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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS Efecto del uso de suelo sobre la producción de CO2 de la biomasa fúngica en la región de Los Tuxtlas, Veracruz, México T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULODE: BIÓLOGA P R E S E N T A : CARLA HUDLER SCHIMPF DIRECTOR DE TESIS: DRA. MARÍA GUADALUPE BARAJAS GUZMÁN (2018) Margarita Texto escrito a máquina CIUDAD UNIVERSITARIA, Margarita Texto escrito a máquina CD. MX. Margarita Texto escrito a máquina Margarita Texto escrito a máquina UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Hoja de datos del Jurado 1. Datos del alumno Hudler Schimpf Carla 55 1309 0792 Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Ciencias Biología 310619750 2. Datos del tutor Dra. María Guadalupe Barajas Guzmán 3. Datos del sinodal 1 Dr. Leopoldo Galicia Sarmiento 4. Datos del sinodal 2 Dra. Amada Laura Reyes Ortigoza 5. Datos del sinodal 3 Dr. Francisco Javier Álvarez Sánchez 6. Datos del sinodal 4 M. en C. Liliana Itze López Olmedo 7. Datos del trabajo escrito Efecto del uso de suelo sobre la producción de CO2 de la biomasa fúngica en la región de Los Tuxtlas, Veracruz, México 112 p 2018 3 Agradecimientos académicos Al proyecto Almacenes de Carbono en el Suelo de una Selva Húmeda: la Contribución de los Hongos Micorrizógenos Arbusculares (PAPIIT – IN 116814) por el apoyo financiero brindado en los trabajos de campo y análisis de las muestras. A la Dra. María Guadalupe Barajas Guzmán por su paciencia y apoyo. La admiro y la considero un ejemplo a seguir en todos los sentidos. Le agradezco mucho el haberme acompañado a lo largo de este trabajo, transmitiendo su conocimiento y confianza. A los sinodales del jurado integrado por el Dr. Leopoldo Galicia Sarmiento, la Dra. Amada Laura Reyes Ortigoza, el Dr. Francisco Javier Álvarez Sánchez y a la M. en C. María Itze López Olmedo por sus aportaciones que ayudaron a enriquecer este trabajo. A todos los integrantes del Laboratorio de Ecología del Suelo, en especial al Dr. Francisco Javier Álvarez Sánchez por su apoyo durante la realización de este trabajo, así como a la Dra. Irene Sánchez Gallen y al M. en C. Juan Carlos Peña Becerril por su aportación a este trabajo y a mi formación como bióloga. A la Universidad Nacional Autónoma de México y a la Facultad de Ciencias por abrirme las puertas y guiarme en el camino de la investigación. A todos los integrantes de la Estación de Biología Tropical de Los Tuxtlas, del Instituto de Biología. 4 Agradecimientos personales A mi mamá, por su amor y cariño que me han acompañado toda mi vida. Te considero una mujer extraordinaria y te agradezco todo el apoyo que me has brindado. Este logro es tanto tuyo como mío. Te amo con todo mi corazón. A mi hermano, por molestarme y hacerme reír desde hace 25 años. Eres una de las personas más importantes de mi vida y siempre contarás con mi apoyo y mi cariño. A mis tías, Elke (Norma), Elsa e Isabel por ser como mis segundas mamás. Ustedes han llenado mi vida de amor y alegría. Las quiero mucho y aprecio que estén en mi vida. A mis hermanas, Andrea, Tanya y Paulina, por haber caminado a mi lado desde el principio. Gracias por su apoyo y amistad incondicional. A Enrique por llenar mis días de amor y cariño. Gracias por siempre soñar a mi lado. A mi bubu por entrar a mi vida de la manera menos esperada. Desde el primer día supe que eras mi amiga perdida del Kinder. Te adoro a ti y a tu familia. Gracias por estos últimos cinco años. A Zoar, por ser mi amiguis. Gracias por haberme acompañado en las locuras de la carrera y por siempre compartir tu sabiduría y conocimiento. 5 A Coral, Ana, Diego, Damián, Adrian, Mariana, Coffeen y al resto de los Magnolios por haber hecho de estos cuatro años una aventura, llena de rizas y alegría. A Nayeli y a Zoar por siempre ser optimistas y darme las mejores críticas. Su amistad siempre será importante para mí. A Valentina y Stella, quienes me hicieron reír con locura en más de una práctica de campo. A todos mis compañeros del Laboratorio de Suelos, Irvin, Dulce, Laura, América, Paola e Isaac por enseñarme las técnicas y acompañarme en este proceso. Índice Resumen ........................................................................................................................................... 3 1.- Introducción ............................................................................................................................... 5 1.1.- Cambio de uso de suelo ..................................................................................................... 5 1.2.- Cambio de uso de suelo en bosques tropicales húmedos ........................................... 6 1.3.- Cambio de uso de suelo en bosques tropicales húmedos de México ........................ 8 1.4.- Efecto del cambio de uso de suelo sobre el ecosistema y el suelo de bosques tropicales húmedos ...................................................................................................................... 9 2.- Respiración del suelo ............................................................................................................ 13 2.2.- Factores que afectan la respiración del suelo .............................................................. 17 2.3.- Respiración de la biomasa fúngica ................................................................................. 24 3.- Antecedentes ........................................................................................................................... 27 3.1.-Estudios de respiración en suelos de bosques tropicales ........................................... 27 3.2.- Estudios de respiración en suelos de México ............................................................... 32 4.- Justificación ............................................................................................................................. 35 5.- Objetivos ................................................................................................................................... 36 5.1.- Objetivo General .............................................................................................................. 36 5.2- Objetivos Particulares ..................................................................................................... 36 6.- Hipótesis ................................................................................................................................... 36 7.- Método ....................................................................................................................................... 37 7.1.- Zona de estudio ............................................................................................................... 37 7.2.- Muestreo ............................................................................................................................40 7.3.- Análisis de laboratorio ................................................................................................... 42 - 7.3.1.- Contenido gravimétrico de agua y densidad aparente ................................. 42 - 7.3.2.- Determinación de CO2 ....................................................................................... 42 - 7.3.3.- Análisis Químicos ............................................................................................... 44 - 7.3.4.- Análisis estadístico ............................................................................................ 44 8.- Resultados ............................................................................................................................... 45 9.- Discusión .................................................................................................................................. 62 - 9.1.- Cambio de uso de suelo ....................................................................................... 62 - 9.2.- Estacionalidad ........................................................................................................ 68 - 9.3.- Propiedades Físico-Químicas del Suelo ............................................................ 71 2 10.- Conclusiones ......................................................................................................................... 83 11.- Literatura Citada ................................................................................................................... 84 Anexo 1 ......................................................................................................................................... 