea que 
desde entonces será característica del pensamiento moderno. El hombre trasciende su 
situación natural por estar abierto a posibilidades ilimitadas.”6 Al mismo tiempo, la mezcla 
de esta nueva conciencia, junto con la creencia judeo-cristiana, muy difundida en Europa 
 
4
 Ibíd., pp. 27 
5
 Véase, Giovanni Pico della Mirándolla, De la dignidad del hombre, Editora Nacional, Madrid 1984. 
6
 Villoro, Luis., Op. Cit., pp. 40. 
15 
de que Adán había sido creado para dominar a todos los seres de la creación, fue un 
factor que influyó en que el proyecto de autodefinición humana fuera también un 
proyecto de re-definición de la Naturaleza, que buscaría imponer un nuevo orden humano 
por sobre el orden que sigue armónicamente la Naturaleza. 
16 
 
 
 
 
 Imagen: Sistema ptolemáico, Las esferas celestes. Cosmographia, Bartolmeu Velho, s. XVI. 
17 
El hombre europeo transformó su condición desde ser un punto del universo 
sometido a su lugar en el Cosmos. A ser él, un punto indeterminado y creador, capaz de 
dar orden y transformar el Cosmos. Es entonces cuando se comienza a consolidar, con 
esta nueva conciencia, el proyecto de la dominación y la transformación de la Naturaleza 
(consolidación de la rebeldía del hombre contra Dios), un proyecto que la adecuaría a un 
nue
vo 
ord
en 
hu
ma
no, 
ilu
min
ado 
por 
la 
luz 
de 
la 
Cie
ncia
. El 
ho
mbr
e se 
erig
iría como nuevo 
 
18 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
arquitecto del mundo, los ojos soñadores de los renacentistas brillaban ante la utopía por 
realizar. El brillo orgulloso de sus ojos, nunca pudo ver lo que devendría del impulso 
emancipador que con ellos comenzaba. “En verdad, está condenado a crear una segunda 
naturaleza sobrepuesta a la primera, en la que encontrará su sitio. El hombre es, ante 
todo, posibilidad formadora de un nuevo mundo.”7 ¿Pero qué mundo?. 
 Una nueva libertad se hacía presente para la vida humana, ante ella, podríamos 
aventurarnos a proponer dos maneras de reaccionar por parte de los modernos, dos 
 
 
 Imagen: Sistema solar de Copérnico, según Tomás Digges, Siglo XVI. 
7
 Ibíd., pp. 35. 
19 
actitudes cuya interacción y distintas mezclas han forjado el desarrollo de la modernidad y 
el destino presente de la humanidad. 
La primera es una actitud que podríamos denominar como “adolescente” o 
“egoísta”, pues como el adolescente que comienza a conocer el mundo no duda en 
dejarse llevar por las nuevas experiencias y ávido se mueve instintivamente hacia su 
satisfacción personal, disfruta de la novedad constante como si fuera en una montaña 
rusa que siempre trae nuevas aventuras, toma para sí sin mirar alrededor, olvida o utiliza 
al otro sin miramientos y promueve la preeminencia de unas partes sobre otras. Esta 
actitud que se distingue por su carácter individualista pone el énfasis en el bienestar y el 
confort propio, cada sujeto se siente literalmente “el centro del universo”, posee una 
tendencia natural al aprovechamiento privado de lo producido y por ello a la parcelación 
del conocimiento, de la tierra, de la política y de todos los aspectos de la vida. 
La segunda actitud podríamos llamarla “adulta” o “pública” , ésta, aunque tendrá 
su base también en la figura del individuo, se caracterizará por un pensamiento de 
carácter público, laico y social, buscará asumir la responsabilidad de la nueva libertad 
adquirida y pondrá en marcha proyectos a su altura, consciente de la naturaleza social del 
hombre, se propondrá el proyecto de la generación de las condiciones políticas y 
materiales para producción social de la emancipación humana y de la mano de esto 
último, propondrá el proyecto de la intelección científica y progresiva del universo con 
miras al entendimiento de la naturaleza y a su adecuación para fines antropomórficos. 
Buscará la instauración de un orden político emancipado y puramente humano, donde 
más allá de los preceptos de las religiones, el ciudadano sea libre de ejercer su opinión 
particular y donde el acuerdo de los integrantes de la sociedad legitime el destino que ha 
de marcar el rumbo de la colectividad. 
La igualdad entre los seres humanos será un valor primordial y en atención a él 
propondrá la generación de las condicones sociales para la emancipación de cada uno. Se 
caracterizará por un profundo espíritu autocrítico, que buscará superar a cada momento 
las configuraciones materiales y espirituales que vaya generando. Esto con la intención de 
20 
promover un constante movimiento hacia el perfeccionamiento de la forma de vida 
humana y su relación con la naturaleza. 
La dialéctica entre estas dos tendencias, que muy rara vez se manifiestan sin estar 
mezcladas, han alternado sus combinaciones y producido un conjunto muy interesante de 
mezclas, juntas han impulsado el desarrollo del movimiento moderno, teniendo un sin fin 
de manifestaciones particulares. 
 Durante los primeros siglos de la modernidad, podríamos decir que a pesar de las 
resistencias del mundo feudal-cristiano, tal vez por su incipiencia, destacó el impulso hacia 
la adultez, se plantearon teóricamente los caminos a seguir por la ciencia, las artes, la 
política y la moral, generación tras generación se hacía manifiesto como el desarrollo del 
espíritu moderno era inminente. 
A principios de 1649, la burguesía puritana inglesa mató a su Rey Carlos I, reformó 
su sistema de gobierno y estableció definitivamente una monarquía parlamentaria, por 
primera vez en una sociedad moderna los burgueses consolidaron la transmisión de su 
voluntad a las esferas del gobierno. Durante el siglo XVIII esta tendencia tuvo más altas 
expresiones, durante su segunda mitad se establecieron los primeros ordenes políticos 
propiamente modernos; en 1776, las trece colonias inglesas en América comenzarían un 
movimiento de independencia del Reino Unido, que después las establecería como la 
primera república moderna 8 en el continente y en el mundo; trece años después, Francia, 
cuyos pensadores fueron tal vez los más fervientes impulsores del movimiento, tendría su 
revolución. 
Estos movimientos sociales causarían gran eco en el siguiente siglo, varios países 
europeos y la mayoría de los territorios coloniales en América se rebelarían contra los 
regímenes monárquicos imperantes y se constituirían en estados democráticos al estilo 
moderno. Esta transición, desde un ordenamiento político basado en la legitimación 
divina de los gobernantes, hacia uno nuevo basado en la legitimación por parte del pueblo 
de los mismos, constituyó un éxito en el camino del ideal que pretendía la emancipación 
de los designios divinos, puesto que su carácter laico centraba en el ser humano los 
 
