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UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. INDICE INTRODUCCIÓN 1-2 CAPÍTULO I 3 Revisión de la condición actual de la mujer y su cuerpo en la urbe mexicana 3 La función del cuerpo en la sociedad 8 El lenguaje corporal 14 CAPÍTULO II 16 Revisión del cuerpo femenino como elemento en algunas etapas de la pintura mexicana. 16 CAPÍTULO III 35 Obra de Alberto Castro Leñero 35 CÍRCULO ROJO 53 CONCLUSIONES 60 ANEXO 63 Entrevista con Alberto Castro Leñero 63 BIBLIOGRAFÍA 70 HEMEROGRAFÍA 71 REFERENCIAS ELECTRÓNICAS 71 1 contemporáneos mexicanos que también trabajan con la figura femenina, puesto que la obra de Alberto Castro es realizada mediante un tratamiento distinto y no considero oportuno el hecho de comparar sino más bien resaltar los atributos y diferencias en su obra. Esta investigación pretende tener una visión de los elementos que han conformado la obra de Alberto Castro Leñero, y que poco a poco han construido su maravilloso lenguaje. Para poder entender la conjunción de dichos elementos es necesario conocer de donde provienen y qué significado cobran en el contexto preciso de la Ciudad de México, para después ser reinterpretados por el artista. El valor del trabajo de este artista radica en la manera tan original en la que logra configurar sus temas a partir de una fusión de figuraciones y abstracciones en un todo. Su originalidad parte desde sus formatos, sus temas y composiciones. Su obra sobresale, por mucho, de las convenciones, y transporta de esta manera su trabajo a un punto de distinción y trascendencia. Sin duda, Alberto Castro ha plasmado su sello característico en su obra haciéndola inconfundible. En un momento actual, en el cual la vida citadina se da con tanta velocidad y todo parece ser efímero, el artista sabe como rescatar algunos elementos naturales que al parecer los habitantes de la urbe hemos olvidado. Su obra conduce a una reflexión de lo natural inmerso en lo artificial, en este caso, cómo convive el cuerpo humano en una artificialidad creada por el hombre mismo. Esto sin ser nuevo, ya que el ser humano ha dejado atrás, desde INTRODUCCIÓN El lenguaje en la pintura de Alberto Castro Leñero, es una dimensión que se ha incubado a lo largo de los años en su producción plástica. Se ha creado bajo una constante observación del entorno en un ambiente específico que es el de la Ciudad de México. En su obra, el cuerpo femenino siempre ha sido un tema constante y focal, razón por la cual en los años de su trayectoria y elaboración de su trabajo, ha creado un lenguaje propio muy particular en torno a este tema. Lo ha desmenuzado poco a poco para entenderlo y para comprender el lugar en el que vive, para así poderlo situar en su propia realidad plástica. Es de gran interés hacer un análisis de la obra de este artista ya que representa los cuerpos de una manera poco tradicional, adaptándolos a su estilo propio, brindando de esta manera una nueva visión que él mismo traduce en sus pinturas y esculturas. La obra plástica de Alberto Castro Leñero es un magnifico ejemplo para analizar el tema del cuerpo femenino en la urbe mexicana ya que es un artista mexicano de nacimiento pero también mexicano en cuanto al enfoque de su trabajo; no me refiero a que plasme imaginarios mexicanos, sino que va más allá de ellos hacia una profunda y pura observación de los cuerpos y las emociones que proyectan dentro de un contexto mexicano. La intención de este trabajo no es realizar un análisis comparativo con la obra de otros artistas 2 hace mucho tiempo, su convivencia frente a frente con la naturaleza. Sin embargo, lo importante en su obra, es conocer la relevancia de la relación entre el lenguaje corporal de los individuos en un entorno sintético, tratando de rescatar la originalidad orgánica de la que provienen. El cuerpo de la mujer, como sabemos, es un tema muy recurrente en el Arte, sin embargo el punto de distinción se subraya en la forma en la que es abordado. En la obra de Alberto Castro, los cuerpos femeninos son tema central, son estudiados minuciosamente bajo una paciente y larga observación de sus formas y comportamientos. Para el artista, el cuerpo femenino es el modelo armónico y dinámico de la naturaleza pero que, además, constituye una forma que tiene una estructura envolvente y se completa por ella misma. Por lo tanto, plasmar un lenguaje corporal femenino en su obra conlleva a la representación de las emociones que son proyectadas por las mujeres que viven en esta urbe. 3 CAPÍTULO I Revisión de la condición actual de la mujer y su cuerpo en la urbe mexicana En la actualidad la condición de la mujer mexicana urbana en específico, conlleva el desempeño de una gran cantidad de funciones sociales. Para efectos de esta investigación al utilizar el término de mujer urbana o citadina, se hace referencia a la mujer que habita en el Distrito Federal y zona metropolitana. Hablar de mujer urbana remite a un grupo definido ya que no es lo mismo hablar de la mujer indígena o de la mujer campesina. La mujer urbana se encuentra sometida en general a responsabilidades diferentes en las esferas familiares, laborales, académicas, etc. En el momento actual la mujer se ubica en un punto de gran libertad e igualdad social en referencia a las funciones de su género comparando con décadas anteriores. Pero asimismo está sometida a la constante presión social e inmersa en la continua observación pública, es decir, en un grado mucho menor es puesta bajo la lente, pero aún está relegada y sufre de discriminación o desigualdad en diferentes ámbitos. La mujer de la ciudad generalmente cumple una doble jornada laboral y ambas son de una gran importancia; por un lado cumple con el trabajo profesional y por otro con el trabajo doméstico. Aunque los roles correspondientes a cada sexo se han ido modificando, hoy en día la mayor carga de las labores del hogar aún se le asignan a la mujer. 4 pero intelectualmente tiene absolutamente las mismas capacidades que el hombre. “A la mujercita será importante cuidarla, porque parte de su educación contempla adiestrarla en la conservación de su virginidad que, todavía dentro de la sociedad mexicana, es considerada como patrón de conducta y sello de garantía para cuando llegue al matrimonio. Porque a la mujer, dentro de nuestra educación, se le condiciona precisamente para el matrimonio.”2 La mujer citadina (y no con esto quiero decir que el resto de las mujeres mexicanas no estén intentando cambiar, pero el proceso de transformación se da de diferente manera), se ha esforzado por modificar esta imagen. Las mujeres a todo lo largo del país en diferente medida buscan su reconocimiento, por ejemplo “La mujer quintanarroense de hoy no desea usurpar el lugar del hombre; sólo demanda la oportunidad de probarse como individuo en cualquier área que ella escoja y el reconocimiento al lograr sus objetivos”3 . Un estudio realizado en Cajeme, Sonora, demuestra que la mujer de esa región se ha incorporado a las actividades productivas para ayudar a los gastos familiares ya sea en su condición de soltera o casada.4 Cabe aclarar que la presenteinvestigación se delimita al DF y zona metropolitana con la finalidad de poder entender de una mejor manera cómo es la 2 ÁLVAREZ, Griselda, “La educación y la cultura en la mujer” en La condición de la mujer mexicana, tomo I, Memoria del II Seminario Nacional de la Federación Mexi- cana de Universitarias, México, UNAM, 1992, pág. 20 3 PÉREZ Gordillo, Celia, et. Al., tomo I. pág. 376 “La condición de la mujer mexicana en el estado de Quin- tana Roo” en La condición de la mujer mexicana. 4 CAMARENA Castellanos, Concepción, “El papel social de la mujer en Cajeme, Sonora”, óp. Cit. Asimismo la fecundidad de las mujeres citadinas y áreas metropolitanas ha disminuido considerablemente en los últimos años.1 Esto se debe a que el pensamiento y los objetivos de la mujer han cambiado, ya no tiene el tiempo adecuado para cuidar a muchos hijos y se ha concientizado en el uso de preservativos. Sin embargo, la responsabilidad para cuidar a los hijos en México, sigue recayendo en ella y esto no sólo se presenta de forma cultural sino que también legalmente está estipulado. Por ejemplo, por ley, la mujer trabajadora es la que tiene el derecho de uso de guarderías para sus hijos y no así el hombre. En muchos otros casos las mujeres citadinas pueden ser completamente independientes (las que cuentan con un trabajo estable que les permite lograr su autonomía financiera), un gran número de mujeres ya no desean realizar ningún tipo de unión y no tienen más como finalidad última el matrimonio, de tal manera que una gran parte de ellas le da prioridad a su desarrollo profesional. En cuanto al aspecto laboral, el rol femenino para la economía de la ciudad, también tiene un gran peso ya que año con año aumenta su participación en todos los sectores y esto gracias a que igualmente existe un incremento considerable en su preparación académica. La mujer en México aún es vista, aunque en menor grado, como el género débil. Físicamente es posible que la mujer tenga menor fuerza muscular, 1 PEDRERO Nieto, Mercedes, Cinco dimensiones sobre la situación de la mujer mexicana: legal, política, bienestar, trabajo y fecundidad., Aportes de investigación /56, Cuernavaca, Centro Regional de Investigaciones Multi- disciplinarias, UNAM, 1992. 