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INDICE
INTRODUCCIÓN 1-2
CAPÍTULO I 3
Revisión de la condición actual de la mujer y su cuerpo en la urbe 
mexicana 3
La función del cuerpo en la sociedad 8
El lenguaje corporal 14
CAPÍTULO II 16
Revisión del cuerpo femenino como elemento en algunas etapas 
de la pintura mexicana. 16
CAPÍTULO III 35
Obra de Alberto Castro Leñero 35
CÍRCULO ROJO 53
CONCLUSIONES 60
ANEXO 63
Entrevista con Alberto Castro Leñero 63
BIBLIOGRAFÍA 70
HEMEROGRAFÍA 71
REFERENCIAS ELECTRÓNICAS 71
1
contemporáneos mexicanos que también trabajan 
con la figura femenina, puesto que la obra de Alberto 
Castro es realizada mediante un tratamiento distinto y 
no considero oportuno el hecho de comparar sino más 
bien resaltar los atributos y diferencias en su obra. Esta 
investigación pretende tener una visión de los elementos 
que han conformado la obra de Alberto Castro Leñero, 
y que poco a poco han construido su maravilloso 
lenguaje. Para poder entender la conjunción de dichos 
elementos es necesario conocer de donde provienen 
y qué significado cobran en el contexto preciso de la 
Ciudad de México, para después ser reinterpretados por 
el artista. 
 El valor del trabajo de este artista radica en la 
manera tan original en la que logra configurar sus temas 
a partir de una fusión de figuraciones y abstracciones en 
un todo. Su originalidad parte desde sus formatos, sus 
temas y composiciones. Su obra sobresale, por mucho, 
de las convenciones, y transporta de esta manera su 
trabajo a un punto de distinción y trascendencia. Sin 
duda, Alberto Castro ha plasmado su sello característico 
en su obra haciéndola inconfundible. En un momento 
actual, en el cual la vida citadina se da con tanta 
velocidad y todo parece ser efímero, el artista sabe como 
rescatar algunos elementos naturales que al parecer los 
habitantes de la urbe hemos olvidado. Su obra conduce 
a una reflexión de lo natural inmerso en lo artificial, 
en este caso, cómo convive el cuerpo humano en una 
artificialidad creada por el hombre mismo. Esto sin ser 
nuevo, ya que el ser humano ha dejado atrás, desde 
INTRODUCCIÓN
 El lenguaje en la pintura de Alberto Castro 
Leñero, es una dimensión que se ha incubado a lo largo 
de los años en su producción plástica. Se ha creado bajo 
una constante observación del entorno en un ambiente 
específico que es el de la Ciudad de México. En su obra, 
el cuerpo femenino siempre ha sido un tema constante 
y focal, razón por la cual en los años de su trayectoria y 
elaboración de su trabajo, ha creado un lenguaje propio 
muy particular en torno a este tema. Lo ha desmenuzado 
poco a poco para entenderlo y para comprender el lugar 
en el que vive, para así poderlo situar en su propia 
realidad plástica. Es de gran interés hacer un análisis de 
la obra de este artista ya que representa los cuerpos de 
una manera poco tradicional, adaptándolos a su estilo 
propio, brindando de esta manera una nueva visión 
que él mismo traduce en sus pinturas y esculturas. La 
obra plástica de Alberto Castro Leñero es un magnifico 
ejemplo para analizar el tema del cuerpo femenino 
en la urbe mexicana ya que es un artista mexicano 
de nacimiento pero también mexicano en cuanto al 
enfoque de su trabajo; no me refiero a que plasme 
imaginarios mexicanos, sino que va más allá de ellos 
hacia una profunda y pura observación de los cuerpos 
y las emociones que proyectan dentro de un contexto 
mexicano.
 La intención de este trabajo no es realizar un 
análisis comparativo con la obra de otros artistas 
2
 hace mucho tiempo, su convivencia frente a frente con 
la naturaleza. Sin embargo, lo importante en su obra, 
es conocer la relevancia de la relación entre el lenguaje 
corporal de los individuos en un entorno sintético, 
tratando de rescatar la originalidad orgánica de la que 
provienen. 
 El cuerpo de la mujer, como sabemos, es un tema 
muy recurrente en el Arte, sin embargo el punto de 
distinción se subraya en la forma en la que es abordado. 
En la obra de Alberto Castro, los cuerpos femeninos 
son tema central, son estudiados minuciosamente 
bajo una paciente y larga observación de sus formas y 
comportamientos. Para el artista, el cuerpo femenino 
es el modelo armónico y dinámico de la naturaleza 
pero que, además, constituye una forma que tiene una 
estructura envolvente y se completa por ella misma. Por 
lo tanto, plasmar un lenguaje corporal femenino en su 
obra conlleva a la representación de las emociones que 
son proyectadas por las mujeres que viven en esta urbe. 
3
CAPÍTULO I
Revisión de la condición actual de la mujer y su cuerpo 
en la urbe mexicana
En la actualidad la condición de la mujer 
mexicana urbana en específico, conlleva el desempeño 
de una gran cantidad de funciones sociales. Para 
efectos de esta investigación al utilizar el término de 
mujer urbana o citadina, se hace referencia a la mujer 
que habita en el Distrito Federal y zona metropolitana. 
Hablar de mujer urbana remite a un grupo definido 
ya que no es lo mismo hablar de la mujer indígena o 
de la mujer campesina. La mujer urbana se encuentra 
sometida en general a responsabilidades diferentes en 
las esferas familiares, laborales, académicas, etc. En el 
momento actual la mujer se ubica en un punto de gran 
libertad e igualdad social en referencia a las funciones 
de su género comparando con décadas anteriores. Pero 
asimismo está sometida a la constante presión social e 
inmersa en la continua observación pública, es decir, en 
un grado mucho menor es puesta bajo la lente, pero aún 
está relegada y sufre de discriminación o desigualdad 
en diferentes ámbitos. 
 La mujer de la ciudad generalmente cumple 
una doble jornada laboral y ambas son de una gran 
importancia; por un lado cumple con el trabajo 
profesional y por otro con el trabajo doméstico. 
Aunque los roles correspondientes a cada sexo se 
han ido modificando, hoy en día la mayor carga de 
las labores del hogar aún se le asignan a la mujer. 
4
pero intelectualmente tiene absolutamente las mismas 
capacidades que el hombre. “A la mujercita será 
importante cuidarla, porque parte de su educación 
contempla adiestrarla en la conservación de su 
virginidad que, todavía dentro de la sociedad mexicana, 
es considerada como patrón de conducta y sello de 
garantía para cuando llegue al matrimonio. Porque a 
la mujer, dentro de nuestra educación, se le condiciona 
precisamente para el matrimonio.”2 La mujer citadina 
(y no con esto quiero decir que el resto de las mujeres 
mexicanas no estén intentando cambiar, pero el proceso 
de transformación se da de diferente manera), se ha 
esforzado por modificar esta imagen. Las mujeres a 
todo lo largo del país en diferente medida buscan su 
reconocimiento, por ejemplo “La mujer quintanarroense 
de hoy no desea usurpar el lugar del hombre; sólo 
demanda la oportunidad de probarse como individuo en 
cualquier área que ella escoja y el reconocimiento al 
lograr sus objetivos”3 . Un estudio realizado en Cajeme, 
Sonora, demuestra que la mujer de esa región se ha 
incorporado a las actividades productivas para ayudar 
a los gastos familiares ya sea en su condición de soltera 
o casada.4 Cabe aclarar que la presenteinvestigación 
se delimita al DF y zona metropolitana con la finalidad 
de poder entender de una mejor manera cómo es la 
2 ÁLVAREZ, Griselda, “La educación y la cultura 
en la mujer” en La condición de la mujer mexicana, tomo I, 
Memoria del II Seminario Nacional de la Federación Mexi-
cana de Universitarias, México, UNAM, 1992, pág. 20
3 PÉREZ Gordillo, Celia, et. Al., tomo I. pág. 376 
“La condición de la mujer mexicana en el estado de Quin-
tana Roo” en La condición de la mujer mexicana.
4 CAMARENA Castellanos, Concepción, “El papel 
social de la mujer en Cajeme, Sonora”, óp. Cit.
Asimismo la fecundidad de las mujeres citadinas y 
áreas metropolitanas ha disminuido considerablemente 
en los últimos años.1 Esto se debe a que el pensamiento 
y los objetivos de la mujer han cambiado, ya no tiene 
el tiempo adecuado para cuidar a muchos hijos y se ha 
concientizado en el uso de preservativos. Sin embargo, la 
responsabilidad para cuidar a los hijos en México, sigue 
recayendo en ella y esto no sólo se presenta de forma 
cultural sino que también legalmente está estipulado. 
Por ejemplo, por ley, la mujer trabajadora es la que 
tiene el derecho de uso de guarderías para sus hijos y 
no así el hombre. En muchos otros casos las mujeres 
citadinas pueden ser completamente independientes 
(las que cuentan con un trabajo estable que les permite 
lograr su autonomía financiera), un gran número de 
mujeres ya no desean realizar ningún tipo de unión y 
no tienen más como finalidad última el matrimonio, de 
tal manera que una gran parte de ellas le da prioridad a 
su desarrollo profesional. En cuanto al aspecto laboral, 
el rol femenino para la economía de la ciudad, también 
tiene un gran peso ya que año con año aumenta su 
participación en todos los sectores y esto gracias a que 
igualmente existe un incremento considerable en su 
preparación académica.
 La mujer en México aún es vista, aunque en 
menor grado, como el género débil. Físicamente es 
posible que la mujer tenga menor fuerza muscular, 
1 PEDRERO Nieto, Mercedes, Cinco dimensiones 
sobre la situación de la mujer mexicana: legal, política, 
bienestar, trabajo y fecundidad., Aportes de investigación 
/56, Cuernavaca, Centro Regional de Investigaciones Multi-
disciplinarias, UNAM, 1992. 
5
que vivir con horarios específicos y ajustados. Al igual 
que el hombre, sale de su hogar para ir a trabajar, ir 
a estudiar, llevar a sus hijos a la escuela, entre otras 
actividades.
