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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFíA Y LETRAS COLEGIO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS VIENTOS DE LIBERACiÓN Y CAMBIO: LA REVOLUCiÓN CUBANA EN AMÉRICA LATINA T E s s QUE PARA OBTENER El TiTULO DE: LICENCIADA EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS P R E S E N T A KAISIA MARTíNEZ MERCADO ASESOR: TATIANA COLL LEBEDEFF MÉXICO, D.F. JUNIO 2011 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A mis padres: Elia y Oseas… mis eternos compañeros de batallas y esperanzas, por jamás cansarse de creer en el hombre, y nunca rendirse ante lo imposible… por enseñarme día a día, que “los sueños de hoy, pueden ser realidades mañana” A mi hermana Elia, por ser fruto de la solidaridad de la Revolución cubana, por su incansable apoyo A Alejandro, mi adversario de discusiones; por hacerme crecer con cada cuestionamiento, por nunca haber dejado de creer en mi… Agradecimientos A Tatiana Coll, por sus infinitas enseñanzas, por ser mi guía durante este proceso. A mi familia: A Elia, mi mamá, mi amiga, mi compañera de proyectos, cómplice de sueños, esperanzas, y luchas… Gracias por haber leído esta investigación más de una vez, por haberte desvelado junto conmigo en cada etapa de este proceso, por tus críticas, enseñanzas, desafíos… por hacerme crecer en cada momento. A Oseas, mi papá… Gracias por haber creído en mi en todo momento, por no dejarme caer ante los obstáculos que se me presentaron a lo largo de esta pequeña lucha, por incentivarme a seguir luchando sin perder mis creencias e ideales… por nunca dejarme sola, por apoyarme en cada proyecto que he emprendido, por creer en mí siempre. A mi hermana Elia, por estar presente a lo largo de este proceso, por acercarme a la realidad cubana y enseñarme el significado de esa pequeña isla… A Obed, por su interminable apoyo en la última etapa de este proceso. Por las palabras de aliento que me incentivaron a seguir adelante. Por su presencia… Gracias a cada persona que contribuyó para que la realización de esta investigación al fin se concretizara, al aportar una enseñanza valiosa para ésta. A mi sínodo, Jesús de la Serna, Tania Carranza, Mario Barbosa y Jaime Ortega; gracias por sus aportaciones, críticas y comentarios. A Carlos Castro Sánchez, Reynaldo Estévez Curbelo, por sus aportaciones A Rosita, y Alejandro, por su apoyo. Finalmente, un agradecimiento especial a cada uno de los cubanos que han luchado por la constante construcción de la Revolución cubana, sin ellos, la razón de esta investigación no existiría. A los miles de latinoamericanos que han creído en la gesta cubana y que dejaron su sangre en el intento de ver realizados los sueños de Martí, Bolívar, Che, Fidel… A los latinoamericanos que han creído que la construcción de Nuestra América es posible. Gracias ÍNDICE Introducción 2 p. 1. Nuestra América 9 1.1 Martí en Fidel Castro y en el Movimiento 26 de Julio 19 1.2 Estrategia revolucionaria del Movimiento 26 de Julio 20 1.3 Dos épocas: un proyecto revolucionario en común 33 1.4 Ernesto “Che” Guevara 41 2. Es la hora del recuento, y la marcha unida 52 2.1 Diferentes concepciones de la lucha armada 59 2.2 Un continente en revolución 67 2.3 “Las Revoluciones no se exportan” 87 3. Neoliberalismo en América Latina: un golpe para la 98 reorganización de fuerzas 3.1 Crisis económica: la década pérdida en América Latina 100 3.2 Neoliberalismo en América Latina 105 3.3 Crisis de la deuda externa: efectos de las recetas neoliberales 108 3.4 Esperanzas truncadas: intervencionismo del dúo 111 Reagan-Bush 3.5 ¿Casi un naufragio? 121 3.6 Algunas cuestiones para reflexionar 129 4. Horizontes de integración 132 4.1 El reformismo de izquierda: ¿una alternativa de integración? 132 4.2 Metamorfosis de la resistencia: los Nuevos Movimientos 136 Sociales 4.3 De la reforma hacia la revolución: Venezuela, 142 Bolivia y Ecuador • Venezuela 143 • Bolivia 148 • Ecuador 153 4.4 Alternativas de integración o unidad latinoamericana 156 • ALCA y Acuerdos bilaterales (TLC) 158 • MERCOSUR 161 • La Unión Europea: un ejemplo de integración 166 • ALBA y TCP 167 4.5 Comparación final 177 Conclusiones 180 Bibliografía 186 2 Introducción Cursar la licenciatura en Estudios Latinoamericanos me permitió adquirir una serie de conocimientos que fueron creando diversas interrogantes acerca del desarrollo histórico de la región de América Latina. Descubrí y reflexioné acerca de la dependencia y subdesarrollo económico, político y social que ha marcado a la región latinoamericana desde su conformación. Pude ver cómo a raíz del proceso de conquista y colonización de América se produjo la incorporación del continente al desarrollo capitalista mundial, al ser esta región la fuente de recursos naturales que permitió la acumulación originaria de capital en Europa, y que a su vez produjo una desacumulación de capital y, principalmente, de recursos en América. Así, al paso de los años, América Latina adoptó la función monoproductora y monoexportadora de materias primas, así como la consumidora de los productos manufacturados que se elaboraban en Europa y la parte norte del continente. Durante las primeras dos décadas del siglo XIX se desarrollaron de manera general en América Latina y el Caribe los procesos de independencia. Con ellos desaparecieron los imperios coloniales de España y Portugal, y se dio paso a la implantación de una nueva forma de dominación y explotación que respondió al desarrollo alcanzado por el sistema de producción capitalista, este es el neocolonialismo. El neocolonialismo permitió dar la apariencia de una independencia institucional formal de la colonia pero escondía la subordinación política y dependencia económica respecto a la metrópoli. Mientras en América Latina y el Caribe se desarrollaban las guerras de independencia a principios del siglo XIX, Estados Unidos había logrado alcanzar su plena independencia, tanto política como económica, casi 40 años antes. Desde el proceso independentista norteamericano se sentaron las pautas de la expansión territorial y la dominación colonial y neocolonial. Con ellas se creó, a principios del siglo XX, el sistema de dominación continental. Dicho sistema se impuso mediante el neocolonialismo, que incluyó una serie de intervenciones militares, la imposición de gobernantes sumisos y cuerpos represivos, así como de todo tipo de presiones políticas y económicas que ayudaron a mantener la continuidad de le hegemonía estadounidense dentro de la región. Inevitablemente, estas políticas generaron una respuesta por parte de los pueblos latinoamericanos, al permitir el desarrollo y evolución de los nacionalismos, y el surgimiento de sentimientos y luchas antiimperialistas, así como el arraigo de las ideas socialista y comunistas nacidas en Europa. 3 América Latina se vio envuelta en luchas sociales y/o populares en contrade la penetración y dominación imperialista, que en su mayoría fueron calladas por la imposición de largos, sangrientos e intensos periodos de despotismo y de dictaduras, hasta el 1º de enero de 1959 cuando el triunfo de la Revolución cubana abrió una nueva etapa en la historia de la región, que permitió ver la posibilidad real de un triunfo revolucionario, y el establecimiento de mecanismos y formas de gobierno verdaderamente independientes, que lograran romper con el yugo colonial y neocolonial que había cargado la región durante más de 400 años. Este investigación surgió a partir de la posibilidad de este cambio, Cuba permitió a los pueblo latinoamericanos ver el rompimiento económico y político de esta región respecto a los proyectos y dictámenes imperialistas de los Estados Unidos. Aunque la efervescencia revolucionaria de los años sesenta y setenta haya sido eliminada siguieron existiendo nuevos mecanismos de lucha y resistencia frente a la opresión foránea. La Revolución cubana y la construcción de lo que ellos llaman el “socialismo cubano” se ha mantenido en pie durante más de 50 años, aún a pesar de la muerte de las ideologías y del socialismo en Europa. Todos estos procesos me llevaron a indagar acerca de la proyección y el impacto real que ha tenido el proceso cubano para el resto de los países latinoamericanos y caribeños. Pero más allá de las razones académicas por las cuales decidí abordar el tema de Cuba, existe dentro de mi desarrollo personal una gran importancia y significado de la Isla. Crecí oyendo hablar sobre el desarrollo y las luchas revolucionarias que habían tenido lugar en Cuba, crecí alrededor de un clima de discusiones políticas donde la dignificación del ser humano se volvían el centro de las batallas de mis padres. Ellos han dedicado su vida a la docencia, al tratar de resaltar, más allá de la parte instructiva, la parte educativa de la misma. Así, encontré dentro de mi núcleo familiar una serie de referentes históricos y valores que fueron marcando mi formación como ser humano. El descubrimiento de Cuba lo hice a través de mi hermana, quien al salir de la preparatoria y no encontrar un lugar para realizar los estudios de medicina en México, debido entre otras cosas, a la gran demanda existente para ingresar a la UNAM, se fue becada a la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas en Cuba. La Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas fue un proyecto elaborado por Fidel Castro ante las diversas catástrofes naturales que tenían lugar en países de América Latina y que por “falta de recursos” no existían los médicos que auxiliaran a las miles de familias