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Evangelizacion-y-musica-en-las-Misiones-Jesuitas-de-la-Antigua-California-y-Paraguay-1610-1768

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UNIVERSDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
MAESTRÍA EN HISTORIA 
 
 
 
 
 
 
EVANGELIZACIÓN Y MÚSICA EN LAS MISIONES JESUITAS DE LA 
ANTIGUA CALIFORNIA Y PARAGUAY (1610-1768) 
 
 
 
 
TESIS 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
MAESTRA EN HISTORIA 
 
 
 
PRESENTA: 
MIRIAM GARCÍA APOLONIO 
TUTOR: DR. GERARDO LARA CISNEROS 
 
 
 
 
 
CIUDAD DE MÉXICO FEBRERO DE 2018 
 
 
Margarita
Texto escrito a máquina
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mi madre, con amor y respeto 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Agradecimientos 
 
 
Quiero hacer un reconocimiento a mi asesor, el Dr. Gerardo Lara Cisneros, por la 
paciencia, apoyo y enseñanzas que me brindó durante este proceso. Del mismo 
modo agradezco profundamente las críticas y observaciones que hicieron a mi 
investigación los doctores María Teresa Álvarez Icaza Longoria, Robert Jackson, 
Iván Escamilla González y Roberto Martínez González. 
 
 
 
	
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Evangelización y Música en las misiones jesuitas de la Antigua California y 
Paraguay (1610-1768) 
 
 
Introducción…………………………………………………………………………. 3 
 
I. Los jesuitas emprenden la evangelización del Paraguay 
(1610-1768)………………………………………………………………. 11 
1. El Paraguay previo a la intervención hispana……………………………. 14 
2. La llegada de los jesuitas al Paraguay y la fundación de reducciones... 17 
3. Proyecto de evangelización………………………………………………… 30 
a. La reducción como símbolo de policía cristiana……………………… 31 
b. El problema de la lengua……………………………………………….. 37 
c. “Falsas” creencias……………………………………………………….. 43 
d. Catequesis y bautismo………………………………………………….. 49 
e. Administración de otros sacramentos…………………………………. 53 
 
II. Los jesuitas emprenden la evangelización en California 
(1697-1768)………………………………………………………………. 60 
1. California previa a la intervención hispana……………………………….. 63 
2. La llegada de los jesuitas a California y la fundación de misiones ……. 69 
3. Proyecto de evangelización………………………………………………… 79 
a. La misión como símbolo de policía cristiana…………………………. 80 
b. El problema de la lengua …………………………………………….…. 90 
c. “Falsas” creencias……………………………………………………...... 95 
d. Catequesis y bautismo …………………………………………………. 101 
e. Administración de otros sacramentos…………………………………. 107 
 
 
III. La música como instrumento de evangelización en las reducciones 
jesuitas del Paraguay ………………………………………...……….. 112 
1. La presencia de la música en la vida de los indios guaraníes………..… 113 
2. Educación musical en las reducciones del Paraguay……………………. 120 
a. Músicos jesuitas………………………………………………………….. 121 
b. La música en las escuelas de indios…………………………………... 126 
3. Música litúrgica y música religiosa en las reducciones guaraníticas…... 132 
4. Fiesta y música en las reducciones jesuitas del Paraguay……………... 141 
 
IV. La música como instrumento de evangelización en las misiones 
jesuitas de California ………………………………………………….. 150 
1. La presencia de la música en la vida de los californios……………….…. 151 
2. Educación musical en las misiones de California………………………… 159 
a. Músicos jesuitas……………………………………………………… 160 
b. La enseñanza musical en las escuelas de indios………………… 163 
3. Música sacra en las misiones de California……………………………….. 169 
4. Fiesta y música en las misiones de California……………………………. 176 
 
	
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Conclusión comparativa: Evangelización y música en las reducciones 
jesuitas del Paraguay y las misiones de California (1610-1768) …………. 183 
 
Apéndices…………………………………………………………………………… 194 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
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Introducción 
 
A partir de la Reforma protestante de Martín Lutero y de las críticas que hizo a la 
Iglesia romana, acaeció un cisma en el cristianismo de Europa. La Santa Sede se 
sintió amenazada ya que comenzó a desdibujarse su poder político con la 
expansión del protestantismo. Era ineludible planificar una restauración en sus 
dogmas y encontrar el método para impedir que los ideales luteranos se 
esparcieran. En este contexto, el papa Paulo III aprobó en 1540 la fundación de la 
Compañía de Jesús, dirigida por Ignacio de Loyola. Su proyecto fue defender, 
propagar y consolidar la fe por medio de la doctrina cristiana. 
 Loyola habló de la importancia de atender a la juventud; para él, el 
bienestar de la cristiandad dependía de su educación.1 En la Universidad de París, 
donde Ignacio conoció a sus hermanos y fundadores de la Compañía, consideró 
pertinente adaptarse a las circunstancias concretas del tiempo y lugar para que su 
obra trascendiera ante los cambios. Por ello concluyó que la educación 
humanística en colegios y universidades serviría para restaurar y fortalecer la fe 
en el cristiano. 
La Compañía de Jesús enfatizó la necesidad de aplicar una pedagogía de 
enseñanza que fuera lúdica para el estudiante. La recitación, el teatro, la música y 
la misma fiesta fueron elementos clave en su modelo educativo. 2 Estas 
herramientas buscaron exaltar los sentidos del alumno. Con dicha experiencia 
sensorial, se pretendió generar empatía así como también modelos de conducta. 
Quienes asistieron a las instituciones educativas jesuitas fueron aquellos 
jóvenes de clase acomodada que en un futuro serían líderes políticos y 
espirituales de las ciudades o reinos. También estuvo contemplada la educación 
para todo tipo de público: “no tenga aversión a nadie, interésese por los estudios 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
1	
  Ernesto Meneses, El código educativo de la Compañía de Jesús, México, Universidad 
Iberoamericana, 1988, p. 17. 
2 Ernesto Meneses, Op. cit., p. 17. 
	
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del pobre lo mismo que por los del rico, y procure el éxito de cada uno de sus 
discípulos en particular”.3 
Conforme la sociedad jesuita se hacía más sólida fue aclamada con 
frecuencia por obispos y por el mismo papa. Todavía faltaba mucho por hacer ante 
el conflicto de la Reforma, por lo que los ignacianos fungieron como asesores de 
las autoridades eclesiásticas. Esto se reflejó en la redacción del Concilio de Trento 
(celebrado entre 1545 y 1563), en donde se discutieron los problemas teológicos, 
disciplinarios, las reformas para las instituciones religiosas, la doctrina, el manejo 
de la música litúrgica, entre otros tópicos que se vieron afectados con el 
movimiento protestante. 
Dicho esto, la Compañía de Jesús al ser enviada a América tuvo como 
objetivos ser vocera directa de los estipulados tridentinos, insertar su modelo 
educativo y evangelizar a los que aún no habían conocido el cristianismo. Es 
entonces como los jesuitas fundaron colegios en las metrópolis más importantes 
del Nuevo Mundo, así como también se expandieron en los territorios más 
inhóspitos que aún no habían sido colonizados ni cristianizados, como fue el 
Septentrión de la Nueva España y el Paraguay. 
 En la presente investigación nos proponemos estudiar y comparar las 
estrategias y el proceso de evangelización en las reducciones jesuitas del 
Paraguay y las misiones de California. Asimismo queremos revisarla función de la 
música como recurso pedagógico para que los indios tuvieran mayor recepción a 
los preceptos de la fe y que les permitiera asumir su nueva identidad como 
cristianos. 
A simple vista pareciera que la península de California no tiene ninguna 
relación con el Paraguay: desde su posición geográfica, el ecosistema, el clima y 
sus habitantes. Sin embargo, al contextualizarlas en el proyecto misional jesuita, la 
brecha de diferencias disminuye y encontramos puntos convergentes. 
El primer elemento que tienen en común nuestras regiones de estudio es 
que la Compañía de Jesús se encargó de su evangelización. Su labor en el 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
3 Ratio Studiorum oficial (1599), Traducida por Gustavo Amigó S.J., versión digitalizada, 
Roma, 1616, p. 23. 
	
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Paraguay comenzó en 1610 y en California en 1697, ambas culminaron en 1768, 
cuando la Societas Iesu fue expulsada de los territorios de la monarquía hispánica. 
Es por eso que marcamos nuestra temporalidad de estudio a partir de 1610 hasta 
1768. 
El segundo aspecto en común es que en ambas regiones se constituyeron 
sociedades que desarrollaron una cultura a base de la migración estacionaria en 
puntos circunscritos. Tanto los guaraníes como los californios tenían un modus 
vivendi completamente ajeno a la vida sedentaria que propuso la Compañía. Los 
misioneros tuvieron que adecuar sus métodos y estrategias a este contexto para 
así instaurar la evangelización. 
La tercer semejanza de nuestros espacios de estudio es que se 
caracterizaron por ser fronteras. Cuando aludimos a la palabra frontera 
inmediatamente la asociamos con la demarcación territorial entre dos naciones, 
así como también a aquellas regiones donde el cristianismo aún no había 
penetrado en las almas de los indios.4 
Los ignacianos tuvieron un fin común en ambos territorios: la conversión de 
los naturales y su integración al sistema colonial. En apariencia, las estrategias de 
evangelización que emplearon en estos confines fueron las mismas, sin embargo, 
las características de cada región, sus habitantes y los intereses políticos y 
económicos que había sobre estos espacios, fueron agentes que hicieron que el 
método evangélico tuviera matices. Los miembros de la Compañía se adaptaron a 
las necesidades de cada escenario y partir de ahí reconfiguraron sus estrategias y 
su método de evangelización. 
Tomando en cuenta la adaptación y pragmatismo de la Compañía de Jesús, 
es como analizaremos algunas estrategias particulares, las cuales nos permitirán 
dilucidar y entender el papel que tuvo la música como recurso pedagógico en la 
evangelización. Dichas estrategias son: la instauración de un poblado como 
símbolo de policía cristiana, el manejo de la lengua, la catequesis, el bautismo, la 
administración de otros sacramentos y el combate a las “falsas” creencias. 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
4 Lía Quarleri, Rebelión y guerra en las fronteras del Plata. Guaraníes, jesuitas e imperios 
coloniales, Argentina, Fondo de Cultura Económica, 2009, p. 70. 
	
