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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN HISTORIA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS EL PASADO IDOLÁTRICO Y EL PRESENTE CRISTIANO EN DOS AUTORES DE TRADICIÓN INDÍGENA: DIEGO MUÑOZ CAMARGO Y FERNANDO DE ALVA IXTLILXÓCHITL TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: MAESTRA EN HISTORIA PRESENTA: INGA ERIKA HERNÁNDEZ GONZÁLEZ TUTOR: DR. MIGUEL PASTRANA FLORES, I.I.H., UNAM MÉXICO, D. F., AGOSTO DE 2014 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 1 ÍNDICE Introducción ................................................................................... 7 Capítulo Primero VISIONES Y VERSIONES SOBRE LAS OBRAS DE DIEGO MUÑOZ CAMARGO Y FERNANDO DE ALVA IXTLILXÓCHITL Eugenio del Hoyo .......................................................................... 12 Francisco Esteve Barba ................................................................. 14 Manuel Carrera Stampa................................................................. 15 Jorge Alberto Manrique.................................................................. 17 José María Muriá ........................................................................... 18 Miguel León-Portilla ....................................................................... 20 Edmundo O’Gorman ...................................................................... 22 Georges Baudot ............................................................................. 24 José Rubén Romero Galván .......................................................... 25 Miguel Pastrana Flores .................................................................. 26 Yukitaka Inoue Okubo.................................................................... 29 Federico Navarrete Linares ........................................................... 31 Ángel Vásquez Galicia ................................................................... 32 Diana Pérez Gerardo ..................................................................... 33 Comentarios finales ....................................................................... 35 Capítulo Segundo LOS AUTORES, SUS CIRCUNSTANCIAS Y TEXTOS. UNA REVISIÓN GENERAL Diego Muñoz Camargo .................................................................. 40 El autor y su contexto .......................................................... 40 Las obras y sus fuentes ...................................................... 45 A manera de epílogo ........................................................... 53 Fernando de Alva Ixtlilxóchitl ......................................................... 56 El autor y su contexto .......................................................... 56 Las obras y sus fuentes ...................................................... 64 2 A manera de epílogo ........................................................... 70 Comentarios finales ....................................................................... 71 Capítulo Tercero LAS TINIEBLAS DE LA IDOLATRÍA El pecado de la idolatría ................................................................ 76 La tradición tlaxcalteca .................................................................. 81 El origen de las divinidades ................................................. 82 El papel de los dioses ......................................................... 84 Los sacerdotes y los templos .............................................. 89 Sacrificio humano y antropofagia ........................................ 91 Tloque Nahuaque ................................................................ 93 Atisbos de cristiandad ......................................................... 96 La tradición acolhua ....................................................................... 97 El linaje chichimeca ............................................................. 98 El linaje tolteca .................................................................... 99 El inicio de la idolatría ....................................................... 103 Nezahualcóyotl, el que vislumbra ...................................... 105 Nezahualpilli, el profeta ..................................................... 113 Comentarios finales ..................................................................... 116 Capítulo Cuarto LA LUZ DEL EVANGELIO La tradición tlaxcalteca ................................................................ 122 La providencia divina......................................................... 123 La llegada del Evangelio ................................................... 128 La aceptación del cristianismo .......................................... 133 La evangelización de Tlaxcala .......................................... 140 La persistencia de la idolatría ............................................ 155 La tradición acolhua ..................................................................... 163 Tecocoltzin, el concertador ............................................... 164 Ixtlilxóchitl, el apóstol ......................................................... 166 Comentarios finales ..................................................................... 180 3 Conclusiones ............................................................................. 183 Índice de imágenes .................................................................... 195 Obras consultadas..................................................................... 197 Baste con decir que en el presente libro hemos partido de la actitud contraria, buscando en la obra histórica al hombre que la escribe, tratando de averiguar lo que siente y lo que piensa, indagando cuáles son los motivos que mueven su pluma y le hacen ver los hechos de determinada manera. Cada hombre contempla la realidad que le rodea con una perspectiva propia, y no puede haber estudio más apasionante que el de observar cómo un mismo núcleo de hechos se refracta diversamente según el espectador que lo describe. RAMÓN IGLESIA 7 INTRODUCCIÓN La religión prehispánica y el proceso de evangelización de los indios han recibido la atención de numerosos investigadores que, a partir de distintas disciplinas y desde épocas muy tempranas, se han dedicado a su análisis.1 Las obras de los citados autores fueron relegadas durante mucho tiempo y solamente desde hace algunos años, los historiadores las han empezado a comprender como fuentes de estudio por sí mismas, ya que permearon en ellas múltiples aspectos del contexto bajo el cual fueron elaboradas. Debido a lo También es nuestra intención dirigir la mirada a dichos temas aunque no pretendemos reconstruir cómo era la antigua religión ni cuáles fueron los pasos seguidos por los religiosos para convertir a los naturales al cristianismo. El presente trabajo busca analizar la forma en la cual dos cronistas de ascendencia indígena, uno tlaxcalteca y el otro tetzcocano, plasmaron en sus obras la memoria sobre ambos asuntos. Esta empresa seha trazado como un análisis historiográfico comparativo de las obras de Diego Muñoz Camargo y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, en particular sobre aquellos aspectos relacionados con nuestros temas de estudio. 1 Para los interesados en la religión prehispánica y la evangelización de la Nueva España pueden consultarse los trabajos ya clásicos de Alfonso Caso, El pueblo del sol, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, 139 p.; Alfredo López Austin, Breve historia de la tradición religiosa mesoamericana, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Antropológicas, 2002, 120 p.; Pedro Borges, Métodos misionales en la cristianización de América, siglo XVI, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1960, 572 p.; Lino Gómez Canedo, Evangelización y conquista. Experiencia franciscana en Hispanoamérica, 2ª edición, México, Porrúa, 1988, 393 p.; y de Robert Ricard, La conquista espiritual de México: Ensayo sobre el apostolado y los métodos misioneros de las ordenes mendicantes en la Nueva España de 1523- 1524 a 1572, trad. Ángel María Garibay K., México, Fondo de Cultura Económica, 2001, 491 p. 8 anterior, es nuestro interés por escudriñar en los textos de Muñoz Camargo y de Alva Ixtlilxóchitl así como en las Pinturas tlaxcaltecas de la conquista, los dos ejes sobre los cuales se ha establecido este trabajo: el pasado religioso prehispánico y el presente cristiano en dichas obras. Muñoz Camargo y Alva Ixtlilxóchitl pertenecieron a contextos sociales, políticos, económicos, temporales y espaciales distintos, pero pese a ello manifiestan numerosas similitudes que admiten su análisis comparativo. Para ello hemos decidido utilizar las dos obras plenamente adjudicadas a la autoría del tlaxcalteca, así como los cinco trabajos históricos que emanaron de la pluma del acolhua. Nuestro trabajo ha respetado el orden cronológico de los cronistas así como de los temas que referiremos, es decir, primero estudiaremos los textos de Muñoz Camargo y las Pinturas, pues fueron elaboradas en las últimas décadas del siglo XVI y después las crónicas de Alva Ixtlilxóchitl quien las redactó en las primeras décadas del siglo XVII. Así también inicialmente estudiaremos la religión prehispánica y después la llegada e implantación del cristianismo. El trabajo está estructurado en cuatro capítulos. En el primero presentaremos una