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UNIVERSIDAD DEL VALLE DE MÉXICO Materia: Ontología de la educación Actividad 2. Narración: La concepción del hombre detrás de una propuesta educativa Alma Claire García Basilio Docente: Dr. Jaime Adolfo González Espinoza 17 de septiembre del 2021. Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho. Paulo Freire. Introducción La siguiente narración brindará al lector una perspectiva de la concepción del hombre a ojos de la autora, la visión sobre las necesidades educativas de los sujetos con los que la autora realiza la tarea educativa, una mirada de él orden social en el que se desenvuelven estos sujetos y la la relación entre estos tres elementos Perspectiva de la concepción del hombre A mis escasos 28 años, considero que el ser humano es un ser biopsicosocial, esto quiere decir que hay más de un conjunto de aspectos que lo conforman, como lo veremos a continuación. Primeramente está la parte biológica del ser humano, con necesidades biológicas de un animal racional, y estructuras cerebrales; Redolar (2014) explica que el sistema nervioso central lo hace capaz del pensamiento abstracto, del lenguaje, pensamiento, de tener una representación mental y una explicación del mundo. Gracias a esto también podemos decir que el ser humano es un ser psicológico ya que como lo explica Darwin (1872, citado en Choliz, 1995), en su obra titulada “La expresión de las emociones de los animales y en el hombre”, las cualidades afectivas están presentes en el individuo desde el nacimiento, por ende este no puede renunciar a su parte biológica ni psicológica. Respecto a lo social, el ser humano no puede renunciar a su sentido de pertenencia, la mayoría de aprendizajes los obtendrá de su interacción con el medio, tal cual lo explica Bandura (1978) en su obra Teoría del Aprendizaje Social, en donde retoma que las conductas positivas o negativas que se desarrollen en la primera infancia del menor, dependerán del medio social y los elementos que se incorporen en el infante, podrán moldearse de acuerdo al contexto. Una vez de haber explicado mi concepción del ser humano, surgen en mi la siguientes interrogantes: ¿Qué sería del ser humano sin sus pensamientos? ¿Puede alguien, o algo, quitarle al ser humano su categoría de humano? Freire (citado en Álvarez 2005) hace una reflexión sobre el analfabetismo y la deshumanización, en donde nos explica que el primero es resultado de lo segundo, y es que el mundo actual se guía por cifras estadísticas, no somos más que números, dentro del proceso educativo muchas de estas cifras se centran más en el número de desertores, calificaciones, número de personas aprobadas, y olvidamos el punto central de la educación, para Freire, el analfabetismo es la representación concreta objetiva del mundo de la opresión y del mundo deshumanizado, ya que este no es solo el reflejo de que una persona no sepa leer ni escribir, sino el reflejo de falta de oportunidades, de una educación que no ha considerado las necesidades de los educandos. Sin educación, no hay humanización, ni progreso; sin acceso a las oportunidades educativas y a la reflexión, no podemos llamarnos humanos, porque aunque tengamos procesos cognitivos para pensar y razonar, nada de esto sirve si el sistema social y político no garantiza la igualdad de oportunidades a todas las clases sociales, creo firmemente que si no ayudamos a los demás a la construcción del aprendizaje y garantizamos la educación a los individuos, no podemos llamarnos humanos. Por esta razón, los docentes tenemos la obligación de considerar las necesidades de nuestros alumnos, y adaptar nuestras estrategias de aprendizaje, planeaciones y recursos a sus propias necesidades, ya que si el sistema social no cumple con esta función, al menos nosotros deberíamos hacer lo que está en nuestras manos para subsanar esta situación. Esto me lleva a recordar la última vez que estuve como docente en una escuela rural, siendo maestra de 5to grado de primaria, con alumnos de aproximadamente 10-11 años de edad, y con un contexto social precario, hijos de padres ausentes y madres muy jóvenes. Mis educandos, eran el reflejo de esa sociedad empobrecida, en donde a causa del ambiente social tan hostil, habían desarrollado pocas habilidades sociales para interactuar con su mismo grupo de compañeros, yo como maestra novata, llegue a imponer mis actividades, mi forma de trabajo y evaluación, cual conquistadora, y al pasar de los días y no ver resultados, y sentir la pesadez del trabajo, la falta de