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(lapítiilo i' El esquema conceptual, referencial y operativo de E. Pichón Riviére Las primeras producciones conceptuales de E. Pichón Riviére co mienzan en 1934 con su artículo “Dos problemas psicológicos”, que publica en la Revista de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social, di rigida por Mariano Castex, donde confronta las perspectivas psicoló gicas de Freud y Adler. Fabris señala: “Se observa allí la convergencia de preocupaciones clínicas, pedagógicas y sociales que hacen visible el espíritu totalizante que caracteriza al autor”1. Su producción escrita continuará ininterrumpidamente hasta su muerte. Es evidente, al observar la bibliografía completa del autor, que en la década del 30 y principios de la década del 40 los temas predominan tes giran alrededor de cuadros psiquiátricos: epilepsia, esquizofrenia, paranoia, etcétera. A partir de 1943 comienzan a ser hegemónicos los conceptos psicoanalíticos, aunque el tema abordado séa de la esfera de la Psiquiatría, como por ejemplo “Psicoanálisis de la Esquizofre nia”, de 1946. Iniciados los años 50, Enrique Pichón Riviére, aun siendo exitoso como psiquiatra y psicoanalista a nivel internacional, se apasionó por el campo de la investigación social en la Argentina. Una de las primeras indagaciones la llevó a cabo desde el IADES (Instituto Argentino de Estudios Sociales) a pedido del gobierno de Tu- cumán, siendo el objetivo conocer las causas de la disgregación familiar que asolaba la provincia. Pichón Riviére investiga y concluye que esta se debía a la condición de Tucumán de ser una provincia dedicada al mo nocultivo de la caña de azúcar La familia solamente podía estar reunida en momentos de la zafra cañera: los niños colaboraban, las mujeres lle vaban o hacían la comida a la vera de los cañaverales; pero terminada la zafra los hombres debían emigrar, buscando integrarse a la cosecha de otros cultivos: la vendimia en Mendoza, o las manzanas en Neuquén, la 1. Fabris, F.: (2007) Pichón Riviére. Un viajero de mil mundos, Buenos Aires, Editorial Polemos, p. 54. dvamtz@live.com Typewritten text Adamson, G. (2014). Capítulo 2—El esquema conceptual, referencial y operastivo de E. Pichon Riviere. En La psicología social de Enrique Pichon Rivière: Una perspectiva sociopsicológica. Lugar ed. Ülailys Aliadla.tl| yr*i ha ni.itr 1*11 Misiones, el algodón en el ( Iliaco, etcétera. Así, la lamilla volvía a dlsgiegaise, liste fue el resultado de la investigación llevada a i abo poi el equipo interdisciplinario del IADES. Lo que parece impor tante de-,La ai es que H. Pichón Riviére, luego de esta instancia, llega a la conclusión que no pueden avanzar más allá del diagnóstico porque no cuenta con "operadores sociales” capaces de intervenir microsocial- mentc en la problemática detectada2. Entregado el diagnóstico, la de cisión de implementar las necesarias acciones posteriores quedaba a consideración y en manos de los políticos, exclusivamente. E. Pichón Riviére llevó a cabo múltiples investigaciones sociales, actividad inédita en la Argentina de los años 50. Algunos ejemplos son las referidas al problema de alcoholismo en las Minas de Río Turbio, el antisemitismo en las instituciones militares, gubernamentales, aca démicas, realizó las primeras encuestas acerca de la intención de voto, (a n t icipó que Framini ganaría las elecciones para el cargo de goberna dor de la Provincia de Buenos Aires, durante el gobierno de Frondizi), y también las primeras investigaciones motivacionales para la publi cidad de productos enlatados, medicamentos, etcétera. Más adelante planteará en sus clases: “No nos interesa formar excelsos observado res de la realidad sino profesionales capaces de transformarla”3. Fiel a esta premisa crea, en 1953, la Escuela de Psiquiatría Dinámica para formar profesionales con un marco teórico, metodológico y técnico que los capacitara para intervenir en ámbitos microsocíales: grupos, equipos, organizaciones y comunidades. El objetivo de relatar estas experiencias fundantes de su Psicología Social es dejar sentado que sus inicios en la Argentina se deben a la necesidad de avanzar más allá del diagnóstico y de intervenir en pro blemáticas sociales concretas. Hay que situarse en el momento histó rico: a comienzos de los años 50 no había en el país ni psicólogos, ni sociólogos, ni antropólogos. Considero, entonces, que a partir de 1953 se inicia su etapa defi- nidamente social, en la cual producirá una obra singular en el esce nario de la Psicología Social. En 1954 expone "Visión retrospectiva de una experiencia en grupo” en el Instituto de Psicoanálisis, traba jo que se halla inédito. En 1955, publica el “Comentario final al li bro de Franco Di Segni, “Hacia la pintura”4, donde ya se encuentran I Entrevista con Joaquín Pichón Riviére. l. Clase de E. Pichón Riviére en su Primera Escuela Privada de Psicología Social, a la que asistió la autora de este libro en 1967 siendo alumna de dicha Institución. I Pichón Riviére, E.: (1955 [1971]) Comentario final al libro de Franco Di Segni "Hacia la pintura" en Del psicoanálisis a la psicología social, Tomo II, Buenos Aires, Editorial ( ¡alema, p. 82. ( 3 I ‘bíi t ilu y íd h t iO iil (le I n ih jlle Mil h o n H ív ié le J t mui i’pliiall/iicloitcs .a cu .1 ilc una experiencia gmpal. En su canute i l/aclón do los grupos destaca el propósito de una tarea: "estos grupos tutu iouaron en forma progresiva con entusiasmo, libre expresión, ni vel creí ¡ente de comprensión, vivencia y el claro propósito de realizar una buena tarea”. Aquí aparecen también incipientes elaboraciones sobre comunicación, interacción, emergente, vínculo, aprendizaje, etcétera, futuros conceptos de su teoría. En 1956/57 dicta el curso sobre “Metodología de la Entrevista”, cuyo material (compilado por F. Taragano) se publica en 1985 como Teoría del Vínculo. A pesar de que sus interlocutores eran psicoanalistas y psiquiatras, sus clases giran en torno a sus originales conceptualiza- ciones sobre Psicología Social, como por ejemplo la importancia de la noción de rol, George Mead, Kurt Lewin, macro y microsociología, vínculo, conceptos lewinianos, aprendizaje de la realidad, esquema referencial, etcétera. En el Primer Congreso Latinoamericano de Psi coterapia de Grupo de 1957 expone su conferencia "Aplicaciones de la psicoterapia de grupo”. Es un trabajo anticipatorio de numerosas ideas relativas a su concepción de Grupo Operativo. En este texto -sin desconocer su condición de psiquiatra y psicoa nalista, y sus producciones y aportes en ambas disciplinas- voy a re ferirme exclusivamente a sus elaboraciones, producciones y creación de ese nuevo campo de saber que él desarrolla y ubica en el territorio de la Psicología Social. A esta construcción propia y original la denominará ECRO (Esque ma Conceptual, Referencial y Operativo). Elige esta sigla-para englobar en un solo significante toda su teoría. Al nombrar al ECRO se refiere a la totalidad de su corpus teórico. En sus clases solía utilizar una me táfora mecánica para definirlo. Lo denominaba "aparato para pensar la realidad”, metáfora que no se debe entender en el sentido de “má quina”, sino de “artefacto”, como esos “arte-factos” (hecho con arte) que a él le gustaba analizar en las obras plásticas y escultóricas, como los móviles de Calder. El ECRO remite a una estructura conceptual, que incorporan sus alumnos en la formación, fundamentalmente a través de la experiencia en Grupos Operativos. En la primera clase que dio, en abril de 1967, en su recién fundada Primera Escuela Privada de Psicología Social, expresaba a modo de contrato: “Aquí vendemos un aparato que se llama ECRO y que sirve para pensar”. En la última aseveración acerca de su ECRO, que aparece en el ca pítulo vi del libro de Zito Lema, Pichón Riviére dice: Defino al ECRO como un conjunto organizado de conceptos generales, teóricos, referidos a un sector de lo real, a un deter minado universo de discurso, que permiten una aproximación U la ily * M w m tinJIS iiislnimentiil ¡il objeto puitlctilm (i;oiu reto). 11 método dlalói tico fundamenta este EC dU) y su particular dialéctica'1. Esquema porque se trata de un conjunto organizado de conceptos o, en términos del autor, "conjunto articulado de conocimientos”. Re mite a una sistematización conceptual con una construcción lógica que lo hace transmisible y aprehensible por otros. Esta sistematiza ción teórica responde a uno de los requisitos básicos de la ciencia. El que los conceptos estén sistematizados y organizados “permite la comprensión de cada hecho particular desde una organización o articulación de conceptos universales”6.Su preocupación está centra da en forjar una organización de conceptos que permita su transmi sión. Conceptual porque es teórico, es una organización conceptual. Al respecto señala: “Son síntesis más o menos generales de proposicio nes que establecen las condiciones según las que se relacionan entre sí los fenómenos empíricos. [...] La investigación psicológica o cual quier tipo de tarea científica, sin un adecuado sistema conceptual, se ría ciega e infructuosa”7. Referencial porque remite a un recorte específico de las prácticas sociales sobre la que se indaga y opera: las tramas vinculares, ya sean estas grupales, institucionales o comunitarias. Pero también el marco teórico y los conceptos instrumentales correspondientes son referen- ciales al momento de operar. Dice el autor: El aspecto referencial alude al campo, al segmento de realidad sobre el que se piensa y opera y a los conocimientos relacio nados con ese campo o hecho concreto a los que nos vamos a referir en la operación8. Operativo es lo que mejor define su posicionamiento como inte lectual latinoamericano. La operatividad es un rasgo fundamental del ECRO: indica que no se trata de un corpus exclusivamente teórico, sino que el destino final de su obra es intervenir en el campo social, incidir y producir transformaciones en la sociedad en su dimensión microsocial. * I 11 /iln l .rma, V.: (1976) Conversaciones con Enrique Pichón Riviére, Buenos Aires, Timer- miin editores, p. 106. i. I'ii luui Kiviére, F..: (1970 [1997]) “Concepto de ECRO” en El proceso grupal, Buenos Alie ., Nueva Visión, p. 216. t Ihhlem, p. 21!i. I llihltm, p 216. [ a ) 'bíi uliiylti Tin jal de 1 hiique t'li lina Mlvlfuu ’AJ Hn iiucslK) conceptual, la operativldai! mpiesrnla lo que, en otros esquemas, el criterio tradicional de verdad (ade citación de lo pensado o enunciado con el objeto). ¿Qué quie re decir esto? Si con nuestro ECRO enfrentamos una situación social concreta, no nos interesa solo que la interpretación sea exacta, sino fundamentalmente nos interesa la adecuación en términos de operación. Es decir, la posibilidad de promover una modificación creativa o adaptativa según un criterio de adaptación activa a la realidad9. 