106 3 Resumen En la actualidad, la conversión de bosques a áreas destinadas al pastoreo y a la expansión de los campos agrícolas constituye uno de los cambios de suelo más importantes y dominantes en los trópicos. Esto ha resultado en la alteración de las propiedades químicas, físicas y biológicas del suelo y, finalmente, en su degradación, lo cual se encuentra directamente ligado a la estabilidad y productividad futura de los sistemas, de tal forma que se altera la calidad del suelo. Esta última, puede medirse a partir de diversos indicadores químicos, físicos y biológicos, siendo uno de éstos la respiración del suelo. El objetivo del presente estudio fue estimar el efecto del cambio de uso de suelo sobre la producción de CO2 de la biomasa fúngica en suelos de la región de Los Tuxtlas, Veracruz, y analizar su relación con la estacionalidad y con propiedades físico-químicas del suelo. El estudio se llevó a cabo en la Estación de Biología Tropical de Los Tuxtlas, ubicada al sudeste del estado de Veracruz durante la temporada de secas (abril 2015) y en la temporada de lluvias (septiembre 2015). Se identificaron los usos de suelo bosque tropical húmedo (BTH), vegetación secundaria (VS), potrero y cultivo. Los datos se analizaron a través de un análisis de varianza (ANdeVA) de dos factores para determinar diferencias entre temporadas y los diferentes usos de suelo en relación a la respiración fúngica. Adicionalmente, se realizó un análisis de regresión lineal entre la producción de CO2 y las propiedades físico-químicas del suelo: contenido gravimétrico de agua, contenido de Ct, contenido de Nt, pH, densidad aparente, P y la relación C:N. 4 Los resultados indican que la respiración fúngica es diferente, tanto entre los usos de suelo como entre temporadas. Se encontraron diferencias significativas entre los usos de suelo (F(3,32)=19.29; p<0.01). La vegetación secundaria (VS) mostró los valores de respiración más altos, mientras que el cultivo presentó los valores más bajos, lo cual se concluyó se encuentra relacionado con el contenido y calidad de la materia orgánica del suelo. Por otro lado, se encontraron diferencias significativas con respecto a la estacionalidad del sitio (F (1,32)=200.06; p<0.01). Los valores de respiración fúngica más altos se observaron en la temporada de secas y los valores más bajos durante la temporada de lluvias, lo cual se encuentra relacionado con la capacidad de los hongos de absorber nutrientes y agua del suelo por medio de su crecimiento micelial y/o por pulsos de rehidratación del suelo. Con respecto a la interacción de la estacionalidad y los diferentes usos de suelo, esta fue significativa (F(3,32)=3.35; p<0.05). Los valores más altos de respiración se registraron en la temporada de secas en el BTH y en la VS, mientras que los registros más bajos se dieron en la temporada de lluvias, especialmente en los cultivos. Se concluyó que la producción de CO2 de la biomasa fúngica se ve afectada de forma positiva por el contenido gravimétrico de agua, el pH, el C total, el N, el P disponible y la relación C:N. En cambio, se ve afectada de manera negativa por la densidad aparente. 5 1.- Introducción 1.1.- Cambio de uso de suelo El cambio de uso de suelo es una actividad antropogénica que ha predominado a escala global en los últimos tres siglos, a tal grado que el ser humano ha cambiado de forma directa la mitad de la superficie terrestre libre de hielo (Chapin et al., 2011; Tischer, 2015). A pesar de que las prácticas de uso del suelo varían a lo largo del mundo, el objetivo final es el mismo: la adquisición de recursos naturales para cubrir las necesidades del hombre, ocasionando la degradación y alteración de los ecosistemas (Vitousek et al., 1997; Foley et al., 2005). En general, tanto el cambio de uso de suelo como el cambio de la cobertura de la superficie terrestre, son prácticas que se encuentran presentes en todos los ambientes a escala global (Rosa et al., 2014; Tischer, 2015). A partir de la extensión o el aumento de las áreas destinadas para las actividades humanas y la intensificación de su uso, el hombre ha logrado proporcionar grandes cantidades de alimentos, fibras, combustibles, entre otros servicios ecosistémicos a las sociedades (Foley et al., 2005; Chapin et al., 2011). No obstante, en los últimos dos siglos ha surgido un aumento constante en la demanda de dichos productos en respuesta, por un lado, al crecimiento de la población mundial y los patrones de consumo actuales (Tilman et al., 2002, Godfray et al., 2010), y por otro lado, a cuestiones económicas, sociales y políticas que involucran el desarrollo de civilizaciones, el desarrollo económico, la industrialización y urbanización (Lambin et al., 2001; Lambin et al., 2003; Rudel et al., 2005; Martínez-Ramos et al., 2012). Lo anterior ha resultado en la alteración y conversión de grandes extensiones de 6 ecosistemas naturales, siendo uno de los más importantes los bosques tropicales húmedos (Lambin et al., 2001; Gibbs et al., 2010; Lambin y Meyfroidt, 2011; Chapin et al., 2011; Dupuy et al., 2012; Rosa et al., 2014). 1.2.- Cambio de uso de suelo en bosques tropicales húmedos Hace aproximadamente 8000 años, los bosques componían alrededor del 46% de la superficie terrestre, mientras que en la actualidad sólo constituyen el 30% (Lambin et al., 2003; Chapin et al., 2011). Actualmente, la conversión de bosques a áreas destinadas al pastoreo y a la expansión de los campos agrícolas constituyen uno de los cambios de suelo más importantes y dominantes en la región de los trópicos (Chapin et al., 2011; Gibbs et al., 2010; Lambin y Meyfroidt, 2011). El área destinada a cultivos aumentó a escala global de 300-400 millones de ha en el año 1700 a 1500-1800 millones de ha en 1990; aumentando de 4-5 veces en un periodo de tres siglos y en un 50% solo durante el siglo XX (Lambin et al., 2003). Este aumento condujo a la deforestación de bosques y a la conversión de pastizales naturales, estepas y sabanas (Lambin et al., 2003). En las últimas dos décadas más del 80% del área nueva destinada a cultivos ha provenido de la conversiónde bosques tropicales, tanto intactos como alterados (Gibbs et al., 2010; Rosa et al., 2014; Tischer, 2015). En un principio, los países europeos, asiáticos y, posteriormente, Norteamérica fueron los primeros en experimentar la expansión agrícola con el fin de cubrir las demandas globales (Lambin et al., 2003). Sin embargo, durante las últimas décadas los países desarrollados han comenzado a reducir el área destinada a 7 cultivos y a expandir el área destinada a bosques (Lambin et al., 2003; Gibbs et al., 2010; Lambin y Meyfroidt, 2011). Actualmente, Europa y Norteamérica reducen 3.6 millones de ha al año (Lambin et al., 2003), lo que ha provocado una presión sobre los países en vías de desarrollo para cubrir la creciente demanda (Lambin et al., 2003; Gibbs et al., 2010; Lambin y Meyfroidt, 2011). Entre 1990 y 1997 se perdieron por deforestación y expansión de los campos agrícolas 5.8 ± 1.4 millones de ha de bosques tropicales húmedos al año, de tal forma que la tasa de cambio de uso de suelo en dicha región fue del 0.43% durante ese periodo (Achard et al., 2002). Aunado a esto se encuentra la extracción de madera, la cual a partir del 2005 ha comenzado a superar las tasas de deforestación, principalmente en la región de los trópicos (Asner et al., 2009). Estos bosques tienen 400% más probabilidades de ser posteriormente deforestados con el fin de ser utilizados para pastoreo o cultivos (Asner et al., 2006). A partir del 2005, alrededor de la mitad de los bosques tropicales húmedos mantienen el 50% o menos de la cobertura forestal (Asner et al., 2009; Martínez-Ramos et al., 2012). En el periodo 2000 - 2005 el cambio de uso de suelo en los bosques tropicales húmedos fue de 0.5%, 1.3%, 1.4% y 1.8% en África, Asia-Oceanía, Centro América y Sur América, respectivamente, lo que en su conjunto engloba una pérdida de 274, 614 km2, que equivale al 1.4% del área global de bosques tropicales húmedos (Asner et al., 2009). 8 1.3.- Cambio de uso de suelo en bosques tropicales húmedos de México Latinoamérica y Centroamérica son las regiones que poseen la mayor área de bosques tropicales húmedos, así mismo son consideradas las regiones de mayor biodiversidad a escala global (Aide et al., 2013). Uno de los hot spot que más alteración ha sufrido por actividades de cambio de uso de suelo se encuentra en la región de Mesoamérica, donde varios bosques tropicales han sido deforestados, especialmente en el sureste de México (Quezada et al., 2014; Aide et al., 2013). Se estima que en México, los bosques tropicales tienen una cobertura potencial del 30% del territorio mexicano, de los cuales el 17% corresponde a bosques tropicales secos y entre el 9.1-13% a bosques tropicales húmedos (Campo et al., 2016; Challenger y Dirzo, 2009). Sin embargo, dicha cobertura ha sido significativamente alterada reduciendo el área de los bosques tropicales secos al 11.3% y el área de los bosques tropicales húmedos al 4.8% (Challenger y Soberón, 2008). Estos últimos se localizan principalmente en el sureste del país, en la vertiente del Atlántico (las planicies del Golfo de México) (Challenger y Soberón, 2008; Díaz-Gallegos et al., 2008) y forman parte del Corredor Biológico Mesoamericano que se extiende al Petén en Guatemala y al noreste de Belice (Díaz-Gallegos et al., 2008; Díaz-Gallegos et al., 2010). La alteración de los bosques tropicales húmedos de México se ha asociado, primordialmente, a actividades de deforestación resultantes de las políticas de repartición de tierras y leyes agrarias del país que buscan aumentar y expandir los campos agrícolas a partir de la conversión de los terrenos forestales (Martínez- 9 Ramos et al., 2012). Actualmente, se estima que entre el 30 y 66% del territorio nacional se encuentran bajo algún uso agrícola o ganadero (Anta-Fonseca y Carabias, 2008; SEMARNAT, 2008; Dupuy et al., 2012) y la pérdida de los recursos forestales se encuentra entre los 500, 000 y 631,000 ha al año (Díaz- Gallegos et al., 2008). Una de las regiones más deforestadas del país es la región de Los Tuxtlas, Veracruz. En la década de 1980 se deforestó el 84% de la región con el fin del establecimiento de áreas para pastoreo (Dirzo y García, 1992; Hughes et al., 2000), lo cual ha repercutido de forma significativa sobre la resiliencia del ecosistema. 