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El-odinismo-menzelniano--analisis-historico-filologico-de-Zur-deutschen-mythologie-I

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN HISTORIA 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS
EL ODINISMO MENZELNIANO. 
ANÁLISIS HISTÓRICO-FILOLÓGICO DE ZUR DEUTSCHEN MYTHOLOGIE, I. ODIN DE 
WOLFGANG MENZEL, 1855.
TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
MAESTRO EN HISTORIA
PRESENTA:
MARCELINO CAJERO MARTÍNEZ
TUTOR: DRA. MARÍA ALBA PASTOR LLANEZA
FAC. FILOSOFÍA Y LETRAS
MÉXICO, D.F., DICIEMBRE DE 2014
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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Entre lo que uno tiene están principalmente los amigos. Mas esta posesión tiene la particularidad de 
que el poseedor tiene que ser en la misma medida propiedad del otro. En un libro de huéspedes del 
siglo XVII, que pertenecía a los reyes de Sajonia y se encuentra en el castillo de caza Moritzburg, 
apuntado por algún noble de entonces:
Amour véritable
Amitié durable
Et tout le reste au diable
Arthur Schopenhauer
Agradecimientos.
Trascendiendo cualquier palabrería vacía de sentido, me es necesario decir que debo mucho más que la 
realización de este trabajo a mi madre, Idalia, para quien nunca existirán pretextos suficientes que 
imposibiliten al ser humano dotado de fe. Para ti con amor.
No muy alejado de esta cumbre se halla mi padre, quien con su ausencia me enseñó bastante: sí, 
a estar presente. 
Del viento de estos párrafos no podría escapar aunque quisiera la flor más inquieta y cálida de 
mi jardín, Deni, porque con ella logré ver otra cara del mundo, aquella que permaneció inaccesible a 
mis ojos y a mi corazón durante tantos años. Gracias por todo.
A mi hermana, Amanda, por haber alejado el aburrimiento y soledad vespertinos de nuestra 
infancia con sus ocurrencias de niña siendo también mamá. A Román, mi sobrino, porque las ciudades 
han cambiado, pero nunca mi cariño por ti, nunca superaré la facilidad con la que te desprendes de tus 
tesoros más caros para darlos sin reparos a quienes sientes como tuyos, tu familia. A Martín Cajero, 
quien desde hace veinte años tomó la forma acústica de un padre y de un amigo. A mis primos, José y 
Alfonso, gracias por haber estado conmigo cuando más lo necesité.
Siempre he pensado que podemos ser buenos conocidos y, si la vida y nuestros corazones lo 
permiten, entonces sí, ser amigos. Porque para mí el significado de la amistad impone su reflexión 
constante, es menester que dedique unas líneas a ellos, mis hermanos por elección.
Así, vaya mi eterno agradecimiento para: Roberto Vera, quien me ha demostrado que los 
hermanos cósmicos sí existen, y que aún en penínsulas lejanas resuenan ecos de mi alma; para Agustín, 
porque su pasión por la ciencia y el trabajo arduo me volvieron su más diligente emulador y afortunado 
amigo; también aquí figura Fernando, quien, desde el terruño y, aún en la distancia, me ha enseñado el 
valor de la determinación y la humildad; asimismo, agradezco a Roberto Juanz, viajero infatigable de la 
psique humana, quien sin importar los tropiezos sigue creyendo en mí; y porque nos pudimos permitir 
el conocernos, subrayo mi gratitud para una tríada de historiadores muy particular: Diego, Ricardo y 
Jorge, de quienes recibí lo más valioso de cada uno: su amistad desinteresada, experiencia, buen 
consejo y el ánimo para encarar las lecturas y vicisitudes de los seminarios y de nuestra cotidianidad, 
realmente admirables, los tres, amigos míos; zuletzt, danke ich Dir, Georg Grey; ich wage alles, denn 
ich weiß dass es Dich gibt.
Así también, reconozco justamente que la culminación de esta tesis hubiera sido imposible de 
no haber contado, desde hace tres años, con el voto de confianza y la guía atenta de la Dra. María Alba 
Pastor Llaneza, académica inexcusablemente crítica y ser humano íntegro en quien el destino y un 
compartido interés por Alemania me hicieron convergir. 
Finalmente, hago constar para siempre mi gratitud, lealtad y cariño a la Universidad Nacional 
Autónoma de México, por haberme dado el privilegio de poder abrazar, junto con ella, la más hermosa 
responsabilidad humanista que conlleva el espíritu universitario. Asimismo, deseo que conste mi más 
sincero agradecimiento a los doctores: Rosa del Carmen Martínez Ascobereta, Monica Steenbock 
Schmidt, Martín Ríos Saloma y Roberto Fernández Castro, sinodales comprometidos que se dieron a la 
tarea de examinar con minuciosidad y diligencia este trabajo.
 
“Odín como errante” Oden som vandringsman 
Georg von Rosen, 1886.
8
Índice
Introducción.........................................................................................................................11
Primera parte. 
Wolfgang Menzel, adversario de la Ilustración y paladín germánico...........................23
Introducción
La Confederación Germánica y las tendencias unificadoras
De Waldenburg a la gimnasia
Menzel turnt. Gimnasia y Teutschtümelei
Conclusiones
Segunda parte. 
En la víspera de Odín. Menzel y los estudios de antigüedad germánica......................53
Introducción
Alemania, un país de pensadores
Cristianismo y germanismo
Filólogos y germanistas
Conclusiones
Interludio. 
La historia de los antiguos alemanes.................................................................................75
Introducción
¿Quién fue el primero en pisar la selva sagrada para luego descansar a la sombra de los robles 
9
alemanes?
Los alemanes del norte
Odín en la religión de los antiguos alemanes
Conclusiones
Tercera parte. 
Renovación o restauración del culto odínico: El odinismo menzelniano......................85
Introducción
Mercurio, Prometeo y Aquiles, la Antigüedad usurpadora
Odrórir y Mióllnir: la construcción de una personalidad nacional
La libertad irrefrenable del furor teutonicus
Coda. El espíritu inatacable
Conclusiones generales.......................................................................................................110
Bibliografía.........................................................................................................................114
10
Wolfgang Menzel, 1798-1873.
Autor desconocido.
11
Introducción.
Hacia 1935, el filólogo y grafólogo suizo, Martin Ninck, publicó una obra monográfica intitulada 
“Wodan und germanischer Schicksalsglaube” (Wodan y la fe germánica en el destino)1 cuyo tema 
central lo constituía el antiguo mito germánico de Wotan.2 A decir de su propio autor, esta obra –nacida 
durante el auge de las ideas nacionalsocialistas en Europa– pretendía continuar con la tradición 
filológica concebida, primeramente, por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm en Alemania en la 
primera mitad del siglo XIX. En este sentido, Ninck acusaba con urgencia la elaboración de una obra 
que pudiera ocupar un vacío científico en la filología germánica contemporánea con respecto del mito 
en cuestión. 
En el mismo año de la publicación del Wodan de Ninck, Carl Gustav Jung, el connotado 
psicoanalista suizo, se sirvió de la mencionada obra para estudiar y exponer la naturaleza del mito de 
Wotan en un intento por presentar al público un análisis en términos arquetípicos que arrojara 
respuestas más plausibles a las interrogantes suscitadas por la situación política en Alemania. Dela 
obra de Ninck, decía Jung: 
No crea el lector que se trata de un estudio meramente científico escrito con 
distanciamiento académico. Ciertamente se hace en él justicia a la ciencia objetiva, y 
el material está recopilado con exhaustividad y esmero poco frecuentes y expuesto 
de manera clara. Pero además de esto da la impresión de que el autor ha sentido su 
tema con vital realismo, que la cuerda de Wotan también vibra en él, lo cual no es 
ningún reproche sino la mayor ventaja del libro, que sin esta consonancia hubiera 
podido fácilmente resultar una aburrida recopilación. De este modo hay en esta obra 
programa y vida [...].3
1 Trad. Wodan y la fe germánica en el destino. Martin Ninck, Wodan und germanischer Schicksalsglaube, unveränderter 
reprographischer Nachdruck der Ausgabe Jena, 1935: Eugen Diderichs Verlag Düsseldorf-Köln, Wissenschaftliche 
Buchgesellschaft, Darmstadt, 1967, 357 p.
2 Wotan, Wodan, Wuotan y Odin son distintos apelativos con los cuales los pueblos germánicos se han referido a una 
divinidad compartida. Wotan o Wuotan es más propio de los sajones; Wodan es la forma más conocida en el ámbito 
anglosajón; Odin es al parecer la “escandinavización” de Wotan. A fin de evitar confusiones, utilizaré “Wotan” para 
referirme al mito de forma genérica y consideraré “Odín” únicamente al referirme a pasajes específicos de las Eddas y 
de la obra de Wolfgang Menzel, autor al que corresponde el análisis que plantea este proyecto de investigación.
3 Carl Gustav Jung, Wotan, en Obra completa, v. 10, Civilización en transición, edición bajo el cuidado de la fundación C. 
G. Jung, Madrid, Trotta, 2000, p. 181.
12
Así fue que se comenzó a configurar esta tesis, por el impulso de buscar esta “misma cuerda de Wotan” 
no en la figuración, ya de suyo interesante, de Ninck, sino en la historia de la filología germánica, de la 
Germanistik concebida en el seno de la unión entre las pasiones políticas del nacionalismo y la 
literatura decimonónicas.
Volviendo al texto de Jung, además de plantearme un problema histórico de continuidad cultural 
–entre un pasado inalterado y la realidad contemporánea alemana– me generó la curiosidad por indagar 
y analizar, en lo posible, algunas de las fuentes utilizadas por su autor. De esta forma, traté de 
involucrarme exhaustivamente con la obra, di con algunos nombres que consideré importantes en tanto 
me ofrecían pistas a seguir referentes al origen de los citados textos; de esta manera llegué a Wolfgang 
Menzel, precursor en el estudio monográfico del mito de Wotan. En todo caso, el escrito de Menzel 
pareció no merecer demasiada atención por parte de Ninck, quien únicamente le reconoció el haber 
sido precursor en el tratamiento del dios germánico. 
