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UNIVERSDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO MAESTRÍA EN HISTORIA EVANGELIZACIÓN Y MÚSICA EN LAS MISIONES JESUITAS DE LA ANTIGUA CALIFORNIA Y PARAGUAY (1610-1768) TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: MAESTRA EN HISTORIA PRESENTA: MIRIAM GARCÍA APOLONIO TUTOR: DR. GERARDO LARA CISNEROS CIUDAD DE MÉXICO FEBRERO DE 2018 Margarita Texto escrito a máquina FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A mi madre, con amor y respeto Agradecimientos Quiero hacer un reconocimiento a mi asesor, el Dr. Gerardo Lara Cisneros, por la paciencia, apoyo y enseñanzas que me brindó durante este proceso. Del mismo modo agradezco profundamente las críticas y observaciones que hicieron a mi investigación los doctores María Teresa Álvarez Icaza Longoria, Robert Jackson, Iván Escamilla González y Roberto Martínez González. 1 Evangelización y Música en las misiones jesuitas de la Antigua California y Paraguay (1610-1768) Introducción…………………………………………………………………………. 3 I. Los jesuitas emprenden la evangelización del Paraguay (1610-1768)………………………………………………………………. 11 1. El Paraguay previo a la intervención hispana……………………………. 14 2. La llegada de los jesuitas al Paraguay y la fundación de reducciones... 17 3. Proyecto de evangelización………………………………………………… 30 a. La reducción como símbolo de policía cristiana……………………… 31 b. El problema de la lengua……………………………………………….. 37 c. “Falsas” creencias……………………………………………………….. 43 d. Catequesis y bautismo………………………………………………….. 49 e. Administración de otros sacramentos…………………………………. 53 II. Los jesuitas emprenden la evangelización en California (1697-1768)………………………………………………………………. 60 1. California previa a la intervención hispana……………………………….. 63 2. La llegada de los jesuitas a California y la fundación de misiones ……. 69 3. Proyecto de evangelización………………………………………………… 79 a. La misión como símbolo de policía cristiana…………………………. 80 b. El problema de la lengua …………………………………………….…. 90 c. “Falsas” creencias……………………………………………………...... 95 d. Catequesis y bautismo …………………………………………………. 101 e. Administración de otros sacramentos…………………………………. 107 III. La música como instrumento de evangelización en las reducciones jesuitas del Paraguay ………………………………………...……….. 112 1. La presencia de la música en la vida de los indios guaraníes………..… 113 2. Educación musical en las reducciones del Paraguay……………………. 120 a. Músicos jesuitas………………………………………………………….. 121 b. La música en las escuelas de indios…………………………………... 126 3. Música litúrgica y música religiosa en las reducciones guaraníticas…... 132 4. Fiesta y música en las reducciones jesuitas del Paraguay……………... 141 IV. La música como instrumento de evangelización en las misiones jesuitas de California ………………………………………………….. 150 1. La presencia de la música en la vida de los californios……………….…. 151 2. Educación musical en las misiones de California………………………… 159 a. Músicos jesuitas……………………………………………………… 160 b. La enseñanza musical en las escuelas de indios………………… 163 3. Música sacra en las misiones de California……………………………….. 169 4. Fiesta y música en las misiones de California……………………………. 176 2 Conclusión comparativa: Evangelización y música en las reducciones jesuitas del Paraguay y las misiones de California (1610-1768) …………. 183 Apéndices…………………………………………………………………………… 194 3 Introducción A partir de la Reforma protestante de Martín Lutero y de las críticas que hizo a la Iglesia romana, acaeció un cisma en el cristianismo de Europa. La Santa Sede se sintió amenazada ya que comenzó a desdibujarse su poder político con la expansión del protestantismo. Era ineludible planificar una restauración en sus dogmas y encontrar el método para impedir que los ideales luteranos se esparcieran. En este contexto, el papa Paulo III aprobó en 1540 la fundación de la Compañía de Jesús, dirigida por Ignacio de Loyola. Su proyecto fue defender, propagar y consolidar la fe por medio de la doctrina cristiana. Loyola habló de la importancia de atender a la juventud; para él, el bienestar de la cristiandad dependía de su educación.1 En la Universidad de París, donde Ignacio conoció a sus hermanos y fundadores de la Compañía, consideró pertinente adaptarse a las circunstancias concretas del tiempo y lugar para que su obra trascendiera ante los cambios. Por ello concluyó que la educación humanística en colegios y universidades serviría para restaurar y fortalecer la fe en el cristiano. La Compañía de Jesús enfatizó la necesidad de aplicar una pedagogía de enseñanza que fuera lúdica para el estudiante. La recitación, el teatro, la música y la misma fiesta fueron elementos clave en su modelo educativo. 2 Estas herramientas buscaron exaltar los sentidos del alumno. Con dicha experiencia sensorial, se pretendió generar empatía así como también modelos de conducta. Quienes asistieron a las instituciones educativas jesuitas fueron aquellos jóvenes de clase acomodada que en un futuro serían líderes políticos y espirituales de las ciudades o reinos. También estuvo contemplada la educación para todo tipo de público: “no tenga aversión a nadie, interésese por los estudios 1 Ernesto Meneses, El código educativo de la Compañía de Jesús, México, Universidad Iberoamericana, 1988, p. 17. 2 Ernesto Meneses, Op. cit., p. 17. 4 del pobre lo mismo que por los del rico, y procure el éxito de cada uno de sus discípulos en particular”.3 Conforme la sociedad jesuita se hacía más sólida fue aclamada con frecuencia por obispos y por el mismo papa. Todavía faltaba mucho por hacer ante el conflicto de la Reforma, por lo que los ignacianos fungieron como asesores de las autoridades eclesiásticas. Esto se reflejó en la redacción del Concilio de Trento (celebrado entre 1545 y 1563), en donde se discutieron los problemas teológicos, disciplinarios, las reformas para las instituciones religiosas, la doctrina, el manejo de la música litúrgica, entre otros tópicos que se vieron afectados con el movimiento protestante. Dicho esto, la Compañía de Jesús al ser enviada a América tuvo como objetivos ser vocera directa de los estipulados tridentinos, insertar su modelo educativo y evangelizar a los que aún no habían conocido el cristianismo. Es entonces como los jesuitas fundaron colegios en las metrópolis más importantes del Nuevo Mundo, así como también se expandieron en los territorios más inhóspitos que aún no habían sido colonizados ni cristianizados, como fue el Septentrión de la Nueva España y el Paraguay. En la presente investigación nos proponemos estudiar y comparar las estrategias y el proceso de evangelización en las reducciones jesuitas del Paraguay y las misiones de California. Asimismo queremos revisarla función de la música como recurso pedagógico para que los indios tuvieran mayor recepción a los preceptos de la fe y que les permitiera asumir su nueva identidad como cristianos. A simple vista pareciera que la península de California no tiene ninguna relación con el Paraguay: desde su posición geográfica, el ecosistema, el clima y sus habitantes. Sin embargo, al contextualizarlas en el proyecto misional jesuita, la brecha de diferencias disminuye y encontramos puntos convergentes. El primer elemento que tienen en común nuestras regiones de estudio es que la Compañía de Jesús se encargó de su evangelización. Su labor en el 3 Ratio Studiorum oficial (1599), Traducida por Gustavo Amigó S.J., versión digitalizada, Roma, 1616, p. 23. 5 Paraguay comenzó en 1610 y en California en 1697, ambas culminaron en 1768, cuando la Societas Iesu fue expulsada de los territorios de la monarquía hispánica. Es por eso que marcamos nuestra temporalidad de estudio a partir de 1610 hasta 1768. El segundo aspecto en común es que en ambas regiones se constituyeron sociedades que desarrollaron una cultura a base de la migración estacionaria en puntos circunscritos. Tanto los guaraníes como los californios tenían un modus vivendi completamente ajeno a la vida sedentaria que propuso la Compañía. Los misioneros tuvieron que adecuar sus métodos y estrategias a este contexto para así instaurar la evangelización. La tercer semejanza de nuestros espacios de estudio es que se caracterizaron por ser fronteras. Cuando aludimos a la palabra frontera inmediatamente la asociamos con la demarcación territorial entre dos naciones, así como también a aquellas regiones donde el cristianismo aún no había penetrado en las almas de los indios.4 Los ignacianos tuvieron un fin común en ambos territorios: la conversión de los naturales y su integración al sistema colonial. En apariencia, las estrategias de evangelización que emplearon en estos confines fueron las mismas, sin embargo, las características de cada región, sus habitantes y los intereses políticos y económicos que había sobre estos espacios, fueron agentes que hicieron que el método evangélico tuviera matices. Los miembros de la Compañía se adaptaron a las necesidades de cada escenario y partir de ahí reconfiguraron sus estrategias y su método de evangelización. Tomando en cuenta la adaptación y pragmatismo de la Compañía de Jesús, es como analizaremos algunas estrategias particulares, las cuales nos permitirán dilucidar y entender el papel que tuvo la música como recurso pedagógico en la evangelización. Dichas estrategias son: la instauración de un poblado como símbolo de policía cristiana, el manejo de la lengua, la catequesis, el bautismo, la administración de otros sacramentos y el combate a las “falsas” creencias. 