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Es así como podremos ver que la evangelización de los indios de California 
y Paraguay no solamente consistió en convertirlos en cristianos. La evangelización 
fue un proceso en el que los naturales se tuvieron que adaptar a un nuevo estilo 
de vida dejando atrás varias de sus prácticas culturales. La estructura urbana de la 
misión, la iglesia, la distribución de las viviendas, las tareas laborales, la 
vestimenta, la lengua, la celebración de misa, las fiestas, los bailes y la música 
fueron agentes que sirvieron para fortalecer su nueva identidad como cristianos, 
pero también para generar en ellos modelos de conducta aceptados por el 
cristianismo. 
 Dicho esto, hagamos una revisión historiográfica de lo que se ha hecho 
sobre nuestro tema de estudio. En la primera mitad del siglo XX, hubo una 
corriente promovida por jesuitas, en la que se buscó hacer historia de la Compañía 
y de sus antiguas provincias. En sus trabajos se observa una tendencia 
apologética, así como también exponen una visión muy contundente sobre el 
indio: ser pasivo e inferior, en estado continuo de infante el cual fue salvaguardado 
por los misioneros. 
Entre estas producciones historiográficas nos fue de utilidad la obra 
Misiones del Paraguay del jesuita Pablo Hernández, 5 quien de manera 
monumental trató de hacer toda una historia de la labor evangélica de los del 
hábito negro en el Paraguay. La riqueza que apreciamos en esta publicación es el 
conocimiento profundo que tuvo Hernández sobre las fuentes, lo cual nos sirvió de 
guía. 
 También nos apoyamos de los estudios del jesuita Guillermo Furlong 
Cardiff.6 De igual manera, el autor tiene la virtud de tener un amplio conocimiento 
de las fuentes ignacianas, lo cual le permitió desarrollar trabajos de distinta índole, 
como por ejemplo biografías, sobre la vida civil en las reducciones, arquitectura, 
música, cartografía, medicina y botánica. 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
5 Pablo Hernández, Misiones del Paraguay. Organización social de las doctrinas 
guaraníes de la Compañía de Jesús, Barcelona, Gustavo Gili, 1913. 
6 Guillermo Furlong Cardiff, Misiones y sus pueblos de guaraníes, Buenos Aires, Posadas, 
1962. / Músicos argentinos durante la dominación hispánica, Buenos Aires, Huarpes, 
1945. 
	
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En la segunda mitad del siglo XX, los enfoques antropológicos se hicieron 
presentes en la discusión historiográfica. El centro de atención ya no eran los del 
hábito negro o funcionarios coloniales, sino los indios. De acuerdo con Ernesto 
J.A. Maeder, comienza a reconocerse al otro, al sujeto de la evangelización.7 
Entre esos estudios está el de Branislava Súsnik,8y los del jesuita Bartomeu 
Meliá.9 En ambos estudios se vislumbran las costumbres de los indios durante la 
presencia jesuita, así como también muestran a un indio que no es pasivo, sino 
que tiene un papel fundamental en el proceso de conquista y evangelización. 
Para acercarnos a California, nos fueron de utilidad las publicaciones del 
historiador Bernd Hausberger. 10 En su obra se observa una fuerte crítica al 
proyecto misional en el Septentrión de la Nueva España. Él no se concentra en los 
“logros” de dicho proyecto, sino en los puntos débiles ya que eso le permite 
interpretar al fenómeno de la evangelización desde otra perspectiva. Lo primero 
que hace Hausberger es cuestionar a sus fuentes de distintas maneras y a partir 
de eso es como construye su aparato crítico. El investigador recomienda prestar 
mucha atención en la retórica que emplearon los ignacianos al momento de 
resaltar un tema, así como también invita a cuestionarse sobre los tópicos que 
silenciaron o marginaron. 
 El historiador norteamericano Robert Jackson 11 en su texto llamado 
Missions and the frontiers of Spanish America estudió de manera comparativa las 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
7 Ernesto J.A. Maeder, “Las misiones jesuitas de guaraníes. Dos siglos de historiografía y 
controversia”, X Jornadas Internacionales sobre Misiones Jesuitas, Argentina, Universidad Católica 
de Córdoba, 2005, p. 18. 
8 Branislava Súsnik, Los indiosdel Paraguay, Madrid, MAPFRE, 1995. 
9 Bartomeu Meliá, El guaraní conquistado y reducido, Asunción, Centro de Estudios 
Antropológicos. Universidad Católica de Asunción, 1993. / La lengua guaraní en el Paraguay 
Colonial, Asunción, Centro de Estudios Antonio Guasch, 2003. 
10 Bernd Hausberger, “La conquista jesuita del noroeste novohispano” en Memoria Americana. 
Cuadernos de etnohistoria, vol. 12, Buenos Aires, 2004. / “Política y cambios lingüísticos en el 
noroeste jesuítico de la Nueva España” en Relaciones, No. 78, Vol. XX, México, El Colegio de 
Michoacán, 1999. 
11 Robert Jackson, Missions and the Frontiers of Spanish America: A comparative study of the 
impact of enviromental, economic, political and socio-cultural variations on the missions in the Río 
de la Plata Region and on the Northern Frontier of New Spain. United States of America, Pentacle 
Press, 2005. / “The guaycuros, jesuit and franciscan missionaries, and José de Gálvez: The failure 
of spanish policy in Baja California” en Memoria Americana: cuadernos de etnohistoria 12, Buenos 
Aires, 2004. / “Una frustrada evangelización: las limitaciones del cambio social, cultural y religioso 
en los pueblos errantes de las misiones del desierto central de Baja California y la región de la 
	
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misiones del septentrión novohispano y las reducciones del Paraguay. En su obra 
expone otra tendencia historiográfica en la que se muestra a las misiones como 
lugares de frontera, dinámicas, constantes donde confluyen intereses tanto de los 
indios, de las autoridades coloniales como también de otras naciones. Cada uno 
de estos tres agentes actúa conforme a su provecho. Por lo tanto el indio es un 
agente activo que se comporta de manera variada. El jesuita no es una figura 
idílica y paternalista que aboga por la protección de los indios. Efectivamente su 
objetivo es evangelizarlo, no obstante, debe actuar conforme a las necesidades e 
intereses del sistema colonial. Por otro lado, el extranjero se desenvuelve a partir 
de una lógica económica, en la que busca expandirse y explotar las riquezas que 
el territorio ofrece. 
 El doctor Ignacio del Río12 estudió el proceso de conquista y aculturación de 
los indios californios, también bajo esta perspectiva de que California es una 
frontera cuyo comportamiento es variable. Del Río propone en su investigación 
que el éxito o el fracaso del proyecto misional no depende exclusivamente de las 
estrategias aplicadas por los jesuitas, sino también de las condiciones naturales 
de la península y del comportamiento de los indígenas. 
 Juan Carlos Estenssoro Fuchs13 fue una pieza clave y una guía para 
nuestra investigación. En su obra Del paganismo a la santidad expone esta 
transición cultural que vivieron los indios al convertirse en cristianos. Durante su 
evangelización se emplearon distintos recursos como la extirpación de idolatrías, 
la enseñanza de los sacramentos, los preceptos y las categorías más importantes 
del cristianismo, entre otros. Estenssoro sostiene que dichos métodos variaron de 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
costa del Golfo de Texas” en Fronteras de la historia, No. 6, Colombia, Instituto Colombiano de 
Antropología e Historia, 2001. 
12 Ignacio del Río, Conquista y aculturación en la California jesuítica, 1697-1768, México, UNAM, 
1998. / “Ambigüedades y contradicciones de un régimen de excepción: los jesuitas y el gobierno de 
la Provincia Misional de California” en Un reino en la frontera. Las misiones jesuitas en la América 
Colonial, Quito, Abya-Yala, 2000. / El régimen jesuítico de la Antigua California, Mexico, UNAM, 
2003. 
13 Juan Carlos Estenssoro Fuchs, Música y sociedad coloniales. Lima 1680-1830, Lima, Colmillo 
Blanco, 1989. / Del paganismo a la santidad. La incorporación de los indios del Perú al catolicismo, 
1532-1750. Lima, IFEA, 2003. 
 
