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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
Facultad de Filosofía y Letras 
 
 
 
 
Dos proyectos musicales del siglo XIX: 
La primera Sociedad Filarmónica y su Academia 
 
 
 
TESIS 
Que para obtener el grado de 
Licenciada en Historia 
 
 
PRESENTA 
Marcela Meza Rodríguez 
 
 
ASESOR DE TESIS 
Raúl Heliodoro Torres Medina 
 
 
 
 
 
 
Ciudad Universitaria, Ciudad de México, 2018 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
Gracias a Raúl H. Torres por su guía y acompañamiento en este largo 
proceso. 
 
Gracias a Luis por su apoyo, impulso y amor. 
 
Dedico este trabajo a toda mi familia Rodríguez y Meza, sobre todo a mi 
mamá Hilda Eugenia Rodríguez Loredo y mi hermana Isabel Andrea Meza 
Rodríguez que siempre van conmigo y me apoyan con todo su corazón. 
 
3 
 
 
4 
 
Índice 
 
INTRODUCCION………………………………………………………………….. 6 
 
CAPÍTULO 1. Escenarios……………………………………………………….16 
-Independencia y la formación del Estado mexicano………………………...17 
-Ilustración en México…………………………………………………………….21 
 -La educación en la primera década del siglo XIX……………………………24 
-Los discursos políticos en torno a la educación de las artes………………..29 
 
CAPÍTULO 2. El fundador de la primera Sociedad Filarmónica y su 
Academia: José Mariano Elízaga…………………………………………….. 34 
-Sus proyectos y su pensamiento respecto a la música……………………...34 
 
CAPÍTULO 3. La primera Sociedad Filarmónica…………………………... 51 
-Fundamentos políticos. Sobre el pensamiento ilustrado-liberal de algunos 
miembros de la Sociedad Filarmónica………………………………………….52 
 a) Lucas Alamán 
b) Miguel Barragán 
c) Francisco Victoria 
-La conformación de la Sociedad Filarmónica………………………………...57 
-Volver músicos a los ejecutantes: Los objetivos de la Sociedad 
Filarmónica………………………………………………………………………….65 
-Europa en la música mexicana………………………………………………….70 
5 
 
-El “bello sexo”. Las mujeres en la Sociedad Filarmónica……………………73 
-Función social de la Sociedad Filarmónica…………………………………...75 
-Sobre la secularización de la música. El cambio en los espacios para la 
creación y difusión musical………………………………………………………79 
 
CAPÍTULO 4. La Academia…………………………………………………… 84 
-La música a principios del siglo XIX. La retroalimentación de espacios…..84 
-La conformación de la Academia………………………………………………93 
-Objetivos. La formación musical para el desarrollo social………………….100 
-La institucionalización de la enseñanza musical……………………………102 
 
CONCLUSIONES………………………………………………………………... 105 
 
ANEXO. El Reglamento de la Sociedad Filarmónica 
 
BIBLIOGRAFÍA 
 
6 
 
INTRODUCCIÓN. 
Cantar o escuchar alguna canción para sentirse mejor, para llorar y/o 
desahogarse; ir a un concierto y emocionarse con lo escuchado, e incluso 
llegar a bailarlo. Quizá esto los hemos hecho todas las personas en algún 
momento de nuestra vida, y seguramente, sea la que sea, en la forma que 
tenga, a todas las personas nos gusta la música. Este arte es difícil de 
despreciar, parece que se trata de un gusto y actividad universal que 
históricamente ha dejado marcas que nos hablan de su importancia pocas 
veces indagada. El efecto de la música en nuestras almas, en nuestro ser, es 
algo que difícilmente puede describirse e incluso estudiarse. Pero no sólo tiene 
algún efecto en el aspecto personal, también, como veremos en este trabajo, lo 
tiene a nivel social. 
Ya muchos investigadores de diversas disciplinas han abordado los 
efectos de la música en el cerebro; desde la psicología, el arte, la ingeniería, la 
filosofía, etcétera. Se han encargado generalmente de detectar los impulsos 
psico- emocionales que provoca la música en el momento de ser escuchada, 
sin embargo, la prioridad de este trabajo es reconocer en la historia de México 
de principios del siglo XIX los elementos sociales en los que la música tuvo 
influencia. 
La primera Sociedad Filarmónica y su Academia, fueron proyectos 
novedosos que revelaron una dinámica social que conjugó discursos políticos 
con la función social educativa de la música en la sociedad de principios del 
siglo XIX. A lo largo de esta introducción presento algunos rasgos importantes 
para ser considerados en la lectura pues contextualizan y apoyan teórica y 
metodológicamente lo que se desarrolla en el trabajo. 
El interés concreto por presentar mi investigación sobre la historia de la 
primera Sociedad Filarmónica y su Academia desde aspectos culturales y 
políticos surge de mi convicción personal y la comprobación empírica de que la 
música es un arte fundamental en el desarrollo humano. Considero a la música 
como un elemento útil y muy importante en la formación de personalidades 
particulares y grupales. El presente trabajo intenta mostrar y entender la 
música precisamente desde aspectos cotidianos, políticos y a la vez sociales. 
7 
 
Otras motivaciones para esta investigación son, el interés por abordar 
temas hasta ahora ignorados sobre la música en el siglo XIX desde la 
perspectiva histórica y presentar nuevas interpretaciones desde esta misma, lo 
que a su vez obligaría a que en un futuro, y con el incremento de interés por 
estos temas, se construya teoría y metodología para estos estudios que 
combinan dos disciplinas abordadas generalmente de manera independiente: 
la música y la historia. 
El presente trabajo se guió por tres interrogantes básicas: ¿El ideal 
social independentista motivó la creación de la Primera Sociedad Filarmónica y 
su Academia? ¿De dónde surgió la preocupación de promover la enseñanza 
musical en este periodo? Y ¿Hubo factores políticos que se involucraran en la 
creación de estos proyectos? A través de estas preguntas me interesa 
reconocer y con ello, abrir paso a otros estudios sobre historia de la música que 
estén enfocados a aspectos socioculturales, enfatizando la importancia de este 
arte en la formación del individuo y la sociedad. 
En los últimos diez años han incrementado los estudios del papel de la 
música en diferentes momentos de la historia de México desde diferentes 
disciplinas. En lo general esta tesis busca ampliar la comprensión de la música 
desde la perspectiva histórica y social, tarea que historiadores como Raúl 
Torres, Alejandro Mercado Villalobos y Josefina Muriel han realizado 
previamente en sus trabajos sobre la música en los siglos XVIII y XIX. En lo 
particular busco poner atención en todos los aspectos implicados en la 
producción de este arte en México durante la primera mitad del siglo XIX: las 
nuevas políticas estatales, la construcción de la nueva nación, las nuevas 
ideologías, los espacios religiosos y profanos y otros aspectos más. 
A pesar de que actualmente los estudios de la música se han 
incrementado y han sido retomados por diversas disciplinas humanísticas, aún 
falta resolver muchas interrogantes y llenar muchos espacios sobre el 
desarrollo de la música en conjunto con de la sociedad mexicana. Aunque los 
nuevos estudios han tomado temas específicos que logran construir muy bien 
el conocimiento que se tiene sobre la música básicamente de los siglos XVIII y 
XIX aclarando varios aspectos sobre su percepción, enseñanza y sujetos 
8 
 
sociales que la ejecutaban, no logran abarcar periodos más amplios que 
ayuden a conocer las coyunturas y continuidades deestos aspectos, cosa que 
sí hacen los escritores de las historias generales de la música mexicana. 
Gerónimo Baqueiro Fóster con sus trabajos “El Coliseo de México y 
otros teatros metropolitanos” y “Academias de Música y Conservatorios” en 
Historia de la Música en México III. La música en el periodo independiente, me 
ayudó a construir la parte relativa a las escuelas y el funcionamiento del 
Coliseo como un lugar de enseñanza musical. Gabriel Saldívar en su libro de 
Historia de la música escribe sobre la importancia de los métodos musicales 
para instrumento en la construcción de las teorías y en la práctica musical 
misma. 
Hay varias ventajas que ofrecen autores clásicos como Saldívar y 
Baqueiro Fóster, y una es que establecieron interpretaciones que hoy en día, si 
bien no se han reforzado, sí se han cuestionado para originar otras nuevas o 
ampliar las anteriores. Otra ventaja es que en sus libros ofrecen una cantidad 
interesante de datos que, en ocasiones, provienen de fuentes primarias. 
Lamentablemente muchas de ellas hoy en día están perdidas y no es posible 
consultarlas, lo que impide corroborar la información que ahí se expone a partir 
de la fuente original. 
Para el conocimiento de la historia de la música en México es casi una 
obligación, desde el aspecto historiográfico, consultar a estos autores clásicos, 
que si bien es cierto hoy en día son muy cuestionados por sus métodos o por la 
información subjetiva y datos sin fundamento que mencionan en sus libros, al 
ser pioneros en la investigación musical de México aportaron información 
novedosa para su tiempo, misma que ha servido a los posteriores 
investigadores que trabajan el tema de la música. 
Dentro de las historias generales, la aportación de Gloria Carmona en La 
música de México. I. Historia 3. Periodo de la independencia a la Revolución 
(1810-1910), en el trabajo de compilación de Julio Estrada, es una de las obras 
que presentaron las primeras interpretaciones novedosas después de los 
clásicos; en ella expone la relación y convivencia entre la música de la clase 
9 
 
