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Imbricado con la tipología de la inteligencia y su concepción primaria, coexiste, pensamos, la problemática de la relación de lo consciente y lo inconsciente, no solo como problema cardinal de la psicología, sino como núcleo en la explicación de la estructura y funcionamiento de la inteligencia en el comportamiento humano. A juicio nuestro, tales ideas pudieran devenir punto metodológico de partida para el perfeccionamiento de la gestión profesional del docente de la educación superior. Palabras Claves: inteligencia, lo perceptual, lo conceptual, lo inconsciente, lo consciente. 5 Abstract The present scientific analysis focuses on theoretical approach on the psychic reflection structuring. The sound basic knowledge points out to the dual character itself which has to be restricted to the perceptual and conceptual reflex that contributes to the shape of psychic human life. Since the importance of redefining the concept of intelligence as well as some authors’s opinions on the matter, predominantly, about the well-known multiple intelligence, holded by H.Gardner. Plunged into the subject of typology intelligence and its primary conception, it coexists. We believe in the connection of the unconscious and the conscious matter, not only as an essential fact of psychology but also as the heart on the explanation of the structure and operation of intelligence in human behavior. In opposition to the other author, we firmly deny the nature about the existence of human multiple intelligence. Moreover, we approve the principle of animal intelligence as a vital concept for comparative psychology. We truly think, such viewpoints might evolve a starting point for teacher’s management in higher education. Key Words: intelligence, perceptual, conceptual, unconscious, conscious. 6 Introducción Si de algo no debe adolecer una investigación, cualquiera que esta sea, es de la aplicación de los métodos histórico y lógico, pues cualquier hecho, situación o fenómeno que tenga lugar en la realidad siempre será el resultado de sucesos que le anteceden como etapas que median entre su surgimiento y aquella en la que ahora se encuentra. Ello ha de tomarse en cuenta, sin lugar a dudas, en lo que a inteligencia concierne, concepto que ha sido imbricado más con el de aprendizaje que con la persona misma que la porta. Decimos esto porque la inteligencia –o cualquier otro hecho psíquico que a la persona competa-- no debe estudiarse al margen de la persona como realidad psíquica, realidad en extremo compleja producto de las propiedades altamente conspicuas que le son inherentes desde la filogénesis y la ontogénesis, preponderantemente en el sentido de la naturaleza de la regulación del comportamiento humano. Así, dedicarse a la investigación científica sin el dominio pleno de la historia de los hechos que se examinan puede ser lamentable, pues podríamos no solo darnos de bruces ante la inminencia de una realidad ya conocida, sino que la desafiante multilateralidad de los aspectos que sobre aquellos inciden podría ser constreñida a relaciones mínimas y, por ende, alterados los resultados conclusivos que se obtienen. Ello aflora, pensamos, en la relación necesaria entre los niveles de regulación psíquica y la inteligencia, es decir, entre la relación de lo consciente y lo inconsciente y su participación en las conductas humanas inteligentes. Por otro lado, las investigaciones teóricas tienen que sostenerse sobre la base de criterios de relación estrictamente establecidos, los cuales han de servir de pivote o eje cardinal alrededor del cual ha de girar la estructuración u organización de todo el sistema cognitivo que se construye acerca de lo examinado. Los conceptos no pueden ubicarse dentro de un sistema de relaciones de generalidad a priori, pues la rigurosidad inapelable de aquel lo exige. Ello ha sido obviado, pensamos, en los estudios realizados sobre la tipificación de la inteligencia y ha condicionado, sin razón suficiente, la multiplicidad ingenua de su expresión. No sería ocioso considerar, además, la idea de que uno de los mayores riesgos en 7 respetar la rigurosidad académica y ser del todo consecuente y coherente con las relaciones que se construyen lo condiciona el único recurso con que las ciencias humanas cuentan: el idioma. Compartimos la idea de René Descartes al enfatizar la necesidad de precisar el significado de las palabras para librar a la humanidad de la mitad de sus errores. La definición de los conceptos a estudiar, como la relación que necesariamente entre aquellos ha de establecerse, deviene Espada de Damocles a la hora de erigir el cuerpo teórico pertinente a un campo del saber determinado. El uso del idioma para explicar el funcionamiento del objeto de estudio a través de leyes y categorías, preponderantemente del español, excesivamente rico en vocablos, podría complejizar y hacer ambiguo y confuso lo que se quiere demostrar. De ello tampoco escapa el inglés. Ahí está el Talón de Aquiles, pensamos, en las posiciones del psicólogo norteamericano Howard Gardner sobre su tipología de la inteligencia. Sin una definición coherente del concepto de inteligencia, primero, y en consecuencia, las relaciones clasificatorias que sobre su base deben erigirse, después, no será posible la comprensión científica de este concepto que a todos nos atañe. 8 Desarrollo Enfocaremos nuestro análisis en tres direcciones fundamentales, a saber, los métodos histórico y lógico aplicados a la comprensión de la inteligencia animal y humana, la relación de lo consciente y lo inconsciente como problema cardinal de la psicología y su relación con la inteligencia, y la clasificación como instrumentación consciente–habilidad — aplicada a la misma problemática, a tenor de la teoría de las inteligencias múltiples del psicólogo norteamericano Howard Gardner. La ciencia está llena de historia y, por ende, de la historia de los conceptos. A nuestro juicio, uno de los problemas que afloran en las ciencias humanas hoy día y, sobre todo, en las psicológicas, es la no aplicación del método histórico, el cual permite revelar las etapas por las que ha transcurrido un determinado objeto de estudio en su desarrollo y, en consecuencia, el método lógico, cuyo mérito concierne a la historia misma de los conceptos adjudicados a dicho objeto en cada una de esas etapas. Aquí es poco probable abjurar del hecho de que lo precedente condiciona inexorablemente las nuevas ideas; de ahí que si hayamos podido ver más lejos --parafraseando al físico inglés Isaac Newton--, es porque estamos erigidos sobre