4 Lía Quarleri, Rebelión y guerra en las fronteras del Plata. Guaraníes, jesuitas e imperios coloniales, Argentina, Fondo de Cultura Económica, 2009, p. 70. 6 Es así como podremos ver que la evangelización de los indios de California y Paraguay no solamente consistió en convertirlos en cristianos. La evangelización fue un proceso en el que los naturales se tuvieron que adaptar a un nuevo estilo de vida dejando atrás varias de sus prácticas culturales. La estructura urbana de la misión, la iglesia, la distribución de las viviendas, las tareas laborales, la vestimenta, la lengua, la celebración de misa, las fiestas, los bailes y la música fueron agentes que sirvieron para fortalecer su nueva identidad como cristianos, pero también para generar en ellos modelos de conducta aceptados por el cristianismo. Dicho esto, hagamos una revisión historiográfica de lo que se ha hecho sobre nuestro tema de estudio. En la primera mitad del siglo XX, hubo una corriente promovida por jesuitas, en la que se buscó hacer historia de la Compañía y de sus antiguas provincias. En sus trabajos se observa una tendencia apologética, así como también exponen una visión muy contundente sobre el indio: ser pasivo e inferior, en estado continuo de infante el cual fue salvaguardado por los misioneros. Entre estas producciones historiográficas nos fue de utilidad la obra Misiones del Paraguay del jesuita Pablo Hernández, 5 quien de manera monumental trató de hacer toda una historia de la labor evangélica de los del hábito negro en el Paraguay. La riqueza que apreciamos en esta publicación es el conocimiento profundo que tuvo Hernández sobre las fuentes, lo cual nos sirvió de guía. También nos apoyamos de los estudios del jesuita Guillermo Furlong Cardiff.6 De igual manera, el autor tiene la virtud de tener un amplio conocimiento de las fuentes ignacianas, lo cual le permitió desarrollar trabajos de distinta índole, como por ejemplo biografías, sobre la vida civil en las reducciones, arquitectura, música, cartografía, medicina y botánica. 5 Pablo Hernández, Misiones del Paraguay. Organización social de las doctrinas guaraníes de la Compañía de Jesús, Barcelona, Gustavo Gili, 1913. 6 Guillermo Furlong Cardiff, Misiones y sus pueblos de guaraníes, Buenos Aires, Posadas, 1962. / Músicos argentinos durante la dominación hispánica, Buenos Aires, Huarpes, 1945. 7 En la segunda mitad del siglo XX, los enfoques antropológicos se hicieron presentes en la discusión historiográfica. El centro de atención ya no eran los del hábito negro o funcionarios coloniales, sino los indios. De acuerdo con Ernesto J.A. Maeder, comienza a reconocerse al otro, al sujeto de la evangelización.7 Entre esos estudios está el de Branislava Súsnik,8y los del jesuita Bartomeu Meliá.9 En ambos estudios se vislumbran las costumbres de los indios durante la presencia jesuita, así como también muestran a un indio que no es pasivo, sino que tiene un papel fundamental en el proceso de conquista y evangelización. Para acercarnos a California, nos fueron de utilidad las publicaciones del historiador Bernd Hausberger. 10 En su obra se observa una fuerte crítica al proyecto misional en el Septentrión de la Nueva España. Él no se concentra en los “logros” de dicho proyecto, sino en los puntos débiles ya que eso le permite interpretar al fenómeno de la evangelización desde otra perspectiva. Lo primero que hace Hausberger es cuestionar a sus fuentes de distintas maneras y a partir de eso es como construye su aparato crítico. El investigador recomienda prestar mucha atención en la retórica que emplearon los ignacianos al momento de resaltar un tema, así como también invita a cuestionarse sobre los tópicos que silenciaron o marginaron. El historiador norteamericano Robert Jackson 11 en su texto llamado Missions and the frontiers of Spanish America estudió de manera comparativa las 7 Ernesto J.A. Maeder, “Las misiones jesuitas de guaraníes. Dos siglos de historiografía y controversia”, X Jornadas Internacionales sobre Misiones Jesuitas, Argentina, Universidad Católica de Córdoba, 2005, p. 18. 8 Branislava Súsnik, Los indiosdel Paraguay, Madrid, MAPFRE, 1995. 9 Bartomeu Meliá, El guaraní conquistado y reducido, Asunción, Centro de Estudios Antropológicos. Universidad Católica de Asunción, 1993. / La lengua guaraní en el Paraguay Colonial, Asunción, Centro de Estudios Antonio Guasch, 2003. 10 Bernd Hausberger, “La conquista jesuita del noroeste novohispano” en Memoria Americana. Cuadernos de etnohistoria, vol. 12, Buenos Aires, 2004. / “Política y cambios lingüísticos en el noroeste jesuítico de la Nueva España” en Relaciones, No. 78, Vol. XX, México, El Colegio de Michoacán, 1999. 11 Robert Jackson, Missions and the Frontiers of Spanish America: A comparative study of the impact of enviromental, economic, political and socio-cultural variations on the missions in the Río de la Plata Region and on the Northern Frontier of New Spain. United States of America, Pentacle Press, 2005. / “The guaycuros, jesuit and franciscan missionaries, and José de Gálvez: The failure of spanish policy in Baja California” en Memoria Americana: cuadernos de etnohistoria 12, Buenos Aires, 2004. / “Una frustrada evangelización: las limitaciones del cambio social, cultural y religioso en los pueblos errantes de las misiones del desierto central de Baja California y la región de la 8 misiones del septentrión novohispano y las reducciones del Paraguay. En su obra expone otra tendencia historiográfica en la que se muestra a las misiones como lugares de frontera, dinámicas, constantes donde confluyen intereses tanto de los indios, de las autoridades coloniales como también de otras naciones. Cada uno de estos tres agentes actúa conforme a su provecho. Por lo tanto el indio es un agente activo que se comporta de manera variada. El jesuita no es una figura idílica y paternalista que aboga por la protección de los indios. Efectivamente su objetivo es evangelizarlo, no obstante, debe actuar conforme a las necesidades e intereses del sistema colonial. Por otro lado, el extranjero se desenvuelve a partir de una lógica económica, en la que busca expandirse y explotar las riquezas que el territorio ofrece. El doctor Ignacio del Río12 estudió el proceso de conquista y aculturación de los indios californios, también bajo esta perspectiva de que California es una frontera cuyo comportamiento es variable. Del Río propone en su investigación que el éxito o el fracaso del proyecto misional no depende exclusivamente de las estrategias aplicadas por los jesuitas, sino también de las condiciones naturales de la península y del comportamiento de los indígenas. Juan Carlos Estenssoro Fuchs13 fue una pieza clave y una guía para nuestra investigación. En su obra Del paganismo a la santidad expone esta transición cultural que vivieron los indios al convertirse en cristianos. Durante su evangelización se emplearon distintos recursos como la extirpación de idolatrías, la enseñanza de los sacramentos, los preceptos y las categorías más importantes del cristianismo, entre otros. Estenssoro sostiene que dichos métodos variaron de costa del Golfo de Texas” en Fronteras de la historia, No. 6, Colombia, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2001. 12 Ignacio del Río, Conquista y aculturación en la California jesuítica, 1697-1768, México, UNAM, 1998. / “Ambigüedades y contradicciones de un régimen de excepción: los jesuitas y el gobierno de la Provincia Misional de California” en Un reino en la frontera. Las misiones jesuitas en la América Colonial, Quito, Abya-Yala, 2000. / El régimen jesuítico de la Antigua California, Mexico, UNAM, 2003. 