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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS PROGRAMA DE MAESTRÍA EN PEDAGOGÍA EL NEXO DOCENCIA-INVESTIGACIÓN: UNA EXPERIENCIA PROFESIONAL EN LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE LA CIUDAD DE MÉXICO INFORME ACADÉMICO POR EXPERIENCIA PROFESIONAL QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRÍA EN PEDAGOGÍA PRESENTA: ARACELI BOBADILLA GONZÁLEZ TUTOR: DR. HUGO CASANOVA CARDIEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOBRE LA UNIVERSIDAD Y LA EDUCACIÓN México, D.F. febrero de 2015 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 1.Introducción 4 1.1 Presentación del informe 4 1.2 Actividades de docencia-investigación en la UACM 8 II. Justificación, objetivos y esquema de presentación 15 2.1 La relación entre el campo pedagógico y la práctica realizada dentro del nexo docencia- investigación 15 2.2 Objetivo del informe 25 2.3 Revisión de conceptos y análisis de la experiencia realizada 25 III. Marco conceptual 27 3.1 La Universidad: idea, misión, tensiones y retos 27 3.2 La idea clásica de la Universidad: la Universidad Humboldtiana 27 3.2.1 Johann Gottlieb Fichte. El renacimiento de la nación germana a través de la educación 30 3.2.2 Friedrich Schleiermacher. El Estado, la Universidad y la libertad Académica 32 3.3 La Universidad Británica 35 3.4 La Universidad Francesa 37 3.5 La Universidad Latinoamericana 39 3.6 La idea actual de universidad 42 3.6.1 Ortega y Gasset y la misión de la universidad 42 3.6.2 Karl Jaspers y la personificación de la idea de la universidad 44 3.6.3 La misión de la universidad en el siglo XX 47 3.6.4 Interpretaciones críticas sobre la universidad en el siglo XX 51 3.6.5 Los retos de la universidad ante el siglo XXI 58 3.6.6 La universidad: cambio y transformación 61 3.7 El nexo docencia-investigación en educación superior 68 3.7.1 Categorización del nexo docencia-investigación 69 3 3.7.2 Modelos del nexo docencia-investigación de Marina Nehme 71 3.8 El nexo docencia-investigación en el currículum 81 3.8.1 El nexo docencia-investigación en el diseño curricular 83 3.8.2 El nexo docencia-investigación en México y el pedagogo como docente investigador 91 IV. Descripción de la experiencia 96 4.1 Surgimiento de la Universidad de la Ciudad de México 96 4.2 El Proyecto Educativo de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México 105 4.3 El nexo-docencia investigación en la UACM 2008-2010 111 4.3.1 La investigación en la UACM: marco normativo 111 4.3.2 El Surgimiento del Área de Desarrollo de la Investigación (ADI) 121 4.3.2.1 La investigación en la UACM: cifras 125 4.4 Actividades de docencia-investigación en el marco del nexo docencia-investigación 126 4.5 La experiencia pedagógica en el nexo docencia-investigación y la formación en el posgrado en Pedagogía en la Universidad Nacional Autónoma de México 136 Obras consultadas 142 4 I. INTRODUCCIÓN 1.1 Presentación del informe Uno de los temas de interés de la Pedagogía es el referido a la educación superior. La importancia social concedida a la educación superior es creciente y hoy resulta innegable la necesidad de elevar la calidad de los estudios superiores existentes, así como de multiplicar la cantidad de ofertas de formación, sin dejar de lado la búsqueda de la calidad y la pertinencia. Al mismo tiempo, resulta indispensable fortalecer los estudios y análisis sobre la educación superior y sus instituciones. Ésa es la aspiración de este Informe, que busca aportar elementos de conocimiento sobre la práctica pedagógica dentro del nexo docencia- investigación en una de las instituciones de educación superior de reciente creación en la Ciudad de México: la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), mediante la exposición de una experiencia pedagógica realizada entre 2007-2010. Estudiar el desempeño del pedagogo en el ámbito del nexo docencia-investigación en instituciones de educación superior (IES) cobra importancia en la actualidad. En principio, porque significa reconocer que la práctica pedagógica se ha estado transformando. El pedagogo ha ido construyendo una identidad profesional diferente (Hargreaves, 1996), se ha estado alejando de lo que se conoce como dispositivos de preparación asociados con el modelo de enseñanza tecnocrático-reduccionista, para adoptar una formación teórica más compleja, con el fin de desarrollar pensamiento epistémico que le permita un mejor análisis de la naturaleza de lo educativo, y así responder a esas preguntas que aparecen dentro y fuera del aula, para las que la formación profesional no fue suficiente; situación que se puede tratar a partir del conocimiento que se genera en la actividad de docencia-investigación. Siguiendo a Freire (1997), el docente se debe pensar 5 como investigador. Finalmente, el tema referido se encuentra en el centro del debate educativo actual. Sobre el nexo docencia-investigación se han manifestado diversas posturas a favor y en contra de su concreción en el espacio universitario, así como sobre su efecto en la solución de problemas de diversa índole al interior de las sociedades; en general, puede afirmarse que no existe una sola concepción que explique este nexo en su totalidad, sin embargo, sí se reconoce la necesidad de su análisis y comprensión en múltiples fuentes. En este documento se revisará la actividad de docencia-investigación desde sus referentes teóricos y empíricos para establecer que tales actividades se han constituido como parte del campo pedagógico, al tiempo que sitúan al pedagogo como construyente de conocimiento. Por otra parte, esto nos permite acercarnos al “estudio” del nexo docencia- investigación en la institución de referencia. Cabe recalcar que proporcionar evidencia empírica sobre el nexo docencia- investigación concretado por el pedagogo, nos permite, en primer lugar, subrayar que, en el ámbito laboral, éste puede desempeñarse como investigador de lo educativo, partiendo de la muy particular interdisciplina propia —dado que su formación en el posgrado le permite estar en contacto con diversos campos de conocimiento—, lo que, en segundo lugar, le facilita aportar información sobre la “existencia” del nexo docencia-investigación. Formular un reporte sobre la actividad profesional, remite a la búsqueda de las motivaciones internas y los requerimientos laborales que dieron lugar a la práctica que se documenta. Al respecto, se puede señalar que uno de los motivos era la necesidad de responder a las siguientes preguntas: ¿cómo pueden los pedagogos que laboran como 6 docentes mejorar su propia práctica? ¿El pedagogo no sólo da clases en su área de conocimiento, también puede impartir otras asignaturas, luego entonces, la formación en la maestría le permite transitar de un área de conocimiento a otra? ¿El ámbito laboral del pedagogo está cambiando? ¿Puede el pedagogo analizarun objeto de estudio apelando a la interdisciplina? En cuanto a los requerimientos laborales se puede citar que la labor como asesora académica implicaba la realización de investigación educativa, por lo que se disponía de las condiciones para realizar una labor por demás interesante. Así, documentar una experiencia pedagógica como la que aquí se expone, brindó la posibilidad de situar la labor del pedagogo en un ámbito que responde a las necesidades de instituciones educativas de educación superior que, como la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, se han planteado: la docencia-investigación. Sobre la relación entre docencia-investigación encuentro cierta aproximación de los elementos educativos de la institución con aquellos de varios autores alemanes, entre ellos Humboldt, quien consideró que las universidades están destinadas a “desarrollar la ciencia y la academia en el sentido más profundo y amplio del término y transmitirla no como una intención sino como material intencionalmente preparado para la educación interna y moral” (Humboldt, 1979, p. 321). Subrayo la postura de Johann Gottlieb Fichte sobre el resurgimiento de la nación alemana, que se daría a partir de la educación. Un nuevo proyecto de nación —la mexicana— se dará precisamente con la educación, y observo el señalamiento de Friedrich Schleiermacher sobre la libertad académica en la universidad. En el caso de la UACM “…el fin común que se persigue es el de la consolidación del conocimiento adquirido y el progreso hacia la verdad” (Ley de Autonomía de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2005), respetando la libertad de cátedra y 7 de investigación. Sostengo que la UACM no pretende ser una universidad de investigación como lo propone Humboldt; sin embargo, sí se acerca a la afirmación de Stenhouse (1984) de que el conocimiento educativo tiene valor cuando se le aplica, y que esto lo pueden hacer los docentes tanto cuando investigan sobre su propia práctica, como cuando guían esta práctica mediante lo que han aprendido en la investigación. No obstante, en mi opinión, la Universidad también ha de impulsar y fortalecer la investigación en los diferentes campos de conocimiento de sus docentes- investigadores. Finalmente, me referiré a la estructura de este informe, misma que obedece a un orden de lo general a lo particular. Es decir, se inicia con una exposición sobre la idea, misión, tensiones y retos de la Universidad, para poder establecer los elementos fundacionales del nexo docencia-investigación en la actualidad, en particular en la institución educativa de referencia. Se continúa con un esbozo sobre el debate que se ha establecido en torno al nexo docencia-investigación en la educación superior a nivel internacional y nacional, para poder inferir las características del nexo, y sus posibles efectos sobre la formación de profesionales que pueden o no perfilarse en un futuro como decentes-investigadores. Este aspecto constituye el marco central sobre el que se desarrolló la experiencia pedagógica referida. Posteriormente, se documentan los orígenes de la UACM, y los elementos centrales de su proyecto educativo, se describe el contexto laboral en el que tuvo lugar la experiencia pedagógica, finalizando con la descripción de la misma. 