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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS EL ARTE RUPESTRE DEL SITIO ARQUEOLÓGICO EL OCOTE, AGUASCALIENTES. ESTUDIO INTERDISCIPLINARIO DESDE LA ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE T E S I S QUE PARA OPTAR AL GRADO DE: MAESTRO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS PRESENTA: MARIO ARTURO PALACIOS DÍAZ TUTORA: MTRA. ANA MARÍA PELZ MARÍN INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA MÉXICO, CIUDAD DE MÉXICO., JUNIO 2016 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. En memoria de Francisco de Tenamaxtle, los pobladores más antiguos de El Ocote y mis abuelos ÍNDICE Agradecimientos……………………………………………………………………………………5 Introducción………………………………………………………………………………………...6 Capítulo I. Características generales del objeto de estudio……………………………………...11 1.1. Investigaciones efectuadas. Un balance historiográfico……………………………...11 1.2. Marco geográfico de la región de estudio………………………………………….....15 1.3. El sitio arqueológico El Ocote………………………………………………………….19 1.4. El Repertorio rupestre………………………………………………………………....21 1.4.1. Pinturas rupestres…………………………………………………………… 22 1.4.1.1. Otros registros con posibilidad de presencia de pintura………….26 1.4.2. Petrograbados………………………………………………………………. 27 Capítulo II. Proceso teórico-metodológico para el estudio de la gráfica rupestre en El Ocote. Un enfoque interdisciplinario………………………………………………………36 2. La Arqueología del Paisaje y otras posturas designadas………………………………………37 2.1. Conociendo el lugar……………………………………………………………………40 2.2. Análisis integral del paisaje asociado…………………………………………………41 2.2.1. Elementos considerados para el estudio del paisaje rupestre……………. 42 2.2.2. Registro, documentación y tratamiento iconográfico……………………. 44 de los motivos a. Acervo rupestre………………………………………………………….51 b. Tratamiento de la imagen……………………………………………….53 c. Sistemas de Información Geográfica……………………………………54 2.3. Análisis de materiales arqueológicos asociados……………………………………...56 2.3.1. La sección de Arqueología del Centro INAH Aguascalientes……………….62 2.3.2 Laboratorio de Fitolitos………………………………………………………63 2.3.3. Laboratorio de Química Arqueológica y Conservación…………………….67 2.3.4. Área de Prehistoria y Evolución Humana…………………………………...68 2.3.5. Laboratorio de Prospección Arqueológica………………..………………. 70 2.3.6. Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural. Instituto de Física………………………...73 Capítulo III. La gráfica rupestre en el paisaje. Resultados…………………………………..... 74 3.1. Configuración de un paisaje en torno a lo rupestre. Esquema de análisis rupestre de El Ocote……………………………………………………………………………….75 3.1.1. Pinturas rupestres…………………………………………………………………... 76 Registro No. 1………………………………………………………………………76 Registro No. 2……………………………………………………………………... 87 Registro No. 3………………………………………………………………………94 Registro No. 4……………………………………………………………………...100 Registro No. 5……………………………………………………………………...105 3.1.1.1. Situación referente a los posibles registros de pintura…………………. .111 3.1.2. Petrograbados…………………………………………………………………….....112 3.1.3. Conclusiones preliminares…………………………………………………………..120 Referencias consultadas…………………………………………………………………………. 123 Agradecimientos La culminación de este trabajo fue gracias al invaluable apoyo recibido durante esta experiencia rupestre. A mi familia, encabezada por Consuelo y Carlos, mis padres, quienes son el impulso más grande que tengo. Siempre estaré en deuda con ellos. A mis cinco hermanos (1) Alejandro, (2) Jorge, (3) Guillermo y su pareja Blanca e hijos André y Leonardo, (4) Ernesto junto a su pareja Fabiola y su hijo Dante, y a (5) Carlos junto a Alejandra y Alexa. Una familia grande en tamaño y corazón. Agradecido siempre estaré del apoyo que Ana Pelz y Jorge Jiménez me han brindado en 12 años de amistad. Han sido auténticos tutores de vida. Un sincero agradecimiento a mis amigos hidrocálidos, especialmente a Ramón, Cristopher, Humberto, Angelina, Sylvia Paola, Daniel, Gerardo, Elena y María del Pilar. A mis alumnos y compañeros profesores y administrativos de la Comunidad Educativa Entorno, a los compañeros del Centro INAH Aguascalientes-Museo Regional de Historia de Aguascalientes, a los Guardias Ambientales de Aguascalientes y a los habitantes de la Comunidad Ejidal de El Ocote. En la Ciudad de México, un agradecimiento muy grande a las amistades que me brindaron su tiempo, viajes, risas y gratos momentos. A Belén, con quien he compartido viajes y momentos muy amenos, Julio Alvarado, Mario Martínez, Alberto Ortiz, Aarón Piña y demás compañeros de la maestría, generación 2014-2016. Asimismo, a los investigadores Judith Zurita, Rogelio Santiago, Agustín Ortiz, Marie-Areti Hers, Guillermo Acosta y miembros del LANCIC-IF encabezado por José Luis Ruvalcaba, quienes enriquecieron notablemente la tesis con sus observaciones y comentarios. Por último, a dos personas que conocí en la Sierra de San Francisco, Baja California Sur, Arturo y Yolanda, caminantes incansables. Un reconocido agradecimiento a la Universidad Nacional Autónoma de México que, junto a la Beca UNAM y los apoyos de PAEP, hicieron posible lograr un trabajo de tesis exitoso. 6 Introducción Esta introducción es, además de introducir al estudio interdisciplinario del sitio arqueológico El Ocote, una invitación para que el lector conozca datos relevantes acerca del nivel de conocimiento que desarrollaron las sociedades pretéritas de la región sur-occidental del actual estado de Aguascalientes a través de una expresión que ha perdurado, afortunadamente, al disonante tiempo. Esa expresión, que es el tema principal, es el arte rupestre, también llamada gráfica rupestre, usando, en este trabajo, ambos términos. Aquellos trazos que, con diseños y figuras, fueron plasmados en la roca con ayuda de pigmentos y una serie de herramientas que van desde las manos, pies, pinceles, cinceles, etc., configurando un universo de pensamientos que han logrado trascender las diferentes épocas de la historia de la humanidad. Y las encontramos prácticamente en todos los rincones del mundo. Su análisis nos entrega pistas de cómo los humanos hemos buscado respuestas a muchas preguntas que nos hacemos sobre lo que nos rodea, lo que va más allá de nuestra credulidad. Casi siempre encontraremos al arte rupestre in situ, de ahí la importancia de comprender, también, el entorno. Por eso, esta propuesta se inclina en la necesidad de estudiar el contexto inmediato y mediato, además de lo iconográfico. El lugar y su conformación en paisaje rupestre. El reto más grande de aventurarse en la gráfica rupestre de El Ocote, es que no conocemos el lenguaje que hablaron ni las costumbres, es decir, la cultura que conformaba a los grupos que diseñaron las pinturas y petrograbados. Lo que tenemos de los elaboradores no conocemos ni su lengua, ni sus costumbres, sabemos muy poco. Conjuntamente a los diversos diseños, se cuentacon el espacio, el lugar donde reposan, donde se asocia a un antiguo pueblo prehispánico que habitó hace muchos siglos. Incluso en la actualidad, hay comunidades que se topan en su día a día con estos testimonios. ¿Por qué leerla? Tres son las razones que hacen de este trabajo una aportación valiosa para ser revisada y, por qué no, criticada: 7 1.- Aportación al conocimiento y comprensión de la historia prehispánica de la región de Aguascalientes. Comúnmente se ha pensado que esta fue una zona que no tuvo un desarrollo “civilizador” semejante a la Mesoamérica nuclear (monumentalidad arquitectónica, variedad cerámica, textiles, complejos sistemas de irrigación y control del agua, etc.). Si bien fue un periodo histórico que durante la segunda mitad del siglo XX recibió muy poca atención, desde la década del 2000 y 2010 incrementaron gratificantemente las investigaciones arqueológicas en la región. Con este trabajo, se completan 8 años en el estudio de la gráfica rupestre de El Ocote. 2.- Propuesta interdisciplinaria de estudio de la gráfica rupestre a partir de su contexto paisajístico. Además de realizar la documentación conveniente para tener un repertorio rupestre íntegro, se partió del análisis del contexto mediato e inmediato (alrededores, rutas, soportes pétreos, entre otros aspectos que se abordan en esta tesis), natural-cultural, sin dejar de lado la conservación de este tipo de lugares. Este tipo de temáticas pueden ser estudiadas desde perspectivas teóricas y metodológicas sistemáticas de mucha confiabilidad. 3.