13 Juan Carlos Estenssoro Fuchs, Música y sociedad coloniales. Lima 1680-1830, Lima, Colmillo Blanco, 1989. / Del paganismo a la santidad. La incorporación de los indios del Perú al catolicismo, 1532-1750. Lima, IFEA, 2003. 9 acuerdo con las necesidades del tiempo y el espacio. Del mismo modo estas tácticas actuaron bajo la lógica de los intereses del poder real. Estenssoro explica en su obra Música y sociedades coloniales que el arte sonoro que se ejecutó entre las sociedades coloniales del Perú fue manejado por las esferas del poder. Éstas decidieron cuál música se podía interpretar y cuál no. Dicha elección responde a propósitos muy específicos. A través de un elemento tan sutil y lúdico como el arte sonoro se pretendió proyectar y legitimar el discurso de poder de las autoridades coloniales. Tomando en cuenta las premisas de Estenssoro es como también hemos formulado nuestra investigación: la música no solamente es un recurso pedagógico con el que se impulse el aprendizaje de los preceptos de la fe. La música propuesta por los miembros de la Compañía representó un discurso que buscó legitimar su autoridad así como también pretendió generar estados de conducta en los indios. Los trabajos etnográficos de León Cadogan14 se concentraron en recuperar la tradición oral de los guaraníes mbyá a partir de sus cánticos. Dichos indios fueron tildados como monteses en tiempos jesuíticos ya que fueron los únicos que no se sometieron a vivir en reducción. Su modus operandi fue asaltar las reducciones jesuitas y huir hacia los montes. A través de estos trabajos, Cadogan recuperó varios mitos que reflejan las concepciones más esenciales del mundo espiritual de los mbyás. Dichos estudios nos fueron de gran utilidad para cubrir aquellos huecos que nuestras mismas fuentes de tradición jesuita no pudieron responder en torno al papel de la música en la vida espiritual de los guaraníes. Tomando en cuenta a todas las autoridades que acabamos de exponer hemos estructurado nuestra investigación de la siguiente manera. En los capítulos I y II hablaremos de cómo los jesuitas emprendieron la evangelización en el Paraguay y la Antigua California. Veremos cuáles fueron los escenarios y las vicisitudes que tuvieron que afrontar los jesuitas para instaurar la policía cristiana entre los indios. Asimismo expondremos sus estrategias de evangelización, como 14 León Cadogan, La literatura de los guaraníes, México, Joaquín Mortiz, 1965. / “Cómo interpretan los chiripá (ava guaraní) la danza ritual” en Revista de Antropología, Vol. 7, No. 1, Brasil, 1959. 10 fueron la fundación de poblados, el manejo de la lengua, la manera en que se combatieron las creencias de los indios, cómo se les instruyó en la catequesis y cómo recibieron los sacramentos. Dichos recursos nos permitirán entender en los capítulos III y IV el modo en que los ignacianos emplearon la música como recurso pedagógico en la evangelización de los indígenas. También tendremos una idea de quiénes fueron los religiosos que impulsaron el arte sonoro, cómo se llevó a cabo la educación musical en los poblados, cómo era un día cotidiano y un día festivo para los indios. Culminamos esta investigación con una conclusión comparativa donde conjugamos los puntos que consideramos más importantes para entender el proceso de la evangelización, las estrategias y el empleo de la música para legitimar y fortalecer la policíacristiana propuesta por la Compañía de Jesús. 11 I. Los jesuitas emprenden la evangelización del Paraguay (1610-1768) En el presente capítulo analizaremos el proceso de evangelización de los indios guaraníes dirigido por la Compañía de Jesús, así como también veremos las estrategias que emplearon los misioneros ante las vicisitudes del proyecto. Consideramos que la intervención de la Compañía de Jesús en el Paraguay respondió a una estrategia de expansión y de control de fronteras del imperio español. El concepto de frontera es de gran importancia para comprender una parte del modus operandi de los del hábito negro. Veremos en este capítulo que dicho término no corresponde solamente a los límites territoriales entre las monarquías de España y Portugal, sino también alude a aquellos espacios donde los indios aún no habían sido incorporados al nuevo sistema de vida occidental. Es importante enfatizar que la zona de frontera donde se desenvolvieron los ignacianos fue compleja y dinámica, ya que en ella convergieron conflictos e intereses de las autoridades coloniales y de naciones extranjeras. Los eventos más relevantes que afectaron a nuestro espacio de estudio fueron los siguientes. Desde la firma del Tratado de Tordesillas (1494) no quedaron esclarecidos los territorios pertenecientes a las Monarquías de España y Portugal lo cual ocasionó diversas excursiones por el Río del Plata al mando de las dos Coronas a principios del siglo XVI. Éstas aseguraban que las regiones de lo que hoy es Uruguay, el este de Paraguay y el oeste de Brasil les pertenecían. Para frenar la expansión portuguesa, los españoles fundaron Asunción (1537) con ayuda de los cario-guaraníes, indios que practicaban el cultivo extensivo y que se aliaron a los españoles para aplacar los asaltos de otros grupos guaraníes no agricultores.15 El primer gobernador de Asunción, Domingo Martínez de Irala introdujo la institución de la encomienda para administrar el servicio laboral de los guaraníes. Los indios servían a los encomenderos en sus 15 Lía Quarlery, Rebelión y guerra en las fronteras del Plata. Guaraníes, jesuitas e imperios coloniales, Argentina, Fondo de Cultura Económica, 2009, p. 51. 12 aposentos, crianzas, labranzas, pesquerías y otras actividades para el sustento, así como también pagaban tributo a la Corona.16 Décadas después de la fundación de Asunción, la disputa territorial con Portugal siguió vigente. España no pudo tomar una decisión contundente porque su foco de atención estaba en la guerra con los Países Bajos (1568-1648). La situación cambió cuando Portugal se unió a la casa de los Austria (1580-1640); con esto el Tratado de Tordesillas pasó a un segundo plano. En Buenos Aires hubo más flexibilidad en el comercio trasatlántico de metales potosinos y esclavos. El tráfico legal como ilegal de estos últimos aumentó sin un control estricto. Asimismo, hubo mayor migración de portugueses al Río de la Plata. Consciente de lo que ocasionaría dicho flujo migratorio, el gobernador del Río de la Plata, Hernando Arias de Saavedra diseñó una estrategia geopolítica en la que buscó precisar lo que el tratado de Tordesillas no pudo. Para esta tarea convocó a la Compañía de Jesús, la cual comenzó a operar en 1610 con los indios del Guayrá y Paraná. Sin embargo, la presencia de los jesuitas causó escozor a los encomenderos criollos y españoles. Un hecho que causó mayor tensión en nuestra zona de estudio fue que los holandeses, tras culminar un pacto de Paz de doce años con España, les fue concedido, por la República de los Siete Países Bajos Unidos, el permiso de comerciar esclavos en Brasil, el Caribe y Norteamérica (1621). Por ende, Portugal perdió exclusividad en esta empresa y Brasil comenzó a carecer de mano de obra en sus plantaciones. Los indios guaraníes se convirtieron en su principal blanco. Otro acaecimiento relevante fue la separación de las Coronas de España y Portugal (1640). A partir de ello los ataques a las reducciones y ciudades se hicieron más frecuentes. Posteriormente, en 1681 se firmó el Tratado Provisional de Lisboa en el que se concedió Colonia de Sacramento a los portugueses,17 ciudad con salida al Océano Atlántico. El objetivo de esto fue impedir el comercio portugués en los territorios españoles aledaños y frenar el tráfico de metales. Para 16 Mario Pastore, “Taxation, coercion, trade and development in a frontier economy: early and mid colonial Paraguay” en Journal of Latin American Studies, Vol. 29, No. 2, United Kingdon, Cambridge University Press, 1997, p. 342. 17 Lía Quarleri, Op. cit., p. 102. 