revisión de algunos de los trabajos más importantes que se han elaborado acerca de las obras de nuestros autores. Sabemos que ese escueto panorama no agota todos los esfuerzos que se han realizado, pero creemos que la selección efectuada es un pertinente botón de muestra que vislumbra la historicidad misma de las obras pues cada trabajo es un intento por comprenderlas de acuerdo a las circunstancias de la época. En el segundo capítulo el lector podrá encontrarse con los esbozos biográficos de nuestros autores que nos permiten la mejor comprensión de sus 9 obras pues en ellas de manera indudable quedaron indicios de la formación y contexto personal, político, social y religioso en el cual se desarrollaron. También se localiza en este apartado una breve revisión del contenido y circunstancias que propiciaron la redacción de los textos de nuestros autores, así como las fuentes de información empleadas por los cronistas y las principales ediciones de las crónicas analizadas. El capítulo tres está dedicado a la visión de Muñoz Camargo y Alva Ixtlilxóchitl sobre la religión prehispánica. Hemos partido de algunos puntos fundamentales para su estudio como: el origen de las divinidades, el papel desempeñado por los dioses en la vida de los pueblos, el rol que tenían los sacerdotes en aquella época, los rituales del sacrificio humano y la antropofagia así como los atributos de Tloque Nahuaque y su identificación con Dios. El último apartado estudiará la forma en la cual, de acuerdo con los cronistas, los indios decidieron adoptar la nueva religión dando paso al proceso de evangelización pues como Muñoz Camargo y Alva Ixtlilxóchitl lo sostienen, la providencia divina ya se había manifestado en estas tierras antes de la llegada de los españoles. Finalmente se incluyen los casos de persistencia idolátrica o bien, su peculiar ausencia en los textos del acolhua. Cada capítulo tiene al final una serie de comentarios que fungen como resumen integrador. En las conclusiones el lector podrá hallar algunas reflexiones derivadas del trabajo así como de los resultados que fuimos obteniendo en cada uno de sus apartados. Se ha pretendido destacar aquellos rasgos que a nuestro juicio han parecido los más relevantes para conocer cómo, de acuerdo con la memoria de 10 los autores, sus antepasados vivieron en las idolátricas y cómo con la llegada del Evangelio salieron del yerro en el que vivían debido a las argucias del demonio. 11 CAPÍTULO PRIMERO VISIONES Y VERSIONES SOBRE LAS OBRAS DE DIEGO MUÑOZ CAMARGO Y FERNANDO DE ALVA IXTLILXÓCHITL Si los hechos son estudiados o aprehendidos por los historiadores, aún el más objetivo de éstos no podrá evitar que en su expresión trasluzcan elementos oriundos de su pensamiento y de su sentimiento, los cuales son, a su vez, un producto de su tiempo. RAMÓN IGLESIA Durante muchos años la historiografía contemporánea ha privilegiado como fuentes fundamentales para el estudio del pasado religioso prehispánico, así como de la evangelización de los indios, las obras escritas por europeos. De esa forma, por mencionar sólo algunos ejemplos, trabajos importantes sobre la conversión al cristianismo como los elaborados por Pedro Borges, Lino Gómez Canedo y Robert Ricard, han soslayado las crónicas redactadas por hombres pertenecientes a los grupos catequizados.2 2 Borges, op. cit., Gómez Canedo, op. cit., y Ricard, op. cit. En el mejor de los casos, los textos indígenas han sido empleados como meras canteras de datos para elaborar reconstrucciones históricas sobre la religión prehispánica, sus dioses y ritos, pero sólo en contadas ocasiones, han sido analizados historiográficamente. 12 Como es sabido, el análisis historiográfico busca que las obras históricas sean vistas como objetos de estudio per se, pues en ellas los autores manifestaron su forma de entender el pasado a la luz de su presente. Explícita o implícitamente los cronistas dejaron huellas de cómo percibían su labor como historiadores, su proceso de selección de fuentes de información, el objetivo que perseguían, para quién o quiénes estaba dedicado su trabajo y, desde luego, el contexto social, político, económico y religioso en el cual estaban inmersos.3 El primero de los trabajos que referiremos fue publicado en 1957 dentro de las Memorias de la Academia Mexicana de la Historia por el zacatecano Eugenio del Hoyo quien hace énfasis en la necesidad apremiante por valorar las fuentes de la historia de México, entre las que se encuentran las obras del cronista tetzcocano. En su artículo titulado “Ensayo historiógrafo sobre D. Fernando de Alva En este capítulo pretendemos realizar un recorrido a través de distintos estudios que se han realizado acerca de las obras historiográficas de Diego Muñoz Camargo y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl para recoger de ellos sus principales ideas y aportaciones. Nos interesan en particular, las contribuciones realizadas sobre la religión prehispánica y la llegada del cristianismo así como el sentido de las obras de nuestros autores de tradición indígena. EUGENIO DEL HOYO 3 Véase José Rubén Romero Galván, “Introducción” en José Rubén Romero Galván, et al, Historiografía novohispana de tradición indígena, México, Universidad Nacional Autónomade México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2003, 366 p., (Historiografía mexicana, I) p. 9-20 y Miguel Pastrana Flores, “Historiografía de tradición indígena” en Historia ilustrada del Estado de México, 6 v., México, Gobierno del Estado de México, El Colegio Mexiquense, 2011, vol. 2, p. 55- 62. 13 Ixtlilxóchitl”, Del Hoyo aclara que no pretende realizar una crítica exhaustiva sino mostrar las diferencias que resultan entre el Nezahualcóyotl histórico y el Nezahualcóyotl que Alva Ixtlilxóchitl relata en sus escritos, esto a través de la tarea historiográfica que “depure y valorice las fuentes de nuestra historia”4 Del Hoyo considera a la Historia chichimeca como la obra maestra de Alva Ixtlilxóchitl pues en ella observa “el trabajo metódico, la utilización crítica de diversas fuentes, la preocupación por la elegancia y elevación del estilo y, sobre todo, el intento de dejar a la posteridad una verdadera crónica del señorío de Texcoco”. pues los juicios del cronista tetzcocano, de acuerdo con Del Hoyo, han sido aceptados y reproducidos como testimonios irrebatibles. 5 Sugiere también que fueron tres las actitudes que motivaron a Alva Ixtlilxóchitl a escribir sus historias, es decir, la actitud vital del indio cristiano que muestra la nostalgia por la grandeza desaparecida en la que vivió su noble estirpe y por la que desea honrar su memoria; la actitud intelectual del indio humanista que busca plasmar en sus escritos su conocimiento de las historias grecolatinas; y finalmente, la actitud interesada del indio noble sojuzgado al que ya no le tocó vivir en aquel mundo encumbrado en el cual le hubiera correspondido un elevado rango por su rancio abolengo.6 4 Eugenio del Hoyo, “Ensayo historiógrafo sobre D. Fernando de Alva Ixtlilxóchitl” en Memorias de la Academia Mexicana de la Historia, t. XVI, n. 4, octubre-diciembre 1957, p. 339- 360, p. 339. 5 Ibid., p. 342. 6 Ibid., p. 348-349. Derivado del análisis que realiza Del Hoyo sobre la variedad de fuentes indígenas consultadas por Alva Ixtlilxóchitl para la redacción de su obra, sostiene que si bien éstas le sirvieron de esqueleto, 14 la carne ideológica que la cubre, la erudición que la adorna, el sentido cristiano que la informa, el grato y recio sabor humanístico que por ella corre, la lengua en que fue escrita, esto, en que radica su excelencia, ya no pueden ser indígenas. La Historia Chichimeca es magnífico fruto mestizo; como mestizo en carne y alma, fue su autor.7 Con respecto a Alva Ixtlilxóchitl, Esteve Barba sugiere que sus móviles para escribir fueron por una parte su interés por estudiar a su pueblo y por otra, sus La anterior valoración del zacatecano pone énfasis en el mestizaje no sólo racial del autor sino también en la incorporación de elementos de carácter europeo en la construcción de las narraciones escritas por Alva Ixtlilxóchitl que rescatan la versión indígena del pasado prehispánico. Esta mezcla identificada en los escritos del tetzcocano, coloca a Alva Ixtlilxóchitl, según Del Hoyo, como símbolo de la nacionalidad mexicana. FRANCISCO ESTEVE BARBA Como parte de los primeros trabajos que buscan estudiar a los autores y sus obras historiográficas escritas en el Nuevo Mundo, encontramos Historiografía indiana del madrileño Francisco Esteve Barba publicado por primera vez en 1964. En ella el autor realiza un recorrido por obras de historiadores generales, conquistadores, religiosos, viajeros, indios y mestizos que tienen como objeto de sus textos, lo acaecido en el continente americano. Esteve Barba expone de manera breve datos biográficos de cada uno de los autores así como contenidos generales de sus obras y con frecuencia realiza aseveraciones que no sustenta debidamente. 7 Ibid., p. 354. 