5 que vivir con horarios específicos y ajustados. Al igual que el hombre, sale de su hogar para ir a trabajar, ir a estudiar, llevar a sus hijos a la escuela, entre otras actividades. Una mujer urbana al salir de su casa se enfrenta al mismo tipo de riesgos que cualquier varón pero además se le tiene que sumar la presión que el hombre ejerce sobre ella. Corre el riesgo de sufrir imprevistos como en el caso de accidentes de transito o laborales, está expuesta a la delincuencia que empapa a la ciudad, pero también está sometida a riesgos de ultraje de su cuerpo. Al salir a la calle se puede encontrar con comentarios halagadores u ofensivos, pero claro está que dichos comentarios no fueron propiciados por ella. Esto mismo lleva a su forma de vestir pues una mujer que posee un auto se aísla del uso del transporte público y tiene mayor oportunidad en la variedad de su vestimenta como puede ser el portar una falda ya que no es propensa a recibir alguno de dichos comentarios, de igual manera tiene mayor libertad en sus movimientos y en su forma de desplazarse hacia sus múltiples actividades diarias. Sin embargo para una mujer que tiene que emplear el transporte público no es sencillo el uso de vestimentas que dejen muy al descubierto su cuerpo, pues eso puede provocar miradas incomodas, comentarios no agradables así como impedir su rápida movilidad. Es por eso que la mayoría de las mujeres en la ciudad, optan por usar pantalones y ropa que ofrezca comodidad y que no exhiba demasiado su cuerpo para “no provocar tentaciones”. construcción del lenguaje corporal en una determinada zona geográfica. Aunque en todo el país se comparta un lenguaje general, existe una diferencia propia de la región en la que habita un cierto individuo. La mujer urbana ha ido modificando la idea misma de ser mujer. No lo hace tan sólo de forma consciente, pero su estilo de vida la presiona a renovar los patrones previamente establecidos. Ha logrado superar limitaciones y se ha proyectado fuera del hogar en nuevos ámbitos de su elección. Aun para las mujeres citadinas que son amas de casa, también ha cambiado su rol dentro de la familia, pues su punto de vista se ha vuelto más decisivo en las disposiciones familiares y asimismo ha adquirido más derechos y libertades. Las mujeres de casa no esperan más que el marido les lleve al hogar todo lo que necesitan, ahora existe una mayor autonomía en que ellas mismas salen para realizar sus compras, llevan a sus hijos a la escuela, y se encuentran confrontadas a la realidad de la ciudad. Aún cuando no pertenezcan al sector laboral o académico, las amas de casa también adoptan el lenguaje corporal de la mujer urbana y son igualmente propensas a ser influenciadas por los estereotipos pseudo femeninos que las rodean. Salen a las calles y ven toda la publicidad que las inunda, conviven a diario con otras mujeres de todos los sectores y, claro está, que uno de los principales entretenimientos a los cuales recurren es la televisión, que es la gran difusora de estereotipos. La mujer citadina día tras día vive una rutina de presión y de stress característica de la ciudad, tiene 6 su cuerpo de una forma escultural. Es por eso que al no contar con el tiempo necesario, el espacio o los recursos económicos para estar en un gimnasio, un gran número de mujeres opta por seguir otro tipo de opciones, entre otras llevar rigurosas dietas que las harán estar más cerca de ese “anhelado” estereotipo de belleza que las bombardea a cada momento. En muchos casos el cuerpo de la mujer citadina no es el más saludable de todos ya que está sometido a fuertes dosis de stress, vive en un entorno contaminado, no siempre es bien alimentado y tampoco se le da el tiempo de reposo adecuado. Cada vez hay menos tiempo para preparar comida saludable y llevar un buen balance alimenticio además de la gran influencia que tiene la publicidad para promover comida chatarra y productos light que supuestamente brindan grandes beneficios en cortos periodos de tiempo. Tampoco es un cuerpo Además de este tipo de represión física, la mujer citadina también tiene que vivir con la opresión del estereotipo de belleza que se le implanta en la publicidad y en los medios masivos. Debe de seguir un modelo que no concuerda con ella pero que debe de intentar imitar a pesar de todo para recibir la aceptación de su pareja, lucir bien para ir a trabajar o simplemente verse bien ante otras mujeres. Dentro de la ocupada rutina diaria de la mujer, es difícil encontrar el momento adecuado para ejercitar específicamente su cuerpo, es decir, imponerle una actividad física más a lo largo del día. No es suficiente con las distancias que camina para dejar a sus hijos en el colegio, o quizá las escaleras que sube para llegar a su oficina, los largos ratos en que tiene que estar de pie mientras espera su turno en la fila del banco, o la cansada tarea de ir al mercado. Todas estas actividades no logran ser suficientes para moldear 7 de acuerdo a su ritmo de vida, a su zona geográfica y a su contexto social. La mujer debe de seguir consciente e inconscientemente ciertas posturas dependiendo del lugar y del momento en el que se encuentre. Debe de adecuar su lenguaje corporal para cada uno de los ámbitos en los que se tenga que desarrollar como es el profesional, el familiar, el íntimo, el de amigos, etc. La imagen de la mujer aún cuenta con roles y status específicos y su lenguaje corporal debe de ir de acuerdo con éste para caracterizar su identidad. Además, es necesario tener presenteque existen ciertas pautas culturales que clasifican simbólicamente a la mujer y que la diferencian del hombre, tales como, la vestimenta, el maquillaje, los accesorios, el calzado, los roles sociales, las funciones, entre otros. En el México actual la mediatización de un cuerpo femenino escultural es muy amplia. Esta idea afecta desde temprana edad a las niñas, adolescentes, mujeres adultas y mujeres mayores. Es una imagen que las persigue a lo largo de toda su vida. La imagen del cuerpo femenino en la Ciudad de México responde a una mezcla de las condiciones socio-culturales, pero no hay que olvidar que está presente una gran influencia de los medios masivos de comunicación, y existe una tendencia a adoptar patrones de otras sociedades, a partir de lo cual se produce una hibridación. “Al parecer en la imagen corporal también se incorporan significados que han ido integrándose a lo largo del tiempo de diversos orígenes. Esto no resulta incomprensible dado que es la práctica, las formas de hacer que determina en último que esté sometido a rigurosas rutinas deportivas para ser esculpido. Pero la mujer que esta bajo la influencia de la publicidad, siempre tiene presente el deseo de la felicidad a través de su cuerpo ya que le son vendidas falsas ideas por medio de las imágenes del cuerpo femenino en la publicidad. El no alcanzar ese objetivo falso la puede llevar a la frustración, la infelicidad, la baja autoestima, las enfermedades e incluso la muerte. La mujer enfrenta continuamente la imagen de su cuerpo con la imagen mediatizada que la rodea y que además continuamente está cambiando, por ejemplo, no olvidemos que los modelos de cuerpos sumamente delgados, por no decir esqueléticos, que tanto estaban de moda en los años 90 e inicios del siglo XXI, ahora están siendo desterrados de su reino ideal de belleza por las múltiples muertes que han causado por los famosos trastornos alimenticios y empieza a ser remplazados por cuerpos más “saludables” y más rellenos. Como ejemplo de esto son las nuevas campañas internacionales anti anorexia y anti talla cero que se han propagado por doquier, ya no son fácilmente aceptadas las modelos demasiado delgadas, en cambio ahora empiezan a tener como requisito el tener cierto peso conforme a su complexión para ser imagen pública. Tal es el caso de la campaña anti anorexia que fue promovida en Italia por el fotógrafo Oliviero Toscani durante el 2007, en la cual se mostraba el cuerpo esquelético de la modelo recientemente fallecida (enero 2011) Isabelle Caro. Sin embargo a pesar de los cánones de belleza cumplidos o no, el cuerpo de la mujer urbana mexicana tiene un lenguaje muy peculiar. Es un lenguaje que va 8 la ambigüedad para destacar en el cuerpo la esencia, la función y el lugar de las personas”.6 Las sociedades han creado sus propios patrones de cuerpo, y cada uno se adapta a sus necesidades. El doctor en antropología José Carlos Aguado, propone que los sectores populares por necesidades de adaptabilidad, incluyen con mayor facilidad elementos ajenos a su concepción, proporcionándoles un re significado. Sin embargo, el sector hegemónico de la población suele mantener sus referentes como únicos y asimismo muestra tendencia a la oposición frente a otras concepciones. Precisamente estas observaciones son las que Alberto Castro Leñero traduce a su obra mediante una representación y abstracción de los movimientos y cambios de los cuerpos femeninos que están inmersos en la urbe. Juega con estos modelos, sus ritmos y volúmenes para convertirlos en parte fundamental de su pintura, y de esta manera lograr una captura de sentimientos y formas de la mujer, encuadrada en su cuerpo pero al mismo tiempo parte de un todo. La función del cuerpo en la sociedad La urbe mexicana se encuentra inscrita dentro del contexto de las sociedades occidentales en donde el sentido y la función del cuerpo han cambiado. El cuerpo ya no conserva los mismos propósitos y cada vez se aleja más de éstos para transformarse en tan sólo 6 PEDRAZA, Zandra, Cuerpo e investigación social, Depto. de Antropología, Universidad de los Andes, Memori- as del congreso de Alteridad de la Universidad de Colombia, 2003, Pág. 11 término la experiencia”5. El anhelo de cumplir con el modelo impuesto, propicia que las mujeres que disponen