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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN HISTORIA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS EL ODINISMO MENZELNIANO. ANÁLISIS HISTÓRICO-FILOLÓGICO DE ZUR DEUTSCHEN MYTHOLOGIE, I. ODIN DE WOLFGANG MENZEL, 1855. TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: MAESTRO EN HISTORIA PRESENTA: MARCELINO CAJERO MARTÍNEZ TUTOR: DRA. MARÍA ALBA PASTOR LLANEZA FAC. FILOSOFÍA Y LETRAS MÉXICO, D.F., DICIEMBRE DE 2014 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Entre lo que uno tiene están principalmente los amigos. Mas esta posesión tiene la particularidad de que el poseedor tiene que ser en la misma medida propiedad del otro. En un libro de huéspedes del siglo XVII, que pertenecía a los reyes de Sajonia y se encuentra en el castillo de caza Moritzburg, apuntado por algún noble de entonces: Amour véritable Amitié durable Et tout le reste au diable Arthur Schopenhauer Agradecimientos. Trascendiendo cualquier palabrería vacía de sentido, me es necesario decir que debo mucho más que la realización de este trabajo a mi madre, Idalia, para quien nunca existirán pretextos suficientes que imposibiliten al ser humano dotado de fe. Para ti con amor. No muy alejado de esta cumbre se halla mi padre, quien con su ausencia me enseñó bastante: sí, a estar presente. Del viento de estos párrafos no podría escapar aunque quisiera la flor más inquieta y cálida de mi jardín, Deni, porque con ella logré ver otra cara del mundo, aquella que permaneció inaccesible a mis ojos y a mi corazón durante tantos años. Gracias por todo. A mi hermana, Amanda, por haber alejado el aburrimiento y soledad vespertinos de nuestra infancia con sus ocurrencias de niña siendo también mamá. A Román, mi sobrino, porque las ciudades han cambiado, pero nunca mi cariño por ti, nunca superaré la facilidad con la que te desprendes de tus tesoros más caros para darlos sin reparos a quienes sientes como tuyos, tu familia. A Martín Cajero, quien desde hace veinte años tomó la forma acústica de un padre y de un amigo. A mis primos, José y Alfonso, gracias por haber estado conmigo cuando más lo necesité. Siempre he pensado que podemos ser buenos conocidos y, si la vida y nuestros corazones lo permiten, entonces sí, ser amigos. Porque para mí el significado de la amistad impone su reflexión constante, es menester que dedique unas líneas a ellos, mis hermanos por elección. Así, vaya mi eterno agradecimiento para: Roberto Vera, quien me ha demostrado que los hermanos cósmicos sí existen, y que aún en penínsulas lejanas resuenan ecos de mi alma; para Agustín, porque su pasión por la ciencia y el trabajo arduo me volvieron su más diligente emulador y afortunado amigo; también aquí figura Fernando, quien, desde el terruño y, aún en la distancia, me ha enseñado el valor de la determinación y la humildad; asimismo, agradezco a Roberto Juanz, viajero infatigable de la psique humana, quien sin importar los tropiezos sigue creyendo en mí; y porque nos pudimos permitir el conocernos, subrayo mi gratitud para una tríada de historiadores muy particular: Diego, Ricardo y Jorge, de quienes recibí lo más valioso de cada uno: su amistad desinteresada, experiencia, buen consejo y el ánimo para encarar las lecturas y vicisitudes de los seminarios y de nuestra cotidianidad, realmente admirables, los tres, amigos míos; zuletzt, danke ich Dir, Georg Grey; ich wage alles, denn ich weiß dass es Dich gibt. Así también, reconozco justamente que la culminación de esta tesis hubiera sido imposible de no haber contado, desde hace tres años, con el voto de confianza y la guía atenta de la Dra. María Alba Pastor Llaneza, académica inexcusablemente crítica y ser humano íntegro en quien el destino y un compartido interés por Alemania me hicieron convergir. Finalmente, hago constar para siempre mi gratitud, lealtad y cariño a la Universidad Nacional Autónoma de México, por haberme dado el privilegio de poder abrazar, junto con ella, la más hermosa responsabilidad humanista que conlleva el espíritu universitario. Asimismo, deseo que conste mi más sincero agradecimiento a los doctores: Rosa del Carmen Martínez Ascobereta, Monica Steenbock Schmidt, Martín Ríos Saloma y Roberto Fernández Castro, sinodales comprometidos que se dieron a la tarea de examinar con minuciosidad y diligencia este trabajo. “Odín como errante” Oden som vandringsman Georg von Rosen, 1886. 8 Índice Introducción.........................................................................................................................11 Primera parte. Wolfgang Menzel, adversario de la Ilustración y paladín germánico...........................23 Introducción La Confederación Germánica y las tendencias unificadoras De Waldenburg a la gimnasia Menzel turnt. Gimnasia y Teutschtümelei Conclusiones Segunda parte. En la víspera de Odín. Menzel y los estudios de antigüedad germánica......................53 Introducción Alemania, un país de pensadores Cristianismo y germanismo Filólogos y germanistas Conclusiones Interludio. La historia de los antiguos alemanes.................................................................................75 Introducción ¿Quién fue el primero en pisar la selva sagrada para luego descansar a la sombra de los robles 9 alemanes? Los alemanes del norte Odín en la religión de los antiguos alemanes Conclusiones Tercera parte. Renovación o restauración del culto odínico: El odinismo menzelniano......................85 Introducción Mercurio, Prometeo y Aquiles, la Antigüedad usurpadora Odrórir y Mióllnir: la construcción de una personalidad nacional La libertad irrefrenable del furor teutonicus Coda. El espíritu inatacable Conclusiones generales.......................................................................................................110 Bibliografía.........................................................................................................................114 10 Wolfgang Menzel, 1798-1873. Autor desconocido. 11 Introducción. Hacia 1935, el filólogo y grafólogo suizo, Martin Ninck, publicó una obra monográfica intitulada “Wodan und germanischer Schicksalsglaube” (Wodan y la fe germánica en el destino)1 cuyo tema central lo constituía el antiguo mito germánico de Wotan.2 A decir de su propio autor, esta obra –nacida durante el auge de las ideas nacionalsocialistas en Europa– pretendía continuar con la tradición filológica concebida, primeramente, por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm en Alemania en la primera mitad del siglo XIX. En este sentido, Ninck acusaba con urgencia la elaboración de una obra que pudiera ocupar un vacío científico en la filología germánica contemporánea con respecto del mito en cuestión. En el mismo año de la publicación del Wodan de Ninck, Carl Gustav Jung, el connotado psicoanalista suizo, se sirvió de la mencionada obra para estudiar y exponer la naturaleza del mito de Wotan en un intento por presentar al público un análisis en términos arquetípicos que arrojara respuestas más plausibles a las interrogantes suscitadas por la situación política en Alemania. Dela obra de Ninck, decía Jung: No crea el lector que se trata de un estudio meramente científico escrito con distanciamiento académico. Ciertamente se hace en él justicia a la ciencia objetiva, y el material está recopilado con exhaustividad y esmero poco frecuentes y expuesto de manera clara. Pero además de esto da la impresión de que el autor ha sentido su tema con vital realismo, que la cuerda de Wotan también vibra en él, lo cual no es ningún reproche sino la mayor ventaja del libro, que sin esta consonancia hubiera podido fácilmente resultar una aburrida recopilación. De este modo hay en esta obra programa y vida [...].3 1 Trad. Wodan y la fe germánica en el destino. Martin Ninck, Wodan und germanischer Schicksalsglaube, unveränderter reprographischer Nachdruck der Ausgabe Jena, 1935: Eugen Diderichs Verlag Düsseldorf-Köln, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt, 1967, 357 p. 2 Wotan, Wodan, Wuotan y Odin son distintos apelativos con los cuales los pueblos germánicos se han referido a una divinidad compartida. Wotan o Wuotan es más propio de los sajones; Wodan es la forma más conocida en el ámbito anglosajón; Odin es al parecer la “escandinavización” de Wotan. A fin de evitar confusiones, utilizaré “Wotan” para referirme al mito de forma genérica y consideraré “Odín” únicamente al referirme a pasajes específicos de las Eddas y de la obra de Wolfgang Menzel, autor al que corresponde el análisis que plantea este proyecto de investigación. 3 Carl Gustav Jung, Wotan, en Obra completa, v. 10, Civilización en transición, edición bajo el cuidado de la fundación C. G. Jung, Madrid, Trotta, 2000, p. 181. 