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El esquema conceptual referencia y operativo - Luisa Rámirez

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(lapítiilo i'
El esquema conceptual, referencial 
y operativo de E. Pichón Riviére
Las primeras producciones conceptuales de E. Pichón Riviére co­
mienzan en 1934 con su artículo “Dos problemas psicológicos”, que 
publica en la Revista de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social, di­
rigida por Mariano Castex, donde confronta las perspectivas psicoló­
gicas de Freud y Adler. Fabris señala: “Se observa allí la convergencia 
de preocupaciones clínicas, pedagógicas y sociales que hacen visible 
el espíritu totalizante que caracteriza al autor”1. Su producción escrita 
continuará ininterrumpidamente hasta su muerte.
Es evidente, al observar la bibliografía completa del autor, que en la 
década del 30 y principios de la década del 40 los temas predominan­
tes giran alrededor de cuadros psiquiátricos: epilepsia, esquizofrenia, 
paranoia, etcétera. A partir de 1943 comienzan a ser hegemónicos los 
conceptos psicoanalíticos, aunque el tema abordado séa de la esfera 
de la Psiquiatría, como por ejemplo “Psicoanálisis de la Esquizofre­
nia”, de 1946.
Iniciados los años 50, Enrique Pichón Riviére, aun siendo exitoso 
como psiquiatra y psicoanalista a nivel internacional, se apasionó por 
el campo de la investigación social en la Argentina.
Una de las primeras indagaciones la llevó a cabo desde el IADES 
(Instituto Argentino de Estudios Sociales) a pedido del gobierno de Tu- 
cumán, siendo el objetivo conocer las causas de la disgregación familiar 
que asolaba la provincia. Pichón Riviére investiga y concluye que esta se 
debía a la condición de Tucumán de ser una provincia dedicada al mo­
nocultivo de la caña de azúcar La familia solamente podía estar reunida 
en momentos de la zafra cañera: los niños colaboraban, las mujeres lle­
vaban o hacían la comida a la vera de los cañaverales; pero terminada la 
zafra los hombres debían emigrar, buscando integrarse a la cosecha de 
otros cultivos: la vendimia en Mendoza, o las manzanas en Neuquén, la
1. Fabris, F.: (2007) Pichón Riviére. Un viajero de mil mundos, Buenos Aires, Editorial 
Polemos, p. 54.
dvamtz@live.com
Typewritten text
Adamson, G. (2014). Capítulo 2—El esquema 
conceptual, referencial y operastivo de E. Pichon 
Riviere. En La psicología social de Enrique Pichon 
Rivière: Una perspectiva sociopsicológica. Lugar ed.
Ülailys Aliadla.tl|
yr*i ha ni.itr 1*11 Misiones, el algodón en el ( Iliaco, etcétera. Así, la lamilla 
volvía a dlsgiegaise, liste fue el resultado de la investigación llevada a 
i abo poi el equipo interdisciplinario del IADES. Lo que parece impor­
tante de-,La ai es que H. Pichón Riviére, luego de esta instancia, llega a 
la conclusión que no pueden avanzar más allá del diagnóstico porque 
no cuenta con "operadores sociales” capaces de intervenir microsocial- 
mentc en la problemática detectada2. Entregado el diagnóstico, la de­
cisión de implementar las necesarias acciones posteriores quedaba a 
consideración y en manos de los políticos, exclusivamente.
E. Pichón Riviére llevó a cabo múltiples investigaciones sociales, 
actividad inédita en la Argentina de los años 50. Algunos ejemplos son 
las referidas al problema de alcoholismo en las Minas de Río Turbio, 
el antisemitismo en las instituciones militares, gubernamentales, aca­
démicas, realizó las primeras encuestas acerca de la intención de voto, 
(a n t icipó que Framini ganaría las elecciones para el cargo de goberna­
dor de la Provincia de Buenos Aires, durante el gobierno de Frondizi), 
y también las primeras investigaciones motivacionales para la publi­
cidad de productos enlatados, medicamentos, etcétera. Más adelante 
planteará en sus clases: “No nos interesa formar excelsos observado­
res de la realidad sino profesionales capaces de transformarla”3. Fiel 
a esta premisa crea, en 1953, la Escuela de Psiquiatría Dinámica para 
formar profesionales con un marco teórico, metodológico y técnico 
que los capacitara para intervenir en ámbitos microsocíales: grupos, 
equipos, organizaciones y comunidades.
El objetivo de relatar estas experiencias fundantes de su Psicología 
Social es dejar sentado que sus inicios en la Argentina se deben a la 
necesidad de avanzar más allá del diagnóstico y de intervenir en pro­
blemáticas sociales concretas. Hay que situarse en el momento histó­
rico: a comienzos de los años 50 no había en el país ni psicólogos, ni 
sociólogos, ni antropólogos.
Considero, entonces, que a partir de 1953 se inicia su etapa defi- 
nidamente social, en la cual producirá una obra singular en el esce­
nario de la Psicología Social. En 1954 expone "Visión retrospectiva 
de una experiencia en grupo” en el Instituto de Psicoanálisis, traba­
jo que se halla inédito. En 1955, publica el “Comentario final al li­
bro de Franco Di Segni, “Hacia la pintura”4, donde ya se encuentran I
Entrevista con Joaquín Pichón Riviére.
l. Clase de E. Pichón Riviére en su Primera Escuela Privada de Psicología Social, a la que 
asistió la autora de este libro en 1967 siendo alumna de dicha Institución.
I Pichón Riviére, E.: (1955 [1971]) Comentario final al libro de Franco Di Segni "Hacia 
la pintura" en Del psicoanálisis a la psicología social, Tomo II, Buenos Aires, Editorial 
( ¡alema, p. 82.
( 3 I ‘bíi t ilu y íd h t iO iil (le I n ih jlle Mil h o n H ív ié le J t
mui i’pliiall/iicloitcs .a cu .1 ilc una experiencia gmpal. En su canute 
i l/aclón do los grupos destaca el propósito de una tarea: "estos grupos 
tutu iouaron en forma progresiva con entusiasmo, libre expresión, ni­
vel creí ¡ente de comprensión, vivencia y el claro propósito de realizar 
una buena tarea”. Aquí aparecen también incipientes elaboraciones 
sobre comunicación, interacción, emergente, vínculo, aprendizaje, 
etcétera, futuros conceptos de su teoría.
En 1956/57 dicta el curso sobre “Metodología de la Entrevista”, cuyo 
material (compilado por F. Taragano) se publica en 1985 como Teoría 
del Vínculo. A pesar de que sus interlocutores eran psicoanalistas y 
psiquiatras, sus clases giran en torno a sus originales conceptualiza- 
ciones sobre Psicología Social, como por ejemplo la importancia de 
la noción de rol, George Mead, Kurt Lewin, macro y microsociología, 
vínculo, conceptos lewinianos, aprendizaje de la realidad, esquema 
referencial, etcétera. En el Primer Congreso Latinoamericano de Psi­
coterapia de Grupo de 1957 expone su conferencia "Aplicaciones de 
la psicoterapia de grupo”. Es un trabajo anticipatorio de numerosas 
ideas relativas a su concepción de Grupo Operativo.
En este texto -sin desconocer su condición de psiquiatra y psicoa­
nalista, y sus producciones y aportes en ambas disciplinas- voy a re­
ferirme exclusivamente a sus elaboraciones, producciones y creación 
de ese nuevo campo de saber que él desarrolla y ubica en el territorio 
de la Psicología Social.
A esta construcción propia y original la denominará ECRO (Esque­
ma Conceptual, Referencial y Operativo). Elige esta sigla-para englobar 
en un solo significante toda su teoría. Al nombrar al ECRO se refiere a 
la totalidad de su corpus teórico. En sus clases solía utilizar una me­
táfora mecánica para definirlo. Lo denominaba "aparato para pensar 
la realidad”, metáfora que no se debe entender en el sentido de “má­
quina”, sino de “artefacto”, como esos “arte-factos” (hecho con arte) 
que a él le gustaba analizar en las obras plásticas y escultóricas, como 
los móviles de Calder. El ECRO remite a una estructura conceptual, 
que incorporan sus alumnos en la formación, fundamentalmente a 
través de la experiencia en Grupos Operativos. En la primera clase que 
dio, en abril de 1967, en su recién fundada Primera Escuela Privada de 
Psicología Social, expresaba a modo de contrato: “Aquí vendemos un 
aparato que se llama ECRO y que sirve para pensar”.
En la última aseveración acerca de su ECRO, que aparece en el ca­
pítulo vi del libro de Zito Lema, Pichón Riviére dice:
Defino al ECRO como un conjunto organizado de conceptos 
generales, teóricos, referidos a un sector de lo real, a un deter­
minado universo de discurso,
que permiten una aproximación
U la ily * M w m tinJIS
iiislnimentiil ¡il objeto puitlctilm (i;oiu reto). 11 método dlalói 
tico fundamenta este EC dU) y su particular dialéctica'1.
Esquema porque se trata de un conjunto organizado de conceptos 
o, en términos del autor, "conjunto articulado de conocimientos”. Re­
mite a una sistematización conceptual con una construcción lógica 
que lo hace transmisible y aprehensible por otros. Esta sistematiza­
ción teórica responde a uno de los requisitos básicos de la ciencia.
El que los conceptos estén sistematizados y organizados “permite 
la comprensión de cada hecho particular desde una organización o 
articulación de conceptos universales”6.Su preocupación está centra­
da en forjar una organización de conceptos que permita su transmi­
sión.
Conceptual porque es teórico, es una organización conceptual. Al 
respecto señala: “Son síntesis más o menos generales de proposicio­
nes que establecen las condiciones según las que se relacionan entre 
sí los fenómenos empíricos. [...] La investigación psicológica o cual­
quier tipo de tarea científica, sin un adecuado sistema conceptual, se­
ría ciega e infructuosa”7.
Referencial porque remite a un recorte específico de las prácticas 
sociales sobre la que se indaga y opera: las tramas vinculares, ya sean 
estas grupales, institucionales o comunitarias. Pero también el marco 
teórico y los conceptos instrumentales correspondientes son referen- 
ciales al momento de operar. Dice el autor:
El aspecto referencial alude al campo, al segmento de realidad 
sobre el que se piensa y opera y a los conocimientos relacio­
nados con ese campo o hecho concreto a los que nos vamos a 
referir en la operación8.