- Fomento para el cuidado de este tipo de lugares. A través de este tipo de investigaciones, que combina lo arqueológico e histórico con lo geográfico y biológico, se busca valorarlo, conservarlo y divulgarlo. Podríamos considerar que es un museo vivo, un espacio que merece todo tipo de cuidado, no sólo desde la visión antropológica, sino natural. La historia del estado de Aguascalientes, como la de muchos lugares de México (y del mundo), continúa escribiéndose. El interés que han tenido académicos, cronistas, ensayistas, público general en escribir y divulgar la memoria-acontecimientos históricos, ya sean biografías o desarrollo de un lugar o acontecimiento colectivo, tienen como punto de partida un periodo determinado de tiempo, donde la mayoría de los trabajos parten de la llegada de los europeos a tierras mesoamericanas, cuando se apropiaron del territorio y conformaron una cultura mestiza con un desarrollo político, económico y social enfatizado en las corrientes de pensamiento occidentales, para dar paso a la formación del estado mexicano, que a su vez buscó elementos del pasado para legitimar su hegemonía. La información que comúnmente se utiliza para la mencionada etapa histórica se remonta al momento del llamado contacto, donde, basándose en las fuentes etnohistóricas (casi todas bajo la mirada española), la zona fue deambulada por grupos indígenas nómadas y semi-nómadas conocidos genéricamente como chichimecas, término polémico hasta la fecha. El dato arqueológico ha pasado por alto por la mayoría de los 8 historiógrafos hidrocálidos. Es la verdad. Basta con revisar los trabajos que se refieren a la construcción histórica de la región de Aguascalientes para darse cuenta del vacío que hay respecto a la etapa prehispánica. Un ejemplo muy interesante acerca de la visión del pasado prehispánico en la región de Aguascalientes por parte de la historia oficial se observa en los murales del Palacio del Gobierno del Estado, en la capital hidrocálida (Figura 1). En ese paisaje indígena se aprecian algunas de las características idealizadas por las fuentes etnohistóricas y la información proporcionada por los cronistas de la ciudad, específicamente Alejandro Topete del Valle, a mediados del siglo XX. El indígena se vislumbra desnudo, robando los artefactos que traían los españoles que incursionaban y la vida era básicamente nómada y cazadora-recolectora. La producción cultural más importante es la pintura rupestre. El autor de los murales fue un extranjero, un chileno aprendiz de Diego Rivera. Su nombre es Oswaldo Barra Cunningham, quien es uno de los mayores exponentes del muralismo mexicano, de eso no hay duda. Sin embargo, la historiografía prehispánica en dicha región era aún incipiente. Ilustración 1. Detalle de los murales del Palacio del Gobierno del Estado de Aguascalientes. Obra de Oswaldo Barra C. Foto: Consuelo Díaz Esqueda, 2016. 9 Ilustración 2. Otro detalle de los Murales de Oswaldo Barra C. Foto: Consuelo Díaz Esqueda, 2016 Dadas las condiciones que anteceden, se realizó un estudio para caracterizar los usos culturales del paisaje mediante el uso de la gráfica rupestre (analizada), así como proponer una hipótesis acerca de una posible relación entre el asentamiento mesoamericano cronológicamente ubicado en el Epiclásico (Pelz y Jiménez, 2011) y los diferentes puntos con registros rupestres alrededor del sitio. Por lo tanto, los objetivos que orientaron esta situación son: • Registro y clasificación de los motivos rupestres, pintura y petrograbado, dentro de la delimitación arqueológica del sitio El Ocote, empleando una serie de propuestas para la documentación rupestre a niveles nacionales como internacionales. Los valores tomados en cuenta fueron: superficie rocosa, repertorio en términos generales (composición), color, estilo y estratigrafía cromática. 10 • Análisis paisajístico de la gráfica rupestre, enfocándose en el tratamiento de los motivos en relación al espacio donde están depositadas. Los aspectos que se tocaron fueron: accesibilidad-senderismo, visibilidad, recursos cercanos y entorno arqueológico. • Análisis de los materiales arqueológicos asociados a registros específicos de pintura y petrograbado por parte de los laboratorios del Instituto de Investigaciones Antropológicas y del Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, ambos de la UNAM. 11 Capítulo I. Características generales del objeto de estudio 1.1. Investigaciones realizadas. Un balance historiográfico Las investigaciones efectuadas alrededor del sitio arqueológico El Ocote han sido diversas y enriquecedoras para una comprensión más aproximada de los aspectos físicos y culturales. Existen trabajos y/o publicaciones desde distintos enfoques, que van desde lo arqueológico, histórico, biológico, antropológico físico, geográfico, turístico, entre otros; cada uno atendiendo a necesidades que se han suscitado alrededor del conocimiento y divulgación de este lugar, y alrededor de treinta años La primera referencia conocida, hasta el momento, proviene de un fondo fotográfico perteneciente al Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes. Se trata de ocho fotografías en formato negativo tomadas en junio de 1955. En la descripción de cada una de ellas se hace mención al cerro El Tecuán (hoy llamado Los Tecuanes), al Ejido El Ocote y a las pinturas rupestres ubicadas por parte de Jesús Torres (profesor). Tres de las ocho fotografías fueron publicadas en el periódico El Heraldo el 8 de junio del mismo año. Tres décadas después, aparece la primera (que es la segunda) referencia académica. Figura 1. Fotografías en blanco y negro donde se aprecian las pinturas rupestres de El Ocote. Se obtuvieron con el apoyo de Alejandro Lara, investigador en el Archivo Histórico de Aguascalientes, fechadas en junio de 1955. Autor desconocido. 12 Desde mediados de los ochenta, pasando por los primeros años de los noventa y hasta el inicio del siglo XXI, las investigaciones han girado alrededor del tema rupestre. Se considera como uno de los lugares que más aportaciones para el conocimiento de la historia regional prehispánica de Aguascalientes. Los estudios efectuados que se ocupanpara este trabajo se remontan a la segunda mitad de la década de los años ochenta del siglo pasado, con un recorrido de superficie para detectar sitios de la llamada Etapa Lítica en los estados de Aguascalientes, Zacatecas y Durango, trabajo realizado por José Luis Lorenzo y Lorena Mirambell, de la antigua Dirección de Prehistoria del INAH (1986). En lo concerniente a Aguascalientes, registraron tres sitios con evidencia rupestre: El Tepozán, El Ocote I y El Ocote II (actualmente conocido como El Huipil). En los sitios localizaron presencia de cerámica, descartando su posible correspondencia con la Etapa Lítica. Tres años más tarde, Baudelina García y Peter Jiménez (1989), investigadores de Centro INAH Zacatecas, volvieron a mencionar, en un informe referente a una denuncia de sitios con pintura rupestre en Aguascalientes realizado por Javier Soria (del Centro Regional del INAH en Aguascalientes), los mismos sitios de El Ocote I y II, registrados en el primer antecedente, aunque advierten de la presencia de elementos arquitectónicos. Estos dos reportes pueden considerarse las primeras menciones arqueológicas de evidencia de material rupestre. Para la década siguiente, apareció el primer estudio sistemático integral para estudiar el arte rupestre. Daniel Valencia, arqueólogo adscrito al Centro INAH Aguascalientes, promovió un proyecto que, por sus características particulares, es pionero en los estudios referentes a la gráfica rupestre. Al final de su trabajo en 1994, además de lograr el registro de 9 sitios rupestres para el estado, también registró varios al sur de Zacatecas y en los denominados “Altos” del estado de Jalisco. En Aguascalientes, vuelven a destacar El Tepozán, El Ocote y El Huipil (anteriormente llamado El Ocote II); además, identificó otros más que le permitieron realizar las primeras conjeturas culturales. Entre sus aportaciones afirma que la predominancia en la región fue la técnica de la pintura, destacando el color rojo y los abrigos rocosos como una constante para plasmar los motivos; subrayó las dimensiones y los recursos naturales cercanos a los registros, ya que hubo una interdependencia con arroyos, zonas de caza y recolección, cultivo y un privilegiado control visual de los alrededores; finalmente, propuso una “tipología” de motivos específicamente antropomorfos, con una temporalidad que va del 100 al 1200 d.n.e. Dicha temporalidad fue sustentada gracias a la 13 recuperación de cerámica y lítica (1994:80). Años más tarde, poco después del trabajo de Valencia, aparecieron durante la segunda mitad de la década algunos trabajos, cuyas aportaciones fueron meramente salvamentos y registros generales, tales son los casos de Eloy Castellanos (1994) y La Cueva La Morita de Adrián Baker (1997). Para el nuevo siglo, la delegación del INAH en Aguascalientes recibió la llegada de dos arqueólogos que reanudaron las investigaciones arqueológicas. A partir del año 2000, Ana María Pelz Marín y con la colaboración de Jorge Luis Jiménez Meza inician un proyecto de delimitación de sitios arqueológicos en el estado (2000), proyecto que sigue su curso, además de las investigaciones efectuadas en particular con sitios como El Ocote, Santiago y La Montesita. Por su parte, en lo concerniente al proyecto de El Ocote han logrado determinar la presencia de un asentamiento prehispánico que evidencia importantes relaciones sociales y económicas con regiones como la costa del océano Pacífico (Jalisco, Colima y, posiblemente, Sinaloa), así como la zona “nuclear” de Mesoamérica y también regiones del norte de México, como el caso de la llamada cultura Chalchihuites. Sus exploraciones cuentan con la única datación por 14C en materiales orgánicos rescatados en excavaciones. Entre los años 2005 y 2006, Brenda González Leos, con el apoyo de Juan Ignacio Macías Quintero, ambos de la Universidad Autónoma de Zacatecas, contribuyeron notablemente en la amplitud de registros. Los resultados obtenidos de sus trabajos se dividieron en petrograbado y pintura. Para el caso del petrograbado, reportaron tres sitios El Jaral, El Zapote y Las Cruces, localizados en las inmediaciones de la Sierra del Laurel, entre los municipios de Aguascalientes y Calvillo, y muy cercanos a El Ocote. Reconocieron un total de 252 motivos, predominando los llamados pozos incipientes y los pozos profundos aislados, con una técnica recurrente de desgaste. Mientras que, para la pintura, identificaron 78 motivos, realizados mayoritariamente