afectadas. Por ello, Fidel Castro se propuso la construcción de una escuela que aglutinara a estudiantes de los diversos países de América Latina que no tenían la oportunidad de realizar sus estudios en dichos países. Cuba les brinda una beca que dura los seis años y medio de la carrera, suministrándoles los materiales necesarios para el 4 desarrollo de ésta, así como los bienes de consumo primario para sus sustentación en la isla. A cambio, los estudiantes latinoamericanos, únicamente tienen que comprometerse (un compromiso moral, porque nunca se les hace firmar nada) a regresar a sus países al término de la carrera con el objetivo de adentrarse a las realidades más afectadas de su país y brindar los servicios que la carrera les enseñó. La Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas se ha convertido, en un verdadero proyecto de solidaridad de Cuba hacia los pueblos hermanos de América Latina y el Caribe, incluso en la actualidad hay estudiantes provenientes de países africanos y de Estados Unidos. Esta experiencia enriqueció de sobremanera mi formación, ya que al visitar a mi hermana tuve la oportunidad de convivir con muchos estudiantes provenientes de varios países latinoamericanos, lo que me dio la posibilidad de conocer, a través de sus ojos las realidades, no tan diferentes a la mía, de otras regiones del continente. Es a partir de ello, que decido viajar a Cuba con el objetivo de estudiar música y permanecer más tiempo junto a mi hermana. Me encontraba en la transición del CCH hacia la universidad, donde ya había elegido la carrera de Estudios Latinoamericanos, y vi una gran oportunidad de conocer una realidad tan diferente a la nuestra mediante mi estadía en la isla. La etapa en que formé parte de la sociedad cubana fue de las más importantes en mi vida. Dentro de la residencia en la que viví durante mis estudios musicales, habían muchos estudiantes latinoamericanos que estaban ahí realizando sus estudios ya sea en artes, música o danza. De esta manera, conviví no sólo con estudiantes cubanos sino también con estudiantes de otras regiones de América Latina. Ese crisol de nacionalidades nos permitió ir conociendo situaciones de la vida cotidiana de otras partes del continente. Pero lo más importante fue insertarme en una sociedad que vive bajo un sistema bien distinto al capitalismo, lo que ellos llaman “el socialismo cubano”. Para mí fue difícil, ya que a veces sin darnos cuenta los rasgos distintivos del sistema capitalista se vuelven íntegros a nuestro devenir como seres humanos. Pero este proceso me permitió ver de manera objetiva este nuevo sistema económico que se ha ido construyendo a lo largo de cincuenta años, que se basa en las particularidades que tiene la isla. Pude ver así, las distintas problemáticas a las que se enfrenta Cuba, tanto internas como externas. Los vicios que se han impuesto a partir de la apertura hacia el turismo, y las formas en las que han ido enfrentando la carga ideológica que llega de los extranjeros. Ser parte de la realidad cubana como estudiante, fue muy diferente a vivirla desde una perspectiva turística. Aunque había viajado repetidas veces a Cuba para visitar a mi hermana, y permanecía largas temporadas allá, nunca pude acercarme ni comprender el significado de la Revolución cubana, sino hasta estar inserta dentro del sistema como una estudiante más. 5 De esta experiencia surgió mi interés por acercarme cada vez más al proceso revolucionario que ha permitido la instalación de un sistema que logró romper con la dependencia económica y permitió el desarrollo independiente y soberano de la isla, así como las interrogantes acerca de los errores y las desviaciones que sufrieron los procesos revolucionarios posteriores al triunfo en Cuba y que se vieron fuertemente impactados por toda la ideología y pensamiento de la isla. Hablar de la Revolución Cubana en la actualidad resulta un tanto difícil, ya que despierta contradicciones entre los distintos analistas, pensadores e intelectuales. Pese a ello, tomé la decisión de abordar un tema como el de la Revolución cubana, vinculado a la efervescencia revolucionaria en América Latina durante las décadas de 1960 y 1970, por ser el único ejemplo vivo que subsiste en la región, donde se estableció una sociedad basada en estructuras económicas distintas a la lógica del capitalismo mundial. El desarrollo de esta investigación fue complicado a causa de la complejidad y amplitud del tema central. A partir del objetivo principal, que es recoger las bases teóricas e ideológicas del pensamiento de la Revolución cubana, los elementos constitutivos de éste y el impacto que tuvo dentro de los movimientos y organizaciones revolucionarias en los países de América Latina durante la segunda mitad del siglo XX con el fin de alcanzar la segunda y verdadera independencia, se hizo imprescindible destacar las ideas de un conjunto de pensadores originales en Cuba, como José Martí, ya que el legado de éste fue estandarte para todos los genuinos revolucionarios cubanos que a lo largo de la historia de la isla lucharon por la eliminación del orden neocolonial, siendo Fidel Castro quien logró reivindicar cada uno de los postulados de Martí con su lucha revolucionaria de mediados del sigloXX. A través del análisis del pensamiento martiano y al integrar los elementos que aportó Fidel Castro, se fueron clarificando lo que constituyeron las bases para la conformación de nuevos procesos sociales y políticos dentro de la isla, al dar una nueva perspectiva político-ideológica que rompió con la visión marxista dogmática tradicional de lo que debían ser las revoluciones latinoamericanas. El impacto de este nuevo pensamiento, no sólo se reflejó en los procesos de resistencia social o revolucionaria, sino también se vio reflejada dentro de las políticas que son aplicadas por Estados Unidos hacia América Latina, con la intención de frenar la efervescencia revolucionaria. En este sentido, me vi en la necesidad de elaborar un análisis del desarrollo y evolución, más bien involución, de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. Ello generó que el tema se extendiera cada vez más, conduciéndome por caminos que abrían nuevas interrogantes que habían que clarificar. Una de ellas fue respecto a la evolución que sufrió el Sistema de Dominación Continental que 6 impuso el imperialismo norteamericano hacia la región, una vez que el fantasma del comunismo había sido eliminado. Más que una evolución dentro del Sistema, lo que ocurrió fue un cambio en los argumentos ideológicos, pues al no existir ya el comunismo se creó un nuevo enemigo sobre el cual lanzar toda la campaña ideológica que sostuvo la lucha a muerte contra él, éste para el contexto histórico actual ha sido el terrorismo y el narcotráfico. Una vez que establecí los elementos constitutivos del pensamiento de la Revolución Cubana, se hizo necesario elaborar un capítulo que plasmara la efervescencia revolucionaria que se desató después del triunfo del Movimiento 26 de Julio (M26-7) en Cuba. Mi intención fue proyectar las dimensiones que adquirió el proceso de la lucha antidictatorial y antiimperialista en algunos países latinoamericanos y no analizarlos de manera aislada. Rescatar y conceptualizar los rasgos que compartieron en común, así como los elementos que la Revolución cubana aportó en el desarrollo de estos procesos revolucionarios. La elaboración de esta gran panorámica fue ardua, extenuante y compleja. Para lograr proyectar las dimensiones que este procesos adquirió había que indagar acerca de todos y cada uno de los movimientos y organizaciones que surgieron en los países de América Latina y el Caribe posterior al triunfo revolucionario en Cuba, así como estudiarlos y analizarlos para ir rescatando los elementos que se presentaban en otras regiones y los que había aportado la Revolución cubana, para así caracterizarlos a partir de elementos en común. Durante este proceso me encontré frente a una avalancha de información, la cual había que sintetizar; además me enfrenté a una serie de movimientos que a pesar de que presentaban rasgos y elementos que me permitían englobarlos bajo un desarrollo en común, poseían también una serie de rasgos y elementos particulares que respondían a las condiciones específicas de cada país latinoamericano, lo que dificultó llegar al objetivo inicial. En este proceso pude plasmar la importancia moral del triunfo revolucionario en Cuba para los procesos que se iban gestando en otras partes de América Latina. Algunos de éstos se vieron fuertemente influidos por la estrategia revolucionaria elaborada por el M26-7. Se consolidó en la región una nueva forma de entender y construir el socialismo. Es entonces cuando surgió una nueva problemática en la investigación, pues mi intención no era ver al proceso cubano como un modelo de exportación de una revolución, sino como una presencia y un pensamiento que fue capaz de incidir en las ideologías originarias de cada realidad latinoamericana para la creación de movimientos sociales que permitían el desarrollo de revoluciones. En este punto, se generó la importancia de incluir un apartado que lograra trasmitir los esfuerzos de la isla por construir un bloque latinoamericano unido, que fuera capaz de integrarse frente a las agresiones imperialistas, mediante los solidarios proyectos que ha sostenido a lo largo de su historia. Éstos han ido desde la 7 solidaridad con los movimientos armados e inclusive electorales, pasando por la construcción de un bloque unificado que se opusiera al pago de los