1.4.- Efecto del cambio de uso de suelo sobre el ecosistema y el suelo de bosques tropicales húmedos En términos generales, el cambio de uso de suelo tiene impactos directos sobre la estructura (ej. estructuras tróficas) y funcionamiento (ej. Ciclos biogeoquímicos) de los ecosistemas terrestres (Vitousek et al., 1997; Tischer et al., 2014), y además, altera la interacción del ecosistema terrestre con la atmósfera, los sistemas acuáticos, y las tierras adyacentes (Vitousek et al., 1997). Los bosques tropicales húmedos albergan la mayor biodiversidad del planeta, no obstante, el uso de la tierra y el cambio de la cubierta terrestre son los precursores más importantes de la pérdida de biodiversidad en estos ecosistemas (Martínez- Ramos et al., 2012; Rosa et al., 2014). 10 Adicionalmente, el cambio de uso de suelo tiene impactos directos al contribuir a la producción de gases de efecto invernadero y, por ende, en el cambio climático a nivel local y global. Por otra parte, constituye la fuente principal de degradación del suelo (Hughes et al., 2000; Lambin et al., 2003; Balvanera y Cotler, 2009), y repercute en la capacidad de los sistemas biológicos para soportar las necesidades humanas, ya que altera los servicios ecosistémicos (Vitousek et al., 1997; Foley et al., 2005). Las alteraciones se pueden dar de forma directa por medio de la acción de la quema, remoción o cambio de la cobertura terrestre o, de forma indirecta, como es el caso de la aplicación de fertilizantes (Tischer, 2015). La conversión permanente o a largo plazo de los bosques tropicales involucra la quema o remoción de la mayor parte de la biomasa aérea, lo cual altera los ciclos biogeoquímicos dentro del ecosistema, ya que reduce las entradas de hojarasca al sistema (Bhushan Pandey et al., 2010; Chapin et al., 2011). Esto se ve reflejado especialmente en el ciclo del carbono (C) y del nitrógeno (N) (Bhushan Pandey et al., 2010). El cambio de uso de suelo de los bosques tropicales tiende a ocasionar un aumento de la temperatura del suelo, lo cual estimula la actividad biológica, resultando en un incremento de la mineralización del N a amonio (NH4 +-N) de la materia orgánica del suelo. Las tasas altas de nitrificación de NH4 + a nitratos (NO3 -) aumentan las pérdidas por medio de escorrentía, lixiviación y desnitrificación, lo cual al final resulta en la reducción del contenido de N dentro del ecosistema (Neill et al., 1997; Nunan et al., 2000; Bhushan Pandey et al., 2010), el cual alcanza entre los 10-20 Tg N anuales, lo que a su vez equivale entre 11 el 6-20% del N total que es fijado por los ecosistemas terrestres (Hughes et al., 2000). Por otro lado, los bosques tropicales húmedos representan alrededor del 60% del C que se encuentra almacenado en la parte aérea de los bosques del mundo y contribuyen con el 37% de la productividad primaria terrestre (Hughes et al., 2000). La conversión de los bosques tropicales húmedos a pastizales y áreas de cultivo ha resultado en el incremento de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y en la disminución de los almacenamientos terrestres de C, N, azufre (S) y fósforo (P), de tal forma que juegan un papel fundamental en los ciclos biogeoquímicos y en la regulación del clima del planeta (Hughes et al., 2000; Murty et al., 2002; Chapin et al., 2011; Tischer, 2015; Campo et al., 2016). Se estima que, actualmente, se pierden en promedio 0.9 Pg C año-1 por la deforestación de estos bosques (IPCC, 2013, en Campo et al., 2016) y que aproximadamenteel 35% de las emisiones antropogénicas de CO2, desde 1850, han resultado de las actividades de cambio de uso de suelo (Foley et al., 2005). Asimismo, se calcula que las pérdidas de P durante la conversión de bosques puede alcanzar hasta el 80% (Giardina et al., 2000; Hughes et al., 2000). Lo que en conjunto resulta en una reducción de la productividad de los sistemas y, a su vez provoca que dichas tierras sean abandonadas y la escasez de las tierras para uso agrícola aumenten, lo que induce un incremento de las tasas de deforestación (Lambin y Meyfroidt, 2011; Martínez-Ramos et al., 2012) o, en muchos casos, de la adición de fertilizantes inorgánicos (Vitousek et al., 2009). 12 En ambos casos diversas propiedades, tanto químicas, físicas como biológicas del suelo se ven afectadas, especialmente en los trópicos, ya que el efecto del cambio de uso de suelo se puede ver potenciado por las altas tasas de precipitación y la temperatura (Takoutsing et al., 2015). Entre las propiedades edáficas que se ven afectadas por el cambio de uso de suelo se encuentran el pH (Giardina et al., 2000), la cantidad y calidad de los nutrientes (por ejemplo C, N y P) (Murty et al., 2002), el grado de compactación (Geissen et al., 2009), así como la estructura de las comunidades microbianas (Lauber et al., 2008). Estos cambios están directamente ligados con la estabilidad y productividad futura de los ecosistemas, de tal forma que se altera la calidad del suelo. El concepto hace referencia a la funcionalidad del suelo, la cual está dada por el conjunto de propiedades físicas, químicas y biológicas que actúan en la funcionalidad del ecosistema y contribuyen al crecimiento de las plantas, al ciclo de nutrientes y agua, al almacenamiento de carbono, la descomposición de la materia orgánica, entre otros (Braga et al., 2014). Se mide a partir de diversos indicadores químicos, físicos y biológicos (Karlen et al., 2003), los cuales pueden diferir de acuerdo al tipo de suelo en cuestión (Campos et al., 2007). Paul (2015) propone como indicadores físicos a la textura del suelo, la profundidad del suelo, capacidad de retención e infiltración del agua, la temperatura, el contenido gravimétrico de agua y la densidad aparente; como indicadores químicos propone el contenido total de C y N, el pH, la conductividad eléctrica y el contenido mineral de N, P y potasio (K) y, como indicadores biológicos a la biomasa microbiana de C y N, el N potencialmente mineralizable y la respiración del suelo. Este último, es 13 de gran importancia en la actualidad, ya que por un lado constituye uno de los componentes cruciales dentro del ciclo del C en los ecosistemas terrestres y, por otro lado, debido a que contribuye de forma significativa con las emisiones de CO2 provenientes de la superficie del suelo, de tal forma que pequeños cambios en las tasas de respiración del suelo pueden tener grandes repercusiones en la concentración de CO2 atmosférico y contribuir en el cambio climático (Schlesinger y Andrews, 2000; Iqbal et al., 2008; Yan et al., 2013). 2.- Respiración del suelo Los ecosistemas terrestres juegan un papel muy importante en el ciclo global del C (Fan et al., 2015); en particular los procesos edáficos juegan un papel primordial al participar en el secuestro del carbono atmosférico y por su contribución anual al flujo de gases de efecto invernadero (Campos, 2004). Globalmente, el suelo contiene una gran cantidad de C (2500 Gt, en 1 m de profundidad) tanto en formas orgánicas como inorgánicas, de tal forma que el contenido de C dentro del suelo es aproximadamente tres veces más grande que el que se encuentra en la atmósfera (785 Pg C) y cinco veces más que el que se encuentra almacenado en formas bióticas (400-600 Pg C) (Campos, 2006; Luo y Zhou, 2006; Chang et al., 2016). La respiración del suelo constituye el flujo de CO2-C del suelo, el cual integra todos los procesos metabólicos del suelo que liberan dióxido de carbono (CO2) (Raich y Schlesinger, 1992; Luo y Zhou, 2006; Yan et al., 2013; Fan et al., 2015; Zhang et al., 2015). 14 La respiración del suelo representa entre el 60 y el 90% de la respiración total del ecosistema (Raich et al., 2002). Dentro de ésta se distinguen la respiración autótrofa y la respiración heterótrofa (Lou y Zhou, 2006; Noh et al., 2016; Wu et al., 2016). La primera corresponde a la respiración de las raíces de las plantas, mientras, que la respiración heterótrofa hace referencia a la respiración de la fauna edáfica y a la respiración microbiana (hongos y bacterias) que ocurre durante la descomposición de la hojarasca y la materia orgánica (Figura 1) (Adachi et al., 2006; Lou y Zhou, 2006; Noh et al., 2016). La respiración representa uno de los elementos clave de los ecosistemas terrestres, ya que está fuertemente relacionado con la productividad del ecosistema, la fertilidad del suelo y con el ciclo del carbono, tanto a escala regional como global (Lou y Zhou, 2006). La productividad neta del ecosistema está dada por la acumulación neta de carbono dentro del sistema, es decir, es el balance entre las entradas y salidas de carbono del ecosistema. El ciclo comienza cuando la planta fija CO2 atmosférico y lo transforma a componentes orgánicos por medio del proceso de fotosíntesis. Una parte de estos componentes es destinada para el crecimiento y mantenimiento de los tejidos vegetales y, otros son descompuestos para suministrar a la planta con energía (Lou y Zhou, 2006). Durante este proceso, el CO2 es liberado de vuelta a la atmósfera por medio de la respiración vegetal (Lou y Zhou, 2006; Chapin et al., 2011; Rong et al., 2015). Adicionalmente, parte del C es transferido al suelo por medio de la hojarasca, la secreción de exudados por parte de las raíces y por la transferencia de carbono a organismos simbiontes 15 asociados a las raíces (por ejemplo, micorrizas y bacterias fijadoras de nitrógeno) (Chapin et al., 2011). Una vez dentro del suelo estos componentes son descompuestos por la actividad de diversos microorganismos y por la fauna edáfica; proceso que resulta, por un lado, en la liberación de CO2 a la atmósfera y recibe el nombre de respiración heterotrófica (Paul, 2015) y, por otro lado, en la liberación de nutrientes en formas que pueden ser asimiladas por las plantas y los organismos (Figura 1) (Petit-Aldana et al., 2012). Figura 1.