en color negro y sólo uno en rojo, donde afirmaron que las técnicas de elaboración fueron la tinta plana y el delineado. Advierten del mal estado de conservación de la mayoría de los sitios, además enfatizan en la importancia de los recorridos regionales para enriquecer y ampliar el estudio cultural de sociedades antiguas (2007:103-105). De esta manera, aportaron cuantiosa información acerca de la importancia que tuvo este tipo de manifestación cultural entre los grupos prehispánicos de la región en cuestión. Posteriormente, Brenda González aterriza dicha información en su tesis de maestría por El Colegio de Michoacán, donde, con un método novedoso y bien cimentado, aborda el estudio de 14 las manifestaciones gráficas con una función social, donde tuvo como objetivo establecer y entender las diversas funciones de los espacios con pinturas y petrograbados, así como las relaciones entre los restos culturales ya mencionados y su entorno social y ecológico (2010). Otra aportación para los mismos momentos es la tesis de Mario Palacios Díaz, de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (2010), que propuso a la pintura rupestre como un documento histórico, que puede ser leído e interpretado por medio de las analogías etnohistóricas y evidencias arqueológicas. Recientemente, un equipo de restauradores de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, dirigido por la arqueóloga y restauradora Sandra Cruz Flores, llevan a cabo labores de investigación, documentación e intervenciones en materia de conservación en diversos sitios de la región de Aguascalientes, contando con un programa de atención en conservación a sitios arqueológicos del Norte y Occidente de México, enfatizado en pintura mural y otros acabados arquitectónicos (Cruz Flores 2012 y 2013). En este caso, destacan las aportaciones sustanciales para El Ocote en materia de conservación, buscando el mejoramiento del soporte pétreo y la zona inmediata a cada motivo rupestre, además de labores de concientización a la población, entre otras actividades. Paralelamente a lo mencionado en el párrafo anterior, las últimas investigaciones conocidas en materia de registros rupestres son dos. El primero, es el proyecto de los arqueólogos Niklas Schulze y Gilberto Pérez Roldán (2014), sobre el sitio arqueológico La Montesita (2014), ubicado al noreste del estado, donde en el Segundo Informe Técnico Parcial, revelan la presencia de siete paneles que se encuentran en los frentes rocosos del cerro La Montesita, destacando que hay diez conjuntos aislados y cinco conjuntos en el abrigo rocoso (2014:44-45). El segundo proyecto, es el dirigido por Manuel Dueñas sobre el sitio Cerro de en medio, donde registraron un “abrigo rocoso con la entrada orientada hacia el este con posibles manifestaciones gráfico-rupestres. En gabinete se trabajó con Adobe Photoshop la imagen incrementando la intensidad de los rojos dando como resultado un posible marcador solar, sin embargo, esto debería ser corroborado con un estudio especializado” (Dueñas, 2013:10)1. 1 Dadas las condiciones que anteceden, se muestran dos tablas concernientes al panorama general del arte rupestre de Aguascalientes, dividiéndose en pintura y petrograbado. La información se desglosa en dos cuadros con características como nombre, atributosgeográficos, técnicas de elaboración, etc. Véase el Anexo 1 al final de este capítulo. 15 1.2. Marco geográfico de la región de estudio Entre las dos comunidades ejidales, El Ocote y El Centro (o El Taray), delimitada por un arroyo de bajo caudal llamado Tolimique, ojos de agua y una presa construida a mediados del siglo XX, existe una formación rocosa que recuerda a una península. Es un cerro que lleva por nombre Los Tecuanes (también El Tecuán), insertado en las inmediaciones de la Sierra del Laurel, que es parte de la Madre Occidental. Justo en ese lugar, se distribuyen las evidencias de un antiguo poblado prehispánico, que desarrolló un modo de vida agrícola. Ahora se conoce como sitio arqueológico El Ocote, lugar donde se encuentra el objeto de estudio del presente trabajo: el arte rupestre de El Ocote. De acuerdo a los datos correspondientes al proyecto Áreas naturales prioritarias para la conservación en el municipio de Aguascalientes (2013: 11-12), el espacio al que pertenece el cerro es de diversas topoformas. Hay sierra baja, valle abierto de montaña con lomeríos, lomeríos con cañada, aluvión y también sierra alta con mesetas. Su altura oscila casi los 2,000 msnm. Otro estudio, coordinado por Sandra Cruz y descrito por Aldo Ramos (2013), señala que también en dicha zona existe una gran estructura volcánica llamada Caldera, nombrada como Caldera de Malpaso, depresión volcano-tectónica formada por el colapso que provocó una gran erupción volcánica. La caldera es parte de la Sierra Madre, donde la consecuencia más notable fue el emplazamiento de una toba cristalina altamente soldada denominada ignimbrita El Ocote (Cruz, 2013:6). Ahora, en un carácter más amplio, El Ocote se encuentra al sur-occidente del estado de Aguascalientes, ubicado en el Centro-Norte de México. Geológicamente, el estado tiene tres provincias: la citada Sierra Madre Occidental, la Mesa Central y una pequeña porción del Eje Neovolcánico. En concordancia con los datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que se muestran en la publicación intitulada Biodiversidad en Aguascalientes: Estudio de Estado (2008: 27), indica que la región presenta afloramientos de rocas ígneas extrusivas ácidas con mayor predominio en el estado de rocas ígneas intrusivas, rocas sedimentarias de origen continental y marino, rocas metamórficas, así como depósitos aluviales. Para complementar la información, la hidrología de la zona que nos compete se caracteriza por corrientes que confluyen al sur, destacándose el río Juchipila y sus afluentes, en este caso el arroyo Tolimique, que pasa muy cerca del sitio arqueológico y que en tiempos prehispánicos 16 seguramente tuvo mayor caudal; además, forma parte de la micro-cuenca conocida como Río Aguascalientes. Como se dijo al principio, existe un ojo de agua. La vegetación corresponde al mencionado bosque desértico espinoso (Cruz Flores, 2003:3). Sus comunidades dominantes se caracterizan por ser espinosas. Entre las especies más importantes de este tipo son: huizaches, nopal, nopal cardón, mezquite, etc. En cuanto a la fauna, se aprecian aves como codorniz, ganso, paloma, zopilote, águila real, lechuza, correcaminos. En cuanto a los mamíferos, destacan el puma, venado de cola blanca, zorra gris, coyote, jabalí de collar, liebre, ardilla, conejo, mapache, tlacuache, armadillo, entre otros. Para el caso de los reptiles y anfibios sobresalen tortugas terrestres, escorpión, falso coralillo, víbora de cascabel, culebra corredora, rana, camaleón y lagartija (Cruz Flores 2003:4) (Figuras 2, 3 y 4). Figura 2. Ubicación geográfica del sitio arqueológico El Ocote, Aguascalientes, México, de acuerdo a las características geológicas del estado. La imagen de fondo es de Google Maps y el mapa de Aguascalientes está basado de http://www.cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/ags/territorio/relieve.aspx?tem=me&e=01, consultado el 25 de agosto de 2015. 17 Figura 3. Ruta trazada en Google Maps de la ciudad de Aguascalientes al sitio arqueológico El Ocote. Se puede apreciar que el sitio se asienta en un punto entre valles y la Sierra Madre Occidental. Imagen obtenida de https://www.google.com.mx/maps/dir/Aguascalientes/El+Ocote/@21.8323091,102.3772383,11.25z/data=!4m13!4m12 !1m5!1m1!1s0x8429ec143ae4d9fb:0x4016978679c5220!2m2!1d102.2915677!2d21.8852562!1m5!1m1!1s0x8429c0b83bd b8ba9:0x6e09478e8af70d4c!2m2!1d-102.517284!2d21.781191. Consultado el 15 de febrero de 2016. Figura 4. Imagen obtenida por DRON donde se aprecian los principales puntos geográficos y culturales alrededor del sitio arqueológico El Ocote, destacando no sólo el aspecto arqueológico, sino otros elementos de los diversos usos que tuvo este paisaje por parte de las sociedades a través del tiempo (por ejemplo, la presa Tolimique, que surte de agua a la comunidad ejidal El Ocote, municipio de Aguascalientes. Foto: Guillermo Palacios Díaz, 2015. Modificada por Mario Palacios Díaz (en adelante se abrevia como MAPD), 2016. En el marco de una geografía histórica de Mesoamérica, según FAMSI, El Ocote se ubica en el área del Noroeste mesoamericano y al norte de Mesoamérica, de acuerdo al Atlas del México prehispánico de la revista Arqueología Mexicana (Solanes, et al, 2000: 16) (Figuras 5 y 6). 