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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA SECRETARÍA DE SALUD DEL ESTADO DE SONORA HOSPITAL GENERAL DEL ESTADO “DR. ERNESTO RAMOS BOURS” “COMPARACIÓN DE LA EFECTIVIDAD DE ONDANSETRON/DEXAMETASONA VS HALOPERIDOL/DEXAMETASONA COMO PROFILAXIS DE NVPO EN PACIENTES SOMETIDOS A ANESTESIA GENERAL BALANCEADA” TESIS DE POSGRADO QUE PARA OBTENER LA ESPECIALIDAD DE ANESTESIOLOGÍA PRESENTA: DRA. JULISSA BORJAS AMBRIZ ASESOR: DR. BRUNO ARMANDO MATA VILLASANA HERMOSILLO, SONORA JULIO 2014 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. FIRMAS DE AUTORIZACIÓN ________________________________________ DR. FRANCISCO RENÉ PESQUEIRA FONTES DIRECTOR GENERAL Hospital General del Estado de Sonora Tel (662) 259-25-00 rpesqui@gmail.com ________________________________________ DRA. CARMEN A. ZAMUDIO REYES JEFA DE LA DIVISIÓN DE ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN Hospital General del Estado de Sonora Tel. (662) 259-25-00 ensenanzahge@hotmail.com ________________________________________ DR. BRUNO ARMANDO MATA VILLASANA MÉDICO ADSCRITO ASESOR MÉDICO DE TESIS Hospital General del Estado de Sonora Tel. (662) 2570417 drbrunomatav@hotmail.com _____________________________________ DRA. JULISSA BORJAS AMBRIZ RESIDENTE DE TERCER AÑO DE ANESTESIOLOGÍA Hospital General del Estado de Sonora Tel. (662) 1892638 julissa_borjas@hotmail.com ________________________________________ DR. JORGE ISAAC CARDOZA AMADOR DIRECTOR MÉDICO Hospital General del Estado de Sonora Tel. (662) 259-25-00 jicardozaa@hotmail.com _______________________________________ DR. SALVADOR TERÁN RIVERA JEFE DEL SERVICI DE ANESTESIOLOGÍA Hospital General del Estado de Sonora Tel. (662) 259-25-00, Cel. (662) 2561998 mbr67doctor@hotmail.com ______________________________________ M.C. NOHELIA G. PACHECO HOYOS ASESOR DE TESIS DE LA DIVISIÓN DE ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN Hospital General del Estado de Sonora Tel. (662) 259-25-00, Cel. (662) 113-32-49 noheliapachecoh@gmail.com mailto:rpesqui@gmail.com mailto:ensenanzahge@hotmail.com mailto:jicardozaa@hotmail.com mailto:Noheliapachecoh@gmail.com mailto:noheliapachecoh@gmail.com A G R A D E C I M I E N T O S A Dios por permitirme llegar a esta meta. A mi madre por su apoyo y ejemplo. A enfermería por su disposición al trabajo. A mis asesores y maestros por su paciencia durante mi formación. INTRODUCCIÓN Desde la introducción de la anestesia en la intervención quirúrgica del Dr. Warren en el año 1846, se observó la relación de la misma con la morbi-mortalidad perioperatoria. Fue Dinnick, quien bajo el patrocinio de Association of Anaesthetists de Londres, comunicó en un informe inicial publicado en 1956, de un estudio, donde encontró que el vómito y la regurgitación eran el principal factor asociado a la muerte postanestésica (Morgan et col. 2010). La náusea y el vómito postoperatorio (NVPO) no es solamente una complicación en la que debamos enfocar su tratamiento por bienestar del paciente. Frecuentemente es una causa importante de tránsito lento por la unidad de cuidados post-anestésicos (UCPA), siendo un factor que impide la salida temprana en pacientes de cirugía ambulatoria y es una causa de readmisiones inesperadas (Miller et al 2009). La NVPO, visto como un complejo mecanismo de defensa, no sólo genera incomodidad en los pacientes, sino que también induce algunas complicaciones más graves al incrementar la tensión de las suturas, aumentando el sangrado postoperatorio y la dehiscencia del sitio quirúrgico. Además eleva el riesgo de aspiración pulmonar, deshidratación y desequilibrios hídricos y electrolíticos. El bajo costo y el excelente perfil de seguridad de la dexametasona la han catalogado como una estrategia altamente costo-efectiva en la prevención de este evento adverso. (Miller et al 2009). La metoclopramida es una medicación que se ha utilizado desde hace 40 años en la prevención de emésis postoperatoria. Es una droga de muy bajo costo, y a dosis de 10 mg IV, posee una reducida incidencia de eventos adversos (Miller et al 2009). Los resultados de estudio de diseño multifactorial sugieren que antieméticos con diferentes mecanismos de acción tienen efectos aditivos en la incidencia de nausea y vomito postoperatorios. Los argumentos expuestos son suficientes para despertar el interés de evaluar la eficacia de los tratamientos mayormente manejados a esta problemática, siendo pilares fundamentales para determinar protocolo y ser motivadores de proyectos que determinen una mejor calidad de atención peri anestésica. Es necesario hacer una observación y sondeo con el propósito de conocer las complicaciones presentadas y que afectan la calidad de vida del paciente, como son el dolor, mareo, adormecimiento, alteración de la presión, bradicardia, dificultad para respirar, náusea, vómito, siendo éstos últimos los que más desagrado producen, los que tienen menor limitación de tratamiento y los que causan mayor complicaciones desastrosas, seguro de poder determinar un protocolo que evidencie menor complicidad de los mismos. Se diseñó este estudio clínico en el que se compara la eficacia de la combinación ondansetron-dexametasona, vs haloperidol-dexametasona en la prevención de nausea y vomito postoperatorios después de procedimientos quirúrgicos bajo anestesia general con el objetivo de determinar el verdadero beneficio profiláctico antiemético de utilizar dos medicamentos administrados durante el transanestesico. INDICE INTRODUCCIÓN 1 CAPITULO I. MARCO TEÓRICO 9 1.1 Antecedentes 9 1.2 Definiciones 9 1.3 Fisiopatología de nausea y vomito 10 1.3.1 Anatomía y localización del centro del vomito 10 1.3.2 Coordinación del centro del vómito y vías 10 1.3.3 Estímulos y su localización 12 1.3.4 Receptores y tipos de receptores 13 1.3.5 Fisiopatología y proceso del vómito 14 1.4 Valoración del riesgo de NVPO 16 1.4.1 Factores de riesgo relacionados con la técnica anestésica 16 1.4.2 Factores de riesgo relacionados con intervención quirúrgica 17 1.4.3 Factores postoperatorios 21 1.5 Escalas para valorar el riesgo de nausea y vomito 23 1.6 Tratamiento y manejo 27 1.6.1 Profilaxis antiemética farmacológica 27 1.6.2 Terapia combinada 30 1.6.3 Premedicación 30 1.6.4 Terapia adyuvante 311.7 Consecuencias del vómito 31 1.7.1 Alteraciones metabólicas e hidroelectrolíticas 32 1.7.2 Déficit nutricional 32 1.7.3 Complicaciones directas asociadas al vomito 32 1.7.4 Disminución de riesgo para NVPO 33 2 CAPÍTULO II. MATERIALES Y MÉTODOS 34 2.1 Planteamiento del problema 34 2.1.1 Pregunta de investigación 34 2.2 Hipótesis 34 2.3 Hipótesis nula 34 2.4 Objetivos 34 2.5 Metodología 35 2.5.1 Diseño 35 2.5.2 Población 35 2.5.3 Periodo de estudio 36 2.5.4 Tamaño de muestra 36 2.5.5 Grupo de estudio 36 2.5.6 Grupo control 36 2.6 Criterios de selección 36 2.6.1 Criterios de inclusión 36 2.6.2 Criterios de exclusión 36 2.6.3 Criterios de eliminación 36 2.7 Descripción de las variables según la metodología 37 2.7.1 Variables independientes 37 2.7.2 Variables dependientes 37 2.8 Descripción general del estudio 37 2.9 Análisis estadístico 40 2.10 Recursos 40 2.11 Bioética 40 2.12 Resultados 41 3 CAPÍTULO III. DISCUSIÓN, CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 48 3.1 Discusión 48 3.2 Conclusiones 49 3.3 Recomendaciones 49 4 CAPITULO IV. ANEXOS 50 4.1 Consentimiento informado del protocolo 50 4.2 Consentimiento informado de anestesiología 51 4.3 Hoja de recolección de datos 52 5 BIBLIOGRAFIA 53 CAPITULO I: MARCO TEORICO 1. ANTECEDENTES Unos 75 millones de pacientes son anestesiados anualmente en el mundo. De estos pacientes se estima que una tercera parte presenta náuseas y vómitos en el período postoperatorio (Miller et al 2009). A pesar de la mejora en las técnicas quirúrgicas y anestésicas, así como de los avances en farmacología antiemética, la incidencia de NVPO en la población general se mantiene constante (Miller et al 2009). Se estima que entre el 25% y el 30% de los pacientes presentan NVPO, y que alrededor del 0,2% no obtienen mejoría clínica a pesar del uso adecuado de las intervenciones disponibles para la prevención y el tratamiento. En grupos de pacientes de alto riesgo, la incidencia de NVPO puede alcanzar el 70% (Morgan et al 2010). Esta complicación anestésica es una causa importante de tránsito lento por la unidad de cuidados post-anestésicos (UCPA) y de disminución en la satisfacción de los pacientes. Sin embargo, la NVPO no sólo genera incomodidad en los pacientes, sino que también induce algunas complicaciones más graves al incrementar la tensión de las suturas, aumentando el sangrado postoperatorio y la dehiscencia del sitio quirúrgico. Además eleva el riesgo de aspiración pulmonar, deshidratación y desequilibrios hídricos y electrolíticos (Miller et al 2009). 