12 Así fue que se comenzó a configurar esta tesis, por el impulso de buscar esta “misma cuerda de Wotan” no en la figuración, ya de suyo interesante, de Ninck, sino en la historia de la filología germánica, de la Germanistik concebida en el seno de la unión entre las pasiones políticas del nacionalismo y la literatura decimonónicas. Volviendo al texto de Jung, además de plantearme un problema histórico de continuidad cultural –entre un pasado inalterado y la realidad contemporánea alemana– me generó la curiosidad por indagar y analizar, en lo posible, algunas de las fuentes utilizadas por su autor. De esta forma, traté de involucrarme exhaustivamente con la obra, di con algunos nombres que consideré importantes en tanto me ofrecían pistas a seguir referentes al origen de los citados textos; de esta manera llegué a Wolfgang Menzel, precursor en el estudio monográfico del mito de Wotan. En todo caso, el escrito de Menzel pareció no merecer demasiada atención por parte de Ninck, quien únicamente le reconoció el haber sido precursor en el tratamiento del dios germánico. Este hecho me indicó un elemento valiosísimo para mí: la historicidad de las representaciones de la mitología germano-escandinava, particularmente de Wotan. Apreciado desde distintos ángulos así como momentos históricos y concebido como construcción cultural, potencia anímica y entidad unificadora del pasado remoto germánico, frente al mito de Wotan me impuse la tarea de interrogar a los textos de Wolfgang Menzel, autor que, al igual que muchos otros desde la revolución cultural del Romanticismo alemán, se han dado a la tarea de vivificar a la mitología germánica. Consecuentemente, consideré necesario investigar las circunstancias que han motivado y condicionado dichos textos así como definir sus objetivos y alcances sociales, culturales y políticos para así, evidenciar el sentido histórico de las representaciones de Odín para la historia del nacionalismo alemán. 13 Justificación. Esta investigación se planteó, en principio, poder contribuir a la historia social y cultural, así como a la difusión de los mitos germánicos representados por los filólogos alemanes del siglo XIX en relación con la historia del nacionalismo. Antes de discurrir acerca de la importancia de Wolfgang Menzel y su obra para la historia, es preciso comenzar con una de las preguntas básicas de este proyecto de investigación: ¿cuál es el mito de Wotan? Bien, la respuesta podría venir de dos veneros: el primero de ellos lo constituye la tradición literaria medieval de los pueblos germánicos septentrionales, particularmente de los islandeses4, quienes a través de las sagas5, la poesía éddica6 y la poesía de los escaldas7, aportaron una amplia gama de referencias mitológicas e históricas acerca de Wotan. Como ejemplo de las alusiones mitológicas de Wotan, basta recordar su carácter protagónico en el mito de la creación germánica; por parte de la historia también se ha hecho mención de Wotan en el sentido de atribuirle el origen de los monarcas suecos y noruegos –como se aprecia en la Heimskringla8– . Incluso existen señalamientos que definen a Wotan como un “dios advenedizo en las religiones del norte”9 en virtud de adjudicarle un 4 Es necesario recordar que la isla actualmente conocida como Islandia fue colonizada durante el período vikingo (800- 1050) por campesinos noruegos que buscaban mejores condiciones que las que les ofrecía la unificación de Noruega bajo la corona de Harald “el de Hermosa Cabellera”. En este sentido, la lejanía geográfica de Islandia con respecto de Europa continental supuso una tendencia de sus pobladores a preservar de forma más “pura” algunos de los mitos y costumbres germánicos que el cristianismo suprimía No obstante las interpolaciones de elementos pagano-germánicos y cristianos son evidentes en la literatura éddica. 5 Este vocablo de origen islandés, en español refiere llanamente a «narración». Cuando este vocablo en su forma plural sögur, es precedido por los sustantivos plurales konunga, fornaldar, biskopa, islendiga designa en este mismo orden, a las formas genitivas «de los reyes, de los hombres antiguos, de los obispos, de los islandeses». 6 El término éddico hace referencia a la poesía de tipo épico contenida en las Eddas Mayor y Menor, las cuales son dos de las más importantes obras de la antigua literatura nórdica. Aunque con la particular nota de llevar la autoría del escalda, estadista y escritor, Snorri Sturluson, la Edda Menor (escrita ca. 1220) sobresale por contener la primer exposición sistematizada de la mitología germánica. La Edda Mayor está conformada por una serie de cantos anónimos provenientes de la tradición oral de los cuales dieciséis son de tema mitológico y veintiuno de tema épico. 7 De acuerdo con Luis Lerate, existen diferencias de contenido y forma que distinguen a la poesía de los escaldas; aunque particularmente, puede decirse que esta forma de poesía implica el trabajo consciente –en el sentido de querer lograr reconocimiento a través de sus composiciones– de quienes ya se podían considerar como “profesionales de la poesía” al servicio de alguna corte. 8 Una suerte de historia de Escandinavia desde el siglo IX hasta el año 1177. en la que justificaba los orígenes divinos de los monarcas suecos y noruegos. 9 Georges Dumézil, Los dioses de los germanos. Ensayo sobre la formación de la religión escandinava, Siglo XXI editores, México, D.F., 2001, p. 49. 14 origen asiático10. Al respecto, es pertinente citar un pasaje de Snorri Sturluson en el prólogo de la Gylfaginning:11 [...] Frídleif; fue éste quien tuvo por hijo a Voden, el mismo que nosotros llamamos Odín, que era un hombre famoso por su sabiduría y por todas sus buenas cualidades [...] salió de Turquía seguido de una gran multitud de jóvenes y viejos, hombres y mujeres [...] Avanzaron para el norte hasta llegar a la tierra que ahora se llama Sajonia 12. Así continúa Snorri Sturluson su descripción del “andar” de Wotan, desde Asia hasta Escandinavia ubicándolo, por períodos de tiempo pobremente definidos, en Sajonia oriental, “Vestfalia”, Francia, Jutlandia, Suecia ypor último Noruega. De esta forma, Wotan dejaba herederos e iniciaba así los linajes de los cuales descenderían alemanes, franceses, daneses, suecos y noruegos. Las referencias expuestas y que el comparatista francés Georges Dumézil denominaba como “historizantes” dan idea del probable conocimiento que desde Europa continental hasta su recepción en Escandinavia se tenía del mito de Wotan. Sin embargo, después de esta breve exposición, aún se estaría lejos de comprender el mito de Wotan, en particular para los fines que persigue esta investigación. En este sentido, es conveniente atender al segundo venero del cual podríamos aproximar una respuesta más pertinente a la historia de las representaciones, a saber, los estudios de mitología germánica del siglo XIX. De acuerdo con Chantepie de la Saussaye, al trazar una historia de los estudios de mitología germánica debe atenderse a tres fines en particular: en primer lugar, señalar de qué forma se han descubierto las fuentes, cómo se han hecho accesibles y cómo se las ha utilizado. En segundo lugar, se deberían señalar los resultados alcanzados así como –con base en su consistencia– su consideración como hechos definitivos o como susceptibles de modificación. Por último, sería necesario hacer 10 En el panteón nórdico existen dos tipos de dioses: los Ases y los Vanes. Wotan pertenece a los primeros y –según Luis Lerate– al parecer, el supuesto origen asiático que Snorri Sturluson le atribuyó fue el resultado de asociar equívocamente la palabra Asia al género de los ases. 11 Trad. La Alucinación de Gylfi. 12 Snorri Sturluson, Edda Menor, trad. del islandés y edición de Luis Lerate, 3a reimpr., Madrid, Alianza Editorial, 2008, pp. 26, 196 p. 15 hincapié en la historicidad de los estudios –obras filológicas en este caso–, es decir, en señalar y analizar las condiciones de realización con el objetivo de evidenciar las interrogantes a las cuales se buscaba dar respuesta así como los problemas que de cierta forma se pretendía resolver además de subrayar la perspectiva desde la cual dichos tópicos fueron abordados13. Este punto es, sin lugar a dudas, uno de los objetivos primordiales de esta investigación. En consecuencia –en lo concerniente a este trabajo–, me concentraré en este último punto para ofrecer una aproximación a los estudios de mitología germánica y del lugar que la obra de Wolfgang Menzel ocupa entre ellos. A decir de Chantepie de la Saussaye, con respecto a los estudios sobre antigüedad germánica, alemanes y escandinavos han seguido –casi como por regla– caminos distintos.14 Antes de la llegada de los hermanos Grimm en el siglo XIX, Alemania estaba muy lejos de los logros alcanzados por daneses e islandeses, quienes figuraban a la cabeza de los estudios de mitología.15 Sin embargo, esta situación se vería modificada por la producción considerable e incesante de monografías dedicadas a diversos aspectos de la mitología germánica, muy al estilo de los trabajos de Jacob Grimm. En virtud de ubicarse en plena revolución del Romanticismo alemán, la filología se vio sumamente “afectada” por un impetuoso ánimo e interés por el pasado germánico al grado de que las obras de este período son claramente reconocibles tanto por sus virtudes como por sus defectos. En este sentido, se combinaban concepciones grandilocuentes con la aplicación de métodos acríticos que derivaban en formulaciones fantásticas de inspiración poética. Consecuentemente, los resultados de dichas obras no tuvieron el valor ni la permanencia equivalente a su cegadora motivación16. No obstante, existen obras de este período que fueron parteaguas para la subsecuente investigación filológica. Si bien los hermanos Grimm y los románticos coinciden en ser testigos de la misma revolución 13 P. D. Chantepie de la Saussaye, The Religion of the Teutons,Boston, Ginn & Company, 1902, pp. 7. 14 Es importante aclarar, que he utilizado a Chantepie de la Saussaye por considerarlo pertinente para la temporalidad propia de los estudios en los que se inserta la obra de Menzel. 15 Ibid. p. 13. 16 Ibid. p. 15. 