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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS “IDENTIDAD Y EXILIO. RELATO DE UNA MUJER CHILENA EN MÉXICO” T E S I N A QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS P R E S E N TA: DIANA HERNÁNDEZ VILLALOBOS DIRECTOR DE TESINA: MTRO. GILBERTO JEZREEL SALAZAR ESCALANTE MÉXICO, D.F. 2013 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Mi historia es un tejido que se ha elaborado gracias a la participación de muchas personas, que de una forma u otra me han acompañado en mi tránsito por la vida. Agradezco a: Mis hijas Sophie y Magali, que me han enseñado más de lo que esperaba. Mis padres Josefina y Rafael porque me transmitieron muchos de los valores e ideas que me hacen ser quien soy. Mis hermanas Alicia, Laura, Araceli, Ana y Rebeca por ser mis cómplices más entrañables. Mi hermano Rafael porque siempre he tenido la certeza de su apoyo. Denis, por su apoyo incondicional durante todos estos años. A Sofía, Lili, Mirna, Silvia, Paulina y Elsa por su amistad sin límites. A mis compañeros y amigos, Juan, Vero, Jez, Pedro, Adriana, Cipactli, Hugo y Marcela, con quienes compartí mis pasos por la facultad. Y quiero agradecer especialmente a Jezreel Salazar por su apoyo y paciencia a lo largo de la elaboración de esta tesina. 1 ÍNDICE INTRODUCCIÓN 2 I. CONTEXTO HISTÓRICO DEL EXILIO CHILENO 7 II. CONCEPTUALIZANDO LA MEMORIA EN EL EXILIO 21 III. CONCEPTUALIZANDO LA IDENTIDAD EN EL EXILIO 30 IV. UNA IDENTIDAD EN EL EXILIO 34 1. HISTORIA DEL PERSONAJE 34 2. METODOLOGÍA DE ANÁLISIS 38 3. ANÁLISIS DE LA ENTREVISTA A PILAR BULNES 48 CONCLUSIONES 67 BIBLIOGRAFÍA REFERIDA 70 ENTREVISTAS UTILIZADAS 71 2 INTRODUCCIÓN Durante la década de los setenta América Latina vivió años de cambios violentos en su estructura política y social. Era la época de la Guerra Fría y los fuertes enfrentamientos ideológicos y geopolíticos entre Estados Unidos y la URSS. Después de la Revolución Cubana de 1959, Estados Unidos temía el levantamiento de brotes revolucionarios comunistas en el territorio cercano. Por lo cual, con la ayuda de la derecha oligárquica y una sólida estructura de adoctrinamiento militar, los países latinoamericanos fueron golpeados por una oleada de regímenes militares. Los golpes de Estado de aquellos años fueron procesos violentos de cambio y marginación social, liderados por el autoritarismo y la violencia de Estado. En un nivel individual, esto llevó a vivir situaciones que nunca antes se habían vivido. Las sociedades y personas que se vieron involucradas en estos procesos debieron encarar experiencias que cambiarían por completo su forma de concebir al mundo, a la sociedad y a sí mismos. Una de las características de estos regímenes fue la desvalorización del pasado y la destrucción de los documentos que pudieran dar cuenta de éste. Es en este sentido que esta tesina debe considerarse necesaria en el ámbito académico, ya que por un lado recoge e interpreta la historia de vida de una exiliada chilena en México, Pilar Bulnes, cuya experiencia restituye algunos elementos de lo que la dictadura de su país quiso borrar, y por el otro supone la importancia de pensar la historia de Chile desde el espacio de los recuerdos privados. 3 El problema que plantea resolver esta tesina tiene que ver con la construcción de una identidad en el exilio, referida a un personaje real: Pilar Bulnes. Ella fue partidaria de Allende y exiliada en México a partir de 1975. El método con el que se realizará el análisis será aquél que nos permita descifrar los silencios, las repeticiones, los tipos de narraciones y las formas de autorepresentación que se encuentran en el texto. Esto es así porque considero que cualquier testimonio, ya sea oral o escrito, cuenta con una estructura interna que esconde ciertos elementos que dan la pauta sobre la imagen del pasado que se está construyendo, y también sobre la percepción personal que el entrevistado proyecta desde el presente en el cual se sitúa. El objeto de estudio será entonces una entrevista realizada a Pilar Bulnes que se interpretará utilizando un método de análisis del discurso que, desde una perspectiva cultural, pone el acento en los elementos identitarios y de la autofiguración del personaje. Con esto, lo que quiero mostrar es un ejemplo de cómo se construyen las identidades después de procesos de quiebre o violencia (como los exilios causados por los golpes de Estado en Latinoamérica). Esto nos dará una herramienta para tratar de entender mejor al otro a través de una nueva sensibilidad, lo cual debería concluir con una capacidad de acercamiento hacia él, pero también hacia los procesos identitarios de uno mismo. La interpretación de un relato de vida individual debe entenderse como un intento para darle un sentido más amplio a la experiencia personal, insertándola como un discurso que permita un entendimiento más complejo de la historia del golpe, desde otro ámbito, acaso más subjetivo, pero que permite rebasar las formas tradicionales de narrar la historia a partir de las personalidades y los 4 sucesos políticos más evidentes. Por eso el tema central de la tesina será explicar el tipo de narración que se produce desde el exilio y entender cómo se construye la representación del pasado y del presente de un individuo que ha atravesado un contexto violento muy específico. Por otra parte, este trabajo no sólo puede ser de utilidad para los interesados en la historia chilena reciente, sino también para quienes buscan indagar en torno a los vínculos culturales entre México y Chile. Frente a los constantes escenarios de asilo y refugio político que ha tenido México durante toda su historia,1 se puede denotar un súbito crecimiento a partir de la década de los setenta. México se convierte entonces en uno de los pocos países latinoamericanos con un régimen no dictatorial que abre sus puertas. Es por esto que desde nuestro país se pueden, y deben, recuperar los testimonios de los exiliados políticos, pues resultan una fuente muy importante para la reconstrucción de un pasado en común y el entendimiento de procesos de cambio e interacción de identidades. La entrevista de Pilar Bulnes es uno de los 253 testimonios que Eugenia Meyer recopiló durante tres años (1997 a 1999). Su trabajo se enfocó en recuperar las historias de vida de exiliados de todas partes de Latinoamérica en México. Todos estos testimonios se encuentran en el Fondo Reservado de la Biblioteca Samuel Ramos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. La investigación de estas entrevistas no se redujo a los tres grandes éxodos (argentino, uruguayo y chileno), sino que incluye historias de vida de exiliados brasileños, haitianos, 1 Vid., Moisés González Navarro, Los extranjeros en México y los mexicanos en el extranjero 1821- 1970, 3 vols., El Colegiode México, México, 1993. 5 dominicanos, salvadoreños y guatemaltecos. Incluso toma en cuenta a las personas que ya regresaron a sus países de origen. Los beneficios de este trabajo se basan en el rescate de la información, la riqueza intrínseca de los propios testimonios y una nueva veta de espacios para la investigación. Después de realizar una pesquisa, concluí que no existe otro trabajo que abarque tantas y tan detalladas historias de vida sobre los latinoamericanos llegados a México. En este archivo, la configuración del discurso tiene como eje central a la figura del exiliado. Éste se encuentra presente a lo largo de las 253 narraciones articuladas alrededor de un cuestionario base que no margina la libre reconstrucción del pasado, pues estudiar testimonios “implica comprender también al exiliado, tomar en cuenta dimensiones psicosociales y sociológicas. Ello permitirá entender mejor cómo ha sido vivida la experiencia, pese a las visiones parciales y limitadas”.2 En el libro Un refugio en la memoria. La experiencia de los exilios latinoamericanos en México3 están publicados fragmentos de las entrevistas antes descritas. Es importante apuntar que la autora no presenta los testimonios en el libro uno tras otro, sino que el volumen se configura de una manera temática y recupera extractos de todas las entrevistas cuando son pertinentes en la descripción de cada capítulo. Así, podemos encontrar testimonios de gente que no compartió el mismo tipo de exilio en un mismo lugar, pero que tal vez vivieron experiencias parecidas respecto al sentimiento de dejar el país o el trato que 2 Ídem. 3 Eugenia Meyer y Eva Salgado, Un refugio en la memoria. La experiencia de los exilios latinoamericanos en México, Océano, México, 2002. 