15 deseos por obtener la restitución de su señorío. Le recrimina la utilización de fuentes y noticias que considera no eran de fiar así como su falta de análisis y unificación,8 aunque reconoce en él una positiva influencia española en sus escritos. De Muñoz Camargo dice que omite muchos sucesos o bien, destaca otros con el fin de realizar una apología de Tlaxcala y que “es naturalmente tendencioso a favor de su pueblo, al que quiere mantener en posesión de sus privilegios como antiguo aliado en la conquista”.9 Por su parte, el abogado e historiador Manuel Carrera Stampa es autor del trabajo “Historiadores indígenas y mestizos novohispanos. Siglos XVI-XVII” publicado en 1971, donde plantea la existencia de tres escuelas de historiadores indígenas, la de México, la de Tetzcoco y la de Tlaxcala que se dieron a la tarea de dejar constancia de su pasado y de lo acontecido en la conquista. En términos generales, las versiones que plasma Esteve Barba sobre los dos autores indígenas muestran un limitado estudio sobre éstos y, en cierto sentido, una escasa comprensión de su contexto histórico así como de la intencionalidad de cada uno de estos autores. MANUEL CARRERA STAMPA 10 8 Francisco Esteve Barba, Historiografía indiana, 2ª edición, España, Gredos, 1992, 754 p., p. 273- 274. 9 Ibid., p. 277-278. 10 Manuel Carrera Stampa, “Historiadores indígenas y mestizos novohispanos. Siglos XVI-XVII” en Revista Española de Antropología Americana, v. 6, Madrid, 1971, p. 205-243. Carrera Stampa critica con severidad el que tanto historiadores indígenas como mestizos, fueran “incapaces (pues tal parece que nunca se lo propusieron), de deshacerse de la tendencia a verlo todo bajo el ideal social forjado en sus mentes por la Historia 16 Clásica Greco-Latina, la Historia Sagrada y la Historia de España”,11 así también que no hubiera en sus juicios “alquitara alguna que diferencie la verdad del error, y con esa falta de sentido crítico, todo lo aceptan”.12 En Alva Ixtlilxóchitl nota criterio histórico pues consultó y analizó distintas fuentes aunque le recrimina también fallas en la cronología. Carrera Stampa reconoce en las obras del acolhua una estructura humanista y erudita así como una insistente exaltación a su estirpe. Trasluce de manera evidente la formación de Carrera Stampa que prepondera la búsqueda por la precisión de los datos y la información. 13 Sobre Diego Muñoz Camargo, de quien realizara con anterioridad un trabajo acerca de la Historia de Tlaxcala, 14 Carrera Stampa señala que además de que la obra del tlaxcalteca tiene una estructura cronológica deficiente, ofrece información favorable a su pueblo con el objeto de obtener privilegios y mercedes de la Corona de España.15 11 Ibid., p. 206. 12 Ibid. 13 Ibid., p. 228-229. 14 Manuel Carrera Stampa, “Algunos aspectos de la Historia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo” en Estudios de historiografía de la Nueva España, introducción de Ramón Iglesia, México, El Colegio de México, 1945, 329 p., p. 91-139. En este trabajo Carrera Stampa incluye datos biográficos de Muñoz Camargo así como noticias bibliográficas de sus obras y una crítica de su relato sobre la conquista de México. 15 Carrera Stampa, “Historiadores indígenas y mestizos…”, p. 208. Lo anterior es sin duda una crítica severa a la luz de los trabajos de corte historiográfico que valoran las obras como fuentes por sí mismas más allá de la supuesta “veracidad” de sus contenidos, pero si consideramos el contexto en el cual Carrera Stampa realizó este trabajo, resulta comprensible por ser la puntualidad de la información, lo que otorgaba trascendencia a los trabajos históricos. 17 JORGE ALBERTO MANRIQUE En “La época crítica de la Nueva España a través de sus historiadores” de 1971, Jorge Alberto Manrique acentúa que los criterios de valoración de las obrashistóricas se basan casi de manera exclusiva en la “veracidad” y en la “originalidad” encumbradas por la historia cientificista y positivista.16 Debido a lo anterior, sostiene Manrique, los textos de autores del siglo XVI y XVII como Diego Muñoz Camargo, Agustín Dávila Padilla y Baltazar Dorantes de Carranza se “encuentran […] en bastante mala situación. No fueron veraces testigos, ni fueron los primeros en dar cuenta de la cultura prehispánica, y esto ya es suficiente para que se les conceda muy poco crédito”.17 Los tardíos historiadores novohispanos mendaces y plagiarios para la historiografía científica, fuentes de segunda mano –como con tanto desprecio suele decirse- pueden tal vez resultarnos muy otros si sus escritos nos sirven para conocerlos a ellos mismos, para conocer y palpar la realidad que les tocó vivir, y en buena medida, construir: la realidad novohispana del tardío siglo XVI y de los primeros años del XVII. Ninguna obra de ningún historiador puede, quizá, servir para más que eso; lo cual por cierto, no es poco servir. Es necesario entonces analizar cómo copiaron, cómo distorsionaron y cuál es su verdad y así: 18 Bajo esa nueva visión propuesta por Manrique, observa ciertamente en Muñoz Camargo el compromiso de hablar de manera positiva de la conquista aunque elogiando a los antepasados tlaxcaltecas que en ella participaron, todo ello cernido por el tamiz de la nostalgia de un mundo perdido del que solo permanece el recuerdo. Identifica también aquellas noticias que mencionan la 16 Jorge Alberto, “La época crítica de la Nueva España a través de sus historiadores” en Investigaciones contemporáneas sobre la historia de México, Memorias de la Tercera Reunión de Historiadores Mexicanos y Norteamericanos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, El Colegio de México, The University of Texas at Austin, 1971, 758 p., p. 101-124. 17 Ibid., p. 105. 18 Ibid., p. 106. 18 pobreza vivida en su presente, lánguida sombra de las riquezas del pasado glorioso. En su lectura de la obra de Muñoz Camargo, Manrique percibe que aquél muestra a los tlaxcaltecas como piezas fundamentales para erradicar el reino demoniaco que existía en estas tierras antes de la llegada del cristianismo y apunta que “sería ingenuo suponer que Muñoz Camargo es falso al alabar a la honesta religión que terminó con el esplendor antiguo. Para él era soberbio aquel mundo, pero también era honesta y buena la religión cristiana y positivo el hecho de que hubiera suspendido las viejas prácticas”.19 La tesis doctoral de José María Muriá publicada en 1973 bajo el título de Sociedad prehispánica y pensamiento europeo tiene como objetivo principal estudiar la aplicación de conceptos y términos europeos en el proceso de aprehensión del mundo prehispánico americano. Así, Manrique al estudiar el contexto del autor, logra vislumbrar la realidad novohispana. JOSÉ MARÍA MURIÁ 20 19 Ibid., p. 108-109. 20 José María Muriá, Sociedad prehispánica y pensamiento europeo, México, Secretaría de Educación Pública, 1973, 223 p. (SepSetentas, 76), p. 10. En el apartado que dedica a Alva Ixtlilxóchitl sostiene que la principal preocupación de éste fue la de dignificar a su pueblo para lo cual trata de igualarlo con el europeo y en particular con la nación española. Es de interés resaltar que de acuerdo con Muriá, Alva Ixtlilxóchitl hace una diferencia 19 clara en la utilización del término imperio pues al que llama verdadero, es aquel que ostentó Tetzcoco antes de la implantación de la hegemonía mexica.21 También de Muriá, se publica en 1981 La historiografía colonial. Motivación de sus autores, donde establece que las obras historiográficas son expresiones de sus autores y éstos “no podrán evitar que en su expresión trasluzcan elementos oriundos de su pensamiento los cuales son, a su vez, un producto de su tiempo”. 22 Por lo anterior, todas las obras sirven para saber algo de la época en la que fueron escritas y Muriá sostiene que autores como Diego Muñoz Camargo y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, a quienes introduce en la categoría de “primeros criollos”, tratan de demostrar que son buenos católicos, que poseen con orgullo sangre española mientras que dan a conocer la grandeza de sus respectivos pueblos. En lo que corresponde al tlaxcalteca, dice que sería injusto atribuir a la Historia de Tlaxcala “la única finalidad de pretender quedar bien con los españoles”.23 Y en el caso del “muy aculturado” Alva Ixtlilxóchitl, como lo llama Muriá, destaca que habla casi exclusivamente del pueblo acolhua y que sostiene que eran ellos quienes dominaban la región nahua en tiempos prehispánicos.24 mamaron en medio del empuje avasallador de los españoles que había sido capaz de destruir una fuerza tan grande como la de los aztecas, la cual, a su vez, se había antojado inconmovible ante los ojos de sus antepasados; ambos crecieron durante el vertiginoso proceso de desmoronamiento de todo lo indígena, mientras que con lo español iba sucediendo exactamente lo contrario. Tanto Muñoz Camargo como Alva Ixtlilxóchitl: 25 21 Ibid., p. 107. 22 José María Muriá, La historiografía colonial. Motivación de sus autores, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1981, 107 p., p. 7. 23 Ibid., p. 41. 24 Ibid., p. 42-43. 25 Ibid., p. 44. 