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Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Filosofía y Letras Colegio de Filosofía El arte y el ser en Justino Fernández: Una estética de lo mexicano Informe académico por artículo académico que presenta el alumno Manuel Alejandro Trejo Trejo Para optar por el título de Licenciado en Filosofía Asesor: Mtro. Rogelio A. Laguna García Febrero de 2015 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Índice Agradecimientos ………………………………………………………………….…...3 Introducción ……………………………………………………………………...........4 Objetivos del informe de artículo académico .…………………………..…...…….5 Objetivos del proyecto en el que se desarrolla el artículo académico ……....….5 Justificación del artículo académico ………………………………...……………...5 Antecedentes del tema de investigación ..…..……………………………………..7 Objetivos del artículo …………………………………………………………………7 De la investigación y la redacción …………………………………………………..7 Metodología ……………………………………………………………………………9 Cronograma……………………………………………...…………………………...11 Comentarios finales …………………………………………………………………11 El arte y el ser en Justino Fernández: Una estética de lo mexicano …………..13 Bibliografía ……………………………………………………………………………32 3 Antes de todo comienzo es preciso para mí agradecer a quienes, de algún modo, fueron parte fundamental de este trabajo: A mis padres y a mi hermana que siempre han sido incondicionales, a Rogelio que me brindó su amistad, su tiempo y su pensamiento, a mi gran amigo Camello que siempre me ha brindado su fuerza cuando me ha hecho y, finalmente a otro gran amigo, Alonzo, que siempre ha sido un maestro y un horizonte. Quede pues, plasmado mi agradecimiento en estas líneas y dedicado a todos ellos este trabajo. 4 Introducción En el marco del Seminario de Pensamiento en Español de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México fue presentada una ponencia con el título “Justino Fernández: El hombre y la estética”, la cual expuso un panorama general del pensamiento estético del filósofo Justino Fernández y su análisis acerca del arte mexicano. Debido al interés que suscitó el autor y al poco tratamiento filosófico de su pensamiento en la literatura especializada, es que buscamos llevar a cabo un análisis más profundo de su pensamiento, mediante la elaboración de un artículo académico que pudiera al mismo tiempo aplicar para la obtención del título de Licenciado en Filosofía. El presente informe da cuenta de cómo se ha realizado el artículo académico, el cual profundiza en el trabajo estético del autor y desarrolla conceptos que permiten arrojar luz sobre las categorías que éste presenta para el análisis del arte mexicano. El artículo referido lleva por título “El arte y el ser en Justino Fernández: Una estética de lo mexicano” y será publicado en la revista Destellos de pensamiento en español, editada por el seminario antes mencionado.1 En este trabajo nos hemos propuesto: -Exponer la metodología de investigación para realizar un artículo académico dentro de un proyecto colectivo. -Reflexionar cómo se genera el conocimiento filosófico y cómo se puede realizar en una comunidad de investigación. -Reflexionar sobre la metodología y el proceso de investigación en el quehacer académico filosófico. -Determinar las principales directrices de investigación de un artículo académico. Así como el proceso de dictaminación y corrección para su publicación. -Obtener una formación académica superior que permita un óptimo desarrollo profesional. -Lograr un artículo para su publicación en la revista Destellos -Obtener el título de Licenciado en Filosofía. 1 La revista puede ser consultada en la página: http://destellos.filos.unam.mx. 5 Objetivos del proyecto en el que se desarrolla el artículo académico El Seminario de pensamiento en español es un proyecto de investigación de la FFyL de la UNAM (PIFFyL 2013 024) que desde 2013 busca responder a la necesidad de profundizar en la herencia del pensamiento en habla hispana. De ahí que sus líneas generales de investigación sean: pensadores en español, el español como lengua filosófica, las relaciones entre pensadores de diversas naciones hispanohablantes. Además de la investigación, el seminario tiene por meta la difusión y la integración de nuevos miembros al programa y tema de investigación, teniendo como plataforma principal la Revista Destellos, además de libros colectivos, lectura de ponencias, coloquios y cursos. Justificación del artículo académico Hipótesis del artículo Partimos del supuesto de que el pensamiento estético de Justino Fernández permite ubicar al arte mexicano, así como la reflexión filosófica sobre el mismo en un plano histórico universal, de manera que, bajo el análisis estético del arte mexicano es posible una aprehensión de los intereses vitales de un espíritu local, los cuales nos permiten comprender y enmarcar dicho espíritu dentro del sentido histórico universal. Planteamiento del problema Poco se conoce, la figura y el trabajo de Justino Fernández, sin embargo, ya sea por su casi obsesivo trabajo editorial o bien por su no menos importante visión y reflexión originales respecto al análisis del arte Mexicano, la figura de Justino Fernández resulta relevante para la historia de las ideas estéticas en México, ya que podemos decir, con toda certeza, que es la primera gran reflexión que se hace del arte mexicano en su conjunto. El trabajo de Justino Fernández es entonces una contribución a la historia de las ideas, su trabajo es una construcción historia de las ideas estéticas sobre el arte mexicano, actividad considerada por él como la estética misma, la cual, piensa él, no puede ser en ninguna de sus partes una indagación sobre la belleza pura, esencialista, sino por el contrario, nos dice: “sobre las bellezas impuras, históricas y particulares […] pues no hay arte sin 6 sus bellezas particulares.”2 Lo que Justino Fernández entiende entonces por estética es un estudio de todas las ideas que han definido a esta materia, es decir, la creación de una historia de las ideas. Para él el arte no puede ser una belleza absoluta. La universalidad del arte se torna entonces problemática y limitada, mas, nos dice: “crear la posibilidad de un diálogo es crearla para todos, para todos aquellos cuya finalidad lo haga posible.”3 Hablar de arte mexicano es, en todo momento, problemático, y de una u otra forma requiere una generalización, y es justo en esta generalización donde lo problemático se asoma. Sin embargo, si bien debe entenderse por México en sentido estricto el país y el pueblo conformado dolorosa y azarosamente a partir de su independencia en 1910, México, dice nuestro autor: “en su sentido más general y común hoy día, significa tanto sus pasados como su presente y su futuro”. 4México es entonces el conjunto de sus etapas históricas: la indígena, la novohispana y la independiente, en esta última podemos hablar de dos momentos, el moderno y el contemporáneo. Estas etapas históricas, piensa Fernández, son realidades fluidas y cambiantes que han formado a través del tiempo artes tan variadas que producen la misma cantidad de bellezas. Lo indígena y lo español están presentes en la conciencia histórica del mexicano y, si bien lo están en grados diferentes, en última instancia esto denota un ser particular cuya tensión intrínseca es la de ser o no europeo que va más allá y que en sentido amplio se observa como un problema cultural donde cinco siglos de nuestra historia nos hacen formar parte de la cultura Occidental a la cual, sin embargo, somos siempre distintos de algún modo. Por todo esto, dice Justino Fernández: “cabe hablar de ‘arte mexicano’, a sabiendas de la convención que significa; y al fin y al cabo este mundo está lleno de convenciones, mas hay que ser conscientes de ellas.”5 2 Fernández, Justino, Estética del Arte Mexicano, México, IIE-UNAM, 1990., Pág. 7. 3 Idem. 4 Idem. 5 Ibid. Pág. 8. 