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Vientos-de-liberacion-y-cambio--la-Revolucion-Cubana-en-America-Latina

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE FILOSOFíA Y LETRAS 
COLEGIO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS 
VIENTOS DE LIBERACiÓN Y CAMBIO: 
LA REVOLUCiÓN CUBANA EN AMÉRICA LATINA 
T E s s 
QUE PARA OBTENER El TiTULO DE: 
LICENCIADA EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS 
P R E S E N T A 
KAISIA MARTíNEZ MERCADO 
ASESOR: TATIANA COLL LEBEDEFF 
MÉXICO, D.F. JUNIO 2011 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mis padres: Elia y Oseas… 
mis eternos compañeros de batallas y esperanzas, 
por jamás cansarse de creer en el hombre, 
y nunca rendirse ante lo imposible… 
por enseñarme día a día, 
que “los sueños de hoy, 
pueden ser realidades mañana” 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mi hermana Elia, 
por ser fruto de la solidaridad 
de la Revolución cubana, 
 por su incansable apoyo 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A Alejandro, 
mi adversario de discusiones; 
por hacerme crecer con cada cuestionamiento, 
por nunca haber dejado de creer en mi… 
 
 
 
 
 
 
Agradecimientos 
 
A Tatiana Coll, por sus infinitas enseñanzas, por ser mi guía durante este 
proceso. 
 
A mi familia: 
A Elia, mi mamá, mi amiga, mi compañera de proyectos, cómplice de 
sueños, esperanzas, y luchas… Gracias por haber leído esta investigación 
más de una vez, por haberte desvelado junto conmigo en cada etapa de este 
proceso, por tus críticas, enseñanzas, desafíos… por hacerme crecer en cada 
momento. 
 
A Oseas, mi papá… Gracias por haber creído en mi en todo momento, por 
no dejarme caer ante los obstáculos que se me presentaron a lo largo de esta 
pequeña lucha, por incentivarme a seguir luchando sin perder mis creencias e 
ideales… por nunca dejarme sola, por apoyarme en cada proyecto que he 
emprendido, por creer en mí siempre. 
 
A mi hermana Elia, por estar presente a lo largo de este proceso, por 
acercarme a la realidad cubana y enseñarme el significado de esa pequeña 
isla… 
 
A Obed, por su interminable apoyo en la última etapa de este proceso. Por 
las palabras de aliento que me incentivaron a seguir adelante. Por su 
presencia… 
 
Gracias a cada persona que contribuyó para que la realización de esta 
investigación al fin se concretizara, al aportar una enseñanza valiosa para 
ésta. 
 
A mi sínodo, Jesús de la Serna, Tania Carranza, Mario Barbosa y Jaime 
Ortega; gracias por sus aportaciones, críticas y comentarios. 
 
A Carlos Castro Sánchez, Reynaldo Estévez Curbelo, por sus aportaciones 
 
A Rosita, y Alejandro, por su apoyo. 
 
Finalmente, un agradecimiento especial a cada uno de los cubanos que han 
luchado por la constante construcción de la Revolución cubana, sin ellos, la 
razón de esta investigación no existiría. 
 A los miles de latinoamericanos que han creído en la gesta cubana y que 
dejaron su sangre en el intento de ver realizados los sueños de Martí, Bolívar, 
Che, Fidel… 
A los latinoamericanos que han creído que la construcción de Nuestra 
América es posible. 
Gracias 
ÍNDICE 
 
Introducción 2 p. 
1. Nuestra América 9 
1.1 Martí en Fidel Castro y en el Movimiento 26 de Julio 19 
1.2 Estrategia revolucionaria del Movimiento 26 de Julio 20 
1.3 Dos épocas: un proyecto revolucionario en común 33 
1.4 Ernesto “Che” Guevara 41 
2. Es la hora del recuento, y la marcha unida 52 
2.1 Diferentes concepciones de la lucha armada 59 
2.2 Un continente en revolución 67 
2.3 “Las Revoluciones no se exportan” 87 
3. Neoliberalismo en América Latina: un golpe para la 98 
reorganización de fuerzas 
 
3.1 Crisis económica: la década pérdida en América Latina 100 
3.2 Neoliberalismo en América Latina 105 
3.3 Crisis de la deuda externa: efectos de las recetas neoliberales 108 
3.4 Esperanzas truncadas: intervencionismo del dúo 111 
Reagan-Bush 
 
3.5 ¿Casi un naufragio? 121 
3.6 Algunas cuestiones para reflexionar 129 
4. Horizontes de integración 132 
4.1 El reformismo de izquierda: ¿una alternativa de integración? 132 
4.2 Metamorfosis de la resistencia: los Nuevos Movimientos 136 
Sociales 
 
4.3 De la reforma hacia la revolución: Venezuela, 142 
Bolivia y Ecuador 
 
• Venezuela 143 
• Bolivia 148 
• Ecuador 153 
4.4 Alternativas de integración o unidad latinoamericana 156 
• ALCA y Acuerdos bilaterales (TLC) 158 
• MERCOSUR 161 
• La Unión Europea: un ejemplo de integración 166 
• ALBA y TCP 167 
4.5 Comparación final 177 
Conclusiones 180 
Bibliografía 186 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 2 
Introducción 
 
Cursar la licenciatura en Estudios Latinoamericanos me permitió adquirir 
una serie de conocimientos que fueron creando diversas interrogantes acerca 
del desarrollo histórico de la región de América Latina. 
 
Descubrí y reflexioné acerca de la dependencia y subdesarrollo económico, 
político y social que ha marcado a la región latinoamericana desde su 
conformación. 
 
 Pude ver cómo a raíz del proceso de conquista y colonización de América 
se produjo la incorporación del continente al desarrollo capitalista mundial, al 
ser esta región la fuente de recursos naturales que permitió la acumulación 
originaria de capital en Europa, y que a su vez produjo una desacumulación de 
capital y, principalmente, de recursos en América. Así, al paso de los años, 
América Latina adoptó la función monoproductora y monoexportadora de 
materias primas, así como la consumidora de los productos manufacturados 
que se elaboraban en Europa y la parte norte del continente. 
 
Durante las primeras dos décadas del siglo XIX se desarrollaron de manera 
general en América Latina y el Caribe los procesos de independencia. Con 
ellos desaparecieron los imperios coloniales de España y Portugal, y se dio 
paso a la implantación de una nueva forma de dominación y explotación que 
respondió al desarrollo alcanzado por el sistema de producción capitalista, este 
es el neocolonialismo. 
 
El neocolonialismo permitió dar la apariencia de una independencia 
institucional formal de la colonia pero escondía la subordinación política y 
dependencia económica respecto a la metrópoli. 
 
Mientras en América Latina y el Caribe se desarrollaban las guerras de 
independencia a principios del siglo XIX, Estados Unidos había logrado 
alcanzar su plena independencia, tanto política como económica, casi 40 años 
antes. Desde el proceso independentista norteamericano se sentaron las 
pautas de la expansión territorial y la dominación colonial y neocolonial. Con 
ellas se creó, a principios del siglo XX, el sistema de dominación continental. 
Dicho sistema se impuso mediante el neocolonialismo, que incluyó una serie 
de intervenciones militares, la imposición de gobernantes sumisos y cuerpos 
represivos, así como de todo tipo de presiones políticas y económicas que 
ayudaron a mantener la continuidad de le hegemonía estadounidense dentro 
de la región. 
 
Inevitablemente, estas políticas generaron una respuesta por parte de los 
pueblos latinoamericanos, al permitir el desarrollo y evolución de los 
nacionalismos, y el surgimiento de sentimientos y luchas antiimperialistas, así 
como el arraigo de las ideas socialista y comunistas nacidas en Europa. 
 3 
América Latina se vio envuelta en luchas sociales y/o populares en contrade 
la penetración y dominación imperialista, que en su mayoría fueron calladas 
por la imposición de largos, sangrientos e intensos periodos de despotismo y 
de dictaduras, hasta el 1º de enero de 1959 cuando el triunfo de la Revolución 
cubana abrió una nueva etapa en la historia de la región, que permitió ver la 
posibilidad real de un triunfo revolucionario, y el establecimiento de 
mecanismos y formas de gobierno verdaderamente independientes, que 
lograran romper con el yugo colonial y neocolonial que había cargado la región 
durante más de 400 años. 
 
Este investigación surgió a partir de la posibilidad de este cambio, Cuba 
permitió a los pueblo latinoamericanos ver el rompimiento económico y político 
de esta región respecto a los proyectos y dictámenes imperialistas de los 
Estados Unidos. Aunque la efervescencia revolucionaria de los años sesenta y 
setenta haya sido eliminada siguieron existiendo nuevos mecanismos de lucha 
y resistencia frente a la opresión foránea. La Revolución cubana y la 
construcción de lo que ellos llaman el “socialismo cubano” se ha mantenido en 
pie durante más de 50 años, aún a pesar de la muerte de las ideologías y del 
socialismo en Europa. Todos estos procesos me llevaron a indagar acerca de 
la proyección y el impacto real que ha tenido el proceso cubano para el resto 
de los países latinoamericanos y caribeños. 
 
Pero más allá de las razones académicas por las cuales decidí abordar el 
tema de Cuba, existe dentro de mi desarrollo personal una gran importancia y 
significado de la Isla. Crecí oyendo hablar sobre el desarrollo y las luchas 
revolucionarias que habían tenido lugar en Cuba, crecí alrededor de un clima 
de discusiones políticas donde la dignificación del ser humano se volvían el 
centro de las batallas de mis padres. Ellos han dedicado su vida a la docencia, 
al tratar de resaltar, más allá de la parte instructiva, la parte educativa de la 
misma. Así, encontré dentro de mi núcleo familiar una serie de referentes 
históricos y valores que fueron marcando mi formación como ser humano. 
 
