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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO LICENCIATURA EN HISTORIA DEL ARTE Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Morelia Iconografía en los cuencos tarascos del periodo posclásico en Michoacán T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN HISTORIA DEL ARTE P R E S E N T A VIRGINIA CERVANTES SERRANO DIRECTOR DE TESIS: DR. FÉLIX ALEJANDRO LERMA RODRÍGUEZ CO-TUTOR: DR. JOSÉ LUIS PUNZO DÍAZ MORELIA, MICHOACÁN AGOSTO, 2019 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO _ ESCUELA NACIONAL DE ESTUDIOS SUPERIORES, UNIDAD MORElIA SECRETARíA GENERAL SERVICIOS ESCOLARES MTRA. IVONNE RAMíREZ WENCE DIRECTORA DIRECCIÓN GENERAL DE ADMINISTRACIÓN ESCOLAR PRESENTE Por medio de la presente me permito informar a usted que en la sesión ordinaria 06 del H. Consejo Técnico de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad Morelia celebrada el día 19 de junio del 2019, acordó poner a su consideración el siguiente jurado para la presentación del Trabajo Profesional del alumno (a) Virginia Cervantes Serrano de la Licenciatura en Historia del Arte, con número de cuenta 414042076, con la tesis titulada: "Iconografía en los cuencos tarascos del periodo posclásico en Michoacán." bajo la dirección como tutor del Dr. Félix Alejandro Lerma Rodríguez y como co-tutor al Dr. José Luis Punzo Díaz. El jurado queda integrado de la siguiente manera: Presidente: Vocal: Secretario: Suplente 1: Suplente 2: Dr. Pedro Sergio Urquijo Torres Dra. Karine Annick Therese Lefebvre Dr. Félix Alejandro Lerma Rodríguez Mtro. Ramiro Aguayo Haro Dra. Claudia Espejel Carbajal Sin otro particular, quedo de usted. Atentamente "POR MI RAZA HABLARA EL ESPIRITU" Morelia, Michoacán a, 13 de agosto del 2019. CAMPUS MOR EllA Apartado Postal 27-3 (Santa Ma. De Guido), 58090, Morelia, Michoacán Antigua Carretera a Pátzcuaro N° 8701. Col. Ex Hacienda de San José de la Huerta 58190, Morelia, Michoacán, México. Tel : (443)689.3500 y (55)56.23.73.00, Extensión Red UNAM: 80614 www.enesmorelia.unam.mx Agradecimientos Institucionales A la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de la Licenciatura en Historia del Arte, impartida en la Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Morelia. Al programa de Becas Nacionales para la Educación Superior Manutención, del cual fui beneficiaria durante los ocho semestres de la carrera. Al programa de Becas para la Titulación-Alto Rendimiento del ciclo 2018-2019. Al Dr. Félix Alejandro Lerma Rodríguez por su paciencia, apoyo y dedicación durante todo mi proceso de investigación. Al Dr. José Luis Punzo Díaz por su apoyo y comentarios, así como por abrirme las puertas del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Michoacán para la revisión de las piezas que se analizan en este trabajo. A los miembros del jurado: Dr. Pedro Urquijo Torres, Dra. Karine Annick Therese Lefebvre, Mtro. Ramiro Aguayo Haro, Dra. Claudia Espejel Carbajal, por el tiempo dedicado a la revisión y lectura de esta tesis, así como sus comentarios que enriquecieron el trabajo final. Agradecimientos Personales Primeramente quiero agradecer a todos mis profesores de la universidad, por sus enseñanzas, entrega y dedicación constante. A mis compañeros de generación, que tuve la fortuna de conocer y de quienes aprendí bastante. A mis profesores de Arte Indígena y Arte Prehispánico, Dr. Pedro Sergio Urquijo, Dr. José Luis Punzo, Dr. Félix Lerma, Dr. Alejandro Olmos, ya que gracias a sus clases surgió mi interés por adentrarme en este tema. A mi tutor de tesis, Dr. Félix Alejandro Lerma Rodríguez, por su dedicación y entrega en las clases, por el tiempo invertido en la lectura, las revisiones y correcciones de esta investigación. A mi Co-tutor, José Luis Punzo Díaz, por su paciencia, consejos y revisión a este trabajo. Al Mtro. Jaime Reyes Monroy, por abrirme las puertas del Museo Regional Michoacano, en el cual se encuentra la mayor parte de las piezas analizadas en la tesis. Al Mtro. Fernando García García por el apoyo en la toma fotográfica de las piezas del Museo Regional Michoacano incluidas en el corpus de este trabajo. A la Lic. Alicia Mateo por el apoyo en la traducción del resumen en lengua p’urhépecha. Y en gran medida, gracias a mi madre, Marina Serrano Guerrero, por confiar en mí y por su apoyo incondicional durante toda mi vida, pero en especial en estos años que he cursado la educación superior. A mi esposo, José Juan Sánchez Quiroz, por su paciencia, motivación y el apoyo que me ha brindado en esta etapa de formación. ÍNDICE RESUMEN ....................................................................................................................... 7 INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 9 1. LA CERÁMICA TARASCA EN EL CAMPO DE LA INVESTIGACIÓN Y CATALOGACIÓN ........................................................................................................ 13 1.1 Finales del S. XX y principios del S. XXI ............................................................... 18 1.2 Investigaciones formales e iconográficas ................................................................ 25 1.3 La iconografía tarasca en la investigación de las artes plásticas ............................... 30 1.4 Interpretaciones sobre la iconografía en la cerámica tarasca .................................... 32 2. ¿QUÉ ES LA CERÁMICA TARASCA? .................................................................. 34 2.1. La cerámica tarasca en el periodo Posclásico ......................................................... 34 2.2.- Aportes de la cerámica al conocimiento de la sociedad tarasca ............................. 38 3.- ICONOGRAFÍA Y COSMOVISIÓN EN LOS ESTUDIOS CERÁMICOS TARASCOS ................................................................................................................... 43 3.1.- Iconografía ........................................................................................................... 43 3.2 Cosmovisión ........................................................................................................... 51 4.- ASPECTOS VISUALES Y ARTÍSTICOS DE LA CERÁMICA TARASCA ........ 58 4.1.- Formas ................................................................................................................. 58 4.2.- Colores y técnica .................................................................................................. 63 5.-ANÁLISIS DE LAS COMPOSICIONES EN LOS CUENCOS TARASCOS......... 69 5.1. Nomenclatura empleada en la descripción de las formas en esta investigación ....... 69 5. 2. Patrones de diseño ................................................................................................ 73 5.2.1. Patrón de diseño por distribución del espacio .................................................. 73 5.2.2. Patrón de diseño por distribución de los motivos .............................................78 5.3.- Trazos ............................................................................................................... 81 5.4 Motivos en los cuencos tarascos ............................................................................. 83 5.4.1.- Círculos ......................................................................................................... 83 5.4.1.1.- Variantes ..................................................................................................... 83 5.4.1.2. Patrones de diseño de círculos concéntricos compuestos ............................... 87 5.4.2.- “S” y espiral doble divergente (xonecuilli) ......................................................... 95 5.4.2.1.- Variantes ..................................................................................................... 96 5.4.2.2.- Patrones de diseño de “S” y espiral doble divergente ................................. 100 5.4.3.- Greca o espiral escalonada (xicalcoliuhqui) ..................................................... 107 5.4.3.1 Variantes ..................................................................................................... 107 5.4.3.1 Patrones de diseño de la greca escalonada o xicalcoliuhqui .......................... 108 5.4.4 Espirales ............................................................................................................ 112 5.4.5.- Rombos........................................................................................................ 114 5.4.5.1. Variantes .................................................................................................... 114 5.4.5.2 Patrones de diseño de rombos estilizados..................................................... 122 5.4.6. Meandros .......................................................................................................... 134 5.4.6.1. Variantes .................................................................................................... 134 5.4.6.2 Patrones de diseño de meandros .................................................................. 136 5.4.7 Franja central bordeada por líneas o puntos ........................................................ 138 5.4.7.1 Variantes ..................................................................................................... 138 5.4.7.2 Patrones de diseño de franja central bordeada por líneas o puntos ................ 