Este hecho me indicó un elemento valiosísimo para mí: la historicidad de las representaciones 
de la mitología germano-escandinava, particularmente de Wotan. Apreciado desde distintos ángulos así 
como momentos históricos y concebido como construcción cultural, potencia anímica y entidad 
unificadora del pasado remoto germánico, frente al mito de Wotan me impuse la tarea de interrogar a 
los textos de Wolfgang Menzel, autor que, al igual que muchos otros desde la revolución cultural del 
Romanticismo alemán, se han dado a la tarea de vivificar a la mitología germánica. Consecuentemente, 
consideré necesario investigar las circunstancias que han motivado y condicionado dichos textos así 
como definir sus objetivos y alcances sociales, culturales y políticos para así, evidenciar el sentido 
histórico de las representaciones de Odín para la historia del nacionalismo alemán.
13
Justificación. 
Esta investigación se planteó, en principio, poder contribuir a la historia social y cultural, así 
como a la difusión de los mitos germánicos representados por los filólogos alemanes del siglo XIX en 
relación con la historia del nacionalismo. 
Antes de discurrir acerca de la importancia de Wolfgang Menzel y su obra para la historia, es 
preciso comenzar con una de las preguntas básicas de este proyecto de investigación: ¿cuál es el mito 
de Wotan? Bien, la respuesta podría venir de dos veneros: el primero de ellos lo constituye la tradición 
literaria medieval de los pueblos germánicos septentrionales, particularmente de los islandeses4, 
quienes a través de las sagas5, la poesía éddica6 y la poesía de los escaldas7, aportaron una amplia 
gama de referencias mitológicas e históricas acerca de Wotan. Como ejemplo de las alusiones 
mitológicas de Wotan, basta recordar su carácter protagónico en el mito de la creación germánica; por 
parte de la historia también se ha hecho mención de Wotan en el sentido de atribuirle el origen de los 
monarcas suecos y noruegos –como se aprecia en la Heimskringla8– . Incluso existen señalamientos 
que definen a Wotan como un “dios advenedizo en las religiones del norte”9 en virtud de adjudicarle un 
4 Es necesario recordar que la isla actualmente conocida como Islandia fue colonizada durante el período vikingo (800-
1050) por campesinos noruegos que buscaban mejores condiciones que las que les ofrecía la unificación de Noruega 
bajo la corona de Harald “el de Hermosa Cabellera”. En este sentido, la lejanía geográfica de Islandia con respecto de 
Europa continental supuso una tendencia de sus pobladores a preservar de forma más “pura” algunos de los mitos y 
costumbres germánicos que el cristianismo suprimía No obstante las interpolaciones de elementos pagano-germánicos y 
cristianos son evidentes en la literatura éddica.
5 Este vocablo de origen islandés, en español refiere llanamente a «narración». Cuando este vocablo en su forma plural 
sögur, es precedido por los sustantivos plurales konunga, fornaldar, biskopa, islendiga designa en este mismo orden, a 
las formas genitivas «de los reyes, de los hombres antiguos, de los obispos, de los islandeses». 
6 El término éddico hace referencia a la poesía de tipo épico contenida en las Eddas Mayor y Menor, las cuales son dos de 
las más importantes obras de la antigua literatura nórdica. Aunque con la particular nota de llevar la autoría del escalda, 
estadista y escritor, Snorri Sturluson, la Edda Menor (escrita ca. 1220) sobresale por contener la primer exposición 
sistematizada de la mitología germánica. La Edda Mayor está conformada por una serie de cantos anónimos 
provenientes de la tradición oral de los cuales dieciséis son de tema mitológico y veintiuno de tema épico.
7 De acuerdo con Luis Lerate, existen diferencias de contenido y forma que distinguen a la poesía de los escaldas; aunque 
particularmente, puede decirse que esta forma de poesía implica el trabajo consciente –en el sentido de querer lograr 
reconocimiento a través de sus composiciones– de quienes ya se podían considerar como “profesionales de la poesía” al 
servicio de alguna corte.
8 Una suerte de historia de Escandinavia desde el siglo IX hasta el año 1177. en la que justificaba los orígenes divinos de 
los monarcas suecos y noruegos.
9 Georges Dumézil, Los dioses de los germanos. Ensayo sobre la formación de la religión escandinava, Siglo XXI 
editores, México, D.F., 2001, p. 49.
14
origen asiático10. Al respecto, es pertinente citar un pasaje de Snorri Sturluson en el prólogo de la 
Gylfaginning:11
[...] Frídleif; fue éste quien tuvo por hijo a Voden, el mismo que nosotros llamamos 
Odín, que era un hombre famoso por su sabiduría y por todas sus buenas cualidades [...] 
salió de Turquía seguido de una gran multitud de jóvenes y viejos, hombres y mujeres 
[...] Avanzaron para el norte hasta llegar a la tierra que ahora se llama Sajonia 12. 
Así continúa Snorri Sturluson su descripción del “andar” de Wotan, desde Asia hasta 
Escandinavia ubicándolo, por períodos de tiempo pobremente definidos, en Sajonia oriental, 
“Vestfalia”, Francia, Jutlandia, Suecia ypor último Noruega. De esta forma, Wotan dejaba herederos e 
iniciaba así los linajes de los cuales descenderían alemanes, franceses, daneses, suecos y noruegos. 
Las referencias expuestas y que el comparatista francés Georges Dumézil denominaba como 
“historizantes” dan idea del probable conocimiento que desde Europa continental hasta su recepción en 
Escandinavia se tenía del mito de Wotan. 
Sin embargo, después de esta breve exposición, aún se estaría lejos de comprender el mito de 
Wotan, en particular para los fines que persigue esta investigación. En este sentido, es conveniente 
atender al segundo venero del cual podríamos aproximar una respuesta más pertinente a la historia de 
las representaciones, a saber, los estudios de mitología germánica del siglo XIX.
De acuerdo con Chantepie de la Saussaye, al trazar una historia de los estudios de mitología 
germánica debe atenderse a tres fines en particular: en primer lugar, señalar de qué forma se han 
descubierto las fuentes, cómo se han hecho accesibles y cómo se las ha utilizado. En segundo lugar, se 
deberían señalar los resultados alcanzados así como –con base en su consistencia– su consideración 
como hechos definitivos o como susceptibles de modificación. Por último, sería necesario hacer 
10 En el panteón nórdico existen dos tipos de dioses: los Ases y los Vanes. Wotan pertenece a los primeros y –según Luis 
Lerate– al parecer, el supuesto origen asiático que Snorri Sturluson le atribuyó fue el resultado de asociar equívocamente 
la palabra Asia al género de los ases.
11 Trad. La Alucinación de Gylfi.
12 Snorri Sturluson, Edda Menor, trad. del islandés y edición de Luis Lerate, 3a reimpr., Madrid, Alianza Editorial, 2008, 
pp. 26, 196 p. 
15
hincapié en la historicidad de los estudios –obras filológicas en este caso–, es decir, en señalar y 
analizar las condiciones de realización con el objetivo de evidenciar las interrogantes a las cuales se 
buscaba dar respuesta así como los problemas que de cierta forma se pretendía resolver además de 
subrayar la perspectiva desde la cual dichos tópicos fueron abordados13. Este punto es, sin lugar a 
dudas, uno de los objetivos primordiales de esta investigación. En consecuencia –en lo concerniente a 
este trabajo–, me concentraré en este último punto para ofrecer una aproximación a los estudios de 
mitología germánica y del lugar que la obra de Wolfgang Menzel ocupa entre ellos. 
A decir de Chantepie de la Saussaye, con respecto a los estudios sobre antigüedad germánica, 
alemanes y escandinavos han seguido –casi como por regla– caminos distintos.14 Antes de la llegada de 
los hermanos Grimm en el siglo XIX, Alemania estaba muy lejos de los logros alcanzados por daneses 
e islandeses, quienes figuraban a la cabeza de los estudios de mitología.15 Sin embargo, esta situación 
se vería modificada por la producción considerable e incesante de monografías dedicadas a diversos 
aspectos de la mitología germánica, muy al estilo de los trabajos de Jacob Grimm. En virtud de 
ubicarse en plena revolución del Romanticismo alemán, la filología se vio sumamente “afectada” por 
un impetuoso ánimo e interés por el pasado germánico al grado de que las obras de este período son 
claramente reconocibles tanto por sus virtudes como por sus defectos. En este sentido, se combinaban 
concepciones grandilocuentes con la aplicación de métodos acríticos que derivaban en formulaciones 
fantásticas de inspiración poética. Consecuentemente, los resultados de dichas obras no tuvieron el 
valor ni la permanencia equivalente a su cegadora motivación16. No obstante, existen obras de este 
período que fueron parteaguas para la subsecuente investigación filológica.
Si bien los hermanos Grimm y los románticos coinciden en ser testigos de la misma revolución 
13 P. D. Chantepie de la Saussaye, The Religion of the Teutons,Boston, Ginn & Company, 1902, pp. 7.
14 Es importante aclarar, que he utilizado a Chantepie de la Saussaye por considerarlo pertinente para la temporalidad 
propia de los estudios en los que se inserta la obra de Menzel.
