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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN HISTORIA 
 FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 
 
 
 
 
 
 
EL PASADO IDOLÁTRICO Y EL PRESENTE CRISTIANO 
EN DOS AUTORES DE TRADICIÓN INDÍGENA: 
DIEGO MUÑOZ CAMARGO Y FERNANDO DE ALVA IXTLILXÓCHITL 
 
 
 
TESIS 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
MAESTRA EN HISTORIA 
 
 
 
 
 
PRESENTA: 
INGA ERIKA HERNÁNDEZ GONZÁLEZ 
 
 
 
 
TUTOR: DR. MIGUEL PASTRANA FLORES, I.I.H., UNAM 
 
 
 
MÉXICO, D. F., AGOSTO DE 2014 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
1 
 
 
ÍNDICE 
 
 
 
Introducción ................................................................................... 7 
 
 
Capítulo Primero 
 
VISIONES Y VERSIONES SOBRE LAS OBRAS DE 
DIEGO MUÑOZ CAMARGO Y FERNANDO DE ALVA IXTLILXÓCHITL 
 
Eugenio del Hoyo .......................................................................... 12 
Francisco Esteve Barba ................................................................. 14 
Manuel Carrera Stampa................................................................. 15 
Jorge Alberto Manrique.................................................................. 17 
José María Muriá ........................................................................... 18 
Miguel León-Portilla ....................................................................... 20 
Edmundo O’Gorman ...................................................................... 22 
Georges Baudot ............................................................................. 24 
José Rubén Romero Galván .......................................................... 25 
Miguel Pastrana Flores .................................................................. 26 
Yukitaka Inoue Okubo.................................................................... 29 
Federico Navarrete Linares ........................................................... 31 
Ángel Vásquez Galicia ................................................................... 32 
Diana Pérez Gerardo ..................................................................... 33 
 
Comentarios finales ....................................................................... 35 
 
 
Capítulo Segundo 
 
LOS AUTORES, SUS CIRCUNSTANCIAS Y TEXTOS. 
UNA REVISIÓN GENERAL 
 
Diego Muñoz Camargo .................................................................. 40 
El autor y su contexto .......................................................... 40 
Las obras y sus fuentes ...................................................... 45 
A manera de epílogo ........................................................... 53 
 
Fernando de Alva Ixtlilxóchitl ......................................................... 56 
El autor y su contexto .......................................................... 56 
Las obras y sus fuentes ...................................................... 64 
2 
 
A manera de epílogo ........................................................... 70 
 
Comentarios finales ....................................................................... 71 
 
 
Capítulo Tercero 
 
LAS TINIEBLAS DE LA IDOLATRÍA 
 
El pecado de la idolatría ................................................................ 76 
 
La tradición tlaxcalteca .................................................................. 81 
El origen de las divinidades ................................................. 82 
El papel de los dioses ......................................................... 84 
Los sacerdotes y los templos .............................................. 89 
Sacrificio humano y antropofagia ........................................ 91 
Tloque Nahuaque ................................................................ 93 
Atisbos de cristiandad ......................................................... 96 
 
La tradición acolhua ....................................................................... 97 
El linaje chichimeca ............................................................. 98 
El linaje tolteca .................................................................... 99 
El inicio de la idolatría ....................................................... 103 
Nezahualcóyotl, el que vislumbra ...................................... 105 
Nezahualpilli, el profeta ..................................................... 113 
 
Comentarios finales ..................................................................... 116 
 
 
Capítulo Cuarto 
 
LA LUZ DEL EVANGELIO 
 
La tradición tlaxcalteca ................................................................ 122 
La providencia divina......................................................... 123 
La llegada del Evangelio ................................................... 128 
La aceptación del cristianismo .......................................... 133 
La evangelización de Tlaxcala .......................................... 140 
La persistencia de la idolatría ............................................ 155 
 
La tradición acolhua ..................................................................... 163 
Tecocoltzin, el concertador ............................................... 164 
Ixtlilxóchitl, el apóstol ......................................................... 166 
 
Comentarios finales ..................................................................... 180 
3 
 
 
 
Conclusiones ............................................................................. 183 
 
 
Índice de imágenes .................................................................... 195 
 
 
Obras consultadas..................................................................... 197 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Baste con decir que en el presente libro hemos partido de la 
actitud contraria, buscando en la obra histórica al hombre 
que la escribe, tratando de averiguar lo que siente y lo que 
piensa, indagando cuáles son los motivos que mueven su 
pluma y le hacen ver los hechos de determinada manera. 
Cada hombre contempla la realidad que le rodea con una 
perspectiva propia, y no puede haber estudio más 
apasionante que el de observar cómo un mismo núcleo de 
hechos se refracta diversamente según el espectador que lo 
describe. 
RAMÓN IGLESIA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
7 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
 
La religión prehispánica y el proceso de evangelización de los indios han recibido 
la atención de numerosos investigadores que, a partir de distintas disciplinas y 
desde épocas muy tempranas, se han dedicado a su análisis.1
 Las obras de los citados autores fueron relegadas durante mucho tiempo y 
solamente desde hace algunos años, los historiadores las han empezado a 
comprender como fuentes de estudio por sí mismas, ya que permearon en ellas 
múltiples aspectos del contexto bajo el cual fueron elaboradas. Debido a lo 
 También es 
nuestra intención dirigir la mirada a dichos temas aunque no pretendemos 
reconstruir cómo era la antigua religión ni cuáles fueron los pasos seguidos por los 
religiosos para convertir a los naturales al cristianismo. El presente trabajo busca 
analizar la forma en la cual dos cronistas de ascendencia indígena, uno tlaxcalteca 
y el otro tetzcocano, plasmaron en sus obras la memoria sobre ambos asuntos. 
Esta empresa seha trazado como un análisis historiográfico comparativo de las 
obras de Diego Muñoz Camargo y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, en particular 
sobre aquellos aspectos relacionados con nuestros temas de estudio. 
 
1 Para los interesados en la religión prehispánica y la evangelización de la Nueva España pueden 
consultarse los trabajos ya clásicos de Alfonso Caso, El pueblo del sol, México, Fondo de Cultura 
Económica, 2000, 139 p.; Alfredo López Austin, Breve historia de la tradición religiosa 
mesoamericana, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones 
Antropológicas, 2002, 120 p.; Pedro Borges, Métodos misionales en la cristianización de América, 
siglo XVI, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1960, 572 p.; Lino Gómez 
Canedo, Evangelización y conquista. Experiencia franciscana en Hispanoamérica, 2ª edición, 
México, Porrúa, 1988, 393 p.; y de Robert Ricard, La conquista espiritual de México: Ensayo sobre 
el apostolado y los métodos misioneros de las ordenes mendicantes en la Nueva España de 1523-
1524 a 1572, trad. Ángel María Garibay K., México, Fondo de Cultura Económica, 2001, 491 p. 
8 
 
anterior, es nuestro interés por escudriñar en los textos de Muñoz Camargo y de 
Alva Ixtlilxóchitl así como en las Pinturas tlaxcaltecas de la conquista, los dos ejes 
sobre los cuales se ha establecido este trabajo: el pasado religioso prehispánico y 
el presente cristiano en dichas obras. 
 Muñoz Camargo y Alva Ixtlilxóchitl pertenecieron a contextos sociales, 
políticos, económicos, temporales y espaciales distintos, pero pese a ello 
manifiestan numerosas similitudes que admiten su análisis comparativo. Para ello 
hemos decidido utilizar las dos obras plenamente adjudicadas a la autoría del 
tlaxcalteca, así como los cinco trabajos históricos que emanaron de la pluma del 
acolhua. Nuestro trabajo ha respetado el orden cronológico de los cronistas así 
como de los temas que referiremos, es decir, primero estudiaremos los textos de 
Muñoz Camargo y las Pinturas, pues fueron elaboradas en las últimas décadas del 
siglo XVI y después las crónicas de Alva Ixtlilxóchitl quien las redactó en las 
primeras décadas del siglo XVII. Así también inicialmente estudiaremos la religión 
prehispánica y después la llegada e implantación del cristianismo. 
 El trabajo está estructurado en cuatro capítulos. En el primero 
presentaremos una revisión de algunos de los trabajos más importantes que se 
han elaborado acerca de las obras de nuestros autores. Sabemos que ese 
escueto panorama no agota todos los esfuerzos que se han realizado, pero 
creemos que la selección efectuada es un pertinente botón de muestra que 
vislumbra la historicidad misma de las obras pues cada trabajo es un intento por 
comprenderlas de acuerdo a las circunstancias de la época. 
 En el segundo capítulo el lector podrá encontrarse con los esbozos 
biográficos de nuestros autores que nos permiten la mejor comprensión de sus 
9 
 
obras pues en ellas de manera indudable quedaron indicios de la formación y 
contexto personal, político, social y religioso en el cual se desarrollaron. También 
se localiza en este apartado una breve revisión del contenido y circunstancias que 
propiciaron la redacción de los textos de nuestros autores, así como las fuentes de 
información empleadas por los cronistas y las principales ediciones de las crónicas 
analizadas. 
 El capítulo tres está dedicado a la visión de Muñoz Camargo y Alva 
Ixtlilxóchitl sobre la religión prehispánica. Hemos partido de algunos puntos 
fundamentales para su estudio como: el origen de las divinidades, el papel 
desempeñado por los dioses en la vida de los pueblos, el rol que tenían los 
sacerdotes en aquella época, los rituales del sacrificio humano y la antropofagia 
así como los atributos de Tloque Nahuaque y su identificación con Dios. 
 El último apartado estudiará la forma en la cual, de acuerdo con los 
cronistas, los indios decidieron adoptar la nueva religión dando paso al proceso de 
evangelización pues como Muñoz Camargo y Alva Ixtlilxóchitl lo sostienen, la 
providencia divina ya se había manifestado en estas tierras antes de la llegada de 
los españoles. Finalmente se incluyen los casos de persistencia idolátrica o bien, 
su peculiar ausencia en los textos del acolhua. Cada capítulo tiene al final una 
serie de comentarios que fungen como resumen integrador. 
 En las conclusiones el lector podrá hallar algunas reflexiones derivadas del 
trabajo así como de los resultados que fuimos obteniendo en cada uno de sus 
apartados. Se ha pretendido destacar aquellos rasgos que a nuestro juicio han 
parecido los más relevantes para conocer cómo, de acuerdo con la memoria de 
10 
 
los autores, sus antepasados vivieron en las idolátricas y cómo con la llegada del 
Evangelio salieron del yerro en el que vivían debido a las argucias del demonio. 
11 
 