- Representación esquemática de los principales componentes de la respiración del suelo (Figura modificada a partir de Cueva et al., 2016). Los residuos vegetales que se incorporan al suelo se encuentran constituidos por diversos compuestos, que incluyen componentes solubles, hemicelulosas, 16 celulosas, ligninas, entre otros, lo cual influye en las tasas de descomposición, afectando los compuestos secundarios resultantes (humus) o su adhesión a la fracción mineral del suelo, principalmente a las arcillas (Paul, 2015). La producción y descomposición de la hojarasca y de la materia orgánica influyen en la cantidad de carbono que es almacenado en el suelo, así como en el ciclo de los nutrientes (principalmente N y P) y, por ende, influye en la productividad del ecosistema (Rivera-Vásquez et al., 2013; Moreno et al., 2014; Paul, 2015). La descomposición involucra tres procesos: la lixiviación, fragmentación y alteración química de la materia orgánica. Mediante estos procesos se lleva a cabo la degradación física y la transformación bioquímica de la materia orgánica muerta a moléculas orgánicas e inorgánicas más simples (Chapin et al., 2011). Una vez finalizada la descomposición ocurre la mineralización de la materia orgánica a componentes inorgánicos (CO2, NH4 +, NO3 -, PO4 3-, entre otros) (Cain et al., 2014) y la transformación de una fracción de la MOS en compuestos orgánicos complejos que a menudo son recalcitrantes, como es el casodel humus. Éste último, constituye un conjunto de compuestos complejos (órgano-minerales), sintetizados a partir de la polimerización de restos de moléculas orgánicas complejas (lignina, compuestos fenólicos). Las sustancias húmicas se caracterizan por tener una estructura irregular con un alto contenido de anillos aromáticos (quinonas, fenoles) y se clasifican en ácidos fúlvicos, ácidos húmicos y huminas. Debido a su compleja estructura son sustancias que no se degradan con facilidad, 17 por lo que el humus tiende acumularse en el suelo (Paul y Clark, 1996; Lou y Zhou, 2006; Chapin et al., 2011; Paul, 2015). Se estima que a partir del proceso de respiración del suelo se pierde el 25% más del carbono que entra por medio de la productividad primaria neta, de los cuales sólo el 26% proviene de la respiración de las raíces y micorrizas, mientras que el resto proviene de la descomposición (Raich y Schlesinger, 1992). A escala global los procesos de respiración del suelo contribuyen con aproximadamente 78 - 100 Pg de C al año (Raich et al., 2002; Bond-Lamberty y Thomson, 2010), lo que equivale a diez veces las emisiones de C por la combustión de combustibles fósiles (Hanson et al., 2000; Kuzyakov, 2006), por lo que juegan un papel importante en el ciclo global del bioelemento y en la concentración de CO2 en la atmósfera, haciéndolos de gran importancia para las cuestiones de cambio climático y políticas ambientales (Campos, 2004; Yan et al., 2013; Fan et al., 2015; Latimer y Risk, 2016). 2.2.- Factores que afectan la respiración del suelo La producción y liberación de CO2 es influenciado por diversos factores bióticos y abióticos, así como por la interacción de los mismos (Figura 2). Entre los factores ambientales que más efecto ejercen sobre la respiración del suelo se encuentran la temperatura y la humedad (Davidson et al., 2000; Adachi et al., 2006; Campos et al., 2006; Wood et al., 2013; Zimmerman et al., 2015), seguidos de la concentración de O2, la disponibilidad de nutrientes, la textura del suelo y el pH (Lou y Zhou, 2006). 18 La temperatura y la humedad, independientes ó en interacción, influyen sobre las tasas de producción y liberación de CO2, ya que ejercen efectos sobre las dinámicas redox del suelo, la capacidad de difusión, la actividad microbiana y de las raíces, así como en la disponibilidad de nutrientes (Wood et al., 2013). El efecto de la temperatura sobre la respiración está relacionado con su papel en la regulación de diversos procesos ecosistémicos que incluyen la descomposición de la materia orgánica, la mineralización de N, el ciclo de nutrientes, en la productividad de las plantas, en la dinámica de las raíces, así como en la difusión de gases (Rustad et al., 2001; Lou y Zhou, 2006). Así mismo, regula la actividad microbiana y de la rizósfera al regular la actividad enzimática; a bajas temperaturas la actividad tiende a disminuir, resultando en tasas más bajas de descomposición, un ciclo de nutrientes más lento (Davidson y Janssens, 2006; Chapin et al., 2011) y, por ende, en tasas de respiración más bajas. Diversos estudios han demostrado que las tasas de respiración aumentan conforme lo hace la temperatura cuando el C y los nutrientes no se encuentran limitados (Holland et al., 2000; Knorr et al., 2005; Wood et al., 2012; Wood et al., 2013). De forma independiente, la humedad limita la respiración del suelo al disminuir la disponibilidad de agua y nutrientes para los microorganismos desintegradores bajo condiciones de poca humedad, mientras que en condiciones muy húmedas el efecto del agua sobre la respiración está regulado principalmente por la baja concentración de oxígeno (Zimmerman et al., 2015). De tal forma, que la humedad del suelo influye a la respiración del suelo de forma directa a partir de los procesos fisiológicos de las raíces y microorganismos, y de forma indirecta por medio de su 19 papel en la difusión de sustrato y O2 (Davidson et al., 2006; Lou y Zhou, 2006). El O2 es necesario para la respiración aeróbica, mientras que los sustratos orgánicos solubles son utilizados como fuente de energía para los microorganismos heterotróficos. El contenido de agua óptimo se encuentra cerca de la capacidad de campo del suelo, donde los macroporos se encuentran principalmente llenos de aire, facilitando la difusión de O2, y los microporos se encuentran llenos de agua, facilitando la difusión de sustratos solubles (Davidson et al., 2000). En segundo plano la respiración del suelo se ve afectada por la estructura del suelo, la concentración de O2, la disponibilidad de nutrientes y el pH del mismo (Figura 2); el papel de estos factores es secundario debido a que éstos se encuentran regulados en gran parte por la temperatura y la humedad. Por otro lado, estos factores se ven afectados por diversas actividades antropogénicas, lo cual se ve reflejado en las tasas de respiración. Entre las prácticas antropogénicas que más afectan la liberación de CO2 del suelo hacia la atmósfera se encuentran la deforestación, la quema de biomasa y las prácticas agropecuarias (Campos, 2004; Campos, 2006). La estructura del suelo ejerce un efecto sobre la respiración del suelo debido a que se encuentra ligada a la porosidad, la cual determina la capacidad de retención y movimiento del agua y la difusión de gases. Conforme los poros que se encuentran rellenos de aire disminuyen y aumenta la humedad, la difusión de O2 se ve restringida, y por ende, la respiración disminuye (Davidson et al., 2000; Lou y Zhou, 2006; Zhou et al., 2013). La textura del suelo también influye sobre la respiración del suelo por su efecto sobre la infiltración del mismo; al aumentar la 20 retención de agua y la difusión de gases, las tasas de descomposición tienden a ser altas. Por otro lado, la biomasa de raíces tiende a ser más alta en suelos de textura fina (limos y arcillas), incrementando la respiración de las raíces y de la microbiota asociada a la rizósfera (Högberg et al., 2002). Asimismo, dichos suelos tienden a tener una capacidad de intercambio catiónico mayor, así como almacenes más grandes de C lábil y N y tasas de mineralización más altas (Lou y Zhou, 2006), lo cual se ve reflejado en la fertilidad y tasas de respiración del suelo. La concentración de oxígeno, bajo condiciones muy húmedas, se convierte en un factor limitante (Davidson et al., 2000), ocasionando que domine la respiración anaerobia y reduciendo la respiración de raíces y de microorganismos (Zhou et al., 2013). La limitación por oxígeno, también puede deberse a prácticas agropecuarias inadecuadas, que incluyen la no labranza y una consecuente compactación del suelo, lo cual deriva en una aireación pobre y, por tanto, fomenta la respiración anaeróbica (Luo y Zhou, 2006). Adicionalmente, la disponibilidad de O2 tiene un impacto significativo sobre otros procesos dependientes de oxígeno, como son la transformación microbiana de carbono orgánico y nitrógeno en el suelo. El oxígeno en el suelo es consumido durante el proceso de nitrificación por las bacterias nitrificadoras y con base en su concentración puede influir sobre las tasas de nitrificación y desnitrificación y en la producción de óxido nitroso (N2O) (Robertson y Vitousek, 2009); factores relacionados con la productividad del sistema y, por ende, con la respiración del suelo. Así, tanto una concentración demasiado alta de CO2 como una deficiencia de O2 puede causar la inhibición de la respiración del suelo (Zhou et al., 2013). 