hombros de gigantes. Es altamente probable que algunos autores estadounidenses olviden a sus predecesores, pioneros en las investigaciones psicológicas y cuyos aportes se hacen difíciles de obviar. Aludimos, por ejemplo, a las investigaciones de la conducta externa que devino conductismo. Si David Paul Ausubel[1] se olvidaba de Edward LeeThorndike[2], al proclamar su concepto de aprendizaje significativo, H.Gardner obviaba a J.B.Watson[3], al enarbolar el concepto de inteligencias múltiples. David Ausubel omitió, a nuestro modo de ver obviamente, las formulaciones pioneras y precisas que como leyesdel aprendizaje realizara su coterráneo, el conocido psicólogo Edward Thorndike, al referirse a los conocimientos previos y aprendizajes significativos. ¿Qué significa la ley de la disposición de E.Thorndike, sino la idea de los conocimientos previos tan cacareada por D. Ausubel en la década de los ochenta y propugnada por aquel autor ya en las postrimerías del siglo XIX? ¿Qué significa la parcialidad de la conciencia, revelada en las investigaciones 9 psicológicas del historiador bielorruso L.S.Vigotsky[4] –o la parcialidad como propiedad inherente a todo lo psíquico, como defendemos nosotros--, sino lo significativo de los aprendizajes que las personas para sí promueven? ¿Dónde quedaron olvidadas las frases “en sí” y “para sí” del hombre de ciencias alemán Carlos Marx para referirse al significado social que cobraba la realidad para nosotros y al sentido personal que a esa misma realidad le adjudicábamos? Por supuesto, de Perogrullo es la idea del aprendizaje significativo, pues la persona necesariamente aprende aquello que en su oportunidad hace falta para adaptarse al medio. Digamos, aun cuando las matemáticas constituyan para el estudiante un área del saber extraordinariamente difícil y ello la convierta en algo casi intolerable y hasta declinable, no quiere decir que no haga todo el esfuerzo posible por aprobarlas en aras de escoger y estudiar la carrera de letras que mucho desea. ¿Dónde fueron a parar los descubrimientos del psicólogo norteamericano Kurt Lewin[5] en términos de conflictos?, ¿qué significa el conflicto aproximación-evitación, según el autor, sino la necesidad de aprobar esa asignatura, aun cuando no la soportes (la evites), en aras de estudiar la carrera que tanto ansías (te aproximas)? De no ser así, es propicia la ocasión para sucumbir al embate de las exigencias sociales o naturales. No debe soslayarse bajo ningún concepto los métodos histórico y lógico en la investigación científica; de lo contrario, estaremos descubriendo el agua tibia, según expresión cubana que sentencia la ausencia de novedad en resultados que se creen poseerlos. Si el conductismo de J.B.Watson defendió lo mismo que negaba: el inconsciente, como pensamos, entonces las conductas inteligentes de H.Gardner obvian los aportes que en psicología del inconsciente delegó J.B.Watson y epígonos, sobre todo en materia de aprendizaje. Aun cuando en lo adelante versaremos sobre ello, no es ocioso considerar que casi la totalidad de las inteligencias de H.Gardner pueden identificarse por su naturaleza inconsciente. La inteligencia musical, espacial-visual y la corporal- kinestésica no son más que expresiones de la naturaleza inconsciente del psiquismo humano. De ahí que no sean necesarias tres formas de expresión de la inteligencia, si con enfatizar el carácter inconsciente de todas ellas basta. Lo mismo sucede con la inteligencia lógico-matemática y la lingüística –si es que a la ciencia concierne--, solo que en el polo contrario de análisis psicológico: lo consciente. 10 Al igual que la filosofía, los enfoques de la investigación psicológica han de dividirse en dos bandos nítidamente manifiestos: lo consciente y lo inconsciente. La fragmentación radical en la ciencia es inicua, propia de un pensamiento reduccionista; tan dañina es, que la unidad se diluye peligrosamente en la diversidad, en la singularidad, en lo pintoresco. No es posible comprender el universo, si no ubicamos cada cosa en su lugar, como había sentenciado F.Engels y como lo demostraría el archiconocido investigador químico ruso D.I.Mendeleev[6] con su legado en la tabla periódica de los elementos químicos. El hecho de no adjudicarle a cada elemento de la naturaleza, incluyendo la vida psíquica humana como parte indiscutible de ella, el lugar que le compete, no es un problema de la ciencia en cuestión, sino de los hombres que la hacen. Claro estaba el pensador ruso V.I.Lenin,[7] al sentenciar que el problema sobre el estancamiento de la física en el siglo XIX, no correspondía a esa ciencia en sí, sino a los físicos que en esa época se encontraban en un callejón sin salida. El problema de la inteligencia, por ende, no reside en el examen de su multiplicidad, sino en que el ser inteligente le permite a la persona dominar ejecuciones inconscientes o conscientes necesarias para adaptarse a los medios natural y/o social. El hecho de considerar lícita la idea de la multiplicidad de la inteligencia conlleva inexorablemente a la infinitud de su expresión, justo como sucede hoy día. Solo tómese a guisa de ejemplo, cómo ya no bastan los archiconocidos tipos de inteligencia defendidos por H.Gardner —musical, espacial-visual, corporal-kinestésica, lógico-matemática, lingüística, intrapsíquica, interpsíquica--; ahora aparecen en la palestra psicológica las inteligencias naturalista (ecológica) y espiritual. ¿Cuál otra brotará y florecerá sin medida criterial alguna? La dignidad del concepto no está en su singularidad, sino en su universalidad. De ahí que la necesidad de estructurar u organizar todos los tipos de inteligencias mencionados por aquel autor deviene problema perentorio a resolver por la ciencia psicológica. Lejos de discriminar las inteligencias y subsumirlas a la categoría de la multiplicidad, focalizando su diversidad, si es que así fuera plausible, sería loable en el estricto sentido de la palabra, reducirlas a un sistema de naturaleza cognitiva en el plano psicológico, pues todo conocimiento científico es susceptible de serlo. 