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KELLY_~1 - Mariana Cantoral

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Entrenamiento 
de las 
habilidades sociales 
J effrey A. Kelly 
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Título de la edición original: 
Social-Skills Training. A Practica/ Guidefor lnterventions 
© Springer Publishing Co., Nueva York 
Versión española: Susana del Viso 
---
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproduc-
ción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar 
con la autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los 
derechos mencionados puede ser constitutiva de deliro contra la propiedad intelec-
tual (arts. 270 y sgrs. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Repro-
gráficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos. 
© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2002 
Henao, 6 - 48009 Bilbao 
www.desclee.com 
info@desclee.com 
Printed in Spain 
ISBN: 84-330-0702-5 
Depósito Legal: BI-1245- 02 
Impresión Bikaner Gráfica,S.A.- Bilbao 
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In dice 
PROLOGO. por Cyril M. Franks ....................................... . 
PREFACIO ....................................................... . 
Capítulo 1: HABILIDADES SOCIALES Y AJUSTE PSICOLOGICO: FUNDA-
MENTOS CONCEPTUALES ............................. . 
¿Qué son las habilidades sociales? ................................. . 
Las habilidades sociales como conductas que elicitan reforzamiento del 
ambiente ................................................. . 
Especificidad situacional de la conducta social ................... . 
Describir la conducta socialmente competente de modo objetivo e identifica-
ble ............................................... ············· 
Funcionamiento en habilidades sociales y ajuste psicológico ............. . 
Entrenamiento de las habilidades y crecimiento del cliente ............... . 
Capítulo 2: MODELO DE ADQUISICION DE HABILIDADES SEGUN LA 
TEORIA DEL APRENDIZAJE SOCIAL ..................... . 
Los me~anismos del aprendizaje social y el desarrollo natural de las competen-
Cias soc1ales ................................................... . 
Aprendizaje de habilidades como consecuencia del reforzamiento directo 
Aprendizaje de habilidades como resultado de experiencias observacio-
nales ............................... · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 
Aprendizaje de habilidades y feedback interpersonal ............... . 
Aprendizaje de habilidades y expectativas cognitivas ............... . 
Los principios del aprendizaje social: los ingredientes activos de la interven-
ción para el entrenamiento de habilidades ........................... . 
Instrucciones y explicación de/fundamento teórico· . ................ . 
Exposición a modelos ....................................... · 
Práctica manifiesta o ensayo conductual ...................... · . · · 
Reforzamiento y feedback para modelar la práctica conductual ....... . 
Generalización de la mejora de habilidades al ambiente natural ..... . 
Una intervención que ilustra los principios de tratamiento del aprendi-
zaje social ................................................. . 
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8 Ei'<TRE!\A\11E!\TO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
Capítulo 3: EV ALUACION DE LA COMPETENCIA SOCIAL DEL CLIENTE 
E IDENTIFICACION DE LAS HABILIDADES A ENTRENAR " " 
Determinación de las habilidades objetivo del entrenamiento .. " . " . " ..... " . 
Recogida de información espec(fica de las interacciones sociales proble-
máticas " ... " ... " .. " .. " ....... " ......................... · .. . 
Elaboración de role-plays. interacciones semiestructuradas y no estructuradas 
en el ámbito del tratamiento ............. " ........ " " ..... " .... . 
E1·aluación por medio de role-play estructurado ................. " 
Emluación a trm·és de interacciones semiestructuradas ... .......... " 
Procedimientos de evaluación a través de interacciones no estructuradas 
Análisis de los componentes de las habilidades sociales ................. . 
Evaluación conductual de las habilidades sociales del cliente: estimación de la 
ejecución en interacciones de muestra ............................... . 
Técnicas de cuantificación y registro ....... " ..... " .. " ......... ". 
Capítulo 4: PROCEDIMIENTOS DE INTERYENCION EN HABILIDADES 
SOCIALES PARA CLIENTES TRATADOS INDIVIDUALMENTE 
Y EN GRUPO ....................................... " .. . 
Intervenciones con sesiones de tratamientos múltiples: perspectiva clínica ... . 
Distanciamiento de las sesiones v duración de la intervención ..... " . 
Presentación del entrenamiento de habilidades a los clientes ......... . 
La sesión de entrenamiento de habilidades sociales para clientes tratados 
individualmente ............................................. " " 
Instrucciones, adiestramiento y presentación de/fundamento teórico .. 
Utilización del modelado en las sesiones ......................... . 
El terapeuta como modelo de habilidades sociales ................. . 
Modelos simbólicos (grabados en vídeo) .................... " 
Ensayo conductua/ o práctica manifiesta dentro de las sesión ....... . 
Feedback y reforzamiento de/terapeuta después del ensayo conductual 
del cliente .................................... " ............ . 
Entrenamiento para la generalización de la mejoría al ambiente natural ..... . 
Inclusión de nuevas situaciones de práctica durante las sesiones de 
entrenamiento ............................................. . 
Sesiones de «apoyo" o de entrenamiento durante el seguimiento ..... . 
Centrar la atención del cliente en situaciones del ambiente natural donde 
'se pueden utilizar las habilidades recién adquiridas ............... . 
Reforzamiento del terapeuta cuando el cliente manifiesta haber utilizado 
la habilidad ............................................... . 
Estrategias cognitivas para reducir la inhibición conductual ......... . 
Entrenamiento de las habilidades sociales en grupo ..................... . 
Evaluación conductual previa al entrenamiento ................... . 
Servicios de entrenamiento en grupo ........................... . 
Entrenamiento de habilidades con formato de seminario ........... . 
Capítulo 5: EYALUACION DE LOS EFECTOS DE LA INTERYENCION EN 
HABILIDADES SOCIALES ............................... . 
Medidas a partir de las que puede determinarse el resultado del entrenamiento 
Estimaciones objetivas de la ejecución del cliente durante muestras de 
interacciones en el contexto del entrenamiento ................... . 
Estimaciones globales de la competencia social general durante mues-
tras de interacciones ......................................... . 
Cuestionarios de autoinforme de habilidades sociales . .............. . 
Autorregistro de los datos de la conducta social ....... · ............ . 
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IN DICE 
Ubseri'Oción directa de la conducta social del cliente en su ambiente 
natural ................................................... . 
Conveniencia de las medidas múltiples para evaluar los efectos del entrena-
miento de las habilidades sociales ................................. . 
Diseños de evaluación del tratamiento en contextos aplicados .......... . 
Dise1iosde cTaluación de la intervención para clientes tratados indil·i-
dualmente ................................................ . 
Diseños de evaluación del entrenamiento de las habilidades sociales en grupo 
Di.1elio.1 con grupos de colllrol para evaluar la efectil·idad de la 
inten·encirín ............................................... . 
Resumen de los diseños de evaluación del tratamiento ................. . 
Capítulo 6: ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES CONVERSACIO-
NALES ........................................ · · · · · · · · 
Poblaciones de clientes con los que se ha utilizado el entrenamiento de 
las habilidades com·ersacionales ............................... . 
Evaluación de las habilidades conversacionales ....................... . 
Definición conductual de los compone/1/es de la habilidad conversacio-
nal ....................................................... . 
Valoración de la conversación del cliente en busca de la presencia de los 
componellles de la habilidad ................................. . 
Valoración de otros componellfes de la habilidad conversacional ..... . 
EI'G/uación de los niveles de déficit de las habilidades conversacionales 
Cuestionarios de autoinforme-" habilidad com•ersacional ........... . 
Intervenciones representativas del entrenamiento de las habilidades conversa-
cionales ................................................ · · · · · · · · 
Entrenamiento de las habilidades conversacionales con clientes tratados 
indil'idua/mente . ............................................ . 
Emrenamiemo de las habilidades conversacionales en grupo . ........ . 
A.1pectos de la literatura sobre entrenamiento de las habilidades com•er-
sacionales relevantes para intervenciones aplicadas ............... . 
Capítulo 7: ENTRENAMIENTO DE LA CONCERTACION DE CITAS Y 
OTRAS HABILIDADES HETEROSOCIALES ............... . 
Poblaciones de cliemes con las que se ha empleado el entrenamiento de 
las habilidades heterosociales o de concertación de citas ........... . 
Componentes de la habilidad heterosocial: definiciones conductuales .. 
Procedimientos de evaluación de la habilidad heterosocial ............... . 
Valoración de los componentes durante interacciones heterosociales 
simuladas ................................................. . 
Cuestionarios de autoinforme y habilidades heterosociales ......... . 
Estudios representativos del entrenamiento de las habilidades sociales ..... . 
Práctica de las habilidades de concertación de citas en el ambiente 
normal ................................................... . 
Atractivo físico en relación con las citas ......................... . 
Modificación cognitiva ....................................... . 
Capítulo 8: ENTRENAMIENTO DE LA ASERTIVIDAD ................. . 
Poblaciones de clientes para la oposición asertiva ................. . 
Poblaciones de clientes para la aceptación asertiva ............... . 
Evaluación de las habilidades asertivas ............................. . 
Definiciones conductuales de los componentes de la asertividad ..... . 