El descubrimiento de Cuba lo hice a través de mi hermana, quien al salir de 
la preparatoria y no encontrar un lugar para realizar los estudios de medicina 
en México, debido entre otras cosas, a la gran demanda existente para 
ingresar a la UNAM, se fue becada a la Escuela Latinoamericana de Ciencias 
Médicas en Cuba. 
 
La Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas fue un proyecto 
elaborado por Fidel Castro ante las diversas catástrofes naturales que tenían 
lugar en países de América Latina y que por “falta de recursos” no existían los 
médicos que auxiliaran a las miles de familias afectadas. Por ello, Fidel Castro 
se propuso la construcción de una escuela que aglutinara a estudiantes de los 
diversos países de América Latina que no tenían la oportunidad de realizar sus 
estudios en dichos países. Cuba les brinda una beca que dura los seis años y 
medio de la carrera, suministrándoles los materiales necesarios para el 
 4 
desarrollo de ésta, así como los bienes de consumo primario para sus 
sustentación en la isla. A cambio, los estudiantes latinoamericanos, 
únicamente tienen que comprometerse (un compromiso moral, porque nunca 
se les hace firmar nada) a regresar a sus países al término de la carrera con el 
objetivo de adentrarse a las realidades más afectadas de su país y brindar los 
servicios que la carrera les enseñó. La Escuela Latinoamericana de Ciencias 
Médicas se ha convertido, en un verdadero proyecto de solidaridad de Cuba 
hacia los pueblos hermanos de América Latina y el Caribe, incluso en la 
actualidad hay estudiantes provenientes de países africanos y de Estados 
Unidos. 
 
Esta experiencia enriqueció de sobremanera mi formación, ya que al visitar 
a mi hermana tuve la oportunidad de convivir con muchos estudiantes 
provenientes de varios países latinoamericanos, lo que me dio la posibilidad de 
conocer, a través de sus ojos las realidades, no tan diferentes a la mía, de 
otras regiones del continente. 
 
Es a partir de ello, que decido viajar a Cuba con el objetivo de estudiar 
música y permanecer más tiempo junto a mi hermana. Me encontraba en la 
transición del CCH hacia la universidad, donde ya había elegido la carrera de 
Estudios Latinoamericanos, y vi una gran oportunidad de conocer una realidad 
tan diferente a la nuestra mediante mi estadía en la isla. 
 
La etapa en que formé parte de la sociedad cubana fue de las más 
importantes en mi vida. Dentro de la residencia en la que viví durante mis 
estudios musicales, habían muchos estudiantes latinoamericanos que estaban 
ahí realizando sus estudios ya sea en artes, música o danza. De esta manera, 
conviví no sólo con estudiantes cubanos sino también con estudiantes de otras 
regiones de América Latina. Ese crisol de nacionalidades nos permitió ir 
conociendo situaciones de la vida cotidiana de otras partes del continente. 
Pero lo más importante fue insertarme en una sociedad que vive bajo un 
sistema bien distinto al capitalismo, lo que ellos llaman “el socialismo cubano”. 
 
Para mí fue difícil, ya que a veces sin darnos cuenta los rasgos distintivos 
del sistema capitalista se vuelven íntegros a nuestro devenir como seres 
humanos. Pero este proceso me permitió ver de manera objetiva este nuevo 
sistema económico que se ha ido construyendo a lo largo de cincuenta años, 
que se basa en las particularidades que tiene la isla. Pude ver así, las distintas 
problemáticas a las que se enfrenta Cuba, tanto internas como externas. Los 
vicios que se han impuesto a partir de la apertura hacia el turismo, y las formas 
en las que han ido enfrentando la carga ideológica que llega de los extranjeros. 
Ser parte de la realidad cubana como estudiante, fue muy diferente a vivirla 
desde una perspectiva turística. Aunque había viajado repetidas veces a Cuba 
para visitar a mi hermana, y permanecía largas temporadas allá, nunca pude 
acercarme ni comprender el significado de la Revolución cubana, sino hasta 
estar inserta dentro del sistema como una estudiante más. 
 5 
 
De esta experiencia surgió mi interés por acercarme cada vez más al 
proceso revolucionario que ha permitido la instalación de un sistema que logró 
romper con la dependencia económica y permitió el desarrollo independiente y 
soberano de la isla, así como las interrogantes acerca de los errores y las 
desviaciones que sufrieron los procesos revolucionarios posteriores al triunfo 
en Cuba y que se vieron fuertemente impactados por toda la ideología y 
pensamiento de la isla. 
 
Hablar de la Revolución Cubana en la actualidad resulta un tanto difícil, ya 
que despierta contradicciones entre los distintos analistas, pensadores e 
intelectuales. Pese a ello, tomé la decisión de abordar un tema como el de la 
Revolución cubana, vinculado a la efervescencia revolucionaria en América 
Latina durante las décadas de 1960 y 1970, por ser el único ejemplo vivo que 
subsiste en la región, donde se estableció una sociedad basada en estructuras 
económicas distintas a la lógica del capitalismo mundial. 
 
El desarrollo de esta investigación fue complicado a causa de la complejidad 
y amplitud del tema central. A partir del objetivo principal, que es recoger las 
bases teóricas e ideológicas del pensamiento de la Revolución cubana, los 
elementos constitutivos de éste y el impacto que tuvo dentro de los 
movimientos y organizaciones revolucionarias en los países de América Latina 
durante la segunda mitad del siglo XX con el fin de alcanzar la segunda y 
verdadera independencia, se hizo imprescindible destacar las ideas de un 
conjunto de pensadores originales en Cuba, como José Martí, ya que el legado 
de éste fue estandarte para todos los genuinos revolucionarios cubanos que a 
lo largo de la historia de la isla lucharon por la eliminación del orden 
neocolonial, siendo Fidel Castro quien logró reivindicar cada uno de los 
postulados de Martí con su lucha revolucionaria de mediados del sigloXX. 
 
A través del análisis del pensamiento martiano y al integrar los elementos 
que aportó Fidel Castro, se fueron clarificando lo que constituyeron las bases 
para la conformación de nuevos procesos sociales y políticos dentro de la isla, 
al dar una nueva perspectiva político-ideológica que rompió con la visión 
marxista dogmática tradicional de lo que debían ser las revoluciones 
latinoamericanas. 
 
El impacto de este nuevo pensamiento, no sólo se reflejó en los procesos de 
resistencia social o revolucionaria, sino también se vio reflejada dentro de las 
políticas que son aplicadas por Estados Unidos hacia América Latina, con la 
intención de frenar la efervescencia revolucionaria. En este sentido, me vi en la 
necesidad de elaborar un análisis del desarrollo y evolución, más bien 
involución, de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. Ello 
generó que el tema se extendiera cada vez más, conduciéndome por caminos 
que abrían nuevas interrogantes que habían que clarificar. Una de ellas fue 
respecto a la evolución que sufrió el Sistema de Dominación Continental que 
 6 
impuso el imperialismo norteamericano hacia la región, una vez que el 
fantasma del comunismo había sido eliminado. Más que una evolución dentro 
del Sistema, lo que ocurrió fue un cambio en los argumentos ideológicos, pues 
al no existir ya el comunismo se creó un nuevo enemigo sobre el cual lanzar 
toda la campaña ideológica que sostuvo la lucha a muerte contra él, éste para 
el contexto histórico actual ha sido el terrorismo y el narcotráfico. 
 
Una vez que establecí los elementos constitutivos del pensamiento de la 
Revolución Cubana, se hizo necesario elaborar un capítulo que plasmara la 
efervescencia revolucionaria que se desató después del triunfo del Movimiento 
26 de Julio (M26-7) en Cuba. 
 
Mi intención fue proyectar las dimensiones que adquirió el proceso de la 
lucha antidictatorial y antiimperialista en algunos países latinoamericanos y no 
analizarlos de manera aislada. Rescatar y conceptualizar los rasgos que 
compartieron en común, así como los elementos que la Revolución cubana 
aportó en el desarrollo de estos procesos revolucionarios. La elaboración de 
esta gran panorámica fue ardua, extenuante y compleja. Para lograr proyectar 
las dimensiones que este procesos adquirió había que indagar acerca de todos 
y cada uno de los movimientos y organizaciones que surgieron en los países 
de América Latina y el Caribe posterior al triunfo revolucionario en Cuba, así 
como estudiarlos y analizarlos para ir rescatando los elementos que se 
presentaban en otras regiones y los que había aportado la Revolución cubana, 
para así caracterizarlos a partir de elementos en común. 
 
Durante este proceso me encontré frente a una avalancha de información, la 
cual había que sintetizar; además me enfrenté a una serie de movimientos que 
a pesar de que presentaban rasgos y elementos que me permitían englobarlos 
bajo un desarrollo en común, poseían también una serie de rasgos y 
elementos particulares que respondían a las condiciones específicas de cada 
país latinoamericano, lo que dificultó llegar al objetivo inicial. 
 
En este proceso pude plasmar la importancia moral del triunfo revolucionario 
en Cuba para los procesos que se iban gestando en otras partes de América 
Latina. Algunos de éstos se vieron fuertemente influidos por la estrategia 
revolucionaria elaborada por el M26-7. Se consolidó en la región una nueva 
forma de entender y construir el socialismo. Es entonces cuando surgió una 
nueva problemática en la investigación, pues mi intención no era ver al 
proceso cubano como un modelo de exportación de una revolución, sino como 
una presencia y un pensamiento que fue capaz de incidir en las ideologías 
originarias de cada realidad latinoamericana para la creación de movimientos 
sociales que permitían el desarrollo de revoluciones. En este punto, se generó 
la importancia de incluir un apartado que lograra trasmitir los esfuerzos de la 
isla por construir un bloque latinoamericano unido, que fuera capaz de 
integrarse frente a las agresiones imperialistas, mediante los solidarios 
proyectos que ha sostenido a lo largo de su historia. Éstos han ido desde la 
 7 
solidaridad con los movimientos armados e inclusive electorales, pasando por 
la construcción de un bloque unificado que se opusiera al pago de los 
absurdos intereses de la deuda externa, y culminando con el impulso de 
proyectos de integración económica, política y social como el ALBA. 
 