11 En este sentido, nuestras posiciones de partida configuran la idea de que si todo lo psíquico puede ser dividido, para su estudio obviamente, en lo perceptual y lo racional – conceptual-, entonces la inteligencia –como hecho de naturaleza psíquica, también debe diferenciarse en inteligencia perceptual e inteligencia conceptual. Esto trae a colación inexorablemente la idea conclusiva, según la cual pudiéramos afirmar que somos tan inteligentes inconscientes –perceptuales-- como inteligentes conscientes –racionales, conceptuales. Para mejor comprensión del texto, sería sugerente que nos detuviéramos en la relación de lo consciente y lo inconsciente y en nuestras posiciones de definición de esos dos últimos conceptos. A nuestro juicio, definir lo inconsciente como lo fantasmagórico, lo oscuro, lo sombrío, lo escabroso, lo inaccesible, lo arbitrario, lo profundo –de ahí la denominada psicología profunda o psicoanálisis--, no es más que esgrimir metáforas para referirse a la psicología, haciendo menguar su carácter de ciencia. Lo inconsciente –como lo consciente-- es solo una parte de nuestra vida psíquica. Todo el universo está regido por la dualidad, aun cuando no la veamos o no queramos verla. Demás está señalar el conocimiento contenido en la “Dialéctica de la naturaleza”[8] de F.Engels. Por eso asumimos como pivote para todo nuestro razonamiento posterior el hecho de que a lo inconsciente, a nuestro juicio, le son inherentes tres características de extremo significado, a saber, el carácter perceptual de su existencia y dinámica, lo poco regulado de su funcionamiento sobre el control de la conducta o comportamiento humano, y la inmediatez de su manifestación. 12 Como bien puede advertirse, no estamos negando, bajo ningún concepto, el carácter regulador de lo inconsciente como parte constitutiva de nuestro psiquismo; solo que, a diferencia de lo consciente, el inconsciente participa en la regulación psíquica imperceptiblemente, sin darnos cuenta de lo que está ocurriendo, justo por eso, por su expresión inconsciente. Lo inconsciente es, al fin y al cabo, de naturaleza inconsciente. Por su parte, a lo consciente, a nuestro juicio, también le son inherentes las características relevantes siguientes, a saber, el carácter conceptual de su existencia y dinámica, la autorregulación de la conducta o comportamiento humano, y la mediatez de su expresión. Eso nos hace pensar que lo inconsciente, a diferencia de lo consciente, nos aboca a la comunidad conalgunas especies de animales, como las aves y los mamíferos, pues el aprendizaje que en estos ocurre en virtud del desarrollo de su sistema nervioso se sostiene sobre la base de la regulación psíquica inconsciente. No olvidemos las investigaciones de la escuela de Würsburgo, escuela de pensamiento alemana y la propia escuela norteamericana, así como la psicología de la Gestalt. Nuestra vida aprendida no se reduce a los aprendizajes inconscientes, sino que también aprendemos a nivel consciente. Es esa nuestra otra posibilidad, a diferencia de los animales. Con ello queremos enfatizar que, al igual que las personas, existen animales inteligentes y menos inteligentes. La imposibilidad de formar conceptos, aun cuando logren pronunciar determinadas palabras como las aves vocingleras, limita a los animales a la naturaleza inconsciente de los aprendizajes, hecho que los convierte, sin embargo, en seres de mejor regulación en ese plano psíquico. Por supuesto, lo inconsciente en ellos presente no sufre la molestia de la compañía de lo consciente, como ocurre en el ser humano. Por eso ven más lejos, oyen a más decibeles, haciendo sus umbrales de audición más bajos que nosotros, corren a velocidades por nosotros inalcanzables, etc. Nuestra vida psíquica es mucho más compleja. La presencia de la conciencia la provoca. Pero aun así, la totalidad de nuestra vida psíquica sigue correspondiendo a la naturaleza 13 inconsciente de nuestro comportamiento. Si lo inconsciente es configurado por el reflejo perceptual, entonces por antonomasia es un reflejo poco regulado. Eso nos permite abordar múltiples ideas que pasamos a desglosar. Primero. Casi la totalidad de nuestra vida psíquica se sostiene sobre la base del reflejo perceptual, por lo tanto, inconsciente. Y el “casi” es aquí una expresión firme e intencionalmente pronunciada. Conscientemente, nuestro reflejo de la realidad solo comienza a los tres años de edad y se estructura necesariamente en conceptos, hecho que nos impele a comprender que entre nosotros y la realidad que reflejamos se hallan mediando inevitablemente conceptos que señalan -–identifican-- a los objetos y a las personas. La palabra flor signaliza, como una de sus variantes, la rosa, eso que denominamos flor. De ahí que I.P.Pavlov[9] se refiriera al segundo sistema de señales o señales de señales para focalizar la problemática de los conceptos. Las personas pueden dividirse, apuntaba el reconocido fisiólogo ruso en el siglo XIX, en artistas y pensadores. En efecto, aun cuando una teoría comparte el destino de tantas otras de no ser focalizada en su justa medida por su insoslayable novedad, no cabe hoy duda de que las personas perciben –como los artistas-- o piensan - -como los intelectuales, con independencia de que los artistas puedan ser también pensadores y los intelectuales, artistas. Tengamos mucho cuidado al superponer en una misma persona su proyección artística e intelectual. O sea, no desestimamos la idea de que una persona pueda, al mismo tiempo, percibir la realidad y pensarla. De hecho, muchos hombres de ciencia proclaman la acertada idea, según la cual la observación de los hechos y la deducción de las causas que generan su surgimiento es un problema de los hombres de ciencia, como declaraba el presbítero cubano Padre Félix Varela y Morales en su Miscelánea filosófica[10] redactada en el siglo XIX, lo mismo que el naturalista inglés Charles Darwin en su Autobiografía[11]. Se hace ostensible por su propio peso la idea de que la realidad se percibe y/o se piensa. Todo tercer comportamiento humano, a nivel de reflejo psíquico, queda excluido. Eso nos hace abjurar proverbialmente de las inteligencias identificadas por H.Gardner. 14 En aras de economizar espacio, someteremos a análisis las definiciones que sobre el concepto de inteligencia y sus tipos promueve H.Gardner, auxiliándonos de la siguiente tabla de contingencias (Tabla 1). 