1.2. DEFINICIONES Náusea: sensación de inminente necesidad de vomitar, que no siempre culmina en dicho acto. Con frecuencia se acompaña de manifestaciones vegetativas. Vómito: expulsión oral del contenido gástrico asociada a la contracción de la musculatura abdominal y torácica. Arcada: movimientos espasmódicos respiratorios con la glotis cerrada acompañada de la contracción forzada de la musculatura respiratoria y abdominal, sin presentar expulsión del contenido gástrico. Regurgitación: contenido esofágico que retorna a la cavidad oral de forma pasiva. Rumiación el contenido gástrico se regurgita de forma activa a la boca y posteriormente se mastica y se traga (fenómeno al menos en parte voluntario). Vómitos agudos: aquéllos de duración menor a una semana. Vómitos crónicos persistentes: de duración igual o mayor a una semana. Vómitos crónicos recidivantes: de duración mayor a una semana y alternan episodios eméticos con periodos asintomáticos de 5 a 10 días de duración. 1.3. FISIOPATOLOGÍA DE NÁUSEA Y VÓMITO 1.3.1. Anatomía y localización del Centro del vómito El vómito es un proceso complejo de naturaleza refleja, mediado por el centro del vómito, que reside en el sistema nervioso central, en la zona reticular del bulbo en la parte inferior del cuarto ventrículo cerca del Núcleo Tracto Solitario (NTS). La llamada Formación Reticular Parvicelular, o centro emético es el encargado de mediar este reflejo; y, es activado por la Zona Quimiorreceptora Gatillo (ZQG). La ZQG está localizada dentro del sistema nervioso central, en el área postrema pertenece al grupo de los órganos circunventriculares (Morgan et al 2010). Por no estar protegida la ZQG por la barrera hemetoencefálica está expuesta a sustancias que contiene la sangre ("toxinas") por lo que ésta es muy accesible a fármacos eméticos en la circulación general. EL AGV puede activarse por diversos estímulos o fármacos, como la apomorfina y otros opiáceos, levodopa, digitalis, toxinas bacterianas, radiación, alteraciones metabólicas que ocurren en la uremia, hipoxia; y, transmite esta información al CE. La ZQG no induce el vómito directamente, lo hace a través de los impulsos que trasmite al centro del vómito. 1.3.2. Coordinación del centro del vómito y vías La coordinación del vómito radica en el tronco encefálico y es llevada a cabo por respuestas neuromusculares del tubo digestivo, faringe y pared toracoabdominal. Por lo tanto, ésta unidad funcional está en íntima relación con los centros respiratorio, vasomotor, y los núcleos ambiguo y dorsal del nervio vago (Miller et al 2009). Como las náuseas requieren la percepción consciente, probablemente esta sensación sea mediada por la corteza cerebral. Cuando, se inducen las náuseas, los estudios electroencefalográficos muestran activación de las regiones corticales temporofrontales. Los neurotransmisores mediadores de la inducción del vómito son selectivos de los lugares anatómicos (Tabla 1). Tabla 1 Centro del vómito y vías ÁREAS CARACTERISTICAS Cuarto ventrículo Aquí se encuentran quimiorreceptores como la dopamina D2, serotonina 5-HT3, opioides, acetilcolina y sustancia P Sistema vestibular Comunica con el cerebro a través de VIII par craneal. Es la vía implicada en la cinetosis Faringe X par craneal, actúa cuando la faringe es irritada Sistema nervioso vagal y entérico Responsables de transmitir alteraciones de la mucosa gastro-intestinal El centro del vómito coordina los diferentes movimientos estereotipados respiratorios, digestivos y de la musculatura de la pared abdominal que se producen con la emésis (Miller et al 2009). Participan en ello vías eferentes de los sistemas nerviosos vegetativo (pares craneales V, VII, IX, X y XII) y somático (nervios frénicos, intercostales y abdominogenitales). Las sustancias emetizantes y los fármacos antieméticos no actúan directamente sobre el centro del vómito. A éste le llegan múltiples estímulos nerviosos aferentes procedentes de la orofaringe (nervio glosofaríngeo), de las vísceras abdominales (estímulos químicos y mecánicos vehiculizados por el vago) y del mediastino (Miller et al 2009). 1.3.3. Estímulos y su localización La actividad del ZQG es modificada por una variedad de receptores incluyendo los dopaminérgicos, histamínicos, muscarínicos, y serotoninérgicos (Miller et al 2009). Las drogas antieméticas son antagonistas de uno o más de estosreceptores. El CE recibe el impulso, e inicia una compleja interacción de diversos sistemas. En esta zona, se han detectado una gran cantidad de receptores (serotoninérgicos, histaminérgicos, colinérgicos, receptores del sistema opioide endógeno, dopaminérgicos, del sistema neuroquinina) cuya activación o bloqueo tiene importantes repercusiones. Estos problemas se presentan tanto como factores desencadenantes o en el control de las NVPO. La variedad de estímulos que pueden producir náuseas y vómitos es muy amplia: hipotensión arterial, hipovolemia, estimulación vagal (tracción sobre el mesenterio, dilatación del cuello uterino, etc.), dolor, hipoxemia, o uso de fármacos que lo favorecen (óxido nitroso, opiáceos, etomidato, neostigmina, entre otros.). El centro del vomito recibe estímulos de la corteza cerebral (centro visual, sistema laberíntico), sistema laberíntico vestibular y, especialmente, de la zona quimiorreceptora situada en el área postrema. La zona quimiorreceptora es un área muy vascularizada y aunque funcionalmente estaría situada fuera de la barrera hematoencefálica, también puede ser estimulada por sustancias (fármacos, tóxicos, mediadores químicos) de la sangre, medio interno intracerebral o del líquido cefalorraquídeo (Miller et al 2009). 1.3.4. Receptores y tipos de receptores Se han identificado varios receptores, cuya activación produce el reflejo emético: histamínicos H1, muscarínicos M1, encefalinas, dopamina D2 y serotonina 5-HT3 (Miller et al 2009). La excitación de los receptores cannabinoides CB1 inhibe el reflejo emético. El área postrema es rica en receptores opioides, muscarínicos, dopaminérgicos D2 y serotoninérgicos, en especial el receptor 5-hidroxitriptamina tipo 3 (5-HT3). El centro del vómito es rico principalmente en receptores dopaminérgicos y la activación de los receptores 5-HT3 provoca la liberación de dopamina. Los receptores histaminérgicos tipo H1 se concentran principalmente en el núcleo solitario y núcleo vestibular. También se conoce la existencia de receptores CB1 cannabinoides localizados en los centros medulares del vómito. Se han encontrado receptores serotoninérgicos tipo 3 (5HT-3); dopaminérgicos tipo 2 (D2), opioides y a neurocinina-1 (NK-1) en la ZQG, mientras que en el NTS hay receptores a encefalinas, histaminérgicos tipo 1 (H1) y muscarínicos (M) (Miller et al 2009). El centro del vómito recibe información desde éstas 2 áreas además de tener directamente receptores NK-1 (Miller et al 2009). Estos receptores cuando son estimulados re-envían la señal al centro del vómito, donde se genera el estímulo eferente que es conducido a través de los nervios frénico, vago, y espinales de la musculatura abdominal. Finalmente se produce el reflejo del vómito. Se han identificado receptores 5-HT no sólo en el área postrema (donde se localiza la ZDQ y el centro del vómito) sino también periféricamente en el tracto gastrointestinal (Miller et al 2009). Los receptores de la 5-HT se han clasificado en cuatro grupos principales: 5-HT1, 5- HT2, 5-HT3 y 5-HT4. Este último parece tener que ver con la motilidad gastrointestinal y se encuentra ampliamente distribuido en el cerebro. Se han identificado otros subtipos de los receptores 5-HT1: 5-HT1a, 5-HT1b, 5-HT1c y 5-HT1d. Al parecer los receptores 5-HT1b no existen en el hombre. No todos estos estímulos actúan por la misma vía y, por consiguiente, cada uno de los antieméticos no los bloqueará con la misma eficacia. Pese a los avances en el conocimiento de la fisiopatología de NVPO, especialmente de las estructuras anatómicas y de los sistemas de receptores implicados, la NVPO puede desencadenarse por la acción de diversos estímulos que en algunas ocasiones quedan fuera del control del anestesiólogo (Miller et al 2009). 