6 tuvieron al llegar a México. La justificación de su trabajo se encuentra en las primeras páginas y es muy clara: … de acuerdo con la época que vivimos, tenemos que reconocer que una de las grandes preocupaciones es la del debate en torno de las identidades colectivas; la manera en que éstas se fracturan y recomponen en el marco de una crisis desencadenada por los procesos de globalización en los hasta ahora Estados nacionales. En este contexto, el fenómeno de las migraciones masivas, de los exilios, constituye uno de los más importantes problemas contemporáneos de Occidente. Se trata de un proceso que obedece a razones de persecución política, racial o religiosa, en torno del cual se conforma un espacio particularmente sensible para indagar procesos de rompimiento y reconstitución de identidades políticas y culturales.4 El libro nos sirve como guía de qué tipo de información se puede encontrar en las entrevistas completas y es un ejemplo de la manera en que uno puede realizar un trabajo de investigación valiéndose de estas historias de vida. La entrevista de Pilar Bulnes, que sirve en esta tesina como corpus para el análisis, forma parte del archivo elaborado por el equipo de Meyer. Ésta fue elaborada por Concepción Hernández en la ciudad de México los días 31 de marzo y 6 de abril de 1998 y es parte del material del Fondo documental. La elección de esta entrevista se debe no sólo a la empatía (acaso por una cuestión de género) que me provocó el testimonio de Bulnes, sino a que se prestaba muy bien para indagar en torno a los elementos centrales que constituyen los ejes de esta tesina. La tesina está estructurada en tres apartados: La conceptualización de memoria, la conceptualización de identidad (ambas en el exilio) y el análisis de una historia de vida particular. En el primer apartado hablaré sobre qué es la memoria y qué tan importante resulta su recuperación en procesos violentos. 4 Ibíd., p. 11. 7 También tomaré en cuenta trabajos anteriores que se han dedicado a estudiar los tipos de memoria (tanto colectiva e individual) y tomaré algunas nociones clave para analizar el texto que escogí. La conceptualización de la identidad en el exilio la abordaré desde la perspectiva del análisis de Amin Maalouf. Éste plantea que la construcción o reconstrucción de la identidad es constante, determinada por un sinfín de variables. Estas variables y los cambios en la concepción de uno mismo (en este caso de Pilar misma) se rastrearán en la entrevista. Por último, llevaré a cabo el análisis del discurso de Pilar Bulnes siguiendo la metodología de algunos autores que ya han realizado este tipo de acercamiento, y estructuraré la interpretación de esta historia de vida en tres líneas de investigación: el tipo de narración, la autorepresentación del sujeto y la inserción de éste en un discurso colectivo. Para entender todos estos elementos, primero daré un pequeño recuento de los sucesos políticos y sociales de Chile antes y después del Golpe militar. I. CONTEXTO HISTÓRICO DEL EXILIO CHILENO El siglo XX ha sido objeto de un amplio estudio en las ciencias sociales por los procesos violentos que vivió la humanidad durante este período. América Latina no es la excepción, pues durante los años de Guerra Fría casi cada país vivió una dictadura militar. Fue durante los años setenta que tres cruentas dictaduras azotaron la zona de América del sur: Chile, Uruguay y Argentina vivieron años de represión y control militar. Estos procesos, como cualquiera que sea violento, dejan huellas imborrables en las sociedades por lo que el estudio de todos los aspectos alrededor de éstos resulta apremiante. 8 Giuliano Procacci, en su Historia general del siglo XX, hace un estudio económico sobre este periodo y cuando se refiere a la situación de América Latina en la década de los setenta apunta lo siguiente: La evolución económica y los acontecimientos políticos de la mayor parte de los demás Estados principales del subcontinente durante la década de los setenta presentan más de una analogía con los de Brasil y Argentina: en todos ellos, una crisis económica ya crónica, paliada con las medicinas amargas del Fondo Monetario Internacional y de los Chicago Boys; en todos ellos, regímenes políticos militares y en todos ellos, la represión de los movimientos de guerrilla y de cualquier tipo de oposición.5 Siguiendo la línea de Procacci podemos notar cómo el caso chileno es uno de los más cruentos ya que en 1973 el general Augusto Pinochet encabezó un golpe de Estado contra Salvador Allende, el presidente electo desde 1970. Este régimen duraría 16 años y provocaría alrededor de cincuenta mil víctimas.6 La historia del siglo XX chilena ha provocado muchas interpretaciones, sobre todo al período que se refiere a los años previos a la llegada al poder de Salvador Allende, su mandato de tres años y el posterior golpe de Estado. Esta inquietud académica (sobre todo de izquierda) se debe a la peculiaridad de los hechos sociales, políticos y económicos que ocurrieron en el país durante esa época. La llegada de un partido de coalición de izquierda (la Unidad Popular) que por la vía electoral logró acceder al poder e intentó implementar medidas sociales y económicas hacia la socialización del país nunca antes había ocurrido, ni ha vuelto a ocurrir. Para que esto sucediera hubieron varios factores que se conjuntaron y generaron las condiciones para que se volviera posible el acceso de una izquierda socialista al poder. 5 Giuliano Procacci, Historia general del siglo XX, Crítica, Barcelona, 2001, pp. 534-535. 6 Según el dato del propio Procacci, aunque no queda muy claro qué tipo de víctimas fueron: exiliados, torturados, desaparecidos, muertos. 9 Según Susana Bruna, socióloga chilena marxista, la estructura económica del país en los años sesenta se puede definir sobre la base de tres características fundamentales:“es monopólica, es dependiente y acusa una fuerte intervención estatal en el provecho de los grandes monopolios, eso es, en el sentido de representar la forma actual del capitalismo al nivel del Estado: tal es la forma de subordinación del Estado a los intereses del capital”.7 No es el propósito del presente texto hacer una revisión exhaustiva de la situación económica del país, pero sí es necesario apuntar que la situación monopólica a la cual se refiere Bruna se puede percibir al hacer un análisis de la cantidad de empresas que controlaban los sectores y subsectores de la economía en los años sesenta: sólo había 284 empresas, de las cuales el 17% concentraba el 78% del capital: En las 161 sociedad anónimas más grandes de Chile, los 10 principales accionistas controlaban el 90% de las acciones. En lo que concierne a la producción industrial, estaba controlada por 144 empresas y solamente cinco de ellas controlaba el 41.8% del capital activo del sector textil, y la principal poseía el 15%.8 La agricultura, la minería, la actividad productiva y distribución son sectores que tenían igualmente un alto grado de concentración económica. Aunque en el sector agrario había comenzado una reforma agraria impulsada por la Democracia Cristiana desde 1967 sólo había expropiado un 10% en 1969: es así como los latifundios, representando el 13.5% de todas las explotaciones poseían el 72.7% de la superficie agrícola. Las explotaciones medianas correspondían al 13.5% del 7 Susana Bruna, Chile: la legalidad vencida, Era, México, 1976, pp. 14-15. 8 Ibíd., p. 16. 10 total, y las pequeñas representaban el 85% del total y no controlaban sino el 5.8% de la superficie agrícola total.9 El monopolio de estos sectores responde a una situación mundial que está estrechamente ligada a la dependencia del capitalismo mundial: desde las fuerzas del mercado que estimulan su desarrollo, hasta los capitales extranjeros ligados a los productos de exportación. Esta dependencia se inicia cuando las minas de salitre comienzan a ser controladas sobre todo por el capital británico, tanto en la explotación como en las operaciones comerciales. En el momento en que el salitre se vuelve menos importante, pues se comienzan a utilizar materiales sintéticos que lo suplantan, el cobre se convierte en “la moneda de Chile”, y es justamente el capital estadounidense el que comienza a controlarlo. Aunque hay un desplazamiento hacia la inversión en las manufacturas, el mayor volumen de capital extranjero se encuentra en la Gran Minería chilena, sobre todo el cobre y el hierro. Según Bruna, el tercer factor característico de la economía chilena al momento de la llegada de la Unidad Popular (UP) al poder es la intervención del Estado en las relaciones económicas de los monopolios extranjeros. Esta actitud se debe entender en el papel que jugaba el Estado como garantía para que estas empresas invirtieran en el país y poder tener así una mejor balanza de pagos por el ingreso de divisas extranjeras. Es importante subrayar que varios de los procesos aquí mencionados no responden a una individualidad histórica chilena, sino que están inmersos en las relaciones y estructuras económicas alcanzadas en ese momento en el 9 Ibíd., p. 18. 11 subcontinente, por lo que varios de los países latinoamericanos realizan y sufren el monopolio, la dependencia y la intervención del Estado, pero siempre respondiendo a sus particularidades geográficas e históricas, lo que puede hacer que ciertos detalles sean diferentes (productos a exportar, la manera más o menos democrática de las decisiones del Estado, etc.) Salvador Allende, en un discurso que presenta ante la Asamblea General de las Naciones Unidad en Nueva York el 4 de diciembre de 1972 expresa lo siguiente: Pero Chile es también un país cuya economía retrasada ha estado sometida, e inclusive enajenada, a empresas capitalistas extranjeras; ha sido conducido a un endeudamiento externo superior a los cuatro mil millones de dólares, cuyo servicio anual significa más del 30% del valor de sus exportaciones, con una economía estrechamente sensible ante la coyuntura externa, crónicamente estancada e inflacionaria. Así, millones de personas han sido forzada a vivir en condiciones de explotación y miseria, de cesantía abierta o disfrazada” 10 Aunadas a estas condiciones de desigualdad, se encontraba la inconformidad social sobre el régimen gubernamental: las demandas de la fuerza sindical y en general de los trabajadores urbanos por mejores salarios se hacían cada vez más frecuentes; las demandas del campesinado al ser simplificados los problemas de la reforma agraria y por la poca tierra repartida aumentaba la presión al gobierno en turno. Ante estas circunstancias, las elecciones de 1970 se dieron bajo un ambiente tenso e inusual: la derecha estaba dividida entre Jorge Alessandri, candidato que ya había sido presidente en el periodo de 1958-1964, y Radomiro Tomic, el candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC). La escisión de la 10 Alejandro Witker, Salvador Allende. Prócer de la liberación nacional, UNAM, México, 1980, pp. 181-182. 