13 fortalecer la vigilancia, los jesuitas fundaron reducciones en la Sierra del Tape, donde entrenaron a los indios en los menesteres militares.18 Más tarde, en el marco de la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), los españoles tomaron nuevamente Colonia de Sacramento (1705) para frenar el contrabando portugués. En 1750, se firmó el Tratado de Madrid en el que España cedió la región de las reducciones jesuitas orientales a cambio de que los portugueses abandonaran por completo Colonia de Sacramento. Los indios de las siete reducciones se opusieron a dejar sus pueblos, ante ello, las fuerzas militares español-portuguesas se enfrentaron contra la milicia guaraní durante 1752 a 1756, acto conocido como la guerra guaranítica, la cual perdieron los indios y trajo un fuerte declive demográfico. En 1761, con el cambio de rey de España, se anuló el Tratado de Madrid y se ordenó recuperar el territorio donde se encontraban las siete reducciones del Tape, así como Portugal retomó Colonia de Sacramento. Estos son los acontecimientos más significativos que tuvieron que enfrentar los jesuitas y los indios guaraníes, actos que afectaron de manera directa o indirecta el proyecto de evangelización. Este capítulo lo estructuramos de la siguiente forma. La primera parte muestra la naturaleza de la región donde se desenvolvieron los guaraníes, así como también veremos su organización social en tiempos de la conquista. Todo esto nos permitirá dilucidar el escenario al que se enfrentaron los jesuitas y entender cuáles fueron las medidas que tomaron a partir de dicho contexto. Este apartado se reconstruyó con fuentes ignacianas, relaciones de viaje así como también nos respaldamos de estudios modernos etnográficos. El segundo apartado consta del proceso de fundación y expansión de las reducciones jesuitas en la zonas fronterizas del Guayrá, Paraná, Uruguay y Tape. Dicha expansión ocasionó conflictos tanto internos como externos, los cuales no permitieron que toda esta frontera adquiriera la estabilidad que se estaba buscando con la presencia de la Compañía. 18 Erneldo Schallenberger, Indios e jesuitas no tempo das missôes rio-platenses, Brasil, Coluna do Saber, 2006, p. 113. 14 Ante la inestabilidad de la que fueron presas dichas fronteras, los ignacianos trataron de instaurar el orden sobre las poblaciones indígenas a través de la policía cristiana. Por ello, la tercera parte de este capítulohabla sobre el proceso, los recursos y estrategias que aplicaron los del hábito negro para evangelizar a los guaraníes y poderlos integrar al sistema colonial. 1. El Paraguay previo a la intervención hispana Desde tiempos remotos, los guaraníes formaron parte de la dinámica histórica de la Cuenca del Plata. A través de su migración y la expansión en sus alrededores, se crearon rivalidades interétnicas en las que se disputaba el dominio de territorios fértiles que abastecieran su sustento.19 Los recorridos migratorios de los guaraníes transcurrieron por la red pluvial del Amazonas hasta llegar a los ríos Paraguay, Uruguay, Paraná y su desembocadura en la costa oceánica. Los guaraníes solían estacionarse en áreas de transición entre selva y bosque, donde preponderaban los montes y había climas cálidos, húmedos y templados. La lengua de los indios que se asentaron en la Cuenca de Plata – constituida actualmente por el oriente de Bolivia, el sur de Brasil, Paraguay, Uruguay y el nordeste de Argentina- está afiliada con la familia lingüística tupí- guaraní. Los procesos de expansión y ocupación de esta región siempre iban acompañados de guerras, por lo que se cree que hubo una unidad lingüística y cultural entre guaraníes, tupíes y otras naciones que eran enemigas entre sí.20 La siguientes figuras corresponden a la distribución geográfica de catorce tipos de guaraní y sus respectivas variaciones en la Cuenca del Plata, los cuales fueron registrados al comienzo de la conquista. 19 Lía Quarleri, Op. cit., p. 27. 20 Francisco Silva Noelli, “La distribución geográfica de las evidencias arqueológicas guaraní” en Revista de Indias, vol. 64, núm. 230, España, 2004, p. 18. 15 Mapa 1. “Dispersión de los guaraníes al inicio de la conquista”. Elaboración propia. Fuente: Branislava Súsnik, Los indios del Paraguay, Madrid, MAPFRE, 1995, p. 40. Cuadro 1. Fuente: Branislava Súsnik, Op. cit., p. 40. 1. Carios b. Itati Piraí d. Paranaygua d. Capiy a. Cario Ypacaraí c. Isatemí 8. Ygañenses 13. Guayráes b. Quiindy Acahay 5. Mbaracayúenses 9. Yguasúenses a. Añemby c. Yvytyrusú a. Amambay 10. Chandules b. Tibagíva 2. Tobatines b. Itanará 11. Uruguayenses c. Yvyanguí a. Tobatines c. Terecañy a. Ybytyracuá d. Tocanguasú b. Tamimbú 6. Mondayenses b. Piratiní e. Paranapanemá c. Yuruquizaba a. Acaray c. Caazapá Mirt f. Yvahy 3.Guarambareses b. Monday d. Caaró g. Iñeay a. Ypané c. Nacunday e. Caazapá Guasú 14. Mbiazá b. Atyrá 7. Paranáes 12. Tapés a. Cario litoral c. Jejui a. Caazapá a. Yiquiy b. Mbiazá 4. Itatines b. Ñeembucú b. Tebicuary c. Arechané a. Mbotetey c. Aguapey c. Yacui 16 Ahora demos una mirada a la organización social de estos grupos. Contamos con dos tipos de guaraníes: los cazadores recolectores y los aldeanos.21 Los primeros tuvieron una cultura neolítica subsistencial, 22 se organizaron en comunidades chicas que se movían de manera estacional por los afluentes del Paraguay, Paraná y Uruguay. Su sustento fue la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres. El segundo grupo practicó el cultivo extensivo y se configuró en unidades sociales de mayor número. Cuando las inundaciones obstruían el cultivo, los indios emigraban cíclicamente en los alrededores de los ríos Paraguay, Paraná y Uruguay.23 Retomemos el mapa 1. Aquí observamos que los catorce grupos de la lengua guaraní tienen sus respectivas variaciones; éstas no se alejan unas de otras geográficamente. Tomemos como ejemplo al grupo 1 de los carios, cuyos dialectos cario-ypacaraí, quiindy acahay e Yvytyrusú mantienen una cercanía geográfica. Esto nos hace pensar que los guaraníes crearon redes con propósitos específicos, como por ejemplo para delimitar el territorio y generar un sistema de vigilancia y protección contra sus enemigos. Por lo tanto, asumimos que las sociedades guaraníes desarrollaron una cultura basada en la guerra. La configuración social de los guaraníes se basó en las relaciones de parentesco; la familia representó la unidad de producción donde se establecieron principios de trabajo y colaboración parental. Las mujeres se encargaron de la recolección, y los hombres de conseguir productos de caza y pesca, asimismo eran responsables de proteger a su familia y a su grupo a través de la guerra. En cuanto al matrimonio, no sólo sirvió para la reproducción social, sino para entablar alianzas con otras familias guaraníes. Del mismo modo, la mujer representó una vía de negociación y pacificación entre grupos contendientes.24 Al celebrarse el matrimonio inmediatamente las dos familias se convertían en una. Cada integrante de ella se comprometía a cooperar en el trabajo de la tierra, la caza, la pesca, la recolección, en las ceremonias religiosas y la guerra. 21 Mario Pastore, Op.cit., p. 331. 22 Branislava Súsnik, Los indios del Paraguay, Madrid, MAPFRE, 1995, p. 33. 23 Branislava Súsnik, Op. cit, p. 34. 24 Lía Quarleri, Op. cit., p. 33. 17 Su forma de gobierno se rigió por la cabeza de familia llamada tuvicha25 que se distinguía por su experiencia. También se contó con un cacique llamado mruvicha, que se elegía por su grado de nobleza.26 Como insignia de poder, el jefe tenía muchas mujeres y el número de éstas representaba su prestigio. 27 La poligamia fue una costumbre institucionalizada por los pueblos guerreros28 -como es el caso de los indios de California- que permitió a los dirigentes disponer de la colaboración militar de los familiares de sus concubinas. En siglo XVI con los intentos de los españoles por conquistar Paraguay, los grupos guaraníes cazadores-recolectores no fueron presa fácil, empero, los aldeanos se encontraron más vulnerables; no pudieron huir a los montes pues su vida dependía de la producción de la tierra. La negociación con los españoles fue un recurso clave para su sobrevivencia. 2. La llegada de los jesuitas al Paraguay y la fundación de reducciones Antes de abordar el proceso de expansión y fundación de las reducciones jesuitas, explicaremos brevemente qué entendemos por reducción, misión y secularización, ya que el uso y significado de estas categorías varía en nuestras regiones de estudio. Por ejemplo, las fuentes de Paraguay utilizan de manera enfática el término reducción, y a veces manejan misión. Sin embargo, las fuentes de la Antigua California utilizan exclusivamente el término misión. Misión viene del vocablo latino missio que significa enviar. Las órdenes regulares fueron enviadas a las zonas de frontera con el encargo de llevar la 25 Lía Quarleri, Op. cit., p. 33.26 Antonio Ruiz de Montoya, Conquista espiritual hecha por los religiosos de la Compañía de Jesús, en la provincia del Paraguay, Paraná, Uruguay y Tape (1639), Madrid, en la imprenta del Reyno, 1639, f. 12b. 27 Elman R. Service, “The Encomienda in Paraguay” en Hispanic American Historical Review, Vol. 31, No. 2, United States, Duke University Press, 1951, p. 232. 