	
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acuerdo con las necesidades del tiempo y el espacio. Del mismo modo estas 
tácticas actuaron bajo la lógica de los intereses del poder real. 
Estenssoro explica en su obra Música y sociedades coloniales que el arte 
sonoro que se ejecutó entre las sociedades coloniales del Perú fue manejado por 
las esferas del poder. Éstas decidieron cuál música se podía interpretar y cuál no. 
Dicha elección responde a propósitos muy específicos. A través de un elemento 
tan sutil y lúdico como el arte sonoro se pretendió proyectar y legitimar el discurso 
de poder de las autoridades coloniales. Tomando en cuenta las premisas de 
Estenssoro es como también hemos formulado nuestra investigación: la música no 
solamente es un recurso pedagógico con el que se impulse el aprendizaje de los 
preceptos de la fe. La música propuesta por los miembros de la Compañía 
representó un discurso que buscó legitimar su autoridad así como también 
pretendió generar estados de conducta en los indios. 
Los trabajos etnográficos de León Cadogan14 se concentraron en recuperar 
la tradición oral de los guaraníes mbyá a partir de sus cánticos. Dichos indios 
fueron tildados como monteses en tiempos jesuíticos ya que fueron los únicos que 
no se sometieron a vivir en reducción. Su modus operandi fue asaltar las 
reducciones jesuitas y huir hacia los montes. A través de estos trabajos, Cadogan 
recuperó varios mitos que reflejan las concepciones más esenciales del mundo 
espiritual de los mbyás. Dichos estudios nos fueron de gran utilidad para cubrir 
aquellos huecos que nuestras mismas fuentes de tradición jesuita no pudieron 
responder en torno al papel de la música en la vida espiritual de los guaraníes. 
Tomando en cuenta a todas las autoridades que acabamos de exponer 
hemos estructurado nuestra investigación de la siguiente manera. En los capítulos 
I y II hablaremos de cómo los jesuitas emprendieron la evangelización en el 
Paraguay y la Antigua California. Veremos cuáles fueron los escenarios y las 
vicisitudes que tuvieron que afrontar los jesuitas para instaurar la policía cristiana 
entre los indios. Asimismo expondremos sus estrategias de evangelización, como 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
14 León Cadogan, La literatura de los guaraníes, México, Joaquín Mortiz, 1965. / “Cómo 
interpretan los chiripá (ava guaraní) la danza ritual” en Revista de Antropología, Vol. 7, 
No. 1, Brasil, 1959. 
 
	
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fueron la fundación de poblados, el manejo de la lengua, la manera en que se 
combatieron las creencias de los indios, cómo se les instruyó en la catequesis y 
cómo recibieron los sacramentos. 
Dichos recursos nos permitirán entender en los capítulos III y IV el modo en 
que los ignacianos emplearon la música como recurso pedagógico en la 
evangelización de los indígenas. También tendremos una idea de quiénes fueron 
los religiosos que impulsaron el arte sonoro, cómo se llevó a cabo la educación 
musical en los poblados, cómo era un día cotidiano y un día festivo para los indios. 
Culminamos esta investigación con una conclusión comparativa donde 
conjugamos los puntos que consideramos más importantes para entender el 
proceso de la evangelización, las estrategias y el empleo de la música para 
legitimar y fortalecer la policíacristiana propuesta por la Compañía de Jesús. 
 
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
  
	
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I. Los jesuitas emprenden la evangelización del Paraguay (1610-1768) 
 
En el presente capítulo analizaremos el proceso de evangelización de los indios 
guaraníes dirigido por la Compañía de Jesús, así como también veremos las 
estrategias que emplearon los misioneros ante las vicisitudes del proyecto. 
Consideramos que la intervención de la Compañía de Jesús en el Paraguay 
respondió a una estrategia de expansión y de control de fronteras del imperio 
español. El concepto de frontera es de gran importancia para comprender una 
parte del modus operandi de los del hábito negro. Veremos en este capítulo que 
dicho término no corresponde solamente a los límites territoriales entre las 
monarquías de España y Portugal, sino también alude a aquellos espacios donde 
los indios aún no habían sido incorporados al nuevo sistema de vida occidental. 
Es importante enfatizar que la zona de frontera donde se desenvolvieron los 
ignacianos fue compleja y dinámica, ya que en ella convergieron conflictos e 
intereses de las autoridades coloniales y de naciones extranjeras. Los eventos 
más relevantes que afectaron a nuestro espacio de estudio fueron los siguientes. 
Desde la firma del Tratado de Tordesillas (1494) no quedaron esclarecidos los 
territorios pertenecientes a las Monarquías de España y Portugal lo cual ocasionó 
diversas excursiones por el Río del Plata al mando de las dos Coronas a principios 
del siglo XVI. Éstas aseguraban que las regiones de lo que hoy es Uruguay, el 
este de Paraguay y el oeste de Brasil les pertenecían. 
Para frenar la expansión portuguesa, los españoles fundaron Asunción 
(1537) con ayuda de los cario-guaraníes, indios que practicaban el cultivo 
extensivo y que se aliaron a los españoles para aplacar los asaltos de otros 
grupos guaraníes no agricultores.15 El primer gobernador de Asunción, Domingo 
Martínez de Irala introdujo la institución de la encomienda para administrar el 
servicio laboral de los guaraníes. Los indios servían a los encomenderos en sus 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
15 Lía Quarlery, Rebelión y guerra en las fronteras del Plata. Guaraníes, jesuitas e 
imperios coloniales, Argentina, Fondo de Cultura Económica, 2009, p. 51. 
	
   12	
  
aposentos, crianzas, labranzas, pesquerías y otras actividades para el sustento, 
así como también pagaban tributo a la Corona.16 
Décadas después de la fundación de Asunción, la disputa territorial con 
Portugal siguió vigente. España no pudo tomar una decisión contundente porque 
su foco de atención estaba en la guerra con los Países Bajos (1568-1648). La 
situación cambió cuando Portugal se unió a la casa de los Austria (1580-1640); 
con esto el Tratado de Tordesillas pasó a un segundo plano. En Buenos Aires 
hubo más flexibilidad en el comercio trasatlántico de metales potosinos y esclavos. 
El tráfico legal como ilegal de estos últimos aumentó sin un control estricto. 
Asimismo, hubo mayor migración de portugueses al Río de la Plata. 
Consciente de lo que ocasionaría dicho flujo migratorio, el gobernador del 
Río de la Plata, Hernando Arias de Saavedra diseñó una estrategia geopolítica en 
la que buscó precisar lo que el tratado de Tordesillas no pudo. Para esta tarea 
convocó a la Compañía de Jesús, la cual comenzó a operar en 1610 con los indios 
del Guayrá y Paraná. Sin embargo, la presencia de los jesuitas causó escozor a 
los encomenderos criollos y españoles. 
Un hecho que causó mayor tensión en nuestra zona de estudio fue que los 
holandeses, tras culminar un pacto de Paz de doce años con España, les fue 
concedido, por la República de los Siete Países Bajos Unidos, el permiso de 
comerciar esclavos en Brasil, el Caribe y Norteamérica (1621). Por ende, Portugal 
perdió exclusividad en esta empresa y Brasil comenzó a carecer de mano de obra 
en sus plantaciones. Los indios guaraníes se convirtieron en su principal blanco. 
Otro acaecimiento relevante fue la separación de las Coronas de España y 
Portugal (1640). A partir de ello los ataques a las reducciones y ciudades se 
hicieron más frecuentes. Posteriormente, en 1681 se firmó el Tratado Provisional 
de Lisboa en el que se concedió Colonia de Sacramento a los portugueses,17 
ciudad con salida al Océano Atlántico. El objetivo de esto fue impedir el comercio 
portugués en los territorios españoles aledaños y frenar el tráfico de metales. Para 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
16 Mario Pastore, “Taxation, coercion, trade and development in a frontier economy: early 
and mid colonial Paraguay” en Journal of Latin American Studies, Vol. 29, No. 2, United 
Kingdon, Cambridge University Press, 1997, p. 342. 
17 Lía Quarleri, Op. cit., p. 102. 
	
   13	
  
fortalecer la vigilancia, los jesuitas fundaron reducciones en la Sierra del Tape, 
donde entrenaron a los indios en los menesteres militares.18 
Más tarde, en el marco de la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), los 
españoles tomaron nuevamente Colonia de Sacramento (1705) para frenar el 
contrabando portugués. En 1750, se firmó el Tratado de Madrid en el que España 
cedió la región de las reducciones jesuitas orientales a cambio de que los 
portugueses abandonaran por completo Colonia de Sacramento. Los indios de las 
siete reducciones se opusieron a dejar sus pueblos, ante ello, las fuerzas militares 
español-portuguesas se enfrentaron contra la milicia guaraní durante 1752 a 1756, 
acto conocido como la guerra guaranítica, la cual perdieron los indios y trajo un 
fuerte declive demográfico. En 1761, con el cambio de rey de España, se anuló el 
Tratado de Madrid y se ordenó recuperar el territorio donde se encontraban las 
siete reducciones del Tape, así como Portugal retomó Colonia de Sacramento. 
Estos son los acontecimientos más significativos que tuvieron que enfrentar 
los jesuitas y los indios guaraníes, actos que afectaron de manera directa o 
indirecta el proyecto de evangelización. Este capítulo lo estructuramos de la 
siguiente forma. La primera parte muestra la naturaleza de la región donde se 
desenvolvieron los guaraníes, así como también veremos su organización social 
en tiempos de la conquista. Todo esto nos permitirá dilucidar el escenario al que 
se enfrentaron los jesuitas y entender cuáles fueron las medidas que tomaron a 
partir de dicho contexto. Este apartado se reconstruyó con fuentes ignacianas, 
relaciones de viaje así como también nos respaldamos de estudios modernos 
etnográficos. 
El segundo apartado consta del proceso de fundación y expansión de las 
reducciones jesuitas en la zonas fronterizas del Guayrá, Paraná, Uruguay y Tape. 
Dicha expansión ocasionó conflictos tanto internos como externos, los cuales no 
permitieron que toda esta frontera adquiriera la estabilidad que se estaba 
buscando con la presencia de la Compañía. 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
18 Erneldo Schallenberger, Indios e jesuitas no tempo das missôes rio-platenses, Brasil, 
Coluna do Saber, 2006, p. 113. 
	
   14	
  
Ante la inestabilidad de la que fueron presas dichas fronteras, los 
ignacianos trataron de instaurar el orden sobre las poblaciones indígenas a través 
de la policía cristiana. Por ello, la tercera parte de este capítulohabla sobre el 
proceso, los recursos y estrategias que aplicaron los del hábito negro para 
evangelizar a los guaraníes y poderlos integrar al sistema colonial. 
 