7 Antecedentes del tema de investigación Son pocos los trabajos que retoman el pensamiento de Justino Fernández y su trabajo estético sobre el arte mexicano. En términos de un abordaje que pretenda ser crítico y sistemático. Se cuenta tan sólo con dos compilaciones de ensayos que fueron escritos en el marco de homenajes al autor: A Justino Fernández: Homenaje (1966) y Del Arte. Homenaje a Justino Fernández (1977), los cuales abordan de manera muy breve las ideas de Fernández, sin ahondar en sus categorías ni desarrollar conceptos que pudieran arrojar luz sobre su trabajo. De igual manera se tiene una tesis acerca del autor que lleva por título “Justino Fernández: una aproximación a su historia del arte” que, a nuestro parecer no pasa de un trabajo monográfico poco claro en sus objetivos y en su desarrollo. Existe también, una ponencia de Álvaro Matute que fue escrita para el Congreso Internacional de Muralismo. San Ildefonso, cuna del Muralismo Mexicano: reflexiones historiográficas y artísticas, la cual es, a nuestro juicio, el tratamiento más “completo” que se ha hecho del pensamiento de nuestro autor. Por último, no podemos olvidar el número 42 de la revista Anales que, con motivo del aniversario luctuoso de Justino Fernández, dedicó su número completo a la memoria del autor. Objetivos del artículo Llevar a cabo un análisis crítico del pensamiento estético de Justino Fernández que permita comprender mejor su extenso trabajo respecto al arte Mexicano. De la investigación y la redacción Al comienzo de la elaboración de la investigación, teníamos pocas referencias acerca de la vida de nuestro autor, así como de su trabajo. Las referencias inmediatas que poseíamos eran una sala del Palacio de Bellas Artes que lleva su nombre, un aula de la Facultad de Filosofía y Letras y la biblioteca del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE). Del conocimiento de sus obras, sólo nos eran cercanas sus obras más representativas que se engloban en un solo libro que lleva por título Estética del arte Mexicano, sin embargo nos era desconocida la extensa actividad que nuestro autor llevó a lo largo de su vida como crítico de arte, editor, escritor, artista, profesor y director del IIE. Si bien este desconocimiento se debía al mínimo acercamiento que teníamos hacia 8 nuestro autor, no es menos cierto que en igual o mayor medida se debe a la poca atención que la historia de la filosofía mexicana ha puesto sobre él y es que, el trabajo que se encarga de reflexionar sobre el pensamiento de Justino Fernández abarca apenas cuatro obras de las cuales, como veíamos más arriba, tres se centran en homenajes que por su naturaleza, poco aportan en la reflexión concreta y uno más que corresponde a una tesis de licenciatura que en su trabajo monográfico poco aporta acerca de la concepción filosófica del arte por parte de nuestro autor, que es, quizá, la cuestión principal, no sólo a lo largo de sus obras, sino que sería el eje conductual a lo largo de su vida. Así conforme la investigación avanzaba y conforme la necesidad de conocer más acerca del trabajo de nuestro autor crecía, el esclarecimiento de su pensamiento se volvió más complicado, no sólo por la gran cantidad de obras escritas por él, sino también por el poco interés que la filosofía mexicana ha puesto en el autor, al cual si bien se ha citado en repetidas ocasiones debido a la riqueza y extensión de su trabajo, poca ha sido la reflexión sobre su pensamiento, éste se ha pasado como una página más de un libro y obviar los alcances de un pensamiento es sepultarlo y sepultar con él toda posibilidad de reflexión. Por ello nos pareció importante darnos a la tarea de esclarecer no sólo el momento histórico que Justino Fernández está pensando, sino el camino de su pensamiento que, para ser sinceros, debemos decir que es sólo un camino insinuado, prolífico por supuesto, pero, como tal, es un camino que se detiene poco en señalar las huellas de su proceder, sea quizás también esa una de las razones por las cuales la historia, la cual se preocupa de recoger huellas no ha volteado con todas sus caras a la figura de Justino Fernández. Como mencionamos antes, los principales problemas en la elaboración de nuestro artículo se presentaron en la investigación. Es muy poca la bibliografía que existe acerca de Justino Fernández, no así la bibliografía que cita a nuestro autor, sin embargo, esta bibliografía obvia el trabajo filosófico y reduce la obra de Fernández a un trabajo taxonómico del arte. Otra de las dificultades que se nos presentaron en la investigación está relacionada con la forma en la que nuestro autor presenta y desarrolla sus ideas en sus obras, pues si bien existe una exposición personal de su pensamiento estético, ésta es muy general y se reduce a una introducción que él mismo, nos dice, es su credo filosófico respecto al arte. La mayor parte del artículo se desarrolló bajo 9 un análisis interpretativo que intentó identificar tanto las fuentes como las categorías a las que Fernández se atiene en sus trabajos de crítica del arte mexicano y no sólo mexicano. Debemos decir también que las dificultades que se nos presentaron nos trajeron nuevas oportunidades, sobre todo referidas al aspecto metodológico, pues la exigencia de información nos hizo agudizar nuestro sentido de búsqueda. Metodología • Planteamiento del tema y delimitación bibliográfica. Se planteó como primer punto llevar a acabo un esclarecimiento de las fuentes de las que abreva Justino Fernández para la formulación de su pensamiento crítico respecto a la experiencia estética y en particular respecto al análisis del arte y especialmente del arte mexicano. En esta delimitación encontramos a autores como Ortega y Gasset, Heidegger, Edmundo O'Gorman y en un plano central, sin estar referenciado de manera directa por parte de nuestro autor, a Wilheim Dilthey. • Redacción y lectura de una ponencia que permitiera presentar el tema ante los colaboradores del Seminario de Pensamiento en Español para su posterior discusión. En la base del artículo se encuentra la redacción de una ponencia que llevaba por título "Justino Fernández: El hombre y la estética”, la cual tenía la intención de exponer de manera general la vida y el pensamiento del autor. Esta ponencia fue leída a los compañeros del seminario y posteriormente discutida por los mismos, llegando a la conclusión de que era necesario ahondar más en el temae intentar una redacción más extensa que permitiera ampliar la exposición del autor y su pensamiento. Así, se pensó en un artículo cuya finalidad fuera poner de relieve las características más relevantes del pensamiento estético de nuestro autor, poniéndolo al mismo tiempo en discusión con uno de los autores que nos parece están presentes de manera central en su reflexión, Wilheim Dilthey. • Sugerencias y correcciones por parte de los colaboradores, así como la elaboración de una nueva versión que comprendiera todas las observaciones y correcciones. Se realizó una nueva redacción bajo el 10 formato de artículo académico. El artículo fue leído nuevamente en una sesión del seminario para una nueva discusión y formulación de sugerencias y correcciones. • Presentación de la versión corregida ante los colaboradores del seminario para la realización de nuevas observaciones que permitan la elaboración de una versión más completa del artículo académico. Se presentó una nueva versión que permitiera generar observaciones finales para su posterior corrección y la redacción de una versión preliminar que nos permitiera inscribir el proyecto a la modalidad de titulación de informe académico por artículo académico. • Consideración de bibliografía complementaria y delimitación de la misma. Una vez inscrito el proyecto fue necesaria una revaluación del artículo, así como de las fuentes consideradas para la redacción del mismo. Se agregaron fuentes secundarias que permitieran un mejor planteamiento del problema y se quitaron aquellas que, a nuestro parecer, tenían poco o nada que aportar y que podían llevar la exposición a una extensión innecesaria. • Elaboración de artículo académico e informe del mismo. Una vez replanteada la situación llevamos a cabo la redacción final preliminar del artículo. Esta versión preliminar será enviada a los sinodales para su evaluación y comentarios. De igual forma se redactó el presente informe con la finalidad de dar cuenta de cómo fue la elaboración de nuestro artículo. • Presentación ante sinodales. Se presentó ante los sinodales una redacción final preliminar para que los sinodales pudieran evaluar el proyecto y presentar comentarios y sugerencias al trabajo. • Corrección con los comentarios hechos por los sinodales. Se tomaron en cuenta las correcciones y se hicieron los cambios pertinentes. • Redacción de una versión final de artículo para su publicación así como del informe sobre el mismo. Una vez que los comentarios y correcciones fueron incorporados, se llevó a cabo la elaboración final tanto del artículo como del informe para su presentación con cara al examen profesional y también para su dictaminación para publicación. 