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TEORIA DE LA CONDUCTA 2 Avances y extensiones Emilio Ribes Iñesta EDITORIAL ni-! TRILLAS I® jola I (© México. Aigonlina. España. * ■■■■ Colombia. Puorto Rico. Venozuola I (R) Catalogación en la fuente rRibes Iñesta, Emilio Teoría de la conducta 2 : avances y extensiones. — México: Trillas, 2010. 178 p. : il.; 23 cm. Incluye bibliografías e índices ISBÑ 978-607-17-0467-2 1. Behaviorismo (Psicología). I.1. D-150.1943 R625c LC-BF199 R5.2 La presentación y disposición en conjunto de TEORÍA DE LA CONDUCTA 2. AVANCES Y EXTENSIONES son propiedad del editor. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o trasmitida, mediante ningún sistema o método, electrónico o mecánico (incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de información), sin consentimiento por escrito del editor Derechos reservados © 2010, Editorial Trillas, S. A. de C. V. División Administrativa, Av. Río Churubusco 385, Col. Pedro María Anaya, C.P. 03340, México, D. F. Tel. 56 88 42 33, FAX 56 04 13 64 División Comercial, Calzada de la Viga 1132, C.P. 09439, México. D. F. Tel. 56 33 09 95. FAX 56 33 08 70 www.trillas.com.mx Tienda en línea www.etrillas.com.mx Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial. Reg. núm. 158 Primera edición, marzo 2010 ISBN 978-607-17-0467-2 Impreso en México Printed in México http://www.trillas.com.mx http://www.etrillas.com.mx 4 La función principal de una propuesta teórica en ciencia es la de estimular nuevas formas de percibir y analizar no sólo los fenómenos del dominio común que constituyen el origen y destino del pensa miento científico, sino también los conceptos y métodos que la propia disciplina ha desarrollado para comprenderlos desde una perspectiva más abstracta. Estos fueron los objetivos de Teoría de la conducta: un análisis de campo y paramétrico (TC) cuando apareció en 1985. Como toda propuesta teórica inicial, TC se formuló con un doble propósito. Por una parte, se intentó "reconstruir” una tradición científica (en este caso, los diversos conductismos) cuyas categorías y métodos mostraban serias limitaciones y contradicciones para analizar y comprender diver sos fenómenos experimentales y de la experiencia común relativos al dominio de la psicología. Esta reconstrucción implicó un rompimiento con los paradigmas del mecanicismo y de la evolución, como paradig mas de lo psicológico, y su reemplazo por la lógica propuesta por J. R. Kantor. La teoría se transformó categorialmente y, por consiguiente, en las funciones lógicas de sus conceptos. De igual manera, se reor denaron los criterios de clasificación de los fenómenos a ser estudia dos y comprendidos. Por la otra parte, se plantearon nuevos horizontes empíricos, tanto desde una perspectiva conceptual como desde la me todología apropiada para abordar experimental y observacionalmente fenómenos complejos, de carácter episódico, que comprenden a más de un individuo, y que fueron simplificados de manera reduccionista por la tradición y, las más de las veces, ignorados. 5 6 PRÓLOGO Durante veinticinco años he guiado mi trabajo teórico, experimen tal y como docente por los supuestos y categorías planteados en TC. El camino no ha sido fácil. Los paradigmas y categorías aparentemente su perados, reaparecen continua y persistentemente en la nueva práctica, disfrazados bajo distintas palabras y procedimientos, distorsionando y desviando los esfuerzos por ver y comprender los fenómenos psicoló gicos desde una perspectiva diferente. Sin embargo, y a pesar de ello, se han realizado avances significativos. En este volumen se compen dian algunos de dichos avances y logros. Se trata de escritos publicados previamente, y que su dispersión en distintas revistas especializadas y en el tiempo, han dificultado percibir su unidad y coherencia teó ricas como extensiones y completamiento de temas y problemas sólo apuntados en TC. Presentarlos de manera articulada es el objetivo de este libro. Entre otros, se examinan los problemas del tiempo y el es pacio psicológicos, la distinción entre contingencias de ocurrencia y de función, la naturaleza sociolingüística del comportamiento social, los conceptos y categorías como medio de contacto del comportamiento humano, las categorías y medidas vinculadas a un análisis de campo del comportamiento, así como la naturaleza de la "explicación” como causalidad desde la perspectiva aristotélica. Aunque es fácil suponerlo, deseo hacer manifiesto mi agradeci miento a todos aquellos amigos, colegas y estudiantes, sin cuya cola boración, discusión y demandas por entender a TC, no hubiera tenido la motivación y lucidez suficientes para embarcarme en el análisis y reflexión de los problemas que se plantean en esta obra. No me cabe duda que la práctica teórica (como ejemplo paradigmático de la función substitutiva no referencial) se alimenta y tiene sentido solamente en la interacción con la práctica teórica de otros. El solipsismo psicológico es una ilusión incluso en su forma más refinada: el pensamiento. Guadalajara (México), julio 2009 Emilio Ribes-Iñesta índice de contenido Prólogo 5 Introducción 9 1. Sobre el tiempo y el espacio psicológico 25 2. Causalidad y contingencia 39 3. Acerca de las funciones psicológicas: Un post-scriptum 57 4. Dimensiones funcionales de la conducta social: Consideraciones teóricas y algunos datos preliminares 69 5. Conceptos, categorías y conducta: Reflexiones 81 6. 1 Jn programa de investigación sobre el comportamiento animal y humano: 15 años después 103 7. Lenguaje, aprendizaje y conocimiento 129 8. listados y límites del campo: Medios de contacto y análisis molar del comportamiento: Reflexiones teóricas 143 Indice onomástico 173 / i Introducción En el prólogo de la primera edición advertimos que la Teoría de la Conducta no es un modelo cerrado, sino un sistema conceptual abierto y autocorregible. Después de más de veinte años, podemos afirmar que estábamos en lo correcto: durante este periodo se han llevado a cabo dife rentes esfuerzos por precisar, profundizar y desarrollar los elementos clave de la estructura teórica; además, a partir de sus premisas básicas, se ha po dido abordar, teórica y experimentalmente, una diversidad de problemas que tradicionalmente han sido abordados desde la perspectiva de otros enfoques (por ejemplo, los estilos interactivos y la conducta social). En esta edición hemos decidido mostrar, de manera sintética, los avances conceptuales que, de una u otra manera, modifican las premisas básicas de la teoría y/o posibilitan el desarrollo de nuevas áreas de inves tigación. Con fines prácticos, dichos avances pueden ser agrupados en dos grandes vertientes: a) el análisis diferencial y sintético de las funciones psicológicas; y b) el desarrollo de un marco conceptual para el análisis del comportamiento social y del medio de contacto convencional, los cuales se encuentran plasmados en cinco artículos teóricos elaborados por Ribes en el periodo comprendido entre 1992 y 2005. Finalmente, haremos una breve presentación del programa de investigación experimental derivado del modelo teórico, en el que se incluyen más de 100 trabajos experimen tales, en los que se abordan problemas que corresponden a diversas áreas de la psicología. 10 ANÁLISIS DIFERENCIAL Y SINTÉTICO DE LAS FUNCIONES PSICOLÓGICAS l. Las dimensiones espaciotemporales de las funciones psicológicas En la primera edición de la Teoría de la Conducta se abordó el proble ma del tiempo y el espacio desde diferentes perspectivas, lo que resultaba inevitable dado que todo análisis de la realidad se inscribe necesariamente en coordenadas espaciotemporales. Para apreciar este hecho considere mos, a manera de ilustración, tres ejemplos: d) A partir de una reflexión acerca de la historicidad de los procesos estudiados por la biología y las ciencias sociales se señaló “la necesi dad conceptual de considerar quelos tiempos de lo psicológico son diferentes de los de lo biológico y lo social” (p. 42); /?) El análisis de la lógica funcional del campo psicológico nos llevó a identificar analíticamente dos aspectos de la temporalidad de los procesos psicológicos: “La interdependencia de los factores de cam po convierte a la descripción en un concepto conceptualmente sin crónico, aun cuando los eventos particulares descritos ocurran en momentos diferentes” (p. 52), y c) Finalmente, en el contexto de una reflexión crítica de la teoría del condicionamiento operante, señalamos que la respuesta estaba de finida “en términos de la intersección por el organismo de un punto fijo en el espacio”, lo que mantenía invariante la geografía de la con ducta, y la topografía se volvía irrelevante en la medida en que se consideraba equivalente “cualquier movimiento capaz de producir el pulso registrado como respuesta” (p. 31). "Sobre el tiempo y el espacio psicológicos” (Ribes, 1992) constituye un ampliación de esas reflexiones iniciales y el desarrollo sistemático del análisis del tiempo y el espacio psicológicos a partir de tres premisas bá sicas: a) El tiempo y el espacio no son propiedades de la realidad, sino cate gorías para describirla y analizarla; es decir, son modos lógicos de entrar en contacto con las cosas y los acontecimientos” (p. 72); />) La lógica del tiempo y el espacio es especifica para cada discipli na científica; y c) la naturaleza situa< ional de todo acontecimiento P'.n ologn o impone una logii a esp.n intemporal diferencial en el análisis <lc < ada lino de los pn>< osos psi< ologii os. 11 /./. Antecedentes conceptuales Para situar los orígenes de los que derivan problemas conceptuales en el tratamiento del tiempo y espacio, el trabajo inicia con el reconoci miento de que las categorías desarrolladas por la física se convirtieron en "las categorías generales de todo hecho o fenómeno para las ciencias” y de "todo conocimiento, incluyendo al conocimiento ordinario” (p. 72); y señala que el