de las medidas económicas posibles, o aun aquellas que no las tienen, se esfuercen por guardar una pequeña proporción de su economía, y en menor o mayor grado se sometan desde rigurosas rutinas gimnásticas, a estrictas pero peligrosas dietas e incluso pueden llegar a la transformación de su cuerpo mediante cirugías. El cuerpo es visto como un sistema de control y pasa a ser tan solo un objeto que debe de ser transformado y disciplinado para cumplir sus aspiraciones. Se convierte en una instancia de autodominio para el individuo, es decir que la mujer no es su cuerpo en sí, sino que tan solo lo posee como un objeto valioso. Su cuerpo ya no es más un reflejo puro de ella, sino que muda su apariencia en lo que quiere ser. En la vida contemporánea el cuerpo de la mujer se ha convertido, en gran medida, en el resultado de las campañas de productos cosméticos, tratamientos y cuidados estéticos como los de los famosos spas, productos bajos en calorías, compañías de ropa que promueven estereotipos de belleza a través de sus modelos, etc., que sin lugar a duda enriquecen a un sinfín de compañías e industrias. Cuerpo, individuo y sociedad, se integran en uno solo y cobran a cada momento más fuerza. “Tal potencia proviene de habérsele otorgado al cuerpo la capacidad de ordenar fáctica y simbólicamente la sociedad moderna mediante un proceso que establece categorías y apunta a eliminar 5 AGUADO Vázquez, José Carlos, Cuerpo humano, ideología e imagen corporal en el México contemporáneo, Tesis [Doctorado en Antropología Física] México, D.F., UNAM, 1998, p. 245 9 Independientemente del lugar de origen de una persona, este individuo a lo largo de toda su vida va a adquirir los rasgos característicos de la sociedad en la que se desarrolle y los va a ir asimilando conforme éstos mismos evolucionen. De lo anterior se desprende que un sujeto presente el mismo lenguaje corporal que la colectividad en la que vive. Dicho lenguaje tiene poco de natural ya que es más aprendido y absorbido por el individuo, esto conduce a que el lenguaje corporal femenino de las representantes de la urbe mexicana se ha ido transformando al ritmo de los mismos cambios que sufre la ciudad. El lenguaje corporal actual de las mujeres de varios sectores responde a las necesidades que le demanda la urbe; el hecho de tener que interactuar en diferentes ámbitos amplía enormemente dicho repertorio. La urbe mexicana y en específico la Ciudad de México, es un lugar donde el ritmo de vida es muy rápido. Los ciudadanos están sometidos a una rutina que tienen que seguir día a día sin tener muchas opciones para modificarla. Es un territorio de una gran amplitud en su superficie y con una gran densidad de población, esto lo hace difícil para ser recorrido en su totalidad a diario por una persona común. Si se le agregan los factores del tan cargado tránsito automovilístico, y el poco tiempo disponible con el cual cuentan las personas, se limita considerablemente la zona de movimiento de cada individuo. Sin embargo, es un lugar que brinda una gran variedad de actividades y posibilidad de contacto con múltiples conocimientos. Esto propicia un objeto. La tarea tanto del cuerpo femenino como del masculino se encuentra en transición, pero sin lugar a duda la función del cuerpo femenino es el que sufre más cambios y a mayor velocidad. Si retomamos una definición de cuerpo según Platón, éste puede tener dos significados. Uno es “soma”, que lo relacionacon ser el “acarreador o custodio” del alma, desde el punto de vista de las creencias órficas. El segundo es “seema” el cual presupone que el cuerpo es el medio de expresión del alma misma. 7 En el cuerpo femenino actual existe una distorsión del “soma”, que no es más auténtico ni natural ya que trata de imitar otros cuerpos mejorados para su aceptación, alejando de éstos el concepto de “seema” ya que no permiten un verdadero reflejo del alma de la mujer. La individualidad se ve bloqueada para tan solo pasar hacia una representación de modelos pre dispuestos. El cuerpo admite ser la muestra física del ser humano y por medio del cual expresa su identidad. Para el sociólogo David Le Breton, la existencia misma del ser humano en primer término es corporal y a partir del cuerpo es que se crean y se difunden las significaciones que construyen los cimientos de la existencia individual y colectiva.8 Dependiendo de la zona geográfica, los contextos culturales y sociales dentro de los que se encuentre inserto el cuerpo, es la manera cómo va a adoptar su propio lenguaje y se va a relacionar con el mundo y la realidad que lo rodea. 7 Cf. RAMFIS, Ayús, “El devenir del discurso. Glo- sas para una interpretación del Cratilo.”, Fuentes Humanísticas, año 12, núm. 23, 2do. Semestre, México, UAM Azcapotzalco, 2001, p. 97. 8 LE BRETON, David, La sociología del cuerpo, 1ª ed. Buenos Aires, Argentina, Ed. Nueva Visión, 2002. 10 La mirada es un punto determinante de análisis, pero no nos referimos al proceso biológico de la vista, sino que va a otro nivel. Dentro del psicoanálisis, la mirada para Freud es la pulsión de ver y corresponde a “un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma”.9 La mirada es por lo tanto, la forma en la que se advierte algo e implica forzosamente la existencia de un objeto o persona que cautive al ser que observa. El objeto en cuestión aquí es el cuerpo mismo. Puede ser hacia lo antitético o hacia el mismo género. En este caso se remite a la pulsión del trastorno hacia lo contrario que lleva a la acción de mirar y no a la de ser mirado. Si fuera el caso de una mujer pintora que produce imágenes de cuerpos femeninos, sí correspondería a ambas miradas pues ella es observada por el opuesto pero al mismo tiempo también mira a otras mujeres y hacia sí misma. Pero en éste caso se lleva la mirada activa hacia la pasividad de ser “mirado”. En las imágenes de cuerpos femeninos de Alberto Castro Leñero existe un saber oculto de la feminidad y el artista lo plasma sin estar consciente que se disimula su propia mirada y se entremezcla con el imaginario de la mujer. En éste caso práctico es una mirada antitética referida del pintor masculino hacía el cuerpo femenino. En este punto es necesario precisar lo que es 9 FREUD, Sigmund, “Pulsiones y Destinos de Pulsión”, (1915), en Obras Completas. Volumen XIV - Trabajos sobre metapsicología, y otras obras (1914-1916), «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico». Buenos Aires/Madrid, Ed. Amorrortu Editores, 1979. que el lenguaje corporal sea muy maleable y con una asimilación rápida. El análisis de la presente investigación sobre el lenguaje corporal femenino en la pintura de Alberto Castro Leñero conduce al estudio de la interpretación que hace el pintor de la mujer citadina. El artista ha crecido y vivido en la Ciudad de México y, por lo tanto, está empapado del entorno urbano y convive de forma directa con la ciudad. El pintor forma parte del entorno y se ha convertido en un experto observador que conoce y siente el cuerpo femenino inmerso en las condiciones sociales de esta metrópoli. Consecuentemente, ha sentido, presenciado y analizado de manera directa e indirecta, los cambios que ha sufrido la condición de la mujer citadina en diferentes ámbitos. Sus representaciones conducen hacia una visión artística no tan sólo del sexo opuesto, sino que trasladan hacia un enfoque global del cuerpo femenino. Para el artista el cuerpo es ya el fundamento de su obra, y la figura femenina presenta una estructura envolvente que se auto completa en forma y técnica. A lo largo de todo su trabajo, ha manejado constantemente los temas de la ciudad y el de la mujer, por lo que es interesante estudiar lo referente a la fusión de éstos argumentos. Los cuerpos femeninos que representa el artista no son, claro está, una identificación directa, son ante todo una interpretación de su propia mirada, ya que no corresponden a la misma voz de las mujeres, pero siguen hacia una traducción de la mirada de un hombre artista hacia el cuerpo de la mujer. 11 El cuerpo entonces, complementa la comunicación pero también puede comunicar por sí mismo, convirtiéndose en un elemento primordial de la comunicación social. Cuando un sujeto pertenece a una urbanidad, automáticamente él mismo y su identidad se encuentran subordinados a la comunidad. Una vez que el “actor”, como es llamado el ser humano por los sociólogos, se encuentra en una comunidad formando parte de ella y ya no puede escapar de las condiciones físicas que se le imputan, vive rodeado de los estereotipos, modos, signos, etc. Y a lo largo de su vida los va absorbiendo de diferentes formas hasta el punto que se vuelve inherente a él. Por ejemplo, si se inserta a una mujer extranjera de cualquier otra cultura occidental, sin importar su apariencia física, en la urbe mexicana y vive por algunos años ahí, poco a poco empezaría a adoptar las formas y el lenguaje corporal propio de la ciudad y lo mezclaría con el que ya tiene adquirido. Entre más tiempo permaneciera inserta, más se podría parecer a una mujer mexicana citadina y con el transcurso de los años, si no regresara a su lugar de origen, existiría una falta parcial o total de identificación con su sitio natal, ya que no habría un proceso de actualización de su lenguaje corporal. El lenguaje corpóreo es algo que definitivamente no es nato y que sin embargo sí es algo que se aprende con el tiempo, pues es un patrón que se vuelve “congénito” al aspecto físico, a sus hábitos y en un grado máximo de asimilación se convierte en parte intrínseca de su personalidad. la función del cuerpo dentro de la teoría social actual y su representación. La definición básica de cuerpo que sustento es el “Conjunto de los sistemas orgánicos que constituyen un ser vivo.”10 Dicha descripción conduce a la forma biológica del cuerpo que integra la composición física y tangible del organismo. Pero el cuerpo nunca se ha limitado tan solo a la función de contendor orgánico. Es el eje de la imagen que un sujeto tiene de sí mismo y por medio del cual se expresan sensaciones, deseos, temores, etc. El cuerpo es el lugar primero de la individualidad, pero al estar inscrito en un grupo o comunidad se convierte en un lugar de inclusión y automáticamente cobra diversas funciones ya que es completamente un hecho cultural. Es ante todo un portador de símbolos sociales y al hacer una representación de éste, se le debe de tomar en consideración la intencionalidad con la que fue producida y cómo es que dicha representación está inmersa en una serie de códigos en los que se inscribe. El cuerpo, por sí solo, ya es un mensaje, por lo tanto, al crear imágenes a partir de su complejidad lleva a un segundo nivel de significados. El cuerpo funciona como un operador lingüístico que forma parte de un registro discursivo y que conduce hacia algo que puede ser leído por medio de él.11 El cuerpo en este punto se convierte en una unidad lingüística que sirve como guía para dirigir el discurso comunicativo por medio de sus inferencias. 