 Una mujer urbana al salir de su casa se enfrenta 
al mismo tipo de riesgos que cualquier varón pero 
además se le tiene que sumar la presión que el hombre 
ejerce sobre ella. Corre el riesgo de sufrir imprevistos 
como en el caso de accidentes de transito o laborales, 
está expuesta a la delincuencia que empapa a la ciudad, 
pero también está sometida a riesgos de ultraje de 
su cuerpo. Al salir a la calle se puede encontrar con 
comentarios halagadores u ofensivos, pero claro está 
que dichos comentarios no fueron propiciados por 
ella. Esto mismo lleva a su forma de vestir pues una 
mujer que posee un auto se aísla del uso del transporte 
público y tiene mayor oportunidad en la variedad de su 
vestimenta como puede ser el portar una falda ya que no 
es propensa a recibir alguno de dichos comentarios, de 
igual manera tiene mayor libertad en sus movimientos 
y en su forma de desplazarse hacia sus múltiples 
actividades diarias. Sin embargo para una mujer que 
tiene que emplear el transporte público no es sencillo 
el uso de vestimentas que dejen muy al descubierto su 
cuerpo, pues eso puede provocar miradas incomodas, 
comentarios no agradables así como impedir su rápida 
movilidad. Es por eso que la mayoría de las mujeres en 
la ciudad, optan por usar pantalones y ropa que ofrezca 
comodidad y que no exhiba demasiado su cuerpo para 
“no provocar tentaciones”. 
construcción del lenguaje corporal en una determinada 
zona geográfica. Aunque en todo el país se comparta 
un lenguaje general, existe una diferencia propia de la 
región en la que habita un cierto individuo. 
La mujer urbana ha ido modificando la idea 
misma de ser mujer. No lo hace tan sólo de forma 
consciente, pero su estilo de vida la presiona a renovar 
los patrones previamente establecidos. Ha logrado 
superar limitaciones y se ha proyectado fuera del hogar 
en nuevos ámbitos de su elección. Aun para las mujeres 
citadinas que son amas de casa, también ha cambiado 
su rol dentro de la familia, pues su punto de vista se ha 
vuelto más decisivo en las disposiciones familiares y 
asimismo ha adquirido más derechos y libertades. Las 
mujeres de casa no esperan más que el marido les lleve 
al hogar todo lo que necesitan, ahora existe una mayor 
autonomía en que ellas mismas salen para realizar sus 
compras, llevan a sus hijos a la escuela, y se encuentran 
confrontadas a la realidad de la ciudad. Aún cuando no 
pertenezcan al sector laboral o académico, las amas de 
casa también adoptan el lenguaje corporal de la mujer 
urbana y son igualmente propensas a ser influenciadas 
por los estereotipos pseudo femeninos que las rodean. 
Salen a las calles y ven toda la publicidad que las 
inunda, conviven a diario con otras mujeres de todos 
los sectores y, claro está, que uno de los principales 
entretenimientos a los cuales recurren es la televisión, 
que es la gran difusora de estereotipos.
La mujer citadina día tras día vive una rutina 
de presión y de stress característica de la ciudad, tiene 
6
su cuerpo de una forma escultural. Es por eso que al no 
contar con el tiempo necesario, el espacio o los recursos 
económicos para estar en un gimnasio, un gran número 
de mujeres opta por seguir otro tipo de opciones, entre 
otras llevar rigurosas dietas que las harán estar más 
cerca de ese “anhelado” estereotipo de belleza que las 
bombardea a cada momento.
 En muchos casos el cuerpo de la mujer citadina 
no es el más saludable de todos ya que está sometido a 
fuertes dosis de stress, vive en un entorno contaminado, 
no siempre es bien alimentado y tampoco se le da el 
tiempo de reposo adecuado. Cada vez hay menos tiempo 
para preparar comida saludable y llevar un buen balance 
alimenticio además de la gran influencia que tiene la 
publicidad para promover comida chatarra y productos 
light que supuestamente brindan grandes beneficios 
en cortos periodos de tiempo. Tampoco es un cuerpo 
 Además de este tipo de represión física, la 
mujer citadina también tiene que vivir con la opresión 
del estereotipo de belleza que se le implanta en la 
publicidad y en los medios masivos. Debe de seguir 
un modelo que no concuerda con ella pero que debe de 
intentar imitar a pesar de todo para recibir la aceptación 
de su pareja, lucir bien para ir a trabajar o simplemente 
verse bien ante otras mujeres. Dentro de la ocupada 
rutina diaria de la mujer, es difícil encontrar el momento 
adecuado para ejercitar específicamente su cuerpo, es 
decir, imponerle una actividad física más a lo largo del 
día. No es suficiente con las distancias que camina para 
dejar a sus hijos en el colegio, o quizá las escaleras que 
sube para llegar a su oficina, los largos ratos en que 
tiene que estar de pie mientras espera su turno en la fila 
del banco, o la cansada tarea de ir al mercado. Todas 
estas actividades no logran ser suficientes para moldear 
7
de acuerdo a su ritmo de vida, a su zona geográfica y a 
su contexto social. La mujer debe de seguir consciente 
e inconscientemente ciertas posturas dependiendo del 
lugar y del momento en el que se encuentre. Debe 
de adecuar su lenguaje corporal para cada uno de los 
ámbitos en los que se tenga que desarrollar como es 
el profesional, el familiar, el íntimo, el de amigos, etc. 
La imagen de la mujer aún cuenta con roles y status 
específicos y su lenguaje corporal debe de ir de acuerdo 
con éste para caracterizar su identidad. Además, es 
necesario tener presenteque existen ciertas pautas 
culturales que clasifican simbólicamente a la mujer y que 
la diferencian del hombre, tales como, la vestimenta, el 
maquillaje, los accesorios, el calzado, los roles sociales, 
las funciones, entre otros. 
 En el México actual la mediatización de un 
cuerpo femenino escultural es muy amplia. Esta idea 
afecta desde temprana edad a las niñas, adolescentes, 
mujeres adultas y mujeres mayores. Es una imagen que 
las persigue a lo largo de toda su vida. La imagen del 
cuerpo femenino en la Ciudad de México responde a 
una mezcla de las condiciones socio-culturales, pero no 
hay que olvidar que está presente una gran influencia 
de los medios masivos de comunicación, y existe una 
tendencia a adoptar patrones de otras sociedades, a partir 
de lo cual se produce una hibridación. “Al parecer en la 
imagen corporal también se incorporan significados que 
han ido integrándose a lo largo del tiempo de diversos 
orígenes. Esto no resulta incomprensible dado que es la 
práctica, las formas de hacer que determina en último 
que esté sometido a rigurosas rutinas deportivas para 
ser esculpido. Pero la mujer que esta bajo la influencia 
de la publicidad, siempre tiene presente el deseo de la 
felicidad a través de su cuerpo ya que le son vendidas 
falsas ideas por medio de las imágenes del cuerpo 
femenino en la publicidad. El no alcanzar ese objetivo 
falso la puede llevar a la frustración, la infelicidad, la 
baja autoestima, las enfermedades e incluso la muerte. 
La mujer enfrenta continuamente la imagen de su 
cuerpo con la imagen mediatizada que la rodea y que 
además continuamente está cambiando, por ejemplo, 
no olvidemos que los modelos de cuerpos sumamente 
delgados, por no decir esqueléticos, que tanto estaban 
de moda en los años 90 e inicios del siglo XXI, ahora 
están siendo desterrados de su reino ideal de belleza por 
las múltiples muertes que han causado por los famosos 
trastornos alimenticios y empieza a ser remplazados por 
cuerpos más “saludables” y más rellenos. Como ejemplo 
de esto son las nuevas campañas internacionales anti 
anorexia y anti talla cero que se han propagado por 
doquier, ya no son fácilmente aceptadas las modelos 
demasiado delgadas, en cambio ahora empiezan a 
tener como requisito el tener cierto peso conforme a su 
complexión para ser imagen pública. Tal es el caso de 
la campaña anti anorexia que fue promovida en Italia 
por el fotógrafo Oliviero Toscani durante el 2007, en 
la cual se mostraba el cuerpo esquelético de la modelo 
recientemente fallecida (enero 2011) Isabelle Caro.
 Sin embargo a pesar de los cánones de belleza 
cumplidos o no, el cuerpo de la mujer urbana mexicana 
tiene un lenguaje muy peculiar. Es un lenguaje que va 
8
la ambigüedad para destacar en el cuerpo la esencia, 
la función y el lugar de las personas”.6 Las sociedades 
han creado sus propios patrones de cuerpo, y cada uno 
se adapta a sus necesidades. El doctor en antropología 
José Carlos Aguado, propone que los sectores populares 
por necesidades de adaptabilidad, incluyen con 
mayor facilidad elementos ajenos a su concepción, 
proporcionándoles un re significado. Sin embargo, el 
sector hegemónico de la población suele mantener sus 
referentes como únicos y asimismo muestra tendencia a 
la oposición frente a otras concepciones. 
 Precisamente estas observaciones son las que 
Alberto Castro Leñero traduce a su obra mediante una 
representación y abstracción de los movimientos y 
cambios de los cuerpos femeninos que están inmersos 
en la urbe. Juega con estos modelos, sus ritmos y 
volúmenes para convertirlos en parte fundamental 
de su pintura, y de esta manera lograr una captura de 
sentimientos y formas de la mujer, encuadrada en su 
cuerpo pero al mismo tiempo parte de un todo. 