18 Figura 5. Mapa según FAMSI (Fundación para el Avance de los Estudios Mesoamericanos, INC.) de Mesoamérica. En el punto rojo se ubica El Ocote, Aguascalientes. Mapa tomado de http://www.famsi.org/spanish/maps/index.html y modificado por Mario Palacios Díaz. Consultado el 15 de febrero de 2016. Figura 6. Mapa de Mesoamérica según la revista Arqueología Mexicana en su edición especial Atlas del México prehispánico (Solanes, et al, 2000:16). Mapa modificado por Mario Palacios Díaz para señalar la ubicación de El Ocote. http://www.famsi.org/spanish/maps/index.html 19 1.3. El sitio arqueológico El Ocote, Aguascalientes En términos arqueológicos, El Ocote se distribuye a lo largo y ancho del cerro Los Tecuanes (coordenadas 754750E y 2410100N), tanto en la cima como en las laderas. Las exploraciones efectuadas han estado a cargo de los investigadores Ana Pelz Marín y Jorge Jiménez Meza, ambos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con sede en Aguascalientes. Las investigaciones efectuadas en el marco del proyecto Investigación Arqueológica El Ocote, municipio de Aguascalientes (2010, 2011 y 2013), en conjunto con varios investigadores de diferente procedencia académica, han reconocido algunas de las características de estos pretéritos habitantes. La ocupación temporal se atribuye al periodo Epiclásico mesoamericano, que comprende del 650 al 950 d.n.e. Los materiales arqueológicos, señalan la presencia de un asentamiento con un modo de vida sedentario, con explotación de los recursos regionales, mismos que les permitieron entablar estrechas relaciones de intercambio económicas y sociales con grupos de otras zonas, tanto del territorio cercano, Zacatecas, Jalisco, San Luis Potosí, como de la costa del Pacífico, posiblemente entre Jalisco, Nayarit y Colima y el norte de México. Entre los resultados preliminares obtenidos hasta el momento (Pelz, Jiménez y Palacios, 2010 y Pelz, 2013), destacan los siguientes: • Se han identificado diversas áreas de actividad. La correspondiente a la zona ceremonial (cima del cerro) donde se exploraron una plataforma y dos estructuras, localizando materiales cerámicos, líticos, bajareque, restos humanos, entre otros. Cabe mencionar que también un registro de pintura y otro de petrograbado se localizan en esta zona. • La zona considerada como habitacional-doméstica se localiza al pie del cerro, en los costados oriente, sur y poniente. Presenta restos de cimentaciones y una superficie considerablemente saqueada. Los materiales se asocian principalmentecon actividades domésticas: fogones, objetos relacionados con molienda, restos óseos animales (conejo, tortuga, venado y algunas aves), herramientas manufacturadas en diferentes piedras (riolita, sílex y obsidiana), objetos de barro (vasijas y figurillas) e instrumentos de hueso. Es fundamental mencionar la presencia de restos de semillas quemadas y restos de mazorca asociadas a pisos de tierra apisonada, con firme de gravilla. Además, se hallaron huellas de poste, bases de columnas, desniveles entre los cuartos, escalones y herramientas relacionadas 20 con la actividad constructiva, como pulidores de pisos y paredes, hachas y plomadas (Pelz y Jiménez 2011:103-111). Los avances llevados a cabo (prospección, exploración, análisis de materiales, etc.) confirman día a día la participación de los sitios arqueológicos del estado de Aguascalientes –y en lo particular El Ocote- en la dinámica cultural que envuelve a la región Centro-norte-occidente durante el periodo Epiclásico (Pelz 2013:9). Sumado a este complejo desarrollo cultural, se ha identificado un importante acervo de manifestaciones gráfico-rupestres. Las pinturas y los petrograbados registrados hasta el momento forman una unión de elementos culturales de gran importancia que pueden contribuir en la construcción del nivel de conocimiento alcanzado por las sociedades pretéritas de la región, esto, reflejado a través del grado de complejidad iconográfica y su contexto natural y cultural; sin embargo, no se pretende relacionar directamente al acervo rupestre con el asentamiento, probablemente sean cuestiones anteriores, contemporáneas o posteriores, problema común en los estudios de arte rupestre en general. Figura 7. Mapa de un levantamiento topográfico realizado por Jorge Martínez y Mario Pérez para el Proyecto Investigación Arqueológica El Ocote, Aguascalientes (Pelz, 2013:51). En el mapa se observan los elementos culturales que conforman el asentamiento prehispánico del Epiclásico, tales como terrazas, escalinatas, muros, etc. 21 Figura 8. Algunos de los hallazgos arqueológicos en El Ocote. 1. Cerro los Tecuanes, vista desde el sur; 2. Enterramientos; 3. Fragmento de piedra verde; 4. Alineamientos; 5. Herramientas fabricadas en hueso; 6. Fragmentos cerámicos; 7. Restos de concha y; 7. Restos orgánicos de semillas de frijol. Foto 1 MAPD. Las fotos de la 2 a 8 pertenecen al Proyecto de Investigación Arqueológico El Ocote, Aguascalientes, dirigido por Ana Pelz Marín y Jorge Jiménez Meza (con permiso de los titulares). 1.4. Repertorio rupestre El repertorio gráfico rupestre, tanto pintura como petrograbado, se encuentra distribuido dentro y fuera de la delimitación arqueológica del sitio (Poligonal que aparece en Pelz, Jiménez y Palacios, 2010:4). Hasta el momento se han identificado 12 registros rupestres; 5 de pintura y 6 de petrograbado. Sin embargo, recientemente se registraron otros 2 puntos con posible presencia de pintura; hace falta realizar estudios especializados por parte del equipo de Sandra Cruz para confirmar su autenticidad. En este apartado se muestran sus registros y figuras. La producción rupestre identificada hasta el momento está asociada al asentamiento prehispánico presentado anteriormente, situación que encauzó en una propuesta de estudio integral bajo una serie de premisas que se despliegan en el capítulo II. El trabajo de registro y documentación de los motivos se desarrolló durante tres etapas (2015 y 2016) de trabajo de campo, financiado por el Programa PAEP de la UNAM, mismo que fue aprobado por el comité del posgrado en Estudios Mesoamericanos. 22 1.4.1. Pinturas rupestres Las pinturas rupestres del sitio arqueológico El Ocote son uno de los iconos por excelencia del pasado prehispánico de la entidad aguascalentense. En general, se representan dos grupos de diseños. Los naturalistas, como antropomorfos, zoomorfos y fitomorfos; los geométrico- abstractos, líneas zigzagueantes, horizontales y verticales, así como otros de difícil identificación. El color rojo, con diferentes tonalidades, es el único que se ha registrado. Además del estudio iconográfico de los diseños, logrado con un acertado proceso de documentación y registro, los contextos físico y cultural son un aspecto fundamental de estudio en este trabajo. Trabajo que se realizó durante tres temporadas de campo que fueron apoyadas por la UNAM, a través del PAEP2. Los resultados del análisis integral de cada registro en relación al sitio arqueológico se presentan en el capítulo III, siendo el capítulo el proceso teórico metodológico desarrollado. Registro 1. Frente rocoso o Panel principal Este registro corresponde al más representativo tanto en términos de cantidad como de temática de motivos. Se trata de un friso pintado en un frente rocoso, largo 6.90 m y alto 6.60 m, que se sitúa en la ladera poniente del cerro de Los Tecuanes. La superficie rocosa, como ya se indicó, corresponde geológicamente a ignimbrita. Respecto a la composición temática contiene una serie de motivos antropomorfos, zoomorfos, posiblemente una combinación antropozoomorfo, geométricos y abstractos (difícil identificación). El tratamiento del panel se trabajó con diferentes herramientas digitales, mismas que se presentan en el capítulo II y sus resultados en el capítulo III. Los diseños que destacan, y que se verán más adelante a mayor profundidad, van desde una figura humana con cabeza triangular, varios cánidos asociados a figuras humanas, trazos geométricos zigzagueantes, entre otros. Además del análisis iconográfico, el entorno físico y cultural del registro se analizó bajo las premisas de un aparato teórico-metodológico que se presenta en el capítulo II, cuyos resultados se encuentran en el 2 Programa de Apoyo a los Estudios de Posgrado. Programa dirigido para desarrollar proyectos institucionales, avalados por los Comités Académicos, orientados al fortalecimiento de la infraestructura de los Posgrados de la UNAM y a la formación académica de los alumnos de Maestría y Doctorado. Más información en http://www.posgrado.unam.mx/es/main-menu/programa-de-apoyo-los-estudios-de-posgrado-paep 23 capítulo III. En este momento, sólo es la presentación de los registros que forman parte de este trabajo (figura 9). Figura 9. Panel principal o Registro No. 1. Fotos: MAPD, 2014-2015. Registro 2. Promontorio norte En la cima del cerro hay dos enormes bloques de piedra, justo en el centro existe una especie de pasillo que da a una de las partes más elevadas del cerro. Del lado derecho del pasillo, yendo de sur a norte, hay pintura rupestre. Consta de un motivo aislado, probablemente geométrico. Recientemente, el grupo de Sandra Cruz (2013), propuso que se trata de un caracol, aunque también puede representar un espiral con un atributo asociado o una serpiente enroscada. Aunado a este registro, se localizan dos estructuras prehispánicas y un petrograbado, mismos que fueron intervenidos por el proyecto dirigido por Ana Pelz y Jorge Jiménez (2010) (figura 10). 24 Figura 10. Registro 2. Pintura asociada a arquitectura prehispánica. Fotos: MAPD, 2015. Registro 3. Bloque aislado Este conjunto se ubica y registra por parte del arqueólogo Jorge Jiménez durante los trabajos de prospección en el año 2003 (2003). En lo que se denomina como un bloque aislado, entre el inicio del ascenso a la cima y la ladera sur del cerro, se encuentra este registro pictórico. Consta de dos figuras antropomorfas y un diseño geométrico (dos triángulos encontrados en su punta) (Figura 11). Figura 11. Registro 3. Fotos: MAPD, 2010 y 2016. 