8 1.2 Actividades de docencia-investigación en la UACM La UACM, como institución pública y como proponente de un proyecto educativo innovador, se proyecta para formar ciudadanos y profesionistas que contribuyan al desarrollo nacional, al fortalecimiento de la sociedad civil y, en su caso, a la producción de investigación que se enmarque en las necesidades locales, por lo que no es una institución que se involucre y se comprometa con actividades comerciales; más bien, cimienta su quehacer en los procesos de enseñanza-aprendizaje, investigación y difusión de la cultura, todos ellos con un carácter colectivo, humano y social. Asimismo, la Universidad enfrenta el reto de consolidarse como un espacio académico público que aprenda de sí misma para irse transformando de acuerdo con sus propias demandas, y de manera propositiva y crítica responder a los requerimientos de los sectores productivos neoliberales. De acuerdo a su legislación y a su proyecto educativo1, la UACM ha realizado esfuerzos para lograr el cumplimiento de unos de los elementos focales de su modelo educativo: el nexo entre la docencia y la investigación, en donde se reconoce el valor del enfoque interdisciplinario, mismo que posibilita la construcción de conocimientos que permitan dar respuesta oportuna a los problemas que enfrenta el individuo en su entorno social. No obstante, hemos de aclarar que hasta hace poco, la actividad en la que se ha centrado la vida académica de dicha universidad ha sido la docencia. Los profesores investigadores de la UACM son quienes por contrato tienen la obligación de realizar investigación y docencia. Sin embargo, las condiciones de la institución han permitido que sus Asesores Académicos se desempeñen como docentes. Éste es mi caso, cuya práctica pedagógica inicié en 2004 como Subcoordinadora de la 1 Cf. Ley de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y Proyecto Educativo de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. 9 Coordinación de Servicios Estudiantiles, cargo en el que una de las funciones era el diseño y desarrollo de proyectos dirigidos a la comunidad estudiantil, que tenían como objetivo facilitar la permanencia de los estudiantes en la institución. Más tarde, el desempeño de funciones de docencia (en 2005 se permitía a los asesores académicos fungir como docentes sin tener el acta de dictaminación) me posibilitó la detección entre mis estudiantes de diversas asignaturas en el Plantel Lorenzo Tezonco, en el espacio de tutoría, de una problemática sumamente diversa. El aspecto más relevante de ésta se manifestaba en un “malestar” cognitivo-emocional-social en los estudiantes atendidos. Es decir, observé que los estudiantes se veían a sí mismos como personas que no podían comprender ciertos contenidos, les era difícil relacionarse con sus pares y docentes, a la par de que presentaban falta de confianza y dificultades en la solución de problemas. Derivado de esto, teniendo como referencia que la función de docente-investigador implicaba establecer un vínculo entre ambos ámbitos para contribuir a la consolidación del proyecto educativo institucional, y apuntando al logro del éxito de los estudiantes, mi interés se centró en encontrar qué variables intervenían en estos casos. Así, realicé cuatro investigaciones. Las tres primeras se llevaron a cabo sin la intervención de estudiantes. La cuarta se desarrolló en el marco de lo que se conoce como nexo docencia-investigación —y que es motivo del presente informe—. La primera investigación se relacionó con la auto-eficacia percibida y los estilos de afrontamiento, la segunda, versó sobre la trayectoria escolar; la tercera, tuvo como objetivo encontrar el perfil de los docentes del Plantel; y la última, pretendía dar cuenta de la percepción que los estudiantes tenían sobre la tutoría en la Universidad. Los resultados de las primeras tres investigaciones me plantearon la necesidad de desarrollar instrumentos educativos que permitieran resolver algunos aspectos de la 10 problemática detectada en los estudiantes y en los profesores, que se tradujeron en el desarrollo de una intervención pedagógica2 entre los estudiantes de las licenciaturas en ingeniería que ofrece el Plantel San Lorenzo Tezonco. El proyecto impulsado se realizó al interior del Plantel y en conjunto con profesores-investigadores del Colegio de Ciencia y Tecnología de la UACM, en conjunto con profesores de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México. El objetivo del proyecto fue desarrollarun programa para el fortalecimiento y desarrollo del pensamiento lógico-matemático. Diseñar e implementar este programa serviría como coadyuvante para la permanencia y egreso de los estudiantes. La realización de estas actividades me generó la inquietud de concebir una primera definición del nexo3 docencia-investigación que orientara el propio quehacer dentro del marco institucional. Para la construcción de la definición tomé en cuenta tanto los hallazgos de la literatura especializada en el tema, como las tareas de investigación y docencia realizadas. Así, el nexo docencia-investigación en la práctica pedagógica lo concebí como: Diseñar, desarrollar, implementar y evaluar experiencias de aprendizaje de acuerdo con los cuatro elementos del ciclo de Kolb, basadas en los hallazgos de la investigación educativa y de la investigación en áreas específicas de conocimiento que faciliten el aprendizaje, la permanencia y el egreso de los estudiantes, y que generen nuevos problemas de investigación. 2 Espacio Virtual de Aprendizaje para el Fortalecimiento del Pensamiento Lógico-matemático y la Creatividad (ESPEC) 3 Coincidimos con Trowler y Wareman (2007) en que por nexo nos referimos a toda aquella relación que la literatura especializada ha documentado sobre la docencia y la investigación, i.e. la integración entre la docencia y la investigación, el efecto que tiene sobre los estudiantes el participar en actividades de investigación, la actividad docente dirigida hacia la investigación, el diseño curricular que se basa en los resultados de la investigación en el campo disciplinar y en el pedagógico, las culturas contextuales de investigación. Además de que se consideran las siete dimensiones del nexo: 1) aprendices de investigación, 2) docentes que realizan investigación, 3) docentes y aprendices que investigan juntos, 4) la investigación influye en el qué y el cómo se enseña, 5) la cultura de investigación influye a la docencia y al aprendizaje, 6) el nexo, la universidad y su ambiente, y 7) la docencia y la investigación influyen a la investigación. 11 Las implicaciones que tuvo para mí adoptar tal definición del nexo docencia- investigación, apuntan a la consideración de que semejante proceso demanda, en concordancia con lo expuesto por Barnett (2007), un serio involucramiento con el “pensar sobre el pensar”, no desde la mera adquisición de habilidades de pensamiento, sino desde una orientación más cercana a lo social-filosófico, es decir, aspirar a la creación de una epistemología propia y social, lo que constituye un serio reto de formación continua. Desde la mirada de Barnett, esto significaría pensar de manera crítica. Los tres dominios de la criticidad identificados por el autor citado son: a) el conocimiento (la razón crítica), el ser (la reflexión crítica) y el mundo (acción crítica) —coincidentes de algún modo con el ciclo de aprendizaje de Kolb—. Puedo señalar que, a la fecha, las universidades, incluyendo a la UACM, se han concentrado más en el conocimiento y, en muchos aspectos, continúan ubicándose en el desarrollo de habilidades más que dirigirse hacia la crítica. En esta misma situación me puedo ubicar, por lo que las palabras de Barnett cobran un sentido importante: “Más que formular hipótesis acerca de una distinción entre la docencia y la investigación (que de alguna manera tienen que estar juntas), la docencia debe verse como una inserción en el proceso de investigación y no como en sus resultados. Lo que se requiere no es que los estudiantes lleguen a ser maestros de campos de conocimiento, sino que sean capaces de experimentar el espacio y el reto de la indagación abierta y crítica” (Barnett, 2007, p. 110). Así, decidí llevar a cabo una investigación denominada Estudio exploratorio sobre el significado semántico de tutoría, tutor y tutorado en una muestra de estudiantes del Plantel San Lorenzo Tezonco: un antecedente para el fortalecimiento del proceso de enseñanza- aprendizaje, que, como ya se había señalado, constituye el punto central del informe que se presenta. Esta investigación la desarrollé con la intervención de un estudiante de ciclo superior de la Licenciatura de Promoción de la Salud. La decisión de llevar a cabo de 12 manera conjunta dicho trabajo la sostuve en la suposición de que la tutoría en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México no sólo debería de enfocarse al acompañamiento de los estudiantes a lo largo de su trayectoria escolar, sino a la formación de futuros investigadores. La Universidad