12 derecha le daba una posibilidad a la izquierda para llegar al poder. El tercer candidato era Salvador Allende, que representaba a la UP, una coalición de partidos de izquierda. Carlos Rossi escribió lo siguiente para la revista francesa Critiques de l’économie politique11 un ensayo recopilado en el libro ¿Por qué cayó Allende?12: ¿Qué es la Unidad Popular de Chile? Se trata de un frente pasablemente singular de partidos obreros reformistas y partidos pequeño-burgueses: el P.C. chileno, con 40.000 adherentes (el tercer P.C. prosoviético del mundo capitalista), hostil a la corriente castrista (rehusó participar en el congreso de la O.L.A.S. de 1967), muy organizado y estructurado e incondicionalmente stalinista (apoyó la invasión de Checoslovaquia, etc.); el PS. de Chile, partido centrista de masas (una especie de gigantesco P.S.U.), procubano, que en 1967 proclamaba (platónicamente) su apoyo a la vía armada en Chile, dotado de una juventud y un ala izquierda trabajadas por el M.I.R [Movimiento de Izquierda Revolucionario] y por corrientes trotskistas, blando y amorfo en su organización partidaria; el M.A.P.U. (Movimiento de Acción Popular Unificada), ala izquierda que se escindió de la Democracia Cristiana, se radicalizó e hizo anticapitalista al dar recientemente un giro a la izquierda luego de haber tenido una posición cercana al P.C.; el Partido Radical, hermano chileno de su homónimo francés […], dos grupúsculos electorales bastantes insignificantes: la Acción Popular Independiente y el Partido Social-Demócrata.13 Con esta base es que la UP obtiene en las elecciones de 1970 el 36.3% de los votos, mientras que Alessandri alcanzó el 34.9% y Tomic el 27.8%. Pierre Kalfon, el enviado de Le Monde en Chile en esos años comenta lo siguiente: El 4 de noviembre, el marxista Salvador Allende se convierte, pues, en el nuevo Presidente de Chile, recibe como herencia un país pobre, completamente endeudado (2.400 millones de dólares), cuya principal riqueza, el cobre, está en manos extranjeras… El New York Times afirma sin demora: „un golpe de estado militar sería preferible a la ascensión al poder en Santiago de un Frente Popular‟”.14 11 Carlos Rossi, Critiques de l’économie politique, París, núms. 11-12 , abril-septiembre de 1973. 12 Pío García, Ruy Mauro Marini, et al., ¿Por qué cayó Allende? Autopsia del gobierno popular chileno, Buenos Aires, Rodolfo Alonso Editor, 1974. 13 Ibíd., p. 18. 14 Pierre Kalfon, Allende, Chile: 1970-1973, Madrid,Atlántida, 1998, p. 27. Pierre Kalfon fue corresponsal del periódico francés Le Monde durante la presidencia de Allende y se publicó un 13 Bajo esta situación, las élites gobernantes y económicas del país no se encontraban muy contentas y “en el lapso que medió entre el 4 de septiembre y el 24 de octubre, la derecha económica y el PDC desataron una campaña de terror. Desde los ministerios de Hacienda y Economía, el equipo de Frei denunció la inminencia de una grave crisis económica”.15 Éstas iban a ser las primeras muestras de acciones ilícitas y el comienzo de la guerra sucia de la derecha que combatiría a un gobierno que se proclamó a favor de la democracia y la legalidad, conceptos y valores que mantuvo siempre (aun bajo las más extremas dificultades). Para cambiar el estado en el que se encontraba el país, la UP propuso tomar las siguientes medidas: 1) Cambiar el papel del Estado frente a los monopolios extranjeros al no permitirles producir lo que ellos quisieran con el dinero nacional sino que elaboraran lo que la mayoría del país requería; no dejar que se llevaran las ganancias que obtenían a sus cuentas bancarias en el extranjero, no dejar que despidieran obreros si éstos pedían mejores salarios. 2) Nacionalizar las riquezas básicas del país para que fuera el pueblo el que gozara de ellas e hiciera una mejor distribución de sus ganancias. Así quedaría integrado el sector de actividades nacionalizadas de la siguiente manera: la gran minería del cobre, salitre, yodo, hierro y carbón mineral; el sistema financiero, en especial la banca privada y los seguros; el comercio libro recopilando sus archivos que es el que aquí se consulta. Cabe destacar que el prólogo fue hecho por Marc Ferro. 15 Felipe Rodríguez, Crítica de la Unidad Popular, Barcelona, Fontamara, 1975, p.91. 14 exterior; las grandes empresas y monopolios de distribución; los monopolios industriales estratégicos; en general, aquellas actividades que condicionaban el desarrollo económico y social del país, tales como la producción y distribución de energía eléctrica; el transporte ferroviario, aéreo y marítimo; las comunicaciones; la producción, refinación y distribución del petróleo y sus derivados, incluido el gas licuado; la siderurgia, el cemento, la petroquímica y la química pesada, la celulosa, el papel. 3) Reformular la política de distribución y organización de la propiedad de la tierra con base en las siguientes directivas: acelerar el proceso de Reforma Agraria expropiando los predios que excedan a la cabida máxima establecida, sin que el dueño tenga derecho preferencial a elegir la reserva; incorporación inmediata al cultivo agrícola de las tierras abandonadas y mal explotadas de propiedad estatal; las tierras expropiadas se organizarían preferentemente en formas cooperativas de propiedad; cuando las condiciones lo aconsejen, se asignarían tierras en propiedad a los campesinos, impulsando la organización del trabajo y de la comercialización sobre bases de cooperación mutua; defensa de la integridad y ampliación; asegurar la dirección democrática de las comunidades indígenas amenazadas por la usurpación, y que al pueblo mapuche y demás indígenas se les aseguren tierras suficientes y asistencia técnica y crediticia apropiada.16 16 “Programa de la Unidad Popular 1969”, en Chile: Breve Imaginería política. 1970-1973 (Sitio online): http://www.abacq.net/imagineria/frame5.htm (12 de abril 2013) http://www.abacq.net/imagineria/frame5.htm 15 Sin embargo, estas medidas no se pudieron llevar a cabo inmediatamente. Los estragos económicos dejados por la derecha y la incipiente crisis tuvieron que ser respondidos lo antes posible. El 11 de julio de 1971, después de un año en el gobierno, se llevó a cabo la nacionalización del cobre, producto, como ya hemos dicho, fundamental en la economía chilena y monopolizado por la empresa Kennecott Copper Corporation. Este hecho se hizo con un apego pulcro a la ley, como fue costumbre de Allende, y en el discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el presidente pronunció lo siguiente: “la nacionalización del cobre se ha hecho observando escrupulosamente el ordenamiento jurídico interno, y con respeto a las normas del derecho internacional, el cual no tiene por qué ser identificado con los intereses de las grandes empresas capitalistas”.17 La nacionalización del cobre y de los elementos esenciales de la economía chilena eran puntos importantes del programa de la UP que Allende estaba logrando realizar. De hecho, en una entrevista realizada por Víctor Flores Olea el 4 de abril de 1972, Allende declaró que: El hecho es que hoy día el cobre es nuestro, el acero es nuestro; el petróleo es nuestro, el carbón es nuestro, los transportes son nuestros. Hemos estatizado la banca, hemos expropiado, durante el año pasado, cerca de tres millones y medio de hectáreas; en un día expropiamos 360 000 hectáreas, lo cual probablemente no se ha hecho sino en muy pocos países del mundo18 Estas decisiones fueron un golpe muy duro para los inversionistas estadounidenses, para las élites oligárquicas y en general para la derecha. Fue un cambio drástico que empujaba al gobierno hacia la socialización del país. Sin 17 Witker, op. cit. p. 186. 18 Víctor Flores Olea, entrevista hecha a Salvador Allende, “Entre la revolución y la contrarrevolución”, Excelsior, México 4 de abril de 1972, en Witker, Ibíd. pp. 221-222. 