Logo Studenta

Arquitectura-integrada-al-Lago-de-Chalco

Vista previa del material en texto

Alvaro Lara Cruz
Arq. José Ángel Campos Salgado
Arq. Liliana Trápaga DelfÍn
Arq. Francisco Hernández Spínola
SINODALES
Tesis que para obtener el Título de Arquitecto presenta:
Facultad de Arquitectura
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNÓMA DE MÉXICO
ARQUITECTURA
INTEGRADA 
LAGO CHALCO
AL
DE
Ciudad Universitaria
FEBRERO 2012
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
3
H
E
C H O E
N
E
L
 C E T
T
O
AGRADECIMIENTOS 
 1.- Introducción
 3.- Prólogo
 5.- Fundamentación 
 7.- Planteamiento Arquitectónico 
CAPÍTULO I 
Historia (investigación)........................................9 
 10.- Historia (cuenca de México) 
 15.- Primeros asentamientos humanos 
 17.- Posclásico Aztecas
 19.- Abasto de agua 
 21.- Época colonial 
 23.- México independiente 
 29.- Inundaciones actuales 
I.I:Problemática actual de los lagos.....................31 
 32.- Lago de Texcoco
 33.- Lago de Xochimilco 
 34.- Lago de Chalco 
I.II: Desecación del lago de Chalco.....................35 
 36.-Periodo 1800-2000
I.III: Planos oficiales del sitio...............................43
 44.- Sitio Tláhuac – Chalco 
 45.-Plano de uso de suelo
 46.-Montañas Principales Cuenca de México
 48.-Planos de equipamiento de sitio
 50.-Niveles freaticos de la cuenca de la cd. Mex. 
 52.-Condiciones climatologicas (vientos)
I.IV: Análisis de sitio............................................53 
 54.-Tláhuac - Chalco 
 59.-Centro culturales Tláhuac
CAPÍTULO II 
Proyectos análogos.............................................61 
 62.-Parques análogos 
 68.-Ciudades análogas 
CAPÍTULO III 
Propuesta general...............................................69 
 70.-Relacion proyecto-sitio 
 71.-Concepto de diseño urbano ÍNDICE
 72.- Propuesta del sitio elegido (vistas)
CAPÍTULO IV 
Soluciones Urbanas al Proyecto........................73 
 77.-Esquema general 
 78- Reutilizaqción de canales 
 80.-Propuesta de dique
 82.-Propuesta de accesos y transporte al sitio
CAPÍTULO V 
Descripción del Proyecto Arquitectónico.........83
 84.-Programa Arquityectónico
CAPÍTULO VI
Criterios Ténicos................................................86
 87.-Aprovechamiento de agua de lluvia
 88.-Proceso de reciclaje de agua de inodoro
 89.-Proceso de reuso de agua jabonosa
 90.-Proceso de tratamiento y reuso de agua 
CAPÍTULO VII
Vistas...................................................................92
CONCLUSIONES............................................108
BIBIOGRAFÍA................................................110
 
1INTRODUCCIÓN
El 30 por ciento del agua que consume la Ciudad de México tiene que ser importado de las cuencas de Le-
rma y Cutzamala, donde ha provocado uno de los más graves desastres ecológicos de la República M exi-
cana . El resto, 70 por ciento, proviene de los acuíferos locales, la mitad de los cuales está sobreexplotada, 
lo que ocasiona en algunas partes de la ciudad los hundimientos que conocemos. Y sin embargo, a pesar de 
que el agua no alcanza, la seguimos expulsando por el drenaje, bajo riesgo de morir ahogados. Tenemos 
dos problemas: la falta de agua y el exceso de agua. Con respecto del primero debemos, desde luego, 
reducir las fugas y cobrar el agua. Perdemos alrededor de 40 por ciento del líquido que captamos y trans-
portamos, y pagamos sólo 3 pesos por metro cúbico de agua, cuando el costo real del agua –lo que cuesta 
sacarla del subsuelo, transportarla, potabilizarla, distribuirla, administrarla, desalojarla– es una cifra tres 
veces más alta. Pero la solución de fondo no sólo para la falta, sino también para el exceso de agua– puede 
ser otra: rescatar los lagos. Una respuesta radical al problema del agua, que está centrada en el rescate de 
los lagos del valle de México. Los lagos formarían un sistema de regulación para evitar las inundaciones 
en la Ciudad de México; servirían para abastecer de agua potable a la capital, sin recurrir a otras cuencas; 
reciclarían las aguas usadas para el campo y la industria; mejorarían, con su humedad, la calidad del aire 
de la capital; detendrían el hundimiento del suelo de la ciudad, al hacer innecesaria la extracción del agua 
de los mantos freáticos. A todos los mueve una idea muy sencilla: aprovechar las inundaciones para com-
batir la escasez de agua –captar el agua en los lagos, como hace cinco siglos, en lugar de expulsarla por 
el drenaje. La reflexión es hacia dónde va la arquitectura y el urbanismo en las próximas décadas. Cuales 
serán los patrones arquitectónicos que darán forma a las ciudades del siglo XXI. Pensando en proyectos 
que marcan tendencias del urbanismo y la arquitectura, coincidimos en proyectos que apuntan hacía una 
dirección única, la ciudad en crisis. Sin ningún ánimo alarmista, estamos hablando de un urbanismo difícil 
de definir, pero fácil de caracterizar. Si observamos con detención las problemáticas más recurrentes en 
los proyectos urbanos contemporáneos, estos se están centrado en los problemas de la ciudad en constante 
transformación, la ciudad ex-urbana o ciudad periférica, la ciudad congestionada, la ciudad no planificada, 
la ciudad devastada o abandonada, la ciudad que necesita afrontar nuevos retos derivados de las compleji-
dades de un mundo globalizado.
 
3PRÓLOGO
La metodología seguida para la elaboración de este documento es fundamentar primero la importancia de 
los lagos que han tenido en la historia de la cuenca de México y que repercusiones tendría en la zona de 
Chalco el perder el cuerpo de agua aun existente, analizando el sitio en la actualidad, con sus problemas 
actuales, el sobre crecimiento desbordado y sin control de la mancha urbana, como primera etapa de inves-
tigación. 
Propiciar la inclusión social de las poblaciones aledañas al generar un espacio público con una oferta 
variada para la expresión, el disfrute cultural y las actividades al aire libre. Por medio de las actividades 
de recreación que practica la población urbana, especialmente los jóvenes, y con la finalidad de fortalecer 
sus capacidades físicas y fomentar una mejor utilización de su tiempo libre, el Proyecto se crea para que 
la comunidad se apropie de él y, en consecuencia, coadyuvar al bienestar social de los vecinos de la zona. 
Para ello se contará con: Actividades urbanas al aire libre: exposiciones libres, recorridos para bicicletas y 
recorridos acuáticos, caminatas y otros.
En la parte del medio de transporte que existe en la actualidad, proponer varias vías de solución ( ferris, 
bicicletas, autopista con carriles para peatones y bicletas) tomando en cuenta lo ya existente: autobuses y 
microbuses que no cuentan con un paradero oficial (actualmente dicho paradero esta en construcción), con 
lo que ese esta realizando como es la línea 12 del metro que terminara a un lado del centro de la delegación 
de Tlahuac y lo que esta como proyecto a futuro como el tren suburbano que pasara a un lado de Valle de 
Chalco. Haciendo reuso de los viejos canales que aun existe en la zona y que conectan los cuerpos de agua 
que quedaron del antiguo lago de la ciudad de México.
Crear una interrelación entre las personas y el lago, como ocurría con los primeros asentamientos en la 
zona antes de la llegada de los españoles, realizando un proyectoen una parte del lago, que establezca un 
relación de identidad y propiedad de la gente que vive en la zona del valle de Chalco y Tláhuac. Como lo es 
un edificio en el cual puedan ellos tener un pequeño lugar de exhibición de las piezas arqueológicas con las 
que cuentan y tener un lugar en donde se pueda exhibir toda la variedad de artesanías que se realizan en la 
zona, teniendo la opción que también se puedan realizar exposiciones flotantes de lugares y cosas ajenas al 
sitio. El edificio de auditorio múltiple es para el complemento del lugar ya que no se cuenta con unas sala 
de concierto, auditorio, teatro, etc., en Tláhuac o Chalco.
Se desarrollará en todo el parque con los árboles existentes y nuevas siembras de flora propia de la zona. 
Hará un rescate de las plantas tradicionales, plantas hospederas y de la fauna existente aun en el sitio. El 
Proyecto intenta formar parte del un Sistema Urbano Ambiental que une las grandes poblaciones de Tláhuac 
y Chalco que cuentan ya con una escala metropolitana media, con los espacios verdes urbanos como los 
pequeños parques en áreas residenciales, los parques de la ciudad y la arborización en vías, favoreciendo 
el tránsito de la fauna y fortaleciendo la trama verde urbana. Habrá espacios con actividades específicas.
 
5FUNDAMENTACIÓN
El nacimiento de un nuevo lago en mil 500 hectáreas de tierra en Valle de Chalco y Tláhuac propiciará en 
los próximos cinco años el desalojo de más de 120 mil habitantes, los cuales se encuentran asentados en 12 
colonias que se ubican en la parte más baja de la zona, o de lo contrario las pérdidas humanas y materiales 
pueden ser catastróficas por una gran inundación, el nuevo cuerpo de agua tiene su origen en el hundimiento 
del suelo ocasionado a partir de la entrada en funcionamiento de 14 pozos construidos a principios de los 
80. Es la batería de pozos denominada Sistema Mixquic-Santa Catarina, localizada a 400 metros de profun-
didad. La magnitud del problema es mucho mayor que el que se vive en la parte oriente de este municipio 
con la fisura del río de La Compañía. Hace tres años, los científicos del Centro de Geociencias de la UNAM, 
Dalia del Carmen Ortiz y Adrián Ortega, lo hicieron del conocimiento de las autoridades y recomendaron 
aquilatar los costos de realizar obras hidráulicas o reubicar a los habitantes. Pese al tiempo transcurrido, 
ninguna de las dos alternativas ha sido tomada en cuenta, y es que en esa área el hundimiento del suelo 
se acrecienta y ocasiona el nacimiento del lago. El estudio revela que debido al hundimiento del suelo las 
fracturas en el canal de La Compañía serán más frecuentes por los grandes volúmenes de agua que arrastra.