Operativo es lo que mejor define su posicionamiento como inte­
lectual latinoamericano. La operatividad es un rasgo fundamental del 
ECRO: indica que no se trata de un corpus exclusivamente teórico, 
sino que el destino final de su obra es intervenir en el campo social, 
incidir y producir transformaciones en la sociedad en su dimensión 
microsocial. * I
11 /iln l .rma, V.: (1976) Conversaciones con Enrique Pichón Riviére, Buenos Aires, Timer- 
miin editores, p. 106.
i. I'ii luui Kiviére, F..: (1970 [1997]) “Concepto de ECRO” en El proceso grupal, Buenos 
Alie ., Nueva Visión, p. 216. 
t Ihhlem, p. 21!i.
I llihltm, p 216.
[ a ) 'bíi uliiylti Tin jal de 1 hiique t'li lina Mlvlfuu ’AJ
Hn iiucslK) conceptual, la operativldai! mpiesrnla lo
que, en otros esquemas, el criterio tradicional de verdad (ade 
citación de lo pensado o enunciado con el objeto). ¿Qué quie 
re decir esto? Si con nuestro ECRO enfrentamos una situación 
social concreta, no nos interesa solo que la interpretación sea 
exacta, sino fundamentalmente nos interesa la adecuación en 
términos de operación. Es decir, la posibilidad de promover 
una modificación creativa o adaptativa según un criterio de 
adaptación activa a la realidad9.
11 criterio de operación es concebido, en contextos microsociale-, 
como producción planificada de cambio en relación al logro de lo- 
objetivos propuestos. Dicho proceso es al mismo tiempo una inda 
gación. En este sentido, E. R Riviére toma el concepto de indagación 
acción de K. Lewin.
También considera la evaluación del propio ECRO en función de 
su operatividad, o no, al incidir en situaciones concretas, y escribe: 
"La construcción de un ECRO nos obliga a la definición del campo 
operacional, de la metodología y a una evaluación de la operación”10 11.
En síntesis, el Esquem a Conceptual, Referencialy Operativo de E. I' 
Riviére es un cuerpo teórico, un conjunto de conocimientos articula 
bles entre sí, que aspiran a una organización conceptual en referencia 
al campo específico de la Psicología Social. Apunta así a dar cuenta de 
una praxis concreta en el campo psicosocial o microsocial:
Para nosotros, la Psicología Social es significativa, direccional 
y operativa. Se orienta hacia una praxis, de donde surge su 
carácter instrumental. Su punto de partida es una praxis. Y la 
experiencia de esa praxis, conceptualizada por una crítica y 
una autocrítica, realimenta y corrige la teoría mediante meca­
nismos de rectificación y ratificación, logrando una objetivad 
creciente11.
Al explicitar y desarrollar su ECRO, Pichón Riviére aspira a ubicar 
a la Psicología Social en el campo disciplinar: con un objeto, un ba 
samento teórico, un criterio de validación, un método y una técnica. 
Plantea entonces no solo una praxis que permita ratificaciones y reí 
tificaciones de su ECRO, sino también un análisis sistémico y semán 
tico del mismo, que considere:
9. Ibídem, p. 217.
10. Ibídem, p. 219.
11. Zito Lema, V: (1976) Conversaciones con Enrique Pichón Riviére, Buenos Aires, Ti 
merman ed., p. 108.
30 Oladyts Adainson
...una filosofía de la ciencia que incluiría: a) una epistemología 
con una definición de lo que es el conocimiento y el criterio de 
verdad (operatividad); b) una metodología, indagación de los 
métodos incluidos en el ECRO; c) una sistematología, estudio 
del ECRO como sistema complejo de conceptos: a eso lo de­
nominamos análisis sistémico, que puede ser intrasistémico -y 
estudiamos su articulación y coherencia interna- o intersisté- 
mico, y analizamos su relación con otros ECRO12 13
Pichón Riviére concibe su estructura conceptual como un sistema 
abierto donde, producto de la praxis, se produce “una continua reali­
mentación de la teoría a través de su confrontación con la práctica”23, 
actitud de autocrítica, e implica una perspectiva reflexiva como posi­
ción científica.
Plantea que lo propio del saber científico es la ausencia de certe­
zas; por lo tanto postula a su ECRO como permanentemente afectado 
por la evolución del conocimiento científico, en los diferentes mo­
mentos históricos, y en especial por la evolución de su propia praxis 
como saber científico. Su posición es antidogmática en relación a su 
propio cuerpo teórico.
Considera al ECRO como: “...conjunto estructural y genético que 
nos permite la comprensión horizontal (la totalidad comunitaria) y 
vertical (el individuo inserto en ella) de una sociedad en permanente 
situación de cambio y de los problemas de adaptación del individuo 
a su medio"14.
E. Pichón Riviére postula que su ECRO es producto de una 
epistem ología convergente, a través de la cual aspira a una visión 
compleja y articulada del recorte de la realidad tomado como re­
ferente. La epistem ología convergente permite que un investigador 
situado cuente con una herramienta donde todas “las ciencias del 
hombre funcionan como una unidad operacional enriqueciendo 
tanto el objeto de conocimiento como las técnicas destinadas a su 
abordaje”15.
Un amplio espectro de disciplinas participaron en la construcción 
de tal epistemología: la Psicología Social, el Psicoanálisis, la Filoso­
fía, las Ciencias Sociales, entre ellas la Antropología, etcétera. Inclu­
ye autores como G. Mead, K. Lewin, S. Freud, M. Klein, K. Marx, E.
12. Ibídem, pp. 113-114.
13. Pichón Riviére, E. (1970 [1997]) “Concepto de ECRO’’ en El proceso grupal, Buenos 
Aires, Nueva Visión 1997, p. 217.
14. Pichón Riviére, E. (1969 [1997]) “Estructura de una escuela destinada a la formación 
i li* psicólogos sociales” en El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 150.
15. Ibídem, p. 150.
( a t'ait nlttyíd *ínt ¡ál ils fUitii|ue p jthófi RívMlf® 1!
Dutklielin, M. Ileidegger, Mí Sartre, H. I.elievre, R. Mallnowsky, (
l.évl Strauss. G. Bachelard, G. Canguilheim, Th. Murtón, euéleru
I numeraré algunos de los supuestos básicos de la teoría ih- i 
Pichón Kiviére. Son definiciones teóricas que hacen que esta pm-il.i 
presentarse como una corriente novedosa, singuiaren el campo de 1,1 
Psicología Social:
L. Una determinada concepción de la Psicología Social.
2. Una concepción de sujeto como sujeto social.
3. Una concepción de la sociedad y del mundo moderno .........
dimensión simbólica, producto de una construcción social en 
permanente transformación.
4. Una concepción del desarrollo humano
o proceso de socializa 
ción.
5. Una concepción de salud como praxis mutuamente transió] 
mante con el medio.
6. Una concepción de enfermedad como clausura y estereotipia
7. Una metodología dialéctica que da cuenta de los procesos de 
transformación cualitativos a partir de campos de tensión con 
tradictorios.
8. Una técnica de intervención que incluye elaboraciones de una 
logística, una estrategia, una táctica y una técnica específica: la 
del Grupo Operativo.
Su teoría contiene otros desarrollos conceptuales o teorización!-, 
que son objeto de debates permanentes, que posibilitan la inclusión 
de nuevas discusiones -fértiles para la evolución disciplinar- y el sin 
gimiento de nociones novedosas. Por ejemplo, los vectores del cono 
invertido, los conceptos de pre-tarea, tarea y proyecto, el de encuadre y 
el del psicólogo social como agente de cam bio, etcétera.
1. Concepción de la Psicología Social
La Psicología Social de Enrique Pichón Riviére surge del descuhi i 
miento de una dimensión de las prácticas sociales que, desde mi peí;■ 
pectiva, corresponden a estructuras vinculares. Una de las investí}’,.i 
ciones mencionadas es la que llevó a cabo con el equipo del IADES en 
las Minas de Río Turbio, en la Patagonia. La empresa había cónsulta< l« > 
acerca de cuáles serían las razones que provocaban un alto nivel de 
ausentismo de los mineros, especialmente los lunes -días en que la 
producción era casi nula-y los martes. El diagnóstico se centró en el
32 Gladys Adamson
desarraigo que sufrían los obreros. La mayoría eran chilenos o jóvenes 
del norte del país, por lo cual estaban muy lejos de sus familias y de la 
cultura particular que los identificaba. Ese desgarro del tejido social 
que los contenía hacía que buscaran en la prostitución y el alcohol 
un sustituto y una compensación frente a la pérdida de sus relaciones 
afectivas y su ámbito ecológico y cultural.
Esta mirada se dirige a develar las estructuras vinculares subyacen­
tes. La convicción -ya mencionada- de la necesidad de avanzar en las 
intervenciones más allá del diagnóstico, hacen que Enrique Pichón 
Riviére asuma como un desafío su proyecto formativo de operadores 
sociales a través de su Escuela de Psiquiatría Dinámica. Esto lo obligó 
a sistematizar sus teorizaciones previas y a producir su ECRO, para 
lograr que fuera transmisible. En otros términos, la demanda de los 
alumnos lo instó a desarrollar fundamentos teóricos y metodológicos 
y a perfeccionar la Técnica de Grupo Operativo, para dar cuenta del 
recorte de la realidad sobre el que se deseaba intervenir.
Su producción teórica polemiza con una Psicología académica 
a la que define como disociante y despersonalizada. Así lo explica él 
mismo:
Durante años, las ciencias pretensiosamente llamadas "del es­
píritu" negaron al hombre total, fragmentándolo en su estruc­
tura y destruyendo su identidad. Así nació una psicología diso­
ciante y despersonalizada para la cual la mente se disgregaba 
en compartimientos estancos. Como resultado de esta división 
escapó al psicólogo el problema de la acción; se trabajaba con 
la imagen de un hombre estático y aislado de su entorno social. 
Quedaron así al margen del análisis sus vínculos con el medio 
en que vivía sumergido16.
Más adelante reivindica la labor de muchos colegas, pero especial­
mente la de George Herbert Mead, quien -según E. Pichón Riviére- se 
atreve a romper con esa concepción clásica y maniquea de la Psicolo­
gía y del ser humano, al que plantea inserto e imbuido en su contexto. 