desarrollo conceptual de las distintas disciplinas científicas, en la medida en que tratan con diferentes niveles analíticos de la realidad, ha requerido la construcción de categorías diferenciales del tiempo y el espacio. En el caso de la psicología, el proceso de diferenciación ha sido más complejo, puesto que, en el marco de la lógica posrenacentista, le corres pondió la tarea de "estudiar empíricamente la interacción o correlación entre las propiedades puramente temporales de la racionalidad y sus pa siones, y las propiedades del movimiento como acción” (p. 73). De esta manera, la psicología se enfrentó al problema de “conciliar la materialidad de la acción biológica, como comportamiento, con la espiritualidad del alma, como razón” (p. 73), lo que constituyó el fundamento sobre el que Descartes propuso "la existencia funcional’de dos mundos distintos: uno extenso en el espacio, sujeto a los parámetros temporales de lo mecánico, y otro como temporalidad pura”; "la relación cognición-acción y sus pasiones, constituyeron el legado cartesiano a la psicología moderna, y el marco de referencia ineludible de sus concepciones del tiempo y el espacio” (p. 73). Aunque el surgimiento del conductismo transformó la lógica del tiem po y el espacio -el cuerpo dejó de ser el marco de referencia espacial en el que se inscribía el alma entendida como temporalidad pura no sujeta a l.is leyes de la mecánica-, se puede concluir que el conductismo histórico, en sus diferentes versiones, ha sido incapaz de superar la lógica del tiempo V el espacio -“y de su dualismo tácito en lo que toca a lo psicológico”- establecido por la filosofía cartesiana. De manera sintética, en la lógica del conductismo histórico, el tiempo se vuelve significativo respecto de l.i * onducta, ya sea como reflejo de relaciones ambientales (Pavlov), como aso< ¡aciones entre estímulos y respuestas (Guthrie y HulI), o como distri buí ion de la conducta en el tiempo respecto a los estímulos (Skinner). / IJna nueva formulación del tiempo V <•/ espacio en psicología I ,a reformulación conceptual del tiempo y el espacio psicológicos se llevo a cabo mediante su ubicación como coordenadas funcionales del < ampo psicológico. Esta solución parte de la premisa de que, en la lógii a <le| lampo psicológico, el cambio en el espacio geograíia, topografía o mot lologia depende de la ai i ion del organismo; y que los estímulos, poi 12 INTRODUCCIÓN su parte, alteran la ubicación espacial del organismo, regulando así la di mensión temporal. La aplicación de las premisas anteriores, permite la identificación de criterios espaciotemporales diferenciales para cada nivel de organización psicológica: a) El organismo se limita a reaccionar a las dimensiones temporales -y contingentes- entre los estimulos; una vez que se produce fun cionalmente la interacción, aparece la primera forma psicológica: la asimetría como anticipación; b) Los eventos se vuelven funcionales con base en la acción del orga nismo; la conducta, como determinante de los criterios espaciales regula las propiedades temporales de la contingencia; c) Se caracteriza por "la existencia de múltiples relaciones contin- genciales yuxtapuestas respecto de un conjunto finito de relaciones de estimulo” (p. 81), a la vez que la relación particular que puede operar en un momento dado depende de lo que el organismo hace; cT) La persona responde a propiedades funcionales de los eventos que no son físicamente operativos dentro de la situación: el tiempo y el espacio presentes son transformados por y en tiempos pasados y futuros diversos; y é) Finalmente, el tiempo y el espacio dejan de ser dimensiones de la interacción y se transforman en miembros de ella; el tiempo y el espacio se dan sin referencia a ningún tiempo y espacio particula res; ocurren con referencia a sí mismos. EL PROBLEMA DE LA CAUSALIDAD En la primera edición de la Teoría de la Conducta llevamos a cabo una reflexión critica del paradigma del reflejo como esquema explicativo-cau- sal de las interacciones psicológicas, en la que se mostraron algunas de sus limitaciones en el análisis del comportamiento: por ejemplo, la eliminación de las variables contextúales, su incapacidad para cubrir efectos "causales" mediatos y la imposición de una lógica secuencial. Además, se señaló la importancia del concepto de contingencia en el análisis de la causalidad en psicología: "Cuando el concepto de contingencia se visualiza en términos de dos eventos comprendidos en la relación, significa condicionalidad o dependencia recíprocas y, por consiguiente, se ajusta de manera natural al análisis de campo de los eventos relacionados interactivamente” (p. 49). En “Causalidad y Contingencia: algunas consideraciones conceptuales" (Ribes, 1997), se desarrolla y profundiza el planteamiento esbozado en la Teoría de la < onducta. Podemos identificar dos aportaciones centrales en la propuesta: INTRODUCCIÓN 13 c<) La distinción entre dos tipos de contingencia -de ocurrencia y de proceso-;y b) El desarrollo conceptual de una lógica causal diferencial para cada una de las funciones estímulo-respuesta. 1. Antecedentes conceptuales Los orígenes históricos del concepto de causalidad se delimitan a par tir de tres referentes: a) La concepción tradicional de la causalidad establecida por Descar tes y por Hume estaba fundamentada en tres criterios: contigüi dad, sucesión y necesidad; b) Dichos criterios pueden ser identificados en el concepto de reflejo -en el que se asume una relación necesaria entre la presentación del estímulo y la ocurrencia de la llamada respuesta refleja o incon dicional-; y <•) A pesar de que en la teoría del condicionamiento operante, desa rrollada por Skinner, se recupera el sentido original del concepto de contingencia -como relaciones condicionales-, su uso fue am biguo e impreciso (por ejemplo, confundió la condicionalidad con una mera coincidencia,y el peso que le concedió a las relaciones en el tiempo convirtió el esquema de triple contingencia en un enun ciado disposicional). 2. I lita nueva formulación del concepto de contingencia I .I desarrollo del concepto de contingencia, parte del análisis de los procedimientos empleados en el condicionamiento operante y respon diente, en los que se pueden identificar dos tipos de relaciones de con tingencia: un tipo de relación condicional consiste en la especificación de I.i <h urrencia -o la no ocurrencia- de un evento de estímulo o respuesta; mientras que un segundo tipo de relación condicional hace referencia a las propiedades funcionales del estímulo o la respuesta respecto de otros eventos. Al primer tipo de contingencias se les denominó de "ocurrencia”, mientras que el segundo tipo fue llamado de "función”. Las contingencias tic ocurrencia especifican que si “A” ocurre, entonces “B” debe ocurrir; las contingencias de función establecen que "A” es funcional respecto de IV' Las contingencias de ocurrencia describen las condiciones físicas <lc la interacción total; las contingencias de función describen las condicio nes funcionales entre sus elementos. Por otra parte, las contingencias de ocurrencia y de función desem peñan, en este esquema, diferentes roles: las relaciones de enturen» ia < onsisten rn reía» iones en las » nales la ocurrencia de un evento "A” es la 14 INTRODUCCIÓN condición necesaria para que ocurra "B”, lo cual no significa que “A” sea la causa de “B”; sólo implica que si ocurre “B”, entonces "A” ocurrió. Por lo tanto, podemos decir que ambos eventos ocurren en tiempo real -son con tiguos- y pueden ser descritos en términos de relaciones lineares -son dia- crónicos-. Por otra parte, las contingencias de función implican un efecto “retroactivo”; involucran relaciones sincrónicas y articulan funcionalmente la situación en la que ocurren. La distinción entre los dos tipos de contingencias permitió el análisis com parativo de las funciones estímulo respuesta, a partir dos criterios básicos: á) La complejidad en términos del número de relaciones de contin gencia; y /?) El elemento clave en la mediación. Ambos criterios permiten re presentar los niveles de organización conductual de manera pro gresivamente incluyente, en términos de su complejidad -de ocu rrencia y funcional. Finalmente, para precisar con mayor claridad la naturaleza inclusiva de las coordenadas espaciotemporales en los distintos niveles de organi zación psicológica, se señala que las funciones que involucran estímulos convencionales no se limitan a relaciones estrictamente contiguas, como ocurre en el condicionamiento clásico y el operante. “Las contingencias de ocurrencia se vuelven mediadas en tiempo y espacio por las respuestas y estímulos convencionales, de acuerdo con las relaciones establecidas por las contingencias de función, en situaciones diferentes de aquellas en las que tiene lugar la relación presente” (p. 633). ACERCA DE LAS FUNCIONES PSICOLÓGICAS: UN POST-SCRIPTUM En Acerca de las funciones psicológicas: un post-scriptum (2004), se lleva a cabo un análisis integrado, sintético, de la estructura causal de las funcio nes estímulo-respuesta. Para entender la relevancia y los alcances de este ejercicio, se requiere ubicarlo en el contexto histórico de la construcción de la teoría. En la primera formulación de la Teoría de la Conducta, cada una de las funciones psicológicas podía ser identificada a partir de una forma de mediación de la relación de contingencia y de una forma de desli gamiento específica en cada una de las funciones psicológicas. En trabajos posteriores (Ribes 1998; Ribes; Moreno y Padilla, 1996) se agregaron los criterios de ajuste para cada una de las funciones, “haciendo énfasis en el sentido, los logros o resultados de una interacción determinada”. Además, se ajustaron los criterios de los casos de cada una de las funciones. El ejercicio desarrollado en "Acerca de las funciones psicológicas” se fundamentó en las cuatro causas o principios explicativos de la filosofía INTRODUCCIÓN 15 it istotélica, lo que puede ser atribuido a dos razones: a) Su generalidad: delimitan las dimensiones que deben considerarse para la identificación, descripción, explicación y conocimiento de cualquier fenómeno natural” (p 118); y b) Su carácter integral y sintético: "los principios o causas de- ben considerarse en su conjunto, de manera integrada, puesto que corres ponden a diferentes aspectos del cambio o estado de cualquier entidad” (p 119). En ambos casos, podemos identificar una lógica cercana a la em pleada en el análisis del campo psicológico. Un punto nodal del ejercicio < onsistió en incluir el tipo de relación como dimensión analítica, lo que posibilitó el análisis de las funciones estímulo respuesta a partir de las > mitro causas (de manera complementaria, se estableció la relación entre < .