11 criterio de operación es concebido, en contextos microsociale-, como producción planificada de cambio en relación al logro de lo- objetivos propuestos. Dicho proceso es al mismo tiempo una inda gación. En este sentido, E. R Riviére toma el concepto de indagación acción de K. Lewin. También considera la evaluación del propio ECRO en función de su operatividad, o no, al incidir en situaciones concretas, y escribe: "La construcción de un ECRO nos obliga a la definición del campo operacional, de la metodología y a una evaluación de la operación”10 11. En síntesis, el Esquem a Conceptual, Referencialy Operativo de E. I' Riviére es un cuerpo teórico, un conjunto de conocimientos articula bles entre sí, que aspiran a una organización conceptual en referencia al campo específico de la Psicología Social. Apunta así a dar cuenta de una praxis concreta en el campo psicosocial o microsocial: Para nosotros, la Psicología Social es significativa, direccional y operativa. Se orienta hacia una praxis, de donde surge su carácter instrumental. Su punto de partida es una praxis. Y la experiencia de esa praxis, conceptualizada por una crítica y una autocrítica, realimenta y corrige la teoría mediante meca nismos de rectificación y ratificación, logrando una objetivad creciente11. Al explicitar y desarrollar su ECRO, Pichón Riviére aspira a ubicar a la Psicología Social en el campo disciplinar: con un objeto, un ba samento teórico, un criterio de validación, un método y una técnica. Plantea entonces no solo una praxis que permita ratificaciones y reí tificaciones de su ECRO, sino también un análisis sistémico y semán tico del mismo, que considere: 9. Ibídem, p. 217. 10. Ibídem, p. 219. 11. Zito Lema, V: (1976) Conversaciones con Enrique Pichón Riviére, Buenos Aires, Ti merman ed., p. 108. 30 Oladyts Adainson ...una filosofía de la ciencia que incluiría: a) una epistemología con una definición de lo que es el conocimiento y el criterio de verdad (operatividad); b) una metodología, indagación de los métodos incluidos en el ECRO; c) una sistematología, estudio del ECRO como sistema complejo de conceptos: a eso lo de nominamos análisis sistémico, que puede ser intrasistémico -y estudiamos su articulación y coherencia interna- o intersisté- mico, y analizamos su relación con otros ECRO12 13 Pichón Riviére concibe su estructura conceptual como un sistema abierto donde, producto de la praxis, se produce “una continua reali mentación de la teoría a través de su confrontación con la práctica”23, actitud de autocrítica, e implica una perspectiva reflexiva como posi ción científica. Plantea que lo propio del saber científico es la ausencia de certe zas; por lo tanto postula a su ECRO como permanentemente afectado por la evolución del conocimiento científico, en los diferentes mo mentos históricos, y en especial por la evolución de su propia praxis como saber científico. Su posición es antidogmática en relación a su propio cuerpo teórico. Considera al ECRO como: “...conjunto estructural y genético que nos permite la comprensión horizontal (la totalidad comunitaria) y vertical (el individuo inserto en ella) de una sociedad en permanente situación de cambio y de los problemas de adaptación del individuo a su medio"14. E. Pichón Riviére postula que su ECRO es producto de una epistem ología convergente, a través de la cual aspira a una visión compleja y articulada del recorte de la realidad tomado como re ferente. La epistem ología convergente permite que un investigador situado cuente con una herramienta donde todas “las ciencias del hombre funcionan como una unidad operacional enriqueciendo tanto el objeto de conocimiento como las técnicas destinadas a su abordaje”15. Un amplio espectro de disciplinas participaron en la construcción de tal epistemología: la Psicología Social, el Psicoanálisis, la Filoso fía, las Ciencias Sociales, entre ellas la Antropología, etcétera. Inclu ye autores como G. Mead, K. Lewin, S. Freud, M. Klein, K. Marx, E. 12. Ibídem, pp. 113-114. 13. Pichón Riviére, E. (1970 [1997]) “Concepto de ECRO’’ en El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión 1997, p. 217. 14. Pichón Riviére, E. (1969 [1997]) “Estructura de una escuela destinada a la formación i li* psicólogos sociales” en El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 150. 15. Ibídem, p. 150. ( a t'ait nlttyíd *ínt ¡ál ils fUitii|ue p jthófi RívMlf® 1! Dutklielin, M. Ileidegger, Mí Sartre, H. I.elievre, R. Mallnowsky, ( l.évl Strauss. G. Bachelard, G. Canguilheim, Th. Murtón, euéleru I numeraré algunos de los supuestos básicos de la teoría ih- i Pichón Kiviére. Son definiciones teóricas que hacen que esta pm-il.i presentarse como una corriente novedosa, singuiaren el campo de 1,1 Psicología Social: L. Una determinada concepción de la Psicología Social. 2. Una concepción de sujeto como sujeto social. 3. Una concepción de la sociedad y del mundo moderno ......... dimensión simbólica, producto de una construcción social en permanente transformación. 4. Una concepción del desarrollo humano o proceso de socializa ción. 5. Una concepción de salud como praxis mutuamente transió] mante con el medio. 6. Una concepción de enfermedad como clausura y estereotipia 7. Una metodología dialéctica que da cuenta de los procesos de transformación cualitativos a partir de campos de tensión con tradictorios. 8. Una técnica de intervención que incluye elaboraciones de una logística, una estrategia, una táctica y una técnica específica: la del Grupo Operativo. Su teoría contiene otros desarrollos conceptuales o teorización!-, que son objeto de debates permanentes, que posibilitan la inclusión de nuevas discusiones -fértiles para la evolución disciplinar- y el sin gimiento de nociones novedosas. Por ejemplo, los vectores del cono invertido, los conceptos de pre-tarea, tarea y proyecto, el de encuadre y el del psicólogo social como agente de cam bio, etcétera. 1. Concepción de la Psicología Social La Psicología Social de Enrique Pichón Riviére surge del descuhi i miento de una dimensión de las prácticas sociales que, desde mi peí;■ pectiva, corresponden a estructuras vinculares. Una de las investí}’,.i ciones mencionadas es la que llevó a cabo con el equipo del IADES en las Minas de Río Turbio, en la Patagonia. La empresa había cónsulta< l« > acerca de cuáles serían las razones que provocaban un alto nivel de ausentismo de los mineros, especialmente los lunes -días en que la producción era casi nula-y los martes. El diagnóstico se centró en el 32 Gladys Adamson desarraigo que sufrían los obreros. La mayoría eran chilenos o jóvenes del norte del país, por lo cual estaban muy lejos de sus familias y de la cultura particular que los identificaba. Ese desgarro del tejido social que los contenía hacía que buscaran en la prostitución y el alcohol un sustituto y una compensación frente a la pérdida de sus relaciones afectivas y su ámbito ecológico y cultural. Esta mirada se dirige a develar las estructuras vinculares subyacen tes. La convicción -ya mencionada- de la necesidad de avanzar en las intervenciones más allá del diagnóstico, hacen que Enrique Pichón Riviére asuma como un desafío su proyecto formativo de operadores sociales a través de su Escuela de Psiquiatría Dinámica. Esto lo obligó a sistematizar sus teorizaciones previas y a producir su ECRO, para lograr que fuera transmisible. En otros términos, la demanda de los alumnos lo instó a desarrollar fundamentos teóricos y metodológicos y a perfeccionar la Técnica de Grupo Operativo, para dar cuenta del recorte de la realidad sobre el que se deseaba intervenir. Su producción teórica polemiza con una Psicología académica a la que define como disociante y despersonalizada. Así lo explica él mismo: Durante años, las ciencias pretensiosamente llamadas "del es píritu" negaron al hombre total, fragmentándolo en su estruc tura y destruyendo su identidad. Así nació una psicología diso ciante y despersonalizada para la cual la mente se disgregaba en compartimientos estancos. Como resultado de esta división escapó al psicólogo el problema de la acción; se trabajaba con la imagen de un hombre estático y aislado de su entorno social. Quedaron así al margen del análisis sus vínculos con el medio en que vivía sumergido16. Más adelante reivindica la labor de muchos colegas, pero especial mente la de George Herbert Mead, quien -según E. Pichón Riviére- se atreve a romper con esa concepción clásica y maniquea de la Psicolo gía y del ser humano, al que plantea inserto e imbuido en su contexto. Lo dice así: Investigadores con mayor coraje se atrevieron a romper con las normas vigentes y tomando como punto de partida situaciones concretas y vivenciadas en lo cotidiano -un partido de fútbol, por ejemplo- ubicaron el acontecer psicológico en una nueva di mensión: lo social. Tal el descubrimiento de Herbert Mead, que 16. Pichón Riviére, E. y Quiroga A. E (1966 [1998]) “La Psicología Social” en Psicología de la vida cotidiana, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 19. l tí I *sii u líjy ia 'in i ial «le ¡thM«|«»e fJi« h«»M MiviéfP i i rom lino al bombie1 timo uu st*i habltmlo y d 11 w 11 n I/<tt I < > pul la-, inwigeiu-s de In n*íill(lnd nxlcriia, (|iit* ¡il sei Iih'oi |ioiiulas y tu luti das en el interior, revistan en cada uno de nosotros una fot mu personal y se transforman en el signo de nuestra identidad1'. 