15 Tabla 1. Definiciones de los tipos de inteligencia identificados por H.Gardner. Fuente. Elaboración propia. Sometamos de nuevo a análisis los tipos de inteligencia concebidos por H.Gardner. Las preguntas de rigor inmediatas a formular serían: ¿nuestra vida psíquica inteligente sólo puede reducirse a estas supuestas inteligencias?, ¿cada tipo de inteligencia se reduce a sí misma a lo expresado por el mencionado autor?, ¿pudieran yuxtaponerse o identificarse los planos de manifestación de lo psíquico –el interpsíquico e intrapsíquico-- con una tipología dada sobre la inteligencia? Si nos detenemos en el plano inconsciente de lo psíquico y, en consecuencia, en los primeros tres tipos de inteligencia, según H.Gardner y a tenor de nuestra idea, a partir de la cual esos tres tipos de inteligencia pueden reducirse al comportamiento inteligente inconsciente del ser humano por su naturaleza perceptual, advertiremos que la vida psíquica humana supera con creces tales conductas inteligentes. No ha de negarse el hecho de la existencia de una inteligencia musical, como lo hace H.Gardner, pero ella debe constreñirse a la percepción auditiva de obras musicales, no a su interpretación, pues en esta última han de participar con sentido obligatorio los movimientos pertinentes para hacer que los sonidos broten de un instrumento musical dado. En otras palabras, no es lo mismo hablar de la apreciación musical que de la interpretación personal de una obra realizada por otro --un compositor-- al tocar un instrumento musical. No es lo mismo escuchar la melodiosa y paroxística música que sale de un violín, provocando en nosotros la exaltación extrema de nuestros afectos que producirla como intérprete o componerla. Aquí es oportuno hacer alusión a las ideas que sobre la investigación nos legó el archiconocido metodólogo-investigador Renato Descartes. En sus Reglas para la Dirección del Espíritu, este hombre de ciencia francés defendía ya en el siglo XVII que la investigación se sostenía en la división del todo en la mayor cantidad de partes que fuera posible. Con ello queremos develar el hecho de que la inteligencia musical no existe por sí sola, per sé, sino se acompaña de otras inteligencias 16 sin las cuales aquella no cobra existencia, como la propia inteligencia corporal-kinestésica. Es decir, es posible que Ud. al escuchar música la halle encantadora, sublime, pero eso no implica ni mucho menos que Ud. tenga conocimientos sobre apreciación musical, historia de la música, solfeo, armonía o sobre cualquier otra actividad imbricada con esta manifestación artística. Los aplausos al connotado pianista que nos deleita en el teatro no son únicamente de músicos excelsos, sino también de personas que los embarga la pasión por el arte y que pueden no poseer conocimiento alguno de dicha expresión artística. De ahí que cualquier neófito en materia musical pueda decir: “eso no me suena” y en realidad así podría ser!! No basta entonces abordar la problemática de las inteligencias perceptuales --inteligencias múltiples para Howard Gardner-- desde una única naturaleza perceptual, con lo cual el examen de ello quedará inevitablemente fragmentado, escindido, limitado, sino que se hace perentoria la necesidad de dividir este todo en la mayor cantidad de partes que sea posible, como lo es el caso de la relación oído fonético- fonemático (musical) y la inteligencia para la composición –la armonía—y la interpretación en sí mismas. Por supuesto, ¿cómo traducir en movimientos bellos y rítmicos, en cadencia perfecta y armónica la obra musical, de no existir una inteligencia auditiva --perceptual? Pero, ¿qué le hubiese sucedido al genial compositor alemán Wolfgang Amadeus Mozart de no haber tenido también inteligencia kinestésica como la que debe estar presente en sus manos para golpear con sutil exactitud de fuerza cada tecla de ébano y marfil? Es verdad, no en balde el refranero popular admite el adagio: “tiene el oído cuadrado” o “un oso penetró en su oído”, significando la ausencia de inteligencia musical para escuchar una obra de arte deeste tipo o simplemente entonar una canción. Pero eso no lo es todo en términos de inteligencia musical. Nada en el universo está separado; nada tiene existencia sin relación con lo demás. Todo en el universo se halla en relación de sistema, nos enseñaba C.Marx[12]. De manera que un estudio tan novedoso de un fenómeno tan comprometedor para el ser humano como lo es la inteligencia, exige de un examen mucho más cuidadoso del que al menos aquel investigador ha realizado. No ha de olvidarse que la realidad existe como nudo gordiano y el investigador está en el deber de “zafarlo” para someter a análisis cada una de sus partes constituyentes, en el que no debe omitirse ninguna de ellas, como lo es el caso de 17 las valoraciones poco atinadas del investigador norteamericano. Por otra parte, ¿dónde fueron a parar los catadores del aroma del café y los del perfume?, ¿no son esos también oficios que exigen de una determinada inteligencia perceptual? Al igual que las cromas en la música, ¿los múltiples y sutiles matices del olor no necesitan ser diferenciados? ¿Quién elabora el olor de un perfume excelente, si para ello no cuenta con la inteligencia perceptual olfativa requerida? ¿No gusta Ud. de un perfume más que de otro? Y eso, ¿qué es lo que lo permite? Por supuesto, no es lo mismo escuchar una música de la genialidad clásica que un reggaetón como variedad de la expresión musical contemporánea, al menos para la juventud poco avezada culturalmente. De igual manera, no es lo mismo ponerse un tipo de perfume que otro. ¿Dónde fueron a parar los albañiles y los plomeros? ¿No son esos también oficios que exigen de una determinada inteligencia perceptual? Pero hay más. De la misma forma que hay plomeros inteligentes –como personas, obviamente—hay otros mucho menos inteligentes. Bien podría demostrarse tal valoración cuando estamos ante un plomero que necesita de piezas demás para hacer una instalación hidráulica o albañal. Igualmente, hay albañiles cuyas paredes no quedan del todo planas y rectas. Y eso, ¿a qué se debe? A su poca inteligencia perceptual en el plano kinestésico. Y no estamos considerando, además, que para ejercer inteligentemente el oficio de plomero, digamos, es estricto el conocimiento de la física: de la ley de los vasos comunicantes, de la fuerza gravitatoria, de la fuerza de empuje, etc. Así sucede con un tipo de alimento en comparación con otro. No es posible negar que determinados condimentos agregados a la cocción de los alimentos condicionen un sabor mucho más agradable al paladar que otros. Por lo tanto, es absurdo negar que una persona imprime su “sello” inevitable –inconsciente--a un tipo determinado de alimento cocinado. ¿De dónde emergen los aplaudidos --y bienvenidos-- chef de cocina? ¿Acaso no es aquello producto de su hábito nutricio en la preparación “muy personal” de un tipo de comida? ¿Cree Ud. que bajo las mismas medidas sugeridas por el Chef, la comida que Ud. haga sabrá igual que la de él? Ni pensarlo!! ¿Es que cualquier tipo de café, por su aroma, es sensible a la preparación del Gourmet? ¿Y dónde quedan los oficios de ebanistas y carpinteros? ¿Acaso esos no tienen relación alguna con la inteligencia? ¿Y 18 dónde se esconden personas que nunca asistieron a la universidad, pero sus resultados son relevantes