absurdos intereses de la deuda externa, y culminando con el impulso de proyectos de integración económica, política y social como el ALBA. De esta forma se fue entretejiendo, a partir de todos los elementos significativos, lo que ha constituido la construcción de la Revolución cubana, entendiendo a ésta como el único proceso de verdadera emancipación que ha perdurado hasta la actualidad; y que poseyó un gran impacto sobre el resto de la región latinoamericana. La presente investigación fue abordada desde la teoría materialista dialéctica, que representa una teoría y un método general del conocimiento que permite dar la explicación del desarrollo de las sociedades a través de los procesos históricos, económicos, políticos e ideológicos. Así, para sortear los contratiempos que se me fueron presentando a lo largo de la elaboración de esta investigación, recurrí al análisis crítico, al seleccionar los procesos de mayor relevancia que ayudaron a crear las condiciones necesarias para la consolidación del pensamiento de la Revolución cubana; y su expansión ideológica, la cual se vio reflejada en el multiestallido de los procesos revolucionarios en América Latina durante las décadas de 1960 y 1970. De esta manera, resultó la elaboración de cuatro grandes capítulos: El primer capítulo, de manera introductoria, aborda el pensamiento martiano, a través de la identidad latinoamericana que se construye en el concepto de “Nuestra América”, donde se planteó la unidad de estos países para combatir lo que muy tempranamente alcanzó a visualizar Martí, la expansión del imperialismo norteamericano. Se hizo una vinculación entre el pensamiento de este autor con las bases ideológicas de los movimientos que se gestaron en América Latina a partir del triunfo de la Revolución cubana, y por consiguiente, se trazó la influencia que tuvo el pensamiento martiano en los proyectos revolucionarios que planteó Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara. De esta forma, se muestra la transformación de la Revolución cubana, en un principio nacional y antidictatorial, en una revolución antiimperialista de carácter socialista a causa de la radicalización de la confrontación con el imperialismo. Esta nueva visión de la lucha continental de los pueblos latinoamericanos, que se construyó desde la Revolución cubana, se plasma claramente en la “1° y 2° Declaración de la Habana” y los discursos del Che en Punta del Este y la ONU, por lo que el análisis de estos textos fueron sumados en el desarrollo de este primer capítulo. 8 En el segundo capítulo, se presenta una panorámica de los Movimientos de Liberación Nacional, ya que no se trata de analizarlos en sí de manera aislada, sino de proyectar las dimensiones que adquirió el proceso de lucha antidictatorial y antiimperialista en algunos de los países latinoamericanos en los años 60 y 70 del siglo XX. La elaboración de esta panorámica hizo necesaria la mención de las distintas concepciones de lucha que sostuvieron los movimientos y organizaciones revolucionarias de la época, así como el análisis de las contradicciones, desviaciones, trifulcas, escisiones, que condujeron a la eliminación, casi por completo, de los procesos revolucionarios. El tercer capítulo, abarca el análisis general de los proyectos que integran la doctrina neoliberal del capitalismo. Se incluye también, el desarrollo histórico de la evolución dentro del Sistema Interamericano, creado por Estados Unidos, para garantizar su hegemonía en la región. A partir de la eliminación de los procesos revolucionarios, los mecanismosde represión, explotación y opresión hacia América Latina, fueron modificados hacia las exigencias del nuevo sistema que imperaba a nivel mundial, es decir, el neoliberalismo. En este sentido se hizo necesario incluir la iniciativa que lanzó Fidel Castro, a mediados de la década de los años ochenta, en contra del pago de la deuda externa, frente a la crisis económica que se avecinaba en la región Latinoamericana. En contraposición de las condiciones económicas que se generaban en los países de América Latina, Cuba, logró un crecimiento económico importante, por lo que se incluye, dentro de este capítulo, el análisis del período de Rectificación, el cual permitió a la isla, sortear los efectos de la crisis económica, así como el naufragio frente al derrumbe del campo socialista en Europa oriental El cuarto capítulo está dedicado a los proyectos de solidaridad, unidad e integración latinoamericana que propone Cuba. Se analizan los distintos proyectos integradores del área, como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA); los Tratados Bilaterales (TLC); el MERCOSUR; la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA); y el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP). Además se integra un breve análisis de la Unión Europea para poder realizar un análisis comparativo entre los distintos proyectos. Así, finalmente se presentan las conclusiones, que permiten entrelazar los cuatro grandes capítulos, donde se ve la clara proyección de la Revolución cubana en las luchas de los pueblos latinoamericanos por conseguir su verdadera y plena independencia. 9 1. NUESTRA AMÉRICA […] De la tiranía de España pudo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia José Martí1 El concepto Nuestra América, acuñado por José Martí, forma parte imprescindible de nuestra historia como países latinoamericanos; de ahí la importancia de su estudio y comprensión, ya que a pesar de haber sido elaborado hace más de un siglo, continúa teniendo vigencia en el pensamiento latinoamericano de hoy; ha sido parte constitutiva de la nueva acción libertadora y ha contribuido en la toma de conciencia de que es necesario un desarrollo propio e integrado de América Latina. En este trabajo no trato de analizar a Martí de forma completa y estructural, intentaré sí, esbozar un análisis conceptual de lo que a partir de 18912 Martí denominó Nuestra América, en respuesta al denominado Sistema Interamericano, que tenía como propósito complementar las acciones intervencionistas de los Estados Unidos con la aceptación por parte de los gobiernos latinoamericanos y caribeños de un conjunto de valores, normas y compromisos que los hacían copartícipes de la dominación ejercida sobre ellos3. El significado del concepto de “Nuestra América” adquiere gran importancia y vigencia dentro del actual mundo globalizado, donde el sistema de dominación continental estructurado por Estados Unidos a lo largo de muchas décadas, va adentrándose y consolidándose cada vez más en los países latinoamericanos mediante la imposición de los Tratados de Libre Comercio 1 Palabras escritas durante el Congreso Internacional de Washington en 1889. Citado en: Roberto Fernández Retamar, Introducción a José Martí, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 2006, p.118 2 Se habla de la construcción del concepto de Nuestra América a partir de 1891 por ser la fecha en la que publica su ensayo titulado con ese mismo nombre; sin embargo esta expresión es utilizada por Martí desde su estancia en Guatemala en 1877. “Les hablo de lo que hablo siempre: de este gigante desconocido, de estas tierras que balbucean, de nuestra América fabulosa”. (J.M., Carta a Valero Pujol, 1877), sin embargo, la primera vez que se registra esta expresión en Martí fue en 1875 durante su estancia en México cuando escribió: “Si Europa fuera el cerebro, nuestra América sería el corazón.” Citado en: Pedro Pablo Rodríguez, De las dos Américas, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2002, p. 14 3 Ese fue el principal objetivo de la Primera Conferencia Internacional Americana de 1889- 1890. La también llamada Conferencia de Washington creó la Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas, poco después transformada en la Unión Panamericana. 10 (TLC) y el ALCA. Bajo este contexto, es hoy más imprescindible recuperar el significado de la noción identitaria que dibujó José Martí hace más de un siglo. Esta expresión, en primer lugar, se construye marcando una diferencia de “otredad”, la cual implica “la existencia de otra América que no es nuestra y a la que, desde un primer momento, José Martí llamó explícitamente “la América europea”4. Es decir, Martí confrontó lo nuestro con lo otro, ajeno e impuesto, mediante una falsa simulación, es por ello, que en el marco conceptual de la construcción de Nuestra América jugó un papel determinante esa otra América a la que se quiere imitar, por lo que Martí, desde sus primeros escritos donde utilizó esta expresión advirtió ese gran peligro: Imitemos. ¡No! – Copiemos. ¡No! – Es bueno, nos dicen. Es americano, decimos. – Creemos, porque tenemos necesidad de creer. Nuestra vida no se asemeja a la suya, ni debe en muchos puntos asemejarse. La sensibilidad entre nosotros es muy vehemente. La inteligencia es menos positiva, las costumbres son más puras ¿cómo con leyes iguales vamos a regir dos pueblos diferentes?5 En esta cita, no sólo se aprecia la negación rotunda a la imitación de modelos políticos, como bien dijo Martí al darse cuenta de que no se podría gobernar con leyes iguales a dos pueblos tan diferentes. A pesar de que en un principio Martí hacía la diferenciación entre los pueblos latinoamericanos y la “América europea”, para este momento su pensamiento ha sufrido una evolución al visualizar el gran abismo existente entre la otra América (Estados Unidos) y Nuestra América. A pesar de compartir el mismo continente, las dos Américas poseen un desarrollo histórico opuesto, debido a la fundación, a partir de rasgos culturales contrarios que marca dos identidades distintas y el desarrollo de dos economías también distintas. Surgió así, la necesidad de combatir a la América del norte que venía con intenciones de abalanzarse sobre los pueblos de Nuestra América. Dentro de la cita se muestra también, la idea de la imitación por necesidad de creer que ese modelo y esas leyes que los poderes norteamericanos definen como los mejores, van a desarrollar a los pueblos de nuestra América, cuando en realidad funcionan para facilitar la dominación sobre éstos por la América del norte. A estos imitadores los llamó Martí en el texto de “Nuestra América” sietemesinos, puesto que los identificaba como desarraigados, que portaban frivolidad y se caracterizaban por desamor a lo propio. De ahí su tendencia a imitar modelos políticos, sociales y económicos de otros países; hasta llegar al punto del anexionismo, tendencia muy recurrida para la época de las independencias. 