21 En relación a la disponibilidad de nutrientes, se sabe que el N es un constituyente primario de nucleótidos y proteínas, por lo que es indispensable para la vida. Al encontrarse limitado en la mayoría de los ecosistemas terrestres, tiende a limitar el crecimiento de las plantas y, por ende, afectar a la estructura y funcionamientode los ecosistemas naturales y de los agroecosistemas (Gruber y Galloway, 2008; Robertson y Vitousek, 2009). Altos contenidos de N están asociado a altas tasas de crecimiento y, en consecuencia, a altas tasas de respiración (Lou y Zhou, 2006). El pH también juega un papel importante en la respiración, ya que controla las reacciones químicas del suelo, así como la actividad enzimática de los microorganismos. En términos generales, la mayoría de las bacterias crecen bajo un rango de pH entre 4 y 9, mientras que los hongos son moderadamente más acidófilos con un rango de pH de 4-6. De tal forma, que el pH tiene un efecto marcado sobre la comunidad microbiana, al influir sobre el crecimiento y proliferación de los microorganismos edáfico y, por ende, sobre la respiración del suelo. La producción de CO2 tiende a disminuir con pH mayores a 7 y a aumentar con pH menores a 7 (Lou y Zhou, 2006). El pH del suelo también influye en la disponibilidad o fijación de algunos nutrimentos del suelo. Por ejemplo, la acidez favorece el intemperismo, de forma que se liberan K+, Mg2+, Ca2+ y Mn-2 e incrementa la solubilidad de sulfatos, carbonatos y fosfatos (Taiz y Zeiger, 2010). Por último, la disponibilidad y calidad del sustrato también se relaciona con las tasas de descomposición (Cain et al., 2014; Paul, 2015) y afecta de forma indirecta a las tasas de respiración. En términos bioquímicos la producción de CO2 22 por respiración tiene una relación 1:1 con el consumo de sustrato (específicamente, átomos de C), de tal forma que la liberación de CO2 es directamente proporcional a la disponibilidad de sustrato. No obstante, la tasa en la que el sustrato es transformado a CO2 depende de la calidad y composición del sustrato (Lou y Zhou, 2006). Ésta última, constituye el primer factor biótico que ejerce un efecto sobre la respiración del suelo y está determinada por el contenido de compuestos lábiles y recalcitrantes que presenta un sustrato (relación C:N). La hojarasca de rápida descomposición tiende a presentar una mayor concentración de componentes lábiles en relación a los recalcitrantes (C:N baja), lo que promueve las tasas de descomposición y, por lo tanto, conduce a altas tasas de respiración (Chapin et al., 2011). Otro factor biótico de gran importancia es la estructura de la comunidad microbiana (Figura 2), la cual conforma en mayor parte la respiración heterotrófica (Tomé et al., 2016). Contribuyen a la respiración heterotrófica bacterias, hongos y fauna edáfica; cada uno juega un papel primordial en el funcionamiento del ecosistema, principalmente al ser los responsables de degradar y descomponer la materia orgánica del suelo. Sin embargo, la cantidad y forma en la que cada uno contribuye a dichos procesos no es la misma, por lo que su contribución a la respiración del suelo tampoco lo es. 23 Figura 2.- Representación esquemática de los principales factores que influyen sobre la respiración del suelo. Actualmente, la respiración microbiana juega un papel primordial en el ciclo del C y contribuye de forma significativa a la producción de CO2, por lo que es importante identificar los cambios y/o agentes que alteran a las comunidades microbianas y, por ende, las tasas de respiración (Daniel et al., 2015). Para comprender los factores que alteran las tasas de respiración del suelo es importante identificar el papel de cada uno de los agentes que la conforman. Sin embargo, pocos estudios se han enfocado en caracterizar la respiración microbiana, de tal forma que se diferencie entre la respiración bacteriana y la respiración fúngica (Tomé et al., 2016). Temperatura Humedad Estructura del suelo Concentración de oxigeno Cantidad de MOS pH Nutrientes Factores abióticos Factores bióticos Respiración Heterotrófica Vegetación (C:N) Estructura de la comunidad microbiana 24 Debido a su papel en el funcionamiento del ecosistema, la diversidad y abundancia de hongos edáficos puede influir sobre el aprovisionamiento de diversos procesos ecosistémicos. Por ejemplo, la composición de la comunidad vegetal y la productividad primaria pueden influir sobre la comunidad fúngica, de tal forma que pueden alterar el mantenimiento de la biodiversidad y las dinámicas relacionadas con el secuestro de C (Daniel et al., 2015). El C que es trasladado al suelo por acción de los hongos micorrizógenos arbusculares varía entre el 4 y 20% del C total fijado por las plantas (Tomé et al., 2015; Tomé et al., 2016). No obstante, se han realizado pocos estudios con el fin de cuantificar el CO2 liberado por la actividad fúngica del suelo (Tomé et al., 2016). Los hongos son capaces de asimilar grandes cantidades de C y de formar agregados estables con grandes periodos de resiliencia en el suelo, lo que los convierte en agentes relevantes para lo referente a mitigar el cambio climático (Daniel et al., 2015). 2.3.- Respiración de la biomasa fúngica Los hongos son los desintegradores primarios de los restos vegetales terrestres y, junto con las bacterias (Veresoglou et al., 2016), representan entre el 80-90% de la biomasa total de desintegradores, así como de la respiración heterotrófica (Chapin et al., 2011). La biomasa fúngica varía enormemente a lo largo y entre los biomas, tanto terrestres como acuáticos. Tienen una amplia distribución a escala global y su abundancia en los suelos se relaciona con la composición de la materia orgánica, 25 la densidad de raíces y la disponibilidad de nutrientes (Van Elsas et al., 2007; Paul, 2015). Los hongos son inmensamente diversos, tanto estructural- como funcionalmente, y han adoptado diversas estrategias tróficas que incluyen ser saprótrofos, simbiontes o patógenos (Van Elsas et al., 2007). La mayoría presenta un crecimiento micelial típico, el cual junto con sus diversas estrategias tróficas les han permitido colonizar de forma simultánea distintos sustratos, así como tejidos vegetales vivos o muertos, madera en descomposición, restos de animales edáficos y sustratos minerales, de tal forma que pueden abrirse paso entre los agregados del suelo y transportar nutrientes y agua a lo largo del suelo (Van Elsas et al., 2007; Paul, 2015). De esta forma los hongos pueden adquirir el C en un lugar y el N en otra, igual que las plantas toman su energía a partir del CO2 atmosférico, el agua y nutrientes del suelo. Los hongos, por ejemplo, pueden adquirir el carbono a partir de los procesos de descomposición de la materia orgánica y el N a partir del suelo mineral lo que en conjunto les permite sobrevivir en ambientes más estresantes que las bacterias (Chapin et al., 2011; Paul, 2015). Los hongos con crecimiento micelial juegan un papel integral en regular el funcionamiento de los ecosistemas terrestres, ya que participan en muchos procesos microbiológicos del suelo, influenciando la fertilidad del mismo al contribuir en la descomposición de la materia orgánica, en el ciclo general de nutrientes (principalmente N y P) (Van Elsas et al., 2007) y en la formación y estabilización de agregados (Paul, 2015). 26 También influyen en la estructura y funcionamiento de las comunidades vegetales al formar asociaciones simbióticas con ellas, denominadas micorrizas (Joergensen y Wichern, 2008). La asociación se caracteriza por ser del tipo mutualista, donde el hongo le aporta nutrientes a la planta y ésta provee de carbohidratos al hongo. A pesar de que los hongos micorrizógenos obtienen la mayor parte del C a partir de las raíces de las plantas, también contribuyen en procesos de descomposición al descomponer proteínas en aminoácidos, los cuales pueden, en parte, ser asimilados por el hongo y, en otra parte, ser transportados a la planta o exudados a la matriz del suelo (Chapin et al., 2011); procesos que resultan en la producción y liberaciónde CO2. La respiración por parte de las micorrizas es considerada una proporción alta de la respiración autotrófica de los suelos forestales; se estima que las hifas representan entre el 20 y 25% de la respiración edáfica de los bosques (Heinemeyer et al., 2007; Andrews et al., 2014). Los hongos tienden a dominar la biomasa y actividad microbiana en los horizontes orgánicos del suelo (principalmente suelos forestales), contribuyendo significativamente a la respiración heterotrófica (Joergensen y Wichern, 2008). En términos generales, la actividad de hongos y bacterias se encuentra regulada por la disponibilidad de sustrato y por el efecto de factores ambientales como la temperatura y la humedad (Kamble et al., 2016). Sin embargo, existen otros factores que le confieren una ventaja competitiva a los hongos sobre las bacterias, como por ejemplo, el pH, la disponibilidad de nutrientes (especialmente N) y la calidad del sustrato. Se ha visto que los hongos se ven favorecidos en suelos con valores de pH bajos (ácidos), con una baja disponibilidad de nutrientes y un alto 27 contenido de materiales orgánicos recalcitrantes (relación C:N alta) (Joergensen y Wichern, 2008; Fierer et al., 2009; Paul, 2015; Kamble et al., 2016); características comúnmente observadas en los suelos forestales (Chapin et al., 2011), mientras que las bacterias son prominentes en suelos salinos, alcalinos, anaeróbicos y con contenidos de P y N altos, como es el caso de los suelo anegados (Joergensen y Wichern, 2008; Paul, 2015; Kamble et al., 2016). Por otro lado, los hongos tienden a hacer un uso más eficiente de los sustratos orgánicos, ya que, por ejemplo, pueden formar más biomasa que las bacterias a partir de la misma cantidad de sustrato (Joergensen y Wichern, 2008). Adicionalmente, median la formación y protección de la MOS, así como su mineralización. De tal forma, que las tasas de transformación de la biomasa fúngica tiene grandes repercusiones en el ciclo del C y en su almacenamiento en el suelo durante largos periodos de tiempo (Paul, 2015). 