actitud, de cooperación y el rechazo por mis alumnos me di cuenta que algo debía hacer. De esta manera, tuve que dejar el ego de docente y quitarme la idea de que yo lo sabía todo, y comenzar a preguntarme, ¿Qué estoy haciendo mal?, ¿Qué necesitan aprender? ¿Cuáles son las necesidades educativas de estos alumnos?, ¿Qué quieren aprender?. Al comenzar a cuestionarme esto, descubrí que la primer necesidad de mis alumnos no era aprender conceptos, números o memorizar capitales del mundo; lo que mis alumnos necesitaban era sentirse escuchados, realizar actividades formativas que los ayudarán a entender que muchas de las cuestiones sociales por las que estaban pasando no eran culpa suya, también se necesitaba trabajar con ellos de alguna manera en donde pudiéramos mejorar la interacción grupal, habilidades sociales, empatía, apertura sobre el conocimiento y un cambio de percepción sobre lo que es bueno y malo. Si bien, es cierto que yo no pude cambiar su contexto ni hacer nada para mejorar a su comunidad, puede trabajar con ellos para que reflexionaran y cayeran en cuenta de que ellos podían ser agentes de cambio, que el respeto por la vida de los animales, de su ambiente y de la libertad de pensamiento era algo que podían hacer, además de ayudarles a entender que para aprender no era necesario permanecer en una banca horas, sino que el aprendizaje podría construirse a partir de actividades y juegos y que yo, como docente no era la que tenía todo el conocimiento, sino que aprendía también de ellos, la empatía fue pieza clave. Como docentes es muy difícil de entender que no somos los únicos emisores del conocimiento, debemos mostrar flexibilidad y apertura para nuevas propuestas y considerar siempre el entorno de nuestros alumnos, porque una cosa es la que yo como docente creo que mi alumno necesita aprender y otra es la que él en realidad necesita. Frecuentemente la educación formal y el sistema educativo se centra solo en números y en cifras, (que si bien es importante, no lo es todo), de nada sirve educar alumnos con calificaciones sobresalientes y que no sepan ubicar sus emociones, sentimientos, ni tener interacciones sanas. A veces se nos olvida que estamos educando ciudadanos de este mundo, y que si no los preparamos para enfrentar el mundo globalizado ni las carencias de este, solo vamos a tener alumnos frustrados que no exploren su creatividad y sean pequeños robots que vayan por la vida sin reflexionar sobre cuál es su papel en el mundo y que pueden hacer para mejorar. Conclusión Esta actividad me ha llevado a la reflexión y a la introspección sobre ¿Cuál es el fin de la educación? ¿Qué necesitan aprender los educandos? ¿Cuál es es mi propósito como docente?. Es importante que la educación vaya encaminada a pensamientos críticos y reflexivos, que de oportunidad a los más desfavorecidos, que sea inclusiva, que brinde las herramientas para poder mejorar, ya que sin educación y sin aprendizaje, los educandos que ahora formamos no serán más que seres sin herramientas para defenderse de esta sociedad deshumanizada y no podrían ejercer derechos o exigir un mundo mejor. Todos merecen recibir una educación de calidad, tener aprendizajes significativos y estudiar en espacios adecuados a sus capacidades; es un trabajo arduo, pero debe y puede llevarse a cabo, no solo con bonitos discursos si no en la práctica educativay social, en el ser y el hacer está la diferencia. Nosotros propiciamos el cambio, nosotros somos el cambio. Debemos recordar que la educación es la base para acceder a la libertad y crear una sociedad más justa, y por ende debemos guiar nuestra práctica pedagógica con fundamentos filosóficos para hacer más consciente el proceso educativo y ser más honestos con nosotros mismos y con nuestro actuar. Referencias Álvarez Cervantes, L. (2005). La ontología de lo humano del primer Freire. Editorial Miguel Ángel Porrúa. Recuperado en: https://elibro.net/es/ereader/uvm/75188?page=48 Bandura, A. (1978). Teoría del Aprendizaje Social. Madrid: Espasa. Chóliz, M. (1995). La expresión de las emociones en la obra de Darwin. Departamento de Psicología Básica de la Universidad de Valencia, 2-11. Recuperado de https://www.uv.es/=choliz/ExpresionEmocionesDarwin.pdf Redolar Ripoll, D. (2014). Neuropsicología. Editorial UOC. Recuperado en : https://elibro.net/es/ereader/uvm/57586?page=28 https://elibro.net/es/ereader/uvm/75188?page=48 https://www.uv.es/=choliz/ExpresionEmocionesDarwin.pdf https://elibro.net/es/ereader/uvm/57586?page=28
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