15 Ibid. p. 13.
16 Ibid. p. 15.
16
cultural, existen diferencias sustanciales relativas a la personalidad y al carácter de las obras que 
permiten distinguir a unos de otros. Por un lado –y quizá el punto más importante–, es evidente que 
mientras algunos autores románticos se mantenían empeñados en resucitar el pasado “en sí”, los 
Grimm buscaban re-conectar históricamente el pasado nacional con la vida del presente y veían en el 
simbolismo expresado en la literatura germánica no un tipo de “primitiva sabiduría sacerdotal” oculta –
como era común de encontrar en escritos románticos–, sino “creaciones poéticas de la imaginación 
popular”17. Por las enseñanzas adquiridas del jurista Savigny, Jacob Grimm se concentró en hallar los 
“elementos sensuales” en el derecho y la mitología, es decir, observar los fenómenos no como sistemas 
abstractos sino a la luz de un desarrollo histórico sobre el suelo de la vida nacional. Aunque, en 
principio, Grimm anhelaba demostrar el valor del material recopilado en el ámbito alemán, en su obra 
capital18 se proponía comprobar que la mitología nórdica y alemana se confirmaban y brindaban 
soporte mutuamente, lo que significó una conclusión definitiva para muchos de sus sucesores. Además 
–y aquí uno de sus errores según de Chantepie la Saussaye–, Grimm consideró como alemán lo que en 
origen presentaba interpolaciones del cristianismo medieval. De esta forma, la Edda Mayor dejaba de 
ser un ejemplo exclusivo de literatura antigua escandinava para considerarse como un fragmento de 
épica común al pasado de todos los pueblos germánicos.19
No muy distante de Grimm, está Wilhelm Mannhardt, quien llevó los estudios de mitología 
germánica hacia nuevos horizontes. Durante su vida académica, Mannhardt practicó los métodos de la 
escuela comparatista y, en virtud de ello, elaboró algunos trabajos que apelaban a encontrar las 
semejanzas entre Thor, Holda y las Nornas con algunos mitos indios. Posteriormente, Mannhardt se 
distanció de la escuela comparatista y de sus métodos para acercarse al animismo, es decir, a la 
creencia en las almas y los espíritus. Cercano también en temporalidad se encuentra Joseph Karl 
17 Ibid. pp. 16-17.
18 Jacob Grimm, Deutsche Mythologie, erster Band, dritte Ausgabe, Göttingen, Verlag Dieterich, 1835, 612 p.
19 Chantepie de la Saussaye, Op. cit. p. 21.
17
Simrock, quien tradujo por vez primera al alemán los textos de la Edda. En su obra20 se advierten todos 
los «errores» propios del período en el cual fue realizada. 
En este contexto podríamos ubicar a la obra de Wolfgang Menzel, autor de más de una veintena 
de títulos cuyas temáticas abarcan desde la poesía y la crítica literaria hasta la historia, filosofía, 
mitología y las ciencias naturales. Sin dejar de parecer ociosa la consideración, su obra manifiesta las 
características que Isaiah Berlin apuntó como propias del irracionalismo expresado por Johann Georg 
Hamman, autor alemán y predecesor del movimiento romántico en su concepción más agresiva contra 
la Ilustración y en particular contra el espíritu racionalista francés. La importancia de Menzel para la 
historia se entiende no tanto a través de su rica producción bibliográfica o por sus constantes pugnas 
con los literatos del movimiento denominado Junges Deutschland (Joven Alemania) como Heinrich 
Heine y Ludwig Börne, sino por las vinculaciones que autores como Wilhelm Winkler21 y Erwin 
Schuppe22 han establecido –en contextos apenas distantes temporalmente– entre el pensamiento 
menzelniano y concepciones propiamente racistas e incluso, con el nacionalsocialismo. Si bien es cierto 
que, los trabajos de los autores citados anteriormente aportan elementos significativospara la 
comprensión de Menzel, también lo es que el manejo que ambos le dan a la diversidad temática de su 
obra es necesariamente general. En este sentido, la investigación propuesta en esta tesis, se centra 
detalladamente en un aspecto de la dimensión cultural de la historia del nacionalismo alemán, a saber, 
la representación del mito de Odín como “dios nacional de los alemanes” en la obra de Wolfgang 
Menzel. 
20 Karl Joseph Simrock, Handbuch der germanischen Mythologie mit Einschluß der nordischen, Bonn, Verlag Marcus, 
1869, 625 p.
21 Wilhelm Winkler, Wolfgang Menzels Bedeutung in den geistigen Auseinandersetzung des 19. Jhs.,Sprache und Kultur 
der germanischen und romanischen Völker, B. Germanistische Reihe, Band XXV, unter Leitung von Paul Merker und 
Friedrich Ranke, Breslau, Verlag Priebatschs Buchhandlung, 1938, 106 p.
22 Erwin Schuppe, Der Burschenschafter Wolfgang Menzel, eine Quelle zum Verständnis des Nationalsozialismus, 
Frankfurt am Main, Verlag G. Schulte-Bulmke, 1952, 123 p.
18
Estado de la cuestión.
El análisis histórico orientado al estudio de los mitos y símbolos germánicos, entendidos como 
construcciones culturales, está representado, en el ámbito internacional, por el texto de Franz Neumann
23, quien ya incursiona en los aspectos culturales del nacionalsocialismo; igualmente se cuentan las 
contribuciones de George L. Mosse24 a la historia del nacionalismo alemán a partir del estudio de las 
relaciones entre los mitos, símbolos y culto nacional en el contexto de las invasiones napoleónicas, el 
Romanticismo, la constitución del Imperio Alemán y la República de Weimar con el resultado de una 
“religión secular”; por otra parte, también debe mencionarse el trabajo de Bernard Mees,25 quien 
expone en su trabajo la vinculación entre una disciplina académica –como los estudios germánicos– 
con la Weltanschauung26 (cosmovisión) de los nazis, las relaciones entre el movimiento nacionalista 
nacido en Viena en los años setenta del siglo XIX y la aparición de publicaciones periódicas enfocadas 
en el re-descubrimiento de un pasado común germánico en aras de una utopía Völkisch.27 En México, la 
literatura comparada, específicamente dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha 
desarrollado temáticas similares a la que plantea este proyecto; en este sentido, debe mencionarse el 
trabajo de Monica Steenbock Schmidt,28 el cual nos aproxima a diversos momentos de la historia 
alemana a través de las representaciones bibliográficas de “El cantar de los Nibelungos”.
El mito de Wotan se halla inserto dentro de los símbolos germánicos, y estos a su vez [con la 
23 Franz Neumann, Behemot. Pensamiento y acción en el nacionalsocialismo, México, FCE, 1943, 2005.
24 George L. Mosse, La nacionalización de las masas, simbolismo político y movimientos de masas en Alemania desde las 
Guerras Napoleónicas al Tercer Reich, Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2007, 286 p.
25 Bernard Mees, Völkische Altnordistik: The Politics of Nordic Studies in the German-Speaking Countries, 1926-45, en 
11th International Saga Conference, Sidney, Australia, julio de 2000.
26 Trad. Cosmovisión.
27 La traducción de este término es difícil y se tiene que recurrir al contexto histórico de su uso para entender que no se 
trata de la versión alemana de Popular sino de Nacionalista. El diccionario alemán Duden ubica la palabra Völkisch 
dentro de la ideología racista del nacionalsocialismo; asimismo, se le considera una palabra anticuada. Ver: 
http://www.duden.de/rechtschreibung/voelkisch
28 Monica Steenbock Schmidt, Mito, historia y literatura: el fenómeno de los Nibelungos, tesis de maestría en literatura 
comparada dirigida por la Mra. Cecilia Tercero Vasconcelos, Facultad de Filosofía y Letras-UNAM, 2002; Azares y 
desventuras de los mitos románticos: Ossian y los Nibelungos como depositarios de una nueva estética, tesis de 
doctorado en letras dirigida por la Dra. Renata von Haffenstengel, Facultad de Filosofía y Letras-UNAM, 2006.
19
llegada del nacionalismo alemán] como apunta George L. Mosse, “entraron a formar parte de la 
conciencia nacional alemana [...] base del culto nacional”29, esencia del nacionalsocialismo. En este 
proceso de restauración o renovación de los mitos germánicos –como define Manfred Frank esta etapa 
impregnada de las ideas de Herder acerca de la búsqueda de una nueva mitología– se perciben los 
intentos por construir una identidad cultural colectiva de los alemanes tal y como lo hiciera años más 
tarde Richard Wagner.
Objetivos.
En cuanto a los alcances de esta investigación, se pensó en: establecer el contexto histórico de 
Wolfgang Menzel con especial atención a los aspectos socio-culturales y políticos en los cuales tuvo 
injerencia; analizar las características inherentes a la concepción del mito de Odín representado en la 
obra de Wolfgang Menzel; definir los problemas y preguntas planteados por Menzel a fin de evidenciar 
sus motivos y fines perseguidos así como trazar la perspectiva desde la cual el autor intentó abordar el 
problema de Odín y determinar los vínculos probables entre éste y la historia del nacionalismo alemán. 
Hipótesis.
La realización de esta tesis partió de la idea de que la concepción e interpretación menzelnianas del 
mito de Odín –el odinismo, es decir, los rasgos del pueblo alemán personificados por el dios 
germánico– fueron condicionadas histórica, política y culturalmente por el nacionalismo posterior a las 
«guerras de liberación» (1813-1814) así como por el fenómeno literario del romanticismo, elemento 
esencial de la identidad colectiva cultural alemana, finalidad última de la obra de Wolfgang Menzel 
intitulada Zur deutschen Mythologie, Odin, cuya publicación aconteció en momentos clave para la 
consolidación del nacionalismo alemán. En este sentido, el Odin de Menzel podría diferir o coincidir en 
contenido y forma con las representaciones filológicas de mitología germano-escandinava de autores 
29 George L. Mosse, Op. cit. p. 63.
20
contemporáneos como Jacob Grimm, Heinrich Behrisch y Karl Lachmann.
Metodología.
En virtud de la importancia que representa para los estudios historiográficos la exposición de un autor 
prácticamente desconocido en México y, en especial por la relación que guarda con el nacionalismo 
alemán, se comienza por exponer el contexto histórico, amén de conocer el ámbito político, cultural y 
social en el cual Wolfgang Menzel se desarrolló, de esta forma se pretende aclarar de inicio, los 
aspectos que pudieran resultar más informativos para la comprensión de su obra. Esta tarea tiene como 
punto de partida el estudio del Romanticismo y el nacionalismo alemanes en las obras de Rüdiger 
Safranski,30 Isaiah Berlin31 y Anthony D. Smith32. Asimismo, las ideas expuestas por los autores citados 
son empalmadas con la lectura de las “Denkwürdigkeiten” (Memorias)33 de Wolfgang Menzel, y lo 
correspondiente de Franz Kottenkamp,34 Heinrich Heine,35 Friedrich Ludwig Jahn, Saul Ascher, 
Ludwig Börne,36 George Horrocks37, Erwin Schuppe y Wilhelm Winkler a fin de lograr una 
comprensión con perspectiva histórica del autor en cuestión. 
