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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS Estudio comparativo del ciclo estral y la expresión de proteínas del reloj circadiano en el ovario de hembras obesas y delgadas de Neotomodon alstoni. T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: B I Ó L O G A P R E S E N T A : MARÍA GUADALUPE MARTÍNEZ MORALES DIRECTOR DE TESIS: M. en C. Cinthia Roció Juárez Tapia 2016 Lourdes Texto escrito a máquina Ciudad Universitaria, DCMX UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Hoja de datos del jurado 1. Datos del alumno Martínez Morales María Guadalupe 53 07 48 78 Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Ciencias Biología 30813507-3 2. Datos del Tutor M. en C. Cinthia Rocío Juárez Tapia 3. Datos del sinodal 1 Dra. Pilar Durán Hernández 4. Datos del sinodal 2 Dr. Manuel Miranda Anaya 5. Datos del sinodal 3 Dra. Elsa Guadalupe Chimal Escamilla 6. Datos del sinodal 4 Dr. Moisés Pérez Mendoza 7. Datos del trabajo escrito Estudio comparativo del ciclo estral y la expresión de proteínas del reloj circadiano en el ovario de hembras obesas y delgadas de Neotomodon alstoni. 96 p 2016 3 “He estado hablando del tiempo por mucho tiempo; este mucho tiempo no sería tal si no fuera por el hecho de que el tiempo ha transcurrido mientras tanto, ¿Cómo puedo saber esto, si aún no sé lo que es el tiempo?....¡No sé lo que he medido!” San Agustín 4 Agradecimientos Agradezco a mi alma mater la Universidad Nacional Autónoma de México por la oportunidad de oportunidad de realizar mis estudios de licenciatura con tan alta calidad y por impulsar mi desarrollo desarrollo académico y personal. A la Facultad de Ciencias por darme un hogar en el cual adquirí la mayor parte de mis conocimientos como Bióloga y conocí a personas importantes en mi formación. Al personal que ahí labora, por su atención. A mis padres, Bertha y Antonio por el apoyo que siempre me han dado, por enseñarme el valor de las cosas e impulsarme a seguir mis sueños; a ellos porque este logró es también suyo. A mi hermana Pepita, por enseñarme a ser fuerte, por su apoyo y porque sé que siempre estarás a mi lado aún en los días malos. A mi Salvador, por ser precisamente eso, por escucharme, soportarme, ser mi mayor crítico, pero sobre todo por retarme a dar siempre lo mejor de mí. A mis hermanos de vida la Biol. Sally, Charls y Homero. Agradezco amiga, poder compartir contigo el gusto por la biología, gracias por tu apoyo incondicional y por aquellos momentos que aunque pocos, pareciera que no pasa el tiempo. A mis carnalillos, gracias por su apoyo, por tantos momentos buenos y por no desesperar en este proceso y darnos ánimos. Al Biol. Silvestre por todas las pláticas y debates interminables, por escucharme y principalmente por nunca alejarte, gracias. A mi tutora la candidata a Dra. Cinthia Rocío Juárez Tapia, quien también recorrió este camino, me enseñó a ser perseverante y siempre estuvo presionando para convertirme en una mejor estudiante, por las pláticas dentro y fuera de lo académico. Al Dr. Manuel Miranda por la invitación a ser parte de este proyecto, por todo el apoyo, hospitalidad y conocimiento sobre ritmos biológicos. A la Dra. Pilar Durán por su apoyo y por brindarme un espacio dentro de su laboratorio, incluyendo actividades de divulgación y seminarios. A los miembros del jurado, quienes dedicaron su tiempo en la revisión de este trabajo y aportaron sus comentarios para mejorarlo: Dra. Pilar Dúran Hernández Dr. Manuel Miranda Anaya M. en C. Cinthia Rocío Juárez Tapia Dra. Elsa Guadalupe Escamilla Chimal Dr. Moisés Pérez Mendoza Al personal del Bioterio de la Facultad de Ciencias, los cuales siempre fueron muy atentos y me apoyaron en todas mis dudas, por enseñarme del manejo de roedores y por los buenos momentos, 5 especialmente al M. en C. Agustín Carmona. También quiero agradecer a la Dra. Juana de Alba por su apoyo en el congreso de la SMCF. A la Dra. Dalia Luna, al Dr. Moisés Pérez, al Biol. Hugo Rodríguez y a Luis Montoya que siempre mostraron la mejor disposición al apoyarnos en la realización del misterioso WB y nos compartieron sus trucos; también por compartir cronopaquetes (maruchan con atún), jueves pozoleros y ricas pizzas en Juriquilla. Al M. en C. Enrique Moreno por sus comentarios siempre críticos y por siempre sacarnos una sonrisa. Al Maestro Mario Cárdenas del laboratorio de Hormonas Proteicas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Salvador Zubirán; por su apoyo en la cuantificación hormonal. A mis amigos de la Facultad: Daniel Quezada, Manuel Picazo y Lili Pelayo y a los chicos de las mesitas por hacer más ameno este viaje con las tardes de UNO, las pláticas y las risas. A mis compañeros del Taller de Ritmos Biológicos en Animales y del laboratorio de Biología Animal Experimental por ser una buena compañía en el saber científico; especialmente a la Biol. Dulce Bustamante quien siempre estuvo dispuesta a brindarme apoyo moral y académico al "jugar con mis datos", a Roberto Barraza por el apoyo matemático, a Jesús González por creer tanto en mí y al Biol. Martín Cano por los consejos. A los Biólogos y carcinólogos (Eric Moreno, Sharif Rodríguez, Raquel Hernández y Gustavo Olivares) que siempre fueron críticos, me aconsejaron y me apoyaron para la preparación de mi examen. Y por último y no por eso menos importantes a mis ratonas, que sin ellas nada de esto habría sido posible, que gracias a su fascinante fisiología (delgadas y obesas) tenemos muchas preguntas sin contestar. 6 Dedicatoria Este trabajo lo dedico a mi familia, con la que me unen lazos de sangre y con la que no; porque siempre han estado apoyándome para alcanzar mis sueños. 7 Contenido I. Índice de figuras…………………………………..................................................... 9 II. Abreviaturas…………………………………………………………………………….. 12 III. Resumen……………………………………………………………………………….… 15 IV. Introducción…………………………………………………………………………….. 16 1. Ritmos biológicos………………………………………………………………………………... 16 2. Características de los ritmos circadianos…………………………………………………….. 17 2.1. El sistema circadiano………………………………………………………………... 18 2.2. El núcleo supraquiasmático (NSQ)………………………………………………... 21 2.3. La maquinaria molecular del reloj circadiano…………………………………….. 23 3. El eje Hipotálamo-Hipófisis-Gónadas (ovario)……………………………………………….. 25 3.1. Regulación endocrina del eje HHO………………………………………………… 27 3.2. El ciclo estral y el ovárico………………………………………………………….. 28 4. Expresión de genes de reloj en el ovario…………………………………………………….. 32 5. Ritmos circadianos y el metabolismo…………………………………………………………. 35 6. ¿Qué es la obesidad?....................................................................................................... 38 6.1. Alteración de ritmos circadianosy su relación con la obesidad……………….. 39 7. Efectos de la obesidad sobre la reproducción………………………………………………. 41 8. Neotomodon alstoni como modelo biológico………………………………………………… 43 8.1. Biología reproductiva……………………………………………………………….. 44 8.2. Obesidad en Neotomodon alstoni………………………………………………… 46 V. Planteamiento del problema………………………………………………………… 49 VI. Hipótesis…………………………………….…………………………………………… 50 VII. Objetivos…………………………………….…………………………………………… 50 1. General……………………………………………….…………………………………………... 50 2. Particulares…………………………………………….……………………………………...…. 50 8 VIII. Material y método…………………………………………………………………….. 51 1. Mantenimiento de los organismos…………………….……………………………………… 51 2. Toma de frotis vaginal y revisión de citología vaginal……………………………………... 52 3. Análisis de la concentración de estradiol por el método de ELISA………………………. 52 4. Sacrificio de hembras de Neotomodon, conservación de los ovarios y análisis de proteínas mediante Western Blot………………………………………………………………………… 53 IX. Resultados……………………………………………………………………………... 55 X. Discusión………………………………………………………………………………. 64 XI. Conclusión…………………………………………………………………………….. 71 XII. Literatura citada………………………………………………………………………. 73 XIII. Anexos…………………………………………………………….……………………. 86 Anexo I. Técnica de ELISA…………………………………….……………………………….…. 86 Anexo II. Método de Bradford………………………………….…………………………………. 88 Anexo III. Protocolo Western Blot……………………………….………………………………... 90 Anexo IV. Ajuste de COSINOR…………………………………………………………………... 93 9 I. Índice de figuras Figura 1. Elementos característicos de los ritmos biológicos representados con una curva sinusoidal….………………………………………………………………………………………….. 17 Figura 2. Principales componentes del sistema circadiano en mamíferos….…………………. 19 Figura 3. Modelo de la comunicación entre el reloj central, el sistema endócrino y relojes periféricos……………………………………………………………………….………….………… 20 Figura 4. Localización y principales divisiones del NSQ……………………..………………….. 22 Figura 5. Maquinaria molecular del reloj circadiano……………………………………………… 24 Figura 6. Esquema simplificado de las interacciones hormonales del eje Hipotálamo-Hipófisis- Ovario…………………………………………………………………………………………………. 27 Figura 7. Concentraciones hormonales durante el ciclo estral en rata………………………... 29 Figura 8. Estadios del desarrollo del ovulo en el ovario………………………………………… 31 Figura 9. Eje HHO, modelo clásico vs modelo de control multi-oscilador en mamíferos…… 32 Figura 10. Efecto de la administración de hormona coriónica humana (hCG) en el patrón de expresión de Bmal1 y Per2 medido por PCR, en un modelo de rata inmadura hipofisectomizada…………………………………………………………………………………… 33 Figura 11. Funcionamiento reproductivo normal vs desincronización de osciladores circadianos……………………………………………………………………………………………. 35 Figura 12. Neotomodon alstoni alstoni…………………………………………………………….. 