1.a i'.sicología Social que postula E. P. Riviére tiene carriel ei inie nlr i iplinario. La define como una interciencia. Los conceptos de las di versas teorías son instrumentos (conceptos instrumentales) que loma para dar cuenta de una práctica específica, que tiene su perlinenc la en el campo intersubjetivo. Puede extraer conceptos de muchas o li.i, disciplinas sin establecer con ellas ninguna dependencia, puesto qui los reelabora de un modo singular y en relación a una práctica espet i lit a: las estructuras vinculares en sus modos grupales, organización.i les y comunitarios. El desarrollo de su Psicología Social no respondí a una tradición académica, sino que surge a partir de demandas ti. intervenciones microsociales concretas. No se plantea investigúelo nes de laboratorio: las problemáticas sociales y, en cierto modo la sociedad en su conjunto, se constituyen en un inmenso laboratorio social, con problemáticas de rupturas y exclusiones del tejido social, con demandas de intervenciones y de desarrollo de saberes y apren dizajes singulares, propios de cada contexto específico. La Psicología Social es la ciencia de las interacciones orienta da hacia un cambio social planificado. De no ser así no tiene sentido y todos sus esfuerzos concluirán en un sentimiento de impotentización como resultante de las contradicciones acerca de su aspecto operacional. Es una artesanía en el más amplio sentido de la palabra, que tanto forma los elementos del cam bio como prepara el campo en el que va a actuar. De allí van a surgir dos direcciones: una, llamada Psicología Social académi ca, que preocupada solo por las problemáticas de las técnicas o de los tipos posibles de cambio, se siente paralizada frente a su responsabilidad de realizar una síntesis de teoría y práctica. La otra, la praxis, de donde surge el carácter instrumental y opera cional en su sentido más real, se resuelve no en un círculo cerra do, sino en una continua realimentación de la teoría, a través de su confrontación en la práctica y viceversa (tesis-antítesis- síntesis)17 18. ¿Cuál es su Psicología Social? ¿En qué términos define E. Pichón Ki viere el campo de saber, el objetivo que otorga direccionalidad a su 17. Ibídem, p. 20. 18. Pichón Riviére, E. (1969 [1997]) “Estructura de una escuela destinada a la fonnm mu de psicólogos sociales" en El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 150. .14 uladyi producción conceptual? la Psicología Social es laque debe dar cuenta de: el hombre en situación, aludiendo a que nadie puede ser entendido solo en términos de sí mismo. Cada ser debe definirse en relación a las circunstancias en que se halla inmerso y que constituye el contexto de sus determinaciones, desafíos y elecciones. Esta definición es coherente con su convicción de que también el investigador posee un pensamiento situado, que emerge de sus características personales (su historia, moti vaciones, etcétera.) y del medio o contexto en el que está indagando. Des taca entonces el carácter decisivo de estas circunstancias en sus eleccio nes, así como no cree que sea posible un diagnóstico abstracto. Propone incluir en la reflexión epistemológica no solo las estructuras conceptua les de la disciplina desde la que opera el investigador, sino también los elementos subjetivos del mismo, la verticalidad del que indaga, incorpo rando elementos emocionales, motivacionales, su experiencia de vida, que determinarán modalidades de abordaje de la realidad. En relación al objetivo y la direccionalidad de su Psicología Social señala, en 1966: La Psicología Social se esfuerza por saldar en cada hombre ese conflicto que lo desgarra interiormente, capacitándolo para in tegrar su individualidad, su mismidad con ese mundo social al que pertenece y que lo habita19. En 1969, en un trabajo presentado en el Congreso Internacional de Psiquiatría Social, en Londres, y que denominó “Estructura de una escuela destinada a la formación de psicólogos sociales”, escribe: La Psicología Social que postulamos apunta a una visión inte- gradora del “hombre en situación”, objeto de una ciencia única o interciencia, ubicado en una determinada circunstancia his tórica y social20. En el libro de V Zito Lema, a su vez, enuncia: ...con el término "hombre-en-situación" se pretende caracte rizar un objeto de conocimiento, en una tarea que reintegre lo fragmentado por un pensamiento disociado que escotomiza las relaciones entre sujetos, naturaleza y sociedad21. * I I'l l’ichon Riviére, E.yQuirogaA. P.: (1966 [1998]) “La Psicología Social” en Psicología de In vida cotidiana, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 20. Pichón Riviére, E.: (1969 [1997]) "Estructura de una escuela destinada a la formación de |>Mi i ilogos sociales” en El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 150. I /.ilci I.ema, V.: (1976) Conversaciones con Enrique Pichón Riviére, Buenos Aires, Ti- Mirimnn cd., p. 107. I m M §ÍM llu y!a fii 11 ¡al i|e I ttfii jUe I M. lu .n I i || I ii el inliiuo IflXlo plantea dos definiciones más del objeto de su Paleología Social, En primei lugar, como aquella que debe dar cuenta <lc cómo la estructura social deviene mundo interno: La Psicología Social que postulamos tiene como objeto el estu dio del desarrollo y transformación de una realidad dialéctica entre formación o estructura social y la fantasía inconsciente del sujeto asentada sobre sus relaciones de necesidad. Dicho de otra manera, la relación entre estructura social y configuración del mundo interno del sujeto, relación que es abordada a través de la noción del vínculo22. Luego, define su Psicología Social como centrada en una concep ción de sujeto productor y producido. Se refiere no solo al ser que es producto de sus circunstancias históricas, sino al carácter activo del sujeto en la producción de dichas circunstancias. Se considera que toda sociedad -a través de sus instituciones e instituidos sociales- tiene como proyecto producir sujetos que sean capaces de reprodu cirla. Pero además de esta dimensión reproductora de la sociedad, E. Pichón Riviére rescata una dimensión de autonomía del sujeto, que puede transformar el medio social en que vive. Breves conclusiones-, en su concepción de Psicología Social es nece sario incluir la noción central de vínculo -vertebradora de su ECRO- para que todo el desarrollo teórico obtenga coherencia, ya que es la que permite resignificar al objeto de la misma (hom bre en situación). Solo es posible pensar esa situación en términos de tramas vincu lares. En el diagnóstico de aquella investigación desarrollada en las Minas de Río Turbio están implícitas las consecuencias que acarrea la ruptura de las estructuras vinculares que sostienen la identidad del sujeto. 1h 2. Concepción de sujeto Para Pichón Riviére la subjetividad es de naturaleza social: en toda experiencia humana siempre está, ineludiblemente, el otro social. Dice al respecto: Para nosotros el individuo humano es un ser de necesidades que solo se satisfacen socialmente, en relaciones que lo deter minan. El sujeto no es solo un sujeto relacionado, es un sujeto 22. Ibídem, p. 107. d j i f l y i Adamson producido. No hay nada en él que no sea la resultante de la m teracción entre individuos, grupos y clases23. Esta noción de nada indica que, al nacer, el ser humano es solo potencialidad de llegar a ser un humano. Por supuesto estamos con siderando a un recién nacido en condiciones sanas de constitución. Tomando esta noción de nada es que postula una naturaleza social en el ser humano. Por lo tanto, ubica la construcción de la subjetividad en una di mensión interaccional simbólica. El ser humano carece de cualquier facultad o mecanismo instintivamente adquirido que le facilite su adaptación al medio y al territorio o que establezca respuestas fijas a los estímulos de su hábitat. El humano es, entonces, el único ma mífero superior que crea la naturaleza a la cual se va a adaptar. Esta producción social cultural es luego considerada -de manera aliena da- como natural porque precede al nacimiento del sujeto. Hay una especie de “olvido”, al respecto. Escribe E. Pichón Riviére: El contraste que más sorprende al psicoanalista en el ejercicio de su tarea consiste en descubrir, con cada paciente, que no nos encontramos frente a un hombre aislado, sino frente a un emi sario, en comprender que el individuo como tal, no es solo el actor principal de un drama que busca esclarecimiento a través del análisis, sino también el portavoz de una situación24. La subjetividad es, al mismo tiempo, singular y emergente de las tramas vinculares que trascienden al sujeto y que E. P Riviére concep- tualiza en términos de ám bitos grupales, institucionales y comunita rios. Estas estructuras son autónomas e interdependientes al mismo tiempo. Cuando en 1946 escribe sobre la obra del Conde de Lautréa- mont, concibe su subjetividad no solo emergiendo de las vicisitudes de su estructura familiar-edípica, sino también conformada por las circunstancias institucionales y políticas-sociales del sitio de Monte video (de 1843 al 1851). “Durante sus 5 primeros años habrá oído re latos de degollinas, descuartizamientos, cuyas víctimas eran muchas veces amigos de su padre”25. 23. Ibídem, p. 107. 24. E. Pichón Riviére: (1966 [1998]) “La Psicología Social” de Psicología de la vida coti diana, Buenos Aires, Ed. Nueva Visión, edición n° 12, p. 19. 