10 Diccionario de la lengua española, vigésima segunda edición. [Versión electrónica]consultado el: 5 de marzo del 2008 disponible en: http://buscon.rae.es/draeI/ SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=ámbito 11 BERTHELOT, Jean Michel, “The body as a discursive operator: On the Aporias of a Sociology of the body”, Body & Society, London, v.1, n.1 March 1995. 12 cuerpo”.12 Al estudiar tanto las prácticas y su relación con las experiencias corporales, se vislumbra el momento en el que “hablan” y muestran sus múltiples discursos, tales como los discursos éticos, morales y de uso común. “Y es a partir de los recursos retóricos y semánticos que caracterizan a estos discursos como es posible identificar los ideales y las aprensiones que perfilan un sistema de representación social del cuerpo, así como los órdenes sociales que se instauran y se hacen legibles y transmisibles en las prácticas corporales”.13 Varios sociólogos por igual han asignado al cuerpo una función de operador lingüístico. “Del cuerpo nacen y se propagan las significaciones que constituyen la base de la existencia individual y colectiva”.14 El ser humano se vuelve esclavo involuntario de los patrones y en algunos casos hasta se esfuerza para remarcarlos y que no exista duda alguna respecto de las personas que lo rodean, es decir que efectivamente cumple con los requisitos del modelo y por lo tanto puede formar parte del grupo. En este caso se encuentran posicionadas una gran cantidad de mujeres citadinas. Desde pequeñas fueron absorbiendo los parámetros de la sociedad, y a lo largo de su vida fueron adoptando nuevas modalidades que pueden provenir de todos los círculos a los que pertenezca como son: la familia, 12 PEDRAZA Gómez, Zandra, 2003, “Cuerpo e investigación en teoría social”, Universidad de los Andes, trabajo presentado en la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales, en el marco de la Semana de la Alteridad, pág.16. 13 PEDRAZA Gómez, Zandra, Íbid. 14 LE BRETON, David, La Sociología del Cuerpo, Buenos Aires, Argentina, Ed. Nueva Visión, 2002, pág. 7. En este punto es donde entran las representaciones de los cuerpos femeninos de Alberto Castro Leñero ya que cada uno absorbe la identidad del lenguaje corpóreo de la Ciudad de México, para convertirse en parte de éstos operadores lingüísticos de forma general. El artista toma estas formas y las traduce en su propio lenguaje para crear sus pinturas y esculturas. El cuerpo deja de estar simplemente en el campo de lo natural para abarcar una tarea cultural en la actualidad y se extiende tanto a la condición individual como a la social, política y simbólica. En las sociedades occidentales y por lo tanto en la sociedad mexicana, el hombre está diferenciado del cosmos, de los otros hombres e inclusive de él mismo a través del cuerpo. El ser humano se transforma en un carácter construido por medio de la objetivación del cuerpo y de la multiplicidad de significados que se le añaden. El cuerpo y su lenguaje ahora son el resultado de las tendencias de las formaciones sociales y de ahí mismo puede ser empleado como un recurso para comprender la relación entre estructuras sociales y simbólicas, transformándose en un medio para comprender y “decir”. En la vida diaria, los hábitos corporales y su lenguaje hacen evidentes ciertos principios ideológicos y costumbres. Por medio de las expresiones corporales es que se pueden configurar e interpretar ciertas prácticas del sentido social del cuerpo. “En los usos, prácticas y representaciones yace entonces la condición de posibilidad de construir un acervo teórico sobre el 13 cuerpo en la Ciudad de México. Cabe destacar que su investigación sugiere lo siguiente en cuanto a la mujer particularmente: La mujer da predominio al abdomen, ya que la cultura marca la función de reproducción en esa zona; el hombre tiende a dar predominio a los genitales. Las mujeres de sectores medios se inclinan a propagar la experiencia del erotismo a una mayor cantidad de partes en el cuerpo. El amor y la pasión por parte de la mujer, presentan una mayor tendencia a ser relacionados con el corazón. Las representaciones de los cuerpos en la pintura de Alberto Castro Leñero logran un equilibrio entre los sentimientos y las partes del organismo ya que el pintor no trata de sobresaltar algún miembro en particular, si no que logra una armonía perfecta en todos los elementos. Sin embargo sí se puede apreciar cómo se retoman los significados inconscientes que clasifica el Dr. Aguada. En la grafía corpórea femenina que plasma el artista, es visible la importancia del abdomen y las piernas, lo cual nos habla de cuerpos evidentemente femeninos por la importancia que la cultura le da a las funciones reproductivas. En algunas de sus series, las piernas son los elementos principales, a partir de los cuales se logra toda la composición de la pieza. Las piernas, además de ser importantes signos eróticos en la cultura, también son los módulos de soporte y los principales motores para el desplazamiento del organismo. Asimismo se aprecia una tendencia hacia un lenguaje más popular ya que no concentra un peso relevante a la representación de la cabeza, la cual en su mayoría tan sólo se encuentra la escuela, su lugar de trabajo, sus amistades, y por supuesto sin olvidar la más fuerte de las influencias que son los medios masivos. “La imagen corporal es una estructura que se construye con base en la experiencia del sujeto y que dicha experiencia se facilita, modula, dirige y estructura a través de las prácticas culturales ritualizadas”15. El cuerpo se convierte en un contenedor de significados. Para hablar propiamente del cuerpo en la sociedad mexicana, empleo como referencia a José Carlos Aguada Vázquez quien realizó una investigación doctoral de antropología física sobre el cuerpo humano en el México Contemporáneo (específicamente en grupos urbanos de la ciudad de México). Su investigación reflejó la tesis siguiente: Existe ante todo, una estructura simbólica y de significados del cuerpo y en su gran mayoría son inconscientes. La configuración simbólica del cuerpo tiene como factor importante el cambio en el tiempo. El estudioso detecta una tendencia hacia la cefalización de la imagen en el sector medio de la población comparado con el sector popular quien tiende a dar privilegio al tórax. Esta diferencia la explica por la herencia cultural en la cual se transmiten estructuras culturales indígenas e híbridas. A partir de esto, propone que en la sociedad mexicana existe un cefalocentrismo frente a un cardiocentrismo. Es decir que la cabeza tiene una mayor importancia que el corazón dentro de las representaciones del 15 AGUADO Vázquez, José Carlos, Cuerpo humano, ideología e imagen corporal en el México contemporáneo, Tesis [Doctorado en Antropología Física] México, D.F., UNAM, 1998, p. 84. 14 empezó a comunicarse por medio del lenguaje corporal y mucho tiempo después fue cuando desarrolló el lenguaje verbal. Como se ha visto previamente, dentro de una sociedad es de gran relevancia el moldeamiento de dicho lenguaje, cómo es aprendido y adoptado por las personas. Para el arte, este tipo de comunicación ha sido una forma inseparable para su producción, ya que trasciende las palabras. Los artistas están conscientes de la magnitud que tiene la comunicación no verbal y lo mucho que se puede expresar por medio de un gesto o una postura. Así es que por medio de la comunicación visual, plasman su propia representación del lenguaje corporal. Una escultura, una pintura o una fotografía por medio de una sola postura humana pueden transmitir todo un concepto, un dialogo o una idea. Los estudios sobre la comunicación no verbal, son relativamente nuevos ya que se iniciaron a principios del siglo XX.17 Estos estudios han sido abarcados de manera interdisciplinaria por áreas como la sociología,la antropología, la etología, la psicología, la psiquiatría y el arte (como es el caso del performance, el teatro o la danza). La comunicación no verbal comprende diferentes comportamientos tales como: • Kinética, ciencia encargada de estudiar el lenguaje del cuerpo. Aquí se engloba a los movimientos corporales y la postura. 