16 embargo, cada paso que avanzaba la UP más empinado era el camino que le ponían enfrente. Las presiones extranjeras fueron muchas, y se expresa de manera más clara a través de la eliminación de la ayuda económica que le habían dado en años anteriores. Chile, como cualquier país en Latinoamérica, debía importar, por razones tecnológicas, bienes de capital de Estados Unidos; sin embargo, los financiamientos del Eximbank le fueron suspendidos teniendo que hacer un pago por adelantado para poder recibir esta clase de bienes. También se suspendieron los préstamos contratados por Chile en años anteriores a agencias del sector público de Estados Unidos. “En consecuencia, tenemos que continuar la realización de los proyectos correspondientes, efectuando compras al contado en el mercado norteamericano, ya que en plena marcha de las obras, es imposible remplazar la fuente de las importaciones respectivas”.19 Estas medidas financieras se tradujeron en una escasez de equipos, de repuestos, de insumos de productos alimenticios, de medicamentos. “Se ha desvirtuado la naturaleza de los organismos internacionales, cuya utilización como instrumentos de la política bilateral de cualquiera de sus países miembros, por poderoso que sea, es jurídica y moralmente inaceptable”20 opinaba Salvador Allende, y concluía su enojo de esta manera: “¡Significa presionar a un país económicamente débil! ¡Significa castigar a un pueblo por su decisión de recuperar sus recursos básicos! ¡Significa una forma premeditada de intervención 19 Ibíd., p.190. 20 Ídem. 17 en los asuntos internos de un país! ¡Esto es lo que denominamos insolencia imperialista!21 Otra acción de intervención en las decisiones nacionales chilenas por parte del extranjero a través de sus corporaciones, fue el asesinato del general René Schneider Chereau, “hombre justo y gran soldado, y símbolo del constitucionalismo de las fuerzas armadas de Chile”22 el 22 de octubre de 1970. Esta acción fue hecha para crear un ambiente de tensión en el país y propiciar los elementospara que se pudiera dar un golpe de Estado. Sin embargo, esto todavía no sucedía. La derecha, liderada por Frei y el PDC agravó el problema de abastecimiento antes explicado. Al haber una alta demanda y una escasez de productos, estos se acaparaban por miedo de que no alcanzaran, lo cual provocó una falta de abastecimiento para todos los habitantes. Estas acciones se vieron propiciadas por los mismos productores, que, influenciados por la derecha, guardaban, escondían o tiraban a la basura cientos de mercancías. Esto ocasionó por un lado la inflación extrema y por otra parte, la preocupación generalizada y la pérdida de legitimidad del gobierno. Esta situación llegó a tal extremo que, por ejemplo, durante muchos días se hizo una campaña que sostenía que los biberones habían desaparecido del mercado, lo cual sospechosamente era cierto, en ninguna tienda había. Días después, mientras un campesino trabajaba en tierras regadas por un río encontró objetos extraños que resultaron ser biberones. Ciento cincuenta mil biberones que 21 Ibíd., p. 191. 22 Ídem. 18 habían sido echados al río fueron encontrados tras una investigación judicial. Esta escasez de alimentos y productos básicos para vivir fue altamente explotada y protestada por los sectores más pudientes, que fueron los que menos problemas para comprar tenían, ya que contaban con los medios para acaparar los productos. La prensa opositora del gobierno no fue, claramente, nada condescendiente. El Mercurio y la Prensa llamaron varias veces a la población a protestar contra el gobierno, “con los acostumbrados argumentos de que se asesinaban las libertades, el peligro para la democracia, la dictadura comunista, el atropello de la dignidad y mil cosas más”.23 La ciudad estaba llena de anuncios que insultaban a la UP y que funcionaban como provocaciones para las masas, de modo que se pudiera apelar a las fuerzas militares para controlar a la población desbocada. “En síntesis, se quería crear las condiciones para intentar un golpe y hasta un atentado contra la persona del presidente”.24 Éste era el ambiente que se vivía justo antes del golpe de Estado. El 9 de septiembre de 1973 Allende recibió un llamado tempranero avisándole que en Valparaíso se había sublevado un grupo de militares. El país ya había vivido con anterioridad otros intentos de golpe, y Allende se dirigió al Palacio de la Moneda a enfrentarse con las armas de la legalidad a esta sublevación. Pero no sabía la magnitud de lo que estaba por llegar. En el primer comunicado expresó lo siguiente: Un sector de la Marina parece haberse sublevado, en Valparaíso, contra el Gobierno legítimo, salido de la voluntad popular y bajo la protección de la ley 23 Witker, op. cit., p. 220. 24 Ídem. 19 … En Santiago todo parece normal--- estoy convencido de que los soldados cumplirán con su deber… Que los trabajadores se mantengan alerta en sus puestos de trabajo, a la espera de las instrucciones que les pueda dar el camarada Presidente.25 A Augusto Pinochet, ascendido a Comandante en Jefe el 24 de agosto (apenas 18 días antes), se le consideraba incorruptible y totalmente leal a Allende. Sin embargo, antes de las 9 de la mañana ya se sabía, por las emisoras de radio de derecha, que él era el primer firmante de la junta militar: Crisis económica, social y moral. Incapacidad del Gobierno para atajar el caos… grupos armados, entrenados por los partidos de Unidad Popular, conducen al país a la guerra civil, etc. El Presidente debe entregar sus altas funciones a las Fuerzas Armadas cuya misión histórica es la de liberar la patria del yugo marxista26 Después de bombardear por horas la Casa de la Moneda y lograr que el equipo de Allende se rindiera, los carabineros27 tomaron el edificio presidencial. Durante uno de los últimos comunicados del presidente, que fue transmitido por Radio Magallanes, la única estación de izquierda que permanecía en pie, se escuchó lo siguiente: No tengo vocación de mártir, soy un combatiente social… pero que aquellos que quieran dar marcha atrás no se equivoquen … no daré un paso atrás… sólo abandonaré la Moneda cuando haya cumplido la tarea que el pueblo me ha encomendado. No tengo otra elección. Solamente acribillándome a balazos se me podrá impedir llevar a cabo el programa del pueblo.28 Una vez en el poder, la junta militar que había tomado la Moneda dio marcha atrás a las reformas allendistas. En lo que concierne a la actitud hacia la sociedad, el régimen de Pinochet no fue muy diferente a las demás dictaduras militares de América Latina. Además de represión a la libertad de expresión y opinión, se cometieron crímenes de lesa humanidad como desapariciones, asesinatos, 25 Kalfon, op. cit., p. 253. 26 Ibíd., p. 254. 27 Policía. 28 Ibíd., p. 255. 20 torturas y exilio. Aunque en el caso argentino la magnitud de la violencia resultó más amplia en número, el sistema de represión se llevó a cabo de la misma manera La brutal violencia que desde el aparato represor del Estado se ejerció contra aquellos que eran señalados como “subversivos” o solamente “sospechosos” de disidencia, inauguró una de las etapas más terribles en la historia no sólo del país. Las violaciones a los derechos humanos fueron sistemáticas. Como forma de preservar el “orden social", una nueva tecnología de la violencia fue utilizada: por un lado, a los secuestrados se les sometió a una atroz tortura psicológica y física -la cual era generalmente supervisada por un médico que determinaban hasta qué punto el individuo soportaría el dolor sin morir-; y por otro, se implementó un sistema que marcaría para siempre a la sociedad argentina: las desapariciones.29 Así, desde el primer día del golpe se implantaron políticas represivas y "un sistema de terror para proscribir las actividades de organizaciones políticas."30 Como la misma Eugenia Meyer anota, las muertes y desapariciones en los meses siguientes sobrepasarían las 3,200 y sorprenderían a la mayoría de la población: Y podíamos entender que hubiera un golpe contra un gobierno [...] pero nunca imaginamos que pudiera haber tortura, terrorismo de Estado, ejecuciones. Eso ni el más fanático de los izquierdistas, que fuera el más ideológicamente adverso a los militares, lo habría concebido.31 A partir de ese momento la violencia se apoderó del país, y según recuerda Moy de Tohá “gente que había sido súper amable con nosotros se transformó en una especie de monstruo loco por la calle tomando champagne y festejando la muerte de cada uno de los que iban asesinando o desapareciendo”.32 Frente a las condiciones de represión y tortura que predicaba la dictadura, mucha gente que había formado parte de la cúpula política de Allende, que había 29 Nely Maldonado, Memoria, identidad y escritura, la problemática del exilio en dos novelas argentinas, tesis de Licenciatura en Estudios Latinoamericanos, FFyL, UNAM, México, 2000. 30 Vid. Meyer, op cit. 31 Entrevista con Luis Maira realizada por Eugenia Meyer del 13 de agosto de 1997 al 22 de julio de 1998 en la ciudad de México, México, PEL/1/CH-09, p.47. 32 Entrevista con Moy de Tohá realizada por Gabriela Díaz el 9 de febrero de 1998 en la ciudad de México, México, PEL/1/CH-22, p.7. 