3.- Antecedentes 3.1.-Estudios de respiración en suelos de bosques tropicales El interés por comprender los factores que influyen y alteran la respiración del suelo han aumentado en las últimas décadas, debido al efecto que tiene este proceso sobre la producción de CO2 atmosférico y, por ende, sobre el cambio climático (Campos, 2004; Yan et al., 2013; Fan et al., 2015; Latimer y Risk, 2016). Los bosques tropicales juegan un papel importante en el ciclo global del C, ya que almacenan aproximadamente 1/3 del C que se encuentra almacenado en los suelos a escala global y son responsables de las mayores tasas de respiración edáficas (Wood et al., 2013). No obstante, los estudios concernientes a la 28 respiración heterotrófica del suelo son escasos en dichos ecosistemas (Tabla 1), donde, adicionalmente, las tasas de cambio de uso de suelo son altas, aumentando el riesgo de pérdidas del bioelemento. Entre las prácticas antropogénicas que más afectan la liberación de CO2 del suelo hacia la atmósfera se encuentran la deforestación, la quema de biomasa y las prácticas agrícolas (Campos, 2004; Campos et al., 2007). Diversos estudios (Dinesh et al., 2003; Campos 2004; Campos, 2006; Potthast et al., 2012) han demostrado que dichas prácticas aumentan significativamente los flujos de CO2 a la atmósfera a corto plazo, debido a un aumento de la temperatura del suelo posterior a la deforestación del bosque y al cambio en la estructura del suelo. Mientras, que a largo plazo la deforestación y establecimiento de cultivos tienden a reducir la actividad microbiana de forma significativa debido a una reducción en la disponibilidad y calidad de la materia orgánica, así como a una alteración de la estructura de la comunidad microbiana (Dinesh et al., 2003). Adicionalmente, las técnicas de labranza alteran la estructura del suelo liberando el COS contenido en los agregados del suelo, lo que amplía el área de descomposición para los microorganismos y fauna edáfica y ocasiona una mayor producción y liberación de CO2 (Covaleda et al., 2009; Cruz-Ruiz et al., 2012). La conversión de sistemas naturales a agrícolas promueve el decaimiento de almacenes de C orgánico en el suelo; se reducen hasta un 60% en zonas templadas y un 75% o más en sistemas tropicales (Lou y Zhou, 2006). Esto último, se relaciona con el efecto de la humedad y la temperatura sobre la actividad microbiana y los procesos de descomposición. Conforme la temperatura y la humedad aumentan, las tasas de 29 descomposición tienden a incrementarse, resultando en tasas de respiración más altas (Campos, 2006; Li et al., 2006; Covaleda et al., 2009). En cambio, Susyan y colaboradores (2011) observaron que las tasas de respiración basal del suelo, así como la biomasa microbiana aumentan durante el proceso de sucesión posterior al abandono de las tierras de uso agrícola, lo cual lo atribuyen a un aumento en las entradas y acumulación de C orgánico en el suelo. Adicionalmente, observaron un cambio en la estructura de la comunidad microbiana, la cual fue dominada principalmente por la comunidad fúngica conforme el bosque avanzaba en el proceso de sucesión. Determinaron que la contribución de los hongos a la respiración total inducida por sustrato fue entre el 58 – 74%, con una tendencia a aumentar en los bosques maduros. Estos resultados concuerdan con estudios previos, en los que se observa mayor contribución de biomasa fúngica a la biomasa microbiana de los bosques forestales, dominancia que está asociada al pH ácido de los suelos forestales, así como a la relación C:N del sustrato, la disponibilidad de nutrientes y a la dependencia de ciertas especies arbóreas de establecer relaciones simbióticas con los hongos (micorrizas). Por otro lado, se ha observado que el pastoreo aumenta la compactación del suelo, disminuyendo el flujo de oxígeno y agua a lo largo del suelo, lo cual limita la actividad microbiana y, por ende, reduce las tasas de respiración (Lou y Zhou, 2006). A escala global las pérdidas de C ocasionadas por el cambio de uso de suelo han aumentado de forma constante durante los últimos 150 años, alcanzando tasas de hasta 2 Pg C año-1 (Campos et al., 2006), lo que contribuye al aumento de las 30 emisiones de CO2 a la atmósfera y a la disminución de los almacenes terrestres de carbono (Hughes et al., 2000; Chapin et al., 2011; Murty et al., 2002; Tischer, 2015). Tabla 1.- Estudios de respiración en suelos de bosques tropicales y bosques templados. Bosque Uso de Suelo Respiración edáfica (g CO2 g -1 día-1) Otras variables ligadas con la respiración Autores Tropical Sin modificación 1.87 x 10-5 (total microbiana) pH (5.2) COS (24.4 mg g -1 ) Nt (1.87 mg g -1 ) C/N (13.03) Ergosterol (3.76 µg g -1 ) Cmic (596 µg g -1 ) Nmic (47.7 µg g -1 ) Arcilla (27%) Dinesh et al., 2003 2.81 (total microbiana) pH (4.3) Ct (50%) Nt (1.2%) Cmic (1.6 Mg ha -1 ) C/N (18.5) Da (0.5 g cm -3 ) TempS (16.4°C) Potthast et al., 2012 Tropical Vegetación Secundaria 1.02 ± 0.17 (total microbiana) pH (5.3) Humedad del suelo (48.6%) COS (5.68 kg m -2 ) Nt (68.4 g m -2 ) Biomasa fúngica (547 mg C kg -1 ) Biomasa bacteriana (71 mg C kg -1 ) Cmic (618 mg C kg -1 ) Li et al., 2006 1.62 (total microbiana; p.s. 50-60 años) pH (3.92 ± 0.03) hojarasca (598.3±56.1 gm -2 a -1 ) Yan et al., 2009 2.804 (total microbiana; p.s.110 años) pH (3.86 ± 0.03) hojarasca (701.2±83.8 gm -2 a -1 ) Yan et al., 2009 31 Bosque Uso de Suelo Respiración edáfica (g CO2 g -1 día-1) Otras variables ligadas con la respiración Autores 3.1 (total microbiana; p.s. 400 años) pH (3.79 ± 0.05) hojarasca (893.2±59.2 gm-2 a -1 ) Yan et al., 2009 Potrero 3.37 (total microbiana) pH (4.9) Ct (43.4%) Nt (0.4%) Cmic (0.9 Mg ha -1 ) C/N (19.8) Da (0.6 g cm -3 ) TempS (17.2°C) Potthast et al., 2012 3.34 (total microbiana) pH (5.1) Ct (41%) Nt (0.9%) Cmic (0.6 Mg ha -1 ) C/N (13) Da (0.6 g cm -3 ) TempS (18.5°C) Potthast et al., 2012 Cultivo 2.5 x 10-6 (total microbiana) pH (5.1) COS (7.4 mg g -1 ) Nt (0.83 mg g -1 ) C/N (8.85) Ergosterol (0.51 µg g -1 ) Cmic (161 µg g -1 ) Nmic (11.5 µg g -1 ) Dinesh et al., 2003 0.8 ± 0.15 (Total microbiana) pH (4.5) Humedad del suelo (489.5%) COS ( 5.59 kg m -2 ) Nt (61.8 g m -2 ) Biomasa fúngica (673 mg C kg -1 ) Biomasa bacteriana (38 mg C kg -1 ) Cmic (711 mg C kg -1 ) Li et al., 2006 Templado Sin modificación 5.61 x 10-5 (total microbiana) 3.36 x 10-5 (fúngica) pH (4.3) COS (2.20 %) H/B (1.86) Cmic (755 ± 34 µg C g -1 ) Susyan et al., 2011 Vegetación Secundaria 1.32 x 10-5 (total microbiana; pH (4.79) COS (0.835%) H/B (2.04) Susyan et al., 2011 32 Bosque Uso de Suelo Respiración edáfica (g CO2 g -1 día-1) Otras variables ligadas con la respiración Autores p.s. 7 años) 7.92 x 10-6 (fúngica) Cmic (187 ± 22 µg C g -1 ) 6.048 x 10-5 (total microbiana; p.s. 80-100 años) 3.6 x 10-5 (fúngica) pH (4.43) COS (1.0 %) H/B (2.09) Cmic (759 ±135 µgC g -1 ) Susyan et al., 2011 Cultivo 9.6 x 10-6 (total microbiana) 5.76 x 10-6 (fúngica) pH (4.76) COS (0.69%) H/B (1.58) Cmic (149 ± 12 µg C g -1 ) Susyan et al., 2011 COS: carbono orgánico del suelo; Cmic: carbono microbiano; Ct: carbono total; C/N: relación carbono/nitrógeno; Da: densidad aparente; H/B: proporción hongos/bacterias; Nt: nitrógeno total; p.s.: periodo de sucesión; TempS: temperatura del suelo. 3.2.- Estudios de respiración en suelos de México Escasos estudios se han realizado en el país en relación a la dinámica de la respiración del suelo y otros flujos de C ecosistémicos (Cueva et al., 2016). Gran parte de la investigación realizada en México se ha enfocado al estudio de la respiración del suelo en agroecosistemas, seguido de bosques, matorrales, pastizales y humedales. En relación a los agroecosistemas, los estudios se han centrado en mejorar el rendimiento de los cultivos sin aumentar el flujo de CO2 a la atmósfera (Cueva et al., 2016) y en el efecto del cambio de uso de suelo, donde se ha observado un aumento de la respiración tras su conversión a campos agrícolas, lo cual se ha relacionado con el aumento de la temperatura del suelo posterior a la deforestación, al cambio en la calidad del sustrato, a la reducción del 33 COS y Nt, así como a la alteración de la estructura del suelo ocasionada por el arado de la tierra (Campos, 2004, 2006, 2014; Covaleda et al., 2009; Cruz-Ruiz et al., 2012). Tabla 2.