Las colonias que se verán afectadas en los próximos cinco años son las ubicadas en Valle de Chalco: Améri-
cas I y II, María Isabel, Niños Héroes I y II, Alfredo Baranda y las secciones 1 a 4 de San Miguel Xico y 
las que se encuentran en la parte oriente de Tláhuac: La Habana y San José. De esta última demarcación 
la afectación ocurre en alrededor de 25 hectáreas. El hundimiento en esta parte alcanza una amplia zonas 
de Tláhuac y Valle de Chalco en peligro de inundarse por el hundimiento del suelo se encuentran hoy a 12 
metros por debajo del nivel original del terreno, es la parte occidental de Valle de Chalco.
La extracción del agua causó una transformación radical del suelo en las últimas dos décadas “con profun-
das implicaciones sociales y económicas asociadas al riesgo progresivo de subsidencia e inundaciones”. 
Las autoridades nunca hicieron caso y la zona se poblo mas “Los hundimientos son de hasta 40 centímet-
ros por año en el centro de la planicie de Chalco y se estima que para 2015 serán de 15 metros”. Una vez 
que inició el bombeo de esos pozos, a mitad de los 80, vino la deformación vertical del terreno y con ello 
hundimientos de hasta dos metros. En el estudio entregado hace tres años se anotaba: “las predicciones nu-
méricas estiman que para 2000 y 2020 los hundimientos totales serán de 11 y 15 metros”. Estos últimos, se 
prevé, se acumulen en cinco años. A raíz de la entrada en operación de los 14 pozos se identificaron las áreas 
susceptibles de ser inundadas y se elaboró un mapa de peligros y estimaciones hasta el 2015. Las prediccio-
nes se han ido cumpliendo una a una. Ese nuevo lago de Chalco, según el mismo estudio, ocupará alrededor 
de mil 500 hectáreas en esos suelos de Valle de Chalco y Tláhuac, con lo que “haría la zona urbana de mayor 
vulnerabilidad a las inundaciones”. Se sugiere “considerar programas de mantenimiento y observación per-
manente en todos los canales”. Lo sabían A fines de los 80 las autoridades federales, estatales y municipales 
sabían que el suelo de Valle de Chaco era inhabitable. La solución es el reacomodo de miles de habitantes 
que se encuentran donde nace el nuevo lago, además del análisis y mejoramiento del suelo, incluso, desde 
la Sierra Nevada, pues la erosión impide el paso del agua. El ducto subterráneo en el que trabaja la Conagua 
sólo representa una acción parcial; el hundimiento del suelo y las inundaciones seguirán.
7
PLANTEAMIENTO
ARQUITECTÓNICO
Promover el proyecto hacia una inclusión social y un espacio de integración cultural que, por medio de las 
acciones que impulse y las oportunidades de capacitación que ofrezca, contribuya al mejoramiento ambi-
ental así como al desarrollo económico y social de las comunidades aledañas.
Abre espacios de acceso a la cultura en todas sus manifestaciones: teatro, danza urbana y , música, arte, 
entre otros. Este proyecto tiene como una de sus metas aumentar la participación de las comunidades 
aledañas en la vida cultural del país. A la vez, ofrece diversas oportunidades de capacitación a nivel técnico 
en las artes. Contempla los siguientes espacios: sede para eventos musicales, obra de teatro, exposiciones 
del sitio y flotantes y galerías al aire libre, entre otras cosas
Ser un proyecto comprometido con el desarrollo del lago, con la sostenibilidad del sitio y la gestión efectiva 
de fondos, ser reconocida como un motor para revitalizar la calidad de vida de las comunidades locales. 
Aumentar la participación de las comunidades aledañas en la vida cultural del país y la oferta de espe-
ctáculos, talleres y formación artística. Aumentar la infraestructura y los programas que ofrezcan a la 
población aledaña y en especial a la niñez y juventud oportunidades de utilización de su tiempo libre en 
espacios seguros y constructivos, de esparcimiento, recreación y capacitación. Fomentar una cultura de 
respeto y aprecio por la naturaleza y por las prácticas urbanas ambientalmente sostenibles. Fomentar el 
potencial de generación de empleo y crecimiento económico del sector creativo, con un énfasis en arte y 
creación con base en las tecnologías de información y comunicación, Desarrollar un modelo de gestión del 
complejo que incluya actividades comerciales productivas sustentables que aporten a la sostenibilidad de 
la población de Tlahuac.
9CAPITULO I
historia
CAPÍTULO I
10
Figura 1
HISTORIA
Las cuencas son las concavidades que la naturaleza ha creado la superficie de las tierras me-
diante las fuerzas tectónicas, la fuerza del agua y sus corrientes, los tipos de suelos, y la veg-
etación. Las cuencas pueden extenderse desde algunos kilómetros cuadrados hasta por cientos 
o miles.
Son los receptores de agua en la tierra, captadores, algo así como embudos, tanto en la su-
perficie de la tierra como en el subsuelo. La topografía de la tierra generalmente delimita las 
cuencas. Las montañas en sus partes más altas, en sus vértices, en los parteaguas, determinan 
el escurrimiento del agua de lluvia, nieve o deshielo hacia un lado o hacia otro. En su escur-
rir o drenar, el agua forma ríos, arroyos, lagos y lagunas tanto en la superficie como bajo el 
suelo. El agua que escurre en un río es captada en un área determinada, por lo general por la 
conformación del relieve. A esta área se le llama cuenca hidrológica. Asu vez, las cuencas 
hidrológicas se agrupan en regiones hidrológicas. En este mapa se presenta la división del país 
en cuencas hidrológicas, indicando mediante colores la abundancia de agua en cada cuenca. Se 
ilustran en color rojo, las localidades con más de 500 mil habitantes hasta 1995, y en líneas de 
color azul los ríos más caudalosos del país. Observe la relación entre los principales ríos y el 
nivel de escurrimiento superficial de la cuenca que ellos atraviesan. Las zonas representadas 
en color verde más claro tienen poca agua, y las más oscuras, la tienen en mayor cantidad. Los 
estados de Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Chiapas, ubicados en las cuencas más húmedas, tienen 
un escurrimiento superficial mayor a los 10 mil litros por persona al año. En cambio, estados 
como Baja California, Baja California Sur o Coahuila tienen un escurrimiento superficial di-
sponible no mayor a los 200 litros
El medio abiótico
Rodeada de un círculo de montañas, la cuenca de México, a mas de 2 mil m de altitud, debe 
su configuración a fenómenos tectónicos y volcánicos recientes, en particular la formación del 
eje neovolcánico, al final del terciario y al principio del cuaternario. Es en esta época que se el-
evaron, al este, el Popocatpetl (5 452 m) y el Iztaccihuatl (5 286 m); al sur, el Ajusco (3 930 m); 
al oeste, la sierra de Las Cruces, las de Tepotzotlan, de Monte Alto y de Monte Bajo, así como el 
Cerro de Sincoque. Al norte, el relieve es menos abrupto y el nivel se eleva gradualmente, para 
culminar al noreste por los montes de Pachuca. El conjunto de la cuenca cubre, si uno toma en 
cuenta la línea que comparten las aguas, 9 600 Km. cuadrados. Las aguas de muchos ríos fueron 
tomados de esta cuenca y se fueron acumulando al fondo de una larga cuenca. 
La cuenca de México es una unidad hidrológica cerrada (aunque actualmente drenada en forma 
artificial) de aproximadamente 7 000 km2 (Figura 1). Su parte más baja, una planicie lacustre, 
tiene una elevación de 2 240 m sobre el nivel del mar. En tiempos muy remotos tuvo desagüe 
natural al río balsas. Sin embargo, la actividad geológica que dio origen a la serranía del Ajusco 
cerró la cuenca por el sur y contribuyó a la formación de los lagos de Anahuac. La cuenca se 
encuentra rodeada en tres de sus lados por una magnífica sucesión de sierras volcánicas de más 
de 3 500 m de altitud (El Ajusco hacia el sur, la Sierra Nevada hacia el oriente y la Sierra de 
las Cruces hacia el poniente). Hacia el norte se encuentra, limitada por una sucesión de sierras 
y cerros de poca elevación (Los Pitos, Tepotzotlán, Patlachique, Santa Catarina, y otros). Los 
picos más altos (Popocatépetl e Iztaccíhuatl, con una altitud de 5 465 y 5 230 m sobre el nivel 
del mar respectivamente) se encuentran al sureste de la cuenca. Varios otros picos alcanzan 
elevaciones cercanas a los 4 000 m. Estas montañas periféricas representan un límite físico 
importante a la expansión de la mancha urbana. Geológicamente, la cuenca se encuentra dentro 
del Eje Volcánico Transversal, una formación del Terciario tardío, de 20 a 70 Km. de ancho, 
que atraviesa la República Mexicana desde el Pacífico hasta el Atlántico aproximadamente en 
una dirección este-oeste. Tanto por la cercanía y conexión directa de la cuenca con la fosa del 
Pacífico como por la existencia de numerosas fallas a lo largo del Eje Volcánico Transversal, 
los procesos volcánicos, los temblores de tierra y la inestabilidad tectónica en general han sido 
elementos sobresalientes a lo largo de la historia de la cuenca.
11
 
En el año 1000 de nuestra era, el sistema lacustre del fondo de la cuenca cubría aproximada-
mente 1 500 kilómetros cuadrados, y estaba formado por cinco lagos someros, encadenados de 
norte a sur: mpanco, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco. Los dos lagos del sur, Chalco 
y Xochimilco, y los dos del norte, Tzompanco y Xaltocan, eran algo más elevados y sus aguas 
escurrían hacia el cuerpo de agua central más bajo, Texcoco, donde la escorrentía de toda la 
cuenca se acumulaba antes de evaporarse a la atmósfera. El agua de escorrentía, en su camino 
desde las laderas de los cerros hacia las partes bajas de las cuencas, va disolviendo sales mine-
rales de las partículas del suelo y de las rocas que encuentra a su paso. En las cuencas abiertas, 
el destino final de las sales disueltas es el mismo que el del agua que las acarrea: los océanos, 
en los que se han acumulado sales durante largos periodos geológicos. En la cuenca de México, 
como en todas las cuencas cerradas, el destino final de las sales acarreadas por el agua es la 
parte más baja de la cuenca, donde el agua se evapora y las sales se van acumulando lenta-
mente a lo largo de cientos o miles de años. 