17 FLORA, David, La comunicación no verbal, Ma- drid, España, Ed. Alianza, 1998, Págs.17-19. esbozada. El ser humano con su cuerpo se apropia del mundo y lo amolda tanto a su medida como a sus necesidades y exigencias. También hay otros factores condicionantes para la elaboración del lenguaje corporal como es el espacio-temporal, el sexo de los individuos, su identidad, la zona geográfica en la que habitan, etc. Conforme a estos elementos es que el lenguaje corporal se va adecuando y/o modificando. Es de esta forma que las representaciones de los cuerpos femeninos que Alberto Castro Leñero plasma en sus pinturas, susurran la condición de la mujer citadina mexicana en la actualidad. Esto es un claro ejemplo del postulado de Pierre Francastel en el que indica que el pensamiento artístico es una reflexión visual que evoluciona y está estrechamente relacionado con la colectividad, es decir, las obras de arte cobran una forma determinada según el momento y el lugar en el que son producidas. De esta manera, el arte es una producción social, espacio- temporal. 16 El lenguaje corporal El lenguaje corporal forma parte esencial de la comunicación no verbal humana. Es una forma muy importante que complementa a la comunicación verbal y en muchos casos puede tomar tanta importancia que se pueden invertir los papeles y ser la comunicación verbal la que complementa a la no verbal. Si recordamos los inicios de la especie humana, el hombre primero 16 FRANCASTEL, Pierre, Pintura y Sociedad, Ma- drid, España, Ed. Cátedra, 1990. 15 es el iconológico y es el más profundo de todos, por contener el sentido simbólico. En esta fase se interpreta y ubica una imagen en relación al horizonte cultural de una época.18 18 PANOFSKY, Erwin. Estudios sobre iconología, Madrid, España, Ed. Alianza, 2001. • El comportamiento táctil. • Proxemia, encargada del estudio del uso y percepción del espacio social y personal. Hace referencia al comportamiento territorial. • La vestimenta, maquillaje, ornamentación, etc. El lenguaje corporal normalmente no es algo que se haga de forma consciente, sino que se refiere más bien a una emisión instantánea de mensajes. En la actualidad hay un gran número de personas que han tomado conciencia del amplio poder que tiene este lenguaje, por lo que lo estudian para reproducirlo conscientemente y tener un mayor control en lo que desean proyectar. Este tipo de lenguaje al ser una forma de comunicación, no se puede analizar de manera aislada y se tiene que tomar como referencia la conducta de la persona en un contexto específico. Dicho proceso se puede comprender visto desde los niveles de acercamiento de la imagen propuestos por Erwin Panofsky, método que ha sido utilizado en diversos momentos por la sociología de la imagen puesto que muestra la base para el entendimiento de las imágenes y su uso social. Recordemos que el primer nivel tan sólo es un reconocimiento de lo que se ve. El segundo nivel es el iconográfico, que va de la mano con el conocimiento del mundo de cada persona; y es en base al bagaje cultural del que esté provista, la manera en cómo va a realizar su interpretación. El tercer nivel 16 CAPÍTULO II Revisión del cuerpo femenino como elemento en algunas etapas de la pintura mexicana. Fertilidad, belleza, iconicidad, imagen social, son algunos de los usos que se le ha ligado al cuerpo femenino. En la antigüedad, la representación de la mujer se centra en la temática religiosa o mitológica, asociada generalmente a la fecundidad y la supervivencia de la especie humana, tal es el caso de las Venus prehistóricas o posteriores. Ulteriormente, la representación del cuerpo femenino suele guiar un “ideal de belleza”, que responde al gusto de la época. El cuerpo, como hemos visto anteriormente, se va adaptando a las necesidades y a las normas que impone la sociedad, consecuentemente esto se ve reflejado en el “ideal de belleza” de cada período. Por lo tanto, los temas y la representación del cuerpo se van adecuando en la pintura de cada ciclo socio-histórico. México está inmerso en el contexto de la cultura occidental, en la cual, se mira el mundo orientado hacia la dualidad masculino-femenino, de donde, los imaginarios sociales que se crean de la imagen de la mujer están relacionados con todas las representaciones colectivas y con las formas que se han ido estereotipando con el paso del tiempo en un lugar determinado, elaboradas mediante tramas simbólicas de significados. La producción de cualquier obra de arte implica una acción social que refleja al autor y su contexto convirtiéndose así en un discurso de una realidad tanto colectiva como 17 Whithney Chadwick, muestra cómo en Holanda durante el siglo XVII, la temática de la pintura cambió en torno a la figura femenina y su imagen que hasta ése momento se plasmaba como ideal de belleza, fue sustituida por escenas hogareñas. “[…] se representaba a la mujer como moral y espiritualmente superior al hombre, e investida de la responsabilidad primordial del gobierno de la casa, pero otros aspectos vitales le estaban prohibidos.”20 Las escenas domésticas dan un excelente testimonio de la condición de la mujer y la representación de su cuerpo en diferentes momentos y lugares. La imagen de la mujer novohispana se conformó de diversas formas culturales y artísticas. Las mujeres posando con vestimentas típicas las cuales eran de gran interés étnico para los pintores. Sin embargo, no era usual contar con modelos desnudas ya que estaba prohibido. Los pocos casos de desnudos femeninos totales o parcialmente cubiertos, eran empleados tan sólo como parte de alegorías o como imagen divina de una virgen. En el siglo XIX, representar a la mujer en sus momentos íntimos fue un tema predilecto de los pintores, sin olvidar que a lo largo de la historia de la pintura, el cuerpo femenino se ha organizado en su mayoría en función del placer visual masculino. Durante siglos el cuerpo de la mujer ha tenido un carácter de objeto de deseo. En una gran cantidad de obras, se muestra el 20 CHADWICK, Whitney, Mujer, arte y sociedad, Barcelona, España, Ed. Destino, 1999, p. 176. individual. Por tal motivo, es importante analizar cómo es que se ha desarrollado la imagen femenina a lo largo de la Historia del Arte en México, para comprender de una mejor manera el contexto y las representaciones de Alberto Castro Leñero. El cuerpo femenino a lo largo de la Historia del Arte, es el que ha tenido el predominio como imagen privilegiada para ser plasmada. Ha desempeñado varias funciones, se ha representado de diversas maneras y ha sido uno de los temas a los que más se ha recurrido. El cuerpo es el soporte imaginario de múltiples significados del ser y se muestra como un contenedor del inconsciente. Se ha representado a la mujer como imagen de veneración por su atribución a la creación, es decir, como diosa de la fertilidad. “Cosa curiosa, la Belleza de las criaturas terrestres ha sido siempre y por donde quiera, célebre bajo el aspecto del cuerpo femenino, el hombre no ha asumido, más que excepcionalmente, el rol del dios de la belleza”.19 El cuerpo femenino ha sido fuente de inagotable inspiración ya fuera por su aspecto virginal o sensual, sin embargo en otras épocas, como al inicio de la era cristiana, el desnudo del cuerpo simbolizaba el pecado. La representación artística del cuerpo humano ha variado de acuerdo a los ideales de cada época. En múltiplesimágenes religiosas, se le ha personificado en escenas cotidianas que dan testimonio del rol de la mujer en las diferentes sociedades y comunidades. 19 RELOUGE, I.E., Les chefs-d’œuvre du nu. Cent beautés féminines chantées par la couleur. , Paris, Francia, Ed. Du Pont Royal, 1958, p.184-252. 18 En México, la representación de la imagen femenina en la pintura, ha sido una mezcla de elementos al igual que la amalgama de culturas que se ha dado a lo largo de la historia del país. Durante el siglo XIX se crearon imágenes de mujeres mexicanas que se encontraban inmersas en la aristocracia o que formaban parte del selecto grupo de esposas de gobernantes o funcionarios. En tanto que en el periodo de la Colonia se inició un nuevo lenguaje corporal a partir de la fusión de las dos culturas y a través del cual se fue desarrollando el lenguaje actual. A partir de la segunda mitad del siglo XIX se crearon estereotipos femeninos basados en la vida cotidiana burguesa, relacionados con los aspectos más importantes del rol de la mujer en la sociedad, desde la madre sumisa y la doncella virgen, hasta la actriz y la mujer de espectáculo; las vendedoras, empleadas domésticas y prostitutas sin dejar de mostrarse personajes más antiguos relacionados con los oficios considerados femeninos: costureras, lavanderas, tejedoras, floristas, parteras, etc.; interpretados de disímiles formas como expresión de individualidades creativas que se acercaban de forma particular al entorno social. El desplegado de dicho lenguaje se puede analizar en las diferentes expresiones, por ejemplo en los exvotos del siglo XIX y XX. A través de éstos, la mujer plasma sus preocupaciones, sus sentimientos, anhelos, devoción y agradecimientos, pero asimismo también se puede apreciar la forma en la que ella es representada. Son imágenes que llaman la atención por su primitivismo pero también por su contenido social en el cual se reflejan enfermedades, accidentes, problemas temperamento del propio artista quien es el encargado de decidir el carácter de la representación femenina. Para la historiadora y crítica de arte feminista Amelia Jones, “cualquier presentación o representación del cuerpo de la mujer necesariamente participa de la falocéntrica dinámica del fetichismo, en la que el cuerpo de la mujer puede ser visto sólo como “falta de algo” en relación a la plenitud mítica representada por el falo.”21 La propuesta del cuerpo femenino en el arte actual es muy sugerente, pues se trata de un arte que ya no está obligado a responder a los cánones de belleza precisos. En este momento existe una flexibilidad tanto para el manejo de la temática como de la forma misma del cuerpo. Desde el siglo XIX, empieza a haber un cambio en que la tendencia a usar el cuerpo femenino como un medio de expresión del alma, cambia y ya no se trata de representar el cuerpo como tal, sino posicionarlo en un contexto humano y social. Las primeras representaciones de mujeres en la pintura del México independiente son las que fueron producidas por los pintores viajeros que captaban los hábitos, costumbres locales, escenas domésticas, vestimentas, vendedoras de la clase media y baja, oficios, etc. Estas imágenes iniciales tenían como objetivo primero la captura de lo “exótico” desde una visión antropológica que sería mostrada en Europa.22 21 GUASH, Ana María, El arte último del siglo XX, Madrid, España, Ed. Alianza Forma, 2002, p. 541. 