21 simpatizado con él o que pretendía opinar en contra del régimen decidió abandonar el país. Es importante señalar que muchos de los exiliados chilenos durante esta época fueron gente importante en el gobierno, pero también intelectuales y obreros. Nombres reconocidos como Clodomiro Almeyda, Orlando Letelier, Carlos Briones, José Tohá, y un gran etcétera se encuentran entre los exiliadosque llegaron a México.33 Pero ¿quiénes emigraban en estas condiciones? Por lo general era gente con formación universitaria, estudiantes, investigadores, miembros de empresas editoriales, aunque también había algunos obreros y trabajadores asalariados cuya militancia política determinó que fueran considerados como perseguidos políticos y, por ende, candidatos a vivir en la clandestinidad.34 La cotidianeidad se volvía insoportable, in-creíble, ya que cuando “secuestran familiares, allanan casas, destruyen inmuebles, amedrentan a mi gente”35 la única manera de salvar la dignidad era huyendo. II. CONCEPTUALIZANDO LA MEMORIA DEL EXILIO Creo que queda bastante claro cuál era la situación que se vivía en Chile con la llegada de Pinochet al poder. Pero todavía no hemos explicado ¿qué es el exilio? El término es usado, sobre todo en el psicoanálisis, de manera amplia para cualquier alejamiento forzoso. Al que se va se le suele denominar como desplazado, trasplantado o despatriado. La génesis del término se encuentra en la antigua Atenas en donde el destierro se le imponía a ciertos ciudadanos y tal era su significación que se le consideraba como una pena grave, una condena de por 33 Además de México, otros de los países que más gente recibieron durante la dictadura chilena fueron Suecia y Costa Rica. 34 Meyer, op. cit., p. 128. 35 Entrevista con Gabriel Gaspar realizada por Gabriela Díaz el 13 de agosto de 1999 en Santiago de Chile, Chile, PEL /4/CH-04, p.27. 22 vida. Los aspectos específicos que diferencian a cualquier migración de la del exilio es la imposición de la partida y la imposibilidad del retorno. Las personas exiliadas están obligadas a vivir lejos de su país, han sido forzadas a abandonarlo por razones políticas e ideológicas, o han tenido que huir para asegurar su supervivencia. Por lo tanto se encuentran impedidos de volver a su patria, mientras persistan las causas que determinaron su alejamiento.36 Durante la Guerra Fría, pero más específicamente, durante la década de los setenta, el mundo vivió constantes luchas fratricidas. Éstas provocaron muchos problemas sociales y de identidad, y sin duda alguna fueron los exilios uno de los más serios, ya que no nada más se segregó al sujeto -y a un gran sector de la población- de la vida nacional; sino que se le obligó a encontrarse en situaciones no buscadas, dolorosas y frustrantes: Entre las circunstancias que motivaron la decisión de partir, los entrevistados mencionan el peligro de muerte, la persecución, la amenaza a la libertad, la nada grata perspectiva de vivir siempre en la clandestinidad, la incertidumbre frente al porvenir, el miedo, la indignación, la falta de perspectivas para desarrollarse profesionalmente. En su tesis sobre el exilio y la escritura en Argentina, Nely Maldonado caracteriza al exilio como un proceso en el que se "rompe de tajo con el contexto social, afectivo y cultural"37 y que esta ruptura significa no sólo no pertenecer más al país de donde se es expulsado, sino tampoco pertenecer al país al que se llega. ¿A dónde se pertenece entonces? Al exilio. Ya sea porque haya sido impuesto o por elección, el exilio siempre aparece como una situación problemática, complicada y vital. Es por esto que [d]ecidirse por el exilio significaba también considerar en muchos casos la ruptura del núcleo familiar. Separarse de la pareja, los hijos, padres, hermanos 36 León y Rebeca Grinberg, Migración y exilio. Estudio psicoanalítico. Biblioteca Nueva, Madrid, 1996, p. 150. 37 Maldonado, op. cit., p. 19. 23 y amigos. Muchos debieron asumir que se acababa una etapa de la vida y se lanzaron a lo desconocido. Se vieron obligados a abandonar no sólo familia y amigos, sino también casa, trabajo y estudios para empezar de nuevo.38 Fueron pocos los que vislumbraron el devenir de la vida política de su país y por lo tanto la necesidad de salir antes de que ocurrieran los golpes militares. La gran mayoría tuvieron que dejar su país de un día para otro, lo que les ocasionó grandes problemas: ¿cómo irse?, ¿a dónde ir?, ¿qué llevar?, ¿qué dejar? Las primeras dos de estas disyuntivas la mayoría de las veces no fueron resueltas por los exiliados. Los perseguidos políticos tuvieron que echar mano de los recursos que tenían más cercanos. En este sentido hubo un fenómeno que valdría la pena analizar más a fondo en una investigación aparte, y que es necesario apuntar: el papel de las embajadas. Éstas -muy pocas- fueron las que se encargaron de tratar de defender los derechos humanos de los refugiados y de ofrecerles, dentro de lo posible, una manera de seguir viviendo. Pero ¿por qué México? Haciendo un análisis extenso de muchos de los exilios que llegaron a México durante la década de los sesenta y setenta, Eugenia Meyer llegó a la conclusión de que México se perfiló como un lugar seguro para el exilio desde alguna de estas tres opciones: 1) México tenía la fama de ser un país abierto, solidario con la defensa de la democracia. Esta idea seguramente estuvo forjada por la gran cantidad de exiliados españoles llegados durante la guerra civil y la tradicional solidaridad de la política exterior mexicana. 38 Meyer op. cit., pp. 127-128. 24 2) México representaba la posibilidad de reunión con parientes o amigos que se habían adelantado al exilio y habían encontrado en nuestro país un refugio. 3) La imagen que el presidente mexicano Luis Echeverría quería mostrar al exterior y las acciones que entonces las embajadas mexicanas tomaban frente a las dictaduras en el Cono Sur. En este ámbito, la embajada de México en Chile y el embajador Gonzalo Martínez Corbalá jugaron un rol excepcional. Son muchas las anécdotas que se cuentan sobre los meses que algunos refugiados tuvieron que vivir en la embajada. Sobre todo las formas ingeniosas o fortuitas por las que pudieron entrar, pero sin lugar a duda, el papel del embajador como defensor de los derechos humanos en este momento fue imprescindible. Dantón Chelén, un exiliado chileno en México, explica el papel de la embajada de la siguiente manera: El embajador Martínez Corbalá es un hombre que todos los chilenos vamos a recordar siempre con mucho cariño, los que estuvimos especialmente ahí en la Embajada, Gonzalo Martínez Corbalá, eh, que tuvo mucho coraje, mucho coraje para, y se enfrentó incluso personalmente así físicamente a la agresividad de los militares.39 El exilio no fue una decisión que se tomara con calma, pues la situación del país y las condiciones personales hacían que tuviera que ser algo muy espontáneo. Por lo tanto, mucha gente se fue con lo que traía puesto. Seguramente salieron de sus casas con una maleta y nunca más volvieron. 39 Entrevista a Dantón Chelén realizada por Gabriela Díaz los días 25 de septiembre y 23, 27 y 31 de octubre de 1997 en la ciudad de México, México PEL/1/CH-11. p. 16. 25 Hubo quienes se aferraron a cosas insignificantes, o bien a lo más preciado, que podían ser las guitarras, las máquinas de escribir o los libros entrañables, aunque muchas veces había que esconder y enterrar estos últimos, o peor aún, quemar aquellos que resultaban comprometedores: La ideología alemana, El capital, los de Lenin, los de Mao, etcétera.40 Una de las prácticas que emprendió la dictadura fue la desvirtuación del trabajo y de la vida de miles de chilenos que apoyaron al gobierno allendista mediante técnicas silenciadoras: el miedo y la provocación de la autocensura, la tortura, el exilio y por supuesto, la desaparición y la muerte. Frente a estos peligros o la inmediatez del exilio, los individuos que lograronsalvar su vida de la represión militar la mayoría de las veces no lograron conservar ningún tipo de evidencia que los vinculara con su pasado: cartas, diarios, libros, folletos, contratos, fotos, etc., fueron destruidos. Por otro lado el mismo régimen se dedicó a borrar cualquier vestigio que pudiera recordar algún aspecto positivo del gobierno socialista de Allende y por el contrario, reforzó los recuerdos de escasez, desabastecimiento y crisis de la época. De esta manera anulaba cualquier posibilidad de representación histórica positiva del pasado que le incomodaba, aniquilaba cualquier chispa optimista que pudiera surgir de las cenizas del “comunismo”. Torodov lo explica perfectamente: Tras comprender que la conquista de las tierras y de los hombres pasaba por la conquista de la información y la comunicación, las tiranías del siglo XX han sistematizado su apropiación de la memoria y han aspirado a controlarla hasta en sus rincones más recónditos. Estas tentativas han fracasado en ocasiones, 40 Meyer, op. cit., p. 128. 26 pero es verdad que, en otros casos (que por definición somos incapaces de enumerar), los vestigios del pasado han sido eliminados con éxito.41 Pero, ¿por qué es importante la memoria?, ¿qué hace que el hombre esté tan aferrado a recuperarla, contarla en vez de olvidarla y seguir adelante?, ¿siempre fue así? Gillis presenta una respuesta a estas interrogaciones y comienza haciendo una pequeña “historia de la memoria”. En ella plantea que antes del siglo XVIII y la conformación de los Estados Nacionales, la memoria no era algo que le preocupara a la gente común. Ésta más bien era resguardada por la Iglesia y la élite gobernante (genealogías, historia de los santos, etc). Fue a partir de la Revolución Francesa y la Independencia de las trece colonias que la memoria empezó a jugar un papel fundamental en la vida cotidiana y en la creación de identidades, sobre todo nacionales. Esto se debió en parte a la necesidad de recordar “las atrocidades del viejo régimen” y de legitimar a los nuevos gobiernos como únicos y unificadores. De esta manera se empezaron a usar efemérides, monumentos, nombres de calles que la gente fue recordando y asociando con su propia vida: poco a poco se fue creando la identidad nacional a través de la memoria nacional. Gillis denota este momento histórico como la génesis de la relación entre identidad y memoria, y sostiene que al ser construcciones políticas y sociales deben ser tratadas como tales y no como categorías de objeto natural.42 Ya volveremos a esta cuestión más adelante, por lo pronto hay que recordar la génesis de la preocupación de la memoria en la creación de los Estados Nacionales. 