1. El Paraguay previo a la intervención hispana 
Desde tiempos remotos, los guaraníes formaron parte de la dinámica histórica de 
la Cuenca del Plata. A través de su migración y la expansión en sus alrededores, 
se crearon rivalidades interétnicas en las que se disputaba el dominio de territorios 
fértiles que abastecieran su sustento.19 
Los recorridos migratorios de los guaraníes transcurrieron por la red pluvial 
del Amazonas hasta llegar a los ríos Paraguay, Uruguay, Paraná y su 
desembocadura en la costa oceánica. Los guaraníes solían estacionarse en áreas 
de transición entre selva y bosque, donde preponderaban los montes y había 
climas cálidos, húmedos y templados. 
La lengua de los indios que se asentaron en la Cuenca de Plata –
constituida actualmente por el oriente de Bolivia, el sur de Brasil, Paraguay, 
Uruguay y el nordeste de Argentina- está afiliada con la familia lingüística tupí-
guaraní. Los procesos de expansión y ocupación de esta región siempre iban 
acompañados de guerras, por lo que se cree que hubo una unidad lingüística y 
cultural entre guaraníes, tupíes y otras naciones que eran enemigas entre sí.20 
La siguientes figuras corresponden a la distribución geográfica de catorce 
tipos de guaraní y sus respectivas variaciones en la Cuenca del Plata, los cuales 
fueron registrados al comienzo de la conquista. 
 
 
 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
19 Lía Quarleri, Op. cit., p. 27. 
20 Francisco Silva Noelli, “La distribución geográfica de las evidencias arqueológicas 
guaraní” en Revista de Indias, vol. 64, núm. 230, España, 2004, p. 18. 
 
	
   15	
  
Mapa 1. “Dispersión de los guaraníes al inicio de la conquista”. Elaboración propia. 
Fuente: Branislava Súsnik, Los indios del Paraguay, Madrid, MAPFRE, 1995, p. 40. 
 
 
 
Cuadro 1. Fuente: Branislava Súsnik, Op. cit., p. 40. 
 
1.	
  Carios	
  	
   	
   b.	
  Itati	
  Piraí	
   	
   d.	
  Paranaygua	
   	
   d.	
  Capiy	
   	
  
a.	
  Cario	
  Ypacaraí	
   	
   c.	
  Isatemí	
   	
   8.	
  Ygañenses	
   	
   13.	
  Guayráes	
  
b.	
  Quiindy	
  Acahay	
  	
   5.	
  Mbaracayúenses	
   9.	
  Yguasúenses	
   	
   a.	
  Añemby	
  
c.	
  Yvytyrusú	
   	
   a.	
  Amambay	
   	
   10.	
  Chandules	
   	
   b.	
  Tibagíva	
  
2.	
  Tobatines	
   	
   b.	
  Itanará	
   	
   11.	
  Uruguayenses	
   c.	
  Yvyanguí	
  
a.	
  Tobatines	
   	
   c.	
  Terecañy	
   	
   a.	
  Ybytyracuá	
   	
   d.	
  Tocanguasú	
  
b.	
  Tamimbú	
   	
   6.	
  Mondayenses	
   	
   b.	
  Piratiní	
   	
   e.	
  Paranapanemá	
  
c.	
  Yuruquizaba	
   	
   a.	
  Acaray	
  	
   	
   c.	
  Caazapá	
  Mirt	
   	
   f.	
  Yvahy	
  
3.Guarambareses	
   b.	
  Monday	
   	
   d.	
  Caaró	
   	
   	
   g.	
  Iñeay	
   	
  
a.	
  Ypané	
   	
   	
   c.	
  Nacunday	
   	
   e.	
  Caazapá	
  Guasú	
   	
   14.	
  Mbiazá	
   	
  
b.	
  Atyrá	
   	
   	
   7.	
  Paranáes	
   	
   12.	
  Tapés	
   	
   a.	
  Cario	
  litoral	
   	
  
c.	
  Jejui	
   	
   	
   a.	
  Caazapá	
   	
   a.	
  Yiquiy	
  	
   	
   b.	
  Mbiazá	
  
4.	
  Itatines	
   	
   b.	
  Ñeembucú	
   	
   b.	
  Tebicuary	
   	
   c.	
  Arechané	
   	
  
a.	
  Mbotetey	
   	
   c.	
  Aguapey	
   	
   c.	
  Yacui	
   	
  
	
   16	
  
Ahora demos una mirada a la organización social de estos grupos. Contamos con 
dos tipos de guaraníes: los cazadores recolectores y los aldeanos.21 Los primeros 
tuvieron una cultura neolítica subsistencial, 22 se organizaron en comunidades 
chicas que se movían de manera estacional por los afluentes del Paraguay, 
Paraná y Uruguay. Su sustento fue la caza, la pesca y la recolección de frutos 
silvestres. El segundo grupo practicó el cultivo extensivo y se configuró en 
unidades sociales de mayor número. Cuando las inundaciones obstruían el cultivo, 
los indios emigraban cíclicamente en los alrededores de los ríos Paraguay, Paraná 
y Uruguay.23 
Retomemos el mapa 1. Aquí observamos que los catorce grupos de la 
lengua guaraní tienen sus respectivas variaciones; éstas no se alejan unas de 
otras geográficamente. Tomemos como ejemplo al grupo 1 de los carios, cuyos 
dialectos cario-ypacaraí, quiindy acahay e Yvytyrusú mantienen una cercanía 
geográfica. Esto nos hace pensar que los guaraníes crearon redes con propósitos 
específicos, como por ejemplo para delimitar el territorio y generar un sistema de 
vigilancia y protección contra sus enemigos. Por lo tanto, asumimos que las 
sociedades guaraníes desarrollaron una cultura basada en la guerra. 
La configuración social de los guaraníes se basó en las relaciones de 
parentesco; la familia representó la unidad de producción donde se establecieron 
principios de trabajo y colaboración parental. Las mujeres se encargaron de la 
recolección, y los hombres de conseguir productos de caza y pesca, asimismo 
eran responsables de proteger a su familia y a su grupo a través de la guerra. 
En cuanto al matrimonio, no sólo sirvió para la reproducción social, sino 
para entablar alianzas con otras familias guaraníes. Del mismo modo, la mujer 
representó una vía de negociación y pacificación entre grupos contendientes.24 Al 
celebrarse el matrimonio inmediatamente las dos familias se convertían en una. 
Cada integrante de ella se comprometía a cooperar en el trabajo de la tierra, la 
caza, la pesca, la recolección, en las ceremonias religiosas y la guerra. 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
21 Mario Pastore, Op.cit., p. 331. 
22 Branislava Súsnik, Los indios del Paraguay, Madrid, MAPFRE, 1995, p. 33. 
23 Branislava Súsnik, Op. cit, p. 34. 
24 Lía Quarleri, Op. cit., p. 33. 
	
   17	
  
 Su forma de gobierno se rigió por la cabeza de familia llamada tuvicha25 que 
se distinguía por su experiencia. También se contó con un cacique llamado 
mruvicha, que se elegía por su grado de nobleza.26 Como insignia de poder, el jefe 
tenía muchas mujeres y el número de éstas representaba su prestigio. 27 La 
poligamia fue una costumbre institucionalizada por los pueblos guerreros28 -como 
es el caso de los indios de California- que permitió a los dirigentes disponer de la 
colaboración militar de los familiares de sus concubinas. 
En siglo XVI con los intentos de los españoles por conquistar Paraguay, los 
grupos guaraníes cazadores-recolectores no fueron presa fácil, empero, los 
aldeanos se encontraron más vulnerables; no pudieron huir a los montes pues su 
vida dependía de la producción de la tierra. La negociación con los españoles fue 
un recurso clave para su sobrevivencia. 
 
2. La llegada de los jesuitas al Paraguay y la fundación de reducciones 
 
Antes de abordar el proceso de expansión y fundación de las reducciones jesuitas, 
explicaremos brevemente qué entendemos por reducción, misión y secularización, 
ya que el uso y significado de estas categorías varía en nuestras regiones de 
estudio. Por ejemplo, las fuentes de Paraguay utilizan de manera enfática el 
término reducción, y a veces manejan misión. Sin embargo, las fuentes de la 
Antigua California utilizan exclusivamente el término misión. 
Misión viene del vocablo latino missio que significa enviar. Las órdenes 
regulares fueron enviadas a las zonas de frontera con el encargo de llevar la 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
25 Lía Quarleri, Op. cit., p. 33.26 Antonio Ruiz de Montoya, Conquista espiritual hecha por los religiosos de la Compañía 
de Jesús, en la provincia del Paraguay, Paraná, Uruguay y Tape (1639), Madrid, en la 
imprenta del Reyno, 1639, f. 12b. 
27 Elman R. Service, “The Encomienda in Paraguay” en Hispanic American Historical 
Review, Vol. 31, No. 2, United States, Duke University Press, 1951, p. 232. 
28 Beatriz Vitar, “Jesuitas, mujeres y poder: el caso de las misiones de las fronteras del 
Chaco” en Memoria Americana. Cuadernos de Etnohistoria, No. 12, Buenos Aires, 
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 2004, p. 49. 
	
