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Bardin, L (1996) El análisis de contenido Madrid, España Akal - Jessica Galván

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El análisis de contenido de las comunicaciones es un 
instn.Jrñento de inv~.stigación apticabiEf a mensajes de 
naturaleza muy dif~rente: difusi'ón de masas o inter-
cambios personale~, entrevistas 'j clínic~s o malerialés 
estadísticos, observaciones etntógica$ o documentos 
históricos, tests psic. ~lógicos o t .xtos lit~rarios ... 1Jrio-
ri toda palabra -or!l, o escrita, ,¡ spontánea o pr11r11edi-
tada- puede ser,eypmetida a d0ho ·análisis de conteni-
dos. El método ~s utilizable por el psicólogo o el 
sociólogo -t~nto el.,~ráctico c6mo el investigador- sin 
distinción de ~ fines a, especialidade~, así como por psi-
coanalistas, historia~ores, politólo!lfüs, periodistas, etc. 
En ,la presf1nte obra manual ciar?., colílcreto y operati-
vo, pero sir\ concesipnes epistem~lógicas, se déscriben 
y re'únen ~os diversqs procedimie~tos, ilustrándolos con 
sus correspon~ient~s ejempl,os y 1con un amplio abani-
cp;, de: técn.icas: el el¡ análisis · .. tem~tico elemental ~asta 
lo~, mpleJOS, programas de [iord~naqor, desde la mter-
pr' tacion qlíni'ca de;· la palabra hCJsta em análisis formali-
z o del discurso. 1- ',' 1 
LiB~rdin .• p'rofeso¡~·~ ~e. Psicolo_g~a ·de' la Univ~rs~da(l de 
PfirtS, e_~..J u~ tono. do espectaltSt en las tecmcas_ de 
análisis a(e cbntenid , habiéndolas ~!izado en su práctica 
investigéJ_dora en di/tersos estualiof! psicosociplógicos, en 
e' iJ_Studio dfJ medios de comui¡licación d_fJ masa9; y 
también en rpl ámbi(o de las coqwnicaciones interper-
sonales. \ 
1 
• l\11111111111111111111111111111111 ~ 
365.595-4 
ANALI'SIS 
CdNT~ENIDO 
. .ll"ilenos he-
m?s gozad(., ... --~te .los ~tfno~ 
sets ~~. de un luJo mesttmable 
T .. l ,,,io no ha sido otro que tenr 
1el Ayubtamiento ·t! 
dad a don Enriq1 
1l n. Es imposible 
glosar la vida de e 
.1 última etapa m un 
,.stará decir que si 
una líne: 
rimero con 
-----M:tado y que 
~ ......J nás pensé en 
:r tan gallardo 
1able, cuaddo 
cogí entre los 
j)¡w • ID1 .... ~¡~~:.ay~~:; 
t~ el ¡ropo que había fundado y lide· 
raba ei-Mjo prof~sor, ya por enton· 
oes también viejo amigo mio. 
es ahora 
de tres 
Salvador de Madaria¡N~ 
Rid1 u e jo y Er rique Ti en 10 
ván-. Me dude el pensar que 
~~~~~':t~L~rt:u; ;:~,~~oa•¡n:n. 
~o de ahora se iba a tener pe¡ } uto--
púJ, y que el -Mjo pro/QU, tr .údo a 
condición de alcalde, ñubo c.ic con-
AKAL UNIVERSITARIA 
Serie Comunicación 
Director: 
ANTONIO MtJÑOZ CARR!ON 
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1." edición. 1 9íi6 
2." edición, 1996 
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© Ediciones Akal, 1986 
Los Berrocales del Jarama 
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Depósito legal: M. 30.005-1996 
Impreso en Grefol,SA 
M:óstüles (Madrid) 
IAURENCE BAHl )IN 
EL 1\NALISIS 
DE CONTENIDO 
Traducción 
CESAR SUAREZ 
PRESENTACION 
.Ut finalidad analítica primordial que resuelven las técnicas de 
"análisis de contenido" es la identificación y explicación de las 
representaciones cognoscitiva.<> que otorgan el sentido a todo relato 
comunicativo. Bajo esta orientación, las citadas técnicas pueden ser 
aplicada.c; más allá de los ámbitos a los que habitualmente se han visto 
reducidas: el auálisis de los textos. generalmente escritm~ producidos 
por los mass media. 
ESta extensión que propongo en cuanto a las posibilidades de 
aplicación de las citadas técnicas, se fundamenta en la propia estruc-
tura y dinámica de la comunicación en general más que en la 
dudosa utilidad de las medidas concretas realizadas sobre productos 
comunicatiuos aislados. Por definición, toda comunicación, tanto si 
se produce en una dinámica cara a cara, si está dirigida a masas o 
si se produce en cualquier otra situación, siempre considera algún o 
algunos objetos de referencia a propósito de los cuales, unos actores 
intercambian datos con otros. Fl plano de la referencia es, pues, 
independiente del plano de lo referido. El "emisor" selecciona los 
datos que considera más pertinentes, a su juicio, acerca de dichos 
objetos de referencia y los hace Uegar al receptor por un procedimien-
to comunicativo. E\·te procedimiento consiste en designar los citados 
datos mediante a{(!,ún tipo de expresiones. La.'> expresiones usadas en 
comunicación no tienen por qué estar obligatoriamente codificadas 
en forma lingüística, ya que pueden tener naturaleza proxémica, 
kinésica o de cualquier otro tipo~ En todos los casos, sin embargo, las 
citadas expresiones construven un relato sujeto a una determinada 
sintaxis y semántica que el "análisis de contenido" podrá identzjicar. 
El relato comunicativo no es un producto abstracto, sino que es 
producido, recibido y comprendido por actores que tendrán ante sí la 
tarea de compatibilizar la estructura del mismo con otras estructums 
de sentido e.:xistentes en la sociedad y con otras informaciones "'''filo 
rizadas anteriormente de forma individualizada. Unas l'<Yt's ,.,;,,,. 
entre ambas estructuras de representación, otras diso-
nancia. A veces, las representaciones del son reemplazadas, 
generalmente son modificadas y rn4s frecuentemente. son r~{orzadas. 
En este marco, las técnicas que se desarrollan a contmuaczon son las 
únicas eficaces para identificar las representaciones que orientan la 
visión del mundo en un sentido determinado. El "análisis de conteni-
do" se preocupa por el tipo de estructuración al que son sometidos los 
datos de referencia en la elaboración de un relato con sentido. E~tas 
técnicas catalogan, miden y descubren el procedimiento mediante el 
cual. en cada relato comunicafir;o se relacionan dichos objetos de 
referencia con las normas y valores I'ÍP,entes en cada momento de la 
btstoria J' en el seno de cada cultura, explicando con una hase 
empíria;, u5mo se consolidan los estereotipos y !os mitos que subyacen 
a los rela!Os producidos en una sociedad. 
Cuando el lector se encuenlra ante los productos comunicativos 
susc¡1Jtibles de análisis deberá tener muy.. cuenta que éstos han 
mediado en las relaciones sociales de los miembros de una sociedad 
en algún momento y contexto concretos y que ésto constituye una 
constricción que impide toda universalización de sus resultados. Por 
lo tanto, se deberá considerar que el estudio de los productos comzmi-
cativos, en su dimensión de representaciones cognitiva:-,~ sólo cobrará 
auténtico sentido si es referido a un marco más amplio que es la 
sociedad, pues el sistema comunicativo está abierto al sistema social, 
manteniendo ambos entre si una relación de interdependencia. 
Desde este marco general, la Léctu.ra de la obra de Bardin consti-
tuve una adecuada y actual aproximación al anátz:s'is de las represen-
ta-ciones que asignan sentido a los relatos comunicativos. No resulta 
necesario detenerse en introducir la hz:'itoria de estas técnicas, ni en 
relacionarlas con otras que son propias de disciplinas contiguas, ya 
que el lector puede encontrar esta dimensión en las primeras páginas 
de la obra. Bardin ha escrito un manual, no una monografía y ésta 
lo ha obligado a desarrollar todas las dimensiones de la materia que 
trata. El autor desannl!a ejemplos a los que debe prestarse atención si 
se quiere comprender el procedimiento operatorio que se debe seguir. 
E1líbro no va dirigido únicamente a analistas de la comunica-
cióu o a psicólogos, sino que orienta y posibilita una nueva lectura 
del material de trabajo a los historiadores que trabajan con 
documentos, antropólogos que se ¡•en desbordados por series de relatos 
orales, teólogos que investigan textos, juristas, periodista..<:, publicista..'>, 
diseñadores, etc., en la medida en la que todos ellos deben enfrentar-
se con ladimensión n!presentacional de los productos cornunícatiuos. 
Antonio M!JÑ07 CARRlóN 
6 
PROLOGO 
¿Qué es hoy día el an;ílisis de contenido? Un conjunto de insuu 
mentos metodológicos, cada vez méÍS perfectos y en constante mejora, 
aplicados a "discursos" (contenidos y continent(~s) extremadamente 
diversificados. El factor común de estas técnicas múltiples y multipli-
cadas --desde el cálculo de frecuencias suministradoras de datos 
cifrados hasta la extracción de estructuras que se traducen en mode-
los-·- es una hermenéutica controlada, basada en la deducción: la 
inferencia. En tanto que esfuerzo de interprewci()n, el análisis de 
contenido se mu('vc entre dos polos: el del rigor de la objetividad y 
el de la tecundilbcl de la subjetividad. Disculpa y acredita en el 
investigador esa atracci()n por lo oculto, lo latente, lo no-aparente, lo 
potencial inédito (no dicho), l'lKcrrado en todo mensaje. Paciente 
empresa de "desocuitacitín", responde a la actitud de ''observador" 
que el analista no os:1 ,·onrc'sarsc y justifica su preocupación, honesta, 
de rigor científico. An:diz:tr 1nensajcs por esta doble lectura en la que 
una segunda lectura sustituye a la lectura "normal" del profano, es 
hacerse agente doble, detective, espía ... De ahí a apreciar al instrumen-
to técnico por sí mismo, a adorarle como a un ídolo capaz de 
cualquier magia, a hacerle pretexto o coartada protectora de procedi-
mientos vacíos, a transformarle en gadget inexpugnable de su pedes-
tal, s<ílo hay un paso ... el cual preferible no dar. 
El mayor interés de csrc polimorfo y polifuncional que es el 
análisis de contenido, reside -aparte de sus ti.mcioncs heurísticas y 
verificativas--- en la obligación que impone de prolongar el tiempo 
de latencia entre las intuiciones o hipótesis de panida y las interpre-
taciones definitivas. Desempeñando el papel de "técnicas de ruptura" 
frente a la intuicíón fácil y a:~..arosa, los procedimientos ele análisis de 
contenido obligan a fijar un tiempo entre el estímulo-mensaje y la 
reacción interpretativa. 