8
 Moderna, pero esclavista. 
21 
fundamentos de la organización económico-política, y por tanto, de la nueva forma de 
vivir. 
Por su parte, el protestantismo, moderno cristianismo, sirvió como incubadora del 
ideal adolescente de modernidad, pues en gran parte debido a la creencia de que el éxito 
económicopersonal constituía una prueba literalmente fe haciente, de que se estaba 
dentro de la gracia de Dios, los países protestantes, donde floreció una ética del trabajo 
arduo y austero enfocado de la búsqueda del exito privado y el esfuerzo provechoso, 
fueron los principales promotores del capitalismo. El ideal adulto, profundamente laico y 
liberal buscaba generar las condiciones economicas para la igualdad social y la 
emancipación colectiva. El ideal adolescente, fomentado por los países protestantes, se 
conservaba bajo el cobijo de Dios padre y privilegiaba el desarrollo privado, justificando 
las diferencias sociales bajo el argumento de la voluntad divina 9. Señalar este último 
punto es capital, pues el país que mejor encarnaría este ideal teológico-político, serían los 
Estados Unidos de América, cuya participación en la historia del desarrollo de la 
modernidad, es clave para entender la situación actual de la cultura a nivel mundial. 
 
Las grandes pretensiones de emancipación del proyecto moderno. 
 
Considerando lo anteriormente planteado, ahora pasaremos a la exposición de algunos 
puntos, que ilustren las grandes pretensiones emancipadoras del proyecto moderno, en 
su forma adulta, para introducir al trabajo con un contraste entre lo que se proponían 
como proyecto algunos de los modernos más destacados, y las condiciones reales a las 
cuales ha conducido el desarrollo de la historia para nuestros tiempos. Para ello 
intentaremos introducirnos en la perspectiva de uno de los hombres que mejor entendió 
el espíritu de la actitud adulta de la modernidad, nos referimos al filósofo ilustrado, 
Emmanuel Kant. Él, probablemente fue una de las mentes que entendió más 
profundamente las pretensiones utópicas del proyecto de la modernidad, podemos decir 
 
9
 Para profundizar en este aspecto, véase de Max Weber, La ética protestante y el espíritu del 
capitalismo, Premia editora, México, 1991. 
22 
sin temor a equivocarnos, que aparte de ser un filósofo excepcional, él era un utopista y 
visionario. En varios de sus textos más tardíos, escritos a finales del siglo XVIII, habla de su 
concepción de la historia, del destino de la humanidad y de las pretensiones del proyecto 
ilustrado, deja ver en ellos un profundo entendimiento de la dirección universal que 
encarnaba el movimiento de las luces y una clara intención de promover una madurez 
moral en los individuos modernos, con miras a cultivar una actitud emancipadora que 
gestara un nuevo tipo de ser humano, el cual, fuera consciente de que el sentido de la 
vida tiende hacia el desarrollo absoluto de todas las facultades que están dispuestas, 
como potencialidades, en su ser. 
 En su ensayo de 1784 titulado ¿Qué es la ilustración?, comienza diciendo: 
 
La ilustración es la libera ción del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la 
imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque 
su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de 
ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he aquí el lema 
de la ilustración.
10
 
 
El autor de la Crítica de la razón práctica, piensa que en la Europa de su época se 
han gestado las condiciones para lo que él llama, haciendo paráfrasis, la liberación de la 
culpable incapacidad de servirse de la propia inteligencia, para afrontar los desafíos de la 
vida. En tiempos anteriores, el dogmatismo imperante explicaba el sometimiento de la 
conciencia de los individuos a los dictados de los tutores expertos o autorizados, desde 
este punto de vista la incapacidad de hacer uso de la propia razón era justificada, pero con 
el estado en constante evolución del conocimiento en el pensamiento de la época 
moderna, se volvió natural la invitación a cada individuo de utilizar su razón para entender 
y participar en la solución de todos los problemas, de manera que con la aportación 
concienzuda de todos los integrantes de la sociedad, haciendo un uso político de la razón 
en las diferentes materias, el conocimiento humano sobre la naturaleza avanzaría como 
nunca antes se había visto. Pero en este punto hay algo aún más importante, es el hecho 
de que la generalización del uso de la propia razón en los individuos, constituye un avance 
 
10
 Kant, Emmanuel., ¿Qué es la ilustración?, ensayo contenido en Filosofía de la historia, México, FCE, 
2004, pp. 25. 
23 
de gran relevancia en la búsqueda de la emancipación humana de todas sus limitaciones, 
es un paso desde la culpable incapacidad, para hacer frente por sí mismos a las varias 
problemáticas de la vida, hacia la capacidad de bastarse a sí mismos en cualquier 
circunstancia, es el paso desde la dependencia infantil que ocupa de tutelas, hacia la 
adultez autosuficiente y responsable. Kant, soñaba con una sociedad de sujetos plenos, y 
aún más, creía que el destino impuesto por la Naturaleza era el constante progreso hacia 
el completo desarrollo de todas las potencialidades dispuestas en la naturaleza de la 
especie, hasta lograr el perfeccionamiento de todas sus facultades, y en el caso de la 
humanidad por ser las “únicas criaturas racionales sobre la tierra”11, este movimiento 
tomaba dimensiones ilimitadas, así lo manifiesta en otro ensayo del mismo año, que se 
titula Idea de una historia universal en sentido cosmopolita, donde postula lo siguiente: 
 
Todas las disposiciones naturales de una criatura están destinadas a desarrollarse alguna vez de 
manera completa y adecuada. 
 