«la factor del campo y cada una de las causas). De esta manera, el trá balo se concibió como un “cierre” conceptual: dentro de un solo sistema de referencia se articularon los cuatro elementos básicos del sistema de < oni ingeridas de las funciones estímulo-respuesta: la mediación, la forma de interacción, el desligamiento y el criterio. I .a causa material se identificó con el mediador de la relación de con- t urgencia, y la causa formal con su organización o arquitectura. Los fac imos que se vincularon con causa material y formal son los posibilitado- tes de la interacción: el medio de contacto, los sistemas reactivos y las pi opiedades de estímulo de los objetos. La causa eficiente se vinculó con • I desligamiento funcional de la respuesta -las contingencias de función pimlm idas por la interacción de los parámetros de estímulo y respuesta-. I <>s lai (ores que se vincularon con la causalidad eficiente son los factores dr.posn ionales -historia interconductual y los eventos situacionales-; es d< i n, se trata de aquellos factores que determinan la probabilidad de una mh i.u i ¡ón sin formar parte de ella. Por último, la causa final se relacionó < on el grado en que se cumple una función -no se trata de propósitos, iiiiem tonalidades o finalidades-, sino, de acuerdo con el pensamiento aris totélico, de la medida en que una potencia dada se convierte en acto. En • I ámbito de las funciones estímulo-respuesta, la causa final se refirió a la < l.r.i de ajuste lograda en una interacción y, por tanto, se vinculó con el • i iiei io de ajuste específico para cada uno de los niveles funcionales; es de- ■ ii, define el "sentido” de una interacción (p. 123). El factor que se vinculó i • .te i ipo de causalidad es el límite de campo -circunscribe el rango y el inibito funcional de los elementos de la función. I n sintesis, la traducción de las cuatro categorías de causalidad en el iii.ile.r. de las cinco funciones de estímulo-respuesta, constituye una he- ii.milenta conceptual mediante la cual se pueden identificar, de manera integrada y diferencial, los elementos fundamentales de cada uno de los > iik o niveles de la taxonomía estímulo-respuesta. 16 DIMENSIONES FUNCIONALES DE LA CONDUCTA SOCIAL: CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y ALGUNOS DATOS PRELIMINARES En el texto anterior de la Teoría de la Conducta el comportamiento so cial se definió como la interacción entre dos o más sujetos en un medio social, el cual se identificó genéricamente con una de las categorías del cam po psicológico: el medio de contacto; es decir, con el "conjunto de circuns tancias que posibilitan una interacción” (página 47). El medio de contacto fue concebido inicialmente como una “abstracción límite” entre las fun ciones psicológicas y los objetos de estudio de otras disciplinas. En esta perspectiva, cada función o nivel de organización se produce en un medio de contacto particular: físico-químico, ecológico o normativo. El medio de contacto normativo corresponde a las funciones psicológicas exclusivas del comportamiento humano; como"abstracción límite” se le asignaron con ceptualmente dos características básicas: a) Se encuentra constituido por las “circunstancias que posibilitan” la conducta individual; y b) “Reconoce a las convenciones, reglas y prácticas que constituyen las instituciones, relaciones y costumbres sociales como conte nido concreto de la disciplina correspondiente: la ciencia social (página 47). Aunque el medio de contacto convencional es una categoría que per tenece al dominio de las ciencias sociales, debido a su importancia en el análisis de la conducta humana, se llevó a cabo un primer esfuerzo por identificar sus dimensiones psicológicas: la ciencia social “no puede con cebir a las instituciones, a las prácticas sociales ni a las relaciones de pro ducción o a las políticas, al margen del reconocimiento de que éstas se dan en y entre individuos, pero no puede dejar de considerar que lo concreto social es el sistema de relaciones como tal, independientemente del actuar particular de cada uno y todos los individuos particulares inmersos en dichas relaciones”... Lo que preocupa epistemológicamente a la psicología es la interacción de lo social manifestada como relación entre individuos (página 41). Esta primera tentativa constituyó el inicio de otros trabajos conceptuales (Ribes, 1992; Ribes, 1998) en los que se intentó clarificar la relación entre la conducta psicológica y el medio de contacto conven cional. En "Dimensiones funcionales de la conducta social: consideraciones teóricas y algunos datos preliminares” (Ribes, 2001), se desarrolla una visión sintética en la que se resuelven los problemas enunciados en los tra bajos anteriores, en un esfuerzo para llevar el medio social convencional al dominio lógico observacional de la psicología. En principio, se establece INTRODUCCIÓN 17 una distinción entre el comportamiento grupal de los animales y la con- diu ta social humana, a la que se caracteriza por el medio social conven- < tonal en el que ocurre. En esta perspectiva, la delimitación conceptual del medio social convencional constituye el factor clave en el análisis del medio social. En este trabajo, el concepto de medio de contacto convencional se de- •.anolló a partir de dos elementos centrales: lenguaje e instituciones. "Las inst it liciones, como prácticas mediadas lingüísticamente, se convierten en ■ I medio de las relaciones entre individuos en la medida en que establecen v regulan los criterios para el desarrollo de conductas que son funcionales < orno roles sociales” (p. 289). Por una parte, el concepto de "institución” de.empeña una función sintética: se refiere a eventos o acontecimientos ■ .peí ¡fíeos en los que se actualizan “interacciones individuales que se ajus- i .m .i criterios funcionales que son descriptivos de los intercambios sociales de grupos particulares” (p. 289). En otras palabras, la función teórica que ■.<■ asignó en trabajos anteriores (Ribes, 1992; 1998) a la relación macro < ontingencial y a la mediación substitutiva referencial se concentran ahora < n la función institucional, la cual cumple una doble tarea: describe, por una parte, “los intercambios sociales de un grupo particular”; y, por otra paite, regula las interacciones “en situación”. Ambas tareas constituyen elementos funcionales complementarios:-una institución regula una in ician ion especifica y sólo es funcional en la medida en que corresponde a un conjunto de contingencias que ocurren en otros tiempos y espacios. I'oi olía parte, el concepto de institución refleja un mayor acercamiento al nivel lógico observacional de la psicología: <i) "Las instituciones, desde el punto de vista psicológico, consisten en acontecimientos o eventos que despliegan funciones de estímulo”; /<) “i .as funciones institucionales pueden ser concebidas como contin gencias que involucran las interacciones de individuos con diferen tes atribuciones sociales en situaciones particulares” (p. 290); y <) "Las instituciones, desde un punto de vista psicológico, consisten <•11 acontecimientos o eventos con funciones específicas... no repre sentaciones abstractas de estructuras sociales” (p. 289). Por otra parte, se lleva a cabo un avance conceptual en el papel asignado al lenguaje en la conformación del medio social: si las instituciones son el medio de contacto de la conducta social, el lenguaje es el medio que hace posible el surgimiento de las instituciones: “En las sociedades humanas las relaciones convencionales que se producen como y a través del lenguaje, se convierten en instituciones” (p. 289). En este trabajo, la estructura del medio social convencional se visua liza a partir de tres dimensiones básicas de las relaciones sociales: “I.as 18 INTRODUCCIÓN contingencias sociales, como funciones institucionales, se pueden conce bir como emergiendo de tres dimensiones básicas de las relaciones en las sociedades humanas: a) las relaciones de poder; b) Las relaciones de inter cambio; y c) Las relaciones de sanción” (p. 290). En este planteamiento los elementos que forman parte de la estructura del medio del contacto convencional son definidos en términos de sistemas de contingencias: "Las contingencias sociales pueden ser identificadas y analizadas empíricamen te como dimensiones funcionales que caracterizan el medio de contacto, en el contexto de diferentes interacciones institucionales”. En términos prácticos esto se traduce en el análisis de las contingencias sociales invo lucradas en las relaciones de poder, de intercambio y sanción en térmi nos de tres características del medio institucional, derivadas de la función mediadora del lenguaje: La delegación, la separación y el distanciamiento -espaciotemporal- de dichas relaciones entre los miembros individuales que participan en dichas contingencias” (p. 290). MEDIO DE CONTACTO CONVENCIONAL, CATEGORÍAS Y CONCEPTOS En el análisis precedente mostramos que los conceptos de institución y lenguaje se encuentran estrechamente vinculados en el análisis de la