25 Registro 4. Conjunto La Troja I El conjunto denominado La Troja I se encuentra aproximadamente a 1 kilómetro de la zona nuclear del sitio arqueológico, siguiendoun camino de terracería hacia el noroeste (Cruz 2013:10). La superficie rocosa de este registro es un bloque de piedra de grandes dimensiones que muy posiblemente se desprendió del cerro Los Tecuanes, dando una forma peculiar que fue aprovechada para plasmar los motivos. La composición temática es complicada ya que el estado de conservación es preocupante. Pese a ello, los motivos que se han identificado son figuras geométricas, abstractas y una posible figura humana. El color rojo es una vez más el único que aparecen en este registro (Figura 12). Figura 12. Registro 4. Fotos: MAPD, 2015 y 2016. Registro 5. Conjunto La Troja II A espaldas del registro 4, aproximadamente a unos 250 m en línea recta, se encuentra un conjunto de motivos en un abrigo rocoso. Los diseños que se identifican son geométrico- abstractos, donde también aparecen líneas delgadas verticales y horizontales. (figura 13). 26 Figura 13. Registro 5. Fotos: MAPD, 2015 y 2016. 1.4.1.1. Otros registros con posibilidad de presencia de pintura Registro 6. Bloque aislado II Observando el registro 3 de frente, del lado izquierdo, se encuentra otro bloque aislado o exento. En su parte baja existe un único motivo pictórico. A juzgar de su lamentable estado de conservación, muy poco se puede apreciar, lo que complica su identificación precisa. Aparentemente, representa una figura antropomorfa con los brazos flexionados. En la superficie tanto del Registro 3 como éste se han encontrado tiestos cerámicos y fragmentos líticos, aunque se cree que son parte del arrastre de las partes altas en temporada de lluvias (Figura 14). Figura 14. Registro 6. Fotos: MAPD, 2015. 27 Registro 7. Este registro, conformado por una posible mancha roja, se localiza en la otra ladera del cerro, siendo el único motivo identificado para esta cara, ya que el resto de los puntos se localizan en la ladera poniente. Recientemente, Sandra Cruz realizó una valoración superficial, indicando que muy posiblemente sea pintura rupestre, aunque será necesario realizar estudios más especializados (Figuras 15 y 16). Figuras 15 y 16. Registro 8. Piedra ubicada en las inmediaciones de la zona de mayor concentración cultural, justo en las faldas del cerro Los Tecuanes. Fotos: MAPD, 2015. 1.4.2. Petrograbados Los petrograbados registrados dentro de la poligonal del sitio son 5, y el número 6 se encuentra en las inmediaciones de la presa Tolimique. Predomina el tipo conocido como “pocitos”, que seguramente funcionaron para almacenar algún componente, aunque se cree que pudieron tener otras funciones (ya se verá más adelante). También hay otro con una figura antropomorfa y un círculo con una línea atravesada en su eje norte-sur. Se presentan ahora los registros de petrograbados. Se discurre que los petrograbados tuvieron una función estrecha con la dinámica cultural del asentamiento sedentario, ya que tanto su posición como su función responden a características propias del lugar. 28 Registro A (1). Grabado en piedra aislada Este grabado fue localizado en las inmediaciones de la zona habitacional-doméstica. Sin embargo, y debido a la alteración sufrida por la introducción de ganado vacuno, fue difícil posicionarla en el plano arqueológico, así que se trasladó a las instalaciones del Instituto Nacional de Antropología, sede Aguascalientes, sección de Arqueología. El motivo consiste en una línea vertical que atraviesa un círculo. Este símbolo es único en el sitio. En la última temporada de excavaciones (2013), se localizó una “estela”, y aunque no tiene grabados, la forma rectangular bien puede representar lo mencionado. Dicho símbolo se encuentra en estudios comparativos para saber cuáles pudieron haber sido sus usos e importancia cultural (figura 17). Figura 17. Registro 1 de petrograbados. Fotos: MAPD, 2011. Registro B (2). Grabado en la cima del cerro Los Tecuanes En la cima del cerro, además de contar con elementos arquitectónicos y de pintura rupestre, en su parte central, justo entre las dos estructuras citadas en párrafos anteriores, se registró un grabado en forma de “pocito”, aunque sus dimensiones tan pequeñas, apenas 8 cm de diámetro, parecen indicar que quedó inconcluso (figura 18). 29 Figura 18. Grabado 2. Fotos: MAPD, 2015. Registro C (3). Grabado en camino hacia La Troja I y II Cuando se realizaba una visita al conjunto pictórico de La Troja I, al ir por el camino de terracería que conduce a La Troja, se encontró este grabado. Su posición puede ser intencional, ya que muy cerca está una bajada de agua (sólo en temporada de lluvias) y de ese camino, que pudo haber sido el utilizado en tiempos más antiguos. Es un “pocito” con un diámetro de 12.5 cm y 5 cm de profundidad (figura 19). Figura 19. Grabado 3. Camino a La Troja. Fotos: MAPD, 2015. 30 Registro D (4). Antropomorfo en Comunidad Ejidal El Ocote El siguiente registro constituye un elemento simbólico e iconográfico importante. Este registro está fuera del contexto arqueológico, ya que se localizó en la jamba de acceso a la casa de la señora María Picazo en la Comunidad de El Ocote, a unos 2.3 kilómetros del asentamiento prehispánico. La Sra. María Picazo (habitante de la comunidad) informó que el elemento fue sustraído del sitio “donde están las pinturas rupestres hace ya algunos años, olvidando exactamente dónde lo encontramos, y por su símbolo tan bonito nos lo llevamos a casa para adornar nuestro portón” (María Picazo, comunicación personal, 2011). Representa una figura humana sin brazos. Lamentablemente, en las últimas salidas de campo se descubrió que el petrograbado se encuentra cubierto por un enjarre de cemento (figura 20). Figura 20. Grabado 4. Foto de la casa MAPD, 2016. Foto del grabado, MAPD, 2011. Registro E (5). Grabado en ladera poniente del cerro Los Tecuanes Su localización y registro estuvieron a cargo del arqueólogo Jorge Jiménez. Según lo observado, el contexto rocoso donde se encuentra el petrograbado es un bloque disgregado. Consiste en un “pocito”, similar a los anteriormente registrados, con 10 cm de diámetro y 3 cm de profundidad. Se encuentra muy cerca del Registro No. 1 de pinturas rupestres (Figura 21). 31 Figura 21. Grabado 5. Fotos: MAPD, 2015. Registro F (6). Dos grabados cercanos a la Presa Tolimique Estos grabados que también son “pocitos” tienen una posición sumamente interesante, ya que están aproximadamente a la mitad del camino entre el sitio arqueológico y la Comunidad Ejidal, sólo que no están sobre el camino, sino que se debe ingresar al margen izquierdo pasando la caseta de cobro. Las dimensiones son, para el de arriba, 5 cm de diámetro y 1 cm de profundidad, el de abajo es de 4.5 cm de diámetro y .80 cm de profundidad (Figura 22). 32 Figura 22. Grabados en las afueras del sitio arqueológico. Fotos: MAPD, 2015. Estos son los registros que fueron identificados durante los dos años de trabajos de maestría. Para el caso de los dos últimos registros de pintura están a la espera de su confirmación por parte de los especialistas de la Conservación Nacional de Restauración del Patrimonio Cultural, INAH. Respecto a los petrograbados, probablemente, al igual que en la pintura rupestre, seguirán apareciendo más, pero hace falta más tiempo para realizar prospecciones. El proceso teórico-metodológico para su estudio se presenta en el siguiente capítulo. 33 Anexo 1. Tablas con los sitios con pintura y petrograbado del estado de Aguascalientes, según información proporcionada por Ana Pelz Marín, Centro INAH Aguascalientes 2015 Pinturas rupestres Sitio Loc. Mpio. Loc. Específica Color Motivos Mats. Asoc. Edo. Conserv. Afectación Referencia Las Iglesias Aguascalientes Abrigo rocoso Negro y rojo ? ? ? ? GonzálezLeos (2010) La Troja Aguascalientes Bloque disgregado sobre ladera Rojo Lineales Cerámica y lítica Regular Sales y hollín González Leos (2010); Macías (2006); Pelz y Jiménez (2002) El Ocote Aguascalientes Abrigo rocoso Rojo Antropomorfos, zoomorfos, geométricos Cerámica y lítica. Asentamiento. Regular Sales, viento, agua, temperatura, sol García y Jiménez (1989); González Leos (2010); Lorenzo y Mirambell (1986); Pelz y Jiménez (2003); Palacios (en este trabajo); Valencia (1994). El Huipil Aguascalientes Abrigo rocoso Negro y rojo Antropomorfos, zoomorfos. Cerámica y lítica Malo Sales, hollín y agua Valencia (1994); González Leos (2010) Cueva de Los Indios Aguascalientes Abrigo rocoso Negro Antropomorfos Asentamiento próximo Regular; grafitis y vandalismo Sales, hollín y agua. Vandalismo González Leos (2010); Macías (2006) Cueva Cerro La Presa Pabellón de Arteaga Abrigo rocoso Rojo ? Lascas de basalto. Asentamiento. Regular Sales González Leos (2010); Pelz y Jiménez (2000); Valencia (1994) Las Negritas/La Montesita Asientos Abrigo rocoso y frente rocoso Rojo y negro Antropomorfos, lineales, geométricos Asentamiento próximo Regular ? Valencia (1994); Pelz y Jiménez (2000); González Leos (2010); PALM (2012) Cueva del Padre Calvillo Bloques disgregados Rojo y amarillo Antropomorfos, lineales, cruz ? ? ? González Leos (2010) 34 El Tepozán/C ueva El Meco Calvillo Abrigo rocoso Negro, rojo, blanco, amarillo Antropomorfos, lineales, geométricos, cruces, letras) ? Regular Sales; humanos González Leos (2010); Lorenzo y Mirambell (1986); Valencia (1994) Cueva La Morita Calvillo Abrigo rocoso Rojo Lineales Huilanche, cerámica, lítica, huesos Regular Sales Baker (1997) El Varal Jesús María Abrigo rocoso Rojo Antropomorfos y lineales ? Regular Sales Pelz, Jiménez y Palacios (2009) La Laborcilla Aguascalientes Abrigo rocoso Rojo Antropomorfos ? Malo Sales Pelz y Jiménez (2004) Cerro en Medio San José de Gracia Abrigo rocoso Rojo ? Asentamiento próximo Malo Sales Dueñas (2013); Valencia (1994). Cueva Juan Caporal Aguascalientes o ¿Calvillo? Abrigo rocoso Rojo claro Lineales y geométricos Cerámica y lítica. Asentamiento. Malo Sol y agua. Saqueos González Leos (2010) Cerro El Español Aguascalientes o ¿Calvillo? Abrigo rocoso Rojo y negro ? Lascas Bueno Sales y agua González Leos (2010) Peña Blanca Calvillo Abrigo rocoso Rojo y negro Antropomorfos, geométricos y amorfos ? Regular Sales Cardona (2014) Los Letreros Rincón de Romos Frente rocoso Rojo Antropomorfo, geométrico, lineal, Cerámica, lítica. Asentamiento. Regular Agua, sol, viento, sales. Valencia (1994) Los Bancos El Llano Bloque disgregado sobre ladera Rojo ? No Malo ? Valencia (1994) Piedra Las Monas Asientos Bloque disgregado sobre ladera Rojo Antropomorfos No Malo Vandalismo Valencia (1994) Cerro La Campana Jesús María Abrigo Rocoso Rojo ? Cerámica Malo Vandalismo Valencia (1994) 35 Petrograbados Sitio Loc. Mpio. Loc. Específica Motivos Mats. Asoc. Forma Técnica Afectación Referencias El Jaral Aguascalientes Bloque disgregado sobre ladera Pozos, líneas onduladas Cerámica, lítica. Asentamiento Pozos y líneas Incisión, desgaste ? González Leos (2010), Macías (2006) El Zapote Aguascalientes Bloque disgregado sobre ladera Pozos y puntos Cerámica, lítica. Asentamiento Pozos y puntos Incisión, desgaste ? González Leos (2010), Macías (2006) Las Cruces Aguascalientes Ladera mesa sobre roca madre y bloque disgregado Líneas, cruces y pozos Asentamiento próximo Líneas y pozos Incisión, percusión, desgaste ? González Leos (2010), Macías (2006) El Ocote Aguascalientes Varios (explanada Plataf. 