11 Cronograma de trabajo -Asistencia al seminario de pensamiento en español septiembre-noviembre de 2014. -Noviembre 2014 redacción preliminar de artículo e informe. -26 de noviembre de 2014 inscripción de FEP 1. -14 de enero de 2015 inscripción de FEP 2. -18 de febrero de 2015 inscripción de FEP 3. -19 de febrero de 2015 entrega de versión final a sinodales y comité de dictaminación para publicación de la revista Destellos. Asignación de fecha para examen profesional (25 de Febrero de 2015). Comentarios finales La elaboración del artículo que se presenta a continuación requirió de una gran paciencia en la búsqueda de información, si bien, líneas más arriba hemos mencionado la dificultad para rastrear las fuentes a las que Justino Fernández retoma para la formación de su pensamiento y su análisis del arte mexicano, es necesario recalcar la desatención que la historia de la filosofía mexicana tiene sobre este autor, desatención que se extiende, seguramente, a una gran cantidad de filósofos nacionales o de habla hispana en general. El artículo y el informe que presentamos intentan señalar algunos de los huecos que existen en la filosofía, los cuales para ser llenados requieren de la generación de reflexiones y por ello contenidos sobre esta filosofía que ha quedado en los márgenes del pensamiento y a las cuales inevitablemente llegamos tarde, a veces demasiado, como para poder actualizarlas y nutrirnos de ella. Por último nos resta decir respecto a la obra de Justino Fernández, pero también de manera a extensiva a otros autores de nuestra tradición que, los archivos muertos, son imposibles para la historia y si algo nos ha dejado a este trabajo es la posibilidad de afirmar que la historia sólo se hace frente a lo vivo, sólo en el terreno de la empatía con lo vivo se desarrolla el conocimiento, de tal manera que, la urgencia que se pone de relieve en este trabajo es la de llamar a la vida a nuestra historia, tan desconocida, lamentablemente, para así otorgarle el justo valor y tal vez descubrir en ella una nueva forma de existencia. La falta de atención a este tipo de autores no tiene su justificación, 12 nos parece, en la falta de vigencia de su pensamiento o la inviabilidad de sus propuestas, sino en la incomprensión de una historia propia, es decir, la falta de reconocimiento dentro de una tradición propia, que nada tiene que ver una exigencia dogmática, o bien, con una resistencia neurótica propia de la desesperanza que lleva a afirmaciones de pequeñas identidades que se desvanecen en su frenético resistir, sino más bien con la comprensión de que el pensamiento se realiza en presencia de la vida y que la vida es propia de sus formas particulares. Nos parece que ese es el mayor aprendizaje que deja la redacción de un trabajo basado en un autor como Justino Fernández y que, esperamos, quede plasmado o al menos esbozado en las siguientes líneas. 13 El arte y el ser en Justino Fernández: Una estética de lo mexicano Resumen El presente trabajo busca llevar a cabo un análisis crítico del pensamiento estético de Justino Fernández con la finalidad de explicar cómo es que el arte como revelador de intereses vitales históricos da cuenta del ser mexicano y permite ubicarlo dentro de un sentido histórico universal. Palabras claves Belleza, Dilthey, obra de arte, historicismo, intereses vitales. Introducción Poco se ha reflexionado sobre la propuesta estética de Justino Fernández, sin embargo, ya sea por su casi obsesivo trabajo editorial o bien por su no menos importante visión y reflexión original respecto al análisis del arte mexicano, la figura de Justino Fernández resulta relevante para la historia de las ideas en México, pues en gran parte de lo que se escribió acerca del arte mexicano en nuestro país y en el extranjero entre 1936-1972, estuvo inmerso de alguna forma, ya sea como articulista, asesor o editor. El presente artículo tiene por objetivo la exposición y crítica de la propuesta estética de Justino Fernández, el cual, como se advertía al inicio, llevó a cabo un extenso trabajo en torno al arte mexicano. Partimos de la hipótesis de que el pensamiento estético de Justino Fernández permite ubicar al arte mexicano, así como la reflexión filosófica sobre el mismo, en un plano histórico universal. De manera que, bajo el análisis estético del arte mexicano es posible una aprehensión de los intereses vitales de un espíritu “local”, los cuales nos permiten comprender y enmarcar dicho espíritu en el movimiento de un sentido histórico universal. La hipótesis bajo la cual se enmarca este artículo considera además que el pensamiento estético de Justino Fernández puede ser puesto en discusión con la filosofía historicista, especialmente, la diltheyana, en tanto que éste supone que la forma bajo la cual el arte puede ser aprehendido, es la forma de la reflexión filosófica, es decir, una reflexión estética que encuentra en el análisis histórico las formas en las que el espíritu 14 se desdobla y recuperapara llevar a la conciencia la verdad de sí mismo. Es en este recorrido donde se encuentra que, lo que el arte lleva a cabo es un desdoblamiento sensible del espíritu que le permite, en su recuperación, reconocerse de una forma más rica en su camino hacia un sentido universal del espíritu, y que sólo a través de una crítica de la razón histórica y la imaginación es posible comprenderlo. Lo que el arte revela como forma sensible son los intereses vitales del espíritu, el arte como desdoblamiento sensible, revela a los hombres los intereses vitales bajo los cuales se construye el drama de la vida. Esto es lo que Justino Fernández, según nuestra postura, retoma del pensamiento diltheyano.6 Para Justino Fernández el arte es un revelador de los intereses vitales del hombre en el drama de la existencia, mas, sólo bajo el análisis estético e histórico es posible aprehenderlos, pues de otra manera aquellos intereses se quedan bajo la forma de un impresionismo hedonista. De tal forma que, para nuestro autor, el análisis del arte mexicano, es decir, la construcción de una estética del arte mexicano, nos permitiría dar cuenta de cuáles son esos intereses vitales que se le revelan al espíritu de forma concreta, y mediados por la reflexión filosófica le permiten enmarcarse en un plano universal. El presente trabajo se divide en cuatro partes. Primero se ofrece una pequeña semblanza a manera de reconstrucción de la vida de nuestro autor para dar cuenta de la formación de su pensamiento. La segunda parte expone la idea de Fernández respecto a lo que él entiende por arte mexicano así como la exposición de las obras concretas en la que se centra su análisis. La tercera parte lleva a cabo una exposición de las principales ideas que estructuran su pensamiento estético y de manera general se señala, cuando se ha creído relevante, las coincidencias que existen entre el pensamiento de Fernández y el de Dilthey respecto al arte y la experiencia estética. La última parte expone de manera general como es que nuestro autor, enmarca en su estudio estético, el arte mexicano en el camino de un espíritu y sentido universal, para 6 Si bien no hay fragmentos en la obra de Justino Fernández que hagan referencia de manera directa al pensamiento de Dilthey, es la concepción del movimiento de la experiencia estética como posibilidad de experimentar otros mundos posibles y como reveladora de la contingencia y la finitud de la vida lo que nos permite ubicar a Justino en un diálogo con el pensamiento diltheyano. 