   18	
  
Buena Nueva a los indios y hacerlos vivir en pueblos.29 Para nosotros misión es la 
denominación genérica que se le da al proceso de evangelización al que fueron 
sometidos los indios dentro de un poblado y en manos del clero regular. Tomemos 
en cuenta también que estos indios se encontraban en una fase inicial del 
cristianismo,30 esto quiere decir que a pesar de que habitaran en un pueblo bajo la 
policía cristiana, aún quedaba un tramo largo para adquirir su conversión. En 
teoría, los misioneros tenían un plazo de diez años para cristianizar y hacer 
económicamente productivos a los naturales. Del mismo modo, se debía generar 
estabilidad material en el poblado. 
Después de dicho plazo, la misión podía ser secularizada, esto quiere decir 
“que su administración pasara de manos del clero regular a las del clero secular”.31 
Asimismo, los indios comenzaban a pagar tributo a la Corona. Sin embargo, 
podemos ver que las misiones jesuitas de la Antigua California no se secularizaron 
mientras los jesuitas estuvieron administrándolas. Existieron varios casos de 
misiones en América en los que su secularización fue tardía. El argumento usual 
de los misioneros fue que los indios todavía no estaban preparados; su proceso de 
conversión sufría altibajos, por lo cual debían seguir bajo la observancia de los 
regulares.32 
Pasemos a revisar nuestra siguiente categoría. Reducción viene de la 
palabra latina reductio que significa restauración.33 Dicha restauración iba dirigida 
a los “indios que viviendo en su antigua usanza en montes, sierras y valles […], los 
redujo la diligencia de los padres a poblaciones grandes, y a vida política y 
humana”.34 Lo que entendemos por reducción es cuando los indios que solían 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
29 Miguel Ángel Sobrino Ordóñez, Incienso, imágenes, diezmos y otras cosas. Nociones 
fundamentales de ética, dogma, legislación y ritual de la Iglesia católica colonial en 
América Latina, México, UNAM, 2010 p. 440. 
30 María Teresa Álvarez Icaza Longoria, “Un cambio apresurado: la secularización de las 
misiones de la Sierra Gorda (1770-1782)” en Letras históricas, no.3, México, Universidad 
de Guadalajara, 2010, p. 20. 
31 María Teresa Álvarez Icaza Longoria, La secularización de doctrinas y misiones en el 
arzobispado de México, 1749-1789, México, UNAM, 2015, p. 10. 
32 María Teresa Álvarez Icaza Longoria, Op. cit., p. 47. 
33 Julio Pimentel Álvarez, Diccionario latín-español, español-latín. Vocabulario clásico, 
jurídico y eclesiástico, México, Porrúa, 2007, p. 663. 
34 Antonio Ruiz de Montoya, Conquista espiritual…, f. 6. 
	
   19	
  
organizarse en grupos dispersos, formaron pueblos de mayor escala en los que 
serían “pacificados”, evangelizados y sometidos a policía cristiana. Existe un 
elemento que hace especial el caso de Paraguay y por el cual se utiliza más el 
término reducción. Juan Carlos Estenssoro, refiriéndose al contexto del Perú, 
señala que la reducción se entendió como un primer intento para frenar la 
explotación de los indios en las encomiendas.35 Consideramos que esto mismo 
aplica para el caso de Paraguay, donde el declive demográfico aumentó con el 
trabajo forzado de las encomiendas. 
Una vez aclarada nuestra terminología, pasemos al análisis de la expansión 
jesuita y la fundación de reducciones. Como dijimos al comienzo de este capítulo, 
la presencia de los ignacianos respondió a una estrategia geopolítica que buscó 
frenar la expansión portuguesa por el Río de la Plata, y colonizar los confines del 
Guayrá, Paraná, Uruguay y la sierra del Tape. Dichos espacios se caracterizaron 
por ser fronteras internas como externas. Internas porque estaban compuestas por 
selvas cerradas de difícil acceso donde habitaban indios no evangelizados. Y 
fronteras externas porque dividían el poder territorial entre España y Portugal. 
La Societas Iesu no estaba hecha para el enclaustramiento como otras 
órdenes; lo que la caracterizó fue su dinamismo y movilidad, tal como la 
naturaleza de la frontera. Por este motivo los del hábito negro fueron destinados a 
distintos confines de América, como fue el Septentrión de la Nueva España. 
 Como mencionamos al principio de este capítulo, el gobernador del Río de 
la Plata, Hernando Arias de Saavedra recibió la autorización del rey Felipe III para 
que la Compañía de Jesús evangelizara a los indios de los espacios fronterizos. El 
general de la Compañía, Claudio Acquaviva fundó la Provincia jesuítica del 
Paraguay (1604)36 para una mejor administración y distribución de los jesuitas. Se 
enmarcaron las actividades de la Compañía en las gobernaciones de Chile (hasta 
1625), Tucumán, Santa Cruz, Paraguay, Uruguay y el Río de la Plata. Quien 
quedó al mando de este gobierno jesuítico fue el Provincial Diego de Torres Bollo. 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
35 Juan Carlos Estenssoro Fuchs, Del paganismo a la santidad. La incorporación de los 
indios del Perú al catolicismo, 1532-1750, Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos, 
2003, p. 43. 
36 José Cardiel, Declaración de la verdad (obra inédita), Buenos Aires, Imprenta de Juan 
A. Alsina, 1900, p. 31. 
	
   20	
  
El mapa 2 es una muestra de la Cuenca del Plata donde señalamos las 
gobernaciones pertenecientes a la Provincia jesuítica del Paraguay (subrayadas 
con color rojo). Las regiones con letras azules son aquellas zonas fronterizas 
donde los ignacianos fundaron las reducciones guaraníes; ésta últimas se 
encuentran subrayadas con color rojo. 
Mapa 2. “Provincia jesuítica del Paraguay”. Fuente: Jorge Silvetti, “Territory Guarani” en: 
Harvard Review of Latin America, 2015. http://revista.drclas.harvard.edu/book/territorio-
guaran%C3%AD Con modificaciones y anotaciones propias. 
 
 
 
Las dinámicas de esparcimiento y de fundación de reducciones la dividimos en 
cuatro períodos. El primero data de 1610 a 1633 donde se dio la primera 
expansión de los jesuitas en los ríos Paraná y Uruguay. Posteriormente de 1633 a 
	
   21	
  
1681 hay una etapa de consolidación de los nuevos poblados. En seguida 
marcamos otra fase de 1681 a 1707 en donde surge una nueva expansión. 
Finalmente hay otra etapa de consolidación de 1707 a 1767. Para entender dicha 
periodización mostraremos en el Cuadro 2 una nómina de las reducciones del 
Paraguay con las fechas en que fueron erigidas, los padres que se encargaron de 
esta labor y las fechas de reubicación. 
 
Cuadro 2. “Nómina de reducciones en el Paraguay”. Elaboración propia. 
Fuente: Antonio Ruiz de Montoya, Conquista espiritual…, Diego de Boroa, Cartas 
anuas…, Pablo Hernández, Misiones del Paraguay, Anton Sepp von Reinegg, Relación 
de viaje, Guillermo Furlong, Misiones y sus pueblos guaraníes. 
Reducción Región y fecha de 
fundación 
Fundador 
 
Región y fecha de 
reubicación 
San Ignacio Guazú Paraná (1610) Marciel Lorenzana 
(1566-1632, León) 
Francisco de San 
Martín (1581-1616, 
Toledo) 
Paraná (1628) 
NuestraSeñora de 
Loreto Pirapó 
Guayrá (1610) José Cataldini 
(1671-1653, Italia) 
Simón Mascetta 
(1577-1658, Italia) 
Paraná (1632) 
San Ignacio Miní Guayrá (1611) José Cataldini 
Simón Mascetta 
Paraná (1632) 
Paraná (1696) 
Nuestra Señora de la 
Encarnación de Itapúa 
Paraná (1615) Roque González de 
Santa Cruz (1576-
1628, Asunción) 
Diego de Boroa 
(1585-1657, Trujillo) 
Paraná (1621) 
Concepción de 
Nuestra Señora 
Uruguay (1619) Roque González de 
Santa Cruz 
Sin traslados 
Corpus Christi Paraná (1622) Pedro Romero 
(1585-1645, Sevilla) 
Diego de Boroa 
Uruguay (1647) 
Paraná (1701) 
Santa María la Mayor Paraná (1625) Diego de Boroa 
Claudio Ruyer 
(1582-1648, 
Francia) 
Uruguay (1633) 
 
San Nicolás de Piratiní Uruguay (1626) Roque González de 
Santa Cruz 
 
Tape (1632) 
Uruguay (1687) 
Nuestra Señora de la 
Candelaria 
Paraná (1627) Roque González 
Pedro Romero 
Paraná (1637) 
Paraná (1665) 
Nuestra Señora de los 
Santos Reyes del 
Yapeyú 
Uruguay (1627) Roque González 
Pedro Romero 
Sin traslados 
	
   22	
  
Asunción de la Cruz 
de Mbororé 
Uruguay (1628) Cristóbal Altamirano 
(1602-1698, Santa 
Fe, Arg) 
Uruguay (1657) 
San Francisco Xavier Uruguay (1629) José Ordóñez 
(1597-1651, 
Córdoba, Arg) 
Diego de Boroa 
Uruguay (1633) 
San Carlos de Caapy Uruguay (1631) Pedro Molas 
(1602-1660, 
Huesca) 
Uruguay (1638) 
San Miguel de las 
Misiones 
Sierra del Tape 
(1632) 
Pedro Romero 
Cristóbal Mendoza 
(1589-1635, Santa 
Cruz de la Sierra) 
Pablo Benavidez 
(1596-1657, Azores) 
Uruguay (1630) 
Uruguay (1687) 
Santos Cosme y 
Damián 
Sierra del Tape 
(1632) 
Adrián Formoso 
(1601-1649, Italia) 
Uruguay (1638) 
Paraná (1718) 
Paraná (1740) 
Paraná (1760) 
Los Santos Apóstoles 
San pedro y San Pablo 
Sierra del Tape 
(1633) 
Diego de Alfaro 
(1596-1639, 
Panamá) 
Uruguay (1638) 
 