44 Figura 13. Fotografía comparativa de hembra obesa y delgada de N. alstoni………………… 47 Figura 14. Perfiles diarios de parámetros hormonales relacionados con el síndrome metabólico de machos y hembras de N. alstoni………………………………………………….. 48 Figura 15. Gráfica de pesos (g), de hembras de N. alstoni a través del tiempo………………. 55 10 Figura 16. Gráfica del promedio de peso (g) de hembras delgadas y obesas de Neotomodon…………………………………………………………………………………………... 56 Figura 17. Fotografías representativas de la citología vaginal de las cuatro etapas de ciclo estral en N. alstoni……………………………………………………………………………………. 57 Figura 18. Gráficas representativas del recambio de poblaciones celulares durante 20 días en la citología vaginal de hembras delgadas de N. alstoni………………………………………….. 58 Figura 19. Gráficas representativas del recambio de poblaciones celulares durante 20 días en la citología vaginal de hembras obesas de N. alstoni……………………………………………. 59 Figura 20. Gráfica de la frecuencia de ciclos estrales en 20 días, de manera individual para hembras delgadas (n=10) y obesas (n= 10)………………………………………………………. 60 Figura 21. Gráfica del promedio de los ciclos estrales presentados en 20 días en hembras delgadas y obesas de Neotomodon………………………………………………………………... 60 Figura 22. Gráfica de las concentraciones promedio de estradiol en plasma (pg/ml) de hembras obesas de N. alstoni a lo largo del ciclo estral…………………………………………. 61 Figura 23. Gráfica de las concentraciones promedio de estradiol en plasma (pg/ml) de hembras delgadas y obesas de N. alstoni en las etapas de diestro y proestro……………….. 62 Figura 24. Presencia relativa de BMAL 1 y PER 1 / Tubulina en ovario de hembras delgadas y obesas de N. alstoni……………………………………………………………………………..… 63 Figura 25. Comparación de la presencia relativa de BMAL 1 / Tubulina en ovario de hembras delgadas y obesas (A) y PER 1 / Tubulina en ovario de hembras delgadas y obesas de N. alstoni (B)……………………………………………………………………………………………… 64 Figura 26. Gráfica comparativa de acrofases y batifases de proteínas y RNAm de genes de reloj (Bmal 1 y Per 1) en ovario…………………………………………………………………….. 70 Figura 27. Ajuste de COSINOR aplicado a la presencia relativa de BMAL1/ TUBULINA en el ovario de hembras delgadas de N. alstoni……………………………………………………....… 93 11 Figura 28. Ajuste de COSINOR aplicado a la presencia relativa de BMAL1/ TUBULINA en el ovario de hembras obesas de N. alstoni………………………………………………………...… 94 Figura 29. Ajuste de COSINOR aplicado a la presencia relativa de PER 1/ TUBULINA en el ovario de hembras delgadas de N. alstoni………………………………………………………… 95 Figura 30. Ajuste de COSINOR aplicado a la presencia relativa de PER 1/ TUBULINA en el ovario de hembras obesas de N. alstoni………………………………………………………...… 95 12 II. Abreviaturas 3V Tercer Ventrículo ACTH Hormona Adrenocorticotrópica o corticotropina ADH Hormona Antidiurética AMP Adenosin monofosfato AMPK Proteín quinasa activada por AMP ARC Núcleo Arcuato AVP Arginina Vasopresina AVPV Núcleo Anteroventral Paraventricular BMAL 1 Brain and muscle ARNT-like protein-1 BSA Albumina de Suero Bovino CCG´s Clock- controlled gene (Genes controlados por reloj) CK1 Caseína quinasa 1 CLOCK Circadian locomotor output cycles Kaput Cry ½ Cryptochrome gene (Criptocromo) CT Circadian Time (Tiempo circadiano) DBP D site of albumin protein (sitio D de la proteína de albumina) dm dorsomedial e.e. error estándar E4BP4 E4 promoter-binding protein E-box Caja E. Secuencia de ADN promotora (CACGTG) ELISA Enzyme-linked immunosorbent assay (ensayo por inmunoadsorción ligado a enzimas) ESSO Endogenous self-sustained oscillator (Oscilador endógeno auto sostenido) FAS Ligando de Fas (super familia del TNF, miembro 6) FBXL3 F-box and leucine-rich repeat protein 3 FOXO3 Forkhead box O3 FSH Hormona Folículo Estimulante o foliculotropina Gdf9 Gen que transcribe para el Factor de Crecimiento Diferencial 9 GH Hormona de Crecimiento o somatotropina 13 GnRH Hormona Liberadora de Gonadotropinas hCG Hormona Coriónica Humana HHG Hipotálamo-Hipófisis-Gónadas HHO Hipotálamo-Hipófisis-Ovario HMG-CoA reductasa 3-hidroxi-3-metil-glutaril-CoA reductasa HRP Peroxidasa de rábano picante IMC Índice de Masa Corporal Kg/m2 kilogramo/metros al cuadrado LH Hormona Luteinizante o luteotropina m.s.n.m. Metros sobre el nivel del mar NHE3 Intercambiador de Na+/H+ isoforma 3 nm nano metros NPAS 2 Neuronal PAS domain protein 2 NSQ Núcleo Supraquiasmático OMS Organización Mundial de la Salud ox Quiasma Óptico PAI1 Inhibidor del Activador del Plasminógeno-1 PBS Buffer Fosfato Salino PDK4 Piruvato deshidrogenasa quinasa 4 PEPCK Fosfoenolpiruvato carboxiquinasa Per 1/2/3 Familia de genes que participan enla maquinaria molecular del reloj circadiano en mamíferos llamados Period (periodo) PKC Proteína de la familia de las protein quinasas PPAR Proliferador de peroxisoma activado por receptor alfa PRL Prolactina PVN Núcleo Paraventricular REV-ERB Receptor Nuclear RNA m Ribonucleic acid (Ácido Ribonucleico mensajero) ROR RAR-related orphan receptor alpha (Receptor huerfáno asociado a RAR) rpm revoluciones por minuto 14 RRE Elemento de respuesta a ROR. Secuencia nuclear SOP Síndrome de Ovarios Poliquisticos StAR Steroidogenic acute regulatory protein (Proteína reguladora aguda esteroidogenica) TGF Factor de crecimiento transformante TRH Tracto Retino Hipotalámico TSH Hormona Estimulante de la Tiroides o tirotropina vl ventrolateral VMH Hipotálamo Ventromedial ZT Zeitgeber time (tiempo del sincronizador) β-TrCP1 Beta-transducin repeat containing protein 15 III. Resumen En los últimos años la obesidad se ha vuelto un grave y creciente problema de salud a nivel mundial, de tal manera que ha sido catalogada como una epidemia; tan solo en México una tercera parte de la población adulta la presenta, lo cual ha elevado la incidencia de enfermedades metabólicas y reproductivas. Estas últimas ocurren debido a que los mecanismos que controlan el balance de energía están recíprocamente vinculados con los que controlan la reproducción y en conjunto los mecanismos que optimizan el éxito reproductivo. En estudios con modelos de obesidad inducida en roedores se han demostrado alteraciones funcionales y estructurales en ovario; tales como, cambios en la secreción de las hormonas sexuales, en la tasa de ovulación y en la regularidad del ciclo estral. Además se sabe que la obesidad puede generar desincronización del sistema circadiano. El sistema circadiano tiene una organización jerárquica compuesta por un marcapasos central, que en mamíferos es el núcleo supraquiasmático; y por relojes periféricos, distribuidos en diversos tejidos del organismo. El ovario es un oscilador circadiano periférico, pues expresa ciclos de genes involucrados en la maquinaria molecular del reloj. Neotomodon alstoni, también conocido como el ratón de los volcanes, es un modelo que ha sido utilizado en diversos estudios tanto cronobiológicos como metabólicos, pues se sabe que una parte de la población, bajo condiciones de cautiverio y alimentados con una dieta isocalórica ad libitum, exhiben obesidad y algunos parámetros relacionados con el síndrome metabólico; siendo las hembras las más susceptibles a presentarlos. En el presente trabajo, se realizó un estudio comparativo de la regularidad del ciclo estral y la expresión diaria de las proteínas del reloj circadiano mediante Western blot (BMAL1 y PER1) en el ovario, así como de los niveles de estradiol presentes en plasma por la técnica de ELISA, en diferentes etapas del ciclo estral de hembras adultas de Neotomodon alstoni que fueron separadas en dos grupos: delgadas (49 ± 2 g) y obesas (63 ± 2 g). Los resultaros indican que en hembras obesas se presentó una disminución de casi el 50% de la regularidad del ciclo estral con respecto a las delgadas, incrementando la frecuencia y duración de la presencia del diestro, lo que genera una menor frecuencia de periodos de celo. Mientras que los niveles de estradiol en plasma, mostraron que durante las diferentes etapas del ciclo estral, en obesas se presenta una concentración igual en estro y proestro, lo que implica una secreción más prolongada de estradiol, posiblemente dada porque estos organismos presenten resistencia a dicha hormona, esto tiene como consecuencia efectos negativos sobre la retroalimentación tanto positiva como negativa del eje Hipotálamo-Hipófisis- Gónadas, por otra parte, al comparar las etapas de diestro y proestro con hembras delgadas, se observó que las hembras obesas tienen una tendencia a presentar niveles más altos. La expresión diaria de PER1 en el ovario presentó un cambio de fase en las obesas en comparación con las delgadas, mientras que la expresión de BMAL1 no muestra cambios significativos, es decir, el ritmo diario de proteínas reloj en ovario de obesas no parece presentar una ritmicidad en antifase de PER1 con respecto a BMAL1. En conclusión, los resultados obtenidos indican un desajuste en los ciclos de la expresión de proteínas del reloj en ovario y del ciclo estral asociados a la condición de obesidad en hembras de Neotomodon, lo que además, produce alteraciones en la fisiología circadiana del ovario. Este estudio nos permite contribuir con información acerca de los efectos que tiene la obesidad sobre la fisiología ovárica y circadiana en mamíferos, así como aportar información valiosa en la biología reproductiva femenina de N. alstoni. 