1.3.5. Fisiopatología y proceso del vómito Es un acto complejo que incluye tres acciones básicas sincronizadas, todas ellas con origen en el bulbo: acción motora, acción nerviosa parasimpática y acción nerviosa simpática. En mayor detalle, el sistema nervioso (S.N.) parasimpático induce al incremento de la salivación. Peristaltismo inverso. A partir de la zona media del intestino delgado, se hace circular en sentido invertido al contenido intestinal, a través del esfínter pilórico ya relajado. Posteriormente la combinación del descenso de la presión intratorácica, a causa de una inspiración forzada con la glotis cerrada y el aumento de presión intraabdominal a causa de la contracción de la musculatura abdominal, ocasiona el ascenso del quimo por el esófago sin necesidad de peristaltismo por esta zona. El esfínter esofágico se relaja. Todo esto forma parte de la respuesta motora. El S.N. simpático hace aumentar el ritmo cardíaco y provoca sudoración (Morgan et al 2009). Una vez activado el centro del vómito, mediante estímulos tanto humorales como neuronales, o ambos la enosis es mediada por diferentes vías eferentes, que incluyen 1º el vago con fibras que inervan la laringe, faringe, esófago, estómago, 2º los nervios frénicos, 3º los nervios espinales de la musculatura abdominal y 4 º los intercostales (Morgan et al 2009). La manifestación inicial en la emésis es la náusea, caracterizada por una disminución del tono gástrico con dilatación del fundus. Al mismo tiempo, la perístasis gástrica desaparece o disminuye, por el contrario se incrementa el tono en el intestino delgado proximal donde se produce la relajación del esfínter esofágico inferior (Morgan et al 2009). El vómito ocurre al aumentar la presión intrabdominal debido a la contracción diafragmática y de los músculos de la pared abdominal, que propele el contenido gástrico hacia el esófago y eventualmente es expelido por la boca. Al mismo tiempo se activan mecanismos reflejos de protección, como la elevación del paladar blando para evitar la entrada en la nasofaringe y la inhibición momentánea de la respiración junto al cierre de la glotis para evitar la aspiración pulmonar. La actividad de los músculos respiratorios que, al contraerse de manera peculiar, originan cambios de presión abdominal y torácica esenciales para la expulsión del contenido gastrointestinal; la actividad del tracto gastrointestinal, cuya función motora (tono y peristalsis) se modifica radicalmente, y la actividad vegetativa, que con frecuencia acompaña en forma de sudoración, salivación, vasoconstricción cutánea, dilatación pupilar, hiposecreción y cambios en la frecuencia cardíaca (Fig 1). Figura 1. Zona gatillo quimiorreceptora y centro emético (Modificada de Watcha et al 1992) 1.4. VALORACIÓN DEL RIESGO DE NVPO Los factores de riesgo para sufrir NVPO se han clasificado comúnmente en tres grupos: relacionados con el propio paciente, con la técnica anestésica o con la intervención quirúrgica. 1.4.1. Factores de riesgo dependientes del paciente El sexo femenino se considera un predictor de riesgo independiente de NVPO en diferentes análisis multivariables (Miller et al 2009. Se estima que las mujeres tienen tres veces más riesgo de sufrir NVPO que los hombres, aunque esto no es cierto para preadolescentes y pacientes de más de 80 años (Miller et al 2009). El tabaquismo parece tener una influencia protectora sobre la aparición de NVPO, sin un mecanismo fisiopatológico claro. Cohen et al., fue el primero en identificar que los no fumadores tenían mayor incidencia de NVPO que los fumadores, hallazgo que ha sido corroborado por otros autores (Miller et al 2009). Se estima que los no fumadores tienen 2 veces más riesgo de sufrir NVPO que los fumadores. El tercer factor de riesgo dependiente del paciente es la predisposición personal a sufrir náuseas y/o vómitos, considerándose de mayor riesgo aquellos pacientes con historia previa de NVPO o de cinetosis (Miller et al 2009). Debemos considerarademás algunas condiciones médicas coexistentes, que igualmente predisponen a NVPO, tales como patologías gastrointestinales (hernia hiatal, reflujo gastroesofágico) metabólicas (diabetes mellitus, uremia, desequilibrios hidroelectrolíticos), tumores cerebrales (por aumento de la presión intracraneana), el abdomen agudo o la obstrucción intestinal. Otros factores relacionados son edad entre 11 y 14, obesidad, ansiedad/stress, historia de mareo o N/V en anestesias previas, gastroparesia (por ejemplo: en diabetes, colecistitis crónica, algunas alteraciones neuromusculares, obstrucción intestinal), estómago lleno. 1.4.2. Factores de riesgo relacionados con la técnica anestésica A diferencia de los anteriores, los factores relacionados con la anestesia sí se pueden controlar. Los factores de riesgo más importantes son el uso de anestesia general con anestésicos volátiles, el uso de óxido nitroso y el uso de opioides intraoperatorio y postoperatorios (Morgan et al 2009). La técnica anestésica empleada durante la intervención quirúrgica adquiere gran importancia en relación a la posterior aparición de NVPO. Pese a la incidencia de vómitos asociados a los cuadros de predominio vagal tras la anestesia espinal, es posible afirmar que, de forma global, hay una menor incidencia de NVPO cuando se emplean técnicas de anestesia regional en comparación con la anestesia general. Dentro de la anestesia general, la anestesia general inhalatoria presenta un riesgo de NVPO dos veces mayor, comparada con la anestesia intravenosa total con propofol (Morgan et al 2010). Dentro de las diversas opciones de anestesia general el riesgo de presentar NVPO es dos veces mayor en los pacientes sometidos a anestesia general balanceada, basada en el mantenimiento con agentes inhalatorios, comparado con los sometidos a técnicas intravenosas puras. La “concentración eficaz” plasmática del propofol para evitar el desarrollo de náuseas postoperatorias en el 50% de los pacientes (CE50) es de 343 ng/mL. Esta concentración es mucho menor a la necesaria para producir sedación (900- 1300 ng/mL) o anestesia (3000-10000 ng mL). El efecto antiemético del propofol podría estar mediado por varios mecanismos: el bloqueo del receptor dopaminérgico D2, una acción depresora en la zona gatillo, núcleo del vago y córtex olfatorio, y se ha observado también una disminución de los niveles de serotonina en el área postrema tras perfusiones prolongadas (Tong et al 2014). Otro factor de riesgo para NVPO relacionado con la anestesia es el empleo de óxido nitroso durante el mantenimiento anestésico. Tramer et al 1999. Realizaron un metanálisis en el que observaron que la anestesia con propofol y la omisión de óxido nitroso tenían resultados similares en relación exclusivamente a la prevención del vómito postoperatorio, sin obtener una menor incidencia de náuseas. Divatia et al 2000, basándose también en un metanálisis, estimó el potencial emetógeno del óxido nitroso con un riesgo relativo de 1,4. Se ha estudiado también la posible influencia protectora del empleo de una fracción inspiratoria de oxígeno (FiO2) alta durante el intraoperatorio y/o postoperatorio. En un estudio con 240 pacientes programadas para cirugía laparoscópica ginecológica (anestesia con tiopental/isoflurano), se observó una incidencia de náuseas y vómitos en las primeras 24 horas postoperatorias. Lo anterior, en un 44% en el grupo de pacientes a los que se les administró oxígeno al 30% durante el intraoperatorio y de un 22% en el grupo al que se le administró oxígeno al 80% (Miller et al 2009). En otro estudio (Langenvin et col 1999) con 231 pacientes que se intervinieron de cirugía de resección intestinal (anestesia con tiopental/isoflurano), se comparó la incidencia de NVPO entre un grupo al que se le administró oxígeno al 21% durante el intraoperatorio y las primeras 2 horas postoperatorias con otro grupo al que se le administró oxígeno al 80%. Se obtuvo una incidencia de náuseas y vómitos durante las primeras 24 horas postoperatorias de 30% y 17% respectivamente. Los mismos autores demostraban en otro trabajo que el empleo de FiO2 altas durante períodos cortos, como la duración de una intervención quirúrgica, no incrementaba la aparición de atelectasias pulmonares. Recientemente, otros autores no han encontrado diferencias en cuanto a la incidencia de NVPO respecto a la FiO2 recibida, en pacientes sometidos a cirugía del estrabismo. Es conocida la acción emetizante de los opioides, pero se sabe también que elevadas dosis pueden llegar a bloquear la emésis por estimulación de receptores (5 mg/Kg de cloruro mórfico bloquea la emésis). Esta acción emetizante se debe a estimulación directa de la ZQG, prolongación del vaciamiento gástrico, reducción de la motilidad gastrointestinal y sensibilización del sistema vestibular. La incidencia de NVPO tiene una clara relación con las dosis de opioides pre y postoperatorios utilizados. Sin embargo, dosis en la inducción anestésica de fentanilo 1,5 μg/kg, sufentanilo 0,15 μg/kg o alfentanilo 15 μg/kg no producen un aumento significativo de la incidencia de NVPO. Este último es el que tiene menos riesgo de NVPO de los tres, comparado con dosis equipotentes de fentanilo y sufentanilo (Miller et al 2009). Menores dosis de opioides estimulan receptores dopamina en la zona quimiorreceptora (Miller et al 2009). Dosis en la inducción anestésica de fentanilo 1,5 ug/Kg, alfentanilo 15 ug/Kg y sufentanilo 0,15 ug/Kg no producen un aumento significativo de la incidencia de NVPO. El alfentanilo tiene menos riesgo de NVPO comparado a fentanilo y sufentanilo. Mientras que el uso de remifentanilo en lugar de fentanilo intraoperatorio parece no reducir de una forma clínicamente significativa la incidencia de NVPO, mientras que sí se asocia a un mayor número de episodios de hipotensión que requeriría uso de vasoconstrictores (Miller et al 2009). Apfel et al (1998), anotan que la ventilación con mascarilla facial durante la inducción anestésica y la colocación profiláctica de una sonda nasogástrica para aspiración gástrica peroperatoria, no afectan a la incidencia de NVPO. El uso de neostigmina se ha implicado como un factor de riesgo para NVPO por su acción muscarínica en el tracto gastrointestinal. Sin embargo, análisis recientes han mostrado que las dosis usadas habitualmente no aumentan significativamente la NVPO. Es indudable la gran variabilidad entre los resultados de diferentes estudios. Los hallazgos contradictorios se han relacionado a las diferencias en las edades, tipos de cirugía, uso de diferentes fármacos durante la inducción, diferentes dosis de neostigmina y diferentes agentes anticolinérgicos usados simultáneamente (Miller et al 2009). Además, la atropina a diferencia del glucopirrolato posee propiedades antieméticas ya que puede cruzar la barrera hematoencefálica. El uso de bloqueadores neuromusculares de duración corta hace menos probable el uso de neostigmina. 1.4.3. Factores de riesgo relacionados con la intervención quirúrgica Al igual que los anteriores, tampoco son modificables, pero se deben tener en cuenta para el manejo profiláctico y terapéutico. La incidencia de NVPO varía según el tipo y la duración de la cirugía. La incidencia de NVPO varía según el tipo, la localización y la duración de la cirugía. Las cirugías consideradas comúnmente más emetógenas son: cirugía maxilofacial, ginecológica, ortopédica (cirugía de hombros y artroplastía total de rodilla), oftalmológica (cirugía de estrabismo), otorrinolaringológica, neurocirugía, cirugía general abdominal, laparoscópica, la cirugía de mamas (mamoplastía de aumento) y la varicosafenectomía (Tong et al 2014). Existe controversia a la hora de considerar el tipo de cirugía como factor de riesgo independientepara la aparición de NVPO. Las diferencias observadas tendrían que buscarse posiblemente en las diferentes características que presentan los pacientes o las técnicas anestésicas empleadas en cada tipo de cirugía. Sí se ha relacionado en cambio el tiempo quirúrgico con la mayor o menor aparición de NVPO. Se estima que cada 30 minutos de incremento del tiempo quirúrgico aumenta el riesgo de NVPO en un 60%, por lo que un riesgo basal del 10% aumentaría a los 16% pasados 30 minutos (Tong et al 2014). En el ámbito perioperatorio encontramos que una causa frecuente de NVPO es la hipotensión, la cual desencadena hipoxia del tallo estimulando así el centro del vómito. El tejido intestinal es metabólicamente activo con pobre tolerancia a periodos cortos de hipoxia e isquemia la cual dispara la liberación de serotonina que es un emetizante potente (Miller et al 2009). Otros posibles desencadenantes de NVPO incluyen: Ansiedad, hipovolemia, estimulación vagal, dolor, hipoxemia, uso de ciertos fármacos proemetizantes (los opioides y la neostigmina aumentan la salivación, disminuyen el tono del esfínter esofagogástrico y retarda el vaciamiento gástrico (Miller et al 2009). La variedad de factores de riesgo comentados anteriormente evidencia de nuevo la etiología multifactorial de las NVPO, lo que requerirá también de diferentes abordajes, farmacológicos o no, para su prevención y tratamiento (Fig2). Figura 2 Algoritmo del manejo de NVPO. SAMBA guía para NVPO, Gan et al 2007 1.4.4. Factores postoperatorios Dentro de estos encontramos el dolor, el vértigo desencadenado por deshidratación e hipotensión, movimiento que se propicia cuando el paciente es sentado o levantado muy tempranamente, narcóticos postoperatorios (Tabla 2). Tabla 2. Factores de riesgo para sufrir NVPO. Miller et al 2009 Factores relacionados con el paciente Sexo Femenino No Fumador Historia previa de NVPO/cinetosis Factores relacionados con la anestesia Uso de anestésicos volátiles de 0-2 hrs Óxido Nitroso Uso de opioides en el intraoperatorio y postoperatorio Factores relacionados con la cirugía Duración de la cirugía: cada 30 minutos de incremento de tiempo quirúrgico aumenta el riesgo para NVPO en un 60%, por lo que un riesgo basal del 10% aumenta al 16% pasado 30 minutos. Tipo de cirugía: maxilofacial, otorrinolaringológica, neurocirugía, ginecología (mama), oftalmológica (estrabismo), cirugía digestiva (laparoscopia, laparotomía). 1.5. Escalas para valorar el riesgo de náusea y vómito Escala de Apfel, 1999, los cuatro factores predictivos más importantes que fueron tomados en cuenta son: sexo femenino, antecedentes de cinetosis o NVPO previos, no fumador, y el uso de opiáceos postoperatorios. La probabilidad estimada de NVPO es 10%, 21%, 39%, 61% y 78% si ninguno, uno, dos, tres o cuatro de los factores de riesgo están presentes (Tabla 3 y 4). No sólo se creó una puntuación de riesgo para padecerlas, sino que los autores investigaron si dichas escalas eran válidas en distintos centros, así como si se podía simplificar sin perder su poder discriminativo. Mientras que la clasificación de riesgo de Apfel tiene un elevado valor predictivo en el caso de las NVPO ocurridas en las primeras 24 horas de postoperatorio, no ha podido establecerse una correlación entre dicha clasificación predictiva y la incidencia de NVPO tardíos. Tabla 3. Escala simplificada de Apfel Tabla 4. Probabilidad de presentar NVPO según la escala de Apfel B.- Puntación Koivuranta para predecir náuseas y vómitos postoperatorios Escala de Koivuranta, 1997, se trata de una escala simplificada basada en los cinco factores predictivos más fuertes y equipotentes para NVPO: sexo femenino, antecedentes de NVPO, duración de la intervención mayor de 60 minutos, historia de cinetosis y el hecho de no ser fumador. Según su presencia, el riesgo de náuseas aumenta del 17% cuando no existe ningún factor, al 18%, 42%, 54%, 74% y 87% al aumentar el número de factores presentes. De forma correspondiente, el riesgo de vómito es del 7%, 7%, 17%, 25%, 38% y 61% (Tabla 5). Tabla 5. Escala de Koivuranata Características Puntos Duración de la cirugía es mas de 60 minutos 1 Sexo femenino 1 Historias de la cinetosis 1 Historia de las náuseas y vómitos postoperatorios 1 No fumador 1 Total: ___ Fig 3. Algoritmo de profilaxis y tratamiento de las NVPO. * Después de 6h se pueden repetir los antieméticos empleados en la profilaxis, salvo la dexametasona (Acosta-Villegas 2010). 