Las aguas del Lago de Texcoco, en consecuencia, eran salobres; y desde el punto de vista ge-
ológico formaban un verdadero “mar interior”.
Las precipitaciones en la cuenca están concentradas en el verano, mayormente de junio a 
septiembre. Hay un pronunciado gradiente de precipitaciones dentro de la cuenca, desde áreas 
de gran cantidad de lluvias hacia el suroeste (aprox. 1 500 mm anuales), hasta áreas de clima 
semiárido hacia el noreste (cerca de 600 mm por año).
Las temperaturas medias anuales en el fondo de la cuenca son de aproximadamente 15° C, con 
una amplitud de 8° C entre las medias de verano y de invierno. Las heladas nocturnas durante 
el invierno ocurren en casi toda la cuenca, y su frecuencia tiende a aumentar considerable-
mente con la elevación y la aridez.
En un estudio sobre la arqueología y el uso humano de la cuenca de México antes de la llegada 
de los españoles, Sanders, Parsons y Santley reconocieron nueve grandes zonas ambientales 
dentro de la cuenca (figura 2). Según demuestran estos autores, estas grandes regiones ambi-
entales tenían distintos tipos de vegetación y de fauna, identificables a través de sus estudios 
arqueológicos y paleobiológicos, y hoy grandemente transformadas por la mano del hombre. 
A grandes rasgos, estas regiones naturales eran las siguientes: a) el sistema lacustre, el cual 
representaba un importantísimo sitio de descanso para las aves acuáticas migratorias; b) las 
costas salobres, cubiertas de plantas halófilas; c) los suelos aluviales profundos y pantanosos, 
cubiertos por ciperáceas y ahuehuetes; d) los suelos aluviales someros, cubiertos por pastizales 
y magueyes; e) los suelos aluviales elevados, vegetados por encinos en las pendientes del sur 
y del suroeste, y por huizaches en las pendientes más secas del norte; f) el piedemonte bajo, de 
suave pendiente y cubiertos de bosques bajos de encinos; 
g) el piedemonte medio, dominado por encinos de hoja ancha; h) el piedemonte superior, en 
laderas de más de 2 500 m de elevación, dominado por encinos, tepozanes, ailes, y madroños 
y, finalmente, i) el ambiente de las sierras, sobre los 2 700 m de altitud, que aún actualmente 
alberga amplias extensiones de pinos, oyameles, enebros y zacatones (pasto amacollados de 
varias especies).
Vegetación
Lo mas completo sobre la vegetación de la cuenca de México es la relación con otros proble-
mas, como el control del ciclo hidrológico, la conservación de especies animales y las periferias 
de la ciudad, resumiendo algunos de los aspectos más importantes de la vegetación como co-
munidades vegetales en esta zona se resume en 10 comunidades
a) Bosque de oyamel. Los oyameles (Abies religiosa) forman bosques densos entre los 2 700 y 
los 3 500 m de altitud, generalmente en las serranías de la parte meridional de la cuenca, donde 
las condiciones de humedad son más favorables. Además del oyamel, la especie dominante, son 
elementos, importantes en éstos bosques los ailes, los cedros blancos, los encinos, los romeril-
los, los sauces y los capulines. La cubierta herbácea del sotobosque, es escasa en este tipo de 
vegetación, y dominan en ella los musgos y varias plantas de sombra.
Figura 2
12
b) Bosque mesófilo de montaña. El bosque mesófilo forma una comunidad rara en la cuencade México, que ocupa no más de 2 km² en toda la región. Se desarrolla sobre cañadas y laderas 
protegidas de los declives inferiores del Iztaccíhuatl y de la Sierra de las Cruces, entre los 2 500 
y los 3 000 m de altitud. Su característica más importante es la abundancia de epífitas, sobre 
todo musgos y helechos, y las trepadoras leñosas que cubren buena parte de los troncos y ramas 
de los árboles. Entre las especies arbóreas más importantes del bosque mesófilo se encuentran 
el tlecuáhuitl, el encino, y el limoncillo.
c) Bosque de pinos. Los pinares forman comunidades vegetales típicas de las montañas que 
rodean la cuenca de México, sobre todo en su parte meridional. En general crecen entre los 2 
350 y los 4 000 m de altitud, con lluvias anuales entre 700 y 1 200 mm. Los pinares más bajos 
son los de Pinus leiophylla, que crecen con frecuencia asociadas a encinares, formando bosques 
ralos. En la actualidad han disminuido por el crecimiento de la ciudad. En el siguiente piso 
altitudinal, entre 2 500 y 3 100 m, se encuentran bosques de ocote, en la parte sur de la cuenca, 
y bosques de Pinus en las montañas más secas del norte y del este.
Por encima de los 3 000 m crecen bosques ralos de Pinus, la especie más tolerante a las condi-
ciones ambientales extremas que imponen las altas montañas que rodean la cuenca. Este pino 
se desarrolla acompañado de pastos amacollados, conocidos como zacatones. La comunidad de 
Pinus es el hábitat típico del zacatuche o conejo de los volcanes, una especie endémica de la 
cuenca de México y actualmente en peligro de extinción.
d)Bosque de encinos. Los bosques de encinos son formaciones comunes en la cuenca de México 
entre los 2 300, y los 3 000 m, con lluvias de 700 a 1 200 mm anuales. El ambiente en que se de-
sarrollan es muy parecido al que ocupan los bosques de pinos, y con frecuencia ambas especies, 
pinos y encinos, existe un número grande de especies de encinos en la cuenca de México. 
Los encinares son bosques más bien bajos, de 5 a 12 m de altura, y generalmente forman 
bosques densos en el piso altitudinal inmediatamente inferior al de los pinos. Una especie de 
encino de hojas anchas y rígidas, asociado a veces con el madroño. Al norte de la cuenca, en 
las partes más secas, son comunes los bosques bajos de Q. microphylla y de Q. gregii. Un gran 
bosque de encinos dominado por Quercus rugosa ocupaba las partes medias del Pedregal de San 
Ángel, al sur de la delegación Tlalpan. Actualmente ha desaparecido casi totalmente.
e) Bosque de enebros. Los enebros o juníperos son arbustos o árboles de poca altura (menos de 
6 m), que forman bosques bajos y ralos, con abundante vegetación herbácea. Estos bosques son 
comunes en las partes norte, este y noreste de la cuenca, entre los 2 400 y los 2 800 m de altitud. 
Se desarrollan sobre laderas o planicies semiáridas, con lluvias anuales entre 600 y 800 mm. La 
especie dominante es el enebro, junípero o sabino, un arbolito: de alrededor de 4 m de alto, con 
tallos verdes y hojas pequeñas y escamosas. 
 
f) Matorral de encinos chaparros. Esta comunidad está formada por matorrales del encino chap-
arro, el cual se multiplica vegetativamente a través de sus partes subterráneas y forma una 
cubierta densa de arbustos bajos (40 a 80cm de altura). Junto con el encino, conviven frecuent-
emente la palmita y el sotol. Los matorrales de encinos chaparros se encuentran sobre todo al 
noreste de la cuenca, en áreas semiáridas con 700 a 900 mm de lluvia anual media. 
g) Pastizales. Existen comunidades de pastizales en varias partes de la cuenca de México. La 
formación más importante son los pastizales de Hilaria, comunes al noroeste de la cuenca en 
Huehuetoca y Tepozotlán, y que también se pueden observar al pie de la Sierra Nevada.
Esta comunidad prospera en laderas y lomeríos entre 2 300 y 2 700 m de altitud, con precipita-
ciones anuales cercanas a 600 y 700 mm. 
En las planicies del centro y norte de la cuenca, a 2 300 y 2 400 m de altitud y sobre áreas 
fuertemente perturbadas, se desarrolla una comunidad de pastizal en la que dominan gramíneas 
anuales, acompañadas a veces por árboles espaciados de pirú y algunos nopales. 
A una altura aún mayor (4 000 m o más), por encima del bosque de Pinus, se desarrollan los 
pastizales alpinos. Estos pastos, o zacatones, de crecimiento amacollado, forman matas erectas 
de 60 a 120 cm de altura. 
h) Matorrales xerófilos. Este tipo de vegetación comprende varias comunidades arbustivas, 
dominadas por distintas especies xerófilas. Su rasgo más distintivo no es la identidad taxonómi-
ca de las especies que lo cotmponen, sino la fisonomía arbustiva y las adaptaciones de las 
plantas a la aridez. Los matorrales xerófilos son frecuentes en la parte norte de la cuenca, donde 
las precipitaciones son más pobres, pero también ocurren en la parte meridional, sobre aflora-
mientos rocosos y pedregales. 
En general ocupan partes bajas de la cuenca, entre 2 250 y 2 700 m de altitud, en áreas de pre-
cipitación media anual inferior a los 700 mm.
La forman las nopaleras del norte de la cuenca, en las que domina el nopal, la uña de gato, la 
palma y la cenicilla. En algunas laderas del norte de la cuenca prospera el matorral de guapilla 
en el que dominan plantas con hojas en roseta, como la misma guapilla y la lechuguilla, junto 
con arbustos deciduos como la sangre de drago y la uña de gato.
En la Sierra de Guadalupe, en el centro de la cuenca, quedan todavía algunos restos del mator-
ral de palo dulce (Eisenhardtia polystachya), una formación xerófila que está desapareciendo 
rápidamente por la presión del crecimiento urbano. Finalmente, al sur de la cuenca, en la parte 
más baja del Pedregal de San Ángel, dominaba un tipo de vegetación conocido cómo matorral 
de palo loco (Senecio praecox), en el que la especie característica crece junto con los tepozanes, 
el tabaquillo, los copales, el palo dulce, el pirú, y un número grande de especies herbáceas. 
Esta importante comunidad, vegetal ocupaba algo más de 40 kilómetros cuadrados a principios 
de los años cincuenta.
