Logo Studenta

Actualizaciones en endocrinologia tiroides - Saúl Veloz

Vista previa del material en texto

Actualizaciones en Endocrinología - 3
TIROIDES
2.a edición
00 Yturriaga (preliminares)i I00 Yturriaga (preliminares)i I 28/2/07 09:51:1228/2/07 09:51:12
00 Yturriaga (preliminares)i II00 Yturriaga (preliminares)i II 28/2/07 09:51:1328/2/07 09:51:13
TIROIDES, 2.a edición
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, su
tratamiento informático, la transmisión de ninguna otra forma o por
cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro
u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares
del Copyright.
Derechos reservados © 2007 respecto de la segunda edición en español, por
CARLOS DIÉGUEZ GONZÁLEZ, RAFAEL YTURRIAGA MATARRANZ
Y SERONO
McGRAW-HILL - INTERAMERICANA DE ESPAÑA, S. A. U.
Edif cio Valrealty
Basauri, 17, 1.a planta
28023 Aravaca (Madrid)
ISBN: 978-84-481-5705-0
ISBN: 978-84-481-5706-7 (Ed. personalizada)
Depósito legal: M. 
Preimpresión: MonoComp, S. A. Cartagena, 43. 28028 Madrid
Impreso en 
IMPRESO EN ESPAÑA - PRINTED IN SPAIN
00 Yturriaga (preliminares)i IV00 Yturriaga (preliminares)i IV 28/2/07 09:51:1328/2/07 09:51:13
P. Álvarez Vázquez 
Sección de Endocrinología
Complejo Hospitalario Cristal-Piñor 
Orense
S. Ares Segura
Servicio de Neonatología
Hospital Materno Infantil La Paz
Madrid 
J. Barreiro Conde
Unidad de Endocrinología Pediátrica Crecimiento 
y Adolescencia 
Departamento de Pediatría 
Hospital Clínico Universitario
Santiago de Compostela
A. Benito Berlinches 
Servicio de Anatomía Patológica
Hospital Ramón y Cajal 
Madrid
P. Benito López 
Servicio de Endocrinología y Nutrición
Departamento de Medicina
Hospital Universitario Reina Sofía
Córdoba 
J. Bernal Carrasco
Instituto de Investigaciones Biomédicas
Consejo Superior de Investigaciones Científicas 
Universidad Autónoma 
Madrid
C. Caballero Loscos
Servicio de Medicina Nuclear 
Hospital Ramón y Cajal 
Madrid 
L. Castro-Feijóo
Unidad de Endocrinología Pediátrica Crecimiento 
y Adolescencia 
Departamento de Pediatría 
Hospital Clínico Universitario
Santiago de Compostela
J. J. Corrales Hernández
Sección de Endocrinología
Departamento de Medicina
Hospital Universitario de Salamanca
A. Crespo Díez 
Servicio de Medicina Nuclear 
Hospital Ramón y Cajal
Madrid
E. Dulín Íñiguez 
Laboratorio de Cribado Neonatal de la Comunidad 
de Madrid 
Hospital Gregorio Marañón 
Madrid
A. Ferrández Longás 
Unidad de Endocrinología Pediátrica
Hospital Materno Infantil Miguel Servet
Zaragoza
COMITÉ EDITORIAL
C. Diéguez González
Unidad de Endocrinología
Facultad de Medicina
Universidad de Santiago de Compostela
R. Yturriaga Matarranz
Servicio de Pediatría
Hospital Ramón y Cajal
Madrid
AUTORES
00 Yturriaga (preliminares)i V00 Yturriaga (preliminares)i V 28/2/07 09:51:1328/2/07 09:51:13
M.ª A. Gálvez Moreno
Servicio de Endocrinología y Nutrición
Departamento de Medicina
Hospital Universitario Reina Sofía
Córdoba 
M. C. García García
Departamento de Fisiología
Facultad de Medicina
Universidad de Santiago de Compostela
R. García González 
Servicio de Anatomía Patológica 
Hospital Ramón y Cajal 
Madrid
R. V. García-Mayor 
Servicio de Endocrinología, Diabetes, Nutrición 
y Metabolismo
Complejo Hospitalario Universitario
Vigo
A. Gilsanz Peral 
Servicio de Endocrinología y Nutrición
Hospital Universitario La Fe 
Valencia
J. M. Gómez Sáez 
Servicio de Endocrinología y Nutrición 
Hospital Universitario de Bellvitge 
Barcelona
J. I. Labarta Aizpún
Unidad de Endocrinología Pediátrica
Hospital Materno Infantil Miguel Servet
Zaragoza
J. Lado Abeal
Unidad de Enfermedades Tiroideas y Metabólicas 
Departamento de Medicina
Universidad de Santiago de Compostela
L. Lima Rodríguez
Departamento de Fisiología
Facultad de Medicina
Universidad de Santiago de Compostela
J. P. López-Siguero
Unidad de Endocrinología Pediátrica
Hospital Materno Infantil Carlos Haya
Málaga
E. Mayayo Dehesa
Unidad de Endocrinología Pediátrica
Hospital Materno Infantil Miguel Servet
Zaragoza
M.ª J. Molina Puertas
Servicio de Endocrinología y Nutrición
Departamento de Medicina
Hospital Universitario Reina Sofía
Córdoba 
C. Monroy Morante 
Servicio de Cirugía general y digestivo
Hospital Ramón y Cajal
Madrid 
J. C. Moreno Navarro
Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Instituto de Investigaciones Biomédicas
Consejo Superior de Investigaciones Científicas 
y Universidad Autónoma 
Madrid
J. A. Moreno Molina
Unidad de Endocrinología Pediátrica
Hospital Materno Infantil Carlos Haya
Málaga
G. Morreale de Castro
Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Instituto de Investigaciones Biomédicas
Consejo Superior de Investigaciones Científicas 
y Universidad Autónoma 
Madrid
J. Ordás Santo-Tomás
Servicio de Maternidad y Ginecología
Hospital La Paz
Madrid
F. Palos Paz
Unidade de Enfermedades Tiroideas y Metabólicas 
Departamento de Medicina
Universidad de Santiago de Compostela
L. F. Pérez Méndez
Sección de Nutrición 
Complejo Hospitalario Universitario 
Vigo
M. Pombo Arias
Unidad de Endocrinología Pediátrica Crecimiento 
y Adolescencia 
Departamento de Pediatría 
Hospital Clínico Universitario
Santiago de Compostela
B. Puga González
Psicóloga 
Centro de Crecimiento Andrea Prader
Zaragoza
VI Autores
00 Yturriaga (preliminares)i VI00 Yturriaga (preliminares)i VI 28/2/07 09:51:1328/2/07 09:51:13
J. Quero Jiménez
Servicio de Neonatología
Hospital Materno Infantil La Paz
Madrid 
M. D. Rodríguez-Arnao 
Unidad de Endocrinología Pediátrica 
Hospital General Gregorio Marañón
Madrid
A. Rodríguez Sánchez 
Unidad de Endocrinología Pediátrica 
Hospital General Gregorio Marañón 
Madrid
P. Ros Pérez
Servicio de Pediatría
Hospital Ramón y Cajal
Madrid 
F. Salamé Gamarra
Servicio de Radiodiagnóstico 
Hospital Ramón y Cajal 
Madrid
F. Salinas Legarreta 
Servicio de Radiodiagnóstico 
Hospital Ramón y Cajal 
Madrid
P. Santisteban Sanz
Instituto de Investigaciones Biomédicas
Consejo Superior de Investigaciones Científicas 
Universidad Autónoma 
Madrid
I. Sanz González de Suso 
Sección de Citología
Servicio de Anatomía Patológica 
Hospital Ramón y Cajal 
Madrid
S. Serrano Belmar 
Médico Radiólogo 
Clínica La Zarzuela 
Madrid
A.Valle Traid
Unidad de Endocrinología Pediátrica
Hospital Materno Infantil Miguel Servet
Zaragoza
U. C. Vera Schmulling 
Servicio de Medicina Nuclear 
Hospital Ramón y Cajal
Madrid 
Autores VII
00 Yturriaga (preliminares)i VII00 Yturriaga (preliminares)i VII 28/2/07 09:51:1328/2/07 09:51:13
00 Yturriaga (preliminares)i VIII00 Yturriaga (preliminares)i VIII 28/2/07 09:51:1328/2/07 09:51:13
CONTENIDO
Prefacio.................................................................................................................... 
Capítulo 1. FISIOLOGÍA DEL TIROIDES, María del Carmen García,
Luis Lima ............................................................................................................... 1
Capítulo 2. PROLIFERACIÓN Y DIFERENCIACIÓN TISULAR DEL TIROIDES, 
Pilar Santisteban ................................................................................................... 31
Capítulo 3. BASES GENÉTICAS DE ENFERMEDADES TIROIDEAS, 
Joaquín Lado, Fernando Palos ............................................................................. 47
Capítulo 4. TÉCNICAS DE IMAGEN EN LA PATOLOGÍA TIROIDEA,
Fares Salamé, Sergio Serrano, Fernando Salinas ................................................ 61
Capítulo 5. MEDICINA NUCLEAR EN LA ENFERMEDAD TIROIDEA, Carmen 
Caballero, Ute Corina Vera, Ángel Crespo ............................................................ 71
Capítulo 6. FÁRMACOS Y FUNCIÓN TIROIDEA, Juan José Corrales ................. 81
Capítulo 7. ALTERACIONES TIROIDEAS EN EL RECIÉN NACIDO, Susana 
Ares, Gabriela Morreale, José Quero ..................................................................... 91
Capítulo 8. CRIBADO DEL HIPOTIROIDISMO NEONATAL, María Dolores 
Rodríguez-Arnao, Amparo Rodríguez, Elena Dulín ...............................................109
Capítulo 9. ANATOMÍA PATOLÓGICA: HISTOLOGÍA Y CITOLOGÍA 
DE LA PATOLOGÍA TIROIDEA, Ricardo García, Itzíar Sanz, Amparo Benito ..... 117
Capítulo 10. HIPOTIROIDISMO CONGÉNITO, Juan Pedro López-Siguero, 
José Antonio Moreno ............................................................................................ 137
Capítulo 11. DESARROLLO PSICOMOTOR EN EL HIPOTIROIDISMO 
CONGÉNITO, Esteban Mayayo, Beatriz Puga, Antonio Valle, José Ignacio 
Labarta, Ángel Ferrández ...................................................................................... 151
Capítulo 12. BOCIO ENDÉMICO, Lidia Castro-Feijóo, Jesús Barreiro, 
Manuel Pombo ....................................................................................................... 173
00 Yturriaga (preliminares)i IX00 Yturriaga (preliminares)i IX 28/2/07 09:51:1328/2/07 09:51:13
XI
X Contenido
Capítulo 13. DISHORMONOGÉNESIS TIROIDEA, José Carlos Moreno .............. 189
Capítulo 14. FISIOPATOLOGÍA DE LOS TRANSPORTADORES 
DE HORMONAS TIROIDEAS Y SÍNDROME DE RESISTENCIA 
A LAS HORMONAS TIROIDEAS, Juan Bernal .................................................... 205
Capítulo 15. AUTOINMUNIDAD Y TIROIDES, Ricardo V. García, Paula Álvarez,
Luisa F. Pérez ........................................................................................................ 219
Capítulo 16. HIPERTIROIDISMO, Alberto Gilsanz ................................................... 235
Capítulo 17. CÁNCER DE TIROIDES, José Manuel Gómez ................................... 253
Capítulo 18. CIRUGÍA DE TIROIDES, Carlos Monroy ............................................ 267
Capítulo 19. EL TIROIDES Y LAS ENFERMEDADES SISTÉMICAS, 
M.a Ángeles Gálvez, M.a José Molina, Pedro Benito ............................................ 285
Capítulo 20. EMBARAZO Y POSPARTO: TIROIDES, Juan Ordás ........................ 291
Capítulo 21. EL TIROIDES EN LA UCI, Purificación Ros ....................................... 301
Índice ........................................................................................................................ 315
00 Yturriaga (preliminares)i X00 Yturriaga (preliminares)i X 28/2/07 09:51:1428/2/07 09:51:14
En el año 1999, veía la luz la primera edición de 
la monografía Tiroides de esta serie de Actualiza-
ciones en Endocrinología. Entonces, era el cuarto 
volumen, después de dos sobre Crecimiento y uno 
sobre Pubertad, si bien el primero editado por 
McGraw-Hill/Interamericana. Ocho años más 
tarde, acometemos el reto de mejorar el contras-
tado éxito de la primera edición, con la ventaja 
de conservar intacto nuestro espíritu de trabajo 
y contar con unos f abulosos autores, elegidos 
con dificultad por la abundancia de colegas es-
pañoles expertos en este tema.