alta y la de la clase baja, que en un principio se consideraban ajenas entre sí. 
Además añade muy buenas referencias para complementar la información. 
Varios de los investigadores revisados fueron pioneros en la 
investigación de la historia de la música, y parte de un programa de rescate 
nacionalista de los aspectos culturales de México; por ello mucho de lo que 
escriben está cargado de orgullo, de criterios basados en la idea de que México 
avanzaba como país, con adelantos culturales, orgullo por lo producido en 
México y, claro, la pretensión del rescate de la música mexicana. Muchos de 
los autores que escribieron estas historias generales de la música lo hicieron 
en la primera mitad del siglo XX, periodo en el cual se propagó el nacionalismo. 
A diferencia de otros temas históricos, como el de la independencia, el 
de la música del siglo XIX casi no fue trabajado por los historiadores 
contemporáneos de ese siglo; lo que se conoce fue escrito a mediados del 
siglo XX, por lo que difícilmente podemos encontrar obras que expongan lo que 
la sociedad de ese siglo pensaba y escribía sobre la música. La única forma de 
saberlo es mediante los discursos de los políticos y claro, las revistas y 
periódicos de ese mismo siglo. 
Las obras que he mencionado anteriormente sirvieron para la 
construcción del aspecto musical, pero para el aspecto de la educación, de las 
ideas, de la política y demás, revisé a diversos autores, entre los que destacan 
los discursos de políticos de la época como Guadalupe Victoria y Lucas 
Alamán, los estudios más recientes sobre la construcción del nuevo Estado 
mexicano como Elisa Guadalupe Cuevas Landero, Alfredo Ávila y Virginia 
Guedea; Anne Staples para la parte de la vida cotidiana de las sociedad del 
siglo XIX y la ilustración; Josefina Zoraida Vázquez y Fabila Zanolli, entre otros, 
para la parte de la educación. 
Los que han escrito sobre la historia de la música en México no han 
prestado especial interés al estudio de la primera Sociedad Filarmónica y su 
Academia, proyectos que como veremos más adelante, fueron innovadores en 
el aspecto educativo por el momento político en el que surgieron y por las 
funciones sociales que promovieron, aspectos que nunca han sido 
10 
 
desarrollados, como tampoco las razones por las que estos proyectos 
surgieron. 
Su mención ha estado presente en historias generales de música y en 
escasos estudios biográficos de su principal impulsor: Mariano Elízaga. Por 
ello, para esta investigación el uso de historias generales de la música en 
México fue indispensable, así como la biografía de Mariano Elízaga escrita por 
Jesús C. Romero1, y algunos pequeños estudios sobre su obra musical, como 
el escrito por Ricardo Miranda2. La consideración de estos proyectos como 
parte importante de la historia de la música en México, no ha cambiado a lo 
largo del tiempo, sin embargo se ha quedado en la mera alusión de éstos, sin 
llegar a ser un objeto de estudio particular. Lo cierto es que siempre se han 
considerado como parte de básicamente dos procesos: la institucionalización y 
secularización de la música, por lo que quizás en los últimos años las 
menciones van acompañadas de un poco más de calificativos y líneas. 
En este trabajo, además de reconocerlos como parte de esos procesos, 
se intentará dar respuesta al ¿por qué surgen y bajo qué ideas políticas y 
filosóficas?, para situarlos en un plano menos musical y mas social e histórico, 
contribuyendo a una explicación más extensa de su formación. 
El trabajo más completo que hay sobre la primera Sociedad Filarmónica 
y su Academia es el libro de Jesús C. Romero José Mariano Elízaga, ya que a 
partir de una biografía desarrolla con fuentes primarias los proyectos que 
Elízaga elaboró y puso en práctica. En su obra, Romero desglosa muy bien los 
proyectos del músico mediante una detallada búsqueda y presentación de 
fuentes de archivo, muchas de ellas nunca antes consideradas, que expresan 
información bastante valiosa acerca de su concepción de la música y su 
educación. 
En efecto, trabajos posteriores a la obra de Romero se apoyaron en este 
libro como fuente primaria, pues la información y datos que menciona se 
componen básicamente de transcripciones pero también de una diversa y vasta 
 
1 Jesús C. Romero, José Mariano Elízaga, México, SEP-Departamento de Bellas Artes, 1934. 
2 Elízaga Mariano, Ultimas variaciones, Ricardo Miranda (edición y estudio preliminar), México, 
Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical, 1994. 
11 
 
utilización de fuentes documentales. La transcripción de las fuentes es la gran 
aportación de su obra pues hoy en día no se localizan todos los documentos 
que utilizó. Por ejemplo cuando Gloria Carmona habla sobre Mariano Elízaga y 
la “secularización” de la música menciona el interés de los mexicanos por 
agruparse con fines musicales desde su posición de civiles. En este tema, 
básicamente transcribe el trabajo de Jesús C. Romero. 
Un elemento relevante en este trabajo de tesis es la presentación de dos 
fuentes primarias nunca antes utilizadas públicamente: el Reglamento de la 
Sociedad Filarmónica y la partitura de un vals, obra del mismo Elízaga, 
dedicado “a la Emperatriz”. Jesús Romero menciona el Reglamento a grandes 
rasgos pero ningún otro investigador los había presentado como fuente 
primaria ni como apoyo para comprender las ideas sobre la música y su 
enseñanza en este siglo. En este trabajo, el Reglamento fue ocupado para 
sostener y nutrir algunos planteamientos que aquí se desarrollan.3 En cuanto a 
la partitura, se trata de una obra que no había sido considerada ni nombrada en 
las investigaciones previas sobre Elízaga y fue encontrada por el investigador 
independiente JorgeMartín Valencia Rosas. 
 
Musicólogos, músicos y antropólogos han estudiado la música desde 
sus propias metodologías y líneas teóricas de investigación, sin embargo el 
historiador no ha desarrollado una teoría ni metodología específica para este 
tema quizá por la falta de impulso y difusión del estudio de la música dentro de 
la disciplina histórica. Recientemente, en diferentes países como Estados 
Unidos, España, Colombia, Argentina y México, ha habido un mayor interés de 
los historiadores por la indagación de la historia de la música; 
lamentablemente, hasta ahora, aquí no existe una construcción metodológica o 
teórica desde la perspectiva propiamente histórica que respalde las 
investigaciones cuyo objeto de estudio es la música o el fenómeno musical. 
 
3 El Reglamento fue encontrado en el acervo de la biblioteca de la Universidad de Yale. El 
enlace para revisarlo fue Raúl Torres, quien pudo traerlo en forma de microfilm a través de 
un préstamo interbibliotecario. Yo me encargué de la transcripción. Agradezco a mi asesor, 
Raúl Torres, el apoyo en la búsqueda y adquisición de ambos documentos. 
12 
 
Los historiadores han optado por abordar el pasado musical 
conduciéndose con interrogantes comunes en ellos: el por qué y cómo de la 
creación, difusión y desaparición de los fenómenos sociales y culturales. Esta 
manera en que han escrito sobre música ha sido respaldada por nociones 
generales de la historia cultural y por investigaciones antropológicas. 
Actualmente, como parte de las actividades del Seminario Permanente 
de Historia de la Música en México, respaldado por la Universidad Autónoma 
de la Ciudad de México, se está creando una metodología apoyada y guiada 
por la historia cultural, lo que nos habla de los intentos por crear teoría para el 
estudio de la historia de la música. Sin embargo, para esta investigación no 
pretendo trabajar cuestiones teóricas que aún no han sido profundizadas; por 
ello me he limitado a trabajar con algunos conceptos y análisis procedentes de 
las disciplinas mencionadas. 
Como parte del marco teórico de esta investigación, he considerado un 
texto que contiene algunos “apuntes” para la construcción de una sociología de 
la música, donde el autor aborda cuestiones sobre la creación y reproducción 
musical así como también del funcionamiento social de la música, lo cual 
puede ser útil para la comprensión, no técnica sino social, de una obra musical. 
Se trata del texto “Ideas sobre la sociología de la música” del sociólogo 
Theodor Adorno, incluido en una compilación del mismo autor titulada Escritos 
musicales Vol I-III. 
Adorno nació en Alemania en 1909 y falleció en Suiza en 1969, fue un 
filósofo, sociólogo y musicólogo; escribió una variedad de textos sobre música 
con enfoque filosófico. En el texto mencionado, expone algunas ideas sobre la 
comprensión de la música ya no sólo desde el campo auditivo, sino social, es 
decir, las razones, motivos sociales por los que se crea, reproduce y mueve 
una obra musical. 
En este escrito presenta la importancia del factor social en la producción 
del arte dentro de un determinado tiempo y espacio, y ese es precisamente el 
punto que rescato para esta investigación; las sociedades corresponden a un 
tiempo y espacio específico y el arte responde también a la lógica de cada 
tiempo-espacio; estos factores no alcanzan a identificarse ni a comprenderse si 
13 
 
únicamente se habla de la estructura musical, de géneros musicales o de las 
vidas personales de los músicos: 
El sujeto compositivo no es individual sino colectivo. Toda música, aun si 
fuese la más individualista, posee un inalienable contenido colectivo: todo 
sonido no dice ya otra cosa que Nosotros. 
Este contenido colectivo, sin embargo, rara vez es el de una determinada 
clase o grupo. Los intentos de fijar la música a su pertinencia social tienen 
algo de dogmático. Ni el origen ni la biografía de un compositor, ni siquiera 
tampoco el efecto de la música sobre un estrato particular, aportan nada 
concluyente desde el punto de vista sociológico…4 
Las ideas sobre la construcción de una “sociología de la música” sirven 
para notar el complejo sistema en el que se produce el fenómeno musical, y 
por “produce” me refiero a todos los sujetos implicados: las personas que 
hacían los instrumentos, compositores, ejecutantes, oyentes, espacios y 
demás. 
En un principio la creación musical puede tener la finalidad de alcanzar a 
los miembros de un solo grupo social, pero al final esto influirá en el resto y en 
el todo social; dichos efectos o consecuencias son consideradas en el texto de 
Adorno al hablar de las contradicciones entre el espacio en el que se produce 
la obra y el efecto que ésta produce. Los puntos a tomar en cuenta y que serán 
mi guía para analizar y detectar aquéllas cuestiones sociales que intervienen 
en un el fenómeno musical (no como sonido, sino como elemento cultural) son 
las siguientes: 
-La función que cumple una obra está determinada en gran parte por la 
demanda, y a la vez, la oferta puede cambiar su función. 
-En la creación musical puede haber un sinfín de contradicciones de acuerdo 
con su creación y su recepción, la función es determinada hacia ambos lados: 
los creadores y los receptores. 
-Debe tomarse en cuenta la lógica de la situación: la recepción que va teniendo 
la obra cambia con el tiempo y en ella están involucrados aspectos sociales, 
pero también individuales de cada sujeto que escucha, que toca, así que en el 
desenlace o en la comprensión del fenómeno están involucrados aspectos 
 