 
13
Figura 3 Figura 4
j) Vegetación acuática. Las plantas acuáticas ocupaban antiguamente inmensas extensiones de 
la cuenca de México; el secado de los lagos ha reducido su extensión a una fracción pequeñísi-
ma. La poca vegetación acuática que todavía puede verse en la cuenca de México se encuentra 
en el Vaso de Texcoco, en el Lago de Zumpango, en las chinampas de Xochimilco, y en las 
partes más bajas de lo que era el Lago de Chalco. En Texcoco y Zumpango pueden observarse 
tulares, dominados por Typha latifolia (el tule) y Scirpus validus (figura 3). Finalmente, las 
lentejillas de agua formaban comunidades flotantes en las partes en que los espejos de agua 
estaban más tranquilos. Actualmente, los pocos cuerpos de agua libre que se encuentran en la 
cuenca han sido invadidos por una especie introducida de Sudamérica, el huachinango o lirio 
de agua, que se propaga vegetativamente en una forma extraordinaria y llega a cubrir total-
mente los cuerpos de agua, modificando sus condiciones de aireación e iluminación.
Fauna
En la fauna de la cuenca de México se han observado ocho órdenes, de los cuales los más 
abundantes son los roedores y los murciélagos.
Niederberger (1987) elaboró una lista de mamíferos de caza que, según la evidencia histórica y 
arqueológica, se encontraban en la cuenca de México antes de la llegada de los españoles. Esta 
lista incluye las siguientes especies animales (los asteriscos indican si la especie se encuentra 
también citada por Galindo y Ceballos como presente actualmente en la cuenca): tlacuache, 
musaraña, liebre, armadillo, conejo común, ardilla, tuza, ratón, puma, ocelote, lince, coyote, 
zorra gris, mapache, zorrillo, comadreja, tlacoyote, venado de cola blanca y venado de bura. 
Se supone desaparecieron rápidamente de la cuenca de México por la presión de la sobrecaza 
en tiempos muy tempranos de la ocupación humana de la región, el guajolote silvestre era 
también abundanteen los ecosistemas forestales que rodeaban la cuenca de México (figura 4), 
y fue una importante pieza de caza hasta el siglo XVII. Su desaparición progresiva de la región 
se debió, sobre todo, a la cacería intensa a que se vieron sometidas sus poblaciones silvestres. 
En el fondo de la cuenca, cerca o dentro de los grandes cuerpos de agua, se encontraba una 
rica fauna de aves, reptiles, anfibios, peces e invertebrados acuáticos. Durante los últimos cien 
años, el secado de los lagos ha realizado lo que la caza no hizo en muchos siglos: las poblacio-
nes de animales asociadas a los lagos de la cuenca comenzaron a desaparecer rápidamente por 
la degradación y la contaminación de su hábitat.
14
Figura 5
Las aves acuáticas que se encontraban en la cuenca y las que se encuentran todavía en el Vaso 
de Texcoco y otros espejos de agua son mayoritariamente migratorias, y utilizan los grandes 
lagos del altiplano mexicano como sitio de refugio invernal (noviembre a marzo). Este diverso 
grupo de animales incluía 22 especies de patos, gansos y cisnes, 3 especies de pelícanos y 
cormoranes, 10 especies de garzas y cigüeñas, 4 especies de macáes, 19 especies de chorlos y 
chichicuilotes y 9 especies de grullas, gallaretas y gallinetas de agua. Los patos silvestres, con 
8 especies en la cuenca y los lerdos. Dentro de los reptiles y anfibios del lago de México, se 
citan cinco especies de ranas y sapos, cuatro de axolotes, siete de serpientes de agua y tres de 
tortugas. Los axolotes, eran especialmente gustados por los aztecas para su consumo, por su 
delicado sabor.
El lago era también rico en peces de agua dulce. El grupo más abundante era el de los Ateríni-
dos o peces blancos, llamados iztacmichin en náhuatl. Este grupo presentaba tres especies, 
todas pertenecientes al género Chirostoma pero claramente identificables según su tamaño. La 
especie de mayor tamaño, Chirostoma humboldtianum, llamada amilotl por los mexicas, medía 
unos 25 a 30 cm de largo. La siguiente especie, de unos 15 a 20 cm, de largo, era llamada xal-
michin por los mexicas, y se conoce científicamente como Chirostoma regani. Finalmente, la 
especie más pequeña (Chirostoma jordani), de 5 a 15 cm de largo. 
 
15
PRIMEROS ASENTAMIENTOS HUMANOS
Esta zona ha soportado sistemas de vida sedentarios a lo largo de la fase Playa (6.000-4.500 
a.C.); después se establecieron dos pequeños poblados en tiempos Zohapilco (3.000-2.000 
a.C.). 
 La población fue evolucionando poco a poco y ocupando la cuenca, de manera que para la 
fase Tlalpan (1.600 a.C.) se estableció en Tlatilco y formó una pequeña aldea. Asentamientos 
similares surgieron en Zacatenco, El Arbolillo y Ticoman, dando lugar a un estilo de figurillas 
que, con las lógicas transformaciones del tiempo, perdurará hasta los aztecas. 
Existe arquitectura pública de arcilla desde 1.300 a.C. en Tlatilco, aunque este es un sitio 
bastante desconocido por la superposición de la ciudad de México. Otro centro de importancia 
fue Cuicuilco, que levantó una gran estructura circular de varios niveles desde el 400 a.C. La 
documentación arqueológica señala que la sociedad de Cuicuilco tuvo un sistema intensivo 
agrícola, incluyendo diques y canales para el riego. La población pudo vivir en torno a los con-
juntos arquitectónicos, en un sistema similar al que más tarde pondría en práctica Teotihuacan 
y, hacia el 200 a.C., pudo haber alcanzado los 20.000 habitantes. 
También el valle de Teotihuacan fue ocupado por pequeñas aldeas campesinas a finales del 
Formativo Temprano que tuvieron una baja evolución cultural hasta que en el 400 a.C. levan-
taron sus primeras estructuras públicas .La comunidad levantó al menos una pequeña pirámide, 
conformando unos centros a los que se ha denominado Tezoyuca. 
Entre el 200 y el 100 a.C. tres jefaturas pugnan por el control del valle de Teotihuacan -Tezoyu-
ca, Cuanalan y Teotihuacan-, al mismo tiempo que se llevan a cabo importantes obras de 
canalización y de drenaje, y se produce una innovación agrícola de singular importancia, la 
chinampa, que permitió la obtención de mayores excedentes de producción. 
Hacia el 150 a.C. Cuicuilco, el centro competidor más importante en el sur de la cuenca, fue 
destruido por una erupción volcánica. Al mismo tiempo, Teotihuacan hace una traza urbana 
y alcanza una extensión de 8 km2, transformándose en una gran metrópoli que, durante el 
Clásico, dominará políticamente el centro de México. 
En el inicio de nuestra era Teotihuacan concentra la mayor parte de la población de la cuen-
ca de México, alcanzando unos 40.000 habitantes. Como consecuencia de ello, el campo se 
despuebla, quedando tan sólo una pequeña ocupación campesina agrupada en aldeas y pobla-
dos dispersos.
Debido a la afluencia masiva de gente, sus dirigentes se vieron obligados a trazar una plani-
ficación urbana bajo un control muy centralizado, formalizada desde el 50 d.C. por medio de 
dos grandes avenidas que dejaban una orientación general de 15” 25` hacia el este: la Calzada 
de los Muertos, que divide la ciudad de norte a sur, y la Avenida Este-Oeste, que lo hace de 
oriente a poniente. En torno a estos dos ejes básicos se organizaron los conjuntos residenciales 
y templos, siguiendo un patrón de parrilla que documenta el grado de centralización política 
alcanzado en la ciudad. 
 
Sin duda el éxito obtenido por una base agrícola intensiva fundamentada en un sistema de 
canales e irrigación permitió obtener la cantidad de excedentes necesaria para concentrar de 
golpe a unos 40.000 individuos. 
La decadencia de Cuicuilco y de otros asentamientos al sur de la cuenca sirvió para que las 
poblaciones emigraran hacia el noreste y se concentraran en Teotihuacan. La afluencia y el 
control de la población permitieron erigir las Pirámides del Sol y de la Luna antes del 100 d.C. 
Gran parte de esta población se dedicó, no obstante, a las tareas agrícolas. Sin embargo, tam-
bién fundamentaron la evolución urbana en la explotación de las canteras de obsidiana gris que 
existían en el propio valle de Teotihuacan y de la obsidiana verde del Cerro de las Navajas en 
Pachuca (Hidalgo). 
Durante la fase Tzacualli (1-150 d.C.) surgió un patrón de construcción de tres templos dispues-
tos en torno a una plaza rectangular, de los cuales el más alto fue el del centro. 
En Miccaotli (150-200 d.C.) la orientación del centro cambió hacia el sur con la construcción 
de la Avenida Este-Oeste, donde se levantó la Ciudadela que contenía uno de los templos más 
carismáticos dedicado a la Serpiente Emplumada; el edificio estaba decorado con serpientes 
emplumadas y escenas acuáticas. Junto a él se colocaron dos amplios conjuntos de aparta-
mentos en los que pudieron vivir los dirigentes de la ciudad. Enfrentado a la Ciudadela, en el 
sector oeste, se construyó el Gran Conjunto que pudo funcionar como un mercado regional. 
Esta nueva concepción del sitio es radicalmente diferente de la anterior, sugiriendo un profundo 
cambio político, donde el templo y la residencia de los dirigentes y el centro mercantil se sitúan 
juntos, muy centralizados. Se inicia la decoración de talud-tablero, que poco a poco cubrirá de 
manera uniforme todos los edificios y se convertirá en uno de los rasgos más sobresalientes de 
Teotihuacan. 
 
16
La fase Metepec (650-750 d.C.) fue un tiempo de cambio e intranquilidad política, en que la 
población de la cuenca de México ya no se concentra de manera total en Teotihuacan, sino 
que surgen nuevos asentamientos que se estratifican desde poblados a pequeños centros como 
Azcapotzalco, evidenciando una paulatina descentralización del estado. Este acontecimiento es 
también un fenómeno interno, a juzgar por las figurillas hechas a molde que representan divini-
dades o guerreros indicativos de que el ritual ya no se llevó a cabo de manera exclusiva en los 
templos, sino que se desintegró en los conjuntos multifamiliares. 