Los 19 capítulos de la edición de 1999 se 
han convertido en 21, con cambios sustanciales 
en muchos de ellos y, por supuesto, con ejem-
plar actualidad en todos, tanto por el contenido 
como por las citas bibliográficas.
Como siempre, tratamos de hermanar la 
edad pediátrica con la adulta, así como la actua-
lización de los aspectos referidos a las ciencias 
básicas ligados con la vertiente clínico-práctica, 
objetivos principales de esta serie.
Se inicia esta monograf ía con un muy am-
plio capítulo sobre «Fisiología del tiroides», 
elemental para la comprensión de todos los 
siguientes. De manera clara y didáctica, e xpo-
ne la estructura de las hormonas tiroideas, el 
metabolismo del yodo, la biosíntesis hormonal, 
su transporte, metabolismo y mecanismos de 
acción, así como las acciones biológicas de 
estas hormonas y la re gulación de la función 
tiroidea.
El capítulo siguiente trata de «Prolifera-
ción y diferenciación tisular del tiroides», re-
sumiendo las bases moleculares y celulares de 
la proliferación, diferenciación y desarrollo de 
la glándula tiroidea, con información actual de 
los principales genes que diferencian la función 
tiroidea así como de los principales factores de 
transcripción tiroideos, responsables de la e x-
presión génica y, por tanto, determinantes del 
fenotipo tiroideo.
Hermanado con el capítulo anterior , el de 
«Bases genéticas de las enfermedades tiroideas» 
trata, en primer lug ar, del origen y la transmi-
sión de las enfermedades genéticas para, luego, 
ceñirse a las bases genéticas del hipotiroidismo 
congénito no endémico, de los síndromes de re-
sistencia a la acción de las hormonas tiroideas, 
de las enfermedades tiroideas autoinmunes y, por 
último, de la patología tumoral de la glándula.
Es inevitable el solapamiento de algunos 
temas concretos en algunos capítulos, pero 
creemos que ello no sólo no es ne gativo, sino 
enriquecedor, por el distinto enfoque dado por 
los autores, lo que lleva a una mejor compren-
sión y conocimiento.
En esta ocasión, hemos di vidido la v alo-
ración tiroidea por imagen en dos capítulos. 
«Técnicas de imagen en la patología tiroidea» 
trata de las aplicaciones de la ecograf ía, la to-
mografía computarizada y la resonancia nuclear 
magnética en el estudio de la patología tiroidea, 
centrándose fundamentalmente en el papel de 
la técnica de ultrasonidos en la enfermedad no-
dular tiroidea, problema diagnóstico más fre-
cuente en la clínica diaria. La técnica ecográfica 
selecciona los nódulos candidatos a la punción 
aspirativa, PAAF, sirviendo igualmente como 
guía para ella, además de ser también clave para 
el estudio prequirúrgico y de se guimiento del 
cáncer tiroideo. Las otras dos técnicas contribu-
yen al estudio de la extensión local y a distancia 
del cáncer de tiroides. «Medicina Nuclear en la 
enfermedad tiroidea» es un interesante capítulo 
en que se justif ica y explica el papel de estos 
servicios por la información que comportan de 
imágenes y pruebas funcionales, así como para 
PREFACIO
00 Yturriaga (preliminares)i XI00 Yturriaga (preliminares)i XI 28/2/07 09:51:1428/2/07 09:51:14
el tratamiento de las enfermedades tiroideas. Se 
expone con claridad la gammagrafía tiroidea en 
la hipofunción o hiperfunción glandular y en los 
nódulos tiroideos explorados con distintos traza-
dores para, posteriormente, desarrollar el aspecto 
terapéutico de toda la patología de esta glándula: 
hipertiroidismo, bocios no quirúrgicos y cáncer 
diferenciado y medular del tiroides.
Viene a continuación el capítulo de «Fárma-
cos y función tiroidea», en donde se describen los 
fármacos que alteran, en sentido positivo o nega-
tivo, la secreción de TSH, la síntesis o secreción 
de tiroxina y triyodotironina, el transporte de las 
hormonas tiroideas circulantes, el metabolismo 
de éstas y la absorción de tiroxina, f inalizando 
con una descripción sucinta de varias enfermeda-
des y de su tratamiento específico, con la posible 
disfunción tiroidea secundaria.
En el capítulo de «Alteraciones tiroideas 
en el recién nacido» se expone la maduración 
de la función tiroidea en el feto, la importante 
transferencia de las hormonas tiroideas mater -
nas al feto, con su papel vital en el desarrollo del 
sistema nervioso central y la maduración de la 
función tiroidea en el niño pretérmino, finaliza 
con un práctico esquema del control clínico de 
la función tiroidea en estos niños inmaduros así 
como del efecto de algunos medicamentos so-
bre la función tiroidea y las pruebas analíticas.
Seguidamente, en el «Cribado del hipotiroi-
dismo neonatal», se describe de manera bre ve 
y práctica la metodología para la obtención de 
muestras, el procedimiento analítico empleado, 
un algoritmo de detección del hipotiroidismo pri-
mario en el recién nacido, la incidencia registrada 
con este procedimiento así como el futuro de este 
importante método diagnóstico.
Posteriormente, la «Anatomía patológica: 
histología y citología de la patología tiroidea» 
desarrolla, primero, la patología tumoral y no 
tumoral del tiroides y a continuación la técnica 
de PAAF, con sus indicaciones, contraindica-
ciones y posibles complicaciones,así como 
su rentabilidad y ef icacia en toda la patología 
tiroidea.
Después, en el capítulo de «Hipotiroidismo 
congénito», se aglutinan y resumen de manera 
clara muchos aspectos comentados en capítulos 
anteriores, con una e xposición detallada de la 
dosis de levotiroxina adecuada según las edades 
de los pacientes. Prácticamente sin interrupción, 
nos encontramos con el «Desarrollo psicomotor 
en el hipotiroidismo congénito», con un exce-
lente análisis del cociente de desarrollo/cociente 
intelectual en un grupo de pacientes con esta 
patología detectados por el cribado neonatal en 
Aragón y tratados precozmente, con seguimien-
to posterior; los autores de este trabajo original 
plantean una serie de cuestiones, así como una 
amplia discusión del tema.
El «Bocio endémico» es un capítulo clásico 
en cualquier tratado sobre el tiroides. Se descri-
ben las «enfermedades por deficiencia de yodo» 
y el bocio endémico en sus aspectos etiológicos 
y clínicos, así como en el de su prevención con 
suplementos de yodo y algunos problemas en-
contrados con esta profilaxis.
En la «Dishormonogénesis tiroidea» se ex-
plican los fundamentos bioquímicos y genéticos 
de la función tiroidea, y se presenta la clasif i-
cación de sus trastornos, desde los defectos del 
transporte basal del yodo, la hiporrespuesta a la 
TSH, los defectos de organificación, o de la des-
yodación de yodotirosinas y de la transcripción 
tiroidea, así como la posible relación entre la 
dishormonogénesis y los tumores tiroideos.
En el capítulo de «Fisiopatología de los 
transportadores de hormonas tiroideas y sín-
drome de resistencia a las hormonas tiroideas», 
tema nada fácil de comprender, se describen pri-
mero las alteraciones de las hormonas tiroideas 
en mutaciones del MCT8 y, posteriormente, el 
propio síndrome de resistencia, con sus carac-
terísticas clínicas, su genética, incidencia, trata-
miento y, de una manera amplia, su patogenia, 
así como algunos modelos animales de resisten-
cia y la descripción de algunos casos clínicos 
comunicados con distintos tipos de resistencia: 
hipofisaria, generalizada y por alteración de las 
proteínas transportadoras.
En los dos siguientes capítulos, «Autoinmu-
nidad y tiroides» e «Hipertiroidismo», existe 
un solapamiento intencionado. En el primero, 
se describen de manera amplia los aspectos au-
XII Prefacio
00 Yturriaga (preliminares)i XII00 Yturriaga (preliminares)i XII 28/2/07 09:51:1428/2/07 09:51:14
toinmunitarios de la glándula tiroidea, descri-
biendo en primer lugar la tiroiditis experimental 
autoinmunitaria y, posteriormente, la tiroiditis 
de Hashimoto en sus aspectos etiopatogénicos y 
genéticos, con los mecanismos que producen la 
lesión tisular en la tiroiditis humana y su e ven-
tual tratamiento. Por último, trata la enfermedad 
de Graves fundamentalmente en sus aspectos de 
autoinmunidad organoespecífica, factores gené-
ticos y no genéticos y, de manera muy breve, su 
epidemiología y tratamiento. En el se gundo, se 
aborda la Tirotoxicosis asociada o no a hiperti-
roidismo, es decir la enfermedad de Graves-Ba-
sedow, el bocio multinodular hiperfuncionante, 
el adenoma tóxico, la hipersecreción de TSH, los 
tumores trofoblásticos, el hipertiroidismo indu-
cido por yodo y el tejido tiroideo ectópico en el 
primer caso, y las enfermedades inflamatorias 
tiroideas en el segundo caso. Posteriormente, se 
exponen las muy diversas manifestaciones clíni-
cas de la tirotoxicosis, su diagnóstico, su dif ícil 
y controvertido tratamiento, que varía según la 
edad del paciente, y el manejo general de esta 
entidad en condiciones especiales.