16 cultural, existen diferencias sustanciales relativas a la personalidad y al carácter de las obras que permiten distinguir a unos de otros. Por un lado –y quizá el punto más importante–, es evidente que mientras algunos autores románticos se mantenían empeñados en resucitar el pasado “en sí”, los Grimm buscaban re-conectar históricamente el pasado nacional con la vida del presente y veían en el simbolismo expresado en la literatura germánica no un tipo de “primitiva sabiduría sacerdotal” oculta – como era común de encontrar en escritos románticos–, sino “creaciones poéticas de la imaginación popular”17. Por las enseñanzas adquiridas del jurista Savigny, Jacob Grimm se concentró en hallar los “elementos sensuales” en el derecho y la mitología, es decir, observar los fenómenos no como sistemas abstractos sino a la luz de un desarrollo histórico sobre el suelo de la vida nacional. Aunque, en principio, Grimm anhelaba demostrar el valor del material recopilado en el ámbito alemán, en su obra capital18 se proponía comprobar que la mitología nórdica y alemana se confirmaban y brindaban soporte mutuamente, lo que significó una conclusión definitiva para muchos de sus sucesores. Además –y aquí uno de sus errores según de Chantepie la Saussaye–, Grimm consideró como alemán lo que en origen presentaba interpolaciones del cristianismo medieval. De esta forma, la Edda Mayor dejaba de ser un ejemplo exclusivo de literatura antigua escandinava para considerarse como un fragmento de épica común al pasado de todos los pueblos germánicos.19 No muy distante de Grimm, está Wilhelm Mannhardt, quien llevó los estudios de mitología germánica hacia nuevos horizontes. Durante su vida académica, Mannhardt practicó los métodos de la escuela comparatista y, en virtud de ello, elaboró algunos trabajos que apelaban a encontrar las semejanzas entre Thor, Holda y las Nornas con algunos mitos indios. Posteriormente, Mannhardt se distanció de la escuela comparatista y de sus métodos para acercarse al animismo, es decir, a la creencia en las almas y los espíritus. Cercano también en temporalidad se encuentra Joseph Karl 17 Ibid. pp. 16-17. 18 Jacob Grimm, Deutsche Mythologie, erster Band, dritte Ausgabe, Göttingen, Verlag Dieterich, 1835, 612 p. 19 Chantepie de la Saussaye, Op. cit. p. 21. 17 Simrock, quien tradujo por vez primera al alemán los textos de la Edda. En su obra20 se advierten todos los «errores» propios del período en el cual fue realizada. En este contexto podríamos ubicar a la obra de Wolfgang Menzel, autor de más de una veintena de títulos cuyas temáticas abarcan desde la poesía y la crítica literaria hasta la historia, filosofía, mitología y las ciencias naturales. Sin dejar de parecer ociosa la consideración, su obra manifiesta las características que Isaiah Berlin apuntó como propias del irracionalismo expresado por Johann Georg Hamman, autor alemán y predecesor del movimiento romántico en su concepción más agresiva contra la Ilustración y en particular contra el espíritu racionalista francés. La importancia de Menzel para la historia se entiende no tanto a través de su rica producción bibliográfica o por sus constantes pugnas con los literatos del movimiento denominado Junges Deutschland (Joven Alemania) como Heinrich Heine y Ludwig Börne, sino por las vinculaciones que autores como Wilhelm Winkler21 y Erwin Schuppe22 han establecido –en contextos apenas distantes temporalmente– entre el pensamiento menzelniano y concepciones propiamente racistas e incluso, con el nacionalsocialismo. Si bien es cierto que, los trabajos de los autores citados anteriormente aportan elementos significativospara la comprensión de Menzel, también lo es que el manejo que ambos le dan a la diversidad temática de su obra es necesariamente general. En este sentido, la investigación propuesta en esta tesis, se centra detalladamente en un aspecto de la dimensión cultural de la historia del nacionalismo alemán, a saber, la representación del mito de Odín como “dios nacional de los alemanes” en la obra de Wolfgang Menzel. 20 Karl Joseph Simrock, Handbuch der germanischen Mythologie mit Einschluß der nordischen, Bonn, Verlag Marcus, 1869, 625 p. 21 Wilhelm Winkler, Wolfgang Menzels Bedeutung in den geistigen Auseinandersetzung des 19. Jhs.,Sprache und Kultur der germanischen und romanischen Völker, B. Germanistische Reihe, Band XXV, unter Leitung von Paul Merker und Friedrich Ranke, Breslau, Verlag Priebatschs Buchhandlung, 1938, 106 p. 22 Erwin Schuppe, Der Burschenschafter Wolfgang Menzel, eine Quelle zum Verständnis des Nationalsozialismus, Frankfurt am Main, Verlag G. Schulte-Bulmke, 1952, 123 p. 18 Estado de la cuestión. El análisis histórico orientado al estudio de los mitos y símbolos germánicos, entendidos como construcciones culturales, está representado, en el ámbito internacional, por el texto de Franz Neumann 23, quien ya incursiona en los aspectos culturales del nacionalsocialismo; igualmente se cuentan las contribuciones de George L. Mosse24 a la historia del nacionalismo alemán a partir del estudio de las relaciones entre los mitos, símbolos y culto nacional en el contexto de las invasiones napoleónicas, el Romanticismo, la constitución del Imperio Alemán y la República de Weimar con el resultado de una “religión secular”; por otra parte, también debe mencionarse el trabajo de Bernard Mees,25 quien expone en su trabajo la vinculación entre una disciplina académica –como los estudios germánicos– con la Weltanschauung26 (cosmovisión) de los nazis, las relaciones entre el movimiento nacionalista nacido en Viena en los años setenta del siglo XIX y la aparición de publicaciones periódicas enfocadas en el re-descubrimiento de un pasado común germánico en aras de una utopía Völkisch.27 En México, la literatura comparada, específicamente dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha desarrollado temáticas similares a la que plantea este proyecto; en este sentido, debe mencionarse el trabajo de Monica Steenbock Schmidt,28 el cual nos aproxima a diversos momentos de la historia alemana a través de las representaciones bibliográficas de “El cantar de los Nibelungos”. El mito de Wotan se halla inserto dentro de los símbolos germánicos, y estos a su vez [con la 23 Franz Neumann, Behemot. Pensamiento y acción en el nacionalsocialismo, México, FCE, 1943, 2005. 24 George L. Mosse, La nacionalización de las masas, simbolismo político y movimientos de masas en Alemania desde las Guerras Napoleónicas al Tercer Reich, Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2007, 286 p. 25 Bernard Mees, Völkische Altnordistik: The Politics of Nordic Studies in the German-Speaking Countries, 1926-45, en 11th International Saga Conference, Sidney, Australia, julio de 2000. 26 Trad. Cosmovisión. 27 La traducción de este término es difícil y se tiene que recurrir al contexto histórico de su uso para entender que no se trata de la versión alemana de Popular sino de Nacionalista. El diccionario alemán Duden ubica la palabra Völkisch dentro de la ideología racista del nacionalsocialismo; asimismo, se le considera una palabra anticuada. Ver: http://www.duden.de/rechtschreibung/voelkisch 28 Monica Steenbock Schmidt, Mito, historia y literatura: el fenómeno de los Nibelungos, tesis de maestría en literatura comparada dirigida por la Mra. Cecilia Tercero Vasconcelos, Facultad de Filosofía y Letras-UNAM, 2002; Azares y desventuras de los mitos románticos: Ossian y los Nibelungos como depositarios de una nueva estética, tesis de doctorado en letras dirigida por la Dra. Renata von Haffenstengel, Facultad de Filosofía y Letras-UNAM, 2006. 19 llegada del nacionalismo alemán] como apunta George L. Mosse, “entraron a formar parte de la conciencia nacional alemana [...] base del culto nacional”29, esencia del nacionalsocialismo. En este proceso de restauración o renovación de los mitos germánicos –como define Manfred Frank esta etapa impregnada de las ideas de Herder acerca de la búsqueda de una nueva mitología– se perciben los intentos por construir una identidad cultural colectiva de los alemanes tal y como lo hiciera años más tarde Richard Wagner. Objetivos. En cuanto a los alcances de esta investigación, se pensó en: establecer el contexto histórico de Wolfgang Menzel con especial atención a los aspectos socio-culturales y políticos en los cuales tuvo injerencia; analizar las características inherentes a la concepción del mito de Odín representado en la obra de Wolfgang Menzel; definir los problemas y preguntas planteados por Menzel a fin de evidenciar sus motivos y fines perseguidos así como trazar la perspectiva desde la cual el autor intentó abordar el problema de Odín y determinar los vínculos probables entre éste y la historia del nacionalismo alemán. Hipótesis. La realización de esta tesis partió de la idea de que la concepción e interpretación menzelnianas del mito de Odín –el odinismo, es decir, los rasgos del pueblo alemán personificados por el dios germánico– fueron condicionadas histórica, política y culturalmente por el nacionalismo posterior a las «guerras de liberación» (1813-1814) así como por el fenómeno literario del romanticismo, elemento esencial de la identidad colectiva cultural alemana, finalidad última de la obra de Wolfgang Menzel intitulada Zur deutschen Mythologie, Odin, cuya publicación aconteció en momentos clave para la consolidación del nacionalismo alemán. En este sentido, el Odin de Menzel podría diferir o coincidir en contenido y forma con las representaciones filológicas de mitología germano-escandinava de autores 29 George L. Mosse, Op. cit. p. 63. 