141 5.4.8 Otros motivos .................................................................................................... 146 6.- REFLEXIONES FINALES .................................................................................... 148 BIBLIOGRAFÍA ......................................................................................................... 159 APÉNDICE .................................................................................................................. 168 7 RESUMEN En la presente investigación se aborda la temática de la cerámica tarasca, analizando formalmente distintos cajetes del periodo Posclásico en Michoacán. Así mismo, se explican las características que definen a la cerámica tarasca en su aspecto visual y artístico, y cómo por medio de este material es posible tener un acercamiento a los autores de estos objetos. En la tesis se examinan los diferentes motivos encontrados en los cuencos, así como sus características en cuanto a forma, color, diseño y posición dentro de las piezas, ello a través de una metodología de observación y descripción. Finalmente, en los diferentes cajetes se identifican patrones de diseño que son similares y serán descritos en este estudio. De esta manera, no sólo se observan los elementos o motivos, aislándolos de su soporte, sino que también se analiza toda su composición. ABSTRACT This research relates to Tarascan pottery, in particular the analysis of pre-Hispanic bowls from the Posclásico period in Michoacán. The characteristics that define Tarascan pottery in its visual and artistic aspects are shown. By means of this archeological material, it is posible to learn about the ceramists. In the thesis, the motifs that are found on the bowls and their characteristics such as form, color, design and their place on the pieces are examined using a methodology of observation and description. Finally, similar design patterns are identified on the different objects, which are described in the text. In this way, the motifs are analyzed both individually and as part of the works. 8 IÓPARHATI KARAKATA Ari ánchikuarhita janhaskant’asïnti tarascoecheeri kok’osïiri o kak’akua úkata ampe, eratsint’aparini mámaru jarhati urhaniichani jimani anapu periodo Posclásico míntakata Michoacán anapu. Ísït’u, uantant’asïnti na jásïni, ka na xáni amparhaski kak’akua úkata tarascoecheeri, ka exeaparini ari úkateechani úsïni ixeni ne úpi ts’ïmini úkateechani. Ixeaparini ka uantant’aparini na jásïiski úkateecha, arini janhaskakua jimpo eratsint’anhasti mámaru ampe énka jukanharhika urhaniicharhu, na jásïskiksï mámaru ampe, na jásï atanharhiski, na atamaskata jarhaski ka na únharhikata jarhaski. Ísï jimpo, ixeaparini mámaru urhaniichani i ánchikuarhita mítint’apasti na méntkueni ísï jarhaski úkateecha atamaskatateecha. Ka ísï, ixepasïnti ampe jukanharhiskiksï urhaniicha, ka no eratsint’asïnti mántani ampek’u, ixexetasïnti na atamantskata jarhaski iámintu ampe urhanirhu. 9 INTRODUCCIÓN En la presente investigación se aborda la temática de la cerámica tarasca desde una perspectiva formal,1 analizando distintos cajetes trípodes del periodo Posclásico tardío (1350-1521) en Michoacán. En el trabajo, se hace un breve recorrido por diferentes aproximaciones de trabajos previos, tanto arqueológicos como de las artes plásticas, los cuales se han interesado en el campo de estudio de este tema, desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XXI. No obstante, en la mayoría de catálogos y referencias, observamos que las figuras encontradas en los objetos prehispánicos, han sido extraídas del contexto de su soporte, presentándose de una manera aislada. Así también, el estudio de la iconografía en la cerámica tarasca del periodo Posclásico ha sido poco tratado por la disciplina de la Historia del Arte. Es por ello que en esta investigación nos hemos dado a la tarea de analizar tanto los íconos o motivos recurrentes, para conocer, no sólo su particularidad, sino toda la composición en la que se plasman. Mi interés por estudiar la iconografía en la cerámica tarasca surge a partir de la búsqueda de producciones artísticas del periodo prehispánico del estado de Michoacán, así como por comprender el lenguaje visual del arte tarasco, que es mayormente es geométrico o abstracto. En el proceso he acotado mi tema de estudio a este asunto, por ser la etapa más cercana a la época de contacto europeo, ya que es el periodo más documentado en cuanto a textos escritos durante el siglo XVI.2 La decisión por revisar y estudiar la forma específica 1 Entendiendo esto desde la disciplina de la Historia del Arte, llevando a cabo principalmente una descripción visual y de la forma de los motivos analizados, así como del contexto dentro de su soporte, en este caso las vasijas. 2 Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, (México: COLMICH, 2008); Francisco Ramírez, Relación sobre la residencia de Michoacán (Pátzcuaro), (México: CONACULTA, 1988); Álvaro Ochoa S. y Gerardo Sánchez D., editores, Relaciones y memorias de la provincia de Michoacán, 1579-1581, (México: UMICH, 1985). 10 de los cuencos trípodes fue porque es un medio de expresión muy característico de esta cultura, en cuanto a sus soportes, la atracción visual de estas piezas y el uso del color en su decoración, diferente al uso bicromo dealgunas vasijas también tarascas. El principal objetivo de este estudio fue contrastar y analizar distintas piezas del Posclásico tardío en Michoacán, para identificar las características e iconografía de la cerámica tarasca. Para ello, seguimos la metodología de un análisis formal, en donde se explican las características que definen a los motivos recurrentes en los cuencos trípodes tarascos, en su aspecto visual y artístico. En la tesis se examinan los diferentes motivos encontrados en los cuencos, así como su forma, color, diseño y posición dentro de las piezas. En ellas, también se han identificado patrones de diseño y composición que son similares y serán descritos en este estudio. En el análisis de la iconografía de las piezas analizadas en la investigación hacemos el uso de los términos cuenco o cajete trípode sin distinción, siguiendo las características que de estos términos hacen Hélene Balfet, Marie-France Fauvet-Berthelot y Susana Monzón, quienes describen a esta forma como una “vasija abierta con paredes levemente divergentes”.3 Por otro lado, nos referimos constantemente a los íconos recurrentes, como motivos o elementos, por ser términos más utilizados en la temática de la clasificación arqueológica. En el corpus de esta investigación presentamos 55 piezas que proceden del Museo Regional Michoacano, del Museo del Estado, el Museo de Sitio de Tzintzuntzan, del Museo Regional de Guadalajara, de la “Colección Cacho Vega Reg. 1123 P.F” resguardada por el 3 El término cuenco y cajete se utiliza tanto en México como en Sudamérica. En este trabajo los utilizamos como sinónimos. Hélene Balfet, Marie-France Fauvet-Berthelot, Susana Monzón, Normas para la descripción de vasijas cerámicas, (México: CEMCA, 1992), 25. 11 INAH-Michoacán, y de publicaciones impresas.4 Para el análisis iconográfico de estos objetos asignamos un número a cada vasija, de esta manera, las piezas están numeradas del 01 al 55. (Ver apéndice del catálogo de los cuencos tarascos). Muchas de las piezas no cuentan con un contexto arqueológico, ya que algunas proceden de colecciones particulares, sin embargo, tenemos la procedencia de algunos objetos registrados en los catálogos del Museo Regional Michoacano. Sabemos entonces que 17 piezas de este corpus proceden de Huandacareo (Núm. 13 a 19 y Núm. 22 a 30), 1 de Lagunillas (Núm. 47), 1 de Tres Cerritos (Núm. 31), 2 de Copándaro (Num. 20 y 21), 2 de Zacapu (Núm. 01 y 11),5 1 de la Vertiente del Río Lerma (Núm. 10), 1 de Queréndaro (Núm. 09) , 3 de Tzintzuntzan (Núm. 07, 52 y 53) y 4 de Villa Morelos (Núm. 02, 04, 05, 06). Las vasijas son o fueron cajetes trípodes, ya que en seis de ellas no cuentan con los soportes o éstos se encuentran quebrados (Núm. 11, 28, 31, 32, 33, 34). En algunos casos es posible observar las marcas en donde estuvieron colocados estos soportes. Es interesante que en tres piezas que no presentan soportes (Núm. 11, 32 y 33) la base externa del cuenco está pintada de negro, como un color sobrepuesto, distinto al color que tuvo originalmente. Dentro del contenido de la presente tesis se encuentra el primer capítulo dedicado al estado de las investigaciones de la cerámica tarasca en el que se exponen las perspectivas arqueológicas, iconográficas y de catalogación de nuestro tema de estudio. En el segundo capítulo se define la cerámica tarasca en términos de periodicidad, y se muestra un breve 4 Estas imágenes se encuentran en los en los libros: Marie-Areti Hers (ed.) Miradas renovadas al Occidente indígena de México, (México: UNAM, 2013), Marcia Castro Leal, Tzintzuntzan capital de los tarascos, (México: Gobierno del Estado de Michoacán, 1986), Verónica Hernández Díaz, Imágenes en piedra de Tzintzuntzan, Michoacán. Un arte prehispánico y virreinal, (México: UNAM, 2011), y en el artículo: Concepción Cruz Robles, José Rodolfo Cid Besiez, Salvador Pulido Méndez, “Lagunillas, un sitio uacúsecha en la periferia de la Meseta Tarasca”, en Arqueología 47 (2014), 67-89. 