De esta forma se fue entretejiendo, a partir de todos los elementos 
significativos, lo que ha constituido la construcción de la Revolución cubana, 
entendiendo a ésta como el único proceso de verdadera emancipación que ha 
perdurado hasta la actualidad; y que poseyó un gran impacto sobre el resto de 
la región latinoamericana. 
 
La presente investigación fue abordada desde la teoría materialista dialéctica, 
que representa una teoría y un método general del conocimiento que permite 
dar la explicación del desarrollo de las sociedades a través de los procesos 
históricos, económicos, políticos e ideológicos. 
 
Así, para sortear los contratiempos que se me fueron presentando a lo largo 
de la elaboración de esta investigación, recurrí al análisis crítico, al seleccionar 
los procesos de mayor relevancia que ayudaron a crear las condiciones 
necesarias para la consolidación del pensamiento de la Revolución cubana; y 
su expansión ideológica, la cual se vio reflejada en el multiestallido de los 
procesos revolucionarios en América Latina durante las décadas de 1960 y 
1970. 
 
De esta manera, resultó la elaboración de cuatro grandes capítulos: 
 
El primer capítulo, de manera introductoria, aborda el pensamiento 
martiano, a través de la identidad latinoamericana que se construye en el 
concepto de “Nuestra América”, donde se planteó la unidad de estos países 
para combatir lo que muy tempranamente alcanzó a visualizar Martí, la 
expansión del imperialismo norteamericano. 
 
Se hizo una vinculación entre el pensamiento de este autor con las bases 
ideológicas de los movimientos que se gestaron en América Latina a partir del 
triunfo de la Revolución cubana, y por consiguiente, se trazó la influencia que 
tuvo el pensamiento martiano en los proyectos revolucionarios que planteó 
Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara. De esta forma, se muestra la 
transformación de la Revolución cubana, en un principio nacional y 
antidictatorial, en una revolución antiimperialista de carácter socialista a causa 
de la radicalización de la confrontación con el imperialismo. Esta nueva visión 
de la lucha continental de los pueblos latinoamericanos, que se construyó 
desde la Revolución cubana, se plasma claramente en la “1° y 2° Declaración 
de la Habana” y los discursos del Che en Punta del Este y la ONU, por lo que 
el análisis de estos textos fueron sumados en el desarrollo de este primer 
capítulo. 
 
 8 
En el segundo capítulo, se presenta una panorámica de los Movimientos de 
Liberación Nacional, ya que no se trata de analizarlos en sí de manera aislada, 
sino de proyectar las dimensiones que adquirió el proceso de lucha 
antidictatorial y antiimperialista en algunos de los países latinoamericanos en 
los años 60 y 70 del siglo XX. La elaboración de esta panorámica hizo 
necesaria la mención de las distintas concepciones de lucha que sostuvieron 
los movimientos y organizaciones revolucionarias de la época, así como el 
análisis de las contradicciones, desviaciones, trifulcas, escisiones, que 
condujeron a la eliminación, casi por completo, de los procesos 
revolucionarios. 
 
El tercer capítulo, abarca el análisis general de los proyectos que integran la 
doctrina neoliberal del capitalismo. Se incluye también, el desarrollo histórico 
de la evolución dentro del Sistema Interamericano, creado por Estados Unidos, 
para garantizar su hegemonía en la región. A partir de la eliminación de los 
procesos revolucionarios, los mecanismosde represión, explotación y opresión 
hacia América Latina, fueron modificados hacia las exigencias del nuevo 
sistema que imperaba a nivel mundial, es decir, el neoliberalismo. En este 
sentido se hizo necesario incluir la iniciativa que lanzó Fidel Castro, a 
mediados de la década de los años ochenta, en contra del pago de la deuda 
externa, frente a la crisis económica que se avecinaba en la región 
Latinoamericana. 
 
En contraposición de las condiciones económicas que se generaban en los 
países de América Latina, Cuba, logró un crecimiento económico importante, 
por lo que se incluye, dentro de este capítulo, el análisis del período de 
Rectificación, el cual permitió a la isla, sortear los efectos de la crisis 
económica, así como el naufragio frente al derrumbe del campo socialista en 
Europa oriental 
 
El cuarto capítulo está dedicado a los proyectos de solidaridad, unidad e 
integración latinoamericana que propone Cuba. Se analizan los distintos 
proyectos integradores del área, como el Área de Libre Comercio de las 
Américas (ALCA); los Tratados Bilaterales (TLC); el MERCOSUR; la Alianza 
Bolivariana para las Américas (ALBA); y el Tratado de Comercio de los 
Pueblos (TCP). Además se integra un breve análisis de la Unión Europea para 
poder realizar un análisis comparativo entre los distintos proyectos. 
 
Así, finalmente se presentan las conclusiones, que permiten entrelazar los 
cuatro grandes capítulos, donde se ve la clara proyección de la Revolución 
cubana en las luchas de los pueblos latinoamericanos por conseguir su 
verdadera y plena independencia. 
 
 
 
 
 9 
 
1. NUESTRA AMÉRICA 
 
[…] De la tiranía de España pudo salvarse la América 
española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los 
antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, 
porque es la verdad, que ha llegado para la América 
española la hora de declarar su segunda independencia 
 
José Martí1 
 
El concepto Nuestra América, acuñado por José Martí, forma parte 
imprescindible de nuestra historia como países latinoamericanos; de ahí la 
importancia de su estudio y comprensión, ya que a pesar de haber sido 
elaborado hace más de un siglo, continúa teniendo vigencia en el pensamiento 
latinoamericano de hoy; ha sido parte constitutiva de la nueva acción 
libertadora y ha contribuido en la toma de conciencia de que es necesario un 
desarrollo propio e integrado de América Latina. 
 
En este trabajo no trato de analizar a Martí de forma completa y estructural, 
intentaré sí, esbozar un análisis conceptual de lo que a partir de 18912 Martí 
denominó Nuestra América, en respuesta al denominado Sistema 
Interamericano, que tenía como propósito complementar las acciones 
intervencionistas de los Estados Unidos con la aceptación por parte de los 
gobiernos latinoamericanos y caribeños de un conjunto de valores, normas y 
compromisos que los hacían copartícipes de la dominación ejercida sobre 
ellos3. 
 
El significado del concepto de “Nuestra América” adquiere gran importancia 
y vigencia dentro del actual mundo globalizado, donde el sistema de 
dominación continental estructurado por Estados Unidos a lo largo de muchas 
décadas, va adentrándose y consolidándose cada vez más en los países 
latinoamericanos mediante la imposición de los Tratados de Libre Comercio 
 
1 Palabras escritas durante el Congreso Internacional de Washington en 1889. Citado en: 
Roberto Fernández Retamar, Introducción a José Martí, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 
2006, p.118 
2 Se habla de la construcción del concepto de Nuestra América a partir de 1891 por ser la 
fecha en la que publica su ensayo titulado con ese mismo nombre; sin embargo esta expresión 
es utilizada por Martí desde su estancia en Guatemala en 1877. “Les hablo de lo que hablo 
siempre: de este gigante desconocido, de estas tierras que balbucean, de nuestra América 
fabulosa”. (J.M., Carta a Valero Pujol, 1877), sin embargo, la primera vez que se registra esta 
expresión en Martí fue en 1875 durante su estancia en México cuando escribió: “Si Europa 
fuera el cerebro, nuestra América sería el corazón.” Citado en: Pedro Pablo Rodríguez, De las 
dos Américas, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2002, p. 14 
3 Ese fue el principal objetivo de la Primera Conferencia Internacional Americana de 1889- 
1890. La también llamada Conferencia de Washington creó la Oficina Internacional de las 
Repúblicas Americanas, poco después transformada en la Unión Panamericana. 
 10 
(TLC) y el ALCA. Bajo este contexto, es hoy más imprescindible recuperar el 
significado de la noción identitaria que dibujó José Martí hace más de un siglo. 
 
Esta expresión, en primer lugar, se construye marcando una diferencia de 
“otredad”, la cual implica “la existencia de otra América que no es nuestra y a 
la que, desde un primer momento, José Martí llamó explícitamente “la América 
europea”4. Es decir, Martí confrontó lo nuestro con lo otro, ajeno e impuesto, 
mediante una falsa simulación, es por ello, que en el marco conceptual de la 
construcción de Nuestra América jugó un papel determinante esa otra América 
a la que se quiere imitar, por lo que Martí, desde sus primeros escritos donde 
utilizó esta expresión advirtió ese gran peligro: 
 
Imitemos. ¡No! – Copiemos. ¡No! – Es bueno, nos dicen. Es americano, 
decimos. – Creemos, porque tenemos necesidad de creer. Nuestra vida no se 
asemeja a la suya, ni debe en muchos puntos asemejarse. La sensibilidad entre 
nosotros es muy vehemente. La inteligencia es menos positiva, las costumbres 
son más puras ¿cómo con leyes iguales vamos a regir dos pueblos diferentes?5 
 
En esta cita, no sólo se aprecia la negación rotunda a la imitación de 
modelos políticos, como bien dijo Martí al darse cuenta de que no se podría 
gobernar con leyes iguales a dos pueblos tan diferentes. A pesar de que en un 
principio Martí hacía la diferenciación entre los pueblos latinoamericanos y la 
“América europea”, para este momento su pensamiento ha sufrido una 
evolución al visualizar el gran abismo existente entre la otra América (Estados 
Unidos) y Nuestra América. 
 