- Estudios de respiración de suelos de bosques tropicales y bosques templados en México. Bosque Uso de Suelo Respiración edáfica (g CO2 g -1 día-1) Otras variables ligadas con la respiración Autores Tropical Sin modificación 0.54-2.21 (total microbiana) pH (4.0) COS (9.02%) Nt (0.79%) TempS (16.5°C) Cont. De humedad (40.2%) Campos, 2006 0.54-2.15 (total microbiana) pH (4.3±0.30) Ct (16.4±2.11%) Nt (1.07±0.08%) C/N (14.9±0.82) Campos, 2014 Potrero 1.51-4.87 (total microbiana) pH (4.30) COS (13.86%) Nt (0.93%) Da(0.42 gcm-3) TempS (18.5°C) Cont. De humedad (53.1%) Campos, 2006 1.51-4.87 (total microbiana) pH (4.3±0.11) Ct (13.8±0.25%) Nt (0.92±0.02%) C/N (14.9±0.58) Campos, 2014 Cultivo 0.43-3.07 (total microbiana) pH (4.42) COS (6.06%) Nt (0.45%) Da(0.61 gcm-3) Campos, 2006 34 TempS (18.4°C) Cont. De humedad (43%) 0.43-3.1 (total microbiana) pH (4.4±0.05) Ct (6.06±0.025%) Nt (0.45±0.06%) C/N (14.9±3.06) Campos, 2014 Bosque Uso de Suelo Respiración edáfica (g CO2 g -1 día-1) Otras variables ligadas con la respiración Autores Templado Sin modificación 1.8-5.22 (total microbiana) TempS (∼11.51°C) Campos, 2004 5.109 (total microbiana) CRA (44.90%) pH (6.4) Da(0.68 gcm-3) Ct (15.8%) Nt (0.55%) CIC (50.6 cmol(+)kg-1) MO (27.1%) Cruz-Ruiz et al., 2012 0.25-0.52 (total microbiana) pH (3.6±0.07) Ct (22.6±3.80%) Nt(0.86±0.05%) C/N (27.1±5.34%) Campos, 2014 Potrero 4.371 (total microbiana) CRA (40.80%) pH (5.9) Da(0.84 gcm-3) Ct (10.6%) Nt (0.42%) CIC (36.0 cmol(+)kg-1) MO (18.3%) Cruz-Ruiz et al., 2012 Cultivo 2.76-8.45 (total microbiana) TempS (∼14.25°C) Campos, 2004 3.634 Cruz-Ruiz et 35 (total microbiana) CRA (31.70%) pH (5.9) Da(1.03 gcm-3) Ct (6.9%) Nt (0.29%) CIC (28.3 cmol(+)kg-1) MO (12.0%) al., 2012 0.36-0.73 (total microbiana) pH (4.8±0.07) Ct (16.7±0.57%) Nt(0.85±0.05%) C/N (20.2±1.73%) Campos, 2014 COS: carbono orgánico del suelo; Ct: carbono total; C/N: relación carbono/nitrógeno; CRA: capacidad de retención de agua; CIC: capacidad de intercambio catiónico; Da: densidad aparente; MO: materia orgánica; Nt: nitrógeno total; TempS: temperatura del suelo. 4.- Justificación La región de Los Tuxtlas representa el área de bosque tropical húmedo más septentrional de América, bordeando el Golfo de México y el volcán Santa Marta en el estado de Veracruz, México (Hughes et al., 2000; Ormeño-Orrillo et al., 2012). La región se caracteriza por poseer una biodiversidad única, ya que alberga a numerosas especies, tanto de origen tropical como templado, incluyendo diversos endemismos. No obstante, constituye una de las regiones más deforestadas del país, perdiendo alrededor del 84% de la región durante la década de 1980 con el fin del establecimiento de áreas para uso agrícola y para pastoreo (Dirzo y García, 1992; Hughes et al., 2000), teniendo grandes repercusiones sobre la dinámica del ecosistema. Los bosques tropicales húmedos contribuyen con el 37% de la productividad primaria terrestre y constituyen grandes sumideros de C, almacenando cerca del 60% del C en la parte aérea de los bosques a escala global (Hughes et al., 2000). 36 En la actualidad, dichos bosques están siendo amenazados por el cambio de uso de suelo y la deforestación, contribuyendo al aumento de las emisiones de CO2 a la atmósfera y en la disminución de los almacenes terrestres de carbono (Hughes et al., 2000; Murty et al., 2002; Chapin et al., 2011; Tischer, 2015). En este estudio se pretende cuantificar la actividad de la biomasa fúngica en suelos de la región de Los Tuxtlas bajo diferente uso (selva, acahual, potrero y cultivo) con el fin de comprender la dinámica del flujo de CO2 en los bosques tropicales húmedos en respuesta al cambio de uso de suelo. 5.- Objetivos 5.1.- Objetivo General Evaluar el efecto del cambio de uso de suelo sobre la producción de CO2 de la biomasa fúngica en suelos de la región de Los Tuxtlas y analizar su relación con la estacionalidad y con propiedades físico-químicas del suelo. 5.2- Objetivos Particulares - Estimar la respiración de la biomasa fúngica en suelos con diferente uso, de la región de Los Tuxtlas durante la temporada de secas y lluvias. - Relacionar el contenido de humedad, materia orgánica, pH, densidad aparente, C total del suelo, N total del suelo, concentración de P del suelo y relación C:N del suelo con la respiración fúngica del suelo. 6.- Hipótesis H1.-Partiendo de que el uso de plaguicidas y el arado de la tierra son prácticas comúnmente utilizadas en la agricultura, se espera una disminución de la 37 respiración fúngica, debido a una alteración en la composición de la comunidadmicrobiana, una modificación en el microclima (aumento de la temperatura) y en la estructura del suelo. H2.- Debido a que las prácticas de pastoreo tienden a resultar en la compactación del suelo, reduciendo la cantidad de poros y, en consecuencia, el flujo de agua y oxígeno, se esperan valores de respiración más bajos en el potrero. H3.- Partiendo de que los suelos forestales se caracterizan por presentar un pH ácido y un alto contenido de materiales recalcitrantes (relación C:N alta), se espera una mayor actividad respiratoria por parte de la biomasa fúngica en el bosque tropical húmedo (BTH) y en los suelos en proceso de sucesión (vegetación secundaria). H4.- Debido a que la disponibilidad de agua favorece los procesos de descomposición y la difusión de nutrientes en el perfil del suelo, se esperan valores de respiración más altos por parte de la biomasa fúngica durante la temporada de lluvias. 7.- Método 7.1.- Zona de estudio El estudio se llevó a cabo en la Estación de Biología Tropical de Los Tuxtlas, ubicada al sudeste del estado de Veracruz (18° 34´ – 18° 36´ N; 95° 04´ – 95° 09´ O) (Figura 3). 38 Figura 3.- Ubicación geográfica de la Estación de Biología Tropical de Los Tuxtlas, Veracruz. (Modificada a partir de Flores et al., 2014). La zona se caracteriza por presentar un clima cálido-húmedo (Aw), con una temperatura media anual de 27°C, con una diferencia de ~6°C entre los meses más fríos y más cálidos (Álvarez et al., 2016). A pesar de que el sitio presenta un margen de precipitación durante todo el año, se observa una diferencia entre los meses de junio a febrero (486 ± 87 mm) y los meses de marzo a mayo (112 ± 12 mm) (Figura 4), por lo que se considera que el sitio tiene una estacionalidad con una precipitación total anual de 4700 – 4900 mm (Flores-Delgadillo et al., 1999; Estrada, 2007). 39 Figura 4.- Diagrama ombrotérmico. Datos obtenidos en la Estación Climatológica de la Estación de Biología Tropical Los Tuxtlas, 1996-2015. Se puede apreciar la temperatura (línea roja) y la precipitación (línea azul) (Diagrama elaborado por Baleón, 2017). Los suelos de la región son de origen volcánico y están clasificados, principalmente, como entisoles y andosoles (fúlvicos y melánicos), cuyo pH oscila entre 5.6 y 5.9 y entre 4 y 6.5, respectivamente (Flores-Delgadillo et al., 1999; Tobón et al., 2011). Tienen alto contenido de materia orgánica (56.6 ± 6.2 Mg C ha-1), concentración de nitrógeno total de 0.2 a 0.7%, y alto contenido de alófano y Al3+ (Flores-Delgadillo et al., 1999). La vegetación característica corresponde a bosque tropical húmedo, siendo las especies dominantes Nectandra ambigens Blake C. K. Allen (Lauraceae), Pseudolmedia oxyphyllaria Donn.Sm. (Moraceae), Ficus yoponensis Deav. (Moraceae), y Astrocaryum mexicanum Liebm. Ex. Mart. (Arecaceae) (Tobón et al., 2011; Álvarez et al., 2016). 40 Las zonas aledañas a la Estación de Biología Tropical de Los Tuxtlas se encuentran conformadas por un mosaico de vegetación constituido por fragmentos de bosque tropical húmedo, áreas en proceso de sucesión, pastizales y cultivos (Anexo 1). 7.2.- Muestreo El trabajo de campo se realizó durante los meses de abril y septiembre de la temporada de secas y lluvias 2015, respectivamente. Se identificaron los diferentes tratamientos (usos de suelo: bosque tropical húmedo, vegetación secundaria, potrero y cultivo) en el sitio (Figura 5). Figura 5.- Ubicación de la zona de estudio, se observa la Estación de Biología Tropical Los Tuxtlas y los puntos de muestreo. La Estación de Biología Tropical de Los Tuxtlas se encuentra representada por las letras EBT-LT, mientras que los diferentes usos de suelo estan representados 41 con las letras S, A, P y C, que corresponden al bosque tropical húmedo, a la vegetación secundaria, al potrero y al cultivo respectivamente (Mapa elaborado por Acevedo Rojas (2017) con base en la carta topográfica E15A63 Nueva Victoria, INEGI 2003). Se establecieron cinco parcelas de 30 x 35 m en cada uno de los tratamientos y se marcaron tres puntos de forma azarosa, de los cuales se tomaron con ayuda de un nucleador el suelo superficial (20 cm de profundidad) (Figura 6). Las tres muestras de suelo de cada parcela se mezclaron y se homogeneizaron en campo con el fin de obtener una mezcla compuesta, de la cual se tomaron tres submuestras de 350 gramos (réplicas). Cada submuestra fue tamizada (malla de 2mm) y almacenada en bolsas de plástico bajo refrigeración (4°C). Adicionalmente, se tomaron tres muestras de suelo con un nucleador de 100 cm3 para el análisis de densidad aparente de cada parcela. Todas las muestras y materiales fueron trasladadas al Laboratorio de Ecología del Suelo de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México para su posterior procesamiento. Figura 6.- Esquema de muestreo realizado en campo. Los puntos azules corresponden a los puntos a partir de los cuales se compone la muestra compuesta, mientras que los puntos naranja corresponden a las muestras para densidad aparente. 30 m 35 m (20 cm de profundidad) Muestra compuesta Réplica 3 Réplica 2 Réplica 1 42 7.3.- Análisis de laboratorio - 7.3.1.