25. E. Pichón Riviére: (1946 [1971]) "Notas para la biografía de Isidoro Ducasse, Conde de Lautréamont” de Del Psicoanálisis a la Psicología Social, Tomo II, Buenos Aires, Edi- torial Galerna, p. 122. I a Í*§¡| uluyis ÜUüifil <le f niiyiie PU htlh Mí -Mbib 11 I l'U limi Rlvléio i mu Ihc ,il suido de su I1CRO en una doble di alé i lu ,i inti.iMstémica e Inleisislémica, desde su verticalidad pero des- eenliado en el vínculo, que habla más allá de sí y produce socialm en- to, siempre, con un otro imprescindible. ha subjetividad se juega, por tanto, en el adentro-afuera, en el inte rior-exterior. La socialización es concebida como un largo proceso de aprendizaje que da lugar a la conformación de un esquem a referencial que va a denominar, como ya se mencionó, “aparato para pensar la realidad”. Así, partir de sucesivas identificaciones con rasgos de las estruc turas vinculares en las cuales estamos inmersos, construimos este esquem a referencial que nos permite percibir, distinguir, sentir, orga nizar y operar en la realidad; nos estabiliza, además, un determinado modo de ver el mundo. Si no fuera así, este emergería en su condición de desmesura, inabarcabilidad y caos. El esquem a referencial da cuenta de la reproducción inconsciente que hace el sujeto de sus condiciones de existencia; incluso, de aque llas que implican explotación o sometimiento. Pero la conformación de este esquem a la lleva a cabo una subjetivi dad que piensa, siente y produce activamente su contexto. Esta con dición transformadora hace que tal reproducción nunca sea textual. Siempre incluye mínimas transformaciones, lo que induce a E. Pichón Riviére a pensar la metáfora de la espiral, en la cual la repetición nun ca lo es en su totalidad. La noción de subjetividad incluye lo paradojal y lo antinómico. Es concebida como un sistema inacabado que no es un “todo”. Al mismo tiempo, es un “todo” que no es “uno”, es una unidad de lo múltiple, es un campo complejo, antinómico, con numerosas contradicciones que no se resuelven ni se sintetizan, producida en condiciones, ni de externo ni de interno, sino de extim idad (feliz condensación hallada por Lacan). Cada subjetividad no es una de las partes de un todo (la sociedad) pasible de ser reconstruido por la suma de las mismas. El sujeto es una parte total de la sociedad. Es un universal que solo en lo particu lar existe. Al ser entendida como un sistema abierto al mundo, siempre está estructurándose. Es una estructura que cambia pero al mismo tiempo es la misma. Es más, debe cambiar para mantener su identidad. Es un haciéndose, una gestalt-gestaltung (corresponde a una posición cer cana al estructuralismo genético). Está determinada -por complejos factores- pero es impredecible. Se expresa y se oculta al mismo tiempo, con aspectos manifiestos y ( ilmlys Adamson9H latentes. Se halla en el presente, en el aquí y ahora, pero al mismo tiempo es toda la convergencia de su pasado y es también la anticipa ción de su futuro. El sujeto no es solo producto de su historia vincular pasada. Necesita permanentemente reconocerse a sí mismo a través de los otros en las tramas vinculares que son el contexto de sus in tercambios simbólicos cotidianos. Su identidad tampoco es, se está haciendo permanentemente. Este posicionamiento tiene que ver con la concepción de salud de E.E Riviére, que implica a un sujeto cognoscente, productor y produ cido, en una relación dialéctica mutuamente transformante con el mundo. Esta implicará también autotransformación, núcleo central de su teoría. En 1974 escribe: “Entendemos al Hombre como configu rándose en una Praxis, en una actividad transformadora, en una rela ción dialéctica mutuamente modificante con el mundo”26. En síntesis, para E. Pichón Riviére: • La subjetividad es de naturaleza social. • El sujeto es singular y emergente de las tramas vinculares que lo trascienden y con las que guarda una relación de productor y producido. • La subjetividad es concebida como un sistema abierto al mundo y, por lo tanto, siempre estructurándose. • Se juega en el adentro-afuera, en el interior-exterior. Este posi cionamiento subjetivo se vincula con la noción de salud. • Considero que en E. Pichón Riviére su concepción se correspon de con la de una subjetividad moderna, como me llevan a pen sar los planteos que desarrolla en los años 60, donde también percibe a la sociedad como estructura en permanente cambio y tendiendo a la fragmentación de las significaciones sociales. Esto nos obliga a pensar al sujeto y a la sociedad en condiciones de creación y mutabilidad. Rescata así nuestra condición de crea dores. En rigor, no concibe ningún sistema como cerrado y pro ducido “para siempre”. Todos los sistemas, sujetos, grupos, insti tuciones, marcos teóricos, su ECRO, están abiertos a los cambios que inexorablemente les impondrá la sociedad desde su condi ción de modernidad. * I 16 "Instituciones de Salud Mental en la Argentina” artículo publicado en la revista Los I ihivs, del mes de mayo de 1974. www.esperaldialectica.com.ar http://www.esperaldialectica.com.ar I a P i l i u |h y ía 8131 ial «le PhM«j''é F í»4udi Ni f ié is su X CiOnceprldn iIp lo n n irdm l y ♦*! m u n d o Está presente como hm Izonle en todas sus indagaciones y con» ep luuli/aciones. Define a la sociedad contemporánea como "la tnodet na organización industrial”27 y luego dice, una "sociedad cambiante como la nuestra”28. l a sociedad es concebida por E.ERiviére como una amalgama o constelación de ámbitos diferenciados e imbricados simultanea meo le. listos son: psicosocial, sociodinám ico, institucional, comuniUu m y corresponden a las dimensiones: individual, grupal, institucional \ social. Su concepción es relacional, coincidentemente con el planteo de K. Marx, E. Durkheim, N. Elias, y P. Bourdieu, entre otros. Como enfatiza además la importancia de la acción humana, la .n ciedad sería el producto de las prácticas sociales de los hombres y mu jeres que la habitan. Su conformación no es genética ni forma paite de la naturaleza. Todo lo contrario: la estructura social constituye lo que se denomina esa segunda naturaleza (como designaba Arislótcle-, a la Ética), o surgida-como lo plantean P. Berger yT. Luckman- como em presa social29. • En el momento actual, hay que tener en cuenta que ha surgido un nuevo ámbito: el mundo globalizado. La revolución tecnológica e informática ha permitido que la interrelación de los seres humanos adquiera escala planetaria. Se pueden anticipar los festejos de fin año en la medianoche en Australia o Japón, cuando en Sudamérica estamos en pleno día. Esta globalización o mundialización ha promo vido el desarrollo de vínculos virtuales, sin presencia física, basados en meros significantes, con efectos sorprendentes. A partir de ellos se han formado parejas y familias, se han organizado comunidades ligadas por un interés común, desde solucionar la enfermedad de un hijo, intercambiar ideas y debates acerca de un tema específico, has ta coleccionar los mismos objetos cotidianos. Podríamos decir que, a través de Internet, se han ampliado enormemente el horizonte y la posibilidad de pertenecer a diversas comunidades del planeta. ¿Cómo va a impactar en la subjetividad y en las sociedades el hecho de qui la comunicación, el aprendizaje, la promoción de acciones políticas, etcétera, se lleven a cabo de manera virtual y no en el "cara a cara” al 27. Pichón Riviére, E.: (03.05.66 [1998]) “La Psicología Social” en Psicología de la rula cotidiana, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 20. 28. Ibídem, (31.05.66 [1998]) “Sociedad, cambio e identidad" p. 42. 29. Berger, P. yLuckmann, Th. (1995) La construcción social de la realidad, Buenos Aires. Amorrortu. 40 Glndyn Ailctitmon que siempre estuvieron asociados? Las respuestas a estas preguntas las estamos comenzando a visualizar. Lo que sí podemos señalar has ta ahora es que el medio es virtual, pero sus efectos son reales. Sociedad moderna Los sociólogos e historiadores acuerdan en que nuestro momento histórico corresponde a la Modernidad. Dicha organización social im plicó una ruptura sustancial en el mundo occidental, con la interven ción de una multiplicidad de factores que transformaron finalmente ese sistema milenario, tan consolidado, como fue el medieval. El surgimiento de la Modernidad no puede ser comprendido de modo cabal desde teorías evolucionistas, entre otras razones porque el quiebre que implicó no tiene parangón con ninguna discontinui dad anterior en la historia de la humanidad. Las modificaciones jamás fueron tan radicales. Con ella, no solo se crean nuevas bases sobre las que se sustentará la sociedad, sino que el ritmo del cambio es inédito en la historia de la civilización occidental. Lo que no sucedió en mil años, acontece durante unos pocos siglos. La Modernidad significó una transformación estructural en múltiples dimensiones, económi cas, políticas, científicas, filosóficas, religiosas y culturales. Marshall Berman plantea que existen tres fases en la Modernidad: En la primera fase, que se extiende más o menos desde comien zos del siglo xvi hasta finales del xvm, las personas comienzan a experimentar la vida moderna; apenas si saben con qué han tropezado [...] tienen poca o nula sensación de pertenecer a un público o comunidad moderna en el seno de la cual pudieran compartir sus esfuerzos y esperanzas. Nuestra segunda fase comienza con la gran ola revolucionaria de la década de 1790. Con la Revolución Francesa y sus repercusiones, surge abrup ta y espectacularmente el gran público moderno. Este público comparte la sensación de estar viviendo una época revolucio naria, una época que genera insurrecciones explosivas en todas las dimensiones de la vida personal, social y política. En el siglo xx, nuestra fase tercera y final, el proceso de modernización se expande para abarcar prácticamente todo el mundo y la cultura del modernismo en el mundo en desarrollo consigue triunfos espectaculares en el arte y el pensamiento. Por otra parte, a medida que el público moderno se expande, se rompe (vi una multitud de fragmentos que hablan idiomas privados inconmensurables; la idea de la