20 Tengamos presente que ambos trabajos de Muriá se insertan en un contexto en el cual tanto el análisis historiográfico como el historicismo comienzan a rendir interesantes frutos bajo la pluma de historiadores como Ramón Iglesia26 y desde luego, Edmundo O’Gorman.27 Por otra parte, en Estudios de Cultura Náhuatl fueron presentados dos trabajos de Miguel León-Portilla que versan sobre la forma en la cual los indígenas relataron la llegada del cristianismo, ya fueran manifestaciones de aceptación o bien, de rechazo ante la nueva religión. En el primero de estos textos, “Testimonios nahuas sobre la conquista espiritual”, León-Portilla se vale de las opiniones de misioneros, algunas de ellas que muestran la euforia de los primeros evangelizadores, así A ellos debemos que este tipo de investigaciones se arraigara en nuestro país, y con mayor énfasis en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México así como en El Colegio de México. MIGUEL LEÓN-PORTILLA 26 Véase por ejemplo: Ramón Iglesia, El hombre Colón y otros ensayos, 2ª ed., intr. Álvaro Matute, México, Fondo de Cultura Económica, 1994, 274 p. 27 La obra de Edmundo O’Gorman es vasta y hasta hace poco tiempo sus artículos y trabajos introductorios estuvieron dispersos en numerosas publicaciones. Actualmente pueden consultarse dos importantes selecciones: Historiología, teoría y práctica, estudio introductorio y selección de Álvaro Matute, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1999, 206 p., así como Imprescindibles historias. En torno a la obra y legado de Edmundo O’Gorman, estudio preliminar y edición de Eugenia Meyer, México, Fondo de Cultura Económica, 2009, 958 p. En ellas pueden encontrarse artículos nodales como “La conciencia histórica en la Edad Media” así como las introducciones y prólogos que realizó para las obras de Toribio de Benavente y José de Acosta, entre otros importantes autores. 21 como otras que pusieron en tela de juicio la portentosa conversión al cristianismo.28 En lo que respecta a las expresiones indígenas en relación con el cristianismo, menciona León-Portilla que testimonios como cantos, cartas dirigidas a autoridades españolas, testamentos, procesos inquisitoriales así como el Coloquio de los doce muestran puntos de vista que son claramente hostilesa la nueva fe, otros se manifiestan como expresiones de disgusto por tener que abandonar la religión de sus ancestros, unos más que recuerdan a manera de advertencia lo que podría suceder si dejaban de adorar a sus deidades y otros refieren que “se quedaron sin rumbo” al perder lo antiguo y sin haber aprehendido lo recién llegado. Aunque León-Portilla sugiere que “los testimonios aquí aducidos en modo alguno agotan el tema” 29 En “Los franciscanos vistos por el hombre náhuatl”, León-Portilla busca inquirir acerca de una posible imagen de los hijos de San Francisco en la conciencia aborigen, para lo cual recurre a manuscritos pictográficos, como los códices Aubin y Osuna, así como textos escritos. León-Portilla resalta la importancia de las láminas que se incluyen en la Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo pues algunas de ellas “muestran con fuerza el drama del enfrentamiento entre las dos formas de religión y de visión , nos parece que hizo falta la inclusión de las versiones de otros autores indígenas para dar una mirada de mayor alcance a aquello que expresaron los naturales ante la llegada de la nueva fe. 28 Miguel León-Portilla, “Testimonios nahuas sobre la conquista espiritual” en Estudios de Cultura Náhuatl, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1974, v. 11, p. 11-36. 29 Ibid., p. 33. 22 del mundo”.30 En particular de la Historia de Tlaxcala, sólo se dice que a Muñoz Camargo se le deben los “testimonios del mayor interés sobre lo expresado en sentido crítico por algunos indígenas respecto de los doce franciscanos.”31 Por su parte, Edmundo O’Gorman es autor de una gran cantidad de trabajos que, como mencionamos anteriormente, siguen la línea del análisis historiográfico pero sólo destacaremos dos de ellos. Para conmemorar los 500 años de la muerte de Nezahualcóyotl, el gobierno del Estado de México publicó una selección de textos de Alva Ixtlilxóchitl que refieren la vida y obra del gobernante acolhua, acompañados por un prólogo de Edmundo O’Gorman. En él se hace énfasis en la ascendencia de Alva Ixtlilxóchitl tanto indígena como española, y O’Gorman nos invita a eliminar el enorme peso que se suele otorgar a las razas de los autores Para concluir, en Alva Ixtlilxóchitl, León-Portilla percibe el interés del tetzcocano por hablar elogiosamente de fray Juan de Torquemada. En términos generales podemos decir que este trabajo de Miguel León-Portilla tiene el mérito de recopilar una serie de información que presentan los cronistas indígenas, y otras fuentes más, en relación con los franciscanos llegados a la Nueva España y la forma en la cual fueron vistos. EDMUNDO O’GORMAN 30 Miguel León-Portilla, “Los franciscanos vistos por el hombre náhuatl. Testimonios indígenas del siglo XVI” en Estudios de Cultura Náhuatl, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1984, v. 17, p. 261- 339, p. 271. 31 Ibid., p. 272. 23 pues, en el caso del cronista tetzcocano, es ya ejemplo claro y representativo de la unión de ambas culturas que dan lugar al “hombre novohispano”.32 El segundo trabajo de O’Gorman que referiremos es resultado del encomiable esfuerzo realizado con su edición en dos tomos de las Obras históricas de Alva Ixtlilxóchitl que incluye efemérides biográficas e históricas, bibliografía sobre el historiador acolhua, sus fuentes y autores empleados, cuadros comparativos de las cronologías en las obras de Alva Ixtlilxóchitl, la propuesta de orden de redacción de las obras así como la relación de los manuscritos y ediciones. Cabe destacar que buena parte de los trabajos que se realizan en torno a la figura de Alva Ixtlilxóchitl toman como referencia primordial la información que O’Gorman presentó así como también se da por certero el orden de redacción que postuló. Menciona O’Gorman que el tetzcocano es resultado de un proceso en el cual se manifiesta su doble herencia así como su desenvolvimiento en una configuración social particular. Así, lejos de encasillar a Alva Ixtlilxóchitl de acuerdo con su ascendencia, la propuesta es explicarlo de acuerdo con la situación en la cual se desarrolló y bajo la cual buscó integrar al pueblo acolhua en el devenir universal. De acuerdo con O’Gorman, el cronista se dio a la tarea de incluir y dar significado positivo en sus escritos, a la historia prehispánica del Nuevo Mundo en la historia universal. 33 32 Edmundo O’Gorman, “Prólogo” en Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Nezahualcóyotl Acolmiztli 1402- 1472, selección de textos y prólogo de Edmundo O’Gorman, México, Gobierno del Estado de México, 1972, 160 p., p. 13. 33 Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Obras históricas, edición, estudio introductorio y un apéndice documental por Edmundo O’Gorman, 2 t., México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1985. (Serie de historiadores y cronistas de Indias, 4) 24 GEORGES BAUDOT En “Nezahualcóyotl, príncipe providencial en los escritos de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl” publicado originalmente en 1995, el investigador francés Georges Baudot resalta “el anhelo mostrado por el historiador tezcocano para lograr una inserción armoniosa del pasado prehispánico en las perspectivas de una historia novohispana renovada”.34 Según el galo, Alva Ixtlilxóchitl coloca al devenir de los indios bajo una perspectiva providencialista y “la Providencia divina intervino en la historia amerindia encarnándose en un concepto amerindio: el Tloque Nahuaque, y vino a anunciar su advenimiento bajo la forma de predicciones y profecías”.35 34 Georges Baudot, “Nezahualcóyotl, príncipe providencial en los escritos de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl” en Pervivencia del mundo azteca en el México virreinal, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2004, p. 315-331, p. 316. 35 Ibid., p. 324. Ahora bien, fueron los tlahtoque Nezahualcóyotl y Nezahualpilli quienes se dieron a la tarea de preparar a los indios para que aceptaran el cristianismo mientras que Fernando Ixtlilxóchitl, cuyo modelo como buen gobernante es destacable, será mostrado como el auténtico conquistador de la Nueva España en detrimento de la figura de Hernán Cortés. La conquista sería vista, según Baudot, como un paso previo que, aunque doloroso, serviría para integrar al pasado prehispánico en un futuro cristiano y novohispano. 25 JOSÉ RUBÉN ROMERO GALVÁN Hacia 1991, Juan Antonio Ortega y Medina inició el proyecto Historiografía mexicana cuyo principal objetivo era presentar a los historiadores y a sus obras como objetos de estudio. El primero de los volúmenes titulado Historiografía novohispana de tradición indígena, publicado en 2003, 36 Romero Galván destaca que el cronista acolhua vivió durante la difícil época en la cual la nobleza indígena “buscaba el acceso a un sitio dentro de la sociedad colonial que correspondiera a aquél tan elevado que habían ocupado sus ancestros” fue coordinado por José Rubén Romero y a él correspondió la redacción del artículo sobre Alva Ixtlilxóchitl. 37 debía presentar, de algún modo, elementos que permitieran pensar [la historia transcurrida antes de la llegada de los españoles] como parte de la historia universal, de aquel devenir cuyo origen había sido la creación, cuyo momento culminante […] era la redención y cuyo fin sería un segundo advenimiento de Cristo con el que concluiría su transcurrir. y que, en buena medida, su obra se gesta en medio de la reivindicación de su propia familia. El historiador destaca en su análisis que AlvaIxtlilxóchitl: 38 Para conseguir lo anterior, el principal elemento que Alva Ixtlilxóchitl emplearía sería el atisbo que Nezahualcóyotl tuvo sobre la existencia del dios verdadero. Se construye la imagen del citado gobernante tetzcocano, quien 36 También en Historiografía novohispana de tradición indígena aparece un texto de la investigadora del Colegio Mexiquense Rosaura Hernández R. sobre Diego Muñoz Camargo. En él realiza un bosquejo biográfico del tlaxcalteca, la historia de sus manuscritos, copias, copistas y ediciones. Desafortunadamente dicho trabajo constituye desde nuestra perspectiva apenas un primer acercamiento a la obra del ilustre tlaxcalteca. Cfr. Rosaura Hernández R., “Diego Muñoz Camargo” en José Rubén Romero Galván, et al, Historiografía novohispana…, p. 301-311. 