4 Roberto Fernández Retamar, Op. cit., p. 374 5 Citado en: Pedro Pablo Rodríguez, Op. cit., p. 11 11 Martí desaprueba la imitación, más no dice que nuestra América se tape los ojos frente al desarrollo norteamericano, pues pensaba que la clave estaba en el aprendizaje de este proceso, de manera en que se pudiera alcanzar y rebasar el ritmo estadounidense, lo cual significó la diferencia entre el “éxito” de Estados Unidos y el aspirado para nuestra América, es decir, se planteó un objetivo desarrollista. A partir de este análisis, Martí comenzó a trazar un concepto de identidad latinoamericana que se basaba principalmente en un análisis comparativo que, nosolo comprendió a los Estados Unidos, sino que incluyó también el contraste y contraposición con Europa, comprendiendo a América Latina como una unidad histórico- social diferente de esas dos regiones. De ahí, que haya delimitado tres ideas esenciales para la caracterización de nuestra América: la primera se refirió a la formación de esta región que se basaba fundamentalmente en pueblos nuevos; la segunda planteaba la existencia de una naturaleza particular americana, donde se conjugaban rasgos espirituales, de psicología social que eran propios y peculiares; llevándonos a la siguiente idea, la cual sostuvo, que al tratarse de una existencia particular y específica, los análisis y soluciones americanas debían ser propias. Bajo estas tres ideas Martí basó sus pensamientos en torno al nuevo concepto que se iba construyendo. Percibía que el crisol de mezclas, indígena, negra, española, portuguesa, generaba pueblos “nuevos”. Es decir, los pueblos nuevos se generaban a partir del choque de culturas que trajo la conquista en nuestro continente, o como se dijo en aquel siglo mediante el conflicto entre civilización y barbarie;6 ya que los pueblos aborígenes constituían una civilización original y autóctona, previamente a la llegada de los españoles, mientras que la civilización europea, tuvo un comportamiento bárbaro por su carácter devastador, al interrumpir aquella civilización americana. Mediante este proceso antagónico es que se creó un pueblo nuevo, diferente al aborigen y al español. Como se mencionó anteriormente, la característica principal de ese pueblo nuevo es su mestizaje en la forma, es decir, en lo cultural más que en lo biológico. El 6 Habría que tomar en cuenta, que para el análisis que hace Martí, la barbarie no estaba del lado de los pueblos aborígenes americanos, como en aquella época se manejaba, sino que su análisis fue desde una óptica bien diferente, donde la civilización corresponde al desarrollo de los pueblos aborígenes americanos y la barbarie esta constituida por el comportamiento bárbaro de los conquistadores europeos. Referente a este tema encontramos el siguiente párrafo en el texto de Nuestra América: “No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza. El hombre natural es bueno, y acata y premia la inteligencia superior, mientras ésta no se vale de su sumisión para dañarle, o le ofende prescindiendo de él, que es cosa que no perdona el hombre natural, dispuesto a recabar por la fuerza el respeto de quien le hiere la susceptibilidad o le perjudica el interés. Por esta conformidad con los elementos naturales desdeñados han subido los tiranos de América al poder: y han caído, en cuanto les hicieron traición. Las repúblicas han purgado en las tiranías su incapacidad para conocer los elementos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de gobierno, y gobernar con ellos. Gobernante, en un pueblo nuevo, quiere decir creador.“ 12 pueblo nuevo reconquistó la libertad que la civilización americana originaria gozó, para devolver y restaurar, precisamente, esa alma propia. A pesar de esta mezcla de razas, Martí prestó mayor atención a lo indígena por estar relacionados directamente con la tierra y por el asombro que causaba en él la capacidad de levantar grandes culturas originales y florecientes, con dominio de las matemáticas y la astronomía. Pero también, vio la importancia de estudiar los pueblos prehispánicos de la región mesoamericana y andina, porque proporcionaban ciertos elementos que permitían visualizar el peligro existente de la división interna de los pueblos. Es así como podemos explicar en cierto modo la trágica dominación que ejerció el europeo a través de la colonización. Para Martí, la colonización era un período de dominación negativo y antiamericano, pues […]cortó las posibilidades de desarrollo propio de los pueblos indígenas, por tanto, la colonia niega lo latinoamericano al tratar de eliminar uno de los factores formadores, y por eso la independencia, a su vez, es el primer paso hacia la síntesis latinoamericana, que a partir de entonces, consecuentemente, ha de reconocer y recuperar lo autóctono7. Sin embargo, esta recuperación, se vio nuevamente interrumpida por el estancamiento, la desunión y sobre todo la confrontación con el ala conservadora, en la época republicana. Resulta importante puntualizar el significado que adquiere la otra América, específicamente Estados Unidos, en el proceso de construcción de una identidad de Nuestra América, puesto que surge la necesidad de levantar una mirada aguda y penetrante que nos permita establecer los beneficios y los verdaderos peligros que implica la imitación y cercanía con Estados Unidos, para poder entonces defender a nuestra América de aquella: Sabemos que venimos en el instante en que una empresa de este orden debía venir. Hay provecho como hay peligro en la intimidad inevitable de las dos secciones del Continente Americano. […]La intimidad se anuncia tan cercana, y acaso por algunos puntos tan arrolladora, que apenas hay el tiempo necesario para ponerse de pie, ver y decir.8 Sus años en Nueva York permitieron a Martí tomar clara conciencia de los intereses contrapuestos de las dos partes del continente Americano, que se basan principalmente en la dinámica del desarrollo capitalista estadounidense que necesariamente implicaba la creación de relaciones de dominación con los pueblos latinoamericanos. 7 Pedro Pablo Rodríguez, Op. cit., p. 100 8 José Martí, “Los propósitos de La América bajo sus nuevos propietarios”, enero 1884, Obras Completas, t. 8, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2001, p.268 13 A partir de 1877 Martí dedicó todo su trabajo a “revelar, sacudir y fundar” a Nuestra América con carácter urgente. Este trabajo se plasmó en la carta de despedida que le escribe a su amigo Fausto Teodoro de Aldrey, en Caracas el 27 de julio de 1881 a quien le dice: “De América soy hijo: a ella me debo. Y de la América cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, ésta es la cuna”9. En esta cita, además de plasmar el carácter continental que tiene el pensamiento martiano, se habla de la necesidad de fundar, pues aunque en los escritos públicos de Martí, él hizo alusión a una América “robusta y fabulosa” (apuntando a sus potencialidades, a su historia y a sus recursos naturales) en sus textos privados habló de una “América enferma y desvalida” que debía revelar de manera urgente sus potencialidades para el fortalecimiento de esas repúblicas débiles que se comenzaban a desarrollar como “independientes”. Así, mediante el sacudimiento del Continente entero se daba lugar a la fundación de una América nueva, la fundación de una América fuerte, “robusta y fabulosa” que hasta esos años permanecía inexistente. Junto a la necesidad de adquirir una identidad latinoamericana, nace la necesidad de unidad. Idea y acción en la que Martí basó en gran medida el posible éxito de su proyecto revolucionario10, pues se anticipa a los acontecimientos históricos y alcanza a visualizar una América dividida por luchas intestinas, “pobreza secular, economías precarias y mentalidades colonizadas en sus clases dirigentes, más atentas hacia las grandes metrópolis industriales que hacia el interior de sus propios países y las injusticias en que vivían sus pueblos”11. Martí sostenía que este latinoamericanismo, que mira hacia su pueblo y su raíz, era la única opción para que los pueblos del sur subsistan y se desarrollen como identidad sociocultural independiente. Es en estos momentos cuando Martí tomó conciencia de la expansión y fenómeno imperialista de los Estados Unidos y se propuso como principal objetivo la detención de éste. De esta manera se trazaron dos objetivos en el pensamiento martiano: el sentido defensivo dela soberanía y la construcción de la identidad latinoamericana, que he venido abordando desde el inicio de este capítulo. A partir de 1880 fue tomando fuerza el