Lo dice así:
Investigadores con mayor coraje se atrevieron a romper con las 
normas vigentes y tomando como punto de partida situaciones 
concretas y vivenciadas en lo cotidiano -un partido de fútbol, 
por ejemplo- ubicaron el acontecer psicológico en una nueva di­
mensión: lo social. Tal el descubrimiento de Herbert Mead, que
16. Pichón Riviére, E. y Quiroga A. E (1966 [1998]) “La Psicología Social” en Psicología de 
la vida cotidiana, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 19.
l tí I *sii u líjy ia 'in i ial «le ¡thM«|«»e fJi« h«»M MiviéfP i i
rom lino al bombie1 timo uu st*i habltmlo y d 11 w 11 n I/<tt I < > pul la-, 
inwigeiu-s de In n*íill(lnd nxlcriia, (|iit* ¡il sei Iih'oi |ioiiulas y tu luti 
das en el interior, revistan en cada uno de nosotros una fot mu 
personal y se transforman en el signo de nuestra identidad1'.
1.a i'.sicología Social que postula E. P. Riviére tiene carriel ei inie nlr 
i iplinario. La define como una interciencia. Los conceptos de las di 
versas teorías son instrumentos (conceptos instrumentales) que loma 
para dar cuenta de una práctica específica, que tiene su perlinenc la 
en el campo intersubjetivo. Puede extraer conceptos de muchas o li.i, 
disciplinas sin establecer con ellas ninguna dependencia, puesto qui­
los reelabora de un modo singular y en relación a una práctica espet i 
lit a: las estructuras vinculares en sus modos grupales, organización.i 
les y comunitarios. El desarrollo de su Psicología Social no respondí 
a una tradición académica, sino que surge a partir de demandas ti. 
intervenciones microsociales concretas. No se plantea investigúelo 
nes de laboratorio: las problemáticas sociales y, en cierto modo la 
sociedad en su conjunto, se constituyen en un inmenso laboratorio 
social, con problemáticas de rupturas y exclusiones del tejido social, 
con demandas de intervenciones y de desarrollo de saberes y apren 
dizajes singulares, propios de cada contexto específico.
La Psicología Social es la ciencia de las interacciones orienta­
da hacia un cambio social planificado. De no ser así no tiene 
sentido y todos sus esfuerzos concluirán en un sentimiento de 
impotentización como resultante de las contradicciones acerca 
de su aspecto operacional. Es una artesanía en el más amplio 
sentido de la palabra, que tanto forma los elementos del cam­
bio como prepara el campo en el que va a actuar. De allí van a 
surgir dos direcciones: una, llamada Psicología Social académi­
ca, que preocupada solo por las problemáticas de las técnicas o 
de los tipos posibles de cambio, se siente paralizada frente a su 
responsabilidad de realizar una síntesis de teoría y práctica. La 
otra, la praxis, de donde surge el carácter instrumental y opera­
cional en su sentido más real, se resuelve no en un círculo cerra­
do, sino en una continua realimentación de la teoría, a través 
de su confrontación en la práctica y viceversa (tesis-antítesis- 
síntesis)17 18.
¿Cuál es su Psicología Social? ¿En qué términos define E. Pichón Ki 
viere el campo de saber, el objetivo que otorga direccionalidad a su
17. Ibídem, p. 20.
18. Pichón Riviére, E. (1969 [1997]) “Estructura de una escuela destinada a la fonnm mu 
de psicólogos sociales" en El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 150.
.14 uladyi
producción conceptual? la Psicología Social es laque debe dar cuenta
de: el hombre en situación, aludiendo a que nadie puede ser entendido 
solo en términos de sí mismo. Cada ser debe definirse en relación a las 
circunstancias en que se halla inmerso y que constituye el contexto de 
sus determinaciones, desafíos y elecciones. Esta definición es coherente 
con su convicción de que también el investigador posee un pensamiento 
situado, que emerge de sus características personales (su historia, moti­
vaciones, etcétera.) y del medio o contexto en el que está indagando. Des­
taca entonces el carácter decisivo de estas circunstancias en sus eleccio­
nes, así como no cree que sea posible un diagnóstico abstracto. Propone 
incluir en la reflexión epistemológica no solo las estructuras conceptua­
les de la disciplina desde la que opera el investigador, sino también los 
elementos subjetivos del mismo, la verticalidad del que indaga, incorpo­
rando elementos emocionales, motivacionales, su experiencia de vida, 
que determinarán modalidades de abordaje de la realidad.
En relación al objetivo y la direccionalidad de su Psicología Social 
señala, en 1966:
La Psicología Social se esfuerza por saldar en cada hombre
ese 
conflicto que lo desgarra interiormente, capacitándolo para in­
tegrar su individualidad, su mismidad con ese mundo social al 
que pertenece y que lo habita19.
En 1969, en un trabajo presentado en el Congreso Internacional 
de Psiquiatría Social, en Londres, y que denominó “Estructura de una 
escuela destinada a la formación de psicólogos sociales”, escribe:
La Psicología Social que postulamos apunta a una visión inte- 
gradora del “hombre en situación”, objeto de una ciencia única 
o interciencia, ubicado en una determinada circunstancia his­
tórica y social20.
En el libro de V Zito Lema, a su vez, enuncia:
...con el término "hombre-en-situación" se pretende caracte­
rizar un objeto de conocimiento, en una tarea que reintegre lo 
fragmentado por un pensamiento disociado que escotomiza 
las relaciones entre sujetos, naturaleza y sociedad21. * I
I'l l’ichon Riviére, E.yQuirogaA. P.: (1966 [1998]) “La Psicología Social” en Psicología de 
In vida cotidiana, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 20.
Pichón Riviére, E.: (1969 [1997]) "Estructura de una escuela destinada a la formación 
de |>Mi i ilogos sociales” en El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 150.
I /.ilci I.ema, V.: (1976) Conversaciones con Enrique Pichón Riviére, Buenos Aires, Ti- 
Mirimnn cd., p. 107.
I m M §ÍM llu y!a fii 11 ¡al i|e I ttfii jUe I M. lu .n I i ||
I ii el inliiuo IflXlo plantea dos definiciones más del objeto de su 
Paleología Social, En primei lugar, como aquella que debe dar cuenta 
<lc cómo la estructura social deviene mundo interno:
La Psicología Social que postulamos tiene como objeto el estu­
dio del desarrollo y transformación de una realidad dialéctica 
entre formación o estructura social y la fantasía inconsciente 
del sujeto asentada sobre sus relaciones de necesidad. Dicho de 
otra manera, la relación entre estructura social y configuración 
del mundo interno del sujeto, relación que es abordada a través 
de la noción del vínculo22.
Luego, define su Psicología Social como centrada en una concep­
ción de sujeto productor y producido. Se refiere no solo al ser que es 
producto de sus circunstancias históricas, sino al carácter activo del 
sujeto en la producción de dichas circunstancias. Se considera que 
toda sociedad -a través de sus instituciones e instituidos sociales- 
tiene como proyecto producir sujetos que sean capaces de reprodu­
cirla. Pero además de esta dimensión reproductora de la sociedad, E. 
Pichón Riviére rescata una dimensión de autonomía del sujeto, que 
puede transformar el medio social en que vive.
Breves conclusiones-, en su concepción de Psicología Social es nece­
sario incluir la noción central de vínculo -vertebradora de su ECRO- 
para que todo el desarrollo teórico obtenga coherencia, ya que es la 
que permite resignificar al objeto de la misma (hom bre en situación). 
Solo es posible pensar esa situación en términos de tramas vincu­
lares. En el diagnóstico de aquella investigación desarrollada en las 
Minas de Río Turbio están implícitas las consecuencias que acarrea 
la ruptura de las estructuras vinculares que sostienen la identidad del 
sujeto.
1h
2. Concepción de sujeto
Para Pichón Riviére la subjetividad es de naturaleza social: en toda 
experiencia humana siempre está, ineludiblemente, el otro social. 
Dice al respecto:
Para nosotros el individuo humano es un ser de necesidades 
que solo se satisfacen socialmente, en relaciones que lo deter­
minan. El sujeto no es solo un sujeto relacionado, es un sujeto
22. Ibídem, p. 107.
d j i f l y i Adamson
producido. No hay nada en él que no sea la resultante de la m 
teracción entre individuos, grupos y clases23.
Esta noción de nada indica que, al nacer, el ser humano es solo 
potencialidad de llegar a ser un humano. Por supuesto estamos con­
siderando a un recién nacido en condiciones sanas de constitución. 
Tomando esta noción de nada es que postula una naturaleza social 
en el ser humano.
Por lo tanto, ubica la construcción de la subjetividad en una di­
mensión interaccional simbólica. El ser humano carece de cualquier 
facultad o mecanismo instintivamente adquirido que le facilite su 
adaptación al medio y al territorio o que establezca respuestas fijas 
a los estímulos de su hábitat. El humano es, entonces, el único ma­
mífero superior que crea la naturaleza a la cual se va a adaptar. Esta 
producción social cultural es luego considerada -de manera aliena­
da- como natural porque precede al nacimiento del sujeto. Hay una 
especie de “olvido”, al respecto.
Escribe E. Pichón Riviére:
El contraste que más sorprende al psicoanalista en el ejercicio 
de su tarea consiste en descubrir, con cada paciente, que no nos 
encontramos frente a un hombre aislado, sino frente a un emi­
sario, en comprender que el individuo como tal, no es solo el 
actor principal de un drama que busca esclarecimiento a través 
del análisis, sino también el portavoz de una situación24.
La subjetividad es, al mismo tiempo, singular y emergente de las 
tramas vinculares que trascienden al sujeto y que E. P Riviére concep- 
tualiza en términos de ám bitos grupales, institucionales y comunita­
rios. Estas estructuras son autónomas e interdependientes al mismo 
tiempo. Cuando en 1946 escribe sobre la obra del Conde de Lautréa- 
mont, concibe su subjetividad no solo emergiendo de las vicisitudes 
de su estructura familiar-edípica, sino también conformada por las 
circunstancias institucionales y políticas-sociales del sitio de Monte­
video (de 1843 al 1851). “Durante sus 5 primeros años habrá oído re­
latos de degollinas, descuartizamientos, cuyas víctimas eran muchas 
veces amigos de su padre”25.
23. Ibídem, p. 107.
24. E. Pichón Riviére: (1966 [1998]) “La Psicología Social” de Psicología de la vida coti­
diana, Buenos Aires, Ed. Nueva Visión, edición n° 12, p. 19.