 
CAPÍTULO PRIMERO 
 
 
VISIONES Y VERSIONES 
SOBRE LAS OBRAS DE DIEGO MUÑOZ CAMARGO 
Y FERNANDO DE ALVA IXTLILXÓCHITL 
 
 
Si los hechos son estudiados o aprehendidos 
por los historiadores, aún el más objetivo de 
éstos no podrá evitar que en su expresión 
trasluzcan elementos oriundos de su 
pensamiento y de su sentimiento, los cuales 
son, a su vez, un producto de su tiempo. 
RAMÓN IGLESIA 
 
 
Durante muchos años la historiografía contemporánea ha privilegiado como 
fuentes fundamentales para el estudio del pasado religioso prehispánico, así como 
de la evangelización de los indios, las obras escritas por europeos. De esa forma, 
por mencionar sólo algunos ejemplos, trabajos importantes sobre la conversión al 
cristianismo como los elaborados por Pedro Borges, Lino Gómez Canedo y Robert 
Ricard, han soslayado las crónicas redactadas por hombres pertenecientes a los 
grupos catequizados.2
 
2 Borges, op. cit., Gómez Canedo, op. cit., y Ricard, op. cit. 
 En el mejor de los casos, los textos indígenas han sido 
empleados como meras canteras de datos para elaborar reconstrucciones 
históricas sobre la religión prehispánica, sus dioses y ritos, pero sólo en contadas 
ocasiones, han sido analizados historiográficamente. 
12 
 
 Como es sabido, el análisis historiográfico busca que las obras históricas 
sean vistas como objetos de estudio per se, pues en ellas los autores 
manifestaron su forma de entender el pasado a la luz de su presente. Explícita o 
implícitamente los cronistas dejaron huellas de cómo percibían su labor como 
historiadores, su proceso de selección de fuentes de información, el objetivo que 
perseguían, para quién o quiénes estaba dedicado su trabajo y, desde luego, el 
contexto social, político, económico y religioso en el cual estaban inmersos.3
El primero de los trabajos que referiremos fue publicado en 1957 dentro de las 
Memorias de la Academia Mexicana de la Historia por el zacatecano Eugenio del 
Hoyo quien hace énfasis en la necesidad apremiante por valorar las fuentes de la 
historia de México, entre las que se encuentran las obras del cronista tetzcocano. 
En su artículo titulado “Ensayo historiógrafo sobre D. Fernando de Alva 
 
En este capítulo pretendemos realizar un recorrido a través de distintos 
estudios que se han realizado acerca de las obras historiográficas de Diego 
Muñoz Camargo y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl para recoger de ellos sus 
principales ideas y aportaciones. Nos interesan en particular, las contribuciones 
realizadas sobre la religión prehispánica y la llegada del cristianismo así como el 
sentido de las obras de nuestros autores de tradición indígena. 
 
EUGENIO DEL HOYO 
 
 
3 Véase José Rubén Romero Galván, “Introducción” en José Rubén Romero Galván, et al, 
Historiografía novohispana de tradición indígena, México, Universidad Nacional Autónomade 
México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2003, 366 p., (Historiografía mexicana, I) p. 9-20 y 
Miguel Pastrana Flores, “Historiografía de tradición indígena” en Historia ilustrada del Estado de 
México, 6 v., México, Gobierno del Estado de México, El Colegio Mexiquense, 2011, vol. 2, p. 55-
62. 
13 
 
Ixtlilxóchitl”, Del Hoyo aclara que no pretende realizar una crítica exhaustiva sino 
mostrar las diferencias que resultan entre el Nezahualcóyotl histórico y el 
Nezahualcóyotl que Alva Ixtlilxóchitl relata en sus escritos, esto a través de la 
tarea historiográfica que “depure y valorice las fuentes de nuestra historia”4
Del Hoyo considera a la Historia chichimeca como la obra maestra de Alva 
Ixtlilxóchitl pues en ella observa “el trabajo metódico, la utilización crítica de 
diversas fuentes, la preocupación por la elegancia y elevación del estilo y, sobre 
todo, el intento de dejar a la posteridad una verdadera crónica del señorío de 
Texcoco”.
 pues 
los juicios del cronista tetzcocano, de acuerdo con Del Hoyo, han sido aceptados y 
reproducidos como testimonios irrebatibles. 
5 Sugiere también que fueron tres las actitudes que motivaron a Alva 
Ixtlilxóchitl a escribir sus historias, es decir, la actitud vital del indio cristiano que 
muestra la nostalgia por la grandeza desaparecida en la que vivió su noble estirpe 
y por la que desea honrar su memoria; la actitud intelectual del indio humanista 
que busca plasmar en sus escritos su conocimiento de las historias grecolatinas; y 
finalmente, la actitud interesada del indio noble sojuzgado al que ya no le tocó vivir 
en aquel mundo encumbrado en el cual le hubiera correspondido un elevado 
rango por su rancio abolengo.6
 
4 Eugenio del Hoyo, “Ensayo historiógrafo sobre D. Fernando de Alva Ixtlilxóchitl” en Memorias de 
la Academia Mexicana de la Historia, t. XVI, n. 4, octubre-diciembre 1957, p. 339- 360, p. 339. 
5 Ibid., p. 342. 
6 Ibid., p. 348-349. 
 
Derivado del análisis que realiza Del Hoyo sobre la variedad de fuentes 
indígenas consultadas por Alva Ixtlilxóchitl para la redacción de su obra, sostiene 
que si bien éstas le sirvieron de esqueleto, 
14 
 
la carne ideológica que la cubre, la erudición que la adorna, el sentido cristiano 
que la informa, el grato y recio sabor humanístico que por ella corre, la lengua 
en que fue escrita, esto, en que radica su excelencia, ya no pueden ser 
indígenas. La Historia Chichimeca es magnífico fruto mestizo; como mestizo en 
carne y alma, fue su autor.7
Con respecto a Alva Ixtlilxóchitl, Esteve Barba sugiere que sus móviles para 
escribir fueron por una parte su interés por estudiar a su pueblo y por otra, sus 
 
 
La anterior valoración del zacatecano pone énfasis en el mestizaje no sólo 
racial del autor sino también en la incorporación de elementos de carácter europeo 
en la construcción de las narraciones escritas por Alva Ixtlilxóchitl que rescatan la 
versión indígena del pasado prehispánico. Esta mezcla identificada en los escritos 
del tetzcocano, coloca a Alva Ixtlilxóchitl, según Del Hoyo, como símbolo de la 
nacionalidad mexicana. 
 
FRANCISCO ESTEVE BARBA 
 
Como parte de los primeros trabajos que buscan estudiar a los autores y sus 
obras historiográficas escritas en el Nuevo Mundo, encontramos Historiografía 
indiana del madrileño Francisco Esteve Barba publicado por primera vez en 1964. 
En ella el autor realiza un recorrido por obras de historiadores generales, 
conquistadores, religiosos, viajeros, indios y mestizos que tienen como objeto de 
sus textos, lo acaecido en el continente americano. Esteve Barba expone de 
manera breve datos biográficos de cada uno de los autores así como contenidos 
generales de sus obras y con frecuencia realiza aseveraciones que no sustenta 
debidamente. 
 
7 Ibid., p. 354. 
15 
 
deseos por obtener la restitución de su señorío. Le recrimina la utilización de 
fuentes y noticias que considera no eran de fiar así como su falta de análisis y 
unificación,8 aunque reconoce en él una positiva influencia española en sus 
escritos. De Muñoz Camargo dice que omite muchos sucesos o bien, destaca 
otros con el fin de realizar una apología de Tlaxcala y que “es naturalmente 
tendencioso a favor de su pueblo, al que quiere mantener en posesión de sus 
privilegios como antiguo aliado en la conquista”.9
Por su parte, el abogado e historiador Manuel Carrera Stampa es autor del trabajo 
“Historiadores indígenas y mestizos novohispanos. Siglos XVI-XVII” publicado en 
1971, donde plantea la existencia de tres escuelas de historiadores indígenas, la 
de México, la de Tetzcoco y la de Tlaxcala que se dieron a la tarea de dejar 
constancia de su pasado y de lo acontecido en la conquista.
 En términos generales, las 
versiones que plasma Esteve Barba sobre los dos autores indígenas muestran un 
limitado estudio sobre éstos y, en cierto sentido, una escasa comprensión de su 
contexto histórico así como de la intencionalidad de cada uno de estos autores. 
 