imperialismo, no sólo el estadounidense, que iba a cambiar el rumbo de la historia mundial, sino también el imperialismo mundial pues, como dijera Lenin en su artículo “El 9 José Martí, “Carta a Fausto Teodoro de Aldrey”, julio de 1881, Obras Completas, t. 7, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2001, p. 267 10 Martí en su estrategia revolucionaria no solo pensó en la salvación de nuestra América, sino que también incluyó a la salvación de Estados Unidos al evitar la materialización de los rasgos imperialistas en el país. 11 Rodríguez Pedro Pablo, Op. cit., p.24 14 imperialismo y la escisión del socialismo”12, en 1898 no nació el imperialismo, sino que se manifestó en el arrojo de los países desarrollados sobre el resto del mundo, dando lugar a la primera Guerra Mundial, en la cual se dieron los parámetros de la repartición mundial. De ahí, la anticipada y previsora preocupación de Martí por alertar a los países latinoamericanos sobre la expansión imperialista que Estados Unidos tenía como siguiente proyecto13. Para él, Estados Unidos fue sinónimo de la nueva época a la que iba entrando la humanidad, ya que se gestó una agresiva voracidad territorial a la par de una revolución científica y tecnológica que acompañó al pujante desarrollo industrial. Sin embargo, este avance industrial imposibilita el desarrollo armónico en Estados Unidos, es decir, hubo un gran desequilibrio entre los factores materiales y los espirituales. Hay que tener en cuenta que para esos años, Martí había vivido en carne propia la transición de un capitalismo premonopolista, a uno ya de carácter monopólico en los Estados Unidos, lo cual significó su juvenil condena a la corrupción y la “metalización” en aquel país. Su vida en los Estados Unidos le enseñó a diferenciar esa otra América, “avariciosa, revuelta y brutal”, de la nuestra, y le hizo ver que el futuro de Norteamérica no debía ser deseable en los países latinoamericanos, pues esta transición de un sistema premonopolista a uno monopolista arraigó en el país del norte grandes desigualdades sociales e injusticias. Justamente es en esta etapa donde Martí comprendió el proyecto expansionista de los Estados Unidos que comenzó con la conquista del Oeste y le siguió el arrebato brutal de la mitad del territorio mexicano, abriéndose paso al resto de América. De esta experiencia nació el carácter antiimperialista de los planteamientos martianos. Un reflejo de ello es el ensayo magistral titulado “Nuestra América”. Es también, a causa de este antiimperialismo que Martí logró trascender más allá de su época, pues como dije al inicio de este capítulo, lo interesante de sus escritos es esa visión profética que lo hace vigente aún hoy en día. Los fundamentos ideológicos en los que basaron sus ensayos “Nuestra América” y “Madre América”14 fueron, en primer plano, las independencias que tuvieron y han intentado construir los países latinoamericanos. Es decir, el planteó dos procesos importantes que marcaron el rumbo del continente: Por 12 V.I. Lenin, El imperialismo y la escisión del socialismo, Ediciones de Lenguas Extranjeras, Pekín, 1980, (Colección V.I. Lenin, Marx, Engels, Marxismo) p.387 en: www.antiescualidos.com/ing/EL 13 Martí no usó esta categoría tal cual, sino que entendió y describió su esencia. 14 Ambos textos se relacionan con un acontecimiento fundamental en la historia latinoamericana: el congreso al que los Estados Unidos convocaron en 1888 a los países latinoamericanos, y del cual, realizado entre 1889 y 1890, salió la política del “panamericanismo” y la futura Organización de Estados Americanos. “Madre América” es un discurso que pronunció José Martí en la velada artístico-literaria de la Sociedad Literaria Hispanoamericana en 1889. 15 una parte, las independencias que se gestaron a principios del siglo XIX y que culminaron con las de Cuba y Puerto Rico. Procesos que son caracterizados principalmente por el carácter anticolonial y por el desprendimiento de las nuevas repúblicas de su “madre patria” España. Y por otra parte, visualizó el desarrollo histórico, tanto de los Estados Unidos, en el que basa la experiencia mexicana,15 como la de los propios países de América Latina bajo el signo de los liberales, los cuales culminaron en dictaduras autocráticas como la de Porfirio Díaz, en México, y las que dominaron en otros países latinoamericanos. Resaltó así la necesidad de alcanzar una segunda independencia en los países latinoamericanos, que si bien habían logrado romper los lazos coloniales, para esa época reproducían las viejas formas de explotación y dominación. Es también a través de sus experiencias en otros países del continente, como Guatemala y Venezuela, que comprendió por qué el desarrollo de Nuestra América debía basarse en las capas populares. Argumentaba que las nacientes burguesías dependientes latinoamericanas, representadas muchas veces por los liberales, no habían podido desarrollarse y al contrario, se habían convertido en meros intermediarios de la explotación imperialista, contribuyendo así a la desnacionalización de sus pueblos, por lo que una vez más, hizo alusión a la fundación de una América nueva, que fuera nuestra y diferente de la otra; y esta fundación no podía hacerse mediante estas nuevas clases dominantes nativas, sino que debía basarse en las capas populares y en sus necesidades. Todo ello se tradujo en el rechazo abierto al capitalismo como vía de desarrollo, mostrándose afín con un sistema que, por la caracterización que él hace, podría inclinarse más hacia la vía socialista,16 poniendo el acento en la igualdad y la justicia. En el ensayo titulado “Nuestra América”, José Martí, hizo una crítica importante al liberalismo latinoamericano, que iba adueñándose de la ideología de los gobiernos en turno. Planteaba así, las razones del permanente desajuste entre las instituciones y la realidad histórica continentales, subrayando el desenlace de las repúblicas latinoamericanas hacia caudillismos y tiranías, como se ha mencionado anteriormente, por no corresponder con los verdaderos requerimientos de la región. Oponiéndose al concepto liberal, Martí insiste dentro de su ensayo, “[…]que no se trata de copiar el modelo europeo occidental o norteamericano, sino de crear el propio, ajustado a los requerimientos de sus clases populares y de sus 15 Durante la estancia de Martí en México, él estudió la historia de este país, alcanzando a ver los primeros proyectos expansionistas de Estados Unidos, donde le es arrebatado la mitad del territorio a México, extendiéndose hacia el sur, lo que le permitió tener un rango mayor para su seguridad nacional. 16 Hay que tener en cuenta, que Martí nunca se declaró socialista, sin embargo, a lo largo de los planteamientos de sus objetivos se puede leer entre líneas una afinidad con este sistema, aunque en realidad él no haya conocido la teoría socialista a fondo. Su lucha es más bien por alcanzar, como primer artículo constitucional la plena dignidad del hombre. 16 condiciones histórico- sociales.17” Es decir, Martí sostenía que era imprescindible crear una cultura socio-política propia, basada en los factores reales de Latinoamérica, en su hombre natural; pero no se debía dejar de lado el problema principal en el fracaso de las repúblicas liberales: el desconocimiento de la identidad basada en la autoctonía, “[…] sólo la nueva cultura permitiría asumir a plenitud tales identidad y autoctonía, y por eso únicamente la cultura real (natural, popular), abriría el avance de ese proceso de identificación frente a los apetitos del Norte.”18 La importanciade volver a este tema, reside en hacer hincapié una vez más en la crítica a reproducir mecánicamente los modelos económicos y políticos importados. “La fundación” a la que se refirió Martí era la necesidad de hacer algo que antes no se había hecho: erigir, instituir, es decir, conquistar la verdadera independencia de los pueblos americanos. La frustración del proceso independentista y la presencia opresora del imperialismo norteamericano fue lo que generó en él el sentimiento de la necesidad de una segunda y verdadera independencia. Ya Martí había advertido acerca de estos males, pues él consideraba parte indispensable en el proceso revolucionario el echar a España de Cuba más, sin embargo, veía de manera urgente impedir que los Estados Unidos sustituyeran aquel predominio ejercido por España. Ésta constituía la etapa ulterior del proceso libertador. Es así como el carácter antiimperialista de Martí nació como algo natural en su pensamiento, pues a lo que él siempre se enfrentó fue al colonialismo español, pero al darse el desarrollo histórico que acontece en Cuba y el resto del continente, esa esencia de rechazo a la dominación extranjera, tuvo que dar, de manera natural, el cambio hacia una ideología antiimperialista, puesto que la independencia de Cuba19 no garantizaba que estuviera a salvo de peligros, ya que Estados Unidos se iba a lanzar sobre la isla (como vio que se lanzó sobre México) para llevar a cabo su proyecto imperialista. De esta forma, Cuba, en la tercera etapa de su lucha independentista tuvo que enfrentar no sólo al colonialismo español sino también al naciente imperialismo norteamericano. Martí percibió esto muy claramente en la famosa Conferencia Monetaria de 1891 convocada por Estados Unidos, donde pudo observar que de manera hábil y vestida de necesidades económicas, el verdadero propósito en la unificación monetaria presentado por Estados Unidos, escondía la pretensión de imponerse al resto de América y dominarla económicamente, sometiéndola así al nuevo vasallaje que surgía en la historia de los pueblos. De esta manera, 17 Rodríguez Pedro Pablo, Op. cit., p. 40 18 Ídem, p. 42 19 La independencia tanto de Cuba como de Puerto Rico, significó el cierre del proceso independentista que comenzó a principios del siglo XIX con la independencia de Haití. 