en términos de cultivo de la tierra, producción ganadera y otros contextos de la actividad humana? Por supuesto, no es necesario esperar a que la persona haga música, ballet o una obra pictórica para hablar de inteligencia. En el desarrollo ontogenético del individuo humano, la inconsciencia, y con ello los aprendizajes inconscientes, comienza a florecer a la temprana edad de los 40 días de nacido. El denominado complejo de animación, es un fenómeno psíquico bien conocido por los investigadores de la psicología del desarrollo (evolutiva), según el cual la vida emocional del lactante se hace evidente a través de la sonrisa, el movimiento rápido de brazos y piernas, la respiración acelerada, el balbuceo, la brillantez anímica de sus ojos, tratando de alcanzar la fuente de estimulación con todo su cuerpo y es ese complejo psíquico quien identifica la llegada de lo inconsciente a nuestra vida, el surgimiento del psiquismo. A Ud. le parecerán poco sensatas estas palabras, pero pensamos que ponen al descubierto con claridad lo que deseamos trasmitir. Resulta que cuando la conciencia aparece, hace ya unos dos años y diez meses aproximadamente, en el más temprano de los casos, la inconsciencia está de “pláceme”. Y decimos de pláceme porque no tenía la incómoda y perturbable presencia de la conciencia, siempre reprimiendo lo que al inconsciente le parece “normal” poner de manifiesto. Inconscientemente hemos aprendido principalmente a caminar y a hablar. Sí, también hemos aprendido a comer con cubiertos, a bañarnos, a vestirnos, a regular nuestros esfínteres, evitando la enuresis nocturna que tanto preocupa a los padres; hemos aprendido conductas socialmente imprescindibles a favor de nuestra adaptación al contexto social en el que hemos nacido. Pero hay más. De mudarnos a otro contexto social, en el que obligatoriamente impera otra lengua que no es la materna, no negará Ud. que el aprendizaje de esta última, antes de los tres años de edad, es solo cuestión de días, de alegrías y risas, cuando para los adultos que acompañan a ese mismo niño de edad temprana, el aprendizaje del mismo idioma le parecerá una terrible tortura, cuestión de meses o años, de frustración y de llanto. No en balde el vulgo sostiene que el niño pequeño es una “esponja”. ¿Y qué me dice de aprender a colorear, a dibujar, a montar en bicicleta, en patines, patineta, a bailar, a cantar, a pronunciar su nombre y el de otras personas allegadas o menos allegadas o la 19 manipulación de múltiples objetos para dominar su presencia? Ah, ¿y del aprendizaje de las primeras reglas de conducta humana? O sea, el niño pequeño, como el animal en el que está presente lo psíquico, aprende, lo que le permite su ajuste activo o adaptación a los continuos e incesantes cambios que se producen en los medios natural y social en los que vive. ¿Acaso no es todo eso las formas primeras manifiestas de inteligencia? Antes de la “llegada” de la conciencia a su vida, ya el infante ha aprendido a agradecer el gesto cariñoso del adulto, gratificándolo con su a veces ininteligible “gracias” o con un beso por la golosina recibida. Y todas ellas son conductas inconscientes e inteligentes. Lo mismo sucede con el animal. ¿Abjura Ud. del aprendizaje animal, de la inteligencia animal? ¿No ha observado el comportamiento de un animal domesticado, o lo que es lo mismo, sometido a una férrea disciplina humana? ¿Es para Ud. novedad que un perro no se acueste en la cama de los niños o de sus dueños, porque así lo ha aprendido?, ¿o que no pueda entrar a la casa o hacer necesidades en cualquier lugar de ella porque así se lo han enseñado?, ¿o que salive tan solo de oír que se aproxima la persona que siempre le da la comida? “Enseñad a un loro a decir palabrotas, –afirma acertadamente F.Engels— de modo que llegue a tener una idea de su significación … y veréis muy pronto que en cuanto lo irritáis hace uso de esas palabrotas con la misma corrección que cualquier verdulera de Berlín. Y lo mismo ocurre con la petición de golosinas”. [13] ¿Eso no es inteligencia animal y, por lo tanto, inteligencia inconsciente? “El contacto con el hombre ha desarrollado en el perro y en el caballo –afirma el mismo pensador—un oído tan sensible al lenguaje articulado, que estos animales pueden, dentro del marco de sus representaciones, llegar a comprender cualquier idioma”.[14] ¿No cantan más lindo unas aves que otras, aun cuando sean de la misma especie? No es posible abjurar de los aprendizajes inconscientes en las primeras edades del desarrollo psíquico, pues la conciencia felizmente aún no existe y nadie niega que aprendemos a caminar, a hablar, etc. La conciencia surge alrededor de los tres años – sobre todo en las hembras— ypara los varones alrededor de los cuatro y cinco años. Pero no se entusiasme. Aún con la llegada de la conciencia alrededor de los tres años, el aprendizaje de naturaleza inconsciente no se reduce, no se abrevia, ni mucho menos se 20 detiene. Sí, la conciencia ha surgido, pero aún no tiene “potestad” y mucho menos “madurez” para hacerse cargo de la regulación de nuestra vida en esa etapa del desarrollo ontogenético. De ahí que la inserción del niño preescolar a los círculos infantiles --jardín de infantes, guardería, kindergarten-- o a los primeros grados de la escuela primaria presuponga el perfeccionamiento de su incalificable inconsciencia. Es esta una razón ponderable para admitir que el aprendizaje a tocar un instrumento musical debe hacerse desde las primeras edades, lo mismo que a bailar –danza, ballet— o a pintar –dibujo, escultura. Aquí no debe obviarse el juego del ajedrez, por muy juego-ciencia que se le llame. La integridad de la percepción es un factor determinante en el éxito de este juego. Y, por supuesto, no dejamos fuera el aprendizaje de todas las manifestaciones deportivas desde las más tempranas edades por el predominio del inconsciente. Son estas también las mismas leyes de la psicología del aprendizaje a las que debe estar sujeto el niño para el aprendizaje de las “tradiciones familiares”, o sea, de determinados oficios, como maquinistas de trenes, pescadores, cultivadores de arroz, etc. Sí, pudiera Ud. aprender tales oficios en edades más avanzadas, pero el esfuerzo personal, el gasto de tiempo y la fuerza motivacional que impele a ejecutarlos ya no serían los mismos. Por último, no queremos terminar este epígrafe, sin antes referirnos a la intuición, una problemática que también a muchos preocupa. Sin ánimo de extendernos por falta de espacio, creemos que la intuición no es más que un fenómeno de naturaleza inconsciente. Algo sucede o sucederá, pero