Componentes de la oposición asertiva ........................... . 
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10 ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
Valoración de los componentes de la oposición asertiva durante los 
ro/e-play.\· ................................................. . 
Componentes de la aceptación asertiva ......................... . 
Medidas de autoinforme de la asertividad ....................... . 
Cuestionario de aserción ..................................... . 
Escala de Asertividad de Rathus ............................... . 
Escala Universitaria de Autoexpresión (EUA) . .................... . 
Investigaciones representativas sobre entrenamiento de la asertividad ..... . 
Enfrenamiento de la asertil•idad con clientes tratados individualmente .. 
Generali:ación de la asertividad al ambiente natural ............... . 
Entrenamiento de la asertividad en grupo ....................... . 
Capítulo 9: ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES PARA ENTREYIS-
T AS DE TRABAJO ..................................... . 
Poblaciones de clientes para el entrenamiento de las habilidades para 
entre1•istas de trabajo ....................................... . 
Evaluación de las habilidades para entrevistas de trabajo ............... . 
El role-play en las entrevistas de trabajo ......................... . 
Definición conductual de los componentes de las habilidades para 
entrevistas de trabajo ....................................... . 
Evaluación de los role-plays de entrevistas en busca de la presencia de 
componentes conductuales de la habilidad ....................... . 
Investigaciones representativas del entrenamiento para entrevistas de trabajo 
Entrenamiento de las habilidades de entrevista con clientes individuales 
Entrenamiento de las habilidades de entrevista en grupos ........... . 
Otras cuestiones relativas al entrenamiento de las habilidades de 
entrevista ................................................. . 
Promover la generalización del entrenamiento de las habilidades para 
entrevistas de trabajo ....................................... . 
Estilo de autopresentación en una entrevista de trabajo ............. . 
Capítulo 10: ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES CON 
NIÑOS ........................................... · · ·. · 
Poblaciones de niños para el entrenamiento de las habilidades sociales 
Componentes de la competencia social en los niños ..................... . 
Evaluación previa del tratamiento de las habilidades sociales en niños ..... . 
Evaluación conductual de la competencia social del niño ........... . 
Evaluación de las interacciones observadas en busca de la presencia de 
los componentes de la habilidad ............................... . 
Comportamiento del terapeuta mientras observa las interacciones de los 
niños ................................................. · · · · · 
Procedimientos de entrenamientos con niños .......................... . 
Entrenamiento de las habilidades sociales con un solo niño ......... . 
Generalización de los efectos del entrenamiento ................... . 
Variaciones del entrenamiento para el tratamiento en grupo ......... . 
BIBLIOGRAFIA ................................................... . 
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Prólogo 
Puesto que prácticamente todas nuestras horas de vigilia las pasamos en una 
u otra forma de interacción social --en interacciones de «tú a tú», o en grupos-
la dirección de nuestra vida está determinada, al menos en parte, por la gama de 
nuestras habilidades sociales. En épocas pasadas, la vida era más sencilla. si no 
más fácil; existían menos sistemas, la movilidad social era menor y las relaciones, 
relativamente directas, con una serie de roles claramente definidos a observar por 
parte de cada uno. En la sociedad occidental contemporánea, el' ritmo de vida es 
más rápido y complejo; además, las reglas varían en función del sistema en el que 
estemos operando en cada momento. Con frecuencia, todos nos vemos obligados 
a movemos en dos o más sistemas simultáneamente, lo cual requiere una consi-
derable destreza social. La necesidad de habilidades sociales y los medios para 
adquirirlas han dejado de ser una cuestión sin importancia. 
El siglo XX ha sido testigo de muy notables logros en relación con el dominio 
de habilidades técnicas. Procedimientos sofisticados, pero elegantemente sencillos. 
sonahora rutinarios en tecnologías que van desde cómo pintar las casas. las cadenas 
de montaje de las fábricas, hasta la ingeniería nuclear. Incluso en las profesiones 
relacionadas con la salud, aún se sigue poniendo el énfasis en la adquisición de 
competencias técnicas y no en las habilidades sociales e ínterpersonales. Es muy 
frecuente encontrarse con médicos, maestros y altos ejecutivos competentes y que 
conocen bien su trabajo, pero que no interactúan constructivamente con sus pa-
cientes, alumnos o empleados. Hasta hace poco, no se ha reconocido la necesidad 
del entrenamiento de las habilidades sociales. 
En el campo de la salud mental, la situación se complica por el hecho de que 
la mayoría de los profesionales son de orientación psicodinámica. Tienden a ver a 
sus pacientes como personas con trastornos psiquiátricos, necesitadas de una terapia 
o incluso de hospitalización. Lo más común es que la terapia se centre en las bases 
subyacentes de la conducta desadaptada, y no en la enseñanza de habilidades de 
manejo que resulten efectivas. Los intentos de corregir déficits en el funcionamiento 
interpersonal han partido del supuesto psicodinámico de que el entrenamiento de 
las habilidades sociales es secundario en la remodelación de la estructura de per-
sonalidad subyacente. Se supone que ciertos rasgos de personalidad permanentes, 
como el neuroticismo o la dependencia, son característicos del individuo, atribu-
yéndose la conducta inadecuada a rasgos desviados. Con ligeras variaciones, esta 
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12 ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
posición es común a la mayor parte de los teóricos dinámicos, desde Freud, Jung 
y Adler, pasando por Horney, Sullivan, Hartmann y los psicólogos del yo, hasta 
los actuales autores de orientación psicodinámica. En esta línea, se presupone que 
una persona que tiene dificultades para relacionarse en situaciones sociales es un 
introvertido, y, por tanto, el principal objetivo de la intervención terapéutica es la 
modificación de la estructura de personalidad, en vez del entrenamiento de las 
habilidades sociales específicas. En comparación con los terapeutas conductuales, 
los terapeutas tradicionales ponen el énfasis principal en el desarrollo temprano de 
los déficits interpersonales como determinantes de las relaciones sociales actuales, 
y ello en contra de los numerosos clientes que describen, muy gráficamente, las 
consecuencias de sus déficits en habilidades sociales en su vida actual. Algunos 
terapeutas llegan incluso a sugerir que la enseñanza de competencias sociales es 
potencialmente destructora de los misterios que hay en la base de la relación pa-
ciente-terapeuta y, por ende, de los valores de la terapia no intrusiva. Si es que 
llegan a tomar en consideración las habilidades sociales, es para entender el pro-
blema en términos motivacionales y no en términos de falta de habilidades. 
El terapeuta conductual, y especialmente el teórico del aprendizaje social, 
disfruta de una perspectiva ciertamente distinta. En gran medida, somos lo que 
pensamos y sentimos, somos cómo funcionamos y nos comportamos, y nuestro 
repertorio de habilidades sociales forma parte importante de ese todo. Aunque 
originalmente adquiridas a través de experiencias previas, nuestras respuestas a las 
situaciones sociales se ven modificadas continuamente por las consecuencias so-
ciales a que dan lugar. Por supuesto, no se trata de un proceso pasivo eo el que el 
individuo es influido exclusivamente por la conducta social del otro u otros. Lo 
cual, a su vez, sirve para modificar nuestra propia conducta. Ni somos esclavos de 
nuestros pensamientos internos ni estamos controlados por el ambiente externo. 
Este programa de interacción mutua y recíproca -el núcleo de la actual teoría del 
aprendizaje social- es lo que constituye la base del entrenamiento de habilidades 
sociales tal y como lo practica el terapeuta de conducta experto. 
El entrenamiento de las habilidades sociales tiene por objetivo ampliar el 
repertorio de competencias conductuales a través de una variedad de situaciones, 
como parte del proceso interactivo en el cual los individuos se sienten cómodos 
tanto consigo mismos como en su relación con los demás. Como observa Kelly, 
este quehacer hace hincapié tanto en el bienestar cognitivo y en el fortalecimiento 
sistemático de ciertas características deseables como en la eliminación de conductas 
inadecuadas. 
Los principios de la teoría del aprendizaje empleados en el entrenamiento de 
las habilidades sociales, así como la filosofía subyacente, no son muy distintos de 
los que acompañan a cualquier intervención conductual. El entrenamiento de las 
habilidades sociales debe considerarse en el contexto más amplio de la terapia de 
conducta: si tiene éxito en un área, es probable que también produzca mejoras en 
otras. En entrenamiento de las habilidades sociales no debe entenderse como la 
aplicación mecánica de una serie de técnicas aisladas. En ocasiones, no es reco-
mendable; en otras, se sitúa bastante al final en la jerarquía de prioridades tera-
péuticas; y en otras, la estrategia clínica requiere que constituya el foco de atención 
inicial, a pesar de la presencia de problemas más profundos. 
El cuándo y cómo aplicar entrenamiento de las habilidades sociales, y si 
aplicarlo siquiera, es una decisión que habrá de tomar el clínico. Uno no se lanza 
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PROLOGO 13 '-.__./ 
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a un entrenamümto de este tipo como quien se da un baño por la noche. Como "'--' 
ocurre en todas las intervenciones conductuales, un primer paso esencial consiste ~ 
en la evaluación conductual comprensiva, seguida por el esbozo de un plan tera- l péutico provisional, que puede o no incluir entrenamiento de las habilidades sociales. 