Modernidad, concebida en I a I *§it < ilt iy la *»• >« \a\ «le I M ilijue t ‘h hon M ivifiia 41 itumi'iDs.is loimas liagmentarlas, pierde buena parte de su vi veza, ai resonancia y su profundidad, y pierde su capacidad de oí);ani/.ar y (lar un significado ala vida de las personas. Como resultado de todo esto, nos encontramos hoy en medio de una edad moderna que ha perdido el contacto con las raíces de su propia Modernidad30. Kn este texto Marshall Berman describe muy sucintamente el ini cio, la expansión de la Modernidad y su fragmentada etapa actual, la cual recibe diversas denominaciones, según los autores: Posm oder nidad (J-F. Lyotard), M odernidad radicalizada (A. Giddens), Segunda M odernidad (U. Beck), Transmodernidad (R. M. Rodríguez Magda), etcétera. Considero que para E. Pichón Riviére, aunque no lo explicite, la sociedad no es solo un conjunto de significaciones simbólicas; estas, además, están articuladas en determinados modos de relaciones, que corresponden a estructuras vinculares interrelacionadas. Está consti tuida por estructuras lingüísticamente concebidas, pero básicamen te, por relaciones vinculares simbólicas que incluyen posiciones de poder, relaciones económicas, tecnológicas, etcétera. Su concepción relacional sería coherente con el concepto de solidaridad social de Durkheim y con la idea de Marx acerca de que a las sociedades no las constituyen individuos, sino la suma de las relaciones en las que estos se hallan insertos, o en forma muy posterior, con R Bourdieu y su no ción de cam po como microcosmos social de relaciones y de lucha. Toda sociedad contiene estructuras objetivas como son su modo de producción, sus relaciones de producción y la forma de distribu ción o apropiación de los bienes materiales y sociales producidos. Cuenta también con determinada cultura, arte, religión e ideologías, cuyos beneficios tampoco suelen distribuirse de manera equitativa. No es un bloque homogéneo, ni actúa tampoco como un todo. Por ello destaco esta noción de conglomerado de ámbitos imbricados: in dividual, grupal, institucional y comunitario. En sus artículos publicados en Psicología de la vida cotidiana, al analizar cualquier fenómeno social, E. Pichón Riviére recorre riguro samente -aunque sin explicitarlo- el estudio de cada uno de los ám bitos implicados en esa situación particular. 30. Berman, M.: (1991) "Introducción. La modernidad: ayer, hoy y mañana” en Todo lo sólido se desvanece en el aire, Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 2-3. 4? G la d y s A ilsim aiii» 4. Concepción de desarrollo humano o proceso de socialización del sujeto E. Pichón Riviére no aborda explícitamente una conceptualización acerca del desarrollo del sujeto. Sus aportes en ese orden son fragmen tarios y en artículos más dirigidos alo que él denominaba su teoría de la enferm edad única que al campo de la Psicología Social. De todas maneras, en “Una nueva problemática para la psiquiatría” relaciona la posibilidad de una adaptación activa a la realidad (su criterio básico de salud) con el concepto de aprendizaje. Señala: La salud mental consiste en este proceso, en el que se realiza un aprendizaje de la realidad a través del enfrentamiento, mane jo y solución integradora de los conflictos. En tanto se cumple este itinerario, la red de comunicaciones es constantemente re ajustada, y solo así es posible elaborar un pensamiento capaz de un diálogo con el otro y de enfrentar el cambio31. En otro artículo - “Una teoría de la enfermedad”- aparece una men ción a las series complementarias de S. Freud, como secuencia de desa rrollo a través de la constitución en el momento de nacimiento, y luego las vicisitudes de las experiencias infantiles. E. Pichón Riviére también describe una sucesión de situaciones depresivas que denomina: a) protodepresión del nacimiento b) posición depresiva del desarrollo. Tendrían en común una situación de duelo (como el nacimiento o el destete, por ejemplo) y las tentativas de elaboración de la misma. Estas conceptualizaciones se hallan contextualizadas en una indaga ción acerca de la configuración de la estructura patológica o normal del sujeto. Como ya he señalado, E. Pichón Riviére no ha escrito un texto ex haustivo, exclusivamente dedicado al tema del desarrollo del sujeto, pero sí hace posible abordarlo a través de ciertos ejes conceptuales que operan como guía. Este proceso corresponde a un sujeto que se desenvuelve en una situación de permanente interacción con otros y con el mundo, intentando resolver las antinomias mente-cuerpo, individuo-sociedad, organismo-medio. Al realizar una lectura transversal y tomar como corpus teórico luda su obra, es posible re-construir una concepción del proceso de socialización, aplicando convergentemente sus conceptos de víncu lo, ámbitos, aprendizaje, dialéctica mundo interno - mundo externo, II II l'ii limi Riviére, E.i (1967 [1997]) “Una nueva problemática para la psiquiatría” en El l'i iiii'mi kntpdl, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 15. i a M^iooluyíe ^lur-íal He ih iiit|u a Mu hun Hiviéte 43 rsi/ui'tim rvfertnt tal y el < ontexto de una m oderna organización indus- Inal l’i < >|>«»njM i ciitom es, una mirada articuladora de estos conceptos l ’.n.i dcsai rollar una concepción de socialización fiel a su perspectiva. I n una de sus definiciones acerca del objeto de su Psicología So- ■ i d, E. Pichón Riviére pone el acento en la indagación y comprensión de cóm o la estructura social deviene mundo interno. Este pasaje solo es comprensible concibiendo la intermediación de estructuras vincu lares. Por ello destaco la importancia de este aspecto de su ECRO. Esta ( (incepción de socialización del sujeto implica también articulacio nes con postulados de George Mead y Kurt Lewin, quienes son sus interlocutores teóricos privilegiados en la construcción de su mirada psicosocial, o más precisamente sociopsicológica. En el momento del nacimiento, el individuo está signado por una condición de carencia fundamental. Su indefensión hace que depen da para su supervivencia de la asistencia de un otroya socializado. No puede desarrollarse como tal si no es en un campo de interrelación e interdependencia social, no puede constituirse como sujeto sino en el campo de un otro social; se constituye en el interior de una cultura, en una dimensión simbólica que lo pre-existe y que es producida por seres humanos, por otros sociales. Cuando nace el sujeto, el mundo ya ha sido construido y se presenta con un relativo equilibrio y organiza ción que lo constituirá como ser singular. El ser humano, aunque activo, será en un principio producido por las tramas vinculares en las que se halla inserto, puesto que carece de instintos en el sentido animal. Posee impulsos pero estos no tienen cualidad, están desprovistos de objeto definido y de direccionalidad. Este es uno de los grandes descubrimientos freudianos: la pulsión humana, radicalmente diferente al instinto animal. Sin embargo, E. I ’ichon Riviére se diferencia de la conceptualización freudiana ya que en su Psicología Social se reemplaza la noción de pulsión por vínculo. En su artículo “Grupos familiares. Un enfoque operativo" escribe: Referimos la noción de vínculo a lo que Freud llama instinto [...] Sin embargo, no hablamos de instinto sino de estructura vincular32. Partiendo del ECRO de E. Pichón Riviére, Ana Quiroga plantea que la primera estructura vincular que alberga al bebé no es, en rigor, to davía un vínculo, pues no hay una clara diferenciación entre madre e 12 12. Ibíclem, (1965-66 [1997]) "Grupos familiares: un enfoque operativo” p. 68. Es necesa rio tener en cuenta que en época de E. Pichón Riviére el concepto freudiano de pulsión era traducido como instinto. 44 I ilril lyS AllHIimOM hijo. A esta primera experiencia de relación la denomina prolovíncu- lo33. Para el bebé es el escenario de los primeros aprendizajes y de las primeras formas comunicacionales. El protovínculo se caracteriza por su asimetría: un sujeto (la madre, ya socializada) y el otro que se halla en su máximo estado de indefensión y plasticidad. El protovínculo del infante con su madre (o con quien cumple la función materna) es el gran intermediario y proveedor de todo lo que el bebé necesita del mundo y el que lo protege de aquellos estímulos que puedan dañarlo. Es considerado entonces un momento fundamental en la posibilidad de sobrevida del bebé, e incluso, es la estructura relacional que permi te la culminación de su maduración biológica. Su falta o carencia en los primeros meses de vida puede constituirse en riesgo de muerte; tal es el peligro al que están expuestos los bebés criados en asilos u hos pitales. La función del protovínculo con la madre -o con quien asuma ese rol- no es sustituible por ninguna organización. E. Pichón Riviére se opone a comprender este vínculo en térmi nos de relación exclusivamente dual ya que, más allá de la madre, está también quien ejerce la función paterna, o la familia, o las institucio nes que la apoyan (o no), y la comunidad que significará a esa ma ternidad de determinada manera (según se trate de una niña de 12 años, una señora tradicional o una prostituta). La incidencia de estos vínculos complejos en la madre afectará también su vínculo con el hijo. En su artículo “Introducción a la psiquiatría infantil”, E. Pichón Riviére escribe: .. .estudiar el vínculo del niño con su madre constituye una par- cialización del enfoque. Pueblan la literatura psiquiátrica traba jos muy bien realizados; de los que podemos decir, sin embargo, que presentan una carencia común, que consiste en considerar ai niño en un vínculo específico, real y concreto (el que man tiene con la madre), sin incluir el vínculo con el padre o con los hermanos como una totalidad (situación triangular). [...] Lo im portante es, pues, considerar a la familia como el grupo social primario, como una totalidad de la que emergen situaciones en las que el niño aparece