Para lograr un acercamiento más detallado al momento cultural de Menzel, se optó por atender a 
las condiciones de existencia de la germanística o filología germánica del XIX. En este sentido, se 
30 Rüdiger Safranski, Romanticismo, una odisea del espíritu alemán. 1a ed., traducción de Raúl Gabás Pallás, México, 
D.F.,Tusquets Editores, 2011, 379 p.
31 Isaiah Berlin, Las raíces del romanticismo. Conferencias A. W. Mellon en Bellas Artes, 1965. The National Gallery of 
Art, Washington DC. Edición de Henry Hardy, México, D.F., Taurus, 2000, 226 p.
32 Anthony D. Smith, Romanticism and Nationalism, en The Antiquity of Nations. Cambridge, UK, 2004, pp. 236-258.33 Wolfgang Menzel, Wolfgang Menzel's Denkwürdigkeiten, herausgegeben von dem Sohne Konrad Menzel, drei Bücher in 
einem Bande, Bielefeld & Leipzig, Verlag von Velhagen und A. Klasing, 1877, 591 p.
34 Franz Kottenkamp, Anti-Menzel oder Wolfgang Menzel vom Standpunkte der historischen Kritik aus betrachtet. 
Stuttgart, P. Balz'sche Buchhandlung, 1835, 36 p.
35 Heinrich Heine, Die romantische Schule. Hamburg, Hoffmann und Campe,1836, 189 p. ; Ueber den Denunzianten, eine 
Vorrede zum dritten Theile des Salons. Hamburg, Hoffmann und Campe, 1837, 39 p. ; Sobre la historia de la religión y 
la filosofía en Alemania. Edición de Juan Carlos Velasco y Manuel Sacristán, Madrid, Alianza Editorial, 2008, 258 p.
36 Ludwig Börne, Menzel, der Franzosenfresser. New York, Deutsche Verlags=Anstalt, 1858, 96 p.
37 Wolfgang Menzel, The history of Germany, from the earliest period to the present time. Translated from the fourth 
german edition by Mrs. George Horrocks in three volumes, London, York Street, Covent Garden, Bell & Daldy, 1848-
1849, 556 p.
21
analizan la figura y forma de proceder del autor alemán Karl Lachmann, fiel representante del método 
histórico-filológico cuya obra sería el blanco perfecto de los ataques de autores románticos de la línea 
ideológica de Menzel.
Para la parte medular de esta investigación, se planeó un análisis intensivo de Zur deutschen 
Mythologie, Odin en aras de resaltar los elementos esenciales del odinismo así como los pasajes en los 
cuales la influencia del “espíritu de la época” fuera más evidente. De esta forma, se busca establecer, a 
partir de los análisis de Manfred Frank, las pretensiones de Menzel. 
Primera parte. 
Wolfgang Menzel, adversario de la Ilustración y paladín germánico.
Y al final yo, Oinos, hablando en voz muy baja, pregunté a la sombra cuál era su morada y su nombre. Y la sombra 
contestó: «Yo soy SOMBRA, y mi morada está al lado de las catacumbas de Ptolemáis, y cerca de las oscuras planicies de 
Clíseo, que bordean el impuro canal de Caronte.»
Y entonces los siete nos levantamos llenos de horror y permanecimos de pie temblando, estremecidos, pálidos; porque el 
tono de la voz de la sombra no era el tono de un solo ser, sino el de una multitud de seres, y, variando en sus cadencias de 
una sílaba a otra, penetraba oscuramente en nuestros oídos con los acentos familiares y harto recordados de mil y mil 
amigos muertos.
Sombra, Edgar Allan Poe. Trad. Julio Cortázar.
Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender [...] 
Todo en el mundo es extraño y es maravilloso para unas pupilas bien abiertas.
 Por eso los antiguos dieron a Minerva la lechuza, el pájaro con los ojos siempre deslumbrados.
José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.
Introducción.
Estudiar historia es, básicamente, observar al hombre desde el hombre mismo aunque con la libertad de 
poder subir o bajar las cimas del tiempo según nos lo requiera el objetivo al que dirijamos nuestra 
atención. Leemos un texto antiguo y, súbitamente, la imagen cincelada por nuestra mirada se vuelve 
sonido, bullicio del escenario en donde un personaje, en plena interacción con su medio, se transforma 
22
en objeto y creador involuntario de un relato. De la mención incidental de un simple nombre, viajamos, 
motivados por el aliento de la inquietud y con la prontitud de nuestras ideas, hacia un ocaso, horizonte 
que fue; muy posiblemente la identidad de nuestros hombres del pasado nos sea ocultada en principio; 
tampoco nos será menos desconocido el itinerario de nuestro viaje, con sus lugares y accidentes 
geográficos; y qué decir de los lugares del espíritu, aquellos a los que habremos de acceder sólo bajo la 
condición de pronunciar el shibboleth de la época y de sus hombres. 
Así pues, si queremos acercarnos a los encantamientos rúnicos sin el riesgo de convertirnos en 
víctimas del embrujo y si deseamos asistir al nacimiento de un dios furibundo y amoral, sin por ello 
volvernos blancos de sus lanzas y sus huestes, entonces propongo adentrarnos históricamente en la vida 
de Wolfgang Menzel (1798-1873), personaje alemán del siglo XIX quien, al igual que el mito por él 
representado, despliega ante los ojos del intelecto no pocas excentricidades resumidas en una existencia 
apologética del espíritu teutónico.
En este sentido me parece conveniente preguntar primero por el paradero de este hombre 
decimonónico quien, en adelante, será “nuestro autor” más recurrido. De esta forma, al ubicar sus 
pasos, estaremos más aptos para permitirnos elevar por los vientos de sus palabras más logradas acerca 
de su tiempo, de la conciencia de su tiempo, al que describió como una suerte de ebriedad en la que los 
hombres se sintieron liberados de cualquier atadura y consideración; época en la que el culto a la razón 
desveló un álter ego animado por sangre germánica y espíritu cristiano.
Una vez que he picado un tanto el interés del lector, doy paso a la explicación de esta primera 
parte. Comenzaremos por trazar en lo posible los contornos políticos de la Confederación Germánica 
para así aportar los datos necesarios al reconocimiento de coyunturas y problemáticas propias de la 
unificación de los Estados alemanes como nación. Posteriormente, abordaremos la época de Menzel 
desde el relato anecdótico de sus memorias así como de su “Kritik des Zeitbewusstseyn” (Crítica de la 
23
conciencia del tiempo)38 rescatando eventualmente las aportaciones de autores contemporáneos.39
La Confederación Germánica y las tendencias unificadoras.
Hacia 1815, luego de la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo y el subsecuente establecimiento 
de la Confederación Germánica40 en julio del mismo año por las potencias vencedoras41, se asiste a un 
período en el que los grupos liberales, surgidos entre la burguesía alemana, representaron la oposición a 
la política de restauración del viejo orden estamental defendido por los conservadores.
La recién fundada Confederación Germánica representaba la materialización del equilibrio 
político en Europa central, o, al menos, pretendía satisfacer las aspiraciones sobre las que el Congreso 
de Viena de 1814 la había fundado. Las grandes potencias de la época no estaban dispuestas a repetir el 
38 Wolfgang Menzel, Kritik des Zeitbewusstseyn, Frankfurt a. M., Verlag von Heyder & Zimmer, 1869, 344 p. 
39 Puesto que el trabajo con las fuentes originales en alemán implica las dificultades propias de cualquier traducción, 
considero pertinente advertir, desde un inicio, la heterogeneidad de la prosa de Menzel, cuya lectura misma representa ya 
todo un reto. Al este respecto, el ex presidente de la Harvard University, Cornelius Conway Felton (1807-1862), quien, 
como traductor al inglés de Die deutsche Literatur, de Wolfgang Menzel, decía así en 1840: “His style, though 
frequently brilliant and beautiful, is often careless. He sometimes descends even to coarseness and vulgarity. At times he 
waxes mystical and obscure, to prove that he, too, is a German. Some of his sentences are imperfect, others are 
awkwardly or inaccurately constructed, and others again are tangled into a perfect snar [e?]” Más adelante y, luego de 
presentar un ejemplo extraído de la obra en alemán de Menzel, Felton dirá: “That is a sentence compared with which the 
Cretan labyrinth was a mere joke.” [...] Thus he falls, at times, into the same faults, both of style and sentiment, which he 
censures with so much severity in his countrymen. It shows how impossible it is to hide or escape the peculiarities of 
national character, and to cast off the moral and intellectual influences that surround us like the invisible air. No author 
of any decided character can write half a page without betraying the country where he was born.” [Su estilo, con 
frecuencia brillante y hermoso, es [también] a menudo descuidado. De vez en cuando, incluso desciende a la asperezay 
vulgaridad. Otras veces es misterioso y oscuro, [como] para probar que él es, además, alemán. Algunas de sus oraciones 
son imperfectas, otras están torpe o inadecuadamente construidas y otras más están hechas un verdadero caos [...] Así, 
[Menzel] a veces cae en las mismas faltas de estilo y sentimiento que con gran severidad censura en sus compatriotas. 
Eso muestra lo imposible que es esconder o intentar escapar a las peculiaridades del carácter nacional y abstraerse de las 
influencias morales e intelectuales que nos rodean como el aire invisible. Ningún autor de cualquier carácter puede 
escribir siquiera la mitad de una página sin evidenciar el país donde nació.”]. George Ripley ed., Specimens of foreign 
standard literature. Vol. VII. containing German literature. From the german of Wolfgang Menzel, Vol. I. Boston, 
Hilliard, Gray, and Company,1840,352 p. 