conduc ta social: constituyen la estructura del medio social convencional. En este contexto, “Conceptos, categorías, y conducta: reflexiones teóricas y meto dológicas” (Ribes, 2007) representa un avance adicional: el lenguaje es, simul táneamente, el medio y la forma en que se producen las relaciones sociales. La delimitación del "concepto del concepto” parte necesariamente de la ubicación de la reflexibilidad como una de las funciones básicas del len guaje. Las palabras y las expresiones: a) Tienen una función descriptiva y narrativa: son instrumentos para hablar acerca del mundo físico; b) Son el medio de interrelación y comunicación entre las personas; y c) "Pueden abstraerse de las condiciones particulares en las que se usan y tienen sentido respecto de las cosas y de las personas, y operar directamente sobre otras palabras y las circunstancias y cri terios de su uso y aplicación” (pp. 2 y 3). Esta última función po sibilita el surgimiento de la abstracción y la reflexibilidad; es decir, “del teorizar como práctica humana” (p. 3). Para ubicar el nivel analítico en el que se lleva a cabo la reflexión sobre categorías y conceptos se establecen tres premisas básicas: ¿i) Categorías y conceptos no constituyen eventos psicológicos, aun que formen parte de circunstancias necesarias para que tenga lugar INTRODUCCIÓN 19 una diversidad de fenómenos vinculados al comportamiento indi vidual; /’) ( alegorías y conceptos están vinculados al lenguaje, como sistema de articulación de las relaciones sociales y culturales; y i) I .as i alegorías y los conceptos constituyen la arquitectura conven- < ional del ambiente humano y de los sistemas reactivos correspon dientes (p. 18). I n síntesis, conceptos y categorías son concebidos como los elementos <|iu e .tun turan y le dan sentido al medio social convencional; es decir, ....... . los elementos básicos del medio de contacto social convencional. I I desarrollo teórico del análisisde categorías y conceptos puede ser nía. ido en el marco de la teoría de la conducta: constituye una manera ini. ii. .1 <le representar la estructura del campo psicológico en el nivel ..... . ional: "La función de la palabra es condicional a su ámbito y crite- i io de ir,o; no puede desvincularse de la situación ni del contexto lingüís- ii. o in. luyendo al lector o escucha- en que la palabra ocurre como parte o . I. mentó de una frase o expresión" (p. 5). Específicamente, “el concepto m identifica siempre con un criterio de ajuste del comportamiento res- I- ■ lo de los objetos y acontecimientos que tienen lugar en un ámbito d< i> i niin.ido" (p. 6). I n l.i medida en que las categorías y los conceptos constituyen la ar- >|iiii< i tina lonvencional del medio social, “los conceptos no constituyen • nii. Lides psicológicas, son construcciones sociales y, por tanto, lingüísti- • i '.on i « presentaciones de condiciones que delimitan, regulan y tipifican l i inician iones psicológicas; constituyen logros respecto de criterios de ■i|ii .t. Su estatuto lógico es equivalente al de una creencia” (pp. 6 y 7). Al definir a los conceptos en términos de la función de las palabras, se lii/o nei esa rio establecer una distinción entre ambos, la cual fue llevada a < ilm siguiendo tres líneas de argumentación: <i) En primer término, “las palabras no son entidades abstractas en sí mismas. Lo son en términos de su criterio de uso; es decir, el con- < epto no se refiere a un tipo especial de palabra, sino a la función de la palabra” (pp. 4 y 5); /') l '.l«oncepto incluye toda "actividad realizada como ajuste a un cri- lei io” (p. 5); es decir, “aunque el concepto se expresa como palabra no se restringe a la palabra” (p. 5); < | N<> existe una identidad funcional entre las palabras y los con- < eptos: "el concepto “no aparece necesariamente como fragmento morfológico, descriptor o identificador del comportamiento” (p. 7); por esta razón, el ajuste pertinente de un individuo a una situa- «ion "no implica que lo haga expresando conceptos como parte de una práctica teórica" (p. 8). 20 INTRODUCCIÓN Es decir, el concepto no corresponde a una estructura o entidad sub jetiva que regule las relaciones del individuo con las cosas, los aconteci mientos y las personas; surge, más bien, “como consecuencia del compor tamiento efectivo y apropiado”. De manera más precisa, la “adquisición", “posesión” o “uso” de los conceptos “no requiere del conocimiento o do minio de la teoría o de los criterios para la formulación de esos conceptos (p. 9). “Usamos las palabras como conceptos antes de saber que dichas palabras constituyen conceptos, y que nuestro comportamiento ante una situación se ajusta y cumple con criterios relacionados a categorías y con ceptos” (p. 9). Por esta razón, su estatuto lógico se equipara al de una creencia -entendida como “la aceptación tácita o expresa de los criterios de ajuste que regulan nuestras acciones”- (p. 7). En esta línea de argu mentación podemos identificar un avance significativo respecto de la afir mación formulada inicialmente en el análisis de la conducta social (Ribes, 2001): “En el caso de la conducta humana las dimensiones sociales tienen, la mayor parte del tiempo, una influencia tácita o implícita" (p. 288). En el caso de las categorías se desarrolla un argumento equivalente: “Las categorías no constituyen circunstancias o criterios de las cosas y la naturaleza; son marcos de significación de las expresiones respecto de las cosas; no tienen que ver con la verdad o falsedad de lo que se dice, sino con el sentido y pertinencia de lo que se dice, y de lo que se hace con base en lo que se dice” (p. 22). Las categorías, como marcos de significación, deli mitan y regulan el ámbito funcional de los conceptos: “Una misma palabra puede ser empleada en relación a dos categorías diferentes; por tanto, se trata de dos conceptos distintos” (pp. 22 y 23). En sintesis: “las categorías no constituyen estructuras de la realidad (clases o conjuntos de objetos o estímulos), ni los conceptos son representaciones o respuestas a dichas estructuras, sino funciones del lenguaje que le dan sentido y pertinencia a los actos de los individuos" (pp. 23-24). En la medida en que la conducta social se caracteriza “por el medio en que se desarrolla y es funcional”, y que categorías y conceptos constituyen la "arquitectura funcional” de dicho medio, se puede concluir "que todo el comportamiento humano refleja, de una manera u otra, una funcionalidad de naturaleza conceptual” (p. 9), en la que se incluyen la práctica teórica y “las prácticas que forman parte de nuestra convivencia cotidiana con los otros y el mundo ordinario y cuya pertinencia puede interpretarse como la correspondencia a una teoría social de lo que se debe y puede hacer en cada situación” (p. 9). En este contexto, no es de sorprender que algunos de los rasgos de los juegos de lenguaje sean compatibles con la lógica de categorías y conceptos. (Por ejemplo, no tienen límites fijos y se transfor man continuamente como resultado de la práctica social; no se aprenden a partir de definiciones, sino mediante la experiencia práctica.) Aún más, a partir de la noción de "juegos del lenguaje" se pueden entender las di versas relaciones entre la práctica social, las categorías y los conceptos. Por INTRODUCCIÓN 21 mu parte, la práctica individual respecto de los objetos, los acontecimien to. y las personas tiene sentido en términos de un criterio; por otro lado, l>>s < i iterios no son fijos, sino que varían de acuerdo a los requerimientos de la situación. En este sentido, "el criterio es definidor y dependiente del < ontexto a la vez...” (p. 24). De manera más general, "categorías y concep to, no i (instituyen esquemas fijos que se adquieren y aplican unívocamen te (p. 27); por esta razón, "son imposibles de identificar con base en crite- iios formales” (p. 24). De manera sintética: "categorías y conceptos hacen o |< i< iu ¡a a cómo, mediante su comportamiento, un individuo actúa con base en, aplica y formula criterios de ajuste respecto de atributos y propie dades variantes en una misma situación o entre situaciones” (p. 27). Esta loi ululación puede ser traducida en cinco tipos de "ajuste conceptual”: a) ajuste por aceptación; b) ajuste por uso; c) por elección; d) ajuste mediante modificación del criterio; y é) ajuste por construcción. I‘R( K ¡RAMA DE INVESTIGACIÓN SOBRE I I ( (ÍMPORTAMIENTO ANIMAL Y HUMANO: f» ANOS DESPUÉS. I n "Un programa de investigación sobre el comportamiento animal v humano: 15 años después” (Ribes, en prensa) se lleva a cabo una reca pitula! ion de los trabajos, teóricos y experimentales, llevados a cabo en ■ I marco de la Teoría de la Conducta. Se parte del reconocimiento de i|iK esta constituyó no sólo un esfuerzo teórico encaminado a formular una taxonomía general del comportamiento; sino también ha sido la base conceptual del "primer programa general de investigación científica en p a< ologia" (p. 2). En este trabajo formula un resumen de “los supuestos del piogtama, su organización como exploración sistemática de una lógica teoiK a, y el estado de avance del mismo mediante la presentación de una bibliografía clasificada por proyecto” (p. 2). I .l modelo teórico en que se basa la taxonomía de la conducta com- piende (i neo niveles o campos de investigación complementarios: «i| I I análisis conceptual y las formulaciones teóricas; /») I I estudio de los procesos básicos en el comportamiento animal; <) El estudio de la conducta humana compleja; </) I .l análisis de los procesos del desarrollo del comportamiento; y c) l.a extensión del modelo a diversos escenarios naturales y so- i iales. I •.tos campos de investigación se relacionan entre sí, "no sólo por estar iiii< ulados por los supuestos, criterios y categorías del modelo de TC, ino porque algunos de ellos se influyen recíprocamente dado su conte nido empírico" (p. 3).Cada campo o nivel puede caracterizarse