Un poco después… 
La razón en una criatura significa aquella facultad de ampliar las reglas e intenciones del uso de 
todas sus fuerzas mucho más allá del instinto natural, y no conoce límites a sus proyectos. Pero 
ella misma no actúa instintivamente sino que necesita tanteos, ejercicio y aprendizaje, para poder 
progresar lenta de un peldaño a otro del conocimiento. Por esto, cada hombre tendría que vivir un 
tiempo desmedido para poder aprender cómo usar a la perfección todas sus disposiciones 
naturales; o, si la Naturaleza ha fijado un breve plazo a su vida (como ocurre), necesita acaso de 
una serie incontable de generaciones que se transmitan una a otra sus conocimientos para que, por 
fin, el germen que lleva escondido la especie nuestra llegue hasta aquella etapa de desarrollo que 
corresponda adecuadamente a su intención. Y este momento, por lo menos en la idea del hombre, 
debe constituir la meta de sus esfuerzos.
12 
 
En este sentido, al hacer el llamado a valerse de la propia razón para emanciparse, 
Kant no hace más que promover la conciencia del destino intrínseco, dispuesto por la 
Naturaleza en la especie humana. Este destino que desde su perspectiva, es la única meta 
a la que el hombre debe dirigir sus esfuerzos y aunque esté encriptado naturalmente en 
su ser, se requiere del ejercicio consciente de la voluntad para manifestarlo. Y no de la 
 
11
 Kant, Emmanuel., Idea de una historia en sentido cosmopolita, ensayo contenido en Filosofía de la 
historia, México, FCE, 2004, pp. 42 
12
 Ibídem. 
24 
voluntad de un solo humano, sino de la humanidad en general durante sucesivas 
generaciones. Veamos entonces la magnitud del proyecto que Kant propone para los 
hombres modernos, ni más ni menos que el perfeccionamiento sistemático de la forma de 
vida humana, a través de la práctica por generaciones del ejercicio autocrítico de la razón, 
para el desarrollo integral de todas las facultades que en el caso humano cobra un sentido 
ilimitado. Éste, y no otro sería para Kant el objetivo del progreso. 
 
Llegados a este nivel utópico, podríamos seguir repasando gustosos las 
pretensiones e ilusionesde aquél buen könningsberguense y la de otros grandes 
pensadores modernos, pero bástenos con lo referido, pues la intención de sacarlo a 
relucir, era tan sólo la de mostrar los altos conceptos y la grandeza humana a la cual 
aspiraban algunos representantes de la modernidad adulta, al impulsar el establecimiento 
 
 
 Imagen: Immanuel Kant, Litografía de Gemälde von Gottfried Doeppler, 1781. 
25 
de la forma moderna de vivir. La razón de hacerlo es para señalar que ideas por el estilo, 
con sus matices y diferencias, estuvieron presentes y sirvieron de fundamento para el 
establecimiento de los regímenes democráticos modernos, que son los que actualmente 
dan lugar y forma a la reproducción de las vidas humanas sobre la Tierra. Y que, dadas las 
circunstancias contemporáneas en materia de la dirección del sentido de la vida, me 
parece prudente preguntar por la vigencia de aquellas pretensiones fundadoras de los 
estados modernos, en las sociedades de la actualidad. ¿La emancipación del hombre sigue 
siendo un objetivo vital en las sociedades contemporáneas?, y de no ser así, ¿Qué ideales 
guían actualmente las vidas de los hombres en los espacios modernos?, queden por ahora 
pendientes esas preguntas. Durante el desarrollo de este trabajo, se esbozaran algunas 
respuestas posibles y se propondrán también algunas otras cuestiones aledañas acerca de 
la forma de vida en las ciudades y las posibilidades de hacerle frente. 
Para terminar esta introducción y dar paso propiamente al trabajo que nos ocupa, 
me permitiré presentar una última cita del ensayo ¿Qué es la ilustración? de Emmanuel 
Kant, que ha sido referido anteriormente, la razón de ponerla en este lugar, tan sólo es 
para manifestar la gran ironía que representa, puesto que a mi parecer, resulta más 
adecuada al aplicarla a nuestros tiempos, que para en el momento en el cual fue escrita. 
 
¡Es tan cómodo no estar emancipado! Tengo a mi disposición un libro que me presta su 
inteligencia, un cura de almas que me ofr ece su conciencia, un médico que me prescribe las dietas, 
etc., etc., así que no necesito molestarme. Si puedo pagar no me hace falta pensar: ya habrá otros 
que tomen a su cargo, en mi nombre, tan fastidiosa tarea.
13 
 
 
Ch. México, 2013. 
 
 
Capítulo I. La homogeneización de la forma de vida humana y la 
mercantilización de los contenidos culturales. 
 
13
 Kant, Emmanuel., ¿Qué es la ilustración?, ensayo contenido en Filosofía de la historia, México, FCE, 
2004, pp. 25. 
 
26 
 “El modo de producción de la 
vida material determina el 
proceso de la vida social, 
política y espiri tual en general. 
No es la consciencia del 
hombre la que determina su 
ser, sino, por el contrario, el ser 
social es lo que determina su 
consciencia”.14 
Karl Marx 
 
La reproducción de la vida. 
 
La vida humana constituye un caso muy particular dentro del concierto de la fauna que 
habita la superficie terrestre, pues a diferencia de todas las otras especies que mantienen 
una forma de vida que repite una manera casi inmutable de reproducirse, el ser humano 
se distingue por mostrar a lo largo y ancho del planeta, un sinnúmero de manifestaciones, 
que exponen muchas formas por medio de las cuales, de hecho, se ejerce plenamente la 
forma de vida humana. Muchas de ellas son muy diferentes, en algunos casos, resultan 
ser contradictorias en su concepción del mundo y en sus prácticas esenciales, pero es 
innegable, que cada una, manifiesta una posibilidad de lo que significa ser humano. 
 También mencionemos el hecho de que las variadas manifestaciones de la forma 
de vida humana no sólo se dan en el plano de los distintos pueblos y culturas, sino que 
también en el devenir de un sólo pueblo, que a través de su historia manifiesta varios 
rostros y distintas posibilidades de lo que puede ser. La transformación de la concepción 
del mundo y la forma de reproducción en él a través de las generaciones, es un rasgo 
característico de la forma de vida humana. Esta transformación tiene su base en un hecho 
particular, el cuál distingue al hombre de todos los otros animales: el hombre produce los 
elementos que han de servir para la afirmación de su existencia en el mundo , a 
 