16 IV. Introducción 1. Ritmos biológicos El intervalo de tiempo entre dos eventos sucesivos de un proceso recurrente se describe como ritmo, así entonces en un contexto biológico se nombra ritmo biológico. Esta ritmicidad biológica le permite a un organismo ser más eficiente para realizar sus funciones fisiológicas, pues marca el momento más adecuado para su realización (Menaker, 2002). Algunos fenómenos geofísicos han influenciado en la ritmicidad de los organismos vivos durante toda su vida (Dunlap, et al, 2004). Es por eso que los ritmos biológicos pueden clasificarse de dos maneras: de acuerdo a la frecuencia con la que se presentan en relación a un día o de acuerdo a su periodo. La primera clasificación incluye a aquellos que no completan un solo ciclo en un periodo de 24 h, ya que su periodo es mayor a 28 h y los que completan más de un ciclo en 24 h, pues su periodo es menor a 19 h, infradianos y ultradianos respectivamente. Por otro lado la segunda clasificación está conformada por los circadianos cuyo término fue acuñado en 1959 por Franz Halberg, a partir de los términos circa (lat., “alrededor”) y diem (lat., “día”) y poseen un periodo cercano a un día, es decir, de aproximadamente 24 h. Los circamareales, son aquellos con un periodo cercano a la duración de las mareas, es decir, 12.3 h; los circalunares presentan un periodo cercano al de un mes lunar (29.5 días) y por último los circanuales, con periodos cercanos a un año, correspondiente a 365 días (Aguilar-Robledo, et al, 2008). Por su naturaleza oscilatoria, los ritmos biológicos pueden ser graficados en una curva sinusoidal, a partir de la cual se obtienen diferentes parámetros como: el periodo, que representa al tiempo que transcurre entre dos fenómenos idénticos; la fase, que está representada por cualquier punto en la curva y puede ser establecido como una referencia; la acrofase, que representa el valor máximo del ritmo, en otras palabras, el punto máximo en la curva; por el contrario, la batifase representa el valor mínimo presente en la curva; el mesor, que es el valor medio de la función rítmica, es decir, el punto medio entre la acrofase y la batifase y por último la amplitud, que es la distancia entre la acrofase y la batifase. En el gráfico de una curva sinusoidal encontramos en el eje de las “x” el tiempo, mientras que en el eje de las “y” se grafica la variable a la cual se le mide su oscilación (Tamosiunas y Toledo, 17 2010). Dentro del ciclo es posible representar a la fase de luz, es decir, la fotofase y la fase de oscuridad, también llamada escotofase; son representadas generalmente con una barra en la parte inferior del gráfico (Figura 1) (Dunlap, et al, 2004). Figura 1. Elementos característicos de los ritmos biológicos representados con una curva sinusoidal. La imagen muestra en el eje de las “x” el tiempo en horas y el eje de las “y” corresponde a la variable a medir. Además ejemplifica los parámetros característicos de un ritmo, en este caso circadiano. Labarra en la parte inferior señala las horas de luz (barra en blanco) y las horas de oscuridad (barra en negro) (Imagen obtenida y modificada de: Vargas, et al, 2012). 2. Características de los ritmos circadianos Los ritmos circadianos, son definidos así, ya que cuentan con las siguientes características: un oscilador endógeno auto sostenido (ESSO, por sus siglas en inglés); un período de aproximadamente 24 h, que sin embargo puede tener 3 o 4 h de diferencia. Lo anterior es observable cuando un organismo es puesto en condiciones constantes, es decir, sin estímulos externos y el periodo del ritmo circadiano medido es visto en libre corrimiento, también llamado free running (en inglés); en este fenómeno el periodo no marca las 24 h de manera exacta, sino que corre más rápido o más lento dependiendo del organismo (Dunlap, et al, 2004). Cuentan además con la capacidad de ser desplazados o arrastrados por señales ambientales que representan sincronizadores, es decir, son sincronizables y la principal señal ambiental sincronizadora son los cambios en los ciclos de luz (Stuart, 2011), estos sincronizadores exógenos son nombrados zeitgebers; término alemán acuñado por Aschoff en 1951, proveniente de zeit= tiempo y geber= dar, es decir dadores de tiempo (revisado en: 18 Menaker, 2002). Los sincronizadores ajustan el reloj interno elevando aún más la eficiencia del organismo y proporcionándole la capacidad de anticipación (Dunlap, et al, 2004). El ángulo o relación de fase que el ritmo tiene con su sincronizador se puede establecer conociendo la diferencia en horas entre la ocurrencia de la fase de referencia de una señal y otra; si la ocurrencia de la fase se presenta antes que la fase de referencia se considera un avance y si esta ocurre después será un adelanto (Menaker, 2002). Otra característica de los ritmos circadianos es la compensación de los cambios de temperatura, es decir; cuando un organismo se mantiene a una temperatura diferente que otro, el período sigue siendo más o menos constante en ambos; sin embargo el ritmo no es independiente de la temperatura, ya que la fase del ritmo sigue siendo sensible a los cambios abruptos de ésta (Stuart, 2011). La última característica es la ubicuidad del oscilador circadiano, que ha sido validada gracias a que los ritmos circadianos se encuentran presentes desde bacterias hasta vertebrados (Daan, 2010). Cuando alguna de estas características no se cumple o no ha sido verificada, se les nombra ritmos diarios; siempre y cuando la variable presente una conducta rítmica bajo un ambiente que cicla con un periodo de 24 h (Stuart, 2011). 2.1. El sistema circadiano En mamíferos, la organización circadiana de manera anatómica, fisiológica y conductual está sumamente conservada (Menaker y Tosini, 1996). En términos fisiológicos la ritmicidad circadiana es manejada por asas neuroendocrinas que conforman al sistema circadiano. Este está conformado por vías aferentes que reciben información de sincronizadores del medio externo y la envían al núcleo supraquiasmático (NSQ) del hipotálamo, que es el marcapasos maestro; por último se encuentran las vías eferentes acopladas, tanto humorales como neurales que generan las respuestas rítmicas de salida (Menaker, 2002) (Figura 2). 19 Figura 2. Principales componentes del sistema circadiano en mamíferos. El sistema circadiano es sincronizable gracias a la participación de zeitgebers que envían señales al organismo; en el caso de la vía fótica, esto ocurre por medio del Tracto Retino Hipotalámico (TRH), hacia el NSQ, esta última estructura puede comunicarse de manera directa con osciladores periféricos o por medio de otros núcleos del hipotálamo; esta comunicación es efectuada gracias a la participación de neurotransmisores y/o hormonas (Imagen modificada de: Tamosiunas y Toledo, 2010). El NSQ, no es el único reloj que poseen los organismos, desde 1976, Aschoff y Wever, sostenían la idea de un sistema circadiano multioscilatorio. Actualmente se conoce que dicho sistema está conformado por un reloj central y relojes periféricos ubicados en tejidos específicos del organismo; aunque aún no se conocen en su totalidad los mecanismos mediante los cuales se da la comunicación entre el reloj central y los periféricos, se considera que se lleva a cabo mediante cascadas hormonales y neurales (Richards y Gumz, 2012) (Figura 3). Además se sabe que el NSQ cuenta con la capacidad de orquestar a los demás osciladores esparcidos en todo el organismo para la generación de ritmos y/o generarlos por sí mismo (Daan, 2010). 20 Figura 3. Modelo de la comunicación entre el reloj central, el sistema endócrino y relojes periféricos. El reloj central procesa señales de luz, que le permiten sincronizar a todos los osciladores periféricos (flechas negras). El sistema neuroendocrino a través de la acción neurohormonal, provee una posible retroalimentación de los osciladores periféricos, al reloj central (flechas discontinuas en rojo) (Imagen modificada de: Richards y Gumz, 2012). En la actualidad, el concepto de sistema circadiano implica un ensamblaje autosostenido de múltiples osciladores capaces de regular la ritmicidad en las funciones de un organismo. Estos osciladores periféricos y el marcapasos central, son los componentes del sistema, cuya interacción, produce una métrica de diversas alternativas que definen un periodo (Dunlap, et al, 2004). Dichos osciladores le dan a su vez, robustez al marcapasos; y se sugiere que han emergido como una adaptación significativa de los relojes circadianos y su fundamental trabajo es orquestar temporalmente al organismo (Mohawk, et al, 2012). Existen dos teorías sobre la relación entre el NSQ y los relojes periféricos: la primera es nombrada “maestro- esclavo” y sugiere que los relojes periféricos son sincronizados únicamente por el marcapasos central y este sistema no es afectado por ningún estímulo externo o interno. La segunda llamada “orquesta”, señala que el marcapasos central actúa guiando a cada una de las partes. Se adapta a distintos estímulos tanto externos como internos y es sincronizado principalmente por los ciclos de luz-oscuridad. Sin embargo los 21 relojes periféricos tienen oscilaciones independientes, que son capaces de acoplarse al reloj central y además responden a los estímulos de sincronizadores externos (Richards y Gumz, 2012). Los mecanismos que generan las oscilaciones circadianas difieren dependiendo del organismo; pero en todos los casos están basadas en asas de retroalimentación que involucran la transcripción y traducción de genes (Dunlap, 1999). 