Si tal entrenamiento va a formar parte del programa terapéutico, queda sujeto, por l 
supuesto. a la reevaluación a medida que avanza la terapia. Por tanto. el entrena-
l miento de habilidades será tan bueno como Jo permitan la sofisticación y experiencia 
del clínico que Jo coordine. También somos afortunados a este respecto. i l 
Jeffrey Kelly es un clínico veterano y nos proporciona el marco conceptual l 
l necesario. sin el cual el entrenamiento en habilidades sociales se convertiría poco ¡ 
menos que en un mosaico de técnicas aisladas. No obstante, un marco conceptual 
l l por sí solo tampoco basta; para llevar a cabo el entrenamiento. el clínico ha de 
contar con un gran dominio del procedimiento. Y es aquí donde este libro destaca: ' l i 
ofrece detalles del procedimiento material de casos que en nada recuerdan a los ! 
«recetarios>> tan comunes en muchos manuales de este tipo. La información se : l 
presenta de forma práctica y científicamente correcta, pero no excesivamente téc- l 
nica. Aunque, desde Juego, sería ventajoso tener experiencia en terapia conductual 
o estar vinculado a un terapeuta conductual, no es preciso ser un experto en la l 
materia para apreciar la importancia de esta obra. Lo que hace Kelly, con notable l éxito, es construir un puente sobre el vacío que existe entre la investigación y sus 
aplicaciones. La transición de los principales teóric:os hasta el servicio directo fluye l 
sin tropiezos, cómodamente. dirigiéndose los capítulos ulteriores a una amplia l variedad de situaciones y poblaciones. Pero la mayor ventaja la obtendrán aquellos 
que trabajan con pacientes en régimen ambulatorio en programas residenciales, l 
clínicas de salud mental, centros de asesoramiento y escuelas. Se trata, pues. de 
una obra escrita con claridad, que era necesaria y que constituye una oportuna l 
contribución al arsenal de los clínicos y sus ayudantes. 
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CYRIL M. FRANKS 
Escuela de Graduados en Psicología 
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Aplicada y Profesional 
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Rutgers University ., 
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·- -
Prefacio 
Con frecuencia, los clínicos, terapeutas y consejeros observan la extraordinaria 
dificultad que experimentan muchos de sus clientes para manejar las relaciones 
interpersonales. Sea por informe del cliente o por observación del terapeuta, es 
evidente que un gran número de clientes adolece de las habilidades necesarias para 
relacionarse adecuadamente con los demás en las interacciones cotidianas. Durante 
la infancia. pueden ser esos niños que parecen incapaces de establecer relaciones 
de juego cooperativas con sus pares y no manifiestan las habilidades de interación 
prosocial necesarias para desarrollar y mantener una amistad. En la adolescencia, 
el individuo se enfrenta con situaciones nuevás que requieren habilidades sociales 
más complejas, incluidos el inicio de la conducta heterosocial y la puesta en marcha 
de habilidades conversacionales para conocer gente y hacer amigos. La expresión 
asertiva --capacidad para rr¡anejar eficazmente interacciones que se salen de la 
rutina, tales como las entrevistas de trabajo- y las habilidades conversacionales 
son otras habilidades cuya adquisición suele plantear dificultades a muchos clientes 
adultos, creándoles ansiedad aquellas situaciones en las que son precisas. 
Las teorías tradicionales del desarrollo de la personalidad y del cambio con-
ductual han admitido desde hace mucho que el funcionamiento interpersonal ade-
cuado constituye tanto un antecedente como una consecuencia del ajuste psicológico. 
No obstante, aunque las teorías tradicionales conceden una importancia considerable 
a la conducta social de Jos clientes, la mayoría trata de identificar causas tempranas 
de esos déficits interpersonales, en vez de ofrecer técnicas terapéuticas prácticas 
para dotar a Jos clientes, en su momento actual, de competencias sociales más 
adaptativas. 
A lo largo de los diez últimos años, los terapeutas de conducta han investigado 
y desarrollado procedimientos dirigidos directamente a aumentar el repertorio de 
habilidades sociales de los clientes. La etiqueta general de «entrenamiento de ha-
bilidades sociales» se refiere, de hecho, al método de. tratamiento de una serie de 
déficits interpersonales y específicos que incluyen la falta de oposición y aceptación 
asertivas, de habilidades heterosociales o de petición de citas. de habilidades con-
versacionales en general, de eficacia en las entrevistas de trabajo, y de habilidades 
prosociales, en el caso de los niños. En la literatura de investigación se afirma que 
el entrenamiento en habilidades sociales tiene éxito con un amplio rango de po-
blaciones de clientes, entre las que se incluyen las siguientes: pacientes psiquiátricos 
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'--' 
16 ENTRENAMIE!<TO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
crónicos y personas con retraso mental que muestran una falta de habilidades grave 
y generalizada; niños aislados, reservados o poco asertivos; individuos con ansiedad 
social; adolescentes y estudiantes universitarios que no consiguen ligar; y clientes 
en régimen ambulatorio con un buen funcionamiento general, pero que carecen de 
la habilidad para manejar eficazmente ciertos tipos de situaciones muy concretas, 
tales como entrevistas de trabajo o interacciones que exijan asertividad. Indepen-
dientemente del tipo de habilidad específica que se enseñe y de la naturaleza de la 
población, todos Jos métodos de entrenamiento en habilidades sociales se basan en 
los principios de la teoría del aprendizaje social (modelado, instrucciones, ensayos 
de conducta, reforzamiento y feedback) para moldear comportamientos más ade-
cuados. Estos principios se aplican primeramente durante la práctica estructurada 
en la situación de tratamiento. y, después, en el ambiente natural. 
Sin embargo, aunque los métodos de entrenamiento de las habilidades sociales 
se han discutido ampliamente en la literatura, y a pesar de que muchos terapeutas 
aplicados reconocen la importancia de incrementar la competencia interpersonal de 
sus clientes, escasean las guías comprensivas basadas en datos empíricos que ayuden 
al terapeuta que desea poner en práctica esas técnicas. El propósito de este libro 
es cubrir el vacío existente entre la literatura procedente de las investigaciones sobre 
entrenamiento de habilidades y sus aplicaciones. 
Los capítulos iniciales de Entrenamiento de las habilidades sociales: guía 
práctica para intervenciones recogen los fundamentos conceptuales y Jos principios 
de la teoría del aprendizaje que constituyen la base del entrenamiento, así como 
también los procedimientos conductuales para evaluar la competencia social del 
cliente. Se comentan técnicas para determinar el formato y el transcurso del entre-
namiento. Entre ellas, se incluyen técnicas de entrenamiento específicas, tratamiento 
individual frente a tratamiento en grupo, identificación de los componentes espe-
cíficos de la habilidad a enseñar, evaluación conductual de la intervención, y 
procedimientos para promover la generalización de la habilidad .adquirida de las 
sesiones de entrenamiento a las situaciones problemáticas del ambiente natural. 
Los últimos capítulos contienen tipos concretos de entrenamiento de habili-
dades sociales. Cada uno de estos capítulos recoge las conductas que componen la 
cómpetencia general en ese tipo de habilidad, conductas que pueden enseñarse al 
cliente que presenta un déficit social. Se revisan los cuestionarios de autoinforme 
para la evaluación del cliente. A continuación, se comentan posibles aplicaciones 
de esa forma de entrenamiento, incluidos Jos tipos de clientes o situaciones para 
los que es más recomendable, aspectos concretos concernientes a la dirección de 
las sesiones de tratamiento, y la evaluación del cambio conductual del cliente. Se 
prese~tan investigaciones clínicas representativas de cada forma de entrenamiento, 
espec1alme~te las relevantes para las intervenciones aplicadas. 
Es~e hbro va dirigido al terapeuta o profesional de orientación empírica que 
lleva chen_tes en el ámbito aplicad~, incl~idos programas para pacientes en régimen 
amhulatono 'f programas para pac1entes mtemos, clínicas de salud mental, centros 
de u,;esoram1ento a los estudiantes, escuelas y otros ambientes de tratamiento si-
mllures .. Aunque todos los principios de entrenamiento de las habilidades, así como 
11111 lécmcas de ~valuación se basan en la investigación empírica sobre el compor-
tttlrtlento, ~~te hbro es~á orientado hacia las aplicaciones clínicas del entrenamiento 
dt< 111~ habthdades soctales en servicios directos. 
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CAPITULO 1 
Habilidades sociales y ajuste psicológico: 
fundamentos conceptuales 
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Prácticamente todo el mundo conoce a personas que pueden describirse como 
interpersonalmente hábiles o socialmente competentes. Se trata de individuos que 
parecen poseer la habilidad de relacionarse con Jos c;lemás de una forma eficaz y 
i 
que resultan muy reforzantes para aquéllos con quienes interactúan. En un acto 
: 
social, son personas que entablan relaciones con facilidad, conversan con otros, 
transmiten y recaban información sin tropiezos durante las conversaciones y dejan 
a los demás con una agradable sensación después de la interacción. En una reunión 
1 
de negocios, es la persona que expresa con claridad sus puntos de vista u opiniones 
personales, consigue que los otros piensen que entiende y valora sus opiniones, y 
expresa su desacuerdo sin que los demás se sientan atacados. Durante una entrevista 
de trabajo, es el aspirante que en pocos minutos logra convencer al entrevistador 
de que es laboralmente competente, que goza de una preparación completa, es 
diligente, responsable, la persona ideal a contratar. 