14
 Marx, Karl, Introducción general a la crítica de la economía política, Madrid, Miguel Castellote, 
1976, p. 26 
27 
diferencia de los animales que salvo algunas contadas excepciones, utilizan sin 
transformar los elementos que les proporciona la naturaleza. Este papel activo del ser 
humano en la producción de su propio mundo introduce la razón por la cual son 
inteligibles las diferencias entre una comunidad humana y otra, al mismo tiempo que de 
un momento histórico de un pueblo y otro anterior o posterior. 
 La significación del mundo que una generación posee es transmitida a las 
siguientes generaciones por medio del trabajo productivo, de las técnicas y los objetos 
producidos. Las nuevas generaciones reciben esta tradición y la reproducen, pero también 
le añaden algo proveniente de su experiencia vital concreta, ese “algo”, se sumará a la 
herencia de las generaciones siguientes y constituirá el fundamento de la transformación 
histórica de los pueblos. Desde la perspectiva que nos permite este esquema simple 
podemos decir que todo ser humano nace dentro de una tradición, en cierto contexto 
histórico determinado, y que su forma de reproducir la vida le viene dada, no sólo de su 
estructura biológica, sino también y especialmente, de la tradición cultural a la que 
pertenece. Esta tradición lo determinará profundamente, pero al mismo tiempo, con el 
desarrollo productivo de su vida material, cada ser humano contribuirá de alguna manera 
a la transformación de aquélla. De este modo es que se han creado los tan disímiles 
mundos humanos y también desde esta perspectiva se puede entrever la insólita 
insondabilidad de las posibilidades que encierra el misterio de la humanidad. 
 Marx en su Introducción a la crítica de la economía política, habla de este tema en 
particular, en ese texto busca explicitar los elementos que intervienen en el proceso de la 
reproducción social, por medio del cual el animal humano afirma su vida produciendo y 
transformando los elementos que posteriormente ha de consumir y recrear. Con su 
análisis materialista histórico, hace ver que toda producción humana es particular, y que 
está determinada por las condiciones de producción históricas específicas de cada pueblo. 
En ese sentido invita a hacer consciencia de que la idea de la producción en general, no es 
más que una abstracción, sin embargo “una abstracción que tiene un sentido, por lo 
mismo que pone verdaderamente de relieve los elementos comunes”15 a toda producción 
 
15
 Marx, Karl, Op Cit., p. 14 
28 
humana. Debido a ello, el autor de El Capital utilizará esa abstracción como una 
herramienta metodológica que le permitirá hacer un esquema, el cual, pueda presentar 
los elementos comunes a toda reproducción social. Para que así, podamos entender 
previo a su materialización, la relación dialéctica que existe entre el momento de la 
producción y el del consumo16 en cualquiera de sus manifestaciones. La abstracción sirve, 
pues, como un marco general para aplicarlo y completarlo con las situaciones particulares, 
que de hecho, son las únicas reales. 
 Marx muestra como en el momento de la producción se objetiva una propuesta de 
afirmación de la vida material y social para el sujeto consumidor, el objeto producido, no 
sólo carga en sí la solución a una necesidad en bruto, sino que lleva hasta el consumidor 
significaciones histórico-culturales quele ofrecen maneras de afirmar su vida, modos de 
reproducirse, modos de ser y de pensar. 
 
El objeto no es un objeto en general, sino un objeto determinado, que debe ser consumido de 
una manera determinada, impuesta por la misma producción. El hambre, pero el ha mbre que se 
satisface con carne cocida, que se come mediante un cuchillo y un tenedor, es un hambre muy 
distinta de la que devora carne cruda con ayuda de las manos, uñas y dientes. No es únicamente 
el objeto de consumo, sino también el modo de consumo, lo que la producción produce objetiva 
y subjetivamente. La producción produce objetiva y subjetivamente. La producción crea pues el 
consumidor.
17 
 
 Así, podemos ver que en la crítica de Marx se propone un modelo de análisis 
donde en el momento de la producción no sólo se crea al objeto, sino que también se 
crea, en cierto sentido, al sujeto que lo consume. El objeto producido, carga en sí mismo 
una propuesta en la que se codifica el modo en el cual ha de ser consumido, o sea, una 
propuesta de determinado comportamiento social, por medio del cual, el sujeto 
consumidor se apropiará de la materialidad del objeto. A través de esa apropiación él 
 
16
 Estrictamente, los momentos de la reproducción social que señala Marx son: La producción, la 
distribución, el cambio y el consumo. Solamente explicito la producción y el consumo, puesto que ellos 
constituyen las partes primera y última del proceso y bastan para las intenciones de lo que este trabajo 
busca explicar. Para entender con mayores elementos el proceso que es explicado en el texto, véase la 
bibliografía de la nota 14. 
17
 Marx, Karl, Op. cit. p. 25 
29 
afirmará su vida, pero no lo hará de una manera indefinida, sino concreta, específica, la 
misma que está pre-dispuesta en el objeto que ha de consumir. De ese modo, el producto 
pre-dispone al consumidor a realizarse de cierta forma, la producción crea la forma de 
ser del consumidor. Como dice Marx: “La producción no solamente produce un objeto 
para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto”18. Es decir, para que dicho proceso 
dialéctico se dé, se requiere una relación de interdependencia entre el sujeto y el objeto. 
 Por el otro lado del proceso, el sujeto productor, que siempre está inserto en un 
contexto histórico-cultural específico, al producir algo, es decir, al transformar a la 
naturaleza por medio del trabajo material para dar orígen a cosas consumibles o valores 
de uso, lo que hará será reproducir lo que él es, lo que él sabe y lo pondrá en el objeto 
que está “haciendo”. Lo que él ha introyectado en sí mismo a través del consumo de los 
elementos que le han permitido afirmar su existencia, será reproducido en el objeto que 
produce. Al producir, reproduce el mundo en el que vive, del cual se sustenta. Pues todo 
productor es también un consumidor, que es transformado por aquello que consume. “La 
persona se objetiva en la producción, el producto se subjetiviza en la persona” 19. 
 A parte de lo que pone de sí el productor por medio de su trabajo en el producto, 
está también lo que los instrumentos que éste utiliza para la producción le añaden a éste. 
Sobre esto hay que señalar que los instrumentos de producción, son a su vez productos 
de un proceso productivo anterior, históricamente transformado y mejorado. Y como ya 
se dijo más arriba todo producto guarda en él una propuesta que indica la específica 
forma en la cual ha de ser consumido. En el caso de los instrumentos o medios para la 
producción, su consumo implica una actividad productiva, es decir, están hechos para 
transformar otros objetos, esa transformación ocurre de una manera específica, la que 
está pre-dispuesta en su configuración material y programada en las relaciones sociales de 
producción. El consumo de los medios de producción o consumo productivo implica una 
transmisión de las significaciones que se han objetivado en los instrumentos al 
imaginarlos y producirlos. Una transmisión que ocurre desde ese instrumento hacia el 
 