 A pesar de compartir el mismo continente, las dos Américas poseen un 
desarrollo histórico opuesto, debido a la fundación, a partir de rasgos culturales 
contrarios que marca dos identidades distintas y el desarrollo de dos 
economías también distintas. Surgió así, la necesidad de combatir a la 
América del norte que venía con intenciones de abalanzarse sobre los pueblos 
de Nuestra América. 
 
Dentro de la cita se muestra también, la idea de la imitación por necesidad 
de creer que ese modelo y esas leyes que los poderes norteamericanos 
definen como los mejores, van a desarrollar a los pueblos de nuestra América, 
cuando en realidad funcionan para facilitar la dominación sobre éstos por la 
América del norte. A estos imitadores los llamó Martí en el texto de “Nuestra 
América” sietemesinos, puesto que los identificaba como desarraigados, que 
portaban frivolidad y se caracterizaban por desamor a lo propio. De ahí su 
tendencia a imitar modelos políticos, sociales y económicos de otros países; 
hasta llegar al punto del anexionismo, tendencia muy recurrida para la época 
de las independencias. 
 
 
4 Roberto Fernández Retamar, Op. cit., p. 374 
5 Citado en: Pedro Pablo Rodríguez, Op. cit., p. 11 
 11 
Martí desaprueba la imitación, más no dice que nuestra América se tape los 
ojos frente al desarrollo norteamericano, pues pensaba que la clave estaba en 
el aprendizaje de este proceso, de manera en que se pudiera alcanzar y 
rebasar el ritmo estadounidense, lo cual significó la diferencia entre el “éxito” 
de Estados Unidos y el aspirado para nuestra América, es decir, se planteó un 
objetivo desarrollista. 
 
A partir de este análisis, Martí comenzó a trazar un concepto de identidad 
latinoamericana que se basaba principalmente en un análisis comparativo que, 
nosolo comprendió a los Estados Unidos, sino que incluyó también el 
contraste y contraposición con Europa, comprendiendo a América Latina como 
una unidad histórico- social diferente de esas dos regiones. De ahí, que haya 
delimitado tres ideas esenciales para la caracterización de nuestra América: la 
primera se refirió a la formación de esta región que se basaba 
fundamentalmente en pueblos nuevos; la segunda planteaba la existencia de 
una naturaleza particular americana, donde se conjugaban rasgos espirituales, 
de psicología social que eran propios y peculiares; llevándonos a la siguiente 
idea, la cual sostuvo, que al tratarse de una existencia particular y específica, 
los análisis y soluciones americanas debían ser propias. Bajo estas tres ideas 
Martí basó sus pensamientos en torno al nuevo concepto que se iba 
construyendo. 
 
Percibía que el crisol de mezclas, indígena, negra, española, portuguesa, 
generaba pueblos “nuevos”. Es decir, los pueblos nuevos se generaban a 
partir del choque de culturas que trajo la conquista en nuestro continente, o 
como se dijo en aquel siglo mediante el conflicto entre civilización y barbarie;6 
ya que los pueblos aborígenes constituían una civilización original y autóctona, 
previamente a la llegada de los españoles, mientras que la civilización 
europea, tuvo un comportamiento bárbaro por su carácter devastador, al 
interrumpir aquella civilización americana. Mediante este proceso antagónico 
es que se creó un pueblo nuevo, diferente al aborigen y al español. Como se 
mencionó anteriormente, la característica principal de ese pueblo nuevo es su 
mestizaje en la forma, es decir, en lo cultural más que en lo biológico. El 
 
6 Habría que tomar en cuenta, que para el análisis que hace Martí, la barbarie no estaba del 
lado de los pueblos aborígenes americanos, como en aquella época se manejaba, sino que su 
análisis fue desde una óptica bien diferente, donde la civilización corresponde al desarrollo de 
los pueblos aborígenes americanos y la barbarie esta constituida por el comportamiento 
bárbaro de los conquistadores europeos. Referente a este tema encontramos el siguiente 
párrafo en el texto de Nuestra América: “No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino 
entre la falsa erudición y la naturaleza. El hombre natural es bueno, y acata y premia la 
inteligencia superior, mientras ésta no se vale de su sumisión para dañarle, o le ofende 
prescindiendo de él, que es cosa que no perdona el hombre natural, dispuesto a recabar por la 
fuerza el respeto de quien le hiere la susceptibilidad o le perjudica el interés. Por esta 
conformidad con los elementos naturales desdeñados han subido los tiranos de América al 
poder: y han caído, en cuanto les hicieron traición. Las repúblicas han purgado en las tiranías 
su incapacidad para conocer los elementos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de 
gobierno, y gobernar con ellos. Gobernante, en un pueblo nuevo, quiere decir creador.“ 
 12 
pueblo nuevo reconquistó la libertad que la civilización americana originaria 
gozó, para devolver y restaurar, precisamente, esa alma propia. 
 
A pesar de esta mezcla de razas, Martí prestó mayor atención a lo indígena 
por estar relacionados directamente con la tierra y por el asombro que causaba 
en él la capacidad de levantar grandes culturas originales y florecientes, con 
dominio de las matemáticas y la astronomía. Pero también, vio la importancia 
de estudiar los pueblos prehispánicos de la región mesoamericana y andina, 
porque proporcionaban ciertos elementos que permitían visualizar el peligro 
existente de la división interna de los pueblos. Es así como podemos explicar 
en cierto modo la trágica dominación que ejerció el europeo a través de la 
colonización. Para Martí, la colonización era un período de dominación 
negativo y antiamericano, pues 
 
[…]cortó las posibilidades de desarrollo propio de los pueblos indígenas, por 
tanto, la colonia niega lo latinoamericano al tratar de eliminar uno de los factores 
formadores, y por eso la independencia, a su vez, es el primer paso hacia la 
síntesis latinoamericana, que a partir de entonces, consecuentemente, ha de 
reconocer y recuperar lo autóctono7. 
 
Sin embargo, esta recuperación, se vio nuevamente interrumpida por el 
estancamiento, la desunión y sobre todo la confrontación con el ala 
conservadora, en la época republicana. 
 
Resulta importante puntualizar el significado que adquiere la otra América, 
específicamente Estados Unidos, en el proceso de construcción de una 
identidad de Nuestra América, puesto que surge la necesidad de levantar una 
mirada aguda y penetrante que nos permita establecer los beneficios y los 
verdaderos peligros que implica la imitación y cercanía con Estados Unidos, 
para poder entonces defender a nuestra América de aquella: 
 
Sabemos que venimos en el instante en que una empresa de este orden debía 
venir. Hay provecho como hay peligro en la intimidad inevitable de las dos 
secciones del Continente Americano. […]La intimidad se anuncia tan cercana, y 
acaso por algunos puntos tan arrolladora, que apenas hay el tiempo necesario 
para ponerse de pie, ver y decir.8 
 
Sus años en Nueva York permitieron a Martí tomar clara conciencia de los 
intereses contrapuestos de las dos partes del continente Americano, que se 
basan principalmente en la dinámica del desarrollo capitalista estadounidense 
que necesariamente implicaba la creación de relaciones de dominación con los 
pueblos latinoamericanos. 
 
 
7 Pedro Pablo Rodríguez, Op. cit., p. 100 
8 José Martí, “Los propósitos de La América bajo sus nuevos propietarios”, enero 1884, Obras 
Completas, t. 8, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2001, p.268 
 13 
A partir de 1877 Martí dedicó todo su trabajo a “revelar, sacudir y fundar” a 
Nuestra América con carácter urgente. Este trabajo se plasmó en la carta de 
despedida que le escribe a su amigo Fausto Teodoro de Aldrey, en Caracas el 
27 de julio de 1881 a quien le dice: “De América soy hijo: a ella me debo. Y de 
la América cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, 
ésta es la cuna”9. En esta cita, además de plasmar el carácter continental que 
tiene el pensamiento martiano, se habla de la necesidad de fundar, pues 
aunque en los escritos públicos de Martí, él hizo alusión a una América 
“robusta y fabulosa” (apuntando a sus potencialidades, a su historia y a sus 
recursos naturales) en sus textos privados habló de una “América enferma y 
desvalida” que debía revelar de manera urgente sus potencialidades para el 
fortalecimiento de esas repúblicas débiles que se comenzaban a desarrollar 
como “independientes”. Así, mediante el sacudimiento del Continente entero 
se daba lugar a la fundación de una América nueva, la fundación de una 
América fuerte, “robusta y fabulosa” que hasta esos años permanecía 
inexistente. 
 
Junto a la necesidad de adquirir una identidad latinoamericana, nace la 
necesidad de unidad. Idea y acción en la que Martí basó en gran medida el 
posible éxito de su proyecto revolucionario10, pues se anticipa a los 
acontecimientos históricos y alcanza a visualizar una América dividida por 
luchas intestinas, “pobreza secular, economías precarias y mentalidades 
colonizadas en sus clases dirigentes, más atentas hacia las grandes 
metrópolis industriales que hacia el interior de sus propios países y las 
injusticias en que vivían sus pueblos”11. 
 
Martí sostenía que este latinoamericanismo, que mira hacia su pueblo y su 
raíz, era la única opción para que los pueblos del sur subsistan y se 
desarrollen como identidad sociocultural independiente. Es en estos momentos 
cuando Martí tomó conciencia de la expansión y fenómeno imperialista de los 
Estados Unidos y se propuso como principal objetivo la detención de éste. De 
esta manera se trazaron dos objetivos en el pensamiento martiano: el sentido 
defensivo dela soberanía y la construcción de la identidad latinoamericana, 
que he venido abordando desde el inicio de este capítulo. 
 