El capítulo de «Cáncer de tiroides» se inicia 
con un algoritmo de actitud frente al paciente 
portador de un nódulo tiroideo, para se guida-
mente exponer la última clasif icación de las 
neoplasias tiroideas. Se describen de forma 
clara los aspectos etiológicos del cáncer de ti-
roides con referencia a los síndromes genéti-
cos, bases moleculares, radiaciones ionizantes 
y otros factores ambientales y a continuación, 
se describen el cáncer papilar y folicular , los 
factores pronósticos del cáncer diferenciado así 
como su tratamiento y seguimiento. Por último, 
trata del carcinoma medular y del anaplásico así 
como del futuro del tratamiento tiroideo a van-
zado siguiendo un esquema didáctico.
En la «Cirugía de tiroides» podemos delei-
tarnos con un magnífico y ameno desarrollo his-
tórico de la técnica quirúrgica de esta glándula, 
para después sentar las indicaciones y objetivos 
de la cirugía tiroidea, la preparación preopera-
toria, la técnica en sí, sus complicaciones y el 
control postoperatorio.
«El tiroides y las enfermedades sistémicas» 
se centran en la llamada enfermedad no tiroidea, 
la fisiopatología de este síndrome y su impor -
tancia clínica en muchas circunstancias, como 
la cirugía, la infección, la patología cardiovas-
cular, el trasplante y también en psiquiatría, así 
como la contro versia en cuanto a su posible 
tratamiento.
En el capítulo de «Embarazo y posparto: ti-
roides» se abordan la fisiología tiroidea durante 
la gestación, el déficit de yodo en la dieta de la 
embarazada, la valoración de la función tiroidea 
en el embarazo, la función tiroidea en el feto, el 
hipotiroidismo o hipertiroidismo en el embara-
zo y la llamada tiroiditis silente o puerperal.
Termina esta monografía con «El tiroides 
en la UCI», que recoge el síndrome del en-
fermo eutiroideo en el paciente crítico y los 
niveles de las hormonas tiroideas y las implica-
ciones pronósticas de las alteraciones tiroideas 
en dicho paciente. A continuación, se enumera 
la patología tiroidea que precisa ingreso en la 
UCI y las interacciones medicamentosas con 
la función tiroidea en el paciente críticamente 
enfermo.
Vivimos una etapa convulsa en la industria 
farmacéutica, con continuas fusiones de las 
que resultan enormes compañías. Serono no ha 
sido una excepción y, desde enero de 2007 se 
llama Merck Serono, S. A., siendo la máxima 
responsable de la nueva organización en Espa-
ña nuestra conocida amig a Laura González, a 
quien desde aquí felicitamos y animamos en 
esta nueva gran responsabilidad.
Igualmente agradecemos a Rosario Femenía 
de McGraw-Hill/Interamericana su impagable 
trabajo sin el cual no hubiera sido editada nin-
guna monografía. Su valía profesional sólo es 
superada por su simpatía.
Como siempre, el Comité Editorial asume 
todos los inevitables fallos y pide disculpa por 
ellos.
Muchas gracias y feliz y pro vechosa lec-
tura.
RAFAEL YTURRIAGA
Prefacio XIII
00 Yturriaga (preliminares)i XIII00 Yturriaga (preliminares)i XIII 28/2/07 09:51:1428/2/07 09:51:14
00 Yturriaga (preliminares)i XIV00 Yturriaga (preliminares)i XIV 28/2/07 09:51:1428/2/07 09:51:14
INTRODUCCIÓN
La glándula tiroides, mediante la secreción de las hor-
monas tiroideas tiroxina o tetrayodotironina (T4) y tri-
yodotironina (T3), regula la actividad metabólica de las 
células que forman parte de los diversos órganos y teji-
dos para que éstos puedan llevar a cabo sus diferentes 
funciones con normalidad. A corto plazo, el tiroides no 
es esencial para la vida; sin embargo, dada la ubicuidad 
de las acciones de las hormonas tiroideas, es necesario 
un buen funcionamiento de esta glándula para que los 
procesos de crecimiento y maduración teng an lugar 
adecuadamente. Así, las hormonas tiroideas constitu-
yen un elemento determinante para el desarrollo neural 
y somático de los niños y para la actividad metabólica 
de los adultos. Durante las primeras etapas de la vida, 
la deficiencia de hormonas tiroideas produce altera-
ciones neurológicas irre versibles, retardo mental y 
enanismo, mientras que en la edad adulta el déf icit 
de estas hormonas se asocia, entre otras alteraciones, 
a intolerancia al frío, enlentecimiento físico y mental, 
y somnolencia.
La regulación de la función tiroidea depende prin-
cipalmente de la tirotropina, o TSH (thyroid stimula-
ting hormone). La síntesisde TSH tiene lugar en las 
células tirotropas adenohipofisarias y es estimulada, 
al igual que su liberación, por la TRH (thyrotropin-
releasing hormone) producida por neuronas mayori-
tariamente localizadas en el núcleo para ventricular 
(NPV) hipotalámico. Las hormonas tiroideas esta-
blecen un sistema de retroalimentación negativa por 
el cual el aumento de su concentración plasmática 
inhibe la síntesis y liberación de TSH, actuando tanto 
directamente a nivel de las hormonas tirotropas como 
indirectamente a través de la inhibición de la secre-
ción y síntesis de TRH por las neuronas del NPV.
Dada la importancia de las funciones que lle van a 
cabo las hormonas tiroideas, e xisten diversos meca-
nismos que aseguran su constante disponibilidad para 
todas las células del organismo. El primero depende de 
la forma en que tiene lugar su síntesis en los folículos, 
donde se almacenan en grandes cantidades formando 
parte de las moléculas de tiroglobulina (Tg) del coloide. 
El segundo depende de que las hormonas tiroideas, una 
vez secretadas, sean transportadas en el plasma unidas 
a diversas proteínas, de tal forma que se amortiguan los 
cambios en la tasa de secreción hormonal. Finalmente, 
una vez que las hormonas tiroideas llegan a los tejidos, 
su disponibilidad intracelular depende de la velocidad 
con la que entran en las células y, en el caso de la T3, 
de su tasa de síntesis por desyodación de la T4.
Todo este complejo sistema de regulación permite 
que el organismo se adapte a los cambios en su entor-
no o en su medio interno, no solamente mediante la 
regulación de la tasa de síntesis y secreción de hormo-
nas tiroideas, sino también ajustando la disponibili-
dad de estas hormonas a las necesidades individuales 
de cada órgano o tejido.
ANATOMÍA
El tiroides recibe este nombre por su proximidad 
al cartílago tiroides de la laringe y por su forma de 
escudo (thyreos, escudo; eidos, forma). En los seres 
humanos es un órgano impar, localizado en una posi-
ción media en la región anterior del cuello; consta de 
dos lóbulos laterales de tejido glandular muy vascula-
Fisiología del tiroides 1
María del Carmen García
Luis Lima
01 Yturriaga (cap. 01)i 101 Yturriaga (cap. 01)i 1 27/2/07 08:23:5427/2/07 08:23:54
rizado, unidos a través de la línea media por una estre-
cha porción de tejido denominada istmo (Fig. 1.1), y 
tiene un peso aproximado de 20 a 25 g. Los lób ulos 
laterales tienen forma cónica, siendo su cara lateral 
convexa y de superficie lisa, y la medial, cónca va y 
con su superficie adaptada al contorno de las estruc-
turas subyacentes. Cada lób ulo tiene una longitud 
aproximada de 5 cm, una anchura máxima de 3 cm y 
un espesor de 2 cm, situándose su base a la altura del 
quinto o sexto anillo traqueal, y su vértice en la unión 
del tercio inferior y medio del cartílago tiroides. Con 
relativa frecuencia se puede observar la presencia de 
un tercer lóbulo que se origina a partir del istmo o 
del tejido glandular adyacente de los lóbulos laterales, 
que se denomina lóbulo piramidal o medio1.
disponen en plexos profundos que se sitúan alre-
dedor de los folículos tiroideos, localización que 
favorece el paso de las hormonas tiroideas hacia 
la luz capilar 3. El drenaje v enoso del tiroides se 
organiza en ricos ple xos venosos presentes en las 
superficies lateral y medial de los lóbulos laterales, 
a partir de los cuales se originan las venas tiroideas 
superior, media e inferior , a las que, en ocasiones, 
se suma la vena tiroidea ima. En algunos individuos 
ambas venas tiroideas inferiores se unen, en el borde 
inferior del istmo, en un tronco común denominado 
vena tiroidea ima, que drena en el tronco v enoso 
braquiocefálico izquierdo2. El tiroides presenta una 
abundante red de capilares linf áticos que, al igual 
que los sanguíneos, están organizados en forma de 
extensos plexos situados alrededor de los folículos3. 
Esta especial disposición de los capilares linfáticos 
permite que exista una vía adicional para la salida de 
las hormonas tiroideas hacia la circulación general, 
a la v ez que e xplica la ele vada frecuencia de las 
metástasis intraglandulares. A partir de los capilares 
linfáticos se origina un complejo sistema de drenaje 
que se dirige hacia los nódulos prelaríngeo, pretra-
queal, paratraqueal y mediastínico2.
La inervación del tiroides depende fundamen-
talmente del sistema nervioso autónomo (SN A), 
cuyas fibras aprovechan la trayectoria de los vasos 
sanguíneos para penetrar en la glándula. Los ter -
minales posganglionares simpáticos se originan en 
los ganglios cervicales superior, medio e inferior , 
mientras que la inerv ación parasimpática depende 
de las fibras vagales. La existencia de terminaciones 
simpáticas en la proximidad de las láminas basales 
de los folículos pone de manifiesto la capacidad del 
sistema nervioso simpático (SNS) para re gular la 
función tiroidea a través de un mecanismo de control 
neural que actuaría en paralelo con el eje hipotála-
mo-hipófiso-tiroideo4.
HISTOLOGÍA
El tiroides está rodeado de una gruesa cápsula de 
tejido conjuntivo que forma parte de la aponeuro-
sis cervical profunda, por debajo de la cual se sitúa 
una delgada cápsula interna íntimamente adherida al 
tejido glandular. A partir de esta cápsula se originan 
pequeños tabiques de tejido conjunti vo que dividen 
la glándula en lobulillos incompletos3.