Algunaspersonas parecen haber desarrollado un estilo social que les permite 
alcanzar resultados interpersonales reforzantes, logrando, al mismo tiempo, que los 
demás se formen una opinión favorables de ellos; expresiones como «extravertido», 
! «Con ascendencia social>>, «asertivo>> y «socialmente hábil» se emplean para des-
1 
cribir a los poseedores de tales capacidades. Sin embargo, no suelen ser éstos Jos 
términos utilizados para describir la conducta de nuestros clientes. Desde el deterioro 
i s?Cial ge~era_liz~do que s_e observa entre personas institucional~zadas, como_ pa-
! cientes psiquiátncos crómcos o retrasados mentales, a Jos déficits sociales Situa-
1 cionales, mucho más definidos, de personas de funcionamiento normal en otras 1 
áreas, es evidente que la conducta interpersonal constituye un área problemática l· 
para muchos individuos. La modificación de las habilidades sociales del cliente 
suele ser un objetivo importante de la terapia. 
Los problemas interpersonales son una característica definitoria de muchos 
trastornos emocionales y conductuales. Bellack y Hersen (1978), por ejemplo, han 
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18 ENTRENAMIE!\'TO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
señalado que existen literalmente cientos de teorías relativas al desarrollo de la 
esquizofrenia. Las explicaciones, a menudo discrepantes, oscilan desde las bio-
químicas hasta las dinámicas, conductuales o genéticas. Con todo, independien-
temente de la posición teórica del clínico en relación con el desarrollo de la es-
quizofrenia, prácticamente todos utilizan un conjunto de términos tremendamente 
uniforme y consistente para describir la conducta o apariencia de un «esquizofrénico 
crónico». El «paciente psiquiátrico crónico>> es descrito, casi invariablemente, en 
términos de una deficiencia social masiva: extrema falta de responsividad ante los 
demás, evitación, reacciones emocionales inadecuadas, y presencia de unos «to-
ques» en el aspecto interpersonal que los demás encuentran idiosincrásicos, pe-
culiares o raros. La conducta social de los individuos esquizofrénicos crónicos es 
principalmente lo que les sitúa al margen de los demás. Como observan Bellack y 
Hersen, no está claro si estos déficits sociales son siempre consecuencia de la 
esquizofrenia, o si es posible que contribuyan al diagnóstico de tal trastorno. Pa-
ralelamente, tampoco está claro si es que estos individuos han adquirido previamente 
un repertorio de habilidades sociales eficaces que dejan de manifestar después de 
un tiempo prolongado de hospitalización, o si es que, sencillamente, no las han 
adquirido en ningún momento del desarrollo. A pesar de tales cuestiones, salta a 
la vista que las personas diagnosticadas como «esquizofrénicos crónicos» maní-
fiestan típicamente déficits sociales masivos que deterioran su capacidad de esta-
blecer relaciones adecuadas y su normal funcionamiento en la comunidad. Sin 
intervención; no es probable que tales individuos hagan amistades, encuentren o 
mantengan un empleo, o se adapten satisfactoriamente a ambientes no institucio-
nales. 
De modo similiar, las personas con retraso mental suelen mostrar un deterioro 
relativamente generalizado de las habilidades sociales. El retraso mental se ha 
entendido históricamente tanto en términos de subnormalidad intelectual como de 
deficiencia interpersonal (Americam Association of Mental Deficiency [Asociación 
Americana para la Deficiencia Mental], 1977), y los investigadores han observado 
desde hace tiempo que el funcionamiento social de los individuos retrasados en 
grado moderado a grave es un buen predictor del ajuste vocacional, interpersonal 
y a la vida independiente (cf. Doll, 1953). Presumiblemente, si fuera posible enseñar 
habilidades sociales más adecuadas a los ciudadanos retrasados que presenten un 
déficit en las mismas, también podrían integrarse más satisfactoriamente en distintas 
situaciones comunitarias, logrando una mayor aceptación interpersonal entre los 
individuos normales. Hay datos que indican que cuanto mayor sea el número de 
«pistas» que indiquen retraso en un individuo, más desfavorablemente responderán 
los demás ante él (Kelly y Drabman, 1977; Rosenberg, 1959). Por tanto, uno de 
los objetivos del entrenamiento de habilidades con esta población será reducir las 
pistas o conductas interpersonales que indiquen retraso e incrementar las habilidades 
sociales adecuadas, lo c~al facilitará el desarrollo de relaciones por parte del _cliente. 
En el caso de pac1entes psiquiátricos institucionalizados, o que previamente 
lo hayan estado, así como en el de individuos retrasados, el déficit de habilidades 
puede ser bastante persistente, transituacional, terriblemente notorio. Con todo, 
entre los clientes con un funcionamiento normal las deficiencias en habilidades 
interpersonales también pueden ser problemáticas. 'clínicos, consejeros y terapeutas 
vienen observando desde hace tiempo que los clientes señalan con frecuencia las 
relaciones interpersonales como el motivo para acudir a tratamiento. Ejemplos de 
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HABILIDADES SOCIALES Y AJUSTE PSICOLOGICO 19 ---" 
: L ello son Jos clientes que se quejan de incapacidad para consolidar o iniciar relaciones 
J_ con otras personas, de ansiedad social, de aislamiento y timidez, de rechazo por 
parte de los demás, o de incapacidad para autoafirmarse cuando se enfrentan a 1 comportamientos poco razonables por parte de otros. Es frecuente que Jos clientes 
1 hagan referencias directas a sus dificultades en el terreno de las habilidades ínter-
personales ya desde sus primeras entrevistas con el terapeuta o consejero. En otras 1 ocasiones, Jos clientes acuden a tratamiento con quejas vagas de ansiedad o de-
presión y no es sino transcurrido cierto tiempo cuando el terapeuta descubre que l 
la raíz de esas dificultades más generalizadas en relación con el humor o la ansiedad 
1 son precisamente unas relaciones interpersonales insatisfactorias. Parece claro, por 
tanto. que aunque algunas poblaciones de mal funcionamiento se caracterizan por 1 déficits .sociales masivos, patentes incluso durante una observación casual, las 
1 dificultades para manejar y establecer relaciones interpersonales se dan también 
entre clientes de funcionamiento normal, de los que se encuentran en cualquier l centro de consejo o tratamiento. 
1 
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¿QUE SON LAS HABILIDADES SOCIALES? 1 
Podemos definir las habilidades sociales como aquellas conductas aprendidas J 
que ponen en juego las personas en situaciones interpersonales para obtener o J mantener reforzamiento del ambiente. Entendidas esta manera, las habilidades so-
ciales pueden considerarse como vías o rutas hacia los objetivos de un individuo. l 
Vamos a dirigir nuestra atención a tres aspectos de esta definición de habilidades 
J sociales: (1) entender la conducta socialmente hábil en términos de su posibilidad 
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de llevar hacia consecuencias reforzantes, (2) las situaciones interpersonales en las 
'-- ~ que se manifiestan habilidades sociales, y (3) describir la conducta socialmente 
competente de modo objetivo. ., ......___ 
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Las habilidades sociales como conductas ! 
que elicitan reforzamiento del ambiente ., 
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Una manera de categorizar o definir las habilidades interpersonales se basa en ¡ 
su función o utilidad para el individuo. Algunas sirven para facilitar el establecí-
1 
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miento de relaciones con Jos demás. Otras, aunque se emplean en un contexto 
¡ -interpersonal, sirven para alcanzar objetivos o conseguir reforzadores que, en sí, no son de naturaleza social. Otras, principalmente para impedir que los demás ' .., 
eliminen o bloqueen el reforzamiento al que el individuo tiene derecho. -
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Habilidades sociales que facilitanel desarrollo de relaciones o, 
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Para la mayoría de los individuos, el establecimiento de relaciones con otras 
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personas es un objetivo deseado, o una experiencia reforzante; por consiguiente, 
las relaciones sociales pueden considerarse como eventos reforzantes para la mayor -
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~---------~-----------------------------------
20 ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
parte de la gente. Entre estas interacciones, se incluyen cosas tales como conseguir 
citas, tener amigos con los que charlar cordialmente, y tener facilidad para conocer 
gente nueva en guateques u otras reuniones informales. No obstante, para conseguir 
cada uno de estos objetivos socialmente deseables, es preciso, ante todo, que el 
individuo domine una serie de habilidades conductuales relativamente bien orga-
nizadas. Por ejemplo, para quedar citado con otra persona, el individuo que desee 
conseguir ese objetivo: ( 1) debe encontrarse en un ambiente donde sea posible 
conseguir citas; (2) debe iniciar una interacción conversacional adecuada; y (3) 
debe formular una petición específica de continuar o renovar la interacción pos-
teriormente. La constelación de éstas y otras conductas sociales similares que llevan 
al establecimiento de citas se denomina «habilidades heterosociales o de iniciación 
de citas». 