4 Theodor Adorno, “Ideas sobre la sociología de la música” en Escritos musicales Vol I-III, 
Madrid, Akal, 2006, p.18 
14 
 
subjetivos a los que quizás nunca podamos llegar a conocer porque fueron 
razones y sensaciones propias de cada sujeto. 
Para cerrar esta introducción conviene presentar los cuatro capítulos y el 
anexo que conforman la investigación. El primer capítulo expone los escenarios 
y fundamentos ideológicos y políticos con los que surgió la primera Sociedad 
Filarmónica. Se hace un repaso por la coyuntura política de la independencia, 
los pensamientos liberales para la construcción de la nueva nación y cómo las 
ideas de la ilustración se relacionaron con la música y el arte. 
El segundo capítulo es una biografía del fundador de la primera 
Sociedad Filarmónica, Mariano Elízaga; se abordan los proyectos realizados en 
su vida, la relevancia que tuvieron para el siglo en el que fueron creados y las 
ideas sobre la música que Elízaga promovió. 
En el tercer capítulo se desarrolla el tema de la primera Sociedad 
Filarmónica a partir de los discursos políticos de los colaboradores, la difícil 
tarea de encontrar un lugar para el establecimiento de ésta, los objetivos, el 
papel de la mujer en dicha Sociedad, el tema de la secularización de la música 
y por último, las características particulares de la música que la Sociedad 
procuró difundir, asociadas generalmente a los cánones europeos. 
El cuarto capítulo aborda el tema de la Academia; puede leerse sobre su 
proceso de apertura, cuáles fueron sus objetivos, el origen de la 
institucionalización de la enseñanza musical y los efectos que este espacio de 
enseñanza pudo haber producido en la sociedad. 
Por último, el anexo contiene el Reglamento de la Sociedad Filarmónica. 
He añadido este documento completo porque me parece de gran utilidad para 
futuras investigaciones sobre el tema y otros relacionados. Es una fuente 
donde puede conocerse la percepción de la enseñanza musical en aquel 
entonces y al presentarlo aquí me parece que se facilita el acceso a este 
documento. 
Espero que este trabajo aporte un poco al entendimiento de nuestras 
historias y favorezca la necesidad de seguir planteando interrogantes sobre15 
 
cómo fuimos y cómo somos, donde la música tenga nuevos significados para la 
historia y construya nuevas formas de entenderla. 
 
 
16 
 
Capítulo 1. Escenarios 
 
La fundación de la primera Sociedad Filarmónica y su Academia (1824 - 1825), 
obras del músico michoacano Mariano Elízaga, se gestó en la coyuntura del 
proceso de independencia de la Nueva España. Ambos proyectos tuvieron 
únicamente dos años de vida, no obstante el análisis conjunto de los aspectos 
que contribuyeron a su establecimiento, como los sociales, políticos 
(liberalismo, federalismo, nacionalismo), ideológicos (el pensamiento ilustrado), 
musicales (tipos de música)5 y educativos (tendencias nacionalistas), nos 
ayudará a comprender cómo los cambios en el pensamiento político pudieron 
haber generado nuevas ideas sobre la música y la función de ésta en el México 
independiente. 
La primera Sociedad Filarmónica y su Academia se crearon en un 
momento en el que era importante fortalecer las estructuras políticas y 
culturales del naciente Estado mexicano. A pesar de que la religión fue un 
legado del periodo colonial, en los primeros años del siglo XIX, la Iglesia 
comenzó a perder fuerza en las decisiones políticas y normativas dado que el 
cambio a formas políticas democráticas exigía más de la dicotomía razón- 
representatividad social y menos de fe-voluntad divina. Este aspecto también 
influyó en la reconstrucción de las músicas y por supuesto en los objetivos de 
los proyectos surgidos para promover este arte. 
Por lo general el estudio de la música no está incluido en el análisis 
sobre la conformación del Estado mexicano una vez finalizada la guerra de 
Independencia, pero esto no significa que no fuera importante en dicho periodo. 
Aquí tendremos la oportunidad de ver cómo la música interactuó con todos los 
aspectos sociales e incluso en ocasiones determinó decisiones en algunos 
campos, como la educación. 
 
 
5 Me he privado de usar el término “géneros musicales” ya que la palabra género es aún 
discutida por algunos estudiosos de la música. La razón es que el concepto de género 
musical no alcanza a trazar todas las características de las músicas que se producen por un 
grupo social que trastocan las fronteras de técnicas, instrumentos e incluso ejecutantes. 
17 
 
Independencia y formación del Estado mexicano 
Una gran cantidad de historiadores dedicados al estudio de las 
independencias americanas han aceptado que por lo general este proceso ha 
sido objeto de una interpretación nacionalista, es decir, ha respondido a una 
necesidad de fortalecer la idea de los héroes y respaldar los proyectos 
estatales construyendo así un imaginario de la independencia y de la 
construcción de la nación. 
A pesar de que hoy en día aún existen estas interpretaciones 
tradicionales, los trabajos de diversos historiadores como Erick Van Young, 
Timothy Anna, John Lynch, Jaime Rodríguez, etc., han construido una 
explicación más compleja de la revolución de Independencia a partir de nuevos 
caminos como el materialismo, la historia política o la historia de las ideas. 
Estos autores hablan de la Independencia como un proceso en diversas etapas 
y en el que los sujetos sociales que intervinieron no siempre compartieron los 
mismos objetivos. La pluralidad de ideas, las Cortes de Cádiz, la Ilustración, la 
variedad de grupos sociales y el propio devenir histórico fueron conformando, 
cada una con su peso y objetivos determinados, este proceso de 
emancipación6. 
El proceso independentista, que abarca los años de 1808 a 1821, tuvo 
sus orígenes en los conflictos políticos que se desataron en España tras la 
invasión de Napoleón Bonaparte y el aprisionamiento de Fernando VII y su 
padre, lo cual provocó la abdicación de los reyes españoles. Al llegar la noticia 
a la Nueva España, el virrey Iturrigaray dispuso no acatar las órdenes de 
 
6 Hoy en día es bastante aceptada la hipótesis y las interpretaciones sobre cómo la lucha de 
independencia tuvo diferentes facetas en las cuales los objetivos fueron cambiando y en 
donde por supuesto, la independencia no fue el objetivo principal de las diversas rebeliones 
armadas. Sobre esta interpretación han escrito diversos autores, por ejemplo Ernesto de la 
Torre Villar, La Independencia de México, México, MAPFRE y FCE, 1992; Erick Van Young, 
La otra rebelión. La lucha por la independencia de México, 1810-1821, México, FCE, 2006; 
Luis Villoro, El proceso ideológico de la revolución de independencia y su artículo “La 
revolución de Independencia” en la Historia general de México, México, El Colegio de 
México, 2000; entre otros muchos artículos y compilaciones de reciente publicación como la 
aportación de Jaime E. Rodríguez en La independencia de México. Temas e 
interpretaciones recientes, Alfredo Ávila y Virginia Guedea (coord.), México, UNAM-Instituto 
de Investigaciones Históricas, 2007. 
18 
 
Napoleón y jurar a Fernando VII como rey legítimo, pero también algunos 
grupos consideraron oportuno instaurar un gobierno soberano del propio país7. 
A la par, la misma metrópoli enfrentaba cambios políticos, como el 
intento de restar poder al absolutismo y dar paso al liberalismo (tema que se 
abordó en las Cortes de Cádiz). Después de varios años, a través de diferentes 
juntas, congresos y discusiones tanto en España como en su principal colonia, 
se culminó con la separación de ésta. Es por eso que el proceso de 
independencia hoy es reconocido como un conjunto de diversas luchas. 
Jaime Rodríguez se ha dedicado a generar nuevas explicaciones sobre 
la Independencia a partir de temas políticos. Su extenso conocimiento sobre la 
historiografía de la independencia le permite elaborar nutridas tesis de 
propuestas anteriores, las cuales retoma ya sea para imprimir una crítica o para 
complementarlas. Al reconocer la diversidad de intereses y de sujetos 
involucrados en este proceso menciona: 
La independencia no fue un movimiento anticolonial sino parte tanto de 
una revolución política como del rompimiento de un sistema político 
mundial. Los americanos demandaron “igualdad” no “independencia”. 
Buscaron la “autonomía” y no la “separación” de la monarquía española. 
Sólo cuando la monarquía rehusó concederles su demanda de 
“autonomía” fue que la mayoría de los americanos optó por la 
“emancipación”. Además, yo sostengo que los campesinos, es decir los 
indígenas, también participaron en los procesos políticos. En ese sentido, 
la independencia no fue una gesta criolla, sino una gesta americana. Es 
decir, no solamente hubo “alta política” sino también “baja política”8 
En las primeras dos décadas del siglo XIX surgió la necesidad de 
reformar la estructura política que regiría el nuevo estado independiente. 
Después de casi trece años de diversos movimientos socio-políticos en Nueva 
España, en febrero de 1821 se proclamó la Independencia en el Plan de Iguala. 
Este Plan pedía a los europeos, indios y criollos formar una sola nación y 
mantuvo la monarquía como régimen de la recién colonia independizada; se 
unificaron los intereses de la oligarquía criolla y solicitaron algunas otras 
garantías: mantener la religión y el orden social en la unión de todas las 
 