18
 Ibíd. p. 26 
19
 Ibíd. p.21 
30 
objeto que transforman con su actividad. Así, en el objeto producido se objetivan las 
actividades tanto del sujeto productor, que directamente emplea su energía y 
conocimientos sobre los instrumentos para la generación del producto, como también, lo 
que todos aquellos otros productores, los cuales tuvieron que ver con la generación de los 
instrumentos que posibilitan esa producción en particular. En ese sentido, cualquier 
producción no es sólo obra del productor que directamente interviene en el proceso, sino 
que es una obra de la colectividad social a la que ese productor pertenece. 
 Toda producción implica cierto tipo de consumo. La producción de las partes de los 
cuerpos vivos y del movimiento de los mismos, no es posible sin el consumo de la energía 
que estos obtienen de los alimentos que consumen20. Asimismo, el proceso productivo no 
es posible sin el consumo de la energía del productor y de los productos que fueron 
hechos para producir otros productos, que a su vez satisfarán las necesidades específicas 
de una sociedad determinada. Por tanto, en el estadio de la producción se encuentran la s 
herramientas e instrumentos que son capaces, a través de su consumo productivo, de 
manifestar por medio de su trabajo, el mundo que una sociedad específica proyecta sobre 
la naturaleza y necesita para vivir. Toda sociedad ocupa elementos pre-parados para 
lograr su auto-reproducción. 
 Hay productos cuyo fin es ser destruidos, transformados o asimilados al ser 
consumidos, como los alimentos o los combustibles, otros que son hechos para producir 
(medios de producción), están también los productos que sirven para realizar el acto del 
consumo (medios de consumo). La forma de consumir, como ya se dijo antes, está 
determinada por la forma de producción histórico-cultural concreta de la sociedad donde 
éste acto ocurre, o lo que es lo mismo, por el aparato de producción vigente que crea los 
elementos con los cuales se han de satisfacer de manera adecuada las necesidades que la 
sociedad manifiesta para vivir en ese momento. 
 
20
 Marx señala que: “El consumo es igualmente, y de manera inmediata, producción, del mismo 
modo que en la naturaleza el consumo de los elementos y de las sustancias químicas es producción de la 
planta.” Ibíd. p. 23 
31 
 En ese sentido, todo lo que se produce, ya sea para consumirse, para producir o 
para permitir el acto del consumo, es hecho con el fin de manifestar los elementos 
necesarios que brinden a los humanos habitantes de determinado lugar, la capacidad de 
reproducir la vida, según los principios que están implícitos en su forma de ejercer la 
socialidad. En otras palabras, la cosmovisión de un pueblo en particular está objetivada en 
los elementos creados (producidos) para afirmar cierta forma de entender y ejercer la 
vida y relacionarse socialmente con los otros. De manera que, el ser un ser humano 
significa crear literalmente los elementos del mundo donde se ha de habitar, crear formas 
de representación, de creatividad e imaginación social. Con su mente y su trabajo, el ser 
humano produce y reproduce formas de ser, formas de estructurar un sujeto social . En 
una mezcla de historia, experiencia, pensamiento, técnica y entes materiales en relación, 
se logran concretar los mundos que las criaturas culturales arrojan con su trabajo de 
regreso hacia la Naturaleza. La Naturaleza es tomada y reconfigurada a manera humana, 
según las necesidades que manifieste el grupo social que trabaja, de acuerdo a las 
exigencias históricas de su cultura, plasmadas en su forma de producción. 
 Bolívar Echeverría, en su texto Definición de la cultura dirá que este movimientoconstituye una transnaturalización, una especie de rebelión contra la forma que la 
naturaleza dio originalmente a la existencia humana. La toma de conciencia sobre sí, la 
salida de la animalidad, el pecado original que constituye el fundamento de la auto-
transformación histórica a la que está sujeto lo humano, “la hybris de lo humano”21 
 
 “Ser como Dios”, trascender la naturalidad, hacer de ella apenas la plataforma de partida de otra 
necesidad – una necesidad contingente, artificial – : ésta es la hybris de lo humano, su “pecado 
original”.
22 
 
 En algún momento lejano de la prehistoria, los pre-homínidos paleolíticos 
comenzaron a conservar en sus prácticas las experiencias pertenecientes a las vidas de los 
miembros muertos de sus comunidades y supieron preservarlas por generaciones. 
 
21
 Echeverría, Bolívar, Definición de la cultura, Itaca-FFyL de la UNAM coedición, 2001, México D.F. p. 
150 
22
 Ibidem. 
32 
Comenzó a generarse con ello una memoria que atravesaría la muerte, un sujeto social 
que cobraría conciencia de su propia reproducción. Con esta memoria fue posible quebrar 
la “doctrina impuesta” por la animalidad, la identidad instintiva dada por la naturaleza a 
cada uno de sus hijos. La ruptura del proceso casi inmutable de la reproducción del 
animal, dio lugar en el humano a un diálogo que entablaría consigo mismo durante la 
duración de la historia. El cual, por medio del proceso de producción y consumo, y del 
contacto de unas generaciones con las siguientes fue acumulando experiencia y 
perspectivas de relación con el mundo, a través del transcurrir acumulativo de las vidas. 
Por medio del diálogo sostenido por generaciones, los humanos han propuesto en cada 
uno de los pueblos que han sido y son, modos distintos de ver el mundo y de 
transformarlo, así como también, de producir y consumir. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Los mensajes se transmiten en el ambiente generado por las relaciones inter-
subjetivas en el interior de una sociedad, también a través de los objetos y las técnicas 
utilizadas para la reproducción vital, al igual que por medio de todas las prácticas 
 
 
 Imágenes: Izquierda, Karl Marx (1818-1883); Derecha, Bolivar Echeverría (1941-2010) 
 