La función del cuerpo en la sociedad
 La urbe mexicana se encuentra inscrita dentro 
del contexto de las sociedades occidentales en donde 
el sentido y la función del cuerpo han cambiado. El 
cuerpo ya no conserva los mismos propósitos y cada 
vez se aleja más de éstos para transformarse en tan sólo 
6 PEDRAZA, Zandra, Cuerpo e investigación social, 
Depto. de Antropología, Universidad de los Andes, Memori-
as del congreso de Alteridad de la Universidad de Colombia, 
2003, Pág. 11
término la experiencia”5. El anhelo de cumplir con el 
modelo impuesto, propicia que las mujeres que disponen 
de las medidas económicas posibles, o aun aquellas que 
no las tienen, se esfuercen por guardar una pequeña 
proporción de su economía, y en menor o mayor grado 
se sometan desde rigurosas rutinas gimnásticas, a 
estrictas pero peligrosas dietas e incluso pueden llegar 
a la transformación de su cuerpo mediante cirugías. El 
cuerpo es visto como un sistema de control y pasa a 
ser tan solo un objeto que debe de ser transformado y 
disciplinado para cumplir sus aspiraciones. Se convierte 
en una instancia de autodominio para el individuo, es 
decir que la mujer no es su cuerpo en sí, sino que tan 
solo lo posee como un objeto valioso. Su cuerpo ya no es 
más un reflejo puro de ella, sino que muda su apariencia 
en lo que quiere ser. En la vida contemporánea el 
cuerpo de la mujer se ha convertido, en gran medida, en 
el resultado de las campañas de productos cosméticos, 
tratamientos y cuidados estéticos como los de los 
famosos spas, productos bajos en calorías, compañías 
de ropa que promueven estereotipos de belleza a través 
de sus modelos, etc., que sin lugar a duda enriquecen 
a un sinfín de compañías e industrias. Cuerpo, 
individuo y sociedad, se integran en uno solo y cobran 
a cada momento más fuerza. “Tal potencia proviene de 
habérsele otorgado al cuerpo la capacidad de ordenar 
fáctica y simbólicamente la sociedad moderna mediante 
un proceso que establece categorías y apunta a eliminar 
5 AGUADO Vázquez, José Carlos, Cuerpo humano, 
ideología e imagen corporal en el México contemporáneo, 
Tesis [Doctorado en Antropología Física] México, D.F., 
UNAM, 1998, p. 245
9
Independientemente del lugar de origen de una persona, 
este individuo a lo largo de toda su vida va a adquirir 
los rasgos característicos de la sociedad en la que se 
desarrolle y los va a ir asimilando conforme éstos 
mismos evolucionen. De lo anterior se desprende que 
un sujeto presente el mismo lenguaje corporal que la 
colectividad en la que vive. Dicho lenguaje tiene poco 
de natural ya que es más aprendido y absorbido por 
el individuo, esto conduce a que el lenguaje corporal 
femenino de las representantes de la urbe mexicana se 
ha ido transformando al ritmo de los mismos cambios 
que sufre la ciudad. El lenguaje corporal actual de las 
mujeres de varios sectores responde a las necesidades 
que le demanda la urbe; el hecho de tener que interactuar 
en diferentes ámbitos amplía enormemente dicho 
repertorio. 
 La urbe mexicana y en específico la Ciudad 
de México, es un lugar donde el ritmo de vida es muy 
rápido. Los ciudadanos están sometidos a una rutina que 
tienen que seguir día a día sin tener muchas opciones 
para modificarla. Es un territorio de una gran amplitud 
en su superficie y con una gran densidad de población, 
esto lo hace difícil para ser recorrido en su totalidad 
a diario por una persona común. Si se le agregan los 
factores del tan cargado tránsito automovilístico, y el 
poco tiempo disponible con el cual cuentan las personas, 
se limita considerablemente la zona de movimiento de 
cada individuo. Sin embargo, es un lugar que brinda 
una gran variedad de actividades y posibilidad de 
contacto con múltiples conocimientos. Esto propicia 
un objeto. La tarea tanto del cuerpo femenino como del 
masculino se encuentra en transición, pero sin lugar a 
duda la función del cuerpo femenino es el que sufre 
más cambios y a mayor velocidad. Si retomamos una 
definición de cuerpo según Platón, éste puede tener dos 
significados. Uno es “soma”, que lo relacionacon ser 
el “acarreador o custodio” del alma, desde el punto de 
vista de las creencias órficas. El segundo es “seema” el 
cual presupone que el cuerpo es el medio de expresión 
del alma misma. 7 En el cuerpo femenino actual existe 
una distorsión del “soma”, que no es más auténtico ni 
natural ya que trata de imitar otros cuerpos mejorados 
para su aceptación, alejando de éstos el concepto de 
“seema” ya que no permiten un verdadero reflejo del 
alma de la mujer. La individualidad se ve bloqueada para 
tan solo pasar hacia una representación de modelos pre 
dispuestos. El cuerpo admite ser la muestra física del 
ser humano y por medio del cual expresa su identidad. 
Para el sociólogo David Le Breton, la existencia 
misma del ser humano en primer término es corporal 
y a partir del cuerpo es que se crean y se difunden 
las significaciones que construyen los cimientos de 
la existencia individual y colectiva.8 Dependiendo de 
la zona geográfica, los contextos culturales y sociales 
dentro de los que se encuentre inserto el cuerpo, es la 
manera cómo va a adoptar su propio lenguaje y se va 
a relacionar con el mundo y la realidad que lo rodea. 
7 Cf. RAMFIS, Ayús, “El devenir del discurso. Glo-
sas para una interpretación del Cratilo.”, Fuentes
Humanísticas, año 12, núm. 23, 2do. Semestre, México, 
UAM Azcapotzalco, 2001, p. 97.
8 LE BRETON, David, La sociología del cuerpo, 1ª 
ed. Buenos Aires, Argentina, Ed. Nueva Visión, 2002.
10
 La mirada es un punto determinante de análisis, 
pero no nos referimos al proceso biológico de la vista, 
sino que va a otro nivel. Dentro del psicoanálisis, la 
mirada para Freud es la pulsión de ver y corresponde a 
“un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, 
como un representante psíquico de los estímulos que 
provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma”.9 
La mirada es por lo tanto, la forma en la que se advierte 
algo e implica forzosamente la existencia de un objeto 
o persona que cautive al ser que observa. El objeto en 
cuestión aquí es el cuerpo mismo. Puede ser hacia lo 
antitético o hacia el mismo género. En este caso se remite 
a la pulsión del trastorno hacia lo contrario que lleva a la 
acción de mirar y no a la de ser mirado. Si fuera el caso 
de una mujer pintora que produce imágenes de cuerpos 
femeninos, sí correspondería a ambas miradas pues 
ella es observada por el opuesto pero al mismo tiempo 
también mira a otras mujeres y hacia sí misma. Pero en 
éste caso se lleva la mirada activa hacia la pasividad de 
ser “mirado”. En las imágenes de cuerpos femeninos 
de Alberto Castro Leñero existe un saber oculto de la 
feminidad y el artista lo plasma sin estar consciente que 
se disimula su propia mirada y se entremezcla con el 
imaginario de la mujer. En éste caso práctico es una 
mirada antitética referida del pintor masculino hacía el 
cuerpo femenino. 
 En este punto es necesario precisar lo que es 
9 FREUD, Sigmund, “Pulsiones y Destinos de 
Pulsión”, (1915), en Obras Completas. Volumen XIV - 
Trabajos sobre metapsicología, y otras obras (1914-1916), 
«Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico». 
Buenos Aires/Madrid, Ed. Amorrortu Editores, 1979.
que el lenguaje corporal sea muy maleable y con una 
asimilación rápida. 
 El análisis de la presente investigación sobre 
el lenguaje corporal femenino en la pintura de Alberto 
Castro Leñero conduce al estudio de la interpretación 
que hace el pintor de la mujer citadina. El artista ha 
crecido y vivido en la Ciudad de México y, por lo tanto, 
está empapado del entorno urbano y convive de forma 
directa con la ciudad. El pintor forma parte del entorno 
y se ha convertido en un experto observador que conoce 
y siente el cuerpo femenino inmerso en las condiciones 
sociales de esta metrópoli. Consecuentemente, ha 
sentido, presenciado y analizado de manera directa 
e indirecta, los cambios que ha sufrido la condición 
de la mujer citadina en diferentes ámbitos. Sus 
representaciones conducen hacia una visión artística 
no tan sólo del sexo opuesto, sino que trasladan hacia 
un enfoque global del cuerpo femenino. Para el artista 
el cuerpo es ya el fundamento de su obra, y la figura 
femenina presenta una estructura envolvente que se 
auto completa en forma y técnica. A lo largo de todo 
su trabajo, ha manejado constantemente los temas de 
la ciudad y el de la mujer, por lo que es interesante 
estudiar lo referente a la fusión de éstos argumentos. 
Los cuerpos femeninos que representa el artista no 
son, claro está, una identificación directa, son ante 
todo una interpretación de su propia mirada, ya que 
no corresponden a la misma voz de las mujeres, pero 
siguen hacia una traducción de la mirada de un hombre 
artista hacia el cuerpo de la mujer. 
11
El cuerpo entonces, complementa la comunicación pero 
también puede comunicar por sí mismo, convirtiéndose 
en un elemento primordial de la comunicación 
social. Cuando un sujeto pertenece a una urbanidad, 
automáticamente él mismo y su identidad se encuentran 
subordinados a la comunidad. Una vez que el “actor”, 
como es llamado el ser humano por los sociólogos, se 
encuentra en una comunidad formando parte de ella y 
ya no puede escapar de las condiciones físicas que se 
le imputan, vive rodeado de los estereotipos, modos, 
signos, etc. Y a lo largo de su vida los va absorbiendo de 
diferentes formas hasta el punto que se vuelve inherente 
a él. Por ejemplo, si se inserta a una mujer extranjera 
de cualquier otra cultura occidental, sin importar 
su apariencia física, en la urbe mexicana y vive por 
algunos años ahí, poco a poco empezaría a adoptar las 
formas y el lenguaje corporal propio de la ciudad y 
lo mezclaría con el que ya tiene adquirido. Entre más 
tiempo permaneciera inserta, más se podría parecer a 
una mujer mexicana citadina y con el transcurso de 
los años, si no regresara a su lugar de origen, existiría 
una falta parcial o total de identificación con su sitio 
natal, ya que no habría un proceso de actualización de 
su lenguaje corporal. El lenguaje corpóreo es algo que 
definitivamente no es nato y que sin embargo sí es algo 
que se aprende con el tiempo, pues es un patrón que se 
vuelve “congénito” al aspecto físico, a sus hábitos y en 
un grado máximo de asimilación se convierte en parte 
intrínseca de su personalidad. 
 
la función del cuerpo dentro de la teoría social actual 
y su representación. La definición básica de cuerpo 
que sustento es el “Conjunto de los sistemas orgánicos 
que constituyen un ser vivo.”10 Dicha descripción 
conduce a la forma biológica del cuerpo que integra 
la composición física y tangible del organismo. Pero 
el cuerpo nunca se ha limitado tan solo a la función 
de contendor orgánico. Es el eje de la imagen que 
un sujeto tiene de sí mismo y por medio del cual se 
expresan sensaciones, deseos, temores, etc. El cuerpo 
es el lugar primero de la individualidad, pero al estar 
inscrito en un grupo o comunidad se convierte en un 
lugar de inclusión y automáticamente cobra diversas 
funciones ya que es completamente un hecho cultural. 