Para establecer conversaciones o amistades con otras personas a las que uno 
aún no conoce, se necesita un tipo de competencia social relacionado, pero más 
general. En este caso, tal vez el objetivo no sea conseguir una cita, sino mantener 
una conversación agradable. Este objetivo, a corto plazo, de la conversación también 
constituye un prerrequisito para el desarrollo de relaciones amistosas más íntimas; 
las conductas que llevan a la consecución de tales resultados se denominan «ha-
bilidades conversacionales». De modo parecido, las «habilidades de elogio», o 
«asertividad de elogio», se han descrito como un aspecto importante a la hora de 
establecer relaciones positivas con los demás (Wolpe y Lazarus, 1966). La «ha-
bilidad de elogiar» hace referencia a la capacidad de dirigir cumplidos o hacer 
alabanzas de las acciones agradables de los demás de un modo efusivo y convincente, 
lo cual, a su vez, puede fomentar respuestas positivas a la recíproca. 
La iniciación de citas, las habilidades conversacionales y las habilidades so-
ciales de elogio parecen especialmente relevantes en el caso de los adolescentes y 
los adultos. Las habilidades de juego prosocial en niños pequeños también sirven 
para facilitar el desarrollo de relaciones con sus pares. Ciertamente, muchas de las 
conductas que constituyen habilidades de juego prosocial efectivas entre los niños 
son distintas de las que pueden emplear los adultos para trabar amistades, pero el 
propósito es el mismo: manifestar habilidades sociales valoradas por los pares que 
promuevan el desarrollo de las relaciones y la reciprocidad de acciones positivas 
por parte de los demás. 
Todas las habilidades interpersonales que facilitan el asentamiento de relaciones 
tienen en común el hecho de que aumentan el atractivo social o el valor de refor-
zamíento de la persona que las exhibe. Puesto que los demás responden positiva-
mente ante los individuos hábiles en materia de conversaciones, iniciación de citas, 
cumplidos o, en el caso de niños, conductas de juego prosocial, tales competencias 
no l!ólo sirven como medios por los que una persona puede iniciar relaciones 
refor..:a~tes, si~o que también incrementan la probabilidad de que los demás busquen 
la o~ltSIÓn de mteractuar en el futuro con ese individuo. 
Ha/li/ldades St¡>ciales utilizadas en el contexto interpersonal 
pll/11 ~onseguzr reforzamiento no social 
. an ciertos casos, las habilidades sociales le sirven al individuo para alcanzar 
ol1.f,~lvos .. deseados Y reforzantes que no son, en sí mismos, de naturaleza ínter-
!!!' 
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HABILIDADES SOCIALES Y AJUSTE PSICOLOGICO 21 
personal. Por ejemplo, las habilidades en las entrevistas de trabajo se dan en el 
contexto de una interacción social -la interacción entre el aspirante y el entrevis-
tador-, pero el refuerzo que buscan la mayoría de los aspirantes es conseguir el 
puesto, no establecer una relación propiamente dicha. En este sentido, las habili-
dades en las entrevistas de trabajo representan ese conjunto de comportamientos 
sociales que llevan a conseguir el refuerzo no social-pero importantísimo, a pesar 
de todo- de obtener un empleo. Varios han sido Jos investigadores que han es-
tudiado cómo pueden influir las habilidades en las entrevistas de trabajo. o la 
conducta social que muestra el aspirante en una situación de entrevista de trabajo. 
en el resultado final de que el candidato sea o no contratado ( cf. Furman, Geller, 
Simon y Kelly, 1979; Hollandsworth, Glazenski y Dressel, 1978; Kelly, Wildman 
y Berler., 1980). 
Habilidades sociales que impiden La pérdida de reforzamiento 
En contraste con las habilidades que, sobre todo, aumentan el propio valor de 
reforzamiento del cliente y promueven las respuestas de aproximación por parte de 
Jos demás, o con las que permiten a la persona alcanzar objetivos deseados de 
naturaleza no social, otras competencias distintas pueden ser necesarias para manejar 
las conductas poco razonables de los demás. La «oposición asertiva» sirve para tal 
propósito. Cuando una persona está realizando una actividad reforzante, o cuando 
desea expresar sentimientos creencias u opiniones personales, es posible que otros 
intenten bloquear o inhibir la conducta dirigida al objetivo de esa persona. En pocas 
palabras, otra persona podría mostrarse poco razonable al intentar eliminar ciertas 
actividades que el individuo encuentra reforzantes o impedirle hacer cosas poten-
cialmente reforzan tes. La oposición asertiva se refiere a aquellas competencias que 
una persona puede poner en juego para evitar que otros bloqueen su conducta 
dirigida a un objetivo; equipan al cliente con una serie de procedimientos socialmente 
adecuados para expresar sentimientos, desacuerdos y peticiones para que el anta-
genista cambie su conducta poco razonable. 
Aunque cada uno de estos distintos tipos de habilidades sociales constituyen 
estrategias para conseguir reforzamiento o impedir su pérdida, las conductas que 
las componen son diferentes. Como veremos detalladamente más adelante, muchas 
de las conductas que han de ponerse en juego para conseguir una cita son bastante 
distintas de las que se han de poner en práctica durante una entrevista de trabajo. 
Igualmente, muchas de las acciones que forman una respuesta de oposición asertiva 
difieren de las que conforman la habilidad de elogiar asertivamente la conducta 
positiva de otra persona. 
Parece, ues, ue existe un am lío ran o de conductas cualitativa y funcio-p q p g 
nalmente distintas subsumidas bajo el término genérico de «habilidad social» o 
«competencia social». El término entrenamiento de habilidades sociales sólo adquie-
re significado en el contexto de la enseñanza de un determinado tipo de habilidad. 
Este término se refiere al enfoque general de tratamiento que consiste en aplicar 
los principios del aprendizaje para incrementar las competencias interpersonales de 
los clientes; las intervenciones clínicas deben tener por objeto un tipo específico 
de habilidad (oposición asertiva, habilidad conversacional, iniciación de citas o 
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22 ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
habilidades para entrevistas de trabajo) y basarse en la naturaleza exacta de los 
déficits y necesidades del cliente. 
Especificidad situacional de la conducta social 
La medición psicométrica tradicional de la conducta social solía asumir que 
la competencia social puede representarse como un solo rango,continuo o dimen-
sión. Por ejemplo, algunos enfoques han descrito un continuo lineal de la com-
petencia social, situando la alta competencia en uno de los extremos y la baja 
competencia en el otro (cf. Benreuter, 1931; Cattell, Eber y Tatsouka, 1967; Drake, 
1946, Eysenck, 1947). Presumiblemente, cualquier individuo podría «localizarse» 
en algún punto a lo largo de esta dimensión, normalmente a partir de respuestas 
de autoinforme de la competencia social general. Similares formulaciones y pro-
cedimientos de medida se han empleado para elaborar modelos de continuos para 
rasgos generalizados como la introversión-extraversión, orientación hacia los demás 
o retraimiento, dominancia social frente a sometimiento, etc. 
Parecen existir, no obstante, serias limitaciones en relación con la conceptua-
lización de la competencia social en términos de rasgos generalizados equiparables 
a un continuo. Como indicábamos en el apartado anterior, lo que denominamos 
habilidad o competencia social es un conjunto de distintos tipos de habilidades, 
que se emplean para fines diferentes. Puede haber muy poca correspondencia entre 
la capacidad de un individuo determinado de manifestar cierto tipo de habilidad 
social y su capacidad para poner en juego otra distinta. Wolpe y Lazarus (1966), 
por ejemplo, han observado que algunos clientes son capaces de autoafirmarse 
eficazmente al enfrentarse a la conducta poco razonable de un antagonista (oposición 
asertiva), pero adolecen del repertorio de habilidades de elogio necesarias para 
comunicar a los demás sentimientos positivos. Otros investigadores han visto que 
entrenar a clientes en habilidades sociales de elogio no mejora su capacidad de 
manejar situaciones que requieren oposición asertiva (Geller, Widman, Kelly y 
Laughlin, 1980; Kelly, Frederiksen, Fitts y Phillips, 1978). Probablemente se da 
una situación similar en el caso de los estudiantes universitarios que manejan 
satisfactoriamente muchas de las interacciones cotidianas, pero carecen de las ha-
bilidades necesarias para mostrarse eficaces durante las entrevistas de trabajo. Ello 
puede deberse a que la exposición a la situación social de encontrarse en una 
entrevista de trabajo es poco frecuente y a que se necesitan habilidades relativamente 
especializadas para manejarla. Parece injustificado, pues, suponer que los individuos 
van a mostrar habilidades consistentemente a través de distintos tipos de competencia 
social; puede resultar más útil entender los distintos tipos de habilidades sociales 
como capacidades funcionales discretas. 