33 
aprendidas y heredadas. Con la reproducción, la transformación y la recreación de la 
herencia cultural, el mensaje portador de una forma de ser humano se transmite de uno 
a otro y de una generación a otra en los procesos de intercambio, crianza y socialización. 
 En cada momento, la producción material y espiritual, re-actualiza la tradición y la 
manda en forma de producto hacia su destino, que está en algún consumidor que se 
afirmará y se transformará en el sentido en que el producto en cuestión propone 23. El 
punto importante a señalar es que esa re-actualización de la tradición que se basa en el 
diálogo productivo y consuntivo implica ya una transformación, una breve desviación del 
acto previo de producción que el actual intenta reproducir. Durante la producción, existe 
una “ruptura o décalage entre lo estipulado y su ejecución”24. Una breve diferencia que es 
introducida por la repetición y por la introducción a los procesos de siempre otros nuevos 
sujetos productores que se encuentran invariablemente en una situación distinta a la que 
se encontraba el sujeto productor original. 
 En ese sentido, lo heredado de las culturas paleolíticas ha sido re-elaborado y re-
configurado una y otra y otra vez, hasta generar los mundos humanos habitados 
actualmente. El momento clave fue el instante hipotético donde uno o varios sujetos 
productores pre-humanos se apropiaron del proceso de reproducción vital e introdujeron 
en él una nueva propuesta de realización para su colectividad social, transformando la 
forma de la reproducción natural e introduciendo en ella, el diálogo y la reflexión que iría 
construyendo un sujeto social en constante reconstrucción y transformación. Esa 
transformación implicó una re-formulación persistente del sistema productivo en sus 
expresiones materiales y culturales, la cual, introdujo en él, nuevas propuestas de 
afirmación de la vida, incrementando así las posibilidades de realización de lo humano e 
inaugurando el abanico de posibilidades de ejercicio vital que el hombre ha generado a lo 
largo de su historia. 
 
23
 Producción implica todo acto de transformación del medio, para otorgarle una forma humana. El 
pensamiento y las ideas, como también las palabras y la historia, son producidos al igual que los medios de 
subsistencia. La mayoría de la producción espiritual proviene de los muertos, pero sólo los vivos son los 
encargados de su reproducción. 
24
 Ibidem. 
34 
 A partir de entonces, el diálogo social se convirtió por medio de las relaciones 
productivas de todo tipo, en el terreno de la transmisión de prácticas y de significaciones 
donde los unos transforman a los otros y a su vez son transformados por su relación con 
ellos. En un “juego de reciprocidades”25. 
 Así, 
Transnaturalizada, la individualidad gregaria se desvanece junto con su “inocencia”. El ser único 
singular se reconstruye y ratifica, pero en tanto que es re-posicionado como tal en un juego de 
reciprocidades con el ser igualmente único o singular de los otros, en una red de relaciones de 
interioridad que la convierte en una individualidad concreta, humana.
26 
 
 Por medio de una reflexión que ocurre con la transmisión de significaciones de un 
ser a otro, se construye una relación dialéctica, histórica y procesual. Donde el que emite 
las significaciones pone en ellas información que transforma a aquél que las recibe. El 
cual, al convertirse en productor, reformulará en cierta medida lo recibido y reproducirá 
en sus productos, el mundo que ha interiorizado. No sólo lo re-producirá en sus 
productos, sino y más importante, en todos aquellos con los que entabla un diálogo a 
través de ellos. 
 El sujeto social es entonces la suma de una colectividad que se identifica con y es 
heredera de una tradición que le brinda los instrumentos físicos y conceptuales para 
modificar a la naturaleza, de una manera que le permita manifestar los elementos 
materiales y espirituales que son necesarios para reproducir la vida vista dentro del 
diálogo productivo/consuntivo que ha generado la tradición a la que pertenece. El 
proceso de reproducción social, implica una constante re-formulación de lo planteado en 
los procesos productivos anteriores. Esta reformulación es el fundamento ontológico de la 
transformación histórica de los pueblos y de la diversa gama de formas de ser humano. 
 Todo lo anterior está planteado en el terreno abstracto de la reproducción social 
en general. El decirlo es con el objeto de explicar, desde la perspectiva de Marx, que la 
cosmovisión de cualquier pueblo está objetivada en los elementos que éste produce para 
su afirmación vital. En ese sentido, podríamos afirmar que, si un pueblo modifica su 
 
25
 Ibíd. p. 151 
26
 Ibidem. 
35 
forma y objetivos de producción, transforma con ellos su cosmovisión. Ya que al 
cambiarlos, reestructura su relación con la naturaleza, y al hacerlo, reconfigura los 
objetos y el sentido que los objetos cobran al ser utilizados para la escenificación que el 
hombre impone como cultura al espacio natural. 
 Con la reflexión y el análisis de estos elementos, nos acercaremos ahora al proceso 
concreto de la mundialización de la forma de producción que se generó en la Europa 
moderna durante los últimos siglos, veremos como su difusión global ha implicado una 
paulatina y constante homogeneización en la forma y el sentido de la reproducción social 
en los principalesasentamientos humanos a lo largo y ancho de la Tierra. 
 
 
La mundialización del modelo europeo de vida. 
 
1 
El decaimiento del modelo cosmológico de las esferas celestes y el lugar natural, que 
comienza durante el Renacimiento debido a la paulatina aceptación de la propuesta 
cosmológica copernicana, implicó un giro de 180 grados en la forma en la cual los 
europeos se situaron el mundo. Ésta revolución inauguró una época donde el europeo 
asumiría conscientemente el papel del otorgador de sentido a los espacios que lo 
rodeaban. Se transformó desde un ser determinado por la posición unívoca que 
guardaban todas las cosas en el universo ptolemáico, hacia un ser que exige una 
transformación constante, tanto de sí, como del espacio que habita y modifica por medio 
de su actividad humana. Como indica Luis Villoro: 
 
Al perder el centro, al dejar de tener un sitio dentro de un orden establecido, el hombre es lo que, 
con su virtud, forja de sí mismo, entonces está sujeto constantemente al riesgo, a la insegurid ad de 
la libertad. (...) Los humanistas del Renacimiento descubren que el hombre es capacidad de 
disrupción.27 
 
 
27
 Villoro, Luis. Op. Cit. p. 33 
36 
 Hasta entonces, la sabiduría revelada explicaba el ser de las cosas, la divinidad era 
el garante de la inmutabilidad del mundo. Pero al introducirse la duda acerca de la 
identidad existente entre la sabiduría antigua o revelada y la realidad, podríamos decir 
que los europeos comenzaron a perder su confianza en la palabra divina y en la de los 
sabios antiguos, pues hicieron evidente por medio de cálculos matemáticos, que los 
conocimientos revelados podrían estar completamente equivocados. Por este camino, el 
hombre europeo comenzó una transición que ha durado siglos, en la cual, dejó de sentirse 
atado a un orden determinado, propio de una visión cósmica del mundo y comenzó a 
generar e imponer, a través de sus conocimientos efectivos, una cosmovisión que 
proviniera de él mismo, y que por ello, fuera más confiable. Es ahí en donde surgió el 
papel de la ciencia como garante del conocimiento, gracias a s u carácter metódico, 
racional, corroborable y progresivo. 
 