40 Integrada por el Imperio de Austria; los reinos de Baviera, Hanover, Prusia, Sajonia y Wurtemberg; el principado elector 
de Hesse-Kassel, los ducados de Baden, Hesse-Darmstadt, Luxemburgo, Mecklemburgo-Schwerin, Mecklemburgo-
Strelitz, Sajonia-Weimar-Eisenach, Anhalt-Bernburg, Anhalt-Cothen, Anhalt-Dessau, Brunswick, Holstein, Nassau, 
Oldemburgo, Sajonia-Altenburgo, Sajonia-Coburgo-Gotha, Sajonia-Hildburghausen, Sajonia-Meiningen; el landgraviato 
de Hesse-Homburg; las ciudades de Hamburgo, Bremen, Francfort del Meno y Lübeck.
41 Como señala Robert-Hermann Tenbrock, en principio era evidente que se excluiría a Francia de tener participación en el 
Congreso de Viena pero la habilidad y flexibilidad políticas del ministro Charles-Maurice de Talleyrand se desplegaron 
de tal forma entre los diplomáticos que Francia pudo reintegrarse al círculo de las potencias europeas representadas por 
Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia. Robert-Hermann Tenbrock, Historia de alemania. München, Max Hueber Verlag, 
1968, p. 
24
escenario creado por los intentos hegemónicos de Napoleón. En este sentido, la totalidad de los Estados 
alemanes, con Austria y Prusia42 a la cabeza, en virtud de su densidad de población, así como de su 
particular situación geográfica43, se antojaba como un peligro latente para la paz en Europa; de esta 
forma, la creación de un Estado nacional alemán, unificado sobre la base de una variedad de criterios –
ya fueran étnicos, lingüísticos, históricos o políticos– y por encima de cualquier diferencia era 
inconcebible para las mentes europeas que desearan mantener el equilibrio y la paz en el continente. 
Pero, dado que los territorios alemanes carecían de los instrumentos constitucionales necesarios para el 
ejercicio democrático –a la manera de la Francia revolucionaria–, el funcionamiento al interior de la 
Confederación como sistema estamental44 garantizaba el fracaso de cualquier intento de unificación. 
Los anhelos nacionalistas provenían, evidentemente, de la emergente burguesía y, excepcionalmente, 
de algunos príncipes que buscaban la unificación nacional bajo el liderazgo de Prusia y la consecuente 
separación de Austria.
Previas a la fundación de la Confederación Germánica, puede decirse que las guerras de 
liberación de 1813-1815, consecuencia de la ocupación napoleónica, ya habían sembrado la semilla de 
la conciencia nacional alemana, es decir, el sentimiento de pertenencia a la nación sobre la conciencia 
regional. Sin embargo, la multiplicidad de intereses al interior de los territorios de la Confederación 
volvía poco plausible la construcción de un Imperio alemán sobre una imagen idealizada de la Edad 
Media como era el deseo de algunos autores románticos preocupados por la cuestión nacional. Así, las 
tendencias políticas en la Dieta de Frankfurt –órgano diplomático designado por la Confederación para 
42 Para 1816, tan sólo Prusia tenía una densidad de población de aproximadamente diez millones de habitantes.
43 Esta es la llamada conditio Germaniae en la que Michael Stürmer resume la problemática de Alemania por estar situada 
“en el centro, en el lugar donde las islas y penínsulas que forman el continente europeo se unen a la masa continental 
eurásica. Tanto si los alemanes son conscientes de ello como si no, Alemania determina, por su situación y su historia, el 
destino del resto de Europa. Por eso, la cuestión de a quién pertenece Alemania y adónde pertenecen los alemanes -y 
adónde desean pertenecer- es decisiva para las restantes naciones de Europa”. Michael Stürmer, El imperio alemán 
(1870-1919). Trad. de Lluís Miralles de Imperial, Barcelona, Mondadori, 2003, p. 11.
44 El sistema estamental, conservado desde la época de Federico el Grande, observaba una rigurosa estructuración del 
Estado en nobleza, burguesía y campesinado. Esta situación cambiaría ligeramente con Federico Guillermo III de Prusia, 
al derogarse las prohibiciones dictadas por su padre con respecto a la compra de bienes de la nobleza por parte de 
campesinos y burgueses.
25
dirimir sus asuntos– se dividieron entre conservadores y liberales; los primeros, cercanos a la política 
de restauración del canciller Metternich de Austria, actuaron a partir de la concepción de la sociedad 
por estamentos, en la que cada pequeña célula tenía su propia misión –a través de diversos oficios o 
tareas– en el marco de una totalidad u orden divino. 
Como fuerza opositora a dicho orden político y de la sociedad, el liberalismo alemán, pugnó 
además por lograr un Estado nacional. Esta aspiración se entendía, por unos, en los términos 
revolucionarios de 1789, es decir, en el sentido de reclamar la emancipación de los ciudadanos, la 
igualdad de derechos de la mujer y el hombre, la plena igualdad cívica de los judíos, libertad para la 
literatura, la prensa y el teatro, la delimitación de las facultades del príncipe por la constitución y, como 
objetivo más lejano, la transformación del Estado monárquico en una república liberal democrática45. 
Hacia los años treinta, algunos jóvenes literatos que se habían apegado a dicha concepción 
revolucionaria de Alemania tomaron la forma del movimiento literario denominado Junges 
Deutschland (Joven Alemania). Así, los “jóvenes alemanes” apostaron por una literatura cuyo tema 
central fuera la problemática derivada de los cambios y reajustes al interior de la estructura social 
alemana. 
Por otro lado, el liberalismo alemán no sólo recurría a los principios revolucionarios para 
justificar la unificación nacional. Para la primera mitad del siglo XIX, el lento proceso de 
industrialización que comenzó al norte de Alemania significó el principal reto para la política del viejo 
orden estamental. Aparentemente, factores como la escasez de capitales, la falta de formación 
especializada de los trabajadores alemanes y la división territorial en pequeños Estados dificultaban el 
tráfico y el intercambio a gran escala de bienes económicos. De esta forma, el anhelo de un Estado 
nacional alemán adquiría un cariz más pragmático en términos de desarrollo económico. La emergente 
burguesía alemana volcaba sus necesidades en exigencias en el sentido de promover la creación de 
45 Robert-Hermann Tenbrock, Op. cit., p. 180.
26
escuelas primarias suficientes para toda la población infantil y la construcción de ferrocarriles. En este 
contexto, destacan las recomendaciones hechas por el profesor de Tubinga Friedrich List –amigo de 
Wolfgang Menzel– a la Dieta de Frankfurt en 1819. Dichas recomendaciones iban en el sentido de 
crear un ámbito económico y aduanero unitario que protegiera a la economía alemana de los 
competidores extranjeros al menos hasta la consecución de una industria nacional46.
Silesia, región del este alemán aproximadamente desde el siglo XIII, se encontraba bajo la 
tutela del rey de Prusia Friedrich II, quien, frente al proceso de industrialización europeo, promovió –
principalmente–el desarrollo económico de la zona mediante el establecimiento de asentamientos 
mineros. Sin embargo, siguiendo a Wulff-Eberhard Brebeck y a Andreas Ruppert, la industrialización 
llegaría gradualmente durante la primera mitad del siglo XIX aparejada con problemas en el campo 
arrastrados desde el siglo XVIII; los levantamientos de campesinos algodoneros en 1844, afectados 
severamente por la política de libre comercio; las revueltas ocasionadas por la hambruna entre 1846 y 
1848; además, la heterogeneidad confesional –católicos y protestantes– de Silesia contribuyó a generar 
un ambiente de tensión social en la región,47 mismo que será perceptible a lo largo de esta investigación 
debido a las ideas representadas por la vida y obra del autor en cuestión.
Luego de este breve repaso de la situación política y económica de la Confederación 
Germánica, es menester dar paso al objetivo de este primer capítulo: aproximar al lector a la vida de 
Wolfgang Menzel. Para lograr este cometido, considero pertinente iniciar con la exposición de sus años 
en Waldenburg, Silesia para, posteriormente, presentar su faceta como miembro del Turnbewegung48 
(movimiento gimnasta) del pedagogo Ludwig Friedrich Jahn (1778-1852). En este contexto, será 
provechoso el análisis de las ideas presentes en los textos de Jahn y del escritor de origen judío, Saul 
Ascher (1767-1822) –acerca de la Germanomanie (germanomanía) a inicios del siglo XIX en 
46 Ibid. p. 182.
47 Cfr. Brebeck, Wulff-Eberhard y Ruppert, Andreas, Deutsche im Östlichen Mitteleuropa. Kultur-Vertreibung-Integration. 
Einführung in die Ausstellung im Kreismuseum Wewelsburg, Paderborn, Junfermann Druck & Service, 1987, p. 29.
48 Nota: En adelante se utilizará la forma alemana para referir al movimiento de gimnasia.
27
Alemania–.49
De Waldenburg a la gimnasia. 
Wolfgang Menzel nació en la ciudad de Waldenburg, Silesia en 1798. Mientras que su madre, Karoline 
Röll, representaba el más claro ejemplo de la austeridad, la disciplina y el fervor luteranos, su padre, el 
médico Johann Gottlieb Menzel, era la imagen viva del pensamiento ilustrado. En sus memorias, el 
autor se refiere así a este hecho:
Las dos familias que, en virtud del matrimonio de mis padres, quedaron unidas, eran 
muy poco parecidas entre sí, incluso podría decirse que las separaba un siglo. En el 
hogar de mi madre reinaban la sencillez burguesa junto con la disciplina, la austeridad y 
el fervor luteranos. Al contrario, el espíritu de la educación moderna había penetrado en 
la familia de mi padre, quien nos heredó una biblioteca con dos a tres mil tomos 
reunidos, en parte, por él mismo y que incluía una selección de obras filosóficas y de 
bellas letras alemanas que estaban de moda.50
La atención en la moral –o más bien en su decadencia o descomposición– y el rechazo del pensamiento 
ilustrado fueron, probablemente, el resultado de una conciliación que nunca llegó al hogar paterno de 
Menzel. Aunque la divergencia de pensamiento entre sus padres –o más bien las familias de estos– 
fuera evidente y tal vez irreconciliable, es necesario decir que la crianza del pequeño Wolfgang –y la de 
sus cuatro hermanos–, quedó casi por completo a cargo de su madre y sus abuelas. El padre de Menzel 
era médico en Altwasser y murió al parecer de neumonía en el invierno de 1802. Además de su padre y, 
exceptuando a un tutor llamado Nagel –de quien aprendiera francés– ningún hombre intervino de 
manera importante en la infancia de Wolfgang quien lo cuenta de esta manera:
Así fue que llegué a tratar solamente con mujeres. Mi madre y mis dos abuelas 
49 Este término aparecerá en lo subsecuente muy vinculado con la Teutschtümmelei y Teutomanie, ambos denotan una 
exageración de los rasgos germánicos en cualquier rubro de la cultura alemana.