Y si este tiempo es rico y iertil, entonces hay que utili;:tr ( ·1 
análisis de contenido .. 
Esta obra pretende ser un manual, una guía, unas instrucciones 
de uso. Tiene por explicar, lo más simplemente posible, lo 
que es en el momento actual el análisis de contenido, así como 
indicar los servicios que puede proporcionar a las ciencias humanas. 
Al objeto de cumplir esta misión lo mejor posible ha sido necesario 
inclinarse por ciertas opciones: 
Exponer la evolución del análisis de contenido, delimitar su 
campo y diferenciarlo de otras prácticas (primera parte: histo-
ria y teoría). 
Sumergir inmediatamente al lector en los ejemplos de análisis 
concretos y simples, desmontando pacientemente el mecanis-
mo de los prcx:edimientos (segunda parte: prácticas). 
Describir la trama del método, es decir, cada operación de 
base, haciendo referencia a la técnica fundamental, al análisis 
categorial (tercera parte: métodos). 
Presentar, indicando sus principios de funcionamiento, otras 
técnicas diferentes en el procedimiento, pero que responden 
a la función del arülisis de contenido (cuarta parte: técnicas )l. 
El conjunto ha intentado mantener un equilibrio entre la obertura 
(referencia a los trabajos americanos, a menudo desconocidos en 
Francia; indicación de posibilidades de tratamientó informático; men-
cicin de aplicaciones y de materiales no lingüísticos) y la unidad (en 
d umbral del siglo veintiuno era necesario desligar el análisis de 
contenido de las múltiples observaciones sobre "el que habla" y 
scííaíar su especificidad). 
~----;-Cada una de las cuatm partes puede ser abordada independientemente de las 
()tL-l.S. 
8 
PRIMERA PARTE 
HISTORIA Y TEORIA 
-----~~--------------· ·---· 
CAP!TliLO PRIMERO 
lliSTORIA 
"Cont<:nt ;malysis should begin 
wilc:re rraditional mudes of research 
end". 
Tr:li"~tr b historia dd "analisis de contenido" es, esencialmente, 
señalar los jalones que han marcado el desarrollo de un instrumento 
de :málisis de las c·omunicaciúnes en los Estados Unidos. Es seguir 
paso a paso el incremento cuantitativo y la diversitkación cualitativa 
de estudios empíricos basados en. la utilización de una de las técnicas 
clasificadas dentro del término genérico de análisis de contenido. Es 
observar a posteriori las mejoras materiales y las aplicaciones abusivas 
de una práctica que funciona desde hace más de medio siglo. Pero es 
también interrogarse sobre sus condiciones de emergencia y de 
extensión en dif('rcmes sectores de las ciencias humanas, y tratar de 
poner en claro las relaciones que el análisis de contenido mantiene 
(o no) con otras disciplinas próximas, bien por su objeto, bien por 
sus mr:todos. 
l. LOS AN'T'ECEDI:NTFS Y lA PRE!IISTOHJA 
Antes de analizar las comunicaciones según las modernas técni-
GlS del siglo XX puestas a punto por las ciencias humanas, hay que 
acudir a los textos de varios modos diferentes. La hermenéutica, arte 
de interpretar los textos sagrados o misteriosos, es una práctica muy 
antigua. ¿Qué se interpreta? Oscuros mensajes que requieren una 
explicación; mensajes de doble sentido cuya profunda significaci(m 
1 H. D. IA'iS\1\'ELL, D. LERNER, l. de S. POOL. 1Z1e compamiil'e stud{/ _¡• uf .\)'n¡/,, ,¡., 
Standt(>rd, Standt(>rd llni\crsity Press, 19S2 
(la que interesa) sólo puede surgir tras la observación paciente o la 
intuición carismática. Tras el discurso aparente, generalmente simbó-
lico y poliséTnico, se oculta un sentido que conviene desvelar. LJ 
interpretación de los suL·ños, antigua o moderna, );¡ exégesis religiosa 
(particularmente la de la Biblia), la explicación crítica de cienos 
textos literarios, incluso prácticas tan diferentes corno la astrología o 
el psicoanálisis, revelan un proceso hermenéutico. Tamlli'~;n se en 
cuentran la retórica y la lógica entre las prácticas de observaciún de 
un discurso anterior al análisis de contenido. La primera estudiaba,las 
modalidades de expresión más propicias la decbmaci(m persuasi\a. 
la segunda trataba de determinar las rcgLJs formales del ra:wnamieno 
justo por medio del análisis de los enunciados de un discurso y su 
encadenamiento. 
L.1 actitud interpretativa perdura en parte en el análisi'; de come 
nido actu:tl, pero está sustem:ada en pr<xedimicntos técnicos de 
validaci(m. Y algunos estudios se emparentan por su objeto (por 
ejemplo, la pn >pagan da) con b retórica, y por su aspecto con la . 
(por ejemplo, el análi~>is de un desarrollo norrnauvo y de sus reglas 
de enunciación), ya que no por su intención (el análisis de contenido 
no es al menos esperémoslo así2, ni doctrinal ni normativo). 
Aclcmüs dc esta 1.nanera de abordar los textos, cuya tradición 
viene de antiguo, la meticulosidad histórica cita algunos casos, aisla-
Jos por lo general, que de algún modo sedan análisis de contenido, 
au11quc todavía no se les llamara así. Por ejemplo, la búsqueda de 
autl'Jlticidad llevada a cabo en :,uecia, hacia 16HJ, a propósito de los 
himnos religiosos. Se trataba de 90 himnos, y para saber si había 
peligro de que ejercieran efectos nefastos sobre los luteranos, fue 
denuado un análisis de los diferentes temas religiosos, dl:' los valores 
y su:i formas Ulé aparición (bvorahle o desfavorable), así como de la 
complejidad estilística. M~ís próximo a nuestros días (1888-1892 ), el 
ti'ancés B. Bourbon, con objetO de ilustrar un trabajo sobre "la exprc 
sión de las emocione:-: y de hs tendencias en el lenguaje", investíg(J 
un pasaje de la Biblia, el Exodo, de manera relativamente rigurosa, 
haciendo una preparación elemental del texto y clasitkación de las 
palabras llenas. Un poco más wrde (190H 1918) 'l1wmas (profesor en 
Chicago) y Znaniecki ( antrop(Jiogo polaco) emprendieron un vasto 
estudio sociokJgico concerniente a la integración de los emigrantes 
polacos en Europa y América. Utilizaron una técnica elemental de 
análisis de contenido ---en realidad, más bien una sistematización de 
una ledura nunnal~-- con unmaterial con1puesto por diversos docu-
mentos (canas, díarios íntimos y también informes oficiales y anícu 
los de periódicos). 
2 De lwcho, el s<x·iólogo crítico sabe -y su tímción es precisamente d descubri-
miento crítico-- que L'S muy dilkil (incluso multiplicando las técnicas de rigor y 
validadtin) descancn toda irnplicación ídl'o](Jgica. 
10 
' !.OS l'HL"-.JCIPIOS lA PRENSA Y IA .1\IEDIDA 
Aproximadamente durante una cuarentena de años, desde co~ 
mien;;os del el análisis de contenido emprende su carrera en 
Estados Unidos. En esta época, el material analizado es esencialmente 
periodístico el rigor cientítko invocado es la medida. La Escuela de 
Periodismo Columbia da el primer paso y J continuación se 
multiplican los estudios cuantitativos de los periódicos. Se hace el 
inventario de los diferentes epígrafes, se sigue la evolución de un 
órgano de prensa, se mide el grado de "sensacionalismo" de sus 
artículos. se comparan los semanarios rurales con !os diarioé' ciudada 
nos. Se desencadena la bscinación del n::;...-ucnto y h medida (superfi 
cie de los arúculos, tamaño de los titulares, emplazamiento en la 
página). Así, la Primera Guerra Mundial da lugar a b iniciación de un 
tipo dv análisis que se ;¡¡nplilka en la segunda: el estudio de JJ 
propaganda. 
El primer nombre que ilustra realmente la historia dd análisis de 
contenid<> es el de l1. Lasswell, quien hace análisis de prensa y de 
propaganda desde aproxi madamcmc 191 'i. Fn 1927 aparece Propagan-
da technique in tbe Wor!d tFar. 
En esta ép<x:a d behcwiorismo domina el panor~lma de las cien 
cias psil < Jlógicas l'l1 Est;:dos [ Tnid< J:-;. Recha7.'1 la instrospccciún intuiti 
va en provecho de una psicología de comportamiento objetivo. Se 
trata de describir la conducta como una respuesta a un estimulo de la 
manerJ más rigurosa y cicntítlca posible. Igual que sucede con b 
sociologí;l después de Durkheim, la psicología se distancia de su 
objeto de estudio. El nacimiento del análisis de contenido tiene su 
origen en las mismas exigencias, las cuales también surgen en iin-
gliístic{/ 
Pero lingüística y análisis de contenido se ignoran, y durante 
bastante tiempo continúan desarrollándose por caminos separados, a 
pesar de b proximidad ck~ su objeto, puesto que una y otro trabajan 
sobre o por el lenguaje. Dcspu<'s de Saussure, Troubeukoy -la 
fonología ( 1926-192B) y Bloomfield -el análisis distributivo 
(1933 )-- rompen con una concepción tradicional de la lengua; la 
lingiHstk·a se h~ice funcional y estructural. 
5 1')40-l9SO lA SISIE~l.A'TIZAUON DE LA\ HEGIA<; 
Y El. INTEI\ES POR LO SIMBOLICO POLITICO 
En Estados I Tnidos los departan1entos ele ciencias políticas han 
jugado un papel muy importante en el ck,sarrollo del análisis de 
contenido. Los problemas puestos de manifiesto por la Segunda 
Guerra Mundial acentúan el fenómeno. Durante este período el 2'i ',>,, 
de los estudios empíricos supeditados a la técnica del anábis d< · 
contenido pertenecen a la investigación política. lnvestigacicin 11111)' 
pragmática y cuyo objetivo preciso es el conflicto que agita al lllllll< ¡,, 
Por ejemplo, durante los años de guerra el gobierno arncri< ;11r', , , ,,, 
1 1 
vocó a los analistas para desenmascarar a los diarios y revistas sospe-
chosos de propaganda subversiva (especialmente nazi). Fueron em-
pleados varios métodos de descubrimiento: 
Localización de los temas favorables al enemigo y porcentaje 
de los mismos en relación al conjunto. 
Comparación entre el contenido del diario incriminado (Tbe 
Galitean) y el de las emisiones nazis destinadas a los Estados 
Unidos. 