... un cambio de actitud que estará a la base de la ciencia moderna: la sustitución de la veneración 
de los antiguos por la confianza en la propia observación guiada por la razón.
28 
 
 Toda determinación fue enfrentada ya no como un rasgo inmutable del 
funcionamiento cósmico, sino asumida como un reto para ser racionalizado, superado y 
domesticado en función de las intenciones que el ser humano quisiese imponerle. 
 Lo que antes fue una parte inteligente y privilegiada del universo sujeta a su 
función cósmica, se transformó en un ente inteligente y libre en busca de los límites de su 
recién adquirida conciencia histórica. A partir del Renacimiento, los límites del mundo 
europeo fueron superados sistemáticamente una y otra vez en todos los ámbitos del 
ejercicio humano. Los límites geográficos del mundo conocido; los límites tecnológicos de 
lo que era posible realizar; los límites morales y religiosos; los de las formas de producir; 
consumir e intercambiar, lo cual transformó y amplió las fronteras sociales y políticas en 
cuanto a la organización y la legitimación de los gobiernos, como también; las relaciones 
sociales de producción, de consumo y de intercambio. 
 
28
 Ibíd. p. 50 
37 
 La libertad que adquirieron los europeos con su nueva visión del mundo y de la 
vida, destruyó el compromiso cósmico que unía a su todo por medio de un rol específico 
en una relación colectiva. Los roles sociales sujetos al lugar de nacimiento, propios del 
sistema gremial del feudalismo se fueron volviendo obsoletos. Pues al perderse el centro, 
cada humano se volvió uno. La voluntad del individuo y ya no la del conjunto social se 
convertiría con el tiempo en la base de la legitimación de todo y la realización personal de 
cada humano, en el ideal que alimentaría la motivación de las acciones y de las prácticas 
por realizar. 
 
Cada quién, para realizarse como hombre, debe pasar de la sumisión heterónima a los dictados 
ajenos al pleno uso de su responsabilidad moral; el hombre es autolegislador,la ley moral radica en 
el interior del hombre y no puede cumplirse más que por obra de la voluntad libre. (...) Desde 
entonces el individualismo será un rasgo de la modernidad
29
. 
 
 La modernidad europea implicó un gran cambio cualitativo en la forma de ejercer 
el proceso de la reproducción social, pues el sentido del diálogo establecido entre la 
producción y el consumo se vio radicalmente transformado por la transición histórica, que 
implicó el paso desde una visión cósmica del mundo, sujeta a un centro y al lugar natural 
de los entes, hacia una visión indeterminada del mundo, sujeta a la libertad, el 
antropocentrismo y el progreso. 
 La transformación de la forma de vida humana sucedió de la mano de la escalada 
social de la Burguesía, que a finales de la Edad Media comenzó a desarrollarse 
paralelamente al sistema económico y político feudal. Ésta entonces incipiente clase 
social, encarnó un nuevo espíritu basado en ideas como el liberalismo y la 
autodeterminación, las cuales marcarían el destino de sus integrantes como “hombres de 
empresa”, como humanos libres en busca de la construcción de su propio destino. 
 Comerciantes, artesanos, exploradores, científicos, banqueros y políticos 
burgueses comenzaron a ganarse un lugar dentro de la pirámide social y con su infl uencia 
lograron la consolidación de estados nacionales y su posterior reconfiguración como 
 
29
 Ibíd., p. 87 
38 
repúblicas. Logrando así revolucionar todo el orden económico-político del feudo y el 
derecho divino. 
 Al respecto, Marx hace referencia a esta transición en el Manifiesto del partido 
comunista. 
 
Cada una de las etapas de la evolución de la burguesía fue acompañada de un progreso político 
correspondiente. Clase oprimida bajo el dominio de los señores feudales, asociación armada y 
autónoma en la comuna; aquí ciudades repúblicas independientes como en Italia y Alemania; allá, 
tercer estado tributario de la monarquía como en Francia; después en la época de la manufactura, 
contrapeso de la nobleza en la monarquía de estamentos o absoluta; fundamento en general, de 
las grandes monarquías, la burguesía, desde el establecimiento de la gran industria y del mercado 
mundial, conquista, finalmente, en el moderno Estado representativo, el poder político exclusivo. El 
gobierno del estado moderno no es sino un comité administrativo de los negocios comunes de toda 
la clase burguesa.
30
 
 
 En cuanto a la forma de producción, la burguesía comenzará el tránsito desde la 
economía comunitaria feudal hacia una basada en la propiedad privada y la acumulación 
de bienes como un objetivo primordial de la actividad económica. 
 Durante el mercantilismo en los siglos XVI y XVII, la industria manufacturera 
burguesa se convertirá en el fundamento económico de las monarquías absolutas, y la 
acumulación de metales dentro de las naciones en la estrategia hegemónica. El 
colonialismo y la apertura de nuevas rutas marítimas fueron factores que impulsaron la 
instauración de un mercado mundial. Que en el siglo XVIII se desarrollaría aún más con el 
paso al liberalismo económico y la revolución industrial, los cuales, a su vez posiblitaron la 
consolidación de una economía basada en el capitalismo y en el comercio entre actores 
privados. 
 Por medio de la transición política y económica, la clase burguesa logró imponerse 
como la clase dominante en la Europa del siglo XIX y en sus colonias. El liberalismo 
económico constutuyó el éxito de la revolución económica de la clase burguesa,así como 
la instauración de las repúblicas modernas, constituyó el éxito de la revolución política. 
 