Al mismo tiempo se denota un poder económico más disminuido y la pérdida de contactos entre 
Teotihuacan y muchoscentros de Mesoamérica. Coincide esta situación con profundos cam-
bios políticos y económicos en esta Área Cultural, con centros muy expansionistas y agresivos 
como los de las tierras bajas mayas o, más tarde, Xochicalco, Cacaxtla y otros. La decadencia 
de la ciudad no fue abrupta, sino lenta, y culminó con la destrucción por medio del fuego de 
sus templos y edificos públicos más relevantes a lo largo de la Calzada de los Muertos y de la 
Ciudadela, hecho que coincidió con el abandono de la ciudad, que pasó a tener unos 25.000 
habitantes.
Cuicuilco PRIMEROS ASENTAMIENTOS EN LA CUENCA 
DE MÉXICO 
texcoco
cuauhtitlan 
chalco
azcapotzalco
culhuacan
tenayuca
coatlinchan
chimalhuacan-atenco
coyohuacan
tizapán
xaltocan
17
POSCLÁSICO AZTECAS
Para la época del posclásico se asentó en la cuenca la cultura azteca que provenían de un lugar 
llamado aztlan llegan a la cuenca de México y se asienta en el gran lago de texcoco. Tenochti-
tlán, la ciudad capital y centro del imperio azteca fue fundada en el año 1325 enclavada en un 
islote en la parte occidental del lago Texcoco, a más de 2,200 metros sobre el nivel del mar.
La ciudad fue construida entonces en islotes situados en el interior de lagos de poca profun-
didad, que en aquella época cubría casi todo la cuenca de México. Los Aztecas ampliaron los 
terrenos con tierra y arena por medio de la técnica de las chinampas que consiste en desecar 
pequeños lotes de tierra, así consolidaron los terrenos para la edificación y los unieron con 
el exterior por medio de calzadas y acueductos pareciendo la ciudad una isla en medio de un 
lago. 
Chinanpas:
Es un sembradío artificial común en las zonas lacustres de Mesoamérica (de origen Mexicano), 
por medio del cual se gana terreno a las superficies lacustres a través de la construcción de 
islas artificiales en los bajos del lago. Su nombre proviene del náhuatl chinámitl, que significa 
sobre el cercado.Sin embargo, se han encontrado restos arqueológicos de terrenos agrícolas 
semejantes en zonas inundables de Surinam, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú (Waru waru) 
y Bolivia. Hay que señalar que en esos casos, no se emplea ni la estera de tule ni las estacas de 
ahuejote que son parte esencial de la arquitectura de las chinampas.
Esta técnica de cultivo permite la filtración del agua por todo el subsuelo poroso, manteniendo 
una humedad uniforme. La carga del producto cultivado se transporta al mercado por medio de 
canoas llamadas trajineras, que están al lado de la chinampa.
18
La chinampa era limitado por pilotes y rellenada de tierra, posteriormente se cubria de petate, 
la palabra petate se utiliza en América Central y México para referirse a un tipo de alfombra 
tejida, y cuyo nombre proviene del vocablo náhuatl petatl. El petate se elabora a base de fi-
bras de la planta llamada Palma de Petate Generalmente son tejidos en forma cuadrangular, 
mas no observan una medida exacta, necesariamente, posteriormente se sembraban árboles de 
ahuejote, es un árbol del género Salix, a la que pertenecen, entre otros, los sauces llorones. Es 
conocido por los nombres comunes de ahuejote, huejote y sauce. Es común en las riberas de 
los ríos, y forma parte esencial de la flora de los sistemas lacustres del valle de México. y esto 
servia para fijar mejor las chinampas al lecho de los lagos, y funge como cortina rompevientos 
para proteger los cultivos de esas islas artificiales en aquellos sitios donde se sigue practicando 
la siembra en chinampas.
Se trata de un árbol originario del centro de México, aunque se ha documentado su presencia 
en América desde el sur de Estados Unidos hasta Guatemala. Es un árbol de hojas perennes, 
que puede alcanzar alturas de quince metros, aunque es más común que llegue sólo a seis. El 
diámetro alcanza ochenta centímetros. También idearon sistemas de riego mediante canales, 
presas (hechas con madera, piedra o lodo) diques, compuertas y depósitos pluviales. El sistema 
hidráulico de Tenochtitlán, la capital del imperio azteca, se componía de cinco lagos: Texcoco, 
Xochimilco, Chalco, Xaltocan y Zumpango. La separación entre los mismos era en parte natu-
ral, pues el agua de los manantiales de Xochimilco y Chalco difería del agua salada de Texcoco, 
pero, en parte, producto de diques construidos por los aztecas sobre el gigantesco lago de La 
Luna; enorme depósito de agua dentro de una depresión delimitada por un masivo volcánico 
(caso único en el mundo junto con el del lago Kovou o Kivu). A mediados del siglo XV, los 
aztecas construyen la calzada-dique que uniría la ciudad con las chinampas de Xochimilco. En 
esta época se delimitan también zonas reservadas a la pesca de uso exclusivo de los tenochcas.
Las aguas del lago representaron siempre un riesgo por las corrientes que en el se formaban 
(causantes actuales de las denominadas tolvaneras en la Ciudad de México, que corren de ori-
ente a occidente casi sin ningún obstáculo) así como las características propias de un entorno 
lacustre. Las obras principales fueron los diques o albarradas, destacando el llamado albarradón 
de Nezahualcóyotl, ideado por éste y construido en 1449 -luego de una enorme inundación- 
un muro de piedra y argamasa pensado en la contención y separación de las aguas salobres y 
dulces y que corría de sur a norte desde el embarcadero de Mexicaltzingo (actual cruce de La 
Viga y Ermita-Iztapalapa) en la margen de Iztapalapa hasta el Peñón de los Baños (cerca del 
actual aeropuerto) a lo largo de 16 kilómetros. Otro fue el de Ahuizotl, construido en 1499 y 
que protegía el islote en su parte este de las corrientes del Lago Texcoco en el embarcadero del 
mismo nombre. 
México-Tenochtitlan se inundó en 1382, 1449 y 1517.
En 1450 Netzahualcóyotl, rey de Texcoco, por encargo del rey azteca Moctezuma, diseño y di-
rigió la construcción de un albarradón de más de doce kilómetros de longitud y cuatro metros de 
ancho para proteger a la gran Tenochtitlán del azote de las inundaciones. El dique dividió desde 
entonces el lago de Texcoco y la parte occidental se le dio el nombre de Laguna de México.
Esta obra también contribuyó a la ciudad, beneficiando a los cultivos. Otra obra hidráulica 
importante fueron los acueductos, destacando el construido por Ahuizotl para abastecer de agua 
dulce desde el acuecuexcatl de Huitzilopochco (Churubusco) hasta el centro de Tenochtitlan 
por la calzada de Ixtapalapa y que fue un elemento central para la caída de Tenochtitlan en 1521 
al conquistarlo Cortés y cortar el abasto de agua, así como el doble de Chapultepec (construido 
en 1465) que circulaba adyacente a la calzada Tlacopan, con dos canales que se usaba uno a 
la vez.
19
ABASTO DE AGUA
De los dos acueductos surtidos por los manantiales Acuecuexcatl, Zochcoatl y Tiliatl de 
Coyoacán y Churubusco, así como de los ubicados en el Templo Mayor y en Zoquiapan, se 
distribuía el agua mediante caños descubiertos (apantles) hacia fuentes públicas y casas de 
nobles. Quien no contaba con el abasto de agua dulce por estos métodos era abastecido me-
diante compra a aguadores en canoa. Muchos canales cruzaban la capital Azteca y por ellas 
transitaban miles de Canoas. El agua era traída a la ciudad por medio de acueductos que son 
una especie de canales soportados por pilares con arcos, estos pueden alcanzar cierta altura de 
modo que libren obstáculos hasta que lleguen a la ciudad y que llevaban el agua por kilómet-
ros de zonas cercanas donde hubieran manantiales de modo que tenían un excelente suministro 
de agua, además de un gran sistema de alcantarillado. Otra forma de unión con el exterior fue 
una serie de puentes donde a menudo pasaban grandes cantidades de gente y mercancía que 
eran los tributos de pueblos conquistados.
Contaba con ordenadas calles de tierra y canales de agua en su interior y varias calzadas que la 
conectaban con el exterior del lago (figura 6). Sus espacios eran iluminados por las noches para 
seguridad y comodidad de sus habitantes. Sus habitantes habían construido islotesartificiales y 
jardines flotantes en los que cultivaban la tierra.
El sistema hidráulico, además del control de las aguas y de su circulación por medio de calza-
das-diques y albarradones, incluía arreglos especiales para facilitar el drenaje, los transportes 
por agua y la navegación del enorme número de canoas existentes. 
Entre estos arreglos se mencionan los puertos y los canales o acequias hondas que iban de 
una ciudad a otra, y en ocasiones penetraban hasta el interior de la zona habitada. El tamaño 
y profundidad de algunos de ellos permitieron la navegación de bergantines españoles. Estas 
acequias seguían cumpliendo su función durante el período colonial, y hay evidencias de que, 
en algunos casos al menos, se trataba de obras total o parcialmente artificiales3. 
El grado de conocimientos hidráulicos desarrollados por los indígenas está evidenciado, además, 
en obras verdaderamente curiosas: el acceso subterráneo por medio de canoas al palacio de los 
señores de Texcoco; la entrada en canoas desde la laguna salada a los estanques de agua dulce y 
huertas de Ixtapalapa; los estanques de agua dulce y salada para aves, en los que se podía reno-
var el agua, periódicamente, de la ciudad de México; el acueducto doble de Chapultepec, con el 
sistema de distribución de agua a los estanques, palacios, viviendas, etcétera. 
Figura 6
20
En Tenochtitlán (figura 7) habitaban unas 200,000 personas cuando llegaron los españoles 
(según unos autores 100,000; según otros hasta 500,000). Hernán Cortés la comparó con Sevilla 
y otras ciudades españolas de la época. En aquel entonces, Sevilla tenía unos 45,000 habitantes, 
Constantinopla unos 200,000 habitantes, París 185,000 y Venecia unos 130,000.En adición 
cientos de hombres trabajaban en la limpieza de Tenochtitlán y que sus calles y espacios públi-
cos se mantenían limpios y ordenados.