22 SERRANO, Barquín Héctor, “Antecedentes históricos de la perspectiva de género en el arte”, en: Imagen y representación de las mujeres en la plástica mexicana: una aproximación a su presencia en las artes visuales y populares de 1880 a 1980, UAEMEX, 2005, p.20. 19 “de acción” en las cuales se representan los accidentes a los que la mujer estaba expuesta. Se le asociaba a la mujer con percances en la calle como caídas, accidentes de transporte, atropellamientos, mordidas de perros, accidentes domésticos como quemaduras, golpes, o bien accidentes de trabajo en las industrias. Con el análisis de la historia de los exvotos, se aprecia una evolución en la condición femenina ya que en la actualidad las ofrendas votivas muestran imágenes de agradecimiento por su educación, por propiedades para ellas, por mejores condiciones de trabajo, etc. Es decir que se hacen visibles los inicios de los cambios de la condición femenina en el cual se perciben mejoramientos parciales. familiares y sociales, etc. “Desde el confinamiento tradicional de la mujer a la esfera doméstica, el exvoto aparece, entonces, como una ventana privilegiada hacia la percepción femenina de su entorno familiar, colectivo y social.”23 El exvoto a través del tiempo pasó de ser una práctica de la élite de la sociedad generalmente practicada por los hombres, a ser una práctica popular efectuada por las mujeres. Por medio de estos exvotos se refleja el control social de las mujeres de la época, su confinamiento en las labores que se le imputaban a su sexo: el hogar, el matrimonio, entre otras, y cómo es que se le aislaba de la participación social. Es decir, durante este periodo se adiciona la aportación de la mujer como tema, modelo e inspiradora de artista. Los modelos femeninos que se exhiben en los exvotos, responden a los lineamientos marcados por la iglesia y durante el siglo XIX se focalizó en el personaje femenino de la Virgen María. Patricia Arias señala que por medio de la imagen pura de la Virgen, se promovía el ideal que la mujer tenía que seguir y como objetivo primero debía cumplir con la maternidad. Aquellas afortunadas, sumisas y devotas que lo lograban, serían recompensadas por su sufrimiento con el pensamiento de ser similares al modelo ideal de la Virgen. Sin embargo las mujeres de carne y hueso que no cumplían con todos los parámetros siempre tenían que vivir bajo el velo de las culpas. En la segunda mitad del siglo XIX y durante el siglo XX, con la urbanización en la Ciudad de México eran más frecuentes las ofrendas votivas 23 ARIAS, Patricias, Durand Jorge, La enferma eterna: mujer y exvoto en México, siglos XIX y XX, Guada- lajara, México, Ed. Universidad de Guadalajara, 2002, p.45. 20 femenino y por ende de una carencia de proyección real de la mujer. Sin embargo, para finales de siglo algunos pintores influenciados por el arte europeo, se atrevieron a realizar representaciones provocadoras de mujeres, “Algunas imágenes femeninas se acercaron al exotismo inherente al Romanticismo del siglo XIX.”24 Entre estos artistas precursores en la pintura de desnudo femeninos en México figuran: Felipe Santiago Gutiérrez (nacido en Texcoco, 1824-1904), Germán Gedovius (nacido en San Luis Potosí, 1866-1937), Saturnino Herrán ( nacido en Aguascalientes, 1887-1918), y Ángel Zárraga (nacido en Durango, 1886-1946). Felipe Santiago Gutiérrez pinta el único desnudo femenino de la época. Brinca las temáticas usuales y presentó en 1891, un desnudo yaciente no idealizado, cuyo fondo fue el paisaje del altiplano. La mujer desnuda condensa el arquetipo de la figura materna, aludiendo a la diosa de la fertilidad. Probablemente el cuadro fue realizado previamente pero no fue mostrado públicamente. Felipe Santiago Gutiérrez, Cazadora o Amazona de los Andes, 1891, óleo sobre tela, 130 x 198.5 cm. 24 SERRANO, Barquín Héctor, Óp. Cit. Pág. 22 Para la pintura académica del siglo XIX cabe recordar, que aún en los periodos de mayor estabilidad y progreso de la Academia de San Carlos, nunca se logró incorporar a modelos femeninos reales de carne y hueso que posaran en las clases de los alumnos. Sin embargo el cuerpo de la mujer era sustituido por modelos hombres. Esto habla de la falta de un verdadero estudio del cuerpo 21 Julio Ruelas, La domadora, 1897, óleo sobre cartón, 15 x 19 En la pintura de GermanGedovius el cuerpo femenino al natural aparece con mayor confianza. Una de sus grandes aportaciones a la plástica mexicana fue su habilidad para el retrato. Su técnica es el reflejo del barroco holandés y el academicismo europeo. Maestro de varios artistas a los cuales transmitió su formidable conocimiento de la pintura. En su “Desnudo barroco”, por delante de los fragmentos virreinales se recorta la figura sensual de la mujer recostada a toda la horizontal; ella está envuelta en un fino velo que serpentea y acaricia delicadamente su piel. A la vez, se aprecian almohadones exóticos dentro de una atmósfera erótica y flores propias del gusto simbolista por sugerir las analogías entre la fertilidad juvenil y la naturaleza En la pintura de Julio Ruelas aparecen temas alegóricos de gran interés como es el caso de “La domadora” pintada en 1897. “...engalanada con un gran sombrero y con las piernas enfundadas en unas medias negras, a la que un cerdo le sirve de guía, y que Rops trazó en una estampa titulada Pornokrates (1896), muy posiblemente inspirada en un texto de Pierre- Joséph Proudhon publicado a mediados del siglo XIX: La Pornocratie, ou les Femmes dans les temps moderns. En un simbólico jardín y a la sombra de un árbol, una tentadora está de pie, Circe o Eva, vestida a la moderna con sombrero canotier, chapines y medias negras. Igual que una domadora de circo, empuña un látigo con el que regula y dirige el movimiento de un cerdo que da vueltas a lo largo de una vereda elíptica. Un simio, montado en una piedra a la vera del camino, justo arriba del cerdo, observa el espectáculo. Ambas criaturas tienen una larga tradición emblemática: el mono simboliza el vicio, mientras que el cerdo representa la voracidad, la avidez y la lujuria (apenas devora una bellota y ya se afana por tragarse la que sigue). La relación de ambos animales con la lascivia, y su ronda perenne en torno a la dominatrix, aluden simbólicamente a la esclavitud en la carne: un estadio instintivo, de confusión con la materia, que provocaba particular recelo en la sensibilidad masculina finisecular.”25 25 Vid. Fausto Ramírez, Arte moderno de México. Colección Andrés Blaisten. http://www.museoblaisten. com/v2008/indexESP.asp?myURL=paintingSpanish&num ID=310 22 Saturnino Herrán, La criolla del reboso, 1916, óleo sobre tela, 121 x 112 cm. Ángel Zárraga, La mujer y el pelele, 1909, óleo sobre tela, 175 x 141 cm. Ángel Zárraga plasmó con elevada precisión en sus lienzos sus certeros conocimientos de la anatomía humana y en especial del cuerpo femenino puesto que tuvo a su esposa por modelo, quien era una mujer deportista, se convirtió también en el primer pintor en dibujar a mujeres futbolistas. Germán Gedovius, Desnudo Barroco, 1920, óleo sobre tela, 116 x 206 cm En la producción de Saturnino Herrán, la mujer fue mostrada en alegorías, retratos y escenas costumbristas. Sus múltiples ocupaciones, vestidos típicos, rostros únicos en expresividad, junto a variados recursos formales la convierten en auténtico material informativo, cuya específica relevancia propicia el hilvanamiento de la historia de sus contemporáneas. De igual manera a lo largo de su obra, el artista plasma a la mujer como visión del bien y del mal, de mujer seductora y devoradora. El retrato de la mujer mexicana adquiere una nueva dimensión gracias al pincel de este autor. 