41 Tzvetan Todorov, Los abusos de la memoria, Paidós, Barcelona, 2000, p. 12. 42 John R. Gillis, Commemorations. The Politics of National Identity., trad. Natalie Abad de Ruhr, Princeton, N. J., Princeton University Press, 1996, p. 3. 27 El momento histórico cuando estos Estados Nacionales entran en crisis y se empieza a desvanecer su poder es a partir del término de la Segunda Guerra Mundial, y aquí volvemos a lo que apuntaba Todorov. Frente al miedo de perder el control de aglutinamiento identitario bajo una misma ideología, los Estados totalitarios emprendieron un control férreo sobre la memoria. Esto se puede trasladar a América Latina en el momento de la Guerra Fría y las dictaduras militares, ya que éstas ejercen las mismas técnicas para pretender unificar al país bajo su poder y su ideología. La recuperación de la memoria aparece entonces como una manera espléndida de confrontación al régimen y sirve para deslegitimarlo antes y después de su caída. Pero la recuperación de la memoria no es lo único importante en este juego de poder, ya que de lo que estamos hablando es de la vida de seres humanos que han tenido experiencias traumáticas, por lo tanto no se resuelve nada con recordar, si no se sabe qué hacer con ese recuerdo. La utilización de la memoria debe ser también analizada. El psicoanálisis, como es de todos sabido, le ha dado un lugar muy importante a la memoria y considera primordial no solamente el recobrar recuerdos reprimidos sino poder acomodarlos de alguna manera que sean inofensivos y permitan desactivarlos y controlarlos. La misma precaución se debería hacer con la memoria colectiva, ya que ésta puede tener diferentes usos, algunos de los cuales pueden ser hasta nocivos para la sociedad. En ese sentido, Tzvetan Todorov propone en su texto Los abusos de la memoria que existen usos de la memoria que más que sanar heridas pasadas provocan nuevas: 28 Una de las grandes justificaciones de los serbios para explicar su agresión contra los otros pueblos de la ex Yugoslavia se basa en la Historia: los sufrimientos que ellos han causado no serían más que un desquite por lo que los serbios han sufrido en el pasado, cercano (la Segunda Guerra Mundial), o lejano (las luchas contra los turcos musulmanes). Si el pasado debe regir el presente, ¿quiénes, entre judíos, cristianos y musulmanes, podrían renunciar a sus pretensiones territoriales sobre Jerusalén?43 Pero entonces, ¿cómo distinguir el buen uso del mal uso de la memoria? Todorov dirá que una de las prácticas a las que se debe recurrir es preguntarnos sobre los resultados de los actos que se fundan sobre la memoria del pasado, prefiriendo siempre la paz sobre la guerra. Para eso, Todorov explica que existen dos tipos de uso de la memoria: la memoria literal y la ejemplar. La memoria literal será aquella que subraye las causas y las consecuencias del dolor presente y hará que el sujeto “descubr[a] a todas las personas que puedan estar vinculadas con [su] sufrimiento y las acos[e] a su vez, estableciendo además una continuidad entre el ser que fu[e] y el que [es] ahora, o el pasado y el presente de [su] pueblo.”44 Es entonces la memoria literal aquella que lleva al extremo los riesgos del mal uso de la memoria. Mientras la memoria ejemplar tratará de, una vez recuperado el suceso, servirse de él como un modelo para comprender nuevas situaciones. La operación es doble: por una parte, como en un trabajo de psicoanálisis o un duelo, neutralizo el dolor causado por el recuerdo, controlándolo y marginándolo; pero, por otra parte -y es entonces cuando nuestra conducta 43 Todorov, op. cit., p. 27. 44 Ibíd., p. 30. 29 deja de ser privada y entra en la esfera pública-, abro ese recuerdo a la analogía y la generalización, construyo un exemplum y extraigo una lección.45 En el caso chileno estas diferencias en el uso de la memoria se verán representadas en los cuatro modelos que encuentra Steve J. Stern del tipo de memoria emblemática que ha creado la sociedad chilena alrededor del golpe de estado. Stern plantea que hay dos tipos de memoria: la suelta y la emblemática. La memoria suelta es aquella que tiene un individuo sobre su pasado pero que no necesariamente está relacionada con un conjunto de recuerdos más amplios, sino que es identificada por un sujeto particular. Por otro lado la memoria emblemática es aquella que logra conglomerar muchas memorias sueltas y darles sentido como memoria colectiva. La memoria emblemática no es una sola memoria, una “cosa” concreta y sustantiva, de un solo contenido. Más bien es una especie de marco, una forma de organizar las memorias concretas y sus sentidos, y hasta organizar los debates entre la memoria emblemática y su contra-memoria.46 Los cuatro modelos de memoria emblemática que identifica Stern a través de un estudio sobre testimonios son la memoria como salvación, la memoria como ruptura lacerante no resuelta, la memoria no resuelta comoconsecuencia ética y democrática, y la memoria como olvido. Estos cuatro modelos serán analizados más adelante, lo importante aquí es señalar cómo hay ciertas memorias que procuran aferrarse al pasado y no concluir una etapa de duelo, mientras que hay 45 Ibíd., p. 31. 46 Steve J. Stern, “De la memoria suelta a la memoria emblemática: hacia el recordar y el olvidar como proceso histórico (Chile 1973-1998)”, en Elizabeth Jelin, Las conmemoraciones: Las disputas en las fechas “in-felices”, Madrid, Siglo XXI, 2002, p. 3. 30 memorias que pretenden utilizar el pasado como ejemplo de vida futura. Más adelante veremos cómo Pilar Bulnes utiliza su pasado y concluiremos si lo que vive es una memoria literal, una memoria ejemplar y si ésta se encuentra insertada en algún modelo de memoria emblemática de los que Stern enumera. III. CONCEPTUALIZANDO LA IDENTIDAD EN EL EXILIO Para comprender cuáles fueron las formas que tomó la identidad de los exiliados al encontrarse frente a la situación de exilio, debemos primero preguntarnos qué es la identidad y cuál es la conceptualización que usaremos para definirla. En muchas ciencias sociales se tiende a tomar como verdades generales conceptos que no están bien definidos. Por lo que hay que hacer un esfuerzo por historizarlos y después decidir cuál significado se usará para la investigación. Identidad aparece como un concepto totalmente ambiguo. Para la filosofía, identidad se refiere a un concepto lógico que designa el carácter de todo aquello que permanece idéntico a sí mismo, aunque pueda tener diversas apariencias o ser percibido de distintas formas. Por lo tanto, la identidad se contrapone a la variedad y supone un rasgo de permanencia e invariabilidad. En matemáticas se utiliza el término identidad para constatar que dos objetos que se escriben matemáticamente diferente en realidad expresan lo mismo, y esto es muy claro en cualquier regla de binomios: (x + y)2 = x2 + 2xy + y2. En este sentido se encuentra en una línea muy parecida a la de la filosofía. Dentro de las ciencias sociales, el término identidad es altamente recurrido. Últimamente somos bombardeados por corrientes de interpretación que apelan constantemente a conceptos como identidad cultural, identidad sexual, identidad 31 nacional, identidad étnica, etcétera. Si tomamos la línea general de las interpretaciones que se le da al concepto, nos encontraremos con que identidad simplemente se caracterizaría por ser una serie de valores, costumbres, creencias, tradiciones y modos de comportamiento que comparte una sociedad y la hace diferente a otra. Pero esto sigue siendo demasiado vago. Incluso Gillis comenta lo siguiente: Identidad, un término popularizado por primera vez por Erik Erickson a finales de la década de los 1950s [sic] en conexión con el sentido individual de sí mismo, subsecuentemente tomó tal desconcertante variedad de significados que se ha vuelto, en palabras de Robert Coles “El más puro de los clichés”.47 El mismo autor es el que propone, como ya lo habíamos comentado, que la génesis de la identidad tiene que ver con la creación de los Estados Nacionales y la memoria de la lucha en contra del antiguo régimen. Así, la identidad sería aquella cualidad que une a todos los habitantes de un Estado y mantiene diferencias con otros Estados y con el pasado. Siguiendo por la misma línea, parece ser que entonces identidad y memoria son conceptos objetivos que no pueden ser separados, ya que “el significado esencial de cualquier identidad individual o grupal, a saber, un sentido de igualdad a través del tiempo y del espacio, es mantenido por el recuerdo; y lo que es recordado está definido por la identidad asumida”.48 Conforme el mundo se ha modernizado el individuo del siglo XXI ha llegado no nada más a aceptar varias memorias dentro de su historia como creadoras de identidad, sino que el pensar su pasado desde tantas perspectivas le permite tener 47 Gillis, op. cit., p. 1. 