2.2. El núcleo supraquiasmático (NSQ) El NSQ es una estructura pareada que se encuentra en la parte anterior del hipotálamo y por encima del quiasma óptico; este par de núcleos están divididos por el tercer ventrículo (Moore y Eichler, 1972; Moore y Lenn, 1972). Cada núcleo unilateral contiene aproximadamente 10,000 neuronas divididas en dos regiones, una dorsomedial (dm) también nombrada shell, y la otra ventrolateral (vl) que recibe el nombre de core (Abrahamson y Moore, 2001) (ver Figura 4). La región dm es la principal zona de eferencias del NSQ (Swanson y Cowan, 1975) y la región vl principalmente es la zona retinorecipiente de las aferencias del tracto retinohipotalámico (TRH) (Hendrickson, et al, 1972). Estas aferencias son originadas en la retina a partir de células ganglionares (Klein y Moore, 1979). Las proyecciones del TRH permiten la sincronización a la luz, pero son independientes a las vías que participan en la percepción visual (Guadarrama-Ortiz, et al, 2014). 22 Figura 4. Localización y principales divisiones del NSQ. A.- Vista lateral del cerebro de rata, la línea presenta el sitio de corte, en la región del hipotálamo anterior. B.- Rebanada en corte coronal donde se aprecia en un círculo conlínea discontinua la localización del NSQ y el quiasma óptico (ox). C.- Fotografía del NSQ, que se localiza por una alta densidad celular inmediatamente superior al ox, dentro de unas líneas discontinuas y ambas estructuras divididas por el tercer ventrículo (3V). D.- Regiones celulares intranucleares bien delimitadas, la línea punteada muestra la región ventrolateral (vl) -retinorecipiente al tracto retinohipotalámico- y la región dorsomedial (dm). Preparación realizada por Guadarrama-Ortiz en el laboratorio y bajo la dirección del Dr. Raúl Aguilar Roblero, Departamento de Neurociencias, Instituto de Fisiología, UNAM; Dibujos superiores, técnica lápiz, propiedad del autor (Imagen obtenida de: Guadarrama-Ortiz, et al, 2014). Diversos estudios en los que se lesiono el NSQ comprueban la abolición de la ritmicidad circadiana en variables endocrinas, como la secreción de hormonas y conductuales, la actividad locomotriz y el ritmo de ingesta de agua; también ha sido reportada la perdida de la regularidad del ciclo estral (Stephan y Zucker, 1972; Moore y Eichler, 1972; Mosko y Moore, 1979). El NSQ es la única estructura en la que se ha observado que en condiciones in vitro, sus neuronas generan ritmos circadianos en la frecuencia de descarga neuronal, es decir de manera in vivo o in vitro este núcleo es autosostenible; a diferencia de los demás osciladores encontrados en tejidos perifericos que presentan una persistencia límitada (Inouye y Kaamura, 1979). Por lo anterior el NSQ es reconocido como el reloj maestro en mamíferos (Menaker, 2002). 23 2.3. La maquinaria molecular del reloj circadiano Los pioneros de la base molecular de los ritmos circadianos en eucariotas superiores fueron los genetistas Ronald Konopka y Seymour Benzer, al reportar el descubrimiento del locus period (per) en Drosophila melanogaster ; estudios posteriores con mutaciones en este locus y otros componentes del reloj circadiano, elucidaron el mecanismo molecular que genera el reloj circadiano (Mohawk, et al, 2012).La maquinaria del sistema circadiano es sumamente conservada dentro de los vertebrados y pese a la distancia filogenética, muchos de los genes que lo componen son ortólogos, lo que significa que la maquinaria circadiana es muy similar entre especies (Lowrey y Takahashi, 2004). Las oscilaciones circadianas son generadas por un conjunto de genes que forman un asa de retroalimentación transcripcional auto regulable. En mamíferos esta asa incluye a los genes: Clock, Bmal1, Per1, Per2, Per 3, Cry1, y Cry2. Algunos otros genes han sido identificados y juegan papeles adicionales que involucran la retroalimentación del sistema, por ejemplo: enzimas que participan en la fosforilación o degradación proteica (Mohawk, et al, 2012). El asa de retroalimentación transcripcional/traduccional, inicia cuando las unidades del heterodímero formado en el núcleo celular por las proteínas CLOCK/BMAL1 se unen a la secuencia E-box (CACGTG), esta unión promueve la transcripción de los genes de las familias Period (Per1, Per2 Per3) y Cryptochrome (Cry1, Cry2); así como de Rev-erb y ROR que tras la traducción, sus productos se acumulan en el citoplasma. Las proteínas PER y CRY forman heterodímeros que al unirse a CK1 y AMPK en citoplasma, translocan hacia el núcleo y participan en la retroalimentación negativa para reprimir su propia transcripción al unirse con la secuencia E-box. Por otra parte, los productos REV-ERB y ROR compiten para unirse a RRE, promotor transcripcional de Bmal1 (y su paralogo, NPAS2); inhibiendo o activando la transcripción respectivamente. La degradación de ambos heterodímeros es regulada por el complejo E3 ubiquitin ligasa, β-TrCP1 y FBXL3, que conducen el declive de los niveles de PER y CRY, permitiendo así que un nuevo ciclo inicie. Los efectos de la retroalimentación de esta asa inciden sobre la transcripción de Bmal1 (y en menor medida, sobre Clock, ya que su transcripción es constitutiva) para causar una oscilación en antifase de BMAL1 con respecto a PER. Estos circuitos de retroalimentación toman aproximadamente 24 horas en completarse y forman la base de la generación celular 24 de los ritmos circadianos. La velocidad de esta reacción, y por lo tanto el período de la ritmicidad circadiana, es controlada por el estado de fosforilación, la estabilidad y la localización nuclear de las proteínas que participan. La información rítmica se comunica al resto del genoma, pues los productos de los genes del reloj circadiano que funcionan como factores de transcripción y son capaces de conducir la expresión rítmica de genes controlados por reloj (CCG´s, por sus siglas en inglés); hasta el momento se sabe que en los CCG´s se encuentran dos sitios: la secuencia E-box y el promotor RRE (Figura 5) (Borgs, et al, 2009; Welsh, et al, 2010; Mohawk, et al, 2012 y Boden, et al, 2013). Figura 5. Maquinaria molecular del reloj circadiano. Se muestran las asas de retroalimentación transcripcional/traduccional positiva (flechas) y negativa (líneas truncas): el heterodímero CLOCK/BMAL1 (flecha verde) se unen a la secuencia E-box, que promueve la transcripción de los genes de las familias Per y Cry (flecha roja) así como de Rev-erb/RORflecha azul) Los productos de dichos genes se acumulan en el citoplasma. Las proteínas PER y CRY forman un segundo heterodímero, que participa en el núcleo en la retroalimentación negativa para reprimir su propia transcripción (flecha roja). Las proteínas REV-Erb/ ROR compiten para unirse a RRE dentro del promotor de Bmal1 e inhiben (línea trunca azul) o activan la transcripción (flecha azul) respectivamente. Las secuencias E-box y RRE, participan en la comunicación del reloj con los CCG (flechas moradas) (genes controlados por reloj) (Imagen modificada: Boden, et al, 2013). En la actualidad se ha reconocido la importancia de la regulación circadiana y los genes de reloj, debido a la implicación encontrada, no únicamente con desordenes de sueño, también con enfermedades como el cáncer, enfermedades psiquiátricas como el desorden bipolar y 25 metabólicas como la diabetes tipo 2 (Takahashi, et al, 2008); además recientemente se ha prestado atención a la regulación por parte del sistema circadiano sobre la ritmicidad reproductiva (Sellix y Menaker, 2010). 3. Eje Hipotálamo – Hipófisis – Gónadas (ovario) Para responder a estímulos del entorno, los organismos requieren sistemas de integración y coordinación central (Gal, et al, 2007). En mamíferos, dicho sistema se consigue por medio del sistema nervioso y el sistema endocrino, juntos conforman el sistema neuroendocrino (Tortora y Reynolds, 2002). De manera conjunta, coordinan las funciones de todos los sistemas o aparatos del cuerpo. El primero controla actividades corporales mediante impulsos nerviosos, que se conducen por los axones neuronales, formando circuitos de conexión neural, es decir: sinapsis (Gal, et al, 2007), lo cual permite la comunicación entre regiones del organismo en tiempos de milisegundos (Tortora y Reynolds, 2002). Las sinapsis desencadenan la liberación de moléculas mediadoras: los neurotransmisores (Gal, et al, 2007). Por otro lado, las glándulas del sistema endocrino liberan moléculas llamadas hormonas. El termino hormona deriva de la palabra griega hormaein que significa excitar o agitar y son moléculas orgánicas muy potentes que ejercen sus acciones a concentraciones pequeñísimas (10-6 a 10-12), actuando como catalizadores de reacciones preexistentes. Algunas hormonas actúan sobre un tipo celular específico, mientras que otras lo hacen sobre distintos tipos celulares (tejido diana u órgano diana). Estas células diana tienen receptores a los que se unen las hormas con alta afinidad y especificidad; cuando están unidas a sus receptores, las hormonas disparan respuestas biológicas característicasen las células diana (Gal, et al, 2007). En contraste con el sistema nervioso, el sistema endocrino está especializado en la comunicación lenta y prolongada, por medio de señales químicas (Tortora y Reynolds, 2002). Algunas de estas hormonas son liberadoras; es decir, inducen secreciones en las células blanco. Otras son inhibidoras y vuelven más lentas las secreciones de las células blanco; ya sean liberadoras o inhibidoras, salen por los extremos de los axones de las neuronas del hipotálamo y son recogidas por el plexo capilar en el infundíbulo, localizado por encima de la 26 hipófisis y desde allí se difunden hacia los tejidos (Starr y Taggart, 2008). El sistema neuroendocrino es una pieza básica en la regulación de un número importante de procesos