Santo Tomé Sierra del Tape 
(1633) 
Luis Ernot (1597-
1667, Namur) 
Pablo Benavides 
Uruguay (1638) 
Nuestra Señora de 
Santa Ana 
Sierra del Tape 
(1633) 
Pedro Romero 
Cristóbal Mendoza 
Paraná (1638) 
Paraná (1660) 
San José Sierra del Tape 
(1633) 
José Cataldini Paraná (1638) 
Paraná (1660) 
 
Los Santos Mártires de 
Japón 
Uruguay 
(1636) 
Juan Agustín 
Contreras (1601-
1668, Guadalajara, 
Esp) 
Uruguay (1704) 
Santa María de Fe Paraná (1647) Noël Berthod (1601-
1687, Francia) 
Paraná (1669) 
Santiago Apóstol Paraná (1669) ¿? Sin traslados 
Jesús de Tavarangué Paraná (1685) Jerónimo Delfín 
(1635-1714, 
Valladolid) 
Paraná (1691) 
Paraná (1698) 
San Luis Gonzaga Sierra del Tape 
(1687) 
Miguel Fernández 
(1659-1730, 
Asunción) 
Sin traslados 
San Lorenzo Mártir Sierra del Tape 
(1690) 
Bernardo de la Vega 
(1649-1707, 
Palencia) 
Sin traslados 
Jesús María de 
Guenoas 
Uruguay (1690) ¿? Se fusionó al pueblo 
de San Francisco de 
Borja (c.1715) 
San Francisco de Uruguay Francisco García de Sin traslados 
	
   23	
  
Borja (1690) Prada (1649-1705, 
Galicia) 
San Juan Bautista Sierra del 
Tape(1697) 
Anton Sepp von 
Reinegg (1655-
1733, Tirol) 
Sin traslados 
Santa Rosa de Lima Paraná (1698) ¿? Sin traslados 
Santísima Trinidad del 
Paraná 
Paraná (1706) Juan de Anaya 
(1667-1742, Sevilla) 
Sin traslados 
Santo Ángel Guardián 
de las Misiones 
Sierra del Tape 
(1707) 
¿? Sin traslados 
 
Comencemos con la primera etapa (1610-1633). A finales de 1609, Marcial 
Lorenzana y Francisco San Martín partieron de Asunción rumbo al Paraná. Se 
entrevistaron con el cacique Arapizandú37 y en su discurso enfatizaron que si los 
indios se reducían, serían protegidos del trabajo en las encomiendas. Esto resultó 
convincente para Arapizandú y en poco tiempo se fundó San Ignacio Guazú 
(1610). 
Por otro lado, los italianos Joseph Catildino y Simón Mascetta penetraron 
en la lejana región del Guayrá. En 1610 instauraron Nuestra Señora de Loreto y 
un año después crearon San Ignacio Miní. Dichas reducciones eran prósperas y 
fértiles, no obstante, debido a su cercanía con Brasil fueron presa de los ataques 
de los bandeirantes (expedicionarios que partían de Brasil para adentrarse a la 
Cuenca del Plata con la consigna de que los territorios explorados pertenecían a la 
Corona de Portugal). Asimismo, estos poblados se enfrentaron a los asaltos de 
encomenderos españoles quienes buscaban mano de obra indígena. 
A raíz de tales fricciones, en 1612 el presidente de la Audiencia de Charcas, 
Francisco de Alfaro decretó unas Ordenanzas que llevaron su nombre; éstas 
fueron el aval político y jurídico para evitar la injerencia de encomenderos sobre 
las reducciones. También se ordenó que los pueblos estuvieran exentos de pagar 
tributo durante diez años.38 En el transcurso de la instalación de las reducciones, 
dichas Ordenanzas no fueron cumplidas del todo. 
Las siguientes reducciones que mencionaremos se expandieron por los ríos 
Paraná y Uruguay y en la mayoría intervino el jesuita Roque González de Santa 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
37 Diego de Boroa, Cartas Anuas de la Provincia Jesuita del Paraguay (1632-1634), 
Buenos Aires, Academia de la Historia, 1990, p. 122. 
38 Archivo General de Indias, Charcas: 101, N. 63, f. 1 
	
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Cruz. Estos poblados fueron Nuestra Señora de la Encarnación de Itapúa (1615), 
Concepción de Nuestra Señora (1619), Corpus Christi (1622), Santa María la 
Mayor (1625), San Nicolás de Piratiní (1626), Nuestra Señora de la Candelaria 
(1627) y Nuestra Señora de los Santos Reyes del Yapeyú (1627). El contexto en el 
que Santa Cruz las fundó, no fue favorable ya que encaró sublevaciones de los 
caciques de Concepción y Candelaria,39 así como los atracos de los bandeirantes 
en San Nicolás. Los indios vieron que la coalición con los jesuitas no trajo los 
frutos que esperaban, así que en San Nicolás, el cacique Ñezú organizó una 
rebelión en la que perdieron la vida Roque González, Juan del Castillo y Alonso 
Rodríguez.40 
Por otro lado, se establecieron más reducciones en las desembocaduras 
del río Uruguay, como fueron Asunción de la Cruz de Mbororé (1628), San 
Francisco Xavier (1629) y San Carlos (1631). En la Sierra del Tape se edificó San 
Miguel de las Misiones (1632), San Cosme y San Damián (1632), Los Santos 
Apóstoles (1633), Santo Tomé (1633), Nuestra Señora de Santa Ana (1633) y San 
José (1633). 
En esta primera etapa de expansión, los jesuitas e indios tuvieron 
momentos efervescentes. Tal es el caso de San Ignacio Miní y Lorero, 
reducciones del Guayrá, donde los asaltos de portugueses terminaron en guerra. 
A partir de que Portugal perdió exclusividad en el comercio de esclavos a causa 
de la competencia holandesa, se redujo la mano de obra en las plantaciones de 
Brasil. Por ello, las reducciones del Guayrá, las más próximas al Brasil se 
convirtieron en el blanco para capturar indígenas. 
En 1628 el padre Antonio Ruiz de Montoya fue advertido por los jesuitas del 
Brasil, que los bandeirantes e indios tupí-guaraní iban armados rumbo al Guayrá. 
Francisco Díaz Taño, bajo las órdenes de Montoya solicitó apoyo a Luis de 
Céspedes Jeria, gobernador del Paraguay, sin embargo hizo caso omiso ya que 
tenía intereses comerciales con el Brasil.41 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
39 Antonio Ruiz de Montoya, Op. cit, f. 74b. 
40 Antonio Ruiz de Montoya, Op. cit., f. 74. 
41 Pablo Hernández, Misiones del Paraguay. Organización social de las doctrinas 
guaraníes de la Compañía de Jesús, Barcelona, Gustavo Gili, 1913, p. 42. 
	
   25	
  
Las reducciones del Guayrá fueron destruidas, reubicadas o fusionadas con 
las del Paraná.42 Ruiz de Montoya junto con Diegode Salazar, Simón Mascetta, 
entre otros,43 dirigieron estas diásporas y fueron testigos de un amplio declive 
guaraní. Diego de Boroa, en su Carta Anua contabilizó alrededor de 12 mil indios 
que huyeron de Loreto y San Ignacio Miní.44 Con este acaecimiento culmina la 
primera etapa de expansión jesuita y fundación de reducciones. 
En la siguiente fase (1633-1681) se buscó consolidar los poblados del 
Paraná y del Uruguay. Las condiciones del Paraná empeoraron porque no 
contaban con recursos suficientes para sostener a los refugiados del Guayrá.45 
Ante esto, se creó un sistema de producción especializada en cada reducción para 
generar una red de intercambio. Asimismo se fundaron tres pueblos para distribuir 
a los indios guarecidos, tales como Los Santos Mártires de Japón (1636) en el 
Uruguay, Santa María de Fe (1647) y Santiago Apóstol (1669) en el Paraná. 
En esta etapa de consolidación es importante destacar lo siguiente. A raíz 
de la diáspora del Guayrá y posteriormente con la ruptura de la unión hispano-
lusitana (1640), la situación de las reducciones se complicó ya que los ataques 
bandeirantes incrementaron. Por petición del procurador de la provincia jesuítica 
del Paraguay, Francisco Díaz Taño, el rey Felipe IV dio permiso para abastecer de 
armas a las reducciones del Paraguay y para entrenar a los indios.46 Con esto, los 
jesuitas y guaraníes ganaron las batallas de Caazapá Guazú (1639) y Mbororé 
(1641) e impidieron la penetración de las bandeiras al Uruguay.47 Posteriormente, 
en 1649 las reducciones fueron elevadas a milicias del rey.48 A partir de este aval 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
42 José Cardiel, Declaración de la verdad…, p.48. 
José Cardiel indica que fueron trece las reducciones destruidas por los mamelucos en el 
Guayrá. 
43 Diego de Boroa, Op. cit., p. 121. 
44 Diego de Boroa, Op. cit., p. 121. 
45 Pablo Hernández, Op. cit., p. 40. 
46 José Cardiel. Op. cit., p. 322. 
47 Anton Sepp von Reineg, Relación de viaje a las misiones jesuíticas (1696), Buenos 
Aires, Eudeba, 1971, p. 22. 
48 Colección general de documentos tocantes a la persecución, que los regulares de la 
Compañía suscitaron y siguieron tenazmente por medio de sus Jueces Conservadores, y 
ganando algunos Ministros Seculares de 1644 hasta 1660 contra Benardino de Cárdenas, 
religioso antes del Orden de San Francisco, Obispo del Paraguay, expeliéndole tres veces 
de su Obispado a fuerza de armas, y de manejos de dichos Regulares de la Compañía, 
	