contempla en su estructura curricular una serie de asignaturas dedicadas a la enseñanza de competencias relacionadas con la investigación cuantitativa y cualitativa, por esto mismo, sostener que un estudiante pueda adquirir competencias como investigador parecía una idea posible. El trabajo de investigación con el estudiante se basó en el ciclo de aprendizaje de Kolb, y la redacción final del reporte de investigación estuvo a mi cargo. Como resultados de la participación en el desarrollo de la investigación, el estudiante logró a) tomar conciencia de lo que son las actividades de investigación en un escenario educativo a nivel superior; b) experimentar de manera directa las fases de desarrollo de una investigación trabajando como partícipe de la misma, contribuyendo al análisis de salida de un escenario de aprendizaje —la tutoría— que constituye un elemento esencial en el Proyecto Educativo de la UACM; c) construir una percepción positiva de la actividad de investigación, lo que incrementó su conciencia de los problemas por los que atraviesa un investigador, además de sus conocimientos sobre metodología de la investigación; y d) estructurar bases epistemológicas sobre el proceso de investigación. Asimismo, puedo afirmar que él pudo elegir, junto con la sustentante, el tipo de investigación que se llevaría a cabo, el lenguaje académico con el que se abordaría, comprender que al desarrollar una investigación pueden encontrarse diferentes perspectivas teóricas y que tendría que valorar a cuál de ellas adherirse, plantearse los alcances de su participación y la de los resultados del estudio, y decidir sobre la audiencia de su investigación. Sin embargo, una limitación de la 13 experiencia es que no pude probar en su momento la metacognición del estudiante en relación con la experiencia de ser participante de la investigación. En cuanto a mí, cabe observar que he desarrollado mi trabajo pedagógico a través de la construcción de competencias para el desarrollo de la investigación partiendo de lo aprendido en la Maestría en Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como de la formación continua en diferentes escenarios de aprendizaje en educación superior. Asimismo, reconozco haber “transitado” por los cuatro elementos del ciclo de aprendizaje de Kolb, además de haber observado y documentado cambios en el desempeño de mis estudiantes en las diferentes asignaturas que he impartido, como resultado del diseño de actividades de aprendizaje basadas en los resultados de mis investigaciones. Sin embargo, un aspecto que enfatizo es el reconocimiento de la falta de reflexión continua sobre la “concreción”, en mi papel como docente, de lo que me plantee como el nexo-docencia investigación desde los referentes teóricos adoptados; señalo también la falta de oportunidades institucionales para poder desarrollar investigaciones tendientes a buscar evidencia empírica que muestre los efectos del nexo-docencia investigación en el currículum universitario, así como la necesidad desde la institución de desarrollar investigación disciplinar y educativa con una perspectiva interdisciplinar. Para terminar, me permito puntualizar que lograr una experiencia emancipadora que coloque a los docentesy a los estudiantes en el plano del “ser crítico”, constituye el reto de todo sistema educativo, del cual la UACM forma parte. Por lo tanto, resulta sumamente importante que la academia reconozca que “informar” los procesos de enseñanza 14 aprendizaje, tanto fuera como dentro del salón de clase —en los laboratorios, las bibliotecas, etc. —, con los resultados de la investigación, constituye una necesidad nodal en el logro de los objetivos institucionales. Con la intención de reforzar lo anterior, permítaseme citar la postura de Annala y Mäkinen (2012),4 con la cual coincido: debido a cierta falta de interés por parte de los cuerpos de investigadores en el diseño curricular en la educación superior, se ha dado paso a funciones “ocultas” en el currículum de las instituciones de educación superior. Asimismo, sigo la visión de Barnett y Coates (2005) de que es a través del currículum, del núcleo de la disciplina y el campo de la investigación, que se pone en práctica el nexo docencia-investigación, y la coloco como una pieza clave en el debate que nos ha ocupado. 4 Cf. Margolis, E. (2001). The hidden currículum in higher education. New York & London: Routledge. 15 II. JUSTIFICACIÓN, OBJETIVOS Y ESQUEMA DE PRESENTACIÓN 2.1 La relación entre el campo pedagógico y la práctica realizada dentro del nexo docencia-investigación Cualquier intento de describir y analizar la dinámica cambiante entre la oferta y la demanda de licenciaturas que obedezcan a las necesidades de una ciudad como la Ciudad de México, que ha venido sufriendo una serie importante de transformaciones en su gobierno, cuyas consecuencias alcanzan no sólo aquéllas de orden urbano, sino social (e.g. la interrupción legal del embarazo), resulta un reto inalcanzable para una sola exposición. En principio, porque el problema del que se trata posee dimensiones altamente complejas; en segundo lugar, por la falta de información pertinente disponible; en tercer lugar, porque la diversidad de instituciones educativas de educación superior orientan su quehacer a partir de diferentes enfoques teórico metodológicos, los cuales se subordinan en muchos casos a intereses más allá de los educativos; a partir de lo anterior, toda comparación se tomaría como impertinente. No obstante, en la actualidad uno de los temas que ha cobrado relevancia y que es posible estudiar es el de la formación de investigadores en la educación superior. Aunque reconocemos que la formación de investigadores se da sobre todo a nivel del posgrado —maestrías y doctorados— existe una creciente tendencia a la formación de investigadores en el pregrado. Formación que se desprende básicamente como un subproducto de la docencia orientada a la práctica profesional, no sin reconocer que se realiza con ciertas limitaciones. No es posible colocarse en contra de que las funciones de docencia, investigación y extensión cultural necesitan vincularse desde los procesos de investigación. Así, una estrategia para relacionarlas se puede ubicar en la investigación formativa dirigida desde la 16 enunciación hasta la solución de problemas. El docente de educación superior puede orientar la formación de estudiantes-investigadores a partir del estudio de investigaciones reales, enfocadas a la solución de problemas reales de la sociedad y de las organizaciones inteligentes en su particularidad, hasta alcanzar el diseño y desarrollo de investigaciones al interior de la institución educativa. Todo ello tiende a que el estudiante logre adquirir las competencias necesarias para desempeñarse dentro y fuera de las organizaciones inteligentes cuyo objetivo es la creación de conocimiento. En la misma línea, el docente está en la posibilidad de dirigir el trabajo de investigación con sus estudiantes desde los métodos propios de los distintos campos de conocimiento, y con ello, impactar tanto en el progreso de las sociedades del conocimiento, como en el desarrollo personal del estudiante. Lo anterior nos remite al debate presente entre el docente que se forma como investigador y el docente que investiga para “informar su práctica”, en el sentido de que los docentes han de poseer una mínima formación actualizada en su disciplina y en la enseñanza de la misma, colocándose así la formación de investigadores fuera de los posgrados; al mismo tiempo que remite a una de las razones de ser de las universidades: promover una formación profesional con una marcada actitud crítica hacia el conocimiento —lo que se logra a través de una actitud investigativa. Una vez más, las instituciones de educación superior, a través de su oferta educativa, enfocan sus esfuerzos en que el estudiante sea el protagonista de su propio conocimiento: desde la reflexión y cuestionamiento en el proceso de construcción de verdades científicas, hasta la comprensión la realidad histórica que vive, para actuar en consonancia (Perdomo, 2012, p. 2). 17 De acuerdo con lo expuesto, el desarrollo de la sociedad en general y del ser humano, de manera específica, se relaciona con la potencialidad que desde el punto de vista intelectual posea y trabaje. De este modo, la formación de recursos intelectuales que sean capaces de crear, innovar, investigar y aplicar los productos que se hayan desprendido de la labor intelectual, se sitúa como uno de los retos de la educación superior. Estudiar el nexo docencia-investigación en educación superior nos plantea varias interrogantes, entre las que se encuentran: a) ¿los docentes son los únicos que realizan investigación en su campo de estudio o sobre su práctica docente?; b) ¿entre los docentes que realizan investigación en su campo de estudio o sobre su práctica docente se encuentran pedagogos?; y c) ¿la investigación realizada por pedagogos tiene el mismo reconocimiento académico que la realizada por otros profesionales? La búsqueda de las respuestas a las preguntas planteadas se ve orientada, en primer lugar, por lo que se considera que es la pedagogía y, en segundo lugar, por lo que se ha concebido que es el ámbito laboral de la disciplina en cuestión. Como es sabido, el campo pedagógico ya no está restringido a la educación infantil, sino que se ha diversificado significativamente, por lo que resulta importante acercarse al estudio del ámbito laboral del pedagogo en otros marcos educativos, como lo son las instituciones de educación superior, en las que el pedagogo no sólo se