Comparación de dos publicaciones sospechosas (Today's Cba-
llenge, Forum Obseruer) n m dos publicaciones de patriotismo 
evidente (Readers's Digest _v Saturday f"uening). 
An:ílisis de aceptación/rechazo de varios libros y periódicos 
respecto a dos temas: "la Unión Soviética prospera" y "Las 
doctrinas comunistas son verdad" (temas descompuestos en 
una quincena de subtemas). . 
i\n;ílisis lexicológico a panir de una lista de palabras conside-
radas como claves de la política y de la propaganda nazis 
(aplicado a las mismas publicaciones). 
H. D. Lasswell prosiguió sus trabajos sobre el análisis de los 
"símbolos3" y de las mitologías políticas en la Universidad de Chicago 
y en la Experimental Dülision for the Study of Wartime Communica-
tions en la Lihrmy oj Congress. Aumenta el número de los investiga-
dores especializados en análisis de contenido: H. D. Lasswell, N. 
!cites, R Fadner, ]. M. Goldsen, A. Gray, I. L. Janis, A. Kaplan, D. 
Kaplan, A. Mintz, l. de Sola Pool, S. Yakobson participan en The 
/Linguage of politics: studies in quantitatiue semcmtics (1949). 
De hecho, el campo de aplicación del análisis de contenido se 
ditercncia cada vez más. Pertenecen a este período dos ejemplos, uno 
próximo a la crítica literaria, el otro centrado en la personalidad de 
una mujer neurótica y justamente célebre. 
El análisis de la novela autobiográfica Black Boy, de Richard 
Wright, es efectuado por R. K. White en 19474. Se trata de un análisis 
estadístico de valores, reseñados al hilo del libro mediante una 
anotación marginal codificada con la ayuda de tres tipos de símbolos: 
las melas u objetivos (ejemplo, el alinwnto, d sexo, la amistad ... ), las 
normas (normas de moralidad, de de civilización ... ), las 
personas (R. Wright, los negros, los blancos ... ), símbolos combinables 
entre sí por una misma frase. Y este análisis estadístico apona infor-
maciones que no hacía aparecer el mero análisis subjetivo "normal". 
-' Politícal Spnbo/ AnalvsL,·. Pero en este caso Symbo/tiene el sentido de significan-
te mayor, de palabra d.t\'c, y no el sentido de símbolo en españoL 'lTn símbolo clave 
es un téTmino de base del mito político". l·.jcmplos de símbolos clave en los años 40 
en Jo., Estados tTnidos: '"derechos", "'libertad"'. ··democracia"'. "igualdad". 
' R. K WHITE, Black Boy a vahK'<Il1Jl\sis, I a/morm. soc. p,ycbol., 19ci7, 42. 
El análisis de las "carw.s de Jenny" Oenny Gove J\lastcrs()fl, ) 
manifiesta el misrno atan de objetividad y la superioridad (o la 
complementariedad) de una técnica sistemática sobre una aprehen 
sión clínica '·impresionista". Estas canas, 167 en total, forman parte de 
los materiales elegidos por los psicosociólogos puesto que, analiza-
dos por Baldwin6 en 1942, también interesan a Allport (que los 
publica en_ 1946 como un caso particularmente interesante para el 
estudio de la personalidad) y ].M. Paige los utili7.a de nuevo en 1966 7 
para renovar el estudio de su predecesor utilizando las mayores 
posibilidades ofi.-ecidas por el ordenador. El análisis de Baldwin se 
presenta como un "análisis de la estructura personal" (personal struc 
ture analysís) como el de funcionar como un "complemento 
de la perspicacia rmi.'; o menos brillante" del clínico. O con1o dice el 
mismo Baldwin: "un:1 técnica que ofrece una evaluación y un an;ílisis 
que tienen la virtud de la objetividad y, al mismo tiempo, revelan 
aspectos del material que haber escapado a su (el del dí ni-
co) examen minucioso". Entre el acento puesto sobre la necesidad 
de la objetividad y las medidas de verificación generales de este 
períouo, la técnica empleada por Baldwin para aumentar la compren-
sión de un caso neurótico· es uno de los primeros intentos de 
"an;Hi~;is de contingencia" (o análisis de concurrencia, es decir, de 
aS(X'iaciones --dos o más palabras o temas~ o exclusiones presentes 
en el material de análisis). El contingency ana(ysis será desarrollado 
por Osgood una quincena de años más tarde, y generalizado a 
continuación gracias a 1:!:-; mayores posibilidades ofrecidas por el 
ordenador. 
Desde el punto de vista metodológico, el final de los años 40')0 
está marcado fund:mlentalmcmc por las reglas de análisis expuestas 
por B. Berelson8 ayudado por F Lazarsfeld. La célebre definición del 
análisis de contenido cbcl:t entonces por Berelson resume bastante 
bien las preocupaciones cpistemokígicas de este período: 
"El an:ílisisde contenido es una técnica de investigaci(m para la descrip-
ción objetiva, sbtemática y cuantitativa del contenido manifiesto de la 
comunicación". 
De hecho, esta concepción, así corno las condiciones de funcio-
namiento del análisis de conrcniclo, muy normativas y limitativas, han 
i Se traía en realidad de un seudónimo. 
. 6 A. L BALDWIN, Personality structure analvsis: a statistical nwthod for investiga-
ung the smglc personahty, mI ahnorm. soc. p,Tcbol., 19·12, :F. 
'J .V!. PAIGE. Letters tiumjenny: an approad1 to the c!inical analvsis of personality 
structurc by computer, in 1'. J. STO N E, D. C. Dl'NPI IY. M. S. SMITH, v D. M. OGII.VIE, 
7be General bu¡uire1~ a comj.mter approach iO con/en/ analvsis in tbe hebaz•ioml 
scicw:es, Cambridge, MJT Press, 1966, pp. 431 'i'il. · 
. " B. BERE150N y P. F. IAZAR..'iFEID, Tbe anal)'sis uf wmmzmicatio11s nmt,·llt. 
LTn¡versity oí Chicago and Columbia lTniversity, Preliminary Draft, Chicago y New y, •rk, 
19'18; después B. BERELSON, Contcm ana/J~'"ls in commzmicalion researcl>. < ;¡, .,,,, "· 
Ill., TI1e Free Press, 19)2: JI. HERE!SO~\. Content Analvsis in G. u NI >/.1 \ 1, -, 1 • 
Handbook of Social Cambridge, AddisonWeslev Publisl•i".'~ 1 ,, 1·• ., 
1 ', 
sido completadas, puestas en cuestión y ampliadas por los trabajos 
posteriores de los analistas americanos. Pero en Francia parece que se 
ha continuado obedeciendo de fórma rigida la norma berelsoniana 
hasta una fecha muy reciente ( 1973 74 ). Para comprobarlo es suficien-. 
te observar las referencias bibliográficas o analL·:ar las instrucciones 
dadas por los escasos n1anuales franceses que se dignan abordar la 
cuestión del análisis de contenido. Esta soberbia ignorancia consisten-
re en negar veinte o treinta años de progresos americanos, o en 
despreciar la aportación francesa o extranjera de ciencias conexas a 
las del análisis Je contenido (lingüística, semántica, semiología, Jocu-
mentación, informática) afórtunadamente empieza a ser reemplazada 
por un desasosiego, tanto en la prJctica como en la teoría, susceptible 
de empujar a los enseñantes o a los prácticos a la búsqueda de 
informaci< mes complementarias. 
Cualesquiera que sean los progresos posteriores· a I:1sswell y 
Berclson, sus criterios indican la inquietud de este períooo por 
trabajar con muestras reunidas de forma sistemática, por interrogarse 
sobre la validez del pnxedimiemo y de los resultados, por veritkar la 
fkldidad de los codificadores, e incluso por medir la productividad 
del análisis. Esta ép(x:a es significativa de una práctica de la metodo-
logía emergente, en que las exigencias de rigor y objetividad entrevis-
tas toman un cadcter obsesionante susceptible de encubrir las otras 
neccsiclades o posibilidades. 
"L 19'í0 19(,0: lA EXTENSlON Y lA'i PREGUNTAS 
El perí(x!o siguiente se caracteriza por la extensión de las aplica-
ciones de la técnica a disciplinas muy diversificadas, y por la emergen 
cía de preguntas y respuestas nuevas sobre el plan metodológico. De 
hecho, tras la codificación imperativa que encuentra su apogeo con 
Berelson, la inmediata posguerra está marcada por años de bloqueo y 
desinterés. Durante algún tiempo, el análisis de contenido parece 
encontrarse en un callejón sin salida, y un cierto número de investí-
gadores desilusionados ( Berelson, Janis, Lasswell, Leites, Lerner, Pool) 
parecen abandonar la partida. El mismo Berelson llega a una conclu-
sión decepcionante: 
"El an;ílisis de contenido, como método, no tiene cualidades m~1gicas" y 
"es muy raro obtener rn;ís de lo yue se pone, y algunas veces se consigue 
menos, a fin de cuentas, no hay sustituto para las buenas ideas". 
Lo que en cierto modo es negar los logros anteriores. 
Pero a principios de los años 50 el Social Science Researcb Coun-
cil's Committee on Linguistics and P>ychology celebró varios congresos 
sobre problemas de "psicolingüística". El último, conocido con el 
nombre de Allerton House Conjerence, a causa del sitio donde se 
llevó a cabo la reunión (Illinois), tuvo lugar en 1955, y una pane de 
las aponaciones será publicada en 1959 bajo la dirección de I. Sola 
14 
Pool9, que se convierte en el nombre destacado en este den·11i<> d(' l.1 
lista de readings americanos10• 
Los panicipantes descubren entonces dos cosas: investigadorL·s y 
experimentadores procedentes de campos muy diversos se interesan 
cada vez m~ís por el análisis de contenido: y aunque los problemas 
precedentes no estín resueltos por i:ompleto, se abren paso nuevas 
vías metodoJ(¡gicas. El congreso manitlesta entonces un renaciente 
intcn:s. El anáLisis de contenido entra en cierto modo en una segunda 
juventud. 1~1 etnología, la historia, la psiquiatría, d psicoanálisis y la 
lingüística viene a unirse a la sociología, la psicología, la ciencia 
política y los periodistas para interrogarse sobre sus técnicas y ofrecer 
su contribuci(m. 
Se desarrollan nu<:vas consilk:raciones epistemológicas y metodo-
lógicas. En el plano epistemokígico se contraponen dos concepcio-
nes, dos "modelos" de comunicación: el modelo "instrumental", 
rcpresentJdo por A George y G. Mahl, y el modelo "representado-
na!", defendido por C. E. Osgood. 