50 Trad. “Die beiden Familien, welche durch die Heirath meiner Eltern mit einander verbunden wurden, waren einander 
wenig ähnlich, ja man kann sagen, sie standen von ein Jahrhundert aus einander. Denn in meiner Mutter Haus und 
Familie waltete noch bürgerliche Einfachheit, große Strenge und altlutherische Zucht und Gläubigkeit. In der Familie 
meines Vaters dagegen war der Geist moderner Bildung eingedrungen. Er hinterließ uns eine Bibliothek von zwei bis 
drei tausend Bänden, welche zum Theil erst von ihm selbst gesammelt war und eine Auswahl belltristischer und 
philosophischer Modewerke darbot.” Ibid. p. 8.
28
compartieron nuestra educación y una que otra criada pero ningún hombre en absoluto.
51
Siendo niños, nos apoyó un tutor que vivía en casa de la abuela. Su nombre era Nagel, 
era un muchacho alegre y listo aunque algo caprichoso y flojo. A mí me agradaba 
estudiar y hacía toda clase de ejercicios estilísticos pero, sobre todo, aprendí tan bien 
francés que, cuando los franceses entraron victoriosos en 1806, con sólo ocho años de 
edad, pude hacer las veces de intérprete y así ayudar a los criados y vecinos, quienes no 
salían de su espanto, a entender al pueblo invasor.52
De los años en Waldenburg es interesante destacar la postura de Menzel ante los cambios 
sociales derivados de la industrialización en la región así como el rigor con el que consideraba las 
cuestiones referentes a la moral. En el primer caso, cuando Menzel refiere el período de abundancia 
económica en los alrededores de Waldenburg, atribuido al comercio del lino y a la minería favorecidos 
por Federico el Grande y su hijo Federico II, además de celebrar la prosperidad y el estado de bienestar 
en Silesia, observó otro proceso paralelo al crecimiento económico: una aparente descomposición 
social. Veamos:
Cuando nací –en la noche más corta de 1798–, Silesia se encontraba bajo la 
administración del ministro Conde Hoym y gozaba de un estado de floreciente 
prosperidad luego de un período de paz de treinta y cinco años desde el término de la 
guerra de los siete años. De manera proporcional, el comercio del lino y la minería 
rindieron, relativamente, mayores beneficios para los alrededores de mi ciudad. El 
famoso comercio del lino adquirió su fama sólo hasta que Silesia se encontró bajo 
Federico el Grande. Aunque el comercio de lino ya había sido fundado por el 
emperador Karl IV de Luxemburgo al permitir la llegada de tejedores de Brabante y 
fuera limitado después por las insensatas medidas aduaneras de los Habsburgo, volvió a 
desarrollarse con éxito bajo Federico II, quien electrificó todo y generó ganancias por 
doquier. Entonces todo era felicidad y abundancia en el país pero las [¿buenas?] 
costumbres iban en decadencia.53
51 Trad. “Ich bekam es also gänzlich mit Weibern zu thun. Die Mutter und zwei Großmütter theilten sich in unsere 
Erziehung, wobei auch einige andere Frauenzimmer gelegentlich Einfluß übten, durchaus aber kein Mann.” Ibid. p. 18.
52 Trad. “Man hielt uns Kinder einen besondern Hofmeister, der im Hause der “Mama”, unserer Großmutter 
väterlicherseits, wohnte. Er hieß Nagel und war ein heirater und gescheidter junger Mann, wenn auch zuweilen launisch 
und bequem. Ich lernte sehr leicht und gern, machte schon sehr frühzeitig allerlei Stylübungen und wurde namentlich im 
Französischen so gut unterrichtet, daß ich schon als achtjähriger Knabe, als die Franzosen im Jahr 1806 erobernd ins 
Land einfielen, den Dolmetscher machen und den erschrockenen Dienstboten und Nachbarn bei der Verständigung mit 
dem fremden Volke aushelfen konnte.” Ibid. pp. 21-22.
53 Trad. “Als ich hier geboren wurde –es war in der kürzesten Nacht des Jahres 1798– stand Schlesien unter der 
Verwaltung des Minister Grafen Hoym, hatte seit Beendigung des siebenjährigen Krieges fünfunddreißig Jahre lang 
Frieden genossen und befand sich in blühendem Wohlstande [...] Einen verhältnismäßig noch viel größern Gewinn aber 
warfim engen Umkreis meiner Vaterstadt der Leinwand= und Steinkohlenhandel ab. Der berühmte Leinwandhandel war 
eigentlich erst , seit Friedrich der Große Schlesien inne hatte, in rechten Aufschwung gekommen. Zwar schon durch 
29
El ejemplo de Menzel, como un hombre fuertemente arraigado a una tradición que comienza a 
verse rebasada por la velocidad de los cambios en la estructura social prusiana, desde Federico el 
Grande, adquiere sentido en el análisis que hace Isaiah Berlin respecto al nacionalismo alemán y a los 
primeros románticos para quienes, su perspectiva “básicamente cristiana y protestante era, del todo, 
incompatible con el temperamento científico de la Ilustración francesa del cual, como es sabido, el rey 
prusiano fue abierto admirador.54 En este contexto se entiende la Kritik des Zeitbewusstseyn (Crítica de 
la conciencia del tiempo) del autor silesiano, quien, ya en su madurez, dedicó dos apartados al análisis 
de la situación social del campesinado y la burguesía germano-hablantes bajo los rayos cegadores de la 
modernidad. 
Procedamos con orden y comencemos con lo concerniente a los campesinos alemanes de principios del 
XIX, a quienes Menzel definió en un estado de progresiva disolución –lo mismo hizo más adelante con 
la burguesía–. El lector podría anticipar de suyo que, en el texto en cuestión, la inocente y noble vida 
rural fuera, por una parte, vanagloriada y, por otra, defendida de las acusaciones y los señalamientos de 
quienes, en dichas virtudes, no veían nada más que ignorancia y hasta estupidez. En efecto, en ese 
proceso de desaparición del campesinado, Menzel señaló a dos responsables: la emergente sociedad 
industrial y los políticos alemanes. Objeto de la usura de los judíos y de las leyes liberales que la 
permitían, el campesinado alemán se ve, en la mirada de Menzel, como víctima debido a su carácter 
poco compatible con las exigencias de la modernidad –exigencias que encontrarían también el rechazo 
de algunos literatos románticos–; su Unerfahrenheit (inexperiencia) –valga el eufemismo menzelniano– 
Kaiser Karl IV. den Luxemburger, der Weber aus Brabant kommen ließ, gegründet, aber durch die unsinnigen 
Ausfuhrzölle der habsburgischen Kaiser wieder gehemmt, gedieh der Leinwandhandel erst wieder unter Friedrich II. 
Dieser Fürst elektrisirte alles und zauberte überall neuen Erwerb hervor [...] Also herrschten damals Glück und 
Ueberfluß im Lande, aber die Sitten waren verdorben.” Ibid. p. 5
54 Isaiah Berlin, Nacionalismo: pasado olvidado y poder presente, en “Contra la corriente” ensayos sobre historia de las 
ideas. Trad. Ed. Henry Hardy, intr. Roger Hausheer, trad. Hero Rodríguez, México, Fondo de Cultura Económica, 2006, 
p. 456.
30
se vuelve en su contra atrayendo las ambiciones de burócratas corruptos y estafadores sin escrúpulos.55
Además, apunta Menzel, dado que ahora todos gozarían de los mismos derechos y obligaciones 
propios de la ciudadanía –hay que recordar el proceso de modernización política al que los Estados 
alemanes del este comenzaban a sujetarse– los campesinos serían también susceptibles de ser 
“contagiados” del hedonismo y búsqueda del lujo de las [grandes] ciudades.56 
Pero no en todos los rincones de la Confederación reconocía Menzel la existencia de la misma 
problemática. Así, el mal no era generalizado en todos los territorios alemanes; en los Estados 
monárquicos, es decir, en donde persistía la tradición estamental, aún podía vivirse conforme con una 
moral patriarcal; no así en los suelos pisados ahora por el liberalismo, ahí, sentenciaba Menzel, el mal 
predominaba con el gobierno democrático.57
Como se aprecia, la vida rural del campesinado, con su eco medieval, era amenazada por la 
modernización política y era tarea de Menzel –si no frenarla o alterarla– el denunciar tal tribulación. 