MANUEL CARRERA STAMPA 
 
10
 
8 Francisco Esteve Barba, Historiografía indiana, 2ª edición, España, Gredos, 1992, 754 p., p. 273-
274. 
9 Ibid., p. 277-278. 
10 Manuel Carrera Stampa, “Historiadores indígenas y mestizos novohispanos. Siglos XVI-XVII” en 
Revista Española de Antropología Americana, v. 6, Madrid, 1971, p. 205-243. 
 Carrera Stampa 
critica con severidad el que tanto historiadores indígenas como mestizos, fueran 
“incapaces (pues tal parece que nunca se lo propusieron), de deshacerse de la 
tendencia a verlo todo bajo el ideal social forjado en sus mentes por la Historia 
16 
 
Clásica Greco-Latina, la Historia Sagrada y la Historia de España”,11 así también 
que no hubiera en sus juicios “alquitara alguna que diferencie la verdad del error, y 
con esa falta de sentido crítico, todo lo aceptan”.12
En Alva Ixtlilxóchitl nota criterio histórico pues consultó y analizó distintas 
fuentes aunque le recrimina también fallas en la cronología. Carrera Stampa 
reconoce en las obras del acolhua una estructura humanista y erudita así como 
una insistente exaltación a su estirpe.
 Trasluce de manera evidente la 
formación de Carrera Stampa que prepondera la búsqueda por la precisión de los 
datos y la información. 
13
Sobre Diego Muñoz Camargo, de quien realizara con anterioridad un 
trabajo acerca de la Historia de Tlaxcala,
 
14 Carrera Stampa señala que además de 
que la obra del tlaxcalteca tiene una estructura cronológica deficiente, ofrece 
información favorable a su pueblo con el objeto de obtener privilegios y mercedes 
de la Corona de España.15
 
11 Ibid., p. 206. 
12 Ibid. 
13 Ibid., p. 228-229. 
14 Manuel Carrera Stampa, “Algunos aspectos de la Historia de Tlaxcala de Diego Muñoz 
Camargo” en Estudios de historiografía de la Nueva España, introducción de Ramón Iglesia, 
México, El Colegio de México, 1945, 329 p., p. 91-139. En este trabajo Carrera Stampa incluye 
datos biográficos de Muñoz Camargo así como noticias bibliográficas de sus obras y una crítica de 
su relato sobre la conquista de México. 
15 Carrera Stampa, “Historiadores indígenas y mestizos…”, p. 208. 
 Lo anterior es sin duda una crítica severa a la luz de 
los trabajos de corte historiográfico que valoran las obras como fuentes por sí 
mismas más allá de la supuesta “veracidad” de sus contenidos, pero si 
consideramos el contexto en el cual Carrera Stampa realizó este trabajo, resulta 
comprensible por ser la puntualidad de la información, lo que otorgaba 
trascendencia a los trabajos históricos. 
17 
 
JORGE ALBERTO MANRIQUE 
 
En “La época crítica de la Nueva España a través de sus historiadores” de 1971, 
Jorge Alberto Manrique acentúa que los criterios de valoración de las obrashistóricas se basan casi de manera exclusiva en la “veracidad” y en la 
“originalidad” encumbradas por la historia cientificista y positivista.16 Debido a lo 
anterior, sostiene Manrique, los textos de autores del siglo XVI y XVII como Diego 
Muñoz Camargo, Agustín Dávila Padilla y Baltazar Dorantes de Carranza se 
“encuentran […] en bastante mala situación. No fueron veraces testigos, ni fueron 
los primeros en dar cuenta de la cultura prehispánica, y esto ya es suficiente para 
que se les conceda muy poco crédito”.17
Los tardíos historiadores novohispanos mendaces y plagiarios para la 
historiografía científica, fuentes de segunda mano –como con tanto desprecio 
suele decirse- pueden tal vez resultarnos muy otros si sus escritos nos sirven 
para conocerlos a ellos mismos, para conocer y palpar la realidad que les tocó 
vivir, y en buena medida, construir: la realidad novohispana del tardío siglo XVI 
y de los primeros años del XVII. Ninguna obra de ningún historiador puede, 
quizá, servir para más que eso; lo cual por cierto, no es poco servir.
 Es necesario entonces analizar cómo 
copiaron, cómo distorsionaron y cuál es su verdad y así: 
18
Bajo esa nueva visión propuesta por Manrique, observa ciertamente en 
Muñoz Camargo el compromiso de hablar de manera positiva de la conquista 
aunque elogiando a los antepasados tlaxcaltecas que en ella participaron, todo 
ello cernido por el tamiz de la nostalgia de un mundo perdido del que solo 
permanece el recuerdo. Identifica también aquellas noticias que mencionan la 
 
 
 
16 Jorge Alberto, “La época crítica de la Nueva España a través de sus historiadores” en 
Investigaciones contemporáneas sobre la historia de México, Memorias de la Tercera Reunión de 
Historiadores Mexicanos y Norteamericanos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 
El Colegio de México, The University of Texas at Austin, 1971, 758 p., p. 101-124. 
17 Ibid., p. 105. 
18 Ibid., p. 106. 
18 
 
pobreza vivida en su presente, lánguida sombra de las riquezas del pasado 
glorioso. 
En su lectura de la obra de Muñoz Camargo, Manrique percibe que aquél 
muestra a los tlaxcaltecas como piezas fundamentales para erradicar el reino 
demoniaco que existía en estas tierras antes de la llegada del cristianismo y 
apunta que “sería ingenuo suponer que Muñoz Camargo es falso al alabar a la 
honesta religión que terminó con el esplendor antiguo. Para él era soberbio aquel 
mundo, pero también era honesta y buena la religión cristiana y positivo el hecho 
de que hubiera suspendido las viejas prácticas”.19
La tesis doctoral de José María Muriá publicada en 1973 bajo el título de Sociedad 
prehispánica y pensamiento europeo tiene como objetivo principal estudiar la 
aplicación de conceptos y términos europeos en el proceso de aprehensión del 
mundo prehispánico americano.
 Así, Manrique al estudiar el 
contexto del autor, logra vislumbrar la realidad novohispana. 
 
JOSÉ MARÍA MURIÁ 
 
20
 
19 Ibid., p. 108-109. 
20 José María Muriá, Sociedad prehispánica y pensamiento europeo, México, Secretaría de 
Educación Pública, 1973, 223 p. (SepSetentas, 76), p. 10. 
 En el apartado que dedica a Alva Ixtlilxóchitl 
sostiene que la principal preocupación de éste fue la de dignificar a su pueblo para 
lo cual trata de igualarlo con el europeo y en particular con la nación española. Es 
de interés resaltar que de acuerdo con Muriá, Alva Ixtlilxóchitl hace una diferencia 
19 
 
clara en la utilización del término imperio pues al que llama verdadero, es aquel 
que ostentó Tetzcoco antes de la implantación de la hegemonía mexica.21
También de Muriá, se publica en 1981 La historiografía colonial. Motivación 
de sus autores, donde establece que las obras historiográficas son expresiones de 
sus autores y éstos “no podrán evitar que en su expresión trasluzcan elementos 
oriundos de su pensamiento los cuales son, a su vez, un producto de su tiempo”.
 
22 
Por lo anterior, todas las obras sirven para saber algo de la época en la que fueron 
escritas y Muriá sostiene que autores como Diego Muñoz Camargo y Fernando de 
Alva Ixtlilxóchitl, a quienes introduce en la categoría de “primeros criollos”, tratan 
de demostrar que son buenos católicos, que poseen con orgullo sangre española 
mientras que dan a conocer la grandeza de sus respectivos pueblos. En lo que 
corresponde al tlaxcalteca, dice que sería injusto atribuir a la Historia de Tlaxcala 
“la única finalidad de pretender quedar bien con los españoles”.23 Y en el caso del 
“muy aculturado” Alva Ixtlilxóchitl, como lo llama Muriá, destaca que habla casi 
exclusivamente del pueblo acolhua y que sostiene que eran ellos quienes 
dominaban la región nahua en tiempos prehispánicos.24
mamaron en medio del empuje avasallador de los españoles que había sido 
capaz de destruir una fuerza tan grande como la de los aztecas, la cual, a su 
vez, se había antojado inconmovible ante los ojos de sus antepasados; ambos 
crecieron durante el vertiginoso proceso de desmoronamiento de todo lo 
indígena, mientras que con lo español iba sucediendo exactamente lo 
contrario.
 Tanto Muñoz Camargo 
como Alva Ixtlilxóchitl: 
25
 
21 Ibid., p. 107. 
22 José María Muriá, La historiografía colonial. Motivación de sus autores, México, Universidad 
Nacional Autónoma de México, 1981, 107 p., p. 7. 
23 Ibid., p. 41. 
24 Ibid., p. 42-43. 
25 Ibid., p. 44. 
 
 
20 
 
Tengamos presente que ambos trabajos de Muriá se insertan en un 
contexto en el cual tanto el análisis historiográfico como el historicismo comienzan 
a rendir interesantes frutos bajo la pluma de historiadores como Ramón Iglesia26 y 
desde luego, Edmundo O’Gorman.27
Por otra parte, en Estudios de Cultura Náhuatl fueron presentados dos trabajos de 
Miguel León-Portilla que versan sobre la forma en la cual los indígenas relataron la 
llegada del cristianismo, ya fueran manifestaciones de aceptación o bien, de 
rechazo ante la nueva religión. En el primero de estos textos, “Testimonios nahuas 
sobre la conquista espiritual”, León-Portilla se vale de las opiniones de misioneros, 
algunas de ellas que muestran la euforia de los primeros evangelizadores, así 
 A ellos debemos que este tipo de 
investigaciones se arraigara en nuestro país, y con mayor énfasis en la Facultad 
de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México así como en 
El Colegio de México. 
 