5 Nos surge la duda si la vasija Núm. 11 procede de la Cultura Tarasca, o es de una época anterior, perteneciente a la cultura Loma Alta, ya que en el exterior se observa un motivo esquemático de un ave que es más semejante a las representaciones de esta fase, así también éste parece no haber tenido soportes. 12 panorama de la historia de fundación del señorío tarasco, su religión y estructura social; también se expone la importancia que tiene el estudio de la cerámica en esta cultura y región. El tercer capítulo presenta los conceptos de iconografía y cosmovisión a partir de los estudios que se han presentado en el ámbito de las sociedades prehispánicas tarascas. En el capítulo cuatro se encuentran descritos los atributos visuales y artísticos que tiene la cerámica tarasca, esto son las formas, colores y técnicas que caracterizan la producción alfarera de esta cultura. En el capítulo cinco, se expone el análisis de las piezas, en cuanto a los rasgos de los diferentes motivos y de los patrones de diseño en las vasijas. Finalmente, en las conclusiones se hace una recapitulación de los capítulos del presente trabajo, así como algunas reflexiones finales. Así también, se puede encontrar un apéndice al final del trabajo en dónde se muestra las imágenes de las piezas analizadas, así como datos generales de éstas. 13 1. LA CERÁMICA TARASCA EN EL CAMPO DE LA INVESTIGACIÓN Y CATALOGACIÓN Los vestigios más antiguos de la cerámica en el continente americano datan de aproximadamente 3000 a 3500 años antes de la era común. Los restos se encuentran en Sudamérica, siendo Valdivia y Machalilla, Ecuador, los lugares donde hasta el momento se ha fechado la cerámica más remota.6 Por su parte, los sitios de Puerto Marqués, Guerrero y Zohapilco en Tlapacoya pueden figurar como los lugares con restos de alfarería más antigua en México. El primero fue datado por Charles F. Brush, y su cerámica fue nombrada como Pox Pottery con una temporalidad de 2240 a.C,7 y el segundo fue fechado por Christine Neiderberger con una temporalidad de 2920 a.C. 8 De esta manera, se observa un largo proceso en el cual los grupos humanos, al tener la necesidad, en un primer momento, de almacenar y cocinar los alimentos, aprendieron técnicas de manufactura, desde la selección de las mejores arcillas y desgrasantes, así como la cantidad de calor para su cocción que permitiera una mayor durabilidad de los objetos. La cerámica se convirtió en un tipo material importante para las sociedades sedentarias, ya que el barro es un elemento maleable para crear una variedad de piezas. La producción de cerámica no sólo sirvió para contener alimentos, sino también para crear formas con otras funcionalidades, tales como objetos ornamentales, figurillas o pequeñas esculturas (entre los primeros objetos hechos en barro se encuentran aquellos relacionados 6 Jonathan E. Damp, “Architecture of the early Valdivia Village”, en American Antiquity 49, (1984), 573-585; Luis G. Lumbreras, “Un formativo sin cerámica y cerámica preformativa”, en Estudios Atacameños 32, (2006), 11-34; Emilie Carreón y Félix A. Lerma, “Una perspectiva continental. Los vecinos del sur de Mesoamérica: área Intermedia y Caribeña”, en De la Antigua California al desierto de Atacama, (México: UNAM, 2010), 313. En 2017, se dio a conocer una nota en la cual se descubrieron materiales pertenecientes a la cultura de San Pedro, en Ecuador, datados en 6000 a.P, y con ellos algunos restos de cerámica que serían analizados. Si la datación de la cerámica es correcta, ésta pasaría a ser la más antigua de América. 7 Rubén Manzanilla y Alberto Mena, “Arqueología de la Punta Diamante,Puerto Marqués, estado de Guerrero”, en Revista de la Coordinación Nacional de Arqueología 51, (2016), 154. 8 Christine Neiderberger, “Ranked Societies, Iconographic Complexity, and Economic Wealth in the Basin of Mexico toward 1200 B.C.”, en Studies in the History of Art 58 (2000),176. 14 con lo sagrado, como las figuras antropomorfas de Valdivia), instrumentos musicales, objetos usados como volantes de huso o pesas de redes. Esto también le fue confiriendo a los objetos cerámicos un valor de prestigio y también una relación con el ámbito sagrado. Aunado a ello, sus creadores fueron dotando de motivos decorativos a las vasijas, que no sólo tenían un objetivo estético sino también un significado cultural. La civilizaciones mesoamericanas, al igual que las del resto del continente, se caracterizaron por tener una amplia producción de cerámica, que para los estudiosos de la arqueología es un resto material que ayuda a determinar tanto series cronológicas como la identificación de grupos humanos a través de tipos o grupos de arcillas. De esta forma, mediante un análisis de pastas, desgrasantes y a través de sus características superficiales decorativas se logra adquirir información específica al respecto. En el estado de Michoacán, la presencia de grupos humanos, de acuerdo a los vestigios materiales más antiguos hasta ahora datados, se encuentran en el sitio llamado Cueva de los Hacheros en el municipio de Turicato. 9 El descubrimiento de la cueva se realizó debido a las denuncias de saqueo en el año 2015. La ausencia de cerámica en los niveles más profundos y artefactos líticos asociados con huesos de animales, relacionados con actividades de caza, son evidencia para pensar que se trata de sociedades recolectoras-cazadoras. De acuerdo con las pruebas de carbón se obtuvo una datación de entre 12 500 y 11 500 a.P, siendo así el sitio más antiguo en el estado de Michoacán. Le siguen en fechamiento más antiguo, la Cueva del Platanal, municipio de 9 José Luis Punzo Díaz, Dante Bernardo Martínez Vásquez, “La cueva de los hacheros: un probable sitio del pleistoceno tardío y holoceno temprano, Michoacán, México”, Arqueología Iberoamericana 40, (2018). 15 Turicato10 y de los Portales, municipio de Penjamillo con una datación de 5 000 a.C aproximadamente (Mapa 1).11 Por otra parte, los vestigios cerámicos más antiguos del estado proceden de la época del Preclásico temprano (2500-1200 a.C), de la zona del valle de Zamora, en el sitio denominado El Opeño, sitio excavado por Eduardo Noguera en la década de 1930, con una datación de 1 500 a.C.12 Los productores de la tradición de estas tumbas, elaboraron alfarería en la que se distinguen vasijas decoradas con técnicas como el esgrafiado y la pintura al negativo, así como figurillas modeladas de las que destaca el conjunto de la Tumba 3, donde se observan personajes ataviados como jugadores de pelota y mujeres espectadoras.13 Hacia el 650/400 a.C, la presencia de una alta cantidad de cerámica en el noroeste de Michoacán y el valle de Acámbaro, Guanajuato, sugirió la existencia de una civilización cuya producción cerámica se caracterizó por una variedad de formas, tanto esculturas huecas y sólidas como vasijas, las cuales se encuentran excepcionalmente bruñidas y presentan una decoración con motivos geométricos, que pueden estar pintados de blanco o crema, delineados en negro y sobre un engobe rojo.14 La influencia de la tradición Chupícuaro (650/ 400 a.C al 100 d.C) se extendió en los siglos posteriores, tanto para el estado de Michoacán como Guanajuato en la fase Morales (ca. 400-150 a.C). Incluso, en los primeros años de 10 Es preciso señalar que en este sitio se encontró una punta del tipo Clovis, un objeto que haría referencia a una ocupación bastante temprana, sin embargo existe la duda de esta datación tan remota, pues mucho del material del sitio se considera fuera de contexto. Brigitte Faugère-Kalfon. Entre Zacapu y Río Lerma: culturas en una zona fronteriza, (México: CEMCA, 1996). 11 Brigitte Faugère-Kalfon, Cueva de los Portales. Un sitio arcaico del Norte de Michoacán, México, (México: INAH/CEMCA, 2006). 12 Claudia Espejel, “Historia de la arqueología en Michoacán”, en La investigación arqueológica en Michoacán, (México: COLMICH, 2014), 29. 13 José Arturo Oliveros Morales, Hacedores de tumbas en el Opeño, Jacona, Michoacán, (México: COLMICH, 2004), 49-76. 14 Verónica Hernández Díaz, “Las formas del arte en el antiguo Occidente”, en Miradas renovadas al Occidente indígena de México, (México: UNAM, 2013), 48. 16 investigación arqueológica de esta zona se pensó que la alfarería de estilo Chupícuaro era del periodo Posclásico perteneciente a la sociedad tarasca.15 Los trabajos pioneros de los arqueólogos Eduardo Noguera, Daniel Rubín de la Borbolla y Hugo Moedano comenzaron a categorizar los materiales cerámicos presentando un enfoque técnico en base a la identificación de formas, colores y composiciones.16 Cabe mencionar que a finales del siglo XIX, ya se habían llevado a cabo las primeras exploraciones en el estado con un sentido científico por parte del padre Francisco Plancarte y Nicolás León a finales del siglo XIX, aunque en sus trabajos no se presentó propiamente un análisis iconográfico de material cerámico.17 Rubín de la Borbolla, quien trabajó con Alfonso Caso desde 1938 en Tzintzuntzan, estuvo al frente de diversas temporadas de excavación en la zona, definió tres horizontes para la arqueología tarasca: el Horizonte Tarasco Lacustre Superior, Medio e Inferior, basándose en excavaciones de Tzintzuntzan, Ihuatzio y Quiroga.18 De la Borbolla clasificó la cerámica en once tipos de acuerdo a su color y textura, describiendo las formas de las piezas. Por otro lado, Hugo Moedano, quien trabajó en Tzintzuntzan en la década de los cuarenta y también en el área de Zinapécuaro, propuso tres periodos para la cerámica: Antiguo, Medio y Reciente.19 Moedano trató de mejorar la clasificación de Rubín de la 15 Patricia Carot, “La larga historia purépecha”, en Miradas renovadas al Occidente indígena de México, (México: UNAM, 2013), 135. 