- Contenido gravimétrico de agua y densidad aparente Las muestras de suelo fueron separadas en sub-muestras para los análisis correspondientes. El contenido gravimétrico de agua del suelo se determinó a partir de la diferencia de peso seco y peso húmedo de una sub-muestra de suelo (50 gr), previamente secada a 105°C durante 3 días. La densidad aparente (DA) se determinó a partir de la relación del peso seco y un volumen conocido, el cual en este caso fue el volumen de un cilindro de acero de 100 cm3. Se tomaron muestras utilizando un nucleador para DA y se colocaron en la estufa a 105°C para su secado durante tres días. La densidad aparente se determinó a partir de la siguiente fórmula: - 7.3.2.- Determinación de CO2 La producción de CO2 por parte de la biomasa fúngica se determinó por medio de una modificación del método Isermeyer (1952), el cual consiste en la incubación 43 del suelo en un sistema cerrado. Se pesaron 3 muestras de 50 g de cada muestra de suelo compuesta y se colocaron en vasos de precipitados de 100ml. A cada muestra se le añadió ácido láctico al 85% con el fin de eliminar la presencia de bacterias, de tal forma que sólo el CO2 producido por la biomasa fúngica fue atrapado por una solución de 25 ml de hidróxido de sodio (NaOH) a una concentración 0.05 M, previamente colocada dentro de frascos de vidrio con tapa hermética. Con el fin de tener muestras testigo (blancos) se colocaron frascos con NaOH sin muestras de suelo. Todas las muestras se incubaron dentro de los frascos de vidrio durante tres días a 25°C. Una vez finalizado el periodo de incubación se prosiguió a retirar las muestras de suelo y a agregar 25 ml de cloruro de bario (BaCl2) a una concentración de 0.5M y cuatro gotas de fenolftaleína como indicador a la solución de NaOH. Por último, se prosigue a titular con ácido clorhídrico (HCl) 0.05 M hasta que la solución se tornó incolora. La cantidad de CO2 se determinó a partir de la siguiente fórmula: En donde: SW= Peso seco de los 50 g de suelo húmedo (en gramos) t= Tiempo de incubación Vo = ml de HCl utilizado en el blanco V = ml de HCl utilizados en la muestra de suelo dwt = Peso seco de 1 g de suelo húmedo 1. 1 = Factor de conversión (1 ml 0.05 M de NaOH es igual a 1.1 mg de CO2) 44 - 7.3.3.- Análisis Químicos El análisis de las propiedades químicas de interés (pH, contenido de MOS, Ct, Nt, P, NO3 y NH4) se llevó a cabo en el Colegio de Posgraduados (COLPOS).Para cada muestra compuesta se determinó: - El contenido de materia orgánica a partir del método de Walkley-Black, el cual consiste en la acción oxidante del dicromato de potasio (K2CrO7) en medio ácido (H2SO4). - El Ct a partir de la oxidación total de los compuestos orgánicos a través de una combustión catalítica (horno 900°C) y su posterior cuantificación con un detector de infrarrojo integrado en el analizador de C (Total Carbon Analizer TOC-5050A). - El Nt por medio de una digestión ácida en H2SO4 concentrado con el método de Kjeldahl (Anderson e Ingram, 1933). - El P disponible por medio del método de Bray y Kurtz (1945). - El pH del suelo en agua a partir del método potenciométrico, utilizando una solución 2:1. - La relación C/N se calculó a partir del cociente de los valores obtenidos de Ct y Nt. - 7.3.4.- Análisis estadístico Se contrasto la normalidad de los datos por medio de la prueba de Shapiro-Wilk, así como la homogeneidad de varianzas a partir de la prueba de Levene. Se realizó un análisis de varianza (ANdeVA) de dos factores para determinar las diferencias entre las temporadas y los diferentes usos de suelo en relación a la 45 respiración fúngica. En el caso de existir diferencias significativas (P≤0.05) se realizó la prueba pos hoc Tukey (HSD). La significancia estadística se fijó en un nivel del 95 por ciento para todas las pruebas. Adicionalmente, se llevó a cabo una correlación de Pearson, seguido de una regresión lineal entre la respiración con: el contenido gravimétrico de agua, la concentración de carbono total, la concentración de nitrógeno total, el pH, la densidad aparente, la concentración de P y la relación C:N. El análisis estadístico de los datos se llevó a cabo utilizando el programa Statistica 8 (StatSoft Inc. 2007) y las gráficas fueron elaboradas en SigmaPlot (11.0 2008). 8.- Resultados La respiración fúngica mostró diferencias significativas entre los usos de suelo (F(3,32)=19.29; p<0.01). La vegetación secundaria (VS) mostró los valores de respiración más altos, seguido del bosque tropical húmedo (BTH). Con respecto al potrero, éste no presentó diferencias significativas con el bosque tropical húmedo, mientras que el cultivo presentó los valores más bajos (Figura 7). 46 Figura 7.- Respuesta de la respiración de la biomasa fúngica a los diferentes usos de suelo en Los Tuxtlas, Veracruz (valores promedio ± EE). BTH: Bosque tropical húmedo; VS: Vegetación secundaria. Las letras diferentes indican diferencias significativas. Por otro lado, se encontraron diferencias significativas con respecto a la estacionalidad del sitio (F (1,32)=200.06; p<0.01). Los valores de respiración fúngica más altos se observaron en la temporada de secas y los valores más bajos durante la temporada de lluvias (Figura 8). U sos de Suelo BT H VS Potrero C ultivo B R e s p ir a c ió n f ú n g ic a ( m g C O 2 g -1 d ía -1 ) 0.00 0.02 0.04 0.06 0.08 0.10 0.12 0.14 0.16 0.18 C A B 47 Figura 8.- Producción de CO2 de la biomasa fúngica durante la temporada de secas y lluvias en suelos bajo diferente uso en la región de los Los Tuxtlas (Valores promedio ± EE). Las letras diferentes indican diferencias significativas. Con respecto a la interacción de la estacionalidad y los usos de suelo, esta fue significativa (F(3,32)=3.35; p<0.05). Los valores más altos de respiración se registraron en la temporada de secas en el BTH y en la VS, mientras que los registros más bajos se dieron en la temporada de lluvias, donde el cultivo presentó el valor más bajo (Figura 9). Lluvias Secas R e s p ir a c ió n f ú n g ic a ( m g C O 2 g -1 d ía -1 ) 0.18 0.16 0.14 0.12 0.10 0.08 0.06 0.04 0.02 0.00 Temporada 48 Figura 9.- Respuesta de la producción de CO2 de la biomasa fúngica ante los diferentes usos de suelo en la temporada de secas y de lluvias (valores promedio ± EE). BTH: Bosque tropical húmedo; VS: Vegetación secundaria. Las letras diferentes indican diferencias significativas. Se realizó un análisis de correlación entre las propiedades del suelo de interés y la respiración fúngica. Debido a que se encontraron diferencias significativas entre temporadas, se prosiguió a realizar regresiones lineales en cada una de las temporadas. Los valores de r2, F y P de cada regresión se presentan en la tabla 3. 0.18 0.16 0.14 0.12 0.10 0.08 0.06 0.04 0.02 0.00 R e s p ir a c ió n f ú n g ic a ( m g C O 2 g -1 d ía -1 ) BTH PotreroVS VS PotreroCultivo BTH Cultivo Lluvias Secas 49 Tabla 3.- Relación lineal de las propiedades del suelo con la respiración de la biomasa microbiana en ambas temporadas. Temporada Variable r 2 F P < Secas Humedad del suelo (g H2O g -1 ) 0.24 5.68 0.05 Ct 0.26 6.30 0.05 Nt 0.38 11.14 0.01 pH 0.23 5.44 0.05 Lluvias Humedad del suelo (g H2O g -1 ) 0.60 17.09 0.01 Ct 0.39 11.49 0.01 Nt 0.24 5.78 0.05 pH 0.58 26.68 0.01 Densidad Aparente 0.46 16.29 0.01 P 0.38 11.02 0.01 Relación C:N 0.34 9.41 0.01 La relación entre el contenido gravimétrico de agua y la respiración fúngica fue significativa, tanto en la temporada de secas como en la de lluvias (r2= 0.24; F(1,18)= 5.68; p<0.05 y r 2= 0.60; F(1,18)= 17.09; p<0.01, respectivamente). En ambos casos (figura 10) se observa una relación positiva entre ambas variables, de tal forma que a medida que aumenta el contenido de humedad en el suelo, la producción de CO2 por parte de la biomasa fúngica también aumenta. No 50 obstante, la ordenada al origen y la pendiente fueron diferentes entre estaciones; se observa una pendiente de mayor magnitud durante la temporada de lluvias (ordenada al origen = 0.03; pendiente = 0.16; Figura 10, b), mientras que la ordenada al origen es mayor durante la temporada de secas (ordenada al origen = 0.12; pendiente = 0.09; Figura 10, a). Figura 10.- Relación del contenido gravimétrico de agua y la producción de CO2 de la biomasa fúngica de suelos provenientes de la región de Los Tuxtlas durante la temporada de secas (a) y durante la temporada de lluvias (b). Bosque tropical húmedo: verde; Vegetación secundaria: azul; Potrero: rojo; Cultivo: amarillo. La relación del contenido de Ct del suelo y la respiración de la biomasa fúngica fue significativa en ambas temporadas (Secas: r2= 0.26; F(1,18)= 6.30; p<0.05 y Lluvias: r2= 0.39; F(1,18)= 11.49; p<0.01) con pendiente positiva, de tal forma que conforme la concentración de C en el suelo aumenta, la producción de CO2 aumenta (Figura 11). La temporada de lluvias (Figura 11, b) presentó una ordenada al origen de r 2 =0 .601 C onten ido g ravim étrico de H 2O (g H 2O g -1 ) 0.30 0.35 0.40 0.45 0.50 0.55 0.60 R e s p ir a c ió n f ú n g ic a ( m g C O 2 g -1 d ía -1 ) 0.06 0.08 0.10 0.12 0.14 0.16 0.18 r 2 =0.240 C onten ido gravim étrico de H 2O (g H 2O g -1 ) 0.30 0.35 0.40 0.45 0.50 0.55 0.60 R e s p ir a c ió n f ú n g ic a ( m g C O 2 g -1 d ía -1 ) 0.06 0.08 0.10 0.12 0.14 0.16 0.18 r²=0.24 r²=0.60 3.0 3.5 4.0 4.5 5.0 5.5 6.0 3.0 3.5 4.0 4.5 5.0 5.5 6.0 0.18 0.16 0.14 0.12 0.10 0.08 0.06 0.18 0.16 0.14 0.12 0.10 0.08 0.06 R e s p ir a c ió n f ú n g ic a ( m g C O 2 g -1 d ía -1 ) R e s p ir a c ió n f ú n g ic a ( m g C O 2 g -1 d ía -1 ) Contenido gravimétrico de H2O (g H2O g -1) Contenido gravimétrico de H2O (g H2O g -1) a b 51 0.02 y una pendiente de 0.02, mientras que la ordenada al origen y la pendiente en la temporada de secas (Figura 11, a) fueron de 0.11 y 0.01, respectivamente.
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