desempeña en las áreas de desarrollo curricular y formación docente, sino como docente mismo. Así, resulta importante enmarcar la discusión a partir de un acercamiento a la pedagogía y a su campo, dentro del que encontramos a la docencia, para con ello analizar la práctica pedagógica en la docencia universitaria, específicamente en su relación con la investigación, y resaltar sus aportes en las instituciones de educación superior. La pedagogía es una disciplina con un desarrollo histórico complejo sobre el que se 18 ha escrito desde múltiples aproximaciones. Hasta nuestros días no se ha concluido con lo que se considera el campo de lo pedagógico. Por ejemplo, para Abraham (s/f), “la pedagogía, se define como una disciplina que estudia la educación y el fenómeno educativo y se constituye en un espacio de reflexión, desde el cual se pretende dar cuenta de los problemas educativos en su globalidad y busca enfrentar los problemas de la institucionalización escolar en particular. No obstante, su escaso desarrollo teórico y epistemológico ha reducido su ámbito de acción y reflexión a los métodos y técnicas de enseñanza. La pedagogía, así, muestra escasa claridad con respecto a su estatus, puesto que, por un lado, se mueve en un terreno teórico y práctico y, por otro, comparte con otras disciplinas, su preocupación por laeducación. Por lo que respecta a Díaz Barriga (1990), la pedagogía es una disciplina que, como tal, se estructura a partir del siglo XVII. Posteriormente, forma parte del programa de modernidad social y científico-técnica que se instauró a partir de la Revolución Francesa y la conformación de los estados nacionales. También es una disciplina que trata de resolver, en el ámbito educativo, los problemas de la institucionalización escolar. Sin embargo, pese a los tres siglos de desarrollo de este saber, subsiste el debate sobre su estatuto como campo científico y, en último término, sobre la teoría que ha producido y en la que formalmente se apoya. En el mismo sentido, la constitución científica de la pedagogía inicialmente se realiza como Didáctica. Éste es el sentido que cubre Didáctica Magna, de Juan Amos Comenio (1657). Este texto recibirá contradictorias influencias. Por una parte, preserva de la visión medieval una concepción religiosa de la educación e igualmente una visión aristotélica. De la experiencia de los jesuitas rescatará el significado del ejercicio y de la disciplina, cuestiones que se traducirán en su concepción de infancia. Finalmente, de la 19 Reforma tomará la necesidad de enseñar en la lengua materna de cada estudiante. El empirismo lo influye en su realismo pedagógico (“primero las cosas, luego las palabras”), y los conflictos sociales (la burguesía en su lucha contra la nobleza) lo afectan en la necesidad de enseñar a todos (enseñanza simultánea). Para Furlan (2003): La pedagogía es un campo con conocimientos y propuestas operativas que tiene el compromiso de mejorar la educación, actividad de mejoramiento que se conforma también desde distintos ángulos, con preocupaciones y procedimientos diferentes, dependiendo de la perspectiva teórica que movilice o dónde se inscriba. Puede en consecuencia afirmarse, como lo establece Furlan, que en la pedagogía están presentes otros campos de conocimiento como la psicología y la sociología, a partir de los cuales la pedagogía ha incorporado otros saberes y métodos, con lo que también ha podido construir nuevos campos de conocimiento, que al parecer la han ido constituyendo en un espacio de conocimiento no homogéneo a partir del cual se estudian múltiples objetos de estudio. Podría incluso hablarse con cierto riesgo sobre la pedagogía como un campo interdisciplinar. Siguiendo al autor citado, “lo específico de la pedagogía es armonizar saberes abocados a definir la importancia de formar determinado tipo de hombre y proponer los dispositivos de intervención de una manera convincente, racional, involucrando los conocimientos de mayor legitimidad social. Para ello reúne los saberes socialmente disponibles que garanticen la tarea de racionalizar la educación. […]La incorporación de éstos, presionada por la necesidad de lograr propuestas convincentes, deseables, realizables, ha configurado al campo pedagógico como un ámbito lleno de relieves, de discrepancias, de diferencias. Se trata de un espacio formado por distintos modos de ver, de analizar y de proponer educación” (p. 13). 20 Por su parte, Romo (1996), afirma que la pedagogía es el campo de estudio que nos permite indagar y tomar decisiones lo más metódicamente posible ante los hechos educativos. Este conjunto de reflexiones acerca de procesos y prácticas tiene como fin guiar, orientar la acción de los educadores; es pues la pedagogía, un campo de indagación puesto al servicio de la enseñanza, así como del aprendizaje. Si tomamos como referencia de lo qué es la pedagogía para los autores arriba mencionados, podremos observar que el elemento común es el mejoramiento de las condiciones educativas de las personas, lo que al mismo tiempo nos remite a lo que afirma Bercovich (1994, p. 265): “Pese a que la pedagogía es una práctica con historia, aún hoy nos preguntamos por aquello que abarca el saber pedagógico”. En este sentido, la búsqueda de una aproximación sobre el saber propio de la pedagogía se constituye en una empresa compleja, en la que se ven involucrados múltiples autores, y que, como podemos observar, aún no concluye. Si bien se ha reconocido que la pedagogía muestra un desarrollo histórico significativo, existe un asunto sobre el cual también se ha estado debatiendo, esto es, el campo laboral del pedagogo. Al respecto, Romo señala que se puede abordar a la enseñanza como campo de estudio de la pedagogía, con lo que se puede considerar a dicha práctica como objeto de reflexión, crítica, conocimiento, comprensión y transformación. Retomando la afirmación anterior, se puede considerar que la docencia se ubica en una dimensión más amplia y más compleja, pues ya no se ve al docente como aquel que instrumenta el currículum, al contrario, se le ve inmerso en un proceso en el que interactúa de manera activa con los estudiantes para guiarlos en la consecución de sus metas curriculares, por lo que se puede considerar a la docencia como una práctica profesional, ya 21 que se puede analizar como práctica social, histórica, etc. Bajo la óptica señalada, se puede estudiar la docencia dentro de su complejidad como un “conjunto de actividades, si bien diferenciadas, también concretas, en tanto se desarrollan en instituciones escolarizadas, en el ámbito del salón de clase y con el fin de favorecer los procesos de aprendizaje.” (Romo, s/f) Siguiendo el sentido de la exposición, la docencia es una profesión que ayuda al desarrollo integral del ser humano, mediante la puesta en práctica de actividades que dirijan al sujeto a que desde su propio interior desee aprender por su cuenta, cree un vínculo afectivo con los otros, sea consciente de que él es un ser único, diferente, consciente del mundo que habita, capaz de poder transformar su circunstancia (Morán Oviedo, 2003). A su vez, la docencia es un proceso creativo en el que confluyen diversas intenciones y vertientes de construcción de conocimiento. En el proceso de enseñanza-aprendizaje los docentes y los estudiantes “aprenden formas de construir conocimiento: saber y saber pensar, investigar y enseñar a pensar la realidad. La docencia es un proceso creativo a través del cual los sujetos que enseñan y los que aprenden, interactúan con objetos de conocimiento, develando así su propia lógica de construcción y al hacerlo ambos se transforman. Ello supone a la docencia como una tarea compleja y trascendente, cuyo desempeño cabal exige una actitud profesional en el más estricto de los sentidos” (p. 20). En esta línea de pensamiento se puede volver a afirmar que el docente se transforma, de ser un “transmisor” de información a ser un facilitador del aprendizaje, un agente innovador que se forma en su disciplina y en lo pedagógico-didáctico, cuya práctica devenga creativa, transformadora, dirigida hacia el cambio, en búsqueda de lo nuevo, e incluso de aquello que es desconocido. Lograr una docencia creativa y dirigida al cambio 22 implica dos caminos: a) enseñar a producir conocimientos, no sólo a consumirlos, es decir, el docente-investigador universitario enseña lo que investiga y hace de su práctica docente un objeto de estudio —la postulante agrega que, en este punto, también se puede considerar que el docente-investigador enseña a investigar a sus discentes—; y b) enseñar para la transformación, transmitiendo de forma creativa y crítica los conocimientos prácticos de la profesión —es la figura del docente que es un profesional en ejercicio que enseña lo que práctica y transmite criterios y procedimientos para superar su práctica profesional. Lo anterior nos sitúa en lo que en la actualidad ha cobrado suma relevancia por lo que respecta al nuevo papel del docente frente a las demandas de una educación no reproductiva del saber y sí enfocada a la construcción del mismo, específicamente nos referimos al nexo docencia-investigacióncomo objeto de estudio. Al respecto, autores como Jenkins y Zetter (2003) valoran el efecto del nexo en la educación desde tres perspectivas: a) experimentalmente (tanto los estudiantes como los docentes se benefician); b) conceptualmente (desarrollo de conocimiento); y c) operacionalmente (reciprocidad de la docencia y la investigación como actividades de aprendizaje). Sagor (2003) citado por Everett (2005) opina que los docentes que realizan