La unidad estructural y funcional del tiroides es el 
folículo tiroideo, cuya estructura está constituida por 
una cavidad central, ocupada por un material viscos o 
2 Actualizaciones en Endocrinología. Tiroides
Figura 1.1. Representación de un tiroides humano normal 
y de sus relaciones anatómicas con la laringe, la tráquea y 
el paquete vascular del cuello. Los dos lóbulos laterales de 
tejido glandular muy vascularizado (derecho e izquierdo) 
están unidos entre sí a tra vés de una estrecha porción de 
tejido denominada istmo.
La glándula tiroides es un ór gano muy vascu-
larizado y su flujo sanguíneo es de los mayores 
del organismo. El aporte de sangre depende de las 
arterias tiroideas superiores e inferiores, que pre-
sentan abundantes anastomosis colaterales, tanto 
ipsilaterales como contralaterales entre sí y, ocasio-
nalmente, de la arteria tiroidea ima 2. Los capilares 
sanguíneos del tiroides son del tipo fenestrado y se 
Ligamento
cricotiroideo
Hueso hioides
Cartílago
cricoides
Cartílago 
tiroides
Lóbulo piramidal
Lóbulos 
laterales
Istmo tiroideo
Tráquea
01 Yturriaga (cap. 01)i 201 Yturriaga (cap. 01)i 2 27/2/07 08:23:5527/2/07 08:23:55
compuesto mayoritariamente por Tg, denominado 
coloide, rodeada por una única capa de células folicula-
res (Fig. 1.2). Las células foliculares se disponen de for-
ma regular y su altura depende del estado funcional de 
la glándula; descansan sobre una delgada lámina basal, 
en cuya proximidad se localizan abundantes capilares 
sanguíneos y linfáticos (Fig. 1.3)3. El folículo tiroideo 
es una estructura única entre las glándulas endocrinas, 
ya que el coloide permite el almacenamiento de grandes 
cantidades de hormonas tiroideas inactivas en el com-
partimiento extracelular, mientras que otras glándulas 
endocrinas sólo almacenan pequeñas cantidades de 
hormonas en el interior de las células.
En el tiroides, además de las células foliculares, 
que aproximadamente representan el 98% del total, 
se encuentra un segundo tipo de células epiteliales, 
denominadas células parafoliculares o células C, que 
contienen calcitonina, una hormona peptídica que 
participa en la re gulación del balance de calcio y 
fósforo3.
ESTRUCTURA DE LAS HORMONAS 
TIROIDEAS
Las hormonas tiroideas y sus metabolitos son deriva-
dos yodados del aminoácido L-tirosina. Estas hormo-
nas son moléculas de tironina que pueden incorporar 
hasta cuatro sustituciones de yodo, y que se originan 
por el acoplamiento de dos moléculas de tirosina que 
une, mediante un enlace éter, una de ellas con el gru-
po fenilo procedentede la otra, de tal forma que la 
molécula resultante posee un anillo externo o fenílico 
y un anillo interno o tirosílico. Así, la T4 posee cuatro 
átomos de yodo en posición 3 y 5, dos en el anillo 
principal y otros dos en el secundario, de donde resul-
ta, por tanto, la 3,5,3’,5’-tetrayodotironina (Fig. 1.4). 
A diferencia de la T4, la T3 carece de la sustitución de 
yodo en la posición 5 del anillo externo, por lo que se 
denomina 3,5,3’-triyodotironina; existe una segunda 
molécula de tironina con tres átomos de yodo, la rT3, 
o T3 inversa, que no posee el átomo de yodo de la 
posición 5 del anillo interno, resultando la 3,3’,5’-
triyodotironina5.
Como se mencionará al hablar de los mecanismos 
implicados en la síntesis de las hormonas tiroideas, 
la mayor parte de la síntesis de T3, y prácticamente 
toda la de rT3, tienen lugar mediante una reacción de 
desyodación de la T4 
6.
Las reacciones de desyodación las lle van a cabo 
un grupo de enzimas pertenecientes a una familia de 
selenoproteínas, denominadas selenodesyodasas o 
Fisiología del tiroides 3
Figura 1.2. Microfotografía de una preparación histológica 
de la glándula tiroides humana (H/E X480) que muestra los 
folículos tiroideos, unidad estructural y funcional del tiroides. 
Las células foliculares se disponen alrededor de un lumen 
central con material viscoso denominado coloide.
Figura 1.3. Representación esquemática de folículos tiroi-
deos pertenecientes a glándulas con diferentes grados de 
actividad. En las glándulas inactivas las células foliculares 
son planas, su cavidad folicular es grande y contienen una 
importante cantidad de coloide. En las glándulas acti vas 
las células foliculares son altas, el tamaño de la ca vidad 
folicular disminuye y se reduce la cantidad de coloide.
01 Yturriaga (cap. 01)i 301 Yturriaga (cap. 01)i 3 27/2/07 08:23:5627/2/07 08:23:56
yodotironina-desyodasas tipo 1, 2 y 3 (D1, D2 y D3), 
que tienen una expresión dependiente del tejido. Cada 
una de estas enzimas cataliza preferentemente un tipo 
de reacción de desyodación, aunque pueda hacerlo 
sobre diferentes sustratos 6. Es importante destacar 
que las desyodasas no sólo catalizan la desyodación 
de T4, sino también la de otros derivados menos yoda-
dos, de tal forma que se inicia una serie de reacciones 
de desyodación en cascada que termina transforman-
do la T4 en tironina (T0). Así pues, la desyodación de 
las triyodotironinas genera tres moléculas diferen-
tes con dos sustituciones de yodo denominadas T2: 
la 3,5-diyodotironina (3,5-T2), la 3,3’-diyodotironina 
(3,3’-T2) y la 3,5’ diyodotironina (3,5’-T2). A su vez, 
las T2, al perder un átomo de yodo, generan dos mono-
yodotironinas o T1: la 3-monoyodotironina (3-T1) y la 
3’-monoyodotironina (3’-T1). En la última etapa, la des-
yodación de las T1 da lugar a la molécula de T0 (Fig. 
1.5)6. El proceso de desyodación de yodotironinas, así 
como los mecanismos que lo regulan, se trata detalla-
damente en el apartado dedicado a la metabolización 
de las hormonas tiroideas.
4 Actualizaciones en Endocrinología. Tiroides
Figura 1.4. Estructura química de las hormonas tiroideas y 
sus precursores. Las hormonas tiroideas y sus metabolitos 
son derivados yodados del aminoácido L-tironina. En el 
panel superior se muestra la reacción de formación de tiro-
nina a partir del acoplamiento de dos moléculas de tirosina. 
A su vez, las triyodotironinas (rT 3 y T3) y la tetrayodoti-
ronina (T4) resultan de reacciones de acoplamiento de sus 
precursores MIT y DIT.
Figura 1.5. Cascada de desyodación de T4.
METABOLISMO DEL YODO
La adecuada disponibilidad de yodo constituye el 
principal factor limitante para que la síntesis de 
hormonas tiroideas tenga lugar con normalidad. El 
tiroides tiene la capacidad de concentrar yodo incor-
porándolo a la molécula de Tg, lo que lo con vier-
te en el principal ór gano de depósito de yodo del 
organismo, con unos 8 mg del mismo 5. Así, en los 
seres humanos, el 90% del yodo está contenido en 
el tiroides, en forma de yodo orgánico incorporado a 
los residuos tirosilo de la Tg yodada, mientras que el 
10% restante, mayoritariamente en forma de yoduro, 
se distribuye por el resto del organismo7.
La capacidad de concentración de yodo del tiroi-
des, junto con la e xistencia de un ef icaz sistema de 
01 Yturriaga (cap. 01)i 401 Yturriaga (cap. 01)i 4 27/2/07 08:23:5927/2/07 08:23:59
reciclado del yodo liberado durante el metabolismo de 
las hormonas tiroideas, proporciona una gran auto-
nomía en la síntesis de las hormonas tiroideas frente 
a las fluctuaciones en la disponibilidad de este oligo-
elemento. A pesar de ello, cuando una situación de 
aporte insuficiente de yodo se prolong a, se produce 
una progresiva reducción de su contenido tiroideo, 
que termina provocando una síntesis insuf iciente de 
hormonas tiroideas7.
El yodo del or ganismo proviene exclusivamente 
del agua y de los alimentos ingeridos, siendo la leche 
y la carne los principales suministradores de este ele-
mento. Sin embargo, en la actualidad el aporte de yodo 
en la población de los países desarrollados depende 
de otras fuentes cuantitativamente muy importantes, 
como la sal yodada, los aditivos con yodo que utiliza 
la industria alimentaria, los suplementos de vitaminas 
y minerales o los radiof ármacos, los antisépticos y 
los contrastes radiológicos yodados8. En los adultos 
la ingesta diaria de yodo varía desde los 10 µg/día de 
los habitantes de áreas de extrema deficiencia, a los 
1 a 2 mg/día de la población japonesa, o a los varios 
cientos de miligramos de las personas tratadas con 
fármacos que contienen yodo 8. La cantidad mínima 
necesaria de yodo ha sido f ijada para los adultos en 
150 µg/día, y para las mujeres durante los períodos de 
gestación y lactancia en 200-260 µg/día9.
El yodo ingresa en el or ganismo tanto en forma 
de yodo libre o yodo inor gánico, como incorporado 
en las moléculas de diversos compuestos orgánicos, 
como los aminoácidos, entre ellos la T3 y la T4 o los 
péptidos. La absorción de yodo en el tubo digesti vo 
es rápida y muy ef iciente, por lo que la cantidad de 
yodo ingerido pero no absorbido que se e ncuentra 
en las heces es muy pequeña 5. Una vez absorbido, el 
yoduro se distribuye en un volumen de 25 L, ocupando 
fundamentalmente el compartimiento extracelular, con 
unas concentraciones plasmáticas que habitualmente 
se sitúan por debajo de los 10 µg/L10.
Desde el plasma, el yoduro es incorporado al tiroi-
des mediante un mecanismo de transporte activo11, con 
un aclaramiento de 10 a 25 mL/min 10. Una parte del 
yoduro captado por el tiroides retorna directamente al 
compartimiento extracelular debido a las pérdidas que 
tienen lugar en la propia glándula. Otra fracción lo hace 
tras ser liberado el yoduro de las moléculas de las hor-
monas tiroideas durante las reacciones de desyodación 
que tienen lugar en los tejidos periféricos (Fig. 1.6)7.
Fisiología del tiroides 5
Figura 1.6. Resumen de las vías normales en el metabolismo del yodo y del m ovimiento del yodo entre los diferentes 
compartimientos. El yodo ingerido es captado en el tiroides y s e incorpora a la tirosina para formar yodotirosinas en la 
tiroglobulina (Tg); el acoplamiento de los residuos yodotirosilo da lugar a T4 y T3. Las hormonas secretadas por la glándula 
son transportadas en el plasma acopladas a proteínas transportadoras (TBG, TBPA, albúmina). Parte de la T4 se transforma 
en T3 en los tejidos por acción de las desyodasas (D1, D2 o D3, según los tejidos). Las hormonas tiroideas ejercen sus efectos 
metabólicos en las células y, por último, son desyodadas; el yoduro resultante es reutilizado o bien eliminado por el riñón o, 
en el caso de las madres en período de lactancia, excretado en la leche materna. Un segundo ciclo tiene lugar en el interior 
de la glándula tiroidea; este ciclo incluye la desyodación de l as yodotirosinas y las yodotironinas para generar yoduro, la 
mayor parte del cual es reutilizadodentro del mismo tiroides.