A partir de 1880 fue tomando fuerza el imperialismo, no sólo el 
estadounidense, que iba a cambiar el rumbo de la historia mundial, sino 
también el imperialismo mundial pues, como dijera Lenin en su artículo “El 
 
9 José Martí, “Carta a Fausto Teodoro de Aldrey”, julio de 1881, Obras Completas, t. 7, Centro 
de Estudios Martianos, La Habana, 2001, p. 267 
10 Martí en su estrategia revolucionaria no solo pensó en la salvación de nuestra América, sino 
que también incluyó a la salvación de Estados Unidos al evitar la materialización de los rasgos 
imperialistas en el país. 
11 Rodríguez Pedro Pablo, Op. cit., p.24 
 14 
imperialismo y la escisión del socialismo”12, en 1898 no nació el imperialismo, 
sino que se manifestó en el arrojo de los países desarrollados sobre el resto 
del mundo, dando lugar a la primera Guerra Mundial, en la cual se dieron los 
parámetros de la repartición mundial. 
 
De ahí, la anticipada y previsora preocupación de Martí por alertar a los 
países latinoamericanos sobre la expansión imperialista que Estados Unidos 
tenía como siguiente proyecto13. Para él, Estados Unidos fue sinónimo de la 
nueva época a la que iba entrando la humanidad, ya que se gestó una 
agresiva voracidad territorial a la par de una revolución científica y tecnológica 
que acompañó al pujante desarrollo industrial. Sin embargo, este avance 
industrial imposibilita el desarrollo armónico en Estados Unidos, es decir, hubo 
un gran desequilibrio entre los factores materiales y los espirituales. Hay que 
tener en cuenta que para esos años, Martí había vivido en carne propia la 
transición de un capitalismo premonopolista, a uno ya de carácter monopólico 
en los Estados Unidos, lo cual significó su juvenil condena a la corrupción y la 
“metalización” en aquel país. 
 
Su vida en los Estados Unidos le enseñó a diferenciar esa otra América, 
“avariciosa, revuelta y brutal”, de la nuestra, y le hizo ver que el futuro de 
Norteamérica no debía ser deseable en los países latinoamericanos, pues esta 
transición de un sistema premonopolista a uno monopolista arraigó en el país 
del norte grandes desigualdades sociales e injusticias. Justamente es en esta 
etapa donde Martí comprendió el proyecto expansionista de los Estados 
Unidos que comenzó con la conquista del Oeste y le siguió el arrebato brutal 
de la mitad del territorio mexicano, abriéndose paso al resto de América. 
 
De esta experiencia nació el carácter antiimperialista de los planteamientos 
martianos. Un reflejo de ello es el ensayo magistral titulado “Nuestra América”. 
Es también, a causa de este antiimperialismo que Martí logró trascender más 
allá de su época, pues como dije al inicio de este capítulo, lo interesante de 
sus escritos es esa visión profética que lo hace vigente aún hoy en día. 
 
Los fundamentos ideológicos en los que basaron sus ensayos “Nuestra 
América” y “Madre América”14 fueron, en primer plano, las independencias que 
tuvieron y han intentado construir los países latinoamericanos. Es decir, el 
planteó dos procesos importantes que marcaron el rumbo del continente: Por 
 
12 V.I. Lenin, El imperialismo y la escisión del socialismo, Ediciones de Lenguas Extranjeras, 
Pekín, 1980, (Colección V.I. Lenin, Marx, Engels, Marxismo) p.387 en: 
www.antiescualidos.com/ing/EL 
13 Martí no usó esta categoría tal cual, sino que entendió y describió su esencia. 
14 Ambos textos se relacionan con un acontecimiento fundamental en la historia 
latinoamericana: el congreso al que los Estados Unidos convocaron en 1888 a los países 
latinoamericanos, y del cual, realizado entre 1889 y 1890, salió la política del 
“panamericanismo” y la futura Organización de Estados Americanos. “Madre América” es un 
discurso que pronunció José Martí en la velada artístico-literaria de la Sociedad Literaria 
Hispanoamericana en 1889. 
 15 
una parte, las independencias que se gestaron a principios del siglo XIX y que 
culminaron con las de Cuba y Puerto Rico. Procesos que son caracterizados 
principalmente por el carácter anticolonial y por el desprendimiento de las 
nuevas repúblicas de su “madre patria” España. Y por otra parte, visualizó el 
desarrollo histórico, tanto de los Estados Unidos, en el que basa la experiencia 
mexicana,15 como la de los propios países de América Latina bajo el signo de 
los liberales, los cuales culminaron en dictaduras autocráticas como la de 
Porfirio Díaz, en México, y las que dominaron en otros países 
latinoamericanos. 
 
Resaltó así la necesidad de alcanzar una segunda independencia en los 
países latinoamericanos, que si bien habían logrado romper los lazos 
coloniales, para esa época reproducían las viejas formas de explotación y 
dominación. Es también a través de sus experiencias en otros países del 
continente, como Guatemala y Venezuela, que comprendió por qué el 
desarrollo de Nuestra América debía basarse en las capas populares. 
Argumentaba que las nacientes burguesías dependientes latinoamericanas, 
representadas muchas veces por los liberales, no habían podido desarrollarse 
y al contrario, se habían convertido en meros intermediarios de la explotación 
imperialista, contribuyendo así a la desnacionalización de sus pueblos, por lo 
que una vez más, hizo alusión a la fundación de una América nueva, que 
fuera nuestra y diferente de la otra; y esta fundación no podía hacerse 
mediante estas nuevas clases dominantes nativas, sino que debía basarse en 
las capas populares y en sus necesidades. Todo ello se tradujo en el rechazo 
abierto al capitalismo como vía de desarrollo, mostrándose afín con un sistema 
que, por la caracterización que él hace, podría inclinarse más hacia la vía 
socialista,16 poniendo el acento en la igualdad y la justicia. 
 
En el ensayo titulado “Nuestra América”, José Martí, hizo una crítica 
importante al liberalismo latinoamericano, que iba adueñándose de la ideología 
de los gobiernos en turno. Planteaba así, las razones del permanente 
desajuste entre las instituciones y la realidad histórica continentales, 
subrayando el desenlace de las repúblicas latinoamericanas hacia caudillismos 
y tiranías, como se ha mencionado anteriormente, por no corresponder con los 
verdaderos requerimientos de la región. 
 
Oponiéndose al concepto liberal, Martí insiste dentro de su ensayo, “[…]que 
no se trata de copiar el modelo europeo occidental o norteamericano, sino de 
crear el propio, ajustado a los requerimientos de sus clases populares y de sus 
 
15 Durante la estancia de Martí en México, él estudió la historia de este país, alcanzando a ver 
los primeros proyectos expansionistas de Estados Unidos, donde le es arrebatado la mitad del 
territorio a México, extendiéndose hacia el sur, lo que le permitió tener un rango mayor para su 
seguridad nacional. 
16 Hay que tener en cuenta, que Martí nunca se declaró socialista, sin embargo, a lo largo de 
los planteamientos de sus objetivos se puede leer entre líneas una afinidad con este sistema, 
aunque en realidad él no haya conocido la teoría socialista a fondo. Su lucha es más bien por 
alcanzar, como primer artículo constitucional la plena dignidad del hombre. 
 16 
condiciones histórico- sociales.17” Es decir, Martí sostenía que era 
imprescindible crear una cultura socio-política propia, basada en los factores 
reales de Latinoamérica, en su hombre natural; pero no se debía dejar de lado 
el problema principal en el fracaso de las repúblicas liberales: el 
desconocimiento de la identidad basada en la autoctonía, “[…] sólo la nueva 
cultura permitiría asumir a plenitud tales identidad y autoctonía, y por eso 
únicamente la cultura real (natural, popular), abriría el avance de ese proceso 
de identificación frente a los apetitos del Norte.”18 
 
La importanciade volver a este tema, reside en hacer hincapié una vez más 
en la crítica a reproducir mecánicamente los modelos económicos y políticos 
importados. “La fundación” a la que se refirió Martí era la necesidad de hacer 
algo que antes no se había hecho: erigir, instituir, es decir, conquistar la 
verdadera independencia de los pueblos americanos. 
 
La frustración del proceso independentista y la presencia opresora del 
imperialismo norteamericano fue lo que generó en él el sentimiento de la 
necesidad de una segunda y verdadera independencia. Ya Martí había 
advertido acerca de estos males, pues él consideraba parte indispensable en 
el proceso revolucionario el echar a España de Cuba más, sin embargo, veía 
de manera urgente impedir que los Estados Unidos sustituyeran aquel 
predominio ejercido por España. Ésta constituía la etapa ulterior del proceso 
libertador. 
 
 Es así como el carácter antiimperialista de Martí nació como algo natural en 
su pensamiento, pues a lo que él siempre se enfrentó fue al colonialismo 
español, pero al darse el desarrollo histórico que acontece en Cuba y el resto 
del continente, esa esencia de rechazo a la dominación extranjera, tuvo que 
dar, de manera natural, el cambio hacia una ideología antiimperialista, puesto 
que la independencia de Cuba19 no garantizaba que estuviera a salvo de 
peligros, ya que Estados Unidos se iba a lanzar sobre la isla (como vio que se 
lanzó sobre México) para llevar a cabo su proyecto imperialista. De esta forma, 
Cuba, en la tercera etapa de su lucha independentista tuvo que enfrentar no 
sólo al colonialismo español sino también al naciente imperialismo 
norteamericano. 
 
Martí percibió esto muy claramente en la famosa Conferencia Monetaria de 
1891 convocada por Estados Unidos, donde pudo observar que de manera 
hábil y vestida de necesidades económicas, el verdadero propósito en la 
unificación monetaria presentado por Estados Unidos, escondía la pretensión 
de imponerse al resto de América y dominarla económicamente, sometiéndola 
así al nuevo vasallaje que surgía en la historia de los pueblos. De esta manera, 
 
17 Rodríguez Pedro Pablo, Op. cit., p. 40 
18 Ídem, p. 42 
19 La independencia tanto de Cuba como de Puerto Rico, significó el cierre del proceso 
independentista que comenzó a principios del siglo XIX con la independencia de Haití. 
 17 
Martí describió y desarrolló una serie de textos en los cuales se caracterizó 
este sistema de dominación adquirido por Estados Unidos20, donde resaltó el 
nacimiento de monopolios, la fusión del capital bancario con el industrial y la 
consiguiente creación de la oligarquía financiera, la exportación de capitales y 
el reparto entre las grandes asociaciones monopolistas internacionales de 
territorios, que eran y siguen siendo, política y militarmente débiles. 
 