25. E. Pichón Riviére: (1946 [1971]) "Notas para la biografía de Isidoro Ducasse, Conde 
de Lautréamont” de Del Psicoanálisis a la Psicología Social, Tomo II, Buenos Aires, Edi- 
torial Galerna, p. 122.
I a Í*§¡| uluyis ÜUüifil <le f niiyiie PU htlh Mí -Mbib 11
I l'U limi Rlvléio i mu Ihc ,il suido de su I1CRO en una doble di alé 
i lu ,i inti.iMstémica e Inleisislémica, desde su verticalidad pero des- 
eenliado en el vínculo, que habla más allá de sí y produce socialm en- 
to, siempre, con un otro imprescindible.
ha subjetividad se juega, por tanto, en el adentro-afuera, en el inte­
rior-exterior. La socialización es concebida como un largo proceso de 
aprendizaje que da lugar a la conformación de un esquem a referencial 
que va a denominar, como ya se mencionó, “aparato para pensar la 
realidad”.
Así, partir de sucesivas identificaciones con rasgos de las estruc­
turas vinculares en las cuales estamos inmersos, construimos este 
esquem a referencial que nos permite percibir, distinguir, sentir, orga­
nizar y operar en la realidad; nos estabiliza, además, un determinado 
modo de ver el mundo. Si no fuera así, este emergería en su condición 
de desmesura, inabarcabilidad y caos.
El esquem a referencial da cuenta de la reproducción inconsciente 
que hace el sujeto de sus condiciones de existencia; incluso, de aque­
llas que implican explotación o sometimiento.
Pero la conformación de este esquem a la lleva a cabo una subjetivi­
dad que piensa, siente y produce activamente su contexto. Esta con­
dición transformadora hace que tal reproducción nunca sea textual. 
Siempre incluye mínimas transformaciones, lo que induce a E. Pichón 
Riviére a pensar la metáfora de la espiral, en la cual la repetición nun­
ca lo es en su totalidad.
La noción de subjetividad incluye lo paradojal y lo antinómico. Es 
concebida como un sistema inacabado que no es un “todo”. Al mismo 
tiempo, es un “todo” que no es “uno”, es una unidad de lo múltiple, 
es un campo complejo, antinómico, con numerosas contradicciones 
que no se resuelven ni se sintetizan, producida en condiciones, ni de 
externo ni de interno, sino de extim idad (feliz condensación hallada 
por Lacan).
Cada subjetividad
no es una de las partes de un todo (la sociedad) 
pasible de ser reconstruido por la suma de las mismas. El sujeto es 
una parte total de la sociedad. Es un universal que solo en lo particu­
lar existe.
Al ser entendida como un sistema abierto al mundo, siempre está 
estructurándose. Es una estructura que cambia pero al mismo tiempo 
es la misma. Es más, debe cambiar para mantener su identidad. Es un 
haciéndose, una gestalt-gestaltung (corresponde a una posición cer­
cana al estructuralismo genético).
Está determinada -por complejos factores- pero es impredecible. 
Se expresa y se oculta al mismo tiempo, con aspectos manifiestos y
( ilmlys Adamson9H
latentes. Se halla en el presente, en el aquí y ahora, pero al mismo 
tiempo es toda la convergencia de su pasado y es también la anticipa­
ción de su futuro. El sujeto no es solo producto de su historia vincular 
pasada. Necesita permanentemente reconocerse a sí mismo a través 
de los otros en las tramas vinculares que son el contexto de sus in­
tercambios simbólicos cotidianos. Su identidad tampoco es, se está 
haciendo permanentemente.
Este posicionamiento tiene que ver con la concepción de salud de 
E.E Riviére, que implica a un sujeto cognoscente, productor y produ­
cido, en una relación dialéctica mutuamente transformante con el 
mundo. Esta implicará también autotransformación, núcleo central 
de su teoría. En 1974 escribe: “Entendemos al Hombre como configu­
rándose en una Praxis, en una actividad transformadora, en una rela­
ción dialéctica mutuamente modificante con el mundo”26.
En síntesis, para E. Pichón Riviére:
• La subjetividad es de naturaleza social.
• El sujeto es singular y emergente de las tramas vinculares que 
lo trascienden y con las que guarda una relación de productor y 
producido.
• La subjetividad es concebida como un sistema abierto al mundo 
y, por lo tanto, siempre estructurándose.
• Se juega en el adentro-afuera, en el interior-exterior. Este posi­
cionamiento subjetivo se vincula con la noción de salud.
• Considero que en E. Pichón Riviére su concepción se correspon­
de con la de una subjetividad moderna, como me llevan a pen­
sar los planteos que desarrolla en los años 60, donde también 
percibe a la sociedad como estructura en permanente cambio y 
tendiendo a la fragmentación de las significaciones sociales. Esto 
nos obliga a pensar al sujeto y a la sociedad en condiciones de 
creación y mutabilidad. Rescata así nuestra condición de crea­
dores. En rigor, no concibe ningún sistema como cerrado y pro­
ducido “para siempre”. Todos los sistemas, sujetos, grupos, insti­
tuciones, marcos teóricos, su ECRO, están abiertos a los cambios 
que inexorablemente les impondrá la sociedad desde su condi­
ción de modernidad. * I
16 "Instituciones de Salud Mental en la Argentina” artículo publicado en la revista Los
I ihivs, del mes de mayo de 1974. www.esperaldialectica.com.ar
http://www.esperaldialectica.com.ar
I a P i l i u |h y ía 8131 ial «le PhM«j''é F í»4udi Ni f ié is su
X CiOnceprldn iIp lo n n irdm l y ♦*! m u n d o
Está presente como hm Izonle en todas sus indagaciones y con» ep 
luuli/aciones. Define a la sociedad contemporánea como "la tnodet 
na organización industrial”27 y luego dice, una "sociedad cambiante 
como la nuestra”28.
l a sociedad es concebida por E.ERiviére como una amalgama o 
constelación de ámbitos diferenciados e imbricados simultanea meo 
le. listos son: psicosocial, sociodinám ico, institucional, comuniUu m 
y corresponden a las dimensiones: individual, grupal, institucional \ 
social.
Su concepción es relacional, coincidentemente con el planteo de 
K. Marx, E. Durkheim, N. Elias, y P. Bourdieu, entre otros.
Como enfatiza además la importancia de la acción humana, la .n 
ciedad sería el producto de las prácticas sociales de los hombres y mu 
jeres que la habitan. Su conformación no es genética ni forma paite 
de la naturaleza. Todo lo contrario: la estructura social constituye lo 
que se denomina esa segunda naturaleza (como designaba Arislótcle-, 
a la Ética), o surgida-como lo plantean P. Berger yT. Luckman- como 
em presa social29.
• En el momento actual, hay que tener en cuenta que ha surgido 
un nuevo ámbito: el mundo globalizado. La revolución tecnológica e 
informática ha permitido que la interrelación de los seres humanos 
adquiera escala planetaria. Se pueden anticipar los festejos de fin 
año en la medianoche en Australia o Japón, cuando en Sudamérica 
estamos en pleno día. Esta globalización o mundialización ha promo 
vido el desarrollo de vínculos virtuales, sin presencia física, basados 
en meros significantes, con efectos sorprendentes. A partir de ellos 
se han formado parejas y familias, se han organizado comunidades 
ligadas por un interés común, desde solucionar la enfermedad de un 
hijo, intercambiar ideas y debates acerca de un tema específico, has 
ta coleccionar los mismos objetos cotidianos. Podríamos decir que, 
a través de Internet, se han ampliado enormemente el horizonte y la 
posibilidad de pertenecer a diversas comunidades del planeta. ¿Cómo 
va a impactar en la subjetividad y en las sociedades el hecho de qui­
la comunicación, el aprendizaje, la promoción de acciones políticas, 
etcétera, se lleven a cabo de manera virtual y no en el "cara a cara” al
27. Pichón Riviére, E.: (03.05.66 [1998]) “La Psicología Social” en Psicología de la rula 
cotidiana, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 20.
28. Ibídem, (31.05.66 [1998]) “Sociedad, cambio e identidad" p. 42.
29. Berger, P. yLuckmann, Th. (1995) La construcción social de la realidad, Buenos Aires. 
Amorrortu.
40 Glndyn Ailctitmon
que siempre estuvieron asociados? Las respuestas a estas preguntas 
las estamos comenzando a visualizar. Lo que sí podemos señalar has­
ta ahora es que el medio es virtual, pero sus efectos son reales.
Sociedad moderna
Los sociólogos e historiadores acuerdan en que nuestro momento 
histórico corresponde a la Modernidad. Dicha organización social im­
plicó una ruptura sustancial en el mundo occidental, con la interven­
ción de una multiplicidad de factores que transformaron finalmente 
ese sistema milenario, tan consolidado, como fue el medieval.
El surgimiento de la Modernidad no puede ser comprendido de 
modo cabal desde teorías evolucionistas, entre otras razones porque 
el quiebre que implicó no tiene parangón con ninguna discontinui­
dad anterior en la historia de la humanidad. Las modificaciones jamás 
fueron tan radicales. Con ella, no solo se crean nuevas bases sobre las 
que se sustentará la sociedad, sino que el ritmo del cambio es inédito 
en la historia de la civilización occidental. Lo que no sucedió en mil 
años, acontece durante unos pocos siglos. La Modernidad significó 
una transformación estructural en múltiples dimensiones, económi­
cas, políticas, científicas, filosóficas, religiosas y culturales.
Marshall Berman plantea que existen tres fases en la Modernidad:
En la primera fase, que se extiende más o menos desde comien­
zos del siglo xvi hasta finales del xvm, las personas comienzan 
a experimentar la vida moderna; apenas si saben con qué han 
tropezado [...] tienen poca o nula sensación de pertenecer a un 
público o comunidad moderna en el seno de la cual pudieran 
compartir sus esfuerzos y esperanzas. Nuestra segunda fase 
comienza con la gran ola revolucionaria de la década de 1790.