2 
 
30
 Marx Karl, Manifiesto Comunista, Ediciones Suramérica, Bogotá, 1960, p. 24 
39 
A partir del Renacimiento barcos cargados con el nuevo espíritu europeo salieron a 
explorar todos los rincones de la tierra, los otros mundos humanos fueron interpelados 
poco a poco por estos nuevos hombres que se reconocían destinados a imponer su 
voluntad a lo que se pusiera en su camino. Durante los próximos siglos, los europeos 
establecerían colonias en todos los continentes. Por medio del comercio, la ciencia, la 
guerra y la religión, fueron introduciendo su visión del mundo en todos los lugares donde 
ejercieron su influencia. 
 Primero fue en América durante la conquista y la colonia en los siglos XVI, XVII y 
XVIII. Prácticamente todo el territorio americano cayó bajo el control de varios pueblos 
europeos. La economía, la tecnología, la política, el estilo de vida, el idioma, el calendario, 
el alfabeto, la religión, las tradiciones culturales y los valores de los habitantes 
américanos, fueron transformados por el contacto con los invasores modernos que 
llegaron a imponer formas políticas y económicas a la usanza europea. 
 El control gubernamental sobre el “Nuevo Mundo” duraría hasta finales del siglo 
XVIII y principios del XIX, pues las ideas modernas e ilustradas que gestarían cambios 
políticos en Europa, también tendrían influencia en sus colonias. Para finales del XVIII los 
sentimientos nacionalistas de los criollos en conjunción con los indígenas, los mestizos y 
los esclavos, que buscaban libertad, dignidad y respeto a sus formas de vida, encabezaron 
movimientos de independencia que a lo largo del siglo XIX establecieron gobiernos 
republicanos en la mayoría de los territorios americanos. 
 Aunque independientes, los países de América quedaron marcados en adelante 
por la influencia y las ideas europeas. La organización política y económica que 
establecerían desde entonces tendría su origen en el pensamiento generado en “viejo 
continente”. Es preciso tambien decir que durante el desarrollo de las repúblicas 
americanas ha habido una constante intervención de los intereses económicos europeos y 
estadounidenses, prolongando de esa manera una forma velada de colonialismo que no 
ha permitido nunca la verdadera independencia política y económica de las naciones 
latinoamericanas.31 
 
31
 Véase: Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América latina, Siglo XXI, México, 2002. 
40 
 A principios del siglo XIX los países de Europa noroccidental se encontraban en un 
violento desarrollo de sus capacidades industriales y en una constante competencia por 
los mercados y las maerias primas. Su desarrollo económico había sido impulsado 
fuertemente por las colonias americanas, pero al perder el control político de esos 
territorios a causa de los levantamientos independentistas de América, su revolucionada 
máquina productiva capitalista se vio parcialmente obstaculizada y urgentemente 
necesitada de nuevas fuentes de material y trabajo. Estas necesidades, al igual que la 
intención de establecer una red de comercio mundial movieron a las economías europeas, 
en especial a las protestantes, a la conquista y repartición del continente africano, así 
como también a la búsqueda de colonias en Asia y los mares orientales. Este proceso es 
conocido como el colonialismo europeo del siglo XIX. 
 
 
 
 Las nuevas colonias en Asia y 
África, al igual que las incipientes 
repúblicas américanas que se 
configuraron económicamente para 
satisfacer las necesidades de la 
producción y del mercado europeo, 
fueron el fundamento de su 
desarrollo económico y sirvieron 
también como enclaves comerciales 
estratégicos para la instauración del 
mercado mundial. 
 Europa se benefició directamente de sus nuevas colonias por un tiempo, pero ya 
en el siglo XX, después de la segunda guerra mundial comenzaría una nueva ola de 
movimientos independentistas, en la cual, la mayoría de la naciones del mundo 
 
 
 Imagen: Caricatura del imperialismo inglés. 
41 
conseguirían su independencia política. Sin embargo, los movimientos independentistas y 
reformadores que surgieron entonces estarían también influenciados profundamente por 
el pensamiento europeo. Sus economías, como las de los países americanos, quedarían 
marcadas por la dependencia económica generada durante el periodo colonial. No 
obstante, algunas naciones de la época atendieron las críticas de Marx a l capitalismo 
moderno y siguendo el camino inaugurado por Rusia intentaron un modelo socialista. 
 Para la segunda mitad del siglo XX la mayoría de los órdenes políticos y 
económicos que regían la vida de los hombres en los cinco continentes estaban 
concebidos en términos emanados del espíritu europeo moderno. Las formas de gobierno 
tradicionales propias de las culturas de los distintos territorios del mundo fueron 
desplazadas, reprimidas y sólo en algunos casos valiosos y excepcionales, ejercidas como 
la resistencia de los pueblos no europeos ante el implacable avance de la modernización 
que se extendía sobre todos los territorios del planeta.32 
 En esos tiempos el mundo se dividió en un conflicto internacional conocido como 
la guerra fría, que ya se venía gestando desde la formación de la U.R.S.S. Tras la primera 
guerra mundial, y que tenía su orígen en la incompatibilidad de dos maneras de entender 
y llevar a cabo el proyecto moderno de la articulación política y económica de las 
naciones. Por un lado estaba el capitalismo, abanderado por los Estados Unidos de 
América y sus aliados europeos, por el otro, el socialismo, representado por la U.R.S.S. y 
los incipientes países socialistas. La rivalidad entre ambos sistemas dio lugar durante la 
segunda mitad del siglo XX a varias guerras e intervenciones militares, políticas y 
económicas a lo largo y ancho del mundo. Los conflictos terminaron cuando la U.R.S.S. 
cedió ante las presiones de las crisis internas y del capitalismo internacional, el muro de 
Berlín cayó (1989) y las repúblicas soviéticas se abrieron a la dinámica neoliberal del 
mercado global capitalista. 
 
32
 Véase al respecto, La Sexta declaración de la selva lacandona, emitida por el EZLN el 13/11/2005: 
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2005/11/13/sexta -declaracion-de-la-selva-lacandona/ 
 
 Imagen: Foto, Harald Schmitt “Lenin, caido del pedestal”. Vilnius, Lituania 15-9-1991 
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2005/11/13/sexta-declaracion-de-la-selva-lacandona/
42 
 Para la última década del siglo XX la inmensa mayoría de los territorios del mundo, 
se encontraban dentro de un país con un régimen político moderno que detentaba una 
forma de producción capitalista. 
 Este breve recorrido histórico, nos sirve para ver que en un lapso de alrededor de 
500 años, la modernidad europea fue difundida por todo el planeta, influenciando en 
mayor o menor medida a prácticamente todos los pueblos sobre la tierra. 
 Con lo dicho, someramente podemos empezar a vislumbrar el sentido de la 
homogeneización de la que habla este capítulo, que es literalmente, la mundialización de 
las ideas europeas acerca de la organización política y económica. Pero entre todas las 
ideas y prácticas que se difundieron por el mundo, hay una en particular en la que es 
preciso profundizar acerca de la expansión de las ideas económicas modernas. Esta 
práctica, ha violentado profundamente las identidades tradicionales de las naciones y ha 
transformado radicalmente el objetivo y la forma de vida de los pueblos que ha 
influencíado, al punto de que ha sido capaz

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