01 Yturriaga (cap. 01)i 501 Yturriaga (cap. 01)i 5 27/2/07 08:24:0027/2/07 08:24:00
El riñón es, después del tiroides, el segundo órga-
no más importante en la eliminación de yoduro del 
compartimiento extracelular, de tal forma que el acla-
ramiento renal determina la disponibilidad de este 
elemento para el tiroides y , a su v ez, su captación 
por el tiroides determina el aclaramiento renal del 
yoduro. Así, cuando la ingesta de yodo no cubre las 
necesidades, aumenta la proporción de yoduro cap-
tado por el tiroides frente al eliminado por la orina, 
mientras que cuando la ingesta sobrepasa los reque-
rimientos, se incrementan las pérdidas urinarias de 
yodo12. En el glomérulo renal el yoduro plasmático 
se filtra libremente, aunque la mayor parte del mismo 
es reabsorbido después pasi vamente13; por ello, su 
aclaramiento renal, de unos 30-35 mL/minuto, se ve 
muy poco afectado por los cambios en su concentra-
ción plasmática, la TSH u otros factores que actúan 
sobre el transporte tiroideo de yodo 10. Los riñones, 
por tanto, desempeñan un papel pasivo, aunque cuan-
titativamente importante, en el metabolismo del yodo, 
sin participar activamente en los complejos mecanis-
mos fisiológicos que se ponen en marcha para asegu-
rar una función tiroidea adecuada en situaciones de 
aporte insuficiente de yodo.
El tracto gastrointestinal es otra de las vías de eli-
minación de yodo por el or ganismo. Las glándulas 
salivales y el estómago participan en el aclaramiento 
del yoduro plasmático, aunque de los aproximada-
mente 12 µg de yodo que se pierden diariamente por 
las heces, la mayor parte se encuentra en forma orgá-
nica, incorporado en moléculas de encuentra tiroideas 
o de sus metabolitos10.
Durante la lactancia, la glándula mamaria con-
tribuye de forma signif icativa al aclaramiento del 
yoduro plasmático, lo que justif ica que la ingesta 
mínima necesaria durante este período sea superior a 
la del adulto9. La leche materna contiene una elevada 
concentración de yoduro, proporcional a la ingesta 
de yodo, que satisf ace las necesidades de yodo del 
recién nacido14.
Finalmente, también se eliminan pequeñas canti-
dades de yoduro por el sudor y el aire espirado10.
BIOSÍNTESIS DE HORMONAS TIROIDEAS
La síntesis de hormonas tiroideas tiene lug ar casi 
exclusivamente en el tiroides, aunque pueden sinteti-
zarse pequeñas cantidades de estas hormonas en otros 
tejidos15,16. La Tg es la principal yodoproteína de la 
glándula tiroidea y funciona como una matriz para la 
síntesis de hormonas tiroideas, y como un sistema de 
Captación de yoduro por los tirocitos
La concentración de yoduro en el tejido tiroideo nor-
mal es 20 a 50 v eces superior a su concentración 
plasmática, por ello, la entrada del yoduro en el tiro-
cito a través de la membrana basolateral se tiene que 
realizar a través de un mecanismo de transporte acti-
vo. Éste consiste en un cotransporte acoplado a Na+, 
aprovechándose la energía liberada por la entrada de 
almacenamiento extracelular de éstas en forma inacti-
va. El yodo entra en las células foliculares tiroideas en 
forma de yoduro, que es transformado a través de una 
serie de procesos metabólicos e incorporado a la T3 y 
la T4, que posteriormente son secretadas
5.
El proceso de síntesis hormonal tiene lugar en sie-
te etapas sucesivas, que se describen a continuación 
junto con sus mecanismos de regulación (Fig. 1.7).
6 Actualizaciones en Endocrinología. Tiroides
Figura 1.7. Esquema del proceso de síntesis de hormonas 
tiroideas en el folículo tiroideo.
01 Yturriaga (cap. 01)i 601 Yturriaga (cap. 01)i 6 27/2/07 08:24:0327/2/07 08:24:03
Na+ en la célula a favor del gradiente electroquímico 
para introducir el yoduro en contra del gradiente 5. 
El cotransportador, una glucoproteína de 87 kDa y 
13 dominios transmembrana denominada NIS (Na+/
I- symporter), une el Na + en presencia de yoduro, 
formándose un complejo que transloca un yoduro y 
dos Na+ al interior de la célula. Otros aniones, como 
el perclorato, el pertecnato y el tiocianato, pueden 
inhibir competitivamente la captación de yodo pues, 
a pesar de tener menor af inidad por el NIS que el 
yoduro, pueden utilizar este transportador cuando su 
concentración plasmática es elevada17.
Además de en el tiroides, el NIS se e xpresa en 
otros tejidos como las glándulas salivales, la mucosa 
gástrica, el riñón, la placenta y la glándula mamaria. 
La expresión de NIS en la glándula mamaria tiene 
especial relevancia fisiológica, puesto que media el 
paso del yoduro a la leche materna, que constituye la 
principal fuente de yoduro del recién nacido. A dife-
rencia de lo que ocurre en el tiroides, la re gulación 
de la expresión de NIS en la mama no depende de la 
TSH, sino de la combinación de prolactina, oxitocina 
y β-estradiol18.
La relevancia del papel del NIS en el proceso de 
captación de yoduro por parte de las células tiroi deas 
se pone de manifiesto tanto por el hecho de que diver-
sas mutaciones del gen NIS se asocian a un defecto 
en la entrada de yoduro en el tirocito19, como porque 
el aumento de su expresión media la estimulación de 
este proceso inducida por la TSH20.
La regulación positiva de NIS depende principal-
mente de la TSH, que ejerce sus efectos a tra vés de 
mecanismos tanto transcripcionales como postrans-
cripcionales18,19.
A nivel transcripcional, la TSH no sólo estimula la 
expresión de NIS, sino que su presencia es necesaria 
para que ésta tenga lugar18. A este nivel, la TSH ejerce 
sus efectos reguladores incrementando la e xpresión 
del gen NIS a través de un mecanismo dependiente 
de cAMP y específico del tiroides. El elemento regu-
lador responsable de este efecto de la TSH se localiza 
en posición 5’ y a 2800 pares de bases (pb) del punto 
de comienzo de la transcripción, que se denomina 
NUE (NIS upstream enhancer). El NUE contiene dos 
lugares de unión para los f actores de transcripción 
específicos del tiroides TITF-1 (thyroid transcrip-
tion factor-1) y Pax-8, que flanquean un elemento 
CRE-like capaz de interaccionar con numerosos 
miembros de las f amilias de AP-1 (activating pro-
tein-1) y CREB (Fig. 1.8)19. El NUE es esencial para 
la actividad transcripcional del NIS, siendo necesa-
ria la interacción funcional entre Pax-8 y otro factor 
nuclear que se una a CREL para que se produzca la 
transcripción de NIS de forma dependiente de cAMP 
y específica del tiroides19,21.
La expresión de NIS también puede ser regulada 
de forma negativa; así, la disminución de la captación 
y organificación de yoduro que se observa en presen-
cia de concentraciones plasmáticas elevadas de este 
elemento (efecto Wolf-Chaikoff), va acompañada de 
una marcada reducción en los ni veles de expresión 
del transportador22.
A nivel postranscripcional, la TSH regula la capta-
ción de yoduro modulando la distrib ución subcelular 
de NIS, de modo que en ausencia de TSH las molécu-
las activas de NIS se redistribuyen desde la membrana 
basolateral al compartimiento intracelular, reduciéndo-
se la entrada de yoduro en la célula folicular23.
Así pues, la TSH no sólo estimula la transcripción 
y la síntesis de NIS, sino que también es necesaria 
para su tráfico o permanencia en la membrana baso-
lateral de la célula folicular18.
Salida de yoduro hacia la cavidad folicular
El transporte de yoduro en la membrana apical del 
tirocito ha sido atribuido a diversos transportadores; sin 
embargo, la pendrina es el único transportador conoci-
do que permite explicar satisfactoriamente el paso del 
yoduro desde el tirocito a la cavidad folicular5.
La pendrina es una proteína de 780 aminoácidos, 
11 ó 12 regiones transmembrana y 110 kDa, que está 
presente, además de en el tiroides, en otros tejidos 
como el riñón y el oído interno, y que es codif icada 
por el gen PDS (Pendred syndrome gen)24. La relación 
entre el gen PDS y el transporte apical de yoduro se 
basó en que diversas mutaciones de este gen originan 
laaparición del síndrome de Pendred, que se carac-
teriza por una pérdida importante de la audición, 
bocio y alteraciones en la or ganificación del yodo25. 
Aunque la pendrina muestra una gran homología con 
algunos transportadores de sulf ato, la utilización de 
diversos modelos de expresión ha logrado demostrar 
su participación en el transporte apical de Cl– y yoduro 
en modelos celulares bicompartimentales26. Por otro 
lado, las modificaciones de la molécula de pendrina, 
originadas por las mutaciones del gen PDS presentes 
en el síndrome de Pendred, conllevan la pérdida de su 
actividad transportadora27, lo que explicaría la presen-
cia de bocio asociado a un defecto de organificación 
de yodo en los pacientes con síndrome de Pendred. 
Sin embargo, el hecho de que los ratones knock out 
para el PDS presenten una función tiroidea normal, 
Fisiología del tiroides 7
01 Yturriaga (cap. 01)i 701 Yturriaga (cap. 01)i 7 27/2/07 08:24:0427/2/07 08:24:04
unido a que habitualmente los pacientes con síndro-
me de Pendred sólo presentan alteraciones moderadas 
del funcionalismo tiroideo28, sugiere la existencia de 
mecanismos alternativos a la pendrina en el transporte 
apical de yoduro en las células tiroideas.
Otro de los transportadores propuestos es el AIT 
(apical iodide transporter). El AIT es una proteína de 
610 aminoácidos, con una homología del 46% con el 
NIS y que posee la capacidad de transportar pasiva-
mente yoduro. El hecho de que el AIT, al igual que 
la pendrina, se encontrase en la membrana apical de 
los tirocitos, y de que mediase la salida de yoduro en 
células cotransfectadas con NIS y AIT hizo pensar 
inicialmente que esta proteína podría ser el transpor-
tador responsable de la salida de yoduro por la mem-
brana apical29; sin embargo, el AIT fue descartado 
como transportador apical de yoduro al comprobarse 
que es un transportador acoplado al Na+ 19.