7 Ernesto de la Torre Villar, La independencia de México, México, MAPFRE-FCE, 1992. 
8 Jaime Rodríguez, “Interpretaciones generales de las independencias” en La independencia de 
México. Temas e interpretaciones recientes, Alfredo Ávila y Virginia Guedea (coord.), 
México, UNAM-Instituto de Investigaciones Históricas, 2007, p.216 
19 
 
clases.9 De acuerdo con estos principios, Iturbide entró a la ciudad de México 
el 27 de septiembre de 1821, al frente del ejército cuyo lema consideraba tres 
garantías: religión, unión e independencia. 
En Córdobase firmó el tratado en el que se reconoció al “Imperio 
Mexicano” como una nación soberana e independiente. En un principio, el trono 
se ofreció a Fernando VII o a un príncipe de la casa reinante, pero en caso de 
que ninguno aceptara la opción era que el Congreso mexicano eligiera al futuro 
emperador. Para España, ocupar el trono implicaba reconocer la 
independencia; siendo que no estaba dispuesto a ello, no aceptó y así los 
mexicanos tuvieron que decidir quién sería su propio emperador. Esto último 
llevó a que se generaran discusiones en torno al establecimiento de las 
políticas y formas de gobierno que tomaría la ex colonia española. Los grupos 
de criollos comenzaron a dividirse: por un lado los conservadores buscaban la 
monarquía mientras los liberales una república10. 
Las disputas sobre la implementación de la forma de gobierno fueron 
diversas y constantes a lo largo de la primera mitad del siglo XIX; la 
inexperiencia en la administración de un país, además del déficit económico 
provocado por la recién acabada guerra que vino a sumar al ya descapitalizado 
virreinato a raíz del reformismo borbónico, provocaron un periodo de 
inestabilidad y de constantes cambios a otras formas de gobierno. Era claro 
que separarse de la metrópoli obligaba a los residentes de la antigua colonia a 
pensar en la forma de gobernarse y organizarse políticamente.11 Se decidió 
primeramente una monarquía encabezada por Iturbide, cosa que cambiaría 
pocos años después. 
El establecimiento de la monarquía iturbidista provocó inconformidad de 
muchos liberales, así que hubo intentos por derrocarla e instaurar la república. 
 
9 Luis Villoro, “La revolución de Independencia” en la Historia general de México, México, El 
Colegio de México, 2000. 
10 Manuel Ferrer Muñoz, La formación de un estado nacional en México (El Imperio y la 
República federal: 1821-1835), México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1995 
11 Josefina Zoraida Vázquez, “Los primeros tropiezos” en Historia general de México, México, 
Fondo de Cultura Económica, 2002 
20 
 
Con el republicanismo, surgieron entonces dos vertientes entre los liberales: los 
que defendían el federalismo y los que creían en el centralismo.12 
Tras la caída de Iturbide y el triunfo del federalismo, los partidarios de la 
República intentaron consolidar aún más la legitimidad y funcionalidad de este 
sistema de gobierno. Para ello, idearon la Constitución de 1824 que contenía la 
estructura de los nuevos órganos. Los discursos sobre la construcción del 
nuevo Estado mexicano se fijaron de acuerdo con las ideas liberales e 
ilustradas. 
Durante el siglo XIX, las formas de Estado respondieron a intereses de 
ciertos grupos privilegiados, aquéllos cercanos a las letras, con posibilidades 
de obtener propiedades y estar acomodados en círculos sociales cercanos a la 
política. Ellos fueron los encargados de crear los discursos sobre las 
poblaciones que representarían, conformarían y estructurarían a México.13 
Casi todo el pensamiento de la primera mitad del siglo XIX se resume en la 
dicotomía liberales-conservadores;14 en general los teóricos nacionalistas 
defendieron las ideas liberales pero siempre hubo tintes diversos en cuanto a la 
teoría y la práctica. Tal fue el caso de Lucas Alamán, a quien difícilmente se le 
puede encasillar en un tipo de pensamiento, ya que en algunas cuestiones 
parecía compartir la ideología liberal, pero en otras conservaba ideas políticas 
cercanas a la monarquía.15 Ahora bien, a pesar de los matices que existen 
entre los políticos liberales, puede decirse que son herederos de la Ilustración; 
para ellos “la Iglesia católica representaba el principal obstáculo al progreso y 
al desarrollo de una sociedad moderna.”16 
 
 
12 Jan Bazant, “De Iturbide a Juárez”, en Timothy Anna, [et. al.], Historia de México, Barcelona, 
Crítica, 2001 y David Brading, Los orígenes del nacionalismo mexicano, México, Ediciones 
Era, 1973. 
13 Elisa Guadalupe Cuevas Landero, La paradoja nación revolución en el pensamiento político 
de Lucas Alamán, México, UNAM-Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, 
1995 
14 Jan Bazant, Op. Cit. 
15 José C. Valades, Alamán. Estadista e historiador, México, Universidad nacional Autónoma de 
México, 1977 
16 David Brading, Op. Cit., p.104 
21 
 
Podemos concluir que la independencia no generó una identidad única, si 
acaso un estereotipo de lo mexicano que, cabe decir, no se construyó con la 
lucha de la independencia sino con todo el discurso nacionalista que hubo 
después de dicho movimiento. Reconocer que aun con la conformación del 
Estado Nación en 1821 la identidad mexicana no fue uniforme nos ayudará a 
comprender mejor este trabajo, pero también a México como territorio. La 
llamada identidad mexicana no sólo la hizo el criollismo, fueron también los 
indígenas, los campesinos, los ilustrados. México se constituyó de todas ellas y 
de ellos, y con una variedad de elementos sociales entretejidos, como por 
ejemplo, la música. 
Si bien la primera Sociedad Filarmónica y su Academia nacieron en el 
contexto político en el que México era república federal, las formas de pensar y 
de vivir no se transformaron de manera inmediata; por lo que, a pesar de la 
ruptura política del mundo colonial, estos proyectos expresaron una continuidad 
de tradiciones; por un lado estaba el nuevo orden liberal y por otro, el 
conservador con su añeja defensa de la religión y claro, de la Iglesia. ¿Qué 
elementos se conservaron y cuáles se modificaron al instaurarse ambos 
proyectos? 
 
Ilustración en México 
La Ilustración es un movimiento cultural ubicado entre los siglos XV y 
XVIII, nació en Europa pero también se extendió a territorios 
hispanoamericanos. Si bien su característica principal es “el uso de la razón”, 
hay diversos conceptos como la libertad, el progreso o el individuo, que son 
construidos y debatidos desde el ámbito filosófico, político, religioso y social, y 
tienen características propias según cada país y persona que los desarrolla. La 
Ilustración que se retoma en Hispanoamérica estuvo influenciada sobre todo 
por la corriente francesa, estadounidense y española. Aquí me enfocaré en 
esbozar la que surge en México. 
Gustavo Escobar menciona que en términos generales, la idea de 
progreso es muy bien recibida entre los pensadores de la Ilustración, creen que 
22 
 
la humanidad avanza gradualmente hacia un estado de ilustración y 
racionalidad y que el ser humano es perfectible, capaz de progresar 
indefinidamente mediante la educación. Los ilustrados pretendían que el 
progreso de la razón permitiera la realización de una vida cada vez más 
virtuosa.17 Esto, como veremos más adelante, se expresa en los objetivos de la 
Sociedad Filarmónica. 
En términos de política, solían defender el despotismo ilustrado, 
pensando que la forma ideal de gobierno es a través de un rey ilustrado, que 
velara por el fomento a la cultura nacional mediante la fundación de centros de 
enseñanza como bibliotecas, academias y universidades, mientras que la 
religión se respetaba como una práctica individual.18 
En cuanto a la religión, los ilustrados cuestionan cuál es el lugar de la fe 
dentro de una corriente de pensamiento fundada precisamente en la razón. El 
deísmo se presentó como la posibilidad de determinar la validez de la religión 
dentro de los límites de la razón pura, es una doctrina que afirma la existencia 
de un Dios racional y exento de providencialismo.19 Casi todos los iluministas 
franceses, alemanes e italianos culminaron con el deísmo, mientras que los 
españoles, permanecieron dentro de los lineamientos del catolicismo. 
Otra de las teorías que surgen durante la Ilustración es la del contrato 
social, la cual se convierte en una protesta contra el viejo ordenestablecido y 
un programa para la creación de un orden nuevo donde se otorga una 
responsabilidad al ser humano de la construcción de su propia historia y 
entorno. 
Generalmente los ilustrados expresaron una visión discontinua de la 
historia, considerando la existencia de épocas “oscuras e irracionales” como 
fracturas que interrumpían la marcha del progreso. Para ellos, la Edad Media 
significaba una época de tinieblas que albergaba un gran cúmulo de errores. La 
visión ilustrada de la historia muestra el rechazo del pasado inmediato. Una 
manera semejante de entender la historia la encontramos en los pensadores 
 