1.6. Tratamiento y manejo 1.6.1. Profilaxis antiemética farmacológica Múltiples fármacos se han utilizados para la prevención y tratamiento de las NVPO, para valorar la eficacia de los distintos fármacos antiemética entre ellos tenemos: A. Antagonistas del receptor 5-HT3 (ondansetron, dolasetron, granisetron y tropisetron) Ejercen su acción antiemética a nivel de la ZQG y secundariamente a nivel de las aferencias vagales del tracto gastrointestinal. Si bien los 4 antagonistas del receptor 5- HT3 del sistema serotoninérgico son considerados igual de efectivos y seguros en la profilaxis de la NVPO, el más estudiado y utilizado es el ondansetrón (Goodman y Gilman 2010). La dosis profiláctica de ondansetrón recomendada es de 4 mg, administrado en forma endovenosa lenta. Al igual que el resto de los setrones, se recomienda administrarlo 30 minutos antes del final de la cirugía, ya que su efectividad es mayor. Su efecto antiemético es mayor que su efecto anti nauseoso, con un NNT aproximado de seis para la prevención de los vómitos y de siete para la prevención de las náuseas, en las primeras 24 horas. Las dosis recomendadas de dolasetron, granisetron y tropisetron son 12,5 mg44-46, 0,35-1 mg y 2mg, respectivamente. Sus efectos secundarios más frecuentes son la cefalea, elevación de las enzimas hepáticas, constipación e hipotensión. Aunque raros, pueden ocurrir alteraciones electrocardiográficas (como prolongación del intervalo QT); este efecto es dosis dependiente y pudiera ser significativo en cierto grupo de pacientes (Goodman y Gilman 2010). B.- Dexametasona: Su mecanismo de acción no está claro, pero parece relacionarse con la inhibición de la síntesis de prostaglandinas y la estimulación en la producción de endorfinas, resultando en una mejoría en el estado de ánimo, sensación de bienestar y estimulación del apetito. Una revisión sistemática cuantitativa demostró su eficacia antiemética en comparación con placebo, con un NNT en la prevención de náuseas y vómitos de alrededor de 4, dentro de las primeras 24 horas del postoperatorio (Tong et al 2014). Esta eficacia fue similar en niños y en adultos. Dos meta-análisis sugieren que la profilaxis con dexametasona es particularmente efectiva en las mujeres con historia de vértigo y en NVPO inducidos por opioides (Tong et al 2014). A diferencia de la mayoría de los antieméticos, su efectividad es mayor si se administra inmediatamente antes de la inducción anestésica, ya que el inicio de su acción antiemética es a las 2 horas, aproximadamente. Sin embargo, se ha descrito la aparición de prurito perineal inmediatamente después de su administración intravenosa (i.v). Por lo que algunos autores sugieren administrarla inmediatamente después de la inducción o bien administrarla lentamente (5 a 10 minutos), diluida en 50 ml de solución fisiológica. Su vida media es de 36 a 72 horas y su acción clínica persiste por 24 horas. Potencialmente los corticoides pueden presentar efectos adversos graves. Sin embargo, no hay evidencia de que una dosis única de dexametasona incremente la incidencia de insuficiencia adrenal o infección del sitio quirúrgico. Si bien los estudios iniciales se realizaron con 8 mg, estudios más recientes encontraronque dosis menores (2,5 y 5 mg) son igualmente efectivas, siendo la dosis recomendada actualmente para la profilaxis de NVPO de 4 mg i.v. (Tong et al 2014) C.- Droperidol Es un neuroléptico de la familia de las butirofenonas. Ejerce su acción antiemética bloqueando los receptores dopaminérgicos D2 en la ZQG y en el área postrema. Fue considerado por más de 30 años el antiemético de primera línea, hasta que en diciembre del 2001 la FDA emitió un “black box warning”. Esta advertencia se basaba en reportes que relacionaban el uso de droperidol en dosis habituales con prolongación del QT, Torsade de Pointes y muerte súbita, aún en pacientes sin factores de riesgo conocido. Como consecuencia de esta advertencia, su utilización cayó drásticamente, siendo incluso prohibida en algunos países. Sin embargo, el droperidol había sido usado en forma segura por varias décadas, sin evidencias de toxicidad o inducción de arritmias (Tong et al 2014). D. Haloperidol Una alternativa al droperidol es el haloperidol, también perteneciente a la familia de las butirofenonas. Tiene una vida media de 18 horas y un número potencial de efectos secundarios incluyendo acatisia, síntomas extrapiramidales, disquinesia tardía, síndrome neuroléptico maligno, efectos secundarios anticolinérgicos y arritmias cardiacas (Tong et al 2014). Torsade de pointes se ha reportado con administración vía oral, intramuscular e intravenosa. La dosis de haloperidol intravenosa asociada con este efecto ha sido reportada en un rango amplio desde una dosis pequeña de 9 mg en 7 horas hasta una dosis mayor de 825 mg en 24 horas (Tong et al 2014). Dosis pequeñas de haloperidol son usadas en el manejo de NVPO. Una revisión sistemática usando información publicada sugiere que una dosis única de 1-2 mg de haloperidol (i.m. o i.v.) posee una eficacia similar al droperidol. Estas dosis son mucho menores que las usadas para el manejo de la psicosis y la agitación y no producen sedación ni alteraciones electrocardiográfica (Tong et al 2014). 1.6.2. Terapia combinada Considerando la naturaleza multifactorial de las NVPO, con la participación de múltiples vías y receptores, parece lógico suponer que la administración combinada de fármacos antieméticos con distinto mecanismo de acción es más efectiva que la monoterapia para la profilaxis de NVPO. La mayor eficacia de la terapia combinada comparada con la monoterapia ha sido demostrada en ensayos clínicos y meta-análisis. En un ensayo clínico aleatorio multicéntrico, en el que se utilizaron distintas terapias antieméticas solas y combinadas, se observó que cada una por separado redujo el riesgo relativo de NVPO en un 26%, independiente de las otras intervenciones y del riesgo basal del paciente. Sin embargo, la reducción absoluta del riesgo que se consigue con la aplicación de una determinada terapia antiemética depende del riesgo basal de sufrir NVPO que presente el paciente (Tong et al 2014). 1.6.3. Premedicación El Midazolam se usa frecuentemente como premedicación por su efecto ansiolítico. Pero además de este efecto, el Midazolam probablemente aumenta el efecto inhibitorio del ácido gama amino-butírico (GABA) y disminuye la actividad neuronal dopaminérgica y la liberación de 5-hidroxitriptamina (5-HT) (Tong et al 2014). El Midazolam también puede disminuir la recaptación de adenosina, disminuyendo la síntesis, liberación y acción postsináptica de la dopamina en la ZQG. El uso de midazolam como premedicación ha mostrado disminuir la incidencia de NVPO. Igualmente la disminución de los niveles de catecolaminas puede contribuir a la acción antiemética del Midazolam (Tong et al 2014). 1.6.4. Terapia adyuvante En un experimento clínico aleatorizado se demostró que en anestesia general la hidratación preoperatoria con 20 ml/kg reduce la incidencia de sed, vértigo y somnolencia hasta 24 horas después de terminada la cirugía (Tong et al 2014). La administración suplementaria de oxigeno (O2) también ha demostrado disminuir la incidencia de NVPO. El O2 al 80% administrado durante la cirugía y dos horas después durante la recuperación, cuando se compara con O2 al 30%, reduce significativamente la incidencia de NVPO en pacientes llevados a resección de colon. Los autores especulan que hay menos distensión intestinal cuando se usan altas concentraciones de O2, y teniendo en cuenta que la distensión intestinal produce 5- HT, que puede inducir la NVPO. Además la isquemia intestinal y la vasoconstricción esplácnicas secundarias a los efectos anestésicos y a la manipulación quirúrgica también pueden aumentar la concentración de 5-HT y otros factores emetogénicos (Tong et al 2014). Otra terapia usada para el manejo de la NVPO es la aromaterapia. Algunos estudios han mostrado que la inhalación de alcohol isopropílico reduce la severidad de la náusea y el vómito. El mecanismo por el que este fenómeno ocurre no es claro pero puede estar involucrado un efecto depresor sobre el sistema nervioso central. 