   26	
  
jurídico, las milicias guaraníes intervinieron no sólo en los asuntos de las 
reducciones, sino también en la protección de ciudades del Paraguay y del Río de 
la Plata.49 
La siguiente etapa de fundación de poblados (1681-1707) comenzó con el 
establecimiento de Colonia de Sacramento. Al inicio de este capítulo dijimos que 
los portugueses, además de capturar guaraníes, también traficaron con metales 
del Alto Perú por el Río de la Plata. Para frenar esto, Carlos II firmó en 1681 un 
tratado provisional en el que les cedió Colonia de Sacramento, con la restricción 
de expandirse más allá del terreno acordado. En las cercanías de este enclave se 
encuentra el río Uruguay, propicio para que los bandeirantes circularan 
clandestinamente. 
En este periodo, las reducciones se edificaron para proteger las 
desembocaduras del Río Uruguay. Los poblados que se erigieron en el Paraná 
son: Jesús de Tavarangué (1685), Santa Rosa de Lima (1698) y Santísima 
Trinidad del Paraná (1706). En la Sierra del Tape: San Luis Gonzaga (1687), San 
Lorenzo Mártir (1690), San Juan Bautista (1697) y Santo Ángel Guardián de las 
Misiones (1707). En el Uruguay: Jesús María de Guenoas (1690) y San Francisco 
de Borja (1690). 
Lo más destacable de esta etapa es que en las reducciones del Tape, tanto 
las antiguas como las recién establecidas, los indios fueron entrenados 
militarmente. Con esta estrategia defensiva y expansiva, los jesuitas hicieron 
frente al avance de los bandeirantes, quienes no respetaron el mandato de Carlos 
II, además de que encontraron medios para traficar cuero y plata potosina.50 
Por otro lado, la Guerra de Sucesión Española (1701-1713) tuvo sus 
efectos para que la relación con Portugal se deteriorara. En el caso particular de la 
Cuenca del Plata, se expulsó a los portugueses en 1704 de Colonia de 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
por evitar que este Prelado entrase ni visitase sus Misiones del Paraná, Uruguay, e Itatí. 
Madrid, 1768, La Imprenta Real de la Gaceta, f. 20. 
49 Mercedes Avellaneda, “El ejército guaraní en las reducciones del Paraguay” en 
Educación y evangelización. La experiencia de un mundo mejor. X Jornadas 
Internacionales sobre Misiones Jesuitas, Argentina, Universidad Católica de Córdoba, 
2005, p. 124. 
50 Lía Quarleri, Op. cit., p. 105. 
	
   27	
  
Sacramento, acto que fue respaldado por las topas guaraníes.51 Sin embargo, al 
término de dicha guerra, los portugueses ocuparon nuevamente Colonia y 
continuaron traficando con los metales del Potosí. 
El siguiente periodo (1707-1767) corresponde a la última etapa de 
consolidación de las reducciones. Debido a los numerosos servicios que prestaron 
las milicias guaraníes para defender los intereses de la Corona, recibieron ganado, 
tierras y permisos para comerciar, con lo cual lograron convertirse en los 
principales proveedores de carne. 52 
El hecho de que los siete poblados del Tape tuvieran un lugar 
preponderante en el comercio de carne, también resultó contraproducente. La 
mercancía la transitaban por la vía fluvial, medio por el que confluían otros 
comerciantes y donde se propagó la viruela. Este virus contagió a las siete 
reducciones y provocó un declive demográfico considerable entre los años de 
1738 a 1740.53 
Otro acaecimiento que debemos señalar de esta etapa final es la siguiente. 
Para poner fin a la cuestión territorial con Portugal y definir las fronteras, los reyes 
de España y Portugal firmaron el Tratado de Madrid en 1750. España cedió la 
región donde se ubicaban las siete reducciones de la Sierra del Tape; mientras 
tanto, Portugal entregó Colonia de Sacramento. Por este motivo, los poblados 
guaraníes tenías que reubicarse, empero se negaron a abandonar sus hogares. 
Los indios tenían una amplia experiencia en huir o reubicarse. Estos actos traían 
hambruna, enfermedades, epidemias y muerte. Por lo tanto, en 1755 se 
enfrentaron contra las fuerzas españolas y portuguesas sin embargo, un año 
después la milicia guaraní fue derrotada. 54 Este acontecimiento denominado la 
Guerra Guaranítica, fue contraproducente para la Compañía de Jesús, ya que se 
les acusó de haber participado del lado de los indios, situación que fue uno de los 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
51 Lía Quarleri, Op. cit., p. 106. 
52 Lía Quarleri, Op. cit., p. 114. 
53 Robert Jackson, “Comprendiendo los efectos de las enfermedades del viejo Mundo en 
los nativos americanos:la viruela en las misiones jesuíticas del Paraguay” en IHS 
Antiguos Jesuitas en Iberoamérica, Vol. 2, No. 2, Argentina, 2014, p. 96. 
54 Robert Jackson, Op. cit., p. 100. 
	
   28	
  
argumentos principales con los que se justificó su expulsión en 1767 de los reinos 
de la monarquía hispánica. 
En el Mapa 3 ofrecemos la distribución geográfica de las reducciones del 
Paraná, Uruguay y Tape. En cada reducción marcamos su fecha de fundación 
como su fecha de transmigración, por lo que este mapa indica la última posición 
que adoptaron los poblados. Por ello en la región del Guayrá no encontraremos 
ningún poblado, así como tampoco encontraremos la reducción Jesús y María 
pues ésta se fusionó con el pueblo de San Borja. Las fechas de los poblados que 
están en color rojo pertenecen a la primera etapa de expansión; las de color 
púrpura corresponde a la etapa de consolidación; y las de color verde pertenecen 
a la segunda etapa de fundación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
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Mapa 3. “Reducciones del Paraguay”. Fuente: C.J. McNaspy, “The archaeology of the 
Paraguay Reductions (1609-1767)” en World Achaeology, Vol. 18, No.3, United Kingdom, 
1987, p. 399. Con modificaciones y anotaciones propias. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
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3. Proyecto de evangelización 
 
En el apartado anterior apreciamos que el Guayrá, Paraná, Uruguay y Tape fueron 
zonas de frontera donde la reducción jesuita surgió como una institución colonial55 
que buscó proveer control sobre estos confines e impedir la expansión 
portuguesa. A continuación apreciaremos otro matiz de tal institución colonial. La 
reducción buscó integrar al sistema colonial a los indios, convertirlos en seres 
económicamente productivos y convertirlos en súbditos del rey. 56 El discurso que 
justificó el fin fue la salvación espiritual de los indios a través de la policía cristiana 
y la evangelización. 
José de Acosta advirtió en su obra De procuranda indorum salute que no 
había una metodología precisa para evangelizar a los indios; eran naciones muy 
diferentes entre ellas debido al territorio en el que habitaban, al clima y sus 
costumbres.57 La metodología aplicada en un espacio quizás no serviría para otro, 
por ello no se podían establecer normas fijas y durables. 
La geografía y el hábitat fueron importantes en la construcción de las 
creencias, la identidad, el orden social y la cultura material de las naciones 
indígenas. Los misioneros, al querer combatir este sistema, debieron conocerlo y a 
partir de esto configurar las estrategias de evangelización. Sin embargo, en esta 
labor, también tuvieron que negociar y legitimar ciertas costumbres de los indios. 
En el caso del Paraguay, los indios en varias ocasiones se resistieron a vivir en 
reducción o se rebelaron, por ende los jesuitas aceptaron los sistemas social y de 
cacicazgo de los guaraníes; su lengua, costumbres alimenticias, el uso de bailes 
en las fiestas religiosas, entre otros elementos. El método de evangelización por lo 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
55 Herbert E. Bolton, “The mission as a Frontier Institution in the Spanish-American 
Colonies” en The American Historical Review, Vol. 23, No.1, Oxford University Press, 
1917, p. 44. 
56 Robert Jackson, “Una frustrada evangelización: las limitaciones del cambio social, 
cultural y religioso en los pueblos errantes de las misiones del desierto central de Baja 
California y la región de la costa del Golfo de Texas” en Fronteras de la Historia, Vol. 6, 
Colombia, 2001, p. 8. 
57 José de Acosta, De procuranda indorum salute (1576), Madrid, Corpus Hispanorum de 
Pace, 1987, p. 351. 
	
   31	
  
tanto, no dependió solamente de los misioneros; los indios también fueron agentes 
activos en la construcción de este proyecto. 
 
a) La reducción como símbolo de policía cristiana 
 
Debido a los ataques de los encomenderos y de los bandeirantes, la Corona 
otorgó a los pueblos jesuíticos su estado permanente de reducción bajo el cuidado 
de la misma Compañía, así como también dio a los indios el título de súbditos del 
rey. Tal vasallaje no podía existir sin una instrucción a la fe de manera constante y 
rigurosa,58 por ello los indios vivirían en policía cristiana. 
 El concepto de policía alude al orden establecido en las ciudades, el cual se 
rige por leyes para su mejor gobierno.59 Policía cristiana consiste en que los indios 
vivan “como hombres”, es decir, que dejen a un lado “las costumbres salvajes e 
incivilizadas”,60 para vivir políticamente y de manera cristiana. Es así como los 
misioneros buscaron que la reducción fuera un reflejo de dicho orden, tanto de 
manera arquitectónica, institucional, política, religiosa como social. 
Pasemos a revisar la organización política de las reducciones. Los del 
hábito negro tuvieron que aceptar parte del sistema de organización guaraní para 
generar alianzas; entonces el estado político que se moldeó tuvo características 
del modelo español y del guaraní. Se crearon cabildos de indios encabezados por 
los caciques de mayor prestigio (recordando que el prestigio lo medían por su 
capacidad de defender a su pueblo) y algunas cabezas de familia que ocuparon 
cargos de “corregidor, dos alcaldes mayores […], teniente de corregidor, alférez 
real, cuatro regidores, alguacil mayor, alcalde de la Hermandad, procurador y 
escribano”.61 
 Para escoger al cabildo, algunas fuentes indican que a finales de 
diciembre62 o el primero de enero63 se juntaban los miembros del cabildo para 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
58 Juan Carlos Estenssoro Funchs, Op. cit., p. 36. 
59 Miguel Ángel Sobrino Ordóñez, Op. cit., p. 508. 
60 El Tercer Concilio Limense, p. 225. 
61 José Cardiel, Las misiones del Paraguay (1747), España, Historia 16, 1989, p. 61. 
62 José Manuel Peramàs, Platón y los guaraníes (1793), Asunción, Centro de Estudios 
Paraguayos “Antonio Guasch”, 2004, p. 151. 
	