Es ante todo un portador de símbolos sociales y al 
hacer una representación de éste, se le debe de tomar 
en consideración la intencionalidad con la que fue 
producida y cómo es que dicha representación está 
inmersa en una serie de códigos en los que se inscribe. 
El cuerpo, por sí solo, ya es un mensaje, por lo tanto, 
al crear imágenes a partir de su complejidad lleva a un 
segundo nivel de significados. El cuerpo funciona como 
un operador lingüístico que forma parte de un registro 
discursivo y que conduce hacia algo que puede ser leído 
por medio de él.11 El cuerpo en este punto se convierte en 
una unidad lingüística que sirve como guía para dirigir 
el discurso comunicativo por medio de sus inferencias. 
10 Diccionario de la lengua española, vigésima 
segunda edición. [Versión electrónica]consultado el: 5 de 
marzo del 2008 disponible en: http://buscon.rae.es/draeI/
SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=ámbito
11 BERTHELOT, Jean Michel, “The body as a 
discursive operator: On the Aporias of a Sociology of the 
body”, Body & Society, London, v.1, n.1 March 1995.
12
cuerpo”.12 Al estudiar tanto las prácticas y su relación 
con las experiencias corporales, se vislumbra el 
momento en el que “hablan” y muestran sus múltiples 
discursos, tales como los discursos éticos, morales y 
de uso común. “Y es a partir de los recursos retóricos 
y semánticos que caracterizan a estos discursos como 
es posible identificar los ideales y las aprensiones que 
perfilan un sistema de representación social del cuerpo, 
así como los órdenes sociales que se instauran y se hacen 
legibles y transmisibles en las prácticas corporales”.13 
Varios sociólogos por igual han asignado al cuerpo una 
función de operador lingüístico. “Del cuerpo nacen y se 
propagan las significaciones que constituyen la base de 
la existencia individual y colectiva”.14
 El ser humano se vuelve esclavo involuntario 
de los patrones y en algunos casos hasta se esfuerza para 
remarcarlos y que no exista duda alguna respecto de 
las personas que lo rodean, es decir que efectivamente 
cumple con los requisitos del modelo y por lo tanto 
puede formar parte del grupo. En este caso se encuentran 
posicionadas una gran cantidad de mujeres citadinas. 
Desde pequeñas fueron absorbiendo los parámetros de 
la sociedad, y a lo largo de su vida fueron adoptando 
nuevas modalidades que pueden provenir de todos los 
círculos a los que pertenezca como son: la familia, 
12 PEDRAZA Gómez, Zandra, 2003, “Cuerpo e 
investigación en teoría social”, Universidad de los Andes, 
trabajo presentado en la Universidad Nacional de Colombia, 
sede Manizales, en el marco de la Semana de la Alteridad, 
pág.16.
13 PEDRAZA Gómez, Zandra, Íbid. 
14 LE BRETON, David, La Sociología del Cuerpo, 
Buenos Aires, Argentina, Ed. Nueva Visión, 2002, pág. 7.
 En este punto es donde entran las 
representaciones de los cuerpos femeninos de Alberto 
Castro Leñero ya que cada uno absorbe la identidad 
del lenguaje corpóreo de la Ciudad de México, para 
convertirse en parte de éstos operadores lingüísticos 
de forma general. El artista toma estas formas y las 
traduce en su propio lenguaje para crear sus pinturas y 
esculturas. 
 El cuerpo deja de estar simplemente en el 
campo de lo natural para abarcar una tarea cultural 
en la actualidad y se extiende tanto a la condición 
individual como a la social, política y simbólica. En las 
sociedades occidentales y por lo tanto en la sociedad 
mexicana, el hombre está diferenciado del cosmos, de 
los otros hombres e inclusive de él mismo a través del 
cuerpo. El ser humano se transforma en un carácter 
construido por medio de la objetivación del cuerpo y 
de la multiplicidad de significados que se le añaden. 
El cuerpo y su lenguaje ahora son el resultado de las 
tendencias de las formaciones sociales y de ahí mismo 
puede ser empleado como un recurso para comprender 
la relación entre estructuras sociales y simbólicas, 
transformándose en un medio para comprender y 
“decir”. En la vida diaria, los hábitos corporales y su 
lenguaje hacen evidentes ciertos principios ideológicos 
y costumbres. Por medio de las expresiones corporales 
es que se pueden configurar e interpretar ciertas 
prácticas del sentido social del cuerpo. “En los usos, 
prácticas y representaciones yace entonces la condición 
de posibilidad de construir un acervo teórico sobre el 
13
cuerpo en la Ciudad de México. Cabe destacar que su 
investigación sugiere lo siguiente en cuanto a la mujer 
particularmente: La mujer da predominio al abdomen, 
ya que la cultura marca la función de reproducción 
en esa zona; el hombre tiende a dar predominio a los 
genitales. Las mujeres de sectores medios se inclinan 
a propagar la experiencia del erotismo a una mayor 
cantidad de partes en el cuerpo. El amor y la pasión por 
parte de la mujer, presentan una mayor tendencia a ser 
relacionados con el corazón. 
 Las representaciones de los cuerpos en la pintura 
de Alberto Castro Leñero logran un equilibrio entre los 
sentimientos y las partes del organismo ya que el pintor 
no trata de sobresaltar algún miembro en particular, si no 
que logra una armonía perfecta en todos los elementos. 
Sin embargo sí se puede apreciar cómo se retoman los 
significados inconscientes que clasifica el Dr. Aguada. 
En la grafía corpórea femenina que plasma el artista, 
es visible la importancia del abdomen y las piernas, lo 
cual nos habla de cuerpos evidentemente femeninos 
por la importancia que la cultura le da a las funciones 
reproductivas. En algunas de sus series, las piernas son 
los elementos principales, a partir de los cuales se logra 
toda la composición de la pieza. Las piernas, además de 
ser importantes signos eróticos en la cultura, también 
son los módulos de soporte y los principales motores 
para el desplazamiento del organismo. Asimismo se 
aprecia una tendencia hacia un lenguaje más popular ya 
que no concentra un peso relevante a la representación 
de la cabeza, la cual en su mayoría tan sólo se encuentra 
la escuela, su lugar de trabajo, sus amistades, y por 
supuesto sin olvidar la más fuerte de las influencias que 
son los medios masivos. “La imagen corporal es una 
estructura que se construye con base en la experiencia 
del sujeto y que dicha experiencia se facilita, modula, 
dirige y estructura a través de las prácticas culturales 
ritualizadas”15. El cuerpo se convierte en un contenedor 
de significados. 
 Para hablar propiamente del cuerpo en la 
sociedad mexicana, empleo como referencia a José 
Carlos Aguada Vázquez quien realizó una investigación 
doctoral de antropología física sobre el cuerpo humano 
en el México Contemporáneo (específicamente 
en grupos urbanos de la ciudad de México). Su 
investigación reflejó la tesis siguiente: Existe ante 
todo, una estructura simbólica y de significados del 
cuerpo y en su gran mayoría son inconscientes. La 
configuración simbólica del cuerpo tiene como factor 
importante el cambio en el tiempo. El estudioso detecta 
una tendencia hacia la cefalización de la imagen en el 
sector medio de la población comparado con el sector 
popular quien tiende a dar privilegio al tórax. Esta 
diferencia la explica por la herencia cultural en la cual 
se transmiten estructuras culturales indígenas e híbridas. 
A partir de esto, propone que en la sociedad mexicana 
existe un cefalocentrismo frente a un cardiocentrismo. 
Es decir que la cabeza tiene una mayor importancia 
que el corazón dentro de las representaciones del 
15 AGUADO Vázquez, José Carlos, Cuerpo humano, 
ideología e imagen corporal en el México contemporáneo, 
Tesis [Doctorado en Antropología Física] México, D.F., 
UNAM, 1998, p. 84.
14
empezó a comunicarse por medio del lenguaje corporal 
y mucho tiempo después fue cuando desarrolló el 
lenguaje verbal. Como se ha visto previamente, dentro 
de una sociedad es de gran relevancia el moldeamiento 
de dicho lenguaje, cómo es aprendido y adoptado por 
las personas. Para el arte, este tipo de comunicación ha 
sido una forma inseparable para su producción, ya que 
trasciende las palabras. Los artistas están conscientes 
de la magnitud que tiene la comunicación no verbal y lo 
mucho que se puede expresar por medio de un gesto o 
una postura. Así es que por medio de la comunicación 
visual, plasman su propia representación del lenguaje 
corporal. Una escultura, una pintura o una fotografía por 
medio de una sola postura humana pueden transmitir 
todo un concepto, un dialogo o una idea. 
Los estudios sobre la comunicación no verbal, 
son relativamente nuevos ya que se iniciaron a principios 
del siglo XX.17 Estos estudios han sido abarcados de 
manera interdisciplinaria por áreas como la sociología,la antropología, la etología, la psicología, la psiquiatría 
y el arte (como es el caso del performance, el teatro o 
la danza). 
La comunicación no verbal comprende 
diferentes comportamientos tales como: 
•	 Kinética, ciencia encargada de estudiar 
el lenguaje del cuerpo. Aquí se engloba 
a los movimientos corporales y la 
postura. 
17 FLORA, David, La comunicación no verbal, Ma-
drid, España, Ed. Alianza, 1998, Págs.17-19.
esbozada. 
El ser humano con su cuerpo se apropia del 
mundo y lo amolda tanto a su medida como a sus 
necesidades y exigencias. También hay otros factores 
condicionantes para la elaboración del lenguaje corporal 
como es el espacio-temporal, el sexo de los individuos, 
su identidad, la zona geográfica en la que habitan, etc. 