1.7. Consecuencias del vómito 1.7.1. Alteraciones metabólicas e hidroelectrolíticas Deshidratación y desequilibrio electrolítico. Según la severidad del cuadro clínico los pacientes pueden presentar alteraciones electrolíticas (hipocloremia, hiponatremia, hipopotasemia, hipocalcemia e hipomagnesemia). Dentro de las alteraciones que se producen está la alcalosis hipoclorémica, a cual se debe a la pérdida de hidrogeniones con el vómito y a la disminución de hidrogeniones extracelulares. 1.7.2. Déficit nutricional El vómito crónico severo provoca déficit de ingesta calórica y aumento de las pérdidas alimentarias que pueden originar desnutrición y pérdida de peso. 1.7.3. Complicaciones directas asociadas al vómito Existen múltiples razones por las cuales el control y/o prevención del vómito es primordial para la adecuada recuperación de cualquier paciente sometido a cirugía. Entre ellas encontramos: Síndrome de Mallory-Weiss que es una laceración longitudinal de la unión esofagogástrica erosiones dentales observadas en los vómitos del embarazo y en vómitos crónicos, síndrome de Boerhaave (rotura espontánea del esófago) más frecuente en el alcohólico y con alta mortalidad, asfixia o neumonía aspirativa, en especial con disminución de la conciencia. El vómito puede provocar la asfixia si alcanza las vías respiratorias en cantidad suficiente. Por lo general, en individuos normales esto es muy infrecuente, pero en personas con estados de conciencia disminuidos es un riesgo grave y tangible. Esto ocurre en intoxicaciones alcohólicas, por anestésicos u opiáceos, o en personas intoxicadas con pérdida de conocimiento. La postura lateral de seguridad puede evitar la asfixia en el caso de que una persona inconsciente vomite. 1.7.4. Disminución de riesgos para nvpo El uso de anestesia regional disminuye considerablemente el riesgo de NVPO tanto en adultos como en niños. Se estima que el riesgo de NVPO es nueve veces menor al evitar anestesia general con el uso de anestesia regional. Cuando se requiere de anestesia general, el uso de propofol para inducción y mantenimiento disminuye la incidencia de NVPO temprano (primeras 6 horas, NNT=5). El estudio IMPACT 2011 evaluó varias estrategias para disminuir NVPO en 5199 pacientes. El estudio reportó una incidencia de 59% de NVPO con el uso de anestesia general con óxido nitroso o halogenado. El uso de propofol se le considera a los halogenados como el principal factor relacionado con NVPO temprano, no así el tardío. El riesgo de NVPO también se puede disminuir disminuyendo el uso de opioides postoperatorios. Para conseguirlo deben utilizarse modalidades alternativas de analgesia con AINEs, inhibidores de COX-2, anestesia regional e incluso gabapentinoides, para así tener un efecto ahorrador de opioides;sin embargo esto no ha sido demostrado. También se reporta que la premedicación con midazolam, hidratación adecuada, evitar el uso de neostigmina y el uso de oxígeno suplementario pueden ser de utilidad, aunque la utilidad de estas últimas medidas están todavía en tela de juicio (Tong et al 2014). El objetivo genereal es determinar la relación costo-beneficio del uso de haloperidol- dexametasona como profilaxis de NVPO en pacientes que se les realice cirugía bajo AGB. CAPITULO II: MATERIALES Y MÉTODOS 2.1 Planteamiento del problema 2.1.1 Pregunta de investigación ¿Existen diferencias significativas en la aparición de náuseas y vómitos en el postoperatorio inmediato, a las 6 hrs, 12 hrs y 24 hrs, entre dos grupos de pacientes, de los cuales, a uno se administra como profilácticos ondansetron-dexametasona y al otro haloperidol-dexametasona? 2.2 Hipótesis La administración de la combinación de antieméticos de haloperidol-dexametasona tendrá una efectividad similar a la de ondansetron-dexametasona a un menor costo. 2.3 Hipótesis nula La administración de la combinación de antieméticos de haloperidol-dexametasona no tendrá un efecto similar a la de ondansetron-dexametasona a un menor costo. 2.4 Objetivos generales Documentar la incidencia de medicación de rescate para NVPO entre los dos grupos de estudio. 2.4.1 Objetivos específicos Evaluar la aparición de efectos secundarios como síntomas extrapiramidales, sd. Neuroléptico maligno, sedación, cefalea, vértigo. 2.5 Metodología 2.5.1 Diseño Prospectivo: son aquellos cuyo inicio es anterior a los hechos estudiados de forma que los datos se recogen a medida que van sucediendo. Longitudinal: estudios en los que existe un lapso de tiempo entre las variables de forma que puede establecerse una secuencia temporal entre ellas. Pueden ser tanto descriptivos como analíticos. Doble ciego: evita el sesgo describiendo de una manera especialmente rigurosa la forma de conducir un experimento. Aleatorio: genera una secuencia al azar e impredecible. Experimental: se caracteriza por la intromisión y manipulación del factor causal o de riesgo para la determinación posterior del efecto, para ello se organiza la muestra en grupos, ejemplo grupo de estudio y de control. En el primero se aplica la variable dependiente. Se compara este efecto en ambos grupos y para ello debe evaluarse el efecto del factor de riesgo causal y conocer la situación de los grupos antes de someter al riesgo a uno de ellos y medir luego el cambio producido. 2.6 Población Constituida por los pacientes que fueron intervenidos quirúrgicamente en cualquier turno bajo anestesia general en el Hospital General de Estado de Sonora ¨Ernesto Ramos Bours¨. 2.6.1 Periodo de estudio Del primero de mayo al treinta de julio del 2014 2.6.2 Tamaño de la muestra 60 pacientes ASA I, II, III divididos de la siguiente manera: 20 pacientes para el grupo control, 20 pacientes para cada uno de los grupos experimentales. 2.7. Grupo de estudio 2.7.1 Grupo control A este grupo se les administro 5 ml de solución salina al 0.9%. 2.7.2 Grupo de estudio A. Haloperidol/Dexametasona: a este grupo se le administró 1 mg de haloperidol y 8 mg de dexametasona. B. Ondasetron/Desametasona: a este grupo se le administró 4 mg de ondansetron y 8 mg de dexametasona. 2.8. Criterios de selección 2.8.1 Criterios de inclusión Pacientes de cualquier sexo: femenino o masculino. Rango de edad: 20 a 50 años. ASA: I-III. Que hayan requerido cirugía bajo anestesia general. Que hayan aceptado participar en el estudio. 2.8.2 Criterios de exclusión Pacientes con enfermedad psiquiátrica. Consumo de algún antiemético 24 horas previas a la cirugía. Pacientes con antecedentes de QT alargado. Pacientes con alteración electrolíticas. Pacientes ASA IV y V. 2.8.3 Criterios de eliminación Pacientes que hayan permanecido intubados. 2.9 Descripción de las variables según la metodología 2.9.1 Variables independientes La administración de 4 mg de Ondansetron más 8 mg de Dexametasona. La administración de 1 mg de Haloperidol más 8 mg de Dexametasona. La administración de 5 ml de solución salina al 0.9%. 2.9.2 Variables dependientes Presencia o no de náuseas. Presencia o no de vómito. 