investigación manejan su salón de clase con base en las habilidades que han desarrollado. “Son observadores (observan lo que pasa y piensan acerca de la información que han acopiado); cuestionan (todo lo que ocurre en el salón de clase puede ser visto como dato para entenderse); son discentes (reflexionan sobre lo que han aprendido más que sobre lo que han enseñado); y son docentes más completos (porque consideran tanto el conocer como el hacer). Por su parte, Everett (2005), afirma que diseñar proyectos de investigación-acción implica ciclos relacionados de observación, implementación, modificación, evaluación, reflexión y futura modificación, similares al 23 ciclo de aprendizaje de Kolb y al proceso espiral de planeación, encuentro del hecho y ejecución de Lewis. De acuerdo a Christopher Knapper (citado por Campbell, 1998) un buen docente guía a sus estudiantes en el proceso de aprendizaje de manera tal que ellos entienden cómo aproximarse a la asignatura o al tema (aprendizaje profundo), en lugar de memorizar sólo datos. En la misma línea, el autor señala seis principios que promueven el aprendizaje profundo: los docentes están bien preparados, son amigables, flexibles y apoyadores; los estudiantes participan en aquello que van a estudiar, los estándares de evaluación y las expectativas están claramente definidas; los cursos se consideran relevantes para el ejercicio profesional; y existen buenas relaciones entre los estudiantes y los docentes. En concomitancia, investigadores pedagógicos como Jenkins (2000) opinan que la economía basada en el conocimiento requiere que los docentes sean creativos y que desarrollen su habilidad para crear, que encuentren y sinteticen el nuevo conocimiento. De la misma manera, los estudiantes en la sociedad del conocimiento tienen que ser investigadores (Scott, 2002). Los estudiantes no sólo han de involucrarse en la producción del conocimiento, sino que deben educarse para enfrentar los riesgos y las incertidumbres causadas por el avance de la ciencia. Así, la transferencia de conocimiento del docente al estudiante cobra relevancia, porque no sólo se trata de transferir el conocimiento, sino de absorberlo y de usarlo posteriormente en una nueva transferencia. Finalmente, el concepto desarrollado se basó en lo aprendido en las tareas de investigación y docencia realizadas. Abbas (2009), se coloca a favor de la relación entre la docencia y la investigación, señalando sus beneficios, es decir, en esta relación el involucramiento directo en el proceso 24 de investigación mejora la calidad de la enseñanza promoviendo un compromiso crítico con la asignatura y provee un ambiente de aprendizaje experimental, pues mantiene al docente al día con las fronteras del conocimiento de su disciplina. La investigación le da la oportunidad al docente de transmitir a sus estudiantes no sólo nueva información específica, sino una comprensión del valor del compromiso académico y una apreciación del espíritu de indagación que le subyace. En esta línea de argumentación, Healey y Roberts (citados por Healey (2005) afirman que los estudiantes obtienen beneficios importantes de los procesos de investigación, en diversas formas de aprendizaje activo, en el sentido de que logran tanto aprendizajes profundos, como una comprensión significativa del tema que estudian. Esto representa un reto para los cuerpos de docentes universitarios, pues deben enfocar sus esfuerzos al rediseño curricular y generar nuevas formas en las que los estudiantes y los docentes se comprometan a trabajar juntos en comunidades de indagación en espacios disciplinarios e interdisciplinarios. En este punto, insistimos en la importancia de analizar la práctica pedagógica desde el nexo docencia-investigación, considerando que es una actividad profesional de reciente reconocimiento y desarrollo, que al mismo tiempo cuenta con una escasa infraestructura organizativa y académica. Uno de los aspectos académicos sobresalientes en este ámbito es el problema que representa carecer de una unificación y homologación de los criterios que sustentan la labor investigativa con implicaciones de largo alcance, así como la diversidad de criterios de evaluación por parte de las instancias internas y de las agencias externas de fomento de la investigación y, más decisivamente aún, de los recientes programas nacionales de incentivos al investigador individual. 25 El análisis del tema propuesto nos proporciona elementos que contribuyen al debate sobre la concreción del nexo docencia-investigación5 en nuestro país, dado que los intentos por desentrañar la naturaleza de este tema se hallan lejos de admitir algún tipo de conclusión, pues ni siquiera los presupuestos y postulados de partida resultan consensuados. A lo largo del presente documento se citarán aportes teóricos y empíricos sobre el tema propuesto, enfatizando que los hallazgos de éstos apuntan a la intencionalidad del nexo docencia-investigación dirigida hacia el logro del aprendizaje profundo en instituciones de educación superior, particularmente en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México en el periodo 2008-2010. 2.2. Objetivo del informe El objetivo del presente trabajo es exponer un intento de proveer bases empíricas del nexo docencia-investigación, mediante la documentación de una experiencia pedagógica — enseñanza de un proceso de investigación— desarrollada en el Plantel San Lorenzo Tezonco de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. 2.3 Revisión de conceptos y análisis de la experiencia realizada Permítasenos iniciar este apartado con un señalamiento: la extensión de la revisión conceptual realizada para la elaboración de este informe podrá parecer significativa e incluso excesiva para las características del trabajo realizado. Sin embargo, consideramos que la complejidad de la práctica realizada fundamenta esta necesidad de contar con una 5 La sustentante considera que la relación docencia-investigación no es algo que se dé por decreto, sino que tiene que construirse, y que, es precisamente el cuerpo académico de las instituciones de educación superior el que puede desarrollar esta relación en el aula. 26 serie de referentes conceptuales, mismos que se han desarrollado ampliamente, cuya exposición no puede ser acotada más de lo que ya ha sido. La revisión de conceptos en este trabajo está orientada por una visión histórica, pues su intención es ubicar los elementos fundacionales del nexo docencia–investigación; en ese sentido, se contempla la idea de universidad, su misión, tensiones y retos desde la Universidad Humboldtiana hasta las interpretaciones críticas sobre la universidad en el siglo XX. Se presenta la pedagogía y su campo para explicitar la práctica pedagógica en el ámbito del nexo docencia-investigación. Al mismo tiempo, se hace mención al debate existente en torno al nexo docencia- investigación desde diferentes aproximaciones teóricas y metodológicas. Una vez establecidos los elementos fundacionales del nexo docencia-investigación, se reconoce el desarrollo de la cuestión, se plantean los elementos conceptuales y legales de la docencia y la investigación en la UACM, en la que se realizó la experiencia, pasando por una breve descripción de la fundación de la institución, con el objetivo de ubicar los elementos referentes a las funciones dedocencia-investigación. Con esta revisión conceptual se analiza la experiencia didáctica concreta, es decir, la participación del pedagogo como docente que investiga para informar su práctica, y como docente que forma a estudiantes en la investigación. Lo que permite contar con mayores elementos para discutir y conceptualizar dicha práctica. Desde una posición personal, lo más significativo se sitúa en la reflexión realizada en torno a la práctica pedagógica realizada y su ubicación en el nexo docencia- investigación. Asimismo, y como consecuencia de una necesidad conceptual y metodológica, el haber definido el nexo docencia-investigación desde los referentes teóricos consultados resultó enriquecedor (véase apartado Descripción de la experiencia). 27 III. MARCO CONCEPTUAL 3.1. La Universidad: idea, misión, tensiones y retos Desde su surgimiento en el siglo XII en Europa, las universidades, han entrado en conflicto con sus sociedades en relación a su misión. Esta tensión ha contribuido a que las universidades desplieguen una creatividad importante para responder a las demandas externas, sin “sacrificar” sustancialmente su labor interna. Desde la óptica esbozada arriba, significativo es el número de académicos e investigadores que se han dedicado al estudio de la universidad y su relación con su entorno. Este capítulo pretende proporcionar un esbozo sobre la evolución histórica de la idea de universidad haciendo mención a los principios de la Universidad Humboldtiana; el renacimiento de la nación Alemana mediante la educación según Gottlieb Fichte; y los planteamientos de Friedrich Schleiermacher sobre el Estado, la universidad, y la libertad académica. Asimismo, este capítulo expondrá algunos elementos sobresalientes de las universidades británica, francesa, inglesa y latinoamericana. Tocará la idea actual de universidad de Karl Jaspers y de Ortega y Gasset, y expondrá las transformaciones que la institución universitaria ha tenido a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y los inicios del siglo XXI. Finalmente, se referirá a las tensiones y retos que enfrenta esta institución a través de la mirada de diversos autores, cuyas posiciones resultan encontradas. 