20 contemporáneos como Jacob Grimm, Heinrich Behrisch y Karl Lachmann. Metodología. En virtud de la importancia que representa para los estudios historiográficos la exposición de un autor prácticamente desconocido en México y, en especial por la relación que guarda con el nacionalismo alemán, se comienza por exponer el contexto histórico, amén de conocer el ámbito político, cultural y social en el cual Wolfgang Menzel se desarrolló, de esta forma se pretende aclarar de inicio, los aspectos que pudieran resultar más informativos para la comprensión de su obra. Esta tarea tiene como punto de partida el estudio del Romanticismo y el nacionalismo alemanes en las obras de Rüdiger Safranski,30 Isaiah Berlin31 y Anthony D. Smith32. Asimismo, las ideas expuestas por los autores citados son empalmadas con la lectura de las “Denkwürdigkeiten” (Memorias)33 de Wolfgang Menzel, y lo correspondiente de Franz Kottenkamp,34 Heinrich Heine,35 Friedrich Ludwig Jahn, Saul Ascher, Ludwig Börne,36 George Horrocks37, Erwin Schuppe y Wilhelm Winkler a fin de lograr una comprensión con perspectiva histórica del autor en cuestión. Para lograr un acercamiento más detallado al momento cultural de Menzel, se optó por atender a las condiciones de existencia de la germanística o filología germánica del XIX. En este sentido, se 30 Rüdiger Safranski, Romanticismo, una odisea del espíritu alemán. 1a ed., traducción de Raúl Gabás Pallás, México, D.F.,Tusquets Editores, 2011, 379 p. 31 Isaiah Berlin, Las raíces del romanticismo. Conferencias A. W. Mellon en Bellas Artes, 1965. The National Gallery of Art, Washington DC. Edición de Henry Hardy, México, D.F., Taurus, 2000, 226 p. 32 Anthony D. Smith, Romanticism and Nationalism, en The Antiquity of Nations. Cambridge, UK, 2004, pp. 236-258.33 Wolfgang Menzel, Wolfgang Menzel's Denkwürdigkeiten, herausgegeben von dem Sohne Konrad Menzel, drei Bücher in einem Bande, Bielefeld & Leipzig, Verlag von Velhagen und A. Klasing, 1877, 591 p. 34 Franz Kottenkamp, Anti-Menzel oder Wolfgang Menzel vom Standpunkte der historischen Kritik aus betrachtet. Stuttgart, P. Balz'sche Buchhandlung, 1835, 36 p. 35 Heinrich Heine, Die romantische Schule. Hamburg, Hoffmann und Campe,1836, 189 p. ; Ueber den Denunzianten, eine Vorrede zum dritten Theile des Salons. Hamburg, Hoffmann und Campe, 1837, 39 p. ; Sobre la historia de la religión y la filosofía en Alemania. Edición de Juan Carlos Velasco y Manuel Sacristán, Madrid, Alianza Editorial, 2008, 258 p. 36 Ludwig Börne, Menzel, der Franzosenfresser. New York, Deutsche Verlags=Anstalt, 1858, 96 p. 37 Wolfgang Menzel, The history of Germany, from the earliest period to the present time. Translated from the fourth german edition by Mrs. George Horrocks in three volumes, London, York Street, Covent Garden, Bell & Daldy, 1848- 1849, 556 p. 21 analizan la figura y forma de proceder del autor alemán Karl Lachmann, fiel representante del método histórico-filológico cuya obra sería el blanco perfecto de los ataques de autores románticos de la línea ideológica de Menzel. Para la parte medular de esta investigación, se planeó un análisis intensivo de Zur deutschen Mythologie, Odin en aras de resaltar los elementos esenciales del odinismo así como los pasajes en los cuales la influencia del “espíritu de la época” fuera más evidente. De esta forma, se busca establecer, a partir de los análisis de Manfred Frank, las pretensiones de Menzel. Primera parte. Wolfgang Menzel, adversario de la Ilustración y paladín germánico. Y al final yo, Oinos, hablando en voz muy baja, pregunté a la sombra cuál era su morada y su nombre. Y la sombra contestó: «Yo soy SOMBRA, y mi morada está al lado de las catacumbas de Ptolemáis, y cerca de las oscuras planicies de Clíseo, que bordean el impuro canal de Caronte.» Y entonces los siete nos levantamos llenos de horror y permanecimos de pie temblando, estremecidos, pálidos; porque el tono de la voz de la sombra no era el tono de un solo ser, sino el de una multitud de seres, y, variando en sus cadencias de una sílaba a otra, penetraba oscuramente en nuestros oídos con los acentos familiares y harto recordados de mil y mil amigos muertos. Sombra, Edgar Allan Poe. Trad. Julio Cortázar. Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender [...] Todo en el mundo es extraño y es maravilloso para unas pupilas bien abiertas. Por eso los antiguos dieron a Minerva la lechuza, el pájaro con los ojos siempre deslumbrados. José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas. Introducción. Estudiar historia es, básicamente, observar al hombre desde el hombre mismo aunque con la libertad de poder subir o bajar las cimas del tiempo según nos lo requiera el objetivo al que dirijamos nuestra atención. Leemos un texto antiguo y, súbitamente, la imagen cincelada por nuestra mirada se vuelve sonido, bullicio del escenario en donde un personaje, en plena interacción con su medio, se transforma 22 en objeto y creador involuntario de un relato. De la mención incidental de un simple nombre, viajamos, motivados por el aliento de la inquietud y con la prontitud de nuestras ideas, hacia un ocaso, horizonte que fue; muy posiblemente la identidad de nuestros hombres del pasado nos sea ocultada en principio; tampoco nos será menos desconocido el itinerario de nuestro viaje, con sus lugares y accidentes geográficos; y qué decir de los lugares del espíritu, aquellos a los que habremos de acceder sólo bajo la condición de pronunciar el shibboleth de la época y de sus hombres. Así pues, si queremos acercarnos a los encantamientos rúnicos sin el riesgo de convertirnos en víctimas del embrujo y si deseamos asistir al nacimiento de un dios furibundo y amoral, sin por ello volvernos blancos de sus lanzas y sus huestes, entonces propongo adentrarnos históricamente en la vida de Wolfgang Menzel (1798-1873), personaje alemán del siglo XIX quien, al igual que el mito por él representado, despliega ante los ojos del intelecto no pocas excentricidades resumidas en una existencia apologética del espíritu teutónico. En este sentido me parece conveniente preguntar primero por el paradero de este hombre decimonónico quien, en adelante, será “nuestro autor” más recurrido. De esta forma, al ubicar sus pasos, estaremos más aptos para permitirnos elevar por los vientos de sus palabras más logradas acerca de su tiempo, de la conciencia de su tiempo, al que describió como una suerte de ebriedad en la que los hombres se sintieron liberados de cualquier atadura y consideración; época en la que el culto a la razón desveló un álter ego animado por sangre germánica y espíritu cristiano. Una vez que he picado un tanto el interés del lector, doy paso a la explicación de esta primera parte. Comenzaremos por trazar en lo posible los contornos políticos de la Confederación Germánica para así aportar los datos necesarios al reconocimiento de coyunturas y problemáticas propias de la unificación de los Estados alemanes como nación. Posteriormente, abordaremos la época de Menzel desde el relato anecdótico de sus memorias así como de su “Kritik des Zeitbewusstseyn” (Crítica de la 23 conciencia del tiempo)38 rescatando eventualmente las aportaciones de autores contemporáneos.39 La Confederación Germánica y las tendencias unificadoras. Hacia 1815, luego de la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo y el subsecuente establecimiento de la Confederación Germánica40 en julio del mismo año por las potencias vencedoras41, se asiste a un período en el que los grupos liberales, surgidos entre la burguesía alemana, representaron la oposición a la política de restauración del viejo orden estamental defendido por los conservadores. La recién fundada Confederación Germánica representaba la materialización del equilibrio político en Europa central, o, al menos, pretendía satisfacer las aspiraciones sobre las que el Congreso de Viena de 1814 la había fundado. Las grandes potencias de la época no estaban dispuestas a repetir el 38 Wolfgang Menzel, Kritik des Zeitbewusstseyn, Frankfurt a. M., Verlag von Heyder & Zimmer, 1869, 344 p. 39 Puesto que el trabajo con las fuentes originales en alemán implica las dificultades propias de cualquier traducción, considero pertinente advertir, desde un inicio, la heterogeneidad de la prosa de Menzel, cuya lectura misma representa ya todo un reto. Al este respecto, el ex presidente de la Harvard University, Cornelius Conway Felton (1807-1862), quien, como traductor al inglés de Die deutsche Literatur, de Wolfgang Menzel, decía así en 1840: “His style, though frequently brilliant and beautiful, is often careless. He sometimes descends even to coarseness and vulgarity. At times he waxes mystical and obscure, to prove that he, too, is a German. Some of his sentences are imperfect, others are awkwardly or inaccurately constructed, and others again are tangled into a perfect snar [e?]” Más adelante y, luego de presentar un ejemplo extraído de la obra en alemán de Menzel, Felton dirá: “That is a sentence compared with which the Cretan labyrinth was a mere joke.” [...] Thus he falls, at times, into the same faults, both of style and sentiment, which he censures with so much severity in his countrymen. It shows how impossible it is to hide or escape the peculiarities of national character, and to cast off the moral and intellectual influences that surround us like the invisible air. No author of any decided character can write half a page without betraying the country where he was born.” [Su estilo, con frecuencia brillante y hermoso, es [también] a menudo descuidado. De vez en cuando, incluso desciende a la asperezay vulgaridad. Otras veces es misterioso y oscuro, [como] para probar que él es, además, alemán. Algunas de sus oraciones son imperfectas, otras están torpe o inadecuadamente construidas y otras más están hechas un verdadero caos [...] Así, [Menzel] a veces cae en las mismas faltas de estilo y sentimiento que con gran severidad censura en sus compatriotas. Eso muestra lo imposible que es esconder o intentar escapar a las peculiaridades del carácter nacional y abstraerse de las influencias morales e intelectuales que nos rodean como el aire invisible. Ningún autor de cualquier carácter puede escribir siquiera la mitad de una página sin evidenciar el país donde nació.”]