no podemos explicar o demostrar porqué. Pero la intuición no surge de la nada, pues nadie ha de ser intuitivo en algo que no se haya implicado. ¿Cómo es posible que Ud. intuya algo en un área del saber que no conoce para nada, que nunca la ha reflejado? Sí, D.I.Mendeleev pudo “descubrir” en sueños parte de su tabla periódica, pero él estaba completamente absorto, abstraído, en ese problema químico. El inconsciente no está irremediable y completamente separado de lo consciente, pues ambos “conviven”, configurando nuestra vida psíquica. Si Ud. no tiene nada que ver con la astronomía, poco le valdrán sus sueños en el hallazgo de algo allá en el cosmos. Al decir que eso lo sabemos por intuición estamos considerando nuestra regulación inconsciente, pues el inconsciente no da explicaciones, ni la dará; eso solo compete a la conciencia. Compartimos plenamente las palabras del presbítero dominico brasileño Frei Betto, al definir la intuición como la ciencia que nunca asistió a la escuela[15]. 21 En resumen, la inteligencia perceptual, inconsciente, ha de acompañarnos desde los primeros días de nacido y predomina incontestablemente durante los primeros años de vida hasta el advenimiento temprano de la adolescencia. El niño no solo será inteligente para las manifestaciones artísticas señaladas, sino para leer, escribir, repetir las tablas de multiplicar, montar en patines, patineta, etc. Hale al niño a su zona de desarrollo próximo y será alta la probabilidad de formación y expresión de su inteligencia inconsciente. Segundo. La otra parte de nuestra vida psíquica se sostiene sobre la base del reflejo conceptual, por lo tanto, consciente. Si lo inconsciente aparece alrededor de los 40 días de nacido, la conciencia lo hace alrededor de los 3 años. ¿Cómo determinar el momento exacto en que la conciencia surge? A nuestro juicio, bien puede servir de condición el hecho de lograr evocar el primer suceso que recuerda en su vida. Advertirá que tuvo lugar entre los 3 y 5 años. “…Mi recuerdo más temprano–hace alusión el naturalista inglés Sir Ch.Darwin en su autobiografía—sólo alcanza a la fecha en que contaba cuatro años y unos meses, cuando fuimos cerca de Abergele para bañarnos en la playa; conservo con cierta nitidez la memoria de algunos hechos y lugares de allí”.[16]Cuidado, ello no significa que ya somos conscientes de todo cuanto hacemos. La prevalencia de lo inconsciente en las primeras edades sigue siendo la felicidad sin límites, para unos, y el Talón de Aquiles, para otros. Para nosotros la vida consciente es ante todo conceptual. Ud. se preguntará: ¿acaso el niño no va a la escuela desde temprano a aprender conceptos? La escuela no es ni muchos menos una función directamente proporcional al aprendizaje de conceptos, al menos de los científicos. ¿Cuántas personas no superan el aprendizaje de conceptos cotidianos? Con ellos viven y por qué no, también con ellos alcanzan éxitos. No hay que ser científico para obtener éxitos en la vida. El estar consciente de algo, también de uno mismo, significa mediar esa realidad a través de los conceptos que la signalizan. Sí, percibimos nuestra realidad predominantemente en imágenes --visuales, auditivas, olfatorias, gustativas y kinestésicas (de movimiento, táctiles), pero pensamos solo en conceptos –palabras con un significado generalizado. Mientras la percepción es de naturaleza inconsciente y por ende perceptual, el pensamiento únicamente tiene lugar 22 mediante la regulación consciente, es decir, en conceptos. La inteligencia lógico-matemática y la lingüística bien pueden ser clasificadas como inteligencias conceptuales, pues ambas áreas del saber se sostienen sobre el concepto de número, la primera y, la palabra-concepto, la segunda. Ello tendrá lugar aproximadamente con el advenimiento de la temprana adolescencia, con la aparición de la etapa lógico-formal, según la periodización del desarrollo intelectual del niño realizada por el investigador ginebrino Jean Piaget[17].De manera que todo concepto es una palabra, pero no toda palabra alcanza necesariamente el nivel de concepto. Con todo esto deseamos promover la idea de que cualquiera que sea el campo del saber que se erija en ciencia, ha de ser fruto de la inteligencia conceptual. De manera que el supuesto sistema de inteligencias de H.Gardner adolece peligrosamente de otras inteligencias conceptuales no menos importantes que las señaladas, como la física, la biología, la geología, la petroquímica, la filosofía y otras tantas ciencias que, por serlo, necesariamente se caracterizan por la estructuración lógica del conocimiento. Solo la lógica puede estructurar la realidad en un sistema; solo la ciencia puede devenir sistema cognitivo o instrumental para un campo del saber dado. Y tales sistemas se sostienen sobre los conceptos científicos. A diferencia de la inconsciencia, la conciencia selecciona, organiza y valora los hechos de la realidad, tratando siempre de explicarse el funcionamiento de ella. Por lo tanto, el ser consciente significa orden, disposición, sin soslayar el hecho de que conscientemente solo podemos reflejar una sola cosa cada vez, mientras la inconsciencia puede reflejar simultáneamente la realidad a través de los analizadores visual, auditivo, olfativo, gustativo y kinestésico. De ahí que el contenido de la inconsciencia sea cinco veces mayor que el de la conciencia. Inconscientemente, podemos al mismo tiempo oír música, cantar, bailar y estarnos bañando y, conjuntamente con ello, pensando en lo que haremos para aprobar un examen. En efecto, a diferencia del reflejo inconsciente, múltiple por lo simultáneo y poco regulado de su dinámica, la conciencia solo refleja un hecho cada vez y, cuando lo hace, es para comparar, clasificar, valorar, identificar, caracterizar o demostrar algo, pero siempre focalizando bajo control una sola parte de la realidad que refleja. Ud. puede estar fregando, viendo y oyendo la TV y bailando en la misma cocina, 23 pero pensado solo en una cosa que ha de restar para pensar en otra. Al mismo tiempo, Ud. no podrá jamás pensar en más de una cosa, pues no podráde ningún modo estar clasificando objetos y demostrando a la vez cómo interactúan. En ello se sintetiza el hecho de que la inteligencia inconsciente generalmente se “acompaña” de otras múltiples modalidades de reflejo a la vez, en tanto la inteligencia consciente, sea cual sea la realidad que refleje, siempre tiende a explicar cómo y porqué sucede eso, buscando desesperadamente organizar las partes en un todo lo más único posible. En el caso de la ciencia, sea cual fuere el conocimiento abordado, la estructura