cumpliendo el rol de portavoz34. Alrededor de los seis meses de vida acontece un cambio radical que afecta la estructura vincular y la calidad de interrelación del bebé con su entorno. Aquí E. Pichón Riviére sigue a M. Klein y sus 11 11 Quirogn A. V. de: (1986 [1998]) “El grupo, sostén y determinante del psiquismo” en i //■, i\. pim esos sociales, sujeto y grupo, Buenos Aires, Ediciones Cinco, p. 82. ti I‘k 1 ii ni Huirte, l;„: (1939-48 [1977]) “Introducción a la psiquiatría infantil” en Lapsi- iiuialilii, una nueva problemática, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 313. I a I ’sjt tilttyls Norial fie f n íitjiie fMi hun Míviói 45 coui fptiiiili/.acIniK". meica de la posición depresiva, pero también tlescle su perspectiva inlegradora- liace una lectura vincular de esta etapa de la vida humana. El bebé, para quien la madre era el único universo posible, descubre que más allá de ella hay un mundo con olios sociales, con objetos y un espacio tridimensional a recorrer y explotar. El bebé inaugura entonces una relación efectivamente vin- < ului. Experimenta la lógica de la estructura del vínculo humano ya que percibe la independencia de la madre, su recorte como unidad dlsi i iminada de otros y de él mismo. En otros términos, inaugura una lelui ión con otros relativamente diferenciados y su nuevo universo pasa a ser el espacio doméstico. El nuevo ámbito que alberga al bebé es el grupo familiar y su entorno ecológico. Este período vital ha sido exhaustivamente indagado y conceptualizado por A. Aberastury35. lisia etapa inaugural es rescatada por diversos autores: la ya men- t lunada M. Klein y su noción de posición depresiva, Lacan con su es tadio del espejo, Margaret Malher y lo que denomina el proceso de in dividuación del sujeto, etcétera. Todos señalan el salto cualitativo que m ui re alrededor de los seis meses. En términos de E. Pichón Riviére ■ i a icspondería al momento en que el bebé pasa de una estructura de protovínculo a una estructura vincular, donde puede percibir que hiiy diferenciación del otro social (sería la madre como objeto total, en n i minos de Melanie Klein). Ahora, este bebé, que nace al grupo fami- lliii, descubre que el espacio es tridimensional; comienza a descubrir el lenguaje (las primeras palabras, los gorjeos, los “ajos”); ensaya las I h ii iteras acciones lúdicas (se tapa y se destapa con la sabanita como un juego de aparición y desaparición); aparece el intento de control de los objetos por manipulación, y el ámbito délo doméstico se cóns ul ti ye en el universo de experiencias y de aprendizaje. Es indudable que la interacción en el grupo familiar, directo o sustituto, tiene un efecto de socialización muy importante. En él se establece la estructura vincular humana (en toda su complejidad de dimensiones corporales, cognitivas, afectivas y de acción), donde se juega la diferenciación entre los interlocutores, pero también fuerte- iiii'iite el peso de los ideales y deseos paternos o maternos, presentes • n la comunicación e interrelación con ellos. E. Pichón Riviére señala ■ 111 e i *1 reconocimiento déla singularidad de cada integrante del grupo familiar es fundamental: La familia [...] mediante su funcionamiento, provee el marco adecuado para la definición y conservación de las diferencias humanas, dando forma objetiva a los roles distintivos pero i . Ux'i nstury, A.: (2007) El niño y sus juegos, Buenos Aires, Paidós, 3o reimpresión. 46 Qiadys Adamaon mutuamente vinculados. [...] La familia no puede funcionar sino mediante las diferencias individuales que existen entre sus miembros. [...] si estas diferencias son negadas o desatendidas aunque fuera por un solo miembro del grupo se modifica la configuración esencial que condiciona la vida normal, creán dose un estado de confusión y de caos36. La familia, en su tarea socializadora, establece estilos vinculares con distribución de determinados lugares y roles para sus integrantes, que poseen un status específico y con diferentes calidades de relación según el lugar que se ocupe en el grupo. Siempre están articulados, “el vínculo [...] con la noción de rol, de status y de comunicación”37. Des de esta perspectiva, cada miembro ocupa un lugar determinado en la red interaccional o trama vincular familiar: por ejemplo, se ocupa el lugar central, de sujeto autónomo o dominante, protagonista activo, o se tiene un rol secundario y subordinado, o un rol de paridad con otros. Cada posición tiene un status determinado y significaciones que se le adscriben específicamente a ese rol. Este posicionamiento tendrá poderosos efectos en la constitución de su esquem a referencial y en la construcción de su propia identidad. E. Pichón Riviére habla del rol de chivo em isario en la familia. Es el que se hace cargo de las ansiedades del grupo en función de mantener un cierto equilibrio y cuidado de los ideales del mismo. Son indicadores de salud familiar la no estereotipia de los roles, la posibilidad de rotación de los mismos en la interacción, y los recursos innovadores o creativos en la resolu ción de las problemáticas que la familia enfrenta en los momentos de cambios, a lo largo de su historia. Esta plasticidad tendrá efectos positivos en la subjetividad de sus integrantes, sobre todo en la de los niños. Recorriendo los distintos ámbitos que establece E. Pichón Riviére como diferenciaciones del espacio social, y siguiendo la secuencia del proceso de socialización, hacen su aparición otras instituciones. La primera organización en albergar al niño luego del grupo familiar suele ser la guardería o el jardín de infantes. A continuación, las or ganizaciones escolares en sus diferentes niveles, y más adelante las laborales, artísticas, religiosas, deportivas, etcétera. La diferencia entre el ámbito familiar y el organizacional no solo es relativa al espacio físico y a los roles, sino a la estructura y calidad de los vínculos. En el grupo familiar la estructura vincular ha sido 10 11 10 l’ichon Riviére, E.: (1965-66 [1997]) "Tratamiento de grupos familiares, psicoterapia 11 >l<Mtiva" en El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 58. t<’ I'hIioii Riviére, E.: (2000) Teoría del vínculo, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 47. I a í ’ s Í M ilu y ia H m ia l I n i jt jt ie P u h n h H lv ló ie 4 / InCt i nalt .nl i |mii idi-iililit anón y licué una intensidad afectiva que las iclat iontv. mg.im/.u Innales solo adquieren por desplazamiento o tiansleiciK ia. Pl grupo familiar latinoamericano, en condiciones usuales, mantiene lógicas vinculares que incluyen el cuerpo, el juego y la acción en el descubrimiento de sí mismo y del mundo. Ana Quiroga plantea que la escuela ejerce una represión fís ica del niño : ...su cuerpo y su movimiento son, dentro del ámbito de la edu cación familiar, el instrumento de una experiencia a partir de la cual puede preguntarse, puede fantasear, puede interrogar. En la escuela se privilegia la enseñanza sobre el aprendizaje [...] se inmoviliza el cuerpo detrás de un banco, [...] se lo aísla de los otros (niños)38. En las organizaciones se establecen reglas y normas más estrictas que en la familia: hay un uso limitado del espacio, los tiempos están reglados, las normas están institucionalizadas, hay sanciones especí ficas. Para E. Pichón Riviére la organización educativa es transmisora de la ideología dominante. Define a la ideología: ...como sistemas de ideas y connotaciones que los hombres disponen para orientar mejor su acción. Son pensamientos más o menos conscientes, con gran carga emocional, conside rados por sus portadores como resultado de un puro raciocinio, pero que, sin embargo, frecuentemente no difieren en mucho de las creencias religiosas, con las que comparten un alto grado de evidencia interna en contraste con una escasez de pruebas empíricas39. Indaga cómo juega la ideología en todo acto de conocimiento. Este es un proceso complejo donde la idea nueva impacta, en primera ins tancia, en una actitud que será de recepción o de rechazo al nuevo co nocimiento; detrás de esta actitud está el esquem a referencial del suje to, y detrás del esquem a referencial encontramos una ideología que ha sido sostenida por determinadas m etodologías de aprendizaje40. 38. Quiroga, A.P. de y Freire, P.: (1985) El proceso educativo según Paulo Freire y Enrique Pichón Riviére. Buenos Aires. Ediciones Cinco, p. 75. 39. Pichón Riviére, E.: (1960 [1997]) “Técnica de los grupos operativos" en El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 114. 