!le aquí nímo resume l. de Sola Pool la orientación de cada una 
de estas concepciones: 
"De una manera bastante rudimentaria, no:; atrevemos a decir que 
"rcpresentacional", significa que d punto importante en cuanto a la comuni-
cación es d revelado por el contenido de los ítems léxicos presentes en 
aquella, es decir, que algo en bs palabras del mensaje permite obtener 
indicadores válidos sin considerar las circunstancias, y es este el mensaje que 
observa d analista. "Instrumental" significa en términos generales que el 
punto importante no c.s lo que d mcns:1je dice a primera vista, sino lo que él 
vehi.cula dados su contexto y sus circunstancias". 
Fn d phno metodológico, la disputa entre aproximación cuanti-
tativa y aproximaciún cualitativa preocupa a cienos espíritus. En el 
análisis cuamitativo lo que sirve de información es la frecuencia de 
apariciún de ciertas características de contenido. En el análisis cualita-
tivo es la presencia o ausencia de una característica de contenido 
dada, o de un conjunto de características, en un cieno fragmento de 
mensaje que es Hnnadc> en consideración11 . 
A nivel nü.s estrictamente técnico, Osgood propone o perfecciona 
v;Jrios procedimientos: el amíJisis de las aserciones cstimath·as de un 
,bsertion AnalvsL,), el an;ílisis de la contingencia 
{ Contingencv Analvsis), y después de W. el procedimiento 
Clozc ( Clozc l'rocedurc )12. Por otra pane, se conoce d importante 
., l. de SOlA POOL ( cd. ), 'J/-,•¡zds in cml/cnt cma/)"is. 1 1rhana, l 'nin:rsitY uf llli11< ,¡., 
l'rcss, 19'í9. 
1" Recufi¡z¡.;: colcccicín ck textos. 
11 A L CEOl\GE, and qualitativc approacllcs 10 contcnt anah"i:'. 111 1 
de SOlA POOL, cit., pp. ~':12. 
'2 C E Thc rcprcscmational modd :md rcieYant rcscard 1 1111 ·¡J 1• "1· .. 11' 
l. de SOiA FOOL, op. J9'l9, pp. 3:1-:\H. 
1 ' 
sobre "la medida del signiflcado"u emprendido en esta épo-
ca. Se pone el acento sobre las orientaciones estimativas, afectivas o 
connotativas de los significantes u ck: los enunciados de una comuni-
cación; afirmándose que estas orientaciones están hipolarizadas, son 
mens~¡rables en escalas, y algunas de las dimensiones examinadas 
son universales cualquiera que sea la cultura del sujeto del habla. 
De hech< l, aparte de los perfeccionamientos técnicos, dos circuns-
tancias "desbloquean" entonces el análisis de contenido. De una 
parte, la exigencia de objetividad se hace más flexible, o mejor aún, 
algunos se interrogan sobre la norma legada por los años anteriores, 
hacía confundir objetividad y cientificidad con la minuciosidad 
Y se acepta mejor la combinación de la comprensión 
clínica cun la aproximación estadística. Pero sobre todo, el análisis de 
contenido ya no se considera ·lk, alcance únicamente descriptivo (cf. 
Jos imu1té;rios de diarios de principio de ) sino que toma 
cuncicnciade que su función, o su meta, e.': la inferencia. Tanto si 
esta ini(TlTicia se hace sobre la base de indicadores frecuenciales o, 
cada vez más, con la ayuda de indicadores combinados ( cf. análisis de 
las contingencias), se toma conciencia de que a partir de los resulta-
dos del análisis se puede remontar hasta las causas, léase descender 
hasta los efectos, de las características de las comunicaciones. 
Si se toma como punto de partida el final de los años 50 se 
advierte que el análisis de contenido ha progresado cuantitativamente 
según una razón gcomCtrica. A partir del criterio numérico de estu-
dios p( lr ai1o, se constata que la cYolución se pruduce como sigue: 
2,) estudios por año de media t.:'ntcc 1900 v 1.'3,3 entre 1920 y 
entre 1930 y 1940, entre 1940 y i950, más de 100 
c'.srudios por año entre 19')0 y 196014 . 
~. !')(JO Y S!Cli!FNTES 
1 )c'sdc 1960 hasta nuestros días tres fenómcnus principales afec-
tan a la investigación y a la práctica del anál~sis de contenido. El 
primero es el recurso al ordenador; el segundo, el interés por los 
estudios relativos a la comunicación no verbal v el desvanecimiento 
de la semiología; y el tercero, la envidiable pre~isión de los trabajos 
1 ingüí:;ticos. 
El primer "cerebro dectr(inicu'· nace L'I1 1 ; gracias a los 
U;lll:óistores, 1960 ve aparecer b ... ~cgunda de ordenado-
res", a la que sucede rápidamente la tercera, en 1966, a causa de los 
circuitos integrados. Y ahora ya se habla de la cuarta generación. 
Además del hecho de que el tratamiento informático permita "digc 
u C. E. 0S(100ll, G. J SL'Cl. 1'. 11 TANNENBAl'M, 1Z1e measuremenl of meaning, 
Prbana, l'niversitY of ll!inois Press, 1')",7, 
14 F. E. BAIÚJ 'S. Communications comcnt: analvsis of d1e research. !900·l9'íH, 
unpublishcd doctor's disenation, L'ni\'ersirv of lllinois.· l9'i9: cindo por O. R liü!STJ, 
c'untenl fur the social scieno.!s ttnd burnanitie . ..,~ Addi:-;on-\X\:'sley Publishing 
Comp:lli\ 
l6 
rir" rápidamente masas datos imposibles de manipula¡- a Jl!;ill<> \ 
posibilite tests estadísticos a xnenudo impracticables con anteriuridad. 
el uso del ordenador produce consecuéncias en los problemas exclu 
si vos del análisis de contenido. El computador ofrece nuevas posibi-
lidades, pero la realización de un programa de análisis exige un rigor 
mavor en todas las fases del procedimiento. En 1966, con el nombre 
de General Inquirer 15, aparece la primera obra de importancia dando 
cuenta de los nuevos análisis por ordenador e intentando responder 
las dilkultades técnicas que suscitan. Como permite perfeccionar el 
recuento de frecuencia, el ordenador conduce al planteamiento de 
preguntas sobre la () la distribución de unidades de 
registro. Pero lleva también :¡ sup¡_Tar la dicotomía: análisis cuantitati 
vo, an;í/isis cualitativ< J. l·:xigc una prq>aración de los texto.'; a tr:l!;H·, y 
por lo tanto una ddinitiun m:is precisa de las unidades de codilka 
ción, y la puesta a punto de procedimientos de análisis automático dl' 
l,as unidades de comcxto cuando es ambiguo el sentido de una 
unidad de registro. Por u el analista está obligado a :Kudir 
:1 los conocimientos de la lingüística para tórmular consignas justifica-
das. {!na parte importante de los esfuerzos se dedica a poner a punto 
"diccionarios", es decir, tablas de indexación capaces de marcar y 
repartir en categorías o subcategorías las unidades del texto. Y ello de 
manera penineme en relación a los materiales y a los objetos elegi-
dos, y a la vez generalizable a los materiales v objetivos similares. En 
fin, al bcilitar el paso por el ordenador el uso de pruebas estadísticas 
o posibilitar tratamiento;; que tcng:m en cuenta un número de varia 
bies elevado (del 1 1po de an:ílhis hctorial) hace que los estadísticos 
aporten su contrib u e irlll. 
las nuevas técnicas son a "textos" muy dih.:rcntc:·; en d 
cuadro de disciplinas cacLi n'Z m:ís diversificadas, como tcsti.m<mia el 
contenido de los artículos I'L':;uhante.~ de las investígacionc:·; ckc proce 
dimicnto automatiz;¡cJas dd grupo Generallnquirer: 
El cambio social en los grupos de autoan<ilisis (estudio de 
pcqucfíos grupos). 
Las relaciones internacionales (ciencias políticas). 
Fl lenguaje psicótico; la temática del psicotcrapeuta durante 
sus sesiones ( Jlogía clfnica ). 
las características de las canas de "candidatos al suicidio: la 
percepción de la propia identidad de estudiantes (psicología 
social). 
!.a rclackm entre el uso del alcohol y el contenido temático 
de cuentos populares (antropología). 
Pendiente de aparecer el resultado del conjunto de los program:ts 
inform;íticos puestos a punto por Stone y sus colaboradores con d 
'' P. J STO N E, D lJl ::\Fl f\'. \l. :,.\liT! 1, ll. M. OGILVIE, The Gr:Jwrlll fll,ft/11, 1 
el CO!JljJUter ajJjJroacb /U COll!t'J?/ (filrt(¡:..:;is ill the /?ebat'iOraf SCÜ:'nces~ C~llldltitl.~~(' '\\! l 
l'ress, 1966. 
nombre de Gencmí !nc¡uire1; se reunió un congreso \ ) en Fila-
delfb i Tbe Anncnbe1g SciJOol oj en él 
400 in\ estigadorcs v las comunicaciont:s se publicaron en ! 969 bajo 
la dirección de G. Gcrbner, O. R. Holsti, K. Krippendorff, W.]. 
y P. J. .Stonc1"- 1 rna parte importante de las discusiones estuvo dedica-
da a las dif(_·tultes aportaciones del ordenador. El tecnicismo de estas 
discusiones se ha ido haciendo cada vez más preciso: problemas de 
·rcu nwcimiento ", \'()ntcxtos de reglas de "desambigüe 
<L:d", "recubrimiento ele la información" y también, en un plano 
e.trin;niK~ntc materia!, l·omplcmemos rt:·cnicos para la máqui-
na a las operaciones precisas requeridas por los análisis. 
Pero b adaptación del an:ílisis de contenido ::~! ordenador (o a la 
inversa) n< ¡ comprende la t< ltalidad de los traba¡os de la Annenberg 
School Conjercnce. En el plano metodológico y teórico, ciertos suje-
[( l.'; de rd1cxión .~ugcridus en 1955 en la Allertun Huusc Confereílce 
continúan provocmdo c:..;rudios, la cuestión de la inferencia, gracias a 
Ia:..; c~1uctcrísticas dv contenido, de las causas o de efectos del 
mensaje; la pucst;¡ a punm de sistemas de categorías esrúndards. la 
necesidad de nomza...;; o de criterios de comoaración externos al 
corpus es un nuevo centro de interés en 1967: Por el contrario, los 
sistemas de enumeración y de unidades de análisis, núcleo de las 
discusiones L~n 19'SS, despiertan mucho menos interés. O por lo 
nK·nos, el uso del mdcnador los present;l de una nunera distinta. 