a la que debe reducirse por el hecho de serlo siempre será el mismo. Es esa la razón del tan cacareado enfoque sistémico-estructural en el ordenamiento del conocimiento científico. De manera que, a diferencia de H.Gardner, pensamos que no es para nada necesario hablar de una inteligencia lógico-matemática y de otra lingüística, si ambas la configura el conocimiento científico, por antonomasia lógico. Tercero. Lo intrapsíquico y lo interpsíquico solo son planos de expresión de lo psíquico. Baste señalar las palabras del investigador bielorruso L.S.Vigotsky, al decir que lo psíquico en su desarrollo aparece en escena dos veces; primero, en el plano interpsíquico, como interacción con el otro y, después, en el plano intrapsíquico, en interacción consigo mismo[18]. Tales planos sirvieron al también investigador ruso P.Ya.Galperin[19] para delegar al mundo su archiconocida teoría sobre la formación planificada y por etapas de las acciones mentales y los conceptos. Tales ideas del pensador bielorruso son suficientes para descartar la posibilidad de que lo intra y lo interpsíquico sean formas de expresión de la inteligencia, pues necesariamente ella se forma en virtud de la dinámica comunicacional y de la actividad que ejecuta el niño en su interacción con el otro y, luego, consigo mismo. La inteligencia no surge de la nada, sino de la actuación del niño en un determinado contexto. Es muy probable que determinadas condiciones sean mucho más propicias que otras para el desarrollo de un tipo de inteligencia: perceptual o conceptual. Verdad de Perogrullo deviene la idea de que sería alta la probabilidad de que un niño sea mucho más inteligente que sus coetáneos, digamos en el área musical, por el hecho de que nació 24 entre músicos. Nada despreciable es el ejemplo de J.S.Bach[20], reconocido compositor alemán dentro de una familia de 43 estudiosos de la música. No es probable abjurar que hay personas que aprenden excelentemente algo en la que su familia no estuvo preparada, pues la situación del desarrollo natural, social y personal es, parafraseando a L.S.Vigotsky, una combinación especial de procesos internos del desarrollo y de condiciones externas a él que favorece el surgimiento de nuevas formaciones psicológicas en el niño. No es posible afirmar, al menos por ahora, pues el dispositivo metodológico de la ciencia psicológica no lo permite, que una persona es así producto de la determinación de las circunstancias, pues el papel activo que ella siempre juega no puede bajo ningún concepto soslayarse en un análisis de este tipo. De ahí que solo hablemos de elevada probabilidad, pues en la familia todos pueden ser letrados y alguien poseer una conducta socialmente desajustada y viceversa. No obviemos la tercera tesis de C.Marx sobre Feuerbach en las que enfatiza que el hombre es un producto de las circunstancias y de la educación, pero como ser activo también puede modificarlas. Excelente conclusión. Cuarto. Conclusión Nuestra inteligencia es una conditio sine qua non para ajustarnos o adaptarnos a nuestros medios natural y social continuamente cambiantes. Ese ajuste tiene lugar en virtud de las formas de expresión psíquicas inherentes a nosotros como seres psicológicos, a saber, la perceptual y la racional (conceptual). De ahí la clasificación de la inteligencia que concebimos: la inteligencia perceptual y la inteligencia conceptual. Es nuestra vida biológica un amasijo de reflejos incondicionados y condicionados, sobre los cuales se erige una vida no aprendida (instintiva), los primeros y una vida aprendida, los segundos. Esta última, bien puede dividirse para su estudio en una vida inconsciente y una vida consciente (ver esquema 1). No es ocioso considerar en este análisis las posiciones de D. Goleman, según el cual existe también la inteligencia emocional, pero al no responder a la naturaleza propia del contenido del artículo, pensamos no es deber nuestro desarrollar aquí nuestros puntos de encuentro y desencuentro (ver esquema 2). 25 En el esquema 3, exponemos nuestra clasificación sobre la inteligencia, defendiéndola como reflejo psíquico que se forma para regular nuestro comportamiento, como respuesta de ajuste a determinados estímulos que sobre nosotros inciden desde los medios natural y social. La calidad y lo oportuno de la respuesta para mayor ajuste al medio ante la aparición del estímulo debe denominársele inteligencia. De ahí la inteligencia animal y humana. No es otra cosa la inteligencia que aprendizaje, pues la necesidad de establecer nuevas conexiones temporales es un hecho fisiológico sencillamente irrefutable. Ante el cambio inminente y amenazador de las condiciones de vida, la persona tiene que responder con nuevos aprendizajes, con inteligencia. Por eso se considera como error la conducta desatinada y no respondiente a la especificidad de la situación surgida. A aprender estamos simplemente obligados porque los cambios son perennes y sempiternos. Por eso, todos y cada uno de nosotros somos, y estamos obligados a ser, seres inteligentes. Esquema 1. Propuesta estructural de los reflejos incondicionados y condicionados en la vida humana. Fuente: Elaboración propia. 26 Esquema 2. Tipos de inteligencia (comparación entre las posiciones de D.Goleman y las nuestras). Fuente: Elaboración propia. Esquema 3. Tipos más generales de inteligencia (según las posiciones de los autores). Fuente: Elaboración propia. 27 Conclusiones La problemática de la inteligencia no debe ser abordada sin tomar en cuenta la relación de lo consciente y lo inconsciente como niveles de regulación psíquica en el comportamiento humano. La naturaleza psíquica de la regulación en el ser humano se constriñe a lo perceptual y lo conceptual, por lo que la inteligencia, como fenómeno de igual naturaleza, debe limitarse a esas mismas expresiones de lo psíquico. Las denominadas inteligencias múltiples de H.Gardner pueden ser reducidas, por su naturaleza psíquica, a dos únicos tipos de inteligencias, compatibles con la psicología como ciencia: la inteligencia perceptual y la inteligencia conceptual. La inteligencia perceptual –inconsciente-- concierne a la percepción auditiva (musical), visual (espacial), kinestésica (corporal), en tanto la inteligencia conceptual –consciente-- subsume la lógico-matemática y la lingüística. El resto de las clases de inteligencias que H.Gardner socorre –la interpsíquica, la intrapsíquica, y las más recientes: la naturalista (ecológica) y la espiritual-- no son compatibles de ser defendidas como tipos de inteligencias, pues lo interpsíquico y lo intrapsíquico son planos de manifestación del psiquismo, en tanto lo ecológico y lo espiritual bien pueden ser reducidos –por concepto del propio autor—a los planos de expresión psíquica mencionados. 