37 José Rubén Romero Galván, “Fernando de Alva Ixtlilxóchitl” en José Rubén Romero Galván, et al, Historiografía novohispana…, op. cit., p. 353. 38 Ibid., p. 364. 26 además resulta antepasado directo del cronista, como un hombre sabio que reconoce la falta de efectividad de los sacrificios humanos y que, percatándose del error, rinde culto a Dios como creador de todas las cosas. Adicionalmente, Romero Galván señala que Nezahualcóyotl “no sólo prepara […] la llegada de los hombres portadores de la verdadera fe, sino […] tiende un vínculo de validez entre las dos realidades –la indígena y la europea-, pues he aquí que el verdadero Dios se muestra al entendimiento humano en ambos lados de mar”.39 Para efectos de nuestro trabajo, destacaremos algunas ideas que Pastrana señala en el capítulo titulado “El sentido de la conquista” donde analiza las tradiciones tlaxcalteca y acolhua. En él incorpora para su estudio no sólo los textos Así, este historiador plantea como fundamental la figura del gobernante pues es mostrado por Alva Ixtlilxóchitl como aquel que “prepara” el arribo del cristianismo. MIGUEL PASTRANA FLORES Referimos ahora a Miguel Pastrana Flores de quien se publicó el año 2004 su tesis doctoral llamada Historias de la conquista. Aspectos de la historiografía de tradición náhuatl. En ella pretende analizar y explicar cómo se muestra en la historiografía de autores indígenas, la conquista de México. Este historiador efectúa un análisis comparativo entre varias obras tomando como eje cuatro temas nodales: los presagios de la conquista, la naturaleza de los españoles, el papel desempeñado por Motecuhzoma y finalmente el sentido de la derrota de México Tenochtitlan. 39 Ibid., p. 365. 27 de Muñoz Camargo, sino que incluye también al Lienzo de Tlaxcala y las Pinturas tlaxcaltecas de la conquista pues en sus discursos se muestra una “idea del triunfo del cristianismo sobre los demonios [la cual] se refuerza en otras láminas donde se ve a los frailes predicando y quemando los templos e implementos del culto idolátrico”.40 Destaca Pastrana las imágenes donde se plasma el bautismo de los señores de Tlaxcala, ya que los “presentan como los primeros indígenas en aceptar el cristianismo; éste como argumento justificador por medio del cual se trataron de consolidar los intereses de la provincia de Tlaxcala a mediados del siglo XVI”.41 Por otra parte, del análisis de las obras de Alva Ixtlilxóchitl, Pastrana señala que el pueblo acolhua se distinguiría por la creencia en una deidad suprema llamada Tloque Nahuaque, creadora de los hombres, de todo lo que existe y del Se apunta el hecho de que las obras analizadas fueran relaciones de méritos y servicios por lo que buscaban presentar a los tlaxcaltecas en una actitud favorable a los españoles y al cristianismo. Pastrana menciona que otro punto importante de las obras tlaxcaltecas radica en la forma en la cual éstas tratan el pasado prehispánico. Un pasado que Muñoz Camargo no duda en tachar de demoniaco pues aunque los tlaxcaltecas estuvieron a punto de darse cuenta del error en el que vivían, sería hasta la llegada de los españoles que su yerro terminaría. Además, los tlaxcaltecas serían quienes, a través del apoyo incondicional brindado al ejército de Cortés, introducirían al verdadero dios. 40 Miguel Pastrana Flores, Historias de la conquista. Aspectos de la historiografía de tradición náhuatl, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2004, ils., 298 p. (Serie Teoría e Historia de la Historiografía, 2), p. 246. 41 Ibid., 244. 28 mundo. En el caso de Nezahualcóyotl, el historiador dice que es presentado por Alva Ixtlilxóchitl como quien soporta el sacrificio humano sólo por la presión ejercida por los mexicas, aunque sobresale particularmente por ser quien presiente al dios único. Por si fuera poco, su sucesor Nezahualpilli es expuesto como un profeta que anuncia la llegada de los españoles y que el gobernante en turno cuando arribara el ejército cortesiano, de nombre Ixtlilxóchitl, promovería la evangelización. Así pues, la tradición tlaxcalteca busca el otorgamiento de privilegios por su posición durante la conquista mientras que Alva Ixtlilxóchitl pretende el reconocimiento de sus antepasados para la gloria de su presente. Adicionalmente, dentro de la obra Historia ilustrada del Estado de México apareció “Historiografía de tradición indígena” en la cual Pastrana además de ofrecer una caracterización de lo que denomina obras historiográficas, presenta un panorama general de los trabajos producidas durante la época colonial por autores de diversos orígenes, que tuvieron en común recurrir a la tradición indígena para elaborar relatos históricos sobre los pueblos que actualmente se encuentran asentados en el Estado de México. En dicho artículo, Pastrana menciona que uno de los problemas que presentaba la historia prehispánica, era su ubicación dentro de los parámetros de la historia universal cristiana. En lo que corresponde a Alva Ixtlilxóchitl, el historiador sugiere que aquél se valió de la sincronología,42 42 Se refiere en este caso específico a la incorporación de acontecimientos contemporáneos europeos en la historia de los pueblos americanos. la utilización de la tradición historiográfica española así como de modelos escriturales y explicativos 29 europeos para integrar el pasado de los indios en el devenir universal.43 Desde el año 2000, el historiador japonés Yukitaka Inoue Okubo comenzó a publicar diversos textos tomando el análisis historiográfico como metodología al estudiar a varios cronistas novohispanos. El primero de sus materiales que vio la luz fue “Tesis sobre el culto al dios único en la época prehispánica: según dos cronistas indígenas del centro de México” publicado en The Journal of Intercultural Studies de la Universidad de Kansai Gaidai. En el citado trabajo, Inoue Okubo se da a la tarea de estudiar a los tetzcocanos Juan de Pomar y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, en quienes observa cómo “trataron la religión antes de la conquista, la del pueblo que no conocía el cristianismo, y cómo intentaron describirla ante la realidad en que ellos mismos se encontraban”. Pastrana propone que Alva Ixtlilxóchitl pretendía con sus textos sustentar la continuidad del gobierno desde los tiempos de los señores toltecas hasta Nezahualcóyotl y Nezahualpilli y confirmar así la posesión de distintos pueblos del valle de México y su derecho a regirlos. Adicionalmente percibe en el cronista de Tetzcoco un deslinde de sus grandes gobernantes con respecto a la idolatría. YUKITAKA INOUE OKUBO 44 El japonés sostiene que la tesis de la existencia de un dios único fue inicialmente planteada por Pomar y retomada por Alva Ixtlilxóchitl con la finalidad43 Pastrana Flores, “Historiografía de tradición indígena”, p. 77. 44 Yukitaka Inoue, “Tesis sobre el culto al dios único en la época prehispánica: según dos cronistas indígenas del centro de México”, en The Journal of Intercultural Studies, n. 27, 2000, p. 209-222, p. 211. 30 de sostener la importancia religiosa de la capital acolhua y darle de esta forma relevancia a Tetzcoco. Sugiere que Alva Ixtlilxóchitl reinterpreta la narración de Pomar y presenta una “revalorización del pasado prehispánico sin ninguna contradicción con la historia del cristianismo”.45 Inoue Okubo destaca también el rol protagónico del tlahtoani Nezahualcóyotl quien, a pesar de vivir en un contexto idolátrico por la falta de la predicación cristiana, “trató de buscar el único y verdadero Dios aun antes de la conquista”. Para señalar lo anterior, Inoue se basa en la forma en la cual el cronista utiliza pasajes de la historia antigua, como por ejemplo, la destrucción de los soles, bajo un cariz en el cual no refuta la tradición cristiana del mundo en el que vive. 46 Otro ensayo de Inoue Okubo fue publicado en el Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, en el año 2003 con el título “Pomar y Muñoz Camargo en el contexto histórico-geográfico de la Nueva España”. En este analiza a los dos cronistas referidos situándolos en la sociedad novohispana para reconsiderar su lugar y sentido en la historiografía colonial. Inoue sostiene que tanto Pomar como Muñoz Camargo escribieron versiones favorables de los grupos de poder a los cuales pertenecían, actuando asimismo como sus portavoces y utilizando para ello información de difícil acceso para los españoles a quienes estaban dirigidas sus crónicas. Esta interpretación del pasado se encuentra íntimamente ligada con la De esta forma, el cronista tetzcocano pretendió, al revalorizar la historia prehispánica de su pueblo, comprender mejor su razón de ser y su posición en el mundo colonial. 45 Ibid., p. 214. 46 Ibid., p. 214. 31 circunstancia histórica de la generación a la cual pertenecieron los autores, aquella en la que no era posible desligar el ser indígena del actuar como cristiano.47 Continuando con su interés por los cronistas indígenas, el historiador japonés presentó en 2005 su tesis de doctorado por la Universidad de Kobe titulada El escribir colonial del pasado prehispánico: Análisis historiográfico de obras indígenas del centro de México. 