3.2 La idea clásica de la Universidad: la Universidad Humboldtiana Cuando intentamos ubicar las raíces de la universidad de hoy, nos enfrentamos a la existencia de diferentes lecturas sobre la concepción de la nueva universidad centrada en la 28 investigación, mejor conocida como la universidad “Humboldtiana”. En primer lugar, podemos señalar que es Humboldt con quien se asocia el surgimiento de la reforma de las universidades alemanas en las primeras décadas del siglo XIX. En principio, dado que el proceso educativo consiste en “tres etapas naturales”, Humboldt consideraba tres tipos de escuelas, i.e. establecimientos para la educación básica, para la educación secundaria y para la educación universitaria. Sobre la educación universitaria, Humboldt consideró que las universidades están destinadas a “desarrollar la ciencia y la academia en el sentido más profundo y amplio del término y transmitirla no como una intención sino como material intencionalmente preparado para la educación interna y moral” (Humboldt, 1979, p. 321). Asimismo, el autor se referiría al hombre en función de la sociedad con la siguiente afirmación: “El más alto ideal de la existencia en común de los seres humanos consistiría para mí en el hecho de que cada uno se desarrolle solamente a partir de sí y por sí mismo” (Humboldt, citado por Piché, s/f, p. 136). En este sentido, podemos afirmar que para Humboldt, el ser humano debía ser visto como un individuo que se desarrolla por sí mismo y para sí mismo. Y es precisamente en la universidad donde el individuo florecerá en su singularidad, donde puede darse la autoformación. Volviendo al tema de la universidad, Humboldt afirma que la misión de esta institución era la generación y avance del conocimiento mediante la investigación original y crítica, y que en este establecimiento lo que “importa a la universidad no es la jerarquía de los saberes, sino sobre todo la multiplicidad y la riqueza de las ciencias a las cuales el individuo puede escoger consagrarse en vista a su propia formación” (Piché, s/f, p. 152) También establecería que en la universidad se daría la unidad de la docencia y la 29 investigación: “Sería una característica de los establecimientos científicos superiores considerar a la ciencia como un problema que nunca estará completamente resuelto y que por lo tanto, implica un involucramiento constante en la investigación” (Humboldt, citado por UNESCO, 2000, p. 8). Por lo tanto, el autor también la concibió como un establecimiento dedicado a la educación general, un alma mater que enseñara todas las ciencias y no se concentrara en el entrenamiento ocupacional. En el mismo sentido, Humboldt consideró a la libertad de la ciencia y la autonomía del trabajo docente como dos premisas de su idea de universidad, mismas que implican que el autor no permitía que la ciencia fuera mal utilizada por la política, ni que la ciencia estuviera enclaustrada en una torre de marfil. Sobre los docentes y los estudiantes, Humboldt señaló que éstos tendrían que dirigir sus esfuerzos hacia la búsqueda de la verdad dentro de un marco metódico de investigación (Clark, 1997), enfatizando que los estudiantes deberían participar de manera activa de acuerdo a lo planteado en la propuesta de Schleiermacher. En palabras de Humboldt (citado por Clark, 1997, p. 33): “Una característica única de las instituciones intelectuales superiores es que conciben que la ciencia y la academia (scholarship) enfrentan tareas, en última instancia, inagotables: esto significa que participan en un interminable proceso de investigación. Los niveles inferiores de educación presentan cuerpos cerrados y establecidos de conocimiento. En el nivel superior, la relación entre maestro y alumno es diferente. En el nivel superior, el maestro no existe solamente en función del estudiante; maestro y alumno encuentran su razón de ser en la búsqueda común de conocimiento”. Según Clark (1997) esta formulación es la determinante para que a las universidades alemanas del siglo XIX se les considerase espacios privilegiados de investigación, en los que los docentes e investigadores actuarían de manera colegiada. Así, las universidades 30 alemanas se convirtieron en instituciones educativas de primer orden, a la par de que fueron reconocidas en tanto ejemplificaban el ideal del aprendizaje puro, la desinteresada búsqueda de la verdad por su propia voluntad, cuestión derivada del idealismo y del romanticismo alemán: “en el contexto de la emergencia de campos de conocimiento para la Universidad de Berlín, que sirvió para legitimizar la creación de nuevas profesiones para los representantes de la clase media baja, para quienes las oportunidades de movilidad social eran escasas” (Kwiek, 2007, p. 26). Para concluir, lo que desde Humboldt se conoce como la “idea de la universidad” es el proyecto de personificar una forma de vida ideal (Habermas, 1987, p. 3). No obstante, esta idea no se centraba solamente en las diversas formas de vida de la sociedad burguesa, sino “–gracias a la íntima conexión entre la ciencia y la verdad– en algo más universal, algo previo al pluralismo de las formas sociales de vida. La idea de la universidad apuntaba a los principios de la formación de acuerdo a los cuales todas las formas objetivas del espíritu están estructuradas.” (p. 3). Asimismo, como lo establece Björn Wittrock (Wittrock, 1993, p. 305): “Es obvio que este proceso institucional [la emergencia de la universidad] está íntimamente relacionado con otro, al que se le conoce como el nacimiento del moderno estado-nación, en las políticas recién establecidas en el continenteeuropeo, como Italia o Alemania, o a través de la reforma de las viejas organizaciones del estado, como Francia o los Estados Unidos de América” 3.2.1. Johann Gottlieb Fichte. El renacimiento de la nación germana a través de la educación Fichte identifica a su época como el fin de una era: su país se hallaba en un momento de definición, de cambio, en el que las situaciones adversas del pasado podían reemplazarse 31 por algo mejor, algo superior y más fuerte. Su visión de la educación era que ésta debía ser un instrumento para el cambio, un medio educativo para fines políticos. Asimismo, Fichte sostenía que un establecimiento de enseñanza superior o universidad en acorde a su tiempo debía ser "una escuela del arte del uso científico del intelecto".6 En este espacio se cultivaría un modelo de formación o de educación en el que se privilegiara la "conciencia clara y libre"7. El intelecto constituía (Vernunft) “la libre actividad del concebir”8. Si los hombres eran conscientes y reflexionaban sobre sus propias potencialidades de razonamiento, podrían dejar de ser meros reproductores del saber y apropiarse de él, convirtiéndose así en "artistas en el estudio"9, es decir, el estudio los conduciría a desarrollar su capacidad de aprendizaje. El arte de aprender radica en extraer de nosotros mismos los conocimientos…"a consecuencia de una aptitud previamente alcanzada".10 El autor señalaba que: "Todo descansa en que se sea íntimamente consciente de la propia libertad mediante el continuo uso de ella con clara conciencia y en que ella haya llegado a ser más preciada para nosotros que todas las demás cosas"11. Asimismo, el autor propone que aquello que se aprenda con libertad y conciencia será en algún momento componente del propio individuo, por ello: "Cuando se empiece a formar el hombre para su propia utilidad y como instrumento para su propia voluntad —pero no como instrumento inanimado para otros—, entonces la doctrina de la ciencia será universalmente inteligible y fácilmente inteligible."12 6 No. 4, pag. 18. Cabe mencionar que las citas de Fichte corresponden a la compilación de sus escritos universitarios reunidos en una obra titulada La idea de la universidad alemana, publicada en la Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1959 . 7 No. 5, pág. 19. 8 N° 5, pág. 20. 9 Ibídem., p.20. 10 Fitche T., Zweite Einleitung in die Wissenschaftslehre, N° 10, pág. 94, en la edición de Felix Meiner Verlag, Hamburg, 1954. 11 Ibíd., p.20. 12 Ibid., p.20. 32 La universidad se constituye entonces como el espacio en el que se desarrolla el intelecto, en el que se privilegia el uso del saber científico, de modo que correspondería a otro tipo de instituciones la impartición de asignaturas como la teología, la medicina, el derecho, separándose así la ciencia de lo que se puede considerar la profesión. 