La revelación que tuvo Martí de nuestra América no fue sólo la de que somos 
una entidad distinta en la historia[…], sino también la de que únicamente 
podríamos realizarnos, podríamos fundarnos, haciendo nuestra la herencia de 
Espartaco21, desencadenando y llevando hasta sus últimas consecuencias, para 
decirlo con las inolvidables palabras de Fidel el 16 de abril de 1961 (la víspera 
de la invasión mercenaria cuyos reductos serían derrotados en Playa Girón), “la 
revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes”22 
 
El sistema que fue desarrollando Estados Unidos23, permitió que los 
planteamientos de Martí trascendieran más allá de su época, y fueran 
retomados para la continuidad de la lucha revolucionaria en Cuba. 
 
 Por la agudeza con que Martí postuló el imprescindible antiimperialismo de la 
Revolución Cubana; por su comprensión de los problemas reales del país, más 
allá de la mera lucha contra España –problemas que permanecerían sin 
cambios esenciales durante la primera mitad del siglo XX–, y por las dinámicas 
soluciones aportadas, es natural que el ideario martiano conservara profunda 
virtualidad revolucionaria, y que a él se remitiera Fidel Castro como inspirador 
del ataque al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953 […].24 
 
Como antecedente importante hay que considerar, el primer gran 
enfrentamiento de los cubanos contra Estados Unidos en el siglo XX, que se 
dio justamente en el marco de las condiciones de control que había impuesto 
 
20 Fernández Retamar nos habla acerca de esta descripción y valoración que hace Martí, 
sobre los rasgos del imperialismo como algo adelantado a su época, puesto que fue Lenin 
quien, varias décadas después, iba a coincidir con esta caracterización del imperialismo bajo el 
nombre de “Rasgos fundamentales”. Roberto Fernández Retamar, “Del anticolonialismo al 
antiimperialismo” en Op. cit., p. 206 
21 Fernández Retamar, nos explica la relación que ha hecho Martí con respecto a esta 
comparación, donde dice que “Roma es ahora los Estados Unidos (a los que explícitamente 
llamará en otro texto “la Roma americana)” (J.M., “El tercer año del Partido Revolucionario 
Cubano. El alma de la Revolución y el deber de Cuba en América”, 1894), y a ella opone 
América, que es, por supuesto, nuestra América. Y a continuación, una disyuntiva 
sorprendente y admirable: los Estados Unidos son César, y nuestra América es ¡Espartaco!” 
Roberto Fernández Retamar, “La revelación de Nuestra América” en Op. cit., p. 130 
22 Ídem, p. 130 
23 Cuando hablo del sistema desarrollado por Estados Unidos me refiero al naciente 
imperialismo que se iba consolidando como fase superior del capitalismo, para más detalles 
ver: V.I. Lenin, “Imperialismo, fase superior del capitalismo” en Obras escogidas, Moscú, Ed. 
Progreso. Ya que dentro de este texto se puede apreciar de manera detallada y bajo 
parámetros teóricos el desarrollo del capitalismo. 
24 Fernández Retamar, Roberto, Op. cit., p. 78 
 18 
la Enmienda Platt25 sobre la naciente constitución, es decir, la lucha contra la 
dictadura de Machado en los años 30. En ella se puede apreciar la continuidad 
del ideario martiano a través del sector estudiantil, de donde salieron 
numerosos dirigentes como lo fue Julio Antonio Mella26, quien admiraba 
profundamente a Martí, y guió muchas acciones revolucionarias de los 
cubanos a través del pensamiento de éste, incluso quiso escribir un libro sobre 
Martí27, el cual llevó a cabo durante su estancia de varios años en México, a 
finales de los años veinte. Dentro de este texto se puede ver de manera más 
directa la influencia que ejercieron los pensamientos martianos en la lucha 
revolucionaria de esos años. 
 
Otro ejemplo de ésta continuidad es la acción de otro líder revolucionario de 
esta época: Antonio Guiteras, quien organizó y realizó un levantamiento 
armado y una vez derrocado Machado, tomó parte en el régimen conocido 
como el gobierno de la “pentarquía”. Éste fue constituido por cinco miembros, 
dentro de los cuales Guiteras resaltaba como la figura más avanzada y 
revolucionaria, dado sus antecedentes en la lucha28; y por haber logrado, 
durante este gobierno, la adopción de medidas nacionalistas, reformadoras e 
incluso antiimperialistas que por primera vez daban derechos legales a los 
obreros. No quiero detenerme más de la cuenta en este proceso, pues habría 
que hacer un estudio mucho más minucioso de la presencia de los 
pensamientos martianos durante la etapa. Lo que quiero es resaltar y marcar 
la continuidad del mismo a lo largo de todas las luchas históricas que 
precedieron en Cuba a la Revolución de 1959. A partir de aquí me centraré en 
el pensamiento de Fidel Castro, tratando de delinear y remarcar la influencia 
martiana que hay en él y, por consiguiente, en todo el movimiento 
revolucionario que cobró particular fuerza a partir de 1953. 
 
 
25 La Enmienda Platt fue un apéndice agregado a la Constitución de Cuba durante el período 
de la primera ocupación militar norteamericana en la isla (1899-1902) y querespondía a los 
intereses de los Estados Unidos. A grandes rasgos, la Enmienda estableció: no contemplar la 
jurisdicción única del territorio de la provincia de Cuba bajo el dominio español; el 
condicionamiento del arrendamiento de ciertos servicios; permitía la intervención política y 
militar; restringía las relaciones exteriores; limitaba la deuda pública; entre otros. Es decir, la 
Enmienda Platt le daba a Estados Unidos el derecho a intervenir en los asuntos internos de la 
isla cuando fuera necesario. 
26 Fundó la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) en 1923 y el Partido Comunista en 
Cuba en 1925. Durante la dictadura de Machado, Mella fue encarcelado y llevó a cabo una 
huelga de hambre, más tarde al ser liberado, fue al exilio en México, donde fue asesinado por 
orden de Machado. 
27Julio Antonio Mella, “Glosas al pensamiento de José Martí” en Siete enfoques marxistas 
sobre José Martí, Ed. Política, La Habana, 2005 
28 Antonio Guiteras fue uno de los dirigentes de la revolución de 1933 y un ferviente 
antiimperialista, incluso diseñó una estrategia parecida a la adoptada por Fidel Castro en 1953, 
ya que él también inició la lucha en Oriente y tomó el Cuartel de Bayamo, además de 
promulgar la nacionalización de la American Telephone and Telegraph (ATT), junto con otras 
medidas nacionalistas. Para profundizar en el tema ver: Reynaldo Suárez Suárez, Una 
insurrección en dos épocas con Antonio Guiteras y con Fidel Castro, Ciencias Sociales, La 
Habana, 2001 
 19 
Martí en Fidel y en el Movimiento 26 de Julio 
 
[…] De igual modo se prohibió que llegaran a mis manos 
los libros de Martí; parece que la censura de la prisión 
los consideró demasiado subversivos. ¿O será porque yo 
dije que Martí era el autor intelectual del 26 de julio?[…] ¡No 
importa en absoluto! Traigo en el corazón las doctrinas del 
Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los 
hombres que han defendido la libertad de los pueblos. 
 
Fidel Castro 
 
El pensamiento martiano ha sido retomado en distintas épocas, sin 
embargo, las ideas postuladas por Martí fueron abandonadas por la poca 
divulgación de éstas a partir de su muerte en 1895. Es hasta la segunda 
década del siglo XX que se recupera el legado martiano, cuando “Gonzalo de 
Quesada y Aróstegui, el abnegado cercano colaborador de Martí y albacea de 
los escritos del Maestro, logró editar sucesiva y parcialmente sus obras, 
conforme a sus instrucciones.”29 Este hecho, permitió que las nuevas 
generaciones conocieran y profundizaran sus ideas, incluyendo el aporte 
estilístico en sus textos, sin embargo, para la presente investigación me 
centraré principalmente en el rescate de los planteamientos políticos, sociales 
y antiimperialistas, que influyeron para la etapa revolucionaria liderada por 
Fidel Castro. 
 
Fidel Castro fue quien continuó y culminó la obra revolucionaria que inició 
Martí a finales del siglo XIX, como escribió Nicolás Guillen en uno de sus 
poemas: “Te lo prometió Martí y Fidel te lo cumplió”. Es Fidel quien sintetizó 
toda la postura martiana en la época verdadera de la descolonización, de la 
liberación política hasta la liberación económica y cultural. Reafirmó de manera 
absoluta su total rechazo al imperialismo y propuso la edificación del 
socialismo en un país subdesarrollado, como lo es Cuba. De aquí la 
importancia de vincular el pensamiento martiano con el proyecto revolucionario 
de Fidel Castro30, que no puede ser entendido sin hacer mención de la 
estrategia política que hizo posible el triunfo revolucionario en Cuba. Por ello, 
considero pertinente detenerme para hacer un análisis de ésta, para después 
retomar los vínculos existentes entre los proyectos revolucionarios de Martí y 
Fidel. 
 