17 Gustavo Escobar Valenzuela, La ilustración en la filosofía latinoamericana, México, Editorial 
Trillas, 1980, p.15 
18 Gustavo Escobar Valenzuela, Op. Cit., p.12 
19 Ídem p.18 
23 
 
hispanoamericanos del siglo XIX, tal como lo demuestran los discursos de los 
políticos del periodo independiente al referirse a la colonia y la herencia 
española, como un momento de oscuridad que es necesario dejar atrás e 
incluso rechazar, para dar lugar a la modernidad.20 
Todos estos elementos fueron retomados por los pensadores 
hispanoamericanos pero poniendo énfasis en sus propios valores y estudiando 
las posibilidades de aplicar la teoría ilustrada a su propia realidad. Podríamos 
decir que los ilustrados mexicanos de principios del siglo XIX compartían las 
ideas del progreso y de la consolidación de la razón en las personas, desde lo 
político se parece a la corriente básicamente española (despotismo ilustrado) 
representado en este caso no por un rey sino por un presidente que los guiara 
hacia los ideales de la ilustración; mientras que en lo religioso se parece a la 
corriente francesa (deísmo): 
Imbuidos en los ideales de la Ilustración, los libertadores deseaban 
modelar a sus pueblos con los principios de igualdad y libertad; sin 
embargo, pronto repararon en la incapacidad de las masas para recibir los 
beneficios de un gobierno democrático. Era pues necesario educar a las 
masas, enseñarlas a disfrutar la libertad. Adhiriéndose a la filosofía del 
despotismo ilustrado, los caudillos de la independencia conciben la idea de 
que los pueblos necesitan de un gobierno sabio que los guíe. Esta idea 
permaneció vigente aún en la generación de los románticos del siglo 
XIX…21 
Como vimos anteriormente, por su posición social, privilegios de 
propiedades y educación, los criollos, grupo generalmente de clase media 
asumido como detentor de las luces e inteligencia, fueron los encargados de la 
conformación política y cultural del estado independiente. Bajo el argumento de 
que los pueblos latinoamericanos no estaban educados para ejercer la 
soberanía, los encargados de encauzar al pueblo, fueron los propios criollos 
ilustrados, buscando implantar las ideas de ilustración, libertad y abundancia 
para la sociedad, en ellos hubo un especial interés en promover la educación 
bajo estos principios. 
 
 
20 Cfr. Abelardo Villegas, La filosofía en la historia política de México y Gustavo Escobar, La 
ilustración en la filosofía latinoamericana. 
21 Gustavo Escobar, Op. Cit., p.45 
24 
 
La educación en la primera década del siglo XIX 
Los ilustrados pensaban que para alcanzar el progreso y la perfectibilidad 
del hombre era necesario educar para así “liberar a las clases populares de la 
ignorancia y la superstición” arrastrada de la época anterior, creían que sin la 
Ilustración no había libertad.22 
Sin embargo, la idea de que el periodo colonial había sido un momento de 
oscuridad y de monopolio de la Iglesia en el ámbito educativo, es una idea 
equivocada que, según Anne Staples, le debemos a Mora. Para la autora, “la 
espantosa ignorancia del pueblo mexicano, como decían los escritores de 
aquel entonces, no era tal. Promover el bien común y el conocimiento útil se 
convirtieron en lemas que empezaron a ponerse en práctica a finales del siglo 
XVIII…”23 Por ejemplo, menciona que desde el siglo XVII se había organizado 
el gremio de maestros seglares, las mujeres abrían “amigas”24 y en la Real 
Universidad de México, financiada por el rey, había una facultad de Medicina, 
sin asistencia de clérigos. 
Desde la colonia temprana, escuelas de primeras letras estuvieron bajo la 
administración de los ayuntamientos y para finales del siglo XVIII, éstos 
desempeñaron un papel activo en la creación de escuelas municipales; “les 
tocaba rentar los locales, financiar y vigilar su funcionamiento, examinar, 
contratar y despedir a los maestros e invitar al párroco a acreditar la capacidad 
del maestro para impartir la doctrina cristiana. Nada de esto se modificó a la 
hora de sustituir una monarquía lejana…”25 
También es importante reconocer que el pensamiento ilustrado no fue 
exclusivo del siglo XIX, pues éste llegó a territorios novohispanos desde el siglo 
XVIII, y uno de los grupos que promovió estas ideas fueron los jesuitas, la 
 
22 Cfr. María Teresa Yurén Camarena, La filosofía de la educación en México, Principios, fines y 
valores. México, Editorial Trillas, 2008 
23 Anne Staples, “El entusiasmo por la independencia” en Historia mínima ilustrada de la 
educación en México, Pablo Escalante..[et.al.]; Dorothy Tanck Estrada, coordinadora, 
México, El Colegio de México-Seminario de la Historia de la Educación en México, 2010, 
p.151 
24 La Amiga o Miga de la vecindad o barrio, eran escuelas ubicadas por todas partes de las 
ciudades, admitían muchachos pequeños y niñas hasta la edad de 12 años, ya que a esa 
edad ellas debían retirarse de lo público y continuar sus estudios en su propio hogar. Cfr. 
Tanck Estrada, p.138 
25 Anne Staples, Op. Cit. p.154 
25 
 
mayoría de ellos criollos, quienes tuvieron una gran influencia en la educación 
durante el periodo colonial: aproximadamente la mitad de ellos trabajó en 
instituciones que enseñaban entre el nivel de primeras letras y las carreras 
universitarias, gramática latina, humanidades y ciencias. A partir de mediados 
del siglo XVII, “un pequeño grupo de jesuitas había emprendido una reforma de 
los estudios con el fin de promover el método experimental en las ciencias y 
depurar los abusos del método escolástico en la filosofía y la teología.” 26 
También la Constitución de Cádiz influenció la educación de la Nueva 
España, tuvo gran influjo en la legislación mexicana de este periodo, la cual 
consideraba que en las escuelas de primeras letras, además de enseñar a leer, 
escribir, contar, y el catecismo de la religión católica, también se ofreciera una 
explicación de las obligaciones civiles; también se mostró preocupación por 
extender la instrucción sin distinguir el origen étnico.27 La misma constitución 
de Cádiz ordenaba a los nuevos ayuntamientos constitucionales el 
establecimiento de escuelas municipales que enseñaran las primeras letras y el 
“catecismo de la religión católica que comprenderá también una breve 
explicación de las obligaciones civiles”.28 
Para Tanck Estrada, en el ámbito educativo, el término ilustración se 
refirió al interés del gobierno de aumentar su participación en la enseñanza 
como manera de promover el progreso en las virtudes, las ciencias y las artes 
En ciudades como Puebla y México, la mayoría de los alumnos asistieron a 
escuelas gratuitas financiadas por ayuntamientos, grupos filantrópicos, la 
Iglesia, o los pueblos de indios: “El Estado quería extender la educación básica 
entre los pobres, imponer el uso del castellano en las escuelas, modernizar la 
enseñanza en los colegios y las universidades y al mismo tiempo reducir la 
participación de la Iglesia en las instituciones educativas…”29 Es interesante 
pensar que en esta época, sobre todo en las escuelas de primeras letras, niños 
de todos los grupos étnicos y niveleseconómicos convivieron en la misma aula. 
 
26 Dorothy Tanck Estrada, “El siglo de las Luces” en Historia mínima ilustrada de la educación 
en México, Pablo Escalante..[et.al.]; Dorothy Tanck Estrada, coordinadora, México, El 
Colegio de México-Seminario de la Historia de la Educación en México, 2010, p.103 
27 Cfr. Dorothy Tanck, Op. Cit. 
28 Dorothy Tanck, Op.Cit. p.134 
29 Ídem, p.135 
26 
 
Así que 1821 no fue un parteaguas en la educación, desde antes de la 
independencia el Estado había mostrado interés por ocuparse de ella; lo que 
quizá sí se modificó en este año fue la estabilidad de las instituciones 
educativas, pues éstas sufrieron un deterioro durante la guerra de 
independencia por la ocupación de la Universidad por las tropas realistas y el 
cierre por falta de apoyo financiero, del Jardín Botánico, la Academia de San 
Carlos y el Colegio de San Nicolás de Michoacán. A pesar de esta crisis, 
siguieron abiertos dos universidades y nueve seminarios diocesanos30 y 
colegios.31 
 En la década de 1820 surgieron cuatro institutos literarios: Oaxaca, 
Toluca, Guadalajara y Jerez, Zacatecas. Sobre todo los tres primeros buscaban 
formar abogados, matemáticos, médicos, ingenieros y otros profesionistas. En 
1822 en la ciudad de México se estableció la Compañía Lancasteriana, 
sociedad de beneficencia que logró reunir a un buen número de políticos, 
escritores y clérigos interesados en reducir los índices de analfabetismo.32 
Fueron centros de educación cuyo propósito era ayudar a aquellos que no 
contaran con facilidades para estudiar. A través de un método considerado 
como de enseñanza mutua, los alumnos más avanzados ayudaban a sus 
compañeros, así que, al terminar la guerra de independencia, este sistema de 
educación ganó reputación por su economía y rapidez.33 Este método, como 
veremos más adelante, fue el que se consideró para las clases de la Academia. 
Además de las “virtudes cristianas y morales”, los profesores promovían 
“la aplicación, la docilidad, la obediencia y el respeto a sus superiores.”34 Tal 
como lo ilustra el Reglamento de la Sociedad en su apartado sobre la 
asistencia de los alumnos y la disciplina. 
 