MIGUEL LEÓN-PORTILLA 
 
 
26 Véase por ejemplo: Ramón Iglesia, El hombre Colón y otros ensayos, 2ª ed., intr. Álvaro Matute, 
México, Fondo de Cultura Económica, 1994, 274 p. 
27 La obra de Edmundo O’Gorman es vasta y hasta hace poco tiempo sus artículos y trabajos 
introductorios estuvieron dispersos en numerosas publicaciones. Actualmente pueden consultarse 
dos importantes selecciones: Historiología, teoría y práctica, estudio introductorio y selección de 
Álvaro Matute, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1999, 206 p., así como 
Imprescindibles historias. En torno a la obra y legado de Edmundo O’Gorman, estudio preliminar y 
edición de Eugenia Meyer, México, Fondo de Cultura Económica, 2009, 958 p. En ellas pueden 
encontrarse artículos nodales como “La conciencia histórica en la Edad Media” así como las 
introducciones y prólogos que realizó para las obras de Toribio de Benavente y José de Acosta, 
entre otros importantes autores. 
21 
 
como otras que pusieron en tela de juicio la portentosa conversión al 
cristianismo.28
En lo que respecta a las expresiones indígenas en relación con el 
cristianismo, menciona León-Portilla que testimonios como cantos, cartas dirigidas 
a autoridades españolas, testamentos, procesos inquisitoriales así como el 
Coloquio de los doce muestran puntos de vista que son claramente hostilesa la 
nueva fe, otros se manifiestan como expresiones de disgusto por tener que 
abandonar la religión de sus ancestros, unos más que recuerdan a manera de 
advertencia lo que podría suceder si dejaban de adorar a sus deidades y otros 
refieren que “se quedaron sin rumbo” al perder lo antiguo y sin haber aprehendido 
lo recién llegado. Aunque León-Portilla sugiere que “los testimonios aquí aducidos 
en modo alguno agotan el tema”
 
29
En “Los franciscanos vistos por el hombre náhuatl”, León-Portilla busca 
inquirir acerca de una posible imagen de los hijos de San Francisco en la 
conciencia aborigen, para lo cual recurre a manuscritos pictográficos, como los 
códices Aubin y Osuna, así como textos escritos. León-Portilla resalta la 
importancia de las láminas que se incluyen en la Descripción de la ciudad y 
provincia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo pues algunas de ellas “muestran 
con fuerza el drama del enfrentamiento entre las dos formas de religión y de visión 
, nos parece que hizo falta la inclusión de las 
versiones de otros autores indígenas para dar una mirada de mayor alcance a 
aquello que expresaron los naturales ante la llegada de la nueva fe. 
 
28 Miguel León-Portilla, “Testimonios nahuas sobre la conquista espiritual” en Estudios de Cultura 
Náhuatl, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones 
Históricas, 1974, v. 11, p. 11-36. 
29 Ibid., p. 33. 
22 
 
del mundo”.30 En particular de la Historia de Tlaxcala, sólo se dice que a Muñoz 
Camargo se le deben los “testimonios del mayor interés sobre lo expresado en 
sentido crítico por algunos indígenas respecto de los doce franciscanos.”31
Por su parte, Edmundo O’Gorman es autor de una gran cantidad de trabajos que, 
como mencionamos anteriormente, siguen la línea del análisis historiográfico pero 
sólo destacaremos dos de ellos. Para conmemorar los 500 años de la muerte de 
Nezahualcóyotl, el gobierno del Estado de México publicó una selección de textos 
de Alva Ixtlilxóchitl que refieren la vida y obra del gobernante acolhua, 
acompañados por un prólogo de Edmundo O’Gorman. En él se hace énfasis en la 
ascendencia de Alva Ixtlilxóchitl tanto indígena como española, y O’Gorman nos 
invita a eliminar el enorme peso que se suele otorgar a las razas de los autores 
 
Para concluir, en Alva Ixtlilxóchitl, León-Portilla percibe el interés del 
tetzcocano por hablar elogiosamente de fray Juan de Torquemada. En términos 
generales podemos decir que este trabajo de Miguel León-Portilla tiene el mérito 
de recopilar una serie de información que presentan los cronistas indígenas, y 
otras fuentes más, en relación con los franciscanos llegados a la Nueva España y 
la forma en la cual fueron vistos. 
 
EDMUNDO O’GORMAN 
 
 
30 Miguel León-Portilla, “Los franciscanos vistos por el hombre náhuatl. Testimonios indígenas del 
siglo XVI” en Estudios de Cultura Náhuatl, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 
Instituto de Investigaciones Históricas, 1984, v. 17, p. 261- 339, p. 271. 
31 Ibid., p. 272. 
23 
 
pues, en el caso del cronista tetzcocano, es ya ejemplo claro y representativo de la 
unión de ambas culturas que dan lugar al “hombre novohispano”.32
El segundo trabajo de O’Gorman que referiremos es resultado del 
encomiable esfuerzo realizado con su edición en dos tomos de las Obras 
históricas de Alva Ixtlilxóchitl que incluye efemérides biográficas e históricas, 
bibliografía sobre el historiador acolhua, sus fuentes y autores empleados, cuadros 
comparativos de las cronologías en las obras de Alva Ixtlilxóchitl, la propuesta de 
orden de redacción de las obras así como la relación de los manuscritos y 
ediciones. Cabe destacar que buena parte de los trabajos que se realizan en torno 
a la figura de Alva Ixtlilxóchitl toman como referencia primordial la información que 
O’Gorman presentó así como también se da por certero el orden de redacción que 
postuló.
 
Menciona O’Gorman que el tetzcocano es resultado de un proceso en el 
cual se manifiesta su doble herencia así como su desenvolvimiento en una 
configuración social particular. Así, lejos de encasillar a Alva Ixtlilxóchitl de 
acuerdo con su ascendencia, la propuesta es explicarlo de acuerdo con la 
situación en la cual se desarrolló y bajo la cual buscó integrar al pueblo acolhua en 
el devenir universal. De acuerdo con O’Gorman, el cronista se dio a la tarea de 
incluir y dar significado positivo en sus escritos, a la historia prehispánica del 
Nuevo Mundo en la historia universal. 
33
 
 
 
32 Edmundo O’Gorman, “Prólogo” en Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Nezahualcóyotl Acolmiztli 1402-
1472, selección de textos y prólogo de Edmundo O’Gorman, México, Gobierno del Estado de 
México, 1972, 160 p., p. 13. 
33 Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Obras históricas, edición, estudio introductorio y un apéndice 
documental por Edmundo O’Gorman, 2 t., México, Universidad Nacional Autónoma de México, 
Instituto de Investigaciones Históricas, 1985. (Serie de historiadores y cronistas de Indias, 4) 
24 
 
GEORGES BAUDOT 
 
En “Nezahualcóyotl, príncipe providencial en los escritos de Fernando de Alva 
Ixtlilxóchitl” publicado originalmente en 1995, el investigador francés Georges 
Baudot resalta “el anhelo mostrado por el historiador tezcocano para lograr una 
inserción armoniosa del pasado prehispánico en las perspectivas de una historia 
novohispana renovada”.34 Según el galo, Alva Ixtlilxóchitl coloca al devenir de los 
indios bajo una perspectiva providencialista y “la Providencia divina intervino en la 
historia amerindia encarnándose en un concepto amerindio: el Tloque Nahuaque, 
y vino a anunciar su advenimiento bajo la forma de predicciones y profecías”.35
 
34 Georges Baudot, “Nezahualcóyotl, príncipe providencial en los escritos de Fernando de Alva 
Ixtlilxóchitl” en Pervivencia del mundo azteca en el México virreinal, México, Universidad Nacional 
Autónoma de México, 2004, p. 315-331, p. 316. 
35 Ibid., p. 324. 
 
Ahora bien, fueron los tlahtoque Nezahualcóyotl y Nezahualpilli quienes se 
dieron a la tarea de preparar a los indios para que aceptaran el cristianismo 
mientras que Fernando Ixtlilxóchitl, cuyo modelo como buen gobernante es 
destacable, será mostrado como el auténtico conquistador de la Nueva España en 
detrimento de la figura de Hernán Cortés. La conquista sería vista, según Baudot, 
como un paso previo que, aunque doloroso, serviría para integrar al pasado 
prehispánico en un futuro cristiano y novohispano. 
 
 
 
 
25 
 
JOSÉ RUBÉN ROMERO GALVÁN 
 
Hacia 1991, Juan Antonio Ortega y Medina inició el proyecto Historiografía 
mexicana cuyo principal objetivo era presentar a los historiadores y a sus obras 
como objetos de estudio. El primero de los volúmenes titulado Historiografía 
novohispana de tradición indígena, publicado en 2003, 36
 Romero Galván destaca que el cronista acolhua vivió durante la difícil 
época en la cual la nobleza indígena “buscaba el acceso a un sitio dentro de la 
sociedad colonial que correspondiera a aquél tan elevado que habían ocupado sus 
ancestros”
 fue coordinado por José 
Rubén Romero y a él correspondió la redacción del artículo sobre Alva Ixtlilxóchitl. 
37
debía presentar, de algún modo, elementos que permitieran pensar [la historia 
transcurrida antes de la llegada de los españoles] como parte de la historia 
universal, de aquel devenir cuyo origen había sido la creación, cuyo momento 
culminante […] era la redención y cuyo fin sería un segundo advenimiento de 
Cristo con el que concluiría su transcurrir.
 y que, en buena medida, su obra se gesta en medio de la 
reivindicación de su propia familia. 
 El historiador destaca en su análisis que AlvaIxtlilxóchitl: 
38
Para conseguir lo anterior, el principal elemento que Alva Ixtlilxóchitl 
emplearía sería el atisbo que Nezahualcóyotl tuvo sobre la existencia del dios 
verdadero. Se construye la imagen del citado gobernante tetzcocano, quien 
 
 
 
36 También en Historiografía novohispana de tradición indígena aparece un texto de la 
investigadora del Colegio Mexiquense Rosaura Hernández R. sobre Diego Muñoz Camargo. En él 
realiza un bosquejo biográfico del tlaxcalteca, la historia de sus manuscritos, copias, copistas y 
ediciones. Desafortunadamente dicho trabajo constituye desde nuestra perspectiva apenas un 
primer acercamiento a la obra del ilustre tlaxcalteca. Cfr. Rosaura Hernández R., “Diego Muñoz 
Camargo” en José Rubén Romero Galván, et al, Historiografía novohispana…, p. 301-311. 
37 José Rubén Romero Galván, “Fernando de Alva Ixtlilxóchitl” en José Rubén Romero Galván, et 
al, Historiografía novohispana…, op. cit., p. 353. 
38 Ibid., p. 364. 
26 
 
además resulta antepasado directo del cronista, como un hombre sabio que 
reconoce la falta de efectividad de los sacrificios humanos y que, percatándose del 
error, rinde culto a Dios como creador de todas las cosas. Adicionalmente, 
Romero Galván señala que Nezahualcóyotl “no sólo prepara […] la llegada de los 
hombres portadores de la verdadera fe, sino […] tiende un vínculo de validez entre 
las dos realidades –la indígena y la europea-, pues he aquí que el verdadero Dios 
se muestra al entendimiento humano en ambos lados de mar”.39
 Para efectos de nuestro trabajo, destacaremos algunas ideas que Pastrana 
señala en el capítulo titulado “El sentido de la conquista” donde analiza las 
tradiciones tlaxcalteca y acolhua. En él incorpora para su estudio no sólo los textos 
 Así, este 
historiador plantea como fundamental la figura del gobernante pues es mostrado 
por Alva Ixtlilxóchitl como aquel que “prepara” el arribo del cristianismo. 
 