. George Ripley ed., Specimens of foreign standard literature. Vol. VII. containing German literature. From the german of Wolfgang Menzel, Vol. I. Boston, Hilliard, Gray, and Company,1840,352 p. 40 Integrada por el Imperio de Austria; los reinos de Baviera, Hanover, Prusia, Sajonia y Wurtemberg; el principado elector de Hesse-Kassel, los ducados de Baden, Hesse-Darmstadt, Luxemburgo, Mecklemburgo-Schwerin, Mecklemburgo- Strelitz, Sajonia-Weimar-Eisenach, Anhalt-Bernburg, Anhalt-Cothen, Anhalt-Dessau, Brunswick, Holstein, Nassau, Oldemburgo, Sajonia-Altenburgo, Sajonia-Coburgo-Gotha, Sajonia-Hildburghausen, Sajonia-Meiningen; el landgraviato de Hesse-Homburg; las ciudades de Hamburgo, Bremen, Francfort del Meno y Lübeck. 41 Como señala Robert-Hermann Tenbrock, en principio era evidente que se excluiría a Francia de tener participación en el Congreso de Viena pero la habilidad y flexibilidad políticas del ministro Charles-Maurice de Talleyrand se desplegaron de tal forma entre los diplomáticos que Francia pudo reintegrarse al círculo de las potencias europeas representadas por Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia. Robert-Hermann Tenbrock, Historia de alemania. München, Max Hueber Verlag, 1968, p. 24 escenario creado por los intentos hegemónicos de Napoleón. En este sentido, la totalidad de los Estados alemanes, con Austria y Prusia42 a la cabeza, en virtud de su densidad de población, así como de su particular situación geográfica43, se antojaba como un peligro latente para la paz en Europa; de esta forma, la creación de un Estado nacional alemán, unificado sobre la base de una variedad de criterios – ya fueran étnicos, lingüísticos, históricos o políticos– y por encima de cualquier diferencia era inconcebible para las mentes europeas que desearan mantener el equilibrio y la paz en el continente. Pero, dado que los territorios alemanes carecían de los instrumentos constitucionales necesarios para el ejercicio democrático –a la manera de la Francia revolucionaria–, el funcionamiento al interior de la Confederación como sistema estamental44 garantizaba el fracaso de cualquier intento de unificación. Los anhelos nacionalistas provenían, evidentemente, de la emergente burguesía y, excepcionalmente, de algunos príncipes que buscaban la unificación nacional bajo el liderazgo de Prusia y la consecuente separación de Austria. Previas a la fundación de la Confederación Germánica, puede decirse que las guerras de liberación de 1813-1815, consecuencia de la ocupación napoleónica, ya habían sembrado la semilla de la conciencia nacional alemana, es decir, el sentimiento de pertenencia a la nación sobre la conciencia regional. Sin embargo, la multiplicidad de intereses al interior de los territorios de la Confederación volvía poco plausible la construcción de un Imperio alemán sobre una imagen idealizada de la Edad Media como era el deseo de algunos autores románticos preocupados por la cuestión nacional. Así, las tendencias políticas en la Dieta de Frankfurt –órgano diplomático designado por la Confederación para 42 Para 1816, tan sólo Prusia tenía una densidad de población de aproximadamente diez millones de habitantes. 43 Esta es la llamada conditio Germaniae en la que Michael Stürmer resume la problemática de Alemania por estar situada “en el centro, en el lugar donde las islas y penínsulas que forman el continente europeo se unen a la masa continental eurásica. Tanto si los alemanes son conscientes de ello como si no, Alemania determina, por su situación y su historia, el destino del resto de Europa. Por eso, la cuestión de a quién pertenece Alemania y adónde pertenecen los alemanes -y adónde desean pertenecer- es decisiva para las restantes naciones de Europa”. Michael Stürmer, El imperio alemán (1870-1919). Trad. de Lluís Miralles de Imperial, Barcelona, Mondadori, 2003, p. 11. 44 El sistema estamental, conservado desde la época de Federico el Grande, observaba una rigurosa estructuración del Estado en nobleza, burguesía y campesinado. Esta situación cambiaría ligeramente con Federico Guillermo III de Prusia, al derogarse las prohibiciones dictadas por su padre con respecto a la compra de bienes de la nobleza por parte de campesinos y burgueses. 25 dirimir sus asuntos– se dividieron entre conservadores y liberales; los primeros, cercanos a la política de restauración del canciller Metternich de Austria, actuaron a partir de la concepción de la sociedad por estamentos, en la que cada pequeña célula tenía su propia misión –a través de diversos oficios o tareas– en el marco de una totalidad u orden divino. Como fuerza opositora a dicho orden político y de la sociedad, el liberalismo alemán, pugnó además por lograr un Estado nacional. Esta aspiración se entendía, por unos, en los términos revolucionarios de 1789, es decir, en el sentido de reclamar la emancipación de los ciudadanos, la igualdad de derechos de la mujer y el hombre, la plena igualdad cívica de los judíos, libertad para la literatura, la prensa y el teatro, la delimitación de las facultades del príncipe por la constitución y, como objetivo más lejano, la transformación del Estado monárquico en una república liberal democrática45. Hacia los años treinta, algunos jóvenes literatos que se habían apegado a dicha concepción revolucionaria de Alemania tomaron la forma del movimiento literario denominado Junges Deutschland (Joven Alemania). Así, los “jóvenes alemanes” apostaron por una literatura cuyo tema central fuera la problemática derivada de los cambios y reajustes al interior de la estructura social alemana. Por otro lado, el liberalismo alemán no sólo recurría a los principios revolucionarios para justificar la unificación nacional. Para la primera mitad del siglo XIX, el lento proceso de industrialización que comenzó al norte de Alemania significó el principal reto para la política del viejo orden estamental. Aparentemente, factores como la escasez de capitales, la falta de formación especializada de los trabajadores alemanes y la división territorial en pequeños Estados dificultaban el tráfico y el intercambio a gran escala de bienes económicos. De esta forma, el anhelo de un Estado nacional alemán adquiría un cariz más pragmático en términos de desarrollo económico. La emergente burguesía alemana volcaba sus necesidades en exigencias en el sentido de promover la creación de 45 Robert-Hermann Tenbrock, Op. cit., p. 180. 26 escuelas primarias suficientes para toda la población infantil y la construcción de ferrocarriles. En este contexto, destacan las recomendaciones hechas por el profesor de Tubinga Friedrich List –amigo de Wolfgang Menzel– a la Dieta de Frankfurt en 1819. Dichas recomendaciones iban en el sentido de crear un ámbito económico y aduanero unitario que protegiera a la economía alemana de los competidores extranjeros al menos hasta la consecución de una industria nacional46. Silesia, región del este alemán aproximadamente desde el siglo XIII, se encontraba bajo la tutela del rey de Prusia Friedrich II, quien, frente al proceso de industrialización europeo, promovió – principalmente–el desarrollo económico de la zona mediante el establecimiento de asentamientos mineros. Sin embargo, siguiendo a Wulff-Eberhard Brebeck y a Andreas Ruppert, la industrialización llegaría gradualmente durante la primera mitad del siglo XIX aparejada con problemas en el campo arrastrados desde el siglo XVIII; los levantamientos de campesinos algodoneros en 1844, afectados severamente por la política de libre comercio; las revueltas ocasionadas por la hambruna entre 1846 y 1848; además, la heterogeneidad confesional –católicos y protestantes– de Silesia contribuyó a generar un ambiente de tensión social en la región,47 mismo que será perceptible a lo largo de esta investigación debido a las ideas representadas por la vida y obra del autor en cuestión. Luego de este breve repaso de la situación política y económica de la Confederación Germánica, es menester dar paso al objetivo de este primer capítulo: aproximar al lector a la vida de Wolfgang Menzel. Para lograr este cometido, considero pertinente iniciar con la exposición de sus años en Waldenburg, Silesia para, posteriormente, presentar su faceta como miembro del Turnbewegung48 (movimiento gimnasta) del pedagogo Ludwig Friedrich Jahn (1778-1852). En este contexto, será provechoso el análisis de las ideas presentes en los textos de Jahn y del escritor de origen judío, Saul Ascher (1767-1822) –acerca de la Germanomanie (germanomanía) a inicios del siglo XIX en 46 Ibid. p. 182. 47 Cfr. Brebeck, Wulff-Eberhard y Ruppert, Andreas, Deutsche im Östlichen Mitteleuropa. Kultur-Vertreibung-Integration. Einführung in die Ausstellung im Kreismuseum Wewelsburg, Paderborn, Junfermann Druck & Service, 1987, p. 29. 48 Nota: En adelante se utilizará la forma alemana para referir al movimiento de gimnasia. 