29 Ángel Augier, La tesis antiimperialista de José Martí en las raíces de la Revolución Cubana, 
Ed. Política, La Habana, 2006, p. 63 
30 No hay que olvidar que antes del proceso revolucionario encabezado por Fidel Castro se 
desarrolló una Revolución en los años treinta de igual importancia, donde a raíz del rescate del 
pensamiento de Martí se genera una conciencia nacional que aboga por un régimen libre de 
corrupciones políticas, administrativas y económicas, así como el desarrollo de una conciencia 
antiimperialista. Los resultados de esta conciencia antiimperialista que adquirió la lucha 
revolucionaria en Cuba, se tradujo en la anulación, en 1935, de la Enmienda Platt, impuesta en 
1901 a la Constitución cubana. 
 20 
 
Estrategia revolucionaria del Movimiento 26 de Julio 
 
Muchas veces se ha caído en el error de creer que la Revolución cubana 
fue el resultado de la táctica guerrillera rural empleada por el M26-7, destinada 
a debilitar al ejército federal hasta llegar a liquidarlo definitivamente. Más sin 
embargo, la táctica guerrillera solo fue un eslabón más dentro de la gran 
estrategia política elaborada y aplicada por Fidel Castro 
 
[…] la experiencia cubana demuestra cómo en una guerra revolucionaria se 
combinan varias formas de lucha; cómo no existe un predominio absoluto de 
una forma sobre otra en todos los momentos del proceso; cómo las formas de 
lucha están relacionadas con las situaciones políticas y, de esta manera, cómo 
una modalidad de lucha que es predominante en un momento puede dejar de 
serlo en el siguiente dando lugar a una más adecuada a las condiciones del 
período.31 
 
El episodio con el que inicia el proceso revolucionario cubano fue el asalto al 
Cuartel Moncada,32 en respuesta al golpe de Estado realizado por Fulgencio 
Batista en 1952.33 Pero antes del asalto al Cuartel Moncada Fidel Castro34 
desarrolló una serie de actividades políticas desde el Partido Ortodoxo,35 
 
31 Vania Bambirra, La Revolución Cubana. Una reinterpretación, Ed. Nuestro Tiempo, México, 
1974, p. 47 
32 El asalto al cuartel Moncada se llevó a cabo el 26 de julio de 1953 encabezado por Fidel 
Castro. Su importancia reside en que fue la primera acción organizada para el derrocamiento 
de la dictadura de Batista con el fin de establecer un gobierno revolucionario. Esta acción 
fracasó por su incipiente organización y una serie de hechos que no se esperaban. 
33 Fulgencio Batista realizó su primera aparición en la escena política de Cuba durante el 
“movimiento de los sargentos” en 1933, en contra de la dictadura machadista. Bajo el manto 
de la revolución democrático burguesa, participó en el gobierno de la “pentarquía”. Al poco 
tiempo, en 1934 dirigió un primer golpe de Estado, asesinando a Guiteras. 
34 Fidel se incorporó al Partido del Pueblo Cubano conocido también como Partido Ortodoxo 
cuando su líder Eduardo Chibás, que encabezaba el movimiento de recuperación cívica y 
moral, decidió terminar con su vida al darse un disparo en el abdomen durante un programa de 
radio al no poder presentar las pruebas que iban a fundamentar su acusación de corrupción 
administrativa contra un alto personaje del Gobierno. Una vez desaparecido el destacado 
dirigente ortodoxo, su partido quedó a la deriva. Fidel se encontraba militando en un partido 
con una base popular muy amplia; pero, sin una dirección política consecuente. Sus dirigentes 
oficiales eran reformistas y estaban adaptados al sistema. Además, existía un partido 
ideológicamente más afín a sus concepciones marxistas: el Partido Socialista Popular (PSP) –
nombre adoptado por el Partido Comunista cubano en esa época-, pero éste tenía una 
militancia muy reducida debido, en gran medida, a la feroz campaña anticomunista que 
caracterizó el período de la “guerra fría”. Es a partir de esta realidad que Fidel ve el momento 
propicio para incorporarse dentro de estructura del Partido Ortodoxo. 
35 En 1947 nació el Partido Ortodoxo, bajo la dirección de Eduardo Chibás, como oposición al 
Partido Auténtico (PRC) y un intento por continuar con las tradiciones revolucionarias de 1933. 
Su principal arma fue la simple apelación a la moral pública denunciandola corrupción 
imperante en el gobierno. El programa del Partido Ortodoxo se caracterizaba por poner 
medidas de tipo nacionalista contra los monopolios norteamericanos, este objetivo respondió 
principalmente a que dentro de la ortodoxia se aglutinaban los intereses de la pequeña 
 21 
destinadas a crear posiciones revolucionarias dentro de la militancia de este 
partido, pues aunque veía las limitaciones de la institucionalidad burguesa 
creía vivir en una época de libertades parlamentarias donde la lucha legal era 
posible mediante un programa revolucionario, alrededor del cual se lograba 
movilizar a las masas y marchar a la toma del poder. 
 
Bajo este contexto se produjo el golpe de Estado realizado por Batista en 
1952 apoyado desde Estados Unidos, que tuvo como principal propósito 
impedir que el candidato de la Ortodoxia, Roberto Agramonte, ganara las 
elecciones. Con el golpe militar la vía legal se canceló, la base del Partido 
Ortodoxo entró en una gran descomposición dividiéndose en varias tendencias 
y Fidel Castro tomó la decisión de aglutinar a un grupo de jóvenes ortodoxos 
que adoptaron la insurrección armada como vía para quebrar el dominio 
dictatorial, lo que generó el comienzo de los preparativos para el asalto al 
Cuartel Moncada. 
 
A partir de este momento, se crearon las condiciones necesarias para una 
unidad política nacional en contra de la dictadura y a favor de la restauración 
de la democracia. Dentro del movimiento estudiantil vinculado a la Ortodoxia 
se figuró una tendencia política basada en tres premisas: 
 
[…] la primera que planteaba la necesidad de restaurar las antiguas libertades 
democráticas; la segunda era una diferenciación tajante con el Partido 
Auténtico, a fin de impedir que éste monopolizara la legitimación de la lucha 
antidictatorial; la tercera, de acuerdo con las tradiciones heredadas de los años 
treinta en la lucha contra Machado, planteaba la urgencia de recurrir a las armas 
a fin de secundar un eventual movimiento de masas.36 
 
El grupo de jóvenes cubanos, liderados por Fidel Castro, se colocó a la 
vanguardia de la lucha por la verdadera independencia. Sobre el fundamento 
de la tradición de lucha que inspiró la “Generación del 30”, que se basó en los 
ideales patrióticos, antiimperialistas y por la justicia social, se edificaron los 
principios políticos de la Generación del Centenario, llamada así, en 
conmemoración del centenario del nacimiento de José Martí, llamado en Cuba 
el Apóstol, figura líder dentro de su pensamiento y programa de acción. 
 
La acción de mayor importancia realizada por la Generación del Centenario 
fue, precisamente, el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Así 
pues, el asalto combinó acciones subversivas en la ciudad oriental de Bayamo, 
y formó parte de una estrategia que debía culminar en una insurrección 
popular. Se pretendía tomar las estaciones de radio una vez que el asalto al 
Cuartel tuviera éxito; y desde ahí tratar de levantar al pueblo cubano en contra 
 
burguesía radical antiimperialista. Así mismo el programa ortodoxo ponía especial énfasis en 
medidas contra la corrupción administrativa que entonces predominaba entre los funcionarios 
del Estado. 
36 Fernando Mires, La revolución permanente. Las revoluciones sociales en América Latina, 3ª 
ed., Ed. Siglo XXI, México, 2005, p. 301 
 22 
de la dictadura de Batista mediante un llamado insurreccional que lograra el 
restablecimiento de la Constitución del 40. Esto lo explica Fidel de la siguiente 
forma: 
 
El restablecimiento de la Constitución del 40, condicionada desde luego a la 
situación anormal, era el primer punto de nuestra proclama al pueblo. Una vez 
en posesión de la capital de Oriente se iban a decretar en el acto seis leyes de 
profundo contenido revolucionario que tendían a poner a los colonos, 
arrendatarios, aparceros y precaristas en la posesión definitiva de la tierra con 
indemnización del estado a los perjudicados; consagración del derecho de los 
obreros a la participación en las utilidades finales de las empresas; participación 
de los colonos en el 55% del rendimiento de las cañas (estas medidas, como es 
natural, debían conciliarse con una política dinámica y enérgica por parte del 
estado, interviniendo directamente en la creación de nuevas industrias, 
movilizando las grandes reservas del capital nacional, resquebrajando la 
resistencia organizada de poderosos intereses). Otra declaraba destituidos a 
todos los funcionarios judiciales y administrativos, municipales, provinciales o 
nacionales que hubieran traicionado la Constitución jurando los Estatutos. Por 
último, una ley que propugnaba la confiscación de todos los bienes de los 
malversadores de todas las épocas, previo un proceso sumarísimo de 
investigación.37 
 
Estos principios y leyes revolucionarias fueron reunidos meses más tarde en 
el alegato elaborado por Fidel Castro para su autodefensa jurídica. Al resultar 
el asalto un fracaso en lo militar, al fallar el factor sorpresa con el cual 
esperaban poder equilibrar la superioridad en armas y hombres que tenían los 
militares de la tiranía batistiana, se condujo a muchos de los asaltantes a la 
muerte por asesinato y a los pocos sobrevivientes a la prisión, incluido Fidel 
Castro, donde fueron torturados y maltratados; además de que se violaron 
múltiples derechos humanos. De este episodio se derivó la elaboración de 
dicho alegato, que luego se conoció como La historia me absolverá38, donde 
se plasmaron repetidamente las ideas martianas. 
 