MIGUEL PASTRANA FLORES 
 
Referimos ahora a Miguel Pastrana Flores de quien se publicó el año 2004 su 
tesis doctoral llamada Historias de la conquista. Aspectos de la historiografía de 
tradición náhuatl. En ella pretende analizar y explicar cómo se muestra en la 
historiografía de autores indígenas, la conquista de México. Este historiador 
efectúa un análisis comparativo entre varias obras tomando como eje cuatro 
temas nodales: los presagios de la conquista, la naturaleza de los españoles, el 
papel desempeñado por Motecuhzoma y finalmente el sentido de la derrota de 
México Tenochtitlan. 
 
39 Ibid., p. 365. 
27 
 
de Muñoz Camargo, sino que incluye también al Lienzo de Tlaxcala y las Pinturas 
tlaxcaltecas de la conquista pues en sus discursos se muestra una “idea del triunfo 
del cristianismo sobre los demonios [la cual] se refuerza en otras láminas donde 
se ve a los frailes predicando y quemando los templos e implementos del culto 
idolátrico”.40 Destaca Pastrana las imágenes donde se plasma el bautismo de los 
señores de Tlaxcala, ya que los “presentan como los primeros indígenas en 
aceptar el cristianismo; éste como argumento justificador por medio del cual se 
trataron de consolidar los intereses de la provincia de Tlaxcala a mediados del 
siglo XVI”.41
 Por otra parte, del análisis de las obras de Alva Ixtlilxóchitl, Pastrana señala 
que el pueblo acolhua se distinguiría por la creencia en una deidad suprema 
llamada Tloque Nahuaque, creadora de los hombres, de todo lo que existe y del 
 Se apunta el hecho de que las obras analizadas fueran relaciones de 
méritos y servicios por lo que buscaban presentar a los tlaxcaltecas en una actitud 
favorable a los españoles y al cristianismo. 
 Pastrana menciona que otro punto importante de las obras tlaxcaltecas 
radica en la forma en la cual éstas tratan el pasado prehispánico. Un pasado que 
Muñoz Camargo no duda en tachar de demoniaco pues aunque los tlaxcaltecas 
estuvieron a punto de darse cuenta del error en el que vivían, sería hasta la 
llegada de los españoles que su yerro terminaría. Además, los tlaxcaltecas serían 
quienes, a través del apoyo incondicional brindado al ejército de Cortés, 
introducirían al verdadero dios. 
 
40 Miguel Pastrana Flores, Historias de la conquista. Aspectos de la historiografía de tradición 
náhuatl, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones 
Históricas, 2004, ils., 298 p. (Serie Teoría e Historia de la Historiografía, 2), p. 246. 
41 Ibid., 244. 
28 
 
mundo. En el caso de Nezahualcóyotl, el historiador dice que es presentado por 
Alva Ixtlilxóchitl como quien soporta el sacrificio humano sólo por la presión 
ejercida por los mexicas, aunque sobresale particularmente por ser quien 
presiente al dios único. Por si fuera poco, su sucesor Nezahualpilli es expuesto 
como un profeta que anuncia la llegada de los españoles y que el gobernante en 
turno cuando arribara el ejército cortesiano, de nombre Ixtlilxóchitl, promovería la 
evangelización. Así pues, la tradición tlaxcalteca busca el otorgamiento de 
privilegios por su posición durante la conquista mientras que Alva Ixtlilxóchitl 
pretende el reconocimiento de sus antepasados para la gloria de su presente. 
 Adicionalmente, dentro de la obra Historia ilustrada del Estado de México 
apareció “Historiografía de tradición indígena” en la cual Pastrana además de 
ofrecer una caracterización de lo que denomina obras historiográficas, presenta un 
panorama general de los trabajos producidas durante la época colonial por autores 
de diversos orígenes, que tuvieron en común recurrir a la tradición indígena para 
elaborar relatos históricos sobre los pueblos que actualmente se encuentran 
asentados en el Estado de México. 
 En dicho artículo, Pastrana menciona que uno de los problemas que 
presentaba la historia prehispánica, era su ubicación dentro de los parámetros de 
la historia universal cristiana. En lo que corresponde a Alva Ixtlilxóchitl, el 
historiador sugiere que aquél se valió de la sincronología,42
 
42 Se refiere en este caso específico a la incorporación de acontecimientos contemporáneos 
europeos en la historia de los pueblos americanos. 
 la utilización de la 
tradición historiográfica española así como de modelos escriturales y explicativos 
29 
 
europeos para integrar el pasado de los indios en el devenir universal.43
Desde el año 2000, el historiador japonés Yukitaka Inoue Okubo comenzó a 
publicar diversos textos tomando el análisis historiográfico como metodología al 
estudiar a varios cronistas novohispanos. El primero de sus materiales que vio la 
luz fue “Tesis sobre el culto al dios único en la época prehispánica: según dos 
cronistas indígenas del centro de México” publicado en The Journal of Intercultural 
Studies de la Universidad de Kansai Gaidai. En el citado trabajo, Inoue Okubo se 
da a la tarea de estudiar a los tetzcocanos Juan de Pomar y Fernando de Alva 
Ixtlilxóchitl, en quienes observa cómo “trataron la religión antes de la conquista, la 
del pueblo que no conocía el cristianismo, y cómo intentaron describirla ante la 
realidad en que ellos mismos se encontraban”.
 Pastrana 
propone que Alva Ixtlilxóchitl pretendía con sus textos sustentar la continuidad del 
gobierno desde los tiempos de los señores toltecas hasta Nezahualcóyotl y 
Nezahualpilli y confirmar así la posesión de distintos pueblos del valle de México y 
su derecho a regirlos. Adicionalmente percibe en el cronista de Tetzcoco un 
deslinde de sus grandes gobernantes con respecto a la idolatría. 
 
YUKITAKA INOUE OKUBO 
 
44
El japonés sostiene que la tesis de la existencia de un dios único fue 
inicialmente planteada por Pomar y retomada por Alva Ixtlilxóchitl con la finalidad43 Pastrana Flores, “Historiografía de tradición indígena”, p. 77. 
44 Yukitaka Inoue, “Tesis sobre el culto al dios único en la época prehispánica: según dos cronistas 
indígenas del centro de México”, en The Journal of Intercultural Studies, n. 27, 2000, p. 209-222, p. 
211. 
30 
 
de sostener la importancia religiosa de la capital acolhua y darle de esta forma 
relevancia a Tetzcoco. Sugiere que Alva Ixtlilxóchitl reinterpreta la narración de 
Pomar y presenta una “revalorización del pasado prehispánico sin ninguna 
contradicción con la historia del cristianismo”.45
Inoue Okubo destaca también el rol protagónico del tlahtoani 
Nezahualcóyotl quien, a pesar de vivir en un contexto idolátrico por la falta de la 
predicación cristiana, “trató de buscar el único y verdadero Dios aun antes de la 
conquista”.
 Para señalar lo anterior, Inoue se 
basa en la forma en la cual el cronista utiliza pasajes de la historia antigua, como 
por ejemplo, la destrucción de los soles, bajo un cariz en el cual no refuta la 
tradición cristiana del mundo en el que vive. 
46
Otro ensayo de Inoue Okubo fue publicado en el Boletín del Instituto de 
Investigaciones Históricas, en el año 2003 con el título “Pomar y Muñoz Camargo 
en el contexto histórico-geográfico de la Nueva España”. En este analiza a los dos 
cronistas referidos situándolos en la sociedad novohispana para reconsiderar su 
lugar y sentido en la historiografía colonial. Inoue sostiene que tanto Pomar como 
Muñoz Camargo escribieron versiones favorables de los grupos de poder a los 
cuales pertenecían, actuando asimismo como sus portavoces y utilizando para ello 
información de difícil acceso para los españoles a quienes estaban dirigidas sus 
crónicas. Esta interpretación del pasado se encuentra íntimamente ligada con la 
 De esta forma, el cronista tetzcocano pretendió, al revalorizar la 
historia prehispánica de su pueblo, comprender mejor su razón de ser y su 
posición en el mundo colonial. 
 
45 Ibid., p. 214. 
46 Ibid., p. 214. 
31 
 
circunstancia histórica de la generación a la cual pertenecieron los autores, 
aquella en la que no era posible desligar el ser indígena del actuar como 
cristiano.47
Continuando con su interés por los cronistas indígenas, el historiador 
japonés presentó en 2005 su tesis de doctorado por la Universidad de Kobe 
titulada El escribir colonial del pasado prehispánico: Análisis historiográfico de 
obras indígenas del centro de México.
 