16 Marcia Castro Leal, Tzintzuntzan. Capital de los tarascos, (México: Gobierno del Estado de Michoacán, 1986), 75-80. 17 Espejel, “Historia de la arqueología en Michoacán”, 16-20. 18 No se plantean temporalidades en años específicas, señalándose que el Horizonte tarasco lacustre superior llega hasta la conquista y es de corta duración, así mismo se desconoce la duración del Horizonte lacustre inferior. Eduardo Williams, “Historia de la arqueología en Michoacán”, en II Coloquio Pedro Bosch-Gimpera, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, 1993, 212. Agapi Filini “De barro y fuego” en La investigación arqueológica en Michoacán: avances, problemas y perspectivas, (México: COLMICH, 2014), 218. 19 En este caso no se plantean temporalidades en años específicas, pero se caracterizan las etapas afirmando que el Periodo Antiguo corresponde a una cerámica policroma de 16 variantes, el Periodo Medio es cerámica al negativo, y en el Periodo Reciente desaparece tanto la cerámica con pintura al fresco como al negativo. Hugo Moedano K. “La cerámica de Zinapécuaro, Michoacán”, en La arqueología en los Anales del Museo 17 Borbolla al ampliarla con base en los colores de las muestras, y de acuerdo al material analizado tanto en esta zona como en otras regiones de Michoacán.20 Las clasificaciones de la cerámica propuestas por estos trabajos se basan principalmente en la policromía y la textura de los tiestos, definiendo también particularidades culturales y materiales, tal como se nota en el libro de La cerámica arqueológica de Mesoamérica escritapor Eduardo Noguera.21 En este sentido, el libro de Noguera es pionero en plantear la importancia del estudio de la cerámica. La obra de Noguera presenta métodos de análisis, tablas cronológicas y comparativas de áreas culturales en Mesoamérica, así como la presentación de fotografías de algunas piezas, dibujos y esquemas relacionados con las formas de la cerámica de distintas regiones. De la misma manera, para el estado de Michoacán se presentan cuatro áreas arqueológicas correspondientes a la zona lacustre de Pátzcuaro, el valle de Zamora, el margen sur del Lago de Chapala y Apatzingán (Mapa 1).22 Román Piña Chán trabajó en Tzintzuntzan entre 1962, 1964 y 1968, temporadas en las que se realizó la reconstrucción de algunos edificios, como la escalinata de la Gran Plataforma. De esta temporada existen algunas fotografías que muestran las evidencias del trabajo arqueológico, así como acuarelas que representan cerámicas encontradas en el sitio.23 Michoacano. Épocas I y II, (México: INAH, 1993), 418-420.Williams, “Historia de la arqueología en Michoacán”, 210. 20 Castro Leal, Tzintzuntzan. Capital de los tarascos, 36, 75-80, 131. 21 Eduardo Noguera, La cerámica arqueológica de Mesoamérica, (México: UNAM, 1965). 22 Noguera, La cerámica arqueológica de Mesoamérica, 244-254. 23 Universidad Autónoma de Campeche, Acervo digital Román Piña Chán, http://bibliotecadigital.uacam.mx/R/HUP4PMHIV61ELUU735NQ2IM8QKCL9V1828JNF2D6U1ES7KJN4 D-00041?func=collections-result&collection_id=1401 18 Mapa. 1. Algunos sitios en donde se han llevado a cabo investigaciones arqueológicas, citados en este texto. (Mapa elaborado por Dr. Pedro Urquijo Torres) 1.1 Finales del S. XX y principios del S. XXI En los próximos apartados, señalaremos algunos de los trabajos más importantes que se han realizado acerca de la cerámica tarasca, ya que es el tema que abordaremos en la presente tesis. Comenzaremos por destacar el texto de Tzintzuntzan capital de los tarascos de Marcia Castro Leal, efectuado en la década de 1980. En el libro, la autora expone tipos de cerámica identificados principalmente durante la VIII temporada de excavación en el sitio de Tzintzuntzan, de la que presenta dos grupos: cerámica doméstica y cerámica suntuaria, que a su vez caracteriza con el tipo de pastas, la superficie, la decoración y las formas.24 24 Cabe mencionar que en este libro se hacen mención de nueve temporadas de excavación en Tzintzuntzan desde 1937 hasta 1968. 19 En la cuenca del lago de Cuitzeo, particularmente en las zonas de Tres Cerritos y La Nopalera en Huandacareo, la arqueóloga Angelina Macías Goytia presentó un criterio propio para clasificar la cerámica de manera formal; para ello se apoyó en el exterior de las vasijas y en los tiestos que recolectó. Así también, clasificó los tiestos de acuerdo con su policromía: monocromos, bicromos, policromos, a su vez divididos en tipos, y presentando un catálogo de formas (vasijas, tapaderas, pipas, figurillas, malacates, instrumentos musicales, tiestos recortados y pulidores) (Mapa 1).25 En los primeros años de la década de 1980, se llevaron a cabo investigaciones por parte del CEMCA (Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos) a cargo de Dominique Michelet en la zona centro-norte de Michoacán.26 En las temporadas de investigación se ubicaron tres sistemas ecológicos que comprendieron la zona lagunera al sureste, la parte de la franja norte de la sierra tarasca, así como una porción de la vertiente meridional del Bajío en el norte (zona vertiente del Lerma) (Mapa 2).27 . 25 Angelina, Macías Goytia, “La cerámica tarasca antes de la conquista”, en La producción alfarera en el México antiguo V. (México: INAH, 2007) 321-343. 26 Dominique Michelet, “El Centro-Norte de Michoacán: características generales de su estudio arqueológico regional”, en El Proyecto Michoacán 1983-1987. Medio ambiente e introducción a los trabajos arqueológicos, (México: CEMCA, 1992). 27 Michelet, “El Centro-Norte de Michoacán: características generales de su estudio arqueológico regional”, 17. Charlotte Arnauld y Brigitte Faugère-Kalfon, “Evolución de la ocupación humana en el Centro-Norte de Michoacán (Proyecto Michoacán CEMCA) y la emergencia del estado tarasco”, en Génesis, culturas y espacios en Michoacán, (México: CEMCA, 1998), 13-34. 20 Mapa 2. Tres zonas de trabajo del Proyecto Michoacán: “Lago”, “Sierra” y “Vertiente Lerma (Arnauld y Faugère-Kalfon, 1998). Uno de los objetivos de este proyecto fue elaborar una secuencia cerámica, a partir del fechamiento de 236 sitios, llevada a cabo por Michelet, en la cual se definió una serie cronológica de cuatro fases y dos interfases.28 Para el periodo Clásico se determinó la fase llamada Loma Alta para el Epiclásico la fase Lupe, y las fases Palacio y Milpillas para el Posclásico, así como dos etapas de transición, la Jarácuaro, que estaría entre la fase Loma Alta y Lupe, y La Joya, entre la fase Lupe y Palacio (Cuadro 1).29 28 Arnauld y Faugère-Kalfon, “Evolución de la ocupación humana en el Centro-Norte de Michoacán (Proyecto Michoacán CEMCA) y la emergencia del estado tarasco”, 13-34. 29 Michelet, “El Centro-Norte de Michoacán: características generales de su estudio arqueológico regional”, 44- 46. 21 Fases Fechas Periodos Loma Alta 100 a.C-550 d.C Preclásico final Clásico antiguo Jarácuaro 550-600 d.C Clásico medio Lupe 600-850 d.C Clásico medio y final La Joya 850-900 d.C Clásico final Palacio 900-1200 d.C Posclásico antiguo o temprano Milpillas 1200-1450/1530 d.C Posclásico tardío o reciente Cuadro 1. Cuadro cronológico de la cuenca de Zacapu, propuesta de Dominique Michelet Para la zona lacustre del lago de Pátzcuaro, destacan las investigaciones realizadas por Helen Pollard quien trabajó en esta zona desde la década de 1970. Pollard se enfoca principalmente en el periodo del surgimiento del estado tarasco, la época Posclásica. Gracias a las excavaciones que realizó en los sitios de Urichu, Xarácuaro y Pareo, logró definir una cronología local, basada en la de Michelet, pero añadiendo la fase Urichu y Tariacuri para el periodo Posclásico.30 En su trabajo se sugiere la importancia que tuvieron las fuentes de poder de las élites tarascas. Así mismo, Pollard determinó intercambios de larga distancia y producción local, a través de artefactos de obsidiana y cerámica. La investigadora propuso que los cambios en las prácticas funerarias de las élites locales reflejan una transformación de estructuras compuestas por cacicazgos hacia el surgimiento propiamente del estado tarasco.31 En un estudio minucioso sobre las pastas y a través del uso de metodologías científicas, como lo es la activación de neutrones, Amy Hirshman, investigadora que se ha 30 Helen Pollard, Manual visual de la cerámica prehispánica, 2007. Helen Perlstein Pollard y Amy Hirshman, “El entendimiento de la producción y el intercambio de cerámica prehispánica dentro de la cuenca del lago de Pátzcuaro”, en Primer coloquio de tecnología cerámica, Instituto de Investigaciones Antropológicas, 2011. 31 Helen Perlstein Pollard, “Las élites, el intercambio de bienes y el surgimiento del área nuclear tarasca: análisis de la cerámica de la cuenca de Pátzcuaro”, en Estudios cerámicos en el occidente y norte de México, (México: COLMICH, 2001). 