Conforme a estos elementos es que el lenguaje corporal 
se va adecuando y/o modificando. Es de esta forma 
que las representaciones de los cuerpos femeninos 
que Alberto Castro Leñero plasma en sus pinturas, 
susurran la condición de la mujer citadina mexicana en 
la actualidad. Esto es un claro ejemplo del postulado de 
Pierre Francastel en el que indica que el pensamiento 
artístico es una reflexión visual que evoluciona y está 
estrechamente relacionado con la colectividad, es decir, 
las obras de arte cobran una forma determinada según 
el momento y el lugar en el que son producidas. De 
esta manera, el arte es una producción social, espacio-
temporal. 16
El lenguaje corporal
El lenguaje corporal forma parte esencial de la 
comunicación no verbal humana. Es una forma muy 
importante que complementa a la comunicación verbal 
y en muchos casos puede tomar tanta importancia que 
se pueden invertir los papeles y ser la comunicación 
verbal la que complementa a la no verbal. Si recordamos 
los inicios de la especie humana, el hombre primero 
16 FRANCASTEL, Pierre, Pintura y Sociedad, Ma-
drid, España, Ed. Cátedra, 1990.
15
es el iconológico y es el más profundo de todos, por 
contener el sentido simbólico. En esta fase se interpreta 
y ubica una imagen en relación al horizonte cultural de 
una época.18 
18 PANOFSKY, Erwin. Estudios sobre iconología, 
Madrid, España, Ed. Alianza, 2001.
•	 El comportamiento táctil.
•	 Proxemia, encargada del estudio 
del uso y percepción del espacio 
social y personal. Hace referencia al 
comportamiento territorial.
•	 La vestimenta, maquillaje, 
ornamentación, etc. 
El lenguaje corporal normalmente no es algo 
que se haga de forma consciente, sino que se refiere 
más bien a una emisión instantánea de mensajes. En 
la actualidad hay un gran número de personas que 
han tomado conciencia del amplio poder que tiene 
este lenguaje, por lo que lo estudian para reproducirlo 
conscientemente y tener un mayor control en lo que 
desean proyectar. Este tipo de lenguaje al ser una 
forma de comunicación, no se puede analizar de 
manera aislada y se tiene que tomar como referencia la 
conducta de la persona en un contexto específico. Dicho 
proceso se puede comprender visto desde los niveles 
de acercamiento de la imagen propuestos por Erwin 
Panofsky, método que ha sido utilizado en diversos 
momentos por la sociología de la imagen puesto que 
muestra la base para el entendimiento de las imágenes 
y su uso social. Recordemos que el primer nivel tan 
sólo es un reconocimiento de lo que se ve. El segundo 
nivel es el iconográfico, que va de la mano con el 
conocimiento del mundo de cada persona; y es en base 
al bagaje cultural del que esté provista, la manera en 
cómo va a realizar su interpretación. El tercer nivel 
16
CAPÍTULO II
Revisión del cuerpo femenino como elemento en 
algunas etapas de la pintura mexicana. 
Fertilidad, belleza, iconicidad, imagen 
social, son algunos de los usos que se le ha ligado al 
cuerpo femenino. En la antigüedad, la representación 
de la mujer se centra en la temática religiosa o 
mitológica, asociada generalmente a la fecundidad y 
la supervivencia de la especie humana, tal es el caso 
de las Venus prehistóricas o posteriores. Ulteriormente, 
la representación del cuerpo femenino suele guiar un 
“ideal de belleza”, que responde al gusto de la época. 
El cuerpo, como hemos visto anteriormente, se va 
adaptando a las necesidades y a las normas que impone 
la sociedad, consecuentemente esto se ve reflejado en 
el “ideal de belleza” de cada período. Por lo tanto, los 
temas y la representación del cuerpo se van adecuando 
en la pintura de cada ciclo socio-histórico. México está 
inmerso en el contexto de la cultura occidental, en la 
cual, se mira el mundo orientado hacia la dualidad 
masculino-femenino, de donde, los imaginarios 
sociales que se crean de la imagen de la mujer están 
relacionados con todas las representaciones colectivas 
y con las formas que se han ido estereotipando con el 
paso del tiempo en un lugar determinado, elaboradas 
mediante tramas simbólicas de significados. La 
producción de cualquier obra de arte implica una acción 
social que refleja al autor y su contexto convirtiéndose 
así en un discurso de una realidad tanto colectiva como 
17
Whithney Chadwick, muestra cómo en Holanda 
durante el siglo XVII, la temática de la pintura cambió 
en torno a la figura femenina y su imagen que hasta 
ése momento se plasmaba como ideal de belleza, fue 
sustituida por escenas hogareñas. “[…] se representaba 
a la mujer como moral y espiritualmente superior al 
hombre, e investida de la responsabilidad primordial 
del gobierno de la casa, pero otros aspectos vitales le 
estaban prohibidos.”20 Las escenas domésticas dan un 
excelente testimonio de la condición de la mujer y la 
representación de su cuerpo en diferentes momentos y 
lugares. 
La imagen de la mujer novohispana se 
conformó de diversas formas culturales y artísticas. Las 
mujeres posando con vestimentas típicas las cuales eran 
de gran interés étnico para los pintores. Sin embargo, 
no era usual contar con modelos desnudas ya que estaba 
prohibido. Los pocos casos de desnudos femeninos 
totales o parcialmente cubiertos, eran empleados tan 
sólo como parte de alegorías o como imagen divina de 
una virgen. 
En el siglo XIX, representar a la mujer en sus 
momentos íntimos fue un tema predilecto de los pintores, 
sin olvidar que a lo largo de la historia de la pintura, 
el cuerpo femenino se ha organizado en su mayoría en 
función del placer visual masculino. Durante siglos el 
cuerpo de la mujer ha tenido un carácter de objeto de 
deseo. En una gran cantidad de obras, se muestra el 
20 CHADWICK, Whitney, Mujer, arte y sociedad, 
Barcelona, España, Ed. Destino, 1999, p. 176.
individual. Por tal motivo, es importante analizar cómo 
es que se ha desarrollado la imagen femenina a lo largo 
de la Historia del Arte en México, para comprender de 
una mejor manera el contexto y las representaciones de 
Alberto Castro Leñero. 
El cuerpo femenino a lo largo de la Historia del 
Arte, es el que ha tenido el predominio como imagen 
privilegiada para ser plasmada. Ha desempeñado 
varias funciones, se ha representado de diversas 
maneras y ha sido uno de los temas a los que más se 
ha recurrido. El cuerpo es el soporte imaginario de 
múltiples significados del ser y se muestra como un 
contenedor del inconsciente. Se ha representado a la 
mujer como imagen de veneración por su atribución a 
la creación, es decir, como diosa de la fertilidad. “Cosa 
curiosa, la Belleza de las criaturas terrestres ha sido 
siempre y por donde quiera, célebre bajo el aspecto 
del cuerpo femenino, el hombre no ha asumido, más 
que excepcionalmente, el rol del dios de la belleza”.19 
El cuerpo femenino ha sido fuente de inagotable 
inspiración ya fuera por su aspecto virginal o sensual, 
sin embargo en otras épocas, como al inicio de la era 
cristiana, el desnudo del cuerpo simbolizaba el pecado. 
La representación artística del cuerpo humano ha 
variado de acuerdo a los ideales de cada época. En 
múltiplesimágenes religiosas, se le ha personificado 
en escenas cotidianas que dan testimonio del rol de 
la mujer en las diferentes sociedades y comunidades. 
19 RELOUGE, I.E., Les chefs-d’œuvre du nu. Cent 
beautés féminines chantées par la couleur. , Paris, Francia, 
Ed. Du Pont Royal, 1958, p.184-252.
18
En México, la representación de la imagen 
femenina en la pintura, ha sido una mezcla de elementos 
al igual que la amalgama de culturas que se ha dado a 
lo largo de la historia del país. Durante el siglo XIX 
se crearon imágenes de mujeres mexicanas que se 
encontraban inmersas en la aristocracia o que formaban 
parte del selecto grupo de esposas de gobernantes o 
funcionarios. En tanto que en el periodo de la Colonia 
se inició un nuevo lenguaje corporal a partir de la 
fusión de las dos culturas y a través del cual se fue 
desarrollando el lenguaje actual. A partir de la segunda 
mitad del siglo XIX se crearon estereotipos femeninos 
basados en la vida cotidiana burguesa, relacionados con 
los aspectos más importantes del rol de la mujer en la 
sociedad, desde la madre sumisa y la doncella virgen, 
hasta la actriz y la mujer de espectáculo; las vendedoras, 
empleadas domésticas y prostitutas sin dejar de 
mostrarse personajes más antiguos relacionados con los 
oficios considerados femeninos: costureras, lavanderas, 
tejedoras, floristas, parteras, etc.; interpretados de 
disímiles formas como expresión de individualidades 
creativas que se acercaban de forma particular al 
entorno social. El desplegado de dicho lenguaje se puede 
analizar en las diferentes expresiones, por ejemplo en 
los exvotos del siglo XIX y XX. A través de éstos, la 
mujer plasma sus preocupaciones, sus sentimientos, 
anhelos, devoción y agradecimientos, pero asimismo 
también se puede apreciar la forma en la que ella es 
representada. Son imágenes que llaman la atención por 
su primitivismo pero también por su contenido social en 
el cual se reflejan enfermedades, accidentes, problemas 
temperamento del propio artista quien es el encargado de 
decidir el carácter de la representación femenina. Para 
la historiadora y crítica de arte feminista Amelia Jones, 
“cualquier presentación o representación del cuerpo 
de la mujer necesariamente participa de la falocéntrica 
dinámica del fetichismo, en la que el cuerpo de la mujer 
puede ser visto sólo como “falta de algo” en relación a 
la plenitud mítica representada por el falo.”21
La propuesta del cuerpo femenino en el arte 
actual es muy sugerente, pues se trata de un arte que ya 
no está obligado a responder a los cánones de belleza 
precisos. En este momento existe una flexibilidad tanto 
para el manejo de la temática como de la forma misma 
del cuerpo. Desde el siglo XIX, empieza a haber un 
cambio en que la tendencia a usar el cuerpo femenino 
como un medio de expresión del alma, cambia y ya 
no se trata de representar el cuerpo como tal, sino 
posicionarlo en un contexto humano y social. Las 
primeras representaciones de mujeres en la pintura del 
México independiente son las que fueron producidas 
por los pintores viajeros que captaban los hábitos, 
costumbres locales, escenas domésticas, vestimentas, 
vendedoras de la clase media y baja, oficios, etc. Estas 
imágenes iniciales tenían como objetivo primero la 
captura de lo “exótico” desde una visión antropológica 
que sería mostrada en Europa.22 
21 GUASH, Ana María, El arte último del siglo XX, 
Madrid, España, Ed. Alianza Forma, 2002, p. 541. 