15 finalmente, dar paso a las conclusiones que nos permitan retomar lo dicho y llegar a afirmar que el arte mexicano, según lo concibió Justino Fernández, nos otorga la posibilidad de reconocer qué es lo que hay de universal en el ser del mexicano y sus manifestaciones artísticas. Formación de un pensamiento7 Justino Fernández nace el 28 de septiembre de 1904 en la Ciudad de México. Cursó estudios de Filosofía e Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (FFyL-UNAM), donde fue alumno de José Gaos, personaje que influye de manera decisiva en su formación. Gaos acercó a Fernández al pensamiento de Heidegger, Kant, Hegel, Aristóteles, la filosofía griega y cristiana en general y de aquel que fuese su maestro en España, Ortega y Gasset. Es en esta primera etapa de su formación donde Justino Fernández adquiere lo que será posteriormente la base de su análisis frente al mundo del arte, así por ejemplo, dice de Gaos y de sus clases: La variedad de asuntos tratados por el filósofo, comprende una variedad de temas relativos a la expresión humana […] quiso el autor dar razón del hombre por la filosofía; así las lecciones referentes al aspecto estético, vienen a ser un subsistema, el de la expresión artística con su introducción, análisis fenomenológico y conclusiones.8 Sin embargo, no es sólo José Gaos el único referente intelectual que influiría de manera decisiva en la vida y la formación de Fernández. Una larga amistad con el historiador Manuel Toussaint (1890 - 1955), de quien fuese alumno, siguiendo sus seminarios de Arte de México en la Academia de San Carlos y posteriormente sus cursos en la FFyL-UNAM, le llevan a definir y sellar su vocación: el pensamiento y la reflexión del arte de la mano del análisis 7 Se puede ver una narración más íntima de su vida escrita por Francisco de la Maza en torno al homenaje hecho a Justino Fernández en 1966 en: F. de la Maza, “Las seis décadas de Justino Fernández”, en Clementina Díaz y de Ovando y Mina Marcus [coomp.], A Justino Fernández: Homenaje, México, Libros de México, 1966, pp. 113-119. Vid. Luz Gorráez Arcaute y Danilo Ongay, “’Curriculum Vitae’ y bibliografía de Justino Fernández, revisada y aumentada por Danilo Ongay”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, Publicación bianual, Vol. VIII, núm. 42,1973, pp. 101-165. 8 J. Fernández, Los cursos del Doctor José Gaos”, cit. por. Elisa García Barragán, “Introducción”, en Justino Fernández, Pensar el Arte, México, UNAM, 2008, p. XVII. 16 histórico. Así, tenemos en Justino Fernández a un filósofo del arte. Pero la carrera del filósofo no se reduce sólo a su estancia dentro la academia, sino que su pensamiento se nutre de otros lugares. En casi diez años de trabajo (1924 – 1934) en el Departamento del Distrito Federal como dibujante. Esta actividad9 le lleva a trabajar con algunos de los más importantes arquitectos de la época como: Federico Mariscal, Carlos Contreras, Carlos Obregón y José Luis Cuevas Pietrasanta, entre otros. Es por esa misma época que entabla amistad con Edmundo O’Gorman y su familia. Con Edmundo funda la editorial “Alcancía” en 1936, dónde además de la publicación de algunos documentos históricos, se llevó a cabo la publicación de escritores contemporáneos de la época como: García Lorca, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Renato Leduc, entre otros. En 1936 Manuel Toussaint invita a Justino Fernández a ser parte del recién fundado “Laboratorio de Arte” que será transformado, tiempo después, en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM (IIE-UNAM). Es en este periodo donde comienza la etapa de escritura y publicación constante que no tendrá fin hasta su muerte en 1972. De esta etapa destacan El arte moderno en México. Breve historia. Siglos XIX y XX (1937), Prometeo: ensayo sobre pintura contemporánea (1945) y tres obras más, las cuales engloban el proyecto intelectual de Justino Fernández: Coatlicue: estética del arte indígena antiguo (1954), El retablo de los reyes: estética del arte de la Nueva España (1959) y El hombre: estética del arte moderno y contemporáneo (1962) y que culminarían en un solo volumen: Estética del arte Mexicano (1972). Por último, destaca la publicación anual de un catálogo de las exposiciones en México, a las cuales acude asiduamente a partir de 1937 cuya finalidad es la de reducir la dificultad a la que el investigador se enfrenta para dar cuenta de las exposiciones que han tenido lugar en el pasado. Este proyecto da cuenta de la preparación de uno mayor a largo plazo. Su participación no se reduce al ámbito nacional y desde el inicio escribe para publicaciones extranjeras. En 1955, a la muerte de Manuel Toussaint es nombrado director del IIE, puesto que ejercerá hasta 1968. En 1965 ingresa como miembro de número a9 Vid. Xavier Moyssén Echeverría, Los dibujos de arquitectura de Justino Fernández, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1982. 17 la Academia Mexicana de la Lengua ocupando la silla XXVI. Fue fundador de la Academia de Artes de México en 1967 y en 1969 es nombrado ganador del Premio Nacional de las Letras. Finalmente, Justino Fernández muere en la Ciudad de México en 1972. La idea de un arte Mexicano Hablar de arte mexicano es problemático ya que, dice Justino Fernández, “hablar de ‘arte mexicano’ es hacer una generalización con cierto criterio, sobre un complejo histórico”.10 Y si bien ha de entenderse por México el país y el pueblo formados a principio del S. XIX, en un sentido más amplio lo que México significa es la comunión, piensa Fernández, de varios complejos históricos: México como nación independiente, donde podemos distinguir un periodo moderno (S. XIX) y un periodo contemporáneo 11 (S. XX), Nueva España (S. XVI – S.XVIII) y México Antiguo, los cuales tienen, cada uno de ellos caracteres propios. Es debido a la complejidad de estos periodos históricos y a los caracteres y sentidos propios que la generalización que se hace al agruparlos en una palabra como México no puede referirse, dice el historiador “a una realidad fija, estática, […] mas por el contrario [debemos referirnos] a varias realidades históricas, fluidas y cambiantes, que a través de los siglos han producido las más variadas artes, las más variadas bellezas”.12 Aunque cinco siglos de nuestra historia forman parte, dice Fernández, “del complejo que conocemos como ‘cultura occidental’, sin embargo, somos distintos de algún modo”. Lo que el filósofo encuentra en la comprensión de estos complejos históricos es una tensión que da lugar, siguiendo a Edmundo O’Gorman a “ese ser y no ser europeos que somos los americanos”,13 pues: lo indígena y lo español siguieron viviendo y están vivientes en la conciencia de todo 10 Justino Fernández, Estética del Arte Mexicano, México, UNAM-IIE, 1990, p. 7. 11 Lo que Justino Fernández entiende por contemporáneo es en primera instancia un momento común en el tiempo, sin embargo, se verá más adelante que también entiende este término como un momento histórico en la que el hombre ha cobrado conciencia de su ser como un ser trágico. Mas en ninguna de las dos formas se asoma la idea de un estilo artístico, ni se hace referencia al arte de nuestro tiempo que engloba en el término contemporáneo un arte conceptual, post-duchampiano y post-industrial, que deja atrás la idea del objeto material como única forma de objeto artístico. 12 J. Fernández, Estética del Arte mexicano, p. 7. 13 Idem. 18 mexicano de nuestro tiempo en la forma y grado que se quiera, por la historia, por las obras de las culturas, por los seres vivientes que topamos a cada paso en cualquier sitio, por los modos peculiares de vida, por el rico floklore, las tradiciones y los mitos, por la religión católica, por la lengua española y los mexicanismos con que se ha enriquecido.14 Los complejos históricos que integran la ecuación de la realidad que conocemos como México, son más bien realidades que integran un complejo, una historia que se modifica constantemente, por eso este complejo no puede ser entendido como resultado absoluto de una sucesión lineal, sino que, esta historia, debemos, dice Fernández, “sentirla, comprenderla, imaginarla, en una palabra: vivirla, sintéticamente, a un solo tiempo, como la llevamos en nuestra conciencia, en nuestro ser”.15 Ese tiempo es el del presente. Y es en esa significación de México como sus pasados, su presente y su apertura al futuro, su síntesis histórica que “cabe hablar de ‘arte mexicano’, a sabiendas de la convención que significa; y al fin y al cabo este mundo está lleno de convenciones, mas hay que ser conscientes de ellas.” 