Esta evolución gcncul, técnica \uso ordenador) \' n:ctodoló-
\Lontinuaci(ín e k· las investigaciones de años anteriores), es 
interna al desarrollo del análisis de contenido. En los ai'íos 60. otras 
tendencias. estas externas, afectan a su movimiento. Se trata del 
desvanecimiento, ver del "desbordamiento" en el campo cientlfico, 
de disciplinas conexas tales como la semiología y la lingüística. En e! 
caso, una '- de oleada anárquica de estudios explora el 
tcrri.t()rio hasta cntonu's llaldio, de sistemas de signos no Jingf¡ísticos. 
ddlnido, anlJlbdor, pero un aire nuC\'0. el campo 
:;cmiótico, por su:; ohjet< nuevos la tipografi'a, la música, 
por ejempl<)) < l p< lf sus úhim< lS términos teóricos (el estructuf'"alismo, 
el psicoatülisi;;, por ejemplo) viene a perturbar el movimiento rdati-
vamentc lineal del análisis de contenido. la dificultad con la HAJL><.L''"" 
tica es difl.~rentc; el análisis de contenido se Ye confrontado (';' cven-
1 ualmcnte comparado) con una di-;cip!ina sólidamente e< 'nstituida y 
:11ct< Jd,;lógicameme pero meta es dikrentt. 
este antag1. )fl ism1 ¡, d análisis contenido se retrae, o mejor 
aún, se protege, cumínuando escncialmt::me en su rumbo, puesto que 
se cree amenazado de reventar o de recuperación. Pero, sin 
en Francia por ejemplo, los analistas actuales prestan atención al 
''· e;. GERBNER, ( J R. ! 1( JI STl, K l·JUPJ'I· \:! lORFL W. J 1'/\JSLF<'. 1'. J :·.TONE, lbe 
onLl(;~~.,I-; (d con¡n¡¡¡¡zfu_¡¡fnn con!ent: de¡•e/o_lm;eu!s in :.,:cü!n/~fic tbnric.\' '··-'OJlljJlller 
!eclnútf!te~··;, John \X.'ile\ Sonc.;, !nc, 1969. 
18t.:xterior, a Le <.T!I el fe cuit de Lévi Strauss17 , al análisis estructural d< ·1 
n~íato de A las rd1exiones sobre nüestra cutidi;l 
éÍi: R. Barthcs, :rí semanálisis cie Kristeva ... '\:' como M. 
Pécheux, aprovechan su forrnación lingüística pal'"d tratar de hacer 
autom~üico el análisis del discurso. Con riesgo de perderse. 
· C. WVIS!'I0\l rss. iP cm et le cuir, 1\rrí,i, l'lon, 196ct. ¡ lay cdici(,n en c·sp;uí< ,¡ ... , " 
,r¡¡do ¡•/o cocido" . .lh':ci<<¡ I'CF 1')68. 
1'1 
CAPITULO SI·:<;¡ !f,¡ J< l 
DEFINICION Y RELACION C< )N lAS <>TI\.\', < :II·:N< 1/\:..; 
Soy investigador en sociología y trabajo en detcnnin:u la influen-
cia cultural de las comunicaciones de masas eJJ nw·stra so inlad. Yo 
soy psicotcrapcura y querría captar lo que las ¡xllahra~; de n1is "clien-
tes" ---sus balbuceos, sus silencios, sus repeticiones ( J sus lapsus--
pueden desvelar sobre los progresos para salir de sus angustias u 
obsesiones. Yo soy historiador y, partiendo de hs cartas l'nviadas a 
sus Lunilias antes de la cat~ístrofe, me gustaría e~ulllcccr b ::11.011 por 
la que tal batallün se dcjü matar durante la Primera Guerra Mundial. 
Yo soy psicólogo y quisiera analizar las conversaciones que he man-
tenido con los niíios de una clase para evaluar su adaptación. Yo 
estudio la literatura y dedicándome a Baudelaire, intento tr;¡zar la 
c·structura tcnütica de Sll base imaginativa mediante las .flores del 
mal, poemas en prosa y notas íntimas encontradas. Yo soy político y 
candidato derrotado, ahora he confiado a un grupo Je estudios la 
tmea de desmontar la mecánica propagandística de mi rival para sacar 
pro' echo para el füturo. Y u soy publicitario, y dc~scando mejorar la 
adecuación ck: una campaña a sus objetivos, he solicitado a un· 
gabinete de estudios realizar un análisis comparativo de los temas 
ascxiados al producto por medio de entrevistas de encuesta y de 
temas utilizados en la CUTlpañ.a actual. Para cada uno de estus casos, 
y para otros muchos, las ciencias humanas ofrecen un instrumento: el 
análisis de contenido de bs comunicaciones. Esta técnica, o mejor 
todavía, estas técnicas1, con sus delimitaciones, cálculos e inces;mtes 
remisiones al "oficio", implican una fastidiosa labor. 
iEntonces, para qué este trabajo de Penélope, diría el filósofo que 
no se enreda en estos instrumentos o el profano que los desconoce? 
¿Para qué esos pacientes "rodeos", esos censos de precisión puntillo-
sa, fundados esencialmeme, dado el estado actual de progreso de las 
1 "El análisis de contenido es un conjunto incoherente de técnicas ... " como lo 
han definido P. HENRI y S. MOSCOVICI en Problemes de i'analvse de comenu, en 
langaw, sep. 1968. n º 1 L ' 
20 
técnicas de análisis de mensa¡es, en el inventario metódico y d 
cálculo de frecuencias estadísticas? 
L EL l\JGOR Y 1:1. DESCUBR!MJENTO 
Recurrir a estos instrumentos de investigación laboriosa de docu-
mentos es situarse en las filas de quienes, de Durkheim a Bourdieu, 
pas:mdo por nachelard, quieren decir no a la "ilusión de transparen-
cia" de los hechos sociales, rechaz.ando o intentando alejar los peli-
gros de la comprensión espontánea. ·"IIacerse desumflado" respecto 
a las prenociones, luchar contra la evidencia del conocimiento subje-
tivo, destruir la intuición en provecho de lo "realizado", rechazar la 
tenwción de la ~;ociología ingenua que cree poder asir intuitivamente 
las signiflcacii\ncs de los actores sociales, pero que sólo consigue la 
proy~cción de su propia subjetividad .. Esta actitud de "vigilancia críti 
ca", tan útil para el especialista en ciencias humanas por la sensación 
de t;uniliaridad que tiene acerca del objeto de su análisis, exige el 
rodeo metodol(igico y el l·mpleo de "técnicas de· ruptura". Decir no a 
la "simple lectura de lo real", siempre seductora, es forjar conceptos 
operativos, aceptar la provisionalidad de las hipótesis, establecer pla 
nes de experiencias o investigaciones (a fin de perturbar las primeras 
impresiones, dirí:l P. 11. Lvarsíeld). . 
Y esto sin dejarse atra¡xn por el atractivo del juego: rnrjar por 
forjar, aplicar la técnica para tranquilizar la propia conciencia, sucum-
bir a la magia de los instrumentos metodológicos olvidando el por-
qué de su uso. Fn efecto, entre la necesidad pertinente del útil y la 
justificación de pn~stigio del instrumento-gadget sólo hay un paso ... 
De ahí la "falsa seguridad de las cifras" que estigmatiza P. Bourdieu a 
propósito de las estadísticas. 
Y sin embargo, cuando se tiene como tarea comunicaciones que 
se quiere comprender más ;lll:í de sus primeras signiCicacioncs, pare-
ce útil el recurso al análisis de contenido. 
En términos generales, se puede decir que el recorrido por lo 
métodos de análisis de contenido corresponde a los siguientes 
ohjetivos: 
- la superación de la incertidumbre: ¿Eso que creo ver en el 
mensa¡c, está efectivamente contenido en (;l? ¿y esta "visión", 
completamente personal, puede ser compartida por otros? 
En otros términos, áni lectura es válida y generalizable? 
El enriquecimiento de la lectura. Si ya resulta fecunda una 
mirada inmediata, espontánea, t.no puede aumentar la produc 
tividad y la pettinencia una lectura atenta? Por el descubrimien 
to de contenidos v estructuras confirmantes (o invalidantl'S) 
de aquello que se trara de demostrar a propósito de 1< )', 
mensajes, o por la actualización de elementos de signitkacio 
nes susceptibles de conducir hacia una descripción de 11 w. :1 
nismos de la que a priori nc se tenía la comprensi• 111 
'1 
I~sws dos polos, pretensión de rigor y necesidad de descubrir, de 
adivinar, de ir más allá de las apariencias, ponen de relieve las líneas 
de fuerza de su desarrollo histórico y de su desgajamiemo que, 
todavía en la actualidad, le hace oscilar entre dos tendencias. Históri-
carnente, como se ha vistn, ha sido en Estados lJnidos donde el 
contexto behaviorista de !as ciencias humanas y el deseo de los 
gobernantes dv adivin;u- bs oricntaciow.:s políücas y estrarégicas de 
los p:üses extranjeros, con la ayuda de documentos accesibles 
sa, radio), han hecho del :.malista un detective con instrumentos de 
precisión. Dos orientaciones se enfrentan o se complementan meto-
dok)gicamentc: la vcrificaci()n prudente o la interpretación brillante. 
Dicho de otra manera, el análisis de contenido de los mensajes 
que debería ser aplicable -con mayor o menor facilidad, desde 
luego a tod:1 form:J ele- comunicación, cualquiera que sea la natura 
leza del sopone (desde el tam-tam hasta la imagen, con -el código 
lingüístico como campo de elección, por supuesto), tiene dos funcio-
nes que, en la prictica, se pueden o no disociar: 
Una función bemistica: El análisis de contenido enriquece la 
vacilación exploratoria, aumenta la propensión al descubri-
miento. Es el análisis de contenido "para ver". 
Una f1111dón d1.' "adrninistracíón de la prueba". De hipótesis 
hajo la forma de cuestiones o de afim1aciones provisionales 
que, sirviendo de líneas directrices, recurrirán al método de 
análisis sistemático para resultar verificadas en el sentido de 
una cunfirmación o una invalidación. Es el análisis de conte-
nido "para probar". 
En la pcíciica, las dos funciones del análisis de contenido pueden 
convivir de manera cornplementaria. Esro sucede sobre todo cuando 
el analista se larva a un terreno, o a un tipo de mensajes poco 
"desbrozado", donde faltan al mismo tiempo la problemática de 
panid:1 y las tc:cnicJS a emplear. En este caso interactúan las dos 
funciones, reforzando la una a ia otra. El análisis "a ciegas" --aplican-
Jo de manera casi aleatoria (por el método de ensayos y errores) 
pnxTdirnientos de inventario y clasificación, por ejemplo (los más 
manejables al principio)- puede hacer surgir hipótesis que, sirvien-
do entonces de guías., conducir:ín al analista a forjar las técnicas 1mís 
adecuadas a su verificación. Sucediendo adernás que los análisis 
orientados ya de panida por una problemática teórica, podrán ''inven-
tar" sobre la marcha nuevos instrumentossusceptibles a su vez de 
facílitar nuevas interpretaciones Lo que explica que en estos procedi-
mientos de "lecturas sislemáticas' ~-pero todavia no sistematizadas-
haya muy a menudo un incesante trasvase del cuerpo teórico (hipó-
tesis, resultados), qui: se enriquece o se transforma progresivameme, 
a las técnicas (listas de categorías, escalas de análisis, matrices, mode · 
los) que se perfeccionan poco a poco. Este ir y venir continuo hace 
que se comprenda fácilmente la impresión frecuente de dificultad al 
iniciar un a.nálisis, puesto que no se sabe muy bien cual (";trc·tno 
empezar". 