22 SERRANO, Barquín Héctor, “Antecedentes 
históricos de la perspectiva de género en el arte”, en: Imagen 
y representación de las mujeres en la plástica mexicana: 
una aproximación a su presencia en las artes visuales y 
populares de 1880 a 1980, UAEMEX, 2005, p.20. 
19
“de acción” en las cuales se representan los accidentes 
a los que la mujer estaba expuesta. Se le asociaba 
a la mujer con percances en la calle como caídas, 
accidentes de transporte, atropellamientos, mordidas 
de perros, accidentes domésticos como quemaduras, 
golpes, o bien accidentes de trabajo en las industrias. 
Con el análisis de la historia de los exvotos, se aprecia 
una evolución en la condición femenina ya que en la 
actualidad las ofrendas votivas muestran imágenes 
de agradecimiento por su educación, por propiedades 
para ellas, por mejores condiciones de trabajo, etc. Es 
decir que se hacen visibles los inicios de los cambios 
de la condición femenina en el cual se perciben 
mejoramientos parciales. 
familiares y sociales, etc. “Desde el confinamiento 
tradicional de la mujer a la esfera doméstica, el exvoto 
aparece, entonces, como una ventana privilegiada hacia 
la percepción femenina de su entorno familiar, colectivo 
y social.”23 El exvoto a través del tiempo pasó de ser 
una práctica de la élite de la sociedad generalmente 
practicada por los hombres, a ser una práctica popular 
efectuada por las mujeres. Por medio de estos exvotos 
se refleja el control social de las mujeres de la época, 
su confinamiento en las labores que se le imputaban a 
su sexo: el hogar, el matrimonio, entre otras, y cómo 
es que se le aislaba de la participación social. Es decir, 
durante este periodo se adiciona la aportación de la 
mujer como tema, modelo e inspiradora de artista. Los 
modelos femeninos que se exhiben en los exvotos, 
responden a los lineamientos marcados por la iglesia 
y durante el siglo XIX se focalizó en el personaje 
femenino de la Virgen María. Patricia Arias señala que 
por medio de la imagen pura de la Virgen, se promovía 
el ideal que la mujer tenía que seguir y como objetivo 
primero debía cumplir con la maternidad. Aquellas 
afortunadas, sumisas y devotas que lo lograban, serían 
recompensadas por su sufrimiento con el pensamiento 
de ser similares al modelo ideal de la Virgen. Sin 
embargo las mujeres de carne y hueso que no cumplían 
con todos los parámetros siempre tenían que vivir bajo 
el velo de las culpas. En la segunda mitad del siglo XIX 
y durante el siglo XX, con la urbanización en la Ciudad 
de México eran más frecuentes las ofrendas votivas 
23 ARIAS, Patricias, Durand Jorge, La enferma 
eterna: mujer y exvoto en México, siglos XIX y XX, Guada-
lajara, México, Ed. Universidad de Guadalajara, 2002, p.45.
20
femenino y por ende de una carencia de proyección real 
de la mujer. Sin embargo, para finales de siglo algunos 
pintores influenciados por el arte europeo, se atrevieron 
a realizar representaciones provocadoras de mujeres, 
“Algunas imágenes femeninas se acercaron al exotismo 
inherente al Romanticismo del siglo XIX.”24 Entre estos 
artistas precursores en la pintura de desnudo femeninos 
en México figuran: Felipe Santiago Gutiérrez (nacido 
en Texcoco, 1824-1904), Germán Gedovius (nacido en 
San Luis Potosí, 1866-1937), Saturnino Herrán ( nacido 
en Aguascalientes, 1887-1918), y Ángel Zárraga 
(nacido en Durango, 1886-1946). 
Felipe Santiago Gutiérrez pinta el único 
desnudo femenino de la época. Brinca las temáticas 
usuales y presentó en 1891, un desnudo yaciente 
no idealizado, cuyo fondo fue el paisaje del 
altiplano. La mujer desnuda condensa el arquetipo 
de la figura materna, aludiendo a la diosa de la 
fertilidad. Probablemente el cuadro fue realizado 
previamente pero no fue mostrado públicamente. 
Felipe Santiago Gutiérrez, Cazadora o Amazona de los 
Andes, 1891, óleo sobre tela, 130 x 198.5 cm.
24 SERRANO, Barquín Héctor, Óp. Cit. Pág. 22
Para la pintura académica del siglo XIX cabe 
recordar, que aún en los periodos de mayor estabilidad y 
progreso de la Academia de San Carlos, nunca se logró 
incorporar a modelos femeninos reales de carne y hueso 
que posaran en las clases de los alumnos. Sin embargo el 
cuerpo de la mujer era sustituido por modelos hombres. 
Esto habla de la falta de un verdadero estudio del cuerpo 
21
Julio Ruelas, La domadora, 1897, óleo sobre cartón, 15 x 19 
 
 En la pintura de GermanGedovius el cuerpo 
femenino al natural aparece con mayor confianza. Una 
de sus grandes aportaciones a la plástica mexicana fue 
su habilidad para el retrato. Su técnica es el reflejo del 
barroco holandés y el academicismo europeo. Maestro 
de varios artistas a los cuales transmitió su formidable 
conocimiento de la pintura. En su “Desnudo barroco”, 
por delante de los fragmentos virreinales se recorta la 
figura sensual de la mujer recostada a toda la horizontal; 
ella está envuelta en un fino velo que serpentea y 
acaricia delicadamente su piel. A la vez, se aprecian 
almohadones exóticos dentro de una atmósfera erótica 
y flores propias del gusto simbolista por sugerir las 
analogías entre la fertilidad juvenil y la naturaleza
 En la pintura de Julio Ruelas aparecen temas 
alegóricos de gran interés como es el caso de “La 
domadora” pintada en 1897. “...engalanada con un 
gran sombrero y con las piernas enfundadas en unas 
medias negras, a la que un cerdo le sirve de guía, y que 
Rops trazó en una estampa titulada Pornokrates (1896), 
muy posiblemente inspirada en un texto de Pierre-
Joséph Proudhon publicado a mediados del siglo XIX: 
La Pornocratie, ou les Femmes dans les temps moderns. 
En un simbólico jardín y a la sombra de un árbol, una 
tentadora está de pie, Circe o Eva, vestida a la moderna 
con sombrero canotier, chapines y medias negras. Igual 
que una domadora de circo, empuña un látigo con el que 
regula y dirige el movimiento de un cerdo que da vueltas 
a lo largo de una vereda elíptica. Un simio, montado 
en una piedra a la vera del camino, justo arriba del 
cerdo, observa el espectáculo. Ambas criaturas tienen 
una larga tradición emblemática: el mono simboliza el 
vicio, mientras que el cerdo representa la voracidad, la 
avidez y la lujuria (apenas devora una bellota y ya se 
afana por tragarse la que sigue). La relación de ambos 
animales con la lascivia, y su ronda perenne en torno 
a la dominatrix, aluden simbólicamente a la esclavitud 
en la carne: un estadio instintivo, de confusión con 
la materia, que provocaba particular recelo en la 
sensibilidad masculina finisecular.”25
25 Vid. Fausto Ramírez, Arte moderno de México. 
Colección Andrés Blaisten. http://www.museoblaisten.
com/v2008/indexESP.asp?myURL=paintingSpanish&num
ID=310
22
Saturnino Herrán, La criolla del reboso, 1916, óleo sobre 
tela, 121 x 112 cm. 
 
 
 
Ángel Zárraga, La mujer y el pelele, 1909, óleo sobre tela, 
175 x 141 cm. 
Ángel Zárraga plasmó con elevada precisión en 
sus lienzos sus certeros conocimientos de la anatomía 
humana y en especial del cuerpo femenino puesto 
que tuvo a su esposa por modelo, quien era una mujer 
deportista, se convirtió también en el primer pintor en 
dibujar a mujeres futbolistas.
Germán Gedovius, Desnudo Barroco, 1920, óleo sobre tela, 
116 x 206 cm
En la producción de Saturnino Herrán, la 
mujer fue mostrada en alegorías, retratos y escenas 
costumbristas. Sus múltiples ocupaciones, vestidos 
típicos, rostros únicos en expresividad, junto a variados 
recursos formales la convierten en auténtico material 
informativo, cuya específica relevancia propicia el 
hilvanamiento de la historia de sus contemporáneas. 
De igual manera a lo largo de su obra, el artista plasma 
a la mujer como visión del bien y del mal, de mujer 
seductora y devoradora. El retrato de la mujer mexicana 
adquiere una nueva dimensión gracias al pincel de este 
autor.
23
grabado, logró crear un emblema femenino por medio 
de sus “catrinas”, que indudablemente fueron mujeres 
de sociedad y que en conjunto con otros elementos, 
plasmó una realidad mexicana que conjuntaba vida y 
muerte pero de igual forma caos y pasión. 
Durante el periodo revolucionario del país de 
inicios del siglo XX, la mujer consiguió caracterizar 
una gran cantidad de papeles en la escena de los temas 
artísticos. Estos roles comprendían el de heroína dentro 
de un contexto de la mujer que estaba presente como 
parte de una tropa ó bien como “soldadera”. El papel de 
“la Adelita”, también logró ser un símbolo de los temas 
de la pintura o fotografía de ese periodo. 