48 Sobre Ixtlilxóchitl apunta que éste describe varios momentos de la intervención de Dios en la vida de los hombres prehispánicos con el objeto de señalar que sus ancestros no habían sido abandonados del todo por la divinidad suprema. Adicionalmente dice Inoue que al existir personajes como Nezahualcóyotl que presentían la existencia del dios único, y en combinación con la pronta conversión al cristianismo por parte de los tetzcocanos, se daba la impresión de que ya tenían bases suficientes para abandonar la idolatría.49 Por su parte, el historiador mexicano Federico Navarrete Linares ha publicado “Chimalpain y Alva Ixtlilxóchitl, dos estrategias de traducción cultural” en el cual FEDERICO NAVARRETE LINARES 47 Yukitaka Inoue Okubo, “Pomar y Muñoz Camargo en el contexto histórico-historiográfico de la Nueva España” en Históricas, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, n. 66, enero-abril 2003, p. 2-14. 48 Yukitaka Inoue Okubo, El escribir colonial del pasado prehispánico: Análisis historiográfico de obras indígenas del centro de México, Japón, Tesis de doctorado en International Cultural Studies, Kobe University of Foreign Studies, 2005, 269 p., ils. 49 Adicionalmente en Yukitaka Inoue Okubo, “Crónicas indígenas: una reconsideración sobre la historiografía novohispana temprana” en Indios, mestizos y españoles. Interculturalidad e historiografía en Nueva España, coord., Danna Levin y Federico Navarrete, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2007, p. 55-96. (Serie Estudios, Biblioteca de Ciencias Sociales y Humanidades), el autor expone una propuesta para estudiar a las obras de los autores novohispanos que puede observarse también en su tesis de doctorado ya referida. 32 pretende estudiar las distintas soluciones que los autores referidos emplearon para adaptar su tradición prehispánica con la del mundo occidental. Señala Navarrete que uno de los principales problemas ante los cuales debieron enfrentarse los cronistas novohispanos, consistía en ser fieles a sus propias historias de origen sin contradecir el dogma cristiano de la creación de la humanidad pues de ello dependía su propia identidad.50 Para culminar este recorrido por los trabajos que versan sobre el análisis de obras indígenas, referiremos la primera de dos tesis de carácter comparativo generadas en seminarios de investigación dirigidos por Miguel Pastrana Flores. El trabajo de maestría de Sergio Ángel Vásquez Galicia lleva por título Interpretación histórica en dos cronistas novohispanos. Análisis historiográfico de las obras de Diego Muñoz Camargo y Chimalpain Cuauhtlehuanitzin. En esta obra su autor realiza un estudio de elementos que subyacen en las interpretaciones del pasado prehispánico y de la conquista de México pues a partir de la forma en la cual ambos cronistas las expresan, es posible analizar cómo concebían su identidad. SERGIO ÁNGEL VÁSQUEZ GALICIA 51 50 Federico Navarrete, “Chimalpain y Alva Ixtlilxóchitl, dos estrategias de traducción cultural” en Indios, mestizos y españoles. Interculturalidad e historiografía en la Nueva España, coord., Danna Levin y Federico Navarrete, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2007. (Serie Estudios, Biblioteca de Ciencias Sociales y Humanidades) p. 97-112. 51 Sergio Ángel Vásquez Galicia, Interpretación histórica e identidad en dos cronistas novohispanos. Análisis historiográfico de las obras de Diego Muñoz Camargo y Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 2008, 179 p. (Tesis de maestría en Historia) Es importante resaltar que Vásquez Galicia percibe matices distintos en los autores dependiendo del contexto al que se están refiriendo. En el particular caso 33 de Muñoz Camargo, éste en ocasiones rompe lanzas a favor de los indígenas mientras que en otras, les critica con rigurosidad.52 De acuerdo con Vásquez Galicia, Muñoz Camargo, cristiano plenamente convencido, presenta en sus obras una interpretación de la historia apegada a su religión y por ello resulta entendible que reprobara duramente los “rituales indígenas por considerarlos idolátricos y descalificaron a los dioses a los que estaban dirigidos”. 53 El segundo trabajo comparativo es la tesis de Diana Pérez Gerardo sobre Garcilaso de la Vega y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl donde estudia la construcción de las respectivas identidades de ambos cronistas así como su proceso de reconocimiento, en el caso particular del Inca, incluso como fuerte símbolo de identidad nacional. Elementos encontrados entre los dos autores como su noble ascendencia, la recuperación de sus nombres para añadir más lustre a sus linajes, la privilegiada educación recibida con raíces en ambas culturas, la denuncia de la situación en la que vivían y el hacer eco de la memoria del pasado de sus pueblos, Para Muñoz Camargo la idolatría de los naturales se debió al engaño del demonio y destaca Vásquez Galicia que éstos dieron muestra de haber vislumbrado su error al presentir la existencia de Tloque Nahuaque y rendirle culto. De esa forma los indios estaban en la posibilidad de ser incluidos en el plan de salvación. DIANA ROSELLY PÉREZ GERARDO52 Ibid., p. 132-144. 53 Ibid., p. 78. 34 son sólo algunas de las características que le permiten a Pérez Gerardo la contrastación, pese a la diferencia de contextos geográficos, sociales y políticos. Derivado del análisis que la autora realiza sobre la figura del gobernante Nezahualcóyotl, sugiere que Alva Ixtlilxóchitl recurre al providencialismo para proponer una interpretación del pasado prehispánico que le permita situarlo dentro del devenir de la historia universal cristiana. Ixtlilxóchitl utiliza esta perspectiva que supone que Dios dirige y aprovecha la voluntad humana para llevar a cabo un plan divino, para ordenar su planteamiento y desde sus primeros planteamientos deja asentado un antecedente de la intervención divina en el devenir de los pueblos que trata. Uno de los ejes que aborda bajo esta línea es la de la idolatría y el otro la presencia de una serie de personajes pre-evangelizadores. Ambos elementos son abordados con sumo cuidado pues se trata, ni más ni menos, de las claves para poder conceptuar a su pueblo como un pueblo pre-cristiano y no idólatra. 54 De esta forma, Nezahualcóyotl será el personaje que como resultado de sus profundas cavilaciones adora a un dios único, a Tloque Nahuaque, y con ello permite colocar a Tetzcoco como un pueblo pre-cristiano y en cierto sentido al gobernante mismo como pre-evangelizador. Un peso similar es el que, de acuerdo con Pérez Gerardo, se otorga al gobernante Ixtlilxóchitl pues estaba predestinado a cumplir y expandir el cristianismo en estas tierras. 55 54 Diana Roselly Pérez Gerardo, Garcilaso de la Vega y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. Elementos de criollismo en dos proyectos historiográficos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 2009, 271 p. (Tesis de licenciatura en Estudios Latinoamericanos) p. 214. 55 Ibid., p. 219-220. 35 COMENTARIOS FINALES A lo largo del recorrido por los trabajos que durante varios lustros han tenido como objeto de estudio y bajo distintas metodologías a las obras que pretendemos analizar, nos hemos podido percatar de que todos los esfuerzos son reflejo de un amplio abanico de visiones que comprende desde aquellos primeros acercamientos generales, como los de Esteve Barba o Carrera Stampa, que privilegian la veracidad de los datos tal y como la historia científica de la época ordenaba, pasando por los iniciales intentos por contextualizar a los autores y sus obras, como los presentados por Del Hoyo, Manrique y Muriá. Valiosos son también los trabajos de León-Portilla quien busca en los textos indígenas la visión de éstos sobre la llegada, implantación y expansión del cristianismo y resultan de vital importancia los esfuerzos de Edmundo O’Gorman para comprender las obras de tradición indígena como objetos de estudio y no solamente como fuentes para reconstruir el pasado. Particularmente meritoria es la visión de O’Gorman sobre Ixtlilxóchitl pues incita a comprenderlo sin la máscara unívoca de su clasificación racial como castizo. Punto de quiebre es el que marcan los trabajos publicados en el primero de los volúmenes de Historiografía mexicana y es Romero Galván, quien establece el concepto de análisis historiográfico de obras de tradición indígena. Bajo su mirada otras investigaciones se han forjado y podemos constatar el creciente interés por conocer la interpretación sobre el pasado prehispánico y la realidad novohispana a través del análisis de las obras de autores que vivieron en aquella época. 36 En lo que corresponde a los últimos trabajos citados, es decir, los de Vásquez Galicia y Pérez Gerardo, pretenden no solamente entender y comprender a los cronistas indígenas desde el análisis historiográfico sino que al realizar trabajos comparativos, arrojan interesantes luces sobre la identidad en los autores y los albores del criollismo. Así pues este trabajo pretende ubicarse dentro de los estudios anteriormente referidos que tienen al análisis historiográfico como metodología. Ciertamente varios han sido los autores que han abordado los temas que nuestro análisis tomará como ejes rectores, algunos con mayor profundidad y otros con menor interés o de manera sólo tangencial. Nuestra investigación busca pues abundar en la interpretación que Muñoz Camargo y Alva Ixtlilxóchitl dieron sobre el pasado religioso de sus ancestros y la visión que tuvieron sobre la llegada del cristianismo. 