3.2.2 Friedrich Schleiermacher. El Estado, la Universidad y la libertad académica F. Schleiermacher, profesor de la Universidad de Halle hasta 1807, destaca la idea de que la universidad debe ser independiente del Estado, y debería estar fundamentada en la Facultad de Filosofía; también sostendría que era labor del profesor generar un proceso de intervención en los estudiantes de manera que en ellos se desarrollara de manera intuitiva el conocimiento que él les acercaba “… la actividad de la razón al producir el conocimiento y la copien en la intuición” (Schleiermacher, 1808, p. 49, citado por Rikap, 2013). Por ello, el autor defendería la idea de que el fin de la Universidad no se encuentra en el aprendizaje, sino en el conocimiento. Así, la propuesta del autor mencionado es que la investigación se constituya en el motor de la institución, por lo que ha de buscar sin descanso la verdad frente a nuevas preguntas (Sevilla, 2008). En Schleiermacher veremos que existe un énfasis en la educación de los habitantes de la nación alamana como una respuesta a la derrota sufrida ante Francia, una educación universitaria en la que las libertades individuales en la vida estuvieran presentes. Describe a la universidad no como un lugar donde se aprende (Lernen), sino donde se desarrolla el conocimiento mismo (Erkennen); por ello considera que el estudiante es un miembro activo de la institución, un miembro con derechos. La universidad existe para que el estudiante pueda alcanzar a manifestar su propia originalidad, ha de impulsar el surgimiento de la vida 33 intelectual del estudiante, le ha de poner a su disposición lo necesario para su formación (Piché, s/f). El autor citado confiere a los docentes el derecho de elegir el contenido de sus cursos en función de sus intereses de investigación, ya los estudiantes les demanda una participación activa en su proceso de formación, que aprendan a formarse en contacto con la ciencia. Así, estudiantes y profesores deben consagrarse exclusivamente a la tarea del saber. La universidad es el lugar donde se genera conocimiento, en el que hay una asociación entre la enseñanza y la investigación; en el que el estudiante por derecho puede participar en el desarrollo de la investigación. (Piché, s/f). A los estudiantes los invita a que se presenten a la universidad en la vestimenta que deseen, lo cual refleja en el pensamiento de Schleiermacher una actitud liberal y comprensiva de la vida del joven estudiante. A continuación podemos observar cómo justifica Schleiermacher esta dimensión de la libertad académica: “Cuando esta libertad se forma [sich bildet] espontáneamente al punto de parecer inseparable del espíritu más íntimo de la universidad, cuando la diversidad [Mannigfaltigkeit] y la originalidad [Eigentumlichkeit] de las costumbres resurgen tanto más fuertemente aquí, que reinan en adelante la monotonía [Gleichformichgkeit] y la simpleza [Charakterlosigkeit], esta libertad es un contrapeso saludable a cuyo efecto no se debería oponer sin buenas razones” (citado en Piché, s/f). A manera de conclusión, y siguiendo a Jürgen Habermas en su texto “The Idea of the University: Learning Processes” Humboldt y Schleiermacher relacionaron dos nociones con la idea de Universidad. La primera tiene que ver con la pregunta acerca de cómo la 34 ciencia moderna y la academia podrían institucionalizarse sin perder su autonomía. La segunda se refiere a su deseo de explicar por qué es interés propio del Estado garantizarle a la Universidad una forma de vida interna autónoma e ilimitada. Los autores señalados encontraron que la solución a la primera cuestión radicaba en “una autonomía organizada de la ciencia del estado y una academia que protegiera a las instituciones superiores de aprendizaje de las intervenciones políticas y de los imperativos sociales” (Habermas, 1989, p. 109). Las dos nociones se fusionaron para formar la idea de la universidad y permiten explicar algunas de las principales características de la universidad alemana: 1) la relación positiva de la academia universitaria —misma que se piensa apolítica— con el estado; 2) la relación defensiva de la universidad hacia la práctica profesional, especialmente en cuanto a los requerimientos educativos que podrían poner en peligro el principio de unidad de la docencia y el aprendizaje; y 3) la posición central de la facultad de filosofía dentro de la universidad y la importancia enfática atribuida a la ciencia y a la academia por la cultura y la sociedad como un todo (Habermas, 1989). Para terminar, se puede afirmar que las tres características o principios desarrollados por Fichte, Schleiermacher y Wilhelm von Humboldt, han guiado a la universidad moderna a través de los siglos XIX13 y XX. Por ejemplo, el principio de la unidad de la docencia y la investigación se hace presente en muchas universidades en la actualidad en términos de su funcionamiento, es decir, la investigación aúnes eje del quehacer de muchas universidades, pero no más que en otros sectores de la educación superior; la autonomía universitaria se observa bajo severos ataques en países de todo el orbe, desde direcciones, mismas que incluyen amenazas del Estado y del sector industrial en áreas exclusivas; y sobre el tercer 13 Aquí cabe señalar que ya para la segunda mitad el siglo XIX, las universidades alemanas ya habían asumido su función de instrucción de las disciplinas académicas, y se habían convertido en moda. 35 principio, la centralidad de la filosofía, que parece ser el que más peligra, pues en algunas instituciones de educación superior ya se le ha abandonado, tanto con respecto a la teoría como a la práctica (Kweik, 2006). 3.3 La Universidad Británica Para Clark (2007:93, 94): “La historia de la educación superior británica es la historia de una alta concentración institucional, ya que únicamente dos universidades, Oxford y Cambridge, monopolizaron el aprendizaje superior durante seis siglos”. Asimismo, “Al comienzo del siglo XIX, cuando Humboldt estaba organizando la Universidad de Berlín de acuerdo a nuevos principios, y Napoleón formaba la universidad unitaria en Francia, las dos (y únicas) instituciones de educación superior en Inglaterra y en Gales dormían en un pesado sopor. En pensamiento y en práctica, estas instituciones eran la antítesis de la investigación científica”. Sin embargo, también entre los siglos XVIII y XIX se desarrollaba en Escocia un nuevo pensamiento universitario con la presencia de altos intelectuales como Colin Maclaurin, David Hume o Adam Smith, y hacia la segunda mitad del XIX se fundaba la Universidad Católica de Irlanda cuyo rector sería John Henry Newman. En su texto “The Idea of a University”, afirma que “la universidad es un lugar para enseñar el conocimiento universal. Esto implica que su objeto, por un lado es intelectual, no moral; y por otro, que es la difusión y la extensión del conocimiento más que el avance. Si su objeto fuera el descubrimiento científico y filosófico, yo no vería por qué la universidad debería tener estudiantes; si fuera la formación religiosa, no veo como ser el lugar de la literatura y la ciencia” (Newman, 2008, p. ix). En el pensamiento de Newman, todas las formas de conocimiento forman una 36 unidad coherente. Es como si fueran un círculo, en el que cada área de estudio se concentra en un segmento, pero nunca en detrimento de otra área de estudio. El conocimiento debería de considerarse en su totalidad. Sólo de esta manera puede mantenerse el conocimiento íntegro. Pretender que un segmento del conocimiento no existe, es un error sustancial que tiene consecuencias terribles para el mundo académico, pero también para el mundo en el que vivirá y trabajará el estudiante. En palabras de Newman: “He dicho que todas las ramas del conocimiento están conectadas porque la materia de conocimiento está íntimamente en unidad en sí misma, como los son los actos del Creador. Por ello es que las Ciencias, en las que podemos decir que nuestro conocimiento es el protagonista, tienen múltiples recovecos, y una simpatía interna, y hay que admitirlo, demandas de comparación y ajuste. Ellas son correctas, se complementan, se balancean unas a otras” (Newman, 2008, p. 100). Cuando Newman (2008) habla sobre el intelecto, afirma que el cultivo del mismo es distinto y suficiente, y que para desarrollarlo, el estudiante ha de dedicar un espacio considerable de su tiempo a la lectura en una amplia gama de temas, para que así se pueda debatir sobre particulares. El conocimiento, entonces, es un elemento indispensable para la expansión de la mente y el instrumento para atraerla. De ahí que haya insistido categóricamente en los deberes de investigación de las universidades. En el mismo sentido, la educación liberal “vista en sí misma, es simplemente el cultivo del intelecto, como tal, y su objeto nada más que la excelencia del intelecto” Newman, (2008, p. 107). La educación liberal hace al gentleman, y ser un gentleman está bien, tanto como lo es poseer un intelecto cultivado. En resumen, la pretensión de Newman se dirigía hacia la formación de la persona. Las referencias aquí proporcionadas sobre el pensamiento de Newman nos permiten observar que el punto central de su teoría era la naturaleza y estructura del conocimiento y 37 la capacidad de la mente en lo que se refiere al desarrollo intelectual. Para Newman el intelecto es la verdad, o una descripción verdadera de la realidad. Es un todo unificado del que las diversas ciencias o disciplinas académicas forman parte. Estudiando a las ciencias o aspectos de ellas y sus interrelaciones, los individuos pueden entender al mundo y estar conscientes del valor relativo de las cosas. Así, los hombres desarrollan lo que Newman denominó el hábito filosófico de la mente, una noción caracterizada por un amplio conocimiento (Mulcahy, 2009, p. 467), es decir, la habilidad para involucrarse en un análisis y reflexión crítica (Ker, 1990, citado por Mulcahy, 2009). Al mismo tiempo, nos permiten acercarnos al estudio comprensivo de lo que es la educación superior en la actualidad, y lo que se denominaría la educación emancipadora (Barnett, 1990, p. 28). 3.4 La Universidad Francesa Por lo que respecta al modelo francés de enseñanza superior, Clark (1991) afirma que se trata de un sistema muy particular debido a su estructura. Es decir, al contrario de otras universidades en otros países, en Francia a lo largo “de los siglos XIX y XX, las escuelas avanzadas especializadas conocidas como grandes écoles se han hecho cargo de la selección, entrenamiento y colocación de las élites”. Con Napoleón Bonaparte se crea la primera universidad francesa, la Universidad Imperial, en 1808. La misión de universidad era la formación profesional de élite, con la característica de que su modelo sería el único para todo el país. Desde la Universidad Imperial se dirigía a las unidades que impartían educación superior en las regiones. La formación universitaria giraba en torno al profesorado, mismo que se relacionaba con el Ministerio de Instrucción Pública en Paris. Asimismo, la universidad única tenía como objeto establecer un vínculo estrecho entre la educación superior y la educación secundaria. 