16 Es decir, para Fernández, no es posible afirmar una naturaleza homogénea de lo que el arte mexicano es, y es sólo a partir de una convención histórica en el presente que es posible un análisis, pues es en esa convención donde se funda la posibilidad de acceso a aquellas bellezas reveladoras de los intereses vitales de los hombres. Esta convención significa arrojar desde el presente una mirada interpretativa a esas realidades que están lejanas en el tiempo, pero cercanas en su apertura histórica a partir del trabajo interpretativo, a partir del análisis estético. Tres grandes periodos de la historia de México, según nuestro autor, dan origen a tres grandes temas de la estética y de historia del arte estética mexicano: arte indígena antiguo, arte de la Nueva España, y el arte moderno y contemporáneo, los cuales “han venido a hacernos lo que somos en el campo del arte y la cultura”.17 Para comprender estos periodos históricos, tomará ejemplos que considera paradigmáticos de cada uno de ellos: “La Coatlicue” 14 Idem. 15 Ibid. p. 8. 16 Idem. 17 Idem. 19 “El Retablo de los Reyes” y “El Hombre en llamas” de José Clemente Orozco.18 La estética del arte mexicano: Coatlicue, El retablo de los Reyes y El hombre Dada la visión estética de Justino Fernández, su estudio respecto al arte mexicano, el cual si bien es extenso en su tratamiento de obras y de autores, está guiado por tres paradigmas: El primero de ellos es la “Coatlicue”, la cual, piensa Fernández, dada su complicada historia nos permite retrotraer el tiempo y reconocer del arte antiguo su grandiosidad en la propia inspiración y expresión de su religión y su cultura y darnos cuenta de que, contrario al análisis sencillo, el arte indígena exigía no la representación naturalista, sino la expresión significativa. Esto permite empezar a plantear un método de análisis crítico para el pasado, otorgándole no sólo un lugar en la historia, sino una justa dimensión en la importancia del ser mexicano. El segundo de los paradigmas del historiador es el “Retablo de los Reyes” de la catedral de la Ciudad de México, éste da cuenta del periodo novohispano, donde, a través del barroco y más bien del Ultra-barroco19 —término que toma prestado de Dr. Atl—,20 podemos observar piensa nuestro autor, el nacimiento de una nueva cultura. Así, Justino Fernández nos dice: “el espíritu latino unido al indígena parece que encontraron por fin su expresión más representativa”.21 El último de los paradigmas que Justino Fernández presenta es “El Hombre en llamas” de José Clemente Orozco. 18 “La Coatlicue” se encuentra actualmente en el Museo Nacional de Antropología e Historia, “El Retablo de los Reyes” ha permanecido, desde su creación, en la catedral metropolitana de la Ciudad de México y “El hombre en llamas” se encuentra en la cúpula del Hospicio Cabañas en Guadalajara. 19 Según Justino Fernández el Ultra-barroco agruparía el Churrigueresco y el Rococó, sin embargo, en algunos de los estudios sobre el barroco como el de Manuel González Galván, no necesariamente se identifica el término Ultra-barroco con el Churrigueresco y el Rococó, sino de manera general, con las manifestaciones del barroco en su última etapa, la cual tiene lugar durante el S.XVIII. 20 Se puede encontrar un estudio detallado sobre el problema formal de lo barrocoy lo Ultrabarroco en: Manuel González Galván, Trazo, proporción y símbolo en el arte virreinal: antología personal, Primera edición, México, UNAM, Instituto de Investigaciones estéticas; Morelia: Gobierno del estado de Michoacán, Secretaria de cultura, 2006. Y en M. González Galván, “Modalidades del Barroco Mexicano”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, Publicación bianual, Vol. VIII, núm. 30,1961. pp. 39-68. 21 Justino Fernández, El arte Mexicano, p. 12. 20 Con la llegada de la Independencia, piensa Fernández, México pretendía ingresar a la modernidad y era el clasicismo el que otorgaba un sentido internacional, mas, la adopción de este estilo sometía al yugo de las formas europeas la verdadera expresión del ser mexicano que significaba una reacción ante el barroco colonial. Con el arte muralista dice Fernández, se supera el clasicismo que se había adoptado en la independencia y es bajo la renovación en todos los órdenes de la vida y de la cultura que trajo consigo la Revolución Mexicana, que es posible éste arte de principios del siglo XX. Y es que, el movimiento revolucionario, permitió el surgimiento de una conciencia renovada que transformó, sus formas y se expresó de manera original, anticipándose incluso a Europa. Así, es para Fernández el muralismo, y en especial Orozco, la expresión más importante de la conciencia mexicana en el campo del arte contemporáneo. Su sentido, nos dice, “es humanista, y, por lo tanto universal, aunque se apoye en la historia y en la vida propia. Por otra parte es la originalidad y la grandeza de sus formas expresivas lo que le da categoría estética”. 22 Para Fernández es posible entender el arte contemporáneo y en especial, la pintura, como “la lucha por la recuperación de lo humano integral, que topa con un sentido metafísico de la existencia.” 23 Justino Fernández en su interés de dar cuenta del ser del Mexicano a través de sus expresiones artísticas concluye lo siguiente respecto al ser del mexicano: Nuestro arte moderno del siglo XIX significa un ser sí mismo, siendo como Europa; el arte contemporáneo en su primera jornada es un ser sí mismo siendo como sea; el arte de la segunda jornada es la relación del ser sí mismo siendo universal y México contribuye así, originalmente a profundizar y ampliar la visión humana, al elevar –por la calidad de su arte–, cuya máxima expresión es la pintura mural, su propia realidad a conciencia universal.24 Lo que el filósofo parece ver en el muralismo y más específicamente en la obra de Orozco es el ascenso del hombre a un proceso de autoconciencia, donde el hombre accede al conocimiento de su finitud y contingencia, y el 22 Ibid. Pág. 17 23 Justino Fernández, Prometeo: Ensayo sobre pintura contemporánea, México, Porrúa, 1945, p. 1. 24 Justino Fernández, Arte moderno y contemporáneo de México. p. 149. 21 drama que significa la existencia a partir de esa finitud. Acerca de Orozco, nos dice Fernández: Su único y verdadero tema explícito es el hombre aquí y ahora, en su concreción individual, porque sabía que ser hombre es individuo, tomar la propia y personal responsabilidad y vivir quemándose, es inútil decir que pare él no se trataba del individuo aislado sino en relación necesaria con otros y con todo lo que constituye su mundo histórico.25 El pensamiento estético La propuesta estética de Justino Fernández es una propuesta historicista y como tal es vista por él como un trabajo que ha de contribuir a la historia de las ideas en México, a partir de la construcción de una historia de las ideas estéticas sobre el arte mexicano. Esta investigación, piensa él, no puede ser en ninguna de sus partes una indagación sobre la belleza pura, esencialista, sino por el contrario, nos dice: “[ha de tratar] sobre las bellezas impuras, históricas y particulares […] pues no hay arte sin sus bellezas particulares.”26 Lo que Justino Fernández entiende entonces por estética es un estudio de todas las ideas que han definido a esta materia, es decir, una revaloración de toda la historia para a partir de un esclarecimiento actual seguir contribuyendo en la creación de esa historia de las ideas. Para él el arte no puede ser una belleza absoluta, por lo que su autonomía y su universalidad se torna problemática y limitada, mas, nos dice: “crear la posibilidad de un diálogo es crearla para todos, para todos aquellos cuya finalidad lo haga posible.”27 a) El historicismo Como ya mencionamos, el arte, piensa Justino Fernández, es el lenguaje más formidable que la cultura mexicana ha tenido hasta ahora. “En sus expresiones se resume y sintetiza toda la historia de lo que hemos sido 25 Justino Fernández, Orozco Genio de América, en Pensar el arte, Universidad Nacional Autónoma de México, p.109. 26 J. Fernández, Estética del Arte mexicano, p. 7. 