17 Martí describió y desarrolló una serie de textos en los cuales se caracterizó este sistema de dominación adquirido por Estados Unidos20, donde resaltó el nacimiento de monopolios, la fusión del capital bancario con el industrial y la consiguiente creación de la oligarquía financiera, la exportación de capitales y el reparto entre las grandes asociaciones monopolistas internacionales de territorios, que eran y siguen siendo, política y militarmente débiles. La revelación que tuvo Martí de nuestra América no fue sólo la de que somos una entidad distinta en la historia[…], sino también la de que únicamente podríamos realizarnos, podríamos fundarnos, haciendo nuestra la herencia de Espartaco21, desencadenando y llevando hasta sus últimas consecuencias, para decirlo con las inolvidables palabras de Fidel el 16 de abril de 1961 (la víspera de la invasión mercenaria cuyos reductos serían derrotados en Playa Girón), “la revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes”22 El sistema que fue desarrollando Estados Unidos23, permitió que los planteamientos de Martí trascendieran más allá de su época, y fueran retomados para la continuidad de la lucha revolucionaria en Cuba. Por la agudeza con que Martí postuló el imprescindible antiimperialismo de la Revolución Cubana; por su comprensión de los problemas reales del país, más allá de la mera lucha contra España –problemas que permanecerían sin cambios esenciales durante la primera mitad del siglo XX–, y por las dinámicas soluciones aportadas, es natural que el ideario martiano conservara profunda virtualidad revolucionaria, y que a él se remitiera Fidel Castro como inspirador del ataque al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953 […].24 Como antecedente importante hay que considerar, el primer gran enfrentamiento de los cubanos contra Estados Unidos en el siglo XX, que se dio justamente en el marco de las condiciones de control que había impuesto 20 Fernández Retamar nos habla acerca de esta descripción y valoración que hace Martí, sobre los rasgos del imperialismo como algo adelantado a su época, puesto que fue Lenin quien, varias décadas después, iba a coincidir con esta caracterización del imperialismo bajo el nombre de “Rasgos fundamentales”. Roberto Fernández Retamar, “Del anticolonialismo al antiimperialismo” en Op. cit., p. 206 21 Fernández Retamar, nos explica la relación que ha hecho Martí con respecto a esta comparación, donde dice que “Roma es ahora los Estados Unidos (a los que explícitamente llamará en otro texto “la Roma americana)” (J.M., “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano. El alma de la Revolución y el deber de Cuba en América”, 1894), y a ella opone América, que es, por supuesto, nuestra América. Y a continuación, una disyuntiva sorprendente y admirable: los Estados Unidos son César, y nuestra América es ¡Espartaco!” Roberto Fernández Retamar, “La revelación de Nuestra América” en Op. cit., p. 130 22 Ídem, p. 130 23 Cuando hablo del sistema desarrollado por Estados Unidos me refiero al naciente imperialismo que se iba consolidando como fase superior del capitalismo, para más detalles ver: V.I. Lenin, “Imperialismo, fase superior del capitalismo” en Obras escogidas, Moscú, Ed. Progreso. Ya que dentro de este texto se puede apreciar de manera detallada y bajo parámetros teóricos el desarrollo del capitalismo. 24 Fernández Retamar, Roberto, Op. cit., p. 78 18 la Enmienda Platt25 sobre la naciente constitución, es decir, la lucha contra la dictadura de Machado en los años 30. En ella se puede apreciar la continuidad del ideario martiano a través del sector estudiantil, de donde salieron numerosos dirigentes como lo fue Julio Antonio Mella26, quien admiraba profundamente a Martí, y guió muchas acciones revolucionarias de los cubanos a través del pensamiento de éste, incluso quiso escribir un libro sobre Martí27, el cual llevó a cabo durante su estancia de varios años en México, a finales de los años veinte. Dentro de este texto se puede ver de manera más directa la influencia que ejercieron los pensamientos martianos en la lucha revolucionaria de esos años. Otro ejemplo de ésta continuidad es la acción de otro líder revolucionario de esta época: Antonio Guiteras, quien organizó y realizó un levantamiento armado y una vez derrocado Machado, tomó parte en el régimen conocido como el gobierno de la “pentarquía”. Éste fue constituido por cinco miembros, dentro de los cuales Guiteras resaltaba como la figura más avanzada y revolucionaria, dado sus antecedentes en la lucha28; y por haber logrado, durante este gobierno, la adopción de medidas nacionalistas, reformadoras e incluso antiimperialistas que por primera vez daban derechos legales a los obreros. No quiero detenerme más de la cuenta en este proceso, pues habría que hacer un estudio mucho más minucioso de la presencia de los pensamientos martianos durante la etapa. Lo que quiero es resaltar y marcar la continuidad del mismo a lo largo de todas las luchas históricas que precedieron en Cuba a la Revolución de 1959. A partir de aquí me centraré en el pensamiento de Fidel Castro, tratando de delinear y remarcar la influencia martiana que hay en él y, por consiguiente, en todo el movimiento revolucionario que cobró particular fuerza a partir de 1953. 25 La Enmienda Platt fue un apéndice agregado a la Constitución de Cuba durante el período de la primera ocupación militar norteamericana en la isla (1899-1902) y querespondía a los intereses de los Estados Unidos. A grandes rasgos, la Enmienda estableció: no contemplar la jurisdicción única del territorio de la provincia de Cuba bajo el dominio español; el condicionamiento del arrendamiento de ciertos servicios; permitía la intervención política y militar; restringía las relaciones exteriores; limitaba la deuda pública; entre otros. Es decir, la Enmienda Platt le daba a Estados Unidos el derecho a intervenir en los asuntos internos de la isla cuando fuera necesario. 26 Fundó la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) en 1923 y el Partido Comunista en Cuba en 1925. Durante la dictadura de Machado, Mella fue encarcelado y llevó a cabo una huelga de hambre, más tarde al ser liberado, fue al exilio en México, donde fue asesinado por orden de Machado. 27Julio Antonio Mella, “Glosas al pensamiento de José Martí” en Siete enfoques marxistas sobre José Martí, Ed. Política, La Habana, 2005 28 Antonio Guiteras fue uno de los dirigentes de la revolución de 1933 y un ferviente antiimperialista, incluso diseñó una estrategia parecida a la adoptada por Fidel Castro en 1953, ya que él también inició la lucha en Oriente y tomó el Cuartel de Bayamo, además de promulgar la nacionalización de la American Telephone and Telegraph (ATT), junto con otras medidas nacionalistas. Para profundizar en el tema ver: Reynaldo Suárez Suárez, Una insurrección en dos épocas con Antonio Guiteras y con Fidel Castro, Ciencias Sociales, La Habana, 2001 19 Martí en Fidel y en el Movimiento 26 de Julio […] De igual modo se prohibió que llegaran a mis manos los libros de Martí; parece que la censura de la prisión los consideró demasiado subversivos. ¿O será porque yo dije que Martí era el autor intelectual del 26 de julio?[…] ¡No importa en absoluto! Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos. Fidel Castro El pensamiento martiano ha sido retomado en distintas épocas, sin embargo, las ideas postuladas por Martí fueron abandonadas por la poca divulgación de éstas a partir de su muerte en 1895. Es hasta la segunda década del siglo XX que se recupera el legado martiano, cuando “Gonzalo de Quesada y Aróstegui, el abnegado cercano colaborador de Martí y albacea de los escritos del Maestro, logró editar sucesiva y parcialmente sus obras, conforme a sus instrucciones.”29 Este hecho, permitió que las nuevas generaciones conocieran y profundizaran sus ideas, incluyendo el aporte estilístico en sus textos, sin embargo, para la presente investigación me centraré principalmente en el rescate de los planteamientos políticos, sociales y antiimperialistas, que influyeron para la etapa revolucionaria liderada por Fidel Castro. Fidel Castro fue quien continuó y culminó la obra revolucionaria que inició Martí a finales del siglo XIX, como escribió Nicolás Guillen en uno de sus poemas: “Te lo prometió Martí y Fidel te lo cumplió”. Es Fidel quien sintetizó toda la postura martiana en la época verdadera de la descolonización, de la liberación política hasta la liberación económica y cultural. Reafirmó de manera absoluta su total rechazo al imperialismo y propuso la edificación del socialismo en un país subdesarrollado, como lo es Cuba. De aquí la importancia de vincular el pensamiento martiano con el proyecto revolucionario de Fidel Castro30, que no puede ser entendido sin hacer mención de la estrategia política que hizo posible el triunfo revolucionario en Cuba. Por ello, considero pertinente detenerme para hacer un análisis de ésta, para después retomar los vínculos existentes entre los proyectos revolucionarios de Martí y Fidel. 