48 Ídem. 32 una multiplicidad de identidades. En algunos casos esto suele representar problemas, ya que el curso de la vida -y aquí entran también los exilios- imponen cambios de lugar y de tiempo, creando así identidades múltiples. Amin Maalouf propone otra perspectiva sobre el mismo problema en su ensayo Identidades Asesinas. Ahí comienza haciendo una aseveración muy parecida a la de Gillis sobre el concepto de identidad: Mi vida de escritor me ha enseñado a desconfiar de las palabras. Las que parecen más claras suelen ser las más traicioneras. Uno de esos falsos amigos es precisamente “identidad”. Todos nos creemos que sabemos lo que significa esta palabra y seguimos fiándonos de ella incluso cuando, insidiosamente, empieza a significar lo contrario.49 El significado que le da Maalouf a la identidad es aquello que hace que un individuo no sea idéntico a otro. Además, los elementos que lo distinguen de los demás pueden ser infinitos y no se adscriben sólo a los registros oficiales, la lengua, el lugar o el momento de nacimiento; sino que conforman una infinidad de compuestos (afiliación de partido político, religión, profesión, equipo deportivo, empresa, parroquia, minusvalía física, etc.), los cuales nunca se encontrarán en la misma combinación en dos personas y en dos momentos distintos de su vida. Así, la identidad no es algo con lo que se nazca (ni siquiera el color de la piel, el sexo o las características físicas se viven igual en un lugar y en otro), sino que se va construyendo a lo largo de toda la vida, por lo que es cambiante y múltiple. Lo que determina, entonces, la identificación o la pertenencia de un grupo a otro es la influencia que la comunidad ejerce sobre el individuo. Aquí me parece bien importante la especificación que hace Maalouf sobre la construcción de la 49 Amin Maalouf, Identidades Asesinas, Alianza, Madrid, 1999, p. 7. 33 identidad, pues anota que la identidad no son elementos de empatía que se construyen unos sobre otros, sino que es una ramificación donde todos los elementos que conforman la identidad se mezclan: “La identidad de una persona no es una yuxtaposición de pertenencias autónomas, no es un mosaico: es un dibujo sobre una piel tirante; basta con tocar una sola de esas pertenencias para que vibre la persona entera”.50 En este sentido, la experiencia del exilio vendría siendo por un lado un elemento que constituiría la identidad de aquellos que fueron expulsados de su país. Pero nunca será lo mismo ser un exiliado chileno en México que en Suecia, tampoco será lo mismo si se salió un día después del golpe que dos años más tarde. La identidad antes construida se pone en crisis frente a una situación de violencia extrema, por lo que la identidad empieza a cambiar y a tambalearse; se hablará entonces de una identidad fracturada, en juego, en crisis, que busca reestablecerse, pero que nunca lo logra de manera definitiva. Porque el exilio no sólo implica la salida forzosa del país, sino la vibración y estiramiento de las fibras que conforman la identidad de cada ser humano y que nunca podrán acomodarse de la misma manera que en el pasado. Lo que sí es claro es que la identidad de los transterrados nunca volverá a ser la misma y estará constantemente tratando de encontrarse, aunque nunca lo consiga plenamente, porque ya no será el mismo de antes. Es interesante cómo los exiliados irán construyendo otra identidad conforme sus propias experiencias en el país de llegada y la imposibilidad de retorno. Más aún, esta condición de exilio se verá más puntualizada cuando 50 Ibíd., p. 16. 34 regresen a su paísde origen (si es que lo hacen) y se encuentren con que son tachados como “cobardes” o “extranjeros”. El ser exiliado será entonces una condición permanente en la identidad y será la capacidad individual de autoconocimiento la que determine qué tan bien se vive con ese nuevo elemento de identidad. IV. UNA IDENTIDAD EN EL EXILIO 1. Historia del personaje La entrevista que escogí como corpus de investigación para esta tesina se ubica dentro del trabajo hecho por Eugenia Meyer y su equipo que antes mencioné. Ésta fue realizada por Concepción Hernández en la ciudad de México en marzo de 1998 a la chilena y exiliada Pilar Bulnes. A continuación describiré, de manera muy resumida, la vida y sucesos que se cuentan en la entrevista para después hacer un análisis detallado de sus partes. Pilar Bulnes Calderón nació en 1931 en una familia acomodada de la ciudad de Santiago. Su padre se dedicaba a la medicina y tenía un laboratorio, el cual alcanzaba perfectamente para sustentar a una familia de tres hijos, de la cual Pilar era la mayor. Su infancia pasó muy apegada a sus abuelos, sobre todo al abuelo materno. Éste se dedicaba a la arquitectura y todos vivían en una casa que él había construido. Cuando Pilar tenía diez años, él muere y resulta un suceso que marca mucho a la entrevistada. Al terminar la escuela básica Pilar entra a la universidad a la carrera de Artes Aplicadas, pero no logra terminarla porque se casa muy joven (18 años) y 35 tiene tres hijos de este matrimonio: Pilar, Soledad y Sergio. Al poco tiempo de tener a los tres se mudan al sur de Chile. Cuenta que esa época de su vida no la pasó muy bien y cuando regresa a Santiago se separa de su marido y se junta con una nueva pareja: Hugo Guzmán. A Hugo lo conoce porque era compañero de su hermana, ambos estudiaban Historia y estaban más metidos en cuestiones políticas. Aquí es cuando Pilar empieza a involucrarse de un modo más activo con la historia política de Chile, sobre todo impulsada por su hermana y su segundo marido. No es que las acciones políticas no existieran en su familia. De hecho, durante la entrevista, cuenta cómo el padre, siendo amigo de Neruda, logra sacar al poeta del país en una situación delicada en el año de 1949. Comenta que en su casa se hablaba de política cuando ella era más grande, pues de alguna manera ya tenía la edad para escuchar y participar en ese tipo de discusiones. Apunta que sus padres nunca militaron aunque siempre estuvieron del lado del voto de la izquierda, de Allende (era un amigo de la familia) y de “las causas justas”.51 Sin embargo, a partir de que empieza a estar más tiempo con Hugo y su hermana (en 1969) su casa empieza a politizarse más y a recibir a miembros del MIR para discutir y analizar la situación del país. Lo comenta de la siguiente manera: En mi casa sí, en mi casa mía, ahí, uf, claro, entonces nos juntábamos con la gente, la gente del, del MIR en ese momento, y el hijo que era, era un enano chico tenía trece años y conspiró, de repente se cambió, él era del PC, 51 Más adelante haré una precisión sobre qué se entiende que son las causas justas y cómo se caracterizan. 36 entonces era de la juventud del PC y quería ser en ese momento del PC, entonces, ee…, como diciendo “los loquitos del MIR” nos decía.52 Durante la campaña del 70 siempre estuvieron ayudando a Allende: cantando canciones a favor del voto por Allende, siendo apoderados de mesa y otras actividades. Incluso la participación fue mucho más intensa cuando el candidato subió al poder, ya que se dedicaron a hacer cooperativas en los lugares más pobres para llevar y enseñar conceptos básicos de higiene y medicina. El 11 de septiembre de 1973 supieron muy temprano que venían los militares y llevaron a la hija más chica53 con su abuela para evitar cualquier problema; se fueron a su casa con Sergio, el hijo. Ahí supieron de la violencia que estaba sucediendo en la Moneda y de la muerte de Allende. Después de esto vinieron días de incertidumbre y temor por ser allanados. Hasta que un día sucedió. Unos cuantos carabineros entraron a la casa de una forma muy violenta y empezaron a revisarla en busca de armas o cualquier cosa que pudiera inculparlos. Los pusieron frente a una pared y dispararon al aire simulando un fusilamiento. Este tipo de prácticas fueron cada vez más constantes hasta que decidieron que debían hacer algo. Hugo se fue a Alemania porque era el que más peligro corría, Sergio se fue con su padre (el primer esposo de Pilar) a México y Pilar, la niña y sus padres se quedaron en Chile. Un día en septiembre de 1974, mientras Pilar estaba en una reunión con unos amigos, entró el ejército y se los llevaron a todos a la escuela militar. Estuvo 52 Entrevista con Pilar Bulnes realizada por Concepción Hernández los días 6 y 9 de marzo de 1998 en la ciudad de México, México, PEL/1/CH-32. p. 19. 53 Josefa, la hija del segundo matrimonio. 