fisiológicos tales como: la nutrición, el metabolismo, el crecimiento, el desarrollo, la maduración física y conductual; los mecanismos de la reproducción, así como de las adaptaciones necesarias para el funcionamiento del organismo en conjunto (Gal, et al, 2007). Además, se sabe que la concentración circulante de la mayor parte de las hormonas presenta fluctuaciones rítmicas (Hiriart, 2008). Durante mucho tiempo, se consideró a la hipófisis como la glándula endocrina maestra, ya que secreta múltiples hormonas que regulan a otras glándulas. Sin embargo hoy se sabe que la hipófisis tiene un nivel de jerarquía secundario, pues el hipotálamo a partir de la participación de varios de sus núcleos como el Arcuato (ARC), el Paraventricular (PVN) el Ventromedial (VMH), el Supraquiasmático (NSQ), etc., envía señales neuroendocrinas a la hipófisis, coordinando sus funciones (Tortora y Reynolds, 2002).La hipófisis es una pequeña región encefálica, situada bajo el tálamo y es el principal centro de integración entre los sistemas nervioso y endocrino. Es una estructura en forma de chícharo y unida con el hipotálamo por un tallo llamado infundíbulo. Posee dos porciones separadas anatómica y funcionalmente: una anterior también llamada adenohipófisis y una posterior conocida con el nombre de neurohipófisis. La neurohipófisis almacena y libera hormonas que se producen en el hipotálamo (oxitocina y hormona antidiurética (ADH o vasopresina), mientras que la adenohipófisis produce y secreta sus propias hormonas (hormona del crecimiento -GH- o somatotropina, hormona estimulante de la tiroides -TSH- o tirotropina, hormona adrenocorticotrópica -ACTH- o corticotropina, hormona folículo estimulante -FSH- o foliculotropina, hormona luteinizante -LH- o luteotropina y la prolactina -PRL-) Por otra parte, el hipotálamo tiene la función de centro de integración y control, por lo que participa en diversos ejes neuroendocrinos. En el caso de las funciones reproductivas, esta regulación se lleva a cabo mediante ciclos de retroalimentación homeostática; y es conocido como eje hipotálamo- hipófisis – gónadas (HHG), particularmente los ovarios (HHO) en el sistema reproductor femenino (Rippe, 2009). Los ovarios son órganos reproductores pareados que tienen dos funciones: la generación y maduración de oocitos (óvulos inmaduros) y la producción de hormonas sexuales 27 (testosterona, dihidrotestosterona, estrógenos y progesterona) (Tienhoven, 1983). Estas hormonas estimulan la maduración de los ovogonias, la formación del cuerpo lúteo y la preparación del cuerpo uterino para el embarazo (Starr y Taggart, 2008). 3.1. Regulación endocrina del eje HHO El eje HHO es regulado de forma clásica, a partir de un asa de retroalimentación endocrina ; en donde neuronas del hipotálamo localizadas a la altura de la eminencia media, producen la Hormona Liberadora de las Gonadotropinas (GnRH) (Bakker y Baum, 2000); la GnRH se difunde a través de los capilares al sistema porta-hipofisario y de allí a las células de la hipófisis anterior, en donde su función es estimular la producción y secreción de las hormonas gonadotrópicas: Hormona Folículo Estimulante (FSH) y Hormona Luteinizante (LH), que posteriormente tendrán su blanco en el ovario, estimulando la ovulación, producción de algunas hormonas esteroideas y otros efectos sexuales secundarios (Figura 6) (Rippe, 2009). Figura 6. Esquema simplificado de las interacciones hormonales del eje Hipotálamo-Hipófisis-Ovario. En la parte superior se encuentra el hipotálamo, el cual regula positivamente a la hipófisis a partir de GnRH, generando que la hipófisis sintetice FSH y LH que son las hormonas que tendrán su blanco en los ovarios, promoviendo la síntesis de hormonas y funciones fisiológicas secundarias. La retroalimentación negativa se lleva a cabo por el estradiol y la progesterona, hormonas sintetizadas en ovario (Figura modificada de: Rippe, 2009). Hipófisis 28 En las hembras, la LH junto con la FSH, estimulan la secreción de estrógenos a partir de las células ováricas y la consecuente liberación ovárica de un ovocito secundario; este proceso es llamado ovulación. Además estimula la formación del cuerpo lúteo en el ovario (después de la ovulación) y la secreción de la progesterona, otra hormona sexual femenina, secretada por el propio cuerpo lúteo y que participa en la retroalimentación negativa. Los estrógenos y la progesterona se encargan de preparar el útero para la implantación del óvulo fecundado, así como a las glándulas mamarias para la secreción de leche (Tortora y Reynolds, 2002). Se conoce que en caso de no existir implantación, tanto los estrógenos como la progesterona (en menor medida), estimulan a las neuronas secretoras de GnRH para reiniciar el ciclo (Bakker y Baum, 2000). En el 2006, de la Iglesia y Schwartz; realizaron una breve revisión sobre la regulación circadiana en el eje HHG femenino; en la cual señalan que la coincidencia de dos señales: el incremento en las concentraciones de estradiol ovárico, durante la fase folicular del ciclo estral y las debidas señales neuronales durante la tarde del proestro que permiten la liberación de GnRH, son las responsables de la retroalimentación positiva que genera la activación preovulatoria de las neuronas encargadas de secretar GnRH. Sin embargo aún se desconoce: ¿cómo es que estas señales convergen en el cerebro, para generar dicha retroalimentación? 3.2. El ciclo estral y el ovárico En la mayoría de roedores de laboratorio encontramos que el ciclo estral tiene una duración promedio de 4 a 5 días, durante este tiempo las concentraciones hormonales presentan fluctuaciones. En los días uno y dos (transición entre metaestro y diestro) la mayoría de las concentraciones hormonales son bajas y constantes, al final del día tres comienza una elevación en la secreción de estradiol, al que le precede un pico de LH y de prolactina (proestro), el incremento de dichas concentraciones hormonales prevén el estro, es decir la fase receptiva de la hembra. El pico de LH es la señal que permite la ovulación y una vez que ésta se ha dado, los niveles de progesterona comienzan a subir, restableciéndose hasta el día dos del nuevo ciclo (Figura 7) (Tienhoven, 1983; McCarthy y Becker, 2002). 29 Figura 7. Concentraciones hormonales durante el ciclo estral en rata. Se muestra el cambio en las concentraciones de hormonas sexuales (estradiol, progesterona, LH y FSH), durante el transcurso del ciclo estral en rata. En el eje de las “x” observamos el tiempo, marcado cada dos horas y en el eje de las “y” las cuatro diferentes escalas de las concentraciones hormonales (pg/ml) en sangre (Figura modificada de: Fillingim y Ness, 2000). En ratas y ratones, a partir de un frotis vaginal podemos saber la etapa del ciclo estral en la que está presente la hembra, gracias al tipo de células que encontramos en el epitelio vaginal (Tienhoven, 1983). De manera arbitraria, consideramos al estro como la primera etapa; en donde la población de células que observamos son cornificadas, al microscopio semejan hojuelasde maíz; esta etapa tiene una duración aproximada de 12h. El estro es seguido por un periodo en el que las células cornificadas comienzan a reducir su número y los leucocitos comienzan a aparecer, esta etapa es nombrada metaestro y tiene una duración aproximada de 21h. Subsecuentemente encontramos al diestro, que se caracteriza por contener poblaciones muy grandes de leucocitos; tiene una duración aproximada de 65h, sin embargo, algunos autores suelen incluir al metaestro y al diestro como una sola etapa, únicamente separándolos como diestro I y diestro II dependiendo de la cantidad de leucocitos en la muestra. La siguiente etapa está caracterizada por la presencia de células nucleadas y una reducción en el número de leucocitos, tiene una duración de 12h, es nombrada proestro y es la última del ciclo. Los recambios citológicos que podemos observar en las muestras son 30 dados gracias a la preparación de las paredes de la vagina durante el ciclo estral para el momento de la fecundación (Nelson, 2006). En forma paralela al ciclo estral, el ciclo ovárico es regulado hormonalmente. Durante la gestación, las células germinales emigran hacia los ovarios y se multiplican, dando como resultado millones de ovogonias, sin embargo la mayor parte de ellas mueren por apoptosis antes del nacimiento. Las ovogonias restantes comienzan la meiosis hacia el final de la gestación, que es cuando se denominan ovocitos primarios, estos detienen su división en la profase I de la primera división meiótica; por lo tanto, los ovocitos primarios todavía son diploides. Los ovocitos primarios que no se han estimulado para concluir la primera división meiótica están contenidos dentro de pequeños folículos primarios, estos constan de sólo una capa de células foliculares; en respuesta a la estimulación de FSH durante la pubertad, algunos de estos ovocitos y folículos aumentan de tamaño y las células foliculares se dividen para producir múltiples capas de células de la granulosa que rodean al ovocito y llenan el folículo (Fox, 2011). Al ser estimulados y crecer, los folículos primarios forman una serie de cavidades llenas de líquido llamadas microvesículas, en esta etapa se denominan folículos secundarios. El crecimiento continuo de estos folículos es acompañado de la fusión de sus microvesículas para formar una sola cavidad llena de líquido, llamada antro folicular. En esta etapa se conoce al folículo como un folículo maduro o folículo de Graaf; al desarrollarse el folículo, el ovocito primario concluye