Con la Revolución Francesa y sus repercusiones, surge abrup­
ta y espectacularmente el gran público moderno. Este público 
comparte la sensación de estar viviendo una época revolucio­
naria, una época que genera insurrecciones explosivas en todas 
las dimensiones de la vida personal, social y política. En el siglo 
xx, nuestra fase tercera y final, el proceso de modernización 
se expande para abarcar prácticamente todo el mundo y la 
cultura del modernismo en el mundo en desarrollo consigue 
triunfos espectaculares en el arte y el pensamiento. Por otra 
parte, a medida que el público moderno se expande, se rompe 
(vi una multitud de fragmentos que hablan idiomas
privados 
inconmensurables; la idea de la Modernidad, concebida en
I a I *§it < ilt iy la *»• >« \a\ «le I M ilijue t ‘h hon M ivifiia 41
itumi'iDs.is loimas liagmentarlas, pierde buena parte de su vi­
veza, ai resonancia y su profundidad, y pierde su capacidad de 
oí);ani/.ar y (lar un significado ala vida de las personas. Como 
resultado de todo esto, nos encontramos hoy en medio de una 
edad moderna que ha perdido el contacto con las raíces de su 
propia Modernidad30.
Kn este texto Marshall Berman describe muy sucintamente el ini­
cio, la expansión de la Modernidad y su fragmentada etapa actual, la 
cual recibe diversas denominaciones, según los autores: Posm oder­
nidad (J-F. Lyotard), M odernidad radicalizada (A. Giddens), Segunda 
M odernidad (U. Beck), Transmodernidad (R. M. Rodríguez Magda), 
etcétera.
Considero que para E. Pichón Riviére, aunque no lo explicite, la 
sociedad no es solo un conjunto de significaciones simbólicas; estas, 
además, están articuladas en determinados modos de relaciones, que 
corresponden a estructuras vinculares interrelacionadas. Está consti­
tuida por estructuras lingüísticamente concebidas, pero básicamen­
te, por relaciones vinculares simbólicas que incluyen posiciones de 
poder, relaciones económicas, tecnológicas, etcétera. Su concepción 
relacional sería coherente con el concepto de solidaridad social de 
Durkheim y con la idea de Marx acerca de que a las sociedades no las 
constituyen individuos, sino la suma de las relaciones en las que estos 
se hallan insertos, o en forma muy posterior, con R Bourdieu y su no­
ción de cam po como microcosmos social de relaciones y de lucha.
Toda sociedad contiene estructuras objetivas como son su modo 
de producción, sus relaciones de producción y la forma de distribu­
ción o apropiación de los bienes materiales y sociales producidos. 
Cuenta también con determinada cultura, arte, religión e ideologías, 
cuyos beneficios tampoco suelen distribuirse de manera equitativa. 
No es un bloque homogéneo, ni actúa tampoco como un todo. Por 
ello destaco esta noción de conglomerado de ámbitos imbricados: in­
dividual, grupal, institucional y comunitario.
En sus artículos publicados en Psicología de la vida cotidiana, al 
analizar cualquier fenómeno social, E. Pichón Riviére recorre riguro­
samente -aunque sin explicitarlo- el estudio de cada uno de los ám­
bitos implicados en esa situación particular.
30. Berman, M.: (1991) "Introducción. La modernidad: ayer, hoy y mañana” en Todo lo 
sólido se desvanece en el aire, Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 2-3.
4? G la d y s A ilsim aiii»
4. Concepción de desarrollo humano o proceso 
de socialización del sujeto
E. Pichón Riviére no aborda explícitamente una conceptualización 
acerca del desarrollo del sujeto. Sus aportes en ese orden son fragmen­
tarios y en artículos más dirigidos alo que él denominaba su teoría de 
la enferm edad única que al campo de la Psicología Social. De todas 
maneras, en “Una nueva problemática para la psiquiatría” relaciona la 
posibilidad de una adaptación activa a la realidad (su criterio básico 
de salud) con el concepto de aprendizaje. Señala:
La salud mental consiste en este proceso, en el que se realiza un 
aprendizaje de la realidad a través del enfrentamiento, mane­
jo y solución integradora de los conflictos. En tanto se cumple 
este itinerario, la red de comunicaciones es constantemente re­
ajustada, y solo así es posible elaborar un pensamiento capaz 
de un diálogo con el otro y de enfrentar el cambio31.
En otro artículo - “Una teoría de la enfermedad”- aparece una men­
ción a las series complementarias de S. Freud, como secuencia de desa­
rrollo a través de la constitución en el momento de nacimiento, y luego 
las vicisitudes de las experiencias infantiles. E. Pichón Riviére también 
describe una sucesión de situaciones depresivas que denomina: a) 
protodepresión del nacimiento b) posición depresiva del desarrollo. 
Tendrían en común una situación de duelo (como el nacimiento o 
el destete, por ejemplo) y las tentativas de elaboración de la misma. 
Estas conceptualizaciones se hallan contextualizadas en una indaga­
ción acerca de la configuración de la estructura patológica o normal 
del sujeto.
Como ya he señalado, E. Pichón Riviére no ha escrito un texto ex­
haustivo, exclusivamente dedicado al tema del desarrollo del sujeto, 
pero sí hace posible abordarlo a través de ciertos ejes conceptuales 
que operan como guía. Este proceso corresponde a un sujeto que se 
desenvuelve en una situación de permanente interacción con otros 
y con el mundo, intentando resolver las antinomias mente-cuerpo, 
individuo-sociedad, organismo-medio.
Al realizar una lectura transversal y tomar como corpus teórico 
luda su obra, es posible re-construir una concepción del proceso de 
socialización, aplicando convergentemente sus conceptos de víncu­
lo, ámbitos, aprendizaje, dialéctica mundo interno - mundo externo, II
II l'ii limi Riviére, E.i (1967 [1997]) “Una nueva problemática para la psiquiatría” en El 
l'i iiii'mi kntpdl, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 15.
i a M^iooluyíe ^lur-íal He ih iiit|u a Mu hun Hiviéte 43
rsi/ui'tim rvfertnt tal y el < ontexto de una m oderna organización indus- 
Inal l’i < >|>«»njM i ciitom es, una mirada articuladora de estos conceptos 
l ’.n.i dcsai rollar una concepción de socialización fiel a su perspectiva.
I n una de sus definiciones acerca del objeto de su Psicología So- 
■ i d, E. Pichón Riviére pone el acento en la indagación y comprensión 
de cóm o la estructura social deviene mundo interno. Este pasaje solo 
es comprensible concibiendo la intermediación de estructuras vincu­
lares. Por ello destaco la importancia de este aspecto de su ECRO. Esta 
( (incepción de socialización del sujeto implica también articulacio­
nes con postulados de George Mead y Kurt Lewin, quienes son sus 
interlocutores teóricos privilegiados en la construcción de su mirada 
psicosocial, o más precisamente sociopsicológica.
En el momento del nacimiento, el individuo está signado por una 
condición de carencia fundamental. Su indefensión hace que depen­
da para su supervivencia de la asistencia de un otroya socializado. No 
puede desarrollarse como tal si no es en un campo de interrelación e 
interdependencia social, no puede constituirse como sujeto sino en el 
campo de un otro social; se constituye en el interior de una cultura, 
en una dimensión simbólica que lo pre-existe y que es producida por 
seres humanos, por otros sociales. Cuando nace el sujeto, el mundo ya 
ha sido construido y se presenta con un relativo equilibrio y organiza­
ción que lo constituirá como ser singular.
El ser humano, aunque activo, será en un principio producido por 
las tramas vinculares en las que se halla inserto, puesto que carece de 
instintos en el sentido animal. Posee impulsos pero estos no tienen 
cualidad, están desprovistos de objeto definido y de direccionalidad. 
Este es uno de los grandes descubrimientos freudianos: la pulsión 
humana, radicalmente diferente al instinto animal. Sin embargo, E.
I ’ichon Riviére se diferencia de la conceptualización freudiana ya que 
en su Psicología Social se reemplaza la noción de pulsión por vínculo. 
En su artículo “Grupos familiares. Un enfoque operativo" escribe:
Referimos la noción de vínculo a lo que Freud llama instinto 
[...] Sin embargo, no hablamos de instinto sino de estructura 
vincular32.
Partiendo del ECRO de E. Pichón Riviére, Ana Quiroga plantea que 
la primera estructura vincular que alberga al bebé no es, en rigor, to­
davía un vínculo, pues no hay una clara diferenciación entre madre e 12
12. Ibíclem, (1965-66 [1997]) "Grupos familiares: un enfoque operativo” p. 68. Es necesa­
rio tener en cuenta que en época de E. Pichón Riviére el concepto freudiano de pulsión 
era traducido como instinto.
44 I ilril lyS AllHIimOM
hijo. A esta primera experiencia de relación la denomina prolovíncu- 
lo33. Para el bebé es el escenario de los primeros aprendizajes y de las 
primeras formas
comunicacionales. El protovínculo se caracteriza por 
su asimetría: un sujeto (la madre, ya socializada) y el otro que se halla 
en su máximo estado de indefensión y plasticidad. El protovínculo del 
infante con su madre (o con quien cumple la función materna) es el 
gran intermediario y proveedor de todo lo que el bebé necesita del 
mundo y el que lo protege de aquellos estímulos que puedan dañarlo. 
Es considerado entonces un momento fundamental en la posibilidad 
de sobrevida del bebé, e incluso, es la estructura relacional que permi­
te la culminación de su maduración biológica. Su falta o carencia en 
los primeros meses de vida puede constituirse en riesgo de muerte; tal 
es el peligro al que están expuestos los bebés criados en asilos u hos­
pitales. La función del protovínculo con la madre -o con quien asuma 
ese rol- no es sustituible por ninguna organización.
E. Pichón Riviére se opone a comprender este vínculo en térmi­
nos de relación exclusivamente dual ya que, más allá de la madre, está 
también quien ejerce la función paterna, o la familia, o las institucio­
nes que la apoyan (o no), y la comunidad que significará a esa ma­
ternidad de determinada manera (según se trate de una niña de 12 
años, una señora tradicional o una prostituta). La incidencia de estos 
vínculos complejos en la madre afectará también su vínculo con el 
hijo. En su artículo “Introducción a la psiquiatría infantil”, E. Pichón 
Riviére escribe:
.. .estudiar el vínculo del niño con su madre constituye una par- 
cialización del enfoque. Pueblan la literatura psiquiátrica traba­
jos muy bien realizados; de los que podemos decir, sin embargo, 
que presentan una carencia común, que consiste en considerar 
ai niño en un vínculo específico, real y concreto (el que man­
tiene con la madre), sin incluir el vínculo con el padre o con los 
hermanos como una totalidad (situación triangular). [...] Lo im­
portante es, pues, considerar a la familia como el grupo social 
primario, como una totalidad de la que emergen situaciones en 
las que el niño aparece cumpliendo el rol de portavoz34.