37 detenida en un lugar de tortura más o menos dos meses.54 Después la trasladaron a otra cárcel en donde ya eran reconocidos como presos políticos y podían recibir visitas. Comenta que este periodo de detención fue mucho más largo, pero también mucho más pacífico. En marzo de 1975 se envió una petición por parte del gobierno mexicano para que soltaran a 200 presos y los enviaran a este país. No se sabe bien cómo fue la decisión de que Pilar estuviera entre esos 200 presos que liberarían, lo cierto es que logró salir de la cárcel y fue enviada a México en un avión especial. Todos los hijos de los presos también fueron enviados, pero en otro avión. Fue entonces que empezó su vida como exiliada en México. Lo que recuerda de esos primeros días en México es que la gente era muy amable, pero ella estaba tan triste que no le importaba: su esposo estaba en Alemania, no podía volver a Chile con su familia y su hija mayor se encontraba exiliada en Costa Rica. Fue entonces que empezó a pedir licencia para irse a Alemania con su esposo o para que él viniera a México. Nunca se la dieron, pues argumentaban que era más urgente sacar a la gente que aún peligraba en Chile, antes que traer a su esposo. Por eso tomaron la decisión de juntarse en Costa Rica. Allá no llegaron como exiliados, ya que el gobierno no los había llamado y perdieron todos los privilegios que México les había ofrecido. Se quedaron ahí de 1975 a 1979 y después regresaron a México. Esta segunda estancia en México fue una decisión personal. Hugo encontró trabajo en CONACYT y así dejaron Costa Rica para venirse a vivir a nuestro país. 54 No recuerda con exactitud cuánto tiempo estuvo ahí. 38 Aunque Pilar no se consideraba una exiliada en México, pues ella tomó la decisión de vivir en este país, eso no significa que no sufra la prohibición de regresar a Chile. Es en este sentido que adquiere significación su condición de exiliada, pues no importa dónde decidió vivir, al momento en que no es posible regresar a su país de origen (aunque tal vez no lo quisiera hacer), siguió sufriendo esa marginación. Después de la caída del régimen pinochetista, Pilar regresó a Chile en el 90 y se quedó un par de años allá, pero ya no era lo mismo ni para ella ni para su familia. Josefa se sentía más mexicana que chilena, la sociedad no los aceptaba como chilenos, sino como exiliados y entonces decidieron volver a vivir en México, lugar en el que residen desde 1995. 2. Metodología de análisis Como podemos ver, la vida de Pilar estuvo expuesta a violencias psicológicas y físicas. Además posee ciertas características que hace que podamos enmarcarla en una situación de experiencia límite. Estas experiencias producen un cierto tipode narración con elementos muy específicos. Entre ellos se encuentra el espacio dedicado a lo no dicho, a los silencios que se producen ya sean consciente o inconscientemente y que son fundamentales para entender a profundidad los testimonios. Según Catela55 estos silencios toman diferentes formas de censura por varias razones: 1) Aquellos silencios que se producen por respetar los tabúes familiares y 55 Silvia Catela, “Conocer el silencio”, en Oficios terrestres, año X, núms. 15/16, Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Periodismo y Comunicación Social, 2004. 39 sociales. Es decir lo que es legítimo decir al momento de la enunciación, sobre todo cuando el concepto y su validación hayan cambiado en el tiempo; por ejemplo, el uso de la violencia. 2) Tabúes relacionados con la ambigüedad del victimario. Por ejemplo, la aceptación de que ciertos militares les brindaron ayuda. 3) Frontera entre lo público y lo privado, sobre todo al pensar que lo que están diciendo será revelado, aunque sea de forma académica, y esto pueda traer problemas con juicios hacia conocidos, datos personales o riñas familiares. 4) Todo lo que genere una ambigüedad sobre el modelo de víctima normalmente será censurado. 5) Protección anticipada sobre lo que se pueda interpretar de lo que se está diciendo, de la lectura que se le pueda dar al testimonio. 6) Si el entrevistado es la primera vez que da testimonio o si ya es un discurso que tiene armado y sabe perfectamente qué quiere decir. 7) Las diferencias generacionales, pues las personas que se encuentren al final de sus vidas tendrán un tono de enseñanza, mientras que lo que consideran sin importancia lo silenciarán. La gente de menor edad estará menos dada a la censura. Más que querer seguir a Catela como un manual para el análisis formal de las entrevistas, para lo que nos sirve es para darnos cuenta de cuáles son algunos de los elementos a los que hay que poner atención al momento de acercarnos a una fuente de este tipo y a qué dificultades nos podemos enfrentar. Además, considero que no es erróneo hacerse este tipo de preguntas: ¿cuál es la metodología que se tiene que seguir al enfrentarse con fuentes orales 40 para el estudio de un suceso pasado?, ¿en qué se diferencian con las escritas?, ¿cuáles son los elementos en los que hay que fijarse o tener cuidado? Esto viene mucho al caso porque los últimos años se han venido dado ciertas discusiones en torno a la capacidad de los testimonios orales de fungir como fuentes objetivas para el estudio de la historia más contemporánea. Por lo tanto habrá que hacer una pequeña revisión de los argumentos que se expresan en contra y a favor de esta postura. Para esto seguiré el artículo “Historia Oral, Historia Social” de Ronald Fraser56 en donde expone cuál es la naturaleza de las fuentes orales y cómo hay que trabajarlas. Este boceto de elementos también me servirán más adelante para la interpretación de la entrevista que elegí, la cual conforma el corpus de este trabajo. Hay que pensar desde cuándo es que la historia oral tiene una caracterización negativa, pues desde tiempos de Herodoto hasta Michelet, las fuentes orales no nada más eran centrales en el discurso histórico, sino que se consideraban las más apreciadas. Es a partir de los postulados rankeanos que todo esto cambió, y aunque poco a poco este miedo a la oralidad ha ido cambiando, muchos son los historiadores que todavía defienden esta postura positivista. Fraser lo resume de esta manera: La crítica se centró y sigue centrándose en la poca o nula fiabilidad de la memoria. Eric Hobsbawm, en su ensayo History from Below, es un buen exponente de ese escepticismo. Hobsbawm cita el caso de un pueblo inglés donde un motín de jornaleros de 1830 es recordado por los habitantes como si hubiera pasado en la época contemporánea. ¿Cómo fiarse de memorias que 56 Historiador anglosajón dedicado a la recuperación oral de la historia de la Guerra civil española y teórico sobre la historia oral. El artículo que consulté fue Ronald Fraser, “Historia Oral, Historia Social”, en Historia social, núm. 17, Otoño, Valencia, 1993, pp. 131-139. 41 recuerdan lo que ni siquiera han vivido, que se equivocan en 150 años de hechos históricamente comprobados?, apostilla él. En su opinión, a la historia oral le falta una metodología en general y una comprensión de por qué y cómo puede fallar la memoria.57 Sin embargo, los estudiosos de la historia oral le han dado, desde hace tiempo ya, un lugar importante a los fallos de la memoria y a construir una metodología que permita la utilización de testimonios orales como fuentes esenciales. Lo que se ha concluido es que más allá de preocuparse si lo que el testimonio está transmitiendo sea verdad, lo interesante es indagar el porqué de un fallo tan grande. Así, los historiadores buscarán no la reconstrucción exacta de hechos históricos a través del discurso oral, sino el significado de los fallos, huecos, repeticiones o saltos temporales en la memoria de un individuo o una colectividad. Los fallos en la memoria suelen ser conceptualizados como: represión, trasposición y condensación. Estos “fallos” los tenemos todas las personas y sirven para darle significado a los recuerdos; es imposible que algún humano recuerde todo lo que vivió, si lo pudiera hacer se convertiría en una suerte de Funes, y todos sabemos eso en qué termina.58 Cuando estos fallos individuales se convierten en fallos colectivos de la memoria lo más seguro es que haya existido un fenómeno histórico cultural importante y debamos preguntarnos: “¿por qué ha sido necesario, al parecer de común acuerdo, crear una memoria distinta del pasado a lo que se puede averiguar fácilmente por otras fuentes?”59 57 Ibíd., p. 131. 58 Jorge Luis Borges, “Funes, el memorioso” en La muerte y la brújula, Emecé, Buenos Aires, 1951. Funes recuerda cada detalle de todo lo que vio en su vida. Es incapaz de interpretar sus recuerdos, de condensarlos y resignificarlos. La memoria, aunque completa y total, no le sirve. 59 Fraser, op. cit., p. 132. 42 Ahora bien, las fuentes orales y las escritas tienen diferentes problemas y deben ser usadas, por lo tanto, con distintos criterios. Lo que nos incumbe aquí, los testimonios, responden entonces a cuatro singularidades que según Fraser son claves para poder entenderlos de una forma mucho más completa. El primer elemento que presenta Fraser es la subjetividad, pero no aquella subjetividad cognoscitiva, sino aquella entendida como una forma de narración que habla de sí misma. Portelli lo explica así: por subjetividad quiero decir la investigación de las formas culturales y los procesos mediante los cuales los individuos expresan su sentido de sí mismos en la historia. Desde esta perspectiva, la subjetividad tiene sus propias leyes objetivas, sus estructuras, sus mapas.60 Esto tiene sentido si se comprende que las fuentes orales no son sólo una representación del pasado, sino una autorepresentación. Lo que se quiere decir con esto es que en el discurso del pasado de un individuo, éste siempre se va a presentar a sí mismo como un ser coherente, aunque no lo haya podido ser. Por otro lado, también hay que tener en cuenta que nunca se contará algo que esté condenado por los valores del presente. Es decir, el entrevistado no dirá que hizo alguna acción o que pensaba de alguna manera que en el presente no sea bien vista; y esto tiene que ver directamente con lo que plantea Catela, refiriéndose a los silencios y lo que no se dice en una entrevista de experiencias límite. Ahora, si un discurso tiene como base una autorepresentación, ésta será de un cierto
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