23 grabado, logró crear un emblema femenino por medio de sus “catrinas”, que indudablemente fueron mujeres de sociedad y que en conjunto con otros elementos, plasmó una realidad mexicana que conjuntaba vida y muerte pero de igual forma caos y pasión. Durante el periodo revolucionario del país de inicios del siglo XX, la mujer consiguió caracterizar una gran cantidad de papeles en la escena de los temas artísticos. Estos roles comprendían el de heroína dentro de un contexto de la mujer que estaba presente como parte de una tropa ó bien como “soldadera”. El papel de “la Adelita”, también logró ser un símbolo de los temas de la pintura o fotografía de ese periodo. Durante la época del muralismo en México, la imagen femenina cobra una nueva forma. En el periodo post revolucionario surge un ambiente nacionalista con el anhelo por recuperar la identidad mestiza e indígena para crear la nueva imagen del país. La imagen femenina que forma parte del muralismo, funciona como representación de pecados y virtudes. Es plasmada como madre y diosa de la fecundidad, pero en algunos otros casos como “Flores del mal”27. La mayoría de los muralistas retomaron los modelos eurocentristas y entre éstos también adquieren algunos de los nuevos estereotipos que Gladys Villegas analiza y que son los siguientes: Mujer objeto, en el cual el cuerpo de la mujer satisface cualquier fantasía o proyección y puede sufrir innumerables metamorfosis de tipo objetual. Mujer continente, imagen por medio de la cual se representa 27 VILLEGAS Morales, Gladys, Op.Cit. p. 50 En el otro lado de la balanza, la representación del cuerpo femenino plasmado por mujeres pintoras siempre se ha dado desde un punto de vista muy distinto del de los hombres, no sólo por el cambio de mirada que corresponde al género sino también por la flexibilidad de análisis del cuerpo como tal. Las mujeres mexicanas no tuvieron acceso durante mucho tiempo al estudio del cuerpo y su anatomía, y mucho menos tuvieron una formación académica ya que por ejemplo en la Academia de San Carlos, la cual se estableció en 1781, no aceptó que las mujeres ingresaran a sus clases. Fue hasta 1841, cuando se les permitió el acceso únicamente a la clase de dibujo. Tan solo unas cuantas mujeres de sociedad y con posibilidades económicas fueron algunas de las privilegiadas en recibir clases con maestros particulares. De esto que las mujeres durante el siglo XIX se encontraron con la necesidad de echar mano de los recursos que tenían a su disponibilidad, de tal manera que realizaban autorretratos o bien usaban como modelos a sus propios familiares. Por tal motivo la representación de los cuerpos femeninos hechos por mujeres, generalmente se encontraban dentro de la esfera familiar con escenas domésticas.26 Algunas de estas pintoras fueron: Josefa Sanromán, Eulalia Lucio, Guadalupe Carpio, Julia Escalante, entre otras. Por otra parte, José Guadalupe Posada, aunque no fue un artista enfocado en la pintura sino al 26 CUENCA, Laura Patricia, “La transición de temas pictóricos de artistas mexicanas del último tercio del siglo XIX a principios del XX”, en Imagen y representación de las mujeres en la plástica mexicana: Una aproximación a su presencia en las artes visuales y populares de 1880 a 1980, México, ed. UAEM, 2005. Págs. 175-226. 24 Diego Rivera, El día de las flores, 1925, óleo sobre tela. José Clemente Orozco, Maternidad, 1922-1926, mural del Antiguo Colegio de San Ildefonso. “Tanto el proceso como el movimiento de ruptura propiciaron que México ampliara su horizonte de imágenes y se liberara de ciertas ataduras que hacían que hubiera distancias entre el país que se vivía y el arte el cuerpo femenino como metáfora de los accidentes geográficos, por ejemplo, la tan recurrida imagen del Iztaccihuátl, la mujer dormida. Pin-ups, es uno de los estereotipos que más ha marcado la imagen femenina, la cual responde a una mujer generalmente rubia muy voluptuosa y con muchas curvas.28 Esta última categoría corresponde a la imagen de mujer “fatal” que se fue desarrollando y ha caracterizado innumerables veces a finales del siglo XX, la cual va acompañada de distintos roles estereotipados interesados en cuestionar al individuo y a su forma de mirar al mundo. David Alfaro Siqueiros, La nueva democracia, 1944, mural del Palacio de Bellas Artes. 28 VILLEGAS Morales, Gladys, La imagen femenina en artistasmexicanas contemporáneas, México, Universi- dad Veracruzana, 2006. 25 En la pintura de Orozco, la mujer es representada como imagen de la miseria de los más vulnerables de una sociedad. Mujeres solas sin sus maridos muertos, en luto, prostitutas, y mujeres abusadas. En contraparte, presenta imágenes de colegialas, jóvenes mujeres que están por emprender la vida. En la primera mitad del siglo XX, indudablemente una de las representaciones femeninas más fuerte, es la creada por Frida Kahlo. Su obra se determina por la auto exploración interna y utiliza como medio el autorretrato para plasmar sus sensaciones y pensamientos de dolor a causa de los hechos que vivió. “Para Frida su pintura es la posibilidad, el sacar el yo íntimo, sus más puras esencias, sus sueños diurnos y nocturnos, su obsesión por la muerte y la vivencia de su dolor, …”30 La trayectoria y obra de esta pintora, contribuyeron innegablemente al inicio de nuevas temáticas y representaciones del cuerpo femenino realizadas tanto por pintoras como por pintores mexicanos. Otras mujeres adquirieron gran importancia en la esfera artística mexicana, por ser modelos o fuente de inspiración de tantos artistas pues eran mujeres que rompían con el imaginario social de la época, por no acatar las reglas y llevar un estilo de vida poco convencional. Entre ellas figuran Lupe Marín, Dolores Olmedo, Antonieta Rivas Mercado, Carmen Mondragón (Nahui Ollín), María Izquierdo y María Asúnsolo. 30 CUENCA, Laura Patricia, Óp. Cit. Pág. 205. que se producía”. 29 Con las vanguardias, el desnudo femenino, más allá de la simple idea de belleza, aparecerá asociado al erotismo y la sexualidad, con obras claramente sugerentes, abandonando poco a poco la inocencia para llegar a una provocación directa y sin trabas, relacionándose también con los cambios sociales en los que la mujer adquiere mayor libertad social, comenzando por sí misma y por su propio cuerpo. La imagen de la mujer fue empleada recurrentemente en el trabajo de los muralistas. Rivera pintó a la mujer del pueblo, a la indígena, a la mestiza, con inmensa ternura; pero también representada con volúmenes sensuales que conjunta lo erótico con lo maternal ofreciendo una figura que oscila permanentemente entre la pasión y la dulzura, pero siempre mostrando el orgullo de la raza mexicana. Siqueiros utilizo a la mujer como alegoría en sus pinturas, en especial a la mujer campesina, por medio de la cual muestra imágenes del trabajo, del campo y de la revolución entre otras. El uso de la imagen femenina desde este periodo se encontraba estrechamente relacionada con los acontecimientos sociales en el país. Sin embargo, es evidente que aun no mostraba la autonomía del cuerpo femenino en sí mismo, sigue siendo la mujer como representación iconográfica. 29 GARCÍA Ponce, Juan, “Ruptura: el movimiento”, en: Imagen y representación de las mujeres en la plástica mexicana: Una aproximación a su presencia en las artes visuales y populares de 1880 a 1980, México, UAEMEX, 2005, p.151. 26 Diego Rivera, Lupe Marín,1938, óleo sobre telas, 171 x 122, Museo de Arte Moderno, México, D.F. Autorretrato de Frida Kahlo, “La columna rota”, 1944, óleo sobre tela. Antonio Ruiz “el corzo” , Los Paranoicos o Los espiriflauticos, (Antonieta Riva Mercado, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Agustín Lazo, Roberto Montenegro, Lupe Marín), 1956. 27 Diego Rivera, Dolores Olmedo (La tehuana), 1955, óleo sobre tela. Juan Soriano, Lupe Marín, 1962, Óleo sobre tela, 170 x 75 María Izquierdo, María Asúnsolo, 1941, óleo sobre masonite, 76 x 60 cm. 28 centra en la abstracción, la gestualidad y da gran peso al imprevisto de las materias, es decir, su punto focal va desde las manchas hasta la espontaneidad del gesto. Algunos artistas plásticos, que tienen en cuenta la temática del cuerpo femenino, entre otros, son: Lilia Carrillo (D.F., México, 1930-1974), quien realiza su obra en el contexto del “cosmopolitismo latinoamericano” durante los años cincuenta y sesenta, esta pintora es una creadora de un nuevo orden socio- cultural ya que deja en libertad a la mirada y permite reflexionar al observador.31 Se le reconoce ampliamente como una de las iniciadoras del informalismo abstracto. En sus cuadros está presente un entorno que alude a la condición femenina, elementos como figuras humanas, úteros o atmósferas amnióticas están presentes. Alberto Castro Leñero desde su mirada masculina, genera imágenes femeninas de igual manera que Lilia Carrillo desde un orden socio-cultural y espacio-temporal. La obra de Castro Leñero tiene una liga con la pintura de Fernando Leal Audirac (D.F., México, 1958), quien a pesar de tener una multiplicidad de temas, se encuentra bajo el esquema conceptual de las visiones de la era actual. La producción de su obra se encuentra dentro de una estructura orgánica y se liga a la reflexión; toma como referencia las reglas y parte de ellas para poderlas transgredir. Si bien el cuerpo femenino no es la temática central de este artista, lo ha representado 31 HERNÁNDEZ, Gloria, “Lilia Carrillo: Pintora feminista de lo abstracto”, México, La Jornada [en línea], 1999, [consultado 10 de diciembre 2009], disponible en: http://www.jornada.unam.mx/1999/01/05/creadoras.htm Carmen Mondragón (Nahui Ollín), autorretrato, acrílico sobre fibracel, 56 x 48 cm. Dr. Atl Gerardo Murillo, Nahui Ollín, 1921, fresco madera,,100 x 100 cm Posteriormente la pintura mexicana se desarrolló mediante una transición de la figuración que representaba un realismo social mexicano como base de expresión, hacia una pintura más apegada al informalismo. Con este rompimiento, la pintura se 29 Trini, Katrien Vangheluw, (belga 1962, radicada en México desde 1986), pintora que ha trabajado arduamente la problemática de la urbe mexicana. “La soledad en medio del trajinar y del barullo del entorno urbano es uno de los temas recurrentes de Trini, una pintora mexicana nacida en Bélgica, que ha hecho suyo el tema de la mujer en medio de la gran ciudad. Un hálito de angustia exhalan estas pinturas, cuyos espacios se constriñen o se expanden como acompasada congoja, como lamento, como grito.”33 Esta artista al radicar tantos años en México, ya plasma un lenguaje corporal nacional, ella es un excelente ejemplo del hecho de la adquisición de dicho lenguaje viviendo en determinada sociedad en un momento determinado. 