Alrededor de los seis meses de vida acontece un cambio radical 
que afecta la estructura vincular y la calidad de interrelación del 
bebé con su entorno. Aquí E. Pichón Riviére sigue a M. Klein y sus 11
11 Quirogn A. V. de: (1986 [1998]) “El grupo, sostén y determinante del psiquismo” en 
i //■, i\. pim esos sociales, sujeto y grupo, Buenos Aires, Ediciones Cinco, p. 82. 
ti I‘k 1 ii ni Huirte, l;„: (1939-48 [1977]) “Introducción a la psiquiatría infantil” en Lapsi- 
iiuialilii, una nueva problemática, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 313.
I a I ’sjt tilttyls Norial fie f n íitjiie fMi hun Míviói 45
coui fptiiiili/.acIniK". meica de la posición depresiva, pero también 
tlescle su perspectiva inlegradora- liace una lectura vincular de esta 
etapa de la vida humana. El bebé, para quien la madre era el único 
universo posible, descubre que más allá de ella hay un mundo con 
olios sociales, con objetos y un espacio tridimensional a recorrer y 
explotar. El bebé inaugura entonces una relación efectivamente vin- 
< ului. Experimenta la lógica de la estructura del vínculo humano ya 
que percibe la independencia de la madre, su recorte como unidad 
dlsi i iminada de otros y de él mismo. En otros términos, inaugura una 
lelui ión con otros relativamente diferenciados y su nuevo universo 
pasa a ser el espacio doméstico. El nuevo ámbito que alberga al bebé 
es el grupo familiar y su entorno ecológico. Este período vital ha sido 
exhaustivamente indagado y conceptualizado por A. Aberastury35.
lisia etapa inaugural es rescatada por diversos autores: la ya men- 
t lunada M. Klein y su noción de posición depresiva, Lacan con su es­
tadio del espejo, Margaret Malher y lo que denomina el proceso de in­
dividuación del sujeto, etcétera. Todos señalan el salto cualitativo que 
m ui re alrededor de los seis meses. En términos de E. Pichón Riviére
■ i a icspondería al momento en que el bebé pasa de una estructura 
de protovínculo a una estructura vincular, donde puede percibir que 
hiiy diferenciación del otro social (sería la madre como objeto total, en 
n i minos de Melanie Klein). Ahora, este bebé, que nace al grupo fami- 
lliii, descubre que el espacio es tridimensional; comienza a descubrir 
el lenguaje (las primeras palabras, los gorjeos, los “ajos”); ensaya las 
I h ii iteras acciones lúdicas (se tapa y se destapa con la sabanita como 
un juego de aparición y desaparición); aparece el intento de control 
de los objetos por manipulación, y el ámbito délo doméstico se cóns­
ul ti ye en el universo de experiencias y de aprendizaje.
Es indudable que la interacción en el grupo familiar, directo o 
sustituto, tiene un efecto de socialización muy importante. En él se 
establece la estructura vincular humana (en toda su complejidad de 
dimensiones corporales, cognitivas, afectivas y de acción), donde se 
juega la diferenciación entre los interlocutores, pero también fuerte- 
iiii'iite el peso de los ideales y deseos paternos o maternos, presentes 
• n la comunicación e interrelación con ellos. E. Pichón Riviére señala
■ 111 e i *1 reconocimiento déla singularidad de cada integrante del grupo 
familiar es fundamental:
La familia [...] mediante su funcionamiento, provee el marco 
adecuado para la definición y conservación de las diferencias 
humanas, dando forma objetiva a los roles distintivos pero
i . Ux'i nstury, A.: (2007) El niño y sus juegos, Buenos Aires, Paidós, 3o reimpresión.
46 Qiadys Adamaon
mutuamente vinculados. [...] La familia no puede funcionar 
sino mediante las diferencias individuales que existen entre sus 
miembros. [...] si estas diferencias son negadas o desatendidas 
aunque fuera por un solo miembro del grupo se modifica la 
configuración esencial que condiciona la vida normal, creán­
dose un estado de confusión y de caos36.
La familia, en su tarea socializadora, establece estilos vinculares 
con distribución de determinados lugares y roles para sus integrantes, 
que poseen un status específico y con diferentes calidades de relación 
según el lugar que se ocupe en el grupo. Siempre están articulados, “el 
vínculo [...] con la noción de rol, de status y de comunicación”37. Des­
de esta perspectiva, cada miembro ocupa un lugar determinado en la 
red interaccional o trama vincular familiar: por ejemplo, se ocupa el 
lugar central, de sujeto autónomo o dominante, protagonista activo, 
o se tiene un rol secundario y subordinado, o un rol de paridad con 
otros. Cada posición tiene un status determinado y significaciones 
que se le adscriben específicamente a ese rol. Este posicionamiento 
tendrá poderosos efectos en la constitución de su esquem a referencial 
y en la construcción de su propia identidad. E. Pichón Riviére habla 
del rol de chivo em isario en la familia. Es el que se hace cargo de las 
ansiedades del grupo en función de mantener un cierto equilibrio y 
cuidado de los ideales del mismo. Son indicadores de salud familiar la 
no estereotipia de los roles, la posibilidad de rotación de los mismos 
en la interacción, y los recursos innovadores o creativos en la resolu­
ción de las problemáticas que la familia enfrenta en los momentos 
de cambios, a lo largo de su historia. Esta plasticidad tendrá efectos 
positivos en la subjetividad de sus integrantes, sobre todo en la de los 
niños.
Recorriendo los distintos ámbitos que establece E. Pichón Riviére 
como diferenciaciones del espacio social, y siguiendo la secuencia 
del proceso de socialización, hacen su aparición otras instituciones. 
La primera organización en albergar al niño luego del grupo familiar 
suele ser la guardería o el jardín de infantes. A continuación, las or­
ganizaciones escolares en sus diferentes niveles, y más adelante las 
laborales, artísticas, religiosas, deportivas, etcétera.
La diferencia entre el ámbito familiar y el organizacional no solo 
es relativa al espacio físico y a los roles, sino a la estructura y calidad 
de los vínculos. En el
grupo familiar la estructura vincular ha sido 10 11
10 l’ichon Riviére, E.: (1965-66 [1997]) "Tratamiento de grupos familiares, psicoterapia
11 >l<Mtiva" en El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 58.
t<’ I'hIioii Riviére, E.: (2000) Teoría del vínculo, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 47.
I a í ’ s Í M ilu y ia H m ia l I n i jt jt ie P u h n h H lv ló ie 4 /
InCt i nalt .nl i |mii idi-iililit anón y licué una intensidad afectiva que 
las iclat iontv. mg.im/.u Innales solo adquieren por desplazamiento 
o tiansleiciK ia. Pl grupo familiar latinoamericano, en condiciones 
usuales, mantiene lógicas vinculares que incluyen el cuerpo, el juego 
y la acción en el descubrimiento de sí mismo y del mundo.
Ana Quiroga plantea que la escuela ejerce una represión fís ica del 
niño :
...su cuerpo y su movimiento son, dentro del ámbito de la edu­
cación familiar, el instrumento de una experiencia a partir de la 
cual puede preguntarse, puede fantasear, puede interrogar. En 
la escuela se privilegia la enseñanza sobre el aprendizaje [...] se 
inmoviliza el cuerpo detrás de un banco, [...] se lo aísla de los 
otros (niños)38.
En las organizaciones se establecen reglas y normas más estrictas 
que en la familia: hay un uso limitado del espacio, los tiempos están 
reglados, las normas están institucionalizadas, hay sanciones especí­
ficas. Para E. Pichón Riviére la organización educativa es transmisora 
de la ideología dominante. Define a la ideología:
...como sistemas de ideas y connotaciones que los hombres 
disponen para orientar mejor su acción. Son pensamientos 
más o menos conscientes, con gran carga emocional, conside­
rados por sus portadores como resultado de un puro raciocinio, 
pero que, sin embargo, frecuentemente no difieren en mucho 
de las creencias religiosas, con las que comparten un alto grado 
de evidencia interna en contraste con una escasez de pruebas 
empíricas39.
Indaga cómo juega la ideología en todo acto de conocimiento. Este 
es un proceso complejo donde la idea nueva impacta, en primera ins­
tancia, en una actitud que será de recepción o de rechazo al nuevo co­
nocimiento; detrás de esta actitud está el esquem a referencial del suje­
to, y detrás del esquem a referencial encontramos una ideología que ha 
sido sostenida por determinadas m etodologías de aprendizaje40.
38. Quiroga, A.P. de y Freire, P.: (1985) El proceso educativo según Paulo Freire y Enrique 
Pichón Riviére. Buenos Aires. Ediciones Cinco, p. 75.
39. Pichón Riviére, E.: (1960 [1997]) “Técnica de los grupos operativos" en El proceso 
grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 114.
40. Pichón Riviére, E.: (1955 [1971]) “Comentario final al libro de Franco Di Segni “Hacia 
la pintura” en Del psicoanálisis a la psicología social Tomo II, Buenos Aires, Editorial 
Galerna, p. 82. “Interviene este conocimiento en la configuración del esquema conorp 
tual y referencial [...] Este aspecto operacional es observado a través de ratificaciones o
48 Glttdyn Aflamuon
La escuela como organización socializadora incide en dos dimen­
siones de mucho peso: por un lado, selecciona qué conocimientos 
se deben poseer. Efectúa un recorte de toda la información existen­
te sobre el universo natural y social de aquello que esa cultura, y los 
sectores dominantes de esa sociedad, designan como importante. Y 
por otro lado, nos dice cómo debemos pensar, con qué lógica, con 
qué modelo de pensamiento debemos abordar esa información ya 
seleccionada, en qué paradigma científico debemos confiar para una 
lectura “objetiva” de la realidad. Para E. Pichón Riviére tanto la familia 
como la escuela son dos ámbitos transmisores de instituidos socia­
les que tienen en sus manos la posibilidad de conformar esquem as 
referenciales plásticos, flexibles, innovadores o esquem as referenciales 
rígidos, estereotipados y conservadores. Ambas instituciones pueden 
desarrollar actitudes abiertas a los cambios, a la adquisición de nue­
vos saberes y nuevas perspectivas, o actitudes de clausura frente a lo 
nuevo.