Durante la época del muralismo en México, la 
imagen femenina cobra una nueva forma. En el periodo 
post revolucionario surge un ambiente nacionalista 
con el anhelo por recuperar la identidad mestiza e 
indígena para crear la nueva imagen del país. La imagen 
femenina que forma parte del muralismo, funciona 
como representación de pecados y virtudes. Es plasmada 
como madre y diosa de la fecundidad, pero en algunos 
otros casos como “Flores del mal”27. La mayoría de 
los muralistas retomaron los modelos eurocentristas y 
entre éstos también adquieren algunos de los nuevos 
estereotipos que Gladys Villegas analiza y que son los 
siguientes: Mujer objeto, en el cual el cuerpo de la mujer 
satisface cualquier fantasía o proyección y puede sufrir 
innumerables metamorfosis de tipo objetual. Mujer 
continente, imagen por medio de la cual se representa 
27 VILLEGAS Morales, Gladys, Op.Cit. p. 50
En el otro lado de la balanza, la representación 
del cuerpo femenino plasmado por mujeres pintoras 
siempre se ha dado desde un punto de vista muy 
distinto del de los hombres, no sólo por el cambio de 
mirada que corresponde al género sino también por la 
flexibilidad de análisis del cuerpo como tal. Las mujeres 
mexicanas no tuvieron acceso durante mucho tiempo 
al estudio del cuerpo y su anatomía, y mucho menos 
tuvieron una formación académica ya que por ejemplo 
en la Academia de San Carlos, la cual se estableció 
en 1781, no aceptó que las mujeres ingresaran a sus 
clases. Fue hasta 1841, cuando se les permitió el acceso 
únicamente a la clase de dibujo. Tan solo unas cuantas 
mujeres de sociedad y con posibilidades económicas 
fueron algunas de las privilegiadas en recibir clases con 
maestros particulares. De esto que las mujeres durante 
el siglo XIX se encontraron con la necesidad de echar 
mano de los recursos que tenían a su disponibilidad, de 
tal manera que realizaban autorretratos o bien usaban 
como modelos a sus propios familiares. Por tal motivo 
la representación de los cuerpos femeninos hechos por 
mujeres, generalmente se encontraban dentro de la 
esfera familiar con escenas domésticas.26 Algunas de 
estas pintoras fueron: Josefa Sanromán, Eulalia Lucio, 
Guadalupe Carpio, Julia Escalante, entre otras. 
Por otra parte, José Guadalupe Posada, 
aunque no fue un artista enfocado en la pintura sino al 
26 CUENCA, Laura Patricia, “La transición de temas 
pictóricos de artistas mexicanas del último tercio del siglo 
XIX a principios del XX”, en Imagen y representación de 
las mujeres en la plástica mexicana: Una aproximación a su 
presencia en las artes visuales y populares de 1880 a 1980, 
México, ed. UAEM, 2005. Págs. 175-226. 
24
Diego Rivera, El día de las flores, 1925, óleo sobre tela. 
José Clemente Orozco, Maternidad, 1922-1926, mural del 
Antiguo Colegio de San Ildefonso.
“Tanto el proceso como el movimiento de 
ruptura propiciaron que México ampliara su horizonte 
de imágenes y se liberara de ciertas ataduras que hacían 
que hubiera distancias entre el país que se vivía y el arte 
el cuerpo femenino como metáfora de los accidentes 
geográficos, por ejemplo, la tan recurrida imagen del 
Iztaccihuátl, la mujer dormida. Pin-ups, es uno de los 
estereotipos que más ha marcado la imagen femenina, 
la cual responde a una mujer generalmente rubia 
muy voluptuosa y con muchas curvas.28 Esta última 
categoría corresponde a la imagen de mujer “fatal” que 
se fue desarrollando y ha caracterizado innumerables 
veces a finales del siglo XX, la cual va acompañada de 
distintos roles estereotipados interesados en cuestionar 
al individuo y a su forma de mirar al mundo. 
David Alfaro Siqueiros, La nueva democracia, 
1944, mural del Palacio de Bellas Artes. 
28 VILLEGAS Morales, Gladys, La imagen femenina 
en artistasmexicanas contemporáneas, México, Universi-
dad Veracruzana, 2006. 
25
En la pintura de Orozco, la mujer es representada 
como imagen de la miseria de los más vulnerables de 
una sociedad. Mujeres solas sin sus maridos muertos, 
en luto, prostitutas, y mujeres abusadas. En contraparte, 
presenta imágenes de colegialas, jóvenes mujeres que 
están por emprender la vida.
En la primera mitad del siglo XX, 
indudablemente una de las representaciones femeninas 
más fuerte, es la creada por Frida Kahlo. Su obra se 
determina por la auto exploración interna y utiliza como 
medio el autorretrato para plasmar sus sensaciones y 
pensamientos de dolor a causa de los hechos que vivió. 
“Para Frida su pintura es la posibilidad, el sacar el yo 
íntimo, sus más puras esencias, sus sueños diurnos y 
nocturnos, su obsesión por la muerte y la vivencia de 
su dolor, …”30 La trayectoria y obra de esta pintora, 
contribuyeron innegablemente al inicio de nuevas 
temáticas y representaciones del cuerpo femenino 
realizadas tanto por pintoras como por pintores 
mexicanos. Otras mujeres adquirieron gran importancia 
en la esfera artística mexicana, por ser modelos o fuente 
de inspiración de tantos artistas pues eran mujeres 
que rompían con el imaginario social de la época, por 
no acatar las reglas y llevar un estilo de vida poco 
convencional. Entre ellas figuran Lupe Marín, Dolores 
Olmedo, Antonieta Rivas Mercado, Carmen Mondragón 
(Nahui Ollín), María Izquierdo y María Asúnsolo. 
30 CUENCA, Laura Patricia, Óp. Cit. Pág. 205.
que se producía”. 29
Con las vanguardias, el desnudo femenino, más 
allá de la simple idea de belleza, aparecerá asociado 
al erotismo y la sexualidad, con obras claramente 
sugerentes, abandonando poco a poco la inocencia 
para llegar a una provocación directa y sin trabas, 
relacionándose también con los cambios sociales 
en los que la mujer adquiere mayor libertad social, 
comenzando por sí misma y por su propio cuerpo.
La imagen de la mujer fue empleada 
recurrentemente en el trabajo de los muralistas. Rivera 
pintó a la mujer del pueblo, a la indígena, a la mestiza, 
con inmensa ternura; pero también representada 
con volúmenes sensuales que conjunta lo erótico 
con lo maternal ofreciendo una figura que oscila 
permanentemente entre la pasión y la dulzura, pero 
siempre mostrando el orgullo de la raza mexicana.
Siqueiros utilizo a la mujer como alegoría en sus 
pinturas, en especial a la mujer campesina, por medio 
de la cual muestra imágenes del trabajo, del campo y de 
la revolución entre otras. El uso de la imagen femenina 
desde este periodo se encontraba estrechamente 
relacionada con los acontecimientos sociales en el 
país. Sin embargo, es evidente que aun no mostraba 
la autonomía del cuerpo femenino en sí mismo, sigue 
siendo la mujer como representación iconográfica.
29 GARCÍA Ponce, Juan, “Ruptura: el movimiento”, 
en: Imagen y representación de las mujeres en la plástica 
mexicana: Una aproximación a su presencia en las artes 
visuales y populares de 1880 a 1980, México, UAEMEX, 
2005, p.151. 
26
 
Diego Rivera, Lupe Marín,1938, óleo sobre telas, 171 x 122, 
Museo de Arte Moderno, México, D.F.
 
Autorretrato de Frida Kahlo, “La columna rota”, 1944, óleo 
sobre tela.
Antonio Ruiz “el corzo” , Los Paranoicos o Los 
espiriflauticos, (Antonieta Riva Mercado, Salvador Novo, 
Xavier Villaurrutia, Agustín Lazo, Roberto Montenegro, 
Lupe Marín), 1956.
27
 
Diego Rivera, Dolores Olmedo (La tehuana), 1955, óleo 
sobre tela.
 
Juan Soriano, Lupe Marín, 1962, Óleo sobre tela, 170 x 75 
María Izquierdo, María Asúnsolo, 1941, óleo sobre masonite, 
76 x 60 cm. 
28
centra en la abstracción, la gestualidad y da gran peso 
al imprevisto de las materias, es decir, su punto focal 
va desde las manchas hasta la espontaneidad del gesto. 
Algunos artistas plásticos, que tienen en cuenta la 
temática del cuerpo femenino, entre otros, son:
Lilia Carrillo (D.F., México, 1930-1974), quien 
realiza su obra en el contexto del “cosmopolitismo 
latinoamericano” durante los años cincuenta y sesenta, 
esta pintora es una creadora de un nuevo orden socio-
cultural ya que deja en libertad a la mirada y permite 
reflexionar al observador.31 Se le reconoce ampliamente 
como una de las iniciadoras del informalismo abstracto. 
En sus cuadros está presente un entorno que alude a la 
condición femenina, elementos como figuras humanas, 
úteros o atmósferas amnióticas están presentes. Alberto 
Castro Leñero desde su mirada masculina, genera 
imágenes femeninas de igual manera que Lilia Carrillo 
desde un orden socio-cultural y espacio-temporal. 
La obra de Castro Leñero tiene una liga con la 
pintura de Fernando Leal Audirac (D.F., México, 1958), 
quien a pesar de tener una multiplicidad de temas, se 
encuentra bajo el esquema conceptual de las visiones 
de la era actual. La producción de su obra se encuentra 
dentro de una estructura orgánica y se liga a la reflexión; 
toma como referencia las reglas y parte de ellas para 
poderlas transgredir. Si bien el cuerpo femenino no es 
la temática central de este artista, lo ha representado 
31 HERNÁNDEZ, Gloria, “Lilia Carrillo: Pintora 
feminista de lo abstracto”, México, La Jornada [en línea], 
1999, [consultado 10 de diciembre 2009], disponible en: 
http://www.jornada.unam.mx/1999/01/05/creadoras.htm
Carmen Mondragón (Nahui Ollín), autorretrato, acrílico 
sobre fibracel, 56 x 48 cm.
Dr. Atl Gerardo Murillo, Nahui Ollín, 1921, fresco 
madera,,100 x 100 cm
Posteriormente la pintura mexicana se 
desarrolló mediante una transición de la figuración 
que representaba un realismo social mexicano como 
base de expresión, hacia una pintura más apegada al 
informalismo. Con este rompimiento, la pintura se 
29
 Trini, Katrien Vangheluw, (belga 1962, radicada 
en México desde 1986), pintora que ha trabajado 
arduamente la problemática de la urbe mexicana. “La 
soledad en medio del trajinar y del barullo del entorno 
urbano es uno de los temas recurrentes de Trini, una 
pintora mexicana nacida en Bélgica, que ha hecho suyo 
el tema de la mujer en medio de la gran ciudad. Un hálito 
de angustia exhalan estas pinturas, cuyos espacios se 
constriñen o se expanden como acompasada congoja, 
como lamento, como grito.”33 Esta artista al radicar 
tantos años en México, ya plasma un lenguaje corporal 
nacional, ella es un excelente ejemplo del hecho de la 
adquisición de dicho lenguaje viviendo en determinada 
sociedad en un momento determinado.