30 Los seminarios diocesanos, fundados a lo largo del periodo virreinal, tenían como objetivo la 
preparación del clero secular y su función era servir de puente entre la Iglesia y la sociedad 
secular, de tal manera que abrían sus puertas a los jóvenes laicos, sin vocación religiosa, 
que deseaban una educación secundaria o superior, sobre todo en localidades donde no 
había otras opciones educativas. El estos seminarios constituyeron el mayor número de 
instituciones educativas de nivel superior en el país. Cfr. Anne Staples, p.165 
31 Cfr. Anne Staples, Op. cit. 
32 Ídem 
33Dorothy Tanck, “Las escuelas lancasterianas en la Ciudad de México:1822-1842” (consultado 
en internet en abril de 2016, pdf) 
34 Cfr. Dorothy Tanck, Op. cit p.142 
27 
 
Según María teresa Yurén, “Sapere aude” o “tener el valor de servirse del 
propio entendimiento” es el rasgo fundamental con el que Kant define a la 
Ilustración y es signo de madurez individual, al nivel de conciencia, y social, a 
nivel de comunidad. Así, ser ilustrado significaba dirigirse por sí mismo, por ello 
la autora, considera “la autonomía” de conocimiento como parte de la 
educación. 
Para esta autonomía, y para la consolidación de la independencia fue 
necesaria la consolidación de instituciones propias, las cuales debían de tener 
un sustento teórico. Las constituciones creadas en ese periodo expresaron los 
ideales ilustrados de los criollos. La Constitución de 1824 fue el documento que 
contuvo las bases de la organización política y las funciones que 
desempeñarían el presidente, el Congreso y los estados federados. En 171 
artículos, se señalaban las facultades de los estados, de la Federación y la 
consagración de la soberanía popular. Resultó un documento más de carácter 
orgánico que dogmático, pues la labor del constituyente se concentró en la 
organización del nuevo Estado y representó el inicio de una nueva época para 
gran parte del país.35 
La elaboración de este conjunto de leyes posibilitó la creación de 
instituciones propias independientes que debían corresponder a los nuevos 
parámetros ideológicos y los objetivos de ilustración, libertad y representación. 
Como parte de las acciones para establecer las instituciones se tomó en cuenta 
la educación, la organización de los gobernantes y sus funciones, así como los 
aspectos militares.36 En la Constitución de 1824 puede leerse: 
Yacía la nación en un letargo tan mortal, que el observador más atento no 
podía encontrarle la más ligera señal de vida: los elementos del 
despotismo amalgamados con los de su existencia constituían su 
naturaleza, de manera que parecía imposible separarlos sin destruirla; la 
opaca nube de la superstición cubría toda la superficie del estado; […]; las 
artes estaban proscritas; el comercio sistemado bajo el modelo de un vasto 
estanco, al paso que empobrecía a la nación, la privaba de toda 
comunicación con los extranjeros; el sistema de educación era el de las 
máximas más propias para sostener la opresión, la superstición y el 
fanatismo; el de legislación el más adecuado para apartar al hombre del 
 
35 Constitución de 1824, México, Talleres Gráficos de la Nación, 1985 (Serie de cuadernos 
conmemorativos, 43), p. 36-37 (Las cursivas son mías) 
36 Ídem 
28 
 
conocimiento de sus derechos, intrincándolos en un obscuro laberinto en 
que era forzoso perderlos;…37 
La cita anterior deja ver que la Constitución de 1824 parece ser 
considerada por sus propios redactores como un documento necesario para 
impulsar la educación y así promover el despertar de México de su “letargo 
mortal” y transitar de lo que consideraban como “oscuridad” proveniente de la 
colonia, hacia la ilustración, objetivo de la independencia. 
Podría suponerse que hay varios elementos recuperados de Cádiz para la 
Constitución de 1824, como el de la educación. El título IX y último de la 
Constitución de Cádiz de 1812 aborda el tema de la instrucción pública y fue la 
primera en dar un lugar específico a la educación en las constituciones 
españolas, por eso quizá pueda considerarse como un referente para la 
comprensión de la importancia de la educación y la cultura para los liberales 
mexicanos del siglo XIX. En uno de los artículos puede leerse: 
art. 367. Asimismo se arreglará y creará el número competente de 
universidades y de otros establecimientos de instrucción, que se juzguen 
convenientes para la enseñanza de todas las ciencias, literatura y bellas 
artes.38 
 
 Hablamos de una Constitución que aún está dentro del contexto 
monárquico, sin embargo se considera como un elemento de formación liberal, 
en donde la educación de las primeras letras era prioridad, como también lo 
sería la educación de las bellas artes. 
Durante la elaboración del proyecto de la Constitución de 1824 se 
expusieron diversas ideas acerca del papel del Congreso, encaminado a 
fortalecer los espacios donde se “promovía la ilustración” y evitar que cayeran 
en la inactividad. Uno de sus miembros, el señor Osores, escribió la siguiente 
consideración: 
Mucho menos es querer que los institutos de ciencias y artes sigan como 
hasta aquí en una especie de estanco, sin poderse multiplicar más y más 
los capitales de los estados y demás poblaciones de consideración; nada 
menos que eso, ¡ojalá y cuanto antes, se funden casas para enseñanza de 
ciencias y artes en mis partes! Mi objeto no es otro que el de precaver la 
ruina de los establecimientos generales que tenemos, de donde se ha 
 
37 Ídem 
38Constitución de 1812, (Consultada en octubrede 2016 en 
http://personal.us.es/alporu/legislacion/constitucion_1812_educacion.htm) 
29 
 
difundido y difundirá más y más la ilustración a merced del nuevo plan de 
estudios que se proyecta, para que no nos suceda lo que al vascongado 
del apólogo.39 
En el texto definitivo de la Constitución Federal de 1824 se expresaba que 
la nueva organización del Estado debía responder a la promoción de la 
ilustración, educación y el progreso, de hecho parte de sus facultades 
fundamentales era hacerlo a través de establecimientos que enseñaran, entre 
otras cosas, las ciencias y las artes: 
50. Las facultades esclusivas del congreso general son las siguientes: 
1ª. Promover la ilustracion, asegurando por tiempo limitado derechos 
esclusivos á los autores por sus respectivas obras; estableciendo colegios 
de marina, artillería é ingenieros; erigiendo uno ó mas establecimientos en 
que se enseñen las ciencias naturales y esactas, políticas y morales, 
nobles artes y lenguas; sin perjudicar la libertad que tienen las legislaturas 
para el arreglo de la educacion pública en sus respectivos estados.40 
 
 En términos teóricos, el interés por la educación estaba puesto. Ahora 
tendría que llevarse a la práctica cotidiana. 
 
Los discursos políticos en torno a la educación de las artes 
El año en el que se estableció la Sociedad Filarmónica fue el de transición 
de Iturbide como emperador a Guadalupe Victoria como primer presidente de la 
recién nación mexicana. Este cambio se reflejó en los objetivos y patrocinios de 
la Sociedad. Así, es importante conocer las ideas de Victoria acerca de las 
artes pues si la Sociedad pudo surgir en el tiempo de su gobierno posiblemente 
fue porque en él hubo un interés por fomentar el arte musical. 
A Victoria le correspondió llevar a cabo diversas reformas administrativas, 
él dictaminó que se creara la Suprema Corte de Justicia y se formara el Distrito 
Federal. Así mismo, el 18 de noviembre de 1824 “El Congreso decreta que la 
ciudad de México, con radio de 2 leguas tirado desde la Plaza Mayor formando 
 
39 Citado en José Barragán, El pensamiento federalista mexicano: 1824, México, Universidad 
Autónoma del Estado de México-Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, 
1983, p.186-187 (las cursivas son mías) 
40 Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, Sancionada por el Congreso 
General Constituyente, el 4 de octubre de 1824, México, Imprenta del Supremo Gobierno de 
los Estados Unidos Mexicanos, en Palacio, p.7 
30 
 
una circunferencia, fuese el Distrito Federal41 para que residieran los poderes 
generales...”42 Siendo ya presidente, llamó a sus conciudadanos a seguir 
exigiendo que España reconociera la independencia, lo que nos habla de que 
gobernó un territorio aún en disputa. En su discurso como primer presidente de 
México dijo: 
Señor: Un respeto santo y religioso á la voluntad de mis conciudadanos, 
me acerca en este día al santuario de las leyes, y, sobrecogido de temor, 
vacilo por los beneficios de mi Patria, por las obligaciones a su bondad sin 
límites y por la tremenda consideración de que es llamado el último de los 
mexicanos al primero y más importante de los cargos públicos en una 
Nación grande, ilustrada y poderosa. 
…La forma de Gobierno Federal, adoptado por la Nación, habrá de 
sostenerse con todo el poder de las leyes. La ilustración y la sana moral se 
difundirán en todo nuestro territorio: será su apoyo la libertad de la 
prensa.[…] No dejará de cultivarse una sola semilla de grandeza y 
prosperidad.43 
En cuanto a las ideas de Guadalupe Victoria sobre la educación de las 
“bellas artes” podemos decir que, como muchos ilustrados, estaba en sus 
prioridades fomentar la educación dentro de México y evitar que las personas 
tuvieran que salir al extranjero para recibir instrucción. En un discurso 
pronunciado el 21 de mayo de 1825 comentó: “El Poder Ejecutivo no ha 
perdido ni puede perder de vista la moral y la ilustración, y por lo que á ésta 
hace, una Junta está actualmente entendiendo en un proyecto grandioso de 
enseñanza pública, á fin de que los mexicanos no tengan que ir á buscar estos 
socorros a otros países.”44 
Para los políticos fue indispensable mostrar que la educación era un 
elemento fundamental para alcanzar la ilustración y que particularmente el 
 