su primera división meiótica, pero no forma dos células completas, pues solo una –el ovocito secundario- adquiere todo el citoplasma y la otra célula formada se convierte en un cuerpo polar pequeño que acaba por fragmentarse y desaparecer. Esta división desigual del citoplasma garantiza el crecimiento del ovocito para convertirse en un embrión viable en caso de ser fecundado. Luego el ovocito secundario empieza la segunda división meiótica, pero se detiene nuevamente, esta vez en la metafase II. La segunda división meiótica se termina sólo cuando el ovocito es fecundado. El ovocito secundario, detenido en la metafase II, está contenido dentro de un folículo de Graaf, las células de la granulosa de este folículo forman un anillo alrededor del ovocito y una prominencia que brinda soporte al ovocito, denominada cumulus oophorus. El anillo de células de la granulosa que rodea al ovocito se conoce como corona radiada, entre el ovocito y la corona se encuentra una capa 31 gelatinosa delgada, compuesta por proteínas y polisacáridos que se denomina zona pelúcida (Figura 8) (Fox, 2011). Las gonadotropinas LH y FSH, llegan a células de la teca y de la granulosa respectivamente y promueven la esteroidogénesis, en donde el estradiol es producido a partir de su precursor la testosterona y ésta a su vez a partir del colesterol, que es abastecido por las células de la teca interna. El incremento de las concentraciones de gonadotropinas es regulada por un pico hormonal de GnRH, que fue estimulado por un incremento anterior de estradiol. El pico de LH estimula la ovulación, en donde dependiendo de la especie, habrá uno o más folículos de Graaf dominantes capaces de ser expulsados y algunos folículos secundarios se volverán atrésicos, pues experimentan regresión a partir de un proceso de apoptosis. La estimulación hormonal durante la ovulación genera cambios en la organización estructural del folículo, produciendo la formación de un cuerpo amarillo o cuerpo lúteo que en realidad es un folículo que quedo vacío tras expulsar al ovocito secundario. El cuerpo lúteo comienza la producción de progesterona y estradiol, que en un inicio detienen la producción de GnRH y posteriormente la progesterona inhibe la producción de estradiol. La producción de progesterona se detiene cuando el cuerpo lúteo experimenta regresión y se convierte en un cuerpo albicans no funcional. El ovocito liberado, puede ser fecundado o bien es reabsorbido, dando inicio a un nuevo ciclo estral (Figura 8) (McCarthy y Becker, 2002). Figura 8. Estadios del desarrollo del óvulo en el ovario. Dentro del ovario podemos observar las distintas fases por las que atraviesa un ovocito durante su desarrollo hasta el proceso de ovulación; en dicho desarrollo son observables folículos primordiales, folículos primarios y secundarios y como último estadio antes de la ovulación, folículos de Graaf; posteriormente observamos que las células foliculares forman cicatrices llamadas cuerpo lúteo y cuerpo albicans (Figura modificada de: Luis, 2004). 32 4. Expresión de genes de reloj en el ovario El desarrollo del conocimiento de la maquinaria del reloj circadiano, ha traído consigo el descubrimiento de la presencia de genes de reloj en diversas estructuras periféricas que tienen influencia sobre procesos tanto endocrinos como neuroendocrinos (Sellix y Menaker, 2010). En el caso del eje reproductivo femenino, los osciladores circadianos están presentes en células del ovario, útero y oviducto (Fahrenkrug, et al, 2006; Karman y Tischkau, 2006 y He, et al, 2007); debido a ello, la fisiología reproductiva, podría estar dependiendo de la coordinación de los relojes circadianos en el eje HHO (Figura 9) (Sellix y Menaker, 2010). Figura 9. Eje HHO, modelo clásico vs modelo de control multi-oscilador en mamíferos. (a) Modelo clásico del eje HHO; su representación es de manera lineal, es decir, un suceso lleva a otro. El único componente que presenta oscilaciones rítmicas son las neuronas del NSQ. (b) Modelo revisado: control multi- oscilador; cada uno de los componentes del eje HHO tienen oscilaciones independientes que participan de manera coordinada para el funcionamiento del mismo (Figura modificada de: Sellix y Menaker, 2010) Se sabe que las células del ovario contienen una maquinaria molecular similar a la de las células del NSQ, porque estas también presentan la expresión en antifase de los RNAm de Bmal1 y Per2 (Figura 10) (Karman y Tischkau, 2006). Estos productos muestran sensibilidad a la presencia de hormonas sexuales tales como la LH y el estradiol (Karman y Tischkau, 2006; Yoshikawa, et al, 2009), ya que al administrar hormona coriónica humana (que simula el 33 incremento de LH en la tarde del proestro) se observó que sirve como sincronizador de la ritmicidad de transcripción de genes de reloj Bmal1 y Per2 en ovario (Figura 10) (Karman y Tischkau, 2006). Figura 10. Efecto de la administración de hormona coriónica humana (hCG) en el patrón de expresión de Bmal1 y Per2 medido por PCR, en un modelo de rata inmadura hipofisectomizada. El grupo experimental recibió un tratamiento con hCG y el grupo control recibió únicamente vehículo. El apagado de las luces se indica con una barra gris. A) La expresión de Bmal1 en el grupo control no es rítmica. El tratamiento con hCG induce ciclicidad en la expresiónde Bmal1 con una acrofase a las 12h después del tratamiento (ZT 16). B) La expresión de Per2 en el grupo control tampoco es rítmica. El tratamiento con hCG induce ciclicidad en la expresión de Bmal1 con una acrofase a las 4h después del tratamiento (ZT 8) (Figura modificada de: Karman y Tischkau, 2006). El descubrimiento de un temporizador circadiano interno en el ovario plantea la posibilidad de que la ovulación es programada por una interacción entre los relojes en el hipotálamo, la hipófisis y el ovario; y que el oscilador circadiano ovárico es de suma importancia en la función reproductiva (Yoshikawa, et al, 2009); de hecho se considera que podría ser la pieza más importante en el funcionamiento eficiente del eje HHO, pues como se mencionó anteriormente el eje HHO funciona gracias a mecanismos de retroalimentación positiva y/o negativa y es el ovario el órgano encargado de activar o inhibir el asa (Sellix y Menaker, 2010). 34 El estudio de Yoshikawa, et al, (2009), señala que la ritmicidad de los elementos de la maquinaria circadiana del ovario es regulada por la presencia de las gonadotropinas FSH y LH. De acuerdo a sus experimentos, la regulación se lleva a cabo dependiendo de la hora de secreción, en este caso en la tarde del proestro y de una dosis hormonal elevada presente; pues en sus resultados observaron cambios en la expresión de Per 1- luc en el cultivo de tejido ovárico al cual se le adicionó FSH y LH durante lo que sería la tarde del proestro, probando diferentes dosis; es decir, existe una ventana temporal en la que la maquinaria es sensible ante la presencia de las concentraciones adecuadas del sincronizador, en este caso las gonadotropinas. Por otro lado en esta misma publicación se provee evidencia de la sincronización endocrina del reloj circadiano ovárico ya que en ausencia de una inervación directa con el NSQ, no se observaron cambios significativos en la expresión de Per1 - luc entre los ovarios no inervados y los intactos; sugiriendo que la comunicación neural no es el principal sincronizador ovárico y que entonces la señal dada por la FSH y la LH es la principal candidata putativa de la sincronización temporal del oscilador circadiano en el ovario. Sin embargo esto no determina en su totalidad la influencia que puedan tener las conexiones neurales sobre el proceso de ovulación (Yoshikawa, 2009). Respecto a la secreción de LH, se sabe, gracias a la investigación de Everett y Sawler (1950), que un sistema de sincronización neuronal conduce la secreción rítmica de dicha hormona. En este sistema participa el NSQ y el Núcleo Anteroventral-Paraventricular (AVPV), su comunicación se realiza a partir de neuronas de arginina- vasopresina (AVP), neuronas liberadoras de kisspeptina y por último neuronas liberadoras de GnRH (Ojeda y Lomniczi, 2014). Se sabe que la interrupción del sistema circadiano en el eje HHO es un factor causante de enfermedades que afectan la fertilidad; se ha visto que dicha interrupción en la coordinación o sincronización de los relojes de manera central y/o en la periferia, puede tener efectos negativos en la salud reproductiva de las hembras (Sellix y Menaker, 2010). Por ejemplo, en diversos grupos de trabajo han encontrado que en ratones knock out al gen Bmal1 se presenta un ciclo estral irregular y poca fertilidad, sugiriendo que las proteínas reloj están involucradas con el reclutamiento folicular y que cualquier modificación en la maquinaria 35 molecular circadiana afectara los procesos reproductivos (Figura 11) (Cheong, et al, 2014; Boden, et al, 2010). Figura 11. Funcionamiento reproductivo normal vs desincronización de osciladores circadianos. Un buen funcionamiento reproductivo depende de la sincronización adecuada entre cada una de las partes del eje HHO, así como el señalamiento adecuado ya sea neural o humoral; es posible observar reducción de la fertilidad si alguno u algunos de los componentes del HHO si no tienen una relación de fase adecuada (Imagen modificada de: Sellix y Menaker, 2010). La disrupción o desincronización circadiana se ha convertido también en un factor importante que contribuye al desarrollo de patologías, pues una buena sincronización entre el reloj maestro y lo osciladores periféricos, permite muchos de los procesos de regulación homeostática; además la coincidencia de señales internas y externas permite un mejor acoplamiento de las funciones fisiológicas (Golombek, et al, 2013), es por eso que, la alteración de procesos metabólicos rítmicos (Zhu, et al 2015), genera un desbalance energético importante; que se verá reflejado en procesos de reproducción (Schneider, 2004). 