48 Sobre Ixtlilxóchitl apunta que éste 
describe varios momentos de la intervención de Dios en la vida de los hombres 
prehispánicos con el objeto de señalar que sus ancestros no habían sido 
abandonados del todo por la divinidad suprema. Adicionalmente dice Inoue que al 
existir personajes como Nezahualcóyotl que presentían la existencia del dios 
único, y en combinación con la pronta conversión al cristianismo por parte de los 
tetzcocanos, se daba la impresión de que ya tenían bases suficientes para 
abandonar la idolatría.49
Por su parte, el historiador mexicano Federico Navarrete Linares ha publicado 
“Chimalpain y Alva Ixtlilxóchitl, dos estrategias de traducción cultural” en el cual 
 
 
FEDERICO NAVARRETE LINARES 
 
47 Yukitaka Inoue Okubo, “Pomar y Muñoz Camargo en el contexto histórico-historiográfico de la 
Nueva España” en Históricas, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de 
Investigaciones Históricas, n. 66, enero-abril 2003, p. 2-14. 
48 Yukitaka Inoue Okubo, El escribir colonial del pasado prehispánico: Análisis historiográfico de 
obras indígenas del centro de México, Japón, Tesis de doctorado en International Cultural Studies, 
Kobe University of Foreign Studies, 2005, 269 p., ils. 
49 Adicionalmente en Yukitaka Inoue Okubo, “Crónicas indígenas: una reconsideración sobre la 
historiografía novohispana temprana” en Indios, mestizos y españoles. Interculturalidad e 
historiografía en Nueva España, coord., Danna Levin y Federico Navarrete, México, Universidad 
Autónoma Metropolitana, 2007, p. 55-96. (Serie Estudios, Biblioteca de Ciencias Sociales y 
Humanidades), el autor expone una propuesta para estudiar a las obras de los autores 
novohispanos que puede observarse también en su tesis de doctorado ya referida. 
32 
 
pretende estudiar las distintas soluciones que los autores referidos emplearon 
para adaptar su tradición prehispánica con la del mundo occidental. Señala 
Navarrete que uno de los principales problemas ante los cuales debieron 
enfrentarse los cronistas novohispanos, consistía en ser fieles a sus propias 
historias de origen sin contradecir el dogma cristiano de la creación de la 
humanidad pues de ello dependía su propia identidad.50
Para culminar este recorrido por los trabajos que versan sobre el análisis de obras 
indígenas, referiremos la primera de dos tesis de carácter comparativo generadas 
en seminarios de investigación dirigidos por Miguel Pastrana Flores. El trabajo de 
maestría de Sergio Ángel Vásquez Galicia lleva por título Interpretación histórica 
en dos cronistas novohispanos. Análisis historiográfico de las obras de Diego 
Muñoz Camargo y Chimalpain Cuauhtlehuanitzin. En esta obra su autor realiza un 
estudio de elementos que subyacen en las interpretaciones del pasado 
prehispánico y de la conquista de México pues a partir de la forma en la cual 
ambos cronistas las expresan, es posible analizar cómo concebían su identidad.
 
 
SERGIO ÁNGEL VÁSQUEZ GALICIA 
 
51
 
50 Federico Navarrete, “Chimalpain y Alva Ixtlilxóchitl, dos estrategias de traducción cultural” en 
Indios, mestizos y españoles. Interculturalidad e historiografía en la Nueva España, coord., Danna 
Levin y Federico Navarrete, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2007. (Serie Estudios, 
Biblioteca de Ciencias Sociales y Humanidades) p. 97-112. 
51 Sergio Ángel Vásquez Galicia, Interpretación histórica e identidad en dos cronistas 
novohispanos. Análisis historiográfico de las obras de Diego Muñoz Camargo y Chimalpain 
Cuauhtlehuanitzin, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y 
Letras, 2008, 179 p. (Tesis de maestría en Historia) 
 
Es importante resaltar que Vásquez Galicia percibe matices distintos en los 
autores dependiendo del contexto al que se están refiriendo. En el particular caso 
33 
 
de Muñoz Camargo, éste en ocasiones rompe lanzas a favor de los indígenas 
mientras que en otras, les critica con rigurosidad.52
De acuerdo con Vásquez Galicia, Muñoz Camargo, cristiano plenamente 
convencido, presenta en sus obras una interpretación de la historia apegada a su 
religión y por ello resulta entendible que reprobara duramente los “rituales 
indígenas por considerarlos idolátricos y descalificaron a los dioses a los que 
estaban dirigidos”.
 
53
El segundo trabajo comparativo es la tesis de Diana Pérez Gerardo sobre 
Garcilaso de la Vega y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl donde estudia la construcción 
de las respectivas identidades de ambos cronistas así como su proceso de 
reconocimiento, en el caso particular del Inca, incluso como fuerte símbolo de 
identidad nacional. Elementos encontrados entre los dos autores como su noble 
ascendencia, la recuperación de sus nombres para añadir más lustre a sus linajes, 
la privilegiada educación recibida con raíces en ambas culturas, la denuncia de la 
situación en la que vivían y el hacer eco de la memoria del pasado de sus pueblos, 
 Para Muñoz Camargo la idolatría de los naturales se debió al 
engaño del demonio y destaca Vásquez Galicia que éstos dieron muestra de 
haber vislumbrado su error al presentir la existencia de Tloque Nahuaque y 
rendirle culto. De esa forma los indios estaban en la posibilidad de ser incluidos en 
el plan de salvación. 
 
DIANA ROSELLY PÉREZ GERARDO52 Ibid., p. 132-144. 
53 Ibid., p. 78. 
34 
 
son sólo algunas de las características que le permiten a Pérez Gerardo la 
contrastación, pese a la diferencia de contextos geográficos, sociales y políticos. 
Derivado del análisis que la autora realiza sobre la figura del gobernante 
Nezahualcóyotl, sugiere que Alva Ixtlilxóchitl recurre al providencialismo para 
proponer una interpretación del pasado prehispánico que le permita situarlo dentro 
del devenir de la historia universal cristiana. 
Ixtlilxóchitl utiliza esta perspectiva que supone que Dios dirige y aprovecha la 
voluntad humana para llevar a cabo un plan divino, para ordenar su 
planteamiento y desde sus primeros planteamientos deja asentado un 
antecedente de la intervención divina en el devenir de los pueblos que trata. 
Uno de los ejes que aborda bajo esta línea es la de la idolatría y el otro la 
presencia de una serie de personajes pre-evangelizadores. Ambos elementos 
son abordados con sumo cuidado pues se trata, ni más ni menos, de las claves 
para poder conceptuar a su pueblo como un pueblo pre-cristiano y no idólatra. 
54
De esta forma, Nezahualcóyotl será el personaje que como resultado de 
sus profundas cavilaciones adora a un dios único, a Tloque Nahuaque, y con ello 
permite colocar a Tetzcoco como un pueblo pre-cristiano y en cierto sentido al 
gobernante mismo como pre-evangelizador. Un peso similar es el que, de acuerdo 
con Pérez Gerardo, se otorga al gobernante Ixtlilxóchitl pues estaba predestinado 
a cumplir y expandir el cristianismo en estas tierras.
 
 
 
55
 
54 Diana Roselly Pérez Gerardo, Garcilaso de la Vega y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. Elementos 
de criollismo en dos proyectos historiográficos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 
Facultad de Filosofía y Letras, 2009, 271 p. (Tesis de licenciatura en Estudios Latinoamericanos) p. 
214. 
55 Ibid., p. 219-220. 
 
 
 
 
 
35 
 
COMENTARIOS FINALES 
 
A lo largo del recorrido por los trabajos que durante varios lustros han tenido como 
objeto de estudio y bajo distintas metodologías a las obras que pretendemos 
analizar, nos hemos podido percatar de que todos los esfuerzos son reflejo de un 
amplio abanico de visiones que comprende desde aquellos primeros 
acercamientos generales, como los de Esteve Barba o Carrera Stampa, que 
privilegian la veracidad de los datos tal y como la historia científica de la época 
ordenaba, pasando por los iniciales intentos por contextualizar a los autores y sus 
obras, como los presentados por Del Hoyo, Manrique y Muriá. 
Valiosos son también los trabajos de León-Portilla quien busca en los textos 
indígenas la visión de éstos sobre la llegada, implantación y expansión del 
cristianismo y resultan de vital importancia los esfuerzos de Edmundo O’Gorman 
para comprender las obras de tradición indígena como objetos de estudio y no 
solamente como fuentes para reconstruir el pasado. Particularmente meritoria es 
la visión de O’Gorman sobre Ixtlilxóchitl pues incita a comprenderlo sin la máscara 
unívoca de su clasificación racial como castizo. 
Punto de quiebre es el que marcan los trabajos publicados en el primero de 
los volúmenes de Historiografía mexicana y es Romero Galván, quien establece el 
concepto de análisis historiográfico de obras de tradición indígena. Bajo su mirada 
otras investigaciones se han forjado y podemos constatar el creciente interés por 
conocer la interpretación sobre el pasado prehispánico y la realidad novohispana a 
través del análisis de las obras de autores que vivieron en aquella época. 
36 
 
En lo que corresponde a los últimos trabajos citados, es decir, los de 
Vásquez Galicia y Pérez Gerardo, pretenden no solamente entender y comprender 
a los cronistas indígenas desde el análisis historiográfico sino que al realizar 
trabajos comparativos, arrojan interesantes luces sobre la identidad en los autores 
y los albores del criollismo. 
Así pues este trabajo pretende ubicarse dentro de los estudios 
anteriormente referidos que tienen al análisis historiográfico como metodología. 
Ciertamente varios han sido los autores que han abordado los temas que nuestro 
análisis tomará como ejes rectores, algunos con mayor profundidad y otros con 
menor interés o de manera sólo tangencial. Nuestra investigación busca pues 
abundar en la interpretación que Muñoz Camargo y Alva Ixtlilxóchitl dieron sobre el 
pasado religioso de sus ancestros y la visión que tuvieron sobre la llegada del 
cristianismo. 
37 
 