En efecto, el modelo de gestión del agua que practicaron los indígenas en Tenochtitlan se ba-
saba en prácticas de contención del agua para fomento de la agricultura indígena, de los medios 
de transporte por canoa y de abasto de agua a la ciudad. Para lograr este modelo multifuncional, 
establecen obras tecnológicas como los diques y los albarradones para contener las aguas, obras 
de defensa contra inundaciones y trabajos de drenaje, construcción de suelos artificiales para la 
agricultura, conducción del agua dulce por medio de canales, acequias y acueductos. Todo esto 
da por resultado el florecimiento de esa sociedad indígena que había que desaparecer.
El 13 de agosto de 1521 cae la gran Tenochtitlan a manos de los españoles, lo que provoca no 
solo la perdida de la ciudad sino también el conocimiento y respeto de la cultura del agua por 
los mesoamericanos, por lo que empieza el declive de los lagos de la cuenca de México hasta 
el día de hoy.
Figura 7 PLANO 1521 RIOS Y LAGO EN LA CUENCA DE 
MEXICO A LA LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES 
chapultepec
texcoco
cuauhtitlan 
chalco
azcapotzalco
culhuacan
tenayuca
ecatepec
atzacoalco
tepeacac
coatlinchan
chimalhuacan-atenco
ixtapallopan
aztahuacan
iztapalapa
mexicaltzingocoyohuacan
tizapán
mixcoac
tlacopan
mexico-tenochtitlan
huexotla
xaltocan
21
ÉPOCA COLONIAL
El sistema de tratado del agua cambio con la llegada de los españoles. Durante el asedio de la 
ciudad por Hernán Cortés en 1521, se abrieron varios boquetes en el albarradón de Netzahual-
cóyotl para permitir el paso de las embarcaciones españolas. Los cuerpos de agua no fueron 
comprendidos ni utilizados de la misma manera por parte de los españoles, quienes introduje-
ron técnicas de agricultura y ganadería que, en comparación con las indígenas, depredaban con 
mayor intensidad el suelo y los cuerpos de agua. Los españoles concebían a los lagos como un 
peligro. Para ellos, un “agua muerta”, carente de movimiento, como la del lago de Texcoco, 
era perniciosa para la salud. Aún así, erigieron la capital novohispana sobre las ruinas de Teno-
chtitlán, en medio del lago, con lo cual comenzó el ciclo de las inundaciones recurrentes y de 
los esfuerzos continuados para el desagüe.
Los mexicas conservaban un delicado equilibrio entre lo tomado y lo devuelto a los lagos, que 
les permitía vivir en armonía con el medio. En cambio, durante la Colonia, las inundaciones de 
aguas negras por el rompimiento de puentes y drenajes prehispánicos ocasionaron epidemias 
de viruela, peste, paperas y sarampión, entre muchas otras enfermedades.
La pérdida de vidas y bienes motivó la necesidad de desaguar la cuenca a toda costa. Muchas 
veces se regularon los flujos de las lagunas con base en las obras prehispánicas, mediante el 
refuerzo de diques y usando el agua excedente en canales de navegación e irrigación. También 
hubo propuestas para combinar la canalización y la contención con el desagüe directo del valle, 
con el objetivo de lograr un equilibrio. 
Sin embargo, la idea predominante fue la del desagüe y la desecación de los lagos. En 1555 
ocurrió la primera gran inundación del México colonial y, entre otras medidas, siguiendo las 
técnicas indígenas, se reconstruyó el albarradón prehispánico que, aunque brindó cierta ayuda, 
no bastó para solucionar del todo el problema.
Otra idea que surgió en ese año fue la de construir un desagüe artificial, pero por entonces 
sólo quedó en proyecto. Sin embargo, cada vez que se repetían las grandes inundaciones de la 
capital, volvía a plantearse la necesidad de recurrir a esa solución.
En 1604 y 1607 ocurrieron grandes inundaciones, provocadas principalmente por los escur-
rimientos del río Cuautitlán, que ocasionaron numerosas muertes y cuantiosos daños materi-
ales. Alarmado, el virrey don Luis de Velasco ordenó construir un desagüe de la ciudad.
En 1604 y 1607 ocurrieron grandes inundaciones, provocadas principalmente por los escurrim-
ientos del río Cuautitlán, que ocasionaron numerosas muertes y cuantiosos daños materiales. 
Alarmado, el virrey don Luis de Velasco ordenó construir un desagüe de la ciudad. El objetivo 
era construir un canal a fin de drenar el lago de Zumpango e interceptar el río Cuautitlán, para 
dirigir sus aguas hacia el río Tula. 
Plano de 1628
22
La dirección de las obras quedó en manos del cosmógrafo de origen europeo Enrico Martínez, 
quien dedicó 25 años de su vida a ello. En 1604 y 1607 ocurrieron grandes inundaciones, 
provocadas principalmente por los escurrimientos del río Cuautitlán, que ocasionaron nume-
rosas muertes y cuantiosos daños materiales. Alarmado, el virrey don Luis de Velasco ordenó 
construir un desagüe de la ciudad. El objetivo era construir un canal a fin de drenar el lago de 
Zumpango e interceptar el río Cuautitlán, para dirigir sus aguas hacia el río Tula. La dirección 
de las obras quedó en manos del cosmógrafo de origen europeo Enrico Martínez, quien dedicó 
25 años de su vida a ello.
Martínez propuso a las autoridades la construcción de un túnel en la zona de Nochistongo, 
al noroeste del Valle de México. En el primer año de trabajo, logró que las aguas del lago de 
Zumpango empezaran a drenar por el túnel hacia Tula. Así, el Valle tuvo su primera salida 
artificial de agua. Sin embargo, la capacidad fue insuficiente y no disminuyó el volumen de 
agua requerido. Poco tiempo después, por falta de revestimiento, ocurrieron derrumbes que 
inutilizaron el túnel.
Las críticas hacia el cosmógrafo fueron muy duras, se consultaron a otros especialistas y las 
autoridades ordenaron suspender los trabajos en varias ocasiones. El problema más grave se 
suscitó en 1629, cuando tuvo lugar una de las peores inundaciones. Ante tal acontecimiento, 
Enrico Martínez decidió cegar la entrada del canal del desagüe, pues temía que no resistiera la 
avenida de las aguas del río Cuautitlán y que todo lo construido se destruyera.
La decisión fue catastrófica; las aguas del río llegaron a la Ciudad de México, alcanzaron con-
siderable altura y se estima que murieron 30,000 personas. En canoas se transportaban los 
cuerpos de los difuntos y se llevaba el Santísimo Sacramentoa los enfermos. La catástrofe fue 
tan grande que se pensó seriamente en trasladar la ciudad a otro sitio. Se dice que aún después 
de diez años, los daños eran perceptibles.
Enrico Martínez fue acusado de negligencia y encarcelado, aunque finalmente fue puesto en 
libertad, pues era quien más sabía del problema. Las autoridades decidieron que se reiniciaran 
las obras y entonces Martínez propuso que el canal se continuara a cielo abierto, lo que fue 
rechazado. El cosmógrafo murió en 1630, sin haber logrado lo que se había propuesto.
En la siguiente década se decidió reanudar el desagüe y se aceptó convertir la galería en un tajo 
a cielo abierto. La construcción continuó hasta la segunda mitad del Siglo XVIII y pudo termi-
narse después de 160 años de trabajo, interrumpido por frecuentes derrumbes e inundaciones. 
La salida de la cuenca por el tajo de Nochistongo empezó a alterar la ecología del Valle de 
México y el nivel de los lagos ya no crecía como antes.
Los diques crearon áreas seguras para que la ciudad se extendiera sobre las planicies lacustres y 
la población se concentró aún más en las orillas de los antiguos lagos, pero estas zonas sufrían 
cuantiosos daños cuando se desbordaban.
La salida de la cuenca por el tajo de Nochistongo empezó a alterar la ecología del Valle de 
México y el nivel de los lagos ya no crecía como antes. Los diques crearon áreas seguras para 
que la ciudad se extendiera sobre las planicies lacustres y la población se concentró aún más 
en las orillas de los antiguos lagos, pero estas zonas sufrían cuantiosos daños cuando se des-
bordaban.
Cuando el barón de Humboldt visitó México a en 1803, luego de inspeccionar las obras hidráu-
licas, llegó a la conclusión de que había que complementar el plan de Enrico Martínez para 
drenar el Valle con un gran canal de desagüe. Opinó que el problema sólo podría resolverse 
mediante la construcción de un canal directo al lago de Texcoco. La ciudad correría siempre 
muchos riesgos, mientras no se abriera dicho canal. Pero la lucha por la independencia retrasó 
este ambicioso proyecto casi un siglo. 
23
MÉXICO INDEPENDIENTE
Entre los principales problemas que el México independiente heredó del pasado virreinal es-
tuvo el del desagüe de la ciudad capital. Sin embargo, la pobreza del erario y los constantes 
conflictos políticos impidieron que se atendiera la cuestión y durante muchos años sólo se 
hicieron trabajos de mantenimiento y reparaciones menores. Hacia 1856 las inundaciones eran 
cada vez más alarmantes: en algunas zonas su nivel alcanzó hasta tres metros de altura. A prin-
cipios de ese año se abrió un concurso para el proyecto de las obras del desagüe, ofreciéndose 
un premio de doce mil pesos oro al vencedor.
El plan más completo y por lo tanto el ganador fue el del Ing. Francisco de Garay, quien 
propuso construir un canal que saliera desde San Lázaro, al Este de la ciudad, para atravesar 
los lagos de Texcoco, San Cristóbal y Zumpango, canalizando sus aguas y las de los ríos que 
cruzara a su paso. Un túnel, situado al final del canal, conduciría las aguas hacia el río Tequix-
quiac. Por otra parte, se abrirían tres sistemas de canales secundarios para desaguar, en caso de 
ser necesario, los lagos de Chalco y Xochimilco, así como para establecer comunicación entre 
Chalco y Zumpango. Junto a otros 200 canales menores abiertos en los lechos de los lagos 
desecados, la canalización debía servir para el drenaje, el riego y la transportación. El proyecto 
buscaba un aprovechamiento integral del agua del valle que, sin desecarlo totalmente, lograra 
un equilibrio que favoreciera la economía y la vida cotidiana. El tiempo pasó y las turbulen-
cias políticas impidieron que se iniciaran las obras; sólo se avanzó en el levantamiento parcial 
de la Carta Hidrográfica del Valle de México. De Garay fue nombrado Director General del 
Desagüe del Valle de México durante el Imperio de Maximiliano y pronto se abocó a iniciar 
la costosa y larga tarea, que se prolongó durante la época de la Restauración de la República 
y el Porfiriato.