El grado en que un determinado tipo de habilidad va a ser importante o funcional 
para un individuo depende de la frecuencia con que la persona se encuentre en 
situaciones en las que es necesaria dicha habilidad, así como de la importancia o 
el valor del objetivo a alcanzar mediante el empleo de la misma. La conducta de 
consecución de citas es más sobresaliente para individuos solteros que buscan 
establecer relaciones que para aquellos que ya están felizmente casados. Las ha-
bilidades conversacionales serán más importantes para los que deben tratar fre-
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HABILIDADES SOCIALES Y AJUSTE PSICOLOGICO 23 
cuentemente con otros que para gente con un pequeño círculo de amigos y tendencias 
más solitarias. Una conducta efectiva en entrevistas de trabajo es más necesaria 
para el individuo en busca de empleo que para aquel que lleva varios años trabajando 
en la misma compañía y se halla satisfecho. Podemos esperar, por tanto, que Jos 
individuos desarrollen y manifiesten principalmente aquellas habilidades sociales 
que les permitan alcanzar sus objetivos en las situaciones en que suelen encontrarse 
con frecuencia; o a la inversa, que experimenten mayor insatisfacción si no poseen 
el repertorio de habilidades sociales necesarias para manejar las interacciones con-
ducentes a objetivos personalmente relevantes. 
Así pues, no necesariamente ha de existir correspondencia entre la capacidad 
de un individuo de manifestar un tipo de habilidad social y la de manejar con 
eficacia situaciones que requieren otro tipo distinto; más aún, ni siquiera un mismo 
tipo de habilidad social. como la asertividad o la habilidad conversacional, se 
muestra consistentemente a través de todas las situaciones. Mischel ( 1968) defendió 
que aunque los clientes y terapeutas pueden percibir un alto grado de consistencia 
en la conducta social a través de situaciones distintas, la evaluación objetiva con 
frecuencia indica que la conducta o las habilidades sociales del mismo individuo 
están determinadas por la situación. Por tanto, una persona puede mostrar unas 
habilidades adecuadas de oposición asertiva en una situación, y no en otro contexto 
situacional distinto. Eisler, Hersen, Miller y Blanchard (1975) encontraron que el 
grado de asertividad de un grupo de pacientes psiquiátricos variaba en función de 
factores tales como si el antagonista en una situación de role-play se presentaba 
como conocido o desconocido al cliente, de si era hombre o mujer, y de las 
circunstancias que rodeaban a la necesidad de ser asertivo. Otros investigadores 
han observado que los clientes que son capaces de generar respuestas asertivas 
apropiadas durante role-plays de situaciones problemáticas son notablemente menos 
eficaces en el manejo del mismo incidente cuando se da en el ambiente natural 
(Bellack, Hersen y Lamparski, 1979). 
Son resultados intuitivamente sensatos. Si vamos a observar a un determinado 
individuo a través de varias situaciones interpersonales en las que otra persona se 
comporta con él de forma poco razonable, esperamos que la forma de tratar con el 
oponente varíe en función de múltiples variables situacionales. Entre éstas se in-
cluirían que sea un miembro de la familia o un amigo cercano, un conocido, un 
extraño, un colaborador o un jefe. Su sexo y edad también pueden determinar la 
respuesta del cliente; bien podría ser que uno se comportara de manera distinta ante 
un coetáneo que ante una persona de más edad, aunque ambos actuaran de idéntica 
forma. Factores cognitivos como la intención percibida del antagonista pueden 
influir en la aparición de una respuesta asertiva y, si de hecho aparece, en su 
naturaleza verbal o no verbal. Por estas razones, entender la asertividad como un 
rasgo generalizado y transituacional parece tanto impreciso, desde un punto de vista 
conductual, como excesivamente s1mphsta (M1schel, 1968). 
Un patrón similar de especificidad situacional también parece probable para 
otras habilidades sociales. La cualidad, competencia o facilidad de interacciones 
conversacionales que muestre un cliente dependerá de factores situacionales, in-
cluida la familiaridad con el otro participante en la conversación, el sexo del cliente, 
el sexo del interlocutor y el propósito de la interacción (p.e., hablar con un extraño 
para «matar el rato» mientras se espera al autobús, conversar con el jefe, o conversar 
con la intención de pedir una cita a la otra persona). 
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24 ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
Fracaso en la manifestación de conductas socialmente competentes 
El fracaso de un individuo al mostrar conductas socialmente competentes en 
una determinada situación puede explicarse de distintas maneras, como vamos a 
ver a continuación. 
Falta de adquisición o aprendizaje de la habilidad. Es posible que un deter-
minado tipo de habilidad social nunca se adquiera o haya sido aprendido inade-
cuadamente, no apareciendo, por tanto, en ninguna situación. En tal caso, el ciiente 
no dispone en su repertorio de las habilidades conductuales apropiadas. En con-
secuencia, la habilidad no se manifiesta nunca --o muy raras veces-, indepen-
dientemente de la situación en que seencuentre el cliente. Esto podría explicar la 
inefectividad conductual del paciente institucionalizado crónicamente que parece 
mostrar un deterioro social relativamente permanente; la de los clientes de evitación 
extrema que no se exponen casi nunca a situaciones en que podrían manifestar la 
habilidad y ser reforzados por ello; o la de clientes de funcionamiento normal con 
poca experiencia --o ninguna- en situaciones específicas que requieran de la 
habilidad en cuestión (por ejemplo, Jos adolescentes que empiezan a aprender a 
ligar o las personas sin experiencia en busca de empleo al acudir a sus primeras 
entrevistas). 
Falta de utilización de la habilidad en ciertas situaciones. En este caso, una 
cierta habilidad está aprendida y se manifiesta en ciertas situaciones, pero no en 
otras. V arios indicios (o «signos») ambientales, interpersonales o situacionales 
pueden estar gobernando la aparición de las respuestas socialmente hábiles; cuando 
tales indicios están presentes en una situación, aparecerá la conducta competente. 
En situaciones con otros indicios distintos de los que estaban presentes en la situación 
original en que se aprendió la habilidad, el individuo no dará muestra de las 
conductas en cuestión, e incluso es posible que ni siquiera las perciba como alter-
nativas de respuesta. Un ejemplo podría constituirlo el niño que muestra una con-
ducta social apropiada con sus pares en una situación de juego muy estructurada, 
pero no en otra de juego libre poco estructurada. En este caso, la estructura de la 
situación es un factor que influye en la conducta social del niño. Otro ejemplo es 
el del individuo que no presenta dificultades al conversar con personas de su mismo 
sexo, pero que puede experimentar ansiedad y dar muestra de falta de habilidades 
en las mismas situaciones cuando las personas presentes son del otro sexo. En este 
caso, el sexo del otro u otros es lo que parece ser un indicio discriminativo, en el 
sentido de que los interlocutores del mismo sexo elicitan un tipo de respuesta hábil, 
mientras que los del otro sexo elicitan una respuesta mucho menos efectiva so-
cialmente. 
Las variables situacionales pueden influir en el reforzamiento. Un determinado 
tipo de habilidad social puede dar lugar a consecuencias distintas; por ejemplo, ser 
reforzada en ciertas situaciones, pero no en otras. En el Capítulo 2, elaboraremos 
con mayor profundi.dad esta idea; por ahora, diremos que es probable que prácti-
camente todos los tipos de habilidades sociales se aprendan y se refinen de modo 
natural en función de que conduzcan al reforzamiento. Si una habilidad es reforzada 
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HABILIDADES SOCIALES Y AJUSTE PSICOLOGICO 25 
consistentemente en ciertas situaciones, pero no en otras, el individuo aprenderá a 
identificar o discriminar aquéllas en las que una determinada estrategia interpersonal 
sea más funcional o eficaz para producir reforzamiento. Así. por ejemplo. las 
habilidades de aserción que alguien puede poner en juego para resolver eficazmente 
un conflicto con su hermano pueden ser distintas de las que esa misma persona 
desplegaría ante un conflicto con un jefe colérico en el trabajo. Las interacciones 
de una estudiante universitaria con su compañera de cuarto serán bastante diferentes 
de las que manifieste durante una entrevista de trabajo o con su tutor en la Facultad, 
debido a que las conductas que tienen probabilidad de ser reforzadas son diferentes 
en cada una de las situaciones. Hablando en términos ideales. Jos individuos apren-
den qué habilidades sociales van a ser reforzadas en diferentes situaciones y adaptan 
su conducta en función de ello. No obstante, pueden surgir problemas cuando una 
persona afronta una situación y no sabe qué habilidades serán reforzadas, o cuando 
el estilo social de la persona es tan inflexible que utiliza rígidamente una determinada 
habilidad aun cuando no resulte adaptativa. Por ejemplo, la gente puede enfrentarse 
a muchas situaciones de una manera pasiva, aun cuando la aserción sería apropiada, 
debido a que no ha sido reforzada previamente por manifestar conductas asertivas. 