2.10 Descripción general del estudio Después de haber obtenido la aprobación del Comité Local de Investigación del Hospital General del Estado de Sonora y el consentimiento informado del estudio y de anestesiología de nuestro hospital se evaluaron los pacientes que reunieron los criterios de inclusión antes mencionados. Se les efectuó la valoración pre anestésica de rutina en la Unidad de Recuperación Postanestesica (URPA), donde se determinó el estado físico de la ASA. Posteriormente, los pacientes fueron premedicados con Midazolam 30 mcg/kg, Fentanilo 1 mcg/kg y se les administró oxígeno suplementario a través de puntas nasales en un rango de 2-3 lt/min. La asignación de los pacientes a los grupos de estudios fue al azar, aún estando en URPA el residente de primer año tomó de un sobre un papel, el cual podía tener la leyenda ondansetron-dexametasona o haloperidol-dexametasona. Dicho residente hizó entrega del papel sin haberlo leído al residente de segundo año, quien fue el encargado de cargar y administrar los medicamentos en la sala de quirófano. Los medicamentos fueron cargados en 2 jeringas de 5 ml y diluidos con solución salina al 0.9%. Al ingreso a sala de cada paciente se realizó un monitoreo continuo tipo 1, para lo cual se utilizó una máquina de anestesia Datex-Omeha, misma que se conforma de ventilador, vaporizador de sevorane y desfluorane; monitor que cuenta con baumanómetro, pulsoxímetro, electrocardiograma. La inducción anestésica se realizó con fentanilo a 3 mcg/kg y con propofol a dosis de 2.5 mg/kg. Después de la abolición del reflejo palpebral y de la perdida de la ventilación espontanea se asistió a los pacientes con ventilación manual con mascarilla facial y oxígeno a razón de 4 litros por minuto. La relajación muscular se logró con el relajante muscular de elección hecho por el residente de tercer año. Posteriormente, se realizó la intubación orotraqueal mediante laringoscopia directa, utilizando un tubo endotraqueal tipo Murphy con globo de alto volumen y baja presión; el tamaño del tubo endotraqueal fue de 7.5 DI en el caso de pacientes femeninas y de 8 DI en el caso de pacientes masculinos. El mantenimiento de la anestesia se realizó con sevofluorano a 1 CAM, con una fracción inspirada de oxigeno del 50-60% y dosis subsecuentes de fentanilo y relajante neuromuscular según los requerimientos de cada paciente. La ventilación se controló mecánicamente con frecuencia de 10-12 por minuto, volumen corriente de 6 a 8 cc por kg para mantener el CO2 al final de la espiración entre 30 a 35 mmHg. En cuanto a los medicamentos de estudio, el contenido de la primer jeringa se administró inmediatamente después de la inducción anestésica, dicha jeringa podría contener 8 mg de dexametasona o 5 ml de solución fisiológica. Mientras que la segunda jeringa que podría contener 1 mg de haloperidol o 4 mg de ondansetron o 5 ml de solución fisiológica fue administrada 45 minutos antes de terminar el acto anestésico- quirúrgico. Al finalizar el evento quirúrgico, se cerró el dial del sevofluorano, se emergió al paciente por lisis, se aspiraron secreciones y se extubo al presentar los reflejos protectores de la vía aérea. Inmediatamente después los pacientes fueron trasladados a la UCPA en donde se les colocó puntas nasales con oxígeno de 2 a 3 lt/minuto. Los pacientes permanecieron en la UCPA por un periodo mínimo de 1 hora durante el cual fueron evaluados por el residente de primer año. Posteriormente,el residente de primer año en guardia fue encargado de valorar a cada paciente a las 6-12 y 24 horas. Las eventualidades y manejo de las mismas fueron comentadas al responsable de la investigación y/o al residente de tercer año en guardia. 2.10 Análisis estadístico Las variables categóricas fueron analizadas usando una prueba de X2 para detectar diferencias entre grupos. También se utilizó una prueba exacta de Fisher para detectar diferencias dentro de los grupos. Se utilizó una significancia estadística de P menor 0.05. SPSSS, software for Windows Chi cuadrada, análisis de varianza (ANOVA) nos ayudó a comparar variables cuantitativas y cualitativas entre los grupos. 2.11 Recursos Humanos: pacientes, personal de enfermería, médicos residentes de anestesiología, asesor médico, asesor metodológico. Financieros: Hospital General del Estado de Sonora Materiales: equipo de anestesia, propofol, fentanil, relajante muscular, sevorane, haloperidol, dexametasona, ondansetron, solución salina, equipo de computo y oficina. 2.12 Biotética Se revisaron las declaraciones de Helsinki, Tokio, Buenos Aires y se apegó al reglamento de la Secretaría de Salud Pública. 2.13 Resultados Dentro de las variables demográficas no se encontraron diferencias significativas dentro de los dos grupos, considerándose homogéneos, el promedio de edad fue de 41.8 años; el promedio de peso de 71.29 kilos. La proporción masculino /femenino no tuvieron diferencias significativas siendo 50% de cada sexo para cada grupo (Tabla 1, Grafica 1, Grafica 2, Grafica 3). Tabla 1. Variables demográficas Grupo a: ondasetron/dexametasona Grupo b: haloperidol/dexametasona Grupo c: solución salina Grafica 1: relación de edad entre los grupos Grafica 2: relación de peso entre los grupos 36 38 40 42 44 46 48 GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 EDAD Series1 0 20 40 60 80 100 120 140 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 P e so PESO GRUPO A GRUPO B GRUPO C GRUPO A GRUPO B GRUPO C EDAD 45.85 40.23 39.5 PESO 65 74.23 74.5 MASC/FEM 10/10 10/10 10/10 En este estudio se mantuvo una homogeneidad en cuanto al sexo siendo 50% de sexo femenino y 50% de sexo masculino; el estado físico de los pacientes se distribuyó de la siguiente manera: ASA I 33.33%, ASA II 60% ASA III 6.6%. Grafica 3: relación de sexo entre los grupos En cuanto a la aparición de náuseas y vómitos postoperatorios se observó que el grupo 1 (ondansetron/dexametasona) tuvo una incidencia del 5%, en el grupo 2 (haloperidol/dexametasona) del 0% y en el grupo 3 (placebo) fue de un 30% (grafica 4). Grafica 4: relación entre la presencia o ausencia de NVPO entre los grupos FEMENINO 50% MASCULINO 50% SEXO 0 5 10 15 20 25 GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 NVPO Ausencia NVPO La escala de estratificación dxe riesgo de APFEL para presentar NVPO se presenta en la Grafia 5 donde podemos observar que para el Grupo A (ondansetron/dexametasona) el puntaje 0 se presentó en un 5% de la población, el 1 en un 40%, 2 en 50% y 3 en un 5%; mientras que para el Grupo B (haloperidol/dexametasona) el puntaje 0 se vio en un 15%, 1 en un 60% y 2 en un 25%; finalmente en el Grupo C (placebo) se obtuvo un puntaje de 0m en el 30%, 1 en 20%, 2 en un 50%. En ninguno de los grupos se presentó ningún paciente con el puntaje máximo de 4 el cual representa un riesgo del 60-80% de presentar NVPO. Grafica 5: relación entre el puntaje Apfel entre los grupos Los resultados que se obtuvieron con el análisis estadístico de chi cuadrada muestra significancia para las variables NVPO, uso de medicamentos de rescate y grado de sedación del paciente al salir de quirófano, obteniéndose en cada caso un valor de chi cuadrada superior al valor critico que fue de 5.88 (tabla 1.1, 2.2, 4.4). Tabla 1 de contigencia Farmaco/ NVPO 0 5 10 15 APFEL 0 1 2 3 APFEL GRUPO C GRUPO B GRUPO A Valor ql Significancia Chi cuadrada 15.170 6 .019 Likelihood ratio 16.594 6 .011 Linear by linear association .922 1 .337 N de casos validos 60 Tabla 1.1 chi cuadrada Farmaco/NVPO ninguno ondansetron haloperidol metoclopramida total Ondansetron/dexametasona 19 0 0 1 20 Haloperidol/dexametasona 20 0 0 0 20 Placebo 14 4 2 0 20 Total 53 4 2 1 60 Tabla 2 de contigencia Farmaco/Rescate Valor ql Significancia Chi cuadrada 10.027 2 .007 Likelihood ratio 10.852 2 .004 Linear by linear association 5.964 1 .015 N de casos validos 60 Tabla 2.2 chi cuadrada Farmaco/Rescate Tabla 3 de contigencia Farmaco/efectos secundarios Tabla 4 de contigencia Farmaco/Sedación SI nausea/vomito NO nausea/vomito Total Ondansetron/dexametasona 1 19 20 Haloperidol/dexametasona 0 20 20 Placebo 6 14 20 Total 7 53 60 Ligeramente sedado Muy sedado Total Ondansetron/dexametasona 20 0 20 Haloperidol/dexametasona 17 3 20 Placebo 20 0 20 Total 57 3 60 SIN EFECTOS SECUNDARIOS TOTAL Ondansetron/dexametasona 20 20 Haloperidol/dexametasona 20 20 Placebo 20 20 Total 60 60 Tabla 4.1 chi cuadrada de Farmaco/Sedación Al determinar la normalidad en este estudio no se obtuvo un resultado positivo, motivo por el cual no se aplica el análisis de T student o análisis de varianza y se opta por hacer una prueba de regresión logística. Dicha prueba nos da un nivel de confianza de.04 con lo que se muestra que la administración de Haloperidol/Dexametasona causa efectos positivos en la sedación al no tener diferencias comparada con el uso de otros medicamentos (tabla 5). Tabla 5 Regresión Logística Tabla 6 Análisis de varianza Sum of