37 CAPÍTULO SEGUNDO LOS AUTORES, SUS CIRCUNSTANCIAS Y TEXTOS. UNA REVISIÓN GENERAL El hombre se forja del pasado la visión que necesita en y para sus circunstancias, y esa función vital que cada época encomienda a sus historiadores representativos trasciende infinitamente el falso problema […] de la verdad absoluta. EDMUNDO O’GORMAN Las obras historiográficas de tradición indígena56 56 Para efectos de este trabajo entenderemos historiografía de tradición indígena según lo plantea José Rubén Romero Galván en su “Introducción” al volumen de Historiografía novohispana de tradición indígena, es decir, como aquel conjunto de obras históricas que recogen la información, los conceptos, el punto de vista y los relatos estructurados de los grupos indígenas elaborados tanto por autores indígenas, mestizos o españoles, así como por religiosos, civiles o funcionarios. representan para los interesados en el México prehispánico y los años posteriores a la conquista española, elementos de indiscutible valor para la interpretación de distintos procesos históricos pues contienen información de diversa índole tal como genealogías, victorias militares, historia económica, política, social y religiosa entre otros temas. En ellas se resguardó o, en algunos casos, reconstruyó la memoria de la historia de los distintos pueblos mesoamericanos, no sólo de su pasado prehispánico, sino también de acontecimientos ocurridos después de la caída de México Tenochtitlan. 38 Las obras historiográficas, en este caso particular las de tradición indígena, son producto no sólo de un autor, sino también de un tiempo, un contexto y de su circunstancia, por ello la manera en la cual se recuerda el pasado, se modifica indefinidamente. De esta manera los textos son resultado del tiempo en el cual fueron redactados así como de la subjetividad de su escritor. Agregamos, de acuerdo con Pastrana, que las obras historiográficas se caracterizan por lo siguiente: haber sido elaboradas con la intención puntual de hacer historia; referir asuntos humanos; narrar de forma concatenada hechos y personajes; contar procesos concluidos; plasmar una interpretación, es decir, una manera de entender las cosas dentro de un marco general de ideas; tener una estructura que organice su contenido; y poseer una expresión que ordene, declare y refiera los asuntos y personajes del pasado.57 Algunas de las obras de tradición indígena fueron elaboradas inicialmente con el objeto de convertirse en peticiones, quejas, defensas y alegatos para obtener de la corona española una serie de beneficios y mercedes para sus pueblos y familias. Al mismo tiempo otras motivaciones alentaron a sus autores para redactar sus textos. Entre algunos de estos factores podemos incluir el deseo por rescatar del olvido el pasado glorioso de sus pueblos y de sus familias para mostrar así un devenir histórico digno de ser memorado y contrastarlo en ocasiones con el presente en el que vivían los cronistas. Hubo por otra parte quienes intentaron mostrar el nexo que unía a la historia de los grupos prehispánicos con la historia universal para insertar a los indios en la posibilidad de la redención y la salvación que el contexto cristiano en el cual se desenvolvían,57 Miguel Pastrana Flores, “Historiografía de tradición indígena”, p. 55-58. 39 las mostraba como imprescindibles.58 58 Véase de José Rubén Romero Galván su “Introducción” en Domingo Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin, Octava relación, introducción, estudio, paleografía, versión castellana y notas de José Rubén Romero Galván, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1983, p. 9-71. Finalmente, no podemos dejar de lado el gusto así como el interés personal, incluso desinteresado que pudieron haber tenido algunos autores al momento de escribir sus complejas obras. Tomar en cuenta estos aspectos resulta fundamental pues a través de un análisis minucioso, podemos entender a la obra por sí misma como un producto histórico y de esta forma tratar de comprender qué se escribió u omitió así como por qué, para qué y cómo se elaboró. Dentro de la diversidad de contenidos temáticos que abordan las obras historiográficas indígenas podemos incluir los relatos sobre la religión que originalmente era practicada por los naturales. En ellos se muestra la forma en la cual se relacionaban los hombres con sus divinidades así como las maneras en las que les rendían culto. Igualmente adicionan sus versiones acerca de cómo llegó y se implantó el cristianismo. En los textos de tradición indígena tlaxcalteca y acolhua se pueden observar similitudes así como notables diferencias en el tratamiento que dan los autores a dichos temas. En este capítulo haremos una presentación de los autores, sus contextos así como de las obras historiográficas de tradición indígena que serán utilizadas como fuentes para el presente trabajo: los textos de Diego Muñoz Camargo; las Pinturas que acompañan a la Descripción de la Ciudad y Provincia de Tlaxcala y las crónicas de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. 40 No pretendemos realizar una biografía extensa ni pormenorizada de los autores ni una descripción exhaustiva de las obras, sus copias y copistas, pero sí buscamos proporcionar datos y elementos que resultan claves para su mejor comprensión. Para ello presentaremos una revisión que atienda no sólo al contexto personal de los autores a tratar, sino que preste atención a las circunstancias de la época, al público a quien fue originalmente dirigida la obra y las intenciones con las cuales fueron elaboradas. DIEGO MUÑOZ CAMARGO EL AUTOR Y SU CONTEXTO El historiador Diego Muñoz Camargo nació posiblemente entre 1528 y 1529 en la ciudad de Tlaxcala de la cual él mismo afirma en una de sus obras ser “vecino y natural”.59 Su padre, de mismo nombre, fue un poblador y conquistador nacido en Plasencia60 que llegó a la Nueva España alrededor de 1524. Participó con Cortés en la expedición a Honduras así como en la campaña de Jalisco.61 59 Diego Muñoz Camargo, Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala, edición de René Acuña, México, El Colegio de San Luis, Gobierno del Estado de Tlaxcala, 2000, 337 p., p. 25. 60 Francisco A. de Icaza, Diccionario autobiográfico de pobladores y conquistadores, v. II, Madrid, Imprenta del adelantado de Segovia, 1923, v. 2, p. 71. 61 René Acuña, “Estudio preliminar” en Diego Muñoz Camargo, Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala de las Indias y del Mar Océano para el buen gobierno y ennoblecimiento dellas, ed. facsimilar del Manuscrito de Glasgow, estudio preliminar de René Acuña, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, 1981, p. 9-47, p. 16. Asentado en Tlaxcala, el colonizador español procreó con una mujer indígena principal llamada 41 Juana Navarra62 Los mestizos fueron creciendo en número con gran rapidez durante el siglo XVI y muy pronto se les caracterizó de manera negativa al tacharlos de ociosos, viciosos, pleitistas, vagos y mentirosos por lo cual se dictaron leyes para regularlos. Lo cierto fue que las opciones de los mestizos se limitaron, en cierto sentido, a vivir como españoles o como indígenas, dependiendo en buena medida si eran reconocidos por sus padres o, como ocurrió con la mayoría, si fueron considerados ilegítimos. dos hijos, Diego y Juan. Así pues, nuestro historiador no era ni español ni indio, sino mestizo. 63 Hacia 1545, Muñoz Camargo volvió a la ciudad de Tlaxcala donde años más tarde contrajo segundas nupcias con Leonor Vázquez, una indígena principal de El padre de Diego Muñoz Camargo se casó hacia 1530 con una mujer peninsular y se asentó en la ciudad de México llevando consigo a sus dos primeros vástagos. Aunque no se tienen indicios de la instrucción formal recibida por Muñoz Camargo, no hay duda de que fue educado en el seno de una familia española, en el idioma castellano y bajo la religión cristiana. Desde niño estuvo relacionado con aspectos del gobierno virreinal y fue paje de la corte donde lo escogieron para impartir clases de catecismo a varios indígenas traídos de la Florida por Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Podemos decir, en síntesis, que nuestro cronista desarrolló buena parte de su vida en un ámbito español. 62 Se desconoce de qué cabecera tlaxcalteca provenía Juana Navarra pero se sugiere su pertenencia a la nobleza ya que era difícil que una mujer macehual contrajera nupcias con un español. Por otra parte, René Acuña en su “Estudio preliminar” propone que la madre de Muñoz Camargo debió haber sido plebeya por lo cual el padre “asumió la entera responsabilidad de sus dos retoños, criándolos bajo su techo y amparo”, p. 17. 63 Vásquez Galicia, op. cit., p. 125-132. 42 Ocotelulco, una de las cuatro cabeceras tlaxcaltecas,64 Al ser el cronista hijo de un conquistador, recibió por merced y cédula real “ayuda de costa y remisión de quitas” con quien engendró dos hijos, Isabel y Diego. Este último sería gobernante de la ciudad de Tlaxcala de 1608 a 1614. 