28 Bibliografía Alianza Cien (1993):“Charles Darwin, Autobiografía”. Alianza Editorial, S.A., Madrid. Betto, F. (2009): “La obra del artista. Una visión holística sobre el universo”. Editorial de Ciencias sociales. La Habana. Bermúdez Sarguera, R. y M. Rodríguez Robustillo (1996): “Teoría y metodología del aprendizaje”. Editorial Pueblo y Educación, C.Habana. Engels, Federico (1972): “Anti-Duhring”. Editorial Claridad. Buenos Aires. Marx, C. y Engels, F. (1974): Obras escogidas, en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, tomo 3. 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Editorial Proteo. Buenos Aires. Varela, F. (1944): “Miscelánea filosófica”. Editorial de la Universidad de la Habana. Vygotsky, L. S. (1978). “Pensamiento y lenguaje”. Madrid: Ediciones Paidós Ibérica, S.A. 30 [1]David Paul Ausubel, “psicólogo y pedagogoEstadounidense, una de las personalidades más importantes del constructivismo” (Nueva York, 25 de octubre de 1918 - 9 de julio de 2008), “psicólogo y pedagogoEstadounidense, una de las personalidades más importantes del constructivismo” (http://es.slideshare.net/fezel/david-paul-ausubel112-53998645) [2]Edward Lee Thorndike “(Williamsburg, 31 de agosto de 1874-Montrose, 9 de agosto de 1949) psicólogo y pedagogo estadounidense, es considerado un antecesor de la psicología conductista estadounidense. Sus principales aportaciones fueron el aprendizaje por ensayo/error y la ley del efecto. Sus estudios sobre la conducta animal le permitieron desarrollar la teoría del conexionismo.” (https://es.wikipedia.org/wiki/Edward_Thorndike) [3]John Broadus Watson Psicólogo estadounidense, fundador del conductismo, (Greenville, EE UU, 1878- Nueva York, 1958). [4]Vigotsky Lev: “Teoria socio-histórica”, Idoneos.com [En línea]. Disponible en: http://educacion.idoneos.com/index.php/287950 consultado [5]Kurt Lewin, “fue un psicólogoalemán nacionalizado estadounidense. Se interesó en la investigación de la psicología de los grupos y las relaciones interpersonales. Es reconocido como el fundador de la Psicología Social moderna.” (https://es.wikipedia.org/wiki/Kurt_Lewin) [6]Dimitri IvánovichMendeléieve “(1834 1907) químicoruso, creador de la Tabla periódica de los elementos” (http://es.wikipedia.org/wiki/Dmitri_Mendel%C3%A9yev) [7]V. I Lenin. Obras escogidas en tres tomos. Moscú: Progreso. 1975. Basado en la 5ª edición rusa de las Obras completas. [8] Engels, F. (1883) Introducción a ladialécticade lanaturalezaen: Marx – Engels. Obras Escogidas Tomo II, (pp. 354-370). Moscú. [9]Iván PetróvichPávlov (1849 -1936) fue un fisiólogoruso. “Pávlov es conocido sobre todo por formular la ley del reflejo condicional” (http://kickfeed.co/hmm/los-24-psicologos-mas-influyentes-de-la-historia/) [10] Feliz Varela: “Miscelánea filosófica”, Editorial de la Universidad de la Habana, 1944, p. 235 [11]Darwin, C. Autobiografia intelectual http://www.librodot.com/31pp consultado [12] Carlos Marx y Federico Engels (1971): “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”.En: Obras escogidas en dos tomos. Editorial progreso, Moscú. [13]C.Marx y F.Engels (1971):“El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”. En: Obras escogidas en dos tomos. Editorial progreso, Moscú. Pág.78. [14]Ibídem. Pág.77. [15] Betto, F. (2009): “La obra del artista. Una visión holística sobre el universo”. Editorial de Ciencias sociales. La Habana. [16]Charles. Darwin. “Autobiografía”.Alianza Editorial, S.A., Madrid.1993. Pág.6. (El subrayado es nuestro) [17]PIAGET, J. (1968) La construcción de lo real en el niño. Buenos Aires. Proteo. [18] Vygotsky, L. S. (1978). Pensamiento y lenguaje. Madrid: Ediciones Paidós Ibérica, S.A., 1995 - 237 páginas. [19] Galperin, P. Ya. Desarrollo de la investigación de las acciones mentales. En la colección: Ciencias Psicológicas de la URSS. TIM. Academia de Ciencias Pedagógicas de la RSFSR. 1959. [20]Johann Sebastian Bach 1685–“1750) fue un compositor, organista, clavecinista, violinista, violista, maestro de capilla y cantoralemán de música del Barroco.” (http://www.musicaantigua.com/los-suenos-suenos-son/) 31 http://es.wikipedia.org/wiki/Psic%C3%B3logo http://es.wikipedia.org/wiki/Pedagogo http://es.wikipedia.org/wiki/Estadounidense http://es.wikipedia.org/wiki/Constructivismo_%28pedagog%C3%ADa%29 http://es.wikipedia.org/wiki/Nueva_York http://es.wikipedia.org/wiki/25_de_octubre http://es.wikipedia.org/wiki/1918 http://es.wikipedia.org/wiki/9_de_julio http://es.wikipedia.org/wiki/2008 http://es.wikipedia.org/wiki/Psic%C3%B3logo http://es.wikipedia.org/wiki/Pedagogo http://es.wikipedia.org/wiki/Estadounidense http://es.wikipedia.org/wiki/Constructivismo_%28pedagog%C3%ADa%29 http://es.wikipedia.org/wiki/Williamsburg_%28Massachusetts%29 http://es.wikipedia.org/wiki/31_de_agosto http://es.wikipedia.org/wiki/1874 http://es.wikipedia.org/wiki/Montrose_%28Nueva_York%29 http://es.wikipedia.org/wiki/9_de_agosto http://es.wikipedia.org/wiki/1949 http://es.wikipedia.org/wiki/Psicolog%C3%ADa_conductista http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_del_efecto http://es.wikipedia.org/wiki/Conexionismo http://educacion.idoneos.com/index.php/287950 http://es.wikipedia.org/wiki/Psic%C3%B3logo http://es.wikipedia.org/wiki/Alemania http://es.wikipedia.org/wiki/Psicolog%C3%ADa http://es.wikipedia.org/wiki/Psicolog%C3%ADa_Social http://es.wikipedia.org/wiki/Qu%C3%ADmico http://es.wikipedia.org/wiki/Rusia http://es.wikipedia.org/wiki/Tabla_peri%C3%B3dica_de_los_elementos http://es.wikipedia.org/wiki/1849 http://es.wikipedia.org/wiki/1936 http://es.wikipedia.org/wiki/Fisiolog%C3%ADa http://es.wikipedia.org/wiki/Rusia http://es.wikipedia.org/wiki/Condicionamiento_cl%C3%A1sico http://es.wikipedia.org/wiki/1685 http://es.wikipedia.org/wiki/1750 http://es.wikipedia.org/wiki/Compositor http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%93rgano_%28instrumento_musical%29 http://es.wikipedia.org/wiki/Clavec%C3%ADn http://es.wikipedia.org/wiki/Viol%C3%ADn http://es.wikipedia.org/wiki/Viola_da_gamba http://es.wikipedia.org/wiki/Maestro_de_capilla http://es.wikipedia.org/wiki/Cantor_%28religi%C3%B3n%29 http://es.wikipedia.org/wiki/Alemania http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%BAsica_del_Barroco 32 http://www.grin.com Índice Resumen 5 Abstract 6 Introducción 7 Desarrollo 9 Conclusiones 28 Bibliografía 29 33 Resumen Abstract Introducción Desarrollo Conclusiones Bibliografía
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