DESCRIBIR LA CONDUCTA SOCIALMENTE COMPETENTE 
DE MODO OBJETIVO E IDENTIFICABLE 
Para enseñar a los clientes nuevas habilidades sociales, es preciso definir 
objetivamente aquellas conductas que hacen habilidoso un determinado tipo de 
interacción. Supongamos que observamos a un cierto número de personas en una 
situación en que cada una se enfrenta a una conducta poco razonable de otro. 
Podríamos observar y calificar de «asertiva» la manera de tratar al antagonista por 
parte de un determinado individuo, y de «no asertiva» la forma de manejar la 
situación de otro individuo. Calificar de asertiva o no asertiva una respuesta inter-
personal es el resultado de nuestra observación de las distintas conductas incluidas 
en la respuesta; entre los componentes conductuales de la oposición asertiva podría 
contarse la presencia de características no verbales tales como el contacto visual, 
las muestras de afecto, la fluidez verbal, el tono de voz apropiado, la postura y la 
brevedad de la latencia o demora entre el final de los comentarios del antagonista 
y la respuesta del individuo. Entre los componentes de contenido verbal de una 
respuesta asertiva eficaz se incluirían una frase que indique el reconocimiento del 
punto de vista del antagonista, pero a la vez la disconformidad o desacuerdo con 
su postura; la petición de un cambio de conducta específico; y la propuesta de una 
s~lución acep~ble del conflict.o .<cf. Eisler, .Miller y Hersen, 1973; Linehan, Gold-
fned y Goldfried, 1979, Mulhmx y Galass1, 1978, Woolfolk y Dever, 1979). Por 
tanto, la habilidad social denominada «oposición asertiva» puede descomponerse 
conductualmente en una constelación de componentes conductuales identificables. 
Dado que estas conductas componentes pueden especificarse y describirse de una 
manera objetiva y bastante precisa, el terapeuta de habilidades sociales se halla en 
disposición de estimar en qué medida está presente cada uno de los componentes 
en las interacciones del cliente y, a partir de ahí, entrenar aquellos que estén ausentes 
o sean deficitarios. Si los componentes identificados son los determinantes prin-
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26 ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
cipales de una respuesta efectiva, puede enseñarse la habilidad a través de la 
enseñanza de los componentes que la constituyen. 
El análisis conductual de las habilidades puede aplicarse no sólo a la oposición 
asertiva, sino a cualquier forma de competencia social. Puede observarse cuán 
hábilmente inicia o mantiene conversaciones un individuo, maneja entrevistas de 
trabajo, aborda a personas con las que desearía citarse, o elogia las acciones de los 
demás. En el caso de niños, el posible observar diferencias en el juego y la conducta 
social de los niños populares e impopulares. En ·la evaluación y el entrenamiento 
de las habilidades sociales, lo que se pretende· es determinar los componentes 
conductuales específicos que constituyen el tipo de habilidad deseado y, a partir 
de aquí, enseñar sistemáticamente al cliente falto de habilidades las conductas 
componentes que se hayan identificado. 
FUNCIONAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES 
Y AJUSTE PSICOLOGICO 
Las teorías tradicionales de la personalidad y la psicopatología admiten desde 
hace largos anos las relaciones entre funcionamiento social y ajuste psicológico; la 
idea se ha tratado en profundidad sobre todo en las descripciones del desarrollo de.la personalidad de Harry Stack Sullivan, Alfred Adler, Karen Homey y otros teóricos 
interpersonales neofreudianos. Sullivan, por ejemplo, rechazó la noción del cons-
tructo de personalidad interna, aduciendo, en cambio, que eso que denominamos 
«personalidad» sólamente existe y puede definirse en el contexto de las relaciones 
interpersonales. En la medida en que un individuo interactúe satisfactoriamente con 
otros, recibirá cada vez más feedback social positivo y llegará a calificar de forma 
positiva su propio yo (Sullivan, 1953). En cambio, cuando las relaciones con otras 
personas significativas se caracterizan por la ansiedad, la frustración de necesidades 
o el feedback negativo, la autoevaluación del .individuo será, en consecuencia, 
negativa, distorsionada y regresiva. Por tanto, constructos tales como la autoestima 
o el autoconcepto están determinados por las relaciones y el feedback interpersonales 
que un individuo recibe en el curso de su desarrollo. 
El enfoque teórico de Homey con respecto a la personalidad también subraya 
el funcionamiento interpersonal en relación con el ajuste. Según su formulación, 
la inseguridad social de un niño en edad temprana produce perturbaciones duraderas 
en las interacciones sociales posteriores de esa persona, que toman la forma de 
«movimiento de acercamiento a los demás» excesivo y desadaptativo, donde se 
incluyen las necesidades de afecto «neuróticas» que duran toda la vida; «movimiento 
de alejamiento de los demás», caracterizado por la evitación social o la indepen-
dencia para evitar ser herido; o «movimiento en contra de los demás» (Homey, 
1945). Cuando un bebé o un niño ha experimentado inconsistencia social por parte 
de Jos pad~es, un exceso de indulgencia, hostilidad o deprivación, sus relaciones 
posteriores son recurrentemente desadaptativas, en cuanto que el individuo trata de 
reducir la ansiedad social básica que le habían producido anteriormente. De un 
modo parecido, la descripción de personalidad de Adler hace hincapié en la relación 
entre experiencias tempranas perjudiciales (incluidos los mimos excesivos o la 
desantención por parte de los padres, las inferioridades físicas o emocionales, y la 
D 
HABILIDADES SOCIALES Y AJUSTE PSICOLOGICO 27 
falta de contacto con los hermanos) y la correspondiente perturbación del funcio-
namiento social posterior (véase Adler, 1931). 
Estas teorías proporcionan un nexo descriptivo entre las relaciones sociales 
tempranas y la personalidad. Pero aunque Sullivan, Adler y Homey describen con 
elocuencia los aspectos desadaptativos o deficitarios del funcionamiento social del 
cliente, cada teórico considera la conducta interpersonal actual como sintomática 
o secundaria de un trastorno evolutivo más básico, que normalmente tiene sus raíces 
en la ausencia de relaciones padres-hijo. En consecuencia, la terapia basada en estas 
teorías tradicionales de orientación interpersonal se dirige a la reconstrucción ana-
lítica interpretativa de las experiencias tempranas y no se centra directamente en 
enseñar al cliente nuevas competencias sociales. Además, el funcionamiento social 
del cliente se describe habitualmente en términos imprecisos y de rasgos (por 
ejemplo, las descripciones que Homey hace de las orientaciones interpersonales de 
aproximación hacia, de alejamiento de, o en contra de otras personas). 
Pero es posible concebir el ajuste psicológico de otra manera: el buen funcio-
11amiento social sería un prerrequisito para el ajuste, más que su consecuencia. 
Como ya hemos apuntado, las habilidades sociales son las estrategias que emplea 
la gente para obtener consecuencias reforzantes del ambiente. Los reforzadores no 
son absolutos y Jos objetivos que una persona considera muy deseables pueden 
tener escasa importancia para otra. No obstante, el logro de la mayoría de Jos 
objetivos que persiguen los clientes (y cualquier otra persona) requiere una inte-
racción con los demás medianamente satisfactoria. El objetivo de hacer amigos 
requiere que el cliente inicie y mantenga cierto tipo de interacciones conversacio-
nales informales; sin esas habilidades en su repertorio, es poco probable que logre 
desarrollar amistades satisfactorias. Para conseguir citas, se necesita un conjunto 
de competencias sociales más especializadas. Para mantener una sensación de valía 
personal y sentir que uno puede comunicar sus creencias u opiniones a los demás, 
el componente asertivo debe estar presente en el repertorio de habilidades del 
individuo. Para lograr· que lo seleccionen para un empleo apetecible, el candidato 
ha de transmitir socialmente al posible patrono que va a ser una persona competente, 
si es que obtiene el puesto; para promocionar a un puesto mejor, son requisito 
indispensable las habilidades sociales de interactuar satisfactoriamente con los su-
bordinados, con los iguales y con los jefes inmediatos a lo largo de una gama de 
distintas situaciones de trabajo. 
En la medida en que el repertorio interpersonal de un cliente permita la con-
secución de los objetivos que él considera reforzantes, es probable que ese individuo 
se autoevalúe en términos positivos. Por tanto, la autoevaluación favorable (in-
cluidas las descripciones globales tales como «autoestima» y «confianza en sí 
mismo») constituye una consecuencia del repertorio de habilidades sociales que 
permite la consecución de objetivos significativos para el individuo. Además, a 
medida que las habilidades sociales se practican y son reforzadas en determinadas 
situaciones dirigidas al objetivo, es más probable que sigan manifestándose y que 
el repertorio del cliente se vaya haciendo más elaborado. Por ejemplo, el individuo 
con habilidades para iniciar interacciones con otros no sólo se verá reforzado por 
esos inicios, sino que además desarrollará relaciones íntimas conducentes a la 
práctica, refinamiento y aprendizaje de otras competencias sociales adicionales. 