65 así como otras prebendas otorgadas por virreyes.66 Adicionalmente desarrolló diversas actividades económicas que le permitieron la adquisición de varias propiedades y el desenvolverse con amplia soltura en distintos campos como el ganadero, el de la explotación de la carne y la sal; se ocupó paralelamente de la venta de tierras, esclavos, maíz, grana cochinilla y vino.67 Así pues, podemos situar a Diego Muñoz Camargo como un mestizo acomodado y con amplias relaciones en la élite tlaxcalteca, debido también en parte a su matrimonio con la descendiente del célebre gobernante de Ocotelulco, Maxixcatzin. Asimismo, debido a su dominio del náhuatl y del castellano, fue intérprete y teniente del Alcalde Mayor de Tlaxcala, así como administrador de bienes y haciendas del Cabildo, apoderado legal, testigo en donaciones, particiones de tierras y litigios por lo que tuvo acceso a diversos documentos de la 64 Recordemos que antes de la llegada de los españoles, Tlaxcala estaba dividida en cuatro señoríos: Ocotelulco, Tizatlán, Quiahuiztlán y Tepeticpac. Cada uno tenía a la cabeza de la organización política a un gobernante y se mantenían independientes con respecto a las otras tres, reuniéndose sólo en ocasiones especiales, como es el caso de las guerras. Cabe destacar que en las obras tlaxcaltecas no existe un vocablo específico para definir su gobierno y se le menciona de manera indistinta como señorío, reino, república o provincia. 65 Archivo General del Estado de Tlaxcala, Registro de Instrumentos Públicos, vol. 15, f. 110. Tomado de Luis Reyes, “Introducción” en Diego Muñoz Camargo, Historia de Tlaxcala¸ paleografía, introducción, notas, apéndices e índices analíticos de Luis Reyes y Javier Lira, México, Gobierno del Estado de Tlaxcala, Centro de Investigaciones y Estudios Superioresen Antropología Social, 1998, 438 p., p. 5- 57, p. 16. 66 Archivo General del Estado de Tlaxcala, Registro de Instrumentos Públicos, vol. 16, f. 16, 26 f a 28 r. Tomado de Luis Reyes, op. cit., p. 16. 67 Ibid., p. 22. 43 provincia. Diego Muñoz Camargo murió a finales de 1599 o bien, a principios de 1600.68 Hagamos un breve paréntesis para mencionar el contexto, esencialmente político, vivido en Tlaxcala después de la conquista de México Tenochtitlan. En 1528 Carlos V decretó una Instrucción a la Audiencia de la Nueva España donde enlistaba los pueblos que debían serle asignados de manera directa en la cual se incluye a “Tascala y su tierra”. 69 Es trascendente hacer mención que la ciudad de Tlaxcala a lo largo del siglo XVI pidió ciertas mercedes y privilegios alegando, de acuerdo con su tradición, que había sido la primera y más fiel aliada de Cortés y su ejército, además de que fueron sus señores los primeros cristianos indígenas. En cierto sentido se suponía que los indios, al ser gobernados directamente por el rey, tendrían una mejor posición y además era considerado per se, un privilegio encontrarse bajo el mandato del monarca. Infortunadamente la relación “directa” no fue siempre provechosa y en ocasiones las autoridades virreinales no respetaron algunas de las cédulas expedidas por el soberano a favor de los tlaxcaltecas. 70 68 Ibid. 69 Documentos cortesianos III. 1528-1532, edición de José Luis Martínez, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Fondo de Cultura Económica, 1994, 365 p., p. 14. 70 Un análisis de la versión tlaxcalteca sobre la participación de este pueblo en la conquista de México y la aceptación del cristianismo puede revisarse en los capítulos 3 y 4 del siguiente trabajo: Inga Hernández González, La visión tlaxcalteca de la conquista en las fuentes de tradición indígena, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 2004, 154 p., ils. (Tesis de licenciatura en Historia) Por otra parte, las peticiones eran más eficaces cuando se entregaban directamente al rey y cuando se acompañaban con un informe verbal en audiencia con él. Por ello, fueron varias las delegaciones de miembros tlaxcaltecas que viajaron a España para obtener mejores condiciones. Cabe destacar que desde 1562 los tlaxcaltecas habían 44 pedido la exención del pago de tributo que otorgaban, ya que, de acuerdo con sus crónicas, Cortés así lo había prometido a nombre de Carlos V. No obstante, su petición no fue resuelta de inmediato.71 Como parte de las concesiones que Tlaxcala obtuvo después de la conquista, ésta pudo conservar su gobierno indio el cual descansó en las antiguas cabeceras, en el cabildo indígena y en diversos cargos. El oficio de teniente que ocupó Muñoz Camargo “desempeñaba todas las funciones del corregidor y estaba a mano para servir cuando enfermedad u obligaciones especiales impedían la presencia del corregidor”. Así pues en los años 1527, 1534, 1540, 1550 y en 1562, varias comitivas obtuvieron de la corona distintas concesiones en las audiencias que sostuvieron con el monarca tales como el gobierno indio, el escudo de armas, el poder conservar sus linajes nobles y el título de Muy noble y Muy leal Ciudad de Tlaxcala, entre otros privilegios. 72 En tanto a los intérpretes “se confiaba la traducción oficial de documentos y de testimonios en el tribunal […] y en circunstancias especiales, el alcalde mayor podía nombrar intérpretes que le ayudaran en el cargo, como ocurrió en 1573, cuando el historiador mestizo Diego Muñoz Camargo sirvió en este oficio”.73 71 Charles Gibson, Tlaxcala en el siglo XVI, trad. de Agustín Bárcena, México, Fondo de Cultura Económica, Gobierno del Estado de Tlaxcala, 1991, 286 p., p. 159. 72 Ibid., p. 82. 73 Ibid., p. 84. Es de notar que por lo menos el primero de los cargos que ostentó el cronista tlaxcalteca demuestra una clara participación en los asuntos vitales del gobierno indígena y que, pese a que sus miembros eran 45 naturales, accedió a él aunque su condición de mestizo lo hubiera podido limitar para ejercer dichas funciones. LAS OBRAS Y SUS FUENTES Como hemos podido observar, Muñoz Camargo estaba muy bien relacionado con el gobierno indio, y por ello al parecer se le otorgó la responsabilidad de redactar en 1579, un documento hoy perdido titulado Recibimiento que hizo la ciudad de Tlaxcala al Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Don Diego Romano74, por la divina miseración obispo de Tlaxcala, una “composición poética en cinco hojas en cuarto en español, en que se celebraba la recepción dada al obispo”.75 Dando principio a la relación que vuestra Majestad mandó se haga acerca de la descripción desta tierra, conforme a la Instrucción que a esta ciudad de Taxcala envió DON MARTÍN ENRIQUEZ, visorrey que fue desta Nueva España, a ALONSO En el año de 1577, el monarca español Felipe II envió a todos sus territorios un documento titulado Instrucción y memoria. En él solicitaba a las distintas autoridades de sus dominios, la respuesta a una serie de preguntas referentes, de manera primordial, a aspectos geográficos e históricos de los distintos pueblos que conformaban sus posesiones de ultramar. El objetivo era conocer la riqueza de las tierras conquistadas para el mejor aprovechamiento de sus recursos. Alonso de Nava, el entonces Alcalde Mayor de Tlaxcala, encargó en 1580 a Diego Muñoz Camargo la preparación de la respuesta de la provincia a la ordenanza real. De lo anterior el cronista tlaxcalteca nos dejó constancia en su Descripción: 74 Diego Romano y Gobea nació en Valladolid, España en 1538. Doctor en Sagrada Teología, provisor y gobernador de la Diócesis de Granada e inquisidor de fe, fue electo obispo de la llamada “Diócesis Carolense” que incluía Tlaxcala y Puebla, en 1578. 75 Gibson, op. cit., p. 227. 46 DE NAVA, Alcalde Mayor della, el cual me cometió la hiciese con diligencia y cuidado y que respondiese a los capítulos de la misma y orden en que vienen expresados tocantes a esta provincia […] en cumplimiento con lo que me es mandado, me dispuse a hacerla sin excusa alguna, la cual haré por la mejor vía que pudiere, según lo que he visto de más de treinta y cinco años a esta parte que he residido en esta ciudad y su tierra, con las más evidentes razones que pudiere y mis fuerzas alcanzaren.76 En la obra, escrita en español, se perciben tres manos, “la del escribano de oficio, que es la predominante en el texto; la de Muñoz Camargo, que firma y hace algunas anotaciones en las ‘pinturas’, y la tardía del cronista don Antonio de Herrera” De esta manera, un año más tarde empezó a trabajar en la respuesta a la Instrucción así como en los preparativos para el viaje de una comitiva de principales tlaxcaltecas que iría a España con una serie de peticiones. En la embajada que partió en abril de 1583, iba Muñoz Camargo quien actuaría como intérprete ante el monarca. Durante el trayecto el tlaxcalteca continuó la redacción del texto que concluiría en España y que al parecer fuera entregado a Felipe II. 77 y la conocemos bajo el nombre de Descripción de la Ciudad y Provincia de Tlaxcala de la Nueva España y Indias del Mar Océano, para el buen gobierno y ennoblecimiento dellas, mandada hacer por la Sacra Católica Real Magestad del Rey Don Felipe. Actualmente se encuentra en la Hunterian Museum Library de la Universidad de Glasgow, Escocia bajo el registro de entrada número 242. La Descripción contiene información que se remonta al poblamiento del altiplano central de México por distintos grupos y se prolonga hasta 1542. Trata sobre las cuatro cabeceras de Tlaxcala, la conquista de México Tenochtitlan, así como noticias
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