El análisis de contenido (sería mejor hahlar de análisis de come 
nidos) e'; un método muy empírico, dd de discurso 
en que se centre y dd tipo de interpretación que s~ persiga. E~ el 
análisis de contenido no existen plantillas ya conkcoonadas y listas 
para ser simplemente se cuenta con :llgunos patrones b~1se, a 
~·cu~s difícilmente tr:ispasablc:;. Sah(J para usos simpl,~s y generaliza-
dos, como es el caso ck~ la eliminación, próxima la descoditkackín, 
de respucst:ls en preguntas abiertas de cuestionari:Js cuyo conten~clo 
se liquilb rapichuncntc por temas, ht tccnJGI lid anal!SIS de cumcnKio 
adecuada al campo y al objetivo perseguidos, es necesario inventarla 
cada \'CZ, o casi. 
No uhsumc, trc:o cu~nto:, de siglo de tralx:jos de im estigaci(,n, de 
c;,wdios ~_·mpfricus u de inlcr:ogacioncs metodológicas, ¡xoporL'ionan 
en la actualidad un abanico de moddus a partir de los cuales es 
posible inspirarse, y un cuadro de ftmcionamú~nto quc conv~:~ne 
"""poner :nltes ck· ilustr:il con qunplos la practtca dd :.maltsts. 
i.t)ué es y qué no es el an:Jlisis de contenidoí '0Y que c~ejmír su 
campo ("trazar los límites", como diría K Barthes ). cPa~a que sirve el 
.m;ílisis ck contenido? llay que dec1r para para ct:alcs resultados 
se recurre a este instrumento. i. 0511/() funcium! el an~ílisis de contem-
do? J !ay que hacer bmiliar su manejo, bcilitar un rnodo dl:' emplco. 
i.Y sobre qué funciona d análisis de contenido? llay que indicar los 
posibles lugares de su camjHJ de iJU irín ... 
Qué, para qué, c(Hno, dónde ... 
' 1'1. CA~ll\ J 
El análisis de cont<'nido es un conji/JZ{Ocli! técnüBs de cmúlisis de 
comt n 1 icacü mes. 
N¡) ~.~: trata de· un in:;trurnenru, sino de un abanico de útiles; o 
nüs cxacwrnentc de un llo útil, pero caracterizado por una gran 
disparidad de f~mnas y adaptable a un campo de aplicación muy 
extenso: las comunicaciones. 
Pudiendo su· muv diilTentc:; lus doculllentos y met;ts de los 
invcstitr:\dores, 1< 1s ¡ Jro¿·cdi miento~; de análisis lo serán ohligatoriamen-
,' 
tl' según se trate de: 
actualizar la "respiración" de una conversacVm no directiva; 
desenmascarar la axiología subvacente en los manuales escolares; 
cst:tblccer una tipología de las :tspiraciolll'S conyugales en los anun 
cius matrimolliaks Jd Chasscur jran<_xlis; 
medir la implicacicín del político en sus discursos; 
s•:guir b evolucí()n de la moral de nue~tro tiempo a través (k 1:1 
publicidad ele: una WYísta; 
radiografiar la red de comunicaciones tonuales e informa k.-; d( · 1111.1 
empresa a tran'·; de las notas internas o bs llamadas tdd<111i• .1·. 
e,·;duat h1 importancia de 'la prohibición" en la señ:lli/:h i"n 111! u1u 
'' . 
buscar el inconsciente colectivo tras la aparente incoherencia de las 
pintadas en los lugares públicos; 
actualizar d esqudeto o la estructura de la narración de chistes; 
-- recopilar el repenorio senüntico o la "sintaxis" de lx1se de un sector 
publicitario; 
-- establecer los estereotipos del papel de la mujer según las fo-
tonmdas; 
-- probar que los objetos de nuestra vida cotidiana funcionan como un 
lenguaje, que la ropa es mensaje, que nuestra vivienda "habla", etc. 
(Estos pocos ejemplos están citados a título de ilustración entre la 
multitud de posibles análisis de contenido). 
Desde los mensajes lingüísticos de formas icónicas hasta las 
"comunicaciones" en tres dimensiones, cuanto más complejo, inesta-
ble o mal explorado se vuelve el código, más esfuerzos· tiene que 
hacer el analista en el campo de la innovación para elaborar sus 
técnicas. Y cuanto nüs inhabituales sean su objeto de análisis y la 
naturaleza de sus interpretaciones, o cuanto más insólitas, mayores 
di!kultades tcndr~í para obtener de los análisis ya hechos algo en qué 
inspirarse. 'Tanto más cuanto que cada investigador aborrece describir 
su vacilante alquimia, contentándose con exponer los resultados fina-
les en su perfección, por reticencia a explicitar los titubeos de la 
azarosa cocina que los ha precedido. En perjuicio de los principantes, 
que no encuentran modelos, recetas preparadas, cuando se disponen 
a hacer an:ílisis alejándose, aunque sea poco, bien por el material o 
bien por el objetivo, de los senderos tradicionales. 
En efecto, si se intenta retroceder en relación con los métodos de 
an;Uisis de contenido y el terreno en que pueden ser empleados, se 
advierte que el campo de aplicación es extremadamente vasto. En el 
límite, toda comunicaci(m, es decir, todo transpone de significaciones 
de un emisor a un receptor, controlado o no por aquél, debería poder 
ser descrito y descifrado por las técnicas de análisis de contenido. 
1'. l !cwy y S. Moscovici2 escriben: 
·Tocio lo que se dice o escribe es susceptible de ser sometido a un 
arülis.is de comcnido". · 
Y amplían potencialmente (aunque con reticencia) este terreno, 
ya muy diJ(c~n:nciado, añadiendo una nota: 
"Excluimos del campo de aplicación del análisis de contenido t<xio 
aquello que no es propiamente lingüístico, tal como el f1lm, las representa-
dones pict(íricJs, los comportamientos (considerados como "simbólicos,.), 
etc., pese a que, en cicrlos uspeclos; el tratamiento de estos materiales plantee 
problemas parecidos a los del análisis de contenido". 
Ahora bien, cualesquiera que sean las dificultades de la aplicación 
o de la trasposición de las técnicas de anáiisis de contenido a las 
2 !'. 1 IENRY y S. ,\JOSCO\'ICI, Probl<:m<:s d<: ranalvs<: cil' cont<:11\l, en Lcmgage, 
s<:pt. 1 ')61-l, n." 11. 
24 
comunicaciones no lingüísticas, y las exageraciones a las que coudtt 
ce a veces la reciente moda de la semiología, parece difícil negar al 
enorme campo de las comunicaciones no lingüísticas (al que se 
aplican por comodidad los términos de campo semiológico o semán-
tico) los beneficios del análisis de contenido. 
¿cómo pasar revista de manera exhaustiva, y ordenándolos, a los 
dominios de aplicación potencial de las técnicas de análisis de conte-
nido, cualesquiera que sean los procedimientos a emplear? Al princi-
pio, content<..;monos con sistematizar el conjunto de tipos de comuni-
caciones según dos criterios (probablemente existen otros igualmen 
te adecuados): 
El número de personas implicadas ,en la comunicación. 
l.a naturaleza del c(Kiigo y del soporte del mensaje. 
Una clasifkaciún según estos dos criterios puede resumirse en un 
cuadn J de doble entrada. Para cada caso indicamos algunos ejemplos 
a título de ilustraciónl. 
Por consiguil'nte, parece difícil definir el análisis de contenido a 
partir de su territorio, puesto que, a primera vista, todo lo que es 
comunicaciún (léase significacúín) parece susceptible de análisis. t.Se 
puede descubrir al menos una unidad al nivel de sus reglas de 
funci< mamicnt< J? 
:\. lA DFSU(JJ'CJON i\NALITICA 
Funciona por procedimientos st~,·temáticos y ohjetiuos de dl.:'scrijJ-
ciún del contenido di! los nwnsajes. 
Por lo tanto, se trataría de un tratamiento de la información 
coruenída en los mensajes. Pero conviene precisar inmediatamente 
que, en muchos casos, como se ha dicho, el análisis no se limita al 
contl.:'nido, sino que tiene en cuenta al "continente". El análisis de 
contenido puede ser un análisis de los "significados" (ej.: el análisis 
temático), pero tamhiC·n puede ser un análisis de los "significantes" 
(análisis lexicológico, análisis de los procedimientos). Por otra parte, 
el tratamiento descríptiuo es un primer tiempodel proceso, pero no 
es apropiado al análisis de contenido. Hay otras disciplinas que 
trabajan con el lenguaje o la información y también son descriptivas: 
la lingüística, la semántica, la documentación. En cuanto a los caracte-
res sistemático y ohjctil'o, sin ser específicamente del análisis de 
contenido, han sido y son todavía suficientemente esenciales como 
para que se insista en ellos. 
Este aspecto de manipulación objetiva aparecía en una definiciún 
del Handbook qf social Psycbolop,y 4 de Undzey ( 1." edición), ya qt ll' 
·1 Cl. cuadro de la pjgina siguil'ntl'. 
1 Actualmcnt<: en Francia paree<: que d m(· todo ck an;ílisis d<: contcni< ¡, > < ¡, ¡ ".,, 
d<: esencialmente de dos disciplinas: la psicología social y la sociologh 
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el analísis de contenido era presentado como "una tecnica qtw 
consiste en perfeccionar las descripciones de contenido demasiado 
aproximativas y subjetivas, para poner de manitlesto objetivamente la 
naturaleza y las fuerzas relativas de los estímulos que experimenta d 
sujeto"5 
Esta definici(in corresponde a la exigencia, primera históricamen-
te, de dar a la pr:íctica psi e o sociológica seguridad de uhjetit 'idad 
científica. No es cuestión de negar a las ciencias humanas este aspec 
to, siempre v:'ílido, de la técnica, sino de comprender que no es esa 
la única meta del análisis de contenido. 
Algunas otras definiciones vigentes insisten también en el aspecto 
manifiesto de las comunicaciones y en el carácter sistemático y cuan-
titativo de los procedimientos. 