27 Idem. 22 siendo”, 28 por lo que intentar comprender a México apartado de sus producciones artística nos llevaría a “suprimir la fuente más fecunda para comprender lo que somos”. 29 Así, Fernández ve en el arte un lenguaje privilegiado cuya naturaleza posibilita la síntesis de la historia en tanto capta los intereses vitales de cada época, los cuales, sin embargo, sólo pueden ser desvelados mediante el análisis estético, pues de otra manera, y como ha ocurrido anteriormente, se cae en una simple repetición de la información que al final deriva ”más en una suma de estudios que en síntesis interpretativas”.30 Aunque la labor de la arqueología la historiografía y la crítica ha sido y es admirable, es necesario, dice nuestro autor, “llevar sus consecuencias más allá del terreno científico positivo, de la nomenclatura, de la catalogación”,31 pues pocas opiniones y visiones comprensivas se han dado y aquellos sentidos estéticos que laten a lo largo de la historia del arte mexicano rara vez han sido revelados de forma consciente. El tema fundamental, piensa Fernández, “es el ‘yo en el mundo’, en su relación con las obras, con los tiempos, con los hombres, con todo.”32 Dada, la cantidad de información, así como las posibilidades que han abierto las distintas corrientes de la sensibilidad, del pensamiento, de la historia y del arte, piensa el historiador, es posible dar ese gran salto de forma decisiva y adecuada y es en el estudio de la estética del arte mexicano donde tal salto puede ser dado, ya que ésta nos permite, según Fernández, “revivir los sentimientos, las ideas y las imaginaciones estéticas de los creadores del arte mexicano, a través de sus obras, revivirlos para convivir con ellos en diálogos 28 Ibid. p. 9. Heidegger piensa que la temporalidad del “ser ahí” es una temporalidad originaria, la temporalidad extática que, se temporaliza de acuerdo a tres direcciones o bien “tres extasis” que corresponden a tres momentos de la angustia auténtica, de la resolución anticipante (die vorlaufende Entschlossenheit). Así, es en el brote co-originario del porvenir, el pasado (sido) y el presente (siendo), dentro en una unidad que se produce el fenómeno de la temporalidad que hace posible el fenómeno de la angustia. Justino Fernández parece tomar en cuenta la posición de Heidegger, sin embargo inviertela fórmula “siendo sido” por “sido siendo”, sin embargo no nos es posible afirmar que el cambio agregue una concepción distinta de la temporalidad extática. 29 Idem. 30 Idem. 31 Idem. 32 Idem. 23 reveladores de nuestro propio ser y los posibles de ellos”.33 Es aquí donde el pensamiento de Fernández se coincide con el de Wilhem Dilthey respecto a la idea de experiencia estética. Dilthey piensa que el encuentro con la obra de arte (como, por lo demás, el mismo conocimiento de la historia) es un modo de hacer experiencia, con la imaginación, de otras formas de existencia, de otros modos de vida diversos de aquél en el que de hecho nos deslizamos en nuestra vida concreta de cada día. La experiencia estética nos permite vivir otros mundos posibles y nos muestra la contingencia, relatividad, finitud de la vida. No hay método que guíe la sensibilidad que se dispara, ni tampoco para la imaginación que es ya de por sí sintetizadora, piensa Justino Fernández, mas, si no existe método tal, entonces, el problema que se nos presenta es el de ¿cómo revivir y penetrar en los sentidos estéticos de otros tiempos? Si bien no hay un método, sí puede haber, nos dice el filósofo, “un orden en el pensamiento que ayude a poner de relieve la revelaciones, las posibles coincidencias, que ayude a la comprensión y estimación del arte y de su belleza.”34 Así, la forma de proceder en el análisis sobre el arte mexicano parte de dos consideraciones. La primera retrotrae el tiempo y desarrolla la historia cronológicamente, en el orden en que se han sucedido: indígena, novohispano, moderno y contemporáneo. Esto, nos dice el autor, “es necesario para la comprensión de unos tiempos en otros y sin duda es real”.35 La segunda consideración, busca “partir de la actualidad que somos y tender la mirada al pasado en un orden inverso al orden de sucesión cronológica de los periodos históricos”. La intención de estas dos vueltas en la investigación es la de “ver lo que de peculiar hay en cada uno [de los complejos históricos] y lo que de insistente encontramos”36 para alcanzar a comprender, de algún modo, lo que hay de particular en las bellezas de cada periodo y también la posible relación entre sí, para finalmente, a través del análisis estético dice Fernández, “conducirnos al sentido que tales expresiones de posibles bellezas tengan para nosotros, para mí, y qué sentido puedan tener para la cultura actual, en 33 Ibid. p. 10. 34 Idem. 35 Ibid. p. 11. 36 Idem. 24 amplios términos, por no decir universales.”37 b) La estética Si bien Justino Fernández considera la estética como la historia de las ideas estéticas, y el trabajo estético como una aportación a esta historia de las ideas, también concibe la estética, en un sentido amplio, como una teoría de la sensibilidad. Nos dice Fernández: “Considero la estética más bien que en el sentido moderno común: la ‘ciencia de la belleza’, en su sentido más original, como una teoría de la sensibilidad […] Pero no se trata de la sensibilidad aislada del fenómeno vital completo, sino de un primer plano revelador del resto de la realidad humana de un cierto periodo histórico”.38 Sin embargo esta teoría de la sensibilidad, como señala Fernández no puede estar aislada, sino que más bien es condición de posibilidad para acceder a un fenómeno de revelación de la existencia mucho más complejo, es por eso que, piensa el autor, ”es necesaria la investigación histórica que complete y de contenido a la conmoción sensible”,39 es decir, la impresión estética que la obra produce debe ser completada a fin de salvar, un impresionismo limitado, el cual se vuelve vacío cuando en el regreso de la conmoción, la obra de arte se nos presenta fuera de todo contexto, imposibilitándonos todo conocimiento posterior. Ahora bien, para Justino Fernández la estética, vista de esta forma es una “ciencia” con todas las salvedades que las comillas pueden representar, si bien no es una ciencia en el sentido duro, tal como lo son las matemáticas, ya que no es cuantificable en grados exactos, sí que lo es en tanto tiene un objeto de estudio, la obra de arte, y en tanto el análisis de ese objeto produce conocimiento, y es precisamente en la producción de ese conocimiento que son necesarios los contenidos históricos. Esta idea de la estética como ciencia toma fuerza en Fernández en la medida en que acompaña la idea de Dilthey respecto a que en el arte: La poesía, no requiere conocer la realidad, como la ciencia, sino mostrar la significación del acontecer, de las personas y las cosas, que reside en las relaciones 37 Ibid. pp. 11-12. 38 Ibid. p.12 39 Idem. 25 vitales; así se concentra aquí el misterio de la vida en una conexión interna de esas relaciones vitales, que está tejida con personas, destinos y contorno vital. En cada gran época de la poesía se realiza de nuevo el progreso de las creencias y costumbres en torno suyo, que se forman por la experiencia vital de las comunidades, hasta la tarea de hacer comprensible de nuevo la vida por sí misma.40 De tal manera que el arte sería una explicación más completa de aquello que las ciencias positivas buscan y que sólo pueden lograr parcialmente pues les es imposible capturar en su totalidad las relaciones vitales que integran la vida. Así, nombrar la palabra estética para Justino Fernández “es hacer comparecer en la conciencia, aunque sea vagamente, corrientes tradicionales del pensamiento en que sea ha debatido la aclaración de ese concepto, con lo cual comparece también su problemática, que no es , en verdad, sino la de quien pretende el esclarecimiento una vez más”.41 Y a pesar de que los problemas de la estética puedan ser muchos y muy variados, nuestro autor se centra en dos cuestiones que son para él fundamentales: la autonomía de la belleza y su universalidad, las cuales no pueden ser tratadas sin relacionarse con cuestiones no menos fundamentales en torno a la belleza como la unidad, o pluralidad, la historicidad, la comunicabilidad y la autenticidad. c) La belleza como reveladora de intereses vitales Podemos decir que el punto más importante del pensamiento de Justino Fernández se realiza en su reflexión acerca de la belleza, sin embargo, tal y como vimos más arriba, su pensamiento no concibe la belleza como algo puro, sino que, por el contrario, toda investigación sobre la belleza ha de ser una investigación sobre las bellezas impuras, dado que estas no son separables del complejo artístico y por ello tampoco de su periodo histórico, el cual tiene, como vimos más arriba, intereses vitales que son revelados a través del fenómeno estético que sucede entre el artista, la obra y el espectador. Así, nos dice Fernández: “Lo que llamamos belleza en relación con el arte, es un sentido emocionante que se produce en nosotros provocado por la obra de arte. Esta no es sino un complejo de interés vitales puestos o compuestos en 40 Wilhem Dilthey, Teoría de las concepciones del mundo, Primera Edición, México, Alianza, CONACULTA, 1990., p. 55. 