La descomunal empresa de construir un desagüe para la Ciudad de México sólo pudo realizarse 
hasta el gobierno de Porfirio Díaz, quien colocó al desagüe del valle como una sus prioridades. 
La obra ejecutada se basó en el proyecto de Francisco de Garay, aunque simplificado, pues se 
abandonó la idea de la canalización a lo largo y ancho del valle para favorecer la navegación 
y la irrigación.
En cambio, se construyó el Gran Canal, que permitiría “gobernar” las aguas del valle, es decir, 
imponer la voluntad humana sobre la naturaleza. Entre 1886 y 1900 se construyó un canal de 
más de 47 kilómetros y un túnel de 10 kilómetros en Tequisquiac así como un conjunto de 
presas, puentes y viaductos que completaban la obra. El Gran Canal culminaba en una presa 
que regulaba el paso de las aguas hacia el río Tula.
CARTEL PUBLICITARIO PARA LA INAGURACIÓN DE LOS 
CANALES 1900 
24
También se llevó a cabo un plan de saneamiento para la capital, con la construcción de una 
red de alcantarillado, cuyas aguas residuales se arrojarían al Gran Canal. Se adoptó un sistema 
“combinado”, que arrojaba aguas pluviales y aguas residuales residenciales e industriales en un 
mismo conducto.
Con el desagüe no sólo quedaba eliminado el peligro de las inundaciones, sino que se abatirían 
las altas tasas de mortalidad que se registraban entre los habitantes del Valle de México.
El Gran Canal del Desagüe y el primer Túnel de Tequisquiac se inauguraron en 1900. Su con-
strucción permitió demostrar la capacidad de nuestro país para insertarse en el mundo mod-
erno.
En su informe al Congreso de la Unión en ese año, Díaz la calificó como una “obra colosal, as-
piración de varios siglos”. En ese entonces fue considerada como la obra “definitiva”, el adiós a 
las inundaciones y el fin de la insalubridad en el valle, pero de ninguna manera se había logrado 
la solución total. A pesar de su magnitud e importancia, la obra porfiriana no pudo cumplir ca-
balmente con el propósito de eliminar las inundaciones. El sistema funcionó más o menos bien 
hasta 1925, año en el que volvió a anegarse la ciudad de México.
En 1930 se terminó la primera red de drenaje por gravedad, consistente en un sistema de tu-
berías que descargaban al Gran Canal y en el Lago de Texcoco.
Pero como consecuencia del crecimiento demográfico y de la expansión urbana, este sistema se 
volvió insuficiente para una población que se había duplicado en diez años y que en 1940 era 
de casi dos millones de habitantes.
En esa época hubo varias inundaciones graves en las partes bajas de la ciudad, ya que además 
se había añadido otro problema: el hundimiento cada vez más acelerado del suelo, ocasionado 
por la sobreexplotación de los mantos acuíferos. Esto disminuyó la capacidad el sistema para 
desalojar las aguas del valle, lo que motivó la ampliación del Gran Canal y la construcción del 
segundo Túnel de Tequisquiac.
En 1947, el Dr. Nabor Carrillo dio la explicación científica del fenómeno del hundimiento y 
su relación con la extracción, mediante pozos, del agua del subsuelo. La población siguió su-
friendo inundaciones, particularmente, en los años de 1950 y 1951, cuando muchas zonas de la 
ciudad fueron afectadas por el nivel que alcanzó el agua, de hasta siete metros.
El Gran Canal, que al ser inaugurado tenía una pendiente que permitía el escurrimiento de las 
aguas, fue perdiendo su declive. Como consecuencia, el drenaje proyectado para trabajar por 
gravedad requirió de bombeo para elevar las aguas al nivel del canal, con un gran incremento 
en los costos de operación y mantenimiento.
Archivo historico Archivo historico
25
En 1960 se construyeron el Interceptor y el Emisor del Poniente, con objeto de recibir y desa-
lojar las aguas del Oeste de la cuenca, descargándose a través del trabajo de Nochistongo.
Estas obras y otras más, como el entubamiento de los ríos Churubusco, La Piedad y Consulado, 
seguían siendo insuficientes por el crecimientoacelerado de la mancha urbana y, sobre todo, 
por el hundimiento de la ciudad.
Ante el colapso, el desagüe porfiriano fue reforzado con otra gigantesca obra, iniciada en 1967: 
el Sistema de Drenaje Profundo de la Ciudad de México. En su construcción se utilizaron avan-
zados conocimientos y novedosas técnicas, frutos del desarrollo de la ingeniería mexicana.
Inaugurado el 9 de junio de 1975 por el presidente Luis Echeverría, fue presentado como
“la mayor obra construida por los gobiernos de la Revolución, no en el Distrito Federal, sino 
en todo el país”.
Concebido como una especie de “solución final” para el problema de las inundaciones, se trata 
de una red de cientos de kilómetros de túneles instalados a una profundidad que fluctúa entre 
los 22 y los 217 metros, con el fin de asegurar un lecho que no se hunda. Por sus características 
de construcción y por la profundidad a que se encuentra, no es afectado por el hundimiento y 
opera por gravedad, por lo que se trata de una obra durable y económica a largo plazo.
Entra en funcionamiento en la temporada de lluvias para desalojar los enormes volúmenes de 
agua que pueden caer en corto tiempo durante un aguacero. Consta de varios interceptores que 
fluyen hacia un mismo conducto para evacuar las aguas, el Emisor Central, de 6.5 metros de 
diámetro y 50 kilómetros de longitud.
En la actualidad los excesos de aguas se conducen hacia el Norte de la cuenca del Valle de 
México, se vierten a través de los dos túneles de Tequisquiac (Viejo y Nuevo) y del Tajo de 
Nochistongo hacia la cuenca alta del río Pánuco y van a desembocar al Golfo de México. 
Las tres salidas principales con que cuenta la Ciudad de México para desahogar sus aguas 
negras son el Gran Canal de desagüe, el Drenaje Profundo y el Emisor del Poniente.
El primero tiene una antigüedad de 105 años, ha venido reduciendo paulatinamente su ca-
pacidad de descarga y se estima que en un plazo no mayor de 10 años será inviable en su 
funcionamiento.
El Drenaje Profundo, que en junio de 2005 cumplió 30 años de antigüedad, ha tenido que suplir 
la falta de capacidad del Gran Canal, además de recibir la conexión de áreas cada vez mayores 
para drenar las zonas Sur y Sureste de la ciudad.
El Sistema de Drenaje Profundo fue diseñado para entrar en funciones durante las tormentas 
copiosas del verano, pero debido a la falta de capacidad del Gran Canal, tiene que trabajar 
inclusive en la época de estiaje, por lo que ha sido imposible hacer labores de mantenimiento 
desde hace años.
HUNDIMIENTO DE LA CD. DE MEXICO
26
En mayo de 2005 se pudo inspeccionar por primera vez en casi 20 años un pequeño tramo del 
Emisor Central, mediante una lancha con cámaras instaladas que recorrió cerca de 8 kilómet-
ros. Hasta enero de 2006 fue posible que personal del Sistema de Aguas realizara por primera 
ocasión un recorrido del túnel en un vehículo anfibio. Aunque los últimos estudios realizados 
revelan que el corazón del drenaje profundo no ha sufrido daños estructurales, su capacidad está 
en el límite y, de rebasarse, se corre el riesgo de una inundación en todo el Valle de México. 
Por otro lado, el estado de la red secundaria del drenaje no es el óptimo. Sus 10,000 kilómetros 
de tuberías tienen una antigüedad de hasta 50 años y, debido al diámetro con que fueron diseña-
dos los tubos en ese entonces, ya se rebasó su capacidad.
Existe saturación e insuficiencia de colectores en algunas colonias. Es por eso que cuando cae 
una tormenta muy fuerte, los colectores se saturan y provocan inundaciones momentáneas, pero 
al mismo tiempo el Emisor Central del Drenaje Profundo puede estar vacío.
La Ciudad de México, como la mayoría de las grandes metrópolis de América Latina, utiliza la 
misma infraestructura para desalojar tanto las aguas residuales como las pluviales, por lo que 
en la época de lluvias la capacidad instalada es insuficiente y se presentan fuertes inundaciones, 
aumentando también los caudales que provocan sistemáticamente fisuras, fugas de agua y fallas 
en los ríos y cauces naturales que componen el sistema.
Las evidencias de que la capacidad de descarga del sistema es insuficiente están a la vista. Ya se 
ha presentado el caso de que las aguas negras suban por las lumbreras del Sistema de Drenaje 
Profundo y se derrame en las calles. Lo mismo ha ocurrido con el Interceptor Poniente, donde 
ha sido necesario tapar la parte superior de las lumbreras más bajas y en el río Churubusco, que 
ha derramado por sus chimeneas.
 Las aguas negras del río Gran Canal también se han desbordado sobre la vía pública en época 
de estiaje.Ante la realidad del cambio climático que se está viviendo en el mundo entero, es 
posible que se presente una precipitación constante superior a los 30 milímetros de manera 
ininterrumpida, lo que provocaría el colapso del Drenaje Profundo.La solución a este problema 
fue planteada en el Plan Maestro de Drenaje en 1995 para los siguientes 25 años, es decir, hasta 
2020. Está integrada por obras que incrementarán la capacidad de descarga por el Oriente y 
el Poniente, así como el volumen de almacenamiento para regulación de avenidas, las cuales 
implican enormes inversiones y tiempos de construcción de varios años. 
Es necesario construir el Emisor Oriente, que permitiría desalojar la aguas negras de esa zona 
de la ciudad y prevenir los riesgos de inundación. En total, la Ciudad de México requeriría una 
inversión de entre 20 y 25 mil millones de pesos en obras como túneles en el Norte de la ciudad, 
plantas de bombeo y lagunas de regulación. De no hacerlo, es inminente una inundación.