Sin embargo, la situación del labriego no debía resolverse mediante sediciones y revueltas. Así, aunque 
el campesino era, por demás, susceptible de ser engañado con falsas promesas de bienestar, su situación 
frente a la terminología revolucionaria no era mucho mejor: de ella no entendía una sola palabra. De 
esta manera, el campesino permanecía obtuso a las seductoras artimañas del socialismo –lo cual 
seguramente fue bien visto por el autor silesiano–. En plena Ilustración, con los procesos de 
modernización implícitos, la postura del campesino era una y –debía ser– sólo una: mantenerse al 
margen tanto del gobierno como de la oposición; y esto último implicaba cuidar a la juventud 
pueblerina de los profesores llegados de las ciudades, específicamente de aquellos portadores de ideas 
revolucionarias que apuntasen a la emancipación de las viejas costumbres, de cuyo descuido derivaba 
Menzel actitudes libertinas que se traducían en vicios y criminalidad.58
55 Cfr. Ibid. p. 227.
56 Cfr. Ibid. p. 228.
57 Cfr. Ibid. p. 228.
58 Cfr. Ibid. pp. 229-232.
31
En cuanto a la burguesía alemana, considerada en el texto como segunda en importancia en la 
sociedad después del campesinado, también era entendida en un proceso degenerativo: rebasada la 
época de los gremios artesanales, para los cuales la preeminencia de valores como el honor y el respeto 
modelaban el día a día de las relaciones entre maestros y aprendices de diversos gremios, la joven 
industria se erigía como la principal amenaza para quienes aún vivían bajo el ideal de la obra maestra, 
de la pieza que, tras el trabajo arduo de años, concediera todo el mérito a su creador para ser llamado 
“maestro”.59 Es evidente que, para Menzel, los incipientes procesos de mecanización de la producción 
de bienes en los territorios de la Confederación le resultaban amenazantes –no sólo para los artesanos, 
que ahora se veían en la necesidad de integrarse a las masas trabajadoras de las fábricas–; tal vez su 
análisis no estaba del todo equivocado en cuanto a las problemáticas sociales implícitas en dichos 
procesos de masificación; aunque su preocupación principal era el abandono de la moral conservadora 
de la, entonces, evanescente sociedad estamental en los Estados alemanes. Aunado a esta angustia por 
la modernización, Menzel señala un peligro “mayor” que, aparentemente, había pasado inadvertido:
Los diputados se entusiasman por la industria. La prosperidad de un país es medida 
ahora por el número de calderas y chimeneas. Pero nadie advierte que la raza se 
corrompe. Los hombres se vuelven esclavos de la industria y esta esclavitud es la peor 
que jamás existió. No obstante se clama haber terminado con el último vestigio de la 
sumisión campesina así como haber vuelto a todos los hombres libres e iguales. En toda 
Alemania, como en Francia, los vanagloriados derechos y libertades que el liberalismo 
parlamentario reconoce vehementemente al pueblo sólo han privilegiado al capital [...] 
El reino burgués [sic], en que el liberalismo culminó en Francia fue una mentira con la 
que se traicionó al pueblo.60
Esta esclavitud, de la que habla Menzel, se relaciona con un concepto de libertad muy particular del 
cual ya hablaré más adelante. Por ahora, me parece importante apuntar su constante lucha contra la 
59 Cfr. Ibid. pp. 233-235.
60 Trad. “Die liberalen Kammern schwärmen für die Industrie. Der Wohlstand eines Landes wird nur nach der Zahl seiner 
Dampfkessel und Kamine berechnet. Aber daran denkt man nicht, daß die Race verdirbt. Man macht die Menschen zu 
Sclaven der Industrie und diese Sclaverei ist die härteste, die es jemals gegeben hat. Dabei rühmt man sich, die letzte 
Spur ländlicher Hörigkeit vertilgt und alle Menschen frei und gleich gemacht zu haben [...]. Die vielgerühmten Rechte 
und Freiheiten, welche der moderne Kammerliberalismus dem Volke in überschwänglicher Fülle zuerkennt, haben in 
Deutschland wie in Frankreich überall nur das Kapital privilegirt.” Ibid. p. 38.
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desmoralización –cuyoorigen veía generalmente en Francia– así como su desprecio de las 
consecuencias políticas del liberalismo. Por otra parte, el lugar de Menzel en el mundo del siglo XIX, 
con el pensamiento ilustrado como escenario intelectual, era concebido por aquel como el del paladín 
del “espíritu germánico”. Su hijo Konrad, en el papel de editor de las “Denkwürdigkeiten” al hacer una 
breve descripción de la vida de su padre decía así:
Nos vienen a la mente las vívidas imágenes de aquello por lo que férreamente luchó 
durante su larga vida: la verdad en oposición a lo antinatural, la seriedad moral contra la 
desmoralización, la revelación contra la religión del entendimiento y la idolatría de la 
naturaleza; pero ante todo, el espíritu germánico contra todos sus enemigos [...].61
Al referirse a su nacimiento en Waldenburg, Menzel comienza por describir, desde el relato de 
su madre, la atmósfera fantástica que lo envolvió. Así, el autor narra su alumbramiento, cuando, 
acechada por una presencia demoníaca y bajo la unión de las auroras austral y boreal, su madre, 
Karoline, le dio la vida. A este cuadro se une una nota que el autor deja al pie de sus memorias , cuyo 
interés descansa en la intencionalidad que se infiere al leer cómo aquel pondera su concepción de sí 
mismo como un ser excepcionalmente fuerte aunque extienda dicha fortaleza a otros más nacidos, 
como él, en 1798. Veamos cómo lo cuenta el autor mismo:
A pesar de haber llegado al mundo en la temporada más favorable del año, en la noche 
más corta, en la que las dos auroras se besaron alrededor mío rondaba cerca un demonio 
celoso. Habían cortado tan profundo mi ombligo que entré en peligro de desangrarme 
sin que nadie lo notara hasta que mi querida madre, a pesar de su debilidad, me mirara y 
salvara mi vida inmediatamente después de habérmela dado.62
61 Trad. “[...] Für was er sein langes Leben hindurch mit eiserner Konsequenz gestritten, das zieht noch einmal in 
lebendigen Bildern an uns vorüber: die Wahrheit gegenüber der Unnatur, der sittliche Ernst gegenüber der 
Demoralisation, die Offenbarung gegenüber der Verstandesreligion und Naturvergötterung, vor Allem aber und Alles 
durchwehend der germanische Geist gegenüber allen seinen Feinden [...]” Menzel, Op. cit. p. v.
62 Trad. “Obgleich ich in der güngstigsten Jahreszeit zur Welt kam, in der kürzesten Nacht, in der zwei Auroren um mich 
küßten, war doch ein böser neidischer Dämon um den Weg. Man hatte mir zu tief in den Nabel geschnitten und ich war 
im Begriff mich zu verbluten, ohne daß man es merkte, als meine theure (sic) Mutter trotz ihrer Mattigkeit nach mir 
umblickte und mich unmittelbar, nachdem sie mir das Leben gegeben hatte, wieder vom Tode rettete, wie sie mir oft mit 
Freude erzählt hat”. Wolfgang Menzel, Wolfgang Menzel's Denkwürdigkeiten. Herausgegeben von dem Sohne Konrad 
Menzel, Bielefeld und Leipzig, Verlag von Velhagen und Klasing, 1877, p. 8.
33
A mi edad, he podido comprobar que muchos hombres nacidos como yo en 1798, se 
conservaron fuertes y fueron longevos. Entre la gente con la que trato es común que 
esta observación salga al paso. Los del 98 predominan sobre los nacidos en años 
anteriores o posteriores y no sólo en cantidad sino en cuanto a fortaleza física y mental.
63
De este fragmento puede extraerse que Menzel –aunque haya sido el relato de su madre– 
entendía su vida como una constante lucha contra el mal,64 en la que él, evidentemente, se concebía 
como un paladín, como una suerte de cúmulo de valores espirituales y fortaleza física con los que 
habría de encarar, hasta su muerte en Stuttgart en 1873, una guerra contra la desmoralización y el 
pensamiento ilustrado. 
La influencia que la Ilustración francesa ejerció en los Estados alemanes se dejó ver, como era 
de esperarse, además de en las reformas administrativas de Federico el Grande, en la literatura. Al 
respecto, Menzel veía cernirse una amenaza sobre los tradicionales cuentos, las fábulas y canciones 
infantiles cuyos contenidos educativos, consideraba, poseían un valor mucho mayor al de las 
“boberías” de la nueva literatura basada en principios pedagógicos. Menzel se refería de esta forma a 
las circunstancias en las que se encontraba la literatura infantil en sus días en Waldenburg:
Sin embargo, el ambiente ideal que, en ese entonces, ofrecía la vida rural al mundo 
infantil, hoy en día, cada vez desaparece más. Los viejos y los criados solían contar 
historias conmovedoras y tiernos cuentos a los niños, las canciones populares se 
cantaban por todos lados y casi cada niño las sabía de memoria [...] Qué triste que el 
mensaje oral de tan rico y maravilloso tesoro nacional de canciones y cuentos 
desaparezca casi por completo [al contrario] de la lectura de montones de libros 
infantiles, producidos en serie, carentes de espíritu y alma... Yo tuve suerte de no haber 
recibido ningún libro para niños salvo Robinson Crusoe, de cuya lectura saltaba 
normalmente los diálogos aleccionadores. Toda la bobería pedagógica de la moderna 
literatura infantil es terrible y jamás podrá sustituir al mensaje oral de las viejas 
canciones y cuentos populares. Ni siquiera ahí, donde se persigue un efecto romántico y 
con palabras bonitas se santurronea. A los niños no se les debe forzar a razonar ni 
pretender de ellos que expliquen su ánimo. Una buena historia, un cuento, una fábula, 
una canción de contenido emocionante e inolvidable pueden tocar mucho más 
63 Trad. “Ich habe in meinem Alter die Erfahrung gemacht, daß sehr viele Männer, welche gleich mir im Jahr 1798 geboren 
waren, lange lebten und rüstig blieben. Oft drängte sich den Gesellschaften, unter denen ich verweilte, diese Bemerkung 
auf. Die 98er herrschten in der Regel an Zahl über die vor, die in den zunächst frühern oder spätern Jahrgängen geboren 
waren, und nicht nur an Zahl, sondern auch an Körper- und Geistesfrische.” Ibid. p. 5
64 La concepción del mal en Menzel está fuertemente arraigada en la crianza protestante que recibió de su madre.
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profundamente al niño que cualquier sanción o descripción impuesta para explicar 
aquellas emociones.65
Este desprecio de Menzel por la pedagogía fue subrayado en el escrito intitulado Anti-Menzel 
oder Wolfgang Menzel vom Standpunkte der historischen Kritik aus betrachtet (Anti-Menzel o 
Wolfgang Menzel considerado desde la perspectiva histórica) de 1835 de Franz Kottenkamp (1806-
1858). Conjuntamente con la desdeñosa consideración de Menzel hacia el “optimismo pedagógico”, 
Kottenkamp señaló también el rechazo de Menzel por la “pedantería académica”, “el formalismo 
escolástico” y los “demonios judíos” que, en conjunto, conformaban los enemigos de la nación 
alemana66 y de Cristo ya que, vale recordar que Menzel era un cristiano a ultranza y su época la 
entendió como caracterizada por una constante guerra librada en dos frentes: el cristianismo y el 
espíritu germánico.