como 22 INTRODUCCIÓN un subprograma de investigación, compuesto a su vez por diversos pro yectos. A continuación presentamos, de manera sintética, los contenidos que caracterizan a cada uno de los subprogramas (el lector interesado en profundizar en alguno de los temas mencionados, puede acudir al texto completo de este trabajo -anexo- en el que se incluye la bibliografía co rrespondiente). El subprograma de análisis conceptual y formulaciones teóricas. Este nivel de investigación "consiste en analizar conceptos, categorías, proble mas, métodos y propuestas teóricas de las diversas áreas empíricas de in vestigación” (p. 4); su contenido, por tanto, corresponde al de los demás subprogramas y proyectos. Debido a su amplitud, sólo mencionaremos, a manera de ilustración, algunos de los problemas que han sido abordados en este nivel: a) El análisis de conceptos tradicionales de la teoría psicológica; b) La valoración crítica y el análisis histórico de problemas, estrate gias y conceptos de la tradición operante; c) El análisis alternativo de fenómenos significativos para una teoría de la conducta -por ejemplo, las interacciones sociales, las consis tencias individuales, el aprendizaje humano complejo, el desarrollo psicológico y las relaciones básicas entre dimensiones temporales y espaciales del comportamiento-, y d) El estudio de problemas pertinentes a la llamada "filosofía de la mente”. En este nivel de investigación podemos observar "la estre cha vinculación que promueve el programa de investigación entre la indagación teórica, los estudios experimentales con animales y humanos, los estudios observacionales, y las extensiones a escena rios naturales y aplicaciones” (p. 5). El subprograma de procesos básicos en comportamiento animal. In cluye dos proyectos generales: el estudio de parámetros temporales de es timulación y el análisis de la segmentación de las funciones de respuesta. El subprograma de conducta humana compleja comprende dos pro yectos generales: el estudio del aprendizaje humano y el análisis de la conducta social. El proyecto de aprendizaje humano tiene como objetivo fundamental identificar cómo los factores lingüísticos y no lingüísticos participan en la regulación intrasituacional, extrasituacional y transitua- cional del comportamiento. El subprograma de análisis del desarrollo del comportamiento está conformado por dos proyectos, el de interacciones diádicas madre-hijo y el de estilos interactivos. Finalmente, el subprograma de extensión del modelo a escenarios naturales y sociales involucra el desarrollo de modelos particulares orien tados al análisis del comportamiento psicológico en ámbitos específicos. INTRODUCCIÓN 23 I Insta el momento, se han formulado modelos analíticos de la práctica < icntifica, de la educación, y de la salud. La función principal de estos mo lidos es representar las dimensiones psicológicas -o del comportamiento individual- de problemáticas o escenarios que rebasan el ámbito de lo psú ológico. Con ello no se pretende reducir dichos problemas o escena- nos a procesos puramente psicológicos, sino identificar la manera en que los procesos psicológicos participan en la estructura y funcionalidad de • In lias circunstancias o problemas. Además de constituir representaciones < oih cptuales de problemas, estos modelos sirven como instrumentos que gm.m su interpretación en los ámbitos sociales correspondientes, y permi tí n el desarrollo de programas de investigación aplicada, tecnológica, de • ampo y evaluativa. \l>( PACIONES METODOLÓGICAS. I’or último, aunque en el prólogo de la Teoría de la Conducta afirma- nios que "no se proponen nuevos métodos (p. 20), al plantear nuevos crite- nii'. de clasificación que permiten "visualizar” nuevos fenómenos, dimen- aones y parámetros, gradualmente se ha llegado a la conclusión que los pioi cdimientos y preparaciones experimentales tradicionales son, en oca-, H’iics, insuficientes o inadecuados. De esta manera, durante el desarrollo di I ptograma de investigación se han llevado a cabo algunas aportaciones un lodológicas, que incluyen el diseño de nuevos aparatos experimentales, la modificación de aparatos existentes, la adaptación y modificación de pio< cdimientos generales, así como el diseño de preparaciones especiales ■ on base en software computacional diseñado ex profeso. Francisco López-Valadez el espacio psicológicos "Nostalgia: el poeta se vuelve hacia su pasado en busca de ese instante en que realmente fue, pero la otra orilla del tiempo no está allá sino aqui. Recordar es imaginar: Extraño territorio que la mirada encuentra en su propia invención/ invisible creación de los hechos. El pasado no existe en sí: nosotros lo inventamos." Octavio Paz, 1973 Toda práctica y conocimiento humanos tienen lugar, ocurren y se sig- ihIk an en términos del tiempo y del espacio. Es virtualmente imposible pndvi señalar un acontecimiento de la naturaleza, de la historia o de la > speriencia humanas, que tenga algún sentido, sea comunicable o pueda iquiera describirse como tal, si no es en referencia a alguna coordenada ■ '.p.i< io-temporal. Nuestro lenguaje ordinario y cotidiano está estructura do siempre en relación con objetos, acontecimientos y propiedades que se O'.mlit an como elementos de un mundo definido con base en parámetros • l< t lempo y espacio. I I tiempo y el espacio son las dimensiones en las que transcurre lo leal, el mundo de lo sensible y lo práctico. El tiempo y el espacio son las coor denadas en que se jija el inicio, los cambios y el término de lo perecedero, es 25 26 1 SOBRE EL TIEMPO Y EL ESPACIO PSICOLÓGICOS decir, de lo natural, de lo que está ahí, de lo real. Es por ello que, tal como lo señalaba ya Aristóteles en su Metafísica (1980-traducción castellana completa), lo infinito y lo eterno son sólo propiedades de la divinidad y no de lo perecedero, atribución que se ha mantenido en la distinción de lo inmutable y universal frente a lo mutable y particular. Sólo lo mutable requiere, lógicamente, del tiempo y el espacio. La adscripción de lo real a modos de conocimiento en los que el momento y el lugar son los referentes discretos del cambio como condición de existencia, configuró a la primera ciencia de la naturaleza, la Física aristotélica. Ésta se constituye en un modo de conocimiento en el que las categorías del movimiento fueron categorías del cambio en cualidad, en cantidad y en lugar, es decir, catego rías relativas a la transformación de la sustancia en tiempo y en espacio, ya fuera como modificación, crecimiento, traslación. La física, como ciencia o conocimiento de lo sensible, se constituyó como el estudio de los fenó menos en el tiempo y el espacio. El tiempo y el espacio, por consiguiente, no deben entenderse como equivalentes o propiedades de la realidad. Son categorías para describir y analizar la realidad. Son modos lógicos de entrar en contacto con las cosas y los acontecimientos, ya sea en el lenguaje ordinario, en el lenguaje de la ciencia -como conocimiento abstraído de lo real concreto-, o en la propia reflexión sobre el conocimiento, en la que todas las formulaciones privile gian, de un modo u otro, al tiempo y el espacio como modos o categorías en las que tiene lugar o se ubica toda experiencia no trascendente (vg., Locke, Kant). Puesto que la física es la ciencia primera de lo real, su formulación ini cial en términos del tiempo y el espacio como coordenadas o dimensiones de lo natural, determinó que, a partir de ella, las sucesivas diferenciaciones del conocimiento científico -como química, biología, psicología y las cien cias de lo social- asumieran la delimitación de sus fenómenos específicos como fenómenos ubicados necesariamente en el tiempo y el espacio. El tiempo y el espacio se convirtieron de esta manera en categorías generales de todo hecho o fenómeno para las ciencias. Con el Renacimiento, lageometría mecánica, como modelo general de la física, se impuso como concepción general de la realidad; y como culmi nación de un largo proceso histórico, el tiempo y el espacio de la física se constituyeron en categorías generales de todo conocimiento, inclusive del conocimiento ordinario. La física se apropió del tiempo y el espacio como formas lógicas de concebir los acontecimientos, los objetos y las propieda des de lo real. En ese momento se inició para la ciencia moderna -la ciencia occidental- el arduo camino de diferenciar las especificidades particulares del tiempo y el espacio para cada nivel de conocimiento empírico, proceso que se tuvo que desarrollar también progresivamente en el interior de la propia física con motivo de su propia diferenciación. En esta tarea, sin embargo, cada ciencia especial ha tenido que formular su propia cualidad SOBRE EL TIEMPO Y EL ESPACIO PSICOLÓGICOS 27 I. ib ñipo y espacio, manteniendo la métrica cuantitativa originada en la ......intuí mecánica. Ahí radica, en gran medida, la dificultad de separar 11 pi opiedades lógicas de las categorías físicas de tiempo y espacio, como ..... i denudas universales aceptadas por el conocimiento ordinario, de las I'o (piedades lógicas del tiempo y el espacio químicos, biológicos, psico- l"gb os v sociales, las que, aun cuando poseen su propia especificidad, se d. • t ilx'ii cuantitativamente en los términos métricos de la física. I n el < aso particular de la psicología, la determinación de las caracte- 11 tu as lógicas del tiempo y el espacio como dimensiones de los fenóme no psicológicos sufrió las mismas vicisitudes que otras disciplinas para ■npei.n la lógica de la mecánica universalmente impuesta. Sin embargo, 11 p ai ologia se vio además aprisionada por las argumentaciones que sus- i< ni.non su formulación moderna, como disciplina encargada de estudiar I. modo empírico la interacción o correlación entre las propiedades pu- i miente temporales de la racionalidad y sus pasiones y las propiedades ■ p.i< i.des del movimiento como