1; camino a La Troja; bloque disgregado sobre ladera) Pozos Cerámica, lítica. Asentamiento Pozos Incisión, desgaste Erosión Pelz, Jiménez y Palacios (2010-2014) Las Negritas/ La Montesit a Asientos Desaparecidos por saqueo 36 Capítulo II. Proceso teórico-metodológico para el estudio de la gráfica rupestre en El Ocote, Aguascalientes. Un enfoque interdisciplinario El tema principal de este proyecto es aproximarse al papel que tuvo la gráfica rupestre en un paisaje determinado y en un contexto inmediato y mediato. Se considera que fue una primera forma de aprehensión de un espacio. Asimismo, el estudio iconográfico también es importante y también se trató. Por lo tanto, y en el marco de esta investigación, se discurre que una investigación arqueológica con enfoque interdisciplinario busca cuatro metas: (1) temporalidad, (2) filiación o complejo cultural, (3) usos y significados y (4) protección-divulgación; sin embargo, hay variados factores que imposibilitan que se logren. Pese a ello, los resultados que se presentan son una aproximación significativa hacia la búsqueda de dichos alcances3. La base teórica es la propuesta denominada Arqueología del paisaje. La viabilidad de dicha propuesta radica en que la gráfica rupestre ubicada en El Ocote se inserta en un paisaje dinámico, con relevantes evidencias culturales del aprovechamiento y aprehensión del entorno físico-natural. En este sentido, los autores y sus planteamientos y propuestas se encuentran en diferentes contextos nacionales: México, Estados Unidos, Chile, Cuba, Inglaterra, España e Italia. Además, no toda la gama de autores elegidos se sitúa estrictamente en el concepto de Arqueología del paisaje, como se verá más adelante, pero sus propuestas tienen una correspondencia enriquecedora, tales son los casos colombianos con Grupo GIPRI y el equipo coordinado por Diego Martínez Celis. Después de lo anterior expuesto, la interdisciplinariedad con la que cuenta este estudio se ve reflejada en el cuadro siguiente (Figura 23), donde se realizó un cruce con proyectos e instituciones que favorecieron sustancialmente. Cuadro que se enlaza con el esquema de la Figura 25, que, básicamente, es la forma en que se trabajó durante esta investigación. 3 El Periodo de tiempo que comprendió esta investigación fue de un año y 10 meses (agosto de 2014-junio de 2016). Maestría en Estudios Mesoamericanos, Instituto de Investigaciones Filológicas, FFyL, UNAM. 37 Figura 23. Esquema donde se muestran los proyectos y las instituciones que han participado en el desarrollo de este proyecto. Elaborado por Mario Palacios Díaz, 2016. 2.1. La Arqueología del Paisaje y otras posturas designadas La Arqueología del paisaje tiene un largo recorrido de desarrollo (actualización, propuestas, casos, etc.). Las primeras referencias que se toman para este asunto son los cuestionamientos que se desprenden de la Geografía Histórica promovida por Carl Sauer, específicamente en casos de México, durante las primeras décadas del siglo XX. Carl Sauer era la contraparte de Kroeber en el Departamento de Geografía de Berkeley. Estaba interesado por la geografía tanto cultural como física, y tenía una aproximación muy amplia a la historia humana, incluida la prehistoria, de modo que su trabajo, igual que el de sus colegas, coincidía bien con los enfoques utilizados en antropología. Sauer y Kroeber impartían seminarios conjuntos a mediados de las décadas 1920 y 1930, y sus inclinaciones por temas difusionistas corrían paralelos a los de Lowie. Sus intereses relativos al trabajo de campo en Baja California y el occidente de México pueden haber resultado especialmente atractivos para [Isabel] Kelly. Junto con el historiador Herbert E. Bolton, Sauer y Kroeber formaron (a finales de los veinte y principios de los treinta), lo que se conocería después como la “escuela de Berkeley” de estudioslatinoamericanos, Parsons, 1960:327 (Kelly, 2008:11). Posteriormente, se toma un enfoque desde las ciencias antropológicas, concretamente de la arqueología, así como la intrusión de otras disciplinas que enriquecieron favorablemente. 38 Una síntesis general de los conceptos que aborda esta corriente, descritos por Almudena Orejas, se cristalizan en los siguientes puntos teórico-metodológicos, pasando también por la reflexión acerca del uso del término arqueología del paisaje (1991: 226): i. La Arqueología del paisaje, se opone al paisaje arqueológico que transmite una visión estática, una especie de museo al aire libre que no hace sino reproducir la misma idea que tradicionalmente ha regido la visita a ruinas y museos; del mismo modo con la expresión “arqueología en el paisaje” nos referimos a la presencia en el paisaje actual de elementos singulares del pasado, hitos descontextualizados, asociados, por regla general, a lo monumental. ii. Se propone un trabajo basado en la interpretación de elementos en el espacio y en el tiempo, opuesto a visiones estáticas y contemplativas, capaz de leer en la forma en la que se han plasmado las relaciones del hombre con su entorno, no sólo dietas o densidad demográfica, sino tradiciones, la valoración del riesgo, relaciones entre comunidades, etc. iii. Desde el momento en que se reconoce la presencia de elementos de un paisaje antiguo se plantea, como cuando se detecta un yacimiento arqueológico, el problema de qué hacer con ello: se trata, en muchas ocasiones, de elementos sin función o destinados a carecer de ella en breve plazo (…) contribuyan a dinamizar el paisaje del presente y una revalorización de las relaciones del hombre con su entorno, como recurso y reflejo de su historia, como patrimonio común. iv. Conocer y documentar el pasado y el presente significa tener la posibilidad de superarlo, no fosilizarlo, bloquearlo o convertirlo en reliquia descontextualizada. El paisaje del pasado puede encontrar una vía de expresión en los proyectos de parques arqueológicos, concebidos a la raíz de la creación de parques naturales, recogiendo esta reivindicación del patrimonio común, de las necesidades generadas por el ocio, de la recuperación de espacios y formas de vida extinguidas o en proceso de desaparición, y entendidos como proyectos que exigen una adecuada investigación y gestión. No se trata de emprender la creación de una especia de zona recreativa, sino saber “actualizar” el pasado, hacerlo accesible, desmitificarlo, contextualizarlo y reconocerlo. Preservación y difusión no son sinónimos de fosilización y comercialización. 39 Por su parte, Criado Boado (1999:1), considera que la Arqueología del paisaje es un estudio interdisciplinario, con una estrategia de trabajo que puede ser utilizada como una herramienta de gestión y estudio del registro arqueológico. Partiendo de estas reflexiones y otras que se van presentando a lo largo de este capítulo, el manejo de la información de cada postura-propuesta se engloba en el siguiente cuadro, que representan las fases de investigación de un paisaje rupestre y su influencia en la cultura que se desarrolló en su alrededor, como Siemens (2010) llamaría una sucesión de paisajes. Figura 24. Esquema de análisis rupestre del sitio arqueológico El Ocote, Aguascalientes. Elaborado por Mario Palacios Díaz. 40 2.1. Conociendo el lugar Partiendo del apartado I, se presenta la primera etapa de estudio del espacio en El Ocote. En un primer momento, Tilley en su Fenomenología del paisaje (1994), expone que el estudio del paisaje va en relación entre el Ser y el ser en el mundo, a través de relaciones en el entorno mediante el cuerpo. Indica que hay tres tipos de formas de acercarse a la relación hombre-espacio (paisaje): primero, el lugar, que son creados y aprehendidos mediante la experiencia, significado y simbolización compartidas; segundo, el sendero, que no es más que las rutas para llegar de un lugar a otro, sin importar la finalidad de éste; tercero, el caminar, destaca la importancia del “andar”, ya que eso da la posibilidad de encontrar lugares y conectarlos, además de obtener un conocimiento nuevo; sustraer las características del espacio, para detectar cómo hay lugares exclusivos para determinadas actividades sociales. Tilley indica que el espacio abstracto se contrapone al regido matemáticamente, ya que el espacio humano es irracional. Cada cultura tiene formas de ver el espacio. Por tanto, es un espacio idealista, la fenomenología favorece en entender cómo la gente experimenta y entiende el mundo, así como las relaciones del entorno a través del cuerpo y la sociedad. El método se sintetiza a continuación, y fue realizado durante la primera temporada de campo. 