Aunque el Menzel del que habla el polémico escrito de Kottenkamp se adelanta por casi veinte 
años al pequeño del que me he estado ocupando hasta el momento, conviene detener esta exposición en 
las observaciones que Kottenkamp hizo, principalmente, a su labor historiográfica y filosófica. Dichas 
observaciones, además de severas críticas, se fundamentaban en los escritos publicados por Menzel 
más o menos hacia 1835 en el Literaturblatt, una revista literaria con sede en Stuttgart y Tubinga, de la 
cual Menzel fue redactor. Vale hacer notar que la influencia de la revista habría de ser tal que 
65 Trad. “Das Volksleben bot damals noch eine Erscheinung dar, welche der Kinderwelt zu großen Wohlthat gerichte, jetzt 
aber immer verschwindet [...] Wie traurig, daß die mündliche Mittheilung des so reichen und schönennationalen 
Lieder= und Märchenschatzes in neurer Zeit fast ganz aufgehört hat und der Leserei von tausend und abertausend 
fabrikmäßig gelieferten, nur mit Kindlichkeit kokettierenden geist und seelenlosen Kinderbüchern hat weichen müssen. 
Ich war noch so glüclich, daß mir kein Kinderbuch in die Hand gegeben wurde, außer Robinson Crusoe, bei dessen 
Lektüre ich die lehrhaften Gespräche regelmäßig überschlug. Das ganze pädagogische Gewäsch der modernen 
Kinderliteratur ist vom Uebel und vermag die mündliche Mittheilung der guten alten Volkslieder und Märchen niemals 
zu ersetzen. Auch da nicht, wo man romantische Effecte bezweckt und in schönen Worten frömmelt. Man muß den 
Kindern niemals vorraisonnieren und vorempfinden und ihnen ihre eigenen Stimmungen erklären wollen. Eine gute 
Geschichte, ein Märchen, eine Fabel, ein Lied und ergreifenden und unvergeßlichen Inhalt wirken unmittelbar auf das 
Kind viel tiefer und erfolgreicher ein, als weitläufige Ermahnungen oder gar Beschreibungen derjenigen Gefühlte, die 
man gern den Kindern octroyieren möchte.” Ibid. pp. 24-25.
66 Franz Kottenkamp, Anti-Menzel oder Wolfgang Menzel vom Standpunkte der historischen Kritik aus betrachtet, 
Stuttgart, P. Balz'sche Buchhandlung, 1835, 36 p.
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contribuyera a fortalecer el espíritu alemán –ausente en la literatura de la época según Menzel–. En este 
sentido, la mano de Menzel criticaba, juzgaba y censuraba, de considerarlo necesario, aquellas obras 
que contravinieran las convicciones nacionalistas y moralistas de las que tanto alardeaba. 
De esta forma, resultó afectado “el último de los románticos”, el poeta de Düsseldorf Heinrich 
Heine (1797-1856), cuya simpatía hacia el saintsimonismo o socialismo romántico le valió la 
prohibición de sus escritos por la dieta de Frankfurt en 1835. Pasarían dos años hasta que Heine 
pudiera expresar, desde su exilio en París, su pesar en Ueber den Denunzianten. Eine Vorrede zum 
dritten Theile des Salons (Sobre el denunciante. Un preámbulo a la tercera parte del salón)67 , una 
suerte de panfleto en el que lanzaría, con la más fina ironía, una acre crítica contra un Menzel cuyo 
protagonismo quedaba desdibujado por el sobrado genio de Heine. 
En general, el texto de Kottenkamp ofrece un perfil de Menzel cuya finalidad última es –muy a 
pesar de la tibieza con que el autor dice querer alejarse de la política– contrarrestar la influencia de su 
labor literaria en el ámbito intelectual de la época. Kottenkamp, cuyas referencias biográficas son, 
desafortunadamente, escasas y remiten únicamente a algunas obras históricas y geográficas 
(Felsengebirge, Oregon und Nordkalifornien, Beschreibung der Vereignigten Staaten von 
Nordamerika, Ersten Amerikaner im Westen, Geschichte der Colonisation Amerikas, Rittersaal) se 
refiere a Menzel como un “Matador”, como el co-protagonista del “Correo de Toros” [¿la corrida de 
toros?] en España, y le reconoce poseer un talento, tal vez ese talento único y necesario para las 
“batallas intelectuales” tan propias del gusto nacional alemán. Kottenkamp advierte en el Literaturblatt 
la principal arma de Menzel animada por su férreo sentimiento moral muy próximo a la mojigatería.
Pero es en el terreno de la historia donde Kottenkamp decide iniciar su crítica hacia Menzel y 
para ello se sirve de su Geist der Geschichte (El espíritu de la historia) y Geschichte der Deutschen 
(Historia de los alemanes). Desde la definición de los supuestos teóricos de Menzel como meras 
67 Heinrich Heine, Ueber den Denunzianten. Eine Vorrede zum dritten Theile des Salons, Hamburg, Hoffmann und Campe, 
1837, 39 p.
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especulaciones y abstracciones de temas históricos, hasta la sustitución definitiva del conocimiento 
científico por una historia con tintes apocalípticos revelada por los astros y los fenómenos solares, 
Kottenkamp no cesará de acusar la aparente tozudez de Menzel, empeñado en buscar en toda clase de 
fenómenos naturales e históricos una presencia extraña, invisible pero presumiblemente atribuible al 
sol. Para Kottenkamp, los escritos de Menzel no reflejan el menor ejercicio intelectual basado en la 
razón: el señor Menzel, dice Kottenkamp, habría escuchado repicar las campanas sin saber siquiera de 
dónde venía el sonido.
Aparte de este “curioso” análisis de las “historias” de Menzel, Kottenkamp considera otro 
elemento propio de su pensamiento y obra, a saber, el racismo. Al comparar a la raza negra con 
animales como los hipopótamos y los rinocerontes, Menzel no sólo compara lo incomparable, sino que 
excluye de toda aspiración política, histórica o cultural a los pueblos del continente negro –Menzel se 
refiere particularmente a los negros– a quienes, en virtud de su falta de historia, aproxima fácilmente a 
la condición animal. Este aspecto sería señalado también por Heine en su defensa contra Menzel en 
1837 y será tratado más adelante.
En general, la producción historiográfica o “industria historiográfica” de Menzel como la referiría 
Kottenkamp, no representa –para éste– nada más que una incesante edición de obras motivadas por el 
dinero, el patrioterismo y la ignorancia. La conjunción de patrioterismo e ignorancia o superficialidad 
se vuelven tema recurrente a lo largo del pequeño escrito de Kottenkamp, quien no cesa de recordar la 
seriedad implicada en la labor historiográfica a la cual Menzel pareciera ofender con su trabajo.
De la crítica a las generalizaciones arbitrarias y al errado manejo de fuentes, Kottenkamp da paso 
a la famosa censura hecha por Menzel a la novela Wally, die Zweiflerin (Wally, la escéptica)68 de Karl 
Gutzkow (1811-1878). Dicha crítica juzgaba tanto a la novela de Gutzkow como a los escritos de 
68 Al respecto véase Wisely, Andrew, “Shalom Not bigotry: Orthopraxis as response to Karl Gutzko's Wally, die Zweiflerin 
(1835)”, Journal of Christianity and Foreign Languages, North American Christian Foreign Language Association, 
Waco, Texas, v. 7, 2006, p. [10]-28.
37
Voltaire con el mismo rasero y parecía encontrar en ambos un común denominador: el racionalismo. 
Para Kottenkamp, el ataque más encarnizado de Menzel lo motivaba la representación de una sociedad 
egoísta y de un cristianismo racionalista en la novela de Gutzkow. Esta situación bastaba para que 
Menzel tildara las obras de este corte como “amorales” y de tendencias francesas, es decir, todo aquello 
que consideraba como enemigo, ajeno, antigermano. Así pues, el perfil de Menzel de acuerdo con la 
exposición de Kottenkamp, parece simplificarse en tres golpes: patrioterismo, erudición superflua y 
moralidad exacerbada. Kottenkamp escribe, expone, evidencia y no obstante se vuelve a preguntar por 
la importancia de Menzel, “¿acaso resultará un acertijo increíble para la posteridad, que un hombre de 
tal ignorancia y superficialidad haya jugado un papel tan importante en la inteligencia de su tiempo?” 
tal vez habría servido de consuelo a Kottenkamp el recordar que, algún día, Menzel dejaría de ser un 
acertijo para ser simplemente un hombre condicionado por la misma historia a la que Kottenkamp 
también perteneció.
Las alusiones al espíritu germánico, a la desmoralización, a los enemigos de la nación alemana 
no constituyeron un discurso lineal desde siempre en Menzel; más bien, adquirió distintos matices a 
partir de su juventud, cuando entró a formar parte del Turnbewegung donde encontraría el medio de 
cultivo perfecto para las ideas que, posteriormente, se volverían un lugar común entre él y la 
Burschenschaft (fraternidad estudiantil).
Menzel turnt... 
Wolfgang Menzel, gimnasia y Teutschtümelei.
Luego de vivir por cuatro años en Ober Armsdorf69, el joven Menzel se trasladaría a la ciudad de 
Breslau, donde sería testigo del enorme contraste entre la euforia con la que los jóvenes envalentonados 
69 En Ober Armsdorf se ubicaba

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