38 Siguiendo a Clark, la investigación no se consideraba relevante. Los funcionarios públicos no la aceptaban, por lo que se oponían a ella, cuando se le toleraba se lo hacía siempre y cuando no interviniera con la concesión del baccalauréat o con la enseñanza, y cuando no se dirigía a cuestionar la política gubernamental en relación con la contratación de profesores. El financiamiento provenía de las colegiaturas, por lo que con frecuencia no había dinero ni para la enseñanza, menos para la investigación. Hacia 1890, se instaló una importante reforma en el sistema de educación superior francés. Los grupos de profesores se extendieron y la investigación se consideró como un elemento importante en la contratación de los profesores. El número de estudiantes inscritos se incrementó, con lo que se conformó un cuerpo estudiantil importante. El financiamiento se amplió con donaciones de otros sectores; se desechó la idea de una única universidad para todo el país, y los profesores de las regiones debían constituir una universidad, con lo que Francia se alineaba con la institución universitaria. Para concluir, tal y como lo señala Björn Wittrock —en su texto “The Modern University: The Three Transformations”—, la emergencia de la universidad moderna es por mucho un fenómeno de finales del siglo XIX. Es en este periodo en el que las universidades resurgieron como instituciones de producción de conocimientos y en las que llegaron a ser predominantes. También es obvio que este proceso institucional estáíntimamente asociado a otro, lo que se conoce como el nacimiento del moderno estado-nación, ya sea en las recién formadas entidades políticas del continente Europeo, como Italia o Alemania, como a través de las reformas de las viejas organizaciones del estado, como Francia (Wittrock 1993). 39 3.5. La Universidad Latinoamericana Los elementos fundacionales de la universidad en América Latina se pueden ubicar en las universidades peninsulares de influencia francesa. Sin embargo, se puede observar una diferencia. En el modelo napoleónico se observaba una articulación entre la enseñanza superior con el resto de la estructura educativa y una definida orientación del Estado en el desempeño de sus funciones, en cambio, en América Latina se contempla una contienda política entre las fuerzas liberales y las conservadoras, lo que se manifestó en una continua oscilación en cuanto al papel que le correspondía desempeñar a la universidad con respecto a la sociedad y el Estado (Rodríguez Gómez, 1998). La articulación de las universidades en América Latina con las necesidades sociales es notable. En ellas se reflexiona sobre los problemas presentes en la humanidad, cuya causa se ubica en los nuevos perfiles de convivencialidad e interculturalidad, tanto como aquéllos que se desprenden de la relación del hombre con la naturaleza. El compromiso de la universidad latinoamericana con el entorno no se reduce sólo a la formación de profesionales-ciudadanos responsables, a la generación de conocimiento a partir de rigurosas metodologías, o a ofrecer actividades que divulguen el conocimiento o difundan la cultura, pues “siendo la universidad una institución que influye en la sociedad, es responsable de canalizar esa influencia con una clara orientación transformadora, hacia los ámbitos de vulnerabilidad social y económica presentes en nuestras sociedades” (De la Cruz y Saisa, 2008, p. 27, citados en de la Fuente, 2008, p. 19). Podemos afirmar que el elemento fundacional del compromiso social de la universidad latinoamericana lo encontramos en el movimiento de Córdoba de fines de la 40 década del siglo XX, mismo que impulsó la transformación política, académica y cultural de la universidad. Permítasenos realizar una breve exposición sobre este particular. A partir de la independencia de los países latinoamericanos, la mayoría de las universidades hispanoamericanas se transformaron en instituciones estatales, reguladas por normativas de orden público, en el marco de un proceso histórico que, en su transcurso, fue limitando la soberanía de la universidad, con resultados dispares según el país. La autonomía universitaria va surgiendo. El gobierno universitario se va configurando de acuerdo a lo que Clark denomina “autoridad política estatal”. El autor señala que, desde sus inicios en Bolonia y París, la educación superior organizada “se ha enfrentado al problema de su relación con el control estatal y eclesiástico. Con el progresivo fortalecimiento del estado nación, este tipo de control pasó a ser el marco predominante, y actualmente en casi todo el mundo la educación superior es fundamentalmente una pieza organizacional de los gobiernos nacionales condicionada por la naturaleza del aparato estatal y por el modo en que se ejerce la autoridad política estatal” (Clark, 1983). De ahí que el tipo de régimen político que se establece a nivel estatal influya sobre la configuración que asume el gobierno universitario, sobre todo, en lo referido a su autonomía. Por ejemplo, tenemos el caso del proceso de Reforma Universitaria iniciado en Argentina con el Grito de Córdoba de 1918 (extendido a otros países latinoamericanos 14), 14 “En septiembre de 1921, con motivo del primer centenario de la Independencia, se celebra en México el Primer Congreso Internacional de estudiantes, bajo la presidencia del rector José Vasconcelos, al que concurren delegados de América Latina, Europa y Asia. De él surge un intento por crear una Federación Internacional de Estudiantes y un amplio respaldo al ideario reformista. Sus resoluciones constituyen un testimonio de las preocupaciones estudiantiles del momento: proclamación del nacimiento de una nueva humanidad; lucha para abolir el “actual concepto de poder público” y la “explotación del hombre por el hombre y la organización actual de la propiedad, evitando que el trabajo humano se considere como una mercancía”; establecimiento de “universidades populares” como obligación estudiantil; la “justicia social”; nexos más sólidos con la clase obrera; la extensión universitaria a cargo de las asociaciones estudiantiles; 41 que puede afirmarse, se constituyó en un ejercicio sui generis en América Latina para lograr un esquema universitario propio, dado que se puso en cuestión la autonomía universitaria y el cogobierno como forma colegiada de conducción, en un intento de democratizar el funcionamiento de las universidades en la Argentina, con lo que emergió la Universidad Nacional Latinoamericana con las características que aún hoy día definen su perfil particular (Tünnermann, 2008), es decir, la autonomía universitaria, la participación estudiantil en el gobierno de la Universidad, la misión social que a ésta le incumbe cumplir, etcétera (Tünnermann, 2008). La autonomía universitaria ha estado en la primera línea de las reivindicaciones universitarias en América Latina, por lo que Gabriel del Mazo la retoma para construir su concepto de Universidad como República de Estudiantes. “La nueva Universidad se enuncia como república de todos sus estudiantes. Son estudiantes todos los copartícipes en la comunidad de estudiantes. Sus miembros van recibiendo graduación sucesiva: alumnos, licenciados, profesionales, doctores, maestros [...] El alumno, titular de los derechos cívicos en la Nación, toma con derecho, participación en la vida y gobierno de esta república menor, y el ‘tercio’ del alumnado, unido en el comicio y copartícipe en la representación general, simboliza el porvenir como ideal progresivo e indivisible” (del Mazo, 1955, p. 10). Reiteramos que la autonomía y el cogobierno representan dos de los elementos más sobresalientes del movimiento reformista, elementos por los que la diferencia entre la universidad latinoamericana y las otras universidades del mundo se hace más evidente. Asimismo, hay un énfasis en la misión social de la Universidad, y el Movimiento agregó, al tríptico misional, la extensión universitaria y la difusión cultural, lo que la haría establecer participación estudiantil en el gobierno de la universidad; docencia y asistencia libres; condena al avance imperialista (que por entonces clavaba sus garras sobre Santo Domingo y Nicaragua), a las dictaduras latinoamericanas y al militarismo; fortalecimiento de los ideales nacionales dentro de la “comunidad internacional”; etcétera.” (Tünnermann, 2008, p. 78). Diez años más tarde, se celebra en México el Primer Congreso Iberoamericano de Estudiantes (CIADE). 42 una relación más estrecha con la sociedad, pues se propugnó por hacer de ella el centro por excelencia para el estudio objetivo de los grandes problemas nacionales. (Tünnermann, 2008). 3.6 La idea actual de universidad Casanova Cardiel (2012) señala que los siglos XIX y XX, con sus complejas transformaciones, enfrentarían a la universidad con la tarea de responder a innumerables demandas de su entorno, lo que implicaba para los estudiosos del quehacer universitario la reflexión sobre los fines y funciones de la institución. Tal es el caso de José Ortega y Gasset y Karl Jaspers, sobre los que se hablará en el siguiente apartado, sin pretender hacerlo de manera exhaustiva, dada la importancia que las
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