27 Alemania–.49 De Waldenburg a la gimnasia. Wolfgang Menzel nació en la ciudad de Waldenburg, Silesia en 1798. Mientras que su madre, Karoline Röll, representaba el más claro ejemplo de la austeridad, la disciplina y el fervor luteranos, su padre, el médico Johann Gottlieb Menzel, era la imagen viva del pensamiento ilustrado. En sus memorias, el autor se refiere así a este hecho: Las dos familias que, en virtud del matrimonio de mis padres, quedaron unidas, eran muy poco parecidas entre sí, incluso podría decirse que las separaba un siglo. En el hogar de mi madre reinaban la sencillez burguesa junto con la disciplina, la austeridad y el fervor luteranos. Al contrario, el espíritu de la educación moderna había penetrado en la familia de mi padre, quien nos heredó una biblioteca con dos a tres mil tomos reunidos, en parte, por él mismo y que incluía una selección de obras filosóficas y de bellas letras alemanas que estaban de moda.50 La atención en la moral –o más bien en su decadencia o descomposición– y el rechazo del pensamiento ilustrado fueron, probablemente, el resultado de una conciliación que nunca llegó al hogar paterno de Menzel. Aunque la divergencia de pensamiento entre sus padres –o más bien las familias de estos– fuera evidente y tal vez irreconciliable, es necesario decir que la crianza del pequeño Wolfgang –y la de sus cuatro hermanos–, quedó casi por completo a cargo de su madre y sus abuelas. El padre de Menzel era médico en Altwasser y murió al parecer de neumonía en el invierno de 1802. Además de su padre y, exceptuando a un tutor llamado Nagel –de quien aprendiera francés– ningún hombre intervino de manera importante en la infancia de Wolfgang quien lo cuenta de esta manera: Así fue que llegué a tratar solamente con mujeres. Mi madre y mis dos abuelas 49 Este término aparecerá en lo subsecuente muy vinculado con la Teutschtümmelei y Teutomanie, ambos denotan una exageración de los rasgos germánicos en cualquier rubro de la cultura alemana. 50 Trad. “Die beiden Familien, welche durch die Heirath meiner Eltern mit einander verbunden wurden, waren einander wenig ähnlich, ja man kann sagen, sie standen von ein Jahrhundert aus einander. Denn in meiner Mutter Haus und Familie waltete noch bürgerliche Einfachheit, große Strenge und altlutherische Zucht und Gläubigkeit. In der Familie meines Vaters dagegen war der Geist moderner Bildung eingedrungen. Er hinterließ uns eine Bibliothek von zwei bis drei tausend Bänden, welche zum Theil erst von ihm selbst gesammelt war und eine Auswahl belltristischer und philosophischer Modewerke darbot.” Ibid. p. 8. 28 compartieron nuestra educación y una que otra criada pero ningún hombre en absoluto. 51 Siendo niños, nos apoyó un tutor que vivía en casa de la abuela. Su nombre era Nagel, era un muchacho alegre y listo aunque algo caprichoso y flojo. A mí me agradaba estudiar y hacía toda clase de ejercicios estilísticos pero, sobre todo, aprendí tan bien francés que, cuando los franceses entraron victoriosos en 1806, con sólo ocho años de edad, pude hacer las veces de intérprete y así ayudar a los criados y vecinos, quienes no salían de su espanto, a entender al pueblo invasor.52 De los años en Waldenburg es interesante destacar la postura de Menzel ante los cambios sociales derivados de la industrialización en la región así como el rigor con el que consideraba las cuestiones referentes a la moral. En el primer caso, cuando Menzel refiere el período de abundancia económica en los alrededores de Waldenburg, atribuido al comercio del lino y a la minería favorecidos por Federico el Grande y su hijo Federico II, además de celebrar la prosperidad y el estado de bienestar en Silesia, observó otro proceso paralelo al crecimiento económico: una aparente descomposición social. Veamos: Cuando nací –en la noche más corta de 1798–, Silesia se encontraba bajo la administración del ministro Conde Hoym y gozaba de un estado de floreciente prosperidad luego de un período de paz de treinta y cinco años desde el término de la guerra de los siete años. De manera proporcional, el comercio del lino y la minería rindieron, relativamente, mayores beneficios para los alrededores de mi ciudad. El famoso comercio del lino adquirió su fama sólo hasta que Silesia se encontró bajo Federico el Grande. Aunque el comercio de lino ya había sido fundado por el emperador Karl IV de Luxemburgo al permitir la llegada de tejedores de Brabante y fuera limitado después por las insensatas medidas aduaneras de los Habsburgo, volvió a desarrollarse con éxito bajo Federico II, quien electrificó todo y generó ganancias por doquier. Entonces todo era felicidad y abundancia en el país pero las [¿buenas?] costumbres iban en decadencia.53 51 Trad. “Ich bekam es also gänzlich mit Weibern zu thun. Die Mutter und zwei Großmütter theilten sich in unsere Erziehung, wobei auch einige andere Frauenzimmer gelegentlich Einfluß übten, durchaus aber kein Mann.” Ibid. p. 18. 52 Trad. “Man hielt uns Kinder einen besondern Hofmeister, der im Hause der “Mama”, unserer Großmutter väterlicherseits, wohnte. Er hieß Nagel und war ein heirater und gescheidter junger Mann, wenn auch zuweilen launisch und bequem. Ich lernte sehr leicht und gern, machte schon sehr frühzeitig allerlei Stylübungen und wurde namentlich im Französischen so gut unterrichtet, daß ich schon als achtjähriger Knabe, als die Franzosen im Jahr 1806 erobernd ins Land einfielen, den Dolmetscher machen und den erschrockenen Dienstboten und Nachbarn bei der Verständigung mit dem fremden Volke aushelfen konnte.” Ibid. pp. 21-22. 53 Trad. “Als ich hier geboren wurde –es war in der kürzesten Nacht des Jahres 1798– stand Schlesien unter der Verwaltung des Minister Grafen Hoym, hatte seit Beendigung des siebenjährigen Krieges fünfunddreißig Jahre lang Frieden genossen und befand sich in blühendem Wohlstande [...] Einen verhältnismäßig noch viel größern Gewinn aber warfim engen Umkreis meiner Vaterstadt der Leinwand= und Steinkohlenhandel ab. Der berühmte Leinwandhandel war eigentlich erst , seit Friedrich der Große Schlesien inne hatte, in rechten Aufschwung gekommen. Zwar schon durch 29 El ejemplo de Menzel, como un hombre fuertemente arraigado a una tradición que comienza a verse rebasada por la velocidad de los cambios en la estructura social prusiana, desde Federico el Grande, adquiere sentido en el análisis que hace Isaiah Berlin respecto al nacionalismo alemán y a los primeros románticos para quienes, su perspectiva “básicamente cristiana y protestante era, del todo, incompatible con el temperamento científico de la Ilustración francesa del cual, como es sabido, el rey prusiano fue abierto admirador.54 En este contexto se entiende la Kritik des Zeitbewusstseyn (Crítica de la conciencia del tiempo) del autor silesiano, quien, ya en su madurez, dedicó dos apartados al análisis de la situación social del campesinado y la burguesía germano-hablantes bajo los rayos cegadores de la modernidad. Procedamos con orden y comencemos con lo concerniente a los campesinos alemanes de principios del XIX, a quienes Menzel definió en un estado de progresiva disolución –lo mismo hizo más adelante con la burguesía–. El lector podría anticipar de suyo que, en el texto en cuestión, la inocente y noble vida rural fuera, por una parte, vanagloriada y, por otra, defendida de las acusaciones y los señalamientos de quienes, en dichas virtudes, no veían nada más que ignorancia y hasta estupidez. En efecto, en ese proceso de desaparición del campesinado, Menzel señaló a dos responsables: la emergente sociedad industrial y los políticos alemanes. Objeto de la usura de los judíos y de las leyes liberales que la permitían, el campesinado alemán se ve, en la mirada de Menzel, como víctima debido a su carácter poco compatible con las exigencias de la modernidad –exigencias que encontrarían también el rechazo de algunos literatos románticos–; su Unerfahrenheit (inexperiencia) –valga el eufemismo menzelniano– Kaiser Karl IV. den Luxemburger, der Weber aus Brabant kommen ließ, gegründet, aber durch die unsinnigen Ausfuhrzölle der habsburgischen Kaiser wieder gehemmt, gedieh der Leinwandhandel erst wieder unter Friedrich II. Dieser Fürst elektrisirte alles und zauberte überall neuen Erwerb hervor [...] Also herrschten damals Glück und Ueberfluß im Lande, aber die Sitten waren verdorben.” Ibid. p. 5 54 Isaiah Berlin, Nacionalismo: pasado olvidado y poder presente, en “Contra la corriente” ensayos sobre historia de las ideas. Trad. Ed. Henry Hardy, intr. Roger Hausheer, trad. Hero Rodríguez, México, Fondo de Cultura Económica, 2006, p. 456. 30 se vuelve en su contra atrayendo las ambiciones de burócratas corruptos y estafadores sin escrúpulos.55 Además, apunta Menzel, dado que ahora todos gozarían de los mismos derechos y obligaciones propios de la ciudadanía –hay que recordar el proceso de modernización política al que los Estados alemanes del este comenzaban a sujetarse– los campesinos serían también susceptibles de ser “contagiados” del hedonismo y búsqueda del lujo de las [grandes] ciudades.56 Pero no en todos los rincones de la Confederación reconocía Menzel la existencia de la misma problemática. Así, el mal no era generalizado en todos los territorios alemanes; en los Estados monárquicos, es decir, en donde persistía la tradición estamental, aún podía vivirse conforme con una moral patriarcal; no así en los suelos pisados ahora por el liberalismo, ahí, sentenciaba Menzel, el mal predominaba con el gobierno democrático.57 Como se aprecia, la vida rural del campesinado, con su eco medieval, era amenazada por la modernización política y era tarea de Menzel –si no frenarla o alterarla– el denunciar tal tribulación. Sin embargo, la situación del labriego no debía resolverse mediante sediciones y revueltas. Así, aunque el campesino era, por demás, susceptible de ser engañado con falsas promesas de bienestar, su situación frente a la terminología revolucionaria no era mucho mejor: de ella no entendía una sola palabra. De esta manera, el campesino permanecía obtuso a las seductoras artimañas del socialismo –lo cual seguramente fue bien visto por el autor silesiano–. En plena Ilustración, con los procesos de modernización implícitos, la postura del campesino era una y –debía ser– sólo una: mantenerse al margen tanto del gobierno como de la oposición; y esto último implicaba cuidar a la juventud pueblerina de los profesores llegados de las ciudades, específicamente de aquellos portadores de ideas revolucionarias que apuntasen a la emancipación de las viejas costumbres, de cuyo descuido derivaba Menzel actitudes libertinas que se traducían en vicios y criminalidad.58 55 Cfr. Ibid. p. 227. 