5. Ritmos circadianos y el metabolismo La regulación del metabolismo está dada gracias al control en el consumo de alimento y el gasto u obtención de energía; el hipotálamo juega un papel importante en estas funciones. Sin 36 embargo pocos núcleos hipotalámicos reciben proyecciones directas del NSQ y de los tejidos periféricos: como hígado, páncreas y tejido adiposo (Delezie y Challet, 2011). Existen hormonas que participan en la regulación del metabolismo: la leptina (sintetizada por adipocitos), participa en la inhibición del apetito y estimula el gasto energético; la insulina (liberada por células del páncreas) , que también tiene efectos anorexigénicos, es decir, actúa en la disminución del apetito, y por último la grelina (liberada por el estómago, páncreas e hipotálamo), esta última participa en la activación del neuropéptido Y, que incrementa el apetito y disminuye el gasto energético (Delezie y Challet, 2011). Estas, representan un puente de información que permite regular la actividad hipotalámica y la ingesta de alimento. Las hormonas metabólicas tienen patrones rítmicos circadianos. La grelina por ejemplo, aumenta su concentración en plasma anticipándose a los momentos de alimentación; lo anterior sugiere a este péptido como posible candidato sincronizador de señales del alimento; sin embargo se ha encontrado un ritmo nocturno en los niveles de grelina, ya que son elevados en el comienzo de la noche y comienzan a bajar al amanecer, conservándose constantes durante lo que resta del día (Cummings, et al, 2001), estos resultados fueron obtenidos en sujetos con horarios de alimentación restringidos; de igual manera, en ratas con alimento y agua ad libitum, los niveles de grelina circulantes aumentaron bruscamente justo antes de la escotofase y se redujeron repentinamente al término de ésta. En el estómago, por otra parte, los niveles de grelina son elevados durante el período de ayuno, aún en la fotofase y bajan durante el noche, por lo tanto se presenta una correlación inversa con la ingesta de alimentos y coinciden con la idea de que la grelina juega un papel importante en la anticipación al alimento (Sánchez, et al, 2004). A su vez, la privación de sueño se ve acompañada por el incremento de los niveles de grelina e incremento en la sensación de hambre, representando otro vínculo entre el control circadiano y la regulación metabólica (Bodosi, et al, 2004). Otra hormona que muestra ritmos diurnos similares en suero, es la leptina gástrica la cual aumenta durante la escotofase y disminuye gradualmente durante la fotofase (Kalsbeek, et al, 2001 y Sánchez, et al, 2004). Además se ha observado una relación positiva entre la expresión de leptina en los diferentes depósitos de tejido adiposo y los niveles circulantes de la misma (Sánchez, et al, 2004). A partir de la lesión total del NSQ en ratas, se ha observado 37 la pérdida del ritmo circadiano de leptina, acompañado de un incremento importante en los niveles de dicha hormona, comparados con los niveles de animales control; lo que indica que el NSQ es el encargado del control rítmico de secreción de la leptina (Kalsbeek, et al, 2001). Se ha demostrado que la insulina y la glucosaen sangre muestran un control circadiano que responde a la ingesta de alimento, esto ha sido probado mediante protocolos con establecimiento de horarios de ingesta de alimento o administración de glucosa exógena; en ambos casos los niveles de glucosa e insulina basales aumentaron durante la fotofase y disminuyeron durante la escotofase (Kalsbeek y Strubbe, 1998). Es importante resaltar que no solo la síntesis hormonal y proteica presentan patrones rítmicos; por ejemplo, a nivel de hígado, los mecanismos postranscripcionales y traduccionales de algunas proteínas contribuyen en el control circadiano, pues se presentan de manera rítmica, coordinando las funciones del hígado (Delezie y Challet, 2011). En roedores nocturnos la mayoría de las hormonas metabólicas antes mencionadas tienen su pico durante la escotofase, lo cual corresponde con su fase activa de alimentación y digestión, por el contrario en animales diurnos estos picos coinciden con la fotofase (Kumar, et al, 2015). De la misma manera las enzimas involucradas en el metabolismo del colesterol como HMG- CoA reductasa y Cholesterol 7- monooxygenasa presentan un pico robusto durante el periodo de oscuridad en rata (Davidson, et al, 2004). Los estudios de análisis mediante microarreglos en el transcriptoma del hígado de ratón muestran que el 9% de más de 2000 genes oscilan de manera circadiana. Además se ha observado que alrededor del 10% de transcripciones en el NSQ, hígado y glándulas adrenales son reguladas de manera circadiana (Hughes, et al, 2009). El control circadiano esta sincronizado principalmente por los cambios en los ciclos de luz y oscuridad, sin embargo la ritmicidad de genes de reloj en tejidos periféricos se ha observado que puede ser modificada por protocolos de restricción de alimento y/o consumo de dietas con algún desbalance nutricional (Feillet, et al, 2006). En ratas, la destrucción del NSQ elimina la ritmicidad circadiana de la ingesta de alimento (Nagai, et al, 1978) y si bien lesiones en el NSQ no eliminan la ritmicidad de Per2 en los tejidos periféricos, sí genera desincronización interna, lo que produce un desacople en las oscilaciones; esto se ve traducido en la 38 modificación de fase o atenuación del ritmo y de parámetros importantes en el metabolismo, como la síntesis de hormonas metabólicas o patrones de alimentación (Yoo, et al, 2004). En humanos, por ejemplo, los niveles de leptina son elevados durante la noche, cuando el apetito disminuye y se elevan durante el día promoviendo el apetito, sin embargo, en individuos con obesidad los niveles de leptina están incrementados, comparados con los de una persona delgada; indicando un estado de resistencia a la leptina (Yildiz, et al, 2004). 6. ¿Qué es la obesidad? La obesidad es una condición caracterizada por un exceso de grasa corporal, distribuida en distintos depósitos del organismo; a diferencia del sobrepeso que se define como un excedente de peso corporal considerando la edad, la altura del organismo y su complexión; sin embargo el termino de sobrepeso muchas veces se ve sustituido por obesidad dado que es difícil delimitar todos los factores que están involucrados en términos patológicos. Por lo general los depósitos de grasa se pueden encontrar en el abdomen, la cadera, extremidades superiores e inferiores (Bray, 2011).Otra definición dada por la organización mundial de la salud (OMS), dice que la obesidad se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. De tal modo que es el quinto factor de riesgo de defunción en el mundo. Cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia de la obesidad. Además, a la obesidad se le atribuye el 44% de las personas con diabetes, el 23% de las que sufren de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la gente con algún tipo de cáncer (OMS, 2015). Desde la década de 1980 las cifras de obesidad se han elevado más del doble en todo el mundo. En el 2014 más de 1900 millones de adultos por encima de los 18 años, tenían sobrepeso, de los cuales más de 600 millones eran obesos. Lo anterior corresponde a un 39% de personas adultas con sobrepeso (38% de los hombres y un 40% de las mujeres) y el 13% de personas con obesidad (11% de hombres y 15% de las mujeres) como podemos observar en términos de porcentajes, el sexo femenino, presenta el mayor número de casos de sobrepeso y obesidad a nivel mundial (OMS, 2015). En términos de obesidad, el cuerpo humano puede ser analizado a distintos niveles, en 1992, Wang, et al, propusieron cinco niveles. El primer nivel corresponde a todo el cuerpo y puede ser medido a partir del índice de masa corporal (IMC); el segundo nivel corresponde al de los 39 tejidos y órganos del sistema, que engloba a la sangre, al esqueleto, al músculo esquelético y al tejido adiposo considerando sus diversos depósitos; el tercer nivel se refiere a la composición celular e incluye a las células del tejido conectivo, las neuronas, las células epiteliales y de manera independiente a los adipocitos; el cuarto nivel se refiere a la composición molecular, considera a proteínas, lípidos, cantidad de agua, minerales y glucógeno y por último el quinto nivel es el bioquímico que considera a las interacciones de átomos como el hidrógeno, el carbono, el oxígeno, nitrógeno, calcio y demás compuestos del cuerpo (revisado en: Bray, 2011). La causa fundamental de la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas, sin embargo no es el único, pues también es causada por la falta de actividad y por la misma carga genética. El IMC es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar la obesidad en los adultos y usualmente es expresado en términos métricos como kg/m2 (OMS, 2015). En el caso de los roedores el índice de Lee es un indicador de obesidad que toma en consideración la talla (desde la nariz a la apertura anal) y peso del organismo. Este índice se utiliza en organismos adultos, pues la fórmula contiene constantes que han sido ajustadas de acuerdo a los requerimientos nutricionales (Lee, 1929). Es un estimador sencillo que nos permite evaluar los excesos de masa corporal en los roedores de estudio, sin necesidad de sacrificio o alteración de variables experimentales (Simson y Gold, 1981). 