29 Ángel Augier, La tesis antiimperialista de José Martí en las raíces de la Revolución Cubana, Ed. Política, La Habana, 2006, p. 63 30 No hay que olvidar que antes del proceso revolucionario encabezado por Fidel Castro se desarrolló una Revolución en los años treinta de igual importancia, donde a raíz del rescate del pensamiento de Martí se genera una conciencia nacional que aboga por un régimen libre de corrupciones políticas, administrativas y económicas, así como el desarrollo de una conciencia antiimperialista. Los resultados de esta conciencia antiimperialista que adquirió la lucha revolucionaria en Cuba, se tradujo en la anulación, en 1935, de la Enmienda Platt, impuesta en 1901 a la Constitución cubana. 20 Estrategia revolucionaria del Movimiento 26 de Julio Muchas veces se ha caído en el error de creer que la Revolución cubana fue el resultado de la táctica guerrillera rural empleada por el M26-7, destinada a debilitar al ejército federal hasta llegar a liquidarlo definitivamente. Más sin embargo, la táctica guerrillera solo fue un eslabón más dentro de la gran estrategia política elaborada y aplicada por Fidel Castro […] la experiencia cubana demuestra cómo en una guerra revolucionaria se combinan varias formas de lucha; cómo no existe un predominio absoluto de una forma sobre otra en todos los momentos del proceso; cómo las formas de lucha están relacionadas con las situaciones políticas y, de esta manera, cómo una modalidad de lucha que es predominante en un momento puede dejar de serlo en el siguiente dando lugar a una más adecuada a las condiciones del período.31 El episodio con el que inicia el proceso revolucionario cubano fue el asalto al Cuartel Moncada,32 en respuesta al golpe de Estado realizado por Fulgencio Batista en 1952.33 Pero antes del asalto al Cuartel Moncada Fidel Castro34 desarrolló una serie de actividades políticas desde el Partido Ortodoxo,35 31 Vania Bambirra, La Revolución Cubana. Una reinterpretación, Ed. Nuestro Tiempo, México, 1974, p. 47 32 El asalto al cuartel Moncada se llevó a cabo el 26 de julio de 1953 encabezado por Fidel Castro. Su importancia reside en que fue la primera acción organizada para el derrocamiento de la dictadura de Batista con el fin de establecer un gobierno revolucionario. Esta acción fracasó por su incipiente organización y una serie de hechos que no se esperaban. 33 Fulgencio Batista realizó su primera aparición en la escena política de Cuba durante el “movimiento de los sargentos” en 1933, en contra de la dictadura machadista. Bajo el manto de la revolución democrático burguesa, participó en el gobierno de la “pentarquía”. Al poco tiempo, en 1934 dirigió un primer golpe de Estado, asesinando a Guiteras. 34 Fidel se incorporó al Partido del Pueblo Cubano conocido también como Partido Ortodoxo cuando su líder Eduardo Chibás, que encabezaba el movimiento de recuperación cívica y moral, decidió terminar con su vida al darse un disparo en el abdomen durante un programa de radio al no poder presentar las pruebas que iban a fundamentar su acusación de corrupción administrativa contra un alto personaje del Gobierno. Una vez desaparecido el destacado dirigente ortodoxo, su partido quedó a la deriva. Fidel se encontraba militando en un partido con una base popular muy amplia; pero, sin una dirección política consecuente. Sus dirigentes oficiales eran reformistas y estaban adaptados al sistema. Además, existía un partido ideológicamente más afín a sus concepciones marxistas: el Partido Socialista Popular (PSP) – nombre adoptado por el Partido Comunista cubano en esa época-, pero éste tenía una militancia muy reducida debido, en gran medida, a la feroz campaña anticomunista que caracterizó el período de la “guerra fría”. Es a partir de esta realidad que Fidel ve el momento propicio para incorporarse dentro de estructura del Partido Ortodoxo. 35 En 1947 nació el Partido Ortodoxo, bajo la dirección de Eduardo Chibás, como oposición al Partido Auténtico (PRC) y un intento por continuar con las tradiciones revolucionarias de 1933. Su principal arma fue la simple apelación a la moral pública denunciandola corrupción imperante en el gobierno. El programa del Partido Ortodoxo se caracterizaba por poner medidas de tipo nacionalista contra los monopolios norteamericanos, este objetivo respondió principalmente a que dentro de la ortodoxia se aglutinaban los intereses de la pequeña 21 destinadas a crear posiciones revolucionarias dentro de la militancia de este partido, pues aunque veía las limitaciones de la institucionalidad burguesa creía vivir en una época de libertades parlamentarias donde la lucha legal era posible mediante un programa revolucionario, alrededor del cual se lograba movilizar a las masas y marchar a la toma del poder. Bajo este contexto se produjo el golpe de Estado realizado por Batista en 1952 apoyado desde Estados Unidos, que tuvo como principal propósito impedir que el candidato de la Ortodoxia, Roberto Agramonte, ganara las elecciones. Con el golpe militar la vía legal se canceló, la base del Partido Ortodoxo entró en una gran descomposición dividiéndose en varias tendencias y Fidel Castro tomó la decisión de aglutinar a un grupo de jóvenes ortodoxos que adoptaron la insurrección armada como vía para quebrar el dominio dictatorial, lo que generó el comienzo de los preparativos para el asalto al Cuartel Moncada. A partir de este momento, se crearon las condiciones necesarias para una unidad política nacional en contra de la dictadura y a favor de la restauración de la democracia. Dentro del movimiento estudiantil vinculado a la Ortodoxia se figuró una tendencia política basada en tres premisas: […] la primera que planteaba la necesidad de restaurar las antiguas libertades democráticas; la segunda era una diferenciación tajante con el Partido Auténtico, a fin de impedir que éste monopolizara la legitimación de la lucha antidictatorial; la tercera, de acuerdo con las tradiciones heredadas de los años treinta en la lucha contra Machado, planteaba la urgencia de recurrir a las armas a fin de secundar un eventual movimiento de masas.36 El grupo de jóvenes cubanos, liderados por Fidel Castro, se colocó a la vanguardia de la lucha por la verdadera independencia. Sobre el fundamento de la tradición de lucha que inspiró la “Generación del 30”, que se basó en los ideales patrióticos, antiimperialistas y por la justicia social, se edificaron los principios políticos de la Generación del Centenario, llamada así, en conmemoración del centenario del nacimiento de José Martí, llamado en Cuba el Apóstol, figura líder dentro de su pensamiento y programa de acción. La acción de mayor importancia realizada por la Generación del Centenario fue, precisamente, el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Así pues, el asalto combinó acciones subversivas en la ciudad oriental de Bayamo, y formó parte de una estrategia que debía culminar en una insurrección popular. Se pretendía tomar las estaciones de radio una vez que el asalto al Cuartel tuviera éxito; y desde ahí tratar de levantar al pueblo cubano en contra burguesía radical antiimperialista. Así mismo el programa ortodoxo ponía especial énfasis en medidas contra la corrupción administrativa que entonces predominaba entre los funcionarios del Estado. 36 Fernando Mires, La revolución permanente. Las revoluciones sociales en América Latina, 3ª ed., Ed. Siglo XXI, México, 2005, p. 301 22 de la dictadura de Batista mediante un llamado insurreccional que lograra el restablecimiento de la Constitución del 40. Esto lo explica Fidel de la siguiente forma: El restablecimiento de la Constitución del 40, condicionada desde luego a la situación anormal, era el primer punto de nuestra proclama al pueblo. Una vez en posesión de la capital de Oriente se iban a decretar en el acto seis leyes de profundo contenido revolucionario que tendían a poner a los colonos, arrendatarios, aparceros y precaristas en la posesión definitiva de la tierra con indemnización del estado a los perjudicados; consagración del derecho de los obreros a la participación en las utilidades finales de las empresas; participación de los colonos en el 55% del rendimiento de las cañas (estas medidas, como es natural, debían conciliarse con una política dinámica y enérgica por parte del estado, interviniendo directamente en la creación de nuevas industrias, movilizando las grandes reservas del capital nacional, resquebrajando la resistencia organizada de poderosos intereses). Otra declaraba destituidos a todos los funcionarios judiciales y administrativos, municipales, provinciales o nacionales que hubieran traicionado la Constitución jurando los Estatutos. Por último, una ley que propugnaba la confiscación de todos los bienes de los malversadores de todas las épocas, previo un proceso sumarísimo de investigación.37 Estos principios y leyes revolucionarias fueron reunidos meses más tarde en el alegato elaborado por Fidel Castro para su autodefensa jurídica. Al resultar el asalto un fracaso en lo militar, al fallar el factor sorpresa con el cual esperaban poder equilibrar la superioridad en armas y hombres que tenían los militares de la tiranía batistiana, se condujo a muchos de los asaltantes a la muerte por asesinato y a los pocos sobrevivientes a la prisión, incluido Fidel Castro, donde fueron torturados y maltratados; además de que se violaron múltiples derechos humanos. De este episodio se derivó la elaboración de dicho alegato, que luego se conoció como La historia me absolverá38, donde se plasmaron repetidamente las ideas martianas. Antecedente del escrito La historia me absolverá fue el “Manifiesto del Moncada”, el cual fue redactado por Raúl Gómez García, integrante del proyecto, en donde se explican los propósitos de este asalto: Ante la tragedia de Cuba contemplada en calma por líderes políticos sin honra, se alza en esta hora decisiva, arrogante y potente, la juventud del Centenario, que no mantiene otro interés como no sea el decidido anhelo de honrar, con sacrificio y triunfo, el sueño irrealizado de Martí. […] En la vergüenza de los hombres de Cuba está el triunfo de la revolución cubana. La revolución de 37 Citado en: Marta Harnecker, Fidel. La estrategia política de la victoria, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2001, p. 21- 22 38 El juicio donde Fidel Castro pronuncia su célebre alegato se llevó a cabo el 16 de octubre de 1953. 