40. Pichón Riviére, E.: (1955 [1971]) “Comentario final al libro de Franco Di Segni “Hacia la pintura” en Del psicoanálisis a la psicología social Tomo II, Buenos Aires, Editorial Galerna, p. 82. “Interviene este conocimiento en la configuración del esquema conorp tual y referencial [...] Este aspecto operacional es observado a través de ratificaciones o 48 Glttdyn Aflamuon La escuela como organización socializadora incide en dos dimen siones de mucho peso: por un lado, selecciona qué conocimientos se deben poseer. Efectúa un recorte de toda la información existen te sobre el universo natural y social de aquello que esa cultura, y los sectores dominantes de esa sociedad, designan como importante. Y por otro lado, nos dice cómo debemos pensar, con qué lógica, con qué modelo de pensamiento debemos abordar esa información ya seleccionada, en qué paradigma científico debemos confiar para una lectura “objetiva” de la realidad. Para E. Pichón Riviére tanto la familia como la escuela son dos ámbitos transmisores de instituidos socia les que tienen en sus manos la posibilidad de conformar esquem as referenciales plásticos, flexibles, innovadores o esquem as referenciales rígidos, estereotipados y conservadores. Ambas instituciones pueden desarrollar actitudes abiertas a los cambios, a la adquisición de nue vos saberes y nuevas perspectivas, o actitudes de clausura frente a lo nuevo. Considera que el sistema educativo dominante transmite una me todología de pensamiento que se rige por la lógica form al, o sea que opera en términos dicotómicos, disociados, clasificatorios, formales, propios del paradigma de la ciencia clásica, donde se evita la contra dicción dialéctica y se dificulta un pensamiento articulador y contex tuado. Ello constituye, según Pichón Riviére, el mayor obstáculo al conocimiento. Dice: Si analizamos los dos tipos básicos de pensamiento podemos decir que el pensamiento formal está representado por un círculo vicioso, en tanto que el pensamiento dialéctico incluye el salto y la transformación de un emergente en otro a través de sucesivos pasajes de un círculo cerrado a uno abierto41. El pensamiento que se rige por la lógica formal está en la base de las posiciones más dilemáticas, de los prejuicios, los fanatismos, los valores dicotómicos, el racismo. E.R Riviére se opone a ella y propo ne la lógica dialéctica como la apropiada para la comprensión de los fenómenos humanos, ya que implica concebirlos como campos con tensiones, no exentos de conflictos, donde es posible incluir las con tradicciones, los procesos de cambios, a través de una espiral dialéc tica con momentos de cierre y de apertura, con saltos cualitativos de un momento a otro. rectificaciones de actitudes estereotipadas y distorsionadas debido entre otras causas a métodos anticuados de enseñanza mantenidos en vigencia como guardianes de de terminadas ideologías.” 41. Pichón Riviére, E.: (2000) Teoría de vínculo, Buenos Aires, Nueva visión, p. 86. I d f*§li nlityl 4y I Insta 11.11 r al ¡mui i ih i ■ 1.1 t limllc illltl.ili.i de {|U0 la lalllili.i V la esi líela eiaii los ámbitos im lusivos de sm lali/ai 'Ion, es det Ir, (Intuir .e < <m anilla la subjetividad I leí l.mieilie, ambas lian |)eidido su |lesii •km iali/.adoi y han sido rocmplazadas, en gran parte, poi los apíñalos de | (inducción simbólica como son los medios masivos doeonuinli a rlon: la televisión e Internet, de la cual todavía no se pueden medli la- consecuencias. A su conceptualización de los ámbitos psicosocial o individual, ui i a a liad mico o g ru pale institucional, E. Pichón Riviére incorpora el i o m unilario42. A este debemos considerarlo como esa cultura parliculai en la cual el ser humano se constituye. En la Argentina, por ejemplo, no es lo mismo pertenecer a una familia de norteños de ascendem ia boliviana, que haber nacido en laPatagonia, en una familia de aseen delicia galesa. O sea, todos forman la sociedad, todos conforman el I iaís Argentina (para poner una frontera, más o menos discutible, ma ■, 0 menos arbitraria), pero en su comunidad concreta habita una eullu 1 a particular que será la que dejará improntas significativas. Para Pichón Riviére los ám bitos son espacios diferenciadles, peto al mismo tiempo están íntimamente imbricados. Por lo cual, el M i j i to que emerge como individuo (ám bito psicosocial) es un em isario y un portavoz de todos los otros que lo han constituido (sociodinániii o ó grupal, institucional y com unitario) porque estos son los interine diarios de la macroestructura social que devendrá mundo interno o grupo interno. ¿Y cómo la macroestructura social deviene mundo in terno? A través del vínculo. Todas esas tramas vinculares que a través de los ámbitos, como estructuras mediadoras, le brindan múltiples experiencias vinculares, tendrán lógicas de relaciones específicas que irán complejizando el mundo interno, ampliando su visión del mun do y enriqueciendo sus recursos. De toda esta experiencia interacdo nal, el sujeto hará una síntesis personal, particular. Socialización como aprendizaje E. Pichón Riviére concibe el proceso de socialización como ap ira dizaje de la realidad43. Desde esta perspectiva, el ser humano, para so brevivir, debe lograr una cierta adaptación activa a su realidad social, 42. Pichón Riviére, E. y Quiroga A. P.: (1966 [1998]) “La psicología social” en Psicología i/r la vida cotidiana, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 20. 43. Pichón Riviére, E.: (1957 [1997]) “Aplicaciones de la psicoterapia de grupo" en I I proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 75. 50 Gladys Admnaon pero esta, por su condición de moderna, se le presenta fragmentada y exige ser activamente recreada, para poder ser aprehendida. En este proceso activo de fragmentación-recreación de la realidad intervienen tanto un sujeto protagónico como sus procesos cognitivos, afectivos y de acción, como en todo aprendizaje. La estructura de este proceso es triangular: hay un sujeto, un objeto (aspecto o recorte de la realidad a conocer) y un otro social que sostiene, estimulando o desalentando esa relación. E. Pichón Riviére escribe: “...describimos en última instancia al aprendizaje como el proceso de apropiación instrumental de la reali dad para modificarla. Todo aprendizaje es aprendizaje social"44. ¿Y cuál es el producto de este aprendizaje? Considero que es lo que E. Pichón Riviére denomina esquem a referencial. Este se iría confor mando progresivamente a lo largo de todas las experiencias vinculares con la madre, luego en el grupo familiar y a través de la participación en las tramas vinculares de la vida cotidiana. El esquem a referencial se va complejizando a partir de los diferentes roles que se le demandan al sujeto y en las lógicas de interacción con autoridades y compañeros de las diversas organizaciones en las que se incluye progresivamente, así como en los procesos de identificación con ideales o con figuras significativas de estos ámbitos de la comunidad y la cultura. El esque m a referencial es una estructura subjetiva que opera como un sistema de interpretación de la realidad. Lo conforman los modelos de pensar, modelos de sentir, y modelos de hacer (de acción) que constituyen la identidad de cada individuo y que determinan la manera peculiar en que se percibe a sí mismo y qué significación le otorga al mundo en que vive. En palabras de E. Pichón Riviére: Conjunto de experiencias, conocimientos y afectos con los que el individuo piensa y hace45. Previamente había definido al es quema referencial: como conjunto de conocimientos, de acti tudes que cada uno de nosotros tiene en su mente y con el cual trabaja en relación con el mundo y consigo mismo46. Es importante volver a mencionar aquí la caracterización hecha por E.P. Riviére acerca del contexto de nuestro actual momento histó rico, como “moderna organización industrial”. Señala entonces como rasgo esencial el desafío constante que sus procesos de cambio impo nen a sus integrantes. Por lo cual, el esquema referencial individual, * II, 4-1 llihlnm, (1969 (1997]) “Grupo Operativo y modelo dramático”, p. 142. 4'> ll'lUrm, (1960 (1997]) “Técnica de los grupos operativos”, p. 110. II, lhtdnn, (1957 [ 1997]) "Aplicaciones de la psicoterapia de grupo”, p. 80. I a l*si<-nloyja Mili ía! il@ f mh«|Ms Mii huh M iviéie ft1 mi (Iclt'i mliuuln iiioiut'iilo, yo i.i‘ii (lcl)idu .1 sus iiinhii iones y proyei los pinganillos o poique se inodlliiun las condiciones del contexto (l.uiiilliu, inslitudonal o comunilario), entra en contiadici ion con la lealldad. H. Pichón Riviére señala que la primera reacción ante lo une vo es el surgimiento de sentimientos de incertidumbre e inseguridad y el incremento de las ansiedades. Ello promueve lo que denomina Hcsintencia a l cambio, la cual se debe a que “todo orden aceptado y estable, como es natural, quiere sobrevivir”47. Vicisitudes subjetivas del sujeto moderno A E. Pichón Riviére -como ya se señaló- le interesa dar cuenta de los msgos de la subjetividad moderna. La sociedad es analizada en i elación a esta condición de modernidad y la impronta de innovación que la identifica. Toma justamente esta característica de cam bio y 11 aiisíormación de la Modernidad e indaga en su impacto en la subje i ivnlad. La Modernidad para él no es solo un fenómeno de la sociedad o la transformación del mundo como hecho social externo. Para el au lor, el drama de la Modernidad se juega, también, en la interioridad de los sujetos modernos, en su mundo y grupo internos. Así lo describe en su artículo “Engranaje y envoltura”: Cuando el hombre de la calle descubre que el engranaje social en el que se ampara se halla en plena revolución y entiende que las normas fijas sobre las que se desliza plácidamente su vida cotidiana se han modificado, es sacudido por un sentimiento de inseguridad: la inquietud de sentir que el piso cede bajo sus pies. Experimenta entonces una de las enfermedades sociales más significativas de nuestro tiempo: la pérdida de la identidad [...] Una sociedad estable le permite al individuo reconocerse a través de una serie de funciones fijas, que actúan como espejos, dándole un rostro. Pero hoy esos espejos, como los de un sinies tro parque de diversiones, devuelven una imagen distorsionada e irreconocible. La confusión de roles sociales, que atañe tanto al hombre como a la mujer, la quiebra de estereotipos de pensa miento y conducta, la incertidumbre acerca de un destino im previsible, desembocan en una situación crítica y angustiante que exige ser esclarecida48. 47. Pichón Riviére, E. (1946 [1971]) “Qué es el psicoanálisis” en Del psicoanálisis n l,¡ psicología social. Tomo II, Buenos Aires, Editorial Galerna, p. 71. 