22 interesado por la cerámica tarasca, y que ha trabajado con Pollard, evidencia un sistema de intercambio y organización de sistemas de mercado en el estado tarasco. Hirshman sugiere la persistencia de producción local antes y despuésdel surgimiento del estado tarasco.32 De la misma manera, propone que la distribución y la producción de la cerámica no estaban bajo el control absoluto del poder de las élites, sino que más bien, la alfarería era distribuida utilizando un mecanismo de mercado. Además, aún no existe la evidencia de que en la capital del señorío tarasco haya existido una producción cerámica, pues de los tiestos analizados por Hirshman, ninguno proviene de fuentes de arcilla de este lugar. Siendo más bien, Erongarícuaro un centro importante para la producción cerámica.33 Lo que es claro, es la evidencia de mercados principales en la cuenca del lago de Pátzuaro, uno principal en Tzintzuntzan, la capital del señorío, otro en Pareo, y uno más en Asajo. Ello implica también una red de caminos y medios de transportación utilizando tanto herramientas de carga, como los recursos naturales, en este caso el lago, para el transporte de productos en canoas.34 Por otra parte, destacan los trabajos recientes sobre cerámica en Angamuco de Anna S. Cohen, en su tesis de doctorado. En ésta se pueden observar piezas de cerámica en su contexto funerario. Los resultados sugieren que la influencia del estado tarasco se hizo notar, tanto en la producción y uso de la cerámica, como en la arquitectura de cinco áreas principales del mismo sitio (A, B, C, D, E, F y G). De acuerdo con las dataciones obtenidas, las áreas A, 32 Amy Hirshman, “Tarascan ceramic production and implications for ceramic distribution”, en Ancient Mesoamerica, 19, Cambridge University Press, (2008), 299-310. Así también datos obtenidos de tiestos de Tzintzuntzan, Urichu y Erongaricuaro fueron agrupados en 6 grupos de composición. Ver Amy J. Hirshman y Jeffrey R. Ferguson, “Temper mixture models and assessing ceramic complexity in the emerging Tarascan state”, en Journal of Archaeological Science 39 (2012), 3195-3207. Pollard y Hirshman, “El entendimiento de la producción y el intercambio de cerámica prehispánica dentro de la cuenca del lago de Pátzcuaro”, 3. 33 Pollard y Hirshman, “El entendimiento de la producción y el intercambio de cerámica prehispánica dentro de la cuenca del lago de Pátzcuaro”, 5. 34 Amy J Hirshman y Christopher J Stawski, “Distribution, transportation, and the persistence of household ceramic production in the tarascan state”, en Ethnoarcheology, 5, (2013) 7-8,19. 23 B, C y D fueron ocupadas durante el Posclásico medio y tardío, y las áreas E, F y G durante el Epiclásico y Posclásico temprano.35 Cohen realiza un trabajo descriptivo de cada área, encontrando diversas formas de cerámica como cuencos, pipas, incensarios, vasijas con vertedera, miniaturas, entre otras, decoradas de manera monocroma, bicroma o policroma.36 Del material que obtiene, sobresale, para el periodo Posclásico, una vasija de asa con larga vertedera, bicroma en colores blanco y rojo, encontrada en un enterramiento del área C (enterramiento 23-24), relacionada con la élite tarasca del Posclásico y con vasijas similares encontradas en Tzintzuntzan, Zacapu y Huandacareo.37 En este mismo enterramiento se encontraban piezas como pipas y objetos de cobre. A su vez, en el enterramiento 1.1, se encontró una vasija trípode roja, blanca, negra y decorada al negativo, con diseños de espirales, puntos y líneas. La forma de la vasija se asemeja a otras documentadas en el Posclásico medio en contextos de Milpillas y Prieto, así como las presentadas por Lumholtz (1904), provenientes de Cherán.38 Sobresale también el enterramiento 16 de la misma área, en el que se encontraban tres individuos asociados a una vasija trípode con soportes globulares, con decoración de blanco, negro aplicado a negativo y rojo. Ésta es una vasija con las características que analizaremos en este trabajo.39 Cabe destacar las investigaciones del Proyecto Uacúsecha iniciado en el 2010, a cargo de Gregory Pereira, el cuál es una continuación del Proyecto Michoacán (1980-1990). Este proyecto se ha llevado a cabo en el Malpaís de Zacapu con la finalidad de comprender parte 35 Anna Stephanie Cohen, “Creating an Empire: local political change at Angamuco, Michoacán, México”, (Tesis de doctorado en Filosofía, Washington: University of Washington, 2016), 159-160. 36 Cohen, “Creating an Empire: local political change at Angamuco, Michoacán, México”, 167. 37 Cohen, “Creating an Empire: local political change at Angamuco, Michoacán, México”, 202-203. 38 En el capítulo 5.4.7 del presente trabajo, describimos un motivo de una franja central bordeada por líneas, que es el elemento encontrado en la vasija trípode reportada por Cohen. Cohen, “Creating an Empire: local political change at Angamuco, Michoacán, México”, 206-209. Carl Lumholtz, El México desconocido, (México: Editora Nacional, 1970). 39 Cohen, “Creating an Empire: local political change at Angamuco, Michoacán, México”, 212-215. 24 del proceso socio-político del estado tarasco temprano, por medio de investigaciones sobre el espacio urbano. Una de las aportaciones de este proyecto es que se han observado cambios sociales dados en la fase Palacio (900-1200 d.C) y Milpillas (1200-1450 d.C), tales como modificaciones en arquitectura, en la forma de los enterramientos, o la presencia y ausencia de deformación craneana en distintas etapas.40 Como parte de este proyecto surgió la investigación sobre cerámica en la región de Zacapu de la arqueóloga Elsa Jadot. El objetivo de la investigadora fue proponer un estudio que verificara la continuidad o no de los procesos cerámicos tales como la recolección de materiales, la preparación de las pastas, su conformación y terminado. Su análisis se llevó a cabo a través de una metodología con base en las cadenas operatorias de la cerámica.41 En su tesis de doctorado, Jadot se centró en el análisis de procesos de fabricación, como técnicas decorativas, características de materias primas y morfoestilísticas para verificar la evolución de cerámica de un periodo a otro. Observó, por ejemplo, un cambio importante de la fase Palacio a la fase Milpillas, como la modificación en la preparación de las pastas o el reemplazo de técnicas de decoración de relieve por el de decoración pintada.42 Esto haría suponer que hacia el 1200 d.C una nueva población llegó a la zona y que otros artesanos introdujeron nuevas técnicas. La idea anterior podría confirmarse por los diferentes cambios no sólo en cerámica, sino también de arquitectura, en la implementación 40 Dominique Michelet, Grégory Pereira y Gérard Migeon, “La llegada de los uacúsechas a la región de Zacapu, Michoacán: datos arqueológicos y discusión”, en Reacomodos demográficos del Clásico al Posclásico en el centro de México, (México: UNAM/IIA, 2005), 137-151. 41 Elsa Jadot, “Productions cerámiques et mobilités dans la región tarasque de Zacapu (Michoacán, Mexique). Continuités et ruptures techniques entre 850 et 1450 apr. J.-C.”, (Tesis de doctorado en arqueología. Paris: Université Paris 1 Panthéon Sorbonne, 2016). 42 Jadot, “Productions cerámiques et mobilités dans la región tarasque de Zacapu (Michoacán, Mexique). Continuités et ruptures techniques entre 850 et 1450 apr. J.-C.”, 29-35; Elsa Jadot, “Technologie céramique et “frontières culturelles”. Léxemple des techniques de décors céramiques de deux sites postclassiques du Malpaís de Zacapu (Mexique): Palacio et Malpaís Prieto” en Archéologie de la frontière (2016). 25 de metales, en el aumento de navajillas de obsidiana, o en la ausencia de la deformación craneana en la población del malpaís, en el periodo del 1200 al 1450 d.C. Sobre la cerámica de la fase Tariacuri, se menciona que es realmente poca la cerámica en el Malpaís. Sin embargo, Jadot sugiere que puede haber una continuidadcultural de la fase Milpillas en la etapa final del Posclásico tardío, ya que, por ejemplo, la apertura y técnica de decoración en los soportes de vasijas de este periodo es similar a Milpillas.43 1.2 Investigaciones formales e iconográficas En una de las primeras publicaciones que mostraron piezas de “alfarería tarasca”, en el primer tomo de México a través de los siglos, editado en 1884, se observa una ilustración con información visual de cerámica. En esta imagen tres estantes exhiben vasijas y cuencos trípodes, definidos como utensilios, alfarería, comal y ollas “de los tarascos”, aunque ellos parecen pertenecer a la tradición Chupícuaro o Morales por su forma y decoración, pero en el libro no existe aún un análisis formal sobre ellos. (fig. 1)44 Fig. 1. Alfarería tarasca. Imagen tomada de Vicente Riva Palacios, 1884: 765 43 Jadot, “Productions cerámiques et mobilités dans la región tarasque de Zacapu (Michoacán, Mexique). Continuités et ruptures techniques entre 850 et 1450 apr. J.-C.”, 511. 44 Alfredo Chavero, México a través de los siglos, (México: Ballescá y Compañía, 1884), 765. 26 A principios del siglo XX, Carl Lumholtz, en su expedición por México, llegó a Michoacán visitando varias comunidades p’urhépecha del estado. En el segundo volumen de su libro México desconocido, aparecen algunas ilustraciones de piezas decoradas que encontró en Cherán, Zacapu y otras zonas de la meseta tarasca. Lumholtz estaba empeñado en hacer investigación de los restos humanos de las comunidades indígenas mexicanas con una finalidad científica. En su viaje a México, excavó varios sitios arqueológicos e iba adquiriendo varias piezas de los lugares que visitaba. En Cherán hizo excavación en una yácata y encontró dos vasijas trípodes pintadas en rojo y blanco principalmente, cuyos dibujos publicó en este libro (figura 2, 3 y 4). 