56 Cfr. Ibid. p. 228. 57 Cfr. Ibid. p. 228. 58 Cfr. Ibid. pp. 229-232. 31 En cuanto a la burguesía alemana, considerada en el texto como segunda en importancia en la sociedad después del campesinado, también era entendida en un proceso degenerativo: rebasada la época de los gremios artesanales, para los cuales la preeminencia de valores como el honor y el respeto modelaban el día a día de las relaciones entre maestros y aprendices de diversos gremios, la joven industria se erigía como la principal amenaza para quienes aún vivían bajo el ideal de la obra maestra, de la pieza que, tras el trabajo arduo de años, concediera todo el mérito a su creador para ser llamado “maestro”.59 Es evidente que, para Menzel, los incipientes procesos de mecanización de la producción de bienes en los territorios de la Confederación le resultaban amenazantes –no sólo para los artesanos, que ahora se veían en la necesidad de integrarse a las masas trabajadoras de las fábricas–; tal vez su análisis no estaba del todo equivocado en cuanto a las problemáticas sociales implícitas en dichos procesos de masificación; aunque su preocupación principal era el abandono de la moral conservadora de la, entonces, evanescente sociedad estamental en los Estados alemanes. Aunado a esta angustia por la modernización, Menzel señala un peligro “mayor” que, aparentemente, había pasado inadvertido: Los diputados se entusiasman por la industria. La prosperidad de un país es medida ahora por el número de calderas y chimeneas. Pero nadie advierte que la raza se corrompe. Los hombres se vuelven esclavos de la industria y esta esclavitud es la peor que jamás existió. No obstante se clama haber terminado con el último vestigio de la sumisión campesina así como haber vuelto a todos los hombres libres e iguales. En toda Alemania, como en Francia, los vanagloriados derechos y libertades que el liberalismo parlamentario reconoce vehementemente al pueblo sólo han privilegiado al capital [...] El reino burgués [sic], en que el liberalismo culminó en Francia fue una mentira con la que se traicionó al pueblo.60 Esta esclavitud, de la que habla Menzel, se relaciona con un concepto de libertad muy particular del cual ya hablaré más adelante. Por ahora, me parece importante apuntar su constante lucha contra la 59 Cfr. Ibid. pp. 233-235. 60 Trad. “Die liberalen Kammern schwärmen für die Industrie. Der Wohlstand eines Landes wird nur nach der Zahl seiner Dampfkessel und Kamine berechnet. Aber daran denkt man nicht, daß die Race verdirbt. Man macht die Menschen zu Sclaven der Industrie und diese Sclaverei ist die härteste, die es jemals gegeben hat. Dabei rühmt man sich, die letzte Spur ländlicher Hörigkeit vertilgt und alle Menschen frei und gleich gemacht zu haben [...]. Die vielgerühmten Rechte und Freiheiten, welche der moderne Kammerliberalismus dem Volke in überschwänglicher Fülle zuerkennt, haben in Deutschland wie in Frankreich überall nur das Kapital privilegirt.” Ibid. p. 38. 32 desmoralización –cuyoorigen veía generalmente en Francia– así como su desprecio de las consecuencias políticas del liberalismo. Por otra parte, el lugar de Menzel en el mundo del siglo XIX, con el pensamiento ilustrado como escenario intelectual, era concebido por aquel como el del paladín del “espíritu germánico”. Su hijo Konrad, en el papel de editor de las “Denkwürdigkeiten” al hacer una breve descripción de la vida de su padre decía así: Nos vienen a la mente las vívidas imágenes de aquello por lo que férreamente luchó durante su larga vida: la verdad en oposición a lo antinatural, la seriedad moral contra la desmoralización, la revelación contra la religión del entendimiento y la idolatría de la naturaleza; pero ante todo, el espíritu germánico contra todos sus enemigos [...].61 Al referirse a su nacimiento en Waldenburg, Menzel comienza por describir, desde el relato de su madre, la atmósfera fantástica que lo envolvió. Así, el autor narra su alumbramiento, cuando, acechada por una presencia demoníaca y bajo la unión de las auroras austral y boreal, su madre, Karoline, le dio la vida. A este cuadro se une una nota que el autor deja al pie de sus memorias , cuyo interés descansa en la intencionalidad que se infiere al leer cómo aquel pondera su concepción de sí mismo como un ser excepcionalmente fuerte aunque extienda dicha fortaleza a otros más nacidos, como él, en 1798. Veamos cómo lo cuenta el autor mismo: A pesar de haber llegado al mundo en la temporada más favorable del año, en la noche más corta, en la que las dos auroras se besaron alrededor mío rondaba cerca un demonio celoso. Habían cortado tan profundo mi ombligo que entré en peligro de desangrarme sin que nadie lo notara hasta que mi querida madre, a pesar de su debilidad, me mirara y salvara mi vida inmediatamente después de habérmela dado.62 61 Trad. “[...] Für was er sein langes Leben hindurch mit eiserner Konsequenz gestritten, das zieht noch einmal in lebendigen Bildern an uns vorüber: die Wahrheit gegenüber der Unnatur, der sittliche Ernst gegenüber der Demoralisation, die Offenbarung gegenüber der Verstandesreligion und Naturvergötterung, vor Allem aber und Alles durchwehend der germanische Geist gegenüber allen seinen Feinden [...]” Menzel, Op. cit. p. v. 62 Trad. “Obgleich ich in der güngstigsten Jahreszeit zur Welt kam, in der kürzesten Nacht, in der zwei Auroren um mich küßten, war doch ein böser neidischer Dämon um den Weg. Man hatte mir zu tief in den Nabel geschnitten und ich war im Begriff mich zu verbluten, ohne daß man es merkte, als meine theure (sic) Mutter trotz ihrer Mattigkeit nach mir umblickte und mich unmittelbar, nachdem sie mir das Leben gegeben hatte, wieder vom Tode rettete, wie sie mir oft mit Freude erzählt hat”. Wolfgang Menzel, Wolfgang Menzel's Denkwürdigkeiten. Herausgegeben von dem Sohne Konrad Menzel, Bielefeld und Leipzig, Verlag von Velhagen und Klasing, 1877, p. 8. 33 A mi edad, he podido comprobar que muchos hombres nacidos como yo en 1798, se conservaron fuertes y fueron longevos. Entre la gente con la que trato es común que esta observación salga al paso. Los del 98 predominan sobre los nacidos en años anteriores o posteriores y no sólo en cantidad sino en cuanto a fortaleza física y mental. 63 De este fragmento puede extraerse que Menzel –aunque haya sido el relato de su madre– entendía su vida como una constante lucha contra el mal,64 en la que él, evidentemente, se concebía como un paladín, como una suerte de cúmulo de valores espirituales y fortaleza física con los que habría de encarar, hasta su muerte en Stuttgart en 1873, una guerra contra la desmoralización y el pensamiento ilustrado. La influencia que la Ilustración francesa ejerció en los Estados alemanes se dejó ver, como era de esperarse, además de en las reformas administrativas de Federico el Grande, en la literatura. Al respecto, Menzel veía cernirse una amenaza sobre los tradicionales cuentos, las fábulas y canciones infantiles cuyos contenidos educativos, consideraba, poseían un valor mucho mayor al de las “boberías” de la nueva literatura basada en principios pedagógicos. Menzel se refería de esta forma a las circunstancias en las que se encontraba la literatura infantil en sus días en Waldenburg: Sin embargo, el ambiente ideal que, en ese entonces, ofrecía la vida rural al mundo infantil, hoy en día, cada vez desaparece más. Los viejos y los criados solían contar historias conmovedoras y tiernos cuentos a los niños, las canciones populares se cantaban por todos lados y casi cada niño las sabía de memoria [...] Qué triste que el mensaje oral de tan rico y maravilloso tesoro nacional de canciones y cuentos desaparezca casi por completo [al contrario] de la lectura de montones de libros infantiles, producidos en serie, carentes de espíritu y alma... Yo tuve suerte de no haber recibido ningún libro para niños salvo Robinson Crusoe, de cuya lectura saltaba normalmente los diálogos aleccionadores. Toda la bobería pedagógica de la moderna literatura infantil es terrible y jamás podrá sustituir al mensaje oral de las viejas canciones y cuentos populares. Ni siquiera ahí, donde se persigue un efecto romántico y con palabras bonitas se santurronea. A los niños no se les debe forzar a razonar ni pretender de ellos que expliquen su ánimo. Una buena historia, un cuento, una fábula, una canción de contenido emocionante e inolvidable pueden tocar mucho más 63 Trad. “Ich habe in meinem Alter die Erfahrung gemacht, daß sehr viele Männer, welche gleich mir im Jahr 1798 geboren waren, lange lebten und rüstig blieben. Oft drängte sich den Gesellschaften, unter denen ich verweilte, diese Bemerkung auf. Die 98er herrschten in der Regel an Zahl über die vor, die in den zunächst frühern oder spätern Jahrgängen geboren waren, und nicht nur an Zahl, sondern auch an Körper- und Geistesfrische.” Ibid. p. 5 64 La concepción del mal en Menzel está fuertemente arraigada en la crianza protestante que recibió de su madre. 