23 Céspedes, de Agramante, de Maceo, de Martí, de Mella y de Guiteras, de Trejo y de Chibás. La revolución que no ha triunfado todavía.39 En esta cita se aprecian ciertos elementos importantes, que se han señalado anteriormente, como la alusión a la Generación del Centenario haciendo hincapié en la influencia que ejerció Martí y otros importantes luchadores cubanos sobre todos los integrantes que conformaron este nuevo núcleo de lucha, que se caracterizó por su carácter antiimperialista. El brutal contraste entre la agónica aspiración de Martí y la ignominiosa realidad estimulada e impuesta por la funesta política hegemónica de Estados Unidos, provocó que desde el hondón histórico de la dignidad cubana, resurgiera desde sus raíces, con todo el vigor de casi 100 años de lucha, el espíritu y la acción incontenibles de la genuina Revolución iniciada en La Demajagua en 1868. Fue la más joven generación cubana la que asumió, con profundidad y pasión justificadas, la misión de responder al clamor histórico de la patria. Con pleno derecho se definió como la Generación del Centenario de Martí, efeméride que conmemoró con una impresionante procesión de antorchas, como si alzaran multiplicando el apotegma del Maestro: “Paso a los que no tienen miedo de la luz; caridad para los que tiemblan de sus rayos”40 Desde el inicio de la cita se aprecia la influencia martiana, ya que el asalto al cuartel es inspirado a travésdel proyecto revolucionario de Martí en un inicio, y después de quienes lo retomaron, de ahí, la sucesión de diversos nombres de grandes hombres que murieron por la causa de la liberación de Cuba. Cuando ha hablado Fidel Castro del Moncada, repetidas veces ha afirmado su vínculo con Martí y sus ideas, pues dice: Cuando nosotros atacamos el Moncada, yo tenía ya una formación marxista. […] yo antes de ser comunista utópico o marxista, soy martiano, lo voy siendo desde el Bachillerato: no debo olvidar la atracción enorme del pensamiento de Martí sobre todos nosotros, la admiración por Martí. […] Creo que mi contribución a la Revolución Cubana consiste en haber realizado una síntesis de las ideas de Martí y del marxismo- leninismo, y haberla aplicado consecuentemente a nuestra lucha.41 Al volver sobre el documento de La historia me absolverá, podemos ver de manera más clara la influencia de Martí para los proyectos revolucionarios en Cuba. Dentro del documento, Fidel Castro estableció el objetivo principal del asalto al cuartel Moncada como la vía para restablecer las libertades de Cuba que habían sido violadas por el golpe de Estado instaurado por Batista, que se 39Citado en: Fernández Retamar, “El 26 de julio y los compañeros desconocidos de Martí” en Op. cit., p. 191 40 Ángel Augier, Op. cit., p. 76 41 Cita de la entrevista de Frei Betto con Fidel Castro en mayo de 1985, en “Preparándose para Moncada” en Fidel, en la memoria del joven que es, Ed. Ocean Press, E.U., 2005, p. 163,164,169, 170 24 tradujo también en la lucha contra el yugo extranjero, pues Batista era uno más de los títeres a los que manejaba Estados Unidos para sus propios intereses en América Latina y el Caribe. Acerca de la inconstitucionalidad del régimen de Batista, Fidel nos dice: En primer lugar, la dictadura que oprime a la nación no es un poder constitucional, sino inconstitucional; se engendró contra la Constitución, por encima de la Constitución, violando la Constitución legítima de la República. […] En segundo lugar, el artículo habla de Poderes, es decir, plural, no singular, porque está considerando el caso de una república regida por un Poder Legislativo, un Poder Ejecutivo y un Poder Judicial que se equilibran y contrapesan unos a otros. Nosotros hemos promovido rebelión contra un poder único, ilegitimo […]42 Dentro de este texto, Fidel también enjuició de modo implacable y desde la perspectiva del pueblo, los cincuenta años de república dependiente. Pese al hecho de que se le fue prohibido a Fidel la obtención de cualquier libro del Apóstol, a lo largo de todo el alegato se ven repetidas referencias a Martí, declarado incluso que el autor intelectual del 26 de julio había sido Martí: […] De igual modo se prohibió que llegaran a mis manos los libros de Martí; parece que la censura de la prisión los consideró demasiado subversivos. ¿O será porque yo dije que Martí era el autor intelectual del 26 de julio? Se impidió, además, que trajese a este juicio ninguna obra de consulta sobre cualquier otra materia. ¡No importa en absoluto! Traigo en mi corazón, las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos.43 En la siguiente cita se puede ver la defensa arraigada que hizo de Martí, de su memoria y sus doctrinas, las cuales no sólo él siguió, sino numerosos dirigentes cubanos, no sólo de esta generación sino de anteriores. Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su Centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡Tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnifico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!44 Con estas palabras, lo que se experimenta es el renacimiento del espíritu y la acción martianos que se abrieron a partir del Centenario de su natalicio y que siguieron presentes a lo largo de las diferentes etapas de la Revolución. Lo que llegó a consolidarse como raíz fundamental de la Revolución fue la tesis antiimperialista que Martí forjó. Fidel retomó este sentimiento y proyecto 42 Fidel Castro, La historia me absolverá, Ed. Política, La Habana, 1999, p. 14 43 Ídem, p. 11 44 Ídem, p. 81 25 antiimperialista para ser en lo adelante el principal hilo conductor de la Revolución y no sólo del proceso, sino también de la continuidad de ésta. “Nada menos que la garantía de la plena independencia del país, el ejercicio natural de la soberanía de la nación, defendida a patria o muerte frente a los más diversos y criminales métodos de agresión […] por los sucesivos gobiernos de la oligarquía norteamericana contra Cuba […]”45, fueron los principios que la Revolución defendió hasta sus últimas consecuencias, como lo hizo Martí. Las similitudes existentes entre los proyectos revolucionarios de Martí y Fidel serán retomadas posteriormente de manera más profunda, pues el objetivo de este apartado es hacer el análisis de la estrategia política seguida por la Revolución Cubana. Vemos pues características particulares que diferencian al proceso revolucionario cubano de otros que se habían desarrollado en América Latina, entre las que resaltan la capacidad de incluir dentro del programa revolucionario a casi todos los sectores de la sociedad, pues se proponía “[…]una alianza entre pobres del campo y la ciudad, campesinado pequeño propietario y sin tierras, subproletariado agrícola, proletariado industrial, fracciones de las capas medias y de la pequeña burguesía.”46 Incluso se esperaba una respuesta favorable y solidaria por parte de sectores que tradicionalmente se colocaban del lado de los intereses de los sectores más reaccionarios y conservadores como la Iglesia y el ejército47. Gracias al amplio programa revolucionario que lograba incluir a casi todos los sectores de la sociedad dentro de sus demandas es que el proceso revolucionario en Cuba adquirió el carácter nacional y popular, y se entiende que a pesar del fracaso militar del asalto, éste haya logrado tener un enorme impacto en la sociedad, cualidad que fue de gran importancia para las etapas posteriores del proceso. Vemos cómo Fidel Castro hizo uso de la violencia como último recurso, pues aunque la legalidad fue cancelada con el cuartelazo del 10 de marzo de 1952, el régimen de Batista se esforzó por da una cara democratizadora a la vida política de Cuba. Es bajo este contexto que se realizaron las elecciones 45 Ángel Augier, Op. cit., p. 78 46 Fernando Mires, Op. cit., p. 305 47 Se esperaba que estos sectores se unieran a la insurrección popular porque la Iglesia venía manifestándose en defensa de los derechos humanos, mientras la idea de unir al ejército a la causa revolucionaria residía en los hechos precedentes durante el período de Machado cuando la “revolución de los sargentos”; y por las malas condiciones de vida que padecían los soldados. Este último punto denunciado repetidas veces por Fidel Castro en la revista Alerta, e incluido en La historia me absolverá. 26 presidenciales de finales de 195448. Una vez que Batista fungió como presidente “constitucional” continuó su esfuerzo por dar cierta apariencia democrática mediante la puesta en vigor de la Constitución de 1940, así como la convocatoria a elecciones parciales para el Congreso y generales. Al mismo tiempo se desarrolló todo un movimiento, con gran colaboración del Partido Socialista del Pueblo (PSP)49, por la amnistía de los presos políticos que llegó a una magnitud tal que a Batista no le quedó otra alternativa
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