   32	
  
acordar quiénes serían sus sucesores. La lista la entregaban a los padres para 
juzgar si era conveniente o no.64 Una vez elegidos, se presentaban en el atrio y se 
les entregaban insignias de poder como: “el bastón del Corregidor, las varas de los 
Alcaldes […]”,65 todo esto acompañado por músicos. 
 La otra parte del gobierno en las reducciones se compuso por dos jesuitas: 
el cura y el sotocura. Algunos pueblos contaron con tres ignacianos y un hermano 
coadjutor66 que aún no recibía las órdenes clericales. Los misioneros dependieron 
de un rector llamado superior, que residía en la reducción de Candelaria.67 Él se 
sujetaba a los mandatos del Provincial cuya sede estaba en el Colegio Máximo de 
la Compañía, en Córdoba del Tucumán. 
La fusión política del gobierno jesuita con el cabildo guaraní permitió 
fortalecer la relación de los indios con los misioneros. Esto se aprecia en las 
actividades que dieron autonomía económica a las reducciones: la agricultura y la 
ganadería. Los miembros de la Compañía entregaban a los caciques semillas, 
granos y raíces para obtener productos como maíz, mandioca, batata, trigo, 
legumbres, yerba mate, tabaco y caña dulce.68 Los caciques administraban el 
reparto de las sementeras entre los indios que las trabajaban “desde la octava de 
Corpus hasta Navidad, que es el tiempo de labrar, sembrar y coger”.69 
 La producción de las reducciones se hizo de forma especializada con el 
propósito de fomentar su autonomía a través de redes de intercambio: “en unos 
abunda algodón, en otros el tabaco y en tal cual las vacas; y raro es el que tiene 
todas estascosas; y por eso hay continuo comercio; dando cada uno aquello en 
que abunda por lo que falta”.70 
Reducciones como Santo Tomé, Asunción de la Cruz, Yapeyú, San Miguel, 
San Francisco de Borja, San Juan Bautista, San Lorenzo, San Ángel, San Luis y 
San Nicolás se enfocaron en la ganadería. Otras se destacaron en la agricultura, 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
63 José Cardiel, Op. cit., p. 60. 
64 José Manuel Peramàs, Op. cit., p. 152. 
65 José Cardiel, Op. cit., p. 61. 
66 José Cardiel, Declaración de la verdad, p. 247. 
67 Nicolás del Techo, Op. cit., p. 47. 
68 José Cardiel, Op. cit., p. 292. 
69 José Cardiel, Op. cit., p. 290. 
70 José Cardiel, Op. cit., p. 295. 
	
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como fue Santa María de la Fe, Santos Cosme y Damián, Santiago, Santísima 
Trinidad, Jesús de Tavarangue, Santa Rosa, Itapúa, San Ignacio Guazú, San 
Ignacio Miní, Santa Ana y Candelaria. San Carlos, Santa María la Mayor, 
Apóstoles, San José y Concepción se orientaron en los dos sectores y sus 
reducciones tendieron a ser muy pobladas. Otras reducciones se especializaron 
en el cultivo de la yerba mate, como Loreto, San Javier y Corpus Christi.71 
Un segmento de los productos obtenidos sirvió para mantener a las familias 
de quienes trabajaban la tierra y el resto era administrado por los religiosos. Por 
una parte se pagaba tributo al Real erario, de donde salía el sueldo de los 
misioneros; otra parte era para la ornamentación y cuidado de las iglesias; y la 
última ración era para el sustento de “viudas, huérfanos, enfermos e impedidos”.72 
Revisemos otra forma en la que los ignacianos pretendieron proyectar el 
orden civil: en el plano urbano y el diseño de las construcciones. Su estructura 
respondió a las Ordenanzas de Poblamiento de Felipe II en 1573. 73 Dichas 
legislaciones urbanísticas fomentaron que la ciudad se compusiera por un plano 
regular ajedrezado. Una muestra de ello es la imagen 1, que es un plano de la 
reducción de San Juan Bautista, ubicada en la región del Tape. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
71 Robert Jackson, Missions and the frontiers of Spanish America: A comparative study of 
the impact of environmental, economic, political and socio-cultural variations on the 
missions in the Rio de la Plata region and on the Northern Frontier of New Spain, United 
States of America, Pentacle Press, 2005, p. 153. 
72 José Cardiel, Op. cit., p. 191. 
73 Ernesto J.A. Maeder y Ramón Gutiérrez, Atlas territorial y urbano de las misiones 
jesuíticas de guaraníes, Argentina, Paraguay yBrasil, España, Instituto Andaluz del 
Patrimonio Histórico, 2010, p. 12. 
	
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Imagen 1. “Plano del pueblo de San Juan Bautista” (dibujo conservado en el Archivo 
General de Simancas). Fuente: José Manuel Peramàs, Platón y los guaraníes, p. 33. 
 
En este plano lo que destaca es la plaza. Su importancia se legitima al trazarse 
una calle principal de acceso a ella. En varias reducciones se erigía una cruz a la 
entrada de ésta acompañada de una Virgen y el santo patrono correspondiente, 
así como también en el punto de acceso aparecían en los costados capillas 
miserere.74 La plaza fue un centro religioso, comercial, cívico y festivo, por ello fue 
un punto de encuentro social significativo. Del mismo modo fue eco del orden civil 
ya que a su alrededor estaban distribuidos los edificios más importantes. 
El primer recinto está señalado con la letra A, que es el templo de la 
reducción, cuya estructura fue dominante en la reducción por su altura. El 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
74 Ernesto J.A. Maeder y Ramón Gutiérrez, Op. cit., p. 12. 
	
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misionero Nicolás del Techo dijo lo siguiente: “Las iglesias eran muy capaces y 
sólidamente hechas, de tres ó cinco naves, sostenidas sobre arcos y pilares de 
madera, y algunas sobre columnas dobles de gusto jónico, con hermosa y elevada 
cúpula”.75 Tal magnificencia buscaba impresionar a los indios así como hacerles 
ver la superioridad de la nueva religión. 
Encontramos datos de algunos miembros de la Compañía que, además de 
sus cotidianas labores dentro de la reducción también fueron arquitectos. El 
italiano José Brasanelli (1659-1728), además de ser arquitecto también fue pintor 
y escultor. Se encargó de la edificación de los templos de Itapúa, San Francisco 
de Borja, Loreto, Santa Ana y probablemente San Francisco Xavier y San Ignacio 
Miní.76 Juan Bautista Primoli, italiano (1673-1747) fue responsable de los templos 
de San Miguel y Concepción, así como también terminó de construir el de 
Trinidad. Anton Sepp von Reinegg (1655-1733), además de ser músico, tuvo 
nociones de arquitectura que plasmó en el templo de San Juan Bautista acabado 
en 1698: 
Lo primero que hice fue hundir las grandes columnas en la tierra a una profundidad 
de ocho pies, para que pudieran elevarse con mayor firmeza a una altura de 50 
pies. Desde el altar mayor hasta el portal de la iglesia coloqué un total de 
veinticuatro columnas, distribuidas en dos filas; cada columna dista de la próxima 
20 pies. La iglesia se compone, así, de tres naves: una nave principal de 24 pies 
de ancho y dos naves laterales, cada una de 20 pies de ancho. La distancia entre 
el coro y el portal o atrio es de doscientos pies, lo que no es demasiado para una 
población tan numerosa.77 
 
Este último punto sobre el coro destaca por lo siguiente. El coro es una estructura 
arquitectónica del templo en donde se juntaba la capilla de músicos para cantar 
los oficios divinos.78 Los únicos que podían ser miembros de la capilla de músicos 
eran hijos de los miembros del cabildo guaraní. 
Sigamos analizando la estructura de la Imagen 1. En el flanco derecho de la 
plaza vemos un edificio con la letra M que señala el recinto del cabildo guaraní, del 
cual ya hablamos. A un costado del templo, con la letra B apreciamos el 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
75 Nicolás del Techo, Op. cit., p. 41. 
76 Robert Jackson, Op. cit., p. 182. 
77 Anton Sepp von Reinegg, Continuación de las labores apostólicas (1733), Argentina, 
Universidad de Buenos Aires, 1973, p. 226. 
78 José Cardiel, Las misiones del Paraguay, p. 52. 
	
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cementerio y del otro lado, las letras F y G indican el Colegio y el patio del 
claustro. Aquí se les daba clases a los hijos de los caciques, cabildantes, músicos 
y oficiales de arte donde aprendían música, a leer y escribir.79 
La letra H señala los talleres, donde los indios plebeyos aprendían oficios 
de “tejedores, carpinteros, herreros, plateros, pintores, escultores, doradores, 
torneros, sombrereros, rosarieros”. 80 Tales trabajos fueron aprendidos por los 
varones, en cambio, las mujeres tuvieron tareas como hilado, tejido y teñido. 
En los flancos de la plaza se

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