34 profundamente al niño que cualquier sanción o descripción impuesta para explicar aquellas emociones.65 Este desprecio de Menzel por la pedagogía fue subrayado en el escrito intitulado Anti-Menzel oder Wolfgang Menzel vom Standpunkte der historischen Kritik aus betrachtet (Anti-Menzel o Wolfgang Menzel considerado desde la perspectiva histórica) de 1835 de Franz Kottenkamp (1806- 1858). Conjuntamente con la desdeñosa consideración de Menzel hacia el “optimismo pedagógico”, Kottenkamp señaló también el rechazo de Menzel por la “pedantería académica”, “el formalismo escolástico” y los “demonios judíos” que, en conjunto, conformaban los enemigos de la nación alemana66 y de Cristo ya que, vale recordar que Menzel era un cristiano a ultranza y su época la entendió como caracterizada por una constante guerra librada en dos frentes: el cristianismo y el espíritu germánico. Aunque el Menzel del que habla el polémico escrito de Kottenkamp se adelanta por casi veinte años al pequeño del que me he estado ocupando hasta el momento, conviene detener esta exposición en las observaciones que Kottenkamp hizo, principalmente, a su labor historiográfica y filosófica. Dichas observaciones, además de severas críticas, se fundamentaban en los escritos publicados por Menzel más o menos hacia 1835 en el Literaturblatt, una revista literaria con sede en Stuttgart y Tubinga, de la cual Menzel fue redactor. Vale hacer notar que la influencia de la revista habría de ser tal que 65 Trad. “Das Volksleben bot damals noch eine Erscheinung dar, welche der Kinderwelt zu großen Wohlthat gerichte, jetzt aber immer verschwindet [...] Wie traurig, daß die mündliche Mittheilung des so reichen und schönennationalen Lieder= und Märchenschatzes in neurer Zeit fast ganz aufgehört hat und der Leserei von tausend und abertausend fabrikmäßig gelieferten, nur mit Kindlichkeit kokettierenden geist und seelenlosen Kinderbüchern hat weichen müssen. Ich war noch so glüclich, daß mir kein Kinderbuch in die Hand gegeben wurde, außer Robinson Crusoe, bei dessen Lektüre ich die lehrhaften Gespräche regelmäßig überschlug. Das ganze pädagogische Gewäsch der modernen Kinderliteratur ist vom Uebel und vermag die mündliche Mittheilung der guten alten Volkslieder und Märchen niemals zu ersetzen. Auch da nicht, wo man romantische Effecte bezweckt und in schönen Worten frömmelt. Man muß den Kindern niemals vorraisonnieren und vorempfinden und ihnen ihre eigenen Stimmungen erklären wollen. Eine gute Geschichte, ein Märchen, eine Fabel, ein Lied und ergreifenden und unvergeßlichen Inhalt wirken unmittelbar auf das Kind viel tiefer und erfolgreicher ein, als weitläufige Ermahnungen oder gar Beschreibungen derjenigen Gefühlte, die man gern den Kindern octroyieren möchte.” Ibid. pp. 24-25. 66 Franz Kottenkamp, Anti-Menzel oder Wolfgang Menzel vom Standpunkte der historischen Kritik aus betrachtet, Stuttgart, P. Balz'sche Buchhandlung, 1835, 36 p. 35 contribuyera a fortalecer el espíritu alemán –ausente en la literatura de la época según Menzel–. En este sentido, la mano de Menzel criticaba, juzgaba y censuraba, de considerarlo necesario, aquellas obras que contravinieran las convicciones nacionalistas y moralistas de las que tanto alardeaba. De esta forma, resultó afectado “el último de los románticos”, el poeta de Düsseldorf Heinrich Heine (1797-1856), cuya simpatía hacia el saintsimonismo o socialismo romántico le valió la prohibición de sus escritos por la dieta de Frankfurt en 1835. Pasarían dos años hasta que Heine pudiera expresar, desde su exilio en París, su pesar en Ueber den Denunzianten. Eine Vorrede zum dritten Theile des Salons (Sobre el denunciante. Un preámbulo a la tercera parte del salón)67 , una suerte de panfleto en el que lanzaría, con la más fina ironía, una acre crítica contra un Menzel cuyo protagonismo quedaba desdibujado por el sobrado genio de Heine. En general, el texto de Kottenkamp ofrece un perfil de Menzel cuya finalidad última es –muy a pesar de la tibieza con que el autor dice querer alejarse de la política– contrarrestar la influencia de su labor literaria en el ámbito intelectual de la época. Kottenkamp, cuyas referencias biográficas son, desafortunadamente, escasas y remiten únicamente a algunas obras históricas y geográficas (Felsengebirge, Oregon und Nordkalifornien, Beschreibung der Vereignigten Staaten von Nordamerika, Ersten Amerikaner im Westen, Geschichte der Colonisation Amerikas, Rittersaal) se refiere a Menzel como un “Matador”, como el co-protagonista del “Correo de Toros” [¿la corrida de toros?] en España, y le reconoce poseer un talento, tal vez ese talento único y necesario para las “batallas intelectuales” tan propias del gusto nacional alemán. Kottenkamp advierte en el Literaturblatt la principal arma de Menzel animada por su férreo sentimiento moral muy próximo a la mojigatería. Pero es en el terreno de la historia donde Kottenkamp decide iniciar su crítica hacia Menzel y para ello se sirve de su Geist der Geschichte (El espíritu de la historia) y Geschichte der Deutschen (Historia de los alemanes). Desde la definición de los supuestos teóricos de Menzel como meras 67 Heinrich Heine, Ueber den Denunzianten. Eine Vorrede zum dritten Theile des Salons, Hamburg, Hoffmann und Campe, 1837, 39 p. 36 especulaciones y abstracciones de temas históricos, hasta la sustitución definitiva del conocimiento científico por una historia con tintes apocalípticos revelada por los astros y los fenómenos solares, Kottenkamp no cesará de acusar la aparente tozudez de Menzel, empeñado en buscar en toda clase de fenómenos naturales e históricos una presencia extraña, invisible pero presumiblemente atribuible al sol. Para Kottenkamp, los escritos de Menzel no reflejan el menor ejercicio intelectual basado en la razón: el señor Menzel, dice Kottenkamp, habría escuchado repicar las campanas sin saber siquiera de dónde venía el sonido. Aparte de este “curioso” análisis de las “historias” de Menzel, Kottenkamp considera otro elemento propio de su pensamiento y obra, a saber, el racismo. Al comparar a la raza negra con animales como los hipopótamos y los rinocerontes, Menzel no sólo compara lo incomparable, sino que excluye de toda aspiración política, histórica o cultural a los pueblos del continente negro –Menzel se refiere particularmente a los negros– a quienes, en virtud de su falta de historia, aproxima fácilmente a la condición animal. Este aspecto sería señalado también por Heine en su defensa contra Menzel en 1837 y será tratado más adelante. En general, la producción historiográfica o “industria historiográfica” de Menzel como la referiría Kottenkamp, no representa –para éste– nada más que una incesante edición de obras motivadas por el dinero, el patrioterismo y la ignorancia. La conjunción de patrioterismo e ignorancia o superficialidad se vuelven tema recurrente a lo largo del pequeño escrito de Kottenkamp, quien no cesa de recordar la seriedad implicada en la labor historiográfica a la cual Menzel pareciera ofender con su trabajo. De la crítica a las generalizaciones arbitrarias y al errado manejo de fuentes, Kottenkamp da paso a la famosa censura hecha por Menzel a la novela Wally, die Zweiflerin (Wally, la escéptica)68 de Karl Gutzkow (1811-1878). Dicha crítica juzgaba tanto a la novela de Gutzkow como a los escritos de 68 Al respecto véase Wisely, Andrew, “Shalom Not bigotry: Orthopraxis as response to Karl Gutzko's Wally, die Zweiflerin (1835)”, Journal of Christianity and Foreign Languages, North American Christian Foreign Language Association, Waco, Texas, v. 7, 2006, p. [10]-28. 37 Voltaire con el mismo rasero y parecía encontrar en ambos un común denominador: el racionalismo. Para Kottenkamp, el ataque más encarnizado de Menzel lo motivaba la representación de una sociedad egoísta y de un cristianismo racionalista en la novela de Gutzkow. Esta situación bastaba para que Menzel tildara las obras de este corte como “amorales” y de tendencias francesas, es decir, todo aquello que consideraba como enemigo, ajeno, antigermano. Así pues, el perfil de Menzel de acuerdo con la exposición de Kottenkamp, parece simplificarse en tres golpes: patrioterismo, erudición superflua y moralidad exacerbada. Kottenkamp escribe, expone, evidencia y no obstante se vuelve a preguntar por la importancia de Menzel, “¿acaso resultará un acertijo increíble para la posteridad, que un hombre de tal ignorancia y superficialidad haya jugado un papel tan importante en la inteligencia de su tiempo?” tal vez habría servido de consuelo a Kottenkamp el recordar que, algún día, Menzel dejaría de ser un acertijo para ser simplemente un hombre condicionado por la misma historia a la que Kottenkamp también perteneció. Las alusiones al espíritu germánico, a la desmoralización, a los enemigos de la nación alemana no constituyeron un discurso lineal desde siempre en Menzel; más bien, adquirió distintos matices a partir de su juventud, cuando entró a formar parte del Turnbewegung donde encontraría el medio de cultivo perfecto para las ideas que, posteriormente, se volverían un lugar común entre él y la Burschenschaft (fraternidad estudiantil). Menzel turnt... Wolfgang Menzel, gimnasia y Teutschtümelei. Luego de vivir por cuatro años en Ober Armsdorf69, el joven Menzel se trasladaría a la ciudad de Breslau, donde sería testigo del enorme contraste entre la euforia con la que los jóvenes envalentonados 69 En Ober Armsdorf se ubicaba
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