Considera que el sistema educativo dominante transmite una me­
todología de pensamiento que se rige por la lógica form al, o sea que 
opera en términos dicotómicos, disociados, clasificatorios, formales, 
propios del paradigma de la ciencia clásica, donde se evita la contra­
dicción dialéctica y se dificulta un pensamiento articulador y contex­
tuado. Ello constituye, según Pichón Riviére, el mayor obstáculo al 
conocimiento. Dice:
Si analizamos los dos tipos básicos de pensamiento podemos 
decir que el pensamiento formal está representado por un 
círculo vicioso, en tanto que el pensamiento dialéctico incluye 
el salto y la transformación de un emergente en otro a través de 
sucesivos pasajes de un círculo cerrado a uno abierto41.
El pensamiento que se rige por la lógica formal está en la base de 
las posiciones más dilemáticas, de los prejuicios, los fanatismos, los 
valores dicotómicos, el racismo. E.R Riviére se opone a ella y propo­
ne la lógica dialéctica como la apropiada para la comprensión de los 
fenómenos humanos, ya que implica concebirlos como campos con 
tensiones, no exentos de conflictos, donde es posible incluir las con­
tradicciones, los procesos de cambios, a través de una espiral dialéc­
tica con momentos de cierre y de apertura, con saltos cualitativos de 
un momento a otro.
rectificaciones de actitudes estereotipadas y distorsionadas debido entre otras causas 
a métodos anticuados de enseñanza mantenidos en vigencia como guardianes de de­
terminadas ideologías.”
41. Pichón Riviére, E.: (2000) Teoría de vínculo, Buenos Aires, Nueva visión, p. 86.
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esi líela eiaii los ámbitos im lusivos de sm lali/ai 'Ion, es det Ir, (Intuir 
.e < <m anilla la subjetividad I leí l.mieilie, ambas lian |)eidido su |lesii 
•km iali/.adoi y han sido rocmplazadas, en gran parte, poi los apíñalos 
de | (inducción simbólica como son los medios masivos doeonuinli a 
rlon: la televisión e Internet, de la cual todavía no se pueden medli la- 
consecuencias.
A su conceptualización de los ámbitos psicosocial o individual, ui 
i a a liad mico o g ru pale institucional, E. Pichón Riviére incorpora el i o 
m unilario42. A este debemos considerarlo como esa cultura parliculai 
en la cual el ser humano se constituye. En la Argentina, por ejemplo, 
no es lo mismo pertenecer a una familia de norteños de ascendem ia 
boliviana, que haber nacido en laPatagonia, en una familia de aseen 
delicia galesa. O sea, todos forman la sociedad, todos conforman el 
I iaís Argentina (para poner una frontera, más o menos discutible, ma ■,
0 menos arbitraria), pero en su comunidad concreta habita una eullu
1 a particular que será la que dejará improntas significativas.
Para Pichón Riviére los ám bitos son espacios diferenciadles, peto 
al mismo tiempo están íntimamente imbricados. Por lo cual, el M i j i ­
to que emerge como individuo (ám bito psicosocial) es un em isario y 
un portavoz de todos los otros que lo han constituido (sociodinániii o 
ó grupal, institucional y com unitario) porque estos son los interine 
diarios de la macroestructura social que devendrá mundo interno o 
grupo interno. ¿Y cómo la macroestructura social deviene mundo in 
terno? A través del vínculo. Todas esas tramas vinculares que a través 
de los ámbitos, como estructuras mediadoras, le brindan múltiples 
experiencias vinculares, tendrán lógicas de relaciones específicas que 
irán complejizando el mundo interno, ampliando su visión del mun 
do y enriqueciendo sus recursos. De toda esta experiencia interacdo 
nal, el sujeto hará una síntesis personal, particular.
Socialización como aprendizaje
E. Pichón Riviére concibe el proceso de socialización como ap ira 
dizaje de la realidad43. Desde esta perspectiva, el ser humano, para so 
brevivir, debe lograr una cierta adaptación activa a su realidad social,
42. Pichón Riviére, E. y Quiroga A. P.: (1966 [1998]) “La psicología
social” en Psicología i/r 
la vida cotidiana, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 20.
43. Pichón Riviére, E.: (1957 [1997]) “Aplicaciones de la psicoterapia de grupo" en I I 
proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 75.
50 Gladys Admnaon
pero esta, por su condición de moderna, se le presenta fragmentada 
y exige ser activamente recreada, para poder ser aprehendida. En este 
proceso activo de fragmentación-recreación de la realidad intervienen 
tanto un sujeto protagónico como sus procesos cognitivos, afectivos 
y de acción, como en todo aprendizaje. La estructura de este proceso 
es triangular: hay un sujeto, un objeto (aspecto o recorte de la realidad 
a conocer) y un otro social que sostiene, estimulando o desalentando 
esa relación.
E. Pichón Riviére escribe: “...describimos en última instancia al 
aprendizaje como el proceso de apropiación instrumental de la reali­
dad para modificarla. Todo aprendizaje es aprendizaje social"44.
¿Y cuál es el producto de este aprendizaje? Considero que es lo que 
E. Pichón Riviére denomina esquem a referencial. Este se iría confor­
mando progresivamente a lo largo de todas las experiencias vinculares 
con la madre, luego en el grupo familiar y a través de la participación 
en las tramas vinculares de la vida cotidiana. El esquem a referencial se 
va complejizando a partir de los diferentes roles que se le demandan 
al sujeto y en las lógicas de interacción con autoridades y compañeros 
de las diversas organizaciones en las que se incluye progresivamente, 
así como en los procesos de identificación con ideales o con figuras 
significativas de estos ámbitos de la comunidad y la cultura. El esque­
m a referencial es una estructura subjetiva que opera como un sistema 
de interpretación de la realidad. Lo conforman los modelos de pensar, 
modelos de sentir, y modelos de hacer (de acción) que constituyen la 
identidad de cada individuo y que determinan la manera peculiar en 
que se percibe a sí mismo y qué significación le otorga al mundo en 
que vive. En palabras de E. Pichón Riviére:
Conjunto de experiencias, conocimientos y afectos con los que 
el individuo piensa y hace45. Previamente había definido al es­
quema referencial: como conjunto de conocimientos, de acti­
tudes que cada uno de nosotros tiene en su mente y con el cual 
trabaja en relación con el mundo y consigo mismo46.
Es importante volver a mencionar aquí la caracterización hecha 
por E.P. Riviére acerca del contexto de nuestro actual momento histó­
rico, como “moderna organización industrial”. Señala entonces como 
rasgo esencial el desafío constante que sus procesos de cambio impo­
nen a sus integrantes. Por lo cual, el esquema referencial individual, * II,
4-1 llihlnm, (1969 (1997]) “Grupo Operativo y modelo dramático”, p. 142. 
4'> ll'lUrm, (1960 (1997]) “Técnica de los grupos operativos”, p. 110.
II, lhtdnn, (1957 [ 1997]) "Aplicaciones de la psicoterapia de grupo”, p. 80.
I a l*si<-nloyja Mili ía! il@ f mh«|Ms Mii huh M iviéie ft1
mi (Iclt'i mliuuln iiioiut'iilo, yo i.i‘ii (lcl)idu .1 sus iiinhii iones y proyei 
los pinganillos o poique se inodlliiun las condiciones del contexto 
(l.uiiilliu, inslitudonal o comunilario), entra en contiadici ion con la 
lealldad. H. Pichón Riviére señala que la primera reacción ante lo une 
vo es el surgimiento de sentimientos de incertidumbre e inseguridad 
y el incremento de las ansiedades. Ello promueve lo que denomina 
Hcsintencia a l cambio, la cual se debe a que “todo orden aceptado y 
estable, como es natural, quiere sobrevivir”47.
Vicisitudes subjetivas del sujeto moderno
A E. Pichón Riviére -como ya se señaló- le interesa dar cuenta de 
los msgos de la subjetividad moderna. La sociedad es analizada en 
i elación a esta condición de modernidad y la impronta de innovación 
que la identifica. Toma justamente esta característica de cam bio y 
11 aiisíormación de la Modernidad e indaga en su impacto en la subje 
i ivnlad. La Modernidad para él no es solo un fenómeno de la sociedad 
o la transformación del mundo como hecho social externo. Para el au 
lor, el drama de la Modernidad se juega, también, en la interioridad de 
los sujetos modernos, en su mundo y grupo internos. Así lo describe 
en su artículo “Engranaje y envoltura”:
Cuando el hombre de la calle descubre que el engranaje social 
en el que se ampara se halla en plena revolución y entiende que 
las normas fijas sobre las que se desliza plácidamente su vida 
cotidiana se han modificado, es sacudido por un sentimiento 
de inseguridad: la inquietud de sentir que el piso cede bajo sus 
pies. Experimenta entonces una de las enfermedades sociales 
más significativas de nuestro tiempo: la pérdida de la identidad 
[...] Una sociedad estable le permite al individuo reconocerse a 
través de una serie de funciones fijas, que actúan como espejos, 
dándole un rostro. Pero hoy esos espejos, como los de un sinies­
tro parque de diversiones, devuelven una imagen distorsionada 
e irreconocible. La confusión de roles sociales, que atañe tanto 
al hombre como a la mujer, la quiebra de estereotipos de pensa­
miento y conducta, la incertidumbre acerca de un destino im­
previsible, desembocan en una situación crítica y angustiante 
que exige ser esclarecida48.
47. Pichón Riviére, E. (1946 [1971]) “Qué es el psicoanálisis” en Del psicoanálisis n l,¡ 
psicología social. Tomo II, Buenos Aires, Editorial Galerna, p. 71.
41!. Pichón Riviére, E. yQuirogaA. R: (1966 [1998]) "Engranaje y envoltura” en Psicologhi 
de la vida cotidiana, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 38.
( llmiyrt Adnmson5?
¿Por qué el cambio en el esquema referencial habría de ser un pro­
ceso complejo?