 
CAPÍTULO SEGUNDO 
 
 
LOS AUTORES, SUS CIRCUNSTANCIAS Y TEXTOS. 
UNA REVISIÓN GENERAL 
 
 
El hombre se forja del pasado la visión que 
necesita en y para sus circunstancias, y esa 
función vital que cada época encomienda a sus 
historiadores representativos trasciende 
infinitamente el falso problema […] de la verdad 
absoluta. 
EDMUNDO O’GORMAN 
 
 
Las obras historiográficas de tradición indígena56
 
56 Para efectos de este trabajo entenderemos historiografía de tradición indígena según lo plantea 
José Rubén Romero Galván en su “Introducción” al volumen de Historiografía novohispana de 
tradición indígena, es decir, como aquel conjunto de obras históricas que recogen la información, 
los conceptos, el punto de vista y los relatos estructurados de los grupos indígenas elaborados 
tanto por autores indígenas, mestizos o españoles, así como por religiosos, civiles o funcionarios. 
 representan para los interesados 
en el México prehispánico y los años posteriores a la conquista española, 
elementos de indiscutible valor para la interpretación de distintos procesos 
históricos pues contienen información de diversa índole tal como genealogías, 
victorias militares, historia económica, política, social y religiosa entre otros temas. 
En ellas se resguardó o, en algunos casos, reconstruyó la memoria de la historia 
de los distintos pueblos mesoamericanos, no sólo de su pasado prehispánico, sino 
también de acontecimientos ocurridos después de la caída de México 
Tenochtitlan. 
38 
 
 Las obras historiográficas, en este caso particular las de tradición indígena, 
son producto no sólo de un autor, sino también de un tiempo, un contexto y de su 
circunstancia, por ello la manera en la cual se recuerda el pasado, se modifica 
indefinidamente. De esta manera los textos son resultado del tiempo en el cual 
fueron redactados así como de la subjetividad de su escritor. 
 Agregamos, de acuerdo con Pastrana, que las obras historiográficas se 
caracterizan por lo siguiente: haber sido elaboradas con la intención puntual de 
hacer historia; referir asuntos humanos; narrar de forma concatenada hechos y 
personajes; contar procesos concluidos; plasmar una interpretación, es decir, una 
manera de entender las cosas dentro de un marco general de ideas; tener una 
estructura que organice su contenido; y poseer una expresión que ordene, declare 
y refiera los asuntos y personajes del pasado.57
 Algunas de las obras de tradición indígena fueron elaboradas inicialmente 
con el objeto de convertirse en peticiones, quejas, defensas y alegatos para 
obtener de la corona española una serie de beneficios y mercedes para sus 
pueblos y familias. Al mismo tiempo otras motivaciones alentaron a sus autores 
para redactar sus textos. Entre algunos de estos factores podemos incluir el deseo 
por rescatar del olvido el pasado glorioso de sus pueblos y de sus familias para 
mostrar así un devenir histórico digno de ser memorado y contrastarlo en 
ocasiones con el presente en el que vivían los cronistas. Hubo por otra parte 
quienes intentaron mostrar el nexo que unía a la historia de los grupos 
prehispánicos con la historia universal para insertar a los indios en la posibilidad 
de la redención y la salvación que el contexto cristiano en el cual se desenvolvían,57 Miguel Pastrana Flores, “Historiografía de tradición indígena”, p. 55-58. 
39 
 
las mostraba como imprescindibles.58
 
58 Véase de José Rubén Romero Galván su “Introducción” en Domingo Chimalpahin 
Cuauhtlehuanitzin, Octava relación, introducción, estudio, paleografía, versión castellana y notas 
de José Rubén Romero Galván, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de 
Investigaciones Históricas, 1983, p. 9-71. 
 Finalmente, no podemos dejar de lado el 
gusto así como el interés personal, incluso desinteresado que pudieron haber 
tenido algunos autores al momento de escribir sus complejas obras. 
 Tomar en cuenta estos aspectos resulta fundamental pues a través de un 
análisis minucioso, podemos entender a la obra por sí misma como un producto 
histórico y de esta forma tratar de comprender qué se escribió u omitió así como 
por qué, para qué y cómo se elaboró. 
 Dentro de la diversidad de contenidos temáticos que abordan las obras 
historiográficas indígenas podemos incluir los relatos sobre la religión que 
originalmente era practicada por los naturales. En ellos se muestra la forma en la 
cual se relacionaban los hombres con sus divinidades así como las maneras en 
las que les rendían culto. Igualmente adicionan sus versiones acerca de cómo 
llegó y se implantó el cristianismo. En los textos de tradición indígena tlaxcalteca y 
acolhua se pueden observar similitudes así como notables diferencias en el 
tratamiento que dan los autores a dichos temas. 
En este capítulo haremos una presentación de los autores, sus contextos 
así como de las obras historiográficas de tradición indígena que serán utilizadas 
como fuentes para el presente trabajo: los textos de Diego Muñoz Camargo; las 
Pinturas que acompañan a la Descripción de la Ciudad y Provincia de Tlaxcala y 
las crónicas de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. 
40 
 
 No pretendemos realizar una biografía extensa ni pormenorizada de los 
autores ni una descripción exhaustiva de las obras, sus copias y copistas, pero sí 
buscamos proporcionar datos y elementos que resultan claves para su mejor 
comprensión. Para ello presentaremos una revisión que atienda no sólo al 
contexto personal de los autores a tratar, sino que preste atención a las 
circunstancias de la época, al público a quien fue originalmente dirigida la obra y 
las intenciones con las cuales fueron elaboradas. 
 
DIEGO MUÑOZ CAMARGO 
 
EL AUTOR Y SU CONTEXTO 
El historiador Diego Muñoz Camargo nació posiblemente entre 1528 y 1529 en la 
ciudad de Tlaxcala de la cual él mismo afirma en una de sus obras ser “vecino y 
natural”.59 Su padre, de mismo nombre, fue un poblador y conquistador nacido en 
Plasencia60 que llegó a la Nueva España alrededor de 1524. Participó con Cortés 
en la expedición a Honduras así como en la campaña de Jalisco.61
 
59 Diego Muñoz Camargo, Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala, edición de René 
Acuña, México, El Colegio de San Luis, Gobierno del Estado de Tlaxcala, 2000, 337 p., p. 25. 
60 Francisco A. de Icaza, Diccionario autobiográfico de pobladores y conquistadores, v. II, Madrid, 
Imprenta del adelantado de Segovia, 1923, v. 2, p. 71. 
61 René Acuña, “Estudio preliminar” en Diego Muñoz Camargo, Descripción de la ciudad y provincia 
de Tlaxcala de las Indias y del Mar Océano para el buen gobierno y ennoblecimiento dellas, ed. 
facsimilar del Manuscrito de Glasgow, estudio preliminar de René Acuña, México, Universidad 
Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, 1981, p. 9-47, p. 16. 
 Asentado en 
Tlaxcala, el colonizador español procreó con una mujer indígena principal llamada 
41 
 
Juana Navarra62
 Los mestizos fueron creciendo en número con gran rapidez durante el siglo 
XVI y muy pronto se les caracterizó de manera negativa al tacharlos de ociosos, 
viciosos, pleitistas, vagos y mentirosos por lo cual se dictaron leyes para 
regularlos. Lo cierto fue que las opciones de los mestizos se limitaron, en cierto 
sentido, a vivir como españoles o como indígenas, dependiendo en buena medida 
si eran reconocidos por sus padres o, como ocurrió con la mayoría, si fueron 
considerados ilegítimos.
 dos hijos, Diego y Juan. Así pues, nuestro historiador no era ni 
español ni indio, sino mestizo. 
63
Hacia 1545, Muñoz Camargo volvió a la ciudad de Tlaxcala donde años más 
tarde contrajo segundas nupcias con Leonor Vázquez, una indígena principal de 
 
 El padre de Diego Muñoz Camargo se casó hacia 1530 con una mujer 
peninsular y se asentó en la ciudad de México llevando consigo a sus dos 
primeros vástagos. Aunque no se tienen indicios de la instrucción formal recibida 
por Muñoz Camargo, no hay duda de que fue educado en el seno de una familia 
española, en el idioma castellano y bajo la religión cristiana. Desde niño estuvo 
relacionado con aspectos del gobierno virreinal y fue paje de la corte donde lo 
escogieron para impartir clases de catecismo a varios indígenas traídos de la 
Florida por Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Podemos decir, en síntesis, que nuestro 
cronista desarrolló buena parte de su vida en un ámbito español. 
 