Oxidación e incorporación del yoduro 
a la molécula de Tg
En el lumen de la ca vidad folicular, el yoduro tiene 
que ser sometido a una reacción de oxidación antes 
de que pueda ser incorporado a la molécula de Tg. 
Esta reacción de oxidación es catalizada por la tiro-
peroxidasa (TPO) que, como veremos, también par-
ticipa en otras reacciones de oxidación que tienen 
lugar posteriormente, dentro del proceso de síntesis 
de las hormonas tiroideas. En todas estas reacciones, 
el factor limitante es el H 2O2, que es necesario para 
que la TPO pase del estado reducido al oxidado. Así, 
los individuos que presentan un sistema de genera-
ción de H 2O2 deficiente son hipotiroideos y han de 
ser tratados con tiroxina, aunque teng an un aporte 
adecuado de yodo mediante la dieta y una síntesis 
normal de Tg19.
El mecanismo de formación del H2O2 depende de 
un sistema enzimático perteneciente a la familia de las 
NADPH-oxidasas, que se localiza en la membrana 
apical de la célula folicular. Las enzimas principales 
del sistema, las tiroxidasas 1 y 2 (THOX1 y THOX2), 
son glucoproteínas de 1551 y 1548 aminoácidos, 
respectivamente, que adoptan una disposición trans-
membrana y cuyas secuencias presentan entre sí una 
homología del 83% y del 43% con el e xtremo ami-
noterminal de la TPO30. Tanto la THOX1 como la 
THOX2 presentan secuencias consenso para la unión 
de FAD, NADPH y Ca2+ que se localizan en la región 
intracelular de la molécula, y su actividad es depen-
diente de N ADPH y Ca 2+ 31 . La TSH, a tra vés de 
Tiroglobulina 
La Tg es una glucoproteína específ ica del tiroides 
que es sintetizada en grandes cantidades por la célula 
folicular. Está compuesta por dos subunidades idén-
ticas de 2748 aminoácidos, 12S y 330 kDa de peso 
molecular. La proteína madura es un homodímero 
de 19S formado por la unión no covalente de las dos 
subunidades 12S. Cada sub unidad es sintetizada en 
los polirribosomas del retículo endoplásmico rugoso, 
en cuyo lumen es objeto de una primera glucosila-
ción; tras ella tiene lug ar la formación del dímero, 
que posteriormente es transferido a las cisternas del 
complejo de Golgi, donde es procesado, sufriendo una 
progresiva e importante glucosilación. Finalmente, la 
una vía dependiente de cAMP, estimula la actividad 
NADPH-oxidasa, la generación de H2O2 y la expre-
sión tanto de THOX1 como de THOX230.
La estructura del promotor proximal de TPO es 
muy similar a la de la Tg (Fig. 1.8). Contiene lugares 
de unión para los f actores de transcripción TITF-1, 
TITF-2 y PAX8, pero carece de elementos CRE 32, lo 
que motiva que el efecto regulador de la TSH sobre la 
expresión de la TPO tenga que ser ejercido indirecta-
mente a través del control de la expresión de TITF-2 y 
PAX819. Además, se ha descrito la presencia de un ele-
mento regulador en posición 5’ que, al igual que sucede 
en la Tg, contiene lugares de unión para TITF-1 y 
CREB, y un lug ar adicional de unión para P AX833. 
Se establece así un efecto sinér gico entre TITF-1 y 
PAX8, que se basa en la combinación de los sitios de 
unión que ambos factores de transcripción poseen en el 
promotor proximal y en el elemento regulador34.
8 Actualizaciones en Endocrinología. Tiroides
Figura 1.8. Esquema de los promotores de los genes de 
Tg, TPO, NIS y TSH-R, y de los lug ares de unión de los 
factores de transcripción específ icos de tiroides (TITF-1, 
TITF-2, PAX8).
01 Yturriaga (cap. 01)i 801 Yturriaga (cap. 01)i 8 27/2/07 08:24:0427/2/07 08:24:04
Tg es empaquetada en v esículas de secreción que se 
fusionan con la membrana apical de la célula, liberan-
do la proteína en el lumen folicular35.
En los seres humanos, el gen de la Tg se localiza 
en el cromosoma 8, tiene un tamaño de más de 200 
kpb y contiene un total de 48 exones que se transcri-
be a un mRN A de 8448 bases, común para ambas 
subunidades. La secuencia aminoacídica de cada una 
de las subunidades que conforman la molécula de Tg 
humana contiene 67 residuos tirosilo de un total de 
2748 aminoácidos, por lo que la proporción de estos 
residuos en la molécula de Tg es similar a la obser -
vada en otras proteínas35.
En condiciones normales de aporte de yodo, se 
yodan de 25 a 30 de los 134 residuos tirosilo que 
posee el homodímero de Tg, lo que supone menos de 
30 átomos de yodo por molécula de Tg, con un con-
tenido medio de este elemento de 0.5-1%36. En estas 
condiciones, cada molécula de Tg contiene una media 
de siete residuos de monoyodotirosina (MIT), cinco 
residuos de diyodotirosina (DIT), 2.28 moléculas de 
T4 y 0.29 moléculas de T3, aunque el contenido de 
hormonas tiroideas varía entre las diferentes molé-
culas de Tg5.
Los estudios de yodación de Tg in vitro han mos-
trado los puntos de la molécula en los que preferente-
mente tiene lugar la incorporación de yodo, y han per-
mitido identificar la secuencia consenso que favorece 
la incorporación temprana de yodo: Glu-X-Tyr35.
La estructura del promotor proximal de Tg es muy 
similar a la de la TPO, como ya se ha indicado, y con-
tiene lugares de unión para TITF-1, TITF-2 y PAX8; 
además, al igual que sucede con el promotor de TPO, 
carece de lugares de unión para CREB. Por tanto, la 
regulación de la e xpresión de Tg por la TSH se ha 
de realizar indirectamente a tra vés del control de la 
expresión de TITF-2 y PAX8 (Fig. 1.8). El elemento 
regulador distal contiene, al igual que el de la TPO, 
lugares de unión para el TITF-1 y el CREB pero, a 
diferencia de éste, carece del sitio de unión para el 
PAX837. La regulación de la transcripción de Tg es 
ejercida fundamentalmente a través de la interacción 
directa de TITF-1 y PAX8, que actúan de forma sinér-
gica y coordinada sobre el promotor proximal y el 
elemento regulador distal34.
Existen numerosas patologías tiroideas que cur -
san con hipotiroidismo, cuya causa está directamente 
relacionada con modificaciones estructurales de la 
molécula de Tg o de sus precursores. Estas alteracio-
nes afectan tanto a la secuencia aminoacídica como 
al proceso de glucosilación, y pueden implicar la 
pérdida de la capacidadpara incorporar yodo a los 
residuos de tirosilo, un defecto en el mecanismo de 
acoplamiento de las yodotirosinas o un transporte 
anómalo de la molécula de Tg a través de la mem-
brana apical del tirocito38.
Acoplamiento
El proceso de acoplamiento de las yototirosinas MIT 
y DIT para formar las yodotironinas T3 y T4 tiene 
lugar en el seno de la molécula de Tg. Dos DIT origi-
nan una molécula de T4, mientras que una DIT y una 
MIT forman una molécula de T3. Como ya se ha indi-
cado, la reacción de acoplamiento es catalizada por 
la TPO en presencia de H2O2
39. La distribución de las 
yodotironinas a lo largo de la molécula de Tg sigue un 
patrón estricto. Para la T4, los residuos 5 y 2554 son 
cuantitativamente los más importantes, localizándose 
en ellos el 40 y el 25%, respecti vamente, de toda la 
T4 incluida en la molécula de Tg. Otro punto en el 
que es muy frecuente la formación de T4 es el residuo 
1291. La localización de T3 se hace preferentemen-
te en el residuo que ocupa la posición 2747 40. Estas 
localizaciones se corresponden perfectamente con las 
observadas en los estudios de yodación de Tg in vitro, 
en los que la reacción de yodación de la Tg en presen-
cia de moderadas concentraciones de yodo producía 
la síntesis de hormonas tiroideas en dichos puntos, lo 
que permitió identificar dos secuencias consenso para 
dicho proceso: Asp/Glu-Tyr y Ser/Thr-Tyr-Ser41.
La proporción de yodotirosinas y yodotironinas 
en la molécula de Tg no es fija, sino que se modifica 
en función de diferentes f actores. Si la disponibili-
dad de yodo disminuye, el porcentaje de yodación 
de la Tg también lo hace, de modo que aumenta el 
número de MIT y disminuye el de DIT, por lo que se 
forma más T3 y menos T4. Este fenómeno constituye 
un mecanismo de adaptación del tiroides, conocido 
como “síntesis preferencial de T3”, por el que en 
situaciones de ingesta insuf iciente de yodo se pro-
duce una molécula biológicamente más acti va42. En 
la enfermedad de Graves, el número de residuos de T3 
por cada molécula de Tg se duplica, pasando de 0.2 a 
0.4/molécula de Tg. Este efecto, al contrario que en 
el caso anterior, está relacionado con la estimulación 
tiroidea y es independiente del aporte de yodo a la 
glándula5.
Puesto que el proceso de acoplamiento de yodo-
tirosinas en la Tg es una reacción de oxidación que 
está catalizada por la TPO, la TSH ejerce un control 
positivo sobre este proceso a v arios niveles. Por un 
lado, estimula la actividad NADPH-oxidasa, la gene-
Fisiología del tiroides 9
01 Yturriaga (cap. 01)i 901 Yturriaga (cap. 01)i 9 27/2/07 08:24:0627/2/07 08:24:06
ración de H2O2 y la expresión tanto de THOX1 como 
de THOX230; y por otro, incrementa la expresión de 
TPO a través del control de la e xpresión de TITF-2 
y PAX819.
Almacenamiento de la Tg yodada 
La Tg yodada se almacena en el lumen de la cavidad 
folicular formando parte del coloide, del que es su 
componente mayoritario. La tasa de recambio hor -
monal del coloide v aría con el grado de acti vidad 
de la glándula; en condiciones normales, cada día se 
renueva aproximadamente el 1%, pero a medida que 
el grado de estimulación del tiroides aumenta, la can-
tidad de coloide se reduce y la tasa de renovación se 
incrementa, llegando incluso, en casos de hiperplasia 
grave, a no detectarse la presencia de coloide en el 
lumen folicular (véase la Fig. 1.3)10.