1) LUGAR: Son creados y aprehendidos mediante la experiencia, significado y simbolización. Identidad y sentido de pertenencia. Otorga seguridad. Aspectos, atributos y cualidades que el lugar ofrece. 2) SENDERO: Ruta que une un lugar con otro. La creación y mantenimiento de los senderos depende de la creación de las redes de tiempos-espacios particulares. Surge una forma rutinaria. Los senderos unen lugares en una secuencia temporal. Punta A- punto B. Líneas en el paisaje. 41 3) CAMINAR: Encontrar un nuevo lugar. Los lugares se conciben/definen en relación con los demás. La caminata establece las relaciones espaciales y temporales entre diferentes lugares. Por su parte, Cristina Corona (2006), define a la Arqueología del paisaje como la unión de la construcción simbólica del espacio (dimensión mental o imaginaria) con la construcción visible o material (dimensión física) del mismo, donde los agentes constituyen escenarios de interacción de las prácticas sociales (dimensión social) en tiempos particulares. Asimismo, el paisaje integra las sedes y los encuentros de la vida cotidiana y ritual, mezclando encuentros espacio-tiempo que otorgan identidad a los agentes por medio de la vinculación de lugares (2006:102). Otra propuesta que fue utilizada en este primer apartado del método propuesto fue el trabajo de Daniela Valenzuela (2004), quien centra la relación entre el arte rupestre y su entorno espacial, a partir de la consideración de las imágenes rupestres, los atributos del ambiente natural y los rasgos culturales del entorno. Enfatiza el particular emplazamiento del arte rupestre con respecto a rasgos geográficos y culturales determinados. Su método fue fundamental en este trabajo, puesto que coinciden los objetivos de usos del espacio para la elaboración del material rupestre. En resumen, su metodología se concretiza de la siguiente manera: Localidad de estudio. Registro de los rasgos geográficos de la región de estudio. Espacialidad y registro rupestre. Registro de los conjuntos rupestres mediante la clasificación de Agrupamientos, donde también asocia otros elementos culturales inmersos en cada registro para entablar un dialogo entre cada aspecto cultural. Análisis Imagen rupestre-espacio y paisaje. Una vez recabada la información anterior, viene el análisis, que se clasifica: características geográficas del sitio de estudio (Quebrada de Quesala, en Chile es el ejemplo), rasgos culturales asociados recurrentes en el arte rupestre, referencias etnográficas y etnohistóricas (este apartado se consideró). 2.2. Análisis integral del paisaje asociado En este trabajo el análisis integral del paisaje asociado se refiere a los métodos, junto a diversas herramientas, que se aplicaron para tener un entendimiento del arte rupestre en relación a su paisaje. 42 2.2.1. Elementos considerados para el estudio del paisaje rupestre Los valores de estudio del paisaje donde están depositadas las manifestaciones rupestres es uno de los puntos más importantes de este trabajo, dado que sus característicasque permiten complementar la información obtenida con los puntos que se despliegan más adelante. Así, los valores o elementos considerados del paisaje circundante a cada registro rupestre son: accesibilidad, senderismo/comunicación, visibilidad, entorno natural (entes geográficos aprovechados por las sociedades), entorno cultural (arqueológico e histórico) y los usos. Esos aspectos forman parte de un Esquema de análisis rupestre de El Ocote que se muestra en el capítulo III, donde cada aspecto se explica y propone para el estudio del arte rupestre en general. Figura 25. Elementos generales considerados para este caso concreto. Estos valores tienen su base en el marco teórico que se presentó anteriormente. Cada registro rupestre (pintura o petrograbado). Foto y edición de MAPD, 2016. Conceptualmente, cada valor analizado en el Esquema, cuenta con una interpretación, de acuerdo a las propuestas de la Arqueología del paisaje que se revisaron. Como ya se mencionó, las “escuelas” española y colombiana. 43 Concepto Interpretación para este caso de estudio Accesibilidad Se refiere al nivel de dificultad existente para llegar a un punto con presencia de pintura y petrograbado en un espacio determinado. Este concepto se desarrolló durante la puesta en práctica de la metodología de Tilley en relación al conocimiento del lugar (1994). Senderismo/Comunicación Para identificar el nivel de accesibilidad de cada punto analizado de la gráfica rupestre encontramos que hay un vínculo con senderos, brechas, caminos de herradura, etc. (cuya temporalidad es histórica y reciente). Este apartado se refiere al registro, en caso de existir, de redes de comunicación entre los registros rupestres y otros elementos culturales y físicos del sitio arqueológico. Este aspecto fue analizado mediante el uso de Sistemas de Información Geográfica (SIG). Visibilidad Aspecto hacia afuera y hacia adentro. Ubicados en un punto o registro rupestre, la visión hacia adentro es hacia su exterior, es decir, qué es lo que se vislumbra alrededor del registro. Hacia afuera, cuando se está en busca de un registro y puede divisarse a la distancia. Una distancia que no debe ser del todo alejada. En concordancia con la tesis de Cruz Berrocal, la visibilidad se entiende como Control visual (2005:35). Entorno natural Son aquellos elementos físicos propios del lugar en donde se encuentra la pintura o petrograbado. Van desde el emplazamiento rocoso, flora, fauna y recursos naturales cercanos como arroyos, ríos, yacimientos de alguna materia prima. Los recorridos en campo otorgaron los datos que fueron cotejados con la información geográfica de la región, la cual se presentó en el capítulo I. Entorno cultural Son las evidencias culturales, ya sean arqueológicas o históricas, asociadas a los registros rupestres. En este caso, mayoritariamente arqueológicas. En este rubro entran los análisis de materiales arqueológicos que se analizaron en diversas instituciones (IIA-UNAM, INAH-AGS). Usos Una vez documentado cada aspecto anterior, se propone una serie de factores que determinaron el posible uso del espacio para realizar las obras rupestres. 44 2.2.2. Registro, documentación y tratamiento iconográfico de los motivos Una vez que se ha familiarizado el sitio o lugar, este rubro es fundamental. De aquí se desprende la base de la información, la pintura y petrograbado de El Ocote y su relación con el paisaje. Este apartado consiste en la exposición de las principales propuestas metodológicas que se utilizaron para el registro y documentación de la gráfica rupestre, misma que ya se presentó en el capítulo I, y que consta de 12 registros, hasta el momento. La base metodológica para esta actividad, desarrollada durante prácticamente todos los trabajos de campo, es la escuela colombiana. No obstante, también las formas de trabajo de diversas investigaciones españolas complementan de manera efectiva y adecuada. En el caso de las posturas colombianas, sus aportaciones al estudio de la gráfica rupestre han sido significativas. El grupo de investigación GIPRI, coordinado por Guillermo Muñoz Castiblanco (2014), es una de las instituciones más valoradas, no sólo en Colombia, sino a nivel internacional en cuanto al estudio del arte rupestre colombiano. Paralelamente, está el trabajo bajo la dirección de Diego Martínez Celis et al., (2011) y sus propuestas novedosas y muy adaptables para las intenciones de la presente investigación. El objeto de estudio que fue utilizado como referente es la región de Cundinamarca. La metodología de GIPRI se enfatiza en el siguiente esquema (2014: 21). En el caso de Grupo GIPRI, su método se dosifica de acuerdo a las necesidades que se presentan en campo (Muñoz, et al, 2014: 21-24). Los valores que proponen son: 1- Localización geográfica de zonas y rocas (cartas geográficas de distintas escalas); 2- Registro fotográfico y gráfico (base de datos y dibujos); 3- Bases de datos para: veredas, murales y rocas; 4- Los procesos de descripción de los motivos son tratados por: orden, composición, estética y sistemas de representación. Las cédulas que se desprenden de su metodología sirvieron de referente en el trabajo de campo de este proyecto. Sin embargo, el enriquecimiento de esta tesis se dio gracias a las aportaciones de otras propuestas de investigación teórico-metodológicas. 45 Figuras 26. El proceso de documentación de acuerdo a GIPRI (Muñoz, et al, 2014). Aquí sólo se muestra un ejemplo, donde algunas de sus ideas propuestas se ven reflejadas en el Esquema de Análisis rupestre en el capítulo III. Para el caso del diseño de investigación bajo la dirección de Martínez Celis (2011), se esboza con una documentación y divulgación de ese patrimonio trabajando con diversos grupos que están interesados en la protección de la identidad. Su propuesta se establece conforme a las siguientes escalas de un sitio rupestre (2011: 16-17): Escala 1, el motivo o motivos rupestres; escala 2, el panel o superficie; escala 3, el emplazamiento rocoso; escala 4, el entorno; escala 5, el paisaje. El siguiente esquema resume lo citado. Su trabajo ha sido realmente fundamental. Su propuesta abarca: El área de estudio (Datos geográficos, políticos, actuales, ubicación), Población, poblamiento y patrimonio cultural, Datos etnohistóricos y La investigación en el sitio (Sutatausa). 