Berdson, cuya Vmnula data de una veintena de años, pero que 
sigue vigente como punto de partida para las explicaciones solicitadas 
por los principiantes, ya hemos visto que lo describe comd< '.'una 
técnica de invcstigaci(m para la descripción objetiva, sistemática y 
cuantitativa del contenido manifiesto de las comunicaciones, que 
tiene como óbjcti\:o interpretarbs." '{siguen las Eunosas reglas a las 
que deben obedecer las "cateP,orías" de la descomposición de la 
comunicaci()n para que el an;ílisis sea válido, raramente aplicables de 
hecho, pero siempre recitadas con buena voluntad por los aprendices 
de an:Jlisras. Estas deben ser: 
homogéneas: no mezclar "las churras con las merinas", se 
i·)()diü decir; 
exhaustivas: agotar la totalidad del texto; 
cx('lüsi';as: un mismo elemento del contenido no puede ser 
dasitlcado ele manera aleatoria en dos categorías diferentes; 
objetivas: dos codificadores diferentes deben llegar a los mis 
túos n:·súltados; 
adecuadas o pcrtinL'ntcs: es decir, adaptadas al contenido y al 
objetivo. 
Siempre en vinud ele la descomposición objetiva y del irónico 
subrayado de Violette Morin, "contar no sirve para nada, hay que 
cortar en el punto justo", el analista está abocado en su trabajo de 
podador a clelinütar )ulidcides de codifica(ión "Dtlt; "rq!,istm''. Estas 
pueden S<:r, según el material o el código de que se trate: la palabra, 
la frase, el minuto, el centímetro cuadrado. El aspecto preciso y bien 
delimitado de la descomposición tranquiliza la concienci:J del analis-
ta. Cuando hay ambigüedad para detenninar los elementos codifica-
dos, hay ocasión de .definir unidades de contexto, superiores a la 
unidad de codificación, no tenkEts eí1 cuenta z:11 · la enumeración 
frecuencial, pero que permiten comprender la significación de lo.~ 
items divididos, volviéndolos a colocar en su entorno. 
' Ach·iértast: el \'ocahulariu bt:ha\'iorist:t. 
El procedimiento es pertinente en cienos casos (sin embargo, 
plantea serios problemas al nivel de la imagen, indivisible por esen~ 
cia) y no habría problema en utilizarlo si, en resumidas cuentas, 
resulta producti\o. 
Este tipo de an;ílisis, el primero cronológicamente y el más 
generalizado y transmisible, puede denominarse a_IJfJ{is~ categorial 
Intenta tomar en considcracirín la totalidad de un ·1fexto" pii;t¡)a.sarío 
. por el molinillo de la clasificación y de la enumeración por frecuen~ 
cia de presencia (o de ausencia) de ítems de sentido. Esto puede ser 
un primer paso, obediente al principio de objetividad racionalizando 
por cifr;Js y porcentajes una interpretación que, sin ella, estaria some~ 
tilb a rcsl:'rva. Jo:s el método lll' las categoría!>~ especie de casilleros, o 
l']!lgr:tfes signilkJtivos, que permiten !a clasificación de los elementos 
dl' significación constitutivos del mensaje. Así pues, es un método 
taxinómico, válido para que los coleccionistas sociales puedan intro 
ducir un orden, sl:'gún ciertos criterios, en el aparente desorden. 
Fl procedinliento es simple, aunque un poco fastidioso cuando· 
se realiza manualmente. 
Imaginad un cieno número de cajas, como las que se usan para <' 
los zapatos, en las que se repanen los objetos, por ejemplo el montón 
de cosas hcten~Jclitas (en apariencia) que se obtendría pidiendo a las 
pasajeras de una línea de metro que vaciaran sus bolsos. La técnica 
consistl' en colocar los diferentes elementos en las diversas casillas, 
según criterios suscl'ptibles de hacer surgir un orden en el desorden 
inicial. Por supuesto, todo depende dl' !u que se busque o lo que se 
espere encontrar en el momento de elegir los criterios de distribución. 
El ejemplo ell'gido (objetos contenidos· en los bolsos de his 
señoras) puede parecer metafórico: esos objetos no constituyen una 
verdadera comunicaci<·m en la medida en que no corresponden a un 
conjunto de :iignilicacioncs ,·oluntariamente codificadas por el emisor; 
son indicios. !'ero en el límite, el analista semiólogu puede conside~ 
rarlos como mcnsajl' y someterlos al análisis de contenido a fin de 
hacerloshablar. ¿oírno proceder entonces y según qué objetivo? Se 
puvcle hacer una distribuci\Ín y luego un recuento frecuencial de cada 
clsilla segú1: d criterio del valor de wnta de cada objeto: polvera, 
paquete de cigarrillos, bolígrafo, etc., se repartirán según su precio 
estimado. O hien, se pu•.xlc hao:r la clasitkación siguiendo el criterio 
de la función de los objetos: útiics de maquillaje, dinero o sus 
sustitutivos, etc. Esto con el tln de deducir ciertos datos concernien~ 
tes, por l'jl'mplo, a la pertenencia sociocultural de las señoras obser~ 
\:..tcbs a tal hora u en tal punto del metro. 
Se puede ir 1nás lejos en el procedimiento: establecer la estructu~ 
ra tii)o, o modal, de los contenidos de un bolso de señora; o señalar 
las reglas de asociación (tal objeto aparece siempre con tal ·otro), o 
de equivalencia (se encuentra tal objc>to o su sustituto), o de exclu~ 
si,~m (tal objL'to excluye a tal otro con una frecuencia signitk:..ttiYa ). Se 
28 
aborda entonces un tipo de análisis mucho más nuevo: el analisis de 
contingencia o análisis estructural. 
Este ejemplo no está tan alejado de la realidad como pudiera 
parecer, ya que recientemente los ~(x:kilogos han considerado la 
realización de un análisis de contenido de los cubos de basura. Lo 
cual, efectivamente, puede enseñar mucho sobre la conducta de los 
habitantes de un barrio determinado, su nivel socioeconómico, las 
modalidades de' derroche en una sociedad de abundancia o la L"volu~ 
ción de los hábitos de consumo en un período de crisis, por ejemplo. 
·4. LA INFERENCIA 
Recapitulemos: el análisis de contenido aparece como u11 conjun~ 
to rlc h'cnicas de análisis de ias comunicaciones utilizancio procedí~·. 
mie11tos sistemáticos y ol?jetivos de descripción .. deLc;gnte1J:.ido cü; los 
ménsajes. Peró esto no basta para definir especítlcamente el análisis 
de n)nterlido. 
\'ulvamos a tomar los dos ejemplos. más o menos metafóricos, 
citados precedcmcmente. En lus dos casos, objetos contenidos en los 
bolsos de señoras, desechos contenidos en los cubos de basura, d 
interés no reside en la descripción de los contenidos, sino en lo que 
éstos, una Vl'Z tratados (por clasificackin. por ejemplo), podrian en se~ 
ñarnos relativo a '\Jtras co:,;a~;··. Estos conocimientos deducidos de los 
cuntenidos pueden ser de naturaleza psicológica, sociológica, históri 
ca, económica ... 
.Así pues, es necesario completar los segmentos de definiciones 
ya adquiridos poniendo de manifiesto el objetivo (implícito o explí~ 
cito) Jc todo análisis de contenido: 
El prop<JsitodGl análisisde contenido es la "injerencia de cono~ 
címíen'tos relatiuos a las condiciones de producción (o eventualmente 
de recepción), co11 avuda de indicadores (cuantitativos o no) 
El analista es como un arqueólogo Trabaja a ¡>;1!1ir de restos: los 
"documentos" que pueden encontrar o suscitar 6 . Pero estos restos 
son la manifestación de estados. de elatos, de fenómenos. 
f T:!y algo que descubrir a través y gracias a ellos. Lo mismo que la 
etnografía tiem.: necesidad de la etnología para interpretar sus minu~ 
ciosas descripciones, d analista saca partido dd tratamiento de los 
mensajes que manipula par:t inferir (deducir Jc manera lógica)7 
conocimientos sobre el ernisor del mensaje o, por ejemplo, Stl emor~ 
'' Pueden som<·terse a análisis dos tipos de documentos: 
- documen:os naturales. producidos espont;íneamente en la realidad (como 
hemos visto. todo lo que comunicaci<ín ); 
-- documentos suscitad ex'> por las necesidades de estudio (ejemplo: respuestas a 
cuestionarios de encuesta, tests, experiencias, etc.). 
7 Inferencia: Operación lógica por la que se admite una proposición en virtud 'l.-
su rebcíón con otras proposiciones admitidas v<l como verdaderas. 
Inferir: Sactr uÓJ consectlcncb (Petit Ruherl, Diccionario ck la lengtl:t i"r.llll.('~,_. 
SNL . .l'.l'.''2). 
no. Trabaja_ sobrL~ índice; cuidadosamente actualizados por procedí· 
nm:nros mas o menos complejos, como un detective. Si la descripción 
Ua enumeración, resumida después del tratamiento, de las caracterís-
ti_cas_ ~el ~~xto) es la primera etapa, necesaria, y si la interpretación (la 
stgmflcaoon acordada a estas características) es la última fase la 
ii:ferencia es el procedimiento intermedio que permite el paso, ex~lí­
ctto y controlado, de una a otra. 
El aspecto inferencia! del análisis de contenido, que afíadido a las 
otras características fundamenta su unidad y su especificidad ha sido 
puesto de relieve en la A!lerton House Conference a_ 
Esus inferencias (u deducciones lógi~as) pueden responder a 
dos tipos de cuestJones: · 
¿qué ha llevado a tal enunciado? Esto concierne a las causas 
o antecedentes del mensaje; 
!qué consecuencias va a engendrar tal enunciadc con toda 
probabilidad? Esto concierne a los efectos posibles de los 
mensajes (ejemplo: ef(xtos de una publicidad, de una pro· 
paganda). 
. 1'~>: lo tanto, se puede inferir sobre la fuente (el emisor y .!a 
sttuaCion en que se encuentra) y también, aunque el caso es más raro 
e incierto, sobre el destinatario de la comunicación. Por ejemplo, y 
Pool da cuenta con dlo de los principales actos del congreso, se trata 
de ;~divinar las intc·ncioncs militares escondidas en los discursos de 
propaganda extranjcr;¡ (A George ); se intenta resaltar los estados de 
tcn~Vm en diferentes momentos a trav('S de las palabras de un gran 
per~onaje histórico (J. Garraty); se pretende medir un grado de 
anstedad por el tono de las alteraciones de la voz de un enfermo ( G. 