Hay una crisis subjetiva que va más allá del cambio de un simple 
modo de pensar. El esquema referencial compromete la identidad y el 
sistema de interpretación de la realidad. Cambiarlo significa también 
modificar un cierto posicionamiento subjetivo respecto de los otros, 
de las tramas vinculares que nos dieron origen, acerca del mundo, de 
figuras idealizadas, de los valores, respecto de ese m agm a de signifi­
caciones sociales del cual habla Castoriadis49. Una de las vicisitudes 
subjetivas frente al cambio social es el surgimiento de los dos miedos 
básicos: miedo a la pérdida de las estructuras referenciales anteriores 
y m iedo al ataque de la nueva situación50.
E. Pichón Riviére plantea que la crisis puede dar lugar a un cambio 
o ser la antesala de una rigidización de lo previo. De la crisis se puede 
avanzar o se puede retroceder, reforzando las viejas pautas. Crisis es 
ese momento en el cual uno ya no confía en los referentes que posee, 
pero no ha podido construir aún aquellos que van a sostener un nuevo 
posicionamiento subjetivo frente a la realidad y a los otros. El proceso 
de reestructuración del esquema referencial es costoso. Puede impli­
car, según E. Pichón Riviére, una regresión a modelos y esquemas de 
acción anteriores, entre otras vicisitudes. Las reacciones emociona­
les durante la crisis tienen que ver con la pérdida de una percepción 
global de la situación por parte del sujeto, un deslizamiento de anti­
guos fantasmas sobre los vínculos actuales, la pérdida de su ubica­
ción como sujeto y con ello la imposibilidad de “elaborar estrategias 
y tácticas mediante las cuales intervenir en las situaciones (proyecto 
de vida) provocando transformaciones”51. Las reacciones emociona­
les de angustia, confusión, vivencia de desinstrumentación frente a la 
nueva realidad, son la contracara de todo desafío de cambio. Hay una 
predisposición a que se activen los mecanismos defensivos provocan­
do disociaciones polares, contradicciones dilemáticas, a ubicar tanto 
lo peligroso como lo idealizado en sectores opuestos de la realidad, 
y una tendencia a la retracción o inhibición que impide, aunque sea 
momentáneamente, un posicionamiento transformador.
La convergencia conceptual de los desarrollos de E. Pichón Riviére 
en tres de sus artículos - “Una nueva problemática para la psiquiatría”, * I
■19. Castoriadis, C.
(1984 [1988]) "Lo imaginario: la creación en el dominio histórico 
'."i ííil” en Los dominios del hombre: las encrucijadas del laberinto, Barcelona, Gedisa
I dltorinl, p. 72.
.o Pichón Riviére, E. (con la colaboración de A. Bauleo) (1964 [1997]) “La noción de 
i*ii i■.i en psiquiatría” en El Proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 33.
M Ihühim. p. 33.
I sj C a li uluglM *itM lal i l s t liM i|ils l'li I i i i i i U li/lé ie
l lint Iimii i.i de la fiili i mcil.uI"'•*' y "1.a unción de tarea en psiquiatría" 
(f.iilin cu cnlaboiaiiúii con A. Bauleo) permite sistematizar una 
■ i ui iu i.i habitual y universal que acontece al ser humano en toda 
.iiii.ii mu de cambio estruclm <1 •
• Todo cambio parte de una situación desencadenante: puede ser 
una pérdida, un duelo, o algo deseado como un casamiento o 
el nacimiento de un hijo. La misma palabra desencadenante de­
nuncia que se desmembró algo que estaba articulado, quedando 
los eslabones sueltos.
• 1.a realidad percibida por el sujeto pierde su coherencia y esa es­
tructura subjetiva que le correspondía, el esquem a referencial se 
desestructura, se fragmenta.
• El sujeto que hasta ese momento mantenía una relativa adap­
tación activa a su medio es impactado por lo nuevo, y no puede 
evitar experimentarlo como una pérdida. Aunque el cambio sea 
algo deseado, por ejemplo, emigrar a otro país para estudiar.
• La nueva situación promueve el surgimiento y la intensificación 
de los miedos básicos (m iedo a la pérdida y m iedo al ataqué), lo 
que provoca una momentánea inhibición como defensa y una re­
sistencia a l cam bio. Proyecto y resistencia a l cam bio se agudizan. 
Son exigencias con signo opuesto y creadoras de tensión. Pueden 
también ponerse en marcha mecanismos de postergación. Hay 
frases del acervo popular que lo metaforizan: “Hay que desensi­
llar hasta que aclare”, “Mejor pájaro en mano que den volando”, 
“Mejor diablo conocido que ángel por conocer”.
• Surge entonces una regresión que hace que revivan viejos fan­
tasmas. La regresión es interpretada por E. Pichón Riviére como 
un mecanismo que intenta buscar instrumentos que en algún 
momento de la historia personal fueron operativos para resol­
ver cierta situación de cambio significativa. El objetivo del sujeto 
es siempre recuperar una adaptación activa a la realidad. Aun­
que esta aspiración fracase, para el autor, siempre está presente 
como tal.
• Si el sujeto se mantiene abierto y en comunicación con su en­
torno social y vincular, luego de un tiempo logrará reestructurar 
su esquem a referencial incluyendo a la nueva situación. Esta re­
estructuración se produce a partir de una praxis. La praxis es lo 
único que restablece la relación dialéctica entre representación y 
realidad. 52
52. Ibídem, (1970 [1997]) p. 173.
Ulailyt Adtinmon54
Aquí es cuando se vuelve fundamental el sostén vincular del 
sujeto en crisis y la legitimación por parte de un otro social de la 
situación de desafío que implica el cambio. En este sentido, el ám­
bito grupal (sociodinámico) es invalorable, ya que en la circulación 
de la comunicación grupal los diferentes esquemas referenciales 
de los integrantes del grupo le van dando diversas significaciones 
a lo nuevo, y ello facilita la apropiación de categorías simbólicas 
que lo tornan aprehensible y permite un reposicionamiento sub­
jetivo frente al desafío, con la percepción de adquisición de nuevos 
instrumentos para abordarlo. Un ejemplo es lo que ocurre en los 
grupos que trabajan con desocupados. Los integrantes del grupo, 
en un primer momento se identifican con el fracaso, la culpa y la 
inermidad; pero, a partir de lograr una estructuración de los víncu­
los grupales, la interacción, la comunicación y el intercambio les 
permiten visualizar que la problemática no es solo individual, sino 
que también corresponde al contexto. La tarea que emprenden en 
torno a la creatividad y capacidad de resignificación del grupo po­
sibilita no solo reafirmar el propio proyecto de sus integrantes, sino 
también imaginar salidas y soluciones que eran impensables antes 
de la crisis. El sostén vincular aparece como la apoyatura necesaria 
para superar ese momento de desestructuración del esquema re- 
ferencial personal y superar la tendencia a la clausura que puede 
desencadenarse por el cambio.
Si el cambio se torna posible y el sujeto logra una visión más o me­
nos integrada de la situación que enfrenta, y percibe que se encuentra 
recuperando una cierta capacidad de instrumentación, su ansiedad 
disminuye y ello le permite retomar una relación dialéctica, mutua­
mente transformante con sus vínculos y el mundo, preservando así su 
proyecto vital.
La reestructuración del esquema referencial, en una adaptación 
activa a la nueva situación, significa recuperar: •
• Una percepción global de los elementos en juego.
• La posibilidad de accionar sobre la realidad.
• La superación de la disociación del pensar, sentir y hacer.
• Un nuevo contacto con la realidad con ajuste perceptivo, o sea, la 
superación de una posición básicamente fantasmática.
• El logro de un posicionamiento como sujeto y dejar de ser el ob­
jeto de los avatares del destino o del azar (superar el no sé quién 
soy ni dónde estoy).
• I ,a elaboración de estrategias, al vislumbrar otra vez un proyecto 
de vida.
i a l*s in ility ia ñni ial >le f in i i | i ie Pii hurí Nlvisi
• tliui InU'i if'hu irin ilitilét tira con t• *l mundo.
• El otro, mirvaimMiU* como alguien diferente y no teñido de fan­
tasmas y temores'1.
5. Concepción de salud
En la concepción de salud de E. Pichón Riviére las nociones de 
adaptación activa a la realidad y aprendizaje están indisolublemente 
ligadas. En el libro Teoría del vínculo toma en consideración a las neu­
rosis como trastornos del aprendizaje. Dice E. Pichón Riviére: “Tomas 
French y Franz Alexander consideraron en forma sistemática el aná­
lisis del trastorno del aprendizaje. Ellos plantearon la neurosis como 
una dificultad o una inhibición del aprendizaje”54.
En su artículo, “Una nueva problemática para la psiquiatría”, es­
cribe:
El sujeto sano, en la medida que aprehende el objeto y lo trans­
forma, se modifica también a sí mismo. [...] La salud mental 
consiste en este proceso en el que se realiza un aprendizaje de 
la realidad a través del enfrentamiento, manejo y solución inte- 
gradora de los conflictos55.
Describe al sujeto en una relación dialéctica con el mundo donde, 
ni transformarlo para satisfacer sus necesidades, produce simultá- 
i íeamente una transformación de su propia subjetividad. Si esta espi- 
i ni dialéctica no se estanca y se mantiene activa, creadora, ese sujeto 
preservará un sendero saludable de contradicciones vitales, de creci­
miento y aprendizaje. Por el contrario, si dicha espiral se estereotipa 
V se torna repetitiva, caracterizará esta instancia como adaptación 
pasiva a la realidad, designando con ello una situación circular de
'i i Ibídem, p. 35: “El sujeto aparecería con una 'percepción global’ de los elementos en 
juego, con la posibilidad de manipuleo sobre ellos y con un contacto con la realidad 
en el cual, por un lado, le es accesible el ajuste perceptivo, es decir, su ubicación como 
. 111 uto, y por el otro lado puede elaborar estrategias y tácticas mediante las cuales inter- 
vmiir en las situaciones (proyecto de vida) provocando transformaciones. Estas modifi- 
i arán a su vez la situación, nueva entonces para el sujeto, con lo cual comienza otra vez 
fl proceso (modelo déla espiral)”.
• I Pichón Riviére, E.: (1956-57 [2000]) "Vínculo y terapia psicoanalítica” en Teoría de 
['lucido, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 124.
v . Pichón Riviére, E.: (1967 [1977]) “Una nueva problemática para la psiquiatría” en La 
iniifuiatría, una nueva problemática, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 337.
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reiteración y empobrecimiento. En palabras de E. Pichón Riviére: “Re 
formulo el par conceptual vigente en psiquiatría: salud y enfermedad, 
en términos de adaptación

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