41 J. Fernández, Estética del Arte mexicano, p. 12. 26 un cierto orden por el artista para crear un efecto atractivo y revelador”.42La belleza, como sentido emocionante, no puede separarse de la obra de arte en tanto esta composición hecha por el artista crea aquel efecto atractivo y revelador, sólo en esta disposición creativa que el artista extiende a los demás es que pueden ser revelados los intereses vitales de una época y “sólo por abstracción violenta se puede hablar de la belleza como algo separado del complejo en que se produce”43. Cuando se intenta hablar de la belleza como algo en sí, lo que se pierde es el sentido de la belleza, “se pierde “el sentido dinámico y emocionante de un complejo de intereses vitales expresados en un cierto orden, cargado de intenciones que es lo que es el arte.”44 La belleza para Justino Fernández no existe en estado puro y desear purificarla no es sino un mal deseo de desvincularlo de la vida. Ahora bien, si la belleza es inseparable del complejo artístico, tenemos entonces que no puede ser considerada autónoma o bien, un fin en sí mismo, que no tuviera otro objeto que el deleite absoluto. De tal forma que no es posible hablar de la belleza, piensa Fernández, en términos de “un valor” tradicional, mas, el no poder definirla en términos tradicionales, no la descalifica como valiosa. Pero ¿en qué sentido lo es? Para el filósofo el arte es valioso por ser revelador de intereses vitales. Y si bien “lo revelado puede variar según las interpretaciones […] la imagen construida por uno tiene validez en su propósito de dar contenido histórico a la belleza. La belleza provoca la apertura hacia la construcción histórica de la imagen que le da sentido y contenido.”45 Si bien la belleza, como hemos visto, es emocionante, lo cual quiere decir que apela directamente a la sensibilidad y por lo tanto es irracional e indefinible, lo que sí es posible, piensa Fernández, es hablar de los intereses vitales y del orden en el que están compuestos en la obra de arte, desde el cual surge la cualidad que llamamos belleza. Si la obra se dirige a la sensibilidad, esto no quiere decir que lo haga con la finalidad de goce absoluto, sino para: dice el filósofo, “poner por ella en movimiento una cierta dirección al 42 Idem. 43 Idem. 44 Idem. 45 Idem. 27 complejo de potencias, de posibilidades, de intereses vitales del espectador, su pensamiento y su imaginación, en un movimiento sintético como lo es la obra de arte”.46 El espectador se convierte en actor “al quedar prendido por la belleza sensible de la obra de arte y abierto a las posibilidades de su pensamiento y su imaginación.”47 La belleza es en ultima instancia posibilidad de revelación histórica, que no quiere decir otra cosa, sino la posibilidad de formación de una conciencia histórica del hombre sobre el mundo que habita, del ser en el mundo dice Fernández, siguiendo a Heidegger. Y al decir que es necesario dar un contenido histórico a la belleza, lo que queda de relieve es una operación donde se pone en juego la vida en su sentido particular dentro de la vida en su conjunto, siendo la obra de arte la posibilidad de ese juego. Así el arte mexicano está compuesto por manifestaciones que permiten revelar el ser del mexicano en tanto dan cuenta de las expresiones del espíritu a partir de formas particulares. Así, la revelación ontológica que posibilita el arte, es decir, la experiencia estética que nos permite vivir otros mundos posibles, y nos revela la contingencia, relatividad y finitud del mundo depende del trabajo que la estética, en tanto reflexión filosófica, lleve a cabo en el pensamiento de las “bellezas históricas” del arte mexicano. Del movimiento del espíritu y la conformación de un ser Mexicano No es solamente el trabajo histórico lo que hace relevante la tarea emprendida por Justino Fernández, sino su análisis y su conciencia histórica, a saber, comprender cómo es que se enlaza lo mexicano con lo universal a través del arte, así como su concepción del tiempo. Fernández ve en el arte una fuerza vital tan potente que puede revelar lo que el ser del mexicano es, pero esta revelación no es la búsqueda de la superación o dilución de las diferencias históricas, sino la comprensión de los intereses vitales que esa subjetividad y ese devenir histórico particulares conforman en la tragedia de la vida en su nivel universal. En su análisis del arte mexicano, retoma la idea del historicismo, de la Estética como una historia que se construye bajo la reflexión filosófica y la creación de conceptos que muestran “la necesidad inmanente de las 46 Idem. 47 Idem. 28 determinaciones particulares de la idea y, dado que estas determinaciones acontecen desde y por la idea misma, demuestra también la libertad constitutiva de ésta.“48 Por lo que, contrario a un impresionismo hedonista, el cual es solamente una posición limitada frente al arte, es necesaria, dice Fernández: “la investigación histórica que complete y dé contenido a la conmoción sensible”.49 El análisis debe ser histórico-estético porque el objetivo no es el de una catalogación de los sentimientos que suscitan las obras de arte, sino la construcción de conceptos que permitan recoger a partir de la reflexión filosófica los fenómenos vitales que esos sentimientos encierran a lo largo del desarrollo histórico del arte, es decir, llevar a la conciencia las particularidades que encierra cada periodo histórico como fenómeno vital de la existencia, fundamental en cada caso en la conformación de eso que llamamos mexicano. Contrario a la tradición clásica que, siguiendo a Platón, concibe la verdad y la belleza como un entrelazamiento metafísico fuera de lo sensible, podemos ubicar a Fernández en consonancia con la idea de la filosofía moderna, en la cual, como bien señala Crescenciano Grave en su libro Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontología y estética, “acontece una recuperación del íntimo vínculo platónico entre verdad y belleza y, a la vez, frente al mismo Platón, una reivindicación de la dignidad ontológica y del valor reflexivo del arte.” 50 Así, nos dice Fernández: “Nada que sea expresión de los hombres es ‘puro’ porque pertenece a un complejo vital. La belleza del arte, del hombre, nace de la existencia humana y es para ella”.51 Así, para nuestro autor, no hay una sola forma en que la idea de belleza se manifiesta, sino que, por el contrario, es necesario hablar de una multiplicidad de bellezas para evitar caer en análisis limitados, pues si se limita la universalidad a una sola forma se corre el riesgo de transitar por un camino parcial que toma solamente un aspecto particular de la universalidad, dejando de lado la pluralidad de manifestaciones en las que la idea se manifiesta. Lo que Justino Fernández entiende como belleza en la obra de arte es “un sentido emocionante que se 48 Crescenciano Grave Tirado, Verdad y Belleza. Un ensayo sobre Ontología y Estética, Primera edición, México, UNAM, 2002, p. 74. 49 Justino Fernández, Estética del…, p. 12. 50 Op cit. C. Grave, p. 14. 51 J. Fernández, Estética del Arte mexicano, p.13. 