46 Escala 1. Motivo rupestre Escala 2. El panel: es la sección, cara o pared de una superficie o emplazamiento rocoso en que se encuentran plasmados los motivos. Escala 3. Emplazamiento rocoso: La entidad pétrea o superficie rocosa que soporta los motivos o paneles. Puede ser un bloque errático, abrigo, pared o afloramiento. Escala 4. El entorno. Entendido como el conjunto de todo aquello que rodea al emplazamiento rocoso, puede ser caracterizado por sus condiciones físicas naturales o socio-culturales. Escala 5. El paisaje. Ha estado expuesto a múltiples transformaciones tanto por procesos naturales como por la intervención del hombre. En dicho territorio confluyen de manera integrada los eventos naturales y la acción que el hombre ha ejercido sobre éste. La identificación del territorio, es decir la mirada o la interpretación que se hace sobre este 47 constituye el paisaje. Se puede entender el paisaje como “la síntesis entre lo físico, lo biológico y lo cultural, como una manifestación de la diversidad del espacio geográfico que se constituye en elemento de identidad territorial y el resultado de la relación sensible del individuo con su entorno percibido” (Mata, 2006 en Biel-Ibañez, 2009). Estas escalas propuestas por el grupo coordinado por Diego Martínez Celis (2011) han formado parte de la cédula de registro que se propone en el capítulo III. Cabe aclarar que no se tomó la información de maneraliteral, sino que muchos de sus elementos se consideraron y se les dio el matiz que se requiere en nuestro objeto de estudio. Figura 27. Escalas según Martínez Celis, et al (2011). 48 Por su parte, la escuela española, comenzando con Felipe Criado Boado (1999), propone un estudio de paisaje mediante un procedimiento cuyos elementos son (1999:18): Análisis de lo formal del espacio (por ejemplo, lo arquitectónico y arqueológico), fisiográfico, tránsito y de las condiciones de visualización. Con el desarrollo de tales aspectos, Criado (1996) diserta acerca de la aplicabilidad de la Arqueología del paisaje, donde puede ofrecer herramientas para la reconstrucción de los paisajes sociales en determinadas épocas y estudiar los procesos de cambio y continuidad que han tenido como consecuencia el paisaje actual. Así, el estudio sistemático del paisaje permite la recuperación, valoración, evaluación, revalorización y mercantilización de los sitios o sitio, donde el enfoque es íntegramente interdisciplinario. Para ello, parte de una propuesta que se presenta a continuación (Criado, 1999): MORFOLOGÍA: INFORMACIÓN ESTÉTICA: Descripción del panel o paneles, Observaciones, Documentación gráfica (fotos) y Croquis. La documentación gráfica se clasifica en: a) Figura: Cada una de las formas grabadas que se pueden individualizar y cuya unión forma compositivamente un panel. 49 b) Escena: Resultado de la unión de dos o más figuras que, aunque se pueden individualizar, representan una misma acción. c) Panel: Grupo de motivos entre los que no existe una discontinuidad espacial significativa en su distribución. d) Estación: varios grupos de petroglifos e) Soporte: se conoce: - Accesos: Sendero, camino, pista, carretera, otras vías. - Entorno arqueológico Ahora bien, el trabajo de María Cruz Berrocal (2004) radica en varios niveles de investigación: primero, el entendimiento y propuesta de interpretación de los conceptos que emplea (arte, paisaje, arqueología, etc.); segundo, el proceso arqueológico del arte rupestre, caracterizado por la documentación tradicional de los motivos; tercero, el análisis espacial, núcleo de su trabajo, a través del entendimiento de “lugares comunes”, donde propone una interpretación arqueológica del espacio en un desarrollo histórico y de los diferentes usos que ha tenido el suelo y otras formas geográficas (2004: 85-154). Los valores básicos que plantea para los dos últimos niveles son: Localización de estaciones, estilo, contenido iconográfico, visibilidad, monumento natural, toponimia y audibilidad (2004: 170). Complemento de lo documental, el paisaje se estudia bajo las condiciones medioambientales a través del tiempo y una serie de aspectos socio-económicos (diversificación económica, industrias, redes de intercambio, agricultura, manejo del entorno, estacionalidad). Siguiendo la visión de Cruz Berrocal, el análisis del paisaje donde está inmerso el producto rupestre es que la “cuestión básica no es ya el “significado” de las representaciones iconográficas, o sus rasgos estilísticos como “normas culturales compartidas”, cuando el hecho de que los abrigos pintados, o los petroglifos en su caso, son elementos constitutivos, fundantes, de un paisaje social, en cuya lógica sistémica encontraremos los nexos con el resto del registro arqueológico tanto como las claves para la valoración (no tanto interpretación, posiblemente inaccesible) de sus programas iconográficos. La tarea primordial de una Arqueología de las representaciones rupestres constituye marcadores, hitos o monumentos” (Cruz Berrocal, 2005). Esta reflexión es fundamental en este trabajo, cuya caracterización se refleja en los resultados obtenidos del capítulo III. 50 Otro planteamiento teórico-metodológico que encaja con las intenciones de este trabajo, y que es el tercer enfoque español, es lo hecho por Almudena Orejas. La problematización del concepto paisaje es una de sus inquietudes esenciales, esto en términos como espacio (análisis espacial, arqueología espacial), territorio (estudios territoriales), medio, medio ambiente, entorno, relaciones ecológicas, nicho ecológico, arqueología del paisaje, arqueología aérea, es del lenguaje de historiadores y arqueólogos. Define históricamente el término con un problema, el cual procede de la ambigüedad que rodea al vocablo debido a su tradicional uso: efectivamente, aún hoy, dice, la primera y con frecuencia única acepción otorgada al término en los diccionarios españoles es la de “representación artística (casi siempre pictórica) de un espacio”. Esto ha hecho que el término sea indisociable de una visión subjetiva, plasmada de una forma también subjetiva (Orejas, 1991:193). En términos geográficos, es un área que ve un espectador, sirve para pasar a la idea de aspecto externo del terreno. También de visión estética. En otros idiomas latinos el término tiene que ver, siempre, con la apreciación sensorial, casi exclusivamente visual. Con el tiempo, la palabra se ha cargado de nuevos significados, dejando de lado lo artístico. Se considera como un bien de consumo limitado y que, por lo tanto, exige un control y salvaguarda: el paisaje de las planificaciones y de la política. Es un término multiforme y ambiguo. El estudio de la Arqueología del paisaje considera, dice, la relación (o la evolución de las relaciones) del hombre con su entorno, que es marco de su vida, como recurso, obstáculo, forma de comunicación de intereses, relaciones, mentalidades, etc. (1991:212). Sobre la gráfica rupestre, Orejas propone que son fuentes iconográficas, grabados, dibujos, fotografías, que pueden suministrar también un importante volumen de información, de la necesidad del hombre de representar e interpretar el espacio en que se desarrolla su existencia: planos de ciudades, mapas de rutas, representaciones artísticas de espacios de recreo, de trabajo, simbólicos, etc. Por lo tanto, el paisaje es un documento. La autora considera que el paisaje es un documento que permite leer en lo espacial la dimensión temporal -asociación reconocida por los geógrafos ya desde finales del siglo XIX, pero que no implica la realización de una estratigrafía del paisaje, sino la historia de la reutilización continua, cambiando o no de uso (1991:212). En general, su trabajo consta de tres niveles interdependientes: un primer análisis estrictamente morfológico, destinado a la detección de elementos; segundo paso lo constituiría la identificación de los elementos reconocidos; y una tercera fase es la interpretativa. 51 Por último, la proposición de Seoane-Vega (2009), como el cuarto enfoque ibérico, del estudio de la gráfica rupestre se resume bajo los criterios de figura, escena, panel, petroglifo, grupo de petroglifos, estación, soporte y superficie grabada. Posteriormente, dosifica su trabajo de acuerdo a fichas. La ficha 1, contiene la información general del sitio, que va desde la ubicación geográfica hasta la descripción de los motivos o caso cultural. En una ficha 2, se describe el emplazamiento, que se refiere al estudio del contorno cercano y lejano del petroglifo (u otro elemento cultural). Se incluye la información del entorno natural (climatología, relieve, etc.) y la situación socioeconómica actual. También se dedica un espacio para estudiar las relaciones de visibilidad desde y hacia el elemento cultural. La ficha 3, es la Morfología y Conservación. Se reportan las condiciones ambientales de exposición, así como un diagnóstico de valoración de los riesgos futuros y una propuesta de actuación. La ficha 4, es la Información Estética. Es una descripción detallada del panel, describiendo cada uno de los motivos que aparecen y la técnica con la que se realizó, esto si es posible distinguirla. Finalmente, una caracterización de la composición en general. La ficha
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