62 Se desconoce de qué cabecera tlaxcalteca provenía Juana Navarra pero se sugiere su 
pertenencia a la nobleza ya que era difícil que una mujer macehual contrajera nupcias con un 
español. Por otra parte, René Acuña en su “Estudio preliminar” propone que la madre de Muñoz 
Camargo debió haber sido plebeya por lo cual el padre “asumió la entera responsabilidad de sus 
dos retoños, criándolos bajo su techo y amparo”, p. 17. 
63 Vásquez Galicia, op. cit., p. 125-132. 
42 
 
Ocotelulco, una de las cuatro cabeceras tlaxcaltecas,64
Al ser el cronista hijo de un conquistador, recibió por merced y cédula real 
“ayuda de costa y remisión de quitas”
 con quien engendró dos 
hijos, Isabel y Diego. Este último sería gobernante de la ciudad de Tlaxcala de 
1608 a 1614. 
65 así como otras prebendas otorgadas por 
virreyes.66 Adicionalmente desarrolló diversas actividades económicas que le 
permitieron la adquisición de varias propiedades y el desenvolverse con amplia 
soltura en distintos campos como el ganadero, el de la explotación de la carne y la 
sal; se ocupó paralelamente de la venta de tierras, esclavos, maíz, grana cochinilla 
y vino.67
Así pues, podemos situar a Diego Muñoz Camargo como un mestizo 
acomodado y con amplias relaciones en la élite tlaxcalteca, debido también en 
parte a su matrimonio con la descendiente del célebre gobernante de Ocotelulco, 
Maxixcatzin. Asimismo, debido a su dominio del náhuatl y del castellano, fue 
intérprete y teniente del Alcalde Mayor de Tlaxcala, así como administrador de 
bienes y haciendas del Cabildo, apoderado legal, testigo en donaciones, 
particiones de tierras y litigios por lo que tuvo acceso a diversos documentos de la 
 
 
64 Recordemos que antes de la llegada de los españoles, Tlaxcala estaba dividida en cuatro 
señoríos: Ocotelulco, Tizatlán, Quiahuiztlán y Tepeticpac. Cada uno tenía a la cabeza de la 
organización política a un gobernante y se mantenían independientes con respecto a las otras tres, 
reuniéndose sólo en ocasiones especiales, como es el caso de las guerras. Cabe destacar que en 
las obras tlaxcaltecas no existe un vocablo específico para definir su gobierno y se le menciona de 
manera indistinta como señorío, reino, república o provincia. 
65 Archivo General del Estado de Tlaxcala, Registro de Instrumentos Públicos, vol. 15, f. 110. 
Tomado de Luis Reyes, “Introducción” en Diego Muñoz Camargo, Historia de Tlaxcala¸ paleografía, 
introducción, notas, apéndices e índices analíticos de Luis Reyes y Javier Lira, México, Gobierno 
del Estado de Tlaxcala, Centro de Investigaciones y Estudios Superioresen Antropología Social, 
1998, 438 p., p. 5- 57, p. 16. 
66 Archivo General del Estado de Tlaxcala, Registro de Instrumentos Públicos, vol. 16, f. 16, 26 f a 
28 r. Tomado de Luis Reyes, op. cit., p. 16. 
67 Ibid., p. 22. 
43 
 
provincia. Diego Muñoz Camargo murió a finales de 1599 o bien, a principios de 
1600.68
Hagamos un breve paréntesis para mencionar el contexto, esencialmente 
político, vivido en Tlaxcala después de la conquista de México Tenochtitlan. En 
1528 Carlos V decretó una Instrucción a la Audiencia de la Nueva España donde 
enlistaba los pueblos que debían serle asignados de manera directa en la cual se 
incluye a “Tascala y su tierra”.
 
69
Es trascendente hacer mención que la ciudad de Tlaxcala a lo largo del siglo 
XVI pidió ciertas mercedes y privilegios alegando, de acuerdo con su tradición, 
que había sido la primera y más fiel aliada de Cortés y su ejército, además de que 
fueron sus señores los primeros cristianos indígenas.
 En cierto sentido se suponía que los indios, al ser 
gobernados directamente por el rey, tendrían una mejor posición y además era 
considerado per se, un privilegio encontrarse bajo el mandato del monarca. 
Infortunadamente la relación “directa” no fue siempre provechosa y en ocasiones 
las autoridades virreinales no respetaron algunas de las cédulas expedidas por el 
soberano a favor de los tlaxcaltecas. 
70
 
68 Ibid. 
69 Documentos cortesianos III. 1528-1532, edición de José Luis Martínez, México, Universidad 
Nacional Autónoma de México, Fondo de Cultura Económica, 1994, 365 p., p. 14. 
70 Un análisis de la versión tlaxcalteca sobre la participación de este pueblo en la conquista de 
México y la aceptación del cristianismo puede revisarse en los capítulos 3 y 4 del siguiente trabajo: 
Inga Hernández González, La visión tlaxcalteca de la conquista en las fuentes de tradición 
indígena, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 2004, 
154 p., ils. (Tesis de licenciatura en Historia) 
 Por otra parte, las 
peticiones eran más eficaces cuando se entregaban directamente al rey y cuando 
se acompañaban con un informe verbal en audiencia con él. Por ello, fueron varias 
las delegaciones de miembros tlaxcaltecas que viajaron a España para obtener 
mejores condiciones. Cabe destacar que desde 1562 los tlaxcaltecas habían 
44 
 
pedido la exención del pago de tributo que otorgaban, ya que, de acuerdo con sus 
crónicas, Cortés así lo había prometido a nombre de Carlos V. No obstante, su 
petición no fue resuelta de inmediato.71
Como parte de las concesiones que Tlaxcala obtuvo después de la 
conquista, ésta pudo conservar su gobierno indio el cual descansó en las antiguas 
cabeceras, en el cabildo indígena y en diversos cargos. El oficio de teniente que 
ocupó Muñoz Camargo “desempeñaba todas las funciones del corregidor y estaba 
a mano para servir cuando enfermedad u obligaciones especiales impedían la 
presencia del corregidor”.
 
Así pues en los años 1527, 1534, 1540, 1550 y en 1562, varias comitivas 
obtuvieron de la corona distintas concesiones en las audiencias que sostuvieron 
con el monarca tales como el gobierno indio, el escudo de armas, el poder 
conservar sus linajes nobles y el título de Muy noble y Muy leal Ciudad de 
Tlaxcala, entre otros privilegios. 
72 En tanto a los intérpretes “se confiaba la traducción 
oficial de documentos y de testimonios en el tribunal […] y en circunstancias 
especiales, el alcalde mayor podía nombrar intérpretes que le ayudaran en el 
cargo, como ocurrió en 1573, cuando el historiador mestizo Diego Muñoz 
Camargo sirvió en este oficio”.73
 
71 Charles Gibson, Tlaxcala en el siglo XVI, trad. de Agustín Bárcena, México, Fondo de Cultura 
Económica, Gobierno del Estado de Tlaxcala, 1991, 286 p., p. 159. 
72 Ibid., p. 82. 
73 Ibid., p. 84. 
 Es de notar que por lo menos el primero de los 
cargos que ostentó el cronista tlaxcalteca demuestra una clara participación en los 
asuntos vitales del gobierno indígena y que, pese a que sus miembros eran 
45 
 
naturales, accedió a él aunque su condición de mestizo lo hubiera podido limitar 
para ejercer dichas funciones. 
 
LAS OBRAS Y SUS FUENTES 
Como hemos podido observar, Muñoz Camargo estaba muy bien relacionado con 
el gobierno indio, y por ello al parecer se le otorgó la responsabilidad de redactar 
en 1579, un documento hoy perdido titulado Recibimiento que hizo la ciudad de 
Tlaxcala al Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Don Diego Romano74, por la divina 
miseración obispo de Tlaxcala, una “composición poética en cinco hojas en cuarto 
en español, en que se celebraba la recepción dada al obispo”.75
Dando principio a la relación que vuestra Majestad mandó se haga acerca de la 
descripción desta tierra, conforme a la Instrucción que a esta ciudad de Taxcala 
envió DON MARTÍN ENRIQUEZ, visorrey que fue desta Nueva España, a ALONSO 
 
 En el año de 1577, el monarca español Felipe II envió a todos sus territorios 
un documento titulado Instrucción y memoria. En él solicitaba a las distintas 
autoridades de sus dominios, la respuesta a una serie de preguntas referentes, de 
manera primordial, a aspectos geográficos e históricos de los distintos pueblos 
que conformaban sus posesiones de ultramar. El objetivo era conocer la riqueza 
de las tierras conquistadas para el mejor aprovechamiento de sus recursos. 
Alonso de Nava, el entonces Alcalde Mayor de Tlaxcala, encargó en 1580 a 
Diego Muñoz Camargo la preparación de la respuesta de la provincia a la 
ordenanza real. De lo anterior el cronista tlaxcalteca nos dejó constancia en su 
Descripción: 
 
74 Diego Romano y Gobea nació en Valladolid, España en 1538. Doctor en Sagrada Teología, 
provisor y gobernador de la Diócesis de Granada e inquisidor de fe, fue electo obispo de la llamada 
“Diócesis Carolense” que incluía Tlaxcala y Puebla, en 1578. 
75 Gibson, op. cit., p. 227. 
46 
 
DE NAVA, Alcalde Mayor della, el cual me cometió la hiciese con diligencia y 
cuidado y que respondiese a los capítulos de la misma y orden en que 
vienen expresados tocantes a esta provincia […] en cumplimiento con lo 
que me es mandado, me dispuse a hacerla sin excusa alguna, la cual haré por 
la mejor vía que pudiere, según lo que he visto de más de treinta y cinco años a 
esta parte que he residido en esta ciudad y su tierra, con las más evidentes 
razones que pudiere y mis fuerzas alcanzaren.76
En la obra, escrita en español, se perciben tres manos, “la del escribano de 
oficio, que es la predominante en el texto; la de Muñoz Camargo, que firma y hace 
algunas anotaciones en las ‘pinturas’, y la tardía del cronista don Antonio de 
Herrera”
 
 
De esta manera, un año más tarde empezó a trabajar en la respuesta a la 
Instrucción así como en los preparativos para el viaje de una comitiva de 
principales tlaxcaltecas que iría a España con una serie de peticiones. En la 
embajada que partió en abril de 1583, iba Muñoz Camargo quien actuaría como 
intérprete ante el monarca. Durante el trayecto el tlaxcalteca continuó la redacción 
del texto que concluiría en España y que al parecer fuera entregado a Felipe II. 
77 y la conocemos bajo el nombre de Descripción de la Ciudad y Provincia 
de Tlaxcala de la Nueva España y Indias del Mar Océano, para el buen gobierno y 
ennoblecimiento dellas, mandada hacer por la Sacra Católica Real Magestad del 
Rey Don Felipe. Actualmente se encuentra en la Hunterian Museum Library de la 
Universidad de Glasgow, Escocia bajo el registro de entrada número 242.
La Descripción contiene información que se remonta al poblamiento del 
altiplano central de México por distintos grupos y se prolonga hasta 1542. Trata 
sobre las cuatro cabeceras de Tlaxcala, la conquista de México Tenochtitlan, así 
como noticias

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