41 Al crearse el Distrito Federal se concentró en un solo lugar la reorganización, la formación de 
instituciones, las normas. Esta centralización da por lo general como resultado el pensar 
que lo que sucedió en el centro sucedió en todo el territorio mexicano; es decir se 
generalizan las formas de vida olvidando las particularidades de cada región, pero al 
estudiar el centro debemos de tomar en cuenta que se trata del centro y no de la república 
en su totalidad, se trata de diversidades viviendo bajo una sola política. Eso es lo que 
sucedió con la Sociedad Filarmónica, no debemos olvidar que al tratarse de un proyecto de 
la Ciudad de México respondió sobre todo a los intereses de los sujetos que ahí 
administraban y vivían. 
42 Lilian Briseño Senosiain, [et.al.], Guadalupe Victoria. Primer Presidente de México, p.68 
43 Guadalupe Victoria, Discursos y manifiestos, Presentación por Salvador Reyes Nevares, sin 
editorial y sin año, (las cursivas son mías) p.13 y 14 
44 Ídem., (las cursivas son mías) p.29 
31 
 
conocimiento de las artes era sustancial para el desarrollo de México, debía 
estar al servicio de la República. Victoria mencionó en uno de sus discursos: 
Finalmente, ha marchado ya para su destino la Legación que debe 
ponernos en contacto con el Jefe de la Iglesia, y no debiéndose perder la 
oportunidad de fomentar la ilustración, se han nombrado jóvenes adictos 
para el estudio de la diplomacia, y se han destinado algunos pensionados 
en nuestra Academia para que poniéndose al corriente del mejor gusto en 
las Bellas Artes, puedan después trasladarlo á la República.45 
En su discurso de inauguración de la Academia, Mariano Elízaga hizo 
notar los intereses de las políticas estatales por la ilustración y menciona la 
importancia del respaldo de la presidencia: 
El supremo gobierno animado de las virtudes pátrias que forman su alto 
carácter ha acogido mis ideas: tanta beneficencia reclama mi gratitud, 
reclama la de los que se vayan dedicando á la música, y á los que conocen 
la utilidad de esa asociación verán en el exmo. sr. Presidente de los 
Estados Unidos Mexicanos el protector de las artes y las ciencias. Su 
nombre pasará á nuestros sucesores, y la nación agradecida se 
congratulará y regocijará al oir las medidas benéficas que ha dictado para 
que la nación prospere y se ilustre.46 
 
Considerado como “protector de las artes y las ciencias”, el presidente de 
la nueva República debía hacerse cargo de proveer lo necesario para cumplir 
los objetivos de los federalistas ilustrados. Hemos visto una clara relación entre 
las ideas políticas y el interés por consolidar a la música, y en general las 
“artes”, como parte integral de la sociedad. A través de “medidas benéficas” 
que generarían que la nación progresara y se ilustrase, Elízaga buscó 
comprometer a diversos políticos en la tarea de enseñar a través de la música. 
La república federal que estaba por constituirse, impulsada sobre todo por 
los liberales, tenía como objetivos centrales la educación para el progreso y la 
prosperidad, así como la idea de una nación segura y sólida. Uno de los 
pioneros en los estudios sobre este pensamiento, David Brading, escribe: 
En pocas palabras los ideólogos liberales contemplaban una república 
federal democrática, gobernada por instituciones representativas; una 
sociedad secular libre de la influencia clerical; una nación de pequeños 
propietarios, campesinos y maestros artesanos; con un libre juego del 
interés individual liberado de lasleyes restrictivas y del privilegio 
 
45 Guadalupe Victoria, Op.cit, (las cursivas son mías) p.32 
46 HNDM, El Sol, 28 de abril, 1825, p. 1308 
32 
 
artificial.[…] Una vez que hubieran desaparecido los obstáculos que 
impedían el desarrollo de la libre empresa, la actividad del Estado quedaba 
reducida a la defensa nacional, la educación y la seguridad interna. 
Pensaban que la libertad traería al progreso y la prosperidad.47 
 
Parte de las características de la ilustración en México, fue el repudio al 
pasado inmediato, en este caso de la colonia, que fue considerada como la 
Edad Media de la historia nacional. El liberalismo, como proyecto nacional, 
expresa esta misma perspectiva. El problema que enfrentaron los liberales era 
sistematizar las ideas de una sociedad liberal en una constitución., y es que, 
Abelardo Villegas considera que la posición de los liberales mexicanos del siglo 
XIX era muy distinta a la de los liberales ingleses y franceses de ese mismo 
siglo, sobre todo por el tema de la experiencia que éstos tenían tras de sí. El 
autor piensa que en las primeras décadas del siglo XIX la clase media 
mexicana se encontró carente de experiencias y a la vez con la doctrina 
completa, por lo que “el liberalismo en México apareció antes como programa 
que como realidad o experiencia histórica.”,48 así que muchas de las 
constituciones de esta época no se basaron en la realidad concreta pero sí 
representaron las aspiraciones de los criollos lustrados. 
A pesar de la consideración anterior, los constituyentes tenían la 
experiencia de ser diputados en las Cortes, como Ramos Arizpe, llevaron la 
dirección del Acta Constitutiva de la Federación, así que su modelo principal 
fue la constitución de 1812;49 esta última, promulgada en México por el virrey 
Venegas el 30 de septiembre de ese año, había seguido las constituciones 
francesas de 1793 y 1795, reducía el poder del rey al poder ejecutivo, 
proclamaba la soberanía popular, decretaba la libertad de prensa y de 
expresión y abolía la Inquisición. Luis Villoro dice que “nunca llegó a ponerse 
en práctica íntegramente. En las provincias, impulsó un movimiento electoral 
para integrar las diputaciones provinciales y favoreció su autonomía frente al 
virrey. Por lo demás, todo siguió igual.”50 
 
47 Ídem (las cursivas son mías) 
48 Cfr. Abelardo Villegas, La filosofía en la historia política de México, México, Editorial Pormaca, 
1966 
49 Josefina Zoraida Vázquez, “Los primeros tropiezos” en Historia General de México, México, 
El Colegio de México, 2000, p.532 
50 Luis Villoro, “La revolución de independencia” en Historia General de México…p.512-513 
33 
 
Para los liberales, la autonomía era entendida como capacidad de 
“autolegislación”, de “autodeterminarse” y conformar una nueva nación 
transformando el orden colonial. Sólo así la soberanía recaería 
verdaderamente en el pueblo.51 Si bien en un principio las ideas ilustradas 
llevaron a que los liberales contemplaran como “pueblo” a toda la población, en 
el momento en el que se enfrentaron a las rebeliones indígenas, el “pueblo” 
quedó conformado por la clase media, hombres propietarios, instruidos, 
dejando a un lado a dos terceras partes de la población.52 
A pesar de las variaciones y de las transformaciones que sufrió el 
concepto del liberalismo: “La mayoría de los liberales suscribía más o menos el 
mismo cuerpo de abstracciones; creían en la libertad y en la soberanía de la 
voluntad general, en la educación, la reforma, el progreso y el futuro.”53 Para 
Mora, uno de los liberales más reconocidos de este periodo, la instrucción a la 
juventud constituía “la base sobre la que descansan las instituciones sociales 
de un pueblo”. Estas ideas ilustradas no eran exclusivas de los liberales, por 
ejemplo Alamán, considerado como representante de los conservadores, decía 
que “sin instrucción no hay libertad”, que la opinión pública debía de sostenerse 
en principios que sólo se podrían adquirir mediante la educación.54 
 
 
51 María Teresa Yurén Camarena, La filosofía de la educación en México, Principios, fines y 
valores, México, Editorial Trillas, 2008, p.103 
52 Charles Hale, El liberalismo mexicano en la época de Mora, 1821-1853, México, p.40 
53 David Brading, Los orígenes del nacionalismo mexicano., p.101 
54 María TeresaYurén Op. Cit., p.107 
34 
 
Capítulo 2. El fundador de la Sociedad Filarmónica y su Academia: José 
Mariano Elízaga. 
 
La creación de la primera Sociedad Filarmónica en enero de 1824 y de su 
Academia en abril de 1825 fueron propuestas del músico michoacano Mariano 
Elízaga, cuyo nombre completo era José Mariano Damián Elízaga Prado.55 Si 
bien estos proyectos implicaron diversas cuestiones socio-culturales y políticas 
que abordaremos en los siguientes capítulos, también es importante reconocer 
al sujeto que las gestó dentro de su mente, es decir, al autor intelectual de los 
proyectos que cambiaron el rumbo de la educación y difusión de la música. Un 
recuento biográfico resulta oportuno para entender ambos proyectos. 
 