acción. I n la medida en que los procesos y el movimiento animal se concibie- • ■■n . omo formas de acción de naturaleza mecánica, la psicología adquirió mi lug o en la configuración de la nueva ciencia posrenacentista, esto a i ii tu del razonamiento que procuró conciliar la materialidad de la acción l'K.logii .1, como comportamiento, con la espiritualidad del alma, como i i mi I ..i formulación de la naturaleza de lo psicológico como la interfase 'lito lo mecánico y lo espiritual dotó a los fenómenos psicológicos de una pr< iIk idad peculiar en lo que respecta a su ubicación espaciotemporal. I i < oib epción resultante, cuya formulación corresponde a Descartes, pos tulo lo psicológico como la existencia funcional de dos mundos distintos, i.... extenso en el espacio y con los parámetros temporales propios de lo un < .mu o, y otro puramente temporal, paraóptico, cuyos ejes de ocurren- ■ i.i, < odio temporalidad pura, se daban en la autorreflexión -es decir en la |ii.isi simultaneidad- del pensamiento en relación con su propio devenir ■ intei mitentemente, con las acciones -siempre mecánicas- del propio 1 llltpo I .i psicología, de este modo, se concebía como la disciplina empírica . .........Judiaba la interacción o correlación entre el conocimiento -como pi nsamiento o razón verbal- y la acción o comportamiento -como mo- mib uto mecánico. El cuerpo, como una máquina biológica, albergaba ■ h nlro de si al alma como pensamiento, y sus movimientos como acciones .'ilo podían entenderse como funcionamiento de una relojería peculiar en ■ • 11, ion »on el funcionamiento paramecánico de otra sustancia, la razón, • |iu . sin ser extensa, habitaba dentro del cuerpo. La psicología construyó o paradigma de conocimiento con base en lo que Ryle (1949) bautizó ....... . el "mito del fantasma en la máquina”. De acuerdo con esta concep- ■ ion de lo psicológico, el individuo era protagonista y espectador de su pinpia ai < ion; su cuerpo, instrumento y escenario del movimiento, y la 28 1. SOBRE EL TIEMPO Y EL ESPACIO PSICOLÓGICOS razón una especie de visión interior dotada de una lógica racional-deduc tiva. La relación cognición-acción, y sus pasiones constituyeron el legado cartesiano a la psicología moderna, y el marco de referencia ineludible de sus concepciones sobre el tiempo y el espacio. El individuo psicológico era un cuerpo que convivía paradójicamente con su alma, sustancia no extensa, en la forma de pensamiento sobre sí mismo, su cuerpo y sus acciones. El cuerpo, como extensión física, era el locus o lugar, siempre fijo, invariante, en el que ocurrían las interacciones psicológicas. El alma o mente, como razón, aunque siempre era referida en su funcionamiento al propio cuerpo, sólo devenía en tiempo, y sus ac ciones aun cuando no ocurrían en el espacio -y por consiguiente, no eran mecánicas-, dado que tenían lugar en un cuerpo y respecto de un cuer po, se ajustaban a una temporalidad paramecánica: la contigüidad como principio de la relación entre las acciones de la mente y las acciones del cuerpo. El advenimiento histórico del conductismo destruyó la prisión que representaba el cuerpo como marco de referencia espacial contenedor de lo psicológico. En la medida en que el conductismo rechazaba un segundo mundo paralelo al de las acciones del cuerpo, sin un sustrato espacial pro pio, liberó a los acontecimientos psicológicos de los estrechos límites im puestos por la piel, y les abrió, sorprendentemente para muchos, el amplio espacio físico de la realidad exterior al cuerpo, que constituía el marco de referencia de ese cuerpo como extensión autoimpulsada. Para el conductismo fueron las propias acciones del cuerpo en relación con ese mundo, metafóricamente denominado "exterior” -arrastrando de esta manera el peso de la tradición cartesiana-, el objeto de estudio de la psicología. El flujo o la ubicación puntual del pensamiento respecto de las propias acciones del cuerpo dejaron de ser los parámetros temporales de lo psicológico. Ahora se tenía un cuerpo libre en el espacio frente a la temporalidad intrínseca de los objetos y de los acontecimientos allí resul tantes, incluyendo a los del propio cuerpo frente a esos objetos ¿Qué hizo el conductismo histórico para formular una ubicación espacio-temporal especifica de los fenómenos psicológicos? En términos generales, se pueden identificar tres maneras de abor dar la ubicación espaciotemporal de los fenómenos psicológicos desde la perspectiva conductista. Aun cuando cada una de ellas obedece a circuns tancias históricas concretas y posee una especificidad aparente, todas ellas comparten la limitación general de ubicarse como una superación del dua lismo, pero dentro de la tradición cartesiana de la geometría mecánica como lógica general del conocimiento. Aunque Pavlov no es considerado por muchos como un conductista estricto sensu, existen argumentos sobrados para incluirlo como parte im portante, desde el punto de vista conceptual y metodológico, del movi miento conductista. Por una parte, Pavlov concibió el funcionamiento del SOBRE EL TIEMPO Y EL ESPACIO PSICOLÓGICOS 29 ruina nervioso central como una actividad semejante a las de los otros oig.mos del cuerpo, pero en la medida en que la psicología, en aquella época, < mi ocancelaba como una ciencia natural establecida (Pavlov, 1927, p. 3) > n voces de sus propios fundadores Wundt y James, Pavlov consideró que: no hay necesidad de que el fisiólogo recurra a la psicología. Sería más natural que la investigación experimental de las actividades fisiológi- i as de los hemisferios fueran la base de un fundamento sólido para una vcidadera ciencia futura de la psicología; dicho curso es más probable que conduzca a un avance de esta rama de la ciencia natural" (1927, I' t). Y de hecho esto ocurrió así al tiempo que Pavlov lo sugería. lohn B. Watson (1916) proponía el reflejo condicional como concepto < cutral de la nueva psicología naturalista anunciada en el Manifiesto < oinlnt lista (Watson, 1913), y de este modo, involuntariamente, Pavlov se i <Hivct iia en el constructor de los conceptos y procedimientos fundaciona- l< ilc la psicología conductista. Pavlov, como la totalidad de la nueva psi- > < «logia incluyendo a la conductista-, adoptó la lógica del conocimiento |uo( mada por la mecánica cartesiana. Lo citaré en extenso: .. El fisiólogo debe tomar su propio camino, donde ya se le ha tra zado una senda. Hace trescientos años Descartes desarrolló la idea del ivllejo. Partiendo del supuesto de que los animales se comportaban ionio máquinas, consideró cada actividad del organismo como una reac- < ion necesaria a algún estímulo externo, a través de una vía nerviosa de finida; y esta conexión, afirmó, era el propósito fundamental de las es- tiu< turas nerviosas en el cuerpo animal. Ésta fue la base sobre la que •.c estableció firmemente el estudio del sistema nervioso. (1927, p. 4.) Nuestro punto de inicio ha sido la idea de Descartes del reflejo ner vioso Esta es una concepción científica genuina, puesto que implica ne- i estilad. Puede resumirse como sigue: Un estímulo interno o externo re- i .ie sobre uno u otro receptor nervioso y da lugar a un impulso nervioso; este impulso nervioso se transmite a lo largo de las fibras del nervio al sistema nervioso central, y aquí, sobre la base de las conexiones nervio sas existentes, da lugar a un impulso fresco que pasa a través de fibras nerviosas que salen hacia el órgano activo, donde excita una actividad especial de las estructuras celulares. De este modo un estímulo aparece < uncí lado por necesidad con una respuesta definida, como una causa ion el efecto. Parece obvio que la actividad total del organismo se debie- i.i i «informar a leyes definidas. Si el animal no estuviera en corresponden- i ia exacta (itálicas mías) con su ambiente, tarde o temprano cesaría de existir." (1927, pp. 7-8.) Los fenómenos psicológicos -equivalentes a los reflejos condicionales o i las pi unitivas "secreciones psíquicas’’- fueron para Pavlov las conexiones 30 1. SOBRE EL TIEMPO Y EL ESPACIO PSICOLÓGICOS temporales establecidas en los hemisferios cerebrales como una reacción del organismo a los cambios que operaban en el ambiente como señales. Pavlov decía que: ... “Tan infinitamente complejas, tan continuas en flujo, son las condicio nes del mundo circundante, que ese complejo sistema animal que está a su vez en flujo viviente, y sólo ese sistema, tiene una oportunidad para establecer un equilibrio dinámico con el ambiente. Así vemos que la función fundamental y más general de los hemisferios es la de reaccionar ante las señales presentadas por innumerables estímulos de significación intercambiable.” (1927, p. 15.) En la concepción pavloviana de los fenómenos psicológicos como re flejos condicionales, los acontecimientos del ambiente -fuera interno o externo- se conectaban temporalmente, por contigüidad, en los hemisfe rios cerebrales, donde estaban fijadas las rutas para la acción en la forma de secreciones o movimientos. De este modo, el tiempo de lo psicológico era un tiempo de la necesidad mecánica que se daba, al igual que en el paradigma cartesiano dentro del cuerpo: las estructuras y rutas fijas que conformaban el sistema nervioso. Lo psicológico ocurría como reproduc ción necesaria de la temporalidad física, sin espacialidad propia: sólo tenía lugar en el cuerpo. Una segunda manera de abordar el tiempo y el espacio puede identifi carse, a pesar de sus diferencias, en los puntos de vista de Guthrie (1935) y de Hull (1943). Aun cuando el segundo empleó algunos constructos referidos al sistema nervioso -periférico-, a diferencia del primero que se limitó a identificar los actos como movimientos y acontecimientos de tipo propioceptivo, ambos autores concibieron la temporalidad de los fe nómenos psicológicos como asociaciones estrictas en un lugar, bien fuera la posición del laberinto o la caja en donde se daba el movimiento