~!~!); o incluso se desea actualizar las evaluaciones (opiniones, 
JUICIOS, tomas de posicU)n, conscientes o no) y las ascxiaciones 
suby;>eentes de un individuo a partir de sus enunciados Osgood), 
Estos hechos, deducidos lógicamente sobre la base de ciertos 
indicios seleccionados proporcionados por la fase descrintiva del 
análisis de contenido, pueden ser de natural~za muy diversa.' Algunos 
autores franceses los llaman condiciones de producción: 
"Todo análisb de contenido apunta, no al estudio de la lengua o del 
lenguaje, sino a la determinación, m:ís o menos parcial, de lo que llamaremos 
J:ts cundicioncif de pn >ducdcín de Jos tcxros ele que son objeto. Lo que se 
t uw de caracterizar son 1 'Sas condiciunes de producción y no los textos 
mismns. El conjunto ck· cundiciones de producción constituye el campo de 
clcterminacione:; de iu.'; textos"". 
El término condiciones de producción es suficientemente vago 
para permitir posibilidades de inferencia muy diversas: variables psi 
' \cr el capítulo sobre h historia del an:ilisis c1c contenido. 
'' P. HENRY y S. MOSCOVJC!, Problemes de l'analyse de comenu, 
,,ept. 1968. n.Q 11. 
30 
!Lmgage, 
del individuo emisor, variables sociológicc,s y culturalL'S, 
relativas a la situación de comunicación o contexto de 
producción del Esta denominación sólo tiene en cuenta 
la producción y no considera las posibilidades de inferencia sobre la 
recepción del mensaje. Se puede preferir el nombre más neutro de 
"variables inferidas': . 
Cualquiera que sea el término empleado, parece bien --y los 
realizados actualmente sobre la cuestión indican un cierto 
consenso-· que ia atticulación entre: 
la superficie de los textos, descrita y analizada (al menos 
ciertos clcmcnlos característicos) y 
los factores que ban determinado estas característica~~ dedu-
cidos lógicamente, 
lo que funda la especificidad del análisis de contenido. O en otros 
términos10, lo que se trata de establecer cuando se h::u:e un análisis, 
de m:mera consciente o no, es una correspondencia entre las estruc--
turas semánticas o J¡ngl!ísticas y las estructuras psicológicas o socioló 
(ej., conductas,. ideologías, actitudes) de los enunciados. De 
manera bastante metafórica se hablard del plan sincrónico, o plan 
"horizontal", para designar al 1exto y su análisis descriptivo y del plan 
diacr(inico, o plan "vertical", para remitir a las variables inferidas. 
De hecho, no es raro en la prdctica científica este proceso deduc-
tin> ointérencial a partir de inclicius o indicadores. Ei médico hace 
deducciones sobre i:t salud de su cliente gracias a los síntomas, el 
grahílogo que se pret<:'nde serio infiere elatos sobre la personalidad 
de su sujeto con <!yuda de indicios que se maniflcstan con una 
frecuencia suficiente o en asociación significativa con otros en la 
grafla del escrilor. Ocurre lo mismo en el análisis de contenido, pero 
la artificialidad del procedimiento analítico está estrechamente imbri 
cada con el desenvolvimiento norm:1l, habitual, de lectura y cornpren-
si(m del mensaje. El grafólogo puede sacar sus conclusiones sin 
pn:ocuparsc por el é:entido de la hoja manuscrita que tiene a la vista, 
El ;~rqueólogo completar conocimientos his1úricos por el 
examen de un ánfora sin estar obligado a servirse de ella. Por el 
contrario, la actuación del analista es doble: comprender el sentido 
de la comunicación (como si él fuera eí receptor normal) pero 
también, y sobre todo, "desplazar" su mirada hacia otra significación, 
utro mensaje vislumbrado a través o al lado del primero. La lectura 
del analista de contenido de las cumurkicKiones no es, o no es sólo, 
una lectura al ''pie de la letra", sino la puesta a punto de un sentido 
en segundo grado. :'-Jo se trata de atravesar por los significantes para 
captar los significados, como en el descifrarniento normal, sino ele 
alcanzar otros "significados" de naturaleza psicológica, sociológica, 
política, histórica, etc, a través de significantes o significados (mani 
pulados). 
w A WVY 
número ~s¡~cia'¡ de 
Sujet(s) et !d?/ei(sJ de L'ana(yse de conh'llu, l·:pi, !1 N11 
n-º 12. 
1 1 
Ste ---+ Sdo Ste ...---------~ Sdo ', / 
l.ect¡¡¡a //()ntw/ -----¡------
Variables inferidas 
Análi\t\ de collli!tlido 
Tomen:os ~lfl ejemplo: quiero medir (después, porque esto exige 
una transcnpoon escnta de la palabra verbal y de las manipulaciones) 
el wado de ansiedad no expresado conscientemente en el mensaje 
emltldo--- de un sujeto. Puedo decidir tomar un indicador de natura-
leza sem~íntica. Por ejemplo (nivel de significados), señalar la frecuen.-
cia de los términos o de los temas ~elativos a la ansiedad en el 
vocabulario del sujeto. O bien, si parece válido, puedo servirme de 
un uxhcador lingüístico (orden de sucesión de los elementos signifl-
cante> long_H ud de las '·frases") o paralingüística (entonación, pausas). 
_ I:~1 ddmJtwa, el terrc:no, el funcionamiento y el objetivo del 
analisrs de contenido pueden resumirse de la manera siguiente. En la 
actuahdac!, con el termino análisis de contenido se designa ge 
neralmente: 
_ f IJ 1 con¡i t 1 ztc 1 . de técrzicasde _análisis de comunicaciones tendente 
a obtener indicadores (cuantitativos o no) por procedimie1ito.s sL,Ie 
_nzatzcos y ohjetü•os de descripción del contenido de los mensaje.\; 
{Jenmtwndo la inferencia de conocimientos relativos a las condicio 
nes de jJrodl!ccir5n/recepción (variables inferidas) de estos rnensaics. 
. . Por lo tanto, pl~rtenece al campo· del análisis de contenido u;da 
mtcrauva que,. partiendo de un conjunto de técnicas parciales pero 
complementanas, consista en explicitar y sistematizar el contenido de 
los mensajes y la expresión de ese contenido con ayuda de indicio~ 
cuantthcables o no. Todo ello con el objetivo de efectuar deduccio-
nes __ l<Ígicas y justificadas concernientes a la fuente (el emisor y su 
contexto) - o eventualmente los efectos- de los mensajes tomados 
en consideración. El analista tiene a su disposición (o lo cree) todo 
un ¡uego de operaciones analíticas, más o menos adaptadas a la 
naturaleza del material y al problema que trata de resolver. Puede 
utilizar una o varias que sean complementarias para enriquecer Jos 
resultados o :wment;l,r su validez y pretender así una interpretación 
tmal iunc!amcntada. Iodo analisis objetivo tiene como meta atlanzar 
las impresiones, los juicios intuitivos, con operaciones conducentes a 
resultados fiables. 
Para redondear la definición sólo nos falta delimitar su territorio 
en com~1aración con las ciencias conexas. Hay dos prácticas científicas 
nwy proxtmas a] análisis de contenido, tamo por identidad del objeto 
como por proxumdad metodológica: la lingüística v las técnicas 
documentales. ' 
S. EL ANALISIS DE CONTENIDO Y LA UNGl '1ST! CA 
Aparentemente, lingüística y análisis de contenido tienen el mis 
mo objeto: el lenguaje. No es así: la distinción fundamental entre 
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lengua y palabra establecida por F. de Saussure, que ha fundado la 
lingüística, marca la diferencia. El objeto de la lingüística es la lengua, 
es decir, el aspecto colectivo y virtual del lenguaje; el del análisis de 
contenido es la palabra, es decir, el aspecto individual y actual (de 
acto) del lenguaje. la lingüística trabaja sobre una lengua teórica, 
contemplada como un "conjunto de sistemas que permite combina-
ciones y sustituciones reguladas por elementos definidos ... "11 . 
Independientemente del sentido dejado a la semántica, su papel 
consiste en describir las reglas de funcionamiento de la lengua, aparte 
de las variaciones individuales o sociales tratadas por la psicolingüís-
tica y la sociolingüística. Por el contrario, el análisis de contenido 
trabaja sobre la palabra, es decir, sobre la práctica de la lengua 
realizada por los emisores indentiflcables. Para volver a emplear la 
metáfora del ajedrez utilizada por F. de Saussure, la lingüística no 
pretende saber lo que significa una parte, sino describir cuáles son las 
reglas que hacen posible cualquier parte. la lingüística establece el 
manual del juego de la lengua; el análisis de contenido, con ayuda de 
panes observables, trata por ejemplo de comprender a los jugadores, 
o el ambiente del juego en un momento dado. Contrariamente a la 
lingüística, que sólo se (X'Upa de las formas y su distribución, el 
análisis de contenido tiene en cuenta las significaciones (contenido) 
y eventualmente su fórma y la distribución de estos contenidos en 
formas (indicios formales, análisis de la contingencia). 
Trabajo sobre la palabra o trabajo sobre las significaciones dife-
renciadoras del análisis de contenido y la lingüística, la distinción 
fundamental reside en otra parte. La lingüística estudia la lengua para 
describir su funcionamiento. El análisis de contenido trata de saber lo 
que hay detrás de las palabras a las que se dedica. la lingüística es un 
estudio de la lengua, el análisis de contenido es una encuesta, a 
través de mensajes, de otras realidades. 
Por otra parte, para concluir este intento de diferenciación entre 
lingüística y análisis de contenido, situemos burdamente el lugar de 
la semántica, la sociolingüistica, la lexicología, la estadística lingüisti-
ca y el análisis del discurso. la semántica es el estudio del sentido de 
unidades lingüísticas. Por lo tanto, actúa sobre el material principal 
del análisis de contenido: los significados. Pero describe los universa-
les del sentido lingüístico (al nivel de la lengua y no de la palabra). 
la sociolingüística se despla7A de la lengua hacia las palabras para 
establecer de manera sistemática correlaciones ( covariaciones) entre 
estructuras lingüísticas y sociales. Por lo tanto está próxima al análisis 
de contenido en !a medida en que quitando la esfera desocializada 
de la lingüística, trata ele describir correspondencias entre característi-
cas de lenguaje y grupos sociales. Pero toma en consideración un 
conjunto lingüístico (general) para ponerlo en paralelo (covariación) 
con un conjunto social (general). Mientras el análisis de contenido, 
11 M. PECHEUX, Anály:se automatique du discour:,, Dunod, 1966. 
y, 
por un mecanismo de deducción sobre la base dé indicadores recons-
truidos a partir de una muestra de mensajes paniculares, tiende al 
conocimiento de variables de orden psicológico, su..:iológico, históri-
co, etc. La lexicología estudio científico del vocabulario, la estadística 
lexical, aplicación ele los métodos estadísticos a la descripción del 
vocabulario, se aproximan al análisis

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