6.1. Alteración de ritmos circadianos y su relación con la obesidad En un estudio reciente, se demostró que la expresión rítmica del gen reloj Rev- erbparticipante de la retroalimentación negativa de la maquinaria del reloj circadiano, se interrumpe en células pancreáticas en respuesta a la exposición de una dieta alta en grasas (Vieira, et al, 2012). En otro estudio en ratones, la exposición al alto contenido de grasa nutricional a largo plazo, resultó en anormalidades en los patrones de expresión génica de genes de la maquinaria del reloj circadiano (Bmal 1, Per 1/2/3 y Cry 1/2/3) y de CCG´s (Dbp, E4BP4, CK1, PEPCK, PDK4 y NHE3) en tejidos periféricos tales como el hígado y el riñón (Hsieh, et al, 2010). Se ha observado que la inducción de obesidad a partir de dietas genera perturbaciones en el centro de la maquinaria de reloj circadiano, dichas alteraciones aumentan el riesgo de contraer enfermedades; por otro lado la obesidad y el síndrome 40 metabólico que es definido como: el conjunto de patologías que representan un factor de riesgo metabólico a contraer enfermedades cardiacas, derrames o diabetes (García-García, et al, 2008), están altamente relacionados con la expresión de genes circadianos y sus salidas, es decir los CCG´s (Hsieh, et al, 2010). En tejido adiposo e hipotálamo, se observó que la nutrición rica en grasas no solamente induce alteraciones moleculares en el sistema del reloj circadiano, sino también cambios en ritmos de comportamiento, talescomo: actividad locomotriz, ingesta de alimento y sueño (Kohsaka, et al, 2007). Se ha reportado que cuando se obliga a roedores a alimentarse a partir de una dieta alta en grasa durante la fotofase o al término de la escotofase, ocurren perturbaciones en el organismo, que inducen un incremento en el tejido adiposo y un decremento en la tolerancia a la glucosa (Arble, et al, 2009). Sin embargo si se mantiene esta restricción de alimento durante su fase de actividad, se atenúa la ganancia de peso mejorando el metabolismo de lípidos y glucosa (Hatori, et al, 2012; Tsai, et al, 2013). Por otro lado, en ratones en los que inactivaron componentes claves de la maquinaria del reloj molecular (Bmal 1 y Clock); desarrollaron patologías metabólicas como: obesidad, hígado graso, hiperinsulinemia, hiperglicemia, hiperlipidemia e hiperleptinemia (Turek, et al, 2005). Estas patologías forman parte del diagnóstico del síndrome metabólico, y en los últimos años su prevalencia ha ido en incremento (Cagampang y Bruce, 2012). En otro estudio en donde también se inactivaron Bmal1 y Clock, pero en este caso únicamente en páncreas, encontraron alterada la tolerancia a la glucosa, reducción de la secreción de insulina y observaron defectos en el tamaño y proliferación de islotes - pancreáticos, por lo que se señala que la interrupción del reloj conduce a alteraciones en todo el transcriptoma de la expresión de los genes implicados en el crecimiento, la supervivencia y el ensamblaje de vesículas sinápticas en los islotes, generando diabetes tipo 2 debido a fallas en la función de las células -pancreáticas durante la etapa de acoplamiento estímulo-secreción (Marcheva, et al, 2010). En ratones, la gluconeogénesis es abolida por la eliminación de los genes Bmal1 y Clock, sin embargo la respuesta de regulación de corticosterona y del glucagón a la insulina, que es inducida por hipoglucemia se conserva, lo que indica que las señales asíncronas de hormonas 41 metabólicas en diabéticos pueden modificar la homeostasis de la glucosa a través de sus interacciones con relojes moleculares periféricos (Rudic, et al, 2004). Por todo lo anterior, es importante el entendimiento del reloj circadiano, ya que es considerado un candidato putativo de los mecanismos que generan mayor susceptibilidad a patologías metabólicas, influenciados por una dieta alta en grasa (Cagampang y Bruce, 2012). 7. Efectos de la obesidad sobre la reproducción En los últimos años se han observado que afecciones en el eje HHO, generan problemas de infertilidad, uno de los motivos por los que ocurren estas afectaciones es debido a que los mecanismos que controlan el balance de energía están recíprocamente vinculados a los que controlan la reproducción y en conjunto los mecanismos optimizan el éxito reproductivo (Schneider, 2004). La obesidad, como ya se mencionó anteriormente, ha ido en incremento en los últimos tiempos y además de estar relacionada con alteraciones metabólicas, también se vincula con la incidencia de problemas reproductivos (Schneider, 2004). Estudios con modelos de obesidad inducida por dieta, han puesto a la luz trastornos ovulatorios a nivel estructural y funcional que terminan mermando la capacidad reproductiva del organismo y en algunos casos causando infertilidad (Balasubramanian, et al, 2012). En estos estudios se ha observado un incremento en la irregularidad estral del 50% comparada con animales sin dieta alta en grasas y de hasta un 70% comparada con animales que además de estar expuestos a dietas altas en grasa presentan propensión genética a generar obesidad, además se ha visto que después de la presencia de la dieta estos organismos tienen una menor frecuencia de los periodos de celo, es decir, la distancia temporal entre uno y otro se ve prolongada (Balasubramanian, et al, 2012). En ratones, se ha sugerido que el desbalance generado en la reproducción por obesidad está caracterizado por la presencia de altos niveles de hormonas sexuales, como el estradiol y la LH (van Houten y Visser, 2014); también se ha reportado, que la leptina presenta niveles mayores a los de los animales control (Balasubramanian, et al, 2012 y van Houten y Visser, 2014) y se sabe que ésta hormona metabólica, está implicada en el sistema reproductivo, 42 pues en ratones homocigotos recesivos (ob/ob), se ha observado que la falta de ésta no solo genera animales obesos, también infértiles, lo cual es reversible con la administración externa de leptina. Los investigadores tienen la teoría de que la leptina sirve como una señal para la adecuada deposición de grasa, permitiendo de esta manera la disponibilidad de energía para el sistema reproductor (Chehab, et al, 1996 y Barash, et al, 1996). A cuenta de esto se sabe que la concentración de leptina se eleva un 10% durante el pico de LH, en condiciones normales, lo cual se ha asociado con la sintesis de hormonas como el estradiol y la progesterona, ya que el tejido adiposo es una fuente de producción de leptina y también de estradiol (Ahrens, et al, 2013). Sin embargo, no todos los reportes son congruentes, pues también han observado que con la exposición de dieta alta en grasa, la síntesis de estradiol se encuentra a la baja, lo cual no coincide con la síntesis de animales control, y la hormona LH presenta niveles muy bajos aún en la tarde del proestro, sin embrago, al retirar la dieta alta en grasas la síntesis de LH incrementa a niveles mayores en comparación con los animales control; se cree que estas diferencias pueden deberse al tipo de administración de la dieta, a los componentes de la misma y al tiempo de administración (Balasubramanian, et al, 2012). Otro transtorno ovarico relacionado con la obesidad es el sindrome de ovarios poliquisticos (SOP) y es la causa más común de infertiladad femenina. Esta patología es estudiada en modelos de ratas que a nivel metabólico presentan alteraciones como el aumento de talla, aumento de grasa corporal, así como niveles elevados de leptina y resistencia a la insulina; a nivel reproductivo las alteraciones que se presentan en este sindrome son: ciclos estrales irregulares, la presencia de quistes formados a partir de foliculos atresicos y la disminución en el tamaño de la capa de la granulosa, en algunos casos presentan niveles altos de LH y anovulación. El conjunto de estas alteraciones disminuye en gran medida la capacidad reproductiva de las hembras (Mannerås, et al, 2007, van Houten y Visser, 2014). En un estudio donde se analizó si la obesidad materna durante el embarazo tiene consecuencias perjudiciales en el crecimiento folicular y el desarrollo en los ovarios de su descendencia, se observó que la obesidad inducida por dieta afecta el potencial reproductivo de la descendencia femenina; ya que se encontró una disminución significativa del número de ovocitos primarios con antro y de folículos de Graaf, además los niveles de expresión de 43 genes implicados en la apoptosis (FOXO3), el crecimiento folicular y el desarrollo ovárico (Gdf9), fueron elevados, indicando un aumento en la perdida de ovocitos viables para ser fertilizados, debido al aumento de apoptosis y acelerado crecimiento folicular (Cheong, et al, 2014). En otros mamíferos como los conejos que también son considerados un modelo clásico para estudiar reproducción, se observó que la administración de una dieta alta en grasa durante la pubertad genera una respuesta adecuada para la síntesis de LH dada por GnRH, esto durante las primeras semanas de la administración de la dieta, sin embargo, una vez alcanzada la madurez sexual, la respuesta de síntesis de LH a partir del estímulo de GnRH se ve disminuido significativamente. También se vio incrementado el número de folículos atrésicos y reducido el número de folículos de Graaf significativamente en el caso de las conejas con dieta alta en grasa, en
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