Antecedente del escrito La historia me absolverá fue el “Manifiesto del 
Moncada”, el cual fue redactado por Raúl Gómez García, integrante del 
proyecto, en donde se explican los propósitos de este asalto: 
 
Ante la tragedia de Cuba contemplada en calma por líderes políticos sin honra, 
se alza en esta hora decisiva, arrogante y potente, la juventud del Centenario, 
que no mantiene otro interés como no sea el decidido anhelo de honrar, con 
sacrificio y triunfo, el sueño irrealizado de Martí. […] En la vergüenza de los 
hombres de Cuba está el triunfo de la revolución cubana. La revolución de 
 
37 Citado en: Marta Harnecker, Fidel. La estrategia política de la victoria, Ed. Ciencias Sociales, 
La Habana, 2001, p. 21- 22 
38 El juicio donde Fidel Castro pronuncia su célebre alegato se llevó a cabo el 16 de octubre de 
1953. 
 23 
Céspedes, de Agramante, de Maceo, de Martí, de Mella y de Guiteras, de Trejo 
y de Chibás. La revolución que no ha triunfado todavía.39 
 
En esta cita se aprecian ciertos elementos importantes, que se han 
señalado anteriormente, como la alusión a la Generación del Centenario 
haciendo hincapié en la influencia que ejerció Martí y otros importantes 
luchadores cubanos sobre todos los integrantes que conformaron este nuevo 
núcleo de lucha, que se caracterizó por su carácter antiimperialista. 
 
El brutal contraste entre la agónica aspiración de Martí y la ignominiosa realidad 
estimulada e impuesta por la funesta política hegemónica de Estados Unidos, 
provocó que desde el hondón histórico de la dignidad cubana, resurgiera desde 
sus raíces, con todo el vigor de casi 100 años de lucha, el espíritu y la acción 
incontenibles de la genuina Revolución iniciada en La Demajagua en 1868. 
Fue la más joven generación cubana la que asumió, con profundidad y pasión 
justificadas, la misión de responder al clamor histórico de la patria. Con pleno 
derecho se definió como la Generación del Centenario de Martí, efeméride que 
conmemoró con una impresionante procesión de antorchas, como si alzaran 
multiplicando el apotegma del Maestro: “Paso a los que no tienen miedo de la 
luz; caridad para los que tiemblan de sus rayos”40 
 
Desde el inicio de la cita se aprecia la influencia martiana, ya que el asalto al 
cuartel es inspirado a travésdel proyecto revolucionario de Martí en un inicio, y 
después de quienes lo retomaron, de ahí, la sucesión de diversos nombres de 
grandes hombres que murieron por la causa de la liberación de Cuba. 
 
Cuando ha hablado Fidel Castro del Moncada, repetidas veces ha afirmado 
su vínculo con Martí y sus ideas, pues dice: 
 
Cuando nosotros atacamos el Moncada, yo tenía ya una formación marxista. 
[…] yo antes de ser comunista utópico o marxista, soy martiano, lo voy siendo 
desde el Bachillerato: no debo olvidar la atracción enorme del pensamiento de 
Martí sobre todos nosotros, la admiración por Martí. […] Creo que mi 
contribución a la Revolución Cubana consiste en haber realizado una síntesis de 
las ideas de Martí y del marxismo- leninismo, y haberla aplicado 
consecuentemente a nuestra lucha.41 
 
Al volver sobre el documento de La historia me absolverá, podemos ver de 
manera más clara la influencia de Martí para los proyectos revolucionarios en 
Cuba. Dentro del documento, Fidel Castro estableció el objetivo principal del 
asalto al cuartel Moncada como la vía para restablecer las libertades de Cuba 
que habían sido violadas por el golpe de Estado instaurado por Batista, que se 
 
39Citado en: Fernández Retamar, “El 26 de julio y los compañeros desconocidos de Martí” en 
Op. cit., p. 191 
40 Ángel Augier, Op. cit., p. 76 
41 Cita de la entrevista de Frei Betto con Fidel Castro en mayo de 1985, en “Preparándose para 
Moncada” en Fidel, en la memoria del joven que es, Ed. Ocean Press, E.U., 2005, p. 
163,164,169, 170 
 24 
tradujo también en la lucha contra el yugo extranjero, pues Batista era uno más 
de los títeres a los que manejaba Estados Unidos para sus propios intereses 
en América Latina y el Caribe. Acerca de la inconstitucionalidad del régimen de 
Batista, Fidel nos dice: 
 
En primer lugar, la dictadura que oprime a la nación no es un poder 
constitucional, sino inconstitucional; se engendró contra la Constitución, por 
encima de la Constitución, violando la Constitución legítima de la República. […] 
En segundo lugar, el artículo habla de Poderes, es decir, plural, no singular, 
porque está considerando el caso de una república regida por un Poder 
Legislativo, un Poder Ejecutivo y un Poder Judicial que se equilibran y 
contrapesan unos a otros. Nosotros hemos promovido rebelión contra un poder 
único, ilegitimo […]42 
 
Dentro de este texto, Fidel también enjuició de modo implacable y desde la 
perspectiva del pueblo, los cincuenta años de república dependiente. Pese al 
hecho de que se le fue prohibido a Fidel la obtención de cualquier libro del 
Apóstol, a lo largo de todo el alegato se ven repetidas referencias a Martí, 
declarado incluso que el autor intelectual del 26 de julio había sido Martí: 
 
[…] De igual modo se prohibió que llegaran a mis manos los libros de Martí; 
parece que la censura de la prisión los consideró demasiado subversivos. ¿O 
será porque yo dije que Martí era el autor intelectual del 26 de julio? Se impidió, 
además, que trajese a este juicio ninguna obra de consulta sobre cualquier otra 
materia. ¡No importa en absoluto! Traigo en mi corazón, las doctrinas del 
Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han 
defendido la libertad de los pueblos.43 
 
En la siguiente cita se puede ver la defensa arraigada que hizo de Martí, de 
su memoria y sus doctrinas, las cuales no sólo él siguió, sino numerosos 
dirigentes cubanos, no sólo de esta generación sino de anteriores. 
 
Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su Centenario, que su memoria 
se extinguiría para siempre, ¡Tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su 
pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay 
cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en 
magnifico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su 
vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si 
hubieras dejado morir a tu Apóstol!44 
 
Con estas palabras, lo que se experimenta es el renacimiento del espíritu y 
la acción martianos que se abrieron a partir del Centenario de su natalicio y 
que siguieron presentes a lo largo de las diferentes etapas de la Revolución. 
Lo que llegó a consolidarse como raíz fundamental de la Revolución fue la 
tesis antiimperialista que Martí forjó. Fidel retomó este sentimiento y proyecto 
 
42 Fidel Castro, La historia me absolverá, Ed. Política, La Habana, 1999, p. 14 
43 Ídem, p. 11 
44 Ídem, p. 81 
 25 
antiimperialista para ser en lo adelante el principal hilo conductor de la 
Revolución y no sólo del proceso, sino también de la continuidad de ésta. 
“Nada menos que la garantía de la plena independencia del país, el ejercicio 
natural de la soberanía de la nación, defendida a patria o muerte frente a los 
más diversos y criminales métodos de agresión […] por los sucesivos 
gobiernos de la oligarquía norteamericana contra Cuba […]”45, fueron los 
principios que la Revolución defendió hasta sus últimas consecuencias, como 
lo hizo Martí. 
 
Las similitudes existentes entre los proyectos revolucionarios de Martí y 
Fidel serán retomadas posteriormente de manera más profunda, pues el 
objetivo de este apartado es hacer el análisis de la estrategia política seguida 
por la Revolución Cubana. 
 
Vemos pues características particulares que diferencian al proceso 
revolucionario cubano de otros que se habían desarrollado en América Latina, 
entre las que resaltan la capacidad de incluir dentro del programa 
revolucionario a casi todos los sectores de la sociedad, pues se proponía 
“[…]una alianza entre pobres del campo y la ciudad, campesinado pequeño 
propietario y sin tierras, subproletariado agrícola, proletariado industrial, 
fracciones de las capas medias y de la pequeña burguesía.”46 
 
Incluso se esperaba una respuesta favorable y solidaria por parte de 
sectores que tradicionalmente se colocaban del lado de los intereses de los 
sectores más reaccionarios y conservadores como la Iglesia y el ejército47. 
 
Gracias al amplio programa revolucionario que lograba incluir a casi todos 
los sectores de la sociedad dentro de sus demandas es que el proceso 
revolucionario en Cuba adquirió el carácter nacional y popular, y se entiende 
que a pesar del fracaso militar del asalto, éste haya logrado tener un enorme 
impacto en la sociedad, cualidad que fue de gran importancia para las etapas 
posteriores del proceso. 
 
Vemos cómo Fidel Castro hizo uso de la violencia como último recurso, 
pues aunque la legalidad fue cancelada con el cuartelazo del 10 de marzo de 
1952, el régimen de Batista se esforzó por da una cara democratizadora a la 
vida política de Cuba. Es bajo este contexto que se realizaron las elecciones 
 
45 Ángel Augier, Op. cit., p. 78 
46 Fernando Mires, Op. cit., p. 305 
47 Se esperaba que estos sectores se unieran a la insurrección popular porque la Iglesia venía 
manifestándose en defensa de los derechos humanos, mientras la idea de unir al ejército a la 
causa revolucionaria residía en los hechos precedentes durante el período de Machado 
cuando la “revolución de los sargentos”; y por las malas condiciones de vida que padecían los 
soldados. Este último punto denunciado repetidas veces por Fidel Castro en la revista Alerta, e 
incluido en La historia me absolverá. 
 26 
presidenciales de finales de 195448. Una vez que Batista fungió como 
presidente “constitucional” continuó su esfuerzo por dar cierta apariencia 
democrática mediante la puesta en vigor de la Constitución de 1940, así como 
la convocatoria a elecciones parciales para el Congreso y generales. Al mismo 
tiempo se desarrolló todo un movimiento, con gran colaboración del Partido 
Socialista del Pueblo (PSP)49, por la amnistía de los presos políticos que llegó 
a una magnitud tal que a Batista no le quedó otra alternativa

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