frente a un indicio de estímulo, o la ubicación orgánica de la asociación muscular- propioceptiva o la conexión del impulso eferente con la huella aferente del estímulo. El tiempo psicológico se reducía al tiempo asociativo real, no reflejado, que ocurría en referencia a un locus invariante respecto de dicha asociación. El tiempo era un tiempo de asociación entre estímulo y respues ta, y el espacio era el lugar en el que se daba dicha asociación: el múscu lo o la vía nerviosa enmarcada en una posición espacial del organismo. Skinner (1938) propuso una tercera manera de abordar el tiempo y el espacio psicológicos. El método de la operante libre, que fundamentó el diseño de la llamada caja de Skinner, superó una restricción básica en los procedimientos experimentales empleados hasta ese momento en el análisis de la conducta: el comportamiento del organismo estaba prefrac cionado en tiempo debido al uso de ensayos discretos, durante los cuales se presentaban los estímulos y se medían las respuestas. Tradicionalmente SOBRE El TIEMPO Y EL ESPACIO PSICOLÓGICOS 31 I i b tupo experimental no correspondía con el tiempo real del organismo: mu ntias el organismo se comportaba en forma continua, sólo se medía lo que ocurría durante una porción de ese tiempo definido en la forma >l> ensayos en los que se presentaban los estímulos. En cambio, en el mé- iodo de la operante libre el organismo podía responder sin restricciones o nipoialcs, es decir, podía responder en cualquier momento, y no sólo en • I"linos intervalos predeterminados en la forma de ensayos. Sin embargo, en el arreglo común de la operante libre, la respuesta es- i iba K slringida a una posición fija en el espacio, a un lugar predetermína lo A diferencia de las dos maneras previas de analizar el espacio, el lugar un ubicaba en o dentro del organismo, sino que el lugar de la conducta ■ in pondia a un punto en el espacio externo al organismo. Por ello, a i " ii de que con Skinner se rompió la restricción temporal impuesta a la i ■■ i/’i/i</<i</ de comportarse -en tanto comportamiento evaluado-, y se ex- '■ i ioi izo < l locus de la interacción, la conducta conservó paradójicamente uii.i dimensión en rigor temporal como en la lógica cartesiana. El espacio • delimitó como una posición fija, constante -la palanca o cualquier otro p' l indo , y la conducta se visualizó como la intersección puntual del ■ i inr.mo en el tiempo con esa posición fija: la resultante fue una sucesión I. iones" temporales, sin restricción, pero representados como puntos di ., u tos, discontinuos en un espacio no variable, y por consiguiente, un ■ p n io no representado (la tasa de respuesta). De hecho, aunque el espa- ■ i" ■ i.i i ontinuo y sin restricción desde el punto de vista del organismo i...... < omportaba, se conceptualizaba como un espacio invariante, no sig- ndn .iiivo. Las propiedades morfológicas, geográficas y topográficas de la .... Iu> la se concibieron como propiedades no definitorias. Lo definitorio i i la posición del operando -y su operabilidad- como locus del corte '• nipoi .il de la conducta en la forma de respuestas. El espacio perdió toda ■ i......litar ion conceptual, y el tiempo se convirtió en el tiempo relativo a ■ in intermitentemente muestreado por el organismo que se compor- i ili.i i n la situación experimental. I n icstimen, el conductismo ha sido incapaz históricamente de for- • 'mi o una lógica del tiempo y el espacio que se aparte de la lógica de la ........mi a r artesiana -y de su dualismo tácito en lo que toca a lo psicoló- ■ >• " lia mantenido una conceptualización del comportamiento referido • I" a < oordenadas temporales de naturaleza estrictamente física, relegan do al i spar io como un mero locus interno o externo en el que el tiempo ■ in Ive significativo respecto de la conducta, ya sea como reflejo de re- I H iniii s ambientales, como asociaciones entre estímulosy respuestas, o ■iiin distribución de la conducta en el tiempo respecto de los estímulos. I '■ i .o modo, la teoría de la conducta ha concebido la temporalidad del ■ iiipni (amiento en la forma de sucesión y demora, de asociación e inter- ............i.i, de rereiu ia y postremidad, y como discriminación, ubicación o ■ lili iIhk mu temporal. 1. SOBHt tL lltMHU Y tL tSBACIU HblUULUÜIVUb No obstante, la literatura vinculada a los procedimientos de condicio namiento clásico y operante destaca numerosos ejemplos de la especifici dad de las coordenadas espaciotemporales en relación con la conducta. El condicionamiento temporal pavloviano, las conductas mediadoras en los programas diferenciales de pausa, la conducta característica de los pro gramas de intervalo fijo y otros ejemplos más, son parte de una amplia casuística de fenómenos conductuales en niveles todavía simples de or ganización, en los que sobresale la situacionalidad como propiedad defi- nitoria del tiempo y el espacio psicológicos. La situacionalidad implica la interdependencia del lugar y el momento respecto de lo que el organismo hace y de lo que al organismo le ocurre. Aun cuando física y biológica mente es posible describir por separado una métrica temporal y espacial de los sucesos de estímulo y de respuesta en interacción, es su conjunción funcional como el ahí situacional del comportamiento lo que les imprime una lógica específica como coordenadas psicológicas. Antes de pasar a examinar una propuesta sobre la especificidad fun cional del tiempo y el espacio como coordenadas psicológicas, conviene aclarar dos puntos: El primero, relativo al concepto mismo de especifi cidad de la lógica del tiempo y el espacio en cada disciplina científica. El segundo, relativo a la naturaleza situacional de todo acontecimiento psicológico y a las formas en que se puede estructurar una situación como fenómeno psicológico. Partiendo de que el tiempo y el espacio son cate gorías para describir y caracterizar los fenómenos de la realidad, no es sorprendente que la lógica de tales categorías pueda variar para adecuarse a las propiedades analíticas de los distintos niveles de fenómenos conce bibles. Dado que, históricamente, el tiempo y el espacio surgieron como dimensiones lógicas para describir los fenómenos de la física, es decir, to dos los fenómenos de la realidad en tanto fenómenos del movimiento y la sustancia, los criterios prácticos para referirse al tiempo y al espacio se adecuaron a las formas métricas que desarrolló progresivamente la física. Estas formas métricas fueron formas aplicables a la extensión y al movi miento de los cuerpos, así como a la duración de los ciclos astronómicos, y en fechas más recientes a aspectos como la velocidad de la luz, etc. Las demás disciplinas, y el habla ordinaria, conservaron estas formas métricas derivadas y adaptadas a las necesidades lógicas de la física. Sin embar go, aun cuando se siguieron usando las unidades métricas de la física del tiempo y el espacio, es evidente para cada disciplina que la funcionalidad de las categorías lógicas propias a su objeto de conocimiento no puede ser equivalente a las de la física. Un ejemplo puede ilustrar esta afirmación. Los tiempos y espacios metabólicos de una célula poseen una lógica propia de su especificidad funcional, como ocurre también con los tiempos y espacios evolutivos, tanto a nivel de la química como de la biología. Los intervalos, aunque se expresan como tiempo y espacio métricamente físicos, no poseen la mis- SUBHt II IIIMPUYH l SI’ACIO PSICOLOGICOS JJ in.i pioporcionalidad que los del tiempo y el espacio físicos propiamente • 11« Inis A pesar de que el crecimiento biológico del ser humano se describe • n di.is, meses y años las proporciones de cada periodo de crecimiento pin <> llenen que ver con los años solares de 3 ó 5 días o con los ciclos de mi ,n ion de 24 horas del día y la noche. De igual manera, aun cuando el i lempo y el espacio en que se efectúan las interacciones entre organismo in esos ambientales individuales, a las que denominamos interacciones P'.h ologicas, se describen en metros y minutos, estos metros y minutos no i mresponden como proporciones a las proporciones funcionales del tiempo y el espacio que poseen el comportamiento y los objetos cuando iniei.K túan situacionalmente. I Ato no significa que haya distintas “realidades”. Significa sólo que hay ■ Ir.t mías lógicas específicas para los diversos niveles de conceptualización observación de la realidad representados en las diversas ciencias. Por eso l.i descripción de un mismo acontecimiento, vg. Rubinstein tocando el piano, puede ser descrito simultáneamente con distintas lógicas respecto di la funcionalidad espaciotemporal en que se puede representar dicho .in eso: la física describirá la velocidad de sus dedos y la fuerza ejercida • n su ejecución, mientras que la biología describirá los procesos relati vos al esfuerzo como metabolismo celular correspondiente a la edad de Kubmstein en tanto ejecutante. La psicología, por su parte, describirá la ■ locución como interpretación de un espacio y tiempo correspondientes al autor de la obra interpretada, por ejemplo el romanticismo. El aconteci miento es el mismo, pero es abordable desde distintas lógicas funcionales de caracterización espaciotemporal. No obstante, dado el carácter más general, y por consiguiente, menos diferenciado del nivel conceptual de la lisica, es conveniente y obligado usar la métrica de dicha lógica como marco de referencia fundamental. I.a antigua psicofísica y la psicología de la percepción se plantearon pistamente el problema de la falta de correspondencia, en unidades mé- ii icas físicas, entre las variaciones que sufría un objeto físico como objeto de estímulo y la reacción sensible de un individuo a dichas variaciones, liste viejo problema trasciende el mero hecho de comparar a la sensibili dad conductual con una escala métrica invariante de naturaleza física. El problema radica, primero, en delimitar cómo