 
33 UREÑA, Rib Fernando, “Trini y la pintura urbana 
de hoy”, México, Latin art museum [en línea], 2006, 
[consultado noviembre 2009], en http://www.latinartmu-
seum.com/trini.htm 
en algunas ocasiones, logrando formas fuertes y muy 
expresivas. 
Un artista que no utiliza la pintura como técnica 
de expresión y se enfoca principalmente en la escultura 
es César Martínez (D.F., México, 1962). Es un artista 
de contracorriente, el cual “… practica una crítica 
creadora, de nuestra cultura habla; y su descripción al 
presentar, no juzga.”32 Este artista ha tomado como 
referencia en múltiples ocasiones el cuerpo humano 
para la producción de su obra. En su trabajo señala el 
orden o el caos social mediante una expresión sensible. 
Emplea una gran cantidad de técnicas, tales como 
chocolate, cera, gelatina o látex para crear sus cuerpos. 
César Martínez y Alberto Castro, ambos pintores 
mexicanos interesados en plasmar una visión de los 
cuerpos y su realidad nacional. 
César Martínez, serie. El espesor del presente, 2002, cera, 
Festival Internacional Cervantino.
32 RAMÍREZ, Josué, “En torno a la obra de César 
Martínez”, México, [en línea] , 2008, [consultado diciembre 
2009], disponible en: http://redescolar.ilce.edu.mx/re-
descolar2008/proyectos/acercarte/arte_mexicano_oto09/
artemex10/cesar.htm
30
propios de cada lugar. Si bien es un pintor mexicano, 
ya no plasma ensu totalidad el concepto de la mujer 
mexicana puesto que ha absorbido la imagen corporal 
femenina estadounidense. 
Juan Carlos Manjarrez, Autocensura, óleo sobre tela, 2002, 
150 x 120 cm34
34 MANJARREZ Juan Carlos, página del artista [en 
línea] México, 2006, [consultado diciembre 2009] disponi-
ble en: www.juancarlosmangarrez.com
 
Trini, Serie Luz, 2002, acrílico sobre tela. 
Juan Carlos Manjarrez (Guadalajara, México, 
1970), pintor que gusta de la técnica hiperrealista y 
del gran formato. Su obra abarca representaciones de 
cuerpos humanos y en especial del cuerpo femenino 
en diferentes poses. La visión que este artista plasma, 
se encuentra mezclada entre la imagen del cuerpo 
femenino mexicano y el estadounidense. El nació en 
Guadalajara y posteriormente ha radicado en Estados 
Unidos, hecho que lleva a una hibridación de la imagen 
femenina y su cuerpo. Este es un claro ejemplo de cómo 
dependiendo de cada sociedad, se crean imágenes de 
los cuerpos que van en relación a los usos y costumbres 
31
comprobarlo basta tan solo con cerrar los ojos y levantar 
la tela sutil del mar para percibir a una mujer con su 
olor, aroma y humor a sal, sol, amor y soledad.]…[por 
ello el cuerpo en Raúl Torres es también una caja de 
resonancias eróticas, de sensualidades, de sensaciones 
lúdicas, de placer y provocaciones, de reflexión y de 
duda. Se dan tantos sentimientos y convergen tantas 
sensaciones en las señoras y señoritas de Torres.]”35 
Raúl Torres Aguilar, al igual que Alberto 
Castro Leñero, emplea el cuerpo femenino para 
transmitir sensaciones. Ambos artistas plásticos son 
contemporáneos y sus trabajos se encuentran en líneas 
paralelas. Si bien Alberto nació y ha trabajado en la 
Ciudad de México, Raúl Torres, nos muestra su versión 
del cuerpo femenino fuera de la urbe mexicana, bajo un 
contexto de la sociedad del norte del país puesto que 
la mayor parte de su obra la ha producido en Culiacán, 
Sinaloa. El lenguaje de ambos artistas es distinto 
aun manejando la misma temática. Cada uno se ha 
enfocado en aspectos distintivos del cuerpo de la mujer, 
observándolo y estudiándolo para así plasmarlo en sus 
obras.
35 KIJANO, “El artista del desnudo”, página de 
Raúl Torres Aguilar, [en línea], Culiacán Rosales Sinaloa, 
México, 2004, [consultado enero 2010], disponible en http://
raultorresaguilar.blogspot.com/
Juan Carlos Manjarrez, La espera, óleo sobre tela, 
2004, 190 x 190 cm.
Raúl Torres Aguilar, (Guadalajara, México, 
1953), El cuerpo femenino para este artista es parte focal 
de su obra. “[Cuerpos de mujeres vivas y palpitantes 
como nuestros deseos, cuerpos que son casas y cajas 
para habitar, para protegernos y salvaguardarnos en 
nuestra casa mayor, la tierra, la mujer los redondeles 
de sus formas y sus hemisferios no los obsequia Raúl 
Torres como la prolongación de la naturaleza, pero 
también como el complemento inevitable y último de 
nosotros mismos. El cuerpo femenino visto de esta 
manera deviene síntesis, resumen preciso y perfecto 
del mundo natural que nos rodea. Así por magia o por 
voluntad del artista cada cuerpo y todos los cuerpos 
son a la vez y de manera aislada la representación 
simbólica y a veces real de la naturaleza y de su paisaje: 
ríos, valles, montañas, bosques, mares y desiertos. Para 
32
 
Raúl Torres A., desnudo femenino, 2007, óleo sobre tela, 70 
x 110 cm
 
Raul Torres A.,en espera, 2007,óleo sobre lienzo 35 x 70 cm
 
Raúl Torres A., desnudo bajo la Luz, 2007, 70 x 35 cm 
Raúl Torres Aguilar, Serie desnudos parte I, óleo sobre tela. 
33
y texto de cultura.”36 A finales de los años setenta, el 
debate entre figurativos y abstractos se basó en la 
alternancia. Los abstraccionistas representaron una 
figura de progresistas adversa a la hegemónica plástica 
nacionalista. El posmodernismo se implantó con fuerza 
durante los años 80 y posteriormente diversas vertientes 
se desplegaron en los años 90 del siglo pasado. 
El arte actual en México cada día emplea más y 
nuevas técnicas, abarca mayor cantidad de temáticas para 
entender el espacio y tiempo contemporáneos del país. 
“El arte mexicano auténtico no se articula en las áreas 
institucionales y de consumo; Se produce en la misma 
trama de la vida: En las calles, en sus espectáculos, en 
su estructura mental”37 Los artistas actuales viven una 
realidad nacional en la que el país está inmerso en 
una crisis económica, diversos problemas políticos y 
sociales, corrupción, e inseguridad. Dependiendo de 
la región del país se acentúan algunos temas, Tijuana 
con la migración hacia Estados Unidos, Chihuahua con 
las mujeres asesinadas de Juárez, diversas regiones 
con fuertes problemáticas de narcotráfico, entre otros. 
Sin embargo es importante mencionar que el arte 
también se encuentra dentro del contexto del país donde 
existe una infinidad de cosas, lugares y momentos 
agradables y enriquecedores al ser humano como son 
sus maravillosas tradiciones, cultura, sorprendentes 
36 BORDO, Susan, “The body and the Reproduc-
tion of Feminity” en Katie Conboy, Nadia Medina y Sarah 
Standbury, edits. Writing on the body. Female Embodiment 
and Feminist Theory, New York, EUA, Columbia Univer-
sity Press, 1997, pág. 90. 
37 ALMELA, Ramón “¿ARCO’ 05 Malinchista? Arte 
mexicano y renovación.” , Criticarte [en línea], México, 
2005, [consultado enero 2010, www.criticarte.com]
Raúl Torres Aguilar, Serie desnudos parte II, óleo sobre tela.
Los artistas contemporáneos mexicanos se 
forman en un contexto social determinado en el cual 
producen y se convierten en operadores de la cultura. 
Los artistas están al tanto de los acontecimientos del 
país y del mundo actual, de tal manera que realizan sus 
propuestas con conocimiento de causa. El estudio del 
cuerpo y en particular el femenino, toma nuevos rumbos 
y empieza a ser cada vez más enfocado a un reflejo de la 
sociedad y tiempo de cada artista. “El cuerpo de la mujer 
es interpretado por los feminismos como un campo 
político disciplinado por inscripciones de subalternidad, 
complementariedad y objetivación a partir de complejos 
procesos sociales que lo identifican a la vez como medio 
34
regiones, y todo lo bello que envuelve al país. Por lo 
tanto la realidad nacional es una combinación tanto de 
aspectos negativos como positivos, y ambos forman la 
esfera del artista actual mexicano. 
35
CAPÍTULO III
Obra de Alberto Castro Leñero
La obra de Alberto Castro Leñero, es 
multidisciplinaria, ya que el artista se ha desempeñado 
en una gran diversidad de técnicas. Es un gran 
dibujante que se expresa en ilustraciones, en pintura, 
escultura y hasta ha incursionado en algunas ocasiones 
en escenografía y cine. Alberto es un artista que ha 
tenido constancia a lo largo de su trayectoria pero que 
siempre ha gustado, al igual que otros artistas de su 
generación, de experimentar en sus formas y formatos, 
por medio de las cuales sus figuras presentan una fuerza 
portentosa. Se le ha clasificado en repetidas ocasiones 
dentro de la neofiguración abstracta, movimiento que 
surgió entre los años 50’s y 60’s y que se caracteriza 
por una recuperación de la pintura figurativa frente 
la abstracción, aunque los pintores tratan de manera 
informal el tema. Algunas de las características de este 
movimiento son: Recuperación de la representación 
icónica y pictórica del formalismo; carácter de crítica 
y denuncia; simbolismo extraído de las experiencias 
de la vida real, de la historia y del sustrato ideológico; 
iconografía de formas orgánicas surrealistas; predominio 
de la representación de la figura humana generalmente 
aislada por el espacio que la rodea formando parte de 
un todo que compone la prolongación de dicha figura; 
se define por composiciones caóticas; cromatismos 
intensos; pinceladas amplias y diferentes grados de 
iconicidad. 
36
Ha trabajado recurrentemente con el desnudo del cuerpo

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