45 Fig. 2. Según la versión de la edición de 1970 se trata de alfarería que adquirió en su viaje de Ixtlán a Arantepacua. Imagen tomada de Lumhotlz, 1970 (1904): 394 45 Espejel, “Historia de la arqueología en Michoacán”, 21 27 Fig. 3. Vasija de barro procedente de Cherán. Colores principales en rojo y blanco. Imagen tomada de Lumhotlz, 1970 (1904): 385 Fig. 4. Plato de barro, adornado de rojo y negro, procedente de Zacapu, según Lumhotlz, 1970 (1904): 420 A inicios del siglo XX, la cronología arqueológica en Michoacán no se había desarrollado suficientemente y no existía todavía una periodización o establecimiento de fases culturales. Todavía en los años cuarenta, había la duda en determinar si ciertas tradiciones eran más tempranas que lo considerado como tarasco.46 Actualmente, ya existe una datación e identificación de tradiciones culturales que nos dan cuenta de la antigüedad de los sitios. Cabe señalar, la tradición de enterramientos de El 46 Filini, “De barro y fuego”, 218. 28 Opeño (1500/1200 a.C – 800 a.C), sitio que se encuentra cercano a la ciudad de Zamora, datado hacia el Preclásico medio y considerado un antecedente para las tumbas de tiro en el occidente de Mesoamérica.47 Así mismo, para el Preclásico tardío destaca la cultura Chupícuaro (650/ 400 a.C al 100 d.C), que se ubicó en el sureste de Guanajuato, hasta el sur de la cuenca del lago de Cuitzeo. Esta cultura se caracterizó por la variedad de sus formas como vasijas de cuerpos esféricos, esculturas tanto huecas como sólidas y un tipo de cerámica determinada por los colores crema y negro sobre rojo. Otra de sus particularidades es su fino acabado perceptible en el bruñido de las piezas, así como la simplificación en la decoración pictórica, principalmente de motivos geométricos.48 En el sitio de Loma Alta, datado para el periodo Clásico (150/100 a.C- 550 d.C), Patricia Carot realizó una descripción arqueológica de la cerámica. Carot propuso una interpretación histórica de larga duración del pueblo tarasco, con profundas raíces culturales de la cultura Chupícuaro.49 Parte de su estudio pretende demostrar que los tarascos del Posclásico llamados chichimecas, en realidad descendían de hombres originarios de la cuenca de Zacapu que habían migrado al norte hacia el 500 d.C, y regresado hacia el 1300 d.C. A partir de un análisis iconográfico, Carot relaciona la cerámica de distintos momentos culturales como la fase Loma Alta y la etapa Posclásica. La tradición Loma Alta culminó hacia el 550 d.C, y según Carot, el fin de esta tradición da pie para abordar las migraciones dadas hacia el norte, demostradas con la presencia de arte figurativo de la cultura 47 Oliveros, Hacedores de tumbas en el Opeño, Jacona, Michoacán, 13-16. 48 Carot, “La larga historia purépecha, 42, 48. 49 Patricia Carot, “La cultura Loma Alta o los orígenes de la cultura purépecha”, Revista de Occidente, (2015): 1-16. Carot, “La larga historia purépecha”, 133-214. 29 Loma Alta similar en la cerámica de las culturas Chalchihuites y Hohokam entre el 550 y 850 d.C.50 Así mismo, los resultados a partir de las investigaciones arqueológicas concuerdan en que hay un momento de migraciones en el malpaís de Zacapu en el Posclásico. Durante las fases Palacio (900-1250 d.C) y Milpillas (1250-1450 d.C) se observan ciertas modificaciones culturales de una etapa a la otra. Por ejemplo, en la fase Milpillas aparecen las pipas que no estaban presentes en Palacio, también son más abundantes los objetos de metal y las navajas de obsidiana; además la deformación craneana, que era común en la fase Palacio, se reduce en la etapa posterior. Sin embargo, en estos estudios no se habla de una historia de larga duración como lo propone Carot, sino más bien de una población nueva que pudo provenir de sitios en la zona vertiente del Lerma o “de la llegada de otra gente de más al norte”.51 Por su parte, Helen Pollard y Dorothy K. Washburn presentaron en la ponencia Bienes mortuorios en la cuenca del lago de Pátzcuaro como evidencia de cambios sociales, un análisis de la cerámica de Erongarícuaro, Tzintzuntzan y Urichu enfatizando la presencia de patrones de simetría cuyas diferencias están relacionadas con los cambios culturales de las mismas sociedades. Las autoras analizaron estos modelos en 55 vasijas de Pátzcuaro, Erongarícuaro, Tzintzuntzan y Urichu, y 83 vasijas de Chupícuaro. Las autoras afirman que la repetición de motivos geométricos “en cualquier soporte o complejo de cerámica, hay preferencias culturales por ciertas formas de estructuración de diseños”.52 50 Carot, “La larga historia purépecha”, 174, 204-208. 51 En la vertiente del Lerma también se observa que hay una reducción de población durante la fase correspondiente a la Milpillas del malpaís de Zacapu, lo que puede también confirmar la idea de que había gente proveniente de esta zona. Michelet, Pereira y Migeon, “La llegada de los uacúsechas a la región de Zacapu, Michoacán: datos arqueológicos y discusión”, 143-146. 52 Helen Perlstein Pollard y Dorothy K. Washburn, “Bienes mortuorios en la Cuenca del lago de Pátzcuaro como evidencia de cambios sociales”, Primer Coloquio de Arqueología en Michoacán, 2016. 30 Las investigadoras se basan en estudios de análisis de simetría específicamente de los textos de Washburn, Crow, y Ahlstrom y exponen la existencia de cuatro tipos de movimientos (traslación, rotación, reflexión (espejo) y reflexión deslizante) dispuestos en tres configuraciones axiales (diseños limitados, patrones unidimensionales infinitos y patrones infinitos de dos dimensiones). Para las fases Chupícuaro y Loma Alta-Jarácuaro (Preclásico tardío y Clásico) identificanpatrones infinitos bidimensionales, aunque para esta última también existen diseños limitados/finitos. En cambio, la fase Tariacuri (Posclásico tardío) presentaría diseños limitados/finitos y clases de simetría. 1.3 La iconografía tarasca en la investigación de las artes plásticas Por otro lado, los temas iconográficos han sido explorados por artistas o diseñadores gráficos cuyo objetivo no es el de una documentación arqueológica, sino el de la compilación de iconografía desde la mirada estética del artista. Estos trabajos se han dado a la tarea de presentar motivos prehispánicos en su mayoría extraídos del soporte original, para su reproducción en materiales contemporáneos elaborados por artesanos locales. Es el caso de Annemicke Thijssen, en cuyo trabajo se encuentran los dibujos extraídos de sellos, adornos, malacates, grabados en piedra, añadiendo a este corpus, diseños de origen chino y esquimal “para que contribuyan al espacio creativo de los artesanos”. 53 A pesar de que es una publicación que muestra variedad de diseños extraídos de piezas prehispánicas, muchos de ellos están descontextualizados tanto temporal como espacialmente. Alejandro Delgado por su parte se dio a la tarea de hacer un corpus de iconografía tarasca. En su libro Gráfica Prehispánica de Michoacán se pueden encontrar clasificaciones 53 Annemieke Thijssen, Cuaderno de trabajo. Taller de actualización para artesanos, (México: CREFAL, 1986). 31 de figuras, también extraídas de piezas arqueológicas, en donde se hace una selección por rasgos antropomórficos, zoomórficos, mitológicos, diseños decorativos, de usos y costumbres. En las fichas propuestas por el artista hay referencias de la localización de las piezas, más no se encuentra una datación de ellas. En el corpus, todos los motivos se describen como tarascos sin diferenciar si pertenecen a otros periodos, pero se pueden percibir figuras con características que corresponderían a la fase Loma Alta e incluso a fases anteriores. 54 El mismo autor participó en la elaboración del corpus iconográfico en el libro Geometrías de la imaginación coordinado por Amalia Ramírez. En este se presentan tanto motivos prehispánicos de la cultura tarasca como diseños contemporáneos de artesanos michoacanos. El objetivo de este trabajo fue la compilación de motivos presentes en soportes materiales como la alfarería y los textiles. Se elaboró una clasificación en dos partes, los motivos prehispánicos y los contemporáneos, que a su vez se encuentran organizados en antropomorfos, geométricos, signos y símbolos, zoomorfos, astros y fitomorfos. Los diseños están extraídos de su soporte original, y en muchos casos no se menciona con exactitud la pieza de la cual se extrajo el motivo plasmado. Sin embargo, es un catálogo que muestra íconos importantes, pues estos se repiten en los soportes en los que se plasman.55 Por otra parte, Raúl García García, artista de profesión, compiló vasijas de diversos sitios y las reprodujo por medio de dibujo. Llama la atención que la cerámica que presenta no solamente procede de los museos de Morelia, sino también del museo Rafael Coronel de Zacatecas, el Museo Regional de Guadalajara, el museo de la Alhóndiga en Guanajuato y el museo Diego Rivera de la Ciudad de México, así como de colecciones particulares y 54 Alejandro Delgado, Gráfica Prehispánica de Michoacán, (México: Instituto Michoacano de Cultura, 1999) 55 Amalia Ramírez Garayzar, Geometrías de la imaginación. Diseño e iconografía de Michoacán, (México: CONACULTA, 2012). 