28 Beatriz Vitar, “Jesuitas, mujeres y poder: el caso de las misiones de las fronteras del Chaco” en Memoria Americana. Cuadernos de Etnohistoria, No. 12, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 2004, p. 49. 18 Buena Nueva a los indios y hacerlos vivir en pueblos.29 Para nosotros misión es la denominación genérica que se le da al proceso de evangelización al que fueron sometidos los indios dentro de un poblado y en manos del clero regular. Tomemos en cuenta también que estos indios se encontraban en una fase inicial del cristianismo,30 esto quiere decir que a pesar de que habitaran en un pueblo bajo la policía cristiana, aún quedaba un tramo largo para adquirir su conversión. En teoría, los misioneros tenían un plazo de diez años para cristianizar y hacer económicamente productivos a los naturales. Del mismo modo, se debía generar estabilidad material en el poblado. Después de dicho plazo, la misión podía ser secularizada, esto quiere decir “que su administración pasara de manos del clero regular a las del clero secular”.31 Asimismo, los indios comenzaban a pagar tributo a la Corona. Sin embargo, podemos ver que las misiones jesuitas de la Antigua California no se secularizaron mientras los jesuitas estuvieron administrándolas. Existieron varios casos de misiones en América en los que su secularización fue tardía. El argumento usual de los misioneros fue que los indios todavía no estaban preparados; su proceso de conversión sufría altibajos, por lo cual debían seguir bajo la observancia de los regulares.32 Pasemos a revisar nuestra siguiente categoría. Reducción viene de la palabra latina reductio que significa restauración.33 Dicha restauración iba dirigida a los “indios que viviendo en su antigua usanza en montes, sierras y valles […], los redujo la diligencia de los padres a poblaciones grandes, y a vida política y humana”.34 Lo que entendemos por reducción es cuando los indios que solían 29 Miguel Ángel Sobrino Ordóñez, Incienso, imágenes, diezmos y otras cosas. Nociones fundamentales de ética, dogma, legislación y ritual de la Iglesia católica colonial en América Latina, México, UNAM, 2010 p. 440. 30 María Teresa Álvarez Icaza Longoria, “Un cambio apresurado: la secularización de las misiones de la Sierra Gorda (1770-1782)” en Letras históricas, no.3, México, Universidad de Guadalajara, 2010, p. 20. 31 María Teresa Álvarez Icaza Longoria, La secularización de doctrinas y misiones en el arzobispado de México, 1749-1789, México, UNAM, 2015, p. 10. 32 María Teresa Álvarez Icaza Longoria, Op. cit., p. 47. 33 Julio Pimentel Álvarez, Diccionario latín-español, español-latín. Vocabulario clásico, jurídico y eclesiástico, México, Porrúa, 2007, p. 663. 34 Antonio Ruiz de Montoya, Conquista espiritual…, f. 6. 19 organizarse en grupos dispersos, formaron pueblos de mayor escala en los que serían “pacificados”, evangelizados y sometidos a policía cristiana. Existe un elemento que hace especial el caso de Paraguay y por el cual se utiliza más el término reducción. Juan Carlos Estenssoro, refiriéndose al contexto del Perú, señala que la reducción se entendió como un primer intento para frenar la explotación de los indios en las encomiendas.35 Consideramos que esto mismo aplica para el caso de Paraguay, donde el declive demográfico aumentó con el trabajo forzado de las encomiendas. Una vez aclarada nuestra terminología, pasemos al análisis de la expansión jesuita y la fundación de reducciones. Como dijimos al comienzo de este capítulo, la presencia de los ignacianos respondió a una estrategia geopolítica que buscó frenar la expansión portuguesa por el Río de la Plata, y colonizar los confines del Guayrá, Paraná, Uruguay y la sierra del Tape. Dichos espacios se caracterizaron por ser fronteras internas como externas. Internas porque estaban compuestas por selvas cerradas de difícil acceso donde habitaban indios no evangelizados. Y fronteras externas porque dividían el poder territorial entre España y Portugal. La Societas Iesu no estaba hecha para el enclaustramiento como otras órdenes; lo que la caracterizó fue su dinamismo y movilidad, tal como la naturaleza de la frontera. Por este motivo los del hábito negro fueron destinados a distintos confines de América, como fue el Septentrión de la Nueva España. Como mencionamos al principio de este capítulo, el gobernador del Río de la Plata, Hernando Arias de Saavedra recibió la autorización del rey Felipe III para que la Compañía de Jesús evangelizara a los indios de los espacios fronterizos. El general de la Compañía, Claudio Acquaviva fundó la Provincia jesuítica del Paraguay (1604)36 para una mejor administración y distribución de los jesuitas. Se enmarcaron las actividades de la Compañía en las gobernaciones de Chile (hasta 1625), Tucumán, Santa Cruz, Paraguay, Uruguay y el Río de la Plata. Quien quedó al mando de este gobierno jesuítico fue el Provincial Diego de Torres Bollo. 35 Juan Carlos Estenssoro Fuchs, Del paganismo a la santidad. La incorporación de los indios del Perú al catolicismo, 1532-1750, Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos, 2003, p. 43. 36 José Cardiel, Declaración de la verdad (obra inédita), Buenos Aires, Imprenta de Juan A. Alsina, 1900, p. 31. 20 El mapa 2 es una muestra de la Cuenca del Plata donde señalamos las gobernaciones pertenecientes a la Provincia jesuítica del Paraguay (subrayadas con color rojo). Las regiones con letras azules son aquellas zonas fronterizas donde los ignacianos fundaron las reducciones guaraníes; ésta últimas se encuentran subrayadas con color rojo. Mapa 2. “Provincia jesuítica del Paraguay”. Fuente: Jorge Silvetti, “Territory Guarani” en: Harvard Review of Latin America, 2015. http://revista.drclas.harvard.edu/book/territorio- guaran%C3%AD Con modificaciones y anotaciones propias. Las dinámicas de esparcimiento y de fundación de reducciones la dividimos en cuatro períodos. El primero data de 1610 a 1633 donde se dio la primera expansión de los jesuitas en los ríos Paraná y Uruguay. Posteriormente de 1633 a 21 1681 hay una etapa de consolidación de los nuevos poblados. En seguida marcamos otra fase de 1681 a 1707 en donde surge una nueva expansión. Finalmente hay otra etapa de consolidación de 1707 a 1767. Para entender dicha periodización mostraremos en el Cuadro 2 una nómina de las reducciones del Paraguay con las fechas en que fueron erigidas, los padres que se encargaron de esta labor y las fechas de reubicación. Cuadro 2. “Nómina de reducciones en el Paraguay”. Elaboración propia. Fuente: Antonio Ruiz de Montoya, Conquista espiritual…, Diego de Boroa, Cartas anuas…, Pablo Hernández, Misiones del Paraguay, Anton Sepp von Reinegg, Relación de viaje, Guillermo Furlong, Misiones y sus pueblos guaraníes. Reducción Región y fecha de fundación Fundador Región y fecha de reubicación San Ignacio Guazú Paraná (1610) Marciel Lorenzana (1566-1632, León) Francisco de San Martín (1581-1616, Toledo) Paraná (1628) NuestraSeñora de Loreto Pirapó Guayrá (1610) José Cataldini (1671-1653, Italia) Simón Mascetta (1577-1658, Italia) Paraná (1632) San Ignacio Miní Guayrá (1611) José Cataldini Simón Mascetta Paraná (1632) Paraná (1696) Nuestra Señora de la Encarnación de Itapúa Paraná (1615) Roque González de Santa Cruz (1576- 1628, Asunción) Diego de Boroa (1585-1657, Trujillo) Paraná (1621) Concepción de Nuestra Señora Uruguay (1619) Roque González de Santa Cruz Sin traslados Corpus Christi Paraná (1622) Pedro Romero (1585-1645, Sevilla) Diego de Boroa Uruguay (1647) Paraná (1701) Santa María la Mayor Paraná (1625) Diego de Boroa Claudio Ruyer (1582-1648, Francia) Uruguay (1633) San Nicolás de Piratiní Uruguay (1626) Roque González de Santa Cruz Tape (1632) Uruguay (1687) Nuestra Señora de la Candelaria Paraná (1627) Roque González Pedro Romero Paraná (1637) Paraná (1665) Nuestra Señora de los Santos Reyes del Yapeyú Uruguay (1627) Roque González Pedro Romero Sin traslados 22 Asunción de la Cruz de Mbororé Uruguay (1628) Cristóbal Altamirano (1602-1698, Santa Fe, Arg) Uruguay (1657) San Francisco Xavier Uruguay (1629) José Ordóñez (1597-1651, Córdoba, Arg) Diego de Boroa Uruguay (1633) San Carlos de Caapy Uruguay (1631) Pedro Molas (1602-1660, Huesca) Uruguay (1638) San Miguel de las Misiones Sierra del Tape (1632) Pedro Romero Cristóbal Mendoza (1589-1635, Santa Cruz de la Sierra) Pablo Benavidez (1596-1657, Azores) Uruguay (1630) Uruguay (1687) Santos Cosme y Damián Sierra del Tape (1632) Adrián Formoso (1601-1649, Italia) Uruguay (1638) Paraná (1718) Paraná (1740) Paraná (1760) Los Santos Apóstoles San pedro y San Pablo Sierra del Tape (1633) Diego de Alfaro (1596-1639, Panamá) Uruguay (1638) Santo Tomé Sierra del Tape (1633) Luis Ernot (1597- 1667, Namur) Pablo Benavides Uruguay (1638) Nuestra Señora de Santa Ana Sierra del Tape (1633) Pedro Romero Cristóbal Mendoza Paraná (1638) Paraná (1660) San José Sierra del Tape (1633) José Cataldini Paraná (1638) Paraná (1660) Los Santos Mártires de Japón Uruguay (1636) Juan Agustín Contreras (1601- 1668, Guadalajara, Esp) Uruguay (1704) Santa María de Fe Paraná (1647) Noël Berthod (1601- 1687, Francia) Paraná (1669) Santiago Apóstol Paraná (1669) ¿? Sin traslados Jesús de Tavarangué Paraná (1685) Jerónimo Delfín (1635-1714, Valladolid) Paraná (1691) Paraná (1698) San Luis Gonzaga Sierra del Tape (1687) Miguel Fernández (1659-1730, Asunción) Sin traslados San Lorenzo Mártir Sierra del Tape (1690) Bernardo de la Vega (1649-1707, Palencia) Sin traslados Jesús María de Guenoas Uruguay (1690) ¿? Se fusionó al pueblo de San Francisco de Borja (c.1715) San Francisco de Uruguay Francisco García de Sin traslados 23 Borja (1690) Prada (1649-1705, Galicia) San Juan Bautista Sierra del Tape(1697) Anton Sepp von Reinegg (1655- 1733, Tirol) Sin traslados Santa Rosa de Lima Paraná (1698) ¿? Sin traslados Santísima Trinidad del Paraná Paraná (1706) Juan de Anaya (1667-1742, Sevilla) Sin traslados Santo Ángel Guardián de las Misiones Sierra del Tape (1707) ¿? Sin traslados Comencemos con la primera etapa (1610-1633). A finales de 1609, Marcial Lorenzana y Francisco San Martín partieron de Asunción rumbo al Paraná. Se entrevistaron con el cacique Arapizandú37 y en su discurso enfatizaron que si los indios se reducían, serían protegidos del trabajo en las encomiendas. Esto resultó convincente para Arapizandú y en poco tiempo se fundó San Ignacio Guazú (1610). Por otro lado, los italianos Joseph Catildino y Simón Mascetta penetraron en la lejana región del Guayrá. En 1610 instauraron Nuestra Señora de Loreto y un año después crearon San Ignacio Miní. Dichas reducciones eran prósperas y fértiles, no obstante, debido a su cercanía con Brasil fueron presa de los ataques de los bandeirantes (expedicionarios que partían de Brasil para adentrarse a la Cuenca del Plata con la consigna de que los territorios explorados pertenecían a la Corona de Portugal). Asimismo, estos poblados se enfrentaron a los asaltos de encomenderos españoles quienes buscaban mano de obra indígena. A raíz de tales fricciones, en 1612 el presidente de la Audiencia de Charcas, Francisco de Alfaro decretó unas Ordenanzas que llevaron su nombre; éstas fueron el aval político y jurídico para evitar la injerencia de encomenderos sobre las reducciones. También se ordenó que los pueblos estuvieran exentos de pagar tributo durante diez años.38 En el transcurso de la instalación de las reducciones, dichas Ordenanzas no fueron cumplidas del todo. Las siguientes reducciones que mencionaremos se expandieron por los ríos Paraná y Uruguay y en la mayoría intervino el jesuita Roque González de Santa 37 Diego de Boroa, Cartas Anuas de la Provincia Jesuita del Paraguay (1632-1634), Buenos Aires, Academia de la Historia, 1990, p. 122. 38 Archivo General de Indias, Charcas: 101, N. 63, f. 1 24 Cruz. Estos poblados fueron Nuestra Señora de la Encarnación de Itapúa (1615), Concepción de Nuestra Señora (1619), Corpus Christi (1622), Santa María la Mayor (1625), San Nicolás de Piratiní (1626), Nuestra Señora de la Candelaria (1627) y Nuestra Señora de los Santos Reyes del Yapeyú (1627). El contexto en el que Santa Cruz las fundó, no fue favorable ya que encaró sublevaciones de los caciques de Concepción y Candelaria,39 así como los atracos de los bandeirantes en San Nicolás. Los indios vieron que la coalición con los jesuitas no trajo los frutos que esperaban, así que en San Nicolás, el cacique Ñezú organizó una rebelión en la que perdieron la vida Roque González, Juan del Castillo y Alonso Rodríguez.40 Por otro lado, se establecieron más reducciones en las desembocaduras del río Uruguay, como fueron Asunción de la Cruz de Mbororé (1628), San Francisco Xavier (1629) y San Carlos (1631). En la Sierra del Tape se edificó San Miguel de las Misiones (1632), San Cosme y San Damián (1632), Los Santos Apóstoles (1633), Santo Tomé (1633), Nuestra Señora de Santa Ana (1633) y San José (1633). En esta primera etapa de expansión, los jesuitas e indios tuvieron momentos efervescentes. Tal es el caso de San Ignacio Miní y Lorero, reducciones del Guayrá, donde los asaltos de portugueses terminaron en guerra. A partir de que Portugal perdió exclusividad en el comercio de esclavos a causa de la competencia holandesa, se redujo la mano de obra en las plantaciones de Brasil. Por ello, las reducciones del Guayrá, las más próximas al Brasil se convirtieron en el blanco para capturar indígenas. En 1628 el padre Antonio Ruiz de Montoya fue advertido por los jesuitas del Brasil, que los bandeirantes e indios tupí-guaraní iban armados rumbo al Guayrá. Francisco Díaz Taño, bajo las órdenes de Montoya solicitó apoyo a Luis de Céspedes Jeria, gobernador del Paraguay, sin embargo hizo caso omiso ya que tenía intereses comerciales con el Brasil.41 39 Antonio Ruiz de Montoya, Op. cit, f. 74b. 40 Antonio Ruiz de Montoya, Op. cit., f. 74. 41 Pablo Hernández, Misiones del Paraguay. Organización social de las doctrinas guaraníes de la Compañía de Jesús, Barcelona, Gustavo Gili, 1913, p. 42. 25 Las reducciones del Guayrá fueron destruidas, reubicadas o fusionadas con las del Paraná.42 Ruiz de Montoya junto con Diegode Salazar, Simón Mascetta, entre otros,43 dirigieron estas diásporas y fueron testigos de un amplio declive guaraní. Diego de Boroa, en su Carta Anua contabilizó alrededor de 12 mil indios que huyeron de Loreto y San Ignacio Miní.44 Con este acaecimiento culmina la primera etapa de expansión jesuita y fundación de reducciones. En la siguiente fase (1633-1681) se buscó consolidar los poblados del Paraná y del Uruguay. Las condiciones del Paraná empeoraron porque no contaban con recursos suficientes para sostener a los refugiados del Guayrá.45 Ante esto, se creó un sistema de producción especializada en cada reducción para generar una red de intercambio. Asimismo se fundaron tres pueblos para distribuir a los indios guarecidos, tales como Los Santos Mártires de Japón (1636) en el Uruguay, Santa María de Fe (1647) y Santiago Apóstol (1669) en el Paraná. En esta etapa de consolidación es importante destacar lo siguiente. A raíz de la diáspora del Guayrá y posteriormente con la ruptura de la unión hispano- lusitana (1640), la situación de las reducciones se complicó ya que los ataques bandeirantes incrementaron. Por petición del procurador de la provincia jesuítica del Paraguay, Francisco Díaz Taño, el rey Felipe IV dio permiso para abastecer de armas a las reducciones del Paraguay y para entrenar a los indios.46 Con esto, los jesuitas y guaraníes ganaron las batallas de Caazapá Guazú (1639) y Mbororé (1641) e impidieron la penetración de las bandeiras al Uruguay.47 Posteriormente, en 1649 las reducciones fueron elevadas a milicias del rey.48 A partir de este aval 42 José Cardiel, Declaración de la verdad…, p.48. José Cardiel indica que fueron trece las reducciones destruidas por los mamelucos en el Guayrá. 43 Diego de Boroa, Op. cit., p. 121. 44 Diego de Boroa, Op. cit., p. 121. 45 Pablo Hernández, Op. cit., p. 40. 46 José Cardiel. Op. cit., p. 322. 47 Anton Sepp von Reineg, Relación de viaje a las misiones jesuíticas (1696), Buenos Aires, Eudeba, 1971, p. 22. 48 Colección general de documentos tocantes a la persecución, que los regulares de la Compañía suscitaron y siguieron tenazmente por medio de sus Jueces Conservadores, y ganando algunos Ministros Seculares de 1644 hasta 1660 contra Benardino de Cárdenas, religioso antes del Orden de San Francisco, Obispo del Paraguay, expeliéndole tres veces de su Obispado a fuerza de armas, y de manejos de dichos Regulares de la Compañía, 26 jurídico, las milicias guaraníes intervinieron no sólo en los asuntos de las reducciones, sino también en la protección de ciudades del Paraguay y del Río de la Plata.49 La siguiente etapa de fundación de poblados (1681-1707) comenzó con el establecimiento de Colonia de Sacramento. Al inicio de este capítulo dijimos que los portugueses, además de capturar guaraníes, también traficaron con metales del Alto Perú por el Río de la Plata. Para frenar esto, Carlos II firmó en 1681 un tratado provisional en el que les cedió Colonia de Sacramento, con la restricción de expandirse más allá del terreno acordado. En las cercanías de este enclave se encuentra el río Uruguay, propicio para que los bandeirantes circularan clandestinamente. En este periodo, las reducciones se edificaron para proteger las desembocaduras del Río Uruguay. Los poblados que se erigieron en el Paraná son: Jesús de Tavarangué (1685), Santa Rosa de Lima (1698) y Santísima Trinidad del Paraná (1706). En la Sierra del Tape: San Luis Gonzaga (1687), San Lorenzo Mártir (1690), San Juan Bautista (1697) y Santo Ángel Guardián de las Misiones (1707). En el Uruguay: Jesús María de Guenoas (1690) y San Francisco de Borja (1690). Lo más destacable de esta etapa es que en las reducciones del Tape, tanto las antiguas como las recién establecidas, los indios fueron entrenados militarmente. Con esta estrategia defensiva y expansiva, los jesuitas hicieron frente al avance de los bandeirantes, quienes no respetaron el mandato de Carlos II, además de que encontraron medios para traficar cuero y plata potosina.50 Por otro lado, la Guerra de Sucesión Española (1701-1713) tuvo sus efectos para que la relación con Portugal se deteriorara. En el caso particular de la Cuenca del Plata, se expulsó a los portugueses en 1704 de Colonia de por evitar que este Prelado entrase ni visitase sus Misiones del Paraná, Uruguay, e Itatí. Madrid, 1768, La Imprenta Real de la Gaceta, f. 20. 