Sus proyectos y su pensamiento respecto a la música 
Elízaga nació en la ciudad de Valladolid, hoy Morelia, el 27 de 
septiembre de 1786. Se le reconoce como el primer Director de Orquesta 
Sinfónica del México Independiente (1822), autor del primer libro mexicano de 
didáctica musical impreso en México (1823), organizador y director de la 
primera Sociedad Filarmónica mexicana (1824), fundador de la Academia de la 
Sociedad Filarmónica (1825) e introductor de una imprenta de música profana 
(1826). 
Los que han escrito sobre la historia de la música mexicana reconocen 
en él a un hombre patriótico y pionero en la formación de instituciones de 
enseñanza y promoción musical, pues sus proyectos (la Sociedad, la 
Academia, la imprenta y el libro de didáctica) fueron los primeros que se 
crearon en un momento de consolidación de la independencia, cosa que, como 
hemos visto, no fue fortuita. 
Las grandes empresas de Elízaga a favor de la música se dieron sobre 
todo en la década de los años veinte del siglo XIX, pero en realidad comenzó a 
 
55 Cfr. Juan Manuel Lara Cárdenas, “José Mariano Damián Elízaga Prado (1786-1842), en …y 
la música se hizo mexicana, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2010 
(Testimonio Musical de México, 51) 
35 
 
ser conocido en la sociedad vallisoletana desde los seis años, cuando el 
martes 30 de octubre de 1792 en la Gaceta de México se publicó un largo 
artículo del que transcribo a continuación el primer párrafo: 
Valladolid, octubre 2.-De pocos días al de la fecha se ha descubierto 
en esta Capital un Niño cuya organización de oído y fantasía pa[ra] 
las consonancias y modulaciones musicales puede sin hipérbole 
llamarse monstruosa: llegará a la edad de seis años a fines de éste 
presente mes; y su estatura no excede de vara y quarta y a esta 
proporción todos los miembros de su cuerpecito. El casual concurso 
de un Discípulo de su propio Padre en la facultad de Música lo hizo 
arrimarse acaso como por travesura al teclado del Clave o 
Manucordio: conducido de aquí p. la fuerza del genio y la naturaleza, 
se hizo naturalmente Discípulo de su propio padre, o más bien de la 
Naturaleza misma, exercitando a hurtadillas muchas veces y otras 
con permiso y espanto de los suyos, la pequeñez de sus manitas en 
las graciosas convinaciones que buscaba y hallaba su música 
infantil...56 
 Lo anterior deja ver que Elízaga tuvo interés y habilidad por la música 
desde muy pequeño y que esto pudo haberse originado porque su padre se 
encargó de instruirlo. En esta misma nota se expresa el interés del gobierno 
virreinal por fomentar su educación profesional,ya que al llegar la noticia a la 
Ciudad de México, el virrey que en ese momento gobernaba (Juan Vicente de 
Güemes Pacheco de Padilla) ordenó al intendente de Valladolid, Felipe Díaz de 
Ortega, que el niño filarmónico fuera llevado a la capital de Nueva España. Ya 
ahí, Elízaga fue matriculado en el Colegio de Infantes en el cual permaneció 
sólo un año,57 debido a que esta institución se enfocaba a la enseñanza 
elemental: primeras letras, doctrina cristiana, gramática latina y canto llano.58 
El canto llano era la única materia relacionada con la formación musical, 
cosa que resultaba mínima para los grandes proyectos que se tenían pensados 
para el niño, así que el cabildo decidió que Elízaga regresara a Valladolid para 
que aprovechara ahí la estancia en ese lugar de otro músico de gran talento: 
 
56 Citado en Jesús C. Romero, José Mariano Elízaga, México, SEP-Departamento de Bellas 
Artes, 1934, p.2-3. 
57 Su nombre completo era Colegio de la Asunción de María Santísima de Infantes de Coro de 
la Santa Iglesia Catedral, Cfr. Félix Osores y Sotomayor, Historia de todos los Colegios de la 
Ciudad de México, desde la Conquista hasta 1780, México, Talleres Gráficos Nacionales, 
1929 
58 Cfr. Félix Osores y Sotomayor, Op. Cit. 
36 
 
José María de Carrasco, originario de México y quien a pesar de tener sólo 
catorce años había sido ya organista de la Catedral de la capital novohispana.59 
Elízaga mostró un gran progreso con las enseñanzas de Carrasco, por lo 
que el Cabildo decidió enviarlo nuevamente a la ciudad de México a estudiar. 
Su educación ahora estuvo a cargo de Soto Carrillo, quien fue maestro de 
Carrasco y también era una de las figuras más reconocidas por su capacidad 
en la enseñanza del fortepiano. Entre tanto, Carrasco ganó la plaza de primer 
organista en la Catedral de Puebla y al dejar la vacante hubo necesidad de 
reasignar lugares. Para cubrir al tercer organista, el cabildo hizo llamar a 
Elízaga, quien regresó nuevamente a Valladolid. 
En 1798, ya huérfano y con una hermana que mantener, tuvo necesidad 
de sostenerse por sí mismo. Para poder sobrellevar sus dificultades 
económicas mandó una carta a la Sala Capitular de la Iglesia solicitando una 
renta que fuera “de superior agrado” para la manutención de su hermana y 
para proveerse de un clave; en ella exponía sus adelantos como organista y 
que había estado turnando el lugar con el primer organista con bastante éxito: 
Todo lo qual me anima a ocurrir a la generosa piedad de V[uestra] S[anta] 
Y[lustrísima] suplicándole q[ue] en atención a lo referido, ya que en el dia 
me hallo enteramente huérfano por el notorio fallecimiento de mis p[adr]es 
acaecido poco tiempo haze, y tener a mis expensas una hermana en la 
tierna edad de cinco años, expuesta unicam[en]te al socorro que yo pueda 
proporcionarle, tenga la bondad de asignarme la renta q[ue] sea de su 
sup[eri]or agrado, con lo que á mas de subvenir á la manutenc[i]on de 
d[ic]ha mi hermana podré igualm[en]te proveerme de un clave, y papeles 
de música con que adelantar mas en el exercicio del instrumento á que 
estoy dedicado, y desempeño de la confianza que VSY ha tenido en 
procederme en tan corta edad a uno de los principales y mas neces[arios] 
destinos de esta Santa Ygl[esi]a.60 
La Sala Capitular dio, el 12 de julio de 1799, una respuesta positiva a su 
petición, pues se le asignó la plaza de primer organista: 
Se determina proveer la plaza de primer organista actualmente vacante, 
con lo que podría este joven ocurrir a servir de aliento y estímulo para 
seguir con más empeño instruiendose en el manejo del instrumento en que 
en tan tierna edad há hecho tan particulares progressos; manteniéndose 
en el colegio, y bajo la tutoria del Rector para la distribución de la renta que 
 
59 Cfr. Jesús C Romero, Mariano Elízaga… 
60 Archivo Capitular del Cabildo Catedral de Morelia, foja 385v, legajo 138, rollo 23, año 1799 
37 
 
se le asigne, si asi fuere el subbeneplacito. […] Sala Capitular de la Santa 
Yglesia…61 
 
La plaza obtenida por Elízaga en Valladolid fue de gran mérito ya que la 
Iglesia era el espacio religioso por excelencia para la congregación de los 
fieles. Los órganos que ocupaban este espacio sagrado eran instrumentos que 
sólo algunos podían ejecutar de manera brillante. Generalmente se tocaban 
durante las misas con el fin de acompañar a los coros y es que, si bien los 
había portátiles: “Existe una estrecha relación entre el lugar o espacio 
destinado para la interpretación y el carácter sonoro de los instrumentos. El 
Gran Órgano, debía de ser capaz de llenar el ámbito en el cual se instalaba”62 
Ocupar un lugar sobresaliente en la capilla de música no le aseguró 
completamente la estabilidad económica.63 La mayoría de los documentos del 
Archivo Capitular del Cabildo Catedral de Morelia donde se menciona a 
Elízaga, son peticiones de préstamo económico, esto hace evidente las 
carencias y dificultades a las que se enfrentó durante el tiempo en el que 
estuvo en la magna institución de dicho lugar. Es notorio también que durante 
ese periodo, para poder superar dichos problemas, recurriera en varias 
ocasiones a la institución religiosa. 
La Iglesia, reconociendo sus habilidades, lo apoyó, ascendiéndolo poco 
a poco en la labor que ejercía como músico en la capilla hasta colocarlo como 
primer organista del coro y por ello le otorgó diversos préstamos y aumentos a 
su renta. Cuando en 1804, el Cabildo aprobó un aumento a su sueldo, señaló: 
De conformidad con lo expuesto por el Sor. Chantre en su antecedente 
ynforme, y atendiendo a la idoneidad de D. Mariano Elízaga, y su 
 
61 Archivo Capitular del Cabildo Catedral de Morelia, foja 385v, legajo 138, rollo23, año 1799-
1800 
62 José Antonio Guzmán Bravo, La música de México. I. Historia. 2.Periodo virreinal (1530-
1810), p.137 
63 Raúl Heliodoro Torres, en su libro Los músicos de la Catedral…,escribe que “El Diccionario 
de autoridades define a la capilla como un conjunto de músicos supeditados a un patrono 
del que percibían un salario por prestar sus servicios en las catedrales, colegiatas, iglesias y 
conventos. […] la capilla de la catedral de México se conformaba por un maestro de capilla 
y varios músicos de voces e instrumentos, dedicados a musicalizar mediante el canto de 
órgano o figurado, conocido hoy como polifonía, las diversas celebraciones y funciones que 
se realizaban en el recinto.” p. 70-71, Ver Raúl Heliodoro Torres Medina, Los músicos de la 
Catedral Metropolitana de México (1750-1791) Transgresión o sumisión, México, 
Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2015 
38 
 
instrucción en el ynstrumento del órgano: venimos desde luego en 
nombrarle primer organista del coro de esta Santa Yglesia cuya plaza a 
vacado por fallecimiento de Don Sipriano Aragon, y con respecto, a que 
por la juvilacion que á este se le concedió ha estado desempeñado la 
plaza el referido Elizaga, concederle á este la renta de los setecientos 
pesos asignada a la referida plaza en el nuevo arreglo, desde el dia del 
fallecimiento del nominado Aragon; ; y para que se le libre ahora 
prontamente, lo que corresponda a el aumento de renta, sobre los 
quinientos pesos que hasta aqui ha gozado y en lo sucesivo se le libre en 
los tiempos oportunos la de setecientos pesos ya citada,…64 
Cuando comenzó el movimiento revolucionario de 1810, varios autores 
mencionan que Elízaga mostró afinidad con las ideas insurgentes. El jueves 22 
de julio de 1813, el Correo Americano del Sur, periódico insurgente editado en 
Oaxaca durante la permanencia de las fuerzas de Morelos en ese lugar, 
publicó una poesía titulada: “Al Exmo. Sr. Capitán general D. José María 
Morelos, restaurador de la libertad americana”65. Romero menciona que llegado 
el escrito

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