32 publicaciones de libros. García descarta la sistematización de grupos estilísticos para organizar las piezas, y tampoco tiene el interés de efectuar divisiones entre una fase y otra. Sin embargo, prefiere ordenarla con base en una asociación comparativa, partiendo de ejemplos conocidos y clasificándolos en siete grupos de acuerdo a la forma de las vasijas.56 1.4 Interpretaciones sobre la iconografía en la cerámica tarasca En la compilación de Annemicke Thijssen se hace una interpretación de las figuras representadas, las cuales fueron extraídas de diversos soportes prehispánicos. Sin embargo, en su trabajo no hace referencia sobre cuáles fueron sus fuentes para afirmar las interpretaciones. Así mismo, encontramos en Mitología Tarasca de José Corona Núñez algunas aseveraciones acerca de motivos encontrados en algunas piezas.57 Por su parte, en la tesis de maestría en arte realizada por Vincent A. Versluis, titulada The iconography of the protohistoric Tarascan State of western Mexico: The material expression of the state ideology se lleva a cabo un estudio pormenorizado de 74 vasijas policromadas. En ella el tesista desglosa los elementos iconográficos que identifica. Las vasijas fueron tomadas de excavaciones de Uricho en el verano de 1990 y 1991, de colecciones del museo Chicago Field, que se creen son de Tzintzuntzan, y de publicaciones como las de Macías Goytia, Marcia Castro Leal, y Dockstander.58 Su método es un análisis descriptivo de la cerámica decorativa tarasca de élite, se aboca a la iconografía y los modos de combinación de color. El autor plantea cuatro componentes para su análisis: diseños, elementos, motivos y temas, elaborando cuadros 56 Raúl García García, La alfarería votiva de los tarascos, (México: Secretaría de Cultura de Michoacán, 2009). 57 Las interpretaciones de Corona Nuñéz acerca de estos motivos se expondrán en el Capítulo 3.2. 58 Vincent A. Versluis, “The iconography of the protohistoric Tarascan State of western Mexico: The material expression of the state ideology”, (Tesis de maestría en Arte. U.S.A: Michigan State University, 1994). 33 comparativos sobre estos elementos, las relaciones de diseños y asociaciones con los colores. Al final de su tesis da una serie de conclusiones e interpretaciones sobre los elementos encontrados en la cerámica, asociando ciertos animales con la forma cuádruple y con un ámbito político-militar; también sugiere que ciertos colores, como el rojo y el blanco tienen connotaciones con deidades femeninas. Estaríamos de acuerdo con algunas aseveraciones como la relación de elementos solares con la deidad Curicaueri, así como el vínculo de los puntos blancos y “bulleyes” con los cuerpos celestes. 59 59 Versluis, “The iconography of the protohistoric Tarascan State of western Mexico: The material expression of the state ideology”, 282- 340. 34 2. ¿QUÉ ES LA CERÁMICA TARASCA? 2.1. La cerámica tarasca en el periodo Posclásico Para definir a qué objetos nos referimos cuando hablamos de cerámica tarasca es necesario acercarnos un poco a la historia de esta sociedad. El texto de la Relación de Michoacán (RM),60 primera fuente del siglo XVI, atribuida a fray Jerónimo de Alcalá, narra la historia y costumbres de los tarascos y la manera en la que lograron conformar un gran imperio, siendo Tariacuri el líder fundacional y su deidad principal Curicaueri, dios asociado con la guerra, el fuego y el sol. Hacia el siglo XV, el imperio tarasco abarcó la mayor parte del actual territorio michoacano y algunas áreas de Jalisco, Guanajuato, México y Guerrero.61 Los tarascos, llamados así por los conquistadores españoles, o también mechuaque por los nahuas, formaron parte de una sociedad mesoamericana desarrollada en el occidente de México, que tuvo sus principales centros políticos y religiosos en la zona lacustre del lago de Pátzcuaro. Según la historia narrada en la RM, fueron descendientes de grupos chichimecas, quienes arribaron, en un primer momento, a la zona de Zacapu, y a través de alianzas matrimoniales se mezclaron con loshabitantes de la región lacustre de Pátzcuaro. La conformación de una sólida sociedad tarasca se construiría a partir del 1200/1250 d.C., momento que marcaría la ocupación del valle de Zacapu por los chichimecas descritos en la RM. Por otra parte, la ocupación de la cuenca del lago de Pátzcuaro por los tarascos se describe en un episodio de la RM, en donde Vápeani y Pauacúme, señores de Uayameo, partieron hacia la cuenca del lago de Pátzcuaro. Allí encontraron a un isleño y pescador de Jaracuaro, el cual, para su sorpresa, hablaba su mismo idioma y tenía sus mismos dioses.62 60 Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, (México: COLMICH, 2013). 61 Helen Pollard, “El imperio tarasco en el mundo mesoamericano”, en Relaciones 99, (2004), p. 119-123. 62 Alcalá, Relación de Michoacán, 28. 35 Para Patricia Carot, este hecho se refiere al regreso de los descendientes de un grupo purépecha que había migrado al norte en el siglo IV de nuestra era. Para esta investigadora, la RM no sólo es una narración mítica o metafórica, sino que es un verdadero testimonio escrito, que evidencia junto con los hallazgos arqueológicos, una “larga historia purépecha”.63 Según la RM, varios linajes conformarían a la sociedad tarasca, pero sólo el linaje de los uacúsecha o de las águilas se estableció en el poder. En una primera etapa, Tariacuri, el héroe fundacional del imperio, se asentó en Pátzcuaro, y para el momento de su vejez, optó por repartir el reino entre su hijo y dos sobrinos, Hiquingaje, Hirepan y Tanganxoan, legitimando a sus sucesores a través del consentimiento de Curicaueri. Así, Tariacuri les dio un fragmento de obsidiana, la cuál era una roca sagrada, pues representaba a esta deidad. “(…) ‘yo os quiero dar una parte de Curícaueri, ques una navaja de las que tiene consigo, y ésta pondréis en mantas y la llevaréis allá y a ésta traeréis vuestra leña y haréisle un rancho y un altar donde pondréis esta navaja’. Y partiéronse con su navaja. y pasaron la laguna y empenzaron a hacer un cu y una casa de los papas y la casa llamada del águila y una troj a la navaja que les dió Taríacuri.”64 Hiquingaje supliría a su padre Tariacuri en Pátzcuaro, Hirepan se asentaría en Ihuatzio y Tanganxoan en Tzintzuntzan. Al morir Tariacuri, Hirepan se llevaría consigo a Curicaueri y haría de Ihuatzio la gran capital. Fue en el reinado de Hirepan que, a partir de conquistas de poblados locales y externos, se logró la expansión del imperio. El periodo que se 63 Se señala el abandono del territorio del valle de Zacapu hacia el 550 d.C, donde una generación migra hacia el norte, y varias generaciones después, los descendientes de gente que emigró, regresan en tres momentos, el último de ellos, descrito en este pasaje de la fuente histórica, la Relación de Michoacán. Ver Carot, “La larga historia purépecha”, 185-187. 64 Alcalá, Relación de Michoacán, 128. 36 considera de mayor expansión del imperio tarasco es hacia 1450, ya que a partir del gobierno de Zinzinpandacuare, ahora con sede en Tzintzuntzan, la extensión del territorio tarasco alcanzó los 75 000 km2. 65 El irecha (gobernante tarasco) estaba a la cabeza del imperio en lugar del dios Curicaueri, él era quien impartía justicia. También estaban los caciques de los pueblos llamados caracha-capacha, los diputados u ocambecha (recaudadores de tributo), el angatacuri, que era un capitán general de guerra, y cuatro señores principales que estaban en las cuatro partes en que se dividía el imperio. El territorio tenía varios centros administrativos y el imperio se sostenía gracias a un sistema tributario. Había gran número de oficios como plumajeros, arqueros, cazadores, zapateros, pescadores, sembradores, carpinteros, entre otros. Cada oficio era coordinado por un mayordomo o diputado que cobraba el tributo a cada gremio.66 Así mismo, estaba el oficio de los alfareros, cuyo trabajo consta en la RM. De igual modo, en las láminas pictóricas del documento se hallan algunas representaciones de objetos cerámicos (fig 5). La RM nos dice que “(…) había un diputado sobre todos los que pintan jicales, llamado vrani atari, el cual hay todavía. Otro sobre todos los pintores llamado chúnicha. Otro diputado sobre todos los olleros. Otro sobre los que hacen jarros y platos y escodillas, llamado hucáziqua vri.”67 Sabemos que urani significa jícara, y atari se referiría al verbo pintar, aunque en el Diccionario Grande no aparece un oficio específico que se refiera a alfarero, podemos 65 Pollard, “El imperio tarasco en el mundo mesoamericano”, 117. 66 Alcalá, Relación de Michoacán, 15 y 175. Carlos Paredes Martínez, “La estratificación social de los tarascos”, en Arqueología Mexicana 19 (1996), 37. 67 Alcalá, Relación de Michoacán, 180. 37 encontrar la palabra atani, en vez de atari de la RM.68 Esto nos puede indicar que dentro del gremio de los alfareros había una especialización para la elaboración de diversas formas cerámicas, además de que la acción de pintar vasijas era un oficio fundamental, sobre todo si pensamos en aquellos objetos finamente elaborados. Lám. 6. Capítulo XIII. Segunda parte Lám 9. Capítulo XVII. Segunda parte Lám. 18. Capítulo XXVI. Segunda parte Lám. 20. Capítulo XXVIII. Segunda parte Lám. 21. Capítulo XXVIII. Segunda parte Lám. 34. Capítulo VII. Tercera parte Lám. 37. Capítulo X. Tercera parte Lám. 38. Capítulo XII. Tercera parte Lám 42. Capítulo XIX. Tercera parte Lám 44. Capítulo XXV. Tercera parte Fig. 5. Detalles de las láminas de la Relación de Michoacán donde se observan objetos cerámicos. Imágenes tomadas de Alcalá, 2013: 58, 76, 133, 140, 144, 201, 209, 215, 232, 253. La técnica de alfarería era conocida desde el periodo Preclásico temprano en Michoacán. Como se mencionó, en El Opeño (1500/1200 a.C- 800 a.C) se han encontrado vestigios de cerámica que dan cuenta del conocimiento avanzado de la técnica, así también en el Preclásico tardío el estilo Chupícuaro (650 a.C-100 d.C) se extendió al lago de Cuitzeo. En 68 Maturino Gilberti, Diccionario de la lengua tarasca ó de Michoacán, (México: Oficina Impresora de Estampillas, 1901), 440. 