49 Mercedes Avellaneda, “El ejército guaraní en las reducciones del Paraguay” en Educación y evangelización. La experiencia de un mundo mejor. X Jornadas Internacionales sobre Misiones Jesuitas, Argentina, Universidad Católica de Córdoba, 2005, p. 124. 50 Lía Quarleri, Op. cit., p. 105. 27 Sacramento, acto que fue respaldado por las topas guaraníes.51 Sin embargo, al término de dicha guerra, los portugueses ocuparon nuevamente Colonia y continuaron traficando con los metales del Potosí. El siguiente periodo (1707-1767) corresponde a la última etapa de consolidación de las reducciones. Debido a los numerosos servicios que prestaron las milicias guaraníes para defender los intereses de la Corona, recibieron ganado, tierras y permisos para comerciar, con lo cual lograron convertirse en los principales proveedores de carne. 52 El hecho de que los siete poblados del Tape tuvieran un lugar preponderante en el comercio de carne, también resultó contraproducente. La mercancía la transitaban por la vía fluvial, medio por el que confluían otros comerciantes y donde se propagó la viruela. Este virus contagió a las siete reducciones y provocó un declive demográfico considerable entre los años de 1738 a 1740.53 Otro acaecimiento que debemos señalar de esta etapa final es la siguiente. Para poner fin a la cuestión territorial con Portugal y definir las fronteras, los reyes de España y Portugal firmaron el Tratado de Madrid en 1750. España cedió la región donde se ubicaban las siete reducciones de la Sierra del Tape; mientras tanto, Portugal entregó Colonia de Sacramento. Por este motivo, los poblados guaraníes tenías que reubicarse, empero se negaron a abandonar sus hogares. Los indios tenían una amplia experiencia en huir o reubicarse. Estos actos traían hambruna, enfermedades, epidemias y muerte. Por lo tanto, en 1755 se enfrentaron contra las fuerzas españolas y portuguesas sin embargo, un año después la milicia guaraní fue derrotada. 54 Este acontecimiento denominado la Guerra Guaranítica, fue contraproducente para la Compañía de Jesús, ya que se les acusó de haber participado del lado de los indios, situación que fue uno de los 51 Lía Quarleri, Op. cit., p. 106. 52 Lía Quarleri, Op. cit., p. 114. 53 Robert Jackson, “Comprendiendo los efectos de las enfermedades del viejo Mundo en los nativos americanos:la viruela en las misiones jesuíticas del Paraguay” en IHS Antiguos Jesuitas en Iberoamérica, Vol. 2, No. 2, Argentina, 2014, p. 96. 54 Robert Jackson, Op. cit., p. 100. 28 argumentos principales con los que se justificó su expulsión en 1767 de los reinos de la monarquía hispánica. En el Mapa 3 ofrecemos la distribución geográfica de las reducciones del Paraná, Uruguay y Tape. En cada reducción marcamos su fecha de fundación como su fecha de transmigración, por lo que este mapa indica la última posición que adoptaron los poblados. Por ello en la región del Guayrá no encontraremos ningún poblado, así como tampoco encontraremos la reducción Jesús y María pues ésta se fusionó con el pueblo de San Borja. Las fechas de los poblados que están en color rojo pertenecen a la primera etapa de expansión; las de color púrpura corresponde a la etapa de consolidación; y las de color verde pertenecen a la segunda etapa de fundación. 29 Mapa 3. “Reducciones del Paraguay”. Fuente: C.J. McNaspy, “The archaeology of the Paraguay Reductions (1609-1767)” en World Achaeology, Vol. 18, No.3, United Kingdom, 1987, p. 399. Con modificaciones y anotaciones propias. 30 3. Proyecto de evangelización En el apartado anterior apreciamos que el Guayrá, Paraná, Uruguay y Tape fueron zonas de frontera donde la reducción jesuita surgió como una institución colonial55 que buscó proveer control sobre estos confines e impedir la expansión portuguesa. A continuación apreciaremos otro matiz de tal institución colonial. La reducción buscó integrar al sistema colonial a los indios, convertirlos en seres económicamente productivos y convertirlos en súbditos del rey. 56 El discurso que justificó el fin fue la salvación espiritual de los indios a través de la policía cristiana y la evangelización. José de Acosta advirtió en su obra De procuranda indorum salute que no había una metodología precisa para evangelizar a los indios; eran naciones muy diferentes entre ellas debido al territorio en el que habitaban, al clima y sus costumbres.57 La metodología aplicada en un espacio quizás no serviría para otro, por ello no se podían establecer normas fijas y durables. La geografía y el hábitat fueron importantes en la construcción de las creencias, la identidad, el orden social y la cultura material de las naciones indígenas. Los misioneros, al querer combatir este sistema, debieron conocerlo y a partir de esto configurar las estrategias de evangelización. Sin embargo, en esta labor, también tuvieron que negociar y legitimar ciertas costumbres de los indios. En el caso del Paraguay, los indios en varias ocasiones se resistieron a vivir en reducción o se rebelaron, por ende los jesuitas aceptaron los sistemas social y de cacicazgo de los guaraníes; su lengua, costumbres alimenticias, el uso de bailes en las fiestas religiosas, entre otros elementos. El método de evangelización por lo 55 Herbert E. Bolton, “The mission as a Frontier Institution in the Spanish-American Colonies” en The American Historical Review, Vol. 23, No.1, Oxford University Press, 1917, p. 44. 56 Robert Jackson, “Una frustrada evangelización: las limitaciones del cambio social, cultural y religioso en los pueblos errantes de las misiones del desierto central de Baja California y la región de la costa del Golfo de Texas” en Fronteras de la Historia, Vol. 6, Colombia, 2001, p. 8. 57 José de Acosta, De procuranda indorum salute (1576), Madrid, Corpus Hispanorum de Pace, 1987, p. 351. 31 tanto, no dependió solamente de los misioneros; los indios también fueron agentes activos en la construcción de este proyecto. a) La reducción como símbolo de policía cristiana Debido a los ataques de los encomenderos y de los bandeirantes, la Corona otorgó a los pueblos jesuíticos su estado permanente de reducción bajo el cuidado de la misma Compañía, así como también dio a los indios el título de súbditos del rey. Tal vasallaje no podía existir sin una instrucción a la fe de manera constante y rigurosa,58 por ello los indios vivirían en policía cristiana. El concepto de policía alude al orden establecido en las ciudades, el cual se rige por leyes para su mejor gobierno.59 Policía cristiana consiste en que los indios vivan “como hombres”, es decir, que dejen a un lado “las costumbres salvajes e incivilizadas”,60 para vivir políticamente y de manera cristiana. Es así como los misioneros buscaron que la reducción fuera un reflejo de dicho orden, tanto de manera arquitectónica, institucional, política, religiosa como social. Pasemos a revisar la organización política de las reducciones. Los del hábito negro tuvieron que aceptar parte del sistema de organización guaraní para generar alianzas; entonces el estado político que se moldeó tuvo características del modelo español y del guaraní. Se crearon cabildos de indios encabezados por los caciques de mayor prestigio (recordando que el prestigio lo medían por su capacidad de defender a su pueblo) y algunas cabezas de familia que ocuparon cargos de “corregidor, dos alcaldes mayores […], teniente de corregidor, alférez real, cuatro regidores, alguacil mayor, alcalde de la Hermandad, procurador y escribano”.61 Para escoger al cabildo, algunas fuentes indican que a finales de diciembre62 o el primero de enero63 se juntaban los miembros del cabildo para 58 Juan Carlos Estenssoro Funchs, Op. cit., p. 36. 