La molécula de Tg no es homogénea, sino que en 
el coloide coexisten moléculas de Tg que presentan 
una deficiente glucosilación, que habitualmente no 
contienen hormonas tiroideas, con moléculas en las 
que se ha llevado a cabo el proceso de hormonogé-
nesis con normalidad. Incluso dentro de estas últimas 
hay que diferenciar las recién incorporadas, con menor 
contenido en yodotironinas, de las moléculas más anti-
guas, con un mayor contenido hormonal. Además, la 
heterogeneidad de la Tg en el coloide no se limita a 
variaciones en su contenido de hidratos de carbono o 
yodo, pues a pesar de que la forma predominante es 
un homodímero, también se pueden encontrar monó-
meros y tetrámeros, así como di versos polipéptidos 
originados a partir de la molécula de Tg40.
Durante el proceso de internalización de la Tg, la 
célula folicular selecciona las moléculas de Tg para 
que preferentemente aquellas que proporcionan un 
mayor rendimiento se incorporen al proceso de sínte-
sis de hormonas tiroideas. Las moléculas de Tg recién 
secretadas son solubles y se sitúan próximas a la mem-
brana apical de la célula folicular; por ello, son las que 
ofrecen una mayor disponibilidad en el momento de 
la endocitosis, de acuerdo con la hipótesis de Schnei-
der43 (“last come first served”). Las moléculas recién 
secretadas que escapan a la endocitosis pasan a formar 
parte del coloide, donde sufren nuevas modificaciones 
dando lugar a formas multiméricas con una ele vada 
concentración de Tg, que están constituidas por la 
unión covalente de múltiples subunidades y adoptan 
una disposición central en el lumen folicular.
Esta forma insoluble de Tg, que supone más del 
30% de la Tg total del tiroides, origina gránulos de 
hasta 150 µm de diámetro en el seno del coloide y 
representa un mecanismo de almacenamiento de yodo 
y hormonas tiroideas. La estimulación del tiroides 
hace que la Tg almacenada en forma insoluble se 
transforme en su forma soluble para que pueda ser 
captada por las células foliculares35.
Endocitosis del coloide y proteólisis 
de la Tg
Normalmente, el procesamiento de la Tg comienza 
con su endocitosis por parte de las células foliculares 
tiroideas, aunque una reducida parte de la Tg coloi-
dal puede sufrir proteólisis extracelular en el propio 
coloide, en la proximidad de la superf icie apical de 
la célula folicular, y liberar pequeñas cantidades 
de T4, aunque no de T3 
44. Si la disponibilidad de yodo 
es el factor limitante durante el proceso de síntesis 
de hormonas tiroideas, la endocitosis de la Tg lo es 
durante el proceso de secreción de las mismas.
Durante la endocitosis tiene lugar la selección de 
las moléculas de Tg de forma que, una vez que éstas 
se encuentran en el interior de la célula, siguen dife-
rentes vías intracelulares en función de características 
tales como su grado de yodación y glucosilación o su 
integridad estructural, y otras. La mayor parte de la 
Tg es sometida a la acción proteolítica de las enzimas 
lisosómicas, mientras que una pequeña proporción, 
sobre todo la que presenta escaso contenido de hor -
monas tiroideas, sufre transcitosis, de manera que 
es secretada por el tiroides sin ser procesada; ello 
explica la presencia de la Tg a nivel plasmático. La 
Tg plasmática es sometida a de gradación por parte 
de los macrófagos; no obstante, el rendimiento de 
esta vía de procesado de la Tg es escaso o nulo 44. 
Por último, aquellas moléculas de Tg que durante 
su síntesis sufrieron una glucosilación insuf iciente 
o inadecuada, pasan de nue vo por el complejo de 
Golgi. Este hecho permite completar la maduración 
de la Tg, que es secretada de nuevo hacia la cavidad 
folicular desde donde, tras los procesos de yodación 
y acoplamiento correspondientes, vuelv e a pasar al 
interior de la célula folicular45.
En los roedores, la endocitosis de la Tg se lleva 
a cabo por macropinocitosis, mientras que en los 
seres humanos se produce predominantemente por 
micropinocitosis, si bien en situaciones de intensa 
estimulación glandular la Tg también puede ser cap-
tada del coloide por macropinocitosis mediante la 
formación de pseudópodos en la membrana apical 
del tirocito45.
10 Actualizaciones en Endocrinología. Tiroides
01 Yturriaga (cap. 01)i 1001 Yturriaga (cap. 01)i 10 27/2/07 08:24:0627/2/07 08:24:06
La micropinocitosis comienza con la aparición de 
pequeñas depresiones en la membrana apical y con 
la formación de pequeñas vesículas que se invaginan 
para formar vesículas intracelulares recubiertas, en 
cuyo interior se encuentran las moléculas de Tg.Estas 
vesículas, tras perder su recubrimiento, liberan la Tg 
en los endosomas apicales tempranos, donde tiene 
lugar la selección de las moléculas de Tg según sus 
propiedades fisicoquímicas. Una vez seleccionadas, 
parte de las moléculas de Tg son conducidas hacia los 
endosomas tardíos o prelisosomas, siguiendo la ruta 
lisosómica, y son sometidas a la acción de las enzi-
mas lisosómicas que liberarán las hormonas tiroideas. 
El resto de las moléculas de Tg son recicladas hacia 
el lumen folicular, bien directamente o bien tras pasar 
por el complejo de Golgi46.
En condiciones fisiológicas, las elevadas concen-
traciones de Tg en la ca vidad folicular hacen que 
sea muy improbable la internalización de la Tg por 
otro mecanismo que no sea la micropinocitosis en 
fase líquida. En estas condiciones, la necesidad de 
receptores para la endocitosis de Tg se explica por la 
necesidad de “marcar” los diferentes tipos de molé-
culas de Tg para que puedan ser dirigidas hacia la 
ruta intracelular más apropiada de acuerdo con sus 
características fisicoquímicas. En este sentido, parece 
bastante improbable que las moléculas de Tg sigan 
una u otra ruta intracelular por azar. Entre las múlti-
ples moléculas que se han propuesto como recepto-
res de Tg destacan tres: el AGR (asialoglycoprotein 
receptor), el NAGR (N-acetylglucosamine receptor) 
y la megalina44.
Proteólisis de la tiroglobulina
Las moléculas de Tg que entran en la ruta lisosómica a 
partir de los endosomas apicales tempranos sufren una 
serie de reacciones de hidrólisis sucesivas por parte de 
las enzimas lisosómicas, cuyo resultado es la libera-
ción de hormonas tiroideas de la molécula de Tg y la 
completa degradación de esta última. Estas reaccio-
nes son catalizadas por múltiples enzimas hidrolíticas, 
entre las que se encuentran proteasas, glucohidrolasas, 
fosfatasas y sulfatasas que actúan sucesivamente en 
el procesamiento de la Tg, de tal forma que en primer 
lugar lo hacen las endopeptidasas y , a continuación, 
los productos generados son sometidos a la acción de 
las exopeptidasas35.
El procesamiento lisosómico de la Tg tiene lugar 
en dos etapas sucesivas. En la primera etapa, o pro-
cesamiento temprano, la Tg es sometida a un proceso 
específico de hidrólisis que provoca la liberación de 
las moléculas de hormonas tiroideas a partir de las 
regiones hormonogénicas. En la se gunda etapa, o 
procesamiento tardío de la Tg, los productos gene-
rados durante la primera etapa son sometidos a una 
proteólisis completa35.
Desyodación de T4 y de yodotirosinas, 
y secreción de las hormonas tiroideas
En los seres humanos, el tiroides secreta T4 y T3 en 
una proporción de 11:1, mientras que la proporc ión 
de T4/T3 presente en la molécula de Tg es de 15:1, lo 
que demuestra la transformación en T3 de parte de la 
T4 presente en la molécula de Tg
6. Esta reacción de 
desyodación está catalizada por la D 1 y la D 2 de las 
células tiroideas, que son responsables de la trans-
formación de aproximadamente un 10% de la T4 
formada en la T3 
35.
Las yodotirosinas inactivas MIT y DIT, liberadas 
a partir de la molécula de Tg por la acción de las 
enzimas lisosómicas, son también sometidas a un 
proceso de desyodación, mediado por una yodotiro-
sina desyodasa dependiente de NADPH, que permite 
el reciclado del 70% del contenido de yodo de las 
moléculas de Tg35.
Finalmente, la T3 y la T4 han de ser secretadas a 
la circulación, en un proceso que implica atra vesar 
las membranas lisosómica y plasmática, y en el que 
probablemente esté implicado algún tipo de molécula 
transportadora47.
TRANSPORTE DE LAS HORMONAS 
TIROIDEAS
Una vez secretadas, la mayor parte de las moléculas 
de hormonas tiroideas circulan a ni vel plasmático 
unidas a diversas proteínas transportadoras, mientras 
que sólo una muy pequeña proporción de ellas lo hace 
en forma libre. En los seres humanos, la fracción libre 
de T3 representa el 0.3% de la T3 plasmática total, 
mientras que la T4 libre tan sólo representa el 0.03% 
del total de la T4 plasmática
48.
En las células diana, la concentración intracelu-
lar de hormonas tiroideas ([hormonas tiroideas] Cel) 
es proporcional a la concentración plasmática de 
la fracción libre de dichas hormonas ([hormonas 
tiroi deasL]Plasma; por eso, los efectos biológicos de las 
hormonas tiroideas están en función de las [hormo-
nas tiroideasL]Plasma, y no de su concentración total 
Fisiología del tiroides 11
01 Yturriaga (cap. 01)i 1101 Yturriaga (cap. 01)i 11 27/2/07 08:24:0627/2/07 08:24:06
([hormonas tiroideasTot]Plasma). De la misma forma, en 
los mecanismos de regulación por retroalimentación, 
la señal depende de las [hormonas tiroideas L]Plasma, 
siendo precisamente esta fracción la que será some-
tida a los fenómenos de degradación. Por todos estos 
motivos, se considera que las hormonas tiroideasL son 
las hormonas verdaderamente activas, mientras que 
la fracción ligada a las proteínas de transporte (hor -
monas tiroideas⋅Trans) representa exclusivamente un 
depósito circulante de las mismas5.
Entre la fracción libre de la hormona y la lig ada a 
proteínas se establece un equilibrio que sigue la ley de 
acción de masas, de modo que cuanto mayor es la afini-
dad de las hormonas tiroideas por la proteína transporta-
dora, las [hormonas tiroideasL]Plasma disminuyen, mien-
tras que, cuando la af inidad es menor, las [hormonas 
tiroideasL]Plasma aumentan. En otras palabras, las [hormo-
nas tiroideasL]Plasma son inversamente proporcionales al 
número de sitios de unión libres en el transportador.
Esto es importante, pues si no se producen cam-
bios en la concentración plasmática del transportador 
([Trans]Plasma), ni en la afinidad de la unión entre l as 
hormonas tiroideas y su transportador, el cociente [hor-
monas tiroideasL]Plasma/[hormonas tiroideas⋅Trans]Plasma 
no se modifica; por tanto, si se produce una desvia-
ción de las [hormonas tiroideasL]Plasma en un sentido, 
dicha desviación es contrarrestada por una desviación 
de las [hormonas tiroideas ⋅Trans]Plasma en el sentido 
contrario. Así, las proteínas de transporte de las hor-
monas tiroideas protegen al organismo de cambios 
bruscos en la tasa de secreción hormonal del tiroides. 