38 los primeros hallazgos arqueológicos, este último estilo era confundido con la cerámica del Posclásico, ya que son similares la combinación de colores, así como los diseños geométricos que la caracterizan.69 Sin embargo, es importante recalcar que si hablamos de cerámica tarasca nos estamos refiriendo a aquella elaborada desde el asentamiento del imperio tarasco en Michoacán hasta la conquista española. Robert Lister se preguntaba qué era lo tarasco desde la década de los cuarenta. En ese momento estaba el cuestionamiento sobre la definición de lo tarasco y se necesitaban diferenciar los materiales encontrados en Michoacán, los propiamente tarascos de los que no lo eran.70 Si bien, la cerámica tarasca pudo retomar elementos de los periodos anteriores, como del Clásico y Preclásico, en cuanto a técnicas y diseños, consideramos que no se puede hablar de una cerámica tarasca de etapas anteriores al periodo Posclásico, ya que esta sociedad aún no estaba plenamente conformada. 2.2.- Aportes de la cerámica al conocimiento de la sociedad tarasca Los vestigios cerámicos son muy importantes para el conocimiento de las sociedades que habitaron en los sitios estudiados. Las piezas cerámicas están elaboradas básicamente de arcillas, desgrasantes y agua, y sus propiedades son la maleabilidad, la dureza, la impermeabilidad y la plasticidad. A partir de su transformación físico-químicaal momento de su cocción, es un material que logra persistir a través del tiempo, por tanto un vestigio material por el que es posible obtener información variada.71 69 Carot, “La larga historia purépecha”, 135. 70Citado en Agapi Filini, “Nuevas territorialidades: El imperio tarasco”, Revista, Museo Nacional de Antropología (2015), 1. 71 Jorge Juan Eiroa, Historia de la ciencia y de la técnica, (Madrid: Akal, 1994), 46. 39 El estudio de la cerámica nos aporta datos técnicos como la composición de los materiales, que nos acercan, por ejemplo, a los lugares de origen de las arcillas, además de poder vincular esta información con los marcos culturales y las conductas humanas, sobre todo cuando, por medio de excavación arqueológica, la cerámica se encuentra en contexto. Y quizá, uno de los aportes principales es que, a través de los restos de cerámica se obtienen dataciones y secuencias cronológicas de los sitios estudiados. En Michoacán, los estudios arqueológicos acerca de la cerámica han contribuido a establecer etapas culturales para las diversas regiones del estado. Esto ha ayudado a establecer periodizaciones cronológicas, fases y horizontes en diversas zonas como la zona lacustre o el noreste del estado. Hemos mencionado ya los trabajos efectuados por Michelet en el centro-norte de Michoacán, así como los trabajos de Pollard y Hirshman. Aunque también destacan las investigaciones de Christine Hernández en el noreste de Michoacán, área localizada fuera del núcleo del señorío tarasco. Hernández se centró principalmente en la secuencia cerámica encontrada en el área de Ucareo-Zinapécuaro.72 Éste fue un sitio sumamente importante para el estado tarasco, ya que fue una región de la cual provenían los recursos de obsidiana que se distribuían hacia la capital tarasca. Las fases para esta área son Chupícuaro (650/ 400 a.C-100 d.C), Mixtlán (100-400 d.C), Choromuco (400-700 d.C), Perales (700-900 d.C), Perales terminal (900-1200 d.C) y Acámbaro (1200- 1520 d.C). 73 Para este trabajo nos basaremos en la cronología y determinación de las fases del Posclásico, establecidas para la zona de la cuenca del lago de Pátzcuaro, descritas por Pollard como Urichu temprano (900-1000/1100), Urichu medio (1000/1100-1350) y Tariacuri 72 Christine Hernández, “A history of prehispanic ceramics, interaction, and frontier development in the Ucareo- Zinapécuaro obsidian source área, Michoacán, México”, (Tesis de doctorado en Filosofía, Nueva Orleans, Tulaine University, 2000). 73 Christine Hernández, “La cerámica del periodo Clásico en el Noreste de Michoacán”, en La producción alfarera en el México antiguo II, (México: INAH, 2006), 314. 40 (1350-1525). Aunque principalmente, abordaremos piezas de la fase Tariacuri, pues, por su estilo, observamos que la mayor parte de los cuencos contenidos en el corpus de esta investigación pertenecen a esta etapa.74 El estudio de las formas de las vasijas puede ayudarnos a indagar acerca de la funcionalidad de las piezas, para determinar si estas tuvieron un uso cotidiano o ritual.75 Se infiere que los objetos que cuentan con un esmero detallado en el diseño, tanto de la forma y decoración, fueron piezas que pertenecieron a las élites o tuvieron un uso ritual. Por ejemplo, la ausencia de una marca de uso y el hecho de que sean vasijas que contengan figuras o diseños más finos o recurrentes, hace pensar que éstas se utilizaron para representar elementos relacionados con su cosmovisión, o bien, que pudieron ser objetos destinados exclusivamente para las élites como bienes de prestigio o intercambio. Así también, las formas de las vasijas nos pueden hablar de su utilidad, tal como las pipas o sahumadores, los cuales pudieron tener fines ceremoniales, ya que el humo era un elemento sagrado.76 A partir de estudios sobre iconografía, se pueden observar rasgos acerca de prácticas culturales, ideología, vida ritual, y relaciones con sociedades externas de la cultura estudiada. En Michoacán, en los periodos Preclásico y Clásico hay más abundancia de figurillas antropomorfas, encontradas principalmente en complejos como El Opeño, Chupícuaro o Queréndaro. Éstas proporcionan más información acerca del tema del cuerpo, la indumentaria, y la religión. Sin embargo, para el periodo Posclásico de la cultura tarasca, son más abundantes las vasijas contenedoras y utensilios rituales que las figurillas. 74 Pollard, Manual visual de la cerámica prehispánica, 2007. 75 Eduardo Noguera, “La cerámica funeraria y ritual de Mesoamérica”, Anales de Antropología 4 (1967), 127- 128. 76 José Medina González Dávila, “La práctica de fumar tabaco entre los indígenas norteamericanos. Síntesis de una práctica milenaria”, Arqueología Mexicana 133 (2015), 84. Miguel J. Mayo Zozaya, “Pipas precortesianas de San Miguel de Allende”, Revista Norte 230 (1969), 60-64. Pollard, “Markets, tribute, and class in Tarascan commodity consumption: the Lake Pátzcuaro Basin”, 7. 41 En la cerámica tarasca no abundan las representaciones figurativas, sino que son los elementos geométricos y abstractos los que persisten en la mayor parte de su corpus. La decoración de los objetos abre otras posibilidades de información, ya que aporta rasgos muy variados como la gama cromática, la obtención de los pigmentos, los patrones de diseño, las técnicas de elaboración del diseño o rasgos de preferencia en las composiciones pictóricas. Sabemos que una de las técnicas que los tarascos aplicaron a sus vasijas fue la llamada al negativo, la cual se adopta desde el Preclásico, apareciendo desde la cultura Capacha y El Opeño, en el occidente; así mismo, persisten las formas decorativas de Loma Alta que se retoman en el Posclásico tardío con los tarascos. 77 Vincent Versluis considera que la iconografía plasmada en la cerámica tarasca es un detonante del poder establecido por el imperio tarasco, y que los motivos y diseños formarían parte del imaginario religioso de su poderío, así como para legitimar su poder. Pollard y Washburn plantean que los cambios de los patrones en la simetría de la cerámica funeraria sugieren también un cambio social.78 Por otro lado, Hirshman, analizando tiestos de Urichu, observa que la alfarería tarasca, más que estar bajo el control de la capital tarasca, se producía en un ámbito local, principalmente con focos en Erongarícuaro y Urichu, y existiendo una distribución de alfarería en los mercados.79 Observamos que la cultura material puede aportar diversos tipos de información que nos ayudan a acercarnos a las sociedades mesoamericanas. Es por ello que pretendemos 77 Carot, “La larga historia purépecha”, 204. 78 Helen Pollard y Amy Hirshman, “El entendimiento de la producción y el intercambio de cerámica prehispánica dentro de la cuenca del Lago de Pátzcuaro”, presentado en el Primer coloquio de tecnología cerámica, 2011. Versluis, “The iconography of the protohistoric Tarascan State of western Mexico: The material expression of the state ideology”, 1-5. 79 Hirshman, “Tarascan ceramic production and implications for ceramic distribution”, 307; Pollard y Hirshman, El entendimiento de la producción y el intercambio de cerámica prehispánica dentro de la cuenca del Lago de Pátzcuaro, 4-7. 42 contribuir con el análisis de una de las formas que más sobresalen en la cerámica tarasca, las vasijas trípodes, esto como un método de acotamiento de estudio en la presente investigación, además de que nos permitirá tener un primer acercamiento al análisis de los motivos, para así determinar cuáles son los elementos o íconos que son recurrentes en este tipo de piezas. Por supuesto que valdría la pena
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