41!. Pichón Riviére, E. yQuirogaA. R: (1966 [1998]) "Engranaje y envoltura” en Psicologhi de la vida cotidiana, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 38. ( llmiyrt Adnmson5? ¿Por qué el cambio en el esquema referencial habría de ser un pro ceso complejo? Hay una crisis subjetiva que va más allá del cambio de un simple modo de pensar. El esquema referencial compromete la identidad y el sistema de interpretación de la realidad. Cambiarlo significa también modificar un cierto posicionamiento subjetivo respecto de los otros, de las tramas vinculares que nos dieron origen, acerca del mundo, de figuras idealizadas, de los valores, respecto de ese m agm a de signifi caciones sociales del cual habla Castoriadis49. Una de las vicisitudes subjetivas frente al cambio social es el surgimiento de los dos miedos básicos: miedo a la pérdida de las estructuras referenciales anteriores y m iedo al ataque de la nueva situación50. E. Pichón Riviére plantea que la crisis puede dar lugar a un cambio o ser la antesala de una rigidización de lo previo. De la crisis se puede avanzar o se puede retroceder, reforzando las viejas pautas. Crisis es ese momento en el cual uno ya no confía en los referentes que posee, pero no ha podido construir aún aquellos que van a sostener un nuevo posicionamiento subjetivo frente a la realidad y a los otros. El proceso de reestructuración del esquema referencial es costoso. Puede impli car, según E. Pichón Riviére, una regresión a modelos y esquemas de acción anteriores, entre otras vicisitudes. Las reacciones emociona les durante la crisis tienen que ver con la pérdida de una percepción global de la situación por parte del sujeto, un deslizamiento de anti guos fantasmas sobre los vínculos actuales, la pérdida de su ubica ción como sujeto y con ello la imposibilidad de “elaborar estrategias y tácticas mediante las cuales intervenir en las situaciones (proyecto de vida) provocando transformaciones”51. Las reacciones emociona les de angustia, confusión, vivencia de desinstrumentación frente a la nueva realidad, son la contracara de todo desafío de cambio. Hay una predisposición a que se activen los mecanismos defensivos provocan do disociaciones polares, contradicciones dilemáticas, a ubicar tanto lo peligroso como lo idealizado en sectores opuestos de la realidad, y una tendencia a la retracción o inhibición que impide, aunque sea momentáneamente, un posicionamiento transformador. La convergencia conceptual de los desarrollos de E. Pichón Riviére en tres de sus artículos - “Una nueva problemática para la psiquiatría”, * I ■19. Castoriadis, C. (1984 [1988]) "Lo imaginario: la creación en el dominio histórico '."i ííil” en Los dominios del hombre: las encrucijadas del laberinto, Barcelona, Gedisa I dltorinl, p. 72. .o Pichón Riviére, E. (con la colaboración de A. Bauleo) (1964 [1997]) “La noción de i*ii i■.i en psiquiatría” en El Proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 33. M Ihühim. p. 33. I sj C a li uluglM *itM lal i l s t liM i|ils l'li I i i i i i U li/lé ie l lint Iimii i.i de la fiili i mcil.uI"'•*' y "1.a unción de tarea en psiquiatría" (f.iilin cu cnlaboiaiiúii con A. Bauleo) permite sistematizar una ■ i ui iu i.i habitual y universal que acontece al ser humano en toda .iiii.ii mu de cambio estruclm <1 • • Todo cambio parte de una situación desencadenante: puede ser una pérdida, un duelo, o algo deseado como un casamiento o el nacimiento de un hijo. La misma palabra desencadenante de nuncia que se desmembró algo que estaba articulado, quedando los eslabones sueltos. • 1.a realidad percibida por el sujeto pierde su coherencia y esa es tructura subjetiva que le correspondía, el esquem a referencial se desestructura, se fragmenta. • El sujeto que hasta ese momento mantenía una relativa adap tación activa a su medio es impactado por lo nuevo, y no puede evitar experimentarlo como una pérdida. Aunque el cambio sea algo deseado, por ejemplo, emigrar a otro país para estudiar. • La nueva situación promueve el surgimiento y la intensificación de los miedos básicos (m iedo a la pérdida y m iedo al ataqué), lo que provoca una momentánea inhibición como defensa y una re sistencia a l cam bio. Proyecto y resistencia a l cam bio se agudizan. Son exigencias con signo opuesto y creadoras de tensión. Pueden también ponerse en marcha mecanismos de postergación. Hay frases del acervo popular que lo metaforizan: “Hay que desensi llar hasta que aclare”, “Mejor pájaro en mano que den volando”, “Mejor diablo conocido que ángel por conocer”. • Surge entonces una regresión que hace que revivan viejos fan tasmas. La regresión es interpretada por E. Pichón Riviére como un mecanismo que intenta buscar instrumentos que en algún momento de la historia personal fueron operativos para resol ver cierta situación de cambio significativa. El objetivo del sujeto es siempre recuperar una adaptación activa a la realidad. Aun que esta aspiración fracase, para el autor, siempre está presente como tal. • Si el sujeto se mantiene abierto y en comunicación con su en torno social y vincular, luego de un tiempo logrará reestructurar su esquem a referencial incluyendo a la nueva situación. Esta re estructuración se produce a partir de una praxis. La praxis es lo único que restablece la relación dialéctica entre representación y realidad. 52 52. Ibídem, (1970 [1997]) p. 173. Ulailyt Adtinmon54 Aquí es cuando se vuelve fundamental el sostén vincular del sujeto en crisis y la legitimación por parte de un otro social de la situación de desafío que implica el cambio. En este sentido, el ám bito grupal (sociodinámico) es invalorable, ya que en la circulación de la comunicación grupal los diferentes esquemas referenciales de los integrantes del grupo le van dando diversas significaciones a lo nuevo, y ello facilita la apropiación de categorías simbólicas que lo tornan aprehensible y permite un reposicionamiento sub jetivo frente al desafío, con la percepción de adquisición de nuevos instrumentos para abordarlo. Un ejemplo es lo que ocurre en los grupos que trabajan con desocupados. Los integrantes del grupo, en un primer momento se identifican con el fracaso, la culpa y la inermidad; pero, a partir de lograr una estructuración de los víncu los grupales, la interacción, la comunicación y el intercambio les permiten visualizar que la problemática no es solo individual, sino que también corresponde al contexto. La tarea que emprenden en torno a la creatividad y capacidad de resignificación del grupo po sibilita no solo reafirmar el propio proyecto de sus integrantes, sino también imaginar salidas y soluciones que eran impensables antes de la crisis. El sostén vincular aparece como la apoyatura necesaria para superar ese momento de desestructuración del esquema re- ferencial personal y superar la tendencia a la clausura que puede desencadenarse por el cambio. Si el cambio se torna posible y el sujeto logra una visión más o me nos integrada de la situación que enfrenta, y percibe que se encuentra recuperando una cierta capacidad de instrumentación, su ansiedad disminuye y ello le permite retomar una relación dialéctica, mutua mente transformante con sus vínculos y el mundo, preservando así su proyecto vital. La reestructuración del esquema referencial, en una adaptación activa a la nueva situación, significa recuperar: • • Una percepción global de los elementos en juego. • La posibilidad de accionar sobre la realidad. • La superación de la disociación del pensar, sentir y hacer. • Un nuevo contacto con la realidad con ajuste perceptivo, o sea, la superación de una posición básicamente fantasmática. • El logro de un posicionamiento como sujeto y dejar de ser el ob jeto de los avatares del destino o del azar (superar el no sé quién soy ni dónde estoy). • I ,a elaboración de estrategias, al vislumbrar otra vez un proyecto de vida. i a l*s in ility ia ñni ial >le f in i i | i ie Pii hurí Nlvisi • tliui InU'i if'hu irin ilitilét tira con t• *l mundo. • El otro, mirvaimMiU* como alguien diferente y no teñido de fan tasmas y temores'1. 5. Concepción de salud En la concepción de salud de E. Pichón Riviére las nociones de adaptación activa a la realidad y aprendizaje están indisolublemente ligadas. En el libro Teoría del vínculo toma en consideración a las neu rosis como trastornos del aprendizaje. Dice E. Pichón Riviére: “Tomas French y Franz Alexander consideraron en forma sistemática el aná lisis del trastorno del aprendizaje. Ellos plantearon la neurosis como una dificultad o una inhibición del aprendizaje”54. En su artículo, “Una nueva problemática para la psiquiatría”, es cribe: El sujeto sano, en la medida que aprehende el objeto y lo trans forma, se modifica también a sí mismo. [...] La salud mental consiste en este proceso en el que se realiza un aprendizaje de la realidad a través del enfrentamiento, manejo y solución inte- gradora de los conflictos55. Describe al sujeto en una relación dialéctica con el mundo donde, ni transformarlo para satisfacer sus necesidades, produce simultá- i íeamente una transformación de su propia subjetividad. Si esta espi- i ni dialéctica no se estanca y se mantiene activa, creadora, ese sujeto preservará un sendero saludable de contradicciones vitales, de creci miento y aprendizaje. Por el contrario, si dicha espiral se estereotipa V se torna repetitiva, caracterizará esta instancia como adaptación pasiva a la realidad, designando con ello una situación circular de 'i i Ibídem, p. 35: “El sujeto aparecería con una 'percepción global’ de los elementos en juego, con la posibilidad de manipuleo sobre ellos y con un contacto con la realidad en el cual, por un lado, le es accesible el ajuste perceptivo, es decir, su ubicación como . 111 uto, y por el otro lado puede elaborar estrategias y tácticas mediante las cuales inter- vmiir en las situaciones (proyecto de vida) provocando transformaciones. Estas modifi- i arán a su vez la situación, nueva entonces para el sujeto, con lo cual comienza otra vez fl proceso (modelo déla espiral)”. • I Pichón Riviére, E.: (1956-57 [2000]) "Vínculo y terapia psicoanalítica” en Teoría de ['lucido, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 124. v . Pichón Riviére, E.: (1967 [1977]) “Una nueva problemática para la psiquiatría” en La iniifuiatría, una nueva problemática, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 337. t ilsdyg Aclam&cm reiteración y empobrecimiento. En palabras de E. Pichón Riviére: “Re formulo el par conceptual vigente en psiquiatría: salud y enfermedad, en términos de adaptación
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