29 produce en nosotros provocado por la obra de arte. Pero ésta no es sino un complejo de intereses vitales puestos o compuestos en un cierto orden por el artista para crear un efectoatractivo y revelador.”52 Justino parece intentar demostrar la libertad del espíritu en la particularidad mexicana para poder dar lugar a una independencia formal del arte que, en última instancia es ya la pertenencia al espíritu absoluto universal, en tanto hay un recogimiento posible por medio de la reflexión filosófica de tales manifestaciones. Lo que el arte permite es la sustracción a los conflictos individuales y da cuenta, al mismo tiempo, del resultado del movimiento histórico. Lo indígena y lo español no son opuestos, sino formas particulares, formas humanas donde el espíritu se revela. Así, el acontecimiento de lo indígena no está puesto en la conquista, como si éste fuera una simple ampliación de la cultura y por ello del espíritu occidental, sino que es anterior en el desenvolvimiento del espíritu y tiene su propio lugar en el tiempo; conjuntamente contribuye al desarrollo del espíritu en tanto su encuentro con lo occidental (lo español) da lugar a la creación del Barroco, y con ello una creación de una nueva manifestación del espíritu, mas no por ello una simple homogenización, pues la universalidad no radica, piensa Justino, en el desvelamiento de una sola forma del sujeto humano a lo largo de la historia, sino en la posibilidad que otorgan cada una de las manifestaciones históricas para ser pensadas universalmente como reflejo de lo humano y por ello del espíritu. A manera de conclusión Es necesario retomar la hipótesis bajo la cual partimos al inicio de este trabajo. Decíamos que el pensamiento estético de Justino Fernández permite ubicar al arte mexicano, así como la reflexión filosófica sobre el mismo, en un plano histórico universal. De manera que, bajo el análisis estético del arte mexicano era posible llevar a cabo la revelación y aprehensión de los intereses vitales de un espíritu “local”, lo que nos permitiría comprender y enmarcar dicho espíritu en el movimiento de un sentido histórico universal. Las ideas que apoyan esta 52 Idem. 30 hipótesis de las cual partimos y la cuales pudimos ubicar en el desarrollo de éste escrito son que para nuestro autor, la posibilidad de decir algo acerca del arte se encuentra en la reflexión filosófica de la misma, es decir la construcción de una estética respecto al arte que no es para nuestro Fernández otra cosa que una discusión sobre las ideas que han dado forma a esta disciplina a lo largo de la historia, es decir, la tarea respecto al arte es para nuestro autor una crítica de la razón histórica que se emplaza de manera particular en el arte, pues es en el arte donde, de manera fundamental y a través de la impresión estética que produce la belleza de las obras, se revelan los intereses vitales que nos posibilitan la experiencia de esos mundos que fueron posibles en el pasado y que siguen siendo posibles a partir del presente en el que nos encontramos. Ahora bien decíamos también que la propuesta estética de Justino Fernández podía ser puesta en una vía coincidente con el pensamiento de Dilthey, en la medida en que para Dilthey el arte expresa la situación vital sobre la que descansa la poesía y es que, la vida es el punto de partida y las relaciones vitales con las personas, las cosas y la naturaleza se convierten para ella en su núcleo. Así, es de esta vía de la que el pensamiento de Fernández se ayuda para afirmar que el arte mexicano puede ser puesto en los márgenes de un sentido universal, pues este va más allá de la expresión particular y desvela a partir de un estilo propio y una toma de conciencia sobre su situación histórica, la contingencia que envuelve al hombre en el drama de la existencia. El arte mexicano es universal en la medida en que es vía para la comprensión de la vida como finita para el ser humano. Es eso lo que la obra de Orozco representa, pues para nuestro filósofo es precisamente en su pintura donde el drama de la existencia queda asimilado, el hombre se reconoce como finito, no es ya un hombre atorado en sus particularidades históricas, sino que reconoce en la base de esas particularidades la contingencia y la finitud que hacen posible su existencia. Es ahí donde la particularidad de un momento histórico como el muralismo puede elevarse a un sentido general, atravesando no ya la historia de una localidad, sino la historia en su sentido universal. Finalmente es necesario retomar lo que ya hemos respecto a la relevancia y vigencia de la propuesta estética de nuestro autor y es que, nos 31 parece que de una u otra forma llegamos tarde al encuentro con Justino Fernández, pues, siendo críticos con la situación estética del México y el mundo contemporáneo, el salto que se dio en la idea de un arte contemporáneo fue demasiado grande, de manera que la vigencia que pudiera tener el pensamiento estético de Fernández se enmarca, a nuestro parecer, no en su capacidad para dar respuestas del arte actual, sino en la aguda capacidad de considerar los problemas estéticos como problemas universales de la existencia humana. Igualmente debemos afirmar que la vigencia de Fernández se encuentra contenida en la comprensión y reflexión sobre un México que estaba en proceso de conformación como nación y está expresado a través de su desenvolvimiento estético. Por último, si bien el arte ha cambiado cambió no sólo a nivel formal, sino también conceptual, al igual que su comprensión estética, es posible afirmar que el pensamiento de Fernández es relevante en la medida en que puede aún le es posible cubrir grandes huecos en la comprensión histórica de nuestros pasados estéticos y es la mirada de este filósofo a nuestro parecer, una potente luz que se abre paso ante los siglos y nos permite vislumbrar y comprender aquellas bellezas que, inmóviles, aún aguardan por nosotros, en los estantes de los museos y no sólo en ellos. 32 Referencias Primarias • Fernández, Justino, Arte Mexicano, Verona, Paul Hamlyn, 1968. • ----------, Arte moderno y contemporáneo en México, Vol. II, México, UNAM-IIE, 1993. • ----------, Estética del Arte Mexicano, Segunda edición, México, UNAM-IIE, 1990. • ----------, Pensar el Arte: Antología, Primera edición, México, UNAM, Coordinación de Humanidades, Programa Editorial, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2008. • ----------, Prometeo: Ensayo sobre pintura contemporánea, Porrúa, México, 1945. Complementarias • Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, Publicación bianual, Vol. VIII, núm. 30,1961. • Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, Publicación bianual, Vol. VIII, núm. 42,1973. • Béistegui de Robles, Dolores [dir.], Memoria. Congreso Internacional de Muralismo. San Ildefonso, cuna del Muralismo Mexicano: reflexiones historiográficas y artísticas, México, Antiguo Colegio de San Ildefonso, 1999, pp. 357. • Díaz y de Ovando, Clementina y Mina Marcus [coomp.], A Justino Fernández: Homenaje, México, Libros de México, 1966. • Dilthey, Wilhelm, Dos escritos sobre hermenéutica: El surgimiento de la hermenéutica y los Esbozos para una crítica de la razón histórica, España, Istmo, 2000. • ----------, La esencia de la filosofía, Primera edición, Argentina, Losada, 2003. • ----------, Teoría de las concepciones del mundo, Primera Edición, México, Alianza, CONACULTA, 1990. • Donald Robertson et. al., Del Arte. Homenaje a Justino Fernández, Instituto de Investigaciones Estéticas – Universidad Nacional Autónoma de México. • Grave Tirado, Crescenciano, Verdad y Belleza. Un ensayo sobre Ontología y Estética, Primera edición, México, UNAM, 2002. • González Galván, Manuel, Trazo,proporción y símbolo en el arte virreinal: antología personal, Primera edición, México, UNAM, Instituto de Investigaciones estéticas; Morelia: Gobierno del estado de Michoacán, Secretaria de cultura, 2006, Págs. 554. • Hegel, G,W,F, Lecciones sobre estética, Primera edición, Barcelona, Ediciones Península, 1989. Portada Índice Introducción Objetivos del Proyecto en el que se Desarrolla el Artículo Académico Justificación del Artículo Académico Antecedentes del Tema de Investigación Objetivos del Artículo De la Investigación y la Redacción Metodología Cronograma de Trabajo Comentarios Finales El Arte y el Ser en Justino Fernández: una Estética de lo Mexicano Referencias
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