Desde la construcción del Sistema de Drenaje Profundo, no se ha realizado ninguna obra de 
gran envergadura para abatir el riesgo de inundaciones graves, excepto el interceptor Río de los 
Remedios, un túnel que se construye debajo del río con el fin de sacar el drenaje más allá de la 
Sierra de Guadalupe.
Además, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México construye otras cuatro obras hidráulicas: 
la laguna de regulación y planta de bombeo Casa Colorada, y las plantas de bombeo del Gran 
Canal y el Caracol. El dinero para realizarlas, 900 millones de pesos, fue derivado del pago por 
agua del Distrito Federal y aportado al Fideicomiso 1928, constituido para apoyar el Programa 
de Saneamiento del Valle de México. Estas obras ayudarán al Drenaje Profundo y al Gran Canal 
del desagüe a desalojar el agua residual en temporada de lluvias, pero no representan la solución 
al complejo tla construcción del tan necesario Emisor Oriente.
Para evitar un colapso del sistema de drenaje del Valle de México, se deberá invertir necesari-
amente en ésta y otras obras de infraestructura de gran capacidad. Esto requiere un tratamiento 
metropolitano, con la participación de los gobiernos del Distrito Federal, Estado de México y 
federal. Además, también es necesario buscar otras alternativas para que el drenaje profundo 
no se encuentre saturado, como las plantas de tratamiento de aguas residuales y la captación 
de agua pluvial, que la mayoría de las ocasiones se va al drenaje profundo, para que sean 
aprovechadas en la industria y en áreas verdes.
A largo plazo, si no se detiene el crecimiento de la población en el Valle de México, las solu-
ciones serán cada vez más difíciles y costosas. Por ello, hay proyectos que proponen la recu-
peración, parcial y controlada, del sistema de lagos, en combinación con usos más racionales 
del agua, evitando repetir una y otra vez la paradójica historia de desaguar un valle que corre 
el riesgo de morir de sed.
1830 - 1970
27
A consecuencia de estos proyectos mal planteados por diferentes cuestiones desde la interven-
ción de los españoles, sea perdido la mayor parte de cuerpo de agua del gran lago de la cuenca 
de México.
En la actualidad solo quedan tres pequeños lagos Texcoco, Xochimilco y Chalco. El lago de 
texcoco junto con el de Zulpango y Xaltocan eran salados. Este era el gran lago de la cuenca, 
hoy esta reducido y no cuenta con la fauna que tenia.
Medioambiente 
El avance de la mancha urbana ha puesto en peligro a todos los ecosistemas que existieron 
en el valle de México. Los primeros en padecer la depredación del género humano fueron los 
lagos, que han sido reducidos a una mínima superficie del territorio capitalino. Asociados a los 
lagos existieron las arboledas de ahuejotes, una especie endémica de los lagos de México que 
sirvieron, entre otras cosas, para construir las chinampas. Los lagos eran además el hogar de 
numerosas especies acuáticas, como el ajolote, las garzas, la chichicuilota y otras, que fueron 
perseguidas hasta su desaparición del valle de México.
1900
De las montañas desaparecieron todas las especies mayores de mamíferos, especialmente los 
venados y algunos géneros de cánidos (coyote, quizá lobo mexicano) que fueron cazados con 
el propósito de comercializar la carne (como en la época prehispánica se hacía con el venado) 
o para defender el ganado (cuando este fue traído a América por los españoles. En las laderas y 
cuevas de los cerros se refugian especies más pequeñas, como los murciélagos, varios géneros 
de roedores y serpientes ponzoñosas y otras inofensivas.
Cuando comenzó el proceso de desecación de los lagos, la chinampería creció en los pueblos 
que se asentaban en las riberas o los islotes. Sin embargo, cuando fueron cegados los canales 
que comunicaban el sur del Distrito Federal con la ciudad de México, la chinampería y sus 
ecosistemas asociados también desaparecieron de numerosos pueblos que fueron chinamperos 
de vocación. Las aves migratorias se ausentaron del territorio de la capital durante buena parte 
del siglo XX, puesto que los nichos ecológicos a los que se dirigían habían desaparecido.
Canales de Xochimilco, actualmente protegidos por el gobierno del Distrito Federal y la deleg-
ación de Xochimilco. Fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 1987.
2000
28
 2000
Hacia la década de 1980, la situación ambiental de México estaba al borde del desastre ecológi-
co. El crecimiento de la actividad industrial produjo la generación de enormes cantidades de 
gases y partículas tóxicas que hicieron de la atmósfera de la otrora región más transparente del 
aire (según Alejandro de Humboldt) una de las más contaminadas del planeta. El problema del 
abasto de agua se hizo más evidente, puesto que la ciudad no cuenta con fuentes propias y sufi-
cientes del líquido, y la demanda de la población y la industria superaban la oferta.
Entre las primeras medidas que se tomaron para aliviar un poco la situación estuvo la introduc-
ción de un sistema de medición de la calidad del aire (conocido como IMECA). Los resultados 
de la medición no dejaban lugar a dudas: la polución del aire podría acarrear problemas graves 
de salud a los habitantes de la capital. Por ello se tomaron medidas complementarias destinadas 
unas a la reducción de contaminantes atmosféricos, y otras a la recuperación ecológica del 
Distrito Federal. 
La refinería de Azcapotzalco (una de las industrias más contaminantes del Distrito Federal) fue 
clausurada, y en una parte de sus terrenos fue construido un parque ecológico. Se implementó 
el programa Hoy no circula, para que las personas dejaran de usar sus automóviles una vez a la 
semana (dos, en los días que hubiese contingencia ambiental). También se intentó descentralizar 
el parque industrial, para transferirlo a otras regiones del país, aunque no con demasiado éxito.
Como complemento de lo anterior, se recuperaron algunas regiones no urbanizadas del Distrito 
Federal. La caída de numerosos edificios en 1985, como consecuencia del sismo de 1985 per-
mitió la creación de algunos parques en sustitución de los edificios caídos. En 1986, más de la 
mitad del territorio capitalino fue declarado Área de Reserva Ecológica por el presidente Miguel 
de la Madrid Hurtado. De la misma manera, en años posteriores se emitió igual declaración para 
la sierra de Guadalupe, la sierra de santa Catarina, el bosque de Las Lomas, y otras. Se dispuso 
el rescate de los canales de Xochimilco, mediante su alimentación con agua tratada y la elimi-
nación de especies amenazadoras como el lirio acuático y las carpas, que prácticamente habían 
extinguido a la fauna local.
1900
29
INUNDACIONES ACTUALES 
La problemática actual del control de inundaciones en la ciudad puede agruparse en los 
siguientes grandes rubros.
A.-Problemas Locales
Los problemas de tipo local se derivan de las lluvias de tipo convectivo, típicas en el valle de 
México, que se caracterizan por su gran intensidad, aunque son de corta duración y extensión. 
Los principales son los que ocurren en las barrancas, los que se presentan en las vialidades y 
los que se presentan en zonas bajas. Los principales aspectos ligados con cada uno de ellos son:
a) Problemas en las barrancas
En las zonas periféricas de la ciudad se conservan todavía los ríos en forma natural (no han 
sido entubados), pero el crecimiento urbano ha provocado un aumento en la magnitud y la ve-
locidad de los escurrimientos. En estos ríos, la mayoría del poniente de la ciudad, pero algunos 
del sur, y otros en la vertiente de la sierra de Guadalupe, la mancha urbana ha ocupado por 
una parte los cauces y por otra las barrancas, propiciando problemas que ponen en riesgo no 
sólo las propiedades, sino, lo que es peor, la vida de la población. Así, en el año 1998 tuvimos 
problemas muy importantes en Cuajimalpa y Milpa Alta, donde perdieron la vida 3 personas y 
se dañaron muchas casas, y en 1999, en el río Cuauhtepec, al menos en tres ocasiones. Adicio-
nalmente se han presentado deslaves en varias barrancas y existe un gran número de casas en 
riesgo de venirse abajo por estar construidas en la orilla de las barrancas y muchas veces en zo-
nas de rellenos. Para disminuir el riesgo, deben tomarse medidas de largo plazo (reforestación, 
fijación de cuencas, presas de gaviones, etcétera) y acciones urgentes que implican ofrecer 
alternativas de vivienda a quienes están en situación de riesgo.
b) Problemas en las vialidades
Cuando ocurren tormentas de gran intensidad, la capacidad de drenaje de la red secundaria 
(y en algunos casos primaria), resulta insuficiente durante algunas decenas de minutos. El 
problema se presenta principalmente en vialidades que se encuentran abajo del Interceptor del 
Poniente (donde los colectores pierden pendiente), es decir, desde el periférico hasta Insurgen-
tes, pero ocurren también en depresiones (en los llamados columpios y los pasos a desnivel). 
Estos encharcamientos producen daños económicos por el retraso en las actividades de la 
población y efectos negativos en la imagen del Gobierno del Distrito Federal. Aunque es prác-
tica y económicamente imposible resolver definitivamente estos problemas, sí pueden lograrse 
mejoras importantes que permitan reducir el nivel y el tiempo de los encharcamientos. Así, 
en los últimos años se ha trabajado con buenos resultados en los pasos a desnivel de avenida 
Chapultepec con Insurgentes; Diagonal San Antonio con Periférico; la zona del Caracol, frente 
a Periférico Sur, etcétera, y se tienen estudiados 80 sitios adicionales para reducir sensible-
mente los encharcamientos los próximos años.
c) Problemas en zonas bajas
En muchas ocasiones se han asentado desarrollos urbanos en zonas bajas bastante amplias, en 
las que naturalmente el escurrimiento tiende a acumularse. Estos casos, de los cuales el con-
junto “Ejército de Oriente” es un ejemplo claro, aunque pueden clasificarse como locales, requi-
eren de soluciones ligadas al Sistema General de Drenaje; esto es; requiere hacer una conexión 
a algún punto de la red primaria con menor cota que el punto más bajo del asentamiento y, a su 
vez, verificar que la red primaria escogida tenga capacidad para conducir la descarga adicional 
hasta el Sistema Principal.
Por otra parte, dado que tanto los colectores de la red primaria, como el Sistema Principal 
de Drenaje, trabajan frecuentemente con carga, puede ocurrir (como ya ocurrió en “Ejército 
de Oriente”)

Otros materiales