el tiempo y el espacio físicos ■.on representables funcionalmente en un campo psicológico y, segundo, como el tiempo y el espacio conductuales se construyen a partir de esa i<-presentación básica como resultado de la experiencia interactiva conti nuada. Debo aclarar que en el caso particular de un campo psicológico, no sólo están representados inicialmente el tiempo y el espacio físicos, •i no también el tiempo y el espacio biológicos, y el tiempo y el espacio socioculturales. A partir de estas lógicas de representación inicial, que delimitan las posibilidades funcionales de todo fenómeno psicológico, puede plantearse 34 1 SOBHI II IIIMI'OYII ESPACIO PSICOLÓGICOS la construcción conceptual de la dimensión conductual del tiempo y el espacio como coordenadas funcionales del campo psicológico. En otro estudio (Ribes y Carpió, 1991) se examina cómo se repre sentan el tiempo y el espacio físicos en toda interacción conductual. El campo que define a toda interacción conductual está constituido primor dial, pero no exclusivamente, por el organismo individual de referencia y otros organismos u objetos individuales que actúan respecto de él. En esta interacción el fenómeno psicológico radica en la relación, inseparable por definición, del comportamiento biológico del individuo y el comporta miento de otro individuo u objeto. El cambio en el espacio, como cambio en la geografía, topografía o morfología de la interacción, depende del comportamiento del organismo. Si no hay cambio en el comportamien to, no hay espacio que representar. El organismo, mediante su actividad, regula de este modo la dimensión espacial del campo psicológico. Los es tímulos, como acciones discretas de los objetos, alteran la espacialidad del organismo y regulan así la dimensión temporal, es decir, duracional del fenómeno psicológico. Tiempo y espacio son inseparables en toda relación psicológica, sin embargo, su regulacióninicial como dimensiones estric tamente físicas es estar distribuido en los objetos y el organismo respecti vamente, como elementos separados. ¿Cómo se construyen distintas funcionalidades psicológicas del tiem po y el espacio a partir de sus dimensiones estrictamente físicas? ¿Son estas nuevas funcionalidades psicológicas del tiempo y el espacio resultado de los procesos que caracterizan a distintos tipos de interacciones conduc tuales? Todo campo psicológico es la situación en donde interactúa un orga nismo individual con otro individuo o con un objeto. El espacio de la situa- cionalidad lo regula el organismo mediante su comportamiento, mientras que el tiempo de la situacionalidad está regulado por el comportamiento de los objetos -u otro organismo- como la ocurrencia de sucesos discre tos de estímulo. Dependiendo de las formas en que se estructure la inter acción, dominará una u otra dimensión funcional de la situación, o bien, en el caso del comportamiento humano, inmerso siempre en un campo lingüístico, se pueden transformar las dimensiones físicas de la situaciona lidad de acuerdo con criterios regulados convencionalmente. Tomando como criterio la funcionalidad posibilitada por las carac terísticas de la interacción como un campo organizado de contingencias recíprocas, se pueden delimitar cinco formas funcionales de naturaleza psicológica para categorizar el tiempo y el espacio. Solamente las esbozaré dadas las limitaciones de espacio... y tiempo. Hay un primer tipo de interacción en que, ya sea por restricciones en las características reactivas del organismo (su rango y tipo de sensibilidad y movilidad) o por restricciones derivadas de las características de las propias contingencias en las relaciones entre eventos del ambiente, el organismo SOBRE EL TIEMPO Y EL ESPACIO PSICOLÓGICOS 35 ■ alee tado y sólo puede reaccionar diferencialmente ante las ocurrencias • n <1 ambiente que le afectan. Los eventos del ambiente actúan sobre el individuo, cuya interacción con ellos consiste en reaccionar ante sus pro- pn dades contingenciales. El primer efecto en la conducta es parecido al que ■.<• describiría de acuerdo con coordenadas físicas de tiempo y espacio |< oordenadas mecánicas), pero una vez que se constituye funcionalmen- i> l.i interacción, aparece la primera forma psicológica de organización • .p.ii intemporal: la asimetría como anticipación. La conducta al estar iiinetida a contingencias puramente temporales y el condicionamiento • l.r.u o, entre otros fenómenos, ilustra esta organización de la interacción i n l.i que las propiedades espaciales de la relación contingencial, es decir, 11 « onducta del organismo, se subordinafn) funcionalmente a las propie dades temporales, o sea, a las relaciones entre los eventos de estímulo y su !■ ■ ion que afecta al organismo Así, por ejemplo, en el condicionamiento • i r.i< o el organismo está virtualmente inmóvil, y su motricidad, incluyen do l.i reacción de orientación depende de y está regulada por la ocurrencia d« lo-, estímulos condicional e incondicional en relación recíproca. En la ■ oikIik la supersticiosa, la variación y distribución temporal de la conduc ía del organismo es un efecto directo del intervalo entre estímulos. I n un segundo tipo de organización contingencial, aun cuando exis tí n telar iones dadas entre los eventos que actúan sobre el organismo, éste n« ne la posibilidad de regular algunas propiedades de su regulación con- iingi iu ial. Los eventos se tornan funcionales con base en la acción del oiganismo, de modo que la conducta, como determinante de los criterios • •q>.i< tales, regula las propiedades temporales de la contingencia. El con- di. lonainiento operante constituye el ámbito empírico que mejor ilustra «".la nueva funcionalidad del tiempo y el espacio como dimensiones psico- l>igi« as lín la situación operante los parámetros temporales de las relacio- ii> entre estímulos se ven regulados por su contingencia efectiva respecto d< l.i « onducta del organismo: las relaciones entre estímulos sólo ocurren ii .«■ presenta la conducta operante, y las características temporales de di. lia relación son moduladas por las propias características de ocurrencia d< la conducta. Se puede distinguir un tercer nivel de organización contingencial en ■ I que la interacción todavía tiene lugar como interacción intrasituacional. líala «le aquellas circunstancias en las que existen múltiples relaciones ■ mi ingenr ¡ales yuxtapuestas respecto de un conjunto finito de eventos de • i nimio, a la vez que la relación particular que puede operar en un mo tín uto dado depende de lo que organismo hace. Se tiene una doble depen dí in i.i o una interdependencia entre propiedades temporales y espaciales d> la interacción: las relaciones entre estímulos constituyen contingencias ■ o . i. Iiiik iones temporales son múltiples como efecto en potencia sobre ■ I organismo, pero, a la vez, su operación efectiva depende de cómo el ■ uranismo se comporta. Las situaciones de discriminación condicional y 36 1. SOBRE EL TIEMPO Y EL ESPACIO PSICOLÓGICOS muchas de las interacciones sociales diádicas constituyen ejemplos de este tercer tipo de funcionalidad del tiempo y el espacio. Asi, en la situación de discriminación condicional se da una doble dependencia entre los paráme tros temporales y espaciales de la situación. La interacción se ve regulada por las contingencias entre estímulos momentáneamente efectivas (tiem po), pero éstas, a su vez, tienen lugar sólo y con base en la ocurrencia de la conducta que emite el organismo. Cuando existe este nivel de interdependencia del tiempo y el espa cio como variabilidad organizativa de una interacción y, además, se dan las condiciones para responder a propiedades funcionales de los even tos que no son físicamente operativos dentro de la situación, se tiene un cuarto nivel de organización contingencial en que se rompen los límites de la situacionalidad, y el tiempo y el espacio operan como dimensiones múltiples y extrasituacionales desde un punto de vista psicológico. Esta organización que sólo es posible mediante el lenguaje como reactividad convencional desligable, en principio, físicamente de las cosas y los aconte cimientos, caracteriza a la mayor parte del comportamiento humano que está en interacción con otros: el tiempo y el espacio presentes son siempre transformados por y en tiempos, y espacios pasados y futuros diversos. En la mayor parte de la conducta humana de naturaleza interpersonal, dado el lenguaje como un instrumento social ejercitado mediante y como com portamiento, las situaciones están conformadas por propiedades presentes que sólo tienen funcionalidad (o "sentido") por su relación con otras situa ciones que representan tiempos y espacios distintos. El “aquí” y el "ahora” sólo significan algo en términos del “antes”, el “después” y el “allá”. Finalmente, se puede señalar un quinto tipo de organización contin gencial en la que el tiempo y el espacio dejan de ser dimensiones de la interacción y se vuelven miembros de ella. Se trata de cuando el individuo interactúa con su propio comportamiento o el de otros y sus productos como objetos y eventos convencionales que guardan entre sí relaciones contingenciales, con base en lo que Wittgenstein (1969) denominó "los fundamentos de cada juego de lenguaje". La interacción deja de ser fun cional con base en eventos en tiempo y en espacio, y el tiempo y el espacio se vuelven, como lenguaje en acto, eventos psicológicos en sí mismos de carácter transituacional. Es lo que Octavio Paz expresa cuando dice: "Vértigo abstracto: hablé conmigo, fui doble, el tiempo se rompió.” (P 32.) El tiempo y el espacio, como conceptos abstractos, constituyen, en sus distintos ámbitos funcionales, la ilustración de cómo el contexto funda mental de toda conducta, dadas ciertas formas de organización del com portamiento, se convierte en un mero fenómeno psicológico que le da sentidos
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