33 UREÑA, Rib Fernando, “Trini y la pintura urbana de hoy”, México, Latin art museum [en línea], 2006, [consultado noviembre 2009], en http://www.latinartmu- seum.com/trini.htm en algunas ocasiones, logrando formas fuertes y muy expresivas. Un artista que no utiliza la pintura como técnica de expresión y se enfoca principalmente en la escultura es César Martínez (D.F., México, 1962). Es un artista de contracorriente, el cual “… practica una crítica creadora, de nuestra cultura habla; y su descripción al presentar, no juzga.”32 Este artista ha tomado como referencia en múltiples ocasiones el cuerpo humano para la producción de su obra. En su trabajo señala el orden o el caos social mediante una expresión sensible. Emplea una gran cantidad de técnicas, tales como chocolate, cera, gelatina o látex para crear sus cuerpos. César Martínez y Alberto Castro, ambos pintores mexicanos interesados en plasmar una visión de los cuerpos y su realidad nacional. César Martínez, serie. El espesor del presente, 2002, cera, Festival Internacional Cervantino. 32 RAMÍREZ, Josué, “En torno a la obra de César Martínez”, México, [en línea] , 2008, [consultado diciembre 2009], disponible en: http://redescolar.ilce.edu.mx/re- descolar2008/proyectos/acercarte/arte_mexicano_oto09/ artemex10/cesar.htm 30 propios de cada lugar. Si bien es un pintor mexicano, ya no plasma ensu totalidad el concepto de la mujer mexicana puesto que ha absorbido la imagen corporal femenina estadounidense. Juan Carlos Manjarrez, Autocensura, óleo sobre tela, 2002, 150 x 120 cm34 34 MANJARREZ Juan Carlos, página del artista [en línea] México, 2006, [consultado diciembre 2009] disponi- ble en: www.juancarlosmangarrez.com Trini, Serie Luz, 2002, acrílico sobre tela. Juan Carlos Manjarrez (Guadalajara, México, 1970), pintor que gusta de la técnica hiperrealista y del gran formato. Su obra abarca representaciones de cuerpos humanos y en especial del cuerpo femenino en diferentes poses. La visión que este artista plasma, se encuentra mezclada entre la imagen del cuerpo femenino mexicano y el estadounidense. El nació en Guadalajara y posteriormente ha radicado en Estados Unidos, hecho que lleva a una hibridación de la imagen femenina y su cuerpo. Este es un claro ejemplo de cómo dependiendo de cada sociedad, se crean imágenes de los cuerpos que van en relación a los usos y costumbres 31 comprobarlo basta tan solo con cerrar los ojos y levantar la tela sutil del mar para percibir a una mujer con su olor, aroma y humor a sal, sol, amor y soledad.]…[por ello el cuerpo en Raúl Torres es también una caja de resonancias eróticas, de sensualidades, de sensaciones lúdicas, de placer y provocaciones, de reflexión y de duda. Se dan tantos sentimientos y convergen tantas sensaciones en las señoras y señoritas de Torres.]”35 Raúl Torres Aguilar, al igual que Alberto Castro Leñero, emplea el cuerpo femenino para transmitir sensaciones. Ambos artistas plásticos son contemporáneos y sus trabajos se encuentran en líneas paralelas. Si bien Alberto nació y ha trabajado en la Ciudad de México, Raúl Torres, nos muestra su versión del cuerpo femenino fuera de la urbe mexicana, bajo un contexto de la sociedad del norte del país puesto que la mayor parte de su obra la ha producido en Culiacán, Sinaloa. El lenguaje de ambos artistas es distinto aun manejando la misma temática. Cada uno se ha enfocado en aspectos distintivos del cuerpo de la mujer, observándolo y estudiándolo para así plasmarlo en sus obras. 35 KIJANO, “El artista del desnudo”, página de Raúl Torres Aguilar, [en línea], Culiacán Rosales Sinaloa, México, 2004, [consultado enero 2010], disponible en http:// raultorresaguilar.blogspot.com/ Juan Carlos Manjarrez, La espera, óleo sobre tela, 2004, 190 x 190 cm. Raúl Torres Aguilar, (Guadalajara, México, 1953), El cuerpo femenino para este artista es parte focal de su obra. “[Cuerpos de mujeres vivas y palpitantes como nuestros deseos, cuerpos que son casas y cajas para habitar, para protegernos y salvaguardarnos en nuestra casa mayor, la tierra, la mujer los redondeles de sus formas y sus hemisferios no los obsequia Raúl Torres como la prolongación de la naturaleza, pero también como el complemento inevitable y último de nosotros mismos. El cuerpo femenino visto de esta manera deviene síntesis, resumen preciso y perfecto del mundo natural que nos rodea. Así por magia o por voluntad del artista cada cuerpo y todos los cuerpos son a la vez y de manera aislada la representación simbólica y a veces real de la naturaleza y de su paisaje: ríos, valles, montañas, bosques, mares y desiertos. Para 32 Raúl Torres A., desnudo femenino, 2007, óleo sobre tela, 70 x 110 cm Raul Torres A.,en espera, 2007,óleo sobre lienzo 35 x 70 cm Raúl Torres A., desnudo bajo la Luz, 2007, 70 x 35 cm Raúl Torres Aguilar, Serie desnudos parte I, óleo sobre tela. 33 y texto de cultura.”36 A finales de los años setenta, el debate entre figurativos y abstractos se basó en la alternancia. Los abstraccionistas representaron una figura de progresistas adversa a la hegemónica plástica nacionalista. El posmodernismo se implantó con fuerza durante los años 80 y posteriormente diversas vertientes se desplegaron en los años 90 del siglo pasado. El arte actual en México cada día emplea más y nuevas técnicas, abarca mayor cantidad de temáticas para entender el espacio y tiempo contemporáneos del país. “El arte mexicano auténtico no se articula en las áreas institucionales y de consumo; Se produce en la misma trama de la vida: En las calles, en sus espectáculos, en su estructura mental”37 Los artistas actuales viven una realidad nacional en la que el país está inmerso en una crisis económica, diversos problemas políticos y sociales, corrupción, e inseguridad. Dependiendo de la región del país se acentúan algunos temas, Tijuana con la migración hacia Estados Unidos, Chihuahua con las mujeres asesinadas de Juárez, diversas regiones con fuertes problemáticas de narcotráfico, entre otros. Sin embargo es importante mencionar que el arte también se encuentra dentro del contexto del país donde existe una infinidad de cosas, lugares y momentos agradables y enriquecedores al ser humano como son sus maravillosas tradiciones, cultura, sorprendentes 36 BORDO, Susan, “The body and the Reproduc- tion of Feminity” en Katie Conboy, Nadia Medina y Sarah Standbury, edits. Writing on the body. Female Embodiment and Feminist Theory, New York, EUA, Columbia Univer- sity Press, 1997, pág. 90. 37 ALMELA, Ramón “¿ARCO’ 05 Malinchista? Arte mexicano y renovación.” , Criticarte [en línea], México, 2005, [consultado enero 2010, www.criticarte.com] Raúl Torres Aguilar, Serie desnudos parte II, óleo sobre tela. Los artistas contemporáneos mexicanos se forman en un contexto social determinado en el cual producen y se convierten en operadores de la cultura. Los artistas están al tanto de los acontecimientos del país y del mundo actual, de tal manera que realizan sus propuestas con conocimiento de causa. El estudio del cuerpo y en particular el femenino, toma nuevos rumbos y empieza a ser cada vez más enfocado a un reflejo de la sociedad y tiempo de cada artista. “El cuerpo de la mujer es interpretado por los feminismos como un campo político disciplinado por inscripciones de subalternidad, complementariedad y objetivación a partir de complejos procesos sociales que lo identifican a la vez como medio 34 regiones, y todo lo bello que envuelve al país. Por lo tanto la realidad nacional es una combinación tanto de aspectos negativos como positivos, y ambos forman la esfera del artista actual mexicano. 35 CAPÍTULO III Obra de Alberto Castro Leñero La obra de Alberto Castro Leñero, es multidisciplinaria, ya que el artista se ha desempeñado en una gran diversidad de técnicas. Es un gran dibujante que se expresa en ilustraciones, en pintura, escultura y hasta ha incursionado en algunas ocasiones en escenografía y cine. Alberto es un artista que ha tenido constancia a lo largo de su trayectoria pero que siempre ha gustado, al igual que otros artistas de su generación, de experimentar en sus formas y formatos, por medio de las cuales sus figuras presentan una fuerza portentosa. Se le ha clasificado en repetidas ocasiones dentro de la neofiguración abstracta, movimiento que surgió entre los años 50’s y 60’s y que se caracteriza por una recuperación de la pintura figurativa frente la abstracción, aunque los pintores tratan de manera informal el tema. Algunas de las características de este movimiento son: Recuperación de la representación icónica y pictórica del formalismo; carácter de crítica y denuncia; simbolismo extraído de las experiencias de la vida real, de la historia y del sustrato ideológico; iconografía de formas orgánicas surrealistas; predominio de la representación de la figura humana generalmente aislada por el espacio que la rodea formando parte de un todo que compone la prolongación de dicha figura; se define por composiciones caóticas; cromatismos intensos; pinceladas amplias y diferentes grados de iconicidad. 36 Ha trabajado recurrentemente con el desnudo del cuerpo
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