Inversamente, las [hormonas tiroideasL]Plasma y las [hor-
monas tiroideasTot]Plasma pueden sufrir cambios debido 
a variaciones en la concentración o la af inidad del 
transportador, no dependientes de modificaciones de 
su tasa de secreción y/o metabolización. De esta for-
ma, si la [Trans]Plasma o su afinidad por las hormonas 
tiroideas disminuyen, las [hormonas tiroideas L]Plasma 
aumentan, y viceversa5.
Las proteínas de transporte de hormonas tiroideas 
cumplen una segunda función limitando a la frac-
ción libre de estas hormonas los procesos de meta-
bolización y eliminación urinaria, por consiguiente, 
las variaciones en la concentración o afinidad de las 
proteínas transportadoras de hormonas tiroideas se 
traducen en cambios en la tasa de metabolización y 
eliminación urinaria5 de éstas.
Entre las proteínas transportadoras de hormonas 
tiroideas figuran la TBG (thyroxine-binding globulin), 
la TTR (transthyretin), también denominada TBPA 
(thyroxine-binding prealbumin), y la HSA (human 
serum albumin).
TBG
La TBG es la principal proteína transportadora de T3 
y T4. Es una glucoproteína acídica de origen hepático, 
altamente glucosilada y rica en ácido siálico. Tiene un 
peso molecular de 54-63 kDa, y su estructura consta de 
una cadena de 395 aminoácidos de longitud, que con-
tiene de un 15 a un 20% de hidratos de carbono or ga-
nizados en cuatro cadenas laterales con hasta 10 restos 
de ácido siálico. En el hombre, el gen que la codifica se 
localiza en el brazo largo del cromosoma X48.
La TBG se encuentra en el plasma en una con-
centración de 10 a 20 mg/L, y cada una de sus 
moléculas posee únicamente un lugar de unión para 
las hormonas tiroideas, con una af inidad para la T4 
ligeramente superior que para la T3. Su afinidadpara 
la rT3 es aproximadamente un 40% superior a la de 
la T4. Su capacidad de transporte de la T4 es de 210 
µg/L; en condiciones normales, aproximadamente un 
31% de las moléculas de TBG tiene una molécula de 
T4 o T3 unida a ellas
48. Diversos fármacos, como la 
fenitoína, los salicilatos, la furosemida, el fenclofe-
nato, el salsalato y el mitotano, inhiben la unión de 
T4 a la TBG. Dado que la TBG es responsable del 
transporte del 75% de la T3 y la T4, tanto los cambios 
cuantitativos como cualitativos de este transportador 
repercuten considerablemente en los niveles plasmá-
ticos de las hormonas tiroideas48.
TTR o TBPA
La TTR es la proteína más importante para el trans-
porte de T4 en el líquido cef alorraquídeo. Se expresa 
en los plexos coroideos y une el 80% de la T4 presente 
en esta localización49. Tiene un peso molecular de 54 
kDa y es un homotetrámero, cuyas subunidades están 
constituidas por cadenas polipeptídicas de 127 ami-
noácidos de longitud, que se disponen formando una 
estructura simétrica que contiene un canal central en el 
que se localiza el sitio de unión para la T4 
48.
Su concentración plasmática es de 250 mg/L, con 
una tasa de recambio del 59%/día5.
La TTR une casi exclusivamente T4, pues su afi-
nidad por la T3 y la rT3 es mucho menor; su capaci-
dad de transporte de T4 es unas 15 veces superior a 
la de TBG5. Cada homotetrámero de TTR dispone 
de dos sitios de unión para la tiroxina; uno de ellos 
presenta una afinidad muy elevada, mientras que el 
otro es de baja af inidad. Sólo entre el 0.5 y el 1% 
de las moléculas de TTR tiene una molécula de T4 
unida a ellas5.
12 Actualizaciones en Endocrinología. Tiroides
01 Yturriaga (cap. 01)i 1201 Yturriaga (cap. 01)i 12 27/2/07 08:24:0727/2/07 08:24:07
A pesar de que la concentración plasmática de 
TTRA es unas 20 v eces superior a la de TBG, su 
papel en el transporte de hormonas tiroideas es 
mucho menos relevante que el de la TBG, de forma 
que en presencia de concentraciones normales de esta 
última, la disminución de los niveles plasmáticos de 
TTR sólo provoca ligeros cambios en las concentra-
ciones plasmáticas de hormonas tiroideas.
Albúmina
La seroalbúmina humana es una proteína monoméri-
ca de origen hepático y de vida media larga que tiene 
un peso molecular de 66 kDa. Su molécula contiene 
585 aminoácidos, con una ele vada proporción de 
cisteínas y aminoácidos cargados, que, al igual que 
la de la TTR, carece de restos glucí dicos5.
De los múltiples lugares de unión para las hormo-
nas tiroideas que tiene cada molécula de albúmina, 
sólo uno de ellos posee una af inidad relativamente 
alta para ambas hormonas tiroideas. La capacidad 
de la albúmina para el transporte de T4 es muy alta, 
de hasta 0.5 g/L.; en cambio, su porcentaje de ocu-
pación es muy reducido, pues tiene ocupados menos 
del 0.1% de los lug ares de unión a las hormonas 
tiroideas. De todas formas, y a pesar de que la af i-
nidad de la alb úmina por la T3 y la T4 es mucho 
menor que la de la TBG o la TTR, al ser mucho 
mayor su concentración en el plasma, es responsa-
ble del transporte de hasta un 10% de las hormonas 
tiroideas5.
La albúmina transporta, además de hormonas 
tiroideas, otras hormonas y diversos fármacos, espe-
cialmente aquellos compuestos cuya molécula posea 
una región hidrofóbica, algunos de los cuales provo-
can una reducción importante de su unión con las 
hormonas tiroideas50.
A pesar de la gran capacidad de la albúmina para 
transportar hormonas tiroideas, la baja af inidad de 
su unión hace que la v ariación en su concentración 
plasmática, o incluso la analbuminemia, tenga reper-
cusiones mínimas sobre el transporte de las hormonas 
tiroideas50.
Otros transportadores
Además de la TBG, la TTR y la alb úmina, en el 
transporte de hormonas tiroideas también participan 
otros componentes del plasma, como las lipoproteí-
nas, aunque su contribución desde el punto de vista 
cuantitativo es mucho menor. Las lipoproteínas tienen 
una afinidad de unión para las hormonas tiroideas 
similar a la de la TTR, y su papel fisiológico podría 
estar relacionado con la liberación específica de hor-
monas tiroideas en determinadas localizaciones, dado 
que el lug ar de unión de las hormonas tiroideas a 
las lipoproteínas se encuentra en una re gión de la 
molécula diferente de la que se une a los receptores 
celulares para las lipoproteínas50.
METABOLISMO DE LAS HORMONAS 
TIROIDEAS
Las hormonas tiroideas pueden ser metabolizadas en 
los tejidos a tra vés de diferentes vías, como la des-
yodación, la sulfatación, la conjugación con ácido 
glucurónico, la desaminación o la decarboxilación 
oxidativa.
Metabolismo por desyodación
Tradicionalmente se consideraba que la T3 era la 
única hormona tiroidea acti va cuya síntesis depen-
día de la acti vación de una prohormona, la T4, por 
un mecanismo de desyodación, y que sus efectos bio-
lógicos eran ejercidos e xclusivamente mediante su 
unión específica a un receptor nuclear o TR (thyroid 
hormone receptor)5. La importancia atrib uida a los 
procesos de desyodación de las hormonas tiroideas 
se basaba en el hecho de que hasta un 80% de la T4 
circulante era transformada por desyodación en T3 
en los tejidos periféricos 51. Así pues, la ruta de la 
desyodación parecía desempeñar un papel relevante 
en el metabolismo de las hormonas tiroideas, puesto 
que no sólo era responsable de la activación hormo-
nal, sino que también constituía la ruta principal de 
inactivación de las hormonas tiroideas. Sin embargo, 
esta hipótesis ha sido re visada a raíz del descubri-
miento de las acciones no nucleares de las hormonas 
tiroideas, mediadas por receptores de membrana a 
los que se unen otras yodotironinas generadas por 
desyodación de la T4, que hasta entonces se creía que 
carecían de actividad biológica52,53. En la actualidad, 
algunos autores consideran que las hormonas tiroi-
deas activas son, al menos, cuatro: T4, T3, rT3 y T2, y 
que sus efectos biológicos, los mecanismos que las 
median y las células y tejidos donde los ejercen son 
diferentes para cada una de ellas54. Dado que la T3, la 
rT3 y la T2 se generan a partir de T4 por una o varias 
reacciones de desyodación, la ruta de la desyodación 
Fisiología del tiroides 13
01 Yturriaga (cap. 01)i 1301 Yturriaga (cap. 01)i 13 27/2/07 08:24:0727/2/07 08:24:07
adquiere una gran importancia, pues dependiendo del 
tipo de reacción que se lle ve a cabo, se producirán 
unos efectos biológicos u otros en función de la hor-
mona generada. Además, debido a que las reacciones 
de desyodación son catalizadas por tres enzimas, cuya 
expresión, así como los mecanismos que las regulan, 
varían no ya de un tejido a otro, sino incluso de un 
tipo celular a otro, dentro del mismo tejido; los meca-
nismos de desyodación permiten individualizar, para 
cada tipo celular, el efecto ejercido por las hormonas 
tiroideas, sin necesidad de modificar la tasa de secre-
ción hormonal de la glándula tiroides.
Como ya mencionamos, el sistema responsable 
de la desyodación de las hormonas tiroideas depen-
de de tres yodotironin desyodasas, D1, D2 y D3, que 
pertenecen a la familia de las selenoproteínas. Las 
selenoproteinas forman un grupo de al menos 30 
proteínas que catalizan de forma muy eficiente dife-
rentes reacciones de tipo redox, gracias a la incorpo-
ración de un átomo de selenio en forma de residuo 
de selenocisteína. Las tres yodotironin desyodasas 
son proteínas integrales de membrana con una lon-
gitud media de 270 aminoácidos, que muestran una 
homología en su secuencia del 50%55.
La importancia cuantitativa de las reacciones de 
desyodación de las yodotironinas en el ser humano se 
pone claramente de manifiesto si tenemos en cuenta 
que aproximadamente el 30% de la T4 secretada por 
el tiroides es transformada en T3 por la desyodación 
del anillo externo, (ORD outer ring deiodination) en 
posición 5, lo que supone el 80% de la producción de 
T3. Otro 40% de la T4 es transformado

Otros materiales