Por el contrario, si un cliente no ha conseguido adquirir el repertorio de 
habilidades sociales necesarias para alcanzar objetivos personalmente significativos, 
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28 ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
lo más probable es un patrón mucho más perjudicial. Como consecuencia de una 
falta de habilidades inicial, un cliente puede ser reiteradamente incapaz de lograr 
los objetivos que anhela, e incluso puede ocurrir que los intentos de contacto social 
sean castigados. En este sentido, el niño que adolece de modos de juego valorados 
por sus pares y de habilidades sociales podría ser un agente tan poco reforzante 
que los demás niños tratarían de minimizar el contacto con ese niño falto de 
habilidades. Un adolescente gravemente deficitario en habilidades para conseguir 
citas puede ver todos sus intentos repetidamente rechazados. Un paciente qse haya 
pasado por una institución psiquiátrica y que presente un déficit notable de habi-
lidades sociales encontrará terriblemente difícil establecer relaciones sociales ade-
cuadas en la comunidad, especialmente si para la mayoría de la gente ajena a la 
institución tiene «aspectO>> de ex-paciente psiquiátrico. Una madre desempleada 
que haya estado acogida a la beneficencia, pero que, de hecho, pueda trabajar y 
esté buscando un empleo, puede verse rechazada sistemáticamente debido a que 
carece de las habilidades sociales necesarias para dar la impresión de ser una 
profesional competente, al hallarse bajo el estrés y la novedad de una entrevista. 
Bajo tales condiciones de fracaso repetido, es probable que Jos clientes de-
sarrollen autoevaluaciones negativas y comiencen a etiquetarse cognitivamente 
como socialmente torpes, faltos de éxito, poco deseables o poco atractivos. Por 
tanto, los déficits iniciales de habilidades por parte de los clientes constituyen un 
antecedente del fracaso al alcanzar objetivos personales reforzantes, Jo cual, a su 
vez, da lugara una autoevaluación negativa persistente. Como consecuencia de 
interacciones sociales infructuosas, también es probable que el cliente desarrolle 
cogniciones orientadas al fracaso y ansiedad anticipatoria al afrontar situaciones 
para cuyo manejo eficaz no se siente preparado, a partir de la experiencia previa. 
Meichenbaum y sus colegas (Meichenbaum y Cameron, 197 4) han descrito de qué 
forma esas cogniciones orientadas al fracaso pueden fomentar la ansiedad social y, 
bajo la influencia perturbadora de ésta, dar como resultado una actuación aún más 
deteriorada en el terreno de las habilidades sociales. Una consecuencia probable de 
tal estado de cosas es que los intentos de hacer frente a las situaciones problemáticas 
se extingan como resultado de la ausencia de reforzamiento, del castigo, o de la 
molesta ansiedad asociada con los intentos de conseguir objetivos cuando las ha-
bilidades necesarias para ello son insuficientes. El resultado final más probable es 
la evitación de situaciones, el aislamiento social o la renuncia a esos objetivos 
deseados, pero inalcanzables. 
Desgraciadamente, este patrón de déficit inicial de habilidades puede perpetuar 
una falta de habilidades en el futuro. Al evitar situaciones que requieren compe-
tencias sociales de las que adolece, no es probable que el individuo esté en dis-
posición de aprender habilidades más apropiadas. En virtud de las escasas opor-
tunidades de interacción con los pares, el niño socialmente aislado tendrá menos 
oportu~i~ades de observar e interactuar con modelos hábiles y también menos 
probabthdad de ser reforzado por los demás cuando, de hecho, emita conductas 
prosociales. El adulto que haya estado institucionalizado y que carezca de habili-
dades para las conversaciones cotidianas puede verse tan evitado por los demás que 
se encuentre en cont~nuo aislamiento y tenga pocas oportunidades de aprender 
habilidades más efecttvas en el ambiente natural, .perpetuando, por tanto, la falta 
continuada de habilidades. · 
Al intervenir enseñando a los clientes habilidades sociales más apropiadas, es 
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HABILIDADES SOCIALES Y AJUSTE PSICOLOGICO 29 
posible interrumpir este ciclo. El objetivo del entrenamiento de las habilidades 
sociales es incrementar directamente la competencia conductual de los individuos, 
con el fin de que puedan conseguir resultados satisfactorios en aquelllos tipos de 
situaciones sociales en que sus ·habilidades actuales sean inadecuadas. Por tanto, 
el blanco de la intervención es la conducta social actual propiamente dicha, más 
que los factores tempranos que se postula contribuyeron a los déficits. A medida 
que el cliente aprende y practica nuevas habilidades sociales en el ambiente de la 
terapia o entrenamiento, y a medida que las manifiesta en situaciones del ambiente 
natural que antes resultaban problemáticas, se irán consiguiendo resultados más 
satisfactorios en esas situaciones; la autoevaluación y la autopercepción de com-
petencia del cliente se harán, en consecuencia, más positivas. 
Entrenamiento de las habilidades y crecimiento del cliente 
Algunos observadores han sugerido que la mayoría de las psicoterapias tra-
dicionales parecen principalmente orientadas hacia la «eliminación» de las fuentes 
de malestar psicológico (Hollandsworth, comunicación personal, 1979). Los clí-
nicos y consejeros han dedicado considerable atención a las técnicas para reducir 
la ansiedad, la depresión y los conflictos del cliente. Si las conductas y características 
problemáticas pudieran eliminarse meramente del funcionamiento del cliente. ese 
individuo sería capaz de manejarse y adaptarse más satisfactoriamente. Así pues, 
los tratamientos tradicionales parecen orientarse, más bien, a la eliminación de las 
características no deseables que a fortalecer sistemáticamente las respuestas desea-
bles. En contraste con este modelo de «reducción del malestar», esencialmente 
pesimista, el enfoque del entrenamiento de habilidades sociales pretende construir 
nuevas competencias conductuales en los clientes. De esta manera, el entrenamiento 
de habilidades se suma al repertorio adaptativo y social del cliente, no consiste 
simplemente en reducir el malestar. 
Los enfoques de tratamiento conductuales han sido criticados por algunos 
clínicos sobre la base de que son inherentemente mecanicistas, controladores, coac-
tivos, o de que no reconocen el potencial de «crecimiento de la personalidad» 
(Breger y McGaugh, 1965; Portes, 1971; Rogers y Skinner, 1956; Shoben, 1963). 
Sin embargo, el entrenamiento conductual de habilidades sociales admite explíci-
tamente y requiere de la capacidad de cambio de los clientes como consecuencia 
de sus experiencias de aprendizaje, quizá más que cualquier otro método de tra-
tamiento. El entrenamiento de habilidades sociales supone que, independientemente 
de por qué un cliente no haya aprendido a manejar con éxito ciertas interacciones 
personales, puede aprender competencias conductuales más efectivas si se definen 
con claridad las competencias deseadas y si se aplican sistemáticamente los prin-
cipios del aprendizaje para incrementarlas. Dado que el entrenamiento exige que 
el cliente practique y repase activamente nuevas respuestas ante las situaciones 
problemáticas, éste se ve implicado activa y directamente en el tratamiento, en 
lugar de ser un receptor pasivo de los consejos o interpretaciones del terapeuta. 
Como veremos más adelante, los principios de la teoría del aprendizaje empleados 
en el entrenamiento de las habilidades sociales son los mismos que, presumible-
mente, entran en juego para facilitar su aprendizaje en el ambiente natural. Por 
tanto, el entrenamiento de las habilidades intensifica o comprime dentro de las 
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30 ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES 
sesiones de tratamiento las experiencias de aprendizaje que se dan en el ambiente 
natural y utiliza el potencial de Jos clientes para beneficiarse de la exposición 
intensiva al aprendizaje. También existe un optimismo explícito de que, una vez 
que los clientes han añadido nuevas habilidades a su repertorio interpersonal en la 
situación de tratamiento, pueden aprender a generalizar o ampliar la manifestación 
de esas habilidades a las interacciones sociales del ambiente natural que antes 
resultaban problemáticas. Equipado con nuevas competencias, el individuo con-
seguirá resultados más satisfactorios en las situaciones hacia las que se dirigió el 
tratamiento. Las contingencias de reforzamiento que tienen lugar en el ambiente 
natural (incluidas las reacciones más positivas por parte de Jos demás en situaciones 
interpersonales, el establecimiento de relaciones con otros, Jos sentimientos de 
satisfacción personal debidos a la mayor efectividad al expresar las propias creencias 
y el mayor éxito en la consecución de objetivos) pueden mantener, pues, las ha-
bilidades sociales mejoradas más allá del ámbito de tratamiento inicial. Tras ma-
nifestar habilidades más adecuadas y recibir reforzamiento del ambiente, la mayor 
confianza del cliente le permitirá exponerse a otras interacciones sociales distintas, 
Jo cual aumenta las oportunidades de aprendizaje natural de otras competencias 
adicionales. 
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CAPITULO 2 L 
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Modelo de adquisición de habilidades L 
l según la teoría del aprendizaje social L 
Si entendemos las habilidades sociales como estrategias aprendidas con una L 
funcionalidad específica, resultará obvia la importancia de determinar de qué manera 1 l 
se adquieren normalmente durante el desarrollo. De esta forma, si podemos es-
l pecificar los factores responsables del aprendizaje natural de tales competencias 
sociales, podremos incorporar

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