59 Miguel Ángel Sobrino Ordóñez, Op. cit., p. 508. 60 El Tercer Concilio Limense, p. 225. 61 José Cardiel, Las misiones del Paraguay (1747), España, Historia 16, 1989, p. 61. 62 José Manuel Peramàs, Platón y los guaraníes (1793), Asunción, Centro de Estudios Paraguayos “Antonio Guasch”, 2004, p. 151. 32 acordar quiénes serían sus sucesores. La lista la entregaban a los padres para juzgar si era conveniente o no.64 Una vez elegidos, se presentaban en el atrio y se les entregaban insignias de poder como: “el bastón del Corregidor, las varas de los Alcaldes […]”,65 todo esto acompañado por músicos. La otra parte del gobierno en las reducciones se compuso por dos jesuitas: el cura y el sotocura. Algunos pueblos contaron con tres ignacianos y un hermano coadjutor66 que aún no recibía las órdenes clericales. Los misioneros dependieron de un rector llamado superior, que residía en la reducción de Candelaria.67 Él se sujetaba a los mandatos del Provincial cuya sede estaba en el Colegio Máximo de la Compañía, en Córdoba del Tucumán. La fusión política del gobierno jesuita con el cabildo guaraní permitió fortalecer la relación de los indios con los misioneros. Esto se aprecia en las actividades que dieron autonomía económica a las reducciones: la agricultura y la ganadería. Los miembros de la Compañía entregaban a los caciques semillas, granos y raíces para obtener productos como maíz, mandioca, batata, trigo, legumbres, yerba mate, tabaco y caña dulce.68 Los caciques administraban el reparto de las sementeras entre los indios que las trabajaban “desde la octava de Corpus hasta Navidad, que es el tiempo de labrar, sembrar y coger”.69 La producción de las reducciones se hizo de forma especializada con el propósito de fomentar su autonomía a través de redes de intercambio: “en unos abunda algodón, en otros el tabaco y en tal cual las vacas; y raro es el que tiene todas estascosas; y por eso hay continuo comercio; dando cada uno aquello en que abunda por lo que falta”.70 Reducciones como Santo Tomé, Asunción de la Cruz, Yapeyú, San Miguel, San Francisco de Borja, San Juan Bautista, San Lorenzo, San Ángel, San Luis y San Nicolás se enfocaron en la ganadería. Otras se destacaron en la agricultura, 63 José Cardiel, Op. cit., p. 60. 64 José Manuel Peramàs, Op. cit., p. 152. 65 José Cardiel, Op. cit., p. 61. 66 José Cardiel, Declaración de la verdad, p. 247. 67 Nicolás del Techo, Op. cit., p. 47. 68 José Cardiel, Op. cit., p. 292. 69 José Cardiel, Op. cit., p. 290. 70 José Cardiel, Op. cit., p. 295. 33 como fue Santa María de la Fe, Santos Cosme y Damián, Santiago, Santísima Trinidad, Jesús de Tavarangue, Santa Rosa, Itapúa, San Ignacio Guazú, San Ignacio Miní, Santa Ana y Candelaria. San Carlos, Santa María la Mayor, Apóstoles, San José y Concepción se orientaron en los dos sectores y sus reducciones tendieron a ser muy pobladas. Otras reducciones se especializaron en el cultivo de la yerba mate, como Loreto, San Javier y Corpus Christi.71 Un segmento de los productos obtenidos sirvió para mantener a las familias de quienes trabajaban la tierra y el resto era administrado por los religiosos. Por una parte se pagaba tributo al Real erario, de donde salía el sueldo de los misioneros; otra parte era para la ornamentación y cuidado de las iglesias; y la última ración era para el sustento de “viudas, huérfanos, enfermos e impedidos”.72 Revisemos otra forma en la que los ignacianos pretendieron proyectar el orden civil: en el plano urbano y el diseño de las construcciones. Su estructura respondió a las Ordenanzas de Poblamiento de Felipe II en 1573. 73 Dichas legislaciones urbanísticas fomentaron que la ciudad se compusiera por un plano regular ajedrezado. Una muestra de ello es la imagen 1, que es un plano de la reducción de San Juan Bautista, ubicada en la región del Tape. 71 Robert Jackson, Missions and the frontiers of Spanish America: A comparative study of the impact of environmental, economic, political and socio-cultural variations on the missions in the Rio de la Plata region and on the Northern Frontier of New Spain, United States of America, Pentacle Press, 2005, p. 153. 72 José Cardiel, Op. cit., p. 191. 73 Ernesto J.A. Maeder y Ramón Gutiérrez, Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes, Argentina, Paraguay yBrasil, España, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 2010, p. 12. 34 Imagen 1. “Plano del pueblo de San Juan Bautista” (dibujo conservado en el Archivo General de Simancas). Fuente: José Manuel Peramàs, Platón y los guaraníes, p. 33. En este plano lo que destaca es la plaza. Su importancia se legitima al trazarse una calle principal de acceso a ella. En varias reducciones se erigía una cruz a la entrada de ésta acompañada de una Virgen y el santo patrono correspondiente, así como también en el punto de acceso aparecían en los costados capillas miserere.74 La plaza fue un centro religioso, comercial, cívico y festivo, por ello fue un punto de encuentro social significativo. Del mismo modo fue eco del orden civil ya que a su alrededor estaban distribuidos los edificios más importantes. El primer recinto está señalado con la letra A, que es el templo de la reducción, cuya estructura fue dominante en la reducción por su altura. El 74 Ernesto J.A. Maeder y Ramón Gutiérrez, Op. cit., p. 12. 35 misionero Nicolás del Techo dijo lo siguiente: “Las iglesias eran muy capaces y sólidamente hechas, de tres ó cinco naves, sostenidas sobre arcos y pilares de madera, y algunas sobre columnas dobles de gusto jónico, con hermosa y elevada cúpula”.75 Tal magnificencia buscaba impresionar a los indios así como hacerles ver la superioridad de la nueva religión. Encontramos datos de algunos miembros de la Compañía que, además de sus cotidianas labores dentro de la reducción también fueron arquitectos. El italiano José Brasanelli (1659-1728), además de ser arquitecto también fue pintor y escultor. Se encargó de la edificación de los templos de Itapúa, San Francisco de Borja, Loreto, Santa Ana y probablemente San Francisco Xavier y San Ignacio Miní.76 Juan Bautista Primoli, italiano (1673-1747) fue responsable de los templos de San Miguel y Concepción, así como también terminó de construir el de Trinidad. Anton Sepp von Reinegg (1655-1733), además de ser músico, tuvo nociones de arquitectura que plasmó en el templo de San Juan Bautista acabado en 1698: Lo primero que hice fue hundir las grandes columnas en la tierra a una profundidad de ocho pies, para que pudieran elevarse con mayor firmeza a una altura de 50 pies. Desde el altar mayor hasta el portal de la iglesia coloqué un total de veinticuatro columnas, distribuidas en dos filas; cada columna dista de la próxima 20 pies. La iglesia se compone, así, de tres naves: una nave principal de 24 pies de ancho y dos naves laterales, cada una de 20 pies de ancho. La distancia entre el coro y el portal o atrio es de doscientos pies, lo que no es demasiado para una población tan numerosa.77 Este último punto sobre el coro destaca por lo siguiente. El coro es una estructura arquitectónica del templo en donde se juntaba la capilla de músicos para cantar los oficios divinos.78 Los únicos que podían ser miembros de la capilla de músicos eran hijos de los miembros del cabildo guaraní. Sigamos analizando la estructura de la Imagen 1. En el flanco derecho de la plaza vemos un edificio con la letra M que señala el recinto del cabildo guaraní, del cual ya hablamos. A un costado del templo, con la letra B apreciamos el 75 Nicolás del Techo, Op. cit., p. 41. 76 Robert Jackson, Op. cit., p. 182. 77 Anton Sepp von Reinegg, Continuación de las labores apostólicas (1733), Argentina, Universidad de Buenos Aires, 1973, p. 226. 78 José Cardiel, Las misiones del Paraguay, p. 52. 36 cementerio y del otro lado, las letras F y G indican el Colegio y el patio del claustro. Aquí se les daba clases a los hijos de los caciques, cabildantes, músicos y oficiales de arte donde aprendían música, a leer y escribir.79 La letra H señala los talleres, donde los indios plebeyos aprendían oficios de “tejedores, carpinteros, herreros, plateros, pintores, escultores, doradores, torneros, sombrereros, rosarieros”. 80 Tales trabajos fueron aprendidos por los varones, en cambio, las mujeres tuvieron tareas como hilado, tejido y teñido. En los flancos de la plaza se
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