squares df Mean square F Significancia Nausea Entre los grupos Independiente 1.033 5.150 2 57 .517 .090 5.718 .005 Valor ql Significancia Chi cuadrada 6.316 2 .043 Likelihood ratio 6.913 2 .032 Linear by linear association .000 1 1.000 N de casos validos 60 N Porcentaje marginal Farmaco Ondansetron/dexametasona Haloperidol/dexametasona Placebo 20 20 20 33.3% 33.3% 33.3% Nausea Si No 7 53 11.7% 88.3% Rescate Ninguno Ondansetron Haloperodol Metoclopramida 53 4 2 1 88.3% 6.7% 3.3% 1.7% Efectos secundarios No 60 100% Sedacion Ligeramente sedado Muy sedado 57 3 95% 5% Valido 60 100% Perdidos 0 Total 60 Subpoblacion 5 de los grupos Total 6.183 59 Rescate Entre los grupos Independiente de los grupos Total 1.600 24.000 25.600 2 57 59 .800 .421 1900 .159 Efectos Entre los grupos Independiente de los grupos Total .000 .000 .000 2 57 59 .000 .000 Sedacion Entre los grupos Independiente de los grupos Total .300 2.550 2.850 2 57 59 .150 .045 3.353 .042 CAPÍTULO III. DISCUSIÓN, CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 3.1 Discusión Dentro de los grupos de pacientes estudiados se tomaron en cuenta diversas variables que actúan como factores en la estratificación de riesgo para presentar náuseas y vomito postoperatorios. Con esta investigación se buscaba comprobar la efectividad del haloperidol como un antiemético económico y seguro en su administración el cual a dosis antiemética no presentaría los efectos secundarios por los cuales la FDA agrego una advertencia en su uso en septiembre del 2007; dentro de dichos efectos secundarios se encuentran torsade de pointes y prolongación del QT. En base a los resultados obtenidos se observó que la combinación de haloperidol con dexametasona es igual de efectivo que el ondansetron con dexametasona teniéndose un porcentaje del 0% en la incidenciade náuseas y vómitos postoperatorios comparado con el 5% que se observó en el grupo ondansetron/dexametasona y el 30% que se presentó en el grupo placebo. No se reportaron efectos secundarios en ninguno de los grupos y el grado de sedación que se obtuvo con el uso del haloperidol no presento gran diferencia respecto a los otros grupos. Estos resultados son similares a los obtenidos en una revisión publicada en el 2012 por Catalina Chaparro et al, en la cual se concluyó que comparando el droperidol con ondansetron no se encontraban diferencias en la efectividad a las 24 hrs y se evidenciaba un efecto protector contra NVPO asociado al uso de haloperidol en diferentes dosis, vías de administración y momentos de administración sin tenerse reporte de aumento de efectos adversos de forma significativa. Así mismo se pueden citar las diversas bibliografías ya citadas en esta tesis donde en ninguna de las investigaciones se presentaron efectos secundarios relacionados al haloperidol. 3.2 Conclusiones La combinación de dexametasona/haloperidol tiene una efectividad comparable a la del ondansetron/dexametasona. El haloperidol en dosis antieméticas es un fármaco seguro para su administración que produce pocos efectos sedantes en los pacientes. 3.3 Recomendaciones Con los resultados obtenidos se recomienda considerar como alternativa el uso del haloperidol para el manejo de náuseas y vomito postoperatorio. CAPITULO IV. ANEXOS 4.1 Consentimiento informado del protocolo 4.2 Consentimiento informado de anestesiología 5.4 DECLARACION DE HELSINSKI 4.3 Hoja de recolección de datos NOMBRE DEL PACIENTE: EDAD: PESO: ASA: PROCEDIMIENTO: PROFILAXIS NVPO: DURACIÓN DE LA CX: PUNTUACIÓN APFEL: MEDICAMENTOS USADOS EN EL TRANSANESTESICO: ANALGESICOS: PRESENCIA DE NÁUSEAS Y VÓMITO EN: 1. UCPA 2. A LAS 6 HRS 3. A LAS 12 HRS 4. A LAS 24 HRS MEDIDAS ADICIONALES UTILIZADAS PARA CONTROL DE NÁUSEAS Y/O VÓMITO: 1. QUE MEDICAMENTO SE USO: 2. HUBO MEJORÍA: SI NO 3. MOMENTO DEL POSTOPERATORIO EN EL QUE SE PRESENTÓ: EN EL GRUPO DE HALOPERIDOL, ¿SE PRESENTÓ ALGUN EFECTO SECUNDARIO? SI NO a. SINTOMAS EXTRAPIRAMIDALES b. SINDROME NEUROLEPTICO MALIGNO c. SEDACIÓN d. CEFALEA e. VÉRTIGO f. HIPOTENSION NIVEL DE SEDACIÓN EN UCPA: 1. AL SALIR DE QUIROFANO 2. AL SER EGRESADO DE UCPA CAPITULO V: BIBLIOGRAFÍA: 1. A. Chandrakantan* and P. S. A. Glass. Multimodal therapies for postoperative nausea and vomiting, and pain. British Journal of Anesthesia 107 (S1): i27–i40 (2011) 2. Ashraf S. Habib, Tong J. Gan. Haloperidol for postoperative nausea and vomiting: are we reinventing the wheel?. Copyright © 2008 International AnesthesiaResearch Society DOI: 10.1213/ane.0b013e31816a6aff 3. Catalina Chaparro∗, Diego Moreno, Verónica Ramírez, Angélica Fajardo, David González, Alejandra Sanín y Reinaldo Grueso. Haloperidol como profilaxis para náuseas y vómitos postoperatorios: revisión sistemática. Rev. colombiana de anestesiología. 2013;41(1):34–43 4. Chaparro LE, Gallo T, González NJ. Effectiveness of combined haloperidol and dexamethasone versus dexamethasone only for postoperative nausea and vomiting in high-risk day surgery patients: a randomized blinded trial. European Journal of Anesthesiology. 2010;27:192–5 5. Chin-Chen Chu, MD*†, Ja-Ping Shieh, MD, MS*, Jann-Inn Tzeng, MD, MS*. The prophylactic effect of Haloperidol plus Dexamethasone on postoperative nausea and vomiting in patients undergoing laparoscopically assisted vaginal hysterectomy. Copyright © 2008 International Anesthesia Research Society DOI: 10.1213/ane.0b013e3181609424 6. Dagtekin O, Wiese P, Wolter K, Hermann MM, Pietruck C, Kampe S. Haloperidol versus haloperidol plus ondansetron for the prophylaxis of postoperative nausea and vomiting after ophthalmologic surgery. Pharmacology. 2009;83:205–10 7. Grecu L, Bittner EA, Kher J, Smith SE, Rosow CE. Haloperidol plus ondansetron versus ondansetron alone for prophylaxis of postoperative nausea and vomiting. Anesth Analg.2008;106:1410–3 8. Joel L. Parlow, Ioana Costache, Nicole Avery, and Kim Turner. Single-dose Haloperidol for the profilaxis of postoperative nausea and vomiting after intrathecal Morphine. (Anesth Analg 2004;98:1072–6) 9. J. I. Gomez-Arnau, J. L. Aguilar, P. Bovaira, F. Bustos, J. de Andres, J. C. de la Pinta, J. Garcia-Fernandez, S. Lopez-Alvarez, L. Lopez-Olaondo, F. Neira, A. Planas, J. Pueyo, P. Vila y L. M. Torres. Recomendaciones de prevención y tratamiento de las náuseas y vómitos postoperatorios y/o asociados a las infusiones de opioides. Rev. Soc. Esp. Dolor 18: 24-42, 2011 10. Loreta Grecu, Edward A. Bittner, Jay Kher, Sarah E. Smith, Carl E. Rosow. Haloperidol plus ondansetron versus ondansetron alone for Profilaxis of postoperative nausea and vomiting. (Anesth Analg 2008;106:1410 –3) 11. Miller, R.D, L.I Eriksson, Fleisher, L.A y W.L. Young .2009. Miller’s 12. Tong J. Gan, Pierre Diemunsch, Ashraf S. Habib, Anthony Kovac. Consensus Guidelines for the management of postoperative nausea and vomiting. Anesth Analg 2014;118:85–113 13. Rosow CE, Haspel KL, Smith SE, Grecu L, Bittner EA. Haloperidol versus ondansetron for prophylaxis of postoperative nausea and vomiting. Anesth Analg 2008; 106: 1407–9 14. Salomé Alejandra Oriol-López. Profilaxis y tratamiento de la nausea y vomito postopertaorios. Vol. 36. Supl. 2 Julio-Septiembre 2013 pp S363-S374 15. White PF, Sacan O, Nuangchamnong N, Sun T, Eng MR. The relationship between patient risk factors and early versus latepostoperative emetic symptoms. Anesth Analg 2008; 107:459–63 16. Y. Sanduende, P. Rama-Maceiras, A. P. Bautista, M. Vilela, A. Sarmiento, E. Salamanca. Haloperidol o droperidol asociados a dexametasona como profilaxis antiemética en colecistectomías laparoscópicas. (Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. 2007; 54: 86-92) 17. Yang YL, Lai HY, Wang JJ. The timing of haloperidol administration does not affect its prophylactic antiemetic efficacy. Can J Anesth. 2008;55:270–5, 5 18. Yang YL, Lai HY, Wang JJ, Wang PK, Chen TY, Chu CC, et al. The timing of haloperidol administration does not affect its prophylactic antiemetic efficacy. Can J Anaesth.2008;55:270–5. Portada Introducción Índice Capítulo I. Marco Teórico Capítulo II. Materiales y Métodos Capítulo III. Discusión Conclusiones y Recomendaciones Capítulo IV. Anexos Capítulo V. Bibliografía
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